Universidad Nacional de MisionesUniversidad Nacional de MisionesFacultad de Humanidades y Ciencias SocialesFacultad de Humanidades y Ciencias SocialesHistoria Regional IIHistoria Regional IITrabajo Práctico Nº 3Trabajo Práctico Nº 3
Introducción
En el presente informe se desarrollará la temática del Proceso Institucional de la
Provincialización y la Frontera Agraria en Misiones.
En 1953, después de setenta años desde su federalización y tras
aproximadamente treinta años de intentos por parte de distintos sectores políticos –no
exentos de variados intereses- tanto en el ámbito local como nacional, se sancionó la
provincialización del territorio misionero. Este hecho no fue aislado del contexto
político, social y económico que condicionó el ulterior desarrollo de la historia de la
región.
Para el abordaje de dicho proceso se seguirán las consignas estipuladas por la
cátedra:
Fundamentos utilizados para la provincialización
Proyectos presentados y juntas provincialitas.
Características de la colonización en la etapa 1940-1980.
Síntesis de la problemática del sector agrario en la provincia.
Problemática de la frontera: diferenciación social
La consigna de exponer una opinión grupal acerca de la situación política
misionera en los últimos cincuenta años dentro del contexto nacional será desarrollada
en el marco de la conclusión final.
Con la elaboración de este informe se pretende completar el estudio de las etapas
de la historia regional desarrolladas en la cátedra Historia Regional II.
Desarrollo
Proyectos, juntas provincialitas y fundamentos utilizados para la provincialización
En la Constitución Nacional de 1853 se preveía la delimitación definitiva de las
provincias existentes, la creación de otras nuevas, y la legislación especial pertinente
para administrar y organizar los Territorios Nacionales que quedasen fuera de los
límites de las demás provincias. A partir de la misma, en 1884 se sancionó la ley 1532
que establecía que los territorios debían constituirse como provincia al llegar a la
cantidad de 60.000 habitantes y con la cantidad de 30.000 habitantes requería de la
creación de una legislatura.
Estas herramientas legislativas fueron algunos de los argumentos utilizados por
el movimiento provincialista que se fue generando a principios de la década de 1920 en
los distintos territorios nacionales y que se expresó en la creación de juntas
provincialistas, en la organización de Congresos Generales de Territorios Nacionales y
en la constante presentación de proyectos en el Congreso de la Nación.
En treinta y cuatro años se elevaron un total de treinta y siete proyectos de
Provincialización, de los cuales veintidós fueron presentados por representantes del
partido Radical, dos del partido Laborista y U.C.R. Junta Renovadora, uno del partido
Laborista, cinco del partido Socialista y siete del partido Peronista.
Entre los distintos proyectos, se encontraban aquellos que proponían la
provincialización de la totalidad de los territorios que cumplían con las condiciones
estipuladas por la ley 1532, otros, impulsaban la provincialización de algunos
territorios; se proponían nombres para las provincias nacientes, las condiciones del
proceso a llevar a cabo para que se consolide las provincializaciones y se argumentaba
la necesidad de la concreción del objetivo de los proyectos con fundamentos históricos,
constitucionales, económicos y sociales.
En diversas ocasiones los mismos autores presentaron más de un proyecto de
provincialización o volvían a elevar el mismo varias veces. Se observa que la cantidad
de proyectos presentados fue importante en relación al tiempo que llevó la aprobación
de la última petición de provincialización, la realizada por Perón en 1953, que,
particularmente tuvo una inmediata sanción.
Entre los provincialistas la mayoría eran radicales, socialistas, conservadores y
demócratas nacionales, composición política del cuadro de dirigentes del movimiento
hasta 1945.
En 1919 Hipólito Yrigoyen presentó un primer proyecto que tenía como fin la
provincialización de Misiones, señalando la “capacidad material y cultural” y la
reivindicación histórica sustentada por la participación política de Misiones como
provincia en la “Historia Patria”. Este se reconoce como el primer antecedente de tinte
autonomista a nivel nacional, mientras que a nivel local las primeras actividades en este
sentido fueron realizadas por una Comisión Pro-Provincialización.
Ahora bien, así como se iban gestando un movimiento provincialista, también
existieron sectores que se oponían a la misma. La Liga Antiprovincialista de Misiones
en 1929 presentan un petitorio ante la Cámara de Diputados de la Nación para que se
suspendiera el tratamiento del proyecto de provincialización de Misiones y se instaba a
una comisión parlamentaria a estudiar la situación política y económica del territorio.
Durante la década de 1920 fueron presentados siete proyectos para la
provincialización de territorios nacionales, todos desde el partido radical, hegemónico
en esta etapa de la historia nacional.
Según Quaranta de Errecaborde el contexto del golpe de estado de 1930 propició
el impulso de las actividades tendientes a lograr una mayor participación política de los
relegados territorios nacionales. En la mayoría de los territorios se crea la Liga
Territorial para la Representación en el Congreso.
En 1932 la Comisión Pro-Provincialista elevó a la Cámara de Diputados de la
Nación otro petitorio que se apoyaba en los derechos constitucionales para reclamar
presencia en el parlamento nacional pero en lo económico buscaba mostrar que la
provincialización no era plausible por la carencia de recursos necesarios para
mantenerla.
Entonces existieron grupos que pugnaban por lograr la representación
parlamentaria pero estaban en contra de la provincialización del territorio, sosteniendo
que antes era necesario crear condiciones necesarias previas y acceder a esta situación
institucional de manera gradual.
En 1933 la comisión provisoria que tuvo como presidente a Héctor Barreyro
convoca a una Asamblea el 2 de julio en el Teatro Español de Posadas y se conformó el
comité definitivo. Este grupo distribuyó volantes en los cuales se asentaban los
fundamentos de la necesaria provincialización de Misiones y buscaban demostrar,
mediante un estudio comparativo entre ingresos y egresos del territorio, que la
condición de provincia no era deficitaria.
Mientras la organización seguía avanzando en Misiones, en 1938 se origina, en
el Café Tortori de Buenos Aires, el Centro de Residentes Misioneros Comandante
Andrés Guacurarí que se unió al movimiento provincialista y pugnó por esa causa “en
el mismo lugar donde se procesaba el poder”, formó parte de la vanguardia
provincialista que participó en los congresos de territorios nacionales. Sus integrantes
fueron muchos de los cuales resultaron electos en 1939 para renovar la Junta
Provincialista de Posadas, de la que Mario A. Herrera quedó designado como
presidente.
Entre el 24 y 31 de ayo de 1939 se reunió el Primer Congreso General de
Territorios Nacionales, bajo la organización del pampeano Alberto J. Grassi, principal
exponente del movimiento provincialista a nivel nacional y entonces presidente de la
Junta Central Pro-Autonomía y Fomento de Territorios Nacionales. Se trataron los
problemas y cuestiones comunes de los territorios nacionales para presentarlos a los
poderes de la Nación. Se elaboraron proyectos relacionados a los principales problemas
de los Territorios. Se distinguen distintos planteos institucionales relativos a la
provincialización de algunos territorios, a la participación parlamentaria de otros, y a la
elección de gobernadores por parte del pueblo. Las actividades de este Congreso
tuvieron repercusión a nivel nacional. Las gobernaciones de Misiones, Chaco, La
Pampa y Río Negro estaban en condiciones para lograr la autonomía de la condición
de provincia. Se conforma una mesa permanente para atender los reclamos ante los
poderes del Estado, integrado por tres delegados de los territorios nombrados y dos por
los restantes que no reunían las condiciones impuestas por la ley 1532 para convertirse
en provincia. También se acordó la publicación periódica “Argentinizar”.
A través de Aníbal Cambas se expuso la tesis de la reivindicación histórica de
Misiones, se denunció el relativo olvido del Estado Nacional respecto a los territorios
nacionales y se repudió el nuevo proyecto de Ley Orgánica de 1938.
Durante la década de 1930 fueron presentados ante el Congreso de la Nación
seis proyectos para la provincialización de Territorios Nacionales, de los cuales cuatro
son elaborados por representantes del partido socialista.
Durante la década de 1940 el movimiento provincialista se fortaleció; se asistió a
un auge de juntas en distintas localidades y se constituyó la Junta Provincialista
definitiva de Posadas, Alberto Grassi visitó el Territorio Nacional de Misiones y se
llevó a cabo el segundo Congreso de Territorio. El Interior del territorio se integró al
movimiento provincialista, y fue incitado desde la capital a formar juntas locales y a
nombrar delegados para ser representados en el congreso nacional de territorios.
También se organizó la Junta el Alto Uruguay en Concepción de la Sierra para
promover el movimiento provincialista en entre las localidades de Apóstoles,
Concepción de la Sierra, San Javier, San José, Itacaruaré y Azara.
El segundo Congreso General de Territorios Nacionales se desarrolló en el
contexto de la Segunda Guerra Mundial. La crisis que atravesaban las economías
regionales con migración de trabajadores rurales hacia las ciudades y aumento de la
desocupación daba mas fuerza a los argumentos autonómicos de los territorios.
Quaranta expresa que este congreso estuvo signado por la preponderancia de los
reclamos relativos a la producción y el trabajo, dando cuenta de la insuficiencia de de la
acción oficial.
Un Tercer Congreso General de Territorios Nacionales se realizó en 1941, ya sin
la presencia de Alberto J. Grassi. Fue el penúltimo congreso, en el cual comenzó la
publicación de La Voz de los Territorios Nacionales. La autora señala que para estos
años, la actividad provincialista se limitó a unas pocas reuniones en Posadas y en el
interior. Además en el año 1943 todo impulso se vio influido por el golpe de Estado.
En el año 1945 se reanudaron las actividades y se organizó una asamblea
provincialista en Leandro N. Alem y en el interior se vuelven a organizar las juntas.
Quince proyectos de provincialización fueron presentados ante el Congreso a lo
largo de esta década, entre los cuales la mayoría fueron redactados por representantes
radicales y peronistas.
Con el peronismo en el poder, en 1950 se presentan cuatro proyectos de
provincialización, en 1951 dos proyectos, en 1952, uno y en 1953, dos últimos
proyectos, de los cuales el presentado por el Poder Ejecutivo nacional en diciembre de
dicho año fue el inmediatamente aprobado y sancionado como ley dando lugar a la
formal conformación de la provincia de Misiones.
Durante todos estos años fueron varios y heterogéneos los argumentos utilizados
para fundamentar la provincialización de los territorios nacionales. Dichos fundamentos
se basaron en la Constitución, en las aptitudes económicas y las condiciones de la
población. En primera instancia se acudió a las disposiciones constitucionales y a la
mencionada ley 1532, según la cual varios de los territorios nacionales debían
provincializarse ya que tempranamente contaron con el número de población necesaria
para adquirir tal status. Por otra parte se defendió la capacidad de los territorios para
administrarse autónomamente de manera no deficitaria, alegando las riquezas
producidas en las distintas regiones, además de la incapacidad del estado nacional para
resolver los problemas y dificultades que presentaban los territorios en materia de
administración, comunicación e integración; Se acudió a los derechos de participación
ciudadana y de igualdad ante la ley, que fueron denegados bajo la condición de
territorio nacional y algunos defensores de la provincialización afirmaron que esa
situación suponía tener a los habitantes de dichos territorios en un nivel de inferioridad
cívica cuando estaban bien preparados y deseosos de ejercer su ciudadanía. Otro
argumento esgrimido fue la defensa de lo nacional por la composición social
heterogénea de los habitantes.
En cuanto al caso concreto de misiones, un argumento muy ponderado y
particular del territorio fue el fundamento histórico profundamente desarrollado,
principalmente por Mario A. Herrera y Aníbal Cambas. Según sus investigaciones, la
sanción de una ley de provincialización para Misiones era un deber no de creación, sino
de reivindicación histórica de un estatus que fue propio del territorio y le fue
desconocido. Los alegatos de esta reivindicación del carácter provincial se adentraban
en el período colonial y resaltaban la participación activa de Misiones en los pactos
interprovinciales y en la historia nacional. A pesar de ello, el proyecto de ley de
provincialización finalmente sancionado no contempló en sus argumentos la
reivindicación histórica de Misiones como provincia.
Características de la colonización en la etapa 1940-1980.
El auge de la colonización en las primeras décadas del siglo XX, de carácter
tanto estatal como privado, se fue debilitando hacia 1940 y los posteriores avances se
dieron con menos intensidad y con móviles diferentes.
La población concentrada al margen izquierdo del Paraná se encontraba ligada
con Posadas y tuvieron cierta ventaja comunicativa y comercial con la pavimentación
de la ruta nacional Nº 12 y la instalación de industrias, conectando los espacios
económicos anteriormente aislados.
En tanto el desplazamiento En la parte alta de las sierras, el desplazamiento
poblacional se dio hacia el noreste siendo su punto de apoyo las colonias que rodean
Oberá, eje importante y segunda línea de flujo de la provincia, que sirvió de vínculo
entre las zonas del Uruguay y las del Paraná.
El proceso de desplazamiento y ocupación de la tierra estuvo condicionada por
la reducción de extensión de las parcelas que no pueden retener el crecimiento de la
población. Por otra parte, en otras colonias la dificultad para la obtención de títulos de
propiedad provocó el “habito de ocupar” tierras través de avances espontáneos.
En las zonas al margen del río Uruguay, más hacia el norte, cerca del Río Pepirí
Guazú , la herencia de la tierra se combinó con las decisiones políticas que reflejaron su
relegamiento por la falta de caminos y comunicación, conformando un área de
ocupantes, de colonias aisladas y de poco desarrollo económico. Algunos sectores
presentaran fuertes signos de deterioro causado por la intensidad del proceso de
producción, de las condiciones físicas y del uso incorrecto del suelo, hecho que se
refleja en el bajo rendimiento de los principales cultivos, en la constante subdivisión
hereditaria y la emigración de la población. Son áreas en las que se produjo una intensa
actividad del cultivo de la yerba mate, iniciados por los primeros avances poblacionales.
Por otra parte la franja que une la selva y los campos del sur posee un suelo no apto para
un desarrollo pleno de la vida agrícola.
Los departamentos más afectados fueron los de Candelaria y Concepción de la
Sierra, donde el crecimiento poblacional muestra la ineficiencia en comparación con los
valores de la totalidad da la provincia; otros de los Departamentos perjudicados en este
sentido fueron San Javier, Leandro N. Alem y San Ignacio.
En cuanto al noroeste de la provincia, el constante desplazamiento de la
población desde el sur y de lo países limítrofes significó un importante caudal de
población; este conjunto de “ocupantes”, de grandes propietarios, de avances pioneros,
de nuevas colonias permitió un desarrollo más sostenido.
Síntesis de la problemática del sector agrario en la provincia.
La estructura agraria de la provincia de Misiones estuvo afectada por varios
factores que provocaron una crisis en dicho sector.
El sistema económico regional se basaba en al explotación de cultivos perennes
que causaron crisis periódicas de sobreproducción, encadenando a los productos locales
a fluctuaciones coyunturales del mercado nacional (para la yerba) y al internacional
(para el te y el tung), estos cultivos además tienen la característica de no favorecer a la
renovación y la diversificación productiva.
La actividad agrícola utilizó mano de obra familiar complementada con mano
de obra asalariada transitoria que, en el caso de los cultivos permanentes, provocó
subocupación en distintas estaciones; Esta situación conllevó a la existencia de mano de
obra excesiva, salarios bajos, condiciones extrema de explotación, y desocupación. En
estas condiciones, los trabajadores se ven obligados a cambiar de trabajo y
generalmente a trasladarse a centros urbanos provocando así una inestabilidad de mano
de obra.
Otros factores que contribuyeron a la crisis, fueron la concentración productiva, la
capitalización de los productores rurales; el comportamiento de los mercados ya que de
ellos dependen la evolución de los precios y la producción que además limita la
capacidad del productor misionero y la competencia internacional. Las dificultades de
innovación tecnológica y la falta de asistencia técnica en la provincia de Misiones
fueron mínimas, lo que repercutió en la calidad de la producción. A estos problemas se
sumaron la estructura de costo y la baja rentabilidad de los productos exportables, las
diferencias cambiarias, los problemas de financiamiento y la distancia de los mercados.
Así estaba configurado el complejo panorama agrario de la región.
Por otra parte, la forestación se convirtió en la actividad primaria a nivel
provincial que más se expandió a partir de 1960, principalmente en los departamentos
de Eldorado, Montecarlo e Iguazú, promovida además por las políticas de promoción
nacional y provincial que facilitaron la obtención de créditos a largo plazo y con bajos
intereses. Es así que entre1960 y 1969 se cuadriplica la superficie forestal. Además se
impulsaron los bosques implantados con especies exóticas por la paulatina degradación
de bosques nativos producto de la actividad agropecuaria y de reforestación. La
silvicultura misionera se convirtió en la más importante del país por su volumen y
calidad. Misiones pasó a ser un importante proveedor de madera cerrada para el
consumo nacional (60%) así como de materia prima para la industria celulósica del país.
En cuanto a la actividad ganadera, esta estaba compuesta principalmente por la cría de
bovinos y porcinos de manera extensiva combinándola con la agricultura. Se distinguen
dos zonas para esta actividad, la zona sur o de campo, donde los productores se dedican
a la cría especialmente; en zona del norte o de monte, los animales son utilizados para el
trabajo, tambo y consumo en las localidades.
Problemática de la frontera: diferenciación social
Desde su territorialización –y mucho antes- basó su economía en la producción
agrícola, que se constituyó mediante la introducción de diversas empresas; dando origen
a un nuevo sector y al mismo tiempo a una nueva clase social.
El sector naciente –llamado agrario- integrado por empresas pequeñas y
agroindustrias organizadas de manera capitalista, propició las pequeñas explotaciones
agrícolas y la especialización en algunos cultivos que se consideran fundamentales por
su consumo (yerba mate, té, tabaco, tung, etc.).
El tabaco y la yerba mate fueron los primeros productos que inauguraron la
agricultura comercial. El primero fue fundamental para establecer conexiones con el
mercado interior pero fundamentalmente con el exterior.
En lo concerniente a la tenencia de la tierra la situación varía de acuerdo a las
épocas y a las formas de colonización. En la primera etapa (1897-1919) ésta era
“cedida”, “arrendada” y –en pocos casos- “propiedad” de los inmigrantes pero aún así
las dificultades para el acceso a las mismas eran mínimas.
A partir de 1920, la segunda etapa, las dificultades para acceder a la tierra fueron
mayores, no solo por los condicionamientos sino por la visión que se tenía de aquellos
que no eran “naturales”, a los que se denominó los “otros”.
La división por grupos derivó en la constitución de varias colonias establecidas
en la provincia. El sur y centro albergó a aquellos que se encontrasen en condiciones
“regulares” y los “intrusos” en el este y noroeste de la misma.
A partir de 1935 se introducen nuevos cultivos comerciales como el tung, y el té,
que tuvo su auge entre 1961-65.
En 1940 culminó la colonización estatal y privada y la ocupación pasó a ser
espontánea. A causa de esto la frontera agraria se trasladó hacia el norte, otra causa que
produjo este movimiento fue la disminución de la superficie para el cultivo.
Entre 1960-70 fueron expulsados los pobladores de las zonas rurales del sur y
centro. Al mismo tiempo el este se encuentra abierto a recibir una nueva inmigración.
La estructura agraria en el sur evidencia un proceso de “polarización”
(latifundios y minifundios); en tanto que la frontera se expande en el centro. En estos
años, como se mencionaba anteriormente, comienza a desarrollarse la actividad
forestadora.
Las explotaciones familiares que conviven con grandes propiedades son los
rasgos distintivos de la estructura agraria misionera donde los inmigrantes pertenecen al
primer grupo y los naturales al segundo
La explotación y su continuidad junto a la tenencia precaria de la tierra y las
prácticas agrícolas erosivas están condicionadas por la constante migración en busca de
tierras fértiles y vírgenes. Con el fin de buscar una mejor calidad de vida el
desplazamiento hacia tierras nuevas provoca una disminución en el sur de la provincia.
El traslado hacia las fronteras de las colonias más antiguas –debido a la crisis
agraria que se produjo en la década del 60’- inicia el delineamiento de los procesos de
diferenciación social con expectativas de una mejor vida.
Desde el Brasil hacia la frontera misionera se instalan, además de los colonos,
agricultores que, a consecuencia de la modernización agrícola producida en los Estados
del sur de este país, son expulsados de sus tierras.
Todos ellos –colonos e inmigrantes brasileños que migraron por diversos motivo
hacia la frontera misionera- buscaron que el gobierno los reconociera ya que se
instalaron en tierras fiscales no habitadas, constituyendo así una ocupación de hecho.
Algunas de estas “instalaciones” pasaron a ser explotaciones familiares de tipo de
campesinado. Este movimiento a diversas zonas del norte provincial acarrea, en
diversas ocasiones, la marginación social.
Las tierras ocupadas y vacantes representan lo que se denomina “frontera
agraria”, donde un espacio social relativamente indiferenciado [se encuentra] en
proceso de incorporación a la formación de clases sociales nacional. (Cf. Schiavoni,
1995, 75)
El proceso de asentamiento y el uso productivo de la tierra es lo que se
denomina “frontera agraria”, por oposición al concepto visto en trabajos anteriores
acerca del Frente Extractivo donde la ocupación del suelo no es permanente debido a
que al término de la explotación de tierras quien la realiza se traslada buscando tierras
vírgenes.
La frontera es propicia para el asentamiento familiar con la finalidad de la
explotación de tierras gracias a la disponibilidad de las mismas, lo que contribuye un
mejoramiento de las condiciones de vida. Se establece en ésta un proceso particular de
lamisca en relación a aquellas familias que se asientan en la misma pero también en el
constante movimiento producido por aquellos que “ofrecen y venden” sus productos.
Esto produce un contacto particular entre lo geográfico y lo social produciéndose una
mixtura única.
El asentamiento de pequeños productores y su ocupación agrícola derivaron –en
relación a la funcionalidad de la frontera- en dos tesis:
La funcionalidad de la frontera: donde los alimentos producidos por los
campesinos son más baratos. Esta tesis es sostenida por los economistas, en su
mayoría.
Frontera como “paraíso libertario”: debido a la “ocupación de hecho”
producida en los asentamientos en tierras fiscales donde los campesinos buscan
explotar dichas tierras con el fin de acrecentar o producir una nueva economía
de subsistencia.
El rol que cumple el Estado en este contexto es el de controlar las resistencias
sociales producidas en la frontera y, a su vez, intervenir en todos los aspectos rentables
de la producción. Este espacio sirve al gobierno como área de resolución de conflictos
y tensiones sociales.
Lo que no prevé dicha administración son las disputas que se generan debido a
la confluencia de al menos dos sectores sociales: los trabajadores y los “vagos”. Donde
los primeros se ganan la vida mediante la venta de su producción y los segundos de
manera ilegal.
Según Schiavoni, la frontera ofrece recursos estratégicos de gran variedad, lo
que no garantiza su rentabilidad y acceso.
En Misiones existen dos tipos diferenciados de frontera:
Frontera política : aquella que se establece entre los límites de dos o más Estados
Nacionales, en este caso Argentina Brasil y Paraguay.
Frontera agrícola : derivada de la disponibilidad de tierras y recursos así como de
asentamiento humano.
Esta frontera es considerada, a partir de los 70’, como un espacio donde la falta
de desarrollo, el vacío poblacional y la carencia de infraestructura de obras y servicios
públicos, entre otros, es propicia para la industria forestal.
El avance brasileño está asociado a la ocupación agrícola y el doblamiento de la
misma. Por lo que el Estado se preocupa ya que éste supone la instalación de una nueva
cultura, primeramente y; luego un riesgo de extensión de la frontera brasilera. También
existen inmigrantes de origen paraguayo. Ambos se ocupan en diversas tareas. Los
primeros se encargan de la agricultura mientras que los segundos del trabajo en el
obraje.
La actividad desarrollada por los brasileños (agricultura) implica la apropiación
de la tierra, por lo tanto el estado debe promover, frente a esto, una política en defensa
de la soberanía nacional. No sucede lo mismo con los paraguayos ya que al trabajar en
los obrajes los asentamientos que estos ocupan son de carácter provisorio.
En 1977 el Estado prepara los “Lineamientos para la Formulación de un Plan de
Desarrollo para el área de Bernardo de Irigoyen”. Esto implica una política dura frente
a la inmigración brasileña donde los asentamientos agrícolas deben tener poca mano de
obra, condicionando así el trabajo para el habitante brasileño y en cuanto a la seguridad,
reforzar la frontera a través del establecimiento de gran cantidad de efectivos policiales
para custodiar el tránsito de la misma.
Con esto se busca desalentar la ocupación espontánea y cerrar la frontera.
Asimismo lanzar planes de colonización dirigidos exclusivamente a productores
capitalizados. Aquí se trabaja con el concepto de frontera política.
En relación a la frontera agrícola, el avance se desarrolla en las tierras fiscales
ubicadas en el centro de la provincia, aquellas que se encuentran sobre el margen del
Río Uruguay son grandes extensiones privadas que permanecen despobladas, dispuestas
a ser trabajadas.
Aquí el Gobierno restringe la producción agrícola en esta tierras, y busca centrar
la mirada en la actividad forestal, con el fin de alejar toda intención de producir en
latifundios fiscales. Aquellos productores ocupantes que no evidenciaban un futuro
comercial determinado eran trasladados a distintos punto y se los denominaba
“colonos”.
En la ocupación social del territorio misionero existe un ascenso en el estrato
social que va desde “ocupante” a “colono”. También se habla de “intruso” (brasileño) y
“colono”. El intruso, con conocimientos de cultivo aplica la técnica del caboclo, es
decir, el cultivo itinerante basado en la roza; esta técnica produce mayores ingresos en
menor tiempo, aquí no existe la inversión de capital.
Sin embargo el “colono” proviene del centro y sur de la provincia, su trabajo se
basa en el desmonte y sus cultivos –que son los mismos que los del intruso- se orientan
a ser comercializados. Estos buscan terrenos más planos y cercanos a los caminos.
Sobre esto Avinzano hace otra distinción separando a los “gringos” y
“brasileños/criollos”. Los primeros son aquellos no hispano-parlantes, excluyendo a los
brasileños, que se asentaron primeramente en el sur y centro de la provincia y llegan a
las tierras con la ventaja de conocer el sistema de producción agrícola, se considera un
sector dominante. Los segundos aluden a mestizos e indios quienes por su deficiente
experiencia en la explotación de las tierras y al encontrarse estigmatizado por su origen
étnico (sobre todo los nativos) conforman el sector dominado.
También la autora nos propone la dicotomía “ocupante”-“colono” ya que según
ella manifiesta los distintos momentos de instalación de los mismos. El ocupante tiene
como característica primordial la clandestinidad, la tenencia de tierras precarias, los
cultivos anuales y la situación de inestabilidad y pobreza.
Sin embargo el colono ante todo es reconocido como un habitante “legal” a
través de la asignación de tierras reconocidas por el Estado, mediante la ocupación
estable, arraigo y permanencia, que brindan la posibilidad de acumular excedentes.
El paso de ocupante a colono significa el reconocimiento por parte del Estado
como habitante legal del territorio, con derecho a trabajar la tierra y producir ganancias
para sí mismo. Esto le permite ascender en la escala social y poder ocuparse de otras
producciones que no sean solamente agrícolas como las ganaderas.
En síntesis, la diferenciación social de misiones se irá delineando en función de
los cambios económicos y políticos luego de 1940. El desplazamiento y ubicación de la
población – prevalencia en la zona noreste – en cuanto a la condición de legalidad de la
posesión de la tierra determinaron un elemento de diferenciación social, ya que se
reconoció al habitante legal a aquel “colono” poseedor de un titulo de propiedad en
contraste con el “ocupante” quien se ubicó en tierras fiscales y no contaba con el título
de la tierra. Una característica de estos habitantes su origen, que en su mayoría fueron
familias que llegaron desde el brasil.
Otra cuestión está relacionada con la ocupación y empleo de la fuerza de trabajo
de este último sector social, personas que en general trabajaron como asalariados
mientras los colonos, al utilizar mano de obra tipo familiar, tuvieron la particularidad
de, sin bien no participaban completamente del proceso de capitalización, si obtuvieron
cierta ganancia de este sistema.
Conclusión
Como reflexión grupal sobre los últimos 50 años de la historia político-institucional
misionera podemos exponer que cuando el gobierno de Perón –bajo el cual se sancionó
la ley de provincialización de Misiones- sucumbe en 1955, también lo hacen las
condiciones que fundamentaron dicho cambio de status. Al abolirse la Constitución
Nacional, el gobierno de facto también anula los mecanismos que organizarían la
naciente provincia.
El ulterior desarrollo institucional y político provincial está íntimamente vinculado a la
crisis de legitimidad institucional a nivel nacional y a su reciente creación como
provincia que, en comparación con las ya constituidas, muestra un panorama
doblemente complejizado ya que no tiene carácter de “territorio nacional” y tampoco es
aún, una “provincia” consolidada como tal. Como resultado del golpe de 1955 fue
efímero el tiempo de vigencia para la aplicación de la Constitución de 1954 y para la
creación de un sistema legislativo que permitiera llevar adelante la administración y
organización provincial más eficiente en relación a las provincias cuya constitución
como tales tenía un largo bagaje.
Un ejemplo de la mencionada inestabilidad es el breve período administrativo de
Claudio Arrechea –primer gobernador electo- quien claudica su mandato como tal por la
asunción del gobierno de facto en 1955.
A partir de este período la dirección del territorio está caracterizada por el
nombramiento de los interventores nacionales designados por el gobierno de facto.
Otra característica que se observa en la dirección gubernamental es que cada vez que un
partido diferente asumía en la conducción nacional –durante los períodos democráticos-
tenía su representante en la administración provincial, situación que se repite hasta la
actualidad.
En cuanto al Movimiento provincialista es interesante el trabajo de este grupo
que pugnaba por la constitución, no solo de misiones, sino de los demás territorios
nacionales como provincia para constituir un status que permitiese la obtención de los
derechos y deberes como ciudadanos, a pesar de la poca resonancia de las peticiones
frente a las autoridades nacionales, que derivó en una larga postergación. Sin embargo
fue significativo el encuentro con otros territorios y la propuesta de discusión y
consenso para plantear y resolver problemas comunes sobre cuestiones institucionales,
económicas y sociales.
Más allá de la presentación casi "heróica" que se hace de los impulsores de la
provincialización en los trabajos historiográficos consultados, surgió la cuestión de
cuáles eran los móviles que impulsaron a los integrantes de dicho movimiento a luchar
por la provincialización, ya que dicho carácter institucional, en opinión grupal, no fue
inocente, es decir, que tanto en la mantención del estatus de territorio nacional como en
el caso del estatus de provincia hubieron intereses económicos y políticos, que más allá
del discurso sobre el aseguramiento de los derechos para la totalidad de la población,
podrían en realidad responder a sectores más restringidos, pero se trata de una conjetura
sin fundamentos suficientes y por lo cual se reconoce la necesidad de profundizar la
investigación para comprender mejor el proceso.
Por otra parte, al intentar analizar las características de la población y las
condiciones económicas en el período estudiado, el grupo cayó en la cuenta de la
dificultad existente para relacionar, a partir de distintas fuentes, los hechos políticos con
los económicos y demográficos, obstáculo que ya había sido notado desde el primer
trabajo práctico de la cátedra. Esta situación, a su vez, desembocó en la dificultad para
entender de manera general lo que se estaba estudiando, aunque se reconoció que sería
necesario más tiempo de trabajo para la reflexión y la consulta con personas versadas en
la temática que pudiesen aclararnos algunas cuestiones y ayudarnos a integrar los
conocimientos aislados.
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