EN HOMENAJE A ALBERTO ADRIANJ
(Para la Segunda Edición)
Caracas, Cárcel Modelo, sábado 10 de agosto de 1946.Hoyes el décimo aniversario de la muerte de Alberto Adriani. Yo siento no poder renovar mi condolencia a sus padres,Don José y Doña María Adriani, a sus hermanos, Domingo yElbano Adriani, a sus amigos, Silvio Mazzei, Mariano PicónSalas, el Padre Moneada, Aurelio Arreaza, Gabriel Sánchez.Pero ellos saben que yo los acompaño en este día.
Adriani fue uno de los venezolanos que mas he admirado y de los amigos que rilas he querido. Lo conocí por1918, recién llegados amhos de nuestros pueblos nativos,Zea y Zaraza, a estudiar derecho en la Escuela de CIenciasPolíticas de la Santa Capilla. Allí era'"donde se enseñabaCiencias Sociales, después que el Gobierno de la época reaccionó, con la clausura de la Universidad, contra la rebeldíade esa memorable Federación de Estudiantes de Venezue-
37
laque cumplió en 1914 la misma misión de reducto de lainteligencia en rescate de los más altos valores humanosque otros estudiantes han tenido que cumplir en diversas épocas de nuestra historia. Allí oimos, por primera vez,la palabra de eminentes cultores del derecho, doblados deprofesores: Pedro Itriago Chacín, Esteban Gil Borges, JoséSantiago Rodríguez, Alejandro Urbaneja , Celestino Farrera. Allí, con Leopoldo Ortega Lima, Juan Bautista Clavo,Agustín, Aveledo Urbaneja, Casimiro Jimenez, FedericoGuevara Núñez, Luis Loreto, Odoardo Morales, José Manuel Padilla, José Manuel Hernández Ron, Efraím CayamaMartínez, 'Juan Carmona, Emilio Faría, Enrique Arapé,Anibal Villasmil y otros compañeros de aquél tiempo 00-,rido, cuyos nombres escapan a este esfuerzo de memoria,fundamos el Centro de Estudiantes de Derecho, uno delos gestores de la resurección de la Federación de Estudiantes,
En 1921 fué Adriani, con el Dr. Gil Borges, a NuevaYork, a la inauguración de la estatua del Libertador. Después pasó a' Europa, a Ginebra, donde actuó como eficientísimo Secretario de la Delegación de Venezuela a variasde las primeras Asambleas de la Sociedad de las Naciones.Luego estuvo en Londres y por último se trasladó a Washington, llamado por el Dr. Gil Borges, quien, exilado entonces, había conquistado, a puro mérito, el cargo de SubDirector de la Unión Panamericana. Fué Adriani el primerJefe de la Sección Agrícola de la Unión Panamericana. EnWashington a principios de 1927, volví a encontrarme conél en el noble hogar de Mrs. Mary Allan Adams, donde vivimosun año. Fué en ese tiempo cuando se estrechó nuestra amistad. Mi preferencia. de entonces era, entre las disciplinas jurídicas, por el derecho civil. Adriani, en nuestrasIargas conversaciones, estimuló vivamente mi 'inclinaciónpor los estudios económicos y financieros, en los cuales eraya Una autoridad. Regresó a Venezuela en 1931, y fué aestablecerse en Zea, donde prestó ayuda esclarecida a suspadres en faenas agrícolas, sin relajar por eso su contracciónal estudio, su análisis de los problemas nacionales ni su anhelo de lograr una patria mejor por el esfuerzo conscientey disciplinado.
38
La gran labor intelectual de Adriani, la contenida ensus artículos publicados en Cultura Venezoelana, en el Boletín de la Cámara de Comercio de Caracas, y en algunos diarios, recogida después de su muerte en el libro LABOR VENEZOLANISTA y en el Número 15 de la Revista de Fomento, dedicado a su memoria, data de esa época, transcurrida en Ginebra, Londres, Washington y Zea. Cultura Venezolana -ese sólido pedestal de 116 gradas donde se levantara la personalidad tan injustamente olvidada del Dr.José Antonio Tagliaferro- acogió su artículo sobre WalterRathenau, donde más que al recio exponente del alemán judío, estudió el vigoroso renacer del pueblo germano, queestaba entonces, como sin duda lo está otra vez ahora, surgiendo con avasalladora pujanza del caos de la derrota. Desde entonces apréciase en los escritos de Adriani un pensardiáfano, didáctico, vuelto siempre hacia una realidad queconsidera perfectible y un estilo enérgico, sobrio, lacónico,propio de quien quiere inculcar sus ideas pese a cualquieraresistencia. Pero fué el Boletín de la Cámara de Comerciode Caracas que por entonces mantenía en su etapa culminante su meritoria labor de divulgación cultural, el reservorio de la mejor producción de Adriani, pues le ofreció suscolumnas sin mezquindad, más aún, con cálido estímulo.
En sus meditaciones de Londres sobre la mejor manerade celebrar el primer centenario de la muerte del Libertador,Adriani, quien como pocos venezolanos, se adelantaba siempre al momento en que vivía o penetraba no pocas veces enlo que velaba el futuro, propicia alguna forma de unión grancolombiana, por que esta unión "está escrita fatalmente ennuestro destino". En Londres escribió también uno de susartículos fundamentales sobre la inmigración en Venezuela.
Es ya un gran pensador el que escribe en Washington.Los solos tópicos de sus preocupaciones constituyen una numeración de ingentes problemas venezolanos y en el desarrollo de sus ideas se encuentra la angustia contagiosa de quienve y mira que estamos perdiendo miserablemente un tiempoque otros pueblos ganan por obra y grada de estudios detenidos de su realidad económica y social y luego mediante programas de acción metódicamente realizados. El incremento
39
dé los capitales estadounidenses en la América Latina, la necesidad de inmigración, de colonización y de una red orgánica de comunicaciones, el desarrollo de nuestra agricultura, elporvenir del café y la crisis que veía venir, son temas de susartículos. Sus recomendaciones sobre la conveniencia de salvar nuestra caficultura de la bancarrota, encontraron eco enpreocupados personeros de nuestra economía quienes fundaron el núcleo de lo que habría de evolucionar hasta nuestroInstituto Nacional del Café, en mala hora destruído para Venezuela.
Desde Zea, continúa dando a Venezuela sus campanadas, no ya de alerta premiosa, porque la crisis económica que'vió venir era ya una tragedia nacional y mundial, sino sobrela necesidad de remedios heroicos, así para nuestros crónicosmales, como para el marasmo en que nos encontrábamos.Porque dos circunstancias se reunieron, durante los años de1931 a 1935, para llevar la situación de Venezuela, de críticaque era en todo el mundo, a la desesperación: el malestar económico universal, castigo de justos y pecadores por la penúltima guerra mundial, y la resistencia del poder público --característica de una dictadura decadente- para poner a éste,no ya remedio, sino tan solo paliativo. El precio del café,del cacao y en general de nuestros frutos de exportación, estaba por el suelo; el ganado sujeto a monopolio; precio vil para el criador, carestía para el consumidor; postradas las demásactividades agrícolas; paralizado el reembolso del capital y elpago de los intereses de los créditos hipotecarios concedidospor el Banco Agrícola y Pecuario; nulo el crédito de suministro procedente del Estado y contraído hasta el máximun elque daba el comercio; reducidos los gastos de explotación delas empresas petroleras y eliminados 'los preparatorios, después de la reducción de la producción en un 180/0 durantelos años de [930 y 1931; Ytodo esto gravado por una absurda política de deflación del Gobierno quien, en ese período,aumentó considerablemente sus reservas de oro.
Para esos años el cambio experimenta grandes fluctuacienes. Primero sube hasta llegar en agosto de 1932 a la cotización de Bs. 7 por cada dólar, aunque en nada, virtualmente se aprovecharon de ello nuestros exportadores. Lue-
40
go, cuando el Gobierno de los Estados Unidos de Américarebajó el valor oro del dólar papel, a principios de 1933 eo-. ,menzo un alza del bolívar que precipitó la ruina de nuestraagricultura.
Se imponía la intervención. Las Cámaras de Comerciode Maracaibo y de Caracas y los Bancos, en defecto del Esta·do remiso, intentaron influir en el curso del cambio, mediante convenio con las compañías petroleras. Pero como talesOrganismos carecían de medios apropiados a tal efecto, tuvopi Estado, por fin, que hacer frente a la situación y celebróen agosto de 1934, el famoso convenio del cambio, que estabilizó este en el tipo de 3.93 para las ventas de los Bancos alpúblico. Por otra parte distribuyó, empíricamente, entre loscaficultores, Bs. 10.000.000 en 1934 y otros Bs.I0.000.000en 1935. Lo que había venido anunciando Adriani se realizaba en cuanto al mal, pero no en cuanto al remedio, que hahía propuesto científico y orgánico.
Sus estudios sobre la "La Crisis, los Cambios y Nosotros" y "El Dilema de Nuestra Moneda", marean hitos ennuestras investigaciones económicas, por el realismo de susobservaciones y la multitud de datos traídos a examen; porel acopio de cultura económica proyectado sobre los problemas en estudio; por la audacia de sus conclusiones y recomendaciones y por el método empleado en la exposición.
En efecto, es sorprendente el abandono en que estuvieron los estudios e investigaciones económicos, de carácter verdaderamente técnico, en los finales del siglo XIXy principios del corriente. Apenas uno que otro pensadorescribió algún folleto o artículo en donde, más que métodocientífico, puede encontrarse intuición e imaginación. Losmentores del pensamiento económico nacional eran algunosescritores dogmáticos, inbu ídos en un liberalismo superadodonde quiera desde hacía más de un siglo. Inútilmente sebuscará en sus producciones el análisis preciso de nuestrarealidad, ni la aplicación a ella, o simplemente la cita de lasconstrucciones doctrinarias contemporáneas, ni el exámeny comparación de nuestras estadísticas (las cuales en verdad,luego de 103 meritorios esfuerzos de Pedro Manuel Ruiz en-
41
tre 1908 Y 1914 habían caído en el más completo abandono), ni el recurso a los pensadores que para entonces revolucionaban el pensamiento económico mundial. Fué Adriani uno de los primeros que llamaron la atención en Venezuela acerca del hecho ae que el liberalismo económico manchesteriano era cosa del pasado y que el mundo de hoy nopodía vivir sin la intervención del Estado.
Hasta entonces había sido Adriani un hombre de pensamiento. Sus estudios fueron la disciplina de su latente capacidad constructiva. Estaba listo para la acción. Solo senecesitaba que sobreviniera la ruptura de los estratos queun régimen político de más de cinco lustros había produ-.cido en Venezuela, de suerte que pudieran aflorar y actuarlos valores humanos inéditos, ansiosos de levantar nuevasconstrucciones para sustituir o mejorar las vetustas y a trechos arruinadas que dejaron las generaciones precedentes.
El 17 de diciembre de 1935, antes de media noche, sucedió lo que todos esperaban con angustia y con anhelo, como una amenaza y como una liberación. La muerte del General Juan Vicente Gómez, el gran caudillo nacional, fué determinante de nuevos rumbos. Venezuela se hizo deudoradel nuevo Jefe de Estado, General Eleazar López Centreras, tanto por la indiscutible inteligencia que tuvo para dirigir, sin rencores, ni venganzas, ni mezquinos intentos dedestrucción de valores, el rescate -de la libertad y de la dignidad del pueblo, corno por su decisión de soltar las amarras que asfixiaban la economía de la Nación.
El 21 de diciembre de 1935 el General López Contreras, como Encargado del Poder Ejecutivo, dictó varios Decret.os tendientes a vitalizar moral y materialmente el país.Por uno de ellos se destinaron Bs. 30.000.000 para comprarcafé a un precio muy superior al que prevalecía entonces.Un sistema nuevo y más audáz se abría paso en la protecciónde nuestra economía, distinto de la concesión de dádivas delas postrimerías de la dictadura; pero carecía de amplitudy sacaba la exportación del café, repentinamente, de sus cauces normales. Adriani criticó el Decreto en un largo telegrama que dirigió al General López Contreras, quien, magistra-
42
do ecuánime y resuelto desde entonces a incorporar nuevosvalores al "equipo" gubernamental (conste que es de Adriani de quien repito la expresión) le contestó llamándole a Caracas. Llegó Pi 29 o el 30 de diciembre y a principios de enero [tu- nombrado Presidente de una Comisión destinada a estudiar la manera de ampliar al cacao, al ganado, al azúcar, alpapelón y a otros productos agrícolas. los beneficios delDecreto de 21 de diciembre. Fué ('S3 la fórmula que se buscó para atender a las observaciones de Adriani. La Comisiónde la cual formaron parte el Dr. Alfredo Jahn.r Don RamónLeón y el Sr. Luis Monsanto, presentó, junto con su informe, un proyecto de Decreto que, con pequeñas modificaciones, fué promulgado el 27 de enero de 1936. De allí datael régimen de primas a la exportación de productos agrícolas que rigió hasta el Decreto de 24 de julio de 1941, que locambió por el de cambio diferencial para nuestros frutosde exportación. Pero conviene advertir que la Comisión deAdriani contempló la posibilidad de establecer el cambio diferencial y que si optó por recomendar la concesión de primas, fué en vista de los inconvenientes que habría de originar una total carencia de práctica en asunto tan complicadoy propicio al fraude; y que fué, justamente, la experienciaadquirida en 5 años, lo que permitió la aplicación sin tropiezos del sistema establecido por el Decreto de 24 de juliode 1941.
Después trabajó Adriani en el Programa de Febrero y, alser fundado el Ministerio de Agricultura y Cría, ello. demarzo, fué nombrado Ministro. Durante su corta permanencia al frente de este Despacho (a fines de abril pasó a ocupar la Cartera de Hacienda) renovó hasta sus cimientos lasprácticas de la Sección de Agricultura y Cría del antiguoMinisterio de Salubridad y de Agricultura y Cría, fundadoen 1931, insuflándoles aliento y técnica. Quiso hacer delBanco Agrícola y Pecuario, cuyas actividades desde 1931se habían limitado a un laborioso cobro de cuotas, no pocas veces absurdamente compulsivo, un órgano de proteoción activo y consciente de nuestra agricultura, particularmente en lo que toca al crédito de suministro. El Decretode 21 de marzo de 1936, por el cual se erogaron ----------.Bs. 5.000.000 para esta finalidad, creó, centralizó y organízó el crédito agrícola en Venezuela, como emanación del Es-
43
tado. Una nueva Junta Administradora del Banco, presididapor ese gran venezolano revolucionario, idealista. generoso,probo e ingenuo, que fué el Dr. Carlos León, tuvo a su cargola realización dE:I nuevo programa del Banco. Desgraciadamente Adriani no pudo seguir dirigiendo la acción del Estadotendiente al fomento de nuestra agricultura porque como yadije pasó a poco al Ministerio de Hacienda.
Allí emprendió la tarea de reformar nuestra organización hacendaria, que escasa o ninguna mejora había recibidodesde la vigorosa actuación del Dr. Román Cárdenas. Particularmente clamaba por una revisión a fondo de nuestrosistema tributario, que, en general, se conservaba el mismo.de un pobre país agropecuario latifundista y oligárquico,cuando la explotación petrolera había aumentado considerablemente la renta nacional, ampliada la burocracia, fortalecido el comercio y estimulando la aparición de actividades industriales que pugnaban por abrirse paso por entre la competencia extranjera y cuando, consecuencialmente, había aumentado la riqueza de la burguesía comercio-industrial yburócrata y favorecido la aparición de un proletariado cadavez más consciente de su fuerza y de sus derechos. Recibimos, en efecto, del siglo pasado una estructura presupuestaria, en lo que a ingresos se refiere, en la cual correspondíaentre el 70 y el 80 por ciento a impuestos que gravaban elcomercio internacional y el resto a otros impuestos indirectos. El Dr. Cárdenas había elevado el porcentaje de la Renta Interna hasta hacerlo mayor que el de la Renta Aduanera y Consular, gracias a la administración directa de variosramos y a un recio sistema de liquidación, fiscalización y percepción fiscales; todo ello al amparo de lasnuevas condiciones económicas creadas por la guerra de 1914 a 1918. Pos- .teriormente, sobre todo a partir de 1925 comenzó la renta. petrolera a ocupar sitio importante en nuestros presupuestos. Así, para el año económico de 1934 a 1935, rosingresos fiscales pueden distribuirse aproximadamente, así:Renta Aduanera y Consular: 30 %; Renta Interna (Licores, Cigarrillos, Estampillas, Salinas, Fósforos y otros impuestos indirectos): 40 vlo; Renta petrolera (Minas, Farosy Boyas): 300 / 0 . Por tanto, con excepción de la renta petrolera y de una suma insignificante recaudada por impues-
44
tos sobre transmisiones hereditarias a colaterales y extraños,todo lo demás era producido por impuestos indirectos.
Era, pues, indispensable hacer nuestro sistema tributario más justo, adaptado con más equidad a la capacidadeconómica de los contribuyentes, más elástico, más establemente productivo. Manos a la obra, que cualquier pérdidade tiempo, en aquellas circunstancias, era un crimen de lesa patria. El 20 de mayo creó Adriani la Sub-Comisión de Estudios de Legislación Fiscal para cuya formación supo escoger un grupo de colaboradores que compartían sus anhelos de bien patrio y que voluntaria y gustosamente hicieronsuya la jornada de 12 o 14 horas que se impuso. Y fué enel corto lapso que desempeñó el Ministerio de Hacienda-cuando Adriani puso en acción, con fuerza incontenible,con diligencia inagotable, su mente práctica e idealista ala vez, sus amplios conocimientos de la teoría económicay fiscal, su versación en las leyes nacionales, su visión diáfana de nuestra realidad, su entrañable amor a la Patria y,como con frenesí de presagiado, su "feroz voluntad de realización".
De la Sub-Comisión de Estudios de Legislación Fiscalsalieron las reformas a la Ley de' Arancel de Aduanas, con supatente designio de dar prelación al interés económico sobreel fiscal, y su famoso artículo 17 que hace del Estado el árbitro de nuestro comercio internacional; de la Ley sobre varios ramos de la Renta Nacional, que revivió, sin designiofinalista y con carácter progresivo, el impuesto sobre todaslas herencias del legislador de Cúcuta, con su propósito deabrir la vía a la tributación directa, como entonces se hizoconstar sin ambajes ante la Cámara de Diputados, cuando laComisión respectiva suprimió el impuesto progresivo sobrelas herencias directas; la Ley de Cigarrillos, con su gravamenmás proporcionado y rendidor y su tarifa elástica, rechazadaentonces por el Congreso pero recogida después en la LeyOrgánica de la Hacienda Nacional. Fué precisamente en defensa de esa tarifa elástica que Adrian], obtuvo un sonadotriunfo parlamentario, pocos días antes de su muerte, cuando concurrió a la Cámara de Diputados, a defender, en abierta discusión, la tesis que había propuesto. Y todos esos pro-
45
yectos, así como el de la Ley de Presupuesto que le tocó presentar, fueron acompañados de Exposiciones de motivos quehan servido posteriormente de modelos.
El lunes, 10 de agosto de 1936 murió Alberto Adriani.Faltó a Venezuela su inteligencia y su voluntad pero no suorientación. Porque Adriani, aún después de apagada su mente luminosa y de extinguida su férrea voluntad, siguió siendoel mentor de la generación que ha hecho la más profunda refonna financiera que registra nuestra historia. Presente estuvoSu espíritu en otras realizaciones que completan las suyas: elBanco Central de Venezuela, el Impuesto sobre la Renta, laContraloría, las reivindicaciones del Estado sobre la riqueza'de su subsuelo, la plena recuperación de su facultad de conceder o no exoneraciones de derechos de importación, lassucesivas rebajas o eliminaciones de derechos aduaneros y deotros impuestos indirectos.
Pero en el campo económico, en general, falta muchoque hacer. No hemos logrado "sembrar el petróleo". No hemos modificado, ni multiplicado, ni distribuído mejor elhombre venezolano. Nó hemos realizado obras que, despuésde nuestro paso, sigan beneficiando a nuestros hijos y a loshijos de nuestros hijos, y produciéndoles modos de vida másperfectos. No hemos preparado, en una palabra, la óptimautilización de la tierra venezolana por el hombre venezolano.
¡Todavía estamos en deuda con Venezuela y contigo.Alberto Adriani!
MANUEL R. EGAÑA
46
PALABRAS PRELIMINARES
para la segunda edición (aumentada) del Libro póstumode Alberto Adriani
Caracas, 10 de agosto de 1946.- Con un motivo grato, comoes el de lanzar a la publicidad la segunda edición aumentadadel libro que recoge las valiosas producciones de AlbertoAdriani, y a la vez triste, como que hemos trabajado durantemeses bajo el punzante dolor de su recuerdo para rendirleeste modesto tributo en el décimo aniversario de su siemprelamentable muerte, el suscrito halla una nueva oportunidadde ver su nombre vinculado al de la honorable familia Adriani, que por nuestra fraternal amistad con Alberto desde lainfancia, nos ha brindado el honor y el placer de encomendarnos el ordenamiento de esta compilación, en estrecho contacto con su digno hermano el doctor Elbano AdrianLEllo nosrevive recuerdos de treinta y dos' años atrás: y que se nos perdone esta breve reminiscencia personal. Fué el 15 de abril de1914: en la pequeña imprenta que el culto y progresista don
47
José Adriani había regalado a sus hijos, como el obsequio quemás convenía a sus inclinaciones (primera introducida al apartado burgo nativo -Zea- Estado Mérida), Elbano Adriani yel suscrito dábamos a la publicidad el No. 1 del primer periódico que también mlí se publicara y que titulamos EL IMPULSO, del cual solo circularon los doce números mensualesdel primer año, hasta que nos dispersamos para continuar estudios en diversas localidades fuera del lar nativo. Ahora volvemos a trabajar juntos en una labor editorial pero ¡cuán diversa!: la de rendir homenaje al hermano y amigo, a la sazón juvenil promesa vigorosa, hoy sombra ilustre en el misterio de la muerte...
Ya para entonces nuestro querido Alberto había salidodel pueblo hacia Mérida para proseguir su iniciado curso debachillerato y por ello no nos acompañó en nuestra labor.Había de ser en la segunda época de EL IMPULSO --19241927- cuando las columnas de éste se prestigiaran con susproducciones enviadas desde Europa, después que ya en Mérida y en Caracas, como estudiante y novel escritor, habíaacreditado sus condiciones de talento y trabajo, de estudiosoincansable y de preocupado por los temas graves y enjundiosos, todo lo cual le habilitaría para realizar una obra literaria de la cual es buen exponente esta colección de sus escritos. Desgraciadamente, cuando la labor del pensador sensato, ecuánime y preparado estaba a punto de convertirse entarea práctica, la muerte vino, inesperada y artera, a troncharel hilo de su ya meritoria existencia.
Amigos fieles y agradecidos rindieron en 1937 el mejorhomenaje a su memoria, publicando la primera edición desus escritos bajo el acertado título de Labor Venezolanista:aunque allí se encuentra lo más substancial del pensamiento de Adriani, hemos querido agregar ahora otras producciones, entre ellas algunas de importancia y de constante actualidad porque, como las ya publicadas, tienen un sentidoque podemos llamar pedagógico, educativo, constructivo.Esta es una característica de la labor literaria de Adriani yque la hará perdurable a pesar de no ser más extensa: la deextractar enseñanzas aún de temas circunstanciales si biennunca baladíes. Por ello hemos adoptado como título para
48
esta edicion la frase consignada en importante carta, adelante inserta, del Director de la Unión Panamericana, Mr. L. S.Rowe: Alberto Adriani, Estimulo de la Juventud, porqueeso rué y es Adriani, estímulo y ejemplo para la juventud,especialmente para la venezolana, tanto por su vida intachable como por sus perdurables obras de pensamiento y de acl'ión.
Desde luego, reproducimos el magistral prólogo quepara la primera edición con gran devoción Arturo UslarPietri, quien, junto con Diego Nucete Sardi, patrocinó lapublicación, financiada por amigo desconocido que así quiso hacerlo al conocer el proyecto. Y queda en su sitio dehonor, asimismo, el hondo y sentido estudio de MarianoPicón Salas, quien, como amigo y compañero de Adriani,en labores estudiantiles primero y profesionales después,bien supo valorizar sus méritos con el talento, sensibilidad,preparación y elocuencia que le distinguen.
Insertamos al final algunos documentos relacionadoscon la actuación oficial de Adriani cuando llegó a ocuparcargos condignos con sus méritos; algunas referencias de suspreciosos estudios y apuntes inéditos, todos los cuales dignos de su publicación, que no dudamos se hará algún día;y trozos de correspondencia de o para él, que ratifican elalto concepto que dignamente logró conquistar 'para sunombre durante su breve existencia y que en las sombrasdp la muerte aureolan su memoria con fulgor imperecedero.
Por nuestra parte, nada hemos de agregar aquí sobrela vida y la obra de Alberto Adriani: nuestras notas colocadas al principio de sus trabajos insertos en este libro, sonexplícitas y elocuentes. Y como tributo personal del suscrito, bien modesto por cierto, especialmente si se parangona con los de otros escritores autorizados que en el librose acogen, hemos querido reproducir al principio lo que escribimos al aparecer la primera edición de Labor Venezolanista, y al final lo que en medio del estupor del primer momento nos dictó la noticia sorpresiva de la inesperada muerte de nuestro antiguo amigo, paisano y compañero que a lapostre fué también nuestro generoso y consecuente benefactor.
49
Terminamos consignando una ligera advertencia: est a
segunda edición no obedece solo a empeño dedeudos afectuosos y de amigo fraterna!. Numerosas personas han manifestado a ambos su deseo de poseer el "libro de Adriani ",sin que sea posible satisfacer su propósito porque la primera edición se agotó, distribuida toda gratis entre amigos yadmiradores. Si de la presente se pone una parte a la venta,es a precio que no llegará a cubrir los gastos de impresióny solo por facilitar a aquellas numerosas personas interesadas la adquisición de un libro útil y que es exponente decoroso de la cultura venezolana de los últimos tiempos, amé¡']de emporio de sugestiones fecundas para quienes plausiblemente se preocupan por el mejoramiento de nuestra amadapatria.
RAFAEL ANGEL RONDON MARQUEZ
50
ALBERTO ADRIANI
Símbolo de Juventudes:Su Pt'llsamit~ll(,o,su ()hra y su Ejr-rnplo
(Para la Tercera Edición)
Síl!O en dos ocasiolH's he u-nido el placer dt' visitar conu.-mpo I'sta hermosa y señorial ciudad de las Cinco AguilasBlancas. La lectura de Don Tulio y mi admiración por Caracciolo Parra León habían ganado para Mérida mi afecto adok-sccnte. La primera vez vino, hace ya lur-ngosiaños, a representar al Estado Lara en el 1I Congreso deColl:'gios deAbogados. Viva está en mí la imperecedera impresión quecnusárnme r-l paisaje andino, con sus panoramas admirables,sus trigales y eras, sus cercados de piedras, sus villas eglógicaso Con el silencio imponente de sus páramos, donde el alma se sobrecoge atónita al sentirnos pequeños ante aquellamajestuosa naturaleza: silencio roto apenas por el silbido delviento entre abras y cañadas y por el siempre grato rumorde las aguas que bajan cantarinas por Jos riscos y torrente-
51
ras. Después, el arribo entusiasmado a esta Mérida, otroraconventual, hoy académica, reservada a veces, pero siempreacogedora y cordial. A esta Mérida, preciada joya de la nacionalidad, engalanada hoy con su gala cuatricentenaria, yengastada en el broche de sus picos y con el diamante de susnieves en el corazón de la Venezuela culta. Ciudad de tradición y de blasones, de comprobado patriotismo y de preclara hospitalidad y gentileza ... Por segunda vez he arribadohoy, cuando la honrosa invitación de la Honorable JuntaCuatricentenaria me ha traído aquí, para dialogar amablemente con ustedes sobre la personalidad, pensamiento y obra de un merideño ilustre: el doctor ALBERTO ADRIANI.
Al evocar a Adriani en esta solemne fiesta cuatricentenaria no pretendemos hacer de él ni una síntesis biográfica, niun panegírico. Para lo primero sería escaso el tiempo disponible. Lo segundo juzgamos inoficioso. Voces y plumas másautorizadas que la nuestra, entre ellas las de Mariano PicónSalas, Uslar Pietri y García Chuecos, han escrito y dicho admirables cosas sobre Adriani, en páginas de emoción y fervor,de dolor angustiado por la prematura desaparición de quien,por su férrea voluntad, su sólida capacitación y relevante patriotismo, estaba llamado a realizar en Venezuela, en los campos de nuestra economía y finanzas, obra perdurable y definitiva, afianzada por la solvencia de su honestidad pública yprivada.
Esto nos ha indinado a preferir, para esta charla, el enfoque de la personalidad de Adriani a través de su pensamiento, de su obra escrita, destacando de paso su individualidad yel simbolismo que Adriani debe constituir para nuestras juventudes, por su seriedad y responsabilidad, por la inquietuddesvelada que demostró por el estudio y análisis de todos losfundamentales problemas patrios, por su patriotismo y desinterés, por su audacia que lo llevó a romper lanzas contra intereses oligárquicos y contra la ignorancia, la rutina y la abuliade nuestros sectores tradicionales y conservadores; por su energía creadora y fecunda en nobles iniciativas y realizaciones. Porque Adriani, como un nuevo Vargas, HEI Albacea dela Angustia", como magistralmente le llamara Andrés Eloy
52
Blanco, se compenetró desde muy joven con el dolor de nuestra Venezuela, donde cada día los problemas se proliferansin que encontremos para eUos soluciones adecuadas y justas,y donde una economía deformada porel extraordinario desarrollo de una industria extractiva y precaria ha desarticuladolas fuentes naturales de la producción, nuestra agricultura ynuestra cría; y, lo que es peor, ha viciado nuestras costumbrescon el exceso de riqueza fácil y nos ha encadenado fuerte"mente a los intereses y economías del imperialismo internacional.
Adriani, nacido en Zea en 1898, de una honorable familia de inmigrados italianos, manifestó desde su adolescenciadecidida vocación por las lecturas y estudios científicos, alos que se dedicó con disciplina y método ejemplares. Dosanécdotas, narradas una por Picón Salas y la otra por GarcÍaChuecos, nos dan la talla del joven Adriani. Relata el primero: "Mi primer recuerdo y conocimiento va a un joven de 16o 17 años que estudiaba su bachillerato en Mi'rida allá por1916 y de quien los muchachos sabíamos hacernos lenguas enlos escolares corrillos de la Plaza Bolívar. Lee en francés, inglés e italiano y no lee precisamente novelas sentimentales niaventuras de cowboys, Posee unos Atlas alemanes de Geografía Económica y conoce bien lo que producen las principalespotencias del mundo y cuales son sus recursos. En las clasesde Geografía, avengonzando a esos profesores frecuenternenle malos de la Provincia, puede seguir la ruta del Transiberiano llegando hasta el distante Wladivostock en el Pacífico. Yesa complicada ofensiva aliada-en los Dardanelos nadie la sahe seguir y explicar mejor que PI. Pregúntele a Adriani quiénganará la guerra europea. De los diez o quince mil habitantesque tendría la ciudad de Mérida, este muchacho rubio, un poco solitario pero de quien todos dicen que es el mejor y elmás inteligente, sólo él podría contestarlo ...". y cuentaGurda Chuecos que una vez, cuando Adrianí trabajaba en laCancillería con Esteban Gil Borges, lo encontró éste ciertodía leyendo ese maravilloso poema en prosa que es el Artede Amar, de Ovidio. Gil Borges comentó, medio en guasa medio en serio: "El Bachiller Adriani, cuando lee inmoralidades,las lee clásicas..."
Terminados sus estudios en el Instituto "Santo Tomásdo Aquino", de su pueblo nativo, Adriani marcha a Mérida
53
y después a Caracas, donde inicia estudios de derecho en laUniversidad Central. Insatisfecho marcha después a Europa,actúa tres años como Secretario de la Delegación de Venezuela en la Sociedad de Naciones; sigue cursos de Economía yCiencias Sociales en la Universidad de Ginebra; y pasa después a Londres y a Washington. Adriani va a esas urbes sólocon un afán: capacitarse, observando, estudiando; modelando su recia personalidad para un destino que él intuíapróximo. Para una labor que él sabía que estaba llamadoa desarrollar. Era como un acuerdo, un compromiso íntimode Adriani con su país. Y con amor, con abnegación, con sacrificios, comenzó a automodelarse. Estaba forjándose en :el molde heroico de los pioneros, de los conductores. La Venezuela rústica y pastoril de Juan Vicente Gómez habríade ceder paso a una Venezuela tecnificada, moderna, industrializada, saneada y surcada de buenas vías de comunicación.Una Venezuela que se pusiera a tono con lac; naciones másadelantadas de Occidente y que aprovechara los cuantiososrecursos petroleros para impulsar una economía natural poderosa. Para esa gran tarea requeriríanse hombres distintos,de una mentalidad nueva y de mayor capacitación. AlbertoAdriani fue el primero en comprender ese destino y aceptaresa responsabilidad. Por eso las personalidades vigorosas leimpresionaban. Walter Ratheneau, el gran judío alemán comoél le llama, le seduce por la gran obra que realiza en Alemania después de la primera guerra mundial. En la Alemaniaque, destrozada en Versalles, se levanta sobre sus escombrospara erguirse de nuevo, a los pocos años, como primera potencia industrial de Europa y del mundo. Mussolini le fascina igualmente durante los primeros tiempos de su actuación.Por su energía indomable, por su capacidad de trabajo, porSUs concepciones grandiosas, por su talla de gran conductorde hombres. Esto, mucho antes de que ILDuce, cegado porla megalomanfa de poder, intentara la torpe aventura imperialista de Abisinia, y errara tan lamentablemente al unirla política exterior de Italia, cuna de la latinidad, con la delgran loco trágico y genial que fuera Hitler, líder de un movimiento nacionalista, racial y teutónico contrario a los intereses tradicionales de la cultura occidental. No debe extrañarnos esta admiración de Adriani por Mussolini, porque la .
54
vida de éste, contemplada hoy no desde un ángulo de apasionada parcialidad sino con amplia perspectiva histórica,merece, por lo intensa, batalladora y dramática, y por sumuerte- tan indigna, como no la sufrieran Bruto o Catilina,la pluma de un Suetonio o de un Plutarco modernos.
Así, admirando a las grandes figuras europeas de suépoca; amistándose con personajes como Benes; estudiando afanosamente economía, finanzas, estadística, problemasde salubridad, de vialidad, de educación, de población; actuando en escenarios y centros científicos de fama rnundial, Alberto Adriani se prepara para su regreso a la patria.Ya, dice Picón Salas, está presto para saltar sobre su presa,"tiene sólido el músculo, rápido el pensamiento y dura lavoluntad. Conoce todas las formas en que puede presentarse el e-nemigo y la manera de vencerlo en cada una. Desdesu aldea natal mira acercarse la hora decisiva en que va aentrar al escenario de la actuación pública... "
Muere Górnez. Se 11' llama primero para Ministro deAgricultura, Poco después pasa al Ministerio de Hacienda.Su obra allí, en tan pocos meses, es de todos conocida. Uslar Pietri, con su ática pluma, nos da una semblanza rápidadel novel y ya famoso y controvertido Ministro. Dice: "Nunca podré olvidar la atmósfera de energía y de confianza quese respiraba en su presencia. Tenía la voz metálica y apresurada y cierta brusquedad en el tono que contrastaba con" suafable naturaleza. Cuando comenzó a trabajar en la administracion pública lo hizo como un hambriento. Quería multiplivur las horas y los días para n-ndir la labor que le habíasidu negada por tantos años. Corrientemente pasaba diecio('ho horas en su mesa de trahajo".
Il
Leyendo detenidamente la o~a de Adriani hemos podi00 penetrar en su pensamiento, Es un idealista. Católico portradición familiar, no parece sin embargo adscrito a un creodo determinado. Pero es adversario categórico del positivismomaterialista. Señala, al efecto: "El positivismo fué la religióndel siglo XIX. Animados de la fe en la ciencia, legiones de saohios se prometieron sorprender los secretos de la naturalezay dI' la villa: En el análisis de las realidades visibles buscaron
55
la explicación de las diversas manifestaciones del universo.Todo cuanto no sea realidad sensible, todo lo que no puedareducirse a cantidades y a propiedad físicas y 'químicas noexiste y debe SN exc1uído del campo de la experiencia y delsaber. Se cumprende bien a cuáles consecuencias llegaba uquería llegar el positivismo en los dominios de la moral, de'la religión y de la política. En el camino se desvanecieronsus pretensiones. Al contacto de las realidades imponderables pero activas la teoría resultó falsa y vana. Hubieron deconvencerse los novadores ilusos de que la imposibilidad dela evidencia no basta para desechar o negar las realidades quese resisten a la inspección de nuestros cinco sentidos ..."Sin ser un filósofo, porque Adriani fue antes que. todo unhombre de acción, su preclaro talento le hizo comprenderpronto que el ateísmo materialista del siglo XIX no fue sinouna pose en cierta forma juvenil de una humanidad deslumbrada pur los adelantos científicos. Algo así como la pOSE'rebelde y negadora de la adolescencia. Sabía él que cuandoel hombre, mediante la experiencia y el dolor, mediante elestudio y la meditación, se adentra en las fuentes profundasde la vida, llega a sentir la necesidad de creer en el destinosuperior de la criatura humana, en su espíritu inmortal. Yadesde el viejo Sócrates nos viene esta creencia, que constituye una de las más preciadas tradiciones de nuestra cultura,su concepción básica. Cuando parientes y amigos le instabanpara que se fugara y burlase así el fallo del Tribunal de losOnce, aquél, a quién el 0ráculo de Delfos había calificadocomo el más sabio de los hombres, respondía sonriente,en éstos o parecidos términos: "No puedo eludir la ley, porinjusta que ella sea, ni manchar mi vida con un acto de cobardía. La muerte nada significa para quien ha predicadosiempre la existencia del alma inmortal ..." Adriani, quiencon toda seguridad habría leído a Max Sheeler, comprendió nabalmente que un ¡fosero materialismo era la negaciónde toda cultura, la cual supone un afán incesante de perfeccionamiento y un acercamiento del hombre a la divinidad.El goce fácil, la brutal y simple satisfacción de los apetitos,"el despiadado predominio del más fuerte, serían sus consecuencias. En una palabra: la anticultura. Claro es que, presciridiendo del concepto de moral religiosa y de la aceptación de los principios del jus naturalís, podernos concebir
56
una ética social, como producto histórico de cada grupoo sociedad humanos, la cual normalizaría la conducta delos individuos. Es la vieja tesis de Savigny y sus seguidores.Pero ello no basta. Desde el Código de Hammurabí hastael Decálogo mosaico, desde las Institutas hasta las SietePartidas o hasta el Código Napoleón, el derecho y la moral,pese a ser productos históricos, han requerido, como fundamento natural indispensable, la creencia del hombre enDios y en su origen divino. Sin esta creencia poco o ningúnefecto coactivo y regulador de la conducta humana hubiesentenido instituciones, morales y leyes.
En 1919 publica Adriani un artículo en la Revista"Ariel", titulado "Intelectualismo", donde vuelve sobre el tema y exalta el esfuerzo creador del hombre de la Edad Media,añrmando: "Después de la invasión bárbara desaparecían casipor completo para Occidente los elementos de la civilizaciónantigua. Sin ese bagaje comprometedor para la libre expansión de la vida y principalmente para la nueva concepcióncristiana, la humanidad concentraba su espíritu, daba seguridad a sus ideas, y, con la Biblia y con restos de filosofía antigua, que aún conservaban los claustros, se puso a hilvanar unanueva civilización.". Continúa diciendo que sin la anárquicainfluencia de las ideas esencialmente escéptica.'> que habíanelaborado la vanidad y la sutileza griegas, (a excepción de lossocráticos intercalaríamos nosotros) el hombre alcanza potencia inesperada. Que este notable esfuerzo mental culminócon el intento fugaz del Renacimiento, cuando se pretendiófundir las dos concepciones disímiles de paganismo y cristianismo; o sean: la filosofía greco-romana que propugnaba yperseguía el triunfo del hombre so};)re el destino y la naturaleza, con la exaltación de la energía humana (titanes, héroes,etc), con la filosofía cristiana, que no pide triunfos aquí enla tierra, que no da lugar a la satisfacción de ningún egoísmo,que en cierta forma es contraria al desarrollo de la culturay del progreso materiales, porque merma el orgullo y laprepotencia del ser, pero que, en cambio, vigoriza el "yo"íntimo con la meditación, lo enriquece..con la fe y lo depura de los peligros de caer en sibaritismos y refinamientos delujo y molicie, que, según Adriani, dieron al traste con lasantiguas culturas y acabaron con la Roma de los Catones y
57
los Fabios. Agrega el entonces muy joven ensayista algunasconsideraciones contrarias al "dilettantismo" y a los "eerebralismos" e "intelectualismos", sugiriendo que hasta lospoetas atienden hoy bien poco a las sabias y solemnes revelaciones que aprenden de sus comunicaciones con las profundidades del "yo". Y concluye aseverando que, fracasado aquel esfuerzo renacentista, el cual sin duda nos legó ñ
guras ejemplares, las ideologías e íntelectualismos no han hecho después otra cosa que "complicarseU y hacer vacilantey enferma la voluntad, "porque falta a la vida humana la fórmula equilibradora que le permita adentrarse en lo remotodel misterio". En este sentido califica al positivismo de "sistema esencialmente pesimista, que disminuye el campo dela investigación y de la vida; que pareció imposibilitar todaascensión humana y ahogar todo aliento masculino de renovación". Por tales razones propugna Adriani un idealismo activo, práctico si se nos permite la antinomia. Y entiéndasebien, esta posición de Adriani no envuelve sectarismos religiosos de ninguna índole. No era propiamente un creyente,en la pureza del vocablo, sino simplemente un convencidodel origen y destino superior de la criatura humana.
En estos ensayos juveniles, publicados antes de su viaje a Europa, lo mismo que en su tesis de grado sobre un temade psicología comparada, que titula "El tipo criminal natoante la sana filosofía", muéstrase ya Adriani como escritorhábil, de correcto y vigoroso estilo. Podemos discrepar contodas o con algunas de las ideas por él emitidas, pero sin dejarde admirar la seriedad de su pensamiento y la acuciosidad ycapacidad de análisis que manifiesta el novel pensador.
Desde sus primeros escritos Adriani estudia igualmenteel régimen político de Hispanoamérica y cae necesariamenteen el enfoque de las autocracias caudillistas. Las repudia enprincipio y hace suya la expresión del mejicano Bulnes cuando sostiene: "El régimen personal es magnífico sólo como excepción, porque bajo su imperio el pueblo se acostumbra aalcanzarlo todo del favor y de la gracia; a ser el esclavo delprimero que lo quiera; la cortesana impúdica del primero quela acaricie". Se muestra Adriani partidario, para el estadode nuestra República en aquellos ya lejanos tiempos (1919)y quizás bajo la influencia del régimen entonces imperante
58
de gobiernos "tutela res", "paternahstas", pero nuru a deldespotismo autocrático. El Estado-Gendarme dice, debe cedel' paso a: Estado-Providencia. Por ello se muestra igual,mente contrario a la demagogia, a la encendida lucha partídista, a la poütqueria. La discursomanía o verbalismo ('allejero no le satisfacen. Es joven mesurado, n-flr-xtv o, qut' s"prepara para una gran labor, no como tantos de nosotrosque nos quemamos imberbes e impacientes en la are-na candente de la pugnacidad poi ítica. Lo que anhela es investigar, viajar, observar hombres e instituciones, pueblos y <.contecirrnentos. Formarse una cultura sólida y profunda, deeminente contenido universahsta y hurnarustico, eu la m,',jor acepción del vocablo. Pero debemos situarnos po Iosmomentos en que --scribió Adriant para interpret.ar me-jorsu pensarment '.
En lo tocante a educar-ion sigue las huellas de MIgu,,';-Iuse Sanz, Hel!o, Rodríguez y del mismo BolíVar. J{edla;talos sistemas "dásICUS", porque afirma adolecen de "rru-mortsrn-.", dp faJ la de observarión, de dogrnausruo y dio' menosprecio de la educación del jurcio y de ;<1 voluntad. PHidama en cambio una educación pn.idlc<l, reahsta, u ulrtana, y la creación de ínstitutos técnicos y de escuelas deartes y oficios, de donde, a la ruane ru de las ¡';,c,lela;; Hl"a,les alemanas. salgan los dtrevt.ores .Y capataces dt, nu est ranaciente industria, los "average man" corno los llamanen Norteamertca,
Sigulendo l! Sarmiente, y a Alberdi rree Adriarn quela educación y "a inmigra, :,", son los dos medios in~hs'
pensahles para el progreso de estos paises. En sus CUtl'WIl
tadus escritos de juventud se refiere, en cuanto al factorraza, a las ideas ya superadas de Le Bon y Gobineau, peroles hace severas críticas, y augura que en la América in·do española se está forjando la raza del porvenir y que unagran cultura tendrá por sede el territorio que comprendeel vasto sistema fluvial integrado por el Orinoco, el Amazonas y el Plata.
Ya en Ginebra, Adrtaru parece abandonar las metafísicas y se adentra con ímpetu en los cañipos de las cienciasSOCiales y experimentales, cuyo objeto es el hombre. comoser colectivo. Preocupa a él, pnrnordialmente, Venezuela.rnvesuga a fondu todos nuestros problemas esenciales: via
lidad, sanidad, agricultura, inmigración, colonización, moneda, cambios, inversión de capitales extranjeros, crisis' económicas, culto a los héroes. Parodiando la conocida frasede Goethe, aplicada al Barón de Humboldt, podríamos decir de Adriani: nada de lo que es venezolano le es extraño.
Analicemos, siquiera superficialmente, las ideas de Adriani sobre inmigración:
En primer término asienta la premisa de que, según eljuicio casi unánime de estudiosos en cuestiones sociales, laprosperidad económica y el adelanto social de un país dependen del aumento de su población. En un artículo fechado en Ginebra en febrero de 1925 nos habla de la relacióníntima entre población y saneamiento, cita numerosos ejemplos, y concluye diciendo que no es suficiente sanear, sinoque, para conservar el saneamiento, requiérese indispensablemente poblar y explotar las tierras reconquistadas, poniéndolas al servicio del hombre. En otros trabajos nos habla delas conclusiones de orden' práctico y jurídico tomadas en materia de inmigración en las sucesivas conferencias internacionales, desde la reunida en Bruselas en 1910 hasta la celebrada en Praga en 1923, que fueron, en resumen: que los Estados establezcan estadísticas en materia de inmigración y emigración, según métodos tan idénticos como sea posible y queen las estadísticas de la Oficina Internacional del Trabajo seanintroducidas mejoras; que en las comisiones internacionalesde estudios sobre las emigraciones humanas sea asegurada larepresentación de los países en planos de perfecta igualdad;que entre los países de emigración se establezcan relacionescomerciales tan activas como sea posible; que los Estados interesados cuiden de asegurar a los trabajadores intelectualesque ejerzan su actividad fuera del país de origen, una situación de acuerdo con la naturaleza y el valor de los serviciosque puedan...prestar; que las convenciones en materia de emigración e inmigración no pueden jamás imponer a un paísjurídicamente organizado y en el goce de su soberanía, medidas cuya naturaleza pueda sustraer al inmigrante a la legislación y a la jurisdicción de cada país; y que toda resoluciónconcerniente a inmigración debe estar inspirada en el dobleprincipio: igualdad de derechos civiles entre nacionales y extranjeros y de la calidad de hombre libre que debe ser reconocida a todos los inmigrantes; y los derechos y la dignidad de
la ¡Jt'rsona I.uu.ana ddwn se-r respetados y ¡.IflAl'g:dus en tudas partes, sin que pueda rozarse siquiera levemente la soberanía de cada ~:stado dentro de sus fronteras. En trabajos posteriorl:'S Adriani amplía conceptos y establece que el sólovolumen de población, independientemente de cualesquieraotra consideración, es un Iartor de pr.. gr.-so , señala quecon la inmigración disminuye la presión dt' la clase mediaen la actividad política, porque los irnugrantes generalmentese encargan de las tareas más duras y menos productivas; Y aestas ventajas de urden económico y político agrega las proveonientes de la introducción de hábitos cívílizados, de costumhres y conocnnient os útilt's en agricultura, artes, comercio,ciencia del gobierno, etc., que SIrven de estímulo y de enst',ñanza paralos nacionales. Se pronuncia por una políttca estatul intervencionista en materia de inmigración, mediante laselección de los contingentes inmigratorios, la creación deorganismos especiale-s para unpulsarla y canahzarla, dice queuna pol ítica inmigratoria sólo puede dar ventajas óptimas siSI' Id combina con un adecuado plan de colonización paralas regiones despobladas del Orinoco y la Guayana, añrmandoque ésta está llamada a desempeñar en Venezuela el mismopapel que jugó el Oeste en la formación de los EstadosUnidos y concluye aseverando que es muy posible que un díadescubramos que verdaderamente en la Cuayana estaba ElDorado que tanto buscaron los conquistadores, Por últimoAdriaru, como lo han hecho posteriormente otros economistas, alerta acerca de los peligros de una inmigraciónincont rolada y que exceda a la capacidad de asimilación delpaís, porque un ritmo demasiado acelerado del progresoeconómico, derivado del aumento rápido de la poblactón,puede ser la causa de una Inmensa destrucción de recursosnaturales. Peligro éste tanto más viable en Venezuela, cementamos nosotros, cuando que de por sí nuestros nauvos,con métodos irracionales de cultivo y talas despiadadas, hanerosionado salvajemente nuestras tierras y acabado en 3rllI'parte con las ricas rCSHvaS forestales de muchos Estados,como en los Cl!.:'US de Portuguesa, Bartnas, rte.
~n lo tocante ¡J la industria del petróleo el criterio deAd naní es me ridiano, Dice, al respecto. .. Los beneficios dela industna petrolera 00 pod ían ser los que esperábamos,En verdad que esta Industria aumentó el volumen de nues-
tra producción y de nuestra exportación, acrecio la productividad del trabajo nacional y apresuró mejoras en nuestrascomunicaciones con el exterior y en nuestras facilidades para el comercio extranjero. Sin embargo, por su índole y porla estructura particular que ofrece en Venezuela, esa industria es, desde el pqnto de vista económico, una provinciaextranjera enclavada en nuestro territorio, y el país no obtiene ventajas con las cuales podamos estar jubilosos, por másque sean en cierto sentido satisfactorias. Hay que ver quegran parte de las sumas correspondientes a las exportacionespetroleras se quedan en el extranjero para satisfacer rentas decapitales extranjeros invertidos, maquinaria y aprovisionamiento extranjeros, fletes de navíos extranjeros, altos empleados extranjeros. Repentinamente, sin consideraciones'excesivas para nosotros, aún cuando talvez con causas justificadas, reducen un día sus explotaciones, dejando sin trabajo millares de venezolanos y sumidas en la crisis ricas regiones venezolanas ..." Así, en forma categórica y valiente, define Adriani su posición anti-irnperialista y esboza los lineamientos de una sana política petrolera. Fue en todo, sin nacionalismos estrechos, un celoso defensor de los interesessupremos del país.
Casi innecesario juzgamos hablar acerca de la intensacampaña desarrollada por Adriani en favor de una correctapolítica cafetera, de una explotación racional del fruto quesirva para mejorar su calidad y elevar su precio y fama en elmercado internacional; de la creación de estaciones experimentales, para la investigación y estudio de puntos que estima esenciales: la sombra adecuada para el cafeto, su abono,selección de semillas y trasplantes, sistemas convenientesde plantación, operaciones de cultivo, métodos de recolección y beneficio de cosechas, etc. De todos es conocida laalerta angustiada de Adriani para que el Gobierno adoptara medidas ,cónsonas para conjurar siquiera parcialmentelos efectos de la tremenda crisis de 1930-1933, lo que apenas originó una torpe política de subsidios. Su preocupación,al notar el estancamiento de nuestra producción cafeteracon relación a la escala mundial, y al ver como, debido aello y a la mala calidad del fruto, descendíamos del tercerlugar entre los productores del mundo, que ocupamos en188] ,hasta el sexto que teníamos en 1930; y desde el
62
15 l), o de la producción mJ n .hal de SJdVt'S 4 ue tvn ía:n"saquel mismo ano hasta ("1 7,8% que marcarnos en el quinquemo 1930 1935. Numerosos trabajos, conferencias. art ículos, preparo Adriani sobre 1:'1 tema di- la industria caIetera, y para explic-ar nuestra dr-cadcncta atr:cl.~a (sin aludír al factor primordial que fuera el descutvimu-nt.. de!petróleo) anota: "La verdad r-s qi.e en llld!t'rll de ag.uultura nos habíamos quedado en lo que sah í m nuestros anotepasados de la Colorua, sembradores de cacao, anil y tubaco. En Id dominio de la agricultura tropical, por obrade holandeses, ingleses y yankis principalmente, SI' hanllevado a cabo considerables progresos, que han n-v 01 licionado la técnica dt' los grandes CUltIVOS. A esa revolucionhabíamos permanecido evrraños ..."
Así, en todos los problemas' carre-teras, ferrocarriles,hospitaies, demuestra Adriani. fe rvorosamentc y con lujode aptitudes, su entranable amor por Venezuela. Bien ganadatiene el la frase lapidana de Uslar Pietri: "Ni los caciquessurgidos de una raza contemporánea del Padre Orinoco, mlos hombres que a puro heroísmo ganaron la Independencia,ni los descendientes de los antiguos colonos, han sido venezolanos, de modo más funcional y sustantivo, que este hijode italianos ..."
III
El ejemplo de la obra y de la vida de Alberto Adrianidebe constituir un valioso y perenne símbolo para nuestrasjuventudes. Su preocupación, su capacidad de trabajo, su incesante esfuerzo por servir a los intereses supremos de la nacionalidad, deben ser normas y fuente de inspiración para lasnuevas generaciones venezolanas. Ya hemos afirmado que laPatria es hoy, más que un contenido y una expresión geográfíe o-políticos y por encima de ellos, un concepto espiritual,que determinan una historia, una tradición, una cultura, uncomún origen étnico, una religión y el amor innato por Unatierra y por sus héroes y hombres representativos, Como concepto espiritual el sentimiento de patria no PUCdl' ser algoquieto o dormido, sino dinámico y vivaz, vigilante y constructivo, que lleve implícito un constante y vigoroso anhelo de
superación. Patria es pasión y es deber. Pero en la comprensión de este deber no todos andamos acertados. Muchos buscan hacer patria laborando únicamente por el propio medro,otros rechazando todo lo extranjero, otros alabando todolo exótico; o poniéndola de pretexto para justificar odios,rencillas partidistas "O individuales ambiciones. Pero esto noes hacer patria. Hacerlo, es sentir la obligación de todo hombre y en especial del hombre culto para con su tierra, paracon su ciudad, su pueblo o su aldea. Es perenne desvelo paracumplir con el hogar, con la familia, con la comunidad. Y,primordialmente, con la Patria. Y este fue el legado-que le de-jó Adriani a las juventudes venezolanas. Porque se hace necesario y urgente hacerle comprender a la juventud que losdeberes superiores para con la Patria no excusan, sino másbien requieren y exigen como complemento, el eficaz cumplimiento de los deberes individuales específicos que corresponden a cada quien según su estado, condición, capacidady compromiso. Bueno es recordarle que sólo acendrandoconocimientos y fortaleciendo el ánimo y la disciplina mental, puede el joven prepararse y capacitarse para realizar enun futuro próximo obra perdurable y definitiva en beneficio del país. El ejemplo de Alberto Adriani es notorio. Toda su juventud fue un afán inacabado de perfeccionamientode culturización, de aprovechamiento. El intuyó que en nuestra época la técnica debía prevalecer sobre la retórica, la disciplina sobre el jacohinismo iconoclasta, la fe sobre el escepticismo. La pasión de patria, sobria y callada, sobre la estridencia de la vocinglería. 'Debe la juventud estudiosa volverlos ojos sobre sí misma y con sinceridad autocrítica enrurnbar y canalizar sus esfuerzos para servir a la Patria sin descuidar la formación y cultivo de la propia personalidad. No enencasillamientos egoístas, ni en la manoseada torre de marfil, porque todos somos ciudadanos y a todos nos interesansubstancialmente los problemas de la República, pero sí conla seriedad, reflexión y cordura que Venezuela tiene el derecho y el deber de exigir a sus promociones juveniles, él lasnuevas generaciones, en las cuales se cebó cruelmente lainsania de la reciente y brutal dictadura.
Un legado espiritual invalorable dejó Adriani para lajuventud venezolana. Cuando sumido el país en el sopor bo-
64
chomoso del gomezalato, cuando acogotadas las libertadespúblicas, anulado el derecho, sofocado el pensamiento, marginada la República a todas las corrientes ideológicas y alpensamiento científico y cultural mundiales; cuando leíamos a escondidas a Tolstoy y a Andraiew, a Dostoyewski ya Chejow; cuando el solo nombre de Marx o de Lenin constituía grave delito. En un ambiente propicio únicamente parala corrupción y la molicie, donde los jovencitos bien aspiraban apenas a holgar en botiquines y billares, a conseguiruna beca del Benemérito o una canongía o prebenda fácil,mediante la adulación y el servilismo, En este' medio negativo a todo lo que fuese espiritualidad y energía creadoras,Alberto Adriani desde esta ciudad, desde esta ciudad colocada sobre un monte como reza su expresiva y hermosa leyenda latina, Alberto Adriani, repetimos, se dedicó tenazmentea automodelarse, a afilar sus mejores armas para la futuranoble contienda, fortaleciendo el escudo de su fe, para, cualcruzado ideal de la patria, erguirse más tarde en el más puroy ardiente defensor de la economía venezolana, del hombrevenezolano, de la tierra venezolana. Su civismo fue pasión yllama viva. El ardió todo en encendido amor por Venezuela.Fue merideña luz consumida al servicio de la República. Pero,cual llama y luz votivas nunca se extinguirán sus resplandores.Ellos brillarán perpetuamente en' la conciencia colectiva. Y,de manera especial, en la clara y vigorosa conciencia de nuestras juventudes.
Señores! ...
V. TORREALBA SI,LV A
Mérida, 7 de octubre de 1958
65
PRESENTACION
(De la Cuarta Edición)
Si a quien firma la presente nota le fuese permitido cambiarel título de esta cuarta edición de la obra post-mortem deAlberto Adriani, en vez de Labor Venezolanista la titularía con una expresión del Dr. Arturo Uslar Pietri en el prólogo de su primera edición: PASION VENEZOLANISTA.Porque en nuestro criterio este es el calor vital que emana dela llama que arde en estas páginas. "Esta es -escribe Uslar- la hoja de temperatura de esa Pasión Venezolanista(sn) que se apoderó del alma de Alberto Adriani desde queasomó su inteligencia al panorama de la tierra, y que tanviva y pertinaz fué, que todavía, despues de su muerte,vibra y batalla".
Alberto Adriani es -lo escribo en tiempo presente-: uno delos hombres mas profundos del pensamiento venezolanode todas las épocas y el que en grado óptimo ha contribuido al conocimiento real de nuestro país. Su obra quefué extremadamente limitada en el campo de las realizaciones Concretas y pragmáticas -mo tuvo tiempo para elloes, sin embargo, de ilimitados alcances como forjador de
67
un modelo de desarrollo para Venezuela encuadrado enlos términos de nuestras propias y específicas realidadessociales. Nadie como Adriani ha puesto tanto énfasis enla imperiosa necesidad de un pensamiento venezolano querecoja los elementos fundamentales de nuestra esenciade pueblo, encause sus poderosas fuerzas hacia el logrode una economía de sólidas bases autónomas e independientes, que aproveche al máximo sus incalculables recursos materiales y los ponga en función de un aprovechamiento integral para bienestar de sus escasas masas pobladoras.
Esta hora de serias dificultades por las que atraviesa Venezuela y la América toda, para decirlo en la expresión delHimno Nacional, es buena para la reflexión y el análisisy nada mejor que la obra de Adriani, agotada desde hacemuchos lustros, para que las nuevas generaciones tenganoportunidad de conocer de primera mano su pensamientooriginal.
El CONSEJO DE PROFESORES UNIVERSITARIOS JUBILADOS de la Universidad Central de Venezuela con la colaboración de sus autoridades rectorales, del Fondo de Jubilaciones del Profesorado y muy especialmente de la Academia Nacional de Ciencias Económicas que ha contribuidodecididamente para esta edición, considera haber cumplidoun deber y realizado un invalorable aporte al recoger bajo susello editorial la obra de Alberto Adriani en su cuarta ediciónen cuya realización ha contado con el amor puesto en el esfuerzo desinteresado de la Licenciada Mireya Villa López yAmparo Aldrcoñ de Trujillo en quienes descansó la responsabilidad de la edición.
ARMANDO ALARCON FERNANDEZMesa Bolívar (La Tala), Estado Mérida
Vacaciones de Agosto de 1984.
68
INTRODUCCION
(Oc la Cuarta Edición)
Se me ha encomendado una honrosa pero difícil tarea como es la de escribir estas notas para la introducciónde la cuarta edición del Libro de Alberto Adriani, "LABORVENEZOLANISTA" ("Venezuela, las Crisis y los Cambios")sub-título inspirado en lino de sus trabajos.
Queremos dejar constancia que con esta publicaciónconcluye un largo peregrinar por varias Instituciones del Estado en la búsqueda de un editor, tarea nada fácil en unasociedad como la nuestra donde tienen prieridad otros intereses que proporcionan más dividendos. De allí que "lasdiligencias efectuadas, gimplemente se quedaron en promeS98. .Siempre n08 quedó una esperanza, porque pensamos que no todo está perdido en nuestra querida Venezue·la. En una tarde de agosto de 1983, cuando realizábamosla selección de los materiales que "abíamos recopilado en~uestro afán de acopiar la mayor información para. tratar
69
de enriquecer cada vez más nuestros conocimientos acerca de la vida y obra de Alberto -escritor venezolano qu'e sedestacó en el mundo de la econom ía y de las finanzas en laVenezuela de la década de los años treinta, pensamos enla conveniencia de -plantear la reedición del libro a niveluniversitario y así lo hicimos. Entramos en contacto conel Dr. Armando Alarcón Fernández, Director General delConsejo de Profesores Universitarios Jubilados de la Universidad Central de Venezuela. Efectuadas las conversaciones de rigor, el Dr. Alarcón aceptó el reto y con toda subuena voluntad, mística de trabajo de su equipo, la idease convirtió en acción y ésta en la obra que hoy podemosdisfrutar nuevamente. Valioso libro que consideramos de .gran utilidad, dada la actualidad, dimensión y proyecciónde su discurso escrito en la Venezuela del presente, sacudida por una grave crisis económica con sus modalidadesfinanciera y fiscal, crisis que Alberto Adriani pudo preverhace exactamente cincuenta Y tres años.
En la Venezuela de hoy, con sus numerosos .problemas y necesidades de urgente solución, el pensamiento adrianista cobra cada día mayor vigencia por la característica de sus escritos, siendo el signo primoridal de los mismosla gran preocupación por el país y su inquietud por cuantoacontecía en América Latina y el mundo. Este Libro recoge lo más esencial de su pensamiento, en él encontramosestudios críticos sobre política nacional, economía, política tributaria, monetaria, financiera y fiscal, educación, inmigración, agricultura y petróleo. En ellos expresa sus ideasy opiniones respecto a Venezuela, sus problemas, posiblescrisis y además los futuros avances en materia económicay tecnológica que tendrían lugar.
El mensaje adrianista, su orientación, pensamiento yespíritu estuvo y sigue presente en cada situación difícilvivida por nuestro país petrolero y dependiente, donde haquedado de manifiesto, el agotamiento del modelo de desarrollo económico, la gravisima dilapidación de las rentasdebido a la mala administración de las mismas y la creciente corrupción administrativa, flagelos contra los cuales insist ía Adriani habia .que luchar siempre para tratar de lo-
70
grar su erradicación y enrumbar el país hacia su progresodefinitivo. En tal sentido, se impone el rediseño de un nuevo modelo de desarrollo económico libre de presiones y acontecimientos internacionales.
Creemos con Adriani que la agricultura ha debido serla primera industria de nuestro país y además de todos aquéllos países que no quieran perecer algún día. Sin dejar dereconocer que "El petróleo es un elemento importantísimode nuestra economía nacional y. en particular de nuestraeconomía fiscal, pero no tiene derecho, ni es convenientedárselo, a la preponderancia absoluta sobre todos los demáselementos de nuestra organización económica" (1)
Recomendaba Adriani en la pasada crisis económica de1929, la racionalización de nuestra econom lél pero también -y esto es muy importante, por cuanto hoy cobra unagran actualidad- la conducta de todos los venezolanos, cadauno de nosotros debe aducir esa consigna.
En esta hora difícil de Venezuela, cuando una nueva ensis nos agobia y sobre la cual no creemos se ha tomado verdadera conciencia de su gravedad. debemos tener claro, que larecesión económica actual es derivada en buena parte por lamalversación de los numerosos recursos petroleros que hemospercibido en el transcurso de los últimos diez años, concretamente desde 1974, el aumento de las divisas petroleras determinó que se multiplicara el presupuesto del Estado. Seamplió la capacidad del gasto en el exterior. Igualmente aumentaron las importaciones y creció el producto territorialbruto La llegada de esos recursos extraordinarios no fueaprovechada debidamente lo que contribuyó a acelerar losdesequilibrios hasta llegar a la grave situación de crisis quehoy sufrimos. Pensamos y no sin razón, que cada vez que necesitemos estudiar el problema sobre las crisis económicasque han tenido lugar en nuestro país en el presente siglo,tendremos que hacer necesariamente referencia a los trabajos que Alberto Adriani escribió al respecto. En ellos podemos observar como vislumbró con brillante mente de estadista y gran acierto, la gravedad y universalidad de la cri-
71
sis económica mundial de 1929 y las consecuencias que lamisma tendría para Venezuela-y hacia el resto de los países de América Latina, así como las sucesivas crisis. Al respecto dió las recomendaciones precisas sobre las previsiones y medidas que debían tomarse en tales casos, pero nada se hizo al respecto en el momento debido. Fue entonces cuando Adriani dijo: "La crisis ha llegado y será ruinosa". A la vez agregó "Algún día ocurrirá un desequilibrioy se desencadenará otra crisis (no hay duda que es la quehoy vivimos) y será para los que no se preparen en los díasde prosperidad mucho más ruinosa que la actual" (2) peroes indudable que la "crisis pasará como pasaron las que leprecedieron" y no sin advertir que todo período de expansión desmedida de la actividad económica se traduce inevitablemente en una crisis, qué es a la vez la reacción y el correctivo necesarios. De allí que en el año de 1932, planteóla devaluación del bolívar como una salida para atenuarla dificil situación económica. "Si la desvalorización delbolívar puede mejorar las condiciones de nuestra población y de nuestra agricultura, se' justifica plenamente, aúncuando traiga una reducción de las entradas por el respecto del petróleo" (3)
Consideró, que la devaluación limitaría las importaciones, los gastos suntuarios, se volvería más remuneradorala agricultura, se daría impulso a nuestras industrias, se incrementarían las exportaciones, aumentaría el empleo. Insistió que esta medida necesitaba ser respaldada por un verdadero plan de austeridad fiscal para todos, sin distingosni condición social. Igualmente hace referencias a los inconvenientes de la devaluación, reconociendo que "se tratade un caso de emergencia, en que se pueden usar remediosque causen inconvenientes si pueden evitar un mal peor"Tres trabajos suyos dan testimonio de lo que aqu í hemosexpuesto, ellos son: "La Crisis, los Cambios y Nosotros",
"La desvalorización del Bolívar" (fragmentos de cartas alDr. Vicente Lecuna, Rodolfo A. Auvert, Julio Planchart yal Dr. Arroyo Lameda), "El Dilema de nuestra moneday la situación económica venezolana" Estos escritos fue-
72
ron publicados durante la dictadura gomecista; época enla que como todos sabemos, no estaba permitido hablar decrisis, pero dada la preocupación de Adriani por el pa is,no resistió el permanecer callado ante tanta inercia. Respecto a este último trabajo escrito en 1934, Julio Planchart,en carta que le dirigió a Adriani el 7 de junio del mismoaño le decía: "Su artículo ha causado sensación. Aquí enla Cámara han llamado por teléfono y venido numerosaspersonas pidiéndome ejemplares de la Revista Mercantil.A mi me ha parecido, como todos los suyos, muy bienexpuesto, no solamente con sencilla elocuencia sino conelocuencia valerosa. Los fundamentos en que usted se basa son muy buenos",
En un sentido retrospectivo queremos recordar queVenezuela afrontó la crisis de los años treinta en condiciones por muchos respectos favorables. El país no tenía para esos años una deuda pública exterior y la deuda internaera pequeña y además, tenía una reserva de tesorería queera de Bs. 83.619.100,29 pero en cambio, atravesaba poruna crítica situación económica que en cierta forma fuealiviada por los recientes ingresos petroleros. Hoy día, apesar de los cuantiosos ingresos petroleros que el país hapercibido y que no han sido invertidos en obras realmentereproductivas, sino que por el contrario se les ha dado unuso dispendioso. Venezuela acusa una elevada deuda privada externa y además una peligrosísima deuda pública externa que hace mucho más agudo el problema económicoy más lenta la recuperación A esta situación debemos sumarademás, la política de los grandes empréstitos practicadapor el país desde hace varios años, la cual ha comprometidosu estabilidad económica y financiera.
A más de cincuenta años de la proposición de devaluación violenta del bolívar hecha por Adriani ante la pasadacrisis de 1929, en la Venezuela del presente esa ha debidoser la salida. pero se ha efectuado una devaluación parcial,ante esta nueva situación de crisis económica, con las características propias del momento histórico que vivimos,
73
pero con mayores vtcto« de fondo, la ausencia de 108 valores éticos y morales. Porque dentro dé la gran crisis subyaceel problema ético y moral. esos principios que son tan deciSiV08 en toda sociedad para su progreso y que hoy se encuentran un tanto perdidos, correspondiendo al Estado la responsabilidad de rescatarlos desde arriba.
Queremos recordar que Adriani en 108 primeros díasdel mes de agosto de 1936 -siendo Ministro de Haciendaintrodujo en la Cámara del Senado, un "Proyecto de Leysobre uarioe ramos de la Renta Nacional". Ese. Proyecto,fue el primer paso dado en Venezuela en el sentido de lamodernización de nuestro Sistema Tributario. muy especialmente en lo que respecta al impuesto de herencias. Allídejó constancia de la necesidad para el país de un SistemaTributario, más rediticio, más equitativo, más justo. Elevarlos impuestos para atender el aumento de los eeruicios públicos. En la Exposición de Motivos de ese Proyecto podemos leer:
El Despacho espera que mediante la aplicación del impuestosucesoral establecido en el Proyecto, podrá llegarse a levantaruna estadística de la' cual se ha carecido hasta hoy: la del montode la riqueza privada del país. su distribuci6n y su probable renotao preciosos elementos de consulta para la más sólida y justaorganización del sistema tributario nacional. Otras ventajas diSnas de mencionarse son la de ser un impuesto de fácil recaudación, lo que es evidente, y de difícil evasión, ya que las sucesiones deben ser tramitadas de acuerdo con la Ley.
La progresivídad del impuesto, como principio general se hallamás que justificada por el arsumento bien conocido de que siendo los más pudientes los que mayores beneficios derivan de laacci6n protectora y tutelar del Estado, lógico es que sean ellostambién lós que paguen mayores contribuciones. (4)
Respecto a la importancia de ese Proyecto para el país,en el Diario "EL UNIVERSAL". leemos:
La aprobación del mencionada Proyecto de Ley por las Cámaras
74.
I~ ";1: :Ltlv<:"",, tc~drj como coneecueneus el robuz¡L:cimu'oto de,'¡1:.:. c·:lt.-.-cll''' d'.;1 Tcooro. colocando ~:";í ¡¡ In Admini':',mCÍóo cmmeyor ; ')titu(¡ ~,":l':: k ejecución de lu" ~ervicio'l púbHco'l qu",o<,íJld·~'J9cnr_,:'>k- 9'.J':: d mpido y efectivo projre.o de k lll!public '.;'"rtl h"y !;;;mllbiC'tl otro moj.ivo y no de poca importe ncl.., <¡U~,
I~'u.,hn"nt:' dC'b", ;lriV'-l1 ,,010,; mi,·mbn". de k;: Cfrn"...,", p(\r,: "pro..b,1'r el rA:..,rido ¡'TUYf>('to Y!'''. 14'"'::1 rn~" \!I"andc:: fortu m"", t!x:i"te:nte;;en el pdll. 00 •.on el fruto del tr¡~b."ju. sino que pertenecen n e:¡~anü;tro::¡••,,,. I'Toddent"" d.' E,,¡tados. qUt' taJo hubieron por mediodel ""lqU."Q durante veintis¡.,>te nñ'h d .. los caudales púhlkm¡ y lnapllc.oció" del impuesto n ¡as her"nd~!" en la forma indk_'.d~ enaquél. h",r{. que vuelvan ni 1'·\Sl'''. aunque "'3 pl'ql1"¡'~" partes dolas ,,"ntldadel'> que le fu .. ron hu rt.adas ( ~ l
Creemos que Yeneeuela {'ive el momento más difícily decisuio de su histona. Es hora de tomar grandes decisionesparo tratar de dirigir el pa (8 hacia su definitiva recuperacióneconómica No debemos olvidar fll por un momento las recomendactones de Adriaru sobre lo que mas conven ia al país enesus años y ahora, porque él se adelantó a su tiempo y, supensamiento fue una proyección hacia el porvenir. "Venezuela -solia decir- es un pueblo llamado a grandes destinos. Nolo pongamos fU por un momento en dudas", pero tambiénf'S cierto "que mientras no se adopte y ejecute un plan científico para la racionalización de nuestra producción agrícola, laprosperidad económica y el bienestar social de nuestro paísno podrá descansar sobre bases solidas. El porvenir del paísrequiere que se resuelran también otros problemas vitales, pero la regeneración de nuestra agricultura es un factor primordial de ese porvenir" (6)
Ante la crisis actual, se plantea nuevamente esa reformacon el fin de mejorar la eficiencia administrativa del sistematributario para obtener mcW ingresos meduinte el control de laet'aswn, viejo vicjo que subsiste dentro de tantas irregularidades y problemas que hoy confronta nuestra administraciónpublica y el país en general
Es necesario actuar con prontitud, porque no sabemoshasta cuando Venezuela podrá esperar pacientemente que sus
75
dirigentes se decidan con la cuota de responsabilidad que acada uno corresponde a invertir las rentas del petróleo enobras reproductivas y permanentes y además, lograr una eficiente administración fiscal. Es urgente, ante la situaciónde crisis, llevar á la práctica muchas de las enseñanzas que nosdejó Adriani en su discurso escrito para tratar de conducirel pais hacia un profundo y verdadero cambio social con lasiembra continuada de los recursos del petróleo y de la fuerza del trabajo. Y además es preciso que la "obra siga en marcha para que Venezuela sea;'. Ayer como hoy, el contenidodel discurso político económico de Alberto Adriani se actualiza, cobra vida a través de sus trabajos alertadores y visionarios.
MIREYA VILLA LOPEZCaracas, Mayo de 1984
(1) Alberto Adriani. Alberto Adrlani,Estímulo de Juventud. p.363(2) Oh. cit., p.336(3) Ibidem-(4) Ibídem, p. 488 (subrayado nuestro)(5") ,José F-. del Castillo, "El Impuesto sobre la Herencia", "EL UNI·
VERSAL, Caracas, 9 de agosto de 1936(6 1 Ibldem, p. 253
76
PRESENTA CION
(Para la Quinta Edición)
Es para mi un motivo de especial satisfacción looportunidad de escribir estas líneas de presentación a lo quinta edición del libro de Alberto Adriani "Labor Venezotanista,Venezuela las crisisy los cambios".
Alberto Adriani, persona y obra, no sólo mantienevigencia sino que adquiere especial relevancia en estos momentos en que nuestro pa/s requiere la presencia de cadavenezolano en la labor constructiva de la nueva Venezuela,así como un modelo de desarrollo económico ajustado onuestra realidad. Alberto Adriani, fue un hombre públicoal servicio de los intereses del pats, de gran fmpetu de acción, y su obra visionaria pregonó la necesidad de impulsar un crecimiento económico adaptado a nuestra realidadque contribuyera a disminuir nuestra dependencia del petróleo.
Hoy, cuando la economfa internacional se encuentra en proceso de reajuste y hemos adoptado medldas de política económica para enfrentar esos cambios yorientados a la búsqueda de nuevas alternativas exportadoras, sus enseñanzas cobran mayor fuerza.
77