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  • Dolarizacin a mediasCmo el mal manejo econmico conducir al colapso de la dolarizacin

    COLECCIONINGENIOSusfq

    Bernardo Acosta

  • Primera edicin, 2010Copyright:Bernardo AcostaUniversidad San Francisco de Quito

    Diseo y realizacin:G&R Comunicacin Grfica

    Impreso en Quito.

    ISBN:

  • ndice

    IntroduccIn ..........................................................................9

    PRIMERA PARTE: LOS EFECTOS ECONMICOSDE LA DOLARIZACIN EN EL ECUADOR

    1. Los perjuicios de la dolarizacin .......................152. Los beneficios de la dolarizacin ......................33

    SEGUNDA PARTE: EL RETO DELA DOLARIZACIN EN EL ECUADOR

    3. La dolarizacin como camisa de fuerza ............574. Reformas fiscales ................................................715. Reformas financieras ..........................................856. Reformas laborales .............................................957. El prlogo que no quiero escribir ....................105

    ANEXO: LOS FUNDAMENTOS PARAPODER ANALIZAR LA DOLARIZACIN

    8. La economa y el ciclo econmico ..................1159. La tasa de inters ..............................................12710. El nivel de precios ...........................................13511. El tipo de cambio ............................................14912. Los regmenes cambiarios .............................161

    referencIas bIblIogrfIcas .................................................177glosarIo ............................................................................183

  • A mis hermanos, Diego y Juan Jos, por su buen sentido del humor

    y nuestra pasin por La Academia.

  • 9Introduccin

    Introduccin

    El 29 de julio de 1999 se celebr el cumpleaos del Presidente de la Repblica en el Palacio de Carondelet. Llam la atencin la decoracin del pastel de cumpleaos: apareca el presidente Jamil Mahuad como capitn de un barco que naufragaba en un mar de olas inmensas. Al borde del pastel se lea: Nadie se me baja del Titanic.

    Cinco meses despus, el presidente Mahuad sacrific hasta la moneda nacional en su lucha contra el mal tiempo. Pero ni as lo-gr salvarse del hundimiento. Su Gobierno fue derrocado apenas 12 das despus del anuncio de la dolarizacin oficial de la econo-ma. Lograra la dolarizacin salvar a la economa del pas?

    Este libro pretende examinar el desempeo econmico del Ecuador despus de la adopcin del dlar como moneda oficial y averiguar si la dolarizacin es sostenible en el tiempo. Con ese fin, el texto est compuesto de tres partes.

    La primera parte analiza el desempeo de la economa ecuato-riana dolarizada. No ha faltado el analista que, a raz de la adop-cin del dlar como moneda oficial, haya adjudicado cualquier evolucin positiva o negativa de la economa a la moneda, sin con-siderar otras causas determinantes, como los precios de los pro-ductos de exportacin, las polticas econmicas del Gobierno, la cotizacin del dlar, la coyuntura poltica o la actividad migratoria. Por lo tanto, la propuesta es revisar las cifras de la mano de argu-mentos tericos que sustenten cmo y por qu la dolarizacin ha repercutido en las condiciones de vida de la poblacin.

    La segunda parte considera tres temas interrelacionados: pri-mero, si la dolarizacin, por la transparencia y las restricciones que impone, ha motivado un proceso de reformas estructurales; segun-do, si la economa, con su estructura vigente, puede crecer de for-

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    Introduccin

    ma estable bajo un esquema monetario dolarizado; y, tercero, si la dolarizacin es sostenible.

    La respuesta a cada una de estas preguntas es negativa. El mo-tivo es que la dolarizacin significa ms que utilizar el dlar como moneda nacional. Es como el matrimonio, que significa ms que simplemente dormir con la misma persona todos los das. Una persona que se case y duerma todos los das con su pareja, pero no cambie nada ms en su estilo de vida de soltera, seguramente tenga un matrimonio con fecha de caducidad.

    As como no es posible estar casado a medias (o s es posible, pero probablemente no por mucho tiempo), tampoco es posible estar dolarizado a medias. Y ese es el caso de la economa ecua-toriana: adopt el dlar como moneda nacional, pero no cambi su conducta. La poltica fiscal sigue siendo altamente dependiente del precio del petrleo e imprudente; el sistema financiero est es-casamente integrado al mercado internacional; y el mercado labo-ral es incluso ms rgido. El Ecuador est dolarizado a medias. Por eso, ni la dolarizacin es sostenible ni la economa puede crecer a un nivel alto y estable.

    Pronto, quiz algn presidente de la Repblica vuelva a ver su figura al mando del Titanic, salvo que se d un golpe de timn en la conduccin del pas. Parte fundamental del libro es proponer qu se debe hacer para afianzar la dolarizacin y lograr que la econo-ma alcance un crecimiento sostenido en el largo plazo.

    El libro pretende que cualquier persona interesada en entender los efectos de la dolarizacin en el Ecuador pueda encontrar las respuestas en estas pginas. De ah que la tercera parte sea un anexo que trata sobre el rol y el manejo de la moneda en la eco-noma. Esta seccin es, hasta cierto punto, una introduccin a los fundamentos de la macroeconoma, con particular nfasis en las polticas monetaria y cambiaria. Ah, el lector no especializado ob-tiene el remo y la vela necesarios para navegar en los anlisis del libro. Por eso, quien no se sienta cmodo con estos fundamentos macroeconmicos puede empezar la lectura por esta parte.

    Para facilitar la comprensin, un glosario de trminos tcnicos se encuentra en la parte final del texto. Cada trmino del glosario

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    Introduccin

    aparece en letra negrilla la primera vez que se menciona. Adems, en el texto no hay ni grficos ni tablas ni ecuaciones ni cualquier otra herramienta de comprensin que suele gustar a los economis-tas, pero espanta al lector comn.

    Como nota final, si bien las palabras depreciacin y devaluacin no significan lo mismo la depreciacin ocurre en un rgimen cam-biario flexible, mientras la devaluacin en uno fijo, en el texto se las utiliza de forma intercambiable; tratar de ser preciso en cada ocasin genera una redaccin constantemente interrumpida con aclaraciones.

    Este libro no se hubiera publicado sin la extraordinaria ayuda de Jaime Carrera, Jorge Chiriboga, Trevor Dreyfus, Rui Esteves, David Feldman, Daniel Mrquez, Ciro Pazmio, Mario Prado, Juan Surez, Roberto Valdez y, en particular, de Ivonne Guzmn, Jos Hidalgo Pallares y Pablo Lucio Paredes. Cualquier error es responsabilidad absoluta del autor.

  • Primera parte:

    Los efectos econmicos de la dolarizacin en el Ecuador

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    Los perjuicios de la dolarizacin

    1. Los perjuiciosde la dolarizacin

    Estaba a punto de cumplir 18 aos y en aquel entonces no sa-ba nada de economa, pero lo cierto es que sent alivio cuando se dolariz la economa ecuatoriana. El sucre haba perdido mu-cho valor y su cotizacin se haba vuelto errtica e impredecible. Con la dolarizacin, pensaba, al menos tendramos una moneda que mantenga su poder adquisitivo y permita que la gente ahorre. Adems, ya no sera necesario fijar algunos contratos, como los de arriendo, en dlares, mientras los sueldos y los precios de otros bienes y servicios estaban en sucres. Y nadie adquirira deuda en dlares y percibira sus ingresos en sucres. As se evitara el pe-renne sufrimiento de que una devaluacin imprevista algo muy probable deje al deudor en bancarrota y a los bancos acumulan-do problemas. Eso se acab, pues con el dlar todos los precios y contratos estaran en dlares. Y todos los ecuatorianos aceptara-mos esa moneda como medio de pago.

    A pesar de esa percepcin, varios expertos ponan nfasis en los efectos negativos de dolarizar la economa ecuatoriana. Este captulo trata sobre esos argumentos. Si bien una economa dola-rizada genera muchos beneficios al eliminar algunos vicios tema que aborda el siguiente captulo, renunciar a la independencia monetaria tambin acarrea perjuicios, adems de los riesgos im-plcitos de adoptar un rgimen de tipo de cambio fijo.

    Al tener una moneda propia, el Gobierno percibe ingresos por seoraje la renta que se obtiene de emitir dinero, el banco cen-tral tiene la capacidad de asistir al sistema financiero con crditos de corto plazo, y puede ejercer sus propias polticas monetaria y cambiaria, es decir, disear una poltica que responda ptimamen-te a la coyuntura econmica. Al dolarizar se pierden estos benefi-

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    Dolarizacin a medias

    cios. Por lo tanto, los tres costos de la dolarizacin son la prdida del seoraje, la eliminacin de un organismo que pueda cumplir con las funciones de prestamista de ltima instancia, y la carencia de autonoma monetaria y flexibilidad cambiaria.

    El seorajeEl seoraje es la diferencia entre el costo de crear los billetes que se usan como moneda y su poder adquisitivo. Es decir, si el costo de crear un billete de $100 es $0.01, el seoraje que la Reserva Federal el banco central de los Estados Unidos percibe por la emisin de ese billete es $99.99. Si bien el concepto de seoraje es universal la renta que se obtiene de emitir dinero, hay diferentes mtodos para calcularlo.

    Los ingresos por seoraje en el Ecuador eran poco significati-vos. Entre 1990 y 1998, el promedio anual de este ingreso signifi-c alrededor del 1,5% del PIB.1 Adems, una economa dolarizada puede llevar a que los agentes del pas, incluido el Gobierno, pue-dan endeudarse a una tasa de inters ms baja, como se explica en el prximo captulo. De modo que la prdida del seoraje puede ser compensada con el ahorro resultante de menores pagos de in-tereses.

    La posibilidad de que en el futuro los Estados Unidos accedan a repartir el ingreso por seoraje entre los pases que se dolari-cen oficialmente no debera descartarse completamente, aunque la probabilidad de tal decisin sea mnima. Esto, por ejemplo, no ha ocurrido con Panam, que adopt el dlar como moneda oficial despus de su independencia en 1904.

    La idea de llegar a un acuerdo de reparticin de los ingresos por seoraje entre los pases oficialmente dolarizados ya ha sido tratada en debates polticos e incluso ha sido abordada por acad-micos, pero no ha dado frutos.

    En el mbito poltico se percibe falta de disposicin e inters de parte de los Estados Unidos. En 1999 el Senado estadouniden-se no pas una propuesta para facilitar la asignacin del seoraje a pases que se dolaricen oficialmente. Segn el catedrtico Ben-jamin Cohen, los Estados Unidos no tienen ningn incentivo, ni

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    Los perjuicios de la dolarizacin

    poltico ni econmico, para patrocinar la dolarizacin oficial de pases latinoamericanos.2 Por qu? Porque gran parte de Amrica Latina ya est extensamente dolarizada, aunque no formalmente. Esto genera importantes ingresos para los Estados Unidos. La do-larizacin oficial traera pocos beneficios adicionales y algunos in-clusive podran desaparecer, si en efecto se llegara a un acuerdo de reparticin del seoraje entre los pases oficialmente dolarizados.

    En el mbito acadmico, los economistas Steve Hanke y Kurt Schuler han elaborado un trabajo que explica cmo la distribucin del seoraje puede funcionar en la prctica.3 Sin embargo, la esca-sa difusin del documento y la reticencia de las autoridades pol-ticas de los Estados Unidos para discutir el tema parecen indicar que con la dolarizacin el Ecuador efectivamente perdi el seora-je, un ingreso que de todos modos no era significativo. Adems, el seoraje puede ser ms que compensado por los menores intere-ses que el Gobierno pagara por su deuda externa, si aprovecha las ventajas de la dolarizacin.

    El prestamista de ltima instanciaA diferencia de la prdida del seoraje, la ausencia de un presta-mista de ltima instancia s puede constituir una desventaja im-portante para el Ecuador dolarizado. La privacin de este servicio de rescate puede significar costos de financiamiento ms altos y un autntico riesgo para la economa ecuatoriana.

    Para entender el rol del prestamista de ltima instancia, imagi-nmonos un banco en buen estado financiero y supongamos que se empieza a difundir el rumor de que varios de sus prstamos no van a ser pagados y que su situacin financiera se volver endeble. Entonces, los depositantes, preocupados de que el banco quiebre, empiezan a retirar su dinero. Si suficiente gente retira sus depsi-tos, el banco quedar sin reservas y quebrar, pues no puede recu-perar inmediatamente el dinero que destin a prstamos, lo que le impide satisfacer toda la demanda de depsitos. En consecuencia, la idea de que un banco puede quebrar, pudiera llevar a que el ban-co efectivamente quiebre, aun si su situacin financiera es estable.

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    Dolarizacin a medias

    Esta breve ilustracin es una simplificacin de una corrida bancaria. Las sociedades han tenido que enfrentarlas en diver-sas ocasiones. Eran especialmente populares en siglos anteriores; ahora son menos comunes gracias a la conformacin de reglamen-tos claros y seguros de depsitos, que generan confianza en los de-positantes. Pero siguen siendo y siempre sern un riesgo inherente a la banca.

    El problema es que un sistema financiero con corridas banca-rias puede asemejarse a una familia en la cual uno de sus miem-bros tiene varicela. Al igual que la varicela, las corridas bancarias son muy contagiosas. El riesgo es que el resto de miembros de la familia o del sistema financiero se contagie. A menudo las corridas bancarias se transmiten as: un banco cae por problemas propios, y esto crea una psicosis general en la que depositantes de otros bancos temen que ellos puedan sufrir la misma suerte, y por eso corren a retirar sus depsitos de sus respectivos bancos. El resul-tado: bancos que estn en buen estado financiero quiebran y esto realimenta la paranoia social.

    Las corridas suelen conducir a crisis bancarias, en las que los bancos caen uno tras otro, en efecto domin. Con el afn de evitar este trgico destino, en algunas ocasiones los gobiernos han deci-dido congelar los depsitos (en la Argentina, a esta prctica se la denomin corralito de depsitos), pues segn ellos esa era la nica forma de evitar un colapso total del sistema bancario.

    El congelamiento de los depsitos es una medida desespera-da que surge una vez que la crisis ya se ha iniciado; es el equivalen-te a impedir que todos los miembros de la familia contagiada con varicela salgan de su casa. Lo ideal sera evitar que se generen es-tas crisis (o esas epidemias), ocasionadas principalmente por fac-tores especulativos. Una alternativa, muy comn y prctica, es que los bancos solventes que estn enfrentando corridas de depsitos puedan devolver el dinero a cada depositante que lo demande. De ese modo se evita que se difunda el pnico. Pero, cmo se puede lograr esto si parte del dinero de los depositantes fue destinado a crditos que no pueden ser recuperados al instante?

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    Los perjuicios de la dolarizacin

    Cuando un pas tiene su propia moneda, el banco central pue-de prestar dinero a corto plazo a los bancos que requieran recur-sos para enfrentar un aumento repentino de retiros. En este caso el banco central acta como prestamista de ltima instancia, fa-cilitando nuevas emisiones monetarias a los bancos que tienen problemas de liquidez como consecuencia de las corridas. As se detiene (o se intenta detener) el avance de la desconfianza en el sistema financiero.

    Cuando la economa ecuatoriana se dolariz, el Banco Central perdi su capacidad de imprimir dinero para, dentro de otras fun-ciones, otorgarlo como prstamos de liquidez en eventuales corri-das bancarias. Y como no existe motivo alguno para pensar que la Reserva Federal el banco central de los Estados Unidos asumira este tipo de funciones en el mercado ecuatoriano o de cualquier otro pas dolarizado, el Ecuador, a partir de la dolarizacin, qued sin prestamista de ltima instancia.

    Bajo este escenario, surgen dos interrogantes. La primera, si el Banco Central del Ecuador, en su calidad de prestamista de ltima instancia, segua teniendo la capacidad de evitar una crisis ban-caria a finales de la dcada de los noventa, cuando la economa ecuatoriana estaba parcialmente dolarizada. Y, la segunda, si en la economa oficialmente dolarizada puede existir un rgano que, de cierto modo, ejerza la funcin de prestamista de ltima instancia o un mecanismo que permita tener este tipo de servicios.

    Funcionaba el prestamista deltima instancia en la poca del sucre?El Banco Central del Ecuador no poda cumplir el rol de prestamis-ta de ltima instancia a finales de los noventa, cuando ms de la mitad de los depsitos bancarios estaba en dlares. Gran parte de los dlares que los bancos reciban como depsitos salan de sus bvedas en forma de prstamos. Por lo tanto, si los bancos enfren-taban una corrida de los depsitos en dlares y tenan que recurrir al Banco Central para recibir asistencia de liquidez, ste contaba con recursos limitados en dlares y evidentemente no tena (ni tiene) la capacidad para imprimir dlares. Por ende, a finales del

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    Dolarizacin a medias

    siglo pasado, la economa ecuatoriana careca de un prestamista de ltima instancia eficaz.

    No slo que el Ecuador no contaba con este servicio cuando tena el sucre, sino que la capacidad del Banco Central de asistir a la banca catapult los efectos desestabilizadores. Cuando los reti-ros de depsitos se intensificaron durante 1999, el Banco Central intent evitar el colapso del sistema financiero a travs de crditos de corto plazo. Como consecuencia, la base monetaria se duplic durante el ao.4 Ese incremento de circulante gener una explo-sin inflacionaria y el desplome del sucre. La depreciacin golpe precisamente a quin se pretenda ayudar: a la banca. Por un lado, los bancos tenan que devolver depsitos en dlares, que ahora valan ms sucres. Por otro, la calidad de los prstamos en dlares se deterioraba, ya que la gente que ganaba en sucre enfrentaba mayores dificultades para pagarlos.

    En este sentido, al dolarizar la economa, los ecuatorianos no perdimos la garanta que otorga un prestamista de ltima instan-cia: sta ya se haba perdido durante los aos en que la economa se fue dolarizando de forma espontnea. Adems, la asistencia otorgada por el prestamista de ltima generaba an ms desequi-librios de precios y cambiarios, los que exacerbaban los problemas financieros. Sin embargo, no por ello se debe pasar por alto los perjuicios de no contar con esta figura, as como cules podran ser las soluciones a esta carencia.

    Puede una economa dolarizadatener un prestamista de ltima instancia?Carecer de un prestamista de ltima instancia no slo es riesgoso, sino que crea significativos costos adicionales. Sin la posibilidad de acceder a este tipo de prstamos de liquidez, los bancos privados, para cubrirse de eventuales corridas, destinan ingentes recursos a actividades que les permiten un acceso rpido a dinero en efecti-vo, y que por eso mismo son poco lucrativas. Como consecuencia, los bancos tienen menos recursos para prestar, lo que encarece el crdito. El mayor costo de endeudamiento limita el crecimiento de la economa y el mejoramiento de la calidad de vida. Todo esto

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    Los perjuicios de la dolarizacin

    demuestra la importancia de buscar mecanismos alternativos que permitan tener un prestamista de ltima instancia.

    En una economa dolarizada existen por lo menos tres medios uno nacional y dos internacionales para obtener los servicios de un prestamista de ltima instancia.

    A nivel nacional es posible crear un fondo de ahorro financiado con contribuciones realizadas por cada banco privado y, posible-mente, por el Gobierno tambin, para poder asistir a los bancos solventes que enfrenten corridas de depsitos. Este fondo, por su-puesto, tendra una cantidad de recursos limitada y debera ser administrado por una institucin tcnica e independiente de la in-fluencia de polticos y banqueros.

    De hecho, en el Ecuador existe un fondo especial de contin-gencia para bancos en dificultades: el fondo de liquidez. Sin em-bargo, sus recursos son extremadamente limitados para proveer asistencia eficaz durante una crisis bancaria. Adems, el Ejecutivo tiene significativa influencia en la administracin del fondo, lo que puede llevar a un manejo poltico de la concesin de crditos de liquidez.

    En el mbito internacional, una alternativa es contratar los ser-vicios de prestamista de ltima instancia de una institucin pri-vada internacional o un organismo multilateral. Segn Eduardo Levy Yeyati y Federico Sturzenegger, es fcil concebir (aunque ms difcil implementar) un esquema en el cual la comunidad financie-ra internacional (como un consorcio de bancos internacionales) cobre una tarifa de aseguramiento a cambio de un compromiso de proveer una lnea de crdito a una agencia nacional a cargo del manejo de liquidez en el sistema bancario, o a bancos individuales de forma separada, del mismo modo que funciona un contrato de seguro comn.5

    Un ejemplo prctico de este esquema de seguro externo fue la lnea de crdito contingente que tuvo la Argentina durante el pe-rodo en que mantuvo la convertibilidad. El Banco Central de la Repblica Argentina tena un convenio con un consorcio de bancos privados extranjeros para, en caso de una crisis bancaria, obtener un crdito inmediato a cambio de los activos del Gobierno argen-

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    Dolarizacin a medias

    tino denominados en dlares. Los recursos que el Banco Central reciba del consorcio los prestaba a los bancos con problemas de liquidez. El nico problema de este esquema es que el monto de los activos en dlares del Gobierno fijaba un lmite a la cantidad de recursos que el Banco Central poda obtener. Esta operacin era similar a una hipoteca: el valor de los bienes de una persona fijan un lmite al monto que esa persona puede tomar prestado.

    Aunque cualquiera de las dos alternativas analizadas hasta ahora la nacional y la internacional podra ser aplicable, ambas representan, sin duda, costos adicionales para el sistema financie-ro, los mismos que no existen en un medio donde el banco central s puede emitir dinero. Sin embargo, hay una tercera alternativa, quiz menos evidente que las anteriores pero ms segura y efi-ciente: generar las condiciones necesarias para atraer a la banca internacional.

    Panam, cuya economa est dolarizada, ha logrado atraer a bancos internacionales, cuyas matrices en el exterior cumplen el rol de prestamistas de ltima instancia para sus agencias en ese pas, sin que esa sea su intencin. Si hay un importante retiro de depsitos en Panam y los bancos enfrentan problemas de liqui-dez, estos pueden recibir apoyo de la matriz extranjera del propio banco. Es decir, gracias a que las agencias nacionales tienen fcil acceso a recursos internacionales, Panam no tiene el riesgo, que s tiene el Ecuador, de no contar con un prestamista de ltima ins-tancia, y, por lo tanto, los clientes de la banca panamea tampoco tienen por qu enfrentar costos financieros adicionales.

    Como ltimo punto, vale reconocer que un medio dolarizado bien podra ser menos proclive a pnicos bancarios y, por consi-guiente, la frecuencia con la que se requieren los servicios de un prestamista de ltima instancia pudiera ser menor, como se explica en el siguiente captulo. El hecho es que al adoptar el dlar como moneda oficial se extirpa una importante fuente de crisis financie-ras: la devaluacin y los flujos especulativos que responden a ella.

    En conclusin, al dolarizar oficialmente la economa, el Ecuador no perdi el prestamista de ltima instancia, puesto que el Banco Central ya no tena la capacidad para asistir con prstamos de li-

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    Los perjuicios de la dolarizacin

    quidez a un sistema financiero altamente dolarizado. Sin embargo, para que la dolarizacin respalde el desarrollo nacional, debe con-tar con un mecanismo que cumpla la funcin de prestamista de l-tima instancia; caso contrario, existe una fuente de posible inesta-bilidad financiera, que obliga a los bancos a mantener una elevada proporcin de reservas, que encarece los costos de financiamiento en comparacin a los de un medio que s cuente con este respaldo.

    Las polticas monetaria y cambiariaAs como la prdida de un prestamista de ltima instancia, la ri-gidez cambiaria es decir, el impedimento a que la cotizacin de la moneda nacional vare con respecto al dlar y la consecuente privacin del control monetario es decir, de la autonoma para fijar la tasa de inters podran tener importantes efectos en la economa.

    El principal motivo para que un pas tenga su propia moneda es que sta le permite seguir una poltica monetaria autnoma. De ese modo, el banco central puede atender las demandas coyuntu-rales sobre el desempleo y la inflacin. Si la actividad econmica est cayendo y el desempleo aumentando, el banco central puede reducir la tasa de inters para estimular el consumo y la inversin y, de ese modo, la produccin y el empleo. Adems, una reduccin de la tasa de inters produce una depreciacin de la moneda na-cional, lo que vuelve a los productos nacionales ms atractivos en el extranjero. Por el contrario, si la inflacin est subiendo a niveles perniciosos, el banco central puede incrementar la tasa de inters para frenar el exceso de demanda en la economa y, as, moderar la inflacin. El aumento de la tasa de inters, de paso, causa una apreciacin de la moneda nacional y, de ese modo, se reduce el exceso de demanda de bienes nacionales en el extranjero.

    La flexibilidad cambiaria facilita el ajuste a shocks y a diferentes niveles de crecimiento entre distintas economas. Un shock adverso en el caso ecuatoriano, una cada en el precio del petrleo, por ejemplo implica un menor flujo de dlares hacia el pas, lo que produce una depreciacin de la moneda nacional. La depreciacin cumple un rol fundamental en la economa: facilita el ajuste co-mercial con el resto del mundo.

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    Dolarizacin a medias

    La depreciacin reduce los precios de los productos nacionales y los salarios reales (expresados en moneda extranjera), sin alterar su nominacin en moneda nacional. Supongamos que en un ori-gen 100 sucres eran equivalentes a un dlar, mientras que despus del shock y de la prdida de valor de la moneda nacional 110 su-cres eran necesarios para obtener un dlar. Un producto que ori-ginalmente costaba 100 sucres, es decir, un dlar, ahora cuesta los mismos 100 sucres, pero slo 91 centavos de dlar. De forma equi-valente, si su salario en sucres equivala a $1 000 antes del shock, la depreciacin lo redujo a $909. En consecuencia, ahora no slo que los productos nacionales son ms baratos en el mercado in-ternacional, lo cual fomenta las exportaciones, sino que los traba-jadores tienen una menor capacidad adquisitiva pues su salario en dlares es menor, lo cual disminuye las importaciones. Des-pus de pocos meses, la mayor demanda de productos y de mano de obra nacionales reactiva el nivel de produccin, lo que permite que la economa se recupere fcilmente del efecto ocasionado por el shock. En conclusin, la ventaja de un tipo de cambio flexible es que el ajuste comercial ocurre a travs del cambio en la cotizacin de la moneda nacional en vez de por medio de miles de cambios de precios y salarios individuales.

    De la teora a la realidadA pesar de aquellos argumentos tericos a favor la independencia monetaria y la flexibilidad cambiaria, varios investigadores han se-alado que ciertos pases podran en realidad beneficiarse al aban-donar su moneda y adoptar una de aceptacin internacional. Hay dos motivos principales para ello.

    La primera razn se sustenta en el hecho de que algunos ban-cos centrales tienen un historial extremadamente pobre en la pro-mocin de estabilidad de precios. Han demostrado ser institucio-nes que, en lugar de orientar el camino de la economa, lo vuelven ms sinuoso y nublado. Este resultado, ms que por incapacidad de los directivos y tcnicos de estos bancos centrales, suele ser, en la mayora de los casos, la consecuencia de bancos centrales que carecen de independencia y son vctimas de los tentculos de los polticos de turno.

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    Los perjuicios de la dolarizacin

    Por lo general, la historia es as. Los polticos gastan ms de lo que sus recursos les permiten. Entonces piden asistencia al banco central. El central puede otorgar un crdito al Gobierno o devaluar la moneda, lo que en pases donde el Gobierno es un importan-te exportador, como el Ecuador, resulta un gran mtodo de finan-ciamiento del gasto en moneda nacional. Esas medidas producen ms inflacin, inestabilidad de precios, desconfianza y volatilidad de la actividad econmica.

    La incapacidad de mantener estabilidad de precios no es un problema de antao. Se mantiene vigente, particularmente en los pases con una institucionalidad precaria. En Venezuela, por ejem-plo, la inflacin fue de alrededor del 30% anual en 2008 y 2009, y se prev que en 2010 aumente aun ms a causa de la devaluacin del 100% que ocurri a inicios del ao. En tanto, la inflacin en la Ar-gentina tambin es descomunal para estndares contemporneos. Sin embargo, los datos oficiales no lo demuestran, porque la me-todologa para calcular la inflacin fue modificada por el Gobierno con el fin de ocultar la realidad. El resultado ha sido que los datos oficiales no sean crebles, y que la poblacin sufra las consecuen-cias de precios que se incrementan a gran velocidad.

    El segundo motivo para eliminar la moneda nacional surge del hecho que los pases en vas de desarrollo e inclusive varios pa-ses desarrollados, por ms que establezcan un rgimen cambiario flexible, no tienen regmenes absolutamente flexibles, como han demostrado los economistas Guillermo Calvo y Carmen Reinhart.6 Y como la ventaja de un rgimen cambiario flexible es que el banco central puede fijar la tasa de inters de forma autnoma, entonces estos pases al no tener regmenes flexibles en la prctica tam-poco gozan de una poltica monetaria independiente.

    Calvo y Reinhart revelan que las tasas de inters de aquellas economas en vas de desarrollo que supuestamente tienen reg-menes flexibles son mucho ms voltiles que las de las economas avanzadas. Eso se debe a que los bancos centrales de estos pases estn constantemente subiendo o bajando la tasa de inters para evitar grandes fluctuaciones del tipo de cambio. Por ejemplo, si los inversionistas quisieran sacar parte de su dinero del Per para in-

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    Dolarizacin a medias

    vertirlo en otro lado, la demanda de dlares en el Per aumentara y el sol se depreciara. Sin embargo, al subir la tasa de inters el banco central puede incentivarlos a dejar sus recursos en el Per. De ese modo los disuade de cambiar soles por dlares y limita la depreciacin del sol. Es decir, el banco central sube la tasa de inte-rs para contener la depreciacin de la moneda nacional.

    Esto sucedi, por ejemplo, a inicios de la crisis rusa de 1998. Los inversionistas internacionales retiraron significativos recursos de las economas en vas de desarrollo y los colocaron en activos ms seguros, como los bonos del Tesoro Americano. Los bancos centrales de estos pases trataron de reducir la presin en la coti-zacin de sus monedas con aumentos significativos de la tasa de inters. Hasta el Banco Central de Chile, que ya gozaba de bastante credibilidad, subi la tasa de inters en 1999, despus de la crisis brasilea.

    Por qu los bancos centrales no dejan que el tipo de cambio flote libremente? En otras palabras, siguiendo la terminologa de Calvo y Reinhart, por qu le tienen miedo a flotar? La razn principal es que en la mayora de economas, especialmente en las pequeas, existe un gran porcentaje de bienes y servicios que proviene de otros pases y, por tanto, est denominado en dlares. Adems, la deuda externa pblica y privada tambin est deno-minada en dlares. Y, en algunos casos, el dlar se utiliza como medio de cambio, e incluso la proporcin de depsitos y prsta-mos en dlares en el sistema bancario local puede ser significativa.

    En estas circunstancias, si el tipo de cambio enfrentara altos ndices de volatilidad, el resultado sera una constante inestabili-dad de todos estos precios, lo que tiene graves consecuencias. Por ejemplo, una depreciacin significativa ocasionara un aumento proporcional en el precio de insumos importados y de la deuda denominada en dlares, lo que puede provocar una ola de quie-bras. Por su parte, una fuerte apreciacin encarecera el precio de los productos de exportacin, lo que compromete la competitivi-dad del pas.

    Por estos motivos, los bancos centrales no dejan que la cotiza-cin de sus monedas vare significativamente, para lo cual cam-

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    Los perjuicios de la dolarizacin

    bian constantemente la tasa de inters. Eso quiere decir que no fijan la tasa de inters que desean, sino que su poltica monetaria est de cierto modo supeditada a la cotizacin del tipo de cambio.

    El principal problema de estas alteraciones de la tasa de inters con el fin de limitar la oscilacin del tipo de cambio es que los bancos centrales de los pases en vas de desarrollo suelen subir la tasa de inters en los momentos recesivos y bajarla en los ex-pansivos, precisamente lo opuesto a lo que debera ocurrir segn la teora. Si un pas con moneda propia cae en una recesin y los inversionistas empiezan a expatriar sus recursos, el banco central sube la tasa de inters justo cuando debera reducirla. Es decir, aumenta la tasa de inters para tratar de evitar una severa depre-ciacin del tipo de cambio. En consecuencia, el pas no slo queda sin una poltica monetaria independiente, sino que la tasa de in-ters se mueve en direccin opuesta a la deseada: aumenta en las recesiones y cae en los perodos expansivos.

    Esto ocurri en el Ecuador en 1999. Con el fin de limitar la de-preciacin del sucre, el Banco Central subi la tasa de inters en plena recesin. No fue un caso aislado, sino la norma. A pesar de los embates que enfrentaron las economas del Per y de Venezue-la con la cada de los precios de los commodities de exportacin en 1998, precisamente cuando deban estimular la economa, sus res-pectivos bancos centrales elevaron la tasa de inters para defender el tipo de cambio.

    En resumen, tener una moneda propia puede resultar perjudi-cial en la prctica, o al menos sus beneficios son significativamen-te sobreestimados. Primero, porque en algunos casos los polticos tienen demasiada influencia en las decisiones de los bancos cen-trales y como consecuencia estos emiten un exceso de circulante, que provoca una inflacin alta e inestable, con todos sus efectos negativos. Y, segundo, porque la norma en los pases en vas de de-sarrollo es que los bancos centrales alteren constantemente la tasa de inters para evitar grandes fluctuaciones del tipo de cambio. En este sentido, el principal problema es que la poltica monetaria se vuelve procclica: la tasa de inters baja cuando la economa est en una expansin (lo que alienta el consumo y la inversin, cuando

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    se debera moderarlos) y sube cuando est en una recesin (lo que frena el consumo y la inversin, cuando se debera estimularlos).

    La excepcinA pesar de lo expuesto, existe un caso particular en el que puede resultar conveniente tener una moneda propia: cuando haya una recesin profunda, que genere una fuerte presin para reducir los precios y los salarios. Disminuir los salarios, adems de difcil, es ilegal en muchas jurisdicciones. La imposibilidad de que los sa-larios bajen puede provocar una ola de bancarrotas y un auge del desempleo: si la cada de los ingresos de las empresas no permite mantener el mismo nivel de gastos, pero varios gastos como los salarios no pueden reducirse, el resultado ser un aumento de las quiebras y de los despidos.

    Una disminucin de los precios y los salarios, en caso de que hubiera la posibilidad legal y prctica de reducirlos, o un incre-mento del desempleo y de las quiebras, si es que no se pudieran ajustar los sueldos, implica una menor recaudacin fiscal. Como el gasto fiscal suele ser inflexible a la baja, el dficit fiscal aumenta-ra. En esas circunstancias, es altamente probable que el gobierno tenga que incrementar los impuestos en plena recesin, lo que de-primira aun ms al sector privado.

    Incluso si fuera posible que los precios y los salarios dismi-nuyan fcilmente en una recesin profunda y que no se generen presiones fiscales (para subir impuestos, por ejemplo), existe otro problema relacionado con la incapacidad de devaluar: el aumento del costo de la deuda. Como los prstamos se otorgan comnmen-te a una tasa de inters nominal fija, una deflacin implica que la tasa de inters real sube. Es decir, los precios y los salarios caen, pero los pagos de los intereses se mantienen iguales, lo que sig-nifica que ahora equivalen a una porcin mayor del ingreso del deudor. Esto sucede justo en un momento recesivo. As no slo no se estimula el consumo y la inversin, medidas ptimas para salir de la contraccin, sino que varias deudas podran volverse impagables, lo que afectara a la salud del sistema financiero y a la estabilidad de la economa.

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    Los perjuicios de la dolarizacin

    En definitiva, sin la posibilidad de devaluar en una recesin se-vera pueden adoptarse medidas que agraven la recesin, como el incremento de la carga impositiva. Adems, hay efectos como el probable auge del desempleo y el mayor costo de las deudas que, aparte de provocar preocupaciones y malestar general, fomenta-ran la austeridad en un momento en que se debera evitar la con-traccin del consumo. Un escenario tan duro s se podra evitar con una devaluacin. As caeran los salarios reales, el costo real de las deudas y el gasto real del gobierno, lo que reducira la presin para cerrar negocios o para aumentar los impuestos durante la recesin y deprimir aun ms al sector privado.

    Los efectos de las devaluaciones en la poca del sucreEn ese sentido, la dolarizacin de la economa ecuatoriana puede parecer una medida riesgosa, pues sta est expuesta a constantes shocks externos; por ejemplo, las exportaciones y las cuentas fis-cales dependen excesivamente de las ventas del petrleo, lo que las vuelve extremadamente vulnerables a las variaciones del precio del crudo. Dada esta propensin de la economa a caer en recesio-nes y a enfrentar ciclos ms marcados, parecera lgico que el pas cuente con la posibilidad de devaluar.

    Sin embargo, se deben tomar en cuenta dos factores: primero, existen mecanismos para mitigar los riesgos de no poder devaluar; y, segundo, el efecto que tenan las devaluaciones en la poca del sucre era en el mejor de los casos mnimo o probablemente altamente desestabilizador.

    Por un lado, los riesgos relacionados con la incapacidad de de-valuar en una recesin profunda se pueden reducir sustancialmen-te con mayor flexibilidad en la legislacin laboral (para que los salarios puedan bajar en las recesiones), ms prudencia en el ma-nejo de los recursos pblicos (para no tener que incrementar los impuestos o reducir el gasto en las recesiones) y una banca slida y con liquidez, con buenas relaciones con la banca internacional (para que pueda afrontar los embates, con respaldo propio y, po-siblemente, con la capacidad de obtener recursos temporalmente del extranjero).

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    Por otro lado, las devaluaciones no tenan los efectos deseados en el Ecuador de finales de los aos noventa. Dada la histrica ten-dencia a altos niveles de inflacin y devaluacin, los salarios esta-ban atados a la evolucin de estas variables (algunos incluso se pagaban directamente en dlares). De modo que una devaluacin no lograba reducir los salarios al menos no por mucho tiempo, pues estos se incrementaban en la misma proporcin que la mo-neda se devaluaba. Adems, una gran parte de los precios estaban denominados en dlares, como los arriendos, los precios de los carros y los de otros bienes importados (el pago se realizaba en sucres a la cotizacin del da). En consecuencia, si se devaluaba el sucre, los salarios y los precios suban a la par, lo que impeda abaratar los productos nacionales. Bajo estas circunstancias, la capacidad del tipo de cambio para aumentar la competitividad y corregir un desequilibrio del sector externo era insignificante.

    El costo real de las deudas tampoco poda reducirse con una devaluacin; de hecho, ocurra exactamente lo opuesto. Como la economa ecuatoriana se haba dolarizado de forma espontnea, la gente, las empresas, los bancos y el Gobierno tenan crditos en dlares. A marzo de 1999, el valor de los crditos en dlares del sistema bancario representaba ms de mitad de todos los crditos concedidos. Los pasivos dolarizados se convirtieron en un filo de navaja. Como los ingresos de los deudores eran principalmente en moneda nacional, una devaluacin en medio de una recesin generaba un aumento, en trminos de moneda nacional, de las obligaciones crediticias en dlares. Es decir, la devaluacin, en lu-gar de aliviar los sntomas, los agravaba.

    Eso fue lo que pas en 1999. La devaluacin, en vez de mitigar la crisis, la profundiz. Para evitar los efectos de mayores deva-luaciones, un monto significativo de agentes cambi sucres por dlares. El aumento de la demanda de dlares provoc una mayor depreciacin del sucre y, de ese modo, un mayor incremento de las obligaciones de la deuda en dlares. Fue as como la devaluacin llev a la quiebra de mltiples deudores, lo que exacerb el frgil estado de varios bancos.

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    Los perjuicios de la dolarizacin

    En definitiva, al abandonar el sucre, el Ecuador no slo no per-di su poltica monetaria, sino que se libr de una fuente de ries-gos financieros. Para evitar descomunales fluctuaciones del tipo de cambio, el Banco Central suba la tasa de inters durante las contracciones econmicas; en ese caso resulta mejor no tener po-ltica monetaria. Adems, en la economa parcialmente dolarizada de fin de siglo, las devaluaciones significaban una amenaza a la estabilidad econmica.

    ConclusinSi bien el alivio que sent cuando se dolariz la economa ecuato-riana era bastante justificado, hay tres perjuicios asociados con la adopcin del dlar que no conoca en aquel entonces: la prdida de los ingresos por seoraje, la posible eliminacin del prestamis-ta de ltima instancia tradicional, y la abolicin de las polticas monetaria y cambiaria. Sin embargo, estos costos no son repre-sentativos.

    El seoraje no representaba mayor beneficio y ste puede ser ms que compensado con la posibilidad de pagar menores intere-ses de la deuda externa.

    El Banco Central ya no cumpla su funcin de prestamista de ltima instancia a finales de la dcada de los noventa, con un sis-tema financiero altamente dolarizado. Por lo tanto, al adoptar el dlar de forma oficial, no se perdi el prestamista de ltima ins-tancia. Adems, existen varias alternativas para que una econo-ma dolarizada cuente con este servicio. En definitiva, la economa ecuatoriana no slo no perdi el prestamista de ltima instancia, sino que s puede obtener este servicio bajo el rgimen cambiario vigente.

    Al adoptar el dlar como moneda oficial, el Ecuador se priv de la capacidad de devaluar y de fijar la tasa de inters ms con-veniente para el momento. Sin embargo, los beneficios tericos de los regmenes cambiarios flexibles no pasan el examen de la realidad. Por los efectos adversos que pueden tener las constantes variaciones del tipo de cambio, los bancos centrales sacrifican su autonoma monetaria para mantener relativamente estable al tipo

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    de cambio. En consecuencia, el Ecuador no perdi su autonoma monetaria y, en cambio, gan estabilidad cambiaria. As erradic la fuente de un shock comn en las economas en vas de desarrollo y especialmente en el Ecuador, donde la fragilidad del sucre y el alto grado de dolarizacin del sistema financiero se haban vuelto una amenaza a la estabilidad econmica.

    Si bien la dolarizacin es conveniente durante perodos esta-bles para una economa tan indisciplinada como la ecuatoriana, sta puede generar consecuencias severas en una fuerte recesin, pues restringe la agilidad para responder a los shocks. Por eso, para que la dolarizacin sea ventajosa, tanto en perodos expansivos como en recesivos, es necesario que sta vaya de la mano de re-formas que flexibilicen el mercado laboral, obliguen a un manejo fiscal anticclico y fortalezcan al sistema financiero. Adems, los perodos estables (en los que no se necesita la flexibilidad cam-biaria) tienden a ser mucho ms frecuentes que los de recesiones severas (en los que se puede disponer de otros mecanismos com-pensatorios temporales).

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    Los beneficios de la dolarizacin

    2. Los beneficiosde la dolarizacin

    Hernn Corts, conquistador de Mxico, orden a su ejrcito que-mar sus propias flotas en una de sus expediciones en el Nuevo Continente. Aquel acto, aparentemente suicida, fue producto de un clculo deliberado. En muchos casos, para alcanzar un objetivo determinado hay que influenciar la conducta de los colaboradores y del rival; un mecanismo eficaz es reducir el nmero de alternati-vas que uno tiene. Eso es lo que hizo Corts. Pues, al quitarse la posibilidad de salir de aquellas tierras, por un lado, oblig a su tro-pa a luchar con vehemencia; si no vencan, podan convertirse en esclavos o alimento de los nativos, ya que no tenan la posibilidad de huir. Por otro lado, influenci el comportamiento de los con-quistados: vinimos a quedarnos; as que ms vale que cooperen y que no pongan mayor resistencia, fue el mensaje implcito.

    Los humanos comnmente queremos contar con la mayor can-tidad de oportunidades. El problema es que, si, por ejemplo, de-cidimos bajar de peso, pero en la casa hay chocolates, existe la probabilidad de que en algn momento de antojo la tentacin se imponga. Es ms eficaz no comprar chocolates y as sacrificar esa alternativa. Corts fue un estupendo estratega militar precisamen-te porque entenda el valor de eliminar sus propias opciones. As se obligaba a s mismo y a su tropa a concentrarse en su objetivo y a disciplinarse, ya que no exista otra opcin; no tenan chocolate, y por eso lograban bajar de peso.

    Adems de ser til para disciplinarse, esta estrategia tambin sirve para influenciar el comportamiento del rival o de otra perso-na cuya conducta afecta nuestro bienestar. El juego de la gallina y el halcn (traduccin casi textual del ingls: hawk and chicken game), en el que dos conductores con el cabello bien engominado, el

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    cuello de la camisa debidamente planchado y un cigarrillo detrs de la oreja se ubican en sus respectivos automviles, cada uno en el extremo opuesto de una larga pista, y ambos empiezan a acele-rar en direccin al otro, muestra cmo se puede sacar provecho de esa estrategia. El conductor que curva es la gallina y pierde. Pero si ninguno se abre, ambos se estampan a gran velocidad. Una estu-penda estrategia para ganar es arrancar el volante y sacarlo por la ventana para que el otro conductor lo vea. Al eliminar su opcin de curvar, ese participante automticamente gana, pues deja al otro con dos alternativas que constituyen prcticamente una: curvar y perder, o no curvar y matarse. As, el conductor que sacrifica sus propias oportunidades influencia la conducta del otro obligndo-lo a curvar y alcanza su objetivo.

    La dolarizacin ha sido muy criticada porque constituye la abo-licin de una herramienta de manejo econmico. El mismo pre-sidente Rafael Correa, en su libro De la Banana Republic a la No Re-pblica, afirma que en economa, como en la vida, siempre ms instrumentos opciones de poltica son preferibles a menos, pero hasta algo tan elemental como eso, el fanatismo y el dogmatismo lo hicieron olvidar.1 Sin embargo, la principal ventaja de la dolari-zacin radica precisamente en el valor de eliminar una alternativa. En una sociedad tan indisciplinada como la ecuatoriana, no tener chocolate en casa, por ms rico y hasta saludable que podra ser consumirlo de vez en cuando, resulta un estupendo mecanismo para bajar de peso.

    La dolarizacin tiene tres beneficios principales. Primero, una moneda propia permite alterar la tasa de inters y la inflacin; sin el control monetario estas variables ya no pueden llegar a los nive-les exorbitantes de la poca del sucre. Segundo, la independencia monetaria obliga a cambiar moneda nacional por dlares para po-der realizar transacciones internacionales; este costo se elimina en una economa dolarizada. Y, tercero, una moneda propia se puede devaluar, lo que representa una fuente de riesgos financieros; la dolarizacin extirpa ese riesgo. Por lo tanto, los tres beneficios de la dolarizacin son la posibilidad de alcanzar niveles bajos y esta-bles de inflacin y de tasa de inters, la reduccin de los costos de

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    Los beneficios de la dolarizacin

    transaccin, y la eliminacin de una fuente de inestabilidad finan-ciera.

    Inflacin y tasa de inters ms bajas y establesLa adopcin del dlar como moneda oficial elimin la posibilidad de que exista un despunte inflacionario como consecuencia de un mal manejo monetario. De hecho, la inflacin de una economa dolarizada no debera divergir mayormente de la de los Estados Unidos. Aquello se debe a una prctica que los economistas co-nocen como arbitraje. Si un kilo de caf cuesta $5 en los Estados Unidos y $10 en el Ecuador, los importadores traern caf de los Estados Unidos. De ese modo aumentar la oferta de caf en el Ecuador y el precio caer hasta llegar a costar un poco ms de $5. No costar $5, pues es natural que se cobre un pequeo margen adicional para cubrir el costo del transporte, la ganancia del im-portador y cualquier arancel que el producto pueda tener. Pero tampoco costar mucho ms que $5, porque, si as fuera, a los im-portadores les resultara rentable traer ms caf, lo que hara que aumente la oferta de caf en el pas y que el precio baje. Es decir, el arbitraje ese incentivo para importar en caso de que el produc-to extranjero sea ms barato impide que exista un diferencial de precios muy grande entre los productos de dos pases que utilizan la misma moneda. Por eso, la inflacin de cualquier economa do-larizada debera ser similar a la de los Estados Unidos.

    Hay dos excepciones a la regla de niveles de precios equivalen-tes entre economas que utilizan la misma moneda: la capacidad de las barreras comerciales para limitar el arbitraje, y la diferencia entre los precios de los bienes y servicios no comerciables a es-cala internacional.

    El primer caso es evidente: significativas restricciones al comer-cio internacional simplemente eliminan el incentivo para impor-tar. Si un kilo de caf cuesta $5 en los Estados Unidos y $10 en el Ecuador, los importadores tendrn un incentivo para traer caf de los Estados Unidos. Pero, si por cada kilo de caf que se traiga del exterior se debe pagar un arancel de $5, entonces ya no hay razn para importar. Bajo esas circunstancias, la diferencia entre los pre-cios en los Estados Unidos y en el Ecuador puede perdurar.

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    Tambin existen bienes y servicios que no se pueden comercia-lizar a escala internacional. Los precios de estos bienes y servicios pueden ser distintos entre dos pases que utilizan la misma mone-da. Si el precio de un corte de pelo es $5 en los Estados Unidos y $10 en el Ecuador, no hay ningn canal a travs del comercio inter-nacional para que esta diferencia se elimine. El arbitraje es prc-ticamente imposible de aplicar en este caso. Traer peluqueros de los Estados Unidos no resulta tan fcil como importar caf. Dada la dificultad para importar peluqueros, escuelas o discotecas, es posible que los precios de los bienes no comerciables sean distin-tos en dos pases que utilizan la misma moneda. Los precios de estos productos y servicios dependen nicamente de la demanda y la oferta internas.

    Con la dolarizacin de la economa, la inflacin del Ecuador y la de los Estados Unidos pueden divergir, pero no significativa-mente. Por un lado, los precios de las mercancas no pueden dis-tanciarse, salvo que existan significativas restricciones al comercio internacional. En tanto, los precios de los bienes no comerciables s pueden alejarse. Un estmulo a la demanda interna a travs de un desmesurado incremento del gasto pblico, por ejemplo ele-vara los precios de los productos no comerciables en el Ecuador. Una cada de la produccin tambin podra incidir en los precios de estos bienes; pero resulta poco probable que se adopte alguna medida que mate la produccin de restaurantes, cines o peluque-ras. En suma, si bien la inflacin del Ecuador dolarizado puede ser distinta de la de los Estados Unidos, lo importante es que en el Ecuador ya no se puede estimular la demanda interna y generar excepcionales desequilibrios de precios a travs de emisiones mo-netarias inorgnicas.

    A raz de la dolarizacin, la inflacin cay dramticamente en el Ecuador. Mientras el promedio de la inflacin anual durante el pe-rodo 1980 - 1997 fue 36%, entre los aos 2002 y 2009 fue 5%. (Para no distorsionar los promedios, en el perodo anterior a la dolariza-cin no se toman en cuenta los aos 1998 y 1999, pues hubo una profunda recesin; y en el perodo posterior a la adopcin del dlar no se consideran los aos 2000 y 2001, ya que hubo significativos ajustes de precios, salarios y produccin.)

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    Los beneficios de la dolarizacin

    Adems de la comparacin del promedio de los respectivos pe-rodos, aos particulares demuestran la espectacular cada de la inflacin en el Ecuador. Mientras en 1992 la diferencia entre la in-flacin del Ecuador (60%) y la de los Estados Unidos (3%) fue 57%, la inflacin fue menor en el Ecuador en 2004 (1,9% en el Ecuador versus 3,2% en los Estados Unidos) y ambos pases tuvieron prc-ticamente la misma inflacin en 2005 (3,1% en el Ecuador y 3,4% en los Estados Unidos).

    La dolarizacin tambin redujo la volatilidad de la inflacin. Por ejemplo, en 1982 fue 24% y en 1983, 53%, lo que representa una diferencia de casi 30 puntos porcentuales en un solo ao. En cam-bio, a partir de 2002, la inflacin siempre ha estado por debajo del 10% y, en consecuencia, ha fluctuado significativamente menos en trminos absolutos.

    La tasa de intersAdems de la inflacin, la tasa de inters entre una economa do-larizada y la de los Estados Unidos tampoco debera divergir con-siderablemente. La razn para la proximidad de ambas tasas de inters es anloga a la que lleva a similares ndices de inflacin entre los pases que utilizan la misma moneda. Si, por ejemplo, la tasa de inters en el Ecuador fuera 10% y la de los Estados Unidos estuviera en 5%, entonces muchos estadounidenses tendran un incentivo para ahorrar en el Ecuador. Al traer sus recursos, aumen-tara la oferta de dinero en el Ecuador y la tasa de inters bajara. Si esta disminuye, supongamos a 7%, an existira un incentivo para ahorrar en el Ecuador en vez de en los Estados Unidos. El flujo de recursos de los Estados Unidos al Ecuador continuara hasta que la tasa de inters de cada uno de los pases sea similar y no exista un incentivo para traer ms dinero.

    Pese a lo expuesto, hay dos elementos que impiden que las ta-sas de inters de pases que utilizan la misma moneda sean seme-jantes: el control al flujo de capitales y el riesgo de inversin de cada pas.

    El control al flujo de capitales es una herramienta clsica para impedir el arbitraje financiero, prctica que lleva a que las tasas

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    de inters de dos pases que utilizan la misma moneda resulte si-milar. Es, en pocas palabras, el equivalente financiero a las barre-ras comerciales. Si los recursos de los Estados Unidos no pueden venir al Ecuador porque hay restricciones al flujo de dinero, enton-ces puede haber diferentes tasas de inters en ambos pases. El control al flujo de capitales fue comn durante el perodo en que funcion el rgimen cambiario acordado en Bretton Woods. Con el fin de que cada pas pueda tener autonoma monetaria es decir, fijar su propia tasa de inters y que las cotizaciones de sus mone-das sean relativamente estables, el sistema impuso restricciones al flujo de capitales. Este tipo de barreras, sin embargo, ha perdido mucha popularidad, principalmente porque en la actualidad resul-ta muy difcil controlar de forma eficaz el flujo de capitales, adems de que es un gran limitante para el desarrollo econmico.

    El diferente riesgo de invertir o de ahorrar en distintos pases es el otro factor que impide que la tasa de inters sea prcticamente igual en dos economas que utilizan la misma moneda. Retomando el ltimo ejemplo, si bien una tasa de inters del 10% en el Ecua-dor en relacin a una del 5% en los Estados Unidos constituye un incentivo para traer recursos de los Estados Unidos al Ecuador lo que provocara un aumento de la oferta de dinero en el Ecuador y, as, una reduccin de la tasa de inters, puede existir un podero-so desincentivo para traer esos recursos al Ecuador: el riesgo de ahorrar o de invertir en el Ecuador. A pesar de la diferencia entre las tasas de inters, nadie traera su plata al Ecuador si percibie-ra que existe un alto riesgo de que sus ahorros se hagan humo porque el banco en el que los deposita puede quebrar. Lo mismo sucedera si el Gobierno pusiera impuestos a la repatriacin de esos recursos, lo que constituye una forma de limitacin al flujo de capitales, y que de hecho se ha dado durante el Gobierno del pre-sidente Correa con la creacin del impuesto a la salida de divisas y su continuo incremento. Bajo estas circunstancias, nadie traera sus recursos al Ecuador y no existira motivo para que la tasa de inters del Ecuador se aproxime a la de los Estados Unidos.

    Adems de crear presin para que la tasa de inters sea baja, la dolarizacin provoca una reduccin de la volatilidad de la tasa

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    de inters. El Ecuador, al abandonar el sucre, elimin una fuente de incertidumbre. Durante el perodo del sucre, el Banco Central se comprometi en mltiples ocasiones a mantener un tipo de cambio fijo o un tipo de cambio que poda fluctuar dentro de un margen determinado. Sin embargo, siempre llegaba un momento en que el Banco Central se vea incapacitado de cumplir aquellos compromisos y devaluaba el sucre ms all de lo establecido. Es-tas experiencias demostraron que el compromiso del Banco Cen-tral de mantener algn tipo de cambio no era creble. Para com-pensar esa falta de credibilidad, tena que subir la tasa de inters a menudo. As disuada a la gente de cambiar moneda nacional por moneda extranjera y trataba de evitar una posible devaluacin. Por eso la tasa de inters era excesivamente voltil, pues se la ajustaba constantemente para controlar la cotizacin del sucre.

    Y, claro, como se analiz en el captulo anterior, adems de vo-ltil, la tasa de inters tena una naturaleza procclica: suba en los estancamientos o recesiones y bajaba en las expansiones. Uno de los beneficios de la dolarizacin es que erradica esa necesidad de subir la tasa de inters para defender el tipo de cambio. Por lo tanto, en una economa dolarizada la tasa de inters debera ser baja y su variacin reducida, al menos mientras sea creble que la dolarizacin perdurar.

    A ms de una reduccin de la tasa de inters en el mercado in-terno, la gente, las empresas y el gobierno de una economa dola-rizada tambin pueden adquirir crditos internacionales a una tasa de inters ms baja. Los financistas internacionales, que prestan en dlares, enfrentan un mayor riesgo cuando otorgan crditos a agentes cuyos ingresos son en una moneda distinta al dlar, que puede devaluarse. Pues, en caso de una devaluacin, los deudores tendran que destinar un monto mayor de sus ingresos al pago de sus obligaciones en dlares. Si la devaluacin fuera severa, al-gunos deudores podran perder su capacidad de pago. Por este riesgo, producto de una imprevista devaluacin, los prestamistas internacionales cobran una tasa de inters ms alta cuando con-ceden crditos a personas, instituciones o gobiernos cuyo ingreso es en otra moneda. Como la dolarizacin erradica el riesgo de una

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    devaluacin, la tasa de inters para los crditos internacionales debiera ser menor en una economa dolarizada.

    La menor susceptibilidad de la tasa de inters de la deuda ex-terna de Panam demuestra cmo la dolarizacin limita el incre-mento del inters al eliminar el riesgo de devaluacin. A pesar de que la tasa de inters de los bonos de toda Amrica Latina aumen-t significativamente a mediados de 1998 durante la crisis rusa, no ocurri lo mismo con los bonos panameos: mientras la prima de riesgo subi 8% para toda Amrica Latina, slo se increment en 2% en Panam.2 Los inversionistas percibieron un mayor riesgo en los crditos de los otros pases de la regin porque, a diferencia de Panam, ellos podan devaluar su moneda, lo que comprome-tera su capacidad para pagar deudas en dlares.

    En el Ecuador, ms que una reduccin de la tasa de inters, se ha logrado una reduccin de la volatilidad de la tasa de inters. Eso ha generado un ambiente ms estable y predecible, lo que permite hacer negocios de forma ms sostenida. La estabilidad tambin ha posibilitado que los plazos para pagar los prstamos sean mayores.

    Si bien la dolarizacin genera enorme presin para que la tasa de inters caiga a niveles prximos a los de los Estados Unidos, esto no ha sucedido en el Ecuador, principalmente por el riesgo que implicar invertir o ahorrar en el pas. El Ecuador ha sido vc-tima de constantes reformas en materia constitucional y legal de trascendencia, de inestabilidad institucional y poltica, de insegu-ridad jurdica y de un incesante cambio de reglas. En una ambien-te tan inestable, poco importa que la moneda del pas no pueda devaluarse. La dolarizacin ha eliminado el riesgo cambiario, pero no el riesgo pas. Por eso la tasa de inters no ha cado como se esperaba.

    En definitiva, el pas ha desaprovechado la oportunidad de te-ner una tasa de inters ms baja, tanto en los crditos internos como en los externos. Si se hubiera sacado partido de esta oportu-nidad, el costo de la deuda pblica externa habra cado considera-blemente. Aquella reduccin del costo de la deuda habra ms que compensado la prdida de los ingresos de seoraje.

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    Los beneficios de la dolarizacin

    Efectos de la estabilidadUna inflacin y una tasa de inters constantemente bajas y un tipo de cambio nominal fijo generan estabilidad. Una economa estable, por su parte, constituye un cimiento slido para construir oportunidades y riqueza.

    La inflacin baja y estable ha sido uno de los mayores bene-ficios de la dolarizacin en el Ecuador. Para empezar, ahora ya se puede planificar a largo plazo. La posibilidad de prever con bastan-te certeza cules sern los precios en el futuro permite que los em-presarios calculen sus futuros ingresos y gastos. As no slo ellos se atreven a tomar mayores riesgos, sino que los bancos tambin pueden tener informacin ms clara sobre la capacidad de pago que tendrn los deudores y, por tanto, se animan a prestar ms. Pese a contar con el estmulo natural a la inversin que constitu-ye una inflacin baja, sta no ha aumentado en el pas como se hubiera previsto, principalmente por los factores institucionales, jurdicos y polticos ya mencionados.

    Una inflacin baja y estable tambin facilita la planificacin del presupuesto familiar. La gente, con la certeza de que ni sus aho-rros ni sus ingresos se licuarn en algn momento inesperado de alta inflacin, tiene la posibilidad de planificar su consumo, que tambin se beneficia por las facilidades de financiamiento resul-tantes de una tasa de inters ms baja. Ese gasto familiar planifi-cado y prudente permite que la gente satisfaga de mejor manera sus necesidades y deseos. Por ms que algunas personas quisieran negarlo con palabras, no con hechos, la capacidad de satisfacer mejor las necesidades y los anhelos genera un aumento de la ca-lidad de vidaUna inflacin moderada tambin alienta el ahorro y, a travs de ste, la inversin. En los perodos de alta inflacin, los ahorros pierden capacidad adquisitiva; por eso la gente prefiere comprar bienes con sus ahorros, para evitar que la capacidad ad-quisitiva de sus ahorros se diluya. Por el contrario, cuando la infla-cin es consistentemente baja, se puede ahorrar sin preocupacin. Ms recursos ahorrados representan ms recursos que se pueden prestar. Desde el ao 2001 hasta el 2008, el promedio del incre-mento anual de los depsitos en el sistema financiero fue del 18%,

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    mientras que, durante el mismo perodo, el promedio del aumento anual del crdito al sector privado fue del 16%.

    Una inflacin baja, que no diluya la capacidad adquisitiva, y un crecimiento econmico alto (aunque vale poner de relieve que an es extremadamente voltil) son ingredientes esenciales para dis-minuir la pobreza. En los ltimos veinte aos del sucre, la inflacin anual promedio fue superior al 35%. Esa inflacin alta e inestable era ntima amiga de la pobreza. Cmo dejar de ser pobre si los bienes del consumo familiar se encarecen cada da ms? Por otro lado, entre 1980 y 1997 (para no tomar en cuenta los aos de crisis) la economa creci al 2,25% anual en promedio. De ah que no se generaban nuevas oportunidades de empleo ni salarios ms altos, y se limitaban las posibilidades para salir de la pobreza.

    Con la dolarizacin, la inflacin cay y el crecimiento aument, lo que ha tenido un impacto trascendental en la reduccin de la pobreza. Un estudio del economista Vicente Albornoz demuestra que la pobreza urbana ha disminuido considerablemente a partir de la adopcin del dlar como moneda oficial.3 Durante la dcada de los noventa, la pobreza urbana fluctu altamente; por ejemplo, empez con el 49% en 1990, cay al 29% en 1995, lleg a su nivel ms bajo (28%) en 1997, pero en 1998 se dispar al 43% y en 1999 lleg al 46%. Desde 1999 sta ha cado cada ao durante el perodo de dolarizacin con excepcin de 2003 y 2009, aos en que subi muy poco hasta llegar al 17% en 2009.

    Una reduccin de la pobreza urbana del 29% en una dcada (en trminos absolutos, del 46% en 1999 al 17% en 2009) es un logro titnico; igual es trascendente una reduccin del 11%, si se com-parara el nivel ms bajo de la dcada de los noventa con el de 2009, que es la ltima cifra disponible. Parte de esta disminucin se debe a la dolarizacin. La investigacin de Albornoz demuestra que por cada 5,5% de inflacin adicional, la pobreza sube 1%; y por cada 2,6% de aumento en la produccin nacional, la pobreza cae 1%. La dolarizacin ha tenido gran incidencia en la reduccin de la inflacin y en el aumento de la produccin y, de ese modo, en la disminucin de la pobreza.

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    Los beneficios de la dolarizacin

    En suma, la dolarizacin ha provocado, principalmente, a una reduccin de la inflacin, lo que ha generado un entorno ms es-table y predecible. De este modo, se ha fomentado, en parte, la inversin y se ha logrado una reduccin sustancial de la pobreza y una mejor calidad de vida.

    Menores costos de transaccinLa persona que ha viajado por Amrica Latina y por Europa sabe lo ventajoso que resulta que en diferentes pases se hable el mismo idioma. Para viajar por Latinoamrica salvo por un par de pa-ses uno slo necesita hablar espaol. En cambio, para viajar por Europa uno necesitara saber ms de una docena de idiomas; pero claro, como es prcticamente imposible aprender tantos idiomas, uno necesita hablar ingls (o un idioma comn) y tener la esperan-za de que la gente de cada pas tambin hable ingls (o el idioma comn). Es una lstima, porque incluso si ambos, el visitante y el nativo, hablan ingls, no podrn comunicarse con la eficacia ni alcanzar el nivel de comprensin que tendran si ambos hablaran la misma lengua.

    Paradjicamente, lo opuesto ocurre en el mbito monetario: en Europa se utiliza una sola moneda salvo en algunos pases, mientras que la regla en Amrica Latina es que cada pas tenga su propia moneda. Por eso, la mayora de transacciones internaciona-les en Latinoamrica se lleva a cabo en dlares; el dlar para las transacciones en Amrica Latina es el equivalente a hablar ingls cuando uno visita Europa.

    Evidentemente, las relaciones humanas seran ms fciles si to-dos hablramos el mismo idioma o si todos utilizramos la misma moneda. Como sostienen los economistas Alberto Alesina y Ro-bert Barro, el dinero es como el idioma: mientras ms gente habla el mismo idioma, ms fcil resulta comunicarse.4

    El filsofo y economista britnico del singlo XIX John Stuart Mill ya destac este principio en el segundo volumen de su libro Principios de Economa Poltica, publicado en 1848: () tanto barba-rismo, sin embargo, perdura en las transacciones de la mayora de naciones civilizadas, que casi todos los pases independientes

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    Dolarizacin a medias

    deciden afirmar su nacionalidad teniendo, para su propio perjuicio y el de sus vecinos, una moneda propia.

    En pocos casos puede ser ms obvia la afirmacin de Mill como en el de los innecesarios costos que todo ciudadano, empresa o gobierno tiene que pagar para realizar transacciones comerciales o financieras con otro pas. Para importar o invertir en el extran-jero, primero hay que cambiar la moneda nacional por la moneda de aceptacin internacional, que en la actualidad es el dlar. En tanto, los exportadores tienen que cambiar los dlares que reciben como pago por la moneda nacional, para poder consumir en su pas.

    Al utilizar el dlar como moneda oficial, los ciudadanos, las empresas y el Gobierno del Ecuador nos ahorramos el costo de tener que adquirir dlares para las transacciones internacionales. Ese costo no slo constituye el tiempo, el transporte, el personal y todo lo que se pueda requerir para cambiar moneda nacional por dlares, sino tambin el margen que se pierde en las transaccio-nes monetarias, pues las casas de cambio nunca entregan el valor total de los dlares adquiridos, ya que retienen un margen por su servicio. En pocas palabras, con la dolarizacin los ecuatorianos nos ahorramos el costo en trminos de tiempo, esfuerzo y gas-tos de tener que aprender ingls para comunicarnos con el resto del mundo.

    El beneficio de los menores costos de transaccin lo obtiene toda la gente que enva recursos al extranjero, que ahora se evita la necesidad de adquirir dlares (como los importadores y las insti-tuciones que deben pagar deuda externa); la que recibe dinero del extranjero, que ya no tiene que cambiar sus dlares por moneda nacional para poder realizar transacciones en el mercado interno (como los exportadores, los ciudadanos que reciben remesas en dlares y los inversionistas extranjeros); y la que consume produc-tos importados o bienes nacionales que contienen algn compo-nente importado (es decir, prcticamente toda la sociedad).

    Al dolarizar no se elimina completamente el costo de cambiar monedas. Si un ecuatoriano viaja como turista a Colombia, tendr que comprar pesos colombianos con sus dlares. Sin embargo,

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    Los beneficios de la dolarizacin

    puesto que la gran mayora de transacciones internacionales ya sean comerciales o financieras se realizan en dlares, si bien al dolarizar no se elimina por completo el costo de cambiar monedas, s se da un significativo ahorro.

    Efectos en el comercioEl principal beneficio de los menores costos de transaccin es el estmulo al comercio internacional y al flujo de capitales desde y hacia el extranjero. La magnitud del beneficio depende de las caractersticas de cada economa. Una economa que comercialice una gran proporcin de su produccin nacional con el resto del mundo obtendr un mayor beneficio al dolarizarse que una que produzca un porcentaje significativo de los bienes y servicios que consume y, en consecuencia, no tenga mayores intercambios con el resto del mundo.

    Qu pases comercializan ms con el resto del mundo, en re-lacin al tamao de sus economas? Mientras las exportaciones de los Estados Unidos representan el 11% de su PIB, las de Ho-landa representan el 80% y las de Blgica, el 92%. Es evidente: las economas pequeas comercializan una mayor proporcin de su produccin. Por su tamao, se especializan en algunas activida-des productivas clave. Exportan esos productos y, para abastecer el consumo interno, importan los mltiples bienes que no producen.

    Los pases pequeos, como comercializan una mayor propor-cin de su producto interno con el resto del mundo, incurren en mayores costos cambiarios. En consecuencia, estos pases pierden ms que los grandes al tener una moneda independiente. De he-cho, los economistas Alberto Alesina y Robert Barro sostienen que para muchos pases pequeos e independientes (), los costos en trminos comerciales de tener una moneda propia son inacep-tablemente altos.5

    En este sentido, los menores costos de transaccin, resultantes del uso del dlar como moneda oficial, constituyen un beneficio para la poblacin ecuatoriana. No tener que cambiar moneda para las transacciones internacionales es equivalente a estar exonera-dos de un impuesto que s se cobra en la mayora de pases.

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    Dolarizacin a medias

    Es difcil, en trminos comerciales, cuantificar los beneficios para el Ecuador de gozar de menores costos de transaccin. Sin embargo, una investigacin de los economistas Jeffrey Frankel y Andrew Rose revela que el intercambio comercial entre los pases que utilizan la misma moneda puede ser hasta tres veces mayor al que tendran si utilizaran monedas distintas.6 Este resultado se obtiene sin considerar el efecto que podran tener otros factores que inciden en el comercio, como la proximidad geogrfica, las uniones aduaneras, los idiomas comunes, los vnculos histricos, entre otros.

    Un aumento sostenido del comercio internacional fomenta el crecimiento econmico y, de ese modo, mejora las condiciones de vida de la poblacin. La investigacin de Frankel y Rose revela que por cada 1% de aumento en el comercio internacional, en relacin al tamao de la economa, incrementa el ingreso per cpita en al menos 0,3%.

    La globalizacin y la tendencia a la expansin del comercio in-ternacional conceden un beneficio mayor a aquellos pases que utilizan la misma moneda. De hecho, este fue el principal argu-mento de Robert Mundell, ganador del Premio Nobel en Economa en 1999, para proponer la unidad monetaria.

    Efectos en las finanzasAdems de obtener menores costos en las transacciones comercia-les, el uso del dlar como moneda oficial tambin reduce los cos-tos de las transacciones financieras. Cualquier financistas ecuato-riano que quiera comprar un activo internacional denominado en dlares, ahora se evita el costo de cambiar sucres por dlares. Pero hay ms.

    Con el sucre, los importadores, por ejemplo, trataban de prote-gerse del riesgo de una devaluacin comprando dlares por ade-lantado, de modo que independientemente de la cotizacin de la moneda al momento de importar puedan tener suficientes dla-res para pagar la operacin. Ese monto de dlares, depositado en una cuenta a la vista, de escaso rendimiento, se vuelve innecesario en una economa dolarizada, pues el importador ya no tiene por

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    Los beneficios de la dolarizacin

    que cubrirse de una posible devaluacin. Esa misma prctica lle-vaban a cabo muchas de las personas, las empresas, los bancos o las instituciones pblicas que tenan que pagar deudas en dlares. Al eliminar la necesidad de cambiar moneda, la dolarizacin supri-mi este costo. Ahora se puede destinar esos recursos a activida-des ms eficientes.

    Y, qu hay desde la perspectiva de los Estados Unidos? Ob-tienen una gran reduccin en sus costos de transaccin con moti-vo de la dolarizacin de otros pases? Si bien los costos de tran-saccin de los Estados Unidos prcticamente no cayeron con la dolarizacin de la economa ecuatoriana puesto que el comercio con el Ecuador representa un monto mnimo de todo el comercio internacional de los Estados Unidos, los costos de transaccin s disminuiran para los Estados Unidos si varias economas latinoa-mericanas adoptaran el dlar como moneda oficial. Este podra ser un motivo adicional para que los Estados Unidos ofrezcan una compensacin del seoraje a los pases de la regin que decidan dolarizarse.

    Al utilizar el dlar como moneda oficial y abolir la necesidad de cambiar moneda nacional por dlares, los ecuatorianos gozamos de menores costos en las transacciones internacionales. Si bien resulta difcil cuantificar el efecto de esta disminucin de costos en el fomento al comercio y a la intermediacin financiera a escala internacional, es evidente que esta ventaja se ha desperdiciado al desechar tratados bilaterales de comercio, espantar la inversin extranjera, crear regulaciones bancarias, comerciales y laborales excesivas, e imponer tributos a porfa. De todos modos, la gente que recibe remesas de los Estados Unidos slo por citar un ejem-plo debera estar contenta; sin la dolarizacin hubiera entregado un porcentaje nada despreciable de sus remesas a las casas de cambios.

    Quiz, como los europeos estaban conscientes de las barreras que imponen las diferentes lenguas y definitivamente no podan crear un idioma comn, al menos decidieron eliminar los costos innecesarios relacionados con la variedad de monedas creado una sola moneda. Talvez un ambiente caracterizado por la heterogenei-

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    dad, de idiomas en este caso, haya servido para apreciar el impac-to de la homogeneidad en la reduccin de costos y transacciones innecesarias.

    Menos vulnerabilidad a shocks financierosHistricamente las economas en vas de desarrollo han tendido a ser voltiles y propensas a crisis financieras por tres caractersticas generales: tienen buenos prospectos econmicos, estn abiertas al flujo de capitales internacionales y tienen una moneda nacional en la que, en la mayora de los casos, ni la gente ni las empresas ni los bancos ni el Gobierno pueden contratar deuda externa. Ningu-no de estos tres factores es nocivo en s. Es su combinacin la que produce un cctel desestabilizador.

    Las economas en desarrollo resultan muy atractivas para la inversin porque cuentan con factores de produccin ociosos, es decir, capital humano, tierras y recursos naturales que no son apro-vechados. Entonces, cada dlar invertido all producir ms que un dlar invertido en lugares donde los factores de produccin ya estn aprovechados al mximo.

    Los capitales forneos permiten obtener los beneficios de esos factores de produccin que no estn siendo aprovechados. De ese modo se benefician los inversionistas, por los altos rendimientos que pueden obtener, y los pases que captan esos recursos, por el efecto de las inversiones extranjeras en la generacin de nuevas plazas de empleo, mejores salarios y mayor crecimiento econmi-co.

    As que una economa en vas de desarrollo que sea razonable-mente abierta es un imn para los inversionistas y una fuente de grandes oportunidades para los ciudadanos de ese pas. El nico problema a esta oportunidad de beneficio mutuo es que el pas seguramente tiene una moneda propia. Esa moneda, no slo que disuade a algunas personas y empresas de invertir en el pas, sino que genera una constante inestabilidad financiera.

    El problema de tener una moneda propia es que puede devaluar-se. Y el problema de que pueda devaluarse es que se vuelve muy sensible a ataques especulativos, altamente desestabilizadores.

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    Los beneficios de la dolarizacin

    A un estadounidense que invierte en un pas que tiene una mo-neda nacional le importa el valor de su utilidad en dlares. Si la moneda de aquel pas empieza a devaluarse, el inversionista reci-bir un monto de dlares menor al cambiar su utilidad de sucres (o de la moneda de aquel pas) a dlares. Por lo tanto, si parece que va a haber una devaluacin de magnitud, el inversionista se apresurar a cambiar todos sus sucres a dlares, antes de que la devaluacin licue el valor de su dinero. Como esto no lo hara un solo inversionista extranjero, sino la mayora, el significativo au-mento de la demanda de dlares causara una gran devaluacin de la moneda nacional.

    Esas devaluaciones generan un serio contratiempo. Cualquier persona o institucin que tenga que pagar una deuda en dlares, ahora tiene que destinar una suma mayor de sucres (o de la mo-neda en la que percibe su ingreso) para pagar la misma cantidad de dlares. De ese modo, las devaluaciones pueden generar una cadena de quiebras. Las quiebras, a su vez, perjudican al sistema financiero y al fisco. En otras palabras, el problema de las crisis cambiarias es que producen crisis financieras.

    La dolarizacin elimina la posibilidad de una devaluacin, y as erradica una fuente de crisis financieras. En el caso puntual del Ecuador de finales de los aos noventa, una devaluacin era ms riesgosa que en el caso descrito. Cuando exista expectativa de una posible devaluacin, el brusco cambio de moneda nacional a dla-res no slo era impulsado por los inversionistas extranjeros, sino tambin por los ciudadanos, pues la mayora tena que realizar pa-gos en dlares y posiblemente contaba con pasivos dolarizados. As se desataba una demanda monumental por dlares, lo que provocaba una devaluacin de peso y mayor inestabilidad.

    Al eliminar ese posible shock financiero, la economa ecuatoria-na se volvi menos vulnerable a ataques especulativos. Es difcil imaginar qu hubiera pasado con el sucre en algunos momentos particulares del perodo de dolarizacin. Por ejemplo, cuando el presidente Lucio Gutirrez fue derrocado la economa dolariza-da no poda sufrir una devaluacin. Sin embargo, qu hubiera pasado si hubiramos tenido el sucre? El presidente Gutirrez

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    Dolarizacin a medias

    tuvo ministros de finanzas que manejaron de forma responsable las cuentas fiscales, mientras que al inicio de la Administracin del presidente Alfredo Palacio se posesion como ministro de Finan-zas a un hombre sin experiencia en la gestin pblica que haba sido muy crtico con el manejo disciplinado de sus antecesores. Si bien no se puede asegurar, es probable que en aquel momento el sucre hubiera sufrido una devaluacin inesperada. Del mismo modo, qu hubiera pasado con la cotizacin del sucre a finales de 2008, cuando el precio del petrleo se desplom repentinamente?

    En definitiva, con la dolarizacin, los agentes nacionales e in-ternacionales perciben sus ingresos en la misma moneda con la que invierten o pagan sus gastos u obligaciones. Por consiguiente, la dolarizacin elimin la posibilidad de que ocurran crisis cam-biarias y, de ese modo, extirp una fuente de quiebras y de crisis financieras.

    Beneficios adicionalesLa dolarizacin ha generado otros beneficios que no se pueden clasificar dentro de alguna categora especfica.

    Para empezar, la dolarizacin obliga a que el trabajo se concen-tre en la generacin de nueva riqueza en lugar de en la reparticin injusta y privilegiada de la riqueza existente. Cuando un pas tiene una moneda propia, distintos grupos destinan esfuerzos a influen-ciar a las autoridades para que la cotizacin de la moneda evo-lucione de una forma determinada. Los importadores buscan lo opuesto a los exportadores; los acreedores, lo opuesto a los deu-dores; los que perciben su salario en dlares, lo opuesto a quienes ganan en sucres. La dolarizacin obliga a que, en vez de buscar mtodos y mover influencias para quitarle un pedazo a otro sector, todos nos ocupemos en aumentar la productividad de nuestra ac-tividad, para obtener mayores beneficios.

    En este sentido, muchos bancos, empresas e individuos, prcti-camente apostaban a la evolucin del tipo de cambio. Por ejemplo, compraban un monto relevante de dlares, con la expectativa de que el sucre se devaluar. Si ocurra lo esperado, obtenan una jugosa ganancia sin haber realizado ninguna actividad producti-

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    Los beneficios de la dolarizacin

    va. Como sostiene el economista Pablo Lucio Paredes, una buena parte del aparato productivo ecuatoriano se haba acostumbrado a tener ganancias financieras (apostando a la inestabilidad cambia-ria, de precios y de tasas de inters) en lugar de ganancias produc-tivas. El rey de la empresa era el gerente financiero y no el produc-tivo ().7

    Desde luego, este tipo de oportunidades generaban un incenti-vo para tratar de obtener informacin privilegiada y sacar provecho de contactos personales. Con la dolarizacin, nadie puede obtener privilegios de esa naturaleza. El sistema es ms justo, especial-mente con la gente que tiene menos opciones de obtener informa-cin privada o de influenciar a polticos. En pocas palabras: menos corrupcin y menos inequidadSe podra sostener, reconociendo que esta afirmacin puede ser extrema, que la dolarizacin has-ta ha aumentado el nivel del ftbol nacional. Talvez no haya sido casualidad que, justo a raz de adopcin del dlar como moneda oficial, la Seleccin haya clasificado a su primer Campeonato Mun-dial y, cuatro aos ms tarde, a su segundo. Quiz no haya sido co-incidencia que durante la primera dcada de este siglo, un equipo ecuatoriano alcance, por primera vez, los trofeos ms importantes del continente a nivel de clubes. A lo mejor no haya sido fortuito que en dcadas anteriores resultara impensable que un futbolista ecuatoriano juegue en un equipo europeo y, de repente, existan varios jugadores nacionales que se desempean con xito en los mejores clubes de Europa.

    La dolarizacin puede haber mejorado la calidad del ftbol na-cional a travs del estmulo a la competencia. Como sostuvo Jos Hidalgo Pallares, en una columna de opinin publicada en junio de 2006, antes del inicio del Mundial de Alemania: Los equipos nacionales empezaron a pagar sueldos ms altos que en la mayora de pases sudamericanos. Eso provoc la llegada de jugadores y entrenadores de mejor categora que volvieron ms competitivo al campeonato ecuatoriano. Los jugadores nacionales, por lo tanto, debieron adaptarse a un ftbol ms exigente y eso se reflej en el mejor desempeo de la Tricolor. No pretendo quitarle mrito a los entrenadores ni a los pocos seleccionados que juegan en el exte-

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    Dolarizacin a medias

    rior, tampoco darle a la dolarizacin uno mayor al que merece. Mi teora simplemente es que el sistema puede haber ayudado a ter-minar con varias dcadas de frustraciones, a plasmar esta ilusin que ahora compartimos todos, o casi todos.8

    ConclusinHernn Corts lo demostr: quitarse alternativas, por ms suicida que pudiera parecer, es un mecanismo eficaz para alcanzar objeti-vos. Al eliminar la posibilidad de emitir moneda propia, el Ecuador ha obtenido al menos tres beneficios: ms estabilidad a causa de precios ms bajos, menores costos de transaccin y menos vulne-rabilidad a shocks financieros.

    Posiblemente el aporte ms importante de la dolarizacin ha sido extirpar la inestabilidad de precios que era comn en la po-ca del sucre. Una inflacin baja y estable crea un ambiente en el que se puede planificar a largo plazo; as fomenta la inversin y la formacin de empleo. Tambin elimina una de las principales causas de la pobreza: la inflacin alta y su efecto en el presupuesto familiar. Las autoridades pblicas, sin embargo, han mermado el beneficio que podra generar ms estabilidad, a travs de ejercicios presupuestarios desequilibrados, un control asfixiante a las activi-dades productivas en lugar de fomentarlas, inseguridad jurdica y otros atropellos.

    Al abolir la necesidad de cambiar moneda nacional por dlares, la dolarizacin tambin ha reducido los costos de las transacciones internacionales. Es equivalente a que el pas no tenga que pagar un impuesto a las transacciones internacionales que la mayora de pases s tiene que pagar. As se estimula el comercio y los flujos de capitales desde y hacia el extranjero.

    La dolarizacin tambin elimin la posibilidad de que ocurran crisis cambiarias, y las consecuentes quiebras y crisis financieras, que tienen altsimos costos sociales.

    Es evidente que estas dos ltimas ventajas la reduccin de los costos de transaccin y la eliminacin de los ataques especula-tivos del nivel y la frecuencia que enfrentaba el sucre no se han aprovechado. La reticencia de las autoridades pblicas a promover

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    Los beneficios de la dolarizacin

    el comercio internacional, su eficacia para espantar la inversin extranjera, el control obsesivo a la banca, el exceso y cambio cons-tante de las normas tributarias, entre otras prcticas, han contra-rrestado el estmulo al comercio internacional e inversin extranje-ra causado por estos los menores costos de transaccin y la menor vulnerabilidad a shocks financieros.

  • Segunda parte:

    El reto de ladolarizacin en el Ecuador

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    La dolarizacin como camisa de fuerza

    3. La dolarizacincomo camisa de fuerza

    Varios analistas econmicos han comparado a una economa dola-rizada con una camisa de fuerza. Es un smil muy descriptivo. A una persona, cuyos actos pueden atentar contra su propio bienestar y el de los dems, se le pone una camisa de fuerza para impedirle hacer dao. El problema de ponerle una camisa de fuerza es que ahora la persona requiere de algu