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DOCUMENTO “LAS CLASES PRODUCTORAS” DE JALISCO: UNA ASOCIACION EMPRESARIAL DEL SIGLO XIX. G uillermo de la P eña El Colegio de Michoacán/UAM-I En 1880, el ingeniero Mariano Bárcena, científico, político y empresario jalisciense, publicó en Guadalajara el libro La segunda exposición de {<Las Clases Producto- ras” y descripción de la ciudad de Guadalajara. En él se compilaban una serie de documentos sobre las actividades de una asociación de particulares que pretendía transfor- mar la sociedad jalisciense e influir en el resto del país. Asimismo, se incluía un detallado estudio del propio Bár- cena sobre la historia y la estructura socioeconómica de Guadalajara. Muchos años después, en 1954, la Univer- sidad de Guadalajara reeditó parte del libro, en la Biblio- teca jalisciense que dirigían Adalberto Navarro Sánchez y Ramiro Villaseñor y Villaseñor (cf. Bárcena, 1954). La reedición suprimía la mayor parte de la información so- bre “Las Clases Productoras”. Por juzgarla de interés, re- producimos tal información parcialmente en esta sección documental al cumplirse el centenario de la primera edi- ción, indicando las páginas correspondientes a ésta. Como es costumbre, se respeta el estilo y se moderniza ocasio- nalmente la ortografía. En notas se resume el contenido de las partes omitidas (cuya ubicación en el texto se indi- ca con puntos suspensivos) y se da información adicional sobre personajes y lugares. Se utilizó el ejemplar de la edición original que se guarda en el archivo histórico de Jalisco.

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DOCUM ENTO

“LAS CLASES PRODUCTORAS” DE JALISCO: UNA ASOCIACION EMPRESARIAL

DEL SIGLO XIX.

G u il l e r m o d e l a P e ñ a

El Colegio de Michoacán/UAM-I

En 1880, el ingeniero Mariano Bárcena, científico, político y empresario jalisciense, publicó en Guadalajara el libro La segunda exposición de {<Las Clases Producto­ras” y descripción de la ciudad de Guadalajara. En él se compilaban una serie de documentos sobre las actividades de una asociación de particulares que pretendía transfor­mar la sociedad jalisciense e influir en el resto del país. Asimismo, se incluía un detallado estudio del propio Bár­cena sobre la historia y la estructura socioeconómica de Guadalajara. Muchos años después, en 1954, la Univer­sidad de Guadalajara reeditó parte del libro, en la Biblio­teca jalisciense que dirigían Adalberto Navarro Sánchez y Ramiro Villaseñor y Villaseñor (cf. Bárcena, 1954). La reedición suprimía la mayor parte de la información so­bre “Las Clases Productoras”. Por juzgarla de interés, re­producimos tal información parcialmente en esta sección documental al cumplirse el centenario de la primera edi­ción, indicando las páginas correspondientes a ésta. Como es costumbre, se respeta el estilo y se moderniza ocasio­nalmente la ortografía. En notas se resume el contenido de las partes omitidas (cuya ubicación en el texto se indi­ca con puntos suspensivos) y se da información adicional sobre personajes y lugares. Se utilizó el ejemplar de la edición original que se guarda en el archivo histórico de Jalisco.

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En la seleccióui se incluye:1 El informe de la Junta Directiva saliente, en noviem­

bre de 1879, sobre la Sociedad y su programa y la­bores.

2 Aspectos generales de la Segunda Exposición: orga­nización, preparativos, inauguración y clausura. Se incluyen los discursos de José López Portillo y Rojas y de Maria¡no Bárcena. Ambos personajes se perfi­lan como los intelectuales orgánicos de la burguesía porfirista en Guadalajara.

3 Algunos productos jaliscienses que por su calidad o interés merecieron ser descritos en detalle por Bárce­na. Se insertan las descripciones de industrias jalis­cienses no tapatías; no se reproducen las de las indus­trias de Guadalajara por ser accesibles en la segunda edición (Bárcena, 1954: 147-165).El resto de esta breve introducción se ocupará del

contexto histórico y social en que surgen Las Clases Pro­ductoras, y de la ideología de la asociación.

Guadalajara, ciudad cambiante;Occidente, región exfansiva.

Razones políticas, más que económicas, determinaron el nacimiento de la Nueva Galicia: Ñuño de Guzmán quería un reino que rivalizara con el poderío de Cortés y la Nueva España, a¿ntes de saber si sus riquezas territoria­les valían la pena. Su ciudad capital nació --en 1542, después de tres intentos fallidos— también en circunstan­cias paradójicas: centro de un triángulo formado por tres comunidades indígenas (Mezquitán, tecuexe, preexistente; Mexicaltzingo, de transplantados mexicas; Analco, congre­gada por los franciscanos), la villa española albergaba 61 familias (200 personas) que arañaban un suelo pobre, le­jos de Dios y de las minas, situados ahí porque a Cristóbal de Oñate le pareció lugar menos indefenso frqnte a los ataques de los indios bravos. Pero el proyecto de Guzmán

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prosperaba, y también prosperó Guadalajara cuando el obispado en 1557 y la Real Audiencia epi 1560 ahí estable­cieron sus sedes —la capital anterior, Compostela, era aún más aislada y pobre—; otro tanto hizo la Real Caja en 1568. El auge de las minas de Zacatecas, que habían sido descubiertas en 1546, dieron a Guadalajara una misión más: ser el punto donde se organizaba el abastecimiento de aquella zona. Centro administrativo de una vasta re­gión que comprendía los actuales Jalisco, Colima, Na- yarit, Aguascalientes, Zacatecas, más el oeste de San Luis Potosí y el sur de Si^naloa, la incipiente metrópoli neogallega pudo expandir su hinterland de abastecimiento agrícola y ganadero y luego afianzarse como el centro de intermediación por excelencia entre el occidente y la capi­tal del país. Así surgió la categoría social que, desde en­tonces, ha aspirado a convertirse en grupo dominante: les comerciantes, aliados y rivales perpetuos de burócratas y terra tenientes, sus congéneres de clase.*

Los comerciantes prosperaban gracias a un creciente mercado local: Guadalajara tenía 1500 habitantes en 1700 y cien años más tarde sobrepasaba los 30000. Sin embar­go, para crecer todavía más, buscaban dominar los flujos mercantiles del occidente, cuya población y producción no dejaron de expandirse a partir del siglo XVII, en torno a reales de minas grandes y pequeños, plantaciones, labran­zas, ganaderías e industrias (Abascal y Sousa, 1976; Ramí­rez Flores 1952: 63 ss., 67 ss.). Dos obstáculos se interpo­nían a sus proyectos de dominio: la superordinación jurí­dica y ecohómica del Real Consulado de Comerciantes de la ciudad de México, y el surgimiento de mercados regio­nales dentro de la propia zona occidental. El primero no pudo quebrantarse (parcialmente) sino al final del virrei­nato, cuando las reformas borbónicas propiciaron la crea-

# Sobre la historia de Guadalajara véanse los trabajos de Manuel Rodríguez Lapuente (s/f); Mariano Bárcena (1954) y Heléne Rivière d’Arc (1973).

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ción del Real Consulado de Guadalajara y San Blas sus­tituyó a Acapulco como puerto señero en el Pacífico. El segundo obstáculo —la relativa autonomía de los mercados regionales—, y los intentos de superarlo, tal vez proporcio- inen una clave importante para entender la relación diná­mica entre Guadalajara y su hinterland durante el siglo XIX. A su vez, esta relación dinámica ayuda a explicar la razón de ser de una asociación como “Las Clases Produc- toras”.

La burguesía tapatía en el diecinueve

La independencia encontró una ciudad integrada cul­tural y espacialmente. Las comunidades indígenas ya ino eran tales; sus habitantes se consideraban miembros de las clases trabajadoras. Pero a la integración del espacio fí­sico no correspondía un proceso de nivelación del poder social y económico: las ciases sociales mostraban agudas divisiones, que se reflejaban —y aún reflejan— en la eco­logía urbana (Walton, 1978). Acantonada en el área centro-oeste de la urbe, la clase dominante, libre ahora de las divisiones entre criollos y peninsulares, pudo durante el siglo XIX cohesionarse mediante múltiples alianzas de negocios y matrimonio: todos formaban una inmensa pa­rentela, todos eran socios, compadres, ‘gente conocida”. No rompían esta cohesión ni siquiera las afiliaciones a facciones políticas contendientes. José Palomar, conser­vador conspicuo, presidía la Compañía de Telégrafos jun­to con Ignacio L. Vallaría, liberal prominente (Aldana Rendón, 1978: 118). No había empresa o asociación cultural o filantrópica que no reuniera a gentes de dis­tintas banderías políticas. Lo que la clase había unido los partidos no osarían separarlo.

Uno puede suponer que los oligarcas tapatíos llegaron incluso a pensar que la política formal del estado no va­lía tanto la pena. Antes de la paz porfírica, los gobier­nos iban y venían; la oligarquía quedaba. La administra­ción de la antigua Nueva Galicia, además, se había visto

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muy mermada en su poder. Perdió Zacatecas en 1786 y Aguascalientes en 1818; Colima en 1824; antes, en el XVIII, se le habían cercenado las partes correspondientes a Sinaloa y San Luis Potosí; iNayarit, finalmente, se fue en 1884 (Muriá, 1976). La estrategia para lograr la he­gemonía en occidente debiera rebasar los marcos institu dónales de cualesquiera jurisdicciones políticas. Tampo­co podía ya apoyarse en un monopolio comercial: el Real Consulado de Guadalajara fue abolido en 1824 (Ramírez Flores, 1952: I I ) . La estrategia ahora incluía multiples acciones en el campo económico. Continuaba la interme­diación comercial entre el centro y el occidente, que ade­más se iba ampliando hacia el noroeste: la conquista de los mercados de Sonora y Sinaloa partió desde Guadala­jara y continuó como empresa importante hasta entrado el siglo XX (Riviére d’Arc, 1973: 57-58). Al minrno tiempo, la producción local se expandió considerablemen­te. Las haciendas racionalizaron su organización agrícola y ganadera y, lo que es más importante, invirtieron sus ganancias en tecnología industrial: trapiches e ingenios, molinos de trigo, máquinas aserradoras, papeleras. Esti­mulados por la demanda y por proyectos como el del Ban­co de Avío, los comerciantes también abrieron industrias en la zona urbana de Guadalajara. Así, se importaron, principalmente de Inglaterra, maquinarias modernas que utilizaban energía hidráulica y de vapor. De toda esta pujanza dan testimonio las muestras que participan en las exposiciones de Las Clases Productoras. Y es índice de ella el crecimiento de la población tapatía, que llegó a los 45,000 habitantes en 1838, a las 75,000 en 1857, y alcan­zó la cifra de 100,000 al final del siglo (González, 1959: 40; Rodríguez Lapuente, s/f: 9).

Pero la acción estratégica no podía limitarse a la di­versificación empresarial. Era necesario crear condiciones de infraestructura económica y consolidación y reproduc ­ción social. Por ejemplo, las comunicaciones eran desas­

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trosas: cuando Las Clases Productoras nacieron existía ya una compañía de telégrafos (fundada en 1868) pero no habían llegado a Jalisco ni el ferrocarril (que apareció en 1885), ni el teléfono (que llegó en 1882). Los caminos eran malos. Se dispuso de electricidad hasta 1883 (Alda- na Rendón, 1978: 118-119; Rodríguez Lapuente, s/f.: 10). Por otro lado, se carecía de instituciones de crédito y de organizaciones capaces de defender los intereses em­presariales y manter alianzas de clase. La mano de obra, además, requería de capacitación técnica y de concienti- zación para el trabajo arduo. Parcialmente, quien podía responder a estas necesidades era el Estado nacional; ya se definiera como conservador y centralista, ya como libe­ral y federalista, ya como republicano, ya como imperial. El poder local era una derivación de aquél. Por tanto, tenía primordial importancia el que la élite tapatía estu­viera presente en todas las facciones —y lo estaba—. Sin embargo, también era consciente de que el Estado no re­solvería todos los problemas; quizás ni siquiera podría en frentarse a la mayor parte de ellos. Se imponía, pues, como indispensable, la creación de un proyecto efectivo de economía y orden social que estuviera en manos de h propia clase dominante.* Tal misión pesaba sobre asocia­ciones como Las Clases Productoras. La formulación con­vincente de la ideología del proyecto, la conciencia viva de los intereses hegemónicos, corría por cuenta de los in­telectuales orgánicos vinculados a la élite. Ya no servían los viejos intelectuales —clérigos, notarios, geneálogos—; el nuevo espécimen “aparece insertado activamente en la vida práctica, como constructor, organizador, persuasor ( . . . ) ; a partir de la técnica-trabajo llega a la técnica-cien­cia y a la concepción humanista histórica, sin la cual se es especialista (pero no) ( . . . ) dirigente (especialista + po­lítico)” (Gramsci 1975: 15).

* Véase el artículo de Ignasi Terradas en este mismo número de Relaciones.

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Los dos oradores

José López Portillo y Rojas y Mariano Bárcena te­nían un doble papel en la Guadalajara de la época. Por un lado, eran intermediarios entre la élite y el poder cen­tral. Por otro, sobresalían como intelectuales orgánicos.

La familia López Portillo había ocupado un lugar no­table en la Nueva Galicia: llevaron este nombre altos fun­cionarios, prelados, terratenientes y comerciantes. Jesús López Portillo, el padre de José, fue gobernador conser­vador —como tal patrocinó la primera exposición industrial que hubo en Guadalajara— y comisario imperial bajo Ma­ximiliano, lo cual no fue óbice a la fulgurante carrera re­publicana de su hijo. Nacido en 1850, José López Portillo y Rojas obtuvo el título de abogado a los 21 años y pronto ocupó un escaño en la cámara estatal de legisladores (1875-1877). Al celebrarse la segunda exposición de Las Clases Productoras era diputado federal y dos años des­pués fue senador (1882-1886). Fue de nuevo diputado federal en 1907-1909; poco después, su reyismo lo mal­quistaría con Díaz. En tiempos de Madero llegó a go­bernador de Jalisco, postulado por el Partido Católico y, asesinado Madero, formó parte del gabinete de Victoriano Huerta como subsecretario de educación y ministro de re­laciones exteriores ( Enciclopedia de México, Vol. 8: 308 D-309). Su práctica profesional de abogado de empresas fue de las más renombradas del país; también lo fueron sus variadas cátedras universitarias. Escribió ensayos so­ciológicos y económicos, crítica literaria, cuentos y nove­las. Su obra La parcela (1898) es quizá la mejor novela de la época prerevolucionaria; en ella aparece como per­sonaje central un hacendado progresista, que reinvierte sus ganancias en industrializar sus dominios y modernizar la producción agroganadera.

Mariano (de la) Bárcena (1842-1894) es también una especie de personaje renacentista. Aunque sus pa­dres no tenían fortuna propia, estaban íntimamente vincu­

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lados al círculo de familias poderosas de la zona de Ameca y de la propia Guadalajara; con la protección de ellas rea­lizó brillantemente estudios de dibujo, pintura, escultura, piano, matemáticas, geología, botánica, paleontología y mi­neralogía, en Guadalajara primero y después en la ciudad de México (Academia de San Carlos, Escuela Nacional Preparatoria, Escuela de Minería). Siendo aún estudian­te, en 1866, Maximiliano lo hizo Comendador de la Or­den Imperial de Guadalupe. Recién titulado de ingenie­ro, en 1874, sustituyó en la cátedra a su maestro el mine­ralogista y paleontólogo Antonio del Castillo, con quien descubrió el llamado Hombre del Peñón. En 1876 la triunfante revolución de Tuxtepec lo envió como repre­sentante del gobierno mexicano a las fiestas del centenario norteamericano en Filadelfia; en 1877 el ministro de fo­mento Riva Palacio le encargó la fundación del Observa­torio Nacional, donde también fundó y dirigió el boletín científico más importante del país. Su informe sobre la exposición tapatía a la que fue como representante del presidente Manuel González, así como la descripción ad- jujnta de Guadalajara, evocan los enfoques de Humboldt y parecerían destinados a servir de base a lo que hoy lla­maríamos un plan de desarrollo económico. Fue gober­nador de Jalisco en 1890 y en ese año publicó una Estadís­tica del Estado. Dejó al morir una obra científica abun­dante (Villaseñor y Villaseñor, 1954; Enciclopedia de M é­xico, Vol. 2: 106-108).

Las Clases Productoras como 'proyecto de orden social

Las Clases Productoras, y sus dos oradores-ideólogos, proponen que la base del orden social deseado es el traba­jo productivo. La expresión suprema del individuo es el trabajo; mediante él se logra la realización humana y la igualdad social. López Portillo destaca la 'necesidad de que el trabajo sea libre; es decir, rechaza cualquier tipo de canalización social del trabajo que no sea la oferta y la

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demanda. Barcena apunta a la universalización del traba­jo libre, que debe incluir a la mujer.

Consecuencias ineludibles del trabajo libre y univer­sal son la paz y la prosperidad generalizada. A la paz se opone la guerra, así como al hombre trabajador se opone el hombre militar. Las guerras no son gloriosas ni los mi­litares son héroes; lo único heroico es el trabajo. Aunque nunca se ataca abiertamente al ejército —era impensable en un país cuyo presidente era un militar—, el antimili­tarismo de ambos oradores es bastante obvio. Cuando Bár- cena enumera a los hijos ilustres de Jalisco no menciona a un sólo guerrero. (Recuérdese que, desde el triunfo de la república en 1867 hasta la fecha de la exposición, Jalisco estuvo gobernado por civiles. Recuérdese que el civil que contendía con Manuel González por la silla presidencia] era un jaliscience: Ignacio Luis Vallarta).

La alianza de clases se vuelve posible, natural y ne­cesaria gracias a la prosperidad desencadenada por el tra­bajo. Los representantes del capital no pueden ser vistos por los trabajadores como sus enemigos, pues el capital “vivifica” sus actividades; a la vez que los capitalistas ten­drían que comprender cómo los trabajadores les proporcio­nan “un terreno fértil” para su expansión. Los intelec­tuales —no el ejército— forman el tercer elemento en la alianza: están encargados de apuntar el camino adecuado.

Los frutos del trabajo, el capital y la inteligencia de­bieran expandirse por doquier, circular, intercambiarse, estimularse mutuamente. Es preciso abolir monopolios y aduanas, así como todo tipo de trabas a la migración y co­lonización; es urgente multiplicar las comunicaciones: el ferrocarril —“la pulsera de hierro”, dice Bárcena—, los ca­nales navegables, las carreteras, los telégrafos y teléfonos. La participación en un mercado global, las relaciones eco­nómicas irrestrictas con las naciones del mundo civilizado, es la única vía para lograr que el nombre de México sea respetado internacionalmente.

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A los estímulos fiscales e infraestructurales, deben su­marse los esfuerzos tecnológicos y financieros. El progreso tecnológico es consecuencia natural de la expansión del trabajo libre y del capital productivo; es además un requi­sito para la competencia. Por otra parte, las instituciones bancarias —hasta entonces casi inexistentes— se deben en­cargar de promover la circulación y el crecimiento del ca­pital.

La educación y la cultura juegan un papel decisivo en este proyecto. Preparan la mano de obra, ayudan al individuo a escoger su camino productivo, destierran de las poblaciones “la ignorancia y la rutina”, crean hábitos, ac­titudes y valores morales opuestos a la guerra, la discordia v la holganza. Es urgente multiplicar los establecimien­tos educativos y culturales, así como formar maestros. El progreso de la ciencia aumentará la prosperidad al apli­carse a dominar la naturaleza e incrementar la capacidad productiva del trabajo. (Piecuérdese que la mayoría de los técnicos industriales en Jalisco y en México en gene­ral tenían que importarse del extranjero).

El Estado mexicano aparece implícitamente como in­capaz de tomar en sus manos todo este programa. Esta in­capacidad se manifiesta en primer lugar en la ausencia de paz nacional —“desde hace más de sesenta años”, dice Ló­pez Portillo, o sea, desde la independencia—; en segundo lugar, en la “grave omisión” en materia educativa; en ter­cero, en el escaso desarrollo de las comunicaciones, el cré­dito, etc. Por tanto, las tareas de construcción social y económica debieran ser asumidas por los particulares: por los individuos productivos. El programa de Las Clases Productoras no se erige en contra del Estado establecido; pero sí como una alternativa que postula la privatización del orden social en instancias tales como la educación y la cultura, “policía voluntaria c intachable”, participación en la administración de la justicia por jurados, “defensa mutua de las clases productoras”.

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Hasta aquí he tratado de resumir los planteamientos de la asociación tapa tía. Resta decir que este "proyecto de orden social” fue en buena medida incorporado por el programa del propio gobierno porfirista. En Jalisco y en la república en general el poder público se encargó de multiplicar las escuelas y las comunicaciones y de impo­ner la paz no por el trabajo sino por la fuerza. Irónica­mente, las medidas modernizadoras del estado de Jalisco las tomaron algunos gobernadores de uniforme y espadón: Tolentino, Corona, Curiel. Quizás el centro prefirió a los militares sobre los civiles por ser éstos más obviamente miembros o aliados de las oligarquías locales. Por otro lado, el proyecto del porfiriato favoreció las maniobras de las burguesías ligadas al mercado nacional e internacional, y fue poco propicio a quienes se apoyaban en economías y mercados regionales. Pero estos temas, y otras numerosas preguntas que surgen a partir del documento, deben de­jarse a otro trabajo.

Ignoro cuál fue el fin de Las Clases Productoras. Cien años después de su fundación ¿no se está, en cierto modo, repitiendo la historia?

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1. IN F O R M E DE LA JU N T A D IR E C T IV A E N 1879.La sociedad “Las clases productoras” de Jalisco.

p 1 La unión de tres elementos sociales muy poderosos: ‘̂ Inteligencia, Capital y Trabajo55, se ha verificado en Jalisco produciendo los más benéficos resultados. El 25 de noviembre de 1877, un grupo de personas entusiastas y llenas de fe instalaban en Guadalajara una asociación que llamaron “Clases Productoras55, y cuyo lema es idéntico a la cita de aquellos elemen­tos a que antes aludimos.

No puede haber consorcio más perfecto, ni mas necesario que el de esos elementos que las actuales

p 2 prácticas o la educación de ciertos grupos que veía como incompatibles, por exigencias de las clases so­ciales, o por el temor de que su asociación produje­ra un desquiciamiento en los derechos de la propie­dad. Tales consideraciones son notoriamente erró­neas, como lo puede demostrar un examen atento y filosófico y que también la práctica se ha encargado de probar, que la armonización de los elementos que se crían heterogéneos es muy fácil y provechosa.

La inteligencia, con las brillantes galas que la instrucción le proporciona, puede crear y dirigir las más elevadas empresas financieras, así como los más vastos programas industriales: el capital puede girar y extenderse, multiplicándose con pasos seguros, so­bre el terreno fértil y de inconmesurable extensión que la industria y el trabajo pueden proporcionarle, y estos dos elementos encontrarán en el capital la sangre que les alienta la vida o el motor que sacuda sus pesados miembros.

Bajo la enseña amistosa de la Sociedad, se reú­nen el rico y el artesano, la mujer y el niño, para

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auxiliarse e instruirse recíprocamente. Puede de­cirse que todas las clases sociales se han estrechado formando un círculo que irá ensanchándose sucesi­vamente como un círculo formado de un elemento de elasticidad perfecta.

Para dar una idea de las miras de la Sociedad, insertamos en seguida el resumlen de su programa tomado del encabezado de su periódico oficial:

Programa de las ccClases Pro ductor as*’.

p 3 “Completa seguridad y garantías. Reduccionesde impuestos. Ferrocarriles y caminos. Canales na­vegables y de irrigación. Supresión de aduanas in­teriores. Apertura de puertos. Exportaciones mu­chas, fáciles y libres. Exención de contribuciones, cargas y toda traba o gabela a las nuevas empresas industriales, mercantiles o agrícolas. Telégrafos. Escuelas muchas, de instrucción primaria. Mejora­miento de la mujer. Colegios de agricultura, de co­mercio, de minería, de mecánica, artes y oficios, de ciencias prácticas, etc. Profesiones libres. Publica­ciones científicas, muchas y baratas. Exposiciones permanentes y periódicas. Grandes premios y estí­mulos al trabajo. Privilegios a los inventores. Pre­mios por la mejoría. Protección decidida a las cla­ses productoras. Defensia mutua de las clases pro­ductoras. Inmigración de clases productoras. Co­lonización. Supresión de la leva. Policía volunta­ria e intachable. Administración de justicia civil y criminal por jurados. Energéticos correctivos al cri­men. Caja de ahorros. Auxilios mutuos. Seguros mutuos de vida. Establecimiento de Bancos. Fra­ternidad universal” .

A efecto de esfuerzos verdaderamente heroicos, muchos de los puntos de ese programa se han puesto ya en ejecución: las relaciones de la Sociedad, la /

p 4 fundación de sucursales, el establecimiento de una caja de ahorros, los auxilios mutuos, las exposiciones industriales, y sobre todo, la instrucción, son puntos que se han ido desarrollando con notable progreso.

El establecimiento de escuelas ha sido uno de los cuidados más prolijos de la Sociedad, y en \o^

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exámenes anuales ha recibido como tributo a su so­licitud, las muestras más evidentes en adelantos de los alumnos que instruye, llegando muchos de ellos a coronarse con el noble título del profesor.1 ( . . . )

p 8 Sucursales 2Al comenzar nuestro segundo año había sucur­

sales de esta sociedad en colonia Brizuela,3 Cuyu- tlá n 4 y Atemajac de las Tablas,5 poblaciones que pertenecen a nuestro Estado; en Chinipas, pertene­ciente a Chihuahua y el “Círculo de Obreros” do Aguascalientes. Ahora existen, a más de las enun­ciadas, una sucursal en Ahualulco ( . . . ) ? °^ra de señoritas fundada en esta capital ( . . . ) ? otra Cuautla formada por 36 individuos ( . . . ) ; otra en Autlán, oon 25 socios ( . . . ) ; otra en La Barca ( . . . ) , establecida con 46 personas y otra en Sayu- la ( . . . ) (que ha establecido) una escuela para adultos y otra para música.6 ( . . . )

p 11 En las escuelas de nuestras sucursales se dedican a los ramos siguientes: Lectura, Escritura, Aritmética, Gramática, Geometría, Doctrina Cristiana por Ri- palda, principios de Algebra, Derechos de! hombre v del ciudadano, conforme a nuestra constitución del 57, Geografía, Historia sagrada por Fleury, Urbani­dad y Moral; a más en las escuelas de niños, el ra­mo de costura. / ( . . . )

Enseñanza normal7

p 12 Entre las exigencias apremiantes de un pueblocivilizado, es la primera el establecimiento de escue­las normales; ante esta grave omisión de nuestras au­toridades no hay disculpa oapaz de tomarse en cuen­ta; el progreso, bajo cualquier punto que se conside­re, no puede descansar sino en el preceptor: él es la fuente de todo bien.8 ( . . . )

p 13 De aquí la razón por la que la sección científica 9de nuestra Sociedad, sin elemento alguno ( . . . ) ha obtenido por la decisiva cooperación de las Sritas. preceptoras Rosa Navarro, Dominga Rico, Romana Recabado y Florentina Flores, las mayores ventajas posibles en los nacientes trabajos relativos al profe­sorado de la primera instrucción.

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Los resultados de estos esfuerzos quedaron com­pensados con el alto concepto que el Sr. Gobernador del Estado 10 se formó al presenciar uno de los actos sobre el importantísimo estudio de Pedagogía. Nues­tra Sociedad está propuesta a continuar con predilec­ción todo trabajo relativo a la instrucción primaria, segura de conseguir dentro de poco, desterrar de al­gunos pueblos de Jlalisco la ignorancia y rutina de quien enseña, colocando en su lugar personas de re­conocida aptitud que nuestra Sociedad garantizará bajo todos aspectos ( . . . )

Conclusión 11

p 16 (. . .) Hasta aquí, reducida y limitada ha sido la ventaja adquirida por la Sociedad; pero los trabajos ya preparados, la consecución de sus esfuerzos en otros lugares y la actividad y energía de todo comer­ciante, industrial, propietario y hombres de saber, ha­rán que Jalisco, ventajoso en sumo grado por su po­sición y productos, lleve la animación y el movimien­to donde exista desolación y miseria, ahora que ha desaparecido entre nosotros esa creencia funesta de que el capital era antagonista del trabajo. ( . . . )

p 17 La junta directiva: 1879-1880

Presidente honorario y perpetuo, como fundador de esta Sociedad y el mejor de sus miembros, Sr. Pán- filo Carranza, agricultor.

Presidente activo, Sr. Juan I. Matute, ingeniero.Vicepresidente, Sr. Luis G. de Quevedo, propie­

tario.Vicepresidente sustituto, Sr. León Domínguez,

impresor.Tesorero, Sr. Margarito M. Suárez, encuader­

nador.Primer secretario, Sr. Aurelio Ortega, profesor

de instrucción primaria.Segundo secretario, Sr. Julio Peredo, ingeniero. 32 Vocales.12 ( . . . )

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Historia

p 20 A fines del año de 1879, resolvió la Sociedad“Clases Productoras”, celebrar su segundo certamen industrial, y al efecto, formó la Comisión de Expo­siciones con los siguientes socios:

Presidente, Sr. D. Leoncio R. Blanco.Vicepresidente, Sr. D. Agustín Tornel Rincón.Secretario, Sr. D. Carlos H. Barriere.Prosecretario, Sr. D. Evaristo de J. Padilla.Tesorero, Sr. D. Heraclio Farías.Como vocales de la junta, figuraron varios de

los miembros más distinguidos de ía Sociedad.Presidente honorario perpetuo de la Comisión,

el Sr. D. Mariano Bárcena, residente en México.El brillante éxito alcanzado en el primer Certa­

men, verificado a fines de 1878, se presentaba como un noble estímulo, cimentando una fe segura en la nueva empresa. Así fue, la Comisión emprendió con

p 21 ánimo esforzado sus trabajos, publicó la Convocato-/ ria y el Reglamento de la Exposición, nombró agen­tes foráneos, abrió suscripciones y circuló excitativas de varios géneros, dirigidas todas a preparar el éxito de la 2a. Exposición.

La Convocatoria fue publicada el 28 de diciem­bre de 1879, en el órgano de la Sociedad;13 se pro­dujo en México, suscribiéndola los agentes nombra­dos en aquella capital, y se le dio amplia circulación.

Invitación

“Justo es que prorrumpamos en frases de gozo anunciar el segundo de nuestros certámenes: las di­ficultades por que atraviesa actualmente la Repúbli­ca, influyen poderosamente para que todo aquello que se relaciona con el adelanto general, encuentre muy grandes, casi invencibles obstáculos para su rea­lización, máxime cuando la empresa proyectada tie­ne la importancia, la consideración de un certamen científico e industrial de la naturaleza de aquel pa-

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p 22 ra el que / ahora convocamos a los habitantes de la Confederación mexicana.

Los resultados brillantes que estas fiestas del pro­greso traen consigo, han hecho que las naciones to­das de la tierra, aún aquellas que por su aislamien­to del mundo civilizado cuentan con elementos es­casísimos para solemnizarlos debidamente, las hayan aceptado como las más a propósito para poner de manifiesto y utilizar en todas sus ventajas, las obras, los adelantos de la humanidad.

La Comisión permanente de Exposiciones de “Las Clases Productoras” eleva gustosa sus preces al Altísimo, hoy que venciendo inconvenientes Jifíciles, le es dado cumplir el compromiso contraído ante la sociedad, la noche de la repartición de premios a los expositores del primer concurso, anunciando para ell 9 de Mayo de 1880 la apertura de la segunda de sus Exposiciones.14 ( . . . )

Los preparativos

p 34 Los trabajos preparatorios exigían desde luego laelección y arreglo del local en que debiera verificarse el Certamen, y después de algunos estudios sobre el particular, la Sociedad eligió el exconvento de San­ta María de Gracia, edificio amplio y situado en un lugar céntrico de la ciudad. Este local, pertenecien­te al gobierno del Estado, se hallaba arrendado en parte al Sr. D. Nicolás Banda, quien lo puso a dis­posición de la Sociedad, prestándole así un servicio de alta importancia.

Las excitativas dirigidas por la Comisión de Ex­posiciones, encendieron el entusiasmo dentro y fue­ra del Estado; la cooperación empezó desde luego a presentar su apoyo a los trabajos emprendidos.

Distinguiéndose muy especialmente el Gran Circulo de Obreros de México, los industriales de Dürango, los de Puebla, los de León y algunos so­cios residentes en los otros Estados, como el Sr. Ca­rranza, presidente honorario de la Sociedad, y resi­dente en México, D. Juan I. Matute, presidente ac­tivo, que se hallaba en Zacatecas, D. Jluan Gómez Ibarra, que residía en Mazatlán, D. Mariano Leal en León, ¡etc.

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El movimiento iniciado en los obreros de Méxi­co, en favor de la Exposición, fue debido a la acti­vidad y empeño del Sr. D. Francisco Vargas, obre-

p 35 ro entu/siasta, que apreciando en todo su valor los buenos resultados d,e los certámenes industriales, se ocupa incesantemente en promoverlos o auxiliarlos; así estimula a los obreros a concurrir a las Exposi­ciones nacionales y extranjeras, llenándoles después de los premios y distinciones que en aquellas lidns pacíficas alcanzan.15

Por ese tiempo de la convocatoria, hallábase el Sr. Vargas prestando sus útiles servicios en la Ex­posición de Puebla, cuya circunstancia aprovechó para arreglar que la mayor parte de los objetos allí presentados pasasen después a Guadalajara, como se efectuó a fines de Mayo, en que un gran número de objetos procedentes de Puebla y México vinieron a dar mayor realce a la Exposición, asegurándole un éxito completo. A igual fin contribuyeron las obras industriales que vinieron de León, Durango, Zaca­tecas y Sinaloa: en este Estado fue promovida una Exposición preparatoria de la de Jalisco, por el Sr. Góm^z Ibarra, a fin de reunir y escoger los objetos que debían marchar para Guadalajara.

Los trabajos preparatorios de la Exposición se­guían con actividad, y la cooperación prestaba po­derosos auxilios en todos los sentidos. Nombráron­se varios agentes en México, que con su elevada re­presentación y filantropía favorecían el buen éxito del Certamen; trabajan en este sentido los señores Ministro de la Guerra, general D. Carlos Pacheco, general Riva Palacio, D. Pánfilo Carranza, D. Fran­

jé 36 cisco Vargas, / Monseñor Eulogio Gillow, D. M a­tías Romero y otras personas distinguidas y de reco­nocida actividad.16

El general Pacheco habló al señor Presidente de República en favor de la Exposición de Jalisco, y el primer magistrado manifestó las grandes simpa­tías que las “Clases Productoras55 le inspiraban y dio las órdenes para que con toda oportunidad el M i­nisterio de Fomento auxiliase a la Exposición con la cantidad de dos mil pesos, que fueron entregados

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al que suscribe este informe, y los puso a disposición de la tesorería de la Sociedad a fines de Mayo.

En el cumplimiento de aquel superior acuerdo, así como en otros asuntos referentes a la Exposición, tomó el mayor empeño el Sr. D. Manuel Fernández Leal, encargado actualmente de la Secretaría de Fo­mento.

El señor Presidente quiso, además, que un re­presentante especial de aquel ministerio viniese a ha­cer un estudio de la Exposición, habiendo honrado con ese carácter, al que suscribe este informe.17

El señor Gobernador del Estado y el Ayunta­miento de Guadalajara favorecieron de varias ma­neras la realización del Certamen, y le auxiliaron con setecientos pesos el primero, y con doscientos pesos la Asamblea municipal.

Las suscripciones de particulares ayudaron tam­bién notablemente para proveer de fondos a la Jun­ta de Exposiciones, y así con la cooperación exterior y los esfuerzos de los miembros de la Sociedad pudo

p 37 lle/varse a cabo, y con gran lucimiento una empre­sa verdaderamente práctica y útil.

La junta directiva de la Exposición, extendió su acción en todos sentidos para facilitar la venida de los objetos que debían figurar en el certamen y pidió y obtuvo de la Legislatura de Jalisco un decreto, que permitió la libre introducción de esos objetos, du­rante el tiempo de la Exposición.

En virtud de tan acertadas disposiciones y de la cooperación a que antes aludimos, el Certamen fue inaugurado con todo lucimiento, el l 9 de Mayo, día fijado por la Sociedad ( . . . )

Discurso del licenciado José López Portillo y Rojas

p 41 “Señoresi:U na vez más, en el transcurso de unos cuantos me­ses, nos encontramos reunidos en el seno de esta So­ciedad industriosa, y una vez más me toca la inme-

p 42 recida honra de dirijiros la palabra./ ¿Qué veni­mos a hacer a este sitio? ¿Arrástranos aquí, por ven­tura, simplemente d espíritu de curiosidad y el de­seo de novedades? ¿Traemos por único objeto el gozar los encantos de esta fiesta, entre luces y armo­

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nías, y en medio de un concurso distinguido? i Ah, no! Pensamientos más altos nos preocupan; senti­mientos más nobles nos animan.

Venimos a presenciar un acontecimiento de in­comparable importancia: la apertura de la tercera Exposición industrial de Guadalajara!

Y venimos con el ánimo deliberado de contri­buir a la mayor solemnización de la fiesta; a ale­grarnos por el porvenir de esta ciudad donde naci­mos y que tanto amamos; a alegramos por el porve­nir de este país del que somos hijos, y por cuyo ade­lanto y prosperidad no omitiríamos sacrificio; a ale­grarnos por el porvenir de la industria humana en el mundo, en cuya influencia civilizadora tenemos fe tan viva y acendrada. ( . . . )

Aquí no hay grandes, ni pequeños, ni pobres, ni ricos, ni tiranos, ni oprimidos; aquí todos somos iguales. No hay obra de arte o industria que no encuentre hospitalidad en este sitio; la perfección y el ingenio, hecha abstracción de las personas, obten-

p 43 drán la / debida honrosa recompensa. Acaso el hu­milde artesano que vive lleno de privaciones con el cuerpo encorvado sobre la labor, y la mano constan­temente a la obra; que apenas cubre su cuerpo con desgarrados vestidos, y en el cual no ha fijado nunca la indiferente sociedad su mirada soberbia: acaso ese humilde artesano, digo, salga hoy trasfigurado de este nobilísimo certamen, ceñida su frente con el lauro del triunfo, y escuchando que la fama con sus mil lenguas, hace resonar por todas partes su nom­bre.

Esta es la igualdad, esta es la democracia, esta es la República. Benditas sean mil veces la igual­dad, la democracia, la República del trabajo!. . .

En el seno de alegrías tan grandes y puras, vuél­vese empero naturalmente el pensamiento, a descon­soladoras refelxiones sobre el estado social de la pa­tria. ¿No oís rumores confusos agitarse en el exte­rior de este recinto, y venir a estrellarse rugiendo, sobre las murallas que nos rodean? ¿No escucháis el piafar de los caballos, el sonar de las espadas y el rodar de los cañones? Pues es que hoy, como ayer, como hace sesenta años, la nación está agitada y so­

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bre las armas. Vivimos en fluctuación constante ( a -

tre la alarma y la guerra; el tiempo que no emplea­mos en herimos, empleárnoslo en acechamos y en afilar el puñal fratricida.

Honda tristeza oprime el corazón, cuando se piensa que esta fiesta de paz, no es tal vez más que un momento de respiro, en medio de la fé'bril agi­tación que nos consume; re'lámpago alumbrando

p 44 m un/dos de sombras, para desaparecer en breve de­jando la noche a su espalda. Así eran las treguas de Dios de la Edad Media. ¿Será posible? Des­pués de habernos unido un momento como herma­nos, después de haber depuesto todas nuestras ren­cillas en el altar del trabajo, y de habernos estrecha­do las manos con la sonrisa en los labios, ¿hemos de salir de aquí a tomar los fusiles, a empuñar las espadas y a procurar nuestro exterminio?

Semejantes pensamientos aparecen disonantes y monstruosos en una solemnidad tan fraternal como la presente. ¿He hecho mal en apuntarlos? Así lo pensáis acaso interiormente, porque os sentís inclina­dos en estos instantes, a echar todos vuestros renco­res al olvido, comprendiendo instintivamente que no son compatibles el trabajo y la guerra, la civilización y la discordia!

Líbreme Dios del triste propósito de amargar vuestro júbilo; no he querido proporcionarme el ma­ligno placer de haceros caer de lo alto de vuestro em­beleso en la sima del desencanto. Objeto más no­ble heme propuesto al hablar de estas cosas.

He querido haceros sentir ahora, por medio de un brusco contraste, el horror de las constantes lu­chas intestinas, como se ven más negras las tinieblas de la noche, desde el salón del festín, iluminado por mil brililantes lámparas. Sí, lo primero que debe sentir un corazón patriota en ocasiones como ésta, es horror a la discordia, a esa eterna discordia que nos destruye, que ha enervado nuestras privilegiadas

p 45 fuerzas y / que ha puesto grillos en nuestros pies pa­ra no dejamos adelantar en el camino de la prospe­ridad. ( . . . )

Pero ¿cómo conseguiremos aplastar en nuestro suelo las cien cabezas de la hidra de la discordia?

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¿Abriremos la era de las delaciones, llenaremos las cárceles de conspiradores y sospechosos, y bañaremos en sangre los patíbulos? No, mil veces no! Este no sería el medio de apagar los odios, sino el de atizarlos. Las persecuciones exaltan los ánimos y engendran el fanatismo; suelen ser inevitables las reacciones, y llegan siempre al terreno de los hechos, preñadas de rencor, y ávidas de venganza. La fuer­za chocando con la fuerza, produce destrucción; no engendra el orden. Sólo el espíritu establece sobre el mundo su reinado de paz; sólo sus obras son du­rables, sólo su soplo poderoso hace surgir mundos espléndidos del caos informe.

El trabajo es el único medio de que podemos valernos para conjurar las tempestades de nuestro cielo sombrío; sólo la industria, su gloriosa hija, pue­de labrarnos un porvenir de felicidad y de calma.

Los brazos del hombre no pueden permanecer nunca ociosos; no pueden sus necesidades vivir ador­mecidas es forzoso dar ocupación a los primeros y

p 46 satis/facer las segundas. Para esto se presentan en la sociedad dos caminos: o el crimen o el trabajo, o el robo o la producción! Cuando el hombre no cría, devora; ser productor o destructor, tal es su destino: hagámoslo productor, y h arrebataremos de la mano la tea asoladora.

¡No tiene otra solución el problema social!Desde los tiempos antiguos en que las clases

trabajadoras gemían en la esclavitud, hasta las eda­des modernas en que apenas podían moverse bajo el pesado yugo de la servidumbre, del privilegio, del mo­nopolio, el trabajo ha representado en el mundo un papel miserable, ya visto con desprecio por los filó­sofos, ya desdeñado por las castas privilegiadas. El trabajo se vengó por su parte de esta injusticia, sien­do poco productivo en la esclavitud y manteniendo a la humanidad en la indigencia.

La revolución francesa encontró la clave del enigma. Hermoso y grande fue el día en que día dijo: “ ¡Abajo las cofradías, abajo los maestrazgos, abajo los privilegios y monopolios; desaparezcan para siempre las trabas de la industria: el trabajo es li­bre!”.

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¡Libre el trabajo! Al resonar en el mundo esta voz redentora llenáronse los talleres, surgieron como por encanto las fábricas; resonaron por todas partes los aires con el ruido de los telares y de los martillos!¡ El trabajo libre! Los brazos ociosos que no halla­ban en que ocuparse, o que se ocupaban en realizar el crimen, convirtiéronse de improviso en instrumen-

p 47 tos de producción, y enriquecieron los mercados/ con sus artefactos. ¡ El trabajo libre! Los obreros que habían vivido inclinados bajo el peso dd des­potismo, humillados bajo el yugo de la servidumbre, abatidos bajo el anatema del desprecio, levantaron la frente, y sintiéndose regenerados y dignos de toda es­pecie de honores, pusieron sobre el trabajo el sello de su elevación moral, haciéndolo más atrevido, más civilizador y fecundo!.

La industria adquirió desde entonces un empu­je inmenso. Dejó de ser esclava del poder, y como el ave fuera de la jaula, abrió las alas y se remontó a las alturas. En menos de un siglo de acción espon­tánea, ha conseguido centuplicar la antigua riqueza del mundo, haciendo caer la prosperidad sobre la:, capas sociales más infelices, como el maná que llo­vía en el desierto para el pueblo israelita. Aunque parezca una paradoja, es forzoso decirlo, porque es una verdad palmaria y refulgente: los mendigos de ahora son menos pobres que los mendigos de todos los siglos pasados. Esto consiste en que adelanto in­dustrial ha hecho que los artículos de primera nece­sidad sean abundantísimos y de increíble baratura.

La industria va redimiendo de la miseria física y de la miseria moral todos los días al género huma­no. La riqueza aumenta cotidianamente en el mun­do, y con ella crece la prosperidad de todos los hom­bres.

Los ciudadanos atenienses eran quince mil, ser­vidos por cuatrocientos mil esclavos. Los romanos, señores del mundo, formaban una minoría opresiva de una décima parte de la humanidad; las nueve

p 48 dé/cimas partes restantes trabajaban y producían pa­ra ellos, desde la Britania hasta la Libia, desde la Scitia hasta Lusitania.

Hoy son ciudadanos todos los hombres que ha­

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bitan los países cultos, porque el trabajo es libre y es honrado. Todos hoy trabajan, todos producen y todos gozan de mayor suma de satisfacciones que en el pasado. Todos hoy se sienten iguales, todos le­vantan su pensamiento, y todos tiene abierta ante sí la puerta del porvenir, la puerta de la dicha! ( . . . )

p 49 Las Exposiciones constituyen uno de los mediosmás apropiados para impulsar el trabajo. Cúpole en suerte a la Francia, durante su período revoluciona­rio, el inaugurar la primera Exposición de la indus­tria en el mundo. Esto fue al finalizar el año de 1797.

Abrióse la primera Exposición en París, en el Campo de Marte, y no tuvo más que ciento diez expositores, de la gran ciudad y de las cercanías.

La segunda Exposición se verificó en el gran patio del Louvre, en 1801, siendo primer cónsul Na­poleón el Grande.

La tercera se abrió en 1802, y tuvo quinientos cuarenta expositores.

La cuarta se verificó en 1806, en la explanada de ios Inválidos, y contó mil cuatrocientos veintidós expositores.

Siguieron a esta obra varias, en que el concurso fue gradual y notablemente en aumento. En cada una de ellas, la industria fue perfeccionándose y ad­quiriendo crédito. La Exposición de 1844 contó cuatro mil expositores.

Nosotros, aunque en pequeño, tenemos adquiri­da la experiencia de los beneficiosos resultados de estos certámenes del trabajo. Aquí es donde se han dado a conocer o han acrecentado su fama algunos

p 50 artistas y / algunos artesanos con cuyo nombre y re­putación se envanece justamente Jalisco. ¿No fue en la primera Exposición municipal de Guadalaja- ra, donde Carlos Villaseñor, el pintor inspirado, apa­reció ante la ciudad como un artista de genio, co­rrecto, clásico, atrevido, marchando por las huellas luminosas de las celebridades del Arte?

¿No fue en una de nuestras anteriores Exposi­ciones donde el herrero Sr. Dávalos, dejó maravilla­do al público por la correcta y sabia construcción

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de aparatos telegráficos, de los cuales, según entien­do, ha perfeccionado algunos?

Y el Sr. Olasagarre, ¿no dejó complacido a to­do el mundo con los adelantos de su arte cerámica, enteramente nueva en esta capital.

Y el Sr. Gano ¿no ha adquirido gran celebri­dad por sus obras de ebanistería?

Y el nombre del Sr. Tomé, fabricante de pia­nos ¿no ha resonado honrosamente en los Estados Unidos, cuya prensa se ha ocupado con elogio de los artefactos de dicho señor?

Y tantos y tantos industriales cuyos nombres fuera largo enumerar, ¿no han salido de la oscuri­dad, merced a las Exposiciones anteriores, y no han tenido después mayor demanda de trabajo? ( . . . )

Por esta senda, no hay duda, nos llama nuestro destino. La naturaleza próvida dio a nuestro gran territorio todos los climas; hállanse en él casi to-

p 51 das/ las producciones del globo. Las gigantescas entrañas de nuestras cordilleras son de metales pre­ciosos; nuestras extensas costas dominan los dos gran­des Océanos.

Día vendrá en que nuestros campos, yermos aho­ra, se cubran de abundante y rica vegetación; las ciudades serán vecinas de unas de las otras; enma­rañada red de ferrocarriles cruzará en todos senti­dos nuestro suelo; población numerosísima, rica y llena de vida llevará por todas partes el movimien­to y el espíritu de empresa. Entonces resonará por todo el mundo el nombre de México triunfante, y su bandera tricolor ondeará llena de gloria, saluda­da con respeto por todas las naciones del globo. ( . . . )

Pero el fundamento de todos nuestros propósi­tos y esfuerzos, debe ser la paz. Sin ella todo ade­lanto es ilusorio, es imposible.

Las Exposiciones han tenido una historia opues­ta a la historia de la guerra. La primera Exposición

p 52 siguió al tratado de Campo-Formio; la selgunda a l/ de Luneville; la tercera al de Amiens, la cuarta al de Presburgo.

Las Exposiciones son la expresión del trabajo, representan los esfuerzos largos y sostenidos de los

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hombres, son la emulación y el estímulo de indus­trias que sólo el estudio, la experiencia y el tiempo pueden perfeccionar. Por esto, para que ellas se realicen y produzcan brillantes resultados, se necesi­ta el sosiego público, son indispensables las garan­tías sociales y privadas. Enmedio del odio y del es­truendo de la guerra, perece el trabajo, como Ar- químedes a manos del soldado romano.

Gran día es éste en que inauguramos nuestra tercera Exposición. Como el peregrino que después de haber atravesado inmensos desiertos bajo un sol abrasador, llega a una eminencia desde donde des­cubre el espléndido panorama del país que le aguar­da adelante, y olvida luego sus fatigas, y lleno de ardiente brío se levanta y prosigue el camino, así nosotros, desde la altura de este acontecimiento, po­demos mirar el magnífico porvenir que nos está re­servado, y ddbcmos continuar llenos de fe y de en­tusiasmo la marcha. Quédanos aún que recorrer áspera senda cortada por precipicios y tapizada de espinas; pero ¿qué obstáculos no vencen la fe y la perseverancia? Así fue como Israel vagó cuarenta años por los desiertos de Arabia, antes de tomar po­sesión de la tierra prometida.

¡ No más odios, no más sangre, no más lágrimas!p 52 Bajemos al seno de la tierra a buscar los lechos de/

hulla y los criaderos de fierro; tendamos rieles y alambres eléctricos por todas partes ; lancemos, como corcel impaciente, la humeante locomotora a devo­rar la distancia; explotemos las inmensas riquezas de nuestro territorio; unamos nuestros esfuerzos pa­ra cambiar la faz de nuestra patria; hagámonos ri­cos y demos gloria al país donde nacimos.

¡Guerra a la guerra! ¡Sea éste en el porvenir nuestro lema!” . ( . . . ) 18

Aspecto de la exposición19

p 66 El local en que tuvo lugar el Certamen era am­plio y elegante: constaba de cuatro corredores en el piso bajo que limitaban a un gran patio: en el piso superior había otros corredores idénticos a los infe­riores y además algunos salones ocupados con obje­tos expuestos.

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Los corredores del piso inferior estaban ocupa­dos del modo siguiente: lado expuesto al Este, ma­nufacturas diversas, obras de galvanoplastia y taba­cos de la fábrica del Buen Gusto: lados del Norte y Oeste, establos para la exposición de animales vivos; lado del Sur, trabajo de fundición de la ferrería de Tula y maquinaria. En el gran patio estaba la ex­posición de carruajes y en el centro la plataforma para la música y la tribuna.

El piso superior estaba dispuesto así: el corredor del Oriente tenía los productos agrícolas, la minería y la sección de comestibles; en las paredes había di­versas muestras caligráficas: en el corredor del Sur se hallaban las secciones de Bellas Artes y los trabajos de señoras: al Occidente estaban los hilados y teji­dos y los tabacos; a este lado correspondían las en­tradas de la escalera principal y las de los salones en que estaban las secciones de ingeniería y ense­ñanza y el departamento de muebles: en el lado del

p 67 Norte se/ veían la cerámica, la vidriería y otras in­dustrias diversas. Los corredores estaban divididos en ocho arcos y su longitud total era de 36 metros. La parte superior del patio se hallaba cubierta por

p 73 un toldo de lienzo blanco ( . . . ) 20/Discurso leído en la clausura (. . .) por D. Mariano Bárcena, comisionado del Ministerio de Fomen- to ( . . . )

p 74 “Nada puede haber más a propósito para ense­ñar en conjunto y de un solo golpe de vista los re­cursos naturales y los adelantos de un pueblo, que los certámenes industriales, del género del que hoy presenciamos. Están allí comparados frente a fren­te los productos de diferentes localidades y de su presencia se deducen las transacciones que los pue­blos pueden efectuar entre ellos; se presenta como una consecuencia inmediata el más noble estímulo entre los industriales que se dedican a idénticos o di­ferentes trabajos, y es también un corolario constan­te el conocimiento geográfico del país que se consi­dera, puesto que en virtud de una ley providencial los frutos de la tierra no se hallan repartidos al aca­so, sino circunscritos a determinadas circunstancias de latitud y de altura ( . . . )

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Ocupa en primer lugar nuestra atención el bri­llante resultado que la instrucción pública alcanza en la inteligencia privilegiada de la juventud jaliscien-

p 75 se./ Si se pudiera creer que el afecto al país natal me inspiraba esta convicción, podría sostenerla con la cita de tantos nombres gloriosos que forman las más brillantes constelaciones en la historia de nues­tros patricios, de los hombres de letras, de los artistas y de todos aquellos cuyo recuerdo no se ha cerrado en el aprecio de la generación actual, cuando caye­ron las lápidas que cubrieron sus fosas ( . . . )

Basta acercarse a los institutos ya oficiales o par­ticulares para observar los frutos de la enseñanza, y en la Exposición podréis ver por algunas de las obras presentadas, que en Jalisco no sólo se atiende a la educación esmerada del hombre, sino que se han en­sanchado en amplio radio los límites a que se había

. circunscrito por tanto tiempo la educación de la mu­jer. Aquí la dulce compañera del hombre inspira su corazón en las verdades y consuelos de la religión, se instruye en las labores del hogar, en las artes, y también saborea los encantos de las ciencias físicas y naturales. Aquí la mano trémula y delicada de la joven sabe convertir en palabras los impulsos que la electricidad lleva sobre la máquina telegráfica; si deshoja una flor puede interpretar los misterios que encierra y las maravillas que el Creador concentra en los delicados tintes y en el aroma embriagante de las rosas.

El arte y las bellas letras han encontrado siem­pre en Jalisco una grata mansión; tenemos a la vista

p 76 los/ trazos con que el pincel da vida a las imágenes sobre inanimadas superficies; percibimos los acordes y las gratas melodías con que la música deleita el alma; la fotografía asocia a la belleza artística la exactitud y la verdad de las formas; la litografía y el arte tipográfico producen obras, que en cambio de merecida honra podríamos presentar en México y en el extranjero; podríamos hojear amplios volúmenes donde existen tesoros de literatura y de poesía. Los que me dispensáis la honra de escucharme, tenéis ocupada en este instante la memoria con los nombres ilustres de Isabel Prieto, de‘Otero, de Gallardo y de

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tantas eminencias que brillaron o resplandecen aún en el cielo de la literatura nacional.

Doblemos aún algunas páginas y pasemos en re­vista las obras de la industria. Allí podremos medir los progresos que merced a loables esfuerzos han ido extendiéndose desde el taller humilde del artesano, donde no existe otra ayuda que la fuerza de su pro­pio brazo, hasta las fábricas y los talleres donde el agua o su vapor comunican poderosa fuerza a la rue­da motriz y a la turbina para multiplicar los frutos del trabajo. La ebanistería, la joyería, la química industrial, la cerámica, los hilados y tejidos, todo es­tá demostrando los adelantos alcanzados por un pue­blo inteligente e industrioso y que en el hogar for­man acordes perfectos el cariño de la familia y el himno del trabajo.

Las fuerzas poderosas que la mecánica pone a disposición del hombre para aliviarle en sus fatigas

p 77 y / multiplicar los productos de la labor, se ven con­centradas en varias localidades del Estado. Se escu­chan en las cercanías de esta capital los choques de las caídas de agua y el ruido monótono y repetido del telar: en Atemajac, la Escoba, la Experiencia y otros centros de esfuerzos mecánicos, se transfor­man como por encanto las débiles fibras en lustrosas hojas de papel, en finísimos hilos y en variadas telas.

El vapor añade su canto de progreso y presta su poderoso esfuerzo en los establecimientos tipográ­ficos, en los ingenios de azúcar y en otros focos de trabajo y de prosperidad.

En varias partes, la madera abrasada por el fue­go se disipa en humo; pero el fuego convierte a la piedra mineral en purísimo oro, en deslumbradora plata o en el indispensable hierro que da al hombre los instrumentos de labranza, las poderosas máqui­nas o el arma con que defiende sus derechos patrios y su hogar.

Actualmente la Agricultura sacude el yugo con que la esclavizaba la rutina; los arados cambian sus formas, antes amoldadas a las exigencias de antigua costumbre; las segadoras y otras máquinas sirven de medio poderoso y fácil, entre los trabajos del campo

. y los.premios de la cosecha; el vapor purifica y hace

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cristalizar al jugo azucarado de la caña y en todas partes se ve que el progreso extiende sus legiones pa­ra llevar sus beneficios a la ciudad, al campo y a la aldea.

Si una rápida ojeada en las galerías de la Ex­posición jalisciense puede congratularnos con la pre-

p 78 sencia/ de tantos adelantos, debéis sentir también jú ­bilo inmenso al ver que la invitación a este festín fue escuchada fuera de los límites del Estado. Asocia­dos a los productos industriales de Jalisco vemos otros de grande importancia que enviaron el “Círculo de Obreros” de México y los industriales de Puebla, Guanajuato, Durango, Sinaloa, Zacatecas y Colima.

Galantes, a la par que ilustrados aquellos obre­ros, vinieron a tomar participación en nuestras fies­tas del trabajo, y así vemos cumplido otro de los be­néficos resultados de las Exposiciones que ponen en contacto los pueblos para ayudarse recíprocamente y formar Jas nobles ligas de la amistad y del comercio.

Esta es la vez de recordar con grata satisfacción que cuando la gran República del Norte celebraba con un Certamen universal el primer centenario de su independencia, fue llamado México para tomar asiento con todos los pueblos civilizados en aquel es­pléndido festín. Mensajeras de paz y de progreso, las águilas mexicanas dirigieron su vuelo a Filadel- fia, y cerrando sus alas se alojaron en los palacios de la industria; no llevaron a tierra extraña el pendón de la guerra ni las insignias del exterminio, sino la oliva de la paz y el laurel con que el progreso corona al saber y al trabajo. Así veamos siempre a nuestra simpática bandera tricolor, pregonando por todas partes los adelantos de los pueblos; y ¡quiera Dios que bajo tan noble influencia veamos siempre unidos a todos los Estados de la Confederación mexicana!

No nos alejemos de la Exposición sin hacer no- p 79 tar/que los productos naturales y agrícolas que allí

vemos representados, muestran lo variado del clima y la rica fertilidad del territorio del Estado. En las altas montañas el esbelto pinabete y el añoso roble se ponen frente a frente como si tratasen de medir sus gigantescas tallas; en las llanuras crece abundante yerba donde pacen los ganados y en las tierras cáli­

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das viven el cafeto y la caña de azúcar prodigando sus tesoros al agriculltor que les acaricia y les culti- va. ( . . . )

En la vasta extensión del territorio del Estado hallaréis los elementos todos que puedan ofrecer las más ricas recompensas en las explotaciones agrícolas; pero faltan aún los medios generales de comunica­ción que lleven los productos a los centros de con­sumo. La producción tiene ahora un límite bien es­trecho, como lo es el radio a donde se extienden las transacciones mercantiles de las ricas comarcas de las costas del Sur y del Occidente, pero en breve los me­dios de comunicación se aumentarán y la esfera de acción de nuestro comercio podrá girar sobre un eje de incalculable extensión.

Los rieles del ferrocarril interoceánico bañarán p 80 muy pronto sus extremos en las olas del Atlántico y /

del Pacífico; los bravos mares unirán sus brazos con la pulsera de hierro que partiendo del Golfo mexi­cano se detuvo por algún tiempo en el centro vital de nuestra República, pero que hoy prosigue veloz al Occidente y esperamos que al fin ceñirá con su acerado broche a las ardientes playas del Pacífico.

Oímos circular de boca en boca las últimas no­ticias del telégrafo, anunciando que la barreta y el martillo descargan ya sus golpes para allanar el le­cho en que descanse el férreo cinto que con ansia esperamos.

Una era de prosperidad aguarda a nuestro Esta­do y no debemos creer que tan gratas esperanzas se desvanezcan como las brumas de primavera a la lle­gada del estío. El establecimiento de la vía inter­oceánica es ya una exigencia de la época, es la ex­presión del deseo unánime de nuestro pueblo, y esa vía cruzará en breve el territorio mexicano; veréis, espero, que el humo de las locomotoras que descien­dan al Pacífico se mezcle a los elegantes penachos que arrojan el C'eboruco y el Colima.

Al movimiento del ferrocarril le hará eco el mo­vimiento del comercio y los viajeros de todas partes acudirán a tomar participio en nuestras explotacio­nes minerales y agrícolas.

Los talleres se multiplicarán y las aguas del To- lolotlán21 empujarán con robusta fuerza a las rue­

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das motrices y a las poderosas turbinas; los ingenie­ros formarán cascadas artificiales para utilizar los es­fuerzos del agua que se despeña, como ahora vemos que desciende sobre las rocas de Juanacatlán, donde

p 81 la linfa/ pura de la corriente se detiene sorprendida al faltarle su lecho y cae dividida en hilos y mantos de cristal.

Entonces “Las Clases Productoras’5 de Jalisco hallarán vasto campo donde llevar a cabo sus loables programas, cosechando en todas partes los resultados más brillantes, porque su empeño en difundir la ins­trucción y practicar el bien irá produciendo mayo­res beneficios a medida que avancen los tiempos.

Resuene la palabra del maestro en las galerías de este edificio, en las aulas del colegio y en las hu­mildes chozas de <la aldea. Sea llevada también a los campos, al lado del labrador que surca la tierra y allí bajo la sombra del cedro y dél sabino se enseñen las ciencias naturales y los medios más sencillos y útiles para cultivar la tierra.

Promuevan “Las Chases Productoras’5 nuevas Ex­posiciones y encontrarán siempre los más brillantes resultados en el desarrollo de tan noble empresa y una ayuda franca y poderosa de parte del pueblo jalisciense y de las autoridades de la Federación y del Estado ( . . . )

p 82 Representante en esta vez del Ministerio de Fo­mento, me honro en felicitar a la Sociedad por sus nobl-es esfuerzos en favor de la instrucción y del pro­greso, y me complazco en asegurarle la justa estima­ción con que el Supremo Gobierno la distingue.

Como miembro de la Sociedad, e interpretando sus sentimientos de gratitud, hago pública manifesta­ción de su agradecimiento al Supremo Gobierno, al Gobernador del Estado y a las corporaciones y par­ticulares que con tanta generosidad la han auxilia­do para llevar a cabo la Exposición ( . . . ) ” .

Balance 22

p 83 El Sr. O. Heraclio Farías, tesorero de la Comi­sión, nos suministró los siguientes datos en Jos cuales se demuestra, que con una cantidad relativamente corta se puede llevar a cabo una Exposición de gran-

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de importancia, cuando se unen los esfuerzos de per­sonas desinteresadas, inteligentes y activas:

Cantidades, en numerario, que tuvo a su dispo­sición la Junta de Exposiciones de las Clases Pro­ductoras :

Por donativo del Presidente de laRepública ............................................ $ 2,000.00Id. del Gobernador del Estado . . . . 700.00Id. dél Ayuntamiento de Guadalajara 200.00Por suscripciones de particulares . . 692.32Productos de las veladas ................... 888.66

Suma: $ 4,480.98

Los gastos del alumbrado, decoración, música, impresiones, acunación de medallas, etc., podrán equilibrarse con los ingresos referidos ( . . . ) 23

3. PRODUCTOS JALTSCIIENiSES EX PU ESTO S24

p 159 Hilados y tejidos25

A la entrada del piso superior, y hacia la iz­quierda, se encontraban los productos de las fábricas de “La Escoba”, Atemajac y “La Experiencia”, gran­des centros industriales situados en las cercanías de Guadalajara.

p 160 Los productos de la Escoba se hallaban coloca­dos en un elegante aparador formado de copos de algodón, de bolas de hilo, de husos y otros objetos propios de las fábricas de hilados; fue dispuesto así el aparador por el Sr. D. Francisco Vila, actual administrador de la Escoba y uno de los socios fun­dadores de las Clases Productoras ( . . . ) . Las mues­tras presentadas no dejaban nada que desear en per­fección, había mantas de 1* y 2* clase; hilazas muy finas, cordón, hilo y otros productos que son justa­mente apreciados por los consumidores. En la ac­tualidad pertenece esta fábrica a los Sres. Fernández del Valle.

La fábrica de Atemajac presentó sus productos en un aparador apropiado y de forma distinta del de

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la Escoba: había mantas muy buenas, de la 1* y 2* clase; hilazas de los números 10, 12, 16, 20, 24 y 30; cordón de tres torsales, cordoncillo de cinco hebras, pabilo de tres hebras, carretes con hilaza, husos, etc.

Estos produltos correspondían a la merecida y acre- p 161 ditada fama que tiene el establecimiento industrial/

de donde proceden. Atemajac pertenece a los Sres. Palomar, Gómez y G.

“La Experiencia” presentó sus productos en un aparador formado de varias mesas sobrepuestas y de diversos tamaños, cuyas columnas estaban cubiertas por carretes de magníficas hilazas; en las mesas se encontraban también algunas muestras de cordón, hi­laza y pabilo de diversas clases. Esta fábrica perte­nece al Sr. D. Francisco Martínez Negrete y Alva.

De la acreditada fábrica de Jauja, situada en Tepic, y perteneciente a los Sres. Barrón, Forbes y Cía. vinieron algunas piezas de manta, de muy bue­na clase y marcadas con los números 1 a 3. ( . . . )

Con esfuerzos que suplen a los medios mecáni­cos muy poderosos, han logrado los Sres. Munguía dar muy notable importancia a las fábricas de tejidos que tienen establecidas en Guadalajara. En la Ex­posición se presentaron los productos de la fábrica llamada “La Caja del Agua”, perteneciente al Sr. D. Clemente Munguía. Los productos se hallaban dispuestos en un amplio aparador, y por su variedad y buena calidad podía juzgarse de la importancia del establecimiento; había plaids y alfombras de lana, colchas de algodón, tapetes y otros tejidos con varia­dos dibujos y brillantes colores./

p 162 D. Trinidad Meza, de Guadalajara, presentó di­versas muestras de carranclanes de precios muy có­modos.

De la ciudad de Ameca remitió una frazada D. Prisciliano Ramos, y D. Pablo Hernández, un mag­nífico zarape de tejido muy fino y escogidos colores; siempre han sido apreciados los tejidos de lana pro­cedentes de Ameca, especialmente los paños y pañe­tes fabricados en el Sabino, el Tescalame y otras lo­calidades cercanas a aquella ciudad. ( . . . ) 26

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p 163 Papelería

La misma fábrica de Atemajac que citamos en el grupo anterior, expuso una variada y muy impor­tante colección de muestras de papel. La importan­cia de esta fábrica ha sido reconocida desde hace muchos años, y sus productos mejoran conforme a los adelantos de la industria papelera. En la expo­sición había un elegante aparador conteniendo las di­versas clases de papel que se faibrican en Atemajac, como son, florete, estraza, ramillete para impresio­nes, para esquejas, etc., etc. HaJbía, además, un gran cilindro en que estaba enrollada una pieza de papel de 2 varas de anchura por 2,500 de longitud.

p 164 La industria del papel/ tiene grande importancia en Jalisco: Atemajac surte a las imprentas, a las fábricas de tabacos y a varias oficinas de Jalisco y otros Es­tados.27

Cerámica

D. José F. Olasagarre, miembro muy activo de “Las Clases Productoras”, presentó una variada co­lección de los productos de su fábrica de “Las Deli­cias”, situada en Guadallajara: muestras de loza co­rriente, como platos, tazas, etc., ladrillos para pisos muy bien barnizados, y a cuatro pesos el ciento, es­tatuas pequeñas y otros objetos. En estos trabajos cerámicos se nota buena elección en los materiales, elegancia en las formas y otras circunstancias meri­torias que el Sr. Olasagarre a fuerza de inteligencia y de trabajos ha logrado reunir, no obstante las di­ficultades graves que ha encontrado para fundar su fábrica; es de esperarse que pronto quedará estable­cida del todo y dando productos en grande escala. En (las Exposiciones anteriores, ha sido premiada la fábrica con medalla de 1* clase.

De la fábrica de Atemajac se remitieron algunas muestras de ladrillo propio para pisos, del que se lla­ma comunmente ladrillo de jarro. Esta clase es muy apreciada en Guadalajara, y efectivamente es muy recomendable por su buen pulimento y el agrada-

p 165 bíle/ olor que despide cuando se humedece; es ade­más muy duro, compacto y de mucha duración.

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D. Epigmenio Vargas, de Sayula, remitió algu­nos vasos y otros objetos bien cocidos y de regular barniz; la fabricación de loza de este género, forma una de las industrias características de Sayula y sus cercanías ( . . . ) 28

p 166 Vidriería

El Sr. Nicolás Banda, presentó una variada e in­teresante colección de objetos de vidrio, de su fábri­ca “El Progreso”, que tiene establecida en Guadala- jara. Numerosas han sido las dificultades que el Sr. Banda ha tenido que vencer para plantear esa indus­tria, pero los resultados van coronando sus esfuerzos. En la Exposición pudo apreciarse el fruto de esos constantes trabajos con la presencia de los produc­tos de la fábrica; la obra es buena y los precios bas­tante cómodos, circunstancias que ha logrado reunir

. el Sr. Banda, escogiendo el material más propio pa­ra el objeto y de extraordinaria baratura: ese mate­rial abunda en gran manera en di suelo de esta ciu­dad y esta es la primera vez que se le da una aplica­ción útil. En la sección perteneciente a la fábrica del “Progreso” , expusieron vasos, botellas, jarras y otros objetos diversamente coloridos, de buenas for­mas y el vidrio homogéneo y transparente, sobre to-

p 167 do / en las jarras y botellas. Es de esperarse que los resultados correspondan bien pronto a los loables afa­nes del Sr. Banda, por cultivar una industria de grande porvenir para Jalisco ( . . . ) .29

Doña Manuela Borda, de Guadalajara, presen­tó un espejo decorado con adornos de vidrio ejecu­tados al soplete.

Peletería y objetos fabricados con pieles

De la tenería alemana, situada en Guadalajara y que dirige D. Fernando Spiero, se presentó una abundante y variada colección de pieles. Las mues­tras estaban guardadas en un gran aparador de cris­tales y todas ellas preparadas con perfección; había

p 168 badanas blancas y de otros colores; chagré negro d e / grano fino; cabritilla de piel de chivo y de becerro; chagrés y baquetas de colores para tapices; bandas de baqueta, muy anchas y fuertes, para maquinaria;

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petacas de baqueta muy bien construidas y otros di­versos objetos.

!D. Bertín Villaseñor remitió de Ameca unas ba- quetillas curtidas que tenían la suavidad de un lien­zo.

D. Julián Casillas, de Guadalajara, presentó va­rias muestras de baquetas grandes, charoladas y do­radas; el charol es uniforme y de buen brillo, lo mismo que el dorado de esas pieles ( . . . ) .30

Un gran aparador perteneciente a D. Espiridión Arrieta, contenía una variada y elegante colección de

p 169 muestras de calzado. El establecimiento del Sr./ Arrieta goza de mucho aprecio en la ciudad de Gua­dalajara ( . . ) .

Llamaron notablemente la atención las petacas para viaje, fabricadas en la casa del Sr. D. Antonio Lacroix, de Guadalajara: elegancia de formas y bue­na ejecución se notaban en todas las muestras pre­sentadas.

Ebanistería, Tapicería y Carrocería

( . . . ) Llamaron notablemente la atención los muebles pertenecientes all Sr. D. José M aría Cano, hábil ebanista de Guadalajara: había un magnífico ropero de madera de rosa con puerta de espejo, los tableros y columnas estaban trabajados con elegan­cia: un aparador y un estante adornado con tallas de muy buen gusto: sillones, tocadores con cubiertas de mármol, aguamaniles y otros muebles muy bien acabados, demostraban la habilidad deil modesto e in­teligente Sr. Cano./

p 170 De gran mérito eran también los muebles presenta­dos por el Sr. D. Antonio Orozco, de Guadalajara, sobre todo un menaje para sala, construidos con ma­dera fina y cubierto con rica tela de seda; las for­mas de los muebles eran elegantes y las tallas de buen gusto y difícil ejecución.

Se presentó un trabajo de talla de exquisito mé­rito, ejecutado por D. Inocencio Campirano, joven ja'lisciense de 18 años de edad: ese trabajo represen­taba un gran marco rústico adornado con rosales, trepadoras y sarmientos de vid, ejecutados con ex­tremada finura. El joven Campirano ha comenzado

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sus trabajos de ebanistería sin el auxilio ni dirección de algún maestro, y si continúa dedicándose con em­peño, llegará a ser una notabilidad en ese arte.

D. Pedro G. Leaño, de Guadalajara, expuso va­rios trabajos muy bien acabados, sobre todo, algu­nas sillas imitación de las austríacas, con asientos y respaldos de maderas o de bejuco; las primeras a 60 pesos docena y las últimas a 45 pesos.

D. José María Medeles, de Guadalajara, pre­sentó un elegante tocador con espejo: el precio del mueble era de 50 pesos (. . .) .31/

p 171 D. Miguel González expuso algunos grupos eje­cutados con gusto representando un nido de aves, ramos de flores y otros objetos.

Del Hospicio de Guadalajara se enviaron varios muebles trabajados con esmero por los asilados de ese benéfico establecimiento.

En el gran patio del edificio había dos bonitos carruajes fabricados por él Sr. Wilson, de México, y otro construido por D. Lauro de Anda, vecino de Guadalajara.

JoyeríaD. Narciso Ruiz, artista jalisciense ( . . . ) pre­

sentó una elegante copa de plata trabajada con gus­to y perfección: a una base de bonita forma y bien cincelada, seguía un pie o tallo representando un sar­miento de vid en el cual se apoyaba un gracioso ni­ño que cortaba los racimos de uvas; en la parte su­perior sostenía el sarmiento a la taza de la copa que estaba perfectamente pulida.

Causa verdadera satisfacción el mencionar los adelantos que en la joyería se han hecho en Guada­lajara, y lo testifican claramente las obras que pre­sentó en la Exposición el Sr. D. Eustasio Ulloa: re­cordamos, entre otros, los siguientes trabajos: un aderezo de donas, constando de peineta, aretes, pren­dedor y pulsera, adornados con azahares perfecta-

p 172 mente tra/bajados en oro y plata; un prendedor re­presentando una mazorca formada de perlas peque­ñas, con su tallo y follaje de oro de diversos tonos; varios relicarios esmaltados y adornados con elegan­tes monogramas de oro y perlas; leontinas, anillos y otras joyas de muy buen gusto ( . . . ) .32

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Sastrería, camisería y sombrerería

El Sr. D. Mariano Azcárraga, de Guadalajara, presentó varias piezas de ropa cortadas con buen gus­to, y hechas con paños y casimires nacionales y ex­tranjeros.

Los Sres. Montes e Inostrosa, presentaron igual­mente varías obras de su acreditada sastrería.

La Sra. doña Luz M. de Paez, envió varias muestras de camisas hechas en su establecimiento que dirige, y doña María O. de Esqueda, presentó diver­sas costuras de buen gusto, ejecutadas en máquina.

De la sombrerería de D. Teófilo Ibarra, se re­mitieron varías muestras de sombreros de diversas clases, siendo el Sr. Ibarra el único expositor del ra­mo, que concurrió al Certamen ( . . . ) .33

p 174 Tabacos labrados

( . . . ) En el piso bajo del edificio, se hallaba un elegante kiosco formado con las diferentes muestras de puros y cigarros que presentó la fábrica del Buen Gusto, perteneciente a los Sres. Sandoval y Cía. de Guadalajara. El kiosco tenía seis columnas que sos­tenían un techo en forma piramidal, y todo se halla-

p 175 ba recubierto con los productos de la fábrica: en / el interior de ese pabellón había una máquina de hacer cigarros, hecha en París por Durand, y que puesta en acción en esta fábrica puede hacer 1 000 cajas de cigarros en 10 horas de trabajo: algunos aparadores pequeños con diversas muestras de ciga­rros, tabaco cernido, etc., completaban la exposición

. de productos de tan importante fábrica. Los taba­cos labrados del Buen Gusto gozan de grande esti­mación y han sido premiados en muchos Certáme­nes nacionales.

A la entrada del piso superior se hallaba la ex­posición de la Concha, perteneciente al S'r. D. He- raclio Farías de Guadalajara. Diferentes muestras de cigarros, puros, tabaco en rama y cernido, etc., estaban dispuestos en un elegante muestrero en que aún las letras que le anunciaban, estaban formadas con los productos de esa afamada fábrica. La Con­cha cuenta con muchas distinciones adquiridas en las Exposiciones del país.

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Con notable gusto estaban dispuestos los produc­tos de la fábrica que recientemente ha establecido en Guadalajara el Sr. D. Miguel Garibi, y la cual lle­va el nombre de “La Esperanza” . Los tabacos la­brados se hallaban en un gran aparador cubierto con cristales, y en la parte superior había una ancla, for­mada con muestras de los mismos productos, y sim­bolizando el título de la fábrica.

La Flor de Orizaba, es otra fábrica ubicada en Guadalajara y perteneciente a los Sres. Robles y Ma-

p 176 tute. Los productos que presentaron en la Ex/po- sición, eran de buena calidad: ha obtenido medallas en las Exposiciones que se han verificado en Guada­lajara.

Muy apreciados son los puros que se hacen en “La Favorita”, cuya fábrica pertenece a los Sres. Mi- ravete, Rodríguez y C., las muestras presentadas te­nían muy buen aroma y variadas formas: está con­decorada la fábrica con medalla de la 1* Exposición de las Cllases Productoras.

Se presentaron también varias muestras de pu­ros procedentes de la fábrica del Esmero, pertene­ciente a D. Bernardo Navarro, de Guadalajara.

D. Eusebio Castellanos, de Tepic, remitió algu­nas muestras de puros de su fábrica llamada “La Fa­ma” y que son muy apreciados en Jalisco ( . . . ) .34

p 177 Química industrial, Droguería, etc.

Del Sur de Jalisco proceden los más acredita­dos jabones, que se expenden en Guadalajara; mu­chas son las fábricas de ese producto que se hallan establecidas en Zapotlán, Sayula y otras localidades. El jabón que viene del Sur es de buen color y su precio bastante moderado, pues las grasas se consi­guen con facilidad y además abunda notablemente el carbonato de sosa en esa región, especialmente en las playas de Zacoalco y Sayula.

De la fábrica perteneciente a los Sres. Gutiérrez y Cía. de Sayula, se enviaron diversas muestras muy

p 178 re/comen dables por su color, homogeneidad y otras particularidades apreciables.

D. Jacinto Cortina, remitió igualmente de Sa­yula, algunos jabones de excelente calidad y D. Ri-

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cardo Medina, de esta ciudad, presentó algunos pro­ductos de ese género ( . . . ) .35

p 179 Muy bien desarrollados y limpios estaban loscristales de ácido cítrico preparados en Guadalajara por el Sr. V. Aréchiga, por procedimientos nuevos y muy económicos.

El Sr. Gutiérrez Esteves, de Guadalajara; presen­tó muy buenos productos farmacéuticos, siendo de no­tar los siguientes: elixir de pepsina, jarabe de hipofos- fito de cal, crema de nitrato de bismuto, etc.

Con el fin de sustituir el jarabe de savia de pi­no que viene del extranjero, por otro de precio más cómodo, preparó un jarabe análogo D. Vertín Villa- señor, de Ameca, en cuyo producto se notan el sa­bor y olor resinoso y una notable trasparencia: viene recomendado el jarabe por los facultativos de aque­lla localidad./ ( . . . ) 36

Semillas

El Sr. D. Manuel Rivera ('hijo), presentó di­versos productos de su hacienda de la Cbncepción, inmediata a la capital del Estado, de los cuales se­ñalamos los siguientes:

Trigo. Fue presentado en espiga .y en grano; las espigas estaban bastante desarrolladas y pobladas de granos bien llenos y parejos; la mejor clase de trigo tenía señalado el precio de ocho pesos ($8) carga./

p 184 Cebada. Bien desarrollada como el trigo, y alprecio de catorce reales, o sea 1 peso 75 centavos.

Maíz. En mazorca y desgranado, de diversas variedades y precios: maíz blanco, grueso, a 17 rea­les fanega, más inferior a 14 reales, maíz amarillo a20 reales fanega.

Frijol. Se encontraban las siguientes variedades colocadas en frascos de cristales; garbancillo, bien lleno e igual, a 3 pesos fanega, morado, sigüin y rei­na, de iguales condiciones y precios variables.

Chía. De grano regular, bien hecho y a 4 pesos arroba.

Arroz. Se presentaron algunas muestras obteni­das por el sistema de riego.

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De la hacienda de Potrerillos, remitió el Sr. D. J. Tomás Figueroa, diversas muestras que dieron a conocer igualmente la importancia de aquella finca y su buena administración. Las semillas se encontra­ban en sacos pequeños y colocados en comparación; contenían trigo, cebada, garbanzo, frijol de las va­riedades conocidas con Jos nombres de amesquitillo, blanco, encarnado y vallo; maíz muy bien dado de las variedades blanca, roja, amarilla e híbrida. Tam ­bién había algunos haces de excelente trigo y mu­chas muestras de maíz en mazorcas de diversos ta­maños.

De la hacienda del Cabezón, propiedad del Sr. Ignacio Cañedo, se remitieron excelentes muestras de trigo que ha reunido a 50 cargas por una, en los ensayos que se han comenzado a hacer; esa hacien­da es la más rica en la producción del maíz./

p 185 La hacienda de San Marcos, situada en el can­tón de Zapotlán, y propiedad del Sr. D. Mauricio Gutiérrez,37 presentó los siguientes granos:

Café. Execelentes muestras de las variedades co­mún y caracolillo, colocadas en grandes frascos de cristal. Es notable el café de esa finca por la forma del grano, su excelente aroma y la gran cantidad de aceite que contiene. Hemos visto la preparación de café que se hace con el grano procedente de S. M ar­cos, y es verdaderamente notable la infusión por su co'or, sabor y excelente aroma.

Arroz. De buena calidad y notable blancura.El Sr. D. Juan I. Matute, remitió varios cerea­

les de Zacatecas, y el Sr. D. Silvestre Magallón, pre­sentó otros cosechados en Jalisco.

El Sr. D. José María Castaños, presentó mues­tras magníficas del rico café que se cosecha en su finca “La Fortuna”, situada en el cantón de Tepic. El bien sentado crédito que tiene este café en el co­mercio de Guada1 ajara, es la mejor recomendación que puede hacerse de ese producto.

El Sr. D. Quirino Guerrero, presentó muestras del buen café que cosecha en el pueblo de Tala, cercano a la capital del Estado.

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Azúcares

La fábrica de Bellavista, situada en el plan de Santa Ana, al S. de Guadalajara, propiedad del Sr. D. Nicolás Remus, presentó una riquísima colcc-

p 186 ción/ de muestras de azúcar, demostrando la impor­tancia de aquella finca y su excelente dirección. Tiempo hacía que era reconocida la riqueza de esa hacienda; pero en estos últimos años, aumentó no­tablemente su valor y sus productos con la adquisi­ción de excelentes máquinas para la mejor y pronta elaboración del azúcar: puede considerarse esa finca como una de las más ricamente dotadas de maqui­naria en el Estado, y además se halla bajo la inteli­gente dirección del Sr. ingeniero D. Gabriel Casta­ños, miembro de la familia Remus, que con sus co­nocimientos ha cooperado a los progresos de aquella rica hacienda.

En la Exposición se encontraban algunos panes de azúcar de excelente blancura y perfecta cristali­zación; los cristales eran grandes y asociados en gru­pos; la ley de dulce de esos panes, era muy elevada, según lo hizo constar el jurado calificador. En fras­cos pequeños había muestras que enseñaban todos los productos de los diversos pasos de la elaboración y el aprovechamiento de productos, que por los méto­dos ordinarios no tienen el valor que con esos me­dios perfectos de elaboración llegan a adquirir. De­be felicitarse el Estado, por poseer esa finca modelo y a una distancia relativamente costa de la capital./ (. . . )

P 188 Las recompensas que han merecido los productos de Bellavista son:(Meda^a de oro).— Azúcar........

55 Cañas........ Ira. Exposición(Medalla de p lata).— Aguardiente. Municipal.

Dos medallas en Ira. Exposición de las Clases Productoras.

Dos medallas en la última Exposición de Aguas- calientes.

La hacienda de la Escondida, del Cantón de Tepic, envió muestras bellísimas de azúcar, perfecta­mente cristalizadas y de brillante blancura. Esos

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productos fueron presentados por el Sr. D. José An­tonio de Aguirre.

Magníficas muestras de azúcar, elaboradas a fue­go directo, fueron presentadas por el Sr. D. Mauricio Gómez, propietario de la hacienda de San Marcos a que antes se hizo referencia. La ley de dulce, la cristalización y otras particularidades, son altamente estimables en los productos de San Marcos ( . . . ) ,38

p 189 De sentirse es, que en esta Exposición no hayanfigurado las muestras de azúcar de otras haciendas del Estado de Jalisco; Jos productos que vienen del Valle de Ameca, como los de Santa María, Buenavista y otras haciendas; del Valle de Ahualul- co; como el azúcar de Sta. Cruz del Sur de Jalisco, de Tepic, etc., donde se elaboran, no sólo el azúcar sino también otros dulces que contribuyen en buena proporción al monto total de la riqueza agrícola de Jalisco.

Aguardiente, vino mezcal, licores diversos.

( . . . ) De la hacienda de San Marcos se remi­tieron a la Exposición algunos frascos, conteniendo aguardiente de alta graduación, diáfano y de buen olor.

De Bellavista vinieron también excelentes mues­tras de aguardiente con cualidades análogas a las an­teriores; de Tecalitlán remitió D. Rafael G. Ochoa, excelentes muestras de alcohol a 759; los Sres. M en­doza hermanos de la hacienda de la Quesería, pre­sentaron alcohol a 80°; ( . . . ) 39

p 190 Vamos a pasar en revista las muestras del vinomezcal que se extrae de algunas variedades de ma­guey o agave. Este licor alcohólico se prepara en varias localidades del país, donde recibe diversos nombres, pero el más estimado en México y en el extranjero, es el procedente de Jalisco, especialmen­te de Tequila.

Diversas son las variedades o clases de ese vi­no que se preparan, como son vino común, pechu­ga, simple, doble, etc., y además, otros especialmen­te preparados, como son el almendrado} naranjado, etc.

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D. Jesús Flores propietario de una de las más ricas y acreditadas fábricas de Tequila, presentó en dos grandes frascos y otros botellones, las muestras de las diversas clases de vino que se preparan en su fábrica, como son: vino, simple, doble, pechuga y almendrado. Los productos de la fábrica del Sr. Flores, tienen gran crédito dentro y fuera del país; se consumen todos en el acto de su fabricación, y ellos fueron los únicos premiados con medalla de pri­mera clase, en la primera Exposición Municipal de Guadalajara.

El Sr. D. Sabás Cruz, presentó muestras de vi­no pechuga que fue premiado en la reciente Expo­sición de Francia./

p 191 El Sr. D. Carlos G. Sancho, presentó igualmente muy buen vino de pechuga.

Muy apreciado fue en la Exposición el vino mezcal, presentado por los Sres. Luis Labastida, her­mano y que se fabrica también en grande escala en el pueblo de Teuc'hitlán.

Los vinos almendrados o con otras preparacio­nes, figuraron con abundancia en la Exposición; veíanse allí muestras presentadas por los Sres. Salva­dor Pérez, cuyo vino ha sido premiado en Aguas- calientes y León; Félix Saucedo, Sostenes Bravo, de su fábrica “Las Amazonas” y J. A. Vargas. ( . . . ) 40

De la ciudad de Ameca se remitieron varias muestras de diversos licores preparados con toda lim­pieza y perfección y que son notables por su sabor y buen aroma, el Sr. D. Juan Uribe, presentó vino de membrillo, que le han premiado en otras Exposicio­nes, y el Sr. D. Braulio Aguirre, vinos diáfanos de café, naranja y otras frutas.

Iguales productos presentaron los Sres. Ayala y Villaseñor, de Guadalajara./

p 192 Los 'Sres. Castillo y Zúñiga, de Guadalajara, presentaron varías muestras del excelente vino de membrillo, cuya fabricación dirigen.

Pertenecían al Sr. D. Carlos Navarro, de Gua­dalajara, las muestras de vino de café, anotadas con el número 40 etel catálogo. ( . . . ) 41

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Aceites vegetalesDe! pueblo de Tecolotlán perteneciente al 5 9

cantón del Estado, se remitieron algunos frascos con- 193 te/niendo aceite de coquito de la fábrica del Sr. D.

Juan Agraz. Este aceite tiene un gran consumo en Jalisco, para el alumbrado, se fabrica en varias lo­calidades, y en la costa S. del Estado abunda el fru­to de donde se extrae esa materia grasa. ( . . . ) 42

Harina y almidónHay en las cercanías de Guadalajara varios mo­

linos de trigo, cuyos productos hemos visto figurar en otras Exposiciones; en la última sólo fueron pre­sentados los procedentes del establecimiento de que es propietario el Sr. D. Justo Gutiérrez. La repre­sentación de esa industria agrícola, era completa; en una colección de frascos se veían el trigo y los diversos productos de las manipulaciones, hasta la harina flor de excelente calidad. Sabemos que el Sr. Gutiérrez tiene gran consumo de los productos de su molino, que son bien apreciados en Jalisco.

El Sr. D. Juan M. Velázquez, de Atotonilco, presentó muestras de harina de buena calidad.

D. Adolfo Rico, dueño de la fábrica “La Ven­cedora”, presentó excelentes muestras de almidón que prepara en su establecimiento y que ha sido pre­miado en otras Exposiciones, los productos son de

194 excelente/ blancura y de las clases Ira. y 2a. En la parte respectiva del Informe se hace mención de su fábrica.

Muy buenas muestras del mismo producto, fue­ron presentadas por el Sr. D. Desiderio Sánchez, de Guadalajara: el almidón estaba separado en las cla­ses 1*, 2*, 3*'1 y 4*.

De excelente blancura eran las muestras de igual fécula, presentadas por el Sr. D. Teófilo Sánchez, de Guadalajara.

Algodón y Tabaco 43La Compañía algodonera de Santiago Ixcuintia,

representada por los Sres. A. Ketes, C'. Patrón y E. Castellanos, remitió varias muestras de algodón her­báceo. Los capullos estaban perfectamente desarro­llados y la fibra igual y muy fina. Sabemos que los

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plantíos que hace aquella compañía son en grande escala y sus cosechas abundantes y de excelente ca­lidad.

Del mismo cantón de Tepic, fueron enviadas al­gunas muestras de tabaco que fueron muy aprecia­das por los conocedores del ramo. ( . . . ) 44

p 197 Ganadería( . . . ) Parece que desde hace algunos años se

procuró la introducción de nuevas razas en el ganado vacuno,, pero tal vez no habría constancia en esos ensayos, pues no se hicieron notar los adelantos. En estos últimos años, el Sr. D. Antonio González Gue­rra introdujo en Jalisco la raza bramina que fue aclimatada con buen éxito en la hacienda del Cabe­zón y en alguna otra finca; después se hizo la intro­ducción de razas inglesas y americanas, y ahora se ve que se ha desarrollado el interés que debe tener el mejoramiento de las razas vacuna y caballar. No hemos encontrado datos más exactos sobre la histo­ria de aclimatación de animales, que los anteriores citados.

En la Exposición había varios establos formados en dos alas de los corredores bajos, y allí se encon­traban los ejemplares a que vamos a hacer referen­cia.

Ciertamente que la sección de ganadería más importante, fue Ja perteneciente al Sr. D. Manuel Rivera, pues en ella se veían los productos de diver-

p 198 sos/ cruzamientos ya aclimatados en la hacienda de Ja Concepción; en cada establo había una etiqueta explicando la raza, la edad y otras circunstancias de los animales, y además se advertía que en la hacien­da citada podrían encontrarse animales, en venta, de aquellas razas. El Sr. Rivera es un aclimatador em­peñoso que no omite sacrificio para lograr sus loa­bles propósitos en bien de la Agricultura.

El Sr. D. Teódulo Gutiérrez, presentó un toro blanco barroso, de magnífica figura y de la raza Durham: se presentaron también algunas vacas del establo que tienen en Guadalajara el S'r. Gutiérrez. Son de elogiarse el buen gusto que este señor tiene al elegir sus ganados, así como los asiduos cuidados que les.prodiga./ . . ( . . .)

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El Sr. Manuel Rivera completó su importante exposición de ganado, con algunos caballos criados en su hacienda, y obtenidos por cruzamientos bien estudiados de razas inglesa, americana y andaluza; llamaba la atención un magnífico potro de color tor­dillo sailpicado, producto de las razas andaluza y criolla.Productos animales

Procedentes de la hacienda de la Concepción, había algunas muestras de lana de merino en diver­sos estados de preparación: con el mismo acierto que el Sr. Rivera expuso los otros objetos a que hemos venido haciendo referencia, estaban dispuestas jai; muestras de lana en el siguiente orden: merino su­cio, como se obtiene en la trasquila, a 8 pesos arro­ba; merino labado, a 14 pesos arroba; merino car­dado, a 2 pesos libra.

Esa lana procede de los merinos que el Sr. R - vera ha aclimatado en la Concepción.

Había muestras de cera de abejas, perfectamen­te blanqueada, y pertenecientes a los Sres. D. Fran­cisco Calderón Echeverría, de Ixcatlán, y al Sr. D. Manuel Rivera./ ( . . . ) 45Metalurgia

La ferrería de Tula, perteneciente a los Sres. Corcuera, hizo una brillante exposición de fierro d? diversas clases, colocando las muestras bajo Ja. forma de un gran pabellón. En la parte superior había una inscripción que decía “Tula” , formada de gran­des letras de fierro; en seguida pendían varias cade­nas, varillas de hierro, etc., formando el pabellón; en su base estaban aglomeradas muchas muestras de fierro vaciado, estirado, doblado, etc., de exce’en- te calidad, en barras, soleras, planchas y otras for­mas. Había también algunas muestras de trabajos de fundición como ruedas dentadas, hornillas, etc. El conjunto de los productos remitidos de Tula era un bello adorno en la Exposición y daba a conocer la importancia de aquel establecimiento metalúrgico.

La ferrería está situada en el 4? cantón del Es­tado y a 28 leguas al SO de Guadalajara. He­mos/ visto el informe que de esa negociación escri­bió Mr. J. Peligue Carson, ingeniero americano, en

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Marzo de 1876. Por el informe se ve que la actual compañía poseedora de aquella negociación tiene elementos suficientes para una explotación en gran­de; hornos, fuelles, máquinas hidráulicas, todo exis­te en buenas condiciones en Tula.

El minerai se extrae de varias minas, especial­mente de las llamadas “Tacotes” y “La Mora” dis­tantes 20 millas de la ferreria; las vetas y mantos de mineral yacen en caliza metamòrfica que a nuestro juicio debe ser del período cretáceo, atendida la des­cripción que se ha hecho de aquellos terrenos y por comparación con otros que tenemos reconocidos. Los minerales son hematitas roja y parda, encontrándo­se entre la primera las variedades compacta, espe­jada y micácea. ( . . . )

p 207 /E l combustible es barato en la ferreria pues es­tá rodeada de bosques de pinos y encinas seculares: hay además otras circunstancias propicias a aquella negociación, siendo de sentirse que las minas que­den algo retiradas de la fundición.

La mejor recomendación que puede hacerse de los productos de Tula, consta en los párrafos si­guientes que copiamos de la parte final del informe a que nos referimos. Dice Mr. Garson: “Los mine­rales no son inferiores a los de Suecia y el hierro que producen es de la mejor calidad; sometido a los procedimientos de Europa igualaría al mejor ¡hierro de Suecia y aún ahora es mejor que la mayoría de los hierros ingleses y americanos” .

La ferreria de Tula comenzó sus trabajos en el año de 1850, de entonces a la fecha ha pasado a la propiedad de varias compañías: los Sres. Gorcuera, sus actuales poseedores, la han llevado a un grado muy elevado de adelanto.

Correspondiente a este mismo grupo de que nos ocupamos, había en la Exposición una muestras me­talúrgicas expuestas por los Sres. Tomé e Ignacio Ornelas, de Guadala jara. El Sr. Tomé expuso ejem­plares de lamas de beneficio y plata amalgamada; pero no tuvimos informe del método metalúrgico empleado para obtener el último producto.

El Sr. Ornelas presentó muestras de hollín ar­gentífero beneficiado en la Gasa de Moneda de esta ciudad./ ( . . . )

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p 209 Máquinas diversas y utensilios agrícolas

El Sr. D. Juan G. Padilla, presentó una maqui­naria que puede utilizarse para pulverizar las pie­dras y otras muchas materias: la máquina consta esencialmente de dos trozos de cilindro de bases de diferente diámetro metidos o encontrados uno en otro: las bases son de bronce y están unidas por ba­rras gruesas de fierro. Por un sistema de ruedas den­tadas se pone en movimiento la maquinaria, girando alternativamente los dos cilindros, y cogiendo las ba­rras de fierro a las sustancias que se trata de pulve­rizar, las cuales son trituradas repetidas veces por la presión de las barras. Al concluirse la máquina se

p 210 probó en / la Casa de Moneda de esta ciudad, tri­turando piedras minerales, y tenemos noticias de que el resultado fue muy satisfactorio; creemos que apli­cando a la máquina un motor poderoso, dará un éxito completo.

El Sr. Padilla dirigió la construcción, teniendo a la vista un dibujo de una publicación extranjera; la fundición de las piezas fue hecha por los Sres. Je­sús Gallo y Agustín Velasco, hábiles artesanos de Guadalajara. El Sr. Padilla ha introducido una me­jora que será de grande utilidad en la minería y otras industrias a que puede aplicarse con ventaja aquella máquina.

En la fábrica de hilados y tejidos de Atemajac, hay un departamento de fundición, donde se hacen las piezas que se necesitan para reponer las que su­fren avería en las máquinas, y también se fabrican algunas de éstas con notable perfección. En el últi­mo Certamen se expuso una máquina estrechadora idéntica a las extranjeras que se usan en Atemajac, para reunir y doblar las bandas de algodón cardado. La máquina estaba perfectamente fundida, muy lim­pia y funcionaban sus ruedas, cilindros y demás par­tes, con mucha precisión y regularidad.

D. Salvador Ruiz Velasco, de Guadalajara, pre­sentó un dibujo representando una máquina de su invención, propia para hacer galleta: al lado del di­bujo se encontraba una explicación detallada de las partes de la máquina y de su modo de funcionar.

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En la sección de Metalurgia, hablamos de los trabajos de fundición de la ferrería de Tula, y ahora

p 211 de/bemos repetir que entre las muestras había algu­nos engranes cónicos, ruedas, arados y otras piezas que demuestran la facilidad que hay en aquella fun­dición para hacer diversas máquinas, y en efecto, re­cordamos que en la Exposición anterior vimos al­gunas máquinas de desgranar fundidas en Tula con toda limpieza. Debemos mencionar que algunos días después de la clausura de la Exposición, llegó un molino para caña de azúcar que se había traído para ser expuesto y aunque no pudo considerarse ya en la clasificación, nos complacemos en hacer constar que todas las piezas del molino, los tres ci­lindros, engranes, etc., estaban fundidos con gran limpieza, no obstante sus grandes dimensiones: el peso total era de 10,000 libras y sacaba de costo cer­ca de 4,000 pesos. Otros molinos fundidos en Tula, se hallan funcionando perfectamente en varios in­genios de azúcar en el Estado.

Pertenecientes a D. Cipriano Cañedo, vecino de Guadalajara, había un modelo de arado reformado y otro de un rastrillo para arrancar rastrojo o tallos de milpa: en el primer modelo se propuso el Sr. Cañedo utilizar el arado común, añadiéndole una vertedera de madera, a fin de reducir su costo y acostumbrar a los cultivadores al uso de los arados modernos, siendo el propuesto en el modelo una es­pecie de transición entre ambos sistemas. El rastri­llo es muy sencillo y de suma baratura. ( . . . ) 46

p 221 Conservas alimenticias

D. Tomás Villaseñor, de Guadalajara, presen­tó varios botes conteniendo pescados, frutas y otros alimentos bien conservados, y que se expenden a pre­cios baratos.

D. Rafael Alcázar expuso algunos frascos conte­niendo diversas frutas conservadas en vinagre, las cuales guardan muy bien sus formas y colores./

p 222 DulceríaLa fabricación de dulces es una industria de im­

portancia en Guadalajara, y el expendio de confi­turas diversas ocupa todo un lado Norte de la pri­mera manzana de portales que se halla frente a la

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plaza: en la Exposición hubo pocos objetos pertene­cientes a este grupo y se presentaron en pequeña escala algunas muestras pertenecientes a las Sras. Mercedes Bahamonde y Gregoria Urzúa, y a los Sres. Lázaro Moreno y Cenobio Rodríguez.

Pastas diversas ( . . . )p 223 D. Prudencio Ruiz Velasco tiene establecida en

S. Pedro, cerca de Guadalajara, una fábrica de pas­tas de harina a la que ha dado por nombre “La Con­cha5 \ Muy buenos productos fueron presentados en esta fábrica, y estaban dispuestos en cajetillas de pre­cios de doce y medio a veinticinco centavos. H a­bía también otras muestras en mayor cantidad, como fideo capilar y tallarín de seis pulgadas de ancho. Esta fábrica fue premiada en la 1* Exposición de

p 224 “'Las/ Clases Productoras55. ( . . . )

N O T A S

1 En la página 5 del libro se enumeran las cátedras de enseñanza para adultos que funcionaban en Guadalajara en 1879, así como los nombres de los socios que las impartían gratuitamente: filo­sofía fLic. Manuel Tortolero), derecho mercantil (Lic. Justo V. Tagle), geografía (Ing. Juan I. Matute), contabilidad (Ventura G. Alatorre y Rafael Escoto), obstetricia (Dr. Fortunato Arce y Dr. Gregorio Rubio), matemáticas de diversos niveles (Julio Pe- redo, Camilo M. Hernández, Alberto Calvillo, Pedro González), pedagogía (Aurelio Ortega), dibujo (Evaristo de J. Padilla), gra­mática (Manuel Zabre y Francisco Haro), tipografía (León Do­mínguez), inglés (Tomás V. Gómez), francés (Manuel Inostrosa)^ física (Isaac Carrillo), geometría (Evaristo de J. Padilla), músi- cai (Miguel Meneses), higiene (Honorato Milanós), telegrafía (Je­sús A. Gutiérrez).

2 Antes de hablar de las sucursales el libro refiere (pp. 6-7) la calurosa acogida que en la república ha tenido la asociación jalisciense.

3 No encontré esta colonia en ningún mapa. Podría tratarse de algún anexo a Cuautla, en el 6*? cantón, pues el promotor de la Sociedad operaba ahí.

4 Habría por lo menos tres localidades así llamadas: una en el pri­mer cantón, cerca de San Cristóbal de la Barranca; otra en el séptimo, cerca de Chapala; otra en el 10*?, cerca de Guachinango.

5 Hoy Atemajac de Brizuela.

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6 La sucursal de Ahualulco parece ser lia más pujante. Tenía tam­bién socios en las vecinas poblaciones de Celaya, Tequila, Teu- chitlán? Ameoa e Ixtlán. Entre todos tenían una imprenta y pu­blicaban un periódico, fundaron una escuela, una biblioteca y una Sociedad de Señoras (pp. 9-10).

7 Subtítulo añadido en esta edición.

8 En 1881, tres años después de que Las Clases Productoras empe­zaron su trabajo de preparación de preceptores, se fundó en Guadalajara la primera Escuela Normal del Estado. Cuarenta años antes el pedagogo jaliscien.se Manuel »López Cotilla había pugnado por su fundación (Larroyo, 1973: 341).

9 Encabezada por el Lic. Manuel M. Tortolero, la sección científi­ca de la Sociedad se encargaba de la organización de los estudios.

10 Fermín González Riesüra, quien no se hallaba en buenas rela­ciones con el presidente Manuel González por haber apoyado la candidatura presidencial de Ignacio L. Vallarta.

11 Antes de esta conclusión se habla someramente de otras seccio­nes: la de auxilios mutuos^ que reunía un fondo para auxiliar a los miembros en caso de enfermedad, la caja de ahorros, la de exposiciones y la incipiente de agricultura (pp. 14-15).

J2 Los 32 vocales representaban la alianza de sectores sociales dife­rentes: había 8 comerciantes, 4 agricultores, 2 propietarios, 2 in­dustriales, 2 farmacéuticos, 2 fotógrafos, 1 arqueólogo (1), y 11 artesanos (3 darpinteros, y uno de los siguientes oficios: sastre, encuadernador, rebocero, ebanista, sombrerero^ pintor, albañil y cantero). Pero brillaban por su ausencia los trabajadores asa­lariados.

13 El periódico Las Clases Productoras.

14 Siguen reglamentaciones detalladas sobre lois tipos de objetos que pueden presentarse a la exposición (materias primas, maquina­ria, manufacturas, de bellas artes, de instrucción pública) (pp. 22-24); sobre las condiciones de entrega (pp. 24-25); sobre la Comisión^ sus derechos y obligaciones (25-27); sobre la clasifica­ción de los objetos (28-30); sobre los jurados (31) y premios (32-33).

15 No es claro si el término obreros refiere a trabajadores industria­les o a artesanos y platrones de taller.

16 Esta lista heterogénea no deja de ser interesante: Gillow, el obis­po erudito, aparece junto al militar y promotor ferrocarrilero Pacheco, al multifacético Riva Palacio (entonces ministro de fo­mento), al empresario Carranza, al artesano Vargas y al exminis­tro de hacienda (y también promotor de ferrocarriles) Romero.

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17 Mariano Bárcena. a la sazón director del observatorio de Tacu- baya y hombre allegado a Riva Palacio.

18 Al discurso inaugural de López Portillo siguieron poemas e him­nos escritos ad hoc, loas al trabajo libre? la industria y la So­ciedad “Las Clases Productor ais”. Un poema religioso de Ma­nuel M. González (pp. 59-65) presentaba a Dios como creador del trabajo.

19 Subtítulo añadido.20 La edición original incluye litografías de la exposición y los

programas de las cuatro veladas literarias celebradas en el local (domingos 9, 16 y 23 de miarzo y jueves 3 de junio de 1880).

21 El río Samtiago toma cerca de Puente Grande el nombre de To/olot'lán.

22 Subtítulo añadido.23 Sigue en el texto un catálogo general de los objetos expuestos.

24 Se suprimen descripciones de los estantes que exhiben monogra­fías científicas, trabajos literarios, libros de texto, obras de arte, ¿aparatos científicos, planos y fotografías ingeníenles (pp. 119- 150).

25 La fábriaa La Escoba se fundó en 1840; Atemajac (La Prosperi­dad Jaliscknse) en 1841 por José Palomar; La Experiencia en 1851̂ y la Caja de Agua en 1850. No aparece en la Exposición la otra fábrica textil importante en la zona de Guadalajara: El Salto, fundadla en 1866 (Aldana Rendón, 1978: 165-166).

26 Siguen referencias a expositores no jaliscienses: Fábricas El Tu- bal y La Constancia, de Durango; La Minerva, de México; La Famia Montañesa, de Tlalpan; La Alsacia, de Puebla; Ruperto Jaspeado, de Texcoco, y Mariano Hernández, de León.

27 La sección papelera de Atemajac recibía el nombre de El Batán y había sido fundada en 1844 (Aldana Rendón, 1978: 165). En lia Exposición convocada por el presidente Lerdo en 1876, fue considerada la mejor (I b i d 171). Llama la atención la ausencia de la fábrica de papel de Tapalpa —la primera industria del ramo fundada en Jalisco (1842)1— sobre la que he escrito en otra ocasión (De la Peña 1977).

28 Siguen expositores de la ciudad de México (Sebastián Camacho y Julio García), Coayuoa y Puebla (Ignacio Ortiz).

29 Expositores foráneos: Fábrica de Apizaco; José Azcona, de Tex­coco; fabricantes de Apipilhusco.

30 Otros: Nicolás Gómez (Puebla); Fausto Pérez (México); A. Cusset (México).

31 Otros: Juan Díaz (León), Círculo de Obreros de México.32 Se menciona también a Félix Malo, de la ciudad de México.

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33 Sigue una descripción de bordados a mano realizados por damas de sociedad y niñas de escuela.

34 Fábricas de fuera del estado que se mencionan: La Unión de las Banderas, La Veracruziana, La Jala,peña. El Venadito y El Borre­go (D.F.); La Fortuna (Puebla); El Dios del Amor (Mazatlán).

35 Barcena se fija también en jabones de Puebla (A. Monteil), sal de las Islas Marías comercializada en San Blas (M. Carpas), sul­fato de cobre de Zacatecas (fábrica La Esmeralda); productos químicos y farmacéuticos de la ciudiad de México (M. Río de la Loza y J. Bustillos), León (M. Leal) e Irapuato (E. Sánchez).

36 Siguen menciones a productos químicos de Mérida, ciudad de México y Puebla, y una descripción de la situación general de la agricultura en el es tía do de Jalisco.

37 Más tarde se dice que San Marcos es de Mauricio Gómez. Mau­ricio Gutiérrez era el nombre del hijo del fundador y propieta­rio de la fábrica de papel de Tapalpa.

38 Se mencionan lias muestrais de azúcar de la hacienda de Nexaten- go (Atlixco, Puebla), enviadas por el Gran Círculo de Obreros de México.

"9 Expositores alcoholeros son también J. Vez (Puebla) y la hacien­da de Miacatlán (Morelos). R. Portillo (Cuernavaca) presentó aguardiente y R. Jaspeado (Texcoco)? agavina.

40 Se alaba el vino de uva enviado por la hacienda de Santiago, Zacatecas.

41 De México se enviaron cremas, licores y cerveza. Bárcema se ex­traña de la ausencia de “las numerosas y buenas’' fábrioas de cerveza tapatía.

42 Destacó también el aceite de ajonjolí que envió de México Francisco Pérez Vizcaíno.

43 El subtítulo original es: Productos (Agrícolas diversos.44 Se describen los bosques de Jalisco, las maderas enviadas, y las

muestras de horticultura (pp. 194-196).45 Se describe la situación de la minería en Jalisco (pp. 201-204) y

muestras de minerales diversos (pp. 204-205).46 Descripción detallada de los objetos enviados por la Ferrería de

Panzacola (Puebla) y de la situación de la misma ferrería (pp. 211-216). Siguen descripciones de la sección de tipografía 217-220).

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que comprende esta provincia en el año de 1803 con ex­presión de los que se han extraído para otros y de los que se han introducido para el consumo del mismo suelo en el citado año” en Enrique Florescano e Isabel Gil (comps.), Descripciones económicas regionales de Nueva España, Pro­vincias del Centro, Sudeste y Sur, 1766-1827, México, D.F.: SEP-INAH.

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