dialéctica del iluminismo adorno horkheimer

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  • 7/24/2019 Dialctica del Iluminismo Adorno Horkheimer

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    Dialctica del Iluminismo

    M. HorkheimerT. W. Adorno

    Editorial Sudamericana

    Buenos Aires, 1987

    Traduccin de H.A. Murena

    ISBN:950-07-0464-1

    Este material se utiliza con finesexclusivamente didcticos

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    CONCEPTO DE ILUMINISMO

    El iluminismo, en el sentido ms amplio de pensamiento en continuo progreso, ha perseguidosiempre el objetivo de quitar el miedo a los hombres y de convertirlos en amos. Pero la tierra enteramenteiluminada resplandece bajo el signo de una triunfal desventura. El programa del iluminismo consista enliberar al mundo de la magia. Se propona, mediante la ciencia, disolver los mitos y confutar la imaginacin.Bacon, el padre de la filosofa experimental,1recoge ya los diversos temas. Desprecia a los partidarios dela tradicin, quienes primero creen que otros saben lo que ellos no saben; luego suponen saber ellos mismoslo que ellos no saben. La credulidad, la aversin respecto a la duda, la precipitacin en las respuestas, lapedantera cultural, el temor a contradecir, la indolencia en las investigaciones personales, el fetichismoverbal, la tendencia a detenerse en los conocimientos parciales: todo esto y otras cosas ms han impedido lasfelices bodas del intelecto humano con la naturaleza de las cosas, para hacer que se ayuntase en cambio conconceptos vanos y experimentos desordenados. Es fcil imaginar los frutos y la descendencia de una unintan gloriosa. La imprenta, invencin grosera; el can, que estaba ya en el aire; la brjula, conocida ya encierta medida antes: qu cambios no han aportado, la una al estado de la ciencia, el otro al de la guerra, latercera al de las finanzas, el comercio y la navegacin! Y hemos dado con estas invenciones, repito, casi por

    casualidad. La superioridad del hombre reside en el saber, no hay ninguna duda respecto a ello, En el saberse hallan reunidas muchas cosas que los reyes con todos sus tesoros no pueden comprar, sobre las cuales suautoridad no pesa, de las que sus informantes no pueden darles noticias y hacia cuyas tierras de origen susnavegantes y descubridores no pueden enderezar el curso. Hoy dominamos la naturaleza slo en nuestraopinin, y nos hallamos sometidos a su necesidad; pero si nos dejsemos guiar por ella en la invencin,podramos ser sus amos en la prctica.2

    Bien que ajeno a las matemticas, Bacon ha sabido descubrir con exactitud el animusde la cienciasucesiva. El feliz connubio en que piensa, entre el intelecto humano y la naturaleza de las cosas, es de tipopatriarcal: el intelecto que vence a la supersticin debe ser el amo de la naturaleza desencantada. El saber,que es poder, no conoce lmites, ni en la esclavizacin de las criaturas ni en su fcil aquiescencia a losseores del mundo. Se halla a disposicin tanto de todos los fines de la economa burguesa, en la fbrica y enel campo de batalla, como de todos los que quieran manipularlo, sin distincin de sus orgenes. Los reyes no

    disponen de la tcnica ms directamente que lo que lo hacen los mercaderes: la tcnica es democrtica comoel sistema econmico en que se desarrolla. La tcnica es la esencia de tal saber. Dicho saber no tiende seaen Oriente como en Occidente a los conceptos y a las imgenes, a la felicidad del conocimiento, sino almtodo, a la explotacin del trabajo, al capital privado o estatal. Todos los descubrimientos que aun prometesegn Bacon son a su vez instrumentos: la radio como imprenta sublimada, el avin de caza como artillerams eficaz, el proyectil guiado a distancia como brjula ms segura. Lo que los hombres quieren aprender dela naturaleza es la forma de utilizarla para legrar el dominio integral de la naturaleza y de los hombres.Ninguna otra cosa cuenta. Sin miramientos hacia si mismo, el iluminismo ha quemado hasta el ltimo restode su propia autoconciencia. Slo el pensamiento que se hace violencia a s mismo es lo suficientementeduro para traspasar los mitos. Frente al actual triunfo del sentido de los hechos, incluso el credonominalista de Bacon resultara sospechoso de metafsica y caera bajo la acusacin de vanidad que l mismoformul contra la escolstica. Poder y conocer son sinnimos. 3 La estril felicidad de conocer es lasciva

    tanto para Bacon como para Lutero. Lo que importa no es la satisfaccin que los hombres llaman verdad,sino la operacin, el procedimiento eficaz; el verdadero fin y tarea de la ciencia reside no en discursosplausibles, edificantes, dignos o llenos de efecto, o en supuestos argumentos evidentes, sino en el empeo yen el trabajo, y en el descubrimiento de detalles antes desconocidos para un mejor equipamiento y ayuda enla vida.4

    No debe existir ningn misterio, pero tampoco el deseo de su revelacin.La liberacin del mundo respecto a la magia es la liquidacin del animismo. Jenfanes ridiculiza a

    los dioses mltiples, que se asemejan a sus creadores, los hombres, con todos sus accidentes y defectos, y lalgica ms reciente denuncia las palabras convencionales del lenguaje como monedas falsas que conviene

    1Voltaire, Lettres philosophiques, en Oeuvres compltes, Garnier, 1879, vol. XII, pg. 118.2Bacon, In Praise of Knowledge, Miscellaneous Tracts upon Human Philosophy, en The Works of FrancisBacon, acargo de Basil. Montagu, London, 1825, vol. I. pg. 254 y sigs.3Cfr. Bacon,Novum Organum, en op.cit., vol. XIV, pg. 31.4Bacon, Valerius Terminus, of the Interpretation of Nature, Miscellaneous Tracts, en op. cit., vol. I, pg. 281.

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    sustituir por fiches neutrales. El mundo se convierte en caos y la sntesis en salvacin. No hay ya ningunadiferencia entre el animal totmico, los sueos del visionario y la idea absoluta. En su itinerario hacia lanueva ciencia los hombres renuncian al significado. Sustituyen el concepto por la frmula, la causa por laregla y la probabilidad. La causa ha sido el ltimo concepto filosfico con el cual la crtica cientfica haarreglado cuentas, puesto que era el nico de los viejos que an se le resista, la ltima secularizacin delprincipio creador. Definir modernamente sustancia y cualidad, actividad y pasin, ser y existencia, ha sido,desde Bacon en adelante, inters y tarea de la filosofa; pero la ciencia se desentenda ya de estas categoras.

    Haban sobrevivido como idola theatri de la vieja metafsica, y eran ya, en los tiempos de aqulla,monumentos de entidad y fuerzas de la prehistoria, cuya vida y muerte haban sido expuestas y trazadas enlos mitos. Las categoras mediante las cuales la filosofa occidental defina el orden eterno de la naturaleza,sealaban puntos ya ocupados por Ocnos y Persfona, Ariadna y Nereo. Las categoras presocrticas fijan elmomento del trnsito. Lo hmedo, lo informe, el aire, el fuego, que aparecen en ellas como materia prima dela naturaleza, son residuos apenas racionalizados de la concepcin mtica. As como las imgenes de lageneracin de la tierra y del ro, llegadas hasta los griegos desde el Nilo, se convirtieron all en principioshilozoicos, en elementos, del mismo modo la inagotable ambigedad de los demonios mticos seespiritualiz en la forma pura de las esencias ontolgicas. Por ltimo, con las ideas de Platn, incluso lasdivinidades patriarcales del Olimpo invisten las caractersticas del logos filosfico. Pero en la herenciaplatnica y aristotlica de la metafsica el iluminismo reconoci las antiguas fuerzas y persigui comosupersticin la pretensin de verdad de los universales. El iluminismo cree an descubrir en la autoridad delos conceptos generales el miedo a los demonios, con cuyas imgenes y reproducciones los hombresbuscaban, en el ritual mgico, influir sobre la naturaleza. A partir de ahora la materia debe ser dominada msall de toda ilusin respecto a fuerzas superiores a ella o inmanentes en ella, es decir, de cualidades ocultas.Lo que no se adapta al criterio del clculo y de la utilidad es, a los ojos del iluminismo, sospechoso. Ycuando el iluminismo puede desarrollarse sin perturbaciones provenientes de la opresin externa, el frenodesaparece. Sus mismas ideas sobre los derechos de los hombres terminan por correr la suerte de los viejosuniversales. Ante cada resistencia espiritual que encuentra su fuerza no hace ms que aumentar. 5Ello derivadel hecho de que el iluminismo se reconoce a s mismo incluso en los mitos. Cualesquiera que sean los mitosa los que incumbe la resistencia, por el solo hecho de convertirse en argumentos en este conflicto, rindenhomenaje al principio de la racionalidad analtica que reprochan al iluminismo. El iluminismo es totalitario.

    En la base del mito el iluminismo ha visto siempre antropomorfismo, la proyeccin de lo subjetivo

    sobre la naturaleza.6

    Lo sobrenatural, espritus y demonios, seran imgenes reflejas de los hombres, que sedejaban asustar por la naturaleza. Las diversas figuras mticas son todas reducibles, segn el iluminismo, almismo denominador, es decir, al sujeto. La respuesta de Edipo al enigma de la Esfinge el hombre vuelveindiscriminadamente, como solucin estereotipada del iluminismo, ya se trate de un trozo de significadoobjetivo, de las lneas de un ordenamiento, del miedo a fuerzas malignas o de la esperanza de salvacin. Eliluminismo reconoce a priori, como ser y acaecer, slo aquello que se deja reducir a una unidad; su ideal esel sistema, del cual se deduce todo y cualquier cosa. En eso no se distinguen sus versiones racionalista yempirista. Pese a que las diversas escuelas podan interpretar diversamente los axiomas, la estructura de laciencia unitaria era siempre la misma. El postulado baconiano de una scientia universalis7 es pese alpluralismo de los campos de investigacin tan hostil a lo que no se puede relacionar como la mathesisunivversalis leibniziana al salto. La multiplicidad de las figuras queda reducida a la posicin y elordenamiento, la historia al hecho, las cosas a materia. Segn Bacon, debe subsistir entre los principios

    supremos y las proposiciones empricas una conexin lgica evidente a travs de l os diversos grados deuniversalidad. De Maistre lo toma en broma diciendo que posee une idole d'chelle.8La lgica formal hasido la gran escuela de la unificacin. La lgica formal ofreca a los iluministas el esquema de lacalculabilidad del universo. La equiparacin de sabor mitolgico de las ideas con los nmeros en los ltimosescritos de Platn expresa el anhelo de toda desmitizacin: el nmero se convierte en el canon deliluminismo. Las mismas ecuaciones dominan la justicia burguesa y el intercambio de mercancas. No esacaso la regla de que sumando lo impar a lo par se obtiene impar, un principio tanto de la justicia como de lamatemtica? Y no existe una verdadera correspondencia entre justicia conmutativa y distributiva por unlado y proporciones geomtricas y aritmticas por el otro? 9La sociedad burguesa se halla dominada por lo

    5Cfr. Hegel, Phnomenologie des Geites, en Werke, II, pg. 410 y sigs.6En ello estn de acuerdo Jenfanes, Montaigne, Hume, Feuerbach y Salomn Reinach. Cfr. Reinach, Orpheus, versin

    inglesa de F. Simmons, London & New York, 1909, pg. 6 y sigs.7Bacon,De augmentis scientiarum, en op. cit., vol. VIII, pg. 152.8Les Soires de Saint-Ptersbourg, 5me entretien, en Oeuvres compltes,Lyon, 1891, vol. IV. Pg. 256.9Bacon,Advancement of Learning, en op. cit., vol. II, pg. 126.

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    equivalente. Torna comparable lo heterogneo reducindolo a grandezas abstractas. Todo lo que no seresuelve en nmeros, y en definitiva en lo uno, se convierte para el iluminismo en apariencia; y elpositivismo moderno confina esto a la literatura. Unidad es la palabra de orden, desde Parmnides a Russell.Se contina exigiendo la destruccin de los dioses y de las cualidades.

    Pero los mitos que caen bajo los golpes del iluminismo eran ya productos del mismo iluminismo. Enel clculo cientfico del acontecer queda anulada la apreciacin que el pensamiento haba formulado en losmitos respecto al acontecer. El mito quera contar, nombrar, manifestar el origen: y por lo tanto tambin

    exponer, fijar, explicar. Esta tendencia se vio reforzada por el extendimiento y la recompilacin de los mitos,que se convirtieron en seguida, de narraciones de cosa acontecidas, en doctrina. Todo ritual implica unaconcepcin del acontecer, as como del proceso especfico que debe ser influido por el encantamiento. Esteelemento terico del ritual se torn independiente en las primeras epopeyas de los pueblos. Los mitos, talcomo los encontraron los trgicos, se hallan ya bajo el signo de esa disciplina y ese poder que Bacon exaltacomo meta. En el lugar de los espritus y demonios locales haba aparecido el cielo y su jerarqua, en el lugarde las prcticas exorcizantes del mago y la tribu, el sacrificio graduado jerrquicamente y el trabajo de losesclavos mediatizado mediante el mando. Las divinidades olmpicas no son ya directamente idnticas a loselementos, sino que los simbolizan. En Romero, Zeus preside el cielo diurno, Apolo gua el sol, Helios y Eose hallan ya en los lmites de la alegora. Los dioses se separan de los elementos como esencias de stos. Apartir de ahora el ser se divide en el logosque se reduce, con el progreso de la filosofa, a la mnada, almero punto de referencia .y en la masa de todas las cosas y criaturas exteriores. Una sola diferencia, la queexiste entre el propio ser y la realidad, absorbe a todas las otras. Si se dejan de lado las diferencias, el mundoqueda sometido al hombre. En ello concuerdan la historia juda de la creacin y la religin olmpica. ..Ydominarn los peces del mar y los pjaros del cielo y en los ganados y en todas las fieras de la tierra y entodo reptil que repta sobre la tierra.10Oh Zeus, padre Zeus, tuyo es el dominio del cielo, y t vigilas desdelo alto las obras de los hombres, justas y malvadas, e incluso la arrogancia de los animales y te complace larectitud.11Puesto que las cosas son as, uno expa inmediatamente y otro ms tarde; pero incluso si alguienpudiera escapar y la amenazadora fatalidad de los dioses no lo alcanzara en seguida, tal fatalidad terminainfaliblemente por cumplirse, e inocentes deben pagar por la mala accin, sus hijos o una generacinposterior.12Frente a los dioses se mantiene slo quien se somete totalmente. El surgimiento del sujeto sepaga con el reconocimiento del poder como principio de todas las relaciones. Frente a la unidad de esta raznla divisin entre Dios y hombre parece en verdad irrelevante, tal como la razn impasible lo hiciera notar

    desde la ms antigua crtica homrica. Como seores de la naturaleza, el dios creador y el espritu ordenadorse asemejan. La semejanza del hombre con Dios consiste en la soberana sobre lo existente, en la miradapatronal, en el mando.

    El mito perece en el iluminismo y la naturaleza en la pura objetividad. Los hombres pagan elacrecentamiento de su poder con el extraamiento de aquello sobre lo cual lo ejercitan.. El iluminismo serelaciona con las cosas como el dictador con los hombres, pues el dictador sabe cual es la medida en quepuede manipular a stos. El hombre de ciencia conoce las cosas en la medida en que puede hacerlas. De talsuerte el en s de stas se convierte en para-l. En la transformacin la esencia de las cosas se revela cadavez como la misma: como fundamento del dominio. Esta identidad funda y constituye la unidad de lanaturaleza. La cual se hallaba escasamente presente en la evocacin mgica, como unidad del sujeto. Losritos del shamn se dirigan al viento, a la lluvia, a la serpiente exterior o al demonio en el enfermo, y no amaterias o registros. Y quien practicaba no era el espritu uno e idntico: ste variaba de acuerdo con las

    mscaras del culto, que deban asemejarse a los diversos espritus. La magia es una falsedad sanguinolenta,pero en ella no se llega todava a esa negacin aparente del dominio por la cual el dominio mismo,transformado en pura verdad, se coloca como base del mundo cado en. su poder. El mago se torna similar alos demonios; para asustarlos o para aplacarlos adopta actitudes horribles o mansas. Por ms que su oficiosea la repeticin, an no se ha proclamado como el hombre civil, para quien los modestos terrenos de cazase reducirn al cosmos unitario, a la sntesis de todo posibilidad de presa copia e imagen del poder invisible.Slo en la medida en que es (y se conserva) hecho a semejanza de ese poder consigue el hombre la identidaddel S, que no puede perderse en la identificacin con otro, sino que se posee de una vez para siempre, comomscara impenetrable. Es la identidad del espritu y su correlato, unidad de la naturaleza, ante la cualsucumbe la multitud de las cualidades. La naturaleza privada de sus cualidades se convierte en materiacatica, objeto de pura subdivisin, y el S omnipotente en mero tener, en identidad abstracta. En la magia

    10Gnesis, I. 26.11Arquloco, fragmetno 87.12Soln, fragmento 13.

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    sustituibilidad es especfica. Lo que le acontece a la lanza del enemigo, a su pelo, a su nombre, le acontecetambin a su persona; la vctima sacrificial es ejecutada en lugar del dios. La sustitucin en el sacrificio es unprogreso hacia la lgica discursiva. Incluso si la cierva que era preciso sacrificar por la hija o el cordero quehaba que ofrecer por el primognito deban poseer an cualidades especficas, representaban sin embargo yala especie, tenan ya la accidentalidad arbitraria del catlogo. Pero el carcter sacro del hic et nunc, launicidad del elegido, que incluso el sustituto asume, lo distingue radicalmente, lo convierte, incluso, en elcambio, en insustituible. La ciencia pone fin a esto. No hay en la ciencia sustituibilidad especfica: vctimas,

    s, pero ningn dios. La sustituibilidad se convierte en fungibilidad universal. Un tomo no es desintegradoen sustitucin, sino como espcimende la materia, y no es en un lugar o en representacin, sino consideradocomo mero ejemplar, la forma en que el conejo recorre el va crucisdel laboratorio. Justamente debido a queen la ciencia funcional las diferencias son tan lbiles que todo desaparece en la materia nica, el objetocientfico se fosiliza; y, en comparacin, el rgido ritual de antao se aparece como dctil, pues aun sustituauna cosa por otra cosa. El mundo de la magia contena an diferencias, cuyos rasgos han desaparecidoincluso en la forma lingstica.13Las mltiples afinidades entre lo que existe son anuladas por la relacinnica entre el sujeto que da sentido y el objeto privado de ste, entre el significado racional y el portadoraccidental de dicho significado. En la fase mgica, sueo e imagen no eran considerados slo como un signode la cosa, sino que estaban unidos a ella por la semejanza o por el nombre. No se trata de una relacin deintencionalidad sino de afinidad. La magia, como la ciencia, busca fines, pero los persigue mediante lamimesis y no a travs de una creciente separacin del objeto. La magia no se fundamenta en modo alguno enla omnipotencia del pensamiento, que el primitivo se atribuira al igual que el neurtico; 14no puede existirsupervaloracin de los procesos psquicos en relacin con la realidad all donde pensamiento y realidad nose hallan radicalmente separados. La inflexible fe en la posibilidad de dominar el mundo, 15 que Freudatribuye anacrnicamente a la magia, corresponde slo al dominio del mundo segn el principio de realidadpor obra de la ciencia serena y madura. Para que las prcticas limitadas del brujo cediesen su puesto a latcnica industrial universalmente aplicable era antes necesario que los pensamientos se independizasen de losobjetos tal como ocurre en el Yo adaptado a la realidad.

    Como totalidad lingsticamente desarrollada que con su pretensin de verdad cubre de sombra a lafe mtica ms antigua, las religiones populares, el mito solar, patriarcal, es ya iluminismo, con el cual eliluminismo filosfico puede medirse en el mismo plano. Ahora tropieza con un igual. La mitologa misma hapuesto en marcha el proceso sin fin del iluminismo, en el que, con necesidad ineluctable, toda concepcin

    terica determinada cae bajo la acusacin destructora de no ser ms que una fe, hasta que tambin losconceptos de espritu, verdad e incluso de iluminismo quedan relegados como magia animista. El principiode la necesidad fatal por el que perecen los hroes del mito, y que se desarrolla como lgica consecuencia delveredicto oracular, no domina slo purificado hasta la coherencia de la lgica formal en todo sistemaracionalista de la filosofa occidental, sino sobre la sucesin misma de los sistemas, que comienza con lajerarqua de los dioses y, en un permanente crepsculo de los dolos, exhala, como contenido idntico, la irapor la falta de honestidad. As como los mitos cumplen ya una obra iluminista, del mismo modo eliluminismo se hunde a cada paso ms profundamente en la mitologa. Recibe la materia de los mitos paradestruirlos y, como juez, incurre a su vez en el encantamiento mtico. Quiere huir al proceso fatal de larepresalia, ejerciendo la represalia sobre el proceso mismo. En los mitos todo acontecimiento debe pagar porel hecho de haber acontecido. Lo mismo acontece en el iluminismo: el hecho se anula apenas ha ocurrido. Laley de la igualdad de accin y reaccin afirmaba el poder de la repeticin sobre todo lo que existe mucho

    tiempo despus de que los hombres se hubieran liberado de la ilusin de identificarse, mediante la repeticin,con la realidad repetida, y de sustraerse as a su poder. Pero cuanto ms desaparece la ilusin mgica, tantoms despiadadamente la repeticin, bajo el nombre de legalidad, fija al hombre en el ciclo, en el cual, porhaberlo objetivado en la ley de la naturaleza, el hombre cree desempear el papel de sujeto libre. El principiode inmanencia, la explicacin de todo acaecer como repeticin, que el iluminismo sostiene contra la fantasamtica, es el principio mismo del mito. La rida sabidura para la cual no hay nada nuevo bajo el sol, porquetodas las cartas del absurdo juego han sido jugadas, todos los grandes pensamientos han sido ya pensados,los descubrimientos posibles se pueden construir a priori, y los hombres estn condenados a laautoconservacin por adaptacin, esta rida sabidura no hace ms que reproducir la sabidura fantstica querechaza: la confirmacin del destino, que renueva continuamente, mediante el talin, lo que ya haba sido. Loque podra ser de otra forma es nivelado. Tal es el veredicto que erige crticamente los confines de la

    13Cfr., por ejemplo, Robert H. Lowie,An Introduction to Cultural Anthropology, New York, 1940, pg. 344 y sigs.14Cfr. Fred, Ttem und Tabu, en Gesammelte Werke, X, pg. 106 y sigs.15Ibid., pg. 110.

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    experiencia posible. El precio de la identidad de todo con todo consiste en que nada puede ser idntico a smismo. El iluminismo disuelve el error de la vieja desigualdad, el dominio inmediato, pero lo eterniza en lamediacin universal, que relaciona todo ente a otro. Hace lo que Kierkegaard cita en elogio de su ticaprotestante y que aparece ya en el ciclo de las leyendas de Hrcules como uno de los arquetipos del podermtico: destruye lo inconmensurable. No slo son disueltas las cualidades en el pensamiento, sino queasimismo se obliga a los hombres a la conformidad real. La ventaja de que el mercado no se preocupe por elnacimiento ha sido pagada, por el sujeto del cambio, mediante la necesidad de permitir que la produccin de

    mercancas que se pueden adquirir en el mercado modele las posibilidades conferidas por el nacimiento. Loshombres han recibido como don un S propio y particular y distinto de todos los dems slo para que seconvirtiese con mayor seguridad en idntico, Pero dado que tal S no se adecu nunca del todo, eliluminismo simpatiz siempre, incluso durante el perodo liberal, con la constriccin social. La unidad de locolectivo manipulado consiste en la negacin de todo lo singular; es una burla dirigida a esa sociedad quepodra hacer del individuo un individuo. La horda, cuyo nombre retorna en la organizacin de la Juventudde Hitler, no es una recada en La antigua barbarie, sino el triunfo de la igualdad represiva, el desplegarsede la igualdad jurdica como injusticia mediante los iguales. El mito de cartn de los fascistas se revela comolo autntico de la prehistoria, justamente en la medida en que lo verdadero analizaba con atencin larepresalia, mientras que lo falso la ejecuta ciegamente en las vctimas. Toda tentativa de liquidar laconstriccin natural liquidando naturaleza cae con mayor profundidad en la coaccin natural. Y tal es elcurso de la civilizacin europea. La abstraccin, instrumento del iluminismo, se conduce con sus objetosigual que el destino, cuyo concepto elimina: como liquidacin. Bajo el dominio nivelador de lo abstracto,que vuelve todo repetible en la naturaleza, y de la industria, para la cual lo anterior prepara, los liberadosmismos terminaron por convertirse en esa tropa en la cual Hegel16seal los resultados del iluminismo.

    La separacin del sujeto respecto al objeto, premisa de la abstraccin, se funda en la separacinrespecto a la cosa, que el amo logra mediante el servidor. Los cantos de Homero y los himnos del Rig Vedaprovienen de la poca del dominio de las tierras yde las rocas, cuando un belicoso pueblo de dominadores semonta sobre la masa de los indgenas vencidos.17El dios supremo entre los dioses nace con este mundoburgus en el que el rey, jefe de la nobleza armada, obliga a los vencidos a servir en la gleba, mientras quemdicos, adivinos, artesanos y mercaderes se ocupan del traficar. Con el fin del nomadismo el orden socialse constituy sobre la base de la propiedad estable. Dominio y trabajo se separan. Un propietario comoOdiseo dirige desde lejos un personal numeroso y minuciosamente diferenciado de cuidadores de bueyes,

    de cabras, de cerdos y servidores. Por la noche, despus de haber visto encenderse desde su castillo milfuegos en el campo, puede echarse tranquilamente a dormir: sabe que sus bravos servidores velan, para teneralejadas a las bestias feroces y para expulsar a los ladrones de los recintos confiados a su custodia.18Launiversalidad de las ideas, desarrollada por la lgica discursiva, el dominio en esfera del concepto, se levantasobre la base del dominio real. En la sustitucin de la herencia mgica, de las viejas y confusasrepresentaciones, mediante la unidad conceptual, se expresa el nuevo ordenamiento, determinado por loslibres y organizado por el comando. El S, que aprendi el orden y la subordinacin en la escuela de lasumisin al mundo externo, ha identificado pronto la verdad en general con el pensamiento que dispone, sincuyas firmes distinciones la verdad no podra subsistir. As se ha vedado, junto con la magia mimtica, elconocimiento que apresa efectivamente al objeto. Todo el odio se vuelve hacia la imagen de la prehistoriasuperada y a su imaginaria felicidad. Las divinidades etnicas de los aborgenes son relegadas al infierno enque la tierra misma se transforma bajo la religin solar y luminosa de Indra y Zeus.

    Pero cielo e infierno se hallaban estrechamente ligados. As como el nombre de Zeus corresponda ala vez en cultos que no se excluan recprocamente a un dios subterrneo y a un dios de la luz,19as comolos dioses del Olimpo mantenan relaciones de todo tipo con las divinidades etnicas, del mismo modo lasbuenas o malas potencias, la salud y la enfermedad, no estaban separadas terminantemente entre s. Estaban.vinculadas al igual que el nacer y el perecer, la vida y la muerte, el invierno y el verano. En el mundoluminoso de la religin griega perdura la turbia indiscriminacin del principio religioso, que en las primerasfases conocidas de la humanidad era venerada como mana. En forma primaria, indiferenciada, manaes todoaquello que resulta desconocido, extrao, todo aquello que trasciende el mbito de experiencia, aquello queen las cosas es ms que su realidad conocida. Lo que el primitivo siente como sobrenatural no es una

    16Phnomenologie des Geistes, cit., pg. 424.17Cfr, W. Kirfel, Geschichte Indiens, en Propylenweltgeschichte, III, pg. 261 y sigs. Y G. Glotz,HistorieGrecque, I,

    enHistoire Ancienne, Pars, 1938, pg. 137 y sigs.18G. Glotz, op. cit., pg. 140.19Cfr. Kart Eckermann, Jahrbuch der Religionsgeschichte und Mythologie, Halle, 1845, I, pg. 241, y O. Kern, Die

    Religion der Griechen, Berln, 1926, I, pg. 181 y sigs.

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    sustancia espiritual opuesta a la material, sino la complicacin de lo natural respecto al miembro singular. Elgrito de terror con que se experimenta lo inslito se convierte en el nombre de lo inslito. Nombre que fija latrascendencia de lo desconocido respecto a lo conocido y convierte por lo tanto al estremecimiento ensagrado. El desdoblamiento de la naturaleza en apariencia y esencia, accin y fuerza, que es lo que haceposible tanto al mito como a la ciencia, nace del temor del hombre, cuya expresin se convierte enexplicacin. No se trata de que el alma sea trasferida a la naturaleza, como sostiene la interpretacinpsicologista; mana, el espritu que mueve, no es una proyeccin, sino el eco de la superpotencia real de la

    naturaleza en las dbiles almas de los salvajes. La separacin entre lo animado y lo inanimado, la atribucinde determinados lugares a demonios o divinidades, deriva ya de este preanimismo. En el cual est yaimplcita la separacin entre sujeto y objeto. Si el rbol no es considerado ms slo como rbol, sino comotestimonio de alguna otra cosa, como sede del mana, la lengua expresa la contradiccin de que una cosa seaella misma y a la vez otra cosa adems de lo que es, idntica y no idntica.20 Mediante la divinidad, ellenguaje se convierte, de tautologa, en lenguaje. El concepto, que suele ser definido como unidadcaracterstica de aquello que bajo l se halla comprendido, ha sido en cambio, desde el principio, un productodel pensamiento dialctico, en el que cada cosa es lo que es slo en la medida en que se convierte en lo queno es. Ha sido esta la forma originaria de determinacin objetivante, por la que concepto y cosa se hanseparado recprocamente, de la misma determinacin que se halla ya muy avanzada en la epopeya homricay que se invierte en la moderna ciencia positiva. Pero esta dialctica sigue siendo impotente en la medida enque se desarrolla a partir del grito de terror, que es la duplicacin, la tautologa del terror mismo. Los diosesno pueden quitar al hombre el terror del cual sus nombres son el eco petrificado. El hombre tiene la ilusinde haberse liberado del terror cuando ya no queda nada desconocido. Ello determina el curso de ladesmitizacin, del iluminismo que identifica lo viviente con lo no-viviente, as como el mito iguala lo no-viviente con lo viviente. El iluminismo es la angustia mtica vuelta radical. La pura inmanencia positivista,que es su ltimo producto, no es ms que un tab universal, por as decirlo. No debe existir ya nada afuera,es la fuente genuina de la angustia. Si la venganza del primitivopor el asesinato de uno de los suyos poda aveces ser aplacada acogiendo al homicida en la propia familia,21ello significaba la absorcin de la sangreajena en la propia, la restauracin de la inmanencia. El dualismo mtico no conduce ms all del mbito de loexistente. El mundo penetrado y dominado por el mana, incluso el del mito indio y griego, son eternamenteiguales y sin salida. Cada nacimiento es pagado con la muerte, cada felicidad con la desgracia. Hombres ydioses pueden buscar en el intervalo a su disposicin distribuir las suertes de acuerdo con criterios diversos

    del ciego curso del destino: al final lo existente, la realidad, triunfa sobre ellos. Incluso su justicia, arrancadaal destino, ostenta las caractersticas de ste; dicha justicia corresponde a la mirada que los hombres (losprimitivos tanto como los griegos y los brbaros) lanzan, desde una sociedad de presin y miseria, al mundocircundante. Culpa y expiacin, felicidad y desventura, son as para la justicia mtica como para la racionalmiembros de una ecuacin. La justicia se pierde en el derecho. El shamn exorciza al ser peligroso mediantesu misma imagen. Su instrumento es la igualdad. La misma igualdad que regula en la civilizacin la pena yel mrito. Incluso las representaciones mticas pueden ser reconducidas, sin residuos, a relaciones naturales.As como la constelacin de Gminis, con todos los otros smbolos de la dualidad, conduce al cicloineluctable de la naturaleza, que tiene su antiqusimo signo en el huevo del cual han salido, del mismo modola balanza en la mano de Zeus, que simboliza la justicia del entero mundo patriarcal, reconduce a lanaturaleza desnuda. El paso del caos a la civilizacin, donde las relaciones naturales no ejercitan yadirectamente su poder, sino que lo hacen a travs de la conciencia de los hombres, no ha cambiado en nada el

    principio de la igualdad. Incluso los hombres han pagado precisamente este trnsito con la adoracin deaquello a lo que antes al igual que todas las otras criaturas se hallaban simplemente sometidos. Antes losfetiches se hallaban por debajo de la ley de igualdad. Ahora la igualdad se convierte en un fetiche. La vendasobre los ojos de la justicia no significa nicamente que es preciso no interferir en su curso, sino tambin queel derecho no nace de la libertad.

    La doctrina de los sacerdotes era simblica en el sentido de que en ella seal e imagen coincidan.Tal como lo atestiguan los jeroglficos, la palabra ha cumplido en el origen tambin la funcin de imagen.Dicha funcin ha pasado a los mitos. Los mitos, como los ritos mgicos, entienden la naturaleza que serepite. Esa naturaleza es el alma de lo simblico: un ser o un proceso que es representado como eterno,porque debe reconvertirse continuamente en acontecimiento por medio de la ejecucin del smbolo.

    20Hubert y Mauss describen as el contenido representativo de la simpata de la mimesis: L'un est le tout, tout estdans lun, la nature triomphe de la nature. (H. Hubert y M. Mauss, Thorie genrale de la magie, en L'AnneSociologique, 1902-3, pg. 100.)21Cfr. Westermarck, Ursprung der Moralbegriffe, Leipzig, 1913, I, pg. 402.

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    Inexhaustibilidad, repeticin sin fin, permanencia del objeto significado, no son slo atributos de todos lossmbolos, sino tambin el verdadero contenido de stos. Los mitos de creacin, en los que el mundo surge dela madre primigenia, de la vaca o del huevo son, en anttesis al Gnesis bblico, simblicos. La irona de losantiguos respecto a los dioses demasiado humanos no daba en lo esencial. La individualidad no agota laesencia de los dioses. stos tenan aun en s algo del mana: encarnaban la naturaleza como poder universal.Con sus rasgos preanimistas desembocaban directamente en el iluminismo. Bajo la verecunda cubierta de lachronique scandaleusedel Olimpo, se haba desarrollado la doctrina de la mezcla, de la presin y el choque

    de los elementos, que muy pronto se estableci como ciencia y redujo los mitos a creaciones de la fantasa.Con la precisa separacin entre ciencia y poesa la divisin del trabajo, ya efectuada por su intermedio, seextiende al lenguaje, como signo, la palabra, pasa a la ciencia; como sonido, cono imagen, como palabraverdadera, es repartida entre las diversas artes, sin que se pueda recuperar ya ms la unidad gracias a suadicin, senestesia o arte total. Como signo, el lenguaje debe limitarse a ser clculo; para conocer a lanaturaleza debe renunciar a la pretensin de asemejrsele. Como imagen debe limitarse a ser una copia: paraser enteramente naturaleza debe renunciar a le pretensin de conocer a sta. Con el progreso del iluminismoslo las obras de arte verdaderas han podido sustraerse a la simple imitacin de lo que ya existe. La anttesiscorriente entre arte y ciencia, que las separa entre s como sectores culturales, para convertir a ambas,como tales, en administrables, las transfigura al fin, justamente por su cualidad de opuestas, en virtud de susmismas tendencias, a la una en la otra. La ciencia, en su interpretacin neopositivista, se convierte enesteticismo, sistema de signos absolutos, carente de toda intencin que lo trascienda: se convierte en suma enese juego respecto al cual hace ya tiempo que los matemticos han afirmado con orgullo que resume suactividad. Pero el arte de la reproduccin integral se ha lanzado, hasta en sus tcnicas, a la ciencia positivista,Dicho arte se convierte una vez ms en mundo, en duplicacin ideolgica, en reproduccin dcil. Laseparacin de signo e imagen es inevitable. Pero se ha hipostasiado con ingenua complacencia; cada uno delos dos principios aislados tiende a la distribucin de la verdad.

    El abismo que se ha abierto con esta separacin ha sido sealado y tratado por la filosofa en larelacin entre intuicin y concepto, y en muchas ocasiones, aunque en vano, se ha intentado llenarlo:precisamente la filosofa es definida por dicho intento. Por lo general, es verdad, la filosofa se puso de ladode la parte de la cual toma su nombre. Platn prohibi la poesa con el mismo gesto con el que el positivismoprohibe la doctrina de las ideas. Mediante su celebrado arte Homero no ha llevado a cabo reformas pblicaso privadas, no ha ganado una guerra ni ha hecho ningn descubrimiento. No basta que una nutricia multitud

    de secuaces lo haya honrado y amado. El arte debe aun probar su utilidad.22

    La imitacin es prohibida por ligual que por los judos. Razn y religin prohben el principio de la magia. Aun en la separacin respecto ala realidad, en la renuncia del arte, ese principio contina siendo deshonroso; quien lo practica es unvagabundo, un nmade superviviente, que no hallar ms patria entre los que se han convertido en estables.No se debe influir ms sobre la naturaleza identificndose con ella, sino que es preciso dominarla medianteel trabajo. La obra de arte posee aun en comn con la magia el hecho de instituir un ciclo propio y cerrado ens, que se sustrae al contexto de la realidad profana, en el que rigen leyes particulares. As como el primeracto del mago en la ceremonia era el definir y aislar, respecto a todo el mundo circundante, el lugar en quedeban obrar las fuerzas sagradas, de la misma forma en toda obra de arte su mbito se destaca netamente dela realidad. Justamente, la renuncia a la accin externa, con la que el arte se separa de la simpata mgica,conserva con mayor profundidad la herencia de la magia. La obra de arte coloca la pura imagen en contrastecon la realidad fsica, cuya imagen retorna, custodiando sus elementos. Y en el sentido de la obra de arte, en

    la apariencia esttica, surge aquello a lo que daba lugar, en el encantamiento del primitivo, el acontecimientonuevo y tremendo: la aparicin del todo en el detalle. En la obra de arte se cumple una vez ms eldesdoblamiento por el cual la cosa apareca como algo espiritual, como manifestacin del mana. Elloconstituye su aura. Como expresin de la totalidad, el arte aspira a la dignidad de lo absoluto. Ello indujoen ciertas ocasiones a la filosofa a asignarle una situacin de preferencia respecto al conocimientoconceptual. Segn Schelling, el arte comienza all donde el saber abandona al hombre. El arte es para l elmodelo de la ciencia, y la ciencia debe an llegar all donde encontramos al arte.23 De acuerdo con sudoctrina, la separacin entre imagen y signo queda enteramente abolida por cada singular representacin.artstica.24Pero muy raras veces se hall el mundo burgus dispuesto a demostrar esta fe en el arte. Cuandopuso lmites al saber, ello por lo general no aconteci para dar paso al arte, sino e la fe. Mediante la fe, lareligiosidad militante de la nueva edad Torquemada, Lutero, Mahoma ha pretendido conciliar espritu y

    22Cfr. El dcimo libro de la Repblica.23Erster Entwurf eines Systems der Naturphilosophie, parte V, en Werke,Erste Abteilung, II, pg. 623.24Werke, Erste Abteilung, II, pg. 626.

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    realidad. Pero la fe es un concepto privativo: se destruye como fe si no expone continuamente su diferencia osu acuerdo con el saber. Puesto que est obligada a calcular los lmites del saber, se halla limitada tambinella. El intento de la fe, en el protestantismo, de hallar el principio trascendente de la verdad, sin el cual nohay fe como en la prehistoria, directamente en la palabra, y de restituir a sta su poder simblico, ha sidopagado con la obediencia a la letra, y no ciertamente a la letra sagrada. Por quedar siempre ligada al saber, enuna relacin hostil o amistosa, la fe perpeta la separacin en la lucha para superarla: su fanatismo es elsigno de su falsedad, la admisin objetiva de que creer solamente significa no creer ms. La mala conciencia

    es su segunda naturaleza. En la secreta conciencia del defecto por el cual se halla fatalmente viciada, de lacontradiccin que es inmanente a ella, de querer hacer un oficio de la conciliacin, reside la causa por la cualtoda honestidad subjetiva de los creyentes ha sido siempre irascible y peligrosa. Los horrores del hierro y delfuego, Contrarreforrna y Reforma, no fueron los excesos sino la realizacin del principio de la fe. La femuestra continuamente que posee el mismo carcter que la historia universal, a la que quisiera dominar; en lapoca modera se convierte incluso en su instrumento favorito, en su astucia particular. Indetenible no es sloel iluminismo del siglo XVIII, como ha sido reconocido por Hegel, sino como nadie mejor que l lo hasabido, el movimiento mismo del pensamiento. En el conocimiento ms nfimo as como en el ms elevado,se halla implcita la nocin de su distancia respecto a la realidad, que convierte al apologista en unmentiroso. La paradoja de la fe degenera al fin en la estafa, en el mito del siglo XX, y su irracionalidad setrasfigura en un sistema racional en manos de los absolutamente iluminados, que guan ya a la sociedadhacia la barbarie.

    Desde que el lenguaje entra en la historia sus amos son sacerdotes y magos. Quien ofende lossmbolos cae, en nombre de los poderes sobrenaturales, en manos de los tribunales de los poderes terrestres,representados por esos rganos agregados a la sociedad. Qu aconteci antes es cosa que resulta oscura. Elestremecimiento del que nace el manase hallaba ya sancionado, por lo menos por los ms viejos de la tribu,dondequiera que el mana aparezca en la etnologa. El mana fluido, heterogneo, es consolidado ymaterializado con violencia por los hombres. Rpidamente los magos pueblan cada aldea con emanaciones ycoordinan, de acuerdo con la multiplicidad de los dominios sacros, la multiplicidad de los ritos. Los magosdesarrollan, con el mundo de los espritus y sus caractersticas, el propio saber profesional y la propiaautoridad. Lo sacro se halla en relacin con los magos y se trasmite a ellos. En las primeras fases, annmades, los miembros de la tribu toman an parte autnoma en la accin ejercida sobre el curso natural.Los hombres hacen salir de las cuevas a las bestias salvajes, las mujeres desarrollan el trabajo que puede

    realizarse sin un comando rgido. Es imposible establecer cunta violencia precedi al hbito respecto a unorden tan sencillo. En tal orden el mundo se halla ya dividido en una esfera del poder y en una esferaprofana. En l el curso natural, como emanacin del mana, se encuentra ya elevado a norma que exigesumisin. Pero si el salvaje nmade, a pesar de todas las sumisiones, tomaba an parte en el encantamientoque delimitaba a stas, y se disfrazaba de bestia salvaje para sorprender a la bestia, en pocas sucesivas elcomercio con los espritus y la sumisin se hallan repartidos entre clases diferentes de la humanidad: el poderpor un lado, la obediencia por otro. Los procesos naturales, eternamente iguales y recurrentes, son inculcadosa los sbditos por tribus extranjeras o por los propios crculos dirigentes como tiempo o cadencia laboral,segn el ritmo de las clavas o de los palillos que resuena en todo tambor brbaro, en todo montono ritual.Los smbolos toman el aspecto de fetiches. Su contenido, la repeticin de la naturaleza, se revela luegosiempre como la permanencia por ello de alguna forma representada de la constriccin social. Elestremecimiento objetivado en una imagen fija se convierte en emblema del dominio consolidado de grupo

    privilegiados. Pero lo mismo vienen a ser tambin los conceptos generales, incluso cuando se han liberado detodo aspecto figurativo. La misma forma deductiva de la ciencia refleja coaccin y jerarqua. As como lasprimeras categoras representaban indirectamente la tribu organizada y su poder sobre el individuo aislado,del mismo modo el entero orden lgico dependencia, conexin, extensin y combinacin de los con ceptoseste fundado sobre las relaciones correspondientes de la realidad social, sobre la divisin del trabajo.25Peroes carcter social de las formas del pensamiento no el como lo quiere Durkheim, expresin de solidaridadsocial, sino que atestigua en cambio respecto a la impenetrable unidad de sociedad y dominio. El dominioconfiere mayor fuerza y consistencia a la totalidad social en la que se establece. La divisin del trabajo, a laque ese dominio da lugar en el plano social, sirve a la totalidad dominada para autoconservarse. Pero as latotalidad como tal, la actualizacin de la razn a ella inmanente se convierte de modo forzoso en laactualizacin de la particular. El dominio se opone a lo singular como universal, igual que la razn en larealidad. El poder de todos los miembros de la sociedad a quienes, en cuanto tales, no les queda otro

    25Cfr. E. Durkheim, De vuelques formes primitives de classification, en LAnne Sociologique, IV (1903), pg. 66 ysig.

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    camino se suma continuamente a travs de la divisin del trabajo que les es impuesta en la realizacin dela totalidad, cuya racionalidad se ve a su vez multiplicada. Lo que todos experimentan por obra de pocos secumple siempre como abuso de los individuos por parte de los muchos: y le opresin de la sociedad tienetambin el carcter de una opresin por parte de lo colectivo. Es esta unidad de colectividad y dominio, y nola universalidad social inmediata (la solidaridad), la que se deposita en las formas del pensamiento. Losconceptos filosficos con los que Platn y Aristteles explican y exponen el mundo, elevan, con supretensin de validez universal, las relaciones fundadas por ellos al grado de verdadera realidad. Tales

    conceptos surgan, como dice Vico,26de la plaza del mercado en Atenas, y reflejaban con igual pureza lasleyes de la fsica, la igualdad de los ciudadanos de pleno derecho y la inferioridad de las mujeres, nios yesclavos. El lenguaje mismo conferia a las relaciones de dominio la universalidad que haba asumido comomedio de comunicacin una sociedad civil. El nfasis metafsico, la sancin mediante ideas y normas no eranms que la hipstasis de la dureza exclusiva que los conceptos deban necesariamente asumir dondequieraque la lengua una la comunidad de los seores en ejercicio del mando. Pero en esta funcin dereforzamiento del poder social del lenguaje las ideas se convirtieron en tanto ms superfluas cuanto mscreca aquel poder, y el lenguaje cientfico les ha dado el golpe de gracia. La sugestin que tiene an algodel espanto inspirado por el fetiche no resida tanto en la apologa consciente. La unidad de colectividad ydominio se torna patente ms bien en la universalidad que el contenido malo asume necesariamente en ellenguaje, sea metafsico o cientfico. La apologa metafsica delataba la injusticia de lo existente por lomenos en la incongruencia del concepto y realidad. En la imparcialidad del lenguaje cientfico la impotenciaha perdido por completo la fuerza de expresin, y slo lo existente halla all su signo neutral. Estaneutralidad es ms metafsica que la metafsica. Finalmente, el iluminismo ha devorado no slo los smbolos,sino tambin a sus sucesores, los conceptos universales, y de la metafsica no ha dejado ms que el miedo alo colectivo del cual sta ha nacido. A los conceptos les ocurre frente al iluminismo lo mismo que a losrentiersfrente a los trustsindustriales: ninguno de ellos puede sentirse tranquilo. Si el positivismo lgico hadado aun una chancea la chance, el etnolgico la equipara ya a la esencia. Nos ides vagues de chance etde quintessence sont de ples survivances de cette notion beaucoup plus riche,27 o sea de la sustanciamgica.

    El iluminismo, como nominalismo, se detiene delante del nomen, del concepto no desarrollado,puntual, delante del nombre propio. Ya no es posible establecer con certidumbre si, tal como ha sidoafirmado por algunos,28 los nombres propios eran originariamente tambin nombres genricos; es verdad

    que, de todas formas, aquellos no han compartido aun el destino de estos ltimos. La sustancialidad del yo negada por Hume y Mach no es lo mismo que el nombre. En la religin juda, en la que la idea patriarcal selevanta para destruir el mito, el vnculo entre nombre y ser es an reconocido en la prohibicin de pronunciarel nombre de Dios. El mundo desencantado del judasmo concilia la magia negndola en la idea de Dios. Lareligin juda no admite ninguna palabra que pueda consolar la desesperacin de todo lo que es mortal.Dicha religin vincula una esperanza nicamente a la prohibicin de invocar a Dios como aquello que no es,lo finito como infinito, la mentira como verdad. La prueba de salvacin consiste en abstenerse de toda fe quesustituya a sa; el conocimiento es la denuncia de la ilusin. La negacin, por lo dems, no es abstracta. Lanegacin indiscriminada de todo lo positivo, la frmula estereotipada de la nulidad, tal como es aplicada porel budismo, pasa por sobre la prohibicin de llamar a lo absoluto con un nombre, no menos que su opuesto,el pantesmo, o que su caricatura, el escepticismo burgus. Las explicaciones del mundo como nada o comotodo son mitologas, y las vas garantizadas para la redencin, prcticas mgicas sublimadas. La satisfaccin

    de saber todo por anticipado y la transfiguracin de la negatividad en redencin son formas falsas deresistencia al engao. El derecho de la imagen se ve salvado en la firme ejecucin de su prohibicin. Estaejecucin, negacin determinada,29 no se halla garantizada a priori por la soberana superioridad delconcepto abstracto contra las seducciones de la intuicin, como lo est el escepticismo, que considera quetanto lo falso como lo verdadero son nada. La negacin determinada rechaza las representacionesimperfectas de lo absoluto, los dolos, no oponindoles, como el rigorismo, la idea respecto a la cual notienen vigencia. La dialctica ms bien hace ver toda imagen como escritura, y ensea a leer en suscaracteres la admisin de su falsedad, que la priva de su poder y se lo adjudica a la verdad. De esta suerte ellenguaje se convierte en algo ms que un sistema de signos. En el concepto de negacin determinada Hegelha indicado un elemento que distingue al iluminismo de la corrupcin positivista a la cual lo asimila. Pero al

    26Principii di scienza nuova dintorno alla comune natura delle nazioni, en G. Vico, Opere, a cargo de F. Nicolini,

    Napoli, 1933, pg. 832.27Hubert y Gauss, op. cit., pg. 118.28Cfr. Tnnies, Philosophische Terminologie, en Psychologisch-Soziologische Ansicht, Leipzig, 1908, pg. 31.29Hegel,B, pg. 65.

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    concluir l por elevar a absoluto el resultado consabido del entero proceso de la negacin, la totalidadsistemtica e histrica, contraviene la prohibicin y cae a su vez en la mitologa.

    Ello no le ha acontecido slo a su filosofa como apoteosis del pensamiento en constante progreso,sino al propio iluminismo, a la sobriedad gracias a la cual cree distinguirse de Hegel y de la metafsica engeneral. Porque el iluminismo es ms totalitario que ningn otro sistema. Su falsedad no reside en aquelloque siempre le han reprochado sus enemigos romnticos mtodo analtico, reduccin a los elementos,reflexin disolvente, sino en aquello por lo cual el proceso se halla decidido por anticipado. Cuando en el

    operar matemtico lo desconocido se convierte en la incgnita de una ecuacin, es ya caracterizado comoarchiconocido aun antes de que se haya determinado su valor. La naturaleza es, antes y despus de la teorade los cuantos, aquello que resulta necesario concebir en trminos matemticos; incluso aquello que noencaja perfectamente, lo irresoluble y lo irracional, es asediado desde muy cerca por teoremas matemticos.Identificando por anticipado el mundo matematizado hasta el fondo con la verdad, el iluminismo creeimpedir con seguridad el retorno del mito. El iluminismo identifica el pensamiento con las matemticas. Poras decirlo, se emancipa a las matemticas, se las eleva hasta prestarles un carcter absoluto. Un mundoinfinito, en este caso un mundo de idealidad, es concebido en tal forma que sus objetos no se tornanaccesibles para nuestra conciencia sigularmente, imperfectamente y como por azar; pero un mtodo racional,sistemticamente unitario, termina por alcanzar, en un progreso infinito, todo objeto en su pleno ser-en-s ...En la matematizacin de la naturaleza cumplida por Galileo la naturalezamismaresulta bajo la gua de lanueva matemtica idealizada; se convierte en trminos modernos en una multiplicidad matemtica. 30Elpensamiento se reifica en un proceso automtico que se desarrolla por cuenta propia, compitiendo con lamquina que l mismo produce para que finalmente lo pueda sustituir. El iluminismo 31 ha desechado laexigencia clsica de pensar el pensamiento de la cual la filosofa de Fichte constituye el desarrollo radical,porque tal exigencia lo distrae del imperativo de guiar lapraxis, que, por otro lado, el propio Fichte deseabarealizar. El procedimiento matemtico es convertido, por as decirlo, en ritual del pensamiento. Pese a laautolimitacin axiomtica, el procedimiento matemtico se plantea coma necesario y objetivo: transforma alpensamiento en cosa, en instrumento, tal como gustosamente lo llama. Pera mediante esta mimesis, por laque el pensamiento queda nivelado con el mundo, lo que existe de hecho se ha convertido hasta tal punto enlo nico que incluso el atesmo incurre en la condena formulada contra la metafsica. Para el positivismo, queha sucedido como juez a la razn iluminada, internarse en mundos inteligibles no es ya algo sencillamenteprohibido, sino un charlataneo sin sentido. Para su fortuna, el positivismo no tiene necesidad de ser ateo,

    porque el pensamiento reificado no puede ni siquiera plantear la cuestin. El censor positivista deja pasar debuena gana, igual que al arte, al culto oficial, como un sector especial y extrateortico de actividad social; ala negacin, que se presenta con la pretensin de ser conocimiento, nunca. La distancia del pensamientorespecto a la tarea de ordenar lo que es, la salida del crculo predestinado de la realidad, significa para elespritu cientfico locura y autodestruccin, tal como lo era para el mago primitivo la salida del crculomgico que ha trazado para el exorcismo; y en ambos casos se toman las disposiciones necesarias para que laviolacin del tab tenga incluso en la realidad consecuencias daosas para el sacrlego. El dominio de lanaturaleza traza el crculo en el que la crtica de la razn pura ha encerrado al pensamiento. Kant uni la tesisde su fatigoso e incesante progreso hasta el infinito con la insistencia inflexible sobre su insuficiencia yeterna limitacin. La respuesta que ha dado es el veredicto de un orculo. No hay ser en el mundo que nopueda ser penetrado por la ciencia, pero aquello que puede ser penetrado por la ciencia no es el ser. De talsuerte, segn Kant, el juicio filosfico mira a lo nuevo, pero no conoce nunca nada nuevo, puesto que repite

    siempre slo aquello que la razn ha puesto ya en el objeto. Pero a este pensamiento, protegido y garantizadoen los diversos departamentos de la ciencia por los sueos de un visionario, le es presentada luego lacuenta: el dominio universal sobre la naturaleza se retuerce contra el mismo sujeto pensante, del cual noqueda ms que ese mismo, eternamente igual yo pienso que debe poder acompaar todas misrepresentaciones. Sujeto y objeto se anulan entre s. El S abstracto, el derecho de registrar y sistematizar, notiene frente a s ms que lo abstracto material, que no cuenta con otra propiedad que la de servir de sustrato aesta posesin. La ecuacin de espritu y mundo termina por resolverse, pero slo debido a que los dosmiembros de ella se eliden recprocamente. En la reduccin del pensamiento a la categora de aparatomatemtico se halla implcita la consagracin del mundo como medida de s mismo. Lo que parece untriunfo de la racionalidad objetiva, la sumisin de todo lo que existe al formalismo lgico, es pagadomediante la dcil sumisin de la razn a los datos inmediatos. Comprender el dato como tal, no limitarse a

    30 Edmund Husserl, Die Crisis der europischen Wissenschaften un die transzendentale Phnomenologie, enPhilosophia, Belgrado, 1936, pgs. 95-97.31Cfr. Schopenhauer, Parerga und Paralipomena, II, pg. 356, en Werke, ed. Deussen, V, pg. 671.

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    leer en los datos sus abstractas relaciones espaciotemporales, gracias a las cuales pueden ser tomados ymanejados, sino entenderlos en cambio como la superficie, como momentos mediatos del concepto, que secumplen slo a travs de la explicacin de su significado histrico, social y humano; toda pretensin delconocimiento es abandonada. Puesto que el conocimiento no consiste slo en la percepcin, en laclasificacin y en el clculo, sino justamente en la negacin determinante de lo que es inmediato. Mientrasque el formalismo matemtico, cuyo instrumento es el nmero, la forma ms abstracta de lo inmediato, fijael pensamiento en la pura inmediatez. Si da razn a lo que es de hecho, el conocimiento se limita a su

    repeticin, el pensamiento se reduce a tautologa. Cuanto ms se enseorea el aparato terico de todo lo queexiste, tanto ms ciegamente se limita a reproducirlo. De tal manera el iluminismo recae en la mitologa de laque nunca ha sabido liberarse. Pues la mitologa haba reproducido como verdad, en sus configuraciones, laesencia de lo existente (ciclo, destino, dominio del mundo), y haba renunciado a la esperanza. En la preezde la imagen mtica, como en la claridad de la frmula cientfica, se halla confirmada la eternidad de lo quees de hecho, y la realidad bruta es proclamada como el significado que oculta. El mundo como gigantescojuicio analtico, el nico que ha quedado de todos los sueos de la ciencia, es de la misma ndole que el mitocsmico, que asociaba los acontecimientos de la primavera y del otoo con el rapto de Persfona. Launicidad del acontecimiento mtico, que deba legitimar al de hecho, es un engao. En el origen el rapto de ladiosa formaba una unidad inmediata con la muerte de la naturaleza. Se repeta cada otoo, e incluso larepeticin no constitua una serie de acontecimientos separados, sino que cada vez era el mismo. Alconsolidarse la conciencia del tiempo, el acontecimiento fue relegado al pasado como nico, y se buscaplacar ritualmente recurriendo a lo que haba acontecido haca muchsimo el horror a la muerte en cadaciclo estacional. Pero la separacin es imponente. Una vez establecido aquel pasado nico, el ciclo asumecarcter de inevitable, y el horror se propaga desde lo antiguo tanto sobre el entero acaecer como sobre larepeticin pura y simple. La subyugacin de todo lo que es de hecho, ya sea por la prehistoria fabulosa, yapor el formalismo matemtico, la relacin simblica de lo actual con el acontecimiento mtico en el rito ocon la categora abstracta en la ciencia, hace aparecer como predeterminado a lo nuevo, que es as, enrealidad, lo viejo. No es la realidad la que carece de esperanza, sino el saber que en el smbolo fantstico omatemtico se apropia de la realidad como esquema y as la perpeta.

    En el mundo iluminado la mitologa ha atravesado y traspasado lo profano. La realidadcompletamente depurada de demonios y de sus ltimos brotes conceptuales, asume, en su naturalezaesclarecida, el carcter numinoso que la prehistoria asignaba a los demonios. Bajo la etiqueta de los hechos

    en bruto la injusticia social de la cual stos nacen es consagrada hoy como algo eternamente inmutable, contanta seguridad como era santo e intocable el mago bajo la proteccin de sus dioses. El extraamiento de loshombres respecto a los objetos dominados no es el nico precio que se paga por el dominio; con lareificacin del espritu han sido adulteradas tambin las relaciones internas entre los hombres, incluso las decada cual consigo mismo. El individuo se reduce a un nudo o entrecruzamiento de reacciones ycomportamientos convencionales que se esperan prcticamente de l. El animismo haba vivificado lascosas; el industrialismo reifica las almas. Aun antes de la planificacin total, el aparato econmico adjudicaautomticamente a las mercancas valores que deciden el comportamiento de los hombres. A travs de lasinnumerables agencias de la produccin de masas y de su cultura, se inculcan al individuo los estilosobligados de conducta, presentndolos como los nicos naturales, decorosos y razonables. El individuoqueda cada vez ms determinado como cosa, como elemento estadstico, como success or failure. Su criterioes la autoconservacin, el adecuamiento logrado o no a la objetividad de su funcin y a los mdulos que le

    han sido fijados. Todo el resto, la idea o la criminalidad, aprende la fuerza de lo colectivo, que ejerce suvigilancia desde la escuela hasta el sindicato. Pero incluso lo colectivo amenazador es slo una superficiefalaz tras la cual se ocultan los poderes que manipulan su violencia. Su brutalidad, que mantiene a losindividuos en su lugar, representa tan poco la verdadera cualidad de los hombres, como el valor aquella delos objetos de consumo. El aspecto satnicamente deformado que las cosas y los hombres han asumido a laluz clara del conocimiento desprejuiciado, reconduce al dominio, al principio que llev ya a cabo laespecificacin del manaen los espritus y en las divinidades y que enviscaba la mirada en los espejismos delos magos. La fatalidad, con la que la prehistoria sancionaba la muerte incomprensible, entra en la realidadcomprensible sin residuos. El pnico meridiano, en el cual los hombres se daban cuenta de sbito de lanaturaleza como totalidad, tiene su correspondencia en aquello que hoy est listo para estallar en cualquierinstante: los hombres aguardan que el mundo sin salida sea convertido en llamas por una totalidad que sonellos mismos y sobre la cual nada pueden.

    El iluminismo experimenta un horror mtico por el mito. Y advierte la presencia del mito no slo enconceptos o trminos confusos, como cree la crtica semntica, sino en toda expresin humana en cuanto stano tenga un puesto en el cuadro teleolgico de la autoconservacin. La proposicin spinoziana Conatus sese

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    conservandi primum et unicum virtutis est fundamentum32 constituye la verdadera mxima de todacivilizacin occidental, en la cual se aplacan las divergencias religiosas y filosficas de la burguesa. El S,que despus de la metdica extincin de todo signo natural, concebido como mtico, no deba ser ya cuerponi sangre ni alma ni tampoco yo natural, constituy sublimado como sujeto trascendental o lgico el puntode referencia de la razn, la instancia legisladora del obrar. Quien confa en la vida directamente, sin relacinracional con la autoconservacin, vuelve a caer, segn el juicio del iluminismo y del protestantismo, en laetapa prehistrica. El impulso es en s mtico, como la supersticin; servir a un dios que no es postulado por

    el S, resulta absurdo como la embriaguez. El progreso ha reservado la misma suerte a ambas: a la adoraciny a la cada en el ser inmediatamente natural; ha lanzado la maldicin sobre el olvido de s, en elpensamiento tanto como en el placer. El trabajo social de todo individual es, en la economa burguesa,mediatizado gracias al principio del S; debe restituir, a los unos el capital acrecentado, a los otros la fuerzapara el trabajo. Pero cuanto ms se realiza el proceso de la autoconservacin a travs de la divisin burguesadel trabajo, tanto ms dicho progreso exige la autoalienacin de los individuos, que deben adecuarse encuerpo y alma a las exigencias del aparato tcnico. A su vez, el pensamiento iluminado no deja de tener estoen cuenta: finalmente incluso el sujeto trascendental del conocimiento es en apariencia liquidado comoltimo recuerdo de la subjetividad, y sustituido por el trabajo tanto ms uniforme de los mecanismosreguladores automticos. La subjetividad se ha consagrado en la lgica de reglas del juego, que aspiraran aser arbitrarias slo para poder gobernar con menos perturbaciones. El positivismo, en fin, que no se hadetenido ni siquiera ante la cosa ms cerebral que se pueda imaginar el pensamiento, ha acorralado inclusola ltima instancia intermediaria entre la accin individual y la norma social. El proceso tcnico, en el que elsujeto se ha reificado despus de haber sido cancelado de la conciencia, es inmune tanto a la ambigedad delpensamiento mtico como todo significado en general, porque la razn misma se ha convertido en un simpleaccesorio del aparato econmico omnicomprensivo. Desempea el papel de utensilio universal para lafabricacin de todos los dems, rgidamente adaptado a su fin, funesto como el obrar exactamente calculadoen la produccin material, cuyo resultado para los hombres se sustrae a todo clculo. Se ha cumplidofinalmente su vieja ambicin de ser el puro rgano de los fines. La exclusividad de las leyes lgicas derivade esta univocidad de la funcin, en ltima instancia del carcter coactivo de la autoconservacin, queconcluye siempre de nuevo en la eleccin entre supervivencia y ruina, reflejada aun en el principio de que dedos proposiciones contradictorias slo una es verdadera y la otra es falsa. El formalismo de este principio yde toda la lgica deriva de la opacidad y de la confusin de los intereses en una sociedad en la que la

    conservacin de las formas y la de los individuos coincide slo casualmente. La expulsin del pensamientodel mbito de la lgica ratifica, en el aula universitaria, reificacin del hombre en la fbrica y la oficina. Detoda forma el tab se inviste incluso del poder que lo formula el iluminismo del espritu que este es. Pero asla naturaleza, que es la verdadera autoconservacin, es desencadenada por el proceso destinado a alejarla,tanto en el individuo como en el destino colectivo de crisis y guerras. Se permanece en la teora como nicanorma el ideal de la ciencia unificada, lapraxisse somete a routineirresistible de la historia universal. El Stotalmente en manos de la civilizacin se convierte en un elemento de aquella inhumanidad a la que lacivilizacin ha tratado de sustraerse desde el comienzo. Se realiza la angustia ms antigua, la de perder elpropio nombre. La existencia puramente natural, animal y vegetativa era para la civilizacin el peligroabsoluto. El comportamiento mimtico, mtico y metafsico aparecieron sucesivamente como eras superadas,y volver a caer en el nivel de ellas era cosa asociada al terror de que el S pudiese convertirse de nuevo enaquella naturaleza de la que se haba alejado con esfuerzo indecible y que le inspiraba justamente por ello un

    indecible horror. El vivo recuerdo de la prehistoria, de las fases nmades, y tanto ms de las fasespropiamente prepatriarcales, ha sido extirpado de la conciencia de los hombres, en todos los milenios, con laspenas ms tremendas. El espritu iluminado ha sustituido el fuego y la tortura por la marca impresa a todairracionalidad debido a que conduce a la ruina. El hedonismo era moderado y los extremos le resultaban nomenos sospechosos que a Aristteles. El ideal burgus de la adecuacin a la naturaleza no se refiere a lanaturaleza amorfa, sino a la virtud del justo medio. Promiscuidad y ascesis, hambre y abundancia, son, bienque antitticas, inmediatamente idnticas como fuerzas disolventes. A travs de la subordinacin de toda lavida a las exigencias de su conservacin, la minora que manda garantiza, con la propia seguridad, tambin lasupervivencia del todo. Desde Hornero hasta los tiempos modernos, el espritu dominante busca pasar entrela Scila de la recada en la reproduccin simple y la Carybdis de la satisfaccin libre e incontrolada; siempreha desconfiado de toda otra brjula que no sea la del mal menor. Los neopaganos alemanes, administradoresde la psicologa de guerra, dicen querer liberar el placer. Pero como en los milenios han aprendido a odiarse

    bajo la presin del trabajo, en la emancipacin totalitaria el placer contina siendo vulgar y mutilado por el

    32Ethica, Pars IV, Propos. XXII, Coroll.

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    autodesprecio. El placer permanece sometido a la autoconservacin, tal como se lo haba enseado la razn,en el intervalo depuesta. En las grandes mutaciones de la civilizacin occidental, desde la aparicin de lareligin olmpica hasta el Renacimiento, la Reforma y el atesmo burgus, cada vez que nuevos pueblos oclases expulsaron ms decididamente al mito, el temor a la naturaleza incontrolada y amenazadora,consecuencia de su misma materializacin y objetivacin, fue degradado a supersticin animista, y eldominio de la naturaleza interior y exterior fue convertido en fin absoluto de la vida. Finalmente,automatizada la autoconservacin, la razn es abandonada por los que han tomado su puesto en la gua de la

    produccin, los cuales la temen ahora en los desheredados, La esencia del iluminismo es la alternativa, cuyaineluctabilidad es la del dominio. Los hombres haban tenido siempre que elegir entre su sumisin a lanaturaleza y la de la naturaleza al S. Con la expansin de la economa mercantil burguesa el oscurohorizonte del mito es aclarado por el sol de la ratio celculante, bajo cuyos glidos rayos maduran los brotesde la nueva barbarie. Bajo la coaccin del dominio el trabajo humano siempre se ha alejado ms del mitopara recaer, bajo el dominio, siempre de nuevo en su poder.

    En un relato homrico se halla expresado el nexo entre mito, dominio y trabajo. El decimosegundocanto de la Odisea narra el paso ante las sirenas. La tentacin que stas representan es la de perderse en elpasado. Pero el hroe al que la tentacin se dirige se ha convertido en adulto mediante el sufrimiento. En lavariedad de los pequeos mortales en la cual ha debido conservarse se ha consolidado en l la unidad de lavida individual, la identidad de la persona. Como agua, tierra y aire, se escinden ante l los reinos del tiempo.La onda de aquello que fue refluye de la roca del presente, y el futuro se extiende nuboso en el horizonte. Loque Odiseo ha dejado tras de s entra en el reino de las sombras: el S se halla an tan cercano al mitoprimordial, del cual ha salido con inmenso esfuerzo, que su mismo pasado, el pasado directamente vivido, setransforma en pasado mtico. Odiseo trata de remediar esto mediante un slido ordenamiento del tiempo. Elesquema tripartito debe liberar el instante presente de la potencia del pasado, manteniendo a ste tras elconfn absoluto de lo irrecuperable, y ponindolo, como saber utilizable, a disposicin de la hora. El impulsode salvar el pasado como viviente, as como el de utilizarlo como materia del progreso, se satisfaca slo enel arte, al que pertenece tambin la historia como representacin de la vida pasada. En la medida en que elarte renuncia a valer como conocimiento, excluyndose as de lapraxis, es tolerado por lapraxissocial igualque el placer. Pero el canto de las sirenas no se halla an degradado y reducido a puro arte. Ellas conocentodo cuanto ocurre en la frtil tierra33y en particular, las acciones en que tambin Odiseo tom parte, lasfatigas que padecieron en la vasta Troya argivos y teucros, por la voluntad de los dioses.34Al reevocar

    directamente un pasado muy reciente, amenazan, con la irresistible promesa de placer con que se anuncia yes escuchado su canto, el orden. Patriarcal que restituye a cada uno su vida slo a cambio de su enteraduracin temporal. Quien cede a los artificios de las sirenas est perdido, pues nicamente una constantepresencia de espritu arranca a la existencia de la naturaleza. Si las sirenas saben todo lo que acontece, pidenen cambio el futuro, y la promesa del alegre retorno es el engao con que el pasado se aduea del nostlgico.Odiseo es puesto en guardia por Circe, la diosa que retransforma a los hombres en animales: l ha sabidoresistrsele y ella, en compensacin, lo pone en condiciones de resistir a otras fuerzas de disolucin. Pero latentacin de las sirenas sigue siendo invencible, y nadie puede sustraerse a ella si escucha el canto. Lahumanidad ha debido someterse a un tratamiento espantoso para que naciese y se consolidase el S, elcarcter idntico, prctico, viril del hombre, y algo de todo ello se repite en cada infancia. El esfuerzo paramantener unido el yo abarca todos los estadios del yo, y la tentacin de perderlo ha estado siempre unida a laciega decisin de conservarlo. La ebriedad narctica, que hace expiar la euforia en la que el S permanece

    como suspendido en un sueo similar a la muerte, es una de las antiqusimas instituciones sociales que sirvende mediadoras entre la autoconservacin y el autoaniquilamiento, una tentativa del S para sobrevivirse a smismo. .La angustia de perder el S, y de anular con el S el confn entre s mismo y el resto de la vida, elmiedo a la muerte y a la destruccin, se halla estrechamente ligado a una promesa de felicidad por la que lacivilizacin se ha visto amenazada en todo instante. Su camino fue el de la obediencia y el trabajo, sobre elcual la satisfaccin brilla eternamente como pura apariencia, como belleza impotente. El pensamiento deOdiseo, igualmente hostil a la propia muerte y a la propia felicidad, sabe todo esto. Conoce slo dosposibilidades de salida. Una es la que prescribe a sus compaeros. Les tapa las orejas con cera y les ordenaremar con todas sus energas. Quien quiere perdurar y subsistir no debe prestar odos al llamado de loirrevocable, y puede hacerlo slo en la medida en que no est en condiciones de escuchar. Esto es lo que lasociedad, ha procurado siempre. Frescos y concentrados, los trabajadores deben mirar hacia adelante y

    33Odisea, XII, 191, (Para todas las referencias a obras homricas en ese libro se ha usado la versin espaola de LuisSegal y Estalella.)34Ibid, 189-90.

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    despreocuparse de lo que est a los costados. El impulso que los inducira a desviarse es sublimado conrabiosa amargura en esfuerzo ulterior. Se vuelven prcticos. La otra posibilidad es la que elige Odiseo, elseor terrateniente, que hace trabajar a los dems para s. l oye, pero impotente, atado al mstil de la nave, ycuanto ms fuerte resulta la tentacin ms fuerte se hace atar, as como despus tambin los burgueses senegarn con mayor tenacidad la felicidad cuando al crecer su podero la tengan al alcance de la mano. Loque ha odo no tiene consecuencias para l, pues no puede hacer otra cosa que seas con la cabeza para quelo desaten, pero ya es demasiado tarde: sus compaeros, que no oyen nada, conocen slo el peligro del canto

    y no su belleza, y lo dejan atado al mstil, para salvarlo y salvarse con l. Reproducen con su propia vida lavida del opresor, que no puede salir ya de su papel social. Los mismos vnculos con los cuales se ha ligadoirrevocablemente a la praxis mantienen a las sirenas lejos de la praxis: su tentacin es neutralizada alconvertrsela en puro objeto de contemplacin, en arte. El encadenado asiste a un concierto, inmvil comolos futuros escuchas, y su grito apasionado, su pedido de liberacin, mueren ya en un aplauso. As el goceartstico y el trabajo manual se separan a la salida de la prehistoria. El eposcontiene ya la teora justa. Elpatrimonio cultural se halla en exacta relacin con el trabajo mandado, y uno y otro tienen su fundamento enla condicin ineluctable del dominio social sobre la naturaleza.

    Medidas como esas tomadas en la nave de Odiseo al pasar frente a las sirenas constituyen unaalegora premonitoria de la dialctica del iluminismo. As como la sustituibilidad es la medida del dominio ycomo el ms potente es aquel que puede hacerse representar en el mayor nmero de operaciones, del mismomodo la sustituibilidad es el instrumento del progreso y a la vez de la regresin. En las condiciones dadas, laexencin del trabajo significa tambin mutilacin, y no slo para los desocupados, sino tambin para el polosocial opuesto. Los superiores experimentan la realidad, con la que ya no tienen directamente relacin, slocomo sustrato, y se petrifican enteramente en el S que comanda. El primitivo senta la cosa natural slocomo objeto que hua a su deseo, pero el seor, que ha colocado al siervo entre la cosa y l, se vincula slocon la dependencia de la cosa y la goza simplemente; y abandona el lado de la independencia al siervo que latrabaja.35Odiseo es sustituido en el trabajo. Como no puede ceder a la tentacin del abandono de s, carecetambin en cuanto propietario de la participacin en el trabajo, y, finalmente, tambin de su direccin,mientras que por otro lado sus compaeros, por hallarse cercanos a las cosas, no pueden gozar el trabajo,porque ste se cumple bajo constriccin, sin esperanza, con los sentidos violentamente obstruidos. El esclavopermanece sometido en cuerpo y alma, el seor entra en regresin. Ninguna forma de dominio ha sabido anevitar este precio, y la circularidad de la historia en su progreso halla su explicacin en este debilitamiento,

    que es el equivalente del podero, Mientras actitudes y conocimientos de la humanidad se van diferenciandogracias a la divisin del trabajo, la humanidad retrocede hacia fases antropolgicamente ms primitivas,puesto que la duracin del dominio comporta, con la facilitacin tcnica de la existencia, la fijacin de losinstintos por obra de una fijacin ms fuerte. La fantasa se deteriora. El mal no consiste en el retraso de losindividuos respecto a la sociedad o a la produccin material. Donde la evolucin de la mquina se haconvertido ya en la del mecanismo de dominio, y la tendencia tcnica y social, estrechamente ligadas desdesiempre, convergen en la torna de posesin total del hombre, los atrasados no representan slo la falsedad.Viceversa, la adaptacin a la potencia del progreso o al progreso de la potencia implica siempre de nuevoesas formaciones regresivas que hacen evidente el progreso de su contrario, y no slo en el progresofracasado, sino tambin en el mismo progreso logrado. La maldicin del progreso constante es la incesanteregresin.

    Esta regresin no se limita a la experiencia del mundo sensible, que est ligada a la proximidad

    fsica, sino que concierne tambin al intelecto dueo de s, que se separa de la experiencia sensible parasometerla. La unificacin de la funcin intelectual, por la que se cumple el dominio sobre los sentidos, lareduccin del pensamiento a la produccin de uniformidad, implica el empobrecimiento tanto delpensamiento como de la experiencia; la separacin de los dos campos deja a ambos humillados ydisminuidos. En la limitacin del pensamiento a tareas administrativas y organizativas practicada comosuperiores desde el astuto Odiseo hasta los ingenuos directores generales, se halla ya implcita la obtusidadque ciega a los grandes cuando ya no es slo cuestin de manipular a los pequeos. El espritu se transformade hecho en ese aparato de dominio y autodominio que la filosofa. burguesa, equivocndose, ha visto en ldesde siempre. La sordera, que ha caracterizado a los dciles proletarios desde los tiempos del mito, norepresenta ninguna ventaja respecto a la inmovilidad del amo. De la inmadurez de los dominados vive ladecadente sociedad. Cuanto ms complicado y ms sutil es el aparato social, econmico y cientfico, al cualel sistema de produccin ha adaptado tiempo ha el cuerpo que lo sirve, tanto ms pobres son las experiencias

    de las que este cuerpo es capaz. La eliminacin de las cualidades, su traduccin en funciones, pasa de la

    35G.W. Hegel, Phnomenologie des Geistes, ed. Lasson, pg. 146.

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    ciencia, a travs de la racionalizacin de los mtodos de trabajo, al mundo perceptivo de los pueblos, yasimila ste de nuevo al de los batracios. La regresin de las masas consiste hoy en la incapacidad de or conlos propios odos aquello que an no ha sido odo, de tocar con las propias manos algo que an no ha sidotocado, la nueva forma de ceguera que sustituye a toda forma mtica vencida. Gracias a la mediacin de lasociedad total, que embiste contra todo impulso y relacin, los hombres son reducidos de nuevo a aquellocontra lo cual se volva el principio del S, la ley de desarrollo de la sociedad: a simples seres genricos,iguales entre s por aislamiento de la colectividad dirigida en forma coactiva. Los remeros que no pueden

    hablar entre ellos se hallan esclavizados todos al mismo ritmo, as como el obrero moderno en la fbrica, enel cine y en el transporte. Son las concretas condiciones del trabajo en la sociedad las que producen elconformismo, y no impulsos conscientes que intervendran para estupidizar a los hombres oprimidos ydesviarlos de la verdad. La impotencia de los trabajadores no es slo una coartada de los patrones, sino laconsecuencia lgica de la sociedad industrial, en la que se ha transformado finalmente el antiguo destino, acausa de los esfuerzos hechos para sustraerse a l.

    Pero esta necesidad lgica no es definitiva. Tal necesidad se halla ligada al dominio, a la vez comosu reflejo e instrumento. Por lo cual su verdad no es menos problemtica que lo que su evidencia esineluctable. Sin duda el pensamiento ha logrado siempre determinar de nuevo su misma problematicidad. Elpensamiento es el siervo a quien el seor no puede detener segn su placer. En cuanto al dominio, desde quela humanidad se ha vuelto estable, y luego en la economa mercantil, se ha objetivado en leyes yorganizaciones, ha debido a la vez limitarse. El instrumento se vuelve autnomo: la instancia mediadora delespritu atena, independientemente de la voluntad de los amos, la inmediatez de la injusticia econmica.Los instrumentos del dominio, que todos deben aferrar lenguaje, armas y finalmente las mquinas, debendejarse aferrar por todos. As, en el dominio, el momento de la racionalidad se afirma adems como diversodel dominio. El carcter objetivo del instrumento, que lo torna universalmente disponible, su objetividadpara todos, implica ya la crtica al dominio a cuyo servicio el pensamiento se ha desarrollado. A lo largo delcamino que va de la mitologa a la logstica el pensamiento ha perdido el elemento de la reflexin-sobre-s, yhoy la maquinaria mutila a los hombres, a pesar de que los sustenta. Pero en la forma de las mquinas laratio extraada se mueve hacia una sociedad que concilia el aparato cristalizado en aparato material eintelectual con el ser viviente liberado y lo refiere a la sociedad misma como a su sujeto real. El origenparticular del pensamiento y su perspectiva universal han sido desde siempre inseparables. Hoy, con latransformacin del mundo en industria, la perspectiva de lo universal, la realizacin social del pensamiento,

    se halla hasta tal punto prxima y accesible que justamente a causa de tal perspectiva el pensamiento esnegado, por los mismos patrones, como mera ideologa. Y muestra slo la mala conciencia de las camarillasen que se encarna al fin la necesidad econmica el hecho de que sus manifestaciones desde las intuicionesdel Fhrerhasta la visin dinmica del mundo, en neto contraste con la apologtica burguesa precedente,no insistan ms en que sus propias fechoras son consecuencias necesarias de leyes objetivas. Las mentirasmticas de misin y destino, que ocupan el puesto de las leyes objetivas, no expresan siquiera toda lafalsedad: no son ya como antao las leyes objetivas del mercado, que se afirmaban en las acciones de losempresarios y llevaban a la catstrofe, sino que es la decisin consciente de los directores generales, comoresultante que no tiene nada que envidiar; en trminos de necesidad a los ms ciegos mecanismos de losprecios, en cuanto a manejar el destino de la sociedad. Los dominadores mismos no creen en ningunanecesidad objetiva, pese a que a veces den tal nombre a sus maquinaciones. Se presentan como ingenieros dela historia universal. Slo los dominados toman como necesaria e intocable la evolucin que, a cada aumento

    decretado del nivel de vida, los vuelve un poco ms impotentes. Su reduccin a puros objetos deadministracin, que da forma anticipada a todos los sectores de la vida moderna, incluso en el lenguaje y lapercepcin, proyecta frente a los dominados una necesidad objetiva ante la cual stos se creen impotentes. Lamiseria como contraste de poder e impotencia crece hasta el infinito junto con la capacidad de suprimirperdurablemente toda miseria. Para todo individuo resulta impenetrable la selva de camarillas e institucionesque, desde los supremos puestos de comando hasta la economa de los racketsprofesionales, propenden a lacontinuacin indefinida del statu quo.

    El absurdo del estado en el cual el poder del sistema sobre los hombres crece a cada paso en que lossustrae al poder de la naturaleza denuncia como superada la razn de la sociedad racional. Su necesidad esilusoria, no menos que la libertad de los empresarios, que acaba por revelar su carcter coactivo en susinevitables luchas y acomodamientos. Esta ilusin, en la que se pierde la humanidad iluminada sin residuos,no puede ser disuelta por el pensamiento que, como rgano del dominio, debe elegir entre mandar y

    obedecer. Si no puede sustraerse al encantamiento al cual qued ligado en la prehistoria, llega sin embargo areconocer, en la lgica de la alternativa (coherencia y antinomia), mediante la cual se ha emancipadoradicalmente de la naturaleza, a esa misma naturaleza no conciliada y alienada respecto a s misma. El

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    pensamiento, en el que el mecanismo coactivo de la naturaleza se refleja y se perpeta, refleja, justamente envirtud de su coherencia irresistible, tambin a s mismo como naturaleza olvidada de s, como mecanismocoactivo. Sin eluda la facultad de representacin es slo un instrumento. Mediante el pensamiento loshombres se distancian de la naturaleza para tenerla frente a s en la posicin desde la cual dominarla. Comola cosa, el instrumento material, que se mantiene idntico en situaciones diversas, y separa as el mundo catico, multiforme y disparatado de lo que es evidente, uno e idntico, el concepto es el instrumento ideal,que aferra todas las cosas en el punto en que se pueden aferrar. As como por lo dems el pensamiento se

    vuelve ilusorio apenas quiere renegar de la funcin separativa, de distancia y objetivacin. Pero si eliluminismo tiene razn contra toda hipstasis de la utopa y proclama impasible al dominio como escisin, lafractura entre sujeto y objeto, que prohbe llenar, se convierte en el index de la falsedad propia y de laverdad. La condena de la supersticin ha significado siempre, junto con el progreso del dominio, tambin. eldesenmascaramiento de ste. El iluminismo es ms que iluminismo; la naturaleza se hace or en suextraamiento. En la conciencia que el espritu tiene en s como naturaleza dividida en s, es la naturalezaquien se invoca a s misma, como en la prehistoria, pero no ya directamente con su presunto nombre, quesignifica omnipotencia, como mana, sino algo como mutilado y ciego. La condena natural consiste en eldominio de la naturaleza, sin el cual no existira espritu. En la humildad en que ste se reconoce comodominio y se retrata en la naturaleza se disuelve su pretensin de dominio, que es la que lo esclaviza a lanaturaleza. Aun cuando la humanidad no puede detenerse en la fuga frente a la necesidad en la civilizaciny en el progreso sin renunciar al conocimiento mismo, por lo menos no ve ya en las vallas que erige contrala necesidad (las instituciones, las prcticas del dominio, que desde el sometimiento de la naturaleza se hanvuelto siempre contra la sociedad) las promesas de la libertad futura. Todo progreso de la civilizacin harenovado, junto con el dominio, tambin la perspectiva de mitigarlo. Pero mientras la historia real se hallaconstituida por sufrimientos reales, que no disminuyen de ningn modo en proporcin al aumento de losmedios para abolirlos, la perspectiva puede contar para realizarse slo con el concepto. Dado que ste no selimita a distanciar, como ciencia, a los hombres de la naturaleza, sino que adems, como toma de concienciade ese mismo pensamiento que en la forma de la ciencia permanece ligado a la ciega tendencia econmica,permite medir la distancia que eterniza la injusticia. Gracias a esta anamnesis de la naturaleza en el sujeto, enel cumplimiento de la cual se halla la verdad desconocida de toda cultura, el iluminismo se encuentra, comoprincipio, en oposicin al dominio, y la invitacin a detener el iluminismo reson, incluso en los tiempos deVanini,*menos por temor a la ciencia exacta que por odio al pensamiento indisciplinado que se libera del

    encantamiento de la naturaleza en la medida en que se reconoce como el temblor de sta ante s misma. Lossacerdotes siemp