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El desarrollo de la civilización se ha cumplido bajo el signo del verdugo; en ello están de acuerdo el Géne- sis, que narra la expulsión del paraíso, y las Soirées de Saint-Pétersbourg. Bajo el signo del verdugo están el trabajo y el goce. Pretender negar esto es ir contra toda ciencia y contra toda lógica. No es posible deshacerse del terror y conservar la civilización. Atenuar el pri- mero es ya el comienzo de la disolución. De esto se pueden extraer las consecuencias más diversas: desde el culto a la barbarie fascista hasta la fuga resignada hacia los círculos del infierno. Pero se puede extraer también otra: burlarse de la lógica cuando está contra la humanidad. Horkheimer y Adorno: Dialéctica de la ilustración, Apunte: Quand méme. I. ELEMENTOS BÁSICOS DE LA TEORÍA CRÍTICA DE LA ESCUELA DE FRANKFURT La Escuela de Frankfurt ha muerto y este hecho es la primera condición para retomar su proyecto único. Esta muerte empezó en los años cuarenta y cincuenta con la desintegración de uno de los pocos proyectos exitosos en este siglo, de un grupo de investigación social no sólo multi sino también interdisciplinaria y terxninó con la muerte del último miembro o representante de esta escuela. Leo Lowenthal fa- lleció en 1994 en Berkcley, California, lugar en don- de también trabajó al igual que su amigo y colega Herbert Marcuse. Aunque después de la continua desintegración los autores de esta escuela se desa- rrollaban cada vez más por su propia cuenta y cami- no, ninguno de ellos se puede entender sin tomar en cuenta estos únicos momentos de fructuoso inter- cambio desde finales de los años veinte hasta los cuarenta o cincuenta. Tampoco se puede entender a estos autores (los más conocidos son además de los ya mencionados, Max Horkheimer, Theodor W. Adorno, Otto Kirchheimer y con cierta distancia Erich Fromm y en una relación muy ambigua Walter Benjamín) sin tomar en cuenta el contexto histórico, social y políti- co en que se desarrollaba la Escuela de Frankfurt. Nace en estos inolvidables años veinte, los cuales eran la última época en la cual el Viejo Continente merecía por última vez la fama —que hasta hoy tie- ne— de ser una tierra fecunda para el desarrollo de la cultura y las formas de convivencia en general. Se pueden mencionar como ejemplos: el arte de van- guardia no solamente en el inicio de la Unión Sovié- tica, las obras de teatro moderno, en la música dode- cafónica de Schonberg y Alban Berg, y los proyec- tos de un reformismo social que merecía ese nom- bre como por ejemplo en "das rote Wien-la Viena roja", donde sin precedente se construyeron en po- cos meses miles de viviendas para el proletariado y la clase media baja austríaca). Inmediatamente después de estos años siguió aquello que la Escuela de Frankfurt concibió como la "ruptura de civilización" y que es todavía mucho menos posible de olvidar que lo anterior, porque está

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Page 1: SCUELA DE RANKFURT - bivir.uacj.mxbivir.uacj.mx/Reserva/Documentos/rva2005101.pdf · ciencia y contra toda lógica. ... Max Horkheimer, Theodor W. Adorno, Otto ... A pesar de sus

El desarrollo de la civilización se ha cumplido bajo el signo del verdugo; en ello están de acuerdo el Géne-sis, que narra la expulsión del paraíso, y las Soirées de Saint-Pétersbourg. Bajo el signo del verdugo están el trabajo y el goce. Pretender negar esto es ir contra toda ciencia y contra toda lógica. No es posible deshacerse del terror y conservar la civilización. Atenuar el pri-mero es ya el comienzo de la disolución. De esto se pueden extraer las consecuencias más diversas: desde el culto a la barbarie fascista hasta la fuga resignada hacia los círculos del infierno. Pero se puede extraer también otra: burlarse de la lógica cuando está contra la humanidad.

Horkheimer y Adorno: Dialéctica de la ilustración, Apunte: Quand méme.

I. ELEMENTOS BÁSICOS DE LA TEORÍA CRÍTICA DE LA ESCUELA DE FRANKFURT

La Escuela de Frankfurt ha muerto y este hecho es la primera condición para retomar su proyecto único. Esta muerte empezó en los años cuarenta y cincuenta con la desintegración de uno de los pocos proyectos exitosos en este siglo, de un grupo de investigación social no sólo multi sino también interdisciplinaria y terxninó con la muerte del último miembro o representante de esta escuela. Leo Lowenthal fa-lleció en 1994 en Berkcley, California, lugar en don-de también trabajó al igual que su amigo y colega Herbert Marcuse. Aunque después de la continua desintegración los autores de esta escuela se desa-

rrollaban cada vez más por su propia cuenta y cami-no, ninguno de ellos se puede entender sin tomar en cuenta estos únicos momentos de fructuoso inter-cambio desde finales de los años veinte hasta los cuarenta o cincuenta.

Tampoco se puede entender a estos autores (los más conocidos son además de los ya mencionados, Max Horkheimer, Theodor W. Adorno, Otto Kirchheimer y con cierta distancia Erich Fromm y en una relación muy ambigua Walter Benjamín) sin tomar en cuenta el contexto histórico, social y políti-co en que se desarrollaba la Escuela de Frankfurt. Nace en estos inolvidables años veinte, los cuales eran la última época en la cual el Viejo Continente merecía por última vez la fama —que hasta hoy tie-ne— de ser una tierra fecunda para el desarrollo de la cultura y las formas de convivencia en general. Se pueden mencionar como ejemplos: el arte de van-guardia no solamente en el inicio de la Unión Sovié-tica, las obras de teatro moderno, en la música dode-cafónica de Schonberg y Alban Berg, y los proyec-tos de un reformismo social que merecía ese nom-bre como por ejemplo en "das rote Wien-la Viena roja", donde sin precedente se construyeron en po-cos meses miles de viviendas para el proletariado y la clase media baja austríaca).

Inmediatamente después de estos años siguió aquello que la Escuela de Frankfurt concibió como la "ruptura de civilización" y que es todavía mucho menos posible de olvidar que lo anterior, porque está

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presente hasta hoy en la vida cotidiana no sólo de Europa sino del mundo entero (a pesar de que se suele negar este último aspecto). Esta ruptura no es Hiroshima o Nagasaki, tampoco es la Segunda Gue-rra Mundial en cuanto tal, sino es lo que uno de los herederos científicos de la Escuela de Frankfurt — tal vez el más importante— llama La destrucción de los judíos europeos.1 Raúl Hilberg, quien logró es-caparse del destino que se preveía para él en la Eu-ropa ocupada por la Alemania nacional-socialista (nazi), dedicaba hasta hoy toda su vida a estudiar y documentar este único proceso de una matanza com-pletamente planeada, organizada y llevada a cabo usando los grandes descubrimientos de la ciencia y los métodos industriales más avanzados. Nunca antes y nunca después habría "fábricas de la muerte" más perfectas y más racionalizadas en términos de la "razón instrumental". Este concepto clave de la Escuela de Frankfurt no se puede entender sí no se comprende qué fue lo que pasó en Auschwitz, Treblinka, Maj-danek, Sobibor, Bergen Belsen, Dachau, Mauthausen y los otros campos de exterminación y concentración nacional-socialistas.

Ningún otro concepto de la Escuela de Frankfurt se puede entender verdaderamente sin conocer a fondo lo que fue este proceso casi completamente exitoso de convertir a Europa en "judenfrei" ("li-berado" o "libre de judíos") como dice la más típi-ca e importante palabra de la LTI (Linguae Tercii Imperii).2

Cuando un autor de esta corriente teórica habla de "la desesperación" frente a la cual habría que esta-blecer una "filosofía que puede ser practicada respon-sablemente",3 no se refiere a una "desesperación" en general, o de un mundo sin grandes proyectos, un

mundo donde la clase media tiende a aburrirse (mien-tras la crisis no la salva del aburrimiento). Se refiere a algo mucho más radical, más profundo, podría decir-se, existencial. Se refiere a la desesperación que pro-voca el conocimiento no superficial del mencionado hecho único eu la historia —la Shoah—4 en cualquier ser humano no completamente cínico y mucho más todavía en los que apenas se salvaron del "destino" que el movimiento popular nacionalsocialista les ha previsto. Toda la Escuela de Frankfurt pudo haber pe-recido en las cámaras de gas si la historia hubiera "cum-plido su destino lógico" como después diría Hork-heimer.

Pero la desesperación no es solamente la de un sobreviviente, quien siempre tiene familiares y amigos que no podían escaparse de la "lógica de la historia", sino también es una desesperación a nivel conceptual teórico. Es ahí donde la Escuela de Frankfurt tiene su principal ruptura con la izquierda clásica, el movimiento obrero y el marxismo tradicional, sobre todo el marxismo dogmático al estilo de la Unión Soviética (en la época de esta escuela cada vez más rígida y esta-

linista). Es la ruptura con la creencia segura en el papel progresista-revolucionario del proletariado, en la historia de la forma de producción capitalista. Es más todavía: la ruptura con un punto esencial en la percepción del mundo moderno que desarrollaba Karl Marx.

Mucho se ha criticado a este exiliado alemán de familia judía, pero extrañamente una de sus limitacio-nes más graves, de mayor trascendencia, casi nunca se menciona en los cientos o miles de textos de críti-cos de Marx —serios y autodenominados—. Es exac-tamente el punto en que la Escuela de Frankftut toma la más grande distancia del fundador del socialismo

Toda la Escuela de

Frankñirt pudo haber

perecido en las cámaras

de gas si la historia

hubiera "cumplido su

destino lógico" como

después diría Horkheimer

1 Hilberg, Raúl. The destruction of the european jews. Rev. and definitive ed. New York: Holmes & Meier, 1985.3 v. 2 Klemper, Víctor. LTI. Die unbewálttgte Sprache. München 1969: DeutscherTaschenbuch-Verl., p. 286. 3 W. Adorno, Theodor. Mínima moralia: reflexiones desde la vida dañada. Versión castellana de Joaquín Chamorro Mielke. Madrid 1987, Taurus, p. 255,

colección Ensayistas, núm. 274, p. 247. 4 Véase al respecto, la mejor obra cineasta sobre este tema de Claude Lanzmann: Shoah, una película de nueve horas, hecha sin ningún actor o

material de archivo, con puros entrevistas con sobrevivientes o ex guardias de los campos de exterminación nacionalsocialistas (desde 1998 existe una versión en español de esta cinta que fue estrenada en Francia a mediados de los ochenta).

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científico: esta limitación de Karl Marx no es lo que hoy en día se quiere hacernos creer, a saber que no ve suficientemente los aspectos "bondadosos" de la for-ma de producción capitalista, curiosamente es exac-tamente lo contrario: es su ingenuidad o mejor dicho su ignorancia hacia el grado de crueldad al cual pue-de llevar este sistema económico en una sociedad en la cual está vigente. Maix —en gran parte por la situa-

ción histórica en la que escribe— ve sobre todo la explotación como la razón del sufrimiento humano extremo que provoca esta formación social. Lo que ve de una manera sumamente limitada es el sufrimien-to humano provocado no directamente por la lógica económica capitalista, sino inclusive en ocasiones en contra de esta lógica, pero como resultado de la psi-cología social o de masas que corresponde a este sis-tema de producción.

A pesar de sus observaciones críticas sobre el Carácter fetichista de la mercancía y su secreto? sus Tesis sobre Feuerbach^ y otros textos sobre la cosificación y la enajenación, partiendo de los cua-les7 la Escuela de Frankfurt desarrolla su crítica a la ideología (Ideologiekrítik) para tratar de dar expli-caciones para la mencionada "ruptura de civiliza-ción" Marx no puede sospechar esto todavía: está fuera de su imaginación, porque en su época toda-vía es (por lo menos en Europa) inédito que la ma-quinaria en sí (Maschinerie an sichf se use en con-tra de los intereses de la humanidad, no porque se aplique de manera capitalista (kapitalistisch ange-wandte Maschinerie) sino porque se vuelve todavía más destructiva como fábrica de la muerte.9 Marx no podía imaginarse que los grandes capitalistas ale-manes en el momento de ver "su" forma de produc-ción amenazada por un fuerte movimiento obrero comunista y socialista opten por la vía de la destruc-ción generalizada, uniéndose y financiando a un movimiento sumamente antiburgués y —de primera vista— anticapitalista.

Marx se imaginaba mucho más fácil —dema-

5 Véase: Karl Marx. El capital. Libro primero. El proceso de producción de capital. (Tomo I) Tracl. Manuel Sacristán. México, D.F., 1979: Grijalbo. (Publicación de los primeros dos capítulos como El Capital 2) 64 pp., aquí: cuarto párrafo del capítulo primero, sobre "La Mercancía", titulado "El carácter de fetiche de la mercancía y su secreto", pp. 41-54. (Col. Textos Vivos, coordinador de la colección: Adolfo Sánchez Vázquez).

6 Karl Marx. "Tesis sobre Feuerbach". En: Karl Marx y Friedrich Engels, La ideología alemana. Crítica de la filosofía alemana más reciente en sus representantes Feuerbach, B. Bauery Stimery del socialismo alemán en sus distintos profetas. Trad. Wenceslao Roces. Montevideo 1959: Ed. Pueblos Unido^pp. 633-635.

7 La Escuela de Frankfurt retoma estas ideas marxistas en parte por vía del texto de Georg Lukács: Historia y conciencia de clase, sobre todo el capítulo sobre "La cosificación y la conciencia de clase". (Georg Lukács, Historia y consciencia de clase. Trad. de Manuel Sacristán. Madrid 1985: Sarpe, Col.: Los Grandes pensadores núm. 59).

8 Véase. Karl Marx, El Capital. Libro primero, ed. cit. capítulo 13. 9 Véase al respecto el mencionado estudio de Raúl Hilberg o también la obra principal de su maestro académico Franz Neumann, en donde con

muchos detalles se comprueba, cómo los nacionalsocialistas en muchas ocasiones violan la lógica capitalista y también la lógica militar para llevar a cabo lo más rápido posible su proyecto principal: el genocidio de los judíos y gitanos europeos. (Franz Neumann: Behemoth. Pensamiento y acción en el Nacional Socialismo. Tr. de Vicente Herrero y Javier Márquez. México, D.F. 1943: FCE. 583 p. Col.: Sección de política. Reimpresión: 1983.) Un ejemplo es la política de trenes de los nacionalsocialistas: en el momento, cuando la guerra estaba casi perdida, pedía la comandancia del ejercito alemán que se les dieran más trenes para fines militares. Esta solicitud se negaba porque se necesitaba una parte importante de los trenes para transportar judíos y gitanos de toda Europa a los campos de exterminación, en su mayoría dentro del territorio polaco ocupado. En términos económico-capitalistas, los campos de exterminio tampoco tenían sentido, sino solamente en el sentido del mencionado proyecto clave del nacionalsocialismo.

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siado fácil— la "muerte" del capitalismo, no pedía saber que este sistema de reproducción en su ago-nía, podría optar por el iiracionalismo absoluto, com-binado con la razón instrumental altamente desarro-llada, para salvarse como proyecto social y econó-mico. Mucho menos todavía se podía imaginar en qué grado iba a participar una parte muy considera-ble del proletariado alemán y también europeo en este afán auto destructivo del proyecto de la ilustra-ción, de una sociedad en que rigen las ideas de "li-berté, égalité, fraternité".

(Cabe mencionar aquí la gran excepción en Eu-ropa occidental de España, en donde la izquierda junto con una parte de la burguesía progresista, se enfrenta de manera armada al proyecto de extrema derecha de tipo franquista, llamando una última vez parcialmente de manera exitosa a la realización de la vieja idea del internacionalismo proletario).10

Marx sabía de los posibles "dolores de parto" que podría llevar consigo el tránsito de la forma de pro-ducción capitalista a una pos capitalista (socialista o comunista como diría) y para hacer estos dolores más cortos escribió El Capital como dice en uno de los prólogos. Pero nuca se hubiera imaginado que este sistema económico, para salvarse, provocaría las dos guerras más grandes de la historia y el genocidio más perfecto y rápido de la historia precedente, involu-crando a gran parte de los (más) explotados y prácti-camente a todos los Estados del mundo.11

A partir de esto se puede explicar por qué la Es-cuela de Frankfurt siempre se ha visto como objeto de dos tipos de crítica o rechazo, sumamente distin-

tos y hasta contradictorios. La izquierda dogmática siempre la acusaba y

acusa de ser muy floja y hasta burguesa, los llaman "marxólogos" por sus referencias (no acríticas) a Marx que no llevan a una glorificación de los movi-mientos realmente existentes de la izquierda (dog-mática), sobre todo de los países del hoy desapare-cido "socialismo reaF'.

La derecha y los conservadores siempre califi-caban a la Escuela de Frankfurt de "marxista", lo que para ellos era lo mismo que estar en favor del llamado socialismo real.12 Aunque esta posición es completamente falsa, porque no llega a percibir las muy importantes diferencias entre el marxismo so-viético de corte dogmático y la Teoría Crítica de la Sociedad de la Escuela de Frankfurt, intuye al mis-mo tiempo algo correcto. En el rechazo de la dere-cha hacia esta escuela, que a veces llegó a ser más fuerte que su rechazo hacia el marxismo soviético (que por lo menos era una teoría del poder y de cómo defenderlo y con esto comprensible para las teorías conservadoras y derechistas) si intuyeron que la Es-cuela de Frankfurt es, en cierta manera, más radical en su crítica de la sociedad existente que el mismo Marx y mucho más todavía que el marxismo orto-doxo.

En México se puede observar una muy particu-lar forma de presencia de la corriente teórica esta-blecida por la Escuela de Frankfurt; presencia que se manifiesta de dos maneras.13 Por un lado, hay una cercanía en general desconocida entre la Escuela de Frankfurt y esta nación latinoamericana que a

10 En Holanda también había importante resistencia en contra de los nacionalsocialistas, por ejemplo la huelga general en Amsterdam en contra de deportaciones de los judíos de esta ciudad - acto único en toda Europa. Véase también el caso de Dinamarca. En relación a Europa del este habría que mencionar la fuertísima resistencia en Polonia, la Unión Soviética y Yugoslavia. En este último país, a pesar de la ocupación, había una tercera parte del territorio que las tropas de la Alemania nacionalsocialista o de la Italia fascista nunca podían invadir por la fuerte presencia partisana. Este hecho nunca se ha perdonado a este país, como se pudo ver en el afán exitoso del gobierno alemán de apoyar la desintegración y finalmente la destrucción de este estado multinacional.

11 Un detalle: antes de terminar la segunda guerra mundial, en el momento de máxima "productividad" de las fábricas de la muerte —había días en verano de 1944 en los cuales se mataban sólo en Auschwitz veinte mil personas diariamente en las cámaras de gas—todos (!) los países del mundo habían ya cerrado completamente sus fronteras para refugiados judíos y se hicieron así todos cómplices de la Alemania nacionalsocialista. Según Héctor Aguilar Camín se negaba, sólo durante el año 1939, la entrada a México a 104 judíos. (Héctor Aguilar Camfn, La frontera nómada. Sonora y la revolución mexicana, México, D.R, 1979: Siglo XXI eds.)

12 Otro detalle: en la época del terrorismo de izquierda de la "Fracción del Ejercito Rojo (Rote Armee Fraktion)" en los años setenta y ochenta, a los integrantes de esta escuela se les acusaba en la RFA (República Federal de Alemania) de ser los "padres intelectuales" de este movimiento.

13 Esta presencia es posible, no a pesar de tas diferencias que mantiene obviamente con Alemania y Estados Unidos, los dos países de referencia crítica más importantes para la Escuela de Frankfurt, sino justamente a causa de estas diferencias. Pero, no nos referimos a las diferencias que resaltan a la vista cuando nos dejamos llevar por la ideológica división del mundo por números ordinales, sino más bien a diferencias de otra índole. México todavía no es, a pesar de todos los intentos de acabar con esto, un país pobre cualquiera. Tiene una historia y una cultura cotidiana muy específica, que justamente lo alejaron más que cualquier pais de América Latina (y probablemente de América) del proyecto fascista de los años treinta y cuarenta y del proyecto de un anticomunismo autoritario de los años cincuenta a setenta.

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partir de la revolución tiene una tradición antifascista y abierta hacia la izquierda de otros países. Uno de los libros más importantes de esta tendencia filosófi-ca-social, el Behemoth de Franz Neumann14 que hasta hoy es una de las obras claves para entender el nacionalsocialismo, se tradujo pocos meses después de publicares en su lenguaje original (inglés) en México en el Fondo de Cultura Económica. Erich Fromm vivió un tiempo aquí e hizo estudios sobre los campesinos mexicanos.15 Herbert Marcuse vino en 1968 a dar conferencias en el contexto del movi-miento estudiantil.

Al mismo tiempo, en la re-cepción de los textos de esta corriente teórica, en muchos casos, hay la tendencia hacia una de las dos formas de lectura que arriba describimos. El hecho de que la crítica al marxismo dog-mático empezó en el subconti-enente latinoamericano más tarde que en Europa occidental (como importante excepción habría que mencionar a Adolfo Sánchez Vázquez quien a partir de su Filosofía de la praxis16 daba y da estimulantes aportaciones para un marxismo no dogmático) podría ser una razón de por qué muchas veces se daba aquí la mencionada lectura de la Escuela de Frankfurt como "una corriente más del pesimismo burgués". La misma circunstancia del desarrollo tardío de un marxismo no dogmático en estas latitudes, hizo más fácil, para los pensadores conservadores el confundir cualquier marxismo crítico con el de corte dogmático.

En éste ámbito, hay un aspecto más que se da

en diferentes interpretaciones de textos de autores de la escuela en cuestión, en México. Pensamos en la tendencia de descontextualizar la Escuela de Frankfurt, de olvidar o ignorar la situación histórica, política y social que al inicio de esta ponencia men-cionamos en muy grandes rasgos y con esto la ten-dencia de ontologizar o hasta teologizar sus deses-peraciones y últimas esperanzas, vinculadas direc-tamente con la realidad que hizo posible la existen-cia y el tan fecundo desarrollo de esta escuela. Al mismo tiempo se puede observar —a veces en el mismo autor— la tendencia de

"sobrecontextualizar" la Teoría Crítica de la Escuela de Frankfurt y subestimar con esto, por ejemplo, sus ensayos al explicar el antisemitismo, sugiriendo que esto es un "fenómeno típico de Alemania o Europa" y por esto sin gran relevancia para México.17

Para terminar esta breve ex-posición sobre algunos puntos problemáticos en ciertas interpre-taciones de la Escuela de Frankfurt,

es conveniente comentar solamente uno más: la "negatividad". En algún texto sobre la Escuela de Frankfurt que censura la distancia crítica que man-tiene respecto de los distintos poderosos existentes, podemos leer "la negatividad cede ante la necesidad postergando o cancelando la posibilidad del cam-bio, o bien la negatividad transforma y entonces se convierte en una nueva posibilidad".18

Esta crítica que hace un autor conservador a la Teoría Crítica de la Escuela de Frankfurt, se parece mucho a la que hacen los marxistas dogmáticos.

14 Franz Neumann, Behemoth. Pensamiento y acción en el Nacional Socialismo, op. c¡t Título del original: Behemoth; the structure and practice of national socialism. New York 1943: Octagon Books. La segunda edición, ampliada por un apéndice actualizado ya no se tradujo al español.

15 Véase: Erich Fromm y Michael Maccoby. Sociopsicoanálisis del campesino mexicano. México, D.F., 1973: Fondo de Cultura Económica. 16 Adolfo Sánchez Vázquez: Filosofía de la praxis, México, D.F., 1967: Ed. Grijalbo, 383 págs. (Col. Ciencias económicas y sociales.) (Versión de libro

de la disertación con el título Sobre la praxis, presentada en el año de 1966 en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM) Nueva edición revisada y ampliada, México, D.F., 1980: Ed. Grijalbo (Col.: teoría y praxis, núm. 55), 464 págs. y Barcelona 1980: Ed. Crítica, 426 págs.; quinta edición, México, D.F., 1991: Ed. Grijalbo. Col. tratados y manuales.

17 A final de cuentas hay algo en común en estas dos tendencias de interpretación a primera vista contradictorias: a nivel político-social la subestimación del peligro del antisemitismo hoy en día en el mundoy a nivel filosófico el ignorar la relación compleja entre la realidad socio histórica y los conceptos filosóficos y de investigación social más elevados o bien la profunda (es decir innegable y a la vez en ocasiones obscura) relación entre teoría y praxis.

18 Jaime Hernández Delgado. "El pensamiento fluctuante de Theodor Adorno". En: Ergo. Revista de Filosofía. Universidad Veracruzana. Xalapa, Veracruz, septiembre de 1995, pp. 51-65, aquí: p. 64.

La Escuela de Frankfurt sí tomaba claramente una

posición o por lo menos

trataba de hacerlo. Era una

postura abiertamente en contrade la opresión y explotación

del hombre por el hombre

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También para ellos cualquier teoría social "seria" debe necesariamente vincularse con un proyecto de poder —hace apenas doce años esto significaba vincularse con el bloque capitalista o con el bloque de llamado socialismo real. Esto es exactamente lo que no querían los integrantes de la Escuela de Frankfurt y la importancia que tienen sus aporta-ciones teóricas encuentra su base entre otras razo-nes, en este aspecto. Ello no quiere decir que ellos buscaban la "neutralidad". La Escuela de Frankfurt si tomaba claramente una posición o por lo menos trataba de hacerlo. Era una postura abiertamente en contra de la opresión y explotación del hombre por el hombre, era la posición en contra de la irra-

cionalidad en que ha caído la Ilustración, usando la más desarrollada razón instrumental".19 Era la posición en contra de aquellas teorías y posiciones cuales ven lo represivo, lo dominador, la tendencia de explotar a los otros como "algo natural" en los seres humanos, algo biológicamente definido. Era la posición que ve todo lo rechazable en nuestras sociedades actuales como algo histórico y social es decir hecho por el hombre —lo cual en última instancia significa superable por el hombre—. Pero Horkheimer y Adorno no veían ninguna fuerza po-lítica capaz de superar esta situación actual, todos los proyectos políticos de cierta fuerza que existían en su tiempo eran lejos de aportar algo sustancial

19 Véase: Horkheimer, Max. Crítica de la razón instrumental. Tr. H.A. Musena y D.J. Vogelmann. Buenos aires 1969; Sur

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en este sentido: el nacionalsocialismo, el fascismo, el capitalismo democrático, el estalinismo, la so-cial democracia.

Y más allá de esta situación real sabían muy bien que lo único de que es capaz la teoría, es del análisis de la realidad y con esto la crítica de la misma (como dijo en una ocasión Karl Marx). La teoría es para la Escuela de Frankfiírt incapaz de hablar sobre el fu-turo, sobre las posibilidades concretas de cambios sociales, esto sería hacer profecía (en este sentido la posición practicista está mucho más cerca del "me-sianismo" del cual se acusa en ocasiones a la escue-la, que esta misma). La teoría solamente puede decir lo que no se debe repetir de los errores anteriores lo cual, seriamente hablando, ya es mucho más de lo que ha hecho la mayor parte de las teorías sociales que ha visto esta humanidad.

Si la Escuela de Frankfurt de-sarrolla una Teoría Crítica* esto no significa que toman la crítica o la negatividad como una postura fija o una posición "afuera" de la realidad existente, sino, como una auto restricción y nada más. Se limitan al análisis crítico, sabiendo muy bien, que este mismo, está también limitado por las contradicciones que están inmersas en la dialéctica de la Ilustración. Si subrayan la impor-tancia de la negación, lo hacen solamente porque se han dado cuenta que la razón objetiva, no ünstrumental, no es capaz de otra cosa. Saben que lo único que podemos decir científicamente sobre un mejor futuro, es el resultado del entendimiento de ios errores del pasado. La "negatividad" no es en-tonces una nueva religión, como se sugiere en cier-tas interpretaciones de esta escuela, sino es una uto-pía que quiere poder existir sin ningún autoengaño, es decir sin ninguna profecía.

La clásica formulación de una utopía negativa en este sentido, que parte solamente de la experien-cia reflexionada de los fracasos precedentes y nada más, podrá dar una idea de cuál es esta única combi-nación de un análisis frío de lo ocurrido sin caer en el cinismo20 vuelto de moda hoy en día.

"Vivir sin tener miedo" podrá ser para Adorno el lema de una sociedad pos capitalista —lema que a primera vista parece muy humilde y hasta banal, pero comparado con los proyectos teóricos y políticos de la izquierda dogmática y la reformista, se percata la radicalidad de esta utopía negativa.

IL PERSPECTIVAS CONTEMPORÁNEAS DE TUNA TEORÍA (AUTO)CRÍTICA

Hasta hoy sigue vigente la pre-gunta que era clave para la Escuela de Frankfurt: ¿Cómo fue posible que en el momento en que era más viable acabar con la dominación y explotación del ser humano por el ser humano, repentinamente virasen muchos de la izquierda a la extrema derecha y apoyasen al fascismo y al nacionalsocialismo? Esa pregunta de carácter epistemológico, que es el punto de partida para una profunda crítica de la ideología, hoy en día tiene que ser más de-sarrollada, no solamente para dejar de negar de la exterminación de los judíos europeos al narrar la

historia del siglo veinte de manera congruente y continua, sino también para confrontar analíticamente el actual desarrollo de la mayoría de las sociedades a nivel mundial hacia una política y cultura cada vez más de derecha.

El desarrollo de una teoría crítica de la sociedad en nuestros días exige la superación de los límites nacionales y regionales que hay en el intercambio

¿Cómo fue posible que en el momento en que era más

viable acabar con la dominación y explotación del

ser humano por el ser humano, repentinamente

virasen muchos de la

izquierda a la extrema derechay apoyasen al fascismo y al

nacionalsocialismo?

20 Usamos el término "cinismo" o "cínico" en todo este texto en el actual sentido cotidiano y no el de la historia de la filosofía. Véase al respecto de esta distinción, por ejemplo: Bolívar Echeverría: "Postmodernidad y cinismo". En: Bolívar Echeverría. Las ilusiones de la modernidad, México, D.F., UNAM y Ed. El Equilibrista, 1995, pp. 39-54.

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de ideas. A pesar de todas las técnicas modernas de comunicación, sigue existiendo un fuerte etnocen-trismo dentro de las ciencias que frena de manera muy considerable su avance. Para una teoría crítica de la sociedad esto es todavía mucho más preocu-pante de lo que lo es para otras teorías.

A partir de una confrontación de las teorías de la Escuela de Frankfurt y de ciertos teóricos críticos en México, y pensamos aquí en Bolívar Echeverría, se podría intentar superar las limitaciones de las dos tendencias teóricas y con ello llegar a crear las bases para una nueva teoría crítica de la sociedad. La limi-tación principal de la Escuela de Frankfurt consiste, al analizar las realidades sociales e ideológicas, en concentrarse demasiado en el llamado primer mun-do. Esta limitación existe en dos planos: en el teóri-co, leen casi exclusivamente autores de la mencio-nada región, y en lo empírico, se refieren casi exclu-sivamente a las realidades de aquella región —lo que les lleva por ejemplo a la afirmación falsa según la cual hoy en día los trabajadores generalmente tie-nen asegurada una vida cómoda—. La limitación principal de Bolívar Echeverría consiste en no en-trar suficientemente a una crítica profunda de las ideo-logías existentes y en un análisis de tipo epistemo-lógico. Las dos tendencias teóricas mencionadas son probablemente capaces de cubrirse mutuamente sus esbozados vacíos científicos

A pesar de todas las diferencias existentes entre las mencionadas teorías, hay dos aspectos que las hacen comparables y sumamente relevantes: una crítica profunda a la modernidad dominante, sin caer en la trampa de la superficial "solución" del problema al estilo posmodemo (el uso exagerado del prefijo "pos" y el rechazo verbal repetido de los ideales modernos no garantizan ni en lo más mínimo la su-peración de lo criticado) y la crítica específica de algunas de las contradicciones más profundas de la modernidad dominante, como el etnocentrismo (que representa la falsa y a la vez objetiva apariencia del

núcleo de la modernidad: la igualdad). La teoría de Bolívar Echeverría de los cuatro ethe

modernos tiene en comparación con la de la Escuela de Frankfurt, la ventaja de discernir distintos tipos de cultura política en diferentes partes del mundo. Según esta conceptualización, no se puede hablar de una sola modernidad que está más o menos desa-rrollada en distintas naciones o regiones, sino más bien se trata de distintas formas de modernidad a las cuales corresponden distintas formas de cultura po-lítica e ideologías.

El concepto del "ethos histórico" que introduce Bolívar Echeverría en la discusión científica, reem-plaza de cierta manera el concepto crítico de la ideo-logía y está íntimamente vinculado con su concepto de cultura política. Cada uno de los distintos ethe de la modernidad existente, implica una "peculiar ma-nera de vivir con el Capitalismo".21 Más específic-amente explica Echeverría que

...el comportamiento social estructural al que pode-mos llamar ethos histórico puede ser visto como todo un principio de construcción del mundo de la vida. Es un comportamiento que intenta hacer vivible lo invi-vible.22

Ahí, así como en su formulación de ios ethe de la modernidad capitalista como una "forma de natu-ralizar lo capitalista"23 hay una obvia cercanía de la teoría de los ethe con la crítica a la ideología.

Bolívar Echeverría distingue en la actualidad cuatro formas básicas de vivir "lo invivible" y los llama: el ethos realista, el ethos romántico» el ethos clásico y el ethos barroco. "Cuatro serían así, en principio, las diferentes posibilidades que se ofre-cen de vivir el mundo dentro del capitalismo; cada una de ellas implicaría una actitud peculiar —sea de reconocimiento o de desconocimiento, sea de distanciamiento o de participación— ante el hecho contradictorio que constituye a la realidad capita-lista".24 Los cuatro ethe representan una forma de

21 Bolívar Echeverría. "Ethos Barroco". En: Bolívar Echeverría (ed.), Modernidad, Mestizaje Cultural, Ethos Barroco. México, D.F., UNAM y Ed. ElEquilibrista. 393 pp., pp. 13-36, aquí: p. 20.La forma "ethe" para el plural de "ethos" introduce Bolívar Echeverría en sus textos más recientes 22 ibíd, p. 19. 23 Bolívar Echeverría, "Modernidad y Capitalismo. (15 tesis)". En: Bolívar Echeverría, Las ilusiones de la modernidad, ed. cit, pp. 133-197, aquí:p. 164. 24 Bolívar Echeverría, "El ethos barroco", ed. cit., p. 19.

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organizar y pensar la vida dentro de la contradic-ción que hay en la forma de reproducción capita-lista entre la producción de valores (de cambio) y valores de uso.

El ethos realista, que hoy en día es el dominante a nivel mundial a partir de su preeminencia en los paí-ses del "centro", niega simplemente esta contradic-ción y supone que con la creciente fijación en la pro-ducción de valores, automáticamente también se res-catan, y mejoran los valores de uso. Esta negación no es únicamente teórica y pensada, sino que se expresa en una actitud participativa, comprometida en favor de las relaciones sociales reinantes. Echeverría for-mula al respecto de este ethos que es una "actitud de identificación afirmativa y militante, con la pretensión de creatividad que tiene la acumulación del capital; con la pretensión de ésta no sólo de representar fiel-mente los intereses del proceso "social-natural" de reproducción —intereses que en verdad reprime y deforma— sino de estar al servicio de la potenciación cuantitativa y cualitativa del mismo".25

El ethos romántico es para Echeverría un "se-gundo modo de naturalizar lo capitalista, igual de militante que el anterior, pero completamente con-trapuesto a él, implica también la confusión de los dos términos, pero no dentro de una afirmación del valor sino justamente del valor de uso. En él, la "va-lorización" aparece plenamente reducible a la "for-ma natural".26 En este ethos se niega también la ten-dencia hacia la destrucción de los valores de uso, pero no con una fijación en los valores de cambio como en el ethos realista, sino con la falsa idea de que la actual reproducción económica es organizada según las necesidades reales de los seres humanos, es decir, según la lógica de los valores de uso.

El ethos clásico se diferencia de los dos prime-ros por no negar la contradicción entre la lógica de la producción de los valores (de cambio) y los valo-res de uso, pero implica una resignación generaliza-da ante lo existente, es decir, el "cumplimiento trági-

25 Ibfd, p. 19-20. 26 Ibfd, p. 20. 27 Ibfd. 28 Bolívar Echeverría. "Modernidad y capitalismo", ed. cit, p. 165. 29 Ibfd. 30 Bolívar Echeverría, "El ethos barroco", ed. cit., p. 26-27. 31 Ibfd., p. 26.

co de la marcha de las cosas".27 Este ethos se en-cuentra acompañado del "distanciamiento y la ecua-nimidad de un racionalismo estoico",28 toda "actitud en pro o en contra de lo establecido que sea una actitud militante en su entusiasmo o su lamento" aparece aquí como "ilusa y superflua".29

El ethos barroco, que en América Latina coexiste en general con el dominante ethos realista, consiste en una combinación paradójica de un sensato recato y un impulso desobediente. Hay en ello el intento —desde la perspectiva de los otros tres ethe—, absurdo de rescatar el valor de uso por medio de su propia destrucción. En este modo de aguantar y percibir la forma de reproducción capitalista, persiste el incansable intento de saltar las barreras existentes para la felicidad humana, después de ha-berlas claramente distinguido como insuperables bajo las condiciones actuales. Este ethos comparte con el clásico; la capacidad de percibir sin vacila-ción la tendencia capitalista hacia la destrucción de los valores de uso y con esto de la felicidad humana; con el ethos realista, en cambio, comparte la profunda convicción de que sí se pueden salvar los valores de uso dentro de la sociedad reinante. Este ethos es para Bolívar Echeverría

una estrategia que acepta las leyes de la circulación mercantil (...), pero que lo hace al mismo tiempo que se inconforma con ellas y las somete a un juego de transgresiones que las refuncionaliza.30

Existe aquí una "combinación conflictiva de conservadurismo e inconformidad".31 Es conserva-dor, porque no se rebela abiertamente en contra del sistema capitalista y porque se opone a la destruc-ción completa de posibilidades de goce que antes había; en parte; debido a que son integrantes de una tradicional forma de vida. Es inconforme porque no se somete completamente a la lógica del capital, es decir, a la lógica del sacrificio de la calidad de vida

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de la mayoría de los seres humanos por el bien de las ganancias obtenidas por los propietarios de los medios de producción.

El eurocentrismo que a pesar del impulso anti etnocentrisía existe parcialmente en la actitud cientí-fica de los miembros de la Escuela de Frankfurt y que podría ser una de las razones más profundas de su estancamiento, se podría superar con la ayuda de los avances teóricos que logró Echeverría. Pero hay una limitación en el análisis que él hace. Esta limita-ción está íntimamente vinculada con sus menciona-dos logros más importantes. Para darles derecho pro-pio a los distintos ethe y con esto a las distintas cul-turas políticas e ideologías, se autolimita en la radi-calidad de su crítica a los contenidos concretos de estas formas de pensar y de actuar. Para poder com-pararlos mejor se abstiene casi completamente de cualquier crítica de las distintas culturas políticas y se pierde así el impulso desobediente que tiene el concepto de ideología como consciencia necesaria-mente falsa.

Esto lleva a Bolívar Echeverría en ciertos mo-mentos a una recepción ingenua y hasta afirmativa de ciertas culturas políticas represivas o ideologías reaccionarias. Un ejemplo es el ensayo que escribió sobre la unificación de los dos estados alemanes en el cual no menciona, ni en lo más mínimo, ciertos aspectos centrales de la misma, como por ejemplo la función "blanqueadora" que tenía y tiene hasta hoy la llamada reunificación para los alemanes y su pa-sado genocida-nacionalsocialista.32 Otro ejemplo es su tendencia a alabar en ocasiones lo que llama el ethos barroco y la "modernidad jesuíta".33

Justamente en este punto, donde Echeverría se atora en el intento de construir algo como una utopía positiva, hay que recordar el concepto de la utopía negativa que hemos expuesto en la primera parte de este texto. Una consecuencia metodológica de este concepto central de la Teoría Crítica, es el método de concentrar el análisis en los puntos más obscuros de la sociedad actualmente reinante, no solamente para poderla entender mejor, sino también para

encontrar los aspectos claves de una imagen negativa de una sociedad poscapitalista. Esta imagen negativa incluye únicamente los aspectos más repugnantes de la sociedad actual, como índice de lo que por ningún

motivo habrá que repetir o prolongar. El antisemitismo es en este sentido, uno de los señalamientos negativos

más claros en el camino hacia una sociedad menos represiva y menos explotadora. El hecho de que en

los actuales escritos sobre la Teoría Crítica muy pocos autores hacen referencia al análisis del antisemitismo

realizado por los autores de este único grupo de investigadores sociales, demuestra una vez más lo

irrevocable que es la muerte de la Escuela de Frankfurt. Analizar con toda seriedad las estructuras

sociales, esquemas civilizatorios y diná-

El hecho de que en los actuales

escritos sobre la Teoría Crítica muy

pocos autores hacen referencia al análisis del antisemitismo realizado

por los autores de este único grupo de

investigadores sociales, demuestra una

vez más lo irrevocable que es la

muerte de la Escuela de Frankfurt

micas de psicología social que hacen posible el anti-semitismo e hicieron posible el exterminio de los judíos europeos, sería entonces una de las principales bases para poder empezar a pensar en una forma

de vivir más libre. Pero ni lo primero ni lo segundo interesa a la mayoría de los científicos que actual-mente se declararan los auténticos herederos de la Teoría Crítica en Frankfurt, Alemania o donde sea que se sientan con el derecho territorial de hacerlo. Ahí es donde hay que regresar a los centros del pensamiento de la Escuela de Frankfurt y a su gran capacidad para entrar hasta en lo más obscuro de la

Filosofía y Letras, 1993. 87 pp, aqüt ™ÍSac'w'es «*» *> Barroco, Méx,co. O.F.. UmversKJad Naaonal Autónoma de México, Facultad de

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consciencia y del inconsciente humano, confrontan-do por primera vez en la historia del pensamiento, el análisis marxista con el psicoanálisis y los clásicos de la crítica a la ilustración (Nietzsche y de Sade). A partir de esta confrontación, la Escuela de Frankfurt trata de superar las mencionadas limitaciones de el clásico de la crítica científica a la sociedad burgue-sa. Para esto se concentra en lo que llama Marx la "superestructura" y que en concepciones más ac-tuales se podría llamar la "cultura política". Estos científicos se dedicaron sobre todo al análisis de los aspectos engañosos, obscuros y falsos de la cultura política, es decir, la ideología, o como dice Marx, la conciencia necesariamente falsa —necesariamente falsa porque los aspectos más importantes de las ideo-logías no se deben a la propaganda, la mala infor-mación o simplemente a limitaciones intelectuales de los sujetos, sino más bien a la obscuridad, false-dad y el carácter antagónico de las relaciones socia-les objetivamente existentes—.

Un ejemplo capital de crítica a una ideología dominante en nuestros días hecho por la Escuela de Frankfurt, es su análisis del antisemitismo, ideología de alcance global desde que se mundíalizó con la colonización el proyecto histórico burgués-capita-lista-cristiano. En estos análisis se descubre que el antisemitismo, a pesar de la primera apariencia, no es una perversión de los ideales y del proyecto en general de la ilustración sino más bien su consecuen-cia lógica. Contradice el ideal de la liberté pero a la vez refleja a su manera el ideal de la égalité7 que en última instancia no puede tolerar lo que se concibe desde la perspectiva de los supuestamente iguales como una minoría y acaba con cierta congruencia en la volksgemeinschaft nacionalsocialista. Esta "co-munidad del pueblo racial" es, dentro de las relacio-nes de producción existentes, la forma más relevante de celebrar el tercero de los antiguos ideales bur-gueses: la fraternité.

Horkheimer y Adorno formulan al respecto en

su primera de las siete tesis sobre el -antisemitismo:

La armonía de la sociedad, profesada un tiempo por los judíos liberales, tuvieron que experimentarla al fin ellos mismos, sobre su propia piel, como armonía de la 'comunidad popular* racial. Creían que era el antisemitismo lo que deformaba el orden que, en rea-lidad, no puede existir sin deformar a los hombres. La persecución de los judíos, como en la persecución en general, es inseparable de ese orden.34

El análisis del antisemitismo hecho por la Escuela de Frankfurt es en primer lugar una explicación de un acontecimiento histórico: la destrucción de los judíos europeos que era el proyecto clave del nacionalso-cialismo, pero a la vez es una teoría general de la do-minación, de la represión, sobre todo, pero no exclu-sivamente en las sociedades del capitalismo tardío. Esto se expresa ya en la anterior cita al igual que a lo largo de sus estudios sobre el antisemitismo y nacio-nalsocialismo, que no se conciben como "accidentes de la historia" como en general se afirma, sino como el cumplimiento de la "marcha lógica" de la historia universal que hay que romper para alcanzar una so-ciedad verdaderamente humana.35

En Elementos del antisemitismo, Max Hork-heimer y Theodor W. Adorno desarrollan distintas formas de analizar las raíces de esta ideología ar-quetípica de las sociedades modernas. Organizan su texto en siete tesis, cada una con una manera distinta de comprender lo incomprensible e inimaginable que pasó en Auschwitz, Treblinka, Sobibor, Majda-nek, Kulmhof, Bergen Belsen, Dachau, Sachsen-hausen, Buchenwald, Mauthausen y los demás cam-pos de exterminación y campos de concentración nacionalsocialistas. El antisemitismo es resultado de la contradicción entre lo particular y lo universal en la que se encuentran los judíos en las sociedades modernas, ilustradas (tesis I),36 ellos son el objeto del odio a "la felicidad sin poder" que es para los engañados por el proyecto burgués-capitalista "in-

34 Theodor W Adorno y Max Horkheimer «Elementos del Antisemitismo", capítulo de su libro: Dialéctica de la ilustración. Fragmentos filosóficos. Tr. Juan José Sánchez. Madrid: Ed. Trotta, 1994,303 pp.f pp. 213-250, aquí: p. 215.

35 Véase al respecto un de las más conocidas frases de Max Horkheimer: «Mientras la historia mundial siga su curso lógico, no cumplirá su dest nohumlno/* (Max Horkheimer, «El Estado Autoritario». Trad. Bolívar Echeverría, tn: Palos de la Crítica, Méx.co, D.F., julio - sep. 1980, no. 1, S. 113- 135, aquí: p. 135.) . O4O n<c

36 TheodorW. Adorno y Max Horkheimer,''Elementos del Antisemitismo", ed.cit.pp. 21 d-2i 5.

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tolerable porque ésa, y sólo ella sería verdaderamente felicidad" (tesis H).37 A partir de su papel como pe-queños comerciantes y prestamistas que por las le-yes cristianas tienen en el momento de la llegada del capitalismo a ciertas sociedades de Europa del este, se les da el papel del chivo expiatorio que se responsabiliza, en representación de la clase capita-lista en general (en su gran mayoría formada por cristianos) por todas las crueldades que implica este sistema económico social. Esta proyección de la res-ponsabilidad de toda la clase capitalista a una mino-ría de sus miembros que trabajan sobre todo en la esfera de circulación, se debe a una consciencia fal-sa que se da con necesidad en la forma de produc-ción capitalista (tesis III).38

El antisemitismo tiene su raíz histórica más pro-funda en el cristianismo, que hoy en día está per-diendo influencia a nivel religioso, pero que persiste de manera pseudo racionalizada en muchos de los "valores", actitudes y estructuras de las sociedades modernas e ilustradas. Estos restos pseudo raciona-lizados del cristianismo pueden ser incluso más peli-grosos que el mismo cristianismo porque una reli-gión puede aceptar todavía que hay otras creencias que la suya (aunque el cristianismo sí tiende al inte-gralismo) pero los irracionalismos religiosos impor-tados a una forma ilustrada de pensar, ya no pueden tolerar ninguna divergencia: la verdad ilustrada es única y punto. El rechazo cristiano, de manera reli-giosa o pseudo racionalizada a otras religiones, no se concentra por casualidad en los judíos. Es el odio religioso al padre, el complejo de Edipo que tiene el cristianismo con su propio origen histórico: la reli-gión judía. Por esto los judíos desde el momento que el cristianismo se convierte en religión oficial del Imperio Romano son los no cristianos más perse-guidos por el cristianismo. Como el hijo, quiere ma-tar a su padre para autoafirmarse como sujeto autó-nomo, el cristianismo trata de destruir su religión padre para autoafirmarse como religión propia, y para ya no ser una secta judía como lo era a lo largo de su primera época (tesis IV).39

El antisemitismo tiene su raíz histórica

más profunda en el cristianismo, que

hoy en día está perdiendo influencia a

nivel religioso, pero que persiste de

manera pseudo racionalizada en

muchos de los "valores", actitudes y

estructuras de las sociedades

modernas e ilustradas

El progreso histórico en el sentido técnico y cultural que en casi todas las teorías sociales, sean de tendencia conservadora o de izquierda, se ve como algo necesario y desde un principio bonda-doso para la humanidad, es otra raíz del antisemi-tismo. La civilización consiste fundamentalmente en una cada vez más grande suma de prohibicio-nes que se hacen a los seres humanos respecto de sus deseos corporales. Al mismo tiempo, a pesar de todos los avances tecnológicos, queda un temor profundo que tienen los humanos de la naturaleza y en general de lo desconocido. En vez de usar los logros técnicos para establecer una forma más emancipada de vivir, se trata de superar de una ma-nera falsa el miedo a lo desconocido y a lo natural por vía de su exclusión, de su represión y hasta destrucción. De ahí viene la destrucción creciente de la naturaleza exterior y la represión creciente de la naturaleza interior, que se expresa por ejemplo en la sexualidad completamente formalizada y con-trolada, o también en la cada vez más pobre y hasta asquerosa comida que se consume, de preferencia en no más de quince o treinta y cinco minutos, en la mayoría de los países supuestamente altamente desarrollados.

En este contexto represivo, crece una envidia generalizada en contra de todos los que aparecen

37 Ibíd, pp. 215-218, aquí: p. 217. 38 Ibíd, pp. 218-221. Véase: "El que la esfera de la circulación sea responsable de la explotación es una apariencia socialmente necesaria" (Ibíd

p.219.) 39 Ibíd, p. 221-224.

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ser menos reprimidos, más libres en su actuar y en el realizar sus deseos corporales. No importa ahí si estos individuos son verdaderamente más libres o no. Lo único importante es que se distin-guen en ciertos aspectos de la "normalidad" y con esto provocan la sospecha de tener más libertades que aquellas que se permite la mayoría de la po-blación, que al no poder liberarse quieren por lo menos que los otros sean igual de reprimidos. Esto les pasa por ejemplo hoy en día a muchos mexi-canos o chicanos en Estados Unidos cuando se les acusa de flojos (es decir de gozar supuesta-mente demasiado la vida) y pasó y pasa en mu-chos países del mundo a los judíos. Los deseos reprimidos que todos tienen, de repente parecen ser algo típico de un cierto grupo social y se re-chaza entonces como algo "extraño". Por esto Horkheimer y Adorno afirman que

los hombres cegados por la civilización experimen-tan sus propios rasgos numéricos, marcados por el tabú, sólo en determinados gestos y comportamientos, que encuentran en los demás y que llaman la atención como restos aislados y vergonzosos en el eterno civi-lizado. Lo que repugna como extraño es sólo dema-siado familiar" (tesis V).40

Habrá que añadir que según esta tesis, el pro-ceso de rechazo y persecución, una vez empeza-do, se auto alimenta. Los que huyen de una perse-cución, superan, así parece para los otros, las limi-taciones que implica la sociedad sedentaria, los que gritan y se mueven impulsivamente al ser tortura-dos parecen ser menos reprimidos en la relación con su propio cuerpo. Esto provoca todavía más odio y más afán de perseguir por parte de los que no soportan que otros parezcan ser menos reprimi-dos que ellos.

Los expulsados suscitan fatalmente el ansia de ex-pulsar. (...) En las reacciones de fuga, a la vez caóti-cas y regulares, de los animales inferiores, en las fi-guras del hormiguero, en los gestos convulsionados

40 Ibtd., pp. 224-230, aquí: p. 226. 41 Ibfd., p. 227-228. 42 Ibfd. pp. 230-243, aquí: p. 232.

gente no puede ser controlado: el impulso mimético. En la agonía de la criatura, en el extremo opuesto de la libertad, aparece irresistible la libertad como la vocación contrariada de la materia. Contra ello se dirige la idiosincrasia que el antisemitismo aduce como pretexto.41

Otra explicación del antisemitismo que dan Max Horkheimer y Theodor W. Adorno en este texto, es la que parte de una teoría filosófica-psicológica del conocimiento. En cada acto de conocimiento, el su-jeto realiza una proyección de sus experiencias, memorias, fantasías y los deseos sobre el mundo exterior que quiere percibir. Esta proyección es ne-cesaria para poder realmente conocer algo nuevo. Cada acto de conocimiento es una confrontación de lo ya vivido, pensado o sentido con la nueva per-cepción, para poder relacionar el sujeto con el objeto del conocimiento. Pero esta proyección puede darse de dos maneras, que a pesar de estar cercanas una a la otra, son sumamente distintas: son la "pro-yección bajo control y su degeneración en falsa pro-yección" (tesis VI).42

Hay que observar aquí la gran diferencia con la concepción positivista del "prejuicio", hoy en día predominante en las Ciencias Sociales al igual que en la conciencia cotidiana. En la concepción del "prejuicio" se parte de la posibilidad de distin-guir entre un "juicio" fundado y un juicio emitido sin fundamentos objetivos para ello, o antes de te-nerlos (por eso prejuicio). La idea central de esta concepción es que un juicio racionalmente funda-do distingue clínicamente entre lo subjetivo y lo objetivo, dicho de otra manera: el sujeto tiene que procurar estar ausente como tal en el proceso de conocimiento y con esto excluir sus preferencias, recuerdos, miedos, deseos, tradiciones, etcétera. El concepto de la "proyección bajo control" de Hork-heimer y Adorno, se confronta a esta concepción positivista que desde la perspectiva de una Teoría Crítica es sumamente ingenua y fundadora de una fe cuasi religiosa en la potencia absoluta de la ra-zón. La razón, dicen en otro lugar, recae con esto

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en un nuevo mito, el mito de la razón como fuerza absoluta e incorruptible.43

En el concepto de la "proyección bajo control", los autores de la Dialéctica de la Ilustración parten en un primer momento de las limitaciones que tiene la razón en el proceso de conocimiento, para después poder salvar la importancia y de la razón en un se-gundo momento. En este segundo sentido, se distin-guen claramente de posiciones posmodemas muy en vogue hace poco tiempo. La razón necesita de capa-cidades no racionales del mismo ser humano, como son la memoria (que tiene una selectividad en gran parte no controlable por el intelecto), los deseos, mie-dos, preferencias, etcétera, para poder dar una prime-ra forma44 al sinnúmero de percepciones que recibi-mos a cada instante. Sólo comparando las imágenes, los sonidos, las sensaciones de tacto, olfato y gusto que percibimos en el ahora con memorias de imáge-nes, sonidos y sensaciones de tacto, olfato y gusto de antes, somos capaces de sacar alguna información de ellos, de ordenarlos, darles sentido, y no perdemos en ellos. La memoria a su vez es estructurada en gran medida en relación a la simpatía o el rechazo, el de-seo o al miedo que vinculamos con cada uno de los acontecimientos vividos y cada una de las sensacio-nes percibidas.

El segundo momento en el acto de conocimiento es según la teoría de Horkheimer y Adorno, justa-mente el de la razón que controla estas proyeccio-nes para impedir que de ser una herramienta necesa-ria en el proceso del conocimiento, pase a dominarlo y a alejarse por completo de cualquier percepción sensual. Sólo en la presencia continua de una acti-tud crítica y autocrítica hacia la propia "seguridad

sensual" y la autoconsciencia de que esta seguridad puede ser una engañosa por la permanente presen-cia de proyecciones inconscientes en cada acto de conocimiento, aunque sea el más sencillo, se puede poner bajo control la proyección y hacer de ella una verdadera herramienta en el proceso de conocimien-to.45 La actitud positivista en cambio, que parte de la ingenuidad de que por un puro acto voluntarista es posible alejarse de la propia subjetividad y entregar-se incondicionalmente a la percepción de lo mera-mente objetivo, reemplazando así simplemente los prejuicios por juicios, cae en la grave debilidad de no poder enfrentar nada sustancial a la formación de las ideologías más repugnantes.

Si se niega simplemente la existencia necesaria de proyección en cada acto de conocimiento al estilo positivista, ya no hay manera de establecer meca-nismos de "control" racional de la misma para im-pedir que sirva como instrumento para las ideolo-gías más agresivas e incluso genocidas. Las dos maneras descritas de proyección son tan cercanas, que aquellos que construyen sus ideologías de odio a partir de la falsa proyección, se sienten en todo su derecho, porque les parece que todos al hacer una observación están igualmente como ellos, proyec-tando de manera incontrolada.46 Niegan la diferencia de que una manera de proyección es consciente y en la otra, hay una "ausencia de reflexión". En el antisemitismo se proyectan muchos de los propios deseos sobre los judíos, por ejemplo el deseo de tener mucho dinero se proyecta en la falsa afirmación de que todos los judíos están todo el día detrás del mismo. O la proyección de los grupos cristianos que tienen controlada casi la totalidad de los puestos de

43 De Hegel, uno de los filósofos ilustrados que más respetan, dicen: "En el concepto de negación determinada ha resaltado Hegel un elemento que distingue a la Ilustración de la descomposición positivista, a la que él la asimila. Pero al convertir finalmente en absoluto el resultado conocido del entero proceso de la negación, es decir, la totalidad en el sistema y en la historia, contravino la prohibición y cayó, él también, en mitología. Esto no le ha acontecido solamente a su filosofía en cuanto apoteosis del pensamiento en continuo progreso, sino a la Ilustración misma en tanto que sobriedad mediante la cual ella cree distinguirse de Hegel y de la metafísica en general. Pues la Ilustración es totalitaria corno ningún otro sistema." (Theodor W. Adorno y Max Horkheimer: Dialéctica de la ilustración, ed. cit., capítulo: "Concepto de ilustración", pp. 59-95, aquí: p. 78).

44 Véase: Sofía Rodríguez Fernández, Primera Forma. Querétaro, Qro.: Coneculta y Universidad Autónoma de Querétaro, 2003 (en prensa). 45 Esta es una de las múltiples razones porque la Teoría Crítica tiene este nombre: la crítica no es algo extra, o una actitud específica dentro del

proceso de conocimiento en general o dentro del proceso científico, sino es un elemento indispensable en este proceso, sin el cual está inevitablemente destinado a fracasar.

46 Véase: Como para alcanzar la verdad es siempre necesaria una cierta fuerza de imaginación, a quien carece de ella puede siempre parecerle que la verdad es fantástica y que su quimera es la verdad. El enfermo explota el elemento imaginativo inherente a la verdad misma, exponiéndolo sin cesar. Insiste democráticamente en la igualdad jurídica de su locura, porque de hecho la verdad misma no se impone con necesidad absoluta. Y si el burgués concede que el antisemita está equivocado, pretende por lo menos que también la víctima sea culpabte," {Theodor W. Adorno y Max Horkheimer, "Elementos del Antisemitismo", ed. cit. pp. 236-237.)

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poder en el mundo y que han hecho un sinnúmero de guerras de agresión para ampliar su espacio de influencia, y que afirman que hay una "conspira-ción judía para controlar el mundo". Los autores de los Elementos del antisemitismo afirman al respecto:

Lo patológico en el antisemitismo no es el comporta-miento proyectivo como tal, sino la ausencia de re-flexión en el mismo. Cuando el sujeto no está más en condiciones de restituir al objeto lo que ha recibido de él, no se hace más rico sino más pobre. Pierde la reflexión en ambos sentidos: al no reflejar ya al obje-to, deja de reflexionar sobre sí y pierde la capacidad de la diferencia".47

En esta tesis queda sumamente claro lo que arri-ba mencionamos: en los Elementos del antisemitis-mo se rebasan en gran medida el análisis del antise-mitismo y se presentan unos esbozos de invaluable importancia para una crítica penetrante de las rela-

47 Ibíd, p. 233. 48 Ibíd. 49 Ibíd.

ciones sociales existentes y sus correspondientes formas de pensar. La explicación de los dos modos de proyección, representa una doble crítica a dos maneras de simplificar el complejo acto de conoci-miento: la idealista y la positivista. La primera reduce el acto de conocimiento a uno meramente interno del sujeto, del pensamiento y de las teorías, mientras que, la segunda, "despreciada por los filósofos des-de el kantismo como realismo ingenuo",48 niega por completo la necesidad de la mencionada proyección controlada en el acto del conocimiento. No entiende que "entre el objeto real y el dato indudable de los sentidos, entre lo interno y lo externo, hay un abis-mo que el sujeto debe llenar a propio riesgo".49

A partir de estas reflexiones epistemológicas, Horkheimer y Adorno llegan a unas afirmaciones más generales sobre la relación de sujeto y objeto, y formulan dentro de esta temática, su doble recha-zo a las limitaciones del idealismo tanto como a las

Page 16: SCUELA DE RANKFURT - bivir.uacj.mxbivir.uacj.mx/Reserva/Documentos/rva2005101.pdf · ciencia y contra toda lógica. ... Max Horkheimer, Theodor W. Adorno, Otto ... A pesar de sus

del positivismo.

La profundidad interior del sujeto consiste únicamente en la fragilidad y riqueza de su mundo perceptivo exterior. Si esta compenetración recíproca se quiebra, el yo se entumece. Si se agota, al modo positivista, en el acto de registrar el dato, sin dar nada de sí, queda reducido a un punto; y si, al contrario, esboza y pro-yecta el mundo, al modo idealista, desde el fondo sin fondo de sí mismo, se agota en una ciega repetición.

En el acto de contrastar la Teoría Crítica de la Sociedad de la Escuela de Frankfurt con la teoría de los cuatro ethe modernos de Bolívar Echeverría, se pueden superar a la vez los restos eurocentristas que hay en la primera y los aspectos afirmativos que hay a veces en la teoría del segundo.

La muerte de la Escuela de Frankfurt no podrá ser superada. No se trata de competir con aquellos teóricos que se auto declaran la segunda, tercera, etcétera generación de la Escuela de Frankfurt, sugi-riendo una continuidad que no existe. Pero el pro-yecto de una teoría crítica sí puede ser retomado, justamente aplicando su impulso más fuerte, el im-pulso autocrítico de la razón, a ella misma, criticando su punto más débil: el eurocentrismo. Sin embar-

go, al retomar este proyecto, no se puede negar que hoy en día —así como en la época de la Escuela de Frankfurt— esto está por completo en contra de la corriente, incluso en contra de la corriente provoca-da por el aparente declive generacional de esta tra-dición teórico filosófica.

Sólo la mayor lejanía posible de una remorali-zación de la teoría crítica al estilo neokantiano, y a la vez la mayor distancia hacia le resociologización al estilo neopositivista, podría sentar las bases para retomar este proyecto teórico único del siglo XX en el siglo XXI. Son pocos los científicos en Ale-mania y en el Instituí für Sozialforschung en Frank-furt51 que no caen en uno de los dos errores — siguiendo en el primer caso a Habermas y en el segundo limitándose a estudios meramente descrip-tivos—. ¿Será México, en cambio, el lugar idóneo para retomar la herencia intelectual de Horkheimer, Adorno, Marcuse, Neumann, Kirchheimer, Lo-wenthal y, last but not least, Benjamín?

El autor es doctor en Filosofía por la Universidad de Frankfurt. Docente-investigador de la Universi-

dad Autónoma de Ciudad Juárez, Correo electrónico: [email protected]

50 Adorno, Theodor W. y Horkheimer, Max. Elementos de! antisemitismo, Bú, cit. pp. 232-233. 51 Hemos expuesto algunas de las limitaciones del contemporáneo Instituí für Sozialtorschung (institución en la cual se fundó originalmente la Teoría

crítica de la sociedad) a partir de un análisis crítico del libro Teoría crítica. Ayer y hoy (UAM-Iztapaiapa. México. D.F., 2000), escrito por el anterior director del Instituto de Investigaciones Sociales den Frankfurt» Helmut Dubiel, Véase; Gandíer, Stefan. Razón sin revolución. Reseña de Hetrnut Dubiel, Teoría crítica. Ayer y hoy. En: Revista Mexicana de Sociología, México, D.F., vol 64, núm 1. enero-marzo 2002, pp. 271-281.