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1 PERÍODO 1943 - 1995 El 14 de junio de 1943, un golpe militar desalojó del gobierno al presidente Castillo, con lo cual se puso fin a la restauración conservadora y abrió una etapa de profundos cambios. Un coronel, Juan Domingo Perón, y un grupo, el GOU, se convirtieron en el núcleo directivo del heterogéneo gobierno militar, y fueron definiendo su rumbo. El gobierno militar era partidario de la neutralidad de la Argentina en la guerra mundial, pero entre sus integrantes había conocidos simpatizantes de las potencias del Eje (Alemania, Italia, Japón). Por esta razón, la oposición radical, socialista y comunista, partidaria de la causa de los aliados (Estados Unidos, Unión Soviética, Gran Bretaña), identificó al gobierno con las fuerzas del fascismo europeo. En ese momento, el país estaba experimentando cambios de distinto orden. La experiencia conservadora del fraude y de la proscripción y el debilitamiento del radicalismo -la fuerza hasta entonces mayoritaria- produjeron un vacío político en una sociedad que estaba cambiando rápidamente. Nuevos sectores sociales habían surgido y habían prosperado de la mano de la industrialización orientada hacia el mercado interno. La depresión y la guerra, que habían transformado la relación de la Argentina con el mundo, ampliaron el papel del Estado, que adquirió nuevas funciones de regulación económica. Asimismo, estos cambios erosionaron el conjunto de creencias acerca del destino nacional, que habían acompañado la experiencia del orden liberal conservador y de los gobiernos radicales. En su lugar crecieron expresiones ideológicas y políticas hostiles al liberalismo y a la democracia representativa. Entre 1943 y 1946, el coronel Perón consiguió ocupar el lugar central de la política argentina. Esta posición, sustentada por su predicamento dentro del Ejército -y, por lo tanto, dentro del gobierno-, y por su acción como secretario de Trabajo y Previsión, no estuvo exenta de riesgos y amenazas. Pero sus opositores, nucleados en un frente político -la Unión Democrática-, no advirtieron la importancia del desafío que Perón implicaba. El triunfo de Perón en las elecciones de 1946 puso fin al dominio de la política tradicional e inició una profunda transformación del país. El nuevo presidente, sostenido por el apoyo de los trabajadores y el no menos significativo de las Fuerzas Armadas, condujo los destinos del país durante casi una década. La ampliación de los derechos de ciudadanía al conjunto de la sociedad argentina (incluidas las mujeres) y la participación política activa de las masas obreras - hasta entonces excluidas o marginadas del sistema político- fueron los pilares de la democracia de masas que proyectó el peronismo. Este proceso acompañado por una modalidad plebiscitaria de relación entre el líder y las masas, encontraba su consagración simbólica en los actos y rituales oficiales. El estado peronista asumió un papel protagónico como un actor político con objetivos propios.

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PERÍODO 1943 - 1995

El 14 de junio de 1943, un golpe militar desalojó del gobierno al presidente Castillo, con lo cual se puso fin a la restauración conservadora y abrió una etapa de profundos cambios. Un coronel, Juan Domingo Perón, y un grupo, el GOU, se convirtieron en el núcleo directivo del heterogéneo gobierno militar, y fueron definiendo su rumbo.

El gobierno militar era partidario de la neutralidad de la Argentina en la guerra mundial, pero entre sus integrantes había conocidos simpatizantes de las potencias del Eje (Alemania, Italia, Japón). Por esta razón, la oposición radical, socialista y comunista, partidaria de la causa de los aliados (Estados Unidos, Unión Soviética, Gran Bretaña), identificó al gobierno con las fuerzas del fascismo europeo.

En ese momento, el país estaba experimentando cambios de distinto orden. La experiencia conservadora del fraude y de la proscripción y el debilitamiento del radicalismo -la fuerza hasta entonces mayoritaria- produjeron un vacío político en una sociedad que estaba cambiando rápidamente. Nuevos sectores sociales habían surgido y habían prosperado de la mano de la industrialización orientada hacia el mercado interno. La depresión y la guerra, que habían transformado la relación de la Argentina con el mundo, ampliaron el papel del Estado, que adquirió nuevas funciones de regulación económica. Asimismo, estos cambios erosionaron el conjunto de creencias acerca del destino nacional, que habían acompañado la experiencia del orden liberal conservador y de los gobiernos radicales. En su lugar crecieron expresiones ideológicas y políticas hostiles al liberalismo y a la democracia representativa.

Entre 1943 y 1946, el coronel Perón consiguió ocupar el lugar central de la política argentina. Esta posición, sustentada por su predicamento dentro del Ejército -y, por lo tanto, dentro del gobierno-, y por su acción como secretario de Trabajo y Previsión, no estuvo exenta de riesgos y amenazas. Pero sus opositores, nucleados en un frente político -la Unión Democrática-, no advirtieron la importancia del desafío que Perón implicaba. El triunfo de Perón en las elecciones de 1946 puso fin al dominio de la política tradicional e inició una profunda transformación del país.

El nuevo presidente, sostenido por el apoyo de los trabajadores y el no menos significativo de las Fuerzas Armadas, condujo los destinos del país durante casi una década.

La ampliación de los derechos de ciudadanía al conjunto de la sociedad argentina (incluidas las mujeres) y la participación política activa de las masas obreras - hasta entonces excluidas o marginadas del sistema político- fueron los pilares de la democracia de masas que proyectó el peronismo. Este proceso acompañado por una modalidad plebiscitaria de relación entre el líder y las masas, encontraba su consagración simbólica en los actos y rituales oficiales. El estado peronista asumió un papel protagónico como un actor político con objetivos propios.

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En los primeros años, el gobierno produjo una importante redistribución del ingreso en favor de los asalariados a través de una serie de reformas que establecieron importantes derechos sociales para los trabajadores. La prosperidad económica de la inmediata posguerra permitió que esta política no enfrentara una gran oposición.

Hacia fines de la década de 1940, el cambio en la coyuntura económica limitó los alcances del distribucionismo, y el régimen peronista enfrentó dificultades crecientes que, sin embargo, no afectaron su desempeño electoral. En este clima de dificultades económicas, el gobierno acentuó el control de los medios de comunicación principalmente, las radios, en manos del Estado -, la persecución política y la campaña de peronización de la administración pública y las Fuerzas Armadas. La muerte de Eva Perón, el 26 de julio de 1952, privó al régimen de uno de sus pilares más firmes y eficaces.

La evidencia de los problemas económicos, que la Argentina peronista no había alcanzado a resolver, llevó al gobierno a un cambio de orientación, que implicó una nueva relación con el capital norteamericano y una nueva actitud del Estado frente al conflicto entre el capital y el trabajo.

Sin embargo, pese a los esfuerzos para controlar y disciplinar a sus apoyos, la coalición que sostenía Perón comenzó a resquebrajarse. El conflicto que desencadenó el fin del segundo gobierno de Perón, se agudizó con la división de las fuerzas Armadas y el enfrentamiento con la Iglesia.

En un clima enrarecido, la llamada Revolución Libertadora, casi no se encontró resistencia terminando con una década de hegemonía peronista.

Mientras todo esto ocurriá el mundo terminaba la segunda guerra mundial y se dividió en dos grandes frentes ideológicos, el capitalista y el socialista, dando origen al período de la guerra fría.

Todo esto dio origen a una cultura popular que incorporó las pautas y tradiciones de los sectores sociales que se incorporaban al consumo y a la ciudadanía plena. El tiempo libre de estos sectores por ende también se modificó.

EL TIEMPO LIBRE ENTRE 1943 Y 1955

El período comprendido entre 1943 y 1955 se caracterizó por un nuevo uso del tiempo libre. Las transformaciones económicas, sociales y políticas permitieron ampliar el tiempo destinado al ocio, especialmente entre los sectores medios y bajos.

La aplicación del sábado inglés, las vacaciones pagas y el incremento de los ingresos a estos sectores desarrolló un tono más optimista a la vida cotidiana.

La utilización del tiempo libre diario no varió demasiado en los sectores altos. Los hombres continuaron reuniéndose en los cafés del centro, en los

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cuales comentaban los avatares económicos y políticos. En ellos se discutía, y en muchos casos, se conspiraba, en contra del gobierno.

Las mujeres, por su lado, continuaban con sus tés en las confiterías de la avenida Santa Fe (1), en las cuales se deleitaban con las exquisiteces del lugar comentando la moda de la época, las noticias del mundo artístico y también en pleno auge del peronismo se horrorizaban de las acciones de “la Eva”, como llamaban a la primera dama. (2).

Los hombres de los sectores medios y bajos concurrían, luego del trabajo al café barrial. Éstos, a partir de la década del 40 se fueron perdiendo como lugar de encuentro entre amigos. Ya no había conocidos, sólo era un lugar de paso antes de llegar al hogar. En casa había nuevos entretenimientos para llenar el tiempo libre (radio, lectura, etc.)

Las mujeres vieron modificada su vida hogareña. Ya sea por su inserción en el mercado laboral como por la implementación de nuevos aparatos electrodomésticos que contribuyeron al confort y a reducir las horas de trabajo domésticos.

La heladera, las cocinas a gas y licuadoras incentivaron a la elaboración de nuevas recetas, en especial las dictadas por Doña Petrona protagonista culinaria de la radio, los diarios y revistas. El boom de la difusión de los recetarios auspiciados por las distintas firmas comestibles (por ejemplo el polvo de hornear Royal) permitía ocupar gran parte del tiempo femenino experimentando nuevas recetas. A esto se le sumo la incorporación de nuevos productos, ahora accesible a un sector más amplio de la sociedad, Como resultado de esto se produjeron cambios en la cultura culinaria mucho más práctica y variada. (3)

Doña Petrona en su programa radial

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La radio permitió una compañía en las labores de la casa, además de cubrir sus ratos de ocio. En este período su presencia se había generalizado, especialmente por la parición en el mercado de aparatos más pequeños y de precios accesibles que se podían adquirir en cómodas cuotas. (4)

A pesar de que a partir del golpe del 43 las transmisiones de la radio argentina sufrieron el efecto de la ideología de los nuevos gobernantes, la familia encontró en ella su máximo entretenimiento. En los distintos momentos del día se reunía alrededor del mágico invento para escuchar sus programas favoritos.

El estado comenzó a participar activamente en la organización de la transmisión radial: se realizaba el control técnico, la producción de contenidos y en la formación de los profesionales del medio. En 1946 se aprobó el “Manual de Instrucciones para las estaciones de radiodifusión” el cual regulaba los contenidos, la publicidad y la música. La información transmitida debía responder al “interés público”, o lo que el gobierno consideraba de interés colectivo. Se verificaba el origen de la noticia y si bien no hubo listas negras se marginaron a algunos actores, actrices y locutores (por ejemplo Nini Marshall).

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Las restricciones llegaron incluso, durante el gobierno de Ramírez, a las letras de tango por considerarlas no acordes a las leyes del idioma castellano. Ya en pleno gobierno peronista la presencia de Perón y Evita fue cotidiana como también la transmisión de los actos oficiales. Esto formaba parte de la política propagandista del estado.

Si bien las cadenas no fueron intervenidas estaban al servicio del presidente ya que muchos funcionarios del gobierno o cercanos a él habían adquirido la mayoría de las acciones de las estaciones. (5) Las principales emisoras eran El Mundo, Mitre, Rivadavia, Argentina, Porteña de Buenos Aires, Splendid y Excelsior.

La cultura impulsada desde la radio por el gobierno peronista era fundamentalmente de contenido nacionalista tanto en la música como en los programas de ficción.

La gran protagonista era la música. Tanto el tango, en su momento de máximo esplendor en cuanto a letristas y músicos, como los boleros se escuchaban a lo largo de todo el país a través de las transmisiones realizadas desde los auditorios montados en los estudios de las emisoras.

La música folklórica comenzó a tener una importante presencia ayudada por la legislación dictada en 1947 que obligaba que un 50% de la música emitida sea de origen nacional. Surgieron numerosas programas y presentaciones en vivo. Grupos como los hermanos Ávalos, Chalchaleros y Atahualpa Yupanqui comenzaron su carrera en este momento.

A pesar del tinte nacionalista los argentinos también podían escuchar a Edith Piaf, la música española de Miguel de Molina y el jazz norteamericano.

La señora de la casa seguía ritualmente la novela de la tarde que contaba con importantes auspiciante como lo era la farmacia Franco Inglesa (6). Los Pérez García eran esperados por toda la familia y la audición de las “Dos carátulas” ofrecía un ciclo de teatro de muy buen nivel. Entre los nombres más destacados se pueden encontrar Nene Cascallar, Eduardo Rudy y Luis Sandrini. Cada uno tenía su novela preferida, algunas de tono campero (gauchos malos, comisarios prepotentes con inocentes mujeres engañadas y viejitos que recitaban refranes y gracias).Las había de tono romántico (adaptaciones de autores universales) y biográficas de personajes célebres. También deleitaban a todos las policiales y costumbristas. (7)

El humor también tenía un rol protagónico. Aparecieron programas con varios formatos de sketchs ( La Caravana del buen humor, la Craneoteca de los genios, La revista dislocada), Programas de personajes ( principalmente de aventura) como Toddy, Trazan y las siestas de la tarde que escuchaban los chicos al volver del colegio; de tipo personales ( centrados en un actor o actriz (Nini Marshall, Pepe Iglesias los Cinco grandes del humor) o aquellos que comentaban la realidad en forma humorística (en 1945 se inicia en el medio el prototipo del género, Tato Bores).

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Los informativos y los programas deportivos seguían la trayectoria de los nuevos líderes del deporte como Gatica, Fangio y los hermanos Galves o los equipos favoritos de futbol. Las voces de Fioravanti, José María Muñoz y Dante Panzari comenzaron a ser parte de las familias.

A partir del 17 de Octubre de 1951 comenzó la transmisión regular de la televisión, de monopolio estatal. Durante este período no tendrá el protagonismo de las décadas posteriores ya que el número de aparatos en los hogares era todavía muy reducido.

A pesar del auge de la radio, la lectura continuaba siendo uno de los pasatiempos preferidos. Las revistas reflejaban con elocuencia la forma de vida de la época. El mercado consumidor se había expandido y las publicaciones cubrían un amplio abanico temático.

Las mujeres cubrían sus expectativas con la “Para Ti”, “El Hogar”, “Antena”, “Radiolandia”, “Damas y damitas” “Vea y Vea” “Caras y Caretas”. Los temas iban desde como comportarse en sociedad, sugerencias para la salud y la belleza, crónicas sociales, chismes del ambiente artístico y recetas de cocina.

Ser madre y esposa era mayor ambición de las mujeres pero en estos tiempos comenzaron a tener otros intereses. Incentivadas por la figura de Eva Perón (quien facilitó la implementación del voto femenino) compartían con sus esposos la lectura de diarios y revistas de carácter político.

La mayoría de la prensa diaria estaba dominada por el aparato estatal Tal es el caso de “El laborista”, “Noticias Gráficas”, Democracia”. En 1945 apareció un nuevo diario, “Clarín” con un estilo más diversificado y ágil acorde a las clases medias ascendentes. La elite continuaba leyendo La Nación y la Prensa (hasta que fue expropiado en 1951). La presión estatal sobre el periodismo gráfico fue en incremento a lo largo del gobierno peronista. (8)

Las revistas de carácter político fueron ganando un espacio junto a las publicaciones tradicionales. La revista “Esto es” incluía entre sus artículos cuentos de autores consagrados como “Chamico” seudónimo de Nalé Roxlo”.

También las revistas deportivas aumentaron el número de sus publicaciones en forma paralela que se expandían los espectáculos deportivos.

Las humorísticas tuvieron una presencia importante en los lectores de todas las edades. Los personajes creados por los dibujantes fueron reemplazando a las comics norteamericanas. Estas tiras incluían personajes tipificados como lo fueron Don Fulgencio (aquel que no tuvo infancia), Avivato, de Lino Palacios (símbolo del hombre que quería sacar ventaja de cualquier situación), Pochita Morfoni (una gordita comedora compulsiva), Fúlmine (cuya mala suerte contagiaba). Quizás los prototipos más famosos fueron las chicas Divito. Con sus caderas prominentes y cinturas ajustadas provocaban la envidia a las mujeres de la época desde la revista Tipo Rico.

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Chicas Divito

A las publicaciones periodísticas se sumó el boom editorial originado, entre otras causas, por la llegada de editores exiliados de la Guerra Civil española. Así surgieron editoriales como Sudamericana, Losada y Emecé. Estas publicaron libros de literatura universal a precios accesibles. La colección Robin Hood atrajo la atención de pequeños y adolescentes con traducciones adaptadas e ilustraciones atractivas.

Las revistas literarias como Sur y Martín Fierro continuaron sus publicaciones para los sectores más intelectuales.

Los niños continuaron jugando en los recreos con las bolitas, las figuritas, la payana. Por la tarde, luego de la merienda y los deberes, se reunía en la vereda o algún baldío para jugar a los policías y ladrones, rayuela, la mancha o escondidas. La popularidad que había adquirido el automovilismo, en especial el de carretera, hizo que los chicos elaboraran sus propios autos con latas, maderas y ruedas hechas de tapas de envases. Los más ingeniosos le agregaban asientos y los pintaban de distintos colores para diferenciarlos en las competencias. La tracción era lograda por un hilo en la parte delantera. Con el desarrollo de la industria nacional comenzaron a aparecer los juguetes comprados por los distintos sectores sociales y no solo entre los “chicos ricos” cómo era en las décadas anteriores. Es importante destacar que muchos tuvieron sus primeras pelotas o muñecas por las donaciones hechas por la fundación Eva Perón.

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Ya a finales del período la bicicleta se convirtió en la adquisición más deseada. Los padres solían regalarla a sus hijos cuando pasaban quinto o sexto año.

Los baleros y trompos siguieron vigentes al igual que los barriletes fabricados con cañas y papeles de colores muy vivos. El engrudo para pegarlos era casero y en la cola se le agregaban trapos conseguidos de una sastrería o de los retazas desechados de la costura materna. Sus formas eran variadas pasando desde la estrella al cajón o buque.

En los días de lluvia o enfermedad aparecía la colección de juegos guardados desde el cumpleaños o reyes. El ludo, la oca, la carrera de caballos o autos, el estanciero. Los lápices de colores, el ta-te-ti y la batalla naval entretenían por largas horas.

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La muñeca era el regalo favorito de los adultos a las niñas. En los 50 el modelo Marilú era de loza, con pelo natural, ojos azules y regordeta. Bubilay , el hermanito, era también de loza, regordete y vestido con un bombachón. Ambos eran más un símbolo de ostentación entre las niñas y las madres, quienes las colocaban en la cama matrimonial como decoración, que el juguete favorito de las niñas. Estas preferían jugar con la casera muñecas de trapo. También existían muñecas que cambiaban su vestuario e incluían un roperito donde guardarlo, como lo era Mariquita Pérez.

Finalmente por las noches la familia, luego de la cena, se reunía a escuchar el programa familiar favorito, mientras el padre leía y la madre tejía o cosía.

EL OCIO DE FIN DE SEMANA

Durante este período podemos afirmar que se incorporó la idea del fin de semana como el momento de esparcimiento y de reunión familiar.

El descanso dominical, el sábado inglés (que establecía el fin del trabajo al mediodía), la ley de 1949, que establecía que los empleados públicos no trabajarían los sábados. Sumado al hecho que desde 1950 los chicos ya no tenían clases los sábados. Cabe agregar la importancia que tuvo el incremento de los ingresos que permitió que la familia pudiera disfrutar su tiempo libre fuera del hogar.

Los sábados por la mañana ofrecía la posibilidad de ir de compras. Las tiendas como Harrod´s y Gath & Chaves ofrecían en sus vidrieras ofertas de todo tipo. Desde tapados, vestidos y medias hasta alfombras y muebles, como también la posibilidad de almorzar en alguno de sus elegantes restaurantes. Por supuesto no toda la población acudía allí a comprar, solo los sectores más altos, la mayoría solamente se limitaba a mirar las vidrieras para copiar el modelo en la máquina de coser que las señoras tenían en sus casas. Otros, recorrían las calles comerciales de los centros barriales.

Las chicas jóvenes paseaban con sus festejantes por la calle Florida o Santa Fe.

La verdadera diversión se encontraba a la noche. El lugar y la frecuencia variaban según el poder adquisitivo. El centro era el polo de atracción de todos. Los de menores recursos se trasladaban al centro, esporádicamente, para comer una porción de pizza con un vaso de vino y dar alguna caminata por Lavalle y Corrientes hasta la hora que hubiera tranvías o colectivos para volver al barrio. Para los que disponían de más recursos encontraban en el centro numerosas opciones.

Sin lugar a dudas ir al cine era la mejor elección. Era barato y duraba mucho.

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Los horarios variaban si eran céntricos o barriales. Los continuados comenzaban a las 13 y el espectador podía entrar y retirarse a gusto. Aquellos que tenían secciones dividían sus funciones en vermouth (18 horas), tarde (20 horas) y noche (22 horas). Todos terminaban alrededor de la una de la madrugada. Los sábados y domingos la mayoría habilitaba la matinée (15 horas) reservado para los niños. En esta sección proyectaban películas de aventuras, cowboys o con personajes famosos como Bill Barnes, Espagueti y el Gato Félix.

En los cines de barrio, los horarios variaban y por el pago de la entrada se podían ver dos o tres películas. En todos los casos se proyectaban noticieros (Sucesos Argentinos), variedades (que podían incluir shows en vivo) y las colas de los próximos estrenos.

En la calle Lavalle se encontraban los “cuarentones”, cines que por 40 centavos se podía pasar la tarde entera. En el resto la entrada de la platea salía dos pesos y el pullman uno con cincuenta.

La procedencia de los films se limitaba a las producidas en EEUU y la Argentina. Era el mejor momento de Hollywood sus producciones imponían mitos, tics y costumbres. Artistas como Henry Fonda, Tyrone Power, Betty Davis, Marlene Dietrich o James Stewart se convirtieron en personajes conocidos por todos los argentinos.

Pero sin duda las preferidas eran las argentinas. El cine nacional se encontraba en un crecimiento continuo. Entre 1940 y 1943 se filmaron 200 películas y entre 1946 y 1955, 436. Los estudios, como Lumiton, Argentina Sono Film y Pampa Film, iniciados en la década anterior, se vieron favorecidos en muchos casos, por el crédito oficial y una legislación que favorecía la producción nacional. Numerosos directores como Soffici, Leopoldo Torres Ríos, Hugo del Carril, y Lucas Demare traspasaron la frontera nacional teniendo gran repercusión en toda Latinoamérica.

Los temas fílmicos eran varios. Aquellos que se referían a la vida cotidiana presentaban a la mujer con distintos matices pero siempre conservando su carácter esencial en cuanto a su función en la sociedad y en la familia. Es importante señalar que durante el gobierno de Perón el rol femenino era muy importante, no solo en el aspecto electoral sino también como mensajera del discurso peronista en los hogares el cual facilitaba la unidad espiritual nacional propagada desde el estado.

La movilidad social a través del trabajo, el sacrificio, la educación y la honradez eran también muy frecuentes. En general era un cine poco comprometido, orientado a entretener y sin ningún tinte político. Muchos giraban en torno al protagonismo de personajes conocidos, cuya popularidad había surgido en la radio, (como los cinco Grandes de Humor y Catita). Abundaban los enredos e historias ubicadas en una realidad muy lejana a la de los espectadores (los famosos teléfonos blancos, mansiones con gran cantidad de personal de servicio, etc.)

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También se tendía a formar la identidad nacional a través de películas tradicionalistas o, gauchescas, biográficas y de gestas constitutivas de la nación, (un ejemplo de esto es la producción filmográfica del director Manuel Romero como “Adiós Pampa mía” de 1946) (9) Fueron muy frecuentes los documentales sobre las obras del gobierno como fue “Argentina Revolucionaria” sobre la política social y económica de los primeros años del justicialismo.

El estado favoreció la producción nacional a través de los créditos otorgados por el Banco de Crédito Industrial Argentino y por la obligatoriedad (ley del 5 de agosto de 1944) de exhibir películas argentinas en todas las salas del país.

Todos aquellos films que tuvieran un argumento que pudiera asociarse a la situación del país o pudieran servir a los fines de la oposición no podían exhibirse o no recibían el apoyo económico necesario para su realización. Incluso las extranjeras, como fue el caso del Gran Dictador de Charles Chaplin, no podían ser vistas.

En este sistema de premios y castigos para reforzar la fidelidad política también hubo actores y directores impuestos y depuestos (10).

Otra opción de los sábados por la noche era el teatro, aunque no era la más frecuente. Los sectores medios y bajos asistían masivamente a los teatros de revista, como el Maipo y el Nacional. Allí brillaban las estrellas en los sketchs y los cuadros musicales.

A las obras de autores nacionales y extranjeros asistían los sectores más intelectuales aunque su participación se vio reducida por la influencia estatal. También, en este género, muchos actores se vieron obligados a dejar las tablas incrementando las filas del recién formado teatro independiente.

Otra de las atracciones de la noche porteña eran los cabarets. La mayoría de ellos se ubicaban sobre la calle Alem desde Corrientes hasta Retiro; 25 de Mayo o Reconquista (los de menos categoría).

Los sectores más jóvenes disfrutaron por ese tiempo del momento de mayor auge del tango. Se podía bailar en las confiterías como Adlon, Les Ambassaderrs o el Tabarís, considerado el night club de los sectores más pudientes. También en los cabarets de Corrientes o en los clubs barriales. Las grandes orquestas eran seguidas por sus admiradores incondicionales promocionados por las radios y las películas. Brillaron músicos y compositores como Aníbal Troilo, Osvaldo Pugliese y poetas como Enriques Santos Disclepolo, Homero Manzi o Cátulo Castillo.

Otra opción, cada vez ascendente eran las peñas folklóricas. La instalación en Buenos Aires y sus alrededores de los trabajadores provenientes de las provincias dio origen a un público masivo a este género. Las peñas donde se bailaba fueron mal vistas, en un principio, por las clases medias por

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relacionarlas con los “cabecitas negras” (11) pero ya a fines de este período fue ganando más adeptos.

Las más concurridas era las de Palermo (Salón Bompland o Palermo Palace- en Godoy Cruz y Santa Fe), estas eran muy frecuentadas por el personal de servicio de los sectores altos de la zona. Otras eran las de Retiro (Palacio de las flores – Basavilbaso y Libertador) y en Flores, la Carreta. Los sectores con mayor poder adquisitivo concurrían a las peñas de El Chasqui, Mi Rancho o La Nazarena. Surgieron nuevos intérpretes, partituras y se realizaron numerosas grabaciones discográficas ayudadas por la amplia difusión radial mencionada anteriormente.

Los espectáculos deportivos, principalmente el box, convocaban multitudes. El Luna Park era el centro preferido. Juan domingo Perón era un asiduo espectador de las veladas de box. Algunos grandes boxeadores extranjeros hicieron sus presentaciones en el Luna park: el cubano Kid Gavilán y los estadounidenses Sandry Sadler y Archie Moore. Entre los argentinos hubo muchos que se destacaron y algunos se convirtieron en verdaderos ídolos. Justo Suarez “el torito de mataderos”, José María Gatica “el mono” y Pascual Pérez, campeón olímpico que obtuvo la corona mundial en Tokio en 1954 (12)

Los conciertos y las óperas continuaron como opciones para un público más selecto, aunque el teatro Colón y el Cervantes se fueron abriendo a los sectores más populares con funciones a bajos precios para los sindicatos.

Finalmente, para aquellos que lo podían costear, la noche terminaba con una buena cena. Las opciones variaban desde los más económicos (pizzerías) hasta los restaurantes más aristocráticos con menues exclusivos.

El domingo era el día de la familia. Las opciones eran variadas. Algunos realizaban paseos familiares por los bosques de Palermo, el parque japonés (enfrente de Retiro)

En el verano la costanera se convertía en una de las alternativas favoritas para enfrentar el calor porteño. El balneario municipal (dotado de duchas, casillas para cambiarse y negocios de bebidas y comidas), era de acceso gratuito. En la década del 40, la concurrencia anual rondaba alrededor de 15000 personas aunque el tipo de público había cambiado. Los sectores más pudientes fueron reemplazados por la clase media ascendente y por los sectores bajos que encontraban en el lugar un paseo gratuito donde pasar su día libre. Cada vez más, la vieja clase media y los sectores de la elite se refugiaba en sus propias quintas o clubs para no mezclarse con la “chusma” que realizaba picnics mientras que los hombres de la familia pasaba la tarde pescando.

También se incrementó la asistencia a los nuevos clubs sindicales, que surgieron con la nueva política sindical, donde la familia podía pasar el día y practicar diversos deportes.

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Sin lugar a duda, para los sectores más populares, el futbol, el automovilismo y el turf eran las principales elecciones.

Alentar al equipo de futbol favorito era una liturgia que se repetía cada siete días. Esta costumbre alteró los almuerzos familiares de los sectores obreros y medio. El horario de la comida dominical se cambiaba según la hora y lugar del partido. Los preparativos comenzaban desde temprano con la lectura de los pronósticos de los diarios y revistas y luego de finalizado con los comentarios de los especialistas.

El gobierno peronista incentivo este deporte, al igual que otros, a través de la ayuda económica a clubs de futbol profesionales como Racing o Sarmiento de Junín (13). Los menores de doce años concurrieran en forma gratuita a los partidos de los torneos oficiales. También la participación de los chicos en los campeonatos Evita incrementó la pasión por este deporte. (14) Esta asistencia masiva alejaba momentáneamente a las masas de las preocupaciones políticas y económicas.

El automovilismo también vivía uno de sus mejores momentos. En este período el boom del turismo de carretera, de la mano de los triunfos de los hermanos Juan y Oscar Gálvez (ganadores de numerosos circuitos nacionales e internacionales) hizo posible que todo pueblo tuviera su corredor y un taller mecánico especializado en preparar los autos.

Indiscutiblemente el nombre de Juan Manuel Fangio fue la estrella del momento. En 1951 obtuvo su primer título mundial (que sumaron 5 hasta 1985, fecha en la que se retira) (15). La relación entre Perón y el deportista era muy fluida siendo condecorado por el presidente al ganar su primer campeonato. (16).

Por su lado el turf atraía a gran cantidad de personas. Si bien el hipódromo de Palermo, y desde 1935, el de San Isidro era el lugar de reunión de la elite, en este período se fueron incorporando gran cantidad de apostadores de los sectores medios y bajos. Estos a diferencia de los sectores altos de la sociedad no asistían con el objetivo de realizar relaciones sociales sino solamente a apostar y soñar con cambiar su patrimonio.

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EL OCIO EN LOS DÍAS FERIADOS

Durante el peronismo a los feriados tradicionales y de índole religioso se le sumaron los políticos como el lo eran el 17 de Octubre (día de la lealtad) y el 26 de Julio (aniversario del fallecimiento de Eva Perón) (17).

En los días feriados se realizaba casi las mismas actividades de los fines de semana salvo aquellos que incluían algunos ritos particulares de la fiesta. En las religiosas, los más devotos asistían a la Iglesia o peregrinaciones; en las patrias se asistía a los desfiles o actos escolares, seguidos en muchos casos con el chocolate tradicional. En los políticos los sectores obreros eran convocados a la plaza de Mayo; el día de la primavera los más jóvenes participaban en desfiles y picnics.

Sin duda la festividad más esperada era el Carnaval. Desde la tarde temprano, los barrios se transformaban en verdaderas batallas campales de agua. Todos participaban y nadie era excluido de ser mojado.

Por la noche los corsos barriales y el principal de Avenida de Mayo, congregaban a gran parte de la población. Las principales calles de los barrios se transformaban en un gran desfile de carrozas (construidas sobre carros o automóviles) y murgas.

Los niños estrenaban el disfraz, realizado por las madres o abuelas con ropa vieja y sábanas o alquilado. La mayoría asistía previamente, antes de ser arruinado por el agua o las serpentinas, a algún estudio fotográfico con el fin de retratarse para incrementar el álbum familiar.

Algunos cines y teatros (como el Opera o París) contrataban las orquestas de moda para musicalizar los bailes, (algunos de disfraces). En los clubs de barrio también actuaban grupos menores, en ellos participaban toda la familia.

Los sectores más altos realizaban sus propias fiestas en sus mansiones o clubs privados. En ellas predominaba el lujo y la presencia de disfraces que eran exactas reproducciones de vestidos de época.

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EL OCIO EN VACACIONES

Sin lugar a dudas el mayor cambio en la utilización del tiempo libre fue el veraneo. Las mejoras salariales y las facilidades otorgadas por las organizaciones sindicales y el propio estado permitieron, que amplios sectores de trabajadores, tuvieran acceso por primera vez al turismo.

Mar del Plata y otras playas atlánticas, las sierras de Córdoba e incluso Bariloche comenzaron a convertirse en lugares de veraneo más populares. Bajo el impulso del ministro Juan Pistarini se construyeron y ampliaron hoteles y complejos turísticos a lo largo del país. Contingentes del interior pudieron conocer el mar, posibilidad impensable en décadas anteriores.

Mar del Plata fue el centro turístico más importante de la época. “Ud. Paga el pasaje, la provincia lo hospeda” era el lema de la provincia de Buenos Aires para promover el turismo local. En 1948 alrededor de 60000 veraneantes habían elegido a “la perla del Atlántico” para pasar sus vacaciones.

El turismo social se focalizó principalmente en el complejo de Chapadmalad, (formado por varios hoteles con capacidad para 4700 pasajeros), hoteles y pensiones alquiladas por la fundación Eva Perón.

Al veraneo social se incorporó el turismo pago a través de los hoteles sindicales que cobraban muy bajos precios a sus afiliados. (18)

Los sectores medios en ascenso, empleados, pequeños comerciantes e industriales, profesionales vieron la posibilidad de ser propietarios en Mar del Plata. Este proceso fue posible desde 1948 con la sanción de la Ley de propiedad Horizontal y los créditos para la vivienda que otorgaba el Banco Hipotecario. Esto provocó el comienzo de la trasformación urbana que desplazó del centro hacia el sur a los sectores más altos convirtiendo los terrenos donde se encontraban las villas y mansiones de principios de siglo en un conglomerado de edificios.

Entre la playa Popular y la playa Grande, la Bristol era el lugar preferido del nuevo turista. En ella se realizaban los rituales que se repetían diariamente los quince días de descanso. El veraneante se levantaba temprano, caminaba hacia la playa. Una vez allí practicaba todo tipo de deportes y actividades físicas, a las cuales generalmente no estaba acostumbrado a realizar el resto del año, se zambullía en el mar y se tendía sobre la arena a tomar sol. El mate y la canasta con la comida siempre se encontraban presente. Por la noche, según el grado de fanatismo, asistían, vestidos con sus mejores galas, al casino.

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Detalle de un dibujo de Medrano sobre Playa Bristol de Mar del Plata, para el calendario de Alpargata de 1947

Las elites se refugiaban en Playa Grande, en sus residencias y el club del golf, horrorizados con la invasión que había sufrido su villa aristocrática. En las próximas décadas se trasladaran a nuevos balnearios como Pinamar y más adelante Punta del Este.

Córdoba también se convirtió en otro punto del turismo sindical y social. Muchos sindicatos construyeron allí sus hoteles y ofrecían a sus afiliados descuentos para el transporte de la familia. Río Tercero contaba con un complejo hotelero dependiente del gobierno.

La Fundación Evita permitió que numerosos niños y jóvenes tuvieran por primera vez sus vacaciones, a través de las colonias organizadas en Chapadmal. También se organizaron los primeros viajes de egresados a Bariloche por medio de la UES (Unión de estudiantes secundarios)

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Notas

1- Confitería del Águila, Santa Fe y Callao y enfrente el conocido Petit- café cuna de los llamados petiteros que eran hombres que se caracterizaban por su vestimenta típica de sacos cortos t estrechos, de colores claros acompañados con pantalones ceñidos y zapatos de colores llamativos típicos de los años 50

2- Cabe recordar que era tradición que la primera dama fuera la presidenta de la Sociedad de Beneficencia. Esta entidad se dedicada a la caridad y su actividad comenzó a fines del siglo XIX con la participación de las damas de la alta sociedad. Muchas de ellas ocupaban gran parte de su tiempo libre. Con la llegada de Perón al poder ese cargo le fue negado a su esposa por no considerarla meritoria por no pertenecer a las familias tradicionales del país y por su pasado como actriz. Este hecho llevó a Eva Perón a crear su propia fundación desde la cual realizó gran parte de su obra social.

El encono hacia la primera dama por parte de las “señoras de la sociedad” llegó a tal punto que en el momento en el cual se encontraba convaleciente aparecieron por la ciudad pintadas diciendo “viva el cáncer” y cuando murió brindaron con champagne mientras que la servidumbre lloraba en la cocina.

3- Entre los cambios producidos se incorporó el uso de aceites y mantecas en lugar de la grasa para cocinar.

4- En 1953 había 2900.000 receptores de radios en las casas argentinas. Eso da un promedio de 158 cada 1000 habitantes. Seta cifra dejaba a la Argentina en tercer lugar después de los EEUU y Japón.

5- ACEVEDO, L. Radio y televisión, (en Apartado de la Nueva Historia de la Nación argentina. Tomo IX- cuarta parte: La Argentina del siglo XX, c. 1914-1983, Buenos Aires, Planeta, 2002.ps. 375-379

6- Cabe destacar la importancia de la publicidad en los medios de comunicación la cual era acorde al crecimiento del mercado interno y el desarrollo industrial promovido por el estado en especial hasta 1949.

7- Eva Perón participó en numerosos radioteatros hasta que se casó con el General Perón.

8- La presión se ejercía en forma tanto indirecta (privando a las editoriales del papel, monopolio estatal) como directa clausurando algunos.

9- Entre otros ejemplos encontramos “El tambor de Tacuarí” de Carlos Bicoque; “Juan Moreira” de Luis Moglia Barth; Facundo,”El tigre de los llanos”.

10- “...hubo actores que se impusieron a través de sus personajes de raigambre popular y resultó frecuente su papel como protagonista en las

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películas filmadas entre 1946 y 1955. Guillermo Battaglia (19 films), Santiago Gómez Cou (18), Roberto Escalada (17), Olga Zubarry (17), Juan Carlos Tory (14), Juan josé Miguez (13), Tita Merello (12), Hugo del Carril (12, 4 de ellas como director), Pedro Quartucci (11) y Luis Sandrini (9, una de ese total como director), figuraron entre los de mayor presencia en el mundo del cine de esos años. En tanto, Libertad Lamarque (1), Irma Córdoba (3), Imperio Argentina (3) y Delia Garcés (4) entre otros, se encontraron por sus enfrentamientos con el gobierno o sus representantes, entre los actores marginados por el Estado peronista. Los directores sufrieron una experiencia similar. Leopoldo Torres Ríos (dirigió 18 films), Luis Saraceni (16), Manuel Romero (16), Mario Soffici (15), estuvieron entre los preferidos del oficialismo. Argentina Sono Film y Artistas Argentinos Asociados, en su condición de empresas cinematográficas, ocuparon por su afinidades o ausencia de desencuentros con el peronismo, un lugar destacado como productoras del cine que el gobierno privilegiaba para cumplir con sus fines” (en Díaz, Víctor. El cine como expresión del discurso y de mensaje nacionalista y popular peronista (1946-1955). Buenos Aires, Academia Nacional de la Historia 2001).

11- Este término se utilizaba en forma despectiva para referirse a la población originaria de las provincias.

12- Pascual Pérez, conocido como pascualito, ganó en Tokio la corona mundial de peso mosca. Venció a Yoshio Shiraim con quien había empatado, meses antes, en el Luna Park. La pelea que fue transmitida por radio, de madrugada, fue seguida con apasionamiento por muchos argentinos, que esa noche no durmieron. Pérez dedicó su victoria al presidente Perón quien concurrió a recibirlo al Aeroparque. (En Historia visual de la Argentina contemporánea. Buenos Aires, Clarín, capítulo 22)

Cabe recordar que ambos teatros dependían de la esfera estatal.

13- Juan Domingo Perón, fanático de Racing, promovió la construcción de su estadio el cual lleva su nombre. Por tres años consecutivos (1949-1952) este equipo fue campeón argentino, siendo el primer tricampeón del futbol argentino. Muchos consideran que se debió a la influencia del gobierno.

14- Por medio de estos campeonatos muchos chicos del interior pudieron practicar un deporte, conocer distintos lugares del país a la vez que permitía una revisación médica periódica.

15- Fangio fue corredor de las principales equipos como Alfa Romero, Masseratti, Ferrari y >Mercedes Benz. El record mundial fuer recién superado por el alemán Michael Schwmacher que en el año 2004 que obtuvo su séptimo campeonato del mundo.

16- El peronismo aprovechó los triunfos deportivos como mecanismos de publicidad y de incentivación al nacionalismo. Durante este período fueron numerosos los triunfos internacionales obtenidos en distintas disciplinas. En la mayoría de los casos los deportistas fueron subvencionados por el gobierno.

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Básquet: Argentina obtuvo el titulo de campeón durante el campeonato mundial sen 1950 y el Panamericano en 1951; en 1952, en las olimpíadas de Helsinki salió en cuarto lugar y en 1955 en México segundo

El ciclismo en 1952 en Helsinki se posesionó en los mejores puestos

Esgrima en Londres en 1948 los competidores argentinos llegaron a las semifinales

Natación, el nadador Alfredo Yantorno llegó a ganar 11 medallas de oro en los torneos sudamericanos. Entre los años 1946 y 1947 salió campeón sudamericano en 200 metros, y en 100 y 400 metros. En 1952 logro repetir la misma gesta.

17- Los días de descanso eran los siguientes: 1º de enero, 6 de enero, lunes y martes de carnaval; jueves y viernes de semana Santa; 1º de mayo; 25 de mayo; 20 de junio; 9 de julio; 26 de julio; 12 de agosto; 15 de agosto (Ascensión de la Virgen); 17 de agosto; 11 de septiembre; 21 de septiembre; 17 de octubre; 1º y 2 de noviembre y 8, 24 y 31 de diciembre.

18- Los primeros sindicatos fueron los telefónicos, ferroviarios, estatales, mercantiles y empleados de correo. Los mercantiles fueron los primeros que alojaron a sus afiliados en hoteles propios. En 1947 y 1948 compraron los hoteles Hurlingha y Riviera. En 1955, los petroleros, adquirieron el Gran Hotel, construido en 187. La lista de adquisiciones sindicales se amplió en la década siguiente.

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