de la concha_sujeto femenino en wollstonecraft

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  • 7/28/2019 De La Concha_Sujeto Femenino en Wollstonecraft

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    LA PROBLEMATICIDAD DEL SUJETO FEM ENINO ENTHE RIGHTS Y THE WRONGS OF W OMAN DE MARYWOLLSTONECRAFT

    NGELES DE LA CONCHAUNED

    En 1929, en su obra Women and Writing^, Virginia Woolf escriba, comoelogio, de Mary WoUstonecraft que sus ideas y sus convicciones, tan revolucionarias en su momento, no decan por entonces nada nuevo. Su originalidadde antao se haba disuelto y pasaba desapercibida en la rutina de lo conseguido. Y, aparentemente, la afirmacin no deja de ser cierta. La lectura de susdos Vindicaciones, tanto la de los derechos del hombre como la de los de lamujer muestran claramente que acuaciones felices de conceptos tales comola mujer no nace, se hace de Simone de Beauvoir tienen una deuda explcitacon la idea de situacin desarrollada por WoUstonecraft que explicaba, casidos siglos antes, el carcter cultural de rasgos femeninos considerados natura-le s por comparacin con otros grupos sociales que los compartan.Sin embargo, resulta de particular, y tristemente actual, relevancia hoy,cuando la mujer parece haber conseguido tantas cosas, la dialctica sobre laidentidad femenina fundamentada en la binariedad excluyente de los polos desentimiento y razn segn los sexos que subyace a lo largo de su obra. Cuan-

    ' VIRGINIA WOOLF, Women and Writing, Introduced by Michele Banett, London; The Wo-men's Press, 1979, p. 98.413

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    do la postmodemidad ha concluido con la rigidez de las categoras y los lmites defnitoros y se hace evidente el carcter cultural de concepciones histricamente esencialistas, se advierte el resurgir de estereotipos sexuales que actan con enorme fuerza prescriptiva contribuyendo a reforzar conceptos deidentidad que parecan superados. La cuestin no se limita slo a problemasconceptuales ni tericos, aunque cierto es que estos suelen preceder a accionesconcretas que resultan en la prctica en retrocesos de derechos mnimos conseguidos tras pacientes forcejeos y todo tipo de negociaciones y renegociaciones. Que a fmales del siglo XX todava se utilice deliberada y masivamente,no como barbarie aislada, la violencia sexual sobre la mujer como arma inti-midatoria en conflictos blicos como el yugoslavo es triste ndice de la consideracin que se tiene sobre su ser fuera de ncleos privilegiados de poblacin.E incluso en estos, los logros elementales nunca estn asegurados. Es signif-cativo que todava en 1972 hubiera de aprobarse por el Congreso en los Estados U nidos, el pas supuestamente ms avanzado en estos temas, una enmienda que garantizara la igualdad de derechos de la mujer. Lo que vena areconocer, como las feministas haban denunciado una y otra vez, que el trmino hombre en su pretendido sentido de sujeto universal no era tan universalcomo se proclamaba, al evidenciarse que, al menos en el contexto derechosdel hombre, no inclua a la mujer. Ms significativo an es la polmica y lacontroversia que tal enmienda suscit y las reacciones solapadas en su contra^.Pero veinte aos ms tarde, todava en 1993 necesitamos otra declaracin similar, esta vez a nivel mundial. Ahora es la ONU la que en la Conferencia Internacional sobre Derechos Humanos en Viena (junio 1993) se ve obligada areconocer por primera vez en la historia que los derechos humanos de lasmujeres y nias son inalienables y parte integral e indivisible de los derechoshumanos' . Y la conferencia, seguramente sensibilizada ante la amnesia histrica que debilita la fuerza de una declaracin tras otra, acordaba el establecimiento de un cargo permanente para una relatora especial de la ONU sobre laviolencia contra las mujeres. Est claro que la apreciacin de Virginia Woolfera tan optimista como proftico el pesimismo de Mary Wollstonecraft alcomprobar el escaso xito de la razn a pesar de la evidencia de sus argumentos.

    La obra de Wollstonecraft tuvo la originalidad de constituir la primeraexploracin de los problemas sociales y morales en un momento histricoconcreto, desde un punto de vista que consideraba la humanidad real, afron-^ Vid. Susan FALUDI , BacUash. Th e Undeclared WarAgainst American Women, New York:

    Crown Publishers, 19 91.' Vid. el diario El Pas, 26 de junio, 1993, p. 4.

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    tando con clarividencia las dificultades especficas por razn de gnero. Porprimera vez, una mujer tomaba la pluma para exponer sus propias opinionessin recurrir a subterfugios de forma o de expresin. Sin subversiones solapadas del texto, y sin justificaciones y excusas vergonzantes, como el recurso deadvocar la necesidad econmica o la finalidad didctica o moral de la obra,que de un modo u otro se encuentran persistentemente en la escritura de lasmujeres de la poca.Y no es que en ella no concurrieran ambas premisas, la necesidad econmica y la finalidad didctica; pero animadas del poderoso incentivo que la revolucin haba prestado al pensamiento ilustrado, su punto de arranque, su trayectoria y su finalidad son muy otras. Bajo el estmulo de la necesidadempez a practicar la independencia econmica, que posteriormente sera unode los principios de su enseanza, y sufri en su carne la experiencia de la falta de una educacin que le permitiera conseguirla con dignidad. No puede extraar, pues, el empeo y el ardor con que defiende el que la mujer se eduquecomo un ser autnomo en lugar de como satlite del hombre. Precisamente elhecho de haber vivido personalmente la mayora de las constricciones y agravios comparativos que sufran las mujeres, junto con lo espontneo y apasionado de su temperamento y la lucidez de su juicio es lo que dota a su obra deun aliento que la hace perdurar, a pesar del proceso de solubilidad que Virginia Woolf sealaba.A Vindication ofthe Rights of Wom an* es una obra que interesa, y que seha analizado, tanto desde el punto de vista literario como desde el filos fico ,el de teora crtica, o el sociolgico porque es un texto en el que confluyen, seoponen y se modifican diversos discursos. Constituye, asimismo, un eslabnsignificativo de una obra orgnica, bien que inconclusa, tempranamente interrumpida por la muerte.Este principio de organicidad que articula el conjunto de los escritos deMary WoUstonecraft se advierte tanto en el proceso de su pensamiento que vaevolucionando de obra en obra, como en la integracin de teora y praxis, y enla modificacin gradual de aqulla por sta. Del anlisis de su correspondencia, las dos vindicaciones y sus obras deficcin,se desprende la naturaleza desus preocupaciones morales y polticas, y la clarividencia de la dificultad dearmonizar un temperamento emotivo y apasionado con la conviccin de losIlustrados de la total primaca de la razn. Si a ello unimos su desprecio por elprejuicio, su hostilidad al privilegio de la herencia y su fe en la capacidad hu-

    * Mary WOLLSTONECRAFT, A Vindication of the Rights of Woman; John Stuart MILL , Th eSubjection ofWomen, L ondon: Dent, 1982 (1929). L as sucesivas referencias a la obra aparecen enel texto con los nmeros de las pginas entre parntesis.415

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    mana de progreso, en el poder del libre albedrfo they alone are subject toblind authority who have no reliance on their own strength. They arefree whowill be free (111), exclama en la Vindication ofthe Rights of Wo man y a lavez la conciencia creciente de la impermeabilidad y la resistencia social alcambio, tendremos una idea aproximada de lo complejo de su personalidad ylo arduo de su tarea.

    Mary Poovey en su obra The Proper Lady and the Woman Writer^ haceun detallado anlisis de la obra de Mary Wollstonecraft en el que, si bien susjuicios puntuales son precisos y acertados, la tesis general que los enmarca esdifcilmente aceptable. Poovey se esfuerza en mostrar la fisura nunca resueltaentre razn y sentim iento, traducida a su juic io en la incohe rencia de su dis-curso, en el que la argumentacin racional sera una y otra vez minada por unsentimentalismo burgus que le impedira la conclusin lgica y, en conse-cuencia, debilitara el radicalismo del mensaje. Insistentemente resalta, a ve-ces de manera forzada, esta supuesta incoherencia reforzndola con docum en-tos extracontextuales, como cartas de la adolescencia o de circunstancias de suvida en las que expresa estados de nim o em ocionales lejos de la racionalidaddefendida en las vindicaciones. Ahora bien, teniendo en cuenta la rigidez delas convenciones sociales de la poca y los obstculos y prohibiciones de todotipo que cercaban la actividad de las mujeres y, a pesar de ello, la vida perso-nal de Wollstonecraft marcada por rupturas y audacia extremas, no puede enabsoluto extraar que se debatiera en oscilaciones em ocionales y sentimientosencontrado s. Parece por ello a todas luces injusto tachar de fracaso su proyec-to y achacar ese fracaso a una pretendida fractura irreconciliable entre la aspi-racin de Wollstonecraft a la autonoma intelectual y la independencia de es-pritu con su conformacin burguesa y sentimental^. Es necesario, adem s, unenfoque c rtico en sus justo s trm inos que analice las contradiccione s, queevidentemente existen, como los pasos necesarios de un largo proceso, anhoy no culminado, de exploracin y defnicin de la identidad de la mujer enel marco de una organizacin social claramente opuesta a cualquier afirma-cin de autonoma femenina.

    ' Mary POOVEY, The Proper Lady and the Wom an Writer. Ideology as style in the works ofMary WoUstonecra, M ary Sh elley, and Jane Austen, C hicago & London: University of ChicagoPress, 1984, cap. 2, M an's Discourse, W oman's Heart: Mary Wollstonccraft's Two V indica-tions.^ Janet Todd expresa sus dudas sobre la interpretacin de P oovey en el capftulo Readingsof Mary Wollstonecraft de su obra Fem inist Uterary History: A Defence, O xford: Basil Black-well, 1988, pp. 103, 104.

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    Quiz sera bueno empezar por un comentario breve a una vindicacinms desconocida, A Vindication ofthe Rights ofAen, publicada annimamente en noviembre de 1790, la primera y ms inmediata respuesta a las Reflec-tions on the Revolution in France de Edmund Burke, y que fue tan popular ensu momento que se reedit casi inmediatamente, en diciembre del mismo ao,la segunda vez ya con el nombre de su autora. Con su obra Burke responda aun discurso de Richard Price, pastor protestante y conocido radical inconfor-mista, con ocasin de la conmemoracin de la Revolucin Inglesa de 1688, laconocida con el nombre de Gloriosa, y que se publicara en 1789 con el nombre Discourse on the Lave of Our Country. En l Price celebraba la promesade la Revolucin Francesa de libertad religiosa y civil. Burke, por contra, ensu respuesta alertaba contra los peligros de la Revolucin con un encendidadefensa de los valores de la tradicin y las costumbres.Del fundamento de la argumentacin contra Burke, lo que aqu nos interesa recoger es la crtica a la obediencia dignificada a las instituciones delestado y el principio de la subordinacin natural de unas personas a otrasque Burke preconizaba y de la que las mujeres eran paradigma. Wollstonecraftdenuncia la falacia del argumento porque, tanto por experiencia personal y familiar como por la observacin social que evidencia su anlisis, saba perfectamente que la sumisin del corazn slo produca dependencia y sufrimiento. Desecha, pues, firmemente el paradigma femenino y lo sustituye poruna descripcin de la naturaleza y de la sociedad humanas fundamentada en lanaturaleza de la actuacin, el carcter y las virtudes masculinas.Wollstonecraft, no obstante, no cae en la simplificacin de percibir elproblema exclusivamente en trminos de gnero. Es perfectamente conscientede que no son las mujeres las nicas que sufren los males del despotismo. Observa y denuncia, por tanto, la importancia decisiva de la variable de la clasesocial en la confguracin del carcter del individuo, afirmando que mientrassean la propiedad privada y el rango social los factores determinantes del valor y de la posicin del individuo, la sumisin ser la regla general. Particularmente vibrante es su denuncia de la consolacin que se le brinda al pobre deque encontrar retribucin en la justicia eterna, el asimismo eterno argumento para aplacar al dbil bajo el sofsma de la humildad de corazn y la sumisin a la voluntad celestial. Para Wollstonecraft la virtud slo puede florecer entre iguales y la sumisin, junto con la condescendencia de la limosnafrente a la exigencia de la justicia degrada tanto al que la sufre como alque la ejerce.

    El anlisis tiene la clarividencia de enfocar la situacin femenina exactamente como situacin, en contraste con el fuerte sentimiento esencialista queimpregna la cultura y los usos sociales de la poca. Para Wollstonecraft, al417

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    igual que los ricos heredan el privilegio aunque fuera luego fuente de debilitamiento por derecho natural de nacimiento, las mujeres adquieren elprivilegio a travs de la educacin que convierte en natural su dependencia del hombre. A diferencia de los ricos, sin embargo, las mujeres no adquieren con l la seguridad en s mismas ni el poder que les permita liberarsede una existencia atrofiada. La pasividad de las mujeres se refuerza a travsde las mismas leyes polticas y econmicas que legitiman la propiedad.Wollstonecraft divisa, as, las conexiones que existen entre la pugna de lasmujeres y la de las clases sociales y de qu modo las categoras de valoracinfemenina que se le inculcan a la mujer emergen de las necesidades de los quegobiernan.El problema radica en que desde su posicin autorial, Wollstonecraft sesita claramente en otro campo del de las mujeres y no muestra excesiva simpata ni comprensin ante esta sumisin que se les ha impuesto. Probablemente por el mismo concepto de situacin que maneja, identifica su tratamiento dela opresin de la mujer con el de los otros grupos sociales asimismo en situacin de dependencia. Imbuida del radicalismo revolucionario de los disidentes, adems de atacar a los que ejercen la tirana, o la defienden de hecho, como en el caso de Burke, flagela a los que se someten: las mujeres que seinclinan ante las virtudes masculinas, los ricos que ceden a la tentacin de la

    indolencia, el clero que se arrastra ante los poderosos, los pobres que se someten a sus seores. Y en lugar de examinar la situacin que provoca tal sometimiento, dejando de lado la experiencia femenina de incapacidad y frustracin,se pronuncia por la conviccin de que el individuo es capaz de conseguir loque se propone.Para Poovey, a quien sigo en su argumentacin, lo que Wollstonecraft est haciendo, en realidad, es aliarse explcitamente con los valores individualistas y el ideal burgus y tambin puritano de la clase media al menospre

    ciar la indefensin que concibe tan slo como debilidad y fracaso personal.Pero, a mi juicio, es el ideal de la Ilustracin de la fe ciega en la razn y en elpoder de su proyecto emancipatorio, as como de su extensin universal, loque confiere aliento al discurso. La mujer tiene que vencer su vulnerabilidadcon la razn que ha de encauzar activamente los sentimientos. Precisamente laproblematicidad que exhibe la obra de Mary Wollstoncraft pone de relieve, nohoy a posteriori desde nuestra conciencia postmodema sino en su mismo momento histrico, el no cumplimiento del proyecto ilustrado del que la exclusin de la mujer de la categora de sujeto universal, desde su misma gnesis,es clara evidencia.El tono y la voz narrativa no son producto de un sentimiento incontrolado, como se le achaca insistiendo de nuevo en sus contradicciones internas, si-418

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    no los propios de la arenga poltica en cuyo gnero literario y polmico se ins-criben. Calculados para demoler el argumento del contrario, no vacilan en ladesarticulacin argumentativa mediante la acusacin personal o la atribucinde intenciones interesadas al adversario. La irona y el sarcasmo alternan conel tono rotundo y directo tanto de afirmaciones universales incuestionables co-mo de denuncias sociales flagrantes.

    El subgnero elegido, el de la carta abierta, y la explcita alianza que lavoz narrativa establece desde un principio con el sujeto universal masculino^,le permiten adoptar una posicin de total igualdad con el destinatario y desli-garse de cualquier conexin con el gnero femenino. Y aqu est el espinosomeollo de la cuestin: en la naturalidad misma de la exclusin, dada la exactacorrespondencia del sujeto universal con el del gnero masculino. Las muje-res, no solo son designadas como ellas, nunca nosotras, sino incluso selas utiliza para reforzar un comentario despectivo en el que la alianza de gne-ro y clase en la personificacin de la mujer de mundo, reduplica la intencinofensiva*. Por contra, actos positivos como trabajar por incrementar la felici-dad humana mediante la extirpacin del error (53) lo que supone la inter-vencin de la razn, atributo consensuadamente masculino son definidoscontra un paradigma universal masculino que al incluir en el trmino compa-rativo el concepto de la divinidad, excluye an ms radicalmente a la mujer.Tal empresa, escribe is a masculine godlike affection (53).En 1792 Wollstonecraft publica A Vindication ofthe Rights ofWom an, loque hace suponer que era consciente de que las mujeres no quedaban suficien-temente explicitadas como sujetos de derecho dentro del trmino universalMen.En ella insiste en que la condicin de la mujer surge, en primer trmino,de su situacin que no es de ningn modo natural sino adquirida. En segundolugar, demuestra que las actitudes y expectativas que perpetan la debilidadde la mujer estn institucionalizadas a travs de los textos que se erigen en au-toridad. Desde su infancia se les ha instruido para que su concepto de s mis-mas est de acuerdo con el concepto que tienen los homb res de lo femenino y,as, examinando los tratados de educacin escritos por hombres sobre el tema.

    ' I war not with an individual when I contend for the rights of men and the liberty of rea-son. You see I do not condescend to culi my words to avoid the invidious phrase, or shall I beptevented from giving a manly definition of it... (la cursiva es ma). Mary Wollstonecraft, A Vin-dication ofthe Rights ofMen, eds. Marilyn Butler and Janet Todd, Pickering & Chatto Ltd. 1990,p. 7. En las referencias sucesivas a la obra se indican los nmeros de las pginas en el texto entreparntesis.' Even the ladies, S ir, may repeat your sprightly sallies and rctail in theatrcal attitudesmany of your sentimental exclamations. Ibid. p. 8.

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    concluye que stos considenng females rather as women than human creatu-res, have been more anxious to make them allung mistresses than affectiona-te wives and rational mothers (3). No deja de ser interesante la oposicin entre women y human creatures lo que revela la gnesis de la privacin a lamujer de reconocimiento racional y, por consecuencia lgica, de su capacidadde erigirse en sujeto autnomo equiparable en derechos al sujeto universalhombre. El convencimiento mediante una educacin adecuada de que carece de esta facultad est en la base de la desposesin de su identidad como sujeto, ya que el nico sujeto humano es el racional y, por tanto, el masculino, elnico poseedor de la cualidad especfca que lo distingue de los dems seresde la creacin.Reducida al estado de naturaleza, el de la sensualidad y la sexualidad reproductora, la mujer se convierte en una criatura cuyo instinto hay que orientar y encauzar, como se hace con la naturaleza para que no se convierta endestructiva. La educacin llevar a cabo esa funcin encargndose de reprimircuanto se oponga al fn femenino especfico.La trampa es perfecta porque la educacin incita a la mujer a perfeccionarsus artes de seduccin mediante el halago masculino y la promesa del podersobre el corazn de quien detenta el poder mismo. Toda la educacin de Sop-hie, el tratado educativo de la mujer por excelencia de la poca, gira en tomo a

    este principio. Ahora bien, la seduccin es, como la naturaleza, peligrosa fuerade sus cauces, y la educacin determinar cules son esos cauces y cules losmedios de asegurarlos con frmeza. De este modo, una vez convenido que elpapel de la mujer es complacer y seducir al hombre y reinar en su corazn, esel hombre el que determina la naturaleza y los lmites de la complacencia, laseduccin y el reinado. Para evitar las extralimitaciones fijar sutilmente lostrminos explcitos: la complacencia mediante la bondad, la sumisin, la dulzura, etc.; y los implcitos mediante la gratificacin de los aspectos menosnobles de la persona: la sensualidad y el sexo. Los trminos de la doble moral estn ya garantizados. La educacin ser el difcil arte del equilibrio y seorientar a la represin femenina en aras de una pretendida virtud llamada aestablecer las fronteras.En realidad, la educacin as concebida cumpla simultneamente unafuncin defensiva porque permita al hombre dominar cuanto de turbulento eirracional perciba en el fondo de s mismo mediante su proyeccin en otro serlo suficientemente semejante como para posibilitar la proyeccin, y lo suficientemente diferente y dbil y en virtud de ello inferior como para posi

    bilitar el dominio.Toda la Vindication ofthe Rights ofWoman est fundamentada en el empeo de exponer la trampa del argumento. Wollstonecraft, una y otra vez, des-420

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    de uno y otro ngulo, da vueltas al mismo objetivo: recuperar la racionalidadpara la mujer, lo nico que puede devolverle su identidad como sujeto libre,igual al hombre que se la ha usurpado. Y ello hacindole caer en la cuenta dela trampa que suponen el halago de la seduccin de la belleza y la sensualidadque al debilitar y atrofiar su entendimiento la colocan en su posicin de subordinacin.Mary Wollstonecraft se educ en la confesin evanglica y este espritu,profundamente religioso, impregna toda la obra. La moralidad y el ejerciciode la virtud son preocupaciones constantes y argumentos que esgrime con frecuencia en defensa de la libertad de las mujeres para pensar, decidir y actuarracionalmente con independencia de los hombres. A ellos les achaca la responsabilidad sobre la inmoralidad y sensualidad de que acusan a las mujeres,aduciendo que la educacin a que las someten es la causante del vicio que denuncian. Si a la mujer se la educa como una esclava de la sensualidad cmose va a requerir de ella que resista tal sensualidad en las ocasiones ms peligrosas. Debiera en cambio esperarse ms modestia de los hombres, puesto queejercitan ms su inteligencia (137). Su protestantismo le lleva asimismo a noadmitir interferencia de otra mediacin entre ella y Dios, ...becoming depen-dent only on Him for the support of my virtue, I view with indignation, themistaken notions that enslave my sex, afirma; y contina: I love man as myfellow; but his sceptre, real or usurped, extends not to me unless the reason ofan individual demands my homage; and even then the submission is to reasonand not to man (41).Su preocupacin por la primaca de la razn le lleva incluso a afirmar queuna verdadera relacin matrimonial debe basarse sobre la amistad, el lazo queconsidera ms sagrado, contraponindolo a la pasin e incluso al amor, queconsidera sentimientos siempre efmeros. En un pasaje escribe que el amor slo existe en esta tierra en la apasionada pluma del genio, en imaginacionesexaltadas que han bosquejado peligrosas fantasas (81), llegando a afirmar queen el matrimonio es preferible que no exista, porque de ese modo los padres sepreocuparn mejor de sus hijos. La posibilidad de independencia econmicaque procurara a las mujeres el ejercicio de una actividad remunerada las librara de recurrir al matrimonio como a una forma de prostitucin solapada, esdecir como medio de procurarse el sostenimiento econmico (162).Una parte sustancial de la Vindication es la polmica con Rousseau.Wollstonecraft toma uno por uno los puntos que configuran la concepcin dela mujer de Rousseau y los va demoliendo sistemticamente.

    Rousseau afirmaba que la mujer era dbil y pasiva porque su fuerza corporal era menor que la del hombre y de ah deduca que haba sido creada parasometerse a l, sindole grata, lo que constitua el fin de su existencia. La mu-421

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    jer utilizaba su debilidad para conseguir la proteccin del hombre. Y ello, me-diante la excitacin de sus deseos, lo que le converta en un ser dependiente deella para satisfacerlos. Rousseau legitimaba esta interdependencia en una leyinmutable de la naturaleza que Wollstonecraft califca de alucinacin de la ra-zn (87).De la demostracin de Rousseau de que el hombre y la mujer no poseanigual temperamento y carcter, se segua por la lgica del mismo argumento,que no deban ser educados del mismo modo. La educacin de la mujer debasiempre ser relativa a los hombres, en funcin de la misma relatividad de suposicin, y ello haba de ser inculcado desde la infancia. El hombre deba de-sarrollar sus poderes corporales y la mujer sus encantos personales. ParaRousseau, la educacin no consista sino en estimular una propensin primaray esta propensin la demostraba con la observacin de la distinta ndole de lasaficiones de los nios y las nias desde su infancia, stas a las muecas y losvestidos, aqullos a los deportes y juegos activos y ruidosos. Wollstonecraftreplicar que es la educacin la que fomenta la tendencia de las nias y achacaal ambiente francs, en el que Rousseau se mova, y al que califica de frivoloy licencioso algo, por cierto, muy ingls la obsesin sensual que fomentala escuela de la coquetera y el artificio. Wollstonecraft se lamenta de que lanaturaleza, a la que el filsofo francs tanto alude y exalta, acte como ma-drastra en vez de madre en esta segunda creacin de la mujer, al educar alas nias por la fuerza en el decoro y la contencin, caso de que estas cualida-des no fueran en ellas todo lo naturales que se requiriese.

    A la recomendacin que el filsofo propone a la mujer de emplear la as-tucia y dems ardides del gnero otorgados como compensacin justa a sudebilidad fsica, dado que no posee otras armas a su favor ms que la astucia yla belleza como medio de regular al hombre, Wollstonecraft respondecon la tica: Greatness of mind can never dwell with cunning (94). Exponeadems la inconsistencia de la paradoja rousseauniana de que, segn el ordende la naturaleza, el marido sea el maestro y reclame obediencia, pero segn elmismo orden de la naturaleza, ella deba dirigirlo manteniendo su autoridad so-bre su corazn y empleando para ello las artes de la coquetera. Wollstonecraftcontrapone este texto con otro del filsofo , de nuevo contradictorio, en el quereconoce la naturaleza temporal del amor y su necesaria sustitucin en el ma-trimonio por una relacin de amistad ya que en la institucin matrimonial lamujer es ante todo madre. Se pregunta entonces si el mtodo recomendado enel caso anterior es el ms indicado para alcanzar el objetivo del segundo esta-dio del matrimonio, como compaera y madre juiciosa.La crtica a Rousseau concluye con una vibrante declaracin de rebelincontra todo poder basado en prejuicios y con una no menos vibrante apelacin422

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    a la confianza en las propias fuerzas. They are free who will be free!(111), exclama, aunque el ardor no le oculta que esta libertad tiene un precioque ha de pagarse, afirma, to the last farthing.Mary W ollstonecraft pag realmente muy caro su independencia de espritu y la osada de coger la pluma y escribir un tratado ideolgico actividadreputada como masculina para defender a las mujeres. Muchas de ellas, porotra parte, cegadas por el brillo fatuo del halago y la apelacin a una nocinde la feminidad ornamental e idealizada, consideraban que no necesitaban serdefendidas, como la propia autora de la Vindication haba observado: ...Be-coming the slave of her own feelings she is easily subjugated by those ofothers. Thus degraded her reason, her misty reason! is employed rather tobumish than to snap her chains (111).De nuevo es interesante observar la voz narrativa y constatar que su vibrante defensa de la mujer se lleva a cabo, como en la obra anterior, desde eldiscurso masculino imperante. A Vindication of the Righs of Woman se abrecon una afirmacin de principios que establece la polaridad retrica entre eldiscurso del racionalismofilosficoy el de la ornamentacin literaria. Wollstonecraft se pronuncia explcitamente por el primero, desdeando el segundo. Iwish to speak the simple language of truth, and rather to address the head thanthe heart (31). Al asociar aqul con la cabeza y a este ltimo con el corazn, aaqul con la verdad, y a ste, por implicacin con lo que no lo es, no hace sinoreforzar la estructura de oposiciones binarias que subyace al pensamiento de laIlustracin y que conceptualiza a la mujer como el polo negativo del hombre,como aquello que el hombre no es. Su objetivo es la liberacin de la mujer delas falsas concepciones acuadas de su gnero. Tanto de las identifcables fcilmente en el prejuicio masculino, las menos peligrosas precisamente por serdetectables, como de aquellas que al haber sido interiorizadas por la propia mujer, ni siquiera ella es consciente de que estn construyendo su identidad en elsentido de la fantasa masculina, como la argumentacin con Rousseau pone derelieve.El problema es que el paradigma, como ocurra en la anterior Vindica-tion, la de los derechos de los hombres, en la que hombres era literalmente el paradigma de sujeto universal, sigue siendo el sujeto masculino al quela mujer tiene que aproximarse. Wollstonecraft no solamente aboga por eldiscurso m asculino de la razn, expresado en una retrica masculina, enrgica y dinmica sin concesiones a la ornamentacin estilstica, sino por unaeducacin masculina de la mujer y una consideracin masculina del problema. En este sentido, aunque insiste en el carcter cultural y construido de lamal llamada naturaleza femenina y lo explora desde el concepto de grupo so-

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    cial, analizando diferentes grupos de mujeres: las romnticas, las ignorantes,las ociosas, la voz narrativa se identifica con los crticos masculinos', se dirige a los hombres, a los que interpela para que liberen y as dignifiquen a lamujer'*^ y erige, en definitiva, al hombre y a las virtudes masculinas como modelo de lo hum ano".Esta posicin autorial resulta hoy y result en su momento ambigua yproblemtica. En el Prefacio de la Vindication afirma:I wish to persuade women to endeavour to acquire strength, both of

    mind and body and to convince them that the soft ph rases, susceptibility ofheart, delicacy of sentiment, and refinement of taste, are almost synoni-mous of weakness (5).

    Al criticar esta nocin equivocada de la excelencia de la mujer comotextualmente escribe, est atacando toda la ideologa sobre la feminidad quese haba ido desarrollando a lo largo del siglo y que ella misma haba absorbido y cultivado, como demuestra su primera novela, Mary: A Fiction. En lavindicacin se retracta claramente, dejando bien explcito que la inferioridadintelectual de la mujer se debe sin duda alguna a la opresin masculina, perotambin a una nocin de sensibilidad femenina radicalmente errnea y responsable en buena medida de esa misma opresin. Sexualidad y pasin, los ocultos sinnimos de la sensibilidad'^ son la trampa que la naturaleza tiende a lasmujeres y el nico modo de librarse es a travs de la razn.Pero WoUstonecraft al reclamar para s el discurso de la razn que loshombres, por muy admiradores que fueran de la escritura femenina, sobre to-

    ^ After surveying the history of woman I cannot belp agreeing with the severest satirst,considerng the sex the weakest as well as the most oppressed half of the species. What does history disclose but marks of inferiority...? p. 39.'" Es muy frecuente este tipo de interpelacin a los hombres en favor de las mujeres: Cultvate their minds..., teach them... (41), make them free... (194), malee women rational creaturesand free citizens... (197).' ' From every quarter have I heard exclamations against masculine women, but where arethey to be found? If by this appellation men mean to inveigh against their ardour in hunting, shoo-ting and gaming, I shall most cordially join in the cry, but if it be against the mitation ofmanlyvirtues, or more properly speaking, the attainment of those talents and virtues, the excercise ofwhich ennobles the human character, and which raisesfemale in the scale of animal being, whenthey are comprehensively termed mankind, all those who view them with a philosophic eye must,I should think, wish with me, that they may every day grow more and more masculine. (4) (Lacursiva es ma).'^ Vid. Janet TODD, The Sign ofAngellica, London: Virago, 1989, p. 241.424

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    do de algunas fminas escritoras, se haban reservado, estaba infringiendo peligrosamente los trminos de un acuerdo tcito. Su atrevimiento y la claridadde sus objetivos barrieron literalmente la caballerosidad masculina y pusieronde relieve, sin tapujos, la naturaleza del prejuicio. La resea que recibi laVindication ofthe Rights ofWoman en la Critical Review deca as:

    Women we have often eagerly placed near the thione of literature,but if they seize it, forgetful of our fondness we can hur them from it'^.Por otra parte, la vindicacin, con todo lo vibrante de su defensa de unanaturaleza racional para la mujer, con el consiguiente reconocimiento de su

    identidad de sujeto, no establece la consecucin del objetivo que nunca rebasael estadio de proyecto. Como afirma Jane Moore en un sugerente anlisis de-constructivo de la obra'**, el desenlace se difiere incesantemente sin jamsconcluir. Lo que late vibrante es el aliento perenne del deseo, de la exhortacin, pero a pesar de la urgencia de la apelacin a la recuperacin del reconocimiento de sujeto, su consecucin se remite a un futuro harto improbable, lleno de condiciones, cuando la mujer cobre conciencia de su capacidad racional,cuando se libere de la trampa de la sensualidad y el halago, cuando el hombrela eduque en la libertad, cuando...Entre las dos vindicaciones y la ltima obra, la novela The Wrongs ofWoman^^, se produce un cambio significativo. Comentaba al principio lamodificacin que la praxis va ejerciendo sobre la teora a lo largo de la viday la obra de Mary W ollstonecraft. Aquellas se escribieron en la atmsfera yel crculo de los radicales disidentes entre los que Mary se mova y trabajaba. En pleno fervor revolucionario, en el clima de expectacin de libertad yprogreso prometidos por la razn que alentaba en los ambientes ilustrados.Esta ltima, inacabada, y publicada slo postumamente, se escribe tras elperiodo del Terror, vivido personalmente en Francia, con el regusto amargode una pasin consumada y exhausta, la experiencia del desamor y el abandono, la soledad, una hija ilegtma y dos intentos de suicidio.

    " Cit. en Jane SPENCER, The Rise of the Wom an Novelisl. From Aphra Behn to JaneAusten, Oxford: Ba sil Blackwell, 1986, p. 100.'^ Jane MOORE, Promises, Promises: the Fictional Philosophy in Mary Wollstonecraft'sVindication ofthe Rights of Woma n en The Feminist Reader. Essays in Gender and the Politics ofUterary Criticism, eds. Catherine Belsey and Jane M oore, London: Macm illan, 1989, pp. 156-173." Mary WOLLSTONECR AFT, Mary an d The Wrongs of Woman, Oxford: Oxford UniversityPress, 1991 (1976). En todas las referencias a la obra las pginas van en el texto entre pa rntesis.

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    El cambio que se advierte hacia una revaloracin del sentimiento comonorma de conducta, se inscribe, pues, tanto en la propia experiencia vital de laautora como en el escepticismo ante la evidencia de que ni el celo revolucionario ni el nfasis en la razn parecan conducir a reformas inmediatas encuanto a la consideracin de la mujer se refera'*.En este sentido, The Wrongs of Woman puede leerse como una reconcep-tualizacin literaria de los argumentos filosficos de la obra precedente TheRighs of Woman. Ambas comparten idntico proyecto: el mostrar the miseryand oppression peculiar to women, that arise out of the partial laws and cus-toms of society como en la novela se afirma (73). Pero la focalizacin esradicalmente distinta. Se ha producido el reverso de las oposiciones binariasfilosofa/literatura, enguaje abstracto/ornamental, verdad/ficcin, masculino/femenino. La mujer pasa de constituir el objeto de anlisis, cuya situacinse disecciona desde fuera, a erigirse ella misma en sujeto y explorar su situacin desde el ncleo de su experiencia femenina. En lugar de apropiarse de loselementos masculinos y de identificarse con el discurso falocrtico de la razn, elegir los que socialmente han construido la nocin de sensibilidad femenina para mostrar desde ellos su carcter opresivo y explotador.La identificacin entre la autora y la voz narrativa es evidente en este texto. Elementos autobiogrficos, identificacin nominal de herona y autora, y elrelato confesional en primera persona que constituye el ncleo de la obra, confluyen en una perspectiva claramente diferenciada de la posicin autorial yconceptual de las dos Vindications. La voz narrativa en The Wrongs of Womanmanifiesta una opcin que incluye la experiencia femenina desde la solidaridad con el gnero, muy lejos de la distancia que exhiba en las Vindications.El tono tambin ha cambiado. En esta obra es comprensivo y surge de una empatia situacional muy lejos de la irritada exasperacin que destilaba en las anteriores.Paralelamente se desvanece el modelo masculino y la peripecia articularen toda su crudeza la indefensin absoluta de la mujer en una sociedad cuyaconfiguracin misma, junto con las leyes que sostienen su existencia, le esprofundamente hostil. Combina, de este modo, el anlisis de la experiencia in-

    '* Vid. el estudio sobre el fraude de las expectativas de reconocimiento de los derechos dela mujer llevado a cabo por la revolucin francesa y el trgico destino de mujeres como Olympede Gouges o Madame Roland, en las Actas del Seminario permanente Feminismo e Ilustracin1988-1992, Madrid: Instituto de Investigaciones Feministas, Universidad Complutense, 1992,particularmente los artculos Revolucin Francesa y crisis de legitimacin patriarcal de CeliaAmors, pp. 155-162, y La radical universalizacin de los Derechos del hombre y del ciudadano: Olympe de Gouges de Alicia Puleo, pp. 215-220.426

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    dividual con una nueva dimensin de solidaridad e identidad de grupo, a travs del reconocimiento de una experiencia de subordinacin compartida. Conello el examen de la subjetividad adquiere una dimensin y un significado derepresentatividad transubjetiva.La novela presenta a dos mujeres, Maria y Jemima, igualmente victimiza-das, aunque por razones distintas debido a sus circunstancias, particularmentea su entorno social. La diferencia social subraya la universalidad de la condicin femenina que, a diferencia de los hombres, trasciende los lmites de clase. Maria est recluida a la fuerza en un psiquitrico por un marido que pretende incapacitarla legalmente y desposeerla, as, de su fortuna. Jemima, laceladora, ha llegado al mismo lugar por la va harto conocida de la perdicinfemenina: abandono en la infancia-pobreza-violacin-mayor abandono-mayorpobreza-prostitucin. Si en The Rights of Woman, WoUstoncraft haba denunciado la prostitucin legalizada en el matrimonio, en The Wrongs of Wom anmuestra lo plausible del hecho y la reduccin de la mujer a puro objeto detransaccin econmica, en la relacin que describe entre Maria y su esposoquien no vacila, cuando llega el caso, en ofrecerla a un amigo a cambio de unprstamo.Matrimonio y seduccin aparecan tradicionalmente en la novela de lapoca como los polos de referencia del paradigma de retribucin a la virtudfemenina. El matrimonio, como premio a la herona que sorteaba con inteligencia los obstculos y avatares del crecimiento, coronaba su integracin social y constitua el centro de gravedad en tomo al cual giraba la peripecia. Ensus mrgenes, el otro polo apenas si se insinuaba ms que como contrapuntoamenazador, disuasorio frente a la transgresin de la norma. Situacin sin retomo, la distancia entre la mujer de ambos campos era insalvable. WoUstone-craft va a subvertirlos, construyendo una inslita historia de solidaridad entremujeres en la que Jemima facilita la huida de Maria.La novela subvierte, adems, la historia clsica de la seduccin, considerada como perdicin y deshonra y, como tal, tratada. Con ello dota de carnadura a un tema tambin tratado en la Vindication. Si a la mujer se la educa enel exclusivo arte de agradar al hombre y seducirlo, qu ocurrira cuando porcualquier evento la erosin del tiempo, la sensualidad del marido perdiera el favor de ste? En la reclusin del psiquitrico, Maria, separada de su hijarecin nacida, aislada, con Rousseau por toda compaa, proyecta ilusoriamente las virtudes de St. Preux, el protagonista masculino de La Nouvelle He-loise, en un desconocido recluso, el nico ser normal encerrado en la celdacontigua y con quien inicia una relacin subrepticia. La irona no puede serms patente. La prisin de Maria es simblica de la mujer en un mundo al quedefine como una vasta prisin en la que es esclava por nacimiento. Maria

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    es metfora de la mujer confnada, sin actividad que ensanche su mente, tandenunciada en la Vindication of the Rights of Wom an, sin posibilidad de ac-cin libre, a merced no slo de caer vctima del engao de un otro sino del delos propios sentimientos'^. Si Wollstonecraft muestra a su herona la primeravez engaada premeditadamente por un hombre que abusa de sus sentimientosms nobles, la segunda vez es vctima de una ilusin romntica producto de sureclusin y de sus lecturas sentimentales, peligro este ltimo asimismo adver-tido en la Vindication.Adems de atreverse a elegir como argumento el tema tab de la seduc-cin y el adulterio, la novela reivindica el reconocimiento y el derecho de lamujer a su sexualidad. Habamos visto en la Vindication la desconfianza glo-bal de su autora hacia cualquier tipo de sentimiento, incluido el sexual, lo quejustificaba afirmaciones tales como que un matrimonio desgraciado era msventajoso para la familia porque una madre abandonada era, en general, mejormadre, naturalmente siempre y cuando se la hubiera educado de una manerams racional y menos sentimental. Por boca de Mana, Wollstonecraft va a ex-presar ahora sin el menor reparo la repulsin que experimenta cuando novelis-tas y moralistas ensalzan a la mujer por la ausencia de pasin que supuesta-mente caracteriza su constitucin femenina, afirmando la imposibilidad, amenos de caer en la depravacin, de siquiera intentar complacer a un marido oa un amante but in proportion as he picases us (153).El permitirse mostrar sin ambages en una novela que los sentimientos in-fluyen explcitamente en la actuacin de la mujer en la vida es, as, a la vez re-belin contra el estrecho concepto social de la feminidad y exposicin y de-nuncia de la incongruencia de tal reducccin de lo femenino. Pero an sedesvela una reduccin adicional y es la constriccin dentro de los sentimientosa los que se ha encogido el arquetipo femenino, a los conducentes a la abnega-cin y al sacrifcio. En el juicio que sigue a la huida de los amantes, el juezcondena a Maria por esta razn, aludiendo a la falacia de permitir que las mu-jeres utilizaran sus sentimientos como justificacin de sus actuaciones con elargumento de que ello abrira las compuertas de la inmoralidad, porque Whatvirtuous woman thought of her feelings? (199).

    La novela result explosiva al dinamitar por su base el ncleo mismo de laesencia femenina. Ciertamente The Wrongs of Woman era un autntico alegatocontra una nocin opresiva e hipcrita de sensibilidad femenina y a favor delderecho de la mujer a su libertad amorosa y sexual, fruto de la autntica sensi-bilidad. El problema radicaba en la extensin del juicio moral del sentimiento

    " Vid. Jane SPENCER, op. cit. p. 135.

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    al acto. Si aqul era autntico ste debera ser conceptuado como bueno. Portanto una relacin amorosa basada en un sentimiento genuino era moralmentelegtima, en tanto que situaciones socialmente sancionadas como tal, eran dehecho moralmente indignas. La protagonista de The Wrongs ofWoman en ningn momento se culpabiliza sobre lo que en la novela sentimental constitua eldelito moral sin redencin posible. Al contrario, como sugiere Felsky'*, con laexploracin y la afirmacin de su subjetividad, explcitas en el gnero confesional, apela a una autoridad ms alta que la de la convencin social.Su publicacin levant un indescriptible escndalo, no, como pudiera parecer, por situaciones escabr'-sas, ya que era en ese sentido irreprochable, sinopor su contenido ideolgico que i-astocabade modo imposible el ncleo mismo de la estructura patriarcal.Publicada tras la muerte de Mary, irritantemente la ms femenina de todas las muertes, de septicemia postpueral, por Godwin, el filsoforadical conquien haca tan slo unos meses que haba contrado matrimonio, levant unaformidable polmica. En el clima de pnico nacional ante el rumbo que tomaban los acontecimientos en Francia, a Godwin no se le ocurri nada mejor quepublicarla con un libro. Memorias, en el que haca un re-ato del carcter de sumujer y relataba su vida. Comentaba en l ampliamente sus amores, sus intentos de suicidio al verse abandonada por su amante, el americano Imlay, conuna hija, y la abdicacin de sus creencias religiosas. La reaccin del pblico,no es necesario explicar, fue de horror y fascinancin morbosa. Se desat unacampaa de prensa de insultos a su persona y de denigracin de sus ideas,achacando a estas ltimas las causas de su escandalosa conducta. Sus obrasfueron proscritas como peligrosas y se produjo una reafirmacin social respecto al carcter nocivo de las ideas avanzadas y, en consecuencia un retrocesoen el arduo camino de la emancipacin femenina. No falt siquiera la apostillade un reverendo clrigo remachando las diferencias imposibles que determma-ban la distincin entre los sexos al establecer el destino de las mujeres ligadoa su peculiar naturaleza, de lo que la muerte de Mary WoUstoncraft era pertinente ejemplo.Hay que decir que la responsabilidad de Godwin en todo ello no fue poca.El propio retrato que ofreca de su mujer no hizo el menor servicio a la causaque Mary haba defendido con tanto apasionamiento y energa. En una segunda edicin, con algunas modificaciones y aclaraciones para apaciguar los nimos, minimizaba su perfil intelectual y su aportacin ideolgica, resaltando a

    " Rita FELSKY, Beyond Feminist Aesthetics. Feminist Literature and Social Change, Cambridge, Mass.; Harvard University Press, 1989, p. 104.

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    cambio sus dotes de intuicin, y un detalle interesante describiendo conqu perfeccin este tipo de conocimiento intuitivo, femenino, completaba elsuyo propio, abstracto y filosfico. La cita, no tiene desperdicio:

    The strength of her mind lay in intuition. She was often right, by thismeans only, in matters of mere speculation... and yet, though perhaps, inthe strct sense of the term, she reasoned little, it is surprsing what adegree of soundness is to be found in her determination. But if this qualitywas of use to her in topics that seem the proper province of reasoning, itwas much more so in matters directly appealing to the intellectual taste. Ina robust and unwavering judgement of this sort, there is a kind ofwitchcraft^^.

    El crculo se cerraba de nuevo. Lo de menos eran los argumentos que seesgriman, tan pronto los de la razn como los de la irracionalidad. Con la al-garaba y el escndalo lo que se propona, y se consigui por un tiempo, erasofocar la amenaza de la emergencia de un sujeto femenino con la osada deafirmarse como tal, con pretensiones de independencia de criterio, de capaci-dad de agencia y de igualdad ante la ley. Asombra, una vez ms, la persisten-cia con la que el hombre prefiere abandonar la senda de la racionalidad encuanto se siente amenazado, consignando al mundo oscuro de la naturaleza, ala brujera, cuanto hace tambalear su lgica.La obra de W ollstonecraft anticipa, as, y evidenc ia en toda su crudeza, laproblematicidad ontolgica de la mujer como sujeto, sea cual sea el modelo deidentidad que se proponga, el de la igualdad o el de la diferencia. Y demuestraque, sea cual sea la opcin , en virtud de la conceptua lizacin que se lleve a ca-bo de su naturaleza, la cuestin es finalmente poltica. La autora lo entendiperfectamente. Si su Vindication ofthe Rights ofWom an es un discurso polti-co, su novela The Wrongs of Woman no lo es m enos. En primer lugar, a travsde la escritura se confiere realidad a una experiencia de mujer silenciada y su-primida y, por tanto, socialmente invisible. En segundo trmino, a la vez queacenta la dimensin personal y subjetiva de la experiencia, est resaltando yponiendo en evidencia la naturaleza institucionalizada de la opresin sexual.En definitiva, a travs de dos modos diferentes de argumentacin trata de per-suadir a hombres y mujeres de la legitimidad de la crtica de la sociedad pa-triarcal.

    " Cit. en Claire TOMALIN, The Life and Death of Mary Wollstonecraft, Harmondsworth:Penguin, 1985 (1974), p. 294. La cursiva es ma.430