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    Arte, Individuo y Sociedad ISSN: 1131-5598Vol. 14 (2002): 121-149

    Cuerpo y arte corporal en la posmodernidad:

    las mujeres visibles

    PATRICIA MRQUEZ

    Resumen:

    El nuevo entramado de relaciones sociales, culturales, polticas y econmicas queplantea el contexto posmoderno, introduce, tras la cada de la gnesis universal delsujeto nico e indivisible de la Modernidad (blanco, masculino y heterosexual), laexistencia de la fragmentacin y multiplicidad del sujeto, as como de impulsos cultu-rales muy diversos situados en los mrgenes de la cultura (etnias, feminismos, disca-pacitados).

    Frente a la alienacin del sujeto moderno, el tiempo posmoderno ofrece la problem-tica de la dispersin, la multiplicidad de sentidos y la disolucin de las nociones diacrni-cas de tiempo y de espacio que se incorporan al mundo virtual.

    Los lmites entre los distintos gneros artsticos se quiebran, y surgen, en torno al cuer-po toda una serie de manifestaciones que reflejan las paradojas de la sociedad posmoder-na, y su necesidad de resignificacin de las construcciones sociales binarias.

    En el arte corporal de las mujeres, el cuerpo adquiere el valor de la presencia activa,de la posibilidad de unin de lo sensible y lo inteligible, casi como lugar de resistenciapoltica, espacio para la reflexin y resignificacin de los signos que excluyen a las muje-res, y que a travs del arte corporal acceden a una visibilidad no cosificada por la miradaandrocntrica, lugar de encuentro de lo pblico y lo privado, en un cuerpo capaz de aunarlo personal y lo poltico.

    Palabras clave: posmodernidad, cultura, cuerpo, tiempo, espacio, feminismo, muje-

    res, arte corporal, signo, sentido, deconstruccin.

    Abstract:

    The new network of social, cultural, political and economic relationships posed by theposmodern context introduces, after the fall of the universal genesis of the single , indivi-sible subject of Modernity (white, male and heterosexual), the existence of the fragmenta-cin and multiplicity of the individual, as well as highly diverse cultural impulses situatedaround the borders of culture (ethnic groups, feminism, the handicapped).

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    As contrasted whith the alienation of the modern individual, posmodern times offerthe issues of dispersin, multiplicity of feelings and the dissolution of diacronic notions oftime and space that are included in the virtual world.

    The boundaries between the different artistic genres are broken down, and a wholeseries of manifestations emerge around the body; these reflect the paradoxes of the pos-modern society and its need to resignify binary social constructions.

    In the bodily art of women, the body acquires the value of active presence, of the pos-sibility of unifying the sensitive and the intelligible, almost as a place of poltical ress-tanse, an area for reflection and resignifying of the signs that exclude women and which,through bodily art, gain access to a visibility that is not reified by the androcentric gaze, ameeting place for things public and things private, in a body capable of uniting the perso-nal and the political.

    Key words: posmodernity, culture, body, time, space, feminism, women, bodily art,sign, feeling, deconstruction.

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    INTRODUCCIN: POSMODERNIDAD

    La ruptura que inicia la posmodernidad suele localizarse a finales de losaos cincuenta o principios de los sesenta. Tal y como sugiere el propio tr-mino, dicha ruptura se vincula casi siempre con el declive o la extincin delcentenario movimiento moderno (o con su rechazo ideolgico o esttico).

    El trminoposmodernismo tiene su origen en Estados Unidos. Algunosautores1 sealan el punto de partida en cierto giro paradigmtico ocurridoen el seno de las tendencias internas de la arquitectura, en la que se empe-z a poner en tela de juicio el concepto de vanguardia (Mies Van der Rohe,Le Corbusier, Frank Lloyd Wright) con su escisin del concepto de urbani-dad al concebir los edificios de forma aislada, con un esteticismo intelec-tualizado, alejado de la cultura popular, sin buscar una integracin en elcontexto.

    Frente a la Posmodernidad, el Movimiento Moderno se puede caracterizar,en efecto, como una forma de pensamiento dominada por la idea de la exis-tencia de un sujeto nico e indivisible (blanco, masculino y heterosexual), unahistoria del pensamiento, entendida como progresiva iluminacin que se desa-rrolla mediante una apropiacin cada vez ms plena de los fundamentos. LaModernidad se caracteriza a veces como la poca de la historia, en contrastecon la mentalidad antigua o primitiva, dominada por una idea naturalista y

    cclica del curso de las cosas.En la Posmodernidad las categoras de lo nuevo y de la superacin ya no

    tienen vigencia. Lo posmoderno no slo se caracteriza como novedad con res-pecto a lo moderno, sino tambin como disolucin de la categora de lo nuevo,como experiencia delfin de la historia (ante la imposibilidad de experimentarla historia de modo activo), la cual no se presenta, por tanto, como una etapasuperior de la misma: la historia ha terminado porque la idea de una historiacomo proceso unitario ya no es convincente.2 El rechazo de la periodizacinlineal organizada por el sistema hegemnico de la modernidad, ha sido consi-

    derado por los posmodernos como una va que pone en peligro la heterogenei-dad, la posibilidad de convivir bajo el signo de lo diferencial, en medio deldominio de un modelo lgico y cerrado que dificulta las negociaciones sobre lanegacin y el rechazo, as como las probabilidades de transformacin social:

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    1 JAMESON, Fredric. (2001): Teora de la Posmodernidad. Madrid: Trotta. Pg. 24.GEERTZ, C. y CLIFFORD, J. (1992):El Surgimiento de la Antropologa Posmoderna. Barcelona:Gedisa. Pg. 12.

    2 Ibidem anterior. Pg. 15.

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    cuando constitumos nuestra subjetividad individual como un terre-no autosuficiente y cerrado, nos cerramos a todo la dems y se nos con-dena a la ciega soledad de la mnada, enterrada en vida y sentenciada auna prisin sin escape posible.3

    La posmoderna asuncin de la fragmentacin y multiplicidad del sujetodestruye las dicotomas binarias entre interior y exterior, entre represin ycatarsis, la angustia de la alienacin se diluye (propia del Modernismo, encar-nado en la figura del artista maldito incapaz de integrarse en la sociedad, comoVan Gogh), pero, a cambio, surge la ansiedad posmoderna, la dicotoma entrelo virtual y lo real, reflejada en un sujeto multiplicado espacial y temporal-mente, pero que an se encuentra en el terreno de la corporalidad.

    El tiempo posmoderno refleja el advenimiento de una sociedad posindus-trial en la que las antiguas relaciones basadas en la propiedad, la hegemona dela razn instrumental y el capital burgus se quiebran, para dar paso a unasociedad de la informacin y los servicios, dnde surgen las polticas de laidentidad y la diferencia (feminismos, etnias). As, se produce una preeminen-cia de las clases profesionales y tcnicas que provoca una distribucin ocupa-cional del espacio y el tiempo. La gran complejidad del nuevo entramado socialprovocado por la descolonizacin y la globalizacin, origina nuevas formas deinterrelacin de los media, as como nuevas formas de organizacin empresa-

    rial (multinacionales, transnacionales), y especialmente provoca, en palabras deF. Jameson: el campo de fuerzas dnde deben abrirse paso impulsos cultura-les muy diversos, formas residuales y emergentes de la produccin cultural.4

    La Posmodernidad incorpora a sus reservas iconogrficas y estticas todoslos mrgenes de la subcultura, desde loKitsch, a lo popular, las imgenes msburdas de los media o el repertorio publicitario de la cultura de masas. Sinembargo, este proceso no se realiza con nimo de subvertirlo (como ocurre enla Modernidad) y depurarlo con fines metafsicos, sino con el objeto de atra-par su propia sustancia.

    En general, hay en el tiempo posmoderno una reflexin (reflejada en el artecorporal), sobre como el avance cientfico y tcnico ha influido en las dimen-siones espacio-temporales que han adquirido los acontecimientos sociales y lasrelaciones personales. Desde la influencia de hechos distantes sobre aconteci-mientos locales, el acceso a informacin y visin de cualquier parte del mundoen tiempo real, la internautalizacin de las redes informticas, con sus mundos

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    3 Ibidem anterior. Pg. 36.4 JAMESON, Fredrich. (2001): Op. cit. Pg. 28.

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    virtuales y con la aparicin de un nuevo ser humano, el cyborg, que cuestionano ya lo orgnico, lo humano, sino los propios lmites de la ciencia.

    La mezcla en el mundo posmoderno de sofisticacin tcnica, movimientostnicos, incluso sociedades medievales, arte moderno, feminismocrea unaamalgama difcil de globalizar y en la que cada vez ms, se impone la necesi-dad de adquirir una capacidad catalizadora y selectiva de la informacin.

    Quizs, como afirma F. Jameson:

    Hemos sufrido una transformacin del mundo y de la vida que es,en cierto modo, decisiva, pero incomparable con las antiguas convulsio-nes de la modernizacin y la industrializacin. Aunque en cierto sentidosea menos perceptible y dramtica, es ms duradera precisamente porque

    es ms completa y omnipresente.5

    En ste sentido, F. Jameson concibe la posmodernidad no como un estilo,sino, ms bien, como una dominante cultural: perspectiva que permite la pre-sencia y coexistencia de un abanico de rasgos muy diferentes aunque subordi-nados unos a otros.6

    En este entramado cultural, las expresiones del arte posmoderno estarndominadas, en algunos casos, por la ambigedad, entendida como multiplici-dad de sentidos, sentidos que flotan libremente y son impersonales, marcados

    por una peculiar euforia.7

    Sin embargo surgen tambin en la posmodernidad, expresiones artsticasde un sealado carcter antisocial y reivindicativo, en las que, a menudo elcuerpo ser el campo de manifestacin de imgenes y acciones sexualmen-te violentas y de gran crudeza psicolgica, smbolo de la manipulacin yreduccin instrumental sufrida por el cuerpo, por parte de la cultura econ-mica dominante. El arte corporal se reconstituye como un espacio autnomopor derecho propio, capaz de compensar la, cada vez ms extendida imposi-bilidad que sentimos, de forjar representaciones de nuestra experiencia

    actual y de comunicarla en la relacin interpersonal; la distorsin de lopblico y lo privado.

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    5 Ibidem anterior. Pg. 21.6 Ibidem anterior. Pg. 26.7 Una euforia que, como ocurre en algunas canciones de la artista Brjk, puede transmi-

    tir a la vez desesperacin.Tambin,en este sentido, destaca el trabajo de la artista Pipilotti Rist, cuya obra ha sido recien-

    temente expuesta en el museo Reina Sofa, y en la que los significados fluyen en una aparentesuperficialidad idlica, orgnica y casi surrealista, cercana a las producciones del inconsciente.

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    El cuerpo es tambin, el centro de focalizacin de las producciones frag-mentadas de la nueva sensibilidad y cultura visual, en la que las identidades de

    los sectores sociales oprimidos, excludos, como es el caso de las mujeres,encontrarn un lugar para la expresin y, especialmente, para la reivindicacinde la presencia activa.

    El nuevo contexto que propone la Posmodernidad, tras la cada de la gne-sis universal del sujeto nico de la Modernidad, nos hace posible incluir dentrodel arte de accin todos aquellos actos que, alejndose de la rigidez de los cdi-gos establecidos, plantean procesos de transformacin, de exploracin, y deexperiencia del cuerpo, dnde se mezclan lo ritual, lo popular y lo didctico,muchas veces tan slo como situacin experiencial, como mtodo investigador,sin ofrecernos un producto acabado, institucionalizado, pero abriendo el campode las posibilidades y los encuentros entre los distintos gneros (teatro, danza,msica, plstica, deporte), entre los distintos espacios discursivos y fsicos,y, en definitiva, entre la diversidad de los seres humanos.

    Siguiendo sta lnea, la labor feminista en su reivindicacin del valor delos sujetos situados en los mrgenes de la cultura, ha abierto el campo de losnuevos discursos de la diversidad. As, podemos afirmar que:

    como en otros casos de la historia reciente, la llegada de las muje-res a espacios antes vedados para ellas hace preludiar, la llegada de otras

    otredades y la consiguiente alteracin de jerarquas y cnones, inclusodel simple aspecto de las cosas.8

    En este sentido, destaca la labor de mujeres como Reyes Lluch, en su coor-dinacin de propuestas teatrales con gentes que carecen de alguno de los sen-tidos, el odo, la vista o un miembro del cuerpo. A partir de estas limitacionesmanejan, generan un estilo, explorando formas nuevas de estar en escena delas que se derivarn nuevos signos lingsticos.

    La heterogeneidad del panorama social posmoderno actual, hace confluir(a veces tan slo como aproximaciones, como puntos de conexin o desvia-ciones), bajo el signo de la performance, una danza de mscaras Yoruba, unpartido de ftbol, una representacin de Teatro Noh, o una clsica performan-ce posmoderna.

    En general, podemos establecer un claro paralelismo entre la forma comoson entrenados los atletas y el modo en que los performer asiticos componen

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    8 BORJA, Margarita. (1999): El Deseo en la Mano: el Devenir. Escenografas delCuerpo. Op. cit. Pg. 183.

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    sus acciones rituales. En ambos casos la preparacin es transmitida esencial-mente de forma oral, y el perfeccionamiento de la tcnica corporal es muy

    riguroso. As, la evolucin de las Artes performativas Asiticas ha estado his-tricamente conectada con las Artes Marciales, de manera que tambin vemospuntos de analoga entre el mtodo de preparacin para la escena y el procesodedicado a la preparacin del combate.

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    Lo que intentamos plantear, es la creacin de una red polismica en lostiempos posmodernos, de manifestaciones en torno al cuerpo, en las que con-viven las formas ms arcaicas del ritual y el mito, el esteticismo y la transgre-sin de los shows modernos y la reflexin ntima sobre la experiencia corpo-

    ral, como metfora del debate sobre la identidad dispersa del sujetotransmoderno y su necesidad de resignificacin de las construcciones socialesbinarias.

    El cuerpo aparece como centro de debate y de manifestacin, de las para-dojas que acompaan a la sociedad posmoderna, casi como un lugar de resis-tencia poltica:

    El cuerpo es precisamente el campo de batalla del poder, y el ins-trumento idneo para su accin, por su carcter mltiple, impredecible,susceptible de ser usado de formas casi infinitas segn los dictados cul-

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    Arte, Individuo y Sociedad 128Vol. 14 (2002): 121-149

    9 AZPEITIA GIMENO, Marta (2001): Viejas y nuevas metforas. Feminismo y Filosofa avueltas con el cuerpo. Piel que habla. Viaje a travs de los cuerpos femeninos. Barcelona:Icaria. Pg. 274.

    10 Vase, FOUCAULT, Michel (1978): Vigilar y Castigar. Madrid: Siglo XXI. Pg. 141- 173.( 1999 ).Biopoltica. La liberacin de los cuerpos en la Modernidad. Madrid: Pennsula.11 Cita tomada de la conferencia ofrecida por Fernando Brcenas sobre el dolor, en el

    Master de Arte Terapia de la facultad de Educacin de Madrid, en enero del 2002.12 Inclusive el lenguaje no es ms que uno de los registros expresivos de lo corporal (glo-

    tis, paladar, cerebro, etc.).13 AZPEITIA GIMENO Marta (2001): Viejas y Nuevas Metforas: Feminismo y Filosofa a vuel-

    tas con el cuerpo.Piel que habla. Viaje a travs de los cuerpos femeninos. Barcelona: Icaria. Pg. 263.14 DERRIDA, Jacques (1984):De la Gramatologa. Madrid: Siglo XXI. Pg. 17-18.

    turales. Adems el poder se centra en el cuerpo porque ste supone siem-pre un peligro potencial, la accin del poder sobre l tiene que ser reite-rada, nunca es definitiva.9

    El cuerpo surge como la condicin humana, como ese lastre que se impo-ne a los intentos de abstraccin y de control biopoltico10, incubados al amparodel dominio de la razn instrumental, generada por los discursos hegemnicosde la Modernidad.

    Es por el cuerpo que somos seres inscritos en lo temporal y lo material:somos tiempo; el tiempo que nos recorre y el espacio que nos envuelve11, sinembargo, a partir de la disociacin entre mente y cuerpo que surge con laIlustracin, y con la consiguiente alienacin que esto produce, aparece la habi-

    tual, inevitable sensacin de extraeza que todos sentimos hacia nuestros latidos,nuestras secreciones, nuestras tibiezas. Extraeza que de pronto nos inunda comoreintegracin catastrfica en casos de enfermedad o accidente. Relacionada condicha alienacin, est la habitual manera de referirnos al cuerpo como algo quese tiene, disfrazando el hecho de que en realidad se es el propio cuerpo12.

    As, tras los intentos por parte del pensamiento moderno de independizaral sujeto del cuerpo, destruyendo toda la simbologa referida a ste, reivindi-camos en la Posmodernidad un sujeto que tambin es cuerpo (quizs, que essobre todo cuerpo). Un cuerpo que frente a la mentalidad cartesiana, aislada y

    autoreferente: no se produce totalmente a s mismo, necesita de los otroscuerpos, y en su relacin con ellos, no es una identidad puramente biolgica,sino un entramado de relaciones fsicas, sociales y culturales.13

    De esta manera, el cuerpo, en la posmodernidad, se transformar en un ins-trumento discursivo ms all de las cosificaciones del lenguaje articulado sededel logocentrismo14, as como del determinismo anatmico y social, para ofre-cernos una alternativa a la alienacin provocada por la escisin cuerpo mente, y presentarnos su superficie como cuerpo en trnsito, smbolo de lo

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    disperso, de lo mltiple,y, tal y como explica F. Jameson, del yo fragmentadodel sujeto posmoderno en la nueva patologa cultural15.

    Ya que, como afirma Maurice Merleau-Ponty en su Fenomenologa de lapercepcin16: el cuerpo es el vehculo del ser-del-mundo, y poseer un cuerpoes para un ser viviente conectar con un medio definido, confundirse con cier-tos proyectos y comprometerse continuamente con ellos, el arte corporal, eltexto que inscribe el cuerpo contendr en s un potencial de transformacinantropolgica y espiritual. Es a travs de l que se encarna la cultura, la moral,la tecnologa poltica de los cuerpos17, el entramado de relaciones, lugar dela sexualidad, de la vida psquica18, del placer y del dolor. Y ser, por mediodel cuerpo como, en palabras de Piedad Solans:

    el artista usar su cuerpo como un campo de accin que alterar lanormalidad del imaginario corporal oponiendo a las visiones normaliza-das que ofrece el sistema social, esas otras imgenes escondidas y ocul-tas, inaprenhensibles, o que, por el abuso de los mass-media, la publici-dad y la cotidianeidad han perdido su capacidad de choque.19

    El arte corporal posmoderno, ofrece la posibilidad de acceder a un pen-samiento orgnico por medio del cual la relacin de lo psquico y lo fisiolgi-co resulta concebible20. El cuerpo surge como el lugar de encuentro de estos

    polos, unidos bajo la necesidad de existir, de inscribirse en ese ser-del-mundoal que alude Merleau-Ponty. De este modo el movimiento corporal es retoma-do como gramtica visual, como poema en el espacio, como acontecimientoexperiencial y existencial:

    el movimiento es el tiempo y el espacio, visible e interno. Los pen-samientos de la tierra mueven el cuerpo, su imagen inscribe algo que semanifiesta en congruencia, en la historia de las imgenes. El cuerpo no esel espectculo, no hay espectculo, el cuerpo es un instrumento discursi-vo del espritu.21

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    15 JAMESON, Frederic (2001): Teora de la Posmodernidad. Madrid: Trotta. Pg. 35.16 MERLEAU-PONTY, Maurice (1994): Fenomenologa de la percepcin. Pennsula:

    Barcelona. Pg.17 FOUCAULT, Michel (1978): Op. cit. Pg. 166.18 FREUD, Sigmund (1999):Esquema del Psicoanlisis. Mxico: Paidos. Pg. 12.19 SOLANS, Piedad (2000):Accionismo Viens. Madrid: Nerea. Pg. 43.20 MERLEAU-PONTY, Maurice (1994): Op. cit. Pg. 96.21 OVEJERO, Graciela (2000): Discursos silenciados de la frontera. Escenografas del

    cuerpo. Madrid: Sociedad General de Autores. Pg. 71.

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    El cuerpo en movimiento surge como portador de sentido, lugar de acti-vacin de nuestras coordenadas existenciales:

    Comprendemos mejor, en cuanto consideramos el cuerpo enmovimiento, como habita el espacio (y el tiempo por lo dems), por-que el movimiento no se contenta con soportar pasivamente el espacioy el tiempo, los asume activamente, los vuelve a tomar en su signifi-cacin original que se borra de la banalidad de las situaciones adqui-ridas.22

    Tomaremos la gramtica corporal posmoderna en un sentido derridea-no, es decir, en cuanto escritura en el espacio, plena de huecos, de signos, de

    silencios, de resonancias, lenguaje de lo oblcuo, del margen, del cruce, de lafrontera, de lo posible. El cuerpo como texto, como escritura, como lugar deinscripcin de las marcaciones sociales. Un cuerpo que acta como sntesisideal de los significados, como huella operativa a un nivel distinto o, inclusi-ve, como huella ms profunda, que se la entienda como el pasaje de unos sig-nificados a otros.23

    La escritura, el espacio discursivo que propone Derrida, forma parte,como el cuerpo, de la tradicional dicotoma entre el mundo sensible y elmundo de las ideas , ambos configuran la imagen visible del adentro, del

    alma, del logos (el productor de sentido natural que anida en el fonocen-trismo) de la que surgen como categora derivada, como vestido24 delespritu, ya que: el problema del alma y del cuerpo es, sin duda, derivadodel problema de la escritura y el habla, al cual parece inversamente prestarlessus metforas25. Sin embargo, Derrida invierte el proceso logocntrico (y,por tanto, fonocntrico) y nos revela un cuerpo como escritura con sentidoconstituyente, no meramente representativa ni derivativa del lenguaje arti-culado, sino productora de sentido, de diferencia, de divisin de la totalidad.Es el cuerpo el que inviste de significado al espacio y al sujeto , y no al

    revs.Por tanto, escritura corporal como inscripcin sensible, productora de sen-tido, sntesis de significado y significante, en la que el cuerpo es palabra, uninde lo sensible y lo inteligible.

    Patricia Mrquez Cuerpo y arte corporal en la posmodernidad: las mujeres visibles

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    22 MERLEAU-PONTY, Maurice (1994): Op. cit. Pg. 119.23 DERRIDA, Jacques (1984): Op. cit. Pg. 15.24 Ibidem anterior, Pg. 47.25 Ibidem anterior. Pg. 46.

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    Las mujeres visibles

    Las diversas corrientes del feminismo han encontrado en los distintos dis-cursos y metforas sobre el cuerpo, el terreno adecuado para la reivindicacinde una identidad generalmente condenada a la invisibilidad y la exclusin dela autora de las prcticas y los acontecimientos sociales, y, subrepticiamente,a la incomunicacin y escisin de las mujeres como colectivo, y al extraa-miento de s mismas, impuesto a base de hiperresponsabilidad (culpa) y victi-mismo (vergenza).

    En general, podemos afirmar que: los distintos feminismos son en ciertosentido replanteamientos del tema del cuerpo, tema que adems ha sido y

    sigue siendo objeto de debate y de confrontacin entre ellos.

    26

    Es en el cuestionamiento de la ambigedad y los instersticios de las con-signas sociales dictados por los organismos de poder, dnde se desarrollarnmuchas de las propuestas artsticas que conciernen al cuerpo de las mujeres,en el intento de resignificar el simblico existente, no desde el aislamiento deldiscurso femenino, sino desde una mirada panptica, capaz de captar el senti-do mltiple de los significados, que hoy, ms que nunca fluctan, remiten unosa otros, quizs desdibujando los lmites de la identidad, pero tambin abrien-do el campo de la diversidad y la diferencia.

    Es necesario mantener esta mirada panptica, para no perdernos en elcomplejo entramado posmoderno, en el que la mujer se hace visible, no slopara los otros, sino sobre todo para s misma. Su discurso silenciado, su invi-sibilidad le han mantenido al margen de los poderes hegemnicos androcn-tricos, pero tambin le ha permitido, en algunos casos, sustraerse a los discur-sos de contencin y vigilancia culturales.

    La mirada que es necesario recomponer, el imaginario visual que se ha deresignificar, pasa ante todo por una nueva forma de auto-observarnos, y dedefinir los lmites de nuestra presencia en el mundo; transcribir y redefinir lanecesidad y el valor de la presencia, la responsabilidad de hacerse visibles.

    Tal vez sea necesario preguntarnos para qu?, para quin? ofrecemos lavisibilidad, para inscribirnos y cosificarnos dentro de la especifidad histricaque define la sociedad masculina para la categora mujer, para ofrecernos a lasuperficie pblica que nos regula y nos controla. Quizs sea imprescindibleprimero, crear un nuevo contexto poltico, una nueva economa de los cuerpos,

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    131 Arte, Individuo y SociedadVol. 14 (2002): 121-149

    26 Introduccin dePiel que habla. Viaje a travs de los cuerpos femeninos. (2001). Op.cit. Pg. 9.

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    un contexto vital en el que sea factible la visibilidad sin vigilancia, sin cate-gorizaciones, dnde sea posible el juego entre lo pblico y lo privado, el reco-

    rrido entre presencia y ausencia como dialctica de la creacin, del movi-miento y as, invertir el proceso androcntrico de visibilidad, y consegir servisibles sin ser clasificadas, en definitiva: para desnudarnos con irona yconstruir una mujer que no renazca al pasado27.

    Por tanto tal y como lo expone Celia Amors28:

    para reconducir el discurso cultual, poltico y arquetpico, asignadoa la identificacin del sujeto femenino como subordinacin de gnero, esnecesario adquirir no slo la capacidad de distanciarse de los modelosdados por los discursos hegemnicos, sino de resignificar y crear las

    situaciones dadas para conferirles un nuevo sentido.

    El cuerpo de la mujer en el arte corporal posmoderno, es un cuerpo quebusca autodefinirse como alternativa a la autocensura de los discursos patriar-cales. El cuerpo se convierte en el narrador de historias inconclusas, de deseosreprimidos, de esperanzas y sueos, desvelando el juego entre la realidad y lafalsedad de los roles femeninos.

    Las relaciones del cuerpo con el espacio surgen como metfora de dichabsqueda. El espacio, es en realidad lo otro, todo lo que no somos, y a la

    vez, lo que nos informa de nuestra posicin, la manera en que existimos, nues-tra contingencia material. En palabras de Merleau-Ponty: lejos de que micuerpo no sea para m mas que un fragmento de espacio, no habra espaciopara m si yo no tuviese cuerpo.29

    El espacio es tambin todo lo que podemos ser, en l reside la potenciali-dad vital, dinmica, en l se inscribe el texto pleno de significaciones que con-forman nuestras relaciones; los encuentros y desencuentros.

    Es en el espacio dnde dejamos el rastro de nuestra existencia y dnderozamos la piel de los dems, y es all dnde deconstrumos constantemente

    nuestra identidad, sorteando las construcciones sociales, genricas, polticas,que disean y delimitan el espacio pleno de discursos flotantes, invisibles,silenciados, que componen unas reglas no escritas, pero no por ello menosdeterminantes. As, de alguna manera, la posicin de la mujer en la interven-

    Patricia Mrquez Cuerpo y arte corporal en la posmodernidad: las mujeres visibles

    Arte, Individuo y Sociedad 132Vol. 14 (2002): 121-149

    27 PROA-GMEZ, Lola. (2000): La Utopa feminista en el teatro latinoamericano:Cuerpos, Silencios, Miradas.Escenografas del cuerpo. Pg. 144.

    28 AMOROS, Celia (1997): Tiempo de Feminismo. Madrid: Ctedra. Pg. 19.29 MERLEAU-PONTY, Maurice (1994): Op. cit. Pg. 119.

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    cin en la gramtica corporal posmoderna, incluye la puesta en escena del dis-curso al margen, de los pensamientos, emociones y actitudes descentrados,

    inclasificables, flexibles, no dicotmicos. Como sugieren las obras de SusanaTorres Molina o Cristina Escofet:

    El cuerpo parece afirmar la posibilidad de los deseos, de los sueos,de las tesis, filosofas y creencias: una mujer formada por los silencios,dibujada por lo suprimido, por los deseos incumplidos, por las ilusionesborradas. La re-escritura femenina se anima a lo imposible, lo no real, lodiferente, a desplegar el desorden de lo silenciado. 30

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    133 Arte, Individuo y SociedadVol. 14 (2002): 121-149

    30 PROAO-GMEZ, Lola (2000): Op. cit. Pg. 143.

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    Es en este punto dnde es posible el consenso (sin excluir por ello el des-cubrimiento personal), es en este lugar de cruce, de los cuerpos en el espacio,

    dnde las mujeres desvelamos la hondura de lo intuitivo, el juego ambivalen-te de las miradas y el proyecto creador como resistencia frente a las imposi-ciones de la cultura y del lenguaje.

    Artistas comoLa Ribot, con sus poemas corporales, nos ofrecen la ironadel texto corporal convertido en imagen viva, polismica, y, al modo de losneo-dadastas como Piero Manzonni, en objeto de arte.

    As, desde 1993, comienza a elaborar susPiezas Distinguidas, performan-ce de corta duracin que vende a un patrocinador institucional o privado y quea partir de ese momento expone en cada representacin. El trabajo de laRibot, establece un dilogo con distintas disciplinas para entrar en un terrenodnde confluyen el body art, las artes visuales, la danza posmoderna, el teatroy el arte conceptual.

    Una de las bases de sus obras es el desnudo. A travs de l La Ribotintenta deconstruir las metforas que tradicionalmente se asocian al cuerpofemenino, revelando su aspecto ms esencial. Tal y como ella misma loexplica:

    Creo que el desnudo es grande. Su amplitud est en lo mucho quese puede decir con l. Es la forma ms vulnerable y la ms abierta en

    que me puedo presentar, la ms pura. Se que polticamente una mujerdesnuda puede tener muchos significados, para algunos es una agre-sin. Pero creo que nunca se fija lo que es un desnudo y por eso meinteresa. A m me parece que es muy puro y que no impone por eso,tambin, la visin provocadora del desnudo no deja de tener cierta fas-cinacin. Algo que viene de una naturaleza pura, neutra y pacficapuede llegar a provocar, es una paradoja. En estas piezas llega unmomento en que el desnudo desaparece, procuro cierta transparenciadel cuerpo. Me interesa llegar a esa transparencia en la que ya no exis-to ms.31

    Como vemos, en el trabajo de La Ribot, el cuerpo va ms all de lo meta-frico y se transforma en metonimia del ser, en la que la propia artista desa-

    parece. El cuerpo revela un deseo de complicidad, de conexin con lo inclasi-ficable, en el juego de lo ntimo y lo privado, de la ausencia y la presencia, enuna lenguaje que trasciende la mirada convencional y accede a un terreno ms

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    Arte, Individuo y Sociedad 134Vol. 14 (2002): 121-149

    31 Entrevista aparecida en el peridicoEl Pas, el sbado 29 de diciembre de 2001.

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    amplio, no codificado ni jerarquizado, terreno en el que toman cuerpo los dis-cursos silenciados y el propio silencio como generador de sentido. En defini-tiva, tal y como explica Laura Borrs Castanyer en el III Encuentro de MujeresIberoamericanas en las Artes Escnicas: las mujeres tambin deseamos,como Antgona, que se salven las distancias de los territorios fronterizos queexcluyen la tica de las leyes no escritas.32

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    135 Arte, Individuo y SociedadVol. 14 (2002): 121-149

    32 BORAS CASTANYER, Laura (2000): Hermenetica del cuerpo.Escenografas del cuer-po. OP cit. Pg. 25.

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    Es en este cruce, en las fronteras de lo obviado dnde surge la necesidad dia-lctica con la realidad. Es en esa tierra de nadie de lo mltiple, de lo minsculo,

    lo especfico, lo humano, dnde se impone la realidad y las mujeres reales.De este modo, las mujeres hablan con sus cuerpos, ven con sus manos yproducen el texto legible de su diversidad, sin excluir, receptivas y en accin,inscribiendo sus cuerpos en un espacio aireado, complejo, dinmico, hetero-gneo y porqu no, confortable.

    Es en ese espacio, actualmente multiplicado y virtualizado, dnde transcurrennuestras existencias, a menudo en ms de un lugar y en ms de un idioma, dndesurgen los proyectos creativos con la finalidad de recuperar la visibilidad poster-gada. Como afirma Graciela Ovejero: uno de los temas candentes respecto de lasubjetividad contempornea se refiere al espacio, lugar o localizacin del sujeto.

    La nueva ansiedad contempornea es estar en todos lados y en ninguno a la vez.33Frente a la fragmentacin, casi disolucin de los cuerpos, la danza y la per-

    formance posmoderna establece un dilogo-juego entre la ausencia y la pre-sencia, entre lo colectivo y lo individual, entre lo visible y lo real, dilogo en elque el cuerpo se ofrece a la mirada como puente hacia el ser, como ltima ver-dad ontolgica, sujeto flexible que recorre lo minsculo y lo csmico, rodean-do las construcciones binarias, cuerpo-mente, masculino-femenino, para con-fluir en un cuerpo que piensa.

    Jos A. Snchez nos ofrece una excelente sntesis de los rasgos que carac-

    terizan la nueva escena del arte corporal de mujeres:

    La situacin en un territorio interdisciplinar, el protagonismo con-cedido a los objetos, la palabra y la imagen, la concepcin del cuerpo nocomo instrumento de expresin sino ms bien de pensamiento, la prcti-ca de la desestabilizacin, del desequilibrio, la insistencia en las desvia-ciones y la voluntad de comunicar directamente con el espectador, con sucuerpo, con su pensamiento encarnado.34

    En este sentido destaca el trabajo de Olga Mesa, con sus exploraciones

    poticas de la presencia y la ausencia, con un fuerte nfasis en el trabajo conel cuerpo extraado y su inters por la integracin de video y palabra desdeuna perspectiva que rebasa los lmites de los gneros. En el siguiente textoaparecen muchas de las claves de su universo creativo:

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    33 OVEJERO, Graciela (2000): Ms all del autorretrato, el cuerpo como elemento dis-cursivo.Escenografas del cuerpo. Op. cit. Pg. 59.

    34 SNCHEZ, A. Jos (1999): Dramaturgias de la Imagen. Cuenca: Universidad deCastilla-La Mancha. Pg. 193.

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    35 MESA, Olga (1999): Paisajes Carnales: Estoy aqu dnde sucede tu mirada. Utopasdel Relato Escnico. Madrid: Fundacin Autor. Pg. 114-115.

    36 PROAO-GMEZ, Lola (1999): Reflexiones finales. Escenografas del Cuerpo. Op.Cit. Pg. 168.

    no separo el pensamiento del sentimientoporque para m uno es consecuencia del otro indistintamenteel sentimiento lo entiendo como un pensamiento fsicoque confronta el movimiento con la pulsacin del instante que lo originala presencia de la danza es interrogada desde ese impulso que an no

    vemosdesde el cual intento construir un dilogo de asociaciones encontradas.existen infinitas maneras de mirarinfinitas formas de sentircontinuamente la percepcin de las cosas est cambiando(poder estar en muchos lugares al mismo tiempo)pero slo existe una mirada que pertenece a mi cuerpo y es la tuya.tu cuerpo como imagen inevitable del presentetu cuerpo existe en este momento y no en otroocupando este lugar y no otrode esta manera y no de otratu cuerpo como nico interlocutor visible de nuestras propias emo-

    cionestu cuerpo imagen real de lo que estamos viviendo y entendiendo

    ahoratu cuerpo dramaturgia de nuestra visinpensamiento y memoria del deseo colectivo

    estamos solos, nunca estamos solos35

    Como vemos las propuestas de las mujeres en el arte corporal, se incli-nan hacia la prctica y la accin del cuerpo en el espacio, como discursopropio, como medio de establecer un espacio nuevo desde el impuesto silen-cio femenino, para la reflexin y la resignificacin de los signos que nosexcluyen. De algn modo, los significantes escapan de la autoridad de lossignificados, y los gestos, los discursos y los cuerpos afirman nuevos refe-rentes.

    El objetivo es dotar al cuerpo de las categoras de inteligencia o espiritua-

    lidad que le han sido vedadas, es decir: no hacer del cuerpo el objeto de nues-tra reflexin, sino pensar desde l y con l, pues slo as superaremos la difi-cultad de crecer hacindolo desde lo femenino.36 En esta reflexin la mujerse encuentra con la dificultad de conservar su autenticidad frente a los moldes

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    establecidos por la cultura dominante, de forma que, como afirma SusanaTorres Molina: todo cuerpo femenino es una zona de riesgo37, lugar en per-

    petua transformacin y relacin, que se resiste a la necesidad de demarcacinde los sistemas de poder:

    El cuerpo de la mujer es un misterio por todo lo que nace y habitadentro de ella. Y porque no acaba en lo que se ve. Sigue hacia adentro,ilimitado. Y la imposibilidad de aprehenderlo origina intentos de sitiodesde los sistemas de poder, ya que el imaginario colectivo nunca se lopuede terminar de conocer de forma acabada. Y as, siempre deja insta-lada una duda.38

    En general, las creaciones surgidas desde el cuerpo de las mujeres, mues-tran el deseo de permanecer, de acceder al discurso de la visibilidad, visibili-dad muchas veces entendida como productora de imgenes, quizs porque enla sociedad contempornea hemos generado una forma de conocimiento dndelo visual funciona como prueba de lo real. Paradjicamente, este proceso serealiza desde el arte de lo efmero, y, sin embargo, es en este juego entre lo realy lo ficticio, dnde el cuerpo surge como emblema de lo que no se ha de olvi-dar, en palabras de Bertha Jottar: el performance tambin funciona como unaprctica que materializa la memoria, el performance es una forma de recor-

    dar.39

    Y es mediante la memoria del propio cuerpo, como se demarca el deve-nir cultural y personal. Pues, como afirmara Nietsche: Hay ms razn en tucuerpo que en tu mejor sabidura.40

    Una vez profundizamos en los espacios utilizados por mujeres tanto paraperformance como para instalaciones, danza o teatro, encontramos algunassimilitudes. Una de ellas es la recreacin de un espacio mltiple, transforma-ble y transformado, transitable y, sobre todo sorpresivo, abierto a lo variable,no concretado ni estrictamente definido.41

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    37 TORRES-MOLINA, Susana (1999): Cuerpos visibles/ Territorios sitiados.Escenografasdel cuerpo. Op. cit. Pg. 147.

    38 Ibidem anterior. Pg. 147.39 JOTTAR, Berta. (1999): Movimientos discursivos del cuerpo: Reflejos y reflexiones

    sobre actos artsticos en la frontera Mxico/EUA.Escenografas del Cuerpo. Op. Cit. Pg. 49.40 NIETSCHE, Friedich (1972):As habl Zaratustra. Madrid: Alianza. Pg. 61.41 En este sentido, cabe destacar el hecho ocurrido en el III Encuentro de Mujeres en las

    Artes Escnicas celebrado en Cdiz en 1999, en el que el ciclo de conferencias se inicia con eldesplazamiento del lugar de reunin, de la oficial y tradicional sala de conferencias, a la playasituada junto al edificio, dnde el contacto con la arena posibilitar la creacin de metforasgestuales que van ms all del discurso verbal.

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    Tambin surge un deseo de descentralizar las coordenadas epistemolgi-cas que articulan el espacio, hecho que podemos observar en el trabajo de lacoregrafa norteamericana Trisha Brown, la cual experimentar con la distor-sin de las nociones de equilibrio del cuerpo en el espacio, como en la perfor-

    manceHombre andando por una pared de 1970. Tambin emple mquinasdinmicas como monopatines, cajas con ruedas, automvilespara establecerla base temporal o incluso espacial de sus coreografas, que podan desarro-llarse en cualquier espacio y por un nmero indeterminado de personas,muchas de ellas surgidas de entre el pblico.

    Otra de las consignas que plantean la performance y la danza posmodernade mujeres, es la construccin de subjetividades que incluyen la experienciacorporal planteada de forma transgresora para el patriarcado. Dicho procesoincide especialmente en el restablecimiento de una visibilidad identidad enrelacin, no aislada, ya que: la construccin de la identidad no es una accinsolitaria, sino que es una interaccin que pone en relacin un sujeto con otrossujetos, con grupos, instituciones, cuerpos, objetos y palabras.42

    De este modo, el cuerpo se ha convertido para muchas artistas en un lugarde encuentro y de reivindicacin del control sobre la propia vida: Para lasmujeres el cuerpo ha sido un lugar para la escritura de los deseo individuales,

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    139 Arte, Individuo y SociedadVol. 14 (2002): 121-149

    42 BORRAS CASTANYER, Laura (1999): Hermenetica del Cuerpo. Escenografas delCuerpo. Op. cit. Pg. 9.

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    para la reivindicacin, para la conexin entre la realidad social y lo personal.43

    Hasta el punto que, en palabras de Asun Bernrdez: a estas alturas, es eviden-te que hablar del cuerpo es hablar de identidad, y hablar de identidad es hablarde diferencia y las formas de naturalizar la diferencia que tiene toda cultura.44

    El objetivo de alcanzar dicha visibilidad-identidad, por parte de muchas deestas artistas se ha logrado a partir de la alteracin de las condiciones habitua-les de experiencia, mediante el sometimiento de la performer a disciplinas ps-quicas o fsicas extremas. Tal y como lo expone Jos. A Snchez:

    La utilizacin del propio cuerpo para ampliar el mbito de lo est-tico hacia una exploracin de lo espacial, lo temporal, lo inconsciente olo antropolgico es uno de los objetivos declarados de quienes ya en los

    aos sesenta se dedicaron al body arto arte corporal.45

    En este lnea preformativa, surge la obra en los aos setenta de Gina Paney Marina Abramovic. Pane, al igual que el accionista viens Hermann Nitsch

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    43 BERNARDEZ, Asn (1999): El cuerpo obsoleto. Mujer y Cibercultura.Escenografasdel Cuerpo. Op. cit. Pg. 129.

    44 Ibidem anterior. Pg. 129.45 SNCHEZ, A. Jos (1999): Op. cit. Pg. 181.

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    utiliza el dolor fsico como revulsivo para una sociedad anestesiada y norma-tiva, pero a diferencia del primero utiliza su propio cuerpo como material arts-

    tico. Una obra tpica El Condicionante (primera parte de Auto-retrato (s) de1972) consista en Pane tumbada en una cama de hierro con pocos travesaos,debajo de los cuales ardan quince largas velas.

    Por otra parte Marina Abramovic, explorando los lmites psquicos a tra-vs del castigo corporal, crea en 1974 la performanceRitmo O, en la que per-miti que una sala llena de espectadores de una galera de Npoles la maltra-tara a voluntad durante seis horas, utilizando instrumentos de dolor y placerque haban sido colocados para que los usaran si quisieran. A la tercera hora,sus ropas haban sido cortadas de su cuerpo con hojas de afeitar, su piel acu-chillada; un arma cargada sujeta a su cabeza provoc la lucha entre sus ator-

    mentadores, lo que llev el procedimiento a una desconcertante interrupcin.Abramovic realiz tambin numerosas performance con su compaero

    Ulay, en las que poniendo a prueba las fronteras mentales y fsicas pretendaacceder a un estado de energa en el que se senta la unidad del ser.

    Utilizaron tambin la presencia del cuerpo desnudo como agente de trans-gresin social, a travs de l exploraron el dolor y la resistencia de las rela-ciones, entre ellos mismos y entre ellos mismos y el pblico. Imponderabiliade 1977 consista en sus dos cuerpos desnudos, de pie uno frente al otro con-tra el marco de una puerta; el pblico estaba obligado a entrar al lugar de la

    exposicin a travs del pequeo espacio que quedaba entre sus cuerpos.Posteriormente, artistas como Ann Halprim, Trisha Brown u Olga Mesa,ms relacionadas con la danza posmoderna, retornan a una sabidura corporal,a una expresin del cuerpo, como forma de reclamar el vnculo real con la pro-pia experiencia, constantemente condicionada por las producciones de los apa-ratos mediticos.

    Investigan en la creacin de un cuerpo capaz de aunar lo personal y lo pol-tico, cuerpo que se deshace de las limitaciones sociales y profundiza en un len-guaje propio, ntimo que juega con los estereotipos que consideran el cuerpode la mujer como objeto.

    De ah que se trabaje a menudo con el desnudo, pero intentando dotarlo deun significado distinto al asignado tradicionalmente por el imaginario mascu-lino, y trocarlo en: un cuerpo desnudo habitado por una persona, una perso-na que crea la imagen de s misma.46

    En este sentido, escriba la performance feminista Carolee Schneeman:se me permita ser una imagen, pero no una hacedora de imgenes que crea

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    46 Ibidem anterior. Pg. 182.

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    su propia imagen.47 Como vemos, hay un claro intento de escapar a la cons-truccin del cuerpo como objeto de consumo de la mirada falocntrica.

    Por otro lado, junto a la exploracin de lo autobiogrfico por parte de artis-tas como Julie Heymand, Stuart Sherman o Adrian Piper, habra que destacaren el performance asociado al feminismo durante los aos setenta y ochenta,obra de creadoras como Ulrike Rosenbach, Caroleee Schneeman, Suzannelacey, Susan Hiller, Eleanor Austin, Kathy Acker o Laurie Anderson.

    Siguiendo esta lnea, cabe sealar el trabajo de Karen Finley, con una obrade carcter provocador, en la que presentaba una serie de monlogos en un cir-cuito de pubs, en los que apareca como una socipata prostituta, de lenguajey gestualidad obscena.

    El tema de la prostitucin fue tratado desde un punto de vista totalmentedistinto por Suzanne Lacey en los Angeles. En sus Notas de Prostitucin(1975), presentaba una recopilacin extensa de datos sobre prostitucin, regis-trados durante un perodo de cuatro meses y presentados en los mapas de diezciudades grandes, que pretenda poner a la vista la doble moral de la sociedadhacia el tema.

    Por otro lado Rebecca Horn haba ideado una serie de instrumentos adap-tables al cuerpo que prolongaban el espacio sensitivo del cuerpo y sus dimen-siones como objeto plstico.

    As, en Cornucopia-sesin de espiritismo para dos pechos (1970), aparecaun objeto en forma de cuerno de fieltro que se ataba al pecho de una mujer,conectando los pechos con la boca. El traje para Unicornio (10971), era una seriede bandas blancas atadas por toda una figura femenina desnuda que llevaba elcuerno de un unicornio sobre la cabeza. Dicha figura caminaba por el bosque contoda naturalidad, cuestionando los lmites de lo real. En Abanico de cuerpomecnico (1974), performance construda para cuerpos masculinos y femeninos,extenda las lneas del cuerpo en dos grandes semicrculos de tela, radiando ydefiniendo un espacio del cuerpo de los individuos. La rotacin lenta de los aba-nicos separados revelaba y ocultaba distintas partes del cuerpo con cada giro,

    mientras que una rotacin rpida creaba un crculo transparente de luz.Tambin, en un ataque simblico a la tradicional represin y supresin de

    las mujeres, Ulrike Rosenbach, vestida con leotardos blancos, arrojaba flechasde manera espectacular a un blanco compuesto por una virgen-con-el-nio, enuna obra tituladaNo crean que soy una amazona, presentada en La Bienal dePars de 1975.

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    Arte, Individuo y Sociedad 142Vol. 14 (2002): 121-149

    47 Ibidem anterior. Citado por Jos. A, SNCHEZ, Pg. 182.

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    Ms recientemente, las obras de artistas como Ana Mendieta, sobre cuyotrabajo volveremos ms adelante, o la de Orlan, realizan una directa y agresi-

    va aproximacin hacia la violenta forma en que el cuerpo de la mujer es mani-pulado y transgredido por los imperativos sociales48.

    Orlan: Cuerpo y Cibercultura

    En el caso de Orlan, cuyo cuerpo es constantemente transformado por ope-raciones de ciruga plstica, destaca la focalizacin de las intervenciones en elrostro como metfora o espejo de la construccin-presencia cultural.

    Este se construir a partir de las combinaciones de imgenes cannicas delarte occidental smbolos del canon de belleza (la frente de la Gioconda, losojos de Psique de Jerome). Las intervenciones-operaciones-performanceson grabadas en vdeo, mientras ella, gracias a la anestesia local, lee textos ose comunica con los internautas que asisten a los actos.

    Orlan, como los accionistas vieneses, crea su obra en la retina del espec-tador, es hacia la mirada que dirige su transgresin corporal, hacia la miradadevoradora de imgenes, que choca necesariamente con la ciruga demencialde Orlan. A travs de esta perversin de la carne Orlan pretende llegar a lareflexin; qu hay detrs de las imgenes?, qu significa este exhibicionis-

    mo de la carne como construccin quirrgica, social?, dnde est el yo, elsujeto, la identidad de la mujer en un cuerpo en perpetua transformacin?

    La obra de Orlan plantea muchas de las cuestiones referentes al cuerpo,que conforman la dialctica, sobre la incidencia de las nuevas tecnologas encuanto al poder que nos otorgan para modificar nuestros cuerpos, y con ellopara manipular y construir nuevas identidades y nuevos modos de relacin.

    El cuerpo poshumano de Orlan conecta con las teoras del cibercuerpo, elcyborg, como hbrido entre lo orgnico y lo inorgnico, desgranando la dico-toma entre lo humano y lo artificial, y planteando la posibilidad de la desa-

    Patricia Mrquez Cuerpo y arte corporal en la posmodernidad: las mujeres visibles

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    48 En la escena contempornea, siguiendo la lnea performativa que transforma el cuerpo enuna obra de arte viviente, encontramos el trabajo del artista Franco B (cuyo trabajo ha sido mos-trado recientemente en el Crculo de Bellas Artes de Madrid). Su trabajo realizado sobre su pro-pio cuerpo, ofrece a base de escarificaciones, montajes pornogrficos, sangre y objetos de conno-taciones masoquistas, una serie de imgenes de gran belleza y brutalidad visual, creando todo undiscurso de la vida a travs del dolor encarnado en su propio cuerpo. Prueba de ello es la perfor-manceI miss you, en la que evoca una pasarela de moda por la que pasea desangrndose.

    Tambin, enmarcndose dentro de ste movimiento de la performance como transgresinfsica y psquica del cuerpo propio, destaca la obra de Ernst Fisher y Marisa Carnesky.

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    paricin de la experiencia corporal en el nuevo entramado de relaciones y con-textos virtuales. En palabras de Esther Moreno Lpez:

    los cuerpos poshumanos en el mundo ciberartstico tienen un lemaQue Orlan tambin cita: el cuerpo est obsoleto. As, el psicocuerpo(nuestro cuerpo actual) debe ser reemplazado por el cibercuerpo, el cuer-po amplificado tecnolgicamente, mucho ms resistente y menos con-flictivo.49

    La polmica feminista sobre el cyborg se debate entre dos posiciones; porun lado se sitan las posturas que creen que este tercer sexo apuntalar una vezms los ideales de mujer perfecta y erticamente suprahumana, propios del

    imaginario masculino. Por otro lado se encuentran las teoras que ven en elcyborg el camino que permitir a las mujeres, acceder a un espacio ontolgi-co no determinado por la anatoma y las dicotomas tradicionales, y s ade-cuado, para enfrentar las paradojas de la sociedad contempornea que desdi-buja los lmites entre realidad y ficcin, entre la experiencia corporal y laexperiencia visual. En nuestra sociedad de intertextualidad, de procesos cam-biantes y multiplicados, el cyborg representara para las mujeres, la alternati-va del acceso al poder y el protagonismo en los cambios que propicia la tec-nologa. Como expone Asn Bernardez siguiendo el pensamiento de Donna

    Haraway:el cyborg es una figura que puede llenarse de contenido poltico,

    porque puede ser la solucin a las contraposiciones y paradojas a las quela ciencia contempornea nos somete, y, sobre todo, una manera de quelas mujeres puedan superar su desconfianza ante la tecnologa.50

    Si bien es cierto que, como afirma Donna Haraway, justificando la ambi-gedad, encarnada por el cyborg, de la subjetividad del sujeto en la sociedadposmoderna:

    las identidades parecen contradictorias, parciales y estratgicasEl gnero sexual, la raza y la clase social no pueden proveernos los fun-damentos de una unidad esencial. No hay nada en lo femenino que

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    Arte, Individuo y Sociedad 144Vol. 14 (2002): 121-149

    49 MORENO LPEZ, Esther (2001): Orlan: La carne hecha verbo. Piel que habla. Viajea travs de los cuerpos femeninos. Pg. 205.

    50 BERNARDEZ, Asn (1999): El Cuerpo obsoleto. Mujer y Cibercultura.Escenografasdel Cuerpo. Op. cit. Pg. 131.

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    una naturalmente a todas las mujeres. Ni siquiera hay un estado como elser mujer, categora compleja construda por medio de discursos cien-tficos encontrados sobre la sexualidad y por medio de otras prcticassociales.51

    Seguimos encontrando (sumergidos en un mundo de teletransmisiones) enla experiencia del cuerpo, un acceso fundamental al proceso de crecimiento yrelacin con los otros, un acceso a la autonoma entendida como capacidad deinteraccin y de percepcin de un mundo que recibimos como propio, transi-table a travs de una experiencia que podemos integrar como identidad, comopresencia real. A este respecto afirma Paul Virilio: No hay cuerpo propio sinmundo propio, sin situacin. El cuerpo propio est situado con relacin al otro,

    a la mujer, al amigo, al enemigoaunque tambin est situado con relacin almundo propio. Es aqu y ahora, hic et nunc, est in situ. Ser es estar presenteaqu y ahora.52

    En la sociedad actual, si aadimos al imperio de lo visual sobre el resto de lossentidos, la ampliacin de su radio de accin gracias a las telecomunicaciones y asu interconexin con sistemas capaces de recrear la realidad tridimensionalmente,nos encontramos con un mundo virtual dnde la experiencia corporal entra en unnuevo entorno de significaciones y signos (la gestualidad corporal simblicamen-te codificada de los chats) y, que nos enfrenta con el dilema de la supervivencia

    del cuerpo y la experiencia corporal fsica, directa, tctil, sensitiva, en medio de lacontaminacin de un discurso casi cinematogrfico de la existencia.

    En la Posmodernidad, la fragmentacin de la realidad, la posibilidad deoperar a distancia, la transitoriedad de los espacios y las vivencias, provoca laprdida de un sentido ontolgico de lo real, de lo experiencial, que se diluyeen lo imaginario, lo virtual, lo artificial, creando un nuevo tipo de concienciaque se manifiesta en todos los niveles. Hemos confundido ver algo con hacer-lo, por ello es necesario recuperar la cercana, el contacto, el tacto como ele-mentos asociados a la toma de conciencia (moralmente, de responsabilidad),

    as como a la interiorizacin de la afectividad, a la integracin de la manipu-lacin del entorno y, especialmente, como elementos orientados al desarrollode la empata, la capacidad de ponernos en el lugar del otro, de sentir al otro.

    No slo eso, la experiencia corporal directa es una constante existencial,una manera de sentirnos y de sentir al otro, casi como si al tocar nos implica-

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    145 Arte, Individuo y SociedadVol. 14 (2002): 121-149

    51 HARAWAY, Donna (1990): A Manifiesto for Cyborgs; Science, Technology and SocialFeminism in the 1980.Feminism / Posmodernism, New York: Routledge. Pg. 117.

    52 VIRILIO, Paul (1999):El Cibermundo, La Poltica de lo peor. Madrid: Ctedra. Pg. 46.

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    semos en el ser-del mundo, modelando la vida, percibiendo sus lmites y losnuestros, pues tal y como afirma Esperanza Lpez Tamayo: lo que no me

    pasa por el cuerpo no lo aprendo.53

    A pesar de que el cuerpo-cyborg, surge como utopa biopoltica en elcibermundo, las reservas sobre el autntico alcance de este proceso siguen pre-sentes:

    La cuestin de la telepresencia deslocaliza la posicin, la situacindel cuerpo. Todo el problema de la realidad virtual es, esencialmente,negar el hic et nunc , negar el aqu en beneficio del ahora. Ya lo hedicho: ya no existe el aqu, todo es ahora! La reapropiacin del cuerpo,para lo que la danza supone la resistencia mxima, no es simplemente un

    problema de coreografa sino un problema de sociografa, de relacin conel otro, de relacin con el mundo. De otro modo, es la locura, es decir, laprdida del mundo y la prdida del cuerpo. Los retrasos tecnolgicos queprovoca la telepresencia tratan de hacernos perder definitivamente elcuerpo propio en beneficio del amor inmoderado por el cuerpo virtual,por este espectro que aparece en el extrao tragaluz y en el espacio dela realidad virtual. Ello entraa una considerable amenaza de prdida delotro, el ocaso de la presencia fsica en beneficio de una presencia inma-terial y fantasmagrica.54

    Respecto a las reivindicaciones feministas, la cuestin estriba en si serposible generar un entramado de imgenes representativas de nuestra identi-dad y definidas por imaginarios propios. Quizs, como afirma Lola ProaoGmez:

    la historia parece querer siempre jugarnos la mala pasada de la tor-tuga y la liebre: cuando la mujer afirma su subjetividad, la filosofa pos-moderna niega el sujeto; cuando queremos negar la invisibilidad de nues-tros cuerpos, la ciberntica tiende a hacerlos desaparecer.55

    El cuerpo de las mujeres en el nuevo milenio tendr que resistir la invisi-bilidad de las imgenes mediticas, la saturacin de imgenes del cuerpo, que,

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    Arte, Individuo y Sociedad 146Vol. 14 (2002): 121-149

    53 LPEZ TAMAYO, Esperanza (1999): Oigo unas manos.Piel que habla.Viaje a travsde los Cuerpos Femeninos. Op. cit. Pg. 81.

    54 Ibidem anterior. Pg. 47.55 PROAO GMEZ, Lola (1999): Reflexiones finales. Escenografas del Cuerpo. Op.

    cit. Pg. 167.

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    paradjicamente lo hacen desaparecer. Antes de lanzarnos a la construccin deuna nueva figura poshumana, el CYBORG, que nos provea de la identidad

    deseada, (pero que tambin diluye la responsabilidad de la cercana corporal,de la experiencia personal), es necesario replantearse no tanto qu o quien esel cyborg? sino qu hace el cyborg? cul es su proyecto vital? qu nuevoentramado de relaciones con el poder produce?

    Conclusiones

    Finalmente, podemos afirmar que, si bien la performance, el arte corporal,encarnan algunos de los estandartes de la Modernidad, como la fusin de arte

    y vida o la clausura de la representacin, como relacin unvoca entre signifi-cante y significado, en su naturaleza encontramos tambin muchas de las pro-puestas que configuran el pensamiento posmoderno. Desde la ruptura de lasdimensiones de espacio y tiempo, tradicionalmente concebidas de forma line-al y diacrnica, hasta la ambigedad de lo real y lo ficticio ( mediante la intro-duccin de nuevos modos de percepcin abiertos por el avance de la realidadvirtual), la simultaneidad de texto e icono, la transitoriedad entre palabra, ima-gen y sonido, la fragmentacin de la experiencia corporal y del mundo, laincorporacin de lo transcultural, de lo multidimensional, y el acceso de la

    mujer a la visibilidad ontolgica y poltica por medio de la creacin de nuevasmetforas generativas del dinamismo del cuerpo en el espacio, y con ello deproducir nuevas formas de mirar, de conocer y de reconocernos.

    Los espacios que inscriben los cuerpos en la posmodernidad son, en pala-bras de Jos. A, Snchez, espacios contaminantes56 , en el sentido de incorpo-rar las producciones complejas de los mrgenes de la cultura (inmigracin,homosexualidad, discapacitados, etnias, mujeres, tribus urbanas), para, deeste modo, conseguir la supresin de los grandes muros y la multiplicacinde los pequeos muros (franqueables / transgredibles)57 en el interior de unasociedad cada vez ms globalizada.

    As, la fragmentacin y dispersin que produce una cultura tan espaciali-zada como la nuestra, tendr un efecto directo en la complejidad del tejido derelaciones y en su posicionamiento en la dialctica social, marcada por lomultidisciplinar, lo interactivo, lo multimedia, lo multilingstico, en defini-tiva:

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    147 Arte, Individuo y SociedadVol. 14 (2002): 121-149

    56 SNCHEZ, A. Jos (1999): Op. cit. Pg. 195.57 Ibidem anterior. Pg. 195.

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    En esta consciencia de la propia inconsistencia, de la apertura delyo, se justifica la obsesin por la plasmacin de lo fragmentario, de lo

    procesual, de lo abierto, mediante la apuesta por las estrategias contami-nantes y los espacios polifnicos.58

    La performance en la posmodernidad presenta finalmente, a diferencia dela mayor parte de las obras de vanguardia que se situaban a una cierta distan-cia de la sociedad ( el genio aislado), un deseo de integrarse en los ritmos yacontecimientos de la comunidad.

    Transmutando, en muchos casos, valores estticos por valores ticos, lasnuevas acciones artsticas no eluden el compromiso social y poltico; en susobjetivos est revelar el ocultamiento del poder camuflado bajo la saturacinde imgenes y de informacin, sin renunciar a la expresin del proyecto indi-vidual y el descubrimiento personal, ya que : la atencin a lo otro en ningncaso ser posible sin la atencin a lo propio.59

    En este proceso, el resultado no siempre ser presentado como certezasino, muy a menudo, como posibilidad, como apertura al trabajo del tiempo,

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    Arte, Individuo y Sociedad 148Vol. 14 (2002): 121-149

    58 Ibidem anterior. Pg. 171.59 Ibidem anterior. Pg. 195.

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    del azar, de los otros. La obra de arte deviene inconclusa, contina multiplica-da en la diversidad de miradas, de espacios, de signos, y, sin embargo, y para

    concluir, en palabras de Jos, A. Snchez:La modestia en el ejercicio artstico, derivada de la nueva concien-

    cia de la complejidad y la diferencia, en ningn caso puede ser excusapara abdicar de la decisin, de la intensidad, de la responsabilidad y delcompromiso.60

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    60 Ibidem anterior. Pg. 196.