cuentos de cuarto
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Primer libro de cuentos elaborado por los alumnos y alumnas de cuaro curso del Colegio Público Julián Gómez ElisburuTRANSCRIPT
Día del libro 2006 Curso 4ºB
Colegio “Julián Gómez Elisburu” de Gijón
1
EL NIÑO MÁGICOEL NIÑO MÁGICOEL NIÑO MÁGICOEL NIÑO MÁGICO
Érase una vez un niño mágico que se le murió el gato.
Hizo un hechizo para que resucitase, pero como era mágico solo lo podía ver
él.
Sus padres se preguntaban con quien hablaba y les dijo que con su gato
Santa Claus.
Adrián
CUENTOCUENTOCUENTOCUENTO
Érase una vez un niño que siempre se reía de los minusválidos.
Un día estaba jugando y se rompió el pié. Le tuvieron que escayolar el pié.
El primer día los compañeros le firmaron la escayola.
Se dio cuenta de que era muy difícil moverse y no podía hacer casi nada.
Así aprendió a no reírse de los minusválidos.
A los quince días se le curó el pié.
Álvaro
NARNIANARNIANARNIANARNIA
Érase una vez, cuatro niños que vivían en una inmensa casa. Ellos se
llamaban: Peter, Susan, Lucía y Edmund. Un día decidieron jugar al
escondite dentro de casa. Lucía, que era la más pequeña, se escondió en un
armario, ese armario no tenía final. Lucía caminó y caminó pero no encontró
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nada. Al poco pisó algo húmedo, era nieve. Se encontraba en NARNIA, un
mundo donde siempre nevaba, en él mandaba la bruja blanca: era mágica,
cualquiera que se interpusiera en su camino lo convertiría en piedra.
Un día Edmund se encontró con la bruja blanca y él le pidió unas cuantas
delicias turcas, que eran sus dulces preferidos, y ella se las dio. A Edmund
le caía muy mal su hermano Peter, entonces le prometió a la bruja blanca
que se lo traería para convertirlo en piedra. Pero cuando se lo llevó a la
bruja, en vez de coger a Peter se quedó con Edmund, lo encarceló y lo dejó
sin comer unos cuantos días.
Lucía se encontró un gato merodeando por allí. Le preguntó cómo se
llamaba y el gato respondió: -¡Filadelfio!- Ese gato hablaba. -Yo me llamo
Lucía- respondió la niña. -¿Conoces a la bruja blanca, gatito?- dijo ella, es
que mi hermano está encerrado en su casa, ¿me puedes ayudar?
-Claro que sí,-respondió el gato. Ven, sígueme, corre. Y así el gato les ayudó
a sacar a Edmund de la casa de la bruja. Y Edmund perdonó a su hermano
Peter por todo lo que le había hecho.
Irene Díez López
EL PRÍNCIPE Y LA PRINCESA CONTESTONAEL PRÍNCIPE Y LA PRINCESA CONTESTONAEL PRÍNCIPE Y LA PRINCESA CONTESTONAEL PRÍNCIPE Y LA PRINCESA CONTESTONA
Hasta hace pocos años un rey tenía encerrada a una princesa rubia y muy
guapa que tenía quince años, pero la princesa que se llamaba Elisabeth era
muy contestona.
Un día, un príncipe llamado Cristian la vio en la torre y la llamó:
-Princesa bonita, ¿querrás casarte conmigo?
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-¡No quiero! ¡Déjame aquí o bájame de la torre, pero no te quedes ahí abajo
pasmado mirándome!
-¡Jolines que contestona ...! ¿Cómo te llamas preciosa?
-¡A tí no te importa...., pero me llamo Elisabeth Amalia.
-¡Qué nombre más bonito!- respondió el príncipe-. Te voy a bajar de la torre
aunque me lleve mal con tu mala leche.
-¡No te metas con mi mala leche y bájame de aquí!- contestó furiosa la
princesa.
-¡Vale, vale!... no te pongas pesada que ya te bajo.
El príncipe cogió una escalera, pero la torre era muy alta.
-La escalera no llega. La torre es muy alta. ¡Haz una trenza con tú pelo y
tíramela!
-¡Ni hablar, no quiero que estropees mi cabello!- respondió la princesa.
-¡Aaah!... pues ahí te quedas –le dijo el príncipe.
-¡Ni se te ocurra irte y dejarme aquí! –gritó la princesa.
-¡Bueno, bueno..., ya te bajo! –asintió el príncipe.
Después de un buen rato la bajó con una cuerda de veinte metros.
Pero un buen día se casaron y a Cristian casi lo vuelve loco porque....
-¡Cristian! .... ¡Ven a ayudarme!. ¡Hay una araña en mi pelo rubio y rizoso!
-¿Qué quieres Elisabeth Amalia?
-¡¡¡Quítamela!!!,¡¡¡quítamela!!!... ¡Que me la quites ya!
Tuvieron quince hijas y todas se llamaban igual.:Amalia 1, Amalia 2,
Amalia 3,……. Al final no fueron felices y no comieron perdices porque a
ella no le gustaban, y comieron tarta de fresa.
Jennifer
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PEDRO Y LUISPEDRO Y LUISPEDRO Y LUISPEDRO Y LUIS
Érase una vez un niño llamado Pedro que tenía un hermano llamado Luis.
Su mascota era un perro que se llamaba Laica.
Un día sus padres y ellos se fueron a un camping. Hicieron el viaje en un
tren Talgo hasta Madrid. Allí les esperaba su tío que los trasladó hasta el
camping.
Una vez allí montaron la tienda de campaña; luego prepararon la merienda
a base de bocadillos de tortilla y lomo así como muchas aceitunas.
Después de merendar, sus padres y ellos se fueron a una montaña que estaba
cerca de allí. Fueron todos menos Laica que se quedó en el camping.
Allí se perdieron. Menos mal que tenían teléfono móvil para llamar a la
policía. De repente la montaña empezó a vibrar. Cinco minutos después la
montaña se agrietó y salió lava por una de las grietas. Menos mal que el
helicóptero de la policía ya estaba allí en ese momento y los recogió
inmediatamente para sacarlos del peligro, pero se olvidaron de Laica, que al
final no se pudo salvar.
Ellos se fueron para su casa sin Laica. Eso fue lo más triste que les pudo
pasar. Lo bueno es que a Pedro y a Luis les compraron un perro igualito que
se parecía mucho a Laica aunque no era de raza caniche.
Al nuevo perro no le pusieron Laica de nombre ya que les recordaba mucho
al anterior. Su abuela se encargó de ponerle nombre y lo bautizó con el
nombre de Estrella.
Estrella era un caniche muy pequeño y muy guapo.
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El padre de Pedro y de Luis decidió deshacerse de la caseta y de todos los
enseres de Laica y hacer para Estrella una nueva caseta con su nombre en el
tejado.
Jesús
LA NIÑA QUE NO QUERÍA COMER Y EL DUENDE LA NIÑA QUE NO QUERÍA COMER Y EL DUENDE LA NIÑA QUE NO QUERÍA COMER Y EL DUENDE LA NIÑA QUE NO QUERÍA COMER Y EL DUENDE
HAMBRIENTOHAMBRIENTOHAMBRIENTOHAMBRIENTO
Había una vez en un pueblo pequeño, a las afueras de Portugal, una niña
llamada Ana que tenía siete años.
Ana tenía un gran problema, no quería comer nada de nada. Todos los días,
desde que su madre acababa de fregar los platos, Ana seguía sentada en la
mesa sin probar bocado.
Un día que Ana estaba en la mesa, a las cuatro y media de la tarde, un
duendecillo esquelético salió del cajón de las servilletas y se puso al lado del
vaso de agua de Ana.
Ana le contó toda su historia a Hambrientín, que así se llamaba el duende.
Él le dijo que vivía solo en el cajón de las servilletas desde hacía cinco años
y que no podía comer nada porque nunca encontraba comida.
El duende le dijo a Ana:
-Si no quieres comer nada, te lo como yo.
Ana aceptó de buena gana y le dio las gracias. Y así Ana acababa siempre
de comer, tarde, pero acababa gracias a Hambrientín.
Un día Hambrientín había comido mucho y se quejaba de que le dolía la
barriga y la mamá de Ana le oyó. Entonces fue a la cocina y vio a
Hambrientín camino del cajón de las servilletas y a Ana bebiendo agua.
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La madre le dijo a Ana que tenía que comer ella y no dársela al duendecillo.
Entonces la mamá se acordó de que había guardado a la familia de
Hambrientín en un bote que estaba en el salón y se lo dijo.
Al cabo de una semana Ana ya comía sola porque le había enseñado la
hermana pequeña de su amigo que ya estaba viviendo con su familia en el
cajón de las servilletas. Después todos vivieron felices para siempre.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado y Hambrientín ha volado.
Laura
EL CABALLO VOLADOREL CABALLO VOLADOREL CABALLO VOLADOREL CABALLO VOLADOR
Era un caballo que volaba pero su dueño no lo quería y se lo regaló a otro, y
ese otro le pegaba y le dejaba sin comer en el establo y el caballo dejó de
volar.
Un niño se hizo amigo de él y le traía comida y lo compró.
Luis
EL LEÑADOREL LEÑADOREL LEÑADOREL LEÑADOR
Había una vez un pueblo llamado Beceña. Era muy pequeño y tenía unos
treinta habitantes. Uno de sus habitantes se llamaba Rivera. Era muy
valiente y no le tenía miedo a casi nada.
Un buen día decidió ir a dar un paseo por el monte y de repente se encontró
con un oso. El oso le atacó. Rivera siempre llevaba un hacha por si acaso la
necesitaba, y con ella mató al oso.
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Rivera volvió a Beceña y unos cuantos días después se marchó de viaje a
Cuba con unos amigos. Allí cogieron un trabajo de taladores de árboles. Un
día que se quedaron dormidos él y sus compañeros a la orilla de un río, un
caimán agarró a uno de sus compañeros por una pierna y empezó a gritar:
-¡Socorro! ¡Socorro!
Rivera se despertó y con el hacha con la que talaba árboles mató al caimán.
Su compañero perdió la pierna, pero Rivera le salvó la vida.
Rivera volvió a Beceña. Poco después murió de una pulmonía.
Marco
LA CASA DE CHOCOLATELA CASA DE CHOCOLATELA CASA DE CHOCOLATELA CASA DE CHOCOLATE
Había una vez dos niñas llamadas Marta y Melanie de nueve años.
Un día a Marta se le ocurrió ir al bosque encantado. Entonces Marta llamó
a Melanie y le dijo que si quería ir al bosque encantado y entonces Melanie
dijo que sí y fueron.
Al cabo de media hora Marta y Melanie ya estaban en el bosque encantado
y caminando, caminando encontraron una casa de chocolate y no sabían que
en esa casa había una bruja.
Marta y Melanie entraron en la casa y empezaron a comer chocolate y la
bruja que vivía allí las dejó encerradas en la casa. Ya eran las doce de la
noche y Marta y María no aparecían por sus casas y sus padres estaban
preocupados.
Como Melanie era muy lista, se le ocurrió comer todo el chocolate y así lo
hizo. Después de un buen rato consiguieron salir. Entonces Marta y
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Melanie se fueron a su casa, pero a las dos les esperaba una gran
sorpresa….
Mayra
CUCACUCACUCACUCA
Había una vez una niña llamada Marta que tenía una muñeca que se
llamaba Cuca.
Cuca era una muñeca de trapo pero Marta tenía tantos juguetes que no
jugaba con ella. Un día mientras Marta jugaba con su oso de peluche Cuca
se marchó a buscar a otras personas. Mientras Cuca buscaba más gente se
cansó y se durmió. Cuando se despertó vio que estaba en una casa y había
una niña que jugaba siempre con ella.
Y así Cuca fue feliz para siempre.
Nerea
LA PRINCESALA PRINCESALA PRINCESALA PRINCESA
Érase una vez una princesa que vivía felizmente con sus padres. La
princesa se llamaba Elena.
Un día recibió un mensaje de un príncipe que se llamaba Javier y que la
había conocido hacía seis meses.
El mensaje decía:
Elena, puedes venir a mi palacio esta tarde para
merendar hamburguesas conmigo, a las cinco y media.
Javier
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Elena preguntó a sus padres y le dieron permiso para ir. Cuando llegó la
hora salió de su palacio y se dirigió al palacio de Javier. Cuando iba de
camino se le apareció un hada que le dijo que se tenía que casar con su hijo
Pedro. La princesa le respondió que eso nunca lo haría. El hada le dijo que
su hijo Pedro estaba en su castillo. Entonces el hada lanzó un hechizo:
-¡Abra cadabra, pata de cabra!- Y desaparecieron la princesa y el hada de
repente.
Dieron las seis de la tarde y el príncipe Javier se impacientaba y se preguntó
-¿Será que sus padres no la han dejado venir?
Mientras tanto el hada en su castillo la encerró en una habitación en la que
estaba Pedro y la quiso besar, pero Elena se lo impidió.
–Déjame- le dijo.
Cuando llegó la noche, en el palacio del príncipe apareció el hada Nala que
era buena y dijo:
-¡Príncipe!, ¡Príncipe!
-¡Ah!- respondió asustado el príncipe.
-¡Tranquilo!-le dijo Nala –solo quiero decirte que la princesa está encerrada
en una habitación de un castillo.
-¡Lárgate! –le respondió enojado el príncipe.
-Se llama Elena- susurró Nala.
-¿Elena?- preguntó el príncipe.
-¡Sí!, Elena-respondió el hada.
-¿Don…. Donde está?
-Te lo acabo de decir, en un castillo.
-¡Llévame hasta allí!
-¡Pues te llevo!
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Cuando llegaron al castillo, el príncipe vio al hada mala que iba a hacer un
hechizo para que Elena se casara con Pedro, pero el hada Nala se interpuso
e hizo un hechizo para matar al hada mala. Pero chocaron los dos hechizos
y se produjo una explosión que hizo que el castillo se cayera.
El hada Nala hizo de nuevo un hechizo para que Elena y Javier volviesen a
sus casas y las dos hadas y Pedro se murieron.
Orlando
EL DUENDEEL DUENDEEL DUENDEEL DUENDE MÁGICO MÁGICO MÁGICO MÁGICO
Esta historia es de un duende mágico que le encantaba ayudar a la gente. Se
llamaba Morfo, era flaco, aunque con sus vestidos le hacían parecer más
gordo de lo que era. Tenía la piel de color azul con un sombrero de estrellas
amarillas. El rabo era de color rojo y poseía una varita mágica con la que
hacía hechizos.
Un día en el que echaba su siesta de invierno, un ogro entró en su casa y le
robó el gran libro de los hechizos. Cuando el duende se despertó y vio que no
tenia el libro fue a preguntar a su varita. Pronunciando unas palabras
mágicas, la varita le dijo que un ogro se lo había llevado.
Morfo fue a la casa del ogro para que le diera su libro, pero el ogro sin decir
nada hizo un conjuro para que desapareciera el libro y lo envió al mundo del
volcán. Cuando Morfo fue al mundo del volcán vio el libro en la lava. Con
un conjuro hizo que la lava se convirtiera en hielo.
Finalmente recuperó el libro, pero antes de ir a casa decidió darle una
lección al ogro. Fue a la casa del ogro y lo convirtió en un gran escarabajo.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
Richard
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TOMÁS EL MAGOTOMÁS EL MAGOTOMÁS EL MAGOTOMÁS EL MAGO
Érase una vez un niño llamado Tomás y dos amigos suyos, uno era Pablo y
otro Aitor. Aitor era mágico y tenía un baúl que nadie quiere que se lo
toque.
Un día Tomás lo abrió y salió una araña Gigante y llamó a Pablo que
era un bruto, no le extermina, la araña le tejía una sudadera.
Cuando la araña se dio cuenta de que Tomás le odiaba, la araña llamó al
exterminador. Como la araña era buena el exterminador se la llevó a casa y
todos vivieron felices y comieron perdices.
Salvador
EL REY COCUXEL REY COCUXEL REY COCUXEL REY COCUX
Érase una vez un país que se llamaba Cocotulandia (el país de los conejos),
donde había un rey vago, no se interesaba por el bienestar del país ni el de
los ciudadanos, era egoísta y muy marimandón. El rey se llamaba Cocux.
Los demás conejos estaban artos de tantos problemas, de trabajar horas y
horas para nada, hasta que un día Quiqui, un conejo que le fue a visitar y
hablando con mucho respeto le dijo que si no trabajaban tanto y no había
tantos problemas se quedaban, pero si no era así se iban todos.
Cocux le dijo riéndose que no iba a hacer lo que él y los ciudadanos decían.
-Os podéis ir –le dijo- a mí me da igual.
Entonces Quiqui y los demás se fueron.
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Cocux se aburría un poco, pero no era para tanto; pero al ver que no podía
mandar, ¿qué iría a hacer?.
Al pasar unos meses todos los conejos volvieron. Al verlos Cocux les pidió
perdón y les dijo que sólo iba a mandar cuando fuera necesario.
Desde entonces todo iba bien, el rey no era vago, sí se interesaba por el
bienestar del país y el de los ciudadanos y además compartía.
Y rojizo, amarillo y blanco este cuento ya se ha terminado.
Sara
LA PERIQUITA MANUELITA
Esta primavera en el árbol que está enfrente de la ventana de mi habitación
en la casa del pueblo, había un nido de periquitos. Eran todos preciosos y de
distintos colores. Había seis pero a mí me gustaba muchísimo una periquita
de color azul a la que le puse el nombre de Manuelita.
Era muy traviesa y tan juguetona que fue la primera en asomar su cabecita
fuera del nido para curiosear todo lo que había en el paisaje. Unos días
después perdió el equilibrio y se cayó encima de un gran girasol y empezó a
estornudar así: ¡Atchís, atchís!.
Yo que estaba en la ventana salí corriendo para ver que le pasaba, pero se
asustó y salió volando, entonces mamá me dijo: ¡No la asustes, no ves que
para ella eres como un gigante!. Ponle alpiste en la ventana y verás como
viene a comer y se hace tu amiga.
Así fue, y Manuelita venía todos los días a buscar su alpiste y me cantaba
binitas canciones que le enseñó su mamá. Poco a poco fue pasando el tiempo
y llegó el final del verano, lo habíamos pasado muy bien y nos querían
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muchísimo, pero una tarde su familia decidió emprender un largo viaje hacia
tierras más calurosas.
Manuelita y yo nos pusimos muy tristes pensando que nunca volveríamos a
estar juntos.
Yo me quedéllorando en la ventana, pero de repente escuché su canción y ví
que venía volando hacia mí para quedarse conmigo para siempre. Desde
entonces vive en mi casa en una preciosa jaula de la que sale todos los días
para jugar. Es mi mejor amiga y nos queremos muchísimo.
Colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Aitana
EL LEÓNEL LEÓNEL LEÓNEL LEÓN
Había una vez un león al que le gustaba bailar y una vez se disfrazó de
bailarina y lo vieron y se rieron de él, porque se puso a bailar para ganar
dinero ya era muy bueno bailando.
Alberto
HANSEL Y GRETELHANSEL Y GRETELHANSEL Y GRETELHANSEL Y GRETEL
Érase un leñador pobre que no tenía comida para sus hijos Hansel y Gretel.
Un día el leñador pobre decidió que Hansel y Gretel le acompañaran al
bosque a cortar leña y coger flores. El padre leñador abandonó a Hansel y
Gretel en el bosque esperando que alguien los encontrara y les diera comida.
Mientras los niños cogían flores y perseguían mariposas se hizo de noche.
Entonces llamaron a su padre, pero nadie contestó. Cuando Hansel y Gretel
oyeron el buho y los aullidos del lobo se acurrucaron bajo un arbol a esperar
a que saliera el sol.
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Cuando se hizo de día, Hansel y Gretel buscaron la salida del bosque. De
pronto vieron a lo lejos una casa. Corrieron hacia ella y al llegar vieron que
estaba hecha de caramelos, de pasteles y de chocolate.
Hansel y Gretel comían pastel cuando de la casa salió una bruja que encerró
a Hansel en una jaula y a Gretel le dio una escoba y le mandó barrer.
Gretel hacía los trabajos de la casa. mientras la bruja le daba muchos
pasteles a Gretel para engordarlo y comérselo. Pronto llegó el día en que la
bruja quería comerse a Hansel. Puso una gran olla al fuego para guisarlo,
pero en un descuido Gretel empujó a la bruja que cayó dentro de la olla, sacó
a Hansel de la jaula y cogieron el tesoro de la bruja.
Hansel y Gretel salieron corriendo de la casa y fueron en busca de su padre
del que nunca más se separaron.
Melissa