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  • 155N: 1133-9527

    Cuadernos de Filologa Italiana

    2000, n.0 extraordinario: 809-829

    Texto y oracin: es posible una visin comn? (*)

    ENRIQUE BERNRDEZUniversidad Complutense de Madrid

    Nuestro llorado ngel Chiclana no era muy dado a la lingusti-ca dura. Creo y espero, sin embargo, que esta visin del lenguaje seacerca a su vital hunanisnzo, a su inters permanente por los sereshumanos y su mundo; nuestras conversaciones me hicieron ver pro-fundas coincidencias en nuestras formas respectivas de ver el lenguaje, aunque cada uno buscaba unos aspectos y unos mtodos dis-tintos, Y estoy con vencido de que el pequeo texto de los indios cunale habra encantado; siempre me quedar la duda de la interpreta-cin de este cuento que nos habra proporcionado su profundo sen-tido del humor

    O. INTRODUCCIN

    Desde los principios de la linglstica textual se ha intentado asimilar elestudio del texto a los estudios gramaticales; ms an, la lingifstica textualmoderna surge en buena medida como un intento de expandir hacia el mbi-to textual los mtodos de estudio gramatical que por entonces, en los prime-ros aos 70, estaban caracterizados por un optimismo que enseguida se de-mostr injustificado. La sintaxis se consideraba como el ncleo principal dellenguaje y las herramientas formales entonces disponibles parecan permitirla consideracin del texto como una macro-oracin: de ah las gramticas

    0) Este artculo es una adaptacin de la conferenciapronunciada en el 1 Simposio In-ternacional de Anlisis del Discurso, celebrado en la Universidad Complutense de Madrid,20-22 de abril de 1998.

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  • Enrique flernrdez Texto y oracin: es posible una visin co,nn?

    textuales, las gramticas de la narracin, etctera, resultado de la aplicacina una unidad nueva de los mtodos utilizados para otras unidades tradicio-nalmente objeto de estudio linglstico y gramatical.

    Los resultados no fueron nada halagueos, como bien sabemos, y se pasal extremo opuesto: el texto es totalmente distinto a la oracin y los objetoslingillsticos inferiores a sta, de modo que se hacia imprescindible utilizar m-todos de anlisis y descripcin radicalmente diferentes. Esto llev a que algu-nos modelos eliminaran el texto de su mbito de intereses, como sucedi conel generativismo; otros proponan la posibilidad, en principio, del estudio con-junto aunque, a decir verdad, no se lleg nunca a una integracin real.

    Todo ello resultaba ms claro aun teniendo en cuenta que ambos nivelesse entendan como correspondientes a dos mbitos del lenguaje consideradosentonces irreconciliables: el de las estnecturas gramaticales, digamos la lan-gue saussureana, la competence de Chomsky, etctera, frente a la parole/per-fornance. Ms all incluso, la gramtica era cuestin del hemisferio cerebralizquierdo, mientras que el texto se procesada en cuanto tal texto en el hemis-ferio derecho. Desde este punto de vista, la diferencia entre texto y oracinresultaba lgica. Pero recordemos: al principio se intent ver texto y oracinde manera unificada y slo cuando los ensayos resultaron frustrados se pasal extremo opuesto, a poner de relieve la diferencia radical que tos separa. Ydurante aos, la lineiistica sigui centrada en el estudio preciso, generativoen trminos amplios, de la oracin; esa precisin era imposible en el texto, yla linglstica textual goz durante ese tiempo de una consideracin de se-gundo orden, pues sus descripciones no eran predictivas sino a posteriori, so-lamente imprecisas y aproximadas, si acaso probabilsticas.

    Sin embargo, el fracaso no fue completo: en ciertos casos s que resulta-ba posible estudiar cienos textos en forma bastante similar a la oracin; poras decir, podamos establecer gramticas para ciertos tipos de texto, pero nopara otros.

    Por otro lado, la lingillstica textual ha ido avanzando en una direccinque muestra considerables similitudes con el desarrollo de la linglstica cen-trada en la oracin. As, en ambos terrenos se van haciendo planteamientosnetamente cognitivos [Rickheit (cd.) 1991; Rickheit & Strohner 1992: Adam1992; Bernrdez 1995, etc.] Sin embargo, pese a esa proximidad de losplanteamientos tericos, texto y oracin siguieron netamente separados, al-go que ha causado problemas incluso en mbitos tan aplicados y cotidianoscomo la reforma de la enseanza de [a lengua materna (Bernrdez 1996,1998), donde el salto entre la gramtica y los nuevos contenidos lingtlstico-textuales parece insalvable.

    Cuadernos de Filologa Italiana2000, n.0 extraordinario: 509-529

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  • Texto y oracin: es posible una visin comn?Enrique Be,n,dez

    1. FALTA DE ISOMORFISMO ENTRE TEXTOY ORACIN

    Un motivo fundamental para estos problemas es que no existe isomor-fismo entre el texto y la oracin. Parte del avance de la lingilistica duranteeste siglo ha consistido en la identificacin de relaciones isomrficas entreunidades de distinto tipo o, ms en general, entre objetos linglisticos dife-rentes; de ah la posibilidad de estudiar en forma integrada el significado l-xico y el gramatical, las estructuras sintcticas y las morfolgicas, stas y lasfonolgicas o las semnticas, etc. La existencia de mtodos formales unita-rios para los ms variados fenmenos del lenguaje es resultado de eseisomorfismo.

    Pero antes de continuar, recordemos la definicin de este trmino.Isomoifismo, desde el punto de vista matemtico, es:

    A one-to-one mapping from one algebraic system on to anotberwtiich shows the systems to have the same abstract structure.(Chambers Science aud Technology Diclionary, 1988).

    Podemos identificar una misma estructura abstracta en los elementossintcticos de cualquier nivel: el llamado esquema de la X-ba ira de la teoragenerativa de Principios y Parmetros representa esa identidad, que puedellevarse tambin a los mbitos niorfolgico, fonolgico, etctera. Existe,pues, un isomorfismo representable formalmente. Y ah es donde las cosasdejan de funcionar cuando pasamos al nivel textual. los intentos de aplicaral texto los mtodos de estudio de la oracin, por ejemplo los sistemas de re-glas, chocaban con la presencia de estructuras aparentemente irreconcilia-bles, es decir, no isomrficas.

    Sabemos, por otro lado, que la disponibilidad de mtodos cientficos deestudio ha resultado determinante en la seleccin de los objetos linglisticosque podan afrontarse, as como para las formas mismas en que se realiza-ba el estudio: podramos decir que, ms que buscar la metodologa adecua-da a las necesidades del objeto lenguaje, se ha operado en direccin con-traria: los mtodos utilizables, ya establecidos fuera de la lingistica, handeterminado las partes del lenguaje que podan considerarse objeto de es-tudio cientfico; el ejemplo ms radical es sin duda el generativismo choms-kyano.

    Cuadernos de Filologa Italiana2000, n. extraordinario: 809-829

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  • Enrique Bernrdez Texto y 0,-acin: es posible una visin co,nn?

    2. TIENE QUE EXISTIR SIMILITUD ENTRE TEXTOY ORACIN

    Pero desde un punto de vista terico general, podemos esperar que exis-ta algo comn a nuestras dos unidades; sobre todo si partimos del presu-puesto de que no tiene por qu existir esa diferencia tan radical entre las es-tructuras y el uso, presupuesto compartido por los enfoques funcionales, loscognitivos y otros muchos. Ciertamente, paralelismos entre gramtica ora-cional y textual, entre la estructuracin sintctica (y de los dems niveles) yla textual fueron identificados por algunos autores que actuaban fuera de loque podemos llamar tendencias lingjsticas dominantes.

    Mencionar solamente, porque se trata de un ejemplo de especial interspara mis fines aqu, el estudio semitico de la narracin, de Greimas a la na-rratologia estricta, pasando especialmente por la versin que de ese estudiorealizaron algunos autores de la Escuela Semitica de Pars, como Jean Pe-titot (1991, 1993) o el dans Per Aage Brandt (1992), que aportaron una vi-sin programtica del lenguaje desde el signo linguistico hasta el texto en suintegridad, pasando por las estructuras gramaticales, a partir de propuestasdel matemtico Ren Thom (vase a este respecto l3ernrdez 1995b).

    Brandt (1992), por ejemplo, present de manera unificada conceptos se-mitico-narratolgicos como los de agonisla y antagonista aplicados al ni-vel textual y al gramatical como estados estables opuestos en una superficiede catstrofe; igualmente, las diferentes trayectorias dentro de una dinmicacatastrofista se reflejan en fenmenos diversos en los diferentes niveles.

    En un sentido semejante, Wolfgang Wildgen (1994) propuso una gro-ittica inWgflstCa que unificaba en un mtodo unitario, derivado asimismode la teora de catstrofes, el estudio desde la estructura de la narracin has-ta algunos fenmenos sintcticos y semnticos.

    Sin embargo, en todos estos trabajos, el elemento gramatical (sintcticoy morfolgico) queda en un segundo plano; en cambio los estudios altamen-te formalizados de algunos fenmenos sintcticos propuestos recientementepor Jean Petitot (1993), especialmente las estructuras argumentales, vuelvena alejarse del texto, pese a que en el fondo siga vigente ese enlace que hemencionado hace un momento.

    Por otra parte, un concepto bsico de la linguistica cognitiva como es elde prototipo encuentra aplicacin prcticamente idntica en todos los nive-les: el lxico, la gramtica y el texto [Kleiber 1990; Tsohatzidis (cd.) 1990;Dubois (cd.) 1991: Adam 1992: Bernrdez 1995a]. Adelantndome un pocoa lo que vendr en seguida, cabe sealar a este respecto que George Lakoff

    Cuadernos de Filologa Italiana2000. nY extraordinao: 809-829

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  • Enrique Bernrdez Texto y oracin: es posible una visin comn?

    (1990) pone de relieve la existencia de una equivalencia topolgica entre losespacios origen que sirven a la conceptualizacin metafrica, y los espaciosnieta: es decir, si conceptualizamos el tiempo metafricamente en trminosespaciales, la organizacin del