conferencia general abril 2004

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La aplicación de los principios sencillos y claros del Evangelio a la familia Élder Francisco J. Viñas De los Setenta Los principios sencillos y claros del Evangelio de Jesucristo… se deben establecer firmemente en nuestros hogares con el fin de asegurar la felicidad en la vida familiar. En la Reunión General de la Sociedad de Socorro de septiembre de 1998, el presidente Gordon B. Hinkley declaró: “Creo que nuestros problemas, casi cada uno de ellos, salen de los hogares de la gente. Si va a haber un cambio, si se va a hacer un regreso a los valores antiguos y sagrados, se debe comenzar en el hogar. Es allí donde se aprende la verdad, donde se cultiva la integridad, se inculca la autodisciplina y donde se nutre el amor” (“Caminando a la luz del Señor”, Liahona, enero de 1999, pág. 117). Entre los valores antiguos y sagrados, a los que debemos regresar, se encuentran los principios sencillos y claros del Evangelio de Jesucristo. Éstos se deben establecer firmemente en nuestros hogares con el fin de asegurar la felicidad en la vida familiar. El presidente Wilford Woodruff declaró: “El Señor tiene muchos grandes principios preparados para nosotros; y los principios más grandes que tiene para nosotros son los más sencillos y claros. Los primeros principios del Evangelio que los conducirán a la vida eterna son los más sencillos y, sin embargo, son para nosotros los más

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UN RESUMEN DE LA CONFERENCIA GENERAL DE 2004. ENSEÑANZAS PARA LA JUVENTUD. PARA APLICAR PRINCIPIOS QUE AYUDEN A LOS JOVENES A VIVIR NORMAS ELEVADAS.

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La aplicacin de los principios sencillos y claros del Evangelio a la familia lder Francisco J. Vias De los Setenta

Los principios sencillos y claros del Evangelio de Jesucristo se deben establecer firmemente en nuestros hogares con el fin de asegurar la felicidad en la vida familiar.

En la Reunin General de la Sociedad de Socorro de septiembre de 1998, el presidente Gordon B. Hinkley declar: Creo que nuestros problemas, casi cada uno de ellos, salen de los hogares de la gente. Si va a haber un cambio, si se va a hacer un regreso a los valores antiguos y sagrados, se debe comenzar en el hogar. Es all donde se aprende la verdad, donde se cultiva la integridad, se inculca la autodisciplina y donde se nutre el amor (Caminando a la luz del Seor, Liahona, enero de 1999, pg. 117). Entre los valores antiguos y sagrados, a los que debemos regresar, se encuentran los principios sencillos y claros del Evangelio de Jesucristo. stos se deben establecer firmemente en nuestros hogares con el fin de asegurar la felicidad en la vida familiar.

El presidente Wilford Woodruff declar: El Seor tiene muchos grandes principios preparados para nosotros; y los principios ms grandes que tiene para nosotros son los ms sencillos y claros. Los primeros principios del Evangelio que los conducirn a la vida eterna son los ms sencillos y, sin embargo, son para nosotros los ms importantes y gloriosos (Remarks, Deseret News, 1 de abril de 1857, pg. 27).

Es precisamente porque estos principios son tan claros y sencillos, que muchas veces no se tienen en cuenta cuando hay que afrontar los desafos que afectan a la familia. Algunas veces, tenemos la tendencia a pensar que cuanto ms grave sea el problema, ms grande y ms compleja debe ser la solucin. Esa idea puede llevarnos, por ejemplo, a buscar ayuda en personas o en instituciones fuera del hogar, cuando en realidad la solucin ms eficaz se lograr al aplicar a nuestros hogares los gloriosos principios del Evangelio, en los pequeos actos y deberes de la vida cotidiana. Las Escrituras nos recuerdan que por medio de cosas pequeas y sencillas se realizan grandes cosas (Alma 37:6).

En La Familia: Una proclamacin para el Mundo, la Primera Presidencia y el Qurum de los Doce Apstoles declaran que Los matrimonios y las familias que logran tener xito se establecen y mantienen sobre los principios de la fe, la oracin, el arrepentimiento, el perdn, el respeto, el amor, la compasin, el trabajo y las actividades recreativas edificantes (Liahona, octubre de 1998, pg. 24).

Al analizar esos principios, podemos ver que la mayora de ellos se relacionan y se complementan entre s, y que el poder que hace posible que se puedan incorporar en Nuestra vida proviene del sacrificio expiatorio de nuestro Redentor y Salvador, Jesucristo. Estos principios, una vez incorporados, actuarn como una luz que iluminar a cada uno de los miembros de la familia y, en forma progresiva, nos llevarn a incorporar otros valores y principios relacionados, los cuales fortalecern las relaciones familiares. Sabemos que el que recibe luz y persevera en Dios, recibe ms luz, y esa luz se hace ms y ms resplandeciente hasta el da perfecto (D. y C. 50: 24).

Si logramos establecer y mantener a nuestras familias aplicando estos principios, observaremos el poderoso impacto que stos tendrn en aquellas situaciones que afectan nuestros hogares da a da. Las heridas ocasionadas por los roces de la convivencia podrn sanar, las ofensas se perdonarn y el orgullo y el egosmo sern reemplazados por la humildad, la compasin y el amor.

Los principios que elijamos incorporar a nuestra vida determinarn el espritu que aportemos en nuestra relacin con los dems. Cuando adoptamos un principio, irradiamos la influencia que ste ejerce en nosotros y los dems pueden percibirla.

Hoy, ms que nunca, cuando vemos que la familia es el centro de los ataques de las fuerzas del mal como en los das del profeta Mormn, cuando el poder del maligno se extiende por toda la tierra (vase Mormn 1:19) se hace necesario que los padres incorporemos esos principios a nuestra vida e irradiemos su influencia para que nuestros hijos la perciban.

Quisiera ahora demostrar cmo estos principios se pueden poner en prctica formando parte de un proceso que pondr al alcance de los individuos y de las familias los efectos de la Expiacin. Este proceso comienza con el primer principio del Evangelio: la fe.

En un mundo de valores cambiantes, donde a lo malo dicen bueno y a lo bueno malo (vase Isaas 5:20), las palabras pronunciadas por Mormn nos llenan de esperanza y de confianza al darnos a conocer que Jesucristo reclama a todos los que tienen fe en l; y los que tengan fe en l se allegarn a todo lo bueno (Moroni 7:28).

Esa fe que nos hace aferrarnos a todo lo bueno viene por el or la palabra de Dios (vase Romanos 10:17), y esa palabra se escucha con ms poder en las lecciones de la noche de hogar y en el estudio familiar de las Escrituras. No hay un mejor lugar para edificar la fe que el hogar, donde las lecciones y las aplicaciones prcticas se realizan y se viven en forma cotidiana.

Es en el hogar donde se aprende que la fe est ntimamente relacionada con la Expiacin, ya que es el propsito de este ltimo sacrificio poner en efecto las entraas de misericordia, que sobrepujan a la justicia y proveen a los hombres la manera de tener fe para arrepentimiento (Alma 34:15).

Sin los efectos de la Expiacin en nuestra vida sera imposible desarrollar la clase de fe que se necesita para arrepentirse, y quedaramos entonces fuera del maravilloso plan de misericordia, ya que es nicamente para aqul que tiene fe para arrepentimiento [que] se realizar el gran y eterno plan de la redencin (Alma 34:16).

El arrepentimiento, ese cambio que se efecta en el corazn, que nace del amor por el Seor, que nos lleva a alejarnos del pecado y a someternos a Su voluntad, se hace efectivo y es aceptado por Dios slo mediante la expiacin de Jesucristo (vase Arrepentimiento, Arrepentirse, Gua para el Estudio de las Escrituras, pg. 20).

Una vez que Dios ha aceptado el arrepentimiento, el proceso que estamos describiendo nos lleva a participar de las ordenanzas y los convenios relacionados con ellos, como son el bautismo y la confirmacin. La renovacin de los mismos se produce cuando participamos con regularidad y dignidad de la Santa Cena, y entonces se hace efectiva la remisin de nuestros pecados.

Despus de recibir la remisin de los pecados y de esforzarnos por retenerla mediante la obediencia a los mandamientos, recibiremos, como se describe en el libro de Moroni, la mansedumbre y la humildad de corazn, que permitir a su vez la visitacin del Espritu Santo, el cual Consolador [nos llenar] de esperanza y de amor perfecto, amor que perdurar de acuerdo con la diligencia que prestemos al principio de la oracin (vase Moroni 8:26).

La persona que obtenga la mansedumbre y la humildad de corazn, y que goce de la compaa del Espritu Santo, no tendr el deseo de ofender ni daar a los dems, ni tampoco se sentir herida por las ofensas que reciba de ellos. Tratar con amor y respeto a su cnyuge y a sus hijos, y tendr buen trato con todas las personas con las que se relacione. Al ocupar puestos de liderazgo en la Iglesia, aplicar los mismos principios que en su hogar, demostrando que no existe diferencia entre la clase de persona que es dentro de las paredes de su hogar y la que es en su relacin con los miembros de la Iglesia.

Los principios como la fe, el arrepentimiento, el amor, el perdn y la oracin, que se viven en el proceso que acabo de describir, se convertirn en la mejor vacuna para combatir la enfermedad del pecado, la que se manifiesta en las familias en diversas formas, tales como la inmoralidad, el orgullo, la envidia, la contencin, el abuso y otras prcticas que afectan las relaciones familiares y que traen como consecuencia el dolor, el engao y la ruptura de los lazos familiares.

La decisin de incorporarlos a nuestra vida, y la posibilidad de comenzar el proceso cada vez que sea necesario, depende exclusivamente de nuestro albedro. Es un proceso sencillo, que est al alcance de todos. Est basado en los principios fundamentales del Evangelio que han aplicado y siguen aplicando con xito todos aquellos que depositan su confianza en el Seor.

Es nuestro deber continuar ensendolos a un mundo que cada vez los necesita ms, porque:

Ha mandado l a alguien que no participe de su salvacin? He aqu, os digo que no, sino que la ha dado gratuitamente para todos los hombres; y ha mandado a su pueblo que persuada a todos los hombres a que se arrepientan (2 Nefi 26:27).

Comparto con ustedes mi testimonio de que estos principios son verdaderos. Testifico que la Expiacin de Cristo hace posible incorporarlos a nuestra vida; lo s porque me estoy esforzando, junto con mi familia, por vivir de acuerdo con ellos. En el nombre de Jesucristo. Amn