comunidades rurales aprendientes: nuevas rutas en la educación continua

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UNIVERSIDAD NACIONAL CENTRO DE INVESTIGACIÓN Y DOCENCIA EN EDUCACIÓN -CIDE DIVISIÓN DE EDUCACIÓN RURAL -DER Comunidades rurales aprendientes: Nuevas rutas en la educación continua UNA EDUCACIÓN CONTINUA DONDE APRENDIMOS A SENTIR, PENSAR, VIVIR, COMPARTIR, HACER, DECIR… Marisol Vidal Castillo Nancy Torres Victoria Yadira Cerdas Rivera Marielos Vargas Morales 2015

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Se busca resaltar el saber de los educadores como profesional capaz de diagnosticar, proponer y orientar su trabajo, partiendo de la idea de que los maestros y maestras son co-gestores del saber en comunidad que aprende en forma permanente.

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UNIVERSIDAD NACIONAL

CENTRO DE INVESTIGACIÓN Y DOCENCIA EN

EDUCACIÓN -CIDE

DIVISIÓN DE EDUCACIÓN RURAL -DER

Comunidades rurales aprendientes: Nuevas rutas

en la educación continua

UNA EDUCACIÓN CONTINUA DONDE APRENDIM OS A SENTIR, PENSAR , VIVIR,

COM PARTIR, HACER, DE CIR…

Marisol Vidal Castillo

Nancy Torres Victoria

Yadira Cerdas Rivera

Marielos Vargas Morales

2015

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Las autoras

Marisol Vidal Castillo. Educadora universitaria com prom etida con la educación rural

Centroam ericana. División de Educación Rural (DER). Centro de Investigación y Docencia

en Educación de la Universidad Nacional de Costa Rica.

Correo electrónico vidalcastillo.m arisol@gm ail.com

Nancy Torres Victoria. Historiadora, sociólo ga, curriculista, profesora de la División de

Educación para el Trabajo (DET) Centro de Investigación y Docencia en Educación de la

Universidad Nacional de Costa Rica.

Correo electrónico: [email protected]

Yadira Cerdas Rivera. Educadora universitaria. Profesora en la División de Educación Rural

(DER) del Centro de Investigación y Docencia en Educación de la Universidad Nacional de

Costa Rica.

Correo electrónico: [email protected]

Marielos Vargas Morales. Educadora. Profesora en la División de Educación Rural (DER)

del Centro de Investigación y Docencia en Educación de la Univer sidad Nacional de Costa

Rica.

Correo electrónico: m aryvam o39@gm ail.com

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Contenido

PRESENTACIÓN .......................................................................................................................................4

Capítulo I. ................................................................................................................................................9

UNA educación c ontinua con y para las gentes, centros educativos y comunidades ..........................9

¿Por qué Educación continua desde la Educación

Rural?.............................................................12

El derecho a la educación y su relación con la educación

continua…………………… ……… …… …… …….2 5

Biopedagogía y Aprendiencia como reto en los proceso de educación continua………………… …..27

Educación y Nueva Ruralidad………………………… ……… …… …… …… ……… .…… …… …… …… ……… …… …….3 4

Rural o Urbano: ¿Dos pol os

opuestos?.................................................. ............ ........... ............ ....36

La nueva ruralidad ............................................................................................................................37

CAPÍTULO II. ..........................................................................................................................................43

Nuevos senderos …en la educaci ón c ontinua ......................................................................................43

Etapas del plan de trabajo ................................................................................................................48

Más sentimientos para los pensamientos .......................................................................................52

Filosofía de trabajo para lograr compromisos .................................................................................53

CAPÍTULO lll...........................................................................................................................................56

La escuela com o centro de cult ura ......................................................................................................56

Comunidad apre ndie nte: construcción pedagógica entre c oapre ndie ntes ...................................63

Capítulo IV. ............................................................................................................................................68

La pasantía como herramienta pe dagógica en la educación continua ...............................................68

Capítulo V. .............................................................................................................................................83

Ideas fuerza de esta experiencia de e ducación continua ....................................................................83

Bibliografía ............................................................................................................................................93

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ANEXOS .................................................................................................................................................95

PRESENTACIÓN

La División de Educación Rural (DER) del Centro de Investigación y Docencia en

Investigación (CIDE) com o institución de E ducación Superior, cuenta con un m arco

contextual de referencia que le perm ite investigar sobre la pertinencia de los procesos

que se deben gestar en los contextos educativos rurales y tiene el m andato de crear y

procurar espacios de investigación-reflexión-acción para que la educación rural

costarricense y centroam ericana.

A partir de esta experiencia que se realiza en la zona norte de Costa Rica con m aestras y

m aestros rurales, se pretende socializar el proceso vivido, dando cuenta de la ruta que

perm itió la creación de nuevos criterios de calidad y pertinencia, los cuáles se

construyeron colectivam ente, aprovechando las posibilid ades que ofrece el entorno,

posibilitando que la palabra circule por los diferentes pensares y sentires de las personas

que participam os en las diferentes etapas de esta iniciativa de construcción de

com unidades aprendientes.

E l proceso que se socializa, busca resal tar el saber del m aestro, la m aestra com o

profesional capaz de diagnosticar, proponer y orientar su trabajo, partiendo de la idea de

que los m aestros y m aestras som os co-gestores del saber en com unidad que aprende en

form a perm anente. Visualizando la escuela com o “centro de cultura” , con la

responsabilidad de generar espacios de encuentro para pensar colectivam ente nuevos

escenarios de convivencia, diálogo y aprendiencia, inspirando espacios dinám icos de la

vida com unitaria m ás solidaria, espacios donde se m aterializa el encuentro de la escuela,

la fam ilia y la com unidad.

La propuesta m etodológica que aquí se sis tem atiza , prioriza el enfoque participativo,

construido desde la investigación acción, reflexión colectiva y participativa que aspira a

generar el em poderam iento local, concretar el encuentro profesional reflexivo para el

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intercam bio, socialización , docum entación de experiencias significativ as vividas por cada

participante en su trabajo profesional, de m anera que se constituyan en “aprendiencias

referentes” para el trabajo escolar y o com unal.

Desde el prim er encuentro y bajo el enfoque de la m etodología participativ a se prom ovió

el trabajo colaborativo m ediante círculos de estudio, el trabajo en pares, las estrategias

pedagógicas de intercam bio académ ico, los procesos de transform ación en contextos

locales, las expediciones pedagógicas, el trabajo de cam po dem ostrativo y la

sistem atización de experiencias; com o una m anera de incentivar procesos de m ejora en la

m ediación pedagógica y la relación escuela-com unidad.

Consideram os que sistem atizar es bás icam ente un proceso acum ulativo de creación de

saberes alrededor del tem a de la pasantía com o m etodología en la educación continu a,

partiendo de nuestras em ociones, sensaciones, percepciones, experiencia profesional,

creencias, y sobre todo de una lectura crítica, colectiva de la realidad social para teorizar

sobre la práctica.

Partim os de algunas prem isas construidas en colectivo, a p artir de lecturas y debates de

textos com o el de Oscar Jara (2012), sobre sistem atización de experiencia. Una de las

ideas centrales que nos quedó clara de este educador popular, es que “la teoría es casi

siem pre m ás pobre que la práctica, y que las prácticas guardan en sí m ism as enorm es

potencialidades de teorización que, claro está, m uchas veces dejam os pasar,

refugiándonos cóm odam ente en la teoría pre -elaborada o en el activism o volun taris ta” (p.

57).

Entendim os que el proceso exigió encontrarnos, evaluarnos, exponernos, exigirnos,

revisarnos, desaprender y dejar atrás ideas que teníam os com o vá lidas . Entendim os desde

el principio que sistem atizar un a experiencia es m ucho m ás que dar cuenta de lo que

pasó, es tam bién com prender lo vivido com o un proceso histórico com plejo en el cual

intervinieron diferentes factores, diversos actores, que nos exigim os interactuar en

contextos culturales socioeconóm icos, institucionales y organizativos m uy dis tintos a los

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que generalmente conocem os. Nos dim os perm iso de incluir y perm itir hablar, escribir, y

com partir nuestras em ociones, sensaciones, percepciones, hicim os interpretaciones de

nuestros sentim ientos, es decir fuim os protagonistas y espectadoras de adentro y desde

afuera de esta experiencia. Nos constituim os en sujetos hacedores de nuestra propia

historia; hicim os que ocurrieran hechos, cosas, en m om entos determ inados, sentim os,

vivim os y construim os contextos, si tuaciones, relaciones en una dinám ica nueva para

todos nosotros.

Esta experiencia se propuso trascender los cursos cortos, las jornadas de trabajo donde un

experto habla y el m aestro y la m aestra solo escuchan. En esta experiencia tratam os de

generar espacios de encuentro para los saberes entre las, las personas participante de las

organizaciones com unitarias, las com unidades educativas de centros educativo s y las

docentes universitarias; con el ánim o de repensar la m isión de la educación en la sociedad

actual, en los con textos rurales, la función social de la escuela y el com prom iso m oral y

ético que com o colectivo aprendiente tenem os.

Este texto resum e las vivencias, los sentires y aprendiencias de un grupo de docentes,

deseam os que este relato se constituya en una guía en caso de que usted esté buscando

coordenadas para iniciar nuevos desafíos en contextos educativos de las zonas rurales. Le

invitam os a desaprender, a soltar sus certezas, a perm itir que la vacilación, la

incertidum bre, la duda le asalte.

Conscientes del com prom iso de la educación y de la persona educadora rural con la vida

de los pueblos, esperam os anim arles para que trab ajem os pensando no solo en la s niñ as y

niños que asisten a la escuela, sino que am pliem os nuestra m irad a y nuestro com prom iso

tam bién con la f am ilia y la com unidad. Una escuela contem poránea rural se preocupa y

ocupa por la v ida buena local, por ello construye espacios para aprender juntos, para

acercarnos al entorno, p ara resignificar la esencia del m undo rural, indígena y cam pesino,

según sea el caso.

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La vivencia pedagógica que se com parte, plantea el an álisis de referentes teóricos que

orientan el rum bo de las acciones estratégicas propuestas en la ed ucación continua que

hem os construido; adem ás, ha considerado los referentes legales que dan sop orte e

im pulso a las iniciativas de transform ación del quehacer de la escuela.

E l planteam iento que se aporta tiene una intención propositiva, em ergente, intenta

rom per con las verdades establecidas y legitim adas en la educación continua; se sustenta

y construye a partir del conocim iento que aporta cada participante, con la capacidad

instalada en la División de Educación Rural, del Centro de Investigación y Docencia en

Educación, con am plia experiencia acum ulada desde los años ochenta.

Desde entonces, los diferentes colectivos docentes universitarios de la DER se han estado

preguntando, estudiando, pensando, dialo gando sobre la educación rural ; sobre las

prácticas pedagógicas en estos contextos, sobre sus particularidades, sus necesidades,

desarrollando planes de form ación de m aestros y m aestras , desarrollando acciones de

intercam bio de saberes en proyectos de extensión y de investigación, en sín tesis, la DER

ha venido acum ulando una im portante cap acidad instalad a para abord ar el tem a de la

educación en contextos rurales. Es desde esta capacidad construida, que se ha

desarrollado esta experiencia y que se sis tem atiza para entregarla a docentes que laboran

en contextos rurales, y en general a m aestras y m aestros que tengan in terés por este

tem a.

La sistem atización de esta experiencia se enm arca en el proyecto desarrollado entre los

años 2010 y 2011 propuesto desde la D ivisión de Educación Rural y que se denom inó

Proyecto para el fortalecim iento de procesos de educación continua en con textos rurales .

E l m ism o se desarrolló en la zona de San Carlos, específicam ente con seis circuitos

escolares: Santa Ro sa de Pocosol, Boca de Arenal, La Fortun a, Los Chiles, Coopevega y El

Pavón.

E l proyecto estuvo m arcado fundam entalm ente por las características de las personas que

conform aron el equipo y que participaron de la experiencia. Acordam os visualizar este

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proceso com o una oportunidad para adentrarnos en e l cam po de acción no solo la

educación form al, sino tam bién los espacios y a las personas a lo s que se puede acceder

desde la educación no form al, reconociendo que personas de diferentes edades y con

diversos intereses tienen necesidades educativas; que debem os atender.

Trabajam os con la firme convicción que se deben y se pueden crear las condiciones, abrir

los espacios y ofrecer oportunidades para que tod as las personas logren una vid a m ás

plena y desarrollen sus potencialidades con un acom pañam iento respetuoso y cuidadoso

de su propio proceso educativo. Nos dim os la oportunidad de vincularnos con nuestras

em ociones y tam bién con nuestro intelecto, construim os lugares com unes de producción

de saberes con esos saberes cotidiano s que tene m os tod as las personas , identif icam os los

saberes producto de la vivencia al decir de Freire (p. 59).

Partim os de la creencia y la convicción de que todas las m aestras y m aestros som os

capaces de generar procesos reflexivos que perm itan la construcción de una m irada

crítico-propositiva de nuestro trabajo educativo en el ám bito rural y del supuesto de que

estam os preparados p ara consti tuirnos en equipos gestores par a liderar procesos de

transform ación de la vida local con m iras a m ejorar la vida de todo s los h abitantes de la

zona rural.

Esperam os que esta experiencia inspire a otras com unidades educativas para anim arse a

construir una vida escolar y com unitaria inspirada en el trabajo pedagógico creativo,

am oroso y com prom etido en la escuela rural.

Agradecem os a los m iles de educadores y educadoras rurales de América Central que

construyen conciencias para no repetir historias de dolor, que hacen educación solidaria

en la soledad de sus escuelas.

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Capítulo I.

UNA educación continua con y para las gentes, centros educativos y

comunidades

La División de Educación Rural (DER) desde sus orígenes ha estado com prometida con el

m ejoram iento y derecho a la educación en las zonas rurales del país , su quehacer, se

orienta en m últiples direcciones, en tan to que no se inscribe solo en el proceso de

form ación de m aestros para las zonas rurales, sino que busca el aporte y acom pañam iento

estratégico de acciones vinculadas a la educación continua, extensión , producción

didáctica e investigación orientadas a la atención de los contextos con m ayor

vulnerabilidad social y económ ica en el país y la región .

Esta Unidad Académ ica históricam ente se ha com prom etido con la vida y la educación de

las zon as rurales. Reconoce que las personas, centros educativo s y com unidades tienen

necesidades e intereses por atender y un potencial creador para generar mejores

procesos educativos que favorezcan estados de bienestar m aterial y espiritual.

E l saber gestado por m ás de veinticinco años de experiencia en el cam po de trabajo se

revierte en propuestas que em anan en el quehacer de esta Unidad Académ ica y el trab ajo

propositivo que aportan las com unidades educativas deseosas de transform aciones para

encontrar m ayor sentido y significado a la vida de la escuela rural.

Esta experiencia de educación continua surge en el m arco del desarrollo de un proyecto

de la DER con m aestros y m aestras de San Carlos dur ante los año s 2011 al 2013. La ruta

m etodológica se centró en la problem atización de la realidad educativa y com unal, desde

el pensam iento propositivo, identificando colectivam ente los problem as, socializando

potencialidades del trabajo que realizan m uchas veces en soledad los m aestros y

m aestras; pensando las propuestas, las líne as de acción, el hacer y el quehacer en

colectivo.

En las plenarias de reflexión que se realizaban cada m es, anim am os la auto-reflexión

sobre el sentido que debe tener la educación com o proceso form ativo, que prepara para

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la vida, que debe ser pensada desde la convivencia arm oniosa, fecunda en relaciones

afectivas y em prendedora en espíritu crítico , para com prender y proponer desde ahí, qué

aspectos de la vida local deben conservarse y cuales transform arse y cóm o y con quién y

para qué, todo esto, con el ánim o de lograr una vida m ás plena para todos y todas.

Es síntesis este proyecto se propuso el em poderam iento para la gestión educativ a desde

la com unidad com o pun to de p artida para generar propuestas que enriquezcan la v ida de

la escuela y la com unidad educ ativa.

En esta iniciativ a participam os un grupo de alrededor de treinta educadoras y educadores,

cientos de niños y niñas y decenas de fam ilias rurales que asum ieron el desafío de

plantearse el quehacer de la vida escolar inspirados en la pedago gía crítica y el

com prom iso ciudadanos de abrir cam ino aportando sueños, trabajo, energía e ideas para

lograr procesos form ativos con sentido y significado para la vida del cam po.

El com prom iso por m ejorar los procesos educativos es un asun to que trasciende el ám bito

nacional y se asum e com o un asun to de in terés m undial, así es considerado por el Foro

Mundial de Educación, realizado en Dakar en abril de 2000, en donde se afirm ó que la

m eta de "educación para todos tiene que ver con la calidad y n o sólo con llen ar las aulas",

en este foro se abogó por la capacitación de los m aestros y las m aestras, y se postula un

m odelo de dem ocracia para el sistem a educativo que im plica la participación de la

com unidad en sus procesos de decisión, adm inistración y supervisión; visualizando la

educación rural no solo com o el proceso para generar aprendizajes, sino -y sobre todo-

para la form ación ciudadan a que construya en las y los aprendientes posicionam iento

político, ético, histórico a par tir de la lectura de su entorno , sus prioridades y sus

posibilidades.

Entre los objetivos establecidos para el año 2015 por las Naciones Unidas sobre el tem a

educativo se establece que todos los países firm antes (Costa Rica entre ellos) se

com prometen a “lograr la enseñanza prim aria universal” velando por que todos los niños

y las niñas puedan term inar un ciclo com pleto de enseñanza prim aria. La m eta es m ás

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difícil de alcanzar en los sectores rurales generalm ente caracterizados por el bajo nivel de

escolaridad, y con tasas de deserción m uy altas, afectando particularm ente a las niñas y a

grupos étnicos”. (Docum ento La educación Rural en Am érica Latina 2012).

Lo anterior im plica gestar espacios de trab ajo in spirados en los principios de vida

dem ocrática, donde es fundam ental incentiv ar el pensam iento crítico, el trab ajo

colaborativo, la generación de saber propio, la lectura com prometida con la realidad com o

proceso histórico con visión presente y futuro, y la tom a de decisiones com o alternativa

para generar consciencia sobre el quehacer de la escuela y la vida com unitaria rural.

Adem ás, asum im os el desafío de construir escenarios de aprendiencia con sentido para

los pueblos, vinculados a la declaratoria de la cum bre m undial de la alim entación en 1996,

donde se subrayó la im portancia de aum entar el acceso a la educación para la población

rural com o alternativa para erradicar la pobreza y el ham bre, alcanzar la seguridad

alim entaria, la paz y el desarrollo sostenible.

En el año 2002, en La Cum bre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible (Johannesburgo),

tam bién enfatizó el papel de la educación. Por este m otivo, durante dicha Cum bre la FAO

(Organizaciones de las N aciones Unidas p ara la Alim entación y la Agricultura) y la UNESCO

(Organizaciones de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura), lanzaron

el program a de Educación para la Población Rural (EPR ): una alianza m undial de

gobiernos, organizaciones no gubernam entales y agencias internacionales de

cooperación. Unos m eses m ás tarde, en noviem bre del m ism o año, el program a EPR fue

lanzado a nivel regional durante la Prim era Reunión Intergubernam ental del Proyecto

Regional de Educación para Améric a Latina y el Caribe (PRELAC), celebrada en La Habana,

Cuba.

Atender la educación en zonas rurales es una prioridad en las agendas de organism os

internacionales y de las com unidades, por lo que conviene plantearse alternativas de

trabajo que aporten cam inos nuevos para re -pensar el papel de la escuela, el m aestro, la

m aestra y la com unidad local p ara im prim ir un renovado sen tido al quehacer de la

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educación y de la escuela, vinculados a los tem as sustan tivos que garanticen una vida

digna y plena de derechos para los habitantes de las zonas rurales.

Com o puede notarse los desafíos que se tienen son grandes y requieren ser atendidos

desde los procesos de form ación inicial y la educación continua en las com unidades

educativas.

Es necesario en este punto aclarar un aspecto conceptual que este equipo de trab ajo

desea ha discutido am pliam ente; si bien, se hace alusión en docum entos oficiales al

concepto de deserción educativa, no estam os de acuerdo en denom inar desertores a las

personas m enores de edad que, por diferentes m otivos, -en la m ayoría de los caso s ajenos

a su voluntad-, son excluidos del sistem a educativo-.

Partim os de com prender que hay personas adultas , profesionales en diferentes áreas a

cargo de la gestión y desarrollo de los procesos educativos en distintos niveles, en

distintas áreas, que deben velar y garantizar por la calidad de la educación y que son –en

la gran m ayoría de los casos- funcionarios de la adm inistración pública, entonces, ¿por

qué responsabilizar a las personas m ás débiles de la cadena, de que las cosas no salgan

bien? ¿Por qué asignar la responsabilidad a los niños y niñas si ellos no están en los

espacios de tom a decisiones? El concepto tiene una im plicación que debe ser analizada a

profundidad.

Estam os convencidas de que la deserción es un concepto que deliberadam ente deposita

la responsabilidad y la culpa en los m ás débiles de la cadena. Es un concepto que

enm ascara una problem ática que debe ser analizad a m uy a fondo . De ahí que, nos

referirem os en todo el texto a personas m enores de edad excluidos del sistem a y no a

desertores com o se les ha venido llam ando en escenarios educativos de orden oficial.

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¿Por qué educación continua desde la educación rural?

La escuela rural tiene el desafío de construir un proceso pedagógico particular a partir de

los valores y principios de la de vida del cam po; a partir de un sentido de vida propio, de

ahí que, la escuela rural debería buscar su m ayor inspiración en sus prácticas, sus valores,

su cotidianidad, su historia , aprender en y desde la m irada crítica, profunda consiente de

su realidad; debe aproxim arnos al bosque, al río, los anim ales, el viento, debe saber la

historia de cada pueblo para com prender el hoy y soñar el m añana. La vida en el cam po

con su ritm o y su tiem po –que es otro tiem po- nos viene dem ostrando que ha

com prendido mejor la im portancia de saber m antener lo esencial de la vida en el planeta:

el agua, el oxígeno, el equilibrio am biental.

EL Ministerio de Educación Pública de Costa Rica, considera escuelas rurales aquellos

centros educativos que ubican geográficam ente en los distritos que ha sido clasificados

com o rurales de acuerdo a los criterios del Instituto Nacional de Estadística y Censo .

Podem os afirm ar que la educación rural es aquella que se im parte en (o desde) centros

públicos o privados de preescolar, de I y I I ciclos (prim aria), de III ciclo y ciclo diversificado,

(académ ico o técnico) (secundaria), así com o de enseñanza especial, y los proyectos

curriculares alternativos, que se encuentran ubicados en zonas territoriales que el

Instituto Nacional de Estadística y Censo define com o Rural Concentrado y Rural Disperso.

Rural concentrado: son aquellos centros poblados no ubicados en el área urban a, que

reúnan ciertas características, ta les com o: un predom inio de actividades no agropecuarias;

50 o m ás viviendas agrupadas o contiguas con distancias entre sí generalm ente no m ayor

de 20 m etros, disposición de algunos servicios de infraestructura com o electricidad, agua

potable y teléfono; cuentan con servicios com o escuela, iglesia, p arque o plaza de

esparcim iento, centro de salud, guardia rural, etc.; pequeños o medianos comercios

relacionados algunos con el sum inistro de bienes para la producción agrícola; y un nom bre

determ inado que los distingue de otros pob lados.

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Rural disperso: son aquellas áreas rurales no contem pladas en la categoría anterior. Estas

áreas suelen tener m ayor dispersión de viviendas y población en el territorio y un uso del

suelo predom inantem ente ocupado por actividades agropecuarias.

Adem ás, se cuenta con una clasificación de lo s centros en seis categorías, al tam año de su

m atrícula inicial:

Escuela unidocente

En Costa Rica se consideran adm inistrativam ente com o escuelas unidocentes aquellos

centros educativos de I y II ciclos cuya m atrícula inicial no sobrepasa lo s 50 estudian tes.

Estas escuelas se dividen en dos subgrupos: las que tienen entre 1 y 30 estudiantes; y las

que tienen entre 31 y 50 estudiantes; m atriculados al m om ento de iniciar el ciclo lectivo.

Am bos subgrupos se contabilizan com o escuelas unidocentes, a pesar de que en el

segundo caso se nom bra un docente adicional o “m aestro de apoyo”.

Escuela de Dirección 1: Es la que cuenta con una m atrícula entre 50 y 180 estudiantes . Sus

dim ensiones físicas son m ayores a las de la escuela unidocente, pues debe contar con un

núm ero m ayor de aulas, cuenta con un grupo de dos a seis docentes, uno de ellos se

desem peña com o director y asum e adem ás las clases en uno de los grupos.

Escuela de Dirección 2: Es una escuela con 180 a 300 e studiantes. E l director o directora

no asum e ningún grupo a cargo , pues debe atender las funciones adm inis trativ as. E l grupo

de docentes es por lo general de seis a doce personas. Por lo general a partir de la

Dirección 2 se solicita el apoyo de equipos in terdisciplinarios y la presencia de program as

alternativos de apoyo al proceso.

Escuelas de Dirección 3: T iene entre 300 a 600 estudiantes. E l grupo docente es de 10 a 20

profesionales. Cuenta con un profesional nom brado para asum ir las funciones

adm inistrativ as. En ocasiones si algún docente no tiene las horas de la jornada laboral

com pletas, es nom brado para asum ir esta función, com binando así la docencia y las

funciones de adm inistración.

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Escuela de Dirección 4: Posee entre 600 a 900 estudiantes. Su p lanta física es m ucho m ás

grande y el grupo de docentes es de 20 a 30 personas.

Escuela de Dirección 5: Es el m odelo m ás grande del país. En este tipo de instituciones, el

director o directora cuenta adem ás con un asis tente para apoyar las labores

adm inistrativas.

Com o institución form adora de form adores de nivel superior, consideram os fundam ental

diseñar propuestas que atiendan la educación continu a de la persona docente y

com unidad educativa en general, que no focalice su labor en las actividades áulicas, sino

que atienda las particularidades que presenta el contexto, y esto dem anda una m irada

bondadosa, asertiva y propositiva, com prom etida.

Por este m otivo pensam os que desde la educación continua debe m os prom over un

espacio de aprendizaje diverso, valioso y significativo p ara las personas que tienen la

responsabilidad de asum ir la m ediación pedagógica en los centros y procesos educativos

no form ales rurales con la com unidad escolar; pero adem ás debe ser sugerente en cuanto

al trabajo que se puede apostar desde la escuela.

La educación continua tradicion alm ente, ha sido asum ida, com o ese espacio que le brinda

a los m aestros y m aestras inform ación y form ación para realizar m ejor el proceso de

enseñanza y su práctica educativa. La principal estrategia que se ha venido utilizando en

Costa Rica, para prom over la educación continua es la de destin ar presupuestos para el

desarrollo de cursos sem anales de ocho horas diarias o bien en horarios alternos, que

certifican cuarenta horas de aprovecham iento.

A m ediados de los añ os 80, un estudio encargado por el B anco Mundia l (H addad, 1985 ,

citado por Torres del Castillo 2006 ) concluía que, “ los program as de form ación docente

inicial financiados por el B M no estaban teniendo los resultados en térm inos de relación

“costo-beneficio”. Estudios m ás recientes revelan que docentes con m ás años de estudio y

calificaciones, no necesariam ente logran m ejores resultados en sus aulas. Sobre esta base,

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el Banco Mundial bien desaconsejando a los gobiernos invertir en la form ació n inicial de

los y las docentes y priorizar la cap acitación en servicio, ya que es considerada m ás costo-

efectiva y recom ienda adem ás, para am bas explorar las m odalidades a distancia ” . (p. 41)

Así las cosas, se puede advertir, que la m ejora en las prácticas pedagógicas de m anera

sostenida y sistém ica ha sido poco no toria a p artir del desarro llo de este tipo de

estrategias , por lo que se requieren propuestas que posibiliten progresos en los procesos

form ativos y de actu alización de los y las m aestras a partir de decisiones y planteam ientos

pedagógicos, realizados por profesionales de la pedagogía, que com prendan la educación

com o un derecho y no com o un negocio o una em presa.

E l enfoque de la educación continua en este proyecto tuvo im plícito un m arco

epistem ológico que asum e al educador, educadora com o persona generadora de saber y

gestora de propuestas inspiradas en un código ético , en el cual la escuela se considera

com o un laboratorio p ara senti -pensar y transform ar el contexto, trabajando

m ancom unadam ente con la fam ilia y la com unidad; reivindicando el saber local y lo que

sus pobladores consideran valioso de ser asum ido com o aprendizaje. Una educación que

teje puentes para establecer redes entre las necesidades del ám bito com unitario y el

educativo y que trabaja orientada por las necesidades educativas del contexto rural.

La educación continua aquí, se plantea com o un proceso que puede construir y prom over

la transform ación en la vis ión socio -educativa de la escuela, partiendo de la idea de

educación continua; no com o una acción de capaci tación o desarrollo profesional que

tiene un espacio y tiem po definido e inm ediatos, con el tradicional m odelo en el cual

alguien capacita y otros son capacitados, o se desarrollan talleres de capacitación con

horas presenciales y en algunos casos con tr abajo a distancia va lorado com o

aprovecham iento o de participación sin que m edie un acom pañam iento o realimentación

pertinente a partir de la reflexión colectiva.

La educación continua que se propone, refiere a procesos dialógicos de construcción

com partida, donde no existe una concepción individual de las aprendiencias, sino una

Page 17: Comunidades rurales aprendientes: Nuevas rutas en la educación continua

17

perspectiva colectiva, que im plica la perm anencia de diálogos reflexivos para la

realim entación y m ejora de la práctica educativa, lo que involucra el estudio, el análi sis, la

reflexión, el cuestionam iento perm anente, la creatividad pedagógica, a fin de lograr

construir una praxis pedagógica con sentido para la escuela y la com unidad.

Desde este planteam iento de Educación continua, c reem os que la escuela es m ucho m ás

que el edificio -que con grandes esfuerzos en m uchas ocasiones se construyen -, pensam os

que la escuela es el espacio relacional que forjam os para aprender en com unidad. La

escuela es el encuentro que tenem os para aprender de la vida, y donde se supone

aprendem os a vivir y convivir.

Es el lugar donde se m aterializa la po sibilidad de una v ida solid aria para el dis frute, para

com prender la coexistencia hum ana con la tierra, la vida, el m undo natural, para

resignificar la dim ensión del tiem po y el espacio y lograr situarnos en la vida presente,

com o personas históricas y con responsabi lidad por la vida futura; e n donde se aprende la

geografía, m atem áticas, biología , pero no en el vacío, o de m anera aislada, com o

aprendizajes sin sentido , que está en los libros; sino desde el significado que t odas estas

asignaturas tienen en y para la vida cotidiana en la fam ilia y en la com unidad.

Ante lo expuesto, desde la experiencia asum im os la educación continua, com o la

oportunidad de seguir creciendo personal y profesionalm ente en los diferentes espacios

pedagógicos, es la que perm ite ese continuum en el aprendizaje, en la construcción de

saberes, en el desarrollo de potencialidades cognitivas , afectivas, sicom otoras, éticas,

espirituales y sociales . Es la po sibilidad a desaprender, para construir nuevos saberes en

un m undo dinám ico, un a sociedad cam biante; en ocasio nes, sin rum bo para la vida

com unitaria.

Una educación continua pensada por y desde las y los profesionales de la educación,

im plica construir espacios para repensar el sentido de la vid a de la escuela en conjunto,

para hacer lectura profunda de la realidad (m undial, regional, nacion al, local y fam iliar) y

vincularla al sentido de vida escolar. Para lograrlo se necesita forjar un trabajo

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colaborativo, dem ocrático y auto gestor en y desde las com unidades educativas, m ediante

el diálogo reflexivo, el trabajo pedagógico contextu alizado y la participación ciudad ana

com o pilar fundam ental para generar sentido y significado a la vida com unitaria.

La propuesta de trabajo trata de revelar la labor del educador y la educadora en contextos

rurales, ya que en las condiciones de soledad en las cuales se trabaja en las zon as rurales, -

sobre todo en las zonas rurales dispersas- , la interacción con las y los colegas es casi nula,

este grupo de docentes no cuenta con espacios para el debate, la reflexión, la consulta, no

hay nadie a quien contar sus éxitos o sus frustraciones con los niñ os y las niñas . E l docente

debe asum ir tam bién las funciones de dirección, y aquí es necesario com prender que

aunque una escuela sea pequeña por su núm ero de m atrícula, la norm ativa obliga a llenar

todas las fórm ulas, a cum plir con todos los inform es, proyecciones, estudi os y análisis

estadísticos, organizar la junta de educación, entre otras m últiples funciones.

La educación continua es un proceso que requiere interacciones y transform aciones

profundas en las prácticas colectivas de los centros educativos donde es frecuente el

aislam iento entre colegas docentes, las lim itadas posibil idades para el intercam bio de

opiniones, para el reconocim iento de los éxitos, el acercam iento a la realidad con m irada

pedagógica; así com o los cuadernos saturados de letras y exám enes plagados de ítem s

desvinculados de la vid a local. Estas evidencias hacen dudar de las propuestas curriculares

y abordajes m etodológicos que se prom ueven, especialm ente cuando nos encontram os

frente a elevados índices de expulsión, repulsión y exclusión en la com unidad estudiantil.

E l enfoque y la m odalidad de la educación continua en este proyecto fue construido y

pensado, re-posicionando al educador, educadora rural; m irando la com unidad y al

contexto general; asum iendo la escuela com o institución social con capacidad para

generar oportunidades de aprendiencia relevantes para las personas en la com unidad. La

vida de los niños y las niñas fue pensada desde el entorno fam iliar -com unal; visualizando

el abordaje individual y colectivo del proceso form ativo; sin perder de vista las condiciones

laborales, así com o las lim itaciones y potencialidades de los m aestros y m aestras.

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Se partió de un posicionam iento po sitivo, con el ideal que el proyecto cont ribuyera en ser

una voz de aliento y escenario de aprendiencia, en la búsqueda de una educación que

posibilite bienestar, contextualización, san as y buenas interacciones, aprendiencias

pertinentes y sanos espacios de convivencia para lograr una vida m ás plena para las

com unidades rurales a partir de su se ntir, pensar, vivir y soñar.

El proyecto se desarrolló en la zona de San Carlos, específicam ente con seis circuitos

escolares: Santa Ro sa de Pocosol, Boca de Arenal, La Fortun a, Los Chiles, Coopevega y El

Pavón.

Com o parte del trab ajo proposi tivo, el proyecto

desarrolló una m etodología par ticipativ a, en

m odalidad presencial y a distancia, que generó

posibilidades de e ncuentro en diversos esp acios.

La propuesta se presentó previam ente a las

autoridades responsables de la Dirección

Regional Educativa de San Carlos.

Com o parte de la diversidad de escenarios, se realizó un a gira o expedición pedagógica a

la ciudad capital de Costa Rica; San José, a la zona indígena de Talam anca y com o parte de

los escenarios internacionales, se visitó diferentes escuelas en Nicaragua y El Salvador.

Com prendim os que para generar cam bios no es suficiente enunciarlos en discursos o en

teorías, necesariam ente se requería de vivirlo, por este m otivo nos preparam os para

realizar giras pedagógicas transform adoras a centros educativo s de la región, el objetivo

era claro, dem ostrarnos que con el trabajo pedagógico reorientado podíam os hacer

transform aciones sin depender de presupuestos adicionales (el proyecto no disponía de

recursos financieros), así que entre todas las personas par ticipantes, se realizaron

diferentes actividades con el ánim o de generar recursos propios que perm itieran el

desplazam iento colectivo .

Page 20: Comunidades rurales aprendientes: Nuevas rutas en la educación continua

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Intuim os que la experiencia cultural de nosotros com o com unidad aprendiente debía ser

enriquecida, por este m otivo prom ovim os la visita al Teatro Nacional , para com partir un

diálogo esperanzador con el educador -artis ta y poeta, Edgar Céspedes Ruiz (pedagogo

costarricense), quien nos ofreció un proceso alfabetizador para disfrutar la belleza

arquitectónica del Teatro Nacional y el concierto nos brindó bienestar em ocional y unos

deseos inm ensos de asum ir la m úsica com o espacio de vida que puede enriquecer la vida

de la escuela y la com unidad.

En esta m ism a gira tuvim os la opor tunidad de vivir una ruralid ad diferente a la

tradicionalm ente conocida por nuestra com unidad de aprendizaje, no s acercam os a la

com unidad indígena de Talam anca, tran sitam os los cam inos que en soledad recorren los

niños, las niñas , m aestras y m aestros cad a día , visi tam os hogares, exploram os el

exuberante contexto con su belleza natural y cultural.

Desde esta experiencia nos propusim os un esfuerzo am oroso por com prender la cultura

del pueblo bribri, un pueblo que se niega a m orir pese a todas las luchas que tuvo y tiene

que dar, para asum ir la vida en coexistencia con el todo.

El trabajo en las diferentes escuelas visi tadas nos dejó inquietos , com prendim os que

deseábam os aprender viviendo, reflexionam os que podríam os desarrollar nuestra

inteligencia cultural explorando espacios diversos; deseábam os tam bién, m anifestar a las

niñas y los niño s nicaragüenses que viven en Costa Rica que nos in teresa conocer y

acercarnos su patria, porque de esta m anera podríam os valorarla , apreciarla, respetarla ;

por eso asum im os el desafío colectivo de cruzar la frontera nacional y nos anim am os a

visitar el país herm ano Nicaragua.

En el análisis de la realidad, para el planteam iento de una propuesta pertinente, pensada

a la luz del contexto nacional se m iraron las situaciones prioritari as que daban al traste

con la problem ática educativa y aspectos de vulnerabilidad socia l que m arcan el acontecer

educativo costarricense.

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En este sentido se analizaron lo s dato s que viene siendo registrados en el Inform e del

Estado de la Educación en los cuales se evidencia un crecim iento en el prom edio de

reprobación en el nivel de prim aria; y el cual señala que las zonas de m ayor reprobación

son las zon as rurales. En los diferentes inform es se explica que un factor clave que debe

fortalecerse es la calidad de la docencia. Así m ism o, se analizaron los índices de

vulnerabilidad social im perantes, en los cuales, de nuevo, las zonas rurales son las que

ocupan los puestos principales en pobreza y exclusión social.

Ante la si tuación de fragilid ad educativ a que vivencian algunas zonas rurales de San

Carlos, el Proyecto asum ió el com prom iso de aportar propuestas encauzadas a un m ayor

acom pañam iento de los docentes rurales m ediante al ternativas de educación continua

orientadas al lo gro de un m ejoram iento del desem p eño docente, de los procesos de

aprendiencia con m iras a dism inuir del porcentaje de estudiantes reprobados o

expulsados del sistem a educativo, esperando a la vez, que este accionar tenga repercusión

en los procesos de la vida com unitaria.

Considerando estos datos reveladores queda evidente la im portante necesidad de

revisión del quehacer en algunos centros educativos desde el abordaje m etodológico del

proyecto se asum e la idea de que com o m aestros y m aestros tenem os el deber y la

responsabilidad de aportar toda nuestra capacidad p ara inspirar en los procesos

educativos m ística y com prom iso que arrojen resultados y vivencias reflexivas y

constructivas.

De acuerdo con lo que explica este m ism o autor, los seres hum anos no nacem os para

sufrir la desdicha del ham bre y la pobreza p ara ser excluidos, relegados, reprobados. E l

papel de la educación es pilar fundam ental en la construcción de l a sociedad, en la

form ación de las personas que deseam os forjar para construir y coexistir en un m undo

m ejor, con los valores m orales, espirituales, cívicos y éticos que deben alimentar el

corazón, el pensam iento y el actuar, aspectos necesarios e indispensables para enfrentar

el futuro y los desafíos de los tiem pos que nos ha tocado vivir.

Page 22: Comunidades rurales aprendientes: Nuevas rutas en la educación continua

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De igual form a, nos asum im os com o sujetos históricos, educadores y educadoras

conscientes, capaces de decir y decidir, de hacer y transform ar, de soñar y lograr; de m irar

y leer la realidad y ser capaz de advertir lo que no está bien, lo que debe y puede

m ejorarse y asum irse propositivam ente; pero a la vez con capacidad p ara ver lo bueno, lo

bello, la virtud de lo diferente.

Al respecto, Freire (1993) en su libro Pedagogía de la Autonom ía, plantea que “el hecho de

percibirm e en el m undo, con el m undo y con los otros, nos debe poner en un a posición

ante el m undo que no es la de quien nada tiene qu e ver con él. Al fin y al cabo, nuestra

presencia en el m undo no es la de quien se adapta a él, sino la de quien se inserta en él. Es

la posición de quien lucha para no ser tan sólo un objeto, sin o tam bién un sujeto de la

Historia” (p. 18).

Es así que, todas las personas participantes nos asum im os com o seres históricos, que

actuam os en una realidad que no está dad a, que puede ser encausada, que da la

posibilidad y po testad de dirigir el destino personal , institucional y colectivo, que aporta

esfuerzos, une voluntades, asum e com prom isos y se plantea m etas.

La educación continua, com o proceso de form ación y actualización que potencia el

desarrollo profesional docente, necesita repensarse y revita lizarse para que se constituya

en una experiencia significativa orientada al m ejoram iento de la praxis pedagógica.

En el transcurso de estos dos años de trabajo fu im os analizando las propuestas de

educación continua que im peran en el colectivo docente a nivel nacional e internacional.

Hicim os especial análisis del enfoque, la m etodología, los resultado s, las lecciones

aprendidas y se idearon nuevas rutas para construir espacios de diálogo, estudio,

reflexión, aprendiencia y generación de ideas propositivas par a el trabajo m ancom unado

con las com unidades. A partir de este análisi s y del pensam iento colectivo construido se

m iraron las posibilidades y potencialidades que ofrecen los escenarios rurales en la

construcción de alternativas que perm itan un trabajo profesion al renovado e im pulsador

de cam bios en los procesos educativos.

Page 23: Comunidades rurales aprendientes: Nuevas rutas en la educación continua

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Tuvim os clara conciencia que el éxito escolar no depende únicam ente del esfuerzo y

dedicación que esté en capacidad de hacer el estudian tado y su fam ilia, sino que adem ás,

el centro educativo debe ofrecer determ inadas condiciones y posibilidades y que esto es

una responsabilidad de los gestores y docentes.

Pero esta responsabilidad es asum ida com partid a con las insti tuciones que tienen relación

directa con los procesos de form ación profesional. Al respecto, se retom a lo planteado por

Delors (1990) quien explica la responsabilidad social de las instituciones form adoras al

enunciar: “La universidad puede contribuir com o plataform a privilegiada de la educación

durante toda la vida, a l abrir sus puertas a los adultos que quieran reanudar los estudios,

adaptar y enriquecer sus conocim ientos o satisfacer sus ansias de aprender en todos los

ám bitos de la vida cultural, con el propósito de que toda persona pueda m antenerse

actualizada respecto a las tr ansform aciones poblacionales, económ icas, políticas,

tecnológicas, científicas , artístic as, socioculturales y am bientales de nuestro m undo;

logrando el m áxim o desarrollo individual y social que les sea po sible, y englobando todo

tipo de experiencias y actividades que sean o puedan ser portadoras de educación.”(p 24)

Así que entendem os y asum im os la responsabilidad de la universidad pública en el sentido

de m antener la com unicación, dar seguim iento y enfrentar desafíos que plantea la

dinám ica educativa actual en los lugares donde exista m ayor necesidad.

Inicialm ente, nos dim os a la tarea de leer la realidad con m irada crítica, am orosa,

reposada y espíritu propositivo, para lograr com prender y atender las necesidades de la

escuela y la com unidad, respondiendo a los referentes legales y polí ticos m encionados en

las páginas anteriores.

Revisam os datos de exclusión, reprobación y repitencia. Las cifras son contundentes.

Apabullantes. Ante la realidad descrita , nos dim os cuenta de la necesidad de diseñar

propuestas pedagóg icas que enam oren a la niñez y a jóvenes para evitar la expulsión,

repulsión, exclusión, iniciando por m otivarnos, ilusionarnos y revalorar el trabajo que

hacem os en la educación. Decidim os iniciar el trabajo no a partir de contenidos

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curriculares, sino en la resignificación colectiva de la m isión social y cultural del edu cador,

la educadora rural en el m arco de los procesos de educación continua.

Si bien tenem os claro que la que la com pleja si tuación socio -económ ica que vive la

sociedad, no es un asun to que pueda resolver la educación de m anera exclusiva, sí es

seguro que sin educación sería im pensable siquiera plantearse preguntas, resolverlas,

buscar diversidad de abordajes a los m últiples problem as que la actualidad nos plantea.

A partir de las ideas m edulares expuestas se inicia la construcción de espacios de

pensam iento y acción con y desde las com unidades educativ as, a fin de favorecer mejor

vida para la escuela, fam ilias y com unidades, de m anera que puedan apropiarse del

proceso pedagógico y logren repensar de desarrollo socio -económ ico de sus

com unidades.

Algunos referentes que nos ayudaron a comprender y leer la realidad rural

El m aestro y la m aestra de la zona rural, por décadas ha desarrollado una labor

encom iable en las diferentes zonas del país, constituyéndose en un bastión im portante

com o forjadores de cultura y prom otores sociales.

A partir de la educación continu a, se prom ueve la idea de que los m aestros y las m aestras

visualicen y vivan un a escuela com o centro de cultura, que su función trascienda el

espacio del aula y lo s lím ites de la escuela, no solo educando niños y niñ as en I y I I ciclo de

la Educación General Básica, sino que se constituya en punto de encuentro y de

aprendizaje para la com unidad . Este plan team iento encuentra sustento de la escuela

com o “institución social y em presa” contem plada en el artículo 6 del Convenio

Centroam ericano en Educación, ratificado por nuestro país, que dice: “Los Estados

signatarios reconocen a la escuela com o una in sti tución social al servicio de las

necesidades y aspiraciones del pueblo que debe funcionar com o una em presa integrada al

hogar, a la com unidad y a las insti tuciones de servicio público”. Convenio

Centroam ericano. 1962.” (p 2)

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En los Fines de la Educación Costarricense prom ulgados en la Ley Fundam ental de

Educación de Costa Rica, enunciada en 1957, la escuela se visualiza com o centro social no

solo para prom over el conocim iento sino la cultura, la vid a en com unidad y po tenciar el

desarrollo hum ano en todas sus áreas , al enunciar “ el m ejoram iento de la salud m ental,

m oral y física del hom bre y de la colectividad. (Art. 3 Inciso a.) Y al proponer “realizar

program as adecuados para elevar el nivel cultural de las com unidades. (Art. 30, p 6).

De acuerdo con la conferencia Mundial sobre Educación para Todos (1990) en el Artículo

1.4 de la Declaración se establece que “La educación básica es m ás que un fin en sí m ism a.

Es la base par a un aprendiza je y un desarrollo hum ano perm anentes sobre el cual los

países puedan construir sistem áticam ente nuevos niveles y tipos de educación y

capacitación”. Este planteam iento supone primeram ente, el papel relevante que ocupa el

proceso educativo en las aspiraciones de cada persona y de la sociedad en general, así

com o la acción de repensar los proc esos educativos, im plem entando nuevas propuestas

de form ación y capacitación docente para el m ejoram iento de la educación.

Atendiendo a los plan team ientos educativo s vigentes la Polí tica Educativa dicta en 1994 la

im portancia de la “Form ación, Capacitación y Educación Continua de los docentes debe

responder a m odalidades individualizad as y socializadas de construcción y rec onstrucción

del conocim iento. (D. 5), así com o el enunciado m ás r eciente donde se prom ulga “E l

centro educativo de calidad com o eje de la educación costarricense ”; pronunciam iento

realizado por el Consejo Nacional de Educación en el 2008 que plantea “La educación

debe brindar a cada estudiante los conocim ientos, las herram ientas, la sensibilidad y los

criterios éticos, estéticos y ciudadanos , necesarios para poder – desde ahora y a lo largo

de toda su vida – avanzar de m anera crítica y sistem ática e n la búsqueda perm anente de

lo verdadero, lo bueno y lo bello, elem entos inseparables de lo que nos hace m ejores

seres hum anos” (p.8).

De tal m anera, que se reconoce el rol fundam ental la educación continua y sobre todo se

evidencia el papel que los m aestros y m aestras juegan para el logro de una sociedad m ás

hum ana, solidaria y justa, por tanto, el cuerpo docente que requiere adem ás, de una

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preparación profesional, la convicción de lo que im plica su labor socia l y el im pacto

presente y futuro que puede tener su trabajo en la sociedad.

El derecho a la educación y su relación con la educación continua

La escuela rural tiene la necesidad y el deber de leer y com prender e l contexto, conocer a

sus estudian tes, a las fam ilias; valorar y estudiar el entorno, las tradiciones, los valores y

creencias propias, lo s lenguajes, las form as p articulares de decir y de silenciarse en la

com unidad, identificar qué es lo im portan te y vital par a la gente de su com unidad, y tener

la habilidad de integrar todo esto al currículo escolar.

Los y las docentes som os los garantes en las com unidades de que se cum pla el derecho a

la educación para todas las personas. Pero debem os estar lis tos p ar a cam biar,

transform ar, im pactar la vida de niñas, niñas , jóvenes y en general, personas de la

com unidad. Todo esto pasa por transform arnos prim ero a nosotros m ism os, ya que las

transform aciones no pueden ocurrir si uno m ism o no está tran sform ado y lis to p ara

realizarlas.

E l reto de nosotros los m aestros y m aestras es com prender que la educación es o por lo

m enos debe ser, la posibilidad p ara que cada persona llegue a ser lo m ejor que pueda ser.

Eso solo se logra con educación pues al fin y al c abo esta se trata s im plem ente de

optim izar las capacidades de cad a persona. Pero, ¿Cóm o h acem os para optim izar esas

capacidades? H ay que trabajar para desarrollar el saber que cada ser hum ano tiene y

puede potenciar. Y el saber es sim plem ente poder poner en contexto lo que uno

sabe. Pero es difícil hacerlo, si enseñam os geografía sin his toria, m atem áticas sin

geografía. Si se enseña cada asignatura por separado . Sin com prender ni analizar el

contexto, que es desde dónde se explica el origen, la evolución, las lim itaciones, los

intereses, en fin, todo. No podem os seguir enseñando contenidos sin contextos. Así v a a

resultar m uy difícil aplicar el conocim iento, -cualquiera que sea- a la realidad.

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El acto educativo trae consigo desvelos, v acilaciones, dilem as; se p uede optar por el

cam ino fácil, lim itarnos a hacer lo que siem pre se hace, o tom ar el cam ino de la

incertidum bre, tocar la vida de m uchos seres hum anos, la m ayoría niños y niños que

tenem os la oportunid ad de conocer, de im pactar pos itivam ente en un periodo de sus

vidas en la cual necesitan con urgencia de tener al lado personas que les traten con cariño,

con respeto, que les enseñen y les den oportunidad de crecer, desarrollar habilidades y

destrezas que los inserten en esta sociedad cam biante en la que deb erán vivir.

Es decir, se requiere una escuela y un equipo docente, que aprenda y enseñe a aprender

para com prender la realidad, pues solo así lo grarem os que dism inuya la violencia en los

hogares, el ham bre, la falta de techo en fam ilias, la contam inación , la falta de sol idaridad y

com o dirían nuestros herm anos indígenas, lo que experim entam os es ausencia del buen

vivir. La dinám ica de la sociedad actual , las an sias im parables de desarrollo deben ser

revisadas y cuestio nadas en la escuela, allí debem os “aprender a desconfiar de la

industriosidad , de la velocidad, de la opulencia com o m odelo de existencia del desperdicio

y el envilecim iento del entorno com o m anera de habitar el m undo ”. (Ospina 2014. p. 13).

Esas son algun as de las razones por la que tenem os que continuar construyendo un

aprendizaje significativo y con sentido para todos y todas.

A partir de los referentes legales citados, se fundam enta el trabajo que nos propusim os.

De m anera m ancom unada nos dim os a la tarea de pensar que la escuela no es un a isla,

quisim os visualizarse com o un ecosistem a en s í m ism a, que tiene m ovim iento e

intercam bio, donde fluye energía, ideas, conocim ientos, vivencias; diversidad de voces,

valores, m anifestaciones; interacciones en contextos que van m ás allá de lo geográfico,

donde se articula lo educativo, social, cultural, político, económ ico y espiritual.

Biopedagogía y Aprendiencia como reto en los procesos de educación continua

El aprendizaje surge en el m arco de com plejos procesos de aprendiencia, los seres

hum anos no surgim os en un proceso aislado, sino en el m arco de un largo, com plicado,

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intrincado proceso de generación, transform ación, evolución en conjunto con todo el

entorno de vida.

La visión androcentrista del m undo h a desvirtu ado por m uchos año s esta concepción y ha

generado conductas, culturas, actitudes depredadoras, que en la actualidad están

pasando una costosa fac tura al planeta. Sin em bargo, la vida sigue generand o form as

flexibles y adaptativas p ara evolucionar respondiendo a los cam bios y continuar

desarrollando nuevas form as de aprendiencias para m antenerse com o vida; viva.

Los cam bios vertiginosos que se han sucedido en m ateria de producción de bienes, de

m aneras de establecer la com unicación, de generación y acceso a la inform ación, de

construir y vivir nuevos va lores por las generaciones de relevo, - para m encionar solo

algunos aspectos – nos plan tean preguntas de análisis sobre sí ésta es solo una época de

cam bios o un cam bio de época.

Creem os, com o otros estudiosos del tem a, que vivim os frente a un cam bio de época. La

últim a vez que, profesionales del área de la sociología e historia indic aron un cam bio de

este tipo fue hace un poco m ás de doscientos años, d ebido a las radicales

transform aciones que generó la revolución industrial. ¿Cóm o asum e este reto la

educación en la actualid ad? y ¿C óm o lo estam os asum iendo las personas que nos

dedicam os a la educación? ¿Cuáles preguntas nos deberíam os hacer para reflexi onar

sobre todo esto? ¿Qué cam bios urgentes habría que h acer a partir de los nuevos

escenarios que se nos presentan? ¿En qué podem os y debem os em pezar a trabajar? ¿Será

posible que estem os viviendo m orfogénesis, con nuevas form as y transform aciones que se

producen sin cesar en nosotros y en nuestro alrededor?

La aceleración histórica y la tecnología en nuestros tiem pos, no s im ponen un ritm o de vida

insospechado. Ahora los aparato s tecnológicos, las m áquin as, las aplicaciones y sus

respectivas form as de com unicación se han instalado en nuestra cotidianidad y pareciera

que nos acom pañaran siem pre.

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Producto de lo anterior, se h a generado tam bién una sorprendente necesidad de nuevos

saberes, nuevas acti tudes frente al aprendizaje que m ejor llam arem os aprendiencias;

puesto que concibe el aprendizaje no com o un producto term inado, sino com o un proceso

que no term ina con un curso, con un exam en, con un títu lo, que es inherente a la vid a,

que le ha dado a la vida la posibilidad de seguir siendo vida.

Ahora tenem os nuevas form as de com unicación, de interacción virtual, cantidades

inim aginadas de inform ación, de datos que no som os cap aces de asim ilar, de clasificar, de

abordar. Claro está, que no todos som os usuarios de estos privilegios. A la par de estas

inm ensas posibilidades , están quedando sin acceso a la que han llam ado sociedad del

conocim iento , m uchas personas cuya ruta de discrim inación se inicia precisam ente en el

escenario social diseñado para que haga todo lo contrario: ese lugar es la escuela.

Las redes de com unicación han perm itido la conectividad, se han derribado fronteras,

ahora tenem os acceso a saberes organizados en el ám bito de la cultura, la política , el arte,

de lo cual surgen nuevas form as para la convivencia, la organización de las id eas, surgen

nuevas form as de em pleo y se hacen necesarias tam bién, nuevas habilidades para viv ir y

participar activam ente en la vid a social y política actu al y en los equipos de docentes,

nuevas habilidades para responder a los desafíos que la actualidad n os dem anda.

Ante estos cam bios, es com prender que debem os educar para el asom bro, la

interrogación, la incertidum bre, la rebelión ante las verdades absolutas , ante las certezas

positivis tas , y que sigam os en la búsqueda que nos perm ita com prender, leer,

relacionarnos, desde la duda, la búsqueda, la pregunta, lo diverso, lo confuso. Los

tiem pos m odernos nos invitan a gritos a abandon ar nuestros cóm odos sillones de la

verdad absoluta y adentrarnos en los cam inos de la vacilación y la perplejidad.

Esta nueva época debe poder am pliar las posibilidades para que personas com prendan y

dialoguen sobre los grandes enigm as de que h an atorm entado a los científicos en los

últim os siglo s, el derrum be de las leyes de la física, que dos p artículas en extrem os

opuestos de una galaxia pueden com partir inform ación sim ultáneam ente y el hecho de

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que la sola observación de un fenóm eno cuántico puede m odificarlo radicalm ente, los

drones m icroscópicos que viajan por las venas y arterias, los que reparten paquetes en las

congestionadas m ega ciud ades, las nuev as propuestas p ara producir energía de fusión,

esa m ism a que nos regalan las estrellas y el sol y que ha sido origen y fuente de vida, de

todas las form as de vida y no solo de la vida hum ana.

E l conocim iento, nuevo o anterior debe ser posesión de todas las personas. Una de las

tareas pendientes de la educación actual es que todos estos av ances puedan llegar a tod as

las personas que quieran conocerlos. Conocer sobre lo nuevo, disfrutar de las m edicinas

de tercera generación, inform arse sobre política, nuevas teorías sobre género, sexualidad,

recibir un trato digno y respetuoso, no tener m iedo…debe ser un derecho hum ano que

debem os reivindicar.

La sim ple constatación de cóm o se relacionan las personas jóvenes con la tecnología y s us

avances nos dem uestra esta afirm ación sin necesidad de investigaciones especializadas.

Ahora, son cap aces de estudiar viendo la televisión, escuchando m úsica, revisando en

form a constante las redes sociales en las que se com unican con un lenguaje que es

prácticam ente un nuevo idiom a; cuando hasta h ace pocos años, aseguráb am os con

m ucha firmeza, que para estudiar y concentrarse se requieren otras condiciones casi,

totalm ente diferentes y contrarias a las que tienen las personas jóvenes hoy y, que por si

fuera poco, a ellos, les resultan plenam ente exitosas.

Hem os enseñado a leer de izquierda a derecha, de arriba hacia abajo , en nuestra

referencia contextual y desde el paradigm a occidental englo bador y abarcador, pues

sabíam os -en ese entonces-, que la form a de com unicación escrita es diferente para los

japoneses, israelíes, árabes, tibetanos, entre otros.

Todo lo que sabíam os con certeza sobre algunas técnicas de estudio debe ser revisado hoy

en día. Los niños y niñas ahora leen hacia adentro, cuando entr an a un enlace en la red,

desde abajo hacia arriba, h acia los lados, y ni qué decir de la nueva m anera de expresar

ideas en los m ensajes telefónicos o en las redes sociales que ahora están tan en boga. Son

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31

ciertam ente de com pleja com prensión para las perso nas no avezadas en este tipo de

códigos de com unicación.

La era de las redes ha generado una realidad que ha iniciado su convivencia con los seres

hum anos, en prim er lugar, la exigencia de sentim ientos, destrezas, habilid ades y

conocim ientos, cuyo em pleo son requeridos y esperados para distintos desem peños, y

aquí no so lo estam os pensando en los aspectos laborales, que por supuesto, los exigen;

sino que tam bién hacem os referencia a la destreza de m anejo en aspectos sociales. La

ignorancia o la perm anencia al m argen de todos estos nuevos saberes, obstaculizan o

m inim izan las op ortunidades de p articipar y tom ar decisiones en los asuntos públicos y de

interés colectivo entre otros.

En m edio de estos procesos de transform ación se debe tener conciencia del qué y el cóm o

surge nuestra in teligencia y nuestra em ocionalidad; por cuan to estas de term inan las

posibilidades de vivir procesos de reflexión que favorecen las com prensiones y la

construcción de conocim ientos. Maturana (1999) en su libro “Transform ación en la

convivencia” plantea la teoría “Biología del Am or” y con ella, nos abre perspectivas desde

dónde asum im os las posibilid ades de aprender y la construcción de espacios para generar

aprendiencia.

Desde sus postulados , el am or no es solam ente un sentim iento que favorece relaciones

hum anas afectivas, sin o que es el fundam ento donde fluye nuestra em ocionalidad y con

ella, las posibilidades de vivir con placer, gozo y alegría las experiencias de vida y de ahí,

se favorecen los espacios de diálogo, los procesos reflexivos, “el estar y sentirse bien”.

Generando las posibilid ades de interacción - com prensión se favorecen m ás y m ejores

posibilidades p ara sentir, oler, ver, an alizar. Es por esto, que “La educación, debe

producirse en el conocim iento y com prensión de que las em ociones son la base de todo lo

que hacem os, inc luyendo nuestra racionalidad (Maturana, 1999, p.64).

Es evidente que los aprendizajes actualm ente se generan de form a diferente, es por eso

que, las y los educadores tenem os el reto de crear escenarios educativos no com petitivos

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32

sino colaborativo s. Se debe favorecer la capacidad de actu ar, hacer y ser con libertad; y

reflexión constante de m anera que podam os asum irnos com o seres responsables, social,

em ocional, y ecológicam ente com prom etidos con estados de bienestares individuales y

colectivos.

Es posible que, teniendo actitud de aprendientes frente a los insólitos cam bios y avances

en las redes de com unicación y tecnologías se puedan favorecer las posibilidades de

solidaridad, pero, p ara esto es preciso que la par ticipación de los procesos biopedagógicos

se den de m anera intencionada y consciente.

De ahí que una pregunta que interpela a la pedagogía, a la m etodología y a otras ciencias

relacionadas con la educación es; ¿cuáles son los cam bios y tran sform aciones que

tendrem os que estar haciendo entonces en la educación, para responder m ínim am ente a

esta avalancha de cam bios?

La educación (fam ilias, sociedad, escuela, m edios com unicación…) en nuestro tiem po

debe estar atenta a los cam bios acelerados que se están produciendo, debe ser lectora

analítica y no solo consum idora acrítica de todos estos procesos.

Creem os que hoy m ás que nunca la educación continua enfrenta el desafío de m odificar

su fundam ento fi losófico, y a que no es un asunto de m odificar m étodos, sino de

com prender qué rol vam os a tener en los esce narios particulares, públicos, privados, en la

historia que estam os escribiendo m ientras vivim os.

La escuela por su parte, se enfrenta a la problem ática de m odificar sus métodos

convencionales para incorporar los bancos de datos, las redes inform ativas , la

teleconferencia, etc., que im ponen la necesidad de flexibilización de program as

curriculares y la iniciación y form ación de los equipos docentes, a fin de explorar las

posibilidades que ofrecen estos recursos.

Así m ism o, tenem os en frente el enorme im pac to que produce en los y las docentes este

desplazam iento desde la tecnología conocida (pizarrón, textos , audiovisu ales) hacia

Page 33: Comunidades rurales aprendientes: Nuevas rutas en la educación continua

33

ám bitos aún inexplorados totalm ente. Algunos ingenuam ente, piensan que esta situación

transform a de fondo y no de form a, toda la c oncepción que tenem os sobre la educación y

que debilitan la autoridad cultural y científica de los docentes, plan teando un conflicto de

poderes, ya que un gran núm ero de estudiantes poseen una vasta experiencia en el

m anejo de tecnología inform ática, coloc ando al profesorado en inferioridad de

condiciones.

Los cam bios y transform aciones actuales están lejos de originar una sociedad, que sea

concebida com o sistem a de interacciones entre seres hum anos, que organizan

conscientem ente su práctica, a través de u na com unicación de libre dom inio.

La educación continua debe convertirse en un espacio de aprender, pensar, liberar y

generar espacios de análisis perm anente sobre los cam bios que la actual realidad nos

ofrece.

La educación continua tiene la enorm e resp onsabilidad de re -educar a las y los docentes

para que puedan replantearse su quehacer, y proponer procesos dinám icos, activos, de

convivencia en solidaridad con la vida y el planeta.

Es relevante aprender desde el hacer porque quienes aprenden son y serán los que

poseen la capacidad de asociar, contenido, experiencia y asim ilación de los nuevos

aprendizajes sociales, intelectuales, culturales que perm itan al ser hum ano desencadenar

procesos neuronales de auto organización.

Quizá, es urgente que la educación continua asum a la incertidum bre com o alternativa

para com prender que en la experiencia educativa form al no se tratar de dar

conocim ientos, sino de favorecer nuevas vivencias, convivencias; experiencias contrarias

incluso a lo que la sociedad contem poránea exige (com petencia, individualidad ,…) para

asum ir la convivencia com o alternativa para transform arse en el “convivir juntos-juntas.

Se hace necesario entonces, renacer con una perspectiva integradora, fortalecedora de

triadas entre cuerpo, m ente y espíritu o lenguaje, am or y cultura, sociedad, pensam iento y

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ser hum ano para com prender en qué tiem po y espacio se desarrolla la educación

actualm ente.

En este m ism o orden de ideas, coincidim os con Maturana (1994) cuando afirm a que: “La

inteligencia tiene que ver con la consensualidad; la inteligencia no es prim ariam ente la

capacidad para resolver problem as, sino la capacidad de participar en la generación,

expansión y operación de los dom inios consensuales com o dom inios de coordinaciones de

conductas a través de la vida todos juntos” (p. 224).

Nos planteam os la necesidad im perante de re -significar la pedagogía, de m anera que se

constituya en experiencia de vida que no desnaturalice la aprendiencia, sino todo lo

contrario; debe de generar m ás posibilidades p ara la com prensión y no tan to para la

explicación. Debe de generar puentes de doble vía entre la razón y la in tuición, y de lo

cognitivo a lo afectivo.

Educación y nueva ruralidad

Los efectos de estas polí ticas in ternacionales de globalización, en los p aíses m al llam ado

en vías de desarrollo han ocasionado la em ergencia de “una nueva ruralidad”, cada vez

m enos agraria, m ás m oderna, teniendo en la m ayoría de los países com o consecuencia

una m ayor exclusión de las clases trabajadoras de sus lugares de nacim iento, produciendo

oleadas de m igración hacia el extranjero o hacia ciudades m ás cosm opolitas, solo por

nom brar una de ellas.

Si querem os adentrarnos en el concepto de nueva ruralidad deberíam os com enzar por

caracterizar lo urbano, lo rural.

La inclusión de lo urbano no es caprichosa, es necesaria, porque en el pensam iento

dicotóm ico subyacente en m uchos planteam ientos sociológicos u n concepto se aclara o se

plantea por la ausencia del “otro”, es rural lo que no es urbano y viceversa.

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Lo urbano, se caracteriza por la al ta densidad de población, infraestructura desarrollada,

am plitud de servicios y telecom unicaciones, vida social y cultural activa, posibilidades de

superación personal accesibles a un am plio núm ero de personas, un entram ado social en

m uchas ocasiones, indiv idualizado, despersonalizado, poco solid ario, v alores construidos

desde una ideología globalizada, form aciones fam iliares diversas: fam ilias am pliad as,

m onoparentales, entre otras posibilidades.

Podríam os caracterizar el contexto rural tradicional, com o lo encontram os en num erosas

publicaciones relacionadas con el tem a, com o una zona de escasa densidad de población,

infraestructura lim itad a, em inentem ente agrícola (producción prim aria), de difícil acceso y

deficiente com unicación con los centros urbanos, pocos servicios, generalm ente asociada

a la idea de “atraso”, con relaciones sociales tradicionales, solidarios, r espetuosos y

obedientes con sus m ayores, apegados a las tradiciones locales, y con poca vida cultural.

E l objetivo principal de esta form a de entender la ruralidad es, proveer de insum os

baratos y m ateria prim a a la industria m anufacturera, cultivar alim en tos para el

autoconsum o y abastecim iento de las ciudades, y la exportación de productos

tradicionales tales com o la carne, el café, el banano y el cacao.

Todo esto em pezó a cam biar drásticam ente con la im plem entación de las políticas

derivadas de los Program as de Ajuste Estructural propiciados por los países

industrializados, donde el papel del Estado se redujo, elim inando subsidios esenciales para

los productores pequeños y m edianos que basaban sus estructuras productivas

fundam entalm ente en redes fam iliares; se increm entaron las im portaciones de productos

agropecuarios que com petían con los n acionales a un m ejor precio, desestim ulando as í su

producción, e im plementando un agresivo program a de atracción de inversión extranjera

que fue aprovechado por pode rosas em presas que estaban en capacidad de afron tar los

nuevos retos de producción exigidos, pero de antem ano conocidos por ellos, ya que

provenían fundam entalm ente de los países m ás desarrollados indu strialm ente, y a los que

les convenían los atractivos incentivos para instalarse en el país.

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Coincidentem ente con estos planteam ientos económ icos se asum ió la idea, de que el

crecim iento económ ico traería aparejado inevitablem ente, por un efecto “cascada” un

m ejor nivel de vida para todos los habitantes.

No todas las em presas fam iliares costarricenses pudieron incluirse dentro de esta

reconversión económ ica, y las que no lo lograron fueron form ando un grupo de

agricultores excluidos de la m odernización, que term inaron vendiendo sus tierras para

convertirse en m ano de obra barata, o form ando los cordones de pobreza en las áreas

urbanas.

Las estadísticas nos dem uestran que los niveles de pobreza han aum entado, que se ha

acentuado m ás la diferencia entre pobres y ricos, y la inequidad a la hora de acceder a la s

oportunidades de educación.

Rural o urbano ¿dos polos opuestos?

Nos detendrem os en el análisis que hicieran Pérez, E. Farah M. y Gram m ont H. (2008) en

su libro “La nueva ruralidad en Am érica Latina: Avances teóricos y evidencias em píricas”

en el cual establecen nueve variables que podrían com pararse para establecer una

diferencia entre lo rural y lo urbano:

Empleo: en las zonas rurales la población se ocupa en actividades agrícolas; m ientras que

en las zonas urbanas existe m ucha m ayor diversidad ocupacion al con un im portante

predom inio de las actividades de servicios e industriales.

M edio ambiente: las actividades económ icas y la cotidianidad de las personas en las zonas

rurales se encuentran determ inadas y expuestas en m ucho m ayor m edida a las

condiciones del m edio am biente natural.

Tamaño de las comunidades: la necesidad del trab ajador rural de perm anecer cerca de la

tierra que cultiva, articulan una relación inversa entre el porcentaje de población dedicada

a la agricultura y el tam año de las com unidad es.

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Densidad poblacional: relacionado con lo an terior, las com unidades rurales se caracterizan

por tener una m enor densidad poblacional que las zonas urbanas.

Homogeneidad de la población: la población en las zonas rurales provienen del m ism o

sector, por lo que sus carac terísticas p sico -sociales (lenguaje, creencias, tradiciones,

opiniones, etc.), son sem ejantes.

M enor estratificación y diferenciación social: la división del trab ajo es un criterio m uy

im portante si vam os a establecer diferenciaciones sociales, condición que se encuentran

m ás frecuentemente en las ciudades. En el cam po, los individuos que se ubican en los

extrem os sociales, por diferentes razones pero son expulsados de la com unidad.

M ovilidad social: cam biar frecuentemente de em pleo, de dom icilio o de “posición

socioeconóm ica”, no es cosa com ún en las com unidades rurales. Los fuertes lazos

fam iliares hacen que los padres, los hijos, los nietos, trabajen en las m ism as parcelas.

Flujo m igratorio: tradic ionalm ente las m igraciones han sido del cam po a la ciudad en

busca de m ejores condiciones de vida, difícilmente al contrario. Los que m igran al cam po

generalm ente son habitantes de países lim ítrofes con peores condiciones de vida.

Sistemas de integración social: la baja densid ad poblacional y la hom ogeneidad social,

principalm ente, hacen que el contacto con las personas sea m ás cara a cara, m ás personal

que en las ciudades donde las interacciones son m ás de tipo secundario .

E l propósito de an alizar m ás en profundid ad esa caracterización de lo rural y lo urbano,

siem pre visto com o antagónico, se basa en que el concepto de “nueva ruralidad” rom pe

con esa dicotom ía, ya no existen fronteras estrictas en tre las dos realidades, podem os

hablar de un continuum entre ellas com o lo explicita Aldo Solari en su obra “Sociedad

Rural Latinoam ericana”.

La nueva ruralidad

Podem os adherirnos a la definición en la cual Pérez, E. Farah M. y Gram m ont H . (2008)

indican que,”…la nueva ruralidad es una visión interdisciplinaria del m undo rural, que

tom a en cuenta los aportes de la sociología rural y de la econom ía agraria, pero que vas

m ás allá de las m iradas separad as de las m ism as, incorporando elem entos de la

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antropología , la historia , la geografía, las ciencias am bientales en tre otras”. (Pág .190) De

acuerdo a esta visión podem os encontrar al menos tres cam pos en los que m ás han

im pactado los cam bios en las zonas rurales: a) territoriales, b) de trabajo y c) culturales.

a) En cuanto a los cam bios territoriales notam os que las f ronteras entre lo rural y lo

urbano se tran sform an en un con tinuum . Se revaloriza el am biente rural p ara vivir en

arm onía con la naturaleza, se m ejoran las infraestructuras y las nuevas tecnologías

llegan al cam po. La conservación del m edio am biente es un tem a prioritario, y

abundan las legislaciones en ese cam po. Grandes com pañías se instalan con proyectos

agrícolas, agroindustriales y turísticos.

b) Con respecto al trabajo, deja de ser em inentem ente agrícola, el cam po se m oderniza

reduciendo la m ano de obra ocupada, hay pluralidad de trabajos en una m ism a

fam ilia, se dem anda m ano de obra que dom ine el idiom a inglés y pueda m anejar

equipos de cóm puto, surgen nuevas profesiones conectadas con los servicios

turísticos, algun as personas se trasladan de la ciu dad al cam po para trabajar en

grandes hoteles y em presas. En general la pobreza, la m arginación y el desem pleo

aum entan.

c) Relacionados con aspectos culturales las m odas llegan con m ucha rapidez, los v alores

tradicionales han cedido su im portancia ante nu evas tendencias de com portam iento

m undiales, la problem ática de género es discutida con m ayor énfasis y las m ujeres

desem peñan trabajos fuera del hogar con m ás frecuencia, hay m ás acceso a

actividades culturales ya sea por m edio de la televisión o Internet, así com o m ayor

presencia de artistas en zonas rurales.

Ante esta situación que se ha descrito a grandes rasgos, el papel de la educación rural es

fundam ental.

Por lo tan to, l as caracterís ticas que debería tener el currículo que se desarrolla en estas

escuelas, debería ser significativo, flexible, contextualizado, pertinente, particular,

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respetando la cultura y saberes de las com unidades, el respeto a la diversidad,

interculturalidad, incorporación de las nuevas tecnologías y fundam entalm ente una

relación dialógica horizontal entre los actores sociales.

Breve encuadre metodológico: La investigación participativa

Para abordar las diferentes dimensiones de la interculturalidad, se requiere de

investigaciones par ticipativ as de corte intercultural (Dietz 2009). ¿En qué consiste este

tipo de investigación? Aspira a ser crítica, dialógica, p articipativa, relevante y aplicable a la

diversidad de contextos geográficos. Asim ism o, reconoce la existencia de un pluralism o

m etodológico y la riqueza que representa recurrir a m étodos etnográficos, cualitativos,

cuantitativos , etc., para atender la com plejidad de lo “intercultural”. Aborda m últiples

fenóm enos que se aprehenden desde lo experim entado cotidianam ente, lo vivencial, para

de ahí establecer vínculos con m arcos teóricos y conceptuales que nos ayuden a

interpretar y a generar soluciones aplicadas y orientad as a la vivencia de la

interculturalidad com o una propuesta utópica.

La participación de los sujeto s im plicados en el proceso de investigación constituye un

elem ento estratégico. La participación de los sujetos form a parte de la búsqueda de una

respuesta en el problem a de orientar la investigación a repensar y bu scar respuestas a las

necesidades reales de la educación rural en este caso. De ahí que, ante la e xistencia de

una educación rural ajustada a las necesidades y expectativas de la población a la que se

dirige, dentro de un proceso de desarrollo integrado, se plante a la necesidad de una

estrategia en el proceso de investigación que, a su vez, consti tuya un objetivo del

aprendizaje m ism o.

La investigación participativa tiene tres elem entos esenciales: las personas, el poder y la

práctica (Finn, 1994). Está centrada en las personas (Brow n, 1985) en la m edida que son

ellas quienes brindan inform ación duran te el proceso de averiguación crítica y responde a

las experiencias y necesidades de las personas involucradas. La investigación participativa

tiene que ver con el poder. E l poder es crucial para la construcción de la realidad, el

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idiom a, los significados y los rituales de la verdad; el poder funciona en todo el

conocim iento y en cada definición. El poder es conocim iento y el conocim iento crea

verdad y por lo tan to, poder (Foucault, 1980). La investigación participativa tam bién tiene

que ver con la práctica. Reconoce la indivisibilidad de la teoría y la práctica y la

concientización fundam ental de la dialéctica entre lo personal y la política.

La investigación participativ a hace del aprendizaje del enfoque participativo una parte

central del proceso de investigación. La investigación no se realiza tan sólo p ara generar

hechos, sino para desarrollar com prensión de uno m ism o y su contexto. T iene que ver con

la com prensión de cóm o se aprende, que perm ite a las personas conv ertirse en actores

autosuficientes y evaluar el conocim iento que o tros generan. Una buena investigación

participativ a ayuda a desarrollar relaciones de solidaridad convocando a las personas a

investigar, estudiar, aprender, y luego actuar conjuntam ente. No hay una fórm ula

preestablecida, un m étodo paso a paso o una form a 'correcta' de hacer investigación

participativ a. Antes bien, la m etodología p articipativa se describe m ejor com o un conjunto

de principios y un proceso de com prom iso en la investigación. (Tom ado de

http://w w w .idrc.ca/es/ev-85051-201-1-DO_TOPIC.htm l)

Freire explica am pliam ente cóm o la historia juega un rol fundam ental en la construcción

identitaria y el posicionam iento ante la injusticia, la belleza, la equidad. Sabernos y

com prendernos com o sujetos históricos nos perm ite así m ism o, generar preguntas a

nuestro alrededor sobre el pasado – presente – futuro.

La educación consciente de que es un acto político y los educadores com o sujetos dueños

y hacedores de su historia hacem os política cuando hacem os educación. La parcelación de

la inteligencia, el fraccionam iento del conocim iento, la im posibilidad de reflexión

m ultidim ensionalm ente instalada en la práctica educativa de la educación form al, han

contribuido a que la concepción de la política se a banal , no interesante, no com prensible,

ajena a los ám bitos educativos.

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Morin (2006) en su libro Educar en la era planetaria tenem os que educar hum anos para la

era planetaria. No podem os seguir planetarizando las m iserias de las cul turas. Se requiere

fortalecer y desarrollar los im perativos de la asociación y la cooperación, m ediante la

dinám ica de las redes sociales horizontales articulad as con organism os de vocación

planetaria, con la im plem entación particip ativ a de la polí tica com pleja y la construcción de

una m undología de la cotidianeidad, capaz de percibir la interrelación y recursividad entre

el contexto y local y el individuo y el contexto planetario” (p. 137).

Partim os de la prem isa de que la investigación in tercultural aborda la realidad desde

distinto s posicionam ientos en relación a la cul tura. Se requiere, por una parte, una

perspectiva intra-cultural, que tom e en cuenta las versiones desde la propia lógica cultural

para su revalorización, para el e m poderam iento del grupo cultural . Adem ás, es necesaria

una perspectiva inter-cultural, que investigue aportando una v isión externa, que visibil ice

la diversidad, que valore la interacción entre posicionam ientos y prácticas culturales.

Este proyecto, se propone desde el tipo de investigación acción participación,

particularm ente y teniendo en cuenta que este enfoque perm ite una propuesta m ás

flexible, se parte de que é sta es una investigación participativa , se plantea un trab ajo

m ancom unado con com unidades, docentes y estudiantes.

En la investigación – acción, el quehacer científico consiste no solo en la com prensión de

los aspectos de la realidad existente, sino tam bién com o bien lo explica Latorre, A. (2003)

“En la identificación de las fuerzas sociales y las relaciones que están detrás de la

experiencia hum ana; perm itiendo la generación de nuevos conocim ientos para el

investigador y para los grupos involucrados; m oviliza y refuerza las organizaciones de

base, y, f inalm ente, hace un m ejor em pleo de los rec ursos disponibles con base en el

análisis crítico de las necesidades y las opciones de cam bio ” (p. 46).

Es decir, que la interacción entre los grupos involucrados en la investigación produzca

nuevas y profundas transform aciones producto de la reflexión cr ítica sobre la realidad y el

entorno inm ediato.

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Desde el enfoque de la investigación acción - participación se plantea que (Valenzuela,

2002). “la acción participación posee un carácter dem ocrático en el m odo de hacer

investigación (perspectiva com unitaria), y que la tom a de decisiones se realiza en

conjunto, y se ve orientada a la form ación de individuos, com unidades o grupos

autocríticos con el objetivo de transform ar el m edio social” (p. 32).

La investigación acción propicia procesos de reflexión y acción con el objetivo de integrar

y hacer partícipe a todos los actores sociales im plicados. E l tipo de investigación define

cuáles son los objetivos que se persiguen, y cuál va a ser la m etodología a seguir.

La investigación acción – participación así planteada se centra en abrir espacios para la

reflexión colectiva acerca del tem a objeto de estudio y en lograr tran sform aciones

conceptualizando en el proceso sobre la problem ática , haciendo lectura de la realidad

desde la subjetividad de cada uno de los participantes y su entorno.

De tal form a, que se constituirá el equipo prelim inar de investigación -profesoras de la

Universidad Nacional y docentes de los centros educativos que han aceptado participar en

el proyecto-, luego se procurará im plicar e invitar a otro grupo de actores (director

regional, supervisores), hasta constituir la com unidad investigadora.

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CAPÍTULO II.

Nuevos senderos…en la educación continua

Uno de los defectos de la educación superior m oderna es que hace dem asiado énfasis en

el aprendizaje de ciertas especialidades, y dem asiado poco en un ensancham iento de la

m ente y el corazón por m edio de un análisis im parcial del m undo.

Bertrand Russell

El proyecto propone una metodología de trabajo participativo de m anera que las personas

participantes en el ám bito local se asum an com o agentes constructoras de procesos de

m ejora en la m ediación pedagógica, en la vinculación escuela -fam ilia-com unidad y la

calidad de vida local.

Se aspira a transform ar el escenario pedagógico de la escuela y a construir el

em poderam iento local, procura generar el encuentro profesional reflexivo para el

intercam bio, socialización, docum entación de experiencias significativ as, vivid as por cada

participante en su trabajo profesional , de m anera que se constituyan en “lecciones

referenciales” para el trabajo escolar y com unal.

Algunas de las estrategias propuestas y desarrolladas para prom over el trabajo

colaborativo fueron:

a) Círculos de estudio: Se construyeron estos espacios en lo s cuales, desde la m irada

colectiva analizam os los procesos form ativos en la escuela, la vida fam iliar,

com unitaria y nacional, abonados por referentes políticos, legales y teóricos. Se

trató de com prender la educación com o proyecto político que forja una ciudad anía

y estuvim os de acuerdo en que. debe ser abordada de m anera consciente,

responsable, crítica y com prom etida.

En los círculos de estudio se analizaron referentes teóricos que contribuyeron a

form ar opiniones críticas en torno a los procesos de form ación política que

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podem os lograr cuando asum im os una m ediación para la libertad de pensam iento,

el cultivo de la vid a dem ocrática y la organización social com o al ternativa para

resolver los problem as cotidianos.

b) Trabajo entre pares: se generó la posibilidad de contar con la visi ta prog ram ada de

un par, para escuchar el criterio sugerente de colegas que al llegar a un espacio

nuevo (otra escuela) visualizan potencialidades y debilidades de la m edicación

pedagógica y el trabajo educativo com unitario que cada persona debe aportar.

La m irada afectuosa, pero crítica de una persona que com parte cotidianam ente el

quehacer form ador, generó una actitud de escucha activa en las personas; es decir ,

se atendieron de m anera perentoria las v aliosas su gerencias que aportaron los

pares, adem ás, generaron posibilidades de m ediación grupal en aquellos casos en

que se requerían m ayores esfuerzos.

c) Experiencias de intercambio pedagógico: en el proceso de trabajo se reconoció

que la escuela es un a institución viva que puede aprender y desaprender; el

m aestro, la m aestra son personas gestoras de saber; las com unidades son

organizaciones viv as que luchan para resolver en la m edida de su s posibil idades su

problem as; y la realidad, un libro abierto que perm ite encontrar un sentido nuevo

para la escuela; desde estas prem isas, forjam os experiencias de intercam bio

pedagógico. Es decir, viajam os a otras escuelas del país y fuera de las fronteras

nacionales, ahorram os, generam os recursos con juntam ente, tr atando de

desestructurar los espacios trad icionales de aprendiencia, com prendim os que

aprendem os m ás, cuando cam biam os de realidad, cuando escucham os

testim onios de prim era m ano, cuando diversificam os los paisajes escénicos del

contexto, com prendim os que cuando viajam os, nos sensibilizam os con las

diferentes realidades de los pueblos centroam ericanos, nos herm anam os,

descubrim os que el afecto y el respeto están servidos y que la cultura nos

herm ana. El hecho de haber podido conseguir de m uchas m aneras los recursos

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para viajar, haber conseguido los perm isos, realizado los trám ites (viajar a la

capital, obtener el pasaporte, conseguir que el Ministerio diera el perm iso, etc.)

d) Sistematización de experiencias: es frecuente m irar a la persona educadora

afanad a en su afán de h acer; pero pocas veces se le m ira con el m ism o entusiasm o

en su interés por escribir; por tal m otivo nos dim os a la tarea de rem em orar una

experiencia de gran valía del ser m aestro, m aestra rural atesorado por cada

persona. Entendim os que la sistem atización de experiencias debe ser un ejercicio

intencionado que busca dar cuenta de lo com plejo de la interacción hum ana,

recrear sus saberes a partir de la apropiación y la interpretación de lo vivido,

problem atizando la experiencia para convertirla en un saber crítico.

Nos detuvim os a preguntarnos, ¿por qué y para qué necesitam os sis tem atizar? Y

descubrim os que este ejercicio de reflexión nos ayuda a ver de otro m odo nuestras

acciones, sentim ientos, ilusiones, planes, esfuerzos, quehaceres. .Tal y com o lo

explica Jara (2012), nos perm ite identificar nuestras potencialidades y sentir que

som os capaces de hacer cosas in teresantes, de llev ar nuestras iniciativ as a la

práctica, reconocer que es posible cam biar situaciones que nos abrum an, y sobre

todo nos reconocem os protagonistas de estos cam bios. Al sis tem atizar se refuerza

nuestra capacidad creadora, lo que a veces nos parece im posible en los contextos

tan rígidos en los cuales nos m ovem os, en los cuales se ha instalado la cultura del

no se puede. S istem atizando “podem os reforzar nuestra iniciativ a com o factor de

ejercicio de poder, para fortalecer la capacidad de afirm ación y de presión , para

canalizar la indignación, p ara no quedarse en silencio frente a atropellos, inju sticias

o inequidades” (Jara 2012; p. 75).

E l ejercicio de sistem atización perm ite com prender por qué algunas cosas

funcionan m ejor que otras, qué es lo que está haciendo falta, encontrar

explicaciones que antes no teníam os, plantearnos preguntas desde la posición del

otro y la o tra, encontrar nuevas oportunidades de alianzas, visibiliza r el esfuerzo,

los sentim ientos y em ociones de otros grupos de actores. Así fortalecem os

nuestra “capacidad de gestión de proyectos y procesos, adecuar aspectos com o la

Page 46: Comunidades rurales aprendientes: Nuevas rutas en la educación continua

46

participación com unitaria, la equidad de género, soberanía alim entaria” (Jara

2012; p. 76), entre otros; podrem os ver con m ayor nitidez lo que hem os sido

capaces de generar con nuestro propio esfuerzo, y los aportes de otras

instituciones, en resum en, la sistem atización es un ejercicio que nos perm ite

planificar, priorizar, articular, a par tir de la lectura de la experiencia vivida.

En otras palabras, “sis tem atizar es penetrar en el entram ado de relaciones de

poder que atraviesan todo tipo de experiencias, tan to con una lectura crítica de las

m ism as, com o con una actitud transform adora, es una herram ienta para la

reconceptualización de las teorías políticas existentes, aportando elem entos que

provengan de la interpretación crítica de las relaciones de poder que se generan en

la vida cotidian a y no están restringidas al cam po de las relacione s políticas

form ales (partidos políticos, insti tuciones, gobiernos, adm inistraciones publicas

etc.) Jara 2012, p. 76)

Con este ejercicio, pudim os planificar y sistem atizar las vivencias form ativas

logradas en el proceso con el desarrollo de las pasantías n acionales e

internacionales com o alternativas p ara ir generando reflexión escrita sobre las

transform aciones que nos proponem os en nuestr a mediación pedagógica, la

generación de saberes pedagógicos y el fortalecim iento de la relación escuela-

com unidad.

La experiencia perm itió creer en los sueños, pero no esos sueños irreales, inalcanzables,

sino en aquellos que con el paso del tiem po, abonados de esperanza y esfuerzo pueden

irse m aterializando; en la m edida en que se va teniendo claridad sobre el ideal, a la luz del

potencial y oportunidades que brinda la realidad; ir com prendiendo que se pueden

construir nuevos cam inos, nuevas estrategias, nuev as ilusiones . Sueños que se construyen

estando despiertos, estando alerta a las circunstancias, a los nuevos desafíos.

Esta iniciativa de trabajo dialogado y esperanzado, p arte de: abonar sueños, aportar

trabajo y m ancom unar esfuerzos. Adem ás, ha buscado vinculación en el ám bito

Page 47: Comunidades rurales aprendientes: Nuevas rutas en la educación continua

47

internacional para dar fuerza y un m ejor sustento al com prom iso m anifiesto, al trabajo

pedagógico construido y la generación de espacios de pensam iento.

Se logra la articulación del trab ajo práctico y teórico con la intención de analizar, discutir y

reflexionar im portantes referentes desde dónde sustentar , fundam entar y alentar

procesos de mejora en la m edicación pedagógica y por consiguiente en los procesos

form ativos.

En este esquem a hem os querido graficar el proceso desarrollado:

Trabajo participativo -planificación colectiva-contacto con realidades-praxis-siste matización -rendición de cuentas y socialización. (ARAE.

Acción, Reflexión, Acción, Escritura).

Partiendo de la idea de que trabajam os con una metodología participativ a, aspiram os a

construir espacios de intercam bio, socialización y docum entación de experiencias

Sentir/pensar la realidad

participativamen te

Marco legal y ético, Referentes teóricos

Estrategia s para las transforma ci on e s en

el sentir, pensar y hacer

Socializacion de niveles de logro y

rendición de cuentas

Leccione s aprendidas ARAE y

propuesta para enfrentar nuevos

desafíos

Page 48: Comunidades rurales aprendientes: Nuevas rutas en la educación continua

48

significativ as vividas por cada participante en su trabajo profesional, de m anera que se

constituyeran en “lecciones referencias” para el trabajo escolar y com unal.

Todos y todas nos asum im os capaces de generar procesos reflexivos que perm itan la

construcción de una m irada crítico-propositiva del trabajo com o educadoras y educadores

en el ám bito rural, donde el sentim iento, el pensam iento y el afecto tienen espacio

fundam ental para abonar diálogos y espacios de convivencia e intercam bio .

Cuando el grupo se conform ó inicialm e nte, la prim era tarea fue adecuar el proyecto y el

plan de trabajo a la realidad y posibilidades de las personas que participábam os.

Estuvim os de acuerdo en trabajar desde un enfoque participativo y transform ador

visualizando el proceso de aprendizaje com o resultado una aprendiencia colectiva.

No son pocos los inconvenientes que a nivel institucional hay que afrontar cuando se

reform ula un proyecto, se deben obtener perm isos y avales en d iferentes instancias, de

ahí que, inicialm ente en el docum ento del pr oyecto avalado institucionalm ente, incluim os

una nota, previniendo que el proceso y ritm o de avance, así com o los productos serían

discutidos y determ inados a p artir de los intereses, las necesidades y aspiraciones de las

com unidades.

Etapas del plan de trabajo

I Etapa

Form ulación, y aprobación de la

propuesta del proyecto en las

instancias correspondientes en el

CIDE/UNA.

Proceso de negociación de entrada en

el ám bito regional. Obtención de

perm isos y cartas de entendim iento en

la Dirección Regional de San Carlos.

Presentación y conform ación de equipo

de trabajo del proyecto en la región.

Reform ulación del proyecto en el

II Etapa

Talleres participativos realizados desde

el enfoque ARAE.

Diseño de guía para facilitar la

redacción y escritura de experiencias

por cada persona participante .

Exploración diagnóstica del entorno

donde se ubican los centros educativos.

(Registro fotográfico, recorrido con

m aestras y m aestras de sus propias

com unidades).

Page 49: Comunidades rurales aprendientes: Nuevas rutas en la educación continua

49

ám bito local.

Incorporación de estudiantes de grado.

Valoración de avances y lim itaciones.

III Etapa

Trabajo de cam po circuital, nacional e

internacional.

Producción escrita y docum entada del

trabajo logrado.

Valoraciones de logro y realim entación

del trabajo pedagógico en la escuela

rural.

IV Etapa

Trabajo con organizaciones escolares y

com unitarias.

Socialización estratégica de avances

con autoridades locales , regionales y

nacionales.

V Etapa

Auto-organización circuital para

continuar con el trabajo en los años

siguientes. La UNA se retira dejando

autonom ía a los equipos conform ados.

IV Etapa

Producción de un texto publicable .

Socialización de resultados con las

com unidades en el ám bito nacional e

internacional.

Una vez definidas las regiones junto autoridades regionales del Ministerio de Educación

Pública, com unidades educativas e instancias académ icas de la universidad, iniciam os un

proceso de negociación con la Dirección Regional de San Carlos –ubicada al nor te del país-

, para atender el tem a de la repitencia, la exclusión y repulsión en esta zon a que pr esenta

características de ruralidad dispersa y fronteriza.

E l proceso se inicia con la creación de espacios de reflexión académ ica con el equipo de

docentes y adm inistradores educativos de la zona, con el ánim o de analizar desde una

perspectiva crítica, algunos d atos estadís ticos del Minis terio de Educación y otros

docum entos que inform an sobre los índices de prom oción académ ica de algun as

instituciones educativas ubicadas en regiones que presentan condiciones de

vulnerabilidad socioeconóm ica y alto flujo m igratorio.

Paralelam ente, nos dim os a la tarea de realizar círculos de estudio reflexivo para analizar

el m arco legal nacional e internacional de la educación costarricense, así com o referentes

teóricos sobre pedagogía rural, pedagogía social y pedagogía c rítica.

Page 50: Comunidades rurales aprendientes: Nuevas rutas en la educación continua

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Las reflexiones, discusiones y lecturas giraron alrededor de una pregunta clave que

determ inam os colectivam ente: ¿para qué es la escuela? La pregunta acom pañada de

diálogos estratégicos, favoreció el análisis introspectivo del trabajo cotidiano que

desarrolla la escuela, en contraste, con la función social de la institución educativa, -

especialm ente su rol en las áreas rurales-, de acuerdo con el planteam iento de los Fines

de la Educación Costarricense y los otros referentes que fuim os construyendo en el

cam ino.

La reflexión alrededor de la pregunta ¿el para qué de la escuela?, se planteó com o un

debate abierto a todos los grupos de actores de las com unidades educativas, es decir, se

im plicaron niños, niñas , padres, m adres y dem ás personas que conform an la com unidad

educativa.

Posteriorm ente, y ante la constante evidencia de la ausencia de útiles escolares, se

propuso trabajar con los escenarios naturales de las escuelas, em ergieron m uchos

talentos entre las y los docentes, estudiantes , padres y m adres, se v isualizaron recursos

que antes no habíam os tenido en cuenta, se agilizó la gestión de trám ites que estaban

estancados solicitando ayud a a personas que se sin tieron co m prom etidas y con l iderazgo,

afloraron sentim ientos y de ahí acciones para transform ar los escenarios pedagógicos.

En este proceso participaron adem ás estudian tes de la DER en proceso de form ación,

m aestros y m aestras en servicio de la zona y de o tros lu gares, académ icas universitarias y

por supuesto líderes y lideresas de las com unidades rurales.

En el transcurso del año se fueron desarrollando diversas iniciativas com o la experiencia

de atreverse a escribir con el objetivo de publicar , a trabajar en pares, a visitar a otros

centros educativos y expresar ideas para m ejorar las condiciones deficitarias, a

organizarse para poder realizar las pasan tías nacionales e internacionales con el reto de

viajar para aprender desde la m irada del otro y la otra, en el m arco del trabajo de las

pasantías o giras pedagógicas, diseñam os instrum entos de observación, de planificación

Page 51: Comunidades rurales aprendientes: Nuevas rutas en la educación continua

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didáctica y evaluación de los aprendizajes, planeam os talleres con m iem bros de las

com unidades, con niños y niñas, con m adres entre otras activid ades.

Finalm ente de este abordaje m etodológico se elaboran varios m ódulos que recogen la

experiencia incluyendo las propuestas d iseñadas , apl icadas y sus resultados . Se incluyeron

las voces de los niños y niñas, así com o de las y los docentes.

Adem ás, uno de los m ódulos se refiere concretam ente a las estrategias que se pueden

utilizar para abrir espacios reales de participación a las personas que form an parte de las

organizaciones insti tucionales, ( Juntas, Patronato s, Com ités de apoyo, organizaciones

presentes en la com unidad), lo anterior para im pulsar el com prom iso y el deseo que

m anifestaron m iem bros de organizaciones de trabajar en la escuela.

Cabe destacar a m anera de ejem plo, que se desarrollaron espacios que nos perm itieron

redescubrir la escuela com o espacio educativo para jugar, can tar, bailar, nadar, aprender

con sentido y significado. Se com partieron reflexiones com o por ejem plo: el valor de la

danza en el proceso de aprendizaje, al perm itir el m ovim iento corporal; el ap recio por lo

estético; el fluir de em ociones positivas, la alegría y el disfrute com o grupo hum ano.

Com prendim os que la danza favorece un m ovim iento rítm ico que está vinculado con el

desarrollo cognitivo y este repercute positivam ente en las experiencias de aprendizaje.

Nos organizam os en diversas com isiones de literatura recreativa, juegos tradicionales,

danza y b aile, siem bra en el huerto. Estas com isiones tenían la responsabilidad de

preparar m ateriales y la m ediación pedagógica p ara generar un espacio form ativo gozoso,

interesante, anim ador de la im aginación, el m ovim iento y el disfrute. Adem ás, en

plenarios abiertos se aportaron ideas para enriquecer los procesos adm inistrativos y de

gestión escolar

En síntesis, los m ódulos proponen una lectura consciente de la realidad a partir de

procesos de contextualización curricular, de introspección y reconocim iento de la

subjetividad histórica de cada participante .

Page 52: Comunidades rurales aprendientes: Nuevas rutas en la educación continua

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M ás sentimientos para los pensamientos

Desde esta experiencia de E ducación Continua se asum ió el debate, el encuentro, la

lectura, la discusión y sobre todo la pregunta com o una alternativa para com prender e

interactuar en procura de re -significar el sentido de vida de la escuela y de las personas

que integran la com unidad educativa.

Com o centro de la re -significación profesional posicionam os al corazón para encontrar un

nuevo sentido a lo que se h ace, com o se hace y para qué se hace . Es por esto, que una de

las prem isas que no s m ovió fue la de “escribir en el corazón de las personas , en su s vid as,

luego en sus m entes y por úl tim o en el papel” (idea expresada por un niñ o en 1991) y que

estos aprendizajes perm itieran trascender los estilos de vida en la escuela y favorecieran

los diálogos, los encuentros, los intercam bios y el trabajo renovado del grupo de colegas.

En el proceso nos dim os a la tarea de construir “m ás sentim ientos p ara los

pensam ientos”; de potenciar el saber nutrido del afecto, la ética com o principio

ciudadano, la estética com o disfrute de lo noble, bueno, justo y bello y; la so lidaridad

com o principio orientador de la vida escolar y com unitaria. Adem ás, trabajam os en el

reconocim iento de la otredad, con un planteam iento que asum e la in terrelación entre

m ente, corazón y cuerpo. Este planteam iento perm itió encontrar sentido no solo a la

m isión-función docente, sino que con ello , se generaron las propuestas para el colectivo

estudiantil y la com unidad educativa.

En síntesis nos propusim os hacer cam bios, pero inspirados por la pasión, por el deseo de

creen en nosotros, nosotras m ism as, por el com prom iso am oroso de aportar trabajo para

tratar de vivir m ejor en la escuela, la fam ilia y la com unidad.

El proyecto partió de una idea fuerza; hacer participando colectivam ente, de m anera que

las personas participan tes en el ám bito local se asum ieron com o personas gestoras-

constructoras de procesos de mejora en la m ediación pedagógica, en la vinculación

escuela-fam ilia-com unidad y la calidad de vida ene l pueblo.

Page 53: Comunidades rurales aprendientes: Nuevas rutas en la educación continua

53

El trabajo articula el saber que se construye desde el quehacer práctico y desde el

referente teórico; con la intención de analizar, disc utir y reflexionar im portantes

referentes desde dónde sustentar procesos de mejora en la m edicación pedagógica y por

consiguiente en los procesos for m ativos.

En este orden de ideas, nos propusim os sentir y re-pensar la realidad, com prendiendo y

escuchando cóm o otras y otros com prenden qué pasa en la vida social, polí tica,

económ ica nacional que se vincula con lo que sucede o puede suceder en los proces os

form ativos que se viven en la fam ilia, escuela y la com unidad local.

Posteriorm ente, asum im os un com prom iso m oral a nivel personal y grupal de aportar al

renacer de la escuela a partir de referentes legales y conceptuales que brindaban

orientación ontológica, epis tem ológica, filosófica y axioló gica al quehacer pedagógico que

debíam os aportar com o profesionales de la educación rural.

Filosofía de trabajo para lograr compromisos

La curiosidad epistém ica que plantea Freire, guio el trabajo colectivo.

En el proceso de trabajo nos detuvim os para preguntarnos constan tem ente qué

aprendizajes vam os construyendo sobre el p ara qué de la escuela, el cóm o y p ara qué de l

trabajo pedagó gico com o forjadores de una ciudadanía nueva en y para la escuela y la

com unidad educativa rural.

Logram os generar un escenario de aprendizaje entre coaprendientes. Nos visualizam os

com o pares y com o profesionales de la educación; m aestros y m aestras ejerciendo su

labor, m aestros y m aestras con m uchos años de experiencia, otros que apenas inician,

estudiantes en de pedagogía proceso de form ación; profesoras universitarias, niños y

niñas escolares, padres y m adres de fam ilia, m iem bros de las organizaciones com unitarias,

fam iliares de los docentes inscritos en el proyecto ; todos com o una sola fuerza,

trabajand o juntos . Todas las personas fuim os bienvenidas, todos los saberes fueron

recibidos, apreciados, incluidos.

Page 54: Comunidades rurales aprendientes: Nuevas rutas en la educación continua

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De ahí que, com prendim os que el planteam iento de la m etodología desarrollada a partir

del trabajo participativ o logra el em poderam iento colectivo de las educadoras y los

educadores y actores locales, orientados a procesos autogestionarios para la

transform ación de la vida escolar y com unitaria en contextos rurales. Esta pro puesta se

desarrolla sin perder de vista los siguientes aspectos:

La vivencia de procesos reflexivos en com unidades educativas para el autoanálisis

de la realidad y la vida de centros educativos, debe considerar las dim ensiones de

la vida com unitaria escolar desde el ám bito cultural, socio-productivo y

pedagógico.

Los espacios de intercam bio y de colaboración se generan m ejor en la m edida en

que se parta de referentes teóricos estratégicam ente seleccionados, que orienten

la Reflexión-Acción- en torno a la escuela y vida com unitaria , la contextu alización

curricular, la participación inform ada com o principio ciudadano que genera

convivencia y espacios educativos transform adores.

A partir del trabajo, estudio y reflexión colectiva se hace posible incentivar el

trabajo conjunto , innovador y propositivo en escenarios de aprendiencia que

conduzcan a la com prensión de la realidad de la escuela rural. En este proceso se

aconseja an alizar las condiciones socio-culturales y económ icas década localid ad,

la fam ilia , escuela y el papel que puede tener la educación com o proyecto social,

para generar estado de bienestar com unitario.

Es posible que este tipo de espacios de reflexión logren arrojar luz sobre el

significado que tiene el aprendizaje de técnicas agrícolas en la escuela rural, el

valor de la tierra y el acceso a esta, com o posibilid ad para garan tizar la

sustentabi lidad de las fam ilias rurales al perm itir la siem bra de alim entos básicos y

el cuido de anim ales de granja; la construcción identitaria entre otros aspectos.

El trabajo colaborativo tuvo parte de su génesis en la “visita de pares” que aportó

una m irada afectuosa, acom pañan te de sugerencias respetuosas para m ejora del

trabajo pedagógico considerando las debilid ades y necesidades de las fam ilias, la

escuela y com unidad. La visita de los colegas destacó los logros locales, las

Page 55: Comunidades rurales aprendientes: Nuevas rutas en la educación continua

55

acciones positivas lo gradas a nivel de centro y contribuyó con sugerencias que se

incorporaron para m ejorar la vida de la escuela y de la com unidad. Todo en un

am biente afectuoso y de respeto, que favoreció el tejer nuevos afectos y la re-

valoración social al quehacer del educador y de la educadora en la escuela rural.

No cabe duda que, la particip ación genera posibilidades inim aginables par a reanim ar

la vida en la escuela, fam ilia y la com unidad, pero requiere ser ac om pañada de

procesos reflexivos, evide ncias de logro, organización y liderazgos dem ocráticos

gestados en lo local.

Page 56: Comunidades rurales aprendientes: Nuevas rutas en la educación continua

56

CAPÍTULO lll.

La escuela como centro de cultura

Este capítulo se construye agudizando m iradas, despertando corazones y atreviéndonos

con nuevas posibilidades de pensar y hacer educación continua en el contexto local-

nacional.

Un nuevo sentido y significado para la escuela

Una escuela com o centro de cultura, debe ser aquella que abre sus puertas en las

m añanas y tardes para lo s niños, las niñ as y tam bién para quienes se quieran vincular para

com partir sus saberes y aprender ; m adres y padres de fam ilia que quieran ser m aestros

por un día, -o varios- que quieran enseñar al m aestro y

la m aestra sobre cóm o cultivan sus cam pos, las recetas

que tradicionalm ente cocinan en sus casas , las

artesanías y m anualid ades que saben elaborar, a

organizar juegos de m esa, leer poesía, contar

anécdotas, ju gar ajedrez, fútbol; abuelas que quieren

contar cuentos, historias; en fin, todo lo que saben y que consideran que deberían saber

los niños y las niñas, jóvenes y dem ás personas que hacen parte de la escuela. Reuniones

para conversar sobre problem as que se presentan, tertulias para conversar sobre las

necesidades y acciones para fortalecer la vida com unitaria.

Una escuela que no solo visualice a los niños y las niñas com o su población m eta, sino que

contribuya a gestar una com unidad aprendiente que com parte y dialoga con sus

m iem bros y considera la posibilidad de reflexionar sobre su quehacer y su realidad, que

aprende a identificar sus necesidades y a buscar m aneras de resolverlas, a debatir desde

el respeto a la diferencia de opinión.

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Vista de esta m anera; la escuela se convierte en un espacio cultural de convivencia para

repensar la vida en com unidad, capaz de generar relaciones m ás respetuosas con el otro ,

la otra, entre los seres y el universo.

El concepto de “aula móvil” durante las expediciones pedagógicas

En este proyecto se exploró aplicar el concepto de aula m óvil, a las activ idades,

conversaciones grupales, reflexiones colectivas que hacíam os m ientras v iajam os a visitar

escuelas vecinas, escuelas distantes, escuelas de otros países . En estos viajes, nos

im aginam os el aul a m oviéndose todo el tiem po. Pudim os salirnos del espacio-aula com o

estructura física y estática que reúne un grupo para ser liderado por un profesor,

profesora. Fuim os todos líderes, aprendientes, desaprendientes, enseñantes…

E l aula m óvil, tiene la cualidad de m ovim iento, de desplazam iento, de diversidad, de

traslación; nos posibili ta entrar en escena en diferentes contextos para interactuar con

colegas en los distintos ám bitos. E l aula m óvil, concibe todo espacio con potencial para

generar un escenario pedagógico, dónde la perspicacia, la curiosidad pedagógica, el

interés natural por aprender está intencionalm ente encauzado a encontrar sentido a todo

lo que se ve, lo que se escucha y a partir de eso, debatir, reflexionar , analizar, confrontar,

todos en un proceso de aprendiencia.

E l aula m óvil, desde la educación continua se asum e com o

un espacio que construim os espontáneam ente para

aprender junto con otros, otras, a partir de una lectura

consciente de la realidad y no exclusivam ente de sde los

referentes bibliográficos. De ahí que podem os im aginar el

aula m óvil, com o ese espacio de aprendizaje que se da en el bus, en el desayuno, en la

cam inata, en el café, en el paseo, en el recorrido, en fin , en la lectura sentida, juiciosa,

bien intencionada y profunda del cam ino cuando viajam os juntos.

Page 58: Comunidades rurales aprendientes: Nuevas rutas en la educación continua

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En el aula m óvil, la m ediación y las personas m ediadoras son estratégicas y esenciales, por

cuanto se trata de enriquecer m iradas, aportar

preguntas, ser sugerente en aquellas reflexiones que

potencien la inteligencia cultural de las y los

participantes. Es un espacio para despertar ,

interrogarse, repensar y repensarse, activar la

sospecha, dejar que fluy a la intuición , inten tar

com prensiones nuevas de m undo, de sus

interacciones, de los hechos, de las situaciones, de los contextos.

Se sugiere a las personas que asum en la m ediación, estar vigilantes en todo m omento de

cada detalle del viaje, el contexto, las m iradas, los

com entarios, los gestos , las p articipaciones, las

actitudes y los h allazgos de cada persona y del

grupo; se trata de generar rupturas cognitivas,

revisar nuestras creencias, aprovechar los

espacios que se com parten para generar visiones

enriquecidas de la realidad. En el viaje la persona que realiza la m ediación pedagógica,

está atenta a las in terpretac iones, com entarios, prejuicios y posturas , a fin de generar

preguntas estratégicas generadoras de reflexión individual y colectiva.

Estos escenarios pedagógicos perm iten

aprovechar los diferentes contextos y

oportunidades que ofrece el entorno: el

naranjal, la piñera, el m aizal, la feria del

agricultor, la plaza, el teatro, el aeropuerto, la

huerta, entre m uchos otros espacios; para

aprender, com parar, confrontar, valorizando lo

propio que a veces nos pasa desapercibido y asom brándonos con lo nuevo y difer entes

que los contextos que visitam os nos ofrecen.

Page 59: Comunidades rurales aprendientes: Nuevas rutas en la educación continua

59

La expedición pedagógica: Una estrategia pedagógica para el mejoramiento de la praxis

En el m arco del proyecto visitam os escuelas y en general, centros educativos de todos los

niveles en el ám bito nacional. V isitam os diferentes regiones en el país, lo que nos perm itió

un acercam iento a realidades socioculturales, educativas, económ icas y po líticas diversas,

pudim os observar alternativ as inn ovadoras que han tenido im pacto positivo en los

procesos educativos locales. Aportó im portantes experiencias y vivencia de desarrollo

profesional; tuvim os la oportunidad de interactuar

con docentes en servicio de todos los niveles del

sistem a educativo costarricense.

En general, nos atrevem os a afirm ar que las

expediciones pedagógicas nacionales e

internacionales, son experiencias que deberían

vivir –al m enos una vez cada tres o cinco años-, todos los docentes, puesto que favorece la

prom oción del trabajo innovador en las aulas.

Por otro lado, la expedición pedagógica com o

experiencia educativa se constituyen en una

posibilidad p ara generar redes de trabajo

colaborativo entre educadores y educadoras de la

región latinoam ericanas y adem ás, favorece la

com prensión del papel de la educación en la

construcción de ciudadanías regionales que generen

m ejores entendim ientos y favorezcan sentim ientos de fraternidad entre las naciones.

E l trabajar en colectivo sintiente y pensante ofrece la posibilidad de acercarse a una

cultura diferente, perm ite com prender con m ayor profundidad las m anifestaciones y

organizaciones culturales de los grupos hum anos, así com o los aportes que concreta la

escuela en la conform ación de la ciudadanía y la diversificación de los escenarios

pedagógicos.

Page 60: Comunidades rurales aprendientes: Nuevas rutas en la educación continua

60

En este proyecto, las expediciones fueron vividas com o una alternativa que prom ueve la

inteligencia cultural, esa que hace posible la

relación con una cultura diferente a la propia,

pero de m anera consciente, respetuosa y

am orosa. En esta interacción pudim os ser

testigos de las transform aciones de algun as

creencias que dábam os por ciertas, este hecho

genera así m ism o, transform ación de los saberes y los sentires sobre los otros , sobre su

vida, su m anera de relacionarse con el m undo, con nosotros m ism os, nos sensibiliza frente

a otras realidades.

Viajar fuera de las fronteras de nuestra com unidad, a otras zonas y ciudades nacionales y

fuera del país, crea un am biente de expectación, de perm anente pregunta. La pregunta se

convierte en una herram ienta pedagógica inv aluable, aprendim os a hacernos las

preguntas con m ayor respecto sobre lo que m iram os, lo que vivim os, lo que

com partim os… la pregunta fue una com pañera de cam ino que nos perm itió establecer

diálogos, m ovilizar de creencias, m arcos interpretativo s-explicativos, generar

conocim ientos nuevos para construir nuevas rutas de hacer escuela y vida com unitaria.

Sentir el pensamiento, pensar el sentimie nto

El “sentipensar” com o proceso reflexivo, fue

m edular para el crecim ie nto personal y

profesional. La reflexión es decir, un pensar la

acción, lo vivido, lo sentido a fin de am pliar la

óptica desde donde m iram os y nos explicam os

la realidad que creem os única, verdadera,

cierta, nuestra y val idad, fue una experiencia

educadora y de gran aprendizaje para la com unidad, esto hizo posible el auto -

convencim iento de trabajar inspirados por el pensam iento propositivo.

Page 61: Comunidades rurales aprendientes: Nuevas rutas en la educación continua

61

El proceso de reflexión se desarrolla en form a p erm anente, en el transitar, de tres

ám bitos: el individual, el grupal y el plenario general; teniendo m om entos claves para las

construcciones colectivas, en estos últim os nos reuníam os para com partir nuestras

im presiones, nuestros nuevos m arcos interpretativos de la realidad que veíam os y que

vivíam os; luego escribim os sin form ato, desde el sentim iento, desde la em oción y la

intuición, para luego com partir en plenaria.

La mediación pedagógica desde la perspectiva de la aprendiencia

La m ediación pedagógica, se asum e con la intencionalid ad de ayud ar a com prender desde

el saber y sentir los desafíos que tiene la educación, la escuela, el educador, la educador a

y la com unidad educativa.

La idea es que la persona que asum e la m ediación pedagógica genere procesos de

realim entación constantes, a partir del aporte y com entarios de las personas

participantes, que oriente la reflexión entre las y los participantes, que haga circular la

palabra para que nadie se sienta silenciado.

Las personas m ediadoras -que no necesariam ente tiene que ser siem pre el m aestro, o la

m aestra-, son estratégicas y esenciales, por cuanto se trata de enriquecer m iradas,

aportar preguntas, ser sugerente en aquellas reflexiones que potencien la in teligencia y el

bilingüism o cultural, la lectura crítica de la realidad y el entorno de las y los participante s

tanto de donde viven, conviven, com o de los contexto visitados, ya que una prem isa en el

transcurso del proceso es generar espacios de pensam iento en el grupo de personas com o

alternativ a para conocer cada realidad a p artir de la ubicación en el contexto socio-

histórico y cultural en el escenario pedagógico donde se encuentre cada aprendiente.

Las personas m ediadoras deberían estar vigilan tes en todo m om ento de cada detalle del

viaje, el contexto, las m iradas, los com entarios, los gesto s, las par ticipa ciones, las

actitudes, así com o de los hallazgos que cad a persona y el grupo m uestran , su s rupturas

de esquem as, la confrontación de sus creencias; de esta m anera el tiem po que se

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62

com parten en el aula m óvil y en los encuentros de reflexión colegiada pueden resultar

im presionantem ente ricos y valiosos.

Quienes facilitan la m ediación van desarrollando habilidades para an alizar las m iradas,

brindar elem entos valiosos para abrir posibilidades que favore zcan la reflexión del

colectivo, así com o, propiciar en form a perm anente la creación de espacios de encuentros

académ ico-form ativos entre actores sociales vinculado s a la educación, inspirados en

experiencias educativas innovadoras donde se favorece la form ación para la vida, com o

fruto del em poderam iento del m ae stro y la m aestra.

La m ediación en estos espacios, debe ser capaz de desdibujar el papel tradicional del

docente, y poder generar un am biente horizontal de relaciones que fortalezca

capacidades de diálogo , construcción de afectos, es decir, creación de espacios educativos

significantes para todas y todos.

A nivel individual se pueden form ular preguntas que inviten a cada persona, docente

participante a revisar-an alizar sus creencias sobre el papel que tiene la educación com o

proceso de aprendizaje para que las com unidades educativas se asum an com o sujetos que

construyen su historia, la h istoria , que reconstruyen sus realidades y pueden generan las

transform aciones sociales, culturales y educativas en el ám bito local y regional.

A nivel grupal reflexionam os sobre el valor de la participación com o herram ienta

educativa para construcción de consensos, com o posibilidad para potenciar talentos y

generar interacciones estratégicas, y com o posibilidad p ara conversar intercam biando

criterios y proponiendo ideas para con tribuir a transform ar la v ida de la com unidad y la

escuela.

La m ediación pedagógica en este proyecto, se vivió com o una experiencia que favoreció

espacios para aprender desde la vida m ism a y desde los procesos que se generaron en la

interacción del grupo y en las interacciones con las com unidades educativas que se tuvo

la oportunidad de com partir y aprender.

Page 63: Comunidades rurales aprendientes: Nuevas rutas en la educación continua

63

Comunidad aprendiente: construcción pedagógica entre coaprendientes

La concepción de com unidad aprendiente, parte de la firm e convicción de que la

com unidad: m aestros, m aestras, estud iantes , padres, m adres, abuelos , abuelas , líderes y

dem ás m iem bros, com parten la gratificante posibilidad de gestar experiencias de

aprendizaje que les perm itan form arse com o personas que com parten responsabilidades,

sueños, trabajo, estudio, diálogos,… de m anera perm anente.

La propuesta pedagógica en tre coaprendientes prom ueve un papel relevante, protagónico

y dinám ico entre las personas participan tes. Hay que hacer lo posible por borrar la

jerarquía del docente, procurar crear am bientes para consensuar las ideas, dialogar

abiertam ente, escuchar atentam ente con apertura a los otros, brindar rec onocim iento al

saber de los dem ás, valorar lo diferente, diverso y heterogéneo.

En un escenario así, se privilegia la aprendiencia, se abre la posibilidad para equivocarse,

se asum e el error com o una oportunidad de aprendizaje , se disfruta el apoyo a las

necesidades de los dem ás, se experim enta ilusión por descubrir, se reconoce la

potencialidad que tiene el intercam bio de ide as para construir conocim iento.

E l m aestro o m aestra tiene la responsabilidad de diseñar escenarios para la apren diencia,

se trata de que logre articular el trab ajo de m ediador y el de aprendiz, para que pueda

aprender de su propia m ediación y de las inter acciones que se generan en la com unidad

de aprendientes, siendo él o ella un aprendiente tam bién .

En la com unidad aprendiente la m eta es aprender en conjunto, ofreciendo andam iajes

para am pliar los entendim ientos, brindando alientos cuand o el desánim o llega,

form ulando preguntas cuando aflora la duda y garantizando reflexiones que am plíen el

senti-pensar del colectivo entero.

En la com unidad aprendiente no existe la com petencia, sino la colaboración solid aria, se

trata de trab ajar junto s, jun tas par a que podam os construir aprendizajes y lograr

Page 64: Comunidades rurales aprendientes: Nuevas rutas en la educación continua

64

conocim ientos nuevos; proponer espacios para la convivencia, para la discusión am oros a y

rigurosa, para descubrir m iradas nuevas desde donde poder com prender la vida.

Los colectivos de co-aprendientes son responsables de gestar pos ibilidades p ara el

aprendizaje, por eso es fundam ental dar fuerza al

sentim iento, pensam iento y a la voz . Cuando se

participa en algún espacio de aprendiencia y no se

genera com prensión, se debe expresar con toda

naturalidad la im posibilid ad de entendim iento, para

que otras personas brinden alternativ as que

favorezcan procesos de pensam iento que generen com prens iones y aprendiencias.

Se trabaja pensando y viviendo esa escuela que

m erecem os en los pueblos, es decir nos convocam os

para construir-vivir espacios que nos perm itan

redescubrir la escuela com o espacio educativo para

jugar, cantar, bailar, nad ar, aprender con sentido y

significado, la vida.

En el proceso de educación continua desde una visión de com unidad aprendiente,

creem os que la escuela es m ás que ese edificio -que con grandes esfuerzos en m uchas

ocasiones- ayudam os a construir, aprendim os que la escuela es el espacio que

construim os para aprender todas las personas juntas.

La escuela actual necesita encontrar un nuevo

sentido, porque los pueblos; los niños y niñas, sus

fam ilias, tod os nos m erecem os una escuela nueva.

Porque la escuela puede y debe contribuir a que

haya una com unidad solid aria para crecer, m ás

com pasión y am or, m enos indiferencia; donde cada

persona pueda ser valorada y querida por lo que es y no por lo que tiene. Creem os que

Page 65: Comunidades rurales aprendientes: Nuevas rutas en la educación continua

65

debem os trabajar uniendo voluntades y esfuerzos para que la escuela apueste m ás a

construir afectos, vivir valores y aprender con sentido para la vida.

En el proyecto la com unidad aprendiente se propuso generar transform aciones visibles en

los am bientes regulares de aprendiencia escolar, con el trabajo y lo s m ateriales obtenidos

se lograron transform ar algunos de los entornos escolares.

Estos procesos de transform ación estuvieron acom pañados de círculos de estudio y la

reflexión colectiva sobre los procesos de transform ación que se dan en los escenarios de

aprendiencia, construyendo estrategias p ara hacer de la escuela com o centro de cultura al

servicio de la vida local.

Para ilustrar el valor pedagógico que tienen estas

vivencias se com parten reflexiones com o por

ejem plo: el valor de la danza en el proceso de

aprendizaje, al perm itir el m ovim iento corporal; el

aprecio por lo estético; el fluir de em ociones

positivas , la alegría y el disfrute com o grupo hum ano.

Com prendim os que la danza favorece un m ovim iento

rítm ico que está vinculado con el desarrollo cognitivo y este repercute positivam ente en

las experiencias de aprendizaje y el estado de ánim o.

El saber hacer en el saber escribir

El m aestro y m aestra de la zona rural, por décadas ha desarrollado una labor encom iable

en las diferentes zon as del país , constituyéndose en un bast ión im portante com o forjador

de la sociedad, reconociendo esta labor, es que se buscó con m irada atenta y con olfato

perspicaz atender a sus necesidades, inquietudes y anhelos . Por nuestra parte hicim os una

lectura consciente y sensible de lo q ue expresan las y los docentes y, no s dim os a la tarea

de proponer que cada participante pudiera com partir su saber hacer, abandonar la

tradicional soledad en la que trabaja, reconstru ir esperanza y elevar su estim a.

Page 66: Comunidades rurales aprendientes: Nuevas rutas en la educación continua

66

La estrategia propuesta fue narrar por escrito una experiencia considerada relevante de su

trabajo com o educador o educadora. La idea con esto, es que cad a persona sienta la

satisfacción que brinda el poder experim entar un logro; en este caso el com probar que

puede ser y saberse sujeto narrador de su propia historia. Confiam os en que la escritura

se constituye en una oportunidad para resignificar el quehacer y para aportar reflexión

colectiva que abona al proceso de repensar el quehacer de form a individual y colectiva.

E l ejercicio de pensar en aquella experiencia profesional qu e determ inó, im pacto, form ó

en su proceso de m irarse y revisarse com o educador o educadora; la transferencia del

recuerdo atesorado a la palabra escrita, pero

acom pañado de reflexión sobre lo que esa

vivencia le perm itió aprender, aunado a la

valoración social que el colectivo aporta con

recomendaciones, percepciones, opiniones,

retroalim entaciones por parte de sus p ares; tuvo

repercusiones positivas que se evidenciaron en el espíritu de com prom iso y de identidad

de las personas participan tes con un proceso de cam bio y m ejoram iento de las

condiciones y am biente de la vida de la escuela y la com unidad.

Debido al entusiasm o y a la excelente calidad de los ensayos elaborados por el equipo de

docentes participantes, tom am os la decisión de im prim ir un texto colec tivo, incluyendo

adem ás una autobiografía que cada docente escribió.

El estudiante universitario como mediador acompañante

En el proyecto nos propusim os incorporar estudiantes de grado a la investigación

colectiva, partiendo de la idea de que la p articipación de estud iantes de m agis terio ofrece

una posibilidad de aprendiencia m uy im portante en el proceso de form ación. Fue m uy

im portante hacerles sentir parte activ a de la propuesta y por supuesto de las decisiones

en el avance, participaron com partiendo criterios, externando dudas y forjando

Page 67: Comunidades rurales aprendientes: Nuevas rutas en la educación continua

67

reflexiones profundas sobre los desafíos en el aula universitaria, el papel de la educación y

de la escuela en la com unidad rural, entre otros aspectos.

E l encuentro inter-generacional y de grupo profesional (docentes en servicio, estudiantes

en proceso de form ación y académ icas universitarias fue un espacio m uy v alioso par a

generar com prensiones nuevas sobre percepciones, creencias y prejuicios que se instalan

en el quehacer, sobre todo cuando nos toca trabajar en soledad en la que trabajan los y

las m aestras rurales.

Aprendim os que al juntarnos, educadores con experiencia, jóvenes estudiantes y

universitarios todo s con disposición a desaprender, a poder decir no sé, a equivocarse y

reconocer que es una experiencia valiosa para preguntarse, revisarse, reflexionar,

reconstruir y construir una m irada crítica.

La participación de estudiantes en proceso de form ación les perm itió poner a prueba sus

potencialidades m ediadoras, su cap acidad de resiliencia para sobreponerse a las m iradas

desesperanzadas de las y los educadores en servicio y su espíritu de lucha al lograr que la

m ayoría de participan tes reconstruyera idearios colectivos al percatarse de que las

generaciones de relevo los descubrían asum iéndose vencidos, sin fuerza y sin anhelos. No

cabe duda que las interacciones logradas favorecieron espacios de pensam iento y de

acción m ás optim istas y rebosantes de energía positiva inspiradas en los “sí podem os”.

Page 68: Comunidades rurales aprendientes: Nuevas rutas en la educación continua

68

Capítulo IV.

La pasantía como herramienta pedagógica en la educación continua

Con el equipo conform ado en el m arco de este proyecto viajam os. A esta experiencia le

llam arem os pasantía pedagó gica, en nuestro caso, ésta se realizó en el país herm ano de

Nicaragua, participam os treinta y seis docentes de la zona de San Carlos, m aestros

regulares, unidocentes, directores, supervisores, el Jefe del Departam ento de Desarrollo

Pedagógico de la Dirección Regional de San Carlos y dos académ icas de la Universidad

Nacional.

Una de las prim eras acciones que el grupo asum ió a la hora de organizarse para realizar

una pasantía fue la de fam iliarizarse con los trám ites de m igración, obtener pasaporte

nacional para salir al exterior, solicitar perm iso puesto que la p asan tía se real iza en días

laborales, escribir la propuesta justificando la necesidad de salir del país, organizarse con

padres y m adres que se ofrecieron a apoyar en tareas y gestiones necesarias, buscar

m aestras que pudiera reem plazarnos los días q ue estaríam os fuera, con el objetiv o de que

los niños y niñas no dejaran de asistir a la escuela.

Otro ám bito fue la coordinación necesaria con las colegas del herm ano país. En este

sentido fue m uy im portante la experiencia instalada en relación al trabajo pionero

realizado en año s atrás por la División de Educación Rural , que ha desarrollado diversas

actividades académ icas en la región Centroam ericana.

Es esta etapa , escribim os m uchos correos con el ánim o de construir la agend a académ ica,

luego para coordinar los asun tos lo gísticos y fina lm ente para explicar alguno s retrasos e

inconvenientes a la hora de obtener los perm isos, ya que no todos los funcionarios a cargo

tuvieron claridad sobre la im portancia de esta acción. Tuvim os que recurrir a la

intervención del propio m inistro de educación para solventar algunos problem as.

Inicialm ente cuando nos propusim os salir del país, todo p arecía irrealizable. Existía deseo,

voluntad, anhelos; pero a la vez, se han instalado pensam ientos en el im aginario colectivo

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de las y los docentes de derrota desesperanza que en ocasiones, inm ovilizan y ante las

prim eras trabas adm inistrativas, algunas personas se sentían m uy desanim adas.

Entre los anhelos de las m aestras y los m aestros y el com prom iso del proyecto; que se

propuso desarrollar una m odalidad de educación continua que perm itiera c onstruir un

espacio para pensarnos, revisarnos, re -enam orarnos de nuestro trabajo a pesar de la

soledad en la cual debem os realizarlo en las zon as rurales,; estuvo desde el inicio, un

sueño que era poder viajar jun tos, m irar jun tos, com prender juntos, reflexionar juntos, de

ahí que la pasantía académ ica fue la herram ienta adecuada en ese m om ento para realizar

nuestro plan.

Pero se dice pronto todo esto y es bueno despejar y explicar lo que significó la

organización de la pasantía, ya que la logística de salir del país en grupo im plica una

com plejidad no im aginada, por un lado, sin dejar de tener en cuenta los preparativos en

m ateria de planeación de acciones, guías de observaciones, preparación em ocional y

afectivo para lograr convertir esta iniciativa en una valiosa experiencia educativa.

Uno de los aspectos que vale la pena m encionar es que todas la personas aprendim os y

desarrollam os nuestra capacidad de negociación; ya que la p asan tía im plicó un pr oceso de

diálogo a profundidad a nivel fam iliar y laboral, especialm ente porque nos ausentam os

siete días. Muchas de nuestras com pañeras salían por prim era vez del país, de su casa,

dejaban por prim era vez solos a sus hijos, hijas , parejas, no estam os m uy acostum b radas

las m ujeres a delegar cuando se trata de aspectos fam iliares. Por otro lado, hubo que

planear cuidadosam ente estrategias p ara que nin gún estudiante se quedara sin asis tir a

clases cuando sus docentes se ausentaron. Afinam os nuestra capacidad de com unicación

para definir los elem entos que perm itieran en form a exitosa la p articipación en la

pasantía.

E l proceso de negociación, se dio con diversid ad de actores tales com o colegas m aestros y

m aestras, directores y directoras, supervisores y supervisoras, Jefe de Desarrollo

Curricular, Director Regional, padres y m adres de fam ilia, niños y niñas, Ministro de

Page 70: Comunidades rurales aprendientes: Nuevas rutas en la educación continua

70

Educación Pública, en fin; m uchas personas sum ando esfuerzos, para que las y los

estudiantes escolares en la sem ana de la p asan tía tuviera la atención adecuada, esto,

independientem ente de los esfuerzos personales y a nivel fam iliar.

Se aprovecharon todas las posibilidades y los aportes de padres y m adres de fam ilia,

colegas docentes, m aestros especiales, directores que asum ieron funciones docentes,

com pañeras docentes pensionadas, estudiantes practicantes, entre otros actores.

La pasan tía brindó posibi lidades y oportunidades para com prender que la escuela tiene el

m andato de incluir a to dos los niños y niñas que hab itan el territorio de cualquier pa ís , tal

y com o lo dem anda la Convención Internacional del Niño de 1989, a fin de lograr una

convivencia hum ana inspirada en el respecto de los Derechos Hum anos y la Educación

com o derecho fundam ental.

Soñam os una nueva escuela donde sea posible el encuentr o, la solid aridad, la herm andad,

el am or y la convivencia, donde se eduquen personas de todas las edades, conscientes de

que la vida es una experiencia colectiva, interdep endiente y con enorm es desafíos.

Tuvim os la oportunidad de propiciar encuentros con docentes encargados de procesos

form ativos de los dos países, con actores sociales vinculados a la educación de Nicaragua y

Costa Rica con la idea de tener sólidas referencias sobre los “cóm o” hacer para forjar

nuevos senderos que nos acerquen en nuestras búsquedas que, al fin y al cabo, son las

m ism as.

En este intercam bio académ ico entre educadores y educadoras de Nicaragua y Costa Rica ,

se aprovecharon los escenarios naturales del ejercicio profesional para generar

aprendizajes significativo s e innovación en los centros escolares y com unidades, nos

reconocim os com o gestores de saber y forjadores de espacios de aprendiencia.

Con el objetivo de dejar evidencias de lo sentido, pensado, reflexionado y vivido se

organizó el trabajo de cam po en varios m om entos: a) E l prim er paso del cam ino, b) E l

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encuentro con el país herm ano, c) Enseñanzas de la pasantía , d) Desafíos y retos para

enfrentar.

El primer paso del camino…

Hicim os conciencia de los sentim ientos que se generaron cuando ya estuvim os abordando

el bus que nos llevaría a un p aís al que nos enseñado a tem er, un país geográficam ente

cercano, pero desconocido para la m ayoría de personas participantes. Un p aís y un pueblo

al que históricam ente hem os culpado de nuestros desaciertos, un pueblo al cual , no nos

hem os perm itido conocer, hablam os de nuestros tem ores, de nuestros prejuicios, los

sacam os afuera, los verbalizam os, los exorcizam os.

En las noches, durante nuestros encuentros para com partir im presiones, reflexionar y

reconstruir una m irada de la realidad que constantem ente descubríam os para luego

escribir nuestras im presiones, nuestras em ociones, nuestros razonam ientos.

A continuación incluim os algunos apartados de esos ensayos:

La pasantía significa en el prim er m om ento “sacrificio, cuestionam iento, incertidum bre,

nostalg ia, estrés, ansiedad y al m ism o tiem po deseo de experim entar cosas nuevas y saber

por uno m ism o las circunstancias de un pueblo”. A la vez significa “alegría, entusiasm o,

por com partir experiencias sobre la form a de trabajar, ap render , tener experiencias

creativas, com partir, socializar, desarrollar m i capacidad de ser tolerante, de apreciar lo

diferente, de ser solidario”.

“Un proceso de pasan tía invo lucra la previsión de m uchos factores por ejem plo proveer

recursos para atender a los grupos, im plica m o tivar a los p adres y las m adres de fam ilia

para que nos apoyen en este proceso de cam bio, depositar la confianza en la colaboración

de otros com pañeros y com pañeras” .

“La pasan tía es un reto, un sacrificio que fortalece los conocim ientos y m ejora r la labor

diaria. En una oportunidad para crecer y com partir con otras personas. Es una

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oportunidad para dejar de lado los problem as y prestar atención sobre los herm osos

detalles a nuestro alrededor” .

“La pasantía es de m ucho beneficio porque favorece el cam bio de creencias negativas

sobre las personas de una cultura herm ana y la com prensión sobre el proceso m igratorio

com o alternativa para lograr m ay or bienestar en las fam ilias . Adem ás , m e perm itió la

com prensión de algunas conductas y costum bres de los niños y niñas nicaragüenses”.

El encuentro con el país hermano

Los recorridos, las visitas a los centros y com unidades educ ativas y en escenarios de

educación form al y no form al en Chinandega, León, Matagalp a y Granada, perm itieron

rom per concepciones y creencias erradas dejando grandes lecciones de vida personal y

profesional.

Para ilustrar la im presión del encuentro, se destacan a continuación las voces de los

actores con algunos apartados de sus ensayos:

“Hem os visto otro rostro de Nicaragua: gente sencilla, am able, respetuosa y m uy

hospitalaria que nos ha abierto su casa, se nos h a caído el tem or y la concepción de que

som os pueblos enfrentados con pueblo nicaragüense hem os descubierto que som os m uy

parecidos, con virtudes y defectos, con problem as y esperanza s, quizás con m ás

dificultades y m enos oportunidades que nosotros . Esto nos hace reflexionar sobre ¿Quién

establece las fronteras?, acaso la luna es exclusiva de un lugar o país…no, todo el que

levante su m irada podrá disfrutarla. ¿Por qué y sobre todo, de dónde hem os construido

ese ego m utilador de creem os superiores?

“Es im portante conocer a las personas que nos rodean, p ara com prender su sentir, pensar

y vivir, y a partir de ahí com enzar a construir un cam ino juntos. Hem os visto en los

nicaragüenses una riqueza en espiritualid ad, costum bres y tradiciones que los h acen

conservar su identidad, cosas que en nuestro país se están perdi endo, por eso nos

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73

preguntam os ¿Cuál es nuestra m isión com o educadores y educadoras en la construcción

de la identidad nacional, pero sin conduc tas xenofóbicas?”

“Lo que me ha llam ado la atención en las instituciones educativas es observar en las

organizaciones educativas nicaragüenses su disciplina, su am abilid ad, la form a de

integrarse, el respeto y la fuerza con la que m antienen vivo su folclore, el fortalecim iento

de su identidad com o nación. Se rescata una educación centrada en valores culturales,

espirituales; la dedicación docente, el orden y la puntualid ad . La educación no se asum e

en la dim ensión socio-política” .

“Es adm irable com o a pesar de las carencias de m ateriales sobresale la abundancia de

cultura, valores, autenticid ad, nacionalid ad, afecto. Se puede observar niños abiertos al

cam bio, con deseos de aprender, de superarse. Muy a pesar de sus lim itaciones,

m ostraban una lim pieza im pecable, con un civism o im presionante y con una oralidad

excelente” .

“Es adm irable la form a de hacer educación en los diferentes contextos educativos

nicaragüenses. E l nivel de com prom iso de sus docentes. Se notan los grandes esfuerzos

que realizan, con gran escasez de recursos. Es evidente la m ística del personal laborando

fines de sem ana. Llam a m ucho la atención, la m anera de organizarse para form ar grupos

de voluntarios que colaboren en la form ación integral de m uchachos y m uchachas que

requieren aprender un oficio para ganarse la vida.

“Me llam a la atención la incorporación de las m adres y p adres de fam ilia p ara que apoyen

la labor d ocente, asum iendo el grupo an te la ausencia de la m aestra. De igu al form a se

valora las m adres-itinerantes que laboran com o educadoras preescolares com unitarias,

las cuales trabajan con el corazón para form ar seres hum anos com prom etidos con la

educación” .

“Pude evidenciar que los docentes nicaragüenses son todo terreno, no hay docentes para

m aterias especiales, deben hacerlo todo: educación física, danza, artes, m anu alidades

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entre otras, ellos y ellas a pesar del salario reducido que reciben, hacen su trabajo con

am or, desean contribuir a form ar una ciudadanía , ejem plo de ello es el lem a en las

cam isetas que usab an todo s los docentes “Educando con cariño”, un lem a que es una

realidad, porque realm ente lo hacen con cariño, con entrega y con m ística. Tam bién se

rescata la frase que escucham os de una de las directoras: los niños pobres deben tener un

jardín en su escuela, y esa escuela es precisam ente un m odelo, que cum ple los anhelos de

los niños y niñas, de padre s y m adres de fam ilia”.

Cada escenario pedagógico nos brindó elementos de reflexión y aprendizaje, por ejem plo

la estadía en Granad a nos am plió el abanico de sensaciones al evidenciar el aprecio por la

historia y valoración de otros pueblos. La experiencia del m ercado de Masaya nos enseñó

a valorar el trabajo de las o tras pe rsonas y favoreció nuestra reflexión en torno al im pacto

que tienen los centros com erciales m odernos, en la econom ía local donde se localizan los

tradicionales m ercados.

En Granada, León y Matagalpa no s im presionó la lim pieza de las ciudades y las acciones

pioneras en m ateria de re ciclaje que algunas insti tuciones están realizando, producto de la

educación am biental realizada con responsabilidad y com prom iso.

Pero sobre todo, destacam os la hum anidad del pueblo nicaragüense,

independientemente de la situ ación socioeconóm ica, su alegría , su afecto, su apertura

para com partir cultura, pensam ientos y experiencias, pero sobre todo dar a m anos llenas

com partiendo m ucho de la val iosa experiencia educativa que están construyendo. Viendo

cóm o se desarrolla el día a día de un docente nicaragüe nse, no cabe duda que el m aestro

y la m aestra se siente n corresponsables de forjar ciudadanía centroam ericana para

favorecer la herm andad entre nuestros pueblos.

Enseñanzas de la pasantía a Nicaragua

Con esta experiencia quedam os convencidas de que la pasantía es uno de las m ejores

oportunidades para el crecim iento y el aprendizaje com partido.

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Abrim os un espacio para un ejercicio de confrontación de sentipensares, quisim os perm ite

confrontar hechos, situ aciones, realidades, sentim ientos, valores, habilidades , erradicar

concepciones a veces lim itadoras para com prensión. La confrontación se visu alizó com o

un proceso interno a partir del autoexam en de nuestro quehacer y proceder y com o una

oportunidad para valorar lo que se tiene, a veces sin realizar esfuerzo alguno.

La pasan tía puede convertirse en un espacio para la reflexión sobre nuestro quehacer

contrastado con el de colegas y p ares que ejercen la docencia en condiciones extrem as,

con lim itación de recursos, con voluntad, am orosidad y com prom iso.

El encuentro con la otredad, ese otro del que siem pre hem os tenido referencia, del que

hem os oído hablar en general, pero que nunca hem os visto en particular, ese al que

pensam os culpable de nuestras desgracias, puede generar en el im aginario em ociones

fuertes, encontradas, puede rem over sentim ientos que no nos hem os perm itido por

m iedo, por indiferencia, por desconocim iento. Este encuentro contribuyó para que este

grupo de docentes costarricenses, com prendiéram os la com plejidad del fenóm eno

m igratorio, a nivel país y las profundas afectaciones que se producen a nivel fam iliar y

personal en la persona que viaja. Desarrollam os una m ayor sensibilidad ante el dolor

ajeno, especialm ente con las y los estud iantes del herm ano país que tenem os en las aulas,

visibilizam os cam bios posibles para atender de m anera m ás adecuada a sus necesidades

particulares, culturales, académ icas, fam iliares entre otras.

Un aspecto que vale la pena destacar es la adm iración y el respeto que sentim os por

nuestros colegas nicar agüenses al constatar las duras condiciones en las cuales deben

trabajar y el entusiasm o con el cual enfrentan su realidad, sin apenas quejarse, sin culpar

a nadie, con una fuerza y un a convicción de que la educación de los n iños y niñas es lo

único que im porta y por lo que vale la pena cualquier sacrificio.

Volvim os valorando m ás las condiciones que tenem os para trabajar, con renovado

com prom iso con nuestra com unidad y con nuestra escuela. Abundaron exp resiones tales

com o: “aprendí que hacer las cosas diferentes depende de m í”; “aprendí que no debo ver

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las carencias de los dem ás, sino reconocer las m ías”, “que los docentes costarricenses

tenem os la necesidad de fortalecer nuestras estrategias m etodológicas para prom over os

valores”, “…esta experiencia m e hizo saber que puedo ser una m ejor persona, vuelvo con

deseo de dar lo m ejor de m í”.

En el proyecto com prendim os que el espacio de pensam iento colectivo es fundam ental

para generar com prensiones nuevas, ya que las ideas , com entarios, im p resiones, m iradas,

sentim ientos… perm itieron percepciones, actitudes y conocim ientos nuevos sobre el

quehacer pedagógico, así lo evidencian algunos testim o nios tales com o estos: “tengo que

ser parte del cam bio que querem os en nuestra educación, un agente activo y no sentarm e

a esperar a que otros lo hagan”.

Se percibe una form a diferente de asum ir el proceso educativo. Así que nos atreveríam os

a afirm ar que lo disfrutado y construido potencia una nu eva visión del trabajo docente

que da com o resultado, en palabras de los docentes “m ayor convicción, com prom iso y

form as de encarar la realidad para generar cam bios en la educación a partir del aporte

individual del docente”.

Podríam os decir que el proyecto posibilitó una acti tud renovada, que cada persona

participante logro repensar y repensarse en lo que se hace y com o se hace, revalorando

las necesidades sociales, m ateriales, espiritu ales y psicológicas de las fam ilias; de los niños

y niñas con los cuales trab aja , con el ánim o de generar trabajo colectivo y po s ibilidades

para desarrollar y asum ir el nuevo sentido de escuela.

Nos reafirm am os en la idea de que la profesión docente es una alternativa para “crear

oportunidades de m ejorar la vida de nuestros estudiantes , de estrechar lazos de am istad y

sobre todo de hacer a nuestras escuelas un lugar donde se forja pensam iento y acción

colectiva, se com parten vivencias, conocim ientos, habilidades, se refuerzan los deseos de

com batir lo negativo con lo positivo, de tran sm itir esa energía, de enfrentar los problem as

y buscar soluciones; un espacio p ara com partir y construir conocim ientos entre colegas ,

donde reine la horizontalidad en las relaciones entre los diferentes grupos de actores;

Page 77: Comunidades rurales aprendientes: Nuevas rutas en la educación continua

77

donde se valore m ás la form a dinám ica en la que se debe trabajar , un lugar para la

creatividad, el ingenio, la exploración de cualidades y ap titudes de cada ser , de involucrar

a todo s y todas en los procesos, un esp acio para desaprender y com prender que hay

barreras pero está en nosotros el buscar alternativas para elim inarlas.

En este proceso aprendim os que som os los dueños de nuestro hacer, que debem os

trabajar m ás en equipo y no individualm ente, que som os -junto con las com unidades

educativas- “dueños-dueñas” de nuestras aulas, que podem os ser protagonistas de la

educación y no solo técnicos ejecutores de las directrices del MEP. Com prendim os que la

educación y la vida en las aulas, deben y pueden, ser m ás dinám ica, atractiv a y lúdica. Y

que podem os hacer m ucho m ás sí logram os articular esfuerzos entre personal docente,

grupos de apoyo y com unidad para lograr concretar proyectos y m ejoras, para bien de

todos.

Las experiencias internacionales ayudaron a redescu brir el papel político de la educación

com o espacio forjador de ciudadanía participativa con una conciencia histórica que

redim ensiona la vida presente y perm ite com prensiones contextualizadas a la vida

cotidiana. La educación es un asunto visualizado com o el proyecto nación que perm ite

viajar al dolor de la his toria para com prender por qué no se deben repetir cam inos en la

vida presente y tratar de construir una m ejor vida futura.

Com prendim os m ejor que las acciones pedagógicas que gesta la escuela para brindar

alegría, encuentro, disfrute y posibilid ades para construir aprendizajes, dan sentido y

significado tam bién a la vid a de las com unidades. E l tr abajo fuera de las fronteras de las

aulas, con com unidades que tienen una cultura d iferente, posibilita respetar, valorar esa

cultura, al sentir, vivir y observar que el acercam iento a otredades posibilita la

herm andad; las com prensiones y sentim ientos solidarios.

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78

Desafíos y retos que enfrentar

En el trabajo de equipo desarrollado en este proyecto nos propusim os abrir espacios para

contrastar constan tem ente nuestro quehacer con los planteam ientos teóricos

com únm ente aceptados por las y los docentes; que el estudian tado es el centro de

nuestro quehacer, que el fin de la educación es form ar ciudadanos participativos , críticos,

creativos… para ci tar a lgunos. Sin em bargo, la m archa frenética y el m odelo pedagógico

sobre los cuales casi nunca tenem os tiem po ni espacio para reflexionar, nos indican que

estam os lejos de lograr estos objetivos.

Así que, hicim os el ejercicio consciente y constante de construir espacios de aprendiencia

que fueran coherentes con los referentes teóricos y legales, los cuales íbam os analizando

en el transcurso de la experiencia de educación continua; entonces, hicim os lo posible

para hacer viable y po sible la participación activa , inform ada, consciente, de tod as las

personas que participam os en este espacio form ativo.

La m etodología de trab ajo h a sid o la m anera m ás eficaz de acercarnos a noso tros m ism os

y a nuestro quehace r con m irada crítica y espíritu propositivo, con la idea de aprender

para la vid a, p artiendo de la idea de que no se puede com prender ni am ar lo que no se

conoce, todos los que participam os aprendim os a conocernos, cuidarnos, aceptarnos, a

pesar de que pensam os diferente .

La experiencia vivida en el proyecto nos enseñó, que cada día hay algo nuevo que

aprender y que todas las personas tienen algo que aprender, nadie lo sabe todo y tod as

las personas nos pueden enseñar. La vida es un proceso de aprendiencia, todas y todos

aprendem os siem pre. El proceso se acaba cuando acaba la vida particular, porque la vida

sigue aprendiendo a ser vida.

Cuando conversam os con la gente de las com unidades visitadas aprendim os que tiene

m uy claro el valor de los asuntos esenciales de la vida, com o que hay que cuidar las

fuentes de agua, que la tierra no tiene precio, solo historia, significado, q ue es la fuente de

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la supervivencia, que sobre su posesión h ay enorm es am enazas , que jun tos la podem os

defender m ás efectivam ente, que el aire es sagrado, que tam bién está am enazado, es

decir, aprendim os que las personas en las com unidades ru rales tienen claridad diáfana

sobre los tem as esenciales de la vida y no solo lo que concierne a su propia vida, sino lo

que hay que hacer para que la vida siga siendo vida.

Un im portante reto que plantea este tipo de trabajos fuera del espacio cotidiano (escuela,

com unidad) es el de asignar significado , com prom iso de cam bio, no solo en el m om ento

que se realiza sino, com prender que este puede ser un proceso desencadenante,

m ultidim ensional e integrador que perm ite rupturas -o al m enos grietas- en las

concepciones y creencias instalad as en los im agin arios docentes y que poco a poco se van

convirtiendo en verdades absolutas que ya nadie tiene ganas ni fuerza para rebatir. Un

proceso colectivo de reflexión puede generar transform ación en nuestra práctica docente,

elevándola a praxis; puede abrir posibilidades a la creatividad pedagógica, la

contextualización curricular, la generación de procesos educativos inclusivos y el

em poderam iento profesional y com unitario.

La educación continua tiene la obligación y la responsabilidad de abrir espacios a vivencias

que contribuyan a la transform ación, que perm iten al docente dejar de verse en soledad,

que ayuden a erradicar el tradicional autoritarism o y la lucha por la gota poder que cree

tener en el aula. Debe contribuir para que las lecciones aprendidas se reinviertan en

acciones de proyección y am plitud del escenario educativo, rom piendo la visión

tradicional de cuatro p aredes, donde una plaza, el p arque, el cañal, la pulpería, el río,

entre m uchos otros lugares, se conviertan en escenarios propicios para generar

pensam iento y aprendizajes significativos.

E l hecho de diversificar los escenarios de aprendiencia perm itió que se dieran diferentes

niveles y ám bitos de integración; generación de sinergias, articulación de voluntades,

dotación de sentido. Esta integración puede ser lograda e n dos planos: uno concreto que

puede observarse en el cam bio de actitud de las y los docentes, incorporación de actores

y grupos no tradicionale s a las activid ades organizadas , deseos y com prom iso para

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80

participar en los encuentros program ados en el proyecto, reconocim iento e incorporación

de saberes locales a proceso áulicos, m ayor tolerancia frente a la opiniones de los otros –

que en ocasiones suelen ser radicalm ente opuestas-, valoración de las diferencias

culturales entre otros aspectos.

E l otro plano nos parece que resulta m ás referido a la apertura frente a la posibilidad de

com prender y leer la realidad a partir de un an álisis que incluye no solo la opinión propia,

sino el reconocim iento de que pueden existir aspectos que no hubieran sido tenidos en

cuenta antes, adm itir la posibilidad de que podem os equivocarnos, de que nuestro

adversario tiene razón, de que hay ideas valiosas que no son solo las m ías , de que otras

personas hacen m uy bien lo que hacen, de escuchar y dejar que se expresen los que han

estado silenciados, de que no som os dueños de la verdad.

En síntesis, el m ayor desafío después de haber vivido esta experiencia es poner en

práctica nuestros com prom isos, es no olvidar todo lo vivido, es seguir avante en busca de

ofrecer m ejores espacios, m ejores interacciones, m ás afecto y respeto a los niños y niñ as,

sus m adres, padres, a nuestros colegas en los procesos educativos que desarrolla m os

com o docentes.

Hem os querido incluir algunos c om entarios del equipo docente sobre el tem a en cuestión,

desde nuestra óptica, se constituyen en un clam or de cam bio, en una lu z de esperanza, en

una enorm e satisfacción ante el logro colectivo:

“En lo profesional he replanteado m is objetivos, los q ue tenía desechados hace tiem po

por creer que no eran im portantes, que lo im portante era cum plir con un program a de

estudios y la form ación académ ica, ahora veo que no es así que la parte m ás rica del ser

hum ano es su persona, su ser, su s em ociones y sentim ientos, ahora creo que una persona

llena de am or puede cam biar el m undo” .

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“Ahora tengo m ayor conciencia sobre la necesidad del acervo teórico -pedagógico, estoy

leyendo filosofía pedagógica para interioriza y m e jorar m i labor, desde que saqué m i

licenciatura (10 años atrás) no había vuelto a tocar libros para aprender m ás” .

“ahora soy m ás posi tiva , no quiero c onsentir pensam ientos negativo s trato de encontrar

el reto de cada situación par a enfrentarlo, expongo m is ideas a m is com pañeros aunque

no las com partan, defendiendo que debem os educar para ser y no para tener” .

“Tengo una m entalidad abierta a rom per esquem as y estereotipos culturales, tiré el

m iedo de sacar los estudiantes de la escuela, ahora m i preocupación es que aprendan

viviendo experiencias”.

“Debo realizar tantos cam bios a nivel de pensam iento, porque estos m e lim itan para salir

adelante en diferentes proyectos que deseo em prender”

“Mis quejas se han ido transform ando en alegría e ideas posi tivas p ara vencer

obstáculos… La pasan tía cam bio m ucho m i perspectiva de vida y de la educación, aprendí

m ás acerca de la vivencia del ser hum ano. Aprendí a reflexionar y ver todo lo que m e

rodea com o un escenario pedagógico y poder utilizarlo”.

“Estoy com enzando y siento que tengo m ucho por hacer en este proceso transform ador”

“Me he propuesto investigar sobre la cultura del atlántico y de los ind ígenas p ara crear

m om entos lúdicos con los niños con la cultura nación y así m otivarlo s a ellos a conocer y

apreciar lo que tenem os de dónde venim os”.

“Se cam bian patrones individualis tas , se aprende a ir com partiendo la resp onsabilidad con

los otros: padres, estudiantes, com pañeros”

“Tengo que lograr un cam bio en la escuela que los estudiantes se sientan im portantes y

quieran seguir adelante y am ar la vida”

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82

“Aplicar en el aula lo aprendido, hem os estado practicando poesía, e n el recreo com partir

juegos con los niños”.

“Quiero aplicar la pasantía con profesionales de Educación especial para m ejorar la

educación de nuestros estudiantes con los aportes y evolución que se desarrolla otros

países”.

“Ahora soy m ás em ocional, escucho a m is niños y padres de fam ilia. Escucho los aportes

que dan en la form ación de cada individuo ” .

“Me interesa am pliar el currículo escolar hacia un educación intercultural, a transm itir el

am or al herm ano extranjero, reducir la exclusión, m arginación y d iscrim inación al o tro a

rescatar los propios valores com o individuo y ente m ultiplicador

“Tengo m ayor com prom iso hacia la com unidad, el vivir en valores no solo con los niño s y

niñas, sino con padres y m adres de fam ilia , tam bién, a vivir los valores no so lo entre seres

hum anos sino en la relación del ser hum ano con la naturaleza, ya que es im portante

adm irar y valorar la belleza natural y reflexionar sobre esta y sentirnos parte de ella”.

“Ahora m e interesa vivir experiencias que perm itan a los niños y las niñ as vivir la

solidaridad, sensibilización y respeto por los dem ás, por la prop ia cultura, aspectos que no

se visualizaban en la propuesta curricular de la escuela”.

“Los cam bios hacia una educación significativ a y significan te para los pueblos se ges tan en,

con y desde las com unidades educativas, sabem os que abrir cam ino no es fácil, pero nos

hem os dem ostrado que sí es posible, son cam bios lentos, por lo que m erecen una fuerte

sem illa esperanzadora, ante una realidad que exige nuevas form as de encarar el hecho

educativo y que desde su posición y com prensión se resume en un ¡Gracias por la

oportunidad!”.

Todos estos com entarios -y otros que por espacio no se incluyen -, se constituyen en

evidencias del proceso transform ador generado en el ám bito persona l y profesional de las

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personas que participan de este proyecto de educación continua, a través del cual todos

aprendim os, todos nos for talecim os, m ejoram os nuestras habil idades y capacidades

pedagógicas. Y hay que recordar que el m ayor cam bio se hizo en e l abordaje

m etodológico. Es decir, los cam bios dependen m ucho de las aproxim aciones con

am orosidad y con respeto, con ac titud de escucha activ a, asertiva com unicación,

capacidad de ponerse en el lugar del otro y la otra, capacidad de generar em patía,

consenso, estrategias tod as sencillas, pero que en ocasiones, dejam os de lado, olvidam os

poner en nuestra caja de herram ientas, las desecham os desconociendo su enorm e valor.

Capítulo V.

Ideas fuerza de esta experiencia de educación continua

El presente ejercicio pretende establecer las ideas, aprendiencias y recom endaciones que

el equipo que sistem atiza esta experiencia de educación continua, considera com o

centrales y que sirvieron para hacer una lectura colectiva, reflexiva, crítica de la realidad

local, con el ánim o de otorgarle m ayor sentido a la educación y al quehacer docente.

Les com partim os algunas de esas ideas fuerza que guiaron el proceso de aprendiencia; ya

que se trató de una experiencia que planteó desde una postura de pares, la relación en la

m ediación con las com unidades educativas, en procesos de educación continua.

Deseam os que estas sencillas ide as y recom endaciones sirvan de guía para nuevos

em prendim ientos en la educación continu a, en los procesos de form ación de form adores,

y en general a todos nuestros colegas que deseen establecer relaciones con m ayor

horizontalidad en su quehacer pedagógico :

Lo que no podemos perder de vista…

- Se hace necesario asum ir al docente com o un gestor de los saberes locales; es

decir com o un profesional que puede y debe analizar reflexivam ente la realidad y

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ser capaz de proponer un trabajo pedagó gico pertinente, que respond a a los

intereses y necesidades de la com unidad y la escuela.

- Los procesos de educación continua con educadores y educadoras en servicio

deben crear espacios de pensam iento y de acción para orientar e im pulsar el

pensar y repensar la escuela a partir de la lectura crítica de la realidad local,

teniendo en cuenta tan to los referentes pedagógicos com o los m arcos legales en

los cuales se inscribe el quehacer educativo nacional.

- Es m uy im portante que de entrada podam os c om prender el rol que desem peña la

escuela en la vida de las com unidades rurales com o centro de fortalecim iento y

desarrollo cultural, com o com o organización que convoca y prom ueve la

participación, el sentido crítico, la autogestión y la com unicación.

- Urge diversificar los escenarios pedagógicos para prom over la construcción de

espacios y aprendiencias con sentido y significado para las com unidades

educativas locales , a partir de asum ir la escuela com o experiencia itinerante que

involucra a diferentes personas, experiencias y contextos.

- La escuela rural y en general la escuela, debe retom ar com o herram ienta básica la

pregunta, la reflexión, asum ir los errores com o oportunidades para el debate, la

relectura de situaciones, incentiv ar la creatividad, la libertad de pensam iento y

anim ar a las personas para que luchen por sus ideas, p ara que s ig an y persigan sus

ilusiones, la escuela debe crear la necesidad de aprender a desaprender.

- Las escuelas rurales necesitan crear redes en las cuales se pueda c om partir y

em prender procesos de investigación-acción y espacios para el trab ajo propositivo

de las com unidades educativas, de m anera que el trabajo docente rom pa con la

rutina de lim itarse solo a im partir clases a partir del currículo oficial propuesto.

- Los m aestros y m aestras de las escuelas rurales necesitam os convertirnos en

escritores, investigadores, divulgadores de las acciones y transform aciones

realizadas, es una m anera de rendir cuentas a la com unidad, al país, tenem os la

obligación de generar una cultura de trabajo com prom etida con las m etas

com unes.

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- La experiencia de educación continua es desarrollada en desde el planteam iento

de aprender haciendo, es decir, cada m aestro, o m aestra estudia, reflexiona,

propone, com parte, valora, escribe, re -construye, socializa sus acciones durante

los encuentros colectivos planteados en el m arco del proyecto. La educación

continua que se desarrolla paralela a la labor en la escuela, contribuye a orientar y

reorientar las estrategias que se v an diseñand o, aplicando, revisando, di scutiendo,

socializando en colectivo, lo cual genera una ruptura procedimental significativ a.

Se generan transform aciones en el ejercicio profesional de educadores y

educadoras a partir del intercam bio, análisi s crítico y reflexivo de las experiencias

educativas desarrolladas en los diferentes ám bitos, de esta m anera el educador y

la educadora de aula abandona su tradicional soledad y se estim ula a com partir

saberes que favorecen sus aprendizajes. Se favorecen las acciones m ultiplicadoras

y el intercam bio académ ico entre educadores y educadoras de diferentes

contextos, de m anera que se aprovechan los escenarios naturales en el ejercicio

profesional para generar aprendizajes significativos e innovación en los centros

escolares y com unidades.

Lo que aprendimos, algunos esquemas que rompimos…

- En esta experiencia nos atrevim os a pedir ayud a, a declarar que tenem os m iedo, a

privilegiar la pregunta an te la respuesta, d ejam os de hacer exám enes y nos

arriesgam os con nuevas estrategias para v alorar los av ances y reconocer dónde

están los vacíos, aclaram os las dudas, las inquietudes, los tem ores.

- Posibilitam os que personas con saberes locales enriquecieran los procesos

educativos, dim os espacio y reconocim iento a los liderazgos locales que antes

inivisibilizábam os y desconocíam os.

- Nos reconocim os sujetos his tóricos a p artir de reflexionar sobre nosotras com o

protagonistas de nuestro destino , de nuestras decisiones, de nuestros

pensam ientos y posiciones. Le dim os vida a la historia personal, profesional, y

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entendim os que nuestra historia incide en nuestro quehacer, que no som os

producto del ayer, sino tam bién del antes de ayer.

- Potenciam os la diversificación de los escenarios pedagógicos, aprovecham os al

m áxim o las relaciones e interacciones que ofrecen otros contextos nacionales

com o internacionales, nos perm itim os aprender haciendo, conocernos, cuidarnos,

aceptarnos, a pesar de que pensam os diferente .

- Nos fortalecim os en nuestra capacidad para tom ar decisiones, experim entam os

im portantes niveles de logro en diferente s y repetidas ocasiones.

- Nos descubrim os m ás colaboradores, m ás consciente de las interacciones y

reacciones que generam os, con m ás necesidad de reconocim iento por nuestro

trabajo, pudim os expresar nuestros m iedos, nuestras lim itaciones, nuestras

carencias. Escudriñam os en las relaciones fortalezas y posibilid ades para el

crecim iento en el día con día de nuestra cultura institucional.

- Nos dim os el espacio p ara an alizar la situ ación educativa-p aís, desde una

dim ensión social, económ ica, cultural, am biental, política, geográfica; adem ás nos

perm itim os focalizar estos aspectos de la vida local, p ara reflexionar sobre el papel

de la educación com o proceso social forjador de conciencia crítica, espíritu

com unitario y generador de cam bios para el logro del bienes tar social.

- Diseñam os junto s nuevos planteam ientos y planeam ientos didác ticos para la

escuela rural, haciendo una ruptura con la fragm entación disciplinar im puesto por

el m odelo actual.

- Desde el abordaje metodológico desarrollado asum im os la investigación acción

com o ruta de viaje , para esto fue necesario partir de problem atizar la realidad

escolar y local, luego con estud iantes en form ación, docentes en servicio y

académ icos universitarios, generam os un espacio de discusión y debate

participativos realim entados por la reflexión-acción.

- Com prendim os que las y los docentes debem os y podem os convertirnos en

profesionales bilingües culturales. Es decir, la cultura local debe ser com prendida

desde y en su contexto, con y para las p ersonas, -niñ as, niño s, padres, m adres,

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jóvenes- y organizaciones existentes en la com unidad, com prendiendo que todas

ellas aportan desde su vivencia, experiencia, talentos y afectos. La m anera única y

particular com o se hacen, se celebran, se viven en la com unidad los

acontecim ientos, -sea el que sea-, constituyen la cultura local. E l que sabe esto, el

que lo entiende, el que lo m aneja, el que lo vivencia es un sabedor de lo local. E l

m aestro y la m aestra rural debe com prender entonces el valor que tiene cada

persona en la com unidad, lo que significa su saber particular, y cóm o todo esto le

puede ayudar a enriquecer el currículo escolar, al articular el saber cotidiano con el

saber sistem atizado, para d ar pertinencia y m ayor sentido a la entrega docente y a

la educación.

- Evidenciam os un acercam iento de las voces de los actores com unales a los centros

educativos, abrim os espacios en los cuales los grupos organizados de la com unidad

dieron a conocer con m ayor detalle , sus necesidades y aspiraciones. Ideam os

estrategias para ser atendidas –algunas desde la educación continua-.

- Inspirados en la filosofía de com unidad aprendiente , desde el proyecto logram os

establecer alianzas estratégicas no solo en el ám bito nacional, sino internacional. En

este sentido, articulam os esfuerzos inter-institucionales con Instituciones

Gubernam entales com o el Ministerio de Educación Pública, la Dirección Regional de

Educación de San Carlos, involucrando a seis circuitos escolares, treinta y ocho

m aestros y m aestras en una red de apoyo que quedó instalada.

- Enlazam os esfuerzos con Organizaciones No Gubernam entales com o el Colegio de

Licenciados y Profesores (COLYPRO) y la Asociación Nacional de Educadores (ANDE). En

el ám bito in ternacional se han establecido vínculos con instituciones nicaragüenses y

salvadoreñas (de educación prim aria y secundaria) con la posibilidad de desarro llar

recíprocam ente expediciones pedagógicas y pasantías, com o m odalidad de educación

continua para los diferentes profesionales que se desem peñan en el ám bito educativo

de los países de la región.

- El proyecto deja instalada en la universidad nacional una nueva ruta para la educación

continua, que responde a nuestra idea fundante de Universidad necesaria. Esperam os

Page 88: Comunidades rurales aprendientes: Nuevas rutas en la educación continua

88

que este trabajo genere nuevas preguntas, nuevos escenarios de aprendizaje para

hacer y sentir la educación com o una experiencia de vida y para la vida.

- El planteam iento de la experiencia de educación continua asum e un carácter

propositivo, creativo y colaborativo desde espacios de aprendiencia en los cuales

se gestaron nuevas alternativas pedagógicas orientadas a la construcción social de

conocim iento a partir de la lectura, reflexión colectiva y el trabajo pedagógico

grupal vivido desde los escenarios naturales en diversos centros educativos rurales

y con la experiencia nueva de desarrollar expediciones pedagógicas nacionales e

internacionales.

- En el proyecto, a partir de las relaciones establecidas, pudim os evidenciar y

potenciar saberes nutridos de afectos, con la sol idaridad com o principio orientador

de la vida escolar y com unitaria. Derribam os barreras y atravesam os fron teras de

todo tipo, geográficas, em ocionales, m entales, nos m iram os y contrastam os

nuestro quehacer con la de otros colegas, nuestra si tuación y condición con la de

otras escuelas y regiones; revaloram os lo que tenem os y visualizam os lo que

debem os conseguir, ideam os rutas para lograrlo, replan team os nuestra m isión

com o educadores y educadoras, nos reinventam os con la ayuda de padres y

m adres, de estudian tes, de com pañeros y com pañeras de equipo, pero sobre todo

con una m irada introspectiva a nuestro quehacer en la educación.

- Com o centro de la re-significación en el ám bito personal y profesional

posicionam os al corazón para encontrar un nuevo sentido a lo que se hace, com o

se hace y para qué se hace, com probam os que esta nueva ruta nos lleva a la

transform ación personal, fam iliar, profesional. Escribim os prim ero desde el

corazón, luego en el papel. Estas aprendiencias perm itieron trascender las

dinám icas de la escuela y favorecieron los diálogos, los encuentros, los

intercam bios y el trabajo renovado del grupo de colegas.

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Lo que habría que tener en cuenta sí queremos replicar esta experiencia…

- A la hora de realizar visitas a una escuela ubicada en la zon a rural, debem os

program ar nuestra estadía para todo un día. Por lo general, para desplazarse a

estas escuelas se debe invertir un im portante espacio de tiem po y las vías son

fatigo sas. De ahí que, vale la pena planear actividades (talleres, observaciones,

entrevistas, encuentros, conversatorios) que no dem anden una nueva visita.

- Es de m ucho valor visitar escuelas ubicadas en una com unidad indígena, con el fin

de com prender mejor la diversidad cultural de Centroam érica y el trabajo que

incentive la educación intercultural.

- La participación de colegas que se desem peñan en la dirección del centro

educativo, así com o en las jefaturas regionales, adem ás de los y las docentes; se

considera de vital im portancia.

- Es necesario que a la pasantía se vincule al m enos una persona que conozca bien la

zona, el país , la com unidad que se visita . Así habrá un enlace que asegure la

entrada a la com unidad y con las organ izaciones locales. De igual m anera, se

recom ienda investigar sobre la historia, la cultura, la situación socioeconóm ica,

poblacional, am biental, -entre otros aspectos-, del lugar o país que se quiere

visitar.

- Aconsejam os organizarse an tes de em prender el viaje para ob tener donaciones d e

m ateriales, o útiles que se estén necesitando , (inform arse sí se requiere alguna

m edicam ento, artículo, o m aterial especial que pudiera conseguirse para llevar).

- Es m uy útil, organizar una red de com unicación con una o varias personas del lugar

y centro educativo que se desea visitar. E laborar una li sta de personas que sean los

contactos clave a la hora de alguna em ergencia, o eventualidad.

- Antes de viajar, podría pensarse en organizar un acto cultu ral (o m ateriales para

elaborar un m ural, m úsica típica, poesías, libros de texto, libros de his toria,

pequeños obsequios del país) para presentar en el centro educativo y com unidad a

la cual se llegará.

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90

- Pensar en la posibilidad de establecer encuentros anuales, sem inarios de escuelas

rurales centroam ericanas, y organizarse para bu scar fondos, para generar recursos

de m anera organizada y en colectivo con las organizaciones de docentes de los

países, con ahorros propios, o m ediante el desarrollo de ac tivida des productiv as,

venta de servicios etc.

- Elaborar un plan de sistem atización de la p asan tía , “recuperando el hacer”,

recontextualizando desde la intuición, y reinform ándonos a partir del

conocim iento adquirido, destacando los logros en m ateria pedagógica, con el

objetivo de com partir y difundir este tipo de iniciativas e im plicar a un núm ero

m ayor de docentes en ellas.

Las nuevas y provocadoras preguntas que nos genera esta experiencia …

- ¿Cóm o podem os aprovechar los recursos que el contexto de nuestro centro

educativo nos brinda para fortalecer la entrega docente que hacem os?

- ¿Cuáles son las estrategias que podem os diseñar para derrotar la indiferencia,

rom per esquem as de trabajo aislado, tom ar decisiones que contribuyan a

fortalecer el trabajo colectivo?

- ¿Cóm o puedo incentivar a m is colegas a investigar en el aula?

- ¿Cómo desarrollar procesos de investigación que posibilite la constitución de

comunidades investigadoras?

- ¿Cómo fortalecer las capacidades de investigación de doce ntes que t rabajan en esc uelas

rurales para enriquecer su trabajo en el aula?

- ¿Cómo pueden interpretarse y vincularse las prácticas de construcción de conocimiento y

valores que tienen las comunidades y familias rurales en procesos educativos formales y

no formales?

- ¿Cómo hacer la transferencia de la experiencia cotidiana sobre valores, conocimientos,

creencias, tra diciones e n las zonas rurales, al ámbito pedagógico para e nriquecer la

educación?

- ¿Cómo favorecer espacios d e reflexión com unitaria para a nalizar conjuntamente la

importancia de conocer las prácticas de comunidades y familias en las zonas rurales?

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91

- ¿Cuáles son los m edios y po sibilidades que existen para publicar lo que

escribim os?

- ¿De qué m anera podem os im plicar y com prom eter a nuestros colegas para que

participen de una pasantía?

- ¿Cuáles acciones hem os realizado en el úl tim o trim estre que hayan generado

cam bios y m ejorado nuestro quehacer com o docentes?

- ¿Qué cam bios de actitud hem os logrado en nosotros m ism os, relacionados con

nuestro papel de guías?

- ¿Es posible que podam os contextualizar a la realidad de nuestro centro educativo

los program as de estudio?

- ¿Cuáles estrategias podem os desarrollar p ara fom entar el acercam iento de la

cultura de otros países centroam e ricanos en nuestras aulas m ulticulturales?

- ¿Cuáles acciones concretas hem os desarrollado para prom over los valores propios

y particulares de la com unidad en la cual se encuentro ubicado nuestro centro

educativo?

- ¿Cuáles son las estrategias que debo diseñar para garantizar que se cum pla los

derechos de la niñez en m i centro educativo?

- ¿Nos hem os preguntado alguna vez cóm o se sienten en nuestras aulas, las niñas y

niños que vienen de otro país? ¿Les hem os preguntado a ellos y a ellas?

- ¿Nos hem os perm itido com prender lo relevante y urgente que es realizar visitas a

los hogares de los niños y niñas? ¿Para qué nos puede servir ver cóm o viven?

- ¿De qué m anera podem os atraer a las abuelas y abuelos, o personas adultas de la

com unidad a nuestro centro educativo? ¿Por qué sería im portan te que vengan

estas personas al aula? ¿Qué les pediríam os que hagan?

Para la universidad pública y en particular para la Universidad Nacional y la División de

Educación Rural, el trabajo en zonas rurales, perm ite contar con un m arco c ontextual de

referencia sobre la pertinencia de los procesos que se deben gestar en estos con textos,

con el objetivo de visualizar nuevas posibilidades de hacer educación, construyendo

criterios de calidad y pertinencia en colectivo, aprovechando las posib ilidades que ofrece

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el entorno y el contexto rural, dando espacio a la expresión de las voces y de los

diferentes grupos de actores que interactúan en el aula, en el centro educativo, en la

com unidad, con las organizaciones locales, con las m ujeres, padres , m adres, jóvenes,

puesto que es la escuela el lugar en el cual se puede y se debe construir com unidad

aprendiente.

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93

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ANEXOS

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LEGISLACIÓN EDUCATIVA BÁSICA DEL SISTEMA EDUCATIVO COSTARRICENSE

En el año 1951 se prom ulga la Ley Nº 1362 del 8 de octubre, que regula la integración y las

funciones concretas del Consejo Superior de Educación. Dicha ley fue reglam entada

m ediante Decreto Ejecutivo Nº 14 de 31 de agosto de 1953 y sus reform as.

Poco después se prom ulga la Ley Fundamental de Educación, Ley Nº 2160 del 25 de

setiem bre de 1957, que puede ser definida com o la ley m arco del sistem a educativo,

después de la Constitución Política.

En sus artículos 2 y 3 concreta los fines de la educación costarricense y define la estructura

del sistem a educativo.

En el año 1965 se prom ulga la Ley Nº 3481, Ley Orgánica del Ministerio de Educación

Pública, que com o su título indica establece la estructura y organización de este

Ministerio, que deben verse en com plem ento con reglam entos posteriores que tam bién

definen aspectos de la organización actual de dicha entidad.

En el año 1980 se prom ulga la Ley Nº 6551 del 19 de noviem bre, la que regula todo lo

referente a la creación y el funcionam iento de las instituciones de educación superior

parauniversitaria. Estas instituciones tienen com o objetivo principal ofrecer carreras

cortas com pletas, de dos o tres años de duración, a las personas egresad as de la

educación diversificada. Esta ley cuenta con su propio reglam ento.

Mediante Ley 6693 del 23 de noviem bre de 1981, se crea un órgano especial, adscrito al

Ministerio de Educación Pública, cuya m isión es autorizar la creación y el funcionam iento

de las universidades privadas. Se trata del Consejo de Educación Superior Privada

(CONESUP). Esta ley puede calificarse com o la que define el m arco jurídico de las

universidades privadas.

E l 1 de julio de 1994, se dictó el Decreto Nº 23489 -MEP, el cual pretende m odernizar el

Ministerio de Educación Pública, definiendo con claridad las áreas de term inativas de

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asesoría y ejecutiva dentro de la estructura de sus oficinas centrales asignadas siendo las

funciones de cada una de sus instancias , com o m arco de referencia para la Pol ítica

Educativa hacia el siglo XXI.

E l 11 de julio de 1994, se dictó el Decreto Nº 23490 -MEP el cual prom ulga el Reglam ento

de la Organización Adm inistrativa de las D irecciones Provinciales y Direcciones Regionales

de Educación.

El 29 de m arzo de 1996 se prom ulga la Ley 7600 de “Igualdad de Oportunidades para

personas con Discap acidad”, que pretende ofrecer una educación no discrim inatoria en la

instancia educativa que m ejor se acom ode a sus características y estilos de aprendizaje.

E l 27 de febrero de 1995 se firm a el decreto Nº 24017 -MEP, el cual establece los

procedim ientos en cuya vir tud se of icializan , equiparan , certifican y acreditan los estudios

realizados en los centros docentes

CONVENIOS INTERNACIONALES SUSCRITOS POR COSTA RICA EN MATERIA EDUCATIVA

A través de los años Costa Rica h a suscrito lo s siguientes Convenios, considerados com o

los m ás relevantes en el ám bito educativo.

En virtud del artículo 7 de la Constitución P olí tica, esto s Convenios tienen autoridad

superior a las leyes de la República.

a) Adhesión de Costa Rica a la Organización de las Naciones Unidas p ara la Educación,

la Ciencia y la Cultura (UNESCO): Decreto Ley Nº 758 de 11 de octubre de 1949.

b) Convenio Centroam ericano sobre la Unificación Básica de la Educación: Ley Nº

3726 del 16 de agosto de 1966.

c) Pacto Internacional sobre Derechos Económ icos, Sociales y Culturales: Ley Nº 4229

del 11 de diciem bre de 1968.

d) Protocolo de institución de la Com isión contra Disc rim inaciones en la Enseñanza:

Ley Nº 4463 del 11 de octubre de 1969.

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e) Convención Am ericana sobre los Derechos Hum anos: Pacto de San José, 22 de

noviem bre de 1969.

f) Convención sobre los Derechos del Niño: Ley Nº 7184 del 18 de julio de 1990.

Proyectos de Ley presentados a la Asam blea Legislativa sobre convenios internacionales

para su aprobación correspondiente:

a) Convenio Centroam ericano de Integración Educativa y Cultural (CECC) proyecto de

Ley Nº 11629 del 15 de m arzo de 1993.

b) Convenio para la Cooperación en el Marco de la Conferencia Iberoam ericana

Proyecto de Ley 12780 del 5 de diciem bre de 1996.

c) Convenio básico de Cooperación Técnica y Científica entre el Gobierno de la

República de Costa Rica y el Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos. Proyecto

de ley 12844 del 2 de abril de 1997.

LEGISLACIÓN EDUCATIVA BÁSICA DEL SISTEMA EDUCATIVO

En el año 1951 se prom ulga la Ley Nº 1362 del 8 de octubre, que regula la integración y las

funciones concretas del Consejo Superior de Educación. Dicha ley fue reglam entada

m ediante Decreto Ejecutivo Nº 14 de 31 de agosto de 1953 y sus reform as.

Poco después se prom ulga la Ley Fundamental de Educación, Ley Nº 2160 del 25 de

setiem bre de 1957, que puede ser definida com o la ley m arco del sistem a educativo,

después de la Constitución Política.

En sus artículos 2 y 3 concreta los fines de la educación costarricense y define la estructura

del sistem a educativo.

En el año 1965 se prom ulga la Ley Nº 3481, Ley Orgánica del Ministerio de Educación

Pública, que com o su título indica establece la estructura y organización de este

Ministerio, que deben verse en com plem ento con reglam entos posteriores que tam bién

definen aspectos de la organización actual de dicha entidad.

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En el año 1980 se prom ulga la Ley Nº 6551 del 19 de noviem bre, la q ue regula todo lo

referente a la creación y el funcionam iento de las instituciones de educación superior

parauniversitaria. Estas instituciones tienen com o objetivo principal ofrecer carreras

cortas com pletas, de dos o tres años de duración, a las personas egresad as de la

educación diversificada. Esta ley cuenta con su propio reglam ento.

Mediante Ley 6693 del 23 de noviem bre de 1981, se crea un órgano especial, adscrito al

Ministerio de Educación Pública, cuya m isión es autorizar la creación y el funcionam i ento

de las universidades privadas. Se trata del Consejo de Educación Superior Privada

(CONESUP). Esta ley puede calificarse com o la que define el m arco jurídico de las

universidades privadas.

E l 1 de julio de 1994, se dictó el Decreto Nº 23489 -MEP, el cual pretende m odernizar el

Ministerio de Educación Pública, definiendo con claridad las áreas de term inativas de

asesoría y ejecutiva dentro de la estructura de sus oficinas centrales asignadas siendo las

funciones de cada una de sus instancias , com o m arco de referencia para la Pol ítica

Educativa hacia el siglo XXI.

E l 11 de julio de 1994, se dictó el Decreto Nº 23490 -MEP el cual prom ulga el Reglam ento

de la Organización Adm inistrativa de las D irecciones Provinciales y Direcciones Regionales

de Educación.

El 29 de m arzo de 1996 se prom ulga la Ley 7600 de “Igualdad de Oportunidades para

personas con Discap acidad”, que pretende ofrecer una educación no discrim inatoria en la

instancia educativa que m ejor se acom ode a sus características y estilos de aprendizaje.

E l 27 de febrero de 1995 se firm a el decreto Nº 24017 -MEP, el cual establece los

procedim ientos en cuya vir tud se of icializan , equiparan , certifican y acreditan los estudios

realizados en los centros docentes privados . Adem ás norm a el ejercicio de la inspe cción

que ordena el artículo 79 de la Constitución Política.

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El 18 de m arzo de 1997, el Consejo Superior de Educación aprueba la creación del “Centro

Nacional de Evaluación para la Educación (CENE -EDU) com o órgano desconcentrado del

Consejo Superior de Educación”. Sección 22 -97.

E l 23 de julio de 1997 se prom ulga la ley que reform a el artículo 78 de la Constitución

Política el cual indica: "La Educación Preescolar y la General Básica son obligatorias. Éstas y

la Educación Diversificada en el sistem a público son gr atui tas y costeadas por la nación. En

la Educación Estatal, incluida la superior, el gasto público no será inferior al seis por ciento

(6% ) anual del Producto Interior Bruto.