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EMPRESARIOS TRABAJADORES EN LA RIOJA CONTEMPORÁNEA
LA FEDERACIÓN DE EMPRESARIOS DE LA RIOJA
JOSÉ LUIS GÓMEZ URDÁÑEZ (DIRECTOR )
JOSÉ RAMÓN MORENO FERNÁNDEZEMMA JUANEDA AYENSA
ANABELLA MARTÍNEZ PÉREZ
LOGROÑO, 2008UNIVERSIDAD DE LA R IOJA – FEDERACION RIOJANA DE EMPRESARIOS
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PRÓLOGO
Gerardo Díaz FerránPresidente de CEOE
Es para mí una verdadera satisfacción prologar esta Obra Histórica de laFederación de Empresarios de la Rioja que no sólo refleja la brillante andadura de esta
organización, sino que también es un compendio de la vida económica española y de la
región desde 1975 hasta 2003.
La obra, producto de una exhaustiva investigación y de un esforzado y minucioso
trabajo, recupera la memoria histórica de las empresas riojanas y pone de manifiesto el
papel de los empresarios de la región en el desarrollo social y económico que ha
permitido situar a la comunidad autónoma en un lugar preeminente de progreso,
creación de riqueza y de empleo dentro de España.
Esta iniciativa de la FER merece todos los elogios pues sirve para trasmitir a la
sociedad la enorme importancia que han tenido las organizaciones empresariales, las
empresas y los empresarios a la hora de impulsar el desarrollo económico y social,
favoreciendo el diálogo con sindicatos y gobierno, la renovación de nuestro sistema
productivo y la internacionalización de las empresas españolas. Un proceso de años de
esfuerzo y de trabajo que era necesario dar a conocer y que queda brillantemente
expuesto en la presente obra.
No quiero olvidar en estas líneas la colaboración de la Universidad de la Rioja. Es
un ejemplo más de los buenos resultados que se obtienen al colaborar Universidad y
empresa privada. Colaboraciones como ésta muestran un camino en el que debemos
seguir profundizando para dar un paso más en el acercamiento mutuo.
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Los empresarios españoles consideramos que la Universidad debe jugar un papel
relevante en la formación permanente de los trabajadores ya incorporados al mercado de
trabajo, en la aplicación al entorno productivo del conocimiento que genera y en el
desarrollo de la capacidad emprendedora. Las organizaciones empresariales hemos
afirmado en repetidas ocasiones que la formación, el aprendizaje, la mejor cualificación
y la innovación, son pilares del desarrollo económico imprescindibles a la hora de
mejorar la competitividad de las empresas y de la economía de un país.
Por todo ello, reitero mi enhorabuena a la FER y a la Universidad de la Rioja por
este trabajo, que redundará en beneficio de la sociedad en general y se convertirá en
referencia obligada de posteriores obras.
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NOTA PRELIMINAR
Éste es un libro de historia. Los empresarios riojanos y su organización –la FER-
ocupan el lugar principal, pero no hemos hecho una historia institucional, sino unahistoria social. La FER no fue –ni puede ser- un organismo con historia propia, pues
sus fines y su trayectoria son, en definitiva, un permanente diálogo con todos. Y todos
quiere decir empresarios, trabajadores, gobierno, oposición, instituciones, ciudadanos.
La FER no ha sido ajena a nada de lo ocurrido en la transformación de la sociedad
riojana desde la muerte de Franco; incluso ha influido –y mucho- en la sociedad
española a través de su presencia, temprana y muy activa, en las organizaciones
empresariales nacionales. José María Cuevas siempre proponía a la FER como ejemplode organización.
La FER, además, fue la primera organización provincial de España. Hubo otras
sectoriales en distintas provincias, pero como organización abierta a todos los
empresarios –desde las grandes empresas al más pequeño comerciante-, la FER fue
pionera. Los reunidos en la bodega de Oyón en el verano de 1976 aceptaron pronto que
el “muro de contención” no podían levantarlo solos los grandes empresarios y abrieron
su primera asociación –la APEL (Asociación Provincial de Empresarios de Logroño)- a
pequeños comerciantes y empresarios del sector servicios. Fueron precisamente los
pioneros de Oyón los primeros en comprender que el viejo sindicalismo vertical no
tenía futuro y, a su manera, contribuyeron a derribarlo, de entrada, constituyendo una
asociación libre y abierta al margen de las leyes vigentes. Luis Felipe Rosel recordaría
emocionado, diez años después, aquellos comienzos y al primer presidente, Álvaro
Fernández Agustino, así como el celo con el que guardaban las actas de aquellas
reuniones, gracias al buen hacer del secretario Alejandro Bezares.1
Condicionados por la gravísima situación económica española y por la inusitada
fuerza que estaba tomando el sindicalismo reivindicativo, moderaron sus primeras
estrategias de confrontación –como los sindicatos tras el logro de la hegemonía sindical
por UGT y CCOO a finales de los setenta- y aprendieron sobre la marcha nuevas
estrategias que conducirían a la negociación y los grandes pactos. Hicieron lo mismo
que los dirigentes políticos, sólo que apartados de los grandes escenarios, pues eran muy
1
Luis Felipe Rosel, ya entonces presidente, se refirió a la “entrañable documentación que guardamoscelosamente” y previó que “tal vez, algún día, sea curioso darla a conocer a la luz pública”. Intuyó ya estelibro en su artículo “La FER, diez años atrás”, publicado en el Almanaque Riojano, de 1986.
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conscientes de la imagen negativa que arrastraban desde muchos años atrás. No sólo era
una herencia del Franquismo; también pesaba el recuerdo de la situación de
confrontación anterior a 1936, en la que el empresario era el amo, el patrón. La II
República no logró crear un clima de negociación entre obreros y empresarios, lo que
provocó la escalada a los extremos tras el triunfo del Frente Popular, en febrero de
1936, y por ello, la radicalización que terminaría en guerra civil.
Cuando nace la APEL en 1976, la sociedad española estaba “madura”, como se
decía entonces, lo que era como reconocer los errores del pasado y asumir
colectivamente que no se podían volver a repetir. En el fondo, el gran pacto de los
españoles –que algunos llaman erróneamente “del olvido”- era una conditio sine qua
nom y así se entendió –se venía entendiendo desde mucho antes de 1975-, sin quehubiera que dar muchas explicaciones. Habían sufrido una dictadura que derivaba, al
final, hacia la estabilización de un gobierno autoritario, amparado por el desarrollo
económico –otra conditio sine qua nom para que pudiera mantenerse tras la muerte de
Franco-, pero la sociedad española superó las previsiones, cambió el guión.
El pasado no iba a ser un arma arrojadiza, pero nadie lo olvidó. Antes al contrario,
el pasado estuvo siempre presente en las grandes decisiones. La crisis económica en que
discurrió la República se parecía mucho a la crisis en que tendría que desarrollarse laTransición. Y ya se conocía entonces, y mucho, la correlación que existe entre la
economía y la transformación social y política, el objetivo que todos creían necesario y
al que todos debían contribuir. Desgraciadamente, el punto de partida era una crisis
mundial, la “crisis del petróleo”, que afectaba a España con más dureza, pues el agónico
régimen de Franco no había hecho más que ocultarla para evitar sus consecuencias
sociales, que iban a explotar brutalmente tras su muerte. No era el mejor escenario,
quizás por eso, la Transición se aceleró y el “guión” se pudo cambiar cuando hizo falta.Pues, como veremos, el guión se cambió.
En los años treinta, la crisis mundial originada en 1929 impidió la modernización
de la empresa española y de las relaciones laborales; en los setenta, la crisis del petróleo
podía provocar lo mismo. España ya había comenzado el proceso de modernización –es
innegable-, pero precisamente una de las claves de la Transición, la información y el
crecimiento de la opinión pública, revelaba con tintes muy negros la situación de
partida, lo que en lo relativo a la empresa riojana era todavía más alarmante. Sin un
tejido empresarial modernizado y competitivo, que es en definitiva lo que todo el
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mundo podía comprobar al observar la anquilosada industria riojana y las
infraestructuras regionales, las aspiraciones a la democracia podían frustrarse de nuevo.
La Rioja tenía una fuerte tradición industrial que hundía sus raíces en el textil y la
industria agroalimentaria, inductoras de empresas auxiliares del metal, la máquina
herramienta, la madera. La clave desde el siglo XVIII había sido la diversificación y la
complementariedad. Industrias pequeñas, redes comerciales cuasifamiliares, pequeña
banca local, todo confluía en un lema muy riojano: “muchos poquitos hacen un
muchito”. Además, estaba el vino, o mejor, la paradoja del vino. Pues a los largo de los
doscientos últimos años, el Rioja ha sido fuente de riqueza y ha estimulado otros
sectores, pero también ha sido un verdadero calvario para los riojanos –bodegueros y
viticultores- cuando llegaban las condiciones adversas. Y estas podían ser resultado deuna plaga –oidium y mildeu a medidados del XIX, o en 1972-73; filoxera entre 1899 y
1904-, de la caída de la demanda –el vino es un producto prescindible-, de las
condiciones políticas –guerras carlistas, autarquía en los cuarenta-, de las problemas de
la comercialización -800 millones de litros sin vender en las bodegas riojanas durante la
Transición-, etc. El vino creo un mundo muy especial, muy sensible a las coyunturas,
pues confluyen en él campo, industria y comercio …y legislación fiscal: históricamente,
el vino es el producto más gravado y controlado por la Hacienda desde la Edad Media.Todo ello produce una nueva paradoja: la FER no fue el ámbito de los empresarios
bodegueros riojanos, aunque algunos históricos se sumaron animosos a la Federación.
Su verdadero lugar de encuentro ha sido y sigue siendo el Consejo Regulador, también
el primero de España y hoy el único que ha logrado la Calificada. El Consejo, con la
presencia de bodegueros y viticultores, reproduce el escenario que para la FER es la
negociación con los sindicatos; la diferencia es que en el Consejo se produce un “pacto
entre desiguales” obligatorio, en el que las dos partes se necesitan, pues si no hayacuerdo no pierde sólo el patrón; pierde la calidad y entonces, pierden todos. Entender
que esta misma filosofía debía presidir las relaciones laborales costó mucho más tiempo
en el mundo de la empresa; hoy, sin embargo, empresarios y trabajadores se reconocen
en esa necesidad. La FER, de esa forma, ha contribuido en primera línea a crear una
nueva “cultura”.
Comprender la formación histórica de la Empresa riojana, a lo que dedicamos las
primeras páginas de este libro, es necesario si queremos entender a los pioneros de
Oyón, pues entre ellos encontraremos a los últimos representantes de sagas históricas,
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cuyo origen llega en algunos casos hasta el siglo XVIII. Ahí estaban los Quemada, los
Fernández, los Trevijano, cuyos ancestros habían sido grandes empresarios del textil
desde los tiempos de la lana merina y la Mesta, del calzado –cuyo origen es la industria
alpargatera de La Rioja baja-, de las conservas, del metal, etc. Con ellos se cerraba un
largo ciclo histórico, cuyo último escenario fue la Transición …y la primera FER,
entonces la APEL. Míticas empresas centenarias se vieron obligadas a cerrar al fin, una
prueba de que la modernización de la empresa riojana era imparable. En efecto, esta vez
sí se iban a conseguir las aspiraciones de los riojanos, aunque hubiera que superar
obstáculos muy serios. De todo ello, sin excluir las contradicciones en que se vio
envuelta la FER en el proceso autonómico, o algunos deslumbramientos ante “la gran
política”, trata este libro, primero también en España sobre una federación deempresarios.
Como todo es tan reciente, habrá opiniones distintas sobre nuestros argumentos y,
seguramente, resonantes ausencias que parecerán olvidos; pero no lo son. Tanto hay que
contar que harían falta miles de páginas más; sin embargo, nosotros pensamos que lo
que hacen falta son más tesis doctorales y estudios analíticos. Quizás así dentro de
veinte años, al celebrar el cincuenta aniversario de la FER, haya un nuevo libro al que
no le ocurra como a éste: que prácticamente parte de la nada. Con todo, convienereiterar que éste es un libro de historia, una síntesis, y que siempre está presente en él el
“discurso de la demostración” y su correspondiente comprobación. Hemos hablado con
muchas personas, pero si no hay documentos no hay historia. Y éstos provienen del
muy bien organizado Archivo de la Federación de Empresarios de La Rioja (AFER), de
algunas fuentes conservadas por UGT y CCOO, del Archivo Histórico Provincial de
Logroño (AHPLo), especialmente de la sección Gobierno Civil, de las hemerotecas de
La Rioja, El Correo, La Gaceta, Clavijo, Almanaque Riojano, etc. y de otras publicaciones periódicas que se citan al pie de página.
No puede faltar aquí un capítulo de agradecimientos que, como historiadores, han
de ir dirigidos primero a los archiveros y a los colegas, pero en nuestro caso no es
protocolario. Nuestra gran nauta siempre es Micaela Pérez, la directora del Archivo
Histórico Provincial de Logroño, que además, ha leído borradores y ha hecho constantes
sugerencias. Como siempre, es un placer trabajar con ella. También con nuestro amigo
Francisco Bermejo Martín, más conocido por su extraordinaria web
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www.bermemar.com, lo mejor que hay en la red sobre historia de La Rioja. Su
colaboración con nosotros viene ya de antiguo.
La misma amabilidad y profesionalidad hemos recibido de los directores de los
diarios más influyentes de La Rioja, José Luis Prusén (La Rioja) y José María Martínez
Estebas (El Correo), los periódicos históricos presentes siempre en primera línea. Pero
no olvidamos a Pepe Lumbreas Pino, memoria viva, gran periodista, conocedor de los
secretos desde antes de la Transición, que tuvo informados a los riojanos desde La
Gaceta del Norte –tan influyente en la Autonomía de La Rioja-, la revista Clavijo y la
agencia EFE. Los tres han sido absolutamente decisivos en la historia de esta historia,
junto con el que fue director de La Rioja, Paco Martín Losa, y con un periodista de raza
como Luis Javier Hernáez, a quienes agradecemos igualmente su ayuda. Hernáez, hoyJefe de Sección de Ordenación de las Telecomunicaciones del Gobierno de La Rioja, ha
sido un colaborador entusiasta; igual que Luis Sáenz Gamarra, el maestro archivero
conocedor de los arcanos del diario La Rioja y buen amigo.
Junto a ellos, estuvo siempre una periodista que, desgraciadamente, es muda para
la historia, pues -¡qué paradoja!-, sólo dejó su huella en las ondas y éstas se perdieron
en el espacio (pero no en el recuerdo de los riojanos): Teresa Alonso, la gran periodista
de Radio Rioja-Cadena Ser, cuya voz mantuvo informados a los riojanos de tantas cosasy que nos ha prestado su memoria a lo largo de nuestra tarea de investigación. Pues Tere
nos decía con frecuencia “yo retransmití el acto”; “yo estuve allí”; “yo escuche esas
conversaciones”… Es el sino de la Radio, de esta radio en La Rioja, Radio Rioja-
Cadena SER, que cumple 75 años y que no se puede citar a pie de página. Teresa,
Carmen, -y siempre “Cholo” en el recuerdo-, Javier Cermeño, ya saben que nos
rendimos ante su amabilidad y profesionalidad. Radio Rioja nos ha permitido, además,
divulgar el resultado de nuestro trabajo en el programa dominical dirigido por LauraCermeño.
Luego vienen los de la casa. Elena Bustarviejo, que ha buscado documentos y ha
facilitado con su colaboración la tarea de archivo; Manuel Alonso, siempre apoyando
nuestro trabajo; y Emilio Abel de la Cruz Ugarte y Julián Doménech, que han confiado
en nosotros y en la Universidad de La Rioja para hacer este libro. Y los viejos miembros
de la FER, que no cito, pues su presencia en este libro es constante y produciría una
larguísima lista. Con algunos hemos hablado, con otros no ha sido posible y los
sentimos. Muchos han tenido acceso al borrador; también lo han visto algunos
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sindicalistas históricos. Ninguno ha empleado el lápiz rojo, aunque ha habido muchas
sugerencias, que agradecemos, especialmente las de Miguel Ángel Librada y Chema
Buzarra. Nos sentimos gratificados, pues eso respalda nuestra objetividad y el valor del
método histórico cuya premisa es un lema sencillo: “el que afirma, prueba”.
José Luis Gómez Urdáñez
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INTRODUCCIÓNLA EMPRESA RIOJANA HISTÓRICA
Hoy como ayer, La Rioja es una Comunidad destacada por su dinamismo
económico y empresarial. Si en la actualidad es posible hablar de éxito económico y las
cifras de renta y empleo son homologables con el conjunto de la Unión Europea, ello se
ha debido, entre otros factores históricos, a la eficacia de un tejido empresarial original,
con rasgos propios y con sobrada capacidad para —contra pronóstico, como veremos—
competir en precio, calidad e innovación. Las evidencias cuantitativas elaboradas por el
Instituto Nacional de Estadística en el marco del Directorio Central de Empresas
(DIRCE) serán útiles para resumir el entramado básico de la empresa riojana.
Como se puede observar en el cuadro siguiente, en La Rioja residen al menos el 0,70
por 100 de las empresas españolas, una proporción por encima de lo que cabría esperar
si tenemos en cuenta que el peso demográfico de La Rioja se queda en el 0,69 por 100
de la población española2, por lo que cualquier porcentaje por encima de éste significa
una “intensidad empresarial” superior a la que sería de esperar. De hecho, sólo un
puñado de comunidades ostentan parques empresariales superiores a la media: Baleares,
con un sorprendente índice de 1,22, Cataluña, Madrid, el País Vasco, la Comunidad
Valenciana y La Rioja. A primera vista, un club al que es un orgullo pertenecer.
Intensidad empresarial en España según el DIRCE (2007)
Empresas (%) Población (%) Intensidad (E/P)
Andalucía 15,34 17,84 0,86Aragón 2,76 2,86 0,97Asturias 2,17 2,41 0,90Baleares 2,73 2,24 1,22Canarias 4,21 4,46 0,94Cantabria 1,19 1,27 0,94
2 El dato corresponde a 306.377 habitantes, según el padrón de 2006.
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Castilla y León 5,10 5,64 0,90Castilla-La Mancha 3,98 4,32 0,92Cataluña 18,35 15,96 1,15Comunidad Valenciana 11,05 10,75 1,03
Extremadura 1,98 2,43 0,81Galicia 5,99 6,19 0,97Madrid 15,07 13,44 1,12Murcia 2,92 3,06 0,95
Navarra 1,29 1,35 0,96País Vasco 4,93 4,77 1,03La Rioja 0,70 0,69 1,02Ceuta y Melilla 0,22 0,32 0,69
TOTAL ESPAÑA 100,00 100,00 1,00
Fuente: Directorio Central de Empresas. Año 2007 , disponible en http://www.ine.es.
Y esto teniendo en cuenta que los datos del DIRCE no son de una fidelidad absoluta
para hacer este tipo de comparaciones, toda vez que el objetivo del DIRCE es más
constituirse como un observatorio de la empresa española que como una referencia para
los estudios regionales. De esta manera, en el marco estatal la imagen reflejada en las
estadísticas es de una exactitud aceptable, pero cuanto más desagregamos los datos
mayores imprecisiones encontraremos. La razón es sencilla. La empresa se mueve en un
medio, el mercado, que por su propia naturaleza no se atiene a marcos geográficos y
administrativos limitados. En muchos casos, sobre todo cuando hablamos de grandes
corporaciones, la empresa tiene una vocación suprarregional innegable de manera que
las estadísticas basadas en adscripciones territoriales administrativas son incapaces de
detectar el reparto geográfico de sus actividades. Dicho más claramente, en bastantes
ocasiones encontramos a grandes empresas domiciliadas sobre todo en Madrid que
disponen de unidades operativas repartidas por diversas regiones. En tales casos el
DIRCE considera que se trata de empresas madrileñas, con independencia de que sus
efectos en términos de contribución a la renta y al empleo estén dispersos por otros
territorios, hecho que introduce un importante sesgo centralista e impide percibir
pormenorizadamente la contribución regional al tejido empresarial español. El efecto es
máximo en aquellas comunidades de pequeño tamaño como La Rioja, donde cualquier
pequeña distorsión estadística se amplifica considerablemente y tiene unos efectos
demasiado visibles. Así sucede, por ejemplo, con la industria del tabaco, rama que no
cuenta, según el DIRCE, con ninguna empresa en La Rioja, aunque la planta de Altadis
en Agoncillo se enorgullezca de ser una de las más avanzadas del grupo en producción
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de cigarrillos, esté proporcionando más de 600 empleos locales y sea, en consecuencia,
uno de los establecimientos industriales más importantes de la región y uno de los de
más raigambre histórica, además.
El convento de La Merced fue convertido en fábrica de tabacos por el clan de Sagasta, cuando fue
alcalde Amós Salvador, a fines del siglo XIX. La decisión fue tan “política” que es la única “tabacalera”
que no está en un puerto de mar.
Visto este sesgo centralista y favorable a las comunidades más grandes, la intensidad
aparente de la comunidad riojana es particularmente llamativa. Si desagregamos un
poco más los datos, observaremos además que la presencia de empresas en La Rioja es
mucho más importante en la industria, aunque en construcción y comercio los datos no
sean desdeñables. De esta primera impresión, por tanto, cabe deducir un extraordinario
desarrollo de la industria y la construcción, y una reducida presencia de las empresas de
servicios. La segunda parte del cuadro, que recoge la distribución interna por sectores
de las empresas regionales, aún refuerza más esta impresión: las empresas de serviciosson sólo el 46 por 100 del parque riojano, un porcentaje superior tan sólo al de las
comunidades de Extremadura y Castilla-La Mancha, un club, en este caso, no tan
selecto. Sin embargo, y como era de esperar, el peso de las empresas industriales en La
Rioja es el más alto de España. Este indicador, como otros que mostraremos más
adelante, es resultado de una estructura económica peculiar, cuyo rasgo más destacado
es la sobresaliente entidad del sector industrial en la economía riojana, un hecho que en
una versión menos optimista podría incluso leerse —a veces así se ha hecho— como unsubdesarrollo relativo del sector servicios. En las siguientes páginas tendremos sobrada
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ocasión de comprobar las bondades e inconvenientes de este rasgo característico de
nuestra economía; ahora baste con adelantar que la elevada densidad de empresas
industriales no es sino el último residuo de una trayectoria histórica marcada por la
acusada especialización industrial riojana, fruto principalmente de la alianza entre un
sector agrario igualmente importante y muy dinámico y de la consiguiente abundancia
de industrias agroalimentarias3.
Un ejemplo de la presencia histórica de la industria agroalimentaria: la fábrica de Logroño de ConservasTrevijano, en 1909.
3 En la actualidad, sin embargo, se está produciendo una revisión profunda de estos fundamentoshistóricos. Valga un dato: entre 1999 y 2007, siempre según datos del DIRCE, todas las categorías deempresas aumentaron en La Rioja, salvo las industriales, que pasaron de 2.843 a 2.809 unidades; justo enunos momentos en los que el boom inmobiliario multiplicaba las empresas de construcción (de 2.195 a3.674), mientras las comerciales pasaban de 5.787 a 6.007 y las de servicios experimentaban un fortísimo
crecimiento, de 7.573 a 10.914. Los problemas del sector industrial, a decir del Departamento deEstudios y Proyectos de la FER —véase Caracterización del tejido empresarial de La Rioja, 2006, p.20— son la proliferación de sectores maduros, los altos costes laborales y la pérdida de competitividad.
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Empresas según sector económico, comunidades autónomas, 2007 (porcentajes)
Total Industria Construcción Comercio Resto servicios
Andalucía 15,34 13,92 12,98 17,62 15,09Aragón 2,76 3,19 3,17 2,63 2,65Asturias 2,17 1,79 2,15 2,18 2,22Baleares 2,73 2,21 3,23 2,36 2,85Canarias 4,21 2,62 3,71 4,45 4,45Cantabria 1,19 1,00 1,33 1,14 1,19Castilla y León 5,10 5,44 5,93 5,36 4,71Castilla-La Mancha 3,98 5,51 5,52 4,23 3,23
Cataluña 18,35 20,10 18,45 16,76 18,85Comunidad Valenciana 11,05 12,39 11,09 11,40 10,68Extremadura 1,98 2,22 1,96 2,50 1,71Galicia 5,99 6,19 6,08 6,65 5,63Madrid 15,07 11,53 13,54 12,52 17,22Murcia 2,92 3,20 3,32 3,15 2,66
Navarra 1,29 1,63 1,44 1,22 1,24País Vasco 4,93 5,86 5,24 4,73 4,81La Rioja 0,70 1,15 0,75 0,71 0,62Ceuta y Melilla 0,22 0,07 0,11 0,39 0,20
TOTAL ESPAÑA 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00
Andalucía 100,00 6,64 12,38 29,11 51,86Aragón 100,00 8,45 16,80 24,09 50,65Asturias 100,00 6,06 14,53 25,49 53,92Baleares 100,00 5,91 17,31 21,87 54,91Canarias 100,00 4,56 12,90 26,81 55,73Cantabria 100,00 6,17 16,48 24,38 52,98Castilla y León 100,00 7,80 17,01 26,58 48,61Castilla-La Mancha 100,00 10,12 20,27 26,88 42,72Cataluña 100,00 8,02 14,71 23,13 54,13Comunidad Valenciana 100,00 8,21 14,70 26,14 50,94Extremadura 100,00 8,20 14,43 31,92 45,45Galicia 100,00 7,56 14,86 28,12 49,46Madrid 100,00 5,60 13,15 21,05 60,21Murcia 100,00 8,03 16,65 27,30 48,02
Navarra 100,00 9,24 16,27 23,85 50,64País Vasco 100,00 8,71 15,56 24,29 51,43La Rioja 100,00 12,00 15,70 25,67 46,63Ceuta y Melilla 100,00 2,30 7,02 44,15 46,53
TOTAL ESPAÑA 100,00 7,32 14,64 25,33 52,71
Fuente: Directorio Central de Empresas. Año 2007.
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Otro indicador a nuestro alcance para analizar el estado actual de la empresa riojana
es su tamaño, medido por el número de trabajadores. En La Rioja, como en el conjunto
de España, la microempresa tiene una presencia abrumadora. El 93,49 por 100 de las
empresas se encuentran por debajo de los 10 trabajadores y nada menos que el 49,56 por
100 no cuentan con ningún asalariado. Estos datos, sin embargo, no manifiestan una
atomización más acusada que en el conjunto de España, sino un predominio relativo de
la pequeña y mediana empresa con matices. En la media española, el 51,13 por 100 no
tienen asalariados y el 94,03 por 100 contrata a menos de 10 asalariados. En La Rioja,
de hecho, el tramo de las medianas empresas, de 10 a 99 asalariados, está bien
representado, con un porcentaje del 6,26 por 100, por encima del 5,55 por 100 de
España. Donde sí hay diferencias importantes es en los tramos superiores, a partir de los100 trabajadores, en los que la representación riojana es muy pobre: sólo el 0,26 por 100
dispone de más de 100 trabajadores, en contraste con el porcentaje español del 0,41 por
100. Más todavía, en La Rioja sólo existen 60 empresas grandes, 58 de ellas entre 100 y
499 trabajadores, y 2 entre 500 y 999. No figura ni una sola empresa por encima del
millar de asalariados4.
4 En toda España hay 783 empresas por encima de los 1.000 trabajadores, el 61 por 100 de las cuales
están domiciliadas en Madrid (330 empresas) y en Cataluña (152 empresas). En las comunidades más próximas, geográfica y estructuralmente, la situación no es tan extrema como en La Rioja: Aragón tiene16 empresas de más de 1.000 asalariados, Navarra 10 y el País Vasco 41.
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Empresas por Comunidades Autónomas, según estrato de asalariados, 2007(porcentajes)
0 asalariados 1 a 9 10 a 49 50 a 99 100 a 499 500 a 999 1000 y más
Andalucía 50,65 43,73 4,89 0,42 0,29 0,02 0,01Aragón 49,73 44,05 5,40 0,45 0,32 0,03 0,02Asturias 51,71 43,33 4,27 0,37 0,27 0,03 0,02Baleares 50,17 44,34 4,79 0,34 0,31 0,03 0,02Canarias 49,58 44,36 5,11 0,49 0,42 0,03 0,01Cantabria 48,95 45,38 4,89 0,47 0,28 0,02 0,01Castilla y León 51,61 43,35 4,44 0,35 0,23 0,01 0,02Castilla-La Mancha 49,48 44,82 5,11 0,36 0,21 0,01 0,00Cataluña 52,25 41,39 5,38 0,52 0,40 0,04 0,02Com. Valenciana 48,76 44,97 5,44 0,47 0,32 0,02 0,01Extremadura 53,95 41,33 4,18 0,34 0,18 0,02 0,00Galicia 49,42 45,47 4,44 0,38 0,25 0,02 0,02Madrid 54,61 39,19 4,93 0,57 0,57 0,08 0,07Murcia 46,72 46,20 6,18 0,52 0,33 0,03 0,02
Navarra 52,80 40,03 5,85 0,68 0,57 0,04 0,02País Vasco 50,26 43,25 5,45 0,57 0,40 0,04 0,02La Rioja 49,56 43,93 5,73 0,53 0,25 0,01 0,00Ceuta y Melilla 51,99 43,33 4,18 0,31 0,16 0,03 0,00
TOTAL ESPAÑA 51,13 42,90 5,08 0,47 0,36 0,03 0,02
Fuente: Directorio Central de Empresas. Año 2007.
La trayectoria de los últimos años ha reforzado esta estructura empresarial con una
cierta tendencia a consolidar la importancia de las firmas de medianas dimensiones. Así,
en 1999, las empresas sin asalariados estaban mucho más representadas (55,45 por 100)
y el estrato entre 10 y 99 tenía una presencia más reducida que hoy. Pero, como
veremos, éste es el resultado de un proceso histórico muy peculiar.
Las características estructurales de la economía riojana contemporánea
Por su tamaño superficial, La Rioja es la segunda comunidad autónoma más
pequeña de España, después de las Islas Baleares. Por su peso demográfico, es la menos
poblada, con la mitad de población que Cantabria o Navarra y un tercio de la población
balear. Por su Producto Interior Bruto, finalmente, también es la comunidad con menos
aportación a la renta española. En estos momentos, poco más de 300.000 habitantes
empadronados se reparten por unos 5.000 kilómetros cuadrados, lo que significa una
densidad bastante inferior a la media española, aunque netamente superior a la de
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Extremadura, las dos Castillas y Aragón5. Desde el punto de vista empresarial, es la
comunidad autónoma con menos empresas, a bastante distancia de las siguientes,
Cantabria y Navarra6. La estructura empresarial riojana, además, está claramente
dominada por las empresas de pequeño tamaño, por debajo de los 50 empleados7. Para
más detalles, la empresa riojana ha estado marcada hasta hace poco tiempo por el
abrumador peso de los establecimientos familiares de pequeño tamaño, concentrados en
sectores sin claras economías de escala, poco intensivos en tecnología y dirigidos a la
producción de bienes de consumo. Aunque recientemente la estructura empresarial se ha
diversificado, sirvan dos datos como botón de muestra: la mayor empresa domiciliada
en La Rioja, Collins & Aikman Automotiva System S.L., ocupa el lugar 112 del ranking
español por el tamaño de su plantilla y el 252 por facturación8. Así, a primera vista, laarquitectura empresarial riojana ha sido vista por muchos estudiosos como arcaica,
inadecuada y con graves problemas para gestionar la innovación.
En efecto, cuando hace tan sólo unos lustros se consideraba que el crecimiento
económico debía ser liderado, estimulado y alimentado por la gran empresa, las
organizaciones empresariales riojanas sólo inspiraban algunos comentarios piadosos. Se
pensaba entonces, de acuerdo con una idea bastante extendida, que el crecimiento debía
iniciarse a partir del benéfico influjo de grandes «industrias de cabecera», con capacidadde arrastre para generar efectos indirectos, para estimular el desarrollo de ramas
auxiliares —es decir, dependientes— y con un volumen suficiente como para dinamizar
por sí solo el conjunto de la economía. Además, se tenía la idea de que la pequeña y
mediana empresa no disponían de la capacidad necesaria para innovar y, por tanto, para
competir. Así, un resumen estándar de la situación empresarial, hace poco más de 10
años, sólo podía ser negativo: «la incapacidad para investigación y desarrollo; las
5 Datos de los padrones municipales de 2006, Inebase.6 En La Rioja, según del Directorio Central de Empresas, había 22.393 empresas en 2006, un 0,70 por100 de las empresas españolas.7 Sin embargo, hay que tener en cuenta que algunas de las factorías más importantes —en términos deempleo y de aportación a la renta regional— entre las ubicadas en La Rioja no figuran en la relación deempresas riojanas porque, o bien son plantas locales de empresas multirregionales, o bien simplementetienen su sede jurídica en otros puntos de España. Tales serían los casos de la planta de Altadis enLogroño o de la planta de Heinz Ibérica en Alfaro, o de los establecimientos de Bodegas y Bebidas,Unipapel, etcétera. Como era de esperar, el mapa de las regiones y el de las actividades empresariales noconcuerdan a la perfección.8 Aunque nuevamente hay que matizar estos datos porque esta corporación reparte sus actividades entre
el polígono industrial de Agoncillo, en La Rioja, y Vitoria. De hecho, Collins & Aikman, con domiciliosocial en Troy (Michigan), adquirió en 2002 la planta de La Rioja a la firma Delphi y entoncesconcentraba a 560 empleados, lo que la relegaría al puesto 749 por el tamaño de su plantilla.
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deseconomías de escala en la producción; la poca capacidad para formar a su personal;
la impotencia de sus redes de comercialización para vender en mercados ampliados y
para atender pedidos que sobrepasen una determinada cuantía, etc.». Y de este balance
se desprendían recomendaciones correctoras: «es por ello que se hace de urgente
necesidad el ir hacia un mayor tamaño empresarial mediante fusiones, absorciones,
asociaciones o agrupaciones dentro o fuera de la Región, dejándose entrever lo
conveniente que sería un determinado número de empresas grandes en ramas de
actividad de demanda fuerte (nuevas tecnologías, etc.) con capacidad de arrastre para
generar un tejido industrial complementario»9.
Hasta la crisis de los setenta, poca gente dudaba de que la producción en serie y la
gran empresa eran los instrumentos más aptos para impulsar el crecimiento económico.Algunos creían incluso que eran los únicos apropiados. Deslumbrados por la brillante
experiencia norteamericana, los historiadores económicos han explicado el rápido
crecimiento económico de los Estados Unidos recurriendo de forma persuasiva, entre
otros factores, también a las nuevas formas de organización, que por sus dimensiones
estaban en condiciones de aprovechar economías de escala y de diversificación10. Al
compás del desarrollo de la producción en masa, las empresas grandes desarrollaban
mayor eficacia, incrementaban su productividad, producían más barato y estaban encondiciones de controlar un gran mercado. La lógica de la producción en masa se
basaba en el volumen, en la fabricación de enormes cantidades de bienes estandarizados
a costes muy bajos destinados a mercados muy amplios, lo que implicaba la utilización
de tecnología a gran escala. Solamente funcionando a plena capacidad, acelerando la
velocidad de rotación de los factores, se optimizaba la eficiencia y se producía más
barato, razón por la cual se intentó limitar la inseguridad que producía un mercado
competitivo mediante estrategias de dominio sobre los mercados dirigidas a evitar susfluctuaciones y mediante políticas de creación y expansión de mercados en caso de que
se tratara de productos nuevos.
9 E. Barrasa Martínez, «Aspectos claves de la estructura productiva», Papeles de Economía Española. Economía de las Comunidades Autónomas. La Rioja, 1993, p. 82.10 La prolija obra del recientemente desaparecido Alfred D. Chandler jr. — Strategy and Structure.Chapters in the Hostory of the Industrial Enterprise , Cambridge, MIT Press, 1962; La mano visible. Larevolución en la dirección de empresa norteamericana, Madrid, MTSS, 1987; y Escala y diversificación.
La dinámica del capitalismo industrial , Zaragoza, PUZ, 1996— ha sido la responsable de la enorme popularidad de esta argumentación. Con motivo del vigésimo aniversario de La mano visible, se ha
publicado un repaso de sus tres trabajos principales, que recoge las extensiones, las bifurcaciones y lascríticas que han producido sus propuestas; R. R. John, «Elaborations, Revisions, Dissents: A. D.Chandler, The visible Hand after Twenty Years», Business History Review, 71, (1997), pp. 151-200.
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Esta descripción ha sido sin duda operativa para mostrar una parte de la historia: el
éxito de las grandes corporaciones en países como Estados Unidos o Alemania11. Por
desgracia, en ocasiones también se ha caído en la tentación de explicar el menor
desarrollo de otros invirtiendo el argumento: si unos crecieron mucho gracias a sus
grandes empresas y los que no crecieron tanto disponían de empresas de menor tamaño,
será que la ausencia de grandes empresas es la responsable del atraso12.
La Rioja y Aragón, por ejemplo, siempre contaron con estructuras empresariales
caracterizadas por las pequeñas y medianas empresas, al igual que el conjunto de
España13. En el cuadro siguiente, que recoge datos del censo industrial de 1958, se
puede comprobar cómo un porcentaje superior al 98 por 100 de los establecimientos
industriales contaba con menos de 50 operarios tanto en el promedio español como enHuesca, La Rioja, Teruel y Zaragoza. Pero nada hay aquí de extraordinario. Incluso las
provincias con mayores concentraciones repetían esta imagen con tan sólo uno o dos
puntos porcentuales por debajo.
Donde sí había diferencias era en la cantidad de empleo que podían absorber las
empresas grandes: mientras en Barcelona, Madrid y Guipúzcoa cerca del 50 por 100 del
empleo industrial se concentraba en empresas de más de 100 trabajadores y en Vizcaya
se sobrepasaba el 61 por 100, la media española era de tan sólo un 37 por 100. Aragón yLa Rioja, con porcentajes muy inferiores, mostraban hasta qué punto su empleo
industrial dependía de las pequeñas y medianas empresas: el empleo de los
establecimientos menores de 100 trabajadores concentraba a dos tercios de la mano de
obra en Teruel y Zaragoza y a tres cuartas partes en Huesca y La Rioja. Dentro de esta
estructura minifundista, sin embargo, también se podían percibir importantes
diferencias, resultado de las existentes en los modelos de desarrollo. En La Rioja, el
11 En realidad ni siquiera en estos casos. Scranton, que tal vez sea el crítico más tenaz contra Chandler,señala que esa versión es «fundamentalmente errónea» y que está «seriamente incompleta», dado que lamayor parte de la capacidad industrial norteamericana procedía de pequeñas empresas. Véase P.Scranton, Endless Novelty. Specialty Production and American Industrialization, 1865-1925, Princeton,1997.12 Un texto moderno que recurre a esta asociación entre gran empresa y mayor productividad, en V.Zamagni, Historia Económica de la Europa contemporánea, Barcelona, Crítica 2001. Esta asociación,aplicada mecánicamente, no es capaz de explicar por qué desde 1950 hasta mediados de los noventa elcrecimiento de la productividad estadounidense ha sido de los más bajos de la OCDE; véase A.Maddison, Angus, Monitoring the world economy, OCDE, Paris, 1995.13 Comín y Martín Aceña, por ejemplo, resaltan cómo las empresas familiares de pequeña dimensión y
carácter familiar han predominado en casi todos los sectores españoles, ya fueran comerciales oindustriales, durante los siglos XIX y XX; véase F. Comín y P. Martín Aceña, «Rasgos históricos de lasempresas en España. Un panorama», Revista de Economía Aplicada, vol. IV, nº 12, 1996, pp. 75-123.
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minifundismo era importante, pero matizado: el mayor peso en cuanto al empleo lo
aportaban los establecimientos entre 5 y 49 operarios; en Teruel encontramos una
estructura industrial muy desequilibrada con presencia de firmas pequeñas y grandes,
pero con un peso residual de los establecimientos intermedios; Zaragoza, por último, era
la única entre las cuatro provincias ibéricas que podía homologarse un poco con los
territorios más dinámicos de aquellos tiempos, presentando un reparto equilibrado, un
claro predominio de los establecimientos medianos y grandes, y el menor porcentaje de
empleo correspondiente a las microempresas.
Establecimientos industriales en 1958 (porcentajes)
Establecimientos por número de empleados
< 5 de 5 a 49 50 – 99 100 o más Total
Huesca 88,9 10,1 0,6 0,4 100
La Rioja 81,5 17,1 0,8 0,6 100
Teruel 91,9 7,2 0,4 0,5 100
Zaragoza 82,8 15,8 0,7 0,7 100
Barcelona 76,0 20,6 1,5 1,9 100
Madrid 79,2 18,7 1,0 1,1 100
Vizcaya 71,2 24,6 1,8 2,4 100
Guipúzcoa 75,0 21,5 1,8 1,7 100España 84,5 14,1 0,7 0,7 100
Empleo en los establecimientos industriales (porcentaje)
Establecimientos por número de empleados
< 5 de 5 a 49 50 - 99 100 o más Total
Huesca 37,4 31,1 9,4 22,2 100
La Rioja 27,3 38,9 10,6 23,2 100
Teruel 35,6 22,0 8,1 34,3 100
Zaragoza 23,5 33,6 8,2 34,6 100
Barcelona 15,8 26,4 9,3 48,4 100
Madrid 16,8 26,2 7,2 49,8 100
Vizcaya 8,7 22,1 7,9 61,3 100
Guipúzcoa 12,5 27,8 11,2 48,4 100
España 26,8 28,6 7,6 37,0 100
Fuente: Instituto Nacional de Estadística (1962), Censo Industrial de España,1958, Madrid.
A principios de los setenta, sólo 3 empresas en La Rioja superaban los 500
trabajadores. Nadie podía pensar que con esos datos se pudiera lograr un resultado que
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no fuera un rotundo fracaso. El Consejo Económico Sindical Provincial se servía de
estos hechos para poner el grito en el cielo y para reclamar la urgencia de
A su juicio, como al de tantos otros en aquella época, una estructura industrial
atomizada no era buena para casi nada. Se equivocaban.
En 1984, la base industrial riojana no había cambiado gran cosa: de casi 1.500
empresas industriales, el 94,5 por 100 seguían teniendo menos de 50 empleados y sólo 3
superaban los 500. Sin embargo, parece ser que dicha estructura sí había servido dealgo: en 1985 La Rioja era la sexta comunidad autónoma por su PIB per cápita y la
cuarta por su renta familiar bruta disponible15. Y estos resultados, además, se habían
producido con un impresionante incremento de productividad que situaba a la región
entre las cuatro primeras comunidades españolas en 1980, y que aún llegaría al primer
puesto en 1995 por su productividad global, un dato que debería bastar para sugerir el
elevado dinamismo de una estructura económica centrada en sectores de pequeñas
dimensiones y orientados al consumo16
.Su importancia cuantitativa, por tanto, no es la principal ni la única razón para
estudiar la historia económica riojana o la trayectoria de sus corporaciones. Sí lo es, en
cambio, su modelo de crecimiento, que ha impulsado en las últimas décadas los
indicadores de renta riojanos por encima de la media española y los ha situado en un
listón homologable con la Unión Europea. Según la Contabilidad Regional, la renta
regional riojana es hoy un 6 por 100 superior a la media nacional, muy similar a la de
Baleares y por detrás sólo de Madrid, País Vasco, Navarra y Cataluña. Así, la
trayectoria de esta región merece analizarse como un ejemplo de relativo triunfo
económico en el largo plazo. Las razones del éxito ya nos son conocidas: la
diversificación, el equilibrio estructural y la robustez frente a las crisis; factores todos
ellos que, a su vez, son resultado en parte de su modelo de organización empresarial, y
14 Consejo Económico Sindical Provincial, Estructura y posibilidades de desarrollo económico de la provincia de Logroño, Logroño, 1970, p. 71.15 Fundación BBV, Renta nacional de España y su distribución provincial. Serie Homogénea. Años 1995
a 1993 y avances 1994 a 1998, Bilbao, 1999, p. 89.16 J. R. Cuadrado Roura, dir., Convergencia regional en España. Hechos, tendencias y perspectivas,Madrid, 1998, pp. 263-266.
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en parte de las rentas de situación derivadas de su localización estratégica en la zona
central del corredor del Ebro, con buenas comunicaciones naturales hacia otras áreas
muy dinámicas, como el País Vasco, Navarra y Zaragoza.
Ejemplos de la diversificación. las azucareras, el metal, el textil, las bodegas.
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En este sentido, no estará de más destacar con algún detalle las características más
estables de la economía riojana17. En primer lugar, la estructura económica riojana está,
en la actualidad como en el pasado, muy diversificada18. En otras regiones, la estructura
económica acaba volcándose hacia una especialización u otra. En los últimos tiempos,
de hecho, el proceso de terciarización ha desplazado parece que de forma definitiva a la
industria y al sector primario tanto en la aportación de estos sectores a la renta por
habitante como en su capacidad de generación de empleo. Sin embargo, en La Rioja no
hay una especialización clara. De hecho, si medimos la especialización productiva en
términos relativos, es decir comparando los sectores riojanos con los correspondientes
españoles y consideramos que una mayor dedicación de un sector en concreto es
síntoma de especialización local, tenemos que concluir que La Rioja tiene una dobleespecialización, agraria e industrial, centradas sobre todo en la agricultura de alto
rendimiento y en la industria agroalimentaria. Esta circunstancia hace de La Rioja una
región atípica, dado que el dinamismo de su crecimiento, bastante respetable en una
comparación interregional, se ha asentado sobre una estructura productiva que a primera
vista podría resultar incluso un tanto «antigua». En efecto, los procesos de
desagrarización y terciarización, asociados a la modernización, aquí se han producido
con debilidad, manteniendo un elevado peso relativo de los sectores agrario e industrial,y una baja representación del sector servicios (véase cuadro siguiente).
Hoy parece bastante evidente que la solidez del crecimiento ha tenido una relación
directa con los cambios en la estructura de la producción y el empleo, con la
transferencia desde el sector primario hacia el secundario, primero, y hacia el terciario
después. Sin embargo, en La Rioja se han cosechado resultados positivos a pesar de que
todavía en 1998 el valor añadido bruto aportado por el sector agrario superaba el 11 por
100, más que duplicando el porcentaje español —4,4 por 100—; en términos de empleola situación era menos espectacular: 9,3 por 100 en La Rioja, 7,7 en España. Al mismo
tiempo, la industria manufacturera tiene un desarrollo inusual en La Rioja, superando en
casi 10 puntos el porcentaje español19.
17 Un desarrollo detallado del crecimiento riojano se puede consultar en J. R. Moreno Fernández, «LaRioja: las otras caras del éxito», en L. Germán, E. Llopis, J. Maluquer y S. Zapata (eds.), Historiaeconómica regional de España. Siglos XIX y XX , Barcelona, Crítica, 2001pp. 153-181.18 E. Uriel y J. Maudos, Capitalización y crecimiento de la economía riojana. 1955-1997 , Madrid, 1998,
p. 67.19 De hecho, La Rioja tiene poca «similitud productiva» —medida a partir de la estructura de la producción— con las otras regiones más afortunadas. La disparidad es máxima, por ejemplo, con
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Valor Añadido Bruto y empleo por ramas de actividad (1998)
La Rioja España
V.A.B. Miles de € Porcentaje Miles de € PorcentajeAgricultura 411.086 11,3 21.169.000 4,4
Industria 1.332.799 36,6 145.140.000 30,2Energía 79.213 2,2 17.569.000 3,7Industria 1.033.094 28,4 90.743.000 18,9
Construcción 220.492 6,1 36.828.000 7,7
Servicios 2.045.854 56,2 333.709.000 69,4Servicios de mercado 1.577.901 43,3 261.567.000 54,4
Servicios de no mercado 467.953 12,8 72.142.000 15,0
Total 3.642.799 100 480.649.000 100
Empleo Miles Porcentaje Miles PorcentajeAgricultura 9,7 9,3 1.141,6 7,7Industria 41,6 39,7 4.238,4 28,5
Energía 0,5 0,5 130,6 0,9Industria 32,7 31,2 2.726,9 18,3
Construcción 8,4 8,0 1.380,9 9,3
Servicios 53,4 51,0 9.516,5 63,9Servicios de mercado 32,8 31,3 6.371,8 42,8
Servicios de no mercado 20,6 19,7 3.144,7 21,1
Total 104,7 100 14.896,5 100
Fuente: Contabilidad Regional de España. Elaboración propia.
En segundo lugar, un aspecto diferencial del caso riojano es que esta trayectoria no
se puede interpretar como un indicio de atraso. Al contrario, en términos de renta por
habitante, La Rioja se sitúa hoy en mejor posición que hace treinta años. Su agricultura,
lejos de ser un obstáculo, se ha convertido en trampolín del éxito, porque si bien es
cierto que la aportación de la agricultura al producto regional se ha mantenido en
comparación con la importante reducción de otras regiones, esto ha sido compatible con
una considerable disminución del empleo agrícola, pasando de más de 54.500 activos
agrarios en 1955 a menos de 10.000 en el filo del siglo XXI. En estas condiciones, el
alto nivel de la producción agraria es un síntoma menos de arcaísmo que de una
productividad creciente. En efecto, la productividad agrícola en La Rioja ha sido, entre
1980 y 1995, la más alta de España. En algunos momentos ha llegado incluso a duplicar
Baleares y Madrid, volcadas hacia el sector servicios. Ver al respecto E. Uriel y J. Maudos,Capitalización y crecimiento de la economía riojana. 1955-1997 , pp. 23-25 y 178 y ss.; así como T.Franco Aliaga, La Rioja: dos siglos de industrialización, Madrid, 1994, p. 80.
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la media nacional20. Sólo Navarra, que no por azar tiene un sector agrario muy similar al
riojano, rondaba esas alturas.
V.A.B. de la agricultura por activo agrario, 1955-1993 (España = 100)
50
70
90
110
130
150
170
190
210
1955 1959 1963 1967 1971 1975 1979 1983 1987 1991
Aragón
Cataluña
Navarra
La Rioja
Fuente: Fundación BBV, Renta nacional de España y su distribución provincial. Serie Homogénea. Años
1995 a 1993 y avances 1994 a 1998, Bilbao., 1999, I, pp. 94-95 y 150-151.
Como es obvio, este «hecho diferencial» de algunas economías ibéricas se debe a
dos factores entrelazados: la intensidad y la eficacia con la que se ha recurrido al
regadío y, dentro de él, a los cultivos más productivos, por un lado, y por otro, la
estrecha interacción entre esta agricultura intensiva y la industria agroalimentaria. El
regadío, desde 1955, no ha proporcionado nunca menos del 60 por 100 del valor
añadido bruto de toda la agricultura, y ha llegado en 1990 hasta el 75 por 100. Como
veremos, no se trata de que la agricultura haya mantenido su protagonismo, sino de que
lo ha hecho en alianza con una agroindustria y un sector comercial muy dinámicos, lo
20 J. R. Cuadrado Roura, dir., Convergencia regional en España. Hechos, tendencias y perspectivas,Madrid, 1998, pp. 264-266. Según los datos de la Contabilidad Regional de España, en 1998, la
productividad de la agricultura riojana era 2,28 veces la española. No obstante es necesario añadir que,durante el último quinquenio, el proceso de desagrarización de la economía regional ha experimentado unfuerte avance. Desgraciadamente, aún es pronto para concluir si ésta es buena o mala noticia.
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que explica que los cultivos responsables del crecimiento hayan sido las hortalizas y los
frutales, los productos más ligados a la agroindustria.
Por supuesto, ello no ha sido obstáculo para crecer con fuerza, puesto que si la
agricultura riojana es, junto con la Navarra, la más productiva de España, la industria se
encuentra en una posición igualmente notable. Así, la preponderancia de agricultura e
industria han disparado los indicadores de productividad de la economía riojana a los
primeros puestos de España. Otros indicadores avalan y refuerzan esta idea de éxito: la
menor tasa de desempleo, que viene siendo de antiguo inferior a las dos cifras y que
representa casi la mitad de la tasa española, y un fuerte impulso exportador que la
convierte en una de las pocas comunidades con un superávit en su balanza comercial
con el extranjero —en 2001, las importaciones efectuadas desde La Rioja, procedentesen su mayoría del resto de la Unión Europea, tuvieron un valor de 663 millones de
euros, frente a una exportación de 864 millones, lo que significa una tasa de cobertura
envidiable, del 130 por 10021.
Así pues, corroborando un hecho que se ha podido comprobar en otras latitudes, el
dinamismo tecnológico no ha sido privativo de la gran empresa. En determinadas
condiciones, sobre todo cuando el área de competencia se concentra en productos de
alta calidad o de demanda segmentada, una estructura de pequeñas y medianas empresasha podido generar innovaciones competitivas. Así ha sucedido en La Rioja.
Es por ello por lo que conviene hacer una reflexión más. Una cuestión relevante y a
menudo no bien planteada es si realmente la gran empresa podía asegurar en cualquier
circunstancia unas tasas de beneficio superiores. El debate, central en la historia de la
empresa, se suele plantear en forma de una dicotomía terminante: la gran empresa es
superior tecnológicamente gracias al aprovechamiento de las economías de escala y
diversificación22
y es también más capaz de controlar con eficacia los mercadosmediante la formación de oligopolios; la pequeña empresa, por el contrario, sólo tiene
opciones de supervivencia en sectores donde predomina la tecnología manual y en
contextos de mercados fragmentados. Ahora bien, gracias al análisis de largo plazo de
regiones como, precisamente, La Rioja, y con numerosos apoyos teóricos recientes,
sabemos que las opciones son más ricas. Históricamente no hubo que elegir de forma
21
Agencia de Desarrollo Económico de La Rioja, Gestión 2001, Logroño, 2002, p. 15.22 A. D. Chandler, Jr., Escala y diversificación. La dinámica del capitalismo industrial , Zaragoza, PUZ,1996.
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tan tajante. Si se podían alcanzar acuerdos informales que facilitaran el uso compartido
de recursos o el reparto de los mercados no era necesario llegar a fusiones o
aglomeraciones empresariales que incrementaran la escala. Mediante los acuerdos
colusivos y la consiguiente cartelización de los mercados, a menudo informales y poco
visibles desde el punto de vista documental, se lograban los objetivos de eficiencia y
control sobre el mercado que obligaron en otros sitios a formar las grandes asociaciones
empresariales. Es lo que Comín y Martín Aceña han llamado la cuasi-integración, una
rúbrica para los mecanismos de adopción de acuerdos informales más o menos estables
que complica el debate sobre las fronteras de la empresa creando un área neutra, a
medio camino entre la organización jerárquica formal y el mercado23.
A menudo se olvida que las corporaciones están embebidas en un contexto socialque determina en gran medida la estrategia empresarial así como, por supuesto, sus
posibilidades de crecimiento, su comportamiento ante la innovación y las repercusiones
de su actividad sobre el medio ambiente y social en el que se mueven. En este sentido,
la combinación de historia económica regional e historia económica de la empresa ha
resultado especialmente fértil. Por un lado, y dejando al margen los ejemplos de éxito
económico más conocidos —Cataluña y el País Vasco—, algunas regiones españolas
han dado muestras de una envidiable vitalidad económica basada en estructuras productivas y modelos organizativos muy lejanos de la gran empresa de producción en
masa. Por otro, la perspectiva regional ha facilitado la percepción de un fenómeno muy
relevante para entender la dinámica empresarial: la empresa regional está severamente
determinada por el contexto institucional local. Los contextos locales en los que se
desarrollaban el trabajo y la vida de los empresarios regionales españoles eran
geográficamente reducidos y socialmente limitados de manera que cada individuo no
tenía más remedio que entenderse con el resto de la pequeña cúspide social quecontrolaba desde el poder local hasta las redes financieras pasando por supuesto por los
flujos de información. Este ambiente, hasta cierto punto «provinciano» se creaba sobre
la estrechez de las élites sociales locales, forzaba la ubicuidad de los contactos entre
empresarios, financieros y políticos y los obligaba a coexistir y a cooperar. Como
23 F. Comín y P. Martín Aceña, «Rasgos históricos de las empresas en España. Un panorama», Revista de
Economía Aplicada, vol. IV, nº 12, 1996, pp. 75-123. Otros prefieren hablar de «estructuras de gobiernomixtas» o «híbridas», como M. Menguzzato y J. J. Renau, «Estrategias de empresa y teoría de los costesde transacción», Información Comercial Española, nº 746, 1995, pp. 7-24.
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veremos, la Federación de Empresarios de La Rioja es, a lo largo de su existencia, con
unos u otros gobiernos, un ejemplo sobresaliente.
Así pues, aun sin descuidar las influencias externas, es preciso reconocer también
que cada región con sus características particulares, había creado una cultura
empresarial específica, reforzada con el paso del tiempo a través de la colaboración y el
enfrentamiento entre los actores económicos y sociales locales. Durante décadas los
empresarios de cada región económica trabajaron juntos, a veces cooperando, a veces
compitiendo, pero siempre desde la proximidad física y desde una convivencia, buscada
o no, que tejía una tupida malla que servía de base para la cooperación tecnológica y
comercial, para mejorar el acceso y la circulación de información, para la inspiración de
nuevos negocios o la ampliación de los existentes, para el establecimiento deinstituciones compartidas capaces de mejorar el acceso a los mercados, y para la
consolidación de unas redes de conocimiento como las que ha descrito Boyce24.
Seguramente, éste rasgo deriva de la hegemonía de la pequeña empresa y de la
oportunidad de reducir costes sin renunciar a la independencia, lo que es distintivo de
La Rioja. Puig y Fernández han mostrado precisamente cómo las empresas españolas,
con mayor intensidad que las de otros países, crearon redes de intercambio de
conocimiento que resultaron claves para la formación del empresariado familiar y, enconsecuencia, para el éxito de la empresa familiar. Hasta cierto punto, estas redes
permitirían diseñar un entramado de culturas empresariales compartidas, basadas en la
cooperación y en la integración con un medio socio-político amistoso que allanó el
camino de la reducción de los costes de transacción sin forzar un aumento en la escala
de los negocios25.
24 Este autor plantea: «network possess the equivalent of organisational knowledge»; este «“networkknowledge”, which may be inter-personal or inter-firm in nature, includes ethical prescriptions as well ascognitive elements that are manifested in routines recognized by all participants»; véase G. Boyce,«Network Knowledge and Network Routines: Negotiating Activities between Shipowners andShipbuilders», Business History, Vol. 45, nº 2, 2003, pp. 52-76.25 Véase P. Fernández Pérez y N. Puig, «Knowledge and Training in Family Firmsof the EuropeanPeriphery: Spain in the Eighteenth to Twentieth Centuries», Business History, Vol. 46, nº 1, 2004, pp. 79-99, donde podemos leer: «the article suggests that in Spain, where mass production techniques spreadslowly, management practices changed, and markets grew in size and intensity, successful family firms
progressively created new networks composed of distant friends with whom they shared not only acommon culture (locally or regionally based), but often a common entrepreneurial ideology. […] businessgroups and well-known family firms promoted formal and informal institutions for learning, and were
able to reduce transaction costs in changing markets and technological conditions»; por si fuera poco, estose logró «by using what the national and local administration generally devised in terms of educationalinstitutions and opportunities, but above all by creating networks at the regional, national and
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Los bodegueros riojanos siempre estuvieron presentes en el tejido empresarial regional, en la banca y
en la política.
En países como España, con mercados comparativamente más compartimentados y
un acceso al exterior limitado, la malla de colaboración empresarial podía adoptar
perfiles muy variados. La frecuente participación en sociedades jurídicamente
independientes, la presencia activa en organizaciones sociales y empresariales de
diferente carácter tales como Cámaras de Comercio, Casinos o Liceos —y, porsupuesto, organizaciones empresariales como la Federación de Empresarios—, además
de la existencia de lazos de amistad o de interés, cuando no de parentesco, situaban a los
empresarios en una posición privilegiada por su acceso a la información y por la
ubicuidad de redes informales de influencias. Aunque la colaboración entre empresas no
estuviera más estructurada, el entramado de la empresa rebasaba con naturalidad las
divisorias administrativas y establecía una zona suburbial en la no había un predominio
claro del mercado sobre la organización. Más aún, el medio vital de los empresariosrebasaba lo económico de forma natural, mezclando todos los órdenes de la vida en una
mezcolanza común, donde las mismas personas o sus familiares se ocupaban de dirigir
tanto las empresas como la política, la administración, la justicia, las relaciones con
otras comunidades, etcétera. En las páginas siguientes ilustraremos a través de diversos
sectores riojanos el modo en el que funcionaron estos acuerdos desde fechas muy
tempranas.
international levels with other entrepreneurs, firms and institutions from which they transferredknowledge to their business».
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Ahora bien, tampoco es conveniente pasar sin transición desde la fascinación por lo
grande a la seducción de lo pequeño. Otro rasgo estructural de la economía riojana ha
sido que, como fruto de la diversificación y del minifundismo empresarial, los
resultados macroeconómicos de la región han tenido un comportamiento atípico. Como
se observa en el siguiente cuadro, los periodos 1860-1930 y 1940-1975, que se pueden
considerar globalmente positivos desde la perspectiva española, en clave riojana han
sido de disminución de peso relativo en población, en PIB y en renta por habitante. Así
pues, los buenos resultados locales en términos de renta por habitante se deben a dos
etapas: 1930-1940 y el último cuarto del siglo XX26.
Dicho de otro modo, durante las épocas de fuerte crecimiento generalizado, la renta
riojana ha sido más remolona que la media. En las épocas de recesión, sin embargo, elPIB se ha mantenido por encima, sobrenadando las crisis con la misma parsimonia que
en los periodos buenos y mejorando la posición relativa de la región. Así, la economía
riojana ha manifestado históricamente un comportamiento anticíclico coherente con su
estructura más diversificada, que es el origen de un crecimiento más débil, pero al
mismo tiempo más constante y menos vulnerable a las crisis.
Evolución de la población y la renta riojanas (1860-1998)PIB de La Rioja Población de La Rioja PIB p.c. La Rioja(% del español) (% de la española) España = 100
1860 1,10 1,12 98,31901 0,96 1,01 94,61921 0,85 0,91 93,81930 0,78 0,87 89,71940 1,08 0,85 125,21950 0,98 0,82 119,11955 0,80 0,79 101,81975 0,68 0,67 101,4
1985 0,76 0,68 112,51993 0,80 0,67 118,61998 0,80 0,66 121,5
26 Aunque hay motivos para pensar que esta interpretación, y otras basadas en la endeble evolución alargo plazo de las macromagnitudes, podría estar equivocada. La revisión que el propio Alcaide harealizado sobre el periodo 1930-2000 arroja resultados muy diferentes —J. Alcaide, Evolución económicade las regiones y provincias españolas en el siglo XX , Madrid, Fundación BBVA, 2003—. Los cambios
pueden ser pequeños en perspectiva nacional o desde regiones muy grandes, pero en La Rioja unadiferencia de 250 millones en el PIB de 1955 supone que la renta por habitante puede saltar del 101,8 dela española al 115,8. En el apéndice X incluimos los nuevos datos de Alcaide, aunque, por el momento,
no vamos a utilizarla porque esta estimación resulta contradictoria con lo que sabemos de las estructurasagrarias e industriales de la región y porque plantea una dinámica un tanto errática para el periodo 1935-1955.
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Fuente: 1860-1930: R. Álvarez Llano, «Evolución de la estructura económicaregional de España en la historia: una aproximación», Situación, nº 1, 1986, pp. 5-61.; 1940-1950: J. Alcaide, «Medio siglo de economía regional española. 1940 a1990», en J. García Delgado (coord.), Economía española, cultura y sociedad.
Homenaje a Juan Velarde Fuertes, Madrid, 1992, pp. 501.524.; 1950-1998:
Fundación BBV, Renta nacional de España y su distribución provincial. Serie Homogénea. Años 1995 a 1993 y avances 1994 a 1998, Bilbao, 1999.
En último lugar, entre las características estructurales de la economía riojana hay
que tener en cuenta las condiciones ambientales de la región. A pesar de su pequeño
tamaño, La Rioja está dividida en dos unidades orográficas y en dos áreas con
condiciones agronómicas y económicas opuestas: el llano, a lo largo de la depresión del
Ebro, y la montaña, que se corresponde con la parte central del Sistema Ibérico. En una
perspectiva actual, la montaña es un despoblado aislado y marginado, mientras el vallese ha convertido en el motor económico gracias a sus fáciles comunicaciones por el eje
del Ebro y a una red urbana relativamente equilibrada con núcleos suficientemente
dinámicos como para articular las especializaciones económicas comarcales. No
obstante, valle y sierra han compartido históricamente una característica importante: en
época preindustrial, ambas áreas presentaban un alto grado de mercantilización,
contaban con abundantes comerciantes –verdaderas redes establecidas en Cádiz y en
Madrid27
- y exhibían una destacada prosperidad económica basada en la gran aperturade sus economías. El valle, gracias a su posición fronteriza con las provincias exentas y
a su temprana especialización vitivinícola, había construido una economía muy
monetizada. La sierra, inscrita en el extremo nororiental de la gran trashumancia
castellana, pudo participar plenamente en el negocio ganadero y la exportación lanar,
por un lado, al tiempo que desarrollaba una pujante industria textil. En ambas áreas, por
consiguiente, se compartía una cultura mercantil similar que pudo dar sus frutos, si bien
desigualmente, cuando el mercado nacional se fue construyendo a raíz de lastransformaciones liberales.
De la economía preindustrial a la especialización agroalimentaria 1800-1860
27 Desde el marqués de la Ensenada, natural de Hervías, al torrecillano Sagasta y a su clan –los
Rodrigáñez, los Salvador, etc.-, los riojanos emprendedores siempre han contado con apoyos políticos enMadrid para sus actividades comerciales. Véase González Caizán, Cristina, La red política del marquésde la Ensenada, Madrid, 2004.
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Como se ha dicho, durante el siglo XVIII, la economía riojana presentaba una
prosperidad considerable asociada a la comercialización de un puñado de productos de
demanda sólida: el vino en el valle, la lana merina y los paños en la sierra. La Rioja se
dividía en dos zonas volcadas hacia redes comerciales de larga distancia. El vino,
producido masivamente en los viñedos extendidos por las mejores tierras del valle,
alimentaba una fuerte corriente comercial hacia la cornisa cantábrica —en particular,
hacia el País Vasco— y enriquecía a las oligarquías de cosecheros y comerciantes
ubicadas en los núcleos de población más importantes, como Logroño, Haro, Cenicero,
etc.28 El ganado merino enlazaba el sur de La Rioja con las grandes rutas trashumantes y
establecía un fuerte flujo de intercambios con las vías de exportación lanera por
mediación de los comerciantes vascos y cántabros. La sierra, por último, se habíaconvertido gracias a la industria textil dispersa, en uno de los enclaves industriales más
importantes del país29.
Ya en las últimas décadas del XVIII se estaban manifestando los primeros síntomas
de la crisis del Antiguo Régimen: la trashumancia reducía su rentabilidad por la
competencia de los agricultores y el incremento en los precios de las hierbas; el vino
perdía posiciones conforme los precios del trigo se disparaban; el mercado de los paños
elaborados en las sierras se estrechaba conforme se agudizaban los problemas de laseconomías campesinas. El modelo de crecimiento del siglo XVIII daba síntomas
inequívocos de agotamiento y, con él, el modelo mercantil riojano se tambaleaba.
Sin embargo, en el umbral del siglo XIX, la vieja prosperidad había activado
mecanismos capaces de responder creativamente a los malos tiempos. En las últimas
décadas del XIX y hasta 1808, la región era un hervidero económico. Desde los años
noventa, en el valle, fue el momento de las fábricas de aguardiente, de la Real Sociedad
Económica de la Rioja Castellana, fundada para la salvaguarda de los intereses vinícolasy de la construcción de la provincia de Logroño, el marco apropiado para articular los
intereses de los hacendados en mejorar las vías de comunicación —de extracción del
vino y de ampliación comercial—. En la sierra, fue la época de las Reales Fábricas y de
las mejoras en la calidad de los paños: en 1786 se erigió la Real Fábrica de Joseph Pérez
28 Véase Gómez Urdáñez, José Luis (dir.), El Rioja histórico..., Logroño, 2000.29 Se han analizado pormenorizadamente estos hechos en J. R. Moreno Fernández, «Serranos hacedoresde paños: pluriactividad y protoindustria en la montaña riojana (c. 1750)», Revista de Historia Industrial ,
nº 25, 2004, pp. 11-48. Sobre la economía de las sierras, J. R. Moreno Fernández, «Las áreas rurales demontaña en la España del siglo XVIII: el caso de las sierras del sur de La Rioja», Revista de Historia Económica, XIX, 2001, pp. 61-84.
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Íñigo en Santo Domingo de la Calzada, en 1805 se permitió usar el escudo de armas
reales a D. Vicente Fernández Martínez, fabricante de paños finos en Soto con cuatro
telares, a cambio de los 300 reales que costaba esa gracia; en 1807 se hizo idéntica
concesión a D. Pedro Romero Ariza, vecino de Rabanera de Cameros y fabricante de
paños finos con cuatro telares dirigidos por «maestros inteligentes que había llevado de
las de Guadalajara y Ezcaray»30; en 1817 también se dieron armas reales al soteño D.
Manuel Fernández Segura y Compañía, con una fábrica de paños finos provista de
instrumentos de acabado, y ese mismo año se concedió el mismo privilegio al fabricante
de cardas de Torrecilla D. Pedro Sáenz Díez; a ello habría que sumar todavía la erección
de la Real Fábrica de Lonas, Vitres e Hilazas en Cervera.
Pero el frenesí empresarial no duró31. Los malos tiempos no habían hecho más queempezar, como se encargaría de demostrar la guerra de Independencia, que empalmó
con un largo periodo de convulsiones políticas, rematado finalmente por la primera
guerra carlista. Los empresarios del pasado actuaron sensatamente, pusieron a buen
recaudo sus haberes y se retiraron hasta que capeara el temporal. El problema es que la
situación se enquistó y desde principios de siglo hasta 1840 la inestabilidad fue la
norma. Tan grave fue la crisis que incluso una ciudad tan poco industrial como Logroño
fue capaz de perder empleo industrial de forma sostenida (cuadro 3).
Cuadro 3 Estructura socioprofesional de Logroño, 1773-1860
1773 1787 1818 1836 1860
Agricultura 49,2 47,0 52,0 46,1 37,0Industria 27,1 35,0 26,0 24,7 31,4Servicios 23,7 18,1 22,0 29,2 31,7
Fuente: J. J. Alonso Castroviejo, «La evolución socioprofesional (1751-1860)», en J. L.
Gómez Urdáñez y F. Bermejo, eds., Historia de la ciudad de Logroño. IV. Edad Moderna(II). Edad Contemporánea (I), Logroño, Ibercaja / Ayuntamiento de Logroño, 1994, pp. 273-274.
La reconstrucción se dilató hasta la década de 1840, fecha a partir de la cual se
emprendió un proceso de reactivación sobre fundamentos en parte tradicionales y
parcialmente novedosos. La sierra prosiguió una vía industrialista a partir de un puñado
30
AGS, CSH, libro 204, ff. 236-238v.31 Véase Gómez Urdáñez, J.L., «Subsistencia y descapitalización en el Camero Viejo al final del AntiguoRégimen», Brocar. Cuadernos de Investigación Histórica, 1986, nº 12, pp. 103-140..
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de importantes fábricas laneras. Herederas de las viejas industrias a domicilio, se había
producido un proceso de concentración en unos pocos núcleos32. A mediados de siglo,
la provincia de Logroño era uno de los focos laneros más importantes de España. De
acuerdo con la Guía de Giménez Guited, por ejemplo, se trataba de la segunda provincia
en orden de importancia, después de Barcelona33. El número de contribuyentes por
industria textil era casi tan elevado como el de la industria alimentaria y suponía más de
40.000 reales, prácticamente un tercio de las contribuciones industriales (cuadro 4).
Pero al mismo tiempo estaba perdiendo brillo rápidamente. Con la ampliación de los
mercados y la construcción del ferrocarril, el aislamiento de la montaña iba siendo cada
vez más difícil de superar. Los problemas energéticos de la comarca, por otro lado, no
contribuían a aliviar los problemas. Así, la imagen optimista que se desprende amediados de siglo es el último resplandor de una estrella que se apaga. Ya había
indicios del declive, visible en las dificultades de la mecanización, en las propias
estadísticas de la contribución industrial. Así, en Logroño se acumulaban el 12 por 100
de los husos en funcionamiento, pero las tres cuartas partes eran manuales —había más
husos manuales en La Rioja que en la provincia de Barcelona— y en el ranking de
husos mecánicos, La Rioja ocupaba un discreto sexto puesto. La región «presentaba las
instalaciones más obsoletas», así que no es extraño que en 1900 hubiera sido relegada a«una posición irrelevante»34.
32 Sobre el textil, ver A. Parejo Barranco, La industria lanera española en la segunda mitad del siglo XIX , Málaga, 1989. Lo que sucedió en Castilla ha sido gráficamente expuesto por García Colmenares(1991) como «desindustrialización» y «creación de pequeños centros fabriles»; P. García Colmenares,«De la desindustrialización del sector textil lanero castellano a la creación de pequeños centros fabriles:Palencia. (1780-1930)», en B. Yun Casalilla, coord., Estudios sobre capitalismo agrario, crédito eindustria en Castilla (siglos XIX y XX), Salamanca, 1991, pp. 131-159. Sobre la Rioja, véasewww.bermemar.com.33
F. Giménez Guited, Guía fabril e industrial de España, Madrid / Barcelona, 1862, p. 211. Veamos ladescripción de Madoz ([1850] 1985), p. 120: «existen fábricas de paños finos en Ezcaray y SantoDomingo; de entrefinos en Valgañón; de ordinarios y bastos en Soto, Rabanera y otros varios pueblos; de
bayetas en Ezcaray, Ortigosa, Valgañón, Enciso, Santa María de Cameros, Santo Domingo y Villoslada;de sayales en Arnedillo, Estollo, Garranzo, Iregua (¿?), Poyales, Rueda, Villar de Enciso y Viniegra deArriba; y de mantas en Haro. En muchos de estos pueblos hay máquinas para cardar, hilar, tundir y
perchar; en algunos, tintes, lavaderos de lanas y batanes; y en Ezcaray, fábricas de cardar, talleres demaquinaria y una prensa hidráulica. En Cervera se encuentran fábricas de lonas y lienzos, que se hanaumentado con máquinas holandesas de hilados de lino y cáñamo en estos dos últimos años, y en casitodos los pueblos de la provincia existen telares de lino y cáñamo».34 J. Nadal, Moler, tejer y fundir. Estudios de historia industrial , Barcelona, Ariel, 1992, p. 120; tambiénD. Gallego, L. Germán y V. Pinilla (1992), «Transformaciones económicas en el Valle del Ebro (1800-1936)», en J. M. Serrano Sanz (dir.), Estructura económica del Valle del Ebro, Madrid, pp. 129-166.;
sobre el avance de la industria lanera catalana, J. M. Benaul, «Especialización y adaptación al mercado enla industria textil lanera, 1750-1913», en J. Nadal y J. Catalán (eds.), La cara oculta de laindustrialización española. La modernización de los sectores no líderes (siglos XIX y XX), Madrid, 1994,
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Distribución sectorial de la industria fabril riojana (1856)
Provincia de Logroño España
Industriales % (E =100) Cuotas (rs) % (E =100) Industriales Cuotas (rs)Granos 246 1,04 30.497 1,17 23.548 2.616.976Aceites 91 0,93 8.055 0,56 9.810 1.430.661Otros 70 3,05 2.063 1,92 2.294 107.711
Molidos 407 1,14 40.615 0,98 35.652 4.155.348Destilados 81 4,12 21.467 3,41 1.965 628.785Conservas 0 0,00 0 0,00 416 227.699
Compuestos 5 0,78 5.600 1,38 642 405.624
Alimentación 493 1,27 67.682 1,25 38.675 5.417.456Industria textil 461 2,60 41.177 1,79 17.710 2.296.477Metal 5 0,91 2.916 0,93 551 315.036
Química 2 0,09 373 0,11 2.216 340.295Papel-Artes Gráficas 2 0,45 1.540 0,68 442 226.430Cerámica, cal y yeso 24 0,48 2.679 0,52 4.970 518.279Madera/corcho 0 0,00 0 0,00 367 119.618Cuero/calzado 51 2,97 9.487 2,55 1.717 371.436Diversas 5 0,74 766 0,72 679 106.222
1.043 1,55 126.620 1,30 67.327 9.711.249
Fuente: Dirección General de Contribuciones, Estadística administrativa de la Contribución Industrial yde Comercio. 1856 , Madrid, 1857.
En el valle, junto a las consabidas bodegas, las únicas sombras de industria selocalizaban en 246 molinos harineros, en cerca de un centenar de pequeñas almazaras,
en las pequeñas fábricas de aguardiente, en algunas fábricas de alpargatas y en unas
pocas curtidurías. Entre todas estas experiencias, sólo el vino y el aguardiente tenían
alguna proyección por encima de las necesidades locales. Con la agonía del textil
serrano y el cierre de las pequeñas firmas, obsoletas y cada vez más aisladas, la región
perdió también la mayor parte de su intensidad industrial. No es extraño, pues, que con
la trayectoria declinante de la industria de las sierras pongamos punto final a la historia
empresarial de este periodo en La Rioja, no sin hacer referencia, aunque con la brevedad
comprensible, a los muchos esfuerzos de los viejos industriales por transformar sus
batanes o sus molinos en fábricas de mazapanes, chocolates, o incluso caramelos de
café con leche, prueba de la industriosidad riojana.
pp. 199-223.. Tan irrelevante que la industria de Ezcaray, el buque insignia del textil serrano, pasó de 11fábricas de paños, una de hilados y otra de cardas en 1862 a tan sólo una fábrica de hilados en 1915.
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Los Quemada vienen de los fabricantes de paños del siglo XVIII, que aprovechaban la lana de las
merinas. La saga llegó hasta el fin del siglo XX.
Cuadro 5 Distribución sectorial de la industria fabril riojana (1900)
Provincia de Logroño EspañaIndustriales % (E =100) Cuotas (pts.) % (E =100) Industriales Cuotas (pts.)
Molidos 280 1,08 12.499 0,98 25.991 1.276.603Destilados 97 1,58 22.978 2,20 6.138 1.042.103Conservas 52 6,61 10.664 4,99 787 213.597
Compuestos 28 1,41 3.185 1,08 1.991 295.864
Alimentación 457 1,31 49.326 1,74 34.907 2.828.166Industria textil 125 1,39 6.984 0,37 8.994 1.877.870Metal 9 0,49 2.598 0,45 1.825 576.229
Química 17 0,76 4.144 1,06 2.225 390.150Papel-Artes Gráficas 17 1,08 2.376 0,67 1.575 354.637Cerámica, cal y yeso 44 0,83 2.345 0,86 5.314 273.718Madera/corcho 21 0,98 1.211 0,54 2.150 222.582Cuero/calzado 36 1,63 2.203 1,03 2.205 213.030Diversas 3 0,16 1.300 0,19 1.857 678.266
729 1,19 72.486 0,98 61.052 7.414.647
Fuente: Dirección General de Contribuciones, Estadística administrativa de la Contribución Industrial yde Comercio. 1901, Madrid, 1901.
La especialización agroalimentaria 1860-1936
Hubo que esperar a las décadas centrales del siglo XIX para que se desencadenara el
despegue industrial del valle. Desde los años cuarenta se había comenzado a
experimentar con procesos de transformación capaces de reforzar el valor de las
producciones agrarias del valle. Durante la década de los sesenta, los buenos resultados
obtenidos por las nuevas bodegas que elaboraban vino de calidad y por las nacientes
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industrias de conservas vegetales inauguraron una trayectoria que ha dejado huella por
todo el siglo XX35.
A la altura de 1915, fecha en la que se realizó una completa Estadística industrial de
la provincia de Logroño, se podía afirmar «que si bien existe en la provincia industria
metalúrgica, minera, etc., en general son las derivadas de la agricultura, y por
consiguiente ésta a su vez, las que predominan de un modo extraordinario»36. En efecto,
las conservas vegetales constituían la principal ocupación con mucha diferencia,
proporcionando unos 2.700 puestos de trabajo, casi un tercio del empleo total de la
provincia y por encima del 60 por 100 del sector alimentario (cuadro 6). La fábrica de
tabacos, por su parte, generaba en un solo establecimiento 378 empleos, una cifra que
superaba a la mano de obra de las bodegas y que significaba algo más del 5 por 100 delempleo riojano37. Al margen de la alimentación, sólo la rama cuero-calzado, es decir,
las fábricas de alpargatas de Haro y Santo Domingo, así como las fábricas de zapatillas
de una localidad serrana, Munilla, desempeña un papel de cierto relieve38.
Cuadro 6 Distribución de la industria riojana en 1915
Empleo PorcentajesEstablecimientos Hombres Mujeres Total Establecimientos Empleo
Molidos 169 601 22 623 30,7 8,3Destilados 44 316 56 372 8,0 4,9Conservas 66 648 2.048 2.696 12,0 35,8
Compuestos 29 163 378 541 5,3 7,2Alimentación 308 1.728 2.504 4.232 55,9 56,2Textil 43 387 366 753 7,8 10,0Metal 20 229 1 230 3,6 3,1Química 11 43 9 52 2,0 0,7Papel-Artes Gráficas 12 90 1 91 2,2 1,2Cerámica, cal y yeso 39 318 5 323 7,1 4,3Madera-corcho 55 452 51 503 10,0 6,7Cuero-calzado 29 584 508 1.092 5,3 14,5
35 Sobre la producción de vinos de crianza a causa del incremento del beneficio, perfectamente calculado,véase Gómez Urdáñez, José Luis, El Rioja histórico..., Logroño, 2000.36 Consejo Provincial de Fomento, Estadística Industrial de la Provincia de Logroño, Logroño, 1915.37 Ver Apéndice X.38 Aunque el censo de 1915 sólo recoge datos de empleo, un indicador no muy bueno de la importanciarelativa de las industrias. De hecho, el calzado de La Rioja estaba muy poco modernizado hasta el puntode q