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COMENTARIO LINGÜÍSTICO-ESTILÍSTICO Texto de Javier Marías PAU JUNIO 2016

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COMENTARIO LINGÜÍSTICO -ESTILÍSTICO

Texto de Javier MaríasPAU JUNIO 2016

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1. TEMA: En la educación de sus hijos, los

padres exigen una sobreprotección a los demás que ellos no les proporcionan.

Incongruente sobreprotección de los padres en la educación de los hijos.

2. ANÁLISIS LINGÜÍSTICO• (No se pide de forma expresa, pero

es conveniente explicar brevemente la estructura). Texto en dos párrafos, que podemos dividir internamente en tres partes:

• A) –Introducción al tema: los padres sobreprotegen a sus hijos frente a los demás, se enfrentan a todo aquel que les perturbe.

• B) –Cuerpo de la argumentación: mediante una anécdota personal, el autor observa un diferente comportamiento de los padres: irresponsabilidad ante los peligros que acechan a sus hijos.

• C) Conclusión: tesis del autor. Cuando la seguridad de los niños depende de ellos, los padres no hacen nada para mantenerla, si depende de los demás son sobreprotectores.

Como saben, hoy los niños nacionales son una especie de idolillos a los que todo se debe y por los que se desviven incontables padres estúpidos. Están sobreprotegidos y no hay que llevarles la contraria, ni permitir que corran el menor peligro. Son muchos los casos de padres-vándalos que le arman una bronca o pegan directamente al profesor que con razón ha suspendido o castigado a sus vástagos. Pues bien, visité un lugar con muralla larga y enormemente elevada. El adarve es bastante ancho, pero en algunos tramos no hay antepecho por uno de los lados, y los huecos entre las almenas son lo bastante grandes para que por ellos quepa sin dificultad un niño de cinco años, no digamos de menos. El suelo es irregular, con escalones a ratos. Es fácil tropezar y salir disparado. Al comienzo del recorrido, un cartel advierte que ese adarve no cumple las medidas de seguridad, y que pasear por él queda al criterio y a la responsabilidad de quienes se atrevan. Si yo tuviera niños no los llevaría allí ni loco, pero con ellos soy muy aprensivo, y los sitios altos y sin parapeto me imponen respeto, si es que no vértigo propio y ajeno.Aquella muralla, sin embargo, era una romería de criaturas correteantes de todas las edades, y de cochecitos y sillitas con bebés o casi, no siempre sujetos con cinturón o correa. Algunos cañones jalonan el trayecto, luego los padres alentaban a los niños a encaramarse a ellos (y quedar por tanto por encima de las almenas) para hacerles las imbéciles fotos de turno. Miren que me gusta caminar por adarves, recorrer murallas. Pero cada paseo se me convertía en un sufrimiento por las decenas de críos que triscaban por allí sueltos como cabras, sobre todo en los tramos sin parapeto a un lado. A veces pienso que estos padres lo que no toleran es que a sus hijos les pase nada a manos de otros; pero cuando dependen de ellos, que se partan la crisma. Ya echarán la culpa a alguien, que eso es lo que más importa.

INDUCTIVA

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Como saben, hoy los niños nacionales son una especie de idolillos a los que todo se debe y por los que se desviven incontables padres estúpidos. Están sobreprotegidos y no hay que llevarles la contraria, ni permitir que corran el menor peligro. Son muchos los casos de padres-vándalos que le arman una bronca o pegan directamente al profesor que con razón ha suspendido o castigado a sus vástagos. Pues bien, visité un lugar con muralla larga y enormemente elevada. El adarve es bastante ancho, pero en algunos tramos no hay antepecho por uno de los lados, y los huecos entre las almenas son lo bastante grandes para que por ellos quepa sin dificultad un niño de cinco años, no digamos de menos. El suelo es irregular, con escalones a ratos. Es fácil tropezar y salir disparado. Al comienzo del recorrido, un cartel advierte que ese adarve no cumple las medidas de seguridad, y que pasear por él queda al criterio y a la responsabilidad de quienes se atrevan. Si yo tuviera niños no los llevaría allí ni loco, pero con ellos soy muy aprensivo, y los sitios altos y sin parapeto me imponen respeto, si es que no vértigo propio y ajeno.

Aquella muralla, sin embargo, era una romería de criaturas correteantes de todas las edades, y de cochecitos y sillitas con bebés o casi, no siempre sujetos con cinturón o correa. Algunos cañones jalonan el trayecto, luego los padres alentaban a los niños a encaramarse a ellos (y quedar por tanto por encima de las almenas) para hacerles las imbéciles fotos de turno. Miren que me gusta caminar por adarves, recorrer murallas. Pero cada paseo se me convertía en un sufrimiento por las decenas de críos que triscaban por allí sueltos como cabras, sobre todo en los tramos sin parapeto a un lado. A veces pienso que estos padres lo que no toleran es que a sus hijos les pase nada a manos de otros; pero cuando dependen de ellos, que se partan la crisma. Ya echarán la culpa a alguien, que eso es lo que más importa.

Javier Marías El País.

PRAGMÁTICO En el texto se utilizan como modos del discurso o formas de elocución la exposición (con trama descriptiva en las características de la muralla, narrativa al contar la anécdota personal) y la argumentación que es la predominante. El emisor, Javier Marías, firma el texto y muestra su opinión en el uso de la 1ª persona y distintas valoraciones personales. Se dirige a un receptor múltiple no seleccionado al que se apela directamente desde el inicio del texto (saben, miren…), mediante un canal escrito. Un periódico de tirada nacional, el canal determina en gran medida los recursos lingüísticos empleados. Emisor y receptor comparten contexto espacio-temporal , característica que facilita la comprensión del mensaje. Las funciones del lenguaje predominantes son la expresiva , el texto tiene distintas marcas de subjetividad y la apelativa dado que su propósito es influir en la opinión del lector. Junto a éstas, podemos señalar la poética: se utilizan distintas figuras retóricas.

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Como saben, hoy los niños nacionales son una especie de idolillos a los que todo se debe y por los que se desviven incontables padres estúpidos. Están sobreprotegidos y no hay que llevarles la contraria, ni permitir que corran el menor peligro. Son muchos los casos de padres-vándalos que le arman una bronca o pegan directamente al profesor que con razón ha suspendido o castigado a sus vástagos. Pues bien, visité un lugar con muralla larga y enormemente elevada. El adarve es bastante ancho, pero en algunos tramos no hay antepecho por uno de los lados, y los huecos entre las almenas son lo bastante grandes para que por ellos quepa sin dificultad un niño de cinco años, no digamos de menos. El suelo es irregular, con escalones a ratos. Es fácil tropezar y salir disparado. Al comienzo del recorrido, un cartel advierte que ese adarve no cumple las medidas de seguridad, y que pasear por él queda al criterio y a la responsabilidad de quienes se atrevan. Si yo tuviera niños no los llevaría allí ni loco, pero con ellos soy muy aprensivo, y los sitios altos y sin parapeto me imponen respeto, si es que no vértigo propio y ajeno.

Aquella muralla, sin embargo, era una romería de criaturas correteantes de todas las edades, y de cochecitos y sillitas con bebés o casi, no siempre sujetos con cinturón o correa. Algunos cañones jalonan el trayecto, luego los padres alentaban a los niños a encaramarse a ellos (y quedar por tanto por encima de las almenas) para hacerles las imbéciles fotos de turno. Miren que me gusta caminar por adarves, recorrer murallas. Pero cada paseo se me convertía en un sufrimiento por las decenas de críos que triscaban por allí sueltos como cabras, sobre todo en los tramos sin parapeto a un lado. A veces pienso que estos padres lo que no toleran es que a sus hijos les pase nada a manos de otros; pero cuando dependen de ellos, que se partan la crisma. Ya echarán la culpa a alguien, que eso es lo que más importa.

Javier Marías El País.

ANÁLISIS DE PLANOS a) Fonético- fonológico. La

entonación única en el texto es la enunciativa, se pretende dar apariencia de objetividad. Un paréntesis aclaratorio interrumpe el texto para explicar el peligro real que corren los niños en la muralla.

b) Morfosintáctico : SNPredomina el SN, como es frecuente en los textos de opinión. Los sustantivos son concretos (padres, hijos…muralla, almenas…) en el ejemplo que introduce y abstractos al manifestar su opinión, (sacrificio, peligro…). Con todo, son los adjetivos los que determinan el género textual: junto a adjetivos especificativos (larga, elevada, ancho, irregular…) con los que se describe la muralla o se especifica a qué niños se refiere (nacionales); el uso de adjetivos valorativos (estúpidos, imbéciles…) nos indica la subjetividad del texto. Marca de subjetividad es también el uso de neologismos como “padres-vándalos” o la hipérbole que supone el adjetivo “incontables”

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Como saben, hoy los niños nacionales son una especie de idolillos a los que todo se debe y por los que se desviven incontables padres estúpidos. Están sobreprotegidos y no hay que llevarles la contraria, ni permitir que corran el menor peligro. Son muchos los casos de padres-vándalos que le arman una bronca o pegan directamente al profesor que con razón ha suspendido o castigado a sus vástagos. Pues bien, visité un lugar con muralla larga y enormemente elevada. El adarve es bastante ancho, pero en algunos tramos no hay antepecho por uno de los lados, y los huecos entre las almenas son lo bastante grandes para que por ellos quepa sin dificultad un niño de cinco años, no digamos de menos. El suelo es irregular, con escalones a ratos. Es fácil tropezar y salir disparado. Al comienzo del recorrido, un cartel advierte que ese adarve no cumple las medidas de seguridad, y que pasear por él queda al criterio y a la responsabilidad de quienes se atrevan. Si yo tuviera niños no los llevaría allí ni loco, pero con ellos soy muy aprensivo, y los sitios altos y sin parapeto me imponen respeto, si es que no vértigo propio y ajeno.

Aquella muralla, sin embargo, era una romería de criaturas correteantes de todas las edades, y de cochecitos y sillitas con bebés o casi, no siempre sujetos con cinturón o correa. Algunos cañones jalonan el trayecto, luego los padres alentaban a los niños a encaramarse a ellos (y quedar por tanto por encima de las almenas) para hacerles las imbéciles fotos de turno. Miren que me gusta caminar por adarves, recorrer murallas. Pero cada paseo se me convertía en un sufrimiento por las decenas de críos que triscaban por allí sueltos como cabras, sobre todo en los tramos sin parapeto a un lado. A veces pienso que estos padres lo que no toleran es que a sus hijos les pase nada a manos de otros; pero cuando dependen de ellos, que se partan la crisma. Ya echarán la culpa a alguien, que eso es lo que más importa.

Javier Marías El País.

SVMarca de subjetividad es el uso de la 1º persona del sg tanto en formas verbales (visité, miré, soy, pienso) como en pronombres (yo, me), el uso de la 2ª persona de respeto (saben, miren), apela directamente al receptor. En lo concerniente a los tiempos verbales, el autor combina el uso del presente con valor atemporal en ocasiones (son , se debe, se desviven, están…) con el pretérito perfecto , propio de la narración (visité)y el imperfecto, el tiempo de la descripción (era, alentaban, se convertía) En general, el texto utiliza variedad de formas verbales: infinitivos, futuro, condicional…en consonancia con el registro formal utilizado y el nivel culto. SINTAXISSintácticamente es un texto muy elaborado, con variedad de tipos oracionales, predominio de la oración compuesta: encontramos ejemplos de coordinación copulativa y adversativa y subordinadas adjetivas y sustantivas predominantemente. La sintaxis prueba una vez más su perfección formal.

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Como saben, hoy los niños nacionales son una especie de idolillos a los que todo se debe y por los que se desviven incontables padres estúpidos. Están sobreprotegidos y no hay que llevarles la contraria, ni permitir que corran el menor peligro. Son muchos los casos de padres-vándalos que le arman una bronca o pegan directamente al profesor que con razón ha suspendido o castigado a sus vástagos. Pues bien, visité un lugar con muralla larga y enormemente elevada. El adarve es bastante ancho, pero en algunos tramos no hay antepecho por uno de los lados, y los huecos entre las almenas son lo bastante grandes para que por ellos quepa sin dificultad un niño de cinco años, no digamos de menos. El suelo es irregular, con escalones a ratos. Es fácil tropezar y salir disparado. Al comienzo del recorrido, un cartel advierte que ese adarve no cumple las medidas de seguridad, y que pasear por él queda al criterio y a la responsabilidad de quienes se atrevan. Si yo tuviera niños no los llevaría allí ni loco, pero con ellos soy muy aprensivo, y los sitios altos y sin parapeto me imponen respeto, si es que no vértigo propio y ajeno.

Aquella muralla, sin embargo, era una romería de criaturas correteantes de todas las edades, y de cochecitos y sillitas con bebés o casi, no siempre sujetos con cinturón o correa. Algunos cañones jalonan el trayecto, luego los padres alentaban a los niños a encaramarse a ellos (y quedar por tanto por encima de las almenas) para hacerles las imbéciles fotos de turno. Miren que me gusta caminar por adarves, recorrer murallas. Pero cada paseo se me convertía en un sufrimiento por las decenas de críos que triscaban por allí sueltos como cabras, sobre todo en los tramos sin parapeto a un lado. A veces pienso que estos padres lo que no toleran es que a sus hijos les pase nada a manos de otros; pero cuando dependen de ellos, que se partan la crisma. Ya echarán la culpa a alguien, que eso es lo que más importa.

Javier Marías El País.

LÉXICO-SEMÁNTICO Se utiliza un registro formalizado de nivel culto (vástagos, tolerar…)con el uso de algún tecnicismo como “adarve” o “antepecho” aunque asequible para un receptor medio. Este nivel general, no impide la inclusión de términos o expresiones más coloquiales con la finalidad de acercarse al receptor: diminutivos : “idolillos”, “cochecitos”, “sillitas”…” echarles la bronca”, ”partirse la crisma”, “ no los llevaría ni loco”, “triscaban como cabras”.Una lengua connotativa con connotaciones negativas (estúpidos, imbéciles, padres-vándalos, sufrimiento…) acordes con la crítica a la educación que se realiza.Prueba de la función poética es, asimismo, el uso de figuras retóricas como la metáfora “ romería de criaturas correteantes”, el símil “triscaban como cabras” , la hipérbole o la ironía con la que se utilizan ciertos términos (incontables, idolillos, bebés o casi )

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Como saben, hoy los niños nacionales son una especie de idolillos a los que todo se debe y por los que se desviven incontables padres estúpidos. Están sobreprotegidos y no hay que llevarles la contraria, ni permitir que corran el menor peligro. Son muchos los casos de padres-vándalos que le arman una bronca o pegan directamente al profesor que con razón ha suspendido o castigado a sus vástagos. Pues bien, visité un lugar con muralla larga y enormemente elevada. El adarve es bastante ancho, pero en algunos tramos no hay antepecho por uno de los lados, y los huecos entre las almenas son lo bastante grandes para que por ellos quepa sin dificultad un niño de cinco años, no digamos de menos. El suelo es irregular, con escalones a ratos. Es fácil tropezar y salir disparado. Al comienzo del recorrido, un cartel advierte que ese adarve no cumple las medidas de seguridad, y que pasear por él queda al criterio y a la responsabilidad de quienes se atrevan. Si yo tuviera niños no los llevaría allí ni loco, pero con ellos soy muy aprensivo, y los sitios altos y sin parapeto me imponen respeto, si es que no vértigo propio y ajeno.

Aquella muralla, sin embargo, era una romería de criaturas correteantes de todas las edades, y de cochecitos y sillitas con bebés o casi, no siempre sujetos con cinturón o correa. Algunos cañones jalonan el trayecto, luego los padres alentaban a los niños a encaramarse a ellos (y quedar por tanto por encima de las almenas) para hacerles las imbéciles fotos de turno. Miren que me gusta caminar por adarves, recorrer murallas. Pero cada paseo se me convertía en un sufrimiento por las decenas de críos que triscaban por allí sueltos como cabras, sobre todo en los tramos sin parapeto a un lado. A veces pienso que estos padres lo que no toleran es que a sus hijos les pase nada a manos de otros; pero cuando dependen de ellos, que se partan la crisma. Ya echarán la culpa a alguien, que eso es lo que más importa.

Javier Marías El País.

Resulta un texto adecuado al receptor al que se dirige, coherente en la exposición de ideas y cohesionado: la cohesión textual se logra en el plano léxico con la utilización de recurrencias tanto léxicas (se repiten los términos: niños, parapeto, padres, muralla, adarve…) como semánticas mediante el uso de sinónimos (niños, críos, criaturas, vástagos), antónimos: “padres”/“hijos”, “propio/ajeno”, el campo semántico relacionado con la muralla (almenas, adarve, cañones…) o el asociativo de los niños y su educación (ha suspendido, ha castigado, profesores…en el plano gramatical abundan las anáforas: “los que”, referido a los niños o “ellos” a los cañones, algún caso de elipsis “hay que llevarles, permitir…” , deícticos temporales o espaciales como “hoy” o “allí”. Los marcadores del discurso como el digresivo “pues bien” o los contrargumentativos. “ pero” o “sin embargo” coadyuvan a la cohesión textual.

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TIPO DE TEXTO. Si atendemos al canal donde se publica, se trata de un texto periodístico, los rasgos lingüísticos analizados sobre todo los relacionados con la subjetividad, lo sitúan en los géneros de opinión. Al estar firmado se trata de un artículo de opinión del colaborador habitual del periódico El País, Javier Marías.

RESUMEN. Tras visitar un lugar amurallado con un adarve que carece de suficientes medidas de seguridad , Javier Marías comprueba que los mismos padres que sobreprotegen a sus hijos y atacan a todo aquel que pueda ponerles en peligro o les lleva la contraria; permiten con absoluta pasividad e irresponsabilidad que multitud de niños pongan en peligro su integridad física

Adarve: camino situado en la parte alta de las murallas.Antepecho: Muro o barandilla de poca altura colocado en un lugar alto para prevenir caídas. Sinónimo : pretil