començar de nou
DESCRIPTION
Començar de nouTRANSCRIPT
TEXTOS INSPIRADOS
Extraidos del Libro
“Una meditación para cada día”
Autor: Anónimo
COMENÇAR DE NOU
Sesión 1: Presentación Començar de Nou
Rendirse para Ganar
FUNDACIÓ PRIVADA PRAHU www.fundacioprahu.org
C/ St. Pere Màrtir, 18 CP 08012 BARCELONA 932173020 933685218
En el caso de un hombre, la resignación acumula tesoros en el
cielo; en el caso de otro, no hace más que almacenar
explosivos en el corazón.
Francis Herbert Bradley
Durante toda la vida y especialmente cuando somos jóvenes, nos enseñan que
ganar es lo que más importa. “Ganar no lo es todo –nos dicen los héroes del
deporte al tiempo que guiñan un ojo-. Es lo único”.
Nos hicimos mayores creyendo que para llegar a ser ganadores teníamos que
trabajar con ahínco y arrimar el hombro. Aprendimos a esforzarnos una vez y
otra más hasta que, como la pequeña locomotora que sube trabajosamente la
pendiente, adoptáramos la importantísima mentalidad del ganador.
No es nada extraño, en vista de ello, que la mayoría de la gente no quiera ni
pensar en rendirse. En cuanto a rendirse para ganar, eso no es lo impensable,
sino imposible. Pero la paradoja que representa la fuerza en la rendición es
verdad; renunciando a nuestro antiguo “ser” nos convertimos en individuos
nuevos, más fuertes.
En ciudades y naciones de todo el mundo, cada vez somos más lo que
estamos aprendiendo a pensar lo impensable y conseguir con ello lo imposible.
Nos rendimos para ganar y de esta forma permitimos que Dios haga por
nosotros lo que no pudimos y todavía no podemos hacer por nosotros mismos.
Nos estamos librando de la servidumbre del yo. Nos estamos librando de
nuestros temores y obsesiones. Nos vemos guiados hacia nuevos reinos de
libertad y serenidad.
PENSAMIENTO
Rendirse para ganar.
Sesión 1.1
Sin embargo, en todo momento sabemos que esta
enmarañada madeja está en manos de alguien que ve el final
desde el principio y que desenmarañará todo.
Alexander Smith.
Estábamos en quiebra total-mental, física, económica, emocional y
espiritualmente-cuando empezamos la recuperación. Nuestra mente estaba
sumida en la confusión mientras se libraba una feroz guerra de emociones. Las
creencias espirituales que teníamos en otro tiempo, fueran cuales fuesen,
estaban atrofiadas desde hacía mucho. La chispa de nuestro espíritu interior
apenas se veía.
Aunque estábamos agradecidos, la tarea reconstruir nuestra vida era
absolutamente abrumadora.
Creíamos que lo mejor sería concentrarnos primeramente en las vertientes
donde nuestros problemas parecían más apremiantes: salir de dudas,
encontrar un trabajo, ponernos de nuevo en forma. Nos advirtieron que hacer
aquello era comparable con aplicar tiritas de esparadrapo cuando lo que hacía
falta era recurrir a la alta cirugía.
Nos aconsejaron que en vez de ello concentráramos nuestros esfuerzos en el
campo que menos conocíamos y que más misterioso era para nosotros;
nuestra condición espiritual. Nos aseguraron que si construíamos unos
cimientos de fe y confianza en Dios todo lo demás vendría por sí solo. En
aquel momento nos pareció que querían desviarnos de nuestras
preocupaciones principales. No obstante, hoy nos damos cuenta de que la
senda espiritual es en verdad la ruta más directa para llegar a la estabilidad y la
salud en todos los campos.
PENSAMIENTO
Concéntrate en tu relación con Dios y todo lo demás de tu
vida se arreglará por sí solo.
Sesión 1.2
La amistad encuentra o hace iguales.
Publilio Siro.
No encajábamos: ésta era una de nuestras sensaciones más penetrantes. No
importaba dónde o con quién estuviéramos, nos sentíamos torpes y diferentes.
Asimismo, estábamos convencidos de ser los únicos seres del mundo que se
sentían así. Creíamos que la sensación de soledad nos duraría toda la vida.
Cuando decidimos salir de nuestro aislamiento nos dimos cuenta de que
habíamos estado muy equivocados. Al arriesgarnos a comunicarnos con mayor
franqueza, descubrimos con enorme alivio que otras personas habían sentido
exactamente lo mismo.
Al principio tuvimos que obligarnos a nosotros mismos a compartir en unos
niveles más hondos que los niveles superficiales donde siempre nos habíamos
sentido más seguros y más cómodos. Pero en cuanto corrimos aquel riesgo,
experimentamos grandes cambios en la forma en que nos sentíamos cuando
estábamos con otras personas. Relatando los sentimientos ocultos durante
tanto tiempo e identificándonos con las personas que compartían, empezamos
a tener una sensación real de pertenecer a alguna parte.
Por primera vez en la vida prestamos atención a las semejanzas en lugar de a
las diferencias entre nosotros y los demás. Ahora sabemos que aunque somos
singulares como individuos, a fin de cuentas no somos realmente tan distintos
del resto de la gente.
PENSAMIENTO
Busca las semejanzas y no las diferencias.
Sesión 1.3
No temas nunca renunciar a lo mejor que tengas, y Dios te dará
lo mejor que tiene él.
James Hinton.
El principio espiritual de la rendición se ha convertido en piedra angular de
nuestra vida. Hemos descubierto que cuando nos rendimos, Dios hace por
nosotros lo que nosotros no podemos hacer. Pero ¿Cuál es la dinámica de este
principio? ¿Qué ocurre realmente?
Lo primero que tiene que ocurrir es que toquemos fondo, que nos hartemos de
lo que haya hecho que nos sintamos hartos, sea lo que sea: la falta de trabajo,
una idea vieja, una relación malsana, una obsesión o una enfermedad; es
decir, problemas relativamente leves además de los serios.
A continuación debemos aceptar nuestra impotencia y reconocer que es inútil
seguir luchando contra la persona, el lugar o la cosa que nos esté causando
dificultades. También hemos de reconocer que “arreglar” la situación está más
allá de nuestra capacidad. Admitimos que necesitamos la ayuda de un poder
mayor que nosotros.
Lo que generalmente sucede cuando se llega a este punto es que los
sentimientos negativos que han estado hirviendo dentro de nosotros-ira,
resentimiento, miedo y, sobre todo, frustración- disminuyen en gran medida.
Debido a que ya no tratamos de hacer las cosas a nuestro modo y hemos
empezado a abordar la situación con serenidad, ahora es posible que Dios
entre en nuestra vida y efectúe un cambio.
PENSAMIENTO
Cuando nos rendimos espiritualmente, Dios hace por
nosotros lo que nosotros no podemos hacer.
Sesión 1.4
Han retrocedido unos pasos sólo para saltar hasta más lejos.
Michel Eyquem de Montaigne.
Empezamos nuestro viaje espiritual con la idea preconcebida de que el fracaso,
al menos tal como lo entendíamos, era “malo”. Con el tiempo nos dimos cuenta
de que muchos de nuestros supuestos fracasos no eran lo que parecían ser,
sino que en realidad eran pasos necesarios por el camino del crecimiento
espiritual.
En otro tiempo cuando nos fijábamos voluntariamente metas egoístas y no las
alcanzábamos o bien continuábamos tratando empecinadamente de llegar a
ellas o acabábamos dándonos por vencidos, presa de frustración o incluso de
rabia. Hoy día, en cambio, cuando no conseguimos alcanzar cierto objetivo
estamos dispuestos a considerar la posibilidad de que estaba escrito que no
debíamos alcanzarlo.
Por ejemplo, puede que nos hayamos fijado determinada meta profesional. A
pesar de nuestros esfuerzos, la meta permanece fuera de nuestro alcance.
Actualmente, en lugar de sentir lástima de nosotros mismos, es más probable
que aceptemos el aparente fracaso como parte del plan general de Dios para
nosotros.
Por medio de la experiencia real, hemos llegado a creer que lo que Dios nos
tiene reservado será mucho más beneficioso que cualquier cosa que nosotros
mismos pudiéramos inventar o incluso imaginar. Por eso continuamos rezando
con fervor para que Dios nos guie, confiando en que nos llevará a cosas
mejores.
PENSAMIENTO
Dentro del contexto del plan de Dios, el aparente fracaso de
hoy puede ser un paso hacia adelante.
Sesión 1.5
La fuerza y la felicidad de un hombre consisten en averiguar en
qué dirección va Dios e ir en ella también.
Henry Ward Beecher.
Cuando decidimos buscar y cumplir la voluntad de Dios no estábamos seguros
del todo de lo que debíamos hacer para ello. Habíamos llegado a la conclusión,
por medio de nuestra fe reciente, de que Dios nos indicaría el camino de la
felicidad y la libertad interior. Ahora esperábamos con ilusión el momento de
descubrir las intenciones concretas que Dios tenía con nosotros, a fin de poder
empezar a hacer lo necesario.
Una de las primeras cosas que aprendimos fue que teníamos que renunciar a
básicos conceptos erróneos sobre la fuerza de voluntad. Siempre habíamos
creído que sólo nosotros podíamos cambiarnos y resolver nuestros
problemas…y que para ello bastaba la fuerza de voluntad. Utilizábamos –mejor
dicho, utilizábamos mal- nuestra fuerza de voluntad tratando de abrirnos paso
en la vida avasallando a los demás.
Actualmente, cuando nos encontramos con dificultades recurrimos ante todo a
Dios. No es que creamos que nuestra fuerza de voluntad ya no valga nada y
haya que “tirarla”. Al contrario, creemos que tiene un enorme potencial positivo
y puede mejorar nuestra vida si se usa de forma apropiada. Dios nos guía y
dirige por medio de la plegaria y la meditación; alineando nuestra voluntad con
la de Dios, podemos cumplir lo que él ha dispuesto para nosotros.
PENSAMIENTO
Busca la disposición de ajustar tu voluntad a la de Dios.
Sesión 1.6
La adversidad presenta un hombre a sí mismo.
Anónimo.
Cuando comparo mi vida de hoy con la que llevaba antes me cuesta creer que
hago referencia a la misma persona. Antes me resultaba casi imposible vivir de
acuerdo con las condiciones de vida. Las más de las veces esquivaba las
situaciones adversas o fingía que no existían. Era como el niño que cierra los
ojos e imagina que es invisible.
Pero yo no jugaba. Debido a mi continua negación, los problemas surgían una
y otra vez, sin resolver y cada vez peores. Me desesperaba y pensaba que las
cosas nunca cambiarían.
Finalmente, una vez más resultó demasiado. Mis defensas se desmoronaron y
el dolor y la confusión me obligaron a pedir ayuda. Fue entonces cuando mi
vida empezó a cambiar. Una vez fui capaz de buscar ayuda y aceptarla, y a
beneficiarme en gran medida de sus experiencias. Lo más importante de todo
fue que comencé a incluir a Dios en mi vida. Y paulatinamente aquellos
problemas que en otro tiempo no tenían solución se convirtieron en retos que
ofrecían experiencias que a su vez contribuían a potenciar el crecimiento.
Al mirar hacia atrás, veo que no sólo me he librado de la adversidad, sino que,
además, he entrado en una dimensión de la vida que es totalmente distinta de
la anterior. Soy la misma persona, desde luego, pero he adquirido actitudes y
perspectivas que hacen que la vida sea más llena.
PENSAMIENTO
A veces “la puntilla” conduce a la primera experiencia.
Sesión 1.7
Pocas personas se echan la culpa a sí mismas antes de agotar
todas las demás posibilidades.
Anónimo.
¿Y si tuviéramos la oportunidad de volver a empezar desde el principio? ¿Y si,
de hecho, pudiéramos borrar por completo el pasado y el presente y empezar
de nuevo partiendo de cero? Esta vez las cosas serían diferentes. No
cometeríamos los mismos errores de la primera vez. Tendríamos la ocasión de
ser realmente felices. ¿De acuerdo?
Siempre es tentador imaginar que nuestros problemas desaparecerán si
huimos de ellos. De hecho, muchos lo hemos intentado alguna vez. Hemos
levantado el campo y nos hemos trasladado a otra ciudad. Hemos interrumpido
bruscamente algunas relaciones o empezado otras. Hemos cambiado de
profesión. Hasta hemos intentado cambiar nuestra apariencia con el fin de
“resolver” nuestros problemas.
La dificultad es que no podemos huir de nosotros mismos.
No importa adonde vayamos ni lo que hagamos; nos llevamos con nosotros
nuestras percepciones, ideas preconcebidas o ideas viejas.
Lo que aprendemos con el tiempo, y por medio de la experiencia, es que la
mayoría de nuestros problemas son fruto de nuestras propias actitudes y
reacciones y no de las circunstancias que nos rodean. Podemos transformar
nuestra vida, pero el procedimiento no consiste en huir hacia una vida nueva.
La única forma de transformar nuestra vida es cambiar desde dentro.
PENSAMIENTO
El problema más grave es mi reacción al problema.
Sesión 1.8
El viento que da en la cara de un hombre le hace sabio.
John Ray.
La forma en que reaccionamos antes las decepciones con frecuencia puede
ser más dolorosa y debilitadora que las decepciones mismas. Algunas
personas, por ejemplo, se pierden las alegrías de la vida porque nunca se
recobran de las decepciones. De hecho, se ven inmovilizadas por su amargura
y su cinismo. Otras cargan con un rencor duradero dirigido contra la gente que
supuestamente las humilló o desdeñó. También hay quien se retira a lamerse
las heridas y nunca más vuelve a confiar en alguien.
Las grandes decepciones pueden ser trágicas desde el punto de vista personal,
de ello no cabe la menor duda. Sin embargo, no necesitamos llegar a los
extremos que acabamos de citar. En la mayoría de los casos tenemos la
posibilidad de elegir.
En primer lugar, recordémonos a nosotros mismos que la vida tiene que seguir
–y seguirá- a pesar de la adversidad y de nuestra subsiguiente decepción.
Hagamos todos los esfuerzos posibles por aprender lo sucedido y aceptar las
cosas tal como están ahora. Si lo logramos, será mucho más fácil trazar
nuevos planes y crear estrategias nuevas de acuerdo con los cambios
experimentados por la situación.
Lo más importante de todo es que podemos buscar consuelo en nuestra fe,
confiar en la sabiduría de Dios y la corrección del plan que ha trazado para
nosotros.
PENSAMIENTO
Todo sucede por una razón, de acuerdo con el plan de un Dios
amoroso.
Sesión 1.9
Más peligros han engañado que obligado a los hombres.
Francis Bacon.
¿Cuál es la cosa más peligrosa que podría hacer hoy? Probablemente sería
resucitar la vieja idea de que dómino la situación, de que tengo poder, de que
puedo y debo dirigir, no sólo mi propia vida, sino también la vida de todos los
que me rodean.
Durante años esa idea me tuvo totalmente engañado y estuvo a punto de
destruirme. Aunque lo que alimentaba mis ambiciones era mi terquedad
desenfrenada, creía que lo que necesitaba realmente era más fuerza de
voluntad. No pude empezar a superarme hasta que acepté una idea nueva:
que en realidad no tengo poder…, que solo Dios tiene todo el poder.
La idea peligrosa y engañosa de que yo debería dominar la situación sigue
estando arraigada en alguna parte de mi cerebro. Quizá lo estará siempre.
Pero he aprendido a impedir que florezca, aun cuando continúa siendo
poderosa y paciente.
Si continúo haciendo las cosas que fortalecen mi fe –si recuerdo lo que era y
sigo agradeciendo lo que soy ahora, si abro mi pecho a los demás y les
escucho cuando ellos me abren el suyo-, entonces la vieja idea no dejará de
ser eso.
PENSAMIENTO
La fuerza de voluntad no tiene nada que ver con la
superación.
Sesión 1.10
Optamos dar a Dios el mismo lugar en nuestro corazón que
ocupa en el universo.
Cicerón.
Muchas personas hayan consuelo en anécdotas o parábolas que tienen un
significado especial para ellas. Cuando algo les preocupa, estas historias les
ayudan a recuperar la perspectiva y recordar sus prioridades. Una amiga mía
cuenta una de tales historias…
Llaman a la puerta por la mañana y cuando la abre se encuentra con un
hombre ataviado con esmoquin y sombrero de copa. El hombre la acompaña
hasta la calle y la ayuda a sentarse en la parte de atrás de una reluciente
limusina blanca. “Todo es perfecto –dice mi amiga-. Todas mis necesidades
son atendidas. Me acomodo en el asiento y me relajo. Aunque hay mucho
tráfico y la carretera tiene algunos baches, el viaje es tan agradable como
puede serlo”.
Pero el tráfico no tarda en hacerse irritante. Los baches van en aumento y la
limusina se acelera. “Ahora circulamos a gran velocidad, pasando entre los
otros coches – recuerda mi amiga-. De pronto la limusina se sale de la
carretera y se dirige directamente hacia el acantilado. La mitad del coche
queda colgada en el aire sobre el océano.
“Miro a mi alrededor, presa de pánico – añade- , y me doy cuenta con
desánimo de que una vez me había colocado en el asiento del chófer. Todo fue
bien mientras estuve dispuesta a que Dios se encarga de conducir. En cuanto
me hice con el control, fue entonces que perdí el control”.
PENSAMIENTO
Mi senda será llana y mi viaje será tranquilo si deposito mis
esperanzas en Dios hoy.
Sesión 1.11
Veo el camino mejor y lo apruebo; sigo el peor.
Ovidio.
Cuando me rindo a la voluntad de Dios –cuando puedo actuar de acuerdo con
el principio de “no se haga mi voluntad, sino la tuya” – es cuando más cómodo
me siento y mejor me van las cosas.
Sostenido por el poder de Dios, no necesito depender de mis propios y
limitados recursos. Como tengo una perspectiva más clara y más realista de los
problemas que se avecinan, es más probable que responda a ellos de la forma
apropiada. Mejora mi capacidad de aceptar y agradecer lo que recibo.
Inevitablemente, sin embargo, hay días en que mi enemigo de toda la vida, la
terquedad, se adueña de la situación. Entonces insisto en hacer las cosas a mi
manera, porque una vez me he engañado a mi mismo haciéndome creer que
puedo y debo dirigir mi propia vida. Me digo a mi mismo, para racionalizar mi
conducta, que tal o cual cosa “es demasiado pequeña para que Dios se
encargue de ella”; o que “es demasiado importante”; o que “estoy demasiado
ocupado para comunicarme conscientemente con Dios y, además, no quiero
obligarle a cargar con mis problemas”.
Los resultados son siempre los mismos. Acabo sintiéndome incómodo,
desilusionado y tal vez arrepentido de algo que hecho.
Pero con el tiempo he progresado y aprendido una cosa: al empezar el tira y
afloja entre mi terquedad y mi deseo de cumplir la voluntad de Dios, cuanto
antes me rindo, antes venzo.
PENSAMIENTO
Hoy me liberaré rindiéndome a la voluntad de Dios.
Sesión 1.12
Feliz es el hombre que ha roto las cadenas que hacen daño a la
mente y ha dejado de preocuparse de una vez para siempre.
Ovidio.
Una vez asistí a la inauguración de una exposición con una amiga. Al ver que
parecía distraída e incapaz de concentrarse, le pregunté si le pasaba algo. Dijo
sencillamente que tenía muchas cosas en que pensar. Aunque aún no había
empezado a preocuparse, reconoció que estaba a punto.
Tras insistir yo un poco, mi amiga describió tres situaciones que, al parecer, la
tenían preocupada. Los del taller de reparación no encontraban una pieza de
recambio para su coche; estaba a la espera de los resultados de un
reconocimiento médico; y en el lugar de trabajo corrían rumores de que la
compañía tal vez iba a ser adquirida por otra.
“Después de haberte contado estas cosas, me siento mejor – dijo mi amiga,
ahora sonriendo-. Al llegar aquí tenía la impresión de que había una serpiente
de cascabel en mi cerebro. No como si estuviese a punto de morderme, pero
silbando como una desesperada. Y lo malo del caso –añadió- es que no puedo
hacer absolutamente nada acerca del coche, el reconocimiento médico o el
rumor”.
Hablamos durante varios minutos más y llegamos a la conclusión de que si
había un denominador común en las tres situaciones, era sin duda la
impotencia de mi amiga en todos los casos. Pero entonces decidimos que
había algo que sí podía hacer: la mejor manera de ayudarse a sí misma
consistía en no preocuparse por nada… y dejar los resultados en manos de
Dios.
PENSAMIENTO
Las preocupaciones innecesarias pueden acallarse
aceptando las cosas que no podemos cambiar.
Sesión 1.13
Los hombres que intentan hacer algo y fracasan están
definitivamente mejor que los que tratan de no hacer nada y lo
consiguen.
Lloyd James.
Todos sabemos que arriesgarse es necesario para el progreso. Es difícil no
estar de acuerdo con la idea de que “quien nada arriesga nada gana”. Sin
embargo, resulta mucho más fácil aceptar una idea filosóficamente que vencer
los obstáculos que nos impiden tratar de hacer lo que queremos hacer.
Para gran número de personas el más formidable de estos obstáculos es el
miedo, que en estas cuestiones se presenta bajo formas diversas. Existe el
miedo generado por el ego, que nos dice que haríamos mejor en no
arriesgarnos porque podríamos fracasar…y entonces “quedaríamos mal”.
Existe el miedo al cambio y al trastorno de nuestra vida, que nos dice que
estaremos mejor si no “perturbamos el equilibrio”. Y existe el miedo
egocéntrico, que nos llena de preocupación el pensar que vamos a perder lo
que ya tenemos, aun cuando no lo queramos de forma especial.
A algunas personas el simple hecho de ser capaces de reconocer su miedo las
empuja a entrar en acción. Pero muchos hemos aprendido que podemos
abordar nuestras nuevas empresas con mucho más seguridad en nosotros
mismos y mucho más fuerza cuando damos un paso más y confiamos en Dios.
En estas cuestiones, al igual que en todas las otras, nos encontramos en las
mejores condiciones – y podemos triunfar del modo más completo- cuando
buscamos la sabiduría y el poder infinito de Dios.
PENSAMIENTO
Cuando no intentemos algo por miedo a quedar mal ya
quedamos mal ante nosotros mismos.
Sesión 1.14
Comprender tu propio ser es la forma clásica de consuelo;
esquivar tu propio ser es la forma romántica.
George Santayana.
Un amigo mío decidió comprar un auto caravana, de esas que son como una
pequeña vivienda con ruedas, y pasarse las vacaciones viajando por Estados
Unidos. Se aseguró de que su casa con ruedas estuviera dotada de todas las
comodidades, desde un horno de microondas hasta un aparato de video. Mi
amigo se pasó varias semanas preparando un itinerario y aprendiendo todo
que podía sobre los diversos lugares que pensaba visitar. Estaba lleno de
entusiasmo y hacía años que no se le veía tan ilusionado y optimista.
Aparte de unas cuantas postales, no tuve noticias suyas durante seis meses.
Cuando finalmente volvió del viaje sentí mucho interés por escuchar su relato.
Al preguntarle yo cómo le había ido, titubeó mucho antes de contestar. “Si
quieres que te sea franco –dijo con amargura-, no había para tanto”. Acto
seguido me explico que había emprendido el viaje con esperanza de que su
vida mejorar si se alejaba de su empleo, de su comunidad y de sus actividades
diarias. Dieciséis mil kilómetros y un montón de dinero después había
aprendido que no podía huir de sus problemas o resolverlos sencillamente
yéndose de viaje.
“La lección me ha salido cara – reconoció- , pero me alegro de haber aprendido
de una vez para siempre que adondequiera que vayas, te llevas a ti mismo”.
PENSAMIENTO
Irte de viaje no resolverá tus problemas.
Sesión 1.15
La felicidad misma es una clase de gratitud.
Joseph Woo Krutch.
Durante mucho tiempo creí que mis triunfos personales eran exclusivamente
fruto de mi talento y mis habilidades propias. Si había que atribuir al mérito a
alguien, ese alguien era yo. Cuando obtenía algún éxito, por pequeño que
fuese, nadie aplaudía durante más tiempo y más sonoramente que yo.
Cuando era joven daba por sentado que siempre me resultaría fácil triunfar. En
la escuela y en los comienzos de mi carrera, por ejemplo, obtenía buenos
resultados con poco esfuerzo…y, por consiguiente, me pasaba la vida
dándome palmaditas en la espalda. Al final, sin embargo, el egocentrismo fue
mi ruina. Hicieron falta una caída en picada y muchos sufrimientos antes de
que fuera capaz de reconocer la derrota y mostrarme dispuesto a probar un
camino nuevo.
Cuando empecé a llevar una vida espiritual pronto aprendí algunas lecciones
importantes relativas a la gratitud. Por medio de la milagrosa experiencia de la
recuperación comencé a comprender que todos mis éxitos son dones de Dios,
como lo son también mi talento y mi capacidad.
Hoy procuro atribuir el mérito a quien se lo haya ganado. Y he comprobado que
cuando me siento lleno de gratitud por las bendiciones divinas, en lugar de
sentirme lleno de adulación dirigida a mí mismo, soy más propenso a ser
consciente de la presencia divina.
PENSAMIENTO
El mérito corresponde a Dios.
Sesión 1.16
La plegaria no cambia a Dios, pero cambia a quien reza.
Soren Kierkegaard.
Al igual que tantas personas, empecé mi nueva vida con cierto escepticismo
relativo al concepto de un Poder mayor que yo. Esperaba que mis nuevos
consejeros me riñeran por ello, pero me llevé una sorpresa al ver que se
mostraban comprensivos.
Me dijeron que admitiendo la derrota y expresando el deseo de cambiar ya
había dado un importante primer paso. Cariñosamente y con mucha paciencia,
me guiaron por la nueva senda…, no hacia su Dios o el Dios de mi familia, sino
a un Dios de mi propia concepción. Para mí, aquellos consejos fueron la llave
de la fe.
Debo confesar con toda franqueza que mis primeras plegarias fueron torpes y
bastante huecas. Todavía no estaba dispuesto a poner mi voluntad y mi vida en
manos de Dios. Pero continué escuchando a los que me aconsejaban.
Simplifiqué mis plegarias y empezaba todos los días pidiendo a Dios que
estuviera conmigo, y terminaba dándole las gracias.
Poco a poco mi creencia y mi confianza se hicieron más fuertes, encontré a
Dios dentro de mí y puede ver sus obras en mi vida. Por medio de mi propia
experiencia acabé comprendiendo a qué se referían los demás, en mis
vacilantes primeros días, cuando me decían: “Llegué, recuperé la conciencia,
creí”.
PENSAMIENTO
La buena disposición es la llave para adquirir fe en Dios.
Sesión 1.17
No pasemos por el antiguo terreno; más bien preparémonos
por lo que ha de vivir.
Cicerón.
Esta mañana te has despertado con una resaca emocional. Ayer hiciste algo
realmente poco aconsejable y ahora te odias a ti mismos a causa de ello. Si
hubiera alguna forma de retroceder en el tiempo y deshacer el daño.
Pero no puedes volver atrás y los remordimientos y el castigo que te inflijas a ti
mismo sólo servirán para empeorar las cosas. Lo mejor que puedes hacer es
dejar atrás el día de ayer haciendo lo que puedas para remediar la situación,
dando cumplida la satisfacción por lo ocurrido si ello es apropiado, aprendiendo
lo que puedas de tus errores y perdonándote a ti mismo.
Hoy es un día nuevo, una ocasión para empezar otra vez. Es otra oportunidad
de oro para dejar el pasado, para apartar las expectativas que no se han
cumplido, para olvidar las decepciones de ayer. Puedes mostrarte receptivo a
ideas nuevas. Puedes ser libre para concentrarte en el presente. Puedes
renovarte: mental, emocional y espiritualmente.
Nunca es demasiado tarde para empezar. Puedes empezar de nuevo en
cualquier momento, dondequiera que estés. En el trabajo, en casa, o incluso en
la carretera, al mediodía o a medianoche, puedes empezar otra vez.
PENSAMIENTO
Hoy es otra oportunidad de oro para un nuevo comienzo.
Sesión 1.18
Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque
no hay autoridad sino de parte de Dios.
Romanos, 13,1
Cuando finalmente nos confesamos a nosotros mismos que no tenemos poder
sobre los demás empezamos a experimentar una dimensión nueva de la
libertad personal. Nos libramos de los grilletes emocionales que nos han ligado
destructivamente a nuestros cónyuges, hijos o queridos amigos. Mientras que
antes nos obsesionaba la idea de tratar de “arreglar” a nuestros seres queridos,
ahora somos libres y podemos apartarnos… y dejarlos cariñosamente en
manos de Dios.
Por desgracia, otras personas allegadas a nosotros no siempre pueden
encontrar soluciones. Típicamente, por ejemplo, el padre o la madre se
muestra dispuesto a comprender, aceptar y aplicar soluciones espirituales a su
relación con un hijo adicto. El otro cónyuge continúa reaccionando con
frustración y rabia impotente e incluso llega al extremo de volverse en contra su
pariente y preguntarle: “¿Cómo puedes permitir que nuestra hija destruya su
vida?”.
Al igual que el padre espiritualmente iluminado de este ejemplo, debemos
recordar que tenemos tan poco poder sobre nuestro atormentado cónyuge
como sobre nuestro hijo. Lo único que podemos hacer es ofrecer las mismas
soluciones que nos han dado libertad a nosotros, teniendo en cuenta, por
supuesto, que no podemos obligar a aceptar o siquiera a comprender tales
soluciones.
PENSAMIENTO
La iluminación espiritual puede llegar a cada uno de nosotros
en momentos diferentes, pero nunca demasiado pronto, ni
demasiado tarde.
Sesión 1.19
El fanatismo consiste en redoblar tu esfuerzo cuando has
olvidado su objetivo.
George Santayana.
Todos sabemos los tormentos que las obsesiones pueden causar. Provocan
angustia mental y pueden transformar por completo nuestra vida. Cabe que nos
obsesionemos tanto con una llamada telefónica que esperamos, por ejemplo,
que nos encerremos en casa. El nuevo ordenador nos obsesiona tanto, que
acabamos trabajando una jornada de dieciocho horas.
Las obsesiones también pueden conducir a su comportamiento fanático.
Puede que nos encontremos “jugando a espías” a causa de nuestra relación
obsesiva con otra persona. Hasta es posible que estemos tentados de romper
a hachazos el ordenador.
La experiencia nos ha enseñado que la única forma de librarse de una
obsesión es pedir a Dios que la haga desaparecer. Es la única cosa que da
resultado…; eso lo sabemos. Pero también sabemos que a veces transcurre
algún tiempo antes de que Dios nos libre de nuestras obsesiones.
La espera puede resultar muy dolorosa, pero hay cosas que podemos hacer
para ayudarnos a nosotros mismos. Cada vez que la obsesión salga a la
superficie, podemos hacer un esfuerzo consciente y disciplinado por centrar
nuestros pensamientos en Dios. También podemos hablar de nuestras
obsesiones con otra persona y escribir sobre ellas. Podemos tratar de
permanecer ocupados.
Lo más importante es que cuando rezamos pidiendo que la obsesión
desaparezca también podemos pedir paciencia y fe en que desaparecerá.
PENSAMIENTO
Arrebátale el poder a tu obsesión centrando tus
pensamientos en Dios.
Sesión 1.20
COMENÇAR DE NOU
Sesión 2: Autocompasión
Ser responsable
Tomar las riendas de la propia vida.
FUNDACIÓ PRIVADA PRAHU www.fundacioprahu.org
C/ St. Pere Màrtir, 18 CP 08012 BARCELONA 932173020 933685218
La aflicción es el sufrimiento de un instante, abandonarse a la
aflicción es el error de toda una vida.
Benjamín Disraeli.
La lástima que sentimos por nosotros mismos es una emoción a la que todos
creemos “tener derecho” de vez en cuando. Es normal y relativamente inocuo
apiadarnos de nosotros mismos de vez en cuando, en ciertas circunstancias.
Con todo el resultado puede ser más serio cuando nos entregamos a esta
emoción en apariencia inofensiva durante un período largo.
¿Qué ocurre realmente cuando nos inunda la autocompasión? Contemplamos
las cosas con una perspectiva limitada, por dos razones, como mínimo. El dolor
deforma nuestras emociones y nuestros pensamientos, por lo que el problema
parece mucho peor de lo que es. Y concentramos nuestras energías en el
problema en lugar de en la solución.
Cuando cedemos a la lástima por nosotros mismos nos damos una excusa
para no hacer nada. No somos capaces de superar la crisis ni estamos
dispuestos a tomar medidas para ayudarnos a nosotros mismos. Puede que
permanezcamos inmóviles durante un tiempo, pero normalmente acabamos
retrocediendo.
Aparte de estos resultados, si estamos llenos de “aflicción” por nosotros
mismos, nos distanciamos de Dios y de los pensamientos y acciones
espirituales. En nuestro corazón y en nuestro cerebro no hay espacio para el
agradecimiento por las bendiciones que recibimos en nuestra vida.
PENSAMIENTO
La buena disposición es lo único que se necesita para salir
del problema y entrar en la solución.
Sesión 2.1
Piensa en tus propias faltas durante la primera parte de la
noche cuando estás despierto y en las faltas ajenas durante la
otra parte de la noche, cuando estás dormido.
Proverbio Chino.
Cuando las cosas no acaban de irnos bien a veces reaccionamos echando la
culpa a otra persona o a algo. De niños lo hacíamos automáticamente para
evitar que nos castigasen. Sin embargo, cuando ya somos adultos y señalamos
con el dedo por razones totalmente distintas. “Repartiendo la culpa” tratamos
de evitar la necesidad de contemplar honradamente nuestras propias
limitaciones y esquivar la responsabilidad por nuestras acciones.
Si pudiéramos librarnos totalmente de este defecto de carácter, ¿qué podría
suceder? Sin duda nuestra vida cambiaría de forma espectacular. Tendríamos
incontables oportunidades de vernos a nosotros mismos tal como somos
realmente. A su vez, esta nueva conciencia nos permitiría acoger con los
brazos abiertos los cambios positivos de nuestra actitud y nuestro
comportamiento. Indudablemente, nuestras relaciones mejorarían mucho
también, toda vez que se basarían en la honradez y la sinceridad en lugar de
en la culpa y la manipulación.
No hace falta decir que es imposible dejar de repartir culpas de una vez para
siempre. Sin embargo, si nos esforzamos constantemente en pos de este
objetivo, por fuerza lograremos que el crecimiento espiritual y la libertad
personal se hagan realidad.
PENSAMIENTO
Cuando tratamos de camuflar nuestros defectos echando la
culpa a los demás lo único que conseguimos es que crezcan.
Sesión 2.2
Nuestro sacrificio personal nos permite sacrificar a los demás
sin sonrojarnos.
George Bernard Shaw.
Todos conocemos a personas que se las dan de mártires. La mayoría de ellas
están convencidas de que serían felices, más prósperas, de hecho, mejores en
todos los sentidos, si tal o cual persona no las hubiera tratado mal, o si no
hubiesen sido “víctimas de las circunstancias”.
¿Qué consecuencias tiene echar a los demás la culpa de las condiciones en
que se desarrolla nuestra vida? Ante todo, nos absolvemos de responsabilidad
en lo que hace a nuestros problemas y nuestro estado anímico. En efecto, nos
damos a nosotros mismos permiso para no buscar soluciones, para no actuar,
para no cambiar. El resultado final es que seguimos encallados en la situación.
El martirio no tiene ningún lado positivo. Es un viaje agitado y difícil del principio
al fin. Con todo, si deseamos seguir viviendo, hay formas de librarse de esta
forma paralizante de egocentrismo.
En vez de concentrarnos en nosotros mismos como víctimas, podemos tratar
de dirigir la atención hacia las soluciones. De día en día podemos esforzarnos
por aceptar lo que ha sucedido, sin que importe lo que sintamos a causa de
ello. Lo más importante es que podemos pedirle a un Dios amoroso que nos
indique el camino cuando empezamos a asumir la responsabilidad de nuestra
vida.
PENSAMIENTO
Los mártires son víctimas de ellos mismos más que de las
otras personas.
Sesión 2.3
La tragedia de la vida no es tanto lo que los hombres sufren,
sino más bien lo que se pierden.
Thomas Carlyle.
Nadie puede evitar tragedias tales como las enfermedades graves, la
separación y la pérdida de un ser querido. Cada uno de nosotros tiene que
afrontar alguna de estas cosas de vez en cuando; forma parte de la vida.
También lo es el sufrimiento que experimentamos a causa de tales tragedias.
Desde luego, no podemos controlar las tragedias propiamente dichas. Hasta
cierto punto, tampoco podemos dominar las reacciones que provocan en
nosotros. Llega un momento, sin embargo, en que podemos elegir.
Algunas personas optan por continuar sufriendo, y reorganizan literalmente su
vida alrededor de la calamidad. Se convierten en prisioneras de la
autocompasión y se acostumbran a la compasión de los demás. Cabe que se
recluyan en casa, sin apenas salir de ella, y que pierdan vitalidad. En conjunto,
las consecuencias pueden ser tan trágicas como el acontecimiento que
provocó esta reacción.
Una opción mucho mejor es procurar superar la tragedia, hacer lo que se
necesite para avanzar y seguir viviendo. Raras veces es fácil conseguirlo. Pero
que no quepa duda alguna de que puede hacerse si estamos decididos a
recuperar las ganas de vivir.
Necesitamos tiempo para dar los pasos de transición entre la conmoción y el
dolor, por un lado, y, por el otro, la aceptación y la renovación. Necesitamos el
apoyo de la familia y los amigos, así como el de profesionales en algunos
casos. De todos modos, la opción y la responsabilidad nos tocan siempre a
nosotros… y lo mismo cabe decir de los beneficios.
PENSAMIENTO
En la impotencia no se incluye la capacidad de tomar
decisiones.
Sesión 2.4
Si quieres que otro se ría, cuenta tus penas, María.
Proverbio Español.
Reconocer que estamos llenos de ira o de miedo es mucho más fácil que
confesar que sentimos lástima de nosotros mismos. La autocompasión no es
algo de lo que nos enorgullezcamos. Por eso tendemos a ocultarla, o a
disimularla con el disfraz de alguna emoción más respetable. También la
negamos porque sabemos, muy en el fondo, que nuestros problemas son
relativamente poco importantes en comparación con los de otras personas.
No obstante, incluso sabiendo esto, a veces seguimos exagerando nuestros
males. La lástima de uno mismo es seductora y parece que rendirse a ella
requiere mucho menos esfuerzo que la fe, la confianza o la acción positiva.
También es como las arenas movedizas: cuanto más nos revolcamos en ellas,
más nos hundimos. “¡Pobre de mí!” no tarda en convertirse en “¿Por qué yo?”
Y antes de que transcurra mucho tiempo quedamos convencidos de que nos
han señalado para que soportemos una adversidad superior a la que en justicia
nos corresponde.
La forma más sencilla de salir del pantano de la autocompasión es reconocer
con firmeza que estamos en él. Hablar con un amigo íntimo puede reforzar
nuestra confesión, e incluso ayudarnos a reírnos de nuestro ensimismamiento.
Desde luego, el antídoto más eficaz consiste en sentirse agradecido por las
cosas buenas que hay en nuestra vida y que casi siempre pesan más que las
aparentemente malas.
PENSAMIENTO
Por malas que parezcan las cosas, la autocompasión sólo
sirve para empeorarlas.
Sesión 2.5
Nuestros pensamientos más importantes son los que
contradicen emociones.
Paul Valery
Es fácil dejarse llevar por las emociones negativas. Cuando nos encontramos
bajo la influencia de sentimientos de esta clase las cosas siempre parecen
mucho peores de lo que son en realidad. Y, por supuesto, también somos
incapaces de abordar nuestros problemas racionalmente.
A veces hasta una adversidad insignificante puede provocar una reacción en
cadena. Por poner un ejemplo típico, supongamos que tienes que acudir a una
cita muy importante y el coche no arranca. La primera reacción es el pánico. El
pánico conduce a la ira. De la ira es probable que caigas en la autocompasión,
luego en una proyección negativa con el miedo que la acompaña y, finalmente,
en la pregunta de desesperanza que todos hemos hecho en un momento u
otro: “¿Para qué?”.
Todos hemos pasado por ello, pero no tenemos por qué volver a pasarlo si no
lo deseamos. Cuando el primer sentimiento negativo empieza a tirar hacia
nosotros hacia el remolino de la irracionalidad hay varias cosas que podemos
hacer. La primera es encontrar la solución recurriendo a nuestra inteligencia y
dando la espalda a nuestras emociones. A modo de medida complementaria,
podemos hacer que otra persona entre en la situación; incluso una llamada
telefónica puede ayudarnos a volver a la objetividad.
Otra forma de librarnos consiste en redactar una lista de opciones que ofrezcan
algunas posibilidades de resolver el problema. Finalmente, podemos
recordarnos a nosotros mismos que hemos vivido situaciones muchos peores,
y que si estas situaciones acabaron bien lo mismo hará la de ahora.
PENSAMIENTO
El mejor primer paso es el que nos saca del problema y nos
mete en la solución.
Sesión 2.6
Diría yo que el mayor de los defectos es no ser consciente de
ninguno.
Thomas Carlyle.
Para las personas en situación de desempleo echar la culpa a los demás, así
como a circunstancias pasadas o presentes, es una forma común de
racionalización y negación. Como mártires, dábamos culpa. Casi siempre
utilizábamos a otras personas como contraste para “resaltar” nuestra situación.
Los estribillos son conocidos: “Si hubieras tenido un negocio como el mío…”,
“Si estuvieses asociado con alguien como…”, “Si hubieras pasado por lo que
yo pasé…”.
Pero el martirio decretado por uno mismo no es esfera exclusiva de las
personas sin trabajo. Prácticamente todo el mundo puede elegir el martirio.
Cualquiera puede evitar asumir la responsabilidad de su propia vida
asignándose a sí mismo el papel de víctima de las circunstancias.
Aparte del sufrimiento real que los mártires se imponen a sí mismos, sus
actitudes y comportamiento manchan invariablemente con su sangre todas las
relaciones de su vida. Las viejas relaciones permanecen manchadas, mientras
que cada nueva relación forzosamente manchará también. Esto es debido a
que gran parte de cualquier interacción prolongada necesita basarse en la
comprensión o incluso en la culpa para el mártir.
Por supuesto, hay otra manera. En nuestra nueva vida hemos aprendido a no
echar la culpa a los demás y a asumir la responsabilidad de nuestros propios
problemas. Practicando el perdón, la comprensión y la compasión por las
personas a las que en otro tiempo echamos la culpa, tratamos de resolver
nuestro pasado y seguir viviendo.
PENSAMIENTO
El primer paso de salida del martirio es el paso de entrada en el
presente.
Sesión 2.7
La experiencia no es lo que le sucede a un hombre. Es lo que
un hombre hace con lo que le sucede.
Aldous Huxley.
Estoy aprendiendo que no tengo que reaccionar de la misma forma previsible
cuando en mi vida pasan cosas negativas. No soy un animal de laboratorio y,
por ende, no tengo que echarme a temblar cuando oigo que alguien alza la voz
ni tengo que salivar cuando suena una campanilla conocida. Hoy puedo elegir.
Cuando paso por una experiencia mala puedo reaccionar como he reaccionado
siempre: sintiendo lástima de mí mismo. O puedo optar por algo mejor: tratar
de aprender de la experiencia, aplicar lo que aprenda de mi vida y mis acciones
futuras. De esta manera puede mitigarse el trauma – y moderar mi reacción- si
se produce algún acontecimiento parecido. Hasta es posible que lo que haya
aprendido puede ayudarme a impedir que se repitan acontecimientos de la
misma índole. Cuando elijo bien es asombroso ver cuántas cosas puedo
aprender –y cómo puedo beneficiarme de ellas- de experiencias que a primera
vista parecen adversas.
Por supuesto, en todos estos casos una cosa es decirlo y otra es hacerlo. Pero
puede hacerse si continúo estando dispuesto a aprender. He comprobado que
lo que más me ayuda a hacer frente a la adversidad es estar dispuesto a
cambiar, procurar aceptar la vida tal como viene y buscar soluciones en lugar
de enterrarme en el problema.
PENSAMIENTO
Adquirimos humildad buscando y cumpliendo la voluntad de
Dios lo mejor que podamos.
Sesión 2.8
Hay personas que siempre encuentran un pelo en la sopa por
la sencilla razón de que, al sentarse a la mesa, menean la
cabeza hasta que un pelo cae en el plato.
Friedrick Hebbel.
Una indicación del crecimiento positivo que se ha producido en mi vida es que
ya no me resulta tan fácil como antes echar a otras personas la culpa de mis
apuros. De hecho, ahora me cuesta mucho insistir en creer de veras que soy
una “víctima de las circunstancias”.
Hubo un tiempo en que ocurría exactamente lo contrario. Si me obligaban a
parar por conducir con exceso de velocidad, automáticamente me decía a mí
mismo que la policía se metía conmigo por conducir un coche deportivo. Si
aquel cliente no me hubiese retrasado el pago no me hubiese convertido en
moroso. Si no hubieran vendido la empresa, no hubiese acabado en el paro.
Ahora que vivo en la realidad, estas actitudes me parecen rebuscadas, a veces
hasta divertidas. Pero tengo que recordar que en aquel tiempo no tenían nada
de divertidas, sino que me engañaba seriamente a mí mismo. También,
necesito recordar que me expongo a recaer y adoptar nuevamente actitudes de
esa índole y que, a resultado de ello, mi vida se deslizaría por la pendiente más
de prisa de lo que puedo imaginar.
¿Me doy cuenta ahora de que yo soy el único responsable de lo que me
sucede cuando tomo una decisión o hago algo? ¿Estoy dispuesto a continuar
asumiendo la responsabilidad?
PENSAMIENTO
Soy responsable de mis propias acciones y de sus
consecuencias.
Sesión 2.9
La envidia, si la rodea por todos lados la luz de la prosperidad
ajena, acaba matándose, como el escorpión rodeado por un
círculo de fuego.
Charles Caleb Colton.
Cuando montamos en el columpio de la envidia descendemos en seguida a la
vez que el centro de nuestro descontento se alza por encima de nosotros. En la
comparación desequilibrada entre lo que tenemos nosotros y lo que tiene otra
persona el resultado nos es siempre desfavorable.
La envidia conduce invariablemente a sentir lástima de uno mismo y a no
agradecer lo que ya es nuestro, así como a la falta de armonía en las
relaciones. Nuestra insatisfacción puede preocuparnos hasta el extremo de que
nos resulte imposible disfrutar de lo que tenemos y lo que hacemos. Nuestro
sentimientos de envidia también pueden llevarnos a la amargura, el
resentimiento e incluso la hostilidad. No tiene nada de extraño que la palabra
envidia venga del latín invidere, que significa “mirar con mala intención”
Si tu problema es la envidia, puede que te sea de utilidad recordarte a ti mismo
que eres una creación singular de Dios, con tus propias capacidades
especiales, tu propio itinerario y tu propio destino. Desde este punto de vista,
no tiene ningún sentido compararte de forma envidiosa con los demás.
Aparte de eso, una mirada sincera y agradecida a tu interior, a las cualidades
que Dios te ha dado, puede ayudarte a que te sientas satisfecho de lo que
tienes y de quién eres.
PENSAMIENTO
Si de modo envidioso me comparo con los demás, por fuerza
me encontraré con que me falta algo.
Sesión 2.10
Los habladores no escuchan a nadie, porque siempre están
hablando. Y el primer mal que aflige a quienes no saben estar
callados es que no oyen nada.
Plutarco.
Hemos aprendido que tener la mente abierta es importantísimo para hacer
progresos. Sabemos que con el fin de absorber ideas nuevas y encontrar
soluciones también nuevas, hemos de ser enseñables y receptivos. Para
muchos de nosotros, sin embargo, un obstáculo importante que nos impide
tener la mente abierta es nuestro viejo hábito de concentrar la atención
exclusivamente en nosotros mismos y nuestros problemas.
Cuando finalmente entramos en contacto con personas que parecen
inteligentes y comprensivas no podemos resistirnos a dominar la conversación.
Hablamos interminablemente de nuestros problemas, gimoteamos y nos
quejamos: hablamos, hablamos y hablamos. Repetimos las mismas ideas
egocéntricas y autodestructivas que nos han hecho desgraciados durante tanto
tiempo. Huelga decir que al hacer todo esto, nos negamos a nosotros mismos
la oportunidad de aprender de los demás y de recibir información nueva.
Desde luego que es un alivio abrirse finalmente después de años de sentirse
incomprendidos y solos. De hecho, es necesario con el fin de obtener ayuda.
Pero a partir de determinado momento debemos tener la boca cerrada y los
oídos abiertos: tenemos que cerrar el pico y escuchar.
PENSAMIENTO
Cerrar la boca puede conducir a abrir la mente.
Sesión 2.11
La libertad es más preciosa que cualquiera de los dones por
los cuales puedes estar tentado de renunciar a ella.
Baltasar Gracián.
Es fácil sentirse inspirado por las crónicas históricas de naciones y gentes que
combatían por su libertad. Pero ¿y nuestra propia libertad personal? ¿Con qué
frecuencia pensamos siquiera en ella? Probablemente casi nunca, porque la
mayoría de nosotros tendemos a dormirnos en nuestros laureles en lo que se
refiere a nuestra libertad personal.
El peligro, como tantos han podido comprobar, es que resulta facilísimo perder
lo que no valoramos debidamente.
Podemos perder nuestra libertad de un solo golpe, sencillamente volviendo a
pautas que en otro tiempo nos esclavizaban. Podemos poner nuestra libertad
en peligro tomando decisiones que lleven aparejado algún trueque: aceptar un
empleo mejor pagado y más prestigioso, por ejemplo, pero que nos obligue a
renunciar a algún principio u objetivo. O puede producirse una erosión más sutil
de nuestra libertad debido a la falta de acción: si conservamos una relación, por
ejemplo, porque ofrece muchas “ventajas” aun cuando nos obligue a
comprometer nuestros valores y nuestra individualidad.
La libertad personal, a fin de cuentas, es responsabilidad de nosotros mismos,
puesto que depende principalmente de nuestras decisiones y acciones. Si
somos honrados con nosotros mismos, especialmente en lo que se refiere a los
motivos, si buscamos los consejos de Dios y luego luchamos con valentía por
elegir bien y hacer lo que debe hacerse, probablemente no sólo conservaremos
nuestra libertad personal, sino que también la reforzaremos.
PENSAMIENTO
Elige ser libre.
Sesión 2.13
La preocupación es una forma de miedo, y todas las formas de
miedo producen fatiga. Un hombre que haya aprendido a no
sentir miedo encontrará la fatiga de la vida cotidiana
enormemente disminuida.
Bertrand Russell.
Estoy harto de preocuparme por cosas que en realidad no tienen importancia.
Estoy harto de tener expectativas irrazonables sobre mí mismo.
Estoy harto de preocuparme por cosas que no puedo controlar.
Estoy harto de preocuparme por lo que otras personas piensen de mí.
Estoy harto de tomarme la temperatura emocional.
Estoy harto de utilizar mi energía neciamente lamentando lo que sucedió ayer y
preocupándome por lo que podría pasar mañana.
Estoy harto de comparar mi interior con el exterior de otras personas.
Estoy harto de ser tan duro conmigo mismo.
Estoy harto de esperar hasta el último momento y de causarme problemas
aplazando las cosas.
Estoy harto de sentir lástima por mí mismo.
Estoy harto de vivir en el problema en lugar de en la solución.
Estoy harto de estar harto.
PENSAMIENTO
Miedo=pruebas falsas que parecen reales.
Sesión 2.14
Cuando estamos cansados nos atacan ideas que vencimos
hace mucho tiempo.
Nietzsche.
Muchas cosas que influyen en mi forma de pensar y sentir se hallan fuera de mi
control. Sin embargo, sí puedo controlar mis necesidades básicas en lo que se
refiere a la salud. He comprobado que las decisiones que tomo en este terreno
influyen muchísimo en la calidad de mi estabilidad emocional.
No siempre fui consciente de que había posibilidades de elegir. Estaba
convencido, por ejemplo, de que la única forma de controlar mi peso era
pasarme el día entero sin comer. Me permitía una explosión de ira porque
necesitaba “desahogarme”. Me aislaba durante días creyendo que estar solo
intensificaba mi creatividad. Me permitía a mí mismo cansarme hasta rozar la
distorsión. A causa de todo ello, durante los primeros tiempos de mi
recuperación sufría frecuentes cambios de estado anímico y recaía en la clase
de comportamiento que había llegado a aborrecer.
Hablé de mi problema con otras personas que se estaban recuperando. Me
dijeron que cuando se permitían a sí mimas sentirse demasiado hambrientas,
enfadadas, solas o cansadas experimentaban los mismos cambios de humor y
se volvían vulnerables a los peligros de las viejas ideas y acciones.
Inmediatamente pensé: “¡Que ridiculez! Mis problemas son más profundos y
necesitan soluciones más complejas”.
Pero estaba dispuesto a hacer experimentos y antes de que transcurriese
mucho tiempo vi que mis nuevos amigos tenían mucha razón. Ahora,
aprovechando soluciones sencillas como las de aquellas personas, me resulta
mucho más fácil seguir en el buen camino.
PENSAMIENTO
No te sientas demasiado hambriento, demasiado enfadado,
demasiado solo, ni demasiado cansado.
Sesión 2.15
Perder una ilusión te hace más sabio que encontrar una
verdad.
Ludwig Borne.
Me dijeron de modo bien claro, al empezar mi recuperación, que la honradez
en todo era esencial. Era importantísimo ser franco con las personas que me
estaban ayudando, pero este principio debía practicarse sin vacilar en todas las
otras relaciones también. También me dijeron que la única forma de que
pudiese continuar recuperándome y creciendo espiritualmente consistía en ser
rigurosamente honrado conmigo mismo.
Ahora, al cabo de los años, todavía me encuentro con que esta meta es un
reto. Por regla general, sé casi inmediatamente cuándo me comporto de forma
poco honrada con los demás, pero resulta mucho más difícil darme cuenta de
que me estoy engañando a mí mismo. De hecho, cuanto más ahondo, mayor
es el número de engaños inconscientes que descubro, cuya víctima soy yo
mismo.
Hasta después de varios años de recuperación, por ejemplo, no me di cuenta
de que mis motivos para “complacer a la gente” tenían que ver con el deseo de
ganancia personal. Más recientemente, me percaté de que mi tendencia a
fijarme metas inalcanzables en el trabajo se basa en la necesidad de sentirme
importante.
Cuanto más descubro, más me asombran las complicadas racionalizaciones
con las cuales justifico a veces mis acciones y actitudes. Pero procuro no ser
duro conmigo mismo a medida que gradualmente van revelándose más cosas
y ello me permite adquirir nuevas percepciones. Porque ahora creo que la
senda que lleva a la honradez conmigo mismo no tiene fin.
PENSAMIENTO
Una curiosa honradez contigo mismo es esencial para
recuperarte y crecer espiritualmente.
Sesión 2.16
Nuestra valía la determina las buenas acciones que hacemos,
en vez de las bellas emociones que sentimos.
Elias Magoon.
Me consideraba a mí mismo una persona compasiva y comprensiva. Mi
corazón lloraba por los oprimidos y los necesitados y me encontraba siempre al
lado de abajo.
Ahora veo que me enorgullecía mucho de aquel rasgo de mi carácter, aunque
raramente alzaba un dedo para ayudar a alguien salvo a mí mismo. Los
sentimientos vacíos de empatía me permitían racionalizar a veces diciéndome
a mí mismo que era una persona bondadosa que se preocupaba por sus
semejantes. Además, el engaño de que me hacía objeto a mí mismo me
convenció de que si tenía esa virtud, debía de tener muchas más.
Cuando empecé mi nueva vida y poco a poco fui mostrándome dispuesto a
examinarme con honradez, esta racionalización fue una de las primeras en
derrumbarse. Tuve que reconocer que mi comportamiento y mis actitudes de
verdad se contradecían con la hinchada imagen que tenía de mí mismo. En
realidad era intolerante, poco amable, y, sobre todo, egocéntrico.
Ahora me percato de que para tener verdadero sentido, la compresión y la
compasión deben llevar consigo responsabilidad. Hoy día, cuando siento
compasión hago un esfuerzo por acercarme a los demás y poner mis
sentimientos en acción.
PENSAMIENTO
La compresión y la compasión auténticas incluyen acción.
Sesión 2.17
COMENÇAR DE NOU
Sesión 3: Orgullo.
Verdadera y falsa Humildad.
Buena disposición a aprender
FUNDACIÓ PRIVADA PRAHU www.fundacioprahu.org
C/ St. Pere Màrtir, 18 CP 08012 BARCELONA 932173020 933685218
El orgullo es al carácter lo que la buhardilla es a la casa: la
parte más alta y generalmente más vacía.
John Gay
Al empezar mi recuperación me dijeron que si quería que mi vida cambiara
verdaderamente –y no sólo de modo superficial-, tendría que identificar los
defectos del carácter que eran la causa de mi comportamiento destructivo y,
además, estar dispuesto a hacer que tales defectos desaparecieran. Pero no
comprendí realmente qué querían decir al hablar de “defectos del carácter”.
Me aconsejaron que consultara una lista muy difundida de grandes defectos
humanos, los llamados Siete Pecados Capitales: la soberbia, la avaricia, la
injuria, la ira, la gula, la envidia y la pereza. Me dijeron que era aconsejable
empezar concentrándome en la soberbia, pues éste sería el obstáculo principal
para que hiciese verdaderos progresos.
Durante algún tiempo me resultó difícil ver qué era realmente la soberbia y de
qué modo se manifestaba en mi vida. Sin embargo, acabé dándome cuenta de
que para mí la soberbia es sinónimo de entrega al egoísmo, a la confianza en
uno mismo y al egocentrismo; dicho de otro modo, al yo en todas sus
dimensiones.
Por consiguiente, cuando me siento lleno de soberbia, confiar en Dios queda
descartado…y, a resultas de ello, la calidad de mi vida empeora.
PENSAMIENTO
La soberbia es un obstáculo en el camino hacia Dios.
Sesión 3.1
Mi conocimiento es como una gota en un vasto océano de
promesas.
Tan Sen.
La humildad es lo contrario del orgullo, en un sentido muy real. Del mismo
modo que el orgullo es un importante defecto del carácter, la humildad
encabeza la lista de cualidades de carácter. La humildad engendra cualidades
deseables tales como la tolerancia, la amabilidad, la comprensión, la paciencia
y la falta de prejuicios.
Aunque nos gustaría mucho, nunca podemos adquirir una humildad total, por
supuesto. Al igual que en el caso de todos los objetivos espirituales,
avanzamos poco a poco hacia el progreso. Sin embargo, al ir adquiriendo más
y más humildad, nuestra vida se enriquece de muchas maneras.
En primer lugar, nos resulta enormemente más fácil aceptar a las personas, los
lugares y las cosas tal como son realmente. Ello va acompañado de una
creciente aceptación de nosotros mismos tal como somos. Al tener una
percepción realista y pura de nuestras capacidades y limitaciones, nos
sentimos más dispuestos y capaces de aprender de los demás y de recibir los
consejos de Dios.
Sin duda alguna, nuestras relaciones con otras personas mejoran
considerablemente al adquirir mayor humildad. Hay más toma y daca y menos
fricción en nuestras relaciones. Nos vemos a nosotros mismos como iguales y,
por consiguiente, somos menos propensos a juzgar, a exigir o a depender en
exceso. Nos llevamos mejor, no sólo con los demás, sino también con nosotros
mismos.
PENSAMIENTO
La humildad abre la puerta que permite acceder al enriquecimiento espiritual.
Sesión 3.2
La verdadera humildad no es un espíritu rastrero y servil que
se desprecia a sí mismo. No es más que una estimación
correcta de nosotros mismos tal como nos ve Dios.
Tryon Edwards.
A muchas personas les resulta difícil comprender el concepto de la humildad.
Algunas confunden la humildad con la humillación, por ejemplo. Creen que
para ser humilde hay que ser rastrero y obsequioso.
Si no es así, ¿qué es la humildad? Es una forma de rendición, en el sentido
espiritual más positivo. Adquirimos humildad renunciando a nuestro orgullo con
el fin de buscar y cumplir la voluntad de Dios. Es una indicación honrada y fiel
de nuestros defectos, debilidades, virtudes y cualidades.
Una de las formas más importantes de adquirir humildad consiste en aceptar
nuestras limitaciones personales. Cuando sufrimos de un defecto del carácter o
nos enfrentamos a la adversidad, por ejemplo, necesitamos ser humildes para
reconocer la necesidad de recabar la ayuda de un Poder mayor que nosotros.
Asimismo, comprobamos que nuestra disposición a confiar en Dios se ve
fortalecida en la medida en que somos capaces de aceptar nuestra impotencia
en otros campos de la vida. No sólo somos seres limitados en lo que se refiere
a nuestro poder personal, sino también en nuestra capacidad de ver “todo el
cuadro”, como Dios puede verlo. Así pues, un ingrediente importante de la
humildad es la buena disposición a abandonar nuestros propios y limitados
objetivos y, depositando nuestra confianza en Dios, avanzar hacia los objetivos
perfectos que él nos ha señalado.
PENSAMIENTO
Adquirimos humildad en la medida que renunciamos a nuestra voluntad con el fin de encontrar –y cumplir- la voluntad de Dios.
Sesión 3.3
Renunciar a las pretensiones es un alivio tan bendito como
darles satisfacción.
William James.
Si queremos hacer verdaderos progresos en la búsqueda y el cumplimiento de
la voluntad de Dios, hemos de tratar de desechar nuestras pretensiones junto
con nuestras viejas ideas. En primer lugar, tenemos que renunciar a la
pretensión de que la autosuficiencia da buenos resultados. Deberíamos
basarnos en las lecciones que tanto nos costó aprender y recordar que
tenemos poco poder en lo que se refiere a la mayoría de las cosas, mientras
que Dios tiene todo el poder.
También deberíamos esforzarnos por ser nosotros mismos en lugar de
hacernos pasar por alguien que no somos. Podemos conseguirlo aceptando
nuestras limitaciones, definiendo nuestras capacidades y partiendo de ahí….,
en lugar de continuar fingiendo y no llegar a ninguna parte.
Si mientras hacemos estos esfuerzos nos encontramos con que hemos sido
pretenciosos desde el punto de vista espiritual, deberíamos examinar los
motivos que había detrás de nuestro comportamiento. Podríamos
preguntarnos, por ejemplo, si tratábamos de impresionar a otras personas
alabando la fe de dientes afuera en lugar de vivirla y practicarla. En este campo
de pretensión, al igual que en todos los demás, haríamos bien rezando para
pedir la disposición a cambiar y pedir luego humildemente a Dios que nos
ayudase a cambiar.
PENSAMIENTO Las pretensiones espirituales no engañan ni sirven a nadie, y menos todavía a Dios.
Sesión 3.4
Un conocimiento humilde del propio yo es camino más seguro
hacia Dios que una profunda investigación de las ciencias.
Thomas de Kempis.
Un amigo y yo pasamos una vez una larga velada con un hombre que se
encontraba en los comienzos de la recuperación. Pronto nos dimos cuenta de
que era inteligentísimo: estaba doctorado en biología molecular. Hasta el
momento le había resultado imposible aceptar la idea de que creer en Dios
pudiera dar resultado, no sólo la recuperación, sino también una nueva forma
de vida.
Cada vez que mi amigo y yo hacíamos una sugerencia o compartíamos una
reminiscencia personal, el hombre replicaba con una refutación firme basada
en alguna idea preconcebida. Nos dimos cuenta de que a causa de la
importancia que él y quienes le rodeaban habían concedido siempre a su
educación y a su posición, nunca había aprendido humildad.
Por consiguiente, no podía reconocer su impotencia personal y se mofaba de la
idea de que Dios tiene todo el poder.
El hombre padecía de una gran angustia y mi amigo y yo deseábamos que
hubiese alguna manera de transmitirle mágicamente, en una sola velada, lo
que la experiencia nos había enseñado a lo largo de un período. Pero nos
dimos cuenta de que en realidad se trataba de un asunto entre él y Dios…y
que en algún momento tendría que mostrarse dispuesto a renunciar a sus
viejas ideas. Sabíamos que sólo entonces se libraría de la servidumbre del yo y
comenzaría a experimentar las alegrías que le esperaban.
PENSAMIENTO
Humildad es aceptar tus propias limitaciones.
Sesión 3.5
El mayor acto de fe es cuando un hombre decide que él no es
Dios.
Oliver Wendell Holmes, júnior.
Solíamos pensar que si los demás nos escucharán e hicieran las cosas como
nosotros creemos que deben hacerse, todo iría sobre ruedas y la vida sería
mucho mejor para todos. Por supuesto, nunca resultaba como esperábamos.
Nuestra forma de hacer las cosas en otro tiempo generalmente provocaba
conflictos o desastres de un tipo u otro, pese a que era justamente lo que
queríamos evitar.
Ahora, al echar la vista atrás, vemos que la vida era un juego para nosotros –
un enorme partido de béisbol- y nosotros éramos los omnipotentes
entrenadores. El problema consistía en que el resto del equipo no hacía lo que
queríamos que hiciese y, de hecho, ni tan sólo reconocía nuestra autoridad.
Los jugadores se negaban a jugar en las posiciones que les asignábamos,
bateaban cuando en realidad tenían que correr y no hacían ningún caso de
todo lo que intentábamos enseñarles. Temporada tras temporada
terminábamos en el último puesto, lo cual no tenía nada de extraño.
Hoy día creemos firmemente que toda vida que se base en la terquedad tiene
pocas probabilidades de triunfar. Hace ya mucho tiempo que dejamos de jugar
a ser Dios y empezamos a sentirnos cómodos en la vida porque ahora nos
esforzamos por buscar y cumplir la voluntad divina.
PENSAMIENTO
Es asombrosa la rapidez con que mejora la vida cuando dejamos de tratar de ser omnipotentes.
Sesión 3.6
El orgullo, como un imán, señala constantemente hacia un solo
objeto: el yo; a diferencia del imán, no tiene ningún polo de
atracción, sino que en todos su puntos repele.
Charles Caleb Colton
Muchos necesitamos que nos recuerden una y otra vez que cuando estamos
llenos de orgullo lo estamos también de nuestro propio yo y, por lo tanto, no
podemos confiar en Dios. Una de las razones por las cuales nos cuesta
comprender el efecto negativo del orgullo es que durante mucho tiempo
vivimos creyendo que el orgullo nos sacaría de apuros.
Antes de la recuperación, es frecuente que la familia y los amigos nos digan,
por ejemplo, que no tenemos fuerza de voluntad, que la voluntad es débil, que
no tenemos firmeza. En nuestro estado de desesperación cualquier cosa tiene
sentido, de modo que empleamos todavía más la voluntad –de hecho,
combatimos el egocentrismo con más “yo”-, lo cual viene a ser como tratar de
extinguir un incendio arrojando gasolina a las llamas.
Lo que finalmente hace que nos postremos de rodillas y nos lleva a las puertas
de la recuperación es el darnos cuenta de que no tenemos ningún poder. De
hecho, la falta de poder era nuestro dilema. Hemos aprendido por el método
más difícil –que tal vez sea el mejor en estas cuestiones de vida y muerte- que
Dios, poseedor de todo el poder, lo utilizará por cuenta nuestra cuando le
busquemos.
PENSAMIENTO
Dios puede utilizar y utilizará su poder cuando se le busca.
Sesión 3.7
Dios nunca engaña, pero el hombre se llama a engaño siempre
que deposita demasiada confianza en sí mismo.
Thomas de Kempis.
Hoy veo con mucha claridad que por creer firmemente en la autosuficiencia me
acercaba cada vez más a las puertas de la locura y la muerte. Sin trabajo y
egocéntrico, no negaba sólo mi situación y mis obvias limitaciones, sino
también la posibilidad de que pudiera serme útil cualquier cosa que estuviese
más allá de mi propia inteligencia. Me guiaban el egoísmo, el egocentrismo y el
orgullo.
Lo que ocurrió fue que finalmente reconocí ante mí ser más íntimo que era un
fracaso y no podía efectuar mi propia recuperación o, para el caso, gobernar mi
propia vida. Poco a poco fui comprendiendo que sólo Dios podía ayudarme a
levantarme y devolverme la confianza.
Con el paso del tiempo aprendí que el poder de Dios podía aplicarse a todas
las facetas de mi vida. He comprobado que cuando busco, sigo y confío en los
consejos de Dios, en vez de confiar demasiado en mí mismo, es mucho menos
probable que me llame a engaño… y mucho más probable que me sienta
cómodo, tenga confianza y esté libre de miedo.
PENSAMIENTO
El poder de Dios puede obrar en todas las vertientes de tu vida.
Sesión 3.8
Un error muy popular…tener valor para poner en práctica tus
convicciones. Más bien se trata de tener valor para atacar tus
convicciones.
Nietzsche.
Al cambiar el mundo que nos rodea, tendemos a cambiar con él, especialmente
en lo que se refiere a los peligros. Aprendemos a tomar precauciones cuando
aumenta la delincuencia callejera. Cuando tenemos que conducir y hay
tormenta, no hace falta que nos recuerden que debemos ir con cuidado.
Cuando la ciencia nos dice que ciertas sustancias son nocivas las evitamos.
Ahora que nuestra perspectiva se ha vuelto más positiva en general, vemos
que ciertas actitudes amenazan nuestro bienestar emocional tanto como otros
riesgos amenazan nuestro físico. Una de tales actitudes es la falta de abertura
de espíritu.
Cuando nos falta esa abertura nos resistimos a los cambios aunque se
necesiten con urgencia. Probablemente abordaremos todos los problemas con
las mismas “soluciones” viejas e ineficaces. Aparte de eso, las personas sin
abertura de espíritu suelen ser temerosas, intolerantes y pesimistas en general.
La abertura de espíritu, en cambio, nos permite recibir bien los cambios y ser
receptivos a las nuevas ideas y formas de enfocar los problemas. Las personas
abiertas de espíritu tienen mayor capacidad de crecer mental y espiritualmente.
Suelen ser positivas y despreocupadas. Como son más sanas y más felices
desde el punto de vista emocional, estas personas tienden más a ayudar a sus
semejantes y con ello sirven mejor tanto a Dios como a sí mismas.
PENSAMIENTO
La falta de abertura de espíritu hace que se conserven ideas que son viejas, imposibles de poner en práctica y con frecuencia perjudiciales.
Sesión 3.9
Si la única herramienta que tienes es un martillo, tiendes a ver
todos los problemas como si fueran clavos.
Abraham Maslow.
Durante muchos años antes de mi recuperación –de hecho, durante la mayor
parte de mi vida- carecí de las herramientas o instrumentos para vivir. Me
ocupaba prácticamente de todo a mi manera, echando mano de la astucia, la
hostilidad y la falta de honradez para conseguir lo que quería. Debido a que
nunca había aprendido a comprenderme a expresar mis sentimientos, o
siquiera identificarlos, a menudo me comportaba de formas que me alienaban
todavía más. La carencia más dolorosa era la incapacidad de interactuar con
otras personas.
Es difícil indicar con toda precisión cuándo empecé a aprender a vivir
cómodamente. Sin embargo, en algún momento dado adquirí la humildad
suficiente para que fuera posible enseñarme.
Al convertirme en una persona dispuesta a escuchar a los demás y a ser
honrada consigo misma, poco a poco adquirí una serie de instrumentos para la
vida cotidiana. Aprendí que yo no estaba en el centro del universo…, pude
empezar a verme con perspectiva. Encontré maneras de aumentar el
conocimiento de mí mismo, de reconciliarme con el pasado, de reconocer mis
defectos de carácter y librarme de ellos. Todo esto no fue posible hasta que
hice de Dios parte de mi vida.
PENSAMIENTO
Tienes un juego de herramientas espirituales para resolver todos los problemas de la vida.
Sesión 3.10
Si quieres ser desdichado, piensa en ti mismo, en lo que
quieres, lo que te gusta, en el respeto que la gente debería
tenerte y en lo que la gente piensa de ti.
Charles Kingsley.
Al mirar hacia atrás, muchos podemos ver que éramos “egomaníacos con
complejos de inferioridad”. A causa de ellos, tendemos a pensar, actuar y
reaccionar de forma extrema. No existía ninguna zona intermedia de igualdad:
nos sentíamos “mejores que” los demás o “inferiores a” ellos.
En cierto sentido, llevábamos una vida doble. Aunque sufríamos por dentro,
con frecuencia nos comportábamos de un modo cuya finalidad era convencer a
otras personas de que éramos mejores y más importantes que todos los
demás.
Con el paso del tiempo nuestros disfraces se gastaron. Nos aterrorizaba la idea
de que nuestra verdadera identidad de “gente que no valía nada” se revelara
ante todo el mundo.
Hoy nos damos cuenta de que las acciones y los pensamientos que son
motivados estrictamente por el egocentrismo sólo pueden traernos desgracias.
Que nos recuperemos de la egomanía depende de que pensemos y hagamos
lo que podamos por los demás, en vez de preocuparnos constantemente por lo
que los demás pueden hacer por nosotros.
Cuando pensamos que todo el mundo es igual y actuamos en consecuencia es
cuando más a gusto nos sentimos con nosotros mismos.
PENSAMIENTO
No eres ni mejor ni peor, sino igual.
Sesión 3.11
Busca el grano de verdad que hay en las críticas…, mastícalo
y trágatelo.
D. Sutten.
A nadie le gusta que le critiquen; lo sabemos todos por experiencia. Sin
embargo, a algunos nos resulta imposible aceptar siquiera las sugerencias
discretas y bienintencionadas. Nos enfadamos y nos ponemos a la defensiva
sin pensar tan sólo en lo que tratan de decirnos. Como mínimo, estos episodios
pueden ser dolorosos y causar vergüenza; en el peor de los casos, pueden
destruir las relaciones.
Un error que cometemos a veces consiste en concentrarnos en el “mensajero”
en lugar de en el mensaje. Es fácil que nos sintamos ofendidos cuando
pensamos y posiblemente decimos: “¿Cómo te atreves a criticarme? ¡Si tus
defectos son mucho peores que los míos!”. Hasta es posible que estemos
tentados de tomar represalias si nos da la impresión de que lo que pretende la
otra persona es sencillamente “fastidiarnos”.
Contemplando las críticas de otra forma, sólo podemos llegar hasta un límite en
lo que se refiere a valorar nuestras acciones y actitudes propias. Si queremos
hacer progresos continuos en la vida, como mínimo deberíamos estar
dispuestos a escuchar a los demás hasta que nos hayan dicho todo lo que
querían decirnos.
Por supuesto, eso no significa que debamos aceptar automáticamente todas
las críticas que nos hagan. Pero si vemos que no estamos de acuerdo,
después de valorar racionalmente los comentarios, no tenemos que reaccionar
poniéndonos a la defensiva. Si procuramos mostrarnos amables y tratamos con
tacto a nuestro crítico, podemos convertir una experiencia potencialmente
negativa en positiva.
PENSAMIENTO
A veces la única manera de poder vernos claramente a nosotros mismos es por medio de los ojos de otra persona.
Sesión 3.12
La experiencia es una maestra dura. Primero hace el examen y
luego da las lecciones.
Anónimo.
Nadie discutiría que la mejor manera de aprender algo es por medio de la
experiencia personal. Pero hoy día podemos aprender de otras maneras
también. Aprendemos de los demás, porque finalmente estamos dispuestos a
abrir nuestra mente y escucharles. Y aprendemos de nuestro sentido común e
intuición propios.
Antes muchos éramos malos estudiantes, fuera cual fuese la procedencia de la
lección. Nos resistíamos a atender a razones, a veces hasta rozar la terquedad.
Cuando nos advertían que no tomáramos determinada senda nos rebelábamos
y hacia ella dirigíamos nuestros pasos. Nuestro ego nos decía que teníamos
todas las respuestas…o, si no las teníamos, que indudablemente podríamos
encontrarlas sin ayuda ajena.
¿Qué cambió para nosotros? Lo más importante fue que adquirimos conciencia
de nuestras limitaciones. Nos cansamos de ser nosotros mismos el mayor
obstáculo con que tropezábamos, de tener que aprenderlo todo a fuerza de
sinsabores. Al abrir poco a poco nuestra mente y empezar a confiar en los
demás, pudimos aprender de ellos sin tener que repetir sus errores…o cometer
los nuestros propios.
Esto no equivale a decir que hemos dejado de aprender de nuestras propias
experiencias; pero ahora que somos enseñables, podemos asimilar las
lecciones de forma más rápida y efectiva.
PENSAMIENTO
Beneficiándote de las experiencias ajenas, puedes aprender lecciones sin sufrimiento innecesario.
Sesión 3.13
Conservar el carácter es mucho más fácil que recobrarlo.
Thomas Paine.
¿Reaccionamos a veces de forma infantil cuando las cosas no salen como
queremos? Si nos detuviéramos a pensar en ello, probablemente la respuesta
sincera de la mayoría de nosotros sería: “sí”.
¿Acaso a veces no interrumpimos a alguien antes de que termine de hablar
porque nos parecer que lo que tenemos que decir es más importante? ¿Acaso
no nos empeñamos tercamente en imponer nuestro punto de vista a los
demás? ¿Y acaso no somos a veces unos aguafiestas cuando quedamos en
segundo o tercer lugar en las situaciones competitivas?
Si queremos adquirir mayor madurez en estos campos, un buen modo de
empezar consiste en escuchar pacientemente y de forma considerada la ideas
de los demás. Luego podemos empezar a examinar con más atención a
nuestras interacciones con otras personas en una escala más amplia.
En cualquier clase de relación participan dos o más personas, no sólo nosotros
mismos. Así que necesitamos estar dispuestos a aceptar soluciones
intermedias cuando no se llegue a la unanimidad en seguida. Esto es tan
aplicable a las sencillas cuestiones de cada día –elegir un espectáculo para la
noche, por ejemplo- como a asuntos más serios.
También deberíamos recordarnos a nosotros mismos que no tenemos que
competir en todos los campos. Y cuando competir es apropiado –en los
deportes, los concursos de habilidad, nuestra profesión-, deberíamos recordar
que es mejor competir con elegancia que con grosería. Al fin y al cabo, no
siempre podemos esperar ser los mejores.
PENSAMIENTO
Mi manera de obrar no es siempre la correcta.
Sesión 3.14
Algunas personas nunca aprenderán nada, por esta razón,
porque lo comprenden todo demasiado pronto.
Alexander Pope.
¿Qué pasaría si empezáramos a pensar “lo sabíamos todo”? Lo más obvio es
que dejaríamos de aprender y eso sería una lástima. Es probable que también
nos volviéramos egoístas y arrogantes, nos sentiríamos superiores a todos los
que nos rodean y nos comportaríamos en consecuencia. Si continuáramos
retrocediendo, nuestras actitudes y nuestro comportamiento nos indispondrían
con los demás y nos alejarían de Dios. Finalmente nos convertiríamos en el
centro de nuestro propio universo limitado.
Evidentemente, es mucho mejor seguir siendo receptivos, no sólo para evitar
encontrarnos en tal situación, sino también porque la calidad de nuestra vida
puede mejorar continuamente. La vida tiene tantas cosas que ofrecer, ¿y no es
más probable que sigamos maravillándonos y entusiasmándonos si estamos
abiertos a la información y las ideas nuevas?
Cuando estamos dispuestos a aprender soluciones nuevas también podemos
afrontar más eficazmente los problemas cotidianos…y aumentar de este modo
el potencial para efectuar cambios positivos en nuestra vida. Permaneciendo
receptivos continuamos aprendiendo cosas sobre nosotros mismos y ello nos
permite ayudar mejor a los demás. Tal vez lo más importante sea que cuando
somos receptivos ensanchamos y ahondamos el cauce que hay entre nosotros
y Dios y recibimos con mayor abundancia su poder y su gracia.
PENSAMIENTO
Permanece receptivo.
Sesión 3.15
Ningún hombre es una isla, completo en sí mismo; todo
hombre es un trozo del continente, una parte de lo principal.
John Donne.
Hoy día las amistades íntimas y cariñosas son puntos de luz en nuestra vida.
Cuando miramos a nuestro alrededor cuesta creer que en otro tiempo fuéramos
tan reacios a aceptar la ayuda de los demás. Pero en aquel tiempo, debido a
nuestros temores, teníamos pocas posibilidades de elegir.
A algunos nos enseñaron a ser totalmente autosuficientes; crecimos creyendo
que vivir de otra manera estaba mal. Nos daba miedo parecer débiles o
incapaces si no insistíamos en encargarnos de todo nosotros mismos. Otros no
podíamos aceptar ayuda porque creíamos que no la merecíamos. En el fondo,
estábamos convencidos de que no merecíamos que otras personas nos
dedicaran tiempo y atención.
Todo empezó a cambiar cuando poco a poco fuimos desprendiéndonos de
nuestro orgullo y sintiéndonos más merecedores de cosas buenas.
Empezamos a abrirnos e incluso encontramos consuelo en la idea de que
todos estamos relacionados mutuamente de diversas maneras importantes.
Hoy nos damos cuenta de que si bien es posible vivir aislados, como seres
humanos no podemos florecer a menos que interactuemos con otras personas.
De hecho, gran parte de los progresos que hemos efectuado hasta ahora son
fruto de poder aceptar la ayuda, la experiencia y la fuerza de nuestros
semejantes.
PENSAMIENTO
Aceptar ayuda no es una señal de debilidad, sino una oportunidad de potenciar nuestros progresos.
Sesión 3.16
Debemos hacer acopio de percepción y valor para abandonar
las tonterías y hacer frente a la realidad.
Albert Schweitzer.
Muchas personas que por lo demás son sensatas sufren un sinfín de
frustraciones a causa del tozudo empeño en aferrarse a sus engaños y
fantasías. Creen que ciertas cosas deberían ser verdad y ello las empuja a
insistir en que son verdad…, incluso cuando hay pruebas clarísimas de lo
contrario.
Un caso típico es el de la persona que año tras año invierte dinero en un
negocio que va mal pero que insiste en que “irá bien”, a pesar de que la
seguridad de la familia va haciéndose pedazos.
A veces cuesta renunciar a los sueños queridos, a las ilusiones y las fantasías.
Pero debemos procurar ser sinceros con nosotros mismos y afrontar el hecho
de que estas cosas no sólo pueden hacernos daño a nosotros, así como a
quienes nos rodean, sino que incluso pueden conducirnos a la destrucción.
Cuando seamos sinceros con nosotros mismos puede que nos resulte útil
pedirle consejos a una persona de nuestra confianza, preferiblemente alguien
que no esté metido en la situación. Después de esto, tenemos que estar
dispuestos a dejar a un lado nuestras ilusiones y renunciar a ellas para
siempre. Si algo no va bien, no va bien: ya se trate de drogas, de una
“máquina de movimiento perpetuo” o de una relación. Cuanto antes lo
reconozcamos, lo aceptamos y hagamos algo para resolverlo, mejor para
nosotros.
PENSAMIENTO
Negar la realidad no cambia la realidad.
Sesión 3.17
Lo amargo y lo dulce vienen del exterior, lo duro de dentro, de
los propios esfuerzos de uno.
Albert Einstein.
Cuando nos apuntemos éxitos o triunfos personales puede que necesitemos
actuar con especial prudencia. Porque hemos comprobado que la buena suerte
puede ponerlos en una precario estado de ánimo. Nos exponemos a perder
rápidamente la estabilidad emocional y la humildad que hayamos adquirido a lo
largo del tiempo.
Antes era muy frecuente que nos costara tanto afrontar el éxito como el fracaso
aparente. Cuanto teníamos buena suerte solíamos exagerarla de forma
totalmente desproporcionada. En seguida anhelábamos éxitos todavía mayores
y, en un abrir y cerrar de ojos, exhibíamos todos los adornos emocionales de
nuestra ilusoria sensación de poder.
Nos volvíamos arrogantes, manipuladores e indiferentes. Como es natural,
nuestro comportamiento molestaba a las personas y acababa alejándolas de
nosotros. Entonces nos quedábamos con una sensación de vacío y soledad.
Estos son algunos de los escollos emocionales que hoy tratamos de evitar.
Pero lo que nos ayuda a conservar la perspectiva apropiada, más que cualquier
cosa, es esta constatación: todo éxito que obtenemos hoy es más obra de Dios
que de nosotros mismos. Nuestros triunfos o logros personales en modo
alguno alteran el equilibrio de poder entre nosotros y Dios.
PENSAMIENTO
En la mayoría de los sentidos, somos impotentes; en todos los sentidos, Dios tiene todo el poder.
Sesión 3.18
Quien yerra y se enmienda a Dios se encomienda.
Cervantes.
A medida que nuestra comprensión de la espiritualidad se hace más honda,
continuamos descubriendo nuevos principios e instrumentos. Aplicándolos
diariamente podemos intensificar nuestra sensación de bienestar y fomentar
nuestro crecimiento espiritual.
Entre estos instrumentos, uno de los más valiosos y prácticos es la buena
disposición a examinar continuamente nuestras cualidades y nuestros defectos.
Los hacemos por varias razones: para medir los progresos efectuados, para
reconocer y corregir nuestros errores y para evitar una acumulación perjudicial
de emociones negativas tales como la ansiedad, la ira y el miedo.
En la actualidad, cuando nos encontramos con que hemos sido poco honrados,
irresponsables o hemos hecho daño a otras personas rápidamente
procuramos reparar los daños y volver al buen camino. Primero tratamos de
descubrir los motivos y defectos del carácter que hay detrás de nuestro
comportamiento. Nos preguntamos a nosotros mismos, por ejemplo, si hemos
sido codiciosos, celosos o injustos. Luego reconocemos nuestros defectos –
ante nosotros mismos además de ante los perjudicados- y nos disponemos a
corregir nuestros errores.
Si hacemos esto cada día, pronto podremos superar nuestros problemas y
entonces nos sentiremos muchísimo más a gusto. En nuestras relaciones no
hay tensiones ni inquina. No tenemos secretos: nos encontramos en paz con
nosotros mismos y con el mundo y podemos seguir viviendo.
PENSAMIENTO
Afronta hoy los problemas de hoy.
Sesión 3.19
Aprender a reírnos de nosotros mismos tiene una importancia
inmensa.
Katherine Mansfield.
Hemos aprendido que el orgullo es la esencia del engreímiento y poco a poco
nos hemos dado cuenta de las numerosas formas en que este defecto del
carácter nos ha hecho daño. Uno de los principales empeños de nuestra vida
es librarnos del yo y adquirir con ello mayor humildad.
Vamos haciendo progresos sin interrupción. Nuestra creciente humildad nos
permite confiar más en Dios. Como nuestro orgullo ha disminuido y el yo nos
llena menos, no necesitamos tomarnos a nosotros mismos tan en serio como
antes.
En otro tiempo nuestros errores más leves bastaban para que nos pusiéramos
furiosos con nosotros mismos. Si alguien nos tomaba el pelo, aunque fuera con
discreción, no podíamos soportarlo. Nada carecía de importancia, sino todo lo
contrario. Como estábamos tan llenos de orgullo, nos encontrábamos
constantemente a la defensiva.
Hoy día, en cambio, tenemos una perspectiva mucho más exacta de la forma
en que encajamos en el mundo. Ya nos sentimos el impulso de aumentar
exageradamente nuestra importancia. Nos resulta mucho más fácil llevarnos
bien con los demás. Hoy podemos reírnos de nosotros mismos, ¡y qué alivio
representa hacerlo!
PENSAMIENTO
Cuando te tomas a ti mismo demasiado en serio te pones una camisa de fuerza emocional.
Sesión 3.20
La barrera más inamovible de la naturaleza es la que hay entre
el pensamiento de un hombre y el de otro.
William James.
En otro tiempo casi siempre tenía yo conflictos con los demás, normalmente
porque era incapaz de afrontar mis sentimientos y comunicarlos con franqueza.
Por ejemplo, si me veía metido en una desavenencia o en un malentendido, me
mantenía orgullosamente en mis trece y esperaba que la otra persona diera el
primer paso. O si era objeto de un comentario insensible, o bien reprimía mis
sentimientos y albergaba resentimiento o pasaba inmediatamente al ataque.
Hoy día no estoy dispuesto a vivir con conflictos sin resolver la tensión que
nace de los mismos. Ha pasado a ser importantísimo para cada uno de
nosotros comunicar lo que pensamos rápida y claramente cuando surge algún
malentendido. Por difícil que a menudo sea, hemos aprendido a dejar el orgullo
atrás y decir juiciosamente: “Hablemos de ello”.
Tomando la iniciativa de este modo, resulta posible comprender mejor los
puntos de vista ajenos y comunicar nuestros sentimientos a los demás.
Entonces podemos trabajar juntos para resolver el conflicto y con frecuencia
logramos algo más que sencillamente reducir la tensión. De hecho, podemos
profundizar y mejorar las relaciones mutuas.
PENSAMIENTO
“Hablemos de ello” puede resolver conflictos y fortalecer relaciones.
Sesión 3.21
La vida es en parte lo que nosotros hacemos de ellas y en parte
lo que hacen de ella los amigos que escogemos.
Tehyt Hsejh.
Me he convertido en una persona dispuesta a escuchar a los demás: ésa es
una de las razones principales de que haya podido cambiar y crecer.
Actualmente cuando los amigos me ofrecen comentarios constructivos o tratan
de orientarme en la dirección apropiada yo aprecio su atención y su interés.
Antes ocurría justamente lo contrario. Cuando la gente expresaba interés me
molestaba mucho su intromisión. Raramente escuchaba los consejos que me
daban. En las ocasiones en la que escuchar era inevitable agredía
mentalmente a mis “críticos” en vez de considerar siquiera sus sugerencias.
A medida que mi caída fue acelerándose aumentó la preocupación de las
personas allegadas a mí. Naturalmente, me pareció que se metían conmigo. En
vez de cambiar mi actitud y mi forma de actuar, mi solución consistía en
cambiar de amigos. Si alguna persona se ocupaba de “mi caso”,
sencillamente la excluía de mi vida. Al asociarme solamente con la gente
dispuesta a tolerarme, mi círculo de amistades fue haciéndose cada vez más
pequeño.
Hoy día me siento agradecido por tener un número creciente de amigos
verdaderos y atentos. Procuro tener siempre el espíritu abierto y he aprendido
a recibir con agrado sus sugerencias del mismo modo que ellos reciben las
mías. He descubierto que es mucho más fácil beneficiarse de la experiencia y
el conocimiento ajeno que aprender a fuerza de sinsabores, sin ayuda de
nadie.
PENSAMIENTO
Escuchar con el espíritu abierto a los demás forma parte de ser bueno con uno mismo.
Sesión 3.22
COMENÇAR DE NOU
Sesión 4: Resentimiento. Culpabilidad
Practicar el Perdón.
FUNDACIÓ PRIVADA PRAHU www.fundacioprahu.org
C/ St. Pere Màrtir, 18 CP 08012 BARCELONA 932173020 933685218
Cuando alguien te cae mal, ese alguien vive en tu cabeza sin
pagar alquiler.
Desconocido.
Una vez tuve la oportunidad de trabajar al lado de un hombre que estaba
pasando un doloroso divorcio. Al principio yo procuraba ayudarle a olvidar sus
preocupaciones hablándole de otras cosas, pero pronto me resultó obvio que
se sentía tan atormentado, que no podía pensar en nada más.
Una y otra vez criticaba amargamente a su ex esposa por las cosas con las
que “pretendía quedarse”, al abogado de su ex esposa por apoyar las
demandas de la mujer, a su propio abogado por no mostrarse más sensible a la
angustia de su cliente, a todo el sistema judicial, a sí mismo por haberse
casado.
Era fácil ver lo que pasaba. No sólo una persona, sino todo un reparto de
personajes habían fijado su residencia en la cabeza de aquel hombre. No había
espacio siquiera para un breve intervalo de serenidad, ni para alguna clase de
pensamiento racional. Aunque hubiera sido capaz de modificar el orden de sus
prioridades, le habría resultado imposible pensar en reconstruir su vida.
Huelga decir que aprendí más sobre el resentimiento presenciando del
sufrimiento de aquel hombre, que si hubiera pasado yo mismo por experiencias
parecidas. Cuando estás lleno de resentimiento suele ser difícil ver lo que te
haces a ti mismo. Cuando ves que le pasa a otra persona a veces resulta
mucho más fácil captar el mensaje.
PENSAMIENTO
La persona que causa tu resentimiento probablemente ni
siquiera es consciente de ello.
Sesión 4.1
Odiar a la gente es como incendiar tu casa para librarte de una
rata.
Harry Emerson Fosdick.
El odio es una flaqueza humana demasiado frecuente. Todo el mundo sabe
cómo es odiar a alguien. La próxima vez que sintamos que el odio va creciendo
dentro de nosotros, procuremos recordar lo que sucede cuando estalla esta
peligrosa emoción.
Cuando odiamos a alguien nosotros somos los que realmente sufrimos. La
persona a la que odiamos con frecuencia es del todo inconsciente de nuestros
sentimientos y, en cualquier caso, en cambio, experimentamos un dolor y una
infelicidad reales.
Nuestro odio puede inducirnos a actuar irracionalmente; puede que acabemos
haciendo algo que luego vamos a lamentar. Entonces el tormento que ya
sentimos se ve agravado por sentimientos de culpa y remordimiento.
La acometida de esta potente emoción puede empujar al abismo a la persona
que empieza a recuperarse.
Cuando nos detenemos a pensar en el potencial destructivo del odio pronto
nos resulta obvio que nos encontramos ante una emoción que reacciona en
cadena. El odio no sólo nos consume, impidiéndonos pensar y comportarnos
de manera racional, sino que también obstaculiza nuestra espiritualidad porque
bloquea la línea entre nosotros y Dios.
PENSAMIENTO
Cuando odiamos sufrimos.
Sesión 4.2
El que no es capaz de perdonar a los demás destruye el puente
por el que debe pasar él mismo.
George Herbert.
La importancia de practicar el perdón ha sido un axioma espiritual a lo largo de
los siglos. Los profetas, los santos y las Escrituras nos exhortan a perdonar; el
principio del perdón es uno de los soportes principales de virtualmente todas
las doctrinas religiosas y filosóficas.
¿Por qué es tan importante perdonar a una persona que nos ha agraviado?
Cuando ofrecemos perdón podemos afrontar constructivamente nuestros
sentimientos de dolor, inquina y compasión de nosotros mismos…y es menos
probable que agravemos estas dificultades. Pero si guardamos rencor a
alguien, acabamos llevando una carga pesada que limita nuestra libertad y nos
impide crecer espiritualmente.
Pocas personas negarán la importancia y la conveniencia del perdón. Sin
embargo, al igual que muchos conceptos, a menudo cuesta llevarlo a la
práctica.
Podemos preparar el terreno para perdonar tratando primero de comprender a
quienes nos han perjudicado. Para llegar a esta compresión, es útil reconocer
que, por ser humanos y falibles, somos de todo punto capaces de cometer
agravios parecidos. Así pues, cabe que en algún momento futuro también
necesitemos que nos perdonen. Si Dios puede perdonar a quienes nos han
hecho daño, nosotros también podemos.
PENSAMIENTO
El perdón produce libertad.
Sesión 4.3
Esto es seguro: que un hombre que piensa en vengarse hace
que permanezcan abiertas las heridas que, de no ser por ello,
se curarían.
Francis Bacon.
He aprendido que cuando estoy muy disgustado tengo que tranquilizarme
rápidamente, sin que importe de quién o de dónde crea que procede el motivo
del disgusto. Esto es especialmente cierto cuando alguien o algo me ofende.
Cuando estoy indignadísimo yo soy el que sufre. Ese sufrimiento puede
presentarse bajo varias formas que tienden a la destrucción de uno mismo.
Casi siempre me obsesiono y pierdo la serenidad y el bienestar que pueda
tener. Lo único en que puedo pensar es en cómo me han hecho daño…y en
cómo puedo desquitarme. Por consiguiente, mi “ahora mismo” se echa a
perder y empiezo a expulsar a Dios de mi vida.
La indignación también ofusca mis pensamientos y me empuja a hacer cosas
que dañan a las personas que me rodean y a mí mismo.
Quizá lo más peligroso de todo sea que mi orden de prioridades sufre una
alteración. Vuelvo a afrontar las situaciones igual que en otros tiempos. Y
cuando sucede esto corro un grave peligro de olvidar las cosas que deben
ocupar el primer lugar en mi vida.
Cuando me dé cuenta de que me estoy disgustando, ¿haré una pausa y
procuraré recordar lo que me sucede cuando me dejo llevar por mis
emociones?
PENSAMIENTO
Tranquilízate; recuerda tus prioridades.
Sesión 4.4
Odia el pecado y ama al pecador.
Mahatma Gandhi.
Cuando alguien nos ofende, automáticamente tendemos a tachar a esa
persona de ruin o mala. Esta costumbre tiene muchas consecuencias
negativas, sobre todo si la persona en cuestión es alguien a quien hemos
estado muy unidos.
Probablemente la relación saldrá perjudicada. Y pronto nos sentimos
incómodos cerca de dicha persona, especialmente en el lugar de trabajo.
Aparte de todo eso, cuando “odiamos al pecador” perdemos una oportunidad
importante de practicar la compresión y el perdón.
Desde luego, es difícil evitar una reacción hostil cuando nos han ofendido.
Todavía es más difícil convertir una situación negativa –una situación que
induce a emplear epítetos- en una experiencia de crecimiento positiva. Pero es
posible y vale la pena intentarlo.
Primeramente, debemos considerar la posibilidad de que la persona que nos
ofendió sufriera algún desequilibrio emocional o espiritual. En segundo lugar,
debemos tratar de evitar desquitarnos o discutir, pues con ello destruiríamos
nuestra oportunidad de ayudar. Finalmente, debemos pedir a Dios que nos
ayude a demostrar a esa persona la misma tolerancia, la misma compasión y la
misma empatía que gustosamente ofreceríamos a un amigo que padeciera una
enfermedad física.
PENSAMIENTO
Es al perdonar que se nos perdona.
Sesión 4.5
El odio no cesa por odio, sino sólo por amor; ésta es la regla
eterna.
Buda.
Poco después de embarcarme en mi viaje espiritual me vi metido en una
encarnizada disputa jurídica. Durante las actuaciones me puse furioso con mi
adversario. Mi inclinación inmediata fue criticarle duramente, como hacía
siempre en otro tiempo. Pero no me atreví, pues sabía que no podría pagar el
precio emocional.
En vez de ello, me esforcé mucho por aplicar soluciones que había empezado
a aprender poco antes. Intenté “dejarlo y dejar hacer a Dios”, practicar el
perdón y apartarme de la persona amistosamente. Pero el tiempo pasaba y el
resentimiento seguía atormentándome.
Presa de desesperación, recurrí a una amiga inteligente. Me sugirió que
añadiese una dimensión nueva a mis esfuerzos espirituales rezando por la
persona. En varias ocasiones mi amiga había pedido a Dios que concediera
“salud, felicidad y prosperidad” a personas que le disgustaban. Además de ello,
según me dijo, en cada uno de los casos había imaginado a la persona en
cuestión rodeada de un aura de “pura luz blanca”.
Durante varias semanas seguí su consejo. Con gran asombro y alivio por mi
parte, la inquina desapareció. Hoy día cuando debo rezar por un adversario la
cosa no funciona menos eficazmente que la primera vez. Creo que lo que
sucede es que mis plegarias “transportan” a la otra persona del reino de mis
pensamientos hostiles al reino del Espíritu, como hija de Dios que es.
PENSAMIENTO
La plegaria, especialmente si es por otra persona, puede
librarnos de las ataduras del resentimiento.
Sesión 4.6
Si pudiéramos leer la historia secreta de nuestros enemigos,
encontraríamos en la vida de todos los hombres penas y
sufrimientos suficientes para hacer que desapareciera toda
hostilidad.
Henry Longfellow.
Juzgar a los demás: puede ser uno de los defectos más persistentes de
nuestro carácter. Pero esto no quiere decir que no hayamos progresado
mucho. Por de pronto, hemos descubierto que tendemos a juzgar en los demás
las mismas cosas que nos disgustan en nosotros mismos. Lo que es más, la
creciente sinceridad con nosotros mismos nos ha mostrado que juzgar a otra
persona nos permite sentirnos superiores.
También hemos aprendido que este defecto obstaculiza el crecimiento de
cualidades tales como la tolerancia, la comprensión y la amabilidad. Por eso es
tan importante que nos libremos de él.
Al tomar medidas a tal efecto, puede que nos sea utilísimo recordar que
nuestros juicios suelen basarse en muy poca información. La mayoría de las
veces apenas sabemos algo de las personas a las que juzgamos. No tenemos
una verdadera idea de su procedencia emocional, ni de lo que han tenido que
soportar y superar para llegar adonde están ahora.
Así pues, es en verdad injusto juzgar automáticamente a los demás de acuerdo
a nuestras pautas; puede que nuestro marco de referencia no nos sirva para
nada en estos casos. De hecho es muy posible, relativamente hablando, que
hayan progresado mucho más que nosotros.
PENSAMIENTO
Nuestros juicios injustos de los demás se basan casi siempre
en demasiada poca información.
Sesión 4.7
El hombre celoso envenena su propio banquete, y luego se lo
come.
Duque de la Rochefoucauld.
Cuando nos volvemos celosos entramos en una especie de competición
torcida. Prescindiendo del cuál sea el blanco de nuestros celos, en cuanto
entramos en liza hemos perdido. Tenemos todas las desventajas en esta
competición unilateral, porque nosotros somos el único adversario.
Nuestros celos nos llevan invariablemente a sentimientos y comportamientos
corrosivos tales como la ira, la obsesión, la autocompasión e incluso la
irracionalidad. Es claro que el problema está dentro de nosotros y tiene poco
que ver con acontecimientos e influencias externas. Los celos reflejan
inmadurez, un sentimiento deformado de orgullo, y sobre todo, inseguridad.
Algunos defectos de carácter tienden a disminuir en un período relativamente
corto. Muchos hemos comprobado que los celos son menos dados a ceder;
librarse de esta emoción autodestructiva parece depender del crecimiento
personal a largo plazo.
Andando el tiempo, podemos llegar a ser menos celosos practicando principios
espirituales, pues con ello potenciamos la humildad, es decir, una percepción
más fiel de nosotros mismos y una perspectiva más fiel de nosotros mismos
también en relación con los demás. Al edificar nuestra seguridad interior, nos
inclinamos menos a reaccionar ante las fuerzas externas con emociones que
nos envenenan a nosotros mismos.
PENSAMIENTO
Los celos nacen más a menudo de nuestra propia
inseguridad que de influencias externas.
Sesión 4.8
Los celos siempre ven las cosas como un cristal de aumento,
que hace grandes las cosas pequeñas, gigantes de los enanos,
verdades de las sospechas.
Cervantes.
Al morir sus padres, un amigo mío heredó una gran fortuna. Varios meses
después describió algunos de los cambios que habían empezado a tener lugar
en su vida. Antes de ello me dijo que había sido una persona muy celosa. Al
enriquecer, tuvo la oportunidad de verlo claramente por primera vez, mediante
el comportamiento de dos amigos de toda la vida.
El primero se mostró sinceramente preocupado y comprensivo por medio de su
actitud y sus acciones. “Se dio cuenta de que yo estaba pasando por una serie
de grandes cambios emocionales y me apoyó y ayudó. Pero nuestra relación
básica no cambió ni un ápice. Siguió tratándome igual que antes, cosa que yo
aprecié de verdad”.
La segunda persona se mostró celosísima de la riqueza de mi amigo. Se volvió
ligeramente hostil y con frecuencia hacía comentarios sardónicos en el sentido
que él necesitaba “vigilar la calderilla”. La relación, que antes era fácil y efusiva,
se volvió fría y tensa.
“Lo que más me llamó la atención –dijo mi amigo- fue lo mucho que él sufría a
causa de sus celos. Me vi a mí mismo reflejado en él y lo sentí mucho por él,
porque sabía exactamente cómo se sentía”.
PENSAMIENTO
Cuando veas un defeco del carácter en otra persona aprende
lo que puedas de él….acerca de ti mismo.
Sesión 4.9
No hay testigo tan terrible – ni acusador tan poderoso- como la
conciencia que mora dentro de nosotros.
Sófocles.
La culpa es como el polvo tóxico que permanece en la atmósfera después de
una erupción volcánica. Mucho tiempo después de que hayamos entrado en
erupción, ya sea de pensamiento o de acto, esta emoción poderosa y
ponzoñosa puede impedir que llegue a nosotros el sol de la felicidad.
A veces la culpa nos persigue durante meses e incluso años. El acto causante
de la misma hace ya mucho tiempo que cayó en el olvido, en lo que se refiere a
los demás interesados, pero nosotros seguimos sintiéndonos culpables. Nos
parece que no es justo. Después de todo, hemos hecho todo lo posible para
compensar nuestro comportamiento reprensible.
Hemos perdido perdón y dado cumplida satisfacción, de cara a cara siempre
que ello ha sido posible. Hemos restituido dinero, si de eso se trataba. Hemos
seguido el consejo de otras personas y hemos buscado en nuestro
pensamiento y en nuestra conducta pautas que dieran lugar a los actos, y
desde entonces nos hemos hecho nada comparable, siquiera remotamente.
Así qué, ¿por qué todavía nos sentimos culpables?
Quizá es porque hemos pedido perdón de Dios y - cosa no menos importante-
no nos hemos perdonado a nosotros mismos.
PENSAMIENTO
Perdonarnos a nosotros mismos puede ayudarnos a librarnos
de culpa.
Sesión 4.10
El hombre que tiene esperanza ve éxito donde los demás ven
fracaso, sol donde los demás ven sombra y tormenta.
O.S. Marsden.
Es comprensible que sintamos remordimiento por cosas que hemos hecho en
el pasado. Hasta puede que deseemos cerrar la puerta del recuerdo y bloquear
de forma permanente períodos enteros de nuestra vida. Sin embargo, es
posible llegar a sentir agradecimiento por el pasado, en vez de seguir
eternamente arrepentidos. Muchos hemos podido transformar los aparentes
defectos de años anteriores en útiles cualidades actuales.
Hemos aprendido que esto puede hacerse abandonando nuestra antigua forma
de mirar el pasado por nuevas perspectivas que nos permitan aceptarlo. Con
frecuencia comprobamos que nuestra actitud arrepentida no reside en las
cosas que hicimos en aquel momento, sino en lo que esas cosas nos hacen
sentir hoy.
Quizá todavía llevamos una pesada carga de culpa y aún no nos hemos
perdonado. O puede que no hayamos reconocido lo suficiente nuestro mérito
por ser disciplinados y trabajadores al cambiar antiguas pautas de
comportamiento y edificar una vida nueva.
PENSAMIENTO
Los defectos de ayer pueden convertirse en las cualidades de
hoy.
Sesión 4.11
La vida debe entenderse hacia atrás. Pero debe vivirse hacia
delante.
Soren Kierkegaad.
Sólo cuando logramos aceptar el pasado y estuvimos dispuestos a aprender de
él pudimos avanzar libremente. Cuando nos dimos cuenta de ello sentimos el
vivo deseo de embarcarnos en un viaje de descubrimiento.
Primeramente, echamos un vistazo sincero y revelador tanto a nuestro pasado
como a nuestro presente. Pusimos nuestras averiguaciones por escrito para
ver de forma más clara las pautas de comportamiento que nos causaban
dificultades. Muchos pudimos ver por primera vez que nos esforzábamos en
“complacer a la gente”, por ejemplo, o la medida en que el miedo gobernaba
nuestra vida.
Con el objeto de librarnos de la carga de nuestros “secretos” y de empezar a
adquirir humildad, compartimos lo que habíamos escrito con alguien de
confianza. Después de que esa persona nos ayudara a identificar nuestros
principales defectos del carácter, generalmente nos sentíamos muy dispuestos
a librarnos de ellos. Nos dijeron que no podíamos eliminarlos a base de “fuerza
de voluntad”, pero que Dios podía hacerlos desaparecer y que eso haría si se
lo pedíamos. Seguidamente, pusimos manos a la obra de dar cumplida la
satisfacción por los agravios que habíamos causado y, donde fuera posible,
reparar las relaciones perjudicadas.
Si hemos sido honrados y diligentes en nuestra “limpieza de la casa”, ya hemos
empezado a recibir beneficios. Hemos podido quitarnos de encima mucha
culpa. También hemos descubierto una serie de instrumentos espirituales que
funcionan realmente y que pueden aplicarse y volver a aplicarse a nuestra vida
cotidiana.
PENSAMIENTO
Reconciliarnos con el pasado nos ayuda a vivir bien en el
presente.
Sesión 4.12
Primero dite a ti mismo lo que querrías ser y luego haz lo que
tengas que hacer.
Ralph Emerson.
Es probable que nuestros esfuerzos obstinados por llevar la voz cantante
perjudicasen o destruyeran nuestras relaciones. Quizá también vamos
cargados con la culpa de las cosas que hicimos en el pasado. Cuando tratamos
de reparar los daños dando cumplida satisfacción nos embarcamos en una
especie de versión a escala personal y espiritual de la limpieza de la casa.
Aunque reconozcamos la necesidad de limpiar la casa, puede que seamos
reacios a empezar la tarea. Tal vez no queremos que la gente recuerde nuestro
comportamiento pasado. Quizá tememos que se enfade o que no quiera
aceptar nuestras satisfacciones.
Cuando expresamos estas preocupaciones a nuestros amigos o a nuestros
consejeros espirituales nos dicen que la reacción que obtengamos no tiene
importancia. Nuestro objetivo no es ganarnos la aprobación ajena. Nos
recuerdan que en realidad estamos dando cumplida satisfacción por nosotros
mismos. Nuestro propósito es librarnos de la culpa de acciones pasadas con el
fin de vivir más a gusto hoy. Dar cumplida satisfacción a las personas a las que
hemos hecho daño puede ser una de las empresas más difíciles de nuestra
vida, pero también puede proporcionarnos algunas de las recompensas más
ricas.
PENSAMIENTO
Dar cumplida satisfacción nos ayuda a seguir viviendo.
Sesión 4.13
Tener la conciencia tranquila te da serenidad.
Lord Byron.
Una de las formas más eficaces de librarse de los sentimientos de culpa
consiste en dar cumplida satisfacción por los agravios que hemos cometido.
Sin embargo, en ciertas situaciones con ello podemos hacer más daño a
alguien a quien ya hemos perjudicado. Como no queremos intranquilizar,
debemos hacerlo de forma juiciosa. Es necesario que tengamos buenos
motivos, así como un exquisito sentido del momento oportuno.
Si hemos sido infieles, por ejemplo, lo último que queremos es revelar
bruscamente los detalles a una pareja o cónyuge que no sospecha nada. Un
procedimiento más sabio y más considerado sería reconocer lo que hemos
hecho ante un amigo o un consejero espiritual… y pedirle a Dios que nos
perdone y nos ayude a reincidir. Si bien hay veces en que es necesario revelar
nuestro mal comportamiento, también entonces podemos ser discretos y
procurar no hacer daño a terceros.
La razón principal por la cual damos cumplida satisfacción es quitar de en
medio los escombros del pasado y aceptar toda la responsabilidad por nuestro
comportamiento anterior con el objeto de poder vivir cómoda y serenamente
hoy. Dar cumplida satisfacción no es una forma de castigarse a uno mismo,
sino una acción enriquecedora que puede beneficiarnos a nosotros y a los
demás de los días venideros.
PENSAMIENTO
No tranquilices tu conciencia a costa de otra persona.
Sesión 4.14
Formidable es ese enemigo que se encuentra escondido en el
propio corazón de un hombre.
Publilio Siro.
Si alguna vez alguien me hubiese tratado tan mal como yo me trataba a mí
mismo, le hubiera considerado un archi-enemigo. Resultó que yo era ese
enemigo. Debido a la forma en que me sentía acerca de mí mismo, caí en mi
propia red de odio, destrucción y recriminación dirigidos contra mí mismo.
Cuando finalmente pude dejar de comportarme y pensar de un modo que
exacerbaba el odio que sentía por mí mismo aquellos sentimientos
disminuyeron en gran medida. Sin embargo, nunca han desaparecido por
completo, y sospecho que nunca desaparecerán.
Con el fin de afrontar de forma constructiva estos sentimientos profundamente
arraigados y frecuentes de odio contra mí mismo, una y otra vez me vuelvo
hacia Dios tal como le entiendo. Me recuerdo a mí mismo que el amor que Dios
siente por mí es permanente, prescindiendo de lo que sentía por mí mismo.
Además de ello, he aprendido que yo solo hago progresos muy lentos en la
tarea de librarme de mis sentimientos negativos. Pero cuando pido a Dios que
me libre de ellos responde a mi ruego una y otra vez. Me acepta y me ama
totalmente tal como soy y hace mucho tiempo que perdonó mis pecados reales
o imaginarios del pasado.
PENSAMIENTO
El amor de Dios transciende el odio contra uno mismo; el
poder de Dios puede ayudar a suprimirlo.
Sesión 4.15
No temo el mañana, porque he visto el ayer y amo el hoy.
William Allen White.
Nuestro pasado se está transformando de aparentes desventajas en valiosas
ventajas. Esto tiene lugar gracias a los arduos esfuerzos por quitar las ruinas
de ayer y, mientras se lleva a cabo esta tarea, aprender todo lo posible de las
experiencias anteriores.
Adquirimos conocimiento haciendo un repaso completo y valiente de nuestra
vida. Nuestras percepciones se hacen más profundas mediante la franca
comunicación con otras personas que están deseosas de compartir su
experiencia y su conocimiento.
Durante la comunicación con los demás van revelándose más y más cosas.
Ahora resulta de lo más obvio, por ejemplo, que nuestros problemas eran en
gran parte el resultado de nuestras propias acciones y actitudes. También
podemos ver fácilmente cómo nuestro comportamiento orientado al ser
contribuía a perjudicar e incluso a destruir relaciones en todos los campos.
Hemos podido descubrir e identificar los defectos de carácter que requieren
solución para que nuestra vida continúe mejorando.
Éstas son algunas de las percepciones que nos ayudan a vivir cómodamente
hoy. Aprendiendo las lecciones del pasado –incluso de nuestro pasado más
reciente- y aplicándolas con prontitud de forma práctica a las situaciones que
se presenten, a menudo podemos evitar repetir los errores e impedir que las
situaciones se desmanden. Debido al pasado, podemos gozar del presente y
afrontar el futuro con confianza.
PENSAMIENTO
El pasado puede convertirse en una de tus ventajas más
valiosas.
Sesión 4.16
La persona que obra mal suele ser la que ha dejado algo por
hacer, más que la persona que ha hecho algo.
Marco Aurelio.
Todavía nos estremecemos al recordar aquellas crisis emocionales. La
ansiedad era nuestra compañera constante y nos rodeaba como una niebla
espesa. Con frecuencia teníamos la sensación de que íbamos a encallar. El
problema consistía en una acumulación de asuntos pendientes entre nosotros y
otras personas. Llevábamos encima una carga cada vez más pesada, una
carga hecha de malos sentimientos y problemas que no acababan de
resolverse.
La solución ha resultado sorprendente por su sencillez. Hemos aprendido a
dedicar tiempo –cada día- a examinarnos a nosotros mismos, con honradez y
franqueza, y a repasar los asuntos personales que siguen pendientes. Con
cierta regularidad nos preguntamos a nosotros mismos si hemos sido poco
amables, orgullosos o egoístas. Comprobamos si hemos de dar cumplida
satisfacción a alguien, si es necesario que aclaremos algún malentendido o
deshacer algún entuerto. Si la respuesta a alguno de estos interrogantes es
afirmativa, trazamos un plan para rectificar cuanto antes.
Cada vez nos resulta más fácil pedir perdón, reconocer los errores y ponerles
remedio y hacer un examen regular de nuestras virtudes y nuestros defectos. Y
ahora que hemos encontrado una forma de impedir que estos asuntos
pendientes se acumulen y hagan daño, nuestra tranquilidad de espíritu es
mucho mayor.
PENSAMIENTO
No puedes pagar el precio de un exceso de equipaje emocional.
Sesión 4.17
El fuego que más cerca se vigila es que más arde de todos.
William Shakespeare.
Todos hemos hecho y sentido cosas que nos llenaron de embarazo y culpa,
incluso al recordarlas. Se convirtieron en secretos profundos y dolorosos. Pero
decidimos vivir con ellos, a pesar de que continuaban atormentándonos.
Ahora nos damos cuenta de que al correr un velo para ocultar nuestras
acciones y nuestros sentimientos anteriores nos hicimos un flaco servicio a
nosotros mismos. Nuestros secretos permanecieron encerrados dentro de
nosotros, hasta el punto en que no podíamos dejar el pasado atrás y continuar
viviendo. Dejamos de crecer y durante mucho tiempo sufrimos con una imagen
de nosotros mismos que estaba desfasada.
Finalmente aprendimos que la mejor manera de quitarle el poder de nuestros
secretos consistía en revelárselos por completo a otra persona. Escogimos a
una persona que nos merecía confianza: un consejero espiritual, un familiar o
un profesional que fuera comprensivo además de discreto.
Cuando reunimos el valor suficiente para dar este paso liberador
experimentamos una tremenda sensación de alivio. Muchos fuimos finalmente
capaces de perdonarnos a nosotros mismos y esto, a su vez, abrió la puerta a
una libertad todavía más grande. Pronto la imagen que teníamos de nosotros
mismos se puso a la altura de la realidad de nuestra vida de hoy; por primera
vez desde hacía años podríamos respetarnos a nosotros mismos.
PENSAMIENTO
Quitándonos de encima nuestros secretos, podemos poner al
día la imagen que tenemos de nosotros mismos.
Sesión 4.18
Algunas de las mejores lecciones que aprendemos en la vida
las recibimos de nuestros errores y fracasos… El error del
pasado es la sabiduría y el éxito del futuro.
Tryon Edwards.
Es imposible vivir en el mundo y no cometer errores; eso lo sabemos todos. Lo
que a veces olvidamos es que necesitamos decidir lo que vamos a hacer
después de cometer el error. Podemos actuar de una forma que agrave el error
del principio, o podemos tomar medidas constructivas. A nosotros nos toca
decidirlo.
Todos conocemos a personas que se apresuran a reconocer sus errores y
piden perdón profusamente. Pero nada cambia realmente; repiten los mismos
errores una y otra vez.
También hay personas que reaccionan con orgullo. Defienden sus acciones,
inventan excusas y buscan constantemente formas de justificarse. El resultado
es que se niegan empecinadamente a reconocer sus errores y enmendar su
comportamiento.
Algunas personas, cuando cometen un error, no pueden o no quieren
perdonarse a sí mismas. Buscan un castigo y se convierten en sus propias
víctimas durante toda la vida.
Todos nos hemos equivocado por lo menos una vez al hacer frente a nuestros
errores. Y en cada ocasión se nos ha hecho evidente que había una forma
mejor. Reconociendo y aceptando personalmente el error, nos resultará más
fácil reconocerlo ante otra persona. Entonces podemos pedir perdón o dar
cumplida satisfacción. Aprendiendo todo lo que podamos del error,
probablemente no estaremos condenados a repetirlo.
PENSAMIENTO
Lo que hacemos después de cometer un error es más
importante que el error mismo.
Sesión 4.19
COMENÇAR DE NOU
Sesión 5: Dios.Poder de Dios
Experiencias de la acción de Dios en
nuestras vidas
FUNDACIÓ PRIVADA PRAHU www.fundacioprahu.org
C/ St. Pere Màrtir, 18 CP 08012 BARCELONA
932173020 933685218
Creo en el sol…, incluso cuando no brilla; creo en el amor…,
incluso cuando no se muestra; creo en Dios…, incluso cuando
no habla.
Anónimo.
La fe tiene la facultad de liberarnos del miedo y la preocupación. Pocas cosas
en la vida permanecen siempre iguales y, pese a ello, la fe puede ser un aliado
constante dentro de nosotros.
Cuando las fatigas y las tensiones se acumulan y amenazan con abrumarnos
podemos recurrir a nuestra fe inherente. Podemos utilizar la fe para vencer
nuestro pensamiento negativo y fortalecer nuestra comunicación con Dios. Dios
nos proporciona a su vez respuestas y soluciones perfectas para todas las
preguntas y necesidades.
Cuando estamos llenos de fe no tenemos por qué temer a ninguna persona,
situación o circunstancia, pues el poder de Dios está dentro de nosotros y su
gracia nos rodea. Cuando estamos llenos de fe somos positivos, seguros de
nosotros mismos y valientes. Podemos emplear lo mejor de nosotros para
hacer frente a todos los retos y oportunidades que vayan presentándose.
Cuando aprovechamos nuestros recursos interiores de fe nos vemos
restablecidos, renovados y refrescados.
Puede que la vida no siempre se desarrolle como esperamos; puede que los
días no sean tan luminosos como deseamos. A veces las personas nos
decepcionan y nosotros nos decepcionamos a nosotros mismos. Pese a ello,
en todos los casos nuestra fe puede sostenernos. Porque Dios es nuestra
fuerza mientras avanzamos llenos de gozosa expectativa.
PENSAMIENTO
El poder de Dios está dentro de ti, la gracia de Dios te rodea.
Sesión 5.1
Ninguna pregunta es tan difícil de contestar como aquella cuya
respuesta es obvia.
George Bernard Shaw.
A algunas personas les cuesta comprender los conceptos espirituales,
posiblemente porque tratan de “encontrar” a Dios utilizando los conocidos
instrumentos de la lógica y la inteligencia…, instrumentos que son más
apropiados para las tareas materiales. Cuanto más se esfuerzan, mayor es su
frustración…y más remoto e incomprensible parece Dios. Al final algunas de
estas mismas personas se dan cuenta de que el primer paso para encontrar a
Dios consiste sencillamente en aceptar la presencia divina basándose en la fe y
nada más.
Para la mayoría de nosotros la aceptación de un Dios que nos ama, resulta
más fácil cuando otros nos guían. Dado que es difícil creer en algo que
realmente no podemos ver, algunos preguntan por qué no rezamos a la
naturaleza, al océano, a las gigantescas secuoyas o a alguna otra cosa
aparentemente milagrosa.
Cuando dejamos los intentos de comprender los conceptos espirituales como si
fueran teorías científicas o leyes de tráfico –cuando reunimos la fe suficiente
para actuar al menos “como si tuviéramos alguna prueba”- entonces hemos
dado un importante primer paso. Tanto si encontramos a Dios como si no,
podemos aprovechar su poder por el simple hecho de buscarle. Y pronto, al ver
los pequeños milagros que han empezado a tener lugar, podemos encontrar
pruebas reales de que Dios está actuando en nuestra vida.
PENSAMIENTO
Utiliza, no analices.
Sesión 5.2
La plegaria no es vencer la renuncia de Dios, sino asirse a su
más elevada buena disposición.
Richard C. Trench.
El concepto de un Dios severo y renuente está muy arraigado en algunos de
nosotros. Quizá ha resultado difícil librarse de la idea de que Dios es dado a
juzgar y castigar. Puede que tuviéramos la impresión de que Dios no nos ha
perdonado. O, como todavía no nos hemos perdonado a nosotros mismos, tal
vez pensemos que no merecemos su amor ni siquiera ahora.
Por medio de nuestra propia experiencia directa, hemos llegado a creer que
Dios es amoroso y atento. Estamos firmemente convencidos de que quiere que
seamos felices, gozosos y libres.
¿Cómo lo sabemos? Cuando nos rendimos a Dios y humildemente le pedimos
ayuda, nuestras plegarias hallaron respuesta. Nos libró de nuestro dolor y de
nuestras obsesiones y nos dio valor y fuerza para afrontar nuestros problemas
más graves.
Nos vimos conducidos de la desesperación a la esperanza y se nos mostró la
manera en que nuestra vida y la vida de los demás podían hacerse muchísimo
más luminosas.
Hoy insistimos encarecidamente en disfrutar de nuestra relación con Dios,
porque sabemos con certeza que Dios es y siempre será una fuerza positiva en
nuestra vida. Rezamos, no para vencer el severo juicio de un Dios renuente,
sino para unir nuestras fuerzas a las de un Padre amable y amoroso.
PENSAMIENTO
Dios lo perdona todo, aun cuando todavía tengas que
perdonarte a ti mismo.
Sesión 5.3
Si Dios parece lejano, ¿quién se movió?
Desconocido.
Una vez leí un artículo de revista que hablaba de un grupo de monjas
benedictinas de clausura que dedicaban virtualmente todos sus momentos de
vigilia a la plegaria y la meditación. Interrumpieron su práctica de silencio para
la entrevista. El periodista pidió a una de ellas que describiese, tan
específicamente como pudiera su relación con Dios.
“Es como una relación con cualquier otra persona – respondió con franqueza-;
a veces es pura felicidad, y otras veces te preguntas por qué te encuentras en
ella.”
La lectura de aquel artículo me tranquilizó y me abrió los ojos. Acababa de leer
las palabras de una persona que había dedicado su vida entera y su ser a la
espiritualidad y que, a pesar de ello, se encontraba con que el camino no
siempre era fácil.
En mi propio caso ha habido veces en que me he sentido alejado de Dios.
Probablemente siempre habrá períodos así…, momentos en que tienes la
sensación de que Dios no está ahí, que no te escucha o incluso que te ha
abandonado.
Cuando me siento de esta manera puedo tranquilizarme diciéndome que es
sólo temporal y recordarme a mí mismo que la comunicación consciente
acabará reanudándose siempre y cuando continúe buscándole.
PENSAMIENTO
Puede que no siempre sintamos la presencia de Dios, pero
él siempre está ahí.
Sesión 5.4
Queremos que los hechos se ajusten a las ideas
preconcebidas. Cuando no es así resulta más fácil hacer caso
omiso de los hechos que cambiar las ideas preconcebidas.
Essamyn West.
De todas mis ideas preconcebidas, las más perjudicial y limitadora –la que
contribuyó más que ninguna otra a retrasar mi recuperación- fue la negación de
la existencia de Dios. Ateo inveterado, creía que las personas que depositaban
su fe en Dios tenían la cabeza en las nubes en lugar de vivir en la realidad. Las
consideraba tontas e ingenuas y eso me producía una sensación de
superioridad. Además, si había un Dios, ¿Por qué no me hacía caso a mí?
Mientras farfullaba que depender de algo tan poco científico como un Dios
amoroso era señal de debilidad, mi situación continuó empeorando.
Finalmente, un compañero que se estaba recuperando me hizo ver claramente
que dado que la fuerza de voluntad nunca había producido buenos resultados,
podía elegir entre una muerte desdichada o empezar a vivir espiritualmente, lo
cual, como es obvio, no era una elección fácil para un ateo de toda la vida.
No hace falta decir que opté por lo segundo y pude volver al mundo de los
vivos. Con asombro y luego gran satisfacción, poco a poco fui creyendo en un
Poder mayor que yo. Y mediante mi propia experiencia descubrí que, para mí,
la dependencia de Dios es la única independencia verdadera.
PENSAMIENTO
Desecha tus ideas preconcebidas y luego afronta los hechos.
Sesión 5.5
Mira a todas partes con tus ojos; pero con tu alma no mires
nunca muchas cosas, sino una sola.
V.V.Rozinov.
La primera vez que oí a otras personas hablar de Dios me pareció que cada
cual tenía un concepto que era distinto del de los demás. Sin embargo, cuando
dejé de comparar las diferencias y empecé a escuchar buscando las
similitudes me di cuenta de que todas percibían a Dios como parte de ellas
mismas.
La idea me pareció muy atractiva. Quise tener inmediatamente lo que tenían
mis nuevos amigos, porque en aquel tiempo todavía me encontraba buscando
en vano a Dios fuera de mí mismo. Resultó que tuve que continuar haciéndolo
durante algún tiempo, hasta que pude identificar y luego desechar las cosas
que me impedían llegar a él.
Comprendí que estaba tratando de llenar un vacío espiritual acumulando
bienes materiales, actuando como un pez gordo y fingiendo que defectos del
carácter tales como el orgullo y la ira daban buenos resultados en mi vida.
Cuando logré librarme de semejantes creencias y acciones mi actitud y mi
perspectiva ante la vida empezaron a cambiar. Poco a poco, por medio de la
experiencia personal, adquirí una conciencia nueva: Sólo muy en el fondo de
nosotros puede encontrarse a Dios.
PENSAMIENTO
Dios está dentro.
Sesión 5.6
Yo no sé cómo el gran Padre amoroso sacará luz por fin, pero
él lo sabe y lo hará.
David Livingstone.
Algunos hemos experimentado grandes cambios de personalidad y
comportamiento que con frecuencia son difíciles de explicar. Cuando nos
preguntan qué pasó, cómo lo hicimos, lo único que podemos decir con certeza
es: “No lo hicimos nosotros…y eso es lo que importa”.
Después de reflexionar nos damos cuenta de que hemos vivido un despertar
espiritual, una profunda alteración de la conciencia durante la cual nos dimos
cuenta del poder de Dios en nuestra vida. Aprovechando este recurso interior
de poder, provocamos cambios que raramente habríamos conseguido incluso
durante años de autodisciplina.
A veces los despertares espirituales se producen de forma súbita y dramática.
Una persona atenazada por una depresión paralizante a causa de la trágica
muerte de un hijo encuentra la capacidad de afrontar nuevamente la vida con la
ayuda de Dios. Una persona cuya situación parece irremediable comprueba
que con la ayuda de Dios puede comenzar a recuperarse; antes, sin la ayuda
de Dios, le habría resultado absolutamente imposible.
Lo más frecuente es que los despertares espirituales se produzcan
gradualmente. La perspectiva y la reacción ante la vida evolucionan a lo largo
de un período de semanas, meses o años. De hecho, cabe que una persona ni
siquiera se dé cuenta del grado de cambios positivos que han tenido lugar
hasta que otras personas le hagan caer en la cuenta.
PENSAMIENTO
El poder de Dios puede hacer por nosotros lo que no
podemos hacer por nosotros mismos.
Sesión 5.7
Los accidentes existen sólo en nuestra cabeza, en nuestras
percepciones limitadas. Son el reflejo del límite de nuestro
conocimiento.
Franz Kafka.
Tener el espíritu abierto nos ha permitido percibir el mundo de una manera
totalmente nueva. Ahora creemos que Dios tiene un plan, que todo sucede con
una finalidad. Si bien el plan y la finalidad no siempre son fácilmente visibles,
nuestra confianza en Dios nos ayuda a aceptar su razón y su justicia. Huelga
decir que estamos mucho más seguros con esta percepción ensanchada que
cuando veíamos la vida como una serie de acontecimientos inconexos.
Por supuesto, somos seres humanos y por ello nos es imposible imaginar o
comprender el plan de Dios en su totalidad…o, para el caso, de día en día. A
veces las cosas que nos suceden en la vida y sus secuelas todavía pueden
parecer desconcertantes e incluso injustas.
En tales ocasiones podemos hallar seguridad reafirmado nuestra confianza en
la sabiduría infinita de Dios. Nos recordamos a nosotros mismos que Dios tiene
todo el poder y que su voluntad está por la paz, la alegría y la armonía en
nuestra vida. Dios no sostendrá y levantará mientras nos guía hacia el
cumplimiento de nuestra finalidad.
PENSAMIENTO
Tened el espíritu abierto ante el plan de Dios; existe, aunque
puede que no sea evidente.
Sesión 5.8
La naturaleza sigue su camino y todo lo que a nosotros nos
parece una excepción en realidad está previsto que suceda.
Goethe.
Sean cuales sean mis responsabilidades de hoy, las decisiones que deba
tomar y las exigencias que me hagan, trataré de ser consciente de lo que Dios
haya dispuesto.
Si me impaciento mientras espero un resultado o una respuesta, procuraré
recordar que en el mundo de Dios todo sucede cuando tiene que suceder. Me
recordaré a mí mismo que los acontecimientos del día se presentarán en el
momento que Dios, y no yo, haya dispuesto, y que el plan trazado por Dios es
el más beneficioso.
Es posible que durante unos momentos me sienta abrumado por cosas que
ocurren inesperadamente y a las que debo prestar atención. Sin embargo,
tendré presente que estoy preparado y tengo capacidad para afrontarlas. Dios
confía en mí y nunca me encarga tareas superiores a mis fuerzas.
Es un consuelo saber que la sabiduría divina guía y regula mi jornada. Es un
alivio saber que yo no tengo que resolver todos los problemas y arrastrar todas
las dificultades con mis propios y limitados recursos. Puedo recurrir a Dios.
Hoy reconoceré la presencia amorosa y la inteligencia de Dios en todos mis
pensamientos y acciones. En el lugar más destacado de mi conciencia tendré
esta realidad: en todos los asuntos, grandes o pequeños, Dios manda.
PENSAMIENTO
En el mundo de Dios todo sucede cómo y cuándo tiene que
suceder.
Sesión 5.9
Dios se imagina más verdaderamente que se expresa y existe
más verdaderamente que se imagina.
San Agustín.
A lo largo de los siglos la gente ha tratado de formarse un concepto de Dios.
Los músicos han intentado captar el espíritu divino en himnos y sinfonías. Los
artistas han retratado la forma de Dios en cuadros y esculturas. Los escritores
han creado incontables poemas y relatos con el objeto de afirmar la existencia
de Dios.
Desde luego, nada malo hay en los intentos de expresar a Dios en términos
materiales. Para muchas personas las representaciones artísticas son
accesorios necesarios de la creencia y la fe. Pero más importante que nuestra
capacidad de conceptuar a Dios, según hemos comprobado, es conocer y
experimentar las gozosas realidades de su presencia y sus obras en nuestra
vida.
Desde que confiamos en el poder de Dios hemos descubierto que existe más
verdaderamente de lo que jamás hubiéramos podido imaginar. La prueba de
ello son las milagrosas transformaciones que han tenido lugar en nuestra vida.
Nos hemos librado de las preocupaciones y del miedo. A resultado de ello,
somos libres de hacer cosas y experimentar la vida de formas que antes eran
imposibles. Gracias a la orientación de Dios, nuestra vida ha adquirido un
propósito y un sentido nuevo. Podemos seguir cambiando y ayudando a otros a
cambiar. Comprendemos lo que es el amor, debido al amor de Dios, hemos
aprendido a amarnos a nosotros mismos y amar a otras personas.
PENSAMIENTO
Recuerda las gozosas realidades de la presencia y las obras
de Dios en nuestra vida.
Sesión 5.10
Cuando uno tira de una sola cosa de la naturaleza se encuentra
con que está pegada al resto del mundo.
John Muir.
Hoy nos sentimos especialmente agradecidos por la renovación que tiene lugar
en nuestra vida. Al mismo tiempo que la tierra produce la floreciente vida
vegetal, nuestra conciencia humana nutre y produce abundancia espiritual.
Adonde quiera que miremos, los milagros de Dios se ofrecen a nuestros ojos.
Las ramas desnudas se visten de vibrante follaje nuevo; florecen las plantas
dormidas, que dan pinceladas de color al gris del invierno. La primavera
anuncia la infinita variedad de la vida llena de color.
Todo cambia a nuestro alrededor. Al presenciar la obra de Dios en nuestro
entorno, nos acordamos de nuestro propio despertar y nuestra propia
transformación. En verdad que nos hemos visto trasladados de la oscuridad a
la luz, del sueño a la vigilia, de la pesadumbre a la alegría.
Incluso ante las incertidumbres de cada día nos tranquiliza ver el orden y la
simetría del universo. Los invariables ciclos de la naturaleza –la llegada exacta
de las estaciones- nos recuerdan que Dios puede poner armonía en todas las
cosas. Mediante el ordenado despliegue de la naturaleza se nos enseña una
vez más que podemos confiar sin reservas en la sabiduría y el poder de Dios,
ahora y siempre.
PENSAMIENTO
Da la bienvenida a los nuevos comienzos…, nos recuerdan
que Dios puede hacer milagros.
Sesión 5.11
Necesitamos la fe para andar por una senda virgen, el poder
para estar solos y votar con Dios.
Edward Markham.
Hoy en día, cada vez más la intuición me dice cómo debo afrontar situaciones
que antes me desconcertaban. Cuando me encuentro con una persona que
sufre, por ejemplo, parece que sé lo que debo decir y lo que debo hacer para
ayudarla. O cuando se producen acontecimientos imprevistos – ya sea
pequeños percances o grandes calamidades- no me derrumbo ni me quedo
desconcertado como en otro tiempo, sino que generalmente sé lo que conviene
hacer.
No me cabe la menor duda de por qué he cambiado en ese sentido. El cambio
ha sido resultado directo de mi disposición a llevar una vida espiritual, es decir,
buscar los consejos y la sabiduría de Dios todos los días, pedirle que dirija mis
pensamientos y acciones.
Practicando estos principios espirituales durante un período, mi sentido de lo
que es bueno, correcto y necesario ha evolucionado hasta convertirse en parte
integrante de mí. Cuanto mayor es mi capacidad de seguir esta intuición y
experimentar sus beneficios, mayor es mi confianza en Dios y menor mi
tendencia a confiar exclusivamente en mis propios y limitados recursos.
Gracias a ello, la vida se ha hecho mucho más fácil y cómoda. Me llevo mucho
mejor con los demás. ¡Soy mucho más feliz!
PENSAMIENTO
Al crecer la fe y la confianza en Dios, crece también la
intuición.
Sesión 5.12
“Debajo están los brazos eternos” ¿A qué hijo de Dios se le
permitió alguna vez que cayera más abajo del “debajo” de
Dios?
H. Gill
Algunos crecemos con la idea de que hay que temer a Dios. Debido a ello, nos
cuesta aprovechar el poder de Dios cuando llegamos a un punto de nuestra
vida en que nos rendimos y reconocemos que no tenemos poder. Si Dios
castiga y no perdona, como hemos creído, ¿cómo puede ayudarnos? ¿Por
qué querría siquiera ayudarnos?
En mi propio caso cuando llegué al citado punto tuve necesidad de reexaminar
mi concepto de Dios y luego empezar a cambiarlo. Mientras lo cambiaba me
ofrecieron varias sugerentes que me ayudaron mucho.
Dado que era libre de desarrollar mi propio concepto –Dios tal como yo lo
interpretaba-, ¿por qué no escogía un Dios amoroso y preocupado por sus
hijos? Me recordaron que de eso se trataba.
También me ayudó el recuerdo de una “plegaria irlandesa” que acaba con esta
línea: “Y que Dios te sostenga en el hueco de su mano”.
A lo largo del tiempo esta imagen ha adquirido mucho sentido. Es poética y
memorable, desde luego; sin embargo, para mí es más importante el hecho de
que refleja la realidad de un Dios amoroso y sus obras en mi nueva vida.
PENSAMIENTO
Dios no te trajo hasta tan lejos para poder abandonarte.
Sesión 5.13
No pidas que los acontecimientos sucedan según tu voluntad,
sino que haz que tu voluntad sea que los acontecimientos
sucedan así y entonces tendrás paz.
Epicteto.
¿Cómo abordaré este día? ¿Cuál va a ser mi actitud? Tengo dos opciones.
Puedo basar mis acciones y mis reacciones en mi voluntad…o en la voluntad
de Dios.
Sé por experiencia que si trato de hacer las cosas a mi manera, posiblemente
éste va a ser un día difícil. Al tratar de controlar a personas y situaciones, me
sentiré ansioso e impaciente. Y si los resultados no están a la altura de mis
expectativas, me sentiré frustrado y hasta puede que me enfade.
En cambio, si procuro alinear mi voluntad con la de Dios, es más probable que
tenga un buen día. Mejorará mi capacidad de aceptar lo que suceda, a
sabiendas de que todo es como debe ser.
Gracias a mi fe y confianza en Dios, seré más flexible en lo que se refiere a mis
expectativas de mí mismo, de otras personas y de los acontecimientos del día.
Será menos probable que quede decepcionado y disgustado cuando las cosas
no salgan “a mi gusto”.
No cabe duda de que si adopto esta actitud, me sentiré más a gusto, más
tranquilo y más sereno durante todo el día. Con la ayuda de Dios, mi energía
puede fluir hacia acciones constructivas y cauces positivos en lugar de
perderse en actividades caprichosas.
PENSAMIENTO
Hoy será un buen día si procuro alinear mi voluntad con la
de Dios.
Sesión 5.14
Estar vivo, poder ver, andar, tener casas, música, cuadros…,
todo ello es un milagro. He adoptado la técnica de vivir la vida
de milagro en milagro.
Arthur Rubinstein.
Hubo una época de mi vida en que me burlaba de la idea misma de los
milagros. Lo cual no quiere decir que en ciertas ocasiones no deseara
desesperadamente que ocurriera algo milagroso. De haber podido evitar el
despido o el cierre del negocio, habría sido un milagro. Si alguien me hubiera
apoyado económicamente y hubiese podido llegar a tiempo a otro trabajo…
eso habría sido otro milagro.
Del auténtico milagro de mi nueva situación sale hoy multitud de otros milagros.
Soy la misma persona que era entonces, desde luego, pero lo que siento en
relación con mí mismo es muy diferente. Una sensación de respeto a mí mismo
y de ser útil ha ocupado el lugar del antiguo odio que sentía contra mí mismo.
Hay días en que quedo literalmente atónito al ver que estoy vivo. Cuando
pienso en los peligros constantes de la existencia que llevaba en otro tiempo,
me siento lleno de gratitud por el simple hecho de respirar, y no hablemos del
de tener capacidades físicas y mentales.
Hoy me percato de que todo esto es exclusivamente fruto del poder y la gracia
de Dios. Para mí, ser consciente de ello es quizá el mayor de todos los
milagros.
PENSAMIENTO
Espera un milagro, acepta un milagro.
Sesión 5.15
La simple supervivencia es una aflicción. Lo que interesa es la
vida, y la dirección de esa vida.
Guy Frégault.
Un conocido cartel muestra un gatito agarrado a una barra de hacer ejercicio,
con el pelo erizado y los ojos llenos de terror. El título dice: “¡Agárrate,
pequeño!”.
Aunque el cartel sigue siendo popular, ya no puedo aceptar en absoluto la
filosofía que en él se expresa. Sin embargo, en otro tiempo me identificaba por
completo con aquel aterrorizado animal…, porque así era como vivía yo. Día
tras día permanecía colgado con las uñas clavadas en un asidero y estaba
totalmente convencido de que me pasaría toda la vida del mismo modo.
Hoy sé con certeza que ya no tengo que vivir de aquella manera. Ya no creo
que mi destino consista en “ir tirando” o que “la vida es dura y luego te mueres”.
Ahora sé por experiencia que puede ocurrir justamente lo contrario: si sigo
siendo honrado y abierto de espíritu, y si estoy dispuesto a usar los
instrumentos espirituales, que no fallan nunca, que están siempre a mi alcance.
Actualmente, una de mis creencias más hondas es que Dios verdaderamente
quiere que yo disfrute de la vida, que sea feliz, libre y me sienta realizado.
PENSAMIENTO
No tienes que pasarte toda la vida agarrado a un sitio para no
caer.
Sesión 5.16
Del mismo modo que un semblante es bello porque el alma
brilla a través de él, también el mundo es hermoso porque Dios
brilla a través de él.
Friedrich Jacobi.
Una fiesta familiar (boda, bautizo, navidad…) ha llegado finalmente. Durante
semanas hemos estado esperando este día tan especial. Hemos hecho
muchos planes y preparativos, hasta esta misma mañana.
Hemos decidido abordar el día con un sentido de maravilla y gozo. Hemos
tenido grandes expectativas, pero ahora vamos a dejarlas todas a un lado con
el fin de disfrutar del día tal como se vaya presentando. Aún cuando nuestras
circunstancias no sean exactamente las que hubiéramos deseado, nos
concentramos en el espíritu de la fiesta.
Hemos descubierto que el verdadero espíritu de la fiesta procede de muy
dentro de nosotros mismos. Sale de nuestra capacidad de intercambiar amor y
alegría con los demás, más que de los regalos que abrimos, lo que comemos o
lo que bebemos.
Nos sentimos agradecidos por poder sentir de esta manera, por no tener que
hacer hincapié en las expectativas o los deseos. Porque nuestro gozo de hoy
saldrá de la disposición a compartir nuestro espíritu festivo con otras personas,
a ir más allá de nosotros mismos, del modo que nos sea posible, para contribuir
a que el día de hoy sea tan especial para los demás como lo es para nosotros.
PENSAMIENTO
El verdadero espíritu de una fiesta procede de muy dentro
de nosotros mismos, donde hemos encontrado a Dios.
Sesión 5.17
COMENÇAR DE NOU
Sesión 6: Oración y Fe.
Confianza en Dios
FUNDACIÓ PRIVADA PRAHU www.fundacioprahu.org
C/ St. Pere Màrtir, 18 CP 08012 BARCELONA 932173020 933685218
En quietud y en confianza será nuestra fortaleza.
Isaías, 30,15
¿Por qué meditamos? Es una forma de comunicarse con Dios, de establecer y
reforzar un contacto consciente con él. Mirándola desde otro ángulo, vemos
que la meditación nos permite comprender y organizar nuestros objetivos
espirituales antes de intentar alcanzarlos.
Algunas personas piensan que para meditar se necesitan habilidades
especiales, pero no es así ni mucho menos.
Cuando recordamos el propósito de la meditación vemos con claridad lo
sencilla que puede ser. Meditamos para abrirnos y recibir orientación de Dios y
recibir es una de las funciones que mejor cumple nuestra mente. De manera
que no necesitamos estar en ningún nivel espiritual determinado para poder
meditar, y tampoco necesitamos conocimientos y preparación especiales.
Lo que importa es que todo el mundo puede meditar. Es una aventura
personal, algo que cada persona aborda a su modo. Desde luego, la
meditación no debería verse como una tarea, sino que debería abordarse con
entusiasmo y dispuestos a recibir inspiración.
Poco después de empezar a practicar la meditación con regularidad,
comprobamos que no tiene nada de “abstracta”, sino que, por el contrario, es
inmensamente práctica. Porque es por medio de la meditación que conocemos
lo que Dios ha dispuesto para nosotros. Cuando convertimos ese conocimiento
en acciones los frutos de la meditación se hacen muy evidentes y concretos.
PENSAMIENTO Por medio de la meditación nos abrimos a la inspiración y los consejos de Dios.
Sesión 6.1
Un solo pensamiento de gratitud dirigido hacia el cielo es la
plegaria más completa.
Gotthold Lessing.
Una vez nos hemos convencido de que la plegaria es necesaria en nuestra
vida, puede que seamos reacios a empezar. Algunos nos sentimos inseguros y
hasta aprensivos porque hemos tenido poca o ninguna experiencia anterior con
la espiritualidad y la plegaria. O cabe que nos estorbe nuestra educación
religiosa…, quizá el rechazo de determinada Iglesia o doctrina en el pasado.
Prescindiendo de nuestro origen, un temor común es el de que si no rezamos
“correctamente”, Dios no nos oirá y nuestras plegarias no servirán para nada. A
algunos también nos frena la timidez…, la idea de rezar nos llena de turbación.
Cuando acudimos a personas con más experiencia nos recuerdan que
diferentes personas rezan de diferentes maneras: desde rituales complicados o
la repetición de oraciones muy conocidas hasta sencillamente arrodillarse y
expresar sus pensamientos a Dios.
Al final descubrimos que la plegaria es una relación individual y muy personal
entre cada uno de nosotros y el Dios de nuestra propia comprensión… y que
puede ser tan sencilla como una o dos palabras o tan compleja como creamos
que necesita ser.
PENSAMIENTO Dios siempre escucha.
Sesión 6.2
Una buena acción nunca se pierde; es un tesoro que se guarda
y vigila para la necesidad de quien la hace.
Pedro Calderón de la Barca.
Nos sentimos a gusto porque todo va bien; en verdad que nunca nos ha ido tan
bien. Además, estamos convencidos de que nuestro éxito es resultado directo
de la presencia de Dios en nuestra vida, porque sin duda nosotros solos no lo
hubiéramos conseguido.
Sin embargo, se da la circunstancia irónica de que es en este momento cuando
algunos descuidamos un poco nuestras actividades e interacciones espirituales
con los demás. Las descuidamos y dejamos de hacer las cosas que nos
llevaron adonde estamos hoy.
Puede que no recemos, meditemos o expresemos nuestra gratitud a Dios tan
a menudo como antes. Puede que empecemos a perder el contacto con las
personas que nos han ayudado desde el principio. Puede que nos parezca que
“no tenemos suficiente tiempo” para acercarnos a los demás.
Por supuesto, es más fácil estar dispuesto a hacer estas cosas cuando nos
encontramos luchando contra dificultades. Sin embargo, hemos comprobado
que en la actividad espiritual nada da tan buenos resultados como la
constancia; podemos continuar creciendo espiritualmente con independencia
de otras circunstancias.
Aparte de eso, ¿por qué habríamos de engañarnos cuando corren buenos
tiempos? Éste es el momento en que se nos ofrece la oportunidad de efectuar
grandes depósitos en nuestro “banco espiritual”. Podemos formar una cuenta
de fuerza y de conciencia de Dios que tendremos a nuestra disposición cuando
necesitemos sacar de ella.
PENSAMIENTO La actividad espiritual es tan necesaria y provechosa durante las buenas épocas como durante los tiempos difíciles.
Sesión 6.3
La plegaria no es elocuencia, sino sinceridad; no la definición
de la desesperanza, sino la sensación de ella; no figuras
retóricas, sino sinceridad del alma.
Hannah More.
A veces nos olvidamos de la finalidad de la plegaria. Puede que nos sintamos
inhibidos y hasta tímidos como reacción a la elocuencia de conocidas
personalidades espirituales. O tal vez pensemos que nuestras plegarias no
están a la altura de las plegarias clásicas que se rezan en los oficios religiosos
o aparecen en la literatura de inspiración divina. Por estas y otras razones cabe
que a veces nos parezca que “no lo hacemos bien” al comunicarnos con Dios.
Cuando empecemos a pensar así podemos recordarnos a nosotros mismos por
qué rezamos y qué ha hecho la plegaria por nosotros. En mi propio caso,
empecé a rezar empujado por la desesperación, por una sensación de
desvalimiento absoluto. Mis primeras palabras eran poco más que ruegos
dirigidos a Dios para que pusiese fin al dolor.
Aunque mis plegarias nunca han llegado a ser “perspicuas”, sí son ahora más
serenas y más sinceras. No las ofrezco sólo durante períodos de crisis, sino
con regularidad, todos los días, más a menudo como expresión de gratitud que
de sufrimiento.
Lo que he aprendido con el tiempo es que el propósito de mis plegarias es
reconocer mi impotencia al mismo tiempo que reafirmo mi fe y mi confianza en
el poder de Dios. Mis plegarias no siempre reciben respuesta en seguida, pero
invariablemente siento alivio –bajo la forma de una alteración de la conciencia-
de modo casi instantáneo.
PENSAMIENTO Reza hoy pidiendo que Dios te dé a conocer su voluntad y que tu confianza en él sea cada vez más fuerte.
Sesión 6.4
Siempre que hayas visto pasar a Dios, señálalo y vuelve a
sentarte en esa ventana.
Henry Ward Beecher.
La meditación es una práctica espiritual que ha enriquecido la vida de
incontables personas a lo largo de los siglos. No es misteriosa, difícil ni hay
reglas que la limiten. De hecho, no hay dos individuos que mediten
exactamente de la misma manera; existen tantas formas de meditar como
personas que buscan los consejos de Dios.
Suele decirse que de la meditación sacamos lo que ponemos en ella. Dicho de
otro modo, el espíritu con que tratamos de mejorar nuestra comunicación
consciente con Dios es mucho más importante que la forma que empleamos
para ello. No es que pasemos por alto la forma o el método, sino sencillamente
que hacemos lo que nos trae la experiencia más deseable. Cuando un
procedimiento dado nos ha proporcionado buenos resultados “volvemos a
sentarnos en esa ventana”.
He aquí unas cuantas ideas que vale la pena tener en cuenta cuando se
empieza a practicar la meditación. En un lugar donde no haya influencias
molestas, procura estar tan relajado y libre de tensiones como puedas. Deja
que tu cerebro descanse. Esfuérzate por ser menos consciente de tu cuerpo.
Tus pensamientos y tu entorno…; de todo menos de Dios.
Concentra la atención en Dios más que en “nada”. Intenta reflexionar sobre el
amor, la sabiduría y el poder de Dios. Imagina su presencia. Lo más importante
de todo: aborda la meditación con una actitud expectante, previendo que
recibirás inspiración y consejos de Dios.
PENSAMIENTO La meditación no tiene limitaciones: ni de forma ni de resultados.
Sesión 6.5
La repetición es la realidad, y es la seriedad de la vida.
Soren Kierkegaard.
Por más que estemos convencidos de que la espiritualidad da buenos
resultados, de vez en cuando todos intentamos hacer las cosas “a nuestro
modo”. Los resultados son siempre los mismos. Entonces nos preguntamos
cómo pudimos olvidar que una vida basada en la voluntad propia, en vez de en
la de Dios, es como un camino lleno de baches.
Cuando volvemos temporalmente a nuestras costumbres de antes no
deberíamos ser demasiado duros con nosotros mismos. Después de todo,
aprender y aplicar los principios espirituales no es como ir en bicicleta; que al
principio nos haya salido bien no quiere decir que nos acordaremos
automáticamente de cómo se hace o, para el caso, por qué deberíamos
hacerlo.
Para permanecer en buena forma espiritual y contrarrestar nuestras
caprichosas ideas de antaño, necesitamos volver con regularidad y a menudo
al “pozo”. Podemos hacerlo permaneciendo en comunicación con personas
espiritualmente conscientes, así como por medio de la plegaria y la meditación.
También podemos recordarnos con frecuencia a nosotros mismos que la
espiritualidad nos proporciona una manera de vivir cómodamente y con
serenidad.
Si tomamos estas medidas, ¿tenemos garantizado que haremos progresos en
seguida? No necesariamente. Pero haremos progresos con el tiempo.
Sabemos por experiencia cuáles son las ventajas de aprender y luego aplicar
los principios espirituales. Cuanto mejor los conozcamos y comprendamos,
más eficazmente podremos aplicarlos y mejor será la calidad de nuestra vida.
PENSAMIENTO La buena forma espiritual puede intensificarse por medio de la repetición y la práctica, y no por medio de la retórica y la predicación.
Sesión 6.6
Confía en tu corazón… Nunca le niegues audiencia. Es la clase
de oráculo casero que a menudo predice lo más importante.
Baltasar Gracián.
A medida que me acerco más a Dios, mi voz intuitiva se vuelve más fuerte. He
aprendido a prestarle atención, a confiar en ella y a actuar de acuerdo con sus
apremios. Por ejemplo, cuando hago caso de la advertencia de mi voz interior y
evito determinada situación o persona invariablemente me alegro de haberlo
hecho. En los negocios las cosas suelen salirme bien cuando actuo de forma
intuitiva. Por otra parte, a veces seguir mi intuición me lleva a ponerme en
comunicación con alguien que en ese mismo momento necesita mucho tener
un amigo.
Antes mi voz interior hablaba sólo infrecuentemente y por lo general en
susurros. Demasiado a menudo yo no hacía caso de sus advertencias y
sugerencias. Mi cerebro solía ahogar la voz de mi corazón diciendo de forma
insistente: “Tú puedes encargarte de ello…, esta vez va a ser diferente”.
Como en la actualidad mis motivos y pensamientos a menudo corren parejas
con mi intuición, es más probable que haga lo que es correcto y bueno. No voy
a parar a lugares donde no debería estar, haciendo cosas que no debería
hacer. Hoy me resulta mucho más fácil elegir de forma apropiada. Mi vida tiene
un bienestar, un flujo y un ritmo que yo sé que son correctos.
PENSAMIENTO Nuestro corazón a menudo sabe rápidamente lo que nuestra mente averigua con el tiempo.
Sesión 6.7
La fe hace de las discordias del presente las armonías del
futuro.
Robert Collyer.
“Dejándolo” y “dejando hacer a Dios” nos quitamos de encima la carga que
supone tratar de hacerlo todo nosotros mismos. En vez de confiar
exclusivamente en nuestra propia capacidad, adoptamos una actitud espiritual
ante nuestros problemas y otros aspectos de la vida.
¿Cuáles son algunas de las cosas que realmente “dejamos”? Dejamos
sentimientos que nos causan dolor: frustración, ira, ansiedad y fatiga, entre
muchos otros. Dejamos ideas y pensamientos preconcebidos que nos dicen
que “no podemos” recibir o hacer algo porque no lo merecemos o somos
incapaces. Dejamos ideas viejas que podrían impedirnos adquirir un
conocimiento nuevo. Dejamos toda tentación de resistirnos a los cambios que
son importantísimos para que continuemos creciendo.
Cuando “dejamos hacer a Dios” se producen cambios positivos. Nos libramos
de nuestros sentimientos turbadores y dolorosos. Nos libramos de nuestras
ideas y creencias restrictivas. El bien se despliega ante nosotros bajo la forma
de nuevas ideas, nuevas maneras y la fuerza espiritual para afrontar todos los
retos y oportunidades.
Cuando dejamos algo y dejamos hacer a Dios no abandonamos nuestras
responsabilidades. Al contrario, disponemos entonces de una fuente divina de
poder, inspiración y sabiduría que nos permite afrontarlas más fácilmente.
PENSAMIENTO No es necesario confiar exclusivamente en nuestros propios recursos limitados.
Sesión 6.8
Cuando has eliminado lo imposible, lo que queda, por
inverosímil que sea, tiene que ser la verdad.
Arthur Conan Doyle.
Cuando era joven mis padres y otras personas me indujeron a creer que no
estaba a la altura de lo que prometía, que mi capacidad potencial no se había
hecho realidad; en resumen, que nunca llegaría a hacer un buen papel en la
vida. No es extraño, en vista de ello, que creciera con escasa confianza en mí
mismo y todavía menos autoestima. Me convertí en un hombre que en el plano
emocional iba por la vida sin rumbo, convencido de que siempre miraría hacia
dentro desde fuera. Mi necesidad de recibir la aprobación de los demás acabó
siendo tan grande, que resultaba imposible satisfacerla e influía prácticamente
en todos mis pensamientos y acciones.
Después de que finalmente me estrellara y quemara, por así decirlo, empecé a
sentirme dispuesto a escuchar a otras personas que, según descubrí con
asombro, habían tenido exactamente los mismos sentimientos. De ellas
aprendí paulatinamente a librarme de los “imposibles” en mi vida: la idea de
que de un modo u otro, algún día, recibiría la aprobación de quienes llevaban
tanto tiempo negándomela; la idea de que cualquier persona puede ser
perfecta; la idea de que tengo poder sobre las acciones de otras personas o
sobre las opiniones que tienen de mí.
Cuando conseguí dejar estos imposibles (y todavía tengo que librarme de ellos,
con la ayuda de Dios, casi todos los días) me encontré con que era libre y
podía tomar decisiones sobre mi vida basándome en lo que me conviene, en lo
que son mis necesidades verdaderas y en lo que me hará feliz. Es decir, las
cosas que representan lo que Dios quiere para mí.
PENSAMIENTO Déjalo, deja hacer a Dios.
Sesión 6.9
Porque Jehová al que ama castiga.
Proverbios, 3,12.
¡Qué alivio es saber que no soy el único responsable de “organizar” mi vida!
Con el aumento de la fe y la experiencia me he dado cuenta de que Dios puede
hacer por mí lo que yo no puedo hacer. Este descubrimiento me ha permitido
cambiar mucho y tengo la confianza de que podré continuar haciendo
progresos.
No siempre fue así. En otro tiempo intentaba sinceramente, con todas mis
fuerzas, cambiar algo de mí mismo, pero invariablemente me quedaba corto. A
pesar de mi creciente desánimo, una y otra vez trataba de fortalecer mi
compromiso y quizá buscar otra forma de ayudarme a mí mismo. El intento se
convirtió en un proceso de todo punto contraproducente; cuanto más me
esforzaba en cambiar, menos confianza tenía en mi capacidad de lograrlo.
Finalmente, me enseñaron que si bien yo no puedo efectuar cambios en mí
mismo, la fe en Dios y la buena disposición –en lugar de más fuerza de
voluntad- hacen que el cambio sea posible.
Hoy día, cuando me doy cuenta de la necesidad de cambiar de vida sigo
directrices que realmente den buen resultado. En primer lugar, reconozco que
soy incapaz de efectuar cambios en mí mismo. Finalmente, pido a Dios que me
ayude y empiezo a hacer lo necesario.
PENSAMIENTO Yo no puedo; Dios puede; yo creo; le dejaré hacer.
Sesión 6.10
Nunca buscamos las cosas por sí mismas, sino por la
búsqueda
Blaise Pascal.
Pasamos gran parte de nuestra vida y desperdiciamos mucho tiempo tratando
de dominar la situación. A menudo pensamos que por haber dado todos los
pasos necesarios y porque tenemos las mejores intenciones nuestros
proyectos y actividades deberían salir exactamente como queríamos que
saliesen. No sólo esperamos que salgan así, sino que contamos con ello.
Como todos sabemos, las cosas no suelen ir así. Y si damos por sentado que
saldrán de esta manera, vamos a llevarnos una decepción tras otra.
Supongamos que finalmente hemos decidido poner remedio a nuestras malas
relaciones con algún familiar. Hacemos cuanto está en nuestra mano por
enderezar las cosas. Pero luego, en vez de retirarnos unos pasos, cedemos a
la tentación de hacer un poquito más… y de algún modo manipulamos y, por
ende, controlamos el resultado de nuestras acciones.
La experiencia nos ha enseñado que tratar de dar ese paso extra es
invariablemente un error. Hemos comprobado que dando los pasos tan bien
como podamos –y dejando luego que Dios se encargue de los resultados- nos
colocamos en la mejor posición posible para que la empresa sea afortunada.
PENSAMIENTO No intervengas en los resultados.
Sesión 6.11
No podemos vencer al destino y a la necesidad, pero podemos
rendirnos a ellos de tal manera que seamos más grandes que
si pudiéramos.
Walter Savage Landor.
El principio de “dejarlo y dejar hacer a Dios” es una piedra angular de nuestras
creencias espirituales. A pesar de ello, incluso después de varios años, a
muchos todavía nos cuesta poner este concepto en práctica.
Se da la circunstancia irónica de que cuanto más molesto y persistente es un
problema, más nos cuesta librarnos de él. Con frecuencia nos vemos tan
enredados en la situación, desde el punto de vista emocional, que nos
aferramos a una idea vieja; si nos esforzamos lo suficiente, nosotros podemos
darle la vuelta.
No sólo eso, sino que también creemos que aportar una solución es
responsabilidad nuestra. Reconoceremos que estamos desesperados, pero lo
que no podemos reconocer –o no acertamos a ver- es que carecemos de poder
para crear cambios.
Lo que suele ocurrir, después de que el dolor y la frustración nos hayan
colocado entre la espada y la pared, es que finalmente rendimos nuestra
voluntad ante la voluntad de Dios. Lo dejamos y dejamos hacer a Dios. Cabe
que en ese momento todavía sintamos aprensión, porque no sabemos qué va a
pasar. Con todo, al dar un salto a impulsos de la fe, no sólo hemos abierto la
puerta, sino que, además, nos hemos quitado de en medio. Hemos hecho
posible que Dios proporcione la solución.
PENSAMIENTO Una vez hemos dejado de tratar de dirigir lo que puede dirigirse, es posible “dejar hacer a Dios”.
Sesión 6.12
Puede parecer que un tema ha sido dejado de lado, pero vuelve
una y otra vez…la misma cosa modulada, con su forma un
poco cambiada.
Muriel Rukeyser.
Mi actitud al despertar puede dar forma y color a todo mi día. Sí concedo la
importancia a preocupaciones y temores insignificantes, forzosamente tendré
que bregar con una crisis tras otra, todas ellas generadas por mí mismo. Pero
si dedico los primeros momentos de la mañana a la meditación –
asegurándome a mí mismo que el poder de Dios está dentro de mí y que la
gracia de Dios me rodea en todo momento y en todo lugar-, entonces es
probable que el día esté libre de preocupaciones y sea provechoso.
Es posible que algo me desvíe de mi camino, que presiones y acontecimientos
imprevistos amenacen mi serenidad. Pero incluso entonces tendré la
oportunidad de elegir. Puedo volver a las percepciones positivas de antes.
En tales momentos –de hecho, en cualquier momento- es consolador reafirmar
esta verdad, la más preciosa de todas: soy hijo de Dios y la protección de Dios
me acompaña dondequiera que esté, adondequiera que vaya. Como hijo de
Dios, soy libre de disfrutar de la vida y de todo lo bueno que hay en ella. Soy
libre de ser positivo y sentir entusiasmo, sin verme frenado por la aprensión
motivada por algún individuo o alguna situación. Soy libre de caminar por el
sendero de la protección y la paz y de saber que mi padre está conmigo
siempre.
PENSAMIENTO Somos hijos de Dios.
Sesión 6.13
Rezas cuando estás afligido y cuando estás necesitado; ojalá
pudieras rezar también en la plenitud de tu alegría y en tus días
de abundancia.
Kahlil Gibran.
“No hay ateos en las trincheras”. Todos hemos oído esa expresión y sabemos
exactamente lo que significa. Sea cual fuera nuestra inclinación espiritual,
tendemos a rezar con mayor fervor cuando más amenazados y desamparados
nos sentimos. Pero cuando las cosas se han calmado disminuye nuestra
confianza en Dios y volvemos a “encargarnos" de todo nosotros mismos.
En la actualidad ya no nos engañamos a nosotros mismos “comunicándonos”
con Dios sólo durante las épocas de adversidad. Con el fin de ensanchar y
ahondar el cauce entre nosotros y Dios rezamos a menudo y con
consecuencia. Rezamos pidiendo que nos guíe y nos muestre lo que su
voluntad nos depara. Rezamos pidiendo aceptación y valor cuando sea
necesario actuar. Rogamos pidiendo que nos libre del miedo y de la esclavitud
del yo. Nuestras plegarias encuentran respuesta.
Estos son días de abundancia para nosotros. Nuestra relación con Dios ha
madurado mucho y nuestra vida se ha enriquecido. Con frecuencia tenemos la
sensación consoladora y tranquilizadora de que Dios está cerca. En nuestras
plegarias expresamos nuestra profunda gratitud por su presencia en nuestra
vida.
PENSAMIENTO La sabiduría y la fuerza de Dios son una reserva constante a la que siempre podemos recurrir.
Sesión 6.14
Los apuros y la perplejidad me empujan a rezar, y el rezar
ahuyenta la perplejidad y los apuros.
Philipp Schwarzert M.
A veces no presto a Dios la atención que se merece. Por llevar una vida muy
agitada o por otras razones, descuido mi relación con él. No encuentro tiempo
para meditar. Rezo sobre la marcha, si es que rezo, quizá mientras me afeito, o
mientras voy en coche por la autopista con la radio puesta.
Si esto se prolonga mucho tiempo, la calidad de mi vida se ve afectada
negativamente. Las cosas empiezan a causarme grandes molestias. Me
impaciento y me enfado con facilidad; mi ego empieza a desmandarse. Mi
desasosiego va aumentando hasta que finalmente me doy cuenta de cuál es el
problema.
Al llegar a ese punto tengo que volver a ponerme en forma espiritualmente. Del
mismo modo que para estar en buena forma física necesito hacer ejercicio con
regularidad, para estar en forma emocional y espiritualmente necesito rezar y
meditar con regularidad.
Hoy dejaré mi actividad habitual. En un lugar silencioso y con la mente tranquila
me retiraré con Dios para fortalecer mi vida interior.
PENSAMIENTO Ego=Apartar a Dios.
Sesión 6.15
Las buenas acciones son los goznes invisibles de las puertas
del cielo.
Victor Hugo.
Hoy queremos continuar siendo conscientes de nosotros mismos y saber que
estamos en paz con el mundo. Ya no tenemos suficiente con ir tirando, con
dejar que las circunstancias nos hagan entrar y salir de las situaciones como un
corcho en la marea.
Dios nos ha dado el libre albedrío; nos ha bendecido con opciones y
capacidades. Si utilizamos nuestra voluntad correctamente alineándola con la
de Dios, nuestros días serán más apacibles, provechosos y gratos. Es posible
aplicar esta intención a todo lo que hacemos cada día. A nosotros nos toca
decidir.
Por la mañana repasamos los planes para el día que empieza. Pedimos a Dios
que nos indique el camino, que guíe nuestras acciones y nuestros
pensamientos.
A medida que el día avanza dedicamos tiempo a renovar nuestra comunicación
consciente con Dios. Nos recordamos a nosotros mismos que no llevamos la
voz cantante.
Al terminar el día examinamos atentamente lo que hemos hecho y las actitudes
que hemos adoptado. Nos preguntamos si nos ha quedado por hacer algo que
es urgente. Expresamos nuestra gratitud a Dios por todas sus bendiciones.
PENSAMIENTO Dios nos ha bendecido con capacidades…y oportunidades de elegir.
Sesión 6.16
Señor, líbrame de mí mismo.
Sir Thomas Browne.
A veces puede parecer que nuestros progresos espirituales se hacen más
lentos en vez de registrar el aceleramiento que esperamos. También puede
que tengamos la impresión de que la familia y los amigos no comprenden o no
aprecian la nueva dirección que desde hace un tiempo sigue nuestra vida.
Debido a que nos hemos fijado unas pautas y unas expectativas demasiado
elevadas, es posible que acabemos sintiéndonos decepcionados con nosotros
mismos, los demás y, en ciertos momentos, incluso con Dios. Puede que nos
preguntemos de qué sirve seguir una senda espiritual y que durante un tiempo
perdamos la fe.
Cuando empezamos a sentirnos así hay varias cosas que vale la pena tener en
cuenta. En primer lugar, en modo alguno somos los únicos en experimentar
esta clase de dudas. A decir verdad, durante toda la historia ha habido líderes
religiosos, profetas y santos –Martín Lutero, Elías y San Francisco de Asís, por
citar sólo algunos- que reconocieron que periódicamente perdían la fe y
experimentaban una sensación de futilidad.
Todavía más útil es recordar lo que era nuestra vida antes de que
empezáramos a tener fe. Es probable que los recuerdos mismos nos
proporcionen el ímpetu que necesitamos y nos hagan volver a un estado de
gratitud. Finalmente, deberíamos procurar volver de nuevo nuestro corazón
hacia Dios por medio de la plegaria y la meditación. Porque el poder divino,
más que cualquier otra cosa, puede sacarnos de los desvíos de la desilusión y
ponernos de nuevo en la senda del Espíritu.
PENSAMIENTO Dios está siempre con nosotros, especialmente cuando nuestra fe ha disminuido de forma temporal.
Sesión 6.17
Gran parte del conocimiento de las cosas divinas se nos
escapan por la falta de fe.
Heráclito.
Todos conocemos a personas que viven razonablemente bien sin sentir la
necesidad de aprovechar los recursos espirituales. No se trata por fuerza de
que no crean en Dios, y tampoco piensa que la fe y la confianza en un Poder
Superior carezcan de sentido. Sencillamente se dan por satisfechas con las
cosas tal como están y no desean ningún cambio.
Los que ahora confiamos en Dios no nos sentimos inclinados a discutir con
nuestros amigos autosuficientes, y tampoco a hacer proselitismo con ellos. La
gran mayoría de nosotros, de hecho, gustosamente defenderíamos su derecho
a pensar como deseen. Nos hemos librado del hábito de juzgar a los demás.
Pero desde que descubrimos los beneficios de la fe, tampoco nosotros
quisiéramos vivir de otra manera. Porque experimentamos todos los aspectos
de nuestra vida de formas totalmente distintas y más satisfactorias que cuando
confiábamos exclusivamente en nuestros propios recursos.
Sin el freno de pensamientos y actitudes que nos limiten, ahora gozamos de
una vida más libre y más expansiva. El entusiasmo y el gozo nos renuevan
cada día. Porque sabemos que Dios está ahora con nosotros y lo estará
siempre, nuestros temores han disminuido en gran medida. Al ponernos a su
amparo, Dios nos tranquiliza y sustenta.
Nunca más tenemos por qué sentirnos solos o sin amigos. A pesar de la
confusión y la discordia que nos rodean, Dios hace que permanezcamos
serenos y en paz. En nuestra constante fuente de fuerza, tranquilidad y
consuelo.
PENSAMIENTO Recuerda los beneficios de la fe.
Sesión 6.18
Es, pues, la fe certera de lo que se espera, la convicción de lo
que no se ve.
Hebreos, 11, 1.
A veces nos preguntábamos qué era la sustancia de la fe. Nos preguntábamos
cómo actúa y qué da a la fe la facultad de responder a las plegarias. Ahora que
hemos visto cómo la fe producía en nuestra vida, así como en la vida de
quienes nos rodean, transformaciones que antes eran imposibles, estos
interrogantes ya no nos preocupan. Nuestras especulaciones ya no son
pertinentes. Lo que es importante es que la fe actúa, y eso lo sabemos por
experiencia propia.
Un conocido mío describe lo que le sucedió. Su adicción al alcohol era tan
aguda, que sólo había conseguido dejarla cuando estaba internado en alguna
institución o cuando usaban la fuerza para impedir que bebiese. Sin embargo,
un día dejó de beber pese a que estaba libre y tenía licor a su alcance.
“Encontré la fe en mi segundo día de abstinencia –recuerda-. Me di cuenta de
que pasaba algo que era imposible sin la ayuda de Dios. Era claro que un
Poder mayor que yo me apartaba de la bebida”.
Nuestra fe puede obrar un milagro tras otro. Por más que creamos que es
escasa o débil, nuestra fe es una poderosa fuerza espiritual que anida dentro
de nosotros. Del mismo modo que damos por hecho que basta apretar un
botón para tener electricidad en casa, también podemos abrir el cauce de la fe
y dar por sentado que el poder infinito de Dios producirá resultados en nuestra
vida.
PENSAMIENTO La fe es misteriosa por naturaleza. Lo único que necesitamos saber es que actúa.
Sesión 6.19
La vida me ha enseñado a pensar, pero pensar no me ha
enseñado a vivir.
Aleksandr Ivanovich H.
Solíamos pasarnos la vida pensando en nuestros problemas. Decidíamos
hacer algo acerca de nuestro empleo, nuestro matrimonio o diversas
situaciones. Luego nos sentábamos y nos poníamos a pensar.
Empezábamos tratando de organizar nuestros pensamientos, e incluso
hacíamos a veces algunos progresos. Pero invariablemente nuestro proyecto
se nos escapaba de las manos. Buscábamos infructuosamente las causas. Nos
salíamos por la tangente y pronto empezábamos a pensar en cosas que no
tenían nada que ver. Finalmente, si persistíamos en ello, llegábamos a un
punto en que no podíamos dejar de pensar. Entonces nuestros problemas y
dilemas se convertían en obsesiones que nos atormentaban.
Afortunadamente, hemos aprendido a aplicar soluciones espirituales a las
situaciones de la vida, que a veces nos llenan de perplejidad o nos inquietan. Y
ello nos ha permitido poner nuestra inteligencia y nuestros procesos mentales
en perspectiva.
Nos damos cuenta de que la mente es un don y que tiene una enorme
capacidad de hacer cosas positivas. Pero también somos conscientes de que
tiene sus limitaciones y, de hecho, a veces puede exacerbar los problemas.
Hoy en día procuramos no apoyarnos demasiado en nuestras facultades
intelectuales en el sentido de abrirnos paso en la vida a base de “pensar”. En
vez de ello, dejamos que nuestros pensamientos y acciones los guíen nuestros
recursos espirituales, que son cada vez más profundos.
PENSAMIENTO Piensa en soluciones espirituales.
Sesión 6.20
COMENÇAR DE NOU
Sesión 7: Estabilidad Emocional. La ira.
Aprender a decir no.
Examen Personal
FUNDACIÓ PRIVADA PRAHU www.fundacioprahu.org
C/ St. Pere Màrtir, 18 CP 08012 BARCELONA 932173020 933685218
Lo más grande del mundo es saber ser uno mismo.
Michael Eyquem de Montaigne.
La hipótesis es conocida. Un patrón, amigo, compañero o familiar está pasando
una mala racha. Se comporta de forma irregular y tratar con él resulta
dificilísimo. Puede que esta persona se desahogue con nosotros, que sea
injusta, exigente o sencillamente que haga daño. Nosotros hemos tendido a
tomarnos este comportamiento como cosa personal, a meternos en el
problema disgustándonos o enfadándonos, o devolviéndole los golpes.
Es casi imposible no vernos afectados cuando alguna persona allegada a
nosotros se pone furiosa. Pero eso no quiere decir que debamos seguir su
ejemplo. Nos hacemos un servicio muy flaco cuando permitimos que otros
influyan en nuestra actitud y nos estropeen el día.
En momentos así debemos hacer lo necesario para conservar la serenidad, la
seguridad y la felicidad. Hemos hecho grandes esfuerzos por adquirir libertad
personal y hoy día nos lo pensamos dos veces antes de permitir que alguien la
perturbe, aunque sea temporalmente. Asimismo, siempre que permitimos que
las dificultades ajenas comprometan nuestros propios valores y objetivos,
perdemos la oportunidad de comprender, animar y ayudar.
PENSAMIENTO
El comportamiento de otras personas no tiene por qué dictar
nuestra infelicidad o malestar.
Sesión 7.1
Y no pedimos a ningún alma que actúe más allá de sus
posibilidades.
Corán, Sura 23
A veces parece que todo el mundo nos falla. Hacemos todo lo posible por
animar y apoyar a nuestros hijos, pero ellos continúan decepcionándonos.
Comenzamos una relación con grandes esperanzas de que la otra persona
compartirá nuestros deseos y aspiraciones, pero luego resulta que quiere algo
totalmente distinto. Nos sentimos traicionados. Apenas hemos recibido una
palmadita en la espalda por el tiempo extra que dedicamos al trabajo y nos da
la impresión de que no nos aprecian lo suficiente.
Es claro que en cada uno de estos casos nos hemos convertido en víctimas de
nuestras propias expectativas fijas. Hemos escrito una opereta, hemos hecho
su coreografía, con la idea caprichosa de que todo el mundo cantará, bailará,
etc., exactamente como nosotros queremos.
Obviamente, el mundo no funciona así; solo raras veces las acciones de
alguien se ajustarán a nuestras expectativas. Las personas tiene derecho a sus
propias ideas y metas, y apuntarse sus propios éxitos, y a aprender de sus
propios errores.
Ya ha llegado el momento de dejar de hacer cosas que acabarán causándonos
una decepción. Ha llegado el momento de abordar nuestras relaciones – de
hecho, la vida misma- sin expectativas engañosas. Ha llegado el momento de
dejar sencillamente que las cosas sucedan como tienen que suceder y de no
meternos en los resultados.
PENSAMIENTO
Puede que el guión sea mío, pero no soy el director y, desde
luego, no es mi teatro.
Sesión 7.2
Mira bien dentro de ti mismo; hay una fuente de fuerza que
siempre manará si siempre miras allí.
Marco Aurelio.
Hasta después de adquirir cierto grado de iluminación espiritual no me di
cuenta de la medida en que la dependencia gobernaba mi vida. Dependía de
los demás para la seguridad, la aprobación y el prestigio. No eran
sencillamente requisitos por mí parte, sino exigencias declaradas.
Asimismo, no me sentía satisfecho hasta que estas exigencias se satisfacían
de acuerdo con mis especificaciones exactas. No es de extrañar, pues, que mis
decepciones fueran constantes. Hay personas que en una situación así se
sienten frustradas y enfadadas y rebeldes; otras se deprimen y se encierran en
sí mismas.
En aquel entonces no me daba cuenta, pero al exigir que otras personas
satisfacieran mis necesidades interiores, una y otra vez me ponía en el “tajo
emocional”.
Durante la mayor parte de nuestra vida hemos creído que el problema era
nuestra ira, rebeldía o depresión. Pero luego hemos descubierto que estas
reacciones no eran más que síntomas que ocultaban el problema real:
nuestras inoportunas dependencias emocionales.
Hoy estamos convencidos de que nuestra necesidad de seguridad y de
bienestar emocional no pueden satisfacerla personas, lugares ni cosas. Su
satisfacción sólo puede salir de nosotros mismos o de Dios.
PENSAMIENTO
Obtengo seguridad emocional disminuyendo mi dependencia
de los demás y aumentando mi dependencia de Dios.
Sesión 7.3
El amor no domina, cultiva.
Goethe.
Ahora que hemos pasado a depender más de Dios nos encontramos con que
dependemos mucho menos de los demás. Y como nuestras necesidades de
seguridad emocional se satisfacen de la mejor forma posible, el egoísmo ha
comenzado a disminuir. Por consiguiente, nuestras relaciones en todos los
terrenos han mejorado mucho.
En otro tiempo nuestra inseguridad y nuestro egoísmo solían ser la causa de
que ocurriera una de dos cosas. O bien dependíamos demasiado de otras
personas o insistíamos en dominarlas.
Hoy nos percatamos de que si esperamos demasiado de los demás,
inevitablemente nos defraudarán. A diferencia de Dios, las personas son
falibles: sencillamente no pueden satisfacer nuestras incesantes peticiones de
seguridad. De modo parecido, ahora vemos que cuando intentamos controlar
constantemente a los demás, ya sea recurriendo a la manipulación o a la
dominación pura y simple, forzosamente los demás se rebelarán. En ambos
casos el resultado para nosotros es más inseguridad, más sentimientos heridos
y más resentimientos.
Cuando dependemos en exceso de la gente saboreamos la posibilidad de tener
relaciones satisfactorias. Hemos aprendido que la verdadera asociación sólo
puede lograrse cuando tratamos de determinar lo que podemos poner en una
relación, en vez de lo que podemos sacar de ella.
PENSAMIENTO
Cuando tu relación con Dios es correcta, probablemente todas
tus relaciones mejorarán.
Sesión 7.4
Muchos años han de pasar antes de que las verdades que
hemos hecho para nosotros mismos se conviertan en nuestra
carne misma.
Paul Valery.
Nos damos cuenta de que merecer nuestra propia aprobación es más
importante que recibir la de los demás. A pesar de ello, una y otra vez nos
sentimos dolidos y nos enfadamos porque no recibimos suficiente aprobación
de alguien. Una cosa es conocer algo intelectualmente y otra muy distinta es
responder a este conocimiento en un nivel más profundo. De hecho, sólo
cuando nuestro “conocimiento de cabeza” se convierte en “conocimiento
visceral” podemos reaccionar siempre con madurez.
Si hubiera una forma rápida y fácil de hacer esto, podríamos evitar muchas
reacciones como no apropiadas, además de mucho dolor y mucha frustración.
Pero la realidad es que este proceso un tanto misterioso es gradual. Requiere
que la persona sea muy sincera consigo misma, que se conozca también a sí
misma…y que tenga paciencia.
En mi propio caso, cuando me percato de que una vez más estoy reaccionando
de forma inmadura y no apropiada trato de “inmovilizar” el momento y salir
brevemente de él. Esto me permite ver la situación –y el papel que yo
desempeño en ella- con mayor claridad y mayor objetividad. Haciendo esto
repetidas veces, mi conocimiento intelectual se convierte de forma lenta pero
segura en parte activa de mi naturaleza.
PENSAMIENTO
Cuando el conocimiento intelectual se transforma en
conocimiento visceral damos un paso gigantesco hacia la
madurez.
Sesión 7.5
Las relaciones son como crisoles, en los cuales los defectos
de nuestro carácter suben a la superficie.
Anónimo.
Cuando finalmente decidimos hacer algo acerca de nuestro problema la
mayoría de nosotros tenemos solamente una percepción limitada de nosotros
mismos. No estamos realmente seguros de por qué no nos encontramos a
gusto. Lo único que sabemos es que con frecuencia tratamos mal a los demás,
especialmente a nuestros seres queridos… y raras veces nos sentimos
satisfechos de nosotros mismos. También tendemos a los extremos cuando
pensamos en nuestro comportamiento inadmisible; generalmente nos
consideramos personas “malas” que necesitan y quieren ser “buenas”.
PENSAMIENTO
Los defectos del carácter no tienen por qué ser permanentes,
sino que pueden “nombrarse, denunciarse y tirarse”.
Sesión 7.6
El tiempo curará.
Eurípides.
Una vez, al comentarle a una amiga que tenía muy buen aspecto, sonrió de
forma enigmática, pero no dijo nada. Le pregunté en qué estaba pensando y
me contestó que mi cumplido le había hecho recordar vivamente su vida de
otro tiempo. “Era artista de la evasión –me explicó-. Me pasaba media vida en
consultorios de médicos y la otra media en hospitales. Tenía toda clase de
males. Los que tú quieras”.
La enfermedad, las heridas y la hipocondría eran los procedimientos que
utilizaba para escapar literalmente del mundo cuando no se sentía con ánimos
para afrontar determinada situación o cuando sencillamente no podía más.
Creía que la causa del problema estaba en su marido, que era alcohólico. Pero,
como averiguó más adelante, el verdadero problema era su propia reacción al
comportamiento del marido.
El momento crítico llegó durante unas esperadas vacaciones en la nieve. Su
marido, ebrio como siempre, bajó dando bandazos por la pista de esquí… y ella
terminó con una pierna rota debido a su preocupación histérica por el
comportamiento de su marido.
“Estaba en el hospital con la pierna suspendida y de pronto comprendí lo que
algunas personas venían diciéndome desde hacía años. “No puedes hacer
nada con él ni con su enfermedad”. Me lo habían dicho una y otra vez.
“Déjale…amistosamente”.
“Gracias a Dios, fue lo que finalmente pude hacer. Mi ex –marido todavía no se
ha recuperado, pero al menos yo, sí. Llevo años sin pisar un hospital. El resto
depende de mí”.
PENSAMIENTO
No tienes poder sobre los demás, pero sí sobre la forma en
que reaccionas a ellos.
Sesión 7.7
No hay carga más pesada que un potencial que no se ha
cumplido.
Charles Schulz.
Cuando empezamos a disfrutar de los beneficios de vivir y pensar
correctamente experimentamos muchas libertades. Somos libres de escoger
nuevos amigos y una nueva forma de vivir. Somos libres de apartar o rechazar
viejas costumbres e ideas.
Para algunos de nosotros una libertad especialmente grata consiste en que ya
no tenemos que aceptar la idea de que “no vivimos a la altura de nuestro
potencial”. Puede que este mensaje nos lo hayan transmitido sutilmente
nuestros jefes y amigos, o que nos lo hayan repetido constantemente nuestros
familiares. En su mayor parte, sin embargo, somos nosotros quienes nos
echamos encima la idea de que no estábamos donde deberíamos haber
estado, de que no hacíamos lo que éramos capaces de hacer o de que no
habíamos avanzado lo suficiente.
Una diferencia de hoy es que nos conocemos a nosotros mismos. Ahora que
sabemos quiénes somos, lo que queremos y cuáles son nuestras capacidades
y limitaciones, hemos empezado a librarnos de muchas de nuestras
inseguridades. Ahora somos menos vulnerables a la presión externa y menos
dados a reaccionar defensivamente cuando la gente o nuestras propias ideas
autodestructivas tratan de convencernos de que no vivimos a la altura de
nuestro potencial.
PENSAMIENTO
Cuanto más te conozcas a ti mismo, más libre serás de tomar
tus propias decisiones.
Sesión 7.8
Es mi retiro y lugar de descanso de las guerras. Procuro
mantener este rincón como un refugio contra la tempestad de
fuera, como mantengo otro rincón en mi alma.
Michel Eyquem de Montaigne.
(hablando de su hogar)
Hemos modificado las pautas de nuestra vida para librarnos del egoísmo y de
otras formas de egocentrismo. Porque hemos aprendido que estos rasgos son
la raíz de nuestros problemas. Pero también necesitamos recordar que hay
cosas que nos debemos a nosotros mismos. De hecho, hay medidas
orientadas a nosotros mismos que debemos tomar con el fin de mejorar
nuestro amor propio y acercarnos más a Dios.
Nos debemos intimidad para pensar, rezar y meditar. Para potenciar nuestros
recursos interiores y reforzar nuestra relación con Dios, necesitamos reservar
tiempo, sustrayéndolo de las presiones externas.
Necesitamos ser buenos con nosotros mismos en el sentido de velar por
nuestra salud y nuestro bienestar físicos y emocionales. Esto supone tiempo y
esfuerzo para hacer ejercicio, comer alimentos sanos y descansar y divertirnos
lo suficiente…, sin tener la sensación de que nos estamos entregando a los
placeres.
También podemos reservarnos el derecho a decir “no” cuando otras personas
pretendan rebasar nuestros límites, participar en acciones que podrían
perjudicarnos o renunciar al tiempo que hemos reservado para las cosas que
nos debemos a nosotros mismos y a Dios.
PENSAMIENTO
Sé bueno contigo mismo; te lo mereces.
Sesión 7.9
Vivir es nacer lentamente.
Antoine de Saint-Exupéry.
Nuestras emociones se hallaban sumidas en una gran confusión cuando
empezamos a recuperarnos. Parecía que casi no podíamos controlar la
intensidad y la duración de nuestros sentimientos. Ellos nos controlaban a
nosotros, en lugar de ser al revés, lo cual es probable que fuera la causa de
que a menudo actuáramos y reaccionáramos de forma no apropiada durante el
primer año. Probablemente, cuando se nos reventaba un neumático nuestra
confusión y nuestra turbación eran tan grandes como en las ocasiones en que
una crisis gravísima se cernía sobre la familia.
Todo empezó a cambiar cuando dejamos de huir de nuestros sentimientos y
nos mostramos dispuestos a examinarlos. Trabajando con ahínco y con mucha
ayuda ajena, aprendimos primero a identificarlos; en segundo lugar, a
comprenderlos; y en tercer lugar, a adaptarnos a ellos de forma constructiva en
vez de destructiva.
PENSAMIENTO
Cuando afronto y examino mis emociones inconstantes es
cuando empiezo a recuperar la perspectiva.
Sesión 7.10
Saber no es suficiente; debemos aplicar. Desear no es
suficiente, debemos hacer.
Goethe.
Aunque he hecho grandes progresos en el caso de muchos defectos del
carácter, todavía me resulta difícil librarme de mi propensión a juzgar. No es
que no sepa cómo dejarla…; la experiencia me ha enseñado que puedo dejar
un defecto del carácter si me lo propongo y humildemente pido a Dios que lo
elimine.
Cuando soy lo bastante sincero conmigo mismo como para reconocer que
juzgo a los demás con regularidad dispongo lo necesario para preguntarme a
mí mismo por qué todavía no he hecho algo para eliminar este defecto
pernicioso. La respuesta es que no quiero renunciar a mi propensión a juzgar a
los demás porque saco algo de ella. La verdad es que cuando juzgo a los
demás me siento superior a ellos. Y no necesito estar doctorado en psicología
para comprender que si necesito sentirme superior, debe ser porque todavía
albergo algún sentimiento de inferioridad.
En cualquier caso, si he llegado hasta aquí –si he hecho y contestado
sinceramente una serie de preguntas pertinentes hacer de mi tendencia a
juzgar al prójimo-, es mucho más probable que haga algo al respecto. Y
también estoy en mejores condiciones de tomar medidas constructivas en
relación con mi autoestima, que a veces es inestable y es claro que sigue
siendo el problema subyacente.
PENSAMIENTO
La sinceridad con uno mismo es el preludio de la acción.
Sesión 7.11
La mejor forma de aprender a conocerse a uno mismo no es la
contemplación, sino la acción.
Goethe.
Se sugiere que poco después de comenzar la recuperación hagamos un
examen sincero y minucioso de nosotros mismos. Se nos insta a poner por
escrito este estudio de nuestro pasado y nuestro presente. De esta manera
nuestras pautas de comportamiento y nuestros principales defectos del
carácter se verán claramente y podremos librarnos de nuestra carga de
secretos compartiéndolos con Dios y otra persona.
Muchos de nosotros nos resistimos a hacer estas cosas. Lo último que
queremos durante los comienzos de la recuperación es que nos recuerden
nuestro pasado, así como revelarlo a otra persona. Además, nos da miedo lo
que podríamos averiguar acerca de nosotros mismos.
Cuando reconocemos nuestros temores rápidamente nos tranquilizan diciendo
que es probable que nuestro comportamiento pasado no sea tan malo como
pensamos. Lo más probable es que no fuera peor que el de nuestros
semejantes, entre ellos la persona a la que acabaremos haciendo confidencias.
Luego nos dicen que dar este paso es esencial si queremos hacer progresos
en nuestra recuperación. Deberíamos pensar en él utilizando términos
positivos y de mejora de la vida, en lugar de considerarlo una tarea negativa.
Asimismo, tenemos a nuestra disposición otros instrumentos espirituales. Nos
permitirán hacer todavía más progresos al librarnos de sentimientos de culpa
además de nuestros defectos del carácter propiamente dichos.
PENSAMIENTO
Escribir el resultado de un examen personal es algo positivo
que hacemos para ayudarnos a nosotros mismos.
Sesión 7.12
El que no siente verdadera estima por ninguna de las virtudes
lo mejor que puede asumir es la apariencia de todas ellas.
Charles Caleb Colton.
Todos sabemos lo que se siente cuando alguien trata de manipularnos y
controlarnos. Nos sentimos insultados y molestos cuando otra persona recurre
a la guerra psicológica. Desde luego, no siempre es fácil ver lo que realmente
sucede cuando somos el blanco de mensajes diversos, de falta de honradez
sutilmente disfrazada o de otras tácticas de manipulación. En algún momento,
sin embargo, nos damos cuenta de que nos hemos puesto a la defensiva a
causa de una persona inmensamente egocéntrica que no duda en recurrir al
engaño para salirse con la suya.
Con todo, pese a lo mucho que nos disgusta que nos manipule, ¿acaso no
manipulamos a veces a los demás? La mayoría de la gente manipula a otras
personas, aunque por regla general no lo hace de un modo tan calculado y
extremo. Puede que, por ejemplo, de vez en cuando nos convenga no ser
absolutamente fieles a la verdad. O cabe que racionalicemos nuestro
comportamiento manipulador. Es posible que intentemos convencer a otra
personas de que “sólo tratamos de ayudar”, aunque nuestros verdaderos
motivos tengan que ver con el interés propio.
Es demasiado fácil que lleguemos a convencernos de la “importancia” de
nuestros propios planes y designios. Por eso es esencial revisar
periódicamente nuestras acciones y examinar nuestros motivos. Del mismo
modo que no queremos ser víctimas de las acciones egoístas de otra persona,
queremos evitar ser manipuladores nosotros.
PENSAMIENTO
Si intentamos racionalizar nuestro comportamiento
manipulador, nos manipulamos a nosotros mismos.
Sesión 7.13
El hombre egoísta sufre más a causa de su egoísmo que el
hombre a quien ese egoísmo priva de algún beneficio
importante.
Raplh Waldo Emerson.
Hoy no hace falta mucha perspicacia para ver cómo mis acciones y actitudes
egocéntricas perjudicaban a otras personas. Irreflexivamente, sin reparar en
obstáculos, pasaba por encima de quien se me pusiera delante…, ya fueran
conocidos superficiales en el trabajo o las personas a las que más quería.
Pero también he llegado a darme cuenta de que mi egocentrismo afectaba
seriamente la forma en que me trataba a mí mismo. Exigía mucho a los demás,
desde luego, pero irrazonablemente y a menudo sin piedad “tomaba” de mí
mismo también.
Al perjudicarme a mí mismo, constantemente me robaba oportunidades. Día
tras día y año tras año, me trataba a mí mismo severamente y con desdén, en
lugar de ser amable y paciente. Forzándome a mí mismo implacablemente, me
agotaba en todos los aspectos. El poco respeto a mí mismo que había tenido
en otro tiempo desapareció por efecto de mis acciones egoístas.
Providencialmente, en su mayor parte esta clase de comportamiento ha
cambiado de forma espectacular. Procuro comportarme de manera reflexiva y
generosa, no sólo con los demás, sino también conmigo mismo. Presto mucha
atención a mis necesidades físicas, emocionales y espirituales y hago cosas
que son enriquecedoras en vez de perjudiciales.
PENSAMIENTO
El egocentrismo no deja beneficiarios, solamente víctimas.
Sesión 7.14
Y si tu amigo te hace daño, dile: “Te perdono lo que me has
hecho, pero ¿cómo puedo perdonarte por lo que te has hecho a
ti mismo?”.
Nietzsche.
A lo largo de los años hemos oído decir una y otra vez que cuando hacemos
daño a alguien en realidad nos lo hacemos a nosotros mismos. Nunca hemos
sido más conscientes que hoy de la verdad de esta máxima. Nunca hemos
estado más dispuestos a aplicar este principio a nuestra vida.
La razón de ello, gracias a Dios, es que ahora somos muy sensibles a las
consecuencias de nuestro comportamiento. Hemos aprendido a contar hasta
diez antes de dar paso a una explosión de ira o adoptar una actitud hostil.
Hemos progresado hasta el extremo de que ahora sabemos exactamente lo
que nos ocurre cuando montamos en cólera, somos poco amables o hacemos
daño a otras personas. Debido a este conocimiento y a esta experiencia,
resulta mucho más fácil evitar comportamientos o actitudes que pueden
causarnos sentimientos de culpa, remordimiento o dolor.
Aparte de eso, sencillamente ya no estamos dispuestos a pagar el precio del
comportamiento que perjudica a los demás y, en definitiva, a nosotros mismos.
Esto es lo que queremos decir cuando hablamos de que “el camino se
angosta”.
En contra de lo que puedan pensar algunas personas, esta forma de vida no es
limitadora. Ocurre justamente lo contrario. Ahora que hemos resuelto muchos
de nuestros problemas y dilemas básicos, podemos avanzar hacía nuevos
niveles espirituales. El resultado es que estamos disfrutando de mayor libertad
y de horizontes más amplios que en cualquier otro momento anterior de
nuestra vida.
PENSAMIENTO
El camino que se estrecha nos conduce a una mayor
libertad.
Sesión 7.15
El fuego y la espada no son más que máquinas de destrucción
lentas si se comparan con el parlanchín.
Sir Richard Steele.
Nuestra estabilidad emocional depende en gran medida de evitar formas de
comportamiento que puedan hacer daño a otras personas. Conocemos por
experiencia la agitación que creamos dentro de nosotros mismos cuando
perdemos los estribos, criticamos demasiado a otras personas o sencillamente
actuamos de manera injusta.
Pero ¿qué podemos decir de formas de comportamientos que son menos
obvias? Las habladurías son un ejemplo que hace al caso. Cuando contamos
chismes sobre una persona a espaldas de ella nuestras “revelaciones” son
invariablemente personales, íntimas y sensacionalistas. Y aunque cabe que la
información que transmitimos se basa en hechos auténticos. La mayoría de las
veces es exagerada o no tiene fundamento. En cualquier caso, las habladurías
son por su propia naturaleza maliciosas y dañinas siempre, sean cuales fueren
nuestras intenciones o racionalizaciones.
Chismorreamos porque de ello sacamos algo. Al difundir un rumor que
minimiza a otra persona, ¿no tratamos de hacer que nosotros parezcamos
mejores en comparación con ella? Para algunos los chismorreos son una forma
malsana de divertirse. Para todos, son una señal de inseguridad.
Antes de decir algo malicioso sobre otra persona, podríamos pensar en las
consecuencias que ello tendrá. Sin duda alguna haremos daño a la persona
sobre la que chismorreamos… y haremos daño también a las personas a las
que hacemos la “confidencia”. Pero sobre todo nos haremos daño a nosotros
mismos.
PENSAMIENTO
Sea cual fuere el motivo, las habladurías son siempre dañinas
para todos los interesados.
Sesión 7.16
El mal genio es su propio castigo.
Charles Buxton.
Con frecuencia nos dicen que cuando nos enfadamos nosotros somos los que
sufrimos y que en nuestra vida no hay lugar siquiera para el enfado
supuestamente justificado.
Puede que estemos filosóficamente de acuerdo con esta idea y que incluso la
alabemos de forma insincera. En el fondo, sin embargo, creemos que en
ciertas situaciones la ira es la única respuesta apropiada.
Llega un día en que nos encontramos ante una de estas excepciones. Hemos
sido víctimas de una injusticia terrible y nos sentimos gravemente ofendidos.
Aprovechamos la oportunidad para estallar de forma incontrolable y provocar
una escena tremenda. En secreto disfrutamos, no sólo de nuestra capacidad
de desahogar la rabia, sino también del hecho de que hemos refutado la teoría.
“¿Quién dice que no existe la ira justificada?”, pensamos, satisfechos con
nosotros mismos.
Pero luego pasa el tiempo, quizá sólo un breve período, y empezamos a
arrepentirnos de nuestro comportamiento. Una y otra vez volvemos a vivir el
incidente mentalmente y cada vez sentimos más vergüenza, más culpa y más
remordimiento. Al poco ya ni siquiera podemos dormir…, estamos enfermos a
causa de lo que hemos hecho.
Una vez más hemos tenido que aprender algo a fuerza de sinsabores: en este
caso la importantísima lección de que la ira desatada no es una respuesta
apropiada en ninguna circunstancia. Sencillamente no justifica el sufrimiento
que causa, tanto a nosotros como a quienes nos rodean.
PENSAMIENTO
La ira no es una solución.
Sesión 7.17
Un acto dañino representa traspasar a otras personas la
degradación que llevamos en nosotros mismos.
Simone Weil.
Ahora me resulta fácil ver por qué mi familia “andaba con pies de plomo”
cuando yo parecía tener un mal día. Sabían por experiencia que yo tendía a
soltarles los perros cuando las cosas no me salían bien.
Con el tiempo me he percatado de que cuando trataba a los demás
injustamente a menudo era porque estaba lleno de temor egocéntrico, porque
temía perder algo que tenía o no conseguir algo que deseaba. A su vez, ese
temor provocaba mis estadillos de ira, celos, impaciencia e intolerancia.
Hoy día cuando me doy cuenta de que las emociones volátiles amenazan con
aflorar a la superficie me detengo y me pregunto a mí mismo que es lo que
siento realmente. Nueve de cada diez veces, según he podido descubrir, la
emoción subyacente es el miedo. Por regla general, darme cuenta de esto es
suficiente para reprimir una reacción potencialmente explosiva y dirigir mis
pasos hacia una solución real.
Cuando el miedo egocéntrico hace que mis defectos de carácter cobren vida,
¿permito todavía que mi enfermedad del alma salga a borbotones y caiga
sobre las personas que me rodean, especialmente mis seres queridos? ¿O me
contengo y pido a Dios que haga desaparecer mis defectos?
PENSAMIENTO
Descarga la pistola antes de que el miedo apriete el gatillo.
Sesión 7.18
Los hombres se vuelven malos y culpables porque hablan y
actúan sin prever los resultados de sus palabras y hechos.
Franz Kafka.
El dominio de uno mismo debería ser un objetivo importante en nuestra nueva
vida. A pesar de ello, a algunos nos cuesta alcanzarlo. Vemos que el dominio
de uno mismo es un comportamiento que se aprende. Tenemos que
adiestrarnos literalmente a retroceder y pensar antes de actuar, hasta que lo
hagamos de forma automática.
Lo que antes era automático era nuestra infantil falta de domino de nosotros
mismos. Muchos éramos impulsivos y teníamos el genio vivo. En un abrir y
cerrar de ojos soltábamos los perros y nos enzarzábamos en furiosas
discusiones o incluso en enfrentamientos físicos.
Desde entonces hemos aprendido que cuando “perdemos los estribos” nuestra
capacidad de ser tolerantes y justos sale volando por la ventana. Hemos
aprendido que cuando actuamos de forma precipitada y temeraria –sin pensar-
tergiversamos nuestro yo verdadero. Hemos aprendido que un simple estallido
de ira puede echar a perder nuestra relación con otra persona…e incluso
puede afectar nuestra vida y nuestro futuro.
Cuando empezamos a hacer progresos en este campo y a practicar el dominio
de nosotros mismos encontramos recompensas personales que van más allá
del momento de la victoria. Nuestras relaciones con los demás son mejores. La
gente no respeta más y nosotros nos respetamos más a nosotros mismos.
Durante la mayor parte del tiempo nos sentimos más cómodos de lo que jamás
pudimos imaginar.
PENSAMIENTO
La vida no tiene que ser una carrera eliminatoria.
Sesión 7.19
No tienes para hacerme daño la mitad del poder que yo tengo
para sentirlo.
William Shakespeare.
Cuando hoy día alguien trata de irritarme que lo logre o no depende en gran
parte de mí. Antes no tenía esa posibilidad de elegir. De forma casi inevitable,
daba a la gente la capacidad de hacerme daño.
Había una persona en mi familia, por ejemplo, que siempre intentaba sacarme
de quicio. Sabía exactamente lo que tenía que decir y sabía exactamente cómo
reaccionaría yo a sus provocaciones. Cuanto más me disgustaba, menos
capaz era de dominarme y más poder daba a esa persona. Una y otra vez
permitía que hiciera de mí una víctima.
Todo eso empezó a cambiar cuando me di cuenta de que me hacía más daño
mi propia reacción que las palabras o acciones dañinas de los demás. Al
principio seguía disgustándome cuando alguien se metía conmigo pero el
conocimiento de mí mismo al menos me permitía practicar el autodominio.
A medida que mi autoestima fue aumentando, me volví menos vulnerable a los
momentos poco amables o a parecidas influencias negativas. Asimismo
empezó a resultarme más fácil reaccionar compasivamente que adoptar una
actitud defensiva ante la persona autora del acto dañino.
PENSAMIENTO
Disminuye el daño procurando comprender a la persona que
lo hace.
Sesión 7.20
No hagas nada empujado por una pasión furiosa. Es como
hacerse a la mar en plena tempestad.
Thomas Fuller.
Una vez más te has visto absorbido por el vértice destructivo de tu propia ira.
Ahora las cosas vuelven a la normalidad y te encuentras atendiendo a tu
maltrecha psique a la vez que te preguntas cómo podrás moderar tus
reacciones la próxima vez que tu barómetro emocional caiga a plomo. Por
supuesto, no hay garantías, pero a continuación sugiero una serie de actos que
podrían hacer que las cosas fueran diferentes.
1) En primer lugar, conviene distanciarse de la situación, tanto física como,
en la medida de lo posible, emotivamente. Esto te coloca en
condiciones de comprender mejor lo que realmente está ocurriendo
antes de dejarte llevar por las emociones. Comenta la situación con
alguien inmediatamente; como mínimo, podrás desahogarte.
2) Acto seguido pregúntate a ti mismo, sinceramente, si de algún modo
has contribuido el cataclismo. ¿Lo has provocado tú mismo o has
echado leña al fuego? Si descubres que eres el responsable, siquiera en
parte, pide perdón en seguida y no pienses más en ello.
Si estás enfadado con alguien por una razón concreta, procura (aunque resulte
difícil) reconocer y comprender las causas que hay detrás de los actos
perjudiciales o aparentemente irracionales de esa persona. El propósito no es
justificar el comportamiento de la otra persona, sin más bien verlo tal como es.
Esto podría ayudarte a reaccionar de forma comprensiva en vez de con enojo.
PENSAMIENTO
Hay medidas que puedes tomar para mitigar la capacidad
autodestructiva de tu propia ira.
Sesión 7.21
Aprended a decir “no”; os será más útil que saber leer latín.
Charles Haddon Spurgeon.
¿Por qué cuesta tanto decir “no”? ¿Por qué es tan frecuente que acabemos
accediendo a hacer cosas que no queremos hacer? Somos muchos los que
tenemos este problema y cuando nos sucede algo así nos sentimos frustrados
y hasta furiosos con nosotros mismos.
Si alguien nos pide que hagamos algo y decimos “no”, provocamos su
desaprobación. No queremos arriesgarnos a despertar la desaprobación de
alguien, especialmente si, para empezar, no tenemos mucho amor propio. En
este sentido, nuestra incapacidad o poca disposición a decir “no” es una de las
formas más comunes del deseo de complacer a la gente.
Si estamos cansados de permitir que nuestra vida se vea influida o controlada
por los deseos ajenos, es hora de decidirse y aprender a decir “no”. La mejor
manera de aprender es empezando por cosas pequeñas, comprobando el
resultado y adquiriendo confianza paulatinamente.
Es útil fijarse prioridades y límites. De esta manera cuando nos pidan que
hagamos algo sabremos de antemano hasta dónde estamos dispuestos a
llegar. Si nos ponen entre la espada y la pared, podemos concedernos tiempo
para tomar la decisión acertada diciendo: “Déjeme pensarlo”.
PENSAMIENTO
Aprender a decir “no” está en función de nuestra propia
autoestima.
Sesión 7.22
Estamos tan acostumbrados a llevar un disfraz delante de los
demás, que al final no podemos reconocernos a nosotros
mismos.
Duque de la Rochefoucauld.
Hablando de “complacer a la gente” con un amigo, describí los extremos a que
llegaba para ganarme la aprobación ajena. Mi amigo asintió con la cabeza. “Sí,
yo era así también –dijo- . Para mí complacer a la gente era usar a la gente”.
Acto seguido procedió a contarme algunas de las cosas que hacía para caer
simpático a los demás y la frecuencia con que cambiaba sus numerosos
“disfraces”.
“Prácticamente toda interacción con alguien tenía por motivo beneficiarme de
alguna forma –dijo- . Siempre estaba usando a la gente… Daba un poco…, ya
sabes, un poco de amabilidad, un poco de atención, incluso un poco de
generosidad…, con el fin de recibir mucho a cambio. Me aprovechaba de las
debilidades e inseguridades de la gente. Así estuve durante años y ni tan sólo
me daba cuenta de que lo hacía”.
Cuando mi amigo empezó a cambiar de vida, a tomar medidas para convertirse
en una persona honrada y conocerse a sí mismo, su comportamiento de
antaño dejó de servirle. “Me resulta realmente incómodo –me dijo-.
Sencillamente no podía seguir viviendo de aquella manera”.
“Hoy día cuando empiezo a tratar a alguien de cierto modo y me da la
sensación de que no es el modo correcto –agregó- tengo que comprobar
rápidamente mis motivos. Si me encuentro con que estoy manipulando a la otra
persona, tratando de conseguir algo para mí mismo, tengo que dar macha
atrás.
PENSAMIENTO
Complacer a la gente es a menudo utilizar a la gente.
Sesión 7.23
No hay víctimas, sólo voluntarios.
Anónimo.
Cuando empezamos a hacer cosas que son buenas y apropiadas para
nosotros nos damos cuenta de muchas opciones nuevas. Quizá ya existían
desde el principio, pero sencillamente no podíamos actuar de acuerdo con
ellas.
Hoy, por ejemplo, podemos decir que no. Si nos sentimos incómodos en una
fiesta, podemos irnos. Si a última hora el jefe nos pide que nos quedemos en la
oficina cuando tenemos entradas para un concierto, podemos explicárselo y
decirle que lo sentimos.
Aunque no tan obvias, otras opciones pueden ser todavía más importantes. En
mi propio caso una opción nueva e importante es la de no tener que “hacer el
juego” a nadie. Si alguien me ataca de palabra o me pone verde, no tengo que
adoptar una actitud defensiva. Si me encuentro metido en una relación que
parece “la danza de la muerte”, no tengo que seguir bailando. En resumen, ya
no necesito comprometer mi dignidad, rebajarme al nivel de otra persona o
soportar insultos.
Se tarda un poco en ver estas opciones menos obvias, porque están
relacionadas principalmente con lo que sentimos acerca de nosotros mismos.
Cuanto mejor nos sintamos acerca de nosotros mismos, más opciones de esta
clase estarán a nuestra disposición… y más fuerza y confianza tendremos para
elegir las que más nos convengan.
PENSAMIENTO
No tienes que “hacer el juego” a nadie.
Sesión 7.24
Nuestra gran tarea en la vida no es ver lo que se divisa
débilmente a lo lejos, sino hacer lo que se encuentra
claramente cerca.
Thomas Carlyle.
Una de las cosas que más difíciles nos resultan es poner fin a una relación, ya
sea romántica o con el patrón, un amigo o un familiar. Por razones diversas, a
menudo seguimos sosteniendo relaciones perjudiciales cuando hace ya mucho
tiempo que nos dimos cuenta de que era el momento de dejarlas.
Puede que nos dé miedo estar solos. Cabe que no podamos o no queramos
afrontar cambios y el dolor de la ruptura. Quizá nuestro sentido de la obligación
con una persona se base en la culpa; por la razón que sea tenemos la
impresión de “deberle” algo.
Dado que el sentido de lo que valemos ha mejorado, estamos hoy menos
dispuestos a continuar relaciones poco sanas o dañinas. Creemos merecer
algo mejor. Estamos aprendiendo a valorar honradamente nuestros lazos con
otras personas, dejando a un lado las racionalizaciones y contemplando la
realidad. Procuramos ver cómo están las cosas ahora en vez de cómo estaban
antes o cómo pueden estar en el futuro.
Nos preguntamos a nosotros mismos si los beneficios de conservar la relación
pesan más que las consecuencias. Aunque es posible que nos sintamos
atrapados en una situación porque alguien nos “necesita”, también tenemos
que considerar nuestras propias necesidades y preguntarnos con tal fin: ¿Qué
es lo mejor para mi bienestar?”.
PENSAMIENTO
No estoy dispuesto a soportar relaciones perjudiciales; me
merezco algo mejor.
Sesión 7.25
Es más frecuente que nos sintamos asustados que doloridos; y
sufrimos más a causa de la imaginación que de la realidad.
Séneca.
Durante muchos años di por sentado que casi todo lo que ocurría en mi
pequeño universo egocéntrico – desde el comentario que una persona hacía en
voz baja hasta la mirada de soslayo de otra- tenía que ver conmigo
personalmente. Si tenemos en cuenta que mi amor propio era nulo, resultaba
irónico que me imaginase que el mundo giraba alrededor mío.
Sin embargo, mi hipersensibilidad a las acciones de los demás me causaba
muchísimo daño. Era como si mis antenas emocionales captasen señales en
alguna frecuencia especial, una frecuencia que la mayoría de la gente ni tan
sólo sabía que existiese. Mi problema se veía agravado por el hecho de que
también yo reaccionaba intensamente al dolor ajeno y a menudo lo absorbía
como si fuese mío.
Cuando empecé mi nueva vida una amiga me sugirió que me pusiese un
“impermeable invisible”. Dijo que de esta forma quedaría protegido durante un
tiempo contra “vibraciones” inoportunas mientras aprendía algunas soluciones
más realistas y duraderas para mi hipersensibilidad. Tomando medidas que al
principio parecían no tener relación con mi problema, poco a poco pude
contrarrestar mi egocentrismo mientras iba sintiéndome más seguro y
adquiriendo más confianza en mí mismo.
Aunque continúo sintonizando el mundo que me rodea, hoy mis reacciones son
muy diferentes. Mi sensibilidad se ha visto transformada de un doloroso lastre
en una fuerza positiva en mi vida.
PENSAMIENTO
Tus antenas emocionales pueden reorientarse para una
recepción positiva.
Sesión 7.26
El valor perfecto significa hacer sin testigos lo que seríamos
capaces de hacer ante los ojos del mundo.
Duque de la Rochefoucauld.
Durante años atribuí mi escaso amor propio a las acciones injustas de otras
personas. Luego descubrí que mi amor propio tiende a subir o bajar en
relación directa con mi forma de comportarme y pensar.
Por ejemplo, solía tener la sensación de ser un farsante porque mi
comportamiento era realmente engañoso. Naturalmente, quería caer bien a los
demás, así que cuando me miraban era atento, considerado y me comportaba
bien. Pero cuando estaba solo me quitaba la máscara. Con mi familia no me
comportaba ni la mitad de cómo quería que los demás pensaran que me
comportaba.
La sinceridad finalmente me ayudó a darme cuenta de que mi doblez
perjudicaba la opinión que tenía de mí mismo. En el fondo me odiaba a mí
mismo por mi comportamiento hipócrita. Ya iba siendo hora de que empezara a
comportarme de otra manera. Me dijeron que para ello necesitaría valor y
disciplina. Estaba dispuesto a intentarlo y el resultado fue que poco a poco
aprendí a ser consecuente y recobré el respeto de mí mismo.
Hoy día trato de hacer las cosas porque son correctas. Si con ello me granjeo
la aprobación de los demás, mejor que mejor. Sin embargo, la meta más
elevada es obtener mi propia aprobación.
PENSAMIENTO
Las máscaras pueden asfixiar.
Sesión 7.27
Estamos siempre en la forja, o en el yunque; a fuerza de
ponernos a prueba Dios nos va dando forma para cosas
superiores.
Henry Ward Beecher.
“A veces era como si todos mis defectos de carácter hubieran cobrado vida –
me dijo un amigo-. El lado oscuro de mi personalidad se imponía. Todo parecía
distorsionado y me sentía alienado y autodestructivo”.
Cada vez que padecía esta experiencia mi amigo trataba de negar sus
sentimientos y racionalizar sus acciones. Guardar el secreto se convirtió en
algo importantísimo, aun cuando él sabía que todos tenemos nuestro lado
oscuro. “Me daba miedo el gorila que había en mí. Cada vez que él salía yo
trataba de obligarle a meterse dentro de su jaula antes de que causara
demasiados daños. Quisiera Dios que nadie lo vea”.
“¿Qué ocurrió finalmente?”, pregunté.
“Siempre formará parte de mí – respondió mi amigo con toda seriedad-. Pero
ahora me siento de otra manera en relación con él. Las cosas cambiaron
cuando por fin pude hablar en confianza con alguien, en un nivel profundo y
sincero. Con la ayuda de aquella persona pude explorar realmente mi
personalidad destructiva”.
“Llegué al punto en que me fue posible hacer frente al gorila – añadió mi
amigo-. Acabé aceptándolo como parte de mí mismo y, aunque parezca
extraño, incluso lo abracé. Al abrazarlo perdió su poder.”
PENSAMIENTO
La jaula que llevo dentro, donde meto mis sentimientos
dolorosos, puede convertirse en la jaula que me rodee.
Sesión 7.28
Un hombre puede espaciarse tanto en un pensamiento, que
quizá acabe siendo prisionero del mismo.
George Savile.
¿Qué ocurre cuando estamos obsesionados? Nos preocupamos de forma
compulsiva por algo, incluso hasta rozar la locura. Si no se le pone freno, una
obsesión puede afectarnos de diversas maneras que van del tormento
emocional y la enfermedad física al internamiento en una institución e incluso la
muerte.
Prácticamente cualquier cosa puede transformarse en una obsesión: Una
reivindicación pendiente, una superstición, por ejemplo, o nuestras reacciones
ante personas, lugares o cosas. Pero cualquier obsesión, por más que parezca
inofensiva –la limpieza, la puntualidad compulsiva- puede causar gran angustia.
¿Cómo nos libramos de las obsesiones? La experiencia de nuestros largos y
dolorosos intentos nos ha enseñado que no podemos librarnos de ellas sin
ayuda. Hemos comprobado que sólo Dios puede hacer que las obsesiones
desaparezcan y que sólo los hará desaparecer cuando estemos totalmente
dispuestos a ello.
PENSAMIENTO
El poder de Dios puede librarnos de nuestras obsesiones…,
pero sólo cuando estemos dispuestos a ello.
Sesión 7.29
COMENÇAR DE NOU
Sesión 8: Serenidad
Aceptar las circunstancias
FUNDACIÓ PRIVADA PRAHU www.fundacioprahu.org
C/ St. Pere Màrtir, 18 CP 08012 BARCELONA 932173020 933685218
Que Dios me conceda serenidad para aceptar las cosas que no
puedo cambiar, valor para cambiar las cosas que sí puedo
cambiar, y sabiduría para distinguir la diferencia.
Reinhold Niebuhr.
Utilizada por millones de personas de todo el mundo, la llamada “Plegaria de la
serenidad” ofrece consuelo, tranquilidad y mucho más. Su popularidad y su
eficacia residen en el hecho de que proporciona soluciones espirituales claras y
sencillas para toda suerte de problemas de la vida.
¿Qué es lo que realmente pedimos cuando utilizamos la citada plegaria? La
primera parte tiene que ver con la impotencia y la aceptación. Reconocemos
nuestra falta de poder sobre la gente, los lugares y las cosas…y pedimos a
Dios que nos ayude a aceptarlas tal como son.
La segunda parte se ocupa de la disposición a hacer algo y del valor.
Indicamos que estamos dispuestos a asumir la responsabilidad y hacer lo que
nos corresponde. Pedimos a Dios que nos dé valor para actuar en las
situaciones que hacen necesaria nuestra intervención.
En la última parte de la plegaria expresamos el reconocimiento de que a
menudo nos resulta difícil saber, sin que nos ayuden, qué situaciones piden
aceptación y cuáles requieren acción. Pedimos a Dios que nos guíe, que nos
indique qué desea que hagamos, que nos dé a conocer su sabiduría. Como es
obvio, en la “Plegaría de la serenidad” hay mucho más de lo que podíamos
haber pensado.
PENSAMIENTO Podemos alcanzar la serenidad por medio de la aceptación, la acción y la disposición a buscar y cumplir la voluntad de Dios.
Sesión 8.1
La tranquilidad de espíritu es ese estado mental en el cual has
aceptado lo peor.
Lin Yutang.
Cuando por primera vez me sugirieron la aceptación como forma de resolver
problemas que parecían insuperables lo primero que pensé fue: “¡A usted le
resulta fácil decirlo!”. Pero con el paso del tiempo descubrí que la aceptación
puede practicarla cualquier persona en cualquier situación. Sus frutos no están
reservados exclusivamente a personas con “experiencia espiritual”.
Hoy día la meta consiste en aceptar las circunstancias y las situaciones tal
como son en lugar de cómo deseamos que sean. Cuando “nos dejamos llevar”
en vez de tratar de esquivar la adversidad o de luchar contra ella la calidad de
nuestra vida mejora mucho.
En primer lugar, la aceptación nos libra de nuestros problemas. Entonces surge
la tranquilidad de espíritu, en contraste con la frustración y la ansiedad que
conocíamos antes. Una vez tranquilos, mejora nuestra capacidad de escuchar
a Dios y tomar medidas basándonos en la orientación que nos dé.
Hemos aprendido que la práctica de la aceptación no tiene por qué limitarse a
contingencias serias tales como, por ejemplo, la enfermedad. Puede
practicarse muy provechosamente cuando se presentan los infortunios
relativamente pequeños de la vida y ofrece un remedio sencillo y eficaz para
las incomodidades y agravios que todos sufrimos en la vida cotidiana.
PENSAMIENTO La aceptación lleva a la tranquilidad de espíritu.
Sesión 8.2
Cuando no podemos encontrar tranquilidad dentro de nosotros
mismos es inútil buscarla en otra parte.
Duque de la Rochefoucauld.
Un objetivo principal de hoy es volvernos más tranquilos y serenos. Cuando
empezamos nuestra nueva vida nos dicen que este es un objetivo valioso, pero
que sólo podemos alcanzarlo si lo buscamos empleando métodos totalmente
distintos de los que usábamos antes. Nos recuerdan que la serenidad
verdadera y duradera no puede encontrarse en las relaciones de dependencia,
consumiendo drogas y alcohol, “huyendo” o acumulando dinero “suficiente”.
Una y otra vez nos enseñan que la serenidad tiene que salir de dentro de
nosotros mismos, que es verdaderamente un trabajo hecho desde dentro.
Al principio la idea nos desconcertaba; nos parecía demasiado abstracta. Pero
con el tiempo llegamos a reconocer la validez del concepto. Empezamos a
sentirnos dispuestos a ver las personas, los lugares y las cosas en la realidad y
no sólo del modo en nos afectaban. Vimos que era necesario cambiar nuestra
forma de relacionarnos con el mundo…, en concreto nuestras actitudes y
reacciones ante el mundo. Para muchos esto percatación fue el primer paso
para alcanzar y mantener la paz interior.
Por medio de estos cambios dirigidos desde dentro, hemos empezado a
adquirir aceptación. Cada vez nos cuesta menos aceptar las cosas tal como
son realmente. Gracias a ello, nuestra capacidad de permanecer tranquilos y
serenos ha aumentado mucho.
PENSAMIENTO Alcanzar tranquilidad y serenidad es un trabajo que se hace desde dentro.
Sesión 8.3
Hay una divinidad que da forma a nuestros fines, como quiera
que los esbocemos.
William Shakespeare.
El principio espiritual de la aceptación puede ser la solución de todos nuestros
problemas. Con todo, antes de poder ponerlo en práctica debemos ser capaces
de ver las cosas tal como son realmente. Debemos ser capaces de discernir y
reconocer la realidad, sin las anteojeras de la negación ni la deformación que
produce la participación emocional.
En muchas situaciones la aceptación significa reconocer que somos
impotentes, que, tal como están las cosas, no hay absolutamente nada que
podamos hacer. Hay también situaciones en que el cambio es posible y
deseable. En tales casos la aceptación lleva consigo responsabilidad; requiere
que por nuestra parte estemos dispuestos a tomar las medidas que sean
necesarias.
Sin embargo, en ningún caso la aceptación quiere decir someterse a una
situación degradante. Por el simple hecho de que aceptemos que somos
incapaces de cambiar a una persona, un lugar o una cosa, no hay que suponer
que hayamos perdido la esperanza, o que carezcamos de opciones. Podemos
aceptar mental y emocionalmente una situación insostenible poniéndola en
manos de Dios.
También podemos recurrir a Dios cuando la aceptación debe ir seguida de
medidas activas. En tales casos podemos pedirle que nos guíe para decidir lo
que hay que hacer y que su fuerza nos ayude a hacerlo valientemente.
PENSAMIENTO A veces la aceptación pide medidas activas, a veces que no hagamos nada, pero nunca pide que nos sometamos a la degradación.
Sesión 8.4
La responsabilidad de la tolerancia reside en quienes tienen la
visión más amplia.
George Eliot.
Todos estamos familiarizados con la tolerancia tal como generalmente se
interpreta en el sentido jurídico o constitucional de la palabra. Somos
conscientes de que es “necesario” tratar a las personas de igual manera
prescindiendo de su color, su sexo o su credo. Tendemos a pensar en la
tolerancia principalmente en términos de la igualdad en el trabajo, la igualdad
de oportunidades, vivienda para todos, etc.
A medida que progresamos espiritualmente, el concepto de la tolerancia
adquiere un significado nuevo y más hondo. Nuestra meta es hoy ir más allá
del concepto “democrático” para llegar un concepto en el cual reconozcamos y
respetamos las opiniones y las prácticas de todas las personas que figuren en
nuestra vida.
Creemos que la tolerancia en este nivel mucho más personal es esencial. Si
nosotros y los que nos rodean queremos vivir bien, debemos dejar de
pelearnos y de juzgar a todos y todo. Nuestra meta es vivir en la asociación, la
paz y el compañerismo más completos con todos los hombres y todas las
mujeres. Todos somos hijos de Dios capaces de establecer relaciones
armoniosas los unos con los otros…, si tenemos la disposición y la honradez
suficientes para intentarlo.
La tarea puede parecer difícil y obviamente es algo que no podemos lograr con
rapidez o de forma absoluta. Pero si queremos fomentar nuestro crecimiento
espiritual y conservar la serenidad, debemos seguir esforzándonos en pos de la
verdadera tolerancia, de día en día.
PENSAMIENTO Las recompensas de la tolerancia a nivel personal son la serenidad, el compañerismo y el crecimiento espiritual.
Sesión 8.5
Me has tocado y me he transformado en tu paz.
San Agustín.
Cuando estamos afligidos y nos cuesta concentrarnos o descansar sabemos
que podemos volvernos hacia Dios en busca de alivio. Incluso cuando nos
sentimos incapaces de rezar, podemos tratar de permanecer quietos, dejando
que nuestra mente y nuestro cuerpo descansen en la presencia consoladora de
Dios. Podemos cerrar los ojos y sentir cómo la paz de Dios fluye por nuestro
interior y sustituye la discordia por la armonía.
Al dejar que la paz de Dios nos llene la mente y el corazón, la ansiedad y las
preocupaciones exageradas nos dejan. La paz de Dios es pura y vibrante y
rechaza las ideas y las preocupaciones que no concuerdan con la perfección
divina.
Una sensación de serenidad empieza a invadir todo nuestro ser cuando nos
volvemos hacia Dios. Con este flujo renovador llega la curación de las
emociones, la mente y el cuerpo. Nos llenan pensamientos tranquilos que nos
enseñan a vivir y trabajar armoniosamente con los demás.
Cuando nos volvemos hacia Dios de esta manera y él nos da consuelo y
seguridad nos acordamos una vez más de que Dios tiene la facultad de traer
paz y armonía a todas las personas y situaciones.
PENSAMIENTO La paz de Dios puede restaurarme, sustituyendo la discordia interior por la armonía.
Sesión 8.6
Las mentes serenas no pueden ser presa de perplejidad ni de
miedo, sino que en la dicha o en la desdicha avanzan llevando
su propio paso, como un reloj durante una tempestad de
truenos.
Robert Louis Stevenson.
A veces parece que un comité de agoreros se ha adueñado de mi cerebro,
llenándolo de pensamientos negativos que no tienen ninguna base en la
realidad. Cuando más tiempo termino permito que duren las sesiones del
comité, más gritón y amenazador se muestra… y más tenso y ansioso me
pongo yo.
Por suerte, actualmente tengo voz y voto en estas cuestiones. Ya he
“cambiado de emisora” en lo que se refiere a mi forma de vivir y mis actitudes,
de manera que me resulta mucho más fácil eliminar los pensamientos temibles
e indeseables.
Lo que es más importante: estoy aprendiendo a tranquilizar mi cerebro. No lo
tranquilizo sólo porque ello me produce un alivio inmediato, sino también para
preparar un beneficio a plazo más largo.
Cuando tranquilizo mi cerebro quedo preparado para que Dios me revele sus
consejos. Por medio de mi confianza en Dios alcanzo la tranquilidad incluso en
momentos de gran tensión, incluso cuando la agitación cunde entre las
personas que me rodean. Alcanzo la tranquilidad y una vez más me siento
agradecido por el poder y la gracia de Dios.
PENSAMIENTO Esfuérzate en pos de una mente serena.
Sesión 8.7
Nos es fácil perdonar a un niño que tiene miedo a la oscuridad;
la verdadera tragedia de la vida es cuando los adultos tienen
miedo a la luz.
Platón.
Nuestra manera de vivir nos permitía huir de la realidad. Aunque nuestras
dependencias químicas o de comportamiento no nos permitían evitar el mundo
real, lo amortiguaban alterando la conciencia que teníamos de él. Cuando
dejamos nuestras dependencias nos encontramos con que la realidad era
todavía más desconcertante y aterradora que antes. Nos acobardamos y
durante un tiempo fue muy grande la tentación de recaer en nuestras
costumbres de antaño.
¿Qué era lo que tanto miedo nos daba? Para empezar, temíamos asumir
responsabilidades; era algo que nunca habíamos estado dispuestos a hacer.
Algunos también temíamos la interacción con otras personas. Asimismo, no
queríamos ver en qué nos habíamos convertido. En aquellos momentos
todavía no estábamos dispuestos a aceptar las cosas tal como eran.
Afrontar la realidad es una de las primeras grandes tareas de nuestra nueva
vida. Se nos presenta muy pronto. Es un momento crítico para nosotros,
porque no cabe duda de que las decisiones que tomemos afectaran la rapidez
y la facilidad de nuestros futuros progresos.
Obviamente, lo mejor es optar por hacer frente la realidad cara a cara. Las
primeras pruebas de nuestra disposición a ello bien pueden ser las más
difíciles, pero si las afrontamos con valor, adquiriremos fuerza y fe para
continuar haciéndolo como cosa natural.
PENSAMIENTO Hagas lo que hagas, la realidad no desaparecerá… y está hecha para disfrutarla.
Sesión 8.8
Al dirigir los asuntos humanos, no hay mejor regla que la
moderación.
Lao.Tsé.
La vida está llena de provocaciones, irritaciones y personas difíciles.
Procuramos que no nos causen disgustos. Hemos aprendido una y otra vez
que cuando nos permitimos a nosotros mismos responder rápidamente o sin
moderación nosotros somos los que sufrimos…, a menudo mucho.
Pero somos humanos y a veces no podemos evitar una reacción malhumorada.
Cabe que en tales ocasiones estemos tentados de perder los estribos, zaherir
al interlocutor o actuar irracionalmente.
Hay algo que podría servir de válvula de seguridad la próxima vez que estés a
punto de perderlos. Dite a ti mismo “¡Que se pare todo!” y luego piensa en lo
que eso significa.
El hecho de que otra persona se esté poniendo en ridículo no quiere decir que
tú tengas que rebajarte al mismo nivel. Así que lo primero que tienes que hacer
es sujetar la lengua. Si guardas silencio, no habrá nada que te haga sentir
remordimiento o culpa después; en cambio, como todos sabemos, retirar una
explosión de ira resulta difícil.
“¡Qué se pare todo!“ también significa contenerse. Es una ayuda pensar que la
ira es un ataque temporal de locura durante el cual recaemos en nuestros
viejos hábitos. A decir verdad, la próxima vez que veas que alguien pierde los
estribos, obsérvale atentamente para recordarte a ti mismo lo nocivo y estúpido
que puede ser comportarse así.
PENSAMIENTO Cuando dices “que se pare todo” puedes evitar perder los estribos.
Sesión 8.9
Complicar lo sencillo es cosa frecuente; hacer que lo
complicado sea sencillo, pasmosamente sencillo, eso es
creatividad.
Charles Mingus.
Con demasiada frecuencia nos encontramos en una situación en la que nos
abruman las responsabilidades, las preocupaciones o un exceso de trabajo.
Hay tantas cosas urgentes que reclaman nuestro tiempo y nuestra energía, que
resulta difícil tomar decisiones. A veces la confusión y la incertidumbre dan
paso al pánico y deseamos poder escapar de alguna forma.
Dado que no podemos irnos por las buenas, recurrimos a una forma más
aceptable de expresar la desesperación: nos arrojamos de cabeza y tratamos
de hacerlo todo al mismo tiempo. Basta decir que casi no hacemos ningún
progreso a la vez que nos complicamos todavía más la vida.
Hay un dicho conocido que podría sernos de ayuda cuando nos encontramos
sometidos a presión de esta manera: Lo primero es lo primero. Si frenamos lo
suficiente para aplicar este principio, podemos determinar las prioridades,
organizar nuestro tiempo e introducir orden en nuestro día.
Aunque no siempre es fácil hacer primero lo primero, cuando actuamos de
acuerdo con ello podemos utilizar nuestro tiempo y nuestros recursos de forma
eficiente. Asimismo, es posible hacer mucho más en un día a la vez que
eliminamos mucha fatiga de nuestra vida.
PENSAMIENTO El principio de “lo primero es lo primero” puede proporcionarnos tanto un sentido del orden como serenidad.
Sesión 8.10
Estad quietos, y conoced que yo soy Dios.
Salmos,46,10.
La vida es a menudo más compleja de lo que nos gustaría que fuese. A veces,
por ejemplo, empezamos el día llenos de buenas intenciones y, a pesar de ello,
todo sale mal. Nos asomamos a la ventana y vemos que llueve a cántaros. El
coche no quiere arrancar. Cuando finalmente llegamos al trabajo el jefe nos
echa una bronca por el retraso y ni tan sólo quiere escuchar la explicación.
Todo el mundo parece estar de un humor de perros.
Apretamos los dientes y tratamos de pasar el día y, por supuesto, finalmente el
día termina. Para entonces tenemos un tremendo dolor de cabeza y el
estómago revuelto. Nos damos cuenta de que nos hemos visto en situaciones
que requerían lo mejor de nosotros para afrontarlas, pero en vez de ello hemos
hecho frente a las mismas del peor modo posible, llenos de ansiedad.
En los días como el citado, ¿qué podemos hacer para sentirnos de otro modo?
Para empezar, podemos hacer una pausa –hacerla realmente- y sentarnos
hasta que se nos despeje el cerebro. Puede que tarde cierto tiempo, pero
valdrá la pena. Porque entonces podremos pensar de forma realista en nuestra
impotencia y recordarnos a nosotros mismos que no somos los que cortan el
bacalao…, que ni siquiera es nuestro bacalao.
Si con estas sencillas acciones logramos algo, por pequeño que sea, entonces
podemos pedirle a Dios que reconduzca nuestros pensamientos hacia sendas
de serenidad. Y podemos empezar de nuevo, sin que importe la hora.
PENSAMIENTO Un nuevo día puede empezar a cualquier hora.
Sesión 8.11
En la vida real toda gran empresa empieza con fe y da su
primer paso hacia delante en la fe.
August Wilhelm V.
Incluso cuando ya estaba dispuesto a, como mínimo, tratar de vivir de acuerdo
con principios espirituales, me resultaba difícil comprender qué eran tales
principios y cómo se aplicaban. Hice muchas preguntas y me respondieron con
paciencia. Pero durante meses sencillamente no lo entendí. Lo que me
sugerían resultaba confuso hasta rozar la incomprensibilidad. Era como si me
estuviesen pidiendo que creyese que dos más dos son cinco.
Virtualmente todas las ideas que me ofrecían eran contrarias a lo que había
creído toda la vida. Casi todas las acciones que me sugerían eran lo contrario
de lo que yo acostumbraba a hacer.
Por ejemplo, yo expresaba preocupación profunda por las relaciones con la
familia, mi economía y mi precaria carrera profesional. Esperaba recibir
consejos concretos. Pero en vez de ello me decían que trabajara en mi relación
con Dios. Cuando me quejé amargamente de un trato que recibía de un
pariente, esperaba encontrar compresión. Cuando me sugirieron que tratase de
ver cómo los defectos de mi carácter habían contribuido al problema; quedé
desconcertado.
Despacio pero sin interrupción todo empezó a tener sentido. Aquellos
instrumentos espirituales empezaron a ayudarme…, pero sólo cuando dejé de
preguntar cómo podían ser eficaces y me mostré dispuesto a aplicarlos.
PENSAMIENTO Los instrumentos espirituales funcionan bien cuando estamos dispuestos a usarlos.
Sesión 8.12
El dolor no es ningún mal. A menos que nos venza.
Charles Kingsley.
Nadie necesita que le recuerden que el dolor es una parte inevitable de la vida.
Tanto si nos llega por medio de un trauma, de una pérdida, o a consecuencia
de nuestro propio comportamiento, no podemos librarnos del dolor por mucho
que lo intentemos.
Si repasamos los progresos que hemos hecho en la vida, veremos con facilidad
que generalmente hemos crecido por medio del dolor. Algunas personas, de
hecho, creen que el dolor es la “piedra de toque del crecimiento”.
Mirando hacia atrás, también podemos darnos cuenta de con qué frecuencia
hemos sido la causa de nuestro propio dolor, o lo hemos agravado con
nuestros pensamientos, actitudes y acciones. También podemos recordarnos a
nosotros mismos que el dolor emocional no dura eternamente…, desaparecerá.
Es importante recordar que no tenemos que pasar por el dolor solo, y tampoco
tenemos que depender exclusivamente de nosotros mismos para afrontarlo.
Podemos tener por seguro que Dios estará a nuestro lado. También pueden
ayudarnos las sugerencias y el apoyo de personas que han vivido experiencias
parecidas.
El dolor tiene la capacidad de fortalecernos o de destruirnos, según nuestra
forma de responder a él. A menudo la respuesta más eficaz es la aceptación.
Cuando podemos aceptar el estado en que nos encontramos cabe que
podamos aliviar el dolor haciendo desaparecer el poder inmerecido que le
hemos dado.
PENSAMIENTO No des al dolor el poder para destruirte.
Sesión 8.13
Vivid cerca de Dios y así todas las cosas os parecerán
pequeñas en comparación con las realidades eternas.
R.M. M’ Cheyne.
¿Estoy demasiado ocupado para dedicar quince minutos de mi tiempo a
comunicarme con Dios? Si mi respuesta es afirmativa, entonces no puede
permitirme el lujo de no tomarme esos quince minutos, porque es cuando
probablemente más lo necesito. He aprendido que si no tengo cuidado, un
programa de trabajo que causa tensiones de forma continua puede hacer que
me sienta apartado de Dios y en su momento esto dificulta mi crecimiento
espiritual.
¿Qué ocurre cuando cambio el orden de mis prioridades y reservo tiempo para
rezar y meditar? Casi inmediatamente experimento una sensación de paz y
serenidad porque sé que Dios está conmigo y ya no necesito apoyarme
exclusivamente en mis propios recursos.
Porque me he abierto a Dios, es mucho más probable que reciba sus consejos.
Cabe que no los reciba durante la meditación misma. Pero la experiencia me
ha enseñado que los recibiré en algún momento, ya sea bajo la forma de una
inspiración especial que parece surgir de la nada, o como una sensación
intuitiva muy dentro de mí.
Cuando dedico tiempo a comunicarme con Dios me siento refrescado y
renovado. Mi día puede empezar de nuevo, y es probable que lo que haga me
salga mejor.
PENSAMIENTO Cuando estás demasiado ocupado para rezar y meditar es probablemente cuando más necesitas hacer estas cosas.
Sesión 8.14
No todas las cosas deben examinarse atentamente, ni hay que
poner a prueba a todos los amigos, ni desenmascarar ni
denunciar a todos los enemigos.
Proverbio Español.
Todos tendemos a querer que los demás hagan las cosas a nuestra manera.
Sin que forzosamente nos demos cuenta de ello, a veces esperamos que la
gente viva de acuerdo con nuestros ideales y principios. Cuando nos ocurre así
nos inclinamos a juzgar y criticar sus “defectos”. Llevando esto un poco más
allá, nos parece que tenemos el derecho y quizá incluso la obligación de
defendernos luchando cuando nos sentimos ofendidos, directa o
indirectamente, por el comportamiento de otra persona.
Pero cuando actuamos así, ¿nos cargamos con algo no podemos controlar?
¿No luchamos, de hecho, contra nosotros mismos? Cuando actuamos de
acuerdo con nuestros dictámenes y tratamos de cambiar a los demás somos
nosotros los que salimos perjudicados. Casi siempre fracasamos en nuestro
intento… y acabamos sintiendo todavía más resentimiento y compasión de
nosotros mismos.
La verdad es que nadie cambia jamás de actitud o comportamiento hasta que
siente el deseo de cambiar. Por otra parte, en la mayoría de los casos en
realidad no conocemos los antecedentes de la otra persona y, por
consiguiente, no podemos comprender del todo sus motivos ni las fuerzas que
les dieron forma. Siendo así, ¿qué derecho tenemos a juzgar a otra persona?
Por esto es importantísimo para nuestra serenidad dejar que los demás vivan
su vida mientras nosotros vivimos la nuestra…, esto es, vivir y dejar vivir.
PENSAMIENTO Luchar contra los “defectos” de otra persona es como boxear con un adversario imaginario; nosotros somos los que sudamos y quedamos agotados.
Sesión 8.15
El universo es cambio; nuestra vida es el resultado de nuestros
pensamientos.
Marco Aurelio.
De todos los temores que tenemos en la vida pocos son mayores que el que
inspira el cambio. A la mayoría de nosotros nos gusta saber lo que podemos
esperar de día en día. Con lo que más cómodos nos sentimos es con las
pautas y costumbres fijas.
Cuando se produce algún cambio tendemos inmediatamente a pensar en los
posibles efectos perjudiciales para nosotros. Nos da miedo lo que interrumpe
nuestra vida normal; nos da miedo aprender métodos y procedimientos nuevos.
Nuestras proyecciones negativas van acumulándose hasta que llega un
momento en que perdemos la serenidad.
La verdad es que, por supuesto, el cambio es un elemento básico de nuestra
existencia, la condición sine qua non del universo. Aunque no podemos
controlar la mayoría de los cambios que se producen en nuestra vida, no cabe
duda de que tenemos una clara posibilidad de elegir cuando se trata de nuestra
actitud ante el cambio.
Al principio a muchos nos cuesta aceptar la necesidad del cambio continuo en
nuestra vida. Pero una vez empezamos a aceptar esta realidad inalterable
podemos mostrarnos dispuestos a contemplar los cambios –así grandes como
pequeños- con imparcialidad en lo que se refiere a sus posibles repercusiones.
Finalmente podemos aprender a adoptar actitudes positivas. Las mismas
energías que en otro tiempo malgastábamos resistiéndonos al cambio pueden
encauzarse entonces por sendas positivas y creativas.
PENSAMIENTO No tenemos que ajustarnos a los cambios de una sola vez…, sólo de día en día.
Sesión 8.16
No importa lo que piensen que eres, sino lo que eres.
Publilio Siro.
Cuando una vez me quejé a una amiga diciéndole que estaba agobiado de
trabajo ella sonrió de forma tolerante y dijo: “Te refieres a esta semana,
¿verdad?”. Acto seguido me describió un período de diez años durante el cual
se había matado a trabajar. Mi amiga aceptaba constantemente un exceso de
responsabilidad en el trabajo, absorbiéndose en innumerables proyectos al
mismo tiempo que cuidaba de su familia. Por si fuera poco, se ofrecía
voluntariamente para encargarse de una serie inacabable de compromisos
sociales.
Un día, durante un raro momento de descanso y claridad, trató de recordar la
última vez que había tenido la oportunidad de descansar, sencillamente. Podía
imaginarse a sí misma trabajando, pero no en reposo; entonces se percató de
sus propios esfuerzos frenéticos por superarse a sí misma además de a otras
personas.
“Me pregunté a mí misma por qué y pronto me di cuenta de que durante años
había tratado de compensar mi supuesta inferioridad”. Recordó que cuando
era pequeña sus padres raramente le habían ofrecido reconocimiento o
alabanzas. No había sacado el título en la escuela de enseñanza secundaria y,
por consiguiente, se sentía “tonta”, a pesar de que la mayoría de la gente
hubiese envidiado lo que había conseguido en la vida.
“Aquel día supe lo que tenía que hacer –dijo -. Y desde entonces he
concentrado mis energías en hacerme aceptable a mí misma”.
PENSAMIENTO Cuando estés constantemente sobrecargado de trabajo haz una pausa y pregúntate sinceramente por qué.
Sesión 8.17
La felicidad no consiste en tener lo que quieres, sino en querer
lo que tienes.
Hyman Judah Schactel.
Todos conocemos por lo menos a varias personas que buscan frenéticamente
la felicidad y con tal objeto tratan constantemente de satisfacer sus insaciables
deseos. Cuantas más cosas de las que quieren consiguen, más cosas quieren
y creen que necesitan. Se mudan de una casa a otra y de vecindario en
vecindario. Sus automóviles son cada vez más caros; sus joyas y su ropa, cada
vez más elegantes; sus vacaciones, cada vez más exóticas.
Cuando examinamos atentamente a esta clase de personas en la mayoría de
los casos es fácil ver que aunque se encuentran literalmente rodeadas de todas
las cosas que una persona podría desear, se siente absolutamente
desgraciadas. Parece probable que seguirán sintiéndose desgraciadas
mientras continúen creyendo que la felicidad puede encontrarse en los bienes
materiales.
Podemos compadecernos de ellas, pero también podemos sentirnos
agradecidos por haber aprendido una de las lecciones más importantes de la
vida: la tranquilidad de espíritu no nace de tratar de satisfacer nuestros deseos
tal como nosotros los percibimos, sino de aceptar la vida tal como va
presentándose, confiando en que un Dios amoroso nos proporcionará lo que
necesitemos.
PENSAMIENTO Los deseos no son forzosamente necesidades.
Sesión 8.18
En modo alguno es la mejor de las reglas de la vida: dejar las
cosas como están.
Baltasar Gracián.
“Si funciona, no lo arregles”. Este lema de uso muy extendido suele estar
relacionado principalmente con los procedimientos y las máquinas que
intervienen en nuestra vida: recetas, coches, máquinas, copiadoras, etc. Desde
luego, nadie puede discutir su validez en ese aspecto. Pero el concepto
también puede ser valioso cuando se aplica de forma más personal a las
situaciones de la vida cotidiana.
En otro tiempo nuestra tendencia a poner en duda, analizar e intelectualizar las
cosas –a menudo hasta la obsesión- nos causaba dificultades en muchos
terrenos. Nos pasábamos la vida intentando manipular y controlar personas y
situaciones, con frecuencia en asuntos que nada tenían que ver con nosotros.
Resultado frecuente de ello era que nos absteníamos de experimentar
plenamente la libertad, la serenidad y la espiritualidad.
¿Por qué éramos así? La razón más probable es que nuestra intromisión
obsesiva nacía del egocentrismo y de la falta de confianza. Ahora hemos
descubierto que una de las formas más rápidas de estropear algo bueno es
buscar arbitraria e innecesariamente “defectos que necesiten arreglarse”.
Como nos hemos esforzado por ser menos egocéntricos –y confiar más en las
otras personas, en nosotros mismos y en Dios-, hemos aprendido a hacer lo
mejor que podamos y luego dejar las cosas como están.
PENSAMIENTO Si las cosas van bien, déjalas en paz.
Sesión 8.19
¿Qué es un cínico? Un hombre que conoce el precio de todo y
el valor de nada.
Oscar Wilde.
Solía enorgullecerme de mi cinismo. Confiando en esta forma de relacionarse
con la gente y el mundo en general, podía sentirme listo, singular y
despreciativamente superior. Aunque me doy cuenta de que el cinismo es una
forma de expresión que se valora con ciertos círculos y de que puede ser la
base del humor, en mi propia vida sus consecuencias no fueron valiosas ni
humorísticas. Tal como yo lo practicaba, el cinismo era un pernicioso defecto
del carácter nacido del escaso amor propio y del miedo.
Ahora sé que mi cinismo era un importante mecanismo de defensa, una forma
de evitar que la gente se me acercara demasiado. Mis juicios de “sabelotodo”
hacían las veces de armadura que me protegía de comprometerme
emocionalmente. Pero también me privaban de los valores de las experiencia
humana.
Como con tanta frecuencia trataba de hacerme pasar por experto, tenía, de
hecho, el cerebro cerrado herméticamente. Me resultaba casi imposible
aprender o probar algo nuevo. Esto ocurría especialmente en el caso de las
ideas y los objetivos de naturaleza espiritual. Por consiguiente, el cinismo me
tuvo apartado de Dios durante muchos años.
Cuando hoy me siento cínico, cosa que ocurre de vez en cuando, tengo que
recordarme a mí mismo que no debo tomarme a la ligera este defecto de
carácter. Para mí el cinismo no es ningún juego elegante, sino que siempre
tiene consecuencias serias, con todos los castigos y ninguna recompensa.
PENSAMIENTO La armadura del comportamiento que protege también priva.
Sesión 8.20
En carácter, en modales, en estilo, en todas las cosas, la
suprema excelencia es la sencillez.
Henry Wadsworth L.
Creemos que somos personas complicadas. Desde luego, nuestra forma de
abordar la mayoría de las cosas era complicada. Incluso cuando hacíamos
frente a problemas sencillos solíamos recurrir a métodos complicados y
complejos para procurar resolverlos. Hacíamos grandes esfuerzos y nos
devanábamos los sesos hasta que al final encontrábamos las soluciones
sencillas que se nos habían pasado por alto desde el principio.
Algunos seguimos actuando de esta forma incluso después de comenzar la
recuperación. Cuando nos ofrecían soluciones sencillas tendíamos a buscar
formas complicadas de aplicarlas. Se nos sugería, por ejemplo, que hiciéramos
un examen de conciencia por escrito. Durante meses dábamos vueltas y más
vueltas, sufriendo horrores para encontrar el cómo, el dónde y el cuándo. Al
final nos percatábamos de que si hubiéramos dado preferencia a la sencillez –
concentrándonos en el propósito en lugar de en el método-, nos hubiésemos
ahorrado muchas frustraciones y ansiedades.
Poco a poco fuimos aprendiendo el valor de la sencillez. Nos dimos cuenta, no
sólo de que perdíamos tiempo por culpa de nuestra manía de complicar las
cosas, sino también de que obstaculizábamos nuestros progresos en casi
todas las facetas de la vida. Hoy día, en las relaciones personales, en el trabajo
y en nuestra aplicación de principios espirituales, cuando mejor nos salen las
cosas es al emplear métodos sencillos.
PENSAMIENTO Las soluciones sencillas son las mejores para las personas “complicadas”.
Sesión 8.21
Algunos hombres nunca pueden ver un hecho normal en
términos normales. Todos sus gansos son cisnes, hasta que
vez los pájaros.
J.B. Owen.
Hoy día no “hacemos una montaña” de todo como en otro tiempo. Gracias a
ello, nuestra vida está mucho más centrada y tranquila.
Resulta fácil ver ahora que la mayoría de las “montañas” las hacíamos nosotros
mismos y poco o nada tenían que ver con la realidad. Cuando exagerábamos
las cosas solía deberse a la necesidad de sentirnos importantes, nuestra
necesidad de atención. Aparte de eso, algunos estábamos tan enganchados a
las crisis de nuestra vida, que automáticamente hinchábamos las cosas de
forma desproporcionada con el fin de recibir nuestra “dosis” regular de
adrenalina.
Al cambiar nuestras actitudes y nuestro comportamiento en los aspectos de
mayor prioridad, “hacer una montaña” de todo perdió importancia. De hecho,
tuvimos que hacer un gran esfuerzo por librarnos de nuestras percepciones
exageradas porque representaban un gran obstáculo para nuestra serenidad y
nuestra felicidad.
Hoy día no hay “montañas” porque estamos aprendiendo a aceptar las cosas
tal como son. Asimismo, los que nos estamos recuperando no podemos
permitir que haya “montañas” en nuestra vida. Sabemos lo que es importante;
sabemos dónde concentrar nuestras energías.
PENSAMIENTO Hoy no hay “montañas”.
Sesión 8.22
El verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar
paisajes nuevos, sino en tener ojos nuevos.
Marcel Proust.
A veces, de forma extraordinaria, pasamos por una experiencia espiritual. Casi
siempre una serie de acontecimientos sirve para provocar cambios
inexplicables e incluso misteriosos dentro de nosotros. A partir de entonces
vemos las cosas de manera diferente, a menudo bajo una luz totalmente
nueva.
El mundo que nos rodea –nuestro empleo, nuestras relaciones, nuestros
bienes- puede ser igual que antes. Pero, debido a nuestra experiencia
espiritual, hemos recibido la oportunidad y la capacidad de percepción interior
para descubrir cosas de nosotros mismos y de nuestra vida que antes no
podamos ver.
Puede que, por ejemplo, ahora comprendamos y sintamos compasión por
unos padres con quienes nunca nos hemos llevado realmente bien. Y entonces
nos damos cuenta de lo mucho que los queremos. Quizá nos percatemos
claramente, por primera vez, de que es necesario cambiar de profesión. O
algunas revelaciones sobre nosotros mismos pueden abrir la puerta que
conduce a libertades personales nuevas e inesperadas.
Al cabo del tiempo, cuando miramos hacia estas transformaciones
excepcionales, podemos ver que si bien no fuero obra nuestra, hubiéramos
perdido la oportunidad de no haber estado con la mente abierta, bien
dispuestos y receptivos.
PENSAMIENTO Hoy y todos los días abre tu mente y tu corazón además de tus ojos.
Sesión 8.23
Alguien me aburre…; me parece que soy yo.
Dylan Thomas.
Durante un tiempo pasé por un periodo de profundo aburrimiento. Me parecía
que no pasaba nada nuevo en el trabajo, en casa o en cualquier otra faceta de
mi vida. La desilusión iba corroyéndome. Empecé a preguntarme con desánimo
qué podía esperar con ilusión.
Durante aquel período una noche fui solo al cine. Con los ojos clavados en la
pantalla iba viendo las imágenes que pasaban por ella, pero sin fijarme en
nada. Pensaba que la vida se había vuelto muy aburrida y que nunca lo había
sido antes de entonces.
De hecho, desde la infancia mi vida había sido todo lo contrario de aburrida.
Había llevado una vida muy agitada, como unas montañas rusas. Subía en
línea recta y luego bajaba vertiginosamente…una vez y otra y otra más. Todo
había sido como un gran drama y yo era el autor de la mayor parte del mismo.
Sentado en la sala a oscuras, de pronto me di cuenta de que desde hacía
algún tiempo había llevado una vida equilibrada. Si algo faltaba en ella, ese
algo eran la agitación y los constantes altibajos. Comprendí que lo que sentía
no era aburrimiento en absoluto, sino algo que había anhelado durante toda la
vida serenidad. La había alcanzado de verdad y sigo teniéndola a mi alcance.
PENSAMIENTO Lo que al principio parece aburrimiento puede que sea el heraldo de la serenidad.
Sesión 8.24
El deseo de perfección es la peor enfermedad que jamás haya
afligido a la mente humana.
Louis de Fontanes.
¿Por qué es tan frecuente que ejerzamos presión sobre nosotros mismos para
actuar de forma perfecta en muchos campos: ser perfectos como madres,
padres, hijos, hijas, amantes; tener un cuerpo perfecto; alcanzar la perfección
en todo lo que hagamos?
Por desgracia, a muchos nos han enseñado a buscar la perfección, de modo
que hemos contraído el hábito de esperarla de nosotros mismos. A veces nos
parece que gustaremos más a la gente si somos “perfectos”. Otras veces
sencillamente no nos damos cuenta de lo que hacemos. Y algunos nos
castigamos inconscientemente en nuestra búsqueda de la perfección, pues una
y otra vez abonamos el terreno para el fracaso.
De todas formas, cuando nos esforzamos por ser perfectos los resultados son
previsibles. Dado que la perfección total es imposible, siempre nos quedamos
cortos. Debido a que con tanta frecuencia nos sentimos insatisfechos con
nuestros logros, limitamos las oportunidades de sentirnos a gusto con nosotros
mismos. Al final quedamos atrapados en una noria que nos impide disfrutar de
nuestro empleo, nuestras relaciones y la vida en general.
Es claro que la búsqueda de la perfección causa frustración y dolor. Estos
síntomas son totalmente reversibles; sin embargo, si nos damos una
oportunidad a nosotros mismos tratando sencillamente de hacer las cosas lo
mejor que podamos en vez de tratar de hacer lo imposible.
PENSAMIENTO La práctica no lleva a la perfección; ni siquiera lleva a la “práctica perfecta”.
Sesión 8.25
El mayor error que puedes cometer en la vida es temer
continuamente cometer un error.
Elbert G. Hubbard.
Durante años insistimos en que nuestra forma de hacer las cosas era la
correcta, la única. Cuando las cosas no salían bien raras veces reconocíamos
nuestros errores. Para algunos de nosotros cometer un error significaba que
“nos atraparan” y hacíamos todo lo posible por disimular nuestros errores por
medio de coartadas, negaciones y mentiras puras y simples. No hace falta
decir que a menudo hasta los errores de poca importancia se convertían en
algo muy serio.
Por suerte, ya no tenemos que vivir de esta manera. Por nuestro propio bien,
procuramos ser honrados y francos en todo lo que hacemos. El resultado es
que no tenemos nada que ocultar ni necesidad alguna de recurrir a coartadas.
Actualmente, cuando cometemos un error se trata simplemente de esto…, un
error. Y como ya no tenemos que dar tanta importancia a nuestros errores, ya
no nos da miedo cometerlos.
Cada vez somos más capaces de aceptarnos a nosotros mismos, nuestra
falibilidad y nuestras limitaciones además de nuestras capacidades y nuestro
potencial para continuar creciendo. Ya no nos sentimos obligados a castigarnos
por errores triviales, pasos en falso o juicios desacertados. Estamos
aprendiendo a ser más pacientes y amables con nosotros mismos.
PENSAMIENTO Sé humano; renuncia a la necesidad de ser perfecto.
Sesión 8.26
Nunca sabemos cuán arriba estamos… hasta que nos piden
que subamos.
Emily Dickinson.
Frecuentemente nos dicen que “el camino se hace más estrecho” a medida que
proseguimos nuestro viaje espiritual. Esto se refiere a nuestros esfuerzos por
comprender y aplicar los conceptos que hemos aprendido en niveles cada vez
más profundos. Especialmente difícil en este sentido es el objetivo que consiste
en hacernos menos egoístas e interesados.
A veces puede parecernos que no avanzamos lo suficiente en este campo. Es
comprensible, pues es prácticamente imposible medir con la mente los
progresos que hacemos en relación con las cuestiones que tiene que ver con el
“yo”. De vez en cuando, sin embargo, Dios nos pone en situaciones que nos
permiten ver claramente hasta dónde hemos llegado realmente. Después de
tales experiencias, nos percatamos de que hemos progresado más de lo que
creíamos.
Un ejemplo típico es cuando nos encontramos en medio de una crisis de
familia. Todo el mundo se siente aturdido y agotado; nadie tiene la menor idea
de lo que conviene hacer. Nos llevamos una sorpresa al darnos cuenta de que
ya no tenemos necesidad de ceder al egoísmo y “tomar” de la situación como
a menudo hacíamos en otro tiempo. En vez de ello, deseamos vivamente
proporcionar apoyo, solaz y soluciones. Podemos ser atentos y útiles porque
nuestras necesidades personales se satisfacen en otra parte, de forma más
positiva y constructiva.
PENSAMIENTO Nuestros progresos espirituales se miden mejor por nuestras acciones que por nuestros pensamientos.
Sesión 8.27
Además del noble arte de hacer cosas, existe el noble arte de
dejar cosas por hacer. La sabiduría de la vida consiste en la
eliminación de lo que no es esencial.
Lin Yutang.
Ayer tenía las mejores intenciones. Me proponía hacer mucho. También
pensaba ser amable y comprensivo, dedicar tiempo a rezar y meditar y
conservar la serenidad pasase lo que pasara.
El día resultó muy diferente de lo que yo esperaba. Algo distrajo mi atención y
aplacé lo que pensaba hacer. Me disgusté y le solté los perros a un amigo. Me
olvidé por completo de Dios. Al final no sólo me sentí decepcionado y frustrado,
sino también enfadado conmigo mismo por no haber cumplido.
¿Qué puedo hacer de forma diferente hoy para salvar el abismo que hay entre
mis intenciones y mis acciones? Ante todo, tratará de asegurarme de que mis
intenciones no sólo estén bien definidas, sino que también sean realistas. De
esta manera no me expondré a fracasar nuevamente. También tendré en
cuenta que lo primero es lo primero y organizaré mis intenciones por orden de
prioridades.
A medida que transcurra el día trataré de ser flexible y comprensivo cuando
surja algo inesperado. Y finalmente, procuraré recordar que no soy más que
una persona en un mundo grande y que lo que puedo hacer tiene un límite. No
puedo serlo todo para todos más de lo que puede serlo todo para mí mismo.
PENSAMIENTO Tus intenciones para el día que comienza pueden ser unos cimientos sólidos para hacer cosas…o una cadena con una bola.
Sesión 8.28
COMENÇAR DE NOU
Sesión 9: Autoestima
Ser uno mismo
FUNDACIÓ PRIVADA PRAHU www.fundacioprahu.org
C/ St. Pere Màrtir, 18 CP 08012 BARCELONA 932173020 933685218
No faltaba más, quédate solo a veces; salúdate a ti mismo;
averigua lo que lleva tu alma; atrévete a mirar dentro de tu
pecho, y haz que lo que encuentres allí dé vueltas.
William Wordsworth.
Durante años la falta de confianza en nosotros mismos proyectó sombras
profundas sobre nuestra vida. Siempre que nos proponíamos hacer algo una
voz que teníamos dentro insistía en que no podríamos hacerlo. Debido a
nuestra forma de trabajar contra nosotros mismos, hacer frente a las
dificultades de la vida resultaba mucho más difícil de lo necesario.
Aunque pocos hemos logrado resolver este problema por completo,
continuamos mejorando ininterrumpidamente. Nos recordamos a nosotros
mismos, con frecuencia, que cuando menospreciamos nuestra capacidad o
nuestro talento nos estamos percibiendo a nosotros mismos de una forma que
no es honrada.
La manera de superar nuestra visión deformada, según hemos comprobado, es
atribuirnos el mérito de cosas que hemos hecho bien. Cada día reconocemos
nuestros logros, por pequeños que parezcan. Hacemos esfuerzos conscientes
por calcular sinceramente lo que valemos.
En vez de proyectar automáticamente el fracaso, nos preparamos para el éxito.
A tal efecto nos fijamos metas realistas y hacemos lo que sea necesario para
alcanzarlas. Edificamos sobre las cosas que mejor hacemos.
Cuando nos ofrecen palabras de aliento tratamos de creerlas, aceptarlas y
utilizarlas. Estamos aprendiendo a confiar en nuestros amigos… y en nosotros
mismos.
PENSAMIENTO
Calculando sinceramente nuestra capacidad y nuestras habilidades especiales, podemos edificar confianza en nosotros mismos.
Sesión 9.1
Los ojos de los demás son los ojos que arruinan. Si todo el
mundo menos yo fuera ciego, no desearía ropa elegante, casas
bonitas ni muebles finos.
Benjamin Franklin.
A veces leo que a una persona la “tienen en gran estima” sus amistades y
colaboradores. Siempre me ha gustado esa expresión, pero ahora me doy
cuenta de que la estima de los demás dista mucho de ser tan importante como
la que siento por mí mismo.
Algunos de nosotros aprendimos esto a costa nuestra. Durante años nos
desvivimos por causar buena impresión en los demás. A menudo muchas de
nuestras decisiones tenían ese único objetivo. La ropa que llevábamos, nuestra
forma de hablar y actuar –hasta la carrera que elegíamos-, todo ello se veía
muy influido por la necesidad de encajar, de ganar aprobación, de causar la
impresión apropiada.
Renunciábamos a muchas cosas con tal de “quedar bien” y con frecuencia
hacíamos caso omiso de oportunidades que nos hubieran ayudado a adquirir
un sentido del yo. En algunos casos nunca llegamos a conocer nuestras
verdaderas satisfacciones; lo que buscábamos no era sólo efímero, sino que, a
la larga, era imposible de obtener.
Hoy procuramos tomar decisiones basándonos en lo que sabemos sobre lo que
es apropiado y bueno. Prescindiendo de las presiones externas –los “ojos de
los demás”-, sabemos que la satisfacción más grande de la ida nace de ser
sinceros con nosotros mismos.
PENSAMIENTO
Procura causar buena impresión…en ti mismo.
Sesión 9.2
Si estás erguido, no debe preocuparte que tu sombra esté
encorvada.
Proverbio Chino.
Habían transcurrido varios años desde mi superación personal cuando me di
cuenta de que era claro que no gustaba a una persona que trabajaba conmigo.
Aunque no se mostraba francamente hostil, su desdén era muy visible. Lo
notable de aquella situación, desde mi punto de vista, era que la opinión que
aquel hombre tenía de mí no influía de ningún modo en la que yo tenía de mí
mismo…, como sin duda alguna hubiese influido en otro tiempo. La experiencia
me dio una oportunidad inesperada de ver lo mucho que yo había cambiado.
Cuando empecé la superación personal yo era mi peor enemigo y una y otra
vez me castigaba a mí mismo por cosas reales o imaginarias. Si parecía
siquiera que no le caía bien a alguien, “sabía” que aquella persona estaba
totalmente justificada.
Durante una temporada seguí una serie de sugerencias que me permitieron
comprenderme a mí mismo y renunciar a mis acciones destructivas. Al mejorar
mis actitudes y comportamiento, también mejoró la percepción que tenía de mi
mismo. Empecé a respetarme y finalmente llegué a creer en mi capacidad de
elegir bien. Por primera vez en la vida adquirí confianza en mí mismo.
Actualmente, a resultas de ello, me siento mucho más cómodo dentro de mi
propia piel. Y soy mucho menos vulnerable a las influencias exteriores, sea
cual fuere la forma en que se presenten.
PENSAMIENTO
Las opiniones que otros tengan de mí no son asunto mío.
Sesión 9.3
Siempre que la Naturaleza deja un agujero en la mente de un
hombre generalmente lo cubre con una gruesa capa de
engreimiento.
Henry Wadworth L.
De vez en cuando nos relacionamos con alguien cuyo comportamiento es un
despliegue incesante de grandiosidad. En todos los campos o interacciones se
esfuerza por demostrar que es superior: que sabe más, que tiene más éxito y
que merece más que prácticamente todo el mundo. A veces recurre a la
comparación; a veces exagera o miente. Se pasa la mayor parte del tiempo
alardeando sin recato de alguno de sus dudosos logros.
Nos sentimos incómodos cuando estamos en compañía de una persona así,
principalmente porque nos rebaja –de forma sutil o incluso francamente- con el
fin de mejorar su propia imagen. Al final, sin embargo, nuestro enojo da paso a
la pena, porque sabemos que no se da cuenta en absoluto de lo que hace. Nos
acordamos de la época en que nuestra falta de autoestima se manifestaba por
medio de la grandiosidad y tretas parecidas.
¿Qué descubrimos cuando finalmente le quitamos el camuflaje? Encontramos
sentimientos de deficiencia, de inseguridad y una mala imagen de sí mismo.
Nos gustaría poder hacer que estas personas comprendieran rápidamente lo
que nosotros hemos tenido que aprender poco a poco, por medio de la
experiencia. Porque nos sentimos verdaderamente agradecidos por haber
encontrado formas más llenas de sentido y más duraderas de sentirnos a
gusto con nosotros mismos.
PENSAMIENTO
La verdadera autoestima debe salir de dentro: todo lo demás son batiburrillos transitorios.
Sesión 9.4
Todo el mundo construye su propio lecho de clavos.
D. Sutten.
A veces nuestras percepciones negativas de nosotros mismos tardan en
cambiar más tiempo del que nos gustaría. Deberíamos recordar, sin embargo,
que la falta de autoestima atormentó a muchos de nosotros durante gran parte
de nuestra vida. En algunos casos estos sentimientos eran tan intensos, que
nos empujaban a flagelarnos constantemente de una forma u otra.
Ahora que nos estamos recuperando aprendemos, poco a poco, a gustarnos e
incluso a querernos nosotros mismos. Por consiguiente, durante la mayor parte
del tiempo podemos evitar las actitudes y reacciones con las que nos
castigábamos.
No obstante, algunos de nosotros estamos tan acostumbrados a nuestras
viejas percepciones de nosotros mismos, que las conservamos sin darnos
cuenta de ello. Hasta es posible que encontremos una forma extraña de
consuelo en estos viejos sentimientos y pensamientos conocidos. Cuando
ocurre así no tenemos que arriesgarnos a buscar nuevas maneras de
relacionarnos con nosotros mismos.
En mi propio caso, descubrí que los sentimientos de odio dirigidos contra mí
mismo empiezan cuando mi mente me proporciona ideas negativas sobre mí
mismo. He comprobado que cuando consigo reconocer que esta información
es falsa no tengo que actuar de acuerdo con ella.
Del mismo modo que perdí poco a poco la autoestima también poco a poco voy
recuperándola. Para ello se necesita tiempo, como en todos los procesos de
crecimiento, pero voy mejorando ininterrumpidamente.
PENSAMIENTO
La mente es un criado maravilloso, pero un amo terrible.
Sesión 9.5
La fuente de la belleza es el corazón, y cada pensamiento
generoso ilustra las paredes de tu cámara.
Francis Quarles.
Muy pocas personas se sienten verdaderamente satisfechas con su aspecto.
Todos nos miramos en el espejo de vez en cuando y nos decimos que ojalá
fuéramos más atractivos. Cuando vemos de esta forma negativa nuestro
aspecto no sólo somos injustos sino también crueles con nosotros mismos.
Cuando criticamos nuestro aspecto, ¿no solemos juzgarnos a nosotros mismos
de un modo poco realista y exagerado, como si nos encontráramos ante uno de
los espejos deformantes de un parque de atracciones? ¿Acaso no nos
comparamos con los patrones de los medios de información y culturales que se
concentran en la excepcional belleza exterior de unas cuantas personas?
Decimos que la “belleza es sólo superficial”, pero muchos continuamos dando
una importancia desmesurada a nuestras características físicas. Si éste es el
caso, quizá ha llegado el momento de concentrarse seriamente en la verdadera
belleza, la interior, en vez de limitarse a alabar insinceramente el concepto de
la misma.
Las personas más hermosas son aquellas cuyo espíritu sale al exterior. Su
belleza se refleja en su forma de pensar y actuar, en su forma de tratar a los
demás y de ver el mundo. La belleza interior no brilla solamente en su rostro,
sino en toda su filosofía de la vida.
PENSAMIENTO
La verdadera belleza reside en el corazón y fluye hacia fuera.
Sesión 9.6
Con frecuencia nada es más beneficioso que la autoestima,
fundamentada en lo que es justo y está bien.
John Milton.
La primera vez que oímos la expresión “autoestima” no acabamos de
entenderla. Estábamos tan acostumbrados a pensar severamente en nosotros
mismos, que resultaba difícil imaginar un punto de vista más amable. Aparte
de eso, ni siquiera estábamos seguros de que quisiéramos amarnos a nosotros
mismos; parecía haber algo casi ofensivo en la idea.
Por si fuera poco, recibíamos mensajes contradictorios. Por un lado nos
presentaban la autoestima como meta valiosa y alcanzable. Por el otro, nos
decían que tendríamos que librarnos del yo en todas sus formas con el fin de
hacer progresos espirituales.
Pero, una vez hubimos ido más allá de la semántica, vimos de forma clara que
en la autoestima hay dos vertientes. Una es la vertiente destructiva, por cuya
culpa sufrimos durante la mayor parte de nuestra vida. Nacida de nuestro
egocentrismo, insistía, no sólo en que éramos únicos y superiores, sino
también en que siempre teníamos razón.
La otra vertiente de la autoestima –por cuya consecución nos esforzamos
ahora- sale de una verdadera conciencia y una aceptación total de quienes
somos. Refleja la disposición a ser igual que los demás, así como un sano y
realista sentido de la dignidad humana.
PENSAMIENTO
Adquirimos autoestima librándonos del yo.
Sesión 9.7
Nadie puede hacer que te sientas inferior sin tu
consentimiento.
Eleanor Rooselvet.
El conocimiento de uno mismo se ha convertido en una de las más valiosas
cualidades del carácter. Hoy sabemos dónde estamos…, no sólo en relación
con nosotros mismos, sino también en el mundo.
No siempre fue así. En otro tiempo nuestro conocimiento del yo era obsesivo;
se manifestaba de forma negativa, tales como una dolorosa timidez y una
turbadora sensación de ser “diferentes”. Debido a que nos sentíamos
incómodos al conocer a alguien, por ejemplo, estábamos muy dispuestos a
cambiar el aspecto, de hábitos y de opiniones con el fin de no desentonar.
Algunos estábamos dispuestos a cambiar por completo.
Andando el tiempo, gracias a Dios, nos cansamos de no tener una identidad
propia. Hicimos un sincero repaso de nosotros mismos y descubrimos que,
además de los defectos, teníamos cosas que, de hecho, nos gustaban.
Concentrándonos en esas cualidades, encontramos el valor necesario para
empezar a crear nuestro estilo propio.
Poco a poco comenzamos a aceptar nuestro verdadero ser. Perdimos parte del
miedo a expresar nuestras opiniones, aunque fueran controvertidas o
impopulares. Nos dimos cuenta de que ya no teníamos que seguir haciendo el
camaleón: la mayoría de la gente nos acepta tal como somos. Y nos sentimos
más a gusto que nunca con nosotros mismos.
PENSAMIENTO
Si eres sincero contigo mismo eres sincero con los demás.
Sesión 9.8
Cuanto más fielmente escuches a tu voz interior, mejor oirás lo
que suena en el exterior. Y sólo el que escucha puede hablar.
Dag Hammarskjold.
A veces nos sentimos incómodos cuando estamos con otras personas,
especialmente en actos sociales. Entramos en una habitación y todo el mundo
tiene un aspecto magnífico: parecen saber exactamente lo que deben decir,
llevan una vida fascinante, tienes pocos problemas, si es que tienen alguno. En
comparación con ellos, nos sentimos poco elegantes, torpes en expresarnos e
ineptos en general. Cuanto más rato permanecemos allí, peor nos sentimos y
mayor es nuestra timidez.
El error que cometemos en estas ocasiones es comparar nuestro “interior” con
el “exterior” de otras personas. Al hacer estas comparaciones, casi siempre nos
juzgamos de manera injusta. Sacamos conclusiones basadas en apariencias y
modales superficiales que probablemente no reflejan la realidad exacta. El
hecho de que la gente parezca desenvolverse a la perfección no quiere decir
necesariamente que sepa vivir mejor que nosotros.
Cuando trabajamos con nuestra autoestima y lo mejoramos poco a poco nos
hacemos menos vulnerables a nuestras imaginaciones y a las trampas
psicológicas que crean de vez en cuando. Nos damos cuenta de que las
apariencias externas tienen poca importancia, mientras que las realidades
internas son importantísimas.
PENSAMIENTO
No compares tu interior con el exterior ajeno.
Sesión 9.9
El tipo de vida más feliz es el que nos da más oportunidades de
adquirir autoestima.
Samuel Johnson.
Al mirar desde nuestro nuevo punto de la observación, vemos claramente cómo
perdimos la autoestima. Empujados por el látigo de nuestras angustias,
muchos comprometimos nuestros valores y nuestra moral. Cada vez que
hacíamos esto mintiendo, estafando y tergiversando, nuestra autoestima
disminuía de algún modo.
Al empezar la superación personal nos dijeron que las decisiones que tomamos
afectan directamente la opinión que tenemos de nosotros mismos. Con ello nos
daban a entender que, dado que ahora teníamos libertad de elección, ¿por qué
no optábamos por comportarnos y pensar de forma que nos sintiéramos
satisfechos de nosotros mismos?
Primero lo intentamos concentrándonos en recuperar el interés por la vida. Ser
honrados y respetuosos con los demás también era importantísimo para
nuestra autoestima, según pronto pudimos descubrir. Teniendo esto presente,
pusimos manos a la obra y empezamos a reconstruir las relaciones dañadas
con la familia, los amigos y los patronos.
Tomando estas decisiones y otras parecidas sin componendas, recuperamos la
autoestima del mismo modo que la perdimos: de día en día.
PENSAMIENTO
La opinión que tenemos de nosotros mismos depende en gran medida de lo que elijamos.
Sesión 9.10
¿Qué soledad es más solitaria que la desconfianza?
George Eliot.
En mi vida anterior me negaba a confiar en alguien. No conocía otra forma de
vivir. Cuando veía a personas que confiaban en otras lo primero que pensaba
era que eran unos necios. Mi razonamiento era que como no se podía confiar
en mí, tampoco se podía confiar en nadie más.
Con el tiempo me he percatado de que esta actitud nacía en gran parte de mis
propios sentimientos negativos acerca de mí mismo. Era totalmente insincero
en mi forma de presentarme a los demás: raras veces permitía que alguien me
viese tal como era en realidad. Mi falta de confianza, pues, tenía muy poco que
ver con la nula confianza que me inspiraban los demás y obedecía
exclusivamente al temor de ser “descubierto”.
Al dar mi vida un giro de noventa grados, entre las primeras cosas esenciales
que aprendí fue la necesidad de confiar en mí mismo, en los demás, y en Dios.
Tuve que verme honradamente tal como era en realidad y mostrarme dispuesto
a correr riesgos. Poco a poco tuve que arriesgarme a ser vulnerable.
Necesité tiempo para ello, pero fui adquiriendo confianza en mí mismo y en la
integridad de los demás. Cuanto más digno de confianza era en mis
actividades y relaciones, más confiaba en mis semejantes.
PENSAMIENTO
Cuanto más dignos de confianza seas, más confiarás en las otras personas.
Sesión 9.11
No dependáis de una sola cosa ni confiéis en un solo recurso,
por preeminente que sea.
Baltasar Gracián.
Cuando pensamos en la dependencia lo que suele ocurrírsenos son sustancias
que causan adicción, tales como el alcohol y la cocaína, o pautas de
comportamiento que también causan adicción, como, por ejemplo, comer
demasiado, de forma compulsiva. Pero hay otros tipos de dependencia que son
menos obvios pero pueden ser igualmente destructivos.
¿Qué hay de la dependencia de personas, lugares y cosas? ¿Acaso no hemos
conocido todos a alguien cuya imagen de sí mismo y, de hecho, su identidad
dependía de su título profesional o de determinada marca de automóvil? Y,
desde luego, sabemos lo fácil que es pasar a depender de tu pareja para
experimentar seguridad emocional.
Si nos inclinamos a depender demasiado de personas o de cosas,
generalmente es porque nos sentimos deficientes o inseguros. Pero, por
desgracia, cuando salimos de nosotros mismos en busca de seguridad
emocional lo que finalmente obtenemos es sólo una falsa sensación de
seguridad que con frecuencia se convierte en una forma de servidumbre. Y si la
relación termina o si perdemos el título profesional o el automóvil exótico, nos
sentimos desamparados y vacíos.
La probabilidad de que caigamos en alguna de estas trampas de dependencia
es menor si tenemos una identidad vigorosa y una sana imagen de nosotros
mismos. Pero estas cualidades no se obtienen automáticamente. Tenemos que
estar dispuestos a trabajar por nuestra seguridad y nuestra confianza
personales, en vez de tratar de obtenerlas “fácilmente” de otras personas,
lugares o cosas.
PENSAMIENTO
La dependencia se presenta bajo muchas formas.
Sesión 9.12
No inclines nunca la cabeza, tenla siempre erguida. Mira al
mundo directamente a la cara.
Helen Keller.
En la adolescencia yo era extremadamente tímido. Cuando recuerdo aquellos
años todavía puedo experimentar el dolor emocional que soportaba. Una de las
cosas que más me costaban era hablar cara a cara con otras personas. Me
esforzaba en evitarlo y cuando ello no me era posible buscaba refugio en
diversos hábitos y técnicas que yo creía que eran exclusivamente míos.
Por ejemplo, mirando fijamente la frente, las orejas o el mentón de una
persona, evitaba mirarla a los ojos. Encendía y fumaba cigarrillos de forma
ritual o fingía accesos de tos y ello me permitía mitigar la intensidad de mi
miedo y sentirme menos incómodo.
Al empezar la recuperación, una de las cosas que más contribuyeron a
levantarme la moral fue descubrir que mi dolorosa timidez no era un caso
único. ¡Qué alivio poder reír junto con otras personas que habían ideado
técnicas parecidas para no mirar a los ojos del interlocutor.! ¡Y qué alivio
también fue poder hablar de mi falta de autoestima y de mi miedo a la gente…
y beneficiarme de la experiencia de otras personas que habían padecido lo
mismo!
Cuando dejé de tratar de esconderme de la gente mi timidez disminuyó
gradualmente. La apreciación de mi propio valor ha aumentado de forma lenta
pero segura. Hoy día una de las libertades más valiosas que tengo es la de
poder hablar fácilmente y sin temor con otras personas…y mirarlas
directamente a los ojos mientras hablo con ellas.
PENSAMIENTO
La mejor forma de curar la “singularidad incurable” es verte a ti mismo en otro.
Sesión 9.13
Un hombre debería procurar ante todo evitar los reproches de
su propio corazón.
Joseph Addison.
A veces cuando pienso en el pasado es casi como si todo hubiera sido una
pesadilla. Pero no fue un sueño y es importante para mí recordar que mi
comportamiento era realmente perjudicial. Los reproches que recibí eran muy
merecidos.
Desde entonces mis actos y mis actitudes han mejorado muchísimo. Pero el
progreso ha tendido a ser más rápido con los actos sanos que con el
pensamiento sano. De vez en cuando mi espíritu todavía trata de hacerme una
jugarreta y en tono de reproche insiste diciendo: “No lo haces lo bastante bien”,
“No te mereces el éxito que tienes”, “¡Sí los demás supieran cómo eres en
realidad!”.
Afortunadamente, con el tiempo me he dado cuenta que no tengo que tomar a
pecho estos ataques, y tampoco tengo que actuar de acuerdo con ellos.
Cuando decido actuar no necesito castigarme a mí mismo, desde luego.
A medida que pasa el tiempo mis pautas de pensamiento no van tan rezagadas
de mis pautas de comportamiento como en otro tiempo. No me reprocho tantas
cosas como antes. Y cuando me reprocho algo me resulta más fácil distinguir
entre un reproche “merecido” por algo malo que realmente he hecho y un
reproche que es sencillamente una “cinta vieja”.
PENSAMIENTO
Las cintas viejas pueden borrarse para volver a grabar en ellas.
Sesión 9.14
Dentro de ti mismo puedes encontrar a tu peor enemigo o a tu
mejor amigo.
Proverbio Inglés.
Debido a nuestra escasa autoestima, sin darnos cuenta tomábamos decisiones
que nos colocaban en una situación peligrosa, ya fuera física o emocional.
Pasábamos tiempo con “compañeros inferiores” o corríamos riesgos estúpidos.
Más allá de estos peligros reales, parecía que el mundo estaba lleno de
trampas ocultas y peligros de toda suerte, que todos y todo se proponían
hacernos alguna mala pasada. Luego vimos que los peores peligros surgían de
nosotros mismos.
Durante mucho tiempo carecimos de la honradez suficiente para reconocer lo
que estábamos haciendo, así como del conocimiento de nosotros mismos que
nos hubiera permitido saber por qué lo hacíamos. Paulatinamente, con todo,
aprendimos que podíamos tomar decisiones constructivas en lugar de
destructivas. Nos dimos cuenta de que podíamos ser nuestro mejor amigo en
lugar de nuestro peor enemigo.
A resultas de ello, hoy día hacemos cosas destinadas a acrecentar nuestro
bienestar físico y emocional, en vez de permitirnos ir decayendo hasta rozar el
derrumbamiento. Como nos cuidamos lo suficiente, evitamos las situaciones y
relaciones potencialmente perjudiciales, en lugar de buscarlas. De todas
formas posibles, tanto de pensamiento como de obra, nos respetamos en vez
de despreciarnos.
PENSAMIENTO
Sé amable contigo mismo.
Sesión 9.15
Me importa menos lo que soy en opinión de los demás que lo
que soy a mi propio juicio; quisiera ser rico por mí mismo y no
por pedir prestado.
Michel Eyquem de Montaigne.
¿Por qué tanto persistimos en juzgarnos severamente a nosotros mismos?
¿Por qué no prestamos atención a las cosas buenas?
En parte se debe a la familiaridad de la visión deformada que tenemos de
nosotros mismos; nos hemos acostumbrado a ella. De hecho, algunos
encontramos consuelo en el estado de cosas existentes porque nos da miedo
trabajar en la imagen deficiente que tenemos de nosotros mismos. Tal vez no
queramos darnos una oportunidad a nosotros mismos porque nos sentimos
culpables…, no sólo a causa de nuestras propias acciones en el pasado, sino
también a causa de presiones familiares.
¿Qué hay que hacer para salir de este atolladero emocional? En primer lugar,
tenemos que estar verdaderamente hartos de los sufrimientos que nos hemos
infligido. Luego tenemos que hacer esfuerzos conscientes y repetidos por
volver al revés la imagen de nosotros mismos que llevamos encima desde hace
tanto tiempo. Un instrumento útil para ello consiste en redactar periódicamente
una lista de las cualidades de nuestro carácter. Además, cuando recibamos
cumplidos procuraremos adoptar la costumbre de aceptarlos graciosamente en
vez de quitarles importancia encogiéndonos de hombros.
Lo que algunas personas les resulta más útil, cuando se atacan
automáticamente a sí mismas, es callarse a media frase o a medio
pensamiento y decir en voz alta: “No, eso sencillamente no es verdad”.
PENSAMIENTO
Una imagen de uno mismo deformada tapa el sol de la vida.
Sesión 9.16
Eso es el aprendizaje. De pronto entiendes algo que has
entendido toda la vida, pero de una manera nueva.
Doris Lessing.
En todas las culturas a la gente se le enseña, casi desde la infancia, la
diferencia entre el bien y el mal. Aprendemos que está “bien” ser honrados,
corteses y amables… y que está “mal” mentir, robar o hacer daño a otras
personas. De niños la principal motivación que nos hace actuar correctamente
es evitar el castigo. Más adelante suele motivarnos la conciencia además de
las costumbres de la sociedad.
Al crecer espiritualmente, nuestra conciencia se amplía e intensifica. Vemos de
manera más clara cómo las acciones y las componendas esporádicas afectan
nuestra vida y la vida de otras personas. Por consiguiente, concebimos el bien
y el mal de una forma totalmente nueva.
Hoy, cuando practicamos el bien en lugar del mal nuestros motivos van mucho
más allá del deseo de evitar el castigo o la conciencia culpable. Practicamos la
honradez, la paciencia y la tolerancia, por ejemplo, porque estas cosas dan
buenos resultados en nuestra vida. La falta de honradez, la impaciencia y la
intolerancia no los dan…y nunca los darán.
Debido a nuestra nueva concepción y a nuestros motivos más complejos
hacemos lo que está bien con el fin de sentirnos más a gusto con nosotros
mismos, vivir cómodamente, y porque nuestro crecimiento espiritual depende
de ello.
PENSAMIENTO
Los motivos son tan importantes como las acciones.
Sesión 9.17
Una hora de aprobación de uno mismo pesa más que años
enteros.
Alexander Pope.
“Era como si tuviese una relación de amor y odio conmigo mismo –me dijo una
vez un amigo, refiriéndose a su vida con el pasado-. En ciertos momentos era
totalmente egocéntrico…; me sentía y actuaba como si fuese la persona más
brillante, de más talento y más atractiva del mundo. Pero durante la mayor
parte del tiempo me detestaba a mí mismo. Me consideraba la escoria de la
tierra”.
El egocentrismo y la actitud de superioridad de mi amigo solían salir a la
superficie cuando estaba con otras personas. “Al echar la vista atrás, veo que
lo que pretendía era recibir aprobación –dijo- . Pero en vez de ello, mi
comportamiento ofensivo me distancia de los demás. Cuando estaba solo era
cuando el otro extremo malsano se adueñaba de mí…; no podía soportarme a
mí mismo”.
Llegó un momento en que mi amigo no podía seguir soportando las
consecuencias dolorosas de sus sentimientos variables. Sólo entonces pudo
tomar medidas para cambiar.
“Tuve que ocuparme de ambos extremos, del egocentrismo además del odio
que sentía contra mí mismo –dijo- . De hecho, tuve que hacer borrón y cuenta
nueva”.
“Todavía no puedo decir que me quiera a mí mismo –añadió-, pero voy
progresando. En estos momentos es como un noviazgo lento y plácido, tú ya
me entiendes”.
PENSAMIENTO
Abre tu corazón y tu mente a una nueva sensación de totalidad e igualdad.
Sesión 9.18
Tanto la cadena de hierro como el cordón de seda son
ligaduras.
Johann Friedrich Von Schiller.
Un amigo mío cuenta una anécdota sobre elefantes de corta edad. En los
países donde los utilizan como animales de trabajo, a los elefantes hay que
adiestrarlos cuando son muy jóvenes y aún no son demasiado poderosos. Los
primero que hace el amaestrador es ponerle una gruesa manilla y una cadena
en la pata para sujetarle a una estaca de metal clavada profundamente en el
suelo. Cuando el elefante intenta moverse libremente de un lado a otro no
puede ir más allá del extremo de la cadena. Aunque el animal haga intentos de
escapar, la manilla y la cadena se lo impiden.
Al cabo de un tiempo el pequeño elefante deja de poner a prueba la resistencia
de la cadena. Se queda dentro de la circunferencia limitada del círculo,
completamente pasivo. Se ha convencido del todo de que no puede escapar.
A partir de ese momento puede utilizarse el elefante para trabajar y trasladarlo
fácilmente de un lugar a otro. Lo único que se necesita para tener sujeto al
animal, a pesar de su enorme fuerza, es una soga poco gruesa y una estaca de
madera. Porque una vez lo han condicionado de esta manera, el pequeño
elefante queda convencido durante el resto de su vida de que lo que una vez
fue cierto lo será siempre.
¿He empezado a librarme de mis ideas de elefante pequeño?
PENSAMIENTO
Nunca es demasiado pronto ni demasiado tarde para cambiar nuestras convicciones.
Sesión 9.19
Nada asombra tanto a los hombres como el sentido común y la
franqueza.
Ralph Emerson.
Hemos avanzado hasta más allá del punto donde nos hacemos preguntas
sobre la necesidad de una honradez total en nuestra vida. Hemos aprendido
que ser honrado con uno mismo es importantísimo para mejorar la opinión que
tenemos de nosotros mismos. Lleva al conocimiento de uno mismo y, a su vez,
a la posibilidad de que tenga lugar cambios positivos en toda nuestra
perspectiva. Huelga decir que la honradez en nuestras relaciones e
interacciones con otras personas tiene la misma importancia.
Al igual que toda la gente, nos encontramos diariamente con las influencias del
mundo exterior. Sin embargo, gracias a nuestros nuevos instintos y
prioridades, sabemos lo que debemos elegir. No sólo evitamos la tentación de
cometer pecados de comisión – tomar algo que no nos pertenece-, sino que
también evitamos los pecados de omisión. Si recibimos grandes elogios por un
trabajo bien hecho, por ejemplo, sin que se mencione la valiosísima
participación de un ayudante nuestro, lo decimos de forma clara en lugar de
aceptar pasivamente que nos atribuyan todo el mérito.
A veces otras personas encuentran sorprendentes, o incluso “estúpidas”,
nuestras acciones. Pero, prescindiendo de las presiones de nuestros
semejantes o de la sociedad, insistimos en ser siempre honrados en todos
nuestros asuntos. Para nosotros las componendas significan regresión y
posibles desastres.
PENSAMIENTO
Para mí la honradez no es sencillamente la mejor política, sino la única política.
Sesión 9.20
Si deseas ahogarte, no te tortures con aguas poco profundas.
Proverbio Búlgaro.
A veces pienso que mi vida existe en tres “reinos”: tierra firme, aguas poco
profundas y el abismo. Cuando estoy en tierra firme pienso con normalidad,
hago lo que es debido y tomo las medidas que han demostrado ser valiosas
para edificar una vida de fe y felicidad.
Cuando me zambullo en el abismo –por la razón que sea- rápidamente me veo
arrastrado y vencido por pensamientos negativos, ideas viejas y un
comportamiento destructivo. Desde el primer instante no cabe la menor duda
de que corro un gran peligro.
Con todo, el peligro es casi igual de grande cuando me encuentro en aguas
poco profundas, esa zona intermedia seductiva y engañosamente segura.
Como persona propensa a las adicciones, para mí “estar en aguas poco
profundas” significa flirtear con pensamientos y comportamientos peligrosos.
Cuando paso a una zona de aguas poco profundas juego con la locura
preguntándome a mí mismo si debo o no debo hacer tal o cual cosa. Las aguas
poco profundas son una tortura, desde luego, pero, lo que es más importante
para mí, son también una senda segura hacia el desastre.
El día en que me encuentre a mí alejándome de tierra firme y dirigiéndome
hacia el abismo – el día en que las aguas poco profundas parezcan
especialmente atractivas- pediré a Dios que me devuelva la cordura y confiaré
en que su poder así lo hará.
PENSAMIENTO
Si no quieres resbalar, no des poder a pensamientos resbaladizos.
Sesión 9.21
El zorro condena la trampa y no a sí mismo.
William Blake.
Hay trampas en la vida cotidiana; el mundo es así. A veces la gente que tiene
problemas se desahoga con nosotros, nos echa la culpa de sus errores, o trata
de aprovecharse de nosotros. La comunicación queda interrumpida y hacemos
algo basándonos en instrucciones incompletas, por lo que sale mal.
Antes de empezar a recuperarme me sentía tan lleno de culpa y tenía tan poca
autoestima, que tendía automáticamente a asumir la responsabilidad de
muchas de las trampas que había en mi vida. Me echaba a mí mismo la culpa
de percances que no tenían nada que ver conmigo ni con mis capacidades.
Deseaba ser prácticamente el chivo expiatorio de todo el mundo.
Recuerdo lo bien que me sentí al defenderme por primera vez a mí mismo. El
hecho de hacer frente a una falsa acusación resultó tan estimulante, que decidí
escribir sobre la experiencia y compartir luego mis pensamientos con un
consejero espiritual. Estas medidas me permitieron ver hasta qué punto había
echado sobre mí culpas que no eran mías, hasta qué punto había salido
perjudicado, así como lo que necesitaba hacer para romper aquella pauta de
una vez para siempre.
En la actualidad, cuando las cosas salen mal, cuando de vez en cuando la vida
me asesta un golpe, ya no siento la necesidad de pedir perdón por “estar en la
trayectoria” del golpe. La mayoría de las veces, de hecho, consigo esquivar el
golpe y continuar viviendo.
PENSAMIENTO
Podemos evitar hacernos reproches a nosotros mismos incluso cuando estamos “atrapados”.
Sesión 9.22
Todo hombre tiene un rincón lluvioso en su vida, desde el cual
le acosa el mal tiempo.
Jean Paul Richter.
En otro tiempo mi falta de autoestima afectaba todos mis pensamientos y
acciones. Aceptaba en seguida mensajes negativos acerca de mí mismo,
especialmente cuando me los transmitía mi propio cerebro.
Al empezar a recuperarme, me resultó relativamente fácil ver y cambiar los
mensajes negativos obvios. Eran los que me decían que estaba demasiado
gordo o demasiado delgado cuando ninguna de las dos cosas era cierta, que
siempre sería impopular, que no tenía talento ni porvenir.
Resultó más difícil reconocer y luego tratar de cambiar las manifestaciones
indirectas de mi falta de autoestima. Me negaba a comprar ropa alegando que
era “para ahorrar dinero”, pero la verdadera razón era que creía no merecer
ropa nueva. No entablaba nuevas amistades porque “no tenía tiempo”, pero el
motivo verdadero era mi convencimiento de que no gustaría a los demás.
Seguía manteniendo una relación autodestructiva con el fin de “no hacer daño
a la otra persona”. Pero el verdadero motivo de mi inacción es más que
probable que fuese el sentido profundo de que merecía ser infeliz.
Hoy día, como parte importante de mi recuperación, comparto mis sentimientos
esporádicos de no valer nada con tanta honradez como me es posible. Procuro
reconocer que ambas clases de mensajes negativos –los indirectos además de
los directos- son falsas.
PENSAMIENTO
Respeta la realidad y no la mentira.
Sesión 9.23
La creencia en la verdad empieza con el dudar de todo lo que
hasta ahora se haya creído que es verdad.
Nietzche.
Una mujer vivía en un piso en el que había un solo espejo, que además era
pequeño. Es espejo estaba roto de tal manera que la mujer sólo podía verse la
mitad de la cara. “A mí me parecía bien –dice la mujer-, porque en aquel tiempo
me consideraba solamente media persona”.
La escasa autoestima de la mujer pronto empezó a afectar seriamente todas
las facetas de su vida. Al final, su infelicidad la postro de rodillas y por suerte
pudo empezar a recuperarse.
Al cabo de varios meses se le sugirió que hiciera examen de conciencia para
medir sus progresos, detectar sus defectos y examinar las cualidades que
había adquirido. A la mujer le encantó comprobar que había cambiado mucho
en un período relativamente corto. “Mi miedo a la gente iba disminuyendo –
dice -. Me sentía útil por primera vez desde hacía años”.
Pero también se desanimó al darse cuenta de que aún se percibía a sí misma
como media persona. “Aún no podía soportar verme la cara entera. La imagen
que tenía de mí misma no había progresado al mismo ritmo que todo lo
demás”.
El desánimo, sin embargo, no duró mucho. Como había hecho un examen
valiente y minucioso de sí misma, pudo enorgullecerse honradamente de
aquellos progresos tan evidentes. A partir de aquel momento se concentró en
“librarse del espejo pequeño y roto” y la imagen que tiene de sí misma ha
mejorado ininterrumpidamente desde entonces.
PENSAMIENTO
Los sentimientos difieren sensiblemente de los hechos.
Sesión 9.24
Pensar es fácil. Actuar es difícil. Actuar como se piensa es lo
más difícil de todo.
Goethe.
Hay veces en que parece que todo lo que he aprendido acerca del modo de
vida espiritual se ha ido por la ventana. Algo se apodera de mí y me niego
rotundamente a practicar los principios que tanto han llegado a significar. Es
como si volviera a ser niño y patalease en la silla alta mientras escupo los
alimentos que me nutrirán.
Después de estos episodios, me siento invariablemente como un hipócrita.
Además de todo ello, a menudo agravo mi regresión temporal azotándome
emocionalmente por no “andar igual que hablo”.
Soy verdaderamente injusto conmigo mismo cuando reacciono de forma
inflexible. Después de todo, soy humano y en modo alguno puedo estar bien
dispuesto de modo constante. Difícilmente puedo esperar de mí mismo ser
“perfecto” desde el punto de vista espiritual.
También tiene importancia para mí recordar que los defectos de mi carácter
probablemente nunca desaparecerán del todo. En vez de castigarme a mí
mismo y sentirme como un hipócrita, necesito pensar en hasta dónde he
llegado realmente y sentirme agradecido por la brevedad de mis lapsos
esporádicos.
PENSAMIENTO
Cuando te sientas poco dispuesto no te castigues a ti mismo todavía más sintiéndote culpable o hipócrita.
Sesión 9.25
Cuando mentimos en la voz más alta que nunca es cuando nos
mentimos a nosotros mismos.
Eric Hoffer.
Mentir impunemente parece tan fácil. Quizá por esto fuimos tantos los que
adquirimos el hábito de mentir y luego nos resultó tan difícil romper con él. A
veces no tan sólo nuestras mentiras eran de encubrimientos, negaciones,
racionalizaciones o exageraciones.
Mentíamos para evitar responsabilidades y enfrentamientos, para llamar la
atención sobre nosotros mismos y recibir aprobación, para que las cosas se
calmaran y la vida resultase más sencilla. Algunos llegamos al extremo de que
la verdad perdió su sentido y mentir se convirtió en un reflejo.
Dado que hoy día la honradez con los demás y con nosotros mismos es tan
importante en nuestra vida, ¿qué podemos hacer para dejar de mentir
definitivamente? El primer paso consiste en reconocer lo mucho que nos
perjudica la mentira, sea cual sea su forma. Entonces podemos tratar de ser
conscientes de cómo nos apartamos de la verdad y preguntarnos a nosotros
mismos que esperábamos conseguir de ello.
Algunos podemos romper con el hábito de mentir tomando medidas más
directas. Al encontrarnos con que estamos mintiendo, nos detenemos,
admitimos que lo que decíamos era mentira y pedimos perdón. Puede que ello
nos haga pasar vergüenza, desde luego, pero nos obliga a pensárnoslo dos
veces antes de decir la próxima mentira.
PENSAMIENTO
Por su naturaleza, las mentiras son perniciosas para nosotros, por más que sean “necesarias” o parezcan bien disfrazadas.
Sesión 9.26
Nuestro yo propio se esconde bien de nuestro yo propio; de
todas las minas donde hay tesoros la nuestra es la última en
descubrirse.
Nietzsche.
En aquel momento era difícil percatarse de ellos, pero algunos nos
configuraron e impulsaron en la vida fuerzas externas. Asumimos nuestro papel
respondiendo a comportamientos ajenos y permitimos que nuestras reacciones
y responsabilidades nos consumiesen. A causa de ello, se nos escapó la
posibilidad de desarrollarnos como individuos y de realizarnos.
Comenzamos nuestro viaje espiritual con el objetivo de mejorar nuestra vida.
Pero por el camino descubrimos algo que no habíamos previsto: nuestro yo
verdadero. Por primera vez hemos llegado a conocernos a nosotros mismos.
Nos hemos renovado y en algunos casos hemos vuelto a nacer.
Gracias al conocimiento de nosotros mismos, que es cada vez más profundo,
ahora podemos dar forma a nuestra vida de acuerdo con nuestras necesidades
y objetivos personales. Hoy dedicamos tiempo a explorar y desarrollar
capacidades y talentos que no éramos conscientes de poseer. Por lo tanto,
podemos introducir alegría, emoción y admiración en nuestra propia vida así
como en la vida de los demás.
Todo esto ha sido posible sólo gracias a nuestra disposición a cambiar y a
nuestra fe y confianza en Dios. Mientras seguimos buscando lo que la voluntad
divina ha dispuesto para nosotros, crecemos y nos desarrollamos como
individuos.
PENSAMIENTO
El descubrimiento de uno mismo es una de las oportunidades más valiosas que nos depara la vida espiritual.
Sesión 9.27
Tu vida real es a menudo la vida que no llevas.
Oscar Wilde.
En un sentido muy real mis actitudes y mi comportamiento negativos me
impedían vivir mi propia vida. Me pasaba tanto tiempo saliendo de desastres
reales e imaginarios que renunciaba a la libertad de disfrutar de la vida tal
como iba presentándose.
Vivía por encima de mis posibilidades, tanto literalmente como en sentido
figurado, y abusaba de las cuentas de gastos así como de la confianza de mis
patronos. La imagen que trataba de presentar a los demás era muy diferente
de la forma en que me comportaba y sentía en relación conmigo mismo.
Pasaba por lo menos la mitad de mí tiempo tratando de borrar mis huellas
recurriendo a coartadas para salir de algún embrollo.
Hoy día de vez en cuando tiendo a no dar la importancia debida a mi
estabilidad y a mi serenidad. Sin embargo, siento como una avalancha de
gratitud cuando pienso en aquel ayer infernal, siquiera un solo momento.
Estoy agradecido por no seguir atrapado en una red de engaños. Estoy
agradecido porque puedo ser honrado y libre de tantas maneras. Estoy
agradecido porque no tengo que fingir que soy otro y porque puedo vivir
gozosamente mi propia y real vida.
PENSAMIENTO
La verdadera libertad es la libertad de ser el verdadero tú.
Sesión 9.28
COMENÇAR DE NOU
Sesión 10: Miedo. Miedo al futuro.
Vivir el presente
FUNDACIÓ PRIVADA PRAHU www.fundacioprahu.org
C/ St. Pere Màrtir, 18 CP 08012 BARCELONA 932173020 933685218
Estamos aquí y s ahora: aparte de eso, todo el conocimiento
humano es música celestial.
H.L. Mencken.
En general nuestros temores no tienen nada que ver con la realidad del
momento presente…y sí, totalmente, con la anticipación del futuro. Tenemos
que recordar que vivimos y respiramos en el presente y no hay necesidad de
que nos torturemos anticipando negativamente lo que puede ocurrir en los días
o años venideros.
Cuando nos paramos a pensar en ello resulta fácil ver cómo la proyección
negativa puede afectar adversamente todos los campos de nuestra vida. Con
un nuevo empleo, por ejemplo, podemos llegar a convencernos de que vamos
a fracasar incluso antes de que crucemos la puerta el primer día. Cuando
caemos enfermos nos figuramos que emporaremos rápidamente en vez de
mejorar. En cuanto a las relaciones, pues, una vez más esperamos lo peor y,
debido a nuestros temores, a veces contribuimos a que lo “peor” se haga
realidad.
¿Cómo podemos guardarnos de hacer proyecciones negativas? En primer
lugar, podemos tratar de volver al momento presente y llegar incluso al extremo
de decir: “Estoy en mi cocina, hoy es martes…”. En segundo lugar, podemos
recordar algunas de nuestras proyecciones pasadas y darnos cuenta de cómo
nos causamos a nosotros mismos un dolor innecesario. Finalmente, podemos
recordarnos a nosotros mimos que Dios está con nosotros, vayamos donde
vayamos y hagamos lo que hagamos.
PENSAMIENTO Los pensamientos negativos acerca del futuro introducen dolor innecesario en el presente.
Sesión 10.1
Una fe perfecta nos elevaría absolutamente por encima del
miedo.
George Macdonald.
Durante unos años insistí tercamente en que no era posible que existiese un
Poder mayor que yo. Albergaba el firme convencimiento de que yo y nadie más
que yo mandaba en mi vida y mi destino. Tan grande era mi egocentrismo, de
hecho, que me consideraba el centro del universo, responsable de controlar y
dirigir todo lo que había en él.
No es extraño que el miedo me atormentase. Aunque entonces no me daba
cuenta, tenía miedo de casi todo: de las otras personas, de mí mismo, del
fracaso, del éxito, de la muerte, de la vida.
Al echar la vista atrás, veo que en todo esto había una suprema ironía. Por un
lado, ahí estaba yo, estrella llameante alrededor de la cual giraba todo los
demás. Por el otro lado, el miedo hacía que me sintiese totalmente alienado,
nacido de la nada y camino a ninguna parte, deambulando sin rumbo por el
cosmos y, pese a ello, responsable de mi suerte.
Providencialmente, un despertar espiritual acabaría abriendo la puerta a la fe
en Dios. Mi miedo disminuyó mucho cuando me convencí de que mi vida no
carecía de propósito, de que yo no estaba solo, de que no era el único
responsable de mi destino. A medida que mi fe ha ido creciendo, también ha
crecido mi seguridad interior, porque sé que Dios está siempre conmigo,
guiándome, protegiéndome y preocupándose por mí.
PENSAMIENTO
A medida que aumenta mi fe, disminuye mi miedo.
Sesión 10.2
Las desgracias más difíciles de soportar son las que nunca se
producen.
J.R. Lowell.
A menudo el miedo a la inseguridad económica perdura mucho después de
que los otros temores hayan disminuido o desaparecido. Tal vez se deba a que
se tarda algún tiempo en comprender que el problema no es la inseguridad
económica en absoluto…, sino que es el miedo a la misma.
Las personas ricas pueden mostrarse tan obsesionadas por el dinero como las
que realmente están sin blanca. El miedo a la inseguridad económica no tiene
nada que ver con la situación económica, sino que es como cualquier otra
forma de miedo egocéntrico: nos da miedo perder algo que tenemos o nos da
miedo no conseguir algo que queremos.
Es claro, pues, que para recuperar la sensación de bienestar necesitamos
concentrarnos, no en nuestro saldo bancario, sino en nuestros miedos
imaginarios. Lo primero que podríamos hacer es apartarnos de nuestra relación
emocional con el “problema”. De esta manera podríamos mirar las cosas tal
como son realmente en vez de permitir que nuestra imaginación se desbordara.
Lo más importante es que podemos dirigirnos a Dios y pedirle que nos ayude.
Sabemos por experiencia que la fe puede vencer y sustituir al temor. También
sabemos que Dios proveerá, pase lo que pase. Si confiamos en que continuará
velando por nosotros y actuamos con fe haciendo lo que debamos hacer,
nuestros temores desaparecerán.
PENSAMIENTO La mayoría de nuestros temores no tienen nada que ver con la realidad.
Sesión 10.3
Madurez: entre otras cosas, no esconder la propia fuerza por
miedo y, en consecuencia, vivir por debajo de nuestras
mejores posibilidades.
Dag Hammarskjold.
Una conocida mía empezó a jugar al tenis otra vez después de permanecer
muchos años alejada de este deporte. Le pregunté por qué lo había dejado, en
vista de que le gustaba tanto. Me dijo que había empezado a jugar en la
adolescencia.
“Era una jugadora neta -recordó-, y cuando jugaba un partido sólo por pura
diversión lo hacía muy bien. Pero en los torneos me ponía muy nerviosa.”
Cuando el partido iba en serio el nerviosismo le hacía fallar los golpes. A veces
la muñeca temblaba y no podía dominarla.
“Así que lo dejé –dijo-. Y luego, al cabo de unos diez años, un día estaba
mirando a unas personas que jugaban al tenis en un parque. Se lo estaban
pasando muy bien. Recordé lo bien que solía jugar yo y me puse realmente
triste al pensar que mi escasa autoestima me había empujado a dejarlo.”
Aquella tristeza fue seguida de un gran despertar. La mujer se dio cuenta de
que había estado sentada en la línea de banda, no sólo en el tenis, sino en
virtualmente todas las facetas de la vida. “La gente que tenía a mi alrededor
competía y ganaba. Encontraban empleos mejores y entablaban relaciones que
les salían bien, mientras que yo continuaba fallando los golpes y poniéndome
nerviosísima.
“Ahora trabajo para mejorar mis servicios y mis reveses –dijo para concluir-.
Pero sobre todo quiero mejorar por dentro. Ya ha llegado la hora de que
reanude el juego, y no me refiero solamente al tenis”.”
PENSAMIENTO No dejes que el miedo te relegue a la línea de banda.
Sesión 10.4
Libertad para vivir tu vida con la ventana del alma abierta a
nuevos pensamientos, nuevas ideas, nuevas aspiraciones.
Harold Ickes.
Ahora que hemos encontrado una posición sólida en el mundo nos refrenamos
menos al afrontar la vida. No nos da miedo ir aprendiendo más cosas sobre
nosotros mismos; tenemos una conciencia más clara de lo que queremos y de
dónde vamos.
Dios es una fuente constante de fuerza y bien en nuestra vida. Nos sentimos
seguros porque sabemos que Dios nos guiará y cuidará, pase lo que pase.
Gracias a nuestra confianza en él y a nuestra creciente confianza en nosotros
mismos, somos libres de hacer cosas que antes eran imposibles.
Somos libres y capaces de correr riesgos: explorar nuestras capacidades y
nuestros recursos interiores, de tener opiniones y hacer valer nuestros
derechos. Muchos hemos descubierto talentos ocultos y hemos encontrado el
valor necesario para dedicarnos a otra profesión.
También hemos adquirido la honradez y el conocimiento de nosotros mismos
que hacen falta para plantar cara a las creencias e ideas que nos limitan;
nuestra creciente sensación de seguridad nos da la libertad necesaria para ello.
Ya no tememos cometer errores, porque estamos dispuestos a aprender de
ellos y continuar cambiando. Hoy poseemos la capacidad y el deseo de ir en
pos de objetivos espirituales que nunca pueden alcanzarse de forma absoluta:
paciencia, tolerancia, comprensión y amor incondicional.
PENSAMIENTO Nuestra confianza en Dios nos deja libres de hacer cosas que antes eran imposibles.
Sesión 10.5
¡Con qué frecuencia miramos a Dios como nuestro último y
más débil recurso! Acudimos a él porque no tenemos otra
parte a dónde acudir. Y entonces vemos que las tempestades
de la vida no nos han arrojado contra los escollos, sino que
nos han llevado al refugio deseado.
George Macdonald.
El cambio perturba, no importa cuál sea su forma. Por ejemplo, la ruptura de
una relación forzosamente nos transformará. Pero también pueden
desconcertarnos cambios que recibimos con agrado, tales como casarnos, o
dejar un piso pequeño para instalarnos en nuestra propia y espaciosa casa. En
todos los casos es inevitable que nuestro equilibrio se resienta y que, durante
algún tiempo, incluso nos sintamos solos.
Cuando algún cambio nos abrume podemos recurrir a Dios, que es la fuente de
estabilidad y serenidad dentro de nosotros. De esta forma resulta mucho más
fácil hacer los ajustes o las adaptaciones que sean necesarios.
Por medio de nuestra comunicación consciente con Dios podemos recuperar
nuestro equilibrio y centrarnos una vez más. Si confiamos en Dios y tenemos fe
en la bondad del plan que ha trazado para nosotros, los cambios tendrán una
claridad y un propósito nuevos para nosotros.
Cuando nos volvemos hacia Dios desaparece nuestra sensación de soledad.
Dios está con nosotros, mostrando el camino, proporcionándonos la fuerza y el
valor que necesitamos para hacer frente a las dificultades que pueden
presentarse.
PENSAMIENTO En una vida llena de cambios, Dios es mi constante.
Sesión 10.6
El miedo es la cámara oscura en la cual se revelan todos tus
negativos.
Desconocido.
Cuando tenemos miedo suelen parecernos que nuestros sentimientos han
surgido de la nada. La realidad, sin embargo, es que el miedo no es una
emoción abstracta. Los temores nacen de cosas tales como los recuerdos de
experiencias dolorosas, sentimientos de incapacidad, o sencillamente de
nuestra tendencia a proyectar lo peor en lugar de lo mejor. Nuestro ego es un
importante criadero de temores. De hecho, el ego y el miedo están más
relacionados de lo que se ve a simple vista.
Algunas personas, por ejemplo, están interesadas desde hace mucho tiempo
en aprender un deporte nuevo. Pero nunca han hecho nada al respecto porque
tienen miedo. No es que tengan miedo al deporte propiamente dicho, sino más
bien que temen hacerse daño mientras lo aprenden o que otros se rían de sus
esfuerzos de principiantes.
En situaciones de esta clase, no podemos decidir sencillamente que no
tendremos miedo. Lo que podemos hacer, no obstante, es abordar
racionalmente nuestros temores irracionales. Una de las maneras de hacerlo
consiste en entrar en la “cámara oscura” del miedo y mirar con mucha atención
todos aquellos negativos. Comprobaremos que lo que vemos no es la realidad
ni mucho menos, sino puras proyecciones del ego. Nos daremos cuenta de que
cuando dejamos que el miedo nos detenga permitimos que nuestras decisiones
las tome el ego en vez de nuestro corazón y nuestra mente.
PENSAMIENTO Los temores son negativos que nos hace falta revelar.
Sesión 10.7
El miedo a la vida, sea cual fuere su forma, es lo principal que
debe exorcizarse.
William James.
La experiencia nos ha enseñado una y otra vez que nuestros temores son casi
siempre infundados, a menudo hasta el extremo de ser totalmente ilusorios. Sin
embargo, eso no evita que reaccionemos temerosamente cada vez que se
presenta la misma situación o serie de circunstancias. ¿Por qué nos hemos
podido poner esta emoción penetrante y corrosiva en el lugar que le
corresponde?
Probablemente es debido a que tendemos a ir por ahí temiendo o negando
nuestros sentimientos, en lugar de afrontarlos y actuar en consecuencia.
Algunos hemos recurrido al alcohol para infundirnos falso valor. Puede que
dependamos de que otras personas nos quiten los obstáculos de en miedo o
nos hagan de “guardaespaldas”. A veces disimulamos nuestro miedo con otras
emociones como, por ejemplo, la ira o los celos. O cabe que sencillamente no
hagamos nada y suframos en silencio.
¿Qué podemos hacer para afrontar mejor nuestros temores? Desde luego,
podemos estudiar de nuevo la situación; si estamos dispuestos a examinar algo
con una perspectiva nueva, a menudo comprobaremos que no es tan
amenazador como parecía al principio. A veces podemos hacer esto
preguntándonos a nosotros mismos qué es lo peor que puede suceder, o
hablando con otra persona. Hemos comprobado que el procedimiento más
eficaz consiste en reafirmar nuestra creencia y nuestra confianza en Dios y
pedirle que nos ayude a sustituir los temores por la fe.
PENSAMIENTO Nuestros temores son casi siempre ilusiones.
Sesión 10.8
Es imposible que desespere el hombre que recuerda que quien
le ayuda es omnipotente.
Jeremy Taylor.
Si en cualquier momento de hoy me siento ansioso, confundido o solo, me
recordaré a mí mismo que dondequiera que esté, Dios está también. Tanto
si estoy en el trabajo como en casa o viajando, Dios me protegerá y me amará.
No importa si me encuentro ocupadísimo o sencillamente descansando; como
su amorosa presencia me rodea, en ningún momento corro peligro.
La plegaria es mi forma de acceder a la fuerza y los consejos de Dios. Cuando
me pongo en comunicación consciente con él durante el día, recibo seguridad y
paz. Dios impedirá que sufra daño y también me protegerá de mis propias
tendencias autodestructivas. Mientras recurra a Dios, estaré libre de miedo, de
ansiedad y de la tortura de la indecisión.
¿Me preocupo indebidamente por el comportamiento o el bienestar de algún
ser querido? ¿Temo que cierta situación, lugar o persona se encuentra fuera
del alcance de la protección de Dios? Si empiezan a consumirse aprensiones
de esta clase, rebajaré su poder concentrándome en el alcance ilimitado del
poder de Dios. Volveré a recibir la seguridad de que este mundo es de Dios y
de que su manto protector lo abarca todo.
PENSAMIENTO Dios está presente en todas partes, de modo que podemos sentirnos protegidos y seguros en todo momento, en todos los lugares.
Sesión 10.9
Las peores penas de la vida no son las pérdidas e infortunios,
sino los temores.
A.C. Benson.
Sólo examinando con atención nuestros temores podemos darnos cuenta de
cómo afectan extensamente nuestra vida. Al impedirnos ir en pos de metas
importantes, hacer lo que podríamos hacer, el miedo suele causar aflicciones y
remordimientos.
Por ejemplo, si tenemos miedo a la gente, tendemos a excluirla de nuestra vida
empleando para ello diversas maneras. Entonces nos perdemos su amistad y
la oportunidad especial de aprender cosas nuevas de los demás.
A muchos de nosotros el miedo nos impide avanzar en nuestra profesión.
Puede que sepamos con certeza que merecemos un aumento de sueldo o un
ascenso, pero el miedo al enfrentamiento nos impide decirlo. En vez de ello,
aceptamos lo que en realidad es inaceptable y esperamos con frustración el
momento en que “se fijen” en nosotros.
O quizá ha llegado la hora de cambiar de profesión. También en este caso nos
vemos inmovilizados por el miedo a fracasar. Por consiguiente, no damos el
primer paso y el resultado es que continuamos haciendo con resentimiento
tareas que hace ya tiempo que se nos quedaron pequeñas.
¿Sigue impidiéndose el miedo conocer las experiencias gozosas de la vida?
¿O soy ahora capaz de empezar de nuevo sustituyendo el miedo por la fe y
corriendo pequeños riesgos?
PENSAMIENTO No hay que temer a los riesgos razonados.
Sesión 10.10
Cuando Dios cierra una puerta abre una ventana.
Anónimo.
Cuando en nuestra vida ocurre algún acontecimiento importante e imprevisto a
veces nos cuesta aceptarlo. Aun cuando el cambio puede mejorar nuestra
suerte en la vida, estamos convencidos de que sólo nos esperan días negros.
Un traslado inesperado en el trabajo, por ejemplo, nos obliga a dejar nuestra
vivienda en la costa para instalarnos en una ciudad situada muy en el interior.
Nos horroriza la idea de tener que trabar nuevas amistadas y cambiar nuestra
forma de vida. Quizá una relación que es muy importante para nosotros termina
bruscamente y ello nos deja desolados.
Estas cosas pueden alterar por completo a cualquiera, incluso a los que nos
enorgullecemos de nuestra capacidad de adaptación y aceptación. Alzamos los
ojos hacia el cielo y preguntamos en tono de súplica. “¿Por qué sucede esto?”.
Sin embargo, con la ayuda de la familia, los amigos y un Dios amoroso,
superamos estas difíciles pruebas de día en día. Las cosas se resuelven
paulatinamente para nosotros y para quienes nos rodean. Al cabo de un tiempo
nuestra vida cambia de un modo que no podíamos haber planeado o siquiera
imaginado.
Al afrontar por primera vez los cambios, estábamos profundamente
disgustados; nos parecía que la vida “nunca volvería a ser igual”. Transcurrido
un tiempo, es probable que empecemos a sentirnos agradecidos por la forma
en que han resultado las cosas.
PENSAMIENTO Nada es permanente…, excepto el cambio.
Sesión 10.11
Dejadme que os diga que el tiempo es un don muy precioso de
Dios; tan precioso, que sólo se nos da de momento a
momento.
Amelia Barr.
Con frecuencia oímos hablar de lo importante que es “vivir en el presente”. Nos
dicen, y cuesta discrepar de ello, que la proyección hacia el futuro o el pasado
nos causa preocupaciones y temores innecesarios. En cambio, cuando
conseguimos permanecer en el presente nos beneficiamos en gran medida.
Aprendiendo a vivir en el presente, ante todo podemos apreciar de verdad la
realidad del momento. Como no estamos sólo parcialmente allí -con nuestros
pensamientos en el ayer o en el mañana-, podemos aumentar al máximo
nuestro disfrute del tiempo que pasamos con los amigos, que dedicamos a
diversas actividades o que sencillamente empleamos en descansar.
Cuando estamos en el presente y realmente prestamos atención es sin duda
mucho más fácil recordar lo que sucedió. Puede que no parezca mucho, pero
las ventajas pueden ser numerosas. Por de pronto, mejora nuestra capacidad
de retener información; mejora también nuestra capacidad de escuchar a los
demás. Podemos ser mejores amigos dando a la persona que nos cae bien el
más valioso de los regalos: toda nuestra atención. Vivir en el presente también
aumenta mucho nuestra concentración, lo cual nos permite mejorar nuestras
habilidades y trabajar mejor en lo que sea.
En conjunto, la vida misma resulta más satisfactoria. Ahora podemos hacer
algo sobre el momento presente…o sencillamente saborearlo al máximo
porque estamos ahí.
PENSAMIENTO Vive el presente.
Sesión 10.12
Sólo el hombre obstruye su felicidad con preocupaciones y
destruye lo que es con pensamientos de lo que puede ser.
John Dryden.
Pasamos algunos días yendo y viniendo entre el pasado y el futuro. Hay
expresiones reveladoras que suelen acompañar nuestros viajes por el tiempo.
¿Acaso no decimos a menudo que deberíamos o podríamos haber hecho otra
cosa? ¿Acaso no nos hemos dicho con frecuencia a nosotros mismos que
deberíamos hacer, necesitamos hacer o tenemos que hacer tal o cual cosa?
Todos caemos en esta trampa, con el lamentable resultado de echar a perder
nuestra capacidad de utilizar y disfrutar del presente. Acabamos de instalarnos
en nuestra primera casa, tras hacer grandes sacrificios para comprarla, por
ejemplo. En vez de saborear el momento, nos las arreglamos para estropearlo
pensando que hubiera sido mejor comprar un piso en régimen de propiedad
horizontal. O acabamos de llegar a nuestro lugar de vacaciones y ya nos
sentimos desgraciados porque nos decimos que deberíamos haber ido a otra
parte.
Incluso en circunstancias menos significativas, con frecuencia nos
concentramos en lo que tenemos que hacer, necesitamos hacer o deberíamos
hacer. Al gastar nuestro tiempo y energía en intenciones en vez de en
acciones, nos impedimos a nosotros mismos vivir en el presente. Perdemos de
vista la única realidad con la que verdaderamente contamos: el momento
presente.
Ni los remordimientos de ayer ni los deseos y ansiedades relativos a mañana
tienen por qué impedirnos sacar el máximo partido de hoy.
PENSAMIENTO Vivamos, disfrutemos, creemos…hoy.
Sesión 10.13
Si soy fiel a los deberes del presente, Dios proveerá para el
futuro.
Gregory T. Bedell.
Es difícil discutir la sabiduría y el valor de vivir en el momento presente.
Sabemos por experiencia que cuando vivimos así nos sentimos muchos más
cómodos y serenos. Sin embargo, aunque estamos convencidos de que éste
es un buen concepto, a la mayoría nos cuesta permanecer constantemente en
el presente. No se trata de que una mañana, al despertar, exclamemos: “¡Ya lo
tengo!” y a partir de entonces practiquemos automáticamente el principio.
Por eso muchos empezamos el día afirmando nuestro deseo de vivir en el
presente, así como tomando decisiones conscientes acerca de las veinticuatro
horas que nos esperan.
Decidimos hoy vivir el presente, aceptar las responsabilidades y recompensas
de cada momento que transcurra. Nos comprometemos a “estar ahí”
mentalmente además de físicamente. Concentrándonos en lo que está
directamente enfrente de nosotros momento a momento, por lo general
podemos alcanzar nuestros objetivos siempre.
Abordamos el día como si nos rindiéramos, depositando nuestra fe y nuestra
confianza en Dios. Estamos decididos a hacer todo lo que podamos en el
momento presente. Y decidimos dejar los resultados en manos de Dios.
PENSAMIENTO Toma la decisión consciente, ahora mismo, de vivir en el presente.
Sesión 10.14
Siempre es el momento oportuno para hacer lo que es
oportuno.
Martin Luther King, Jr.
A veces, en situaciones cotidianas así como en otras más serias, todos
estamos tentados de aplazar lo que sabemos que debe hacerse. Quizá nos dé
miedo la posible reacción de la gente, así que para evitar un enfrentamiento o
un tumulto, miramos hacia otro lado. O tal vez titubeamos en hacer lo que hay
que hacer porque no estamos seguros de los resultados. En otros casos, cabe
que no estemos dispuestos a arrastrar las consecuencias porque sabemos
exactamente cuáles serán.
No importa qué excusa motivada por el miedo podamos tener para dar largas al
asunto; es siempre importante tomar con prontitud medidas que reflejen los
valores y principios que hemos adquirido con mucho esfuerzo. Nadie puede
lograr esto de forma perfecta, por supuesto, pero debemos estar dispuestos a
hacer todo lo que podamos. Porque en cuanto transigimos o demoramos el
momento de tomar las medidas necesarias, nuestros valores empiezan a
perder prioridad. Si nuestra inacción continúa, puede que tales valores acaben
perdiendo su sentido.
Hacemos lo que es correcto por consideración a nosotros mismos así como por
consideración a los demás. Cuando nos atenemos firmemente a nuestros
valores tenemos una buena opinión de nosotros mismos y adquirimos
autoestima. Pero cuando tardamos en tomar las medidas apropiadas porque “el
momento no es oportuno” ocurre lo contrario y nuestra autoestima se ve
mermada.
PENSAMIENTO Si haces sin demora lo que es correcto, tienes una buena opinión de ti mismo.
Sesión 10.15
La dilación roba tiempo.
Edward Young.
La dilación es algo más que simplemente aplazar las cosas. Si queremos
avanzar realmente en la tarea de librarnos de este defecto del carácter primero
tenemos que ser conscientes de los motivos que se ocultan detrás de nuestra
tendencia a pasar el tiempo en dilaciones.
A nadie sorprenderá saber que el miedo, bajo diversas formas, es nuestra
razón principal para aplazar las cosas. Puede que tengamos miedo del cambio,
o de lo desconocido. Quizá temamos fracasar o quedar en ridículo. Es posible
que tengamos miedo a la inseguridad económica.
También aplazamos lo que deberíamos hacer sencillamente porque preferimos
hacer otra cosa, o porque somos demasiado perezosos para hacer lo que
necesite hacerse.
Es frecuente, cuando aplazamos algo, que recurramos a la racionalización para
salir del apuro. Intentamos convencernos a nosotros mismos de que no
disponemos de suficiente tiempo, de que tenemos demasiadas
responsabilidades, de que podemos dejarlo para mañana, etcétera.
Esto hace que la dilación vaya aumentando y dando paso a más dilación. Antes
de nos demos cuenta, puede que nos encontremos abrumados.
¿Cómo podemos afrontar de forma constructiva este defecto del carácter?
Dando por sentado que ya nos conocemos a nosotros mismos y estamos
dispuestos a librarnos de nuestra tendencia a aplazar lo que hay que hacer,
primero debemos descubrir las razones ocultas y trabajar en ellas. Si tomamos
medidas responsables para eliminar las causas de este defecto, al final
podremos librarnos del defecto propiamente dicho.
PENSAMIENTO Para poner fin a la dilación, concéntrate primero en las causas ocultas.
Sesión 10.16
El miedo es un gato furtivo que encuentro debajo de las lilas de
mi mente.
Sophie Tunnell.
Muchos nos llevamos una sorpresa al ver que no sabemos cómo tratar la
buena suerte. Cuando se nos presentan oportunidades poco corrientes o la
prosperidad nos sonríe inesperadamente, reaccionamos de forma poco
apropiada. En lugar de alegrarnos y ser felices, nos sentimos disgustados.
A menudo el miedo es el culpable de estas reacciones. Tenemos miedo de no
poder “vivir de acuerdo” con nuestra buena suerte. Tememos que se esfume
con la misma rapidez con que ha venido, y sentimos aprensión al pensar en los
cambios que pueda depararnos. Con todo, nuestro miedo más fuerte e
irracional es que se trate de un enorme error. Sentimos, muy en el fondo, que
no somos merecedores del regalo que no ha caído del cielo.
Es obvio que a algunos nos cuenta tanto aceptar la buena suerte como la
adversidad. Pero eso no quiere decir que no podamos darle vuelta a la
situación si nos concedemos la oportunidad de hacerlo.
En primer lugar, podemos tratar de reprimir los sentimientos que no son
apropiados. De esta forma veremos mejor lo que son en realidad: miedo
egocéntrico, arraigado en viejas ideas. En vez de reaccionar rápidamente y de
forma autodestructiva, podemos dedicar tiempo a aprender a aceptar nuestra
buena suerte. Luego, en vez de pensar que nos la merecemos, podemos tratar
de mostrarnos agradecidos por nuestra buena fortuna y tomarla por lo que
realmente es: un don.
PENSAMIENTO Mereces todo lo bueno que encuentres hoy.
Sesión 10.17
Antes de odiar una cosa le tenemos miedo; un niño que teme a
los ruidos se convierte en un hombre que detesta el ruido.
Cyril Connolly.
Si es verdad que hemos experimentado grandes cambios de actitud, ¿por qué
seguimos reaccionando tan negativamente a algunas cosas? ¿Cómo es que
realmente podemos sentir odio en ciertas situaciones? Cuando examinamos
sinceramente estos sentimientos podemos ver que las cosas que odiamos son
con frecuencia las que más tememos.
Muchos conservamos recuerdos muy vivos, por ejemplo, de “vacacione que
salieron mal”, a veces hasta bordear el desastre. Nuestro miedo a las
vacaciones sigue siendo tan fuerte, que todavía desearíamos poder evitarlas
por completo, es decir, continuamos “odiándolas”. Lo mismo puede ocurrir con
otra situaciones que en el pasado han sido extremadamente desagradables
para nosotros: nuevas experiencias sociales, visitas al médico o al dentista,
etcétera.
Dado que tenemos que seguir viviendo, ¿qué podemos hacer en tales casos
para evitar incomodidades en el futuro?
Comprender la naturaleza de nuestros temores puede ser una forma utilísima
de empezar. Afrontando honradamente nuestros temores, en lugar de
permitirles que sigan disfrazados de otros sentimientos, quizá “más
aceptables”, podemos aprender a superarlos. Y con ello hacemos posible que
nuestras reacciones negativas de antes se conviertan en positivas.
PENSAMIENTO El odio es con frecuencia el disfraz del miedo.
Sesión 10.18
Que Dios plantó miedo en el alma es tan cierto como que
plantó esperanza o valor. Es una especie de campana o gong
que despierta la mente con rapidez para que evite el peligro
que se avecina. Es el toque de asamblea del alma.
Henry Ward Beecher.
Una de las primeras cosas de las cuales tuvimos clara conciencia al
recuperarnos fue el papel destructivo que el miedo interpretaba en nuestra
vida. Sorprende y desanima ver cómo esta tiránica emoción ha influido
prácticamente en todos los pensamientos y acciones. Pronto aprendemos que
librarse del miedo es una empresa que dura toda la vida, una empresa que
nunca puede completarse del todo.
Sin embargo, a pesar de sus habituales efectos nocivos, el miedo puede
conducirnos a cosas mejores. El miedo al desastre y a la autodestrucción, por
ejemplo, nos empujaron a buscar solución a nuestra situación. Al recuperarnos,
nos vemos motivados principalmente a hacer lo correcto –ser honrados,
amables y tolerantes- porque queremos, y con el fin de crecer espiritualmente.
Pero también aquí el miedo puede ser una fuerza motivadora cuando tenemos
las consecuencias de no ser honrados, ni amables, ni tolerantes.
Tal vez sea paradójico, pero el miedo lleva a muchas personas a la puerta de la
fe…, al principio de la creencia en un Poder mayor que nosotros. Cada vez
que nos volvemos hacia Dios cuando padecemos miedo o incertidumbre,
nuestra fe se ve fortalecida. Y al crecer nuestra fe, disminuyen nuestros
temores.
PENSAMIENTO A veces podemos sacar partido del miedo, pues nos motiva a hacer lo que está bien y es necesario.
Sesión 10.19
El miedo es falta de fe.
George Macdonald.
Al empezar nuestra recuperación, nos encontramos ante una serie de temores
nuevos y dolorosos. Sin nuestra “armadura” de comportamiento a muchos nos
resultaba difícil afrontar las sencillas responsabilidades de la vida cotidiana.
Debido a estos temores, nuestra capacidad de actuar se veía limitada con
frecuencia.
Pese a cierta resistencia por parte nuestra, compartimos nuestros temores con
los nuevos amigos. La mayoría de ellos habían pasado por temores parecidos;
nos prometieron que el tiempo y la experiencia producirían una mejora.
Luego nuestros amigos nos instaron a probar la sencilla y eficaz solución
consistente en sustituir el miedo por la fe. Nos explicaron que siempre que
tuviéramos miedo podríamos encontrar valor y fuerza recordando que no
estamos solos…, que Dios está con nosotros y que nos rodean sus cuidados y
su protección.
Cuando pusimos en práctica este principio nuestra fe se fortaleció y se hizo
más honda. Nuestros temores disminuyeron y acabaron desapareciendo
cuando poco a poco fuimos adquiriendo confianza en nosotros mismos. Hoy
nos sentimos más cómodos generalmente. Pero si surgen temores nuevos,
cosa que ocurre de vez en cuando, sabemos exactamente lo que hay que
hacer.
PENSAMIENTO Sustituye el miedo por la fe.
Sesión 10.20
COMENÇAR DE NOU
Sesión 11: Optimismo. Entusiasmo.
No tomarse la vida
demasiado en serio
FUNDACIÓ PRIVADA PRAHU www.fundacioprahu.org
C/ St. Pere Màrtir, 18 CP 08012 BARCELONA 932173020 933685218
Una carcajada vale por cien gruñidos en cualquier mercado.
Charles Lamb.
Al empezar a ser sinceros con nosotros mismos, muchos también empezamos
a darnos cuenta de que nos tomamos demasiado en serio la mayoría de las
cosas de la vida. Contemplamos nuestro empleo, nuestra “posición”, nuestros
bienes, así grandes como pequeños –incluso los pequeños contratiempos de la
vida- con una seriedad muy superior a la que merecen. El quid de la cuestión,
por supuesto, es que tendemos a tomarnos a nosotros mismos demasiado en
serio.
Si bien es cierto que muchas cosas requieren que nos ocupemos seriamente
de ellas, esto no quiere decir que tengamos que ir por la vida siempre con la
cara seria y los labios apretados. Cuando nos preocupamos excesivamente
limitamos nuestra capacidad de divertirnos, de sentirnos relajados y felices…,
en pocas palabras, de disfrutar la vida.
Si vemos que nos lo tomamos todo demasiado en serio –si vemos que
tratamos de dirigir las cosas y nuestra capacidad no nos deja-, habrá llegado el
momento de modificar el orden de nuestras prioridades y de preguntarnos a
nosotros mismos: “¿Qué es realmente importante?”.
Quizá entonces podremos recordar que se nos ofrece la oportunidad de
escoger: echarnos encima la carga de considerar que todo es “serio” y, por
ende, probablemente negativo, o esforzarnos por adoptar una perspectiva
positiva, con el objeto de disfrutar de la vida de día en día, a medida que vaya
presentándose.
PENSAMIENTO
¡Animo!
Sesión 11.1
Pienso que lo magnífico de este mundo no es tanto el lugar
donde estamos como la dirección en que nos movemos.
Goethe.
Cuando empezamos a llevar una vida espiritual pronto nos damos cuenta de
que nos hemos embarcado en un viaje que no tiene fin. Comprobamos con
gran alivio que ya no necesitamos buscar puntos de destino que se nos
escapan y que a veces no existen. El viaje en sí mismo nos proporciona toda la
paz y todas las oportunidades de sentirnos realizados que podríamos desear.
Si al principio no es imposible avanzar sin interrupción, al menos podemos
colocar un pie delante del otro. Hacemos esto para no retroceder, ya que el
retroceso puede ser mortal para nosotros. Pronto nos sentimos agradecidos
por la necesidad que nos hace avanzar, porque los innumerables dones que
recibimos compensan sobradamente nuestro esfuerzo.
Nuestra forma de vivir es un gran don en sí misma. A medida que pasan los
días y vamos aplicando los principios y técnicas que nos han enseñado
recibimos más dones, en número incontable. Aprendemos a llevar una vida
física y emocionalmente sana. Recibimos esperanza, alegría y libertad interior.
Adquirimos amistades especiales y un profundo sentido de estar en nuestro
medio natural. Compartimos confianza, comprensión y amor mutuo.
A lo largo del tiempo cambia todo nuestra forma de abordar la vida. Aceptamos
gustosamente la responsabilidad. Vemos los problemas como oportunidades.
Nos relacionamos con los demás. Nos sentimos agradecidos de Dios.
PENSAMIENTO
La alegría está en el viaje.
Sesión 11.2
Algunas personas siempre se están quejando de que las rosas
tienen espinas; yo estoy agradecido porque las espinas tienen
rosas.
Alphonse Karr.
Cuando la gente me decía que pasara “un buen día” o pusiera “cara alegre”
solía enfadarme de verdad. Detestaba aquellas frases hechas y sin sentido,
tanto si las oía en los consejos que me daban otros, como en las canciones o
en los anuncios.
Reaccionaba de aquella forma debido a la manera en que me había
acostumbrado a vivir. Si alguien me hubiese dicho que hiciera una pausa “para
oler las rosas”, probablemente no le hubiese entendido. De hecho si hubiera
dejado de mirar con ceño el suelo durante el tiempo suficiente para ver las
rosas, es probable que me hubiera quejado de que “atraen insectos”.
Ni que decir tiene, semejantes actitudes me perjudicaban, y no siempre de
manera obvia. Como todo lo veía negativamente, mi mal humor era constante.
Por medio de la expresión de mi cara, mis comentarios y mi lenguaje corporal,
transmitía energía negativa y ello hacía que la gente se apartara de mí. No
tenía ningún amigo.
Ahora que mi forma de pensar ha cambiado, aquellas expresiones que antes
me parecían tan estereotipadas han adquirido verdadero significado en mi vida.
He aprendido que cuando “pongo el acento en lo positivo” realmente puedo
“pasar un buen día”.
PENSAMIENTO
Tu actitud puede darle la vuelta al día de hoy…para bien o para mal.
Sesión 11.3
La felicidad no es un estado al que se llega, sino una manera
de viajar.
Margaret Lee Runbeck
Tendemos a buscar la felicidad en ciertos acontecimientos. Somos felices
cuando llega nuestro coche nuevo o cuando conocemos a una persona que
nos cae muy bien. Las vacaciones nos traen felicidad, y lo mismo puede
decirse del reconocimiento bajo la forma de un aumento de sueldo o un
ascenso.
Así somos la mayoría de las personas. Lo malo es que los coches nuevos, las
vacaciones y los ascensos llegan muy de vez en cuando. Así que cuando
nuestra felicidad nace principalmente de estos acontecimientos tiende a ser un
sentimiento intermitente.
Pero, por supuesto, la felicidad no tiene por qué estar limitada a
acontecimientos o “destinos” concretos. Son muchísimas las cosas que
podemos hacer para que sea una parte más continua de nuestra vida. Si
empezamos con la actitud apropiada, por ejemplo, un trabajo bien hecho puede
dar felicidad. Fijarse nuevas metas o sencillamente ser buenos con nosotros
mismos también puede se agradable. ¿Y acaso no somos felices cuando
dedicamos tiempo a estar agradecidos? ¿Acaso no nos satisface hacer algo
para otra persona?
Cuando basamos nuestra felicidad en sentimientos interiores y en acciones
vemos que somos felices con más frecuencia. La felicidad está más a nuestro
alcance cuando nos hacemos personalmente responsables de ella, en lugar de
buscarla en acontecimientos exteriores.
PENSAMIENTO
Sé responsable de tu propia felicidad.
Sesión 11.4
¡Qué sombras somos, y qué sombras perseguimos!
Edmund Burke.
Una vez un conocido mío estaba paseando por una playa desierta, pensando
en un “trato” que acababa de hacer. Primero se sintió lleno de confianza en sí
mismo y luego, de dudas también sobre sí mismo; su mente iba y venía entre
fantasías de enorme riqueza futura y temores al fracaso total.
De repente se detuvo y miró a su alrededor. Volvió los ojos hacia el horizonte
desierto y quedó sobrecogido por la inmensidad del océano. Alzó los ojos
hacia las nubes y se sintió maravillado ante su grandeza siempre cambiante.
Luego miró hacia las enormes dunas de arena formadas por incontables
granos diminutos; en unos lejanos riscos vio árboles que tenían la forma que el
viento les había dado.
“Quedé desconcertado –recuerdo -. Experimenté una gran sensación de calma.
Por primera vez desde hacía mucho tiempo mi sentido de la propia importancia
pareció disminuir, junto con muchas de mis expectativas y temores”.
“En aquel día muy especial -agregó- me di cuenta de que si bien cada uno de
nosotros es importante a su manera, a veces tenemos que mirar el conjunto
general para ver nuestra propia existencia con la perspectiva verdadera. Eso es
lo que trato de hacer tan a menudo como puedo ahora y realmente me da
buenos resultados”.
PENSAMIENTO
Ponlo en perspectiva.
Sesión 11.5
Con qué serenidad podemos ponernos en manos de aquel que
sostiene en el mundo.
Jean Paul Richter.
Hay días en que es fácil sentirse disgustado porque las cosas parecen ir mal,
días en que la vida parece injusta. Es en estas ocasiones cuando podemos
beneficiarnos mucho recordándonos a nosotros mismos que conviene “llevar el
mundo como si fuera una prenda holgada”. Esto significa abordar el día con el
convencimiento de que Dios tiene un propósito para el mundo y que todo está
fundamentalmente bien.
Cuando llevamos el mundo como si fuera una prenda holgada nos sentimos
tranquilizados por nuestra profunda y permanente confianza en Dios. Podemos
dejar a un lado nuestras preocupaciones y saber que todo irá bien mientras
procuremos buscar y cumplir la voluntad divina.
Una vez hayamos comprendido este concepto en su sentido amplio, podemos
aprender a aplicarlo de maneras muy prácticas. Cuando llevamos nuestras
relaciones como si fueran prendas holgadas forzosamente mejorarán en todos
los aspectos. En casa y en el trabajo nos volvemos menos sensibles e
intransigentes. Resulta mucho más fácil aceptar a las otras personas tal como
son. Cuando nos concentramos en la creencia de que todo está
fundamentalmente bien es menos probable que nos tomemos todas las cosas
insignificantes personalmente o todas las eventualidades demasiado en serio.
PENSAMIENTO
Lleva el mundo como si fuera una prenda holgada.
Sesión 11.6
Es difícil tomarte a ti mismo demasiado en serio cuando
contemplas el mundo desde el espacio exterior.
Thomas K. Mattingly (astronauta del Apolo XVI)
A veces nuestra perspectiva de la vida se deforma. Es como si
contempláramos el mundo con un telescopio colocado al revés. Comparado
con la aparente enormidad de nuestros planes y designios, todo lo demás
parece pequeño y sin importancia. Nos encontramos con que nos tomamos
nuestros problemas, bienes y opiniones demasiado en serio.
Cuando a veces sucede esto es importante que tomemos medidas que nos
ayuden a recuperar la perspectiva. Por supuesto, no todos podemos viajar al
espacio exterior, pero hay cosas que podemos hacer sin movernos del sitio
para ajustar nuestro campo visual.
A algunos nos resulta útil hacer una pausa –en cualquier parte- para pensar en
la inmensidad del universo. Podríamos imaginar a toda la gente que bien en
ciudades y países, y cómo desarrollan las actividades de su propia vida.
Podemos imaginar nuestra vida como un continuo, un espacio de tiempo
ininterrumpido. Aunque cada día es significativo por sí mismo, a veces es
necesario verlo en su contexto.
Cuando podemos recuperar la perspectiva comprobamos que nuestras
experiencias son generalmente más positivas, prescindiendo de su carácter
específico. Tenemos el tiempo y el deseo necesario para ir más allá de
nosotros mismos y ayudar a los demás.
PENSAMIENTO
Haz una pausa y pon tu “mundo” en perspectiva.
Sesión 11.7
Siempre me digo a mí mismo: ¿Qué es la cosa más importante
en que podemos pensar en este momento extraordinario?
R. Buckminster Fuller.
Hay veces en que la vida parece mucho más provechosa y emocionante que
de costumbre. Las conversaciones con otras personas son interesantes, casi
sin excepción. Nos sentimos estimulados por vistas, sonidos y acontecimientos
que en otros momentos nos han parecido completamente vulgares.
La diferencia no reside en las interacciones ni en lo que ocurre, sino en el nivel
de nuestro entusiasmo. Cuando nos sentimos entusiasmados nuestra mente
está despejada y vemos claramente. Debido a ello, aumenta nuestra capacidad
de absorber, comprender y apreciar lo que ocurre alrededor nuestro. Siempre
hay algo nuevo de explorar y disfrutar.
En casa o en el trabajo nuestro entusiasmo nos hace apreciar más a familiares
y amigos. Escuchamos sus ideas y opiniones de una forma totalmente distinta.
Cuando estamos entusiasmados expresamos una energía positiva que a
menudo es contagiosa. Nuestro entusiasmo no sólo puede transformar las
ocurrencias vulgares en experiencias enriquecedoras, sino que también puede
producir una actitud parecida en las personas que nos rodean.
Si podemos conservar el entusiasmo hoy, estaremos despiertos y receptivos a
placeres que, de no ser por ello, tal vez se nos escaparían. Al responder con
entusiasmo a este día, obtendremos gozo y satisfacción del mismo a medida
que vaya avanzando.
PENSAMIENTO
Cuando estoy entusiasmado siempre hay algo nuevo que explorar y disfrutar.
Sesión 11.8
Vive cada día como si tu vida acabase de empezar.
Goethe.
¿Esto es todo lo que hay? ¿Es esto? Todos nos hacemos esta pregunta de vez
en cuando. Echamos un vistazo a nuestra vida y a lo que nos rodea y tenemos
la sensación de que no hay nada nuevo ni lo habrá jamás. Y debido a ello
probablemente nos sentimos desilusionados o incluso deprimidos.
Experimentamos las “cosas de siempre” de la “manera de siempre”.
Ni que decir tiene, semejante estado anímico no tiene nada que ver con lo que
la vida realmente puede ofrecernos. Está relacionado solamente con nuestra
actitud, con nuestra forma de mirar el mundo y reaccionar a él. Si optamos por
verlo todo de color gris, sin duda eso es lo que experimentaremos. No hay que
darle más vueltas.
En cambio, si abordamos el día maravillados y llenos de interés, es probable
que experimentemos las cosas de forma muy distinta. Si adoptamos una
actitud receptiva en lugar de expectativas fijas y cínicas, incrementamos en
gran medida nuestro potencial de sentirnos entusiasmados, inspirados y
realizados.
De una forma especial y propia, cada día ofrece una serie inacabable de
experiencias, emociones y oportunidades. El mundo está lleno de maravillas en
todos los niveles. Al final, sin embargo, de nosotros depende. Nuestras
actitudes determinan lo que obtenemos de la vida.
PENSAMIENTO
Puede que el día de hoy parezca igual que el de ayer, pero tienes la oportunidad de experimentarlo de una manera totalmente distinta.
Sesión 11.9
Cuando juzga a los demás, un hombre trabaja en vano, a
menudo yerra, y peca fácilmente; pero cuando se juzga y
examina a sí mismo siempre trabaja fructíferamente.
Thomas de Kempis.
“Vive y deja vivir”. ¿Qué significa realmente este conocido lema? ¿Cómo
podemos utilizarlo en nuestra vida cotidiana?
Podemos empezar concentrándonos en la primera palabra: “vive”. Nos dice
que disfrutemos de nuestra vida plenamente, a pesar de lo que haga o deje de
hacer la gente que nos rodea. Cuando enriquecemos nuestros días con
actividades que nos llenan somos menos propensos a que fuerzas externas
influyan negativamente en nosotros. Asimismo, es menos probable que
critiquemos y juzguemos a los demás. En resumen, nuestra prioridad es sacar
el máximo provecho de la vida creciendo espiritualmente.
Es claro, no obstante, que es prácticamente imposible avanzar si cada
momento nos permitimos a nosotros mismos sentirnos disgustados u ofendidos
por el comportamiento y las actitudes de otras personas. Esto nos lleva a las
palabras “deja vivir”. En este caso empezamos aceptando que no tenemos
poder sobre los demás. Reconocemos que toda persona tiene derecho a vivir
como quiera, libre de nuestras críticas, de nuestro juicio, de nuestro desprecio y
de nuestro resentimiento.
Ni que decir tiene que es muy difícil cambiar totalmente nuestra actitud ante
quienes nos disgustan. Para ello se requiere tiempo y disciplina, desde luego,
pero es segurísimo que los resultados valdrán la pena.
PENSAMIENTO
Cuando nos concentramos en nuestra propia vida es menos probable que examinemos atentamente la forma en que viven los demás.
Sesión 11.10
No hay buitre como el desánimo.
George Granville.
A pesar de los gozos y la riqueza de nuestra vida, prácticamente todos
volvemos a experimentar sentimientos de desánimo. Cabe que estos
sentimientos sean nuestra reacción a tragedias reales. Sin embargo, es más
frecuente que tengamos la sensación de no poder con todas las cosas que
exigen nuestra atención. No importa cuál sea la causa, cuando nos
encontramos así nos sentimos llenos de desesperanza y futilidad.
Una de las mayores recompensas de nuestro despertar espiritual es que
aprendemos lecciones duraderas que pueden aplicarse una y otra vez. En el
caso del desánimo, ¿no hemos aprendido que nuestros sentimientos dolorosos
sólo parecen que van a durar eternamente, que nuestros problemas sólo
parecen no tener solución? Si experimentamos la sensación de que nada tiene
remedio, de que no hay esperanza, ¿no es verdad que nuestra mente ha
tergiversado la realidad?
Cuando estemos llenos de desánimo recordémonos a nosotros mismos que las
cosas siempre se resuelven (a veces de forma inesperada) cuando nos
rendimos sin reserva y pedimos ayuda a Dios. Entonces nuestros sentimientos
de futilidad se transforman; nos rendimos y permitimos que el poder y la gracia
de Dios nos rejuvenezcan.
PENSAMIENTO
El desánimo es frecuentemente un reflejo deformado de la realidad.
Sesión 11.11
La más alta sabiduría es la alegría continua; semejante estado,
como la región situada por encima de la luna, siempre es claro
y sereno.
Michel Eyquem.
Mi intención de hoy es seguir siendo positivo y procurar que nada me impida
alcanzar esa importante meta. Si algo imprevisto me desanima, o si una tarea
aburrida merma mi buen humor, me recordaré a mí mismo que es más fácil
abordar y superar este tipo de dificultades con energía positiva en lugar de
negativa.
Si me veo obligado a tratar con una persona ruin y abusiva –o si me encuentro
en una situación inadmisible-, es mucho más probable que mantenga una
actitud positiva cuando pienso en Dios. Una y otra vez la experiencia me ha
enseñado que Dios me protegerá y cuidará. Así pues, cuando me dirijo a él no
puedo evitar sentirme optimista.
Mi intención de hoy, además, es compartir mi energía positiva con otras
personas, estar animado y alegre. Si lo estoy, me será más fácil responder a
quienes me rodean con efusión, amabilidad y ánimo. La risa nacerá sin
dificultad. Tengo la esperanza de que mi optimismo y mis ánimos serán
contagiosos y que seré una compañía agradable para los demás. Si conservo
el talante positivo, no hay duda de que seré compañía agradable para mí
mismo.
PENSAMIENTO
Cuando pienso en Dios es mucho más probable que adopte una actitud positiva.
Sesión 11.12
Aprovecha de cada momento su novedad singular, y no
prepares tus alegrías.
André Gide.
Los momentos especiales se nos presentan cuando menos los esperamos. De
hecho, muchas de nuestras experiencias más gozosas y de nuestras
oportunidades más interesantes constituyen verdaderas sorpresas. Sabemos
de forma intelectual que esto es lo que con frecuencia sucede en la vida; sin
embargo, a pesar de lo que sabemos, algunos todavía tratamos de dirigir y
controlar el resultado de todos los acontecimientos.
Tenemos ideas preconcebidas hacer de lo que creemos que es “necesario” que
ocurra… y así es como abordamos la mayoría de las actividades. El problema
es que estamos tan ocupados buscando, esperando y tratando de influir en los
resultados futuros, que nos perdemos la singularidad del momento presente y
la posibilidad de sorprendernos.
Supongamos que hemos invitado a varios amigos a una fiesta. En vez de
relajarnos y disfrutar de su compañía, así como de los frutos de nuestros
preparativos, nos preocupamos e impacientamos como mamás gallina, por
detalles sin importancia. Ni que decir tiene que este tipo de conducta puede
hacer que una experiencia potencialmente positiva se convierta en un
verdadero trabajo rutinario.
La próxima vez que nos encontremos atrapados en “procedimientos de
dirección y control”, demos unos pasos hacia atrás y dejemos que las cosas
pasen como tienen que pasar.
PENSAMIENTO
Deja que cada momento transcurra a su modo, que a veces es sorprendente.
Sesión 11.13
Cada hombre cree que los límites de su propio campo visual
son los límites del mundo.
Arthur Schopenhauer.
Pocos de nosotros llegamos a ir realmente a la cárcel durante nuestra vida,
pero hemos soportado otra forma de privación de libertad. Los barrotes de
nuestras cárceles estaban hechos de egoísmo, egocentrismo y egolatría; las
cerraduras, de falta de abertura de espíritu.
Mientras empleamos exclusivamente recursos tan limitados como la fuerza de
voluntad y la determinación –el convencimiento de que podíamos dirigir y
controlar nuestra propia vida- permanecimos encarcelados.
Sólo pudimos encontrar la libertad cuando nos concentramos menos en
nosotros mismos y desviamos nuestro campo visual hacia reinos más amplios.
Los conseguidos paulatinamente escuchando las experiencias y los consejos
de otras personas, pidiendo a Dios que nos guiase y nos diera fuerzas y
procurando ser útiles.
A resultas de estas acciones no encontramos sólo una salida, sino también una
nueva forma de vida que ofrece felicidad, alegría y libertad sin medida. Entre
nosotros ha quedado probado que mientras continuamos tomando ciertas
medidas sencillas podemos seguir siendo libres de la esclavitud del yo.
PENSAMIENTO
La acción es la llave que abre el espíritu cerrado.
Sesión 11.14
La dilación es el arte de mantenerse al día…de ayer.
Dan Marquis.
De vez en cuando cada uno de nosotros es culpable de dilación. Como bien
sabemos, la dilación puede manifestarse de muchas maneras. Prescindiendo
de hasta qué punto nos afecte, no deberíamos tomárnosla demasiado a la
ligera.
¿Qué ocurre cuando dejamos las cosas para otro día? Nadie necesita que le
recuerden las consecuencias, que a veces son mortales, de dejarlo para otro
día en cuestiones relacionadas con la salud. Pero ¿qué hay de malo en ser
negligente o sencillamente perezoso en asuntos más corrientes y en apariencia
poco trascendentales?
Supongamos, por ejemplo, que el motor de tu coche no funciona bien. Estás
preocupado pero no quieres tomarte la molestia de llevarlo al mecánico. De
manera que vas y vienes del trabajo por el carril de menor velocidad y con los
dedos cruzados. Lo vas dejando para otro día y cuanto más usas el coche, más
ruidos raros hace el motor. La cosa empeora de día en día y tu estrés va en
aumento.
Finalmente ocurre lo inevitable: el coche sufre una avería y tienes que llamar a
un remolque. El asunto acaba costándote en molestias y dinero varias veces lo
que te habría costado si hubieras llevado el coche al mecánico al observar los
primeros síntomas.
De lo que se trata, por supuesto, es de que cada vez que dejamos algo para
otro día, ello acaba afectando negativamente nuestra vida. Cuando aplazamos
las cosas, tanto las que parecen insignificantes como las importantes,
invariablemente acabamos pagándolo.
PENSAMIENTO
Siempre hay que pagar el precio de dejar las cosas para otro día.
Sesión 11.15
Dios nos da las nueces, pero no las casca.
Proverbio Alemán.
Cuando entramos en el reino del pensamiento y las actividades espirituales se
nos presentan numerosos conceptos que prometen mejorar nuestra vida: los
frutos de la fe, el poder de la plegaria y la meditación para conocer la voluntad
de Dios, el valor de la confianza en Dios. Al investigar con emoción estos
conceptos, nos encontramos con que en realidad son instrumentos que cuando
se aplican regularmente pueden traernos gozo y libertad.
Pero de vez en cuando algunos perdemos la perspectiva durante un tiempo.
Nos sentimos tan impresionados por los milagros que ya han tenido lugar en
nuestra vida, que esperamos que sigan produciéndose sin ningún esfuerzo por
nuestra parte.
Quizá en ese momento rezaremos pidiendo algo que creemos necesitar… y no
lo obtendremos. Puede que entonces comiencen a penetrar en nuestro cerebro
las primeras y pequeñas dudas sobre nuestra fe. Incluso es posible que
comencemos a experimentar la misma sensación de futilidad que tan a menudo
teníamos en el pasado.
Pronto nos damos cuenta de que necesitamos entrar otra vez en acción. De
nuevo comprendemos que si bien es segurísimo que Dios proporciona el poder
y las oportunidades, los pasos debemos darlos nosotros. Por medio de nuestra
acción –nuestras obras de fe- no sólo demostraremos a Dios que estamos
dispuestos, sino que también gozamos de nuestra espiritualidad de forma más
completa porque nos entregamos del todo.
PENSAMIENTO
Debemos trabajar en pos de los frutos de la fe.
Sesión 11.16
Cuando la gente se aburre, la causa de su aburrimiento es
principalmente su propio ser.
Eric Hoffer
Junto con sus recompensas, el proceso de superación entraña muchos
ajustes, especialmente al principio. En nuestros primeros días muchos tenemos
un problema que consiste en el aburrimiento como ejemplo importante. Ello no
es en absoluto extraño si tenemos en cuenta que nuestras actividades ya no
giran en torno a nuestras obsesiones. Además de eso, nos encontramos en un
estado de conciencia totalmente nuevo; por primera vez desde hace años
tenemos un sentido verdadero de que el tiempo pasa.
La realidad es la misma que ha sido siempre: nosotros somos los que estamos
cambiando. Por lo tanto, no tardamos en percatarnos de que la responsabilidad
de vencer el aburrimiento es nuestra. Ahora depende de nosotros ver qué hay
ahí...y descubrir y potenciar el talento, las capacidades y las inquietudes que
llevamos escondidos en nuestro interior.
Las cosas que experimentábamos bajo la influencia de nuestras angustias
resultan mucho más entretenidas e interesantes ahora que estamos “ahí” para
disfrutar de ellas. Algunos nos perdimos diez o más años de música, arte,
películas y libros; ahora que hemos recuperado la serenidad podemos renovar
nuestro interés.
En muy poco tiempo lo que primero parecía un problema en nuestra vida nueva
se ha convertido en una bonanza inesperada. Nos cuesta creer que realmente
nos aburriéramos. Hoy día, de hecho, a veces desearíamos tener más tiempo
para apreciar nuestras abundantes bendiciones y disfrutar de ellas.
PENSAMIENTO
El aburrimiento es un estado anímico que desaparece cuando tomamos la iniciativa.
Sesión 11.17
Mi cuerpo es la parte del mundo que mis pensamientos pueden
alterar. Hasta las enfermedades imaginarias pueden hacerse
reales. En el resto del mundo mis hipótesis no pueden
trastornar el orden de las cosas.
George Christioph Lichtenberg.
Debido a mi forma de vivir, las enfermedades y los accidentes eran frecuentes.
Debido a mi forma de pensar y sentir, invariablemente daba a mi dolencia
mayor importancia de la que tenía. En aquel tiempo, mi negación de muchas
cosas era tan fuerte, que no me daba cuenta de que estuviese haciendo algo
extraordinario. Pero ahora puedo ver que aquel comportamiento era en sí una
enfermedad: tenía la malsana necesidad de estar enfermo.
¿Por qué exageraba mis males? Para que la gente no esperase tanto de mí.
Para recibir una parte mayor de la atención que anhelaba constantemente.
Para poder sentir lástima de mí mismo y justificar así que continuara pensando
y actuando de la misma forma autodestructiva.
Cuando pienso en aquellos tiempos de dolencias reales e imaginarias me
siento agradecido por numerosas cosas. En primer lugar, he cambiado
drásticamente mi forma de vivir, por lo que no caigo enfermo ni me hago daño
con tanta frecuencia como antes. En segundo lugar, cuando enfermo no me
entrego inmediatamente a la autocompasión; veo mi enfermedad tal como es y
me ocupo de ella de una forma sensata. Finalmente, he podido adoptar
actitudes nuevas que a veces alteran el rumbo de una enfermedad de forma
positiva en vez de negativa.
PENSAMIENTO
Aprecia la luz que cura.
Sesión 11.18
Dios tarda pero no olvida.
Proverbio Español.
A veces Dios parece remoto e incomprensible. Experimentamos frustración al
comunicarnos conscientemente con él. Aunque sabemos que esto puede
suceder de vez en cuando, ello no nos impide sentirnos impacientes e incluso
irritados con nosotros mismos y con Dios. Cuanto más duran estos inquietantes
episodios, más desanimados y solos nos sentimos.
Hemos comprobado que la mejor forma de superar estos episodios es actuar
“como si”. A pesar de lo que nuestra mente ha empezado a decirnos,
confiamos en nuestro corazón y continuamos rezando para conocer la voluntad
de Dios. Seguimos meditando, que es nuestra forma de permanecer abiertos a
la respuesta divina. Finalmente, pasamos por una experiencia espiritual que
nos devuelve la comunicación consciente con Dios.
No hay forma de saber ni predecir cómo, dónde ni cuándo tendrá lugar esta
devolución. Puede producirse durante la meditación, o, de modo no menos
probable, mientras estamos haciendo la compra en el supermercado. Hemos
comprendido que no estamos destinados a saber cómo, dónde ni cuándo se
nos revelará Dios. Confiar en Dios significa no tener que saberlo.
PENSAMIENTO
Cuando Dios parece remoto confía en tu corazón antes que en tu mente.
Sesión 11.19
COMENÇAR DE NOU
Sesión 12: Relaciones Humanas
Amor Incondicional
FUNDACIÓ PRIVADA PRAHU www.fundacioprahu.org
C/ St. Pere Màrtir, 18 CP 08012 BARCELONA 932173020 933685218
La vida me parece demasiado corta para pasársela acariciando
la animosidad o tomando nota de agravios.
Charlotte Bronte.
Cuando por primera vez acudimos a un guía espiritual uno de nuestros
mayores deseos era “llevarnos bien con los demás”. Estábamos hartos y
cansados de combatir contra todo y contra todos; ya habíamos experimentado
suficiente falta de armonía.
Al progresar, nos hemos dado cuenta de que la verdadera armonía en las
relaciones no nace sencillamente del hecho de que nos esforcemos por
eliminar las discordias y los conflictos. Tampoco es fruto exclusivamente de
“mantener la paz” desechando de forma masiva las diferencias. En lugar de
ello, es posible fomentarla por medio de nuestros esfuerzos individuales
encaminados a llevar comprensión, aceptación y amor a los demás.
Desde ese punto de vista, la armonía empieza dentro de cada uno de
nosotros…; es algo que debemos crear nosotros mismos. Con el fin de
establecer relaciones armoniosas, nos concentramos en edificar nuestros
propios recursos internos, en vez de esperar que los demás hagan posible la
armonía con sus actos.
Nuestra baza más fuerte en ese sentido, en la cual se apoyan también los
progresos que hacemos, es nuestra relación con Dios. Al contar con Dios para
que nos guíe y nos dé sabiduría, somos más capaces de alcanzar la armonía
dentro de nosotros mismos. Sólo entonces podemos tener relaciones amorosas
y armoniosas con los demás.
PENSAMIENTO
Para poner armonía en nuestras relaciones con los demás,
primero debemos alcanzar la armonía dentro de nosotros
mismos.
Sesión 12.1
El corazón del que ama de verdad es un paraíso terrenal; tiene
a Dios en sí mismo, pues Dios es amor.
Felicité De Lamennais.
Cuando pienso en la incomprensibilidad de Dios, durante mis períodos de
meditación, a veces recuerdo lo que respondió el doctor Carl Jung cuando le
preguntaron si creía en Dios. Dijo: “No podría decir que creo. ¡Lo sé! He vivido
la experiencia de que me prendiese algo que es más fuerte que yo mismo, algo
a lo que la genta llama Dios”.
En mi condición de ex ateo, me resultaba casi imposible empezar a creer en
Dios, y no hablemos de saber que Dios forma parte de mí. Sin embargo, todo
comenzó a cambiar cuando aprendí a aceptar el amor de los demás. Aquella
receptividad inicial se ahondó gradualmente hasta convertirse en fe espiritual,
al abrazar yo la idea de que el amor de otras personas es en realidad el amor
de Dios.
Hoy cuando más cerca me siento de Dios es cuando puedo amar a otras
personas. No es necesario que mis acciones y expresiones sean intensamente
emocionales o dramáticas. Cuando respondo a otra persona con amabilidad,
empatía o un corazón comprensivo… éstos son los momentos en que más
consciente soy del amor que Dios siente por mí y que hay dentro de mí.
PENSAMIENTO
Al servir con el amor de Dios a los demás, Dios te lo repondrá
en medida aún mayor.
Sesión 12.2
El amor es un acto de fe, y quien tenga poca fe también tiene
poco amor.
Erich Fromm.
Creíamos saberlo todo respecto al amor, pero en realidad sabíamos y
comprendíamos muy poco. A lo largo de los años forjamos muchos conceptos
erróneos acerca del amor, basando nuestras ideas y acciones más en las
influencias externas que en el conocimiento interno.
Ardíamos en deseos de “enamorarnos”. Cuando conocíamos a la persona
apropiada esperábamos que el amor floreciera y durase automáticamente, sin
esfuerzo alguno por parte nuestra. Con demasiada frecuencia confundíamos el
amor con la obsesión o la concupiscencia.
Hasta que empezamos a forjar una relación con Dios no pudimos comprender
y experimentar amor verdadero. Por medio de nuestra fe supimos de la
existencia de la confianza, la aceptación, la honestidad y la generosidad. Nos
dimos cuenta de que el amor de Dios que siente por nosotros es incondicional
y que Dios continuará queriéndonos pase lo que pase.
Al fortalecer nuestra relación con Dios, mejoraron también otras relaciones.
Habíamos aprendido lo que era el amor sin percatarnos de ello siquiera. La
confianza, la aceptación, la honestidad y la generosidad que hemos adquirido
durante nuestra búsqueda espiritual nos benefician ahora en todas las facetas
de nuestra vida. Hoy nos damos cuenta de que para que nuestras relaciones
amorosas vayan bien, debemos continuar empleando estas cualidades en
niveles cada vez más profundos.
PENSAMIENTO
Al profundizarse nuestra fe, lo mismo ocurre con nuestra
capacidad de entender y experimentar amor verdadero.
Sesión 12.3
El comienzo del amor es dejar que las personas amadas sean
ellas mismas en lugar de deformarlas para que encajen en
nuestra propia imagen. De lo contrario, amamos solamente el
reflejo de nosotros mismos que encontramos en ellas.
Thomas Merton.
El amor que Dios nos profesa no depende del grado en que le complacemos o
dejamos de complacerle, ni, para el caso, de ninguna serie de pautas. Dios nos
ama incondicionalmente.
Ahora que sabemos esto, aspiramos a amar a los demás de la misma manera.
Si bien nos damos cuenta de que sólo Dios es capaz de sentir un amor
totalmente incondicional, creemos que su voluntad es que nos esforcemos por
avanzar en esa dirección.
Hemos aprendido que el primer paso es estar dispuestos a aceptar a los
demás tal como son. Sólo entonces podemos empezar a amarlos tal como son,
sin motivos interesados. Lo que esto quiere decir en términos prácticos es que
hemos de tratar de amar a nuestros parientes y amigos prescindiendo de su
comportamiento, sus actitudes o sus opiniones.
Es indiscutible que se trata de un objetivo elevado y difícil, pero, a pesar de
ello, la posibilidad de alcanzarlo va haciéndose mayor a medida que adquirimos
humildad. Disminuye la necesidad de poner condiciones a nuestro amor al
volvernos menos egocéntricos. Aumentamos la capacidad de amar a los
demás incondicionalmente a medida que crecemos espiritualmente y aumenta
la seguridad dentro de nosotros mismos.
PENSAMIENTO
El primer paso hacia el amor incondicional consiste en
aceptar a los demás tal como son.
Sesión 12.4
El amor que regalamos es sólo el amor que conservamos.
Elbert G. Hubbard.
Cuando finalmente decidí ocuparme de mis problemas en vez de huir de ellos
encontré ayuda en seguida. Quedé asombrado al ver cómo los demás
respondían a mi dolor y de modo especial que las personas compartieran
conmigo recuerdos de sus propios sufrimientos y que dedicaran tiempo a
explicarme cómo y por qué las cosas habían mejorado.
He de confesar que al principio me sentía lleno de suspicacia. Me preguntaba
qué ganaban con todo ello y a cada momento esperaba que me pidiesen algo a
cambio de su ayuda. Sencillamente no podía comprender por qué parecían
interesarse tanto.
No había transcurrido mucho tiempo desde entonces cuando empecé a ayudar
a una persona que padecía el mismo problema que hacía sólo un mes me
había parecido insoportable. Yo no tenía pensado ayudar a nadie; sucedió por
las buenas. Pero fue un momento crítico para mí.
Me oí a mí mismo diciendo cosas que necesitaba oír una vez más.
Compartiendo mi propia experiencia y la fuerza que acababa de adquirir –
aunque fuese limitada-, reafirmé ante mí mismo los progresos que ya había
hecho.
Aquel día me percaté exactamente de por qué nos interesamos y ayudamos los
unos a los otros. Vi claramente que la forma de conservar es dar.
PENSAMIENTO
Da para recibir.
Sesión 12.5
Estamos aquí para añadir lo que podamos a la vida y no para
obtener lo que queramos de ella.
William Osler.
Lo más pernicioso de nuestro egocentrismo era su insaciabilidad. Incluso
cuando habíamos satisfecho temporalmente nuestras incesantes exigencias
seguíamos temiendo no tener suficiente. Siempre queríamos más, más, más.
Nuestros deseos y necesidades no tenían ton ni son. Nos sentíamos tan
empujados a coger lápices y clips de la oficina como a buscar amor “suficiente”.
Sin embargo, a pesar de la fuerza de estos impulsos, a menudo no éramos
conscientes de su verdadera naturaleza y del efecto ruinoso que surtían en
nosotros.
Pero hoy día sí somos conscientes de ello. Hemos reconocido nuestro
egocentrismo; hemos adquirido la disposición a impedir que esta tiranía
gobierne nuestra vida. Procuramos concentrarnos en lo que podemos aportar a
nuestras relaciones y actividades en vez de en lo que podemos sacar de ellas.
Cuando las cosas no van bien en el trabajo o en casa – en cualquier relación,
para el caso- ya no buscamos automáticamente a alguien a quien podamos
echar la culpa. En lugar de ello, procuramos ver que podemos hacer para
mitigar el problema.
El deseo de sentirnos útiles y productivos ha pasado a formar parte de nuestra
naturaleza. Hoy día, más y más, estamos ahí para ayudar a otras personas. El
resultado es que nos sentimos más realizados y seguros que nunca.
PENSAMIENTO
El pozo sin fondo se llena dando y no tomando.
Sesión 12.6
Hay dos clases de personas en el mundo: las que entran en
una habitación y dicen: “¡Aquí estoy!” y las que entran y dicen:
“¡Ah, estás aquí!”.
Anónimo.
La mejor manera de obtener algo que queremos es dar esa misma cosa a otra
persona. Esto es aplicable al amor, el perdón, la comprensión, la esperanza y
la amabilidad…, así como a otras muchas cualidades. Este principio para vivir
es una de las verdades espirituales más significativas que hemos aprendido, y
sus orígenes se remontan a una época muy lejana de la historia documentada.
Una de las plegarias más inspiradoras y conocidas de todos los tiempos lo
expresa así:
Plegaría de San Francisco de Asís
Señor, hazme instrumento de tu paz.
Donde haya odio, déjame sembrar amor;
donde haya ofensa, perdón;
donde haya duda, fe;
donde haya desesperación, esperanza;
donde haya oscuridad, luz;
y donde haya tristeza, alegría.
Oh, Maestro Divino, concédeme la gracia de consolar
en vez de buscar consuelo;
de comprender en vez de buscar comprensión,
de amar en vez de buscar amor:
porque es al dar que recibimos…
es al perdonar que somos perdonados;
y es al morir que nacemos a la vida eterna.
PENSAMIENTO
Cada vez que te acercas a un semejante para ayudarle, te
acercas a Dios.
Sesión 12.7
La amistad mejora la felicidad y mitiga la desdicha doblando
nuestra alegría y dividiendo nuestro dolor.
Joseph Addison.
No cabe duda que nos encontramos mejor y “nos va” mejor cuando
interactuamos de forma regular con otras personas. La vida es mucho más rica
cuando tenemos amigos con los que podamos compartir nuestras alegrías y
nuestros pesares. Pero, desgraciadamente, la soledad sigue siendo un
problema importante y una fuente de dolor para muchos. Con todo, nadie tiene
por qué resignarse a la soledad, porque ésta es “tratable”, por no decir evitable.
Lo primero y más importante que podemos hacer por nosotros mismos es
reconocer con franqueza que nos aflige la soledad. Desde luego, en ese
sentido puede que nos sea útil escribir hacer de nuestras pautas de vida y
nuestros sentimientos. El siguiente paso consiste en decidir qué vamos a hacer
realmente algo para poner remedio a lo que nos pasa. Al llegar a este punto,
quizá nos será útil hablar con alguien que nos inspire confianza y que tal vez
nos hará algunas sugerencias.
Los que hemos vencido la soledad nos apuntamos a los mayores éxitos en el
empeño cuando hacíamos un verdadero esfuerzo por relacionarnos con otras
personas. Cuando “tendíamos” la mano y entablábamos conversación nos
animábamos en seguida al ver que la mayoría de las personas respondían
bien.
Muchos rompimos nuestra soledad participando en actividades que llevaban
aparejado el trato con la gente. Nos matriculábamos en clases de una u otra
cosa y hacíamos nuevas amistades mientras aprendíamos algún hobby,
deporte o idioma.
PENSAMIENTO
La soledad no es sólo “tratable”, sino también evitable.
Sesión 12.8
Cada hombre puede interpretar la experiencia ajena sólo por
medio de la propia.
Henry Thoreau.
Siempre guardaba mis temores y ansiedad para mí. No era comprensión lo que
yo quería, pues sólo servía para hacer que me sintiera más apartado del resto
de la gente. En cuanto a la empatía, no tenía una idea clara del significado de
esta palabra.
Sobre todo, temía que los demás no me comprendieran e incluso se riesen de
mí. Así pues, permanecía aislado y con frecuencia experimentaba una
profunda sensación de soledad.
Durante los primeros días de mi recuperación compartí tentativamente varios
temores dolorosos con otra persona. Fue entonces cuando oí la frase más
tranquilizadora de mi vida: “Lo sé”. Inmediatamente me sentí más cálido y más
cómodo por dentro. Por primera vez experimenté la sensación de ser “parte
de “; fue un momento decisivo para mí.
Cuantas más cosas fui revelando de mí mismo, más empatía y comprensión
recibía, y mayor era el sentimiento de camaradería con los demás. Llegó el
momento en que también yo pude ofrecer consuelo y tranquilidad diciendo
aquellas dos palabras mágica: “Lo sé”.
Cuando ahora alguien me confía sus temores y preocupaciones secretos me
siento de la máxima utilidad al poder relatarle mis propios sentimientos o
experiencias parecidos. “Lo sé”: son palabras más amables, las que contienen
más empatía, que puedo ofrecer a alguien.
PENSAMIENTO
Se necesita uno para conocer a otro de su misma especie; se
necesita uno para que ayude a otro de su misma especie.
Sesión 12.9
El amor es una expresión y una afirmación de amor propio, una
respuesta a nuestros propios valores en la persona de otro ser.
Ayn Rand.
A pesar de las esporádicas explosiones de ira, de los frecuentes lapsos y de la
constante actitud negativa durante mi vida anterior, trataba de ser una persona
cariñosa. Ahora veo que mi capacidad de amar a otras personas, así como de
recibir amor de los demás, se veía seriamente limitada por la forma en que me
sentía acerca de mí mismo.
El odio a mí mismo me llenó durante tanto tiempo, que mis emociones solían
ser torcidas. Por la culpa de los defectos de mi carácter –tales como la
impaciencia, la intolerancia y el mal genio- me era imposible ofrecer amor
incondicionalmente. Asimismo, ahora me doy cuenta de que mis motivos con
frecuencia no eran lo que parecían ser: a veces me comportaba cariñosamente
con la familia para que me perdonasen; a menudo hacía lo propio con los
amigos, los conocidos e incluso los desconocidos porque quería utilizarlos. Al
mismo tiempo era incapaz de aceptar libremente el amor que otros me ofrecían
debido a mi arraigado convencimiento de que no lo merecía.
En la actualidad, gracias a que procuro seguir principios espirituales y hacer lo
que es correcto y bueno, he podido librarme de la mayor parte del odio a mí
mismo y sustituirlo por amor propio. A resultas de ello, me es mucho más fácil
sentir empatía y comprensión por los demás y ser amable y cariñoso con ellos
sin esperar nada a cambio. También puedo aceptar el amor constante de Dios
así como el amor de mis semejantes cuando me lo ofrecen.
PENSAMIENTO
El amor debe fomentarse dentro antes de poder darlo y
recibirlo libremente.
Sesión 12.10
La gente se siente sola porque construye muros en lugar de
puentes.
Joseph F. Newton.
Solíamos apiadarnos de nosotros mismos porque estábamos tan solos. Ahora
nos percatamos de que nuestro comportamiento servía para distanciarnos a
propósito de los demás y, por consiguiente, éramos en gran parte responsables
de nuestra propia alineación.
Algunos adoptábamos aires de superioridad para alejar a los demás.
Fingíamos ser superinteligentes; éramos arrogantes e imperiosos expertos en
cualquier materia. Puede que hiciéramos respetar nuestro aislamiento dando
la impresión de que controlábamos totalmente todos los detalles de nuestra
vida. No necesitábamos ayuda de nadie, no necesitábamos consejo de nadie.
No necesitábamos a nadie y basta. A veces alejábamos a la gente
comportándonos de un modo que daba miedo o era repugnante.
Tanto si hacíamos estas cosas a sabiendas como si no nos dábamos cuenta
de nuestro comportamiento, el motivo subyacente era el mismo. Teníamos
percepciones negativas de nosotros mismos y miedo de que los demás las
tuvieran también si llegaban a conocernos.
Afortunadamente, hemos encontrado formas de incrementar nuestro amor
propio y ya no necesitamos construir muros alrededor nuestro. Ahora podemos
acoger con agrado a otras personas en nuestra vida y vamos dejando atrás la
soledad.
PENSAMIENTO
De vez en cuando hazte esta pregunta: “¿Sin darme cuenta
impido que los demás se me acerquen?”.
Sesión 12.11
Escuchar bien es un medio de influir tan poderoso como hablar
bien.
Proverbio Chino.
Hemos llegado a un punto de nuestro desarrollo espiritual donde querer ayudar
al prójimo se ha convertido en un instinto. No siempre es clara la forma de
hacerlo, especialmente cuando no es fácil ver ninguna oportunidad directa. Sin
embargo, hay una forma que permite servir todos los días podemos escuchar
paciente y atentamente a los demás.
Una vez hayamos adquirido la capacidad de escuchar y la pongamos en
práctica, veremos que mostrarnos atentos es una de las cosas más amables
que podemos hacer por otra persona. Incluso cuando no es apropiado ofrecer
consejo o proporcionar soluciones, nuestra disposición a escuchar puede ser
un servicio muy útil y lleno de sentido. Al escuchar atentamente a alguien,
demostramos que nos interesan de verdad los problemas de esa persona, sus
preocupaciones y sus alegrías.
Ni que decir tiene, nadie se beneficia más que nosotros de nuestra disposición
a escuchar. Cuando nos mostramos abiertos de espíritu y receptivos a los
sentimientos y experiencias ajenos, nos colocamos en una posición que nos
permite aprender de los demás. Tal vez lo que mayor importancia tiene sea que
escuchar a los demás nos hace salir de nosotros mismos y avanzar por la
senda del crecimiento espiritual.
PENSAMIENTO
Cuanto más atentamente escuchemos a otras personas,
menos separados y distintos es probable que nos sintamos.
Sesión 12.12
Engañarse a uno mismo por amor es el más terrible de los
engaños, es una pérdida eterna que no tiene reparación, ya sea
en el tiempo o en la eternidad.
Soren Kierkegaard.
La vida sin amor parece inimaginable hoy, pero durante años ésa fue la
realidad para muchos de nosotros. Al mirar hacia atrás, podemos ver que la
falta de amor en nuestra vida no siempre era debida a la inacción de los
demás. Más bien éramos nosotros mismos quienes a menudo nos privábamos
de él.
Aunque entonces no éramos conscientes de ello, en realidad nos daba miedo
tener relaciones amorosas. No dejábamos que la gente se nos acercara
demasiado porque temíamos que nos hiciera daño de algún modo. Y tampoco
éramos capaces de confiar en los demás; temíamos que quisieran algo de
nosotros, o que acabaran traicionando nuestra amistad. Pero, más que nada, la
mayoría de nosotros éramos incapaces de aceptar amor porque no creíamos
merecerlo.
Durante tanto tiempo nos negamos el amor a nosotros mismos, que realmente
no sabíamos cómo darle entrada en nuestra vida. Sin embargo, nuestras
relaciones con los demás empezaron a cambiar cuando estuvimos dispuestos
a correr pequeños riesgos. Aprendimos a aceptar cumplidos con cortesía y
procurábamos no retroceder automáticamente cuando alguien quería
ayudarnos. Al permitirnos a nosotros mismos relacionarnos con los demás,
poco a poco fuimos acumulando afinidades. Finalmente estos lazos de
comprensión se convirtieron en relaciones amorosas.
PENSAMIENTO
Quizá el amor esté ahí pero nos dé miedo dejarlo entrar.
Sesión 12.13
El amor consiste en esto, que dos soledades se protegen y
tocan y saludan la una a la otra.
Rainer Maria Rilke.
Los que éramos solitarios nos esforzábamos por mantener esa imagen.
Considerábamos que nuestro aislamiento era una señal de distinción, cuando
no de superioridad. Sin embargo, la triste realidad, para la mayoría de nosotros,
residía en que éramos solitarios porque teníamos miedo, nos sentíamos
inferiores o sencillamente carecíamos de habilidades sociales. Cuanto más
tiempo permanecíamos apartados de los demás, menos capaces éramos de
interactuar… y más solitarios nos volvíamos.
Cuando el dolor del aislamiento nos empujaba a acercarnos a otras personas al
principio sólo podíamos dar pasos tentativos. Empezábamos trabando
conocimiento con alguien, pero luego, esforzándonos, pronto trabábamos
verdaderas amistades.
Poco a poco aprendimos a relacionarnos con la gente en niveles más hondos y
más satisfactorios desde el punto de vista espiritual. Lo conseguíamos
mostrándonos francos y sinceros y arriesgándonos a hacernos vulnerables al
compartir nuestros sentimientos. A medida que continuábamos adquiriendo
conocimiento y compresión de nosotros mismos y de nuestros semejantes, nos
sentíamos realizados y recompensados con generosidad.
En otro tiempo algunos habíamos pensado que el amor era una condición
restrictiva que podía robarnos nuestra individualidad. Hoy, al dar y recibir
libremente amor, cada uno a su modo, comprobamos que el amor mejora la
vida en lugar de ser restrictivo.
PENSAMIENTO
El amor que se da y se recibe libremente es satisfactorio
desde el punto de vista espiritual.
Sesión 12.14
Los pequeños gestos de amabilidad y amor que no se
recuerdan son lo mejor de la vida de un hombre bueno.
William Wordsworth.
Todos tendemos a aspirar a la enormidad y la inmensidad y a recibir inspiración
de ellas. Pero, miremos donde miremos, podremos ver que son las cosas
pequeñas las que constituyen el mundo, lo mantienen unido y proporcionan
armonía. La cosas pequeñas también revelan nuestro carácter y muestran
cómo somos a los demás.
Clavos, remaches y soldaduras impiden el desmoronamiento de casas y
rascacielos. Las sustancias de la vida y finalmente de la muerte son
organismos microscópicos. De hecho, el universo entero – desde los cuásares
hasta los procesos de nuestro cerebro- consiste en realidad en impulsos
electrónicos invisibles.
Al interactuar en nuestra vida cotidiana, las cosas pequeñas que decimos y
hacemos nos definen ante los demás y también determinan lo que sentimos
acerca de nosotros mismos. Los pequeños gestos de cortesía y las palabras
sencillas que se dicen con sinceridad son sin duda más eficaces que la
grandiosidad para comunicarnos con los demás. El esbozo de una sonrisa o
una ligera relajación de los músculos faciales pueden hacer que una situación
se haga menos tensa. Un pequeño cumplido o el reconocimiento de los
progresos que se han hecho pueden cambiar el aspecto del día de otra
persona, y de nosotros mismos.
PENSAMIENTO
La magnitud verdadera de la vida está en las cosas pequeñas
que decimos y hacemos.
Sesión 12.15
La fragancia permanece siempre en la mano que da la rosa.
Heda Bejar.
Hoy haré un esfuerzo consciente por poner la amabilidad en uno de los
primeros lugares de mi lista de prioridades. Durante todo el día procuraré
transmitir a los demás las palabras y las acciones atentas y consideradas que
me ha gustado recibir de otros.
Me esforzaré de manera especial por ser amable con mi familia, con mis
amigos y con las personas que trabajan conmigo. Cuando me relacione con los
demás será con sinceridad e interés. Mis expresiones de amabilidad serán
personales y se basarán en lo que ya sé sobre las alegrías o los problemas de
cada persona. Si hago preguntas, pondré atención a las respuestas; con toda
la frecuencia posible, mis respuestas serán positivas y alentadoras.
En vez de mostrar indiferencia ante los desconocidos, me desviviré por ser
cortés y amistoso. Me abstendré de no hacer caso a las personas y en su lugar
procuraré ser comprensivo y paciente.
A partir de ahora mismo concentraré mi atención en la amabilidad. Recordaré
todas las veces que me han tratado amablemente y pensaré en lo mucho que
aquellas palabras y acciones inesperadas significaron para mí. Siempre que
sea posible, procuraré que el día le resulte agradable a otra persona y eso
surtirá el mismo efecto en mí.
PENSAMIENTO
Te volverás amable siendo amable.
Sesión 12.16
Sé grande en la acción, como lo has sido en el pensamiento.
Acomoda la acción a la palabra, la palabra a la acción.
William Shakespeare.
Con el fin de seguir progresando, tratamos de aplicar principios espirituales en
todos nuestros empeños y relaciones. A veces, con todo, sin darnos cuenta
practicamos estos principios de modo selectivo. Actuamos de una forma en el
mundo exterior y de otra cuando estamos con nuestros seres más queridos.
¿Por qué hacemos esto? ¿Por qué querríamos hacerlo?
Si examinamos nuestra conducta de forma minuciosa y honrada, quizá nos
encontremos con que a veces nuestros motivos son interesados. Quizá somos
amables, pacientes y comprensivos en el mundo exterior con el fin de
granjearnos aprobación, favores o, sencillamente, para que nos acepten.
Cabe que en casa no lo hagamos en la misma medida porque no es
necesario; esto es, ya tenemos el amor y la aceptación de nuestra familia y con
frecuencia no damos a estas cosas la importancia que les corresponde. Por
otra parte, ¿no es más fácil practicar la moderación y otros principios parecidos
con los de fuera que con las personas a las que conocemos íntimamente?
Si después de examinar nuestra conducta nos parece que usamos un doble
rasero, probablemente habrá llegado el momento de poner nuevamente en
orden nuestros motivos y prioridades. Porque si de verdad queremos progresar
espiritualmente, no podemos permitirnos ser selectivos en él cuando, el dónde
o el porqué practicamos principios espirituales.
PENSAMIENTO
Dios no usa ningún doble rasero al ofrecer su amor.
Sesión 12.17
Examina tu propio corazón; lo que te duele en los demás en ti
mismo puede estar.
John Greenleaf Whittier.
Cuando juzgamos a los demás con frecuencia prestamos atención a las
cualidades que nos desagradan en nosotros mismos. No es fácil reconocer
esta verdad. Y es probable que ésta sea la razón principal que nos empuja a
juzgar: cuando nuestros ojos se vuelven hacia fuera podemos evitar mirarnos a
nosotros mismos.
Sin embargo, si examinamos honradamente nuestros juicios –si dedicamos el
tiempo necesario a pensar detenidamente en las cosas que nos parecen
ofensivas en los demás-, es posible aprender mucho sobre nuestros propios
defectos.
Cuando alguien nos parece pomposo y fanfarrón, ¿no identificamos
rápidamente estas características porque nosotros mismos hemos sido así? Si
nos molestan las quejas constantes de un amigo, ¿no será probablemente
porque también nosotros hemos “soltado una lagrimita” con frecuencia?
Por desgracia, puede que continuemos juzgando a los demás durante un
tiempo relativamente largo, porque ese comportamiento sólo nos perjudica de
forma gradual y no muy obvia. Sin embargo, se produce erosión lenta pero
segura; nos volvemos menos comprensivos, tolerantes, compasivos e
inclinados a ayudar al prójimo.
Con el fin de no hacer daño a los demás y a mí mismo, ¿procuraré fijarme en
cualidades que admiro… en lugar de buscar cualidades que me desagraden?
PENSAMIENTO
Cuando nos fijamos en los defectos ajenos podemos evitar
mirar los nuestros.
Sesión 12.18
Ninguna víbora es tan pequeña que no tenga su veneno.
Thomas Fuller.
Cuando nuestras relaciones no han sido tan armoniosas como nos gustaría
que fuesen y la gente allegada a nosotros parece un tanto reservada, se hace
obvia cierta tensión.
Por supuesto, hay muchas razones para que surja tensión en las relaciones.
Una que es común pero que suele pasarse por alto es el empleo de sarcasmos
y burlas. ¿Podrías ser que hayamos contraído la costumbre de expresarnos
así…con la idea equivocada de que “sólo lo decíamos en broma”?.
Lo que ocurre es que el sarcasmo inocente no existe, del mismo modo que
tampoco existen las burlas inofensivas. Cuando nos burlamos de alguien tal
vez nos parezca que nuestros motivos son puros. Pero ¿qué hacemos en
realidad? ¿Acaso no atacamos su punto flaco o su zona sensible? Cuando nos
referimos en son de burla al peso de una persona, a su calva o a algún rasgo
de su personalidad, ¿acaso no tratamos de hacerle daño de alguna forma…,
aunque sea una forma muy pequeña?
Siendo así, podría ser una buena idea pensar en lo que ocurría cuando
nosotros éramos las víctimas de estas acciones. De hecho, ocurrían dos cosas.
Nos hacían daño, pero probablemente no decíamos nada. Y la relación se veía
afectada adversamente. La próxima vez que estemos tentados de recurrir a
sarcasmos o burlas, esta conciencia debería hacernos cambiar de parecer.
PENSAMIENTO
La palabra sarcasmo procede del vocablo griego que significa
“desgarrar carne”.
Sesión 12.19
El sol, con todos aquellos planetas dando vueltas a su
alrededor y dependientes de él, todavía puede madurar un
racimo de uva como si no tuviera nada más que hacer en el
universo.
Galileo Galilei.
En nuestros días de mayor ajetreo es fácil verse atrapado por las
responsabilidades y que concentremos toda la atención en lo que nosotros
tenemos que hacer. Nos distanciamos de los demás y quedamos aislados en
nuestro propio y pequeño mundo. Decimos que sencillamente no tenemos
tiempo suficiente para responder los mensajes grabados en nuestro
contestador automático, para ver cómo están los amigos, para ser amables con
las personas con las que tratamos.
Sin embargo, por más que estemos ocupados, sigue siendo esencial que
nuestras prioridades permanezcan en orden. Necesitamos encontrar o reservar
tiempo para relacionarnos con los demás del modo que nos sea posible.
“Estar ahí” para nuestros semejantes será siempre una de las mayores
prioridades de nuestra vida. En primera lugar, hemos aprendido que tenemos
que “darlo para conservarlo”. Además, no queremos dejar de dar la debida
importancia a nuestras bendiciones; queremos tener presente lo mucho que
significa para nosotros que nos dirijan alguna palabra amable o alentadora.
Cuando somos generosos de espíritu, es difícil seguir siendo egocéntricos.
Siendo así, nuestra forma de interactuar con otras personas verdaderamente
puede cambiar el aspecto del día. Y, además, nos sentimos mucho más a
gusto con nosotros mismos cuando hemos hecho un esfuerzo por ser amable
y preocuparnos por el prójimo.
PENSAMIENTO
Teniendo en cuenta la importancia de la amabilidad. ¿alguna
vez estamos demasiado ocupados para ser amables?
Sesión 12.20
Hoy sentí que sobre mí pasaba un soplo de viento de las alas
de la locura.
Charles Baudelaire.
El día empieza bien, pero a media mañana todo empieza a complicarse. La
confusión y el miedo se adueñan rápidamente de la situación. Pronto tienes la
impresión de que no puedes aguantar ni un minuto más. Preso de pánico, te
preguntas si estás sufriendo una crisis nerviosa.
¿Qué sucede? Por supuesto, podría tratarse de una entre diversas cosas, o de
una combinación de varias, y, desde luego, puede ocurrirle a cualquiera. Quizá
estés reaccionando a una acumulación de presiones en casa y en el trabajo. O
puede que estés pasando por los efectos retardados de algún trauma reciente.
O tu súbita incapacidad de seguir aguantando puede que se haya visto
exacerbada por consideraciones fisiológicas.
¿Qué deberías hacer? En primer lugar, no te lo guardes. Habla cuanto antes
con alguna persona que merezca tu confianza. Esto te ayudará a eliminar una
parte del miedo y del poder de lo que estás experimentando.
A continuación, date a ti mismo permiso ilimitado para hacer lo que sea
necesario con el fin de superar este período difícil. Antepón tu bienestar físico y
emocional a todas las otras responsabilidades y consideraciones. Pero en
modo alguno debes ser duro contigo mismo por esta razón.
Puede que no te sientas cerca de Dios. Procura recordar, sin embargo, que tus
esfuerzos por pedirle cuidado y protección seran oídos.
PENSAMIENTO
No tienes por qué pasar por nada tú solo…jamás. Cerca de ti
siempre encontrarás comprensión y ayuda.
Sesión 12.21
Pensad por cuenta propia y dejad que los demás disfruten del
derecho a hacer lo mismo.
Voltaire.
Hoy queremos que nuestras relaciones sean correctas y sanas. Examinando
con atención y firmeza nuestras interacciones con los demás, nos hemos
percatado de las cosas en que es necesario que trabajemos. Una de nuestras
percepciones interiores más importantes tiene que ver con la dependencia.
Para que exista una relación de dependencia es necesario que participen
ambas partes; es realmente imposible que una persona pase a depender de
otra a menos que ésta lo consienta. Así pues, hemos aprendido a no permitir o
alentar que otras personas demasiado de nosotros…, del mismo modo que
procuramos no depender excesivamente de los demás. Nos hemos convencido
de la única dependencia sana es la Dependencia de Dios.
Junto con esto, nos hemos ido dando cuenta de que no está en nuestra mano
“arreglar” a otra persona. Por lo tanto, en lugar de precipitarnos a dar una
respuesta rápida –o a dominar y controlar a los demás-, alentamos a las otras
personas a tomar sus propias decisiones y a ser responsables de sí mismas.
Cuando podemos actuar así damos a las personas que nos importan el
derecho a cometer errores y aprender de ellos, a crecer a su propio ritmo. Al
mismo tiempo que ofrecemos gustosamente sugerencias y apoyo, nos
concentramos en dirigirlas hacia una guía y unas soluciones espirituales a
plazo más largo.
PENSAMIENTO
Al ayudar a los demás, los mejores resultados se obtienen
cuando les enseñas a ser responsables de sí mismos.
Sesión 12.22
¿No es acaso el amor lo único que nos permite penetrar en la
esencia misma de un ser?
Igor Stravinski.
En otro tiempo alimentaba a veces nuestras relaciones la competitividad, el
antagonismo y el egoísmo, en lugar de la sinceridad y la amabilidad. Incluso
cuando albergábamos sentimientos de amor a menudo nos resultaba difícil
expresarlos con franqueza.
Permitimos que nuestra competitividad juvenil penetrara en nuestra vida de
adultos…, en nuestra profesión e incluso en nuestro matrimonio. En algunos
casos nuestras relaciones se basaban en poco más que en el deseo de
mostrarnos superiores al resto de la gente.
Algunos solamente podíamos relacionarnos con otras personas por medio del
antagonismo. Nos gustaba poner a los amigos y familiares a la defensiva y
para ello recurríamos a las burlas, las ironías y las insinuaciones. O
intentábamos forjar relaciones que se basaban exclusivamente en lo que
podíamos sacar de ellas. Nuestro lema era “lo que importa no es lo que
conoces, sino a quién conoces”.
Nuestras relaciones de hoy van mucho más allá de las superficialidades y la
interacción negativa. Como nos permitimos a nosotros mismos ser abiertos y
vulnerables, los otros saben que pueden ser así con nosotros sin peligro.
Podemos forjar lazos que nos enriquecen mutuamente y son profundos y
duraderos. Nuestra forma de tratar hoy a los demás suele estar motivada por la
solicitud y la consideración. Y actuamos así, no porque nos impulse algún
sentido abstracto del altruismo, sino porque en el fondo sabemos que las
relaciones de esta clase son las únicas que valen la pena.
PENSAMIENTO
Nadie gana en las relaciones que se basan en la
competitividad.
Sesión 12.23
Nunca he podido concebir cómo un ser racional puede
alcanzar la felicidad mediante el ejercicio del poder sobre los
demás.
Thomas Jefferson.
Las responsabilidades de un directivo pueden ir desde controlar al personal y
los procesos laborales hasta alcanzar los beneficios señalados como objetivo.
Por eso los buenos directivos son muy valorados y a menudo les pagan bien.
Pero, además de estos individuos, hay otros que asumen responsabilidades de
dirección sin que por ello los valoren ni les paguen.
Tenemos el padre o la madre, por ejemplo, que constantemente trata de dirigir
la vida de sus hijos adultos: sus relaciones, sus profesiones y hasta sus
embarazos. Sin embargo, puede que para la mayoría de nosotros dirigir
consista solamente en hacer sugerencias frecuentes sobre cómo los demás
deberían vestir o emplear su tiempo.
En ambos casos, cabe que hayamos contraído la costumbre de dirigir a los
demás sin darnos cuenta de ello. Quizá en un momento dado nos vimos
obligados a asumir ese papel y no hemos podido dejarlo después. O tal vez,
también sin darnos cuenta, tratamos de quedar bien por medio del
comportamiento, el aspecto o lo logros de las personas que nos rodean.
¿Qué sucede cuando tratamos de dirigir a los demás? En primer lugar
mostramos falta de respeto por sus derechos como individuos. También los
privamos de la oportunidad de aprender de sus propias decisiones y opciones.
En algunos casos cabe que mermemos la dignidad y el amor propio de los
seres a los que más amamos.
PENSAMIENTO
Cuando trato de dirigir a los demás no controlo, sino que “me
descontrolo”.
Sesión 12.24
La preocupación no cura, sino que más bien corroe las cosas
que no tienen remedio.
William Shakeaspeare.
En algún momento de la vida forzosamente tenemos que ver con amigos o
familiares cuyo comportamiento es perjudicial para ellos mismos o para los
demás. Tal vez un hermano, una hermana, el cónyuge o el padre o la madre
sea un alcohólico en ejercicio cuya enfermedad le está matando además de
hacer estragos en la vida de todos quienes le rodean. Quizá un amigo o una
amiga corren un peligro constante por culpa de su promiscuidad sexual. O
puede que alguien allegado a nosotros ponga su profesión o su persona en
peligro haciendo negocios poco claros.
Como nos preocupamos por estas personas hacemos todo lo posible para que
se den cuenta de lo que hacen. Les expresamos nuestra preocupación y les
brindamos ayuda si nos parece que es necesario. Pero si voluntaria o
involuntariamente optan por seguir por la senda de la destrucción, no podemos
hacer nada más que apartarnos de ellas amistosamente y rogar por su
bienestar.
Como todos sabemos, hacer esto es dificilísimo y en ningún momento parece
resultar más fácil. Sin embargo, si honradamente reconocemos y aceptamos
nuestra impotencia - y depositamos nuestra fe en el poder de Dios -,
comprobamos que es lo mejor que podemos hacer en beneficio de todos los
interesados.
PENSAMIENTO
Cuando te apartas de alguien amistosamente te liberas a ti
mismo.
Sesión 12.25
No llegamos a conocer a las personas cuando se acercan a
nosotros; debemos acercarnos a ellas para averiguar cómo
son.
Goethe.
Durante la adolescencia una vez viajé haciendo autoestop. Recuerdo que una
noche me dejaron en un apartado cruce de caminos. A través de las ventanas
iluminadas de una casa de labranza pude ver a una familia sentada alrededor
de la mesa para cenar. Hablaban y reían y daban la impresión de ser muy
felices.
Todavía recuerdo lo que sentí en aquel momento. La casa simbolizaba mi
vida: me encontraba fuera mirando hacia adentro…: no tenía amigos, ni tan
sólo verdaderos conocidos. Anhelaba el calor y la camaradería que veía por
aquella ventana, pero sabía que nunca los tendría.
Al pensar ahora en ello, estoy seguro de que incluso en aquel tiempo la gente
me ofrecía amistad. Sin embargo, mi amor propio era tan escaso, que me
cerraba herméticamente porque temía lo que pudieran encontrar.
Si durante aquellos años dolorosos alguien me hubiese sugerido, siquiera en
broma, que algún día no sólo encajaría, sin que me viera rodeado de amigos
de verdad, hubiese pensado que se burlaba de mí. Pero, gracias a Dios, ésa es
la milagrosa realidad de hoy. Ahora dejo que las personas se acerquen a mí y
con frecuencia me esfuerzo por descubrir cómo son. En vez del dolor de la
alienación, ahora me llena la profunda sensación de que se me acepta.
PENSAMIENTO
Puedes ir más allá de tu yo acercándote a otra persona.
Sesión 12.26
Nadie puede decirle a otra persona sus faltas para beneficiarla
a menos que la quiera.
Henry Ward Beecher.
En nuestras interacciones cotidianas a veces juzgamos siendo necesario
criticar a otras personas por diversas razones. Estos enfrentamientos son casi
siempre difíciles y desagradables, y tendemos a querer retrasarlos o evitarlos.
A pesar de ello, pueden ser necesarios.
Podría tratarse de un asunto relacionado con la seguridad, como ocurre, por
ejemplo, cuando las acciones de una persona crean una situación peligrosa. Si
el comportamiento de alguien nos afecta adversamente, tal vez sea importante
decirlo para quedarnos tranquilos. O en el caso de una amistad íntima, puede
que un enfrentamiento sea necesario para que continúen la salud y la
estabilidad de la relación.
Cuando nos parece que es necesario tomar algunas medidas en este sentido lo
mejor es pensárselo bien antes de hacer algo. Deberíamos examinar nuestros
motivos para estar seguros de que no nos mueve solamente la mezquindad de
espíritu o el deseo de “fastidiar” a alguien, o que no estamos “criticando
constructivamente” a otra persona empujados por nuestra propia santurronería.
Finalmente, recordando que a nadie le gusta que la critiquen, podríamos
ponernos en el lugar de otra persona y procurar hacer nuestros comentarios
amablemente e incluso con cariño. Si es posible, cabe ofrecer sugerencias
útiles en vez de limitarnos a describir lo que está “mal”. Más adelante, cuando
las cosas hayan mejorado, mencionar la mejora puede significar mucho para la
otra persona.
PENSAMIENTO
Si tienes que criticar, comprueba el método además del
motivo.
Sesión 12.27
La fuerza de una frase cambia mucho según si detrás de ella
hay o no hay un hombre.
Ralph Emerson.
Mantener relaciones sanas es una de nuestras mayores tareas. Por esto es tan
importante que periódicamente afinemos o incluso reparemos nuestras
habilidades para la comunicación. Una causa común de avería es la costumbre
de enviar mensajes poco claros, mensajes que dicen una cosa, pero que
quieren decir o dan a entender otra.
Un ejemplo típico es cuando nuestra pareja o cónyuge dice: “¿Te importa si
salgo esta noche?”. Contestamos diciendo: “No, adelante”, pero nuestra
entonación o nuestro lenguaje corporal expresa algo muy diferente. Puede que
soltemos un largo suspiro y hagamos una pausa dramática antes de contestar.
Quizá tenemos una expresión dolorida en el rostro. O cerramos con violencia
un cajón mientras respondemos.
Aunque los mensajes poco claros no destruyen necesariamente las relaciones,
no cabe duda de que en nada contribuyen a mejorarlas. Al contrario, cuando
hacemos uso de este jueguecito solapado suele ser porque queremos
manipular o controlar. Puede que tratemos de hacer que la otra persona se
sienta culpable, insegura de sí misma o que sienta lástima de nosotros.
Si nos damos cuenta de que enviamos mensajes poco claros, es importante
que tengamos presente que somos muy injustos al dar rodeos y no decir la
verdad. Si queremos que nuestras relaciones sean sanas y continúen
creciendo, tenemos que esforzarnos y comunicarnos de modo claro y sincero…
en todas las situaciones, a toda costa.
PENSAMIENTO
Los mensajes poco claros manipulan.
Sesión 12.28
COMENÇAR DE NOU
Sesión 13: Esperanza. Objetivos
Tiempo de Espera
FUNDACIÓ PRIVADA PRAHU www.fundacioprahu.org
C/ St. Pere Màrtir, 18 CP 08012 BARCELONA 932173020 933685218
Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro protector en las
tribulaciones.
Salmo 46
Las circunstancias más difíciles de nuestra vida suelen ser aquellas sobre las
cuales no podemos hacer absolutamente nada. Ya hemos hecho todo lo
posible; ahora lo único que podemos hacer es seguir nuestras actividades
mientras esperamos un resultado incierto.
Esto ocurre frecuentemente durante épocas de enfermedad seria. Una vez
hemos recibido tratamiento médico y tomado otras medidas necesarias,
quedamos reducidos a una impotencia total. Tenemos que retroceder y
esperar. De modo parecido, las relaciones a veces requieren que una de las
partes haga todo lo posible para seguir adelante mientras la otra es incapaz de
hacer lo mismo. Queda por ver si el matrimonio o la relación en sí dura. Lo
mismo ocurre durante las épocas de grandes dificultades económicas, cuando
nos persigue el espectro de una posible bancarrota o fracaso.
Para mitigar la carga durante tales períodos, podemos tratar de continuar
nuestras actividades normales. Podemos poner un pie delante del otro,
literalmente, actuar como si las cosas fueran a salir tal como esperamos. Si
ocurre lo contrario, al menos estaremos en mejores condiciones para empezar
otra vez que si hemos sido presa del pánico o hemos tratado de escapar de
algún modo.
También podemos utilizar este tiempo para fortalecer nuestra confianza en
Dios, recordando que sólo él puede proporcionarnos resistencia y serena
fortaleza para los largos intervalos de incertidumbre de los no podemos
escapar.
PENSAMIENTO
Durante los períodos de tensa incertidumbre actúa “como si”
y procura seguir adelante.
Sesión 13.1
Lo más agradable del futuro es que llega de día en día.
Anónimo.
Todos tenemos metas y aspiraciones. Puede que anhelemos que una persona
que nos gusta pase a formar parte de nuestra vida. O tenemos puestos los ojos
en determinado objetivo profesional. Quizás soñamos con la prosperidad
económica. Cabe que nos parezca que ya estamos preparados para todo esto,
pero conviene que recordemos que las cosas suceden cuando llega el
momento oportuno.
Nos dicen con frecuencia que todo ocurre en el momento en que Dios ha
dispuesto que ocurra. Hemos comprobado que no se trata simplemente de un
concepto espiritual abstracto, sino de algo que tiene lugar en nuestra vida todos
los días. Dios tiene un plan para cada uno de nosotros. Es muy posible que su
plan incluya exactamente lo que queremos… o que incluya dones que no
podemos imaginar.
Lo que Dios tenga en mente no sucederá hasta que estemos preparados para
ello. De hecho, eso forma parte de su plan. De día en día va preparándonos
para lo que ha de llegar en el futuro.
Día tras día, Dios coloca delante de nosotros nuevas experiencias, lecciones,
oportunidades y tareas difíciles. Creemos que es su manera de prepararnos
para los dones que de él recibiremos en el futuro. Y sólo él sabe cuándo
estaremos en condiciones de recibirlos.
PENSAMIENTO
Lo que experimentamos hoy nos prepara para lo que
sucederá en el futuro.
Sesión 13.2
Todo comienzo es una consecuencia…, todo comienzo pone
fin a algo.
Paul Valéry
Uno de los aspectos más agradables de mi nueva vida consiste en que ahora
resulta más fácil aceptar los cambios. Algunos cambios son dificilísimos, desde
luego, pero al menos ya no tengo que sufrir durante largos períodos de
confusión y dolor antes de sentirme dispuesto a dejar algo.
Esta nueva disposición favorable nació cuando tuve que afrontar la que
probablemente fue la elección más difícil de mi vida: seguir fracasando en mis
intentos desesperados de ser el amo o poner mi voluntad y mi vida al amparo
de Dios.
Me di cuenta de que mis ideas y valores me estaban causando un dolor
constante y ello me empujó hacia la senda espiritual. Pero entonces una noche
oí que alguien decía: “No tienes que cambiar mucho, sólo toda tu vida”.
La perspectiva de una empresa tan grande me asustó tanto, que estuve a
punto de echar a correr. Sin embargo, pronto me percaté de que asustaba
mucho más la perspectiva de seguir atado a mi vida de desdichas.
Lo que oí decir aquella noche resultó ser cierto: he tenido que cambiar mi vida
entera. Pero no he tenido que hacerlo de una sola vez, o completamente
solo…, únicamente de día en día, con la ayuda de Dios.
PENSAMIENTO
Con la ayuda de Dios tu vida puede cambiar enormemente…,
pero sólo de día en día.
Sesión 13.3
Ten paciencia con todas las cosas, pero ante todo contigo
mismo.
San Francisco De Sales.
Cuando nos parece que deberíamos tener más paciencia con alguien solemos
pensar en términos de dominarnos de alguna forma. Tendemos a equiparar la
paciencia con refrenar el enojo que en nosotros produce la manera en que otra
persona piensa o hace las cosas.
Sin embargo, la paciencia en cualquier circunstancia no consiste sólo en
contenerse. Es algo mucho más profundo. En su sentido más amplio, es el
resultado directo de otras cualidades positivas que hemos adquirido. Cuando
tratamos de ser amables y desprendidos, en lugar de irritables e indiferentes,
es mucho más probable que tengamos paciencia. Cuando nuestra perspectiva
es positiva y propensa a aceptar, en vez de ser enojadizos y pendencieros, la
paciencia se convierte más fácilmente en parte de nuestra naturaleza.
Tendemos a poseer el mayor grado de paciencia cuando tratamos de
relacionarnos con los demás basándonos en ese máximo nivel de compresión
que es la empatía.
La paciencia se mueve con mayor libertad cuando tenemos fe y confianza, no
sólo en las capacidades y los recursos interiores de los demás, sino también en
los nuestros. A este respecto, para llegar a tener más paciencia con nosotros
mismos, primero es necesario que seamos más amables y comprensivos con
nosotros mismos, que nos aceptemos más tal como somos. Este es el mayor
reto que se nos plantea.
PENSAMIENTO
La paciencia no consiste sólo en refrenarse, sino que es el
fruto de la amabilidad, la comprensión y la aceptación.
Sesión 13.4
La paz es cuando el tiempo no importa cuando pasa.
María Schell.
El tiempo era mi enemigo, pero ahora se ha convertido en mi amigo. Antes
solía regañarme constantemente a mí mismo por no haber alcanzado cierta
meta o reunido cierta suma de dinero antes de tal o cual día. Cuando me harté
de exigirme cosas imposibles pude librarme de gran parte de la ansiedad
relacionada con el tiempo. Finalmente aprendí que lo único que tengo que
hacer es lo mejor que pueda hacer y confiar en que Dios haga el resto.
Ya no me siento prisionero del tiempo y ahora veo lo que es en realidad:
sencillamente un sistema numérico inventado para ayudarme en vez de para
atormentarme. Por consiguiente, he aprendido a utilizar el tiempo en provecho
mío: soy libre de organizarlo, programarlo o incluso hacer caso omiso de él.
Como ahora ya no estoy en tensión, puedo utilizar mi tiempo de forma más
eficaz. Me es más fácil concentrarme en lo que hago, comento menos errores,
estoy más relajado y mis amigos dicen que a menudo es un placer estar
conmigo.
Me parece algo asombroso. Porque el tiempo es ahora el mismo que ha sido
siempre: la hora tiene sesenta minutos, el día tiene veinticuatro horas. El
tiempo no ha cambiado, pero salta a la vista que yo he cambiado.
PENSAMIENTO
Todo a su tiempo.
Sesión 13.5
Todo lo que ocurre en el mundo forma parte de un gran plan
trazado por Dios que abarca todo el tiempo.
Henry Ward Beecher.
Resulta bastante difícil, día tras día, tratar de imaginar y comprender el plan
general que Dios ha trazado para nosotros. Resulta especialmente difícil
cuando se produce alguna tragedia, o cuando debemos hacer frente a una
decepción seria. ¿Cómo podemos aprender a aceptar y afrontar
acontecimientos que no siempre son de nuestro agrado? ¿Cómo podemos
depositar cada vez más confianza en los designios de Dios, que a veces
parecen misteriosos?
Lo que me sirve de ayuda es tratar de cambiar mi perspectiva de mí mismo,
reconociendo en primer lugar que no soy más que uno entre los millones y
millones de hijos de Dios. Retrocedo un poco e intento verme a mí mismo y las
cosas que ocurren en mi vida como una parte infinitesimal del universo de Dios,
un universo que no tiene límites y que cambia constantemente.
Cuando adopto esta actitud meditativa me imagino a mí mismo como un
pequeño azulejo…, un simple azulejo que forma parte de un mosaico
espléndido y bello creado por Dios.
Si me acerco mucho y me concentro exclusivamente en mí mismo, lo único que
puedo ver es el citado azulejo. No obstante, si me aparto un poco y amplío mi
campo visual, puedo imaginar el mosaico entero con toda su gloria y
perfección. Cuando puedo hacer esto invariablemente me ayuda otra vez a
aceptarme a mí mismo y a lo que sucede en mi vida como parte necesaria del
plan general de Dios.
PENSAMIENTO
No eres más que una parte, pero una parte integrante, del
glorioso mosaico de Dios.
Sesión 13.6
La parte principal de la fe es la paciencia.
George Macdonald.
La fe no tiene horario. Cada persona empieza a creer en momentos diferentes
y por razones distintas. A medida que pasa el tiempo y crece nuestra fe,
comenzamos a aplicarla con creciente frecuencia en nuestra vida.
En otro tiempo éramos inteligentes y capaces de comprensiones intelectuales.
Sabíamos, por ejemplo, lo que significaba obsesionarse con algo. Hasta es
posible que nos diéramos cuenta de que nuestras obsesiones eran totalmente
autodestructivas.
Cuando adquirimos fe vamos más allá del conocimiento y la comprensión.
Descubrimos una manera de hacer algo en relación con los defectos de
nuestro carácter. Aprendemos que cuando ya hemos sufrido dolor podemos
pedir a Dios que haga desaparecer el defecto…y que Dios nos hará caso si
estamos sinceramente dispuestos a renunciar a dicho defecto.
A causa de la intensidad del dolor, naturalmente queremos que el alivio sea
inmediato; después de todo, somos humanos solamente. En tales momentos
debemos recordar cómo actúa la fe: la paciencia por nuestra parte es un
requisito importantísimo.
Es verdad que Dios siempre ayuda. Es verdad que siempre recibimos alivio.
Pero también es verdad que estas manifestaciones del poder divino tienen
lugar en el momento que decide Dios y no nosotros.
PENSAMIENTO
La paciencia no es una cruz que debamos llevar, sino un
ingrediente esencial de la fe.
Sesión 13.7
Las pruebas son las medicinas que nuestro gracioso y sabio
Médico receta, porque las necesitamos; y él dispone la
frecuencia y el peso de ellas en proporción con lo que el caso
requiera. Confiemos en su habilidad y démosle las gracias por
su receta.
John Newton.
En el caso de muchos de nosotros la fe en Dios entró rápidamente en nuestra
vida nueva; sólo hizo falta buena disposición a recibirla por nuestra parte. La
confianza, en cambio, creció más despacio y no requirió sólo tener el corazón y
el espíritu abiertos, sino también experiencia nacida de la acción.
En los primeros tiempos de nuestra recuperación todavía no podíamos confiar
en las “recetas” de Dios. A veces poníamos en duda las cosas que nos
pasaban y las pruebas que surgían ante nosotros. “Ya hemos pasado por un
infierno – nos quejábamos- ¿Qué ocurre? ¿Es que no sabe Dios lo frágiles que
somos?”
Ahora nuestra confianza es más fuerte, pues nos hemos dado cuenta de que
Dios nunca nos da más de lo que podemos soportar. La experiencia nos ha
enseñado que las adversidades que sufrimos en la vida, así como los
momentos buenos, tienen lugar en el momento preciso, ni un momento
demasiado pronto o demasiado tarde. Ocurren exactamente en el momento
apropiado y, gracias a un Dios amoroso, en beneficio nuestro a largo plazo.
PENSAMIENTO
Dios nunca da más de lo que podemos soportar.
Sesión 13.8
Lo que la naturaleza humana disponga para cualquier hombre
en cualquier momento es por el bien de ese hombre en ese
momento.
Marco Aurelio.
Puede que transcurra mucho tiempo y suframos serias molestias antes de que
nos sintamos dispuestos a efectuar cambios importantes en nuestra vida.
Cuando finalmente damos el primer paso a menudo ansiamos tanto obtener
resultados inmediatos, que nos impacientamos si las cosas no suceden tan
rápidamente como nos gustaría que sucedieran.
¿Es posible que nos impacientemos y nos sintamos frustrados porque para
alcanzar nuestras nuevas metas utilizamos los mismos instrumentos ineficaces
que siempre hemos usado: la terquedad, el perfeccionismo y la expectativa de
éxito instantáneo?
Lo que en realidad deberíamos hacer, para alcanzar estas metas, es emplear
nuevos y afilados instrumentos y actitudes: la aceptación y la paciencia, para
empezar, seguidas de la disposición a tomar medidas de día en día incluso
cuando los resultados no se hacen visibles en seguida.
Sobre todo, necesitamos recordar que nadie puede darla la vuelta a toda su
vida de la noche a la mañana. Esta meta no es sólo inalcanzable, sino que es
también extremadamente gravosa. Si queremos que el empeño en cambiar
salga bien, debemos tratar de comprender que los progresos suelen hacerse
paulatinamente…y también debemos tener en cuenta que de vez en cuando se
verán interrumpidos por aparentes reveses.
PENSAMIENTO
Busca el progreso, y no la perfección.
Sesión 13.9
La vida sólo te exige la fuerza que posees. Sólo una hazaña es
posible: no huir corriendo.
Dag Hammarskjold.
De vez en cuando oímos decir: “A veces sencillamente tienes que quedarte
quieto y sufrir”. Nunca nos ha gustado realmente lo que eso quiere decir.
¿Acaso no hemos pagado ya nuestro tributo en lo que se refiere al dolor?
En realidad, lo que los demás tratan de decirnos es que hay veces en que es
necesario aceptar las cosas tal como son…, aunque ello suponga pasar por un
intervalo de dolor. A veces nos vemos reducidos a la impotencia absoluta ante
una situación: nada más podemos hacer hasta que la situación cambie. Lo
importante es que cambiará, porque nada permanece jamás igual.
Cuando nos encontramos ante una situación de este tipo cabe que estemos
tentados de volver a nuestra antigua manera de hacer frente a lo que no nos
iba bien: procurábamos por todos los medios huir corriendo de ello. Era
inimaginable permanecer inmóviles y dejar que pasara el dolor.
Todavía es difícil, por no decir imposible, saber cómo saldrá algo bueno del
dolor que estamos soportando. Pero, debido a nuestra confianza en Dios, no
necesitamos saberlo. Lo único que necesitamos saber es que Dios manda, que
se preocupa por nosotros y que formamos parte de su divino designio.
PENSAMIENTO
Si huyes corriendo ahora, podrías perderte el milagro.
Sesión 13.10
Madurez mental significa la capacidad de soportar la
incertidumbre.
John Finley.
Consultas tu reloj y calculas la diferencia horaria entre las costas Oriental y
Occidental de Estados Unidos. Ha pasado otro día laborable y todavía no
sabes si te han concedido la subvención. Sueltas un taco y sales a la calle
hecho una furia.
Todos hemos pasado por esto, sabemos lo que es pasar por períodos de
incertidumbre. No obstante, a algunos tienen que recordarnos una y otra vez
que la forma en que nos sentimos durante estos calvarios depende en gran
parte de nosotros. Lo importante es nuestra reacción; la persona o institución
que nos tenga en suspenso casi no hace caso.
Si éste es un período de incertidumbre para nosotros, es el momento perfecto
para retroceder un poco y examinar las dos únicas opciones que tenemos.
Una, huelga decirlo, es ponernos furiosos y nerviosos. Pero si elegimos esta
opción, sabemos por experiencia que probablemente nos pondremos más
furiosos, nos entrará miedo o hasta nos obsesionaremos.
La opción mucho más madura consiste en examinar y aceptar la realidad de la
situación y comprender que son infinitas las posibles explicaciones de una
demora en conocer el resultado de algo. Mientras tanto tenemos que seguir
viviendo, procurando conservar la fe en esta idea: Las cosas saldrán como
tengan que salir, pero sólo cuando llegue el momento debido.
PENSAMIENTO
Opta por permanecer emocionalmente sereno durante los
momentos de incertidumbre.
Sesión 13.11
Una retirada a tiempo es una victoria.
William Shakespeare.
A veces todos sufrimos daño o hacemos daño a los demás debido a nuestras
acciones y decisiones impulsivas. Podemos actuar de forma rápida y reflexiva.
O, sin tener en cuenta las posibles consecuencias, sencillamente podemos
permitirnos ser temerarios.
Imagina, a modo de analogía, que estás en la orilla de un lago helado y
desconocido. ¿Te lanzas inmediatamente hacia el centro para ver hasta dónde
y con qué rapidez puedes patinar? ¿O antes compruebas si el hielo aguantará?
Asimismo, ¿piensas detenidamente en los posibles peligros…, uno de los
cuales es que no hay ninguna otra persona en los alrededores? ¿Y si ya has
empezado impulsivamente a cruzar el lago y el hielo comienza a agrietarse
debajo de tus pies? ¿Prestas atención y retrocedes… o sigues adelante?
Si bien es cierto que hay veces en que actuar impulsivamente puede dar
buenos resultados, pocas personas discreparán de la afirmación de que
normalmente es mucho más aconsejable pensar en las cosas con
detenimiento. Nos tomamos el tiempo que haga falta para pensar en las
posibles consecuencias de nuestras acciones y decisiones, incluso cuando nos
encontramos bajo presiones externas como, por ejemplo, la impaciencia de los
demás.
También procuramos escuchar siempre a nuestra intuición y prestar atención
especial cuando nuestra voz interior dice: “No, no lo hagas”. Y cuando nos
encontramos con que ya hemos empezado a actuar impulsivamente tratamos
de retroceder antes de llegar demasiado lejos.
PENSAMIENTO
Presta especial atención a tu voz interior, sobre todo cuando
recomiende prudencia.
Sesión 13.12
Cualquiera puede llevar su carga, por pesada que sea, hasta el
anochecer. Cualquiera puede hacer su trabajo, por arduo que
sea, durante un día.
Robert Louis Stevenson.
Hay veces en que nos encontramos ante tareas especialmente difíciles.
Cuando vemos la enormidad de lo que nos espera nuestras proyecciones con
frecuencia nos dicen que es imposible que lleguemos hasta el final, aunque
estemos obligados. A veces quedamos tan convencidos de ello, que nuestro
convencimiento negativo se convierte en una de esas profecías cuya propia
naturaleza contribuye a que se cumplan.
Antes de llegar a ese extremo, tal vez nos sea útil salir mentalmente de la
situación, cambiar de perspectiva el mismo tiempo que trazamos un plan de
acción mejor que el que teníamos. También puede ser útil pensar
sencillamente en cómo vivimos en realidad nuestra vida. Si dedicamos un
momento a ello, en seguida resulta obvio que pocas cosas se hacen de una
vez. Comemos los alimentos de bocado en bocado, vamos en coche al trabajo
de kilómetro en kilómetro, el corazón impulsa nuestra sangre vital de latido en
latido.
Si todo esto es verdad, ¿por qué a veces nos parece que las dificultades de la
vida hay que afrontarlas en su totalidad? Lo importante es que no tenemos que
obrar así. Hasta las tareas más engorrosas podemos hacerlas de día en día, o,
si eso es demasiado, de hora en hora o incluso de minuto en minuto.
PENSAMIENTO
Las proyecciones negativas pueden convertirse en profecías
cuya propia naturaleza contribuye a que se cumplan.
Sesión 13.13
Nuestros planes salen mal porque tienen objetivo. Cuando un
hombre no sabe a qué puerto se dirige, ningún viento es
favorable.
Séneca.
Últimamente nos hemos sentido decepcionados de nosotros mismos. Nos ha
perseguido una sensación de fracaso inminente, hasta el punto de que
empezamos a tener miedo a los días que nos aguardan. Encontramos menos
satisfacciones en muchas de las cosas que veníamos haciendo en casa y en el
trabajo.
¿Será que nos hemos forjado expectativas poco realistas acerca de nosotros
mismos? ¿Nos estamos fijando niveles y haciendo exigencias que son
imposibles de cumplir? O tal vez se deba a que asumimos demasiadas
responsabilidades, sin antes pensárnoslo bien.
Cuando fijamos metas inalcanzables automáticamente nos colocamos en una
posición que nos hará fracasar y sentirnos decepcionados. Cuando forzamos
las cosas más allá de nuestros límites nos privamos a nosotros mismos de la
oportunidad de sentirnos satisfechos de nuestros logros: porque no hay tiempo
para reconocerlos. Tampoco hay tiempo para aprender de nuestros errores;
estamos demasiado ocupados con el siguiente proyecto.
Si queremos volver a gozar de nuestras actividades, tenemos que dejar de
echarnos tantas presiones encima. Reconociendo y aceptando nuestras
limitaciones, podemos responder mejor de las exigencias que menos podemos
controlar. Y podremos actuar de modo más eficiente en todo lo que hagamos.
PENSAMIENTO
No esperes hacer las cosas mejor de lo mejor que puedas
hacerlas.
Sesión 13.14
Delibera con cautela, pero actúa con decisión; y cede con
cortesía u oponte con firmeza.
Charles Caleb Colton.
Tomar decisiones…para muchos de nosotros está entre las cosas más difíciles
y temidas que debemos hacer. A pesar de ello, no tiene por qué ser así si
estamos dispuestos a examinar atentamente la forma en que solemos abordar
la tarea de decidir.
Si somos realmente sinceros, lo primero que veremos es que tomar una
decisión no es en modo alguno tan penoso como no tomarla. Incluso cuando
no acabamos de estar seguros en un caso “milagroso”, al menos hacemos algo
cuando decidimos. Si no hacemos nada, si permanecemos paralizados por la
duda, no vamos a ninguna parte.
En algunos casos la incapacidad de tomar decisiones importantes es el
resultado de nuestra falta de disposición a asumir responsabilidades. Y con
frecuencia pagamos un precio complementario por ello: nos dejamos influir más
fácilmente por otras personas y tomamos medidas que tal vez no nos
convengan.
La capacidad de tomar decisiones sin angustias indebidas parece mejorar en
proporción directa con el crecimiento del conocimiento de uno mismo y la
sinceridad con uno mismo también, junto con nuestra disposición a dar los
pasos necesarios para el cambio y el progreso. También mejora a medida que
aprendemos a confiar en nosotros mismos y en el prójimo. Tomamos
decisiones con la confianza y la comodidad máxima cuando aprendemos a
confiar en Dios y escuchamos cómo su voz nos guía dentro de nosotros.
PENSAMIENTO
Tomar una decisión no es tan doloroso, ni con mucho, como
no tomarla.
Sesión 13.15
Al igual que en el mundo material, también en el mundo
espiritual el dolor no “dura eternamente”.
Katherine Mansfield.
No tardé en descubrir que por mal que me encuentre, no seguiré
encontrándome así eternamente. Este pensamiento se ha convertido en un
principio importante de mi vida, en un instrumento útil que puede aplicarse a
muchas circunstancias y situaciones.
En la actualidad cuando paso por una mala época –dificultades en el trabajo,
por ejemplo, o incluso pesadumbre- sé que si hago lo que tengo delante, los
sentimientos dolorosos pasarán y la serenidad volverá.
PENSAMIENTO
Esto también pasará.
Sesión 13.16
La naturaleza es el vestido visible y vivo de Dios.
Goethe.
Llega el otoño y flota en el aire el olor penetrante de cambios inminentes. Ahora
estamos seguros de que el calor del verano cederá finalmente su sitio a días
vigorizantes y noches frescas y nos sentimos aliviados.
A veces ocurre lo mismo en nuestra vida. Justo cuando nos parece que
tenemos suficiente –más que suficiente- de ciertas situaciones o etapas Dios
nos sorprende provocando un cambio y un alivio milagrosamente, como sólo él
puede hacer.
No hace mucho tiempo parecía que el verano no iba a terminar nunca. Luego,
una mañana nos despertamos y vimos que en las laderas de las colinas
vibraban los colores de principios de otoño. Alzamos los ojos hacia el cielo y
vimos pasar una formación de aves migratorias, camino ya de climas más
cálidos.
Cuando pensamos en nuestra vida vemos que también ella tiene sus
“estaciones”. Puede que los cambios no sean tan regulares o previsibles como
el paso del verano al otoño o del otoño al invierno, pero no son menos
trascendentales. Cuando pasamos revista a los cambios que ya han tenido
lugar dentro y alrededor de nosotros nos sentimos llenos de excitación y
esperanza al pensar en los cambios que aún faltan.
PENSAMIENTO
Ahora que voy por el buen camino, acojo con agrado los
cambios continuos que se producen en mi vida.
Sesión 13.17
La tarde sabe lo que la mañana nunca sospechó.
Proverbio Sueco.
Podíamos admitir la derrota total cuando la calidad de nuestra vida alcanzaba
el punto más bajo. Sin embargo, irónicamente, debido a que las cosas estaban
tan mal, también parecía imposible que pudieran mejorar alguna vez. Nuestro
escepticismo se veía agravado por los numerosos intentos desesperados pero
infructuosos de cambiar que habíamos hecho antes.
Cuando revelábamos nuestros temores la gente los reconocía de forma
comprensiva. “Sabemos exactamente cómo se sienten –nos decían-. Hemos
pasado por lo mismo”. Y utilizando términos sencillos, nos aconsejaban: “Las
cosas mejorarán con sinceridad, abertura de espíritu y disposición a cambiar”.
Resultó que tenían toda la razón del mundo. Poco a poco, pero de manera muy
clara, las cosas cambiaron en todos los campos… porque estábamos
dispuestos a trabajar para que se produjeran los cambios.
Desde entonces hemos encontrado una felicidad, una paz y un propósito
nuevo. Pero la mayor de todas las alegrías es poder dar ánimos a otra persona
que esté tan llena de incredulidad y aprensión como nosotros lo estuvimos en
otro tiempo. Podemos decir con sinceridad: “Ya verá cómo todo mejorará”,
sabiendo por experiencia propia que es verdad.
PENSAMIENTO
Los requisitos: sinceridad, abertura de espíritu y disposición
a cambiar.
Sesión 13.18
El hombre más feliz, es el que vive al día y no pide más, el que
recoge la bondad sencilla de la vida.
Eurípides.
Uno de los conceptos más fáciles de entender –y, pese a ello, uno de los más
difíciles de aplicar- es el de vivir “de día en día”. Desde luego, no es algo que
podamos lograr inmediatamente o siquiera practicar a la perfección.
La primera vez que oímos este antiquísimo concepto lo descartamos
pensando que no tenía aplicación en nuestra vida. Crecimos pensando que
prácticamente todo, desde nuestra profesión hasta nuestras relaciones, era
eterno. No le encontrábamos sentido a ninguna otra filosofía.
¿Qué nos hizo cambiar de parecer? Cuando nos cansamos de la frustración
constante, de avanzar un paso y retroceder dos, finalmente estuvimos
dispuestos a probar algo nuevo. Habíamos visto que algunos amigos nuestros
tenían mucho más éxito en lo que hacían, especialmente si era algo que exigía
disciplina, emprendiendo su tarea de día en día en lugar de “para el resto de su
vida”. Eran felices y se encontraban a gusto; respondían a las dificultades con
elegancia en vez de hacer rechinar los dientes.
Así que procuramos vivir al día en un campo pequeño, quizá el de la dieta o el
de la relación con una personal difícil. Al ver que nos salía bien, decidimos
aplicar el concepto a otros campos. Y aprendimos a vivir de día en día
sencillamente procurando hacer esto a diario.
PENSAMIENTO
Disfruta de la vida de día en día.
Sesión 13.19
Una emoción deja de ser pasión tan pronto como nos
formamos una idea clara y definida de ella.
Baruch Espinosa.
Estamos siempre buscando instrumentos que nos ayuden a vivir más
cómodamente. Hemos comprobado que los más eficaces suelen ser los que no
son complicados y se aplican fácilmente. Uno de ellos consiste en poner
nuestros pensamientos y sentimientos por escrito.
Escribir las cosas ofrece muchas ventajas. Una de ellas es que nos ayuda a
comprendernos mejor a nosotros mismos. Cuando dejamos constancia de
nuestros pensamientos y sentimientos en el papel podemos ponerlos en orden
y ocuparnos de ellos de manera organizada, en vez de tratar de afrontarlos
mientras flotan de un lado para otro, al buen tuntún.
Escribir puede resultar especialmente útil durante las temporadas difíciles. Los
problemas parecen recuperar su envergadura normal y verse en perspectiva
cuando los escribimos. Hacer listas de soluciones, alternativas y pros y contras
nos permite ver con exactitud con qué elementos contamos. Gracias a ello
aumenta la confianza en nosotros mismos y también la capacidad de elegir
juiciosamente.
Cuando pasamos nuestros temores y resentimientos al papel preparamos el
terreno para compartirlos con otra persona. Una vez nuestros sentimientos se
han cristalizado en palabras concretas que podemos ver, resulta mucho más
fácil expresarlos. Por supuesto, escribir es también una importante válvula de
seguridad. Nos da la oportunidad de desahogar nuestro enojo y de librarnos de
pensamientos irracionales antes de que se desmanden.
PENSAMIENTO
Los pensamientos y sentimientos negativos se disuelven
mucho más fácilmente una vez se han cristalizado en palabras
escritas.
Sesión 13.20
Todos somos simplemente mayordomos de lo que falsamente
decimos que es nuestro; sin embargo, la avaricia es tan
insaciable, que la abundancia no tiene facultad de satisfacerla.
Séneca.
Sólo ahora, en retrospección, nos damos plena cuenta de hasta qué punto la
avaricia gobernaba nuestra vida. No nos extraña que este defecto del carácter
se cuente entre los Siete Pecados Capitales, pues nuestra avaricia no conocía
límites. Buscábamos implacablemente no sólo dinero y posesiones, sino
también cantidades cada vez mayores de prestigio, atención y aprobación.
También vemos claramente que nuestra avaricia no era sino la manifestación
superficial de nuestro problema subyacente: un profundo vacío dentro de
nosotros, un vacío causado por la inseguridad, el miedo y la sensación de
carecer de finalidad concreta.
Llegó un momento de revelación en que supimos que nada material podría
llenar jamás el “agujero en las vísceras”. Porque descubrimos que la sensación
de bancarrota que habíamos experimentado durante toda la vida era de
naturaleza espiritual. Poco después tomamos la decisión de poner nuestra
vida al amparo de Dios.
Nos embarcamos en un viaje espiritual y por el camino hemos recibido riquezas
que nunca hubiéramos podido encontrar o acumular por nuestra cuenta, una
sensación de ser útiles y de encontrarnos donde nos corresponde estar, de
serenidad y de felicidad auténtica. Hoy sabemos que la mejor manera de seguir
sintiéndonos llenos desde el punto de vista espiritual es servir a Dios; y la mejor
manera de servirle es entregándonos a los demás.
PENSAMIENTO
La avaricia es la manifestación superficial de un vacío
espiritual interior.
Sesión 13.21
COMENÇAR DE NOU
Sesión 14: Cambio de Actitud
Escala de Valores Superación
Personal
FUNDACIÓ PRIVADA PRAHU www.fundacioprahu.org
C/ St. Pere Màrtir, 18 CP 08012 BARCELONA 932173020 933685218
La esperanza es como el sol, el cual, mientras viajamos hacia
él, proyecta detrás de nosotros la sombra de nuestra carga.
Samuel Smiles.
Durante gran parte de nuestra vida fuimos insensibles y ciegos a las cosas
buenas que hay en el mundo. A nuestro modo de ver, no había una posición
intermedia. O bien nos veíamos empujados hacia el desastre por el huracán de
nuestra obstinación, o vivíamos sumidos en callada desesperación.
Todo eso ha cambiado. La forma de vida espiritual nos ha permitido sentirnos a
gusto en el mundo. Nuestra fe en Dios ha hecho desaparecer el frío de los
vientos de la adversidad. Hemos encontrado el camino que nos llevará a la
paz, pase lo que pase.
Antes creábamos conflictos y discordia adondequiera que fuéramos. Éramos
instigadores de desasosiego y oportunistas que tomábamos todo lo que
podíamos tomar.
Hoy día, debido a la clase de personas en que nos hemos convertido,
formamos parte de las soluciones de la vida en vez de formar parte de sus
problemas. Procuramos dar con preferencia a recibir, edificar en vez de
derribar. Cuando nos metemos en una situación, sea cual sea, tratamos de
mejorarla un poco.
El cambio espectacular que se ha producido dentro de nosotros se ha hecho
evidente a quienes nos rodean. Se están dando cuenta de que nuestra
tranquilidad de ánimo y nuestra felicidad son fruto de llevar una vida espiritual.
PENSAMIENTO
La fe en Dios puede ser la senda hacia la paz y la felicidad.
Sesión 14.1
He disfrutado de la felicidad del mundo; he vivido y amado.
Johann Friedrich Von Schiller.
Algunas personas trabajan tenazmente y sin respiro en todos los campos
excepto en el que más importancia tiene: el de vivir. Puede que estos obsesos
del trabajo alcancen grandes triunfos, así económicos como profesionales, pero
a menudo terminan arruinados en otros campos.
Todos conocemos personas emprendedoras que ponen hasta el último gramo
de energía y espíritu en su negocio o profesión, sin dejar tiempo para sí
mismas ni para sus familias. Hemos visto personas que arriesgaban la salud
matándose a trabajar, literalmente. Cabe preguntarse si estas personas
comprenden el verdadero sentido de estar vivos.
Cuando contemplamos la vida con perspectiva espiritual nos parece claro que
nuestra existencia no fue creada para que fuese unidimensional. Sin duda no
se pretendía que nos pasáramos los días con la cabeza inclinada y los ojos
vueltos hacia abajo. Al contrario, la vida está pensada para que sea un
continuo despliegue de posibilidades gloriosas y multidimensionales.
Esto quiere decir que nuestra mayor prioridad debería ser “vivir”, esto es,
descubrir, desarrollar y gozar de nuestros recursos interiores. De esta forma
podemos disfrutar plenamente de las recompensas del trabajo arduo, que van
más allá de la seguridad económica y del respeto de uno mismo.
Concentrándonos en vivir, podemos introducir verdaderamente “vida” en
nuestro trabajo.
PENSAMIENTO
Una prioridad máxima debería ser descubrir, desarrollar y
gozar de tu yo interior.
Sesión 14.2
No temas que tu vida termine, sino que nunca tenga un
principio.
J.H. Newman.
A veces concedemos a nuestros bienes y posiciones una importancia muy
superior a lo que merecen. De hecho, acabamos viéndonos tiranizados por
nuestro empleo, nuestras propiedades personales e incluso nuestras
relaciones. ¿No es eso lo que ocurre cuando llegamos al extremo de pensar
que “la vida no valdrá la pena” si perdemos lo que tenemos?
Cuando nos aferramos a nuestras cosas con tanta tenacidad nos queda poca
energía para gozar realmente de ellas. Peor aún, nos resulta casi imposible
dejar que algo nuevo entre en nuestra vida porque empleamos tanta energía en
agarrarnos a lo que tenemos. Es una lástima, porque entonces nos perdemos
los verdaderos placeres de la vida. Somos incapaces de disfrutar de las
maravillas de Dios, de la ilusión que se experimenta cuando se traban
amistades nuevas o se viven experiencias igualmente nuevas, de la
tranquilidad de espíritu.
Si estamos cansados de ser cautivos de nuestras propias aspiraciones
limitadas, nunca es demasiado tarde para empezar de nuevo. Lo mejor de todo
es que podemos conservar nuestras posesiones y posiciones. No hay
necesidad de renunciar a nuestras cosas, de trasladarnos a otro lugar, o de
dejar nuestro empleo, porque el cambio verdadero sale de dentro.
Para empezar de nuevo a adquirir una libertad nueva, sólo se requiere una
cosa: estar dispuestos a cambiar de actitud ante lo que es realmente
importante en nuestra vida.
PENSAMIENTO
El cambio verdadero sale de dentro.
Sesión 14.3
Con frecuencia deben cambiar los que serían constantes en la
felicidad y la sabiduría.
Confucio.
Todos tendemos a resistirnos al cambio, aunque pocos estamos dispuestos a
reconocerlo. Nos resulta más fácil decir que “nuestras costumbres ya están
muy arraigadas” o que “loro viejo no aprende a hablar”. Incluso cuando en
nuestro trabajo, en nuestras relaciones o en nuestros hábitos el estado de
cosas es insatisfactorio o incluso doloroso, puede que pensemos en la
perspectiva de cambiar es peor que lo ya soportamos.
Pero los sentimientos no son hechos. Bastará con que miremos a nuestro
alrededor para ver que el cambio suele ser beneficioso, deseable y necesario.
Si dedicamos tiempo a pensar en la naturaleza, o en las estaciones – de
hecho, en la vida misma-, puede que nos preocupe menos la idea cambiar y
que seamos más capaces de aceptar el cambio cuando se produzca.
Muchos hemos comprobado que los cambios más significativos y más
provechosos son los que tienen lugar dentro de nosotros mismos. Cuando
cambiamos positivamente nuestros valores y actitudes, por ejemplo, no sólo
somos más felices, sino que es mucho menos probable que nos veamos
golpeados por fuerzas exteriores. Asimismo, descubrimos que si bien podemos
aprender mucho de los libros y las experiencias ajenas, la verdadera sabiduría
nace de nuestras experiencias propias y de nuestra disposición a crecer por
medio del cambio.
PENSAMIENTO
Busca el cambio por buenas razones en lugar de temerlo por
malas razones.
Sesión 14.4
La felicidad no reside en la felicidad, sino en su consecución.
Feodor Dostoyevski.
Uno de nuestros conceptos erróneos más comunes es la creencia de que la
felicidad depende de la suerte: algunas personas la tienen, pero la mayoría
carece de ellas. Llevando la idea más allá, cabe decir que muchos creen que
serán felices si encuentran a la persona perfecta, si les toca la lotería, si están
en el lugar más indicado en el momento oportuno y obtienen el mejor empleo y
así sucesivamente.
A medida que vamos viviendo nos damos cuenta de que nada podría estar más
lejos de la verdad. Aunque es posible que la suerte influya un poco cuando
encuentras una persona que te gusta, un empleo especial o incluso cuando
alcanzas el éxito económico, ninguna de estas cosas garantiza la felicidad. La
persona perfecta puede convertirse rápidamente en la persona “malas
noticias”. Si resulta que no estamos hechos para aquel empleo especial, es
posible que rápidamente nos sintamos desgraciados. Y la buena suerte
económica puede causar tantos problemas como satisfacciones.
Comprobamos que la verdadera felicidad nace en gran medida de nuestra
disposición a trabajar en pos de ella. Nace de un trabajo bien hecho, de ayudar
al prójimo y de hacer las cosas que nos empujan a sentirnos a gusto con
nosotros mismos. La realidad es que cada uno de nosotros es el autor de su
propia felicidad.
PENSAMIENTO:
La felicidad es un trabajo que se hace desde dentro.
Sesión 14.5
Debemos cambiar, renovarnos, rejuvenecernos siempre, de lo
contrario, nos endurecemos.
Goethe.
De vez en cuando oímos decir que alguien ha cambiado súbita y drásticamente
de vida a causa de algún trauma. Un ataque cardíaco, por ejemplo, precipita un
examen de conciencia que se ha aplazado durante mucho tiempo y que
conduce a cambiar de profesión o de vida. De modo parecido, un divorcio
inesperado o la pérdida de un ser querido conduce a una total reordenación de
prioridades.
Cuando estas metamorfosis provocadas por una crisis son provechosas para
nuestros amigos o parientes nos alegramos por ellos. Pero, ¿y nosotros?
¿También necesitamos que nos den un martillazo en la cabeza para poder salir
de los moldes rígidos o las pautas embrutecedoras? ¿Por qué se necesita una
catástrofe para que nos pongamos en movimiento?
Lo importante es que estas decisiones podemos tomarlas en cualquier
momento. Dios espera que cambiemos. Por eso buscamos sus consejos; por
eso no ha dado la facultad de elegir y el libre albedrío.
Una vez hemos decidió llevar a cabo grandes cambios, dar los primeros pasos
puede ser aterrador. Pero entonces vuelve a entrar en juego nuestra
asociación con Dios. Dios nos guiará y protegerá siempre. Nos dará siempre el
valor y la fuerza que necesitamos para cumplir su voluntad en beneficio
nuestro.
PENSAMIENTO
No necesitamos experimentar la ceguera para desear ver la luz.
Sesión 14.6
Querer lo que Dios quiere es la única ciencia que nos da
reposo.
Henry Wadworth Longfellow.
Dios nos ha dado recursos personales de suma importancia para que vivamos.
También nos ha dado el libre albedrío para que lo usemos según nos parezca
conveniente. Hemos recibido inteligencia, capacidad de juicio y la facultad de
razonar.
Ahora vemos que la mayoría de nuestros problemas de antaño eran fruto del
mal uso de tales recursos. Nuestra inteligencia se veía obstaculizada por la
tendencia a engañarnos a nosotros mismos. El resentimiento y la escasez de
amor propio deformaban nuestra capacidad de juicio. La facultad de razonar se
veía debilitada por la intensidad de nuestros compromisos emocionales. Pero
más que cualquier otra cosa, el motivo de nuestras dificultades era nuestro
avasallador egocentrismo.
Cuando pusimos nuestra vida en manos de Dios nos resultó mucho más fácil
elegir bien y vivir provechosamente. Al disminuir nuestro egocentrismo y
aumentar nuestra abertura de espíritu, cambió toda nuestra perspectiva de la
vida. Mejoró nuestra capacidad de pensar honradamente, de juzgar con
ecuanimidad y de razonar de forma clara. Confiando en la orientación y las
fuerzas que recibíamos de Dios, poco a poco aprendimos a aplicar eficazmente
nuestros instrumentos para vivir.
PENSAMIENTO
Dios facilita el proyecto, los instrumentos y el poder; el resto
depende de nosotros.
Sesión 14.7
El tiempo enfría, el tiempo aclara; ningún estado anímico puede
mantenerse sin ningún cambio durante horas.
Thomas Mann.
No solemos pensar en el tiempo como parte activa y esencial de la solución de
nuestros problemas. Si pensamos en el tiempo de algún modo, u observamos
que “vuela”, que “pasa lentamente” o que lo hemos malgastado. El verano está
próximo antes de que nos hayamos dado cuenta de que el invierno ha
terminado. Sin embargo, en el tiempo hay mucho más que minutos, días y
semanas que van pasando.
El tiempo nos permite acabar aceptando condiciones que nos parecían
totalmente inaceptables cuando se plantearon por primera vez.
El tiempo también nos permite ver las cosas más claramente y ponerlas en
perspectiva. ¿Con qué frecuencia hemos vuelto la mirada hacia una situación
que en otro tiempo nos desconcertaba y finalmente hemos podido
comprenderla, gracias a la perspectiva del tiempo transcurrido desde
entonces?
No cabe duda de que el tiempo enfría las iras y mitiga el resentimiento. Aunque
nos neguemos obstinadamente a buscar y aplicar otras soluciones, el tiempo
por sí solo puede calmar las emociones explosivas. Asimismo, durante los
períodos de dolor el tiempo en conjunción con la experiencia nos asegura que
“también esto pasará”.
Si bien a veces los cambios positivos de actitud y comportamiento pueden
producirse “de la noche a la mañana”, estos casos milagrosos son
excepcionales. La mayoría de los cambios de este tipo tienen lugar
gradualmente y también en ellos el tiempo es un ingrediente importantísimo.
PENSAMIENTO
El tiempo está de nuestra parte.
Sesión 14.8
El hombre es el único animal que ríe y llora; porque es el único
animal al que impresiona la diferencia entre lo que son las
cosas y lo que deberían ser.
William Hazlitt.
¿Mi vida es un éxito? Antes de que pueda responder, es necesario definir lo
que quiero decir al hablar de “éxito”. Continúo midiendo mis progresos por el
salario que me pagan, por mis bienes, por mi popularidad. ¿O he aprendido a
medir el éxito en términos de metas espirituales como, por ejemplo, la
formación del carácter, la tolerancia, la compresión y el espíritu de servicio?
¿Todavía mido mi éxito, incluso en el plano espiritual, comparando mi
crecimiento con el de otras personas? ¿O me he dado cuenta de que el viaje
de cada uno de nosotros es muy personal e individual…, que cada uno ha
tenido un punto de partida diferente y avanza en el tiempo de Dios?
¿Así que mi vida es un éxito? Aunque he definido mis términos, todavía no es
posible responder a la pregunta, pues se refiere a la vida en su totalidad. Una
pregunta más pertinente es: “¿Tengo éxito hoy?”. Esto es lo que realmente
importa, porque cualquier progreso que haga se logra de día en día.
Sí, mi vida es un éxito hoy gracias a mi fe y a mi confianza en Dios y a mis
esfuerzos por buscar y cumplir su voluntad. Mi vida es un éxito hoy porque
estoy dispuesto a continuar avanzando en pos de objetivos espirituales, aun
cuando nunca llegaré a alcanzarlos del todo.
PENSAMIENTO
Mi vida es un éxito hoy, gracias a Dios.
Sesión 14.9
Las acciones de los hombres son como el índice de un libro;
señalan lo que es más notable en ellos.
Heinrich Heine.
Antes pensaba que si pudiera ser más listo, tener más éxito o ser más rico, sin
duda alguna sería más feliz. Debido a estas aspiraciones equivocadas, las
personas a las que admiraba eran las que tenían dinero, propiedades y
prestigio.
Ahora que mis valores y actitudes han cambiado, entre las personas a las que
más admiro se cuentan las que se dedican discretamente a ayudar a los
demás. Observando su forma de comunicarse con las otras personas -su
manera de compartir la experiencia, la fuerza y la esperanza- , ahora
comprendo el significado de la expresión “Dios actúa por medio de la gente”.
Esa comprensión ha llegado a significar mucho, porque a menudo me resulta
difícil conocer la voluntad de Dios. Sin embargo, he aprendido que realmente
no puedo equivocarme si pienso que soy un cauce para la actuación de Dios y
tomo medidas para ayudar a otros del mismo modo que me han ayudado a mí.
Cuando me dirijo humildemente a otra persona y le ofrezco ayuda, una palabra
de aliento, un cumplido –o sencillamente una sonrisa efusiva- me encuentro
con que soy yo quien más se beneficia.
PENSAMIENTO
Dios actúa por medio de la gente.
Sesión 14.10
Cualquier necio puede largar en exceso, pero sólo el hombre
prudente sabe recoger vela.
Joseph Conrad.
Nuestra serenidad nace en gran parte de que estemos dispuestos a adaptarnos
a la siempre cambiante cadencia de la vida. Por esto nos esforzamos en ser
cada vez más flexibles en nuestra forma de abordarlo todo.
Por ejemplo, si estamos dispuestos a cambiar de velocidad, de procedimiento
o incluso de dirección en el trabajo cuando se hacen cambios importantes,
mejorará nuestra capacidad de afrontar los nuevos problemas o de aprovechar
las nuevas oportunidades. Cuando participamos en un proyecto con otras
personas nuestra flexibilidad y nuestra abertura de espíritu nos permitirán
cooperar mejor y ser más considerados. Nuestras interacciones resultarán más
agradables y todo el mundo saldrá beneficiado.
Cuando estemos dispuestos a dedicar algún tiempo a valorar y adaptarnos a
las nuevas circunstancias en casa – el nacimiento de un hijo, por ejemplo, o la
necesidad de efectuar importantes ajustes económicos- estaremos en mejores
condiciones de contribuir a la salud y la estabilidad de nuestras relaciones
familiares.
En cambio, si nos empecinamos en continuar haciendo las cosas a nuestra
manera, es mucho más probable que nos sintamos presionados, que perdamos
la serenidad y que finalmente acabemos derrotados por nuestra propia
inflexibilidad.
PENSAMIENTO
Cuanto más flexibles podamos ser desde el punto de vista
mental, mayor será la probabilidad de que estemos tranquilos.
Sesión 14.11
En las montañas de la verdad nunca escalas en vano.
Nietzsche.
A casi todo el mundo le inculcan la idea que la honradez es un rasgo muy
deseable. Nuestros conceptos de la honradez son diferentes, naturalmente,
según la edad o la experiencia, pero en general se refieren a acciones
concretas. Los adultos a menudo definen la honradez hablando de desfalcos o
quizá de escándalos políticos…y cabe que hablen de cuando devolvieron un
billetero que encontraron en la calle y corrigieron a una cajera que les devolvía
demasiado cambio.
Por medio de las experiencias personales muchos hemos comprobado que la
honradez con uno mismo puede ser tan importante como la “honradez con la
cajera”.
Son muchos los beneficios de ser honrado a cómo pensamos, cómo nos
sentimos y cómo actuamos. No resulta más fácil reconocer pautas dañinas del
pensamiento tales como la racionalización y la negación. Nos damos a
nosotros mismos la oportunidad de afrontar constructivamente nuestros
sentimientos en vez de disimularlos o esquivarlos. Si examinamos sincera y
minuciosamente nuestros motivos antes de actuar, es más probable que
hagamos lo que debe hacerse.
Hemos comprobado que vale la pena trabajar en pos de estos resultados. Nos
sentimos cómodos durante la mayor parte del tiempo; cuando no nos sentimos
cómodos resulta más fácil ver el problema y hacer algo para resolverlo. Como
ya no ocultamos nada, raramente sentimos culpa o remordimiento. Somos
libres.
PENSAMIENTO
La honradez con uno mismo ofrece muchas recompensas.
Sesión 14.12
El perfeccionismo no existe; comprenderlo es el triunfo de la
inteligencia humana; esperar poseerlo es la más peligrosa
clase de la locura.
Alfred de Musset.
Mi ciega búsqueda de la perfección me causaba frustraciones y dolores
constantes. Al tratar de alcanzar lo imposible en todos los ámbitos de la vida,
sufría un fracaso tras otro. Al exigir perfección en las cosas triviales además de
en las importantes, me quemé.
Ahora que he logrado comprender mi perfeccionismo y su causa subyacente,
he podido hacer algo para remediarlo. Es un gran alivio verse libre de la tiranía
de este contraproducente defecto de carácter.
Todavía espero mucho de mí mismo. Sin embargo, la diferencia está en que he
aprendido a determinar prioridades y a buscar el progreso en vez de la
perfección.
Hoy día valoro mis actividades y decido qué es realmente importante.
Concentro mis esfuerzos y energías en ámbitos donde sé que surtirán efecto.
De modo concreto, trato de conocerme a mí mismo en todo momento y de
permanecer honrado con el fin de continuar edificando mi amor propio.
También dedico tiempo a cultivar relaciones con otras personas, y me esfuerzo
por dar más. Lo más importante de todo es que trabajo en pos del progreso
espiritual aplicando los principios que he aprendido y buscando la
comunicación consciente con Dios.
PENSAMIENTO
Concentra tus energías donde sepas que surtirán efecto.
Sesión 14.13
Permítanme revelarles el secreto que me ha conducido a mi
meta. Mi fuerza reside exclusivamente en mi tenacidad.
Louis Pasteur.
Si bien algunos cambios en nuestra vida se han producido rápidamente –
incluso de forma milagrosa-, otros han tardado más y han requerido muchos
esfuerzos por parte de nuestra.
Muchos de nosotros intentamos en vano durante años encontrar un trabajo
adecuado cambiar las pautas de comportamiento destructivas, o,
sencillamente, mejorar nuestra vida. No obtuvimos resultados positivos hasta
que estuvimos totalmente dispuestos a cambiar y luego buscamos ayuda por
medio de la sabiduría y la fuerza de Dios.
Un ingrediente absolutamente esencial de este proceso, según pudimos
descubrir, lo constituyen el trabajo y la disciplina por parte nuestra. Ya no
pretendemos que los problemas desaparezcan porque así lo deseamos, ni nos
sentamos a esperar pasivamente que Dios lo haga todo. Hemos aprendido que
la acción es el catalizador necesario cuando de lo que se trata es de cambiar
las pautas de toda una vida.
Algunos, por ejemplo, hemos sufrido mucho debido a nuestras frecuentes
explosiones de ira. Hoy vamos progresando y es mucho menos probable que
se produzcan tales explosiones. Ello no se debe sólo a la valiosísima ayuda de
Dios, sino también a nuestros esfuerzos disciplinados y tenaces por practicar
el dominio de nosotros mismos. Día a día, trabajando conjuntamente con Dios,
nuestros éxitos van en aumento.
PENSAMIENTO
No cabe duda de que Dios puede ayudarte a cambiar, pero no
sin que tú pongas voluntad y acción en el empeño.
Sesión 14.14
Naufragué antes de subir a bordo.
Séneca.
Nuestra forma de mirar las cosas y de reaccionar a ellas –en resumen,
nuestras actitudes- puede influir mucho en nuestras experiencias. Eso lo sabe
todo el mundo. Sin embargo, a veces olvidamos que nuestras actitudes
tienden a penetrar en otras facetas de nuestra vida y de la vida de otras
personas.
Supongamos que tu prima va a casarse y te ha invitado a la boda. No quieres
ir, principalmente porque te cae mal otro de los invitados. Debido a tu actitud,
todo se convierte en una tarea desagradable, desde elegir un regalo hasta
decidir lo que vas a ponerte. Antes del día de la boda tu actitud negativa influye
en todo lo que haces. En la boda lo pasas fatal. Tu prima se da cuenta de que
estás de mal humor y se lo toma como una ofensa personal. Después de la
boda, te arrepientes de tu comportamiento durante mucho tiempo.
Por supuesto, las cosas no tienen qué ser así. Puedes hacer un esfuerzo
sincero por cambiar de actitud y “rescribir” todo el guión.
Te alegras por tu prima y por el que va a ser su esposo: eso es lo más
importante. Es divertido ir de tiendas en busca de un regalo especial. En la
boda te esfuerzas en saludar a la persona que te cae mal. Ver que te lo pasas
bien significa mucho para tu prima. Cuando todo ha terminado guardas gratos
recuerdos y estás contento con tu comportamiento.
PENSAMIENTO
Una actitud negativa no es sólo un estado anímico, sino que
puede causar daño real.
Sesión 14.15
Quien no quiera aplicar remedios nuevos debe esperar males
nuevos, porque el tiempo es el gran innovador.
Francis Bacon.
Me resulta agradable y relativamente fácil dar consejos a otras personas. Por
haber pasado por problemas y situaciones parecidos, con frecuencia sé
exactamente cómo se sienten y puedo ofrecerles soluciones que me han dado
buenos resultados. También procuro conceder el mérito a quien corresponde:
cuando veo que mis consejos son útiles a la gente suelo agradecerle a Dios
que me permita ser el cauce de su gracia.
Pero cuando en mi propia vida surgen problemas nuevos, o cuando me
persiguen antiguas obsesiones y actitudes, a veces resulta difícil poner en
práctica los principios que he aprendido. Dicho de otro modo, no siempre
predico con el ejemplo.
A veces, pongamos por caso, espero hasta tener la espalda contra la pared o
sufrir un gran dolor antes de rendirme y pedir ayuda a Dios.
¿Por qué espero tanto? Una de las razones es probablemente que tiendo a
negar que sufro dolor o que realmente me encuentro ante un problema real. A
veces decido que el problema no es tan serio y se resolverá solo. O, lo más
probable, me enfrasco tanto en el problema, que me olvido de buscar una
solución.
A pesar de mis lapsos, la verdad es que no sufro dolor durante tanto tiempo
como antes. Así que, aunque lo paso mal de vez en cuando, todavía me
encuentro mucho mejor que nunca.
PENSAMIENTO
Vive en la solución y no en el problema.
Sesión 14.16
Hay que ser un dios para distinguir el éxito de los fracasos sin
cometer un error.
Anton Pavlovich Chejov.
Antes veíamos sólo una cara del fracaso. Fracasar significaba quedarse corto,
actuar ineficazmente, no tener éxito. El fracaso era algo de lo que había que
avergonzarse siempre.
Desde entonces hemos descubierto que el fracaso como concepto personal
tiene mucho más que ver con la actitud individual que con una serie de reglas
fijas. Que fracasemos o no lo determinan nuestros objetivos concretos –y
nuestra forma de abordarlos- más que una serie arbitraria de reglas inscritas en
alguna pared.
Vamos a suponer que nos proponemos mejorar nuestra relación con alguien.
Durante una conversación que esperábamos que fuera conciliadora perdemos
los estribos y tiene lugar una discusión acalorada. Al revisar lo que ha ocurrido,
vemos el papel que habíamos estado interpretando desde el principio y que
contribuía a crear los problemas de la relación.
Que fracasemos o no en semejantes situaciones depende de nosotros y de
nuestros motivos. No hemos fracasado si lamentamos nuestro comportamiento
pasado. No hemos fracasado si sentimos el deseo sincero de dejar que Dios
nos guíe hasta encontrar formas mejores. No hemos fracasado si aplicamos
nuestra nueva conciencia y continuamos intentando mejorar la relación.
PENSAMIENTO
Mientras estemos dispuestos a aprender de nuestros
fracasos, podemos tener la seguridad de triunfar.
Sesión 14.17
Las congojas recordadas endulzan la alegría de ahora.
Roberto Pollok.
El hecho de que nos estemos superando no quiere decir que no tengamos
problemas. La diferencia es que hoy sabemos lo que hemos de hacer; nos han
dado instrumentos espirituales y hemos aprendido a usarlos.
Al igual que todo el mundo, sin embargo, a veces reaccionamos
exageradamente cuando ocurre algo inesperado. Quizá alguien hace una
abolladura en la portezuela del coche que acabamos de estrenar y no deja
ninguna nota. Tal vez nos lesionamos un ligamento y esta temporada no
podemos esquiar. O puede que el ascenso en el trabajo signifique cambiar de
turno. Estas cosas trastornan mucho y pueden causar reacciones extremas, es
innegable; pero en la recuperación no podemos permitirnos accesos de furia.
Una manera de recuperar rápidamente la perspectiva es pensar en de dónde
vinimos. Cuando éramos esclavos de los impulsos irresistibles nuestros
problemas eran mucho más serios. Algunos perdimos el empleo, la familia y el
hogar. Nuestra salud física y emocional era mala y estábamos llenos de temor.
Era lo único que podíamos hacer para vencer los impulsos que nos
atormentaban.
Cuando recordamos cómo eran entonces las cosas resulta difícil no sonreírnos
ante los problemas “de clase alta” de hoy. Y es imposible no sentirse
agradecidos por los cambios milagrosos que han tenido lugar en nuestra vida.
PENSAMIENTO
Comparados con los problemas de ayer, los de hoy son de
clase alta.
Sesión 14.18
Incluso un pensamiento, incluso una posibilidad puede
destrozarnos y transformarnos.
Nietzshe.
En nuestra vida de antes había veces en que durante breves momentos
podíamos vernos a nosotros mismos y nuestras circunstancias con un realismo
despiadado. Estos breves instantes de claridad nos sobresaltaban y con
frecuencia eran muy dolorosos. Nos esforzábamos para borrarlos cuanto antes
de nuestro cerebro, pues sabíamos con triste certeza que no podíamos
cambiar el estado de las cosas.
Hoy día cuando tenemos estos ramalazos de percepción interior generalmente
los acogemos con agrado, aun cuando lo que veamos sea turbador. Tratamos
de reconocer estas experiencias iluminadoras como buenas oportunidades de
incrementar la conciencia de nosotros mismos, como potentes catalizadores
que pueden ayudarnos a efectuar los cambios necesarios en nuestra vida.
Desde luego, no siempre estamos dispuestos a llegar hasta el fin. Sin embargo,
la mayor parte del tiempo, después de estos momentos de claridad, sentimos el
deseo de actuar. Porque sabemos por experiencia que nuestros esfuerzos casi
siempre producirán un crecimiento acentuado.
Cuando hoy día se nos ofrece una conciencia especial sabemos tender un
puente sobre el abismo que separa la percepción del cambio propiamente
dicho. Hemos aprendido qué pasos y procedimientos dan buenos resultados
cuando las actitudes, las pautas de comportamiento o las situaciones de
nuestra vida requieren modificación. Nos han dado instrumentos para vivir y
sabemos utilizarlos.
PENSAMIENTO
La acción salva el abismo que hay entre un momento de
claridad y el cambio propiamente dicho.
Sesión 14.19
La manera más breve y más segura de vivir con honor en el
mundo es ser en realidad lo que queremos aparentar que
somos.
Sócrates.
De vez en cuando se nos brinda la oportunidad de vernos a nosotros mismos
tal como éramos antes. Nos encontramos en una reunión social, pongamos por
caso, y uno de los invitados está haciendo lo imposible por llamar la atención
de todos y caer bien a todo el mundo.
Al principio su comportamiento no nos gusta, pero pronto observamos a esa
persona con fascinación. Es como ver un video de nuestra propia falsedad en
otro tiempo. También nosotros nos esforzábamos por presentar una imagen
que creíamos que atraería a los demás y nos valdría su aprobación. Era
importante parecer encantadores, triunfadores, envidiables.
Mientras observamos a la citada persona se nos ocurren varias cosas. Nos
percatamos de cuánto tiempo y cuánta energía empleábamos en presentar
una imagen… y qué equivocados estábamos al obrar de aquel modo. Vemos
hasta qué punto estamos mucho mejor ahora que dedicamos nuestros
esfuerzos a alcanzar una meta mucho más digna: ser en realidad la persona
que en otro tiempo fingíamos ser, para lo cual adquirimos realmente los rasgos
del carácter que nos parecía que despertarían la admiración de los demás.
La escena también nos recuerda que no hicimos la transición automáticamente.
Hemos necesitado voluntad, honradez, conciencia de nosotros mismos y
acción.
PENSAMIENTO
La persona que querías ser ha estado siempre dentro de ti.
Sesión 14.20
La brisa de la gracia divina sopla sobre todos nosotros. Pero
se necesita largar la vela para sentir la brisa de la gracia.
Ramakrishna.
Cuando damos los primeros pasos vacilantes por el camino de la recuperación
poco esperamos salvo vernos librados de nuestros pensamientos y nuestro
comportamiento autodestructivos. Con la ayuda de Dios, muchos lo
conseguimos en poco tiempo.
Durante una temporada estamos contentos, pero luego, un día, se nos
presenta una posibilidad intrigante. Si gracias al poder de Dios nos hemos
librado de nuestras obsesiones, ¿por qué no podríamos recurrir al mismo
medio para librarnos de otros dificultades, tales como los celos, la depresión y
el miedo?
Desde luego, durante mucho tiempo habíamos intentado cambiar por medio de
nuestros propios y arduos esfuerzos…con escaso o ningún éxito. Así pues,
¿qué podíamos perder?
Poco a poco intentamos emplear el poder y la gracia de Dios en otros aspectos
de nuestra vida. Las cosas empezaron a mejorar de forma paulatina. Nuestra fe
se hizo más profunda y nuestra confianza, mas fuerte. Y finalmente nos
encontramos con que presentábamos a los demás de la posibilidad intrigante
que se nos había presentado a nosotros.
¿Exactamente cómo podemos “largar nuestra vela” para que la posibilidad se
haga realidad? Debemos tener verdadera conciencia de que determinado
defecto de carácter nos perjudica; y debemos estas dispuestos a hacer que
desaparezca; debemos pedir humildemente a Dios que lo haga desaparecer.
PENSAMIENTO
Espera un milagro, pero da los pasos necesarios.
Sesión 14.21
Si se corrigen los errores siempre que se reconozcan como
tales, la senda del error es la senda de la verdad.
Hans Reichenbach.
Una vez hemos adquirido el hábito de hacer un examen personal diario y
ocuparnos con prontitud de los asuntos pendientes, vemos que nuestros
progresos se aceleran. Así es como aprendemos y crecemos: mirándonos
continuamente para ver dónde necesitamos trabajar.
Por ejemplo, si nos encontramos con que a menudo es necesario pedir perdón
a alguien o corregir el mismo error, no tardamos en recibir el mensaje. De
modo parecido, si nos encontramos con que un defecto del carácter nos causa
dificultades una y otra vez, pronto reconocemos y aceptamos la necesidad de
cambiar nuestro comportamiento.
Por medio de estos exámenes diarios también podemos adquirir una
conciencia sólida y práctica de lo que da y lo que no da buen resultado en
nuestra vida. Luego podemos aplicar este conocimiento en las situaciones e
interacciones que se vayan presentando.
Dicho de otro modo, si tenemos la sensación de que estamos a punto de
“desintegrarnos”, podemos dedicar unos cuantos minutos a aplacar nuestras
emociones. O si nos parece que estamos al borde de hacer o decir algo poco
amable, podemos contenernos antes de hacer daño. Si ya hemos ido
demasiado lejos, estamos más dispuestos a reconocer con prontitud nuestros
errores y corregirlos.
PENSAMIENTO
Evita las resacas emocionales haciendo un examen personal
todos los días.
Sesión 14.22
Observa el primer comienzo; vigila el mal en ciernes antes de
que tenga tiempo de madurar.
William Shakeaspeare.
En casi todos los ámbitos de nuestra vida las cosas se desmandaban de
manera constante. Creíamos que nuestras relaciones en casa y en el trabajo
eran excelentes, pero luego, de golpe, nos encontrábamos en medio de un
tremendo cataclismo emocional. Con demasiada frecuencia nuestros cheques
empezaban a ser rechazados por falta de fondos. Inesperadamente, un
pequeño problema de salud se transformaba en algo serio.
Estas crisis casi siempre nos pillaban por sorpresa. Nos preguntábamos a
nosotros mismos:” ¿Cómo ha pasado esto?”.
Hoy sabemos exactamente cómo sucedían. Por un motivo u otro, dejábamos
que las cosas siguieran hasta que finalmente nos estallaban en la cara. A
veces el miedo o la dilación nos impedían hacer algo constructivo. Casi
siempre, sin embargo, las cosas se desmandaban porque sencillamente no
veíamos venir los problemas.
Afortunadamente, ya no vivimos así. Por medio de la honradez con nosotros
mismos, hemos aprendido a identificar rápidamente los problemas en potencia.
Entonces los cortamos de raíz antes de que tengan tiempo de florecer. En las
relaciones, por ejemplo, cuando detectamos tensión, aunque sea ligera,
tratamos de mitigarla mejorando la comunicación. Afrontamos las
responsabilidades sin titubear y procuramos no tratar de ir más allá de nuestras
posibilidades, ya sea física, emocional o económicamente.
PENSAMIENTO
Es mucho más fácil encargarse de los problemas pequeños
que encontrar la manera de salir de las crisis serias.
Sesión 14.23
COMENÇAR DE NOU
Sesión 15: Gratitud
Compartir Nuestra Experiencia
FUNDACIÓ PRIVADA PRAHU www.fundacioprahu.org
C/ St. Pere Màrtir, 18 CP 08012 BARCELONA 932173020 933685218
Sea lo que sea lo que dejemos en sus manos, Dios lo hace y
nos bendice
Henry David Thoreau.
Al igual que ocurre con muchos conceptos, mi forma de comprender la gratitud
es hoy muy distinta de lo que era en otro tiempo. Cuando era niño me dijeron
que debía pensar en los que eran menos afortunados que yo y sentirme
“agradecido” por lo que tenía. Siempre que ocurría esto me daba la impresión
de haber hecho algo malo, de modo que me hice mayor con una percepción
bastante negativa de la gratitud. Incluso cuando ya era adulto tendía a asociar
la gratitud con la culpabilidad.
Hoy día la gratitud es una fuerza muy positiva en mi vida. La concibo como
consecuencia directa de mi fe y mi confianza en Dios, una profunda apreciación
de las bendiciones que Dios me ha concedido.
Mis sentimientos de gratitud más intensos los experimento durante los
momentos tranquilos de conciencia espiritual en que soy capaz de aceptar la
gracia de Dios con humildad. Entonces reconozco que lo que tengo y los
progresos que he hecho en mi recuperación son dones de Dios en lugar de
frutos de mi propia capacidad.
Naturalmente, no siempre me siento agradecido. Pero soy consciente de que si
estoy dispuesto a aceptar las cosas tal como son, y a reconocer las
bendiciones que he recibido, es seguro que me sentiré mejor pase lo que pase.
En ese sentido la gratitud es un remanso de paz al que siempre puedo volver.
PENSAMIENTO
Cuando más agradecido me siento es cuando más cerca estoy
de Dios.
Sesión 15.1
Apoyarse en una sola pierna y demostrar la existencia de Dios
es muy distinto de hincarse de rodillas y darle las gracias.
Soren Kierkegaard.
Una vez oí decir a un hombre que la conciencia de la presencia de Dios se
había convertido en el hecho más importante de su vida. Sus palabras me
impresionaron mucho. En aquel momento me pareció que el hombre tenía algo
de “santo”; desde luego, a mí iba a serme imposible llegar alguna vez a sentir
lo mismo que él.
Yo “creía” en Dios desde hacía relativamente poco tiempo, tras evolucionar de
un ateísmo hostil a un agnosticismo cargado de santurronería. Esto es,
aceptaba la idea de Dios, pero negaba la posibilidad de conocerle o de ser
conocido por él. En cualquier caso, mis creencias no tenían importancia, ya que
no hacía ningún esfuerzo por meter a Dios en mi vida. En vez de ello, me
enorgullecía de ser autosuficiente.
Tenía buen aspecto por fuera, como suele decirse, pero había empezado a
notar un vacío por dentro. La vida parecía no tener sentido, dirección ni alegría
verdadera.
Es difícil describir lo que ocurrió poco después. Bastará decir que pasé por una
profunda experiencia espiritual. A pesar de mi cacareada autosuficiencia,
humildemente pedí ayuda a Dios.
Ahora también yo creo que la conciencia de la presencia de Dios es el hecho
más importante de mi vida. Hoy día, al rezar y por medio del servicio a los
demás, le doy gracias por mi vida, por mi cordura y por mostrarme el camino.
PENSAMIENTO
La mejor forma de dar gracias a Dios es servir a los demás.
Sesión 15.2
El mundo es la epístola de Dios a la humanidad…Sus
pensamientos nos llegan desde todas las direcciones.
Platón.
A veces nos vemos tan atrapados en las actividades y responsabilidades
cotidianas, que perdemos de vista el poder infinito de Dios. Nos limitamos a
nosotros mismos al dedicar la mayor parte del tiempo, la energía a nuestros
empleos y bienes.
Por supuesto, nada malo hay en hacer nuestro trabajo tan bien como podamos
y en sentirnos satisfechos de las cosas que tenemos. Pero no deberíamos
permitir que estas cosas se conviertan en muros que no nos dejan ver el
mundo más amplio, el mundo del Espíritu.
Cuando introducimos a Dios en nuestras actividades éstas pueden hacerse
muchos más significativas y satisfactorias. Con frecuencia nos vemos
inspirados y elevados en el trabajo y en nuestras relaciones. Sacamos más de
la vida porque la abordamos con un sentido verdadero de la dirección y con
serenidad interior.
Cuando vivimos en el mundo más amplio somos más a menudo conscientes
del poder de Dios y de su deseo de obrar milagros en nuestra vida.
Reconocemos y agradecemos sus obras, en lugar de aceptar nuestras
bendiciones como cosa natural o verlas como fruto de la simple casualidad.
Al reconocer que los logros y éxitos de cada día son más de Dios que de
nosotros mismos, apreciamos dones de una forma totalmente nueva.
PENSAMIENTO
Las bendiciones de hoy no son el resultado de la casualidad,
sino los dones de Dios.
Sesión 15.3
Dios es un círculo cuyo centro está en todas partes, y su
circunferencia en ninguna parte.
Empédocles.
Hoy haré todos los esfuerzos necesarios por ser consciente de la presencia de
Dios y agradecer sus bendiciones. En mi meditación trataré de ser receptivo a
su voluntad para conmigo. En mis plegarias buscaré fuerzas para cumplirla.
Durante todo el día recordaré que Dios siempre está cerca. Buscaré su
sabiduría y su guía en todas las decisiones que tome. Intentaré responder a
todas las dificultades apoyándome en su poder sostenedor.
Cuando esté con otras personas trataré de reflejar agradecidamente la
presencia de Dios actuando con amabilidad, paciencia y compresión. Dando mi
amor y ofreciendo mis ideas de manera que puedan ser beneficiosas,
responderé a la gracia divina. Afirmaré el hecho de que las cualidades de Dios
prevalecen y pueden intercambiarse libremente entre sus hijos.
Al finalizar el día, acallaré todos los pensamientos y las preocupaciones y
volveré toda mi atención hacia Dios. Por medio de la meditación buscaré su
guía constante y por medio de la plegaria expresaré una vez más mi gratitud
por sus bendiciones.
PENSAMIENTO
Dios no hace vacaciones; su guía y su fuerza siempre están
disponibles.
Sesión 15.4
El culto más aceptable a Dios procede de un corazón
agradecido y alegre.
Plutarco.
La semana de Acción de Gracias es especial para nosotros de muchas
maneras. Debido a la gracia de Dios, podemos estar nuevamente unidos a
nuestras familias y amistades. Es con un profundo sentimiento de gratitud que
nos reunimos para celebrar la Acción de Gracias. Sabemos que nuestras
palabras efusivas y nuestro comportamiento cariñoso con los demás son un
reflejo verdadero del amor de Dios.
Al participar en las festividades del mes, cada uno de nosotros dedica tiempo a
dar las gracias a Dios por las bendiciones que tan generosamente nos ha dado.
Al ofrecerle nuestro agradecimiento, nos llena una conciencia creciente de la
abundancia que hay en nuestra vida. Al expresar gratitud por cada don,
multitud de otros dones acuden a nuestro pensamiento. Nos vemos elevados
de la conciencia, de tal modo que reconocemos y volvemos a descubrir las
numerosas bendiciones divinas que hay dentro y alrededor de nosotros.
Nos sentimos agradecidos porque estamos juntos, sanos y salvos. Nos
sentimos agradecidos por nuestro amor y nuestra compresión mutuos. Nos
sentimos agradecidos por nuestros éxitos individuales y colectivos. Pero, sobre
todo, nos sentimos agradecidos por la presencia de Dios –no sólo durante las
festividades de Acción de Gracias-, sino en todos los días de nuestra vida.
PENSAMIENTO
Recuerda el verdadero significado de la Acción de Gracias.
Sesión 15.5
Poco das cuando das alguno de sus bienes. Es al dar algo de
ti mismo cuando verdaderamente das.
Kahlil Gibran.
Otra bendición de nuestra vida es poder dar libremente algo de nosotros
mismos. Hemos aprendido a ofrecer al prójimo lo que más ha llegado a
significar para nosotros: amor, empatía, comprensión y amabilidad.
Ni que decir tiene, este conocimiento y esta capacidad no vinieron a nosotros
automáticamente. Primero tuvimos que hacer lo necesario para llegar a
conocernos y ser sinceros con nosotros mismos. Porque sólo conociéndonos y
comprendiéndonos verdaderamente a nosotros mismos podemos conocer y
comprender a los demás.
También se nos enseño que la única forma de conservar lo que hemos recibido
es darlo a los demás. Al principio no teníamos ni idea de lo que significaba
esto. A muchos nos parecía que realmente no teníamos nada que ofrecer. En
algunos casos, esta impresión se aproximaba a la verdad; aún no habíamos
aprendido a ser cariñosos, a tener empatía, a comprender, y a ser amables.
Además, aún no habíamos superado nuestro “estado de necesidad” física y
emocional del principio…; nos parecía mucho más importante recibir que dar.
A medida que ha pasado el tiempo y hemos crecido espiritualmente, hemos
podido comprobar que lo contrario es la verdad. Hoy día somos generosos de
espíritu y por ello recibimos mucho más de lo que nunca hemos recibido por
otros medios. Nos sentimos a gusto con nosotros mismos. Sabemos que
somos útiles y productivos. Estamos cerca de Dios.
PENSAMIENTO
Las oportunidades de ser generosos de espíritu están
siempre presentes.
Sesión 15.6
Es curioso observar las antiguas orillas marítimas del
pensamiento humano. Cada siglo que pasa revela algún
misterio nuevo; construimos donde solían esconderse los
monstruos.
Henry Wadsworth Longfellow.
Sólo después de muchos años de confusión y resistencia se convirtió la
espiritualidad en parte integrante de mi vida. Todavía hoy no me atrevo a decir
que comprendo la dinámica del crecimiento espiritual, pero sí tengo una idea
más clara de lo que, al parecer, sucede.
Conocí los principios espirituales por medio de los libros y escuchando a otras
personas y durante bastante tiempo no fui más allá de eso. Al echar la vista
hacia atrás, veo que aquel conocimiento fue inútil hasta que penetré en niveles
más profundos: los niveles del corazón y el alma.
Sólo cuando el conocimiento dio paso a la comprensión disminuyó mi
resistencia lo suficiente para que yo pudiese empezar a aplicar lo que había
aprendido. Reconozco que al principio albergaba grandes reservas al hacerlo.
Pero los resultados se hicieron visibles rápidamente y eso me dio el ímpetu que
necesitaba para seguir avanzando. Cuando hice el intento de sustituir el miedo
doloroso por la fe tranquilizadora, por citar un memorable punto decisivo,
experimenté un alivio que nunca me había imaginado que fuera posible.
Además de estas tres primeras fases de desarrollo – conocimiento, compresión
y aplicación-, una cuarta fase es importantísima para la continuación de mi
crecimiento espiritual: transmitir libremente a otras personas lo que me ha sido
revelado y dado.
PENSAMIENTO
Primero conocer, luego comprender, después aplicar,
seguidamente compartir.
Sesión 15.7
Temo al éxito…Me gusta un estado de transformación
continua, con una meta delante y no detrás.
George Bernard Shaw.
Cuando las personas han alcanzado ciertas metas envidiables solemos decir
que “han llegado”. Damos por sentado que a partir de ahora la vida les irá de
mil maravillas. Nos parece que también nosotros habremos llegado cuando
alcancemos una o más metas sumamente apetecibles: cuando encontremos un
trabajo, formemos una familia, ascendamos a un cargo de mayor categoría,
adelgacemos diez kilos y pico, etcétera.
Aunque trabajar en pos de tales metas es admirable y quizá imprescindible, la
idea de que cualquiera de nosotros puede “llegar” alguna vez es una falacia.
Hace falta tener disciplina y responsabilidad, así como trabajar mucho, para
cuidar de un empleo, contribuir a que el matrimonio vaya bien, perder peso. Y
el hecho de que alcancemos estos objetivos no quiere decir que a partir de
ahora no habrá problemas en nuestra vida o siquiera que seremos felices.
Ninguno de nosotros – ya nos estemos recuperando o sencillamente intentando
mejorar nuestra vida- podrá jamás alcanzar un éxito absoluto. Hay algo mejor
que eso: podemos alcanzar multitud de éxitos, uno detrás de otro de día en día.
PENSAMIENTO
Gracias a Dios por los éxitos de este día.
Sesión 15.8
Está bien dar cuando te piden, pero es mejor dar sin que te
pidan, por medio de la comprensión.
Kahlil Gibran.
En mayor o menor grado, todos estamos obsesionados por nuestro propio yo al
comenzar nuestra nueva vida. Una de las mejores formas de salir de nosotros
mismos y ser menos egocéntricos es, según nos dicen, ayudar a los demás.
También nos enseñan que no necesitamos esperar cierto “nivel” de desarrollo
para hacer esto. Nunca es demasiado temprano; de hecho, cuanto antes,
mejor.
Algunas personas piensan que para “servir” es necesario hacer cosas que son
obvias e incluso espectaculares. No es cierto ni mucho menos. A menudo, de
hecho, los actos más discretos pueden ser los más útiles y llenos de sentido.
Tenemos mejor opinión de nosotros mismos cuando servimos a los demás, no
cabe duda de ello. Nuestra vida adquiere más finalidad y más sentido. Al
mismo tiempo, nuestra fe se hace más profunda debido al fortalecimiento de
nuestra relación con Dios.
Y para nosotros eso es lo principal. Sabemos por experiencia que Dios actúa
por medio de las personas. Así fue como entró Dios en nuestra vida. Por medio
del servicio podemos contribuir a que entre en la vida de otras personas.
PENSAMIENTO
Servir a los demás es un remedio seguro para el
ensimismamiento.
Sesión 15.9
Las personas se convierten en constructoras de casas
construyendo casas, en arpistas tocando el arpa. Llegamos a
ser justos haciendo cosas que son justas.
Aristóteles.
Qué agradecidos nos sentimos por estar libres de las pautas de
comportamiento destructivas que nos tuvieron esclavizados durante la mayor
parte de la vida. Fuimos impacientes, coléricos e injustos con los demás
durante tanto tiempo, que llegamos a creer que semejantes sentimientos y
acciones eran partes inalterables de nuestra personalidad. Finalmente dejamos
de esperar algo diferente de nosotros mismos.
Fue un gran alivio descubrir que los rasgos que habíamos aceptado con
resignación no eran necesariamente permanentes. Al contrario, nos ofrecieron
formas específicas de hacer grandes cambios en nuestras relaciones con el
prójimo. Paso a paso aprendimos a identificar nuestras pautas de
comportamientos dañinas, a adquirir la disposición a renunciar a ellas y a pedir
a Dios ayuda para librarnos de ellas.
Que hubiéramos llegado tan lejos no significaba que pudiésemos esperar
cambios inmediatos y automáticos, nos explicaron. Hacían falta más esfuerzos
todavía. Solamente podríamos hacer verdaderos progresos si actuábamos con
fe y aplicábamos los principios que habíamos aprendido situación por situación
y persona por persona.
Nos hicimos justos haciendo cosas justas. Nos volvimos rectos, pacientes y
comprensivos actuando con rectitud, con paciencia y compresivamente.
PENSAMIENTO
Hasta los cambios más milagrosos se manifiestan de nuevo
día en nuevo día.
Sesión 15.10
El mejor bien que puedes hacerle a otra persona no es sólo
compartir tu riqueza con ella, sin revelarle la suya propia.
Benjamin Disraeli.
Ha sido un proceso lento. Sólo poco a poco me he liberado de gran parte de mi
egocentrismo. Los beneficios de esta nueva forma de vivir han sido
muchísimos. La mayoría de los cambios tienen que ver con mi forma de
percibirme a mí mismo, de relacionarme con los demás, así como con la
capacidad de sentirme a gusto y relativamente libre de miedo.
Un beneficio que sigue siendo insuperable es la capacidad de salir de mí
mismo tratando de ayudar a alguien que sigue aprisionado por las mismas
ataduras de las que yo me he librado. He comprobado que la manera más
eficaz de ayudar a otra persona es la más sencilla: compartir con ella mi
experiencia, mi fuerza y mi esperanza propias.
Recuerdo que en cierta ocasión un hombre que empezaba a recuperarse me
reveló una letanía de cosas malas que había hecho. Estaba profundamente
avergonzado y lleno de odio contra sí mismo. Creía que “no tenía esperanza”,
que le sería imposible salir de su bajísimo estado emocional y avanzar.
Le animé diciéndole que en otro tiempo yo me había sentido exactamente
igual. Pude ayudarle a que viera su propia “riqueza” diciéndole lo que me
habían dicho a mí: es importante ver y aceptar tus defectos y hacerte
responsable de ellos, sí…; pero igual importancia tiene descubrir y aceptar tus
virtudes.
PENSAMIENTO
Comparte tu experiencia, tu fuerza y tu esperanza en beneficio
de ti mismo así como de los demás.
Sesión 15.11
Si un hombre habla o actúa con el pensamiento puro, la
felicidad le sigue como una sombra que nunca deja.
Buda.
A medida que va creciendo la voluntad de vivir en un plano espiritual, nuestros
motivos en muchos campos de actividad cambian gradualmente. Antes, cuando
éramos caritativos con otras personas, por ejemplo, solíamos serlo con la
expectativa de recibir algo a cambio.
Frecuentemente dábamos algo a otra persona con el fin de quedar bien y ganar
su aprobación. Ofrecíamos obsequios como medio de dominar o de comprar
favores. Éramos generosos porque nos sentíamos obligados a serlo, o porque
necesitábamos salir de algún apuro.
Ahora que vamos progresando espiritualmente y haciendo lo necesario para
librarnos del egocentrismo y el egoísmo, la senda se está volviendo más
estrecha. Nos encontramos con que queremos – de hecho, debemos- ser
honrados, francos e impulsado por motivos puros en todos nuestros asuntos.
Ya no nos sirve un comportamiento que finge ser una cosa pero que tiene por
objeto conseguir otra y beneficiarnos de algún modo.
Hoy día cuando nos relacionamos con otras personas actuamos de forma
incondicional. Las más de las veces nos motiva la generosidad de espíritu.
Nuestras acciones son desinteresadas. Deseamos vivamente transmitir los
dones que Dios nos ha dado con tanta generosidad por medio de otras
personas: amor, compresión, paciencia y compasión.
PENSAMIENTO
Nuestros motivos hablan con voz más fuerte que nuestras
palabras o nuestras acciones.
Sesión 15.12
Mitigar la aflicción ajena es olvidar la propia.
Abraham Lincoln.
Durante la superación personal hemos hecho esfuerzos enérgicos y
concienzudos para reconstruir nuestra vida. Hoy estamos llenos de gozo y
serenidad durante la mayor parte del tiempo, mientras que antes estábamos
ansiosos y teníamos miedo.
Sin embargo, de vez en cuando un intenso dolor emocional nos ataca a todos.
Hacemos lo que nos han enseñado a hacer, redoblamos nuestros esfuerzos en
busca de comunicación consciente con Dios y tomamos medidas para
ayudarnos a nosotros mismos cuando podemos. Procuramos tener paciencia
mientras esperamos los consejos y el consuelo de Dios. Pero pasa el tiempo y
nuestro dolor va en aumento. Parece que hemos llegado al límite de nuestra
capacidad de resistencia.
En momentos como éstos comprobamos que lo único que puede
proporcionarnos alivio inmediato es ayudar a alguna persona que acaba de
empezar la superación personal. Ni que decir tiene, no siempre es fácil
siquiera estar dispuesto a hacerlo. Cuando estamos enfrascados en nuestro
propio dolor lo último que generalmente queremos hacer es meternos en los
sufrimientos ajenos.
Sin embargo, si estamos dispuestos a hacer la primera llamada telefónica o
pronunciar la primera palabra de consuelo, estas acciones cambiarán la forma
en que nos sentimos. De modo casi milagroso trascendemos nuestro propio
dolor y podemos adquirir una perspectiva totalmente nueva. Saliendo de
nosotros mismos y poniéndonos al servicio de los demás, nos vemos
transportados a un nuevo estado de conciencia.
PENSAMIENTO
Cuando ayudamos a otras personas a menudo les decimos
exactamente lo que nosotros necesitamos oír.
Sesión 15.13
Oh, Señor, que me das vida, dame un corazón repleto de
gratitud.
William Shakespeare.
Durante los comienzos de la recuperación a veces nos disgustamos a causa de
algún incidente desagradable. Puede que sea insignificante, pero a pesar de
ello, nos molesta.
Cuando nuestros sentimientos negativos empiezan a multiplicarse nos
sentimos empujados a expresarlos para desahogarnos. Para entonces casi
nos sentimos avergonzados por la experiencia y somos reacios a mencionarla
siquiera. Cuando por fin los expresamos, nuestros amigos nos suelen decir que
también ellos se disgustaban a menudo por algo trivial y siguen disgustándose
de vez en cuando. Y nos advierten que, además, la acumulación de pequeños
disgustos tiene tantas probabilidades de arrojarnos al precipicio como una sola
adversidad seria.
Nos dicen que cuando se sienten disgustados dedican cierto tiempo a hacer
una “lista de gratitud” que cita los cambios positivos que han tenido lugar en
nuestra vida.
Hoy me siento agradecido por haber reanudado la relación con mi familia.
Hoy me siento agradecido por mi salud.
Hoy me siento agradecido por ser responsable.
Hoy me siento agradecido por tener un lugar donde vivir.
Hoy me siento agradecido por la forma en que estoy aprendiendo a opinar
sobre mí mismo.
Hoy me siento agradecido por los amigos que tengo.
Hoy me siento agradecido por tener a Dios en mi vida.
PENSAMIENTO
Cuando me tomo un poco de tiempo para hacer una lista de
gratitud me siento mejor.
Sesión 15.14
La búsqueda de la felicidad es una de las principales fuentes
de infelicidad.
Eric Hoffer.
Por lo menos una vez, todos hemos preguntado: “¿Por qué no puedo ser
feliz?”. Quizá hayamos sentido, como muchas otras personas, que es posible
ser feliz constantemente, que hay un “pájaro azul de la felicidad”.
Resulta triste que algunas personas dediquen una parte tan grande de su vida
a tratar de alcanzar la meta imposible de “vivir felizmente para siempre y
siempre”. Todavía más lamentable es que estas personas, empujadas por sus
fantasías, inevitablemente se sienten aún más infelices o consecuencia de su
inútil empeño.
Yo también me desanimaba cuando percibía la felicidad como algo que tenías
en su totalidad o no tenías en absoluto. Cuando pude examinar seriamente mis
creencias y mis conceptos erróneos me di cuenta de que la felicidad nos llega
durante momentos de un día y no es algo que dura “para siempre y siempre”.
Empecé a saborear los momentos individuales y me llevé una sorpresa al ver
cuántos eran en realidad: la satisfacción que se siente después de hacer bien
un trabajo; la sensación de profunda comprensión con una persona amiga; la
belleza de una puesta de sol.
Hoy en día estos momentos de felicidad son bastante frecuentes. Estoy
agradecido porque ahora puedo reconocerlos y apreciarlos como lo que son:
dones.
PENSAMIENTO
La felicidad nos llega en algunos momentos.
Sesión 15.15
Es bueno que pensemos que ninguna gracia o bendición es
verdaderamente nuestra, hasta que veamos que Dios la ha
concedido a otra persona por medio de nosotros.
Phillips Brooks.
Desde que dimos la bienvenida a Dios en nuestra vida la gracia divina se nos
ha hecho evidente por medio de las acciones de otras personas. Cuando más
solos estábamos se nos ofreció amistad. Cuando necesitábamos ayuda pronto
la encontramos. Cuando estábamos perdidos se nos indicó el camino.
Al cabo de poco tiempo estuvimos en condiciones de transmitir la gracia de
Dios a otras personas. Al prestar ayuda a quienes la necesitaban, nos
convertimos en cauces del espíritu divino, el cual creemos que a través de
nosotros entra en la vida de otras personas.
Hubo veces, incluso durante los días más negros del pasado, en que
deseamos secretamente poder dar en lugar de recibir. Pero hasta que nuestro
espíritu armonizó con el de Dios no pudimos dar libremente y recoger los
beneficios indescriptibles que ello producía.
Hoy rezamos para pedir a Dios que nos permita librarnos del yo, con el fin de
convertirnos en cauce despejado por el espíritu divino. Pedimos también que
su amor penetre en la vida de otros a través de nosotros.
PENSAMIENTO
Ayudando a los demás en armonía con Dios, puedo
convertirme en cauce de la gracia divina.
Sesión 15.16
El pensamiento más importante que he tenido en mi vida fue el
de mi responsabilidad individual ante Dios.
Daniel Webster.
Al empezar mi recuperación me dijeron que si quería trabajar y vivir a gusto,
tendría que aplicar principios espirituales a mi vida. Sé por experiencia propia y
directa que estos principios dan buenos resultados.
Cuando de forma regular y consecuente practico la paciencia, la tolerancia y la
comprensión me siento en paz conmigo mismo y con el mundo que me rodea.
Cuando caigo en la impaciencia, la intolerancia y el egoísmo de antaño me
encuentro con que no puedo pagar el elevado precio de tal comportamiento.
Andando el tiempo, la práctica de estos principios ha adquirido un sentido más
profundo y mayor valor. Hoy procuro vivir en un plano espiritual, no sólo porque
realmente no hay otro plano para mí, sino también porque esta forma de vida
me permite expresar gratitud a Dios por sus numerosos dones: libertad,
felicidad, amistad y la oportunidad de servir a los demás.
Para mí la mejor forma posible de dar gracias a Dios por sus bendiciones es
aplicar los principios que he aprendido a todas mis relaciones y actividades.
PENSAMIENTO
Tu ocupación es el don que Dios te ha hecho. Lo que hagas
con tu ocupación es el don que haces a Dios.
Sesión 15.17
Nada en la vida es más notable que la ansiedad innecesaria
que soportamos y que generalmente provocamos nosotros
mismos.
Benjamin Disraeli.
Estoy agradecido por los numerosos giros de ciento ochenta grados que han
dado mis percepciones y reacciones. El tiempo, por ejemplo –algo que es tan
básico-, solía ser una fuente importante de ansiedad en mi vida.
Si disponía de tres horas para cumplir un encargo, en vez de decir: “Tengo tres
horas, ¡Estupendo!”, decía “Sólo tengo tres horas. ¡Es terrible!”.
Al pensar ahora en ello, me doy cuenta de que tal vez era una forma de crear
agitación. Creando un clima constante de crisis, durante mucho tiempo evitaba
tener que hacer frente a los problemas reales.
PENSAMIENTO
Tiempos difíciles o tiempos fáciles, tiempos buenos o
tiempos malos…de ti depende.
Sesión 15.18
Aunque estés en el buen camino, te dejarán atrás si lo único
que haces es sentarte.
Will Rogers.
Como he hecho progresos palpables en mi nueva vida, al menos a mi propio
modo de ver, de vez en cuando me parece tener derecho a sentirme un poco
satisfecho de mí mismo. Hay veces, a decir verdad, en que tentado estoy de
simplemente ir tirando durante una temporada…, obrar por pura fórmula.
Sin embargo, me es imposible permanecer quieto. Cuando dejo de avanzar
empiezo a retroceder incluso sin darme siquiera cuenta de ello. Antes de que
transcurra mucho tiempo la satisfacción de sí mismo con que me he
“obsequiado” se transforma en amargura e ingratitud. Empiezo a pensar en
todas las cosas que quiero y no tengo, y en las circunstancias que son
“injustas”. Pronto me desconecto y empiezo a decirme que ojalá mi vida fuese
diferente.
Una vez he empezado a andar por este camino sólo hay una forma de salir de
él. Tengo que recordarme a mí mismo, con firmeza, que el verdadero problema
no es mi vida, sino mi actitud.
Para empezar a avanzar, necesito estar dispuesto otra vez a reconocer y
apreciar todas las cosas por las que debo sentirme agradecido. Asimismo,
necesito recordar que Dios me ha dado recursos ilimitados. Lo que decida
hacer con ellos influye muchísimo en la calidad de mi vida.
PENSAMIENTO
Sentirse satisfecho de uno mismo conduce a la gratitud.
Sesión 15.19