columnas al oriente / hombres libres y de buenas costumbres que fundaron el apra

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El aprismo es un movimiento que ha generado interés en los estudiosos ya que su unidad y organización ha soportado las crisis naturales derivados del tiempo y su ejercicio político (desde su fundación en 1924), pero además, ha mostrado una solidez poco usual en los movimientos políticos y de masas.Si bien el liderazgo y la presencia moral de su fundador Víctor Raúl Haya de la Torre explican de alguna manera ello, la presencia mayoritaria de masones regulares permite entender además la conducta aprista de su disciplina, su adhesión casi religiosa, su enorme fraternidad y de paso, varios de los episodios históricos en los que ha tenido que ver el APRA y que parecieran ser incomprensibles de cara a la realidad de aquel momento.Los elementos que se anotan no son "testimonios masónicos", pero nos acercan a una verdad guardada "sobre siete llaves" y que constituye el Gran Secreto de la fortaleza Aprista expresada en tres golpes, 77,777 firmas con la que se inscribió la lista del APRA a la Asamblea Constituyente en 1978 y entre otros, los TRES TOQUES en la mano con las que se despidió de su tránsito terrenal el propio Haya de la Torre.

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A los queridos Hermanos que vieron la luz.A quienes en tiempo de Aprendices buscaron la verdad.

A los respetados Compañeros que con tolerancia forjan hombres nuevos.A los excelsos Maestros que con sabiduría burilan la piedra y forjan la fraternidad.

Al Gran Arquitecto del Universo, sin cuya inspiración no se podría construir un mundo para mejor.

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Insignia de la Logia Víctor Raúl Haya de la Torre.

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“La Francmasonería es una Institución filantrópica, filosófica y progresista que tiene por objeto el ejercicio de la beneficencia, el estudio de la moral universal, el análisis de las ciencias y la práctica de todas las virtudes”.

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Sólo unas líneas previas…

Mi entrañable relación con la masonería y el aprismo me permite observar de cerca la forma como se sobrelleva el compromiso de la adhesión y las tareas de beneficencia y fraternidad, marcando un especial interés por descubrir las razones de tanta similitud conceptual y práctica entre la masonería regular y el aprismo, históricas y legendarias instituciones signadas por la adhesión sin condiciones de unos y el rechazo sin fundamento de otros.

“Una nueva filosofía de la hermandad” pareciera ser la fortaleza del nuevo concepto de la solidaridad, que es fuente de la fraternidad aprista y masónica, sin perjuicio que el elemento sustantivo del desarrollo personal y que vincula hombres con determinados hechos históricos que generan paradigmas dignos de personajes -apristas y masones-, grandes en su dimensión humana, y a la vez tan sencillos en su trato personal y cotidiano.

Los vínculos a los que nos referimos son en realidad formas singulares de entender la realización de la obra humana que ha convertido a la masonería en la más importante organización de beneficencia mundial y al aprismo, en la corriente política más importante del siglo XX.

¿Que no existen evidencias históricas de esta vinculación entre ambas organizaciones? Puede ser y la verdad es que no son necesarias. Una serie de hechos dan cuenta de una notoria y pública influencia que, por lo demás, no ha sido desmentida por los principales líderes apristas cuya significativa mayoría además, eran reputados francmasones.

Lo que a continuación encontrará el lector acucioso será el relato de mis impresiones, sujetas, naturalmente, al debate que esto produzca. No me preocupa las susceptibilidades de quienes siguen viendo la obra humana como el derrotero del destino, o como consecuencia de hechos signados por el devenir en el que los hombres no toman decisiones.

El texto sin embargo parece discurrir por otra ladera en el que la totalidad de lo mencionado constituye gran parte de la vida aprista y masónica que explican a su vez parte de la historia no entendida de la compleja tarea emancipadora y de la lucha por el bien común y la libertad real.

Alguien debe poner tres puntos sobre las íes, se debe rendir tributo al hasta ahora discreto esfuerzo masónico por lograr la paz y ejercer la beneficencia en nuestros suelos, debemos realzar el espíritu de un cúmulo de hombres libres y de buenas costumbres que fundaron el Apra, para realizar la gran trasformación incorporando a los más pobres en la política y renunciando a privilegios para –tal y como reza la noble Marsellesa Aprista que recoge los valores masónicos de la libertad, la igualdad y la fraternidad-, rebelarse contra el pasado vergonzante y exaltar con el aprismo, la “Nueva religión”.

Este documento por todo ello, no pretende ser un ensayo sobre masonería, no tengo autoridad, suficiente conocimiento, ni soy el más indicado para hacerlo. Tampoco es el descubrimiento de la relación “aprismo y masonería” como algo “que nadie sepa”, por el contrario, infinidad de documentos ilustran esta noble relación por lo que

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damos cuenta de nuestras impresiones sobre las “motivaciones superiores” que hicieron del aprismo una institución sólida, y de sus militantes una legión de hombres grandes decididos a cambiar al Perú.

Fortalecidos en el entendimiento del hombre y su realidad, de su capacidad de revolucionar el orden de exclusión, pobreza y grandes diferencias existentes, ambas organizaciones tienen una misma visión sobre la necesidad de la evolución o crecimiento de cada persona que ayudará a construir -piedra sobre piedra-, esa “nueva realidad” de bienestar para todos.

Consientes que en la historiografía del aprismo es un hito conocer -al abrirse una lectura real de los hechos políticos en los que intervino el aprismo-, lo es también conocer “desde la realidad”, el accionar y la naturaleza de los compromisos políticos del aprismo que produjeron controversia -entre ellos “el fin de la era de carcelería Pradista” y la llamada “Coalición del Pueblo”-, para poner fin a una historia llena de desinteligencias tan mal contadas que han terminado distorsionando el registro oficial en el que por ejemplo no se detalla, la importante presencia de las logias masónicas en la conquista de la paz entre peruanos que en aquellos días -entendiendo con claridad gracias a quienes y por quienes, cientos de miles de padres, hermanos e hijos, pudieron retornar al calor de sus hogares-, pudieron volver tras inacabables años de infinito dolor y asesinato.

Seguro es que mucha información adicional no he podido tener a vista y no se me ha sido rebelada. Otra tanta guardan como tesoros de vida, quienes se llevaron al infinito la verdad de la historia dolorosa del Perú oficial, sin embargo, es este el primer paso para que otros puedan enriquecer esta manera de ver la relación entre el aprismo y la masonería que hay que rescatar para poner en real nivel e importancia, esa manera como -cuando la política se asocia a valores y a normas éticas que siguen ciudadanos libres-, el resultado puede ser sorprendente.

Que se entienda este trabajo como una aproximación al encuentro de una gran motivación humanista y filosófica que ha colocado en el curso de la historia no oficial del país, a la masonería y el aprismo, siempre del mismo lado, rindiéndole al mismo tiempo un justo homenaje a Víctor Raúl Haya de la Torre, el más ilustre de los peruanos y el mismo que, a instantes de morir, le robó un instante a la muerte para signar con tres toques -en señal de despedida aprista y masónica-, la mano de su leal compañero Jorge Idiáquez.

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Agigántate, purifícate, calma la sed de ejemplos superiores que explican la inquietud de los inteligentes y el resolverse instintivo de las multitudes; sé el pan de pascua de los que en América han vivido y viven sin ejemplos de heroísmo, del heroísmo humano que lo mide silenciosamente el arco de una vida.

Proclama y mandato.Víctor Raúl Haya de la Torre.

Conceptos básicos

La masonería es una organización que basa sus actividades en tres principios: LIBERTAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD y si bien pareciera no existir un catálogo físico que establezca “una manera de entender estos principios”, cada masón debe buscarla atendiendo a su propia conciencia y referentes.

Los masones reconocen que desde el punto de vista filosófico, beben de las distintas escuelas del pensamiento y se agrupan en logias de hombres libres y de buenas costumbres en las que reflexionan sobre la forma de conquistar la justicia, extender la solidaridad y lograr la paz en el mundo.

Las organizaciones que los agrupa se denominan LOGIAS MASONICAS y en ellas se promueve “el estudio de la ciencia, la investigación de la verdad, la práctica de la virtud y el ejercicio de la filantropía, trabaja por la paz y la justicia, por el progreso moral, intelectual y material del hombre y a través suyo, por el de la sociedad” y, si bien existe una vieja regla que propugna no tratar de política o religión en sus sesiones, eso nunca ha sido un obstáculo para que en medio de sus cónclaves, se desarrolle el esclarecimiento de temas de interés común, sin ninguna restricción.

A saber, existe un solo requisito para ingresar a la masonería. Se debe ser presentado por un masón y aceptar como un derecho y un deber el encuentro de uno mismo con el mundo que lo rodea, rechazando todo tipo de privilegio y naturalmente, declarando expresamente el rechazo a la intolerancia.

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La escuadra y el compás son, entre otros, reconocidos símbolos masónicos. Por lo general aparecen rodeados de herramientas básicas para el trabajo de los constructores ya que “simbolizan la unión entre la tierra (la escuadra, el cuadrángulo) y el cielo (el compás, el círculo) ya que él manifiesta el "axis" en el que se conjugan las polaridades”. 

Es comúnmente aceptado que los masones proceden de los gremios de constructores medievales de castillos y catedrales, quienes tenían lugares de reunión denominados logias que estaban situados en las inmediaciones de las obras. “Con el transcurrir del tiempo y las transformaciones sociales y económicas, las logias de la llamada “masonería operativa” dejaron de ejecutar obras materiales y derivaron en organizaciones fraternales que conservaron -de alguna manera-, sus usos y costumbres tradicionales para afirmar un proceso de reflexión al que se llama especulativa”.

Los ideales de Libertad, Igualdad y Fraternidad son un ejemplo claro de lo afirmado en las líneas precedentes ya que constituyen principios de carácter personal que difundidos en el mundo, son también, fuentes de inspiración de Estados, Gobiernos y movimientos políticos, sociales y hasta religiosos.

Sin perjuicio de lo expuesto, resulta pertinente precisar que la masonería no es una religión. Su naturaleza “iniciática”, su invocación al “Gran Arquitecto del Universo” y el que en sus asambleas o ceremonias se realicen en un ambiente llamado “Templo”, tiende a generar confusión, en tanto la verdad es que, es iniciática porque quien ingresa debe recorrer un proceso de iniciación cuyo propósito final es y será siempre, el “reintegrar la condición del ser humano a su estado primordial, en el que formaba parte intrínseca del principio eterno del universo”; la invocación Al Gran

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Arquitecto Del Universo respeta las diferentes interpretaciones que da cada persona a dicha enunciación y por el contrario, representa el punto de convergencia más democrático entre diversas identidades filosóficas, religiosas y de entendimiento mayor, cuyos fundamentos y aplicaciones une a los hombres en torno a valores y preceptos éticos y morales sobre los que se reflexiona en sus “templos”, que son centros de convergencia y “lugares inacabados” en los que, figurativamente, cada generación de masones, se reúne para reflexionar y aportar “una piedra más” a la obra común.

El “ARA”, que según los entendidos es semejante al Tabernáculo del Pueblo Hebreo, a los altares egipcios y romanos por la forma de su construcción, es el “Punto Especial” o “Piedra de los Sacrificios”, frente al que se realizan los actos más solemnes y “Representa la verdad que debe descubrir todo Masón por la perseverancia, el estudio y la constancia en la práctica de todas las virtudes”

El ARA está ubicado en el centro del Templo y en torno a él se realizan las ceremonias. Sobre el ARA descansa simbólicamente el llamado “Volumen de la ley” en el que los masones ratifican sus compromisos.

El Libro de la Ley puede ser, entre otros, “los escritos de Buda, los más elevados Libros Sagrados de Confucio, el Tao Te King de los taoístas, la Baghavad Ghita en la que creen algunos hindúes, el Garanth - Sahbi, para los sikhs del Penjab, El Zend - Avesta, entre los persas seguidores de Zoroastro, el Corán de los mahometanos, el Antiguo Testamento para judíos, la Biblia que representa el Antiguo y el Nuevo testamento, o solamente los Evangelios) para las diversas expresiones cristianas, la Carta Magna de 1723, como genuina expresión de la Ley suprema de la Orden, la Constitución masónica de la Potencia que la adopta, el Código Moral Masónico”, o simplemente, un Libro en blanco que simboliza la Verdad que aun no se escribe y que sigue cada quien de manera absolutamente libre.

A lo descrito se suma el hecho que los masones tienen una verdadera formación integral y patriótica. Velan por el respeto a la ley y defienden la integridad de su patria. Obedecen las leyes del país donde viven, consagran la inviolabilidad de la vida y combaten toda forma de tiranía y fanatismo, dedicándose a promover el amor por los demás que se expresa en la realización de obras diversas para la comunidad.

La masonería tiene un sistema organizativo democrático en el que se obliga a elecciones periódicas hasta para la toma de decisiones administrativas. Se expresa en diferentes grados que avanzan gradualmente en el conocimiento simbólico y filosófico hasta llegar al grado 33º en el llamado Rito Escocés Antiguo y Aceptado.

El mundo está lleno de realizaciones y actos públicos de importantes personajes con clara inspiración masónica. Este hecho sin embargo, ha sido confundido porque para algunos esta influencia es intromisión de parte de las logias masónicas que niega las convicciones de hombres vinculados por la defensa de las libertades y la búsqueda del bien común, si estas concepciones son comunes, es lógico que los masones formen parte –como cualquier organización ciudadana-, de esos consensos.

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El ARA, punto de encuentro de la formación masónica.

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Las primeras logias masónicas en el Perú

La primera logia masonería fue “PAZ Y PERFECTA UNIÓN” que fue establecida a mediados del año 1817 como apoyo a la corriente libertadora del Sur.

José de San Martín ilustre masón que lidero la corriente liberadora.

Un año después, se constituyó “ORDEN Y LIBERTAD” bajo la conducción del prócer José Faustino Sánchez Carrión, y al año siguiente “VIRTUD Y UNION” que perviven en la actualidad.

En 1830 funcionaban en el Perú 12 logias simbólicas dependientes del Gran Oriente de Bogotá y el 2 de noviembre de dicho año, quedó constituido el Supremo Consejo Grado 33.

Al año siguiente, las 12 logias mencionadas se independizaron del Oriente Neogranadino para constituir la primera potencia simbólica nacional, que se instaló el 11 de agosto de 1831 con la denominación de Gran Oriente del Perú bajo la jurisdicción del Supremo Consejo, siendo su primer Gran Maestre el R:.H:. Tomás M. Ripley Eldredge.

En 1855 el Supremo Real Arco de Escocia concedió Carta Constitutiva al Capítulo "ESTRELLA BOREAL" Nº 74, que funcionó en el Callao introduciendo el Rito de York, el que, aun cuando no fue reconocido por el Supremo Consejo, pronto abatió columnas (dejo de reunirse). A partir de entonces, una serie de logias iniciaron y consolidaron su trabajo en esta parte del continente americano.

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Leyenda injusta

Una leyenda cubre injustamente la supuesta historia secreta de la masonería y sus intensas y prolíficas relaciones con la sociedad y todas las actividades humanas por el desarrollo, incluyendo naturalmente, la política.

Hay un registro rico en testimonios sobre como en las luchas por la emancipación y la instauración de la república, las logias masónicas cumplieron un rol de importancia, sin embargo, si fue válido que buscando la libertad del imperio-colonial las logias participaran activamente de las luchas emancipadoras, ¿Porqué seguir bregando por estos mismos derechos es una actitud reprochable? Pues ninguna respuesta satisface la pregunta. Los esfuerzos patrióticos y nacionalistas de la masonería son concurrentes con la preservación de la libertad, pero es también una batalla permanente contra la segregación, la marginación por cuestiones de raza o dinero y contra los privilegios.

Entre los más preclaros masones debemos mencionar a Túpac Amaru y su lucha por la emancipación, a José de San Martin y Simón Bolívar cuya activa y medular participación permitió la independencia, pensadores y gobernantes como José de la Riva Agüero, José de La Mar, Andrés de Santa Cruz, Luis José de Orbegoso, Felipe Santiago Salaverry, Ramón Castilla, José Rufino Echenique, Miguel de San Román, Pedro Diez Canseco, Juan Antonio Pezet, Mariano Ignacio Prado, Nicolás de Piérola, Augusto B. Leguía, Oscar R. Benavides Larrea, Manuel A. Odría y a Víctor Raúl Haya de la Torre, sin duda el más importante pensador Indoamericano y un visionario de la integración Continental.

Túpac Amaru, Jose de San Martín y Simón Bolívar.Prototipo originario del compromiso masónico por la libertad.

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Algo superior

Por desconocimiento, hay quienes creen que tras los ritos y principios masónicos -a veces mucho más comunes de los que la gente común cree-, se esconde un afán religioso o conspirativo. Pues ni lo uno, ni lo otro. La estrecha relación que existe en la historia de la humanidad, los más importantes cambios sociales y políticos de los últimos tiempos con la prédica masónica, es más que una coincidencia derivada de los objetivos comunes entre quienes se oponen a la injusticia y el sojuzgamiento.

Alimentado por una serie de textos novelescos, los “tramas” atribuidos a las “decisiones masónicas” son parte de una leyenda nefasta e inventada por gente que desde el dogmatismo o la política, se aprovecha para generar desconfianza. De eso conoce el aprismo que vio nacer el antiaprismo que ha dividido a la nación y ha permitido el atraso de nuestro país.

El “espíritu conspirativo”, es una clásica imputación que han recibido los masones y los apristas para descalificarlos y perseguirlos. Por lo general, esa es un arma letal y autoritaria contra la libertad usada por dictadores para hacerse del poder “sin oposición”.

Si bien la masonería integra a personas que intentan ser mejores a través de vivencias e ideas que apuntan en principio a su realización personal y la de su colectividad, el desarrollo de esta convicción es personal, no puede ser transferible en tanto no es consigna, ni dogma y cada quien debe vivenciarla.

Constituye una victoria del hombre oponerse a los dogmas y a las consignas, por eso la influencia masónica es recurrente como fuente de inspiración y, especialmente de la generación auroral y fundadora del aprismo que pese a su evidencia no acredita que la masonería haga política partidaria.

Sin embargo, todos los seres humanos hacen política y en la medida que los consensos son más amplios, cuando una generalidad de individuos asumen una conducta social que coincide con los principios del ciudadano ideal, confluyen en el mismo interés y la acción social, sin perjuicio, como bien apunta Juan Orrego en el texto “Apristas y Masonería”, que reconozcamos que existen dos planos de esa actuación política “Uno superior y doctrinario para la institución masónica y otro individual que muestra al masón en la realización de su vida personal”.

La masonería no es un partido, ni una cofradía religiosa. Los partidos inspirados en las virtudes e ideas de la masonería tampoco son logias. Cualquier actitud sectaria o sesgada en ambos casos va contra la pluralidad y la inclusión como herramientas del quehacer masónico y la dialéctica del aprismo, concepciones que son puestas al servicio de la democracia que, tal como lo conciben los masones, es perfectible y debe ser “vivida” como un proceso de realización del hombre y su realidad.

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Inspiración Hayadelatorreana y aprismo auroral

Víctor Raúl Haya De la Torre nació en Trujillo, tierras de la región de La Liberad a 560 Km. Al norte de Lima, en el Perú, un 22 de febrero de 1895. Hijo de don Raúl Edmundo Haya y doña Zoila Victoria De la Torre tuvo 4 hermanos el último de los cuales, Edmundo, llegó a ser Gran Maestro de Masones del Perú el año 1945.

Estudió en el Seminario de San Carlos y San Marcelo y en 1913 inicio sus estudios en la Facultad de Letras de la Universidad de Trujillo donde se vincularía a personajes ilustres de la localidad y también de la masonería, entre los que destacan, Antenor Orrego, Alcides Spelucín, Federico Esquerre, Carlos M. Cox y el poeta César Vallejo.

Viajó a Lima a los 22 años como delegado de la Federación de Estudiantes del Perú y decidió continuar estudios en la capital, lugar donde conoce al viejo luchador anarquista y Director de la biblioteca nacional, don Manuel Gonzales Prada.

Luego partió al Cuzco, lugar que marcaria su vida relacionándose con la dolorosa realidad del indio, cuya defensa asumió sin condiciones a partir de aquel momento.

De regreso a Lima, e integrado a sus estudios en la universidad de San Marcos, desarrolla una intensa actividad de acercamiento de los estudiantes con los obreros siendo presidente de la Federación de estudiantes del Perú y fundando la Universidad Popular.

Fue perseguido y su prédica mundial sensibilizó los espíritus y la adhesión de muchos combatientes por la libertad. Fundó el APRA en México y diversas secciones de esta organización Continental en lucha contra la opresión en varios países del mundo.

Sus principales aliados fueron en su gran mayoría parte de la llamada generación fundadora formada por masones que incorporaron a la propuesta política del aprismo los valores de la disciplina, el respeto, la tolerancia, la discreción y la fraternidad, elementos que los acompañaron en su vida azarosa y comprometida con el bien común.

Entre estos personajes destacan José Antonio Genit Saettone y Pedro Muñiz -responsables del “Decálogo del Disciplinario”-, Luis Alberto Félix Sánchez Sánchez, quien “vio la luz” un 03 de mayo de 1926, llegando a ser Venerable Maestro el 2 de setiembre de 1929, Antenor Orrego Espinoza quien se “inicia en los augustos misterios de la orden” un 16 de julio de 1933 en la logia Virtud y Unión No. 3., Luis Heysen Inchaústegui iniciado un 17 de setiembre de 1933 en ceremonia que contó con la presencia de Luis A. Sánchez, Antenor Orrego y Víctor R. Haya de la Torre.

Un año después, el 14 de mayo de 1934 también se iniciaría Edmundo Haya de la Torre (quien sería elegido Venerable Maestro Masón para el período 1937-1938), en tanto que el 27 de agosto del mismo año Fernando León de Vivero haría lo propio, siendo que a partir de entonces, una larga e interminable lista de militantes y dirigentes del aprismo se incorporarían a diversas logias masónicas a través del tiempo, afirmando una relación tan estrecha que se mantiene hasta estos días.

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Antenor Orrego Espinoza, Manuel Seoane Corrales, Alcides Spelucín, Carlos Manuel Cox Rosse, Luis Alberto Sánchez, Edmundo Haya de la Torre, Luis Heysen Inchaústegui, Víctor Polay Risco,

Fernando León de Vivero, Ramiro Prialé, son sólo una parte de la enorme legión de hermanos masones comprometidos con el aprismo auroral.

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Edmundo Haya de la Torre, Luis Heysen Inchaústegui y Luis Alberto Sánchez ilustres masones y dirigentes de primera línea del aprismo en una ceremonia masónica.

En torno a Haya de la Torre, fue un político progresista y revolucionario, pero también un humanista por excelencia dedicado al estudio de la realidad. Formuló una serie de propuestas de carácter social atendiendo a los principios de la Igualdad, Libertad y fraternidad, término este tan afín al conjunto de ideas y obras que constituye el legado del aprismo.

Considerado como un Preclaro e Ilustre Masón, su vida es un ejemplo de Valores y Principios de los que da cuenta el registro de virtudes en la historia viva de los pobres del Perú.

Conforme se desprende de la constancia que expide la Gran Logia Unida “La Oriental Peninsular” de Yucatán, México, el líder aprista se integró a la masonería un 27 de Junio de 1928 en la Logia “Acacia” Nº 7de Yucatán, en Mérida, México el mismo día que se inició César Julio Sandino, también insigne patriota y revolucionario Nicaragüense al que se le conoció como el “General de hombre Libres” y con quien Haya de la Torre tuvo una relación de absoluta identificación en ideales y objetivos.

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Registro masónico del epónimo e ilustre Hermano Víctor Raúl Haya de la Torre.

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Dichos documentos también ratifican que Haya de la Torre obtuvo “el segundo y tercer Grado de la Orden” en un procedimiento que se denomina “a la vista”, reservado a personajes cuya preparación cultural y calidad humana es acreditada.

Haya de la Torre combinó su condición de exiliado peruano con el de mensajero de los principios masónicos y viajó por América Latina y Europa desarrollando y difundiendo sus conceptos en torno a la justicia social y la necesidad de lograr la inclusión de compatriotas sumidos en la más absoluta pobreza y olvido a través de su consigan “Ni pan sin libertad, ni libertad sin pan”.

Tras ocho años de peregrinaje mundial, Haya retorno al Perú el año 1931, en plena campaña electoral y se puso a la vanguardia de la organización de los sectores oprimidos. Llegó a todos los confines del país y exalta la naturaleza de la lucha que lleva adelante, proclamando que su deber es primero “llegar a la conciencia del Pueblo antes de llegar a Palacio” mostrando una visión mucho más profunda de política y el poder.

Reclamar en los discursos la necesidad de “amar la justicia” “redimir con el ejemplo glorioso del sacrificio” “llegar a la conciencia con la luz de una doctrina” y, exhibir una conducta intachable, son sin duda principios que lo acreditan como un masón y revela además su hondo y decidido compromiso social.

Ya en el Perú buscó afiliarse a logia “Cosmopolita Nº 13 del Valle de Trujillo”, su tierra natal, siendo imposible hacerlo, ya que sus integrantes, la mayoría opositores al gobierno de turno, tuvieron que “abatir columnas” al encontrarse la mayoría perseguidos y otros en prisión en razón de sus ideas anti totalitarias.

Un 23 de octubre de 1933, casi un año después de obtener su libertad, salir de las mazmorras de la Penitenciaria de Lima “El Panóptico” y de haber sorteado la pena de muerte -por el pueblo y una impresionante presión de personajes mundiales-, en la logia “Virtud y Unión” Nº 3” en Lima, Haya de la Torre participaría de la ceremonia de afiliación que, además de acogerlo, resulto siendo “el refugio fraterno de los hermanos perseguidos”, tal y como reza la proclama leída en dicho acto en la que además se dio cuenta de la terrible y sangrienta persecución desatada por el gobierno desde el año 1932.

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Haya de la Torre al retornar al Perú.

Sin duda que el intenso activismo de las logias masónicas peruanas y extranjeras en la época como la logia “Galileo” Nº 3 de México, constituye un hecho sin precedentes y de gran importancia ya que tras “haber tratado de pasar por las armas por nefasto delito de ansiar para su patria, el Perú, un presente y un porvenir más en consecuencia con sus aspiraciones de hombre culto y civilizado…Haya de la Torre es de los contados espíritus que se han puesto al servicio de la libertad de los pueblos”, exigiendo que “interpongan al unísono su valiosa influencia a quienes corresponden con la acción conjunta y resuelva con el fin de que se logre no solo el respeto a su vida sino la libertad absoluta del Hermano Haya de la Torre…”

Pero su labor al frente de las masas, la organización del aprismo y las luchas populares reclamando justicia y libertad, crearon condiciones de violencia inusitadas. Las logias masónicas no solo jugaron un rol preponderante en la libertad de Haya de la Torre, sino que acompañaron al pueblo aprista en el tiempo de la cruel persecución.

Es en este período donde se nota sensiblemente la influencia masónica en el aprismo y donde casi la totalidad de su primera línea de comando, registra “hombres libres y de buenas costumbres”. “Cartas a los Prisioneros Apristas” también va en la misma línea, es la acreditación de que esta actitud del jefe máximo del APRA no era circunstancial anecdótica y coyuntural. Los historiadores que han afirmados que las

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misivas de Haya tenían una notoria influencia dolorosa, tenían tenían razón ya por los hechos de muerte producidos a raíz de la Revolución de Trujillo, Huaraz, Huancavelica, Ayacucho y en otras partes del Perú que se sumaron a la reflexiones filosóficas sobre la vida, la muerte, el cambio y el futuro en las que Haya de la Torre se sumió tal y como se desprende de las cartas que remitió a sus compañeros por todo el mundo.

Carlos Manuel Cox, otro influyente masón trujillano y reconocido primer secretario general orgánico del APRA en el año 1931, recogió en un documento llamado “Carta a los Prisioneros Apristas” una serie de estas comunicaciones que sortearon el ostracismo y la prisión, mostrando un Haya de la Torre humanista, reflexivo y respetuoso de la providencia.

En el discurso popular del aprismo resalta esta permanente exaltación de “lo superior” y aquello que los apristas originarios llamaron “La Luz” en referencia a su extraordinario respeto por lo desconocido y los valores que condicionan el desarrollo del nuevo hombre, en el marco de su adhesión valorativa a la identificación del hombre con su entorno y al rechazo a toda forma de intolerancia que constituye, tal y como es de verse, “la prueba” irrefutable de esa estrecha, real y nunca negada vinculación de la práctica cotidiana de la militancia en el aprismo y la vida de un integrante de la Augusta Orden Masónica.

Otro aspecto que incide en los aspectos extraordinarios de la militancia aprista puede verse en toda su magnitud en el relato que formula el propio Haya de la Torre, quien contaría una historia que ayuda a entender su visión de lo trascendente y la naturaleza de la relación filial y entrañable con los miembros de su movimiento. Con testigos que reafirman la veracidad de lo contado, narra el fundador del aprismo que “En el mes de Febrero de 1937, en los días más duros de la lucha del Apra, bajo el régimen de Benavides, yo vivía, en Lima, escondido en la casa de un funcionario del Gobierno, sitio relativamente seguro, teniendo en cuenta la función oficial del propietario.

El 16 de Febrero los sicarios de Benavides asesinaron al líder aprista trujillano Manuel Arévalo. Lo habían detenido en Trujillo, y en el camino hacia Lima le aplicaron la ley de fuga. El 19 se supo la noticia, publicada por el mismo Gobierno, que trató de justificar el crimen afirmando que el detenido había intentado escaparse.

Como saben, el 22 de Febrero es mi cumpleaños. El 21, por la noche, los indios encienden fogatas en las estribaciones de los Andes. Es la fiesta de la «Fraternidad», que celebra el pueblo entero. Constituye una protesta contra las arbitrariedades y los excesos de los gobiernos absolutistas que el Perú ha padecido en diferentes épocas. Aquel 21 de Febrero, al atardecer, hubo reyertas en las calles de Lima. La policía y la tropa perseguían a los apristas.

Uno de los contados amigos que conocían mi paradero, se presentó en la casa buscando refugio. Venía extenuado. Se tendió en un diván y se durmió enseguida, con el sueño profundo de la fatiga infinita. Como cada noche, dos personas que me acompañaban, y yo, permanecimos despiertos hasta después de las tres de la mañana.

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Era siempre en las primeras horas de la mañana cuando la policía se presentaba en las casas de los apristas. .. Pasada la hora del peligro, nos acostábamos. Entre el sueño y la vigilia, yo empecé a rememorar nuestras pugnas, a pensar en nuestras dificultades casi insuperables... ¿Soñaba? No lo sé. En sueños o en realidad, de súbito salí de mi cama y fui hasta la ventana. A través de un pequeño círculo transparente de cristal biselado solía yo observar el exterior en las horas de hastío o de zozobra. Aquella madrugada vi afuera perfectamente definida, la figura maltrecha del pobre Manuel Arévalo. Tenía los zapatos enlodados, la corbata en desorden, el traje azul oscuro con la traza de quien ha sido duramente maltratado.

Fui sin vacilar a la puerta y la abrí. Allí estaba la efigie atormentada de Arévalo, que me sonría mansamente, con esa sonrisa inefable de quien ya conoció lo peor... «Te mataron, Manuel! -le dije- ¿Cómo es la muerte? ¿Sufriste mucho?». ÉI me miraba siempre con sus ojos tristes de mártir. Con su sonrisa melancólica y serena me respondió: «No hablemos de eso. Ya pasó. .. ¡Ya pasó! Vengo a hablarte de ti, que estás vivo, y a decirte que no te pasará nada, nada. Puedes estar seguro».

Me abrazó, como tantas veces me había abrazado, y partió. Yo volví a mi lecho. Al pasar por donde estaba el diván en donde el otro compañero reposaba de sus fatigas, vi que seguía durmiendo...

«Aquella mañana (la de mi cumpleaños, 22 de Febrero) mis amigos más próximos, comenzaron a pensar que yo había perdido la cabeza. Cuando ya todos estábamos levantados vino una de las hermanas del dueño de casa. «Váyanse enseguida de aquí, jefe -me dijo-. Esta noche han detenido a mi hermano... Usted ya sabe lo que hacen con los presos para arrancarles declaraciones». Yo lo sabía. Lo sabíamos todos. Era difícil resistir a los suplicios, guardar los secretos de nuestro movimiento una vez caídos en manos de los verdugos. Mis acompañantes insistieron en el consejo dado por la mujer: yo debía salir de la casa inmediatamente.

Tranquilo, como lo estoy ahora, me negué. Expliqué a mis amigos el diálogo con Manuel Arévalo. «Es –dijo uno de ellos- un sueño, una pesadilla, vámonos de aquí, jefe». «Es -repliqué yo- una aparición, una revelación...». Me quedé en la casa. La hermana del dueño y mis dos acompañantes hablaban entre ellos. Sorprendí a uno de los tres, no recuerdo cual, haciendo ademán de barrenarse el cráneo con el índice. Todos pensaban que mi razón se extraviaba. Yo me sentía más cuerdo y más dueño de mí que nunca. Pero, ¿adónde ir en pleno día con las tropas del Gobierno en las calles? Permanecí en mi guarida, lleno de confianza en el mensaje ultra-terreno de Manuel. Y a las diez de aquella noche alguien vino a buscarme y me condujo a un lugar seguro. .. Después he estado en peligro de detención y de muerte infinitas veces. El anuncio de Arévalo, hasta ahora, se ha cumplido...”.

Presencias, anuncios, sueños o entendimientos, son todas expresiones de un razonamiento superior que tienen una explicación filosófica y hasta antropológica y que nos lleva a entender el proceso evolutivo de la adhesión aprista sobre el terreno y la atención de asuntos inmateriales, es decir de fuerzas que acompañan “la necesidad del cambio” proponiendo una interacción entre el pasado, sus actores, la historia y el futuro.

En julio de 1957 y tras un nuevo destierro, Haya regresaría al país y con él su discurso filo-masónico. Con sus denuncias sobre el martirio, habla de lo que

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representa el dolor de quienes se entregaron a la causa de la justicia y exige sobreponerse y “ser superiores”, obligando al instinto a evolucionar e imponiendo el hombre superior, aquel “que perdona a sus verdugos”.

Pese a todo lo expuesto, el ejercicio de entender la historia del aprismo sigue siendo incompleto, tanto porque algunos hechos históricos parecieran inexplicables, tanto porque la lógica del accionar del aprismo en su lucha tuvo como impulsores a francmasones que actuaron en el “mundo profano”, con la misma discreción y pertinencia con el que participaban en sus “tenidas de la logia”.

Ceremonias sobre la estrella aprista, dan el marco simbólico.Son actividades fraternales que van más allá de la política.

No sólo fueron los principales cuadros dirigenciales del aprismo -por lo menos hasta entrado el año 1980-, sino que su influencia protegió al partido de los terribles efectos sobrevinientes a la muerte de Haya de la Torre. La enorme fortaleza de espíritu de los militantes apristas puesta a prueba además durante los oprobiosos años de la dura clandestinidad y en los que la “beneficencia fraternal” nunca desfalleció acompañando de manera permanente a las familias de los presos que purgaron condena en su lucha por la libertad, siendo consuelo a las familias para entender la muerte de padres, hermanos e hijos en una lucha por un Perú mejor que pareciera no tener fin.

La respuesta a la búsqueda de esa forma superior de convivencia ciudadana la dieron las circunstancias que rodearon el veto a la candidatura presidencial de Haya de la Torre, el robo de sus triunfos y los agravios que promovieron la supra-valoración de la fraternidad aprista que es la misma que los masones aplican sobre

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la base de rigurosas normas éticas y morales, fuentes ambas, de esa aun “extraña” conducta ciudadana que apristas y masones exhiben hasta estos días.

Entre cárceles, persecuciones y exilios, Haya de la Torre y sus hermanos tuvieron que protegerse, adoptaron formas de entendimiento, señales para identificarse, comportamientos sui-generís, insignias –desconocidas para ojo común-, y una voz de orden que generó toda “una cultura de la resistencia” que, como en el caso de la Fiesta de Fraternidad, se convirtieron en eslabones de una sólida cadena de unidad entre compañeros y hermanos acosados por la policía política.

Ambiente de reuniones de la Dirección Política del PAP que lideraba el propio Haya de la Torre, nótese en la parte superior, la estrella inserta en un triángulo que preside la sala y al lado, el Cóndor

de Chavín estilizado que cuelga en la pared.

Es verdad además que en algún momento existió una discreta pero real identificación entre la condición de militantes, con la de los hermanos de logia. Prueba lo afirmado que tal como sucede en la masonería, la adhesión al aprismo se hace a través de un periodo previo de “aceptación de los principios partidarios”, una especie de iniciación que promueve el estudio e invita a “ los integrados a razonar en torno al origen de la vida, sus desafíos, el futuro y el rol de los hombres en la construcción de su destino y en el de los demás”.

En esta primera etapa la iniciación en la militancia política, los “trabajos” partidarios son muy intensos, supervisados casi siempre por apristas mucho más antiguos que hace que los aprendices se integren a la vida del partido renunciando a la vida de vicios y desenfreno social que conocieron cuando no exhibían el nivel de adhesión y conciencia que se requiere para inscribirse en el partido.

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El avanzar, determina ir encontrando las razones de su identificación con la obra y a la vez, ir adquiriendo en el tiempo, su condición plena de compañero, en tanto son los más antiguos quienes enseñaran la forma como los valores, la ética y la moral deben primar sobre el interés personal y también desde cuando esa práctica debe ser puesta al servicio de toda la sociedad. Es usual que un compañero reconozca en los mayores, su condición de Maestro en el aprismo.

A este respecto, cabe mencionar que el año 1934 –la Federación Aprista Juvenil (FAJ) puso en ejecución el llamado “Código de Acción” que reunió los valores y principios fundamentales del Código de Ética Aprista impuesta por la generación fundadora desde la segunda década del siglo pasado.

Este documento, muy difundido entre los militantes apristas en aquellos años, inicia el proceso de revaloración humana que se propone el partido. Invoca “sumisamente la condición de discípulo para perturbar el sueño de los grandes caídos y pedir que descienda sobre el que ha decidido, la mañana de la creación”, “Aprendiendo del sabe y enseñando al que no conoce” para que se sepa que “tocamos el sentido convertido en LA LUZ, fuente que ilumina el sendero de nuestras vidas, que construye la paz y la justicia social, abrupto camino por el que tus fariseos te persiguieron y tus pedros te negaron”.

Para identificar su militancia y recorrer juntos su propio Gólgota -decía Haya de la Torre-, los apristas muestran con su ejemplo, el camino y convocan a los hombres más sensibles a integrarse.

Por eso es que para comprender cabalmente al Haya de la Torre político, es bueno entender también al Haya de la Torre Masón, en su vida pública, en su presencia continental, en su inspiración y definición primaria de la persona que “es el fin supremo de la sociedad y del Estado”, clarísimo mensaje masónico a la posteridad.

El decálogo Aprista del que hemos venido hablando, define la Moral y la Política. Propone forjar hombres nuevos y virtuosos, con una nueva educación y con esperanza, valor que reposa sobre la mística y una inquebrantable moral, en tanto a este mismo respecto, Haya de la Torre nos proponer un entendimiento real de la libertad como elemento definitivo. Hay que alcanzar la libertad para lograr la realización humana ya que “Sólo en ti está la luz, adéntrate en tu propia intimidad, en los más oscuros senos de tu conciencia personal y de allí brotará la voz, la autentica voz de tu eternidad” decía Antenor Orrego.

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Manuel Seoane por su parte se proyectaba hacia lo estrictamente terrenal “no buscando el bienestar, sino el bienvivir” que es la consumación de su realidad integral.

Las definiciones singulares abundan en el decálogo aludido, proponiendo una manera diferente de ver las cosas. El amor por ejemplo es, fundamentalmente, bondad, y es bondad porque deviene en acción atendiendo a su primaria proyección solidaria.

“Hay que sufrir cada quien su dolor” sostuvo José Antonio Genit Saettone –el hombre de la disciplina aprista-, desde su propia visión. Ningún dolor es común y quien asume conciencia de la dimensión que genera su propio dolor, entonces podrá mirar el de otros porque “arribó a la suprema sabiduría de la vida, aquella que impone no pensar en la justica abstracta, mediatizada y temperada por el bajo nivel de la conciencia, sino, en la dimensión de aquel que entiende que lo trascendente es evolucionar de la injusticia, al cambio”

Por eso la generación fundadora del aprismo exigía superar los valores abstractos del dolor, la justica, la verdad y la democracia, que pueden resultar siendo una abstracción burda haciendo necesaria que “todos estos conceptos deben dejar de ser una abstracción racional, para convertirse en una meta, es decir, en una realidad histórica, menos retórica y posible”.

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Si bien entonces, para alcanzar la plasmación de la realización del hombre, el aprismo plantea “austeridad, sobriedad, dinamismo y constancia”, normas de los códigos Apristas –algunos trasmitidos oralmente de generación en generación-, para concluir recogiendo un lema de profundo raigambre peruanista: “AMA SUA, AMA LLULLA AMA KELLA”, no como una declaración, sino como una advertencia a los que roban, mienten y son perezosos.

Los Códigos apristas de profunda influencia masónica, recogen la necesidad de que cada militante sea austero, “un misionero de la moral aprista”, un ciudadano sincero, que cumpla su palabra, sea puntual, solidario y fraterno, obligando a que renuncie a cualquier adhesión personalista, incluso la de la obra pequeña, recordando que debe proclamarse:”Nada por mí, todo por un Perú Justo y Libre”.

Mas luces al respecto nos da lo que se llamó “La luz en la clandestinidad” contenidas en un mensaje impreso en la que Haya de la Torre exigía de sus seguidores realizar la suma de conclusiones axiológicas de la ética aprista, resumidas en que “la práctica sana de la serie de costumbres del Código de Ética, llevan al hombre, bajo una superior inspiración, a su realización para hacer posible la justicia social”, por lo que “En el amanecer de la existencia, experimenten la emoción de su tiempo, piensen y mediten sobre la trascendencia de la obra que encarnan y como todos sus esfuerzos, llega a los que sufren más”. “Reclamen una única patria indoamericana por los hermanos de sangre e historia inexplicablemente separados por fronteras construidas de dinero y armas”. “Sean portadores de una obra que edifican piedra tras piedra, sabedores que vencerán la adversidad, la cobardía y la sensualidad de quienes no se sienten parte de una obra mayor y trascendente.”

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Algo más que coincidencias

Tanto en la masonería regular, como en el aprismo resaltan los llamados períodos previos de estudio y trabajo a la afiliación, la necesidad que un “mayor o antiguo” presente al postulante, una serie de formas y simbologías, de saludos y códigos que en ambos casos se aprenden conforme pasa el tiempo y que permiten incluso que por ejemplo, en el caso de los militantes del aprismo, tal y como sucede con los masones, puedan identificarse sin que se hubieran visto antes, reconociéndose por su “extensión ciudadana”, su actuación pública y sin que, atendiendo a una vieja consigna que surgió en medio de la gran clandestinidad, pueda proclamar su adhesión, debiendo ser reconocido por sus virtudes personales y conducta cívica.

La Marsellesa es otro elemento a estudiar. Es la forma como los apristas recogen simbólicamente el legado de la Revolución Francesa, a saber: Libertad, Igualdad y Fraternidad y que constituyen conceptos introducidos en el caro aprendizaje de la militancia partidaria y permite que le sean confiados a “los nuevos”, las características del ideal superior del aprismo auroral lleno de tradiciones, ritos y simbologías que el tiempo se ha encargado de traducir en un Código que constituye -tal como reconocen los adversarios del aprismo-, el más importante y valioso instrumento de preservación de la unidad del movimiento y referente ético del valor superlativo del movimiento hayadelatorreano.

A partir de lo descrito, una infinidad de coincidencias confirman nuestras apreciaciones. Una Banda o Cinta sobre el cuello establece los grados diversos de la jerarquía masónica, en tanto un Brazalete o cinta colocada en el brazo izquierdo con una elevación hacia el hombro, representa la autoridad del disciplinario aprista.

Columnas que representan valores rigen las logias flanqueando interiormente la puerta del denominado Templo Masónico, en tanto que sendas Columnas están colocadas en el descanso de acceso a la original Jefatura del Partido ubicada en el segundo piso de la Casa del Pueblo, lugar donde además, el cráneo físico de un leal militante aprista (compañero Toro Toro) le recuerda a los compañeros, la fragilidad temporal de la vida material, la importancia de desarrollar valores y virtudes que trasunten la vida terrenal y lo difícil que puede resultar comprometerse con una obra de gigantes en las que el dolor y la tragedia son una constante forman parte del aporte personal a “la nueva religión” tal y como reza el himno partidario, la Marsellesa Aprista.

El Collar de tela corresponde a oficiales y jerarquías diversas de la orden masónica, en tanto las Boinas forman parte de un atuendo especial que por colores, identifican a los más Chicos (Azul), los jóvenes y los disciplinarios (Roja) y verdes y azules a los cuadros obreros.

A través de Conventos Reservados los masones se reúnen en asamblea general anual para la conducción de las logias, en tanto en Congresos Partidarios los

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apristas se congregan, también de manera absolutamente reservada, para ver y evaluar la marcha del movimiento.

Un Delta triángulo Luminoso que lleva un ojo al centro rodeado de rayos, expresa la presencia del Gran Arquitecto del Universo en sus Templos, en tanto una Triada Luminosa, con una estrella inserta al centro, da cuenta de la inspiración programática y humanista de las decisiones que el más alto cuerpo colegiado del partido toma.

La Espada de hoja de plata con empuñadura de forma de cruz es una representación profunda y constante en las ceremonias masónicas, lo es también, El Cóndor de Chavín, efigie estilizada en Plata de la presentación del Cóndor de la Cultura Chavín que preside las asambleas formales del partido.

La Estrella Flamígera, estrella simbólica de cinco o seis puntas hace alusión a la profundidad del conocimiento masón, en tanto la Estrella Aprista de cinco puntas es un símbolo partidario de importancia capital, representa los ejes centrales del Programa Continental del APRA que es la línea filosófica por donde discurre la dimensión progresista de las ideas del Partido del Pueblo.

La Logia Masónica es la correcta y formal reunión de francmasones, una Asamblea Aprista reúne a los ciudadanos inscritos y que militan en el partido del pueblo. En ambos casos, los animan el mismo ideal y una práctica común. La Gran Logia Masónica es una asociación de varias logias. Varias logias constituyen una Gran Logia o Gran Oriente. El Partido está formado por Comités, la reunión de delegados de cada comité por cada localidad, constituye un Plenario, una Convención o el Congreso Nacional.

La Indumentaria Masónica es usada en las ceremonias y son una constante las prácticas de los rituales. Consta de Terno Negro o Smoking, corbata michi, guantes blancos, mandiles (según el grado) y demás accesorios. El Uniforme Aprista debe registrar el color blanco en la parte superior, pantalón o falda azul marino, pañoleta, boinas, o distintivos (según el estamento partidario que se representa) y que en conjunto representan la autoridad de quien lo usa, la pureza de los sentimientos que embargan nuestra adhesión y la total entrega a la causa sin condicionamientos.

Un Guarda Templo es el oficial de logia encargado de vigilar la entrada a las ceremonias masónicas, la regularidad del visitante y la seguridad incluyendo el alejamiento de los inoportunos. El Disciplinario Aprista es una autoridad que supervisa la militancia de los asistentes en la entrada, la pertinencia de su asistencia al evento y el retiro de quienes no tengan que ver con la naturaleza de la convocatoria.

Las Joyas de la logia son El Compás, La Escuadra y el Libro Sagrado. En esa misma línea, el Material de Trabajo Aprista está compuesto por los textos

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fundamentales de la ideología apristas a los que se suman los Códigos de Ética, Moral y Disciplina partidaria, la imagen del fundador del movimiento y la invocación de los compañeros que “En Viaje a las Estrellas” ya no están con nosotros físicamente.

El destino superior que animan a los masones esta descrito en la conceptualización del Oriente Eterno, en tanto que para los apristas la desaparición física de un compañero inicia un “viaje a las estrellas rumbo al oriente”. Hay unas Luces de Orden que muestran cirios encendidos cuyo número varía según el grado jerárquico de los asistentes a las ceremonias masónicas. Su uso está vinculado a ritos y simbologías masónicas. Para el aprismo La Luz es una referencia permanente, una representación de la verdad y es invocada por el propio Haya de la Torre en diversos y sucesivos pasajes históricos. Constituye una referencia sustancial en la formación filosófica e histórica de los militantes apristas. Por esa razón esa misma denominación está consignada en el mausoleo del fundador del aprismo Víctor Raúl Haya de la Torre donde yacen sus restos en la localidad de Trujillo, en la Región de la Libertad, y sobre la que descansa una inmensa roca de forma triangular que consigna la frase “AQUÍ YACE LA LUZ”.

FOTO. TUMBA HAYA del AÑO 80, (ByN)

Son tres escalones que conducen al Oriente que acomoda al Venerable, máxima autoridad masónica en la logia, y sobre el tres, una serie de símbolos son usados sin poder describirlos explícitamente en este texto por la comprensible reserva pero que a saber podríamos graficar con los tres golpes que identifican el saludo aprista, las tres las palmas de su abrazo fraternal, los tres los toques que identifican sus himnos, coros y alegorías, los tres los pasos al estrado original del Aula Magna de la Casa del Pueblo donde Haya de la Torre se reunía con el pueblo.

Pasos Perdidos es un término con que se conocen a partes de las sedes de las logias, vestíbulos y demás que conducen al templo. Los Corredores de la Casa del Pueblo identificaban tramos que son pasos y que conducen a siete (7) rutas por donde se desarrollan todas las actividades apristas. 7 fueron los accesos a la Casa (tres por el frontis, una por el lado lateral izquierdo de la casa, otra por el lado derecho y dos por la parte trasera, colindante con la calle. En tanto ubicados en el centro de la Rotonda que une el ingreso a la Casa del Pueblo, el ascenso al segundo piso y la parte trasera del local -tal como lo hemos mencionado- una imponente Cúpula de Vidrio ubicado como techo, direcciona la luz natural que ingresa al local resaltando una estrella inserta en el piso que sirve de punto de concentración de los militantes del aprismo.

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Un Gran Rectángulo en forma de tablero de ajedrez blanco y negro ocupa el centro del Templo masónico que en sus ángulos soportan las luces de la orden. En el APRA, un conjunto de Mesas con tableros de Ajedrez colocados en el hall central del acceso principal, proyectan visualmente entre todas, la idea de un gran salón rectangular cuya base se asemeja al de un único tablero de ajedrez. A este respecto es pertinente mencionar que consultados apristas y masones de mayor edad, coinciden en definir el ajedrez como lenguaje, ciencia, deporte, arte, herramienta intelectual, juego de Salón, Guerra simbólica, filosofía y la construcción de estructuras geométricas en un espacio mental que representa para ambas instituciones tanto un producto del espíritu humano, como de la creatividad genial del soplo divino en el Hombre.

La ruta que lleva a la Silla del Venerable esta signada por un largo proceso de reflexión, incluso previa a la iniciación masónica; en el aprismo, el camino a transitar para llegar hasta el fundador del aprismo era interrumpida por una escalera de ascenso al segundo nivel de la casa con paso obligatoria de una estructura entre columnas debajo de las cuales, un cráneo ubicado prolijamente, representa la profundidad reflexiva de la obra y la perduración infinita de los ideales por las que “La Obra” trabaja.

Rematar significa para los masones interrogar a un visitador juzgando señas y demás características que aseguren su condición masónica…. Para los apristas “marcar” es todo un proceso de verificación de la identificación partidaria. Los ciudadanos al llegar al local central son sometidos discretamente a una serie de preguntas y sutiles investigaciones con la finalidad de asegurar su condición de compañero.

El Venerable preside una logia y le corresponde las bondades de su condición de jerarquía. El Jefe y Fundador de movimiento, es líder, Maestro y guía, lidera la política institucional del movimiento y por su experiencia que es sabiduría, le corresponden las atribuciones y las decisiones inherentes a su cargo.

El Supremo Consejo es la asamblea de altos cargos masónicos, lo preside el Gran Maestro y su reunión se hace bajo la inspiración del Gran Arquitecto del Universo. El Comité Político del Partido lo preside el único Jefe y se realiza bajo la inspiración e invocación de los caídos en la lucha por la libertad, es una asamblea formada por los principales dirigentes y líderes del partido. En ambos casos se abordan temas de vital interés institucional y social.

Diversos Tapices, inspirados en el lienzo que simboliza el Templo del Rey Salomón proponen un rito evocador masónico. En la casa del Pueblo un registro visual de nuestra historia llenaban las paredes como expresiones artísticas y rituales que rinden tributo a l martirologio partidario.

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El Templo es un lugar cerrado donde se realizan las ceremonias masónicas. Se prohíbe fumar y comer. Se ingresa con las insignias y condecoraciones correspondientes. La Casa del Pueblo es un lugar reservado para actividades partidarias y en las sesiones solemnes tampoco es permitido fumar, beber, ni comer. En ambas instituciones no se realizan actividades distintas a su razón de ser y el ingreso a las sesiones, siempre es formal.

Pero si sólo nos quedáramos en estos ejemplos, pese a las numerosas descripciones propuestas, alguien podría pensar que son una simple suma de coincidencias. Hay mucho más en el ejemplo personal de las conductas de Víctor Raúl Haya de la Torre, Luis Alberto Sánchez, Ramiro Prialé, y de tantos otros hombres libres y de buenas costumbres, que constituyen hitos que no pueden ser pasados por alto en esta historia de influencia francmasónica que, más allá de cualquier suspicacia, no concluirá en ninguna alianza institucional, sino que permite observar la obra del aprismo a partir de sus principales hombres y de la fortaleza del movimiento que reconoce sus antiguos, honestos y fuertes vínculos con la libertad, que es una verdad masónica.

Finalmente, el último triunfo popular de Haya de la Torre en la Asamblea Constituyente del año 1978 tuvo un acto preliminar que merece un comentario en la misma línea. La inscripción de la lista aprista para participar en las elecciones registró 77.777 firmas presentadas ante el ente electoral.

El número elegido no representa sin embargo como algunos despistados han afirmado, “un número de suerte”, sino que para Haya de la Torre y los principales líderes del partido (en 1977, predominantemente masones), constituía una expresión con profundas raíces, ya que como es de verse, el número siete ocupa un lugar importante dentro de la simbología de los números.

Veamos: “Así tenemos los días de la semana, siete y que son siete desde la creación. Muchos de los principios rectores del universo también se basan en este número: Siete son los colores del arco iris, siete las notas musicales, siete los planetas, siete los principios herméticos, siete los pecados, siete las virtudes, siete los días de la creación, siete los brazos del candelabro sagrado judío, siete las maravillas del mundo, siete los chacras, siete los sacramentos, siete los velos de la danza sagrada, etc.”

“Siempre el siete aparece como número del conjunto de cosas...Según parece el siete es la suma de dos conjuntos también famosos: el tres (la trinidad divina), y el cuatro (las virtudes humanas). La unión de los divino, 3, más lo humano, 4, simboliza la totalidad, la perfección, la unión de todo lo divino y lo humano, etc.”.

Lo cierto es que tras la campaña y con la más alta votación registrada por político alguno, Haya de la Torre triunfó y su gestión mereció reconocimientos de todas las tiendas políticas.

El último año de su vida trabajó intensamente por una nueva, moderna y humanista Constitución Política que además, generó muy amplios consensos y por la que sólo cobró un sol en gesto de honestidad y desprendimiento.

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Firmó la Carta Magna el año 1979, pocos días antes de morir en la modesta Quinta cedida por un familiar suyo para vivir ubicada en el populoso y pujante distrito de Vitarte.

Tras 84 años de vida al servicio del pueblo, rechazando las vanidades humanas, tras promociones de hombres libres y de buenas costumbres formadas bajo su noble inspiración, y legando una moral que sigue siendo el referente más importante en la vida pública nacional murió. Una piedra de forma triangular da cuenta de su partida a las estrellas rumbo al oriente eterno.

Sus exequias dieron pie a una serie de testimonios de reconocimiento. La Gran Logia del Perú delegó a su Gran Maestro, Augusto Bohl Ebert las tareas de homenaje, formándose la Gran Comisión de Actos Sociales, que presidió el Hermano Masón y compañero de partido, Humberto Meneses.

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Otro importante dirigente aprista y distinguido integrante de la masonería, Luis Heysen Incháustegui, fue quien recibió el cortejo a su ingreso a la ciudad de Trujillo en la Libertad, momento en el que premunidos de los atuendos característicos y en medio de una solemnidad contagiante, se pronunció una cautivante oración fúnebre.

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Bibliografía básica:

Código de la FAJEdiciones Pueblo 1934

La fortaleza de nuestras juventudes Partido del Pueblo 1948

Código del DisciplinarioSecretaría de Defensa 1942

Carta a los prisioneros ApristasCarlos Manuel Cox Rosse

“Haya De la Torre: vida y pasión de un masón ilustre” B:.R:.H:. Marco A. Garcés Morales.

“La Masonería y el Aprismo Peruano” Q:.H:. Juan Orrego

“Haya de la Torre Maestro Masón”Julio Carlos Pacheco Girón

Gran Maestre / Gran Logia Constitucional de la AA:., LL:., Y AA:.Masones de la República del Perú”

Fuente y archivos de LA TRIBUNA

Testimonios varios

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R:.L:.S:. VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORREFundada el 12 de julio de 1983

Historia

Esta Logia trabaja bajo las enseñanzas del Rito de York y está jurisdiccionado a la Gran Logia de los AA:., L:. de AA:. LL:. y AA:. MM:. de la República del Perú.

Fundación

Tiene su origen en el entusiasmo de un grupo de HH:., la mayoría de ellos provenientes de las RR:. LL:. SS:. “Túpac Amaru” No. 42, “Virtud y Unión” No. 3 así como otras logias del Oriente peruano, quienes sintieron la necesidad de perennizar el nombre del Q:. H:. Víctor Raúl Haya De la Torre, pensador, que en la vida profana, con sus dotes y virtudes, escribió gran parte de nuestra historia contemporánea.

Los antecedentes previos al levantamiento de CCol:. de nuestro querido Tall:. se ubican en cuatro sesiones preliminares las que, en su conjunto, conforman el acto de fundación propiamente dicha.La primera tuvo lugar el 7 de abril de 1982, fecha en la que siete MM:. MM:. se reúnen en el salón "Ricardo Palma" del P:.G:. del jirón Washington y deciden fundar

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una logia que lleve el nombre de un hermano masón, como reconocimiento a sus dotes personales.

Los siete que se reunieron fueron los siguientes: R:. H:. Humberto Meneses Arellano, R:. H:. Fernando Remond Villacorta, R:. H:. Pedro Enrique Prado Sotomayor, R:. H:. Rodolfo Galván Montoya, Q:. H:. José Luis Gálvez Sillau, Q:. H:. Justo Enrique Debarbieri Rioja, Q:.H:. Carlos Yumi Matsushira.

Posteriormente, estos mismos HH:. se reúnen 14 días después, en el mismo lugar, en una segunda sesión preparatoria, en la cual se decide comunicar a la Gran Logia del Perú la intención de fundar una logia masónica que lleve el nombre del Q:.H:. Víctor Raúl Haya De la Torre, en fiel obediencia a nuestro ordenamiento interno, tanto constitucional como estatutario.

El 19 de mayo de 1982 se realiza la tercera sesión preparatoria donde se burila un acta con todas sus estaciones, en donde, además de los anteriores asistentes, asistió el R:.H:. Guillermo Zárate.

Casi un año después, el 11 de abril de 1983, se volvió a llevar a cabo una reunión -esta vez, la cuarta- de aquellos HH:. interesados en fundar una logia con el nombre de Haya, siempre presididos por el R:.H:. Humberto Meneses -quien fue el que gestó la idea y convocó a los posteriormente HH:. fundadores- donde se acuerda por unanimidad presentar una Plancha al Gran Maestro de Masones del Perú, solicitando se expida la Carta Constitutiva para levantar CCol:. de una logia llamada "Víctor Raúl Haya De la Torre", bajo la enseñanzas del rito de York, adjuntando un bosquejo del Estandarte, Distintivo y Sello, copia de las tres sesiones previas, semblanza del Q:.H:. Haya, relación de HH:. fundadores (13) y Primer Cuadro Logial.

Los asistentes a dicha reunión fueron, además del R:.H:. Meneses, los RR:.HH:. Miguel Monteverde Win, Pedro Enrique Prado Sotomayor, Félix Nuñovero Fajardo y Genaro Quinteros Porlles y los QQ:.HH:. Justo Enrique. Debarbieri Rioja, Jorge MacDonald Checa, José Luis. Gálvez Sillau, Djorgie Velickovich Cvetrovich., Marco Antonio Garcés Morales, Luis Haro Ferreccio y Luis Américo Garcés Coronel.

Con Pl:. de la misma fecha de la 4ta. reunión, se presenta el expediente ante la Gran Maestría adjuntando la documentación completa. Posteriormente y luego de la Gran Asamblea respectiva, el M:.R:.H:. Vicente Carrasco Reyes, Gran Maestro de Masones del Perú, expidió nuestra Carta Constitutiva el 9 de junio de 1983.

Y así llegamos al 12 de julio de 1983, donde en una Ten:.Sol:., presidida por el Gran Maestro de Masones, el V:.M:.I:., R:.H:. Ernesto Tafur Borletti, V:.M:. de la V:.C:. DE VV:.MM:.II:. "Antonio Arenas" instaló el Primer Cuadro Logial de nuestro Respetable Taller en el Gran Templo de la sede de la Gran Logia del Perú.

Primer Cuadro estuvo conformado por los siguientes RR:. y QQ:. HH:.V:.M:. R:. H:. Humberto Meneses Arellano1er:. V:.. Q:.H:. Justo Enrique Debarbieri Rioja2do:. Vig:. R:. H:. Q:.H:.Pedro Enrique Prado SotomayorCap:. R:. H:. Miguel Monteverde WinSec:. Q:.H:. Jorge Mac Donald ChecaTess:. Q:.H:. José Luis Gálvez Sillau

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M:. de C:. R:. H:. Félix Nuñovero Fajardo1er:. D:. R:. H:. Genaro Quinteros Porlles2do:. D:. R:. H:. Jorge Velickovich CvetrovichG:.T:.I:. Q:.H:. Marco Antonio Garcés MoralesG:.T:.E:. Q:.H:. Luis Américo Garcés Coronel

En la Col:. de CC:.FF:.MM:. los QQ:.HH:. Luis Haro Ferrecio y Carlos Del Río Cabrera. El primer iniciado en nuestro Tall:. fue el Q:.H:. José Ramos Ramírez, quien hoy mora en el Or:.Et:.

El Distintivo

Tiene la forma de un Sol Radiante, hecho en plata. Al centro, en una placa circular, figura el perfil de nuestro epónimo, mirando hacia la izquierda. Rodeando dicha placa y sobre un fondo azul celeste esmaltado, está escrito el nombre de la logia: "R:.L:.S:. VICTOR RAUL HAYA DE LA TORRE No.143 1983". Y, a su vez, una cadena circunda totalmente el nombre de la logia. Este distintivo se usa colgado del cuello, mediante una cinta también de color azul celeste.

El autor del diseño y del cuño de nuestro distintivo fue R:. H:. Prado, uno de los fundadores de nuestro querido Tall:. Los primeros distintivos, al igual que todas las joyas de las DD:. y OO:. de la logia fueron donadas por el R..H:.Pedro Enrique Prado Sotomayor.

El Estandarte

Tiene forma rectangular de 1,00 de alto por 0,80 mts. de ancho. Está hecho sobre paño azul con bordes dorados y en su parte inferior, adornado por flecos también dorados. En la parte superior está bordado el lema: A:.L:.G:.D:.G:.A:.D:.U:. con letras doradas y S:.F:.U:. con letras plateadas al igual que la E:. y el C:., en cuyo centro va la letra "G" en color rojo. Al medio, una cadena marcando un círculo y al centro, sobre fondo rojo, simbolizando un nuevo amanecer, el perfil del Q:.H:. Haya sobre el mapa de lo que se conoce como Indoamérica (desde el río Grande por el Norte hasta la Tierra del Fuego por el Sur y ambos océanos al Este y Oeste) y el número de nuestra logia. Alrededor de la cadena, con letras doradas, está bordado "R:.L:.S:. Víctor Raúl Haya De la Torre". Y abajo, con letras plateadas, la fecha del levantamiento de CCol:., el 12 de julio de 1983. Dicho estandarte está montado sobre un travesaño de madera, con su asta y base.El diseño estuvo a cargo del R:. H:. Humberto Meneses Arellano y su confección fue donada por el R:. H:. Miguel Monteverde Win, quien hoy mora en el Or:. Et:.Nuestro estandarte ha sido condecorado con los distintivos de varias logias, entre las que destacan la R:.L:.S:. "Túpac Amaru" No. 42, al cumplir nuestros primeros 10 años de existencia; y también, una medalla recordatoria de la Gran Logia del Perú, cuando la logia recibió el título de "Lealísima".