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LAVANGUARDIA CIENCIA Y TECNOLOGÍA • 8 SÁBADa:N0vIEMBREI99I Cinco ejemplares sobrevivenalimentados por el hombreeneste polémicorefugio artificial Cinco ejemplares de oso pardo perviven en una reserva de la serrania de Cuenca. Sin embargo. este refugio artificial no permite albergar esperanzas de supervivencia para esta especie dentro de la península Ibérica VICENTE AUN U na imagen fugaz locali zada haríacreera un ob servador no informado que todavia quedanosos en el corazón de la penínsulaIbéri ca. Por la enormeCosa naturaÍ de El Hosquillo. ci’ plena serranía de Cuenca, deambula un grupo de ejemplares de oso pardo cuya pre sencia y el paisajeque le rodea ha cen albergarla sugestiva sensación de quese trata de un auténtico hábi tat parala especie. Noes esa la realidad. Elosopardo fue reintroducido artificialmente en la serranía deCuencaamediados de la década de los 60. poco después de la creación de El Uosqulllo como re serva cinegética en 1962.Desde en tonces hasta hoy el enclave y sus huéspedes lososos han sufrido múl tiples vicisitudes, que tocarontecho el año pasado con la muerte de seis ejemplares. al parecerpor una do lencia originada por un virus. Sólo quedan cinco de los dieci nueve osos quellegóa tenerla reser va hace algunos años, y su futuro es un enigma que únicamente desci frará el tiempo: lo quesíesseguro, y en ello coinciden lasvoces de ecólo gos biólogos,es que El Hosquillo no constituye ya —algunos constatan que nunca lo hizo— ninguna espe ranza como reductode salvaguarda para la especie en España, sino todo lo contrario. Los cinco osos que sobreviven son tres adultos y dos cachorros, la mayor de los cuales. “Mora’, tiene una edadsuperior a los veinteaños. Los otros dos adultos, “Sandokan” y “Falconetti”, rondan los once años. Ambos engendraron a los otros dos componentes del grupo. que nacieronenel inviernodc 1990. Es muy probable quela familia pue da incrementar con algún miembro más, aunquees dedifícil suposición cuál va a serel comportamientode estos osos. Nueve hectáreas De forma autóctona viven allí. como en buena parte de la serranía de Cuenca,numerosas rapaces.ta les como elcernícalo, el ratonerove! águila real. El carácterde reserva o granja ci negética que reconoce el propio Icona hizo despertar ya hace bastan tes años las consiguientescríticas sobre el enlóque que debíatener un lugar como éstt La introducción del oso pardo fue observada por la comunidad científica como una equivocación en muchoscasos. con ambigüedad en otros y como un acierto en muy pocos. Ahora la rea lidad del oso en España tiene en El Hosquillo el verdadero paradigma Esta reserva ha sido calificada por algunos especia/Éstas corno una equivocación ‘por otros corno un acierto de unapolítica deconservación que no ha sido capaz de aportar un solo atisbo de esperanza para una espe cie que puede estarviviendo sus úl timos años como tal en la península Ibérica. ¿Con qué finalidad se introduje ron los osos en E! Hosquillo? ¿De qué ha servido científicamente su presencia en un medio en el que las condiciones naturalessólo se cum plen en parte’? Nueve hectáreas de terreno no son suliciente espacio han terminado por configurar un grupo de ososque jamás podra ser reintroducido de forma natural por la sencilla razón de que esta acos tumbrado a ser alimentado por el hombre de la misma forma quc su cede en un zoológico. El l-iosquillo se asenieja más a esto que a un enclavenatural en el que el oso pardo pueda haber en contrado un refugio en medio de la implacable persecución humana que sufre en España. Enclavepolémico Los hechos acaecidos en El Hos quillo con el osocomo protagonista acentúan la polémica. Durante el rodaje de su serie de televisión “Fauna ibérica” —el capítulo sobre el oso pardo se rodó en la reserva— Félix Rodríguez de la Fuente fue testigo de un suceso quedespués no formó parte del guión; uno de los machos se abalanzó sobre unahem bra que había sido anestesiada con la firme decisión de devorarla, sin que en ello hubiera el más mínimo fondo amoroso.La actitud del oso, sumamente agresiva, ha sido catalo gada posteriormente como produc todel propio modode vida en un lu gar en el que nuevehectáreas se tor nan másque insuficientcs para un animal cuyo metabolismo está en sintonía, en el medio natural, con un hábitat extensísimo. Años después, una pareja de ex cursionistas que se encontraba jun to al nacimiento del río Tajo, a unos El Hosquillo: la agonía delosopardo La dirección científica y la ges tión de El Hosquillo dependendel Instituto parala Conservación de la Naturaleza (leona), estando enco mendada la vigilancia y cuidados directos a varios guardasforestales que alimentan tanto a lososos como al resto de especies introducidas en la reserva.Entre ellas, y dentro del capítulo de mamíferos,se encuen tran el ciervo, el muflón y el gamo. Sólo quedan en El Hosquillo cinco de los diecinueve osos que llegó a tener la reserva hacealgunos años

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Page 1: Cinco ejemplares sobrevivenalimentados por el hombre ... · oso pardo perviven en una reserva de la serrania de Cuenca. Sin embargo. este refugio artificial no permite albergar esperanzas

LAVANGUARDIA CIENCIA Y TECNOLOGÍA • 8 SÁBADa:N0vIEMBREI99I

Cinco ejemplares sobrevivenalimentados por el hombre eneste polémicorefugio artificial

• Cinco ejemplares deoso pardo perviven enuna reserva de laserrania de Cuenca. Sinembargo. este refugioartificial no permitealbergar esperanzas desupervivencia para estaespecie dentro de lapenínsula Ibérica

VICENTE AUNU na imagen fugaz localizada haría creer a un observador no informadoque todavia quedan osos

en el corazón de la península Ibérica. Por la enorme Cosa naturaÍ de ElHosquillo. ci’ plena serranía deCuenca, deambula un grupo deejemplares de oso pardo cuya presencia y el paisaje que le rodea hacen albergar la sugestiva sensaciónde que se trata de un auténtico hábitat para la especie.

Noes esa la realidad. El oso pardofue reintroducido artificialmente enla serranía deCuencaa mediados dela década de los 60. poco después dela creación de El Uosqulllo como reserva cinegética en 1962. Desde entonces hasta hoy el enclave y sushuéspedes los osos han sufrido múltiples vicisitudes, que tocaron techoel año pasado con la muerte de seisejemplares. al parecer por una dolencia originada por un virus.

Sólo quedan cinco de los diecinueve osos que llegó a tener la reserva hace algunos años, y su futuro esun enigma que únicamente descifrará el tiempo: lo que síes seguro, yen ello coinciden las voces de ecólogos biólogos, es que El Hosquillono constituye ya —algunos constatanque nunca lo hizo— ninguna esperanza como reducto de salvaguardapara la especie en España, sino todolo contrario.

Los cinco osos que sobrevivenson tres adultos y dos cachorros, lamayor de los cuales. “Mora’, tieneuna edad superior a los veinte años.Los otros dos adultos, “Sandokan”y “Falconetti”, rondan los onceaños. Ambos engendraron a losotros dos componentes del grupo.que nacieron en el inviernodc 1990.Es muy probable que la familia pueda incrementar con algún miembromás, aunque es de difícil suposicióncuál va a ser el comportamiento deestos osos.

Nueve hectáreas

De forma autóctona viven allí.como en buena parte de la serraníade Cuenca, numerosas rapaces. tales como el cernícalo, el ratonero ve!águila real.

El carácter de reserva o granja cinegética que reconoce el propioIcona hizo despertar ya hace bastantes años las consiguientes críticassobre el enlóque que debía tener unlugar como éstt La introduccióndel oso pardo fue observada por lacomunidad científica como unaequivocación en muchos casos. conambigüedad en otros y como unacierto en muy pocos. Ahora la realidad del oso en España tiene en ElHosquillo el verdadero paradigma

Esta reserva ha sidocalificada por algunosespecia/Éstas corno una

equivocación ‘por otroscorno un acierto

de una política de conservación queno ha sido capaz de aportar un soloatisbo de esperanza para una especie que puede estar viviendo sus últimos años como tal en la penínsulaIbérica.

¿Con qué finalidad se introdujeron los osos en E! Hosquillo? ¿Dequé ha servido científicamente supresencia en un medio en el que lascondiciones naturales sólo se cumplen en parte’? Nueve hectáreas deterreno no son suliciente espaciohan terminado por configurar ungrupo de osos que jamás podra serreintroducido de forma natural porla sencilla razón de que esta acostumbrado a ser alimentado por elhombre de la misma forma quc sucede en un zoológico.

El l-iosquillo se asenieja más aesto que a un enclave natural en elque el oso pardo pueda haber encontrado un refugio en medio de laimplacable persecución humanaque sufre en España.

Enclave polémicoLos hechos acaecidos en El Hos

quillo con el oso como protagonistaacentúan la polémica. Durante elrodaje de su serie de televisión“Fauna ibérica” —el capítulo sobreel oso pardo se rodó en la reserva—Félix Rodríguez de la Fuente fuetestigo de un suceso que después noformó parte del guión; uno de losmachos se abalanzó sobre una hembra que había sido anestesiada conla firme decisión de devorarla, sinque en ello hubiera el más mínimofondo amoroso. La actitud del oso,sumamente agresiva, ha sido catalogada posteriormente como productodel propio modo de vida en un lugar en el que nueve hectáreas se tornan más que insuficientcs para unanimal cuyo metabolismo está ensintonía, en el medio natural, conun hábitat extensísimo.

Años después, una pareja de excursionistas que se encontraba junto al nacimiento del río Tajo, a unos

El Hosquillo:la agonía del oso pardo

La dirección científica y la gestión de El Hosquillo dependen delInstituto para la Conservación de laNaturaleza (leona), estando encomendada la vigilancia y cuidadosdirectos a varios guardas forestalesque alimentan tanto a los osos comoal resto de especies introducidas enla reserva. Entre ellas, y dentro delcapítulo de mamíferos, se encuentran el ciervo, el muflón y el gamo. Sólo quedan en El Hosquillo cinco de los diecinueve osos que llegó a tener la reserva hace algunos años

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SÁBADO. 2NOVIEMBRE 1991 CIENCIA Y TECNOLOGÍA9 LA VANGUARDIA

treinta kilómetros de El 1-losquillo.fue atacada por un oso que se habíaescapado de la reserva y que les causó heridas muy graves.

Probablemente no habría sucedido lo mismo si en ese momento nohubieran estado manejando unabolsa con comida que era en realidad lo único que pretendía el oso,que la había relacionado con la quehabitualmente portan los guardasencargados de su alimentación. Elasunto acabó en los tribunales.

HibernaciónLa vida del oso pardo en El Hos

quillo no está exenta, sin embargo,de escenas de gran belleza. El celo seproduce en el mes de mayo y lashembras paren normalmente enenero, cuando todavía se encuentran en el interior de las cuevas queellas mismas excavan para hibernar. Las crías pesan del orden de270 a 300 gramos únicamente, unacantidad irrisoria con los cerca de300 kilos a los que puede llegar unavez adulto: sin embargo, cuando salen de la cueva en plena primaveralçs oseznos ya alcanzan los cinco otis kilos y se convierten en los protagonistas del entorno.

El clima tiene un papel primordial, acortando o dilatando los periodos de hibernación del oso- Diciembre, enero y febrero tienen en laserranía de Cuenca —El Hosquillo seencuentra entre los 1.400 y 1.600metros de altitud en su mayor partc— temperaturas medias del ordende los O grados, con mínimas absolutas que han rebasado los—20. Normalrnente. si el invierno trae el rigorhabitual de la serranía de Cuenca, elletargo se inicia a primeros de diciembre, aunque a veces ello ha ocurrido en noviembre. El regreso a lasuperficie suele llegar a finales delmes de abril o principios de mayo.época en la que se da el mayor colorido en El Hosquillo.

Es fácil ver allí a la osa con algunode sus retoños jugueteando entre lavegetación, y aunque la superficieacomodada para ellos no es bastante, sí que es habitual que desaparezcan ladera arriba o entre algún roquedo. El único momento de localización fijo es el de la comida,cuando todos los componentes delgrupo acuden religiosamente a lallamada de los guardas. La movilidad es un hecho constatable en eloso incluso en un lugar cerradocomo El Hosquillo; algunos de losejemplares llega a utilizar como ‘territorio” la escarpada ladera en laque se encuentra el cercado que impide su salida de la reserva.

Trastornos palpablesEl catedrático de zoología de la

Universidad de León, FranciscoPurroy, es uno de los mejores conocedores de la situación del oso pardo en la península Ibérica. Las experiencias obtenidas en la cordilleraCantábrica, donde se encuentranlos dos principales núcleos de la población española, le han permitidoobtener una serie de conclusionessobre la biología de la especie quedan directamente al traste con lateórica utilidad de un enclave comoEl Hosquillo. Como “un auténticofracaso” califica Purroy la experiencia de la serranía de Cuenca, dondeel oso vivió de forma natural hastahace 300 años.

Según él, “no tiene ni pies ni cabeza la posibilidad de que algún oso deEl Hosquillo pueda ser reintroduci

• Hablar del oso pardo en la Península significa hablarúnicamente de varias decenas de individuosquehan asentado su refugio en las cordilleras Cantábricay Pirenaica. La situación en la primera es desesperada y en la segunda es agonizante de acuerdo con losdatos más recientes sobre el número de ejemplaresque sobreviven. El sector más estable, según el testimoniode Francisco Purroy. parece el del tlancooccidental de la Cantábrica, en el que Somiedo y Degañapueden ser algunos de los núcleos de mayor importancia. Se calcula en unos 50 el número de osos queaún sobreviven al acoso humanoque ya es patenteentoda la región que cuenta con población autóctona.

El núcleo oriental de la misma cordillera, con poblaciones en Castilla-León y Cantabria, no mantienetantos ejemplares; sólo alrededor de 15 viven aún.Esta zona se está convirtiendo, además, en una de lasmás castigadas por la intervención humana en los últimos años, con actuaciones de gran impacto ambiental como el embalse de Riaño.

Francisco Purroy incide en quela construcción delpantano ha mermado contundentemente las vías demovilidad del oso en el área, poniendo la puntilla enun factor fundamental como el de la reproducción.Según ha explicado Purroy, el sector del embalse era,antes de la inundación, una de las principales víasutilizadas por el oso para aparearse.

Once ejemplares habitan todavía los Pirineos.pero este grupo se asienta sobre todo en la vertientefrancesa, donde el acoso es paradójicamente máscontundente, si cabe. A la vertiente española, únicamente suelen acceder uno o dos individuos que semueven por los valles de Hecho y Ansó. en la provincia de Huesca, en cotascomprendidas entrelos 1.200y los 1.800 metros. Amén de que la situación de estegrupo es definida como agonizante, el proble

ma se agrava, según Purroy. por el hecho de que lasaldeas de los Pirineos franceses se encuentran sumidas en una verdadera “revolución” contra el oso.

Lamentablemente, una de las conclusiones másevidentes de los estudios realizados en el norte de España por Purroy y Clevenger ha echado por tierra lasestadísticas que anteriormente se barajaban sobre lapoblación de osos. Si antes la presencia de distintosrastros se relacionaba con la existencia de otros tantos ejemplares de oso pardo. Purroy y Clevenger, consus seguimientos directos, han desmitificado algunas hipótesis constatando que muchos de esos rastros pertenecen, desgraciadamente, a un mismo oso.A la par. ello se traduce en la evidencia de que haymenos osos que rastros y menos de los esperados.

Las matanzas y batidas acompañan a los cebos noselectivos como principales puntales del paquete detrampas humanas para el oso. La circunstancia deque el oso y el lobo comparten en España los mismosecosistemas ha ido en peijuicio especial del plantígrado, que en sucesivas ocasiones ha caído víctimade un veneno que, en realidad, iba destinado para sucompañero de hábitat. Francisco Purroy refiere quehace algo menos de un año fue encontrado un osomuerto al pie del embalse de Riaño en circunstanciastípicas de envenenamiento.

Dos años y medio despés de la muerte de “El Rubio” en Brañosera (Palencia), en uno de los casosmás patéticos que se conocen, las perspectivas de recuperación del oso pardo en España pasan ineludiblemente porcompromisos de salvaguarda de los hábitats en que se mueve. Experiencias como la de ElHosquillo inducen a descartar cualquier opción queno sea la de conservar un medio en el que va integrada tanto la suerte del oso como la de un ecosistemaque está a las puertas de su desaparición.

do en su verdadero hábitat”, precisamente por el hecho de tener trastocada su forma de vida, especialmente por estar siendo alimentadopor el hombre. “Esos osos no tienenotro destino que el cautiverio”, asegura. Las consideraciones de Francisco Purroy van más allá del contrasentido de El Hosquillo, alcanzando prácticamente la convicciónde que ni siquiera un enfoque comoreserva biológica habría permitidola reintroducción. Para que ello fuera posible, el oso no debería habervisto al hombre y debería ser capazde encontrar sus fuentes de alimentación en el medio natural; los estudios realizados sobre algunos ejemplares de la población cantábricahan revelado una enorme movilidad decada individuo, acostumbrado a buscar su comida en un radiode acción muy extenso. “Dependerde una reintroduceión a partir deosos criados en cautividad no tieneningún sentido”, argumenta.

El zoólogo, que conoce personalmente El Hosquillo, afirma que lososos que viven en la reserva sufrennotables trastornos en su conducta.“modelada por el cautiverio”. Nadatienen que ver, pues, los hábitos delgrupo de osos introducido en la serranía de Cuenca con los del reductoque sobrevive en la cordillera Cantábrica, que aunque sufre el cercohumano mantiene integro su modode vida natural.

Conservación ficticiaFrancisco Purroy y el biólogo

norteamericano Tony Clevengerllevan más de cinco años investigando la situación de los osos pardos de la población cantábrica, sobre la que han aportado valiosisimas informaciones plasmadas enuna visión más realista sobre la especie. La Comunidad Europea le haencomendadoasimismoun nuevoyexhaustivo proyecto de investigación destinado a profundizar en losconocimientos sobre el oso en la península Ibérica.

Independientemente de lo queconcierne a la reserva de El HosquiIb, la políticaoflcial que se está aplicando en España para la proteccióny conservación del oso pardo estodo un prototipo del abismo existente entre teoría y práctica. Hacevarios años comenzaron a aflorarplanes de recuperación del oso auspiciados por algunas de las comunidades autónomas en cuyo territoriosobrevive la población de la cordillera Cantábrica, pero la verdad esque hasta la fecha no se ha aplicadonada de lo que dicen los textos oficiales.

Francisco Purroy es muy tajantea este respecto, y no matiza ningunode sus comentarios a la hora de aseverar que de todas las recomendaciones que subrayan los citados planes, “en la práctica no ha habido niuna sola que se haya cumplido”. Lamejora del hábitat del oso y el cierrede pistas forestales son dos de las necesidades básicas que todavía nocuentan con ninguna iniciativa con-creta. Sobre la primera de ambas,los planes de recuperación prevén laplantación de bosques de especiespropicias para el oso, como el roble.el haya, el castaño y el manzano silvestre; Purroy aclara que “no se haplantado ni uno”. Tampoco ha sidocerrada ninguna de las pistas forestales que permiten el acceso a vallessolitarios. Ni siquiera en estos parajes parece que el hombre vaya a concederle una tregua al oso pardo..

Se calcula que son una cincuentena los osos pardos que sobreviven en toda la peninsula Iberica

Una especie en situación desesperada

VICENTE AUPI

Según algunos especialistas, este grupo de osos jamás podrá ser reintroducido de forma natural