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    Noam Chomsky e Ignacio RamonetCmo nos venden la motoBarcelona: Icaria, 2001

    El control de los medios de comunicacinNoam Chomsky

    La versin cotidiana de demo-cracia est muy lejos de la impresingeneralizada. En la prctica, la demo-cracia consiste en el ejercicio del poderdesde la cpula financiera y empresa-rial, con el trabajo conjunto de intelec-tuales y lderes polticos, formando unaminora ejecutiva que se contrapone ala mayora. Walter Lippmann llam aesta mayora el rebao desconcertado.

    En una democracia existe elpeligro de que el rebao desconcertadotome iniciativa y abandone su papel demero espectador. En tal caso, las con-secuencias seran desastrosas. Paraevitarlo es necesario poner en marchaestrategias de propaganda englobadasen lo que Edward Bernays llam inge-niera del consenso. Hay que entorpe-cer las posibilidades de autoorganiza-

    cin popular que les llevara a tomarconciencia. Hay que inculcarles miedoa agentes internos y externos, de talforma que se aislen y consideren aesos agentes como los verdaderosproblemas. Hay que mantenerles entre-tenidos con programas y asuntos bana-les. Y hay que conducirles con la pro-paganda adecuada, que enaltezca elpatriotismo y la confianza en los diri-gentes y en sus soluciones.

    El primer ejemplo moderno de

    estas gestiones lo protagoniza Woo-drow Willson, presidente estadouniden-se que tena la difcil misin de trans-formar la sociedad estadounidensepacfica en una masa histrica germa-nofbica, para justificar la decisin departicipar en la Primera Guerra Mun-dial. A tal efecto, se cre la ComisinCreel, que organiz las informacionespblicas, consiguiendo los objetivos entan slo seis meses.

    El rebao desconcertado nunca

    acaba de estar debidamente domesti-cado: es una batalla permanente (26).

    Cada vez que la gente se organiza pa-ra participar, no se bautiza la iniciativacomo un comportamiento democrtico,sino como una crisis de la democracia.Y toda crisis debe ser controlada y re-suelta.

    A las personas no les gusta laviolencia y ello constituye una tenden-cia enfermiza que obstaculiza el uso dela fuerza. Hay que generar valoracio-nes positivas acerca de las virtudesguerreras (Yo: hay que educar en dife-rentes calidades de violencia, segnprovenga de los malos o de los buenos.Los segundos pueden usar la violenciapara hacer justicia con los primeros).

    Si se tiene el control absolutode los medios de comunicacin y elsistema educativo y los intelectualesson conformistas, puede surtir efecto

    cualquier poltica (29). Y todo ello seconsigue sin violar la libertad, a dife-rencia de lo que ocurre en los Estadostotalitarios.

    Y, sin embargo, la cultura disi-dente no slo no ha sido controlada,sino que va en aumento. Especialmen-te desde los aos sesenta ha ido cre-ciendo, tomando forma y diversificn-dose. Feministas, ecologistas, pacifis-tas... van rompiendo el hechizo que leshaca sentirse solos.

    Cada vez que tiene lugar unretroceso social (prdida del poder ad-quisitivo o de los servicios sociales, porejemplo) el rebao desconcertado pue-de inquietarse. Ello aconseja generarmiedo, inventar un problema terribleque los entretenga junto con el final dela copa o los culebrones. De hecho,durante la dcada de los noventa apa-reca un nuevo enemigo cada uno odos aos, si bien existan predileccio-nes por algunos, como es el caso de

    Sadam Hussein. La cada del comu-nismo (Que vienen los rusos!) tuvo

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    que ser sustituida por el terrorismo in-ternacional.

    En todo este panorama es muyimportante trabajar por la percepcinselectiva: las noticias que interesandeben saturar los medios; las que no,deben ser silenciadas. Gracias a ello,se controlan los pensamientos y lossentimientos del rebao desconcerta-do. Se da mxima difusin a un libro dememorias, escrito por un torturado deFidel Castro y su autor es realzado porRonald Reagan, y nombrado miembrode la comisin para los derechoshumanos, y acaparado por la televisin.Pero se calla el informe de las torturassufridas por 432 presos en Nicaragua

    con apoyo de oficiales estadouniden-ses.

    Una prueba contundente delxito de la propaganda es la fuerte in-coherencia de la opinin pblica, queutiliza cristales diferentes para analizarlos mismos hechos de procedenciadiferente. As, por ejemplo, las perso-nas asumen que Sadam Hussein nopudo con Irn en una guerra cruenta ylarga. Y, sin embargo, dan crdito a lanoticia de que el mismo individuo su-pone un peligro para la paz mundialpuesto que podra convertirse en untirano planetario. O, lo que es ms fuer-te, la mayora de los estadounidensesven justificado que EEUU intervengamilitarmente en un pas para protegerlede una invasin o para echar a los in-

    vasores, y tambin asume sin proble-mas que el invasor llegue a ser, preci-samente, los EEUU.

    Pensamiento nico y nuevos amos del mundoIgnacio Ramonet

    Los lderes polticos no peleanentre s para tener poder, sino pararealizar la gestin que se espera deese poder, puesto que ste se ha des-plazado desde el pblico al mundo de

    la economa y, especialmente, de lasfinanzas.

    Este poder es posible gracias alpensamiento nico: la traduccin entrminos ideolgicos de pretensin uni-versal de los intereses de un conjuntode fuerzas econmicas, especialmentelos del capital internacional (58).

    La globalizacin ha superado alos Estados. De los cincuenta indivi-duos ms poderosos del mundo, nopuede identificarse ni a un slo poltico.Y los foros, como el de Davos, los re-nen entre s. En este panorama sonnecesarios nuevos poderes y los me-dios de comunicacin constituyen unava muy trascendente de poder.

    La conquista de audienciasmasivas a escala planetaria desenca-dena batallas homricas (64).

    Los Estados totalitarios de lasdcadas de los treinta y cuarenta mos-traron sin tapujos los efectos de los

    procesos de adoctrinamiento. Desdeentonces, la tecnologa se ha superadolos peligros de manipulacin que anun-

    ciaban George Orwell, Thomas Mann,Theodor Adorno, Walter Benjamin... sehan quedado cortos.

    Hoy, las estructuras de normali-zacin que se encargan de garantizar

    el pensamiento nico van ms all delefecto de la familia (Yo: ya adoctrinada,por lo que los efectos se suman). Elprimero de todos ellos es la nueva can-guro: la televisin.

    Uno de sus consecuencias msnotables y que ms impresionan a laopinin pblica es la violencia, como enel caso de los nios homicidas queimitan los asesinatos que ven en susseries y pelculas preferidas. La Aso-ciacin americana de psicologa de-nunci en los aos noventa que losnios estadounidenses ven en la televi-sin, en sus cinco aos de escolaridadbsica, unos ocho mil asesinatos yunos cien mil actos violentos.

    Cifras igualmente elevadas sealcanzan al calcular la cuanta de emi-siones violentas en todo tipo de pro-gramaciones y pases. Hay que consi-derar que los nios slo ven programaspara nios en un 30% del tiempo que

    dedican a ver televisin.La televisin impone tambin laemocin sobre la razn y ayuda a con-

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    figurar los criterios sobre los bello, elbien, lo justo y lo verdadero. Uno de losrecursos son los anuncios. Se calculaque un nio francs ver unos cien milanuncios hasta sus doce aos de edad.

    La publicidad ha llegado a talpunto que carece de sentido plantearsesi dice o no la verdad, puesto que sucampo de accin no es la lgica. Lapublicidad, por tanto, no es refutable.

    Los dibujos animados, de losque los nios siguen siendo grandesconsumidores, no se refutan tampoco.Si es cierto que algunos son de notablecalidad potica y una riqueza para laimaginacin, muchos otros presentanun modo simplista, maniqueo, atestado

    de prejuicios y extremadamente violen-to (41 actos de violencia por hora, depromedio, en los dibujos animadosamericanos)(73)

    Otra fuente de aprendizaje laconstituyen los videojuegos. Las trescuartas partes de los nios francesessuelen jugar a ello regularmente. Ysuelen consistir en la recreacin deenfrentamientos, donde hay que aniqui-lar al enemigo para sumar puntos. Nonos extraa pues que siga aumentando

    el nmero de delitos cometidos porjvenes en Francia y EEUU.

    Las tcnicas de persuasin tie-nen por objeto permanente la domesti-cacin de las mentes (77). Ejemplosson la publicidad, los sondeos y el mar-keting.

    Los sondeos recogen informa-cin til para tomar decisiones sobrequ pensamos, qu opinamos o qusentimos y, sobre ello construir accio-nes concretas. A su vez, la publicacin

    de los resultados ayuda a que la pobla-cin de indecisos tienda a alinearsecon la mayora.

    Y el marketing pone en marchaprocesos impresionantes para conse-guir que incrementemos el consumo yde una forma determinada. La disposi-cin espacial de los hipermercados, lamsica de fondo, la organizacin de losestantes... todo obedece a un plan,nada se deja al azar.

    La coaccin se complementacon la vigilancia y su ejercicio se hasofisticado y diversificado enormemen-

    te. Proliferan las cmaras de vdeo porlas calles y centros de trabajo. Los de-partamentos de recursos humanos lle-van fichas de los empleados con susestados de nimo, opiniones, creenciasreligiosas... Y los servicios de policallevan sus propias cmaras en manifes-taciones y situaciones especiales.

    Y cuando el condicionamientomasivo, la vigilancia y el control sevuelven ineficaces, queda, como se hapodido ver en la pelcula de Milos For-man Alguien vol sobre el nido del cu-co, una ltima herramienta de la inge-niera del consentimiento: los tranquili-zantes y los ansiolticos (85). En 1993,se consumieron 80,9 millones de cajas

    de psicotrpicos en Francia.Agotados por el trabajo, horro-rizados por el paro, angustiados por elporvenir, hechizados por la televisin,aturdidos por los tranquilizantes, losciudadanos sufren un adoctrinamientoconstante, invisible y clandestino (85)

    Antes, la prensa era una espe-ranza, pues contaba los acontecimien-tos y suministraba los parmetros per-tinentes para comprenderlos (Qu?Quin? Cmo? Dnde? Causas?

    Consecuencias? Contexto?...) Perola televisin ha impuesto su discurso ala prensa: asistir en directo a los acon-tecimientos bajo el lema ver es com-prender. Pero aunque veamos al Solsalir, es la Tierra la que se mueve. Larazn y el razonamiento son los quehacen comprender, no los ojos. Volve-mos a la era prerracional, que ahorallamamos era de la imagen. Ahora pa-rece que estar informado es ver unaseleccin de imgenes de cosas que

    ocurren en tiempo real. La informacines imagen, la actualidad es imagen, elmomento es el ahora y la veracidad esla repeticin: cuanto ms se repite algo,ms verdad parece.

    Pero los informativos de televi-sin se estructuran como una ficcin,con el objetivo de distraer, no de infor-mar. La densidad y velocidad de susimgenes sobreinforma y desinforma almismo tiempo y su efecto es ms pu-blicitario que cvico. Informarse cansay a este precio el ciudadano adquiere el

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    derecho de participar inteligentementeen la vida democrtica (91).

    El sistema de informacin seha pervertido; dominado por la televi-sin, cogido en la trampa de las apa-riencias, muestra sin comprender, yexcluye, de hecho, del campo realaquello que no muestra (94).

    La impresionante capacidadefectiva de influir y manipular hace delos medios de comunicacin un bocadoexquisito para el poder econmico, detal forma que se suceden las fusiones ylas compras de medios, muchos deellos a manos del mundo de las finan-zas. La informacin es una mercanca.Y se genera tal sumisin en los ciuda-

    danos que la indiferencia resultante seha bautizado como consenso. Y estono es asunto de la democracia, no hayguardias ni control.

    Es el mercado.A sus ojos, el poder poltico no

    es sino el tercer poder. Antes est elpoder econmico y luego el poder me-ditico. Y cuando se posee esos dos,como bien ha demostrado el Italia el Sr.Berlusconi, hacerse con el poder polti-co no es ms que una formalidad (98).