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CAPITULO QUINTO LA ANAPO COMO MOVIMIENTO POLÍTICO NACIONAL. LA CRISTALIZACIÓN DE LAS FORMAS ANAPISTAS DE HACER LA POLÍTICA De principio a fin 1969 fue un año bueno para Rojas. Las multitudinarias manifes- taciones por dondequiera que pasaba el General mostraban la satisfacción no sólo por su rehabilitación política sino además por su legitimación entre los ciudadanos comu- nes. Rojas se reafirmaba como el hecbo político más peligroso para la existencia del sistema político colombiano. Mientras el establecimiento despotricaba de Rojas, de su gente y de su rememorado gobiemo, la ANAPO se dedicó con intensidad a la organización de la campaña en el ámbito nacional con la configuración de amplísimos comandos departamentales, mu- nicipales y veredales. Los comandos fueron creados por géneros: el masculino y el femenino. El juvenil, el central y un quinto como coordinador general, todos juntos tenían el propósito de abarcar el mayor número posible de adeptos. En esta campaña la ANAPO logrará convertirse en un verdadero movimiento nacional. No hubo lugar a donde no llegara. Contaba con miles de colombianos interesados en participar de la coyuntura política y logró movilizar todo un ejército de voluntarios; era como si el éxito verdadero de la filosofía del Frente Nacional hubiera dado sus frutos a través de la práctica política del anapismo. ¡Esa era la paradoja! Mientras el bipartidismo del Frente Nacional discutía y decidía a puerta cenada en las convenciones de los partidos la consolidación de una candidatura única, la del general Rojas era una realidad que se postulaba a viva voz, en las plazas públicas y se inscribía sin cesar en los municipios del país, fruto de la acción de los comandos que brotaban día a día del entusiasta proselitismo del anapismo. Más que de dignidades selectas, los comandos estaban conformados por numerosos ciudadanos que veían llegada la hora de la unidad popular. Era como si proclamar la candidatura de Rojas por doquier reforzara tal tendencia. Los comandos mandaban a confeccionar toda clase de símbolos donde quedaba plasmado el acto de haberse proclamado a Rojas candidato: bandejas de plata, banderas, banderines y hasta bandas presidenciales. En Honda el concejo de la ciudad proclamó a Rojas candidato por medio de una resolu- ción promulgada en carteles, en la prensa hablada y escrita 1 . 1. La entrevista más larga de toda su historia Desde la revalidación de sus derechos políticos, Rojas no dudó de su regreso al poder. Probablemente, cuando en los inicios de la década, junto con un puñado de hombres, inició la campaña por su reivindicación no pensó llegar tan lejos. Utilizar un Véase Resolución número 008 de 1969, octubre 30 en Alerta, p. 2. 125

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CAPITULO QUINTO

LA ANAPO COMO MOVIMIENTO POLÍTICO NACIONAL. LA CRISTALIZACIÓN DE LAS FORMAS ANAPISTAS

DE HACER LA POLÍTICA

De principio a fin 1969 fue un año bueno para Rojas. Las multitudinarias manifes­taciones por dondequiera que pasaba el General mostraban la satisfacción no sólo por su rehabilitación política sino además por su legitimación entre los ciudadanos comu­nes. Rojas se reafirmaba como el hecbo político más peligroso para la existencia del sistema político colombiano.

Mientras el establecimiento despotricaba de Rojas, de su gente y de su rememorado gobiemo, la ANAPO se dedicó con intensidad a la organización de la campaña en el ámbito nacional con la configuración de amplísimos comandos departamentales, mu­nicipales y veredales. Los comandos fueron creados por géneros: el masculino y el femenino. El juvenil, el central y un quinto como coordinador general, todos juntos tenían el propósito de abarcar el mayor número posible de adeptos. En esta campaña la ANAPO logrará convertirse en un verdadero movimiento nacional. No hubo lugar a donde no llegara. Contaba con miles de colombianos interesados en participar de la coyuntura política y logró movilizar todo un ejército de voluntarios; era como si el éxito verdadero de la filosofía del Frente Nacional hubiera dado sus frutos a través de la práctica política del anapismo. ¡Esa era la paradoja!

Mientras el bipartidismo del Frente Nacional discutía y decidía a puerta cenada en las convenciones de los partidos la consolidación de una candidatura única, la del general Rojas era una realidad que se postulaba a viva voz, en las plazas públicas y se inscribía sin cesar en los municipios del país, fruto de la acción de los comandos que brotaban día a día del entusiasta proselitismo del anapismo. Más que de dignidades selectas, los comandos estaban conformados por numerosos ciudadanos que veían llegada la hora de la unidad popular. Era como si proclamar la candidatura de Rojas por doquier reforzara tal tendencia. Los comandos mandaban a confeccionar toda clase de símbolos donde quedaba plasmado el acto de haberse proclamado a Rojas candidato: bandejas de plata, banderas, banderines y hasta bandas presidenciales. En Honda el concejo de la ciudad proclamó a Rojas candidato por medio de una resolu­ción promulgada en carteles, en la prensa hablada y escrita1.

1. La entrevista más larga de toda su historia

Desde la revalidación de sus derechos políticos, Rojas no dudó de su regreso al poder. Probablemente, cuando en los inicios de la década, junto con un puñado de hombres, inició la campaña por su reivindicación no pensó llegar tan lejos. Utilizar un

Véase Resolución número 008 de 1969, octubre 30 en Alerta, p. 2.

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lenguaje de conciliación, no era difícil para él. Al contrario, había mostrado grandes capacidades para ello. Aunque el lenguaje agresivo y pendenciero era más propio de sus capitanes que de él mismo, lo cierto era que entre la auto imagen del movimiento y la contraimagen construida por el adversario no había mucha diferencia. Incluso entre la gente que concurría a los comandos de la ANAPO para aprovisionarse del carné, estaba presente el deseo de prevenirse en caso de que la ANAPO llegara al poder. Había latente un temor, el de la revancha rojaspinillista. Los más temerosos, por supuesto, eran los adversarios del establecimiento que se imaginaban una reedición de la experiencia amarga que fue la dictadura.

Rojas tuvo que atenuar la temeridad inherente al movimiento. N o ahonó esfuer­zos en esta tarea, concediendo a El Nacional la entrevista más larga de toda su vida política, haciendo gala de su capacidad de saber llegar a la gente. Aprovechó la oportunidad para despejar los temores que pudiera suscitar su regreso al poder.

Yo siempre tengo en los labios el nombre de Dios -empezó diciendo-. Si Dios tiene dispuesto que Alianza Nacional Popular gane las elecciones y llegue al gobierno el 7 de agosto de 1970, todas las cosas buenas que hayan hecho estos gobiernos, los tres del Frente Nacional y el de la Junta Militar será tenido en cuenta por mí para corregir sus errores [...]. Las autoridades darán garantías a todos los ciudadanos sea cual fuere el grupo político al que pertenezcan [...]. Cualquier autoridad grande o pequeña que llegue a aprovecharse para saciar venganza o tomar represalias será destituida irremediablemen­te porque las venganzas y las represalias no salvan al país, ni se le resuelven los problemas a las clases trabajadoras. Sin perseguir a los ricos hay que ayudar a los pobres, porque los pobres constituyen la inmensa mayoría de la nación [...]. Es necesario darle garantía al capital para que puedan invertir y hay que darle garantías al trabajador para que gane lo suficiente para poder llevarle la paz al hogar humilde2.

Rojas sostuvo haber acabado con la violencia política en su primera administra­ción y prometió acabar en la segunda con la violencia económica "mucho más terri­ble, mucho más trágica que la política", dijo. El candidato remontó los orígenes de la ANAPO a su gobiemo y se abonó el mérito de haber terminado con los sectarismos entre las militancias de los dos partidos tradicionales: "Ya nadie piensa desde el punto de vista liberal o conservador, ya la gente piensa es desde el punto de vista de la familia. Alianza Nacional Popular está identificada con lo social y ahora tenemos que pensar es en la justicia social, porque la justicia social es el problema que hay que resolver"3. Se comprometió con la educación gratuita para el pueblo y aprobó la conducta de los sacerdotes rebeldes.

No es rebeldía, dijo, porque el clero joven está siguiendo las instrucciones de Su Santi­dad. Al contrario es una sumisión a las enseñanzas o directrices del Romano Pontífice que ha visto que la salvación de la iglesia está en seguir la doctrina de Cristo. Es decir, que el sacerdote esté al lado del pobre, del necesitado para poder ayudar y no al lado del poderoso4.

2. Eí Nacional, marzo 25 de 1969, p. 5. 3. Ibid. 4. Ibid.

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Rojas descartó que a futuro su gobiemo tuviera características militares. Recordó que antes que nada era un ingeniero civil y que como tal estaba haciendo su campa­ña. Tenía razones para esto. Sabía que el ejército había sido renovado y que de rojaspinillismo no quedaba nada. Anunció ser un verdadero padre para ricos y pobres y se comprometió con el establecimiento de un gobiemo nacionalista, social y cristia­no. Finalmente, Rojas se dirigió a las masas abstencionistas:

Ustedes pueden tener la seguridad de que el nuevo gobierno de Alianza Nacional Popu­lar escuchará todas sus ansiedades, todas sus solicitudes, porque mi única preocupación y la de ANAPO es conservar la fraternidad ciudadana y trabajar en forma incansable por el engrandecimiento del país, engrandecimiento que tiene que fundamentarse en la tran­quilidad de todas las familias colombianas, de las familias ricas, de las familias pobres, familias letradas, familias iletradas, es decir, trabajar por Colombia entera y por todos los colombianos5.

2. La fiesta electoral de la ANAPO cubre todo el país

Desde marzo de 1969 la ANAPO del Atlántico estaba en pleno proselitismo. En Bananquilla, el caserón que servía de sede al movimiento, ubicado en la Caííe de las vacas, se convirtió en una romería de gente que pasaba por allí a buscar su carné de militante. León Félix Galindo y Manuel Rodríguez Verdeza recorrían sin cesar barrios y municipios aledaños anunciando que la candidatura del general Rojas a la presi­dencia era un hecho. La ANAPO bananquillera, antes que otros, inició la estrategia publicitaria colocando cincuenta vallas en sitios estratégicos de la ciudad: Liberales y conservadores, voten por Rojas Pinilla para Presidente de los pobres 1970-1974. De esta manera, empezó Rojas el sábado tres de mayo su campaña electoral por el Atlántico. Acompañado de una selecta comitiva llegó a Barranquilla. La concentración popular se había programado para el día siguiente, en la localidad de Sabanalarga, tiena de Evaristo Sourdis que sonaba entre los precandidatos del Frente Nacional. Una re­unión de cuadros celebrada en el Grill Veracruz de Bananquilla el día de su arribo tomó las características de mitin político. El general andaba muy bien acompañado. Con él estaban además de su esposa, el dirigente antioqueño Arturo Villegas Giraldo que hacía las veces de gaitanista y Manuel Bayona Canascal quien representaba los símbolos lauroalzatistas cooptados por la ANAPO. Como era de esperarse, Villegas, ora­dor nato, dijo que el liberalismo que él pregonaba era el mismo de José Antonio Galán, José Hilario López, Rafael Uribe Uribe y por supuesto el de Gaitán. Relacionó a este mártir liberal con la vida del candidato de la ANAPO, eí auténtico restaurador de Colombia: "El no nació en los colchones de pluma de la aristocracia, sino bajo la música de la voz maternal que es lo único que acompaña a los niños pobres. Si como ocurrió con Gaitán, a Rojas Pinilla lo matan, no lo dejaremos enfriar y así lo llevare­mos al palacio de los presidentes"6. En representación de los locales, hablaron Abel Daza Barandica y el líder obrero Delascar Juvinao. En su intervención Rojas explicó los puntos de su Decálogo y enfatizó en la necesidad de educación gratuita y obligato-

5. 6.

Ibid. El Nacional, mayo 5 de 1969, pp. 1 y 3.

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ria "a fin de que todos los niños colombianos gocen esos beneficios que ahora sólo tienen muy pocos de ellos". Señaló que se posesionaría en las gradas del Capitolio ante el pueblo colombiano cambiando así la modalidad de hacerlo ante el Congreso. El domingo la comitiva se trasladó a Baranoa donde le tenían preparado un almuerzo político que se convirtió, como siempre sucedía con Rojas, en fiesta popular. Durante el evento, una india guajira que había tejido su vestimenta con los colores de la bandera de la ANAPO no se apartaba de la comitiva rojista y gritaba que con Rojas en el poder su tierra dejaría de padecer tantas penurias.

A las cuatro de la tarde Rojas arribó a la plaza principal de Sabanalarga, saludan­do a los pobladores, en un automóvil descubierto. Se apeó del vehículo en compañía de su esposa Doña Carola Conea y se dirigieron a la iglesia de la población donde fueron nombrados padrinos de un niño que recibió el nombre de Gustavo, hijo del médico liberal Liborio Bermejo y de su esposa Cielo Urzola. Acto seguido se traslada­ron a un estrado desde donde divisaban la curiosa multitud. Hablaron primero los locales. Como de costumbre se refirieron al abandono de la región por parte del Esta­do central y atacaron a los políticos nacidos allí, entre ellos, Evaristo Sourdís, y que nada habían hecho por la localidad. Luego hablaron los mismos oradores que habían hecho uso de la palabra en el acto del Grill Veracruz y finalmente tomó la palabra el general Rojas, quien no escatimó promesas para después del 7 de agosto de 1970: los campesinos tendrán abonos, herramientas y créditos fáciles, se bajará el costo de vida, escuelas para todos los niños colombianos y educación gratuita y obligatoria. Dijo que el siete de agosto firmaría un decreto por medio del cual no habría más carros oficiales y los funcionarios que quisieran tenerlos tendrían que comprarlos, pagar el chofer y la gasolina y aseguró que el dinero producido de la venta de esos canos sería invertido en la adquisición de vehículos para transportar a los niños pobres que tenían que caminar ocho kilómetros todos los días para asistir a las escuelas.

Rojas cenó su gira por el Atlántico con una entrevista radial concedida al popular programa La Peña Alicia que se transmitía por Radio Piloto, en el que fue sometido a un interrogatorio de dos horas, que aprovechó para ampliar sus tesis políticas. Se manifestó enemigo de los monopolios, funestos para el progreso del país y prometió eliminarlos. Reafirmó su determinación de nacionalizar el Banco de la República y la realización de un programa de vivienda barata para todos los colombianos. Habló de la reorganización del Ministerio de Relaciones Exteriores, encaminado a acabar con los funcionarios turistas y anunció la eliminación de embajadas y en su lugar promover diplomáticos preparados en negocios comerciales. Anunció también que durante su gobierno se ampliaría la prestación de servicios asistenciales, hospitalarios y odontológicos gratuitos para las clases pobres. Prometió normalizar la situación de las relaciones con Cuba y finalmente destacó la importancia de la educación para el progreso de los pueblos.

Posteriormente la comitiva salió para el departamento del Magdalena. Desde su llegada Rojas recorrió las principales calles de Santa Marta bajo grandes aclamacio­nes de vivas a la ANAPO. El candidato visitó los barrios pobres de la ciudad. En la noche del lunes 5 de mayo la dirección regional de ANAPO ofreció al candidato un banquete en su honor y las tres emisoras de Santa Marta transmitieron los discursos de la ocasión. El martes seis de mayo el candidato asistió a un acto que resultó peque-

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ño para la curiosidad pública, denominado Un diálogo con el pueblo y celebrado en el teatro Santa Marta. Allí intervino el historiador Milton Puentes, el representante Alejandro Caballero y el propio Rojas.

Más adelante Antioquia lo recibió con alborozo. Hubo concentraciones y festejos en Itagüí, Bello y en varios barrios de Medellín. Le había ido muy bien en el viejo Caldas (Caldas, Risaralda y Quindío). El 19 de marzo los vallecaucanos de la ANAPO demostraron la fuerza incontenible del general. Las ruidosas manifestaciones de los anapistas terminaron implicando a todo el mundo por la paralización del tráfico o por el variopinto jolgorio. Esta vez la ANAPO hizo gala, por doquier, de las habilidades de sus cuadros superiores e inferiores, de los que nunca careció. Realmente la ANAPO era un movimiento de cuadros políticos intermedios competentes, los cuales tenía a su servicio de tiempo completo en cada departamento y que se reproducían constituyén­dose en semillero de liderazgos. Prácticamente ninguna de las regiones colombianas estaba exenta de cuadros experimentados, viejos, nuevos y en formación. En Antio­quia estaban los parlamentarios conservadores Jaime Piedrahíta y Mario Montoya a quienes se sumaban los dinámicos concejales liberales Israel Santamaría y Orlando Durango. El 19 de marzo la plana mayor del anapismo en el Valle: el conservador José Ignacio Giraldo y la liberal Cecilia Muñoz paralizaron por completo la ciudad que se volcó a la Plaza de Caycedo despertando la modona de los sábados por la tarde. En un país de escaso desanollo, del esparcimiento público y de un público disponible para la curiosidad del espectáculo, las formas políticas que desplegaban los anapistas llena­ban el vacío de la diversión. Máxime cuando la televisión estaba ausente todavía en las casas de la mayoría de la población.

Gracias a que los anapistas empataban el final de una campaña con el comienzo de la otra, la mística permanecía no obstante los embates de sus adversarios y las continuas crisis internas. Es destacable la experiencia que tenían los rojistas en la movilización de las masas desde la época del gobiemo militar. El departamento de propaganda, conocido como ODIPE, desplazaba, a los futuros sitios donde iría el Presi­dente, un número de expertos que se encargaban personalmente de que las manifes­taciones resultasen apoteósicas. Luego vino la acumulación de experiencias de las manifestaciones durante toda la década de los sesenta que proyectaron y promovieron cuadros de base que se especializaron en organizar manifestaciones. En 1969, ambas estrategias publicitarias fueron tenidas en cuenta.

En los Llanos Orientales, la ANAPO tenía motores humanos en perfecto funciona­miento. El general Luis Carlos Turriago, gobernador del Meta durante el gobiemo militar y senador de la república y Fanny González recorrían el departamento del Meta instalando comandos de las alas liberal y conservadora y tomando los respecti­vos juramentos de fidelidad. En Villavicencio una asamblea popular anapista presidi­da por delegaciones de los municipios y veredas conmemoró el 13 de junio y se apro­vechó la fecha para lanzar e inscribir la candidatura de Rojas en el municipio de Acacias7.

Los Llanos eran emblemáticos para Rojas por el exitoso proceso de paz de los años cincuenta; memoria que habían tratado de mantener los cualificados cuadros que el

7. Alerta, julio 28 de 1969, p. 4.

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movimiento tenía en la región. Con gozo recibió Villavicencio a la comitiva anapista el 16 de agosto de 1969. Alberto Zalamea instaló el Comando Liberal que contaría ahora con la participación del ex emerrelista Hernando Garavito Muñoz. Al grito de uno, dos, tres, Rojas otra vez, multitudes, cabalgatas, pólvora y automotores que acom­pañaban al candidato, hicieron parte de un gigantesco desfile desde las afueras de la ciudad hasta la Plazuela del Concejo. Allí en improvisada tarima se dio inicio al ritual de la palabra. Había razones de peso para darle vía libre a la memoria. El pasado fue utilizado por todos los oradores. Liberales y conservadores reconocían en los años del régimen militar una época de rehabilitación real para la región. Zalamea destacó la obra de los gobernadores militares y Arturo Villegas Giraldo ligó el futuro de la región a una segunda presidencia del general. Rojas evocó su contribución al desarrollo local y terminó su alocución con frenesí: "Si la providencia escogió un caraqueño para que con los llaneros colombianos le dieran a Colombia la libertad política, yo os pido llaneros que marchéis conmigo a conseguirle a Colombia la libertad económica"8.

La visita de los líderes anapistas nacionales al Meta se complementó con la ins­talación del Comando liberal regional, la toma de los juramentos respectivos, conferencias y un viaje exitoso a San Carlos de Guaroa y San José del Guaviare. Los líderes locales rememoraron la violencia de los años cuarenta y cincuenta y el adve­nimiento de la paz a la llegada de Rojas al poder; así mismo denunciaron el abandono en que se tenía a la región y confiaron en la futura presidencia de Rojas la rehabilita­ción del departamento.

El 29 de noviembre de 1969 se realizó en Villavicencio la Convención liberal de Vanguardia Roja, la forma que había tomado el ala liberal de la región. Asistieron más de 400 delegados procedentes de toda la región y proclamaron a Alberto Zalamea director nacional del liberalismo rojista. Los asistentes pasearon a hombros a Zalamea vivando al general Rojas, al liberalismo rojista y a los dirigentes locales Hernando Garavito Muñoz, Luis Carlos Turriago y Fanny González9. Un poco más adelante la dirección nacional del movimiento fortaleció el anapismo regional con la presencia de Humberto Silva Valdivieso.

En julio se creó el ala liberal de Aguachica, en el departamento del Cesar después de la visita del general Rojas a esa región en compañía de Milton Puentes, Arturo Villegas Giraldo y Manuel Bayona Canascal.

La segunda semana de noviembre los líderes de la ANAPO recorrieron el oriente y el centro de Antioquia. En el lugar de Rojas estuvo su hija María Eugenia acompaña­da de Benjamín Burgos Puche y Manuel Bayona Carrascal a los cuales se unieron infinidad de líderes locales. Se pasearon por territorios liberales y conservadores como Pedro por su casa. Su reconocido bipartidismo popular les permitió llegar lo mismo a la conservadora Marinilla que a la liberal Rionegro. Liberales y conservadores antes irreconciliables se alternaban en el uso de la palabra. Hablaron líderes de ambas alas del anapismo, hombres y mujeres, viejos y jóvenes. Esta vez los líderes de la dirección nacional del anapismo tuvieron el acompañamiento de reconocidos liberales como el médico Hernando Echeverri Mejía y el radioperiodista Gilberto Zapata Isaza.

Alerta, septiembre 15 de 1969, p. IhíA n ID 9. Ibid., p. 10.

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En Marinilla el Concejo en pleno escuchó los planteamientos de la dirigencia anapista. Llevaron la palabra la diputada del movimiento María Teresa Arango y el sacerdote Misael López. En Rionegro, santuario del viejo liberalismo, los anapistas celebraron con éxito un mitin en el Parque Córdoba. Visitaron también los poblados del Valle de Abuná. En Bello se incorporaron los líderes liberales Israel Santamaría y Orlando Durango. El Concejo de Copacabana sesionó especialmente para escuchar los planteamientos de la ANAPO. Presidieron manifestaciones en Sabaneta, Envigado, Barbosa y Girardota. Los líderes anapistas consideraron su marcha por Antioquia una premonición del triunfo en las elecciones del 19 de abril.

El paso por el departamento de Córdoba fue también exitoso. El 10 de noviembre una apoteósica manifestación recibió la comitiva anapista en el municipio de Caucasia. Una denominada Caravana de la Victoria se desplazó por la ciudad en medio de una gran algarabía: cabalgata, automotores engalanados con las insignias azul, blanco y rojo del movimiento, peatones marchando y portando pancartas arribaron a la plaza principal desde donde los jefes del anapismo se dirigieron a la ciudadanía. Al igual que en otros lugares, aquí había razones para tener muchos seguidores. Montelíbano, un municipio que recibió la delegación anapista con entusiasmo, fue creado por él durante su gobiemo. Se trataba de una zona bastante azotada por la violencia que obtuvo durante ese gobiemo su cuarto de hora de paz. Allí el ala liberal de la ANAPO garantizó la realización de una manifestación exitosa. La comitiva presidió concentra­ciones en Ayapel y Palotal. En Planeta Rica la manifestación no tuvo comparación, lugar hacia el cual se desplazaron los anapistas de Cereté, Ciénaga de Oro y Tienalta. En Montería, María Eugenia habló por los micrófonos de un programa radial y presidió después una imponente manifestación. Benjamín Burgos se dirigió a su gente seguido por la intervención de Bayona Canascal.

En San Andrés y Providencia Rojas tenía mucha simpatía, incluso entre sus gober­nantes. Todavía hoy su aeropuerto conserva el nombre del expresidente. De tal mane­ra que cuando Rojas visitó el archipiélago entre el 14 y el 17 de noviembre de 1969 fue fiesta cívica. El candidato se sorprendió al ver engalanada la ciudad con la simbología de su movimiento. Un imponente desfile más folclórico que político lo llevó del Aero­puerto al parque Morgan en el centro de la ciudad de San Andrés desde donde se dirigió a la multitud. En San Luis habló a los nativos en inglés, lo mismo hizo al día siguiente en Providencia. El lunes 17 se instaló el comando, comprometiendo a los anapistas del lugar a trabajar unidos por la candidatura de Rojas10.

Los días 21, 22 y 23 de noviembre, el general Rojas visitó la región de Barran-cabermeja, donde la organización del anapismo estaba consolidada en sus dos alas. Así que Rojas se desplazó por la zona en la competente compañía de los liberales Carlos Toledo Plata y Ciro Ríos Nieto y de los jefes conservadores Enrique Puyana Menéndez y Pedro Gómez Arenas11. Miles de personas recibieron a Rojas en el Parque Infantil. El médico y hombre de radio Eduardo García había preparado muy bien las cosas. Todos los discursos fueron transmitidos por la "Voz del Petróleo". El candidato de la ANAPO celebró varias reuniones con los comandos departamental y municipal y

10. Aleña, noviembre 30 de 1969, p. 2. 11. Estaban además: Samuel Moreno Díaz, Pedro Elias Ardila, Ciro Ríos Nieto, Pedro Gómez

Arenas, Jaime Ortiz Valdivieso, Alberto Ordóñez Galindo, Germán Villarreal y Uriel Gómez Aristizábal.

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se desplazó el sábado 22 a Puerto Wilches. Aquí intervino el dirigente Alberto Gómez Galindo y como en todas las manifestaciones que presidía Rojas no faltaron señoras que llevaron la palabra en nombre de los comandos femeninos. A Sabana de Torres, antiguo fortín del MRL, el general llegó por vía aérea. El municipio vivió una mañana de domingo muy animada. En las horas de la tarde Rojas y su comitiva aterrizaron en el municipio liberal de San Vicente. Aquí también hubo fiesta política. Fueron recibi­dos con pólvora y música. El pueblo estaba todo engalanado con las insignias de la ANAPO. Nadie contuvo la curiosidad de conocer al controvertido personaje. La gira de Rojas por esta zona liberal de Santander asustó al bipartidismo oficialista. Aquí conta­ba no sólo con la tradición beligerante de la zona sino además con un equipo exquisito de dirigentes: la gente de Eí Trópico.

El prestigio de la ANAPO permitía que se organizaran giras sin la presencia de Rojas o de su hija e igualmente la gente concurría a las manifestaciones. Así sucedió en el departamento de Sucre cuando fue visitado el 29 y 30 de noviembre por Manuel Bayona Canascal y Femando Pardo Quintana, conservador y liberal respectivamente. En Sincelejo, Sincé, Betulia, Ovejas, Monoa, Corozal y Sampués salieron a recibirlos y escucharlos tanto en plazas públicas como en recintos cenados. Una denominada mesa redonda en el Hotel Finzenú fue escuchada por un auditorio de 800 personas. La Voz de Sincelejo y Radio Sabana transmitieron los discursos y planteamientos de los dirigentes anapistas. El éxito se debió, como ya era costumbre, a la mística del rojismo local.

En el Huila trabajaban por la campaña de la ANAPO los capitanes Samuel Román Ramírez y Alfonso Hernández; el ex gaitanista y ex emenelista Marco A. Castaño, quienes organizaron en los comienzos de diciembre manifestaciones en Pitalito, San José de Isnos, Timaná y San Agustín.

José Jaramillo Giraldo y Jaime Piedrahíta recorrieron el occidente de Antioquia a finales de noviembre, acompañados por la plana mayor del anapismo antioqueño: Aldemar Giraldo, María Teresa Arango, Hernando Echeverri Mejía y Gilberto Zapata Isaza. Visitaron Dabeiba, Uramita, Apartado, Turbo, Frontino, Cañasgordas y Santafé de Antioquia. Hicieron manifestaciones, inauguraron casas rojistas, instalaron co­mandos liberales y conservadores. En Uramita contaron con Jesús Cadavid, antiguo jefe emerrelista de la zona. En Frontino José Jaramillo Giraldo recibió la adhesión de un grupo de antiguos emenelistas.

El 13 de diciembre el general Rojas acompañado de su esposa, del capitán Arman­do Becena y del dirigente del ala liberal Arturo Villegas Giraldo visitó el puerto de Leticia donde se inscribió formalmente su candidatura a la Presidencia.

Sin embargo, no faltaron los brotes de violencia durante la campaña. La ANAPO se vio obligada a escribir varios comunicados de protesta por el asesinato de sus líderes en el Valle, textos en los cuales tampoco faltaron elementos que coadyuvaban a la reafirmación de su estrategia propagandística para robustecer la imagen del gobiemo militar: "(...) el general Rojas, quien animado de una sincera sensibilidad social, rechaza el odio entre hermanos y censura la vigencia de sistemas que él eliminó como Presidente de Colombia cuando le dio al país Paz, Justicia y Libertad"12.

12. La ANAPO tuvo bajas sensibles en el curso de la campaña. El 27 de noviembre, víctima de un fulminante paro cardíaco, murió en Bogotá el representante anapista por el Meta Néstor Ramírez

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En el Valle la ANAPO hacía la campaña electoral con un solo comando departa­mental presidido por José Ignacio Giraldo. No obstante la presencia de la carismática Cecilia Muñoz Ricaurte conocida como "La Pelusa" que venía del MRL.

3 . El anapismo de Bogotá y Cundinamarca da las pautas

La ANAPO resultó ser un movimiento a través del cual se expresaba un sinnúmero de personalidades sin cabida en el sistema político oficial. Gracias a su permanencia muchos colombianos adversos al Frente Nacional tuvieron un espacio, distinto a la subversión armada, en el cual militar y promover sus tesis. Fue también un movimien­to de periódicos, de órganos de difusión altemos a la gran prensa desde donde tam­bién se expresaron otros ciudadanos que no cabían en el periodismo del estableci­miento. Promover periódicos era, además, una de las formas de llegar a la gente, trazar directrices, neutralizar la contrapropaganda y mostrar la majestuosidad de su crecimiento.

En 1969 el periódico del anapismo cambió de nombre. Al conocido Alianza Popular lo sucedió Alerta, bajo el mismo formato que el anterior y con las consignas: Alerta es un grito de batalla, Aíerta es la verdad impresa, Alerta pueblo colombiano, sintetizaba la coyuntura que vivía el país; por ello los anapistas llamaban a la población a estar alerta con lo que le podía pasar al país de no ser elegido Rojas presidente. En un principio circuló inegularmente autopresentándose como el periódico de los desposeídos de Bogotá y Cundinamarca. En septiembre, con un tiraje de treinta mil ejemplares, se convirtió en órgano oficial con cubrimiento nacional. Esta vez bajo la dirección de María Eugenia y la edición de Hernando Segura Perdomo y Mario Arango Jaramillo, se imprimía en los talleres de El Catolicismo. El periódico desplegaba las estruendosas manifestaciones del anapismo con fotografías en primera plana, y horadaba cada una de las medidas represivas del gobierno para denunciarlo y sacarse el clavo por las imputaciones de represiva que a su vez le hacían a la administración de Rojas. Impu­taciones que fueron perdiendo significado en la medida en que el Frente Nacional acudía a iguales o peores métodos represivos. Justamente durante los años del Frente Nacional se sofistican las formas represivas del Estado, la persecución y vejámenes de los servicios secretos son tan siniestros y cotidianos como regulares los consejos de guena del Ejército contra la oposición más radical del país.

En todos los departamentos la campaña electoral se desarrollaba con vehemencia y virulencia y, como lo hemos anotado, en todos ellos la ANAPO tenía buenos gallos de pelea, pero no podía descuidar a Bogotá y Cundinamarca, plaza fuerte, de curtidos zorros políticos. Aquí estaba, al pie de todo, María Eugenia, incomparable por su tenacidad y permanencia, por sus formas de llegar a la gente de abajo y sobre todo por su constancia. Sin duda a ella se debía la cooptación popular de ambos partidos que había convertido a Bogotá en la meca del movimiento anapista. Desde entonces Bo­gotá pautaba política y culturalmente. Si la influencia del anapismo en la capital era

Vélez y el 5 de diciembre de 1969 fue asesinado en Pereira el senador anapista Jaime Sáenz Hurtado por un joven de 20 años. Al parecer no hubo móviles políticos. Véase Aíerta, julio 29 de 1969, p. 4 y diciembre 15 de 1969.

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considerable, lo sería también en el resto de las capitales. El parlamentario y médico Alvaro Ramos Murillo y el periodista Alberto Zalamea fueron designados coordinado­res conservador y liberal respectivamente de la campaña en el Distrito y en el Depar­tamento de Cundinamarca13.

El líder del anapismo liberal Alberto Zalamea hizo un llamado a la clase media conformada por profesionales, industriales, agricultores y universitarios para que se vincularan a la ANAPO. Le preocupaba que la ANAPO no llegase a esta clase de la misma manera como llegaba a las clases bajas de la población. Al fin y al cabo esa había sido una de sus preocupaciones en su cañera política. Los resultados electorales terminarán dándole la razón a Zalamea.

María Eugenia, Alvaro Ramos y Alberto Zalamea se desplazaron también a lo largo y ancho del departamento de Cundinamarca. En agosto cubrieron las provincias del Guavio y Tequendama dejando en marcha los comandos de dichas regiones. Aquí no se crearon comandos según las alas del movimiento, sino que se unificaron y se procedió a proclamar la candidatura del general Rojas. En septiembre estuvieron en la Provincia de Guaduas e instalaron comandos liberales en los pueblos de Guaduas y Chaguaní; lo mismo hicieron en los municipios aledaños a Bogotá, Bosa y Soacha. Además, donde las condiciones culturales y políticas lo permitieron fueron creados comandos del ala liberal. En agosto se constituyeron los de Duitama y Sogamoso, en Boyacá.

Los comandos hacían las veces de sociabilidades que servían para que la gente de los banios se reuniera. Por ejemplo, no faltaron los costureros de mujeres analistas integrados por niñas y por mujeres mayores. Alberto Zalamea se desplazó a fines de noviembre a Yacopí, La Palma y Pacho. Fue recibido con desfiles, realizó manifestacio­nes, convocó a la juventud liberal a sumarse al anapismo en una conferencia en el Teatro de Pacho; reorganizó e instaló comandos del ala liberal. Rojas Pinilla llegó a esta población el seis de diciembre, donde reinaba el ambiente favorable dejado por Zalamea, en compañía de una amplísima comitiva. El floreciente municipio vivió un sábado de fiesta. El candidato visitó el mismo día la población de Zipaquirá. La Plaza de los Comuneros desde donde hablaron los jefes del movimiento estaba adornada con gallardetes, banderas, festones y pancartas.

El oriente de Cundinamarca fue visitado por Rojas el ocho de diciembre. En Cáqueza se reunió aquel día la gente de la ANAPO convocada por los senadores Excelino Gutiérrez y José de Jesús Bejarano, quienes llevaron la palabra además de Manuel Bayona Canascal y Alberto Zalamea.

3.1. El sur de Bogotá, fortín y esperanza del anapismo

María Eugenia, designada directora nacional de la campaña, concentró su activi­dad en la reorganización, carnetización y revítalización del movimiento en Cundina­marca y Bogotá, ANAPO desplegó brigadas para ofrecer servicios médicos y odontológicos

13. El Distrito Especial de Bogotá fue dividido en 13 zonas. Hernando Segura Perdomo, Mario Arango y Gloria Uribe fueron designados directores de propaganda. Entre los más destacados diri­gentes de Bogotá vale la pena destacar a: Gregorio Duarte, Carlos Monroy Reyes, Octavio Belalcázar, Carlos Bula, Joaquín Mejía Figueredo, Georgina Ballesteros de Gaitán, entre tantos.

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gratuitos en los barrios pobres. El Instituto de Capacitación reanudó sus labores bajo la dirección de Mario Arango14. El anapismo le prestó especial atención al sur de Bogotá. Desde sus inicios en 1961, el rojismo colocó gran atención a la nueva ciudad que se erigía al sur, conformada por los desplazados de entonces. Para finales de la década podía ya recoger sus frutos. Un enjambre de líderes populares movilizaba los barrios pobres del sector, hombres con edades entre los 35 y 40 años y mujeres sobre quienes recaía el peso de sus hogares. Entre los dirigentes locales, se encontraban militares retirados.

La mayoría de los barrios estaban en formación, era difícil llegar a muchos de ellos, pero los líderes se las ingeniaron para conquistar el corazón de la gente con brigadas de salud. En los barrios Claret, Carmen, Tunjuelito, Inglés, Muzú, Quiroga tenían cuadros populares que se encargaban de movilizar la población a las concen­traciones populares a escuchar a María Eugenia y a Alberto Zalamea. En el barrio Claret el anapismo tenía su principal centro de operaciones que atendía a la gente del sur. Allí funcionaba un local para la asistencia médica, odontológica y jurídica. Los festivales bailables que se organizaban todos los fines de semana cumplían la doble función de recoger fondos para la campaña y servían de socialización de la militancia, los anapistas de la base se codeaban con los líderes medios y tenían la oportunidad de tocar y ver a María Eugenia que pasaba y repasaba sin cesar por los barrios. Como se verá más adelante, la ANAPO recogerá los frutos de esta inversión de energía en el sur de Bogotá en las elecciones del 19 de abril.

4. Un 20 de julio distinto

En la sesión inaugural del Congreso, el 20 de julio de 1969, los anapistas presenta­ron, como siempre lo hacían pero sin el ruido de siempre, una constancia en donde manifestaron que irían con el nombre de Rojas Pinilla como candidato del movimien­to a la presidencia y prometieron no aprobar ninguna medida tributaria. En efecto se opusieron al paquete tributario presentado por el gobiemo a finales de agosto15. Su oposición incidió en el retiro de las medidas por parte del gobiemo, lo cual fue cele­brado por el anapismo como triunfo suyo. Sin embargo, el show en el Congreso esta vez estuvo a cargo del senador José Ignacio Vives Echeverría. En cambio, la ANAPO deci­dió hacer el suyo en la calle. En la que fuera la antigua Casa Gaitanista se instaló el 20 de julio de 1969 en Bogotá la Casa Rojista en medio de un ambiente festivo propio de las celebraciones anapistas: música de viento, desfiles, pólvora, niñas y jovencitas engalanadas de pies a cabeza con los colores del movimiento. Delegaciones de los barrios de la ciudad y de municipios aledaños llegaron portando pancartas con letre­ros: Ayer con Gaitán, hoy con Rojas; el obrerismo con Rojas, El estudiantado con Rojas, el campesinado con Rojas, el liberalismo con Rojas, el conservatismo con Rojas. El General, quien apareció en medio de un frenesí político soltó al aire palomas blancas signifi­cando su compromiso con la paz de los colombianos. Después de inaugurada la nueva sede la plana mayor del anapismo regional encabezó un pomposo desfile que tomó la

14. Alerta, octubre 31 de 1969, p. 4. 15. Véase constancia en: Anales del Congreso, agosto 27 de 1969, p. 571.

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carrera séptima. Al compás de himnos pasaron por el Capitolio Nacional y llegando a las instalaciones de Eí Tiempo Alberto Zalamea improvisó un discurso alternando con los gritos de Rojas sí otro no de los manifestantes. Más adelante, cuando pasaron por la sede de Belisario Betancur, Zalamea volvió y habló alternando esta vez con los gritos de la multitud de Rojas sí, Belisario no. La manifestación terminó en la residencia del general Rojas quien salió al balcón a saludar a la muchedumbre que al verlo entonó el bimno nacional y agitó pañuelos blancos. Zalamea intervino destacando la presencia del pueblo en la calle, dando paso a la alocución del general Rojas quien ya había hablado en la mañana durante la inauguración de la sede del movimiento.

5. Las mujeres del General

Otra vez en los campos, después del sufrimiento, está el maíz y el trigo, en tu espada naciendo: campesinas, obreras, te ofrecerán sus hijos, y serán las mujeres tu mejor regimiento16.

Los anapistas no descuidaron entre sus convocados a las mujeres. Sin duda la ANAPO era un movimiento de hombres. Pero las mujeres jugaron un papel destacado. Militaban apasionadamente y dinamizaban la organización de eventos, eran eficaces en la consecución de nuevos adeptos y en la preservación y reproducción de la memo­ria. Su papel de madres evocaba los gratos recuerdos de una época de abundancia, una vida menos cara y un ex presidente vinculado a los aguinaldos que recibían los niños en las navidades. Se las encontraba por montones en las manifestaciones y en los comandos populares. Además, la recepción por parte de los pobres de la imagen de María Eugenia, quien daba al movimiento un aura familiar y hogareña, era positiva. La imagen que María Eugenia proyectaba era la de una gran movilizadora de masas que legitimaba su alias de capitana, y la de una mujer que se las arreglaba para el ejercicio de múltiples roles: fiel esposa, madre, leal hija del General, alma y vida de la ANAPO. No era la estampa de una mujer revolucionaria prototipo de los nuevos tiem­pos. Era una señora de edad media que aparecía en los afiches, en las tarjetas de año nuevo o en los almanaques al lado de sus dos pequeños, Iván y Samuel; no aparecía el esposo. Pero esto daba un mensaje que podía leerse de variadas formas: ¿madre solte­ra? Muy posible. Era la imagen de una mujer con hijos que también hacía política para ayudar a los de abajo como siempre lo había hecho.

Gracias a MER la ANAPO le había movido el piso al liberalismo en Bogotá, bastión de ese partido, desde 1964. Había penetrado el corazón de los colombianos de abajo desde su época de directora de SENDAS en el gobierno de su padre y se le identificaba también por su lucha en favor del reconocimiento de los derechos civiles y políticos de la mujer colombiana. Con ella y con su padre este derecho había sido una realidad17. Su madre tenía la primera cédula otorgada por el gobierno de Rojas Pinilla a las mujeres y ella la segunda; la tercera le había correspondido a la esposa del controver-

16. Estrofa de una poesía leída por la poetisa Anita Díaz en el Primer Congreso de Mujeres realizado en Bogotá en agosto de 1969.

17. La ANAC, Asamblea Nacional Constituyente aprobó y firmó el Acto Legislativo NQ 3 del 25 de agosto de 1954 que otorgó a la mujer la plenitud de sus derechos ciudadanos.

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tido Lucio Pabón Núñez, doña Lucila de Pabón, y la cuarta a la esposa del actual candidato conservador Evaristo Sourdís, la señora Adelaida Nájera de Sourdís.

Estaban además otras mujeres aguerridas que pautaban mensajes descifrados por el pueblo: la controvertida Josefina Valencia de Hubach, hermana del expresidente GuiUermo León Valencia, rojista desde la época del régimen militar cuando fue la primera gobernadora en Colombia y la primera ministra de Educación. Doña Georgina Ballesteros de Gaitán también dinamizaba el debate de los anapistas. En el gobierno de Rojas, además, hubo mujeres constituyentes y una mujer magistrado, la liberal Aydée Anzola Linares o figuras como la dirigente nacional Edel Téllez. Esto para referirnos sólo a las rojistas de arriba. Entre los cuadros medios Carmen Alicia López en Pasto movía las barriadas de la ciudad lo mismo que las diputadas Dacier Arango, en Cali; María Teresa Arango, en Antioquia, Rosaura Caballero, en Cundinamarca; la barranquillera María Arango de Meyer, la chucureña Gabriela de Ramírez, la poetiza Anita Díaz en el centro del país; la antioqueña Martha Álzate de Escobar; la llanera Fanny González, la tulueña Bárbara de Cataño, la palmireña Carlina Echeverry de Cadavid, la cundinamarquesa Amelia Amado.

Desde los tiempos de su gobierno, Rojas aparecía en las fotografías de palacio en compañía de sus dos mujeres: Doña Carola, su esposa, y María Fugenia, su hija. Sus hijos varones no los conoció el país. Doña Carola no figuraba como hubiera podido hacerlo. Prefirió que su lugar fuera ocupado, como en efecto lo fue, por su hija. La imagen de un Rojas bendito entre las mujeres permanecía. Su vida pública, sus intentos de reivindicación social exitosos o fallidos, su aura de mártir viviente, la imagen que proyectaba de hombre de hogar, su pensamiento conservador lo mismo que su conduc­ta, todo lo que envolvía su personalidad pública y privada atraía a las mujeres colom­bianas, les daba la seguridad y la confianza para el futuro que no encontraron en el Frente Nacional. A ellas se debió en buena parte la conservación y difusión de una memoria que el establecimiento pretendía ocultar y borrar. Claro, se abultaba la me­moria, pero permanecía y era aprovechada para efectos del proselitismo político. Para una sociedad inestable, de tránsito, como era la colombiana de entonces, el espíritu conservador de la mujer se identificaba con los significados de la vida de Rojas. Cu­riosamente, en esa sociedad machista en la que se movían las mujeres de los anapistas, ellas sentían grados de libertad por tratarse en su mayoría de mujeres casadas y en edades media o avanzada, ya que podían estar en las manifestaciones de la ANAPO con el pleno consentimiento de sus esposos que también comulgaban con el general.

Las mujeres, por su misma situación de amas de casa de tiempo completo tenían sobradas razones para apoyar o expresar simpatía por Rojas. En los recuerdos de las mujeres pesaba una época de comida barata, los años del proceso de paz y con él el regreso de muchas de ellas a sus lugares de origen, en contraste a su actual situación de estar relegadas a las funciones del hogar y a la atención de numerosos hijos duran­te los aguinaldos. La campaña del 70, que tenía entre sus ejes principales el de la conservación de la memoria les obligaba a exponer la suya en público.

5.1. El primer congreso de mujeres anapistas

Por lo anterior se demuestra que los rojistas no improvisaban en materia femenina cuando convocaron el Primer Congreso de Mujeres que se llevó a cabo en el Salón Elíptico del Congreso el 23 de agosto de 1969. Se celebraba el decimoquinto aniversa-

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rio del acto emanado de la Constituyente que otorgó a la mujer colombiana el dere­cho de ciudadanía bajo el gobierno de Rojas. Llegaron delegaciones femeninas de todos los rincones ataviadas con sus trajes típicos que servían de decoración a la belleza humana en el recinto. En los discursos se rememoró y se reconoció el gesto de Rojas de haberle concedido los derechos ciudadanos a la mujer. Fue un acto más en la batalla por la memoria en que se había convertido la campaña electoral. El estableci­miento no se cansaba de desmentir a los anapistas que reclamaban para su jefe el reconocimiento de los derechos civiles y políticos de la mujer en Colombia. La Asam­blea femeninaproclamó solemnemente la candidatura de Rojas y juró no ser inferior al momento que vivía la patria. Georgina Ballesteros, quien tomó el juramento a las mujeres manifestó:

Señor general Rojas Pinilla: la familia liberal y la familia conservadora, al hacerse partí­cipe de esta proclamación, deposita en usted todas sus aspiraciones porque está segura que el poder calmará el hambre de educación, el ansia de libertad, la sed de justicia y la miseria que oprime al pueblo colombiano18.

Las mujeres anapistas hablaron también de la naturaleza del anapismo:

ANAPO es un movimiento místicamente pobre, porque es del pueblo y de las clases menos favorecidas económicamente. Pero al mismo tiempo es libre, porque en forma espontá­nea ya hizo su elección: su único candidato es el señor General Gustavo Rojas Pinilla, cuya propaganda electoral será modesta, pero grandiosa y elocuente, porque la hace el propio pueblo19.

En esta ocasión el general Rojas evocó la ironía que envolvía el hecho de realizar­se el evento en el mismo lugar en que la mujer había ganado sus derechos y él perdido los suyos: el Salón Elíptico del Capitolio Nacional. Les habló sobre lo que ellas querían escuchar: la maternidad como lo más sublime que existe en el mundo y cómo cual­quier precio era poco para pagarle a la mujer ese sacrificio. Agregó no poder olvidar que desde su llegada a la Presidencia de la República, la mujer era la verdadera víctima del subdesarrollo colombiano, la violencia política, la violencia económica y de todos los peligros que afectaban a la república. Se intenogaba a sí mismo "¿Acaso nosotros como hijos podemos negar que la verdadera reina del hogar es la madre?"; y continuaba afirmando: "Yo como soldado, que soy enemigo de la violencia, tengo que estar al lado de vosotras para defenderos, para reivindicaros y para que lleguéis a ocupar puestos que os corresponden con los mismos derechos que tienen los hombres, me coloco a vuestro lado para defenderlas y para asegurarles que alcancen el status que merecen con los mismos derechos de los hombres"20. Después del evento, como sucedía siempre, se organizaba una manifestación en dirección a la residencia de Rojas. Mientras llegaban, los manifestantes formaban la algarabía por las calles e im­provisaban tribunas a lo largo de la carrera séptima. En casa del general volvían y hablaban como si nada. Al final toda la ciudad se enteraba y la prensa oficial no podía guardar silencio.

18. Alerta, septiembre 15 de 1969, p. 5. 19. Intervención de la poetisa Anita Rodríguez. Véase Alerta, septiembre 15 de 1969, p. 20. Ibid., p. 8.

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Otra razón para la apelación de los anapistas a las mujeres es que constituían la mayoría de la población. Durante el Frente Nacional ellas fueron quienes definieron la composición de los cuerpos legislativos y por supuesto inclinaban la votación presi­dencial hacia su lado. Para 1970 cuatro millones y medio de mujeres estaban en capa­cidad de votar. Por eso la propaganda política de todos los partidos invitaba a que inscribieran sus cédulas. Pero no se trataba sólo de apelación a las mujeres. Estas no eran pasivas. Su vinculación se debía también al imperativo de los nuevos tiempos que les exigía levantar sus voces para reclamar educación para sus hijos, techo para sus hogares, salud pública y el pan de cada día. Estas posibilidades eran las que ellas leían en un futuro gobiemo de Rojas y en el papel que allí podía jugar María Eugenia, ese era el contenido del carisma que ésta poseía. Por eso en la medida en que fue avanzando la campaña, la vinculación de la mujer a las actividades proselitistas fue desbordante. No estaban relegadas simplemente a la confección de los adornos para la decoración de los eventos políticos o para la preparación de las papeletas de vota­ción sino que se fueron integrando a las giras hasta el punto de no haber manifesta­ción en donde no llevaran la palabra. La política al lado del general Rojas las capacitó en el arte de dirigirse a las multitudes. Las hubo fogosas y rebeldes. Fanny González, la popular dirigente liberal del Meta, se convirtió en una mujer de tribuna. Enarboló las banderas de las reivindicaciones populares del departamento y junto con los emenelistas locales vociferó donde pudo a favor de la revolución social.

Estando próximas las elecciones del 19 de abril, Occidente, el diario caleño al servicio de la candidatura de Sourdís, reconoció los méritos de MER considerándola "la caudillo más importante que ha nacido en este país en toda su historia republica­na". Y comparó la parábola de su vida con los objetivos de la vida del líder nacionalis­ta de derecha español José Antonio Primo de Rivera:

El caudillo español se vinculó a la vida pública y concretamente a la política acicateado por el nobilísimo y bello propósito de reivindicar la memoria de su padre el dictador Miguel Primo de Rivera, contra la conspiración de los enanos que lo responsabilizaron a él y a su régimen de muchos crímenes y delitos contra la Madre Patria. Y que el general desde luego, nunca cometió. Todo lo contrario: los seis años de su dictadura fueron de los más prósperos para España. La incursión de María Eugenia en la política se asemeja mucho a la de José Antonio. No sólo porque la motivación es exacta, es decir devolverle a su padre la reputación, el prestigio y los derechos y dignidades ciudadanos, sino porque muchas de las ideas, del estilo y la estrategia del caudillo fueron copiadas por ANAPO. Incluso la organización de sus cuadros es bastante similar a la de Falange Española de la J.O.N.S.21.

La atención del anapismo al voto de las mujeres se expresó en la organización de Comandos femeninos por todas partes. Estaban bajo la coordinación nacional de Ruth de Bej araño que visitaba las provincias instalando comités barriales femeninos y con­venciendo a las anapistas de la necesidad de vigilar los escrutinios del 19 de abril ante el peligro del fraude.

Para el cuatro de abril de 1970, a pocos días de las elecciones, las mujeres anapistas recibieron de MER una convocatoria para desfilar juntas hacia la Plaza de Bolívar. La

21. Véase Alerta, marzo 19 de 1970, p. 12.

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directora de la campaña anapista les insistía en la necesidad de desempeñar un papel preponderante en el desanollo de la política nacional:

A todas las espero ese día-decía la invitación-. Yo encabezaré el desfile. Iré acompañada por las madres, por las esposas, por las hijas, por las estudiantes; por las mujeres que quieren una patria mejor [...]. Ahora quiero que públicamente expresen su descontento; que salgan a las calles a mostrar sus heridas, a enjugar sus lágrimas. Yo soy ahora la que voy a acompañarlas en esta dura empresa de cambiar el orden injusto que nos oprime por un orden nuevo, para bien de nuestros esposos, de nuestros padres, de nuestros hijos22.

Así, en la misma fecha miles de mujeres rojistas desfilaron por la carrera séptima hasta unirse en la Plaza de Bolívar con la multitud anapista que asistía a la denomina­da Manifestación de la victoria.

Las mujeres anapistas que se expresaban en "Aquí Nosotras", una columna que aparecía cotidianamente en Alerta, acusaron al presidente Lleras de machista por no tenerlas en cuenta entre sus colaboradores principales en ministerios, gobernaciones y demás organismos de la administración pública. Denunciaron el no reconocerle a la mujer capacidad para desempeñar funciones serias. Agregaron además: "Y hace bien el Presidente en no creer en nosotras porque tampoco nosotras creemos en él. Y, por fortuna, gracias a su machismo gubernamental, no estamos comprometidas en una administración que pasará a la historia como la más despótica, la más impopular y deshumanizada que haya padecido el país desde sus orígenes"23.

En cartas recogidas en la mencionada columna las mujeres explicaron una y otra vez las razones que las llevaban a votar por el general Rojas. Las liberales le recono­cían a los varones de esa colectividad el haber salvado al partido en los aciagos años de la violencia y hacían constatar que sólo él estaba comprometido con el pueblo en el deseo de mejorar sus condiciones de vida.

Una mujer de la que se esperaba mucho en el país, Gloria Gaitán, la hija de Jorge Eliécer Gaitán y que para entonces estaba casada con el líder del Movimiento Socia­lista Colombiano, Luis Emiro Valencia, manifestaba sentir admiración por MER:

Yo considero que ella constituye un ejemplo para todas las mujeres, y especialmente para las que queremos hacer política. Los resultados positivos de la ANAPO se deben en gran parte a su inteligencia y a su capacidad. Personalmente me subyuga como rasgo esencial de su personalidad esa sensación de honestidad que ella irradia. Es una mujer que inspira confianza, y yo creo que eso es lo que hace que el pueblo la siga con tanto entusiasmo. Además, me parece sumamente respetable su actitud, al luchar por años hasta obtener la reivindicación de su padre. Y yo creo que en ese aspecto nos une un cierto paralelo. En ella, la determinación de no dejar que vapulearan a su padre, y en mí la protesta continua para que no se traicione el pensamiento de Gaitán y no se deforme su ideología ni sus propósitos políticos24.

Antes de finalizar la campaña de 1970, la prensa anapista se dirigió a las madres colombianas en una propaganda del siguiente estilo:

22. Alerta, abril 2 de 1970, p. 3. 23. Alerta, abril 3 de 1970, p. 2. 24. Alerta, abril 9 de 1970, p. 5.

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[...] ayudadnos con vuestro voto a salvar a Colombia de la explotación inmisericorde de que están siendo víctimas vuestros esposos, vuestros hijos. / Ayúdanos con vuestro voto para obtener educación gratuita pata todos los niños colombianos/ Ayúdanos con vues­tro voto para que se opere el gran cambio en el gobierno colombiano en el que ha imperado la mentira, la injusticia, el sectarismo político, el enriquecimiento cada vez mayor de la oligarquía a costa de los sacrificios del pueblo trabajador para el que cada día aumentan los costos de la vida, los impuestos, la intensidad en el trabajo, frente a los salarios de hambre con que son compensados sus esfuerzos, sin olvidar que todos aque­llos que la vida los ha colocado por encima de los 40 años de edad no tienen derecho a trabajar, a sostener sus familias, a vivir como ciudadanos / Ayúdanos con vuestros votos pata asegurar el futuro de vuestros esposos, de vuestros hijos / Por una Colombia justa!/ ¡Con Rojas al poder!25.

6. Eí Trópico, alma y vida del anapismo san tandereano (dos)

Eí Trópico, ese periódico de San Vicente de Chucurí fue convirtiéndose en un aliado de los campesinos y de los pobres, no sólo por escribir a su favor sino por colabo­rar en la solución de problemas inmediatos a través de una idea de factura anapista y nueva para San Vicente: las Brigadas cívico-sociales. Desde febrero de 1969 el periódi­co se embarcó en esta actividad: "Las campañas cívico sociales de El Trópico no tie­nen otro interés que el de prestar un servicio gratuito a la gente más necesitada de nuestro pueblo: los campesinos", explicó el periódico26. Las brigadas llevaban asisten­cia médica, odontológica y de saneamiento a los pobladores de veredas aledañas a San Vicente. Médicos, peluqueros, enfermeras colaborarán en este servicio social. Vacunas y drogas eran repartidas entre los campesinos. Más tarde se asistió a los campesinos en asuntos veterinarios: castración bobina, equina y demás especies, tra­tamiento para parásitos en sus ganados, vacunación, etc.

Al cumplir Eí Trópico un año de labores, su director se dirigió a Eí Espectador para explicar sus logros:

Se ha logrado un servicio para aproximadas 700 personas entre niños y adultos que se beneficiaron con más de mil exodoncias, 320 vacunas diferentes, 320 consultas médicas, 135 muestras de sangre para análisis, 400 cortes de pelo, más de $ 15.000 en drogas donadas por el centro de salud, más de $2.500 entre cuadernos, libros y catecismos obsequiados por la Cooperativa de Ahorro y Crédito de San Vicente y el Almacén Lolanna del señor Guillermo Bayona Centeno. / También hemos visto solución a varias anomalías y un poco de mejor atención de parte de las autoridades para con los proble­mas sociales que criticamos; y, lo principal para nosotros, que los habitantes han tenido conciencia de sus deberes y derechos y acuden a nosotros para anunciar sus obras de adelanto así como sus necesidades27.

Jaime Ramírez, inspirador del periódico, había tocado las puertas del Director de CARE en Colombia para procurar apoyo en la creación de comedores infantiles en las veredas del municipio. En el texto de la misiva, el director del periódico argumentaba:

25. Ibid. 26. El Trópico, febrero 9 de 1969, p. 2. 27. Carta enviada por Jaime Ramírez al director de El Espectador, San Vicente, agosto 20 de

1969. Del archivo de El Trópico.

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En la población de San Vicente hay gran cantidad de niños desnutridos, cuyas familias carecen completamente de recursos para su mediana subsistencia; por tal motivo solicito a usted el envío de alimentos, leche en polvo, aceites, enlatados que serán distribuidos también en las veredas durante las campañas o brigadas cívico-sociales de Eí Trópico en las cuales personalmente como odontólogo que soy y con la colaboración de enfermeras, médicos, peluqueros, he realizado y lo seguiré haciendo, una labor que beneficia a los campesinos28.

En otra carta enviada a un influyente amigo suyo, Ramírez anotaba:

Además le acompaño copia de la carta que le envié al señor Peter J. Reis, director del CARE en Colombia, de acuerdo a la petición de un comedor infantil en la vereda La Colorada. / Sé agradecer a usted toda su ayuda que me preste para conseguir dicho comedor a nombre de El Trópico, pues es mi anhelo poder ir realizando o consiguiendo obras a nombre del periódico, y así dejar una huella de su paso por esta tropical ciudad suya y de sus padres fundadores de la misma29.

Gracias a sus iniciativas sociales, Jaime Ramírez ganó reconocimiento en toda la provincia. Se convirtió en un personaje codiciado por las agrupaciones políticas disi­dentes de los partidos tradicionales. Sin embargo, se granjeó la animadversión de las élites locales y provinciales. El macartismo no demoró. El y sus amigos fueron tacha­dos, en volantes, desde inexpertos, amorales, maniáticos y frustrados, hasta delin­cuentes y nido de crápulas.

Néstor Díaz Ballesteros, el cura párroco de la localidad denunció a El Trópico como "periódico nauseabundo, ateo, antirreligioso, amoral, izquierdista, dirigido por amargados sociales", por el solo hecho de haber pedido sus editores la iniciación del hospital de caridad de San Vicente en lugar de la construcción de la casa cural. Ramírez contestó:

[...] este mismo amargado social ha tomado la rienda en la organización de las brigadas cívico sociales de Eí Trópico donde con asocio de distinguidísimos galenos, de enferme­ros, de peluqueros y del suscrito como odontólogo está tratando de calmar un poco las innumerables dolencias de nuestros semejantes tal como la misma religión y Dios lo mandan y lo exigen30.

De nuevo se hicieron circular volantes por la región. Esta vez estaban firmados por un grupo que se autollamaba Chucureños francos y en un estilo menos elaborado que los primeros manifiestos del liberalismo oficial:

Dirigidos para montar la infamia y la discordia por ese torpe e ignorante secuestrador y explotador de las sanas mentes campesinas, que no comprenden sus "Mal intencionadas brigadas" con ideas de un cerebro pútrido, víctima en muchas ocasiones de su propio invento, por traficar con la falsedad y la mentira, ante la ignorancia de sus pocos y propios seguidores. Nido de crápulas sin ningún respaldo ciudadano, que pretenden ser los abanderados de la próxima administración y que están convencidos en solidarizar un pueblo, pueblo que los ha descalificado por sus procederes poco honestos y sin funda­mentos sólidos pero muy mendaces31.

28. Carta de Jaime Ramírez Ramírez, director de El Trópico a Peter J. Reiz, Director de CARE en Colombia. San Vicente, septiembre 30 de 1969, archivo de la familia Ramírez Rueda.

29. Del archivo de El Trópico. 30. Eí Trópico, marzo 23 de 1969, p. 2. 31. Del archivo de El Trópico.

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Como anotamos atrás, el San Vicente de Chucurí de El Trópico giraba en tomo a Barrancabermeja, sitio también de tradición reivindicativa de derechos sociales. Esta ciudad era prácticamente la capital de la provincia. Allí, Luis Eduardo García Rue­da, hombre de radio proveniente del MRL estaba atento a las actividades cívicas de Ramírez. El locutor cautivaba a sus oyentes a través de "La Voz del Petróleo". Casimiro Comenta, un programa suyo de humor político era cotidianamente sintonizado por la población. La lucha social terminó acercando a García Rueda y Jaime Ramírez y ambos terminaron abriéndose espacio en el anapismo de la región pasando a nutrir un selecto grupo ya combativo integrado por Carlos Toledo Plata, Alberto Ordóñez Galindo, Ciro Ríos Nieto, entre otros.

La llegada de Jaime Ramírez con su gente, con su periódico y con su influencia fue de gran importancia para la ANAPO. El carácter de reivindicación regionalista que le había dado Betancur a su campaña empezó interesando a El Trópico, pero termina­ron por escoger a Rojas que gracias a este hecho conquistó la beligerancia de esta provincia. Ramírez iría en segundo renglón para la Asamblea Departamental y en primero para el concejo de la localidad. Entraba por lo alto a un movimiento que le permitiría conservar el liderazgo que intrépidamente había conquistado. Pero no se trataba sólo de Jaime Ramírez. El periódico era expresión de una generación de jóve­nes intrépidos cuya procedencia política era bipartidista como la de los anapistas:

Los directivos de El Trópico tenemos nuestro color partidista, y para satisfacer curiosida­des repetimos que el Director, así como Jaime León Pinilla y Edmundo Orduz Monroy, pertenecemos al Partido Liberal, y José Joaquín Forero Navas y Luis José Otero Ardila, al conservador. Pero unidos, eso sí, para exigir lo que San Vicente merece y para solicitar cambios de funcionarios ineptos así sean de cualesquiera de los partidos políticos32.

La opción de los editores del periódico por la ANAPO arreció la animadversión de los frentenacionalistas. No faltó el bloqueo a su circulación. Un campesino manifestó a la redacción su preocupación:

Señor Director de El Trópico D. Jaime Ramírez R. Estimado señor y amigo quiero decirle que no se porque razón no me llegó el trópico esta semana, muchos me preguntan que si el trópico se acabó que ya no llega, hasta hoy juebes 27 de nobiembre no lo é recibido ni me puedo imaginar el motibo porque yo se que en San Vicente vendieron trópico33.

La conversión de los editores de El Trópico a la ANAPO arrastró a sus lectores campesinos. Como se debe haber intuido, el liderazgo campesino que dialogaba con el periódico, aunque expresaba sus ideas en un lenguaje no suficientemente elaborado, era un contertulio formado en el discurso de la disidencia liberal de corte gaitanista. Pasar a la retórica anapista, por ello, no les fue difícil. En sus escritos están los discur­sos de otros tiempos, discursos que ellos escucharon y a los que se afiliaron cuando eran jóvenes:

El señor Gómez quiso reunir el personal de la vereda en la escuela de la misma para presidirles una manifestación a nombre de las oligarquías liverales y concervadoras pero

32. El Trópico, julio 20 de 1969, p. 2. 33. Carta de RAMA a Jaime Ramírez, noviembre 27 de 1969.

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resulta que ese día nadie se asomó por ahí a hoir al político liveral oligarca. El político Gómez petdio todo su sacrificio de tener que caminar 3 horas de camino, el pierde todo su esfuerzo que hagan porque con el casique Noel Acevedo lo pasan disiendo los domindos a la hora de la pesa que para los anapistas la carne la va a poner mas cara, dise el casique Noel, y el tal gomes dise que los que voten por ANAPO es perdido pero quien sabe si el pueblo estara sometido a aguantar más ambre y miseria por los especuladorese34.

N o es casual que Yarima, uno de los sitios de donde llegaba correspondencia al periódico fuera un corregimiento cuyo parque principal estaba presidido por una esta­tua de Jorge Eliécer Gaitán, la cual el corresponsal mencionaba con frecuencia para poner de presente todo el mundo simbólico que entrañaba tal evocación: "(...) este parque donde está levantada la egregia figura inmemorable imagen del insigne cau­dillo sacrificado el 9 de abril de 1948 Jorge Eliécer Gaitán (...)"35.

7. Rojas quiere cooptar el clero rebelde

En la medida en que avanzaba la segunda mitad de 1969 la represión oficial se hacía más ofensiva. Sacerdotes y estudiantes rebeldes estaban en la mira de los orga­nismos represivos. A mediados de octubre los sacerdotes católicos Rene García, Vi­cente Mejía, Manuel Álzate y Luis Correa fueron encarcelados en Medellín y someti­dos a torturas por parte del Departamento Administrativo de Seguridad, DAS. Los anapistas denunciaron al Frente Nacional por violación de los derechos humanos "al perseguir en forma salvaje a los distinguidos levitas que han denunciado la corrup­ción e inmoralidad e ineficacia del Gobierno"36. Rojas había legitimado la conducta del clero rebelde:

El clero joven está siguiendo las instrucciones de Su Santidad; entonces no es rebeldía porque al contrario es una sumisión a las enseñanzas o directivas del Romano Pontífice que ha visto que la salvación de la Iglesia está en seguir la doctrina de Cristo. Es decir, que el sacerdote esté al lado del pobre, del necesitado para poderlo ayudar, y no al lado del poderoso. Uno llega a la conclusión de que esa inconformidad es por la conducta de muchos sacerdotes que se olvidan de que Cristo murió en la cruz para salvar a la huma­nidad, y la inmensa mayoría de la humanidad es gente pobre, se olvidaron del pobre37.

Para entonces hubo sacerdotes que se solidarizaron con sus compañeros rebeldes y criticaron la conducta de la Iglesia oficial contra ellos. En Aíerta se publicaron cartas de levitas que criticaron el lenguaje utilizado contra los curas rebeldes, en medios hablados y escritos, por algunos prelados38.

La persecución contra el clero popular se generalizaba en todo el territorio. En Gachantivá el padre boyacense Alfonso Vanegas fue expulsado de su parroquia. El

34. Carta de un campesino al Director de Eí Trópico. Sin fecha. 35. Carta de un campesino desde el corregimiento de Yarima, junio 9 de 1969. 36. Anales del Congreso, octubre 23 de 1969, p. 1.003. También habían protestado en julio último

por la manera brutal como la fuerza pública había arremetido contra los estudiantes de los colegios de Barrancabermeja.

37. Aíerta, marzo 20 de 1969, p. 7. 38. Alerta, noviembre 30 de 1969, p.13.

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parlamentario anapista Edmundo Quevedo recogió algunos testimonios de los parro­quianos y concluyó que la actividad del sacerdote había consistido en popularizar y modernizar la enseñanza de la doctrina católica de acuerdo con las mismas enseñan­zas de los Pontífices. Los católicos de la población habían tenido acceso directo a las sagradas escrituras lo mismo que las encíclicas papales. Junto a esto la gente se había podido organizar en una especie de cofradía religiosa que le permitía escuchar confe­rencias, aprender y perfeccionarse en distintas artes. La misa había pasado a concelebrarse por todos los fieles y en las fiestas parroquiales todo el mundo participa­ba. Por supuesto, no faltaba la crítica al establecimiento, a la desigualdad social, a la injusticia y a las persecuciones39.

Para Rojas los problemas de la Iglesia harían parte de la agenda gubernamental y no le importaba que lo criticaran por inmiscuirse en asuntos tan vedados. Entre otras cosas, proponía la democratización en la selección de obispo y arzobispos:

Tenemos un concordato que está vigente entre Colombia y la Santa Sede; en ese concor­dato hay un artículo 15 que establece que cuando haya una vacante del Obispo o Arzo­bispo en la Diócesis de la República, el presidente forma una terna con los sacerdotes para llenar la vacante y ocupar la nueva dignidad, terna que se envía a Su Santidad para que escoja la persona que él considere mejor. Cuando tengamos que pasar una terna la formaré yo después de someter a votación al clero colombiano los nombres para llenar esa terna40.

Los ideólogos del anapismo le dedicaban especial atención a los aspectos religio­sos en su estrategia electoral. Dicha preocupación no era reciente, como consta a lo largo de esta investigación. Esta vez no era casualidad que las festividades de la Inmaculada Concepción fueran utilizadas para la propaganda. El domingo siete de diciembre Rojas volvió a la plazuela del banio 20 de julio como cuando fundó su partido en 1961. Allí los rojistas se mezclaron con los fervientes devotos del Divino Niño y sostuvieron una manifestación multitudinaria, acompañados de su hija, de Alberto Zalamea y de Manuel Bayona Carrascal.

A finales de aquel año la ANAPO imprimió almanaques para el año siguiente con la fotografía de Rojas ataviado de la banda presidencial los cuales se podían adquirir a $0.50 cada uno. Se imprimieron y se repartieron entre simpatizantes y militantes ca­lendarios de bolsillo.

39. Ibid., p. 3. 40. Ibid., p. 7.

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