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Gabriela Dalla-Corte Caballero

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Mocovíes, franciscanos y colonos de la zona chaqueña de Santa Fe

(1850-2011)El liderazgo de la mocoví Dora Salteño

en Colonia Dolores

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Rosario, 2012

Grup Consolidat de Recerca 2009 SGR 1400

Mocovíes, franciscanos y colonos de la zona chaqueña de Santa Fe

(1850-2011)El liderazgo de la mocoví Dora Salteño

en Colonia Dolores

Gabriela Dalla-Corte Caballero

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Dalla-Corte Caballero, GabrielaMocovíes, franciscanos y colonos de la zona chaqueña de Santa Fe 1850-2011 : el li-derazgo de la mocoví Dora Salteño en Colonia Dolores . - 1a ed. - Rosario : Prohistoria Ediciones; TEIAA, Universidad de Barcelona, España, 2012.456 p.; 22,5x15,5 cm.

ISBN 978-987-1855-11-7 1. Historia Argentina. 2. Pueblos Originarios. 3. Mocovíes. I. Título.CDD 982Fecha de catalogación: 28/02/2012

Composición y diseño: mbdiseñoEdición: Prohistoria EdicionesDiseño de Tapa: El Chaco Martínez

Este libro recibió evaluación académica y su publicación ha sido recomendada por re-conocidos especialistas que asesoran a esta editorial en la selección de los materiales.

TODOS LOS DERECHOS REGISTRADOSHECHO EL DEPÓSITO QUE MARCA LA LEY 11723

© Gabriela Dalla-Corte Caballero© de esta edición: Tucumán 2253, (S2002JVA) – Rosario, ArgentinaEmail: [email protected] - [email protected] Website: www.prohistoria.com.ar Descarga de índices y capítulos sin cargo: www.scribd.com/PROHISTORIA

Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, incluido su diseño tipográfico y de portada, en cualquier formato y por cualquier medio, mecánico o electrónico, sin expresa autorización del editor.

Este libro se terminó de imprimir en ART Artes Gráficas, Rosario, en el mes de abril de 2012.Tirada: 500 ejemplares. Impreso en la Argentina

ISBN 978-987-1855-11-7

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Para Fabricio

In memoriam

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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN .......................................................................................... 11

CAPÍTULO IDel cacicazgo a la reducción .......................................................................... 41

El control cartográfico ..................................................................................... 42“Con pocos años tenga hombres, diversamente tendrà siempre Yndios”: San Javier, Calchines y Cayastá ...................................................................... 54Los inicios de Mariano Salteño, “rey de la selva” .......................................... 66La reducción de la comunidad mocoví ........................................................... 83Del cacique Mariano Salteño a la reducción indígena de San Martín ............ 91“Un desierto por regla, poblado por excepción”: expediciones comerciales, militares y científicas de la mano de Luis Jorge Fontana y Guillermo Araoz ........................................................... 97

CAPÍTULO IILa Diócesis de Santa Fe ................................................................................. 105 El secuestro de la “chinita mocoví” ................................................................ 106La familia friulana en la Colonia Presidente Avellaneda ............................... 112El reflejo del año 1888 .................................................................................... 121Las Guardias Nacionales y el crecimiento provincial santafesino .................. 126Las operaciones topográficas y el peso de la Concesión Nº 36 ..................... 132“Sus pequeñuelos pidieron pan y no había quien se lo cortase”: el censo de Colonia Dolores en 1900 .............................................................. 143

CAPÍTULO IIIEl “último malón mocoví” y las percepciones franciscanas .......................... 157

El “último malón mocoví” .............................................................................. 159El comienzo del cine en Argentina: el film de Alcides Greca sobre el “último malón” mocoví (1917) .................. 167Fray Buenaventura Giuliani, el “Comisario Mariano López” y la “revolución mocoví” de 1904 .................................................................. 174La vida mocoví en manos de fray Giuliani ..................................................... 185“El bien de las almas”: la conversión del mocoví Teófilo Salteño ................. 192Los mocovíes y el abandono de la Reducción Indígena ................................ 205

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CAPÍTULO IV Empresas, música y educación ....................................................................... 229

Cuerpos para el trabajo y la música: los aborígenes chaqueños y el armonio .......................................................... 232El regreso de fray Giuliani: la vida empresarial hacia 1930 en Colonia Dolores ........................................ 245Escuela y educación: el “indio mocoví” de Ítalo E. Borgogno ....................... 258La supervivencia de la “mokoit lakatá” .......................................................... 270

CAPÍTULO VLa organización de la comuna de los mocovíes ............................................. 289

Colonia Dolores en la segunda mitad del siglo XX ........................................ 294Colonia Dolores durante el tercer gobierno de Juan Domingo Perón ............ 297Cambios democráticos desde 1983 ................................................................. 315La creación de la Comuna como unidad administrativa menor y básica ........ 323

CAPÍTULO VI“Aim Mokoilek”: Soy Mocoví ......................................................................... 331

La presidencia comunal de Dora Salteño en Colonia Dolores ....................... 333Recuerdos y relatos ......................................................................................... 339El Cementerio y el Ombusal ........................................................................... 347Colonia Dolores desde 1995 ........................................................................... 353El Himno Mocoví: “Gritando a los cuatro vientos que el mocoví está de pie” ............................. 367

ÍNDICE DE IMÁGENES ............................................................................... 373

ÍNDICE DE CUADROS................................................................................. 381

ÍNDICE ONOMÁSTICO ............................................................................... 383

BIBLIOGRAFÍA............................................................................................. 441

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INTRODUCCIÓN

En el año 1973, en pleno gobierno peronista, Edelmi E. Griva y Maricel Stroppa analizaron la situación de las tribus mocovíes desde las ciencias sociales y antropológicas. Ambos afirmaron que los rasgos mocovíes se

modificaron en el proceso de asimilación impuesto por la dominación política, económica y cultural hispana. Si analizamos la historia de los aborígenes moco-víes, la conquista española del Gran Chaco se convirtió en el reducto impenetrable que marcó la agrupación de los aborígenes guaycurúes (Alemán, 1994 y 1997). El hábitat de los guaycurúes fue descrito por los jesuitas a partir de la elaboración del primer mapa del año 1647 que ubicó a la comunidad indígena mocoví al norte del río Bermejo y hacia el territorio de Santiago del Estero. Junto a los tobas, pilagás, mbayás y abipones (Gualdieri, 2004, 119-129), los mocovíes forzaron en 1651 el desplazamiento de la ciudad de Santa Fe a una zona más alejada del Chaco consi-derado “Austral” que hoy ocupa el norte de la provincia santafesina y la provincia del Chaco (Griva y Stroppa, 1973). El ámbito que posteriormente fue declarado capital de la provincia de Santa Fe quedó en una zona de características insulares entre los ríos Salado y Paraná, y al sur de la laguna de Guadalupe.

En 1662, la presión mocoví aumentó el interés militar y la opción fue entre-garlos a los jesuitas que entre 1743 y 1767 instalaron reducciones ubicadas en el borde del Chaco, posteriormente incorporado a la provincia santafesina. López y Giménez Benítez (2006) abordaron la sociedad indígena mocoví en el contexto de la familia lingüística guaycurú, y señalaron que los cazadores-recolectores ori-ginarios adoptaron la cultura ecuestre a la llegada de los españoles. Junto a otros grupos abipones, se aprovisionaron de ganado caballar. Paralelamente, el sistema social se caracterizó por un fuerte cacicazgo de prestigio hereditario con base en la línea de los abuelos. Afectados por las expediciones del siglo XVIII en la zona chaqueña, comenzaron a desplazar sus asientos nucleares hacia el sur del espacio chaqueño en lo que sería la provincia santafesina desde la segunda mitad del siglo XIX, y también hacia Corrientes (Kersten, 1968).

Las bandas mocovíes cayeron en manos de las misiones que duraron poco tiempo. A inicios del siglo XX se enfrentaron a la expansión de los criollos y ex-tranjeros hacia el Gran Chaco y quedaron en manos de reducciones y misiones de la orden franciscana. Hoy por hoy los mocovíes supervivientes se encuentran en las provincias de Santa Fe y Chaco, y en esta última se hallan los asentamientos de Colonia Juan Larrea y Colonia cacique Catán (Colonia General Necochea), así como en Las Tolderías. Agustina Altman (2010) señala que la Argentina contiene

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a 12.000 mocovíes radicados en Chaco y Santa Fe, y más de 3.000 en el resto del país, aunque estos datos estadísticos no siempre garantizan el sentimiento de los propios mocovíes. Cabe señalar que otros investigadores señalan la existencia de sólo 5.000 mocovíes en la República Argentina (entre 2.800 y 3.000 mocovíes según Golluscio, 2008), o insisten en un término medio: 10.000 mocovíes distri-buidos y auto-reconocidos en el país.

En el caso santafesino, la reducción mocoví de San Francisco Javier fue fun-dada en las puertas del territorio antes de su expansión chaqueña hacia el norte. Allí se construyó el segundo pueblo mocoví de San Pedro sobre el río Ispin-Chico a 80 leguas de la ciudad de Santa Fe, la misma distancia de otras reducciones que se crearon y destinaron a aborígenes tobas, abipones, mataguayos, onoampas y, en nuestro caso, a los mocovíes. La fundación de las reducciones salvó indudable-mente al territorio de la futura Santa Fe: hacia 1765 se redujo a los indígenas de San Pedro con la tribu de los caciques Elobogdin, Lavagancaiquén y Cachincaci-gua. Dos décadas después, en 1785, habiendo sido expulsados los jesuitas, la zona estaba habitada por las familias de José Tarragona, Andrés Navití, Agustín Nimi-llanquín, José Cayetano Salteño, Estevan Maydana, Mathías Arnequín, Cadeno-quín, Necomayquín[...] Diez años después, a finales del siglo XVIII, el cacique Evancoirí participó en la fundación de la Misión (Reducción) de Jesús Nazareno de Inspín,1reducción que asumió el nombre de Espín y comprendió los grupos abipones y mocovíes. Como señalan Roberto De Gregorio y Ricardo Vázquez, los indígenas abipones quedaron primero a cargo de los jesuitas hasta su expul-sión en 1767; luego fueron sometidos por los religiosos mercedarios y, finalmente, fueron traspasados a los franciscanos, miembros de la Orden de Frailes Menores (Ordo Fratrum Minorum, O.F.M.) del Convento San Carlos Borromeo junto con la Reducción de San Jerónimo del Rey fundada en el año 1748 por el teniente de gobernador y corregidor Francisco Antonio de Vera Mujica (Santa Fe, 1707-1771) (De Gregorio y Vázquez, 2010; Cervera, 2004-2005; Furlong Cardiff, 1938 a ).

El rasgo principal de los mocovíes fue la conservación de la lengua y el res-peto a sus usos y costumbres con el objetivo de que no fueran adversos al cris-tianismo, especialmente desde el momento en que los jesuitas se dirigieron a los mocovíes con el apoyo del Colegio de la Compañía de Jesús. Los mocovíes (mo-qoit) forman parte del grupo étnico desprendido de los guayc(k)urúes del Gran Chaco. Su lengua se integra entre los mataco-guaycurú y hasta el siglo XV se ubi-caron al oeste de los abipones y al este de los lules, es decir, en los territorios que actualmente corresponden a la provincia del Chaco y a la de Santiago del Estero

1 “Aporte para la reconstrucción de la historia de la comunidad mocoví de Colonia Dolores”, Pro-yecto: Fortalecimiento y Proyección de exploración de Educación Bilingüe, 2004, FHUL-UNL, mimeo; agradezco esta información a Dora Salteño.

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(Farberman, 2011). Los españoles que llegaron a la zona comprobaron la dedica-ción de los mocovíes a la caza y la recolección, pero les dedicaron un interés muy limitado. Los jesuitas transformaron sus costumbres y fundaron la Reducción de San Javier, dedicando su interés al estudio de la cultura y de la familia lingüística guaycurú (tobas, pilagás, abipones, mbayá-caduveos, payaguás y mocovíes). Los mocovíes fueron los menos estudiados aunque se destacaron los jesuitas Florián Paucke (1944), un alemán que llegó en 1749 y fue obligado a abandonar el Chaco en 1767 dejando en Santa Fe una enorme producción de ilustraciones y gráficos sobre los “mocobíes” del espacio chaqueño que quedaría en manos de la provincia santafesina (Furlong Cardiff, 1938 b ); Pedro Lozano (1755, 1874, 1941); Nicolás del Techo (1897) que mencionaba a los mocovíes como “mosobíes”; o el misio-nero Martín Dobrizhoffer que utilizó el término “mocobíes”, dibujó un importante mapa en 1784 y describió los mitos de los guaycurúes en su obra editada en 1784 y titulada Historia de Abiponibus equestri, bellicosaque Paraquariae natione. Tam-bién podemos mencionar a José Cardiel que incluyó un mapa del año 1760 en el que registró a los abipones y charrúas de la zona chaqueña que un siglo después sería el norte de la provincia santafesina (Dalla-Corte Caballero, 2002).

La expulsión de los jesuitas producida en el año 1767 y la presión militar forzaron a los mocovíes, hasta entonces establecidos en reducciones, a trasladarse a los territorios chaqueños no ocupados por los “blancos”. En la segunda mitad del siglo XVIII se produjeron revueltas para actuar contra los representantes del imperio español. El siglo XIX transformó este paisaje. Desde mediados del siglo los aborígenes mocovíes originarios del Gran Chaco comenzaron a ser ubicados por el gobierno provincial santafesino en el norte, y por el Estado de la nación ar-gentina en el sur del Territorio Nacional del Chaco. Los territorios del Gran Chaco estaban incluidos en la jurisdicción eclesiástica del Obispado de Salta, pero fueron atendidos por los capellanes de la Gobernación del Chaco que recibían facultades ministeriales del Legado Apostólico. Los Territorios de Chaco y Formosa, según la bula In Petri Cathedra del 16 de febrero de 1897 redactada por el Papa León XIII, pasaron a depender del Obispado de Santa Fe (posteriormente Arzobispado de Santa Fe) que en esa fecha se desmembró de la diócesis del Obispado de Paraná y Salta. La sede episcopal de Santa Fe incluyó los territorios nacionales del Chaco y Formosa que fueron puestos bajo la vigilancia del obispo de Santa Fe, Mon-señor Agustín Boneo, quien gobernaría la Diócesis por espacio de 34 años. Las reducciones y misiones controladas por los franciscanos permitieron la ocupación territorial hasta el río Pilcomayo. En la zona chaqueña los franciscanos fundaron las misiones de O’Higgins, Mayor Luis Fontana o Quitilipí en la zona del Chaco, así como las reducciones de Calchaquí, Cayastá Viejo y San Martín del Pueblo Dolores, o los fortines Capibara, Ñanducita, Belgrano y San Javier en la provin-

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cia santafesina. Casi simultáneamente, los franciscanos del Colegio Apostólico de Salta fundaron la misión de Nueva Pompeya en las orillas del Bermejo.

Entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, los mocovíes fueron objeto de diversos relatos de viajeros y en particular los de fray Francisco Tavoli-ni (1893) cuya gestión fue analizada por Samuel A. Lafone Quevedo (1892), así como el del jesuita Guillermo Furlong Cardiff (1938 a ). Este libro reconstruye precisamente la historia de los mocovíes de una de las reducciones indígenas de la zona chaqueña santafesina que a inicios del siglo XX adquirió el nombre de Colonia Dolores.

Ubicada a cinco kilómetros de la comuna de San Martín Norte conformada por colonos criollos y extranjeros llamados “blancos”, Colonia Dolores es uno de los únicos espacios del Chaco Austral y Central en el que sus habitantes fueron siempre indígenas mocovíes. El fortín destinado a someter a esos aborígenes fue fundado cerca del riacho Saladillo Amargo en el año 1867 como consecuencia de la expansión del ejército argentino en el territorio chaqueño que hasta entonces había sido poblado por los guaycurúes: abipones, mocovíes, tobas, mbayá-cadu-veos y payaguás (Kersten, 1968). Por entonces, el gobierno provincial santafesino destinó un área de cuatro leguas al norte del arroyo Cayastá con tres objetivos: primero, garantizar el control de un importante grupo de indígenas que interesa-ban a los colonos “blancos” cuyo deseo era contar con futuros trabajadores para la actividad productiva. Segundo, establecer el Cantón San Martín, antes llamado Cayastá Viejo, y entregar autonomía a los religiosos franciscanos con la finalidad de garantizar la supuesta “civilización” de los mocovíes y la expansión agrícola y forestal de los colonos. Y tercero, mantener a los mocovíes unidos y en viviendas familiares ubicadas bastante cerca de la Comuna de Gobernador Crespo que fue habilitada a finales del siglo XIX gracias a la creación de la Estación Ferroviaria de la línea Santa Fe-Reconquista, en el marco de los 980 kilómetros de la Ruta Nacional Nº 11 (Carretera Juan de Garay) que une las provincias de Santa Fe, Chaco y Formosa hasta el Puente Internacional San Ignacio de Loyola en el límite con Paraguay (Decreto 25954/44).

Para dar inicio a la historia de los mocovíes de Colonia Dolores, debemos recordar el gentilicio “doloreña” o “doloreño”, y comenzar por el cacique Ma-riano Salteño que jugó un rol indiscutible en la supervivencia de los mocovíes y en la “reducción” que quedó en manos de la Orden Franciscana desde la década de 1870. También es necesario conservar en la memoria el hecho de que los po-bladores de Gobernador Crespo, San Martín Norte y Colonia Dolores, tanto los mocovíes como los “blancos”, suelen denominar a Colonia Dolores como “La Capilla”, extendiendo a todo el poblado el nombre del edificio religioso levantado por los franciscanos e inaugurado en 1904.

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Hoy día, en pleno siglo XXI, la bisnieta del cacique Mariano, Dora Teresa Salteño, lleva adelante la conservación del grupo aborigen y dedica la mayor parte de su tiempo a la lucha por los derechos de los mocovíes que forman parte de los guaycurúes del Gran Chaco. Convertida en el año 2001 en la primera indígena mocoví de la República Argentina que asumió la jefatura de la Comuna de Colo-nia Dolores, Dora Salteño nos permite comprender la vida de los aborígenes del espacio chaqueño, la construcción del Estado Nacional, y la definitiva imposición de aquellos colonos “blancos” representados por los criollos e inmigrantes euro-peos que acabaron diseñando la supuesta “modernización” del espacio chaqueño santafesino. Sobre esta base los franciscanos intentaron crear hacia el año 1870 la “Misión de Nuestra Señora de los Dolores”, así como controlar al bisabuelo de Dora Salteño, el famoso cacique Mariano Salteño, que después de varias décadas de lucha falleció en el año 1905 en la Reducción Indígena de Colonia Dolores. En sus inicios la tarea de los misioneros fue poblar el Departamento San Justo que es uno de los territorios más áridos e improductivos del espacio chaqueño santa-fesino. En pleno año de 1869 los franciscanos comenzaron a bautizar a los 500 mocovíes que seguían al cacique Mariano Salteño con la esperanza de asegurar su supervivencia, pero también con el deseo de que aceptasen por fin la religión católica. Por entonces, la provincia santafesina era gobernada por Mariano Cabal (1868-1871), un destacado político y un gran propietario de tierras santafesinas que entregó a los mocovíes dos leguas de frente por dos leguas de fondo otor-gándoles de manera individual las supuestas escrituras de propiedad en el mes de septiembre del año 1872.

El traslado de los 500 mocovíes desde el Cantón San Martín hacia el nuevo espacio del Ombusal se produjo hacia 1888, luego de casi veinte años de asenta-miento en la zona misionera de Cayastá Grande. Los aborígenes se instalaron a unos kilómetros de los criollos y extranjeros que estaban poblando activamente el Pueblo Dolores, un pueblo que a finales del siglo XIX fue bautizado con el nombre San Martín Norte, contó con la inauguración de la Iglesia Nuestra Señora de los Dolores en mayo del año 1896, y recibió el derecho de convertirse en Comuna y someter hasta hace más de dos décadas a Colonia Dolores y a sus mocovíes. El medio millar de aborígenes buscó siempre sobrevivir y mantener sus tradiciones, y por ello luchó por obtener para Colonia Dolores la calidad de Comuna. Los mo-covíes lo consiguieron el 24 de noviembre de 1994 gracias a la inauguración de la Comuna de los aborígenes que quedó directamente dependiente del Departamento San Justo (Im. 1, Im. 2).

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1. Entrada a Colonia Dolores, “Primer Municipio Indíge-na del Pueblo Mocoví” (Werther Günther, 2010)

2. “Primer Municipio Indígena del Pueblo Mocoví” (Werther Günther, 2010)

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En los hechos, Colonia Dolores se convirtió en el Primer Municipio Indígena del Pueblo Mocoví de la República Argentina (“Dalagaik Lesallakä Kovó Amokoit”). Por ello, antes de centrarnos en la actualidad de Colonia Dolores es indispensable conocer el desempeño de la orden franciscana que asumió el control de los guay-curúes de la República Argentina en el estrecho territorio conocido como Diócesis de Santa Fe que incluyó la provincia santafesina y los Territorios Nacionales del Chaco y de Formosa, así como la supuesta “modernización” que impusieron los criollos y extranjeros asentados en el territorio chaqueño santafesino.

A lo largo de la segunda mitad del siglo XIX y primera mitad del siglo XX, los misioneros franciscanos se distribuyeron velozmente en la zona chaqueña cuya frontera con la República del Paraguay acabó siendo el río Pilcomayo en el año 1879. En 1884 se creó el Territorio Nacional del Gran Chaco, y poco después se diferenció el Territorio Nacional del Chaco del de Formosa gracias a las aguas del río Bermejo (Castro Boedo, 1873; Solá y Solá, 1880). Paralelamente, el enorme y desconocido espacio chaqueño incluyó hasta 1886 un territorio que fue incorpo-rado por la provincia de Santa Fe en la zona norte, y en 1910 la provincia de San-tiago del Estero incluyó un importante trozo del hasta entonces verdaderamente desconocido espacio chaqueño argentino. Hubo que esperar al año 1951 para que aquel Territorio Nacional del Chaco recibiese el nombre de provincia Presidente Perón (Tagle, 1953). En virtud de la Revolución Libertadora (1955-1958) de la dictadura militar argentina, acabó asumiendo el nombre definitivo de provincia del Chaco. Paralelamente, en junio de 1955 fue reconocida la provincia de Formosa ubicada precisamente entre el río Bermejo y el río Pilcomayo, este último límite fronterizo con la República del Paraguay a sabiendas de que el río siempre ha sido cambiante y móvil.

Todo este espacio chaqueño nos interesa en este libro porque la orden fran-ciscana –de la cual hablaremos aquí para entender a los mocovíes de Colonia Do-lores– organizó en términos religiosos aquella Diócesis de Santa Fe incluyendo el norte santafesino, así como los Territorios Nacionales de Formosa y Chaco. Como veremos aquí, a inicios del siglo XX los aborígenes tobas y pilagás del territorio chaqueño paraguayo se incorporaron a las misiones franciscanas de Tacaaglé y de Laishí, ambas misiones creadas en el Territorio Nacional de Formosa con el objetivo de captar a los guaycurúes y convertirlos en “argentinos”. Esos indígenas prefirieron pasar al sur del río Pilcomayo durante los años de preparación de lo que sería la Guerra del Chaco (Porcelli, 1991; Dalla-Corte Caballero, 2010 a), y quedar en manos de la orden franciscana representada, entre otros frailes, por fray José S. Zurflüh y por fray Buenaventura Giuliani (Dalla-Corte Caballero y Vázquez Recalde, 2011).

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Como he señalado más arriba, los aborígenes mocovíes que también pertene-cieron a la familia guaycurú se centraron por un lado en el Territorio Nacional del Chaco donde quedaron en manos de los franciscanos encargados de las misiones indígenas vinculadas a la provincia de Salta, y por el otro en el norte de la pro-vincia de Santa Fe donde los franciscanos pudieron fundar reducciones indígenas vinculadas estrechamente a las dos misiones indígenas de Formosa, Laishí y Ta-caaglé. El pueblo indígena denominado Colonia Dolores no se estructuró como misión sino como reducción ya que la dependencia de los mocovíes correspondía al gobernador vigente de la provincia santafesina y no al presidente del Estado Nacional argentino. Colonia Dolores muestra hoy día la unión entre “indígenas” y “blancos”, pero también la lucha por la conservación de los mocovíes en el seno intercultural de los guaycurúes.

Comenzaré la descripción para dar a conocer este pueblo que nació con 500 mocovíes a finales del siglo XIX, y que en la primera década del siglo XXI contó con la primera mujer mocoví de la República Argentina asumiendo el cargo de Jefa de la Comuna. Mi experiencia personal entre los mocovíes ha definido la metodología elegida para analizar la historia así como el presente y el futuro de la comunidad de Colonia Dolores.

Comencemos por los “blancos”. Durante los años que viví en Colonia Do-lores, en plena década de 1970, conocí a Jorge Ponte, un descendiente de inmi-grantes italianos instalados en San Martín Norte que a inicios del siglo XX se establecieron en el pueblo indígena de Colonia Dolores ubicado a ocho kilómetros del pueblo llamado Gobernador Crespo. Jorge se ocupó durante años del calabozo y de la comisaría, y los habitantes mocovíes pasaban la noche en aquella pequeña construcción si los encontraba borrachos. Quizás por una posible fusión cultural entre mocovíes y “blancos”, Jorge se unió a la mocoví Miriam Graciela Gómez (actualmente auxiliar de enfermería del dispensario), y construyó su propia casa familiar, precisamente, en la zona en la que funcionó la comisaría que fue sustitui-da en el año 1994 por el Destacamento Nº 6 de Policía de Dolores, un momento en que la colonia se convirtió en la Primera Comuna Mocoví de la República Ar-gentina. Este destacamento depende del Departamento San Justo en el marco de la fundación del Primer Municipio Indígena del Pueblo Mocoví. La mocoví Miriam Gómez se encargó en el año 2011 de sustituir los restos de la antigua comisaría con pequeños árboles y bonitas flores (Im. 3, Im. 4).

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3. Antiguo lugar donde permanecían los mocovíes “encarcelados” (Werther Günther, 2010)

4. Destacamento Nº 6 de Policía de Colonia Dolores (Werther Günther, 2010)

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Los misioneros asumieron el control de los mocovíes en pleno año 1870, aunque el gobierno provincial legitimó la fundación de la Reducción de Indígenas Mo-covíes mediante la Ley 1049 del mes de septiembre del año 1900. En esas tres décadas, tanto los franciscanos como el ejército santafesino estipularon el espacio definitivo del medio millar de mocovíes que ya no pudieron conservar la costum-bre de “moverse” por el espacio chaqueño con libertad y esperanza. Con cierta lentitud, los escasos misioneros que la Orden consiguió enviar en la década de 1870 desde la ciudad italiana de Torino hacia el norte de la provincia santafesina y el sur del Territorio Nacional del Chaco, comenzaron a ser sustituidos a finales del siglo XIX por los hijos de los “blancos” (extranjeros españoles, italianos y austríacos) que habían migrado a la Argentina a finales de la década de 1870, es decir, cuando la República Argentina se “modernizó” gracias a la incorporación al capitalismo mundial.2 A inicios del siglo XX, los franciscanos comenzaron a cons-truir en la flamante Colonia Dolores una habitación destinada a las misas, así como una morada para los frailes y otra para la herrería, la cerámica y la carpintería en la que se formaron los mocovíes. Fue en ese espacio donde se fundó la Capilla del Santo Cristo que fue inaugurada en el año 1904 gracias a la presencia del famo-so fray Buenaventura Giuliani, un joven friulano crecido en la reciente Colonia Avellaneda de la zona chaqueña argentina que en lugar de dedicarse a la actividad productiva con sus padres y hermanos, eligió convertirse en un misionero francis-cano del espacio chaqueño. Gracias a la persistencia de la capilla, Colonia Dolores continúa organizando la festividad del Santo Cristo los 14 de septiembre de cada año. Tras la expulsión de los franciscanos producida a mediados del siglo XX, la Capilla del Santo Cristo incorporó en el año 1977, durante la dictadura militar argentina (1976-1983), una placa de conmemoración de la orden religiosa. El 3 de junio de 1999, en plena democracia, la capilla fue declarada monumento histó-rico provincial y cinco años después, el 30 de agosto de 2004, otra placa celebró el centenario de la capilla de la mano de la Comunidad Educativa de la Escuela “General José de San Martín” Nº 430, y de la Comunidad Cristiana de Colonia Dolores (Im. 5 a Im. 9).

2 El Chaco de 1940, Publicación efectuada por la Comisión Organizadora de la Primera Gran Exposición del Territorio Nacional del Chaco en la Capital Federal, noviembre de 1940-marzo de 1941, (1941), Talleres Gráficos de Guillermo Kraft, Buenos Aires.

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5. Entrada al espacio de la Capilla del Santo Cristo (Werther Günther, 2010)

6. Entrada principal de la capilla de Colonia Dolores (Werther Günther, 2010)

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7. Zona interna de la Capilla (Werther Günther, 2011)

8. Interior de la Capilla (Werther Günther, 2011)

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9. Placa “Al Misionero, al Padre, al Maestro, al Amigo, el Pueblo de Colo-nia Dolores, con gratitud, septiembre 1977” (Werther Günther, 2011)

En la década de 1970 me formé con los mocovíes y aprendí algunas de sus cos-tumbres al permanecer en Colonia Dolores. Eso me permitió crecer con las mo-covíes Lidi y Dora Salteño, María Luisa Matolí y Miriam Graciela Gómez, hoy día esposa de Jorge Ponte. Cuando falleció su madre Delia Villalba, la joven Dora Salteño abandonó el antiguo “rancho” de la familia junto con sus hermanos y hermanas, y ocupó otra zona de Dolores con el mocoví Ernesto Gómez Migraní, una práctica común entre los mocovíes. Ese terreno no ha sido ocupado ni utili-zado hasta el día de hoy, como podemos observar en la portada de esta obra en la que Dora nos muestra la importancia del “timbó” que es el árbol natural de gran tamaño que crece en la región chaqueña. A partir de la muerte de su madre, Delia Villalba, este espacio “vacío” conserva sólo el “timbó” ya que la familia decidió abandonar la zona. Si queremos entender el sentido del abandono de este lugar en el que se encuentra el timbó, es necesario conocer el informe que redactó el direc-tor de la Escuela Nº 430, Ítalo E. Borgogno, en pleno año 1945. Según él, “como

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todas las personas de escasa cultura, son muy supersticiosos, cuando muere un fa-miliar, por lo general deshacen el rancho o lo queman para auyentar el espíritu del mal”. Según la propia Dora Salteño, “nuestros seres queridos que no vemos están con nosotros en la forma que queramos, que no estén tristes por nuestra tristeza y aflicción, sino seríamos egoístas. Mi madre está en la brisa del timbó, y el día que el timbó no esté más, ella estará en otro lugar”.

Dora tiene hoy 47 años y, a diferencia de otros mocovíes que en diversos momentos de su vida vivieron lejos del territorio de Colonia Dolores, ella nunca se desplazó del pueblo. Desde muy joven demostró un gran interés por conservar el idioma mocoví y su historia y, en pleno año 2001, fue votada por sus compañe-ros mocovíes para asumir la Jefatura de la Comuna, un cargo que mantuvo hasta el año 2009 en que fue sustituida por Raúl Yausi, miembro del Frente Progresista Cívico y Social que no es de Colonia Dolores. Al contar con unos escasos votos extras, y gracias a la domiciliación de personas que no corresponden a este pueblo mocoví, el año 2009 desplazó a Dora Salteño. Tanto para ella como para el mocoví Alfredo Salustiano Salteño, quienes históricamente viven en Colonia Dolores “son hijos de los que quedaron y a su vez tienen hijos y nietos que, seguramente, segui-rán resistiendo”. Esta frase sirve también para comprender la vida de Alfredo que integra el Consejo de Ancianos y ha sido calificado como “maestro idóneo mo-coví”, responsable de las clases bilingües en la comunidad aborigen, y “músico, poeta y artesano”. Los mocovíes se han dedicado preferentemente a las cesterías (“Paloq”) que ofrecieron más recursos a la comunidad (“Iogoiagá Qovó Mogoit”) que otras actividades productivas.

En origen, la lengua mocoví fue una de las aproximadamente treinta y cinco lenguas indígenas del territorio que hoy definimos como argentino. El país cuenta hoy con doce lenguas agrupadas en cinco familias lingüísticas que son el guaraní (chiriguano, mbyá y guaraní); el mataguaya (wichí, nivaclé y chorote); el quichua (lengua quichua); el chon (tehuelche) y, finalmente, el guaycurú conformado por los aborígenes toba, mocoví y pilagá que son precisamente los tres grupos a los que se dedicaron los misioneros franciscanos en las últimas décadas del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, entre ellos nuestro fray Buenaventura Giuliani. Estas lenguas indígenas eran originariamente ágrafas, y se han mantenido gracias a la transmisión oral ya que siempre carecieron de escritura. En el caso de los mocovíes, los franciscanos recopilaron algunos textos con propósitos religiosos, como veremos en este libro. Hoy día Colonia Dolores cuenta con el mocoví Al-fredo Salustiano Salteño que conserva la lengua. Fue él junto a los mocovíes Juan de Dios Nacinquín y Delfino Nascitiquí, quienes en el año 2009 instalaron en la entrada de la Capilla del Santo Cristo la oración del Padre Nuestro traducida a su lengua originaria con intención de preservarla y mostrar al mundo la urgencia para conservar sus derechos y su historia (Im. 10).

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10. “Padre Nuestro” en lengua mocoví en la entrada a la Capilla (Werther Günther, 2011)

Padre Nuestro

Está arriba en el cieloSantificado tu nombre

Venga a nosotros tu gobiernoAcá en la tierra como en el cielo

El pan de todos los díasDanos hoy en este día

Borra Nuestros PecadosComo nosotros a nuestros hermanos

Bendíceme por donde voyAmén

Qotaiolek Oqom

Bizashim Keda Piguem Santificado da Qadenagti

Ale oqom relatagnagkí Kena Lava Neta Keda Piguim

Na tanta nuage angaataha Aniken Kena Naga A

Palagtirak nua razabagsetée Neta opom kenuar Qaia Qubakiraik keda azatage

Amén

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Estos hechos muestran la importancia histórica de Colonia Dolores a través de personajes centrales tales como Alfredo Salustiano Salteño y el propio fray Buena-ventura Giuliani quien durante su infancia y su adolescencia creció en la Colonia Avellaneda, un espacio que a finales de la década de 1870 fue calificado como “Confín del Chaco” (Cracogna, 1988, 1997) al igual que otras zonas de resistencia aborigen guaycuyrú frente a la colonización europea (Saignes, 1985). En el caso del misionero Giuliani que se instaló en San Martín Norte en el año 1904, en abril de 2011 se celebró el 50º aniversario de su muerte que se produjo en el propio Convento San Carlos Borromeo de San Lorenzo (Auza, 1997, 2006). Respetando el pedido del fraile, sus restos fueron enterrados en la Iglesia Nuestra Señora de los Dolores de San Martín Norte, una parroquia que históricamente impulsó la apertura de la Capilla del Santo Cristo en 1904, la Iglesia de Gobernador Crespo en 1927 y la Capilla de La Penca en 1930. El 30 de julio del 2011 se diseñó un programa de actividades festivas y se inauguró y bendijo el “Paseo Fray Buena-ventura Giuliani” en San Martín Norte. Los vecinos se dirigieron en procesión al santuario en compañía del Centro Tradicionalista y de la Escuela de Fútbol infan-til. Al mismo tiempo se hizo una santa misa celebrada por sacerdotes diocesanos y religiosos franciscanos del país. Además de utilizar el Club River Plate, contaron con los miembros del Colegio Niño Jesús y del Boletín de Noticias Arquidioce-sanas. Fue entonces cuando se propuso la canonización de fray Giuliani que en la primera mitad del siglo XX se encargó, entre otras muchas cosas que analizaremos en esta obra, de hacer circular una postal de Colonia Dolores para dar a conocer la supervivencia de aproximadamente 500 mocovíes gracias a la orden franciscana.

Los documentos que redactó la propia Dora Salteño en las últimas dos déca-das pueden ser leídos por el medio millar de habitantes del pueblo, y a ellos accedí gracias a la generosidad de la propia Dora con quien crecí. La institución más destacada de Colonia Dolores es la Escuela Indígena Nº 430, que fue inaugurada en el año 1902. En esa escuela nos formamos tanto Dora Salteño, Miriam Teresa Gómez, mi hermano Fabricio y yo misma durante la década de 1970. El centenario de la Escuela fue celebrado el 22 de julio del 2002 durante la gestión del goberna-dor provincial peronista Carlos Alberto Reutemann (1991-1995 y 1999-2003) y la jefatura de Dora Salteño en la Comuna Mocoví de Colonia Dolores (2001-2009). En el año 2009 el senador provincial Rodrigo Borla inauguró el Anexo Secundario Nº 1.359 de Dolores para garantizar la educación de los aborígenes mocovíes (Im. 11 a Im. 15).

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11. Postal del joven fray Buenaventura Giuliani con los moco-víes de Colonia Dolores y San Martín Norte (BACSC)

12. Postal del anciano fray Buenaventura Giuliani O.F.M., 28 de agosto de 1876 a 30 de julio de 1961 (BACSC)

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13. Centenario de la Escuela “General José de San Mar-tín” Nº 430 (1902-2002) (Werther Günther, 2010)

14. Placas del centenario de la Escuela “General José de San Martín” Nº 430 (Werther Günther, 2010)

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15. Antiguas estudiantes de la Escuela Nº 430, entre ellas las mocovíes Dora Teresa Salteño y Miriam Graciela Gómez (Werther Günther, 2010)

Otra institución importante de Colonia Dolores es el Club Deportivo “Cami Caia” que surgió gracias al acceso al poder del militar Juan Domingo Perón en el año 1946 (recordemos que el año anterior se desempeñó como vicepresidente y ministro de gue-rra), y que se conserva hasta el día de hoy. Es digno recordar también que el Partido Justicialista fue proscrito durante 18 años después de la caída de Perón en pleno año 1955. Los “peronistas” no pudieron acceder legítimamente al poder entre 1955 y 1973. Los franciscanos ya no se encontraban en la zona chaqueña precisamente por la oposi-ción del justicialismo a las reducciones indígenas y la desaparición de las misiones de los Territorios Nacionales. El interés gubernamental frente a Colonia Dolores fue más que inexistente. No obstante, los mocovíes del Pueblo Indígena se han organizado para llevar adelante actividades de afirmación comunitaria, tales como el juego de truco, las ferias y las carreras para los niños y niñas. Los bailes se orga-nizaron siempre con lonas que rodeaban el patio de la escuela. La gente bailaba el chamamé con grupos de música de la zona chaqueña. Se trata de actividades que no han desaparecido y que tampoco han cambiado: se venden empanadas, pan, vino, cerveza, licores y ginebra, y la festividad ha dado siempre la sensación de desahogo y desenfreno. Aquel Club Deportivo “Cami Caia” pertenece a la Asocia-ción Crespense de Bochas que fue fundada el 21 de agosto de 1951 en el pueblo Gobernador Crespo y nucleó también a los clubes Jorge Newbery y San Martín, del pueblo María de los Remedios Escalada de San Martín; a Deportivo Unión y Football Club Recreativo Belgrano (F.C.R.), de Gobernador Crespo; a El Bocha-

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zo, Sportivo y Deportivo Huracán, de La Criolla; a La Penca, del Pueblo La Penca y Caraguata; a Juventud Unida, de Vera y Pintado; a River Plate, de San Martín Norte; y al Deportivo Ramayón, de Ramayón (Im. 16).

16. Club Deportivo “Cami Caia” de Colonia Dolores (Werther Günther, 2011)

Después de casi dos décadas en que Juan Domingo Perón permaneció primero en Asunción del Paraguay (gracias al presidente y dictador Alfredo Stroessner Matiauda) y luego en la ciudad española de Madrid (controlada por el dictador Francisco Franco), regresó a la Argentina en el año 1973 y asumió la Presidencia al ser elegido por tercera vez el 23 de septiembre de ese año. Gracias al convenio suscrito con el Ministerio de Agricultura y Ganadería, el 17 de julio de 1973 Ma-ricel Stroppa plantó aproximadamente mil Pinos Elioti (pinus elliottii) utilizados para la forestación. En cuatro décadas esos pinos han adquirido una gran altura y se han impuesto en el pueblo indígena del espacio chaqueño.

La dictadura militar argentina (1976-1983) cortó algunos vínculos que se ha-bían mantenido durante el peronismo. En primer lugar, con los franciscanos que sobrevivían en la zona sin apoyo gubernamental. En segundo lugar, con los an-tropólogos y sociólogos que investigaron a los mocovíes, en especial con Maricel Stroppa que se encargó de reconstruir la historia de sus habitantes aborígenes. Y, en tercer lugar, con los jóvenes politizados, entre ellos algunos adeptos a Monto-

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neros que buscaron mejorar la formación de los mocovíes mediante un discurso redencionista. Estos jóvenes se habían instalado con tiendas de campaña en una zona que no era propia, razón por la cual desde el año 1975 el Ejército controló a todos los habitantes mocovíes de Colonia Dolores. Uno de mis recuerdos de aquella época son los traslados desde Dolores a Rosario en el duro año de 1976 cuando estalló la dictadura militar que se basó en la desaparición de aproximada-mente 30.000 personas, y el exilio y la tortura de más de 200.000 individuos. La Gendarmería y el Ejército paraban el autobús en medio de la Ruta Nacional Nº 11 y nos hacían bajar a todos para revisarlo. Buscaban “subversivos”, según el discur-so oficial, e iban armados con potentes ametralladoras. Pasábamos miedo porque consideraban que todos éramos “sospechosos” y “culpables”, y nos trataban con rigor dándonos órdenes para conseguir la obediencia.

El marco legal que reconoce los derechos de los pueblos aborígenes comenzó a gestarse a partir del regreso de la democracia en el año 1983, poco después de la Guerra de las Malvinas en el Atlántico Sur. Los territorios de la antigua Diócesis de Santa Fe fueron los primeros beneficiados por aquella recuperación democrá-tica. En el año 1994 se reformó la Constitución Nacional de 1953 y se derogó el artículo 65 que otorgaba al Congreso Nacional Argentino la facultad de mantener a los indios en reservas y convertirlos a la religión católica. Con este cambio es obligatorio “reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos; garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una educación bi-lingüe e intercultural; reconocer la personería jurídica de sus comunidades y la posesión y propiedad comunitaria de las tierras que tradicionalmente ocupan; y regular la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano”.

A partir del reconocimiento de la “sabiduría de nuestros ancestros latentes en nosotros” (“Lo ġoiaġá kua avajka Kaletavec qoqom¨ ¨ ”), la comunidad “Aim Mokoilek”, “soy mocoví”, fundó en abril del año 2011 el Museo “Nelovek Qobo¨´Mokoit”. Además de la comunidad, actuaron activamente Dora Salteño, Alfredo Salustiano Salteño y César Coria acompañados por profesionales de la Universidad Nacional de Rosario liderados por Paula del Río, que financiaron las excavaciones y acondicionaron el lugar del museo. Gracias al Museo “Nelovek Qobo¨ ´Mokoit”, Dora Salteño afirma que “se despertó el pueblo mocoví” en la Casa Mocoví para conservar el patrimonio cultural y la bandera de color verde, blanco y rojo de los mocovíes. Su objetivo es mostrar el desarrollo de los pueblos originarios durante el período “colonial” (Kenaa´ nonite` docoshí”); el exterminio de buena parte de los mocovíes; su reducción a través de los jesuitas que fueron expulsados en el año 1767; la tarea asumida por los franciscanos desde el siglo XIX hasta mediados del siglo XX; así como la fundación de la reducción indígena Colonia Dolores en el año 1900 que quedó ubicada a 40 kilómetros de San Javier, y que hoy día cuenta

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con un espacio de defensa de la cultura y de la lengua originaria que es el primer y único museo mocoví de la Argentina a cargo de César Coria y Alfredo Salustiano Salteño, y con un sitio de protección en manos de Dora Tersa Salteño y Miriam Graciela Gómez que es el dispensario “Natarenagnanqui”, donde “se cura a los mocovíes” (Im. 17, Im. 18).

17. Museo “Nelovek Qobo¨ ´Mokoit” con César Coria y Dora Sal-teño junto a la bandera mocoví (Werther Günther, 2011)

18. Lengua mocoví: “Natarenagnanquí” (Werther Günther, 2010)

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Esta investigación ha sido posible gracias al proyecto de investigación I+D+i del MICINN (HAR2009-07094) dirigido por Pilar García Jordán, así como los pro-yectos A/023093/09 y A/030106/10 de la Agencia Española de Cooperación In-ternacional y Desarrollo (AECID, 2009-2012) dirigidos por Gabriela Dalla-Corte Caballero. Para redactar la historia de los mocovíes de Colonia Dolores he tenido la posibilidad de consultar el Archivo de la Biblioteca Conventual de la Provincia Franciscana de San Miguel, ubicado en el Convento San Carlos Borromeo de San Lorenzo que se encuentra a treinta kilómetros de la ciudad de Rosario. El edificio conventual franciscano cubre 2.000 m2, data del año 1790 y conserva la docu-mentación de las distintas misiones y reducciones hasta mediados del siglo XX. Contiene la capilla antigua o primitiva que en febrero de 1813 celebró el Himno de Acción de Gracias por el triunfo patriota que se dio en el marco de las inde-pendencias desde el año 1810. Convertida en la actualidad en Sala de Arte Sacro, los franciscanos señalan que exhiben las gradas superiores del primitivo altar, un sagrario jesuítico del siglo XVIII, una cruz con diversos símbolos que los misio-neros utilizaban para relatar la Pasión de Jesús, tallas, óleos y vitrinas desde el siglo XVIII. Tiene también una sala de la bóveda más baja que contiene muebles, relojes, así como un organillo italiano, un piano y un armonio que pertenecieron al Templo desde el siglo XVIII.

En diciembre de 1810 los franciscanos inauguraron la escuela de primeras letras dirigida a toda la población en el marco del nuevo “gobierno patrio argen-tino”. El refectorio del convento fue el silencioso comedor destinado a unos 70 religiosos, que en febrero del año 1813 fue utilizado como hospital de sangre de los soldados liderados por el general José de San Martín durante el ataque español producido en la “Batalla de San Lorenzo”. El Convento San Carlos Borromeo conserva armas blancas y de fuego que corresponden al siglo XIX y que fueron utilizadas para incorporar el norte chaqueño a la provincia de Santa Fe y al Esta-do Nacional argentino. En el museo también se observan armas cortas de fuego que solían llevar los viajeros cuya función fue desplazar a los aborígenes para concentrarlos en las reducciones indígenas de la provincia santafesina, y en las misiones de los Territorios Nacionales de Chaco y Formosa, o para absorberlos en los espacios productivos creados por los criollos y extranjeros que impusieron unas condiciones laborales deplorables. El convento fue declarado Monumento Histórico Nacional en el año 1940, coexiste geográficamente con el “Campo de la Gloria” y conserva el museo franciscano como patrimonio cultural. El edificio educativo, que data del año 1914, fue declarado Monumento Histórico Provincial el 4 de noviembre de 1985. En el año 1940 la Ley 12648 registró al Museo Histó-rico San Carlos Borromeo como Monumento Histórico Nacional (Im. 19, Im. 20).

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19. Biblioteca y Archivo del Convento San Carlos Borromeo de San Lorenzo (BACSC, 1920)

20. Entrada al Convento San Carlos Borromeo de San Lorenzo (Werther Günther, 2011)

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Gran parte de las imágenes que aparecen en esta obra permanecen en el seno de la Biblioteca y Archivo del Convento San Carlos Borromeo de San Lorenzo (BACSC), gracias a la conservación a la que se volcaron los propios misioneros en las reducciones y las misiones del enorme territorio chaqueño de la República Argentina. Algunas de las imágenes incluidas en el libro proceden del Banco de Imágenes “Florian Paucke” del año 2006, conservado en el Archivo General de la provincia de Santa Fe, en el Sistema Provincial de Archivos del Ministerio de Gobierno, Justicia y Culto, y se incluye el código correspondiente, aunque debo afirmar que algunas de las fotografías proceden del interés de los misioneros de registrar Colonia Dolores y, en especial, al cacique Felipe Chaura de San Martín Norte. El ingreso de los franciscanos al Colegio San Carlos Borromeo permite al mismo tiempo entrar al mundo de los mocovíes, tobas y pilagás, así como a los matacos y abipones, es decir, al mundo de los aborígenes gaycurúes del Chaco Boreal que se caracterizaron siempre por la caza, la pesca y la recolección. La integración de los frailes a las misiones y a las reducciones también nos permite conocer el ingreso sin pausa de los colonos “blancos”, es decir, criollos y extranje-ros, que se fueron apoderando de las tierras indígenas del Gran Chaco.

Con el propósito de describir la historia de los mocovíes, también me cen-tré en las entrevistas a dos maestras que trabajaron en la Escuela “General José de San Martín” Nº 430 de Colonia Dolores en la década de 1970. Teresa García de Redigonda, por ejemplo, siempre vivió en Gobernador Crespo desde donde transportaba diariamente la carne, la leche y las papas al Comedor de la escuela. Faustina, la madre de Miriam Gómez, era una de las cocineras que se encargaban de alimentar a los niños y niñas que asistían a la Escuela. La otra maestra que men-ciono es mi propia madre, Zulma Benita Caballero, quien asumió como directora y decidió radicarse durante más de tres años en Dolores aprovechando dos peque-ñas habitaciones de la escuela inaugurada en 1902. Además de Alfredo Salustiano Salteño, Miriam Gómez, César Coria y la propia Dora Salteño, las dos maestras mencionadas me dieron cierta información singular sobre la vida de los mocovíes de Colonia Dolores. Por ello, uno de los objetivos es mostrar la creación francis-cana en la zona chaqueña santafesina, y el otro es indicar el papel de Dora Salteño que me ayudó a considerar el pueblo como el ámbito más normal para la vida.

Tras describir en esta introducción algunas de las características históricas y actuales de la reducción del medio millar de mocovíes que se instalaron en el pue-blo indígena de Colonia Dolores, analizo en el primer apartado el control cartográ-fico de la Diócesis de Santa Fe, así como el rol jugado por el Gobierno provincial santafesino. Con la finalidad de comprender la vida mocoví en las últimas décadas del siglo XIX, me centro en la gestión de fray Francisco Tavolini que mencionó expresamente la colaboración del capitán Martín Salteño, cuyo apellido fue adop-

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tado por el propio mocoví Mariano Salteño al convertirse en el último cacique del territorio de los Ombusales. Analizo las exploraciones de Luis Jorge Fontana y sus conclusiones sobre los aborígenes chaqueños a inicios de la década de 1880, así como las propuestas de Guillermo Araoz en 1885, un año antes de la ley que definió el Territorio Nacional del Chaco en el río Bermejo. En síntesis, la finalidad es entender la transformación del cacicazgo mocoví y el aumento del poderío de la reducción indígena gracias a la presión del ejército argentino y de los exploradores del espacio chaqueño.

En el segundo apartado rastreo a algunos grupos de inmigrantes instalados en la zona chaqueña a finales de la década de 1870, en particular a la familia friulana de apellido Giuliani. La finalidad es describir la lenta transformación del medio millar de indígenas que se asentaron en Colonia Dolores junto al misionero fray Buenaventura Giuliani, precisamente uno de los descendientes de los extranjeros que poblaron el “confín del Chaco”. Describo las actividades de fray Ermete Cos-tanzi y los sentimientos de los mocovíes ante el secuestro de una joven mocoví que los “blancos” llamaron “chinita” y que, pese al dolor de su madre mocoví, nunca pudo regresar a su pueblo ni encontrarse con sus hermanos y hermanas. Analizo las operaciones topográficas de la famosa Concesión Nº 36 que otorgó tierras a las familias mocovíes en pleno 1900, y concluyo mencionando el significado del papel cumplido por el cacique Mariano Salteño hasta el año 1905 en que fue ente-rrado en San Martín Norte. El ámbito de la actuación franciscana fue precisamente la Diócesis de Santa Fe.

El tercer apartado se centra en la vida mocoví a través del “último malón mocoví” producido en abril de 1904, abordando las percepciones franciscanas que nos dan pistas para comprender la acción de fray Buenaventura Giuliani durante la “revolución” mocoví de 1904, así como la conversión del mocoví Teófilo Salteño que quedó en manos de los franciscanos por su condición de huérfano. Los obje-tivos son comprender el rol del gobierno provincial santafesino; las difíciles rela-ciones tejidas entre fray Ducca y fray Giuliani; y el significado del lento abandono de la Reducción Indígena por parte de los propios mocovíes al ser sustituidos por los criollos y extranjeros de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Entre estos inmigrantes “blancos” encontramos al historiador Alcides Greca, director de la primera película filmada en el interior de la Argentina en el año 1917, precisa-mente sobre el “último malón mocoví” producida en la reducción indígena de San Javier el 21 de abril de 1904. Finalmente, la autoridad de fray Giuliani a lo largo de la primera mitad del siglo XX nos permitirá entender por qué el año 2011 ha sido declarado por los habitantes de San Martín Norte el “Año Buenaventuriano” a través de la celebración de los “50 años de Pascua fray Buenaventura Giuliani”.

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El cuarto apartado se centra en la vida de los mocovíes de Colonia Dolores. Abordo la historia de aquellos 500 mocovíes que tuvieron que enfrentar el creci-miento numérico de los colonos criollos y extranjeros, “blancos”, entre la Primera Guerra Mundial y la crisis del año 1930. Ambos conflictos modificaron al Estado Nacional de la República Argentina. Nos interesa analizar la presión ejercida por fray Ducca durante las dos décadas que permaneció en la reducción en el marco de la definición de los cuerpos mocovíes para el trabajo, la música, la religión y la educación. Interesa observar la adquisición de un armónimo para la Capilla del Santo Cristo y Nuestra Señora de los Dolores, y la valoración de la Escuela Nº 430 por parte del director Ítalo E. Borgogno, colaborador de fray Giuliani, quien definió al “indio mocoví” como un elemento central de la construcción del Estado y de la Nación argentina. El interés en la “mokoit lakatá” permite la reproducción de las palabras y frases descubiertas por los franciscanos a finales del siglo XIX.

El quinto apartado está dedicado al camino elegido por los mocovíes para convertir a la antigua reducción indígena en la primera Comuna Mocoví de la Re-pública Argentina. La organización institucional de los mocovíes en el Gran Cha-co les otorga independencia respecto a los “blancos” que habitan San Martín Norte desde finales del siglo XIX, precisamente el mismo período en que los mocovíes fueron sometidos a nivel territorial en el pueblo llamado Colonia Dolores. Es ne-cesario abordar la segunda mitad del siglo XX tomando en consideración la im-portancia de la investigación que llevó adelante Maricel Stroppa en 1973 y 1974; la restricción cultural y social producida durante la caída del gobierno justicialista en 1976; el peso político y económico de la dictadura militar; y el significado del retorno de la democracia en el año 1983. Es importante rastrear el significado lo-cal, nacional e internacional de esta primera Comuna Mocoví instituida en el año 1994. Colonia Dolores, como veremos en el último apartado de este libro, permitió el acceso de la mocoví Dora Teresa Salteño como presidenta de dicha comuna, convirtiéndola en la primera mujer mocoví de la República Argentina que pudo acceder a un cargo de esa jerarquía.

El sexto apartado se titula “Aim Mokoilek¨ que en castellano significa “Soy Mocoví”. Uno de los problemas surgidos en la investigación fue la diversidad de los apellidos de los mocovíes en los registros jurídicos del último siglo y medio. En esta obra he decidido remarcar los apellidos que aparecen con diversas letras, unificando el uso de las palabras mocovíes. Es el caso de apellidos tales como Nascitiquí, Castañeda, Lanche, Lanchi y tantos otros. Es importante abordar la situación de las manzanas y de las hectáreas que originariamente fueron otorgadas a los mocovíes y que condicionan hoy día una intensa lucha con los definitivos propietarios y con el Gobierno santafesino. Dora Salteño, la bisnieta de Mariano Salteño que fue el último cacique mocoví, lideró la Comuna desde el año 2001

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hasta el año 2009. Junto a Alfredo Salustiano Salteño y César Coria, Dora se ha dedicado a recolectar el recuerdo de los mocovíes sobre el significado del Ombu-sal en el proceso de ocupación territorial. Si algo desean demostrar los mocovíes a través de su “himno” es gritar “a los cuatro vientos que el mocoví está de pie”. El derecho obtenido por los mocovíes para fundar su propio cementerio y dejar de depender del camposanto de los criollos y extranjeros, “blancos”, de San Martín Norte, cierra este libro junto con la descripción de la creación en el año 2011 del único museo mocoví de la República Argentina que ha recibido el nombre de “Nelovek Qobo¨ ´Mokoit”.

Como he señalado al inicio de esta introducción, el objetivo es reconstruir la historia de los mocovíes establecidos en Colonia Dolores, y comprender la impor-tancia de la gestión de Dora Teresa Salteño entre el año 2001 y el año 2009. Para poder diseñar esta obra conté en primera instancia con el arquitecto Roberto De Gregorio que me señaló en el año 2009 la importancia de que una “historiadora” con conocimiento personal y de vida en Colonia Dolores se hiciese cargo de la “historia” de los mocovíes santafesinos. Fue él quien me comentó la importancia de la documentación conservada por el Convento San Carlos Borromeo en el que él dirige el estudio de la construcción del edificio desde el siglo XVIII. El propio De Gregorio fue quien me aportó información en ese año para diseñar la historia del médico rosarino Carlos de Sanctis que fue destinado a la Guerra del Chaco entre 1932 y 1933, precisamente en esa zona del Gran Chaco que merece un inte-rés especial, y que dio lugar a la obra publicada por Prohistoria Ediciones y por el Taller de Estudios Andino-Amazónicos (TEIAA) de la Universitat de Barcelona (Dalla-Corte Caballero, 2010 a).

Tanto el TEIAA como Prohistoria Ediciones colaboran en la edición de esta obra sobre Colonia Dolores. Werther R. Günther me acompañó durante la digi-talización de los documentos históricos conservados en el Convento San Carlos Borromeo, y reprodujo las imágenes fotográficas que son escenciales para com-prender la historia de los mocovíes de Colonia Dolores. En el Convento he podido consultar y digitalizar la documentación y las fotografías utilizadas en esta obra gracias al permiso otorgado por los franciscanos a quienes les describí mi expe-riencia y mi vida personal en Colonia Dolores, así como mi interés en reconstruir la historia de los mocovíes. Agradezco al provincial franciscano Gustavo Rodrí-guez, al filósofo Fernando Navarro y a la bibliotecóloga Carina Arroyo por su generosidad al permitirme acceder a la biblioteca y al archivo del Convento San Carlos. Finalmente, agradezco a Gustavo Álvarez, Darío Barriera, Sandra Fernán-dez, Fernando Ferreyra, Adriana García, Adriana Guzmán, Silvina Maroni, Mari-cel Stroppa, Marcelo Ulloque y Rosana Vaca por haberme acompañado, ayudado y sostenido a lo largo de diferentes momentos de mi vida. Uno de esos momentos

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fue la formación en historia en la Universidad Nacional de Rosario (UNR) en la que siempre dejé pendiente la reconstrucción del pasado y el presente de los mo-covíes de Colonia Dolores.

Finalmente, parte del material ha sido rastreado en el Archivo Histórico Pro-vincial del Chaco (AHPCH) en Resistencia, así como en el Museo Archivo Pro-vincial “Julio Marc” ubicado en la ciudad de Rosario. La reivindicación del grupo indígena mocoví reúne el pensamiento dispar sobre lo que fue y es su trozo de tie-rra en “Na laa´lategüé Chaco”, es decir, en ese “Gran” y desconocido “Chaco”. Mi primer deseo es que esta obra dedicada a la historia local de la antigua reducción indígena del Pueblo Dolores sea útil para los guaycurúes chaqueños. Mi segundo deseo es mostrar mi admiración por Dora Teresa Salteño. Espero que esta obra dé a conocer un trozo de la historia mocoví en el norte santafesino. Es posible que cierre la puerta del conflicto originado por el pasado, pero al mismo tiempo que abra la ventana a la historia. Finalmente, reproduzco la poesía que aprendimos con mi hermano Fabricio Dalla-Corte Caballero cuando Juan Redigonda nos traslada-ba a Colonia Dolores desde Gobernador Crespo que siempre ha estado ubicado en la Ruta Nacional Nº 11. Juan fue descendiente de los “blancos” inmigrantes en la zona chaqueña. Nos enseñó entre 1973 y 1977 una canción sobre las bellotas que es un fruto característico de la zona mediterránea en las especies arbóreas del roble, la encina, el alcornoque y el quejigo. La familia de Juan Redigonda es una de las tantas familias italianas, austriacas, francesas, suizas y españolas que llegaron a la Argentina en las últimas décadas del siglo XIX, y se establecieron en San Javier, San Justo, San Martín Norte, Cañadita, Gobernador Crespo... Este cántico nos muestra la unión y la disonancia entre los “blancos” y los “mocovíes”, tan vinculados a la historia, y también tan vinculados al futuro de Colonia Dolores.

Don Juan de las bellotasQue tiene las tripas rotas

¿Con qué se las curaremos?Con un palo que le demos.

¿Y adónde está el palo?El palo se quemó.

¿Y adónde está el fuego?El fuego se apagó.

¿Adónde está el agua?El burro se la tomó.

¿Adónde está el burro?El burro se murió.

¿Y adónde lo enterraron?Adonde quiso Dios.

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CAPÍTULO I

Del cacicazgo a la reducción

La provincia de Santa Fe incluyó desde la década de 1880 el territorio del norte conocido como chaqueño, y redujo el espacio del Territorio Nacional del Gran Chaco. La división implementada por el gobierno nacional hizo

que el definitivo Territorio Nacional del Chaco llegara formalmente hasta el río Bermejo. En esta ocupación del norte, el Territorio Nacional de Formosa incluyó un espacio chaqueño entre el río Bermejo y el río Pilcomayo que se había dispu-tado con el propio Paraguay en construcción después de la terrible Guerra de la Triple Alianza (Gordillo, 1992, 2001, 2007). En estas zonas, los mocovíes, los tobas y los pilagás, es decir, los guaycurúes, entraron en relación formal con los misioneros franciscanos hacia la década de 1860 ya que la orden religiosa tuvo una gran importancia en América Latina gracias al apoyo de la Santa Sede (Abad Pérez, 1992). Tanto las misiones de Tacaaglé (Dalla-Corte Caballero-Vázquez Recalde, 2011) y Laishí (Dalla-Corte Caballero, 2011 b: 143-172), ambas en el Territorio Nacional de Formosa, como la reducción mocoví del norte chaqueño de la provincia santafesina que acabará recibiendo el nombre de Colonia Dolores, permitieron la participación de los misioneros franciscanos que se incluyeron en la zona chaqueña.

El espacio provincial al que pertenece Colonia Dolores, así como el territorio nacional de Chaco y Formosa (Barriera y Roldán, 2004), fueron incorporados a lo que los franciscanos calificaron de Diócesis de Santa Fe. Este capítulo aborda el control cartográfico que el gobierno santafesino diseñó para los mocovíes, en par-ticular a los que originariamente fueron sometidos en la zona de Calchines y San Javier con el calificativo “mocovíses”. Resulta esencial comprender la percepción de los primeros franciscanos llegados a los “pueblos” indígenas del norte santafe-sino, entre ellos fray Giuseppe (José) María Zattoni, fray Aurelio Boidí, fray Fran-cisco Tavolini y fray Ermete Costanzi, todos ellos nacidos en Italia, convencidos por la orden franciscana de la necesidad de expandir sus ideas, y aceptados por la Santa Sede. Nos concentramos también en la mirada que dirigieron los misioneros al cacique Mariano Salteño a quien calificaron de “rey de la selva” y “famoso” por la placentera vida de los mocovíes que eran los aborígenes más respetuosos y agradables de la zona chaqueña. Analizamos también las ideas de José Luis Fontana y de Guillermo Araoz sobre las tierras y los aborígenes chaqueños. Como

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he señalado en la introducción, la mayor parte de la documentación utilizada aquí se conserva en el Convento San Carlos Borromeo de San Lorenzo en el corazón de la Diócesis de Santa Fe, el cual finalmente concedió mayor poder al Gobierno provincial (Roselli, 1984).

El control cartográficoIniciamos el estudio con tres mapas que ayudan a comprender a los mocovíes y a los franciscanos en la primera mitad del siglo XX, y que fueron confeccionados para ubicar algunos grupos indígenas que interesaron a la orden. Dichos mapas identifican lo que hoy son tres provincias argentinas, y que en su momento for-maban parte del distrito, jurisdicción o circunscripción de la llamada Diócesis de Santa Fe. Dos de los mapas se conservan en el Archivo y Biblioteca del Convento San Carlos, y el tercero en la entrada al museo del convento ubicado en San Lo-renzo. Como veremos, ninguno de esos mapas identificó el territorio en el que fue fundada la reducción indígena mocoví que recibió el nombre de Colonia Dolores.

El primer mapa (Im. 21) fue obra del misionero José S. Zurflüh que lo en-tregó a la División de Geodesia de la Dirección General de Tierras y Colonias de la República Argentina en el año 1906. Fray Zurflüh calculó en 131.906 km2 la superficie de la provincia santafesina en la que vivían 640.755 personas; la del Territorio Nacional del Chaco con 136.635 km2 y 13.400 habitantes; y la del Territorio Nacional de Formosa en 107.258 km2 que eran habitados por 6.094 individuos. Fray Zurflüh ubicó en Formosa la misión franciscana del Colegio de la Merced haciendo referencia a la Misión Tacaaglé en manos de los franciscanos con una superficie de 60.000 hectáreas; así como la misión franciscana del Colegio San Carlos que fue la Misión de Laishí y contó con 74.000 hectáreas. Finalmente, el singular fray Zurflüh señaló la ubicación de los misioneros del Colegio de San Diego en el Territorio Nacional del Chaco que contaron sólo con 20.000 hectáreas. Lo importante de este mapa es el diseño de la Diócesis de Santa Fe que llevó ade-lante el misionero encargado de la Misión de Tacaaglé que también se dedicó a fotografiar a los indígenas tobas y pilagás procedentes tanto del territorio conside-rado argentino como el calificado de paraguayo (Dalla-Corte Caballero, 2010 b), es decir, al norte del río Pilcomayo. Llamativamente, tanto los mocovíes como los tobas y pilagás forman parte del grupo guaycurú, al tiempo que el autor del mapa se dedicó a remarcar el carácter de las provincias de Santa Fe, Buenos Aires, Cór-doba, Corrientes, Entre Ríos, sin identificar la naturaleza de Santiago del Estero, Chaco y Formosa. Finalmente, el fraile identificó la ubicación del arroyo Saladillo Amargo y del arroyo Saladillo Dulce, así como el río San Javier, remarcando el lugar de Escalada, Gobernador Crespo, Fives Lille, Margarita, Toba, Guaycurú, y las Estaciones Colmena y Ombú en la zona santafesina de la Ruta Nacional Nº 11.

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El segundo mapa (Im. 22) muestra que la zona formoseña del norte de la Diócesis de Santa Fe correspondió al límite fijado con la República de Bolivia. A diferencia del mapa anterior, en éste la República del Paraguay fue asignada a la zona oriental del río Paraguay que recibía precisamente al río Pilcomayo como límite de la República Argentina (Paz Guillén, 1886). Desde esta perspectiva, el Chaco Boreal correspondía a los intereses bolivianos desde la zona del cauce anti-guo del río Pilcomayo en la zona de la Colonia Buenaventura (Guzmán, 1880). La Misión de Tacaaglé abrió sus puertas en el año 1901 con el nombre de San Fran-cisco Solano en la zona del Riacho Porteño del Territorio Nacional de Formosa, y tuvo como límite la Colonia Agrícola Pastoril. Más cercana al río Bermejo, la Misión de Laishí fundada también en 1901 tuvo como límites la Colonia Ituzain-go, la Colonia Pastoril, la Colonia Formosa, y la actividad comercial gracias al arroyo Salado hacia el río Paraná que separa a la provincia de Santa Fe de Entre Ríos y Corrientes. Ambas misiones quedaron ubicadas entre el río Bermejo y el río Pilcomayo para incorporar a la nación argentina especialmente a los aborígenes tobas y a los pilagás procedentes del Chaco Boreal. Los territorios de la República de Bolivia y de la República del Paraguay fueron ubicados en espacios diferentes a los que asumieron años después ambos países en virtud de la Guerra del Chaco que se extendió entre el año 1932 y el año 1935 (Dalla-Corte Caballero, 2010 a).

En dicho mapa observamos que los franciscanos especificaron la ubicación del “Chaco Boreal” que formaba parte del Paraguay, y hasta dónde extendían en-tonces el espacio llamado boliviano. Se suponía que la República del Paraguay se encontraba ubicada desde Asunción hacia el Oriente, y no tanto hacia el oeste del río Paraguay. Nuevamente, Chaco y Formosa no incluyeron el término Te-rritorio Nacional a diferencia de Santa Fe, Santiago del Estero, Córdoba, Salta y Corrientes que fueron diseñadas como provincias (Dalla-Corte Caballero y Váz-quez Recalde, 2011). El mapa fue una creación de los misioneros franciscanos que ubicaron el Convento San Carlos Borromeo conectado a los misioneros del Chaco Occidental del espacio salteño (Teruel, 1995, 2000; Pellichi, 1995), junto a Escala-da, San Javier, Cayastá, San Martín (Norte), Fives Lille, Espín, Vera, Reconquista y San Antonio Obligado, este último surgido en el año 1884. Recordemos que la primera misión de la diócesis santafesina fue la antigua misión de la Concepción del Bermejo (1585-1621) y posteriormente surgieron las antiguas misiones de La Cangayé (1780) y de San Bernardo (1780). Los franciscanos y los empresarios crearon las misiones de Rivadavia (1865), de Río Bermejo (1875) que fue destrui-da por la crecida del río, y la de San Buenaventura del Monte Alto (1884). Entre 1900 y 1901 se fundarons las misiones de Nueva Pompeya en el Territorio Nacio-nal del Chaco, y las de Laishí y Tacaaglé en el Territorio Nacional de Formosa.

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El tercer mapa (Im. 23) modifica la labor emprendida por fray Zurflüh en el año 1906. Conservado en el Convento San Carlos y mostrado públicamente en el seno del museo, dicho mapa indica la extensión de la Diócesis indicando con diversos colores los siglos en que fueron fundadas las 32 misiones y reducciones de la Diócesis formada por los territorios de lo que hoy son las provincias de Santa Fe, Chaco y Formosa. El color rosa muestra que la primera misión fue la de San Antonio de Mocoretá hacia el 1575, es decir, en el siglo XVI (Geymonat, 1998). En el siglo XVII, con color amarillo, se registra el sitio de la antigua misión Nuestra Señora Rosario de Calchaquíes nacida probablemente en el año 1665. También San Bartolomé de Chanaes (1620) y la antigua misión de Calestín (siglo XVII). Las misiones originarias fueron la de San Pedro, San Jerónimo del Sauce, Almagro y la antigua misión San Miguel de Calchines. El color rojo corresponde al siglo XVIII e indica la fundación de las reducciones gracias a la antigua misión San Bernardo, Cangayé, Antigua M. Francisca (1750), San Nicolás (1792), Eis-pin (Espín, 1795) y San Jerónimo del Rey (1795). Fueron matriculados en el año 1775 los cuatro pueblos o reducciones correspondientes a los indígenas abipones (San Jerónimo del Sauce), mocovíes (San Javier y San Pedro) y charrúas (Nuestra Señora de la Concepción de Cayastá). Los responsables de la transformación de los cuatro pueblos de la jurisdicción del Gran Chaco fueron fray Francisco de la Riba Herrera, fray Bartolomé de los Reyes, fray Pedro Ignacio Morales que por entonces era el capellán de la expedición, Francisco Solano Frutos y Joseph Gó-mez sobre quien haremos referencia más adelante.

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21. Mapa de la Diócesis de Santa Fe, División de Geodesia, Dirección General de Tierras y Colonias, República Argentina, mapa de fray José S. Sashuf (Zurflüh), 1906, conservado en la Biblioteca y Archivo del Convento San Carlos Borromeo de San Lorenzo (BACSC)

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22. Mapa de las Misiones de la Diócesis delos franciscanos, con exclusión de Colonia Dolores, conservado en la Biblioteca y Archivo del Convento San Carlos Borromeo de San Lorenzo (BACSC)

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23. Mapa de la Diócesis de Santa Fe, marca histórica de las misiones y reducciones indígenas con exclusión de Colonia Dolores (BACSC)

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La situación de los mocovíes en el siglo XIX se dio a conocer gracias a la ocupa-ción de la Misión del Rincón Grande (1866-1868), así como de las misiones de San Pedro (1812), Santa Rosa de Calchines (1855), Cayastá (1858), San Martín del Pueblo Dolores (1870), San (Francisco) Javier (1872) y San Antonio de Obli-gado (1884) (véase imágenes fotográficas en Carrasco, 1887). El color verde iden-tifica a Río Bermejo, Rivadavia, Franciscana, San Buenaventura, Obligado, San Pedro, San Martín Norte, San Javier, Cayastá, Santa Rosa, Rincón Grande y San Francisco Solano. Ya a inicios del siglo XX, el color blanco indica la ubicación de las misiones de Laishí y Tacaaglé en el Territorio Nacional de Formosa, y la de Nueva Pompeya en el Territorio Nacional del Chaco. Los sitios de color azul coinciden con la zona occidental chaqueña. En síntesis, los mapas diseñados por los misioneros y reproducidos en esta obra muestran que el pueblo indígena de Colonia Dolores nunca fue registrado como misión o reducción franciscana.

Como sabemos, en el siglo XVIII las reducciones del norte santafesino a cargo de los franciscanos incorporaban a “los indios, indias, viudas y párvulos por familias”. El informe general de los guaycurúes fue elaborado “en el pueblo de San Jerónimo” (ahora Reconquista, Furlong Cardiff, 1938 a ) por el comandante y administrador de la frontera de nombre Joseph Tarragona, quien contaba con la jurisdicción sobre los cuatro pueblos. De acuerdo al registro formulado por los propios franciscanos en el año 1775:

“Todos los párvulos desde edad de cinco años hasta la de diez serán llevados por un alcalde o cacique, al padre cura, compa-ñero, para que les enseñe la Doctrina Cristiana hasta ponerlos en estado para que puedan recibir los Santos Sacramentos. Con todos los demás indios, indias, oirán misa todos los que tuvieran alguna particular urgencia[...] por lo que habiendo reconocido que la Capilla de San Jerónimo de Indios Avipones no escapan para recular esta gente y que las paredes de la Iglesia que les dan comodidades, precisa encubrirla lo más pronto que sea[...] se nombrará un capataz en cada Pueblo que sea sujeto de campo, cuidadoso, y capaz para dar las noticias al administrador de los cuatro pueblos, Don Joseph Tarragona, para que por medio del aviso quede este como gobernador de las armas.”

Es importante recordar el apellido Tarragona para comprender a los mocovíes de Colonia Dolores. La documentación del Convento San Carlos Borromeo muestra que a finales del siglo XVIII el administrador Joseph Tarragona era un “blanco” cuyo apellido hispano fue utilizado por los propios aborígenes para dar cuerpo a

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la familia mocoví de apellido Tarragona. El documento firmado en 1775 recono-ció las “guerras” entre los diversos grupos indígenas de los mocovíes, abipones y charrúas. Por entonces la llamada jurisdicción de Santa Fe contaba con cuatro “pueblos de indios”: Nuestra Señora de la Concepción de Cayastá donde se en-contraban los charrúas además de ocupar los territorios de los actuales Uruguay y provincias de Entre Ríos, Corrientes, Santa Fe y el espacio brasilero de Río Grande del Sur; dos reducciones de la “Nación de Mocovíes” representadas por San Javier y San Pedro; y la reducción San Jerónimo en la que se encontraban los abipones (Dobrizhoffer, 1784). En el siglo XIX los abipones se ubicaron a orillas del río Paraná, en la reducción de Reconquista, así como en la provincia de Santia-go del Estero (Concepción), Chaco (San Fernando, luego Resistencia) y Formosa (Timbúes o Timbó, también llamada Herradura) (Furlong Cardiff, 1938 a).

Por entonces, los franciscanos afirmaban que las mujeres mocovíes debían ser consideradas como la “diabólica pernición práctica que tienen las más de las Indias de las Reducciones de esta Jurisdicción”. En el documento del 12 de marzo de 1775, titulado “Constituciones que hoy día hizo y se mandó escribir el libro de cada uno de los cuatro pueblos de indios de la jurisdicción de Santa Fe”, consta que las mujeres se encargaban desde niñas de “deformar” la sagrada religión ca-tólica al consagrarse al demonio. En consecuencia, el objetivo de los franciscanos a finales del siglo XVIII fue volcarse a los niños y niñas de “Indias e Indios no Cristianos” establecidos en el espacio chaqueño santafesino. La imposición de cincuenta azotes a cada joven indígena contraria a la vida religiosa fue la otra im-posición creada por la orden que se preocupó ante el uso de la “chicha” (Perusset y Rosso, 2009). En palabras de los misioneros que describieron la zona como propia de los infieles del Gran Chaco:

“[...] siendo también notorio el que hay muchos indios que no obedecen al padre cura y al cacique Corregidor como deben, y que podrán intentar hacer lo mismo con el Substituto de Admi-nistración que vienen nombrados para que les enseñen sosegadas leyes del humano Comercio, nombrará el cacique Corregidor de cada Pueblo el suficiente número de indios que pueden de esa satisfacción con tres oficiales de modo que componga una com-pañía [...] siendo tan notable perjudicial a todo la embriaguez, como que por este vicio [...] demasiada chicha que huvieren ve-bido[...] y encargo a los padres curas y compañeros de cada uno de los pueblos de indios de esta jurisdicción que procuren con su religioso cristiano celo el modo de minorar al menos tan detesta-ble vicio, y mando a los regidores, alcaldes y demás ministros de

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justicia de unos y otros pueblos que celen el cumplimiento [...] para evitar el grave pecado que cometen privándose del juicio y fuerza que Dios les dio.”3

Algunas de las familias indígenas mocovíes, como ocurrió con el resto de aborí-genes de la zona chaqueña, se establecieron primero en San Javier y San Pedro, y a finales del siglo XIX en el espacio que sería bautizado como reducción indígena del Pueblo Dolores.4 El misionero que se encargó de registrar por primera vez a los mocovíes fue el presidente de la reducción de San Javier, fray Aurelio Boidí, que se desempeñó como auxiliar y capellán de la tropa veterana. El 28 de abril de 1861 el fraile comunicó al capitán general establecido en la ciudad de Santa Fe que los aborígenes mostraban un doloroso espectáculo ya que se negaban a abandonar su paraje que estaba siendo felizmente ocupado por los “blancos”. En palabras del misionero, los mocovíes no aceptaban que el gobierno provincial les quitase el territorio históricamente habitado por ellos. La queja formulada desde el año 1857 por los mocovíes en el territorio de San Javier del espacio chaqueño, se enfrentaba a los “inocentes colonos” que aseguraban el progreso para la Argentina. Frente a unos indios “venenosos” y “culpables”, poseedores del “mal vicio”, se estaba levantando una de las primeras colonias en la zona chaqueña santafesina:

“Con esa ida he tenido conocimiento que esta Colonia vuelve a estar poco segura relativamente a su existencia y progreso. Cono-cí claramente que tratan de mudar esta vez esta indiada, acumu-lándole para el efecto todo lo que se hace en esta provincia, así como siempre han hecho desde el año (18)57 hasta la presente. Pensaba que esos personajes rabiosos que desde un principio han querido morder a estos inocentes, hubieran dejado ya su mal vi-cio, más veo que van tomando siempre más fuerza para lanzar su veneno contra esta Colonia.”5

3 BACSC, Caja 32: “Constituciones que hoy día hizo y se mandó escribir el libro de cada uno de los cuatro pueblos de indios de la jurisdicción de Santa Fe, Reducciones San Jerónimo de Abipones, San Javier de Mocovíes, San Pedro de la misma Nación (de mocovíes), Nuestra Señora de la Con-cepción de Cayastá de Charrúas, 12 de marzo de 1775”.

4 BACSC, Caja 32: “3 de febrero de 1775, fray Pedro Ignacio Morales capellán de la expedición; fray Bartholomé de los Reyes; fray Julián Obelar; Fermín de Calchaquí; Sargento Mariano Monte; Mariano Bayer; Joseph Gómez; Francisco Solano Frutos; Joseph Tarragona, José Martínez y otros. Al día 12 de marzo de 1775 años recibí estas constituciones de manos del señor Francisco de la Ryba Herrera, gobernador de la ciudad de Santafeé, y su jurisdicción, fray Julián Obelar”.

5 BACSC, Caja 1: Auxiliar y Capellán fray Aurelio Boidí, San Javier, al Capitán General, Santa Fe, 28 de abril de 1861.

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La tarea de definir los espacios de la zona chaqueña santafesina fue asumida por el entonces delegado del Gobierno de la provincia de Santa Fe, monseñor José Ma-ría Gelabert y Crespo, quien apoyó la creciente e indiscutible intervención de los franciscanos en el seno de las comunidades guaycurúes (Stoffel, 1993, 1995). Uno de esos religiosos fue el fraile Francisco Tavolini cuyo registro sobre los mocovíes fue redactado entre los años 1855 y 1858, es decir, en el contexto de la fundación de San Javier. Dicho registro fue conservado por fray Ambrosio Pighín, también miembro de la orden franciscana. El resto de escritos de fray Tavolini sobre los aborígenes que habitaban el desconocido territorio chaqueño, fueron editados por Samuel A. Lafone Quevedo (1892 y 1893) con el título Mocoví. El 11 de agosto de 1855 el misionero fray Francisco Tavolini informó por primera vez que sus mocovíes habían cumplido con tres amonestaciones de la misa parroquial durante tres domingos continuos, es decir, los días 21 y 29 de julio y el 5 de agosto de aquel año 1855. En esas primeras actividades aceptadas por los mocovíes, el fraile consiguió unir a los aborígenes Julián Gómez y Agueda Salteño:

“No había hallado ningún impedimento y porque el hombre fue por algún tiempo en la Provincia de Corrientes, habiendo exigido el juramento de él que no se ha había nunca casado, y además de esto habiendo también exigido el juramento de la señora Jacinta Ocampo, hija del finado Pedro Ocampo, la cual conoció siempre que estuvo el hombre en la arriba dicha provincia, yo cura de este lugar, San Pedro en la provincia de Santa Fe, casé a Julián Gómez, hijo natural de Mercedes Gómez ya finada, nacido en el Paraná de donde vino incapaz de casarse...”6

Fray Tavolini contó con dos testigos “blancos”, el capitán Martín Salteño y su esposa Bernardina Velák de Salteño, los cuales definieron el apellido de algunos mocovíes como ocurrió con los aborígenes Tarragona. Si advertimos la presen-cia del capitán Martín Salteño, podemos comprender por qué el cacique mocoví Mariano Salteño o la propia Agueda Salteño adquirieron el apellido del capitán enviado a esa zona chaqueña por el Ejército santafesino. Lo mismo ocurrió con Francisco Antonio Caviacá unido con Paula Ctenoquí, ambos hijos naturales que

6 BACSC, Caja 1: “Año 1915, Transcripción del Primer Libro de Matrimonios de San Pedro. Este libro es un cuaderno de tres cuadernillos de hilo en folio, letra y firma del P. Fray Francisco Tavo-lini, así enumeración de fojas, con tapas, muy descolorido al principio, y a fin de que resulte fácil la invención de las Partidas, el infrascripto las transcribió a continuación quedando archivado el cuaderno original, Fray Ambrosio Pighín, O.F.M”.

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podían identificar el nombre de sus madres pero no sus apellidos. En palabras de fray Tavolini:

“Habiendo sido asegurado que no tenían impedimento por el Señor Capitán Martín Salteño, y la vieja Micaela Paiquín, pasa porque eran parientes en un grado retirado, habiéndolos primero dispensado por condición especial del susodicho señor Delega-do, según consta de una carta de él fecha 12 de Marzo de 1857, yo presidente misionero de esta Reducción, casé al señor Fran-cisco Antonio Caviacá de esta feligresía, hijo natural de la finada Trinidad N., con la señora Paula Ctenoquí, también de aquí, hija natural de la finada Juana N., estando presentes en calidad de testigos el Señor Capitán Martín Salteño, y su mujer Bernardina Velák. En fin los velé, fray Francisco Tavolini.”7

Es indudable que era el momento de definir los apellidos de los mocovíes que ha-bían colaborado con alguna autoridad de las tropas provinciales o de la administra-ción santafesina. En enero de 1858, fray Tavolini unió en San Pedro a “Raimundo Urquiza, indio de aquí, hijo natural de la finada Ignacia N., con la señora Rosario Selislquití, también de aquí, hija natural de la finada Serafina N.”. Para ello contó con los testigos Martín Guevoctorquét y Francisca Calaquití, también presentados como “los dos de aquí”. En el caso del mocoví Raimundo, también se eligió un apellido semejante al del cacique Mariano Salteño ya que el apellido Urquiza tenía la misma categoría que la de Salteño: en ese caso respondió al militar y político Justo José de Urquiza (1801-1870) que fue gobernador de la provincia de Entre Ríos en diversas oportunidades y, en especial, presidente de la Confederación Ar-gentina entre 1854 y 1860, es decir, en los años en que los mocovíes comenzaron a ser absorbidos por los misioneros franciscanos establecidos en el norte chaqueño santafesino. Otro apellido elegido por los mocovíes fue el de Obelar. En julio de 1864 el prefecto fray Antonio Rossi informó al Gobierno nacional sobre los “pue-blos de indios” del Chaco santafesino:

“Antes del año de 1810, existían en la frontera de Santa Fe las siguientes reducciones de indios: las de San Javier sobre las ori-llas del río Paraná, 40 leguas al norte de la provincia de Santa Fé, compuesta de mocovíes. En 1743 cinco caciques de esta tribu pe-

7 BACSC, Caja 5: Registro del casamiento de dos indígenas mocovíes, Francisco Antonio Caviacá y Paula Ctenoquí, gracias a dos testigos, el capitán Martín Salteño y su mujer Bernardina Velál de Salteño, documento de fray Francisco Tavolini, 1857.

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dían al gobierno su reducción, la que fué efectuada en el mismo año. La de San Gerónimo del Rey, frente de Goya, a 80 leguas al norte de Santa Fe, sobre las orillas del Paraná, compuesta por abipones, eternos enemigos de los mocovíes; como éstos, pidie-ron aquéllos su reducción en 1748. Los religiosos que asistían á dichas reducciones, ejerciendo un poder absoluto sobre esos indios, acerca de lo civil, militar y religioso, y contando con toda especie de recursos para proveer á los indios reducidos y atraer á los nómadas, pudieron fundar las siguientes reducciones: la de San Pedro viejo, a 50 leguas al oeste de Santa Fe, compuesta de mocovíes en 1760; la de Jesús Nazareno de Ispín, también de mocovíes, en el corazón del Chaco, a principios de este siglo (XX). La reducción de Cayastá fué formada por indios que el gobierno del rey transportó de la Banda Oriental del Uruguay. Los abipones, hombres guerreros y enemigos mortales de los mocovíes reducidos, nómadas, debilitados por falta de hombres, sufrían continuos y encarnizados ataques por parte de éstos, quie-nes aprovechando la debilidad de aquéllos, intentaban vengar las derrotas sufridas y amenazaban su destrucción.”8

En ese mismo año de 1864 el prefecto Antonio Rossi describió las condiciones de los mocovíes en San Pedro, San Javier, Cayastá y Santa Rosa de Calchines, y procedió a describir las condiciones de los mocovíes en la zona que por entonces era calificada como “frontera santafesina” (Cárlsen, 1871). Detalló el número de habitantes aborígenes, y contó con la respuesta del presidente argentino Bartolomé Mitre (1862-1868), quien el 19 de agosto de 1864 otorgó 20.000 pesos moneda corriente para mantener a los mocovíes en las reducciones “tan conveniente para el bien de los mismos indios, como útiles para el Estado” (Cuadro 1).

8 “Relación Histórica sobre las misiones en el Chaco de Santa Fe, presentada al Gobierno Nacional por el Prefecto de Misiones Antonio Rossi el 17 de julio de 1864” (Carrasco y Carrasco, 1897: 623-627).

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Cuadro 1Estado en que se manifiesta, con distinción de clases y sexos,

el número de habitantes de los pueblos indios de las fronteras de la provincia de Santa Fe en 1864

Pueblos Santa Santa Cayastá San San San Total Rosa Rosa Javier Pedro Gerónimo Razas Criollos Mocovíes Mocovíes Mocovíes Mocovíes Abipones 3.626VARONES 1.451Párvulos 106 54 102 122 144 87 575Solteros 64 68 136 120 24 115 527Casados 68 17 35 27 102 80 329Viudos 3 - 4 2 6 5 20MUJERES 1.575Párvulas 115 78 112 82 117 95 599Solteras 66 88 187 130 28 95 594Casadas 68 17 35 27 102 80 329Viudas 12 7 12 3 12 7 53TOTAL 502 320 623 513 495 564

Fuente: Carrasco y Carrasco, 1897: 628.

“Con pocos años tenga hombres, diversamente tendrà siempre Yndios”: San Javier, Calchines y CayastáEl 10 de diciembre de 1856 fray Giuseppe (José) María Zattoni se dirigió desde la reducción indígena mocoví de Santa Rosa de Calchines (“pueblo qom”) al fraile Ermete Costanzi, un prefecto recientemente establecido en la zona chaqueña que dedicó su vida a los mocovíes en las últimas décadas del siglo XIX hasta ser ase-sinado por un “blanco”. De manera llamativa, fue el propio fray Zattoni quien se refirió al gran desconocimiento que se tenía sobre el Gran Chaco y al camino que debían seguir los misioneros para transformar la vida de los aborígenes mocovíes que habían colaborado con las tropas santafesinas. Dicho misionero se incorporó a la reducción de Santa Rosa de Calchines que estaba ubicada a 40 kilómetros de la ciudad de Santa Fe, y que había surgido hacia el año 1834 gracias al goberna-dor Estanislao López (1818-1838), que fusionó a sus indígenas con los de San Javier, y al comandante Raimondo Valdéz, que participó durante la guerra civil expandida en la provincia en la década de 1820. Fray Zattoni entró a la reducción el 18 de mayo de 1856 con la intención de bautizar y unir matrimonialmente a los mocovíes reducidos que eran para él una “indiada” desde entonces sometida a la formalizada provincia santafesina. El misionero Zattoni se vinculó al nuevo

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comandante llamado José Dionisio Obelar que, como veremos, se convirtió en uno de los actores del proceso de sometimiento aborigen. Sus condiciones de vida eran similares a las del resto de franciscanos vinculados directamente a la pobreza: habitaba una choza similar a la de los aborígenes; se encontraba feliz porque podía encaminar almas mocovíes al cielo; y, según él, los indios mocovíes bailaban y hacían fiestas unos cuantos días en torno a las imágenes de los santos católicos. En síntesis, reproducían las mismas prácticas creadas antes de la llegada de los misioneros aunque en lugar de los ídolos de madera y piedra hacían uso de los santos de los franciscanos.

Fray Giuseppe (José) María Zattoni, un italiano piamontés que utilizó la pa-labra “oraciún” en lugar de la de “preghiera”, entregó a fray Ermete Costanzi un dato esencial sobre los mocovíes: eran estrictamente mansos ya que nunca los ha-bía visto pelearse ni injuriarse, ni blasfemar, ni decir palabras obscenas. Aceptaban dedicarse a la actividad agrícola (Zeballos, 1902), pero el tiempo estrictamente necesario ya que consumían lo que producían, no guardaban, no acumulaban y, por supuesto, carecían de la racionalidad capitalista (Trinchero, 2000; Trinchero y otros, 1992) que era la base del proyecto del Gobierno provincial, de las tropas, de la orden franciscana, de los dueños de tierra, y de los incipientes “blancos” criollos y extranjeros que se estaban asentando en el desconocido Gran Chaco (González, 1890). Desde Santa Rosa de Calchines fray Zattoni se dirigió al prefecto fray Cos-tanzi el 10 de diciembre de 1856 afirmando:

“Molto Rev.do (Reverendo) P. (Padre) Commissario Prefetto de-lla Missione F. (Fray Ermete) Costanzi, Calchines 10 Dicembre 1856. Il giorno 2 del corrente mese ho ricevuto la sua preggiatissima scrittami con il (3 o 5) Novembre. N.P.M.R. (Nostro Padre Mol-to Reverendo) mi sollecita a mandarle alcune notizie riguardanti alla Riduzione Indiana che N.P.M.R. si è degnata affidarmi. Non le darò notizia della prima fondazione della Riduzione che si fece dai PP (Padres) Gesuiti nel Campo di S. Saverio 28 leghe più al Nord di Calchines. Nè le dirò come nel 1825 a poco dopo venis-sero questi Indiani a popolare il Campo di Calchines per causa delle continue guerre civili; queste notizie credo che esisteranno nell’Archivio appartenente alla Prefettura che N.P.M.R. merita-mente e onorificamente sostiene.Io solo mi limiterò alle notizie contemporanee alla mia entrata nella Riduzione fino al dì d’oggi. Quando io entrai nella Riduzio-ne che fù il 18 Maggio del corrente anno 1856 la ho ritrovata alquanto regolata in ciò che risguarda il Civile. Raimondo Val-

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dez era, ed è il Casique e Comandante militare e cada gruppo di capanne sono sotto la direzione di altro Indio Tenente o Alfiere uno e questi sono subordinati al Comandante. Però in ciò che risguarda la Cristianità ho ritrovata la Riduzione addietrata quasi al estremo. Pochissimi erano quelli che sapessero più che il Pater noster, o l’Ave Maria, e un numero di gran lunga maggiore era di quelli che non sapevano nessuna orazione. Per rimediare a tanto male io mi proccurai un Catechista che in-segnasse loro la dottrina. Incontrai quel desso che era Catechista del P. Missionario quando la Riduzione sussisteva nel Campo di S. Saverio un tal Dionisio Obelar. Disimpegnava perfettamente l’impiego; recitava la dottrina e le altre orazioni in lingua Spag-nola e spiegava tutto nella lingua Indiana Mocovì; però dopo due mesi e mezzo egli fu abbattuto dalla sua eta di 95 anni e ora vive infermo.Ora sono senza Catechista però tutti i giorni prima della Messa io insegno all’Indiani la dottrina, e le orazioni più necessarie. Di questi poveri Indiani già sanno la maggior parte a memoria il Pater noster, Ave Maria, Credo, Salve Regina, i Comandamenti di Dio e della Chiesa, l’Atto di Contrizione, il Confiteor in Ispag-niuolo e il Ristretto della Dottrina.L’indole di questi Indiani è molto buona. Mai li ho intesi litigare fra di loro, ne ingiuriarsi; mai si sente da essi bestemmie o pa-role indecenti. Qualunque fosse più di 35 anni che erano privi di Sacerdote nonostante han sempre conservato un gran rispetto alle cose sagre e alle Sante immagini. Tengono per costume di religiosa devozione il far festine e ballare per tre o quattro giorni continui all’intorno delle immagini dei Santi che tengono, quan-do sanno che si avvicina il giorno della loro festa.Il loro modo di vestire è molto semplice. Un buon numero di essi vivono vestiti, altri un drappo ai fianchi ed un lenzuolo alle spalle è il loro vestito, ed altri finalmente vestono di pelli di Tigre o di Nutria. Travagliano nell’agricoltura però quando stanno al tempo della raccolta consumano tutto in pochi giorni senza cogitare (la-tín cogito, pensar) de crestinos, e tutto il restante dell’anno vivo-no di cacciagione. Qui non si conosce altra carne che di animali silvestri, e di Cavallo, pochissime volte io ho potuto mangiare carne di altri animali domestici.

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La estensione della mia Riduzione è di 3 leghe al Sud, al Nord non ha limiti perche sta il principio del Gran Chaco. Non le posso dire il numero preciso dell’Indiani che vivono nella mia Reduzio-ne perchè quasi tutte le settimane vengono Selvaggi a far parte della Riduzione, e perchè non ho potuto ancora terminare lo Stato delle Anime (libro “Registro de las Almas”), per essere io stato occupato fino ad ora nella istruzione, quale riconoscevo di prima importanza, però io ho fatto il calcolo che passano i 3.000 fra quali vi sono 23 famiglie; circa 70 persone di Selvaggi che si aggregarono alla Riduzione dopo del 18 Maggio.Il numero dei Battesimi aministrati nella Riduzione nel tempo che vi assisto ascende a 195 fra quali 20 Selvaggi che vennero con i loro genitori a far parte della Riduzione; fra questi venti sono inclusi i tre che battezò N.P.M.R. Altri dieci si stanno Ca-techizando per battezarli quando saranno bastantemente istruiti.Fino ad ora ho congiunto quattordici Matrimoni, e dopo il tempo di Advento spero di giungere in Matrimonio quasi tutti quelli che hanno imparato la dottrina e le orazioni più necessarie. Qualun-que, prima della mia entrata nella Riduzione non si conoscesse comunemente altro Matrimonio che il Civile, nonostante fino ad ora nessuno mi si è ricusato di celebrare il Matrimonio in facie Ecclesie (en latín, de cara o delante de la Iglesia) e solo mi do-mandano tempo per imparare quello che è necessario. Le mie fattiche Apostoliche sono incessanti. A me convien fare cio che faceva S. Paolo in Mileto; istruire questi poveri Indiani publico et per domos (en latín, en público y en sus casas). Dopo insegnato la dottrina in Chiesa, o per meglio dire nella Capanna che mi serve di Chiesa, mi convien andare per le case a visitar l’infermi per consolarli e instruirli per poterli quindi Confessare o per ridure altri al retto sentiero.Al fin qui detto N.P.M.R. può conoscere come ho ritrovato la Riduzione al mio ingresso, e il progresso che ha fatto nei po-chi mesi che vi assisto, come pure le consolazioni spirituali colle quali il Signore viene soavizando il giogo delle mie fattiche e de miei soffrimenti. In quanto a me io vivo felice e contento perchè incammino anime al Cielo. Il N.P.M.R. scriva al nostro Rmo. Generale gli partecipi queste mie poche notizie, e gli domandi anche per me la Serafica Benedizione, la quale io domando an-che a N.P.M.R. mentre le bacio la Sagra Destra e mi protesto.

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N.P.M.R., Servo e Suddito; Fray Giuseppe (José) Maria Zattoni, Presidente della Reduzione.”9

En el año 1857 fray Zattoni comunicó al prefecto Costanzi la reunión que mantuvo con el Gobernador para discutir sobre la unificación de los aborígenes de Santa Rosa de Calchines y de San (Francisco) Javier en una reducción única en la zona cercana a San Javier donde los misioneros podían “revisar nuestro futuro parade-ro” y dedicarse al comercio. Afirmó que “empezaremos la retirada con la indiada, yo llevaré todo lo que pertenece a la reducción y a nosotros, con la confianza que al regresar (usted padre prefecto) del río Salado, vendrá a hacerme compañía en San Javier”.10 Este proyecto de unificación de los mocovíes quedó en manos de Urbano de Iriondo que se desempeñó como asesor de la Convención Nacional Constituyente del año 1853 y ministro del gobernador Pascual Rosas desde 1860. El 24 de octubre de 1860 el ministro recibió una carta del fraile Aurelio Boidí desde Calchines, en la que el misionero se refirió a su situación entre los moco-víes que todavía no habían sido “civilizados” y la provincia santafesina carecía de “hombres” porque había más “Yndios”:

“Habiendo expuesto desde tiempo al R. P. Prefecto de Misiones mis motivos justísimos para que me removiese del campo de Ca-llastà (Cayastá), por ser este un verdadero destierro, imposible a que pueda actualmente subsistir un sacerdote, contestó a mi nota, asegurándome de que remediaría a mis necesidades dentro de pocos días, y con el motivo de que los Yndios de San Javier se habían vuelto a su Pueblo me daba esperanza de volver por segunda vez en aquel destino a gozar al fruto de mis sudores; más ahora que marchó y dejó de ser prefecto, dejome nada más que una licencia individual para atender a los de San Javier jun-tamente con los de Callastà (Cayastá). Yo en Callastà no puedo ya absolutamente subsistir, especialmente ahora que falleció el comandante en San Javier, subsistiría, pero con licencia expresa de Su Excelencia, no si pues, deseo al Excelentísimo Gobierno a que atienda a esta Indiada, trabaje, yendo apostólicamente para hacerlos entrar en el camino de la ley, le diré con San Martín que no rehuso el trabajo...; pero ha de ser con dos condiciones. Pri-

9 BACSC, Caja 1: Informe de la Reducción de los indígenas mocovíes en Calchines de fray Giuse-ppe María Zattoni, presidente de la Reducción, a fray Costanzi, 10 de diciembre de 1856.

10 BACSC, Caja 10: Fray Giuseppe (José) María Zattoni a fray Emetre Costanzi, Santa Rosa de Calchines, 26 de junio de 1857.

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mero, concederme poder establecer la Reducción en San Javier. Segundo, darme una amplia facultad sobre los Yndios mismos, tanto con nombrar Jefes, cuanto en rebajarles. De este modo hay esperanza que la Provincia Santafesina con pocos años tenga hombres, diversamente tendrà siempre Yndios. Este es mi pen-samiento, que V. E. si juzga bien ponerlo a la mente de S. E. pagarlo, sino, no. Mientras tanto le aviso a V. E. que yo sin lo pedido, y lo dicho, no he de parar más contra esta Yndiada, la que hoy día (causa de unos hombres cuyo Dios es el interés) se encuentra desorganizada e infeliz, con imposibilidad a levantarse del pantano en que está caída. Aprovecho de la ocasión para ofre-cerme a V. E. y saludarle con mi más alto respeto y veneración, fray Aurelio Boidí.”11

Una semana después, el 31 de octubre de 1860, el ministro Urbano de Iriondo se dirigió a fray Aurelio Boidí y afirmó “que por ahora no conviene ni aún a los mismos Indios que la Reducción se establezca en San Javier. Y esto se hará opor-tunamente los mismos indios cuanto mira el Gobierno por su bien. Respecto a V.P. el gobierno arreglará cuanto sea posible con el R.P.Prefecto de Misiones”.12 Pese a estos conflictos y a la singular descripción que hizo de los mocovíes, fray Au-relio Boidí procedió a registrarlos y a relatar la historia de su reducción indígena en mayo del año 1864, es decir, en pleno gobierno nacional argentino liderado por Bartolomé Mitre. De acuerdo al “estado de las almas” de los mocovíes de San (Francisco) Javier, fray Boidí identificó a los jefes de familias, el número de habitantes y la edad que tenían los mocovíes solteros y casados, así como los “párvulos”, es decir, los niños y niñas mocovíes calificados de “inocentes”. Fue-ron contabilizados 526 mocovíes, entre ellos 206 párvulos menores de doce años, 246 solteros y 72 casados, además de 5 viudas, todos aborígenes jóvenes menores de 40 años como consecuencia del exterminio de una buena parte de los varones adultos. En palabras de fray Boidí, “están hoy día domiciliados en Call(y)astá y Calchines, abandonando este su pueblo por la poca seguredad de sus vidas”. Los apellidos mocovíes de San (Francisco) Javier registrados por fray Boidí fue-ron Obelar, Chavarría, Cardoso, Nitiquí, Colonfé, Monzón, Lanche, Lencina, Valdés, Benítez, Casaré, Caiquí, Díaz, Golondrina, Nivenal, Cal-Lipití, Quisí, Querenquen, Carriaga, Carraya, Dayacatí, Mevendemo, Payquí, Gonfaga, Ruíz,

11 BACSC, Caja 6: Fray Aurelio Boidí, Calchines, a Urbano de Iriondo, Ministro de la provincia de Santa Fe, 24 de octubre de 1860.

12 BACSC, Caja 6: Urbano de Iriondo, Ministro de la provincia de Santa Fe, a fray Aurelio Boidí, Calchines, 31 de octubre de 1860.

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Niacrev, Digreren, Nio Eren, Ceballina, Rusa, Valcasor, Al-Lolí, Guevayés, Ye-larsí, Valcazar, Sac-Calití, Quiscí, Hernández, Lanaten, Avelín, Neverlnak, Zane-ten, Lachoquí, Guenaynití, Quemanistí, Pasacatem, Nit-Tirek, Quevají, Queva-jés, Malavé, Setaquén, Pinortarek, Guevajeí, Avolín, Conás, Lobo, Ypupicalek, Janesertí, Bie-colek, Constante, Picolek, Galarza, Al-Lobo, Largo, Pik, Catay-quí, Cataiquí, Napesén, Quemagnití, Quevajeí, Antiquí, Sapiaquí, Datesoquí, Desci-rí, Pat-Tok, Soquiní, Yalansí, Novaesí, Vanaquet, Siraní, Avolín, Annitén, Seco, Yavití, Comanquén, Piraní, Nayortet, Gallo, Peco, Pacanré, Al-Lití, Capraquí, Lasetén, Capiaquí, Poloná, Modesto, Nireanak, Joreira, Villalba (Billarba), Cham-ba, Nit-Requén, Vázquez, Naserquet, Maydana, Amaguí, Antaquí, Dioren, Jaden, Tarragona, Lamiaín, Chavarría, Aj-jaquén, Narnocá, Detersorquí, Patarquén, Niti-quí, Nikiquí, Oj-Saqué, Jesaquén, Netorquí, Galizia, Palma y Nosminí. Debemos recalcar la presencia de los mocovíes Gerónima y Antonio Monzón, la primera soltera de 15 años y el segundo párvulo de 9 años, dos jóvenes sin padres que fue-ron los ascendientes del boxeador mundial Carlos Monzón sobre el que hacemos referencia más adelante. También interesa mencionar a la familia Tarragona for-mada por Juan Manuel J. Tarragona unido a Victoria Jaden, no casados, el primero de 50 años y la segunda de 49, ambos padres de las párvulas Trinidad de 8 años y Jinestera de 6, y de Dionisia de 13 años; así como Lorenzo de 60, María Juana de 59 y Josefa Tarragona de 24 años, todos solteros y viviendo en el mismo rancho.En lo que sigue reproducimos la información que fray Aurelio Boidí dejó en ma-nos de los franciscanos gracias al relato de la gestión del cacique mocoví Manuel Díaz durante el gobierno provincial santafesino del militar y estanciero Rosendo María Fraga (1858-1860); del capitán Justo José de Urquiza que gobernó la Con-federación Argentina entre 1854 y 1860 y del brigadier general Bartolomé Mitre que, tras una gran disputa entre la Confederación y la Nación, el 12 de octubre de 1862 asumió la presidencia de la República Argentina, siendo sustituido primero por Domingo Faustino Sarmiento (1868-1874) y luego por Nicolás Avellaneda (1874-1880). El poder de los “ombusales” entre los mocovíes fue uno de los re-latos del misionero fray Aurelio Boidí interesado en someterlos en un momento muy particular de la historia del país. Me refiero al ejercicio de la gobernación san-tafesina en manos del coronel Juan Pablo López (1838-1842; 1845; 1856-1858) que era el hermano menor del famoso caudillo Estanislao López (1818-1838). La descripción de fray Aurelio Boidí respecto al cacique mocoví Manuel Díaz de la reducción indígena de San Javier muestra la posición económica, religiosa y polí-tica de los franciscanos frente a las tropas y frente a los propios mocovíes:

“Muchos casados y solteros de esta reducción están hoy día do-miciliados en Call(y)astá y (Santa Rosa de) Calchines, abando-nando este su pueblo por la poca seguridad de sus vidas espe-

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cialmente en el año pasado 1863. Al respecto espongo ahora una breve historia de la última fundación de ésta, y por poco adelanto a pesar de tantos infortunios, miserias y contrastes. Esta Reduc-ción fue fundada la primera vez por un tal Don Francisco An-tonio de Vera Mujica Teniente de Gobernador entonces de esta Provincia y fue en el año de 1743, y permaneció prosperando hasta el año de 1811. En seguida el general don Estanislao López Gobernador de la Provincia logró reedificarla y esto fué en el año de 1833; más no pudiendo contener y atender a los indios por motivo de las guerras civiles, determinó en ese mismo año redu-cir los Indios Mocovíses en el campo de los Calchines, en donde permanecieron hasta el año de mil ochocientos cincuenta siete, en cuyo año el Gobernador D. Juan Pablo López, con motivo de ensanchar la frontera, despertó en estos Indios Mocovises la idea de poblar su antiguo Pueblo de manera que una mitad de la In-diana encabezada por el Indio Manuel Díaz, cansado de esperar las órdenes del Exmo. Gobierno, se encaminó hacia este destino, con intención de conseguir más adelante, si el Gobernador Juan Pablo López no les dio licencia de fincarse en este lugar. El padre José María Zatchi presidente entonces de estos Indios Mocovises, estando de regreso del lugar de Estevan Ramy Ca-sado en el Monte Aguará, y pasando por este lugar, se encontró con el dicho Manuel Díaz con toda su gente, lo que llegó al dicho padre (fray Giuseppe María) Zattoni pedir de aquí mismo las de-bidas licencias al Exmo. Gobierno para dar principio a este nuevo plantel, de modo que en 1858 a principios de enero llegaron a esta los útiles de iglesia y de casa, y se techó provisoriamente una cocina y antigua por donde colocarlos.Es difícil a creerse lo que era este lugar en nuestra primer llegada, era un bosque tan espeso y tenebroso, que causaba temor a los mismos indios al entrar en él para buscar los escombros de sus antepasados. Recién a los ocho meses, se pudo aclarar un poco el orizonte a fuerza de armas y hachas, dispensando y destruyendo las cuevas de animales feroces, no menos que los Ombusales, Talares, Espinales; y así dar principio a la medición de la Plaza, la que se ejecutó a fines de diciembre del mismo año 1858 alis-tando, o por mejor decir, levantando al mismo tiempo la sacristía antigua para oratorio provisorio, el que nos sirvió hasta el día cuatro del corriente mayo. En el año siguiente 1859 se siguió a limpiar las calles, y los sitios que rodean la plaza, y a fines del

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mismo año se contaban ya más de veinte casas de material, entre las cuales la casa parroquial de quince varas de largo, dividida en tres piezas cada una de cinco baras de luz en cuadro. Más el año siguiente de 1860 el Sor. Gobernador de la Provincia Rosendo María Fraga, inducido no sé de qué motivo, dio orden a estos Mocovises de que se bajen y se comparten parte en Callastá, y parte en los Calchines según su voluntad. A cuya orden obede-ciendo todos prontamente quedó esta nuevamente despoblada y tirados los trabajos de cada uno. Esto sucedió el 19 de abril del mismo año 1860. El corregidor José Rojas escogió de volver a poblarse en los Cal-chines, y llevando consigo todos los bueyes del Estado, con el fin de tirar tras de la Mayor parte de los Indios, y por otra parte quedando la mayoría en Callastá; suplicaron estos al Excelentí-simo Gobierno les hiciese devolver la mitad de los bueyes para el trabajo de la sementera, a cuya súplica contestó el Señor Ro-sendo María Fraga que no dudasen de bueyes, que pronto los tendrían. Más llegado al tiempo de sembrar, y no compartiendo bueyes de ninguna clase, Manuel Díaz y su memorable costum-bre con pretexto de ir a buscar la vida, se mandó dirigiéndose hacia Este Pueblo, dejando dicho el que suscribe de volver nunca y jamás. Considerando pues el inscripto las justas razones que ellos tenían, y por otro lado deseando grandemente de evitar los prejuicios, de los cuales está llena la historia, hizo empeño con el Capitán General don Justo José de Urquiza, quien mandó al Coronel Antonio Berón autorizado a presidirlos, y establecerlos nuevamente donde ahora se hallan; y facultó también al infras-cripto en cuanto toca a su ministerio; así es que el año de 1861 a principios de esta volvió a establecerse en este lugar la indiada actual; más el año siguiente con motivo de la guerra de Pavón comenzó nuevamente el [...] de estos indios, que el infrascripto puede asegurar haberse sostenido esta Reducción con puros pro-digios de la Divina Providencia.Con motivo de haberse quedado esta provincia bajo la nueva ad-ministración del Brigadier General Bartolomé Mitre, y de consi-guiente quedándose del mando de este el Coronel Berón, comen-zó esta, no sé por qué motivo, a trabajar ocultamente al tan nom-brado Manuel Díaz, poniéndole a la cabeza ideas de desconfianza contra del que escribe, y del Gobierno provincial y nacional. Y Manuel Díaz llegó a tanta desconfianza que una noche revolucio-

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nó toda la Indiada, incitándola a atropellar la casa del infranscrip-to, y quitarle las propias existencias; pero la divina Providencia no quiso, y en el día siguiente quedó todo apaciguado y tranquilo, así duró la Indiada hasta a últimos de diciembre de 1862, en cu-yos días estando de visita el actual Gobernador Patricio Cullen quiso hacer algunos prisioneros de estos por robos que les impu-taban; pero se dió la fatalidad que los dichos prisioneros por ha-ber tentado de escaparse a deshora de la noche, quedaras víctima de las balas y bayonetas. Y aquel hecho encendió nuevamente a Manuel Díaz y a todo su partido, a tomar venganza contra del que suscribe, del Nuevo Jefe Comandante José (Dionisio) Obelar, y de todos aquellos que no estaban con él. Sin embargo esta vez también se pudo apaciguarlo y hacerlo caer en razón. Pero el dicho Coronel Antonio Berón, bribón al saber lo sucedi-do en esta, pasose de esta banda y vino hasta el lugar dicho Los Algarrobos, de donde despidió un chasque a Manuel Díaz, y a todos aquellos que fuesen sus amigos a que fuesen a visitarlo en dicho punto. De aquí sucedió la sublevación de Manuel Díaz con todo su partido, que en todos eran 54 hombres de Pelea. Después de tres días de diversiones y conferencias con Berón en dicho lugar, avanzaron por la primera vez a esta nueva plantación, sa-queándola completamente, no perdonando al infrascripto. Y le hubieran tal vez quitado la vida si hubiese estado presente que por los continuos charquis que mandaba Berón... justamente de-terminó el actual Comandante José Dionisio Obelar salió de este Pueblo con el restante de los indios y dirigirse al lugar llamado La Estancia Grande, en donde permanecimos quince días, los que llegaron las fuerzas auxiliares y nos establecieron nuevamente en nuestros lugar, desnudos, empero, como salimos del vientre de nuestra madre.Pasado un mes y medio retirose la fuerza en sus cantones y el día nueve de julio del presente año se vino Manuel Díaz con trescientos y pico de indios intentando no dejar vestigio en esta Colonia, pero afortunadamente antes que el dicho entrase con su fuerza, fue sentido y entonces Manuel Díaz varió de plan dicien-do que él venía con objeto de tratar. Los indios, empero, que eran constantes conocieron al momento que la intención de Manuel Díaz no era como él decía, y de consiguiente no dejaron caer de sus manos las armas, hasta que el dicho cacique marchó con su fuerza para Callastá. Al momento que salió Manuel Díaz de

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esta Reducción al comandante José Dionisio Obelar juntamen-te con el infrascripto determinó mudar nuevamente las familias en lugares más ocultos de la yerba, quedando él con todos los hombres en el Pueblito para pelear a Manuel Díaz en su regre-so de Cayastá, pues se creía infaliblemente que el comandante Raimondo Valdéz al verse robar toda su hacienda los correría hasta sus toldos. Llegó Manuel Díaz con sus oficiales hasta el Rancho del dicho comandante Raimondo Valdéz, y mientras lo estaba entreteniendo con hacer tratados de Paz, toda su tropa le estaba sacando toda la hacienda, eso es, que más de trescientas cabezas de animales vacunos los atacó al dicho José Dionisio Obelar esperando de un momento por otro que Raimondo Valdéz los siguiese con su fuerza para dar un golpe fatal a Manuel Díaz agarrándole en medio de dos fuegos. Más viendo Obelar que en vez de perseguir a los ladrones de su hacienda mandó simple-mente a un hijo suyo a pedírsela de favor dejose entonces José Dionisio Obelar de pelearlos, arrepintiéndose también de haberle atacado sus animales. Siete días estubo el infrascripto escondido en los pajales de la Isla con todas las familias de los indios. Pasado felizmente Manuel Díaz con toda su tropa, sin más pér-dida que la del robo, volvimos a nuestras casas ocupándose cada cual en sus quehaceres. Por esta razón llegaron nuevamente las fuerzas auxiliares pero fue todo en vano. No pudiendo pues pren-der al Revoltoso Manuel Díaz, volvió este a avanzar con más fuerza que antes; y este avance fue el más horroroso. El día 6 de agosto del presente a las cuatro de la mañana sorprendió al Pue-blito de un modo que uno no podía sospechar al otro, este último avance fue una traición la más injusta, pues un alferez de Manuel Díaz pocos días antes del avance mandó decir al infrascripto que no hubiese cuidado ninguno, que el avisaría si Díaz quisiera in-tentar nuevamente de hacer mal a su pueblo, y por esta razón descansaba cada cual tranquilamente en sus ranchos. Pero más con eso no pudieron matar al Comandante José Dionisio Obelar y al infrascripto, de quienes principalmente buscaban la vida. Por-que (José Dionisio) Obelar por estar inmediato a la Capilla pudo tirarse en ella con su familia y sus asistentes, y el infrascripto ha-bría quedado víctima solamente que hubieran prendido fuego al techo de la casa; porque la rodearon de tal suerte que no le dieron lugar a salir de ella. Los demás indios parte se escaparon y los

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más quedaron encerrados en sus casas. Saquearon los ranchos de los escapados, agarraron cuantos más cajones pudieron, y se reti-raron dos cuadras a fuera del Pueblito, de donde hicieron saber a Obelar que si no les entregaba la boyada, que estaba en el fuerte colocado de tanto de la capilla, se la quitarían a la fuerza, Obelar unido ya con treinta de los suyos, contestándoles que nada les entregaba. Que si los querían viniesen a tomarlos. A estas con-testaciones estuvieron largo tiempo en conferencia y después se mandaron a mudar. En seguida supimos que la mayoría de ellos no se animaban a atropellar el fuerte. Diciendo: por eso porque son poco hay que tenerlos en poco, son pocos, pero son gauchos. Por falta de tiempo no pudo el infrascripto escribir más circuns-tanciadamente lo sucedido en esta Reducción reservándolo para otro tiempo. Últimamente los sublevados han conseguido aún in-dulto y están nuevamente tranquilos en su reducción. De lo que ellos mismos se admiran a pesar de tantos delitos cometidos. El arrepentimiento de Manuel Díaz y el fuerte actual en esta Colo-nia da esperanza de algún adelanto para la provincia de Santa Fe. El presidente actual de la Reducción de San Javier, padre Aurelio Boidí.”13

En julio de 1876 fueron registrados los habitantes del distrito de Santa Rosa de Calchines donde se contabilizaron 550 varones frente a 566 mujeres. Se identi-ficaron 155 varones mocovíes frente a 179 mujeres mocovíes de un total de 334 indígenas (Cuadro 2). Contaban con “una iglesia grande y hermosa y 210 habita-ciones, una azotea, tres figurando azotea, 21 de ladrillo, techo de paja, dos de tejas, 30 de adobe y las demás de embarrado o de paja”. La identidad de los mocovíes de Santa Rosa de Calchines fue confirmada al obispo Monseñor José María Gelabert y Crespo en el año 1879 cuando pasaron por la confirmación, entre otros, Paula, hija de Joaquín Lanchi; Delfina, hija de Guillermo Pérezlindo y de Tránsito Pie-drabuena; Clementina y Hortencia, hijas de Ángel Barbosa y de María Jesús Lan-che; Eustaquio, hijo natural de Antonia Echavarría; Melchor, hijo de José Miguel Golondrina; Ramón, hijo de Marcos Castillo y de Justa Tarragona, con el padrino Cristóbal Netalquí; Bernardino, hijo de José Palacio y de Petrona Sánchez que contó con la madrina Rosario Salteño.14

13 BACSC, Caja 32: Indios mocovíes año 1864, “Estado de Almas de los Indios Mocovíes que com-ponen actualmente la Reducción de San Francisco Javier distante de la Capital Santa Fe cuarenta leguas, día 6 de mayo de 1864”.

14 BACSC, Caja 10: Informe de la confirmación de los mocovíes de la Reducción Santa Rosa de Calchines al Obispo Monseñor José María Gelabert y Crespo, 1879.

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Cuadro 2Censo de la población de Santa Rosa de Calchines (1876)

Julio de 1876 Criollos Mocovíes Total (total: 782) (total: 334) (1.116)Casados y casadas 198 84 282Amancebados y amancebadas 26 8 34Solteros adultos 98 33 131Solteras adultas 111 72 183Viudos 2 2 4Viudas 10 6 16Niños como para la escuela 83 40 123Niñas como para la escuela 67 22 89Párvulos 100 34 134Párvulas 87 33 120

Fuente: BACSC, Caja 5: Censo detallado de los habitantes del Distrito de Santa Rosa, julio de 1876, Prefectura del Colegio de San Carlos Borromeo.

Los inicios de Mariano Salteño, “rey de la selva”La indigenista santafesina Gloria Dayer de Vanetti se especializó en danzas fol-clóricas y nativas, y logró representar a la región centro-norte de la provincia san-tafesina en el primer congreso argentino “Pro-integración del Indio” que fue or-ganizado en 1985, es decir, dos años después de la recuperación de la democracia argentina. En 1988 Gloria Dayer fue designada delegada regional por el Instituto Nacional Argentino de Integración con el Indígena. Al año siguiente, en 1989, Dayer recibió el diploma al mérito cultural de investigador etnográfico gracias a los trabajos históricos que diseñó desde la propia zona chaqueña. Para ello utilizó fuentes de información diversas como el Libro Histórico de María Esther de El-guezábal sobre la Escuela Nº 6.051 de Vera y Pintado; algunos documentos proce-dentes del Convento San Carlos Borromeo; así como datos aportados por algunos descendientes mocovíes no identificados. Poco después editó personalmente un pequeño libro sobre las comunidades aborígenes del Chaco santafesino en el que hizo referencia al cacique mocoví Mariano Salteño, el bisabuelo de Dora Salteño, que a finales del siglo XIX había aceptado la creación de la reducción indígena que posteriormente asumiría el nombre de Colonia Dolores.

Como demuestra Gloria Dayer gracias a la documentación conservada por los franciscanos, en el año 1866 comenzó el acercamiento pacífico para asegurar el establecimiento de los 500 mocovíes que eran liderados por el cacique Mariano

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Salteño. Entre los franciscanos que se dedicaron a esta tarea podemos mencionar a los frailes Mariano Macagno, Bernardo Trippini que fue lanceado en el norte santafesino, y Ermete (Emetrio o Emérito) Costanzi, todos ellos de origen italiano (Devoto, 2006). En el caso de fray Costanzi, se integró hacia 1871 en la zona de los mocovíes del cacique Mariano Salteño y falleció mientras colaboraba con los militares de frontera, entre ellos el general Manuel Obligado (1838-1896) quien en el año 1872 fundó Reconquista. Cabe señalar que en ese preciso año de 1872 el abate Gioachino Camagno elaboró un importante mapa en el que señaló la ubica-ción de Cayastá, San Javier, Malabrigo y San Jerónimo (Wagner y Wagner, 1934) que estaban en manos de la orden franciscana.

Gloria Dayer reprodujo el relato que dejó su bisabuelo, el suizo Nicolás Da-yer que fue un inmigrante procedente del cantón de Valois que finalmente se esta-bleció en el “confín del Chaco” hacia el año 1853. Este inmigrante se encargó de dibujar los planos chaqueños en la época en que los mocovíes del cacique Ma-riano Salteño ocuparon las adyacencias de la Laguna La Blanca en la región comprendida entre el Fortín Sunchales y la zona del río Bermejo. Nicolás Dayer fue uno de los grandes propietarios de tierras que se benefició de la transformación del Chaco y la incorporación de la República Argentina en construcción al capitalismo mundial a través de la adquisición del territorio bautizado con el nombre de “La Media Luna de Dayer”. Durante sus gestio-nes, observó la forma de vida del cacique Salteño desde que se instaló con su gru-po suizo en la zona que finalmente recibió el nombre de Vera y Pintado (Estación Guaraníes).

Según la indigenista Dayer, los mocovíes fueron aborígenes afectos a la quena y al tambor, así como a los bailes característicos denominados “cielo chi-co”, “cielo grande”, “tontoyogo”, “vizcacha” y “avestruz”. A diferencia del fraile Giuseppe (José) María Zattoni que en la segunda mitad del siglo XIX registró lo agradables y pacíficos que eran los mocovíes, Dayer afirmó poco más de cien años después que los aborígenes liderados por el cacique Mariano Salteño eran más bien salvajes, solían apoderarse de los caballos de su bisabuelo suizo, y los usaban para las correrías. Entre los “blancos” que eran imprescindibles para la modernidad de la República Argentina (Fernández, 2006), y los mocovíes originarios que tenían derechos inalienables en la zona chaqueña, se produjo según Dayer una peligrosa lucha hasta la incorporación del misionero fran-ciscano Ermete Costanzi cuya finalidad fue eliminar precisamente la disputa de los mocovíes y, en particular, el peligro producido con sus asaltos. En palabras de Dayer, “nadie se atrevía a hacerles frente porque en más de una ocasión no quedaba su dueño con vida”:

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“A través de mis antepasados llegó a mí por tradición oral. Cuen-ta mi padre que mi bisabuelo Don Nicolás Dayer, llegado al país en 1853, era dueño de grandes extensiones, sus campos abarca-ban desde el arroyo Calchaquí al norte, hasta la altura de la La-guna La Blanca (Campo Vizcachera) al sur, comprendiendo más adelante hasta las cercanías del pueblo de Elisa con el nombre de ‘La Media Luna de Dayer’. Había hecho construir a lo largo de sus campos siete estancias, éstas eran atacadas asiduamente por la indómita tribu del cacique Mariano (Salteño), quienes aprove-chando la oscuridad de la noche, azotaban llevándose tropillas enteras que luego utilizaban para sus correrías, siendo imposible recuperarlas. Esto, aparte de demostrar el dominio territorial de los indígenas, están los hechos que muestran la peligrosidad que implicaban sus asaltos; nadie se atrevía a hacerles frente porque en más de una ocasión no quedaba su dueño con vida. Recono-ciendo plenamente las ventajas de la civilización indiscutible y por otra parte la justa defensa de los derechos inalienables, nos encontramos con una lucha despiadada, sin más ley que matar para no ser muerto, sin más anhelo que vencer a cualquier costo. Precisamente para evitar esos peligros, convertidos en una guerra sin cuartel, el padre Ermete Costanzi decidió emprender la arries-gada empresa de conquistar al bravo cacique (Mariano Salteño).” (Dayer, 1991).

Según Dayer, el cacique Mariano Salteño, luego de comportarse de manera peligrosa, se hizo cargo de la “civilización” de los mocovíes al final de la lucha que mantuvo con el gobierno santafesino. Por entonces fray Ermete Costanzi dependía del prefecto fray Rafael Jerónimo Pezzini establecido en la reducción de San Pedro (Roselli, 1980, 1991), y propuso a fray Fortunato Marchi su colaboración en el territorio chaqueño después de entrevistarse con el gobernador santafesino José Nicasio Oroño (1864-1868). Desde entonces intentó entrar en contacto con el cacique Mariano Salteño. De acuerdo a la indigenista, los mocovíes tenían una vida más bien itinerante en manos del cacique que los lideraba, precisamente el bisabuelo de la mocoví Dora Teresa Salteño que aparentemente era el “gran jefe” que originaba un gran temor entre los inmigrantes europeos. El 27 de marzo de 1865 el papa Pío IX eligió a Monseñor José María Gelabert y Crespo como obispo de la nueva sede de la Ar-quidiócesis de Paraná cuyo mandato era someter a los mocovíes del espacio cha-queño (Stoffel, 1990, 1993, 1995). Por entonces, la provincia santafesina carecía de la delimitación definitiva de su territorio. Monseñor Gelabert y Crespo asumió

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el 1 de octubre de 1866 y se apoyó en la ley provincial que diseñó la colonia indí-gena San Javier:

“El padre Ermete Costanzi decidió emprender la arriesgada empresa de con-quistar al bravo cacique [...] Su tribu se paseaba a lo largo y a lo ancho del Gran Chaco. El misionero había concebido la idea de abordarlo pacíficamente, no dis-ponía de fuerza para enfrentarlo, pero aunque dispusiera de ella, no era éste el medio más apto para combatirlo [...] debe aclararse que fueron varias realizadas con el objeto de reducirlo, éste no fue el primer intento. Todos los efectuados ante-riores al año 1866 fueron un verdadero fracaso. La misión era peligrosa y el hecho de conocer que lo llamaban ‘El rey de la selva’, ‘El gran jefe’, implicaba temor. El cacique (Mariano Salteño) tenía distribuidos en lugares estratégicos del monte, vigías que no permitían acercarse y mucho menos llegar a las tolderías donde él se encontraba. A partir de este año (1866) se realizaron tres expediciones que paula-tinamente fueron dando sus frutos.” (Dayer, 1991).

Muchas fueron las penurias que debieron soportar los mocovíes “reducidos”, en particular el despojo, el acatamiento, la explotación, el hambre, la discrimi-nación y el olvido. Fray Ermete Costanzi se dirigió en el mes de marzo de 1866 a los bosques de Margarita donde se había instalado Mariano Salteño, y contó con la ayuda de un grupo de indígenas sometidos que pudieron conversar con los mocovíes “montaraces”, es decir, aborígenes ariscos, intratables y rústicos que seguían al cacique. El objetivo era incorporar a estos mocovíes liderados por el “rey de la selva” al seno de una de las reducciones dirigidas por los franciscanos. Como señala la bisnieta del suizo Nicolás Dayer, fray Costanzi prefirió acercarse sin armas y sin apoyo militar, y se presentó como un “hombre de paz” ante el “rey de la selva”, es decir, ante el cacique Mariano Salteño:

“Una partida de indios e indias, era un número de personas que no pasaría de los 8 ó 10 [...] los indios que llevó eran, en su mayoría jóvenes, para la misión fue el principal elemento. Los preparó y ejercitó en los argumentos que debían exponer ante los montaraces. Dio especial dedicación a la preparación de las mu-jeres. Ellas tenían que ponderar a los indios la ventaja de la vida civilizada, la comodidad que les significaba una casa propia con utensilios necesarios; aquello de tener la seguridad de los alimen-tos, inclusive, que con una demostración práctica les preparasen algunos manjares más apetitosos que los del bosque. Los hom-bres hablarían del trabajo en su chacra propia, de sus elementos de labranza, sus bueyes, sus lecheras, es decir, los preparó para la gran batalla en el campo de la psicología, utilizando, como buen conocedor, la verba inacabable de la mujer. No se equivocó, esta

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acertada maniobra que abrió el camino que llevaron los objetivos a un buen principio y mejor fin [...] tarea más difícil era acercar-se al campamento porque el cacique era hombre de guerra. Para llegar había que saltear una barrera infranqueable de custodias que desde distintos puntos no permitían acercarse, estaban distri-buidos convenientemente por más inaccesible que fuese el lugar. Hicieron varios intentos sin lograr el objetivo; la expedición fue detenida en varias oportunidades hasta informar a su temido jefe, pero a fuerza de insistir cuidadosamente llegó el gran día. Los expedicionarios eran hombres de paz. La carencia de armas y la ausencia de militares fue el salvoconducto que los introdujo en la presencia del ‘rey de la selva’.” (Dayer, 1991).

Nicolás Dayer dejó constancia de que fray Ermete Costanzi pretendía reducir a los mocovíes “como un medio para obtener la salvación de su alma” frente a un “gran jefe” como Mariano Salteño que “no terminaba de repetir sus exigencias que juzgaba indispensable para el bienestar de su tribu”. Sobre esta base, Gloria Dayer indica que el cacique se entrevistó personalmente con las mujeres mocovíes para decidir su futuro, e impuso al fraile la condición de que la misión que los franciscanos pretendían fundar fuese exclusiva para su “tribu”. En marzo de 1866 –precisamente cuando se estaba organizando el espacio de San Javier, como vimos en el apartado anterior– el misionero fray Costanzi comunicó a los franciscanos representados por el prefecto de las misiones fray Rafael Jerónimo Pezzini que el famoso cacique Mariano Salteño “promete reducirse y tiene muchas esperanzas de que lo seguirán los demás caciques”.15

En 1868 la reducción de los mocovíes de San Javier quedó en manos de fray Mariano Macagno, quien participó en una importante expedición que describió en una extensa carta enviada al prefecto fray Rafael Jerónimo Pezzini. Según fray Macagno, el 2 de mayo de 1868 salió de San Pedro acompañado por el coman-dante Teodoro Almirón que dirigía una docena de indígenas y ocho lanceros de la reducción de Cayastacito que había sido creada como “fortín” cuatro años antes, en 1864. Después de celebrar la Santa Misa, se dirigieron al norte y permanecieron en la tapera de “Turango”. Luego continuaron hacia la isla de Las Masitas, San-ta Rosa, Las Higueritas, el arroyo Pantanoso y, finalmente, a la Laguna Blanca, descubriendo que se trataba de “extensos y hermosos campos cubiertos de pastos propicios para la agricultura y el pastoreo”. Es indudable que los franciscanos co-laboraban estrechamente con la modernización de la zona chaqueña santafesina,

15 BACSC, Caja 32: Fray Ermete Costanzi, San Javier, al prefecto de Misiones fray Rafael Jerónimo Pezzini, 14 de marzo de 1866.

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forzando al mismo tiempo la colaboración de aborígenes guaycurúes, entre ellos el propio “cautivo Apolino Mendoza” que conversó con los veinte mocovíes que se encontraban en la toldería. Al día siguiente fray Macagno se dirigió a los moco-víes y los entrevistó. Tiempo después el fraile relató en su carta al prefecto Pezzini que “los indios nos recibieron con demostraciones de respeto y alegría” y pasaron una noche entera cantando y bailando en honor al misionero. Su preocupación, sin embargo, tenía que ver con su desconocimiento del espacio chaqueño y de las características de las islas pobladas por los “indios”:

“Es tradición de los indios que en esta laguna se ven a horas avanzadas de la noche, fantasmas tan horrorosos que ellos mis-mos no se animan a pasar en sus cercanías. Hay, además, en rea-lidad, en el centro de la expresada laguna, una isla que hasta la fe-cha nadie se ha atrevido a explorar, porque se dice que sus aguas atraen a las embarcaciones sumergiéndolas al mismo tiempo. Los Comandantes de Frontera han querido tentar la exploración de la isla, pero no se han atrevido. Se ve sin embargo desde la orilla a la isla poblada de árboles sin poder distinguir su clase, en aten-ción a la gran distancia en que está situada. No puedo determinar la circunferencia y el diámetro de ella. Pero ya se pueden inferir por los datos que dejo expuestos.”16

Fray Mariano Macagno continuó su marcha hacia el Campo Redondo ubicado a siete leguas de la toldería de La Laguna donde el cautivo Apolino Mendoza se entrevistó con el cacique Mariano Salteño que iba a caballo. En la carta dirigida al prefecto Rafael Jerónimo Pezzini el 18 de mayo de 1868, el misionero reiteró la aceptación de los mocovíes a la religión católica en la que demostraron mayor pasión que en la relación que podía gestar con el comandante Teodoro Almirón:

“Apersonados que fuimos a ellos, desmontaron de sus caballos y nos recibieron con manifestaciones de gran contento en ver al padre y a su comitiva y en seguida me pidieron reverentemen-te la bendición. Nos dijeron que dentro de algunos momentos llegarían los compañeros con quienes habían salido con el de-seo de encontrarnos, los que no tardaron en llegar; la alegría era igual en todos los indios. Después de esto, desplegué la bandera que llevaba prevenida, la que contenía un crucifijo y las llagas de N.P.S. (Nuestro Padre San) Francisco. Se la pasé enarbola-

16 Carta de fray Mariano Macagno, reproducida en Dayer, 1991.

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da al comandante (Teodoro) Almirón quien la entregó al cacique Mariano (Salteño). Y todos con entusiasta aclaración gritaron: ¡VIVA EL DIOS VERDADERO! ¡VIVA LA RELIGIÓN CATÓ-LICA! ¡VIVA LA ORDEN DE SAN FRANCISCO! ¡VIVA LA PROVINCIA DE SANTA FE Y SU GOBIERNO!”17

El cacique Mariano Salteño incluyó en su grupo a numerosos mocovíes que ha-bían vivido reducidos en San Pedro y en San Javier. Según fray Macagno, el caci-que Mariano Salteño se dirigió al espacio llamado “Donde desertó el Carpincho” para contactar al resto de mocovíes que decidieron someterse definitivamente al mandato del Gobierno provincial con la condición de que la tribu pudiese subsistir con cierta independencia territorial. La “indiada” recibió a todos “con prolongadas vivas” y rodearon al misionero cuando se desmontó de la mula y les comunicó que contaban con el apoyo y la cooperación del gobierno santafesino, este último in-teresado en darles bienestar y dicha para la vida moral y civilizada. La conclusión que el misionero dio al prefecto fue contundente:

“Enseguida tomamos la marcha camino al lugar denominado ‘Donde desertó el Carpincho’, donde el cacique tenía el resto de su gente. Llegamos a las cuatro de la tarde. La indiada nos reci-bió con prolongadas vivas. Apenas me desmonté de mi mula, me rodeó toda la indiada. El cacique Mariano Salteño, acercándose, tomó respetuosamente las gracias del Santo Hábito, ceremonia que participaron todos igualmente por órden, cada uno a su vez. En oportunidad, yo dirigí la palabra a la multitud, explicándoles el objeto de mi misión, la que no tenía otro fin que proporcionar-les a todos ellos su bien espiritual con toda abnegación y celo y el temporal en cuanto pudiera con la mayor solicitud y desinterés. Que para esto último contaba con el apoyo y eficaz cooperación del Gobierno de Santa Fe que ambas autoridades abrigaban los propósitos más ventajosos en favor de su bienestar y dicha me-diante los auxilios que presta la vida civilizada y moral [...] El cacique Mariano y los demás indios significaron su conformidad con tales proposiciones. Enseguida formé una especie de Capilla entre Quebrachos Tres, recé con todos los indios y nuestros hom-bres el Santísimo Rosario, lo que practiqué en todas las jornadas de ida y vuelta. Y al fin prediqué la divina palabra explicándole al Capitán Francisco Salteño la que atendían en profundo silencio

17 Carta de fray Mariano Macagno, reproducida en Dayer, 1991.

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y con particular devoción. Esta misma diligencia practiqué al día siguiente. Durante la permanencia en este lugar he administrado el Santo Sacramento del Bautismo a 71 párvulos, como lo de-muestra la lista que adjunto a la presente.”18

La impresión del fraile Mariano Macagno fue compartida por el gobierno santafe-sino. En mayo de 1868 fray Macagno acompañó a una docena de soldados enca-bezados por el comandante Teodoro Almirón y a ocho “pedreños” liderados por el mocoví Francisco Salteño que aprovechó su carácter de “intérprete” y contactó a los “pedreños” que se habían sublevado a mediados del año 1868. Por esa época los caciques se reunieron con Teodoro Almirón en compañía de Francisco Salteño en pleno Cayastá. El franciscano no pudo participar en la conversación (“conse-jo”) que el “intérprete”, el cautivo Apolino Mendoza, mantuvo con los caciques Mariano Salteño, Valentín Tiotí (unido a Teresa Naconattet), Ignacio Lanchi, Cruz Seco y Máximo Tarragona, los cuales desconocían la lengua española casi en su totalidad. Estos caciques eran líderes de los grupos de “montaraces” y de “pedre-ños” que habían abandonado la reducción y regresado a los montes hasta que a mediados de 1868 decidieron reducirse en manos de los franciscanos.19 Los caci-ques discutieron las posibilidades de la reducción indígena y fue entonces cuando hicieron traer a sus familias que se encontraban en la otra banda del río Salado. Fray Macagno se hizo cargo de 33 mocovíes a los cuales llevó a Cayastacito con apoyo del gobernador y con el objetivo de “arrancarlos del desierto para nuestras reducciones [...] a la vida cristiana y laboriosa”. El cacique Mariano Salteño deci-dió reducirse junto con su familia que por entonces se encontraba en la otra banda del río Salado. Posteriormente se reunió con el jefe político Mariano Comas y ne-goció el sitio en el que quedaría la reducción. Teodoro Almirón se centró entonces en alojar unas veinte familias controladas por Mariano Salteño y Valentín Tiotí:

“Se reunieron en consejo a tratar de la reducción. Siento no poder comunicar el pormenor de lo que allí se trató, pues no me resultó

18 Carta de fray Mariano Macagno, reproducida en Dayer, 1991.19 En el caso concreto del “cacique” Máximo Tarragona, sabemos que este apellido fue impuesto

hacia 1775 por Joseph Tarragona, el administrador de los cuatro pueblos originarios (San Jerónimo de los abipones, San Javier y San Pedro de los mocovíes, y Nuestra Señora de la Concepción de Cayastá de los charrúas), en los que dicho Administrador controlaba la jurisdicción del territorio chaqueño, tal como demostramos más arriba; véase BACSC, Caja 32: “Constituciones que hoy día hizo y se mandó escribir el libro de cada uno de los cuatro pueblos de indios de la jurisdicción de Santa Fe, Reducciones San Jerónimo de Abipones, San Javier de Mocovíes, San Pedro la misma Nación (de mocovíes), Nuestra Señora de la Concepción de Cayastá de Charrúas, 12 de marzo de 1775”.

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posible asistir a él. Pero sí sé que han convenido reducirse; que al respecto los caciques se fueron a traer sus familias que las tenían en la otra banda del río Salado [...] le diré en conclusión que el día 9 a las once salimos de regreso para ésta y a las once y ¾ del día 15 arribamos a Cayastacito con 33 indios que hemos arran-cado del desierto para nuestras reducciones. El resto de la demás indiada de la que hice mención más antes, junto con el Cacique Mariano (Salteño) no tardará en llegar. Abrigo la halagüeña espe-ranza que, Dios mediante y la favorable cooperación del Excmo. Gobierno Nacional y del Gobierno de Santa Fe, los indios serán reducidos a la vida cristiana y laboriosa. Desde Cayastacito me despaché un chasque al Sr. Gobernador solicitando nos dijese si los indios que hemos traído se debían llevar a San Pedro o dejar-los en Cayastacito. La contestación llegó el día 16 por la tarde, por lo que se ordenaba se dejasen los indios en Cayastacito, hasta tanto se pudiese elegir el lugar para formar la Reducción y que el Comandante Teodoro Almirón y yo, bajásemos a Santa Fe para tratar sobre el respecto [...] Obediente subdito de V. P., Fr. M. M.”20

El sustituto de fray Macagno, fray Bernardo Trippini, asumió en mayo de 1869 la responsabilidad de entrevistarse con el cacique Mariano Salteño, coincidiendo con el viaje a Roma que emprendió el prefecto Rafael Jerónimo Pezzini para obtener un buen número de misioneros destinados a la zona chaqueña. Paralelamente se organizó la reducción de San Martín en el paraje llamado Cayastá Viejo (Caloni, 1884; Auza, 1997). Quien se encargó de vigilar los resultados del encuentro de fray Trippini con los mocovíes fue el predicador apostólico fray Bernardo Arana que era un “cura conversor” en condición de subprefecto. Con fray Arana se hicieron diversas actividades entre los años 1866 y 1872, como por ejemplo el convenio de Cayastá Viejo del año 1867 gracias a la colaboración del Ejército, o la fundación el 23 de junio de 1870 del Cantón San Martín en virtud de la colaboración de fray Gerónimo Marchetti. Tanto fray Arana como fray Marchetti fundaron la misión de Nuestra Señora de los Dolores para reducir a los mocovíes liderados por el cacique Mariano Salteño, y también ambos franciscanos se encargaron de establecer el cementerio de la Capilla de Santa Rosa de la Soledad donde comenzaron a enterrar a los mocovíes que previamente habían aceptado plegarse a la religión católica.

Sin encontrarse con fray Arana, el cacique Mariano Salteño trasladó a 475 mocovíes hacia el Cantón San Martín; el cacique Valentín Tiotí hizo lo propio

20 Carta de fray Mariano Macagno, reproducida por Dayer, 1991.

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hacia Cayastá Grande. En mayo de 1869 fray Trippini se dirigió a fray Ermete Costanzi, uno de los pocos franciscanos que había aprendido la lengua mocoví, y le comunicó que los caciques Mariano Salteño y Valentín Tiotí se habían estable-cido en Cayastá Grande pero que era imposible dialogar con ellos. Fray Costanzi consiguió hablar con Mariano Salteño. A mediados de ese año el Gobierno aceptó la “reducción de las tribus” mocovíes en Cayastá Grande donde se ubicó la Reduc-ción de San Martín. El que se encargó del diseño de esta zona fue el agrimensor Carlos de Chapeaurouge (1846-1922) para efectuar los deslindes y subdivisiones de tierras (López Rosas, 1985).

Fray Arana y fray Marchetti registraron el primer censo de los mocovíes el 14 de mayo del año 1870 en el pueblo indígena que poco después asumió el nombre de San Martín. De acuerdo al documento conservado en el Convento San Carlos sabemos que “eran los bautizados en esta fecha con que vinimos a fundar esta nueva Reducción en estos campos despoblados”. La indiada se componía de 231 mocovíes, entre cristianos, infieles, mujeres y chicos 330 y 8 inclusos, 107 infieles, 4 en duda, 5 matrimonios y 54 amancebados:

“…Para saber con alguna certeza de los doscientos treinta y uno indios bautizados que habíamos encontrado, hemos averiguado con toda diligencia tanto de sus mismos padres, madres y de los ancianos, que según sus declaraciones fueron bautizados en varios puntos, como son Santafe, Cayastacito, Sauce, Estancia Grande, San Javier, y en los Montes, y para que conste en todo tiempo escribimos enseguida sus nombres y apellidos tan sola-mente, pues de otra cosa de cierto no hemos podido haveriguar, y firmamos los dos P.P. Misioneros al fin de sus nombres en tes-timonio de verdad y son los siguientes... 231, son el total de los bautizados de ambos sexos como se explica arriba, Fray Bernar-do Arana y Fray Gerónimo Marchetti.”21

Los frailes Marchetti y Arana bautizaron a todos los niños y niñas que sobrevivie-ron a la viruela y usaron la Capilla Nuestra Señora de la Soledad de Dolores el 25 de junio de 1870. Con la calificación de neófito e infiel hallamos al cacique Ma-riano Salteño que por entonces tenía 40 años de edad y estaba unido a la cristiana María Antonia Naconao. En el mes de septiembre el cacique Mariano fue bautiza-do y fueron registrados sus hijos Juan de 15 años, Mariano de 12, Candelaria de 8, Sinforosa de 6, Micaela de 4 y Ángela que por entonces tenía un año y medio

21 BACSC, Caja 5: Primer Censo de la Población de Dolores, Informe de los Misioneros Francisca-nos, 1870.

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de edad. El cacique Valentín Tiotí aparece en la documentación como cristiano de aproximadamente 40 años que estaba unido legítimamente a la cristiana mocoví Teresa Naconattet, de 34 años. Los mocovíes registrados por fray Bernardo Arana y fray Gerónimo Marchetti siguieron a los caciques Valentín Tiotí y Mariano Sal-teño. En el inicio del sometimiento mocoví de mayo de 1870 encontramos a los varones designados por los dos misioneros como “hombres”. Cabe señalar que los primeros mocovíes registrados no coinciden con los que figuran en la documen-tación de los misioneros dos años después. Los registros incluyeron a un hombre llamado Juan Farías a quien describieron como “natural de Córdoba”, así como un mocoví de nombre Rosa Tancoret al que definieron como “varón” para evitar la confusión de su sexo en la sede de gobierno.

1) Juan Salteño 2) José Antonio Masoquetí3) Gerónimo Calitín 4) Melchor Calitín 5) Salvador Dischimaquí 6) José Martín Pannorití 7) Juan Manuel Tasudí 8) Juan Santos Coctaqué 9) Faustino Coctaqué 10) Manuel Ignacio Coctaqué 11) José Martín Coctaqué 12) Rafael Coctaqué 13) Pedro Antonio Coctaqué 14) Manuel Ignacio Coctaqué 15) Ignacio Coctaqué 16) Lorenzo Coctaqué 17) Juan Nolocsorín 18) Juan Alberto Atunicac 19) Hignocencio Nevesorí 20) Cruz Laenoctín 21) Juan Gregorio Rodrigez 22) Marcos Salteño 23) José Caye(s)tano Salteño 24) Antonio Salteño 25) Francisco Elezoquí

Mujeres mocovíesHombres mocovíes

113) María Antonia Naconarí 114) Candelaria Yñocotet115) Sinforosa Salteño 116) Micaela Salteño117) Ángela Salteño118) Isabela Masoquetí119) Dominga Nactunae120) Isabela Baranín121) Liberata Hachocteré122) Dominga Hachocteré123) Juana Hachocteré124) Natividad Hachocteré (cautiva)125) Agustina Coctaqué 126) Ramona Rosa Calanae 127) María Luisa Coctaqué 128) Mauricia Coctaqué 129) Dominga Atunicac (mayor)130) María Atunicac131) Dominga Atunicac (menor)132) Rosario Atunicac133) Juana Atunicac134) Dominga Macturín135) Dominga Rosa Macturín 136) Ramona Rosa Macturín137) Francisca Naacirín

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26) Acencio Pascottín 27) José Manuel Naacirín 28) León Pascottín29) Valentín Corpa 30) José Antonio Corpa 31) Francisco Noidoyén 32) Juan Manuel Quiorchoín 33) José Cipriano Obetoquet 34) Sebastián Sadden 35) Roque Mayoquet 36) Pedro Migraní 37) Jenaro Migraní 38) Eusebio Ynet 39) Nicolás Canirín 40) José Notetmac 41) Juan Manuel Iñá 42) Hignacio Notetmac 43) José Notetmac 44) Pedro Notetmac 45) Manuel Antonio Notetmac 46) Feliz Notetmac 47) Prudencio Notetmac 48) Mauricio Ayguana 49) Francisco Chala 50) Juan Antonio Ayguana 51) Cecilio Cotecpacnaiquí 52) Mauricio Somaquín 53) José María Arizoquí 54) José Nicolás Lettaté 55) Alonzo Lettaté 56) Victorio Lettaté 57) Gregorio Rodrigez 58) Luciano Elactoquet 59) Clemente Elactoquet60) José Manuel Elactoquet 61) Marcos Evaesín

Mujeres mocovíesHombres mocovíes

138) Rosalía Naraccorín139) Petrona Naraccorín140) Dominga Corpa141) María Ignacia Obetocquet142) Nazaria Cipoquet143) María Rosa Quinchoín144) Ana Timoteét145) Petrona Timoteét146) María Timoteét147) Claudia Timoteét148) Manuela Iñet149) Rita Apesaín150) Carmela Apesaín151) Regina Apesaín152 y 154) Juana Iña (mayor y menor) 153 y 155) Rafaela Iña (mayor y menor)156) Úrsula Iña 157) María Iña (mayor)158) Juana Iña (chica)159) Juliana Iña160) María Iña (menor)161) Pía Iña162) Dolores Cachilola163) Mauricia Iña164) Polonia Chala165) Juliana Somaquín166) María Antonia Somaquín167) Paula Latte168) Dominga Latte169) Andrea Elactoquet170) Jacinta Elactoquet171) Damiana Elactoquet172) Bernabeta Devettocqué173) María Obetocquet174) Isabela Obetocquet

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62) Francisco Obetocquet 63) Domingo Obetocquet 64) Patricio Obetocquet 65) José Obetocquet 66) Antonio Oubeg 67) Juan Antonio Legarrirín 68) Juan Farías (natural de Córdoba) 69) Juan Nodirín 70) Máximo (Marino) Nodirín 71) Santiago Cañalorín 72) Juan Antonio Zuialín 73) Máximo Paccanet 74) Domingo Paccanet 75) José Paccanet 76) Juan José Paccanet 77) Francisco Diarín 78) Juan Pablo Conacquí 79) Javier Asziolcorín 80) Gabriel Asziolcorín 81) Ramón Zazectoquí 82) Maxtiniano Anniquiorín 83) Valentín Chotí (cacique) 84) Esteban Nacattet 85) Juan Antonio Nacattet 86) Caciano Ceco 87) Hilario Ceco 88) José María Lanches (Lanchi) 89) José Hignacio Chotí 90) Maximiliano Chotí 91) Victoriano Noteoiquín 92) Agustín Chotí 93) Andrés Chotí 94) Nicolás Edenoet 95) Silvestre Edenoet 96) José Miguel Edenoet 97) José Santos Edenoet

Mujeres mocovíesHombres mocovíes

175) Clara Obetocquet176) Rufina Obetocquet177) Polonia Obetocquet178) Marta Obetocquet179) Salomé Obetocquet180) Margarita Legarrirín181) Lucía Legarrirín182) Francisca Legarrirín183) Petrona Tequelquín184) Manuela Tequelquín185) Solana Nodirín186) Lucía Ramires187) María Antonia Annisín188) Juana Annisín189) Josefa Epifanía Icorín190) Jacoba Anniquiorín 191) Sinforosa Anniquiorín192) Felipa Anniquiorín193) María Clara Anniquiorín 194) Mauricia Paccanet 195) Marquesa Paccanet 196) Paula Paccanet 197) María Mataco 198) Micaela Paccanet 199) Santa Negottet 200) María Negottet 201) Cecilia Negottet 202) Juana Negottet 203) María Antonia Negottet 204) Carmela Negottet 205 y 206) María Tarcectoquí (mayor y menor) 207) Teresa Nacattet 208) Cecilia Chotí 209) Isidora Chotí 210) Carmela Chilettet

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98) Manuel Antonio Chotí 99) José Evenduc100) Santos Paloquet 101) Jacinto Lactayquín 102) Feliz Icorín 103) José Domingo Icorín 104) Hermenegildo Piedrabuena 105) Rosa (varón) Tancoret 106) Manuel Antonio Tancoret 107) Nasario Tancoret 108) Bernabé Tancoret 109) José Gabriel Ayguana 110) Pedro Liscirín 111) Bernabé Camargo 112) José de los Santos Atarití

Mujeres mocovíesHombres mocovíes

211) Petrona Paula Chotí 212) Juana Chotí 213) Gabriela Necactet 214) Concepción Necactet 215) Teresa Chotí 216) Inés Chotí 217) Magdalena Edenoet 218) Corpara Edenoet219) Petrona Evenduc 220) Segundina Evenduc 221) María Ignacia Paloquet 222) Agada Abasnotín 223) Rosa Icorín 224) Dominga Icorín 225) María Antonia Tancoret 226) Cruza Ayguana 227) María Mercedes Ayguana 228) Polonia Tancoret 229) Fortunata Tancoret 230) María Liscirín 231) Mercedes Nebarretín

Fuente: BACSC, Caja 5: Primer Censo de la Población de Dolores, Informe de los Misioneros Franciscanos, 1870.

Por entonces la Dirección de Catastro mensuró el terreno perteneciente a la Colo-nia Indígena, así como la traza de su pueblo y chacras. El 12 de octubre de 1870 los Padres Bernardo Arana y Gerónimo Marchetti, de acuerdo con los caciques Mariano Salteño, Valentín Tiotí y José Manuel, se presentaron para verificar el te-rreno concedido que eran cuatro leguas frente al arroyo Saladillo, con una legua de frente hacia el Oeste. Al mismo tiempo solicitaron que se consignaran los solares del pueblo con cincuenta varas de frente y de fondo. Una semana después, el 20 de octubre de 1870, el Gobierno aceptó la petición referida y ordenó la mensura con el objetivo de fundar la reducción indígena. El Gobierno provincial asignó las cuatro leguas cuadradas a las concesiones y cien manzanas para el pueblo. El 11 de noviembre de 1870 el Departamento del Agrimensor suscribió un plano gracias

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al informe redactado por el ingeniero Carlos de Chapeaurouge junto con Cayetano Orrego y Dionisio Frutos:

“Recibí comisión del Gobierno para medir y deslindar de acuer-do a la solicitud de los Reverendos Padres (Bernardo) Arana y (Gerónimo) Marchetti así como de los caciques Mariano (Salte-ño), Valentín (Tiotí) y José (Manuel) al terreno destinado para la Colonia Indígena y no teniendo a quien pasar citación de linderos pues el referido campo linda con el (riacho) Saladillo y Arroyo de Cayastá y por el oeste terrenos fiscales que debía medir para el Señor Cabame [¿?] trasladé al terreno y practiqué la mensura.”22

Carlos de Chapeaurouge calculó la dimensión que debía dar al terreno. Desde el mojón B tomó al Oeste y midió 4.200 varas (3.637 m); colocó el mojón C ubicado a 550 varas del esquinero SO de la suerte Nº 22. Desde allí se dirigió hacia el Sur y midió 4.450 varas y allí estableció el mojón del entonces gobernador santafesino Mariano Cabal (1868-1871). A 13.700 varas colocó el mojón D, ubicado a 550 va-ras al E del mojón esquinero NE del terreno de los oficiales. La operación de Cha-peaurouge concedió cuatro leguas cuadradas a la Colonia Indígena en el terreno comprendido entre el Saladillo Amargo desde el arroyo de Cayastá al Sur, hasta el arroyo de las Ovejas al Norte, con una legua y media de fondo al Oeste lindero a la tierra de Mariano Cabal. La conclusión de Stroppa (1976) resulta sugestiva ya que señala las 13.740.000 varas cuadradas en las que quedó comprendido el Cantón de Cayastá. En 1970, cien años después de la mensura realizada por el ingeniero de Chapeaurouge, la Comuna y la Junta Asesora de San Martín Norte consideraron que los misioneros fray Bernardo Arana y fray Gerónimo Marchetti habían sido los “fundadores” de la reducción indígena San Martín dependiente del Pueblo Do-lores.23 El cura conversor fray Marchetti quedó como responsable de la reducción Nuestra Señora de la Soledad de Dolores, así como de los cantones de Santa Rosa y de Los Sunchales, para encargarse de incorporación de los guaycurúes (Susnik,

22 BACSC, Plano de la mensura del 2 de noviembre de 1870, foja 5 (Duplicado nº 61 del Departa-mento San Justo), archivado con la clasificación F 233-5031, Santa Fe, 31 de mayo de 1947.

23 BACSC, Caja 1: “Certificados de Bautismos y Matrimonios, fray Gerónimo Marchetti, Reducción de Nuestra Señora de la Soledad, 1871 y 1873”. Así consta en las placas recordatorias de fray Bernardo Arana y fray Gerónimo Marchetti, construídas cien años después de la fundación de San Martín Norte por diversas autoridades: la Comuna y la Junta Asesora; la Liga de Madres Católicas y Madres de San Martín Norte; y el Centro de ex-alumnos de la Escuela de San Martín Norte. Se-ñalamos que la plaza incluye una estatua y una placa, homenaje de la Comuna y la Junta Asesora a todas las Madres en el centenario de la fundación del pueblo en 1970.

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1972). Esta expansión se basó en la mensura efectuada por Carlos de Chapeaurou-ge. De acuerdo a Stroppa (1976):

“Corre el año 1869. La fundación de colonias en el territorio san-tafesino y la expansión demográfica inmigratoria permiten avan-zar la frontera norte hasta San Javier, Cayastacito y Sunchales (línea Este-Oeste) llegándose más tarde hasta Soledad y Suncha-les. Esta frontera militar pasaba también por el fortín San Martín, donde a principios de 1870 los Reverendos Padres Franciscanos Bernardo Arana y Gerónimo Marchetti deciden fundar la Misión de Nuestra Señora de (la Soledad de) los Dolores con la indiada del cacique Mariano Salteño, a quien otro padre franciscano, el reverendo Ermete Costanzi, había reducido dos años antes. El sitio elegido había conocido ya la presencia de los misioneros. Estuvo ocupado por la antigua reducción de charrúas, conocida como Cayastá Grande, fundada por los franciscanos en 1750 y desaparecida a fines del siglo XVIII. Y es la actual población de San Martín Norte (Departamento San Justo) aún atendida en lo religioso por los franciscanos (del Convento San Carlos Bo-rromeo) de San Lorenzo y que en los relatos históricos del siglo pasado se conoce también con los nombres de San Martín Viejo y Cayastá Viejo.”

El joven fray Gerónimo Marchetti se encargó durante unos años de legitimar la unión matrimonial en la Capilla de Santa Rosa de la Soledad, así como el falle-cimiento de los “vecinos” de la reducción, algunos de los cuales figuran como “argentinos” procedentes de la provincia de Santiago del Estero o del territorio denominado “Chaco”. Fray Marchetti también registró a los mocovíes fallecidos entre 1870 y 1873 durante la epidemia de viruela que afectó a la mitad de los indígenas y que obligó a utilizar el cementerio de la capilla. El 22 de agosto de 1870 enterró a la párvula Francisca Liscirín, hija natural de la indígena Francisca Liscirín, sin identificar el motivo de la enfermedad; una semana después fue se-pultada la párvula Rosario Niocolét, de un año y cuatro meses, hija natural de la indígena Juana Niocolét, que “murió de enfermedad natural”. El 5 de setiembre de 1870 fue sepultada la párvula María Acholeré de un mes y tres días, que era la hija natural de Juana Acholeré, que, de acuerdo a fray Marchetti, “murió de peste”. Poco después fue enterrado José de los Santos Alosichí, de dos años de edad, hijo natural de la indígena Manuela Alosichí, “de enfermedad”. El 13 de junio de 1871 sepultaron a Dolores Legaridín, la hija natural de la indígena Dominga Legarirín

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que tenía un año de edad, y que había muerto de viruela. Al día siguiente fue enterrado Gerónimo Camargo, el hijo natural de Polonia Camargo, de tres años de edad, que se contagió de la misma enfermedad. El día 15 le tocó el turno al mocoví Francisco Payanaín, de 21 años de edad, hijo natural de Juana Payanaín, que murió de viruela después de haber recibido los sacramentos de la penitencia y extrema unción por parte de fray Marchetti. El misionero registró el 13 de junio de 1873 el fallecimiento de la indígena Marisa Camargo y de su hija natural llamada Valentina Camargo, también por la viruela. El mismo día falleció el niño Romano Castañeda, de cinco años de edad e hijo legítimo de Juan Castañeda y de Sebas-tiana Narvaja. Ignocencio Nactemaquín, un soltero de 30 años, hijo natural de la mocoví Rosa Nactemaquín, falleció de viruela después de recibir los sacramentos de la penitencia y extrema unión.

El 1 de abril de 1871 fray Marchetti registró el matrimonio de José Gómez, un argentino de 20 años, hijo legítimo del finado Antonio Gómez, soltero, nacido en la provincia de Santiago del Estero que residía en el Cantón de San Pedro Gran-de, con María Dolores Aguirre de Gómez, la hija de Antonio Aguirre y de Encar-nación Ríos, una joven de 18 años que vivía en la reducción de San Pedro. En ese mismo año, el 23 de abril se unieron Severino Iña, un “indio soltero, natural del Chaco, vecino de la Reducción, de 25 años, hijo natural de padres no conocidos indígenas”, y María Carmen, una argentina soltera de 36 años que desconocía la identidad de sus padres y también vivía en la mencionada Reducción. El 4 de junio de 1873 fray Marchetti unió al mocoví Lorenzo Italík, de unos 28 años que era hijo natural de Josefa Italík, “con Josefa Rincosík, indígena de treinta años hija natural de la finada Rosario Rincosík, indígena, ambos solteros, naturales del Chaco y vecinos de esta Reducción”. Poco después, el 7 de junio, el mocoví Mateo Tiotí contrajo matrimonio con Dolores Macdaquét, “ambos indios” según consta en el registro conservado por los franciscanos que añade que “la información jurídica, dispensadas las tres condicionales amonestaciones por el peligro de muerte en que se hallaba el pretendiente y practicadas las demás diligencias de derecho, no habiendo resultado ningún impedimento canónico, dispuso en su casa según el rito de la Santa Iglesia Católica”. Mateo figura como un indio soltero de unos treinta y ocho años de edad, hijo natural de la indígena Victoria Tiotí, y que hasta entonces había vivido en el Chaco y era vecino de la Reducción. Su esposa fue una “india, de edad como de veinte y cinco años, hija natural de Manuela Antonia Macdaquét, indígena, natural del Chaco, vecina de aquí, soltera”.24

En noviembre de 1871 Carlos de Chapeaurouge se radicó en Cayastá Grande después de pasar varias semanas describiendo y midiendo la desconocida tierra

24 BACSC, Caja 5: Fray Gerónimo Marchetti, Registro de fallecimientos y matrimonios en el cemen-terio de la Reducción mocoví, Cementerio de la Iglesia de Santa Rosa de la Soledad.

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chaqueña santafesina. Ante el pedido de los franciscanos y de los propios caciques mocovíes, deslindó el terreno concedido por el Gobierno provincial a la Colonia Indígena, y dividió el espacio entre el pueblo y las chacras. Comprobó que era necesario entregar cuatro leguas de frente al arroyo Saladillo por una legua de fondo al Oeste, pero esta ubicación no pudo efectuarse pues antes de completar la distancia solicitada comprobó el sitio del arroyo de las Ovejas. De acuerdo a Chapeaurouge:

“Después de colocarme en el mojón A esquinero con Este de este mismo campo colocado anteriormente sobre el Saladillo tomé al Oeste cien varas y medí al norte 1.405 varas de donde se ha-lla a 710 varas al Este la Boca del Arroyo de las Ovejas, de ahí tomé al Norte 75º Oeste y medí 2.880 varas, después al Norte 67º Oeste 3810 varas hasta el mojón B, puesto días antes para el Señor Gobernador (Mariano) Cabal en las puntas del arroyo y correspondiente a las suertes nº 22. Ya con estos datos y los que tenía de mi primera mensura así como de la posición de los nue-vos mojones colocados hasta las puntas del Arroyo de Cayastá como divisorios entre el Señor Cabal y los oficiales.” (citado por Stroppa, 1976).

La reducción de la comunidad mocovíComo hemos visto, la ubicación de los mocovíes se produjo a mediados de 1870 en la zona del paraje Cayastá Viejo o San Martín Viejo. El 23 de junio de ese año los franciscanos fray Bernardo Arana y Gerónimo Marchetti eligieron el nombre de reducción indígena San Martín en contraste con el pueblo de la Iglesia Nuestra Señora de los Dolores de San Martín Norte, en el sitio de la reducción de los cha-rrúas de Cayastá Grande fundada por los franciscanos durante el siglo XVIII. El documento original sobre la instalación de la reducción de los mocovíes afirma:

“El 23 de junio de 1870 se fundó la Misión en el Cantón San Martín Norte, Pueblo de Dolores. El Prefecto era el Padre Rafael Jerónimo Pezzini. Cura, fray Bernardo Arana y fray Gerónimo Marchetti y el 24 de julio de 1869 en el mismo rincón se bau-tizó indios de la gente del cacique Mariano (Salteño), como así mismo en diciembre de 1869. El primer censo que se levantó en este pueblo de Dolores, lugar denominado San Martín Viejo o Cayastá Viejo, fue el día 14 de mayo de 1870. Eran los bauti-zados en esta fecha cuando vinimos a fundar esta reducción en

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campos despoblados del Chaco, en total 231. Toda la indiada se componía entre cristianos, infieles, grandes y chicos, 338, inclu-so 107 infieles. En duda, 5 matrimonios y 54 amancebados. Para saber con alguna certeza de los 232 indios bautizados que había-mos encontrado, hemos averiguado con toda inteligencia. Santo de sus mismos padres y de los ancianos, según su declaración, fueron bautizados en varios puntos como son: Santa Fe, Cayas-tacito, Sauce, Estancia Grande, San Javier y en los montes y para que conste en todo tiempo, escribimos enseguida sus nombres y apellidos solamente, pues de otra cosa de cierto no hemos po-dido averiguar y firmamos los dos padres misioneros al fin de su nombre en testimonio de verdad. Fray Bernardo Arana y fray Gerónimo Marchetti.”25

Durante la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento (1868-1874), y cuando Mariano Cabal gobernaba la provincia santafesina (1868-1871), los mocovíes re-cibieron las cuatro leguas cuadradas en el arroyo Saladillo Amargo al Este, y el mismo arroyo y junto al riacho Cayastá al Sur, teniendo en cuenta que la reducción indígena fue establecida en Cayastá Grande. Resulta de gran valor reproducir el primer documento vinculado a las necesidades que padecían los propios frailes en el Chaco en la última “Fundación de Indios Salvajes” que fue Cayastá. Interesa registrar el viaje que el prefecto de misiones franciscanos hizo en pleno año 1870 a Roma con la finalidad de aumentar el número de misioneros que se mostraban in-teresados en acceder a un territorio desconocido como el Gran Chaco (Paz, 2003):

“Las misiones fundadas son cinco, Santa Rosa de Calchines, San Jerónimo del Santo, San Javier, San Buenaventura Montealto, y San Pedro, esta última no tiene más que en especie de un galpón donde celebra el padre misionero y administra los Santos Sacra-mentos por haber sido fundada por el Gobierno más al centro del Chaco como leguas que no hace mucho tiempo de su posesión antigua. Hay una nueva fundación de individuos salvajes en el lugar de Cayastá grande donde según las promesas del Gobierno se á (de) edificar un templo y pueblo a los ojos de Dios, que esta fundación nueva si se verifica que dará en el más cristiano del gran desierto del Chaco respecto de las otras Misiones, y en que en (el) mismo Cayastá Grande se piensa juntar a los indios de

25 BACSC, Caja 119: Fray Buenaventura Giuliani y familia, San Martín Norte, Gobernador Crespo, La Penca, la Criolla, Colonia Dolores, R. P. Buena, nota de diario en San Martín Norte.

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San Javier que como he dicho arriba no tienen iglesia y están al servicio militar de un Cantón entreverados con gente criolla. Los santos que sacamos no responden a nuestros deseos a lo menos al presente porque la mayor parte de los indios están ocupados en el servicio de las fronteras por el Gobierno, pero con todo eso no se dejan de instruirlos porque en todos los pueblos de indios hay escuelas seguidas por los padres Misioneros, menos en la nueva Reducción de Cayastá Grande, y en los pueblos de Santa Rosa de Calchines, y de San Gerónimo del Sauce hay escuelas de niñas y tanto a las maestras como a los padres Misioneros paga el Gobierno un seguro mensual. Respecto de los padres Misio-neros que existen en las reducciones de los indios con el socorro mensual que da el Gobierno por las escuelas y con la limosna de la misión, tienen para cubrir las necesidades más urgentes, pero respecto de los indios de dichas poblaciones aunque el Gobierno les pasa alguna ración de carne, están extremadamente pobres de (que) no tienen ni para vestir ni para comer con regularidad, y así es que van en distancias de 4 y hasta 8 leguas con sus familias a buscar nutrias, pescado y unos animales para comer y vestirse con los cueros, por esto no hay asistencia tanto a la escuela como a la doctrina y de hoy se redunda el poco adelanto y la ignorancia de dichos indios, aunque no es culpa de los Padres Misioneros actuales. Las necesidades del pueblo fundador de misiones se pongan en cada una de los padres Misioneros aunque hasta ahora por lo general no hay más de uno por escasos de dichos padres, si pronto el remedio de esta necesidad pues el padre prefecto hace como cinco meses que fue para Roma a atraer como 8 o 9 padres Misioneros más para cubrir estas muy urgentes necesidades, lle-gado el caso y remití de esta un gesto de necesidad se lo gana so-lamente instruir los mejores a los ya fundados pueblos de indios, sino que también se busca reducir a estos caciques indios con toda su gente a nuestra Religión Católica Apostólica Romana.”26

En 1871 los mocovíes pasaron de 231 a 338 individuos registrados por los misio-neros, y el vizcaíno fraile Bernardo Arana presentó el informe sobre el estado de la reducción de Cayastá Grande que aún carecía del calificativo de Pueblo Dolores. Dicho informe llegó al prefecto franciscano incluyendo los datos entregados por

26 BACSC, Caja 5: Primer Censo de la Población de Dolores, Chaco, Informe de los Misioneros Franciscanos, 1870.

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el fraile italiano Gerónimo Marchetti. La descripción incluye una nota personal sobre el origen disperso de los habitantes del espacio de Dolores, es decir, su pro-cedencia de los montes chaqueños, Santa Fe, Cayastacito, Sauce, Estancia Grande y San Javier. Los mocovíes fueron descriptos nuevamente como “montaraces”, es decir, como rústicos, huraños y groseros aborígenes del espacio chaqueño:

“El estado de esta Reducción el día 27 de junio de 1870 que fue el último que se levantó había 338 individuos de todas edades y estados hasta el primero de abril del presente año de 1871 se han reducido 51 indios montaraces, al presente hay de la reducción de San Javier en esta cuarenta y uno individuos que todos estos van también en el número total, individuos inclusos los bautizados, matrimonios y amancebados. Como primero que se levantó en sus declaraciones fueron bautizados este nuevo pueblo de Dolo-res. Mayo 14 de 1870 eran los bautizados en esta fecha cuando vinimos a fundar esta nueva Reducción en estos campos despo-blados del Chaco, 231 toda indiana se componía entre cristia-nos, infieles, chicos y grandes 338, inclusos 105, entre ellos 4 en deuda, infieles, 5 matrimonios de San Padrinos, y amancebados 54. Para saber con alguna certeza de los 231 indios bautizados que habíamos contado hemos averiguado con toda diligencia tanto de sus mismos padres, madres y de ancianos que según sus declaraciones fueron bautizados en varios puntos, como son Santafe, Cayastacito, Sauce, Estancia Grande, San Javier y en los montes, y para que conste en todo tiempo escribimos en segui-da sus nombres y apellidos tan solamente pues de otra cosa de cierto no se ha podido averiguar y firmamos los dos Padres Mi-sioneros (fray Bernardo Arana y fray Gerónimo Marchetti) al fin de sus nombres en testimonio de verdad y son los nombres que aun en otra parte fray Bernardo Arana, español vizcaíno de 52 años misionero del Colegio de San Carlos y Gerónimo Marchet-ti, italiano de Luca de 28 años Misionero también del Colegio de San Lorenzo. Religiosos empleados: 2; Bautismos, párvulos (inclusos 6 del Cantón): 35; adultos: 10; total: 45; Matrimonios hechos: 5; y existentes: 64, total: 69; Entierros de párvulos: 3; de adultos: 3; total: 6; Total de los individuos de todas edades y estados cristianos: 337; Infieles inclusos: 10; en deuda total: 100;

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vinieron después de haber hecho este: 31; Infieles total del nº de infieles: 131.”27

En 1873 fray Bernardo Arana pudo registrar a 587 mocovíes que formaban parte de la reducción indígena del espacio de Dolores:

“Respecto de los trabajos y gastos hechos le mandé a S. P. (Santo Padre) un apunte hace pocos días. El estado de esta Reducción el día 1 de abril de 1871, que fue el último había 469 individuos de todas edades y estados, hasta el día 26 de enero de 1873 se han agregado 48 San Padrinos que también van en el número total, se han bautizado 88 párvulos, 10 adultos, se han hecho 12 matrimonios, existen 30, quedan todavía 72 amancebados, se han muerto 8 párvulos y 10 adultos, 6 casados, hay 466 cristianos y 121 infieles. Los gastos hemos por hacer la casa que habitamos y la Capilla; Años de fundación 2 y 6 meses; Religiosos empleados 2; Bautismos de Párvulos y de Adultos, párvulos 88, adultos 10, total 98; Matrimonios hechos y existentes 30; amancebamientos cristiano con infiel 72; Entierros de párvulos 8, adultos 10, total 18; Total de los individuos de todas las edades y estados: cristia-nos 466, infieles 121, total 587. Personalmente estamos vivien-do aquí con capilla y cuartitos hechos, no hace más que quince meses, todo lo demás del tiempo hemos vivido en un Rancho prestado en el Cantón hasta que Dios mediante hemos trabajado nosotros mismos lo poco fabricado que tenemos sin ayuda de Jefes ni de Gobierno.”28

El primer libro de bautismos de la anterior reducción indígena San Martín a cargo del Pueblo Dolores fue creado el 14 de mayo de 1870:

“Eran los bautizados en esta fecha cuando venimos a fundar esta nueva reducción en estos campos despoblados del Chaco, 231. Toda la indiada se conforma entre cristianos infieles, grandes y chicos 338, inclusos 107 infieles; 4 en duda; 5 matrimonios; 104 amancebados. De los 231 indios bautizados fueron en dis-

27 BACSC, Caja 10: Estado de la Reducción de Cayastá Grande del Colegio de Propaganda San Carlos en la provincia de Santa Fe formado en el año 1871, fray Bernardo Arana y fray Gerónimo Marchetti.

28 BACSC, Caja 10: Estado de la Reducción, cit.

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tintos lugares de Santa Fe: Cayastacito; Sauce; Estancia Grande (esquina); San Javier; y en los montes...Esta reducción hoy en cumplimiento de nuestros deberes hemos examinado este libro de partidas bautismales que principia el día 23 de junio de 1870. Hasta el 22 de diciembre del año 1890, Reducción de Nuestra Señora de la Soledad a los 4 días de mayo de 1892, fray Ermete Costanzi, Prefecto de Misiones.”29

De acuerdo a la información de los franciscanos sabemos que San Martín Norte fue incorporada por fray Arana y fray Marchetti entre 1869 y 1870, dirigidos por el prefecto Rafael Jerónimo Pezzini. Justamente se reunieron en la Iglesia de la Soledad de la reducción que aparentemente se encontraba en la zona del entonces llamado Pueblo Dolores.30 El primer censo de Dolores corresponde al 14 de mayo de 1870 que registró 231 indígenas bautizados en los campos despoblados del Chaco, entre ellos en Santa Fe, Cayastacito, Sauce, Estancia Grande, San Javier y en los montes. También 338 infieles, 4 en duda, 5 en matrimonios y 54 amance-bados (López Rosas, 1985). De acuerdo con Stroppa (1976), los terrenos subdi-vididos fueron distribuidos a los pobladores, tanto mocovíes como blancos, por el entonces encargado del pueblo fray Bernardo Arana de acuerdo a la nómina que elevara el Superior Gobierno el 23 de julio de 1872.

De acuerdo al archivo que conserva la Iglesia Nuestra Señora de los Dolores de San Martín Norte, el cacique Mariano Salteño se convirtió en ahijado del ge-neral Manuel Obligado, este último nacido en 1838 y fallecido en 1896. Después del sometimiento del grupo mocoví producido en el año 1868 gracias a la labor del franciscano fray Ermete Costanzi, dicho general contó con el apoyo del caci-que Mariano Salteño frente a la resistencia ejercida por el cacique Valentín Tiotí. En septiembre de 1870 el cacique Salteño fue bautizado en la Reducción por fray Bernardo Trippini quien calculó su nacimiento hacia 1830. Fue calificado como “hijo natural” de la mocoví Margarita Salteño. El propio franciscano afirmó que se trataba del “gobernador” de los indígenas de la Reducción, y que se dirigió a los padrinos elegidos, el coronel Manuel Obligado y Doña Marcelina Alvarado, “a quienes advertí el parentesco espiritual y la obligación de enseñarle la doctrina cristiana”. El cacique contrajo matrimonio religioso con María Antonia Naconao en febrero de 1873, y con Aniceta Sánchez en junio de 1874 en virtud del falleci-miento de la primera:

29 BACSC, Caja 119: De fray Buenaventura Giuliani y familia, San Martín Norte, Gobernador Cres-po, La Penca, la Criolla, Colonia Dolores, R. P. Buena.

30 “Aporte para la reconstrucción de la historia de la comunidad mocoví de Colonia Dolores”, Pro-yecto: Fortalecimiento y Proyección de exploración de Educación Bilingüe, 2004, FHUL-UNL, mimeo, agradezco a Dora Salteño su aportación.

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“Fué hombre de mucha actuación en la zona norteña santafesina y ayudó al jefe de Fronteras y a los Misioneros a tratar con mu-chos indígenas su reducción a la vida civilizada. (El cacique Ma-riano) Salteño colabora en el sometimiento del cacique Valentín Tiotí con toda su gente, 474 indios entre grandes y chicos, que se incorporan a la reducción de Dolores, y cuando en 1884 el pa-dre Ermete Costanzi pasa a mandar la Misión más avanzada San Antonio de Obligado, también (el cacique) Mariano Salteño co-labora allí con eficacia. El primitivo pueblo Dolores fué trazado al medir el agrimensor Carlos de Chapeaurouge en el año 1870 la totalidad de la Colonia en las proximidades de la confluencia de los arroyos Saladillo Amargo y Cayastá, lugar en que se hallaba el Cantón y Toldería de los indígenas, satisfaciendo así el pedido formulado al Superior Gobierno por los padres Bernardo Aranda y Gerónimo Marchetti y los caciques Mariano Salteño, Valentín Tiotí y José Manuel, operación que fue aprobada por decreto de septiembre 25 de 1872.” (Stroppa, 1976).

Las tierras fueron analizadas entre 1870 y 1872, y escrituradas el 25 de septiembre de 1872. Fue un acto en el que participaron fray Bernardo Arana y el teniente coro-nel Leopoldo Nelson (1836-1890) que participó en las guerras civiles argentinas, en la Guerra de la Triple Alianza contra Paraguay (1865-1870), y posteriormente en la Conquista del Desierto. El 20 de julio de 1872 el Gobierno provincial recibió una nota firmada por los avecindados en el Pueblo de Dolores, situado en el Chaco y llamado Cayastá Grande, dentro del mismo terreno que concedió el Gobierno para la reducción de los mocovíes:

“Se presentan ante V. E. (vuestra excelencia) y piden que se anexe a la arca medida de cuatro leguas la fracción que menciona el agrimensor Carlos (de) Chapoeaureuge tal cual él la ha amojo-nado, por ser esta de muchísima necesidad para este pueblo que no puede extenderse más que en esa dirección y por muchas otras razones particulares al desarrollo de esta población. Piden tam-bién se sirva V.E. de cada uno de los pobladores cuyos nombres mencionados a continuación el título de propiedad del solar que le corresponde en el pueblo y de la suerte de chacra ya entregados por el dicho agrimensor y por fray Bernardo Arana encargado al presente del dicho pueblo, prohibiendo al mismo tiempo a los

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agraciados el vender sus propiedades sin una causa muy justifi-cada y reconocida por el encargado de aquella Colonia, antes del plazo de 10 años, informando por lo tanto una pena al vendedor y comprador principalmente.”

Conforme al plano presentado, los solares entregados el 20 de julio de 1872 a la re-ducción indígena que se había integrado al Pueblo Dolores, en el que se encontra-ban los “blancos”, fueron: (1) Padres Misioneros con varas de frente del Este des-de la esquina de la Plaza hasta el arroyo Cayastá; (2) Lorenzo Nascitiquí (alférez del cuerpo de lanceros); (3) plaza de la escuela; (4) Mariano Salteño (cacique); (5) José María Maurolín; (6) Ignacio Yuatraquí; (7) Camano Lico; (8) Ignacio Lanchi; (9) Pablo Yagniquí; (10) Rosa Masalín; (11) Bautista Occotorín; (12) Máximo Maralín; (13) Félix Nicorín; (14) José Antonio Piedrabuena; (15) Juan Dodirín; (16) Juan Yaguará; (17) Juan de Dios González; (18) Domingo Piedrabuena; (19) Pedro Migraní; (20) Francisco Panmorín; (21) Francisco Troncoso; (22) Juan La-rraiquí; (23) Domingo Basualdo; (24) Natalio Darití; (25) Juan Belaus; (26) Do-mingo Lazzinquín; (27) Juan Antonio Echavarría; (28) Luis Ríos; (29) Valentín Tiotí (cacique); (30) Marcos Lachitiquí; (31) Hilario Chamba; (32) Pedro Mora-yrí; (33) José Mario Lanche; (34) Desiderio Sico; (35) José Santos Salteño; (36) Justo Sarto; (37) Lorenzo Nascitiquí; (38) Bonifacio Vega; (39) Nasario Navan-quirí; (40) Pablo Cabrera; (41) Clemente Velázquez; (42) Hilario Barranquín; (43) Anacleto Espinosa; (47) Juan M. Ojeda; (48) Jacinto Lazzinquín; (49) Juan Cas-tañeda; (50) Antonio Castañeda; (69) Santiago Cañalorín; (70) José M. Lazzin-quín; (71) Lorenzo Amelquí; (72) Alejo A. Zolgerín; (73) Julián Lanche (74) José Cabasorín; (75) Jacinto Piaquí; (76) Antonio Calentín; (77) Santiago Amelquí; (78) Juan Santos Amatolé; (79) Agustín Amatolé; (80) Manuel Ignacio Amatolé; (81) Manuel Antonio Apaleatel; (82) José Limiariquí; (83) Raimundo Echagüe; (84) Martín Díaz; (85) Marcos Luebarrín; (88) Francisco Quivassín; (89) José M. Navenquín; (90) Salvador Inoquín; (91) Clemente Tansorí; (92) Pedro Niquinarín; (93) Lorenzo Nanitinsín; (94) Juan Antonio Pastorín; (95) José María Pastorín; (96) Antonio Pastorín; (97) Apolinario Pizarro; (98) Juan Alsemio Niotiné; (99) José Gabriel Nazarosín; (100) Francisco Llabarerín; (101) Jacinto Riquí; (102) Raimundo Tilcorín; (103) Rosario Aygnotín; (104) Mateo Tiotí; (105) Modesto Lanche; (108) Isidora Noquirín; (111) Domingo Echavarría; (112) Benito Jimé-nez.31 Además de los caciques Salteño y Tiotí, podemos citar a Teresa Naconattet, Marcos Salteño, José Salteño, María Tarcectoquí, Victoriano Noteoiquín, Manuel

31 BACSC, Caja 1: Documentos del Pueblo Colonia y de la Colonia Indígena San Martín, Nota de los mocovíes designados como poseedores en el Pueblo de Dolores de Cayastá Grande, al Gobernador de Santa Fe, 20 de julio de 1872.

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Antonio Notetmac, Pedro Antonio Coctaqué, Juan Gregorio Rodrigez, Lorenzo Nascitiquí, Salvador Dischimaquí, Juan Pablo Conacquí, Cecilio Cotecpacnaiquí, Teresa Nacattet, Natividad Hachocteré, Juan Santos Coctaqué, Manuel Ignacio Coctaqué, y José Cipriano Obetoquet (Stroppa, 1976).

En octubre de 1870 los caciques Mariano Salteño, Valentín Tiotí y José Ma-nuel solicitaron al gobierno provincial la modificación del trazado del primitivo emplazamiento y solicitaron la escritura de las chacras concedidas. Nunca lo con-siguieron. El 25 de septiembre de 1872 el gobierno nombró a una comisión encar-gada de otorgar los títulos provisorios de propiedad, tanto para las chacras como para los solares. Los terrenos subdivididos fueron entregados a Juan Johnson, cacique Mariano Salteño, cacique José Manuel, Casiano Seco, Ignacio Lanchi, Francisco Troncoso, Juan Larraiquí, Valentín Tiotí, Santiago Amelquí, Francisco Pannorec, Pedro Migraní, Antonio Calentín, Ignacio Ivatraquín, Marcos Lachiti-quí, José Santos Salteño, y fue agregado un solar para los misioneros. El Gobierno designó la comisión formada por Juan Manuel Zavalla, fray Vicente Caloni y Emi-lio Goupillant como administrador del pueblo.

Del cacique Mariano Salteño a la reducción indígena San MartínEn las últimas décadas del siglo XIX las reducciones fueron abandonadas por algunos grupos que los franciscanos calificaron de “pedreños” o “montaraces”, es decir, mocovíes ariscos que rechazaban someterse a los “blancos” y a los francis-canos. Uno de los caciques, Juan Salteño, el hermano del cacique Mariano Salte-ño, abandonó el territorio que había sido elegido por el Gobierno, y se estableció en el monte chaqueño con un importante número de mocovíes contrarios a aceptar la imposición provincial. La documentación muestra que entre los meses de junio y julio de 1873 los mocovíes liderados por el cacique Mariano Salteño perdieron aproximadamente 250 miembros como consecuencia de la epidemia maligna de “viruela negra” de naturaleza hemorrágica, que afectó a la población nativa del te-rritorio argentino, un hecho que Di Liscia (2000) calificó de “exterminio étnico in-directo”. Figura el cacique mocoví Pedro Antonio Guanca, que fue asesinado por el Ejército durante los conflictos militares. La entrega de las tierras supuso la men-sura de viviendas para las familias que fueron escrituradas en el año 1873. Pese a esta regularización, los mocovíes indígenas continuaron reclamando sus derechos ya que dicha escritura nunca se legitimó. Poco después el Gobierno provincial de-cidió disolver la reducción y unos 700 mocovíes se desperdigaron sin saber cómo conservar la reducción. Con gran desamparo, esta situación fue muy criticada por los franciscanos en diversos documentos conservados en el Convento San Carlos Borromeo de San Lorenzo. Argumentaron que la zona en la que pretendían instalar a los mocovíes era anegable y los indígenas corrían el peligro de quedar bajo las

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aguas. Quizás por ello la vieja reducción quedó a tres leguas hacia el Norte, sin ser ocupado su territorio por los mocovíes (López Rosas, 1985).

Sin especificar el nombre del fraile encargado de levantar el censo de los mo-covíes ubicados en la zona de San Martín, el 1 de agosto de 1876 los misioneros recibieron el documento gracias al cual sabemos que dicho grupo estaba formado por 474 mocovíes diferenciados en 104 casados y casadas; 44 amancebados y amancebadas; 46 varones solteros adultos; 93 mujeres solteras adultas; 29 niños y 24 niñas inscritos en la escuela mixta, es decir, un total de 53 jóvenes; y un total de 73 párvulos y 61 párvulas, indicando claramente en el documento presentado por los franciscanos que había un “mayor número de mujeres, 30” en un total de 252 mujeres frente a los 222 varones mocovíes. La conclusión de los misioneros indicó en 1876 que los mocovíes liderados por el cacique Mariano Salteño eran felices, tenían días placenteros, no aceptaban someterse a los reclamos de los mi-sioneros franciscanos y de los criollos, y disipaban sus días en bailes y bebidas ya que preferían “no pensar”. Interesa señalar que la nota redactada por el propio misionero deseaba conservar la singular vida de los mocovíes frente a otros grupos guaycurúes, especialmente tobas (Gordillo, 1992):

“En esta Reducción existe una capilla de estantes sombreados de 12 varas de largo por 6 de ancho con techo de firme galvanizado que sirve de casa de escuela también, y unas tres piezas de ídem para habitación de los Padres Misioneros. Actualmente los pa-dres en unión del Señor Comandante Gobson (¿Gibson?) están preparando material para alargar la Capilla o edificar una más capaz y más propia para tributar culto al verdadero Dios. Los indios, incluso el famoso cacique Mariano Salteño, poco o nada se cuidan de mejorar sus habitaciones, y su porvenir viven muy contentos y placenteros con la ración que le subministra el Go-bierno y la caza de animales silvestres, con cuyo producto unos se visten regular o nunca, y otros lo disipan en bailes y bebidas sin considerar lo que será mañana, u otro día, dichosos pueden los Indios que no tienen en qué pensar, ni en qué calentarse la cabeza!”32

Tres años después, el 22 de abril de 1879, el Prefecto de Misiones fray Antonio Rossi informó sobre las reducciones indígenas que controlaban los franciscanos y la presión que ejercía “la población de Europeos y Americanos” en San Javier y en

32 BACSC, Caja 5, Sobre 7: “Censo detallado de los Indígenas de la Reducción de San Martín levan-tado el día 1º de Agosto de 1876”.

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Santa Rosa de Calchines.33 Según el primer censo levantado en la provincia san-tafesina en junio de 1887 gracias a la dirección de Gabriel Carrasco (1888 y 1888 [1887]), el Departamento San Javier contaba con 14.213 habitantes repartidos en-tre San Javier (2.779), Florencia (1.178), Las Toscas (1.173), Ocampo (3.087), Las Garzas (253), El Toba (286), Avellaneda (1.443), Reconquista (2.516), Mal Abrigo (1.102) y Alejandra (396). El Departamento San José llegaba a 8.285 habitantes repartidos entre Helvecia (3.173), Cayastá (1.223), Santa Rosa (1.424) y San José del Rincón (2.460). La población absoluta de argentinos y extranjeros en pueblos y ciudades de los departamentos de la zona chaqueña santafesina (San Javier y San José) se reproduce en el Cuadro 3 en el que se verifica que tanto Las Garzas como El Toba de San Javier carecían de datos sobre el número de individuos argentinos y extranjeros residentes en la zona. Finalmente, la población santafesina sumaba por entonces un total de 105.091 personas:

Cuadro 3Población absoluta (1887)

DEPARTAMENTOS Población Depto. Población Depto. Población San Javier San JoséLa Capital 15.259 San Javier 1.002 Helvecia 1.062San Javier 6.080 Florencia 648 Cayastá 164Las Colonias 9.483 Las Toscas 329 Santa Rosa 412San José 2.221 San Antonio 200 San José 583 del Rincón San Gerónimo 5.687 Ocampo 1.457 Total 2.221Iriondo 4.975 Avellaneda 132 San Lorenzo 8.277 Reconquista 1.499 Rosario 51.494 Mal Abrigo 743 (Romang) General López 1.615 Alejandra 70 Total 105.091 Total 6.080

Fuente: Elaboración propia con base en Carrasco, 1888 [1887].

33 El archivo de los franciscanos conserva las planillas de “limosnas recibidas y gastos hechos” en ambas reducciones. En el primer caso, su fundación tuvo lugar en 1856 gracias a la gestión de fray Costancio (Constancia) Ferrero, y luego quedó a cargo de fray Manuel Eirín y de fray José Pozzi, este último sustituido en 1911 por fray Antonio Duré (Stoffel, 2000; Roselli, 1984).

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A inicios del siglo XX, San Javier contaba con unos 165 mocovíes. Santa Rosa de Calchines, instaurada en 1861, quedó en manos de fray José Pozzi que fue susti-tuido entre 1906 y 1911 por fray Manuel Eirín. En ambos casos la función de los misioneros fue vincular a los aborígenes con los productores instalados en la zona, entre ellos la empresa Bolufer y Carlen especializada en la producción de azúcar. El obispo de Paraná, Monseñor José María Gelabert y Crespo, permitió a los mi-sioneros dedicarse a los indígenas “neófitos” que por entonces sumaban más de un millar de mocovíes. La “reducción de las naciones bárbaras” de San Jerónimo fue apoyada por fray Bernardino de Porto Romantino que era el ministro general de la orden patriarca San Francisco de Asís, y reconocida en 1879 (Im. 24).

24. Documento sobre la orientación de los mocovíes hacia la Re-ducción Indígena, 22 de abril de 1879 (BACSC, Caja 32)

Precisamente los libros parroquiales registraron 44 adultos y 582 párvulos que ha-bían pasado por el bautismo; 131 adultos y 152 párvulos enterrados en el cemen-terio; 124 casamientos; la contabilización de 1.061 aborígenes cristianos frente a sólo 10 indígenas infieles; y sólo un centenar de aborígenes que decidieron asistir a las misas efectuadas en la parroquia.

“1. Está situada la sobredicha Reducción cerca de cien leguas de Sta. Fe adonde pertenece a la entrada del Chaco, quatro leguas del Paraná, frente quasi al puerto de Goya de la Jurisdicción de

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Corrientes: es el antemuro de la Sta. Fee de los caminos de Cór-dova, de Tucumán, de Santiago, y de la jurisdicción de Corrien-tes. Hay un fuerte que demora como media legua de esta Reduc-ción con 25 o 30 hombres con su oficial. Son los campos fértiles sin comparación: los montes, de algarrobos, palmas & por todo el Chaco interior; abundan de fierro extraordinario de cerca, miel, grana y otros muchos...no ofrecen menos fertilidad sus habitan-tes. Buenos lugares ciertamente para que el Colegio Madre de San Carlos demostrase algunos operarios (si los tubiese) de más espíritu que el del escriviente, a dichas tierras de provisión a re-ducir las naciones bárbaras que las ocupan; que no adoptan más dudas que sin figuradas libertades, y que no reprueban sus hijos del bautismo; y todos los días se están cargando inund...en el infeirno. Que gran servicio sería por arribar... 2. En la actualidad no hay más de un Sacerdote, se han tomado providencia por la superioridad por situaciones locales que así los exige, pues el Pueblo más cercano acia Santa Feé dista cerca de treinta leguas; hay tres a mayor de por medio que se ponen a nado sobre un quarto de legua, y es menester pasarlos ó en un cuero, ó a la cola de un cavallo; pero los operarios son pocos. Para pasar á la jurisdicción de Corrientes, hay iguales ó mayores inconvenientes.3. Bautismos: se entienden los que los Misioneros han adminis-trado solemnemente.4. Casamientos tantos son los celebrados, que todos los cristianos por que antes que se entregara la Reducción a los Misioneros había unos pocos casados, y velados. 5. Entierros se entienden los que los Misioneros han hecho con-tados, arreglándose al ritual Romano.6. Vagos: se han dado providencialmente para la reunión por la superioridad, atendiendo a la situación local, y otras circunstan-cias.7. Cumplen con la Iglesia los dichos más mugeres que hombres.”34

34 BACSC, Caja 32: Documento sobre la orientación de los mocovíes hacia la Reducción Indígena, 22 de abril de 1879; también véase Caja 26: Misiones Franciscanas, Planillas Trimestrales, 1902-1912, Misión de San Javier, planillas 1904-1911; también Santa Rosa de Calchines, Helvecia y Cayastá, planillas 1906-1912.

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En el caso de los mocovíes que acabarían integrando Colonia Dolores en el año 1900, señala Auza que el jefe de la frontera norte, coronel Manuel Obligado, buscó la ayuda de fray Rossi y en junio de 1884 dispuso enviar al interior del Chaco a los caciques Mariano Salteño y José Domingo Crespo que por entonces se encontra-ban en la reducción de Santa Rosa. El objetivo era pactar con otros mocovíes para formar una nueva reducción. Ambos caciques consiguieron traer unos trescientos mocovíes y el prefecto de misiones, fray Vicente Caloni, dispuso el traslado de fray Ermete Costanzi para hacerse cargo de la misión en el territorio chaqueño próximo a las colonias (Auza, 1997; Fritz, 1994).

De acuerdo con el Departamento Topográfico, el 14 de mayo del año 1887 se trazó la colonia indígena de San Martín, a unos cuatro o cinco kilómetros de distancia del Pueblo Dolores. Durante la gobernación provincial de José Gálvez (1886-1890), se estableció que la ubicación de los lotes de cultivo fuese en el pun-to más alto del terreno, para lo cual el agrimensor que efectuó la operación actuó junto a la Comisión de Administración formada por los “vecinos” de la colonia in-dígena de San Martín y del Pueblo Dolores. Se marcaron cuadrados de 100 metros de lado, separados por calles de 15 metros de ancho. Se dejaron avenidas de 40 metros de ancho que rodearon el número de las manzanas. Las concesiones para las chacras asumieron la forma de rectángulo de 500 metros por 680 metros. Del terreno apto para la agricultura se dividieron lotes destinados al cultivo y al pas-toreo (Maffucci Moore, 2007) en forma de rectángulos de 2.000 metros por 3.000 metros. Aprobada la operación de mensura, se intentó sacar a remate público los solares de cultivo y de pastoreo que hasta entonces estaban en manos fiscales. La Nueva Comisión formada por Juan Manuel Zavalla, Emilio Soupillant y fray Vi-cente Caloni procuró conceder los títulos de propiedad gracias a las disposiciones otorgadas por el gobierno provincial. El proyecto fue apoyado por el oficial mayor José V. Baltazar,35 por entonces procurador del gobierno santafesino, que entregó los documentos al presidente del Departamento Topográfico con la finalidad de que un agrimensor público delinease la Colonia Indígena y el Pueblo Dolores. El responsable fue el agrimensor Justo José del Barco y su documento fue aprobado por el Ministerio de Gobierno el 21 de mayo de 1887.36

35 En 1892 José V. Baltasar presentó el libro fotográfico “Álbum de Visitas del Chaco”, conservado en la capital argentina por la Biblioteca Nacional.

36 BACSC, Caja 1: Documentos del Pueblo Colonia y de la Colonia Indígena San Martín, Departa-mento de Ingenieros y Obras Públicas de Santa Fe, 1887-1888.

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“Un desierto por regla, poblado por excepción”: expediciones comerciales, militares y científicas de la mano de Luis Jorge Fontana y Guillermo AraozEntre 1875 y 1880 el teniente coronel Luis Jorge Fontana se desempeñó como secretario general del militar salteño Napoleón Uriburu Arenales (1836-1895) que participó en la Guerra de la Triple Alianza y en las expediciones de conquista del Chaco Central y Austral al que definió como un “país casi desconocido, no obs-tante formar parte integrante de los dominios argentinos”. A inicios de la década de 1880 la República Argentina definió su fisonomía estableciendo como límites al río Pilcomayo con Paraguay, y el grado 22º de latitud con Bolivia (Ludwig, 1906, 1910), aunque los contemporáneos reconocieron que el Chaco era un “misterioso e impenetrable” territorio desconocido. Esta información consta en el libro que Fontana editó en 1881 con el título “El Gran Chaco”, cuya introducción quedó en manos del ex presidente Nicolás Avellaneda (I-XXVIII, en Fontana, 1881), el cual describió al autor como un soldado y explorador de los “territorios desérticos”, carente de formación científica, pero conocedor de las estrategias aborígenes tras ser atacado por los “habitantes bárbaros” que le provocaron la pérdida de su brazo izquierdo. Un año después, en 1882, Fontana redactó la obra titulada “Explicación al plano general del Gran Chaco Argentino” en el que calculó que el Territorio Nacional del Chaco Argentino (incluyendo Chaco y Formosa) ocupaba entonces unas 13.126 leguas cuadradas, siendo limitado por los ríos Paraná y Paraguay, las provincias de Santa Fe, Santiago del Estero, Salta y Tucumán. Afirmó también que el Gran Chaco era un desierto desconocido en el centro de la América Meridional (precisamente el Gran Chaco Gualamba), y estaba distribuido entre los Estados de Bolivia, Paraguay, Argentina, así como el Imperio del Brasil que tuvo vigencia entre 1822 y 1889 (Fontana, 1882: 8).

Por entonces el Chaco era conocido gracias a la divulgación de las obras de algunos religiosos, exploradores, viajeros y empresarios que se internaron en la zona (Huret, 1986). El padre Pedro Lozano proyectó en ese territorio del Gran Chaco Gualamba una fisonomía “misteriosa” al señalar que los indígenas cami-naban “para adelante como los hombres, pero que tienen rodillas para atrás como los pájaros” (Lozano, 1755, 1874, 1941; Zapata Gollán, 1942). Sobre el río Pilco-mayo circulaban ideas a partir de los avances de los vecinos del Tucumán que en diversas correrías desde el año 1719 habían avanzado hasta dicho río. La “Abeja Argentina”, editada hacia 1820, divulgó algunos conocimientos sobre los indíge-nas del Chaco. Posteriormente, el coronel de ingenieros José Ildefonso Álvarez de Arenales (1798-1862) incluyó en su obra “Noticias Históricas y descriptivas sobre el Chaco y Bermejo con observaciones relativas a un plan de colonización” (1833) el diario del jesuita Gabriel Patiño, que en su intento de encontrar una co-municación entre las misiones jesuíticas paraguayas, Córdoba, Santiago del Estero

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y Chiquitos, fue el primero en seguir el curso del río Pilcomayo señalando que era diferente al río Paraguay, y que aquél entraba en este último “por dos brazos”, hecho que posteriormente Fontana (1881) incluiría en su mapa al dar autenticidad a las impresiones de Patiño. Precisamente el conocimiento sobre el Chaco también vino de la mano de los proyectos implementados desde Salta, Tucumán y San-tiago del Estero, provincias norteñas que buscaban salir al litoral de los grandes ríos Paraguay, Paraná y Río de la Plata a través del Chaco, que señalaron que el Chaco tenía aproximadamente 100.000 indígenas. Según Fontana (1881: 100), las cifras ofrecidas por Napoleón Uriburu Arenales (“el único Gefe Argentino que haya practicado viajes más largos y atrevidos por estos desiertos”), eran fiables, pero señaló que la población total del Gran Chaco no podía superar las 50.000 personas. Gracias a la expedición del año 1876, Fontana (1881: 145) señaló que esta población aborigen debía ser “reducida” a través del proyecto colonizador con el objetivo de proteger los intereses generales del Estado.

Fontana publicó el El Gran Chaco antes del laudo arbitral relativo a la cues-tión de límites entre Argentina y Paraguay, razón por la cual al ubicar las comuni-dades indígenas decidió extender la jurisdicción argentina desde el río Pilcomayo hasta el río Verde. Afirmó que en 1880 la superficie chaqueña se calculaba en 12.000 leguas cuadradas divididas en tres grandes porciones: el Chaco Septentrio-nal desde la margen occidental del río Pilcomayo hasta el río Verde paraguayo; el Chaco Central, situado entre el río Pilcomayo y el río Bermejo; y el Chaco Austral, desde el río Bermejo hasta el río Salado. El Chaco argentino contaba con 5.400 leguas cuadradas (Fontana, 1881: 4). Para Fontana, el Chaco era “una planicie horizontal, sin accidentes, sin fragosidades en el terreno, un tablero de ajedrez cuyos cuadros negros son montes seculares y, los blancos, campos bajos y lagos”. Con esta imagen literaria, el Chaco fue presentado como un “desierto inmenso que carece de divisiones naturales” al contar con ríos inferiores o medianamente caudalosos como Salado, Bermejo, Pilcomayo. De este modo, Fontana se basó en la hidrografía para señalar que el Chaco aportaba el “amor a la libertad” y a la “independencia” gracias al “estado salvaje” de su población originaria, al tiempo que la riqueza de sus productos naturales estaba “destinada á concurrir al engran-decimiento futuro de la Nación Argentina, de la cual son partes integrantes”. Si interpretamos esta descripción, podemos entender su conclusión:

“Miles de seres humanos han vivido sólo con el fruto de sus bosques y ríos; millares de hombres han sucumbido al impulso invariable de las leyes naturales; todas las aves, todos los cua-drúpedos, todos los reptiles, todos los insectos, hasta los más pe-queños, han muerto y vuelto á nacer infinitas veces; los árboles

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gigantescos en dimensiones y en edad han cedido á la acción devastadora del tiempo, para tornarse en polvo fecundante, y con este cúmulo asombroso de restos orgánicos, el terreno se ha ido levantando, creciendo” (Fontana, 1881: 3 y 96).Fontana incorpo-ró e identificó a los diversos indígenas más representativos de esa época. En primer lugar, los chiriguanos concentrados al sur de Bolivia hasta Santa Cruz de la Sierra. En segundo lugar, los ma-tacos, limítrofes de los chiriguanos y de los tobas a los que hare-mos referencia más abajo, ubicados desde las costas del río Pilco-mayo hasta las inmediaciones de la frontera de Salta, y desde los campos de Agusirendá o la Angostura de Itiyurí, hasta Laguna Verde y la costa occidental del río Pilcomayo. En tercer lugar, los tobas, a quienes definió como “la nación más numerosa y es la que ocupa más extensión entre las del Chaco” y habitaban desde el río Salado hasta río Verde. Entre los tobas, identificó también a los lenguas y machicuys a quienes consideró extinguidos, así como a los guanás, “completamente salvajes que merodean en las márgenes del Alto Paraguay”, y a los payaguás, los “artistas chaqueños completamente dominados”. El militar consideró a los indígenas como “ajenos al mar”; explotados por la crueldad, codicia y fanatismo del “hombre blanco”; y exterminados por las enfermedades típicas de las zonas en las que fueron sometidos. “Sin embargo”, señaló Fontana, “muchos son los indios que se ocultan en el Chaco, único refugio verdaderamente primitivo que se conserva entre nosotros, y la deficiencia del número se halla compensada por el exceso de odio que se anida en sus pechos” (Fontana, 1881: 100).

Fontana también señaló la presencia de un buen número de chunupíes (llamados ocoles o vilelas), ubicados en la costa del río Paraná, que había sido una “nación muy numerosa y guerrera”; los orejones u orejudos, “más salvajes, conservando más puras sus costumbre primitivas”; los guanás, ubicados en los márgenes del Alto Paraguay, a punto de desaparecer, y “completamente salvajes”; los agaces y los payaguás, desaparecidos los primeros y a punto de extinguirse los segundos y “completamente dominados”, que habían habitado las aguas del río Paraguay; y los chiriguanos, dedicados a los cultivos en la costa del río Paraná frente a la ciu-dad de Corrientes, que hacia 1880 se encontraban en la reducción de San Fernando gracias a la presión de los misioneros franciscanos.37 Los indígenas establecidos

37 AHPCH, El Chaco, figuras y hechos de su pasado, con motivo del IIº centenario de la fundación San Fernando de Río Negro, 1750-1950, sin dato, incluye apéndice documental.

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en el interior del Chaco argentino no habían sido hasta entonces identificados. Según Fontana, “están casi fuera de todo contacto exterior, pues desde hace veinte años sólo muy de tarde en tarde suelen bajar a la costa del río Paraguay y siempre en los puntos deshabitados” (Fontana, 1881: 121-133).

En relación a los tobas, Fontana consideró que eran “la nación más numero-sa” y la que ocupaba “más extensión entre las del Chaco”, sobre la margen de los ríos Paraná y Paraguay, desde el río Salado hasta el río Verde, setenta leguas más al norte del río Pilcomayo, zona que Fontana presentó en su libro como “el límite de los territorios argentino-paraguayos” antes del laudo arbitral. Los tobas eran los responsables de los asaltos y robos practicados en establecimientos próximos a Villa Occidental (hoy Villa Hayes), y los indígenas chaqueños tenían una idea muy vaga de la existencia de un solo dios creador o de un espíritu malo, aunque creían en la inmortalidad de las almas. Fontana se refirió específicamente a los mocovíes de la zona chaqueña que habían servido a los aliados en la Guerra contra el Paraguay (1865-1870), además de dedicarse a correrías, robos y matanzas en la frontera norte de la provincia santafesina, y concluyó que el coronel Obligado había sometido a algunas tribus mocovíes, consideradas “salvajes”, gracias a los colonos alemanes y suizos establecidos en ese “desierto”:

“Desde los primeros tiempos de la conquista, hasta hoy, los in-dios del Chaco, y especialmente la nación de cuyos restos nos ocupamos, han sido tratados con poca atención y hasta con una crueldad que no tiene disculpa, y por esto es necesario tolerar hasta cierto punto las faltas de estos desgraciados, ayudarlos en lo posible y hacerles cierta justicia, aún cuando lo sea en las pá-ginas de un libro que jamás podrán obtener y comentar los agra-ciados, por los efectos de una ignorancia que los condena á morir por el capricho y el error del hombre civilizado.” (Fontana, 1881: 121-154).

El Territorio Nacional del Chaco fue creado por ley el 18 de octubre de 1884 y quedó situado entre el paralelo 62º 30’ al Oeste, y meridiano 28 y 25 (Gora y otros, 1935). Cinco años después de la elaboración del libro El Gran Chaco de Fontana, le tocó el turno al explorador Guillermo Araoz que amplió las conclusiones del militar. Según Araoz, el rico, desconocido y dilatado Chaco Gualamba se alza-ba en tres repúblicas (Paraguay, Bolivia y Argentina) y era necesario aprovechar las expediciones comerciales, en particular la de la Compañía de Navegación del río Bermejo; las militares, como la coordinada por el general Francisco Victorica

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(Carranza, 1884); y científicas, en gran medida apoyadas o sostenidas por las ex-pediciones militares (Gora y otros, 1935).

Guillermo Araoz realizó precisamente expediciones de los tres tipos, lo cual puede observarse en su libro Navegación del río Bermejo y viajes al Gran Chaco que fue editado en 1885. Gracias a esta obra sabemos que a partir de 1860 Araoz trabajó para la Compañía de Navegación en calidad de inspector general, y fue él quien envió al general Victorica una carta en la que procuró demostrar la con-veniencia de explorar la navegación del río Teuco con la finalidad, sin éxito, de construir un canal para derramar el agua en el cauce del río Bermejo (Araoz, 1885: 25-26).

En su libro Araoz describió el avance del conocimiento topográfico chaqueño, quejándose al mismo tiempo del desconocimiento que se tenía de las poblaciones indígenas. Las tribus “no querían someterse a la influencia directa de los nuevos pobladores” y permanecían “soberanas casi absolutas de tan grandiosa comarca”. Por ello las excursiones en las que participó Araoz dieron a conocer el Chaco Gua-lamba y fueron modificando la carta geográfica que en el siglo XVIII (año 1732) habían confeccionado los miembros de la Compañía de Jesús establecidos en las misiones del Paraguay bajo la dirección del padre Francisco Retz. Araoz preparó el manuscrito sobre la navegación del río Bermejo cuando llevó a cabo la expe-dición al Chaco bajo la dirección del Ministro de Guerra y Marina en la segunda mitad del siglo XIX. Según Araoz, el extenso territorio chaqueño permanecía de-sierto y “queríamos contribuir con algunas observaciones personales al estudio de aquella importante arteria fluvial”, no sin antes afirmar que el Chaco imponía “obstáculos de una vegetación lujuriosa, la extensión de los esteros y bañados, la variedad indecible de insectos que ocasionan una molestia desesperante, la hostili-dad de los indios, las enfermedades, las bestias feroces y los reptiles ponzoñosos”. El explorador tenía claro que correspondía a la República Argentina un espacio en la zona del Chaco Boreal en manos paraguayas gracias al tratado de límites (laudo arbitral) del presidente de los Estados Unidos, Rutherford B. Hayes (1877-1881), que actuó como árbitro en la disputa entre Paraguay y Argentina después de la Guerra de la Triple Alianza:

“El Chaco argentino, cuyo eje longitudinal está en la dirección de Sudeste á Noroeste, abarca todo el perímetro encerrado por los ríos Pilcomayo al Noreste, Paraguay y Paraná al Este, Salado al Sud, y al S.O. y los departamentos orientales de la provincia de Salta al Oeste y Noroeste. Hacia el norte no están todavía señalados los límites con Bolivia. Dentro de zona tan extensa hay distribuidos bosques y campos hermosos para la industria y

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el comercio; llanuras surcadas por ríos navegables y arroyos de suaves corrientes. No sin fundamento se ha afirmado que el Gran Chaco es el más valioso de los territorios federales de la Nación Argentina.” (Araoz, 1885: 10-18)

Por entonces, se calculaba que el territorio chaqueño tenía una superficie de 16.000 leguas cuadradas aunque no se habían establecido los límites provinciales de San-tiago del Estero, Santa Fe, Salta y Jujuy. No obstante, ya por entonces se presen-taba su flora y su fauna como recursos para ser explotados por las haciendas agrí-colas y ganaderas en manos de los colonos. Este “desierto por regla” todavía era un espacio indómito e impenetrable, y en virtud de su condición de estar “poblado por excepción” debía ser investigado, conocido y explotado. Se debía dejar atrás, según Araoz, la “condición salvaje y primitiva” del Gran Chaco. La finalidad era:

“[imponer] el café, el algodón, el tabaco, la caña de azúcar, el maní, el arroz, etc., árboles frutales de toda especie y cría de ga-nados que son de una calidad superior á cuantas hay conocidas en el país por la talla de los animales, de cuero excelente para la confección de suelas, y por la consistencia y sabor de la carne, condiciones todas que los hacen preferibles en los mercados de las provincias circunvecinas” (Araoz, 1885: 10-21; Iñigo Carre-ra, 1982, 1983, 1988).

Araoz acompañó su libro con un plano titulado “Mapa del Gran Chaco y de las Provincias Adyacentes, según datos que ha tomado personalmente sobre esos te-rritorios y de acuerdo con los más modernos estudios de los viageros. Para las explicaciones del mapa véase la obra de su referencia, 1885”. En él consignó la ubicación de los diversos grupos indígenas: los abipones y “montaraces” (mo-covíes) de la frontera entre las provincias de Santiago del Estero y Santa Fe; los matacos (colorados), tobas, guaycurúes en la Gobernación del Chaco (Sánchez, 2001); los tobas y mocovíes en el Chaco Central.... Ubicó también las capitales, ciudades, villas, pueblos, estancias, poblaciones, comandancias, fortines ocupados y abandonados, así como el lugar de los “combates” con los pueblos indígenas y las reducciones y “tolderías”. A su vez, aparecen representados los caminos, puen-tes, pasos, escollos, salitrales y ruinas del Chaco Gualamba. El mapa contiene los diversos trayectos de ferrocarriles, algunos de ellos en construcción, que se habían proyectado para unificar el espacio chaqueño. Finalmente, Araoz especifica los límites internacionales e interprovinciales, así como el trayecto seguido por las expediciones militares y científicas hasta 1885. En la zona santafesina oriental

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ubicó las colonias Romany, Avellaneda, Reconquista y Espín, así como la ubica-ción de abipones y mocovíes, tobas y guaycurúes. Poco después, el 18 de octubre de 1886, la Ley de Territorios Nacionales definió los límites territoriales entre las provincias de Santiago del Estero y Santa Fe y la zona del Chaco (Carrasco, 1904; Ruíz Moreno, 1916).

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CAPÍTULO II

La Diócesis de Santa Fe

La “indiada” mocoví que a inicios de siglo XX se concentró en la reducción indígena de San Martín recibió las concesiones otorgadas en los solares de la planta urbana. La primera vivienda de material del pueblo indígena se

construyó en 1899. Fue un salón de aproximadamente diez metros de extensión donde se oficiaban los actos religiosos junto a una habitación destinada al descanso del misionero. Desde 1889, a más de cuatro kilómetros de la reducción mocoví, un pueblo que finalmente fue denominado San Martín Norte se pobló con inmigrantes españoles e italianos (De Amicis, 1944). Paralelamente, fueron excluidos algunos “argentinos” que solicitaron integrarse al pueblo para radicarse en el mismo, y fueron rechazados por la Comisión de Administración integrada por “vecinos” del Pueblo Dolores con la intención de frenar el ingreso de los “criollos”.

La reducción mocoví quedó en su origen bajo la dirección de San Martín Norte en el Departamento San Justo en la provincia de Santa Fe. La planta urbana, ubicada en una loma de las primeras depresiones topográficas de las que continúan hasta el arroyo Saladillo Amargo, la conforman 24 manzanas donde se levantaron las viviendas de los indígenas, así como la capilla y la escuela. Durante la primera mitad del siglo XX se sumaron dos almacenes con despacho de bebidas, otros dos despachos de bebidas y una carnicería. También muy pronto contaron con Estafeta Postal. Colonia Dolores fue creada sobre la margen izquierda de la ruta nacional Nº 167, que empalma con la Nº 11 a la altura del Km 620 sobre la estación ferro-viaria (F.C.S.F.) de Gobernador Crespo hacia Reconquista, de la que dista ocho kilómetros. Crespo, por su parte, está ubicado al norte del Departamento San Justo a 150 kilómetros de la capital santafesina. Primitivamente fue fundado el 1 de septiembre de 1889 gracias a las gestiones de Ignacio Crespo en la zona del pueblo de San Rómulo que adquirió el nombre de Gobernador Crespo. El primer convoy ferroviario utilizó el tramo de vías de Marcelino Escalada hasta Calchaquí. El político Ignacio Crespo se convirtió en gobernador de Santa Fe entre 1910 y 1912. En 1889 había fundado la estación ferroviaria y, en honor a su padre Domingo Crespo, que también había sido gobernador provincial entre 1851 y 1854, adop-tó el nombre de Gobernador Crespo. La documentación conservada por la orden franciscana muestra el desacuerdo de los vecinos de Crespo que utilizaron ambos nombres durante mucho tiempo hasta que en el año 1936 la Junta de la Comuna,

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que había sido fundada en 1921, decidió adoptar definitivamente el nombre Go-bernador Crespo.

Desde inicios del siglo XX la población de Colonia Dolores sumó 700 habi-tantes distribuidos en el radio comunal. Sobre la antigua línea de fronteras (An-derson, 1997), encontramos al Fortín Capivera, al Fortín Ñancucica, al Fortín Bel-grano, al Fortín San Martín Norte y al Pueblo San Javier, a unas treinta leguas al norte de la ciudad de Santa Fe, frente al cantón de San Martín Norte y en la margen izquierda del Cayastá, es decir, hacia el riacho afluente del Saladillo Amargo. En un estudio actual sobre los títulos de propiedad de los mocovíes de Colonia Dolo-res, la jefa del Departamento Jurídico de la Dirección Provincial de Emergencia Habitacional de la provincia de Santa Fe, Alicia Reggiardo, ofreció un exhaustivo análisis del asentamiento mocoví. Afirmó que desde finales del siglo XIX se pro-dujeron algunos errores de interpretación en cuanto a la denominación del lugar cuando el agrimensor de campaña del Departamento Topográfico de la provincia santafesina, Escipión Panizza, confeccionó los planos en el año 1901. Como ocu-rrió con gran parte de los ingenieros que se dedicaron a controlar el Gran Chaco, este ingeniero italiano procedía de Módena y, después de graduarse de ingeniero civil en Milán, se radicó en la ciudad de Santa Fe en el año 1873 para encargarse del trazado de la línea interprovincial Buenos Aires-Santa Fe, además de presidir el Departamento Topográfico (Petriella y Miatello, 1976). El espacio trazado por Escipión Panizza es conocido hoy como Colonia Dolores, pero a inicios del siglo XX tanto los franciscanos como el Gobierno provincial lo llamaron Concesión Nº 36, una designación que aparece en las planillas entregadas a la Dirección de Catastro así como al Registro General santafesino. Con base en estos hechos, en este apartado observamos el papel del gobierno provincial en el establecimiento de los colonos inmigrantes, especialmente friulanos. Interesa describir el rol de fray Ambrosio Pighín en los primeros años del siglo XX; la actuación del cacique Mariano Salteño en Colonia Dolores; y, finalmente, el accionar de los mocovíes desde la Concesión Nº 36 configurada en el año 1900. Para conocer el proceso de integración de los mocovíes, comenzamos con el terrible momento que pasaron los mocovíes al producirse el secuestro de una “chinita”, así como la manera en que los aborígenes reaccionaron en la zona del “ombusal”.

El secuestro de la “chinita mocoví”Fray Ermete Costanzi se centró en la descripción de los mocovíes. Este francis-cano nació en 1831 en Montevidone de los Estados Pontificios donde hizo su procesión solemne en 1852. En el año 1860 conoció al padre Adriano Casalis que fue enviado por el Colegio San Carlos a la Marca de Ancona donde él vivía. Fray Costanzi aceptó migrar al Gran Chaco a los 29 años. Ambos dejaron el puerto de

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Génova el 13 de diciembre de 1860 y llegaron al Convento San Carlos el 2 de marzo del año siguiente. Poco después el joven treintañero fue enviado a la Re-ducción de San Jerónimo del Sauce donde se hizo cargo de los mocovíes y de la construcción de la parroquia. De acuerdo a la obra de fray Iturralde conservada en el Convento San Carlos, la iglesia:

“Se dio por terminada a principios de 1878. Era, en aquella época, el mejor de los edificios dedicados al culto, en el Chaco Santafecino; y no decimos la mejor de las iglesias, porque no había más que ésta y la de Santa Rosa de Calchines, siendo las demás pobres capillas pajizas, casi todas levantadas también por los misioneros franciscanos, los únicos que se preocupaban de esas obras de progreso, en aquella región, habitada por indios y soldados y por algunos pocos pobladores animosos (no siempre deseables) que se arriesgaban a vivir allá.” (Iturralde, 1930).

El relato de fray Iturralde sobre la acción del Ejército de la provincia santafesina permite analizar el estado de los mocovíes al ser obligados a establecerse en la reducción indígena usando como escenario la reducción de San Antonio de Padua del Pueblo Obligado del Gran Chaco, aparentemente fundado en el año 1884, que fue ubicado en la localidad de San Antonio de Obligado, cabecera del distrito comunal ubicado a 3 km al sur de Las Toscas, y a la vera de la Ruta Nacional Nº 11. Según Geymonat (1998), la misión fue integrada por 215 aborígenes mocovíes provenientes de la zona sur además de un buen número de tobas, todos ellos “mon-taraces”, tal como consta en la documentación de fray Iturralde (1930). Quien enfrentó este proceso fue fray Ermete Costanzi con la colaboración de fray José Pozzi (Stoffel, 2000). En San Pedro los misioneros crearon una reducción mocoví en la llamada San Pedro del Sauce creada en el siglo XVIII, y construyeron un salón que, según fray Avelino Juan Giuliani (2006), fue destinado a un grupo in-dígena desgajado por las revueltas sanjavierinas, de la zona de Cayastá, y de las costas de las lagunas circunvecinas.

De acuerdo a fray Iturralde, desde ese momento comenzaron ciertos conflic-tos con la población mocoví. En palabras del prefecto “una noche, ¡noche fatal! [...] los mocovíes asaltan la pequeña guarnición del pueblo, dan muerte al Jefe y a algunos otros y huyen a los montes [...] los indios han cometido un crimen y él (fray Costanzi) sabe bien que, en esas condiciones, no volverán”. Otro luctuoso episodio se dio cuando fray Costanzi facilitó varios indios al agrimensor Estanis-lao Rojas para que lo acompañasen y lo ayudasen en la mensura del norte de la Colonia Florencia (véase imágenes fotográficas de Carrasco, 1887). Sublevados

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los mocovíes, Estanislao Rojas entregó a sus indígenas al Ejército y fueron co-locados en cepo de lazo en la zona de Las Toscas como venganza. El misionero que recorrió este espacio fue fray Ermete Costanzi y gracias a él sabemos que el traslado oficial se hizo el 6 de septiembre de 1889, con San Martín Norte a dos leguas al norte de la primitiva población, quedando una parte de las tolderías a mitad del camino y creando el Pueblo Dolores como consecuencia de la definición del Cantón San Martín.

Uno de los sucesos más dramáticos fue relatado por fray Costanzi al resto de misioneros, y escrito por fray Iturralde en el año 1930. Me refiero al secuestro de la “chinita mocoví” que se produjo en esta primera fase del control indígena por parte de los franciscanos. Como sabemos, el término “chinita” indígena definió las relaciones de las mujeres aborígenes con las familias españolas que las utilizaban como criadas ya en el siglo XVIII, precisamente en las tierras altas de la Quebrada de Humahuaca de la zona chaqueña, afectando directamente a las familias de indí-genas naturales (Cruz, 2005; Raspi, 2001). Si seguimos el relato de los francisca-nos establecidos ya en la zona chaqueña de la Diócesis de Santa Fe, separada de la zona chaqueña jujeña y salteña, sabemos que la suerte de las “chinitas” aborígenes a finales del siglo XIX fue muy similar a las del periodo colonial del siglo XVIII:

“Los indios mocovíes habían sufrido muchas vejaciones e injus-ticias; y las habían tolerado en silencio, debido a los consejos del Padre Ermete que los exhortaba a tener paciencia con la es-peranza de un remedio próximo. Estando él en Florencia [...] el Jefe accidental de las fuerzas del Chaco telegrafió desde Resis-tencia a un oficial subalterno de la Misión, preguntándole si po-día mandarle una chinita. En telegramas sucesivos le decía que la chinita era para un personaje que se hallaba, accidentalmente en Corrientes, y quería llevarla consigo [...] le agradecía, en nombre de ese personaje, su buena voluntad [...] le indicaba que podía mandar la criatura con el soldado que había ido al Fortín Tapena-gá, en busca de mulas y, finalmente, en un último telegrama, le decía: ‘Recibí mulas y chinita’. Estos telegramas dan la clave del suceso. Una persona de buena posición pide una indiecita, sea con el sano propósito de criarla, educarla y tenerla como hija, o sea con el fin egoísta de tener una sirvienta, sin mucho gasto, y la pide a un militar amigo. Este, a su vez, la encarga a un subalterno, que se esmera en complacer a su superior y se la manda. La noche del día en que la criatura llega a Resistencia, los indios se sublevan, dan muerte al Jefe

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del Fortín, al oficial que mandó la chinita y a otros. ¿Qué había sucedido? ¿Cómo se había procedido para conseguir la chinita? Un vecino que ignoraba que los telegramas referidos se halla-ban en poder del Padre Ermete, me refería, y su referencia me fue confirmada por otros vecinos, que el dicho oficial fue con su asistente a los toldos y pidió una chinita para llevarla. Como no encontrase ninguna madre tan desnaturalizada que se prestase a entregar voluntariamente su hija, se apoderó de una chica; pero la madre se resistió y trató de defenderla forcejeando por impedir que se la arrebatasen. ¡Escena lamentable! Una madre humilde y desvalida expone su vida, en lucha desigual, para defender el fruto de sus entrañas. Dos hombres armados se esfuerzan para arrebatar su hija a aquella madre indefensa. ¿Quién vencerá? No hay que dudarlo: la fuerza bruta. Un golpe asistado a la cabeza aturde a la pobre madre que cae desvanecida, mientras le llevan su hija para no verla más. Los indios bien pudieron castigar de inmediato tan irritante crueldad pero hubiera sido exponer a toda la gente a una masacre espantosa. Disimularon en silencio por el momento. Pero prepararon, sigilosamente, un plan de venganza y lo ejecutaron la noche del 6 de Marzo de 1887, fecha del últi-mo telegrama, comunicando la llegada a Resistencia de la chinita arrebatada en esa forma. Mientras el jefe y los oficiales del Fortín se hallaban en un baile, algunos indios sorprendieron la escasa fuerza que había quedado de guardia, la dominaron fácilmente, se apoderaron de algunas armas, dieron libertad a unos indios montaraces que estaban presos y fueron a ponerse en emboscada en un sitio apropiado, convenido de antemano. Al producirse la alarma consiguiente, otros indios se presentaron al Jefe, le comu-nicaron el camino por donde huían los fugitivos, que era el de la emboscada que habían preparado, se ofrecieron a ir a perseguir-los y pidieron armas para ello. El Jefe se las hizo dar, no obstante las advertencias del sargento Cleto Mendoza, indio de San Javier, que era el baqueano del ejército, y preveía lo que iba a suceder. Los indios apenas tuvieron las armas, mataron al Jefe y huye-ron a incorporarse con los fugitivos. La partida que había salido en persecución de éstos, por el camino que les habían señalado, cayó en la emboscada. La sorpresa, la oscuridad de la noche y las bajas sufridas fueron causa de que los soldados se dispersasen; pero en el sitio quedaron dos muertos. ¿Casualidad o Providen-

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cia? Estos eran el oficial que arrebató la chinita de los brazos de la madre, y el asistente que le ayudó en esa tarea. La mayoría de los indios huyó a los montes, pero algunos recorrieron antes el pueblo, fueron a la iglesia, despertaron al religioso que era el mismo que los había atendido durante el cólera, le dijeron que se habían sublevado porque ya no podían soportar los vejámenes y crueldades que se les hacían; le encomendaron algunas fami-lias que quedaban abandonadas y concluyeron manifestando que abandonaban con pena el pueblo donde tan bien se hallaban para volver a su antigua vida de vagancia y de privaciones y zozobras y manifestando que quedaban agradecidos a los PP Misioneros y a los vecinos. Otro tanto hicieron despidiéndose de los vecinos que pudieron ver.” (Iturralde, 1930).

Esta importante alusión del Fortín Tapenagá cercano a Resistencia en el entonces Territorio Nacional del Chaco, sirve para comprender las historias de las “chini-tas” aborígenes. Nos muestra cierta homogeneidad de las prácticas desplegadas en el Gran Chaco. Fray Iturralde consideró que la decisión de fray Costanzi de aban-donar la provincia santafesina y fundar una Misión en el Territorio Nacional del Chaco respondió a su deseo de estar “con indios solamente, sin mezcla de colonos criollos ni extranjeros, porque la experiencia le había enseñado que esta amalga-ma resultaba siempre en perjuicio de los indios”. En medio de este debate de los franciscanos, los familiares de un enfermo fueron a pedirle ayuda a fray Costanzi para dirigirse al Hospital de Bella Vista. De regreso a la capilla, como señaló fray Iturralde en su biografía publicada en el año 1930, fray Ermete Costanzi “no se apercibió que, en la oscuridad, lo esperaba un hombre. Al trasponer el umbral de la puerta recibió un golpe feroz que lo tumbó por tierra. El criminal, valiéndose del caño de un Remington recortado le asestó ese golpe que le destrozó el cráneo”. El misionero que pasó 37 años en las “soledades del Chaco”, fue asesinado el 3 de enero de 1898 por “la mano leve de un asesino vulgar (que) interrumpió su asidua y benéfica labor”. De inmediato fue sustituido por fray Ambrosio Pighín, y en 1904 se asentó el joven fray Buenaventura Giuliani. Quien dejara un importante relato sobre la situación de los aborígenes en el contexto de la construcción del Es-tado Nacional argentino fue el capitán J. Amadeo Baldrich, miembro corresponsal del Instituto Geográfico Argentino (Borrini y Beck, 2005):

“Después de nuestra primera excursión por el vasto territorio, la observación atenta de sus tribus dejó no pocas dudas aclaradas en nuestro espíritu, trabajado por reminiscencias de escritos ú

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opiniones verbales sobre aquellas diversas razas. En definitiva, cada toldería, cada agrupación de Chorotis, Güisnayes, Orejudos o Tobas era una decepción.... En todas partes desde el Bermejo al pintoresco litoral del tortuoso Pilcomayo ó al interior, siem-pre aquella chocante y desalentadora semejanza étnica; siempre aquel mismo carácter antropológico! Aquí y allá en constante paralelismo de los caracteres físicos; el medio social, creencias, prácticas, género y elementos de vida; chozas, armas, coloración de la piel y cabello, práctica del tatuaje y las pinturas del rostro y cuerpo, simplemente decorativas ó simbólicas, reproducidas en todas partes; grado de prognatismo, forma y fondo mismo del lenguaje, todo en fin, revelando un solo punto de partida, un mis-mo y único molde capaz solo de variaciones parciales en el mo-delado de sus figuras sin retoque. En conclusión, y prescindien-do de los chiriguanos, los demás indígenas son á nuestro juicio, familias o representantes de un tipo común.” (Baldrich, 1889: 201-202)

Las simples diferencias que Baldrich detectó en una población indígena “decep-cionante” fue la altura: mientras el toba acusaba mayor altura que el mataco, ambos gozaban de la misma robustez y armonía anatómica. Ambas “razas”, concluyó:

“…ofrecen condiciones homogéneas en los ojos negros y oscu-ros, pequeños pero inquietos, astutos, brillantes; en la cara an-cha más o menos achatada, de color de hoja de tabaco, barba y bigotes casi nulos, labios carnosos y saliente el inferior con una coloración de carne cruda expuesta por algún tiempo à la acción del agua; nariz media, pero no prominente, amplia en la base y con las fosas abiertas y visibles fácilmente; y por último en el cabello negro, lustroso, grueso, abundante, huraño y lacio. Además, quedan las igualdades fundamentales del lenguaje aglu-tinativo o presilábico. Los varones impúberes y sobre todo las chinas jóvenes, ofrecen á veces cierto refinamiento fisionómico y una colocación de la piel más clara, de tono blanquizco, boca más pequeña y rojiza y menor desarrollo labial.”

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Siguiendo una línea evolutiva, Baldrich defendió la descendencia del hombre ci-vilizado del hombre “prehistórico” que fue germen de las sociedades superiores y, al mismo tiempo, estuvo “por abajo del más estúpido de los actuales matacos del Chaco”. De este modo, propuso incluir a los indígenas chaqueños en la concep-ción evolutiva abriendo la posibilidad de que llegaran a la modernidad, pero sin forzar su inclusión:

“Los indios del Chaco no son sólo inteligentes naturalmente. Son hombres de labor, son peones excelentes, organismos físicos ad-mirables y viriles, jornaleros sin rival por su resistencia. Frecuen-temente hemos visto peonadas indias, particularmente matacos y chiriguanos, trabajando en el desmonte, corte y molienda de caña de azúcar y demás faenas rurales, en las haciendas de la fronte-ra de Salta y Bolivia. Las haciendas de San Lorenzo, Ledesma, Las Piedras, Orán, Campo Santo, etc., las ubicadas en el camino que va a Santa Cruz de la Sierra, en todas partes, en embriones agrícolas o ganaderos cristianos, el brazo que lo hace todo es el de esos indios que si vuelven temporalmente á la vida nómada es porque á menudo, la idea que se les ofrece y lo que ven de la civilización con relación a ellos, es tan pobre cosa que á su lado renacen los instintos y la nostalgia de la miseria de la vida salva-je, libre é independiente del desierto. ¿La razón de este hecho? En el tratamiento, la alimentación –una medianía desesperante de hambre–, el exceso de labor recompensado á veces con unas pocas chirolas, calzoncillos o pañuelos de lienzo o, en su defecto, puntas de lanza ó de flechas de hierro. Todo esto es poco halaga-dor para esos espíritus especiales y sagaces al mismo tiempo. La regeneración de los mismos la retardan nuestras impaciencias, nuestros medios de civilización y no pocas veces, por desgracia, nuestras injusticias.” (Baldrich, 1889: 202-209)

La familia friulana en la Colonia Presidente Avellaneda La supuesta “fusión” entre los mocovíes y los dueños de tierra de diversa proce-dencia representa la histórica disputa en la zona chaqueña. Fray Avelino Giuliani reconstruyó la vida de su tío Buenaventura Giuliani en Colonia Dolores entre 1904 y 1908, sus experiencias gracias a la dirección de la Misión de Laishí hasta el año 1927, y su regreso a San Martín Norte desde 1928 hasta su fallecimiento en el año 1961. Según el fraile Avelino, en 1878 los padres de su tío se establecieron en el norte de la provincia santafesina junto a unas treinta familias friulanas y trentinas.

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Las disposiciones del año 1874 dieron a los agrimensores el mandato de relevar los accidentes topográficos del terreno y la elaboración de una memoria descripti-va sobre los accidentes físicos, los productos naturales y la capacidad de la tierra para el cultivo. El objetivo de esta política era la colonización mediante la entrega de solares, quintas y chacras a las familias inmigrantes.38 La Ley de inmigración 817 del 19 de octubre de 1876 abrió las puertas del país a los extranjeros (Restor y Doeste, 1942: 510-518).

El Friul fue la antigua provincia del Veneto formada por 36 ducados que los lombardos establecieron en Italia, en el extremo nordeste de la península (Gros-sutti, s/d). En 1877 unas cincuenta familias friulanas fueron reclutadas por el em-presario italiano Vincenso Gaetani que creó una fábrica de carbonato de potasio en la zona cercana a Reconquista. El responsable de esta migración fue el cónsul argentino Eduardo Calvari, radicado en Génova, quien el 27 de marzo de 1878 firmó el convenio con el Gobierno argentino para poblar la zona chaqueña consi-derada “virgen” y cumplir con el deseo de fomentar la actividad agrícola (Natta Maglione, 1917).

El 21 de marzo de 1878 el Gobierno argentino apoyó a los agricultores friu-lanos gracias a la tarea asumida por el comisario general Carlos Calvo que se había radicado en París, quien obtuvo el decreto firmado por el presidente Nicolás Avellaneda (1874-1880) para garantizar este proyecto. Los colonos se trasladaron en el vapor Pampa hacia la Colonia Presidente Avellaneda, y fueron acompañados por Emilio Zuccheri de Carmons gracias al mandato de las autoridades friulanas. El argumento del Gobierno nacional estableció que los colonos friulanos recibie-ron la información de que los terrenos eran fértiles para la inmigración y la colo-nización (Gómez Langenheim, 1906). Así lo declaró el agente de emigración Gia-como Modesti el 18 de abril de 1879 para quien las familias llegadas a Presidente Avellaneda expresaron que el lugar era: “muy ameno y con todos los requisitos necesarios para una colonia, a casi dos cuadras de distancia tenemos un bellísimo y navegable río Arroyo del Rey (véase imágenes fotográficas de Carrasco, 1887), así como bellísimos bosques con todo lo necesario para las familias, y además es-tamos alrededor de treinta minutos del pueblo de Reconquista, que ante cualquier necesidad que tengamos, como por ejemplo un médico o cualquier otra cosa, nos podemos dirigir; la tierra es, además muy fértil”.

Las familias friulanas llegaron a Buenos Aires y fueron transportadas a la localidad de Resistencia en la zona del Chaco antes de que se firmara el convenio mencionado redactado en enero de 1878. Podemos afirmar que en total entraron unos 50 hombres y 35 mujeres que se establecieron en la zona por entonces lla-

38 AHPCH, Informe de la Comisión Exploradora del Chaco, Tipografía y Litografía del Courrier de La Plata, Buenos Aires, 1877, p. 3.

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mada Frontera Norte en manos de la línea de los fortines y los puestos militares que controlaban a los mocovíes. Esta iniciativa tuvo mayor éxito cuando los friu-lanos se trasladaron en 1879 a la Colonia Nacional Presidente Avellaneda (véase imágenes fotográficas de Carrasco, 1887), gracias al permiso del coronel Manuel Obligado que por entonces era el comandante en jefe de la Frontera Norte de Santa Fe, Córdoba y Santiago del Estero. Con este proyecto, la Colonia Nacional Presidente Avellaneda contó finalmente con unos 500 friulanos en virtud de que algunas familias prefirieron instalarse en Resistencia. El acuerdo firmado entre el Cónsul argentino y el propio Gobierno argentino, este último representado por Juan Dillon y Calderón, estableció en el primer artículo que los colonos blancos debían venir de “Italia, Suiza, Savoia y el Tirol austríaco, 300 familias de agri-cultores para poblar las colonias de la República”. De acuerdo a la Memoria de Inmigración del año 1878:

“…a las familias se les ha dado colocación [...] estableciéndo-se una nueva colonia en el Territorio Nacional del Chaco, en la margen izquierda del Arroyo del Rey, robusteciéndose la Colonia Resistencia también en el Chaco, y las de Sampacho y Caroya, teniendo en vista el fomento de los ferrocarriles nacionales, y por fin el último grupo se remitirá a Formosa, sitio designado por V.E. para la nueva capital del Chaco, o bien el Territorio Nacional de Misiones, según lo disponga V.E. cuando sea llegado el caso.”

Entre 1877 y 1880 salieron 7.713 emigrantes friulanos (italianos y austríacos) que se unieron a los procedentes del Tirol Austríaco para establecerse en el espa-cio que por entonces era calificado como “confín del Chaco”. El coronel Manuel Obligado, que dirigió la campaña militar de exploración del Chaco en 1879 y fue designado por el Gobierno argentino como gobernador del Territorio Nacional del Chaco entre 1881 y 1887, certificó el documento presentado por los colonos friu-lanos desembarcados en el país en enero de 1879. Recordemos que en este grupo que firmó el acuerdo de entrega de tierras a los friulanos se encontraba el padre de fray Buenaventura Giuliani llamado Francesco Giuliani. Quien se acabaría des-empeñando como fraile franciscano tenía por entonces dos años y mantuvo hasta su muerte, producida en el convento ubicado en San Lorenzo en el año 1961, su nacionalidad “austríaca”:

“Nosotros los subscriptos con la presente declaramos que una vez llegados al lugar que se nos indicó, lo encontramos amení-simo y con todo lo necesario para una Colonia. Casi a dos cua-

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dras tenemos un hermosísimo y navegable río ‘Arroyo del Rey’, como también hermosísimos bosques y leña para las necesidades de la familia; además estamos casi a media hora del pueblo de Reconquista, del cual podemos aprovechar en toda circunstancia sea del médico, remedios y otras cosas; la tierra es fertilísima, los víveres que se nos dan son suficientes para nosotros y nues-tras familias, las herramientas de labranza como así también la batería de cocina nos fueron entregadas todavía antes de salir de Buenos Aires; apenas llegados acá nos fue entregada una buena vaca con su ternero, la cual da suficiente leche para cada familia; los bueyes y las semillas necesarias; más tarde se nos entrega-rán dos (bueyes) por cada familia, una vez preparado el campo para la labranza; se nos entregarán cien hectáreas de tierra, parte con bosque y parte para cultivar, fertilísima, para cada familia. En base a todas estas circunstancias, sentimos la obligación de declarar que todo el mal que nos dijeron e hicieron conocer de esta localidad y la esterilidad de las tierras, los bosques secu-lares e inmensos, la infinidad de insectos, mosquitos, animales feroces, calores insoportables, enfermedades epidémicas, fiebre amarilla, etc, no son sino verdaderas mentiras para engañar a los pobres inmigrantes, mientras nosotros antes con nuestros mis-mos ojos, luego informados por los hijos del país, encontramos, como lo hemos declarado arriba, todo lo contrario a las menti-ras que oímos en Buenos Aires, y juzgamos que todos aquellos que hablan mal de este lugar o lo hacen por interés o porque son gente que no tiene ganas de trabajar y vagos que molestan a los que quieren trabajar. Dejamos esta constancia, agradeciendo al Exmo. Gobierno Nacional y a la Comisión General de Inmigra-ción por los cuidados más que paternales para con nosotros y prometemos, como retribución, de ser constantes en el trabajo para la prosperidad de la Colonia, como también para el interés del pais. Declaramos además que el Sr. Emilio Zuccari, hijo de Angel de Cormons (Austria) nos acompañó personalmente hasta el lugar destinado para nosotros y al cual encargamos de llevarse consigo la presente para que haga conocer él que estuvo acá en persona, las tierras y los lugares que hay acá e induzca a nuestros connacionales a emigrar. En fe de lo cual firmamos, Reconquista, 22 de enero de 1879, provincia de Santa Fe, confín del Chaco, Felícita Faccioli, Giovanni Samer, Antonio Stechina, Domenico

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Moschen, Francesco Marcón, Giácomo Ros, Giovanni Cechin, Francesco Bais, Antonio Gregoratti, Antonio Vechiet, Domenico Visintin, Francesco Giuliani, Bartolo Gobbi, Gandido Lorenzín, Lorenzo Petrolli, Lodovico Ponticelli, Pietro e Domenico Pere-son, Giovanni Zoff, Francesco Brandolín, Antonio Jardín.” (Cra-cogna, 1988)

Gracias a la conquista del “desierto verde” chaqueño, Santa Fe inició en la segun-da mitad del siglo XIX la expansión de su frontera interna hacia el Norte a través de diversas mensuras y de la instalación de mojones. Dicha conquista se basó en la articulación de diversos actores: los militares con la construcción de fortines de avanzada; los empresarios con la integración de los indígenas a las explotaciones de las regiones controladas; los religiosos con la construcción de reducciones y su política evangelizadora-civilizadora; la normativa con la Ley de colonización del año 1877; y, finalmente, el ingreso de inmigrantes. Las diversas colonias en el norte santafesino (incluido el Territorio Nacional del Chaco que hasta la definición de límites con la provincia tenía como frontera sur el Arroyo del Rey), fueron Co-lonia Resistencia, fundada en febrero de 1878 gracias al desembarco de algunas familias italianas en la margen derecha del río Negro y convertida en capital de la provincia del Chaco; Colonia Timbó, creada en 1879 y convertida en Avellaneda; Colonia Las Toscas, surgida en 1880 y declarada ciudad en 1987; así como Villa Ocampo, Las Garzas, San Antonio de Obligado, Florencia, todas surgidas entre 1877 y 1884. El 13 de noviembre de 1886 se sancionó la Ley 1894 que permitió definir las fronteras entre la provincia de Santa Fe, la de Santiago del Estero, y el Territorio Nacional del Chaco. Dicha ley amplió las fronteras santafesinas en de-trimento del espacio del Chaco que limitó con Salta y Santiago del Estero al Oeste; con los ríos Bermejo y Teuco que lo separaba de Formosa al Noroeste; con los ríos Paraguay y Paraná que lo separaban de la República del Paraguay y de la provincia de Corrientes al Este; y con Santa Fe al Sur en el paralelo 28º, incluyendo el Arro-yo del Rey y el río Paraná. Se calculaba su superficie en 98.668 km2, o casi 4.000 leguas cuadradas, de las cuales más de 3.500 leguas eran campos fiscales, aptos para ganadería, agricultura y explotación de bosques (Báez, 1997).

Si seguimos esta descripción podemos entender el informe sobre Santa Fe elaborado en el año 1888 por Gabriel Carrasco con ayuda de A. J. Ballesteros-Zorraquín, en el que dejó constancia de que la provincia acababa de “ganar” 500 leguas cuadradas llevando su jurisdicción hasta el paralelo 28º, adquiriendo 450 kilómetros de costas sobre el río Paraná (Carrasco, 1888). El territorio tenía unas 7.000 personas distribuidas en las florecientes colonias de Florencia (fundada en 1883 por Eduardo M. Langoworthy), Las Toscas (fundada en 1879 por Tomassone & Cía., con los obrajes de Fischer y Delfino frente al pueblo de Bella Vista de Co-

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rrientes), Villa Eloísa o Ingenio Tacuarendí (plantación de caña y elaboración de azúcar perteneciente a Colonia Ocampo), así como Las Garzas y Avellaneda que eran colonias sostenidas por el Estado (Memoria de la Colonia Ocampo, 1886:12-46; véase imágenes fotográficas de Carrasco, 1887).

Según Carrasco, San Javier contaba con 506 argentinos frente a 802 extranje-ros; Las Colonias con 723 frente a 3.292 extranjeros; San José con 740 argentinos frente a 217 extranjeros; y, finalmente, San Gerónimo incluía a 933 nacionales frente a 703 inmigrantes, estos últimos de origen italiano, austríaco, español, fran-cés, inglés, alemán y suizo. Así, de los 128.684 km2 de la provincia santafesina, San Javier contaba con 20.021 km2, Las Colonias con 29.701 km2, San José con 4.780 km2, y San Jerónimo con 9.186 km2. En estos departamentos, Carrasco se-ñaló que “el antiguo tipo del gaucho argentino va desapareciendo rápidamente [...] hay departamentos [...] en que el poncho, el chiripá, antiguos trajes nacionales, son ya un mito porque no se encuentran” (Carrasco, 1888).

Entre los inmigrantes, los friulanos se asentaron en las Colonias de Vi-lla Ocampo, Avellaneda y Malabrigo en el Departamento de General Obligado. Ocampo, así llamado por Manuel Ocampo Somanés que poseía un almacén-bazar y una tienda, fue fundada en el marco de la colonización del Chaco Austral. La “Memoria de la Colonia Ocampo, Chaco Austral, del año de 1886”, conservada en el Museo Archivo “Julio Marc” de la ciudad de Rosario, muestra el proceso de ocupación de los “vírgenes terrenos” a partir de la expedición realizada en febrero de 1878 a territorios “salvajes y feroces” donde vivían los mocovíes liderados por el cacique Mariano Salteño:

“El territorio adonde Ocampo se dirigía y donde se proponía es-tablecer la proyectada colonia se hallaba a la sazón ocupado por numerosas tribus de indios Mocovís de que era gefe el temible Cacique Mariano Salteño, cuya ferocidad le daba la supremacía entre los demás caciques, que constantemente se la habían dispu-tado y que siempre fueron víctimas de crueles escarmientos que acabaron por hacerles desistir de sus propósitos de competencia.” (Memoria de la Colonia Ocampo, 1886:10)

La segunda expedición de finales de 1878 llegó hasta al Puerto San Vicente del Paraná Miní (camino a Puerto Ocampo) Se internaron hacia el Oeste hasta el sitio elegido para fundar la Colonia Ocampo, posteriormente convertida en Villa Ocam-po. La “Memoria” continúa relatando que “las crudezas del clima, las mortificado-ras picaduras de miles y miles de insectos, las insidiosas y traidoras acometidas de los salvajes, el hambre y la sed, fueron la escolta de honor” de la expedición. Se resalta así la resistencia indígena a la construcción del fuerte.

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Los primeros colonos llegaron de Suiza y Francia, “con cuyo contingente se dio principio al corte de maderas en grande escala, y que desde luego empezaron a ser exportadas no sólo a Buenos Aires sino también al extranjero”. Poco después, el miedo a las invasiones indígenas hizo que algunas familias se dispersaran. No obstante, el comerciante Ocampo inició el cultivo de caña y sorgo, y también construyó el primer ferrocarril privado del Chaco Austral cuyo valor fue fijado en 1886 en aproximadamente 240.000 pesos moneda nacional y se inauguró el 29 de octubre de 1884. La “Memoria” (1886:12-46) señala que Ocampo contaba enton-ces con unas 3.000 personas cuya intención era llegar a Rosario por el río Paraná, ciudad calificada de “gran emporio, el gran centro comercial no sólo de todos los pueblos del litoral, sino también de muchísimas provincias del Interior”. El peso de los inmigrantes en este proceso de integración se evidencia en la “Memoria” al hacer referencia a los aborígenes chaqueños:

“El más valioso territorio de todos los federales de la República Argentina, es sin disputa el Gran Chaco cuya inmensa llanura se extiende desde el Paraná hasta Bolivia, separada el Este de la República del Paraguay por el río del mismo nombre, abarcando una superficie de más de seis mil quinientas leguas cuadradas geográficas alemanas. El río Bermejo divide al Chaco en dos par-tes casi iguales en extensión, el Chaco Austral y el Chaco Boreal. Este último que se extiende hasta 20º latitud sur confina al norte con la provincia boliviana de Chiquitos, al este con el Paraguay y al sur con el Bermejo; al oeste se une con territorios de la pro-vincia de Tarija (Bolivia) y con el departamento de Orán perte-neciente á la provincia de Salta (República Argentina). El Chaco Boreal se compone de una intensísima llanura a cuatrocientos pies sobre el nivel del mar. Los ríos principales del Chaco Boreal son el Bermejo que lo separa del Chaco Austral y el río Pilcoma-yo que nace de las montañas que circundan a Potosí... millares de indios divididos en muchas tribus y que viven aisladas entre sí, se hacen una guerra mutua, habitando el interior del Chaco hasta hoy inexplorado.” (Memoria de la Colonia Ocampo, 1886: 124)

En ese Chaco inexplorado, un grupo friulano robusteció Resistencia, Caroya y Sampacho, y el último grupo de colonos fue enviado a la Colonia Formosa. Si se-guimos la Memoria de Inmigración del año 1878, los recién llegados a Presidente Avellaneda carecieron de comunicación directa con los centros más poblados y se vieron obligados a limpiar el Arroyo del Rey para dotar a la Colonia de un vaporcito para el remolque (Grosutti, s/d). Este proyecto económico fue posible

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gracias a Juan Dillon y Calderón (1819-1887), un empresario y oficial público que asumió el cargo de primer comisario de inmigración (Cracogna, 1997). La Colonia Presidente Avellaneda fue el nombre elegido para el pueblo ubicado en la zona chaqueña del litoral norte santafesino que acabó dependiendo de la cabece-ra Reconquista del Departamento General Obligado. Allí se radicaron Francesco Giuliani, uno de los firmantes del documento de enero de 1879 como informé más arriba, y su esposa llamada Margarita Pesati. Junto a otras familias friulanas, la familia Giuliani creó la Colonia Ausonia que finalmente asumió el nombre de Avellaneda y en la que se criaron Buenaventura Giuliani, nacido el 28 de agosto 1876 en la localidad de Besagno, Mori, de la región veneciana que pertenecía al Imperio Austro-Húngaro, así como su hermana Virginia que falleció muy joven. Llegado de pequeño a esta zona chaqueña, el joven Buenaventura vivió hasta los catorce años en Presidente Avellaneda, y visitó también las nuevas localidades de San Javier, Cayastá y San Jerónimo del Rey en virtud del riacho donde iba a abre-var el hato de vacas de su familia.

El joven austríaco (italiano) Buenaventura Giuliani entró en la vida francisca-na el 19 de octubre de 1891 y pronunció sus votos el 19 de octubre de 1895 con la ordenación sacerdotal cuando tenía menos de veinte años de edad.39 Recibió la for-mación religiosa, sacerdotal y misionera hasta obtener el reconocimiento el 26 de febrero de 1899 (Giuliani, 1980). Su primer destino de finales del siglo XIX fue el Hospicio de la ciudad de Rosario llamado “San Francisco Solano”, ubicado en el Barrio Remedios de Escalada en homenaje a María de los Remedios (1797-1823), la esposa del general José de San Martín. A finales del siglo XIX fray Ventura se entregó a los enfermos “apestados” en el Hospital de Aislamiento, y atendió a los enfermos infecto-contagiosos del Hospital Carrasco de la ciudad de Rosario du-rante la epidemia del cólera (Chólera Morbus). Pasado el periodo epidémico, en 1904 fue enviado a la reducción de los mocovíes de San (Francisco) Javier y poco después a la reducción de Colonia Dolores (Giuliani, 1980). A finales de la década de 1920 se hizo fotografiar en San Martín Norte con su hermano José Antonio Giuliani que nació en la Colonia Presidente Avellaneda del “confín del Chaco”, el mismo lugar en que Buenaventura pasó los primeros años de su vida.40 Finalmente

39 Recordemos que la palabra “fraile” del latín “frater”, hermano, es el nombre utilizado por la reli-gión católica para identificar a las órdenes que renuncian a las riquezas materiales en el marco de la acción apostólica y evangélica. Entre esas órdenes encontramos a los dominicos, los mercedarios, los agustinos, los carmelitas y, finalmente, a los franciscanos entre los que se formó el joven fray Buenaventura Giuliani.

40 BACSC, Caja 33: Fray P. Iturralde, Buenos Aires, a fray Ambrosio Pighín, San Martín Norte, 15 de enero de 1904; Caja 119, fray B. Giuliani y familia, Información de San Martín Norte, Gobernador Crespo, La Penca, la Criolla, Colonia Dolores, R. P. Buena; BACSC, Caja 34: Fray B. Giuliani con sus familiares entre 1927 y 1928. Sabemos que José Antonio era, en realidad, un

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se estableció en la sala de la Capilla del Santo Cristo inaugurada en 1904, que con-tó también con una herrería y una carpintería, y diseñó una postal para dar conocer a los mocovíes de Colonia Dolores (Im. 25, Im. 26).

25. Fray Buenaventura Giuliani y su hermano José Antonio en la Colonia Presidente Avellaneda, provincia de Santa Fe (BACSC)

26. Postal de la Capilla del Santo Cristo de Colonia Do-lores, Gobernador Crespo (BACSC)

empleado de la granja de Juan Lanteri gracias a un contrato laboral de diez años, ya que el joven carecía de tierras (Giuliani, 1980). El otro hermano fue Pedro Giuliani, radicado en Reconquista, quien mencionó la pobreza de la familia Giuliani en virtud de la triste migración de los friulanos (austríacos) al territorio chaqueño santafesino.

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El reflejo del año 1888En mayo de 1887 el agrimensor Justo José del Barco se dedicó a las operaciones topográficas, y en el mes de noviembre presentó los planos que fueron aproba-dos el 7 de febrero y el 4 de marzo de 1888. La Contaduría General remató los solares, las concesiones y los lotes del pueblo para el pastoreo. La Comisión Ad-ministradora designó los solares del Pueblo Dolores que incluyeron la iglesia, el juzgado de paz, el lazareto y el cementerio, y elevó su informe el 2 de mayo de 1888 informando sobre la entrega del territorio a los “blancos”. El 22 de mayo de 1888 el agrimensor del Barco estableció las condiciones de la distribución de 24 manzanas de la propiedad fiscal a las familias mocovíes en la reducción indígena San Martín. Poco después la Contaduría General permitió el remate público de todos los solares.41

En el año 1888 el presidente del Departamento Topográfico y el ministro Juan Manuel Cafferata aprobaron la mensura confeccionada por Justo José del Barco en el Pueblo Dolores y en la colonia indígena San Martín. El registro identifica 54 concesiones de solares, reservadas para los mocovíes, así como 12,8 solares permutados. Aparecen en los respectivos lotes Francisco Panoré (1); Francisco Ironcatí (2); sucesivamente, Santiago Amelquí (3); Ignacio Maatraquí (4); Anto-nio Colatín (5); Pedro Migraní (6); Lorenzo Lazzinquín (7); Narciso Havanquirí (8); Domingo Echavarría (9); Benito Giménez (10); Marcos Lachitiquí (11); José Santos Salteño (12); Antonio Castañeda (13); Juan M. Oleda (14); Domingo Ba-malo (15); Luis Ríos (16); Luis Chartiquí (17); Hilario Barranquín (18); Casiano Leso (19); Manuel S. Amatolé (20); Raimundo Zalecorín (21); Juan Dedirín (22); Juan Lanchi (23); Santiago Gutiérrez (30); Santos Pallegarí (33); Hilario Cham-ba (34); Martín Díaz (35); José Antonio Piedrabuena (36); Juan Zimiariquí (38), Marcos Loavacín (39); Juan Amatolín (Amatubé) (38); Juan de Dios González (39); José Hagacorín (40); Apolinario Pizarro (41); José María Gastorín (42); Pa-blo Gragiaquí (43); Máximo Marolín (44); María Acosta (49); Desiderio Seco (53); Mateo Leotí (54); Raimundo Echagüe (55); Salvador Inoquín (56); Rosario Arcuatín (57); José María Maurolín (59); Juan Lozaiquí (60); Ignacio Loroiquí (61); Julio(án) Sarto (62); Ramón Gómez (63); Mariano Ocampo (64); Pedro To-rres (77); Martín Gómez (78); y, finalmente, Francisco Salteño (91). También se incluye el lote recibido por los misioneros que fueron agraciados con la concesión Nº 113.

En el caso de las manzanas entregadas en pleno año 1888 encontramos a los mocovíes Ignacio Lanchi (A-E); Luis Ríos (P-E); Desiderio Seco (P-E); Lorenzo Sovinquín (P-P); Juan de Dios González (A-O); Justo Sarto (P-O); Hilario Cham-

41 BACSC, Caja 1: Documentos del Pueblo Colonia y de la Colonia Indígena San Martín, Departa-mento de Ingenieros y Obras Públicas de Santa Fe, 1887-1888, documento del 4 de mayo de 1887.

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ba (A-M); Lorenzo Nascitiquí (B-M); Santiago Amelquí (A-M); Jacinto Toquí (B-M); Francisca Luirarín (A-L); Hilario Inatsorquí (A-S); Juan Antonio Echavarría (A-S); Francisco Comaní (B-S); José María Acasalín (B-10); Pedro Migraní (D-10); Bautista Lucatorín (A-10); Antonio Castañeda (C-10); Juan Yaguará (A-20); Juan Liordiciorí (B-20); Pablo Yagniquí (B-20); Juan Castañeda (D-20); Rosa Ma-rolín (A-30); Marcos Loritiquín (B-30); Bonifacio Rega (C-30); Casiano Seco (D-30); Laureano Velázquez (A-38); Juan Velais (B-38); José Santos Salteño (C-38); Nasario Nacinquín (C-38); José Santos Salteño (A-46); Jacinto Calviaquí (B-46); José Cabasorín (C-46); Julián Lanchi (D-46); Lorenz Amelquí (A-56); Anacleto Espinosa (B-56); Martín Díaz (C-56); Clemente Gazani (B-56); Domingo Basual-do (A-66); Alejo Asalquín (B-66); Raimundo Echagüe (C-66); Francisco Abasorín (D-66); Pedro Basinquín (A-76); Isidora Basinquín (B-76); Jacinto Losonquín (C-76); Salvador Inoquín (D-76); Manuel S. Amatolé (A-9); Manuel Isrolealtál (B-9); José G. Nasarín (C-9); Juan C. Vestín (D-9); Antonio Pastorín (A-23); Juan C. Sastorín (B-13); Lorenzo Nanitinsín (C-13); Francisco Troncoso (D-13); José Si-riariquí (A-22); Tovario Cimolín (A-22); Antonio Colatín (D-22); Santiago Caña-lorín (A-57); Natalio Carití (B-37); Juan Larití (C-37); Juan M. Businquín (D-37); Martín Loatí (A-45); Raimundo Gilarín (B-45); Marcos Sruebazín (C-45); Juan Amatolín (D-45); Juan M. Ojeda (A-55); José María Lanches (Lanchi) (B-53); N. Amatolé (C-55); José Antonio Piedrabuena (D-59) y Félix Vicarín (A-65).

Los agraciados con la entrega de los solares de Dolores (que finalmente asu-miría el nombre de San Martín Norte) fueron Santiago Gutiérrez (B-41); Félix Junco (B-43); Ignacio Franco (A-23); Dionisio Casioli (D-31); Santos Callega-ri (C-31); Antonio Romero (A-31); Secundino Marín (D-61); Victoriano Aranda (B-71); Dionisio Almada (D-67); Bruno Marín (A-73); Ceferino Garnica (B-6); Remigio Verón (D-6); Marcos Acosta (D-2); Ramón Gómez (D-11); Juan P. Ortíz (C-11); José Jaime (A-8); Saturnino Gudino (D-7); Genaro Gudino (C-7); Do-miciano Barrera (A-40); Martín Gómez (A-58); Mariano Campo (C-58); María Acosta (C-27); Antonio Barcia (C-4); Eugenio Verón (C-64); Manuel Coloni (D-64); Cálido Robledo (A-70); Remejio Osma (C-709; Saturnino Gómez (A-69); Moisés Casinelli (D-69); Manuel Soria (B-14); Moisés Casinelli (D-69); Manuel Soria (B-14); Estanislao Espíndola (A-68); Eleuterio Bergara (C-68); Ramón Ma-dera (A-67); Antonio Molina (C-67); Marcos Peralta (B-67); Ramón Rodríguez (D-67); Desiderio Mateu (A-57); Alejandro Berge (C-57); Bernabé Peralta (A-57); Wenceslao Almada (B-37), S. Guanca (A-75); Enrique Nacinquín (B-75); Elías Salteño (B-75); Waldo González (D-75; Felipe Salteño (A-74); Eustaquio Espinosa (B-74); Juan Díaz (C-74); Florentín López (D-74); Francisco Salteño (B-73); Domingo Díaz (C-73); Pedro Moreira (D-73); Juan Piedrabuena (C-S); Juan Pedro Nascitiquí (C-S); Francisco R.(¿Olleras?) Salteño (A-C); Francisco

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Salteño (B-G); Juan Vergara (A-C); Tomasa Seral (A-B); P. Pinní (A-41); Santiago Chagolí (C-41); María B. de Charoz (D-71); Juan Mader (A-1); María Peralta (B-1) y José Lombella (D-23).

Se produjo también la permuta de la manzana de Primitiva Maidana (B-C) a los franciscanos que además asumieron la manzana A-55 para la iglesia que ten-dría como nombre definitivo Nuestra Señora de la Soledad de Dolores; la manzana A-54 para la jefatura política; la C-26 para el juzgado de paz que apoyaría firme-mente a los frailes en la Reducción Indígena; la manzana D-54 para la Comuna de la cual quedaron dependiendo los mocovíes; y la concesión de la manzana A para el hospital y el lazareto, por un lado, y para el cementerio, por el otro. En este último caso, los mocovíes dependieron de dicho cementerio creado en la zona de los criollos y extranjeros hasta la década de 1990 cuando decidieron fundar su propio espacio de entierro en Colonia Dolores. Finalmente, las manzanas A-45 y B-42 para la escuela de niños y niñas “blancos” que nunca incluyó aborígenes mocovíes. Según fray Avelino Giuliani, el nuevo prefecto dedicado al control de las misiones y reducciones, fray Pedro Iturralde, comprendió que los mocovíes no querían enviar a sus hijos a la escuela de San Martín Norte situada a cinco kiló-metros de Colonia Dolores “porque si los blancos somos a veces segregacionistas por orgullo, ellos lo son también por complejo de inferioridad, aunque en ellos inculpable” (Giuliani, 1980).

En este grupo mocoví del año 1888 no encontramos ni al cacique Mariano Salteño ni a otros mocovíes que adquirieron un gran poder a partir de la década de 1890 en un espacio geográfico distinto al que venimos describiendo. Mientras tanto, el 12 de abril de 1888 el presidente del Departamento Topográfico delineó y mensuró el Pueblo de Dolores (luego San Martín Norte), por un lado, y la colonia indígena San Martín (luego Colonia Dolores), por el otro. El 1 de mayo de 1888 fueron definidas las permutas de chacras y solares a los “mocovíes pobres” gracias a la participación de los vecinos que formaban parte de la Comisión de Admi-nistración de la colonia indígena de San Martín y del Pueblo Dolores, los cuales reconocieron ante el gobernador José Gálvez que muchos “argentinos” pretendían quedarse con la tierra de los mocovíes, como señalamos al inicio de este capítulo:

“…sus grandes sacrificios y daños sufridos en esta Colonia por las consecuentes invasiones de individuos en las que unas veces sufrieron sus vidas y otras sus intereses. Y como en estas vecin-dades hay muchos argentinos que a esto se presentarán pidiendo un pequeño solar, aunque sea de veinte metros, los que no han hecho el presente por no tener noticias de esto, suplica la misma Comisión para el efecto títulos de los indígenas permutados en

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la nueva mensura de la colonia indígena de San Martín y Pueblo Dolores.”42

Los miembros de la Comisión de Administración –entre ellos los propietarios ex-tranjeros llamados Santiago Gutiérrez, María Acosta, Santos Callegari, Ramón González y Pedro Yocrer– contaron con fray Vicente Caloni (1893, 1897) que in-formó al gobernador provincial de la necesidad de proteger a los verdaderamente “pobres” mocovíes santafesinos ubicados en el futuro en la reducción indígena San Martín:

“Creemos señor que la obra es conforme a los buenos deseos de V.E. (vuestra excelencia) que es beneficiar del modo más posible a los individuos más pobres de la provincia de su mando, al obrar de este modo nos queda la satisfacción de haber asegurado final-mente de nuestra parte a que sea más eficaz la benéfica influencia de V.E. con la firme confianza que todo será aprobado para que tenga sus legales efectos. Hemos procurado señor Gobernador que todos los individuos de esta Colonia queden en todo lo que se refiere á las propiedades y necesidades conformes. Por lo que no duda la misma Comisión que todo será aprobado por V.E. Dios guíe a V.E., Juan Manuel Zavalla, fray Vicente Caloni, San Martín.”43

El 4 de mayo de 1888 el Poder Ejecutivo estableció el remate de los solares de criollos y extranjeros del Pueblo Dolores, así como las concesiones de chacras y lotes de la Colonia Indígena de los mocovíes. El Gobierno provincial santafesino registró la entrada de este informe el 19 de mayo. Dos días después el Departa-mento Topográfico incluyó en los planos las chacras de los mocovíes y los solares de los “blancos”, cumpliendo con la Comisión de Administración de San Martín Norte que permutó la ubicación de las tierras entregadas de manera definitiva. De acuerdo a Cayetano Livi y Justo José del Barco, dicha comisión, también llamada

42 BACSC, Caja 1: Documentos del Pueblo Colonia y de la Colonia Indígena San Martín, Departa-mento de Ingenieros y Obras Públicas de Santa Fe, 1887-1888, declaración firmada en San Martín el 1 de mayo de 1888 en base a la reproducción de la distribución de tierras del año 1872 mediante mandato oral en manos de Santiago Gutiérrez y de fray Bernardo Arana; también el Documento de la Comisión Administradora (o de Administración) de la Colonia Indígena de San Martín y del Pueblo de Dolores, al gobernador de Santa Fe, 1 de mayo de 1888.

43 BACSC, Caja 1: Documentos del Pueblo Colonia y de la Colonia Indígena San Martín, Departa-mento de Ingenieros y Obras Públicas de Santa Fe, 1887-1888, registro de fray Vicente Caloni en San Martín al gobernador José Gálvez, Santa Fe, 2 de mayo de 1888.

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de Fomento de la colonia indígena de San Martín, indicó las tierras reservadas para los edificios y procedió a la enajenación a través del remate público reconoci-do por la ley en el terreno fiscal. El Ministerio provincial aprobó la determinación de los solares para el cementerio y señaló que “respecto a la concesiones ocupadas por los indígenas ellos son sus dueños desde que han cumplido con los extremos de la ley”.44 El gobernador Gálvez (1886-1890) y el entonces ministro Juan Ma-nuel Cafferata (gobernador 1890-1894), aprobaron este proyecto de entrega de tierras que fue registrado en el Departamento Topográfico el 27 de junio de 1889, pero que nunca se cumplió. Las razones de dicho incumplimiento fueron explica-das por Maricel Stroppa (1976):

“El Departamento Topográfico celebra contrato con el agrimen-sor, Don Justo José del Barco (contrato que fue aprobado por resolución de Mayo 20 de 1887), quien practica las operaciones que le fueron encomendadas presentando y relacionando de las mismas y planos correspondientes en noviembre 30 de 1887. Por resolución de febrero 7 de 1888 y de marzo 4 del mismo año se aprueban las operaciones ejecutadas por el agrimensor Jus-to José del Barco, estableciéndose al mismo tiempo que por la Contaduría General se proceda al remate de los solares del pue-blo, concesiones y lotes de pastoreo [...] como también es que debían acordarse en permuta a los indígenas del antiguo pueblo de San Martín, siempre que se les hubiera otorgado título por haber cumplido con la obligación de poblar los que se les había impuesto al donarles dichos solares [...] Dicho informe, como así todas las permutas y adjudicaciones propuestas por la Comisión, fueron aprobadas por resolución de fecha mayo 22 de 1888, pero ya sea por apatía de aquellos pobladores o por no cumplir con las condiciones de población y cultivo o por causas tal vez ajenas a su voluntad lo cierto es que nunca normalizaron su situación en el sentido de obtener el título definitivo que debía otorgarle el Superior Gobierno.”

De acuerdo a nuestros datos, en el año 1890 fueron trasladadas algunas familias mocovíes y la primera niña bautizada en la Iglesia Nuestra Señora de la Soledad de Dolores de la futura San Martín Norte fue la mocoví Dolores Caviaqué que tenía

44 BACSC, Caja 1: Documentos del Pueblo Colonia y de la Colonia Indígena San Martín, Departa-mento de Ingenieros y Obras Públicas de Santa Fe, 1887-1888, presentación al Ministerio de la provincia de Santa Fe, 21 de mayo de 1888.

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sólo dos días de vida. Este dato no es menor: la colocación de la piedra fundamen-tal de la Iglesia del Pueblo Virgen de Dolores y colonia indígena de San Martín se produjo el 9 de octubre de 1892 gracias a la aprobación del Sumo Pontífice León XIII; a Carlos Enrique José Pellegrini (1846-1906), que asumió como presidente argentino entre 1890 y 1892 tras la renuncia de Miguel Ángel Juárez Celman; y al gobernador de la provincia santafesina Juan Manuel Cafferata. En el acto or-ganizado en pleno Departamento San Justo del que dependieron los “blancos” y los mocovíes, los franciscanos contaron con el prefecto de misiones fray Vicente Caloni; con el ministro de gobierno provincial Luciano Leiva como padrino –re-presentado este último por Santiago Gutiérrez–; y con Oliva M. de Ramírez como madrina. El templo de la Virgen de Dolores fue levantado hacia 1892 por el pre-fecto fray Vicente Caloni quien el 10 de mayo de 1896 bendijo la Iglesia de Nues-tra Señora de la Soledad de Dolores contando con la presencia de los frailes Celso Ghío y Fermín Crovella, que eran misioneros apostólicos de la Colonia Presidente Avellaneda (Cracogna, 1997), y con la de fray Ambrosio Pighín que por entonces se encargaba de la Reducción Indígena de San Javier. También participó Pedro Alcácer que se desempeñaba como Ministro de Agricultura, Justicia e Instrucción Pública (Micheletti, 2009), así como la banda de música de la Guardiacarcel de la capital santafesina. Un año después fray Vicente Caloni y fray Fermín Crovella se encargaron de legitimar la Sagrada Congregación de los Ritos del importante poblado que definitivamente adoptó el nombre de San Martín Norte, que quedó ubicado a sólo cinco kilómetros del espacio territorial entregado a los mocovíes.45

A partir de entonces, el medio millar de mocovíes liderados por el cacique Mariano Salteño decidieron radicarse en ese territorio que sería la base de su pro-pia dominación por parte del Gobierno, de los misioneros y de los propietarios de tierras. Finalmente, entre los vecinos criollos y extranjeros de San Martín Norte que participaron entonces en la Comisión de Fomento, encontramos a Francisco Ponte que nos permite detectar la presencia familiar de los Ponte desde finales del siglo XIX. Como observaremos, será justamente uno de los Ponte llamado San-tiago quien se quedará con parte de la tierra de los mocovíes de Colonia Dolores.

Las Guardias Nacionales y el crecimiento provincial santafesinoEn julio de 1893, Gabriel Carrasco reunió buena parte de los artículos que había publicado hasta entonces en diversos medios periodísticos y dos años después edi-tó una obra titulada Intereses nacionales de la República Argentina. En esta obra recibió el apoyo económico del Gobierno de la provincia de Santa Fe y su autor

45 BACSC, Caja 1: Documento de la colocación de la piedra fundamental de la Iglesia de San Martín Norte, 1892; Acta de la bendición de la Iglesia de San Martín Norte, 1896; Documento de la Sa-grada Congregación de los Ritos de San Martín Norte, 15 de diciembre de 1897.

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contó con los datos ofrecidos por el Segundo Censo Nacional Argentino coordi-nado por Luis Sáenz Peña, el ministerio de Benjamín Zorrilla y la administración de José E. Uriburu en 1894. Una de las tareas que se propuso Carrasco fue valorar el posible crecimiento demográfico de la provincia de Santa Fe y, en particular, el enrolamiento de ciudadanos en las Guardias Nacionales de la zona chaqueña santafesina. Según Carrasco, la Guardia Nacional santafesina había crecido nota-blemente en poco más de treinta años: 8.000 enrolados en 1860; 12.752 en 1869; 14.760 en 1877; 16.812 en 1881; 18.028 en 1886 y 32.452 en 1892, es decir, con un crecimiento anual del 11 %. El autor contrastó con las cifras ofrecidas por los censos de 1858, 1869 y 1887 y calculó que el crecimiento anual de la población había sido del 14,9 % anual entre 1858 y 1887. Estos datos no eran meras elucu-braciones: la idea de Carrasco era promocionar el papel de su provincia natal a nivel nacional, ocupando aquella el noveno lugar en cuanto al enrolamiento de miembros de las guardias nacionales en todo el país. Las Guardias Nacionales constituían, entonces, un importante referente de la evolución provincial santafe-sina entre 1885 y 1892 (“la más grandiosa manifestación del progreso argentino”), periodo en el que el Gobierno había decidido elevar el número de departamentos de 9 a 18 (Dalla-Corte Caballero, 2009). En 1895, el censo nacional arrojó im-portantes resultados que alteraron los ofrecidos por el censo del año 1869. Las Guardias Nacionales ubicadas en la provincia santafesina habían experimentado un crecimiento del 80% en ese periodo, particularmente en La Capital, San Javier y Las Colonias. Carrasco recalcó también el crecimiento notable de algunas áreas provinciales, particularmente del departamento Vera, una fracción del antiguo de-partamento de La Capital, que incluso en 1887 no había sido tenida en cuenta para la operación censal “!porque en sus 29.226 km2 no había población civilizada!”. En ese mismo departamento del Chaco santafesino, en pocos años podía contabi-lizarse la existencia de 1.304 guardias nacionales, el mejor ejemplo para medir el grado de implicación gubernamental en la zona norteña de la provincia (Carrasco, 1895: 24) (Cuadro 4). Gab

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Cuadro 4 Enrolamiento de Guardias Nacionales en la provincia de Santa Fe con base en la subdivisión departamental (1885-1892) y población

por departamentos según el Censo Nacional (1895)

Departamentos La Capital

San Javier

Las Colonias

San José

San Gerónimo

Iriondo

San Lorenzo

RosarioGeneral López

Total

Guardias Nacionales1.760

928

1.534

959

1.627

2.170

1.822

4.8532.375

18.028

Departamentos

La CapitalSan JustoVeraTotalesSan JavierReconquistaTotalesLas ColoniasCastellanos San CristóbalTotalesGaray (antes San José)San GerónimoSan MartínTotalesIriondoBelgranoTotalesSan LorenzoCaserosTotalesRosario General LópezConstituciónTotalesTotal

Guardias Nacionales3.6071.3041.143

8072.127 1.7157971.313 985

1.583728 598882 1.3431.344 8.0881.5651.523 32.452

Población 1895

35.2888.9086.28050.4765.23912.34417.54835.92025.68910.64572.2548.675

21.72220.18041.90215.2609.29624.55612.94518.74331.688121.30520.65416.27736.931405.370

1885 1892

Fuente: Carrasco, 1895: pp. 22-32.

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Es fácil deducir la razón de la inclusión de un discurso que diera Gabriel Carras-co como responsable del Ministerio de Agricultura, Justicia e Instrucción Pública provincial en el Primer Congreso Agrícola de Santa Fe realizado en la Colonia Es-peranza, el primer ensayo colonizador de la provincia que quedó a cargo en 1856 de Aarón Castellanos. Este discurso fue incorporado al apartado “Colonización, Inmigración y Agricultura” de su libro y en él señalaba que era “en Esperanza, la floreciente ciudad surgida de entre las antiguas selvas del Chaco á impulsos de la civilización, donde en homenaje á los grandes recuerdos que despierta en nuestra mente la historia de la colonización”. El motivo de la organización del Congreso era amplio: los congresistas solicitaban en su programa el aumento de las facul-tades de las Comisiones Municipales, el mejoramiento de la justicia de paz, y la reforma de las relaciones con el Gobierno provincial. Había llegado el momento, según los miembros del Congreso, de gozar de derechos políticos y municipales. Carrasco coincidió en la necesidad de otorgar derechos políticos a los colonos, pero también advirtió que hasta tanto no se diese el cambio legal, aquéllos debían ser “el apoyo de la administración”. Coincidían estos reclamos con una convul-sión política que había conmovido a la Argentina y, tal como reconoció el propio Carrasco, había tenido por teatro las regiones agrícolas santafesinas. El Congreso reunido a finales de mayo de 1892, fue proyectado, de acuerdo a Carrasco, “para arrojar una mirada de gozo” en un “antiguo desierto” que hasta entonces había sido “guarida de las fieras”. La imagen ofrecida por esta mirada ministerial hacía confluir el aprovechamiento de los recursos naturales con la presencia del empre-sariado:

“El labrador, empuñando el timón del arado, conduce sus bueyes y abre el seno virgen de la tierra, mientras que su esposa y sus hijos esparcen al viento la prolífica semilla. Fábricas numerosas transforman las materias primas, y los molinos, en cuyo interior el aire blanquea con el polvo de la harina los tostados rostros de los trabajadores, dan origen á los productos con que habéis de alimentar á vuestros hijos y nutrir á vuestros hermanos de allende la Europa, á los cuales no pudiendo abrazar al través del Océano, enviáis condensado en sabroso pan el fruto de vuestras fatigas. Por vuestra labor los árboles seculares se transforman en vigas con que formaréis los techos de vuestras moradas o en sólidos durmientes que dan apoyo á las locomotoras que cruzan vuestros campos con rapidez vertiginosa, y allí donde treinta años antes sólo se oía el alarido del salvaje, hoy la voz de las campanas con-voca a los cristianos para dar gracias a Dios por tantas maravillas

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realizadas al amparo de los brazos de la cruz, símbolo eterno de todas las virtudes que comprende la satisfacción de la esperanza, que es el progreso.” (Carrasco, 1895: 41, 50)

Esta descripción conjuga el progreso, el desarrollo agrícola la colonización, la civilización, la conversión religiosa, la explotación maderera de los quebrachales. Primero Esperanza, luego San Gerónimo en 1858, siguiendo un buen número de colonias agrícolas, permitieron la entrada a las “antiguas soledades del Chaco para dar principio á la era de producción agrícola” (Carrasco, 1895: 54). La provincia tenía en 1862 un total de 6 (seis) colonias agrícolas; diez años después, se con-tabilizaron 42 (cuarenta y dos); en 1882, eran 95 (noventa y cinco); en 1892, as-cendían a 381. En parte, aquel progreso se había asentado, de acuerdo a Carrasco, en la labor de Municipalidades y Comisiones de Fomento, así como en la prolon-gación de líneas férreas que aseguraron, junto con el desarrollo de la navegación, la existencia de establecimientos industriales que procesaban la materia prima. Hacia 1892, la provincia contaba con ferrocarriles que, a su vez, habían facilitado la fundación de otras “colonias agrícolas en territorios que antes eran inabordables por la civilización”. En relación a la ocupación de territorios propiciados por el sistema de colonización, en 1895 se calculaba en 2.260.306 el total de hectáreas puestas en producción. De acuerdo a Carrasco, “la superficie total colonizada des-de 1856 hasta 1895 que empieza casi en cero, asciende a 37.312 km2, o sea, el 28% de la superficie total del territorio de Santa Fe, que es de 131.582 km2” Carrasco, 1895: 55-56). La consecuencia de este proceso no era otra que la transformación de la economía provincial santafesina de base ganadera a base agrícola. En el Cua-dro 5 dedicado a los pueblos y colonias fundados en Santa Fe entre 1893 y 1895, encontramos precisamente a San Martín Norte del que dependió la reducción in-dígena de Colonia Dolores.

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Cuadro 5Pueblos y colonias fundadas en la provincia de Santa Fe (1893-1895)

Departamento Nombre colonia Hectáreas FundadorSan Cristóbal Alpina 26.329 Tornquist, Romero y RosaGeneral López Ancalú 14.404 J.A. de RodríguezGeneral López Carmen 28.901 Herederos Tomás ArmstrongGeneral López Carreras 3.600 Carreras HermanosSan Cristóbal Christiani 8.998 Carlos ChristianiGeneral López Elortondo 10.000 Herederos Tomás ArmstrongSan Martín Landeta 13.443 Rodolfo BruhlGeneral López La Pampa 5.000 -Colonias La Pelada 173 Otto BungeBelgrano Las Chilcas 17.500 Eduardo BootlingSan Gerónimo López 6.171 Mariano LópezSan Cristóbal Mallmann 12.982 Mallman y CíaSan Cristóbal Ripamonti 14.720 Ripamonti y TerragniSan Cristóbal Rosa 7.522 José María RosaSan Cristóbal San Andrés 8.478 Compañía de TierrasGeneral López San Justo 5.000 Herederos Tomás ArmstrongCastellanos San Miguel 5.400 Martín de IrigoyenGeneral López Santa Isabel 5.000 Herederos Tomás ArmstrongLas Colonias Sarita 79 Luís Sauvaget y Víctor SauvagetSan Cristóbal Terragni 16.023 Ripamonti y TerragniRosario Alvarez 189 Bernardino AlvarezGeneral López Carmen 28.901 Herederos Tomás ARmstrongSan Gerónimo Díaz 2.500 Mariano DíazCaseros Fermwick 5.396 Santiago C. MasonCastellanos La Bicha 5.660 Ernesto TornquistSan Martín Passo 12.134 Eduardo PassoCastellanos Tacurales 18.078 Rodolfo BruhlSan Martín Tais 50.321 José TaisSan Cristóbal Amenábar 19.474 Banco Crédito Territorial y AgrícolaSan Cristóbal Juan de Garay 11.982 Banco Crédito Territorial y AgrícolaSan Cristóbal Ruíz Romero 5.255 Banco Crédito Territorial y AgrícolaSan Cristóbal Venialbo 2.666 Banco Crédito Territorial y AgrícolaSan Cristóbal Zavala 1.063 Banco Crédito Territorial y AgrícolaSan Cristóbal Llamby Campbell 7.500 Paulino Llamby Campbell

Fuente: Carrasco, 1895: 56.

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Las operaciones topográficas y el peso de la Concesión Nº 36El cacique mocoví Mariano Salteño contó con la ayuda de Felipe A. Ciró el 10 de mayo de 1894 para redactar y enviar al Gobierno santafesino una carta en la que hizo referencia a la tierra originaria que ocuparon los mocovíes que estaban a su cargo, y especialmente a la “crisis” en la que se encontraban los aborígenes pese al interés que tenían en cultivar las tierras indígenas de San Martín (posteriormente, Colonia Dolores). Como representante de una gran mayoría de mocovíes a su cargo, afirmó que las tierras concedidas primero en el año 1872, y luego en el año 1888, habían sido ocupadas y usufructuadas por los “colonos extranjeros” que re-cientemente habían penetrado en el espacio chaqueño de la República Argentina. Se trata de un documento elaborado en pleno año 1894 y conservado por la propia bisnieta del cacique Salteño, Dora Salteño, en el que es posible reconstruir la red social tejida en las últimas décadas del siglo XIX entre los guaycurúes originarios de la zona chaqueña, el gobierno santafesino, el gobierno nacional (en especial en los Territorios Nacionales), los misioneros franciscanos y, especialmente, los co-lonos extranjeros que se instalaron con gran ambición para controlar y apoderarse de las tierras de los mocovíes. Siendo los mocovíes los “primitivos poseedores” de las tierras, tanto por su condición de indígenas como por la vigencia de los regis-tros aprobados por el Gobierno provincial en los años 1870, 1872 y 1888, era ne-cesario encontrar una solución definitiva en el territorio de la Diócesis de Santa Fe, como ocurrió en otras zonas de la América Latina en el siglo XIX (Esvertit, 2008).

El cacique Mariano Salteño denunció la situación de los mocovíes cuyos de-rechos legítimos fueron conculcados al entregar las tierras de los indígenas a los “blancos” extranjeros (Beck, 1994). Solicitó entonces que el Gobierno registra-se las escrituras definitivas de las tierras entregadas a los mocovíes en otra zona que no fuese en los Ombusales. Como tan bien señaló el cacique, las escrituras teóricamente entregadas por el Gobierno a los mocovíes les fueron “sustraídas” por el propio Gobierno santafesino con gran apoyo de los extranjeros del Pueblo Dolores. Según Mariano Salteño, esos documentos podían ser encontrados en el Archivo provincial y también eran recordados por “hombres ancianos” que habían sido “testigos oculares” de la ocupación física de los “pobladores mocovíes” en las manzanas y lotes definidos y otorgados entre 1870 y 1888. De acuerdo a la descripción elaborada por el propio Felipe A. Ciró con base en las afirmaciones del cacique, la historia de los mocovíes fue signada por un “despojo por absoluto despotismo”. Si describimos la carta que el cacique envió al Gobierno provincial, podemos afirmar que su esperanza el 10 de mayo de 1894 fue obtener la ayuda del Gobierno provincial para garantizar a los mocovíes, sus “compatriotas” distan-ciados de los “blancos extranjeros”, la “justicia” necesaria para su supervivencia:

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“Al Ex. Gobierno de la provincia de Santa Fe. Mariano Salteño por mi propia y a nombre de todos ó la mayor parte de los habitantes indígenas residentes en San Martín, ante V.E. con el debido respeto provengo y como mejor proceda ex-pongo. Que encontrándome al presente en estado de la más com-pleta crisis, como asimismo mis compatricios y deseando ocu-parnos en cultivar los terrenos de San Martín que hemos poseído legalmente en años atrás y que se encuentran abandonados en la actualidad después de haberlos indebidamente usufructuado por varios años colonos extranjeros, en esta virtud vengo ante V.E. en solicitud de la más justa petición rogándole se digne acordar-nos el derecho de primitivos poseedores mediante las escrituras que no obran en nuestros poderes por habernos sido sustraídas inconsideradamente en épocas distantes por el gobierno de en-tonces que conculcó nuestros legítimos derechos, pero que en los archivos de la Provincia contra lo que exponemos y existen en San Martín hombres ancianos que son los testigos oculares de nuestro principio como pobladores y de nuestro despojo por absoluto despotismo. De V.E. espero confiado en su sano criterio, rectitud y justicia que: en virtud de lo expresado, se digne hacer por todos los medios legales a fin de concedernos lo que solicito por mi y mis compatriotas por ser así de justicia. A ruego del solicitante Mariano Salteño por no saber firmar, Felipe A. Ciró, Registrado por el Ministerio de Gobierno, provincia de Santa Fe, 10 de mayo de 1894.”46

Como afirmó José Rafael López Rosas, la situación fue realmente dramática para los mocovíes que fueron obligados a levantar una “casa” en los solares y cultivar dos hectáreas en las chacras con la finalidad de recibir las tierras, primero en 1870, luego en 1872 y finalmente en 1888. Nos toca analizar el efecto de la ubicación definitiva de los mocovíes en el año 1900 en la tierra que finalmente fue deno-minada Colonia Dolores. En efecto, mediante la Ley 1049 del 5 de septiembre de 1900 se autorizó al Poder Ejecutivo para declarar caducas las donaciones de solares, estableciendo que los terrenos fuesen medidos nuevamente, y donadas las fracciones de algunas manzanas a las diversas familias mocovíes que permanecían en la reducción de la mano del cacique Mariano Salteño.

46 Carta escrita por el cacique Mariano Salteño en 1895, documento conservado por su bisnieta Dora Salteño a quien agradezco la posibilidad de digitalizarlo y reproducirlo en este libro.

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Sobre esta base mocoví, el 11 de septiembre de 1900 fue aplicada aquella ley. El Poder Ejecutivo nombró una Comisión formada por el prefecto de misiones fray Pedro Iturralde; el juez de paz Leopoldo A. Lebranc del espacio definitiva-mente llamado San Martín Norte; y el jefe político del departamento San Justo, Régulo Martínez, del cual dependían tanto los mocovíes como los “blancos”. Esta Comisión elevó al Superior Gobierno el informe respectivo el 16 de octubre de 1900 con la aceptación del ingeniero Enrique Foster que por entonces se encarga-ba de ocupar definitivamente las tierras santafesinas, incluyendo especialmente las chaqueñas relativamente desconocidas hasta entonces.47

En el marco del interés depositado en Colonia Dolores durante los primeros años del siglo XX, fray Pedro Iturralde –que como vimos se desempeñaba como prefecto de misiones–, se refirió en el año 1900 a los “indios que se habían estable-cido en los terrenos entre 1880 y 1888, más o menos”. Hizo llegar a fray Ambrosio Pighín el plano con el número de chacras, “el nombre de los indios y de si eran concesionarios de la chacra o herederos de alguna consecuencia”, así como la zona de la capilla de la “misión-pueblo” que sería precisamente la Capilla del Santo Cristo. El Gobierno provincial adjudicó a los mocovíes el Plano definitivo de la Concesión Nº 36 del año 1903 que marca 340 metros duplicados (720 metros) por 500 metros de costado, con 12 manzanas cada uno en un total de 24 manzanas que incluyen la plaza en la que se levantó la Capilla del Santo Cristo a cargo de los franciscanos (manzana 15) y la escuela en manos del Gobierno provincial que asu-mió el número 430 conservado hasta la actualidad (manzana 16). El plano contuvo tanto al Pueblo Dolores (definitivamente llamado San Martín Norte) registrado en color negro, como al Pueblo o Reducción Indígena (definitivamente llamado Co-lonia Dolores) dibujado en color rojo.48 Este importante documento definitivo fue conservado por la orden franciscana en el Convento San Carlos. En el año 1900 el Gobierno tomó medidas sobre las tierras y otorgó a los indígenas mocovíes 1.632 hectáreas que fueron divididas en medias concesiones de 17 hectáreas. La Ley 1049 del Departamento de Ingenieros redactada el 5 de septiembre de 1900 invocó su cumplimiento con las necesidades de los mocovíes radicados en la colonia in-

47 Plano Nº 2, División en solares de Colonia Dolores nº 36, San Martín Norte, 15 de octubre de 1900, firmado por el prefecto de Misiones fray P. Iturralde, el Juez de Paz Leopoldo Lebranc, y Régulo Martínez, Santa Fe, 3 de noviembre de 1900, copia, Cándido Echavarría, jefe de dirección, firmado por ingeniero Enrique Foster. Agradezco a Dora Salteño la posibilidad de digitalizar el documento que se conserva en Colonia Dolores.

48 BACSC, Caja 32: Plano del “Pueblo Indígena” en rojo y del “Pueblo Dolores” en negro, año 1903; Deslinde y amojonamiento de la Colonia Indígena del Distrito San Martín Norte (Cayastá Grande), agrimensores Justo José del Barco, Escipión Panizza y Carlos de Chapeaurouge, Datos catastrales de Colonia Dolores de la Dirección de Catastro del Archivo Catastral de Santa Fe, Dirección de Obras Públicas y Geodesia.

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dígena San Martín Norte y Pueblo de Dolores, que habían recibido “en donación” las tierras “de merced”. Los mocovíes liderados por el cacique Mariano Salteño perdieron sus tierras originarias que estaban en manos de los colonos criollos y ex-tranjeros (Nishikawa, 2011), y recibieron otras concesiones ubicadas en las zonas menos ricas del espacio chaqueño (Im. 27 a 29).

La Fiscalía de Gobierno y Tierras de la provincia santafesina autorizó al Po-der Ejecutivo la donación de concesiones y solares de San Martín Norte a los pobladores indígenas que los solicitaron. Después de producirse la subdivisión de esos terrenos, el Poder Ejecutivo aprobó la distribución que hizo la comisión nombrada “ad hoc” por medio del decreto del 11 de setiembre de 1900. El sobrante del terreno solicitado por el prefecto de misiones franciscanas fray Iturralde que-dó sin ser distribuido después de la entrega de tierras a los pobladores indígenas mocovíes. Fray Iturralde mencionó sus razones morales y religiosas así como “el insignificante valor de esa fracción de tierra y los beneficios que puede tener para la Misión Franciscana de Reducción de Indios”. El gobernador provincial Pedro Antonio Echagüe (1906-1910) y su ministro Calixto Lassaga resolvieron donar gratuitamente esos territorios a la Misión Franciscana el sobrante del lote 1 de los terrenos de San Martín Norte, compuesto de seis hectáreas y cuarenta y seis áreas, limitando al Este con el sobrante destinado a Cementerio y Lazareto, al Oeste con el sobrante h, y al Norte y al Sur con la Concesión Nº 142.

27. Concesión Nº 36 que divide la reducción indígena de Colonia Dolo-res en 24 manzanas para los aborígenes mocovíes (BACSC, 1900)

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28. Plano del Pueblo Dolores de los “blancos” y del Pue-blo (reducción) Indígena Mocoví (BACSC, 1903)

29. Concesiones del Decreto del 15 de noviembre del año 1900, modificado en 1948 (BACSC)

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A la hora de distribuir las tierras del Pueblo Dolores, el Gobernador provincial hizo algunas permutas en función de los donatarios que ocuparon lugares equi-vocados. Identificamos a los propietarios “blancos” y “mocovíes” que recibieron las chacras y solares: Miguel Piedrabuena (b 38); Pedro Maidana (a 45); Viuda de Crescencio Acosta (b 45); Pedro Montenegro (a 57); Desiderio(a) Berger (c 57); Adolfo Wilhem (d 63); Escocia Sosa (a 68); Ramón Rodríguez (b 67); Santiago Sánchez (c 67); Vicente Rodríguez (c 68); María Montenegro (a 69); Feliciana Fierro (a 70); Asunta Callegari (b 73); Antonio Demarchi (b 75); Carlos Rohner (a 75); Tránsito Migtigo (b 76); Domingo Gómez (b 26); Ilario Balencera (c 24); Marcos Gómez (b 25). La distribución de las chacras de Pueblo Dolores incluyó a Rosario Olivares (b D); Catalina Fernández (b E); María Cortina (c N); Victoria Pighín (b N), Pedro Renti (a 1); Demetrio López (b 1); Josefa Prado (b 2); Blanca Doria (a 23); José Gutiérrez (b 23); María B. de Oviedo (b 23); María C. de Cabria (c 22); Miguel Gómez (c 23); y a partir de allí, a los mocovíes Paula Catorí (a 4); María Antonia Carvasorí (a 5); Agustina Socoret (b 5); Juana Daloquét (c 5); Ma-ría Cilquití (a 5); Antonio Cavacsoré (c 6); Agustín Constante (d 6); José Gabriel Tiotí (d 19); Enrique Masinquín (a 20); Francisco Díaz (b 20); María Díaz (c 20); Petronila Díaz (d 20); José María Lanches (Lanchi) (a 21); Waldino Navargnete (b 21); Wenceslao Aguirre (c 21); Baldomero Maleracté (d 21); Juan Villagas (a 22); Félix Mocostquí (a 22); Felipe Chaura (a 21); Francisco Golondrina (b 23); Juan Antonio Pasciaquirí (60 a b); Isidora Tiotí de Seco (61 a b); Genoveva Ríos de Sarto (62 a b).

En relación a los solares, fueron registrados José María Masalín (a 1); María Jaguará (b 1); Isidora Tiotí (c 1); Rosa Araya Bochiet (d 1); Ubaldo Tasorí (a 2); Juan Tasorí (b 2); Rosa Gatahorneregín (c 2); Rosenda Guanca (d 2); Juana Nee-venac (a 3); Andrés Cañalorí (b 3); Pedro Salteño (c 3); Nasario Salteño (d 3); Antonio Brochiquí (b 4); Francisco Savetán (c 4); Encarnación Nascitiquí (a 13); Hilario Barranquín (b 13); Magdalena Caracsorí (c 13); Genoveva Ríos de Sarto (a 13); Javier Rarcitiquí (a 14); Luis Ríos (b 14); Domingo Avacsoré (c 14); María Ignacia Arena (d 14); Telmo Balcazar (a 17, escritura dice a 10); Liberio Palacios (c 17); Martín Davarghín (a 18); María Crespo (b 18, escritura); José Mercado (c 18); Vicente Conacquí (d 18); Felipe Villalba (a 19); Julián Sarto (b 19); Marceli-no Cariaga (c 19); Pedro Moreira (a 57); Juan Cotioní (b 57); Marta Maralín (a b 59); Santos Pasciaquirí (a 60); Fortunato Marín (¿?) (a 8); Eugenio Catorí (b 8); María Salteño (c 8); Juan Ascensio Catorí (d 8); Severo Coria (a 9); José María Lanches (Lanchi) (b 9); Mariano Salteño (c 9); Juan Sánchez (d 6); Aniceto Tron-coso Nacottet (a 10); Isabel Tiotí (b 10); Ana Nascitiquí (c 10); Petrona Liscirín (d 10); Josefa Castañeda (a 11); Francisco Olleras Salteño (b 11); Juan Navargnetín (c 11); Francisco Canaquí (d 11); Juan Castañeda (a 12); Marcelino Camargo (b 12); Juan Agustín Balcazar (c 12); José Manuel Balcazar (d 12); A. González (a

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30); Alego Lisciré o Magsalquerí (a 40); Cruza Liscirín (b 40); Fernando Pano-coré (a 41); Francisco Machado (b 41); Juan Ascensio Catorí (a b 42); Rosa Tiotí (a 43); Teresa Tiotí (b 43); Paula Mazalín (a b 44); Francisco Lanche, hijo (a 53); Francisco Lanche, padre (b 53); Agueda Lanche de Acosta (a 54); Paula Lencina (b 54); Cecilio Panocoré (a 55); Sibario Panocoré (b 55); Mariano Salteño (a b 56); Ciriaca Velázquez (a 7); Cruz Nascitiquí (b 7); Catalina Noctiví (c 7); Candelaria Velázquez (d 7); A. Pino Ríos (a b 16); Lorenzo Nascitiquí (a b 17); Hilario Ba-rranquín (a b 18); José María Lanches (Lanchi) (ab 19); Dominga Liscirín de Tiotí (a 20); Eustaquio Díaz (b 20); Rosalía Degrequé de Avacquerí (a 21); Antonia Ovacquerí de Lanchi (b 21); Damián Díaz (a 22); María Dolores Ríos de Aguirre (b 22); Antonia Capí (a 23); Pablo Cavacní (a 34); Juan Díaz (b 34); Desiderio Tarragona (a 35); Guadalupe, Ramón, Juan e Isidro hijos de Francisco Salteño (b 35); Manuel Antonio Tiotí (a 37); Silvano Velázquez (b 37); Rosalía Desaloquerí (a 38); María Salteño (b 38); Domingo Jaime (a 4); Oligario Jaime (b 4); Pedro Salteño (a 5); Celina Calaquí (b 5); Úrsula Ursitalá (a 6); Santos Migraní, alias Gallareta (b 6); Lorenzo Nascitiquí, hijo de la viuda Salomé Galván de Lassinquín (a b 7); Nasario Navanquirí (b 8); Patricio Echavarría (a 9); Domingo Avacsoré (b 10); Rosa Cachoiet de Lachitiquí (a b 11); María Dolores Aguirre de Gómez (a 12); Vazaro Inoquín (b 12); Juan Pedro Nascitiquí (a b 13); Dominga Liscirín de Guanca (a 10); Bautista Conacquí (a 14); Justo Matangrí (b 14); Marín Basualdo, hijo del finado Domingo Basualdo (a 15); Fortunato Basualdo, hijo de Domingo Basualdo (b 15).49

Como sabemos, en el año 1880 el Gobierno argentino dictó un decreto sobre la inclusión de los indígenas en la modernización del país gracias a la pérdida de sus propias tierras. San Martín Norte fue trasladado el 6 de septiembre de 1889 a dos leguas al norte del primitivo lugar establecido por los franciscanos, y medio millar de mocovíes, llamados “indiada”, establecieron sus tolderías a mitad del camino, en las concesiones otorgadas en los solares de la planta urbana. La prime-ra vivienda de material se empezó a construir en 1899 y consistió en un salón de aproximadamente diez metros cuadrados, destinado a los actos religiosos, y en una habitación contigua para el descanso del franciscano. De acuerdo a la resolución del 13 de noviembre de 1900, la Escribanía de Gobierno provincial otorgó el co-rrespondiente título de propiedad a favor de los donatarios, no de los mocovíes.50

49 BACSC, Caja 1: San Martín Norte, 1878, Fundación de San Martín Norte; 1888, Nómina de los agraciados con tierras fiscales en la Colonia de San Martín Norte y Pueblo Dolores.

50 Desde 1946 las tierras en manos de los indígenas se redujeron a unos pocos kilómetros cuadrados y según un documento conservado en el Convento San Carlos, “la mayoría fueron despojados de sus propiedades por comerciantes y particulares, en forma que sería interesante establecer la existencia y legalidad del título que ostentan. Al respecto debo informar que existe en el ministerio respectivo, un voluminoso expediente que duerme en las oficinas y nadie se preocupa en darle por

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Tras la distribución de las tierras para los mocovíes de Colonia Dolores, fray Itu-rralde describió a fray Ambrosio Pighín la forma en que había negociado el futuro de los aborígenes con el Gobierno nacional argentino:

“El gobierno ha recibido la nueva distribución de solares en el pueblo, y de hachas á los indios, con la condición de que cada uno en su pueblo, en su respectivo terreno, dentro del término de un año, y que una vez hecho esto, el gobierno les otorgará al año los títulos de propiedad gratuitamente. Cada poblador justificará haber cumplido la condición de población con un certificado ex-pedido por el jefe político, el juez de paz, y el padre misionero de San Martín Norte, no necesitando de otro documento para asegu-rar la donación que se le hace, pues el nombre de cada uno de los fa[...] merecidos esta consignado en la lista respectiva, que figura en el expediente original [...] respecto a las familias indígenas a las que se han adjudicado chacras o media chacra, les darán po-sesión de un terreno, señalando a cada uno el que le corresponde. Esta distribución es fácil porque hemos conservado en las conce-siones la remuneración anterior señalando con la letra A la mitad del oeste, y con la letra B la mitad del este de cada una. De modo que aunque no se ha hecho en el terreno la nueva substitución, sin embargo cada familia puede ocupar la chacra de seis propie-dades. La obligación que tienen estas es de hacer casa y cultivar por lo menos dos hectáreas de terreno en el término de un año; y cumplido esta condición se les dará el título como á los demás. En cuanto a las familias a las que se les ha señalado solares en el nuevo pueblo que se debe formar, no se les puede entregar sus respectivos solares porque aun no se ha hecho la subdivisión de solares. Pero una vez hecho esto se le dará a cada uno la posesión de su solar. Si el gobierno dejó pasar el tiempo como es probado y sin mandar hacer la subdivisión en solares de la concesión nº 36 presentando los primeros días de enero o después de Epifanía sobre tantos órdenes practicar la subdivisión hecha y lo de las chacras, para poder llenar a efecto la distribución en solares y la edificación de la escuela. Para poder hacer en poco tiempo esta gestión dígalo en mi nombre al señor don Genaro Doldan, ofi-

terminado pese a las gestiones realizadas por diversos conductos; véase BACSC, Caja 34: Docu-mento de la Dirección del Museo Histórico Conventual, Convento San Carlos de San Lorenzo, Santa Fe, arm. 3, sobre 1, doc. 1, dos páginas con archivos de la parroquia de San Martín Norte

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cial mayor del Ministerio de Hacienda que él le dirá cómo debe proceder y además lo ha de ayudar en la tramitación del asunto. Al Señor Scosino dígale que puede alambrar la concesión y que, una vez que esté en condiciones de pagarla se le dará el título de propiedad. Como según creo él no podrá pagar hasta el mes de mayo, es mejor que espere hasta entonces que yo vendré para el capítulo y arreglaré un asunto con el gobierno.”51

La Ley 1049 del 5 de septiembre de 1900 fue registrada por la Legislatura sante-fesina y el 31 de agosto del 1900 se legitimó la sucesión de las tierras de Dolores a los descendientes mocovíes:

“Art.1: Autorizase al Poder Ejecutivo (PE) para declarar caducas las promesas de donaciones de concesiones y solares de terrenos hechas a los indígenas y vecinos de San Martín Norte que no hu-bieran cumplido con las condiciones de población impuestas por el decreto del 22 de mayo 1888.Art. 2º: Declarada la caducidad por el PE los terrenos serán nue-vamente medidos y divididos en fracciones que el PE crea conve-niente y podrá donarlos a las familias de indígenas existentes en la Reducción de San Martín Norte y bajo las demás condiciones que el PE establezca.Art. 3: los solares podrán también ser donados por el PE a los pobres del pueblo Dolores que los soliciten.Art. 4º: Autorizase igualmente al PE para que pueda donar a las Misiones del Colegio San Carlos la concesión 128 de propiedad fiscal ubicada en la Colonia San Martín Norte con la condición de que el donatario procederá a su enajenación y con su produ-cido construirá una escuela para los indígenas de la reducción.”

El 13 de noviembre de 1900 el Poder Ejecutivo aprobó la donación de tierras que hizo la Comisión Iturralde-Lebranc-Martínez, y al mismo tiempo exigió su ocupa-ción durante diez años antes de que los mocovíes fuesen considerados propietarios definitivos. Los terrenos de la Concesión Nº 36 fueron divididdos en 24 manzanas y solares, los cuales fueron distribuidos entre las familias lideradas por 58 hom-

51 BACSC, Caja 33: Fray P. Iturralde, Santa Fe, a fray Ambrosio Pighín, San Martín Norte, 16 de diciembre de 1900; fray P. Iturralde, Aquino, Chaco Central, a fray Ambrosio Pighín, San Martín Norte, 15 de junio de 1903; fray P. Iturralde, Rosario, a fray Ambrosio Pighín, San Martín Norte, 8 de agosto de 1905.

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bres y 23 mujeres mocovíes. Las manzanas se repartieron de Norte a Sur por un total de 105 metros, y de Este a Oeste por un total de 98 metros. Cuatro familias fueron distribuidas en cada manzana a excepción de algunas manzanas que fueron entregadas a sólo dos familias. La plaza utilizada para la escuela y la capilla de los franciscanos recibieron dos manzanas ubicadas en el centro de Colonia Dolores. Después de cumplir con las condiciones establecidas en el artículo 4 de la resolu-ción del 13 de noviembre de 1900, los mocovíes del Pueblo Dolores recibieron las tierras de merced gracias al escribano del Gobierno provincial (Cuadro 6).

La mensura definitiva fue practicada por el agrimensor Escipión Panizza se-gún el decreto del 25 de octubre de 1901. Posteriormente se consideró que los informes del año 1900 confeccionados por la Dirección de Catastro y del Registro General de la provincia tenían “algunos yerros o eran incompletos, o bien no esta-ban actualizados”. Uno de los casos más notorios fue la adjudicación de tierras al propietario Santiago Haidar, siendo la verdadera titular la mocoví Juana Neevenac desde el 5 de mayo de 1904.52 Cabe señalar que la Ley de tierras fiscales y de co-lonización 4167 fue aceptada el 8 de enero de 1903 (Restor y Doeste, 1942: 879-882), precisamente el momento en que el Gobierno procuró legalizar la entrega de tierras a algunas comunidades indígenas.

52 BACSC, Caja 1: San Martín Norte, Mensura aprobada por decreto 25 de octubre de 1901, fue practicada por el agrimensor Escipión Panizza, títulos respectivos de propiedad; Caja 34: Conce-sión Nº 36 dividida en 24 manzanas, Pueblo de Colonia Dolores; también Informe de Fernando Landi (P.T.C.) a la Dra. Alicia Reggiardo, jefa del Departamento Jurídico, Dirección Provincial de Emergencia Habitacional, Estudio de títulos de Colonia Dolores, Santa Fe, 1995, documento cedido por Dora Salteño.

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Cuadro 6Registro de las manzanas en las que se ubicaron las familias mocovíes

gracias a la Concesión Nº 36, 1900

Nº Nº Propietarios mocovíesmanzana familias 1 4 José de Mazolí; María Juguará (Cueborí); Leidora Tiotí; Rosa Araya 2 4 Ubaldo Casorí; Juan Casorí; Luisa Gotaparneraquín; Rosando Guanca 3 4 Juana Neevenac; Andrés Cañalorí; Pedro Salteño; Nasario Salteño 4 4 Venancio Güenadá; Antonio Brochiquí; Encarnación Levetán; Paula Catorí 5 4 María Antonia Caracsorí; Agustina Socoret; Juana Daloquét; María Cilquití 6 2 Antonio Cavacsoré; Agustín Constante (2 sin habitar) 7 4 CiriacaVelázquez;CruzNascitiquí;CatalinaNaclirí;Casadelaflia. Velázquez 8 4 Domingo Basualdo; Eugenio Catorí; Martín Salteño; Mariano Salteño (Juan Asencio Catorí) 9 4 Severo Coria; José Zanchí; Juan Asencio Catorí (Mariano Salteño); Juan Sánchez 10 4 Aniceto Troncoso Nacottet; Isabel Tiotí; Ana Nascitiquí; Petrona Liscirín 11 4 Josefa Castañeda; Francisco Olleras Salteño; Juan Nevarguetí (Nevarguete); Francisco Conacquí 12 4 Juan Castañeda; Marcelino Camargo; Juan Antonio Balcazar; José Manuel Balcazar 13 4 Condenación Nascitiquí; Magdalena Caracsorí; Hilario Barranquín; Genoveva Ríos de Sarto 14 4 Javier Nascitiquí; Domingo Avacsoré; Luis Ríos; María Ignacio Arana 15 Plaza Construcción de la Escuela 16 Iglesia Construcción de la Capilla 17 2 Telmo Balcazar; Liberio Palacios (2 sin habitar) 18 4 Martín Davarquín; José Mercado; María Crespo; Vicente Conacquí 19 4 Felipe Villalba; Marcelino Carriego; Julián Sarto; José Gabriel Tiotí 20 4 Enrique Nascinquin; María Díaz; Francisco Díaz; Petrolina Díaz 21 4 José María Lanches (Lanchi); Wenceslao Aguirre; Waldino Nevarguete; Baldomero Nalevactí (Marcos Gómez) 22 2 Juan Villegas; Félix Norcootex (2 sin habitar) 23 2 Felipe Chaura; Francisco Golondrina (2 sin habitar) 24 4 Lorenzo Acosta; Marcos Polvadera; Laicoray Jaime; Marcos Gómez

Fuente: Elaboración propia a partir de BACSC, Caja 34: Concesión Nº 36 dividida en 24 manzanas, Pueblo de Colonia Dolores.

Las correcciones de los nombres de los dueños son del año 1946.

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“Sus pequeñuelos pidieron pan y no había quien se lo cortase”: el Censo de Colonia Dolores en 1900Fray Iturralde se contactó con el juez de paz para tramitar la entrega de las chacras y solares, y a Pedro Redies le pidió un presupuesto para la escuela de 10 m por 6 m con dos puertas y dos ventanas. En muy poco tiempo se hizo necesario reconstruir el techo del convento con zinc.53 Fray Iturralde se dirigió a fray Phigin para que este último le explicara al cacique Mariano Salteño las medidas que debía tomar:

“En vista de lo que la S.C. de Propaganda no ha contestado aún sobre la entrega de esa misión, le hubiera concedido el permiso que me pide para refaccionar la sacristía en la forma que me in-dicó. Pero faltando tan poco tiempo para el capítulo, no creo con-veniente emprenderla porque representaría un gasto considerable y una reforma que quizás le sirviera de estar al nuevo Prefecto, si quisiera hacer la nueva casa y la otra nave. Sin embargo, el techo que se refiere está muy mal; por lo que lo autorizo a cambiarlo por otro de zinc, y si nada alcanzan los recursos, avíseme para mandarle.”54

Paralelamente fray Iturralde escribió de manera imperativa a fray Ambrosio Pighín desde la capital provincial:

“La resolución que ha tomado de continuar la obra de la cocina era la correcta, ya que estaba empezada, y su suspensión hubiera dado motivo de admiración y quizás de escándalo. Apruebo pues lo hecho, y creo que en esta aprobación verá una prueba de la rectitud de intenciones con que procedo [...] no están excentos de dificultades y le ruego que continúe haciendo lo mismo cuando se trate de asuntos que interesan al bien general como sucederá en el encargo que voy a dejarle respecto a los terrenos y a los indios de esa.”55

A finales de 1900 fray Iturralde escribió a fray Phigín avisándole que estaba pre-parando su viaje a Colonia Dolores para fundar la misión y que “más 20 familias de indios y otras tantas esperan en el terreno” a un misionero franciscano. Repitió

53 BACSC, Caja 33: Fray P. Iturralde, Santa Fe, a fray Ambrosio Pighín, San Martín Norte, 6 de julio de 1900; Caja 33: Fray P. Iturralde, Santa Fe, a fray Ambrosio Pighín, San Martín Norte, 29 de noviembre de 1903.

54 BACSC, Caja 33: Fray P. Iturralde, Formosa, a fray Ambrosio Pighín, San Martín Norte, 6 de agosto de 1901.

55 BACSC, Caja 33: Fray P. Iturralde, Santa Fe, a fray Ambrosio Pighín, San Martín Norte, 16 de noviembre de 1900.

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esta idea a inicios de 1901, y unos meses después describió la elección del terreno para llevar adelante el proyecto provincial:

“…hemos recorrido gran parte del terreno y hemos elegido un punto alto sobre el río Salado para fundar la misión. Ya tenemos la casa de tres piezas de 5X5 metros, con los mismos materiales que los de la nuestra. Tenemos varios almácigos y una cuadra sembrada de maíz: y seguimos arando y sembrando. Hay 24 fa-milias que constan de 90 personas. Todos trabajan con gusto y prometen mucho. En cuanto tengamos comodidad empezaremos a instruirlos en la religión que desean aprender.”56

Afectado por la reacción de los mocovíes enfrentados en el despojado territorio en el que tuvieron que instalarse olvidando la zona de los Ombusales, entre 1903 y 1904 fray Ambrosio Pighín decidió abandonar Colonia Dolores y desobedecer al propio prefecto de misiones fray Iturralde. Entre las diversas cartas que el pre-fecto envió a fray Pighín encontramos frases singulares. Nuestra pregunta es qué quiso decir fray Iturralde en la nota escrita en pleno año 1904. Si traducimos al castellano la frase parvuli petierunt panem et non erat qui frangeret eis, significa “sus pequeñuelos pidieron pan y no había quien se lo cortase”. Como indica el propio fray Iturralde, fue una frase tomada del profeta Jeremías que representa el estado de miseria a que llega un pueblo “abandonado de Dios”. En origen, fray Irturralde utilizó un término referido al pueblo judío afectado por el abandono, las deserciones y el repudio sufridos (Chittenden y Richardson, 2010). Analizada esta frase, imaginemos entonces las apostasías de los propios mocovíes de Colonia Dolores ubicados en el norte de la provincia santafesina a unos cinco kilómetros de San Martín Norte. Imaginemos también la frase parvuli petierunt panem et non erat qui frangeret eis de fray Iturralde que fue dirigida a fray Ambrosio Pighín con la esperanza de conservarlo como “representante de Dios” para el “bien de las almas” de la tierra chaqueña:

“Somos tan pocos, y es tanto el trabajo que tenemos, que creo sería un grave mal tomar esa resolución. La respeto, si la ha to-mado, pero le agradecería que lo pensara bien, antes de ponerla en práctica. El retiro, para estar más tranquilo, es ciertamente

56 BACSC, Caja 33: Fray P. Iturralde, Santa Fe, a fray Ambrosio Pighín, San Martín Norte, 26 de diciembre de 1900; fray P. Iturralde, Santa Fe, a fray Ambrosio Pighín, San Martín Norte, 1 de enero de 1901; fray P. Iturralde, Formosa, a fray Ambrosio Pighín, San Martín Norte, 17 de marzo de 1901.

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muy apetecible, pero piense si será más seguro, cuando por des-gracia, suceda lo que decía Jeremías: parvuli petierunt panem et non erat qui frangeret eis. No vaya a tomar estas indicaciones como un reproche, ni mucho menos. Tómelas simplemente como un deseo de verlo continuar trabajando en bien de las almas.”57

El 18 de marzo de 1903 se reunieron en San Martín Norte el juez de paz Bartolomé Calvento, el jefe político del departamento San Justo llamado Régulo Martínez, y el nuevo misionero que sustituyó a fray Ambrosio Pighín y que tendría una historia esencial en este pueblo mocoví. Me refiero a fray Buenaventura Giuliani. Este grupo recientemente conformado envió al Gobierno provincial los nombres de los mocovíes que ocupaban la reducción y de quienes esperaban su aceptación definitiva del pequeño espacio de Colonia Dolores. Algunos jóvenes misioneros visitaron al juez de paz Bartolomé Calvento y fueron fotografiados en compañía de Juan Albiso y del prefecto misionero Pedro Iturralde. Aparecen los jóvenes frailes Leonardo A. Bianchi, Eliseo Jorge Ceschi58 y José S. Zurflüh que poco después se encargaría de la Misión de Tacaaglé (Dalla-Corte Caballero y Vázquez Recalde, 2011). Podemos observar a los frailes Luis Persiani, Bernardo Virgili y Ambrosio Turci, todos ellos interesados en legitimar la acción franciscana en Colonia Dolores (Im. 30).

Según consta en la documentación conservada en la Iglesia Nuestra Señora de los Dolores (Stroppa, 1976; López Rosas, 1985), el 10 de junio de 1903 la Escribanía de Gobierno otorgó los títulos de propiedad a los mocovíes gracias al trazado del pueblo que fue obra del agrimensor Escipión Panizza y de los inge-nieros Enrique Foster y Agustín Zapata, todos ellos responsables del surgimiento de diversas localidades chaqueñas como por ejemplo la de San Guillermo en el departamento San Cristóbal. El certificado del decreto fue expedido el 11 de sep-tiembre de 1900. A pesar de este supuesto “derecho adquirido” de los mocovíes de Colonia Dolores, los aborígenes nunca obtuvieron el derecho a sus pequeñas tierras, como observaremos en este libro.

57 BACSC, Caja 33: Fray P. Iturralde, Santa Fe, a fray Ambrosio Pighín, San Martín Norte, 6 de agosto de 1901; 20 de agosto de 1901; 8 de marzo de 1902; 15 de enero de 1904; 18 de enero de 1904.

58 En diciembre de 1938 fray Giuliani administró la Santa Confesión a la anciana Clementina Finos de Ceschi, la madre de fray Eliseo Jorge Ceschi (1890-1948). Nacido en San Martín Norte, el franciscano se convirtió en misionero de los indígenas matacos de la Misión Nueva Pompeya del Territorio Nacional del Chaco de la República Argentina. Fue sepultado en la Iglesia Nuestra Señora de los Dolores de San Martín Norte, el mismo sitio en que fue enterrado fray Buenaventura Giuliani en 1961.

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146 Mocovíes, franciscanos y colonos

30. Frailes Pedro Iturralde, Leonardo A. Bianchi, José S. Zurflüh, Eliseo Jorge Ceschi, Luis Persiani, Ambrosio Turci, Bernardo Virgili, junto a

Juan Albiso y al juez de paz Bartolomé Calvento de San Martín Norte (BACSC)

Precisamente en el momento en que el joven fray Buenaventura Giuliani fue fo-tografiado en el patio del Convento San Carlos el 1 de abril de 1900 (Im. 31), los mocovíes se instalaron en la definitiva reducción indígena del Pueblo Dolores. El prefecto misionero fray Pedro Iturralde se encargó de legitimar el censo de aproxi-madamente 624 mocovíes (305 varones frente a 319 féminas) que se establecieron en la Reducción Indígena a inicios del año 1900 cuando fueron registrados 108 hombres y 154 mujeres adultos. Entre los menores registró a 194 niños y 165 ni-ñas, y apuntó que 82 niños y 58 niñas podían acceder a la escuela en el caso de que fuese construida en Colonia Dolores. El censo registró 174 familias mocovíes (F) y, en su interior, a las parejas o a los individuos que ejercían la jefatura (I); también el nombre de los jefes o jefas de familia (NJF); el estado en el que se encontraban (casados, solteros o amancebados); el domicilio del cual procedían; quiénes de sus hijos eran varones (V) y mujeres (M), así como el número de hijos e hijas en edad escolar que tenía cada familia, calculando el total de hijos por familia.

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31. Fray Giuliani destinado a las misiones y reducciones de la Diócesis de Santa Fe, 1 de abril de 1900 (BACSC)

Como vemos, los mocovíes provinieron de diversos pueblos, reducciones indí-genas y provincias chaqueñas. Podemos identificar a estos sitios chaqueños: a) la Estancia Dolores; b) la reducción indígena de San Pedro; c) la reducción indígena de San Javier; d) el pueblo de San Martín que en la actualidad se define como tierras de los Ombusales; e) La Orientala, que fue fundada hacia 1887 por una propietaria de tierras de origen uruguayo, luego se llamó Kilómetro 187 y, final-mente, adoptó el nombre del gobernador provincial santafesino “Pedro Gómez Cello” que asumió el cargo entre 1928 y 1930; f) la Laguna El Palmar en la zona chaqueña santafesina de Margarita a 47 kilómetros hacia el Oeste; g) la localidad de Lillet que fue fundada por la empresa francesa Fives Lille, posteriormente Vera y Pintado; h) Vera, ubicado posteriormente en el Departamento Vera; i) la Laguna La Blanca del Campo Vizcachera; j) Espín, que originariamente fue la reducción indígena Jesús Nazareno de Inspín; y, finalmente, k) Telma (Cuadro 7).

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148 Mocovíes, franciscanos y colonos

Cuadro 7Censo de los mocovíes de la Reducción Indígena Dolores (1900)

1

2

3

4

5

6

7

8

9

10

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1314

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91011

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141516

171819202122232425262728

Santos SalteñoDominga PanocoretMartín SalteñoRosalía DosaloqueríPedro Salteño

Nasario SalteñoCristina NascitiquíMaría Salteño

Eustaquio EspinosaCandelaria SalteñoFortunata Salteño

José María Lanches (Lanchi)Cecilia Tiotí

Leandro DíazMarta SalteñoJosé Gabriel Tiotí (Marquesa Maurolín)Eufrasia NasgignásPío LanchiAntonina Avacquerí Francisco LancheJuana AlcoléFrancisco Machado Juan Descirí M. IbertaNasario NacinquínMaría CastañedaFelipe VillalbaCarlota Catorí

CasadoAmancebada Amancebado Amancebada Soltero, con extranjera Amancebado Amancebada Casada, con extranjero Juan PilarCasado Casada Amancebada, con extranjeraCasado

Casada, hija de cacique Valentín TiotíCasado Casada Amancebado

Amancebada Casado Casada Casado CasadaSoltero (López)Casado Amancebada Casado Casada Amancebado Amancebada

San MartínSan MartínSan MartínSan MartínVera

San MartínSan Martín-

PalmarPalmarSan Javier

San Martín

San Martín

San MartínSan MartínSan Martín

San MartínSan MartínSan MartínSan MartínSan MartínSan MartínSan MartínSan MartínSan MartínSan MartínSan MartínSan Martín

1

111

1

5

1

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2

7

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1

1

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3

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3

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4

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1

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2

1

1

3

3

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1

1

1

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3

1-521

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8--

1

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Gabriela Dalla-Corte Caballero 149

(cont.)

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32333435363738394041

42434445464748495051525354555657

5859606162

Pedro SalteñoAgustina TiotíMarcelino Carriego (Carraga)Petrona FerreyraDesiderio TarragonaMarina CamargoCruz NascitiquíMartiniano NascitiquíMagdalena LassalteríLorenzo NascitiquíMarcos PolvaderaTeresa Tiotí Santos Migraní, alias GallaretaValeriano GaitánBautista ConacquíMáximo TiotíGuillermo ZacaríasMarcos GómezGabriela SalteñoFelipe ArayaSevero CoriaJustina TiotíDaniel FroncosaAna SalteñoFrancisco NascitiquíRosa ArayaTomás DíazBautista BernabéJosé María Lanches (Lanchi)Venancia Catorí Juan Ascensio CatoríMaría Rosa LavasoríDomingo AvacsoréCruza Loiquín

Casado Casada

Casado Casada

Amancebado Amancebada Viudo Amancebado Amancebada Casado

Casada Casado Casado Soltero Amancebado Amancebado Soltero Amancebado Amancebada Amancebado (murió) Amancebada Casado Casada Casado Casada Amancebado

AmancebadaCasado Casada Casado, 25 oct.1874Casada

San MartínSan MartínSan Martín

San MartínSan MartínSan MartínSan MartínSan MartínSan MartínSan MartínSan MartínSan MartínOrientala

OrientalaOrientala Orientala Orientala OrientalaOrientalaSan Martín San MartínSan MartínSan MartínSan MartínSan MartínSan MartínSan MartínSan MartínSan Martín

San MartínSan MartínSan Martín San MartínSan Martín

3

1

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1

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4

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14

3

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44

2

1

1

3

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21

1

1

2

2

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1

2

1

1

1

2

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6-2

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35-1-

F EstadoI Nombre Jefe Familia (NJF)

Anterior V M E-V E-M Total

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150 Mocovíes, franciscanos y colonos

(cont.)

363738

39

40

41

4243

44

45

46

47

4849

5051

52535455

565758

63646566676869707172737475767778

79

80

81

8283

8485868788899091

929394

José María GaínzaUrbano CilquitíNasario YaiméJuana Cilquití Juan Sánchez Criselda Villalba Juan CationíAntonia Güenadá Venancio GüenadáMartina Labaquí Pedro José AriasJavier NascitiquíBartola Calaquín Antonio Brachiquí Martina Naalzaí Dominga Liscirín de GuancaEncarnación Levetán(í)Lorenzo Lasinquín Encarnación Nascitiquí Paula Catorí María Antonia Cavacsoré Agustina SocoretFernando PammocoréValentina LisciréCatalina Dananitín Rosario DaloquétJuana DaloquétVictorino GuancaPetronila LlavargtraiquisínMaría Cilquití Antonio Cavacsoré Rafaela Loitiquí

Casado Viudo Amancebado Amancebada Amancebado Amancebada Casado Casada Casado Casada Murió Casado Casada Amancebado Amancebado Viuda, Hija con el cacique Valentín Tiotí Viuda, Hija con J. PiaguínCasado, Hijos separados Casada, Hijos separadosViuda Amancebado

Viuda Casado Casada

Viuda Viuda de Juan SalteñoAmancebadoAmancebada

San MartínSan MartínSan MartínSan MartínSan MartínSan MartínOrientala OrientalaOrientala OrientalaSan MartínSan MartínSan MartínOrientala Orientala San Martín

San Martín

Telma

San Martín San Martín San Martín San Martín San Martín San Martín San Martín San Martín San Martín San Martín San Martín San Martín San Martín San Martín

1

3

13

1

3

2

3

22

1

1

2

23

1

4

1

1

1

2

3

2

11

11

1

12

3

1

2

3

12

1

1

1

23

1

1

1

2

11

11

1-4--17-2------4

1

4

6

42

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242

F EstadoI Nombre Jefe Familia (NJF)

Anterior V M E-V E-M Total

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Gabriela Dalla-Corte Caballero 151

(cont.)

59

606162

63

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666768

69

7071

7273

747576

7778

79

95

96979899100101102103104

105106107108

109110

112113114115116117118119120121

122123

124125

María Ignacia LlavaigtraiquíManuela Niñisté Magdalena CavacsoréAgustín ConstanteÁngela CavacsoréFrancisco Avolí Rosario Lasecorí Cipriano IbarraIsidora Tiotí Aniceto Troncoso NacottetÁngela AcostaLorenzo AcostaMarta AcostaMartín Antonio YcoitíSusana Matoriquí Santiago Palacios Rufina Ruíz Isabel Tiotí Hilario Barranquín Dominga RíosPetronila Díaz Mariano Segreguí Manuela NascitiquíAna Nascitiquí María Ignacia ArenaJuan Tesoré María Antonia Yormesorí Manuela SalteñoLuisa Gotaparneraquín Polonia SalteñoAntonina Gotaparneraquín

Viuda Viuda Amancebado Amancebada Amancebado Amancebada Amancebado Viuda Amancebado

Amancebada

Amancebado

Amancebada Casado Casada Casada

Con un niño pequeñoViuda, una nietaCasado Casada Soltera Viuda Amancebado Amancebado

Viuda Viuda

Soltero

San Martín San Martín San Martín San Martín San Martín San MartínSan MartínSan MartínSan MartínSan Martín

San MartínTelmaTelma Telma

Telma Telma Telma Telma Telma Telma San MartínSan JavierSan MartínSan MartínSan MartínSan MartínSan Martín

San MartínSan Martín

San MartínSan Martín

11

21

22

2

2

1

3

1

1

1

21

1

1

1

1

12

1

2

1

11

2

2

2

2

1

3

1

1

2

1

1

1

1

1

1

1

-

-1-12-42-

--3-

3--3--1-12--2

5-

-2

F EstadoI Nombre Jefe Familia (NJF)

Anterior V M E-V E-M Total

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152 Mocovíes, franciscanos y colonos

(cont.)

80

8182

83

84

8586

8788

899091

92

93

9495

9697

98

99

126

127128

129

130131

132133134135136

137138139140141

142143144145146147148149150151152153154

155

Dominga Liscirín de Guanca Rosenda GuancaPetrona Discirí

Ciriaca Velázquez

Catalina VelázquezJerónimo Velázquez Josefa Castañeda Liborio Panocoré Josefa Castañeda Margarita Peraso Franel Ollera (o Salteño) Brígida Vázquez María DíazEufrasia Espinosa Cecilio PannacoríMagdalena Navargnetín Juan Navargnetín Juana Selavdigtriquín Francisco Conacquí María LlavaigtraiquíUvaldo TasoríEnrique Nacinquín Rosario IbarraFrancisco Díaz Severo Ferreyra Demetria DíazMarcelino CamargoRosa NavargnetínJuan Antonio BalcazarBenerdieta Lavaccor

Viuda de Severo GuancaSoltera Viuda (de Justo Gómez)Viuda (de Roque Ñoctirí)Soltera Amancebado (con criollo)

Casado Casada

Amancebado

Amancebada Hijos ausentesSoltera, es la de 185)Casado Casada

Amancebado Amancebada Amancebado Amancebada Viudo Amancebado Amancebada Viuda Amancebado Amancebada Amancebado Amancebada Amancebado

Amancebada

San Martín

San MartínSan Martín

San Martín

San MartínVera

San MartínSan MartínSan MartínSan MartínSan Martín

San MartínSan MartínSan MartínSan MartínSan Martín

San MartínSan MartínSan MartínSan MartínSan MartínSan MartínSan MartínSan MartínOrientalaOrientala San MartínSan MartínSan Martín

San Martín

2

1

21

3

1

2

1

1

2

24

24

2

1

2

12

12

321

2

2

1

2

1

1

4

2

1

1

12

2

1

4

25

-

45

5----

--2-2

12-32-422----

-

F EstadoI Nombre Jefe Familia (NJF)

Anterior V M E-V E-M Total

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Gabriela Dalla-Corte Caballero 153

(cont.)

100

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110

111112

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116

117118119120121

156157158159160161162163164165166167168169170171172173174175176177178179

160181182183

184185186187188189190

José Manuel BalcazarÚrsula Citalín Telmo Calaquí Benita Citalín Juan Castañeda Pedro Castañeda Francisca Citalín Pedro Llarsiptraiquí Juana Yaricregsarí Telmo BalcazarFlora Ubsitalí Silvano Velázquez María SecoPedro MoreiraSusana ArayaJuan PiedrabuenaDolores Tesmiquí Justo Matangrí Bonifacio Costarcní Segundo Nanaracorí Josefa Jaarnegsorí Mario Paloquet Julián Sarto Concepción Araya

Pascual Sañudo Pilar Espinosa Paula LencinaAguada Lanchi

Liborio LalacomíEufrasia Díaz Genarda RíosMarco AguisaGerónima SartoPrimitiva SartoSabina Sarto

Casado y viudoViuda y amancebada Casado Casada Viudo Amancebado Amancebada Viudo Amancebada AmancebadoAmancebadaCasado Casada Casado Casada Amancebado Amancebada Amancebado Amancebada Amancebado Amancebada Soltero Amancebado Amancebada (tiene varios hijos)Casado Casada Viuda Viuda de Herminio Acosta Casado Casada Viuda Estado civil Amancebada Amancebada Amancebada

San MartínSan MartínOrientala Orientala Orientala Orientala Orientala Orientala OrientalaOrientalaOrientalaSan MartínSan Martín Orientala Orientala Vera Vera Orientala Orientala Orientala Orientala Orientala Orientala Orientala

San MartínSan MartínSan Martín San Martín San MartínSan MartínSan MartínSan PedroOrientalaOrientalaEspín

313

1

4

2

1

1

2

4

241

1

1

1

2

2

13

2

4

4

11

11

4

1

4

2

1

2

1

414-1-2-2-17-----4-5---1

-2-8

-252-1-

F EstadoI Nombre Jefe Familia (NJF)

Anterior V M E-V E-M Total

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154 Mocovíes, franciscanos y colonos

(cont.)

122

123

124125

126

127128129130131

132133

134135

136

137138

139140141142143

144

145146

191192193194195196197198199200201202203204

205206207208209210211212213214215216217218219220221222

223

224225

Domingo YaarnogsoríAna Picolí Francisco SalteñoTomasa Picalí Manuela NacattetSantos Pasciaquirí Carmela CejasMartín Davarquín Ciriaca CejasDolores CejasRosario CochoietJuana Cochoiet Margarita Achotraet Juan Antonio Pasciaquirí Asunción Archotraití Rosa Cochaiet José Mercado Manuela CochaietCipriana NehotraítVicente conacquí María Capaczí Waldino Nevarguete María Antonia Susní Luisa Palacios Wenceslao AguirreJaviera González Primitivo AguirreRosa DaloquétLorenza GonzálezJuana Quiarglín Pedro Benavidez Dominga Navioe-corín Leoncida Navio-cquerín Javiera NaviocquerínJosé M. Pelcesoquín

Casado, separado Casada Casado Casada Soltera, vieja Casado Casada Amancebado Amancebada AmancebadaSoltero Vieja Vieja Casado

Casada

Amancebado Amancebada Amancebada Amancebado Amancebada Amancebado Amancebada Amancebada Amancebado, cautivo Amancebada Casado con criollaVieja Viejo Casada, con nietosAmancebado Amancebada

Vieja, tres nietos

Soltera Soltero

Orientala OrientalaOrientalaOrientalaOrientala Orientala Orientala San MartínSan Martín San Martín San Martín San MartínSan MartínOrientala

Orientala Orientala Orientala Orientala Orientala Orientala Orientala Palmar Palmar Palmar San Martín San Martín La BlancaLa BlancaOrientalaOrientalaOrientalaOrientala

Orientala

OrientalaOrientala

23

13

1

1

5

3

12214

4

2

12

1

21

11

1

23

121

23

1

2

23

2211

1

12

-24-34--211---

6--323--12335-27-3

3

3

F EstadoI Nombre Jefe Familia (NJF)

Anterior V M E-V E-M Total

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Gabriela Dalla-Corte Caballero 155

(cont.)

147

148

149

150151

152

153

154

155156

157

158159

160

161

162

163164165166167168

226227228229230231232233234235236237238239240241242243244245246247

248249250251252253254255256257258259260

Teclo Ramayón Hilaria Panocorét Pablo Carescqué María Nascitiquí Juan DíazJuana CostasBaldomero Nalevactí Luis RíosGabina Echavarría Juan VillegasAntonia Costaní José PérezMaría LuisaManuel DelgadoDominga Manuela DelgadoAvelino López María SetizaManuel Ríoss/dJuan GonzálezRamón Montero LópezVirginia Felipe Galarza María Alejo GalarzaIdaPedro GilCecilia Benito MoreiraFélix TocoatquíMaría Antonia Martina Macacquín María Ríos María Dolores Aguirre de Gómez

Amancebado Amancebada Casado Casada, tres nietos Casado Casada Soltero Amancebado Amancebada Amancebado Amancebada Amancebado Amancebada Amancebado Amancebada s/dAmancebado Amancebada Amancebado Amancebada s/dAmancebado

Amancebada Amancebado Amancebada Amancebado Amancebada Amancebado Amancebada Casado CasadaViuda Soltera Viuda Casada con criollo José Gómez

Orientala Orientala Orientala Orientala LilletLilletLilletLillet Palmar Palmar Palmar Palmar Palmar Palmar Palmar Palmar Palmar Palmar Palmar Palmar Palmar Palmar Palmar Palmar Palmar Palmar Palmar Palmar Palmar Orientala Orientala Orientala Orientala San Martín San Pedro

1

1

15

1

31

1

121

3

4

32

1

1

1

4

2 2

--135-4-------2--41--1

------221---7

F EstadoI Nombre Jefe Familia (NJF)

Anterior V M E-V E-M Total

Gabrie

la Dall

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156 Mocovíes, franciscanos y colonos

(cont.)

169

170

171172173

174

261

262

263264265266267

Joaquina Gómez

Candelaria Aguirre

Juan Pedro Nascitiquí Bernardo Lesatí Manuel Matogrí Ángela Camargo Benito Avolí

Casada civil con crio-llo Francisco Doval Viuda de Fausto LatañoCasado Viudo Amancebado Amancebada Viudo

San Pedro San Pedro San Martín San Martín San MartínSan Martín Estancia Dolores

4 3

2

-

7

2----

F EstadoI Nombre Jefe Familia (NJF)

Anterior V M E-V E-M Total

Fuente: Elaboración propia a partir de BACSC, Caja 5: Censo de la Población Indígena de la Reducción de Nuestra Señora de Dolores, San Martín Norte,

levantado en enero de 1900, siendo el responsable el prefecto fray Pedro Iturralde.

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CAPÍTULO III

El “último malón mocoví” y las percepciones franciscanas

Para reforzar la labor franciscana en el Gran Chaco (De Gandía, 1929), el prefecto fray Pedro Iturralde recibió el apoyo del primer obispo provin-cial santafesino, Monseñor Juan Agustín Boneo, que gobernó la Diócesis

de Santa Fe desde el 12 de mayo de 1898 hasta el año 1932. Recordemos que la diócesis fue creada por la Bula de la Santa Sede del Papa León XIII que en el mes de febrero de 1887 dejó atrás el dominio de Santa Fe por parte de la Diócesis del Litoral con sede en Paraná. Hasta entonces Monseñor Boneo se había desempeña-do como obispo auxiliar de Buenos Aires y, con su apoyo, a inicios del siglo XX el misionero principal fray Pedro Iturralde destinó parte de su tiempo a la fundación definitiva de la reducción indígena mocoví. En Colonia Dolores los misioneros in-auguraron la Escuela Nº 430 el 22 de julio de 1902 y el 30 de agosto del año 1904 abrieron la Capilla del Santo Cristo al celebrar la primera misa en la que participó el cacique mocoví Mariano Salteño. Hablamos de un momento histórico signado por los colonos criollos y extranjeros que se fueron apoderando de los territorios de los aborígenes calificados de “bárbaros” y de los mocovíes que llevaron adelan-te el “último malón” el 21 de abril de 1904. El conflicto de San Javier ha sido re-cordado por Alejandro Felipe Vivas, nieto del blanco Alejandro Vivas –presidente del Centro Tradicionalista de Lanceros Mocovíes– que participó en la represión de los mocovíes y por Ángela Leonor Lanche, nieta del mocoví Vicente Villalba.

En abril de 1904 fray Buenaventura Giuliani se encontraba en San Javier como representante de la orden franciscana. Poco después, el 17 de julio de 1904, se hizo cargo de la reducción indígena mocoví de Colonia Dolores en la que per-maneció hasta mediados de 1908, siendo sustituido por fray Joaquín M. Ducca. En este capítulo nos centramos en el largo informe que escribió fray Giuliani al aceptar establecerse en San Martín Norte para describir la actitud de los moco-víes durante la “revolución de 1904”. Entre 1907 y 1928 fray Giuliani asumió la dirección de la Misión de Laishí en el Territorio Nacional de Formosa, hasta que regresó a San Martín Norte aprovechando la cercanía a su familia establecida en la Colonia Avellaneda.

La percepción de los misioneros nos permite comprender la vida de los mo-covíes durante la primera mitad del siglo XX. El prefecto fray Giuliani se abrió paso para recorrer las zonas de los mocovíes gracias al conocimiento geográfico que había adquirido al crecer en la Colonia Presidente Avellaneda, y fray Ducca

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dedicó gran parte de su tiempo a cuestionar la labor franciscana y a entregar a cada uno de los niños y niñas mocovíes un trozo de camote asado.59 Esta diferencia no es la única. Fray Ducca no es recordado por ninguna institución de Colonia Dolo-res o de San Martín Norte donde permaneció durante veinte años. Las imágenes (Giordano, 2004), así como los objetos de fray Giuliani, son exhibidos en el Chaco Austral y Central. Este fraile falleció en el Convento San Carlos Borromeo en 1961 cuando el gobierno argentino ya había decidido eliminar a las antiguas mi-siones y reducciones, y desconocer el control de las parroquias e iglesias por parte de los franciscanos. Pese a esta transformación religiosa, el misionero Giuliani fue enterrado en San Martín Norte en virtud de su solicitud personal presentada en vida a sus hermanos franciscanos. La iglesia incluye en su seno una especie de museo que muestra los objetos del fraile, entre ellos su reloj, su maletín, las llaves originarias de la capilla, el salero del comedor, su farolito y algunas fotografías que él mismo tomó en la Misión de Laishí, en San Martín Norte y en Colonia Do-lores. También se pueden observar los ex-votos de los sanmartinianos entregados a fray Giuliani, representados por pañuelos, relojes, rosarios, anillos, colgantes y en especial un sable y su vaina del siglo XIX; es decir, todos elementos que mues-tran la historia de los “blancos” que se asentaron en este singular espacio ubicado a diez kilómetros de la ruta nacional. Medio siglo después de la muerte de fray Giuliani, los habitantes de San Martín Norte declararon el 2011 como “Año Bue-naventuriano” y celebraron los “50 años de Pascua fray Buenaventura Giuliani” en el seno de la Iglesia Nuestra Señora de los Dolores que él dirigió desde el año 1904, precisamente cuando se produjo el último “malón” mocoví.

La documentación conservada por el Convento San Carlos y el recuerdo que dejó la mocoví Felisa Catorí a su hermano Alfredo Salustiano Salteño, nos muestran el gran contraste entre los franciscanos y los mocovíes establecidos en Colonia Dolores. La Caja 32 registró la evolución de San Martín Norte y Colo-nia Dolores en el periodo 1900-1925, en particular durante la residencia de fray Giuliani desde 1904 a 1908, momento en que se estableció durante dos décadas en la Misión de Laishí del Territorio Nacional de Formosa. Recordemos que en di-ciembre de 1904 fray Buenaventura Giuliani registró 36 bautismos de los párvulos “blancos” de San Martín Norte y dedicó varios días a arreglar la Iglesia Nuestra Señora de los Dolores donde fue enterrado en el año 1961 gracias al pedido que

59 Agradezco la entrevista mantenida con Alfredo Salustiano Salteño en el año 2011. También BAC-SC, Caja 26: Misiones Franciscanas, Planillas Trimestrales, 1902-1912, Reducción de Colonia Dolores, planillas 1905-1907 y 1907-1913, planilla correspondiente al cuarto trimestre de 1909 de fray Joaquín M. Ducca; Caja 32: Prefecto de la orden franciscana fray P. Iturralde, Cayastá, al obispo monseñor Juan Agustín Boneo, Santa Fe, 16 de agosto de 1918.

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él hizo al prefecto de la Diócesis de Santa Fe.60 La Caja 33 corresponde a fray Joa-quín M. Ducca que se instaló en Colonia Dolores al sustituir a fray Giuliani desde 1908 a 1928, siendo reemplazado por el propio fray Giuliani desde esa fecha hasta mediados del siglo XX. La Caja 34 corresponde a fray Giuliani que registró su vida entre Colonia Dolores y San Martín Norte hasta su fallecimiento producido en el Convento San Carlos Borromeo. Finalmente, la película del “sanjaveriano” e historiador Alcides Greca sobre el “último malón mocoví”, filmada en 1917, nos permite contrastar las miradas de los habitantes del Gran Chaco.

El “último malón mocoví”Gloria Dayer se ha refirido a las condiciones de vida del cacique Mariano Salteño que falleció el 5 de enero de 1905, es decir, un año después de la llegada de fray Buenaventura Giuliani a Colonia Dolores y a San Martín Norte. El misionero pudo conocer estrechamente al bisabuelo de la actual Dora Teresa Salteño, y afirmar que el cacique había colaborado estrechamente con la “civilización” de los mocovíes gracias a la formación católica y a su integración a la vida social “moderna”. Según el franciscano de origen friulano, Mariano Salteño construyó su vivienda para eliminar el uso de los toldos que hasta entonces eran propios de los mocovíes. Según él, el cacique cortó madera, levantó horcones y se unió a José Domingo Crespo en calidad de “mensajero de paz” para “atraer a la vida civilizada” a unos doscientos mocovíes. Sobre esta base nos centramos en la comprensión de la valo-ración de fray Giuliani y el efecto del “último malón mocoví” producido en pleno año 1904 cuando dicho misionero aceptó sustituir al desesperado fray Ambrosio Pighín.

Para caracterizar “el último malón mocoví”, nos ajustamos al testimonio de Ángela Leonor Lanche quien durante una entrevista concedida a Carlos Medera afirmó que el 4 de abril de 1904 se movilizaron entre “500 y 600 indios armados con lanzas chuzas, hachas, boleadoras y fusiles se lanzaron al pueblo en sus ca-balgaduras, pero fueron contenidos rápidamente por las balas disparadas desde los cantones defensivos que se habían establecido en techos de varios edificios próximos a la plaza”. Según este relato, en media hora murieron catorce moco-víes y fueron heridos unos treinta indígenas reducidos de Colonia Dolores y de San Javier. Carlos Medera también entrevistó a Alejandro Felipe Vivas, nieto del “blanco” Alejandro Vivas que en 1904 había sido uno de los testigos del conflicto. El 28 de abril del año 2001 Medera publicó en “El Litoral” un breve artículo sobre el “malón” sangriento que estalló en el territorio chaqueño santafesino, e incluyó las conclusiones de Alejandro Felipe Vivas:

60 BACSC, Caja 26: Misiones franciscanas, planillas trimestrales, 1902-1912, San Martín Norte, planillas 1904-1910, planilla correspondiente a 1911.

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“A comienzos de 1904 se produce lo que se conoce como ‘El último malón mocoví’. De acuerdo con testimonios orales, entre ellos el de Alejandro Vivas, mi abuelo paterno, días previos al 3 de diciembre de 1903 llegaron al pueblo indios de otros lugares para los festejos del santo patrono San Francisco Javier, pero la mayoría no regresó a sus lugares de origen, quedándose en los ranchos de sus hermanos de raza y otros, en tanto quedaron en las cercanías de la localidad. Esto y los rumores que corrían de-jaban clara evidencia que algo se estaba gestando. La población comenzó a prepararse para soportar un posible ataque, se suponía que podía realizarse en horas de la noche. Al llegar a mediados de abril, la situación se puso más tensa, los víveres no alcanzaban, por lo que trataban de acercarles vacas, caballos, caña o vino (latagá) para el consumo a través de la policía y tratando de man-tener la calma el mayor tiempo posible, mientras se esperaba que llegara de Santa Fe un escuadrón del ejército.” (Alejandro Felipe Vivas, en Medera, 2001)

El “latagá” que los mocovíes recibieron en el año 1904 era una bebida alcohólica preparada con agua y miel silvestre fermentada con harina de vainas de algarrobo que la Policía esperaba que otorgase cierta tranquilidad a los aborígenes (Carrasco, 1882). Resulta llamativo encontrar precisamente el término “latagá” que consta en el “Romance del Indio Gringo” de la letra de Julio Migno en el disco “Paraná entero”, donde se describe la función de la bebida elaborada por los mocovíes santafesinos.

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El indio tenía una china celosa a más no poder;

en cuanto había viento norte no le daba de comer.

Cuando él llegaba a las casas pa dentrarle al locro guacho,

ya la china se lo había comido con los muchachos.

De las juntadas del máiz, de maní y el algodón,

llegaba lustroso el indio y con plata a discreción.

Se empezaba a entumecer y flaco de cuerpo y plata,

otra vez cardo y cicuta por culpa´e la china ingrata.

La china tenía poder en yuyo y trapo rezao;

el indio jué a verlo al cura pero no dió resultao.

Le pegó pa la farmacia y el “botica” muerto´e risa

le dijo: ¡lo que le falta es una güena paliza!

Se le prendió al latagá y desmaneó la sin hueso, pero ella, con la conversa le ganó a medio pescuezo:

“Ya´tás desgraciao demás, nos tenés abandonaos;

no tráis un par de alpargatas ni cortesito jloriao!”

“¡No se te puede ni hablar, ´tas demás adotorao!”

...¡date con pueglera blanca con tal que quedés callao!”.

El indio tenía una flauta pa entretención y sosiego:

“¡Que tanto tocando´e balde!” –le dijo– y se la echó al fuego.

Salió de pelo dudao;ganándole ella el tirón

ansí se lo había achacao:“!Tanto saludar la gringa

me has enrubiao la tropilla!”(el indio tragó el carozoduro para ser semilla ).

Cuando la china le dijo:“¡yo no te queriendo máj!”

él se lo contó a la flautay la flauta al latagá.

“Tontoyogos”, “sarandises”y “bravos”, en soledad,

la caída ´el sol esperaronpa lanciarlo sin piedad.

Se jué cuando ya la noche se le hizo negra demás.Un caminito de sangre

dejó la flauta en su andar,hasta que un día de tantos

en una juntada ´e máiz,vido una mazorca rubia

junto a su pecho asomar;ojos azules llorando

lágrimas de hiel y sal,boca tajeada en un: “¡Pagre!”

y en el medio del maizal,llenó su bolsa nochera con sol de felicidad.

Mocoví firme, adelante,y mocoví rubio, atrás;

en el medio iba la flautadele cantar y cantar.

Misterios tiene la sangreque náides puede explicar. Gringo se lo dió la vida,

Gringo lo viene a cuartiar.¡Cuasi con la noche encima

le vuelve el sol a brillar!

Miel lechigüana en la flautay un mocoví conversar:

“¡Patrón... pa dos indios puros,dos vasos de latagá!

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La entrega de “latagá” a los mocovíes que eran liderados por los caciques Mariano López y Juan López fue una de las tareas asumidas por la propia Policía local de la zona de San (Francisco) Javier. Los mocovíes que seguían al cacique Juan López parecieron “rebelarse” el 21 de abril de 1904 al rechazar al mensajero Félix Lena que los “apretó” en el lugar donde se encontraban. A partir de allí fueron atacados por los “blancos” que los observaban desde la torre de la iglesia y fallecieron o fueron heridos unos veinte mocovíes que por entonces rechazaban al cacique Ma-riano López. Continuando el particular relato del nieto de Alejandro Vivas que fue uno de los “blancos” que se encontraba en la torre de la iglesia de San Javier en el momento en que empezaron a atacar a los mocovíes, observemos que se mencio-nan los caballos que en mocoví fueron denominados “chipiac”:

“Los intentos de pacificación del cacique Mariano López no al-canzaron, el dolor de sus cuerpos, el sometimiento, el despojo, el ultraje, la pérdida de sus costumbres y el olvido programado de los gobiernos, habían calado muy hondo en los mocovíes. En el mediodía del 21 de abril, se desató la rebelión provocada por un oriental que tenía una mensajería llamado Félix Lena, el cual des-pués de haberse tomado unas copas de caña, en la Casa Mántaras de Ramos Generales, llega a los ranchos de los indios a recla-marles sus caballos (“chipiac”). Se produce una fuerte discusión en la que Lena resulta herido por unas lanzas. Inmediatamente personas que se encontraban apostadas en la torre de la iglesia abrieron fuego sobre los indios, ya que esto ocurría a escasos metros al sur de la plaza y se provocó el ataque de indios por las dos calles laterales a esta. Los cantones que estaban organi-zados dispararon sus armas, provocando una gran cantidad de indios heridos y muertos, entre ellos uno de los jefes de la rebe-lión, el cacique Juan López. Los indios restantes emprendieron la retirada. Terminado el ataque, los indios que se encontraban tendidos en las calles fueron cargados en carretones para su pos-terior entierro, aunque se dice que algunos todavía respiraban. A algunos el ejército los rodea y saca todas sus pertenencias para ser quemadas. Muchos escapan, otros fueron llevados a Santa Fe sin comprobarse si llegaron o quedaron en el camino. Dentro de las rebeliones en la provincia y parte del país, la de San Javier se destaca por sus características.” (Alejandro Felipe Vivas, en Mederas, 2001)

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Ese fue el último intento de los indígenas mocovíes antes de ingresar al proyecto franciscano de la “civilización”. Ángela Leonor Lanche, la nieta del mocoví Vi-cente Villalba que protagonizó la lucha del 21 de abril de 1904, habló en aquel año 2001 ante Carlos Medera por su condición de dirigenta de la Comunidad Mocoví Organizada del departamento San Javier. Ángela afirmó que “la leyenda no murió” al referirse a la desarticulación de los grupos indígenas, entre ellos a los propios mocovíes. Como ocurrió en todo el país (Argeri, 2005), los “guerreros” mocovíes de principios del siglo XX se convirtieron en delincuentes y transformaron las jefaturas como consecuencia de la imposición del Poder Judicial argentino. De acuerdo a Ángela Leonor Lanche, debemos repensar el concepto “malón”:

“A los 97 años del mal llamado ‘último malón de los mocovíes’, hoy estamos con presencia y protagonismo en todos los niveles sociales y culturales llevando nuestro mensaje: la historia real y vivida de nuestro pueblo, porque nadie puede amar lo que no conoce. Malón es una palabra que no me gusta, porque malón viene de maldad, de egoísmo, de perversidad, de seguimiento. Yo pienso que el indígena jamás se avergonzó de su raíz, de su pueblo, sino que fue como una lagartija cuando va a invernar, que se esconde para después salir con más fuerza, fue como un acallamiento para seguir, para armar al niño con más ganas. Des-pués de la última rebelión, no es que estábamos dormidos, es una palabra que se usa mucho, pero era como que nos daba miedo encontrarnos, porque cada uno estaba pasando su sufrimiento. A mí esto me toca muy de cerca porque mi abuelo participó en la última rebelión. Aún se mantiene vivo en la memoria el enfrenta-miento de los blancos y los mocovíes.” (Ángela Leonor Lanche, en Medera, 2001)

La crítica dirigida al concepto “malón” hizo que Ángela Leonor Lanche hablara de la última “rebelión mocoví”, que no ha acabado porque los aborígenes siguen “siempre de pie, jamás de rodillas”, y han reemplazado la guerra con la conserva-ción de la cultura y de las tradiciones. La lucha indígena pretende la unidad y el encuentro, es decir, habilita romper las cadenas transformando las balas en barro, una de las ideas que adoptó su propio abuelo, el mocoví Vicente Villalba:

“Parece que la imagen cobra movimiento y allí lo vemos al he-chicero animando a los suyos, diciendo: ‘Las balas se convertirán en barro’, la visión del hechicero iba más allá de la guerra, porque creía que no podían aplastar a su pueblo. A pesar de la masacre, de las persecuciones, de la discriminación hasta nuestros días,

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el pueblo siguió siempre de pie, jamás de rodillas. Mi abuelo, Vicente Villalba, pudo seguir manteniendo viva la antorcha me-diante la transmisión de la historia que fue contando a sus hijos y nietos. Entonces las palabras del hechicero se hicieron realidad, ‘las balas eran de barro’. La leyenda no murió y de este modo los héroes pueden ser recordados. Después de la última rebelión se ‘desparramaron’ en toda la provincia de Santa Fe generando una dispersión de la comunidad, algunos, inclusive, se afincaron en el Chaco. Hasta que un día soplaron nuevos vientos, comenzamos a encontrarnos, el sufrimiento ya no acalla, se rompieron las cade-nas...” (Ángela Leonor Lanche en Medera, 2001)

De acuerdo con Verónica Greca (2009), los mocovíes de San Javier se rebelaron el 21 de abril de 1904 en un hecho caracterizado en su época como “malón de in-dios” a partir de la irrupción de un grupo de “salvajes” con planes de destrucción y saqueo. Una actuación contraria al término “indios amigos” que se hizo familiar en el siglo XIX en algunos de los territorios argentinos de la zona de frontera (Quijada, 2011). Pensada esta reacción mocoví como rechazo a la construcción del Estado Nacional argentino poscolonial (Fradkin y Garavaglia, 2009), Greca caracteriza la rebelión mocoví que se gestó durante la expropiación de las tierras por parte de los inmigrantes extranjeros y por la explotación de los mocovíes como mano de obra barata y la situación de miseria a la que estaban sometidos. Las fuentes periodísticas de los diarios rosarinos “La Capital” y “El Municipio”, de los santafesinos “Unión Provincial” y “Nueva España”, del periódico “La Unión de Esperanza”, así como los diarios “El País” y “La Nación” de Buenos Aires, le permiten afirmar la diferencia de San Javier que no gozó en esa época de diarios o periódicos en el norte chaqueño de Santa Fe.

Como sabemos, San Javier fue fundada como reducción jesuita en el año 1743; en 1767 pasó a manos de los Hermanos de la Merced, y terminó como reducción franciscana entre 1812 y 1912. Paralelamente, en Colonia Dolores los mocovíes fueron obligados a confeccionar los ranchos y las tolderías en las que vi-vieron hasta bien entrada la década de 1980. Los mocovíes de San Javier también se encargaron de construir los ranchos y de relacionarse con los colonos y comer-ciantes “blancos”, es decir, extranjeros y criollos que, en definitiva, “conquista-ron” la tierra (Zeballos, 1958 [1878]; Cáceres Freyre, 1943). En Colonia Dolores lideró el movimiento el cacique Mariano Salteño, cuya acción se inscribió en la de todos los caciques sometidos en el Río de la Plata en el contexto de la construcción del Estado Nacional argentino (Nacuzzi, 2011).

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En San Javier el cacique Mariano López apoyó a las autoridades oficiales y fue calificado de “traidor” por los propios mocovíes. En el análisis de la rebelión de los mocovíes producida en abril de 1904, se argumenta que el cacique Mariano López detentaba el “cargo político de comisario”, lo cual institucionalizaba su autoridad para disciplinar al pueblo de San Javier (Greca, Verónica, 2009). La falta de representatividad del cacique, que era acusado de conspirar contra sus compañeros mocovíes, dio mayor poder a los líderes calificados de “rebeldes”, entre ellos a los hermanos del mocoví Mariano López llamados Juan, Domingo y Andrés López que, con sus acciones, desestructuraron el rol del cacicazgo vin-culado a las instituciones “blancas”. Si observamos las alianzas “políticas” de los aborígenes (Nesis, 2005; Nesis y Lucaioli, 2007; Argeri, 2011; De Jong, 2011), en el proceso de organización nacional argentina el tema se complejiza por la prioridad que tendrán en el futuro los tratados y convenios de los indígenas con las autoridades provinciales, en este caso santafesinas.

Según los diversos estudios que se han efectuado, la rebelión fue originada entre los “tata-dioses” mocovíes que se opusieron a los caciques y a los nuevos habitantes considerados “blancos”. De acuerdo a los periódicos de la época, los colonos extranjeros comenzaron a quejarse de los constantes asaltos mocovíes a sus chacras recién entregadas. El hecho decisivo en este conflicto fue el surgido entre los mocovíes repartidos entre Colonia Dolores y San Javier, un tema abor-dado por fray Buenaventura Giuliani gracias a la correspondencia mantenida con los franciscanos y con el propio Gobierno provincial. Sabemos que el origen del conflicto que acabó dando forma al “último malón” se produjo en Colonia Dolores con la muerte de uno de los mocovíes. Fue entonces cuando algunos aborígenes abandonaron la reducción indígena que dependía de San Martín Norte y se trasla-daron a San Javier para mostrar sus necesidades y oponerse a los criollos y extran-jeros establecidos en la zona.

Los mocovíes se reunieron en San Javier y obedecieron a los “tata-dioses” o adivinos que por entonces eran Francisco Golondrina, Domingo López y Santos Migraní, alias Gallareta. Dichos aborígenes se sometieron al patrono San José que anunció el diluvio apocalíptico para convertir a los mocovíes en los verdaderos dueños del espacio chaqueño. El día de la fiesta patronal de San Javier, el 3 de diciembre de 1903, se reunieron los mocovíes que mostraron de manera fervorosa su descontento colectivo, el cual fue juzgado como una posible “sublevación”. El conflicto estalló el 21 de abril de 1904 al movilizarse los mocovíes, muchos de ellos provenientes de la reducción indígena de San Martín Norte, a excepción del cacique Mariano Salteño y su grupo que decidieron permanecer precisamente en Colonia Dolores.

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Los mocovíes salieron a caballo, armados con instrumentos tradicionales como las lanzas y las boleadoras. Encabezados por los líderes religiosos, se di-rigieron contra el vecindario e intentaron vencer a la Policía local y producir un diluvio que devolvería la zona chaqueña a los mocovíes. De acuerdo a la prensa de la época, el jefe político Edisto Romero, así como su secretario Clementino Lobos, se dirigieron a la zona en la que se reunían los mocovíes fuera de la zona urbana. El cacique Juan López acusó a su hermano, el cacique Mariano López, de actuar como “comisario”, de vender los mocovíes a los colonos extranjeros que recientemente se habían establecido en San Javier y San Martín Norte, y de forzar la defensa creciente de los propios aborígenes. Según el informe que publicó el pe-riódico “Nueva Época”, que fue editado en la capital santafesina el 28 de abril de 1904, los mocovíes aceptaron deponer las armas y el Jefe Político se retiró satis-fecho y convencido de que sería inevitable recurrir a la fuerza para someter a unos indígenas ávidos de sangre y de saqueo, contrarios a los “católicos” (Ratto, 2007).

En ese momento un grupo de mocovíes derribó algunos postes del telégrafo a hachazos para impedir el refuerzo policial, e incomunicó a San Javier con la capi-tal provincial santafesina. El jefe político Romero pidió ayuda al Gobierno provin-cial y favoreció la construcción de cantones con hombres armados en sus casas, en la torre de la capilla y en las zonas cercanas a la sección indígena (Greca, Verónica, 2009). El conflicto se produjo el 21 de abril de 1904 cuando los mocovíes avanza-ron a caballo por las calles laterales de la capilla hacia la jefatura política. Algunos mocovíes fueron corriendo en zig-zag y blandieron sus cuchillos. El periódico “Nueva Época” publicado en la capital provincial el 28 de abril de 1904 concluyó que el ataque de los indígenas salvajes fue insoslayable y que, por esa razón, los colonos mantenían sus puestos a sabiendas de que carecían de munición suficiente para defenderse. Quizás por ello los objetivos mocovíes no se cumplieron.

En ese momento el criollo Félix Lena, encargado de la mensajería, se dirigió a la toldería a reclamar los caballos que le habían quitado los mocovíes. Lena, quizás presionado por los “blancos” extranjeros, fue simplemente golpeado, y de inmediato los colonos comenzaron a disparar desde los cantones porque su interés no era defender a Lena sino atacar y asesinar a los mocovíes. El relato es diferente al de Alejandro Felipe Vivas. Los mocovíes afirmaron que el mensajero fue envia-do por la Policía y las autoridades de la provincia para desatar el conflicto, mien-tras los colonos de San Javier afirmaron que Lena era un héroe frente a unos mo-covíes salvajes que en los hechos fueron reprimidos y sofocados por las balas que caían desde distintos puntos del pueblo. Los criollos y extranjeros de San Javier amenazaron con emigrar masivamente si no eran beneficiados por el Gobierno, y el diario “El País” del 24 de abril de 1904 informó sobre el apoyo otorgado por el gobernador provincial Rodolfo Freyre (1902-1906) para vencer a los “salvajes”. Precisamente el diario “Nueva Época” informó sobre el fallecimiento de un gran

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número de “salvajes” que, en realidad, eran líderes mocovíes que fueron persegui-dos, represaliados, heridos o asesinados por los “blancos” criollos y extranjeros. El jefe político Romero pidió al cacique Mariano López que se hiciese cargo de los mocovíes que habían sobrevivido y encarceló a su hermano, el cacique Andrés Ló-pez. La prensa concluyó que Mariano López era un agente de la autoridad porque intentó que su tribu, así como la del cacique Mariano Salteño, rechazaran el levan-tamiento. Mientras tanto, un importante grupo huyó hacia el oeste y hacia el norte de la zona chaqueña, y algunos habitantes de las zonas cercanas a San Javier y a San Martín Norte persiguieron a los mocovíes que escaparon. Durante la tarde del 21 de abril de 1904 muchos aborígenes mocovíes fueron conducidos a la jefatura y encerrados en un corralón donde se enfermaron de sarampión. En poco tiempo los mocovíes sobrevivientes continuaron trabajando para los productores colonos y los comerciantes de la zona, siendo objeto de reflexión sobre el “problema del indio” que durante mucho tiempo sugirió la eliminación de los aborígenes para asegurar el orden y el progreso del Estado Nacional argentino.

El comienzo del cine en Argentina: el film de Alcides Greca sobre el “último malón” mocoví (1917)Según la entrevista que Alejandro Felipe Vivas concedió a Carlos Medera (2001), el “último malón” producido en 1904 sirve para comprender las características de la reducción de los mocovíes (Andino, 1998). También nos da elementos para re-construir el interés demostrado por el historiador y abogado Alcides Greca –nacido en San Javier en 1889, hijo de un italiano y de una francesa, creador del periódico “El Mocoví”– quien fue testigo del conflicto desde el lado de los “blancos”. Greca escribió la novela Viento Norte que fue publicada en el año 1931 en la que se refi-rió al “último malón” mocoví que de manera errónea ubicó cronológicamente en el año 1905 (Greca, Verónica, ponencia). Resulta paradigmática la descripción que hace del contacto de los aborígenes de San Javier con los mocovíes que vivían en Colonia Dolores que cuatro años antes había pasado a depender de los “blancos” de San Martín Norte:

“Sigilosamente, durante dos años, sin que los blancos se aper-cibieran, los indios prepararon el malón, reconcentrando toda la indiada mocoví del norte de la provincia en San Javier, especial-mente de las reducciones de San Martín (Norte) y Santa Rosa. Los ‘tatadioses’ decían a los indios que Dios había dispuesto que San Javier volviera a ser de los paisanos, porque esa era tierra de indios; que los blancos se convertirían pronto en cerdos, y que a muchos ya les asomaba la colita; que para la pelea se proveyeran

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de chuzos, lanzas y flechas, porque eran las armas del indio y que no llevaran armas de fuego, porque las balas se volverían barro [...] Fue un día memorable, en que novecientos indios armados a lanza penetraron el pueblo, golpeándose la boca, echados sobre los mancarrones lanzados a la carrera, bajo una lluvia de balas que les enviaban cuarenta o cincuenta vecinos que habían podido armarse. Casi todos los sublevados no habían conocido la vida salvaje, pues eran hijos y nietos de los que vinieron del Chaco. Entre los indios muertos en la refriega, figuraba también nuestro peón de patio, un indio buenazo y trabajador, que cuando niño me había tenido muchas veces entre sus brazos.” (Greca, Alcides, 1931)

Después del 21 de abril de 1904, algunos mocovíes de San Javier prefirieron ins-talarse en Colonia Dolores, San Martín Norte y Recreo para garantizar la super-vivencia de la comunidad. Quizás por ello el historiador Alcides Greca dirigió en 1917 la filmación del “último malón” con la finalidad de dejar constancia de su propia versión acerca de los sucesos acaecidos en su pueblo natal. El sobrino de fray Buenaventura Giuliani, fray Avelino Giuliani, señaló que dicha película de 97 minutos fue el primer largometraje argentino en 35mm que se filmó en el interior de la República Argentina (Giuliani, 2006). Actuaron 1.500 “extras” de San Javier, entre ellos los propios indígenas mocovíes, paisanos, familiares y amigos del di-rector, que en abril de 1904 habían intervenido en el suceso. Actúan también dos actores profesionales de extracción teatral que cubren el papel del cacique rebelde Jesús Salvador y el de Rosa Paiquí a cargo de la actriz Rosa Volpe. Fue estrenado el 4 de abril de 1918 en el Palace Theatre, gracias a la Empresa Cinematográfica Rosarina “Greca Film” que funcionó durante algunos años en la avenida Pellegrini de la ciudad de Rosario.61

El historiador Greca se centró en la prensa de la época que hizo referencias al “último malón” y filmó las páginas de los periódicos “Nueva Época”, “La Capital” de Rosario, “La Prensa” y “La Nación” de Buenos Aires. Paralelamente legitimó su actuación personal por haber sido diputado en la Legislatura Provincial san-tafesina, y se filmó a sí mismo escribiendo una carta en la que señaló al futuro observador que su interés no era generar un “novelón por entregas” o un “folletín policial”, sino la reconstrucción de una verdadera historia sobre los aborígenes

61 El largometraje El último malón de Alcides Greca (1917), aunque esté deteriorado e incompleto en su duración, puede consultarse en el Archivo Difilm. También gracias a la asignatura de Alfredo Marino sobre crítica y discurso audiovisual de historia analítica de los medios agentinos y latinoa-mericanos, FADU-UBA, UAI-Interamericana y Universidad de Palermo.

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mocovíes de la zona chaqueña santafesina que integraba el Gran Chaco. En el film fueron incorporados el gobernador del Territorio Nacional del Chaco, Fernando Centeno (más conocido por la orden que efectuó en 1924 para asesinar unos 200 indígenas tobas de la reducción de Napalpí, ubicada a más de cien kilómetros de Resistencia), así como el ex-diputado provincial Juan Luis Ferrarotti (1912-1916), que comentaron con Greca el contenido del film.

El historiador Greca comienza con el joven mocoví Jesús Salvador López (en realidad, Juan López), hermano del “curaca” Bernardo López (en realidad, el “cacique” Mariano López), que añora la vida nómada en la reducción de San Ja-vier. El director del film se centra en el asesinato del criollo dueño de la mensajería llamado Feliciano Luna (en los documentos franciscanos de 1904 elaborados por fray Buenaventura Giuliani aparece con su verdadero nombre, el de Félix Lena). Greca también aborda el ataque que los blancos dirigen contra los mocovíes li-derados por el mocoví Jesús Salvador López, y aborda el amparo que solicita el “curaca” Bernardo López en la comisaría de San Javier. No es nuestro objetivo analizar el desarrollo del film, pero reproducimos las indicaciones que dejó escri-tas el director a medida que avanzaba en el relato del conflicto del cual tenía una duda concreta compartida con Fernando Centeno: todavía no se había producido el verdadero “último malón” mocoví.

“Prólogo: La civilización y el IndioEn el año 1904, los indios reducidos de San Javier (prov. de Sta. Fé) después de permanecer medio siglo en contacto con la civilización se rebelaron contra el dominio de los blancos, poniendo en grave peligro la vida de los habitantes de aquella floreciente comarca. Esto dió motivo para que muchas personas se enteraran de que en la República Argentina existe un hermoso pueblo que se llama San Javier. Y para que la prensa se ocupara extensamente de los tristes sucesos que allí ocurrieron, el Dr. Alcides Greca, autor de esta recons-trucción histórica, hijo de San Javier, y que fué su diputado en la Legislatura Provincial. El Exmo. Gobernador del Chaco Señor Fernando Centeno, el ex Diputado Dr. Ferrarotti y el autor Dr. Greca comentando el libreto de la obra al iniciarse su filmación. El Señor Centeno opinaba que ‘el último malón’ está por darse todavía.

Primer Acto: San JavierA inmediaciones de este pueblo, donde los pionners de la civilización levanta-ron sus hogares y labraron su riqueza, una tribu de indios mocovíes arrastra su vida miserable. Una centenaria mocoví. La china Petrona y su prole. El viejo

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cacique de la tribu, Mariano López. El cacique rebelde, Salvador López, jefe de la sublevación de 1904. Don Desiderio Balcaza, viejo coplero de la tribu, que á manera del Quijote cabalga en flaco rocín. El loco de la tribu, Juan Sal-dón, indio toba que da vuelta carnero, grita como el zorro y el chajá. El indio mocoví, antiguo señor de la comarca, desposeído de sus tierras, se dedica a la pesca del sábalo sirviéndose de la ‘fija’, especie de arpón construido con caña tacuara y un trozo de hierro ó madera dura. Munido de armas modernas caza guacamayos y tuyangos, patos silvestres que pululan en los esteros de la región. El avestruz, que rara vez escapa á sus certeros tiros de bola, le pro-porciona pingües ganancias y el excelente manjar de su picana. La miseria de la tribu, el odio a su hermano y su amor á Rosa, lo llevaron á soñar en el cacicazgo de los mocovíes. Bajo la sugestión de estos sueños, Salvador llega á casa de Bernardo para convencerlo de que es necesario se ocupe de la suerte de su tribu.- Hermano Bernardo: vo dormiendo; to indio teniendo hambre Vo viendo Gefe Polecía y pidiendo tierra jué nuestra.- Yo no enojando Gefe Benito! ¡Yo no pidiendo nada!- Los generosos sentimientos de Jesús Salvador dejaron honda huella en el corazón de la mestiza.- Salvador!- Rosa!- Así te queriendo mocho! Te dando este collar de diente yacaré y víbora ya-rará. Con él podiendo al blanco y siendo cacique. ¡Santa Rosa te bendiciendo, Jesú Salvador!

Segundo Acto: La Conspiración.Salvador ha convocado a sus hermanos menores y a los curacas de la tribu. - Yamando hermano y amigo porqué estando cansado trabajar pa gringo. No-jotro no diciendo nada, pero nojotro cansado sufrir. Hermano Bernardo no ayuda su indio. San Javier nuestro pueblo. Gringo quitando tierra nuestra. Indio muriendo de hambre. Nojotro echando gringo.- Hermano Salvador: Gringo teniendo arma, teniendo mucha mauser, mucha güincheste... indio solo tiene jusile cazar pato y fija fijar sábalo. Indio no pue-de peliar con gringo!-Gringo trayendo tropa liña Santa Jué y podiendo Indio. Jefe Benito malo. Pone preso indio toma latagá. Probiendo baile. Comesario quitando hija, her-mana nojotro, pero nojotro no podiendo peliar gringo. - Yamando todo lo hermano mocoví, yamando, y entonce podiendo gringo. Santo Francisco Javiel protegerá indio. Bala volverá barro. Indio debe peliar

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con arma indio. Gringo volverá chancho, y pueblo San Javiel será nojotro. ¡Mujere gringo será nojotro, casa lo gringo será nojotro, pogre indio!- Juan y Andrés cobarde como cacique Bernardo. Teniendo miedo gringo. Salvador no teniendo miedo. Si Salvador cacique tribu y echando gringo, yo mujer cacique Salvador.- Vo siendo mujer de cacique Salvador, y la hija lo gringo siendo sirvienta mujer lo cacique.Los chasqui partieron veloces hacia las tribus de Santa Rosa y San Martín, lle-vando la nueva del próximo alzamiento. Una inmigración incesante de fami-lias indígenas, por espacio de dos años consecutivos, fué reconcentrándose en San Javier; en cuyas inmediaciones durante la noche, se celebraban extrañas ceremonias. Cada indio juraba ante el tata-dios Golondrina ser fiel á la causa mocoví y guardar el secreto de la rebelión, y como testimonio, dejaba en la capilla un santo que llevaría colgado sobre el pecho el día de la batalla. Los fieles del cacique Bernardo no descuidaban los asuntos de su Gefe. Y los es-pías de la tribu no perdían detalle de la vida de sus enemigos: los blancos, que disfrutando del confort moderno se divertían, agenos á la tempestad próxima á estallar. Mientras allá, en el fondo de la rinconada de los altos pajales, Jesús Salvador era proclamado cacique por los notables de la tribu.

Tercer Acto: Amoríos, bailes y religiónSe acercaba la fecha señalada para el alzamiento, y ese año los indios echa-ron la casa por la ventana para festejar el día de su Santo patrono. Los indios llevan en procesión su santo á la iglesia. La procesión del pueblo. Durante cinco días con sus correspondientes noches se bailaba en la toldería, en donde los mocovíes ejecutaban sus danzas tradicionales: el sarandí, el tontoyogo, el bravo y el cielito. Los mozos del pueblo iban con frecuencia á bailar con las paisanas. En el baile del indio, á las parejas les está terminantemente prohi-bido dirigirse la palabra. El que infringe esta costumbre es atado á un poste junto con su dama. Y solo pagando prenda, que puede ser en dinero, cigarros ó una copa de caña, obtiene su libertad. Los indios entonaban canciones que no eran muy delicadas, pero que no dejaban de tener gracia y cierta poética melancolía en la tonada. – ¡Señor San Javiel, señor San Javiel! Ruega por nojotro... Nojotro los pogre... nojotro los pogre...– Da güelta otra vé-Cenciona Valdé. Da güelta otra vé-Cenciona Valdé. – Que la güelta que has dao, las dao al revé.– Baila, baila Sinforosa, ¡Y que viva Santa Rosa! Baila, baila Sinforosa.– Zapatia... tia juerte. Zapatía galán. Como zapatiaba, el macho alazán.

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– Los amores toyo son como los yoyo. Los amores toyo son como los yoyo, son como los yoyo.A veces improvisaban para los magnates del pueblo.- Señor Pancho Troco (Trucco)- Señor Pancho Troco- Pagá una ginebra- To-mar un traguito. Pagá una ginebra- Tomar un traquito...En cambio, Jesús Salvador, hermano bastardo del cacique, echaba de menos la vida errante de los bosques. Se maldecía la hora en que junto con la tribu, conducido por un misionero franciscano, llegó a las orillas del San Javier para fundar la antigua reducción que dió nombre al pueblo. Y suspiraba por Rosa, la favorita de su hermano, á quién amaba secretamente. La miseria de la tribu, el odio a su hermano y su amor á Rosa, lo llevaron a soñar en el cacicazgo de los mocovíes...Mientras la tribu se divertía, Rosa, á quién el cacique había prohibido bailar, sentada entre las viejas, permanecía absorta en tristes reflexiones. Había des-echado á muchos galanes que la solicitaron para la danza. Pero no pudo re-chazar á uno, que despreciando las iras del cacique, se presentó resueltamente. Bernardo nota que han sido desacatadas sus órdenes, y obliga á la mestiza á regresar á su casa. - ¡Vo bailando con Salvador, ese indio lagrón!- ¡No insultando Salvador!- ¡Yo te enseñando!Al día siguiente, dos fieles del cacique Bernardo conducen á Rosa Paiquí á un puesto lejano, situado en el interior de las islas. Y en aquel destierro, custodia-da por sus cancerberos, Rosa pasa largas semanas pensando en su Salvador. Pero el fiel Ananoque, ayudante del cacique rebelde, había descubierto sus huellas. Y en el silencio de la noche, mientras dormían los tres guardianes, el espía, por las rendijas del derruido rancho, daba á Rosa noticias de Salvador y del próximo alzamiento. - Cacique Salvador manda este flor ceibo y este cochiyo pa el dia que yo avisando.

Cuarto Acto: La regresiónEn el espíritu de los indios se ha operado una regresión hacia el salvajismo. Considerables tropas de hacienda robada fueron conducidas al interior de las islas. Varios colonos habían sido asesinados á chuzasos en medio de sus cha-cras. Ni los tiros de escopeta contenían á los mocovíes hambrientos. Los es-tancieros y agricultores se quejaban constantemente al Gefe Político. El indio, que prefiere la carne de yegua á todo otro manjar, no desperdiciaba ocasión para saborearla á su gusto.

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Ante estos actos de pillaje y asesinato, la policía detuvo á numerosos indí-genas. Esta represalia hizo que Jesús Salvador convocara precipitadamente á sus parciales. Mientras sus indios se alistaban para el ataque, los hermanos Salvador, Juan y Andrés (López), intentaron asesinar á Bernardo. Bernardo perseguido, se refugió en la Gefatura de Policía. Mientras tanto, el pueblo había despertado ante la inminencia del peligro. El pánico se apoderó de las mujeres y los niños. A las 10 a.m. del día 21 de Abril, el pueblo y la indiada se vigilaban recelosos, prestos á entrar en combate. Mientras en San Javier el cielo se encapotaba amenazante, allá, en el interior de las islas, la tempestad había estallado. Rosa siente el silvido del avestruz, señal de que la hora de la rebelión ha llegado, y se decide á cooperar en ella. Dos de sus guardadores recorrían el bosque cercano en busca de caza. Vigilaba el más viejo de los indios. - Pegro: Me pinchando con espina la mano. Sacame agua pozo.- ¡Tomá pa que no engañando nuestro pagre Bernardo, ni juyendo, ni tirando indio viejo a l’agua! ¡Tomá, yegua chócara! Quinto Acto: El Gefe Benito contesta al mensaje de la tribu. A mediodía los indios dejaron incomunicado al pueblo, cortando los hilos del telégrafo. - Ché, cacique de indios ladrones; devolveme los caballos que me has robao.- Indio no robando cabayo á compagre Lona.- ¡Que compagre ni que diablos! ¡Mirá indio bandido; devolveme los caballos, ó de lo contrario aquí nomás te voy a...¡Lo matan á Luna! ¡Fuego! Cinco minutos después...Por espacio de dos horas el pueblo estuvo expuesto á la saña del indio que correteaba por sus calles. La batalla ha terminado con la derrota de la tribu. La valerosa juventud sanjaveriana sale á perseguir los fugitivos. Los mocovíes heridos, ocultos en los pajales, restañaban sus heridas. Aquella noche, mien-tras en algunas estancias... Los vecinos del pueblo pusieron fuego á la toldería.

Sexto Acto: La Caza del IndioLlegan de la Capital de la Provincia fuerzas policiales. Varios piquetes salen a despejar los alrededores, donde se crée que la indiada ha cometido crímenes horrendos. La indiada en derrota, hula dispersa por entre las islas, rumbo al Gran Chaco, esquivando las poblaciones del Norte. Sólo un grupo de rebeldes que comandaba Salvador, insistía, no ya en la conquista del pueblo, sinó en capturar al cacique Bernardo para satisfacer su sed de venganza. El viejo ca-cique se había puesto á buen recaudo de las chuzas mocovíes. Pero dispersada

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esta hueste por las fuerzas del Gobierno, Jesús Salvador y su fiel Ananoque, se precipitan al San Javier ganando las islas. Símbolos vivientes de la derrota, al caer la tarde, acércanse al lejano pues-to donde permanece secuestrada Rosa Paiquí. Dos días hacen que la infeliz mestiza está amarrada al poste del tormento. Cuando de pronto, ante sus ojos lánguidos, se desarrolla una terrible escena que no esperaba.- ¡Salvador! ¡La policía!Y la amorosa pareja, favorecida por las sombras de la noche que llegaba opor-tuna, pudo librarse de sus perseguidores, marchando por caminos desconoci-dos hacia el Gran Chaco, patria del indio.

Epílogo: Y allá, en la tierra de los altos quebrachos y las gallardas palmeras, Jesús Salvador fué cacique en el corazón de la bella Rosa Paiquí. Y el indio indómito que luchó contra la civilización, aprovechaba de ella lo que tiene de más dulce: el beso, que antes era desconocido por los salvajes”.

Quien aparece en la película de Alcides Greca es un “extra” que actúa como fran-ciscano y observa a cada uno de los mocovíes asesinados o heridos que están en las calles cercanas a la capilla de San Javier. La identidad del misionero no apa-rece pero sabemos que fue precisamente fray Buenaventura Giuliani que pocos días después se radicó precisamente entre los mocovíes establecidos en Colonia Dolores, algunos de los cuales participaron en el “malón” producido en abril de 1904 en San (Francisco) Javier. Como veremos, el informe que en 1904 redactara fray Giuliani nos conduce a los nombres verdaderos de los indígenas mocovíes que participaron en el “último malón” y que Alcides Greca sustituyó en su pelí-cula con otros nombres incluyendo, además, el calificativo de “curaca” en lugar de “cacique”. De acuerdo a los documentos elaborados por el joven misionero que había crecido en la Colonia Avellaneda, el “curaca” Bernardo era en realidad el “cacique” Mariano López; y sus hermanos, que participaron activamente en el malón, fueron Juan, Andrés y Domingo López.

Fray Buenaventura Giuliani, el “Comisario Mariano López” y la “revolución mocoví” de 1904La presencia de fray Giuliani durante el “último malón mocoví” ha sido recordada por Roselli (1984: 14-15) quien nos informa que el franciscano se encontraba en abril de 1904 en San Javier en forma accidental y, por ello, fue testigo del conflicto mocoví. El relato que analizamos en este apartado corresponde precisamente a fray Giuliani que se encontraba en la zona chaqueña en la que había crecido y a

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la que regresó al poco tiempo de convertirse en franciscano. En abril de 1904 fray Giuliani escribió en diversas oportunidades al jefe político Régulo Martínez, así como al Ministro de Gobierno santafesino, y se refirió al encuentro de los moco-víes que se habían opuesto a los hermanos del cacique Mariano López, es decir, a Juan, Andrés y Domingo López, así como a Francisco Golondrina:

“Llegué a esta para conferenciar con el jefe político. Los indios de San Martín casi todos nuevamente aquí. Culpa de todo Juan, Andrés y Domingo Lopez y Francisco Golondrina y varios otros indios de aquí (Colonia Dolores) y San Martín (Norte). Cuatro de los primeros se constituyeron en adivinos, fueron y mandaron chasques para que todos los de San Martín vinieran asegurando-les de otro modo perecerían por un diluvio asignándoles fecha. Es necesario tener medidas enérgicas para el bien del pueblo y de los mismos indios. Sin castigar pronto y ejemplarmente a los culpables llevándolos a Santa Fe, será inútil hacer volver a San Martín ni a otras partes a los indios.”62

El 21 de abril de 1904 fue asesinado Santos Migraní, alias Gallareta, en San (Fran-cisco) Javier. Los mocovíes pidieron a los que se encontraban en Colonia Dolores que se uniesen para luchar contra el Ejército, la Policía y los “paisanos”, pero fray Giuliani solicitó a los mocovíes a su cargo que se quedasen en la zona en la que estaban para no correr ningún peligro. Paralelamente el franciscano informó al jefe político del Departamento San Justo sobre la construcción del alambrado con el que pretendía “cercar las chacras de los indios” según el permiso concedido por los ingenieros y por el Gobierno provincial al aplicar el artículo 21 del Código Rural provincial. El fraile pidió al jefe político la autorización para “hacer recoger los animales por medio de la policía” a través de un documento público, y pidió al comisario de Gobernador Crespo, Francisco Godoy, que averiguara la identidad de quien había “cortado el alambrado de la Colonia Indígena en la esquina del noreste de la Concesión Nº 62” sobre la que era necesario “aplicar a los delincuentes las penas establecidas por la ley”.63

Paralelamente fray Giuliani redactó un largo informe personal de casi veinte páginas que envió al prefecto de misiones fray Pedro Iturralde y que conserva el

62 BACSC, Caja 32: Fray Giuliani, San Martín Norte y Colonia Dolores, telegrama enviado desde San Javier y pagado por la jefatura política, 18 de abril de 1904; Fray B. Giuliani, San Martín Norte, al jefe político del departamento San Justo, Régulo Martínez, 9 de agosto de 1904.

63 BACSC, Caja 32: Fray B. Giuliani, San Martín Norte y Colonia Dolores, al jefe político del Depar-tamento San Justo, 9 de diciembre de 1903, 10 de septiembre de 1904, 2 de noviembre de 1904.

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Convento San Carlos. Constituye un documento histórico excepcional para en-tender el sometimiento mocoví y, al mismo tiempo, su supervivencia en el ámbito dirigido por los “sanmartineros”. En palabras del misionero de origen friulano que creció en la Colonia Presidente Avellaneda y que se instaló en el propio espa-cio chaqueño santafesino (Roselli, 1984: 17), el cacique Mariano López optó por aliarse a la Policía local y al misionero:

“He aquí el relato de la revolución del jueves 21 de abril. En mi última carta le decía que estábamos esperando resoluciones del Gobernador de la Provincia, para que el jefe prendiera y castigara a Juan, Andrés y Domingo López, verdaderos culpables de la ve-nida de todos los indios de San Martín y a los cuales no dejaban volver por los motivos y fines que en la misma le decía. Las dis-posiciones del Gobernador las recibió el Jefe telegráficamente el 19 por la noche y eran muy benignas y como le previne al mismo Gobernador y al Jefe, impotentes para producir el efecto deseado, pues era de absoluta necesidad aprisionar primero a los cabeci-llas y una vez dado este paso, ordenar recién a los de San Martín su inmediato regreso. Mandó pues el Gobernador ordenar a los indios de San Martín, por medio de Mariano López, que volvie-ran a trabajar y ocupar sus terrenos, y a más que todos los días, hasta que estuvieran en su lugar, les dieron cuatro a seis yeguas para comer. Al recibir Mariano (López) la orden procuró juntar a los Sanmartineros, para comunicársela el mismo día 20; pero solamente cinco o seis pudo reunir ese día, y los demás después de consultar a Juan (López) y Andrés (López) prometieron que se reunirían el día siguiente para resolverse según estos dispusieran. Estos ya habían conseguido según se ve sacar a Mariano (López) toda la gente y atraída de su partido, 30 de San Martín como de San Javier. El día siguiente 21, desde temprano comenzaron a reunirse en la casa de Juan López con todo y según parece ya prevenidos por él, pues escondieron cerca la larga chuza o ga-rrote, cada uno según podía. Cuando ya todos estaban reunidos, llegando ya Mariano les habló y dijo cómo el Gobierno ordenaba que los de San Martín volviesen a los terrenos que les había seña-lado; estas contestaron que no volverían, que nada tenían que ver con él y que harían lo que Juan y Andrés les ordenaban y los dos cabecillas y hermanos le intimaron que si no desistía de querer mandar los indios de San Martín, lo harían matar. Viendo Maria-

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no (López) las malas intenciones de sus hermanos y como tenían conquistada la voluntad de todos los indios, disparó con su hijo y tres o cuatro más y fue a dar cuenta a la Policía del resultado de su misión y de la intención que los indios tenían sin él. Como vieron que Mariano (López) disparó (se dirigió) a la Policía, cada uno fue a buscar su lanza, o lo que tenía escondido y el que nada había traído se lo procuró, haciendo venir por fuerza a los que estaban cerca y no querían tomar parte y en menos de un cuarto de hora se veían más doscientos cincuenta a tres cientos, todos con algo en la mano, la mayor parte chuzas de pescar y colocados a caballo en fila de uno o más en fondo, ocupaban más de dos cuadras, desplegados de naciente a poniente, en actitud de atacar, profiriendo algunos gritos de amenaza y otros cruzaban frente a las filas hablando a los demás, dando órdenes y entusiasmándo-los al ataque. La actitud era imponente y amenazadora, mucho más de lo que puede uno imaginarse. El tiempo que tardaron los indios para tomar esta posición, lo supo aprovechar muy bien el Jefe Político formando tres o cuatro cantones, los cuales garan-tían por completo la seguridad del Pueblo y Gefatura.”64

De acuerdo al joven fray Giuliani recientemente establecido en San Martín Norte, el primer trabajo de los cabecillas mocovíes fue cortar el telégrafo nacional con el fin de impedir la comunicación con el Gobierno santafesino. El encargado fue Santos “Gallareta” Migraní. Luego Andrés y Juan López enviaron un papel para las autoridades más cercanas, afirmando que pretendían luchar. El misionero Giu-liani pudo leer este escrito en el patio de la capilla de San Javier, y afirmó tiempo después:

“Andrés pidió hablar con el comisario Cabral, lo que efectuaron en la calle frente a la Iglesia y como no pudieron arribar a arreglo volvió a conferenciar con Juan (López) y nuevamente pidió par-lamento con el mismo Cabral que mandaba el cantón formado en la torre, y como éste le contestase que ni él ni la policía le tenían miedo, que por el contrario estaban bien preparados y con ganas y que esperaban únicamente que se movieran hacia el Pueblo con hostilidad, para abrir el fuego sobre ellos. Al oír Andrés (López) las palabras del Comisario y al ver los cantones formados sobre

64 En adelante, BACSC, Caja 1: Fray B. Giuliani, San Martín Norte, a Prefecto de Misiones fray Pedro Iturralde, abril de 1904.

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las casas, comprendió las ventajas, el peligro y la situación que le dijo que ellos no tenían ganas de pelear, que lo que querían era que le nombrasen a él o a Juan (López) cacique, y les dieron de comer. Cabral le contestó que era imposible llegar a arreglo si no mandaba desarmar la gente.”

Durante el encuentro que Juan y Andrés López mantuvieron con el jefe Cabral, afirmaron que los mocovíes no querían a sus “caciques”. Cabral intentó desarmar a los aborígenes para que regresaran a su terreno, y les prometió la entrega de alimentos en la propia Colonia Dolores. En ese momento le entregó seis reses, galletas, yerba y azúcar y mantuvo el control de los cantones. De inmediato Juan y Andrés carnearon dos yeguas y en el toldo del primero se reunieron todos de pié para comer y tomar mate. En ese momento se acercó un individuo llamado Félix Lena al cual habían sustraído varios caballos. En estado de ebriedad y armado, reclamó sus caballos “haciéndose el gaucho”, una actitud que los mocovíes no aceptaron. Gracias a las lanzas lo derribaron del caballo y comenzaron a pegarle en la cabeza. Los soldados observaron a los mocovíes desde la torre de la Iglesia y comenzaron a disparar. Como podemos observar, se transforma el recuerdo actual de los descendientes de “paisanos” y mocovíes si lo comparamos con el que dejó el propio fraile Buenaventura Giuliani:

“Este grito lanzado cuando menos se esperaba, fue sorpresa de terror y de espanto para todos. El Comisario Cabral que estaba sentado conmigo en el patio como un relámpago en pocos segun-dos estuvo en la torre haciendo fuego sobre los que estaban hi-riendo a (Félix) Lena. El jefe ordenó la trampa que tocara fuego, lo que fue ejecutado por todos los cantones, saliendo al mismo tiempo una guerrilla de diez por la calle derecha de la iglesia. Los indios que como dije más arriba estaban ocupados con el asado y el mate, fueron más sorprendidos que ninguno. Muy pocos se habían dado cuenta lo que algunos de los suyos estaban haciendo con (Félix) Lena y a su mismo tiempo se apercibieron de todo cuando las balas llegaron a ellos. Desde los primeros momentos se produjo entre ellos una gran confusión. Corrían de un lado para otro buscando y subiendo a caballo unos, otros buscaban su lanza, otros buscaban de disparar, otros de esconderse y todos gritando, vieras! Como si fuesen confites lo que de la torre les tiraban.”

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En el año 2006 el sobrino de fray Giuliani afirmó que “Félix Lena fue salvador ocasional del pueblo ya que su imprudencia aceleró los acontecimientos, porque otro hubiera sido el desenlace, si el escuadrón del ejército llegaba antes, porque el exterminio no hubiese tenido límites...” (Giuliani, 2006). Coincidió entonces con el fraile Buenaventura para quien Félix Lena fue utilizado por los “blancos” para atacar a los mocovíes. Los pocos supervivientes se escondieron detrás del tapial de la Iglesia, pero los criollos y extranjeros calificados por el fraile de “fanáti-cos” salieron a caballo para atacar a los mocovíes. Uno de ellos, Juan López, fue atravesado por dos balas. Llevaba consigo una bandera de género blanco con una estampa de San José que había cosido él mismo gracias al apoyo de los francisca-nos. De acuerdo al misionero, el estandarte fue recogido por el primer adivino o “segundo Dios” que se dirigió a la Comisaría y fue asesinado con balas desde uno de los cantones. En palabras del franciscano, “del mismo modo y a la misma altura cayó Francisco Golondrina, segundo adivino, llevando bandera y lanza, y cerca de él tres que todos cayeron para no volverse a levantar”. El relato definitivo del fraile procuró mostrar al Gobierno provincial el dominio que ejercían los criollos y extranjeros que controlaron San Martín Norte, así como la mala suerte en la que cayeron los adivinos calificados de segundos dioses y los talismanes que el propio misionero calificó de “gualichos”. Los mocovíes que habían sido registrados en el censo de 1900, según fray Giuliani:

“Comenzaron a salir escapando para el sur, en ancando a los heri-dos para ir a reunirse o a esconderse en el pajonal a diez o quince cuadras del pueblo. Desde la torre le siguieron haciendo fuego, hasta que vieron que efectivamente todos se retiraban en derrota. En estos se oyeron por el pueblo vivas al Jefe Político y al Se-cretario Lobos y a varios comisarios, la gente gritaba de alegría viéndose libre de un peligro que temían fuera de efectos desastro-sos. Cuando el clarín cesó de tocar la marcha del fuego, salió de la policía el cacique Mariano (López), que es comisario, con una guerrilla de a caballo, él y varios otros con lanza y otros con fusil y todos a su mando se dirigieron hacia donde habían escapado los derrotados. Mariano (López) y varios indios que le habían quedado fieles y lo siguieron desde la mañana cuando sus dos hermanos Juan (López) y Andrés (López) le hicieron sublevar en contra toda la indiana, y como dijo más arriba se fue a la policía para dar cuenta; de donde el Jefe le ordenó no salir, por peligro y en tiempo de la pelea no le permitieron por prudencia, como es fácil de comprender. Al dirigirse, pues hacia donde los derro-

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tados escapaban de las balas, como ellos les habían asegurado. El primero que se les presentó fue su hermano Andrés (López) el cual clavando su lanza en el suelo se acercó a darle la mano disculpándose, y recogiendo su lanza fue acompañado de Maria-no (López) a presentarse al Jefe diciéndole que él no tenía culpa alguna de lo que acababa de suceder que los únicos culpables eran los Sanmartineros, hipócrita y traidor. El Jefe aunque bien supiese que él era el verdadero y único culpable, supo disimu-lar y sin siquiera quitarle la lanza ni decirle ningún reproche lo mandó que fuese en compañía de Mariano (López) y otros indios y que trajesen a todos los demás a entregar las armas. Fueron estos mientras en la policía tocaron diana como señal de victoria definitiva, que fue de alegría general. El pueblo y en menos de un cuarto o media hora volvieron, trayendo a muchos que se rin-dieron, a los que llevaron a la policía donde fueron detenidos y acto continuo le fue puesta a Andrés López (cosa que él pensaba de evitar con haberse presentado y dado la culpa a los demás) un grillo y remachado y con esto cerrado en el calabozo.”

Los mocovíes entregaron sus armas al comisario de San Javier, y el misionero fray Giuliani calculó que los heridos llegaban a 60 y muchos de ellos habían huido. Los que murieron fueron algunos mocovíes ancianos así como todos los cabecillas, en especial Juan López. El misionero describió al hermano superviviente de Mariano López, Andrés López, afirmando que “como más vivo parece que supo ponerse desde los primeros tiros en lugar seguro para ver qué camino tomaba la batalla y adherirse a los suyos cuando ganaban para que lo hiciesen cacique, o hacer lo que hizo si ganaba la policía”. Precisamente el franciscano se dirigió a la Comisaría para identificar a los muertos, entre ellos a Pablo Carriqué, alias Macana; Félix Nacotet (o Nacaatquí); Marcelino Camargo; Juan Cationí (o Ganzulet); Vicente Nascitiquí, el cual provenía de la reducción indígena de San Martín Norte; y Fran-cisco Golondrina, que vivía en la reducción indígena de San Javier pero al mismo tiempo tenía un terreno en Colonia Dolores concedido en 1900. En la casa del cacique Juan López recogieron a seis muertos, entre ellos a Santos Migraní alias Gallareta. Entre los heridos, al obediente mocoví Luis Ríos que fue utilizado y engañado por los “blancos”, y a su lado Domingo López que era llamado por los “sanjaverianos” como “segundo Dios”. La perspectiva “milenarista” de Domingo López (Bartolomé, 1972), señalada por fray Giuliani, se describe en su informe:

“Un indio muy trabajador y bien establecido en la colonia indí-gena Dolores, poseedor de regular número de hacienda vacuna y

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caballar, teniendo también varios hijos mayores y muy trabajado-res. Este, después de dos o tres meses de trabajo consiguieron por fin los vimos engañarlo y persuadirlo que viniera a ésta trayendo sus animalitos, que le hacían carnear con la promesa que después del diluvio le darían mucho más. Este pobre desgraciado yacía en el suelo tendido, como dije en el mismo cuarto de los Santos. Una bala le había fracturado completamente la tibia, quedando el pie unido a la pierna por algún tendón. Al verme naturalmente tuvo vergüenza, no obstante ni un solo quejido se oía de su boca. A un lado yacía traspasado por un balazo también, el mismo que lo ha-bía engañado, el ‘Segundo Dios’ Domingo López, el cual como vimos más arriba fue de los más fanáticos. Este fue el verdadero instrumento de que se sirvieron Juan (López) y Andrés (López) para traer la gente de San Martín y para atraer a aquellos y los de aquí a su partido; llegando a tal punto su malicia estúpida que sesado con unos cuantos en el citado cuarto se trasvestía imitan-do las vestiduras sagradas para hacer ciertos actos supersticiosos, imitando también y oyendo las confesiones de hombres y mu-jeres; su voz era vida de todos como la de un Profeta, es decir, como revelación del mismo Dios. Su herida por el momento no presentaba peligro pero, según supe después, era grave y el mis-mo subió al carro para ser llevado a la policía.”

El joven misionero de origen friulano, conocedor del mundo chaqueño mocoví, se dirigió a la casa del fallecido Juan López gracias a la Policía que hasta entonces se había concentrado en los cantones. En la casa observó numerosas estatuitas y cuadros de santos. Lo que más le llamó la atención fue un pajarito vivo al que de-nominó “maraju”. Dicho pájaro era del propio adivino y se encontraba en la mesa entre las pequeñas estatuas creadas por el mocoví. Aunque estaba vivo y se movía, fray Giuliani consideró que el “maraju” “no intentaba escaparse” ya que:

“…ese pájaro era uno de los objetos que usaba el adivino para engañar a los demás. Sobre las mesas ardían aún muchas velas. Lo que no pude encontrar fue el gallo (divino), otro objeto para el mismo fin; por más que busque y pregunte a los que allí estaban, cuya constatación es siempre ¿quién sabe? Yo ya sabía que el adivino tenía un gallo, el cual decía le manifestaba la voluntad de Dios y respondía a lo que otros deseaban saber; pero tan sólo con el adivino y esto en oculto, hablaba. Para poder entrar en

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este cuarto, la policía tuvo que forzar las puertas, al oír los que-jidos de algunos heridos que, o solos, o llevados por otros sanos, que también se encontraron allí, donde se habían escondido y cercado. Juan López hacía ya un rato que había fallecido, en un cuarto de puja próximo a este, donde él habitaba y donde a duras penas pudo llegar después de recibido la segunda bala. Allí no sería otra cosa que el llanto de las mujeres que era muy triste y desconsolador. Del mismo cuarto sacaron cerca de veinte lanzas o chuzas que habían escondido. A este tiempo que había encon-trado el sol.”

Al dar por finalizado su largo y personal informe, el joven fray Giuliani se refirió a las heridas de José María Lanches (Lanchi) y del hijo del adivino Juan López, y defendió a los mocovíes cuyo interés no había sido sublevarse ni asesinar a los criollos y extranjeros de San Javier o de San Martín Norte, ni atacar a la respon-sables de los cantones. Desde finales de abril de 1904 el fraile buscó impedir otro ataque a los mocovíes que tenía a su cargo entre la reducción indígena de Colonia Dolores y el propio San Javier:

“Como a las ocho de la noche volví de nuevo a la policía para ver si había llegado algún herido grave. Los muertos encontrados hasta esa hora eran catorce, seis de San Martín y los otros de San Javier. Los heridos seis de los cuales sólo uno era de gravedad. De estos José María Lanches (Lanchi) herido leve en un pie y Luis Ríos fracturada una pierna, eran de San Martín y los demás de aquí, uno era hijo del finado Juan López. Durante la noche quedaron tres o cuatro cantones de guardia para defender el pue-blo, pues tenían algunos que los indios que quisieran volver por la noche sobre el pueblo. Al día siguiente salieron comisiones en todas direcciones en busca de las que habían escapado pensando que sin duda habían por la noche cometido muchos crímenes y asesinatos, cosa que mucho les hubiese podido impedir, pero en ninguna parte tocaron ni faltaron en lo más mínimo. Los pocos que habían escapado huyen asustados y desconcertados sino que nadie los guiase. Estos han de arrimarse y llegar a la Misión de uno o dos, escondidos, pues que comprendieron que han sido víctimas del fanatismo y del engaño. En el lugar donde escaparon después del tiroteo, llamado la Rinconeda, diez cuadras al sur del pueblo se encontraron muchos muertos y muchos heridos, varios de los cuales ni han podido ser identificados.”

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Fray Giuliani se estableció entonces en la reducción indígena de Colonia Dolores liderada por el cacique Mariano Salteño. El gobernador de la provincia santafe-sina, Rodolfo Freyre, se reunió con los caciques y con un grupo de “blancos” de San Javier y de San Martín Norte después del alzamiento mocoví del año 1904, lo cual dió inicio a la reducción definitiva de los mocovíes con unas características diferentes. El 10 de septiembre fray Giuliani escribió al jefe político desde San Martín Norte, presentándose a sí mismo como director de la escuela de la nueva Colonia Indígena que había sido inaugurada en 1902, y afirmó que el sargento se había dirigido el día anterior a la zona sur de Colonia Dolores, ordenando a sus acompañantes que disparasen sus armas en los toldos de los mocovíes. Ya no ha-bía riesgos para un nuevo “malón” mocoví, pero sí algunas posibilidades para la explosión de escándalos diseñados por los “blancos”:

“La noche del quince de este, como a las nueve, fueron hechas una serie de descargas a carabina en la Colonia Indígena causan-do gran alboroto en las familias por el miedo consiguiente, como es fácil de comprenderse. Los que hicieron las descargas iban de San Martín (Norte) a los toldos. Se dice que fuera el autor de dicho escándalo el mismo sargento, que acompañado de varios armados, iban a un baile en un toldo situado en la parte sur (sobre dicha) de la colonia. Sea quien fuera el autor o autores, protesto y pido a Ud. Instruya sumario y castigo que severamente a los que tomaron parte en dicho escándalo.”65

El relato que la mocoví Cruza Villalba (abuela de Dora Teresa Salteño) hiciera a Maricel Stroppa durante su estadía en Colonia Dolores en el año 1973, le permitió a esta última elaborar un importante trabajo titulado Análisis y evaluación de la comunidad indígena mocoví de Colonia Dolores, el cual reproduce el significado del conflicto del mes de abril del año 1904. Cruza informó a Stroppa que sus abue-los, Jerónimo Villalba y Petrona Alolí, la llevaron a finales del siglo XIX al terri-torio controlado por el Ejército santafesino y por la Orden franciscana. Nacida el 5 de enero 1891 en el Chaco, el primer misionero con el que entró en contacto fue el joven fray Buenaventura Giuliani en plena Colonia Dolores en la cual se radicaron sus abuelos con la aceptación del cacique Mariano Salteño. Cruza señaló a Stroppa que la zona en la que se instaló la reducción indígena carecía de “paisanos” por-que “no había campo ni alambre, todo monte”. También reprodujo alguno de los

65 BACSC, Caja 32: Fray B. Giuliani, San Martín Norte, al jefe político del departamento San Justo, Régulo Martínez, 16 de julio de 1904; al Jefe Político de San Justo, 10 de septiembre de 1904.

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relatos de sus abuelos acerca del levantamiento de los mocovíes de abril de 1904, y la espantosa reacción de los “paisanos blancos” que acabaron dando garrotazos a los aborígenes supervivientes:

“De antiguo dijeron que hay Dios; el abuelito no creía pero la abuela sí y la gente se entusiasmó y se fue. El Dios se llamaba Domingo y el otro amontonaba la gente y los llevaba a la costa, a las islas. Yo no sé que va a hacer ese hombre, iban a pie. Vini-mos hasta la costa porque nos llevó para allá el hermano (Juan López) del cacique de San Javier (Mariano López), ese que armó el lío. Santos (Gallareta) Migraní y Mariano Salteño no fueron a San Javier. ¿Quién mataba a la gente? Los de San Javier. Ese día que se armó vino una jardinera de gente, ese domingo y la gente venía a misa. Y ahí enfrente de la iglesia los paisanos los bajaron de la jardinera a los garrotazos. Había gente que tiraba con armas desde arriba de la torre. Los paisanos se subieron a la torre y se peleaban. Nosotros corrimos, vimos todo eso. Al que se llamaba Dios no lo mataron. Mataron muchos indios, llenaron la jardine-ra. Los otros hombres (la Policía) los enterró en un solo pozo en el cementerio lejos del pueblo. Se volvieron a la capilla el abuelo, la abuela y un hijo...” (Stroppa, 1976).

La descripción que hizo Cruza Villalba sobre la Reducción Indígena a partir del re-cuerdo del conflicto de abril de 1904, muestra también las características centrales de Colonia Dolores y las posibilidades de los mocovíes a principios del siglo XX:

“Las casas eran chocitas de pajita, de palo a pique las paredes. El techo de totoras, de paja guadaña. Se comía mucho bicho. El abuelo cazaba aves. Se vendían los cueros a un tal Palacios de San Martín Norte. Cuero chiquito nutría 30 centavos y los gran-des 50. Compraban las telas para hacerse los vestidos. La pollera se abrochaba atrás y hacía como una campana que se abre cuando uno camina. Arriba llevaba una batita, ajustadita al cuerpo con mangas largas de un género de un mismo color. Los hombres; bombacha altas y chiripas, los viejitos usaban chiripá, un pedazo de tela alrededor de la cintura con una faja de tela rayada como el cotín. A los pantalones de bramante le ponían unos festones debajo. Las mujeres en pata, los hombres usaban unas ojotas de cuero. Los indios que no eran mansos, que eran ariscos, llevaban

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plumas y sacos de cuero de tigre. El abuelo fue al Chaco a cazar nutria, ciervos, tigres, carpinchos...” (Stroppa, 1976)

En 1905, un año después del “último malón mocoví”, el cacique Mariano Salteño falleció en Colonia Dolores y fue enterrado en San Martín Norte. La Capilla del Santo Cristo conserva hoy día la cruz que fue originariamente colocada en la tum-ba de Mariano, que murió a los 90 años, aunque fray Trippini calculó que tenía por entonces unos 75 años. Fray Giuliani bendijo al año siguiente, el 5 de agosto de 1906, el sitio de los entierros de los mocovíes en el cementerio de San Martín Norte. Apoyado por el prefecto fray Mauricio Castaldi, así como por fray Bernar-do M. Angelillo que se dedicaba a la música, fray Giuliani convocó “al pueblo y colonos”, y destinó el lote nº 9 para los mocovíes que morían sin haber aceptado ser bautizados, y el lote nº 10 para los mocovíes disidentes.66

La vida mocoví en manos de fray GiulianiEl pueblo indígena que finalmente recibió el nombre de Colonia Dolores fue regis-trado en 1903, precisamente un año antes del “último malón mocoví”. Al finalizar aquel año, fray Pedro Iturralde se dirigió al Gobierno provincial para solicitar el cumplimiento del artículo 19 del Código Rural que permitía cumplir con la es-critura establecida por el gobernador, registrar la Concesión Nº 36, construir los alambrados y cercar las chacras de los mocovíes y de los criollos y extranjeros. El ministro Julián V. Pera diferenció finalmente 144 terrenos entre las letras “a” y “f”, y marcó las calles necesarias para el tránsito público de la reducción:

“El gobierno pasó la precedente solicitud e informe del depar-tamento de ingenieros, el que se expidió el 7 diciendo que el terreno de los indios limita al sud, y parte del este con terrenos anegadizos destinados a ganadería: que no hay inconveniente en que sean alambrados, dejando las portadas que se indican, y que por ser estas suficientes para el tránsito, puede permitirse que sean cerradas las demás calles, con la condición que se abran cuando el tránsito llegue a necesitarlas y que entre tanto no sean aradas, sino que se las deje como están. Que para el cumplimien-to de estas disposiciones deberá encargarse á la autoridad que vi-gilase la construcción del alambrado. El mismo día 7 se expidió el fiscal de Estado dictaminando se accediese a lo solicitado, y el día 9 el gobierno concedió el permiso para alambrar el terreno

66 BACSC, Caja 1: Acta de la solemne bendición del nuevo Cementerio Católico de la Reducción de Indígenas del Pueblo de Dolores, 5 de agosto de 1906.

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de acuerdo con lo solicitado, y con lo informado por el departa-mento de ingenieros, y encargó para vigilar su construcción al jefe político”.67

El misionero sugirió dar “algunas órdenes de suma necesidad para la buena mar-cha de la Colonia Indígena Dolores”, lo cual describe la situación de los mocovíes en un espacio dominado por los colonos criollos y extranjeros, sin presencia poli-cial. En pleno año 1905, con un fraile de aproximadamente 25 años y un cacique a punto de fallecer, los mocovíes se vieron afectados en sus territorios alambrados. Fray Giuliani se dirigió al ministro de gobierno santafesino a quien relató:

“No habiendo hasta la fecha tenido contestación alguna, ni visto a ejecutarse disposiciones dadas por Ud, no obstante haber ya transcurrido más de quince días, le vuelvo a suplicar nuevamen-te, tenga la amabilidad de decirme al menos si mi nota merece o no su consideración. Yo no puedo mirar con indiferencia, ni de-jar pasar, que después de haber hecho el alambrado cumpliendo disposiciones del gobierno, aproveche el que quiere para hacer entrar sus animales al puestero. A más ha habido quien abusó de cortar el alambrado en dos o tres partes... El jueves de la semana pasada avisé a usted y pedí al encargado de la vigilancia en San Martín Norte, para que fuese a ver una cortada en el alambrado general de la Colonia Indígena Dolores, a la altura de la Conce-sión Nº 34 de propiedad de Juan Díaz, pues según este aviso es la segunda o tercera vez que el alambre es cortado en el mismo lu-gar, habiendo el que lo cortó llevado un buen pedazo, y habiendo además indicios por los que fácilmente se podría encontrar a los autores, se me ha dicho que los encargados fueron efectivamente, al lugar miraron y sin hacer otras diligencias, se dirigieron a la casa de Juan Díaz y no encontrándolo a él, hablaron con la señora diciéndole: que era inútil que se dirigieran por medio del padre, no se le haría caso nunca que compusieran el alambrado y se dejaran de buscar quién lo cortó; que era inútil.”68

67 BACSC, Caja 32: Prefecto de misiones fray P. Iturralde, a ministro de gobierno de Santa Fe, Julián V. Pera, 5 de diciembre de 1903 y 10 de diciembre de 1903.

68 BACSC, Caja 32: Fray B. Giuliani, San Martín Norte y Colonia Dolores, al comisario general de Gobernador Crespo, Francisco Godoy, 17 de noviembre de 1904.

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El misionero pidió al Juez de Paz de San Martín Norte su actuación contra la due-ña de la Concesión Nº 58 para “prohibirle saltar y pastorear animales de cualquier especie en las concesiones de los indios, y que desde el 1 de enero próximo hasta el día que las saquen, cobraré a razón de un peso por cabeza anual por cada ani-mal vacuno o caballar y cincuenta por cada animal cabrío o lanar”. Solicitó algo similar al Juez de Paz, en concreto su intervención ante los “blancos” Ávalos y Cabrera que eran intrusos en las concesiones Nº 33 y Nº 24, y ante Buginno que aparecía como propietario de la Concesión Nº 18, “donde pastorean los animales sin perjuicio de lo que dispone el Código Rural vigente sobre daños y perjuicios en las chacras sembradas”. El misionero reenvió al Ministro de Gobierno santafesino una copia de las notas que hizo llegar al responsable del Departamento San Javier. Según el misionero, tanto el Comisario como el Jefe Político lo abandonaron en unos años críticos:

“Los vecinos aprovechan de la dejadez y nulidad de la policía, sueltan sus animales adentro del alambrado, no solamente de día sino también de noche, los cuales amanecen en los maizalitos; los perjudicados se encierran, se quejan a la policía y a mí y como ven que nada se remedia, se desaniman y dicen las autoridades no nos atienden, de esto resulta la desconfianza y el odio a las auto-ridades y al misionero. Interpretando pues la voluntad del pueblo y para remediar las sobredichas [...] hacer poner los vigilantes del pueblo a las órdenes del señor juez de paz, esto es, que el juez, a más del cargo [...] le sean dadas las atribuciones de comisario en las colonias San Martín (Norte), (Colonia) Dolores, San Rómulo y (Gobernador) Crespo.”69

Fray Giuliani quedó como encargado de la administración de la colonia indígena Dolores y responsable de las instrucciones del Ministro de Gobierno a quien infor-mó sobre el cacique Mariano Salteño:

“Señoría, en estos días se presentará el cacique Mariano (Salte-ño), irá con quejas contra mí, por ciertas disposiciones hechas de suma necesidad para la buena marcha de la colonia. Se han llenado la cabeza algunos enemigos de Dios y las Autoridades

69 BACSC, Caja 32: Fray B. Giuliani, San Martín Norte y Colonia Dolores, al ministro de gobierno de Santa Fe, copias reenviadas al Departamento San Javier, 6 de diciembre de 1904; fray B. Giu-liani, San Martín Norte y Colonia Dolores, al juez de paz de San Martín Norte, 22 de diciembre de 1904.

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por haberle cortado con dichas disposiciones ciertos abusos de que ellos aprovechaban y quitado por medio del alambrado el pastoreo de sus animales en las chacras de los indios. Aunque se que S. Señoría no dará crédito a los dichos de Mariano me pareció prudente ponerlo en su conocimiento. Probablemente él pedirá pase para el Tostado. Creo no conviene ni para la provin-cia ni para la gente de aquí, que Mariano haga el viaje a dicho punto en estos momentos. Conviene que lo aconsejen que vuelva aquí enseguida amenazándole que si él no reside aquí y ayuda al padre a hacer respetar las órdenes del gobierno y consigue que todos trabajen y labren, el gobierno le privará de la pensión.”70

En las colonias de San Martín Norte, Colonia Dolores, San Rómulo y Gobernador Crespo, fray Giuliani se refirió de manera constante a “todas las dificultades que estamos pasando” y de los problemas con el alambrado ya que personas no mo-covíes ocupaban la zona por la noche y organizaban encuentros ilegales con los indígenas. En ese contexto diseñó el aviso público con el cual esperó contar con el apoyo del Jefe Político:

“Todos los que tengan animales en la colonia Dolores indígena sin permiso especial del administrador los deben retirar antes del término de quince días a contar desde la fecha del presente, pa-sados los cuales la policía se hará cargo de dichos animales con-duciéndolos a San Justo donde nadie los retirará sin previa pre-sentación de documentos, y pagando los gastos de conducción.”71

Fray Giuliani envió una nota al comisario general Francisco Godoy refiriéndose a la sustracción del alambre y, especialmente, a su extraña actitud contraria a los mocovíes:

“Usted ni siquiera se ha dignado contestar ni practicar diligencia alguna. No es la del Juan Díaz la primera nota que le mando, otras han tenido el mismo resultado. ¡Me explico por qué el pue-blo dice que el comisario no sirve para nada! Con esa conducta,

70 BACSC, Caja 32: Fray B. Giuliani, administración de la colonia indígena Dolores y responsable de las instrucciones del ministro de gobierno, al ministro de gobierno de Santa Fe, sin fecha.

71 BACSC, Caja 32: Fray B. Giuliani, San Martín Norte, al jefe político del Departamento San Justo, 2 de noviembre de 1904, y al jefe político del Ministerio de Gobierno de Santa Fe, 27 de noviem-bre de 1904.

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Usted deshonra y desprestigia indignamente al señor goberna-dor!”

El misionero comunicó que el alambrado de la Colonia Indígena había sido corta-do en la esquina noreste de la Concesión Nº 62. Suplicó hacer las averiguaciones del caso y aplicar a los delincuentes las penas establecidas por la ley. Asesinado uno de los mocovíes de Colonia Dolores, y heridos otros cuatro, pidió ayuda al Ministro de Gobierno santafesino recordándole que si hubiese atendido a sus hu-mildes indicaciones, “se habrían evitado los lamentables sucesos de San Javier [...] los individuos andan sueltos burlándose de la policía”. El misionero temió que se repitiese el conflicto del 21 de abril de 1904 en la Reducción Indígena.

“En varias circunstancias pedí al comisario Godoy tomara pre-sos varios individuos sumamente peligrosos, los cuales además de ser peleadores insubordinados, incitan a los demás a pelear; nunca pude conseguir de ser atendido. Estos individuos son dos [...] del Guardiacárceles a los cuales ya se les juntaron algunos otros; de suerte que ahora en vez de dos son cuatro o cinco y si se dejan de castigar ejemplarmente se repetirán hechos que tendre-mos que deplorar parecidos a los sucesos de abril de 1904 y los responsables serán naturalmente la policía y el gobierno, la pri-mera por no querer tomar las medidas que se le pide y el segundo por dejar al frente de la policía hombres inútiles. En el término de dos años se vió en San Martín al comisario dos o tres veces y esto por pocas horas. Vigilantes rarísimas veces llegan, parti-cularmente de dos meses a la fecha sólo dos veces se han visto. En el distrito hay más de 200 peones correntinos y cerca de 600 santafecinos indígenas hombres de 14 años arriba. Los primeros, algunos son peones de los establecimientos y otros trabajan en los rollizos; los segundos idem, a excepción de los que trabajan sus chacras. Los días de fiesta siempre se reúnen regular cantidad de ambas clases en el pueblo de San Martín, y como es fácil de comprender, allí se chupan, se insultan y pelean continuamente lo que produce las consiguientes alarmas en el pueblo y como no hay policía que los reprima, irá siempre en aumento; pues gente ignorante y mal criada al ver que no hay quien los castiga se en-valentonan y piensan que la policía les tiene miedo siendo fácil de comprender que a semejanza de las huelgas de las ciudades cada día aumentan los adeptos a la insubordinación. Antes de que vinieran a esta los dos hermanos Valdéz, que desertaron del

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Guardiacárcel de esa, todos estaban tranquilos trabajando en sus chacras, en los establecimientos o en el monte. Vinieron los cita-dos individuos comenzaron a armar bochinches en San Martín, y en esta diciendo a todos que no habría policía que los pudiesen tomar; la policía por su parte confirmó siempre sus dichos con no tomarlos; otros se les adhirieron renovando los odios contra las personas que en enero de 1904 mataron al indio e hirieron grave-mente los otros cuatro a los que amenazan de muerte. Es pues ne-cesario señor ministro sacarme de la colonia a estos individuos, para el bien y tranquilidad de los demás. Yo indicaré a la policía cuáles y cuántos son y el modo más prudente para tomarlos a fin de que no parezcan inocentes.”72

En 1905 se firmó la escritura del Registro General del pueblo San Martín Norte que incluyó a la reducción indígena de Colonia Dolores con apoyo del Gobierno santafesino. De acuerdo a este registro sabemos que una de las partes involucradas fue el Jefe Político Régulo Martínez, del departamento San Justo, que firmó ante el escribano de gobierno José V. Baltazar la posesión de tierras del mocoví Domingo Avacsoré:

“Domingo Avacsoré a quien no conociéndole le requerí los tes-tigos que prescribe la ley, presentándome a los señores Telmo Calaquí y Pío Lanche, casados, mayores de edad, hábiles y de mi conocimiento doy fé, quienes bajo su esclusiva responsabilidad declaran que el señor Domingo Avacsoré es el mismo cuyo nom-bre, apellido, estado y demás circunstancias invoca. Y el señor Régulo Martínez dijo: que de acuerdo con la ley número 1.049 de cinco de septiembre de 1900, decreto reglamentario de la misma, de fecha 11 del mismo mes y año, informe de la comisión nom-brada en dicho decreto, informe del Departamento de Ingeniería, dictado por el fiscal del gobierno, resolución en noviembre del referido año, practicado por Escipión Panizza, aprobado en octu-bre de 1901 habiendo el señor Avacsoré comprobado haber cum-plido las condiciones de población a que se refiere la cláusula A

72 BACSC, Caja 32: Fray B. Giuliani, San Martín Norte y Colonia Dolores, a Francisco Godoy, comisario general de Gobernador Crespo, 29 de noviembre de 1904 y 30 de abril de 1905; fray B. Giuliani, Colonia Dolores, al Ministro de Gobierno de Santa Fe, 14 de junio de 1906 y 15 de junio de 1906.

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del decreto del 13 de noviembre de 1901 en cumplimiento de la superior resolución que dice así: Santa Fe, junio 10 de 1903. Comprobándose por el presente cer-tificado expedido por la Comisión nombrada por decreto 11 de septiembre de 1900 que los pobladores de la Colonia indígena San Martín Norte y pueblo Dolores, a quienes se donaron tierras de mercé, han llenado las condiciones que se les impuso en la cláusula A del art. 4º de la resolución de 13 de noviembre de 1900 que [...] a foja 20-21 del presente expediente procedan por la escribanía de gobierno a extender el correspondiente título de propiedad a favor de los donatarios, debiendo establecerse el cuerpo de las escrituras la cláusula C del art. 4º de la mencionada resolución del 13 de noviembre de 1900. Tómese razón en el de-partamento de ingenieros Freyre. Claudio Andino. Hay un sello del poder ejecutivo. Todo lo inserto y relacionado es copia fiel y consta en el expediente del Ministerio de Hacienda, Justicia y Obras Públicas, letra C, número 330, libro 90, que tengo a la vista para esta acta y queda en esta escribanía de gobierno a mi cargo de lo que doy fe. OTORGA que dona, sobre y transfiere su propiedad y dominio para siembra a favor de Domingo Avacsoré y con la sola restric-ción que establece la cláusula C del citado decreto de fecha 13 de noviembre de 1900, según la cual no podrán vender los terre-nos donados a donatarios hasta pasados diez años de la fecha de la presente escritura, la concesión 10 B del plano de la Colonia San Martín Norte compuesta de una superficie de 17 hectáreas cosechadas, dando al Norte con la concesión 15, al sur con la 3 B, al este con la H y al oeste con Dominga Liscirín de Guanca. El donatario enterado del contenido de la presente escriturada dijo: que la acepta en todas sus partes. En testimonio de la cual, previa lectura y ratificación, firman con los testigos de actuación don Nasario Jaime y don Juan Díaz, vecinos y capaces de que doy fé con excepción del adquiriente señor Domingo Avacsoré, que dijo no saber firmar, haciéndolo á su ruego el señor Juan Pedro Nascitiquí por ante mí de que certifico. Régulo Martínez, Juan Pedro Nascitiquí, Pío Lanche, Juan Díaz, Telmo Calaquí, Nasario Jaime. Hay un sello, ante mí, José V. Baltazar, escribano de gobierno.”73

73 BACSC, Caja 32: Registro General de propiedades, Departamento San Justo, Santa Fe, escritura de San Martín Norte integrando Colonia Dolores, 3 de febrero de 1905.

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“El bien de las almas”: la conversión del mocoví Teófilo SalteñoEn el año 1904 fray Giuliani se estableció en la única sala disponible de la Capilla del Santo Cristo de Colonia Dolores y asumió la responsabilidad de instalar la campana, edificar otras pequeñas habitaciones y llevar adelante el diseño de la herrería y de la carpintería para la atención de las herramientas de los colonos y de los indígenas mocovíes. De acuerdo a fray Avelino Juan Giuliani, sobrino de fray Buenaventura, sabemos que el joven misionero se encontró con un grupo de mocovíes “desgajados de las revueltas sanjavierinas, del Cayastá y de las costas de las hermosas lagunas circunvecinas”. La orden franciscana decidió enviar al fraile que conocía la zona chaqueña santafesina desde el momento en que sus padres friulanos optaron por instalarse en la Colonia Presidente Avellaneda. Fray Giuliani es un ejemplo de la formación de los jóvenes por parte de la orden franciscana con la intención de acrecentar el número de frailes encargados de transformar la vida de los indígenas chaqueños.

Fray Giuliani no fue el único adolescente formado por los franciscanos. Entre los jóvenes que él mismo formó en la zona chaqueña santafesina encontramos al mocoví Teófilo Salteño, el hijo de los mocovíes Pedro Salteño y Agustina Tiotí, que desde muy pequeño, fallecida su madre, fue trasladado desde Colonia Dolores a San Martín Norte quedando a cargo del propio fray Giuliani. Teófilo Salteño, na-cido el 6 de octubre de 1902, fue uno de los primeros bebés que inauguró la nueva Reducción a la que se integró la comunidad mocoví. El hijo de Teófilo Salteño, Alfredo Salustiano, relata que si las madres mocovíes de la reducción fallecían de-jando a sus hijos huérfanos, el Gobierno provincial los entregaba al hospicio más cercano. Algo similar le ocurrió a Teófilo ya que su madre murió muy joven, poco después de darlo a luz en San Martín Norte. El padre de Teófilo no pudo cuidarlo, y el Gobierno decidió dejar al niño “entre curas”, razón por la cual los franciscanos “lo llevaron durante siete años a la Iglesia Nuestra Señora de los Dolores de San Martín Norte para aprender y rezar”. Reproducimos las imágenes conservadas en el Convento San Carlos que muestran al obispo Boneo rodeado por los dos misioneros más importantes de la Diócesis de Santa Fe. Me refiero a fray Iturral-de a la izquierda, y al propio fray Giuliani a la derecha, fotografiados en el año 1929, precisamente en el momento en que el misionero friulano que creció en el Chaco santafesino abandonó la Misión de Laishí y se estableció definitivamente, hasta su muerte, en San Martín Norte. También observamos en otras fotografías a fray Ambrosio Pighín y a fray Teófilo Luque; al Sr. A. Mary y al cónsul de Italia Héctor Beltrame; a fray José S. Zurflüh que compartió con fray Giuliani su interés por los tobas y pilagás hasta su muerte producida en la Misión de Tacaaglé; todos personajes centrales de la historia de los mocovíes de Colonia Dolores durante la primera mitad del siglo XX. Las imágenes permiten observar a los jóvenes “blan-

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cos”, hijos de colonos criollos o extranjeros nacidos en la zona chaqueña de Santa Fe, que eran educados por la Orden. Aparece también el niño mocoví Teófilo Sal-teño vestido con una sotana y siempre en compañía de fray Giuliani cuyo objetivo era incorporarlo a la vida franciscana gracias al “bien de las almas”. El mocoví Teófilo nació en San Martín Norte aunque su domicilio fue siempre el de Colonia Dolores. Cuando llegó a la adolescencia, Teófilo regresó a Colonia Dolores y se unió a Asteria Catorí, la hija natural de Paula Catorí nacida el 10 de agosto de 1898, registrada también en San Martín Norte, que era la hermana de Juan Asen-cio Catorí. Hoy lo recordamos como padre del mocoví Alfredo Salustiano Salteño para quien Teófilo se formó en lectura y escritura, pero “no aprendió nada más”. Falleció el 27 de noviembre de 1965 y fue sepultado en San Martín Norte ya que los mocovíes tuvieron un sitio propio para el entierro recién en la década de 1990 al ser reconocida la Comuna de Colonia Dolores.74 El Mapa 5 confeccionado por el secretario técnico del Censo Indígena Nacional, Edelmi E. Griva, y por la inves-tigadora Maricel Stroppa, muestra el espacio chaqueño ocupado por los mocovíes en el norte de la provincia de Santa Fe y en el sur de lo que hoy es la provincia del Chaco (Im. 32 a Im. 38).

32. El obispo santafesino Monseñor Juan Agustín Boneo, fray Buenaventura Giuliani a su derecha y fray Pedro Iturralde a su izquierda, junto a los misioneros

y jóvenes en formación franciscana (BACSC)

74 Agradezco al hijo de Teófilo Salteño, Alfredo Salustiano Salteño, la posibilidad de consultar el do-cumento de la familia de Teófilo Salteño, fallecido en 1963, y de su esposa, Asteria Catorí, Acta 5, tomo 1, sección 3, San Martín Norte, 31 de julio de 1963, Oficina de San Martín Norte del Registro Civil de la provincia de Santa Fe, República Argentina.

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33. Visita del Cónsul de Italia a San Martín Norte, junto a los frailes Livio Galli, Pedro Iturralde, Ambrosio Pighín y Teófilo Luque ubicado atrás de todo por su estatura (BACSC)

34. Fray Teófilo Luque en Colonia Dolores (BACSC)

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35. Fray Giuliani y fray José S. Zurflüh en el Conven-to San Carlos Borromeo de San Lorenzo (BACSC)

36. Mapa de la ubicación de los mocovíes en la zona chaqueña de la provincia de Santa Fe y en la zona sur de la provincia del Chaco (Griva y Stroppa, 1973)

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37. Jóvenes franciscanos en Colonia Dolores incluyendo al niño mocoví Teófilo Salteño (BACSC)

38. Jóvenes estudiantes en el proceso de formación franciscana en Colonia Dolores, incluyendo al niño mocoví Teófilo Salteño y a fray Giuliani (BACSC)

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Fray Giuliani inició su diario personal el 12 de abril de 1905 al recibir de su padri-no fray Mauricio Bachaloi diversas obras sobre el cristianismo, así como la meda-lla conmemorativa del asilo de la capital santafesina en la que fue incluida la efigie del Obispo Monseñor Juan Agustín Boneo. El 20 de febrero de 1906 pasó el exa-men de moral en la ciudad de Rosario; ofreció la primera misa en la que el gober-nador Rodolfo Freyre y su esposa actuaron como padrinos; y obtuvo un sueldo de 50 $ en calidad de director de la Escuela “General José de San Martín” Nº 430 de la reducción indígena. Al regresar como misionero, distribuyó ropa y regalos entre los mocovíes y pidió suscribirse al diario “El Pueblo” para conocer la situación de los colonos “blancos” que se estaban quedando con las tierras, como ocurrió con el empresario Santiago Barilaco. Fray Giuliani consideró que debía centrarse en la educación de 43 niños y 36 niñas del medio millar de aborígenes establecidos en la reducción, y trabajó durante un tiempo junto a la maestra mocoví Fermina Hasitiquí. En uno de los registros se definió a sí mismo como “austríaco”, es decir, nacido en el territorio friulano en manos del Imperio Austríaco (Im. 39 a Im. 41).

39. Fray Giuliani transportado a Colonia Dolores por los dueños de tierra de San Martín Norte (BACSC)

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40. Fray Giuliani transportado por un propietario de tierra y de una empresa en la zona chaqueña santafesina (BACSC)

41. Propietario Santiago Barilaco en la zona mocoví entre Co-lonia Dolores y San Martín Norte (BACSC)

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Imaginemos también el pedido de prisión y castigo que hizo el franciscano al comisario de Gobernador Crespo en pleno año de 1906, contra el jornalero Juan Pedro Troncoso que trabajaba en Fives Lille y el criollo Marcelino Cariaga que tenía tierras al costado de los mocovíes:

“Pido la prisión y castigo de Juan Pedro Troncoso y Marceli-no Cariaga. Estos individuos en el día de ayer no solamente me faltaron al respecto sino que desde que salimos del pueblo has-ta llegar a la colonia indígena continuaron atropellando con el caballo los niños y niñas que yo conducía formados tirándoles encima cohetes encendidos y en más de una circunstancia grave e inminente, peligró la vida de varios de ellos. Y ciertamente hu-biéramos tenido que lamentar algo grave, si no hubiese sido por la cooperación de varios vecinos que acompañaban la columna. El primero es peón (de los arados) de la Compañía Kemewick, en el pantanoso Fives Lille, y el segundo vive cerca de la puerta de entrada a la Colonia Dolores. Le ruego tomar las medidas a la brevedad posible. De otro modo, como se trata de una escuela formada y reunida bajo la vigilancia de su director, me veré en la necesidad de elevar copia de la presente al presidente del consejo de educación y al ministro de instrucción pública.”75

Las primeras impresiones redactadas por el misionero en su diario personal nos permiten analizar las condiciones de los mocovíes que lentamente se integraron a la Colonia Indígena, y que el propio fray Giuliani abandonó temporalmente a finales de 1906 con el objetivo de establecerse en la Misión de Laishí ubicada en la zona chaqueña de la frontera entre Argentina y Paraguay:

“Diario iniciado en el año 1905. 12/4- Fui encargado de la dirección de la Escuela San Carlos en San Lorenzo...17/6- Recibí [...] una medalla conmemorativa del asilo M. en Santa Fe en la cual medalla están las efigies del Obispo Juan Agustín Boneo y el doctor Freyre y señora, el primero obispo de mi ordenación y los segundos padrinos en mi primera misa...Año 1906.

75 BACSC, Caja 32: Plano de San Martín Norte, por fray P. Iturralde, 10 de diciembre de 1903; fray B. Giuliani, director de la Escuela Indígena Nº 430, San Martín Norte y Colonia Dolores, al comi-sario general de Gobernador Crespo, Francisco Godoy, 26 de mayo de 1906.

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20/2- Dí examen de la moral, duró dos horas, fui aprobado.21/2- Fui a Jesús y María a suplir al Padre Ambrosio Pighín.5/3- Volví de Juan Masia.10/4- A Rosario hostil de Caridad, ayuda.16/8- Vuelta de Rosario.20/8- De Rosario para Formosa a las 2 ¾.24/8- Llegamos a Formosa a las 1,1/2 a.m.28/8- Legamos á Laishí...1907- Mi permanencia en Laishí. Después de 4 días mi llegada en ésta (llegué 28/8, 1906) cundió la voz de que había temores de un asalto de indios salvajes y me causó muy mala impresión. Bastante mala impresión me había causado aquella vivienda de palmas, en las que el viento entraba por todas partes; aquellos pisos de pura tierra que saltamos, trabajamos, caminando, y san-tísimas pulgas y pique criaba para nuestra mortificación y pena. Como si de todo esto fuera todo, como una pedrada en un ojo nos vino la noticia poco halagüeña de tal invasión. Pasamos varios días en zozobra vigilando de noche y estando alerta de mí hasta que los indios que estaban por venir se alejaron. Al final habían transcurrido algunos meses. Yo me había acostumbrado algo a aquellas incomodidades. Me ocupé en hacer instrucciones a los indios los días de festivo. Mi salud no estaba muy buena. Cuando de repente por la causa de un conejo viejo sucedió un crimen entre los mismos indígenas. La muerte violenta de uno de ellos. Se armó un pandemonio; los mismos de la primavera, los mis-mos sufrimientos con la añadidura que estos duraron más largo tiempo. Felizmente también esto pasó; después de muchos tras-tornos, aún de la misma policía que había venido para restablecer el orden. Lo que nunca olvidaré de Laishí es el haber pasado en él un verano caluroso, muchas veces sofocantes (marcaba el momento Argentina, a la sombra 42) y que no concluía más. Sin embargo a todo me iba aclimatando y entre todo esto una cosa me causaba no pocas veces mucho consuelo, en que Dios era anun-ciado y adorado y bendecido por medio de la Doctrina el rezo del divino oficio y la de Santa Misa tal vez por primera vez desde la creación en aquellas lejanas regiones. Todo esto en verdad no le puedo recordar sin emoción. Un año justo permanecí en San Francisco del Laishí.

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El día 31 de Agosto de 1907- Salí nuevamente de esta Misión con destino a Colonia Dolores (distrito San Martín Norte) donde llegué el día 7 de septiembre, con el tren de Reconquista. Nov. 16- Se clausuró (sic) la escuela con asistencia de la auto-ridad y otras personas. Se distribuyó ropa y otros regalos a los niños. Nov. 18- Pedí la suscripción a El Pueblo. Nov. 22- Empecé á recibirlo.”76

El 4 de octubre de 1906, se legitimó el decreto de la explotación de bosques y yer-bales en la zona chaqueña (Restor y Doeste, 1942: 930-934). Paralelamente, gra-cias a las elecciones provinciales del 30 de diciembre de ese mismo año, quedaron como diputados los santafesinos Demetrio Iturraspe por La Capital; Benjamín Pe-yrano por San Jerónimo; Eduardo Oliveros por Caseros; Emilio Leiva por Recon-quista; J. Ignacio Peiteado por San Javier; José Oliva por San Cristóbal; Manuel López Zamora, Emilio C. Lamas y Rafael Biancofiore por Rosario; y, finalmente, Urbano J. Cullen como diputado por San Justo del que dependió desde entonces San Martín Norte y, en consecuencia, la propia Reducción Indígena mocoví. Poco después, el 9 de julio de 1908, fray Giuliani inauguró en Colonia Dolores la cam-pana de 120 kilogramos ubicada en el costado de la Capilla del Santo Cristo (Im. 42). Lo hizo en compañía del gobernador santafesino, Pedro Antonio Echagüe que fue representado por el vicegobernador Gregorio García Vieyra, de Urbano J. Cu-llen, y de los políticos Manuel Candioti y Néstor Iriondo (Auza, 2006). Su objeti-vo era instalarse en la Misión de Laishí de los tobas y pilagás de la zona chaqueña:

“El 9 de julio se bendijo en la Capilla del Santo Cristo (de Co-lonia Dolores) a cargo del Padre Giuliani una nueva campana de 120 kilos, costeada por el Diputado Provincial Urbano Cullen, el Ministro Candioti y Néstor Iriondo y el Vice Gobernador G. Gar-cía Vieyra. La función fue solemne y muy concurrida. El 21 del mismo mes el Padre Giuliani admitió a la Primera Comisión de niños y niñas indígenas de la Escuela San Pedro de la Reducción de Dolores. Fue un acto muy conmovedor y de gran trascenden-cia para los misioneros franciscanos de indios. El día 30 del mis-mo más de 200 personas se reunieron en la Capilla San José de la misma Reducción de presentar sus sentimientos y despedir al

76 BACSC, Caja 34: Diario personal de fray B. Giuliani (original); Caja 33: “Acta del 31 de agosto de 1906, Bendición S. de Capilla y Escuela Indígena San Pedro (Santo Cristo)”; fray J. Ducca, Colonia Dolores, a fray Leonardo A. Bianchi, 1928.

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fray Giuliani que después de 5 años de labor asidua y abnegación apostólica en la Reducción de Dolores y su inmenso distrito, fue nombrado por los Superiores para regentear la Reducción de San Francisco del Laishí en Formosa dejando sumidos tanto los fieles como los indios del Distrito San Martín Norte en el más profundo sentimiento por su ausencia.”77

Fray Giuliani fue sustituido por fray Joaquín M. Ducca, y el 28 de agosto de 1908 se instaló en Laishí. Regresó al pueblo mocoví recién en el año 1928 como prefec-to superior provincial de la zona chaqueña. Como relató su sobrino fray Avelino Giuliani (2006):

“…donde tenía el doble cuerpo de armario, convertido en botica, y la tabal (cubo) intermedia, en forma de camastro, con un trozo de alfombra como colchón, y un gran libraco del anuario ‘Peuser’ como almohada. Arriba del armario estaban las dos calaveras de indígenas, desenterradas por el arado de los colonos, que se las trajeron, y nada más.” 78 (Im. 43 a Im. 47)

42. Torre de la cual cuelga la campana de 120 kg de la Capilla del San Cristo colocada en el año 1906, costeada por el Gobierno provincial (BACSC)

77 BACSC, Caja 119: De fray B. Giuliani y familia, San Martín Norte, Gobernador Crespo, La Penca, la Criolla, Colonia Dolores, R. P. Buena, nota sobre la bendición de la Capilla del Santo Cristo, 1908.

78 BACSC, Caja 33: Comisión de Fomento de San Lorenzo a fray J. Ducca, San Lorenzo, 30 de septiembre de 1931; fray B. Giuliani, San Martín Norte, al comisario provincial, Resistencia, 24 de octubre de 1932.

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43. Planillas y disposiciones reglamentarias del año 1905 para fray Giuliani y la maestra mocoví Fermina Hasitiquí en la Escuela “General José de

San Martín” Nº 430 de Colonia Dolores (BACSC, Caja 32)

44. Fray Giuliani con un indígena toba de la Misión de Laishí, Territorio Nacional de Formosa (BACSC)

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45. Fray Giuliani con un indígena pilagá de la Misión de Laishí (BACSC)

46. Indígena pilagá de la Misión de Laishí (BACSC)

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47. Fray Giuliani con un aborigen de la Misión de Laishí (BACSC)

Los mocovíes y el abandono de la Reducción Indígena A finales de la década de 1900 vivían en Colonia Dolores unos 670 “indios” adul-tos, siendo varones unos 377, además de 70 niños y 80 niñas entre 6 y 14 años, y 51 niños y 62 niñas menores de 6 años. Según fray Ducca, la escuela se encargaba de 200 niños y niñas “indios”; “habitante nacional o extranjero: ninguno” y no ha-bía tampoco “infieles” en la reducción. El fraile adquirió entonces algunos bancos para la escuela; la costura para los calzoncillos y zapatos de los mocovíes; el gasto de correo, almacén y ferretería; un escritorio con diez cajones y cuatro estantes; madera; útiles del escritorio; el portón de hierro de frente a la iglesia; el portón de la torre en la zona sur; una escopeta; unas lámparas; un armario y un ropero; libros, fotografías y la montura para el caballo de fray Bernardo M. Angelillo; un buey tuerto, ocho yeguas y un padrillo para la Colonia Indígena; el pago mensual al periódico “El Pueblo” y a la “Revista Cristiana”; los arreos para la volanta; velas de cera... Los ingresos correspondieron a los criollos y extranjeros de San Martín Norte: “40 bautismos nacionales y extranjeros; 60 sermones; 40 bautismos nacionales y extranjeros; 30 bautismos indios; 442 confesiones cristianos; 530 confesiones indígenas; 10 fallecimientos”, según el informe. Los mocovíes, por su parte, solían dejar la reducción para poder trabajar durante meses en la reco-lección de maíz de las propiedades de criollos y extranjeros de la zona chaqueña

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y pampeana. Fray Ducca comprobó finalmente el abandono de un gran número de familias mocovíes que en 1900 habían aceptado establecerse en la reducción.79

Quizás por ello el misionero comenzó a utilizar un fustigador discurso en las cartas e informes enviadas al prefecto. Al referirse a la actividad asumida en la reducción y al estado de los indígenas, afirmó que cumplía con el mandato de ad libitum –utilizada en la liturgia al hacer referencia a una fiesta religiosa o a la cele-bración del santoral– y solicitó un fraile para que lo acompañara porque “un misio-nero solo en cada reducción, además de otros muchos inconvenientes no puede dar cumplimiento en debida forma a las muchas tareas que debe desempeñar”. Señaló también que las clases impartidas en la escuela contaban con escasos estudiantes por la insuficiente autoridad que tenían los franciscanos y, en particular, por el intenso trabajo al que eran sometidos por los criollos y extranjeros de la zona:

“Los inscritos en ella son, en verdad, muchos o por lo menos bas-tantes, pero las concurrentes muy pocas. La causa de esto es la de siempre: su pobreza, su falta de interés para aprender y la falta de autoridad que los obligue a concurrir. En el campo religioso las cosas siguen como siempre, algo de provecho después de mucho trabajo. En la capilla colocado el Vía Crucis y el ejercicio de ella ha sido fijado para todos los sábados del año, exceptuando la oc-tava de Pascua y las fiestas de Navidad. Dicho piadoso ejercicio se hace a media tarde, después del rezo de la Corona.”80

Fray Ducca, por entonces vicepresidente de la Reducción de Dolores y superior de la Capilla del Santo Cristo, fusionó las palabras y llamó al pueblo “Colonia del Cristo”. Según él, “a su debido tiempo se ha cubierto la escuela, pero concurren a ella casi todos alumnos de muy corta edad e irregularmente. Los más desagrade-

79 BACSC, Caja 26: Misiones Franciscanas, Planillas Trimestrales, 1902-1912, Reducción de Co-lonia Dolores, planillas 1905-1907 y 1907-1913, planilla correspondiente a 1910 de fray Joaquín M. Ducca; también Caja 32: Fray Wolfgang Priveser, de superiores y directores de la “Delegación O.F.M. pro Bolivia y Argentina”, copia de distribución de fray B. Giuliani, a Hermanos de las Misiones, Santa Rosa de Calchines (fray Antonio Duré), San Javier (fray José Pozzi), San Martín Norte (en 1910 fray Ambrosio Pighín y fray Alfredo M. ), Capilla del Cristo de Colonia Dolores (fray Ambrosio Pighín sustituido en 1909 por Joaquín M. Ducca); fray Wolfgang Priveser, Potosí, a fray Agustín Quarín, San Lorenzo, 5 de octubre de 1911; fray Wolfgang Priveser, Buenos Aires, a R.P. Guardian, fray Santiago Barilaro, 30 de agosto de 1917 y 8 de septiembre de 1917, y 9 y 14 de abril de 1918; Caja 33: fray B. Giuliani, Laishí, a fray J. Ducca, Colonia Dolores, 6 de octubre de 1908; Informe anual de fray J. Ducca, Colonia Dolores, 2 de noviembre de 1909.

80 BACSC, Caja 26: Misiones Franciscanas, Planillas Trimestrales, 1902-1912, Reducción de Colo-nia Dolores, planillas 1905-1907 y 1907-1913, planilla correspondiente al cuarto trimestre de 1909 de fray Joaquín M. Ducca.

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cidos han desaparecido buscándose en vida. La gente, como siempre, tal vez peor. En la iglesia se hacen siempre las mismas funciones, pero poco concurren, por eso no mejoran”. Los campos estaban “azotados por el Cielo”, tanto por la falta de agua que impedía la supervivencia de los animales como por los pleitos llevados adelante por un propietario de apellido Montenegro cuyo deseo era apoderarse de los bueyes que tenían los mocovíes. El misionero advirtió a la orden franciscana sobre la endeble situación de los aborígenes al comprobar que habían optado por vender los pequeños terrenos que el gobierno provincial les había concedido una década antes. El objetivo era “hacer desalojar de la colonia indígena a los extra-ños”.

“Ahora varios paisanos van vendiendo sus terrenos, y como pue-de suponerse, el importe desaparece como el viento. Como ejem-plo: Leandro Díaz dice que vendió su concesión y con el importe entre otras cosas compró un carro, una jardinera y [...] ¡con lo que le queda dice que va a hacer un baile a San Antonio!... Obs-tupescile Coeli!!... et sic de ceteris. ¡Procurar terrenos a los paisa-nos! Por eso pensaba hacerle pagar siquiera lo que se gastó para hacerles las escrituras: de todo modo ellos los que nada les costó lo malgastan de un modo estupendo, y por otra parte (no recuer-do si se lo he comunicado en otra) esta misión se encuentra sin recursos de ninguna clase. Aplicaciones, lo único de que podría disponer, no tengo. La vida en esta es ya más que problemática. Los artículos de primera necesidad las hacen costar un ojo de la cara. Agradecería me remitiera el inventario que levantamos al salir yo de esta. Si no fueramos tan lejos le pediría (ya que no plata), azúcar, fariña y otras cosas útiles. Aquí la gente siempre pobre. Colonos quedan muy pocos; pero los que se han ido no lo pasan mejor; con tanta lluvia que ha caído por estos lados, se encuentran hasta en las casas inundados; en la Colonia tenemos esto de bueno que no llevarán nunca la creciente.”81

81 BACSC, Caja 26: Misiones Franciscanas, Planillas Trimestrales, 1902-1912, Reducción de Colo-nia Dolores, planillas 1905-1907 y 1907-1913, planilla correspondiente al segundo trimestre y al cuarto trimestre de 1911 de fray Joaquín M. Ducca; Caja 32: fray J. Ducca, Misión Indígena Do-lores, San Martín Norte, a fray B. Giuliani, Laishí, 9 de mayo de 1914; Caja 33: fray B. Giuliani, Laishí, a Joaquín M. Ducca, presidente de la Capilla del Cristo de Colonia Dolores, 21 de marzo de 1909; 25 de marzo de 1909; 26 de agosto de 1909; fray B. Giuliani, San Javier, a Joaquín M. Ducca, presidente de la Capilla del Cristo de Colonia Dolores, 3 de enero de 1911; fray B. Giuliani, Laishí, a fray J. Ducca, presidente de la Capilla del Cristo de Colonia Dolores, 27 de septiembre de 1911.

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Instruido sobre estos conflictos, el Ministro General de la orden franciscana comu-nicó desde la capital del país la obligación de los frailes de informar anualmente el número de “blancos cristianos” y de “indios cristianos e infieles”, así como las características del movimiento religioso en las parroquias de las reducciones y de las misiones de la Diócesis. Agregó también el pedido de información del núme-ro de escuelas, bautismos y matrimonios entre cristianos nacionales, extranjeros e indios, así como las confesiones pascuales y de devoción. Estas tareas fueron llevadas adelante por fray Ducca a través del “Cuestionario sobre la fundación de una Custodia Misionera” que pretendía defender a los mocovíes cuyos terrenos estaban siendo enajenados por los “blancos”:

“El grado de instrucción y costumbres de estos indios se llega a conocer patentemente que esta misión, según la Bula Apostólica, no se encuentra por nada en estado de ser entregada[...] estos paisanos son paganos todavía, recién empiezan a cristianizarse. Abandonarlos sería, con seguridad, matar en germen la semilla evangélica[...] digo abandonarlos pues estos no serán entregados a nadie puesto que no será posible que cura ninguno pueda venir aquí y ellos no irían a San Martín Norte a recibir la instrucción y los sacramentos, aunque el Obispo destine un cura para aque-lla localidad. La muerte para un pobre misionero en el momento cuando esperaba experimentar alguna satisfacción espiritual, veo desvanecidos y malogrados tantos costosos sacrificios.”82

Fray Ducca fotografió a algunas mujeres y niñas mocovíes en plena Fiesta Patronal de noviembre del año 1912. Observamos también a fray Bernardino Marconetto que hacía unos meses se había instalado en la Capilla del Santo Cristo. Al regresar a San Martín Norte en 1928, fray Giuliani rejuveneció la Iglesia Nuestra Señora de los Dolores para darle más “fuerza” a la religión católica (Im. 48 a Im. 67).

82 BACSC, Caja 33: Comisario General fray P. Iturralde, “Cuestionario sobre la fundación de una Custodia Misionera”, Buenos Aires, junio de 1908; fray B. Giuliani, Laishí, a fray J. Ducca, Colo-nia Dolores, junio de 1908; fray B. Giuliani, Misión de Laishí, a fray J. Ducca, Colonia Dolores, 6 de octubre de 1908; fray P. Iturralde de la Comisaría General de Misioneros Franciscanos, Buenos Aires, a fray J. Ducca, San Martín Norte, 5 de octubre de 1909; fray B. Giuliani, Laishí, a fray J. Ducca, San Lorenzo, diciembre de 1913; a fray J. Ducca, Colonia Dolores y San Martín Norte, 9 de enero de 1914; a fray J. Ducca, Colonia Dolores, 4 de noviembre de 1914; a fray J. Ducca, presidente de la Capilla del Cristo de Colonia Dolores, 20 de junio de 1918; Caja 33: fray Joaquín M. Ducca al Comisario Provincial de Misioneros Franciscanos, Salta, 10 de octubre de 1914.

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48. Niños “blancos” en la Escuela de San Martín Norte (BACSC)

49. Niñas “blancas” en la Escuela de San Martín Norte (BACSC)

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50. Fray Giuliani y niños y niñas mocovíes en la Escuela “General José de San Martín” Nº 430 de Colonia Dolores (BACSC)

51. Fray Giuliani entre los estudiantes de la Escuela Nº 430 (BACSC)

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52. Niños, niñas y madres mocovíes en la Escuela Nº 430 (BACSC)

53. Fray Giuliani en la Escuela “General José de San Martín” Nº 430 de Colonia Dolores (BACSC)

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54. Casa, Capilla y Escuela Indígena en la Fiesta Patronal de Colonia Dolores, con fray Joaquín M. Ducca (1º a la derecha) y fray Bernardino Marconetto,

1º a la izquierda, 20 de noviembre de 1912 (BACSC)

55. Niños y niñas de Colonia Dolores en compañía de fray Joaquín M. Ducca (BACSC)

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56. Zona de los franciscanos al costado de la Capilla del Santo Cristo (BACSC)

57. Niñas en la puerta de la Capilla del Santo Cristo de Colonia Dolores (BACSC)

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58. Niñas mocovíes de Colonia Dolores (BACSC)

59. Niñas mocovíes de Colonia Dolores (BACSC)

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60. Niñas mocovíes en la Escuela “General José de San Mar-tín” Nº 430 de Colonia Dolores (BACSC)

61. Niñas mocovíes en la entrada a la Capilla del San-to Cristo de Colonia Dolores (BACSC)

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62. Niños mocovíes jugando en Colonia Dolores (BACSC)

63. Mocovíes jugando en Colonia Dolores (BACSC)

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64. Construcción de la Iglesia Nuestra Señora de los Dolores de San Martín Norte (BACSC)

65. Templo de la Virgen de la Iglesia Nuestra Señora de los Dolores de San Martín Norte (BACSC)

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66. El apoyo de fray Giuliani a la Iglesia Nuestra Seño-ra de los Dolores de San Martín Norte (BACSC)

67. Iglesia Nuestra Señora de los Dolores de San Martín Norte (BACSC)

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En marzo de 1914, poco antes de la Primera Guerra Mundial, fray Giuliani escri-bió una extensa carta al Colegio San Carlos Borromeo sobre la difícil situación en que se encontraban los indígenas guaycurúes que estaban siendo desplazados por los colonos “blancos” (Giuliani, 2006). Hizo llegar la misma nota a fray Ducca con la intención de dar a conocer el temor de toda la orden franciscana ante la pérdida del control de las misiones en los territorios nacionales chaqueños y de las reducciones indígenas de la provincia santafesina. Por entonces dudaba de la supervivencia de los mocovíes de Colonia Dolores en el caso de que los misione-ros fuesen expulsados de la zona, ya que el medio millar de mocovíes que en el año 1900 se instalaron en la reducción se duplicaron hacia 1914 aunque trabajaran “fuera de la Colonia Dolores”. El superior fray Giuliani historizó la vida de los mocovíes, el sitio originario (Ombusal) ocupado hacia 1870, la transformación de la vida de los aborígenes a inicios del siglo XX y el triste destino que podían tener los misioneros y los indígenas si el Gobierno nacional optaba por eliminar las reducciones:

“He sabido que según las disposiciones del nuevo régimen se ha decidido abandonar las Reducciones viejas, y por consiguiente también la de Dolores que, aunque data su fundación del año 1870, dadas las peripecias inferidas por varias causas, estuvo muchos años sin recibir la instrucción y cuidados fraternales del Padre Misionero; pudiéndose decir que recibió una nueva erec-ción al año 1902 al establecerse la Capilla y Escuela en el centro de la población indígena. Si bien es cierto que desde su principio dio abundantes y óptimos frutos de Redención, que aumentan de año en año, también es demasiado cierto que una vez retirado el P. Misionero, todo quedará abandonado; de los indios nadie se ocupará. Las enseñanzas religiosas las olvidarán y de cristianos sólo les quedará el bautismo y la rutina de bautizar a sus hijos, a los que nada enseñará. En la Capilla de Dolores nacerán los yu-yos ó se convertirá en habitación particular. Cosa verdaderamen-te triste y capaz de desalentar al más celoso de los Apóstoles. No obstante si Dios así lo quiere, ya sea en castigo de nuestros peca-dos o de los de nuestros neófitos ó de los dos simultáneamente, debemos acatar humildemente sus divinas disposiciones después de hacer las diligencias humanas que nuestra conciencia nos dic-te, para impedir que por lo menos la Reducción de Dolores no sea abandonada del todo, sino que haciéndose de ella un Hospicio, Residencia, Casa de Campo u otra cosa por el estilo, puedan los indios bien convertidos tener un Sacerdote Franciscano que se

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ocupe de ellos [...] me consta que los neófitos o fieles confia-dos a vuestro cuidado se encuentran en un estado que nada dejan que desear al Sacerdote más celoso. Y todos los libros de vuestra administración en debido orden me permitió recordaros, lo que durante mi prefectura tantas veces recomendé: que el mejor re-cuerdo de nuestra acción que podamos dejar y el más provechoso para los fieles es que la Orden Franciscana quede canónicamente erigida y lo más difundida posible. Será un monumento imbo-rrable que visitadas de tiempo en tiempo por nuestros hermanos no dejarán perder la memoria de los hijos de San Francisco. No sería impropio que transcribiesen la presente en el libro de Actas y Circulares de cada Reducción, los que supongo tendréis el cui-dado de llevar al archivo del Ex Colegio para futura memoria.”83

Mientras tanto el documento de la escritura de Colonia Dolores abrió las calles para las chacras de Avelardo Cabrera, Hilario Barranquín, Santos Migraní, José Lorenzo Nacinquín, Antonio Capí, Francisco Lanche y Juan Díaz. El escribano de San Martín Norte recibió dinero para comprar herramientas, ampliar el taller de carpintería, herrería y alambrado, y adquirir 60 novillos “para puestear a los in-dios pobres para el trabajo”. Así lo describió fray Giuliani para quien el Gobierno pretendía “dar a los Padres para que ayudara a los indios haciéndolos trabajar; si los indios siguen necesitando, entiendo que conviene seguirles ayudando con los bueyes conservando los que se cree necesarios”. Consciente de las dificultades surgidas en la producción en las chacras, el franciscano se centró entonces en el futuro de los mocovíes. Fray Giuliani, que había vivido en la reducción, también reconoció el peso de los criollos y extranjeros de San Martín Norte contra los mo-covíes. A la larga, afirmó, los vecinos “blancos” se quedarían con todas las tierras indígenas y expulsarían al mismo tiempo a los franciscanos y a los “indios”:

“Dada la poca gana de ellos de trabajar, la poca buena voluntad de las autoridades, etc., es más un mal imposible de evitar y que terminará por la imposición completa de criollos y extranjeros y los misioneros retirarse de la colonia. Conviene hacérselo enten-der a ellos mismos y ellos para evitar que los Padres se retiren y se den a arrendar. También hay que tener el siguiente cuida-

83 BACSC, Caja 33: Fray B. Giuliani, Laishí, al Padre de los Misioneros del Colegio de San Carlos, con copia a fray J. Ducca, Colonia Dolores, 4 de marzo de 1914; fray B. Giuliani, entre Laishí y el convento de San Lorenzo, a fray J. Ducca, presidente de la Capilla del Cristo de Colonia Dolores, 4 de mayo de 1914; fray J. Ducca, Colonia Dolores, al Comisario Provincial de Misioneros Fran-ciscanos, Salta, 10 de octubre de 1914.

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do: cada chacra tiene 24 hectáreas, la mitad 17 hectáreas. Si uno arrienda la media chacra y es para tener hacienda, sólo podrá tener el arrendante según la ley 17 cabezas y esto que no siem-pre pues en este caso debe descantársele tantas cabezas como hectáreas siembre. En caso de tener más debe hostigársele por medio de las autoridades fundando la razón en que invade las propiedades contiguas y debe hacérselo comprender a los veci-nos para que reclamen ellos mismos y traten de hacerse pagar el pastoreo completo cada uno poniendo como razón de mi parte, que también son dueños y no pueden trabajar ni sembrar debido a la hacienda que le entrarían si sembrasen.”84

Cuando los mocovíes comenzaron a abandonar Colonia Dolores, fray Ducca y fray Pighín participaron en el control de las escrituras de la viuda e hijos de Fran-cisco Salteño, Andrés Cañolorí, Juan Cationí, Rosa Araya, Venancio Güenadá y Francisco Golondrina. Era necesario asegurar la supervivencia de los mocovíes, y por ello registraron también las propiedades de la Orden. Fray Iturralde pasó por Gobernador Crespo, se acercó a la reducción para vigilar las acciones de fray Ducca y advirtió a fray Giuliani que Colonia Dolores estaba destinado a desapare-cer: “indios cincuenta y dos familias, todos trabajan con gusto, se les distribuyen chacras, dos hectáreas [...] la misión ha mejorado [...] bajo este punto de vista la misión pasará sin remedio, si no se hacen las gestiones.” Una de esas gestiones fue la incorporación de fray Alfredo M. Cámbrola en pleno año de 1917 con el apoyo del doctor Julio Busaniche que valoró la necesidad de frenar la presión ejercida por los empresarios. En su informe sobre la situación de los mocovíes hacia 1917, fray Ducca relató las condiciones de los mocovíes:

“53 bautismos, 3 matrimonios, 685 confesiones, 700 comunio-nes, 2 primeras comuniones (no se ha llevado nunca), 24 confe-siones de enfermos, 4 viáticos, 14 extremaunciones, 44 misas, 2.403 doctrina cristiana [...] en la estadística de trabajos espiri-tuales van comprendidos algunos para criollos, más la gran ma-yoría son indígenas, en cuanto que aquellos casi todos reciben los auxilios espirituales en la Iglesia Nuestra Señora de los Dolores

84 BACSC, Caja 33: Fray B. Giuliani, Laishí, a Joaquín M. Ducca, presidente de la Capilla del Cristo de Colonia Dolores, 3 de junio de 1913 y 21 de agosto de 1913; Misiones del Colegio San Carlos, San Lorenzo, a fray J. Ducca, presidente de la Capilla del Cristo de Colonia Dolores, 4 de mayo de 1914; fray B. Giuliani, Laishí, a fray J. Ducca, 3 de junio de 1913, 3 de junio de 1914 y 4 de julio de 1914.

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de San Martín Norte que está aquí cerca [...] en la escuela han sido matriculados 71 varones y 76 mujeres, se han inscrito 64 varones y 73 mujeres, concurren actualmente 46 varones y 55 mujeres, la asistencia media oscila entre un total de 50 varones y 70 mujeres [...] en este periodo se han efectuado por necesidad varias reparaciones en la iglesia y en la casa. En la iglesia han sido colocadas dos llaves de hierro muy sólidas en todo el largo del edificio que presentaba grietas alarmantes; ha sido retocado el frente sur en cal y portland para defenderlo de la humedad. La parte de dentro ha sido refaccionada y blanqueada. Ha sido preciso en la iglesia renovar todas las canaletas. En la casa han sido hechos nuevos o reparadas las canaletas de todos los techos, han sido construidos dos tabiques para hacer otra nueva peque-ña habitación, blanqueadas las piezas y corredores, y una puerta nueva de cedro para el comedor. Ha sido construido un cerco de tejido de alambre en el patio del este de la casa para resguardar los de los animales y para independizarlo un poco del público. También han sido precisas variada reparación en el motor a vien-to del pozo y en las cañerías. De esta ha sido extendido un ramal para llevar agua a la cocina, donde se ha construido una pileta para lavar utensilios.”85

Hacia 1923 fray Ducca expuso la situación del Pueblo Indígena a través de una carta que envió al comisario provincial de los misioneros franciscanos, fray Alber-to Lanna, a quien le recordó la soledad que sentía al estar alejado de sus “hermanos espirituales” y al enfrentar diariamente el trabajo “con la escuela, la casa y las iglesias” de Colonia Dolores y de San Martín Norte:

“Naturalmente se comprende que para nosotros que estamos aislados de los demás hermanos espirituales y respirando un

85 BACSC, Caja 32: Fray P. Iturralde, comisario provincial, Clorinda, a Formosa, 3 de noviembre de 1914; fray Ambrosio Pighín y Joaquín M. Ducca, Colonia Dolores, Informe de la misión de San Martín Norte al prefecto de misiones fray Enrique Guernacini, 27 de enero de 1915; documento original conservado por fray J. Ducca, sin fecha; fray J. Ducca, Colonia Dolores, a fray Rafael Gabelli, Comisión Provincial de Misioneros Franciscanos, Salta, 7 de enero de 1916 y 18 de enero de 1916; fray Rafael Gabelli, comisario provincial, San Lorenzo, 18 de febrero de 1917; fray P. Iturralde, Santa Fe, a fray Alfredo , San Martín Norte, 13 de junio de 1917; Walterio Gogther, Ins-tituto Geográfico Militar, Comisión de Triangulación en la provincia de Santa Fe, a fray Alfredo M. Cámbrola, San Martín Norte, 7 de enero de 1921; Caja 33: Fray B. Giuliani, Laishí, a fray J. Ducca, presidente de la Capilla del Cristo de Colonia Dolores, 25 de enero de 1914; fray Alfredo M. Cámbrola, San Martín Norte, al síndico apostólico de las misiones franciscanas Doctor Julio Busaniche, Santa Fe, 10 de febrero de 1917.

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ambiente que no es el de un convento, el acento afectuoso de las palabras de un padre, a manera de rocío bajado sobre plan-tas sedientas, refrigera y el espíritu y reaviva los sentimientos de piedad....sólo como estoy para atender la escuela con noventa inscriptos o más y las dos iglesias de San Martín y ésta, es de todo punto imposible para cumplir bien. A ser posible habría que proveer de otro sacerdote para San Martín o a lo mejor una perso-na buena y apta que me ayude en la escuela. Digo ayude y no que atienda, porque yo por mis muchos años de servicio percibo 230 pesos mensuales y próximo a recibir la jubilación, lo cual creo que habría que procurar de conseguir, y otro recien propuesto no tendría estas ventajas.”86

En los últimos años de su gestión en Colonia Dolores, fray Ducca indicó que los neófitos no cumplían con el sacramento de la confirmación porque no se hallaban “suficientemente instruidos y firmes en la fe, como requiere el Breve Apostólica Sede”. El fraile comunicó al visitador fray Francisco Alfonso que Dolores tenía 53 niños y 43 niñas que asistían con cierta regularidad a la escuela y que la Capilla del Santo Cristo había conseguido hasta entonces 336 bautismos, 181 bautismos de infantes, 32 matrimonios, 2.041 confesiones, 1.729 comuniones, 108 confesiones de enfermos, 573 confesiones pascuales, 53 extremaunciones, 152 pláticas y 63 sermones, un millar de confesiones de devoción, 232 confirmaciones, 229 instruc-ciones catequísticas y, finalmente, 28 asistencias a la instrucción. Los datos esta-dísticos indican una unidad del grupo indígena mocoví alcanzada por la presencia de dos sacerdotes que actuaban en siete centros de poblaciones gracias a la cons-trucción de cuatro capillas que funcionaban como centros de doctrina. Colonia Dolores, uno de esos centros, contaba con medio millar de mocovíes (unas “500 almas”) sin interés religioso, que fueron registrados desde inicios del siglo XX, los cuales convivían con un centenar de aborígenes “infieles y acatólicos”. Los criollos y extranjeros, por su parte, se habían volcado a la reconstrucción de las iglesias de Gobernador Crespo y de San Martín Norte solicitando su colaboración al constructor Luis Pighín que era el hermano de fray Ambrosio Pighín. En esos tiempos, los franciscanos dispusieron de recetas gratuitas de San Martín Norte para la cura de los indígenas.87

86 BACSC, Caja 33: Fray J. Ducca, Colonia Dolores, a fray Alberto Lanna, comisario provincial de misioneros franciscanos, Rosario, 17 de abril de 1923.

87 BACSC, Caja 32: “Datos estadísticos desde 1 de agosto de 1924 a 31de junio de 1925, de San Martín Norte y Col. Dolores, Capilla del Cristo, Reducción de Nuestra Señora de Dolores, Depar-tamento de San Justo, provincia de Santa Fe”, fray Joaquín M. Ducca, 7 de noviembre de 1925.

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Fue entonces cuando fray Ducca fracasó en su intento de incorporar al joven fray Carlos Santi en Colonia Dolores.88 Quizás por ello acabó abandonando a los mocovíes y se estableció durante un año en Roma. En ese tiempo los francisca-nos enviaron a fray Ambrosio Pighín a San Martín Norte y contrataron al joven Eugenio Finos para que se radicara en Colonia Dolores junto con su esposa con la finalidad de enfrentar la educación de los mocovíes. Según fray Iturralde, era necesario mantener a fray Ducca en la reducción para evitar la entrega de los mo-covíes al Obispado “ya que la renuncia de la escuela nos privaría del único medio que tenemos para ejercer un ministerio eficaz sobre los indios, no sólo sobre los niños, sino también sobre los adultos”.89

Al regresar de su largo viaje, fray Ducca hizo traer baldosas de origen francés para el salón de la parroquia y preparó los planos para el salón de la Escuela “Ge-neral José de San Martín” Nº 430. Fue entonces cuando Eugenio Finos se dirigió a fray Giuliani pidiendo protección y ayuda para cobrar su salario ya que fray Ducca le había entregado el dinero correspondiente a la Reducción a su propio hermano. La rareza del misionero y la situación de las tierras de los mocovíes generaron un gran debate en el seno del Consejo Franciscano en pleno año 1926. En ese mo-mento se sumó el debate sobre la escritura del año 1900 que no tenía vigencia ni para los mocovíes, ni para los religiosos, ni para la propia escuela. El Consejo de Educación de la provincia de Santa Fe intentó obtener la propiedad de la escuela y rechazar el dominio de los franciscanos ya que la manzana en la que se construyó el salón de la escuela quedó frente a la capilla y en el centro del pueblo. En ese contexto fray Ducca se dirigió al superior fray Iturralde con la esperanza de poder abandonar definitivamente a los mocovíes de Colonia Dolores. Los consejeros se

88 BACSC, Caja 33: Fray Alberto Lanna, Comisaría Provincial de Misioneros Franciscanos en la República Argentina, Rosario, a fray J. Ducca, Colonia Dolores, 12 de febrero de 1924; fray J. Ducca, Colonia Dolores, a fray Alberto Lanna, Comisaría Provincial de Misioneros Franciscanos en la República Argentina, Rosario, 16 de febrero de 1924.

89 BACSC, Caja 33: Fray B. Giuliani, Laishí, a fray J. Ducca, presidente de la Capilla del Cristo de Colonia Dolores, 13 de febrero de 1912; fray Ambrosio Pighín, San Martín Norte, a fray P. Iturral-de, 10 de marzo de 1916; fray J. Ducca, Colonia Dolores, a fray P. Iturralde, prefecto de misioneros franciscanos, Formosa, 7 de julio de 1919; fray J. Ducca, Colonia Dolores, al comisario provincial de misioneros franciscanos en la República Argentina, Salta, 2 de mayo de 1921; fray B. Giuliani, misionero apostólico en la bendición de Dolores de Santa Fe, a fray J. Ducca, San Martín Norte y Colonia Dolores, 29 de mayo de 1921; fray J. Ducca, Colonia Dolores, a fray Enrique Biagini, comisario de misioneros franciscanos, Salta, 2 de octubre de 1921; fray J. Ducca, Colonia Dolores, al comisario de misioneros franciscanos, fray Enrique Biagini, Salta, 2 de octubre de 1921; fray P. Iturralde, Rosario, a fray J. Ducca, Colonia Dolores, 7 de marzo de 1921; fray P. Iturralde, Santa Fe, a fray J. Ducca, Colonia Dolores, 11 de junio de 1922; fray B. Giuliani, Laishí, a fray J. Ducca, Colonia Dolores, 15 de febrero de 1925 y 10 de abril de 1925; fray J. Ducca, Colonia Dolores y Est. Crespo, a fray B. Giuliani, Laishí, 14 de marzo de 1925, 23 de abril de 1925 y 14 de febrero de 1926; Luis Pighín, San Lorenzo, a fray Ambrosio Pighín, San Martín Norte, 21 de enero de 1926.

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reunieron en el Convento San Carlos y llegaron a la conclusión de que “lo único que le queda es separarse de la Orden [...] los superiores dirán que nada se pierde con eso”. A mediados del año 1927, fray Iturralde se refirió al incumplimiento de fray Ducca respecto al mandato de los franciscanos:

“No ve el Fray Joaquín (M. Ducca) [...] así por el estilo, todo está paralizado. Esto no puede continuar así y por ese motivo no puedo conceder a W.R. la prórroga que me pide el Prefec-to. V.R. se dará cuenta fácilmente de las razones que me asisten para proceder en esta forma. Los trabajos y obligaciones a cargo de la comisaría son muchos y graves; el número de religiosos es muy insuficiente, y si a esto se agrega que unos, con motivo justificado, y otros sin motivo alguno, se niegan a cumplir las disposiciones de los superiores, resulta que se hace mucho me-nos de lo que podría hacerse y se introducen abusos que, como superior no puede permitir. En estas circunstancias, las condes-cendencias que usaré hacia W.R. me inhabilitarían para exigir a otros el cumplimiento de su deber. No puedo, sin dar lugar a que otros pretendan lo mismo, y a que se critiquen y, con razón, otros á quienes he obligado a trasladarse.”90

Para frenar el poderío del Obispado gracias a la Bula Apostólica, fray Giuliani fue designado “superior y cura conversor de nuestra Misión de San Martín Norte y to-dos sus anexos”. En el año 1927 los vicarios coadjutores del Obispado provincial se reunieron para debatir en torno a la propiedad de la Escuela Indígena Nº 430. De acuerdo al convenio firmado en enero de 1900 entre el Obispo santafesino y el propio fray Iturralde, el solar era propiedad de la orden franciscana, y los misio-neros podían conservar su jurisdicción e independencia respecto a los indígenas mocovíes y al propio Gobierno santafesino. Fray Iturralde consideraba que la edu-cación era el único camino para influir a los mocovíes que quedaban en Dolores, e insistió que fray Ducca dedicara su tiempo “al cumplimiento de su deber”.91 A finales de enero de 1928 fray Iturralde escribió a fray Giuliani:

90 BACSC, Caja 33: Fray P. Iturralde, San Lorenzo, a fray J. Ducca, Colonia Dolores, 10 de julio de 1927. También Caja 34: fray P. Iturralde, Rosario, a fray B. Giuliani, Laishí, 13 de mayo de 1927; 23 de mayo de 1927; 13 de junio de 1927; 3 de julio de 1927; San Martín Norte, Correspondencia de Buenaventura Giuliani, años 1926-1928, Correspondencia diversa del Obispado de Santa Fe, Secretaría General, República Argentina, 1927.

91 BACSC, Caja 33: Fray J. Ducca, Colonia Dolores y Est. Crespo, a fray Francisco Alfonso, visi-tador de misioneros, Rosario, 29 de septiembre de 1922; fray B. Giuliani, Laishí, a fray J. Ducca, Colonia Dolores, 14 de noviembre de 1923; fray B. Giuliani, Laishí, a fray J. Ducca, Colonia

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“Le agradezco las observaciones que me hace sobre el P. Joaquín (Ducca) y lo que debe hacerse con él. Son muy atinadas y me han servido mucho para tratarlo en forma de procurar con suavidad, quitarle todo motivo de resentimiento y con firmeza atraerlo al cumplimiento de su deber. Hago lo posible y confío que V.R. co-operará de su parte, a esta obra de sanidad hacia nuestro herma-no [...] mientras esté en esa misión, queda bajo la obediencia de V.R. ya lo sabe, pues. Si quiere extralimitarse en algo, llámelo al orden. Él mismo había dicho que podría alojarse en San Martín: pero al darle la obediencia (para ver a San Martín), me vino di-ciendo que V.R. podría entender que debe alojarse en San Martín y nó en Dolores, y que el trabajo de él es en Dolores. Que por otra parte en San Martín no hay comodidad porque la pieza contigua al comedor está convertida en depósito.”92

Los habitantes de San Martín Norte rechazaron también la permanencia del “dis-paratado” fray Ducca que rechazó al visitador del Obispado y, según fray Iturralde, provocó una “situación violenta, que sería perjudicial para todos y de escándalo para el pueblo”. La orden franciscana designó a fray Giuliani como responsable de toda la diócesis santafesina con la finalidad de reestablecer los servicios en San Martín Norte y Colonia Dolores, con el objetivo de no “retardar el estableci-miento regular de los servicios, no sólo en esa misión sino en toda la Comisaría Franciscana”.93 En palabras de fray Iturralde, era necesario licenciar a fray Ducca,

Dolores y Est. Crespo, 14 de marzo de 1925; 6 de agosto de 1926; 16 de julio de 1926; 13 de agosto de 1926. Caja 34: fray B. Giuliani, San Martín Norte, a secretario y comisario de órdenes de la Jefatura de Policía del Departamento de San Justo, enero de 1927. Caja 34: fray Santiago Barilaro, prefecto de misiones indígenas franciscanas, designación de fray Buenaventura Giuliani como superior y cura conversor de la misión de San Martín Norte, San Lorenzo, 3 de noviembre de 1927; Departamento Nacional de Higiene del Instituto Bacteriológico de Buenos Aires, a fray B. Giuliani, San Martín Norte, 27 de mayo de 1927; Delegación administrativa de la Dirección de Meteorología del Ministerio de Agricultura de la Nación, Buenos Aires, a fray B. Giuliani, San Martín Norte, 26 de julio de 1927. Caja 33: fray B. Giuliani, Laishí, a fray Leonardo A. Bianchi, secretario del V. C. provincial del Convento San Carlos, 3 de mayo de 1928; fray P. Iturralde, Ro-sario, a fray B. Giuliani, Laishí, 23 de abril de 1927; fray P. Iturralde, Rosario, a fray B. Giuliani, San Martín Norte, a 10 de enero de 1929; fray P. Iturralde, Rosario, a fray B. Giuliani, San Martín Norte, 20 febrero 1929.

92 BACSC, Caja 34: Fray B. Giuliani, San Martín Norte, a fray P. Iturralde, Formosa, 10 de enero de 1929.

93 BACSC, Caja 33: Fray Joaquím Ducca, Colonia Dolores, a fray B. Giuliani (original); Caja 34: Pedro Marchetti, Avellaneda, a fray B. Giuliani, San Martín Norte, 17 de octubre de 1927; 5 de no-viembre de 1927; 30 de noviembre de 1927; 3 de diciembre de 1927; 27 de marzo de 1928; Emilio

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forzar su viaje desde Gobernador Crespo al Convento San Carlos Borromeo, y legitimar el regreso de fray Giuliani a la Reducción Indígena:

“El Padre Joaquín se muestra refractario a salir de Dolores y, aunque ya le he escrito al respecto, parece que quiere quedarse allí y secularizarse. Volveré a escribirle uno de estos días y le ordenaré que entregue a V.S. la parte de la Misión que está a su cargo. En caso que se le presente para hacerle la entrega, hágase cargo, sin demora, para evitar nuevos inconvenientes pero es él no le dice nada, creo más conveniente esperar avisándome lo que ocurra. Sin embargo, se viene que es mejor hacerse cargo desde yá, de aquella sección, pídale que le haga la entrega. Esto lo dejo a su prudencia. En cuanto me lo permitan mis ocupaciones, iré a Santa Fe y en seguida pasaré a esa y espero que todo se arregla-rá satisfactoriamente. Yo he tratado de conseguir recursos para hacer los trabajos en esa Iglesia y confío que algo se conseguirá. Precisamente, el diputado que debe estudiar el pedido es amigo mío y me ha prometido informar favorablemente y me ha indi-cado los otros legisladores que conviene ver, para conseguir su apoyo.”94

En febrero de 1928 fray Iturralde le exigió a fray Ducca que abandonase Colonia Dolores, de lo contrario quedaría suspendido de hecho. El regreso de fray Giuliani modificó las relaciones con los mocovíes y preparó el terreno para renovar las gestiones de la orden franciscana. Fray Iturralde le encargó:

“...que vea cómo están los terrenos vacantes de esa Colonia Do-lores. El año 1924, hice una solicitud en nombre de varios po-bladores cristianos é indígenas, para hacer un nuevo reparto de los terrenos fiscales (cuya copia no recuerdo dejó en esa); pero ignoro el resultado porque tuve que ver el Chaco para preparar las cosas para la Exposición Misionera y no volví ni a casa ni a Santa Fe. Convendría averiguar lo que ha habido al respecto. Fueron concedidos los terrenos y otorgadas las escrituras solici-

Palacio Crespo, Avellaneda, a fray B. Giuliani, San Martín Norte, 30 de noviembre de 1927; fray Joaquím Ducca, Colonia Dolores, a fray Leonardo A. Bianchi, 1928.

94 BACSC, Caja 34: Fray P. Iturralde, Rosario, a fray B. Giuliani, Laishí, 6 de agosto de 1927; fray P. Iturralde, Rosario, a fray B. Giuliani, de viaje a San Martín Norte, 11 de noviembre de 1927; fray P. Iturralde, Rosario, a fray B. Giuliani, San Martín Norte, noviembre de 1927; Caja 34: Fray B. Giuliani, San Martín Norte, a fray J. Ducca, Buenos Aires, febrero 1928.

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tadas, de los que estaban en condiciones [...] preparar el terreno para renovar las gestiones, si fuese necesario.”95

Hacia 1928 fray Ducca abandonó Colonia Dolores y se estableció definitivamente en el Convento San Carlos Borromeo para dedicarse al Salón Teatro, cuidar la biblioteca y organizar el banquete de honor para inaugurar el camino pavimenta-do entre la ciudad de Rosario y San Lorenzo. El prefecto fray Iturralde contactó entonces a fray Giuliani que abandonó Laishí y regresó al distrito de San Martín Norte con la tarea de asegurar una “gloriosa existencia” de los mocovíes así como de los criollos y extranjeros. Dejando atrás a la Misión de Laishí, fray Giuliani regresó a Colonia Dolores y otorgó jurisdicción espiritual al Obispo santafesino señalando la gran decadencia en que se hallaban los mocovíes en todo el departa-mento San Javier. Afirmó entonces que era necesario “levantar” las reducciones y “restaurarlas en lo espiritual, procurando normalizar la situación de los indígenas y realizar, además, trabajos importantes de restauraciones materiales en la fábrica de la iglesia”. La Comuna de San Martín Norte apoyó, aunque sin éxito, a la orden franciscana para fundar una Residencia Regular así como un Colegio Seráfico, con la idea de hacer frente a la “prosperidad inevitable” a través de la captación de nuevos misioneros nacidos o crecidos en la zona chaqueña. Por entonces el interés era mostrar la República Argentina como un país en la vanguardia económica, social y política (Beltrán, 1925).

95 BACSC, Caja 34: Fray P. Iturralde, Rosario, a fray B. Giuliani, Laishí, 6 de agosto de 1927; fray P. Iturralde, Rosario, a fray B. Giuliani, de viaje a San Martín Norte, 11 de noviembre de 1927; fray P. Iturralde, Rosario, a fray B. Giuliani, San Martín Norte, noviembre de 1927; fray B. Giuliani, San Martín Norte, a fray J. Ducca, Buenos Aires, febrero 1928; fray P. Iturralde, Rosario, a fray B. Giuliani, San Martín Norte, 21 de febrero de 1928.

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CAPÍTULO IV

Empresas, música y educación

En 1910 el ingeniero civil Carlos Christiernsson se refirió al uso de los re-cursos del Chaco y afirmó que el quebracho blanco y colorado eran las dos principales maderas explotadas en la zona chaqueña argentina. Según él,

en el año 1872 se empezó a usar en Salta el aserrín del quebracho colorado para el curtido de cueros que era más eficaz que la corteza del curupay que hasta enton-ces se había empleado en las curtiembres. Christiernsson diferenció el quebracho blanco que se trataba de un árbol cuya altura variaba de 8 a 12 metros y el diámetro de su tronco era de 0,40 m a 0,60 m. El tanino era extraído de la corteza gruesa y arrugada. La madera era dura, flexible y de poca duración en la zona húmeda, y se empleaba en carretería, fábrica de carruajes y en la xilografía. El quebracho colo-rado, por su parte, era uno de los que más abundaban en el Chaco y en el norte de Corrientes; su altura llegaba a los 15 metros, con un diámetro de 0,80 m, del cual se sacaban vigas gracias a la madera extremadamente dura y compacta. El tanino se exportaba a Europa y Estados Unidos de manera intensa. Así, tras reconocer la incorporación del Chaco a la economía mundial, Christiernsson (1910) señaló que fue precisamente este ensayo el que dio inicio a la floreciente industria de extrac-ción de tanino. En 1889 fue instalada la primera fábrica de tanino en Calchaquí (Santa Fe) gracias a la casa alemana Hartenecke y Compañía que se convirtió en la Sociedad Anónima La Forestal (Bitlloch y Sormani, 1997). A inicios del siglo XX, la explotación era de 56.495 toneladas de tanino y 294.722 toneladas de quebracho en forma de rollizos, cifras que mostraban la importancia de la curtiembre y del uso que se le daba a los bosques del interior de la región que habían conseguido, según Christiernsson (1910), “mejorar las finanzas de más de una provincia” pero al mismo tiempo afectaba “la conservación de las riquezas forestales”, reflexión similar a la de Enrique Rostagno (1911).

Entre las maderas identificadas por Christiernsson en la primera década del siglo XX en el Chaco argentino, además del quebracho blanco y colorado, figuran el aguay-miní para la fabricación de toneles; el algarrobo negro y blanco, cuya corteza y aserrín podían servir para curtir cueros; el ambay, ideal para fabricar cartones y papel; el ceibo para pavimentar calles y fabricar papel, además de que su flor se convertiría en la flor nacional; el curupicay que es un árbol despreciado cuya corteza tenía tanino para curtir cueros blancos; la espina de corona, también ideal para explotar el tanino y extraer del fruto la saponina que se utilizaba en

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esa época, incluso en Europa, para desengrasar el cabello y los géneros de seda y lana; guayacán, madera de gran dureza para las obras de engranaje; guayaibí, para muebles de lujo y en tornería; ibajay, ideal para producir toneles y extracción de aceites; ibirá-pepé, para parques y alamedas; ibirá-pitá, un tipo de árbol que sólo tardaba veinte años en crecer y cuya corteza se destinaba para curtir cueros; ibira-ró, para confeccionar puertas, ventanas y muebles; ibirá-sayú (palo amari-llo), cuya madera era flexible; ingá, árbol rico en tanino y sus cenizas son ricas en carbonato de potasa; laurel negro y amarillo, empleados en la ebanística; lapacho amarillo, para producir vigas destinadas a las obras. El ingeniero civil mencionó otros árboles, en particular el molle, de cuyo fruto se extraía aceite de trementina y que servía en Bolivia para alimentar a los caballos; mora, para construcciones, carpintería y ebanistería; palma negra, tronco utilizado para ranchos, corrales y alambrados; palo blanco, de cuya corteza se extraía un producto similar a la quina; samu-hú, en el que no identificó ninguna aplicación; sauce colorado, del que se extrae la salicina además de servir para la producción de papel; tacuara, útil por la caña; tatané, para marcos de puertas; el urundey, cuya madera flexible se usaba para las construcciones navales además de extraerse de él el tanino para el curtido de pieles. Y, finalmente, el “timbó”, que servía para tablaones de embarcaciones pequeñas (recordemos la importancia del timbó que se convertiría en uno de los árboles reveladores del espíritu mocoví de Colonia Dolores). Como vemos, la zona chaqueña fue incorporada como una región imprescindible en los proyectos nacionales de los países en construcción (Argentina, Paraguay, Bolivia, Brasil).

En el norte de la provincia santafesina, la producción de algodón también otorgó trabajo a los mocovíes y empresas a los colonos (Maciel Pérez, 1904). Al desatarse la Primera Guerra Mundial, el ingeniero Alejandro Gancedo intentó de-fender la exportación de maderas, y participó en una exposición de muestras ma-dereras de los aserraderos Tirol Quebrachales Fusionados, La Forestal y Campos de Penco. Por entonces los productos chaqueños más importantes eran algodón; fibras textiles; aceites lubrificantes; pasta de madera para papel y cartón que el país siempre había importado de Alemania; medicamentos preparados; colores y tintas; esencias y perfumes; gomas, resinas y ceras. Basándose en lo dispuesto por el artículo 67 de la Constitución Nacional, que atribuyó al Congreso el fomento del “establecimiento de nuevas industrias”, y reconociendo al mismo tiempo que la Argentina se había consolidado como un país primario exportador fundado en la producción de cereales y de ganadería, Gancedo concluyó:

“…por más que no seamos productores de hulla y fierro, debe-mos procurar en hacerlo fabril, a base de los numerosos produc-tos naturales que poseemos en la inmensa extensión de nuestro territorio. Un tal propósito tiende a independizarnos económi-

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camente de los mercados importadores, a disminuir la salida de numerario, a abaratar la vida de los habitantes del país para ci-mentar la felicidad social.”96

Desde la ciudad de Resistencia, el gobernador Gancedo se interesó en la “flora arbórea” y expresó la necesidad de desarrollar la industrialización del país frente a la dominación europea. Propuso valorizar el algodón de las tierras chaqueñas al afirmar que “en la actualidad exportamos el algodón que el Chaco produce e importamos nuevamente de Europa los artículos confeccionados con ese mismo producto, gravados con doble flete, dobles o triples ganancias de intermediarios y altos derechos de aduana para consumirlos por un precio elevado, contribuyendo al encarecimiento de la vida del obrero por ser éste quien consume en mayor es-cala estos artículos”. Sostuvo que se dedicaban miles de hectáreas al algodón y:

“…hasta los indios se dedican a él, no sólo en calidad de peo-nes, sino también por cuenta propia como colonos e empresarios en campos fiscales [...] mientras las naciones europeas se han mantenido en paz, nuestro movimiento comercial con aquellos países que, a la vez de consumidores de los productos de nuestras grandes industrias, son nuestros proveedores en muchos artículos que aún no los elaboramos, se ha desarrollado normalmente; y sin preocuparnos de que muchos artículos importados podían ser reemplazados ventajosamente con productos similares del país, hemos seguido favoreciendo la importación, sin fomentar el tra-bajo nacional, tan necesario, para cimentar nuestra independen-cia económica. Bastarse a sí mismo, es el desideratum de todos los países bien organizados y progresistas, y ésta debe ser nuestra divisa, aprovechando nuestras naturales fuerzas productoras.” (Gancedo, 1916: 10, 220-225)

Los franciscanos se plegaron a este modelo. En el año 1927 fay Pedro Iturralde informó sobre el aumento del precio del algodón como consecuencia de la crisis estadounidense producida durante las inundaciones del río Mississippi, así como la urgencia por responder a la demanda internacional a través del trabajo indígena. Según el prefecto, los Estados Unidos habían perdido numerosas plantaciones de algodón y “los precios han comenzado a subir considerablemente. Se lo aviso para que esté prevenido y no se deje sorprender con ofertas que, o posiblemente puedan

96 Gancedo (1916: 220) citó la Escuela Forestal de Benítez que en 1910 había realizado ensayos con el “Pirá Hantá”, obteniendo fibras resistentes.

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hacerle los acopiadores de esa fibra, pues considero mejor esperar mayor valoriza-ción para beneficio de la misión”.97 Sobre esta base, el objetivo es analizar el pro-yecto de los franciscanos en la vida laboral de los mocovíes de Colonia Dolores; los cambios producidos hacia 1928 gracias al regreso de fray Giuliani a San Mar-tín Norte en calidad de prefecto; y la evolución empresarial en la zona chaqueña en el contexto de la crisis mundial de 1930 (Barba, 1934). Finalmente se reproduce la traducción de palabras y frases mocovíes al castellano que fue obra de dos frailes de la segunda mitad del siglo XIX, Vicente Caloni y Francisco Tavolini, así como la “doctrina cristiana” que se enseñaba a los aborígenes. Estos son los temas que se tratan en este apartado sobre la educación, la música y el trabajo de los mocovíes que permanecieron en su tierra de Dolores denominada “Colonia”.

Cuerpos para el trabajo y la música: los aborígenes chaqueños y el armonioGracias al apoyo del prefecto fray Pedro Iturralde los misioneros fomentaron la música entre los aborígenes chaqueños.98 En julio de 1914 los habitantes de la colonia indígena Dolores, de Gobernador Crespo y de San Martín Norte se unie-ron para adquirir un armonio holandés destinado a la celebración del Día de la Independencia Argentina, un pequeño instrumento de viento con teclado que fray Giuliani y fray Ducca utilizaron durante las visitas efectuadas por los tobas y pi-lagás en el espacio de los mocovíes. Participaron empresas, instituciones y pro-pietarios que apoyaron a los musiqueros en la reducción mocoví. La Comisión de Fomento para la adquisición del armonio fue presidida por uno de los miembros de la familia Ponte llamado Santiago Ponte. Esa Comisión contó también con el vice-presidente Santiago Finos, el secretario Juan D. Pilotti, el tesorero Enrique Terno y los vocales H. Redondo, Francisco Zilli, Noé Pighín, Juan N. Pighín, Valentino Cuchi, Ángel Zilli, Domingo Gasparotti, Basilio Yañel, Francisco F. Pighín, Abra-ham R. Salina, Valentín Zilli (padre de Valentín Zilli, unido matrimonialmente en 1937 con Luisa Fabbro), Emilio Redondo, Luis Finos, Camilo Cortina y Gabino Redondo. Participaron también 108 personas que entregaron fondos para garanti-zar la adquisición del armonio. Los participantes fueron: Antonio Bertolín, Lau-reana Bragaño, Ismael Bertolín, Abelardo Vengaquen, Saturio Redondo, Emilio Palacio Crespo, Antonio Leozzena, José Gonneté, Pedro Cracaña, el farmacéutico Sebastián V. Puig, Agustín Quatrin, Ricardo Lanche, Francisco Lanche, Bautis-ta Lecirí, Silvano S. Velázquez, Juan Sartor, Santo Lenarduzzi, Ernesto Nardoni, Enrique Zilli, Ricardo Dotti, Adolfo Wilhehn, Felipe Taborda, Urbano Payi, Ale-jandro Mounier, Pedro Baroni, Manuel J. Tarragona, Abelardo Cabrera, Saturnino

97 BACSC, Caja 34: Fray P. Iturralde, Rosario, a fray B. Giuliani, Laishí, 23 de abril de 1927 y 30 de abril de 1927.

98 BACSC, Caja 33: Fray B. Giuliani, Laishí, a fray J. Ducca, presidente de la Capilla del Cristo de Colonia Dolores, 18 de diciembre de 1913.

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Lanche, Robustiano Palacio, Mateo Valdéz, Ángel E. Baroni, Mariano Echavarría, Armando Tarragona, Domingo Baleaza, Raimundo Jaime, Marcelino Cariaga, Mi-guel Salteño, Valerio Cabrera, Bernardo Fernández, Fortunato Gómez, Martín Ro-mero, Victorino Guanca, Fermín Acosta, Martín Ocampo, Rafael Ribero, Silvano Acosta, Juan M. Finos, Sebastín Cuatrin, Nicolas Paulan, José Lartande, Antonio Avalos, Fedeerico Sbersoni, Gregorio Maydana, Zacaría Velázquez, Carmen B. de Angeloni, Lorenzo Finos, Pedro Cuatrin, Manuel Montenegro, Juan M. Pe-ralta, Pedro Montenegro, Francisco Pighín, Desiderio Berger, Abdala Taleb, José Zuzzinde, Francisco Cuatrin, José F. Quimoch, Ventura Illescas (hijo), Valentín Sut, Estanislao Díaz, Fermín Gutiérrez, Roque Sañudo, Domingo E. Savita Cruz, Eduardo Bernard, José Veiga, Florencia González, Basilio Burella, Leopoldo Wa-lemberg, José Zilli (casado con Isabel Petrona Fernández, fallecida en 1936) Luis Zilli, Juan B. Pighín, Agustín Maras, Valentín Brussa, Elías Cortina, José Sancho, José Suardo (hijo), Rafael Lanche, Catalina A. Gutiérrez, así como José Martínez. Llamativamente también encontramos a tres familias mocovíes de Colonia Do-lores: Desiderio, Armando, Manuel y Pedro A. Tarragona; Emilio y Robustiano Palacio; y finalmente Miguel Salteño. La adquisición del armonio para San Martín Norte y Colonia Dolores fue posible gracias a una suscripción de Domingo Ber-tolín (120 $), Ventura Illescas e Hijos (50 $), Santiago Gutiérrez (25 $), el vecino Rodríguez Cabeza (20 $), y 5 $ entregados por los individuos José Angeloni, An-tonio Leozzena, Francisco Sartor, Valentín Zilli, Valentín Ceschi y Antonio Scoz-zuna. La orden franciscana entregó 60 $ a través de la venta de uno de sus novillos, y Juan Bertoluzzi y Líbero Rossi aportaron 1 $ cada uno (Im. 68).99

68. Documentación de fray Joaquín M. Ducca con la identidad de quienes colaboraron en la adquisición del armonium (BACSC)

99 BACSC, Caja 34: Documento confeccionado en Colonia Dolores por fray Joaquín M. Ducca, para la obtención de recursos para comprar un armonio.

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El 9 de julio de 1914 los musiqueros fueron trasladados por fray Buenaventura Giuliani desde las misiones de Laishí y Tacaaglé hasta Gobernador Crespo en cuya estación de ferrocarril se encontraron con el obispo provincial Monseñor Juan Agustín Boneo, fray Ambrosio Turci, fray Joaquín M. Ducca y con el policía local. Los instrumentos musicales que llevaban los tobas y pilagás eran un clarinete, una flauta de madera y otra de metal, una trompeta, un platillo, un bombo, un tambor, una trompa, un trombón y una tuba (Im. 69 a Im. 79). El armonio fue utilizado finalmente por Noé Pighín y su hijo Juan durante la misa organizada en la capilla de Colonia Dolores.

69. Llegada de los aborígenes tobas y pilagás a la estación ferroviaria de Gobernador Crespo, recibidos por fray Ducca en el año 1914 (BACSC)

70. Tobas, pilagás y mocovíes musiqueros en la estación ferroviaria de Gobernador Crespo, en compañía de fray Joaquín M. Ducca (BACSC)

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71. Tobas y pilagás en el ferrocarril de Gobernador Crespo junto a fray Giuliani, fray Ambrosio Turci, así como el policía local;

seguramente el fotógrafo fue fray Joaquín M. Ducca (BACSC)

72. Tobas y pilagás en el ferrocarril de Gobernador Crespo junto a fray Ambrosio Turci; seguramente el fotógrafo fue fray Buenaventura Giuliani (BACSC)

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73. Tobas y pilagás en Gobernador Crespo (BACSC)

74. Musiqueros en una casa particular de Gobernador Crespo (BACSC)

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75. Fray Giuliani y Obispo santafesino Monseñor Juan Agustín Boneo con los musiqueros en Gobernador Crespo; detrás, fray Joaquín M. Ducca (BACSC)

76. Musiqueros descansando en Gobernador Crespo (BACSC)

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77. Musiqueros trasladados desde Gobernador Crespo a Colonia Dolores (BACSC)

78. Tobas y pilagás con fray Giuliani en la entrada de la Capilla del Santo Cristo de Colonia Dolores (BACSC)

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79. Musiqueros en la Capilla del Santo Cristo de Colonia Dolores, y vecinos de Gobernador Crespo y de San Martín Norte (BACSC)

Como podemos observar en las fotografías tomadas en general por fray Giuliani, la familia de Desiderio Tarragona y Marina Camargo recibió a los “musiqueros” de las misiones de Laishí y Tacaaglé en sus tierras dedicadas a la siembra de maní y maíz en las que utilizaban un tractor al que le colocaban grasa para la correa larga del horquillero. Los tobas, pilagás y mocovíes fueron fotografiados en la plaza central de la reducción, debajo de la histórica campana que fue colocada por fray Giuliani el 9 de julio de 1908. Quizás por ello dos de las hijas de Desiderio Tarragona y Marina Camargo se convirtieron en sacristanas abocadas al cuidado de los objetos necesarios para el culto en la Capilla del Santo Cristo (Im. 80 a Im. 85).

80. Musiqueros con la familia mocoví Tarragona de Colonia Dolores (BACSC)

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81. Familia Tarragona, musiqueros y fray Giuliani mostrando la actividad productiva de los mocovíes de Colonia Dolores (BACSC)

82. Miembros de la familia Tarragona y musiqueros en Colonia Dolores (BACSC)

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83. Desiderio Tarragona, su esposa Marina Camargo, su hijo Juan y sus hijas en Colonia Dolores (BACSC)

84. Familia de Desiderio Tarragona en la casa de Colonia Dolores (BACSC)

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85. Casa y familia de Juan Tarragona, hijo de Desiderio Tarragona, en Colonia Dolores (BACSC)

El primer mocoví que adquirió animales en Colonia Dolores fue Pedro A. Ta-rragona que incorporó vacas a medias y se encargó de un buen número de caba-llos, novillos, terneras, vaquillas, vacas, cabras y ovejas. Fallecido Pedro en 1922, Desiderio y Manuel J. Tarragona lo sustituyeron hasta que decidieron abandonar Colonia Dolores y radicarse en Gobernador Crespo. En el registro llevado ade-lante por fray Ducca en los años que van desde 1912 a 1923 encontramos como dueños de bueyes y novillos a Mariano Echavarría; Francisco Lanche y su hijo Rafael que adquirieron vacas a media, overas coloradas y blancas, un ternero cada año, una vaca en 1916 y una ternera en 1918; Mateo Villalba que durante todos esos años tuvo un buey, algunos novillos y una vaquillita; Benicio Piedrabuena que contó con novillos; a Saturnino Lanchi que contó con una vaquilla, una vaca y un ternero; Florentina Iñet, viuda de Pandori, que adquirió vacas desde 1919; Manuel Benítez que compró un potro y un torito en 1916; Máximo Vázquez que tuvo una ternera; Santiago Ruíz al que se le registró un novillo por año hasta 1921; Mauricio Malaquía que pretendió contar con una vaca y una ternera; así como Telmo Balcazar que fue propietario de una vaca y de un buey provenientes de la zona pampeana santafesina. El documento gestado por fray Ducca llevó por título “Cuaderno donde están anotados los animales de esta misión y los dados a media” donde identificó a los escasos mocovíes que compartían la tierra con los “blancos” (Cuadro 8).

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Cuadro 8Animales de Colonia Dolores (1916-1928)

Misión Colonia Dolores

Mariano Echavarría

Francisco Lanche

Saturnino Lanche

Manuel F. Tarragona

Desiderio Tarragona

Mauricio Malaquía

1916

1912 /1922

1918/1919

1920

1924/1928

1922

¿?

1 caballo zaino (bilbury), 1 barroco, 1 mala cara; 1 potrillo bayo (adquirido por Mateo Villalba); 1 caballo colorado (adquirido con Desiderio Tarragona); bueyes bajos, blancos, colorados.

13 novillos para amanzar (Rafael Lanche); 1 vaca baya con cría; 1 vaca osca rosilla con cría

1 novillo overo colorado dos años; 1 novillo pampa osco dos años; 1 torito overo colorado dos años (sucesión)

1 vaquillona pampa; 1 ternero pampa; 1 novillo pasado boyada

2 vacas baya; 1 vaca malacara; 1 torito oveso; 1 torito color; 1 torito nevado; 1 buey rosillo; 1 buey moro; 1 buey colorado malacara; 1 buey colorado; 1 buey bragado; 1 buey rosillo blanco; 1 novillo moro overo; 1 ternera baya un año; 25 ovejas; 1 cabra

1 buey bayo; 1 buey osco; 1 novillo barroso; 1 novillo colorado pampa; 1 toro colorado; 1 vaca con cría osca gargantilla; 1 vaca con cría, colorada; 1 potranca mora (1916)

1 vaca blanca (de Ruíz Sanago); 2 terneras blancas; 1 torito blanco.

Fuente: BACSC, Caja 33: “Animales: Cuaderno donde están anotados los animales de esta Misión y los dados a media, 1914-1926, misionero Joaquín M. Ducca”; también fray Pedro Iturralde, Rosario, a fray Ambrosio Pighín, San Martín Norte, 10 de marzo de 1916.

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Por entonces los mocovíes de Colonia Dolores adquirieron diversos productos al comerciante Gerardo Martínez ya que el arrendamiento de algunas de las hectá-reas sirvió para las chacras de los vecinos de San Martín Norte que entregaban aproximadamente 2,94 $ cada año. La propia Fermina Mansilla, viuda de Nas-citiquí, compró “una mesa, dos bancos, un carro, dos pares “yuguillos” (yugos), dos frenos, dos pecheras, una pala rota, una pala buena, el hierro de mesa de San Lorenzo, casi todos estos objetos muy viejos, además $ 14 en efectivo, 9,50 $ de leña y 5 $ de alquiler”, como consta en el documento redactado por fray Ducca (Im. 86). En los hechos, el control de la producción de azúcar y el aprovechamien-to de las maderas (Paz, 2003; Chifa, 2004) aumentó la actuación laboral de los mocovíes en la década de 1920. El contacto entre fray Iturralde y Federico Alberto Roesch, que era uno de los empleados de la Defensa Agrícola en el Chaco, sirvió para aumentar el interés empresarial (Im. 87).

86. Firma de la venta de Gerardo Martínez a Fermina Mansilla viuda de Nascitiquí en Colonia Dolores, 1918 (BACSC, Caja 34)

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87. “Cuaderno donde están anotados los animales de esta misión y los dados a media, Colonia Dolores, 1914” (BACSC, Caja 34)

El regreso de fray Giuliani: la vida empresarial hacia 1930 en Colonia DoloresDespués de proteger durante años la Misión de Laishí, fray Giuliani llegó en pleno año 1928 a San Martín Norte donde se dejó fotografiar junto al cacique Felipe Chaura que se desempeñaba como “capillero” de la Iglesia Nuestra Señora de los Dolores y fue registrado como propietario de algunos de los terrenos adjudicados a los mocovíes. Este cacique fue conocido por su participación como “guerrero” de la Batalla de Pavón producida en 1861 en la que los aborígenes habían intentado frenar el dominio de Buenos Aires y conservar la Confederación Argentina (Im. 88, Im. 89).

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88. “Don Felipe Chaura, guerrero de la Batalla de Pavón” en San Martín Norte (Banco de Imágenes “Florian Paucke” 2006, Código E00300785)

89. Fray Giuliani y el cacique mocoví Felipe Chaura, “capillero” en San Martín Norte (BACSC)

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Paralelamente el Obispo santafesino envió algunos visitadores a la zona chaque-ña para establecer en San Martín Norte un colegio seráfico exigiendo a la orden franciscana la “devolución” de la Reducción Indígena, lo cual suponía la entrega de la Capilla del Santo Cristo y la Iglesia de Nuestra Señora de la Soledad. Fray Iturralde creyó prudente no tomar ninguna medida, pero reconoció que la disputa se centraba en el futuro de la diócesis santafesina. Quizás por ello fray Giuliani re-cibió a diversos sacerdotes enviados por el Obispo, los cuales se hicieron fotogra-fiar con los mocovíes que tenían sus “toldos” en Colonia Dolores. Como podemos observar en las imágenes, los mocovíes trabajaban para los propietarios “blancos” y para los “gauchos” (criollos). Fray Giuliani fue el primer franciscano que adqui-rió un coche Ford T a bigotes para visitar a los aborígenes (Im. 90 a Im. 105).100

90. Fray Giuliani con un sacerdote y los “blancos” propietarios de tierras, Colonia Dolores (BACSC)

100 Dicho automóvil fue creado precisamente en el año 1908 por el industrial y empresario estadouni-dense Henry Ford que diseñó un pequeño modelo que llevaba los dos frenos adheridos a ambos lados del volante (Guglielmone-Urioste, 2000: 124).

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91. Familia mocoví bajo el toldo (BACSC)

92. Niñas y niños mocovíes trabajando en la zona cercana a Colo-nia Dolores, con el dueño de tierra y fray Giuliani (BACSC)

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93. Fray Giuliani y la toldería de una familia mocoví (BACSC)

94. Fray Pedro Iturralde y “los gauchos” de San Martín Norte (BACSC)

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95. Fray Buenaventura Giuliani con una familia de mocovíes en Colonia Dolores, incluyendo su coche Ford T (BACSC)

96. Fray Giuliani con una familia de mocovíes en Colonia Dolores (BACSC)

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97. El mocoví, el propietario de las tierras y fray Giuliani en la zona de Colonia Dolores, con el coche Ford T (BACSC)

98. Fray Giuliani con una familia de mocovíes y el coche Ford T, acompañado de un religioso (BACSC)

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99. Fray Giuliani con una familia de mocovíes y el religioso de visita en Colonia Dolores (BACSC)

100. Indígenas mocovíes de Colonia Dolores trabajando para los dueños de las propiedades (BACSC)

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101. “Albañiles mocovíes” en la Capilla del Santo Cristo de Colonia Dolores (BACSC)

102. Casamiento de dos mocovíes en Colonia Dolores, aproximadamente 1910 (BACSC)

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103. Fallecimiento de un bebé mocoví, aproximadamente 1910 (BACSC)

104. Fray Giuliani en la Iglesia Nuestra Señora de los Dolores de San Martín Norte (BACSC)

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105. Fiesta Patronal de la Capilla del Santo Cristo de Colonia Dolores, 17 de septiembre (BACSC)

Al instalarse fray Giuliani en la reducción, “El Imparcial” de Reconquista y el periódico “La Unión” le pidieron algún colaborador que representara a los fran-ciscanos en la provincia santafesina. El misionero propuso la incorporación de un vecino vinculado a la Orden y contrario al Partido Socialista Argentino, al Partido Socialista Independiente y al Demócrata Progresista (PDP). En pleno año 1928 en que el país se volcó a las elecciones presidenciales, la fórmula Hipólito Yrigoyen-Francisco Beiró de la Unión Cívica Radical salió vencedora con el 57,4% de los votos, contando con una gran aceptación por parte del fraile. Por entonces comen-zó a discutirse sobre el futuro de los Territorios Nacionales con la finalidad de dar autonomía a las provincias (Gil, 1928). Paralelamente Yrigoyen se vio obligado a afrontar la Gran Depresión mundial que aumentó la violencia política argentina, y gobernó hasta setiembre de 1930 cuando el general José Félix Uriburu (1868-1932) (presidencia de facto desde 8 de setiembre de 1930 a 20 de febrero de 1932) dio inicio a la serie de gobiernos militares que interrumpieron la democracia hasta el año 1983. Con gran preocupación, en 1931 fray Giuliani hizo el recuento de la cantidad de animales que estaban en poder de los mocovíes y comprobó que las familias beneficiadas eran sólo las de Malaquía, Lanche, Tarragona y Echavarría (Cuadro 9).

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256 Mocovíes, franciscanos y colonos

Cuadro 9Semovientes de propiedad de la Misión (septiembre de 1931)

Mocoví

Mauricio Malaquía

Saturnino Lanche

Manuel J. Tarragona

Mariano Echavarría

Desiderio Tarragona

Animales vacunos

Animales

2 vacas pelo salpicadas; 4 novillos de 1 a 3 años; 2 novillos de 1 a 2 años; 2 terneras h. de un año; 7 animales vacunos

2 bueyes de cinco años

6 bueyes; 1 vaca pelo baya; 7 animales vacu-nos

5 bueyes; 2 vacas pelo escaso; 2 terneros M. de un año; 8 animales vacunos

4 bueyes, 1 vaca pelo chorriada; 1 ternero M. de meses; 6 animales vacunos

26

Le corresponde a la Mi-sión de Colonia Dolores

2 vacas, 4 novillos de 1 a 2 años

2 bueyes de cinco años

6 bueyes, 7 vacas pelo baya. No tiene ganado lanar o cabrío. Vendió lo restante.

5 bueyes, 7 pelo escaso

4 bueyes; 1 vaca; 6 terne-ros de meses

Observaciones

Se marcaron seis orejanos

Animales en poder de Santiago Ponte

Devolvió un buey a la Misión. Descontado de la existencia un buey vendido al Padre Maciá de la Misión

Se marcaron 2 ore-janos

Se marcó un orejano

Pertenecen a la Misión

Fuente: BACSC, Caja 33: “Recuento de la existencia de semovientes de propiedad de la misión, en poder de aborígenes que residen en

Colonia Dolores, 15 de septiembre de 1931, José Eloy Illescas”.

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Mientras tanto, los mocovíes establecidos en el sur del Chaco y el norte de Santa Fe se dedicaron a trabajar la cerámica y la ladrillería como madereros y coseche-ros temporales, en calidad de peones de obrajes y estancias (Golluscio, 2008). La llamada “década infame” instauró la transformación de la Diócesis de Santa Fe de la mano del conflicto de la Guerra del Chaco (1932-1935) entre Paraguay, apoyada por Argentina, y Bolivia, socorrida por Chile. Los militares volvieron a apoderarse del país en 1943 y el personaje más destacado fue Juan Domingo Perón quien creó la Secretaría de Trabajo y Previsión y desplazó a la derecha nacionalista católica a través de reformas laborales en la negociación colectiva. En concreto, sancionó el Estatuto del “peón de campo” que concedió mayor independencia a los traba-jadores rurales; estableció un salario mínimo; y procuró mejorar las condiciones de alimentación, vivienda y trabajo de la población rural; estableció el seguro social; y creó Tribunales de Trabajo. Gracias al apoyo popular, Perón accedió a la presidencia en el año 1946, y hasta 1955 favoreció una relación más fluida con el movimiento obrero. Al mismo tiempo, durante esos años el Gobierno se enfrentó con la Iglesia Católica y en el Senado se aprobaron medidas de corte progresista derogando la enseñanza religiosa obligatoria en las escuelas públicas. Durante el gobierno de Juan Domingo Perón, se realizó la “Conferencia de Gobernadores de Territorios Nacionales para la Represión del Agio, la Especulación y los Precios Abusivos”, organizada por el Ministerio del Interior, y participaron los gobernado-res de los territorios nacionales, de la Gobernación marítima de Tierra del Fuego y de la zona militar de Comodoro Rivadavia.101

El control que los franciscanos habían ejercido hasta entonces en las reduc-ciones y misiones aborígenes de la Diócesis de Santa Fe comenzó a diluirse a par-tir de la clausura de los Territorios Nacionales de Chaco y Formosa. ¿Cuál fue el resultado? En el año 1950 la Comisaría General de los Misioneros Franciscanos de la Argentina solicitó a Perón dar por terminado el compromiso de los misioneros entre los indígenas tobas y pilagás de Laishí y Tacaaglé. Los frailes se compro-metieron a continuar prestando sus servicios espirituales ante el primer obispo de Resistencia Monseñor Nicolás de Carlo. Cinco años después el Territorio Nacio-nal de Formosa se provincializó precisamente cuando Perón fue desplazado por los propios militares sublevados en la famosa “Revolución Libertadora” que fue sustentada por los sectores nacionalistas, católicos y conservadores argentinos. A partir de entonces, todos los gobiernos electos fueron derrocados por golpes mili-tares que acrecentaron la inestabilidad del país, incluso en el regreso de Perón a la Argentina producido en 1973.

101 AHPCH, Conferencia de Gobernadores de Territorios Nacionales para la consideración de pro-blemas de gobierno, administración y fomento, Ministerio del Interior, Buenos Aires, 1947.

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Escuela y educación: el “indio mocoví” de Ítalo E. BorgognoFray Ducca abandonó la dirección de la Escuela Nº 430 en 1927. Paralelamente fue modificado el Reglamento de Calificación y Ascensos de los maestros norma-les rurales a los que se les exigió dos años de estudio mínimo. La educación de los niños y niñas del campo se centró en las obras enviadas a las bibliotecas escolares. En Colonia Dolores los textos de lectura impuestos por el Consejo de Educación fueron escritos por Pablo A. Pizzurno (Pininos, Progresa, Prosigue y El escolar), J. Macías (Ilusión), Rosa P. Simonín (El niño argentino), H. P. Blomberg (El sem-brador y El surco) y E. Fernández Alonso (El Argentino). Por entonces los maes-tros recibían mensualmente el Boletín de Educación provincial en el que se les exigía la asistencia de los niños y niñas a la escuela. Desde su regreso a San Martín Norte y a Colonia Dolores, fray Giuliani se volcó a la educación de los mocovíes que habían sido marginados. Comunicó a finales de marzo de 1928 al encargado de la Policía que los niños indígenas no acudían a la escuela. Señaló entonces:

“…para los fines consiguientes que no obstante ser un día lindo y haberse llamado y abierto la escuela a la hora competente, sólo 16 niños asistieron a la clase de los 56 inscritos. Estimándole, quiera tomar las medidas conducentes para que los niños y niñas concurran a la escuela como corresponde.”102

Contó con la ayuda de fray Leonardo A. Bianchi, y a nivel local con fray Ambrosio Turci, este último retratado con la maestra de la Escuela Nº 430 junto a los alum-nos y alumnas mocovíes (Im. 106).

102 BACSC, Caja 34: Inspección de Escuelas del Consejo General de Educación de la provincia santa-fesina a fray B. Giuliani, Colonia Dolores, 23 de septiembre de 1927; 26 de octubre de 1927; 19 de noviembre de 1928; Circular para las Escuelas de la provincia de Santa Fe, 22 de febrero de 1928; Consejo General de Educación, Santa Fe, Boletín de Educación Común, Circular a los maestros, a fray B. Giuliani, Colonia Dolores, marzo de 1928; fray Giuliani, director general de la Escuela Nº 430 del Consejo General de Educación al Encargado de la Policía de Colonia Dolores, 20 de marzo de 1928; Libro de registro del “trabajo espiritual” de Fray B. Giuliani en San Martín Norte, Escalada, Crespo, Colonia Dolores; Caja 33: fray B. Giuliani, San Martín Norte, a fray Leonardo A. Bianchi, secretario del V. C. Provincial, Convento San Carlos, San Lorenzo, 3 de mayo de 1928.

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106. Fray Ambrosio Turci y la Escuela Indígena de Colonia Dolores, 1928 (BACSC)

En la década de 1930 el director de la escuela de apellido Sánchez Calvo elaboró con el inspector Felipe Hang un importante informe sobre el “avance mocoví” en el que señalaron que el futuro dependía de hábitos de higiene incorporados por los “hijos de aborígenes cuyas costumbres y tendencias siempre han estado en pugna con tan solubles prácticas”, y que los mocovíes eran ignorantes y sencillos “los niños son tímidos, apocados, por la influencia misma del ambiente, necesi-tan ser tratados con todo cariño, con mucha paciencia, alentándolos siempre, de modo que en la escuela se sientan cómodos y felices y tengan oportunidad para hacerse más desenvueltos”. Al año siguiente, en 1934, el director Milcíades Co-rrea y el inspector Claudio Garramuño llevaron adelante la inspección seccional y afirmaron que los “blancos” debían ayudar a los niños y niñas mocovíes, “con la advertencia de que en su gran mayoría se observa la más amarga pobreza que por tanto la zona no cuenta con un regular número de vecinos que puedan auxiliarle, aunque se hace algo”. En 1936 el director Amadeo Federici y la inspectora Beatriz de la Vega de Costa Medina advirtieron que los mocovíes estaban abandonando Colonia Dolores para poder trabajar:

“Periódicamente hay un éxodo de familias... Esta despoblación obedece a la necesidad de esta gente, de buscar trabajo en zonas maiceras o de otras cosechas. Por otra parte, un profundo senti-miento religioso arraigado a costumbres indígenas, tales como

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festejar con bailes y otras fiestas la fecha del patrono, hace que las familias se congreguen por semanas, en determinados ran-cheríos, y llevan allí los niños, sin que sea posible hasta la fecha, contrarrestar con la acción de la escuela, estos costumbres que como es de imaginar constituyen un factor negativo en la asis-tencia normal de los educandos. Estimo que sólo dos factores, pueden realizar obra consecuente, con el objeto de modificar en algo las costumbres primitivas que se traducen aún hasta en el lenguaje con que se expresen los niños. Me refiero a la acción policial y a la de la Iglesia.”

En 1941, ya iniciada la discusión gubernamental sobre los Territorios Nacionales chaqueños y la consecuente desaparición de la orden franciscana de las reduc-ciones indígenas y de las misiones, tocó el turno al director de la escuela César Oxley, y a la inspectora Beatriz de la Vega de Costa Medina. Ambos informaron que la “escuela-hogar” Nº 430 era la única institución disponible para educar a los aborígenes de Colonia Dolores. Consideraban necesario solucionar “el bajo nivel de vida de esta gente, alejada de centros de población más civilizados y con-servadores de costumbres que ya casi nada tienen de su primitiva sencillez, sino que ofrecen el cuadro de una degeneración no sólo física sino espiritual”. Dicha degeneración se debía al desinterés de las familias mocovíes y su incapacidad para insertarse en la modernidad del país. La intención era absorber al centenar de ni-ños y niñas mocovíes de la reducción para asegurarles una alimentación sana, una higiene corporal, unas costumbres honestas y, especialmente, una sensación de “alegría” en la actividad laboral. El objetivo era “civilizar” la sociedad “bárbara” que conformaba el pueblo de Colonia Dolores gracias a unos indígenas analfabe-tos que utilizaban de manera incorrecta los campos. Dos años después el director Milciades Correa y el inspector Loreto C. Quinteros consideraron que los niños y niñas mocovíes debían recibir una formación útil para la transformación de la reducción. César Oxley y Beatriz de la Vega de Costa Medina consideraron que la “miseria física” condicionaba moral e intelectualmente el futuro de la raza:

“Esta colonia no puede, por razón misma de sus pobladores, ser sometida a los medios comunes de educación a las otras zonas rurales; predomina el indígena y se hace accesorio proceder no sólo a la organización de la instrucción, sino a la asistencia social y profiláctica; al desarrollo de costumbres, hábitos de trabajo, de alimentación, de higiene, etc., que no puede dar la escuela común en el corto tiempo que retiene a los niños en sus aulas. El problema educativo infantil, hoy de 214 niños, vida higiénica,

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alimentación, ropa, calzado e instrucción y que regenerará para el porvenir una raza, que hoy usan la riqueza de aquellos campos, pero que está llamada a desaparecer en la miseria física, moral e intelectual en que se desenvuelve.”103

Las condiciones de vida de los mocovíes fueron enunciadas por el director de la Escuela Nº 430, Ítalo E. Borgogno, gracias a un trabajo que tituló “Colonia Do-lores y su grave problema educativo-económico-social”. El informe fue aprobado por el inspector Jerónimo Monti el 13 de abril de 1944, y fue expuesto por su autor durante una conferencia ofrecida en octubre del año 1945, en el preciso momento en que Juan Domingo Perón fue votado como presidente de la República Argen-tina, en el cual cual afirmó que los mocovíes no eran “extranjeros extinguibles”, sino “ciudadanos útiles” que debían ser alfabetizados para trabajar en la recolec-ción de maíz, algodón o girasol (Im. 107).

107. Libro del Director de la Escuela Nº 430 de Colonia Dolores, Ítalo E. Borgogno (BACSC, Caja 34)

103 La documentación corresponde a los informes de los directores y de los inspectores de la Escuela Nº 430 en las actas de la inspección seccional reproducida en 1945 por Borgogno; BACSC, Caja 33: Informe del director Sánchez Calvo y del inspector Felipe Hang, 1932; Informe del director Milciades Correa y del inspector Claudio Garramuño, 1933; Informe del director Amadeo Federici y de la inspectora Beatriz de la Vega de Costa Medina, 1936; Informe del director César Oxley y de la inspectora Beatriz de la Vega de Costa Medina, 1937; Informe del director Milciades Correa y del inspector Loreto C. Quinteros, 1943.

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En su obra, Borgogno indicó que los problemas educativos, económicos y sociales afectaban a los mocovíes y al resto de los indígenas del país. Partió de la idea de que los mocovíes eran explotados: “sólo van quedando pequeños grupos aislados. Ellos han sido despojados y desalojados de sus tierras, que un día les pertenecieron por completo cuando eran dueños naturales de sus campos, montes, ríos y mon-tañas”. El director apuntó que “la vida miserable del indio explotado por los ines-crupulosos es casi la de un paria, en esta tierra argentina donde la raza aborigen sigue el camino de la extinción”. La única solución era “evitar la vida nómada de estos pobladores” gracias a un trabajo estable en la zona chaqueña. En el caso de las mujeres mocovíes, el propio director de la escuela se dirigió a la Corporación Argentina de la Tejeduría Doméstica, que funcionó entre 1940 y 1955 (Belini y Rougier, 2008), pero no pudo llegar a un acuerdo ya que la provincia santafesina no estaba incorporada:

“No me he llevado más que la noción desinteresada y consciente de maestro y argentino, que busca llevar el terreno de las suge-rencias, las soluciones de un grave problema educativo-económi-co-social, de carácter local, sin dejar por ello de reconocer otros de igual índole, en el vasto panorama nacional, ya sea dentro de las grandes urbes y el interior del país. Los indígenas argentinos, de los cuales sólo van quedando pequeños grupos aislados, no han merecido la atención de los poderes públicos en su justo va-lor. Ellos han sido despojados y desalojados de sus tierras, que un día los perteneciere por completo cuando eran dueños naturales de sus campos, montes, ríos y montañas [...] Todavía se puede remediar en gran parte salvando las nuevas generaciones, puros o mestizos, para que estos niños no se sientan como extraños en su propia tierra y sean en el día de mañana seres útiles y ciudadanos responsables.”

Gracias a los datos que le suministraron fray Giuliani, el doctor Marcos de la Torre y los mocovíes Leónido Vázquez y Mariano Camargo, Borgogno describió las “características actuales del indio mocoví” comenzando por el tipo físico: “son de estatura alta y de una constitución física que declina por el género de vida que llevan”, y afirmó:

“Sus ojos obscuros son inexpresivos, su mirada casi estática; de nariz de caballo espeso, duro y negro; de miembros inferiores delgados y musculosos (son grandes caminadores), de manos y pies más bien pequeños. En su primer impulso es audaz; pero in-

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constante en las empresas de tiempo más o menos largo, demos-trando en apariencia ser apocados. Terco mentiroso y falso, aún ante la evidencia de las pruebas acusadoras. Sufrido y paciente ante las condiciones adversas del frío, celos, lluvia, sobandijas, hambre y sed. Son aparentemente sumisos y respetuosos, pero es necesario en la práctica tratarlos con cierta rudeza sin excluir la injusticia, para que no se tornen indómitos al trato y las buenas costumbres. De inteligencia radiana, que suplen por una gran in-tuición. Los elementos jóvenes asimilan rápidamente todos los factores inherentes de la civilización.”Su contacto era especialmente con las mujeres mocovíes, ya que los varones solían abandonar la comunidad. Los toldos de barro y paja tenían la forma de “chorizos” y eran diseñados sobre palos de manera horizontal, con una pequeña puerta y con una única habitación de unos cinco metros cuadrados que servía de dormi-torio. Los techos bajos se fabricaban con yuyo y paja de la isla. Las familias convivían con gran promiscuidad, según los datos ofrecidos por el censo escolar y de la vivienda del año 1943, y Borgogno concluyó que “existen algunas viviendas tan rudimen-tarias que para entrar o estar en ellas es preciso andar a gatas, duermen en algún catre o cama y la mayoría en el suelo”. El director se centró en el tipo físico de los mocovíes, y afirmó que el color de piel iba del “cobrizo oscuro” al de la “raza blanca” en virtud del “cruce de corrientes sanguíneas” con las tribus de tobas y abipones, con los indígenas cautivos, con los aborígenes que huían de la policía y buscaban refugio, y, en particular, con los extranjeros y criollos que se vinculaban sexualmente con las mujeres mocovíes aumentando el “mestizaje” en Colonia Dolo-res: “Las costumbres y vida de los indígenas están cambiando en contacto con otros medios. Las mujeres realizan las escasas tareas del hogar, cuidan los hijos, aunque estos andan todo el día vagando, reúnen leña, acarrean el agua, el resto del tiempo lo pasan sentadas y tomando mate. Los indios son infieles y se amanceban con otras o pecan continuamente en ayuntamientos ocasionales cuando el hombre le inspira confianza. Muchos son impulsados por su vida en promiscuidad, por malos consejos, por necesidad y un porcentaje menor por inclinación. El problema sexual y sus consecuencias son graves, pero se puede remediar en gran parte según las soluciones que proponga en otras partes. Los hijos los retienen con ellas. Los hombres abandonan con mucha

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frecuencia a sus mujeres y se amancebaban con otra, la que vuel-ve a abandonar por una tercera, etc. Los hijos que tengan con una mujer son abandonados. Pese a la acción anterior de las reduc-ciones, y de la acción actual de la iglesia, la mayoría de los hijos son naturales. En épocas de la recolección del maíz y girasol, las familias emigran hacia los lugares cercanos de trabajo, insta-lándose en galpones de los dueños a la mayoría levantan chozas miserables con el tallo de las plantas nombradas, otros debajo de un árbol, durmiendo sobre un poco de paja, bolsas, cueros de ovejas y tapados por algún poncho. Las mujeres trabajan a la par de los hombres y rinden a veces mayor trabajo. Los días sábados, domingos y festivos regresan a sus hogares donde por lo gene-ral quedan los ancianos, a quien respetan mucho a un familiar a cargo de los más pequeños. Los hombres, especialmente entre los meses de abril y junio se ausentan a las zonas maiceras del sur de la provincia de Salta y norte de Buenos Aires, en busca de trabajo que es de mayor provecho por el rendimiento de las co-sechas y precios. En otras épocas del año trabajan en la cosecha fina o bien se dedican al desmonte, aunque es éste un trabajo al que es poco afecto por la rudeza del mismo, sólo lo hace cuando la necesidad es extrema. No tienen sentido de previsión, su vida es de suma abundancia o de suma pobreza. A hombres y mujeres les agrada el tabaco y las bebidas alcohólicas de ultramar son muy afectos y si cuentan con dinero para adquirirlo se lo pasan en continuas libaciones. Son muy entusiastas al baile. Sus denzas características (el serandí, el ciclo chico, el ciclo grande, el tonto yugo, el mate). El salto y otros casi se han perdido y van siendo reemplazados por los del repertorio Paraguayo y bailes moder-nos. Estas inclinaciones han sido aprovechadas por autoridades policiales inescrupulosas y comerciantes poco honestos, para lu-crar con ellos. En un alto porcentaje tienen inclinación al robo, costumbre atávica de su vida en el desierto al robar a otras tribus, haciendas de las estancias, especialmente cuando la caza y la pes-ca se acaba. Actualmente el robo se nota, en chicos y grandes, en el periodo de la cosecha del maíz que utilizan en su alimentación. Cuncuñar maíz; en hurtos de aves menores no excluyéndose; en casos de comercio y de familia de menor descuido, en la escuela es raro el día en que no desaparezca algún artículo de propiedad de la misma, de alumnos y maestros. Cuncuñar maíz, en lengua

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mocoví, significa volver a recorrer los sembrados después de la recolección. Esta costumbre casi ya no existe porque los mismos indígenas dejan grandes cantidades para provecho propio y en perjuicio de los colonos.”

Con base en los comentarios del inspector Ramón J. Gudiño que también visitó la escuela, Borgogno describió el comedor escolar que funcionaba en la Capilla del Santo Cristo. A él concurrían unos cien niños y niñas a quienes se les proporciona-ba una comida fuerte al día. En ese preciso momento de finales de la Segunda Gue-rra Mundial, el director afirmó que los franciscanos habían disminuido la comida entregada a la población infantil pero mantenían la taza de mate de la tarde. Quien se encargaba entonces del comercio en Colonia Dolores era Felipe Fernández:

“La alimentación característica de las antiguas tolderías ha des-aparecido casi por completo. La carne de potro, la cual comen todavía en bastante proporción, ha disminuido en su consumo y la reemplazan por la de la hacienda vacuna. Les agrada especial-mente el maíz, zapallo, batata, pan y pescado. Son muy afectos al mate [...] cuenta el comerciante Felipe Fernández que en los nueve años que lleva en la localidad ha notado artículos que casi no se consumían, como ser: fideos, patatas, arroz, embutidos, quesos, alimentos conservados, etc., tienen mucha demanda. A la mayoría de las comidas las cocinan poco.”

En la primera mitad del siglo XX las mocovíes Marina Tarragona y Santa Tiotí se convirtieron en las parteras más importantes de Colonia Dolores. Respecto al aseo y la salud, Borgogno indicó que los jóvenes mocovíes se preocupaban de manera limitada, entre otras razones porque carecían de agua en sus propios hogares. Eran comunes las enfermedades venéreas, la tuberculosis, la sarna y la pediculosis por-que sólo contaban con un molino público ubicado en la plaza central donde estaba la capilla. Fue entonces cuando sugirió colocar un depósito, bomba o cigüeñal, o cavar varios pozos en distintos lugares del pueblo. Los mocovíes habían utilizado hierbas que consideraban medicinales como la grasa de potro y de iguana, y el almizcle.

El director se basó también en las reflexiones de Beatriz de la Vega de Costa Medina sobre la inteligencia de los aborígenes, quien afirmó que los mocovíes sufrían un atraso mental de dos o tres años con respecto a la edad cronológica: “la mayor parte de los alumnos deben realizar un año preparatorio para [...] satisfacer la parte mínima del programa de primer grado”, concluyó Borgogno al señalar el

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bajo nivel de un 58% de los niños y niñas de la Escuela Nº 430 que por entonces tenían como máximo el cuarto grado. Ítalo E. Borgogno concluyó que el ambiente era “espiritualmente pobre e indiferente” y aumentaba el riesgo del analfabetismo:

“Debido a la acción de las misiones religiosas, son católicos, está fuertemente arraigada la [fe] de Dios. Crecen en el amparo de los santos, mezclando las ideas católicas con supersticiones in-dígenas. Festejan con marcado carácter pagano a San Antonio de Pádua, San José, San Pedro y San Paulo, y a Santa Rosa de Lima. Estas fiestas consisten en comidas a base de carne de po-tro, tortas, pasteles, bebidas alcohólicas y baile. En la víspera de cualquiera de estas fiestas, al aclarar, comienzan a tocar un tam-bor indígena llamando a los paisanos para formar la procesión, lo cual constituye llevando al frente el santo, un cantante, el tambor y una flauta (caramillo) con los que ejecutan música y visitan las poblaciones vecinas pidiendo limosna [...] De vuelta, clavan el estantarte en la pared de un rancho y se inicia el baile al son de un acordeón con acompañamiento de guitarra. Estas fiestas duran sin parar tres o cuatro días.”

El director planteó la necesidad de que los mocovíes se ubicaran en el cultivo de la tierra, en la actividad agrícola-ganadera, para demostrar que eran “ciudadanos argentinos”, individuos comunes, útiles y capaces, que no eran un peligro social. La explotación despojaba a los mocovíes de sus pequeñas propiedades, obligán-dolos a retirarse del pueblo y vivir en “estado semisalvaje” privados de trabajos y alimentación adecuada. Según Borgogno, la acción de la escuela se “estrellaba” con la despreocupación de los padres mocovíes que eran influenciados de manera nefasta por un “ambiente endurecido e inhóspito”. La pobreza extrema reinaba en toda la zona y los niños semidesnudos ni siquiera concurrían a la escuela. Final-mente, un Estado que no ejercía ninguna acción positiva para los mocovíes pre-tendía, en realidad, su destrucción. El propio nombre “Colonia Dolores” conducía, según Borgogno, a la infelicidad de los mocovíes:

“Un 95% de los niños concurrentes a la escuela son hijos de in-dígenas, de una pobreza que raya en la miseria, mil alimentados y peor vestidos, niños que huyen del contacto de personas que no son de su raza, prefieren la vida libre del campo, que aún no han perdido la costumbre del indio. Viven en ranchos miserables, sin árboles, sin agua, sin asco y así se presentan a la escuela, cuan-do lo hacen [...] la acción de la escuela se anula de inmediato y

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mientras no se arbitran los medios para una solución radical del problema, tendremos en la provincia de Santa Fe la rémora social que constituyen los habitantes primitivos de Colonia Dolores, nombre apropiado a los cuadros de miseria y descomposición que se observan [...] Un 90% de hijos de aborígenes mocovíes son niños de difícil adaptabilidad a las condiciones de escola-ridad, concurre a la escuela esporádicamente, faltando sin dar aviso hasta períodos de un mes. La influencia y costumbres de los hogares de sus mayores se mantienen firmes, y al retirarse a los diversos trabajos que toman los padres lo hacen con toda la fami-lia. Son niños muy pobres a los que la escuela debe vestir, calzar y alimentar. A los padres les resiente que la escuela les inculque hábitos de aseo, orden y alineo personal, no permiten que se les haga lavar o bañar en la escuela, la ropa que obtiene, se la ponen y no se la sacan hasta que el uso y la suciedad la destruyen. Es-tán muy desnutridos y las enfermedades hacen presa fácil en su naturaleza. La sobrealimentación que proporcionaba el Comedor Escolar se ha disminuido por falta de partida, la que debió ser au-mentada de acuerdo al aumento progresivo del costo de la vida.”

El mocoví Alfredo Salustiano Salteño, nacido en 1937 y apadrinado por Desiderio Tarragona, fue uno de los alumnos de la Escuela Nº 430 y se define a sí mismo como “niño de Borgogno” (Im. 108). Como el resto de directores, Borgogno no pertenecía al mundo mocoví. Tampoco Zulma Benita Caballero que asumió el car-go en 1973. Gracias a la entrevista formulada a la antigua directora sabemos que:

“Cuando fui designada como directora de la escuela por concurso provincial, acepté el cargo sin saber que era una comunidad indí-gena. Como muchos jóvenes y entusiastas docentes que deseába-mos ascender y nos sentíamos bien preparados, debíamos com-petir en el concurso con personas con mucha más antigüedad que ya habían pagado el “derecho de piso” y lograban ubicarse en las zonas más pobladas, quedando para nosotros las escuelas lla-madas “rurales”, algunas perdidas en los montes, y aceptábamos porque no había otras posibilidades. Cuando llegué a conocer el lugar, me encontré con un poblado con viviendas dispersas, muy modestas, y una población aborigen de la cual desconocía absolu-tamente todo. Por otra parte, no había una política educativa para los indígenas, no recibí ningún tipo de formación o información para el trabajo educativo. En este sentido, me fueron de gran uti-

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lidad los conocimientos de las docentes que ya venían trabajando en la escuela, las cuales conocían bien a las familias y cada niña o niño, algunos datos históricos, algo de la cultura, la religión, las costumbres. También el señor Juan Redigonda, que se encargaba de los viajes a Gobernador Crespo, ya que no había autobuses, conocía cada rincón de Colonia Dolores, como también vida y milagros de los pobladores. Como en todo pueblo chico, no ha-bía secretos que pudieran esconderse. También me informaron sobre mis antecesores, los directores que habían pasado por la escuela, sus historias personales, destinos [...] Las cocineras del Comedor Escolar, Justina (López) y Delia (Villalba), me fueron transmitiendo datos sobre cuestiones de gran importancia para la comunidad, tales como las fiestas, el acceso al único aparato tele-visivo, las migraciones para trabajar en las cosechas, cómo viajar a Crespo cuando llovía y por el camino de tierra no podían pasar automóviles [...] También en aquellos años comenzaron a llegar integrantes de movimientos sociales interesadas en la cuestión indígena, y creo que todos comenzamos entonces a replantearnos la función histórica de la escuela para estos pueblos sumergidos, a buscar bibliografía comprometida. Eran muy importantes los materiales que producía la editorial de la Biblioteca Vigil. Todo eso me ayudó mucho después, cuando continué trabajando con sectores muy pobres de Rosario. De todos modos, pidiendo y rogando algunas cosas pudimos viajar con el alumnado a Rosario y Santa Fe. Para todos ellos fueron experiencias novedosas. En Rosario, cuando recorríamos la ciudad en el autobús, recuerdo el asombro de algunas de las niñas cuando veían mujeres en las vidrieras con poses extrañas (eran maniquíes de madera). Para otros, era novedad ver un semáforo, edificios altos [...] En la Casa del Escolar de Santa Fe, en otra ocasión, les sirvieron pollo con arroz, y casi no comieron. Al segundo día, cuando les sir-vieron polenta con salsa, se la devoraron, aquello era un plato casi desconocido. Era muy gratificador ver el entusiasmo de los niños por todo lo que veían [...] El cruce del túnel subfluvial, por ejemplo, los maravilló.”104

104 Entrevista a Zulma Benita Caballero, antigua directora de la Escuela Nº 430 de Colonia Dolores (1973-1977), marzo de 2011.

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La Escuela Nº 430 introdujo en los últimos años una placa con la canción diseñada por la descendiente italiana Bilva Lice Di Giorgi de Alberto en la que colaboraron las alumnas del tercer ciclo E.G.B., las docentes tutoras y los profesores itineran-tes que han ayudado en la continuidad educativa de los jóvenes de Colonia Dolo-res en la escuela fundada en 1902 (Im. 109).

108. El maestro Ítalo E. Borgogno en “Alumnos de la escuela indígena de los Padres Franciscanos de Colonia Dolores” a mediados del siglo XX,

incluyendo al joven mocoví Alfredo Salustiano Salteño (Banco de Imágenes “Florian Paucke” 2006, Código E00802366)

109. Canción de Bilva Lice Di Giorgi de Alberto para la Es-cuela Nº 430 (Werther Gunther, 2011)

A la escuela 430, Bilva Lice Di Giorgi de Alberto

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Cien campanas y pájaros en vuelohoy elevan a Dios mansa plegaria

calla el monte y el cielo se agigantasaludando a la escuela centenaria.

Bajo la protección de San Pedroel padre Buenaventurate vistió con la banderay su alquimista ternura.

Resplandece con el tiempoescuela cuatrocientos treinta

sos historias, educación,sos la luz en el corazón

Guíanos señor del cieloque la patria nos espera

ilumina a la niñeza esta escuela y a su bandera.

En tus aulas los maestrosmodelaron con empeñoel alma y ojos nuevosde mocovíes pequeños

Aún vibra bajo tu techoy a tus paredes se aferrael silencio de una raza

que fue dueña de la tierra.

La supervivencia de la “mokoit lakatá”En 1897 fray Vicente Caloni elaboró el informe titulado “Apuntes de la lengua mocoví” con base en fray Francisco Tavolini. Su trabajo editado en la ciudad santafesina pretendía dar a conocer algunas nociones de la “lengua moví” cuyo nombre es “mokoit lakatá” (Caloni, 1884, 1893, 1897, 2010 [1897]; Colombres,

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2008).105 El método de autoaprendizaje de la lengua mocoví utilizado por los mi-sioneros Caloni y Tavolini consistió en la recopilando de palabras con un conte-nido emocional relacionado con las agresiones sufridas por los mocovíes, tales como: ver, pegar, cortar, avisar, dar, lastimar, decir, querer, enseñar, matar y lan-cear. Respondían precisamente a las conversaciones que tenían los mocovíes con los frailes y que estos últimos reproducían en una especie de “cuaderno de cam-po” sobre “Adverbios”, “Adjetivos posesivos”, “Nombres de casas”, “Casas y las partes que la forman”, “Pronombres”, y la manera de conjugar los verbos en los “Ejercicios de verbos”.

Ahora En este momentoCon esto o estoHasta Hasta después deMucho o demasiadoMuchas vecesPocas vecesSiquiera TodavíaCuanto, cuantas vecesTambiénDel mismo modoSí (condicional)Voy a hacer tal cosaSolamente queTodavía hoy

EneguíEnaquictéCaòtorTometo-máTomayenéNa-aseúqueIyocolíSeseoutéQuenomYa-queidictáMliyocté

EtolqueidíLoticsénNonLlórChaqué-idictóLla-cavé

Sinó (condición)SobreBajo deEsto es, a saberAllíMás peroAllá Aunque Después de (cosas pasadas)Adelante de

Atrás Mucho Poco De aquí aDe aquí a 8 días

NonóNectaschiguínNectoocterelóLedáQuidíCalánQueddá meddáNalactó Neyené)

Deloyaqué o Las-chiqueNectéAloúqueDilacactoleóNomeléNo-malé 8 nasgatá

ADVERVIOS

105 Según Fontana (1881: 153-154), Bartolomé Mitre conservaba en su biblioteca una gramática ma-nuscrita de la lengua mocoví redactada por el Padre Alonso Bárcena a la que no hemos podido acceder. En los últimos treinta años se han producido algunos estudios sobre la lengua: James Olson (1991), por ejemplo, señaló en base a Hernández (1987) que de aproximadamente diez mil mocovíes, un millar conserva la “mokoit lakatá” aunque se encuentran inmersos en una “rápida aculturación”, es decir, en la pérdida de la “lengua primaria” en el marco del aprendizaje y uso del español (Gorosito Kramer, 2008).

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272 Mocovíes, franciscanos y colonos

Mío Mía Tuyo Tuya Suyo Mío o mía

Tuyo o tuya

Puerta de casa (el clero)Mi puertaTu puertaNuestra puertaVuestra puertaPuertas (tablas)Mi puerta

Casa CasasTu casaTus casasLa casa de aquelLas casas de aquelNuestra casaVientreMi vientreTu vientreVientre de aquelNuestro vientreVuestro vientreAlma Mi almaTu almaAlma de aquelPechoMi pechoTu pecho

Na-actétNa-actetéNa-actitíNa-actitiíNa-ctétéIló (plantas o animales)Caloí

Lesom

YasomDesomíArdesonLasomLasompéqueLasompséqué

Liméqu-ei-inekCavotíCavoriíLavóLavónCoovóDacónYacómDacomíDacómArdacómDacomí NquiíIquíi Rqui-íLotogué LoctoguéYoctoguéDoctgué

Suyo, suyaSuyaNuestroNuestraVuestroVuestraNuestro, nuestraVuestro, vuestra

Tus puertasLa puerta de aquelLas puertas de aquelNuestra puertaNuestras puertasVuestra puertaVuestras puertasTu puerta

Nuestras casasMi casaMis casasVuestra casaVuestras casasLa casa de aquellosLas casas de aquellos Vientre de aquellosEntrañasMis entrañasTus entrañasLa entraña de aquelNuestra entrañaNuestra almaVuestra almaEl alma de aquellosEl pecho de aquelNuestro pechoVuestro pechoEl pecho de aquellos

LalóNa-ctetéArna-actétArna-actetéNa-actitíNa-actitiíColóCaloí

DesompsiríLasompséqueLasompséArdasompséqueArdasompsékLesompséqueLasompséDasompirí

CoovónIvóIvoríCavoríCavorsíLavotéLavoríDacoméLavélIevélCavilíLavélArdavélArquiíRqui-íLqui-íLotoguéCoctoguéDoctoguéLoctogué

ADVERVIOS POSESIVOS

NOMBRES DE CASAS

CASAS Y LAS PARTES QUE LA FORMAN

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Padre PadresMi padreMis padresMadreMadresMi madre

MadresTu madreHijoHijosMi hijoMis hijosTu hijoHijaHijasMi hijaMis hijasTu hijaMaridoMujerMi maridoMi mujerTu maridoNuestras mujeresHombreHombres Soltero

YoTúNosotrosVosotrosEsto Eso Él Lo

LeoteéLectaélIcta-áIcta-álLacte-éLacte-élYacte-é

Yacte-élDactiíIlialéqueIlislcáIlialéqueYialcéCachalguí IlialéIlialéIyaléIyaléCactialí NaschilarváNováIaschilarváIová Daschilarvaí ArdováIaléIaléMescoacalaschí-larvá

AínAcamíOcomAcamíEcáEnáQuecáQuené

Tu padreTus padresEl padre de aquelEl padre de aquellosTus madresLa madre de aquelLas madres de aquellosNuestra madreNuestras madresTus hijosEl hijo de aquelLos hijos de aquelNuestro hijoNuestros hijosTus hijasLa hija de aquelVuestras hijasLa hija de aquellos

Vuestros maridosTu mujerEl marido de aquellaLa mujer de aquelNuestro maridoVuestras mujeresMujerMujeres Soltera

Ese AquelAquel de alláEstaEsaLaAquellaAlguna

CactaíCactí-liLecta-áLecta-élDactilíLacte-éLacte-él

Ardacte-éArdacte-élCachaloréIlialéqueIlialcéCoclialequeCotialcáCactialíIlialéCactialéIlialé

LaschilarváDovaíLaschilarvá LováArdeschilarváLováA-alóA-alóMescaecalaschí-larvá

IníInisóEsosóEcáEnéCamíAnisóCacá o Caná

CASAS Y LAS PARTES QUE LA FORMAN (cont.)

PRONOMBRESGabrie

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274 Mocovíes, franciscanos y colonos

Yo conozcoTú conocesAquel conoceNosotros conocemosVosotros conocéisAquellos conocenYo conocíHe conocidoTú conocisteAquel ha conocidoNosotros conocimosVosotros conocéisSabed

Yo mueroTú mueresAquel muereNosotros morimosVosotros morísAquellos muerenYo veoTú vesAquel veNosotros vemosVosotros veisAquellos venYo veréTú verásAquel veráYo vieraYo vieseYo voyTú vasAquel vaNosotros vamosVosotros irYo iréTú irás

Ainsa-denAcesí-a-diníEcaya-denOcomsa.deniecaAcamí-a-diníEcna-ya-denéLea-denLa-diníLya-denLsa-denácsLa-diníLya denéAdinió

YelevDiliviíYelévArdelévDiliviíYelevé SivanáEvaniáYavenáSavanegáEvaniéYaventéSivanóEvanióYavanóSivansqutéEvaniqué Asohíque Oquiíe-équeOcolácaEc-na qquéAschicóOquió

Yo conocíaTú conocíasAquel conocíaNosotros conocíamosVosotros conocíaisAquellos conocíanYo conoceréTú conocerásAquel conoceráNosotros conoce-remosVosotros conoceréisAquellos conoceránSepa aquelYo moríaTú moríasAquel moríaNosotros moríamosVosotros morisisAquellos moríanYo veíaTú veíasAquel veíaNosotros veíamosVosotros veíaisAquellos veíanNosotros veremosVosotros veréisAquellos veránYo hubiera vistoYo hubiese vistoYo ibaTú ibasAquel vaNosotros vamosVosotros vaisAquellos vanNosotros iremos

Sa-deneotáquea-dinictáqueIa-denectáqueSa-sa-denectaqueA-dinictaqueIa-denectaqueSa-denóA-dinióYa-denó Sa-denacó

AdinióYa-denóYa-denóYelevquénDiliviigénYelevquénArdelevquénDilivilquén Velevquén SivanáqueEveniaqueYvaniaqueSivangáqueEvenisqueIvaneraqueSanamgóEvanióYaventóYavenaquté Sananagaquét aschiiquenOquiiquénEkquénOcolacquénOquilquénEquequénOcolcó

VERBOS

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Gabriela Dalla-Corte Caballero 275

Aquel irá

Iría, fuese o hubiese idoVolver (venir)Yo vuelvoTú vuelvesAquel vuelveNosotros volvemosVosotros volvéisAquellos vuelvenYo volveréTú volverásAquel volveráNosotros volveremosVosotros volveréisAquellos volveránYo vuelvoTú vuelvesÉl vuelveYo volvíaTú volvíasAquel volvía Nosotros volvíamosVosotros volvíaisHubiera vueltoYo cocinoTú cocinasAquel cocinaNosotros cocinamos

Vosotros cocináis

Ecó Aschikquet, oquii-quet, e-ecquét, oso-lacaquét, ocnaeque-quet, aschinquenquétOquiiquenquet, ekquenquetYapil DapilíDapilYapilácaDapilíDapiléYapilóDapilióDapilóYapilacóDapilióDapilóSopilOpilíLopilSopilquénOpiliquéríLopilquénSopiliacaquénOpiliquénLupilquet Sopi-lacquetSivaséEvoschíDevoséSívoschacá

Devoschié

Vosotros iréis

Aquellos irán

Yo volvíaTú volvíasAquel volvíaNosotros volvíamosVosotros volvíaisAquellos volvíanVolveríahabría vueltohubiese vueltoNosotros volvemosVosotros volvéisAquellos vuelvenYo volveréTú volverásAquel volveráNosotros volveremosVosotros volveréisAquellos volveránAquellos volvíanVolveríaVolviese

Yo cocinaréTú cocinarásAquel cocinaráNosotros cocinaremosVosotros cocinaréis

Oquió

Equeó

Dapilquén DepiliquenDepilquenYapeliacapenDapiliquenDapilequenYapilquétDaopiliquét Dapilquét yapilaquetSopiliácaOpilíLopiléSopilóOpilióLopilóSopiliacóOpilióLopilóLopilquénSopilquetOpiliquet

SivosóEvoschióDevosóSivoschacó

De vosoneó

VERBOS (cont.)

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276 Mocovíes, franciscanos y colonos

Tú me visteTú me pegasteTú matasteTú lanceasteTú cortasteTú enseñasteTú avisasteTú lastimasteTú quisisteYo te díTú nos vistesTú nos cortasteTú nos avisasteTú nos avisasteFulano nos vióFulano nos pegóFulano nos matóFulano nos lanceó

Fulano nos cortóFulano nos enseñó

Fulano nos avisóFulano nos dijoFulano nos lastimó

Fulano nos dióFulano nos quiso

Fulano te vióFulano te matóFulano te cortóFulano te avisóFulano te lastimóFulano te quiso

IvaniáIoverníIaloactíIs-disqueDichaguíIapeguiníAcactarniváIoserterotíDigorníEsaniardomTvanirarváArdeloqtíArdachoquéArasoternirorvéIvaneguéArdovagánArdolestArda-déque

ArdichecaArdapaguín

DecactarnoguéEnapeñéArdasoctegót

RyaniardónDi-gorní

IvaniervéDelosotíDichoguíDa-cactpraiaváDescretarotíDi-gorní

Yo te víYo peguéYo matéYo lanceéYo cortéYo enseñéYo aviséYo cortéYo te dijeYo te quiseTú nos pegasteTú nos lanceasteTú nos enseñasteTú nos dijistesFulanos nos vieronFulanos nos pegaronFulanos nos mataronFulanos nos lancearonFulanos nos cortaronFulanos nos enseñaronFulanos nos avisaronFulanos nos dijeronFulanos nos lastimaronFulanos nos dieronFulanos nos quisieronFulano te pegóFulano te lanceóFulano te enseñóFulano te dijoFulano te dió

SivaniarváSavorníSaloactíSa-diágueSichaguíSapaguiníSacastarnarváSasectarotíIschianapegarváSi-egorníArdovarníArdadtáqueArdopaginialI-niranacváIvandováArdó-varnéArdelcactéArdederak

AedichaguéArdapaguiné

Ardacactardovée-nerapegováArdascotareté

ReñandogónArde-gorné

DeverníDu-diákDapeguianíEnspogarváEyeniardom

EJERCICIOS DE VERBOS

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Gabriela Dalla-Corte Caballero 277

Durante la primera mitad del siglo XX los misioneros franciscanos establecidos en Colonia Dolores se interesaron por el destino de la población indígena y enseñaron a los niños y niñas mocovíes la lengua castellana. Esto hizo diluir la lengua mo-coví de la zona chaqueña, aunque hoy día es la propia Colonia Dolores la que se encarga activamente de la recuperación de esta lengua. Además, mientras lucha-ban por conocer la lengua “moqoit”, los frailes intentaron conservar las diversas lenguas guaycurúes de la zona chaqueña. Como sabemos, la lengua mocoví perte-nece a la familia lingüística guaycurú junto con la lengua pilagá de la provincia de Formosa, la lengua toba del norte argentino (Niklison, 1990 [1916]), y el caduveo brasilero. El guaycurú incluyó históricamente las lenguas abipón y mbayá ya des-aparecidas en Argentina (Karsten, 1932). Las lenguas toba, pilagá y mocoví per-tenecen al complejo dialectal de los aborígenes “qom” (Messineo y Wright, 1989; Messineo, s/d). En los “modos de saludar y otros modos de hablar” diseñados por fray Vicente Caloni, figuran palabras específicas sobre el trabajo de los indígenas; la posibilidad de alimentarse; los conflictos surgidos entre mocovíes y blancos; las relaciones sexuales; y el cumplimiento del mandato religioso. A finales del siglo XIX, frases tales como “yo iré con vos” o “vos irás conmigo” conservaron el “vos” como una sustitución natural del “tú”.

Buenos díasEl hombre respondeLa mujer respondePase adelanteSiéntate o siéntese

¿Que quiere?

¿Qué se ofrece?VenidAdiós, me voyHasta luegoDespuésSírvase¿Cuánto pides?

La AcamíLaínEnoniróOnirní, oniríní

Mecá

Quiái rapeguéE-nya-camíLesohigóTo-malavitMaláAconictiguitMli-yocté, noaschilarniqué

Buenas noches¿Cómo estás?Bien¿Y vos?¿Cómo están los de tu casa?¿Cómo estás? (a un enfermoHasta un momentoHasta mañana¿Quién sabe? No sé¿Cuánto vale eso?Te doy un pesoEstoy cansado¿Dónde está fulano?

Lí MdamaquesadíIsmacactaríChacamíMe-re-asaló conacaveríMinixarí

To-me-iéTom-necteéNeotaguié sesondenMin-yosté, lasucateSa-ve epesoDi-sótNñagá

MODOS DE SALUDAR Y OTROS MODOS DE HABLAR

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278 Mocovíes, franciscanos y colonos

¿Has comido?

¿Dónde has nacido?

¿Dónde estás vos?

¿Dónde has ido?¿A dónde ha ido?¿Cuándo viniste?

Apártate de esa mujerDios me ha criadoLevántateCállate, soségate

Callaos, sosegaos

Venid muchos¿De quién es ese perro?¿De quién es ese rancho?

Quítate

Siempre jugandoVengo a pedirleVengo a verte¿Quién te enseña?

¿Todavía no has ido?

Yo iré con vos

Malquií

Me-vagué nigayoscoríMoniragué

Na-iraguéNactai-guéNa-lagui novictií

Naschiquictirecó cená é-lóIactagát CoctaáOnirechiguínDe-narniserí

De-narnictá-soló

Iyaló iñócaQuelaló iní epioco

Quelavotagá

Coni vek, coni-vecó, caniNa-asaúkNa-anirarvéNavictirarváQueocá gayá, ndapaginíIa queidictá masoaloguiíAcamió-iya

No tengo nada que comer¿Dónde está?

Estoy en el monte

¿A dónde vás?¿De dónde venís?No vas más a la casa de esa mujerPárateMe levantaré

Me callaréHay, hay mucho¿De quién es esa oveja?¿De quién es ese caballo?QuitaosSiempre chupando

Le hubiese conocido si no hubiese sido de noche¿Todavía está con ese?Iré con fulanoIré con fulanosHijo de plumaTe conozco

¿Me conoces?

Llévele mis espresiones a fulano

Scaeca na-actet

Menectaguí

Aerchinavoguí ena o-octióMa-ictaguéMactilgueraguéTarnovictiróqui Lavó caní a-aló

Nachioactirní

AschinchinmóIenarnegó Avé, Avé na-asáúquéQuedaló aní acaqueretáQuelananarlactagaConivek, conivecóNe-asouk notark o nectaguéNaveneique queactá chepét

Ia-queidictá meloriaoguitIyo coáIyaó acnáElavaik atarotíSa-diní

Dia-diní

Iyactí iquinarnak

MODOS DE SALUDAR Y OTROS MODOS DE HABLAR (cont.)

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Gabriela Dalla-Corte Caballero 279

Vos irás conmigo

¿Cuántos días hace?Que no has pecadoVáyaseDame agua, tengo sedTe mandaespresiones fulanoNo me mates

Diyayó ain

mli-yorté naAgatá oviriaguit LoquiróAvite yaquip

Liquinarnaquíecaí

Toctar yaleactí

Busca quién le enseñóNo me hagas nadaHoy, este díaAyerAnteayer

¿Es cierto? ¿Es verdad? O ¿qué dios, así es?

Aviragué

NdapaguiníToraicá esquinikScavieScavit leyé

Etardecoá acter-dilicó laniadik

MODOS DE SALUDAR Y OTROS MODOS DE HABLAR (cont.)

Fray Vicente Caloni (1897) incluyó en sus “Apuntes de la lengua mocoví” diver-sas palabras que al ser unidas nos conducen a los “Ejercicios de lectura”, a “Los mandamientos de la Ley de Dios”, y a las “Confesiones” (Im. 110). La reproduc-ción conservada en el Convento San Carlos incluye una nota en la que especifica que “las sílabas o letras ubicadas antes del guión deben pronunciarse con fuerza y suspensión de vos, cortando el aliento o la voz como si fuera tartamudo; con un to en la última sílaba con fuerte acento; con una tr se debe pronunciar con decla-ración trinando; con una r solo con mucha ligeresa; con una o gutural, con doble o estremadamente gutural”. En el caso de la confesión, fray Caloni (1897) incluyó preguntas en los “Apuntes”, así como la posibilidad de obtener de los mocovíes un sí (“Ajaá”) o un no (“E-é”).

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280 Mocovíes, franciscanos y colonos

110. “Apuntes de la lengua mocoví”, publicación del padre fray Vicente Caloni con base en fray Francisco Tavolini, Est. Tipo Litográfico, J. Benaprés,

Santa Fe, 1897 (BACSC, Caja 33)

1º Amarás a Dios sobre todas las cosas

2º No jurarás con la cruz3º SantificaráseldíaDomingoylosdías grandes4º Obedecerás5º No matarás6º No fornicarás7º No robarás8º No dirás o levantarás a nadie falsos testimonios9º No desearás la mujer ajena10º No desearás los bienes ajenos

1º Ndococtió-cocta-á quenosugué neschiago2º Toctar-no-masnialcó lactiaenarnaroté3º Aquió na-egaá Domingo nesgaé lodiget 4º Aquisló 5º Totar nalosctarnió6º Tosternoavactió7º Toctarnacatió8º Toctar naagatió encá loscaractó

9º Toctardipictió noavitií10º Toctardipictió mocactií

LOS MANDAMIENTOS DE LA LEY DE DIOS

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“Cada domingo y los días de fiesta, ve-nid a misa, y también hay obligación del mismo modo los días grandes de venir a misa. No desobedecer. Está mi palabra de venir a misa, sino pecáis. Avisadlo a todos de vuestra casa. Si no podéis dejar la casa, no lo hace si no venís a misa, las fiestas y los días domingo. Creed que hay un solo Dios en tres personas. Estas tres personas se llaman Padre, Hijo, Espíritu Santo, que forman estas tres personas. Pero un solo Dios. El viernes, día de vigilia de nuestra madre del Tránsito, día de ayuno, no co-máis carne, más si no tenéis con qué ayu-nar, podéis comer. El sábado es día gran-de de nuestra señora del Tránsito. Todos vosotros venid a misa, no trabajéis. Creed que nosotros tenemos alma dentro nuestro cuerpo, cuando morimos, muere nuestro cuerpo pero el alma no muere. El alma se presentará a Dios. Si hubiese obrado bien la sentará a la derecha, y le dará la gloria. Dios a los malos los sentará a la izquierda y le arrojará al fuego grande. El hijo se hizo hombre en las entrañas de la Virgen María, lo hizo el Espíritu Santo, no pecó con hombre. A la manera de nosotros el Espíritu Santo lo formó en las entrañas de la Virgen Santísima, ella es siempre san-ta, nunca pecó, este hijo de Dios se hizo hombre, se llama Jesucristo el cual pade-ció y murió en la cruz derramando toda su sangre por nosotros salvar, pero resucitó a los tres días y subió a los cielos. Creed a estas cosas mandadas por Dios a la igle-sia, y que la Iglesia nos enseña las cosas mandadas por Dios”.

“Quidí edomingo na-egataé, aquiiquén cani misa leyá-quencadiní ma-avé. Loc-traén nagá lodigat aquiiquen ceni-pisa no-maotiovileque edá yacaték ma-aquilí cani-misa nomactiaquí lodasoaraictió. Acaottarnialó-encaugué quenoá cavorí. Nomatiaschictií mnoc-narctianí ená cavo-tí scaeoá nquenegué. Nomachaquií cani misa quidyoá edomingo nagataá. Ovilió ma-avé eo nolek i Dios me etrés; enoáo-comí oyalé na-anecáepegló Lecba-á, Ylialco, QuEspiritu Santo, le nectá enoá e-trés oc-omí calám eo-nolék ini Coctaá. Nomalí nagaá vigilia. Ardacteó Tránsito ayona nagaé, mesquií loát no-maucá loo ecá ayona olaquió la-at. Tránsito ardateé acamiaugué aquió caní misa. Toctarnoe-nactarnió. Novinitió ocon ma-ave arquií, evexaguií ardoachimagá. En-quén na-lar delev, y elev ardoschinagá, enanamarquií mesyelev. Arquií actayocté ini Cocta-á. nom-no-iní cactoiguií ayarnienó. Ini Dios nom nayapé coctiicó dalactiocó que cá anorok lodigat. Ylialek ayaniguií yalé la-vel Ardacteé lo-enatek él Espiritu Santo. Mesca-avactiguit yalé. Quenacón lo-ena-tek lavél Ardateé. Yaqueídicté mecsanta. Mescaeaé lascarsét, ená ilialek coctaá yalé. Elenagat ledá nomcavé pa-atiguit ni-gorik yocaraetetapé levó ardamacte-té o-con asuavall-ca. Calam scalevek na letrés naagatá, acta schigín quipiguín. O-vilgotó ilinactarnacó ini Dios que ná Aptamnarquí, chué que ná Aptanarquí arda paguín quenoá ilí nactarnacó ini-Coctaá”.

EJERCICIOS DE LECTURA

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282 Mocovíes, franciscanos y colonos

“¿Quieres confesarte? (Sí / No quiero). Confiésate. ¿No ves? Puedes morir sin confesión. Te puede matar un rayo y mo-rir sin confesión. Puedes enfermar cuando no está el padre. Puedes morir sin con-fesión. Si mueres sin confesión te vas al fuego grande (Me confesaré). Persígnate, reza el yo pecador. ¿Te has confesado alguna vez? (Nunca / Sí). ¿Cumpliste la penitencia cuando te confesaste? (Sí). ¿Cuántos años has vivido con esa mujer? (Muchos años). ¿Estás casado? (Sí / No). ¿Te confesaste? ¿Cuándo te confesaste? Después te has confesado, mas ¿cuántos años, meses, semanas, días hacen que no te has confesado? ¿Has ido a misa los días domingo? ¿Has trabajado los días de do-mingo? ¿Has desobedecido a tu padre o a tu madre? ¿Has dicho malas palabras a tus padres? ¿A cuántos has muerto? (Ningu-no). ¿Cuántos animales has robado? ¿Con cuántas mujeres has pecado? (Con tres). ¿Tienes otros pecados? (No). Arrepiénte-te de los pecados. Si te arrepientes, Dios perdonará tus pecados. Ten esperanza, que Dios ahora perdona tus pecados por los méritos de Jesucristo. Pide perdón a Dios de tus pecados. (Bueno). Por peni-tencia de tus pecados rezarás cinco padre-nuestros por cinco días. Reza al señor mío Jesucristo”.

“¿Ma-icchietií chocétarnií? (Ajaá / E-é). Iohoeotarnió. ¿Mesoacvaniá? Avó delivií. Matichocotarní natideave mdaloat asco-nagá dilivió matichocotarní. Avé mdalo-laí ma-ticá Padriolek lecá avé mdilivií mac-tichocotarní. Nomdilivií matichoco-tarní, deviguió quecá-onorék loddigat. Sichococtagané. Nanirí. O-iní. ¿Ma-laca-quen mitchocatarní? (Scaocásauk / Ajaá). ¿Mo-mactiguí eca-ilatarnak eca nalicho-cotarní? (Ajaá). ¿Mliyocté enardí melo-rixaquit ená-a-aló? (Inardí na-asauk). ¿Malacaquen daschilarvaí? (Ajaá /E-é). ¿Nalit-chocotarní? ¿Nalonií? Meca liya nitchocotarní nayemé, mo-nií ¿miliyoc-té inardi, schidaigorí, domingo, naagatá mati chocotarní? ¿Me-quiquen cani misa edomingo nagéa? ¿Maloc-nactarniquen quidí domingo na-gaá? ¿Ma caquén nai-chovilok la catek cactaí om-cactaií? ¿Me caquén nasno en decactaguí cactai om cactií? ¿Mli yocté mcaloact lé? (Scaceá). ¿Mliyocté yeso mocotié? ¿Mliyocté a-aló ma-avié descarsictí? (E-tres). ¿Mecá liyá descarsití? (E-é). Ne ctotió leaválí que-noá descarsicití. Nom-nectoctiguií, lea-vidí nova-quinarcó iní coctoá desorsití. Avoyó pi-lí, quini Dios enaquitá ncova-guiarcó enoa desoarsictí quená lodyarté quiní Dios Jesucristo. Aschilayó cocta-á ncovayadik quesoá descarsictí covoyé. (Ajaá). Lesencó enoá descarsictí, oenar-nió e padre nuestro quiquince na-agatá. Oc-narní”.

CONFESIONES

Fuente: Elaboración propia con base en BASCS, “Apuntes de la lengua mocoví”, de fray Vicente Caloni (1897) a partir de fray Francisco Tavolini.

Ítalo E. Borgogno, que se desempeñó como director de la Escuela Nº 430 de Colo-nia Dolores en pleno año 1945, señaló que un guión entre las letras o arriba de una sílaba debía ser pronunciado con fuerza y suspensión de voz, cortando el aliento o la voz como un tartamudo: “con un ‘to’ en la última sílaba con fuerte acento; con

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una ‘tr’ se debe pronunciar con declaración trinando; con una ‘r’ sola con mucha ligereza; con una ‘o’ gutural, con doble so extremadamente gutural” (Borgogno, 1945). El análisis de la lengua mocoví forma parte precisamente de la lucha indí-gena para conservar su cultura y sus tradiciones (López, 2009).

Siguiendo el interés por la lengua de los guaycurúes, fray Enrique Guernacini elaboró a inicios del siglo XX el “Compendio de la doctrina cristiana vertida del castellano al toba”, y el documento fue entregado por fray Iturralde al Obispado de la diócesis santafesina y a las reducciones y misiones del Chaco Central y Austral, incluyendo las reducciones mocovíes. Llamativamente no consta ningún docu-mento que haya intentado traducir la doctrina cristiana del castellano al mocoví, pero el contenido del “Compendio de la doctrina cristiana vertida del castellano al toba” nos permite comprender la educación que durante varias décadas otorgaron los misioneros a los guaycurúes (Im. 111).

111. “Compendio de la doctrina cristiana vertida del castellano al toba” de fray Enrique Guernacini a inicios del siglo XX (BACSC, Caja 25)

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284 Mocovíes, franciscanos y colonos

¿Hay Dios? Sí Padre, hay Dios.¿Cuántos dioses hay?Un solo Dios.¿Dónde está Dios?En el cielo, en la tierra y en todo lugar.¿Quién es Dios? Un señor infinitamente bueno, Todopo-deroso, Eterno, y Criador de todas las cosas.¿Nos crió también á nosotros? Sí, padre.¿Para qué hemos sido criados? Para amarle y servirle en esta vida y después ir á gozarle en la gloria.

¿Tiene Dios figura corporal como noso-tros? No, padre, él es espíritu purísimo.

¿Cuántas personas hay en Dios? Tres personas distintas.¿Cuáles son estas personas, y cómo se llaman?La primera es el Padre, la segunda es el Hijo, la tercera es el Espíritu Santo.¿Cada una de estas tres personas es Dios? Sí, Padre. ¿Entonces son tres dioses? No, Padre, son tres personas y un solo Dios.¿Cómo se llama este Misterio de la San-tísima Trinidad?Se llama el Misterio de la Santísima Tri-nidad.¿Cuál de las tres personas se hizo hom-bre?La segunda, que es el Hijo.¿Dónde se hizo hombre? (dónde nació?)En el seno purísimo de María.

¿Voo nimadií N-catahá?Ahá Taradé, voó nachiñí.¿Sayoklé N-catahál?Onolék.¿Nagué N-catahá?Dapiguém, Al-luá, ennawák layél.¿Carmiguét cám N-catahá?Sallaganék madú noén, Onráik en-mawák l-tadeík, machíité nagá, en-mawák anót.¿Onattacá comí?Ahá, Taradé.¿Taenik chijót comí?Naók canochitá Edá, naók iñílamaras-hik Edá, comí savoó nayí, comelé ñan-quihíl saquevó piguém, dá sootá comí madií noén.¿Voó N-catahá lók etá má comí?

Aé, Tarade, Dedá leguihí onraé, caccá-lók.¿Nachí layokté nequihíl N-calahá?Tresoleá.¿Caminqué itoñí; eta renagát?

Onolék, Taradé; Onolék-liá Llallék; leyá N-quihí Santo locolák.¿Ennawaqué N-catahál?

Ahá, Taradé.¿Noón tirés N-catahál?Aé, Taradé, tirés N-quitríl, Dios o-nolék.

¿Eta lenagát ñiñí?

Remagat Trinidad.

¿Igamáccá nemnavá N-quihíl tirés, Shi-gavá Yal-lé?Niñí Llalék.¿Wagué añanocó?Chigócuót lawel caatehé María.

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¿Cómo se hizo Hombre?Tomando cuerpo y alma como tenemos nosotros.¿Por obra de quién se hizo Hombre?Por obra del Espíritu Santo.¿Para qué se hizo Hombre?Para redimirnos y enseñarnos a ser bue-nos.¿Quién es María, Nuestra Señora?Es la más excelente de las mujeres, llena de virtudes, Madre de Dios y está en el cielo.¿Cómo se llama el Hijo de Dios hecho Hombre?Jesucristo.¿Jesucristo es Dios?Sí, Padre.¿Jesucristo es Hombre?Sí, Padre.¿Qué hizo Jesucristo por nosotros?Padeció y murió en la cruz, para librarnos del pecado y de la muerte eterna.¿Cómo murió?Murió como Hombre.¿Y el que ahora vemos en la cruz es Jesucristo?No, es una imagen y semejanza de Jesucristo.¿Jesucristo está vivo o muerto?Está vivo, porque resucitó al tercer día.

¿Dónde fue después de resucitar?A los cuarenta días subió al cielo.

¿A de venir otra vez acá a la tierra?Sí, Padre, vendrá el día del juicio final.

¿A qué vendrá?A tomarnos cuenta de todas nuestras obras.¿Y aquel día resucitaremos todos?Sí, Padre, con los mismos cuerpos que tuvimos.

¿Wacó coállagá coneték, shigaroá?Voó lanolé etá má comí, lok, mi-quihí cochák.¿Neguetó eyót chigaroá?Nachilonaták mimayí N-quihí Santo.¿Nook barencó chiyót Shigaroá?Divoranaték-liá, comi yaparagué.

¿Camiguét tañí, caratehé María?Lashí enawák alpí, enawák ima-talék lók cammigué itoná, Latehé nimadú nicata-há, netashiguéin piguém.¿Etá lenagát, nimadrií Llalék Shigaroá?

Jesucristo.¿Jesucristo voó N-catahá?Ahá, Taradé.¿Jesucristo voó Yal-lé?Ahá, Taradé.¿Negué tocá Jesucristo celék comí?Noueneguét damadií mayallagá guacái-léu guacaciá lenabák, oduík, sailén.¿Eelék yiók?Ettám Shigaroá.Niñí Selóktá nacalék ¿Jesucristo?

Aé, cayadenagat nimadií.

¿Jesucristo nicalték, utailéis?Nicalték, oacatannicalék, comelé nal-latí tres olcá.¿Cuallagá riacantaigué?Criallagá cuarenta nagatí, lashiquém piguéin.¿Nigalagañí ná al-buá?Ahá, Taradé, ammák ñigalák la-vierashi-tí l-ladéik.¿Taencú chanamák?Attanén comí.

¿Comí caltraá nicalanék?Ahá, Taradé; ennawák cadók nicalék.

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¿En cuántas partes está Jesucristo?En cuanto Dios, está en todas partes, en cuanto Hombre está solamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.¿Qué cosa es el Santísimo Sacramento del Altar?Es la Historia consagrada y el cáliz con-sagrado.¿Quién está en la hostia consagrada, y en el cáliz consagrado?El verdadero cuerpo y sangre con el alma y la divinidad de Nuestro Señor Jesucris-to.¿Y no es pan la hostia consagrada?Antes de consagrarse era pan, mas en la consagración el pan se convierte en el cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo, así como el vino del cáliz se convierte en sangre, quedando tan solo los accidentes ó apariencias.¿Cuándo se hace esta consagración?En tiempo de la Misa, un momento antes que el Sacerdote alce la hostia y el cáliz.¿Qué cosa es la Misa?Es el acto más esencial y sublime de nuestra Religión, porque es la renovación del sacrificio que Jesucristo ofreció en la cruz, muriendo por nosotros.¿Cómo se ha de oír la misa?

Con mucha atención y reverencia, consi-derando sus misterios ó rezando devotas oraciones.¿Adónde van los que mueren en gracia de Dios, habiendo recibido el bautismo?Van al cielo a gozar de dios para siempre.

¿Adónde van los que mueren en pecado mortal y sin bautismo?Van al infierno á padecer para siempre en compañía de los demonios.

¿Nagué Jesucristo, layokté maatí?Etá cám N-catahá, enmawak la-yél; etá cám yallé, piquém, Sacramento Tamna-ratquí.¿Nequé tuyí Santísimo Sacramento Tam-naratquí?Hostia consagrada; Cáliz consagrado cockák.¿Neguét voó Hostia consagrada, neguét voó Cáliz consagrado?Namadiú Lók, namadiú L-tagó, namadií Nquihí, namadií divinidad Jesucristo, odogrót salla-ganék.¿Pan, Hostia consagrada?Cuullagá Consagración, pán; nayí Con-sagración, dayín pán, taeyí lók, vino, Llagó Jesucristo, québañá accidentes; o apariencias.

¿Layí acayót Consagración?Cayót damnatamén, cuullagá Taradé mishiguém Hostia, míshiguém Cáliz.¿Canmiqué itturá Tamnaralquí?Yókteguá calcayinón esttogót Religión; taincó chidiyók Sacrificio, tarencó chiyót enáklek Jesucristo, enullogót chidú iléu comí.¿Etá cám llalepí sootá Tamnarat-quí Misa, alpí locolák?Natamentapeguá L-tahá, lapotá loguá, matamnalcó.

¿Uacamtaigué lequishil lauttiasát nima-dií L-tahá caelleyí iléu, nimadií nicuriks-hik?Taashiguém má L-tahá loma viagá.¿Uacaintaigué catám cám sácaícuriyí; nacamtaigué cayalé mattayá ñimadií L-tahá?Nicaatañí cal-lottá lachogodík machíté, sanyoté lachií.

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¿Por qué creemos todas estas cosas?Porque Dios las ha revelado á la iglesia, y la Iglesia, maestra infalible, nos las en-seña.¿Dios perdona al pecador?Sí, Padre.¿Cómo puede ser perdonado el hombre por Dios?Confesándose al Sacerdote con las dispo-siciones necesarias.¿Qué se debe hacer para confesarse bien?

Examinar la conciencia, tener dolor de los pecados, tener voluntad de no pecar más, decir los pecados al sacerdote, cum-plir la penitencia impuesta.

¿Es pecado no cumplir la penitencia?

Sí, Padre.El que pecó mortalmente, si muere sin confesarse ¿podrá salvarse?No podrá salvarse si pudiendo confesarse no lo hizo.El que está para morir y no puede confe-sarse ¿irá al cielo?Sí, haciendo un acto de perfecta contri-ción con propósito de confesarse.¿Qué es la contrición perfecta?Arrepentirse de todos los pecados como ofensa de Dios, bondad infinita.¿Qué se requiere para hacer una buena comunión?Estar en gracia de Dios, estar en ayuno desde la media noche, amar al Señor que se va á recibir, y dar gracias á Dios por el beneficio recibido.¿A quién recibimos en la Sagrada Comu-nión?A Jesucristo tan realmente como está en el cielo.

¿Pariencó chidú amattál nogolo-shét?Caleayí enapegá Tamnaratquí L-tahá lákták; Tamnaratquí napagué-natanagá “infalible” yaparaquén comí.¿Catahá ichogodén yal-lé diol le-góik?Ahá, Taradé.¿Layé cauchogodén ninadií L-tahá chi-garoá?Charanlayí saccalayá matanarát Taradé, o confesándose.¿Neguétocainaguót naók confesarse anonarát?Mavatón mechiú conacatapék; cumi-chiú-ú avanómtapequé; saccaconcalaaté dunadií yagarañí nayí; confesar comi-chaií–ú; llasoót dimadií yamagraeguá nimadií Taradé.¿Quiriáktapegá domadií penitencia, sa-rayá natagán?Ahá, Taradé.¿Ilén caicá Confesión, dashiguéin pi-quém?Aé, comichiauchét, aiál-sayót.

¿Seishét confesarse, ettaktacám comé dashiguém piquéin?Ahá, dashiguém piguéin, cal-lotta laya-llagá dolor, cochák nocpitá confesarse.¿Amseguét auét layallagá?Taencú asuék pecados, sayá-comniguét.

¿Naók comulgar enmawák damadú ne-guettá cosmanót?Chiyagayasá n-caTahá; sadqueé cockák sanyomyí cán pelaivél; cadokpitá cal-lottá n-caTahá; íttogolék nal-lén.

¿Carmiguét cayaconiguét Sagrada Co-munión?Cayaconiguét issá damadií Jesucristo, maé camadió piguéini.

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¿Quién es Jesucristo?El Hijo de Dios, hecho Hombre por no-sotros.¿Para qué sirve el Sacramento del Bau-tismo?Para quitar el pecado original, hacer al hombre hijo de Dios y heredero del cielo.

¿Es muy necesario el Sacramento del Bautismo?Sí, Padre, es necesario para la salvación, y sin él no se puede ir al cielo.En caso de necesidad, ¿quién puede bau-tizar?Cualquier hombre o mujer que tenga uso de razón.¿Cómo se ha de bautizar?Derramando agua natural sobre la cabeza de la criatura, con intención de bautizar, diciendo: “Yo te bendigo, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu San-to”.¿Para qué el Sacramento de la Confirma-ción?Para darnos el Espíritu Santo con todos sus dones, y fortalecernos en la Fé, que recibimos en el Bautismo.

¿Conmiguét itoñí Jesucristo?Llalék L-catahá, cacehigaroá comí.

Taencó namenmá Sacramento del Bau-tismo?Ancát pecado originál, nimadú nshaqué yal-lé llalék mimadú L-tahá, logót napi-guém.¿Yahá madiú noén bautismo necuriyí?

Ahá, Taradé, dahá madú noén; necoraák cuacacolák Sharáshigmá piguém.¿Camiguét carnyícoriquí?

Enmarvacó namadú cancoraár.

¿Ettá danmadiú caicoriguí?Nicoranagát caicolek l-cáik, settatapék nakták: “Yo te bendigo, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”, nochitá bautizar.

¿Taencó namenná namadiú ncorát Sa-cramento Confirmación?Cayamerná comi Nquihí Santa, en-mawák sochocoyachú logrót damadudá, añagáik comí saamáktén cayaconiguét bautismo”.

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CAPÍTULO V

La organización de la comuna de los mocovíes

En 1890 Gabriel Carrasco participó en la Convención Constituyente de San-ta Fe que debía definir el régimen político provincial y municipal. Poco después trazó las “libertades comunales”, un tema que nos puede dar ele-

mentos interesantes para entender la importancia del reconocimiento de Colonia Dolores como Comuna un siglo después, en pleno año 1994. Carrasco señaló a finales del siglo XIX que “el día que entreguemos en manos de un solo hombre, de un intendente, nuestras libertades comunales, le habremos entregado con ellas la madera con que puede construir el patíbulo de todas las otras”. Planteó en-tonces que la Convención provincial debía guiarse por el mismo espíritu que la Constitución Nacional de 1853, la cual había expresado el concepto de “régimen municipal” para hacer referencia al gobierno comunal, regulado este último por el régimen representativo republicano. Desde esta perspectiva, el rosarino Gabriel Carrasco entendía que el régimen municipal era “el conjunto de las instituciones que se refieren al gobierno propio y ese gobierno propio tiene como base inaliena-ble la elección popular”:

“El régimen municipal desaparece [...] desde el momento en que se quite al pueblo la elección del más importante de sus manda-tarios; del Intendente Municipal, al que se dan ‘todas las faculta-des’ (son las palabras del Mensaje) mientras que solo se le deja la elección de los miembros del Consejo Deliberante, empequeñe-cido, humillado y sin mas atribuciones que formar el presupues-to. Resultaría que en presencia de un intendente casi omnímodo, fortalecido con todas las facultades y nombrado por el Poder Eje-cutivo, se pondría un Consejo nombrado por el pueblo cuya tarea se reduciría, en suma, á proporcionar dinero al Intendente. Todo el régimen municipal vendría á reducirse á compeler al pueblo, por medio de los municipales elegidos por él, á entregar su dinero para que lo administrase un funcionario lleno de facultades, nom-brado por el Gobernador de la Provincia.” (Carrasco, 1890: 16)

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En un escrito sobre las libertades comunales elaborado en contestación al Mensaje del gobernador santafesino, Carrasco señaló incluso que la Convención de la que formaba parte no tenía facultades para introducir reformas fundamentales en la constitución política provincial en cuanto a las restricciones del poder o régimen municipal. Carrasco indicó que “las instituciones municipales, base del sistema del gobierno propio (self government) y piedra angular de las instituciones re-publicanas, se caracterizan por el hecho de que todos los miembros que la han de desempeñar son elegidos directamente por el pueblo, sin intromisión de otro poder alguno, cualesquiera que sea la forma con que esa intromisión se trate de encubrir”. Para Carrasco, abolir o poner trabas a las libertades comunales era “ma-tar la libertad hiriéndola en el corazón mismo”. Si consideramos que el gobierno comunal era para Carrasco “la expresión de la humanidad misma, la revelación de una necesidad imperiosa”, entendemos que Carrasco describiera el proyecto del gobierno provincial utilizando calificativos tales como inmoral, ilegal, injusto y contrario a los mandatos constitucionales. En su discurso a favor de las Municipa-lidades libres pronunciado en la Convención Constituyente de Santa Fe, expresó su apoyo a las libertades comunales como base de creación de la ciudadanía a través de la educación. Educar al pueblo; darle elementos para salir del letargo; reforzar los cuerpos deliberantes; ejercer las funciones del gobierno propio, fueron las bases sostenidas por Carrasco para frenar las personalidades que pretendían asumir todas las atribuciones y derechos que legítimamente correspondían a los cuerpos deliberantes (Carrasco, 1890: 19-20). La propuesta, por ende, fue entregar la elección de los representantes al pueblo, eliminando la posibilidad de que los altos magistrados comunales fuesen nombrados por un poder superior alejado de la voluntad del pueblo. Si bien Carrasco pensaba en los extranjeros inmigrantes favorecidos a nivel económico pero excluidos a nivel político, precisamente la importancia de las elecciones de consejeros era una de las estrategias para “sacar del letargo” al pueblo, es decir, forzar su educación en base al ejercicio ciudadano:

“No somos nosotros, los encargados de reformar la constitución, los encargados de cooperar á la felicidad del pueblo, con leyes be-néficas, los que podemos honradamente arrebatar al pueblo hasta la sombra de sus derechos y continuar sumiéndolo en un letargo que puede, encadenándose circunstancias análogas, conducir á la muerte política. Debemos por el contrario, tratar de levantar el espíritu público, hacer que los ciudadanos vuelvan al ejercicio de sus derechos facilitándoles el cumplimiento de la sagrada mi-sión que les impone el sistema representativo, republicano, y no se conseguirán de ninguna manera esos resultados arrancándolo

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cada días nuevos girones de su poder, para entregarlo maniatado á la voluntad omnipotente de un hombre solo, de un Intendente con todas las facultades.” (Carrasco, 1890: 20-21)

Esta idea sobre el valor de la Comuna nos permite comprender la importancia del nacimiento y reconocimiento de la Comuna de Colonia Dolores. Hasta el año 1965 se supo muy poco sobre la reducción indígena por la carencia de investigadores que se centraran en la vida de los mocovíes de la zona chaqueña argentina. Uno de los primeros trabajos independientes de la orden franciscana en la segunda mitad del siglo XX provino de Edelmi E. Griva que llevó adelante el censo de las casas habitadas por los mocovíes en las provincias de Santa Fe y Chaco como parte del relevamiento de la ex-Comisión Nacional del río Bermejo que a inicios de la década de 1970 recibió el nombre de Comisión Nacional de la Cuenca del Plata. El informe inédito de Griva del año 1966 fue titulado “Las tribus mocovíes de la provincia del Chaco”. Poco después, en el año 1973, Griva se unió a María Cecilia Stroppa, integrada al Consejo de Investigaciones de la Universidad Nacional de Rosario (CIUNR), para abordar la situación de los mocovíes. La visita a diversos pueblos de los mocovíes en la zona chaqueña, los datos censales y la ubicación de las viviendas en el plano ofrecieron información a la cooperativa ladrillera así como al gobierno que implementó diversos proyectos desde 1973 hasta la dictadu-ra argentina de 1976. Los investigadores se basaron en datos ofrecidos por cronis-tas, misioneros y etnógrafos, y tomaron conocimiento sobre las comunidades en el sector central y norte de la provincia de Santa Fe y la parte sur de la provincia del Chaco. Como primera conclusión señalaron que los mocovíes, a diferencia de los tobas, eran los menos conocidos y, por ende, los menos protegidos.

En Colonia Dolores, las imágenes de la Capilla del Santo Cristo entre media-dos del siglo XX (cuando los frailes fueron obligados a abandonar a los aborígenes chaqueños) y el año 1973 (en que Juan Domingo Perón asumió la presidencia de la nación), nos hacen pensar en el peso que tuvo el dominio de la orden franciscana entre los guaycurúes y la decadencia en la que calló la capilla de Colonia Dolores en esos años difíciles de la República Argentina (Im. 112 a Im. 114). En 1973 Gri-va y Stroppa presentaron en Chicago el trabajo titulado “Un grupo olvidado: los mocovíes argentinos” y argumentaron la importancia del proyecto implementado por el Ministerio de Educación y Cultura Nacional para garantizar la superviven-cia de las lenguas indígenas. Marcaron en el Mapa 5 la ubicación de las antiguas misiones y reducciones, registrando de ese modo los 25 pueblos mocovíes de la República Argentina (Im. 115). Este capítulo parte de esta base para reconstruir la historia desde la década de 1970 hasta el año 1994 en que Colonia Dolores asumió la responsabilidad de ser una de las Comunas del Departamento San Justo, con

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independencia de San Martín Norte, y gracias a la aceptación del gobierno provin-cial y a la lucha constante de los mocovíes.

112. Capilla del Santo Cristo en “Sobre Colonia Dolores (0-1-2)” (Banco de Imágenes “Florian Paucke” 2006, Código G05717903)

113. Interior de la Capilla del Santo Cristo en “Sobre Colonia Dolores (0-1-2)” (Banco de Imágenes “Florian Paucke” 2006, Código G05717903)

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114. “Capilla desde la Escuela, verja destruida” (Maricel Stroppa, 1973)

115. Mapa 5 sobre las comunidades mocovíes de las provin-cias de Santa Fe y Chaco (Griva y Stroppa, 1973)

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Colonia Dolores en la segunda mitad del siglo XXEn el año 1970, de las 25 comunidades mocovíes, 11 fueron registradas en el sur de la provincia del Chaco donde viven aproximadamente 1.800 mocovíes, y las 14 comunidades restantes se inscribieron en el norte de la provincia de Santa Fe con-tabilizando aproximadamente un total de 1.200 individuos. En total, la “Nación Mocoví” estaba formada por 3.400 individuos. Las comunidades mocovíes del Chaco son Avellaneda (La Tigra); Charadaí; Colonia Matheu, Lote 89; también la Colonia Matheu, Lotes 138-139-175; Mesón de Fierro; Quitilipi (Colonia Abori-gen Chaco); Villa Berthet, Lote 3/4/7; Villa Berthet, Lote 19; Villa Berthet, Lote 20; y especialmente Colonia Necochea Lavalle; El Pastoril; y Colonia Aborigen Chaco. En estos últimos tres casos, 400 mocovíes por zona se encontraban distri-buidos parcialmente y conviviendo con los tobas. La instalación de estos grupos correspondientes a la provincia del Chaco se produjo en los actuales departamen-tos de Tapenaga, Chacabuco, Colonia General O’Higgins, Mayor L.R. Fontana, Quitilipí y San Lorenzo. En el caso de la provincia santafesina, los departamentos en que se instalaron los pueblos indígenas fueron Vera, General Obligado, San Javier, Garay, San Justo y La Capital de Santa Fe; y encontramos a Calchaquí, Campo del Medio, Cañadita, Cayastá, Colonia Dolores, Colonia Francesa, Colo-nia Margarita, Escalada, Florencia, Helvecia, Los Laureles, Las Toscas, San Javier y, finalmente, San Roque.

La comuna que nos interesa en esta obra es Colonia Dolores cuyos datos muestran que ya se trataba de una zona dispersa a inicios del siglo XX, concen-trando el mayor número de habitantes mocovíes, es decir, aproximadamente el 95% del total sumando 600 residentes. Este dato se ha conservado hasta la actua-lidad pero como ocurre con otros pueblos o colonias los mocovíes se reducen a algunas familias. Griva y Stroppa señalaron que los mocovíes nunca fueron inclui-dos en los debates de ámbito político. Esperaban que en el año 1973 se plantease una interesante reflexión sobre la suerte de la “Asamblea General de la Nación Mocoví” con la esperanza de que fuesen escuchados por el Gobierno. En conclu-sión, ambos previeron las grandes dificultades de Colonia Dolores, en parte por la carencia de la educación bilingüe, y en parte por la situación económica y política de los mocovíes que carecían de experiencia en el ámbito político local.106

Colonia Dolores ha sido uno de los tantos sitios en los que fueron estableci-dos los mocovíes. Podemos diferenciar los pueblos de los mocovíes en las zonas chaqueñas de dos provincias argentinas. El Chaco tiene seis departamentos en los que se distribuyen los pueblos mocovíes: Tapenaga tiene dos pueblos llamados

106 En ese sentido, si bien en la provincia del Chaco podemos contar la pervivencia de algunos ca-ciques en la segunda mitad del siglo XX, no podemos encontrar esa situación en la provincia de Santa Fe.

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Charadaí y Colonia Necochea Lavalle; el departamento Colonia General O’Higgins tiene tres pueblos que son Colonia Matheu (Lotes 138-139-175), Colonia Matheu (Lote 89) y Avellaneda (La Tigra); el Mayor J. L. Fontana que cuenta con El Pas-toril y Villa Berthet (Lote 20); y Chacabuco con los pueblos Chacabuco y Me-són de Fierro. También el departamento San Lorenzo con el pueblo Villa Berthet (Lote 3/4/7) y el de Quitilipí con el pueblo del mismo nombre. Para la provincia de Santa Fe diferenciamos también los departamentos y los pueblos mocovíes que se organizaron históricamente. El departamento Vera conserva Colonia Margarita y Calchaquí; el de General Obligado a Florencia, Las Toscas y Los Laureles; el de San Javier a San Roque, San Javier y Colonia Francesa; el departamento Garay a los pueblos Colonia del Medio, Cayastá y Helvecia; La Capital con el pueblo Santa Fe; y, finalmente, el Departamento San Justo con los pueblos mocovíes Cañadita, Escalada y la propia Colonia Dolores que es posiblemente el sitio más homogéneo de los indígenas mocovíes (Griva y Stroppa, 1973).

En el año 1973 Griva y Stroppa definieron los pueblos mocovíes de la provin-cia del Chaco por cantidad de individuos. De este modo, hasta cien mocovíes inclu-yeron a Villa Berthet (Lote 19), Colonia Matheu (Lotes 138-139-175), Villa Berthet (Lote 3/4/7), Charadaí y Mesón de Fierro. Con aborígenes de 101 a 200, menciona-ron Avellaneda (La Tigra), Villa Berthet (Lote 20) y Colonia Matheu (Lote 89). De 201 a 300 mocovíes incluyeron a Quitilipi (Colonia Aborigen Chaco); y por más de 400 mocovíes a Chacabuco y El Pastorial. En ese mismo estudio realizado por Griva y Stroppa, el cálculo de mocovíes que vivían en los respectivos pueblos de la provincia de Santa Fe indicó la ocupación de algunas de las tierras antiguamente de los mocovíes por los “blancos”. Contabilizaron que Colonia Dolores tenía menos de cien mocovíes en el pueblo junto con los pueblos Florencia, Las Toscas, Los Laureles, San Roque, San Javier, Colonia Francesa, Colonia del Medio, Cayastá, Santa Fe, Calchaquí y Cañadita. Entre 101 y 200 mocovíes, la Colonia Margarita y el Pueblo Escalada; y Helvecia con aproximadamente 300 mocovíes. En ese año de 1973 el censo nacional de población, vivienda y agro-económico calculó que los mocovíes establecidos en las provincias de Santa Fe y Chaco llegaban a más de 2.500 personas que conformaban la “Nación Mocoví”. En ese caso, Griva y Stro-ppa indagaron sobre el número de habitantes por comunidad y viviendas, el porcen-taje de analfabetismo, el porcentaje de parlantes mocovíes, cacicazgo u otras for-mas de liderazgo y actividad económica predominante afirmando que la mayoría de los individuos económicamente activos se desempeñaban como jornaleros rurales, forestales o asalariados en medios urbanos. Ocho comunidades tenían una pequeña explotación agropecuaria realizada por escasas familias, concomitantemente con el trabajo como jornaleros. Esta última actividad se observaba también combinada con la cacería en no más de cuatro agrupaciones, indicando que los mocovíes eran simplemente asalariados (Cuadro 10).

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Cuadro 10Comunidades de la provincia del Chaco y de la provincia de Santa Fe (1973)

Avellaneda (La Tigra) 173 30 82% 100% Sí JR/APCharadaí 20 4 80% 90% No JRColonia Matheu, Lote 89 189 39 74% 100% Sí JR/APColonia Matheu, 82 12 94% 100% Sí JR/APLotes 138-139-175Colonia Necochea 488 57 69% 97% Sí JR/APLavalleEl Pastoril 420 55 81% 100% Sí JRFMesón de Fierro 16 2 90% 100% No JRFQuitilipi (Colonia 234 49 88% 100% Sí AP/GMAborigen Chaco)Villa Berthet, Lote 3/4/7 83 12 85% 87% No JR/APVilla Berthet, Lote 19 65 11 83% 87% No JR/APVilla Berthet, Lote 20 143 21 96% 100% No JRFCalchaquí 73 7 87% 70% No JRUCampo del Medio 72 11 50% 29% No CP/ JRCañadita 56 8 52% 54% No JRUCayastá 38 10 33% 15% No APColonia Dolores 145 28 50% 46% No JRUColonia Francesa 55 10 38% 36% No CP/ JRUColonia Margarita 143 23 81% 77% No JRFEscalada 106 14 45% 47% No JRUFlorencia 42 6 86% 94% No JRHelvecia 240 41 38% 26% No CP/JRLos Laureles 64 13 90% 76% No JRLas Toscas 73 10 72% 80% No JRSan Javier 95 17 63% 51% No CP/JRUSan Roque 15 3 78% 100% No JR

Provincia del Chaco

Habitan-tes

Vivien-das

Analfa-betos

Mocovíes Cacicazgo Actividad económica

Fuente: Griva y Stroppa, 1973.CP: Caza y pesca; GM: Ganadería mínima; AP: Agricultura precaria;

JR: Jornaleros rurales; JRU: Jornaleros rurales y urbanos; JRF: Jornaleros rurales y forestales.

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El cuadro muestra que los mocovíes de Colonia Dolores fueron registrados en pleno año 1973 como “jornaleros rurales y urbanos”. Si bien algunos de ellos pro-venían del entorno geográfico de más de dos millones de hectáreas de la zona de los departamentos de General Obligado y Vera, no se dedicaron a la extracción del tanino y el quebracho producido por empresas como La Forestal en la primera mi-tad del siglo XX. Destinados a la zona de la colonización y producción agropecua-ria (Latzina, 1888; Ramos Mexía, 1921; González Sabathié, 1927; Gallo, 1984), a partir de 1856 se volcaron temporal o definitivamente a los pueblos de Esperanza, Humbold, Pilar, Nuevo Torino, Rafaela, San Jerónimo Norte o San Carlos Cen-tro dejando de lado, de ese modo, la vida en Colonia Dolores. En 1973 Griva y Stroppa indicaron que los mocovíes tenían un “espíritu indómito y guerrero a que hacen referencia los cronistas y las crónicas militares”. Al mismo tiempo, esta-blecieron que los mocovíes de Colonia Dolores habían sido vencidos, “con una enfermedad social de muy difícil curación: la apatía, contra la que deberá luchar el Gobierno Nacional en procura de una reacción social que permita su desarrollo e incorporación activa a la realidad nacional”. La nacionalización de los mocovíes era la base del trabajo asumido por numerosos intelectuales, políticos y científicos argentinos. En este proyecto nacional encontramos el motivo de diversas activi-dades implementadas por el gobierno peronista. En el año 1974, por ejemplo, los habitantes de Dolores participamos en la Feria de Ciencia del departamento de San Justo donde, a diferencia de la zona pampeana de la provincia de Santa Fe que mostró vacas y maíz, los de Colonia Dolores expusimos una yarará recogida gra-cias a un palo, arañas, serpientes, ranas, sapos, hormigas, murciélagos y grillos. La colaboración de la escuela fue central para asegurar la asistencia de niños y niñas.

Colonia Dolores durante el tercer gobierno de Juan Domingo PerónEn la década de 1970 la casa de la familia Ponte ubicada en Colonia Dolores sirvió a los vecinos para ver un campeonato de boxeo. Personalmente conservo mu-chos buenos recuerdos de aquella época. Uno de ellos es el viaje que realizamos los alumnos y alumnas de la Escuela Nº 430 a la ciudad de Santa Fe donde nos alojaron en la Casa del Escolar. Allí recibimos la visita del campeón mundial de boxeo Carlos Monzón. En ese encuentro el boxeador fue acompañado por su ma-nager, Amílcar Brusa, que ha sido reconocido mundialmente por su brillante ca-rrera como entrenador de campeones. El mocoví Carlos Monzón era descendiente de indígenas mocovíes mencionados en el primer capítulo de este libro. Nació en el humilde barrio de La Flecha en San Javier el 7 de agosto de 1942. Era el hijo de Amalia Ledesma y Roque Monzón, y muy joven se convirtió en el boxeador argentino que alcanzó el título de campeón mundial de peso mediano de la Aso-ciación y el Consejo Mundial de Boxeo entre los años 1970 y 1977. Monzón era

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el gran ídolo del país y sus combates eran la imagen que podíamos ver en el único televisor que la familia Ponte tenía en su casa. Monzón fue considerado uno de los mejores deportistas argentinos de la historia. En el propio año 1975 supo que los niños y niñas mocovíes de Colonia Dolores se encontraban en la capital provincial de Santa Fe y mostró su interés en conocerlos. Su visita produjo una gran emoción.

El hermano menor del comisario Jorge Ponte, Erardo, fue quien se hizo cargo del negocio familiar en Colonia Dolores y continuó con la Estafeta Postal después del fallecimiento de la madre, Elma Ceferina Chapelet de Ponte. Luisa Ponte, hermana de Jorge y de Edardo, mantuvo un negocio de ramos generales en el que vendía comestibles, artículos de limpieza, alpargatas, huevos, pollos, ya que tenía un pequeño gallinero en el que se podían conseguir huevos para los mocovíes. Ese local de ramos generales concentraba gran parte de las actividades de Colonia Do-lores, entre ellas la bebida, la telenovela “Papá Corazón” y “Pina quiere a papá”, o el uso de la radio que unió a toda la comunidad a través de “Nazareno Cruz y el lobo”.

Algunas mujeres mocovíes utilizaron vacas para preparar el queso para los niños y las niñas mocovíes que asistían a la escuela. Todos podíamos cazar perdi-ces, liebres, algunos pájaros, pero era difícil cuidar vacas, cultivos y cosechas en virtud de lo estériles que son las tierras que les fueron entregadas a los aborígenes a inicios del siglo XX. De pequeña me pareció algo normal no contar con harina, azúcar, sal o leche, pero a lo largo de la centuria Colonia Dolores fue perdiendo un buen número de familias mocovíes que trabajaron algunas veces en la zona cercana a la toldería en las tierras de los “blancos” de San Martín Norte y comen-zaron a desplazarse a la zona pampeana y patagónica del país y en muchos casos no regresaron. Yo misma recuerdo haber comido por primera vez manzanas que se plantaban en Río Negro, papas de Balcarce, maíz de la zona pampeana, todos alimentos que traían los mocovíes de Colonia Dolores que se veían obligados a desplazarse para trabajar y dar de comer al resto de la comunidad. Pese a las dife-rencias producidas entre las reducciones y las misiones que llevaron adelante los franciscanos, los resultados han sido similares en la antigua Diócesis de Santa Fe: los comerciantes y productores criollos y extranjeros fueron favorecidos y pudie-ron apoderarse de las tierras, quizás gracias a su condición de colonos “blancos” que pretendían extender el dominio del propio gobierno nacional argentino sobre los indígenas. Los miembros de las comunidades sufrieron históricamente las per-secuciones y el hambre, reclamaron ayuda sanitaria o educativa, agua potable, comida y tierras, dando lugar a esenciales reclamos de quienes se auto-reconocen como “mocovíes”, mucho más que como “argentinos”. La lucha de los mocovíes pervive en el sur de la provincia del Chaco y en el norte de la provincia de Santa Fe.

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Existen pueblos olvidados en su propia tierra. Si queremos recordar cómo se encontraba Colonia Dolores un 30 de agosto del año 1973, hablamos del día de los festejos anuales de los mocovíes que conmemoran Santa Rosa de Lima, patrona de los pueblos mocovíes que indica el inicio del año nuevo por el renacer de la naturaleza, son imprescindibles las fotografías que conservó la investigadora Maricel Stroppa. Una de esas imágenes corresponde a la Capilla del Santo Cristo creada por los franciscanos y que quedó en pésimas condiciones desde mediados del siglo XX cuando los misioneros fueron expulsados de las reducciones y de las misiones. En la imagen de la capilla fotografiada desde la escuela con la verja totalmente destruida, se observa la torre del tanque de agua potable al costado de la escuela. La atención de Stroppa en esos importantes días de los mocovíes se di-rigió especialmente a las mujeres, niñas y niños de Colonia Dolores, como lo hace hoy Florentina Nascitiquí, la hija de Matilde Viñett, al enseñar mocoví en calidad de tutora intercultural bilingüe. En la década de 1950 algunos de los niños, entre ellos Ernesto Gómez Migraní (bisnieto de Santos Migraní, unido matrimonial-mente a Dora Salteño), aparecen haciendo fila en el patio de la escuela, el mismo lugar en que hoy Florentina Nascitiquí asiste cada sábado a niñas y niños entre-gándoles leche. También la familia de Eulogio Díaz, una madre con su niña en el patio de su vivienda, tres madres mocovíes con sus bebés, o una de las jóvenes con un bebé en la parte trasera de la escuela. La esquina de la denominada “Es-cuela Pública” muestra las condiciones de vida de los mocovíes, sin árboles para protegerse del sol, y que se vieron beneficiados hasta hoy día con los mil pinos plantados por Stroppa. En el caso de San Martín Norte, los franciscanos plantaron olivos en el terreno que circunda la capilla. En la actualidad son registrados como olivos centenarios. Fue en la propia Escuela “General José de San Martín” Nº 430, inaugurada en el año 1902, donde vivimos con mi hermano Fabricio tras asumir nuestra madre, Zulma Benita Caballero, como directora entre 1973 y 1977 (Im. 116 a Im. 122).

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116. “Fila de los niños mocovíes de Colonia Dolores” (Maricel Stroppa, 1973)

117. “Familia de Eulogio Díaz” (Maricel Stroppa, 1973)

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118. Madre e hija en su vivienda en Colonia Dolores (Maricel Stroppa, 1973)

119. Tres madres mocovíes con sus bebés (Maricel Stroppa, 1973)

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120. Joven mocoví en el patio de la Escuela Nº 430 (Maricel Stroppa, 1973)

121. Niños mocovíes en Colonia Dolores, en “Pobladores (3-4)” (Banco de Imágenes “Florian Paucke” 2006, Código G05717903)

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122. “Escuela Pública” Nº 430 de Colonia Dolores, y al costado la co-misaría a cargo de Jorge Ponte en 1973 (Maricel Stroppa, 1973)

En 1976 Maricel Stroppa informó sobre la ubicación de Colonia Dolores a 8 ki-lómetros al este de Gobernador Crespo por el camino que une la localidad con San Javier, y a 5 kilómetros al sur de San Martín Norte de cuya comuna dependía. Su investigación fue posible gracias al trabajo que asumió a partir del convenio suscripto el 17 de julio de 1973, apenas iniciado el gobierno peronista, entre el Consejo de Investigaciones de la Universidad Nacional de Rosario y el Ministerio de Agricultura y Ganadería de la provincia santafesina. Además de objetivos aca-démicos, Stroppa actuó con objetivos de asistencia técnica conjunta sobre la reali-dad indígena (mocoví) en el espacio santafesino mediante el estudio y evaluación de las comunidades toba y mocoví y la reactivación de la Dirección Provincial del Aborigen dependiente del Ministerio de Agricultura y Ganadería provincial, según la Ley 587 promulgada en 1961 por la Legislatura de Santa Fe. Los planes tendien-tes a la reactivación de la situación indígena, que fueron elevados al Ministerio y aprobados en su totalidad, quedaron en suspenso en razón de las conversaciones sostenidas con autoridades de la Secretaría Nacional de Desarrollo y Promoción Comunitaria de la cual dependía la Dirección Nacional del Aborigen. Por entonces se discutió sobre la necesidad de que las Direcciones Provinciales del Aborigen dependiesen del Ministerio de Bienestar Social para dar una mayor coherencia y uniformidad al tratamiento indígena para beneficiar sus condiciones en el país. En vistas al lanzamiento del Plan Nacional de Colonización, se propuso comenzar la investigación sobre las comunidades indígenas santafesinas desde Agricultura y Ganadería, teniendo en cuenta el régimen de tierras y las posibilidades de asenta-

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miento según los planes de colonización ofrecidos. En el Plan Nacional de Coloni-zación se planteó dejar a los centros de Asistencia Social a cargo del Ministerio de Bienestar Social de la provincia santafesina, quedando a cargo del Ministerio de Agricultura y Ganadería lo referente a la colonización. En síntesis, en el informe presentado al Gobierno provincial, Stroppa incluyó la plancheta geométrica parce-laria de Colonia Dolores del distrito de San Martín Norte facilitado por la Sección Reprográfica de la Dirección de Catastro de la provincia santafesina, y afirmó en el año 1976, poco antes de la dramática situación de los investigadores universitarios afectados por la dictadura militar argentina:

“Ocupa una legua cuadrada de terreno, es decir, 4 km2 divididos en concesiones de 17 hectáreas, habiéndose dejado originaria-mente la Concesión Nº 36 para el pueblo que según datos catas-trales posee una división por manzanas orientadas de norte a sur (4) y de oeste a este (6). Las manzanas tienen 100 m de lado y están divididas en 4, ocupando cada familia un lote de 2.500 m2 o eventualmente de 5.000 m2. De las 24 manzanas (96 lotes de 2.500 m2) los indígenas ocupan actualmente sólo 37 lotes, algu-nos en carácter de propietarios, otros de ocupantes con permiso. Doce lotes están ocupados por la Iglesia, la Escuela Fiscal, el Dispensario, el Destacamento Policial y la manzana estipulada para plaza pública. Tres lotes están ocupados por familias no-indígenas, propietarios de los almacenes y despacho de bebidas del lugar. El resto permanece vacío, es decir, 44 lotes, casi el 50% del terreno. En cuanto a la zona rural, de la primitiva división del año 1900 hecha por el superior gobierno de la provincia por la que se concedieron las tierras a los indígenas, solamente 11 con-cesiones de un total de 94 permanecen ocupadas por sus dueños originales.” (Stroppa, 1976)

Una de las familias no-indígenas que poseían los almacenes y despachos de bebi-das era precisamente la familia Ponte. Stroppa se basó en la mensura del plano de Pueblo Dolores (luego San Martín Norte) confeccionado por el agrimensor Justo José del Barco en junio de 1896, e identificó la Colonia Indígena (hoy Colonia Dolores) en color rojo (Im. 123). También diferenció la posesión de los lotes del 1 al 144 a partir de diversas transformaciones tales como la permuta en el año 1888 en los lotes 77 y 78; 59 a 64; 53 a 58; 39 a 44; 33 a 38; 19 a 24; 13 a 18; 7 a 12; 1 a 6. También lo absorbido por Luciano Leiva en los lotes del 69 al 76; del 79 al 88; 93, 94, 103, 104, 111, 112; del 114 al 116; del 117 al 120; 121 y 122; del 129 al

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134; del 135 a 140. Asimismo, el territorio fiscal denunciado por Santiago Gutié-rrez en los lotes 51, 58, 66, 89, 90, 92; 95 a 98; 99 a 102; 105 a 108; y el territorio ocupado por diversos propietarios en los lotes ocupados del 65 a 68; 49 a 52; 45 a 48; 29 a 32; y 25 a 28.

123. Plano del Pueblo Dolores que incluye Colonia Indígena (Maricel Stroppa, 1976)

Después de contrastar y analizar la ubicación de las tierras mocovíes, Stroppa ahondó acerca de la tasa de la población total urbana de Colonia Dolores por hogar censal, clasificada por grupos de edad y sexo, en cifras absolutas y porcen-tuales. De acuerdo a la autora, el pedido de ayuda de la cooperación ladrillera en formación llegó al Ministerio de Agricultura y Ganadería desde la comunidad mo-coví de Colonia Dolores en febrero de 1974. Esto dio origen a una serie de tareas realizadas en forma individual o con la cooperación de técnicos del Ministerio mencionado. En virtud de este estudio académico y técnico, Stroppa informó al Gobierno provincial en pleno año de 1976 sobre los resultados del censo realizado a los habitantes de la zona rural y urbana de Dolores, utilizando para ello la cédula del Censo Indígena Nacional (Cuadro 11).

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Cuadro 11Tasa de masculinidad y feminidad en Colonia Dolores (1974)

Total 312 100% 157 50,32% 155 49,68%0-4 46 14,74% 21 13,38% 25 16,13%5-9 49 15,71% 21 13,38% 28 18,06%10-14 41 13,14% 23 14,65% 18 11,61%15-19 32 10,26% 19 112,10% 13 8,39%20-24 18 5,77% 9 5,73% 9 5,81%25-29 26 8,33% 13 8,28% 13 8,39%30-34 9 2,88% 7 4,46% 2 1,29%35-39 15 4,81% 8 5,10% 7 4,52%40-44 12 3,85% 4 2,55% 8 5,16%45-49 11 3,53% 4 2,55% 7 4,52%50-54 9 2,88% 9 5,73% --- ---55-59 13 4,17% 4 2,55% 9 5,81%60-64 6 1,92% 3 1,91% 3 1,9%65-69 6 1,92% 4 2,55% 2 1,29%70-79 12 3,85% 6 3,82% 6 3,87%80 y más 7 2,24% 2 1,27% 5 3,23%

Edades Total mocovíes Varones mocovíes Mujeres mocovíes

Fuente: Stroppa, 1976.

Con base en la investigación de Stroppa en Colonia Dolores en pleno 1974, pode-mos calcular el número de hombres y mujeres que vivía en los hogares censales. En una población reducida a 236 mocovíes instalados legalmente en sus hogares, podemos señalar los hogares con diferente número de pobladores, en algunos ca-sos con hombres solos (nº 2 y 3) o mujeres solas (nº 28) (Cuadro 12).Gab

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Cuadro 12 Población de la zona urbana, clasificada según los hogares

censales por grupos de edad y sexo (1974)

1 9 4 --- 3 --- 1 --- --- 1 5 2 3 --- 1 3 --- --- --- --- --- 3 3 2 --- --- --- 2 --- --- --- --- 2 4 10 2 3 2 --- 1 1 --- 1 6 5 6 1 1 2 --- --- 2 --- --- 2 6 10 4 4 --- --- 2 --- --- --- 4 7 2 --- --- --- --- --- 1 --- 1 1 8 7 3 1 1 --- 2 --- --- --- 4 9 9 --- 3 3 --- 1 1 --- 1 4 10 5 3 --- 2 --- --- --- --- --- 4 11 6 1 3 --- --- 1 1 --- --- 2 12 10 6 1 1 1 --- --- 1 --- 4 13 5 1 2 --- --- 1 --- --- 1 1 14 6 1 3 --- 1 1 --- --- --- 3 15 8 4 1 --- 2 --- --- 1 --- 5 16 8 2 3 1 --- 1 --- 1 --- 5 17 10 6 2 --- 1 1 --- --- --- 4 18 7 2 --- 2 1 --- --- --- 2 5 19 6 4 --- 1 --- --- --- --- 1 1 20 7 5 --- --- 2 --- --- --- --- 1 21 7 --- 4 1 --- 1 1 --- --- 6 22 12 5 1 4 --- --- 1 1 --- 6 23 8 2 1 3 --- --- 1 1 --- 4 24 11 3 2 3 1 --- 1 1 --- 6 25 7 4 1 --- 2 --- --- --- --- 5 26 12 4 4 1 1 1 --- 1 --- 4 27 4 1 1 --- 2 --- --- --- --- 3 28 1 --- --- --- --- --- --- --- --- --- 29 3 1 --- --- --- --- --- 2 --- 1 30 6 2 2 --- --- --- 2 --- --- 5 31 8 3 3 --- 1 1 --- --- --- 6 32 4 1 1 --- --- --- 1 1 --- 3 33 7 4 --- 1 1 --- --- --- 1 4 34 5 --- 2 1 1 --- 1 --- --- 3 35 5 --- 3 --- --- --- 1 1 --- 2 Total 236 79 53 33 20 15 15 11 10 122

Nº Total 0 a 9 10 a 19 20 a 29 30 a 39 40 a 49 50 a 59 60 a 69 70 y más Varones Mujeres hogar

Fuente: Elaboración propia en base a Stroppa, 1976.

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Las correcciones se habían producido a mediados del siglo XX a través de la subdivisión de concesiones del Decreto del 15 de noviembre de 1900 que fue modificado entre 1946 y 1948. Se reelaboró la “concesión 36” que ya hemos men-cionado, y los datos que constan corresponden al año 1946, es decir, cuando los franciscanos estaban saliendo de las misiones por la imposición del gobierno pero-nista que incluso estaba haciendo desaparecer los otros dos Territorios Nacionales de la Diócesis de Santa Fe: las incipientes provincias de Formosa y Chaco. La subdivisión se centró en 12 partes. Llegaron nombres de dueños diferentes en esta región. Las concesiones otorgadas en el año 1900 se transformaron pocas décadas después siguiendo el modelo que había sido aplicado a inicios del siglo XX.107 El juego de nombres detectado entre 1946 y 1948 mostró una transformación radical: si los franciscanos mantuvieron su presencia al inicio del gobierno de Juan Do-mingo Perón, dos años después quien se hizo cargo de Colonia Dolores y de las misiones fue el Arzobispado de Santa Fe. El Cuadro 13 muestra los lotes en que se estableció cada propietario/a original de Colonia Dolores, así como el registro de la toma de posesión fijada por el Gobierno provincial en 1948 a través de los lotes y manzanas (propiedad provincial), y los que eran de la Comisión de Fomento de San Martín Norte. Como ejemplo, encontramos registrada la familia del cacique Valentín Tiotí, cuya tierra queda en manos de Camila Tiotí y de Ruperto Nacin-quín: a lo largo del siglo XX pasó en primer lugar a su hija Rosa Dolores Nacin-quín, luego a su nieta Olga Hortencia Nacinquín, y finalmente a la bisnieta Camila Dolores Nacinquín, una de las únicas mocovíes cuyo grupo familiar permanece en Colonia Dolores.

Cuadro 13Propietarios “actuales” (1948), toma de posesión y

declaración jurada en Colonia Dolores

1 A José M. Magalín 3400 SÍ 21/04/1904 José M. Magalín B María Joguera X NO X X C Isidora Tiotí 3398 SI 21/04/1904 Isidora Tiotí de Seco D Rosa Araya X NO X X

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Lote Propietario Original Domi-nio

Escri-turado

Fecha Escritura: propietario actual de 1948

107 BACSC, Caja 34: Subdivisión de concesiones para los indígenas. Decreto del 15 de noviembre del año 1900. Los nombres anotados en primer término corresponden a los actuales propietarios y ocupantes, los segundos a los primitivos dueños.

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2 A Ubaldo Tasorí 3400 SÍ 21/04/1904 Ubaldo Tasorí B Juan Tasorí 3400 SÍ 21/04/1904 Juan Tasorí C Rosa Gotaparneraquín 3400 SÍ 21/04/1904 Rosa Gotaparneraquín (Gataparnerequí) D Rosenda Guanca 3400 SÍ 21/04/1904 Justo José Cassina3 A Juana Neevenac 3570 SÍ 03/05/1904 Juana Neevenac B Andrés Cañalorí X NO X X C Pedro Salteño 3570 SÍ 03/05/1904 Pedro Salteño D Nasario Salteño 3569 SÍ 03/05/1904 Nasario Salteño4 A Venancio Güenadá X NO X X B Antonio Brochiquí X NO X X C Encarnación Levetán(í) 3575 SI 05/05/1904 Encarnación Levetán(í) D Paula Catorí 3570 SI 03/05/1904 Paula Catorí5 A María Antonia 3570 SI 03/05/1904 María Antonia Cavacsoré Cavacsoré B Agustina Socoret 3570 SI 03/05/1904 Agustina Socoret C Juana Daloquét 3570 SI 03/05/1904 Juana Daloquét D María Silquití 3570 SI 03/05/1904 María Silquití6 A X X X X X B X X X X X C Antonio Cavacsoré 3569 SÍ 03/03/1904 Juan Camargo y Nora María Frigo D Agustín Constante 3569 SÍ 03/03/1904 Agustín Constante7 A Ciriaca Velázquez 3674 SÍ 05/05/1904 Ciriaca Velázquez B Cruz Nascitiquí X NO X X C Catalina Noctiví 3674 SÍ 05/05/1904 Catalina Noctiví D Candelaria Velásquez 3674 SÍ 05/05/1904 Candelaria Velázquez8 A Domingo Basualdo, 12581 SÍ 21/08/1910 donación Santiago Haidar donado a Marta Galván de Basualdo, Fortunato Basualdo B Eugenio Catorí 3074 SÍ 05/05/1904 Eugenio Catorí C Marín Salteño 3735 SÍ 04/08/1904 Marín Salteño D Juan Ascensio Catorí 4854 SÍ 04/08/1904 Juan Ascensio Catorí

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Lote Propietario Original Domi-nio

Escri-turado

Fecha Escritura: propietario actual de 1948

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9 A Severo Coria X NO X X B José María Lanches 3674 SI 08/08/1904 José María Lanches (Lanchi) (Lanchi) C Mariano Salteño 10826 SÍ 10/12/1903 Mariano Salteño D Juan Sánchez 3675 SI 08/08/1904 Juan Sánchez10 A Aniceto Troncoso 3676 SI 05/05/1904 Pastor Romero Nacottet B Isabel Tiotí 3676 SI 05/05/1904 Pastor Romero C Ana Nascitiquí 3676 SI 05/05/1904 Superior Gobierno Provincia D Petrona Liscirín 3676 SI 05/05/1904 Jorge Alberto Ponte11 A Josefa Castañeda X NO X X B Francisco Olleras 3676 05/05/1904 Agueda Lanche de Acosta Salteño C Juan Nevarguete 4714 04/06/1904 Juan Nevarguete D Francisco Conacquí 4714 04/06/1904 Hijos de Edelmiro Jesús Ponte12 A Juan Castañeda X NO X X B Marcelino Camargo 3675 SÍ 05/05/1904 Marcelino Camargo C Juan Antonio Balcazar 4714 SÍ 04/06/1904 Juan Antonio Balcazar D José Manuel Balcazar 4714 SÍ 04/06/1904 Elías Cortina13 A Encarnación 4714 SÍ 04/06/1904 Encarnación Nascitiquí Nascitiquí B Hilario Barranquín 10881 SÍ 29/12/1903 Elma Ceferina Chapelet de Ponte C Magdalena Cavacsoré 10433 SÍ 14/12/1903 Magdalena Cavacsoré D Genoveva Ríos de 3399 SÍ 28/04/1904 Irene, Valentina, Petrona Sarto y Francisco Piedrabuena14 A Javier Nascitiquí 4717 SÍ 04/06/1904 Javier Nascitiquí B Luis Ríos 10878 SÍ 23/12/1903 Juan Mariano Gómez Cabrera C Domingo Avacsoré NO NO NO NO D María Ignacia Arena 4717 SÍ 04/06/1904 María Ignacia Arena15 A a D Plaza Pública X X X Comisi. Fomento S.M.Norte16 A a D Capilla – Casa X X X Arzobispado de Santa Fe

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17 A Telma Balcazar 4717 SÍ 04/06/1904 Abraham David Salama B X NO X X C Liberio Palacios 4717 SÍ 04/06/1904 Liberio Palacios D NO NO NO NO NO18 A Martín Davarquín 4717 SÍ 04/06/1904 Martín Davarquín B María Crespo 4989 SÍ 13/06/1904 María Crespo C José Mercado X NO X X D Vicente Conacquí 3675 SÍ 05/05/1904 Vicente Conacquí19 A Felipe Villalba 4989 SÍ 13/06/1904 Felipe Villalba B Julián Sarto 4989 SÍ 13/06/1904 Julián Sarto C Marcelino Cariaga 4989 SÍ 13/06/1904 Marcelino Cariaga D José Gabriel Tiotí 4989 SÍ 13/06/1904 José Gabriel Tiotí20 A Enrique Nacinquín 4850 SÍ 09/06/1904 Delfín Retamar B Francisco Díaz 4850 SÍ 09/06/1904 Francisco Díaz C María Díaz 4850 SÍ 09/06/1904 María Díaz D Petronila Díaz 4850 SÍ 09/06/1904 Petronila Díaz21 A José María Lanches 10881 SÍ 29/12/1903 José María Lanches (Lanchi) (Lanchi) B Waldino Nevarguetí 4850 SÍ 09/06/1904 Waldino Nevarguete (Nevarguete) C Wenceslao Aguirre 4851 SÍ 03/06/1904 Wenceslao Aguirre D Baldomero Nalevactí X NO X X22 A Juan Villegas 4851 SÍ 09/06/1904 Juan Villegas B NO X NO X X C NO X NO X X D Félix Nacotet 3675 SÍ 09/06/1904 Félix Nacotet23 A Felipe Chaura 4851 SÍ 09/06/1904 Felipe Chaura B Francisco Golondrina X NO X X C X X NO X X D X X NO X X24 A Lorenza Acosta 4990 SÍ 13/06/1904 Lorenzo Acosta B Domingo Jaime 10273 SÍ 07/12/1903 Dominga Jaime de - 4854 - 09/06/1904 Gómez C Marcos Polvadera 4990 SÍ 13/06/1904 Marcos Polvadera D Marcos Gómez 4990 SÍ 13/06/1904 Antonio Estanislao Gómez

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Lote Propietario Original Domi-nio

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Fecha Escritura: propietario actual de 1948

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Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del documento confeccionado por el Gobierno de la provincia de Santa Fe en el año 1995, cedido por Dora Teresa Salteño.

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Los nombres de los residentes en Colonia Dolores cambiaron a mediados del siglo XX. También las manzanas sufrieron un proceso de unificación o de concentración de tierras por parte de familias mocovíes. El documento nos indica la reducción del número de propietarios de un trozo de la manzana, por un lado, y la concentra-ción de los indígenas por el otro. De acuerdo a los diversos informes actuales, los mocovíes llegaron a conservar 350 hectáreas hacia el año 1945, es decir, cuando el Gobierno argentino decidió también eliminar el concepto de Territorios Nacio-nales y favorecer la provincialización.108 Si observamos el plano de la distribución de los mocovíes elaborado por María Cecilia Stroppa en el año 1974, incluimos el análisis del plano del Pueblo Dolores que distinguió a la Colonia Indígena. Esta documentación fue entregada por Maricel Stroppa al Gobierno provincial en 1976 (Im. 124, Im. 125).

124. Plano de la distribución de los mocovíes (Maricel Stroppa, 1974)

108 BACSC, Caja 33: Informe de Ítalo E. Borgogno. Colonia Dolores y su grave problema educativo-económico-social, Director Escuela Nº 430, Colonia Dolores, 1945.

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125. Plano del Pueblo Dolores y extensión de los lotes (Maricel Stroppa, 1976)

En la documentación podemos detectar la identidad de los poseedores (p), propie-tarios (“p”) y ocupantes (Cuadro 14).

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Cuadro 14Distribución de los ocupantes, propietarios

y poseedores de Colonia Dolores (1974)

Manzana Propietarios, poseedores y ocupantes 1 Dionisio Lesatí (p), Alejandro Velázquez (p, ocupación de Cabral); ocupación de N. Velázquez2 Máximo Teotí (p), Servando Galarza (p), Aref Yattah (prop.), José Eloy Illescas (p, Magallanes)3 Santiago Haidar (prop.), Pedro Salteño y Nazareno Salteño (prop., Guanca de Coria)4 Dionisio Abraham Catorí (p), Luisa Guanca de Gómez (vacío, en Santa Fe), Valentín Abanerí (p, Catorí de Matolí)5 Fermín Catorí (p), Norberto Catorí (p), Nicanor Silquití (p, Victoriano Salteño).6 Propiedad Fiscal, Marina Camargo viuda de Tarragona (s/d), Jaime Silverio (prop.) Luisa Tarragona de Palacio (viuda) (s/d, Cirilo López).7 Estanislada Velázquez (p), Ramona Velázquez (p), Gabina Velázquez viuda de Rius (s/d, ocupación de Ciriaco Catorí), Isabel Velázquez (s/d)8 Santiago Haidar (prop)9 Aniceto Silquití (p)10 Romero Pastor (prop.), Romero Pastor (prop.), Propiedad Fiscal (escuela), Benito Salama (prop)11 Benito Salama (prop)12 Jacinta López (p), Calixto Catorí (p), Cornelio Bracca (p).13 Elma Ceferina Chapelet de Ponte (s/d), Griselda Salteño viuda de López (p, con Francisco Nascitiquí), Aurelia Nascitiquí (p)14 Juan Nascitiquí (s/d)15 Plaza16 Propiedad Fiscal, Escuela Nº 430 más Iglesia17 Abraham David Salama (prop), Braulia Villalba (p), Propiedad Fiscal18 Jacinta López (s/d), Angelina López viuda de Conacquí (s/d)19 Benito Gómez (s/d), Julia Gómez (s/d), Antonia Teotí (s/d), Mauricia Andrada (s/d)20 Genoveva Dorotea Montenegro de Bonegas (s/d), Ruperto Naciquín (s/d), Eulogio Díaz (s/d)21 Crespín Malaquía (p, ocupación de Petrona); Juan Planes (p, Manucho)22 Juan Villegas (prop., Gabina), Propiedad Fiscal, Propiedad Fiscal (Enrique Chocorí), Quintín Aguilar (p, Mateu Zeballos)23 FlorencioChilcano(p,Mansilla),TeófiloSalteño(p),PropiedadFiscal (Catorí de Coria)24 Ramona López (s/d), Antonio Gómez (prop)

Fuente: Elaboración propia en base al Plano elaborado por Maricel Stroppa (1974), censo de 1948 de la Concesión 36, zona urbana de Colonia Dolores, provincia de Santa Fe.

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Cambios democráticos desde 1983La recuperación democrática de 1983 permitió el reconocimiento de los derechos aborígenes de la Argentina dando inicio en la zona de la provincia de Formosa hacia 1984. La provincia de Santa Fe tuvo que esperar al año 1993 para beneficiar a los mocovíes de la zona chaqueña. Al año siguiente, la Constitución Nacional re-conoció la preexistencia de los pueblos indígenas con respecto al Estado Nacional:

“La primera Ley del Aborigen es una ley provincial, sanciona-da por la Provincia de Formosa (1984), que tiene especial in-fluencia en la formulación de las leyes provinciales posteriores y en la Ley Nacional del Aborigen (Ley N° 23.302), sancionada en 1985 y regl amentada en 1989. Luego se promulgaron las le-yes de Salta (1986), Chaco (1987), Misiones (1987), Río Negro (1988), Chubut (1990) y Santa Fe (1993)....Las Constituciones de Chubut, La Pampa, Salta, Jujuy, Chaco, Formosa y Río Negro expresan que la respectiva provincia protege o deberá proteger a los aborígenes reconociéndoselos como grupos culturales con características propias que deben ser respetadas y estimadas. Asi-mismo se les reconoce el derecho a la tierra y a vivir en comuni-dad.” (Golluscio, 2008)

En 1994 se derogó el inciso 15 del artículo 67 de la Constitución de 1853 que disponía “proveer a la seguridad de las fronteras, conservar el trato pacífico con los indios y promover la conversión de ellos al catolicismo”. El inciso 17 del artí-culo 75 estableció las atribuciones del Congreso de la Nación que era obligatorio reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos. La finalidad fue garantizar el respeto a la identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural a través del reconocimiento de la personería jurídica de las comunidades. Se reguló también la atribución a la posesión y propiedad co-munitarias de las tierras ocupadas y la participación en la gestión referida a sus recursos naturales y a los intereses que los afecten. Fue en abril de 1995 cuando la Ley 23302 dispuso la creación del Registro Nacional de Comunidades Indígenas (RENACI), para mantener actualizada la nómina de comunidades indígenas en el marco del reconocimiento de su preexistencia respetando sus formas de organi-zación y de gobierno. Según Golluscio (2008), la personería jurídica es un tema íntimamente vinculado a la propiedad de la tierra para garantizar la continuidad en el uso y goce de los derechos, y quienes tienen personería jurídica provincial bajo la forma de asociación civil son algunas comunidades establecidas en las pro-vincias de Misiones (52 comunidades) y Formosa (110), así como las del Chaco (46), Neuquén (33), Chubut (7), Salta (30), Río Negro (7), Tucumán (2) y algunas

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comunidades de la provincia de Jujuy. Dora Salteño describe una situación ver-daderamente triste para el pueblo mocoví de Colonia Dolores: en 1985 Asteria Catorí, esposa de Teófilo Salteño y madre de Alfredo Salustiano Salteño, tenía casi cien años. La hermana de Alfredo era Felisa Catorí, hija de Asteria y de un hombre español de apellido Chavarría que no la reconoció. Asteria fue fotografiada por el periodista José Rafael López Rosas para darla a conocer en El Litoral de la capital santafesina, quien afirmó que la mocoví era en ese momento “la más antigua po-bladora de Colonia Dolores” (Im. 126).

126. “Asteria Catorí, de más de 100 años, primera pobladora de la colonia”, en Colonia Dolores (Banco de Imágenes “Florian Paucke” 2006, Código G05717903)

En la entrevista, López Rosas comprobó que los mocovíes conservaban infor-mación oral pero no estudios escritos sobre sus tierras. Por ello se trasladó al Departamento Topográfico dependiente de la Dirección General de Catastro de la provincia santafesina y analizó el trazado del agrimensor Escipión Panizza de finales del siglo XIX y el no cumplimiento del registro:

“Por razones económicas, angustiosas épocas de hambre, los in-dígenas fueron perdiendo los pocos derechos que tenían sobre esas tierras, enajenando las mismas a postores oportunistas, que luego, imaginamos, habrán reclamado la posesión treintañal. Lo

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cierto del caso es que la mísera población, dueña de todas y más tierras de la región, a la fecha no posee ni el terreno donde ha levantado sus ranchos. Ha recibido promesas en tiempos elec-torales, sin cumplirse las mismas. Algunos viven hoy del escaso fruto de sus huertas; otros, levantando el algodón o trabajan en los desmontes. Pero no bajan la guardia. Trabajan todos, sin ex-cepción, en una magnífica comunidad espiritual, esperando que algún gobernante con sensibilidad y altura de miras les devuelva la tierra que siempre les perteneciera.” (López Rosas, 1985)

Pese a que los mocovíes se instalaron con derechos adquiridos en 1903, en Co-lonia Dolores nunca obtuvieron el derecho a sus pequeñas tierras, Dora Salteño se refiere a las tierras ocupadas desde el 25 de septiembre de 1872 con la asig-nación de 10.000 hectáreas. Sabe perfectamente que, en su evolución, el distrito comunal del año 1994 estableció que los mocovíes de Colonia Dolores poseían 6.000 hectáreas siendo sólo 86 hectáreas a cargo de los descendientes del pueblo originario en la zona rural con 17 hectáreas cada familia. A pesar de la reducida cantidad de familias mocovíes, podemos mencionar algunos ancianos, entre ellos a la mocoví Ángela Leonor Lanche que fue la nieta del mocoví Vicente Villalba que participó en la lucha de 1904 y acabó aceptando la reducción indígena. En la entrevista concedida a Carlos Medera es posible observar el cambio que comenzó a producirse en 1994 con la transformación de la Constitución Nacional y en es-pecial con la creación de la Organización de Comunidades Aborígenes de Santa Fe (OCASTAFE):

“El miedo se deja de lado y junto a una ONG, la Asociación Amigos del Aborigen formaron una Organización OCASTAFE (Organización de Comunidades Aborígenes de Santa Fe) dentro de la cual empezamos a participar. La asociación nos ayudó mu-cho y así comenzamos a encontrarnos formando asambleas, se fueron preparando nuevos dirigentes, perfeccionando nuestro ac-cionar junto a otros dirigentes aborígenes en toda nuestra nación argentina. Fue bueno encontrarnos con nuestros compueblanos, con ideas y formas de organización más avanzadas, pero con los mismos problemas de salud, educación y la falta de trabajo. Con la convocatoria de la Convención Nacional para la reforma de la Constitución, en 1994, los indígenas harán oír su voz. A me-diados de junio de ese año comenzó a tratarse el tema en la Co-misión de Nuevos Derechos y Garantías. Varios convencionales

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manifestaron su apoyo, otros en cambio mostraban cierto reparo. En esa oportunidad yo expresaba: ‘no queremos hacer una nación en nuestra propia nación, sino que queremos que respeten nuestra cultura. Nosotros somos pueblos con cultura distinta, en cuanto a nuestro idioma, música, danza, en cuanto a nuestras costumbres tradicionales. Nosotros siempre estuvimos aquí en la Argentina. No hemos venido como otras culturas que se respetan mucho más que la aborigen. Las raíces están acá. Queremos respeto para nuestros pueblos indígenas que viven en la Argentina. Más allá del reconocimiento que se ha logrado a nivel nacional, provincial y local y que se tradujo en una nueva legislación que contempla los derechos indígenas, poco se ha logrado, quedando la mayoría de las veces en una expresión de buenos deseos. Como por ejem-plo, la entrega de tierra para el desarrollo de las comunidades’.”

Esta transformación coincidió con las normas legales de la Ley nacional 23302 sobre política indígena, que dieron fuerza al proceso de autoafirmación de los mo-covíes santafesinos que se identificaron como aborígenes y buscaron recuperar la identidad mocoví. OCASTAFE nucleó a mocovíes y tobas asentados en Santa Fe, en el segundo caso procedentes de la actual provincia del Chaco. También pode-mos citar otras dos organizaciones vinculadas a esta transformación: la ONG con sede en Reconquista denominada Asociación Amigos del Aborigen, que se vincula a la Iglesia Católica, y el Centro Mocoví “Ialek Lav´a” que tiene sede en Colonia Dolores donde inciden activamente en el sostenimiento del bilingüismo. La autora Gualdieri (2004) utiliza el término mocoví “Laiek Lavá” cuando los mocovíes utilizan “Ialek Lav´a” al hacer referencia al Centro Mocoví de Colonia Dolores.

Las familias que han permanecido en Colonia Dolores son en su mayoría lideradas por mujeres. Las hectáreas han ido pasando a Rosalía Matolí (hija de Rosalía Dasaloquerí), en la manzana nº 28; José María Lanches (Lanchi) a Luisa Lanche (nieta de Saturnino Lanche, ascendiente de César Coria); de Luisa Migraní a Santos Migraní; de Edita Andrada Villalba a Rosa Tiotí; Jerónimo Villalba (y Víctor Villalba) que conserva 17 hectáreas; los Guanca que sustituyeron a Pedro Salteño, aunque todavía estén Domingo Salteño y su sobrina, Carolina Salteño. En la zona urbana fueron resaltadas 24 hectáreas y 24 manzanas, un sistema de la organización hispánica en América Latina desde la etapa imperial y que los franciscanos establecieron en Colonia Dolores, como hemos demostrado en los apartados anteriores. Ya en junio del año 2011 la población originaria cuenta sólo con 110 hectáreas.

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En el marco de los procesos de autogestión, Dora Salteño indica la historia de los mocovíes de Colonia Dolores centrándose en años específicos. Hacia me-diados del siglo XIX aparecen mencionados los caciques José María Salteño y el bisabuelo de Dora, Mariano Salteño. La Colonia Indígena comenzó a gestarse a mediados del siglo XIX de la mano de Martín Salteño quien entre otras cosas salió un día al campo para cazar y llevar comida a la comunidad. El cacique Mariano pidió permiso al gobierno para internarse con su familia en el territorio provincial de los Calchines, para continuar desarrollando su trabajo y su vida pacífica. De acuerdo al Plano confeccionado por la propia Dora Salteño con la ubicación de las 21 viviendas censadas a inicios del siglo XXI (Im. 127), 24 manzanas comienzan en la sección A (manzana 1 a 6) y se cierran en la sección D (manzana 19 a 24), registrando la Plaza en la manzana 15. Fueron censadas las viviendas a partir del índice alfabético de “A” a “S” sobre un total de 21 manzanas, con exclusión de la manzana 15 en la que creó la Plaza del pueblo indígena. En el momento en que Dora levantó este plano, estableció las viviendas censadas ubicadas en la sección A, las manzanas 1 (vivienda A); 3 (vivienda B); 4 (vivienda C); 6 (vivienda D). En la sección B, las manzanas 8 (vivienda F); 9 (vivienda G); 12 (viviendas H, J y K). En la sección C, las manzanas 13 (vivienda L y LL) y 18 (viviendas M, N, Ñ, O). Y, finalmente, en la sección D, las manzanas 19 (vivienda P); 21 (viviendas Q y R) y 22 (vivienda S). Observado de esta manera es posible afirmar que del total de 24 manzanas de lo que fue a inicios del siglo XX la creación del Pueblo Indígena, hoy día sólo hay viviendas ocupadas en 12 de las manzanas de Colonia Dolores. También sorprende que haya manzanas con una única vivienda o una manzana con cuatro viviendas distintas.

127. Plano de Colonia Dolores con la ubicación de las vi-viendas censadas (Dora Salteño, 2000)

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En relación a las instituciones que han nacido con apoyo institucional y religioso encontramos la ubicación del tanque de agua potable que fue básica para la su-pervivencia de los mocovíes (manzana 11); la histórica Escuela Nº 430 (manzana 10); al costado, la Capilla del Santo Cristo que fue abierta dos años después que la escuela (manzana 16); el Dispensario o Centro Asistencial en el que Dora Salteño ha trabajado hasta el día de hoy junto a Miriam Teresa Gómez (manzana 9); la casa de la Junta Vecinal (manzana 22); la Comuna en la que Dora gobernó del año 2001 al 2009 como Primer Municipio Indígena del Pueblo Mocoví, “Balaguik Lesallakä Kovó Amakoit” (manzana 9); el Destacamento Policial Nº 6 (“Novatagnak Laá”) (manzana 14) que desplazó la importancia que originariamente tenía el “calabozo” de Jorge Ponte al lado de la escuela, y que hoy ocupa Guillermo Vergara que es originario de “La Criolla”; y la Estafeta Postal (manzana 13) que es dirigida por el hermano de Jorge, Erardo Ponte. Elma Ponte fue la madre de Erardo y de Jorge Ponte, y contó con la única vivienda de ladrillo de este pueblo.

Resulta importante señalar el papel de Dora Salteño en el Dispensario de Co-lonia Dolores. En el mes de abril de 2009 se discutió en la Comuna de La Criolla sobre los efectos que producen las fumigaciones con agroquímicos, en particular sobre la soja no exportada y que se distribuye en los comedores de barrios ca-renciados y en las cárceles. Sin ser un producto apto para el consumo humano, contiene restos de plaguicidas que provocan problemas reproductivos en mujeres y niñas. Los derivados de la leche de soja han suplantado a la leche materna y a la carne, hechos que son valorados como un “genocidio premeditado”. Precisamente este grupo discutió sobre la catástrofe sanitaria del uso del glifosato y el endosul-fán en la soja y en las arroceras del Salado Amargo. Los miembros de este debate fueron María Clarottti y Martín Travesani de la Comuna de La Criolla, así como Pedro Sánchez del Juzgado y la Escuela Nº 6005; Dora Salteño de la Comuna de Colonia Dolores así como la Escuela Nº 430; la ONG Muyuqui de San Justo; la Escuela Nº 8209 de San Martín Norte; la Asociación para el Desarrollo Rural (ADER) de Villa Minetti y la Escuela N° 533; la Escuela Juan Arancio N° 313; y la Escuela N° 532 de La Camila (Páramo y Gómez, 2009). Cuando La Criolla presentó la Ordenanza 584/2009, delimitó el área urbana; prohibió la aplicación de productos fitosanitarios mediante equipos terrestres o aéreos en el área urbana; prohibió la pulverización manual en los campos linderos a los establecimientos educativos rurales; prohibió la circulación y la permanencia dentro del área urbana de “mosquitos” para fumigar; y estableció las multas por violación a esta ordenan-za. Este es precisamente un ejemplo del proceso de actuación de Dora Salteño en Colonia Dolores.

Gracias a su condición de primera Jefa de la Comuna Colonia Dolores con-figurada por aborígenes mocovíes, el 7 de setiembre de 2011 Dora Salteño fue

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entrevistada por Arturo Cavallo en el diálogo “Mañana, Tarde y Noche” y recordó la lucha contra el mal de Chagas y la erradicación de vinchuca, y afirmó:

“He sido la primera jefa de comunas mocoví, fue en el año 2001 en la comuna de Colonia Dolores, Santa Fe, una población de aproximadamente 700 habitantes, de los cuales el 90% es de ori-gen mocoví. Allí se vive principalmente de changas, trabajos de albañilería, en campos, en empresas de pueblos vecinos. En la comuna, el tema más preocupante era la enfermedad de Chagas, era zona de vinchucas y había riesgo de infección. Nosotros iden-tificamos el vector, la vinchuca, lo habíamos visto en los domi-cilios y peridomicilios pero no dimensionábamos la peligrosidad de su presencia en relación a la salud, no teníamos datos, y como no teníamos síntomas de la enfermedad no lo sabíamos. Además, cuando teníamos problemas de enfermedad no lo mencionába-mos porque la falta de trabajo y otros problemas nos parecían más importantes. Se logró concientizar y se hizo un trabajo tre-mendo. Hoy la vinchuca no existe más, los chicos que habían dado positivo en aquel momento negativizaron a través del trata-miento, hicimos la apropiación de saberes respecto a la enferme-dad, logramos una organización comunitaria para el control del insecto, una vigilancia entomológica para fumigar en caso de ser necesario, y mayor articulación entre los programas nacionales y provinciales contra la enfermedad de Chagas. Nuestra comuna es nueva, se creó en el año ’94. Anterior a mí había un presiden-te comunal, también descendiente de la etnia mocoví, y con él comenzamos este trabajo, incluso antes de tener comuna, en el año ‘92. La creación de la comuna nos ayudó con la erradicación de ranchos. Cuando iniciamos este trabajo, la prevalencia inicial de la enfermedad en la comunidad fue de un 30% de infectados, al finalizar el trabajo había descendido al 18%. Se lo atribuimos al plan de erradicación de ranchos, a mejoras como el asfalto de egreso, la luz, y además los conocimientos que hemos ad-quirido toda la población. Todos colaboraron, todas las familias, las instituciones, sino no hubiese sido posible. Hoy no existe la vinchuca y la vigilancia siempre está, si aparece una ya saben que tienen que acercarse al centro de salud, pero no han apare-cido. No fue un trabajo fácil. Logramos comunicarnos con un grupo de bioquímicos y a través de la comuna se formó un grupo

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interdisciplinario donde trabajaron pediatras, cardiólogos, médi-cos generalistas, asistentes sociales, psicólogos sociales. Fue un trabajo largo, hubo que concientizar a la gente. En la escuela, los maestros lograron la concientización en los chicos, y ellos fueron los que llevaron la inquietud a las casas, y desde allí se comenzó a trabajar.”

La enfermedad de Chagas es un mal que se conoce como Chagas-Mazza porque debe su nombre a dos médicos, un brasilero llamado Carlos Chagas, y un argenti-no de nombre Salvador Mazza. La enfermedad fue nombrada en reconocimiento al médico brasilero, que en 1909 lo consideró una enfermedad por primera vez. En el año 1926 Mazza comenzó a investigar la enfermedad y con los años se trans-formó en el principal estudioso de esta patología. El Chagas es una enfermedad de pobres y, especialmente, de indígenas, razón por la cual Mazza incidió ante las facultades de Medicina para obtener apoyo institucional. El reconocimiento a la enfermedad de Chagas-Mazza tuvo que esperar hasta la década de 1960 para ser reconocida como una enfermedad de la salud pública. El mapa rioplatense que circula para ubicar esta enfermedad muestra que las regiones afectadas han sido siempre Chaco paraguayo y argentino, oeste boliviano, Uruguay, el norte chileno y el sur de Brasil. Las personas que acuden al dispensario de SAMCO dependen de la doctora Sandra Glenda Meriggiola y de las mocovíes Dora Teresa Salteño y Miriam Graciela Gómez. Todas se involucran con el Centro Asistencial “Colonia Dolores” que en un documento certifica la situación de los pacientes. En el caso de que los mocovíes pasen por el examen físico y cardiovascular que legitiman Dora y Miriam, el documento señala la “buena salud al examen físico y cardiovascular” gracias a la cual los pacientes adoptan la condición de apto para “actividades físi-cas curriculares”.

El cortometraje “Los que esperan”, realizado íntegramente por la Dirección de Comunicación Institucional de la Universidad Nacional del Litoral, fue premia-do en el segundo Concurso Nacional de Documentales (2011) basados en proyec-tos de investigación de universidades argentinas. Coordinado por Mirtha Streiger, trata de los factores de riesgo bio-psico-sociales de la infección y patología cha-gásica, y el desarrollo de acciones participativas de prevención en la comunidad mocoví de Colonia Dolores. “Los que esperan” cuenta la historia del silencio del “mal de Chagas” a través de la espera de Elsa, una mujer de treinta años que vive en la antigua reducción y aguarda el resultado del análisis de Chagas durante cinco días. El film reflexiona sobre “la presencia del silencio: silencio en el cuerpo cha-gásico, silencio en la voz de los infectados, silencio en el sistema de salud”. Elsa es una de las tantas enfermas silenciosas santafesinas y en Colonia Dolores podemos

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conocerla gracias a la participación de Miriam Graciela Gómez que es auxiliar de enfermería del Dispensario (prensa institucional UNR, 7 de diciembre 2011).

La creación de la Comuna como unidad administrativa menor y básicaEn el año 1990 se produjo la unión de la Junta de Vecinos y cuatro años después, el 24 de noviembre de 1994, la Ley 11215 favoreció la creación de la Comuna de Colonia Dolores. Los mocovíes pusieron en marcha la unidad administrativa bási-ca configurada por la “Comuna” independiente de San Martín Norte que abrió sus puertas el 24 de noviembre de 1994. Según Alfredo Salustiano Salteño:

“Estábamos bajo la jurisdicción de San Martín Norte, después se creó la Comuna y tuvimos tres años entre idas y venidas, pasan-do frío y calor, hambre, y el gobierno no quería firmar porque el gobierno decía que la comunidad era muy chica y no teníamos impuestos para mantener la Comuna, pero meta nomás, tenemos todos los documentos, todas las notas que se hicieron, y gracias a la gente que se movió, senadores y legisladores, empujaron el trámite hasta que el 24 de noviembre de 1994 nos dio la indepen-dencia de San Martín Norte. Se luchó gracias a Dios, sirvió la Comuna y adelantó el pueblo.”

En la actualidad, el Pueblo Mocoví es investigado por su transformación produ-cida durante 1980 que impulsó en la década siguiente la organización indígena. A nivel colectivo se formó en 1989 la Organización de Comunidades Aborígenes de Santa Fe (OCASTAFE) que organiza asambleas e impulsa la conformación de de-legados elegidos a través del consenso de la comunidad. Hace poco tiempo tomó forma el Instituto Provincial de Aborígenes Santafesinos (IPAS) que es conducido por los representantes de los pueblos mocoví, toba y kolla que suman 152 comu-nidades indígenas en la provincia de Santa Fe y que además son los sectores más desprotegidos de la sociedad en virtud de los altos índices de desocupación, pobre-za y marginación (Del Castillo, 2011). El objetivo de los mocovíes fue conseguir el nuevo municipio del departamento San Justo donde Colonia Dolores sería la primera Comuna del Pueblo Mocoví en el marco de la provincia santafesina pero para toda la Argentina. En el año 1992 la Cámara de Senadores de Santa Fe dio media sanción al proyecto de ley de creación de la Comuna de Colonia Dolores. La Cámara de Diputados otorgó el estudio del proyecto a la Comisión de Asuntos Constitucionales el 22 de octubre de 1992, pero dicha comisión decidió vencer el plazo constitucional con lo cual caducó el tratamiento y la sanción de los proyec-tos de ley.

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El 1 de julio de 1993 la Cámara de Senadores de la provincia santafesina se dirigió al Secretario de la comisión de asuntos constitucionales de la Cámara de Diputados y lo puso en conocimiento de dos expedientes: el del Senado del 21 de noviembre de 1991 y la Ley de creación de la Comuna de Colonia Dolores del Expediente 451 con fecha 22 de octubre de 1992.109 El 31 de julio de ese año, más de cincuenta habitantes de Colonia Dolores y descendientes de aborígenes mocovíes firmaron un documento en el que pidieron la creación de la Comuna. Los organizadores incluyeron los sellos de las “autoridades” e “instituciones” lo-cales tales como la Escuela Nº 430, con la firma de la directora Bertha Gallardo; la Cooperadora de dicha escuela; la Capella del Santo Cristo con la firma del agente de pastoral pero sin mencionar el origen franciscano; y el Centro Asistencial del pueblo en el marco del Ministerio de Salud santafesino. El mensaje remarcó la condición de los mocovíes en la provincia santafesina:

“Colonia Dolores, 31 de julio de 1993. Los abajo firmantes, au-toridades, instituciones locales, habitantes del pueblo de Colonia Dolores, descendientes en su mayoría de aborígenes, solicitan por este medio se tome en cuenta el pedido que formulamos; la creación de la COMUNA LOCAL DE COLONIA DOLORES, ya que por las características propias del lugar y la idiosincrasia de la gente que aquí se radica, no puede ni debe seguir dependien-do de la administración de la COMUNA DE San Martín Norte, siendo que nos separa una distancia de 5 kilómetros y medio ori-ginando esto una serie de inconvenientes para cualquier trámite que deba realizarse, y para el gobierno mismo del pueblo, ya que resulta incómodo, ocasiona gastos; se desconocen los problemas del momento y no se está a mano para resolver situaciones ele-mentales, ya que no hay medios de transporte entre un lugar y otro; se desvirtúa así la conducción, participación y toma de de-cisiones de los pobladores. Colonia Dolores, con una población joven y en pleno crecimiento, con más de 500 habitantes, cuenta con un Destacamento Policial, Centro Asistencial con enfermera a cargo, Agente Comunitario, Escuela Primaria con 133 alumnos, Junta de Vecinos, comercios, pequeños y medianos, productores a su alrededor, con terrenos heredados de los primeros poblado-res aborígenes del lugar, donde se sigue luchando por defender

109 Documento original de la comunicación entre las Cámaras de Diputados y Senadores con la infor-mación de los avances institucionales en la creación de la Comuna de Colonia Dolores entre 1991 y 1993. Agradezco a Alfredo Salustiano Salteño la consulta de este documento.

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esta reducción de tierras y una cultura propia, quiere hacerse oír y ser escuchada por nuestras autoridades para que se tenga en cuenta en el AÑO INTERNACIONAL DEL ABORIGEN el pe-dido de COMUNA PROPIA para que realmente se concrete con este hecho lo que tanto se pregona en los discursos: dar al nativo, al aborigen, el lugar que corresponde, para que pueda crecer y vivir dignamente, respetando su idiosincrasia y su forma de vida. Saber en que este pedido y justo reclamo, ha pasado por la Cáma-ra de Senadores y ahora se encuentra en la Cámara de Diputados, a nuestros representantes les decimos: tienen la obligación moral de luchar por nuestros ideales, para que nosotros que hemos de-positado nuestra confianza en ustedes nos veamos representados con dignidad, logrando que estos proyectos marchen en primer lugar, preocupándose y fundamentando el porqué de la creación de comuna, así se dará contestación al pedido que hoy hacemos, que será beneficio y una herencia para los hijos del lugar, brin-dándoles las posibilidades de tener un mañana mejor, con liber-tad de acción y decisión, con la revalorización de los valores de nuestra cultura y por sobre todo con amor a esta tierra nuestra, que defendemos, porque de ella venimos y a ella pertenecemos. Por este medio también agradecemos la atención dispensada a la presente nota y saludamos con nuestro mayor respeto y conside-ración, firmando al pie para constancia quienes luchamos hoy y continuaremos mañana y siempre por la COMUNA DE COLO-NIA DOLORES.”110

Como contrapartida, el 31 de octubre de 1993 el Centro Mocoví “Ialek Lav´a”, es-tablecido en Melincué, envió la nota al Presidente de la Cámara de Diputados san-tafesina con el objetivo de que fuese aceptada finalmente la creación de la Comuna de Colonia Dolores como un nuevo distrito independiente de San Martín Norte. Los distintos coordinadores que firmaron el documento fueron los mocovíes Ariel Araujo, Raúl Tiotí, José M. Iñet, Ariel Ñavanquirí y Alfredo Salustiano Salteño. El grupo justificó su pedido criticando la dependencia con la Comuna de San Martín Norte que históricamente había forzado a medio millar de mocovíes. La razón que dieron fue de tipo económico y cultural ya que dicha dependencia evitaba “el progreso del lugar” e impedía las “obras y emprendimientos que los habitantes de Colonia Dolores anhelan”. Como símbolo del cambio cultural y político de los

110 Documento del 31 de julio de 1993 formulado por los habitantes y descendientes mocovíes. Agra-dezco la posibilidad de consultar este documento a Alfredo y Dora Salteño en Colonia Dolores.

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indígenas en un periodo calificado de “democrático”, los coordinadores se dirigie-ron a la Organización de Estados Americanos (OEA) en el marco del “Año Inter-nacional de los Pueblos Indígenas” y se despidieron de la Cámara de Diputados provincial en lengua mocoví: “laá kamikaiá (le saludan con consideración)”.111

El 18 de noviembre de 1993 la Cámara de Senadores provincial aceptó crear la Comuna de Colonia Dolores que hasta entonces había sido considerada dentro de la jurisdicción territorial de la Comuna de San Martín Norte. Estableció que el Poder Ejecutivo designaría al Comisionado que quedaría investido de las facul-tades otorgadas por la Ley 2439 de las Comisiones Comunales hasta elegir a las autoridades de Colonia Dolores. Los límites reconocidos fueron: al Norte con la parcela nº 7 y los lotes del nº 69 al 78. Al Este, con una porción de la parcela nº 7 que linda con el lote nº 68 y una parte del lote nº 49 que junta sus líneas al Este con el Arroyo Saladillo Amargo. Al Sur, con la unión de dicho Arroyo y del arro-yo Cayastá, y con las parcelas nº 1 de José Utje y nº 2 de Francisco Troncoso. Al Suroeste, con el arroyo Cayastá y con la parcela nº 1 subdividida entre José Utje, Juan Pereyro Ramis y Pedro Micheloni, así como parte del lote nº 2 de Francisco Tronco. Y al Oeste, con los terrenos nº del 6 al 9 y parte del lote nº 5. Esta política generó cierta disputa ya que los límites de Colonia Dolores modificaron los que históricamente gozó la Comuna de San Martín Norte.112

La supuesta aceptación de la creación de la Comuna, al no haber objeciones, fue el 2 de junio de 1994 mediante la colaboración de la Cámara de Diputados provincial. Gracias a la colaboración del senador radical Edgardo Bodrone, el Go-bierno provincial aceptó crear la Comuna de Colonia Dolores con su éjido rural que lo circunda. El Expediente Nº 153 dispuso el proyecto de ley de la Cámara de Diputados para crear la Comuna que ya tenía aceptación de las Comisiones de Asuntos Comunales y de Presupuesto y Hacienda en agosto de 1994. El Expe-diente Nº 153 fue considerado por la Comisión Bicameral Permanente de Límite creada por Ley 10674 que legalizó la Comuna de Colonia Dolores con base en los siguientes límites: al Norte hasta dar con la confluencia del arroyo Saladillo Amar-go; al Este y Sur hacia el arroyo Cayastá; al Oeste lindando con el departamento Gobernador Crespo.113

111 Documento firmado por los coordinadores mocovíes Ariel Araujo, Raúl Tiotí, José M. Iñet, Ariel Ñavanquirí y Alfredo Salustiano Salteño del Centro Mocoví “Ialek Lav´a”, Melincué. Agradezco a Alfredo Salustiano Salteño y Dora Salteño la posibilidad de consultar este documento del año 1993.

112 Documento de la Cámara de Senadores de la provincia de Santa Fe, Ley de la Legislatura de la Provincia, 18 de noviembre de 1993. Informe de Dora Salteño.

113 Documento de la Cámara de Diputados de la provincia de Santa Fe, 2 de junio de 1994. También Documento del Dr. Edgardo Bodrone elevado a la Cámara de Senadores de la provincia de Santa Fe, s/d. También Documento del 4 de agosto de 1994 de los diputados provinciales Roberto Emi-

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Dos años después, el 13 de diciembre de 1995, la Comuna de Colonia Do-lores describió históricamente el origen del grupo mocoví en la redacción de la Ordenanza gestionada por el secretario Alfredo Salustiano Salteño y el presidente Juan Carlos Camargo. Esta ordenanza fue comunicada al Ministerio del Interior del Estado Nacional, al Gobierno santafesino, al Centro Mocoví “Ialek Lav´a” (coordinado por Ariel Araujo) y a otras instituciones y organismos correspondien-tes. La documentación citada como origen de Colonia Dolores fue la mensura, deslinde y amojonamiento de la colonia indígena de Cayastá Grande situada en el río Saladillo Dulce y Amargo en 1871 que quedó en manos del agrimensor Cha-peaurouge. Hoy día el departamento San Justo cuenta con las siguientes Comu-nas: San Justo que es la ciudad cabecera; Angeloni; Cayastacito; Colonia Dolores; Esther; Gobernador Crespo; La Camila; La Criolla; La Penca y Caraguatá; Mar-celino Escalada; Naré; Pedro Gómez Cello; Ramayón; San Bernardo; San Martín Norte, Silva; Vera y Pintado y Videla. La reproducción del documento menciona-do es vital para remarcar el contenido de la historia de la organización mocoví de la Comuna Colonia Dolores desde finales del siglo XX y entender los mecanismos implementados en lo que va del siglo XXI:

“VISTO: La Constitución Nacional en su Art. 75, inc. 17, que establece, al definir las atribuciones del Congreso de la Nación, entre otros conceptos: ‘reconocer la preexistencia étnica y cultural de los Pueblos indígenas...’; la Ley provincial nº 10375, mediante la cual la provincia de Santa Fe se adhiere a la Ley Nacional nº 23302 ‘de política indígena y apoyo a las comunidades aboríge-nes’, mediante la cual se reconoce la existencia de las ‘Comuni-dades Indígenas en la provincia’ y la Ley provincial nº 11215, que crea la Comuna de Colonia Dolores, y CONSIDERANDO: (Que) el municipio de Colonia Dolores se erigió sobre la base de la Comunidad Indígena del Pueblo Mocoví del mismo nombre, existente en el lugar desde el siglo XVIII; en el entonces Terri-torio Tradicional del Pueblo Mocoví y otros Pueblos indígenas del Chaco.Que durante la llamada ‘Guerra del Chaco’, que se llevó a cabo a partir de 1810, entre los Ejércitos del estado del Río de la Plata,

lio Campanella (presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales y Legislación General), Martín A. Carrizo, Edgar Hugo López, Santiago Ángel Mascheroni, Eugenio Malaponte, Jorge Roberto Marchetti y Mario César Esquivel. Agradezco la posibilidad de consultar el informe a Alfredo Salustiano Salteño y a Dora Teresa Salteño.

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primero, y las milicias del Gobierno de Santa Fe, después, los in-dígenas de la Nación Mocoví, de la comunidad de Colonia Dolo-res, brindaron una fuerte resistencia a las pretensiones de dichos estados de invadir los territorios ancestrales del Pueblo Mocoví;Que pese a la resistencia de los ejércitos indígenas, la moderni-zación de las milicias y el ejército de fronteras de la Argentina, hacia fines de la década de 1860, infringió serias derrotas a los indígenas de los Pueblos Mocoví, Toba, Abipón y otros, confede-rados en la Alianza Guaykurú, significando este hecho para que la Argentina, y la provincia de Santa Fe, avanzaran sus límites norte, unos kilómetros más hacia el interior de la región llamada Chaco, y en Territorio de los Pueblos Indígenas.Que en 1864 dicho límite se extendía entre el sur de la Comu-nidad Indígena de San Javier, pasando por los Fortines Dulce, Almagro (actual distrito Ñaré), Cayastacito; hasta el Fuerte de Morteros (actual provincia de Córdoba); pero que con las victo-rias militares mencionadas, la nueva línea de fronteras norte se extendió, desde San Javier; pasando por el Fuerte de San Martín (actualmente Colonia Dolores), 1º de Mayo (Gobernador Cres-po), Belgrano (al sur de la Laguna La Blanca); y de allí hasta Morteros; estableciéndose la misma en 1869;Que con dicha anexión de la Argentina de Territorios Indígenas, la actual Colonia Dolores quedó dentro de dicho país; dándo-sele luego de la masacre de familias indígenas por el Ejército Argentino, a la Comunidad un asentamiento en las cercanías del Fuerte San Martín, sobre la costa del arroyo Saladillo Amargo y del arroyo Cayastá;Que pese a las matanzas, los integrantes de otras Comunidades Mocovíes, obligadas por el Ejército, se asentaron sobre la mar-gen del arroyo Cayastá, formando una sola;Que con fecha 12 de octubre de 1870, los caciques Mariano Sal-teño, Valentín Tiotí y José (Manuel), envían una nota al gobierno de Santa Fe, solicitando un título de propiedad en las tierras del ‘lugar llamado Cayastá Grande, en donde el presente vivimos y tenemos algunos ranchos’;Que el Gobierno ascede a esta solicitud y en 1870, mediante de-creto, nombra al agrimensor Carlos Chaperouge, para que efec-túe la mensura de las tierras a entregar a los indígenas. Las tareas de mensura y amojonamiento son finalizadas a fines de 1871;

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asignando una superficie de mas de 10.000 hectáreas a la Comu-nidad Indígena;Que los trabajos de mensura son aprobados por decreto provin-cial el 25 de septiembre de 1872, firmado por el entonces gober-nador de Santa Fe, don Simón de Iriondo,114 y creando el Pueblo de Dolores y la Colonia Indígena de San Martín Norte, incorpo-rándose de esa manera la Comunidad Indígena Mocoví a la vida institucional de la provincia de Santa Fe y de la Argentina;Que en años más tarde, en mayo de 1887 y mayo de 1888, el gobierno de Santa Fe dicta nueva legislación disponiendo a una nueva mensura y delineación de la Colonia Indígena Dolores; como a la distribución de solares a familias indígenas allí asen-tadas;Que, en el presente siglo, la Comunidad Indígena quedó dentro del municipio de San Martín Norte, creado por el Gobierno de Santa Fe el 23 de octubre de 1907;Que en 1991, los vecinos de Colonia Dolores solicitan en una carta enviada por la Junta de Vecino a la Legislatura de Santa Fe la creación de la Comuna de Colonia Dolores. Posteriormente, en 1993, la Cámara de Senadores otorga media sanción al proyecto de ley que crea el municipio; y, posteriormente, con apoyo del Centro Mocoví y otras organizaciones indígenas, a la solicitud hecha por la Comunidad; la Cámara de Diputados otorga sanción definitiva a dicho proyecto con fecha 24 de noviembre de 1994;Que con la sanción de la Legislatura de Santa Fe de la ley nº 11215 queda definitivamente creada la Comuna de Colonia Do-lores, convirtiéndose de esa manera en el Primer Municipio In-dígena del Pueblo Mocoví de la Argentina, convirtiéndose de un hito trascendental de la lucha de los Pueblos Indígenas, y del Pueblo Mocoví de la Argentina, convirtiéndose en un hito tras-cendental de la lucha de los Pueblos Indígenas, y del Pueblo Mo-coví en particular, por su libre determinación; POR ELLO:La Comisión Comunal de Colonia Dolores sanciona la presente ORDENANZA:Art. 1º) Establécese que el municipio de Colonia Dolores es parte integrante del Pueblo Mocoví, como una continuidad de la Co-munidad Indígena establecida en el lugar donde desde tiempo

114 El gobernador Simón de Iriondo asumió en 1871-1874 y 1878-1882, y fue el hijo de Urbano de Iriondo.

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inmemorial; y como reafirmación del derecho a la Libre Deter-minación del Pueblo Mocoví, consagrado en la Constitución Na-cional (Art. 75, inc.17), el Convenio nº 169 de la Organización Internacional del Trabajo, vigente en la Argentina por Ley Na-cional 24071; y en el Proyecto de Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, aprobado por el Grupo de Trabajo sobre las Poblaciones Indígenas de las Naciones Unidas, dependiente de la Sub Comisión de Prevención de la Discriminación Racial, de dicho organismos y a considera-ción del mismo.Art. 2º) Determínase que las tierras y recursos naturales existen-tes en el éjido del municipio de Colonia Dolores, determinado por la Ley provincial 11215; son parte integrante del Territorio Ancestral y Tradicional del Pueblo Mocoví independientemente de la situación jurídica actual de dichas tierras.Art. 3º) Denomínase al Municipio de Colonia Dolores, como PRIMER MUNICIPIO INDÍGENA DEL PUEBLO MOCOVÍ, debiéndose insertarse dicha inscripción en toda documentación oficial de la Comuna de Colonia Dolores.Art. 4º) Declárase al idioma Mocoví como lengua oficial del mu-nicipio, al igual que el idioma Español; pudiendo la Comuna uti-lizar ambos idiomas indistintamente en sus documentos oficiales. Art. 5º) Regístrese, comuníquese al Gobierno de Argentina – Mi-nisterio del Interior -, al Gobierno de Santa Fe, al Centro Mocoví `Ialek Lav´a´, y toda otra institución y/o organismo que corres-pondiera, y Archívese. Dada en la Comuna de Colonia Dolores, departamento San Jus-to, provincia de Santa Fe, a los 13 días del mes de diciembre de 1995. Alfredo S. Salteño, Secretario; Juan Carlos Camargo, Presidente.”115

115 Documento original de la Ordenanza 5/1995, Comuna de Colonia Dolores, C. P. 3045, Departa-mento San Justo, provincia de Santa Fe. Agradezco a Alfredo Salustiano Salteño y Dora Salteño la consulta de este documento.

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CAPÍTULO VI

“Aim Mokoilek¨: Soy Mocoví

En el año 1994 los intereses privados y el Estado provincial quitaron 500 hectáreas a los mocovíes, al mismo tiempo que el 24 de noviembre de ese año se creó la Comuna de Colonia Dolores. El 15 de agosto de 1995 se

produjo una toma de posesión del “comisionado” y pocos días después, el 3 de septiembre, fue elegido el primer presidente comunal que asumió su cargo el 12 de diciembre. Si consideramos la declaración del idioma Mocoví como lengua oficial del municipio junto con el Español, observamos una gran transformación en Colo-nia Dolores gracias al líder Alfredo Salustiano Salteño (Gualdieri y Citro, 2006).

El 13 de junio de 1996 el presidente de la Cámara de Senadores, el ingeniero Gualberto Venesia, ratificó junto al secretario legislativo Roberto Emilio Campa-nella la ley de la donación formulada a los originales poseedores de predios y sola-res ubicados en Pueblo Colonia Dolores a partir de los Decretos del 20 de octubre de 1870, del 25 de septiembre de 1872, del 20 de julio de 1873 y del 22 de mayo de 1888. La base informativa fue la mensura del agrimensor Justo José del Barco del 30 de noviembre de 1887 que demostró que Colonia Dolores tenía una super-ficie total de 141.877.802 m2, siendo de la Colonia un total de 107.993.664 m2, y del poder fiscal unos 33.884.138 m2. Finalmente, el documento central fue la Ley 1049 del 5 de septiembre de 1900. En efecto, la resolución de la Sala de Sesiones de la Legislatura de Santa Fe reconoció el 31 de agosto del 1900 la legitimidad en la sucesión a sus descendientes y/o actuales poseedores ocupantes, como hemos visto en el segundo apartado. La donación aseguró a los sucesores y a los que es-taban ocupando los predios. De esta forma se condonaron las deudas del impuesto inmobiliario y las comunas de Colonia Dolores y de San Martín Norte fueron auto-rizadas a adoptar sus propios criterios en relación a las tasas comunales. No es un dato menor: la Cámara estableció la urgencia y aceptó que fuesen confeccionados nuevos planos de mensura y de subdivisión para el cumplimiento de la ley a partir de los efectuados por el Servicio de Catastro e Información Territorial.116

Poco después el secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de De-rechos Humanos de la OEA, Jorge Enrique Taiana, envió a Colonia Dolores el

116 Documento del 13 de junio de 1996, senadores Gualberto Venesia y Roberto Emilio Campanella, Cámara de Senadores. Agradezco a Alfredo Salustiano Salteño la consulta de este documento.

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borrador en proceso de revisión para garantizar el futuro de los indígenas.117 Para-lelamente se creó la Comisión Aborigen que en el 2004 adquirió el nombre de Co-misión Aborigen “Aim Mokoilek”. Dora Salteño se desempeñó como presidenta comunal desde el año 2001 hasta el 2009. En el año 2007 se inició el trámite para la obtención el 17 de octubre de 2008 de la personería jurídica para la Comunidad Aborigen “Aim Mokoilek”. Todo esto fue posible durante el control de la comuna a cargo de Dora Salteño.

Ángela Leonor Lanche, la nieta del mocoví Vicente Villalba que se integró a la reducción indígena de Colonia Dolores en el año 1904, se refirió a la trans-formación cultural y política de los indígenas durante la entrevista concedida a Medera en 2001. La conversación fue reproducida por el sobrino de fray Buena-ventura Giuliani en 2006 y podemos intuir las impresiones mocovíes de inicios del siglo XXI:

“Hoy me siento orgullosa de ser una mujer mocoví y doy gracias a Dios y a la vida por darme tanto [...] sólo que a veces me pongo un poco triste al ver a las personas con tanta tristeza y cargando mil kilos en la espalda. Es realmente triste, porque hay familias numerosas que a veces no saben qué llevarles a sus hijos, porque se terminaron las changas, se terminó todo. A pesar de que no hay trabajo la gente vive mucho de la caza y de la pesca. Com-partamos y cuidemos nuestra tierra, evitando mayor destrucción, cuidémosla, porque la tierra es la que nos da de comer, pero tam-bién, nos termina comiendo. Yo no entiendo por qué tanto egoís-mo entre nosotros [...] hay cosas que me rebelan, pero no puedo odiar a esa gente, busco no llegar a eso [...] mi abuela siempre decía ‘el día que entre el odio en tu corazón dejas de ser huma-no’.” (Giuliani, 2006)

La presidencia comunal de Dora Salteño hasta el año 2009 permite valorizar su actuación en la Comuna (Camjalli, 2007). En este apartado abordamos diversos problemas vinculados precisamente al bicentenario de la Independencia. Busca-mos el significado del Himno Mocoví que reivindica el grito a los “cuatro vientos” para continuar de pie. López y Giménez Benitez (2006) afirman que el “Cosmos Mocoví” está formado por el plano central, la tierra, habitado por los mocovíes o ‘laua; el inframundo, región habitada similar al anterior, que el sol ilumina cuando

117 Jorge Enrique Taiana, secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos, al Presidente de la Comuna de Colonia Dolores, el 22 de enero de 1997. Agradezco a Alfredo Salustiano Salteño la consulta de este documento.

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en la tierra es de noche; y el cielo o piguim para todos los mocovíes que ocupan tanto el Chaco santafesino como la actual provincia del Chaco. Según los autores, los abuelos son mocovíes de ambos sexos que viven en una época en la que la vida fue regida por las antiguas costumbres. Desde esta perspectiva, las nuevas costum-bres parecerían regir la vida de Dora Salteño. Hoy día Colonia Dolores registra 610 habitantes por la única razón de que unos individuos que no son originarios de Colonia Dolores se registraron sin abandonar realmente su vivienda en Gober-nador Crespo. En consecuencia, el “no mocoví de Colonia Dolores”, Raúl Yausi, obtuvo en el año 2009 cinco votos de más para desplazar a la mocoví Dora Salteño de la responsabilidad de la jefatura de la Comuna. En lo que sigue nos centramos en la gestión política que impuso Dora Salteño y lo que esperamos en el futuro.

La presidencia comunal de Dora Salteño en Colonia DoloresLa mocoví Dora Salteño ganó en cuatro elecciones entre 2001-2009 ya que el gobierno dura dos años. En plena crisis argentina se incorporó al edificio comunal y gestionó el edificio del dispensario. El antiguo dispensario es hoy el Centro de Salud en el que la agente sanitaria Dora Salteño trabaja junto a la doctora genera-lista Sandra Meriggiola y a Miriam Teresa Gómez en calidad de enfermera. Una de las habitaciones incluye la biblioteca que está a cargo de Dora que conseguirá la incorporación de computadoras a la comunidad mocoví y mantendrá las legítimas entrevistas que le hacen en reconocimiento de su propia condición de mocoví en un pueblo como Colonia Dolores (Sonia Helman, por Lo Presti, 2010).

Durante el ejercicio comunal de Dora Salteño, un logro indígena mocoví nos muestra un cambio notable en la organización. En el año 1986, poco después de la recuperación de la democracia argentina, el Gobierno provincial santafesino adoptó una sexta bandera oficial que contiene tres franjas verticales de izquierda a derecha en colores rojo, blanco y celeste. En el espacio blanco hizo constar las dos flechas de los indígenas vencidos por la lanza de la civilización, dirigidas ha-cia abajo, además del sol naciente rodeado por el color dorado con la inscripción “Provincia Invencible de Santa Fe”. La ley provincial santafesina adoptó la ban-dera que correspondía al brigadier general Don Estanislao Lopez que había sido aceptada por la Honorable Junta de Representantes en su sesión del 22 de agosto de 1822, y ordenó “en el interior del ovalo en la parte superior un sol naciente, y abarcándolo en casi toda su extensión dos flechas volcadas en forma de cruz de San Andres cortadas de abajo arriba por una lanza con la punta en alto” (Im. 128, Im. 129).

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128. Dora Salteño como presidenta de la Comuna de Colonia Dolores (Dora Salteño, 2006)

129. Bandera de la provincia de Santa Fe en las manifestaciones mocovíes (Dora Salteño, 2006)

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Los propios mocovíes de Colonia Dolores utilizaron esta imagen provincial en sus encuentros, hasta que el pueblo adquirió su propia bandera en el año 2006, tal como mostramos en la introducción de esta obra. Entre la comuna de Colonia Dolores, la comunidad aborigen `Aim Mokoilek¨ (“soy mocoví”) y el Consejo de Ancianos se procedió al diseño de la bandera con los colores verde, rojo y blanco, que, según Dora Salteño, “es un símbolo de nuestra existencia como pueblo origi-nario”. Dora puntualiza que el color verde se debe a que “el aborigen siempre tuvo un contacto muy espiritual con todo lo que lo rodeaba” porque, en síntesis, “cada elemento tenía su espíritu, por lo que se lo cuidaba y respetaba”. Por ello Dora afir-ma que se preserva la naturaleza en el marco del “cuidado” ya que consideran que lo que tienen, en realidad, es prestado: “tenían que conservarlo, para todos los que llegaran después de que ellos no estuvieran más, es lo que hoy las comunidades originarias tratamos de difundir para que todas las personas tomen conciencia en el cuidado del medio ambiente”. Al definir el significado de los colores elegidos, el verde trata del color de la esperanza de un mañana mejor en la que los mocovíes sean respetados y tratados por los gobernantes en igualdad de condiciones según el inciso 17 del artículo 75 de la Constitución Nacional. El color rojo representa la sangre derramada por los antepasados de los mocovíes en representación de las injusticias cometidas contra ellos y el sometimiento padecido que llegó en algunos casos al exterminio del idioma, de la cultura y de pueblos enteros. Finalmente, el color blanco representa el perdón hacia los hombres y mujeres blancos que llega-ron a las tierras de los mocovíes y que hoy están integrados a ellos acompañando el crecimiento del pueblo. En ese sentido, la paz entre los pueblos construiría un mundo mejor “donde cada uno respete la identidad cultural del otro y que a causa de ello no existan divisiones”, en palabras de Dora Salteño.

La información que algunos mocovíes de Colonia Dolores dieron al Gobierno santafesino el 8 de enero del año 2009, gracias al interés demostrado por el Minis-terio de Innovación y Cultura, permite valorar la lucha de estos aborígenes. Ese día señalaron que Colonia Dolores se ubicó a 40 kilómetros al oeste de San Javier, y recibió a los primeros habitantes mocovíes que huían de la matanza ocurrida en aquella localidad. Después del traslado a San Martín Norte, comenzaron a radicar-se en la Colonia que conserva la primera y la única comuna santafesina goberna-da por los aborígenes de la República Argentina. Para los entrevistados, Colonia Dolores es un pueblo conservado en su totalidad por mocovíes y es un espacio de defensa de la cultura, las tradiciones y el lenguaje mocoví. Los entrevistados por el Gobierno provincial fueron el anciano Delfino Nascitiquí, el docente Alfredo Sa-lustiano Salteño, el joven Alejandro Malaquía que anhela estudiar medicina para poder prestar esos servicios, Dora Salteño que es la bisnieta del cacique Mariano y hasta el año 2009 fue la presidenta comunal, así como los dos habitantes moco-

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víes, Elsa Guanca que relató aspectos culturales de la etnia, y César Coria que se centró en las características de la bandera con la que la comunidad se identifica ante el mundo. La creación de la bandera me fue relatada por César Coria en una entrevista del mes de agosto de 2011, poco después de la inauguración del Museo “Nelovek Qobo¨ o´Mokoit”. La bandera representa el interés de los mocovíes de Colonia Dolores por defender sus derechos y conservar sus costumbres:

“Fue la comisión, un día decidimos hacer la bandera, cómo la hacemos, el verde es naturaleza, por ser naturaleza somos parte de la naturaleza nosotros mismos, por eso ocupa la mitad de la bandera que es de color verde, somos parte de ella, es color es-peranza que nosotros queremos que nuestros descendientes ten-gan un mejor vivir, tengan un respeto más grande por parte de la otra parte de las sociedades de la civilización, o de ser parte de la naturaleza decimos el color verde. Luego está el rojo que es el símbolo y el recuerdo de lo sufrido por nuestros antecesores al llegar la otra cultura a América, la sangre derramada por de-fender sus tierras, por tratar de mantener su cultura, fueron tor-turados, fuertos muertos, entonces a través del color rojo se ha simbolizado ese recuerdo que vive en nuestra memoria. Luego tiene el color blanco, color de paz, de pureza, símbolo de paz y convivencia con la otra cultura que reconoce y valora nuestra existencia, entonces el color blanco es esa idea de paz con el hijo del inmigrante que también esperamos que tenga el mismo pensamiento que tenemos nosotros. Esos son los tres colores de nuestra bandera. La mitad es el verde, una cuarta parte el rojo, y otra cuarta parte el blanco”.

El documento elaborado por la propia Dora Salteño en los años en que se desem-peñó como Jefa de la Comuna (2001-2009), incluyó los “obsequios simbólicos”. Estos obsequios fueron entregados por primera vez en diciembre del año 2007 a Rodrigo Borla, una “autoridad blanca” que asumía el cargo de senador provincial por el departamento San Justo. Los mocovíes le entregaron un collar con los colo-res de la bandera del pueblo mocoví de Colonia Dolores, con unas semillas de los frutos del monte. El significado, según Dora, es el siguiente:

“La autoridad que lo recibe tiene que tener en cuenta el significa-do de los colores seleccionados por el Consejo de Ancianos, que son: respetar la cultura originaria, escuchar a nuestros ancianos

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que es donde reside la sabiduría de nuestro pueblo y sobre todo acompañar a los pueblos originarios a recuperar su identidad. La semilla significa que quien tenga a cargo los destinos de la co-munidad no deje morir los sueños de los que hoy estamos en la lucha por la igualdad.”

El segundo obsequio simbólico fue la vasija de barro adornada con los colores de la bandera del pueblo mocoví de Colonia Dolores, conteniendo tierra de un monte virgen de la zona. El significado de este regalo recupera la tierra que “representa a la madre que es vida y compartir parte de esa madre es invitarlo a trabajar en hermandad, juntos, hermanados espiritualmente, sin la contaminación de intereses mezquinos”.

Los fortines y reducciones (“La a´ nobataganaq ieq qobo´ rhapo”) de la zona chaqueña de la provincia santafesina representaron la lucha entre el Estado y los aborígenes mocovíes, así como la actuación de los franciscanos. Como ejemplo, en el año 1911 Enrique Rostagno distribuyó las zonas de un fortín creado en una superficie total de tres a cuatro hectáreas. En la ilustración de su obra titulada “In-forme de fuerzas en operaciones en el Chaco” aparece dibujado la guardia ubicada al lado del pozo de agua; el picadero; la cuadra destinada a los caballos; un depósi-to; los alojamientos de los oficiales; la enfermería; el corral; la oficina y la cocina, así como la letrina. Finalmente, se observan los lugares de los fosos exteriores que cubren la zona del puente y protegen a las familias blancas (Rostagno, 1911).

Colonia Dolores conserva su hegemonía desde el momento en que más del 90% de los habitantes son de origen mocoví. Descienden de los aborígenes dedi-cados a la caza y a la recolección. Muchos fueron fueron captados para trabajar en diversos obrajes tales como el de la Colonia Aborigen Chaco del departamento 25 de Mayo del Chaco; otros mocovíes se radicaron en Rosario, en el Barrio Mocoví de Recreo en Santa Fe, o en la localidad de Berisso en la provincia de Buenos Ai-res. El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) organizó el censo en el año 2001 y agregó la Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas (ECPI) de los años 2004 y 2005 que mostró la existencia de aproximadamente 12.145 perso-nas en las provincias del Chaco y Santa Fe.118 Al analizar la distribución geográfica de los pueblos indígenas de las regiones forestales argentinas, observamos que la mayor cantidad de población indígena se encuentra en las regiones tropicales y sub-tropicales: el Parque Chaqueño, la Selva Misionera y la Selva Tucumano-boliviana. En líneas generales, las áreas urbanas y rurales contienen a la población indígena ava guaraní, chané, chorote, chulupí, diaguita/diaguita calchaquí, guara-

118 Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), censo 2001 y encuesta complementaria de Pueblos Indígenas de 2004-2005, http://www.indec.gov.ar/.

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ní, huarpe, kolla, mapuche, mbya guaraní, mocoví, ona, pilagá, rankulche, tapiete, tehuelche, toba, tupí guaraní y wichí. Como señala Beatriz Gualdieri (2004), ha-blamos del complejo cultural y lingüístico guaycurú, conformado históricamente por los grupos toba, pilagá, kadiweu (caduveo), y los extintos payaguá, mbayá y abipón. Cabe señalar que en la provincia del Chaco, el “Instituto del Aborigen Chaqueño” (IDACH) aborda especialmente la situación de los wichi, los mocoví y los qom. Colonia Dolores goza de un representante en el “Pueblo Mocoví del Chaco” (Cuadro 15).

Cuadro 15Relevamiento de comunidades, pueblos indígenas forestales

y bosques nativos de la República Argentina (2010)

Región ForestalSelva Misionera

Parque Chaqueño

Selva Tucumano Boliviana

Espinal

Monte

Bosque Andino Patagónico

ProvinciasMisiones

Salta, Jujuy, Formosa, Chaco, Santa Fé y Santiago del Estero.

Salta, Jujuy y Tucumán

Entre Ríos, Santa Fé, Buenos Aires y La Pampa Catamarca, La Rioja, San Juan, Mendoza, La Pampa, Neuquén y Río Negro Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego

Pueblos IndígenasGuaraní (Mby´a, Chiripá y Pay Tavyterá)Wichí; Chulupí o Nivaklé; Chorote o Iyojwa´ja; Mocoví; Toba; Pilagá o Pitte´iaale´ecpi; Avá Guaraní; Tapiete o Tapy´y; Tonocoté Avá Guaraní; Chané; Tupí Gua-raní; Tapiete o Tapy´y; Kolla; Diaguito-Calchaquí Mocoví; Toba; Charrúa-criollo; Mapuche; Ranculche Draguito-Calchaquí; Mapuche; Ranculche; Tehuelche; Huarpe Mapuche; Tehuelche; Yagan; Ona o Selk´nan

Fuente: Relevamiento de comunidades y bosques nativos, Proyecto Bosques Nativos y su Biodiversidad, Consultoría Manejo Forestal Sostenible y Comunidad, Informe

“Propuesta para relevamiento de las Comunidades aborígenes del país, su distribución geográfica, su situación demográfica y socioeconómica, que identifique la vinculación entre las comunidades y los bosques nativos”, provincia de Misiones, Julio de 2010.

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El estudio de Dora Salteño se centró también en la distancia de los centros asisten-ciales fundados en el departamento de San Justo. Así, Colonia Dolores fue siempre el pueblo más cercano a Gobernador Crespo y al departamento San Justo, tal como puede observarse en la ubicación de los centros asistenciales que dependen del Hospital “Dr. Carlos Boratti” (Cuadro 16).

Cuadro 16Área programática del Hospital “Dr. Carlos Boratti” de Gobernador Crespo, distancia de los pueblos y de San Justo (en kilómetros) (2010)

Pueblos Distancia de Centros Asistenciales Distancia de San JustoSilva 10 40 La Penca 12 62 San Martín Norte 14 64 Colonia Dolores 9 59 La Criolla 15 65 Vera y Pintado 25 75 La Camila 52 102 Pedro Gómez Cello 40 90

Fuente: Estudio de la mocoví Dora Salteño a partir del Informe de “Área Programática, Hospital Base Dr. Carlos Boratti, Gobernador Crespo”.

Recuerdos y relatosEl relato de Dora Salteño se centra en una de las ceremonias rituales encabezadas por los tres caciques que actuaron al inicio de la organización de la Reducción Indígena de Colonia Dolores, que tenía como uno de sus objetivos asegurar la reproducción de la sociedad mocoví. Me refiero a su bisabuelo, Mariano Salteño, así como a los caciques Valentín Teotí y José Manuel, que son recordados gracias a sus hijos e hijas, hoy “nuestros abuelos” (“noa rapiril”), es decir, abuelos (“pee”) y abuelas (“mee”). Estos últimos relataron a la bisnieta del cacique Mariano, Dora Salteño, un pasado que ella reflejó en sus textos personales escritos durante la presidencia de la Comuna de Colonia Dolores entre 2001 y 2009:

“Cuentan nuestros pee (abuelos) y mee (abuelas) que hace mu-cho, mucho tiempo atrás, cuando existía la naturaleza en todo su esplendor, cuando ellos andaban libremente sobre esta tierra, existía un ritual que realizaban las distintas tribus mocovíes, una de estas tribus correspondían al cacique Mariano Salteño, al ca-cique Valentín Teotí y al cacique José Manuel. Cuentan que para esta época recibían los mensajes o signos que les decía que todo

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volvía a renacer y entonces comenzaban a prepararse para la ce-remonia de recibimiento, tenían un lugar ya determinado donde reunirse y comenzaba la marcha estén donde estén hacia ese lu-gar. Cuentan también que ese lugar era sobre el Arroyo Saladillo Amargo y Cayastá donde lo conocemos actualmente como El Ombusal. Cada cacique concurría con su tribu, llegaban al lugar donde ya estaba asentada parte de la tribu del cacique Mariano Salteño. La bienvenida o el saludo eran con gestos de respeto hacia todo lo creado, llamado el ‘Saludo a los Cuatro Vientos’. En cada recibimiento de los grupos se hacía este saludo, luego encendían el fuego sagrado, esto indicaba que comenzaba la ce-remonia. Este fuego no debía apagarse hasta que todo terminara, debía estar encendido los días que ellos estaban juntos y al termi-nar el fuego debía apagarse solo. Con el fuego en el centro, en cír-culo, se ubicaban las personas, los caciques decían sus plegarias, agradecían el comienzo de un nuevo ciclo y hacían sus peticiones para este nuevo comienzo, también entregaban ofrendas que se colocaban alrededor del fuego, por lo general eran alimentos que luego compartían. Al finalizar esta ceremonia comenzaban los bailes y festejos que duraban días. Estos encuentros servían para comunicarse, contarse sus vivencias, sus experiencias de vida y se formaban nuevas parejas [...] Cuentan además que sus ante-pasados les dijeron que en este tiempo se hacía esto porque la iguana les indicaba el comienzo del nuevo ciclo que comienza con la primera tormenta de esta época, con los truenos que des-pertaban a este animal de su letargo, quien salía a la superficie dando así el comienzo del nuevo ciclo. Por aquellos antepasados, por la memoria, por quienes todavía sienten el llamado a la vida, quienes renacemos día a día, vaya esta ceremonia del año nuevo mocoví.”

Según el “Libro de crónicas de fray Giuliani” sabemos que el 10 de agosto de 1938 el misionero se dirigió con fray Leonardo A. Bianchi a la zona ocupada ori-ginariamente por los mocovíes, donde fundaron la antigua Misión de San Martín Norte Viejo y el cantón militar. Descubrieron que no había ningún indicio ni señal porque el terreno había sido arado. Estaba situado a tres leguas en línea recta al sur del actual pueblo de San Martín Norte, a orilla de un corto arroyito de agua inagotable por tener manantiales, y de un gran bañado del río Saladillo amargo.

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Alfredo Salustiano Salteño reproduce el recuerdo de su madre Asteria Catorí sobre Waldino Nevarguete:

“A Waldino Nevarguete le decían Nevaragué Lotogué porque contaba mi mamá que cuando recién no se rindieron sino pac-taron con el gobierno y se entregaron, le dieron ropa, un saco, una camisa, una camiseta, un sombrero, un pañuelo de cuello, una bombachita, unas alpargatas, entonces ¿qué pasó con Ne-varguete? Se le perdieron los botones del saco. Fue al monte de viejo que estaba y sacó una enredadera y empezó a coser el saco, usando el apellido de él entonces los vecinos que iban con él le decían Nevaragué Lotogué (a) “Pecho cosido”, yo relacionaba el apellido con el apodo que tenía él. El juzgado no entendía nada. Mi mamá, Asteria Catorí, siempre se acordaba de él. Decía que el juzgado se equivocó también porque le pusieron un nombre como Asteria Catorí que nació en 1898. Ella decía que el juzgado se equivocó porque el nombre que le tenían que poner a ella era Ester y el que la llevó para el juzgado dijo cualquier cosa, dijo Asteria y no Ester. Su abuela era Paula Catorí, hay un terreno de mi abuela que fue una de las que asumió. Le decían la capilla al pueblo. Cuando te ibas para Crespo sólo veías la capilla. Fui uno de los capilleros de la capilla del pueblo. La gente grande nos dice capilleros.”

La actividad religiosa católica comenzó en 1889 en una vivienda donde fueron oficiados los primeros acercamientos a los mocovíes. Entre las placas colgadas en la capilla encontramos la información de que los misioneros franciscanos actuaron a favor de la misión aborigen en la construcción de la capilla que fue inaugurada el 30 de agosto de 1904. La capilla pasó a depender del Arzobispado santafesino el 9 de noviembre de 1982.119 El Poder Ejecutivo provincial permitió preservar la construcción edilicia el 12 de noviembre de 1998. El 3 de junio del año siguiente la Legislatura santafesina declaró a la Capilla del Santo Cristo ubicada en la man-zana nº 16 de Colonia Dolores como Monumento Histórico Provincial.

En capítulos anteriores señalé la importancia del armonio y de diversos ins-trumentos que llegaron a Colonia Dolores en la primera mitad de siglo, una época en la que prevalecían los “bailes paisanos” representados por las danzas Vizcacha, Manik, Bravo, Cielitos, Sarandí y Toncoyogo (Citro, 2006). En esta fecha del 30

119 Por entonces Alberto S. Buckwalter (“Llaanoxochi”) fue uno de los más interesados en analizar el “Vocabulario Mocoví” de los “moqoit” (1995).

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de agosto, tan importante para los mocovíes –que fue reconocida por los religiosos jesuitas mucho antes de su expulsión de la tierra de los guaycurúes producida en el año 1767– se festeja el inicio del año nuevo de los mocovíes que vuelca a Colonia Dolores a la primavera y a la conservación de la naturaleza. Durante esa semana van llegando mocovíes originarios de aquella antigua Reducción Indígena que viven en otros puntos del país o que trabajan en distintas cosechas estacionales así como en los desmontes. La festividad fue siempre el reencuentro emotivo de las familias y de las parejas. Durante la semana gozan de una gran efervescencia producida en todo el pueblo en el que cuentan con la sensación de alegría. Los mo-covíes hacen una procesión por el pueblo llevando la efigie de la Virgen de Santa Rosa de Lima que se conserva en la Capilla del Santo Cristo. Conmemoran el 30 de agosto de cada año y recuerdan a la patrona de diversos pueblos mocovíes de la provincia santafesina. El diputado provincial Pedro Rodríguez manifestó hace poco más de una década que la capilla y el campanario representan la tarea evan-gelizadora asumida históricamente por los franciscanos y que hoy es conservada por los propios mocovíes:

“Sobre la antigua línea de fronteras que desde Fortín Capivara, Fortín Ñanducita, Fortín Belgrano, Fortín San Martín Norte y en la margen izquierda del Cayastá, riacho, afluente del Saladillo Amargo, se funda el 23 de junio de 1870, por los padres francis-canos, fray Bernardo Arana y Gerónimo Marchetti, el pueblo de Nuestra Señora de los Dolores y en el mismo sitio de la antigua reducción de los charrúas, ‘Cayastá Grande’, fundada por los pa-dres franciscanos de Santa Fe durante el siglo XVIII. Durante el desempeño de la misión evangélica y educadora de fray Buena-ventura Giuliani se edificó la capilla en 1904, otras habitaciones, una herrería y carpintería para la atención de las herramientas de los colonos e indígenas.”120

En los últimos años, Dora Salteño ha entrevistado a una anciana mocoví de nom-bre María Luisa Gasparotti que tenía aproximadamente 11 años en 1942. En el momento en que Dora inició el relato de las historias del ombusal, María Luisa planteó que en ese año “sucedió lo que aquí se cuenta sobre el lugar sagrado”:

120 “Orden del día nº 25, 116º periodo ordinario de sesiones de prórroga, Poder Legislativo, Cámara de Diputados de la provincia de Santa Fe, 19 de noviembre de 1998”; “Proyecto de ley del Dipu-tado Provincial Pedro Alberto Rodríguez aceptado por la Cámara de Diputados de la provincia de Santa Fe el 16 de septiembre de 1998”; “Ley de la declaración de Monumento Histórico Provincial a la Capilla del Santo Cristo, Legislatura de la provincia de Santa Fe, 3 de junio de 1999”, docu-mentos cedidos por Dora Salteño.

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“Era un viernes santo, Menengo V. se subió arriba del ombú para mirar si venía la nona (madre del gringo F.), estando arriba del ombú dijo que iba a orinar, un hombre de apellido Maino le dijo que no lo hiciera porque ese era un lugar sagrado. En el tronco del ombú había una cruz, clavada en los gajos de los troncos, antes las cosas que se encontraban en ese lugar se escondían allí, porque, según contaban, anteriormente un señor de Colonia Silva se llevo de allí un crucifijo-rosario a su casa, dicen que por este acto el hombre se enfermo y enloqueció. Pero Menengo, a pesar de todas las advertencias hechas, orinó en ese lugar, entonces en el momento se quebró el gajo donde él estaba apoyado, estaba a una altura de 7 o 8 metros, más o menos. Esto ocurrió en el medio de los tres ombúes, allí se quebró la columna y quedo paralítico, a los 2 años falleció. Dicen que los huesos se le iban pudriendo.”

San Martín Norte conserva el primer pozo de balde que construyeron los fran-ciscanos al costado de la capilla, con 22 metros de profundidad, y que sirvió al “sector pobre de la población” que no era mocoví. Muy cerca observamos el aljibe construido en 1915 por orden del padre Pedro Iturralde con una medida singular: “4 X 4 X 4 metros”. María Luisa Gasparotti se refirió al pozo viejo ubicado en el lado norte de los ombúes y en este caso afirmó que “tenía un algarrobo caído que atravesaba el arroyo, la gente sabía ir y se sentaba arriba para pescar, no se veía mover el agua. Siempre sacaban 2 ó 3 pescados en la temporada cuando se enojaba el arroyo, cuentan que en este tiempo rebalsaba y llegaba el agua hasta el campo de los Migrani”. Según los abuelos, “se enojó el ojo de mar, el pozo de los indios”, añadiendo que “el campo se llenaba de pescados, de sábalos, podían pescar 2 ó 3, al otro día ya no estaba mas”. A esta historia se le sumaron los días de tormenta “en los que se veía que un ombú se incendiaba y se caían los gajos, se veían llamaradas rojas, al otro día iban a ver y todo estaba igual, no había señales. Esto pasó en el año (19)44, (19)45, (19)46. Muchas veces lo vieron, el gajo caía encendido”. Doña Gasparotti relató la historia del ombusal a Dora, y describió el acontecimiento producido en una noche en que el mocoví Honorio Migraní se dedicó a cazar en el ombusal:

“Aproximadamente en el año (19)51/(19)52 una noche de tor-menta y de lluvia intensa se fue al ombusal a cazar Honorio Mi-graní, quería traer para su familia alguna vizcacha, nutria, lo que pudiera agarrar para el sustento de los mismos. Estaba descan-sando, después de haber andado mucho en la cueva del ombú.

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Este era un lugar donde siempre iban los cazadores, era una cue-va que formaba el tronco del ombú donde entraban 5 personas aproximadamente, tapando la entrada había una lona de arpillera, el había llevado una lona para tender en el suelo [...] cuando se encontraba durmiendo lo despiertan voces, se levanta y corre la lona que hacía de puerta, ve llamaradas y oye voces de personas conversando, un fuego con llamaradas muy altas. Entonces pen-só: ‘estoy acompañado, voy a seguir durmiendo’. Cuando des-pertó no se oía nada y el fuego no estaba mas [...] ahí pensó y se dio cuenta que como podía estar el fuego encendido si llovía, tampoco encontró pisadas o señales de que alguien estuvo por allí. Desde ese día no volvió nunca más al lugar.”

La conclusión de Dora Salteño se dirige a Beraik, el negro del agua, el protector de la vida en el agua:

“Cuentan nuestros abuelos que [...] es un hombre de estatura baja, de color negro, el pelo muy rizado (mota) que vive en el agua. Protege toda la vida que existe en el agua. Es a quien nuestros an-tepasados le pedían permiso para pescar o cazar los animales que viven en el agua. Antes de comenzar hacían una rogativa para pedir la autorización y que les dé suerte para llevar el alimen-to a su familia. El trato era que no debían llevar más de lo que consumían. A veces cuentan que Beraik estaba enojado, la señal era cuando veían remolinos en el agua y ésta se levantaba hacia arriba por lo que no pescaban ni cazaban y se volvían a la casa.”

La mocoví Dora Salteño recordó también que los abuelos contaban historias sobre Konase, protectora del monte:

“Es una anciana de estatura baja, que protege toda la vida que existe en los montes. Es a ella a quien nuestros antepasados le pedían permiso para entrar en los montes y obtener sus alimentos tanto para la caza de animales como para la recolección de frutos. La señal afirmativa o negativa era lo que la misma naturaleza les enviaba a través de señales. Antes de entrar hacían una rogativa para que les autorice y les de suerte para llevar a su casa los ali-mentos que la familia necesitaba para subsistir. El trato era que

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nunca debían llevar más de lo que necesitaban, si no lo cumplían, algo malo sucedía.”

En el museo identificamos la imagen de mocovíes que viven en la zona: Olivia Nascitiquí, Cirilo López que se dedica a adobar ladrillos, Edicta Andrada, Zenón Seguí “Chabra”, Petrona Malaquía que era la tía abuela de César Coria, y Delfino Nascitiquí que se dejó fotografiar con Dora en la antigua reducción del Ombusal. Dora se extiende en la aportación de Delfino Nascitiquí para poder dar forma al Museo “Nelovek Qobo¨ ´Mokoit” de Colonia Dolores y para recordar el “Ombu-sal”, reforzando su condición de “propietario” en el seno de la comunidad mocoví:

“Como me contaba la finada de mi abuela, eran cuando había dos, un viejo y una vieja que estaban en contra los dos, los dos eran brujos, aha, se tiraban en contra, bueno la vieja esa, la que trabajó con la serpiente, ese era el poder de ella, aha, y tiró un carretel en la orilla del pueblo, en el agua, el carretel que estaba embardunado con sangre, todo alrededor del pueblo, porque en el pueblo estaba el arroyo, si, aha, y bueno la serpiente ha ido cortando la tierra por dónde va el hilo y el agua iba lejos por de-trás de él, aha, y bueno el brujo ese el otro cuando sintió que la... la bruja esa lo despertó bastante, aha, y salvó unos cuantos, sacó unos cuantos, pero unos cuantos quedaron abajo, cuando llegó, la serpiente llegó en el agua y bueno los hundió en la tierra, así contaba mi abuela.”

Alfredo Salustiano Salteño, tal como anunciamos en la introducción de la obra, se dedica a la artesanía. En la relación del pueblo mocoví con la tierra se utilizan los recursos naturales para la creación de artesanías en barro y mimbre, además de las exploraciones arqueológicas de los pueblos originarios que llevan adelante César Coria, uno de los referentes de la comunidad mocoví, y Alfredo Salustiano Salte-ño. Este último se dedica a la artesanía de bolsos, sombreros, canastos y revesti-mientos de botellas y mates de madera, y lo ayuda en la propia Colonia Dolores el joven artesano Salvador Salteño. Ambos se dedican a construir vasijas, platos y adornos gracias al uso del barro natural sin pintar. Según él, “no aprendimos otras cosas, pero tenemos un saber, y a la gente le gusta mucho la artesanía de los mocovíes, producida en la zona del Saladillo donde se mantiene la humedad y se conserva la tierra greda”. Participa en encuentros afirmando que “siempre gusta, para nosotros es un trabajo autóctono, ojalá queden otros más para seguir traba-jando”. En palabras de Alfredo, “se te va cristalizando la mente, no pensás en otra

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cosa, sino que estás soñando a ver cómo sale esto, cómo tengo que hacerlo. Eso pasa en el barro de la tierra, la ‘madre tierra’.”121

La creación del Museo “Nelovek Qobo¨ ´Mokoit”, de interés estrictamente mocoví, se opone al propio Museo de la Comuna Alejandra. Esta colonia surgió en octubre de 1870 en lo que hoy es el departamento San Javier de la provincia san-tafesina, gracias a la ley que aprobó la colonización de la firma inglesa Thomson Bonar & Cía. La llamada “Alexandra Colony” se nutrió de unos 200 “valdenses” (Tourn Pavillon, 2010) a los que entregó ganado, semillas e instrumentos agríco-las, y mocovíes a los que se les exigió trabajar. Con la instalación de los migrantes de Gales en la Colonia Alejandra, los mocovíes que vivían en la zona fueron ele-gidos para ser puestos a disposición de los ingleses. En 1903 la Colonia Alejandra se convirtió en una Comuna en la que se han beneficiado siempre los grandes ga-naderos de origen anglicano y que son los propietarios de haciendas. Uno de esos beneficiados fue precisamente el museo local que se apoderó de los objetos de los mocovíes. Fray Avelino, sobrino de fray Buenaventura Giuliani, señala que en las costas cercanas a Colonia Dolores fueron hallados en la década de 1970 diversos cacharros y enseres fabricados por los mocovíes, así como esqueletos en proceso de humificación en la zona acuática afectada por la acción erosiva del arroyo (Giu-liani, 1980). Sobre esta base, hace pocos años Dora Salteño ha comenzado la lucha de Colonia Dolores para que ningún museo de “blancos” exhiba los restos óseos de los mocovíes. Según la propia Dora Salteño, hacía décadas que mostraban al público los huesos de los mocovíes que no habían muerto junto a sus familias sino bajo el control de los ingleses. La comunidad mocoví se quejó ante los dos mil habitantes de Alejandra como lo hace en todas las reuniones gubernamentales a las que asisten. En Alejandra, por ejemplo, solicitaron a la “Casa de la Cultura” y al “Museo de Campo” la no exhibición de los restos óseos mocovíes. Como conse-cuencia de este intenso movimiento mocoví, los descendientes de los “valdenses” devolvieron a la comunidad los objetos y huesos mocovíes, como han hecho los de Gobernador Crespo, La Criolla, Calchaquí... Los propios mocovíes se consideran parte de los “guaycurúes” en virtud de su pertenencia a lo que definimos como Gran Chaco (“Na laa´ lategüé Chaco”), que se caracteriza por la presencia de ca-zadores, recolectores y pescadores que podían desplazarse en grandes territorios.

121 Pueblos originarios e inmigrantes, Memoria del Suelo, documental periodo 2010/2011, Secretaría de Producción e Industrias Culturales, Ministerio de Innovación y Cultura de Santa Fe. El mensaje es similar al de Lehmann-Nitsche en su obra titulada La astronomía de los mocoví, editada entre 1924 y 1927.

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El Cementerio y el Ombusal Los mocovíes de Colonia Dolores siguen buscando restos óseos mocovíes y pro-híben la exhibición de sus huesos en la provincia de Santa Fe. De acuerdo con Dora Salteño, Alfredo Salustiano Salteño y César Coria, “si hablamos de igualdad, cultura, de cruzar y compartir la forma de ser de cada comunidad, tenemos que aprender a respetarnos”. Dora, Alfredo y César han hallado cerámicos y restos óseos en el cruce de río Arroyo, y paquetes funerarios en la zona sur. Después de clasificarlos y digitalizarlos, los vuelven a enterrar en el lugar en que se encuen-tran. Como ellos mismos afirman, quizás sean restos de otros grupos indígenas pero los consideran “iguales” a los mocovíes.

Sabemos que los católicos bautizados siempre fueron enterrados en el cemen-terio de San Martín Norte. Los infieles y los niños y niñas no bautizados siempre fueron enterrados aparte en un lugar establecido por los franciscanos. La división entre infieles y católicos de San Martín Norte y Colonia Dolores fue central para entender por qué los mocovíes decidieron instalar su propio cementerio. En con-trapartida, la comuna de San Martín Norte limpió el cementerio y conservó las cruces de los mocovíes en un depósito del galpón. Un notable caso fue el de la Hermana Sara (María García) que tras varios años de vivir en Dolores en el año 1980 recibió la orden de abandonar el pueblo por los escasos recursos con que contaba su orden religiosa. Sara prefirió quedarse en el pueblo y por ello dejó su condición de religiosa para continuar colaborando con los mocovíes. Sara man-tuvo siempre su vestimenta tradicional hasta que falleció en enero del 2005. Fue enterrada a los 80 años en el cementerio de Dolores gracias a la independencia del pueblo. Colonia Dolores careció de una religiosa desde el año 1980. Recién en 2006 la Hermana Cecilia Ceschi, cuya familia tiene presencia histórica en San Martín Norte, se hizo cargo del espacio religioso.122

El 30 de agosto de 1973 Stroppa fotografió a la Hermana Sara García ense-ñando a cultivar la tierra a dos nuevos habitantes de Colonia Dolores, Gabriela y Fabricio Dalla-Corte Caballero (Im. 130). Cuando la religiosa recibió la orden de retirarse de Colonia Dolores, decidió aceptar la destitución al negarse a abando-nar a los mocovíes, y permaneció en su vivienda que servía como dispensario. El pueblo cuenta hoy con la Hermana Celia (Cecilia Elena Ceschi) en condición de “ermitaña”, la cual pertenece a la Congregación Cristo Rey de Esperanza. Es hija de Emilio Ceschi que hasta 1961 fue uno de los colaboradores más estrechos de fray Buenaventura Giuliani. Si bien el objetivo de la Hermana Celia sería “dejar el mundo y encerrarse”, su estilo de vida es diferente: prefiere traer al mundo la oración y sentarnos junto a Dios sin convertir su acción en un aislamiento.

122 Agradezco la intervención de la Hermana Cecilia Ceschi cuya vivienda se encuentra en la plaza de la capilla de los franciscanos.

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130. Hermana Sara García en la zona del dispensario de Colonia Dolores, enseñando a cultivar a dos habitantes no originarios,

Fabricio y Gabriela Dalla-Corte Caballero (Maricel Stroppa, 1973)

El Ombusal se encuentra al costado del cementerio que Colonia Dolores inauguró en el año 1980, varios años antes de crear la Comuna y gracias a la Junta de Veci-nos coordinada por la Hermana Ana Carolina Zilli, una religiosa de la Congrega-ción del Niño Jesús que vivió en la localidad durante veinte años. Existen relatos singulares en los últimos tiempos. Uno de ellos es el de Pablo Escalas, que falleció en el año 2005. Nació en Gobernador Crespo hace varias décadas pero su madre fue incapaz de alimentarlo. La mujer pidió ayuda a una mocoví que lavaba ropa de los habitantes de Gobernador Crespo. En este caso no cobró un salario, pero le dieron objetos y comida como ocurrió con otras mujeres mocovíes. Pablo Escalas pidió a su esposa y a sus hijos que lo enterraran en el cementerio de Colonia Do-lores y no en el de Gobernador Crespo. La razón, según los mocovíes, responde al espíritu pero no al cuerpo. En palabras de Dora Salteño en agosto del 2011: “en el momento de morir no queda el cuerpo definiendo el espíritu. La cáscara es el envoltorio, importa el ser”, una palabra que correspondería a lo que es “el alma” para los católicos.

Los mocovíes consideran que estar en el cementerio no tiene valor. Es un lugar sagrado por el cuerpo, está acá pero es sólo cáscara. Lo otro es naturaleza que “pasa a formar parte del todo”. Pese a esta tradición mocoví, la mamá de Dora, Delia, fue enterrada en San Martín Norte en el año 1980. Cuando construyeron el cementerio en Colonia Dolores, Dora se encargó de llevar el cuerpo de su madre al cementerio, pero sin olvidar que su madre Delia Villalba está en todas partes.

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La diferencia entre los mocovíes y los “católicos” es que no es normal llevar flores a los difuntos: “Delia puede ser tenida cerca sin ir al cementerio”. Al fallecer la madre de Dora, su familia decidió dejar el lugar de la vivienda que hasta hoy no ha sido ocupada. La propia Dora Salteño coincide en que el cementerio es más una expresión católica por imposición de la tradición, que una expresión de los moco-víes que solían ser enterrados debajo del árbol elegido. A diferencia de los tobas y pilagás del territorio chaqueño que hoy corresponde a la frontera entre Paraguay y Argentina, los mocovíes no quemaron los restos de los muertos.

El Ombusal (“tigo gué Nakamblaisat”) se encuentra en el campo (“Nouena-gá”) de la familia Perusini, en los distritos de Colonia Dolores y Colonia Silva, sobre la confluencia de los arroyos Cayastá y Saladillo Amargo. El Museo “Ne-lovek Qobo¨ ´Mokoit” se centra en la zona de “El Ombusal” en la que el cacique Mariano Salteño y el pueblo mocoví se instalaron a finales del siglo XIX, gracias a la investigación llevada adelante por la Comunidad Aborigen “Aim Mokoilek” y los participantes de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). El objetivo de este primer museo autóctono gestado en Colonia Dolores pretende conservar, según Dora Salteño, la “sabiduría de nuestros ancestros, que estuvieron antes, latentes en nosotros, los mocovíes”. Para César Coria, “dentro de los fosos se hacía fuego para cocinar la vasija y para la comida, mi pensamiento es que servía para con-servar el fuego hace mil años”. Por ello César Coria, Alfredo Salustiano Salteño y Dora Salteño permanecieron cuatro noches en carpa en el sitio donde encontraron hornitos mocovíes. Encontraron hornitos que no fueron vaciados para no desinte-grar los recursos ya que están boca abajo, al igual que los cacharritos y las flechas. Según Coria:

“Todo lo que tenemos aquí es mocoví, nuestro museo es autóc-tono, es uno de los primeros que lo que muestra es puramente mocoví, todo es nuestro, en la provincia es el único, y en la Ar-gentina es uno de los primeros museos que muestra cosas sin mezcla, sin herramientas que fue todo después de la llegada de los europeos a América.”

A nivel local, la construcción del Museo “Nelovek Qobo¨ ´Mokoit” permite diseñar el mapa arqueológico (“Laa´l nagüé na rekoiagala la´ba”), con información de las lomas más estudiadas hasta el momento: “Latogot Laieġai”, “Salteño”, “Nakam-blaisat”, “Salvador” y “Coria”. Ahora bien, otra es la percepción de los mocovíes que llevan adelante el museo ya que conservan recursos más actuales que co-rresponden, según Coria, al “asentamiento definitivo, cuando el cacique Mariano Salteño lidera el asentamiento y se pacta con el gobierno, en la zona del Ombusal de aquella reducción, en el fortín San Martín”. De manera singular el propio en-

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350 Mocovíes, franciscanos y colonos

trevistado afirma que “hay restos de metales y de botellas, un botón militar que mostramos en el museo, pedazos de loza, todo lo que no ha sido propio del pue-blo mocoví. Una boleadora de cuero, maderas que se usaban para cazar animales grandes, perdices y liebres”. Se hicieron prospecciones y excavaciones y se halló un cementerio indígena además de un botón que correspondió a un uniforme del ejército que avanzó contra los mocovíes en la zona del Cantón San Martín Norte hacia 1860. Como afirma la propia Dora Salteño, los mocovíes de Colonia Dolores fueron distribuidos por familia según la decisión que tomaran los militares de la provincia. Uno de los grandes problemas de los mocovíes es que nunca han sido considerados una comunidad, sino que sus propiedades son evaluadas individual-mente. En palabras de Dora: si no pagan, el Gobierno provincial se apodera de la tierra. Esa es la base de la lucha de Colonia Dolores por el único territorio que le queda de su antiguo Gran Chaco.

Pese a la importancia de este proyecto, César Coria reconoce que “se valora más de afuera que de adentro, porque nuestra propia gente mocoví quizás se re-siste por vergüenza. Yo no lo siento. Yo estoy orgulloso de ser mocoví. Haremos un rancho aparte, seremos tres o cuatro, pero seguiremos”. Los mocovíes que lle-varon adelante la organización del Museo “Nelovek Qobo¨ ´Mokoit” fueron Dora Salteño, César Coria y Alfredo Salustiano Salteño, este último hermano de Felisa Catorí, además de la Comunidad Aim Mokoilek. La madre de Felisa y Alfredo fue la mocoví Asteria Catorí. El padre de Felisa fue un español de apellido Chavarría que nunca la reconoció. Alfredo, en cambio, es hijo del mocoví Teófilo Salteño que fue uno de los colaboradores de la Capilla de Colonia Dolores desde pequeño por haberse formado entre los franciscanos. Nació el 22 de noviembre de 1937 en San Martín Norte. Sus padrinos fueron Marina Camargo y su esposo Desiderio Ta-rragona que contaban con un tractor para sembrar, además de colocar grasa para la correa larga (“horquillero”). Alfredo está actualmente jubilado después de décadas trabajando en la producción de maíz y algodón de Margarita.123

César Coria preside la Comisión Aborigen “Aim Mokoilek” que fue fundada por Dora como líder de la comuna en el año 2002 y que tiene personería jurídica. Es hijo de la aborigen Angélica Coria y del italiano Ponte gracias a un mestiza-

123 Acta 5, Tomo 1, sección 3, San Martín Norte, 31 de julio de 1963, Oficina de San Martín Norte del Registro Civil de la provincia de Santa Fe, República Argentina. Agradezco a Alfredo Salustiano Salteño la consulta del documento del año 1963 de la familia de Teófilo Salteño y Asteria Catorí. Cabe señalar que lo mismo ocurrió con la familia de Dora: su bisabuelo, el cacique Mariano Sal-teño, tuvo con Encarnación Salteño un hijo llamado Miguel quien, a su vez, tuvo varios hijos a los que llamó Cirilo Victoriano, Marcelino, Estanislao y Lúcio Salteño. Todos ellos se dedicaron a las actividades que asumió durante años Alfredo Salustiano Salteño. Los hermanos de Dora, Juan Carlos y César, trabajaron en Río Negro con las naranjas hasta que el primero falleció en Salta cuando intentaba utilizar una máquina trilladora.

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je que no contó con el reconocimiento del propio miembro de la familia Ponte. Los paneles del Museo “Nelovek Qobo¨ ´Mokoit” indican en el mapa arqueoló-gico (“Laa´l nagüé na rekoiagala la´ba”) la diversidad del uso de los “hornitos” (“Katalaganakoki”), que son estructuras de tierra cocida ubicadas en la cuenca del río Salado y del paleocauce del río Paraná. Los hornitos fueron cavados desde la superficie del suelo hasta un límite similar al del brazo extendido. Desde finales del siglo XIX “Los Hornitos” fueron utilizados para cocinar, mantener el fuego y hornear la cerámica. Se utilizó tierra cocida con altura y diámetro máximo de 60 a 75 cm, con una boca de contorno circular de 50 a 70 cm. Este tipo de estudio es resultado de la labor de antropólogos y arqueólogos que indican los elementos asociados a sitios de Los Hornitos tales como los restos de cerámica, fauna y lítico. Laguna La Blanca, ubicada en el sitio Los Hornitos (“Najo velec lomaté kena raa´ nuantá talanaki”), registró fragmentos de cerámica de pintura roja. Tres hornos de la zona de El Ombusal contenían incluso una punta de flecha de los mocovíes. En los montes cercanos a la Laguna La Blanca se asentaron los miembros del grupo mocoví cuyo cacique era Mariano Salteño, y que a finales del siglo XIX se asen-taron en lo que hoy es Colonia Dolores.

Cruza Villalba y Nicanor Silquití tuvieron un buen número de hijas e hijos de apellido Villalba que fueron mencionados por Cruza en el relato de su “historia de vida” producida en el año 1974. En esa época, el propio Nicasio Silquití, hermano de Nicanor, fue entrevistado por el investigador Agustín Zapata Gollán.124 Cruza mencionó a Santos Braulio y Laureano, que fueron incorporados por la Policía provincial, fallecido el primero en la capital de la provincia santafesina y el segun-do en el departamento San Justo. También a Nicanor y Patricio que preferían vivir en la capital; a Silverio de quien no ofreció datos; a Carlos, el menor, que vivía en Santo Tomé junto a su hermana Rosa Villalba de Echeverría; y a Vidal que vivía en Humboldt. Entre las mujeres, Trinidad Villalba de Legati, que prefirió radicarse en Gobernador Crespo, y Elena Villalba de Salteño, que lo hizo en la capital san-tafesina. Finalmente, Cruza se unió a Nicanor Silquití y tuvieron a Delia Villalba, la madre de Dora Salteño.

En síntesis, Cruza Villalba vio la muerte o la migración de sus hijos e hijas; la que permaneció en Dolores fue Delia que se unió a Cirilo Victoriano Salte-ño que era el nieto del cacique Mariano Salteño, e hijo de Encarnación Salteño y de Miguel Salteño, este último descendiente del cacique Mariano que hoy es considerado el bisabuelo de Dora. En efecto, Delia y Cirilo Victoriano tuvieron varios hijos e hijas de apellido Salteño: Edelmina Juana, Juan Carlos, Cilverio Victoriano, Lidi y Dora. El resto de miembros de la familia Salteño que habitan

124 Véase la imagen del “Dr. Agustín Zapata Gollán con Nicasio Silquití” (Banco de Imágenes “Flo-rian Paucke” 2006, Código E00401146).

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352 Mocovíes, franciscanos y colonos

la zona no descienden del cacique de manera directa, como es el caso de Alfredo Salustiano Salteño. El cacique Mariano fue quien aseguró la supervivencia de los mocovíes a través de la Reducción, primero en el antiguo territorio y a inicios del siglo XX en Colonia Dolores donde falleció en el año 1905. Ese mismo año nació Isaac (Guiche) Aizemberg que dió a conocer los cánticos mocovíes a través del “Tríptico mocoví” que gestó junto a Ariel Ramírez. La creación artística del año 1980 incluye “En la tierra mocoví”, “Mocoví esperando” y “Sólo ceniza quedan-do”, que fue utilizada también por la célebre Mercedes Sosa, todas ellas figuras destacadas del nativismo argentino.

En la tierra mocoví

“Indio buscando en el montedulce vaina de amapic,siempre mirando la cría

con viveza taloquí.India-madre, buena madre

tejiendo bajo el matícesperando padre-río

trayendo mucha nashíc.Indio siguiendo pisadapor la huella liguané,carne sabrosa y asadael sabor del nobagué.

Tierra linda muy tranquilamistoles, tuna, maíz

buscando mieles del monteal canto del letoquí”.

Mocoví esperando

“Tanto, tanto trabajandocorriendo como amaníc

porque mocoví esperandolinda planta de maní.

Pero indio oyó cantandolechuza en el curupí

mala suerte está llamandollamando la piñaí.Mocoví esperando

que la piñaívolando, volando

lejos de aquí.Mocoví esperando

que la piñaívolando, volando

volando lejos de aquí.Al atardecer volando

llegando la piñaíy a la noche terminando

toda planta de maní.Del maní nada quedando

sólo queda copagálnada de caña chupandovida triste y nada más”.

Sólo ceniza quedando

“Siempre en la costa mirandosombra y flor del naimícpor el cielo atravesando

crestonadas de acabí.Indio libre siempre andando

tan libre como el tacacigual que tacac cantando

¡Chajá, chajá, chajá!Patrón me viene gritando

indio cara de mbiguáindio callado aguantandotomando amargo indabá.Pero algún día enojandoindio yendo del patrón,otro campo trabajando,indio manso, se acabó!

Pero siempre andando, an-dando

y fumando el ganaquísólo ceniza quedandode la raza mocoví”.

Reproducimos la poesía “Viejo Indio Mocoví” de Jorge Sernoqui que hace refe-rencia a “güasuncho”, es decir, al ciervo salvaje:

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Viejo Indio Mocoví

“Tenía ojos cansadoscon huellas de desamparoy en sus manos cicatricesde un cristo crucificado.como muestra del dolor

en su frenteeran diademas de espinassu sudor y su cansancio.Cargaba sobre su espaldaun mundo demás pesadopor siglos de sufrimiento

que endurecieron sus rasgos.

Anda su grito en el montecon el sesgo de un hachazoy se fue tras el güasunchola juventud de sus años.

Hoy[...] Lo he visto cami-nando;

como única compañíaun perro flaco a su lado¡Viejo indio Mocoví!

Que allá por Colonia Dolores

anda arrastrando sus pasoscon el sol sobre los hombrosy la pobreza en sus manos”.

Colonia Dolores desde 1995Con la intención de lograr una regularización inmobiliaria correcta en Colonia Dolores, la División Agrimensura Legal (Recalde, 1999) envió al especialista Cé-sar Faba. En cuanto al proceso de escrituración a favor de los mocovíes, Fernando Landi afirmó a la Dirección Provincial de Emergencia Habitacional que “cum-pliendo con lo dispuesto en fecha 10 de junio de 1903 y basándose en la nómina de los ocupantes que habían cumplido con la condición de población, la escribanía del gobierno escrituró la mayoría de los solares y chacras que el Gobierno de la provincia había donado a los indígenas. En cuanto a los pocos solares que no esta-ban incluidos en la nómina se puede deducir que los indígenas no cumplieron en su momento con la condición de población”. Según Landi, en la zona urbana de la primitiva Concesión 36 quedaron afectados los lotes 6 A, 6 B, 17 B, 17 D, 22 B, 22 C, 23 C y 23 D. Estos solares, excepto el B 6, pertenecieron a la provincia santafesina según el empadronamiento de Catastro del año 1948, títulos que no habían sido siquiera regularizados hacia 1995 en que se levantó este registro de las propiedades. En esta línea, el hecho de que no fuesen escriturados los solares registrados en la nómina sugiere que los mocovíes fallecieron o emigraron poco después de establecerse en Colonia Dolores. El único solar en el que el propietario cuidó la entrega a sus herederos fue el A 8: en 1903 fue entregado a Domingo Ba-sualdo y éste lo donó en 1910 a su heredero Fortunato Basualdo casado con Marta Galván de Basualdo. El Cuadro 17 nos muestra el estado en que se encontraba Colonia Dolores en el año 1995 cuando se hizo el registro de las propiedades, las tierras vacías o precarias, posesiones de la provincia santafesina, así como perte-nencias de la Comuna.

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362 Mocovíes, franciscanos y colonos

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Gabriela Dalla-Corte Caballero 363

Algunos solares fueron escriturados de manera incorrecta, en especial los del ca-cique Mariano Salteño. Al inicio de la reducción indígena, el 10 de diciembre de 1903 Mariano recibió el solar C 9 del “Pueblo Dolores”, convertido en San Mar-tín Norte, y se registró la medida C 9 de la “Concesión 36” de Colonia Dolores. Como señala Lanchi, “cuando le correspondió escriturar a Juan Ascencio Catorí su solar que según planos era el C 9 de la Concesión 36, verifican que este lote ya había sido escriturado a favor de Mariano Salteño. Por lo tanto aparentemente le realizan un trueque a Juan Ascencio Catorí inscribiéndole a este último el lote D 8 que originariamente le iba a pertenecer a Mariano Salteño. Esto explicaría el hecho de que la leyenda inscripta en los planos no coincida con las escrituras otor-gadas. Hablamos de dominios que no poseen marginales de venta, como ocurrió también con el lote de Marcos Gómez a quien se le escrituró erróneamente el lote D 21. En realidad, el solar otorgado a Gómez fue el D 24. La venta del año 1914 registró el lote D sin aclarar la manzana. La segunda venta se produjo en el año 1951 con la aclaración de que se trataba el solar D 24 sin poder ocuparlo. De este modo, desde el inicio de la reducción, San Martín Norte optó por vender o donar diversos inmuebles de Colonia Dolores basándose en el artículo 11 de la Ley Or-gánica de Comunas 2439, sin tener en cuenta que los inmuebles eran propiedad de otros mocovíes.

El Gobierno provincial registró en un plano el terreno otorgado a los “pro-pietarios originales” en junio de 1903; los “poseedores” de 1948 cuando se reor-denó el catastro y se incluyó a la provincia santafesina, a la Comuna San Martín Norte y a los propietarios que habían aceptado una declaración jurada; y el de los “propietarios actuales” del año 1995. De este modo se detectaron tres tipos de es-crituras de los inmuebles: en primer lugar, 21 solares no escriturados junto a los 8 solares de la plaza (manzana 15) y de la escuela (manzana 16); en segundo lugar, 51 solares escriturados a favor de mocovíes y que no fueron vendidos a terceras personas; y en tercer lugar, 16 solares escriturados a los mocovíes y vendidos posteriormente. De este modo, las 24 manzanas del Pueblo Dolores son cubiertas por la zona rural donde los únicos que quedan son Rosalía Matorí, nieta de Rosalía Dasaloquerí; Saturnino Lanche, nieto de Lanche; Pedro Salteño (abuelo de Alfre-do Saturnino Salteño), un terreno que se quedaron los Guanca; y Jerónimo Villalba con 17 hectáreas. La madre de Ernesto Gómez perteneció a la familia Migraní. En síntesis, los mocovíes perdieron las 500 hectáreas que pertenecían a Colonia Dolores. El desorden detectado en las escrituras de 1903 a 1910, en el empadro-namiento del Catastro de 1948, y en el relevamiento de 1995, no ha sido resuelto, pese a que se trata de solares de descendientes de los primeros mocovíes ubicados en la zona. Los solares cuentan con terrenos vacíos y ocupados irregularmente por los descendientes (Cuadro 18).

Gabrie

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364 Mocovíes, franciscanos y colonos

Cuadro 18Solares según la Dirección Provincial de Emergencia

Habitacional de Santa Fe (1995)

Manzana-SolarManzana 2 - Solar D

Manzana 6 -Solar C

Manzana 8 - Solar A

Manzana 10 -Solar A

Manzana 10 - Solar B

Manzana 10 - Solar C

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942122254144792136545675356961903

54885

12581

14239594

412470331211335270367624852447930305367614825402313676

3491

Propietarios Rosenda Guanca José Eloy IllescasHerederos de J.R.M. de IllescasIllescas e IllescasManuel MartínAref Yattah y Señora Marcelo J. MatheyJusto José CassinaAntonio CavacsoréSilverio Jaime Cavacsoré

Juan Carlos Camargo y Nora María FríoMarta Galván de Basualdo y Fortunato BasualdoFermín OcampoMaría Gabina Ocampo de RedondoAdolfo ZweifelErnesto A. TournMiguel BarduilSantiago HaidarAniceto Troncoso NacottetPastor RomeroIgnacio MigraníPastor RomeroIsabel TiotíRomero de CamuzziPastor RomeroAna Nascitiquí o Nasciti-quiviSuperior Gobierno

TipoPropietario original

Subasta judicial

Propietario originalHijo de Antonio Ca-vacsoré

Propietarios originales

Venta judicial

Propietario original

Propietaria originalPresbitería

Propietaria original

provincia de Santa Fe

Gabrie

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Gabriela Dalla-Corte Caballero 365

Manzana-SolarManzana 10 – Solar D

Manzana 11 – Solar BManzana 11 –Solar D

Manzana 12 –Solar D

Manzana 13 – Solar B

Manzana 13 – Solar D

Manzana 14 –Solar B

Nº tomo3676166671653114878898113676382247141482613392148785523

471414824200833078510881104261644881810016236783939

339915975

32025

10878108831694635106

Propietarios Petrona LiscirínGuadalupe RomeroAbraham David SalamaBenito SalamaJorge Alberto PonteFrancisco Olleras SalteñoAgueda Lanche de AcostaFrancisco CanaquíBienvenida RomeroAbraham David SalamaBenito SalamaHijos de Edelmiro Jesús PonteJosé Manuel BalcazarMercedes RomeroDemetrio TemechukElías CortinaHilario BarranquínJosé DuinovichSantiago N. NemeElena Ochat de FernándezCirilo BrunasPablo PonteElma Ceferina Chapelet de PonteGenovena Ríos de SartoGerónima Sarto Gainza de PiedrabuenaIrene, Valentina, Petrona y Francisco Piedrabuena

Luis RíosÁngel RománTelma Medina RoldánJuan Mariano Gómez Ca-brera

TipoPropietaria original

Propietario original

Propietario original

Propietario original

Propietario original

Propietaria originalHija de Genovena Ríos de SartoHijos de Gerónima Sarto Gainza de Pie-drabuenaPropietario originalPor venta judicial

(cont.)

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366 Mocovíes, franciscanos y colonos

Manzana-SolarManzana 17 – Solar AManzana 20 – Solar AManzana 24 – Solar D

Nº tomo471714708485017858499014827168923702

Propietarios Telmo BalcazarAbraham David SalamaEnrique NacinquínDelfín RetamarMarcos GómezCornalia RomeroJusef Sliman MohamedAntonio Estanislao Gómez

TipoPropietario original

Propietario original

Propietario original

(cont.)

Fuente: Elaboración propia con base en “Informe de Fernando Landi (P.T.C.) a Alicia Reggiardo, jefa del Departamento Jurídico, Dirección Provincial

de Emergencia Habitacional, Estudio de títulos de Colonia Dolores, Santa Fe, 1995”, documento cedido por Dora Teresa Salteño.

Como hemos procurado demostrar en esta obra, la lucha por la restitución de las tierras se basa en la Reforma Constitucional del año 1994. Como ejemplo, en el campo de San José se encuentra la comunidad Com Caia de Recreo establecida en la Ruta Nacional Nº 11 a la altura del Km 491, y de acuerdo a Nieva (2011):

“Estas tierras son de los mocovíes, pero el gobierno provincial aún no entregó los títulos de propiedad y, por lo tanto, no pueden ser utilizadas para actividades productivas que favorezcan el sus-tento. Las negociaciones están en un punto muerto: los legítimos dueños no solucionan sus internas; la provincia no avanza en el objetivo de dejar asentado en términos legales que las tierras son de la comunidad y que su uso no debe regirse por las lógicas del mercado sino por el principio de la propiedad comunitaria. La división al interior de los mocovíes impidió completar en forma fehaciente el censo que exigió Fiscalía de Estado para incorporar a Com Caia en el Registro Especial de Comunidades Aborígenes, creado mediante el decreto 1.175/09, cuyo objetivo es el reco-nocimiento público y gratuito de los pueblos originarios como personas jurídicas de derecho público.”

Si seguimos estas ideas, queda claro que la aplicación de la Ley 12086 supone que las tierras adjudicadas no podrían ser vendidas ni otorgadas a nadie, y tampoco se podrían usar, explotar o alquilar a terceros que no sean aborígenes. El reclamo de

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Gabriela Dalla-Corte Caballero 367

los mocovíes es que la tierra tenga la asignación específica para la cual fue adjudi-cada. La Escuela José de San Martín Nº 430 en la que yo misma viví varios años ha decidido en el año 2009 llevar adelante un proyecto denominado “Òon Ooen Sishitaq” (“Nosotros también podemos”) en el marco del funcionamiento de la Comuna que cayó en manos de Raúl Yausi en el año 2009 aunque no es originario de Colonia Dolores. En el proyecto mencionado participan las propias maestras de la escuela, Nora Fric y María Cristina Duarte, que tampoco son originarias de Do-lores; y recibieron ayuda del senador del departamento San Justo, Rodrigo Lean-dro Borla, que asumió en el año 2007. En Colonia Dolores cuentan con el Consejo de Ancianos y con la Agrupación Mocoví liderada por César Coria; también con la Hermana Cecilia Ceschi de la Misión Evangélica.

El Himno Mocoví: “Gritando a los cuatro vientos que el mocoví está de pie”Actualmente se considera tanto el concepto “pueblo originario” como el de “co-munidad” para referirse a Colonia Dolores. Dora Salteño no sólo quiere saber de dónde vienen, sino también quiénes son hoy día los descendientes de los aborí-genes originarios. Quizás por ello en el año 2005 recibió la distinción especial “Águila de Plata, Mujeres Líderes” en honor a su condición de Presidenta Comu-nal que acabó en el año 2009. El comunicado de aceptación de este premio fue ru-bricado por la comunidad “Aim Mokoilek”, la Junta Vecinal de Colonia Dolores, el Centro Asistencial y la propia Escuela Nº 430.

Los mocovíes se alegran hoy con las ideas del mapuche Rubén “Patagonia” Chauque, y por ello los mocovíes de Colonia Dolores se hicieron presentes en la Municipalidad de Rosario, en la zona de la Plaza San Martín, y adoptaron las can-ciones “Amutui Soledad” y “Donde está Dios” cantadas por Chauque:

Gabrie

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368 Mocovíes, franciscanos y colonos

Amutuy - Soledad

Ahí están festejandoLa conquista de ayer

Con mi propia banderaMe robaron la fe

Los del Remintóng antesY sus leyes después

Pisotearon mis credosY mi forma de ser

Me impusieron culturaY este idioma también

Lo que no me impusieronFue el color de la piel

Amutuy, Soledad,Que mi hermano mearrincona, sin piedad

Vámonos que el hambrey el fiscal

Pueden más Amutuy,sin mendigar

Ahí están festejandoLos del sable y la cruzComo me despojaron

Sin ninguna razónSometiendo a mi razaEn el nombre de Dios.

Con qué ley me juzgaronPor culpable de qué

De ser libre en mi tierraO ser indio tal vez,

Qué conquista festejanQue no puedo entender.

¿Dónde está Dios?

Preguntan mis hermanos.Llamémoslo, que nos tienda la manoSi él está aquí es dueño del milagro.De salvar a mi pueblo, arrinconado.

Por este Dios dejamos el pasadoLos kamarucos, los walichos ya olvidados.

No puede ser que los hermanos blancosqueriendo al mismo dios, nos hayan

marginado.

Y estoy aquí con el mismo derechoél nos creó a blancos y morenos

¡¡Humanidad despierta tu conciencia!!¡Que al mirarnos la carano tengamos vergüenza!

India mi madre su vientre fue mi orgulloIndio mi padre que defendió lo suyo.

Dios alumbró su encuentro por el monteLes dio la tierra

que robaron otros hombres

Mis niños son iguales a otros niñosLa diferencia tan sólo

es que son indiosPor qué mezclar idiomas y culturas?

Si a los ojos de Dios somos todos criaturas.

Y estoy aquí con el mismo derechoél nos creó a blancos y morenos

¡¡Humanidad despierta tu conciencia!!¡Que al mirarnos la carano tengamos vergüenza!

¿Dónde está Dios?hermanos, humanidad... ¿Dónde está Dios?

Esta parcialidad mocoví de la familia de los guaycurúes recibió individualmente algunas tierras por parte del Gobierno provincial. Como todos los pueblos origina-rios (“Qobo¨ ´ nii´k abjqa”), los mocovíes continúan con ciertas prácticas históricas como la caza, la recolección y la pesca. Hoy los mocovíes son peones “golondri-nas”; muchas mocovíes son empleadas domésticas en Gobernador Crespo. Luchan

¨

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para legalizar las parcelas de tierra en las que hace más de cien años el Gobierno provincial santafesino los obligó a construir sus precarias viviendas y a instalar a sus hijos e hijas, primero bajo el control de los franciscanos y desde mediados del siglo XX sin ayuda concreta del Estado.125

En función del interés que despierta Colonia Dolores, los mocovíes Alfredo Salustiano Salteño y Dora Salteño ofrecieron el 12 de octubre de 2011 una con-ferencia sobre “La diversidad cultural americana” organizada por la Secretaría de Educación, Cultura y Deporte de la Municipalidad de Armstrong en plena zona pampeana santafesina. Los diarios locales llamados La Gaceta de Iriondo y Estre-lla se mostraron interesados en la transformación de la fecha histórica del día 12 de octubre siguiendo la propuesta del Instituto Nacional Contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI). Recordemos que el presidente argentino Hi-pólito Yrigoyen (1916-1922 y 1928-1930) decretó en 1917 la conmemoración del 12 de octubre como “Día de la Raza”. El Decreto 1564/2010 habilitado por la segunda mujer que accedió a la presidencia de la República Argentina en el 2006, Cristina Fernández (en 1974, María Estela Martínez de Perón al fallecer Juan Do-mingo Perón), declaró esa fecha como “Día del Respeto a la Diversidad Cultural”.

Para los mocovíes, el objetivo es recuperar la memoria históricamente silen-ciada a través de la creación de una sociedad más justa, democrática y cimentada en el respeto a los derechos humanos, alejándose de esta manera de la diferencia de “razas”. Como señalaron los mocovíes Dora Salteño y Alfredo Salustiano Sal-teño, la humanidad dividida en “razas” carece de validez científica y sólo es una concepción político-social errónea, racista y peyorativa. Es necesario que madure el 12 de Octubre como un “día de reflexión histórica y diálogo intercultural” que incluya a los pueblos indígenas sin caer en la supuesta “homogeneización cul-tural” europea. La diferencia cultural conservada por los aborígenes puede ser interpretada en el caso mocoví a través de las frases de Dora Salteño en plenas navidades del año 2011:

“Los tiempos nuestros son lentos, todavía no podemos acostum-brarnos a ‘Los Otros Tiempos’, creo que lo llevamos en la san-gre, a veces esta lentitud nos perjudica pero la mayoría de las veces nos beneficia, ya que gracias a eso aún permanecemos.”

Dora Salteño relata que el Himno Mocoví llamado “El grito de la sangre” se basa en el “Saludo a los Cuatro Vientos”. “Nonot Rapiguim” representa al viento del

125 La voz de los pueblos originarios, Hablamos por nuestros Abuelos que fueron silenciados por más de 500 años, Comunidad Pueblos Originarios de Awyayala, Rafaela, provincia de Santa Fe, febrero de 2010, año 10, núm. 66.

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norte que es el primer gesto con los brazos hacia arriba, como implorando al cielo. Según Dora, “es el saludo al viento norte y a los astros, se les hace saber que ado-ran su presencia, se agradece y bendice los beneficios que éste les otorga, es un sa-ludo al cielo, las estrellas, el sol, la luna y se agradece la lluvia y todo lo bueno que ello acarrea”. El resto de gestos se dan en “Nonot Lqodoigue” (viento del Este) y en “Nonot Labarrim” (viento del Oeste). Los brazos extendidos representan un abrazo a toda la naturaleza con el cual “se agradece todo lo que ella nos provee, es también un saludo a los vientos del este y el oeste” que forman parte del “Saludo de los Cuatro Vientos”. Finalmente, el “Nonot Raguini” que es el viento del Sur, representa el saludo al viento Sur y “también tiene un significado de reverencia hacia la madre tierra y al agua que esta sobre o debajo de ella y a la vida que existe en ellas. Con los brazos apuntando hacia abajo, el sur, hacia la tierra y el agua”. De este modo, como ocurre en las comunidades aborígenes mocovíes del suroeste de la provincia del Chaco, el Himno Mocoví “El grito de la sangre” es reproducido en la fiesta de Santa Rosa y en el aniversario de la iglesia evangélica que se está imponiendo entre los mocovíes como alternativa al catolicismo. Como sostiene Dora Salteño, “es la que nuestro pueblo nativo adoptó como himno. En ella están los sueños, las luchas, las alegrías y las tristezas de quienes nos han precedido”. Según Dora:

“La ceremonia del ‘Saludo a los Cuatro Vientos’, es un ritual que antiguamente realizaban nuestros antepasados cuando se en-contraban con otras comunidades originarias. Las personas para comenzar a relacionarse necesitan diferentes fórmulas, sean ver-bales o físicas para expresar sus intenciones, el saludo es una forma de iniciar ese acercamiento y mostrará a sus interlocutores su forma de ser. El ‘Saludo a los Cuatro Vientos’ lo realizaron di-ferentes asentamientos aborígenes del norte santafesino, además cada saludo en general tiene un valor simbólico porque depen-diendo de cómo lo expresamos será entendido como un gesto de cortesía y de buenas costumbres. En este caso el ‘Saludo a los Cuatro Vientos’ tiene una gran carga simbólica. Se representa a través de la gestualidad de las posiciones en la que se realiza el saludo.”

Las festividades, señala Altman (2010), se celebran durante la última semana del mes de agosto y la primera semana del mes de setiembre que es cuando para los mocovíes se inicia el nuevo año. El Himno Mocoví recupera la música que acom-pañó a los aborígenes y que fue pasando de generación en generación.

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Himno Mocoví: “El Grito de la Sangre”El sonar del tambor me hace vibrar de emoción.

Es la sangre mocoví que impulsa mi corazón.Acompaña dulce flauta al tambor, juntos otra vez

Gritando a los cuatro vientos que el mocoví está de pie.No niego yo mi origen, tengo sangre mocovi.Lo que a otros avergüenza, es orgullo para mí.

Mostrá, hermano, tu origen en toda su dimensión,Así no tendrás vergüenza, ni tampoco humillación.Si antes fuimos sometidos, eso quizás sea verdad.

Mostremos nuestra grandeza y convivamos en paz.Mi pecho con fuerza late, algo quema dentro de mí.

Es la fuerza de la sangre.Sangre brava mocovi.

Los mocovíes de Colonia Dolores representan el pasado, el presente y el futuro, y por ello esta obra reflexiona sobre la importancia de este grupo que ha sobrevivido e intenta conservar su independencia frente al dominio que, incluyendo la política, han ejercido los “blancos”. El 30 de noviembre de 2011, gracias a la resolución 224/11, la Defensoría del Pueblo organizó un acto de asunción de tres “Defensoras del Pueblo, Adjuntas ad-hoc” del centro norte provincial (y siete personas en el sur de Santa Fe), y designó a la mocoví Dora Salteño como una de sus Defensoras. El Defensor del Pueblo, Edgardo José Bistoletti, afirmó que “cumplimos con un man-dato de la ley por la que se creó la Defensoría del Pueblo que me impone, como Defensor, elegir entre los ciudadanos, a personas en condiciones de hacerse cargo, si hiciera falta, de conducir este organismo”. La mocoví Dora Teresa Salteño ha sido elegida por sus méritos y porque garantiza la vida cotidiana “entre padres e hijos, entre esposos, en las relaciones laborales, en las escuelas, como vehículo para hacer circular los afectos, también lo es para las instituciones”. Habiendo sido la presidenta comunal de Colonia Dolores durante una década, Dora es quien acompañará al Defensor para conseguir la “promoción de derechos y garantías”, “el bienestar de los más vulnerables”, así como “la responsabilidad de ser expues-tos como ejemplos frente a los demás”. Espero que esta obra sirva para centrar nuestra atención en Colonia Dolores a tra-vés de una de las niñas con la que me crié, Dora Salteño, y que hoy día representa indiscutible y legítimanente a los mocovíes. Hay investigaciones que giran en tor-no a la transformación de una pérdida convertida paralelamente en una fuente de

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inspiración. Para concluir este libro sobre la historia y el presente de los mocovíes de Colonia Dolores, me interesa reproducir las palabras personales de Dora Salte-ño, las cuales muestran el interés de los mocovíes por conservar sus derechos y sus costumbres en un país intercultural como es la República Argentina:

“Esta investigación nos ayuda a recuperar parte de nuestra his-toria a quienes estamos en la lucha para que nos conozcan, para que sepan que existimos. En nonot (viento) va nuestro abrazo, nuestra amistad, agradecemos profundamente haber sido parte de esa infancia que nos unió, más allá de las raíces de cada una, esa infancia maravillosa donde parecería que carecíamos de todo pero no era así porque lo teníamos todo y lo más hermoso es que permanecimos en el tiempo. El timbó está, la tierra compartida está. Y estemos donde estemos, la misma naturaleza llevará nues-tro mensaje. Cree en ello, cree en la vida que nos ha sido regalada y en la misión de cada uno en este paso, en esta dimensión [...] Apostemos a la vida, que es este momento.”

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Índice de imágenes

Portada: La mocoví Dora Teresa Salteño, debajo del “timbó”. Es el antiguo lugar en el que vivió hasta la muerte de su madre, Delia Villalba, en Colonia Dolores (Werther Günther, 2011)1. Entrada a Colonia Dolores, “Primer Municipio Indígena del Pueblo Mocoví” (Werther Günther, 2010) ................................................................. 162. “Primer Municipio Indígena del Pueblo Mocoví” (Werther Günther, 2010) ................................................................................ 163. Antiguo lugar donde permanecían los mocovíes “encarcelados” (Werther Günther, 2010) ................................................................................ 194. Destacamento Nº 6 de Policía de Colonia Dolores (Werther Günther, 2010) ................................................................................ 195. Entrada al espacio de la Capilla del Santo Cristo (Werther Günther, 2010) ................................................................................ 216. Entrada principal de la capilla de Colonia Dolores (Werther Günther, 2010) ................................................................................ 217. Zona interna de la capilla (Werther Günther, 2011) ................................... 228. Interior de la capilla (Werther Günther, 2011) ........................................... 229. Placa “Al Misionero, al Padre, al Maestro, al Amigo, el Pueblo de Colonia Dolores, con gratitud, septiembre 1977” (Werther Günther, 2011) ................................................................................ 2310. “Padre Nuestro” en lengua mocoví en la entrada a la capilla (Werther Günther, 2011) ................................................................................ 2511. Postal del joven fray Buenaventura Giuliani con los mocovíes de Colonia Dolores y San Martín Norte (BACSC) ............................................ 2712. Postal del anciano fray Buenaventura Giuliani O.F.M., 28 de agosto de 1876 a 30 de julio de 1961 (BACSC) ....................................................... 2713. Centenario de la Escuela “General José de San Martín” Nº 430 (1902-2002) (Werther Günther, 2010) ........................................................... 2814. Placas del centenario de la Escuela “General José de San Martín” Nº 430 (Werther Günther, 2010) .................................................................... 2815. Antiguas estudiantes de la Escuela Nº 430, entre ellas las mocovíes Dora Teresa Salteño y Miriam Graciela Gómez (Werther Günther, 2010) .... 2916. Club Deportivo “Cami Caia” de Colonia Dolores (Werther Günther, 2011) ................................................................................ 3017. Museo “Nelovek Qobo¨ ´Mokoit” con César Coria y Dora Salteño junto a la bandera mocoví (Werther Günther, 2011) ...................................... 32

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18. Lengua mocoví: “Natarenagnanquí” (Werther Günther, 2010) ............... 3219. Biblioteca y Archivo del Convento San Carlos Borromeo de San Lorenzo (BACSC, 1920) ....................................................................... 3420. Entrada al Convento San Carlos Borromeo de San Lorenzo (Werther Günther, 2011) .............................................................................................. 3421. Mapa de la Diócesis de Santa Fe, División de Geodesia, Dirección General de Tierras y Colonias, República Argentina, mapa de fray José S. Sashuf (Zurflüh), 1906, conservado en la Biblioteca y Archivo del Convento San Carlos Borromeo de San Lorenzo (BACSC) ..... 4522. Mapa de las Misiones de la Diócesis delos franciscanos, con exclusión de Colonia Dolores, conservado en la Biblioteca y Archivo del Convento San Carlos Borromeo de San Lorenzo (BACSC) .................... 4623. Mapa de la Diócesis de Santa Fe, marca histórica de las misiones y reducciones indígenas con exclusión de Colonia Dolores (BACSC) ............ 4724. Documento sobre la orientación de los mocovíes hacia la Reducción Indígena, 22 de abril de 1879 (BACSC, Caja 32) .......................................... 9425. Fray Buenaventura Giuliani y su hermano José Antonio en la Colonia Presidente Avellaneda, provincia de Santa Fe (BACSC) ............................... 12026. Postal de la Capilla del Santo Cristo de Colonia Dolores, Gobernador Crespo (BACSC) ....................................................................... 12027. Concesión Nº 36 que divide la Reducción Indígena de Colonia Dolores en 24 manzanas para los aborígenes mocovíes (BACSC, 1900) ................... 13428. Plano del Pueblo Dolores de los “blancos” y del Pueblo (Reducción) Indígena Mocoví (BACSC, 1903) ................................................................. 13629. Concesiones del Decreto del 15 de noviembre del año 1900, modificado en 1948 (BACSC) ...................................................................... 13630. Frailes Pedro Iturralde, Leonardo A. Bianchi, José S. Zurflüh, Eliseo Jorge Ceschi, Luis Persiani, Ambrosio Turci, Bernardo Virgili, junto a Juan Albiso y al juez de paz Bartolomé Calvento de San Martín Norte (BACSC) ........................................................................... 14631. Fray Giuliani destinado a las misiones y reducciones de la Diócesis de Santa Fe, imagen del 1 de abril de 1900 (BACSC) .................... 14732. El Obispo santafesino Monseñor Juan Agustín Boneo, fray Buenaventura Giuliani a su derecha y fray Pedro Iturralde a su izquierda, junto a los misioneros y jóvenes en formación franciscana (BACSC) ......... 19333. Visita del Cónsul de Italia a San Martín Norte, junto a los frailes Livio Galli, Pedro Iturralde, Ambrosio Pighín y Teófilo Luque ubicado atrás de todo por su estatura (BACSC) .......................................................... 19434. Fray Teófilo Luque en Colonia Dolores (BACSC) .................................. 19435. Fray Giuliani y fray José S. Zurflüh en el Convento San Carlos Borromeo de San Lorenzo (BACSC) ............................................................ 195

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36. Mapa de la ubicación de los mocovíes en la zona chaqueña de la provincia de Santa Fe y en la zona sur de la provincia del Chaco (Griva y Stroppa, 1973) ................................................................................. 19537. Jóvenes franciscanos en Colonia Dolores incluyendo al niño mocoví Teófilo Salteño (BACSC) .................................................................. 19638. Jóvenes estudiantes en el proceso de formación franciscana en Colonia Dolores, incluyendo al niño mocoví Teófilo Salteño y a fray Giuliani (BACSC) ............................................................................... 19639. Fray Giuliani transportado a Colonia Dolores por los dueños de tierra de San Martín Norte (BACSC) ............................................................. 19740. Fray Giuliani transportado por un propietario de tierra y de una empresa en la zona chaqueña santafesina (BACSC) ..................................... 19841. Propietario Santiago Barilaco en la zona mocoví entre Colonia Dolores y San Martín Norte (BACSC) ............................................ 19842. Torre de la cual cuelga la campana de 120 kg de la Capilla del San Cristo colocada en el año 1906, costeada por el gobierno provincial (BACSC) ........................................................................................................ 20243. Planillas y disposiciones reglamentarias del año 1905 para fray Giuliani y la maestra mocoví Fermina Hasitiquí en la Escuela “General José de San Martín” Nº 430 de Colonia Dolores (BACSC, Caja 32) ............ 20344. Fray Giuliani con un indígena toba de la Misión de Laishí, Territorio Nacional de Formosa (BACSC) ..................................................................... 20345. Fray Giuliani con un indígena pilagá de la Misión de Laishí (BACSC) .. 20446. Indígena pilagá de la Misión de Laishí (BACSC) .................................. 20447. Fray Giuliani con un aborigen de la Misión de Laishí (BACSC) ........... 20548. Niños “blancos” en la Escuela de San Martín Norte (BACSC) .............. 20949. Niñas “blancas” en la Escuela de San Martín Norte (BACSC) ............... 20950. Fray Giuliani y niños y niñas mocovíes en la Escuela “General José de San Martín” Nº 430 de Colonia Dolores (BACSC) .................................. 21051. Fray Giuliani entre los estudiantes de la Escuela Nº 430 (BACSC) ........ 21052. Niños, niñas y madres mocovíes en la Escuela Nº 430 (BACSC) ........... 21153. Fray Giuliani en la Escuela “General José de San Martín” Nº 430 de Colonia Dolores (BACSC) ............................................................................ 21154. “Casa, Capilla y Escuela Indígena en la Fiesta Patronal de Colonia Dolores, con fray Joaquín M. Ducca (1º a la derecha) y fray Bernardino Marconetto, 1º a la izquierda, 20 de noviembre de 1912” (BACSC) ........... 21255. Niños y niñas de Colonia Dolores en compañía de fray Joaquín M. Ducca (BACSC) ............................................................................................. 21256. Zona de los franciscanos al costado de la Capilla del Santo Cristo (BACSC) ........................................................................................................ 213

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57. Niñas en la puerta de la Capilla del Santo Cristo de Colonia Dolores (BACSC) ........................................................................................................ 21358. Niñas mocovíes de Colonia Dolores (BACSC) ....................................... 21459. Niñas mocovíes de Colonia Dolores (BACSC) ......................................... 21460. Niñas mocovíes en la Escuela “General José de San Martín” Nº 430 de Colonia Dolores (BACSC) ............................................................................... 21561. Niñas mocovíes en la entrada a la Capilla del Santo Cristo de Colonia Dolores (BACSC) ............................................................................................. 21562. Niños mocovíes jugando en Colonia Dolores (BACSC) ............................ 21663. Mocovíes jugando en Colonia Dolores (BACSC) ...................................... 21664. Construcción de la Iglesia Nuestra Señora de los Dolores de San Martín Norte (BACSC) ................................................................................................ 21765. Templo de la Virgen de la Iglesia Nuestra Señora de los Dolores de San Martín Norte (BACSC) ..................................................................................... 21766. El apoyo de fray Giuliani a la Iglesia Nuestra Señora de los Dolores de San Martín Norte (BACSC) ......................................................................... 21867. Iglesia Nuestra Señora de los Dolores de San Martín Norte (BACSC) ...... 21868. Documentación de fray Joaquín M. Ducca con la identidad de quienes colaboraron en la adquisición del armonium (BACSC) ................................... 23369. Llegada de los aborígenes tobas y pilagás a la estación ferroviaria de Gobernador Crespo, recibidos por fray Ducca en el año 1914 (BACSC) ........ 23470. Tobas, pilagás y mocovíes musiqueros en la estación ferroviaria de Gobernador Crespo, en compañía de fray Joaquín M. Ducca (BACSC) .......... 23471. Tobas y pilagás en el ferrocarril de Gobernador Crespo junto a fray Giuliani, fray Ambrosio Turci, así como el policía local; seguramente el fotógrafo fue fray Joaquín M. Ducca (BACSC) ............................................... 23572. Tobas y pilagás en el ferrocarril de Gobernador Crespo junto a fray Ambrosio Turci; seguramente el fotógrafo fue fray Buenaventura Giuliani (BACSC) ........................................................................................................... 23573. Tobas y pilagás en Gobernador Crespo (BACSC) ...................................... 23674. Musiqueros en una casa particular de Gobernador Crespo (BACSC) ........ 23675. Fray Giuliani y Obispo santafesino Monseñor Juan Agustín Boneo con los musiqueros en Gobernador Crespo; detrás, fray Joaquín M. Ducca (BACSC) ........................................................................................................... 23776. Musiqueros descansando en Gobernador Crespo (BACSC) ...................... 23777. Musiqueros trasladados desde Gobernador Crespo a Colonia Dolores (BACSC) .......................................................................................................... 23878. Tobas y pilagás con fray Giuliani en la entrada de la Capilla del Santo Cristo de Colonia Dolores (BACSC) ................................................................ 23879. Musiqueros en la Capilla del Santo Cristo de Colonia Dolores, y vecinos de Gobernador Crespo y de San Martín Norte (BACSC) .................... 239

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80. Musiqueros con la familia mocoví Tarragona de Colonia Dolores (BACSC) ........................................................................................................... 23981. Familia Tarragona, musiqueros y fray Giuliani mostrando la actividad productiva de los mocovíes de Colonia Dolores (BACSC) .............................. 24082. Miembros de la familia Tarragona y musiqueros en Colonia Dolores (BACSC) ........................................................................................................... 24083. Desiderio Tarragona, su esposa Marina Camargo, su hijo Juan y sus hijas en Colonia Dolores (BACSC) .................................................................. 24184. Familia de Desiderio Tarragona en la casa de Colonia Dolores (BACSC) ........................................................................................................... 24185. “Casa y familia de Juan Tarragona, hijo de Desiderio Tarragona, en Colonia Dolores” (BACSC) ........................................................................................... 24286. Firma de la venta de Gerardo Martínez a Fermina Mansilla viuda de Nascitiquí en Colonia Dolores, 1918 (BACSC, Caja 34) ................................. 24487. “Cuaderno donde están anotados los animales de esta misión y los dados a media, Colonia Dolores, 1914” (BACSC, Caja 34) ............................ 24588. “Don Felipe Chaura, guerrero de la Batalla de Pavón” en San Martín Norte (Banco de Imágenes “Florian Paucke” 2006, Código E00300785) ........ 24689. Fray Giuliani y el cacique mocoví Felipe Chaura, “capillero” en San Martín Norte (BACSC) .............................................................................. 24690. Fray Giuliani con un sacerdote y los “blancos” propietarios de tierras, Colonia Dolores (BACSC) ............................................................................... 24791. Familia mocoví bajo el toldo (BACSC) ...................................................... 24892. Niñas y niños mocovíes trabajando en la zona cercana a Colonia Dolores, con el dueño de tierra y fray Giuliani (BACSC) .................. 24893. Fray Giuliani y la toldería de una familia mocoví (BACSC) ..................... 24994. Fray Pedro Iturralde y “los gauchos” de San Martín Norte (BACSC) ....... 24995. Fray Buenaventura Giuliani con una familia de mocovíes en Colonia Dolores, incluyendo su coche Ford T (BACSC) ............................................... 25096. Fray Giuliani con una familia de mocovíes en Colonia Dolores (BACSC) ........................................................................................................... 25097. El mocoví, el propietario de las tierras y fray Giuliani en la zona de Colonia Dolores, con el coche Ford T (BACSC) ......................................... 25198. Fray Giuliani con una familia de mocovíes y el coche Ford T, acompañado de un religioso (BACSC) ............................................................. 25199. Fray Giuliani con una familia de mocovíes y el religioso de visita en Colonia Dolores (BACSC) ........................................................................... 252100. Indígenas mocovíes de Colonia Dolores trabajando para los dueños de las propiedades (BACSC) ............................................................................ 252101. “Albañiles mocovíes” en la Capilla del Santo Cristo de Colonia Dolores (BACSC) ............................................................................................ 253

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102. Casamiento de dos mocovíes en Colonia Dolores, aproximadamente 1910 (BACSC) .................................................................................................. 253103. Fallecimiento de un bebé mocoví, aproximadamente 1910 (BACSC) ..... 254104. Fray Giuliani en la Iglesia Nuestra Señora de los Dolores de San Martín Norte (BACSC) .............................................................................. 254105. Fiesta Patronal de la Capilla del Santo Cristo de Colonia Dolores, 17 de septiembre (BACSC) .............................................................................. 255106. Fray Ambrosio Turci y la Escuela Indígena de Colonia Dolores, 1928 (BACSC) ........................................................................................................... 259107. Libro del Director de la Escuela Nº 430 de Colonia Dolores, Ítalo E. Borgogno (BACSC, Caja 34) ........................................................................... 261108. El maestro Ítalo E. Borgogno en “Alumnos de la escuela indígena de los Padres Franciscanos de Colonia Dolores” a mediados del siglo XX, incluyendo al joven mocoví Alfredo Salustiano Salteño (Banco de Imágenes “Florian Paucke” 2006, Código E00802366) ................................................... 269109. Canción de Bilva Lice Di Giorgi de Alberto para la Escuela Nº 430 (Werther Gunther, 2011) .................................................................................. 269110. “Apuntes de la lengua mocoví”, publicación del padre fray Vicente Caloni con base en fray Francisco Tavolini, Est. Tipo Litográfico, J. Benaprés, Santa Fe, 1897 (BACSC, Caja 33) ............................................... 280111. “Compendio de la doctrina cristiana vertida del castellano al toba” de fray Enrique Guernacini a inicios del siglo XX (BACSC, Caja 25) ............ 283112. Capilla del Santo Cristo en “Sobre Colonia Dolores (0-1-2)” (Banco de Imágenes “Florian Paucke” 2006, Código G05717903) ................. 292113. Interior de la Capilla del Santo Cristo en “Sobre Colonia Dolores (0-1-2)” (Banco de Imágenes “Florian Paucke” 2006, Código G05717903)................................................................................ 292114. “Capilla desde la Escuela, verja destruida” (Maricel Stroppa, 1973) ....... 115. Mapa 5 sobre las comunidades mocovíes de las provincias de Santa Fe y Chaco (Griva y Stroppa, 1973) ...................................................................... 293116. “Fila de los niños mocovíes de Colonia Dolores” (Maricel Stroppa, 1973) .................................................................................... 300117. “Familia de Eulogio Díaz” (Maricel Stroppa, 1973) ................................ 300118. Madre e hija en su vivienda en Colonia Dolores (Maricel Stroppa, 1973) .................................................................................... 301119. Tres madres mocovíes con sus bebés (Maricel Stroppa, 1973) ................ 301120. Joven mocoví en el patio de la Escuela Nº 430 (Maricel Stroppa, 1973) . 302121. Niños mocovíes en Colonia Dolores, en “Pobladores (3-4)” (Banco de Imágenes “Florian Paucke” 2006, Código G05717903) ................................... 302122. “Escuela Pública” Nº 430 de Colonia Dolores, y al costado la comisaría a cargo de Jorge Ponte en 1973 (Maricel Stroppa, 1973) .................................... 303

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123. Plano del Pueblo Dolores que incluye Colonia Indígena (Maricel Stroppa, 1976) .................................................................................... 304124. Plano de la distribución de los mocovíes (Maricel Stroppa, 1974) .......... 312125. Plano del Pueblo Dolores y extensión de los lotes (Maricel Stroppa, 1976) .................................................................................... 313126. “Asteria Catorí, de mas de 100 años, primera pobladora de la colonia”, en Colonia Dolores (Banco de Imágenes “Florian Paucke” 2006, Código G05717903) ...................................................................................................... 316127. Plano de Colonia Dolores con la ubicación de las viviendas censadas (Dora Salteño, 2000) ......................................................................................... 319128. Dora Salteño como presidenta de la Comuna de Colonia Dolores (Dora Salteño, 2006) ......................................................................................... 334129. Bandera de la provincia de Santa Fe en las manifestaciones mocovíes (Dora Salteño, 2006) ......................................................................................... 334130. Hermana Sara García en la zona del dispensario de Colonia Dolores, enseñando a cultivar a dos habitantes no originarios, Fabricio y Gabriela Dalla-Corte Caballero (Maricel Stroppa, 1973) ................................. 348

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Índice de cuadros

1. “Estado en que se manifiesta, con distinción de clases y sexos, el número de habitantes de los pueblos indios de las fronteras de la provincia de Santa Fe en 1864” ........................................................................ 542. Censo de la población de Santa Rosa de Calchines (1876) ......................... 673. Población absoluta (1887) ............................................................................. 934. Enrolamiento de Guardias Nacionales en la provincia de Santa Fe con base en la subdivisión departamental (1885-1892) y población por departamentos según el Censo Nacional (1895) ............................................... 1285. Pueblos y colonias fundadas en la provincia de Santa Fe (1893-1895) ........ 1316. Registro de las manzanas en las que se ubicaron las familias mocovíes gracias a la Concesión Nº 36 (1900) ................................................................. 1427. Censo de los mocovíes de la Reducción Indígena Dolores (1900) ............... 1488. Animales de Colonia Dolores (1916-1928) .................................................. 2439. Semovientes de propiedad de la Misión (septiembre de 1931) .................... 25610. Comunidades de la provincia del Chaco y de la provincia de Santa Fe (1973) ................................................................................................. 29611. Tasa de masculinidad y feminidad en Colonia Dolores (1974) .................. 30512. Población de la zona urbana, clasificada según los hogares censales por grupos de edad y sexo (1974) ........................................................................... 30613. Propietarios “actuales” (1948), toma de posesión y declaración jurada en Colonia Dolores ................................................................................................ 30814. Distribución de los ocupantes, propietarios y poseedores de Colonia Dolores (1974) ..................................................................................... 31415. Relevamiento de comunidades, pueblos indígenas forestales y bosques nativos de la República Argentina (2010) ......................................................... 33816. Área programática del Hospital “Dr. Carlos Boratti” de Gobernador Crespo, distancia de los pueblos y de San Justo (en kilómetros) (2010) ....................... 33917. Tipo de vivienda (1955) y ocupantes (1995) .............................................. 35418. Solares según la Dirección Provincial de Emergencia Habitacional de Santa Fe (1995) ................................................................................................. 364

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Índice onomástico

AAbanerí, Valentín (mocoví, padre de Matilde Catorí, toma de posesión 1974)Abasnotín, Agada (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Abasorín, Francisco (mocoví, manzana colonia indígena San Martín 1888)Acasalín, José María (mocoví, manzana colonia indígena San Martín 1888)Acholeré, María (mocoví, hija natural de Juana Acholeré)Achotraet, Margarita (mocoví, censo 1900)Acosta, Ángela (mocoví, censo 1900)Acosta, Crescencio viuda (Concesión Nº 36 1900)Acosta, Fermín (donación para adquisición del armonio 1914)Acosta, Lorenzo(a) (mocoví, manzana, Concesión Nº 36 1900; censo 1900, pro-

pietario original 1900, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)

Acosta, Marcos (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Acosta, María (Comisión de Administración 1872 y 1888; concesión y solares

Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Acosta, Marta (mocoví, censo 1900)Acosta, Silvano (donación para adquisición del armonio 1914)Acuesta, Juan Alfonso (ocupante 1995)Aguilar, Quintín (mocoví, toma de posesión 1974)Aguirre de Gómez, María Dolores (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900; Re-

ducción Indígena Dolores, hija de Antonio Aguirre y de Encarnación Ríos)

Aguirre, Candelaria (mocoví, censo 1900)Aguirre, Dolores (mocoví, censo 1900)Aguirre, Primitivo (mocoví, censo 1900)Aguirre, Wenceslao (mocoví, censo 1900, manzana, Concesión Nº 36 1900; cha-

cras de Pueblo Dolores; propietario original, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)

Aguisa, Marco (mocoví, censo 1900)Aizemberg, Isaac (Guiche) (autor del “Tríptico mocoví”) Aj-jaquén (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Albino, B. (ocupante 1995)Albiso, Juan (Gobernador Crespo)Alcácer, Pedro (1860-1932, ministro de Agricultura, Justicia e Instrucción Pública

1894)Alcolé, Juana (mocoví, censo 1900)

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384 Mocovíes, franciscanos y colonos

Alfonso, Francisco (fraile, visitador)Al-Lití (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Al-Lobo (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Al-Lolí (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Almada, Dionisio (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Almada, Wenceslao (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Almirón, Teodoro (comandante)Alosichí, José de los Santos (mocoví, hijo natural de Manuela Alosichí)Alvarado, Marcelina (esposa del coronel Manuel Obligado, madrina del cacique

Mariano Salteño)Amaguí (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Amatolé, Agustín (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Amatolé, Juan Santos (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Amatolé, Manuel Ignacio (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Amatolé, Manuel S. (mocoví, concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San

Martín 1888)Amatolé, N. (mocoví, manzana colonia indígena San Martín 1888)Amatolín (Amatubé), Juan (mocoví, concesión Pueblo Dolores y colonia indígena

San Martín 1888; manzana colonia indígena San Martín 1888)Amelquí, Lorenzo (mocoví, propietario chacras terrenos subdivididos 1870; va-

rón, solares 20/06/1872; manzana colonia indígena San Martín 1888)Amelquí, Santiago (mocoví, propietario chacras terrenos subdivididos 1870; va-

rón, solares 20/06/1872; concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888; manzana colonia indígena San Martín 1888)

Andino, Claudio (Departamento de ingenieros)Andrada, Edicta (mocoví)Andrada, Luisa (ocupante 1995)Andrada, Mauricia (mocoví, toma de posesión 1974)Angelillo, Bernardo M. (fraile dedicado a la música)Angeloni, Carmen B. de (donación para adquisición del armonio 1914)Angeloni, José (subvención para la adquisición del armonio 1914)Anniquiorín, Felipa (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Anniquiorín, Jacoba (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Anniquiorín, María Clara (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray

Marchetti)Anniquiorín, Maxtiniano (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray

Marchetti)

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Gabriela Dalla-Corte Caballero 385

Anniquiorín, Sinforosa (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-chetti)

Annisín, Juana (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Annisín, María Antonia (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Annitén (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Antaquí (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Apaleatel, Manuel Antonio (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Apesaín, Carmela (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Apesaín, Regina (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Apesaín, Rita (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Arana, Bernardo (fraile de origen viacaíno, predicador apostólico, “cura conver-

sor”, subprefecto)Arana, María Ignacio (mocoví, manzana, Concesión Nº 36 1900)Aranda, Victoriano (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Araoz, Guillermo (explorador)Araujo, Ariel (mocoví, Centro Mocoví “Ialek Lav´a”)Araya Bochiet, Rosa (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900)Araya, Concepción (mocoví, censo 1900)Araya, Felipe (mocoví, censo 1900)Araya, Rosa (mocoví, censo 1900; manzana, Concesión Nº 36 1900; control escri-

turas protocolizadas 1915-1917; propietario original 1900)Araya, Susana (mocoví, censo 1900)Archotraití, Asunción (mocoví, censo 1900)Arcuatín, Rosario (mocoví, concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San

Martín 1888)Arena, María Ignacia (mocoví, censo 1900; solares, Concesión Nº 36 1900, pro-

pietaria original, 1900, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)

Arévalo, Dionisio (senador provincial) Arias, Pedro José (mocoví, censo 1900)Arizoquí, José María (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Arnequín, Mathías (mocoví)Arroyo, Carina (bibliotecóloga)Asalquín, Alejo (mocoví, manzana colonia indígena San Martín 1888)Asziolcorín, Gabriel (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Asziolcorín, Javier (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)

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386 Mocovíes, franciscanos y colonos

Atarití, José de los Santos (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)

Atunicac, Dominga (se incluye “menor” y “mayor”) (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)

Atunicac, Juan Alberto (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-chetti)

Atunicac, Juana (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Atunicac, María (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Atunicac, Rosario (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Avacquerí, Antonina (mocoví, censo 1900)Avacsoré, Domingo (mocoví, solares, manzana, censo 1900, Concesión Nº 36

1900, posesión sin saber firmar, propietario original 1900)Ávalos, Antonio (donación para adquisición del armonio 1914)Avelín (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Avellaneda, Nicolás Remigio Aurelio (presidente de la República Argentina 1874-

1880)Avolí, Benito (mocoví, censo 1900)Avolí, Francisco (mocoví, censo 1900)Avolín (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Aygnotín, Rosario (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Ayguana, Cruza (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Ayguana, José Gabriel (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Ayguana, Juan Antonio (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Ayguana, María Mercedes (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray

Marchetti)Ayguana, Mauricio (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Azunta, Martín (ocupante 1995)

BBais, Francesco (Colonia Avellaneda, confín del Chaco)Balcazar, José Manuel (mocoví, censo 1900, solares, manzana, Concesión Nº 36

1900; solares 1995; propietario original 1900)Balcazar, Juan Antonio (mocoví, censo 1900, solares, manzana, Concesión Nº 36

1900, propietario original 1900, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)

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Balcazar, Telmo(a) (mocoví, censo 1900, solares, Concesión Nº 36 1900; solares 1995, propietario original 1900, dueño de vaca y buey en Colonia Dolo-res)

Baldrich, J. Amadeo (capitán del Ejército Nacional y miembro corresponsal del Instituto Geográfico Argentino).

Baleaza, Domingo (donación para adquisición del armonio 1914)Balencera, Ilario (Concesión Nº 36 1900)Ballesteros-Zorraquín, A.J. (colaborador de Gabriel Carrasco)Baltazar, José V. (oficial mayor, procurador y escribano del gobierno santafesino)Bamalo, Domingo (mocoví, concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San

Martín 1888)Baranín, Isabela (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Bárcena, Alonso (padre, gramática de la lengua mocoví)Barcia, Antonio (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Barduil, Miguel (solares 1995)Barilaro, Santiago (fraile, Guardián, Prefecto de misiones indígenasFranciscanas;

propietario)Baroni, Ángel E. (donación para adquisición del armonio 1914)Baroni, Pedro (donación para adquisición del armonio 1914)Barranquín, Hilario (mocoví, varón, solares 20/06/1872; concesión Pueblo Dolo-

res y colonia indígena San Martín 1888; censo 1900; solares, manzana, Concesión Nº 36 1900; apertura de calles de las chacras 1913-1914; pro-pietario original 1900; solares 1995)

Barrera, Domiciano (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Basinquín, Isidora (mocoví, manzana colonia indígena San Martín 1888)Basinquín, Pedro (mocoví, manzana colonia indígena San Martín 1888)Basualdo, Domingo (mocoví, varón, solares 20/06/1872; manzana colonia indí-

gena San Martín 1888; manzana, Concesión Nº 36 1900, propietario ori-ginal 1900)

Basualdo, Fortunato (mocoví, hijo de Domingo Basualdo, solares, Concesión Nº 36 1900; solares 1995; propietario original 1900)

Basualdo, Marín (mocoví, hijo del finado Domingo Basualdo, solares, Concesión Nº 36 1900)

Bayer, Mariano (expedición 1775)Belaus, Juan (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Beltrame, Héctor (cónsul de Italia)Benavidez, Pedro (mocoví, censo 1900)Benítez (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Benítez, Manuel (mocoví, dueño de potro y torito en Colonia Dolores)

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388 Mocovíes, franciscanos y colonos

Bergara, Eleuterio (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Berge, Alejandro (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Berger, Desiderio(a) (Concesión Nº 36 1900; donación para adquisición del ar-

monio 1914)Bernabé, Bautista (mocoví, censo 1900) Bernard, Eduardo (donación para adquisición del armonio 1914)Berón, Antonio (coronel)Bertolín, Antonio (donación para adquisición del armonio 1914)Bertolín, Domingo (subvención para la adquisición del armonio 1914)Bertolín, Ismael (donación para adquisición del armonio 1914)Bertoluzzi, Juan (subvención para la adquisición del armonio 1914)Biagini, Enrique (fraile, comisario de misioneros franciscanos)Bianchi, Leonardo A. (fraile, secretario del V. C. provincial del Convento San

Carlos) Biancofiore, Rafael (diputado por Rosario, 1907Bie-colek (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Bistoletti, Edgardo José (Defensor del Pueblo provincia de Santa Fe)Blanes, Juan (toma de posesión)Bodrone, Edgardo (senador radical del Departamento San Justo) Boidí, Aurelio (fraile, auxiliar y capellán de la tropa veterana, presidente de la

Reducción de San Javier) Boneo, Juan Agustín (monseñor, obispo santafesino)Borgogno, Ítalo E. (director Escuela Nº 430 de Colonia Dolores)Borla, Rodrigo Leandro (senador provincial del Departamento San Justo)Bozzola, Felipe (fraile)Bracca, Cornelio (toma de posesión 1974)Bragaño, Laureana (donación para adquisición del armonio 1914)Brandolín, Francesco (Colonia Avellaneda, confín del Chaco)Brochiquí, Antonio (mocoví, censo 1900; solares, manzana, Concesión Nº 36

1900; propietario original 1900)Brunas, Cirilo (solares 1995)Brusa, Amílcar (manager)Brussa, Valentín (donación para adquisición del armonio 1914)Burella, Basilio (donación para adquisición del armonio 1914)Busaniche, Julio (síndico apostólico de las misiones franciscanas)Businquín, Juan M. (mocoví, manzana colonia indígena San Martín 1888)CCabal, Mariano (gobernador de la provincia de Santa Fe, 1868-1871)

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Gabriela Dalla-Corte Caballero 389

Caballero, Zulma Benita (maestra, directora Escuela Nº 430 de Colonia Dolores 1973-1977)

Cabasorín, José (mocoví, varón, solares 20/06/1872; manzana colonia indígena San Martín 1888)

Cabral (comisario, jefe)Cabrera, Avelardo (apertura de calles de las chacras 1913-1914; donación para

adquisición del armonio 1914)Cabrera, Pablo (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Cabrera, Valerio (donación para adquisición del armonio 1914)Cabria, María C. de (Concesión Nº 36 1900 chacras de Pueblo Dolores)Cachilola, Dolores (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Cachincacigua (cacique)Cachoiet de Lachitiquí, Rosa (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900)Cadenoquín (mocoví)Cafferata, Juan Manuel (gobernador de la provincia santafesina; ministro provin-

cial) Caiquí (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Calanae, Ramona Rosa (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Calaquí, Celina (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900)Calaquí, Telmo (mocoví, censo 1900; testigo)Calaquín, Bartola (mocoví, censo 1900)Calaquití, Francisca (mocoví, San Pedro, testigo)Calchaquí, Fermín de (expedición, 1775)Calentín, Antonio (mocoví, propietario chacras terrenos subdivididos 1870; varón,

solares 20/06/1872)Calitín, Gerónimo (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Calitín, Melchor (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Callegari, Santos (Asunta) (Comisión de Administración 1888, solares Pueblo

Dolores y colonia indígena San Martín 1888; control escrituras protoco-lizadas 1915-1917)

Cal-Lipití (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines) Caloni, Vicente (fraile, comisión designada por el gobierno santafesino, 1870; Co-

misión de Administración 1887; Prefecto de Misiones) Calvari, Eduardo (cónsul argentino en Italia) Calvento, Bartolomé (juez de paz)Calviaquí, Jacinto (mocoví, manzana colonia indígena San Martín 1888)Calvo, Carlos (comisario general)Camagno, Gioachino (abate, mapa Gran Chaco)

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390 Mocovíes, franciscanos y colonos

Camargo de Tarragona, Marina (ocupante 1995; toma de posesión)Camargo, Ángela (mocoví, censo 1900)Camargo, Bernabé (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Camargo, Gerónimo (mocoví, hijo natural de Polonia Camargo)Camargo, Juan (propietario; ocupante y solares 1995, toma de posesión, escritura

y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)Camargo, Mariano (mocoví, colaborador de Ítalo E. Borgogno)Camargo, Marcelino (mocoví, censo 1900; manzana, solares, Concesión Nº 36

1900; propietario original 1900, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)

Camargo, Marina (mocoví, casada con Desiderio Tarragona; censo 1900, viuda de Tarragona, 1974)

Camargo, Marisa (mocoví)Camargo, Valentina (mocoví, hija natural llamada Valentina Camargo)Cámbrola, Alfredo M. (fraile)Campanella, Roberto Emilio (secretario legislativo; diputado y senador provin-

cial, presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales y Legislación General)

Campo, Mariano (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Canaquí, Francisco (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900, solares 1995)Candioti, Manuel (político)Canirín, Nicolás (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Cañalorí, Andrés (mocoví, manzana, solares, Concesión Nº 36 1900, control escri-

turas protocolizadas 1915-1917, propietario original 1900)Cañalorín (Cañalorí), Santiago (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y

fray Marchetti; varón, solares 20/06/1872; manzana colonia indígena San Martín 1888)

Capaczí, María (mocoví, censo 1900)Capí, Antonia (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900; apertura de calles de las

chacras 1913-1914)Capiaquí (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Caracsorí (Carasotí), Magdalena (mocoví, manzana, solares, Concesión Nº 36

1900)Caracsorí, María Antonia (mocoví, manzana, Concesión Nº 36 1900)Cardoso (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Carescqué, Pablo (mocoví, censo 1900)Cariaga, Marcelino (criollo, solares, Concesión Nº 36 1900 “cerca de la puerta

de entrada a la Colonia Dolores”; donación para adquisición del armonio 1914, propietario original 1900, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)

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Gabriela Dalla-Corte Caballero 391

Carití, Natalio (mocoví, manzana colonia indígena San Martín 1888)Carlo, Nicolás de (Monseñor, primer Obispo de Resistencia)Carotí, Lorenzo (ocupante 1995)Carraya (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Carriaga (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Carriego, Marcelino (mocoví, censo 1900, manzana, Concesión Nº 36 1900)Carriqué, Pablo alias Macana (mocoví, fallecido 1904)Carrizo, Martín A. (diputado provincial)Carvasorí, María Antonia (mocoví, Concesión Nº 36 1900 chacras de Pueblo Do-

lores)Casali, Ludovico (fraile)Casalis, Adriano (fraile Colegio San Carlos Borromeo)Casaré (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Casinelli, Moisés (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Casioli, Dionisio (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Casorí, Juan (mocoví, manzana, Concesión Nº 36 1900)Casorí, Ubaldo (mocoví, manzana, Concesión Nº 36 1900)Cassina, Justo José (propietario, solares 1995, toma de posesión, escritura y decla-

ración jurada en Colonia Dolores 1948)Castaldi, Mauricio (fraile, prefecto)Castañada (Castañeda), Josefa (mocoví, censo 1900, solares, manzana, Concesión

Nº 36 1900, propietaria original 1900)Castañada (Castañeda), Juan (mocoví, varón, solares 20/06/1872; manzana colo-

nia indígena San Martín 1888; censo 1900, solares, manzana, Concesión Nº 36 1900, padre de Romano Castañada, propietario original 1900)

Castañeda (Castañada), Antonio (mocoví, varón, solares 20/06/1872; concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888; manzana colonia indígena San Martín 1888)

Castañeda (Castañada), María (mocoví, censo 1900)Castañeda (Castañada), Pedro (mocoví, censo 1900)Castillo, Ramón (mocoví, Santa Rosa de Calchines, hijo de Marcos Castillo y de

Justa Tarragona, padrino Cristóbal Netalquí)Cataiquí (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Catarí, Francisco (ocupante 1995)Catay-quí (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Cationí (Cationí o Ganzulet), Juan (mocoví, censo 1900; fallecido 1904, control

escrituras protocolizadas 1915-1917)Catorí, Agustín (ocupante 1995)Catorí, Asteria (mocoví, madre de Alfredo Salustiano Salteño)

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392 Mocovíes, franciscanos y colonos

Catorí, Calixto (mocoví, toma de posesión 1974)Catorí, Carlota (mocoví, censo 1900)Catorí, Ciriaco (mocoví, toma de posesión 1974)Catorí, Dionisio Abraham (mocoví, toma de posesión 1974)Catorí, Eugenio (mocoví, manzana, solares, Concesión Nº 36 1900, propietario

original 1900, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colo-nia Dolores 1948)

Catorí, Felisa (mocoví, hermana de Alfredo Salustiano Salteño)Catorí, Fermín (mocoví, abuelo de María Luisa Matolí, toma de posesión 1974)Catorí, José (mocoví, ocupante 1995)Catorí, Juan Ascensio (mocoví, censo 1900, solares, manzana entregada a Ma-

riano Salteño, Concesión Nº 36 1900, propietario original 1900, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)

Catorí, María (mocoví, ocupante 1995)Catorí, Marina (mocoví, ocupante 1995)Catorí, Matilde (mocoví, ocupante 1995)Catorí, Norberto (mocoví, hermano de Marina Catorí, toma de posesión 1974)Catorí, Paula (mocoví, abuela de Alfredo Salustiano Salteño; censo 1900, Con-

cesión Nº 36 1900, manzana, chacras de Pueblo Dolores, propietaria ori-ginal, 1900, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)

Catorí, Venancia (mocoví, censo 1900)Cavacní, Pablo (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900)Cavacsoré, Ángela (mocoví, censo 1900)Cavacsoré, Antonio (mocoví, censo 1900, manzana, Concesión Nº 36 1900 cha-

cras de Pueblo Dolores, solares 1995, propietario original 1900)Cavacsoré, Magdalena (mocoví, censo 1900, propietario original 1900, toma de

posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)Cavacsoré, María Antonia (mocoví, censo 1900, propietaria original, 1900, toma

de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)Cavacsoré, Silverio Jaime (solares 1995)Caviacá, Francisco Antonio (mocoví, hijo natural de Trinidad N.)Caviaqué, Dolores (primer bautismo mocoví, Iglesia Nuestra Señora de la Soledad

de Dolores, San Martín Norte)Caviorí, M. (ocupante 1995)Ceballina (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Cechin, Giovanni (Colonia Avellaneda, confín del Chaco)Cecilia (mocoví, amancebada de Pedro Gil, censo 1900)Ceco, Caciano (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)

Gabrie

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Gabriela Dalla-Corte Caballero 393

Ceco, Hilario (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Cejas, Carmela (mocoví, censo 1900)Cejas, Ciriaca (mocoví, censo 1900)Cejas, Dolores (mocoví, censo 1900)Centeno, Fernando (Gobernador del Territorio Nacional del Chaco)Ceschi, Cecilia (Hermana Celia)Ceschi, Eliseo Jorge (nacido en San Martín Norte, fraile de la Nueva Pompeya del

Chaco Austral)Ceschi, Valentín (subvención para la adquisición del armonio 1914)Chacorí, Emilia (ocupante 1995)Chacorí, Ramona (ocupante 1995)Chagolí, Santiago (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Chala, Francisco (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Chala, Polonia (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Chamba (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Chamba, Hilario (mocoví, varón, solares 20/06/1872; concesión y Pueblo Dolores

y colonia indígena San Martín 1888, manzana 1888)Chapeaurouge, Carlos de (agrimensor)Chapelet de Ponte, Elma Ceferina (italiana, solares 1995, propietaria, toma de

posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948; madre de Jorge Ponte y Erardo Ponte, Estafeta Postal Colonia Dolores)

Charoz, María B. de (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Chartiquí, Luis (mocoví, concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín

1888)Chaura, Felipe (mocoví, cacique, “capillero”, San Martín Norte; manzana, Con-

cesión Nº 36 1900, chacras de Pueblo Dolores, propietario original 1900, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)

Chavarría (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Chilcano, Florencio (mocoví, toma de posesión 1974)Chilettet, Carmela (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Chocorí, Enrique (mocoví, toma de posesión 1974, ocupante 1995)Chocorí, María Luisa (mocoví)Chotí, Agustín (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Chotí, Andrés (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Chotí, Cecilia (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Chotí, Inés (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Chotí, Isidora (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Chotí, José Hignacio (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)

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394 Mocovíes, franciscanos y colonos

Chotí, Juana (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Chotí, Manuel Antonio (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Chotí, Maximiliano (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Chotí, Petrona Paula (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Chotí, Teresa (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Chotí, Valentín (cacique mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti) Christiernsson, Carlos (ingeniero civil)Cilquití, Juana (mocoví, censo 1900)Cilquití, María (mocoví, censo 1900; manzana, Concesión Nº 36 1900, chacras de

Pueblo Dolores, propietario original 1900)Cilquití, Urbano (mocoví, censo 1900)Cimolín, Tovario (mocoví, manzana colonia indígena San Martín 1888)Cipoquet, Nazaria (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Ciró, Felipe A. (firma en lugar de cacique Mariano Salteño) Citalín, Benita (mocoví, censo 1900)Citalín, Francisca (mocoví, censo 1900)Citalín, Úrsula (mocoví, censo 1900)Cocha(o)iet, Manuela (mocoví, censo 1900)Cocha(o)iet, Rosa (mocoví, censo 1900)Cochoiet, Juana (mocoví, censo 1900)Cochoiet, Rosario (mocoví, censo 1900)Coctaqué, Agustina (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Coctaqué, Faustino (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Coctaqué, Ignacio (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Coctaqué, José Martín (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Coctaqué, Juan Santos (mocoví; reducción indígena 1870; residente reducción in-

dígena San Martín, 1872; solares 20/06/1872)Coctaqué, Lorenzo (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Coctaqué, Manuel Ignacio (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y

fray Marchetti; residente reducción indígena San Martín, 1872; solares 20/06/1872)

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Gabriela Dalla-Corte Caballero 395

Coctaqué, María Luisa (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-chetti)

Coctaqué, Mauricia (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-chetti)

Coctaqué, Pedro Antonio (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti; residente reducción indígena San Martín, 1872; solares 20/06/1872)

Coctaqué, Rafael (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Colatín, Antonio (mocoví, concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San Mar-

tín 1888; manzana colonia indígena San Martín 1888)Colonfé (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Coloní, Manuel (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Comaní, Francisco (mocoví, manzana colonia indígena San Martín 1888)Comanquén (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Comas, Mariano (jefe político)Conacquí (Connecquín), Bautista (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900; censo

1900)Conacquí, Francisco (mocoví, censo 1900, manzana, Concesión Nº 36 1900, pro-

pietario original, 1900)Conacquí, Juan Pablo (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti; residente reducción indígena San Martín, 1872; varón, solares 20/06/1872)

Conacquí, Vicente (mocoví, censo 1900, manzana y solares, Concesión Nº 36 1900, propietario original 1900, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)

Conás (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Constante (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Constante, Agustín (mocoví, censo 1900, manzana, Concesión Nº 36 1900, cha-

cras de Pueblo Dolores, propietario original 1900, toma de posesión, es-critura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)

Coria, Atilio René (sobrino nieto de Pedro Salteño, ocupante 1995)Coria, Bernardino (ocupante 1995)Coria, César (mocoví, Museo “Nelovek Qobo¨ ´Mokoit”; preside Comisión Abori-

gen “Aim Mokoilek”, hijo de la mocoví Angélica Coria, hijo no recono-cido por el italiano de apellido Ponte)

Coria, Felisa (ocupante 1995)Coria, Félix (ocupante 1995)Coria, J. (ocupante 1995)

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396 Mocovíes, franciscanos y colonos

Coria, Severa(o) (mocoví, censo 1900, manzana, solares, Concesión Nº 36 1900, propietario original 1900)

Coria, Zulema (ocupante 1995)Corpa, Dominga (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Corpa, José Antonio (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Corpa, Valentín (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Correa, Milciades (director de la Escuela Nº 430 de Colonia Dolores)Cortina, Camilo (vocal Comisión de Fomento para armonio, 1914)Cortina, Elisa (donación para adquisición del armonio 1914, solares 1995, propie-

tario; toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)

Cortina, María (Concesión Nº 36 1900 chacras de Pueblo Dolores)Costaní, Antonia (mocoví, censo 1900)Costanzi, Ermete (fraile, nacido en Montevidone de los Estados Pontificios en

1831; asesinado el 3 de enero de 1898 en la provincia de Santa Fe)Costarcní, Bonifacio (mocoví, censo 1900)Costas, Juana (mocoví, censo 1900)Cotecpacnaiquí, Cecilio (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray

Marchetti; residente reducción indígena San Martín, 1872; varón, solares 20/06/1872)

Cotioní, Juan (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900)Cracaña, Pedro (donación para adquisición del armonio 1914)Crespo, Domingo (padre de Ignacio Crespo, gobernador provincial 1851-1854,

Gobernador Crespo)Crespo, Ignacio (gobernador de la provincia de Santa Fe 1910-1912, Gobernador

Crespo)Crespo, María (mocoví, escritura, solares, manzana, Concesión Nº 36 1900, pro-

pietario original 1900, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)

Crovella, Fermín (fraile misionero apostólico de la Colonia Presidente Avellane-da)

Ctenoquí, Paula (indígena mocoví, hija natural de Juana N.)Cuatrin, Francisco (donación para adquisición del armonio 1914)Cuatrin, Pedro (donación para adquisición del armonio 1914)Cuatrin, Sebastín (donación para adquisición del armonio 1914)Cuchi, Valentino (vocal Comisión de Fomento para armonio, 1914)Cuerte, Andrés (ocupante 1995)Cuerte, Gerardo (ocupante 1995)

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Gabriela Dalla-Corte Caballero 397

Cullen, Patricio (gobernador provincia de Santa Fe)Cullen, Urbano J. (diputado por San Justo, 1907)

DDalla-Corte Caballero, Fabricio (residente en la Escuela Nº 430 de Colonia Dolo-

res, 1973-1977)Daloquét, Juana (mocoví, censo 1900, manzana, Concesión Nº 36 1900, chacras

de Pueblo Dolores, propietaria original, 1900, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)

Daloquét, Rosa (mocoví, censo 1900)Daloquét, Rosario (mocoví, censo 1900)Dananitín, Catalina (mocoví, censo 1900)Darití, Natalio (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Datesoquí (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Davarquín, Martín (mocoví, censo 1900, manzana, solares, Concesión Nº 36

1900, propietario original 1900, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)

Dayacatí (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Dayer, Nicolás (suizo, bisabuelo de Gloria Dayer)Dedirín, Juan (mocoví, concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín

1888)Degrequé de Avacquerí, Rosalía (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900)De la Torre, Marcos (doctor, colaborador de Ítalo E. Borgogno) Del Barco, Justo José (Departamento santafesino, agrimensor)Delgado, Manuel (Manuela) (mocoví, censo 1900)Demarchi, Antonio (Concesión Nº 36 1900)Desaloquerí, Rosalía (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900)Descirí (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Descirí, Juan (mocoví, censo 1900)Detersorquí (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Devettocqué, Bernabeta (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray

Marchetti)Diarín, Francisco (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Díaz (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Díaz, Damián (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900)Díaz, Demetria (mocoví, censo 1900)Díaz, Domingo (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Díaz, Estanislao (donación para adquisición del armonio 1914)Díaz, Eufrasia (mocoví, censo 1900)

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398 Mocovíes, franciscanos y colonos

Díaz, Eulogio (mocoví, toma de posesión 1974)Díaz, Eustaquio (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900)Díaz, Francisco (mocoví, censo 1900, manzana, Concesión Nº 36 1900, chacras

de Pueblo Dolores, propietario original 1900, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)

Díaz, Juan (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900, testigo; solares Pueblo Do-lores y colonia indígena San Martín 1888; censo 1900; Concesión Nº 34; apertura de calles de las chacras 1913-1914)

Díaz, Leandro (mocoví, censo 1900)Díaz, Manuel (indio mocoví, cacique de la indiada en Cachastá)Díaz, María (mocoví, censo 1900; manzana; Concesión Nº 36 1900, chacras de

Pueblo Dolores, propietaria original, 1900, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)

Díaz, Martín (mocoví, varón, solares 20/06/1872; concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888; manzana colonia indígena San Martín 1888)

Díaz, Petrona (Petronila) (mocoví, censo 1900, manzana, Concesión Nº 36 1900, chacras de Pueblo Dolores; propietario original 1900, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)

Díaz, Tomás (mocoví, censo 1900)Digreren (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Dillon y Calderón, Juan (primer comisario de inmigración)Dioren (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Dischimaquí, Salvador (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti; residente reducción indígena San Martín, 1872; solares 20/06/1872)Discirí, Petrona (mocoví, censo 1900)Dobrizhoffer, Martín (jesuita, 1717-1791)Dodirín, Juan (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Doldan, Genaro (oficial mayor del Ministerio de Hacienda)Doloquet, Juana (propietaria)Dominga (amancebada de Manuel Delgado, mocoví, censo 1900)Doria, Blanca (Concesión Nº 36 1900 chacras de Pueblo Dolores)Dosaloquerí, Rosalía (mocoví, censo 1900)Dotti, Ricardo (donación para adquisición del armonio 1914)Ducca, Joaquín M. (fraile, presidente de la Capilla del Santo Cristo de Colonia

Dolores)Duinovich, José (solares 1995)Duré, Antonio (fraile)

Gabrie

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Gabriela Dalla-Corte Caballero 399

EEcha(e)varría, Cándido (Jefe de Dirección) Echa(e)varría, Domingo (mocoví, varón, solares 20/06/1872; concesión Pueblo

Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Echa(e)varría, Eustaquio (mocoví, Santa Rosa de Calchines, hijo natural de Anto-

nia Echavarría)Echa(e)varría, Gabina (mocoví, censo 1900)Echa(e)varría, Juan Antonio (mocoví, varón, solares 20/06/1872; manzana colonia

indígena San Martín 1888)Echa(e)varría, Mariano (donación para adquisición del armonio 1914; posesión

de animales 1931)Echa(e)varría, Mariano (mocoví, dueño de bueyes y novillos en Colonia Dolores)Echa(e)varría, Patricio (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900)Echagüe, Pedro Antonio (gobernador de la provincia de Santa Fe 1906-1910, re-

presentado por el vicegobernador Gregorio García Vieyra)Echagüe, Raimundo (mocoví, varón, solares 20/06/1872; concesión Pueblo Dolo-

res y colonia indígena San Martín 1888; manzana colonia indígena San Martín 1888)

Edenoet, Corpara (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Edenoet, José Miguel (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Edenoet, José Santos (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Edenoet, Magdalena (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Edenoet, Nicolás (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Edenoet, Silvestre (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Eirín, Manuel (fraile)Elactoquet, Andrea (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Elactoquet, Clemente (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Elactoquet, Damiana (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Elactoquet, Jacinta (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchet-

ti)Elactoquet, José Manuel (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray

Marchetti)

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400 Mocovíes, franciscanos y colonos

Elactoquet, Luciano (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-chetti)

Elezoquí, Francisco (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-chetti)

Elobogdin (cacique)Escalas, Pablo (Gobernador Crespo - Colonia Dolores 2005)Espíndola, Estanislao (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín

1888)Espinosa, Anacleto (mocoví, varón, solares 20/06/1872; manzana colonia indíge-

na San Martín 1888)Espinosa, Eufrasia (mocoví, censo 1900)Espinosa, Eustaquio (mocoví, censo 1900, solares Pueblo Dolores y colonia indí-

gena San Martín 1888)Espinosa, Pilar (mocoví, censo 1900)Esquivel, Mario César (diputado provincial)Evaesín, Marcos (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Evancoirí (mocoví, cacique)Evenduc, José (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Evenduc, Petrona (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Evenduc, Segundina (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)

FFaba, César (División Agrimensura Legal)Faccioli, Felícita (Colonia Avellaneda, confín del Chaco) Farías, Juan (natural de Córdoba, mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y

fray Marchetti)Fasolino, Nicolás (Arzobispado de Santa Fe)Faustina (mocoví, madre de Miriam Gómez)Federici, Amadeo (director de la Escuela Nº 430 de Colonia Dolores)Fernández, Bernardo (donación para adquisición del armonio 1914)Fernández, Catalina (Concesión Nº 36 1900 chacras de Pueblo Dolores)Fernández, Felipe (comerciante, radicado en Colonia Dolores) Fernández, Cristina (presidenta argentina desde el año 2006) Ferrarotti, Juan Luis (diputado provincial santafesino (1912-1916)Ferrero, Costancio (Constancia) (fraile)Ferreyra, Petrona (mocoví, censo 1900)Ferreyra, Severo (mocoví, censo 1900)Fierro, Feliciana (Concesión Nº 36 1900)

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Gabriela Dalla-Corte Caballero 401

Finos de Ceschi, Clementina (madre de Franciscano Jorge Ceschi)Finos, Eugenio (contratado por los franciscanos en Colonia Doloers) Finos, Juan M. (donación para adquisición del armonio 1914)Finos, Lorenzo (donación para adquisición del armonio 1914)Finos, Luis (vocal Comisión de Fomento para armonio, 1914)Finos, Santiago (vicepresidente Comisión de Fomento para armonio, 1914)Fontana, Luis Jorge (teniente coronel, secretario general)Foster, Enrique (ingeniero) Fraga, Rosendo María (militar, gobernador de la provincia de Santa Fe 1858-1860,

estanciero)Franco, Francisco (dictador de España)Franco, Ignacio (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Freyre, Rodolfo (Gobernador de la provincia de Santa Fe 1902-1906)Frigo, Nora María (propietaria, toma de posesión, escritura y declaración jurada

en Colonia Dolores 1948)Frío, Nora María (solares 1995)Froncosa, Daniel (mocoví, censo 1900)Frutos, Dionisio (ingeniero)Furlong Cardiff, Guillermo (religioso, historiador)

GGabelli, Rafael (fraile, comisario provincial de Misioneros Franciscanos)Gaetani, Vincenso (empresario italiano)Gaínza, José María (mocoví, censo 1900)Gaitán, Valeriano (mocoví, censo 1900)Galarza (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Galarza, Alejo (mocoví, censo 1900)Galarza, Aníbal (ocupante 1995)Galarza, Daniel (ocupante 1995)Galarza, Felipe (mocoví, censo 1900)Galarza, Patricio (ocupante 1995)Galarza, Servando (toma de posesión 1974)Galizia (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Galli, Livio (fraile)Gallo (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Galván de Basualdo, Marta (propietario original 1900; solares 1995)Gálvez, José (Gobernador de la provincia de Santa Fe, 1886-1890) Gancedo, Alejandro (ingeniero, gobernador)García de Redigonda, Teresa (maestra de la Escuela Nº 430 de Colonia Dolores)

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402 Mocovíes, franciscanos y colonos

García, María (ocupante 1995)García, Sara (Hermana, Colonia Dolores)Garnica, Ceferino (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Garramuño, Claudio (inspector inspección seccional) Gasparotti, Domingo (vocal Comisión de Fomento para armonio, 1914)Gasparotti, María Luisa (mocoví)Gastaldi, Mauricio (padre Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Universidad

Nacional de La Plata)Gastorín, José María (mocoví, concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San

Martín 1888)Gazani, Clemente (mocoví, manzana colonia indígena San Martín 1888)Gelabert y Crespo, José María (monseñor, Obispo de la Arquidiócesis de Paraná)Ghío, Celso (fraile, misionero apostólico de la Colonia Presidente Avellaneda)Gibson (Gobson) (Comandante) Gil, Pedro (mocoví, censo 1900)Gilarín, Raimundo (mocoví, manzana colonia indígena San Martín 1888)Giménez, Benito (mocoví, concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San Mar-

tín 1888)Giorgi de Alberto, Bilva Lice Di (inspectora Escuela Nº 430 de Colonia Dolores)Giuliani, Avelino Juan (fraile, sobrino de fray Buenaventura Giuliani)Giuliani, Buenaventura (fraile, nacionalidad austríaca, responsable de los moco-

víes de Colonia Dolores)Giuliani, Franceso (Colonia Avellaneda, confín del Chaco, padre de fray Buena-

ventura Giulilani)Giuliani, José Antonio (hermano de Buenaventura Giuliani, Colonia Presidente

Avellaneda)Giuliani, Pedro (hermano de fray Buenaventura Giuliani, Reconquista)Giuliani, Virginia (hermana de fray Buenaventura Giuliani)Gobbi, Bartolo (Colonia Avellaneda, confín del Chaco)Godoy, Francisco (comisario general de Gobernador Crespo)Gogther, Walterio (Instituto Geográfico Militar, Santa Fe)Golondrina (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Golondrina, Francisco (mocoví, “tata-dioses” o segundo adivino, San Javier con

terreno en Pueblo Dolores, manzana, chacras, Concesión Nº 36 1900, fa-llecido 1904; propietario original 1900; control escrituras protocolizadas 1915-1917)

Golondrina, Melchor (mocoví, Santa Rosa de Calchines, hijo de José Miguel Go-londrina)

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Gabriela Dalla-Corte Caballero 403

Gómez Cabrera, Juan(a) Mariano(a) (solares 1995, propietario, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)

Gómez Migraní, Ernesto (mocoví, bisnieto de Santos Migraní, unido matrimo-nialmente a Dora Teresa Salteño, ocupante 1995, padre de Ariel Nicolás Gómez Salteño y Cecilia Gómez Salteño)

Gómez, Antonio Estanislao (ocupante 1995; solares 1995; propietario, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)

Gómez, Antonio Roberto (mocoví, toma de posesión 1974, ocupante 1995)Gómez, Benito (toma de posesión 1974)Gómez, Domingo (Concesión Nº 36 1900)Gomez, Fortunato (donación para adquisición del armonio 1914)Gómez, Joaquina (mocoví, censo 1900)Gómez, José (argentino, Reducción Indígena Dolores, hijo legítimo de Antonio

Gómez, Santiago del Estero, unido a María Dolores Aguirre)Gómez, Joseph (expedición 1775)Gómez, Julia (toma de posesión 1974)Gómez, Julián (nacido en Paraná, hijo natural de Mercedes Gómez, marido de la

mocoví Agueda Salteño)Gómez, Marcos (mocoví, manzana, censo 1900; Concesión Nº 36 1900; solares

1995; propietario original 1900)Gómez, Marta (hija de Julia Gómez, ocupante 1995)Gómez, Martín (mocoví, concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín

1888; solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Gómez, Miguel (Concesión Nº 36 1900 chacras de Pueblo Dolores)Gómez, Miriam Graciela (mocoví, casada con Jorge Ponte, auxiliar de enfermería

del dispensario)Gómez, Ramón (mocoví, concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San Mar-

tín 1888; solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Gómez, Saturnino (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Gonfaga (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Gonneté, José (donación para adquisición del armonio 1914)González, A. (solares, Concesión Nº 36 1900)González, Florencia (donación para adquisición del armonio 1914)González, Javiera (mocoví, censo 1900)González, Juan (mocoví, censo 1900)González, Juan de Dios (mocoví, varón, solares 20/06/1872; concesión Pueblo

Dolores y colonia indígena San Martín 1888; manzana colonia indígena San Martín 1888)

González, Lorenza (mocoví, censo 1900)

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404 Mocovíes, franciscanos y colonos

González, Ramón (Comisión de Administración 1872 y 1888)González, Waldo (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Gotaparneraquín (Gota Parnequerín), Rosa (propietario original 1900, mocoví,

solares, Concesión Nº 36 1900; toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)

Gotaparneraquín, Antonina (mocoví, censo 1900)Gotaparneraquín, Luisa (mocoví, censo 1900, mocoví, manzana, Concesión Nº

36 1900)Goupillant, Emilio (administrador del pueblo, comisión designada por el gobierno

santafesino, 1870) Gragiaquí, Pablo (mocoví, concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San Mar-

tín 1888)Greca, Alcides (historiador, abogado; nacido en 1889 en San Javier; fallecido en

1956 en el Hospital Italiano de la ciudad de Rosario; director de la prime-ra película argentina del interior del país titulada El último malón, 1917; diputado y senador de la Legislatura Provincial santafesina; diputado na-cional).

Greca, C. R. Silvio (Establecimiento Ganadero La Blanca, San Javier)Gregoratti, Antonio (Colonia Avellaneda, confín del Chaco)Gregorio, Roberto De (arquitecto)Griva, Edelmi E. (investigador)Guanca de Coria (mocoví, toma de posesión 1974)Guanca de Gómez, Luisa (mocoví, toma de posesión 1974)Guanca, Elsa (mocoví, entrevista) Guanca, Pedro Antonio (mocoví, cacique asesinado por el ejército)Guanca, Rosenda (mocoví, censo 1900, solares, manzana, Concesión Nº 36 1900,

propietario original 1900; solares 1995)Guanca, S. (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Guanca, Victorino (mocoví, censo 1900, donación para adquisición del armonio

1914)Gudino, Genaro (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Gudino, Saturnino (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Gudiño, Ramón J. (inspector Escuela Nº 430)Güenadá, Antonia (mocoví, censo 1900)Güenadá, Venancio (mocoví, censo 1900, manzana, Concesión Nº 36 1900, con-

trol escrituras protocolizadas 1915-1917; propietario original 1900)Guenaynití (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Guernacini, Enrique (fraile, prefecto de misiones)Guevajeí (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)

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Gabriela Dalla-Corte Caballero 405

Guevayés (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Guevoctorquét, Martín (mocoví, San Pedro, testigo)Gutiérrez, Catalina A. (donación para adquisición del armonio 1914)Gutierrez, Fermín (donación para adquisición del armonio 1914)Gutiérrez, José (Concesión Nº 36 1900 chacras de Pueblo Dolores)Gutiérrez, Santiago (Comisión de Administración 1872 y 1888; concesión Pueblo

Dolores y colonia indígena San Martín 1888; solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888; subvención para la adquisición del armonio 1914)

HHachocteré, Dominga (mayor) (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y

fray Marchetti)Hachocteré, Juana (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Hachocteré, Liberata (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Hachocteré, Natividad (cautiva, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti; residente reducción indígena San Martín, 1872; mocoví, solares 20/06/1872)

Hagacorín, José (mocoví, concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San Mar-tín 1888)

Haidar, Santiago (J.) (mocoví, manzana, Concesión Nº 36 1900, verdadera titular Juana Neevenac, 1904; toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948; toma de posesión 1974, solares 1995, propie-tario)

Hang, Felipe (inspector seccional)Hasitiquí, Fermina (mocoví, maestra Escuela Nº 430 de Colonia Dolores)Havanquirí, Narciso (mocoví, concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San

Martín 1888)Hayes, Rutherford B. (presidente de los Estados Unidos 1877-1881, límites Re-

pública Argentina) Hernández (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)

IIbarra, Cipriano (mocoví, censo 1900)Ibarra, Rosario (mocoví, censo 1900)Iberta, M. (mocoví, censo 1900)Icorín, Dominga (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Icorín, Feliz (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)

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406 Mocovíes, franciscanos y colonos

Icorín, José Domingo (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-chetti)

Icorín, Josefa Epifanía (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-chetti)

Icorín, Rosa (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Ida (amancebada de Alejo Galarza, mocoví, censo 1900)Illescas, J. R. M. de (solares 1995)Illescas, José Eloy (colaborador de fray Giuliani, toma de posesión 1974, solares

1995)Illescas, Ventura (padre de José Eloy Illescas, subvención y donación para adqui-

sición del armonio 1914)Inatsorquí, Hilario (mocoví, manzana colonia indígena San Martín 1888)Inoquín, Salvador (mocoví, varón, solares 20/06/1872; concesión Pueblo Dolores

y manzana colonia indígena San Martín 1888)Inoquín, Vazaro (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900)Iñá, Juan Manuel (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Iña, Juana (incluye 3 mocovíes: “chica”; “menor”; y “mayor) (mocoví, reducción

indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Iña, Juliana (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Iña, María (incluye “menor” y “mayor”) (mocoví, reducción indígena 1870, fray

Arana y fray Marchetti)Iña, Mauricia (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Iña, Pía (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Iña, Rafaela (incluye “menor” y “mayor”) (mocoví, reducción indígena 1870, fray

Arana y fray Marchetti)Iña, Severino (indio natural del Chaco, vecino de la Reducción Indígena Dolores)Iña, Úrsula (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Iñet, Florentina (mocoví, viuda de Pandori, dueña de vacas en Colonia Dolores)Iñet, José M. (Centro Mocoví “Ialek Lav´a”)Iñet, Manuela (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Iriondo, Néstor (político)Iriondo, Simón de (gobernador de la provincia de Santa Fe 1871-1874 y 1878-

1882)Ironcatí, Francisco (mocoví, concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San

Martín 1888)Isrolealtál, Manuel (mocoví, manzana colonia indígena San Martín 1888)Italík, Lorenzo (mocoví, hijo natural de Josefa Italík, unido a Josefa RincosíkIturralde, Pedro (fraile, prefecto) Iturraspe, Demetrio (diputado Capital de Santa Fe, 1907)Ivatraquín, Ignacio (propietario chacras terrenos subdivididos 1870)

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Gabriela Dalla-Corte Caballero 407

JJaarneqsorí, Josefa (mocoví, censo 1900)Jaden (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Jaden, Victoria (mocoví, unida a Manuel J. Tarragona)Jaime de Gómez, Dominga (propietaria, toma de posesión, escritura y declaración

jurada en Colonia Dolores 1948)Jaime, Domingo (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900, propietario original

1900)Jaime, José (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888) Jaime, Laicoray (mocoví, manzana, Concesión Nº 36 1900)Jaime, Nasario (mocoví, testigo) Jaime, Oligario (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900)Jaime, Raimundo (donación para adquisición del armonio 1914)Janesertí (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Jardín, Antonio (Colonia Avellaneda, confín del Chaco)Jesaquén (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Jiménez, Benito (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Joguera, María (propietario original 1900)Johnson, Juan (propietario chacras terrenos subdivididos 1870)Joreira (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)José Manuel (cacique, mocoví; propietario chacras terrenos subdivididos 1870)Juárez Celman, Miguel Ángel (1884-1909, presidente argentino 1886-1890) Juguará (Cueborí), María (mocoví, manzana, Concesión Nº 36 1900; solares)Junco, Félix (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Jusef Sliman, Mohamed (solares 1995)

LLabaquí, Martina (mocoví, censo 1900)Lachitiquí, Marcos (propietario chacras terrenos subdivididos 1870; mocoví, va-

rón, solares 20/06/1872; concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)

Lachoquí (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Lactayquín, Jacinto (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Laenoctín, Cruz (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Lafone Quevedo, Samuel A. (intelectual)Lalacomí, Liborio (mocoví, censo 1900)Lamas, Emilio C. (diputado por Rosario, 1907Lamiaín (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)

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408 Mocovíes, franciscanos y colonos

Lanaten (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines) Lanche (Lanchi), Pío (mocoví, censo 1900, testigo)Lanche (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines) Lanche de Acosta, Agueda (Aguada) (mocoví, censo 1900, solares, Concesión Nº

36 1900, solares 1995, propietaria, toma de posesión, escritura y declara-ción jurada en Colonia Dolores 1948)

Lanche(i), Julián (mocoví, varón, solares 20/06/1872, manzana colonia indígena San Martín 1888)

Lanche(i), Saturnino (mocoví, posesión de animales 1931, en poder de Santiago Ponte, donación para adquisición del armonio 1914)

Lanche, Ángela Leonor (nieta del mocoví Vicente Villalba)Lanche, Clementina (mocoví, Santa Rosa de Calchines, hija de Ángel Barbosa y

de María Jesús Lanche, 1879)Lanche, Francisco (mocoví, censo 1900, solares, Concesión Nº 36 1900; dona-

ción para adquisición del armonio 1914; apertura de calles de las chacras 1913-1914, padre de Rafael Lanche y de Francisco Lanche, dueño de vacas y terneros, overas coloradas y blancas)

Lanche, Hortencia (mocoví, Santa Rosa de Calchines, hija de Ángel Barbosa y de María Jesús Lanche, 1879)

Lanche, Modesto (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Lanche, Rafael (mocoví, donación para adquisición del armonio 1914, hijo de

Francisco lanche, dueño de vacas y terneros, overas coloradas y blancas en Colonia Dolores)

Lanches (Lanchi), José María (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti; varón, solares 20/06/1872, manzana colonia indígena San Martín 1888; censo 1900, manzana, solares, Concesión Nº 36 1900, cha-cras de Pueblo Dolores, herido 1904, San Martín Norte; propietario ori-ginal 1900, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)

Lanchi, Ignacio (mocoví, cacique, grupo de montaraces y “pedreños”; propietario chacras terrenos subdivididos 1870; varón, solares 20/06/1872; manzana colonia indígena San Martín 1888)

Lanchi, Juan (mocoví, concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)

Lanchi, Paula (mocoví, Santa Rosa de Calchines, hija de Joaquín Lanchi, 1879)Lanchi, Ricardo (donación para adquisición del armonio 1914)Lanchi, Saturnino (mocoví, propietario de vaquilla, vaca y ternero)Landi, Fernando (P.T.C.)Langoworthy, Eduardo M. (fundador de Colonia Florencia)

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Gabriela Dalla-Corte Caballero 409

Lanna, Alberto (fraile, Comisario Provincial de Misioneros Franciscanos)Lanteri, Juan (empresario, granja)Largo (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Larití, Juan (mocoví, manzana colonia indígena San Martín 1888)Larraiquí, Juan (mocoví, propietario chacras terrenos subdivididos 1870; varón,

solares 20/06/1872)Lartande, José (donación para adquisición del armonio 1914)Lasecorí, Rosario (mocoví, censo 1900)Lasetén (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Lasinquín, Lorenzo (mocoví, censo 1900)Lassaga, Calixto (ministro de la provincia de Santa Fe) Lassalterí, Magdalena (mocoví, censo 1900)Latte, Dominga (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Latte, Paula (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Lavaccor, Benerdieta (mocoví, censo 1900)Lavagancaiquén (cacique)Lavasorí, María Rosa (mocoví, censo 1900)Lazzinquín, Domingo (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Lazzinquín, Jacinto (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Lazzinquín, José M. (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Lazzinquín, Lorenzo (mocoví, concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San

Martín 1888)Le(a)vetán(í), Encarnación (mocoví, censo 1900, manzana, Concesión Nº 36

1900, propietario original 1900, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)

Lebranc (Lebranc), Leopoldo A. (Juez de Paz de San Martín Norte)Lecirí, Bautista (donación para adquisición del armonio 1914)Ledesma, Amalia (madre de Carlos Monzón)Legaridín, Dolores (mocoví, hija natural de Dominga Legarirín)Legarrirín, Francisca (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Legarrirín, Juan Antonio (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray

Marchetti)Legarrirín, Lucía (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Legarrirín, Margarita (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Leiva, Emilio (diputado por Reconquista, 1907)Leiva, Luciano (adquisición de lotes, Ministro del Gobierno Provincial de Santa

Fe, padrino)

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410 Mocovíes, franciscanos y colonos

Lena, Félix (criollo, oriental, mensajería; Félix Luna según la película de Alcides Greca, 1917)

Lenarduzzi, Santo (donación para adquisición del armonio 1914)Lencina (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Lencina, Paula (solares, censo 1900, Concesión Nº 36 1900)León XIII (Sumo Pontífice)Leotí, Mateo (mocoví, concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín

1888)Leozzi(e)na, Antonio (donación y subvención para la adquisición del armonio

1914)Lesatí, Bernardo (mocoví, censo 1900)Lesatí, Dionisio (mocoví, toma de posesión 1974)Leserí, Amalia (ocupante 1995)Leso, Casiano (mocoví, concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín

1888)Lettaté, Alonzo (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Lettaté, José Nicolás (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Lettaté, Victorio (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Lico, Camano (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Limiariquí, José (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Liordiciorí, Juan (mocoví, manzana colonia indígena San Martín 1888)Lisciré o Magsalquerí, Alego (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900)Lisciré, Valentina (mocoví, censo 1900)Liscirín de Guanca (y de Tiotí) Dominga (mocoví, censo 1900, solares, Concesión

Nº 36 1900)Liscirín, Cruza (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900)Liscirín, Dominga (mocoví, censo 1900)Liscirín, Francisca (mocoví, hija natural de Francisca Liscirín)Liscirín, María (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Liscirín, Pedro (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Liscirín, Petrona (mocoví, solares, manzana, Concesión Nº 36 1900, propietario

original 1900, solares 1995)Livi, Cayetano (Departamento santafesino)Llabarerín, Francisco (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Llarsiptraiquí, Pedro (mocoví, censo 1900)Llavaigtraiquí, María (mocoví, censo 1900)Llavaigtraiquí, María Ignacia (mocoví, censo 1900)Llavargtraiquisín, Petronila (mocoví, censo 1900)

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Gabriela Dalla-Corte Caballero 411

Loatí, Martín (mocoví, manzana colonia indígena San Martín 1888)Loavacín, Marcos (mocoví, concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San

Martín 1888)Lobo (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Lobos, Clementino (secretario 1904) Loiquín, Cruza (mocoví, censo 1900)Loitiquí, Rafaela (mocoví, censo 1900)Lombella, José (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)López de Conacquí, Angelina (toma de posesión)López Rosas, José Rafael (periodista)López Zamora, Manuel (diputado por Rosario, 1907López, Andrés (hermano del cacique Mariano López 1904)López, Angelina (mocoví, viuda de Conacquí, toma de posesión 1974) López, Avelino (mocoví, censo 1900)López, Catalina (bisnieta de E. López, ocupante 1995)López, Cirilo (mocoví, adoba ladrillos, toma de posesión 1974)López, Clara (ocupante 1995)López, Demetrio (Concesión Nº 36 1900 chacras de Pueblo Dolores)López, Domingo (mocoví, hermano del cacique Mariano López, “Segundo Dios”,

“tata-dios” o adivino, herido 1904) López, Edgar Hugo (diputado provincial)López, Estanislao (brigadier general, gobernador de la provincia de Santa Fe)López, Florentín (mocoví, solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín

1888)López, Jacinta (mocoví, toma de posesión 1974)López, Juan (mocoví, cacique, hermano del cacique Mariano López 1904)López, Juan Pablo (gobernador de la provincia de Santa Fe)López, Justina (ocupante 1995; cocinera del Comedor Escolar Nº 430)López, María Eufemia (ocupante 1995)López, Mariano (mocoví, cacique, comisario)López, Ramona (mocoví, toma de posesión 1974)Lorenzín, Gandido (Colonia Avellaneda, confín del Chaco)Lorenzo, José (mocoví, hijo de la viuda Salomé Galván de Lassinquín, solares,

Concesión Nº 36 1900) Loritiquín, Marcos (mocoví, manzana colonia indígena San Martín 1888)Loroiquí, Ignacio (mocoví, concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San

Martín 1888)Losonquín, Jacinto (mocoví, manzana colonia indígena San Martín 1888)

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412 Mocovíes, franciscanos y colonos

Lozaiquí, Juan (mocoví, concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)

Lozano, Pedro S. J. (padre)Lucatorín, Bautista (mocoví, manzana colonia indígena San Martín 1888)Luebarrín, Marcos (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Lugo, Daniel (ocupante 1995)Luirarín, Francisca (mocoví, manzana colonia indígena San Martín 1888)Luque, Teófilo (fraile)

MMaatraquín, Ignacio (mocoví, concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San

Martín 1888)Macacquín, Martina (mocoví, censo 1900)Macagno, Mariano (fraile)Macdaquét, Dolores (india, hija natural de Manuela Antonia Macdaquét, natural

del Chaco, vecina de la Reducción Indígena Dolores)Machado, Francisco (mocoví, censo 1900, Concesión Nº 36 1900)Macturín, Dominga (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Macturín, Dominga Rosa (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray

Marchetti)Macturín, Ramona Rosa (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray

Marchetti)Mader, Juan (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Madera, Ramón (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Magal(ral)ín, José M. (mocoví, propietario original 1900, toma de posesión, escri-

tura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)Magallanes, Daniel (ocupante 1995)Maidana, Pedro (mocoví, Concesión Nº 36 1900)Maidana, Primitiva (mocoví, solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Mar-

tín 1888)Malaponte, Eugenio (diputado provincial)Malaquía, Alejandro, joven (entrevista)Malaquía, Crespín (mocoví, padre de Fermina Antonia Malaquía, toma de pose-

sión 1974)Malaquía, Fermina Antonia (mocoví, ocupante 1995)Malaquía, Mauricio (mocoví, dueño de vaca y ternera en Colonia Dolores, pose-

sión de animales 1931) Malaquía, Petrona (mocoví, tía abuela de César Coria)

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Gabriela Dalla-Corte Caballero 413

Malavé (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Maleracté, Baldomero (mocoví, Concesión Nº 36 1900 chacras de Pueblo Dolo-

res)Mansilla, Fermina (viuda de Nascitiquí)Maralín, Marta (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900)Maralín, Máximo (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Maras, Agustín (donación para adquisición del armonio 1914)Marchetti, Gerónimo (fraile de origen italiano)Marchetti, Jorge Roberto (diputado provincial)Marchi, Fortunato (fraile)Marcón, Francesco (Colonia Avellaneda, confín del Chaco)Marconetto, Bernardino (fraile)María (mocoví, amancebada de Felipe Galarza; censo 1900)María Antonia (mocoví, viuda, censo 1900)María Luisa (mocoví, amancebada de José Pérez, censo 1900) Marín, Bruno (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Marín, Fortunato (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900)Marín, Secundino (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Marolín, Máximo (mocoví, concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San

Martín 1888)Marolín, Rosa (mocoví, manzana colonia indígena San Martín 1888)Martín, Manuel (solares 1995)Martínez de Perón, Maria Estela (argentina, presidenta 1974-1976)Martínez, Gerardo (comerciante, propietario)Martínez, José (donación para adquisición del armonio 1914)Martínez, José (expedición 1775)Martínez, Régulo (jefe político del Departamento San Justo)Masalín, José María (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900)Masalín, Rosa (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Mascheroni, Santiago Ángel (diputado provincial)Masinquín, Enrique (mocoví, Concesión Nº 36 1900 chacras de Pueblo Dolores)Masoquet, José Antonio (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray

Marchetti)Masoquetí, Isabela (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchet-

ti)Mataco, María (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Matangrí, Justo (mocoví, censo 1900, solares, Concesión Nº 36 1900)Mateu, Desiderio (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Mathey, Marcelo J. (solares 1995)Matogrí, Manuel (mocoví, censo 1900)

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allero

414 Mocovíes, franciscanos y colonos

Matolí, María Luisa (ocupante 1995)Matolí, Roberto (ocupante 1995)Matolí, Waldina (ocupante 1995)Matorí, Rosalía (mocoví, nieta de Rosalía Dasaloquerí)Matoriquí, Susana (mocoví, censo 1900)Maurolín, José María (mocoví, varón, solares 20/06/1872; concesión Pueblo Do-

lores y colonia indígena San Martín 1888)Maydana (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Maydana, Estevan (mocoví)Maydana, Gregorio (donación para adquisición del armonio 1914)Mayoquet, Roque (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Mazalín, Paula (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900)Mazolí, José de (mocoví, manzana, Concesión Nº 36 1900)Medero, Carlos (periodista) Medina Roldán, Telma (solares 1995)Mendoza, Apolino (Almirón) (cautivo)Mercado, José (solares, censo 1900, manzana, Concesión Nº 36 1900, propietario

original 1900) Meriggiola, Sandra (doctora generalista)Mevendemo (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Migraní de Gómez, Luisa (ocupante 1995)Migraní, Honorio (mocoví)Migraní, Ignacio (solares 1995)Migraní, Jenaro (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Migraní, Pedro (mocoví, propietario chacras terrenos subdivididos 1870; reduc-

ción indígena 1870; varón, solares 20/06/1872; concesión Pueblo Dolo-res y colonia indígena San Martín 1888; manzana colonia indígena San Martín 1888)

Migraní, Santos alias Gallareta (mocoví, censo 1900; solares, Concesión Nº 36 1900, “tata-dios” o adivino, 1904; fallecido 1904; apertura de calles de las chacras 1913-1914)

Migtigo, Tránsito (Concesión Nº 36 1900)Mitre, Bartolomé (brigadier general, presidencia de la Argentina 1862-1868)Mocostquí, Félix (mocoví, Concesión Nº 36 1900 chacras de Pueblo Dolores)Modesti, Giacomo (agente de emigración)Modesto (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Molina, Antonio (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Monte, Mariano (sargento, expedición 1775) Montenegro (propietario de las chacras de San Martín Norte y Colonia Dolores)

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Gabriela Dalla-Corte Caballero 415

Montenegro de Bonegas, Genoveva Dorotea (toma de posesión 1974, ocupante 1995)

Montenegro, Manuel (donación para adquisición del armonio 1914)Montenegro, María (Concesión Nº 36 1900)Montenegro, Pedro (Concesión Nº 36 1900, donación para adquisición del armo-

nio 1914)Montero López, Ramón (mocoví, censo 1900)Monti, Jerónimo (inspector Escuela Nº 430)Monzón (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Monzón, Antonio (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchi-

nes)Monzón, Carlos (mocoví, Departamento San Javier, campeón mundial de boxeo

década 1970)Monzón, Gerónima (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Cal-

chines) Monzón, Roque (mocoví, padre de Carlos Monzón)Morales, Pedro Ignacio (fraile, capellán de expedición de la tropa veterana)Morayrí, Pedro (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Moreira, Benito (mocoví, censo 1900)Moreira, Pedro (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888; cen-

so 1900; solares, Concesión Nº 36 1900Moschen, Domenico (Colonia Avellaneda, confín del Chaco)Mounier, Alejandro (donación para adquisición del armonio 1914)

NNaacirín, Francisca (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Naacirín, José Manuel (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Naalzaí, Martina (mocoví, censo 1900)Nacattet, Esteban (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Nacattet, Juan Antonio (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Nacattet, Manuela (mocoví, censo 1900)Nacattet, Teresa (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti;

residente reducción indígena San Martín, 1872; solares 20/06/1872)Nacinquín (Navanquirí), Nasario (mocoví, varón, solares 20/06/1872; manzana

colonia indígena San Martín 1888; solares, Concesión Nº 36 1900; censo 1900)

Nacinquín de López, María Selva (ocupante 1995)

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416 Mocovíes, franciscanos y colonos

Nacinquín, Camila Dolores Nacinquín, Enrique (mocoví, censo 1900; manzana, Concesión Nº 36 1900)Nacinquín, Enrique (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888,

propietario original 1900, solares 1995)Nacinquín, Horacio (ocupante 1995)Nacinquín, José Lorenzo (apertura de calles de las chacras 1913-1914)Nacinquín, Juan de Dios (2009 Padre Nuestro)Nacinquín, Juan de Dios (ocupante 1995)Nacinquín, Olga Hortencia (mocoví, nieta de Camila Tiotí y de Ruperto Nacin-

quín)Nacinquín, Rosa Dolores (mocoví, hija de Camila Tiotí y de Ruperto Nacinquín)Nacinquín, Ruperto (mocoví, toma de posesión 1974)Naclirí, Catalina (mocoví, manzana, Concesión Nº 36 1900)Naconao, María Antonia (mocoví, cristiana, casada con cacique Mariano Salteño

en febrero de 1873) Naconarí (¿Naconao?), María Antonia (mocoví, reducción indígena 1870, fray

Arana y fray Marchetti)Naconattet, Teresa (mocoví, residente reducción indígena San Martín, 1872; so-

lares 20/06/1872) Nacotet (Nacaatquí), Félix (mocoví, propietario original 1900, fallecido 1904;

toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)Nactemaquín, Ignocencio (mocoví, hijo natural de la mocoví Rosa Nactemaquín)Nactunae, Dominga (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Nalevactí, Baldomero (mocoví, censo 1900, manzana, Concesión Nº 36 1900;

propietario original 1900)Nanaracorí, Segundo (mocoví, censo 1900)Nanitinsín, Lorenzo (mocoví, varón, solares 20/06/1872; manzana colonia indíge-

na San Martín 1888)Napesén (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Naraccorín, Petrona (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Naraccorín, Rosalía (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Nardoni, Ernesto (donación para adquisición del armonio 1914)Narnocá (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Nasarín, José G. (mocoví, manzana colonia indígena San Martín 1888)Nasciquití (Nascitiquí), Avelina (madre de Juana Silquití de Rodríguez, ocupante

1995)

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Gabriela Dalla-Corte Caballero 417

Nascitiquí (Nacitiquí), Aurelia (mocoví, toma de posesión 1974)Nascitiquí (Nacitiquí), Condenación (mocoví, manzana, Concesión Nº 36 1900)Nascitiquí (Nacitiquí), Cristina (mocoví, censo 1900)Nascitiquí (Nacitiquí), Cruz (mocoví, censo 1900; manzana, solares, Concesión

Nº 36 1900, propietario original 1900)Nascitiquí (Nacitiquí), Delfino (mocoví, ocupante 1995, 2009 Padre Nuestro)Nascitiquí (Nacitiquí), Encarnación (mocoví, censo 1900; solares, Concesión Nº

36 1900, propietario original 1900, toma de posesión, escritura y declara-ción jurada en Colonia Dolores 1948)

Nascitiquí (Nacitiquí), Francisco (mocoví, censo 1900, toma de posesión 1974)Nascitiquí (Nacitiquí), Javier (mocoví, censo 1900; manzana, Concesión Nº 36

1900, propietario original 1900, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)

Nascitiquí (Nacitiquí), Juan (Pedro) (mocoví, solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888; solares, Concesión Nº 36 1900, firma a favor de Domingo Avacsoré, mocoví, censo 1900, toma de posesión 1974, ocu-pante 1995)

Nascitiquí (Nacitiquí), Lorenzo (mocoví, varón, alférez del cuerpo de lanceros; re-sidente reduccción indígena San Martín, 1872; varón, solares 20/06/1872, manzana colonia indígena San Martín 1888; censo 1900, solares Conce-sión Nº 36 1900)

Nascitiquí (Nacitiquí), Manuela (mocoví, censo 1900)Nascitiquí (Nacitiquí), María (mocoví, censo 1900)Nascitiquí (Nacitiquí), Martiniano (mocoví, censo 1900)Nascitiquí (Nacitiquí), Olivia (mocoví)Nascitiquí (Nacitiquí), Vicente (mocoví, fallecido 1904)Nascitiquí (Nascitiquiví), Ana (mocoví, censo 1900, manzana, solares, Concesión

Nº 36 1900, Naserquet (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Nasgignás, Eufrasia (mocoví, censo 1900)Navargnetín, Magdalena (mocoví, censo 1900)Navargnetín, Rosa (mocoví, censo 1900)Navarro, Fernando (filósofo UNR)Navenquín, José M. (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Naviocquerín, Javiera (mocoví, censo 1900)Naviocquerín, Leoncida (mocoví, censo 1900)Navioe-corín, Dominga (mocoví, censo 1900) Navití, Andrés (mocoví)Nayortet (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)

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418 Mocovíes, franciscanos y colonos

Nazarosín, José Gabriel (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Nebarretín, Mercedes (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Necactet, Concepción (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Necactet, Gabriela (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchet-

ti)Necomayquín (mocoví)Neevenac, Juana (mocoví, manzana, solares, Concesión Nº 36 1900, verdadera

titular 1904, ocupante 1995, propietario original 1900, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)

Negottet, Carmela (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Negottet, Cecilia (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Negottet, Juana (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Negottet, María (Antonia) (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray

Marchetti)Negottet, Santa (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Nehotraít, Cipriana (mocoví, censo 1900)Nelson, Leopoldo (teniente coronel) Neme, Santiago N. (solares 1995)Nesquerí, Aureliano (ocupante 1995)Netorquí (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Nevarguete (Navargnete, Nevarguetí), Waldino (mocoví, censo 1900, manzana,

Concesión Nº 36 1900, chacras de Pueblo Dolores; Nevaragué Lotogué (a) “Pecho cosido”, propietario original 1900, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)

Nevarguete (Nevargnetín, Nevarguetí, Nevargnetín), Juan (mocoví, manzana, cen-so 1900; solares, Concesión Nº 36 1900; propietario original 1900, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)

Neverlnak (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Nevesorí, Hignocencio (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Niacrev (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Nicorín, Félix (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Nikiquí (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Nimillanquín, Agustín (mocoví)Niñisté, Manuela (mocoví, censo 1900)Nio Eren (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Niocolét, Rosario (mocoví, hija natural de Juana Niocolét)

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Gabriela Dalla-Corte Caballero 419

Niotiné, Juan Alsemio (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Niquinarín, Pedro (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Nireanak (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Nitiquí (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Nit-Requén (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Nit-Tirek (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Nivenal (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Noctiví, Catalina (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900, propietario original

1900, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolo-res 1948)

Nodirín, Juan (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Nodirín, Máximo (Marino) (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray

Marchetti)Nodirín, Solana (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Noidoyén, Francisco (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Nolocsorín, Juan (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Noquirín, Isidora (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Norcootex, Félix (mocoví, manzana, Concesión Nº 36 1900)Nosminí (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Noteoiquín, Victoriano (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti; residente reduccción indígena San Martín, 1872; varón, solares 20/06/1872)

Notetmac, Feliz (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Notetmac, Hignacio (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Notetmac, José (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Notetmac, Manuel Antonio (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray

Marchetti; residente reduccción indígena San Martín, 1872; varón, sola-res 20/06/1872)

Notetmac, Pedro (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Notetmac, Prudencio (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Novaesí (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Ñavanquirí, Ariel (Centro Mocoví “Ialek Lav´a”)

OObelar (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Obelar, José Dionisio (Nuevo Jefe Comandante)

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420 Mocovíes, franciscanos y colonos

Obelar, Julián (fraile)Obetocquet, Clara (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Obetocquet, Domingo (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Obetocquet, Francisco (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Obetocquet, Isabela (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Obetocquet, María (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchet-

ti)Obetocquet, María Ignacia (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray

Marchetti)Obetocquet, Marta (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchet-

ti)Obetocquet, Patricio (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Obetocquet, Polonia (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Obetocquet, Rufina (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Obetocquet, Salomé (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Obetoquet (Obetocquet), José Cipriano (mocoví, reducción indígena 1870, fray

Arana y fray Marchetti; residente reducción indígena San Martín, 1872; solares 20/06/1872)

Obligado, Antonio de (fraile, prefecto)Obligado, Manuel (General, Coronel, Gobernador del Territorio Nacional del

Chaco 1881-1887, padrino del cacique Mariano Salteño)Ocampo de Redondo, María Gabina (solares 1995)Ocampo Somanés, Manuel (almacén-bazar y tienda, Villa Ocampo)Ocampo, Fermín (solares 1995)Ocampo, Jacinta (hija de Pedro Ocampo)Ocampo, Mariano (mocoví, concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San

Martín 1888)Ocampo, Martín (donación para adquisición del armonio 1914)Occotorín, Bautista (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Ochat de Fernández, Elena (solares 1995)Ojeda, Juan M. (mocoví, varón, solares 20/06/1872; manzana colonia indígena

San Martín 1888)

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Gabriela Dalla-Corte Caballero 421

Oj-Saqué (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Oleda, Juan M. (mocoví, concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín

1888)Oliva, José (diputado por San Cristóbal, 1907)Olivares, Rosario (Concesión Nº 36 1900 chacras de Pueblo Dolores)Oliveros, Eduardo (diputado por Caseros, 1907)Ollera (Salteño), Franel (Francisco) (mocoví, censo 1900, manzana, Concesión

Nº 36 1900)Oroño, José Nicasio (gobernador de la provincia de Santa Fe 1864-1868) Orrego, Cayetano (ingeniero)Ortíz, Juan P. (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Osma, Remejio (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Oubeg, Antonio (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Ovacquerí de Lanchi, Antonia (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900)Oviedo, María B. de (Concesión Nº 36 1900 chacras de Pueblo Dolores)Oxley, César (director de la Escuela Nº 430 de Colonia Dolores)

PPacanré (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Pacca(g)net, Mauricia (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Paccanet, Domingo (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Paccanet, José (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Paccanet, Juan José (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Paccanet, Marquesa (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Paccanet, Máximo (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchet-

ti)Paccanet, Micaela (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Paccanet, Paula (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Paiquín, Micaela (mocoví, testigo)Palacio Crespo, Emilio (donación para adquisición del armonio 1914)Palacio, Bernardino (mocoví, Santa Rosa de Calchines, hijo de José Palacio y de

Petrona Sánchez, madrina Rosario Salteño)Palacio, Robustiano (donación para adquisición del armonio 1914)

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422 Mocovíes, franciscanos y colonos

Palacios, Liberio (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900, propietario original 1900, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolo-res 1948)

Palacios, Luisa (mocoví, censo 1900)Palacios, Santiago (mocoví, censo 1900)Pallegarí, Santos (mocoví, concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San Mar-

tín 1888)Palma (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Paloquet, María Ignacia (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray

Marchetti)Paloquet, Mario (mocoví, censo 1900)Paloquet, Santos (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Panizza, Escipión (agrimensor)Pannacorí (Panocoré), Cecilio (mocoví, censo 1900, solares, Concesión Nº 36

1900)Pannorití, José Martín (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Panocoré (Pannocoret), Dominga (mocoví, censo 1900)Panocoré (Pannocoret), Hilaria (mocoví, censo 1900)Panocoré, Fernando (mocoví, censo 1900, mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900)Panocoré, Liborio (mocoví, censo 1900)Panocoré, Sibario (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900)Panoré (Pannorec, Panmorín) Francisco (mocoví, varón, propietario chacras terre-

nos subdivididos 1870, solares 20/06/1872, concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)

Parnequerín, Rosa G. (propietario)Pasacatem (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Pasciaquirí, Juan Antonio (mocoví, censo 1900, Concesión Nº 36 1900 chacras de

Pueblo Dolores)Pasciaquirí, Santos (mocoví, censo 1900, solares, Concesión Nº 36 1900)Pascottín, Acencio (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Pascottín, León (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Pastor, Romero (1974)Pastorín, Antonio (mocoví, varón, solares 20/06/1872; manzana colonia indígena

San Martín 1888)Pastorín, José María (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Pastorín, Juan Antonio (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Patarquén (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Pat-Tok (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)

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Gabriela Dalla-Corte Caballero 423

Paucke, Florián (jesuita alemán)Paulan, Nicolas (donación para adquisición del armonio 1914)Payanaín, Francisco (mocoví, hijo natural de Juana Payanaín)Payi, Urbano (donación para adquisición del armonio 1914)Payquí (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Peco (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Peiteado, J. Ignacio (diputado por San Javier, 1907)Pelcesoquín, José M. (mocoví, censo 1900)Pellegrini, Carlos Enrique José (1846-1906, presidente argentino 1890-1892)Pera, Julián V. (ministro de la provincia de Santa Fe)Peralta, Bernabé (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Peralta, Juan M. (donación para adquisición del armonio 1914)Peralta, Marcos (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Peralta, María (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Peraso, Margarita (mocoví, censo 1900)Pereson, Domenico (Colonia Avellaneda, confín del Chaco)Pereson, Pietro (Colonia Avellaneda, confín del Chaco)Pérez, José (mocoví, censo 1900)Pérezlindo, Delfina (mocoví, Santa Rosa de Calchines, hija de Guillermo Pérezlin-

do y de Tránsito Piedrabuena, 1879)Perón, Juan Domingo (presidente de la República Argentina 1946-1955, 1973-

1974, fallecido y sustituido por su esposa María Isabel Martínez 1974-1976)

Persiani, Luis (fraile)Pesati, Margarita (Colonia Avellaneda, confín del Chaco, madre de fray Buena-

ventura Giuliani)Petrolli, Lorenzo (Colonia Avellaneda, confín del Chaco)Peyrano, Benjamín (diputado por San Jerónimo, 1907)Pezzini, Rafael Jerónimo (fraile, prefecto de Misiones Reducción de San Pedro)Piaquí, Jacinto (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Picalí, Tomasa (mocoví, censo 1900)Picolek (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Picolí, Ana (mocoví, censo 1900)Piedrabuena, Benicio (mocoví, dueño de novillos en Colonia Dolores)Piedrabuena, Domingo (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Piedrabuena, Francisco (propietario, toma de posesión, escritura y declaración ju-

rada en Colonia Dolores 1948, solares 1995)Piedrabuena, Hermenegildo (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray

Marchetti)

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424 Mocovíes, franciscanos y colonos

Piedrabuena, Irene (propietaria, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948, solares 1995)

Piedrabuena, José Antonio (mocoví, varón, solares 20/06/1872; concesión, man-zana, solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888; censo 1900)

Piedrabuena, Miguel (mocoví, Concesión Nº 36 1900)Piedrabuena, Petrona (mocoví, propietaria, toma de posesión, escritura y declara-

ción jurada en Colonia Dolores 1948, solares 1995)Piedrabuena, Valentina (propietaria, toma de posesión, escritura y declaración ju-

rada en Colonia Dolores 1948, solares 1995)Pighín, Ambrosio (fraile, educción Indígena de San Javier)Pighín, Francisco (F.) (vocal Comisión de Fomento para adquisición de armonio,

1914, donación)Pighín, Juan B. (donación para adquisición del armonio 1914)Pighín, Juan N. (vocal Comisión de Fomento para adquisición de armonio, 1914)Pighín, Luis (constructor, hermano de fray Ambrosio Pighín)Pighín, Noé (vocal Comisión de Fomento para adquisición de armonio, 1914)Pighín, Victoria (Concesión Nº 36 1900 chacras de Pueblo Dolores)Pik (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Pilar, Juan (extranjero, casado con mujer mocoví)Pilotti, Juan D. (secretario Comisión de Fomento para armonio, 1914)Pinní, P. (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Pino Ríos, A. (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900)Pinortarek (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Pío IX (papa)Piraní (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Pizarro, Apolinario (mocoví, varón, solares 20/06/1872; concesión Pueblo Dolo-

res y colonia indígena San Martín 1888)Planes, Juan (1974)Polla, Celia Beatriz (ocupante 1995)Poloná (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Polvadera (Polvareda), Marcos (mocoví, censo 1900, manzana, Concesión Nº 36

1900, propietario original 1900, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)

Ponte, Edelmiro Jesús (propietario, toma de posesión, escritura y declaración jura-da en Colonia Dolores 1948, solares 1995)

Ponte, Elma Ceferina (1974)Ponte, Erardo (Estafeta Postal y correo de telecomunicaciones Colonia Dolores)Ponte, Francisco (Comisión de Fomento San Martín Norte 1892)

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Gabriela Dalla-Corte Caballero 425

Ponte, Jorge (descendiente inmigrante italiano, comisario Colonia Dolores, espo-so de la mocoví Miriam Gómez)

Ponte, Jorge Alberto (propietario, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948, solares 1995)

Ponte, Luisa (negocio de ramos generales Colonia Dolores)Ponte, Pablo (solares 1995)Ponte, Santiago (presidente Comisión de Fomento para armonio, 1914)Ponticelli, Lodovico (Colonia Avellaneda, confín del Chaco)Porto Romantino, Bernardino de (fraile, Ministro General de la orden patriarca

San Francisco de Asís)Pozzi, José (fraile)Prado, Josefa (Concesión Nº 36 1900 chacras de Pueblo Dolores)Priveser, Wolfgang (fraile) Puig, Sebastián V. (farmacéutico, donación para adquisición del armonio 1914)

QQuarín, Agustín (fraile)Quatrin, Agustín (donación para adquisición del armonio 1914)Quemagnití (Quemanistí ) (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y

Calchines)Querenquen (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Quevajeí (Quevajés) (Quevají) (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayas-

tá y Calchines)Quiarglín, Juana (mocoví, censo 1900)Quimoch, José F. (donación para adquisición del armonio 1914)Quinchoín, María Rosa (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Quinteros, Loreto C. (inspector inspección seccional)Quiorchoín, Juan Manuel (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray

Marchetti)Quiscí (Quisí) (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Quivassín, Francisco (mocoví, varón, solares 20/06/1872)

RRamayón, Teclo (mocoví, censo 1900)Ramires, Lucía (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Ramírez, Oliva M. de (madrina)Ramy Casado, Estevan (propietario Monte Aguarà)Rarcitiquí, Javier (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900)Redies, Pedro (juez de paz)

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426 Mocovíes, franciscanos y colonos

Redigonda, Juan (traslados Gobernador Crespo-Colonia Dolores)Redondo, Emilio (vocal Comisión de Fomento para armonio, 1914)Redondo, Gabino (vocal Comisión de Fomento para armonio, 1914)Redondo, H. (vocal Comisión de Fomento para armonio, 1914)Redondo, Saturio (donación para adquisición del armonio 1914)Rega, Bonifacio (mocoví, manzana colonia indígena San Martín 1888)Reggiardo, Alicia (jefa del Departamento Jurídico, Dirección Provincial de Emer-

gencia Habitacional)Renti, Pedro (Concesión Nº 36 1900 chacras de Pueblo Dolores)Retamar, Delfín (propietario, toma de posesión, escritura y declaración jurada en

Colonia Dolores 1948, solares 1995)Retz, Francisco (Compañía de Jesús)Reutemann, Carlos Alberto (gobernador provincial santafesino 1991-1995 y

1999-2003) Reyes, Bartholomé de los (fraile)Ribero, Rafael (donación para adquisición del armonio 1914)Rincosík, Josefa (mocoví, hija natural de Rosario Rincosík)Ríos de Aguirre, María (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900)Ríos de Sarto, Genoveva (mocoví, manzana, solares, Concesión Nº 36 1900, cha-

cras de Pueblo Dolores, propietaria original 1900, solares 1995)Ríos, Dominga (mocoví, censo 1900)Ríos, Genarda (Gerarda) (mocoví, censo 1900)Ríos, Luis (mocoví, varón, solares 20/06/1872; concesión y manzana Pueblo Do-

lores y colonia indígena San Martín 1888; censo 1900, manzana, solares, Concesión Nº 36 1900, propietario original 1900; herido 1904, San Mar-tín Norte; solares 1995)

Ríos, Manuel (mocoví, censo 1900)Ríos, María (mocoví, censo 1900)Riquí, Jacinto (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Robledo, Cálido (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Rodrigez, Juan Gregorio (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray

Marchetti; residente reducción indígena San Martín, 1872; solares 20/06/1872)

Rodríguez Cabeza (s/d) (subvención para la adquisición del armonio 1914)Rodríguez, Gustavo (provincial, franciscano)Rodríguez, Pedro Alberto (diputado provincial)Rodríguez, Ramón (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888;

Concesión Nº 36 1900)Rodríguez, Vicente (Concesión Nº 36 1900)

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Roesch, Federico Alberto (Defensa Agrícola en el Chaco) Rohner, Carlos (Concesión Nº 36 1900)Roidrigez, Gregorio (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti) Rojas, Estanislao (agrimensor)Rojas, José (corregidor)Román, Ángel (solares 1995)Román, Ricardo (ocupante 1995)Román, Ruperto (ocupante 1995)Romero de Camuzzi (solares 1995)Romero, Antonio (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Romero, Bienvenida (solares 1995)Romero, Cornalia (solares 1995)Romero, Edisto (jefe político 1904)Romero, Guadalupe (solares 1995)Romero, Martín (médico, subvención y donación para adquisición del armonio

1914)Romero, Mercedes (solares 1995)Romero, Pastor (propietario, toma de posesión, escritura y declaración jurada en

Colonia Dolores 1948, solares 1995)Romero, Ramón (ocupante 1995)Ros, Giácomo (Colonia Avellaneda, confín del Chaco)Rossi, Antonio (fraile, Prefecto de Misiones)Rossi, Líbero (subvención para la adquisición del armonio 1914)Ruíz (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Ruíz, Rufina (mocoví, censo 1900)Ruíz, Santiago (mocoví, dueño de novillo en Colonia Dolores)Rusa (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Ryba Herrera, Francisco de la (Gobernador de la Ciudad de Santa Fe)

SSac-Calití (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Sadden, Sebastián (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Salama, Abraham David (propietario, escritura y declaración jurada en Colonia

Dolores 1948, toma de posesión 1974, solares 1995)Salama, Benito (toma de posesión 1974, solares 1995)Salina, Abraham R. (vocal Comisión de Fomento para armonio, 1914)Salteño, Agueda (mocoví, casada con Julián Gómez nacido en Paraná, hijo natural

de Mercedes Gómez)

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428 Mocovíes, franciscanos y colonos

Salteño, Alfredo Salustiano (mocoví, artesano, hijo de la mocoví Asteria Catorí; hijo no reconocido por español de apellido Chavarría; hermano de Felisa Catorí; ocupante 1995; Centro Mocoví “Ialek Lav´a”)

Salteño, Ana (mocoví, censo 1900)Salteño, Ángela (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti;

hija del cacique Mariano Salteño y de María Antonia Naconao)Salteño, Antonio (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Salteño, Candelaria (mocoví, censo 1900, hija de Mariano Salteño y María Anto-

nia Naconao)Salteño, César (Oscar) (mocoví, hermano de Dora Salteño, ocupante 1995)Salteño, Cirilo Victoriano (mocoví, hijo de Encarnación Salteño y de Miguel Sal-

teño; nieto del cacique Mariano Salteño)Salteño, Dora Teresa (mocoví, Jefa de Comuna, bisnieta del cacique Mariano Sal-

teño, ocupante 1995) Salteño, Elías (mocoví, solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín

1888)Salteño, Encarnación (mocoví, unida al cacique Mariano Salteño, madre de Mi-

guel Salteño)Salteño, Estanislao (mocoví, hijo de Encarnación Salteño y de Miguel Salteño;

nieto del cacique Mariano Salteño) Salteño, Felipe (mocoví, solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín

1888)Salteño, Fortunata (mocoví, censo 1900)Salteño, Francisco (mocoví, intérprete, líder de “pedreños”, “capitán”, Cayastá;

concesión y solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888; censo 1900; viuda e hijos: control escrituras protocolizadas 1915-1917)

Salteño, Francisco R. (Olleras) (mocoví, solares Pueblo Dolores y colonia indíge-na San Martín 1888; solares, Concesión Nº 36 1900, solares 1995, pro-pietario original 1900)

Salteño, Griselda (mocoví, viuda de López, toma de posesión 1974)Salteño, Guadalupe (mocoví, hija de Francisco M. Salteño, solares, Concesión Nº

36 1900)Salteño, Isidro (mocoví, hijo de Francisco M. Salteño solares, Concesión Nº 36

1900)Salteño, José Cayetano (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti, residente San Martín Norte, 1872; solares 20/06/1872)Salteño, José Santos (mocoví, varón, solares 20/06/1872; propietario chacras te-

rrenos subdivididos 1870; concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888; manzana colonia indígena San Martín 1888)

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Gabriela Dalla-Corte Caballero 429

Salteño, Juan (mocoví, cacique, hermano de Mariano Salteño)Salteño, Juan (mocoví, hijo de Francisco Salteño, solares, Concesión Nº 36 1900)Salteño, Juan (mocoví, hijo de Mariano Salteño y de María Antonia Naconao)Salteño, Juan Carlos (mocoví, hermano de Dora Teresa Salteño)Salteño, Lidi (mocoví, hermana de Dora Teresa Salteño, estudiante de la Escuela

Nº 430 Colonia Dolores)Salteño, Lúcio (mocoví, hijo de Encarnación Salteño y de Miguel Salteño; nieto

del cacique Mariano Salteño) Salteño, Manuela (mocoví, censo 1900)Salteño, Marcelino (mocoví, hijo de Encarnación Salteño y de Miguel Salteño;

nieto del cacique Mariano Salteño) Salteño, Marcos (mocoví; reducción indígena 1870; residente reducción indígena

San Martín, 1872; solares 20/06/1872)Salteño, María (mocoví, censo 1900, solares, Concesión Nº 36 1900)Salteño, Mariano (mocoví, cacique “rey de la selva”, hijo natural de la mocoví

Margarita Salteño; ahijado del General Manuel Obligado; testigo Capitán Martín Salteño; propietario chacras terrenos subdivididos 1870; varón, solares 20/06/1872; casado con la mocoví cristiana María Antonia Naco-nao en febrero de 1873, casado con Aniceta Sánchez en junio de 1874; solares, Concesión Nº 36 1900, propietario original 1900)

Salteño, Mariano (mocoví, hijo del cacique Mariano Salteño y de María Anto-nia Naconao, solares, Concesión Nº 36 1900, manzana, entregada a Juan Asencio Catorí; unido a Encarnación Salteño, padre de Miguel Salteño; toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)

Salteño, Marín (mocoví, propietario original 1900, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)

Salteño, Marta (mocoví, censo 1900)Salteño, Martín (“blanco”, Capitán del Ejército, testigo del cacique mocoví Ma-

riano Salteño)Salteño, Martín (mocoví, censo 1900, manzana, Concesión Nº 36 1900)Salteño, Micaela (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti;

hija del cacique Mariano Salteño y de María Antonia Naconao)Salteño, Miguel (mocoví, hijo del cacique Mariano Salteño, padre de Cirilo Vic-

toriano Salteño, Marcelino Salteño, Estanislao Salteño y Lúcio Salteño; donación para adquisición del armonio 1914)

Salteño, Nasario (Nazareno) (mocoví, censo 1900, solares, manzana, Concesión Nº 36 1900, propietario original 1900, toma de posesión, escritura y de-claración jurada en Colonia Dolores 1948, 1974)

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430 Mocovíes, franciscanos y colonos

Salteño, Pedro (mocoví, censo 1900, manzana, solares, Concesión Nº 36 1900, abuelo de Alfredo Saturnino Salteño, propietario original 1900, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948, 1974)

Salteño, Polonia (mocoví, censo 1900)Salteño, Ramón (mocoví, hijo de Francisco M. Salteño, solares, Concesión Nº 36

1900)Salteño, S. (Santos) (mocoví, censo 1900, ocupante 1995)Salteño, Sinforosa (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti;

hija del cacique Mariano Salteño y de María Antonia Naconao)Salteño, Teófilo (mocoví, estudiante a cargo de los franciscanos, hijo de los moco-

víes Pedro Salteño y Agustina Teotí, padre de Alfredo Salustiano Salteño, falleció el 27 de noviembre de 1965; toma de posesión 1974)

Salteño, Victoriano (mocoví, toma de posesión 1974)Samer, Giovanni (Colonia Avellaneda, confín del Chaco)Sánchez Calvo (director de la Escuela Nº 430 de Colonia Dolores) Sánchez, Aniceta (mocoví, casada con cacique Mariano Salteño en junio de 1874,

tras la muerte de la mocoví María Antonia Naconao)Sánchez, Juan (mocoví, censo 1900, manzana, solares, Concesión Nº 36 1900,

propietario original 1900, toma de posesión, escritura y declaración jura-da en Colonia Dolores 1948)

Sánchez, Santiago (Concesión Nº 36 1900)Sancho, José (donación para adquisición del armonio 1914)Sanctis, Carlos de (médico rosarino en el Chaco Paraguayo 1932-1933)Santa Cruz, Samuel (secretario del Arzobispado de Santa Fe)Santi, Carlos (fraile, Monseñor desde el 31 de julio de 1982 hasta 15 de mayo de

1991)Sañudo, Pascual (mocoví, censo 1900)Sañudo, Roque (donación para adquisición del armonio 1914)Sapiaquí (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Sarmiento, Domingo Faustino (presidente de la Argentina 1868-1874) Sarto Gainza de Piedrabuena, Gerónima (solares 1995)Sarto, Gerónima (mocoví, censo 1900)Sarto, Julián (mocoví, concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín

1888; censo 1900, manzana, solares Concesión Nº 36 1900, propietario original 1900, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colo-nia Dolores 1948)

Sarto, Justo (mocoví, varón, solares 20/06/1872; manzana colonia indígena San Martín 1888)

Sarto, Primitiva (mocoví, censo 1900)

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Gabriela Dalla-Corte Caballero 431

Sarto, Sabina (mocoví, censo 1900)Sartor, Francisco (subvención para la adquisición del armonio 1914)Sartor, Juan (donación para adquisición del armonio 1914)Sastorín, Juan C. (mocoví, manzana colonia indígena San Martín 1888)Savetán, Francisco (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900)Savita Cruz, Domingo E. (donación para adquisición del armonio 1914)Sbersoni, Federico (donación para adquisición del armonio 1914)Scozzuna, Antonio (subvención para la adquisición del armonio 1914)Seco (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Seco, Casiano (mocoví, propietario chacras terrenos subdivididos 1870; manzana

colonia indígena San Martín 1888)Seco, Cruz (cacique; grupo de montaraces y “pedreños”)Seco, Desiderio (mocoví, concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San Mar-

tín 1888; manzana colonia indígena San Martín 1888)Seco, María (mocoví, censo 1900)Segreguí, Mariano (mocoví, censo 1900)Seguí, Zenón “Chabra” (mocoví)Selavdigtriquín, Juana (mocoví, censo 1900)Selislquití, Rosario (mocoví, San Pedro, hija natural de Serafina N., casada con

Raimundo Urquija)Seral, Tomasa (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Setaquén (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Setiza, María (mocoví, censo 1900)Severio, S. (propietario)Sico, Desiderio (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Silquití, Aniceto (mocoví, 1974, toma de posesión)Silquití, María (propietario, toma de posesión, escritura y declaración jurada en

Colonia Dolores 1948)Silquití, Nicanor (mocoví, 1974, hijo de Juana Doloquet, toma de posesión; unido

a Cruza Villalba; padre de Santos Braulio, Laureano, Nicanor, Patricio, Silverio, Carlos, Vidal, Trinidad, Elena, Delia, todos ellos de apellido Vi-llalba)

Silverio, Jaime (1974)Siraní (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Siriariquí, José (mocoví, manzana colonia indígena San Martín 1888)Socoret, Agustina (mocoví, censo 1900, manzana, Concesión Nº 36 1900, chacras

de Pueblo Dolores propietaria original, 1900, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)

Solano Frutos, Francisco (expedición 1775)

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432 Mocovíes, franciscanos y colonos

Somaquín, Juliana (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Somaquín, María Antonia (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray

Marchetti)Somaquín, Mauricio (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Soquiní (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Soria, Manuel (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Sosa, Escocia (Concesión Nº 36 1900)Soupillant, Emilio (Comisión de Administración 1887)Sovinquín, Lorenzo (mocoví, manzana colonia indígena San Martín 1888)Sruebazín, Marcos (mocoví, manzana colonia indígena San Martín 1888)Stechina, Antonio (Colonia Avellaneda, confín del Chaco)Streiger, Mirtha (rosarina, cortometraje “Los que esperan” de Colonia Dolores)Stroessner Matiauda, Alfredo (presidente y dictador de la República del Paraguay)Stroppa, María Cecilia (Maricel) (docente/investigadora UNR)Suardo, José (hijo, donación para adquisición del armonio 1914)Susní, María Antonia (mocoví, censo 1900)Sut, Valentín (donación para adquisición del armonio 1914)

TTaborda, Felipe (donación para adquisición del armonio 1914)Taiana, Jorge Enrique (Comisión Interamericana de Derechos Humanos OEA, se-

cretario ejecutivo)Taleb, Abdala (donación para adquisición del armonio 1914)Tancoret, Bernabé (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Tancoret, Fortunata (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Tancoret, Manuel Antonio (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray

Marchetti)Tancoret, María Antonia (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray

Marchetti)Tancoret, Nasario (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Tancoret, Polonia (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Tancoret, Rosa (varón, mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Tansorí, Clemente (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Tarcectoquí, María (mocoví, “mayor” y “menor”, reducción indígena 1870)Tarcectoquí, María (mocoví, residente reducción indígena San Martín, 1872; so-

lares 20/06/1872)

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Gabriela Dalla-Corte Caballero 433

Tarragona (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Tarragona de Palacio, Luisa (mocoví, ocupante 1995, toma de posesión 1974, viu-

da)Tarragona, (Juan) Manuel J. (donación para adquisición del armonio 1914; mo-

coví, posesión de animales 1931; donación para adquisición del armonio 1914; propietario de vacas, caballos, novillos, terneras, vaquillas, vacas, cabras y ovejas en Colonia Dolores)

Tarragona, Armando (donación para adquisición del armonio 1914)Tarragona, Desiderio (mocoví, censo 1900, solares, Concesión Nº 36 1900; casado

con Marina Camargo; donación para adquisición del armonio 1914; pa-drinos de Alfredo Salustiano Salteño nacido en el año 1937; propietario de vacas, caballos, novillos, terneras, vaquillas, vacas, cabras y ovejas; posesión de animales 1931)

Tarragona, Dionisia (mocoví)Tarragona, Jinestera (mocoví)Tarragona, José (mocoví)Tarragona, Josefa (mocoví)Tarragona, Joseph (comandante de frontera y administrador de los cuatro pueblos

originarios de San Jerónimo de los abipones, San Javier y San Pedro de los mocovíes, y Nuestra Señora de la Concepción de Cayastá de los cha-rrúas, siglo XVIII, expedición 1775)

Tarragona, Juan (mocoví)Tarragona, Lorenzo (mocoví)Tarragona, María Juana (mocoví)Tarragona, Máximo (cacique, mocoví, grupo de montaraces y “pedreños”)Tarragona, Pedro A. (mocoví, donación para adquisición del armonio 1914; pro-

pietario de vacas, caballos, novillos, terneras, vaquillas, vacas, cabras y ovejas en Colonia Dolores)

Tarragona, Trinidad (mocoví)Tasorí, Juan (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900, propietario original 1900,

toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)Tasorí, Ubaldo (mocoví, censo 1900, solares, Concesión Nº 36 1900, propietario

original 1900, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colo-nia Dolores 1948)

Tasudí, Juan Manuel (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-chetti)

Tavolini, Francisco (fraile, presidente misionero de la Reducción, escritor)Techo, Nicolás del (religioso)Temechuk, Demetrio (solares 1995)

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434 Mocovíes, franciscanos y colonos

Tequelquín, Manuela (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-chetti)

Tequelquín, Petrona (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-chetti)

Terno, Enrique (tesorero Comisión de Fomento para armonio, 1914)Tesmiquí, Dolores (mocoví, censo 1900)Tesoré, Juan (mocoví, censo 1900)Tilcorín, Raimundo (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Timoteét, Ana (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Timoteét, Claudia (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Timoteét, María (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Timoteét, Petrona (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Tiotí (Teotí), Antonia (mocoví, toma de posesión 1974, ocupante 1995)Tiotí (Teotí), Máximo (mocoví, censo 1900, toma de posesión 1974)Tiotí de Seco, Isidora (mocoví, Concesión Nº 36 1900, chacras de Pueblo Dolores,

propietaria, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)

Tiotí, Agustina (mocoví, censo 1900)Tiotí, Camila (mocoví, ocupante 1995)Tiotí, Cecilia (mocoví, censo 1900)Tiotí, Isabel (mocoví, censo 1900, solares, manzana, Concesión Nº 36 1900, sola-

res 1995, propietario original 1900)Tiotí, Isidora (mocoví, censo 1900; solares, Concesión Nº 36 1900, propietario

original 1900)Tiotí, José Gabriel (Marquesa Maurolín) (mocoví, censo 1900, manzana, Conce-

sión Nº 36 1900, chacras de Pueblo Dolores, propietario original 1900, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)

Tiotí, Justina (mocoví, censo 1900)Tiotí, Leidora (mocoví, manzana, Concesión Nº 36 1900)Tiotí, Manuel Antonio (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900)Tiotí, Mateo (mocoví, hijo natural de Victoria Tiotí, unido a Dolores Macdaquét;

varón, solares 20/06/1872)Tiotí, Raúl (mocoví, Centro Mocoví “Ialek Lav´a”)Tiotí, Rosa (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900)Tiotí, Teresa (mocoví, censo 1900, solares, Concesión Nº 36 1900)Tiotí, Valentín (mocoví, cacique, casado con la cristiana mocoví Teresa Naco-

nattet, grupo de montaraces y “pedreños”; propietario chacras terrenos subdivididos 1870; solares 20/06/1872)

Tiotí, Victoria (mocoví, madre de Mateo Tiotí)Tocoatquí, Félix (mocoví, censo 1900)

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Toquí, Jacinto (mocoví, manzana colonia indígena San Martín 1888)Torres, Pedro (mocoví, concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín

1888)Tourn, Ernesto A. (solares 1995)Tribodi, Cecilio E. (Dirección de Economía Rural y Estadística, División de De-

fensa Agrícola)Trippini, Bernardo (fraile)Troncoso Nacottet (Niocatet, Miocotet), Aniceto (mocoví, censo 1900, solares,

manzana, Concesión Nº 36 1900, propietario original 1900, solares 1995).Troncoso, Francisco (mocoví, propietario chacras terrenos subdivididos 1870; va-

rón, solares 20/06/1872; manzana colonia indígena San Martín 1888)Troncoso, Juan Pedro (criollo, peón de los arados, Compañía Kemewick, Fives

Lille)Turci, Ambrosio (fraile, )

UUbsitalí, Flora (mocoví, censo 1900)Uriburu Arenales, Napoleón (militar salteño, 1836-1895)Uriburu, José Félix (general, presidencia de facto 1930-1932)Urquiza, Justo José de (capitán general, gobernador de la provincia de Entre Ríos,

presidente de la Confederación Argentina 1854- 1860)Urquiza, Raimundo (mocoví, San Pedro, hijo de Ignacia N.)Ursitalá, Úrsula (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900)

VValcazar (Valcasor) (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Cal-

chines)Valdés (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Valdéz, Mateo (donación para adquisición del armonio 1914)Valdéz, Raimondo (comandante militar)Vanaquet (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Vanetti, Gloria Dayer de (indigenista santafesina)Vázquez (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Vázquez, Brígida (mocoví, censo 1900)Vázquez, Domingo (mocoví, ocupante 1995)Vázquez, Leónido (mocoví, colaborador de Ítalo E. Borgogno)Vázquez, Máximo (dueño de ternera en Colonia Dolores)Vechiet, Antonio (Colonia Avellaneda, confín del Chaco)Vega de Costa Medina, Beatriz de la (inspectora inspección seccional) Vega, Bonifacio (mocoví, varón, solares 20/06/1872)

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436 Mocovíes, franciscanos y colonos

Veiga, José (donación para adquisición del armonio 1914)Velais, Juan (mocoví, manzana colonia indígena San Martín 1888)Velák de Salteño, Bernardina (esposa del Capitán Martín Salteño)Velázquez (Familia) (mocoví, manzana, Concesión Nº 36 1900)Velázquez de Ríos, Gabina (toma de posesión 1974)Velázquez, Alejandro (toma de posesión 1974)Velázquez, Candelaria (mocoví, solares, Concesión Nº 36 1900, propietaria ori-

ginal, 1900, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colonia Dolores 1948)

Velázquez, Catalina (mocoví, censo 1900)Velázquez, Celestina (ocupante 1995)Velázquez, Ciriaca (mocoví, censo 1900, solares, manzana, Concesión Nº 36

1900, propietaria original, 1900, toma de posesión, escritura y declara-ción jurada en Colonia Dolores 1948)

Velázquez, Clemente (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Velázquez, Estanislada (toma de posesión 1974, ocupante 1995)Velázquez, Gabina (viuda de Rius, 1974)Velázquez, Isabel (toma de posesión 1974, ocupante 1995)Velázquez, Jerónimo (mocoví, censo 1900)Velázquez, Laureano (mocoví, manzana colonia indígena San Martín 1888)Velázquez, N. (ocupación) (1974)Velázquez, Ramona (1974, toma de posesión)Velázquez, Rosa (hija de Isabel Velázquez, ocupante 1995)Velázquez, Silvano (mocoví, censo 1900, solares, Concesión Nº 36 1900, dona-

ción para adquisición del armonio 1914)Velázquez, Zacaría (donación para adquisición del armonio 1914)Venesia, Gualberto (ingeniero, presidente de la Cámara de Senadores de la pro-

vincia de Santa Fe)Vengaquen, Abelardo (donación para adquisición del armonio 1914)Vera Mujica, Francisco Antonio de (Teniente de Gobernador y Corregidor)Vergara, Juan (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Verón, Eugenio (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Verón, Remigio (solares Pueblo Dolores y colonia indígena San Martín 1888)Vestín, Juan C. (mocoví, manzana colonia indígena San Martín 1888)Vicarín, Félix (mocoví, manzana colonia indígena San Martín 1888)Victorica, Francisco (general)Villagas, Juan (mocoví, Concesión Nº 36 1900 chacras de Pueblo Dolores)Villalba (Billarba) (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchi-

nes)

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Villalba, Braulia (mocoví, toma de posesión 1974)Villalba, Criselda (mocoví, censo 1900)Villalba, Cruza (mocoví, unida a Nicanor Silquití; madre de Santos Braulio Vi-

llalba, Laureano Villalba, Nicanor Villalba, Patricio Villalba, Silverio Vi-llalba, Carlos Villalba, Vidal Villalba, Trinidad Villalba, Elena Villalba, Delia Villalba)

Villalba, Delia (mocoví, unida a Cirilo Victoriano Salteño que era nieto del caci-que Mariano Salteño; hija de la mocoví Cruza Villalba; madre de Edelmi-na Juana Salteño, Juan Carlos Salteño, Cilverio Victoriano Salteño, Lidi Salteño y Dora Teresa Salteño; cocinera del Comedor Escolar Nº 430)

Villalba, Elvira (mocoví, ocupante 1995)Villalba, Felipe (mocoví, censo 1900, solares, manzana, Concesión Nº 36 1900,

propietario original 1900, toma de posesión, escritura y declaración jura-da en Colonia Dolores 1948)

Villalba, Jerónimo (mocoví)Villalba, Mateo (mocoví, dueño de buey, novillos y vaquillita en Colonia Dolores)Villalba, Trinidad (mocoví, ocupante 1995)Villalba, Vicente (mocoví, abuelo de Ángela Leonor Lanche)Villegas, Juan (mocoví, censo 1900, manzana, Concesión Nº 36 1900, propietario

original 1900, toma de posesión, escritura y declaración jurada en Colo-nia Dolores 1948, 1974)

Virgili, Bernardo (fraile)Virginia (amancebada de Ramón Montero López, mocoví, censo 1900)Visintin, Domenico (Colonia Avellaneda, confín del Chaco)Vivas, Alejandro (“malón mocoví” 1904)Vivas, Alejandro Felipe (Centro Tradicionalista de Lanceros Mocovíes y nieto de

Alejandro Viva)

WWalemberg, Leopoldo (donación para adquisición del armonio 1914)Wassner, Mauricio (Secretario de la División Algodonera del Ministerio de Agri-

cultura de la Nación)Wilhem, Adolfo (Concesión Nº 36 1900, donación para adquisición del armonio

1914)

YYaarnogsorí, Domingo (mocoví, censo 1900)Yagniquí, Pablo (mocoví, varón, solares 20/06/1872, manzana colonia indígena

San Martín 1888)

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438 Mocovíes, franciscanos y colonos

Yaguará, Juan (mocoví, varón, solares 20/06/1872, manzana colonia indígena San Martín 1888)

Yaimé, Nasario (mocoví, censo 1900)Yalansí (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Yañel, Basilio (vocal Comisión de Fomento para armonio, 1914)Yaricregsarí, Juana (mocoví, censo 1900)Yattah, Aref (1974, solares 1995)Yausi, Raúl (no mocoví, Frente Progresista Cívico y Social)Yavití (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Ycoití, Martín Antonio (mocoví, censo 1900) Yelarsí (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines) Ynet, Eusebio (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Marchetti)Yñocotet, Candelaria (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Yocrer, Pedro (Comisión de Administración)Yormesorí, María Antonia (mocoví, censo 1900)Ypupicalek (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Yrigoyen, Hipólito (presidente argentino 1916-1922 y 1928-1930)Yuatraquí, Ignacio (mocoví, varón, solares 20/06/1872)

ZZacarías, Guillermo (mocoví, censo 1900)Zalecorín, Raimundo (mocoví, concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San

Martín 1888)Zanchí, José (mocoví, manzana, Concesión Nº 36 1900)Zaneten (mocoví, reducción indígena de San Javier, Cayastá y Calchines)Zapata, Agustín (ingeniero) Zatchi, José María (fraile, presidente de los indios mocovíes)Zattoni, Giuseppe (José) María (fraile, presidente de la Reducción Indígena de San

Francisco Javier de Calchines)Zavalla, Juan Manuel (comisión designada por el gobierno santafesino, 1870; Co-

misión de Administración 1887)Zazectoquí, Ramón (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Zeballos, Mateu (1974)Zilli, Ana Carolina (Hermana, Congregación del Niño Jesús)Zilli, Ángel (vocal Comisión de Fomento para armonio, 1914)Zilli, Enrique (donación para adquisición del armonio 1914)Zilli, Francisco (vocal Comisión de Fomento para armonio, 1914)

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Gabriela Dalla-Corte Caballero 439

Zilli, José (casado con Isabel Petrona Fernández, fallecida en 1936, donación para adquisición del armonio 1914)

Zilli, Luis (donación para adquisición del armonio 1914)Zilli, Valentín (subvención para la adquisición del armonio 1914; padre de Valen-

tín Zilli, unido matrimonialmente en 1937 con Luisa Fabbro)Zimiariquí, Juan (mocoví, concesión Pueblo Dolores y colonia indígena San Mar-

tín 1888)Zoff, Giovanni (Colonia Avellaneda, confín del Chaco)Zolgerín, Alejo A. (mocoví, varón, solares 20/06/1872)Zuccari de Carmons, Emilio (hijo de Angel de Cormons, Austria, Colonia Ave-

llaneda) Zuialín, Juan Antonio (mocoví, reducción indígena 1870, fray Arana y fray Mar-

chetti)Zurflüh, José S. (fraile de la Misión Franciscana de Tacaaglé) Zuzzinde, José (donación para adquisición del armonio 1914)Zweifel, Adolfo (solares 1995)

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