braulio telefono

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Estamos cambiando de casa. Me tocó elegir en dónde viviríamos. Yo, naturalmente, preferí un lugar pequeño con tres habitaciones y un balcón. Pero Ana no piensa igual. Le tiene miedo a las alturas, piensa que los gatos podrían caerse, piensa que si no se hacen daño, al menos caerían sobre el coche y no nos podemos costear una reparación, y mucho menos darnos el lujo de parecer descuidados enfrente de los nuevos vecinos. A mí me dio igual después de las discusiones; ella tenía puntos válidos y muchas manías - pero ¿qué buena mujer no tiene manías?-. Ahora estoy jodido eligiendo entre una casa de dos pisos en la entrada de un fraccionamiento u otra que está en el paso a la salida con una palmera enfrente de las ventanas. Elegí la primera. Ninguna tenía balcón. Pero no es difícil subir al techo; podría subir, tomar whisky y bajar sin matarme en el intento. La casa tiene una reja muy grande. Mi padre tenía razón: No hay que tratar de estar en la clase media cuando estás demasiado cansado para lidiar con sus problemas. Digo esto porque en estos lugares todos viven con miedo de ser robados o que alguien entre a tu casa, donde tienes un Nissan de hace tres años estacionado afuera, y ese alguien te rebane la garganta solamente por llevarse tu coche. Ana dice que no tiene miedo, pero que un poco de precaución no hace daño a nadie. Creo que nunca ha visto fotos de las redes que ponen entre los edificios de las maquiladoras en Taiwán. Probablemente la pintemos de un blanco que no es blanco y la herrería se pinte de un gris que se acerca a negro y es casi imposible de igualar por un pintor que cobre barato. Yo estoy contento porque habrá plantas en el techo. Ana quiere que ponga una red para proteger alrededor. No la pondré. Sería hermoso ver a un tipo tratando de arrastrar un helecho en una maceta de barro fuera del techo. Se la regalaría con gusto.

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Cuento de un hombre que mira a su vecino actuar de forma sospechosa. Se

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Estamos cambiando de casa. Me toc elegir en dnde viviramos. Yo, naturalmente, prefer un lugar pequeo con tres habitaciones y un balcn. Pero Ana no piensa igual. Le tiene miedo a las alturas, piensa que los gatos podran caerse, piensa que si no se hacen dao, al menos caeran sobre el coche y no nos podemos costear una reparacin, y mucho menos darnos el lujo de parecer descuidados enfrente de los nuevos vecinos. A m me dio igual despus de las discusiones; ella tena puntos vlidos y muchas manas - pero qu buena mujer no tiene manas?-. Ahora estoy jodido eligiendo entre una casa de dos pisos en la entrada de un fraccionamiento u otra que est en el paso a la salida con una palmera enfrente de las ventanas. Eleg la primera. Ninguna tena balcn. Pero no es difcil subir al techo; podra subir, tomar whisky y bajar sin matarme en el intento.La casa tiene una reja muy grande. Mi padre tena razn: No hay que tratar de estar en la clase media cuando ests demasiado cansado para lidiar con sus problemas. Digo esto porque en estos lugares todos viven con miedo de ser robados o que alguien entre a tu casa, donde tienes un Nissan de hace tres aos estacionado afuera, y ese alguien te rebane la garganta solamente por llevarse tu coche. Ana dice que no tiene miedo, pero que un poco de precaucin no hace dao a nadie. Creo que nunca ha visto fotos de las redes que ponen entre los edificios de las maquiladoras en Taiwn.Probablemente la pintemos de un blanco que no es blanco y la herrera se pinte de un gris que se acerca a negro y es casi imposible de igualar por un pintor que cobre barato. Yo estoy contento porque habr plantas en el techo. Ana quiere que ponga una red para proteger alrededor. No la pondr. Sera hermoso ver a un tipo tratando de arrastrar un helecho en una maceta de barro fuera del techo. Se la regalara con gusto.Uno de los cuartos es solo para m. Pondr un estudio y colgar fotos en una pared y en la otra estarn mis libros con un pequeo escritorio que hered. El resto de la casa la decorar Ana. Lo prefiero as. Sera bastante horrendo tener que decidir entre un montn de cosas que a ninguno de los dos nos importan, para que los vecinos vean nuestro buen gusto.Mientras escribo en el escritorio Ana me grita para que baje a ayudar. Pondr en cajas la vajilla. Tal vez rompa un plato o dos de los que nos regal su hermana. Nos har bien para empezar de nuevo.***Los vecinos salieron a despedirse en mangas de camisa y pantuflas Por eso no quera que nos mudramos en domingo.Yo viaj con el conductor y su chaln, El Matus, en la cabina y Ana nos segua con Andrea, una amiga suya que le gustan demasiado los gatos. Tiene ojos como de cebolla verde. Platicamos de los cambios de velocidades y hasta apost con el Matus a que nos atorbamos con un cable. Naturalmente perd, pero tiramos unos tenis de una marca que ya no creo que hagan. La casa es la cuarta sobre la calle principal y nuestra recmara da a la calle. El fraccionamiento tiene una forma cuadrada manitica: Hace un cuadriculado perfecto (teniendo vista area, claro) que alinea la caseta con la estatua de los Nios Hroes. Entramos en la casa El Matus y yo primero, le dije cmo quera Ana el acomodo de los muebles. Me sonri dicindome que esa era mi chamba: "Yo solo traigo los triques, y se los dejo ms o menos cerca donde no me estorben pa' pasar". Me resign y esper fumando en la azotea mientras llegaba Ana. Me di cuenta que los vecinos de enfrente tenan una casa con formas igual de maniticas que el fraccionamiento: Un cubo con cuatro ventanas en la planta baja y ocho ms alineadas en los espacios intermedios del piso de arriba. La gente aqu est loca.***Toda la tarde la pas acomodando muebles y oyendo la pltica de Andrea sobre su gato. Tapaba los gritos de Kurt Cobain en el estreo.Ana le ofreci unos tacos de frijoles mientras acomodaba el resto de las cazuelas en las gavetas. Me sent al lado de Andrea en un cojn desgastado, saqu un cenicero de una caja y prend un cigarro. Tocaron a la puerta una rubia bajita color huevo y un tipo robusto con cabello militar y camisa rosada:- No quiero molestarlos, de seguro estn cansados, solo queramos pasar a saludar y presentarnos: Soy Braulio y ella es mi novia Karen, vivimos enfrente.Los invit a pasar obligado por la mirada de Ana y su tos. Les ofrec una cerveza a cada uno. Ambos aceptaron. Braulio me quit mi cojn y dej que la rubia se sentara en el suelo junto a l. Yo me fui a la cocina con Ana y les llevamos tambin unos tacos. Pens que si coman rpido se iran, pero decidieron "hacer sobremesa", cosa que me pareci espantosa.Me pregunt qu haca. "Soy jefe de mantenimiento en la universidad" le dije. Braulio tena un despacho contable y Karen trabajaba en una esttica haciendo uas. Nos contaron como se conocieron y Andrea celebro la unin de los vecinos contando una historia de su gato, el ms viejo, que tuvo muchas aclaraciones preliminares.Estaba harto y sal a pasearme al cuarto de servicio mientras escuchaban atentos la historia de Matusaln el gato, y vi las pastillas encima del lavadero. Las baj y regres con el cigarro en la boca haciendo cara de no s qu. Les dije que sera mejor idea si nos prestaban unas velas y dejbamos la reunin para otro da. Braulio se dio cuenta que no deca la verdad, pero tampoco reclam. Se levant y alumbr el camino con su celular hacia la salida. Karen agradeci todo dndole un trago enorme a la cerveza y sali junto con Andrea.Ms tarde, cuando bamos a la cama, vi a Ana desvestirse, y sin luz la bes en el cuello desde atrs. Nos metimos a la cama con tanta prisa que no nos dimos cuenta que no haba cortinas hasta que terminamos y me levant jadeando a poner una sbana. Despus le cont a Ana de las pastillas, me golpe con la almohada y me dio la espalda.***En el trabajo todos preguntaban por la casa, por la fiesta que tena que haber en la casa, por el licor que tena que haber en la fiesta y por las de recursos humanos que iran. Yo estaba cansado, Braulio tiene una luz azul que da justo a mi lado de la cama.Mi trabajo es bastante sencillo: me pagan por cambiar focos, cables y de vez en cuando mover las bancas de un extremo a otro de la escuela. Pagan bien y tengo una oficina con seguro en la puerta, pero igual me canso.El martes decid dejar el coche en el estacionamiento e irme en camin, por aquello de que Ana tuviera que usar el coche alguna vez y yo tuviera que andar investigando con prisa en la maana cmo irme. No fue difcil hallar la ruta, una sola me dejaba a tres cuadras del fraccionamiento, por el Club de Leones. Camin por la entrada para peatones del fraccionamiento, que tambin tiene su sistema de vallas parecida al de un zoolgico infantil, y tuve que identificarme con el guardia por nombre y nmero de casa.Despus del guardia me encontr a Braulio entrando en una pick up negra con llantas cromadas. Tuve que hacer pltica hasta que me dijo que tena prisa y no tena ganas de ser grosero. Sent como si estuviera reclamndome, pero no poda importarme menos.***Despus de una semana all, Ana tuvo que ir a llevar a Andrea con su mam a Aguascalientes de emergencia. No pude estar ms contento que dejar de ver a Andrea por un tiempo, as pude aguantar tener que quemarme con la estufa diario calentando las tortillas y quedarme sin el coche hasta que Ana volviera. El primer da sal y mientras esperaba el camin vi pasar a Braulio que volte con ganas de detenerse. Pero para el tercer da no tuve tanta suerte y se logr parar y ofreci llevarme al trabajo. La conversacin fue ms o menos as:-Miguel, me hubieras dicho que tu vieja te dej a pata!-No es para tanto. De repente pasa y tengo que acostumbrarme a moverme as por estos rumbos por si se alguna vez se descompone el coche. -O por si choca! Jajaja- - Tons qu? Cundo regresa tu felina?-Creo que le dieron permiso en la escuela hasta el lunes que entra. Como en 5 das ms o menos.-Entonces hay tiempo para conocernos Te late si vamos el sbado a Joco? All tengo unas amigas que tienen una casa con alberca techada, se pone bueno.-Djame ver cmo est el fin de semana. Ana me dej una lista de pendientes enorme.-Si son pendientes valen madre, que los haga ella.Despus llegamos al estacionamiento de la escuela y le dije que iba tarde. Baj azotando la puerta detrs de m, pero alcanz a gritar:-Paso por ti maana!Ese da ped que me prestaran un coche en la escuela aunque me quitaran un par de das de vacaciones.***El viernes antes de que regresara Ana, Karen, la vecina, toc la puerta y me pidi que revisara una pared de su casa que se estaba cayndose. Fui porque me estaba durmiendo y la imagen de la rubia aplastada por el techo mal puesto me provoc una sonrisa.Tenan imgenes de santos colgadas en el comedor y las mesas de la sala estaban llenas de estatuas religiosas. No se sinti polvo al entrar a la casa. Junto al directorio pude ver un par de libros: Los pensamientos de Pascal y Muertos Incmodos del Subcomandante Marcos. La recmara principal estaba en la planta baja, casi vaca: una cama y un espejo grande. En el techo haba marcianos dibujados en salitre. Fue y me trajo una escalera poniendo cara de preocupacin. Cuando me sub, se tap la cara y dijo: "es que me dan miedo las alturas, ten cuidado". Su miedo infantil me dio ternura. No pude evitar la sensacin de querer abrazarla. Pregunt por el cuarto de arriba. Dijo que Braulio le deca el acuario y no haba entrado porque la chapa solo l la saba abrir, pero que igual lo intentramos. La segu escaleras arriba y vea como se contoneaban sus piernas mientras imaginaba como sera poseerla en la escalera. Llegamos a una puerta con una chapa parecida a la de un cuarto de hotel fino con una ventila por la que sala la luz azul.Forc la chapa con una tarjeta de telfono hasta que se abri.De cada lado de la habitacin haba 3 peceras apiladas ropa dentro. En el centro de la habitacin una mesa llena de clavos y utensilios mdicos. La luz azul dejaba ver unas marcas de pisadas y otras lneas por el suelo. El olor a pescado y sangre estaba concentrado en la esquina de la habitacin.Karen corri hacia el bao y se encerr. Hizo una llamada mientras yo caminaba por el acuario. Escuch arcadas y una pequea tos. Baj las escaleras y cerr la puerta con cuidado. Maana vera a Braulio.