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1/PULGA EN LA OREJA

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El presente boletín posee dos artículos: "Sobre nuestra organización y lucha: aprendamos y avancemos" y "Contexto del claustro Educativo: Educarnos para luchar". Los invitamos a dejar sus comentarios, críticas reflexivas y aportes, como también a difundir este boletín en formato digital, el cual también se entrega en formato físico en los Pastos del Pedagógico. Saludos! La Kiltro: Ladrando desde Abajo!

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El dominio del sistema capitalista, contra el que muchxs de no-sotrxs1 nos posicionamos en desacuerdo y luchamos para acabar con él, no basa su poder de dominación sólo en un entramado de relaciones económicas explotadoras. El poder, para mantener sus lógicas de dominación debe transgredir todos los ámbitos de las re-laciones sociales, es decir, para que el capitalismo funcione hegemó-nicamente y no sea revertido por otro poder, debe preocuparse de que nos relacionemos bajo lógicas que perpetúen este sistema, ejer-ciendo una dominación ideológica y cultural. Un claro ejemplo de esto es el fomento del individualismo como idea que nos mantiene preocupados sólo de nuestro bienestar y compitiendo con quienes nos rodean para salir adelante en la vida. Misma idea que mantiene a la población despreocupada de los asuntos políticos más allá de un período eleccionario cada cuatro años.

Ahora, ¿por qué sacamos a colación esta característica del siste-ma? Resulta que en medio de esta dominación cultural que ejerce el sistema en nuestras vidas nos vemos empapados de estas ideas dominantes y se nos hace difícil desmarcarnos de ellas, incluso pos-

1 La letra X se utiliza para romper con la dicotomía de género en el lenguaje, considerando que a través de éste también se reproducen las formas de opresión y exclusión que queremos destruir.

tulándonos como contrarios a sus formas de dominación, creándo-se así un dilema: nos organizamos para luchar, pero en la práctica continuamos reproduciendo las lógicas de dominación que el mismo sistema nos ha enseñado. No están exentos de este problema los espacios de construcción y participación política que venimos levan-tando para luchar, nos referimos a las asambleas, federación, con-federaciones, colectivos, partidos políticos, actividades, marchas, paros, entre otros. Estos existen en nuestra universidad, creados por nosotrxs mismxs, y es bueno analizar las dinámicas bajo las cuales nos desenvolvemos en ellos y con ellos.

En esta ocasión nos referiremos a dos aspectos que identifica-mos como problemáticos en nuestros espacios de participación. Por una parte está el dilema de la escasa participación política que existe entre lxs estudiantes, frente a la necesidad que tenemos de organi-zarnos y avanzar en ello; por otra, existe el problema de que quienes si participan y se organizan muchas veces caen en prácticas que son contraproducentes a la construcción de organización, justificándose en la necesidad de avance o imponiendo posturas que según sus defensorxs son las correctas.

1aprendamos y avancemossobre nuestra organizacion y LUCHa

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DESMARCARNOS DEL DOMINIO CULTURAL PARA LA LUCHA

Es claro que la escasa participación política es un fenómeno ge-neralizado y nefasto para la organización y construcción de poder popular en muchos frentes de lucha. Como ya lo mencionamos, la responsabilidad de esto podemos atribuirla al sistema político impe-rante en nuestro país, el cual ha introducido en el sentido común de nuestro pueblo que la política “la hacen lxs políticxs” y nosotrxs solo debemos escoger a estos representantes.

Dentro de esta lógica, como mencionábamos, los espacios de organización que hemos construido como estudiantes del pedagógi-co no son inmunes al problema. Si bien el movimiento estudiantil se ha destacado como un ejemplo de organización dentro de los mo-vimientos sociales, un actor dinámico y que ha sabido romper es-quemas de lucha que se habían enquistado en el país, en la interna sabemos que la participación activa en la organización no se condice con esta imagen. Lamentablemente, espacios en los cuales debería-mos estar al pie del cañón construyendo organización y levantando propuestas, como las asambleas, la federación y los recientemente ganados consejos de facultad y departamento2, no se utilizan con eficiencia o no llaman a la participación activa. En las asambleas no llegan más de un porcentaje mínimo de estudiantes a discutir, la fe-deración es considerada casi como un espacio de administración de la mesa ejecutiva de turno y las representaciones en los consejos se pierden en el tiempo, quedando ausente la voz estudiantil en discu-

2 El año 2013, después de varios meses de paro, uno de los puntos ganados del petitorio interno fueron puestos estudiantiles en los consejos de facultad y departamentos, órganos de decisión en la univer-sidad donde solo participaban profesorxs y directivxs de la universidad. En los consejos de departamento tenemos voz y voto, mientras en facultad solo voz.

siones importantes.

Ahora bien, no estamos descubriendo el fuego con diagnosticar esto, ya que ha sido un problema constante en la organización estu-diantil y de diversos sectores en lucha. Sin embargo, creemos que es necesario mirar un poco más allá en el diagnóstico y las posibles soluciones a que apuntamos.

Si observamos un elemento más subjetivo sobre la participación, nos damos cuenta que es necesario considerar las características propias de nuestra universidad al momento de construir espacios de participación. Todxs sabemos que esta U cuenta con una importante historia de lucha, están presentes en la memoria popular las luchas antidictatoriales y el papel del pedagógico en aquellos años; así tam-bién un peda que durante los años `90 sirve de receptor a los grupos que no se rendían ante la cooptación de la transición pactada; y en la actualidad el peda también se caracteriza por tener esa imagen de universidad combativa, chora y organizada. Pero quienes convivimos a diario y nos organizamos al interior de la universidad sabemos que esta imagen en la actualidad es sostenida casi sólo por una mística construida en décadas pasadas, la que se revive en “salidas”3 para enfrentarse a la policía.

Sin desmerecer este método de lucha (que por lo demás con-sideramos válido en los contextos que es necesario), también cree-mos que la “choreza” del pedagógico se vuelve insostenible si sólo la dejamos al alero de estas dinámicas. A fin de cuentas, en la con-vivencia diaria y la politización de los espacios dejamos mucho que

3 Las “salidas” es uno de los nombres que reciben los mitin para cortar el tránsito en Macul u otras avenidas principales que rodean la universidad.

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desear, ya que un inmenso porcentaje de estudiantes no se interesa en participar.

Lo que debemos fomentar es una participación activa y cada vez más masiva en nuestra universidad, más para lograr esto es ne-cesario asumir nuestra realidad como grupo estudiantil permeado por las lógicas neoliberales. Es sorprendente que ni siquiera en el acto más mínimo de participación política como las votaciones de elección de mesa ejecutiva para la federación, no participen más de 1100 personas de un total de alrededor de 5000 estudiantes4, lo cual es una clara muestra de que en su mayoría a nuestrxs compañer-xs no les interesa participar, fenómeno que se repite en asambleas, marchas, paros, actividades de autogestión, etc. Aunque hay algu-nos grupos y compañerxs que se excluyen de la participación fede-rativa por diferencias ideológicas (no confiar en la organización con representantes, por ejemplo), sumando y restando, tampoco es la postura mayoritaria que lleva a omitir participación.

Demandas como educación gratuita, democratización, mejo-ramiento de condiciones laborales docentes, son causas ante las cuales es difícil encontrarse detractorxs. Entonces, ¿por qué a una mayoría no le interesa participar en espacios desde los cuales se está luchando por ideales que muchas veces ellxs mismxs comparten? Es aquí donde consideramos juega un papel importante el sentido común típico de la política del sistema dominante que hace pensar al pueblo: “la política no la hago yo”, idea que no es fácil desestruc-turar en la cotidianeidad.

Podemos asegurar que la mayor parte de nosotrxs entró a la uni-

4 En las últimas elecciones de federación no se cumplió el quorum de 1200 votantes,

versidad con objetivos de sentido común, como: “sacar un cartón”, “ser el primer profesional de la familia”, “ser alguien”, “tener futuro” o, aunque suene hilarante en nuestra desmedrada labor docente, “ganar más plata”, objetivos que son absolutamente válidos como proyectos de vida, más esto nos dice que considerar la universidad como un espacio de lucha y construcción, el que debe ser resignifica-do para estos intereses, no es la prioridad para el sentido común de la sociedad, y nosotrxs no estamos excluidos de este sentido.

La construcción de espacios de participación y lucha debe pen-sarse desde esta base, nuestrxs compañerxs no tienen necesaria-mente la predisposición de organizarse, pero tensionando el sentido común que nos centra solo en proyectos individuales, podemos ir develando la necesidad de luchar, de utilizar nuestros conocimien-tos como herramientas para esa lucha y resignificar los espacios de construcción de conocimiento con los que contamos en la universi-dad.

Esto se logra leyendo bien las características de los grupos con los cuales nos queremos organizar, cual docente en su labor antropo-lógica con el grupo de educandos con quienes se relaciona; también siendo innovadorxs en la construcción de instancias de participa-ción, utilizando espacios que no se caracterizan por ser politizados, pero sin perder de vista los objetivos de avanzar en la organización. Para esto también es necesario entender que no todas las carreras funcionan de la misma manera y no todas las facultades se relacio-nan igual, cada grupo mantiene características propias, y a partir de esas características debemos avanzar en construir organización.

Para ser innovadorxs debemos levantar la cabeza y observar,

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mirar que la acción política no sólo se realiza en asambleas, cen-tros de estudiantes, federación y espacios que tradicionalmente se caracterizan por ser politizados, debemos también politizar la convi-vencia diaria y utilizar espacios de sociabilidad como un primer pun-to de entrada para posteriores discusiones políticas. No olvidemos que el punto de partida para una buena labor docente es considerar la emocionalidad y contexto social de los educandos, ¿por qué en nuestra labor política debe ser distinto?

APRENDAMOS (NOS) PARA AVANZAR

Si pensamos en los grupos que participamos activamente en la organización estudiantil en nuestra universidad (partidos, colectivos, etc.), es considerable su papel dinamizador de los espacios de orga-nización, pero desde estos grupos se cometen errores de los cuales

ya debimos haber aprendido por experiencias pasadas, y por otra parte como mencionamos al comienzo, muchas veces se cae en prácticas que son contraproducentes a la construcción de organiza-ción. En este aspecto también nos encontramos con un ejemplo de prácticas que reproducen la forma de hacer política que nos enseña el sistema, sin romper desde nuestros espacios con las lógicas contra las que estamos luchando.

Continuando con la falta de interés en la participación, hemos observado que ésta trae como consecuencia que los y las estudian-tes que sí se interesan en la organización terminen resignándose a la realidad, asumiendo los espacios como perdidos y restándose de aquellos, o por otra parte trabajan en lo que se pueda, cuando se pueda y con las personas que se pueda, quedando las luchas a me-dias o simplemente sin resultados concretos. Pero algo que nunca se

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hace en nuestros espacios de organización es trabajar con memoria, es decir, planificar las tareas y proyecciones de trabajo en base ex-periencias con características similares que ya se han llevado a cabo en el peda. Por ejemplo, haciendo balances al finalizar los períodos de movilización y sistematizando estas experiencias, de tal manera de que las futuras movilizaciones cuenten con insumos para ayudar esta memoria de lucha; de la misma manera se deben analizar pe-ríodos anteriores de construcción y movilización, descubriendo las causas de sus avances y retrocesos, con la finalidad de no tropezar nuevamente con errores y avanzar en nuevos métodos de construc-ción más inclusivos y eficientes, de tal manera que por escasa parti-cipación no se nos caiga un trabajo necesario y se pueda motivar a compañerxs que no se incluyen habitualmente.

Para aterrizar esta idea en un ejemplo, consideremos las dinámi-cas propias de los períodos de movilización como paros y tomas, aquí continuamos cayendo en el aislamiento del estamento estudiantil en lucha, principalmente debido a que, con la suspensión de clases por períodos prolongados se provoca una separación con lxs profesorxs que apoyan nuestra movilización, les aislamos (o ellxs mismxs de-ciden hacerlo) de las dinámicas de organización. Con lxs profesor-xs adeptos a nuestras luchas fácilmente se pueden planificar clases autogestionadas, talleres, foros o escuelas, ya sea sobre los ramos de la malla curricular o temas de interés mutuo. Este ejemplo que comenzaron los secundarios el año 2011 resultó muy gratificante en sus espacios y lo vienen recreando desde entonces con muy buenos resultados. La misma autogestión de clases también puede ayudar a

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motivar a nuestrxs compañerxs desinteresados a participar, tensio-nando las estructuras típicas del orden al cual están acostumbradxs y resignificando los espacios de formación.

Respecto a esto mismo también es necesario reafirmar la idea de que lo rupturista y radical de una movilización no lo da la exten-sión temporal de ésta, sino que la propuesta y los resultados que po-damos sacar en limpio. Entonces, lo que vale al momento de movi-lizarnos no es mantenernos por un período extenso de tiempo, sino que conducir nosotrxs los tiempos en la movilización, de tal manera que no caigamos en desgastes innecesarios y no nos perjudiquemos a nosotrxs mismxs debido a las consecuencias de movilizarnos.

En otro ámbito, está claro que dentro de los grupos más activos en la organización estudiantil existe una heterogeneidad de postu-ras políticas que se expresan en representantes de partidos políti-cos, colectivos o grupos independientes de alguna orgánica política particular. Entre esta heterogeneidad es inevitable que se expresen posturas políticas que divergen en variantes de, en el caso del peda, izquierda o posturas anti capitalistas, el problema es cuando las di-ferencias políticas se transforman en disputas que retrasan el avance de la organización general o un proceso de lucha, lo que termina trayendo consecuencias nefastas.

Las causas por las cuales se forman conflictos entre los grupos políticos del peda son diversas, pero habitualmente son por prota-gonismo en las movilizaciones o espacios de representación. Una de las últimas que sucedió fue en las elecciones de mesa ejecutiva para la federación 2014, en diciembre del año recién pasado.

En esta ocasión hubo 3 listas postulándose con sus respectivos agrupaciones políticas en disputa, estas claramente apuntaban a proyectos políticos distintos y hubiera sido interesante que las dis-cusiones giraran en torno a esto, pero lamentablemente los debates y disputas se desviaron de un debate de ideas hacia peleas dignas de una elección presidencial a nivel nacional, o de las peleas que se suelen ver en las primarias del bloque de derecha RN-UDI, cuando se apela a acusaciones descalificatorias para destruir al contrincante. Lo que vimos el año pasado fue una muestra de una elección electo-ralista, donde se acude a medios de campaña sucia para imponerse sobre la lista contrincante.

Ahondar en los pormenores de las peleas sería tedioso, pero lo importante es aprender de estas tristes experiencias de tal manera que no se vuelvan a repetir. Para ello la acción no cabe en ir y pe-dir a los grupos responsables que no la repitan, sino en los grupos organizados del pedagógico, quienes deben empoderarse de sus es-pacios de representación, participación y discusión, de tal manera de impedir que estas formas de hacer política propias del sistema dominante, no se apoderen de nuestro espacio. Si los grupos tienen proyecto, pues que hablen de ello para discutir, tensionar y adoptar lo que nos parece apropiado, pero ¿invalidar las luchas por las que se han esmerado nuestrxs compañerxs sólo para ganar votos en una elección?, de eso ya tenemos bastante entre lxs políticxs del bloque dominante.

Y esto no se debe solo a que nuestro colectivo se haya visto gol-peado en medio de la dinámica que describimos, ya que el daño es mucho mayor y afecta a las herramientas de lucha que hemos creado, deslegitimándolas y ahuyentando a lxs compañerxs que se

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interesen en participar. Por otra parte, al hacer política de esta ma-nera estamos reproduciendo el modo de hacer política del sistema dominante, por lo tanto, ¿en qué sentido estamos prefigurando una nueva sociedad en el ámbito político? ¿Con qué ética podemos pre-gonar valores en nuestra labor política-docente si somos reproduc-tores de antivalores?

Finalmente, creemos que es necesario referirse a ciertas prácti-cas política que se proyectan siempre en nuestros espacios de orga-nización, dentro de las cuales también se cae en relaciones nefastas para la inclusión.

Habitualmente existe una diferencia de formación y práctica política entre lxs participantes de nuestras instancias de organiza-ción, nos encontramos así con compañerxs que tienen más expe-riencia de organización que otrxs, lo cual les lleva a tener un conoci-miento más acabado de las dinámicas de organización, otorgándoles mayor claridad y el convencimiento de que se debe partir desde un horizonte más avanzado como piso mínimo en la organización; y por otra parte, compañerxs que recién vienen experimentando su for-mación polítca-docente, en un estado más embrionario de las di-námicas de organización, y por lo tanto no sienten la necesidad de estadios más avanzados de organización. Con esto nos referimos a la clásica división caricaturesca de “los víos” versus “los amarillos”, a partir de lo cual se han deslegitimado los espacios de organización y también ahuyentado a compañerxs que tienen sus primeros acerca-mientos a ellos. Una caracterización con la que claramente se debe romper.

Resulta inaceptable que como futurxs docentes caigamos en la

negación de un proceso de aprendizaje, talvez solo por algún pre-juicio sobre un compañerx. Es por ello que recalcamos la necesidad de realizar ejercicios de observación antes de proponer trabajos; ocupar y levantar instancias distintas para la politización de esos es-pacios; y también considerar la lógica y sentido común con que se encuentra empapado nuestro pueblo, y por lo tanto nuestrxs com-pañerxs.

En medio de la organización y sus dinámicas nos encontraremos con diversas posturas que muchas veces no apuntan al avance o so-lución de los problemas que nos atañen, pero debemos considerar nuestros espacios de organización como espacios de aprendizaje constante, en donde lxs compañerxs que se incluyen sin experien-cias de lucha anteriores se sientan en comodidad de expresarse y aprender; y por su parte lxs compañerxs que se sientan con más experiencia tengan también la disposición de compartir lo que han obtenido y aprender en el proceso.

Con esto, y todo lo anterior, no pretendemos justificar a quie-nes por convicción o falta de voluntad no pretenden ni pretenderán participar en la organización y luchas que levantamos. Sin embargo creemos que es necesario romper con algunas dinámicas que nos han hecho retroceder más que avanzar, aprender de la lucha y ac-tuar con memoria y, por lo demás, ir prefigurando nuestros ideales de sociedad y valores en nuestras mismas dinámicas de organiza-ción.

Tampoco pretendemos dar recetas para la lucha, sino sólo com-partir nuestras reflexiones para avanzar, crecer y continuar luchando. De tal manera de no cometer errores ni reproducir la dominación.

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Para analizar la propuesta de Claustro educativo convoca-do por Vice rectoría académica, debemos partir de observar críti-camente el contexto en el cual este se inserta, tanto en la situación interna de la Universidad; externa, en cuanto a su relación con otras Universidades; y en un sentido más exterior, en su vinculación con el Estado, el Capital y sus organismos nacionales y supranacionales. Nuestra Universidad se encuentra en una coyuntura internacional sobre el modelo educativo que se requiere en un momento donde los poderosos del mundo fomentan el rápido cambio a una sociedad neoliberal de escala global, superando los “laboratorios” del modelo económico, como es el caso chileno, para implantarse ya en los pro-pios países del Primer Mundo. Aprovechando la crisis económica han desmontado los servicios sociales y reducido el Estado a favor de los grandes empresarios y capitalistas, en Grecia, Italia, España, Portugal, Eslovaquia, Inglaterra, Francia, Alemania, Estados Unidos, entre muchos otros.

En este contexto, los bajos resultados obtenidos por la UMCE en la última acreditación, para los estándares exigidos se evidencian

graves falencias en su “servicio”, que la hacen peligrar ante el inmi-nente aumento de las exigencias en materia de acreditación. Esto afecta directamente la competitividad con otras Universidades, so-bre todo cuando ya se aprobó la creación de la facultad de educa-ción de la Universidad de Chile. Si esto acabara aquí el problema no sería tan grave, pero la competitividad es clave para obtener los financiamientos en un modelo donde el Estado da dineros por vías indirectas: becas, y puntajes de ingreso, entre otros.

Lo que podemos entender de esta coyuntura es la necesidad de la UMCE de adaptarse a las exigencias que le impone el mercado y su principal financista, el Estado. En este sentido no es de extrañar que el nombre escogido para el Claustro “Formando profesionales para el siglo XXI” haga referencia a la Comisión internacional sobre la educación para el siglo XXI, de la UNESCO. Dicha comisión es la que presento internacionalmente “las competencias” en 1996, a cargo de la “comisión Delors”, como síntesis de su propuesta de que la educación debía responder a cuatro pilares; Aprender a cono-cer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos-vivir con los demás

CONTEXTO DEL CLAUSTRO EDUCATIVO

educarnos para luchar

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y aprender a ser.5 Estos pilares son los que sustentan las “compe-tencias” y se encuentran incorporados a las políticas estatales desde hace un buen tiempo, como lo pueden ver en las distintas unidades que tuvimos los estudiantes durante nuestro paso por la educación básica y media, donde varias hacen directa referencia a estos tópi-cos. Además se observan en su traducción a los programas de estu-dio chilenos como Conocimiento, Habilidades y Actitudes, a partir de las recomendaciones realizadas por el Proyecto Alfa Tuning, fi-nanciado por la Unión Europea a través del ALFA III6, para “mejorar” la educación en América Latina y cuyos principales intelectuales son las Universidades Españolas.

“El enfoque por competencias centra su atención en los pro-cesos educativos del estudiante. Este planteamiento requiere que los conocimientos, habilidades y actitudes más importantes reflejadas en las tres dimensiones planteadas, los tenga que ad-quirir y aprehender durante los procesos de formación, integra-dos en los planes y programas de estudio de las diversas carreras. Los resultados del aprendizaje y las competencias desarrolladas se centran en los requerimientos tanto de la disciplina como de la sociedad en términos de la preparación para la inserción labo-ral y el ejercicio de la ciudadanía.”7

Debemos entender que esta “necesidad de competencias”,

5 Delors, Jacques, (1996) La educación encierra un tesoro, informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la educación para el siglo xxi, España, Santillana.

6 ALFA III es la tercera fase del Programa de cooperación entre instituciones de educación superior de la Unión Europea y América Latina.

7 Montaño, Ana María (ed.), (2013) Educación Superior en América Latina: reflexiones y perspec-tivas en Educación, España, Tuning América Latina.

tiene como objetivo garantizar bajos niveles de desempleo en un contexto donde este aumenta a escala global, al centrar los esfuer-zos educativos en la empleabilidad. El promotor más visible de esta medida y cercano a los estudiantes es la Red Universia que fuera de sus ensayos PSU, sus comparaciones de universidades, sus listas de becas y otros servicios a estudiantes, su objetivo es la promoción de medidas en el ámbito educacional para el aumento de empleabili-dad de la formación superior. Universia es creada en España y es financiada por el Grupo Santander, dueño del Banco Santander. Re-úne a los rectores de universidades de habla hispana y portuguesa, promoviendo el sistema de consejos de rectores, que para el caso chileno es el Consejo de Rectores de Chile CRUCH, el cual se encuen-tra afiliado a esta Red-Banco.

El proyecto Alfa Tuning, como representante del modelo por competencias busca también reducir los costos de la formación, al centrarse en lo “esencial” disminuyendo los tiempos de titulación y aumentando la retención, como parte de la disminución del gasto público en materias sociales como la educación.

Así 14 años después estamos viviendo el ajuste de nuestra Uni-versidad a dicha propuesta, y el claustro seria no una instancia de reflexión interna para la creación de una propuesta propia, sino un simple ajuste y adaptación. “Evaluar, revisar y ajustar el modelo educativo de la UMCE, con miras a atender los compromisos que ha adquirido la Universidad con la Sociedad Chilena” establece en la resolución que le da origen. Situación que se evidencia en la nega-tiva a cuestionar la adhesión de nuestra Universidad al currículo por competencias y el sistema de créditos transferibles.

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Una de las razones posibles para esto es la vigencia de proyectos Mecesup, que entregan grandes aportes financieros a la Universi-dad de parte del Estado, asociados al desarrollo de las propuestas del Proyecto Alfa Tuning. Los proyectos de Mejoramiento de la Cali-dad y Equidad en la Educación Superior (MECESUP), están dirigidos a “proveer las competencias necesarias que permitan aumentar la competitividad global, sostener el desarrollo económico y social, y asegurar que ningún talento se pierda por diferencias en las opor-tunidades de aprendizaje.” Y son financiados en parte gracias a un préstamo internacional de 25 millones de dólares otorgado por el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, organización vin-culada a la reconstrucción de Europa después de la Segunda Guerra Mundial, cuyo objetivo es la implantación de la Hegemonía Estadou-nidense.

Entre los Mecesup que actualmente tiene el Pedagógico pode-mos destacar el Sistema de Créditos Transferibles (SCT) establecidos en Educación Básica8, la instalación del curriculum por competencias en la carrera de Educación Física y en Filosofía, y la instalación de los laboratorios de TIC’s en la Facultad de Historia, Geografía y Letras.

Así podemos entender que nuestra universidad se encuentra in-serta en un proyecto de carácter internacional destinado al fortale-cimiento de la economía capitalista. Pero este debe asumirse como el contexto del claustro y no como el claustro en sí mismo, el cual puede ser como cualquier acto, reapropiado y resignificado una vez que este es comprendido en su amplitud. Esperamos entonces que la siguiente fase sea la planificación de nuestra propuesta a instalar

8 Mecesup UMC 0402 “Renovación e innovación curricular para la forma-ción inicial de profesores de Enseñanza General Básica (EGB) con Mención” (No se encuentra en la página de la Universidad)

en el Claustro, bajo nuestras propias Competencias, que se desli-guen de las necesidades empresariales y se ubiquen al servicio de nuestras necesidades como pueblo.

El modelo por competencias imperante en el sistema educativo actual, se enmarca en un sistema económico neoliberal respaldado por la mayoría de la intelectualidad educativa. Como estudiantes sa-bemos que aquello validado científicamente en materia de enseñan-za- aprendizaje es un modelo por habilidades que ha devenido en el modelo por competencias.

Discutir el modelo por competencias es un buen paso, pues per-mite diagnosticar el sistema ideológico tras el ajedrez. No obstante, el desafío va más allá de comprender la realidad presente. Nos que-da ser capaces de subvertir las lógicas capitalistas tras el modelo, a nuestro juicio el problema educativo va más allá del modelo por competencias, y se relaciona con los saberes estratégicos que ha escogido el modelo para ser enseñados y aprendidos en las Institu-ciones educativas actuales. Como sujetos creativos y analíticos de-bemos analizar qué saberes serán necesarios en la constitución del entramado de una nueva sociedad, siendo capaces de plantearlos bajo nuevas lógicas. El desafío es entonces reflexionar qué profeso-res queremos ser, que saberes necesitaremos para serlo, y con ello en lenguaje tuning: qué competencias articularemos para dichos fi-nes.

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