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Análisis de situación actual de huella hídrica en Nicaragua, sequía y opcionesde adaptación para el desarrollo sostenibleTRANSCRIPT
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En la actualidad, lo más relevante para Nicaragua sobre el agua es la Huella Hídrica.
Es un tema nuevo en la región, lo optimizan las industrias, para conocer los gastos operacionales como componentes de las estructuras de costos, además de la adopción de racionalidad en el uso de los recursos hídricos. Uno de los principales aspectos en relación a la huella hídrica, es la necesidad de concientizar a la población en el consumo adecuado del agua. Este punto puede ser analizado en base a tres preguntas importantes que lo ubicarían como un fundamento de la política de manejo del recurso hídrico para alcanzar el abastecimiento de agua, tanto en las zonas rurales como en las zonas urbanas, hay varias estrategias que deben ser implementadas iniciando con la sensibilización de la población, se pueden mencionar algunos ejemplos ligados al problema del abastecimiento del agua, donde el crecimiento demográfico a nivel nacional, sobre todo en el municipio de Managua, cada vez ejerce presión sobre el vital líquido. La reducción de mantos acuíferos impulsa la necesidad de perforación de pozos en distintas regiones del país, pero es importante integrarle el tema del efecto de sequía como resultado del cambio climático, que incide en las necesidades básicas de la sociedad principalmente el acceso al agua.
Desarrollo rural, agroindustrial y agroforestal
El Contexto Alimentario en el Panorama de Sequía del Corredor Seco Nicaragüense
La explotación del biogás como fuente de energía
limpia representa gran potencial para adoptarse como un elemento integral del desarrollo rural y representa una oportunidad para la reducción de la pobreza y la promoción de oportunidades, porque posibilita la obtención múltiples beneficios económicos, ambientales y sociales.
La crisis alimentaria que ha ocasionado la sequía en algunos departamentos de Nicaragua, revela un paradigma de consumo en los granos básicos. Este contexto también muestra la importancia de tomar medidas de adaptación racionales para proyectos de intervención en el nuevo contexto climático y productivo para las familias que dependen de sus tierras como fuente de reproducción alimentaria.
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EN ESTA EDICIÓN:
Situación Actual de la Huella
Hídrica en Nicaragua
Desarrollo Rural,
Agroindustrial y Agroforestal
El Contexto Alimentario en el
Panorama de Sequía del
Corredor Seco Nicaragüense.
Situación Actual de la Huella Hídrica en Nicaragua
La huella hídrica es un indicador de uso de agua que tiene en cuenta el uso directo y el indirecto por parte de un consumidor o productor. Este concepto nació en la UNESCO como un indicador del uso del agua en 2002 y sus fórmulas de cálculo se fijaron en varias publicaciones elaboradas también por miembros de la UNESCO durante su evolución. El interés por la Huella Hídrica, nace en el análisis de los impactos por consumo o contaminación que genera la acción del hombre sobre los recursos hídricos. La huella hídrica directa se refiere al consumo y la contaminación del agua relacionada con su uso en el hogar o en el jardín; la indirecta refiere al consumo y la contaminación del agua asociada con la producción de bienes y servicios consumidos, es decir, el agua que se utilizó para producir alimentos, vestido, papel, energía y bienes industriales consumidos.
Dentro de toda huella hídrica, se distinguen tres tipos:
- La huella hídrica azul: Cuantifica la cantidad de agua superficial y subterránea disponible que es consumida en un período de tiempo determinado, por un grupo de personas.
- La huella hídrica verde: Es el volumen de agua de lluvia consumida durante el proceso de producción, o la que llega al suelo y que no se pierde por escorrentía, almacenándose temporalmente en la parte superior del suelo o en la vegetación.
- La huella hídrica gris: Es un indicador del grado de contaminación del agua dulce en un determinado proceso. Se calcula como el volumen de agua que se requiere para diluir los contaminantes hasta el punto que la calidad del agua ambiental se mantenga por encima de lo estipulado en las normas de calidad del agua. También se puede distinguir la huella hídrica de un producto,
un individuo, una comunidad. De esta manera se puede tomar real conciencia del agua utilizada diariamente, ya que este concepto implica considerar no solo el consumo en forma directa, sino también, la que se empleó para producir los bienes y servicios. Sólo así, conoceremos realmente el impacto de nuestros hábitos y tendremos la posibilidad de generar un cambio de actitud, que nos lleve a utilizar racionalmente los recursos naturales.
El número de estudios sobre huella hídrica
en América Latina es muy limitado, pero
creciente. Partiendo del contexto anterior
se plantean las siguientes preguntas:
¿Qué decimos del tema de la huella hídrica en Nicaragua?
¿Por qué es un tema que aún no se ha discutido a profundidad a nivel nacional?
¿Por qué se usan datos sustraídos de otros países o regiones para hacer análisis nacionales?
Este tema no se ha discutido a profundidad
en Nicaragua y en general, es desconocido
todavía. Sin embargo, es imperante la
necesidad de acceso de información, que
permita llevar registros de muchas de las
actividades que se realizan en los distintos
sectores por un sinnúmero de argumentos,
entre los cuales destacan: La magnitud del
sector informal, carencia de tecnología y
nivel educativo.
La importancia de tener datos relacionados al
tema y recopilados a nivel nacional, facilita la
elaboración de estudios y análisis, incluso, la
obtención resultados específicos de la huella
hídrica en Nicaragua, pero al ser una
actividad poco conocida es difícil tener
acceso a los resultados de proyectos o
investigaciones a nivel nacional. Los estudios
que puedan realizase en este ámbito, se
relacionan al abastecimiento de agua en las
zonas rurales, además de zonas urbanas y
residenciales en donde hay casos que la
población solamente tiene acceso al vital
líquido en horarios establecidos, que no
sobrepasan las dos horas de servicio, además
de ello, se pueden identificar necesidades de
construcción o mantenimiento de pozos para
abastecer las distintas comunidades o
sectores poblados. La situación se agrava en
las zonas rurales, porque aparte del efecto
del cambio climático, la sequía y las
necesidades de pozos, se puede identificar el
mal estado de la gestión del recurso a nivel
nacional a pesar de los esfuerzos realizados
para reducir el impacto.
Organismos internacionales como la FAO y
UNESCO han impulsado estudios de la huella
hídrica basados en el hecho que la población
mundial se ha cuadruplicado desde 1900 y el
consumo de agua ha crecido de 7 a 9 veces.
Algunos de los resultados de estudios sobre
la huella hídrica en los países de América
Latina poseen grandes contrastes entre la
dependencia hídrica y los planes, políticas
hídricas, agrícolas y comerciales, en relación
al consumo nacional, la región concentró
10.5% de la huella hídrica global con el 8.2%
de la población mundial entre 1996 y 2000,
sin embargo; Panamá, Nicaragua y Costa Rica
reportaron la menor huella hídrica del
consumo nacional de la región, que refleja
un 29% por encima de la media global per
cápita que oscila el rededor de 1000 m3/año.
Sin embargo, otros estudios demuestran que
en el sector urbano nicaragüense se pueden
consumir aproximadamente 2,500 litros de
agua per cápita al día, en el lavado de
inodoros se gastan alrededor de 9,000 litros
y para el sector pecuario indica que son
necesarios alrededor de 1000 litros de agua
para producir un litro de leche y el sistema
de manejo extensivo convencional puede
triplicar esa cantidad.
Por ello, es recomendable fortalecer el
conocimiento de los métodos de estimación
de la huella hídrica, dado que puede ayudar
a las naciones de la región a mejorar su toma
de decisiones de política hídrica, agrícola y
comercial, además, de promover un mejor
uso del agua nacional, regional y global, que
descubren entre los principales retos para la
reducción; el cambio de los hábitos de
consumo, tanto del agua como de bienes y
productos en general, encontrar mecanismos
de sensibilización adecuados, para que haya
conciencia en la población de la importancia
de la racionalidad en el uso del agua
empleando prácticas sencillas como la
reducción de uso del agua en baños
(duchas), lavado de autos, inodoros, u otras
que permitan tener un mejor manejo del
recurso hídrico.
Mucha gente desperdicia el agua regando los
patios y otras personas en actualidad, no
pueden tener el mismo acceso al agua
aunque sean, por ejemplo, barrios vecinos.
Un mecanismo fundamental y estratégico
para racionalizar el uso del agua, es
economizarla, en regiones como el Sauce,
Teotecacinte, Nueva Segovia, Madriz,
Teustepe, por ejemplo, pueden encontrarse
una gran cantidad de cuencas donde
existieron los ríos o fuentes de agua y en la
actualidad, tienen un nivel de escorrentía
muy bajo o en otras ocasiones han
desaparecido, sin embargo, se han
implementado mecanismos de conservación
de fuentes e implementación de los Comités
de Agua Potable y Saneamiento, para
fortalecer la gobernanza y el acceso al agua
desde las comunidades.
En este panorama, es sumamente importante
considerar para el caso de Nicaragua que se
trata de un asunto de adopción de medidas
racionales en el uso del vital recurso y la
aplicación debida a la ley del agua, de tal
forma que los mecanismos de racionalización
faciliten la comprensión de la población y la
participación de las entidades de control y
reguladoras como: ANA, ENACAL o INAA,
CAP, para evitar que el problema se agrave.
En otras palabras, si alcanzamos mayor
conciencia y sensibilidad en el uso de este
recurso, estaremos asegurando el consumo
del vital líquido para las generaciones futuras
como un elemento integral del desarrollo.
Desarrollo Rural, Agroindustrial y
Agroforestal
Dadas las necesidades de acceso y uso de
energía en zonas rurales de Nicaragua, se
han impulsado una serie de iniciativas que
permiten la explotación de las energías
renovables no convencionales, tal es el caso
de la energía proveniente de la explotación
del biogás; una clase de energía limpia que
como todo bien, tiene sus técnicas de
empleo y vías de adquisición que puede
adoptarse como un elemento integral del
desarrollo rural y representa una
oportunidad para la reducción de la pobreza
y la promoción de oportunidades
económicas.
El uso del biogás se traduce en energía
limpia que facilita a las familias mejorar las
condiciones de vida, por varias razones; en
primer lugar, el uso de biogás permite
reducir el riesgo de enfermedades
respiratorias por inhalación de humo que
producen los fogones con combustión de
leña. En segundo lugar, reduce el uso de leña
que conlleva a la mitigación de los daños
ambientales provocados por la tala
indiscriminada de árboles, su incineración
inicial, para producción de carbón y la fase
final de incineración para uso doméstico.
En tercer lugar, la incorporación de estos
sistemas, permite incrementar los niveles
tecnológicos en las fincas, sin embargo, es
menester que las familias de las zonas rurales
tengan el acceso a la información necesaria,
para optimizar el uso del mismo.
Con el propósito de contribuir con el acceso
y el uso de energía renovable no
convencional en zonas rurales de Nicaragua,
inició en 2013 el Programa de Desarrollo del
Mercado de Biogás de Nicaragua (PBN) que
beneficiará a 6,000 pequeñas y medidas
empresas agropecuarias y hogares rurales de
los departamentos de Boaco, Matagalpa,
Chontales, León y Río San Juan. Es ejecutado
por el Servicio Holandés de Cooperación al
Desarrollo (SNV) y Nicaragua, en alianza con
el Instituto Humanista para la Cooperación
con los Países en Desarrollo (HIVOS). Tiene
una inversión de seis millones doscientos mil
dólares aportados por el Fondo Multilateral
de Inversión (FOMIN) del Banco
Interamericano de Desarrollo (BID), el Fondo
Nórdico de Desarrollo (NDF) y aportes
locales.
Beneficios del biogás
El biogás es un tipo de energía renovable
que ayuda a los productores agropecuarios y
hogares rurales a satisfacer sus necesidades
energéticas.
Las plantas de biogás son compartimentos
cerrados donde se descomponen los
desechos orgánicos (residuos de alimentos,
estiércol, desechos agrícolas, etc.) y ante la
ausencia de aire produce gas metano, cuya
combustión permite generar energía
eléctrica y térmica; sus residuos se usan
como fertilizante orgánico; líquido y sólido,
de alta calidad para mejorar los suelos e
incrementar el rendimiento de los cultivos y
pastizales. Esto posibilita la obtención
múltiples beneficios económicos,
ambientales y sociales.
Entre los beneficios económicos se puede
decir que, el uso del biogás representa una
inversión considerablemente alta para las
familias que necesitan la energía, sin
embargo, la reducción en el uso de leña
representa un ahorro significativo que supera
la inversión en el largo plazo, por lo tanto, las
familias disminuirán su consumo de leña y
tendrán un nivel mayor de liquidez para el
largo plazo en términos monetarios.
Desde la perspectiva ambiental, la transición
en el uso de leña al uso del biogás
representa en principio, una reutilización de
desperdicios que generalmente no son
aprovechados en el sistema y tienen un alto
contenido de material orgánico aprovechable
por dos vías; Una es uso del gas metano
como combustible y el segundo es la
aplicación de los residuos del bio-digestor
como abono orgánico, lo que optimiza el uso
de los recursos en el sistema productivo. Por
otro lado, el uso de los residuos orgánicos
provenientes del proceso de bio-digestión,
ayudan como reconstituyentes de la materia
orgánica del suelo y a su vez, la disminución
de las necesidades de nutrientes que los
pequeños productores complementan con
productos que adquieren en diferentes
comercios, una vez que el productor reduce
las necesidades de fertilizantes y abonos
comerciales, también obtiene un ahorro
monetario que beneficia su presupuesto
familiar.
En adición a lo anterior, se ha dicho que la
aplicación de biogás en las zonas rurales
reduce el consumo de leña, entonces, ¿qué se puede hacer para compensar el daño ambiental?
Uno de los métodos más pujantes en los
últimos años ha sido la reforestación,
impulsada por varios sectores entre ellos el
sector privado, en el marco de su
Responsabilidad Social Empresarial o
Corporativa.
Grandes empresas en Nicaragua se han
dedicado a impulsar campañas y programas
de reforestación, como medio de
compensación del daño ambiental al
ecosistema forestal.
Desde la perspectiva forestal, una reducción
en la tala de árboles por uso de leña, se
traduce en 107 árboles por hectárea no
talados que representa la densidad promedio
mixta de bosque latifoliado y coníferas de
Nicaragua, lo que implica un aporte positivo
al medio y a la sociedad, por el incentivo que
el ambiente recibe por medio de la
reforestación.
Técnicamente hablando, las familias de las
zonas rurales carecen del acceso a
información suficiente para aplicar a
programas de acceso a estos sistemas de
producción de biogás, a ello es importante
agregarle que el incremento de niveles
tecnológicos en los sistemas demandan un
componente de nivel industrial, en relación a
las materias primas necesarias para el debido
funcionamiento; por otro lado se encuentra
la dificultad para distribuir el sistema en cada
región, tal es el caso de las instalaciones
necesarias para procesar la materia orgánica
usada en la producción del biogás, además
de las modificaciones que tengan que
hacerse en las cocinas u otro medio en el
cual se tenga la intención de aprovechar el
recurso. Por lo cual, se recomienda realizar
una revisión de las perspectivas de aplicación
de los programas y proyectos, la adopción de
un plan de monitoreo o seguimiento a los
usuarios desde su comunidad y la edición de
material didáctico para que las familias
puedan adoptar estos sistemas de tal forma
que se pueda realizar una integración
multidisciplinaria y efectiva en la resolución
del problema energético en las zonas rurales.
El Contexto Alimentario en el Panorama
de Sequía del Corredor Seco Nicaragüense
El intercambio comercial de Nicaragua con
los países de Centroamérica ha mostrado
tasas desaceleradas aunque con incrementos
interanuales, al comparar los datos de
entidades oficiales como MIFIC, BCN, CETREX
durante los últimos cuatro años, es notable la
tendencia desacelerada del comercio
Centroamericano.
En relación al comercio centroamericano, hay
una seria problemática que está enfocada en
el impacto de la sequía, agua, reducción de
productividad del frijol en zonas como Santa
Lucía, Boaco y baja en la productividad de
arroz y maíz en el pacífico. En relación a la
producción de autoabastecimiento nacional
se está creando un paradigma fuerte porque
se asegura que hay un problema de sequia y
escases de agua, en los departamentos de
León, Chinandega, Boaco, Carazo, pero
también hay sectores que dependen de las
exportaciones de sus productos para obtener
ingresos. Por ello es necesario dar un vistazo
a las zonas que presentan problemas de
acceso a los alimentos, para comprobar si en
realidad hay un impacto considerablemente
fuerte como para decretar una alerta a nivel
nacional que permitan buscar una solución
de corto plazo a este problema, aunque no
es una novedad que existen regiones del
pacífico que siempre han tenido problemas
de disponibilidad y acceso a los alimentos
necesarios, que hoy por hoy se ha visto
reducida significativamente. Lo anterior
incide negativamente como un factor
multiplicador de la pobreza sobre todo en las
zonas más vulnerables.
En ese contexto es menester preguntarse;
¿Es mejor asegurar la disponibilidad de
alimentos a nivel local o nos dedicamos a
producir y exportar para mantener una
dinámica económica que compense la crisis
alimentaria?
¿Qué mecanismos de control podemos aplicar
para mitigar la crisis?
¿En el mercado de granos básicos maíz, frijol y
arroz, como vemos la tendencia al último
trimestre del año?
Hay lugares que están produciendo con
riego, sus productores son medianos y esa
práctica les permite mitigar el impacto de la
sequia, la expectativa es que en noviembre
2015, ocurra una leve alza en los precios por
la escases de granos básicos, sin embargo,
las fuentes oficiales han sido enfáticas al
indicar que la reducción de los precios del
petróleo estimularán la baja en el índice de
inflación interanual a nivel nacional, en
donde los granos básicos experimentarán
también una reducción de sus precios, si la
tendencia no se define claramente, la
especulación será un elemento que podría
incidir en el incremento de precios, sobre
todo en el escenario de la intermediación,
que también ha afectado el mercado de la
carne vacuna.
Por ser temas sensibles es necesario contar
con intervenciones que tengan una
estructura idónea, que permita alcanzar el
cambio deseado. Sin embargo, existen
elementos relacionados con el mal empleo
de los proyectos sociales dirigidos a mitigar
el problema alimentario, entre los cuales el
más importante se ve ligado a la cultura de la
población, que puede medirse por métodos
antropológicos, aunque la formulación de los
proyectos conlleven un mayor período de
tiempo, pero que permitan realizar
ejecuciones verdaderamente efectivas. En ese
sentido, los recursos educativos de las
universidades tienen gran responsabilidad
para impactar positivamente en diferentes
áreas del conocimiento y hacer efectivos los
proyectos con miras a la reducción de la
pobreza.
Es probable que no se han aplicado
investigaciones antropológicas previas para
realizar intervenciones con proyectos ligados
al tema alimentario que permitan obtener
mejores niveles de vida, una de las
condiciones negativas es el hecho que los
proyectos solamente se venden como un
buen proyecto, sin analizar las áreas
sustantivas y trasfondos culturales en los
cuales los proyectos sean efectivos, en ese
sentido, la adopción de una perspectiva inter,
multi y trans disciplinaria en los proyectos, en
los cuales el seguimiento y la capacidad
profesional de los directivos de los mismos
no tiene un control exhaustivo y como
líderes de cambio en una zona específica,
con una intervención temporal las
actividades realizadas en la mayoría de los
casos no consiguen una dinámica efectiva en
los poblados y si hay problemas estructurales
en alguno de los ciclos de los proyectos,
estos son inefectivos.
Una de las principales conclusiones a las que
se puede llegar es que el mismo método
usado para reducir los niveles de pobreza, se
utiliza para reducir la crisis alimentaria, como
lo son, la creación de empleos alternativos,
realización de otras actividades que
dinamicen la economía local, por medio de la
aplicación de metodologías de seguimiento y
control descentralizados, en los que
intervienen condiciones de vivienda, salud,
ingresos económicos de tal forma que las
personas puedan alcanzar un nivel educativo
por medio de capacitaciones para los nuevos
mecanismos de adaptación a las crisis.
Para ello, se recomienda aplicar mecanismos
de gestión local que permitan a su vez, una
intervención completa, directa, efectiva y
concreta con un seguimiento adecuado a los
resultados que generen los proyectos.