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    N

    En la nota editorial del nmero 12 del Boletnse presentaron los motivos que llevaron a la realizacin del

    VI Simposio Internacional de Arqueologa PUCP, que tuvo como tema El Periodo Formativo: enfoquesy evidencias recientes. Cincuenta aos de la Misin Arqueolgica Japonesa y su vigencia, celebrado losdas 5, 6 y 7 de setiembre de 2008. En el presente nmero se ofrece la segunda y ltima parte de las con-tribuciones de ese evento.

    De esta manera, el Boletnsigue cumpliendo con uno de sus principales objetivos: la discusin y la di-fusin de la parte temprana de la historia del Per antiguo, en particular el Periodo Formativo. Su primernmero incluy dos artculos sobre esta etapa (Onuki 1997; Seki 1997), el segundo estuvo dedicado porcompleto a su discusin (Kaulicke [ed.] 1998), el tercero abord de manera exclusiva el Periodo Arcaico(Kaulicke [ed.] 1999) y, a partir del nmero 9, se han insertado los periodos Formativo y Arcaico en temasms generales, tanto en el tenor el nmero 9 vers sobre las fiestas (Kaulicke y Dillehay [eds.] 2008)como en el marco referencial espacio-temporal, que cubre todo el continente americano e incluye desde elpasado prehispnico hasta los incas. Asimismo, se han incorporado datos etnogrficos pertinentes.

    Esta misma estrategia se aplic a los nmeros 10 y 11, en los que el tema del origen de la complejidadsocial temprana en el mbito del continente sudamericano reclama, en forma evidente, la incorporacin delos periodos Arcaico y Formativo centroandinos en el anlisis; sin embargo, estos requeran ser insertadosen una perspectiva global con el fin de comparar el fenmeno centroandino con el de un nmero mayorde casos de otras partes del mundo (Kaulicke y Dillehay [eds.] 2008, 2009). Este procedimiento, a su vez,lleva a una reorientacin crtica del estado de los conocimientos del Periodo Formativo (y del Arcaico) delPer. Un cierto afn de enfatizar las diferencias o, ms an, una supuesta imposibilidad de comparar elorigen de la civilizacin en el Per antiguo, conlleva construcciones tericas de carcter excluyente, yaque obvian la necesidad de la definicin de similitud antes de concentrarse en la de la diferencia. Pero este

    no es un problema eminentemente terico, sino que debe formularse sobre slidas bases empricas. En laintroduccin al nmero 12 (Kaulicke 2010b) trat de indagar sobre la problemtica de la cronologa, quefue el punto de discusin central en el evento y, por lo tanto, en las contribuciones publicadas en el nmeroreferido y en el presente.

    El concepto de espacio y tiempo en su aspecto material el nico que nos es asequiblees de granrelevancia, pues la interrelacin entre ambos constituye la referencia obligada para la definicin relativa desimilitud y diferencia. Esta interrelacin implica contemporaneidad, un trmino de difcil aplicacin almaterial arqueolgico, ya que, a menudo, no es estricto en el sentido de evento. Otro trmino relacionadoque requiere de una definicin lo suficientemente precisa, sin caer en la simplificacin de su formacinmaterial, es el que suele llamarse contexto. Este tipo de contemporaneidad tampoco se capta por medio delos fechados radiocarbnicos, pero una resolucin de varios siglos ya no debera caber en lo que sera la

    contemporaneidad en trminos arqueolgicos.Es probable que el estilo que caracteriza las obras lticas de Chavn de Huntar haya estado en vigenciadurante un lapso de 700 aos radiocarbnicos, pero suele ser tratado como una unidad cuyo impacto sesupone panandino. Este solo es un ejemplo de las simplificaciones comunes en el tratamiento de los restosmateriales del Periodo Formativo del Per. Esta nota no es el sitio en el que se deba tratar tal problemtica,por lo que remito al lector a las conclusiones del presente nmero, que son, a la vez, las conclusiones de loscontenidos de ambas entregas. Como se ha hecho evidente con los trabajos publicados en el nmero 12, seha acumulado mucho material desconocido hasta hace poco; gracias a ello, ahora estamos en condicionesde discutir los temas aludidos de una manera mucho ms sustentada de lo que se hizo en el I SimposioInternacional de Arqueologa PUCP, hace 14 aos (Kaulicke [ed.] 1998), cuando la base de datos eramucho ms limitada.

    Se ha prescindido de otra introduccin para este nmero, pero las conclusiones abarcan los artculosde ambos, de modo que las lneas a continuacin presentarn, brevemente, su contenido. El lector del n-mero anterior se percatar de que las contribuciones de Fuchs y Bischof, debido al tema, deberan formar

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    6 PEER KAULICKE

    parte del paquete de trabajos publicados en la primera parte; sus apariciones aqu se deben a razones deedicin. Gracias al actual proyecto de Peter Fuchs (vase, tambin, Fuchs et al.2008) y a uno anterior, enel que tambin se involucraba al valle de Casma (Cerro Sechn)ya reconocido por su relevancia para elFormativo emprano, se dispone, ahora, de informacin de suma importancia en torno de la sorpren-dente edad de su arquitectura monumental y el arte asociado. Estos dos aspectos han sido retomados por

    Bischof, quien emprende una discusin pormenorizada de la arquitectura, el arte asociado y los objetos deCasma y alrededores (Haldas y Nepea), as como su ordenamiento en tres fases: Sechn (3200-1650 a.C.[calib.]), Moxeke (1950-1400 a.C. [calib.]) y Haldas (1400-1000 a.C. [calib.]). anto Fuchs et al. comoBischof se sirven de una gran cantidad de fechados radiocarbnicos procedentes de contextos asegurados.

    Un tercer trabajo, el de John Rick et al., ilumina el tema de la cronologa desde Chavn de Huntar. Elproyecto dirigido por Rick ofreci un considerable aporte a la formacin de una visin ms clara del com-plicado problema Chavn (vase Kaulicke 2010a) gracias a los estudios pormenorizados de la arquitec-tura monumental y a las excavaciones en varios lugares del complejo, que arrojaron una cifra considerablede fechados radiocarbnicos. Los autores concluyen que la ocupacin ms intensiva puede ubicarse entre900/800 y 500/400, pero prefieren una duracin ms reducida entre 800 a 500 a.C., lo que concuerda conotros sitios discutidos y presentados en estos nmeros. Evidencias anteriores de arquitectura monumental

    se ubican en el rango entre 1250 y 800 a.C. (calib.). Con ello, queda en evidencia que las ocupaciones deCasma, Nepea y Santa son anteriores, pero son seguidas por Chavn, donde las ocupaciones posterioresno chavn se inician despus de 400 a.C. (calib.). Sin embargo, como en el caso de Casmadocumentadopor Fuchs et al.en Sechn Bajo, los inicios de la arquitectura monumental pueden ser considerable-mente anteriores. En el rea de Chavn existen indicios claros de ocupaciones durante el tercer y, quiz,parte del cuarto milenio a.C., pero se carece de evidencias para el lapso entre 2200 y 1300 a.C., lo queconstituye un problema por resolver.

    La cuarta investigacin incluida en este nmero hace referencia a Sajara-patac, un sitio ya excavado porlos arquelogos japoneses en la dcada de los sesenta. Sirvi de nombre para la fase posterior a Kotosh-Chavn (Kaulicke 2010a), pero careca de una clara estratigrafa y, sobre todo, de fechados radiocarbnicos.Matsumoto se encarga de llenar esta laguna. Describe cuatro fases de construccin del sitio, contextos aso-ciados interpretados como evidencias de festines, el uso de maz, papa y yuca, y la produccin de chicha.Las ocupaciones se inician entre 700 y 500 a.C. (calib.), mientras que los fechados de la tercera y cuartafase parecen indicar ocupaciones posteriores. Al lado de muchas caractersticas en apariencia, locales,surgen algunas que sealan contactos forneos, probablemente del rea chavn.

    El artculo de Abanto es el nico que se ocupa de la costa central, lo que no permite una discusinpormenorizada de la situacin cronolgica de esta rea durante el Periodo Formativo. Abanto resume lapresencia de sitios en la quebrada de Canto Grande, en el valle bajo del Rmac. Se trata de una zona pococonocida y sin excavaciones controladas, por lo que se carece de fechados radiocarbnicos. En el FormativoMedio destaca el denominado Cerro Cantera, un sitio con petroglifos y una plaza con cermica, y cuyosrasgos reflejan la presencia de lo que Lumbreras (1993) llama estilo Dragoniano.

    Si la costa central recibi un trato poco destacado (ajeno a nuestra voluntad, vase nota editorial del n-mero anterior), la costa sur est presente con un conjunto de trabajos que cubren el rea entre la pennsulade Paracas y Palpa/Nazca. En su investigacin, Garca se concentra en el sitio de Puerto Nuevo de Paracas,excavado por Engel en la dcada de los sesenta. En el trabajo incluido en este nmero, el autor reconoceuna secuencia que se inicia antes del Horizonte emprano (Disco Verde) y la inserta en una discusin por-menorizada de su contexto cronolgico y estilstico ms general. Es de lamentar que solo disponga de dosfechados antiguos, de los que uno parece sealar una presencia hacia fines del Formativo Medio, en tantoque Garca supone y es probable que tenga razn que la mayor parte del asentamiento perteneci alFormativo ardo (parte temprana?), a diferencia de Karwa, que sera de una fase posterior (sin fechados).Concluye que, ya antes del inicio del Formativo ardo (u Horizonte emprano), llegaron influenciasforneas a la zona sin causar cambios bruscos en su ideologa.

    Splitstoser et al. se ocupan de otro sitio ya excavado hace mucho tiempo: Cerrillos, en la parte altadel ro Ica (Wallace 1962). rabajos ms recientes han revelado una historia prolongada de cinco templossuperpuestos que cubren casi toda la secuencia del Horizonte emprano definida por Menzel et al.(1964).

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    7NOA EDIORIAL

    Cabe indicar que, a pesar de que los datos presentados son muy resumidos, abren perspectivas muy rele-vantes. Un nmero elevado de tejidos recibe ms atencin, ya que el autor principal los analiz para sutesis doctoral (Splitstoser 2009). En otro artculo, Beresford-Jones y colaboradores presentan datos del vallebajo de Ica que corresponden a restos atribuibles a las fases Ocucaje 3 y 4, pero su inters se centra en lasevidencias de subsistencia y medioambiente, que indican un cambio marcado hacia la aridizacin de la

    zona despus del Formativo. Adems, llama la atencin la ausencia total de plantas domesticadas, con laexcepcin del algodn.

    Otros dos trabajos presentan datos de Palpa/Nazca. Reindel e Isla se concentran en la ocupacin delPeriodo Inicial en Pernil Alto, donde excavaron una secuencia de cinco fases constructivas con una enormecantidad de cermica (casi 15.000 fragmentos) que se parece a aquella encontrada en Hacha y Disco Verde.

    Asimismo, cuentan con datos de una serie de plantas domsticas, incluido el maz. La mayora de los fe-chados radiocarbnicos cae en un lapso entre 1100 y 830 a.C. (calib.). Por otro lado, un rea funeraria delsector de Coyungo, en el bajo Ro Grande, fue trabajada por el suscrito. Esta investigacin ha permitido,por primera vez, presentar datos de estructuras funerarias grandes, con un notable conjunto de textilesdecorados, hasta ahora solo conocidos de colecciones. odo este material fue fechado entre 800 y 500a.C. (calib.). El siguiente aporte de este compendio pertenece, por el tema, al mismo grupo que Reindel e

    Isla. Se trata de excavaciones en Campanayuq Rumi, cerca de Vilcashuamn, Ayacucho, que fueron diri-gidas por Matsumoto, quien acaba de presentar su tesis doctoral acerca de sus investigaciones en el lugar(Matsumoto 2010). Pese a tratarse de un sitio serrano, son evidentes sus vnculos con el rea de Palpa/Ro Grande/Nazca, sobre todo por la cermica. Cuenta con arquitectura monumental en varias fases;Matsumoto la compara con la de Chavn de Huntar y reconoce dos fases cermicas: la primera se vinculacon estilos conocidos de Acar, Andahuaylas y Cuzco, mientras que la segunda cambia su orientacin haciaestilos como los de Chavn y los de la zona de Ica/Nazca. Los fechados obtenidos corresponden a otrossitios del Formativo Medio (1100 a 900 a.C. [calib.]) y ardo (800 a 450 a.C. [calib.]).

    El ltimo artculo de este nmero no por ello menos importantees el de Davis y Delgado, elnico orientado a un tema de la sierra sur. Si bien encaja en las caractersticas del Formativo cuzqueo (400a 100 a.C. [calib.]) es evidente que corresponde a sociedades poco relacionadas con aquellas presentadas enlas dems contribuciones. Su insercin en el conjunto de estas dos entregas se debe, entre otros motivos,a la ilustracin de este hecho. Es evidente que hubiera sido necesario incluir este sitio en una discusinacerca del Formativo del altiplano peruano-boliviano, el norte de Chile, el norte de Bolivia y el noroeste de

    Argentina. al posibilidad fue prevista en algn momento, pero hubiera significado la publicacin de unvolumen adicional (vase trabajos al respecto en los nmeros 2, 9, 10 y 11).

    Queda por agradecer a los autores de este nmero, algunos presentes en el simposio, mientras que otrosfueron invitados posteriormente, y tuvieron la gentileza de aceptar y de entregar sus respectivos trabajos.Reitero mi agradecimiento especial a Yoshio Onuki por muchas razones, entre las que destaco su disposi-cin a fungir de coeditor de los trabajos que surgieron del simposio, evento en el que tambin aport enforma significativa.

    engo una deuda de gratitud con la doctora Pepi Patrn, Vicerrectora de Investigacin de nuestracasa de estudios, quien apoy, en forma especial, este proyecto al otorgar los recursos econmicos quepermitieron la publicacin de ambos nmeros este ao. Con ello hemos podido recuperar buena parte dela periodicidad. Este esfuerzo adicional fue posible por la asistencia que la seorita Pamela Cueto brinda Rafael Valdez en ambos trabajos. Expreso a Rafael, como siempre, mi reconocimiento muy particularpor su dedicacin, su eficiencia y su identificacin con el Boletn, cualidades mostradas ya por muchosaos. Agradezco a om Dillehay, quien corrigi las versiones en ingls de los resmenes, y a Hugo Ikehara,a quien se le debe el motivo de la cartula. La magster Patricia Arvalo, Directora General del FondoEditorial, y su equipo se encargaron, una vez ms, de los trabajos finales y la impresin de manera muyprofesional, y el doctor Miguel Giusti, Jefe del Departamento de Humanidades, contribuy con las gestio-nes pertinentes que fueron necesarias para concretar este proyecto editorial.

    PEER KAULICKE

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    8 PEER KAULICKE

    REFERENCIAS

    Fuchs, P. R., R. Patzschke, C. Schmitz, G. Yenque y J. Briceo2008 Investigaciones arqueolgicas en el sitio de Sechn Bajo, Casma, en: P. Kaulicke y . D. Dillehay (eds.), Procesos

    y expresiones de poder, identidad y orden tempranos en Sudamrica. Primera parte, Boletn de Arqueologa PUCP10 (2006), 111-135, Lima.

    Kaulicke, P.2010a Las cronologas del Formativo. 50 aos de investigaciones japonesas en perspectiva, Pontificia Universidad Catlica del

    Per, Lima.

    2010b Espacio y tiempo en el Periodo Formativo: una introduccin, en: P. Kaulicke y Y. Onuki (eds.), El PeriodoFormativo: enfoques y evidencias recientes. Cincuenta aos de la Misin Arqueolgica Japonesa y su vigencia.Primera parte, Boletn de Arqueologa PUCP12 (2008), 9-23, Lima.

    Kaulicke, P. (ed.)1998 Perspectivas regionales del Periodo Formativo en el Per, Boletn de Arqueologa PUCP2, Lima.

    1999 El Periodo Arcaico en el Per: hacia una definicin de los orgenes, Boletn de Arqueologa PUCP3, Lima.

    Kaulicke, P. y T. D. Dillehay [eds.]2008 Procesos y expresiones de poder, identidad y orden tempranos en Sudamrica. Primera parte,Boletn de Arqueologa

    PUCP10 (2006), Lima.

    2009 Procesos y expresiones de poder, identidad y orden tempranos en Sudamrica. Segunda parte,Boletn de ArqueologaPUCP11 (2007), Lima.

    Lumbreras, L. G.1993 Chavn de Huntar: excavaciones en la Galera de las Ofrendas, Materialien zur Allgemeinen und Vergleichenden

    Archologie 51, Philipp von Zabern, Mainz am Rhein.

    Menzel, D., J. H. Rowe y L. E. Dawson

    1964 Te Paracas Pottery of Ica: A Study in Style and ime, University of California Publications in American Archaeologyand Ethnology 50, University of California Press, Berkeley/Los Angeles.

    Onuki, Y.1997 Ocho tumbas especiales de Kuntur Wasi, en: P. Kaulicke (ed.), La muerte en el antiguo Per: contextos y concep-

    tos funerarios, Boletn de Arqueologa PUCP1, 79-114, Lima.

    Seki, Y.1997 Excavaciones en el sitio La Bomba, valle medio de Jequetepeque, dpto. Cajamarca, en: P. Kaulicke (ed.), La

    muerte en el antiguo Per: contextos y conceptos funerarios, Boletn de Arqueologa PUCP1, 115-136, Lima.

    Splitstoser, J. C.2009 Weaving the Structure of the Cosmos: Cloth, Agency, and Worldview at Cerrillos, An Early Paracas Site in the Ica

    Valley, Per, tesis de doctorado, Department of Anthropology, Te Catholic University of America, Washington,D.C.

    Wallace, D. T.1962 Cerrillos, an Early Paracas Site in Ica, Per, American Antiquity27 (3), 303-314, Salt Lake City.

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    BOLEN DE ARQUEOLOGA PUCP / N. 13 / 2009, 9-54 / ISSN 1029-2004

    a Reiss-Engelhorn-Museen Mannheim, Sammlung Weltkulturen und Umwelt. Direccin postal: Zeughaus C 5, 68159 Mannheim, Alemania. Correo electrnico: [email protected]

    L A , A F

    F C:

    Henning Bischofa

    A la memoria de Hans Leussink, promotor del Proyecto Arqueolgico Sechn

    Resumen

    Las investigaciones recientes permiten esbozar un nuevo cuadro cronolgico del valle de Casma gracias a la secuencia cermicaelaborada por Peter Fuchs (1990) sobre la base de la estratigrafa de Cerro Sechn, confirmada y ampliada en su parte tempranapor los descubrimientos en Sechn Bajo. Al mismo tiempo, el recuento sistemtico categorizado de los datos revelar muchas la-gunas en el registro arqueolgico actual. El avance sociocultural de los habitantes del valle de Casma se expresa, ms claramente,en su arquitectura monumental. Se da a conocer, primero, en el Periodo Sechn (3400-1650 a.C.), que forma parte del Arcaicoardo y Final, seguido durante el Formativo emprano segn los contextos cermicos diagnsticos, por los periodos Moxeke(1650-1400 a.C.) y Haldas (1400-1000 a.C. [calib.]). Dentro de este marco se tratar de evaluar, a la luz de las evidenciasarqueolgicas, algunos desarrollos sociopolticos bosquejados por Shelia y Tomas Pozorski (2006) como si fuesen reales. La pre-sencia de una arquitectura monumental de adobe que se remonta hacia 3400 a.C. (calib.) en el valle de Casma, hace recordarlos desarrollos anlogos del Neoltico Precermico (Pre-Pottery Neolithic) del Cercano Oriente. Permanece pendiente el reto de

    estructurar una terminologa conveniente para el Periodo Arcaico andino, de acuerdo con los nuevos descubrimientos (Kaulicke1994; 2009: 17-18).

    Palabras clave: valle de Casma, Periodo Precermico, cermica temprana, patrn de asentamiento, arte prechavn, acontecimien-tos sociopolticos

    Abstract

    THE LATE ARCHAIC, FINAL ARCHAIC AND EARLY FORMATIVE PERIODS IN THE CASMA VALLEY: DATA

    AND HYPOTHESES

    Tis paper endeavors to establish some basic points of reference to better understand the early culture-historical dynamics of theCasma Valley. Te revised chronology presented here follows the ceramic sequence developed by Peter Fuchs (1990) on the basis of

    his Cerro Sechn stratigraphy, confirmed and amplified in its early sections by his recent excavations at Sechn Bajo. A systematicreview of the different categories of archaeological data reveals many lacunae that still persist in our record. Monumental archi-Monumental archi-tecture most clearly expresses the socio-cultural complexity of the ancient Casma Valley polities. It first appeared during the SechnPeriod (3400-1650 cal BC) which is part of the Late Archaic (Preceramic), followed during the Early Formative by the MoxekePeriod (1650-1400 cal BC) and the Haldas Period (1400-1000 cal BC) with their diagnostic ceramics. Within this timeframe,some hypotheses formulated by Shelia and Tomas Pozorski (2006) about the socio-political transactions between major CasmaValley sites are evaluated in the light of the archaeological evidence. Te tradition of monumental adobe architecture that goesback to about 3400 cal. BC in the Casma Valley, reminds us of analogous developments in the Pre-Pottery Neolithic of the ancientNear East. Tere still remains the challenge to adapt Archaic Period terminology in the Andes to those new discoveries (Kaulicke1994, 2007: 17-18).

    Keywords: Casma Valley, Preceramic Period, early pottery, settlement patterns, pre-Chavn art, socio-political developments

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    HENNING BISCHOF

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    1. Introduccin

    Despus de 70 aos de investigaciones, la prehistoria del valle de Casma todava presenta bastantes desafosy algunas sorpresas. El presente trabajo se enfocar en cuatro temas: a) la revisin de la secuencia culturalsobre la base de los datos arqueolgicos y radiomtricos disponibles para el lapso entre el Arcaico ardo y

    el Formativo emprano (Fig. 1), motivada por el descubrimiento de arquitectura monumental tempranaen Sechn Bajo (Fuchs, Patzschke, Schmitz, Yenque y Briceo2008; Fuchs, Patzschke, Yenque y Briceo,este nmero); b) los elementos diagnsticos para cada periodo en el marco de los conocimientos actuales;c) la relacin entre Cerro Sechn y Pampa de las Llamas por un lado, y en referencia al complejo Sechn

    Alto por el otro como base de la discusin siguiente, y d) la evaluacin crtica del panorama, bastante ima-ginativo, del desarrollo sociopoltico temprano en el valle de Casma proyectado en publicaciones recientes(S. G. Pozorski y . G. Pozorski 2006, 2008), especialmente en lo que se refiere al papel desempeado porel centro costero de Las Haldas frente al complejo Sechn Alto.

    2. El Periodo Sechn (3400-1650 a.C. [calib.])

    2.1. La cronologa

    El descubrimiento de una larga secuencia de arquitectura monumental de adobe en Sechn Bajo, fechadaa partir de 3400 a.C. (calib.) (Fuchs, Patzschke, Schmitz y Yenque 2006; Fuchs, Patzschke, Schmitz,

    Yenque y Briceo2008; Fuchs, Patzschke, Yenque y Briceo,este nmero), junto con el resultado de lostrabajos antecedentes en Cerro Sechn (Samaniego et al.1985; Fuchs 1997; Bischof 2008), hace necesarioactualizar la secuencia cultural propuesta por David J. Wilson (1995) para el valle de Casma. Su periodoortugas, definido para cubrir el Precermico, es decir, el Periodo Arcaico ardo y Final (Wilson 1995:191-192), simplemente no contempla nada tan complejo ni tan antiguo como los primeros edificios cere-moniales de Sechn Bajo, o las fases 1-4 de Cerro Sechn. La insercin de un Periodo Sechn, precermico(3400-1650 a.C. [calib.]),1antes del periodo, ya cermico, Moxeke (1650-1400 a.C. [calib.]), reconoce

    este hecho fundamental.Por casi un cuarto de siglo ha sido evidente que la fase ms antigua de la plataforma central de CerroSechn (fase 1; Hd-6958, 2210-2040 a.C. [calib.]) demuestra el manejo competente de un sistema cons-tructivo estndar que emplea adobes cnicos (Samaniego et al.1985: 181-182). Obviamente, esta capaci-dad tcnica deba de haberse desarrollado durante los siglos anteriores del tercer milenio a.C (calib.). Losdescubrimientos en Sechn Bajo aclaran que los antecedentes de la arquitectura de adobe, de hecho, seremontan hacia la segunda mitad del cuarto milenio a.C. en el valle de Casma. En trminos de cronologaabsoluta, los 10 ensayos de radiocarbono de Sechn Bajo, que cubren el periodo de 3400-2950 a.C. (ca-lib.), indican el lmite inferior del Periodo Sechn.2Su lmite superior se fij alrededor de 1650 a.C. (calib.),cuando apareci la primera cermica en la regin de Casma, la que seala el comienzo del subsiguienteperiodo, Moxeke.

    2.2. La arquitectura

    El nmero de los sitios que pueden atribuirse al Periodo Sechn todava no es grande (Fig. 2). Aun as, esobvio que la mayora de ellos se concentraba en el interior del valle, distantes de la lnea costera. Es un pa-trn de asentamiento y modelo de desarrollo diferente de lo propuesto por Shelia y Tomas Pozorski(2002: 32, 45-46; 2006: 46), quienes no tomaron en cuenta, debidamente, la trascendencia de los datoscronolgicos obtenidos en Cerro Sechn (Samaniego et al.1985; Fuchs 1997).

    Fuera del Primer Edificio en Sechn Bajo y las fases 1-4 de la plataforma central de Cerro Sechn laplataforma sur, posiblemente ms antigua, permaneci sin investigarse, hay pocas dudas de que la pi-rmide Huaca Santa Cristina construida de adobes cnicos, con aadiduras megalticas, ubicada en el

    valle bajo de Casma pertenezca a este periodo (Fig. 3). Segn observaciones del autor, por debajo de losmuros de adobes cnicos afloran construcciones de adobes ovoidales en su lado sureste, hecho que puedesealar una antigedad comparable con aquella de las obras ms antiguas en Sechn Bajo (Fig. 4).

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    LOS PERIODOS ARCAICO ARDO, ARCAICO FINAL Y FORMAIVO EMPRANO...

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    Con todas las reservas del caso, ya que no se han realizado excavaciones cientficas en este edificio an,la primera plataforma central de aukachi-Konkn, aledaa a la falda del cerro que limita al sitio por laparte oeste, puede atribuirse al Periodo Sechn (Fig. 5). Separada por un espacio bien acentuado, se cons-truy delante de ella, sobre bases desconocidas, la Plataforma de las Columnas del Periodo Moxeke (S. G.

    Pozorski y . G. Pozorski 1998: fig. 5; 2002: 25-31).Otros edificios pblicos del Periodo Sechn deben estar escondidos debajo de construcciones poste-riores. Las investigaciones en Cerro Sechn y Sechn Bajo demuestran que sus edificios se ampliaban ymodificaban por medio de muchos pasos consecutivos, como las plataformas rituales de la costa cen-tral (Maldonado 1992; Fuchs, Patzschke, Schmitz, Yenque y Briceo 2008; Fuchs, Patzschke, Yenque yBriceo,este nmero). Lo mismo debe ser cierto en lo que se refiere, por ejemplo, a los ncleos de Sechn

    Alto (. G. Pozorski y S. G. Pozorski 2005: 156; S. G. Pozorski y . G. Pozorski 2006: 42; 2008: 620),Moxeke y Las Haldas.

    Los principios de la pirmide de Moxeke se deben remontar al Periodo Sechn, en vista de lo que pa-rece ser un ambiente cuadrado modular del Periodo Moxeke situado encima de ella y de la antigedad desu fachada escultrica, aadida en una poca tarda de su historia constructiva (ello 1956: fig. 25; S. G.

    Pozorski y . G. Pozorski 2002: 45). Asimismo, los comienzos de la plataforma principal de Sechn Alto,probablemente, datan del Periodo Sechn, si bien su ncleo de adobes cnicos fue usado hasta ms tarde.Despus de todo, debajo de las edificaciones identificadas del Periodo Moxeke quedaron sin explorarse ms

    Fig. 1. Periodos culturales y sitios arqueolgicos principales del valle de Casma, 3400-200 a.C. (calib.) (elaboracin delcuadro: Henning Bischof).

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    de 20 metros de construcciones en la base del edificio (. G. Pozorski y S. G. Pozorski 2005: 156), es decir,ms de la mitad de su altura total. Adems, dos relieves de piedra recuperados en una de las dos plataformas

    aledaas al lado sur de la plataforma principal, similares a las esculturas de Cerro Sechn, sealan la presen-cia de estructuras contemporneas del Arcaico Final en algn sector de Sechn Alto, si no fueron trados alsitio, acaso, en algn momento posterior (Samaniego 1973: 79; 1995: 38-40, fig. 12-13; 1996: 232).

    Finalmente, sera prematuro tachar a Las Haldas de la lista de los posibles sitios monumentales delPeriodo Sechn. Casi toda la evidencia estratigrfica publicada proviene de las secciones 4 a 6 del conjuntocentral (S. G. Pozorski y . G. Pozorski 2006: 31-32). Por cierto, no haba arquitectura monumental en losestratos del Arcaico Final de la seccin 6, ni tampoco en el corte 1 de Frdric Engel efectuado al lado estede la seccin 4. No puede descartarse, sin embargo, que las primeras obras de construccin monumentalesse realizaran cuestas arriba de las secciones 1 a 3, hoy cubiertas por profundos rellenos posteriores. FrdricEngel afirma haber ubicado, en la seccin 1, una estructura precermica enterrada debajo de unos 8 metrosde rellenos arquitectnicos (Engel 1970: 32; 1976: 131; Grieder 1975: 99). El perfil general levantado por

    su equipo, bajo la conduccin de Bernardino Ojeda, de hecho muestra un muro sustancial claramenterelacionado con el estrato del Arcaico Final, debajo de lo que sera, en la terminologa de erence Grieder(1975), la seccin 2 del edificio central (Engel 1970: 42, fig. B 3a V).3

    Fig. 2. Los sitios del Periodo Sechn entre otros yacimientos arqueolgicos importantes del valle. Se destacan por crculosmayores o menores segn su rango y por signos de interrogacin en los casos an por confirmarse (elaboracin del dibujo: KaiBischof).

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    Adems de Las Haldas, se conocen otros tres sitios del tercer y segundo milenios a.C. (calib.) cuyoshabitantes se dedicaron, principalmente, a la explotacin de recursos marinos: Baha Seca, ortugas yHuaynun. Un pequeo conjunto arquitectnico de funciones desconocidas ceremoniales o utilita-rias, fue excavado en Huaynun (. G. Pozorski y S. G. Pozorski 1990), con cuatro modestas terrazassituadas a ambos lados de una escalera central. Segn los ensayos radiocarbnicos, esta instalacin costeraes contempornea con las fases 1 a 4 del edificio central de Cerro Sechn, lo que concuerda con su contextonetamente precermico.4En el interior del valle, los sitios de vivienda sin arquitectura mayor asociada sondifciles de ubicar debido a la ausencia de cermica u otros artefactos diagnsticos (Wilson 1995: 191), ascomo por los efectos de la sedimentacin o erosin natural.

    En varios de los sitios nombrados tuvo que recurrirse aposibilidadesdebido a la ausencia persistente deinvestigacin. An as, la nueva evidencia de Casma proporciona un marco cultural y cronolgico amplio

    que, de alguna manera, engloba al vecino valle de Nepea. Si se aplica lo que podra llamarse estratigrafaestilstica comparada, se observa que la escultura del felino en la escalera central de Punkur, que pertenecea la tercera fase de construccin (Samaniego 2006: 33, plano), est relacionada con los felinos pintadosde la fase 1 del edificio central de Cerro Sechn (Bischof 1994: 173; 1995b: 168; 2008: 116; Samaniego2006: 59). Las fases ms antiguas de Punkur, con sus relieves polcromos, deben, entonces, acercarse a2500 a.C. (calib.). Esto coincide con la observacin de que, en Punkur, an se usaban diversos tipos deadobes de forma piramidal trunca, plano convexa, troncocnica y cnica (Samaniego 2006: 28, foto14), al parecer, en parte anteriores al pleno desarrollo del sistema constructivo que trabajaba con adobescnicos nicamente.5

    En el valle de Casma, la plataforma central de Cerro Sechn es el edificio mejor conocido de la poca(Maldonado 1992). Sin duda, fue construida con fines rituales porque en sus paredes se representan esce-

    nas de sacrificios sangrientos, quiz conducidos bajo la responsabilidad de determinados grupos sociales,a su vez sujetos a algn sistema dual (Bischof 1995a: 144-150, fig. 7). El edificio cuenta, desde su fasems temprana (fase 1), con un amplio inventario de formas arquitectnicas convencionalizadas (Fig. 6).

    Fig. 3. Huaca Santa Cristina, valle bajo de Casma. En su cima se observan muros de adobes cnicos, as como algunos mono-litos (foto: Henning Bischof, 2008).

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    Detrs de un vestbulo ancho, una cmara central cuadrada con esquinas curvas habra permitido a losactores quedar a escondidas o efectuar un mise-en-scne espectacular, segn lo requera el guin ritual.Paredes pintadas en varios colores sobre un aparejo de adobes cnicos hicieron que el conjunto se destacara

    ntidamente en el marco de su ambiente natural. En las secciones ms expuestas a la vista lucan imgenesprogramticas pintadas y esculpidas.Entre 2100 y 1800 a.C. (calib.), la plataforma central de Cerro Sechn se modific y ampli en muchos

    pasos (fases 2 a 4), y la forma del edificio que se elevaba sobre ella se cambi tambin (ello 1956: fig. 108).Durante la fase 4, por ltimo, la plataforma recibe un revestimiento de piedra, que incluye al conocidofriso de lpidas esculpidas en la parte inferior de su primera grada, y cuya altura total es de 4 metros. Enla parte posterior se conservan partes de una segunda grada, igualmente construida de piedra canteada ycubierta por un grueso enlucido de barro (cf. Fig. 7). En este sector del edificio se ubicaron instalaciones,ahora destruidas, reservadas para un grupo de varones tipo sinchicuya presencia atestiguan los relievesde la Procesin Sacrificial. Segn los relieves, los integrantes bajaron de su sede por una escalera techadaintegrada en el cuerpo de la plataforma que los cubra de las miradas no autorizadas. Al salir de la Portada

    Sur, se dirigan en dos columnas por los corredores este y oeste hacia la escalera principal situada en el ladonorte del edificio. Diseada alrededor de 1800 a.C. (calib.), esta escalera techada de Cerro Sechn es elnico antecedente fechado de las llamadas galeras de Chavn de Huntar. El sistema de doble acceso, conuna amplia escalera frontal y una angosta puerta de artistas posterior, revela aspectos de la dramaturgiaceremonial. Un anlisis arquitectnico correspondiente podra aportar elementos importantes para la in-terpretacin de otros edificios, por ejemplo, en sitios como Caral.

    El bosquejo de reconstruccin, tantas veces publicado (ello 1956: fig. 131), interpreta el muro decontencin de la primera grada de la plataforma (fase 4) como una especie de cercado alrededor de unespacio donde se construy, en algn momento, el edificio central de adobe. En realidad, el muro de con-tencin era de una sola cara la misma fachada, y todas las fachadas anteriores del edificio, incluso, porsupuesto, la Portada de los Felinos de la fase 1, quedaban sepultadas por el relleno detrs de ella u otros

    rellenos ms antiguos (Bischof 1995a: fig. 18).6Entre los edificios que pueden ser atribuidos al Periodo Sechn hay dos o hasta tres plataformas pirami-dales (Santa Cristina, Moxeque y, tal vez, Sechn Alto), dos o tres plataformas ceremoniales relativamente

    Fig. 4. Huaca Santa Cristina, valle bajo de Casma. Debajo de los muros de adobes cnicos a la derecha se ubica un bloquemacizo de adobes ovoidales (foto: Henning Bischof, 2008).

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    bajas de 2 a 8 metros de altura (Cerro Sechn, Segundo Edificio de Sechn Bajo, y tal vez, aukachi-

    Konkn),7

    y un conjunto aterrazado (Huaynun). Sechn Bajo aade al inventario de las formas arqui-tectnicas la Plaza Circular Hundida, cuyos antecedentes se remontan hasta mediados del cuarto milenioa.C. (calib.), con detalles ya perfectamente desarrollados, como las alfardas de su escalera que salen haciael interior (Fuchs, Patzschke, Schmitz, Yenque y Briceo2008: fig. 8; Fuchs, Patzschke, Yenque y Briceo,

    este nmero). Los accesos a las plazas hundidas no estn alineados con el ncleo antecedente al SegundoEdificio, sino que pueden relacionarse con edificios cubiertos por el actual ercer Edificio. Queda por ave-riguar si en el Periodo Sechn se originaron elementos arquitectnicos del siguiente Periodo Moxeke, talescomo los nichos decorativos o funcionales, las pilastras y las barreras. Un tipo de horno ventilado simplese encontr y se fech en Huaynun (UGa-5612, 2329-2140 a.C. [calib.], . G. Pozorski y S. G. Pozorski1990b: 19-21, fig. 3).

    Cerro Sechn, el Segundo Edificio de Sechn Bajo, Las Haldas y Punkur comparten la orientacin

    Norte-Sur, notablemente distinta del posterior complejo Sechn Alto, lo que seala un cambio fun-damental de las creencias relevantes o de la visin del mundo. Durante el Periodo Sechn ya existantradiciones arquitectnicas diversificadas, segn las condiciones ambientales imperantes en las distintassubregiones y la categora de los grupos sociales que gestionaron alguna obra. La tradicin basada en latecnologa del adobe demuestra una afinidad natural respecto de las tierras aluviales en el fondo del valle,donde, al mismo tiempo, es probable que se concentrara la mayor parte de la poblacin. En esta pocatemprana, el adobe, al parecer, solo se empleaba para edificios destinados al culto y la vida ceremonial, ascomo para el uso de las elites sociopolticas y religiosas.

    Concretamente, alrededor de 3400 a.C. (calib.), en el Primer Edificio de Sechn Bajo se utiliza un tipoparticular de adobes en forma de pirmide trunca alargada, prensada con los dedos, junto con adobonesbolsiformes. Otras construcciones de la poca solo consisten de enlucidos de barro, esmeradamente aca-

    bados, sobre las paredes de espacios excavados en el relleno anterior (Fuchs, Patzschke, Yenque y Briceo,este nmero). Los adobes en forma de pirmide trunca alargada, en especial, constituyen un elementodiagnstico de la poca, ya que son anteriores a los adobes cnicos usados hacia fines del tercer milenio

    Fig. 5. aukachi-Konkn. Plataforma central/oeste detrs de la Plataforma de las Columnas situada hacia la derecha (foto:Henning Bischof, 2008).

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    a.C. (calib.), por ejemplo, en la fase 1 de Cerro Sechn. Los diferentes tamaos, proporciones y formas decolocar los adobes cnicos, por otra parte, no han sido estudiados lo suficiente en los diferentes sitios comopara utilizarlos con el propsito de fechar o trazar tradiciones regionales de albailera. De todos modos,en los sitios costeros se prefiere construir con piedras canteadas y mortero de barro en vez de adobes c-

    nicos, probablemente por la escasez local de recursos bsicos como el agua dulce y sedimentos de arcillaexplotables.

    2.3. El arte mural

    Los ltimos descubrimientos del arte mural en Punkur, Sechn Bajo (Edificio 3) y San Jacinto reconfirmanel hecho de que los valles de Nepea, Casma y Santa conformaron uno de los focos principales donde elmundo religioso y ceremonial del antiguo Per se materializaba, por primera vez, en forma monumental,lo que sucedi entre 2500 y 1600 a.C. (calib.). Efectivamente, son las muestras conservadas del arte murallas que constituyen la fuente ms informativa y compleja de la que se dispone para la poca, y hasta podradecirse que los criterios diagnsticos del Periodo Sechn se limitan a los mismos rasgos arquitectnicos y

    su arte asociado. Sobre la base del corpus de los hallazgos entonces conocidos del Arcaico Final, el autor deeste artculo trat de definir dos estilos cuyas obras principales se suceden en el tiempo: el estilo Punkury el estilo Sechn.

    Fig. 6. Cerro Sechn. Plataforma central, fase 1, c. 2100 a.C. (calib.) (elaboracin de la reconstruccin y dibujo: ElenaMaldonado; tomado de Bischof 1995a: fig. 7).

    Fig. 7. Cerro Sechn. Ubicacin estratigrfica de las muestras radiocarbnicas del Arcaico Final y Formativo emprano (cita-das con 1 sigma de probabilidad en el formato a.C. [calib.]). El sombreado indica esculturas de piedra (redibujado por KaiBischof sobre la base de Bischof 2008: fig. 4.4).

    2 m

    Fases de uso posterior

    (pasillos rellenados)

    2.agrada

    1.a grada

    Monolito N.o1

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    El estilo Punkur se expresa en dos modalidades, combinadas en los relieves mayores y ms antiguos delsitio tipo. Una es geometrizada y simbolista y se emplea para representar divinidades u otros personajesmticos. Las imgenes simbolistas complejas de la tradicin Suchimn (Bischof 2008: 133-136), llamadaas por un mortero de piedra publicado por Julio C. ello (1943: fig. 17b), probablemente se basan enesta modalidad del estilo Punkur. La otra modalidad, usada para las figuras subsidiarias, especialmente

    animales, puede llamarse herldica por su trazo estilizado y reducido a lo esencial de los prototipos natu-rales, lo que facilita bosquejar los motivos respectivos y, por otra parte, reconocerlos. Los felinos plasmadosen la fase constructiva 3 de Punkur y la fase 1 de Cerro Sechn, bsicamente, continan esta modalidadherldica, la misma que se manifiesta, tambin, en los grabados sobre las conocidas flautas de Caral y losrelieves de Buena Vista, valle del Chilln (Bischof 1994: 178; 2008: fig. 4.21).

    El estilo Sechn destaca por su realismo tanto en las escenas representadas como en el tratamiento de losmotivos individuales. Sus obras principales son las imgenes antropomorfas de las fases 1 a 4 del edificiocentral de Cerro Sechn. Las fachadas de las fases 1 y 3 muestran sacrificios humanos sangrientos sobre susenlucidos modelados y pintados. Dichos diseos se relacionan, claramente, con el mundo acutico en elcaso de la fase 3 (Bischof 1988; 1995a: 136-138). La fachada de la fase 4, de lpidas esculpidas, se dedica,igualmente, al tema del sacrificio sangriento en forma de un desfile en dos columnas de una compaa de

    sinchis asociada con trofeos humanos, lo que, quiz, apunta hacia un orden dual de la sociedad (Bischof1995a: 147-150). Lo que se observa son escenas de la vida ritual, en principio reales, y es muy probableque sus actores fueran miembros de la sociedad local, idealizados pero, de todas maneras, reales tambin.Los rasgos tcnicos y formales del friso han sido analizados en gran detalle por Peter Kaulicke (1995) enbusca de una interpretacin ms compleja.

    Los motivos individuales del estilo Sechn merecen calificarse de realistas en comparacin con lasimgenes simbolistas o herldicas del estilo Punkur, aquellas de la tradicin Suchimn y los personajesmticos compuestos del estilo Chavn A (Bischof 2008). Su influencia se advierte en el reciente hallazgodel relieve de Vichama y se extiende hasta los relieves aproximadamente contemporneos del emplo delas Manos Cruzadas en Kotosh (Bischof 1994: fig. 16b, f). An no se han identificado las imgenes dedivinidades en Cerro Sechn, las que, quiz, siguieron sus propios cnones, ms bien simbolistas (Bischof1994: 179-181; 1995b: 171-173). Una vez desarrolladas, estas modalidades estilsticas continuaron en losperiodos subsiguientes y, con la excepcin de la tradicin Suchimn, incluso en el arte chavn.

    En vista de la larga continuidad de tales tradiciones, el potencial informativo de las obras sin contextoarqueolgico, como los petroglifos, no puede ser aprovechado cabalmente para los fines de la historia delarte andino mientras que no se hayan definido los rasgos diagnsticos propios para determinadas pocasy regiones. Ya que algunos rasgos se usaban por un tiempo ms o menos extendido, no es fcil llegar aresultados inequvocos. Por ejemplo, el cinturn tipo Sechn (Bischof 1995b: fig. 4 g-i) es diagnsticode las representaciones antropomorfas en los estilos Punkur, Sechn y la tradicin Suchimn. Los estilosPunkur, Sechn y Chavn A comparten el smbolo del crculo con cuatro casillas interiores (S. G. Pozorskiy . G. Pozorski 1986: 388; Bischof 1994: 186; Patzschke 2008: 100, 120-124). Por otro lado, el ojo ex-

    cntrico de forma rectangular alargada, con los ngulos inferiores redondeados (Bischof 1995b: fig. 4 b),ya aparece en las esculturas del estilo Sechn y algunas del estilo Chavn A, centenares de aos antes del arteltico y cermico de Chavn de Huntar, donde se vuelve frecuente (Roe 1974: rasgo 7). Las muestras delarte de los periodos Arcaico Final y Formativo emprano, recientemente descubiertas al interior y fuera delvalle de Casma, presentan un reto al planteamiento original del autor (Bischof 1994, 1995b, 2008), el quetendr que modificarse segn lo requieran los nuevos datos procedentes de contextos fechados.

    2.4. Otros hallazgos

    El hecho de que se conozcan muy pocos elementos diagnsticos del Periodo Sechn se debe, en ciertomodo, al tipo de contextos estudiados. En Sechn Bajo, Cerro Sechn y Punkur, especialmente, se trat

    de edificios dedicados al culto religioso o rituales comunitarios, lugares que rindieron pocos hallazgos deartefactos mviles, pero, a veces, representan en su arte imgenes de artefactos no conservados en formamaterial, lo que permite conocer mejor el inventario cultural de la poca.

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    En contextos del valle de Casma no se han registrado objetos rituales como aquellos de Punkur enel vecino valle de Nepea: una vasija de piedra de la tradicin Suchimn, con la mano correspondiente oporra (MAAUNMSM 2006: 92-93, 96), y una trompeta hecha de un Strombus galeatus, molusco ma-rino importado desde la zona fronteriza con el Ecuador, cuya reconstruccin cuidadosa revel una manohumana incisa en forma realista (Falcn et al.2005). El mismo tipo de vasijas de piedra continu en uso

    en el periodo siguiente (Bischof 2008: fig. 4.5).Ni la industria ltica, ni las tallas de hueso, ni tampoco la textilera, perdida casi por completo, pro-porcionan elementos diagnsticos en el estado actual de los conocimientos, y lo mismo se puede decir encuanto a las particularidades ecolgicas significativas(ecofacts) como la gama de plantas domesticadas quese hallaron bajo cultivo en este valle (Pozorski 1987). En realidad, los hallazgos procedentes de los pocoscontextos investigados, domsticos o rituales, no han sido publicados todava en forma sistemtica.

    Por ltimo, an se desconocen contextos funerarios de esta poca en el valle de Casma. Su poten-cial informativo queda demostrado por los ejemplos de Asia (Engel 1963), Culebras (Museo del CIZA,Universidad Nacional Agraria, La Molina), Punkur (Falcn et al. 2005; MAAUNMSM 2006), San

    Juanito, en el valle del Santa, La Galgada (Grieder et al.1988) y Huaca Prieta (Bird et al. 1985; Bischof1999).

    2.5. Cerro Sechn, Pampa de las Llamas/Moxeke y el complejo Sechn Alto

    2.5.1. Pampa de las Llamas/Moxeke. Cerro Sechn y Pampa de las Llamas/Moxeke son, actualmente, dossitios clave cuando se trata de delimitar los periodos Sechn y Moxeke. Asimismo, desempean un papelimportante en el marco de las hiptesis histricas que se discutirn ms adelante. De inters especial esla relacin entre la fase 4 del edificio central de Cerro Sechn, a la que pertenece la conocida fachada de laProcesin Sacrificial y, por otra parte, el sitio de Pampa de las Llamas, considerado como contemporneopor Shelia y Tomas Pozorski (2002: 45-46; 2006: 46) a pesar de los datos contrarios publicados (Fuchs1997). Primero se revisar la evidencia radiomtrica y material y, en una seccin posterior, el argumentoiconogrfico en el que figura, tambin, la fachada esculpida de la pirmide Moxeke (cf. 5.1.1).

    Los datos radiomtricos y la cermica asociada demuestran que las etapas de ocupacin de ambos sitiosse traslapan en parte. Sin embargo, hay una diferencia significativa: los ensayos de Cerro Sechn estnasociados con la secuencia arquitectnica, lo que permite fechar sus distintas fases dentro de mrgenesrelativamente reducidos (Fig. 7). Las publicaciones sobre Pampa de las Llamas, en cambio, no relacionanlos ensayos individuales de forma consistente con determinadas fases constructivas o culturales. Con todo,segn dos de los tres ensayos que se refieren a la segunda fase constructiva de la Huaca A, el edificio estabaen uso alrededor de 1400 a.C. (UGa-5794, 1520-1400 a.C. [calib.]; UGa-5873, 1430-1310 a.C. [calib.]),mientras que el tercer ensayo procede de un dintel de madera ms antigua (UGa-5462, 1930-1740 a.C.[calib.]). No es nada extrao, por cierto, que el rbol respectivo creciera en tiempos anteriores a su usocomo dintel. Segn estos datos, los relieves de barro asociados se modelaron entre 1450 y 1400 a.C. (calib.)

    (. G. Pozorski y S. G. Pozorski 1990a: 110), es decir, en las postrimeras del Periodo Moxeke. Sera muyoportuno esclarecer si la construccin o modificacin de la Huaca A acaso fue parte del mismo proceso derenovacin urbana observada en ciertos sectores del sitio (S. G. Pozorski y . G. Pozorski 1991: 393).

    De los 24 ensayos publicados para Pampa de las Llamas, 21 se sitan dentro del marco establecidopor los ensayos de la Huaca A (Bischof 2000: fig. 4; 2008, fig. 4.5). De los tres restantes, uno result muyantiguo, de hecho (UGa-4510, 3624-3143 a.C. [calib.]), el segundo ha sido calificado como procedentede madera antigua (UGa-4505, 2247-1984 a.C. [calib.]; Zilkowski et al.1994: 469-470), y lo mismopodra darse en el caso del ltimo (UGa-5796, 2287-2032 a.C. [calib.]). Nada se conoce acerca de loscontextos culturales de estas tres fechas divergentes. Si se consideran todos estos aspectos, la evidenciaradiomtrica ubica a Pampa de las Llamas entre 1700/1650 y 1400/1350 a.C. (fechas calibradas).

    En lo que se refiere a Cerro Sechn, la muestra tomada de un fogn sobre el ltimo piso de la fase

    de construccin 4 es contempornea con el dintel de la Huaca A en Pampa de las Llamas (Hd-11278,1901-1753 a.C. [calib.]). En aquel momento, ya estaba en pie la fachada de la Procesin Sacrificial.Inclusive, muchas lpidas se reutilizaron en condicin daada, prueba de que haban formado parte de

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    construcciones an ms antiguas (ello 1956: 282-283). En otras palabras, las fases 1 a 4 de la plataformacentral de Cerro Sechn y sus expresiones artsticas son anteriores y no posteriores al hito marcado por elensayo citado, al contrario de lo que pasa en Pampa de las Llamas. Adems, la fase 4, con sus relieves, es elproducto final de una larga tradicin artstica local que se remonta hasta los finales del tercer milenio a.C.(Hd-6959, 2400-2140 a.C. [calib.]; Hd-6958, 2210-2040 a.C. [calib.]). Se debe concluir, entonces, que

    el edificio central de Cerro Sechn antecede al conjunto Pampa de las Llamas, salvo en el caso de que sepubliquen nuevas evidencias muy contundentes al contrario.Por su parte, los rellenos sucesivos que cubren la parte sur de la fachada ptrea y el fogn fechado

    frente a ella quedan enmarcados cronolgicamente por la muestra citada, recogida por debajo de ellos, ylas muestras procedentes de su superficie: Hd-11291 (1740-1562 a.C. [calib.]), Hd-11290 (1682-1531a.C. [calib.]) y Hd-11292 (1529-1433 a.C. [calib.]; Fuchs 1997: 148-152; Bischof 2008: fig. 4.4). Comopuede verse, el lapso en que se taparonlos relieves en esta seccin central de Cerro Sechn, durante las dosfases de uso posterior, es contemporneo con el de la ocupacin de Pampa de las Llamas en trminos delmtodo de datacin aplicado, si se deja a un lado que la ocupacin de este ltimo sitio pudo prolongarsemucho ms.

    Este resultado radiomtrico queda confirmado por la evidencia material o arqueolgica,porque la

    primera cermica en Cerro Sechn recin aparece encima del pasadizo sur rellenado (Fuchs 1997: 150-152: fig. 8). En cambio, parece que la misma cermica tipo Laguna (Fuchs 1990) se encuentra por todo elsitio de Pampa de las Llamas (S. G. Pozorski y . G. Pozorski 1987: 38-40, fig. 17-18; 1998: 89, 94). Laspropuestas de Shelia y Tomas Pozorski (1994, 2006, 2008; S. G. Pozorski 1987), acerca de la relacinentre Pampa de las Llamas y Cerro Sechn, y particularmente, los eventos representados por la fachada dela Procesin Sacrificial, carecen de fundamento desde el punto de vista cronolgico.

    2.5.2. El complejo Sechn Alto. La posicin de Cerro Sechn frente al complejo Sechn Alto, es ambi-gua. Despus de las investigaciones en Cerro Sechn (Maldonado 1992; Fuchs 1997), los esposos Pozorskiredujeron su definicin original del complejo Sechn Alto (S. G. Pozorski y . G. Pozorski 1987: 82) asus elementos bsicos: El criterio decisivo para definir al Complejo Sechn Alto ha sido una coincidenciaconstante en cuanto a la orientacin, forma similar de los montculos y de la planta de los sitios Sechn

    Alto, aukachi/Konkn y Sechn Bajo (S. G. Pozorski y . G. Pozorski 2002: 21; traduccin del autor).Cerro Sechn no cumple con los criterios nombrados y, si bien se registraron tumbas y algn uso efmerodurante el Periodo Moxeke, no se conoce arquitectura de la poca en el sitio porque es probable que in-cluso las dos fases de uso posterior estaban, todava, dentro del rango temporal del Arcaico Final (Fuchs1997: 148-150, fig. 5a/b). A pesar de estos datos conocidos por ms de 10 aos, Cerro Sechn vuelve afigurar sin explicacin alguna entre los sitios del complejo Sechn Alto en una publicacin reciente (S.G. Pozorski y . G. Pozorski 2008: 616).

    Podra especularse, sin embargo, que el edificio central de Cerro Sechn, junto con las fases construc-tivas tempranas an por descubrirse dentro del ncleo de Sechn Alto y en aukachi/Konkn, formaron

    parte de un patrn antecedente durante el Periodo Sechn. De todas maneras, una relacin especial existientre Cerro Sechn y el Segundo Edificio de Sechn Bajo en la ribera opuesta del valle, ya que sus ejesestn alineados y sus entradas se comunican visualmente sobre, apenas, 2 kilmetros de distancia (Fuchs,Patzschke, Schmitz, Yenque y Briceo2008: 118). Ninguno de los dos edificios cumple con los criteriosenumerados previamente. Sin embargo, la notable diversificacin funcional entre los tres componentesdel complejo Sechn Alto,durante el Formativo emprano, bien pudo tener sus races en tiempos pre-cedentes.

    La ascendencia de Moxeke, atestiguada por la ampliacin monumental de Pampa de las Llamas, juntocon alguna reestructuracin de Sechn Bajo y, posiblemente, Sechn Alto al final del Periodo Sechn ocomienzos del Periodo Moxeke, habran afectado, a su vez, a Cerro Sechn como centro ceremonial impor-tante. Cabe preguntarse si los sucesos histricos que se manifiestan en estos proyectos acaso no tengan algo

    que ver con la remodelacin de Cerro Sechn, la que implic cambios que, seguramente, repercutieronen el campo ideolgico (Bischof 1995a: 147-150). Si bien se mantuvo abierto el acceso a las instalacionessobre la plataforma central mediante una escalera que baja a la Portada de los Guerreros (Portada Sur), la

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    obra cort el circuito ritual y, al mismo tiempo, rest importancia a la fachada de la Procesin Sacrificialpor haber cubierto su mitad sur. El abandono y allanamiento del centro de Cerro Sechn despus de losdaos sufridos durante un fenmeno de El Nio, probablemente a fines del siglo XVI a.C. (Fuchs 1997:fig. 10, capas 2-3), bien puede entenderse dentro de este ambiente.

    3. El Periodo Moxeke (1650-1400 a.C. [calib.])

    3.1. La cronologa

    Con el Periodo Moxeke empieza el Formativo emprano en la regin de Casma (S. G. Pozorski y .G. Pozorski 2002: 44-46). Su fecha inicial se modifica en el artculo presente para sincronizarla con laintroduccin de la cermica en la costa central/norte, representada en Casma por el tipo Laguna, que serelaciona con la cermica de la fase Guaape emprano (Fuchs 1990, 1997; Fuchs, Patzschke, Schmitz,

    Yenque y Briceo2008: 130, figs. 14-15). Los cuatro contextos fechados en Cerro Sechn y Sechn Bajo8ubican esta cermica, la ms antigua de la regin, alrededor de 1650 a.C. (calib.) c. 3400 a.p., y hastams tarde, en vez de 2150 a.C. (calib.) 3800 a.p. como opinan los esposos Pozorski, quienes se aferran

    al marco cronolgico, superado, del llamado Periodo Inicial (Bischof 1998, 2000).9

    Algunas medicionesobtenidas para estratos cermicos en ortugas han sido puestas en tela de juicio por su antigedad exce-siva y no se toman en cuenta aqu (S. G. Pozorski y . G. Pozorski 1987: 46). Otro hito lo proporcionanlas fechas ms recientes del sitio precermico de Huaynun, las que brindan un trmino post quemde1850/1800 a.C. (calib.) (S. G. Pozorski y . G. Pozorski 1992: 850, 859).

    En trminos del material arqueolgico asociado, el final del Periodo Moxeke corresponde al tiempoen que el tipo cermico decorativo Haldas Punteado y otros tipos asociados se hacen presentes. Algunasevidencias sealan que esto ocurri alrededor de 1450-1400 a.C. (calib.); el Haldas Punteado est anausente en Sechn Bajo, cuya ocupacin formativa termina en el periodo 1550-1470 a.C. (calib.) (Fuchs,Patzschke, Schmitz, Yenque y Briceo2008: tabla 1; Fuchs, comunicacin personal). Por otra parte, eltipo aparece entre 1300 y 1100 a.C. (calib.) en el conjunto cermico Rosario de la fase de reocupacin 1

    en Cerro Sechn (Fuchs 1997: 159).

    3.2. La arquitectura

    La construccin de los, as llamados, edificios pblicos alcanz su mximo volumen durante el PeriodoMoxeke. Esencialmente, se trata de la remodelacin o ampliacin de los tres conjuntos que componen elcomplejo Sechn Alto del Formativo emprano el mismo Sechn Alto, aukachi/Konkn y SechnBajo, as como la fundacin de Pampa de las Llamas, un barrio satlite de Moxeke creado para satisfacernuevas necesidades de la elite (Fig. 8). Moxeke/Pampa de las Llamas, aukachi/Konkn y, de cierto modo,Sechn Alto representan verdaderos proyectos urbansticos, con enormes espacios internos constituidospor una sucesin lineal de plazas rectangulares y circulares. En sus extremos, edificios macizos y altos de-

    terminan un eje central, mientras que otras plataformas se sitan en los alrededores. Pampa de las Llamasy aukachi/Konkn siguen al modelo de Caral, del tercer milenio a.C. (calib.) (Shady 2008: fig. 7), dondelos montculos se orientan hacia el espacio central. Los montculos laterales de Sechn Alto no guardan esteorden en todos los casos. El patrn arquitectnico del sitio costero de Las Haldas ha sido comparado conaquel de Sechn Alto (Engel 1966; Fung y Williams 1977: 131; S. G. Pozorski y . G. Pozorski 1998: 94),pero, all, los montculos se orientan en la misma direccin que las plazas centrales o se acomodan a la pen-diente de la colina central. En realidad, permanece sin precisar cmo llegaron a formarse estos conjuntos,porque muy pocos de sus componentes han sido investigados, fuera del sitio de Pampa de las Llamas.10

    La edad de las construcciones ms antiguas conocidas en Sechn Alto apenas alcanza aquella de Pampade las Llamas: siete muestras radiocarbnicas indican el lapso de c. 1600 a 1400 a.C., entre los ensayosBeta-172352 (1690-1530 a.C. [calib.]) y Beta-150767 (1470-1330 a.C. [calib.]; . G. Pozorski y S. G.

    Pozorski 2005: 150, tabla 1). La presencia de cermica tipo Laguna en las capas correspondientes (. G.Pozorski y S. G. Pozorski 2005: fig. 4), al igual que en Pampa de las Llamas, confirma los resultados ra-diomtricos.

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    Tomas y Shelia Pozorski (2005: 148-154; S. G. Pozorski y . G. Pozorski 2006: 42) reconocen dos fasesmayores de construccin en la plataforma central de Sechn Alto, Moxeke A y Moxeke B. En ambos casosse trata de arquitectura ritual capaz de acomodar a una multitud de personas. Se desarrolla a lo largo del eje

    central de la plataforma y sobre el ala norte, mientras que, sobre el ala sur, se levantan ambientes de carcterms reservado. Durante la fase Moxeke A, una amplia sala, de unos 90 por 30 metros, ocupaba la cima delmacizo de adobes cnicos ubicado en el centro de la plataforma mayor (. G. Pozorski y S. G. Pozorski2005: fig. 8 A). Sus bordes este y oeste se delimitaron, en cada lado, por unas 45 columnas de planta cua-drangular, decoradas con relieves polcromos de barro (S. G. Pozorski y . G. Pozorski 1998: 88). En la faseMoxeke B se rellenaron los alrededores del ncleo de adobe hasta emparejarlos con la que, luego, se llamSala de las Columnas. Encima del relleno, un corredor de 40 metros de largo por solo 1,25 metros de anchoconectaba la Sala de las Columnas con una Sala de Recepcin (Summit Room), de 50 por 25 metros, situadaen la cabecera de la escalera central (. G. Pozorski y S. G. Pozorski 2005: 148-149, fig. 8 G-H, I, F). Elenorme mural pintado en la cara exterior de su pared noreste, frente a la escalera central, debi haber sidovisible para las multitudes acaso reunidas en las plazas de abajo, mientras que los actos ceremoniales dentro

    de la sala quedaron fuera de la vista del pblico. Con el mismo propsito se habra modificado el ercerEdificio de Sechn Bajo, en su penltima fase, para cubrir los rituales realizados en el ercer Patio y el CuartoPatio de la mirada de los no adeptos (Fuchs, Patzschke, Schmitz, Yenque y Briceo2008: 123, fig. 6).

    Fig. 8. Los sitios del Periodo Moxeke entre otros yacimientos arqueolgicos importantes del valle (elaboracin del dibujo: KaiBischof).

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    Los artefactos asociados con las fases constructivas Moxeke A y B de Sechn Alto no se distinguen f-cilmente. En gran parte, consisten de cermica de tipo Laguna procedente de los diversos rellenos. Las dosfases tampoco pueden ser diferenciadas sobre la base de los ensayos radiomtricos, ya que estos quedaronafectados por factores como las fechas de crecimiento del material utilizado, su reuso y posibles arreglosarquitectnicos posteriores. Inclusive, dos muestras se atribuyen al Periodo Moxeke (B) a pesar de las cifrasarrojadas, que las ubican dentro del Periodo Haldas (Beta-124946, Beta-172351).

    La cima de la plataforma mayor de aukachi/Konkn, la Plataforma de las Columnas, se divide endos sectores (S. G. Pozorski y . G. Pozorski 2002: 25-30 fig. 2.4, 2.6-2.7). El sector oficial delanteroconsiste de un atrio central que se comunica con dos conjuntos laterales. En ellos se advierte un elementoarquitectnico diagnstico del Periodo Moxeke, el ambiente cuadrado modular con nichos (Square-Room Unit) que se describir ms en adelante (cf. Fig. 9). Cada conjunto lateral se compone de un atrio

    ms pequeo frente a un ambiente cuadrado modular con nichos, entre dos alas de tres cuartos cada una.La parte posterior de la plataforma ocupa un conjunto similar ms grande, pero sin nichos, ampliado endos lados por grandes ambientes, y hacia atrs, por un sector residencial.

    A pesar de proceder de contextos bien definidos, las muestras radiocarbnicas fueron afectadas porlos mismos factores como en Pampa de las Llamas y Sechn Alto. Un poste del atrio principal contenamaterial fechado entre 1900 y 1800 a.C. (calib.) (UGa-7037); otros cuatro postes arrojaron fechados entre1650 y 1400 a.C. (calib.) (UGa-7038, UGa-7040, UGa-7041, UGa-7042). Dentro de este marco tem-poral no sorprenden los hallazgos de cermica de tipo Laguna (S. G. Pozorski y . G. Pozorski 2002: 31).El ensayo ms reciente, elaborado con material de otro poste, se refiere, netamente, al Periodo Haldas cuyapresencia en el sitio est atestiguada por la cermica correspondiente (UGa-7039, 1260-1140 a.C. [calib.];S. G. Pozorski y . G. Pozorski 2002: 26, 31).

    En el sitio vecino de Sechn Bajo se construy un nuevo edificio grande adosado al Segundo Edificiodel Periodo Sechn (cf. nota 7). Este ercer Edificio demuestra, por su orientacin hacia el noreste ymuchos detalles constructivos, que formaba parte del complejo Sechn Alto del Periodo Moxeke. En

    Fig. 9. Sechn Bajo, Patio 4. Ambiente cuadrado modular con nichos (redibujado por Kai Bischof sobre la base de Fuchs etal.2006: fig. 16).

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    su centro hay hasta cuatro patios rectangulares que ascienden uno tras el otro entre dos plataformas late-rales altas sobre las que se alzaban otros conjuntos de ambientes, accesibles desde los patios por medio deescaleras angostas. Los trabajos del grupo de Peter Fuchs (Fuchs, Patzschke, Schmitz, Yenque y Briceo2008; Fuchs, Patzschke, Yenque y Briceo,este nmero) dieron como resultado significativo que, durantela ltima modificacin de Sechn Bajo, se levantaron tres grandes ambientes cuadrados modulares con

    nichos en el segundo y cuarto patios del ercer Edificio, as como en el centro del ms antiguo SegundoEdificio (Fuchs, Patzschke, Schmitz, Yenque y Briceo 2008: fig. 4, 7-8). Los nueve ensayos radiomtricosdel ercer Edificio cubren el lapso entre 1681-1530 a.C. (calib.) (Hd-21871) y 1494-1424 a.C. (calib.)(Hd-25636), no muy distintos de los fechados entre 1614-1532 a.C. (calib.) (Hd-25279) y 1427-1324a.C. (calib.) (Hd-24797), logrados para los contextos cermicos hallados sobre la banqueta externa nortedel Segundo Edificio. La cermica tipo Laguna es la nica presente (Fuchs, Patzschke, Schmitz, Yenque yBriceo2008: tabla 1).

    Sechn Bajo solo cumple con uno de los criterios nombrados para el complejo Sechn Alto: la orien-tacin hacia el noreste. De hecho, este aspecto debe haber sido significativo porque fue compartido porMoxeke/Pampa de las Llamas, en la cuenca del ro Casma. Por lo dems, cada uno de los tres sitios delcomplejo Sechn Alto tiene rasgos propios que indican funciones particulares. El mismo Sechn Alto,

    probablemente, era el foco central de rituales conducidos en la presencia de grandes multitudes, funcinsimilar a la cumplida por la pirmide Moxeke. Sechn Bajo parece haber servido a grupos ms reducidos,pero de gran importancia social, al igual que en la Huaca A, en Pampa de las Llamas (Vega-Centeno ms.).Un sector de la Plataforma de las Columnas de aukachi/Konkn tena, incluso, funciones residenciales,seguramente reservadas para personajes de alto rango (S. G. Pozorski y . G. Pozorski 2002: 25-31, fig.2.6). De todos modos, los tres sitios y la Huaca A en Pampa de las Llamas comparten numerosos detallestcnicos.

    Por su parte, Moxeke/Pampa de las Llamas es el nico sitio mayor que tiene una estructura bipolar.Falta informacin sobre la configuracin de la pirmide Moxeke, su polo principal durante este periodoque lleva su nombre, fuera de la probable presencia de un ambiente cuadrado modular en la cabecera de suescalera principal (ello 1956: fig. 25). El segundo polo era la Huaca A del barrio Pampa de las Llamas, unaplataforma extensa pero relativamente baja, con entradas monumentales en sus lados noreste y suroeste(S. G. Pozorski y . G. Pozorski 1992: fig. 5). Desde cada uno de sus dos vestbulos se ingresa a un granambiente cuadrado modular con nichos como los que se instalaron en Sechn Bajo. Ambos se comunican,a su vez, con un gran patio central. Aunque se puede pasar por el eje del edificio de un vestbulo al otro,la vista qued obstaculizada porque las puertas no estn alineadas. Fuera de los dos grandes ambientescuadrados modulares del eje central, hay otros 36 emplazados en un patrn simtrico cuadrilateral (Vega-Centeno ms.). El barrio Pampa de las Llamas tambin destaca porque all se investigaron varios edificiosmenores: recintos y montculos alineados de probable uso ceremonial, con algunas residencias de eliteanexas, as como moradas del sector menos privilegiado de la poblacin (S. G. Pozorski y . G. Pozorski1986: 391-396).

    A los cuatro centros monumentales se unen sitios de tercer o cuarto orden, como Baha Seca, y asen-tamientos de pescadores, como aquel de ortugas (. G. Pozorski y S. G. Pozorski 2005: 143, 159) y unrea en Huaynun al este del conjunto arcaico estudiado (S. G. Pozorski y . G. Pozorski 2002: 32; . G.Pozorski y S. G. Pozorski 2005: 159; S. G. Pozorski y . G. Pozorski 2006: 46). Dos ensayos de radiocar-bono para un horno de Huaynun Este arrojaron los resultados de 1886-1700 a.C. (calib.) (UGa-5622) y1395-1263 a.C. (calib.) (UGa-5621), los que cubren, efectivamente, los periodos Sechn ardo, Moxekey buena parte del Periodo Haldas.

    Los vestigios del Periodo Moxeke estudiados en Cerro Sechn se limitan a pocas tumbas intrusivas enel relleno que cubre gran parte de los relieves de la plataforma central (fase 4) y alguna ocupacin informalde los sectores dejados abiertos alrededor de su mitad norte (Fuchs 1997: 152, 159). La situacin en LasHaldas sigue oscura por la falta de excavaciones profundas en las secciones 1 a 3, y el hecho de que solo un

    resumen breve informa sobre las investigaciones de sugio Matsuzawa (1978) en la plaza (seccin) 4.El patrn de yacimientos, bsicamente, no cambi en relacin con el Periodo Sechn. Sin embargo, conel complejo Sechn Alto del Periodo Moxeke y el sitio Moxeke/Pampa de las Llamas se implantaba un

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    guin unitario en el centro del valle detrs del cual se puede sospechar la decisin de algunas autoridadessupremas, tal vez motivadas por un cambio en las creencias religiosas que se manifest en la nueva orien-tacin de los edificios hacia el noreste.

    Respecto de los detalles arquitectnicos, Shelia y Tomas Pozorski (1991: 345, 347; 2002: 45-46;2006: 42) identificaron un cierto tipo de ambiente cuadrado (Square-Room Unit) como un elemento

    diagnstico del Periodo Moxeke (Fig. 9) por su presencia en casi todos los sitios investigados de la poca.En especial, los mdulos dotados con nichos interiores se interpretan como instalaciones para el controladministrativo y almacenamiento de recursos destinados para redistribuirse por parte de una autoridadcentral. Pilastras relativamente delgadas en el vano de las puertas y umbrales altos simbolizan la inten-cin de mantener el acceso restringido. En Pampa de las Llamas (S. G. Pozorski y . G. Pozorski 1986:389-390), aukachi/Konkn (S. G. Pozorski y . G. Pozorski 2002: 28) y Sechn Bajo (Fuchs, Patzschke,Schmitz, Yenque y Briceo2008: 118) se instalaron barreras de travesaos. Para permitir el paso, podanser retirados en ductos de hasta 2,50 metros de largo construidos dentro de los muros. En la Huaca A dePampa de las Llamas haba otro tipo de barrera compuesto por algunos postes y travesaos agrupados (S.G. Pozorski y . G. Pozorski 1986: 389, fig. 6-7).

    La interpretacin de los ambientes cuadrados modulares por parte de Shelia y Tomas Pozorski (1991:

    348) parece inspirarse en las llamadas audiencias chim y presupone extensas instalaciones de almacenaje.En efecto, dos hileras de cuartos adjuntos al muro exterior de la Huaca A pueden haber servido para guar-dar objetos importantes o, tambin, vveres de los grupos que utilizaron los sectores respectivos del edificio.Hay que descontar, sin embargo, la presencia de diversos tipos de polen, ya que no prueban, en absoluto,que all se almacenara la cosecha de las frutas correspondientes.

    Ms bien, los hallazgos de telas finas, cuentas de crisocola, un espejo de antracita y una figura de ma-dera (S. G. Pozorski y . G. Pozorski 1991: 347), indican que la Huaca A habra servido como un centrode reuniones rituales para determinados segmentos de la sociedad (Vega-Centeno ms.), una clase de even-tos muy grficamente ilustrada en la poca precedente por la fachada de la Procesin Sacrificial de CerroSechn (Bischof 1995a: 147-150). Inclusive, algo de eso es implcito en la sugerencia de que los ambientescuadrados modulares con nichos constituan emblemas de autoridad (. G. Pozorski y S. G. Pozorski2005: 143). Aunque el trmino emblema tal vez no sea tan apropiado, la ubicacin de las unidades co-rrespondientes en la Plataforma de las Columnas de aukachi/Konkn, as como en Sechn Bajo, de hechosugiere que se trataba de lugares para reuniones o ceremonias de alguna ndole. Los detalles constructivosdeben interpretarse en el marco de tales actividades, y los nichos, en especial, como lugares para exhibirobjetos bastante significativos, guardar el instrumental de los participantes o, en algunos casos, hasta deasientos privilegiados.

    anto en el Segundo Edificio como en el ercero de Sechn Bajo los ambientes cuadrados modularescon nichos se instalaron tardamente entre 1550 y 1470 a.C. (calib.) con lo que se alter el guin ar-quitectnico original (Fuchs, Patzschke, Schmitz, Yenque y Briceo2008: 118, 119, 128; Fuchs, Patzschke,

    Yenque y Briceo, este nmero). No hay datos de esta ndole publicados de otros sitios. Particularmente

    interesantes seran las condiciones en la Huaca A de Pampa de las Llamas. Su segunda fase de construc-cin, que consiste casi exclusivamente de esta clase de ambientes, se efectu en un momento tardo, loque permite vislumbrar algo como un Horizonte de Ambientes Cuadrados Modulares con Nichos en laspostrimeras del Periodo Moxeke. El enigmtico ambiente cuadrado en el centro de la Plataforma IV deMoxeke encaja en el mismo contexto.

    En aukachi-Konkn, Pampa de las Llamas y Baha Seca se encontraron cuatro hornos de un tipoavanzado que cuenta con cuatro canales de ventilacin, fechados en las postrimeras del Periodo Moxekeo comienzos del Periodo Haldas (Uga-6023, -7038; . G. Pozorski y S. G. Pozorski 1996); no hay datossobre la presencia de hornos ventilados en Sechn Alto (S. G. Pozorski y . G. Pozorski 2006: 43).

    Como materiales de construccin siguen en uso los adobes cnicos, ahora colocados con preferenciaen las escaleras y por encima de una mampostera de piedra canteada, unida con mortero de barro, que

    forma la parte inferior de los muros. La antigedad del ncleo macizo de adobes cnicos en Sechn Altono ha sido determinada. Dos de las columnas construidas encima de l datan de los siglos XVI-XV a.C.(calib.) (Beta-110593, Beta-124945; S. G. Pozorski y . G. Pozorski 2005: 149-150). Una plataforma de

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    ortugas se construy con shicras, cargamentos de piedras contenidas en redes de junco para amontonarrellenos arquitectnicos (S. G. Pozorski y . G. Pozorski 1987: 47-48).

    3.3. El arte mural

    Los cuatro relieves murales de la segunda fase de construccin de la Huaca A en Pampa de las Llamas,creados entre 1450 y 1400 a.C. (calib.), y los grafitis de Sechn Bajo, tal vez algo ms antiguos (S. G.Pozorski y . G. Pozorski 1986; Patzschke 2008; Fuchs, Patzschke, Schmitz, Yenque y Briceo2008;Fuchs, Patzschke, Yenque y Briceo,este nmero), junto con algunos objetos rituales, forman el mayorcorpus conocido del estilo Chavn A, antecedente del arte chavn/cupisnique (Bischof 1994, 1998, 2008).El friso figurativo de barro recientemente descubierto en Sechn Bajo representara una fase anterior,prxima al estilo Sechn (Fuchs, Patzschke, Yenque y Briceo, este nmero).

    Sin embargo, la mayor de las obras se cre durante la fase Moxeke B, alrededor de 1450/1400 a.C.(calib.), encima de la plataforma principal de Sechn Alto. A ambos lados de un portn de 4,80 metrosde ancho se pintaron motivos multicolores en rojo, amarillo, negro, azul, gris, verde y blanco en lafachada de la Sala de Recepcin que dominaba el eje principal de las plazas rituales. Cada uno de los dos

    lienzos de la fachada tena 22 metros de ancho, con una altura calculada en 10 metros. Esta grandiosa pro-clamacin visual ante el pblico reunido en las plazas de abajo lamentablemente qued destruida sin quepueda determinarse, sobre la base de los datos actuales, ni su contenido iconogrfico ni el estilo en el quefue plasmada (S. G. Pozorski y . G. Pozorski 2002: 38; . G. Pozorski y S. G. Pozorski 2005: 152, 159,fig. 8). Al igual que en Pampa de las Llamas, es muy obvia la intencin de impresionar a los espectadoresdesde una gran distancia, con el doble propsito de propagar la fe y poner de manifiesto la legitimacintrascendental de la elite dominante. Las columnas multicolores de la gran sala situada ms atrs se cons-truyeron en la misma poca, segn las muestras Beta-110593 (1595-1475 a.C. [calib.]) y Beta-124945(1470-1350 a.C. [calib.]).

    Junto con las bien preservadas imgenes del nuevo friso de Sechn Bajo, los dos relieves del atrio norestede la Huaca A en Pampa de las Llamas son los nicos que permiten identificar los motivos representados si-

    quiera de forma aproximada. Sus descubridores postularon que eran felinos vistos de perfil (S. G. Pozorskiy . G. Pozorski 1986: 388-389). Sin embargo, los pies de cada personaje apuntan en direcciones opuestas,lo que indica una posicin frontal en vez de lateral. Lo mismo se desprende de las lenguas triangularespendientes preservadas en el centro de la imagen derecha (S. G. Pozorski y . G. Pozorski 1986: fig. 5), unelemento que nunca se da por debajo de felinos representados en vista lateral. Y, como tercer argumento,la ausencia de garras prueba que no se trata de felinos sino de personajes mticos antropomorfos (Bischof1995b: 177; 2008: 122-123), como los que ms tarde figuran sobre una piedra de moldura en Chavnde Huntar (Rick 2008: fig. 1.15, arriba). Personajes compuestos de este tipo son frecuentes entre lasimgenes del estilo Chavn A (Bischof 1994, 2008). El friso de Sechn Bajo proporciona nuevos puntosde referencia para calcular su altura original. Segn ellos, las imgenes de la Huaca A deben de haber al-canzado unos 6 a 7 metros de altura, todava dentro de los lmites sealados por Shelia y Tomas Pozorski

    (1986: 386).11

    En vista de la lectura errnea de los datos iconogrficos, las reflexiones sobre la distribucinregional y el significado de las imgenes felnicas plasmadas en otros sitios no son relevantes para los relievesde Pampa de las Llamas (S. G. Pozorski y . G. Pozorski 1991: 366-367; . G. Pozorski y S. G. Pozorski1994: 56-59).

    Al lado de los motivos del Chavn A entroncados con el arte chavn/cupisnique, los relieves de laHuaca A demuestran la influencia de la tradicin regional Suchimn, sobre todo en los relieves del atriosuroeste (. G. Pozorski y S. G. Pozorski 1994: fig. 5; Bischof 2008: 133-136, fig. 4.9 c y 4.19). Varios delos 130 grafitis incisos en el muro oeste del Segundo Edificio de Sechn Bajo pertenecen, claramente, alestilo Chavn A, como los dos relieves mejor conservados de la Huaca A. Es probable que se trazaran pocodespus de que se abandonara el edificio. La imagen principal representa un personaje compuesto, ico-nogrficamente relacionado con aquel que figura sobre un plato de piedra de la coleccin de Dumbarton

    Oaks, procedente del valle de Jequetepeque, y los personajes alados sobre las columnas del Portal Blancoy Negro en Chavn de Huntar. Los fogones con vasijas tipo Laguna, sobre el mismo piso final de la ban-queta que sirvi de andn a los dibujantes, confirman la evidencia obtenida en Pampa de las Llamas, y

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    los resultados radiomtricos son del mismo orden de magnitud (siglos XVI a XV a.C. [calib.], cf. nota 8;Fuchs, Patzschke, Schmitz, Yenque y Briceo2008: tabla 1; Patzschke 2008; Fuchs, Patzschke, Yenque yBriceo, este nmero).

    3.4. La vajilla cermica

    La cermica diagnstica del Periodo Moxeke es la variante local de la cermica de la fase Guaape empranoreconocida y descrita por Rosa Fung en Las Haldas (fase cermica 1), ortugas y Pampa de las Llamas(Fung 1969: 66-69; 1972). Fuchs (1990: tomo 2, 11-17, fig. 4-18; 1997: fig. 9) la denomin Lagunasobre la base de sus estudios estratigrficos en Cerro Sechn. Su forma principal es una olla sin cuello confondo redondeado, decorada con muescas gruesas y profundas, frecuentemente ejecutadas en las aristasmodeladas. Entre las vasijas reconstruidas hay algunas zoomorfas definidas por pocos rasgos: una caraanimal incisa completada por elementos aplicados, dos alas o aletas en forma de aristas modeladas, y unacola modelada de la misma manera.

    Segundo Vsquez y Manuel Escobedo (1980) registraron por lo menos un fragmento decorado del tipoLaguna delante del muro de contencin del relleno que cubri la mitad sur de la fachada de la Procesin

    Sacrificial en Cerro Sechn (S. G. Pozorski y . G. Pozorski 1987: 81). Cuatro vasijas fragmentadas forma-ban el ajuar del entierro E 223 que penetraba la parte superior del mismo relleno durante los siglos XVIIa XVI a.C. (calib.) (Hd-11290; Fuchs 1997: 150-152, 158-159). La muestra se ampli con los hallazgosde Sechn Bajo, donde la cermica tipo Laguna es la nica presente (Fuchs, Patzschke, Schmitz, Yenque yBriceo 2008: 130, figs. 14-15; Fuchs, Patzschke, Yenque y Briceo, este nmero). En cuanto a los demssitios del complejo Sechn Alto, hay fragmentos tipo Laguna ilustrados de Sechn Alto (S. G. Pozorski y. G. Pozorski 1998: fig. 9; . G. Pozorski y S. G. Pozorski 2005: fig. 4) y referencias a otros en aukachi/Konkn (S. G. Pozorski y . G. Pozorski 2002: 31). Los mismos autores publicaron ms tiestos de ortugas(S. G. Pozorski y . G. Pozorski 1987: fig. 26), mencionaron sus hallazgos en Baha Seca y Huaynun (S.G. Pozorski y . G. Pozorski 2002: 32, 34), y, de alguna manera, reconocieron la presencia del tipo en LasHaldas (S. G. Pozorski y . G. Pozorski 2006: 44). De hecho, el Estrato II, la capa formativa ms temprana

    de Las Haldas (Fung 1969: 56-57, fig. 3), solo arroj fragmentos de cermica tipo Laguna (Fung 1969:66-69, fig. 12 g-l), incluso de una vasija cerrada con cuello (Fung 1969: fig. 12 n). La presencia de estacermica en Las Haldas tambin fue documentada por Engel (1970: 53, lm. B 5/P. 800) cuyos hallazgosse conservan en el Museo del CIZA (Universidad Nacional AgrariaLa Molina, Lima).

    La misma cermica tipo Laguna predomina en Pampa de las Llamas (S. G. Pozorski y . G. Pozorski1987: fig. 17), pero est asociada en este sitio con otros tipos cermicos (S. G. Pozorski y . G. Pozorski1987: 38-40) ausentes en ortugas, Las Haldas, Sechn Bajo y en el entierro de Cerro Sechn (Fuchs 1990,y comunicacin personal). Por eso, la evidencia de Pampa de las Llamas, con ms probabilidad, se explicapor una ocupacin prolongada que alcanza al Periodo Haldas emprano, como lo atestiguan, por su parte,algunos ensayos radiomtricos.

    3.5. Otros hallazgos

    El arte del Periodo Moxeke tambin se manifiesta en objetos porttiles. Una lpida esculpida con una ser-piente de doble cuerpo haba sido colocada en el atrio suroeste de la Huaca A en Pampa de las Llamas (.G. Pozorski y S. G. Pozorski 1988), pero faltan criterios para confirmar que este fuera su contexto original.En todo caso, se trata de un objeto simblico, como el espejo y la figurina de madera encontrados en elinterior del edificio.12La impronta de una mano derecha de tamao natural en otra cara de la piedrasugiere un acto ritual compatible con la interpretacin del motivo principal (Bischof 1995a: 149-150).

    Vasijas talladas de piedra se presentan en casi todos los sitios de la poca: Pampa de las Llamas, LasHaldas, ortugas, Sechn Alto, aukachi-Konkn y Sechn Bajo (Peter Fuchs, comunicacin personal).En su mayora son morteros cilndricos del tipo Suchimn, con base plana y borde engrosado (Bischof

    2008: 134-136). Algunos llevan decoracin geomtrica y elementos simblicos relativamente simples;otros muestran diseos figurativos de la tradicin Suchimn y pueden remontarse al Periodo Arcaico Final.odava no se han publicado morteros con imgenes del estilo Chavn A. El fragmento de Pan de Azcar/

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    Nivn muestra motivos relacionados tanto con el friso esculpido como con los grafitis de Sechn Bajo(Len 1995: fig. 2-4; Patzschke 2008; Fuchs, Patzschke, Yenque y Briceo, este nmero).

    Cuatro objetos rituales tallados de hueso, procedentes de Las Haldas y Pallka, son especialmente signi-ficativos: un punzn (Fig. 10), dos esptulas y un pendiente retrabajado. Sus diseos incisos dos caima-nes, un felino y un motivo fitomorfo estn estrechamente relacionados entre ellos y con los relieves delestilo Chavn A en Pampa de las Llamas (Bischof 1994: fig. 27; 1998: fig. 5; 2008: fig. 4.11), as como conel grafiti (principal de Sechn Bajo (Patzschke 2008: n.o18; Fuchs, Patzschke, Schmitz, Yenque y Briceo2008: fig. 13; Fuchs, Patzschke, Yenque y Briceo, este nmero).

    Los espejos de azabache o pirita forman otro elemento del contexto ritual. El gran nmero de frag-

    mentos recuperados en Sechn Bajo remite a la antigua importancia ceremonial del lugar (Peter Fuchs,comunicacin personal). Un espejo de antracita se encontr en la Huaca A de Pampa de las Llamas (S. G.Pozorski y . G. Pozorski 1991: 347) y un posible fragmento fue registrado en Las Haldas (Fung 1969:lm. XV, 3).

    Por ltimo, hay dos importantes clases de artefactos cermicos: las figurinas macizas antropomorfas ylas pintaderas, tanto planas como cilndricas. Figurinas cermicas se presentan con frecuencias variables:son raras en Las Haldas (Ishida [dir.] 1960: 196, 446, figs. 60-62, y fotos en color, p. 102; Fung 1969: lm.

    X1d; S. G. Pozorski y . G. Pozorski 2006: 44), ortugas (Fung 1972: 4, lm. 2 H), Huaynun y SechnBajo (Peter Fuchs, comunicacin personal); hay algunas en aukachi/Konkn y las capas posteriores deCerro Sechn (Samaniego 1973: fig. 3). En cambio, se hall un gran nmero en la arquitectura de elitede Pampa de las Llamas (S. G. Pozorski y . G. Pozorski 1986: 396) y en un rea residencial de Sechn Alto

    (S. G. Pozorski y . G. Pozorski 1991: 358-359; 1998: 90-92, fig. 11-13; 2002: 31; . G. Pozorski y S. G.Pozorski 2005: 154). Sin embargo, en Las Haldas hay figurinas posteriores al Periodo Moxeke (Grieder1975: 105, tabla 1, fig. 11.2).

    Fig. 10. Las Haldas (sitio 9a II-10, # 3). Representacin de felino incisa en un punzn de hueso animal, estilo Chavn A.CIZA, inv.-n.o1522, Universidad Nacional Agraria La Molina, Lima (elaboracin del dibujo: Henning Bischof).

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    Las pintaderas tampoco son exclusivas del Periodo Moxeke. La nica pintadera de Sechn Alto se hallen un contexto del Periodo Haldas (. G. Pozorski y S. G. Pozorski 2005: 154), y lo mismo es cierto encuanto a la pintadera de Cerro Sechn, asociada con cermica de estilo Rosario/Haldas (Fuchs 1990: tomo2, 29, fig. 50). Segn esto, una parte de las pintaderas de Pampa de las Llamas podra estar asociada con lafase de ocupacin tarda, junto con algunos tipos cermicos minoritarios. Sus funciones, quiz, se limita-

    ron a pintar el cuerpo en ocasiones festivas o rituales, y es enteramente posible que fueran reservadas paradeterminadas personas de estatus especial. No sera extrao si sus motivos expresaran algn significadosimblico (S. G. Pozorski y . G. Pozorski 1991: 358-359, fig. 8).

    Shelia y Tomas Pozorski, ms bien, insinan alguna funcin dentro de un hipottico sistema de con-trol burocrtico (S. G. Pozorski y . G. Pozorski 1991: 359; 1992: 856; . G. Pozorski y S. G. Pozorski2005: 154, 158). Esta interpretacin se basa en una mirada furtiva al modelo del Estado temprano en elCercano Oriente, donde existen artefactos superficialmente parecidos cuyo uso como sellos de identidady control qued