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Museos de Terque Año VI nº 62 Abril 2011 Apología Radical de las Cosas Viejas La Fuente y el Lavadero” un nuevo taller del Museo “La madre y el delantal tapan mucho mal” Hubo un tiempo de cántaros, de viajes a la fuente y a los lavaderos. Un tiempo sin lavadoras, sin agua corriente en las casas, sin duchas, un tiempo que nuestros abue- los y padres vivieron. El lavadero y la fuente eran lugares emblemáticos en la vida tradicional de todos los pueblos. Lu- gares de sociabilidad y animación, allí se trabajaba, se contaban todas las cosas del pueblo, se reía. El Museo Etnográfico de Terque lanza una nueva propuesta didác- tica: el taller “La Fuente y el Lavadero”. Dirigido a alumnos de infantil y primaria, su objetivo es recordar la importancia que tuvieron estos lugares públicos y conocer las actividades que se realizaban en ellos. Los niños y niñas cogerán en cántaros agua de la fuente, la verterán en una can- tarera. Lavaran la ropa en las losas del propio lavadero y tenderán los trapos al sol. Todo esto “sin mojarse mucho”. Este nuevo taller viene a sumarse a la oferta que se ofrece a los colegios de infantil, de primaria y de la ESO en sus visitas a nues- tros museos: el Taller Pluma y Tintero o el de Juegos Tradicionales. Una de las prendas distintivas de la mujer ha sido el delantal o mandil. Prenda de vestir que colocada sobre la ropa sirve para su protección en las diferentes tareas domésticas. Por analogía, también se llama delantal, a los usados por algunos artesanos o profesionales co- mo herreros, carniceros, enfermeras, pescaderos o carpinteros en sus diferentes labores. Era una prenda imprescindible en la ropa de la mujer, que se preparaba en el ajuar. Car- men Muñoz Barrajón, (Almagro,1933-) cuenta el importante papel que jugó el delantal en su nueva vida de casada. “Cuando fueron a pedirme al pueblo, Miguel, mis suegros y mis cuñados, mi madre me hizo que los recibiera con el delantal puesto, había que mostrar que eras una mujer de tu casa. En la maleta del viaje de novios, mi madre me echó dos delantales preciosos, de los varios que ella y mis tías me habían cosido para el ajuar. Ella me dijo: ‘Cuando llegues en casa de tu suegra te pones por la mañana el delantal, y lo que veas en ella hacer, tú lo haces igual”. En 1900, el diario El Defensor de Córdoba, daba fe, con un elogio del delantal, de la importancia que éste tenía “El delantal es la prenda más interesante del atavío de la mujer casera, y su uso denota hábitos de trabajo, de orden, de limpieza sin los cuales no puede existir un hogar dichoso”. El delantal durante siglos, simbolizó las virtudes de la mujer hacendosa y buena ama de casa. El delantal se utilizaba por la mujer en todas las labores del hogar. Las mujeres de las cla- ses populares lo llevaban puesto todo el día, quitándoselo solo en momentos puntuales, como el ir a misa o la salida a alguna visita. El trajín de la casa, las tareas del campo, el cui- dado de los animales, el lavado de la ropa o el acarreo de agua, ocupaban todo el día, y hacían imprescindible su uso. Hasta en las clases pudientes, las señoras lo utilizaban para ciertas tareas delicadas, como la costura. En 1908, el periódico El Adelanto decía “El delan- tal de fantasía, esa linda y caprichosa prenda que no falta en el ropero de la mujer hacendosa, para muchas constituye su confección un derroche de arte y buen gusto. Su uso está muy ex- tendido por lo útil y encantador. No solo se emplean para la costura y demás labores, sino también para esos múltiples trabajos que por su índole delicada o por la dificultad que ofre- cen para hacerlos bien, nunca se confían a los criados”. Hasta para servir un chocolate, algunas señoras se protegían el vestido con elegantes de- lantales como podemos ver en una fotografía de Alboloduy.

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Museos de Terque Año VI nº 62 Abril 2011 Apología Radical de las Cosas Viejas

“La Fuente y el Lavadero” un nuevo taller del Museo

“La madre y el delantal tapan mucho mal”

Hubo un tiempo de cántaros, de viajes a la fuente y a los lavaderos. Un tiempo sin lavadoras, sin agua corriente en las casas, sin duchas, un tiempo que nuestros abue-los y padres vivieron. El lavadero y la fuente eran lugares emblemáticos en la vida tradicional de todos los pueblos. Lu-gares de sociabilidad y animación, allí se trabajaba, se contaban todas las cosas del pueblo, se reía. El Museo Etnográfico de Terque lanza una nueva propuesta didác-tica: el taller “La Fuente y el Lavadero”. Dirigido a alumnos de infantil y primaria, su objetivo es recordar la importancia que tuvieron estos lugares públicos y conocer las actividades que se realizaban en ellos. Los niños y niñas cogerán en cántaros agua de la fuente, la verterán en una can-tarera. Lavaran la ropa en las losas del propio lavadero y tenderán los trapos al sol. Todo esto “sin mojarse mucho”. Este nuevo taller viene a sumarse a la oferta que se ofrece a los colegios de infantil, de primaria y de la ESO en sus visitas a nues-tros museos: el Taller Pluma y Tintero o el de Juegos Tradicionales.

Una de las prendas distintivas de la mujer ha sido el delantal o mandil. Prenda de vestir que colocada sobre la ropa sirve para su protección en las diferentes tareas domésticas. Por analogía, también se llama delantal, a los usados por algunos artesanos o profesionales co-mo herreros, carniceros, enfermeras, pescaderos o carpinteros en sus diferentes labores.

Era una prenda imprescindible en la ropa de la mujer, que se preparaba en el ajuar. Car-men Muñoz Barrajón, (Almagro,1933-) cuenta el importante papel que jugó el delantal en su nueva vida de casada. “Cuando fueron a pedirme al pueblo, Miguel, mis suegros y mis cuñados, mi madre me hizo que los recibiera con el delantal puesto, había que mostrar que eras una mujer de tu casa. En la maleta del viaje de novios, mi madre me echó dos delantales preciosos, de los varios que ella y mis tías me habían cosido para el ajuar. Ella me dijo: ‘Cuando llegues en casa de tu suegra te pones por la mañana el delantal, y lo que veas en ella hacer, tú lo haces igual”. En 1900, el diario El Defensor de Córdoba, daba fe, con un elogio del delantal, de la importancia que éste tenía “El delantal es la prenda más interesante del atavío de la mujer casera, y su uso denota hábitos de trabajo, de orden, de limpieza sin los cuales no puede existir un hogar dichoso”. El delantal durante siglos, simbolizó las virtudes de la mujer hacendosa y buena ama de casa.

El delantal se utilizaba por la mujer en todas las labores del hogar. Las mujeres de las cla-ses populares lo llevaban puesto todo el día, quitándoselo solo en momentos puntuales, como el ir a misa o la salida a alguna visita. El trajín de la casa, las tareas del campo, el cui-dado de los animales, el lavado de la ropa o el acarreo de agua, ocupaban todo el día, y hacían imprescindible su uso. Hasta en las clases pudientes, las señoras lo utilizaban para ciertas tareas delicadas, como la costura. En 1908, el periódico El Adelanto decía “El delan-tal de fantasía, esa linda y caprichosa prenda que no falta en el ropero de la mujer hacendosa, para muchas constituye su confección un derroche de arte y buen gusto. Su uso está muy ex-tendido por lo útil y encantador. No solo se emplean para la costura y demás labores, sino también para esos múltiples trabajos que por su índole delicada o por la dificultad que ofre-cen para hacerlos bien, nunca se confían a los criados”.

Hasta para servir un chocolate, algunas señoras se protegían el vestido con elegantes de-lantales como podemos ver en una fotografía de Alboloduy.

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Dirección y textos: Alejandro Buendía Muñoz. Diseño José Luis Segura García. Colaboradores: Juan Salvador López Galán, Lourdes López Romero, Rosa Cantón Solbas y Centro Guadalinfo de Terque. C/ Real, 17 CP 04569 Terque (Almería) Tlfno./ Fax: 950 64 33 00. Colabora: Diputación Provincial de Almería y Ayuntamiento de Terque. Edita: Asociación de Amigos de los Museos de Terque. Depósito Legal: AL-38-2006. ISSN: 1885 - 9801. Periodicidad mensual. 1000 ejemplares gratuitos.

© Asociación de Amigos de los Museos de Terque. Derechos reservados. Las noticias y artículos que figuran en la presente publicación pueden reproducirse con fines educativos, citando la procedencia. Ninguna parte puede reproducirse con fines comerciales sin el consentimiento ex-preso del Museo de Terque. www.museodeterque.com

Se hacían en diferentes tipos de tela: raso, seda, percal, batista, algodón, lana, y tamaños distin-tos según el trabajo que se fuera a realizar.

Su tipología es muy variada. Algunos cubrían solamente la falda, otros se acompañaban de un peto, para proteger el pecho. Sujetos al cuello o simplemente atados a la cintura. En su mayoría se acompañan de dos bolsillos. También en ocasiones se les cosía en su interior la llamada faltri-quera, bolsillo reservado para llevar algún dinero o cosa de valor. Un refrán decía “la hija y la pera a la faltriquera”.

Durante mucho tiempo, fue una prenda, realizada por las propias mujeres, aunque desde finales del XIX, aparecen en la prensa nacional anuncios de tiendas de ropa donde se venden piezas confeccionadas. En 1933, un anuncio en la revista Flores y Abejas, ofrecía delantales de cocina, delantales envolventes, delantales de costura hechos de cretona y delantales de doncella ador-nados con vainicas. En 1916, almacenes El Águila, de Almería, vendía delantales de dril para niñas.

Delantales blancos para planchar, para hacer las camas. En telas oscuras para la limpieza, hacer la comida o la matanza. Para lavar la ropa o fregar el suelo, solían ser más largos para cubrir las rodillas, y eran realizados con telas más recias, fuertes y oscuras. Para hacer labores de molde o croché se ponían unos delantales pequeños y con unos bolsillos grandes para meter el ovillo que se iba gastando.

Las criadas, solían utilizar delantales blancos, reservando los más delicados y adornados con encajes, para tareas más finas como servir la mesa a sus señores.

En 1910, el Diario de Córdoba decía, “No es indiferente que las criadas vistan de cualquier mo-do… es bueno hacerlas que usen un traje apropiado a sus funciones. ¡Qué distinto aspecto el de una muchacha vestida de negro con su delantal blanco y su sencilla cofia de linón, al de otra atavia-da de colorines escandalosos y lleno de cintas y colgajos”.

Las amas de cría o las niñeras, lucían largos delantales blancos con entredoses y bordados, que en sus paseos con los niños, hablaban del nivel social de la familia a la que servían.

En Almería, en la faena o limpieza de la uva, el mandil se hacía con tejidos recios como jarapas, telas de saco o con pantalones usados. En Ohanes, eran populares , los mandiles de jarapa que hacía Consuelo la Hornera. Concepción Jiménez de Dalias, cuenta como su mandil, se lo hicie-ron en un batán de Berja. Marcela Gutiérrez de Bentarique recuerda como se hacían mandiles con pantalones viejos de los hombres. Como vemos, en las fotografías eran más largos de lo habitual, pues se recogían sobre el alda, y con las piernas se hacia una pocilla para que cayera la granuja o desperdicios de la uva.

Durante el luto se llevaba el delantal negro, que con el tiempo, al pasar al llamado “alivio de luto” o “medio luto” se trasformaban en delantales de cuadros pequeños blancos y negros. El delantal, entraba a formar parte del vestuario infantil desde temprana edad. En 1900, se decía en El Defensor de Córdoba “Con su primer vestidito corto, estrenó la niña su primer delantal para que no se manchara, cuando va al colegio su madre se cuida de que lo lleve limpio y arreglado el delantal.” En las fotografías vemos algunos de los delantales de la colección del Museo Etnográ-fico de Terque.

“- ¡Que en mujer tan principal no sepáis poner el gusto!

- Hermano, yo no me ajusto en no habiendo delan-tal.”

Fragmento de una comedia de Agustín Moreto (1618-1669)

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El pañuelo negro, 1901

“Palma 17 Abril 1901

Stª Dª María Rodríguez

Ynolvidable María lleno mi corazón de alegría por tener la dicha de saludarte con la presente felicitación, deseandote que por estas fies-tas de Pascua te encuentres colmada de la más completa felicidad en compañía de toda la familia, al mismo tiempo mi corazón no puede menos de sentir una gran tristeza por encontrarme lejos de tu encan-tadora persona, que eres lo que más de este mundo anhela mi co-razón, y más en estos días de Semana Santa y fiestas es cuando más me acuerdo de los tiempos de alegría y placer, que juntos pasába-mos comunicándonos nuestros amores, y ahora me encuentro tan lejos en un sitio donde no conozco a nadie, y no hago más que pensar contigo, nunca me quito de mi boca tu hermosísimo nombre y siem-pre te llevo en la imaginación.

Cuan tristes serán para mi estas fiestas de pascuas, no me queda más consuelo que leer una y mil veces las palabras, que me dirijas en tus amorosos escritos.

La copla que te mandé era escrita de la misma mano del que te es-cribía la carta, pero la letra era un poco más pequeña porque no había mas papel. Si Dios quiere a la otra carta que te mande irá es-crita de mi mano para que se cumplan tus deseos.

Me mandaras a decir, que tal han sido las fiestas de Semana Santa, porque aquí no se han hechado a ver, no sabes lo mucho que me acuerdo de ti, de ver que este año pasado la pasé las fiestas en tu casa y este año estoy más de 150 leguas de ti y por eso no tengo gus-to para nada. No tengo otro oficio en estos días de Semana Santa que de sentarme en la cama a leer la carta que recibí el jueves santo y cuando la leo me quedo satisfecho.

Haras el favor de no sentirme tanto y quitarte el pañuelo negro que no se te ha muerto nadie. Pues cuando me enteré de que parecías una tonta no sabes lo que me dio, porque si tu me quieres, más te quiero yo, me dirás si te has divertido mucho esta Semana Santa, me mandarás decir como te va con mí familia, y toda tu familia, y a todas tus amigas. Recibe el corazón de tu fiel amante que desea mas verte que escribirte.

Luis Gómez

Para un recuerdo de Semana Santa te mando esta carta que me cues-ta 2 reales el papel.

Adiós carta con fortuna

con más fortuna que yo

que vas a ver a mi novia

lo que no he podido yo.

Cuando me fui de soldado

dijiste sin novedad

que no tuviera cuidado

que me tenias de aguardar

hermoso clavel dorado.

Carta de Luis Gómez desde Palma donde cumplía el servicio militar a su novia María Rodríguez en Rioja (Almería). 1901

Archivo de Escrituras Cotidianas

Paca Soriano repartiendo la leche en Terque con su delantal. Las hermanas Alonso cosiendo con sus delantales en el huerto de su casa de Terque. Baldomero y Cristina Cadenas en Alboloduy, tomando chocolate, esta última con un delantal bordado. Fernando Pa-niagua con su ama de cría Gabriela, luciendo delantal. Granada 1916

“La rosa en el rosal, la uva en el lagar y la

mujer con escoba y delantal”

Refrán popular

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Museo Histórico Etnográfico - . - Museo Provincial de la Uva del Barco

Viaje al tiempo detenido

El tiempo detenido nos lleva este mes a Alhabia, a un 13 de febrero de 1949. Nos encontramos en los bajos del antiguo Ayuntamien-to, en la inauguración de la estación telegráfica. Este proyecto, dio sus primeros pasos en Noviembre de 1947, el periódico Yugo co-mentaba la pronta instalación de una estación telegráfica: “La noticia produjo entre el vecindario gran sensación y alegría por constituir una mejora local por la que se venía luchando desde hace muchos años… esta mejora de que se dota a Alhabia, pueblo que se encontra-ba incomunicado y que contará con un servicio de tanta utilidad como el de Telégrafos y Teléfonos.” En enero de 1949, se seguía espe-rando su inauguración con ansiedad, en una carta se decía ¿Y el telégrafo no lo han inaugurado ya? Esperamos un telegrama dando la noticia …”. Entre las personas que aparecen, se reconoce en primer plano a la izquierda y de perfil al Gobernador Civil y Jefe Pro-vincial del Movimiento Manuel Urbina Carrera, junto a la ventana y con uniforme el alcalde y jefe local Francisco Sánchez Yebra, un periodista del Yugo toma sus notas, un vecino, Pedro Espinar – con corbata- y bendiciendo el nuevo local, el sacerdote D. Juan Rodríguez Pérez. Sobre la mesa el telégrafo eléctrico. Hasta esa fecha el único que funcionaba en la comarca era el de la estación de Alhama. El Yugo informaba: “El domingo Alhabia, lanzó por primera vez en su vida con un alegre repiqueteo de “Morse” el primer “Arriba España” que hizo vibrar de emoción las líneas recién estrenadas de su flamante centro telegráfico. Centenares de curiosas mira-das siguieron el rítmico “TAC-TAC” del transmisor que enviaba a las primeras jerarquías de la Nación el emocionado agradecimiento.” Aquel día, se inauguró también la Cruz de los Caídos, terminándose los actos con un discurso del gobernador desde el balcón del Ayuntamiento. La persona encargada de la estación fue Antonio Prados Acosta, que había estudiado telegrafía en Lorca. El telégrafo eléctrico lo había patentado Morse en 1840. En 1857, se construyó la línea electro telegráfica Granada-Almería y en 1891 la línea sub-marina Almería -Melilla. A finales del XIX, eran populares los telegramas con las noticias de las ventas de uva que llegaban a Almería desde Inglaterra. La fotografía se conserva en un positivo en papel fotográfico, siendo sus dimensiones 14 x 9 cm. Forma parte de un reportaje de 10 instantáneas realizadas ese día, que pertenecen a las colecciones del Museo Etnográfico de Terque.

¿Cuándo visitar los Museos de Terque?

Horario: Sábados, domingos y festivos de 12 a 14 horas.

Fuera de este horario puede concertar una visita guiada

en el teléfono 950 64 33 00.

Museo Histórico Etnográfico:

835

Museo Provincial de la Uva del Barco:

813

“ Es una visita especial, es la más bonita que he hecho en toda mi vida. Aconsejo este museo ”

Teresa.

Libro de Visitas Nuestros Visitantes