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AVISO LEGAL

Esta documentación es información propiedad de Aliat Universidades, y no se

puede copiar, reproducir, prestar o disponer de ésta, ni usarse para otros

propósitos diferentes a los especificados por la institución, y sin contar con la

autorización correspondiente.

Revisión editorial: Eduardo Durán V.

3

ÍNDICE

Objetivo general 4

Objetivos específicos 4

Parte I: El portafolio. Origen del portafolio. Su conversión

en instrumento para la enseñanza y la evaluación del aprendizaje 5

El portafolio como instrumento didáctico. Definiciones y significados 6

Finalidades y objetivos del portafolio como instrumento de evaluación 8

Ventajas de su uso 8

Parte II: Proceso de construcción del portafolio 9

Fase 1: Diseño y planificación 9

Fase 2: Desarrollo: recolección de evidencias 11

Fase 3: Evaluación del portafolio 15

Parte III: Otros aspectos sobre el portafolio como instrumento de

evaluación del aprendizaje 16

Tipos de portafolios 16

Indicadores de éxito del uso del portafolio 16

Dificultades en la realización de portafolios 17

Bibliografía 18

4

Objetivo general

Este material tiene como objetivo orientar a los profesores en la planeación,

elaboración, aplicación y uso de una evaluación cualitativa del aprendizaje de

los estudiantes, específicamente mediante el instrumento conocido como

portafolio.

Objetivos específicos

1. Conocer la definición de portafolio y su importancia como instrumento de

evaluación continua del aprendizaje.

2. Identificar la estructura y los componentes principales de este

instrumento.

3. Conocer las fases de construcción de portafolios para su aplicación en la

propia práctica docente.

4. Reconocer la importancia de la recolección de evidencias de desempeño

en la valoración del alcance de los objetivos y las competencias de las

materias.

5. Conocer los tipos de evidencias más recomendables para una pertinente

selección de las mismas.

6. Reconocer el valor de las rúbricas para evaluar los portafolios.

5

PARTE I

EL PORTAFOLIO

ORIGEN DEL PORTAFOLIO. SU CONVERSIÓN EN INSTRUMENTO PARA LA ENSEÑANZA Y LA

EVALUACIÓN DEL APRENDIZAJE

En su sentido coloquial, el portafolio es una cartera de mano para llevar libros,

papeles, documentos, entre otros. Es decir, se conoce como un espacio físico

para guardar documentos personales que tengan alguna relevancia para el

sujeto, y la intención de mantener un orden y cuidado de los mismos.

De acuerdo con Barragán (2005), el portafolio tenía un uso frecuente en

áreas del conocimiento asociadas a las artes, al diseño y a la arquitectura.

Puede considerarse que su uso se debía a que, cada proyecto en su inicio,

tenía una forma que podía transformarse en el tiempo. Conservar los

antecedentes y los progresos del mismo era un aspecto fundamental para

obtener el producto final. La autora resalta que surge como una técnica para

demostrar competencias profesionales en el mercado laboral.

La consideración y formalización de la relevancia de esta herramienta en

el ámbito educativo, parece haber sido un consenso de especialistas en el área

de la educación. Esto ocurrió con mayor fuerza en la década de 1990, en la cual

se encuentran diversos trabajos e investigaciones que proponen el trasvase del

portafolio desde los terrenos profesionales al ámbito de la educación.

Sistematizan su uso como instrumento de enseñanza y de evaluación del

aprendizaje de los estudiantes. En la mayor parte de estos trabajos se asume,

como principio fundamental del portafolio, la organización de evidencias con

una trayectoria que refleja un progreso continuo de avances. Este principio

denotó la posibilidad didáctica de revisión y retroalimentación de procesos,

entre el docente y el alumno, y su impacto en los productos resultantes.

También aparece como una metodología de enseñanza y de evaluación

continua alternativa a aquellas de corte cuantitativo que imperaban y cuyas

limitaciones se hacían notar. De manera que, ante el auge de las concepciones

cualitativas, esta herramienta se constituye en un paradigma para el

6

conocimiento de los procesos, desarrollo continuo y avances de los estudiantes,

que no proporcionan los instrumentos centrados sólo en un producto final.

EL PORTAFOLIO COMO INSTRUMENTO DIDÁCTICO. DEFINICIONES Y SIGNIFICADOS

Desde el punto de vista didáctico, el portafolio es considerado una herramienta

para evaluar trayectorias de aprendizaje, basadas en ejecuciones y logros

obtenidos por los participantes en tales trayectorias e incorpora el valor añadido

de su potencial de aprendizaje. Esas ejecuciones y logros parten de los

objetivos y competencias profesionales inherentes a una materia en particular.

De acuerdo con Murillo (2012), de manera elemental, el portafolio se

considera como un espacio físico, digital o virtual que sirve para recopilar

trabajos, escritos diversos, fotografías y cualquier otro elemento que señale

algún registro que se desea realizar. De manera más compleja, tiene una

intención de aprendizaje o didáctica, especificada en objetivos y reflejada en el

hilo conductor de su desarrollo.

El portafolio es un método de enseñanza, y de evaluación, que consiste

en el aporte de producciones de diferente índole por parte de quien es docente

de quien es estudiante. Se constituye de estas evidencias mediante las cuales

se pueden valorar los desempeños en el marco de una disciplina o curso

específico (Carreto, Reséndiz y Moheno, 2010). Tales elaboraciones dan

cuenta del proceso personal seguido por quien elabora el portafolio, pues

reflejan esfuerzos, dificultades, logros y propuestas alternativas, en relación con

los objetivos y los criterios de evaluación establecidos previamente, así como

con los rasgos de competencia y los resultados esperados, según el caso

(Hernández, 2006).

Este instrumento se fundamenta en la idea de que la evaluación muestra

la manera en cómo una persona aprende y organiza su aprendizaje, o sea,

testimonia de alguna manera su estilo para aprender. Además, responde, entre

otros, a dos aspectos fundamentales: 1) un procedimiento metodológico para su

desarrollo que incluye las técnicas y actividades didácticas llevadas a cabo en

los procesos formativos, y 2) el procedimiento valorativo por el que se articula el

7

conjunto de evidencias en la formación de los rasgos de competencias o de

objetivos esperados. Si se usaran otros instrumentos de evaluación más

tradicionales que aportan una visión más fragmentada, esto sería más difícil de

registrar (Murillo, 2012).

En las definiciones presentadas se pueden resumir los siguientes

elementos definidores del término:

1. Es una colección de evidencias de ejecuciones que requiere la formación

de una o un conjunto de competencias profesionales inherentes a una

materia o dominio de conocimientos particulares.

2. Las evidencias deben permitir observar el desempeño inicial y final, en la

elaboración de un mismo producto, para dar cuenta del desarrollo

progresivo de la(s) competencia(s) pretendida(s).

3. Las evidencias deben corresponderse con ejercicios y trabajos

intelectuales y profesionales concretos, es decir, consistente con la

competencia que se pretende alcanzar.

4. Requiere de una revisión de las evidencias y retroalimentación constante

entre el docente y el estudiante.

5. Supone un desarrollo cualitativamente superior entre las evidencias del

inicio y las obtenidas al final.

Se puede apreciar que el portafolio tiene un alto valor diagnóstico porque

informa convenientemente sobre las competencias que una persona puede

demostrar, así como el aprovechamiento del proceso de aprendizaje que se ha

seguido para obtener tales logros. Permite valorar lo aprendido y la capacidad

de aprendizaje. Suministra valiosa información sobre los procesos de

aprendizaje y desarrollo del alumnado. Aporta modelos de adquisición de

competencias.

8

FINALIDADES Y OBJETIVOS DEL PORTAFOLIO COMO INSTRUMENTO DE EVALUACIÓN.

Ventajas de su uso

Desde el punto de vista didáctico, Carreto, Reséndiz, Moheno (2010) y

Fernández (2006), al portafolio se le atribuyen las siguientes ventajas:

1. Conecta los objetivos de aprendizaje y el currículo con la evaluación,

involucrando al alumnado y profesores en tal situación.

2. Permite que el alumno asuma un papel activo en su evaluación,

mediante la recogida de evidencias de desarrollo en su proceso de

enseñanza-aprendizaje.

3. Permite hacer un análisis de la situación evaluada, desde la perspectiva

de los distintos contextos, entendiendo el proceso de formación desde su

inicio hasta su forma acabada.

4. Da importancia a los procesos de interacción social que se dan durante

el aprendizaje y los contextos en los que se desarrolla.

5. Con este instrumento, el elemento de estudio no es el alumno, sino el

proceso en el cual el estudiante ha llegado a ser como es. Se analiza al

estudiante desde su origen, fijándose en el proceso y en aquellas fuerzas

de cambio que provocan la transformación del mismo hasta que llega al

final del curso.

6. El portafolio motiva al estudiante a reflexionar sobre su propio

aprendizaje, participa en el proceso de evaluación.

8. Desarrolla destrezas colaborativas.

9. Promueve las capacidades de solución de problemas.

10. Estructura las actividades de aprendizaje, reconoce lo que es obligatorio

y lo que es optativo.

11. Provee a los profesores de información para ajustar los contenidos del

curso a las necesidades de aprendizaje.

12. Hace énfasis en la evaluación formativa.

9

PARTE II

PROCESO DE CONSTRUCCIÓN DEL PORTAFOLIOS

El uso de un portafolio como instrumento de evaluación debe partir del análisis

de los objetivos y las competencias de la materia para los que se requiere

observar un desarrollo progresivo. Posteriormente, se les debe solicitar a los

estudiantes las evidencias pertinentes que den cuenta de este desarrollo.

Murillo (2012) plantea que una vez identificados los objetivos y las

competencias a formar, la construcción del portafolio posee tres fases básicas,

a saber:

Fase 1: Diseño y planificación.

Fase 2: Desarrollo: recolección de evidencias.

Fase 3: Evaluación de portafolio por rúbrica.

Fase 1: Diseño y planificación

Cada materia trae consigo un conjunto de nuevos conocimientos, habilidades y

actitudes que requieren desempeñarse ya sea en la vida misma o en los

ámbitos profesionales. Este desempeño puede tener lugar por medio de

acciones concretas, mecanismos, instrumentos, dispositivos que entrañan la

puesta en práctica de los conocimientos, habilidades y actitudes de la materia.

La planeación y diseño de un portafolio requiere, en primer lugar,

determinar los objetivos de la materia, y las competencias genéricas y

específicas. Es decir, delimitar lo que el estudiante debe saber y saber hacer y

en cada uno de ellos, especificar claramente lo que implica ese saber hacer.

Como ejercicio didáctico se acude al siguiente ejemplo:

La materia Taller de la entrevista clínica proporciona a los estudiantes las

técnicas para efectuar una entrevista clínica. La competencia genérica

consistiría en que el estudiante, al finalizar la materia, sea capaz de

entrevistar a un sujeto. A su vez, esta competencia genérica implica las

siguientes competencias específicas:

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1. Revisar el historial clínico del paciente.

2. Proporcionar un diagnóstico tentativo.

3. Diseñar un guion.

4. Crear un rapport con el paciente.

5. Realizar la entrevista.

6. Detectar detalles psicológicos de importancia.

7. Cerrar la entrevista.

8. Reportar los resultados.

Cada una de estas competencias específicas implica un conjunto de

saberes y acciones concretos, por ejemplo:1

Competencia específica

Revisar el historial clínico del paciente

Indagar sobre la historia médica, familiar, personal, escolar, laboral de un paciente.

Proporcionar un diagnóstico tentativo

Conocer la clasificación de los diferentes trastornos psicológicos existentes de acuerdo con la sintomatología presentada.

Conocer las pruebas psicológicas que apoyan el diagnóstico del estado mental y afectivo de las personas.

Diseñar un guion de entrevista

Reconocer las formas más adecuadas para comenzar una entrevista clínica.

Identificar las formas de preguntar.

Reconocer las técnicas de persuasión, empatía, manejo de la transferencia y contratransferencia.

Crear un rapport con el paciente

Crear un ambiente de confianza, libertad y despliegue de las emociones auténticas del paciente.

Saludar al paciente.

Emitir una frase empática.

Dar libertad al paciente para elegir el lugar en el que se sentará.

Realizar la entrevista

Dominar las técnicas de preguntas indirectas.

Centrarse en la búsqueda de causas.

Percatarse de las resistencias.

1 El ejemplo es utilizado con fines didácticos. Por cuestiones de espacio se omiten acciones importantes en la aplicación

de una entrevista clínica, por lo que se sugiere, no utilizarlo tal como aparece aquí, en una materia relacionada con el tema.

11

Desviar momentáneamente el curso de la conversación, en caso de resistencias.

Detectar detalles psicológicos de importancia, como:

Presencia de miradas fijas, huecas o centradas en el vacío.

Repetición desmedida de frases o palabras.

Movimientos del cuerpo, gestos, tics, sudoraciones.

Ideas inconclusas o fuga de ideas.

Desconcentración.

Discurso incoherente o frases que rompen con el curso normal de la conversación.

Silencios o desvíos de la conversación.

Cerrar la entrevista

Agradecer al paciente su colaboración.

Expresar una frase de conclusión de la entrevista.

Expresar una frase de posible continuidad.

Reportar los resultados

Organizar el documento por áreas, proporcionar un diagnóstico y apoyar el diagnóstico con extractos del discurso del paciente en el que se pueda percibir las interpretaciones del entrevistador.

Una vez delimitados estos elementos, se pasa a la Fase 2 del proceso de

construcción de un portafolio.

Fase 2: Desarrollo: recolección de evidencias

En esta fase se seleccionan los instrumentos, acciones, dispositivos que

constituyen evidencias significativas e indicadoras de la formación y el alcance

de las competencias de la materia. Se decide, sobre todo, aquello que puede

constituir una manera de observar la formación y el desarrollo de ésta. Siendo

consistente con la finalidad de un portafolio, deben seleccionarse evidencias

que permitan observar el desempeño progresivo del estudiante, en un periodo

inicial y luego al final. De manera que el estudiante tenga elementos, en un

inicio, para percatarse de sus fortalezas y áreas de oportunidad, y este

conocimiento repercuta en el desarrollo de la misma evidencia al finalizar el

curso.

Las evidencias pueden ser de diversa naturaleza y formatos.

Dependiendo de la competencia se requerirán documentos en papel o en

digital, como mapas conceptuales, ensayos, entrevistas, informes, reportes,

12

proyectos, entre otros, también videos, audios, fotografías, maquetas etcétera.

Se recuerda que ésta debe ser pertinente y realmente mostrar la competencia

en acción.

Continuando con el ejemplo anterior, se podrá observar las evidencias

que son pertinentes en las competencias definidas.

Competencia específica Evidencias recomendables

Revisar el historial clínico del paciente Mostrar tres expedientes clínicos de pacientes de primer ingreso, con posibles trastornos psicológicos, en el departamento de salud mental de una institución de salud formalmente constituida.

Proporcionar un diagnóstico tentativo Entregar un reporte clínico de los pacientes con la siguiente información:

a) Descripción de los síntomas manifiestos. b) Aspecto físico del paciente. c) Diagnóstico psicomotor. d) Diagnóstico cognitivo. e) Diagnóstico del área afectiva. f) Historia familiar. g) Posible diagnóstico. h) Posible diagnóstico diferencial.

Diseñar un guion Documento escrito, dirigido a dos de los tres casos, con los siguientes elementos:

1. Inicio de la entrevista. 2. Cuerpo de la entrevista. 3. Cierre de la entrevista.

Crear un rapport con el paciente: el

rapport implica:

Crear un ambiente de confianza, libertad y despliegue de las emociones auténticas del paciente.

Saludar al paciente.

Emitir una frase empática.

Dar libertad al paciente para elegir el lugar en el que se sentará.

Videograbación de la entrevista a los sujetos seleccionados.

Realizar la entrevista, este proceso

implica:

Dominar las técnicas de preguntas indirectas.

Centrarse en la búsqueda de causas.

Percatarse de las resistencias.

Desviar momentáneamente el curso de la conversación, en caso de resistencias.

Videograbación de la entrevista a los sujetos seleccionados.

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Detectar detalles psicológicos de

importancia como son:

Presencia de miradas fijas, huecas o centradas en el vacío.

Repetición desmedida de frases o palabras.

Movimientos del cuerpo, gestos, tics, sudoraciones.

Ideas inconclusas o fuga de ideas.

Desconcentración.

Discurso incoherente o frases que rompen con el curso normal de la conversación.

Silencios o desvíos de la conversación.

Videograbación de la entrevista a los sujetos seleccionados.

Cerrar la entrevista

Agradecer al paciente su colaboración.

Expresar una frase de conclusión de la entrevista.

Expresar una frase de posible continuidad.

Videograbación de la entrevista a los sujetos seleccionados.

Reportar los resultados Documento escrito con los resultados de la entrevista.

Una vez delimitados los aspectos anteriores, se establecen los siguientes

aspectos: estructura y formato del portafolio, presentación, apartado con las

razones y finalidades por las que se desarrolla, metas y el tiempo para el

desarrollo, éste último depende de los tiempos institucionales del curso en

cuestión.

En cuanto al formato de un portafolio, con frecuencia se encuentra el

formato físico (papel) y el formato digital, estos últimos son conocidos como e-

portafolios. Son versátiles porque que existe la posibilidad de establecer

conexiones entre los apartados y generar otros nuevos o algunas subdivisiones.

En cuanto a la estructura de un portafolio, los autores recomiendan cubrir

los puntos del siguiente protocolo.

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Presentación Apartado

introductorio Guía o índice de contenido

Cuerpo del portafolio

Apartado de cierre

En la sección de presentación pueden aparecer datos personales del

estudiante, datos institucionales, el nombre de la materia, el objetivo general y

la(s) competencia(s) a formar.

En el apartado introductorio se exponen los propósitos, razones y metas

que se pretenden alcanzar con el portafolio en cuestión.

La guía o índice de contenido, es un apartado en el que se desglosan de

los sub-apartados que contendrá el portafolio. Se sugiere hacerlo por las

competencias específicas que serán evaluadas, con un título que las contenga,

y el nombre de las evidencias que requerirán cada una de éstas.

El cuerpo del portafolio es aquél en el cual

deben acumularse de manera organizada las

evidencias seleccionadas. En general se compone

de “pestañas” que corresponden a competencias

específicas o aquéllas que requiere la competencia

genérica. Por cada una se guardan las respectivas

evidencias.

El apartado de cierre del portafolio contiene, de

forma general, las evidencias mejor trabajadas por los estudiantes y las

reflexiones, comentarios generados en la retroalimentación entre el docente y el

alumno.

Con el apoyo del ejemplo anterior, el portafolio de esa materia contaría

con 8 pestañas. Se sugiere que dentro de una misma pestaña se establezca un

mecanismo de organización para las evidencias iniciales y las finales. Esto

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permite que, estudiantes y docentes, tengan la información del progreso del

desempeño.

Una vez que se tiene el acceso a las evidencias, debe promoverse el

análisis y la reflexión crítica por parte del estudiante (autoevaluación) y entre el

estudiante y el docente.

Fase 3: Evaluación del portafolio

Además de constituir un instrumento de evaluación continua, el portafolio como

instrumento de enseñanza es evaluado. La mayor parte de los autores

recomiendan hacerlo mediante las rúbricas, y además de requerir de la

autoevaluación también es necesaria una evaluación externa.

La rúbrica de un portafolio toma en cuenta grados o niveles (que pueden

ir desde la excelencia hasta la categoría insuficiente o no aceptado). En

general, los indicadores para evaluar un portafolio son:

a) Calidad y suficiencia de las evidencias proporcionadas.

b) Indicadores de logro de la competencia.

c) Nivel de logro.

Como se ha reiterado en el documento de Evaluación del aprendizaje por

rúbricas,2 disponible en línea, en la construcción de la rúbrica, las categorías de

grados o niveles de alcance deben considerar desde lo más aceptado hasta lo

menos aceptado. Esta decisión es de quienes construyen la rúbrica.

Una vez construida la rúbrica, ha de proporcionarse al estudiante que

realizará el portafolio, los criterios contenidos en ella para que conozca con

claridad lo que se valorará en su desempeño.

2 Consultarlo para mayor detalle.

16

PARTE III

OTROS ASPECTOS SOBRE EL PORTAFOLIO COMO INSTRUMENTO DE EVALUACIÓN DEL

APRENDIZAJE

Tipos de portafolios

De acuerdo con Murillo (2012) existe una variedad de portafolios, cuya

estructura depende del objetivo o competencia que se pretende formar. A

continuación se proporcionan las modalidades propuestas por la autora:

Tipo Descripción

Portafolio de Habilidades

Busca recopilar evidencias que permita a quien lo realiza, mostrar a otro el proceso formativo de determinadas habilidades y reconocer las destrezas que ha desarrollado.

Portafolios para un curso

Las secciones del portafolio se delimitarán, por ejemplo, según la propuesta de desarrollo del curso, o de acuerdo con los temas a tratar; la organización puede estar dada por el docente o realizada por el mismo estudiante.

Portafolio tipo vitrina

Contiene evidencia limitada y resulta útil en laboratorios. Por ejemplo, mostrar el mejor trabajo, el trabajo mejorado, el peor trabajo, el trabajo preferido. Los anexos pueden ser tareas, exámenes, otros.

Portafolios de cotejo

Contiene un número predeterminado de anexos. Por ejemplo, se solicita documentar el portafolio con diez problemas y dos resúmenes elaborados bajo criterios específicos, un artículo, dos reportes y dos exámenes a los que anexe sus reflexiones.

Portafolios formato abierto

Incluyen lo que su creador considere como evidencia de su aprendizaje. Se requiere delimitar aspectos sobre su elaboración y evaluación.

Portafolios docentes

Muestran las evidencias de los desempeños docentes. Recopilan información personal, del curso, de sus actividades académicas y todas aquellas evidencias que constituyan una manifestación de su quehacer, de su crecimiento, de sus propuestas de mejoramiento.

Indicadores de éxito del uso del portafolio

La pertinencia del portafolio como instrumento didáctico posee respaldo

empírico. Diversas investigaciones han constatado el efecto de su empleo en la

formación de los estudiantes respecto a las competencias de materias

particulares. Barragán (2005) reporta los siguientes hallazgos:

1. El número de estudiantes aprobados es bastante satisfactorio,

respecto al número de aprobados que estaban expuestos a las

metodologías tradicionales o centradas en la obtención de productos

finales.

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Primera dificultad:

Hace referencia al propio concepto de portafolios, al cómo reflejar el aprendizaje; señalan la gran dificultad encontrada para no confundir el portafolios con un registro acumulativo de los trabajos realizados, y la gran dificultad para evidenciar la autorreflexión.

Segunda dificultad:

Se refiere a cómo el hecho de participar en el proceso de construcción de un portafolios coloca a los estudiantes frente a nuevas situaciones que requieren de determinadas capacidades, destrezas y habilidades que les permitan tomar decisiones sobre la información a incluir, la organización del contenido, las partes que serán evaluadas, los criterios a ocupar para evaluar sus méritos, entre otros.

Tercera dificultad:

Se refiere a la falta de habilidades sociales y de comunicación para generar procesos de asesoramiento y participación (tanto en el profesorado como en el alumnado); la carencia de estas habilidades obstaculiza la comunicación y ralentiza la toma de decisiones orientados a la solución de problemas.

2. El grado de satisfacción de los estudiantes respecto a las actividades

planeadas para el portafolio fue siempre favorable. Es decir los

estudiantes sentían satisfacción al llevar a cabo las actividades

indicadas.

3. El grado de desarrollo de las competencias propuestas para la

asignatura es alto. Éste es uno de los hallazgos más importantes

según el autor, el instrumento logró, en gran medida, la formación de

las habilidades y actitudes que requerían las materias.

4. Existe por parte de los estudiantes una percepción positiva del

impacto que tiene el instrumento en su futuro profesional, o

“empleabilidad” que es considerado como la generación y desarrollo

en las personas de una serie de competencias dirigidas a la intención

de alcanzar una ocupación o empleo formal frente a la sociedad.

Dificultades en la realización de portafolios

Debido a la complejidad del instrumento Pozo y García (2006) señalan tres

dificultades esenciales en la construcción de un portafolio. Éstas han sido

manifestadas por los estudiantes y docentes. Es importante tomarlas en cuenta

cuando se encuentre frente a la decisión de utilizarlo, a saber:

18

BIBLIOGRAFÍA

Barragán, S. R., “El Portafolio, metodología de evaluación y aprendizaje, de

cara al nuevo espacio europeo de educación superior. Una experiencia práctica

en la Universidad de Sevilla”, Revista Latinoamericana de Tecnología

Educativa, vol. 4, núm. 1, 2005.

Carreto A, G. A, Reséndiz, O. M y Moheno, P. G., “Utilización del portafolio

como un instrumento de evaluación formativa en el nivel superior”. Congreso

Iberoamericano en Educación, Metas 2011, Un congreso para que pensemos

todos en la educación que queremos, Buenos Aires, Argentina, 2010.

Fernández, Amparo, “El portafolio como estrategia formativa y de desarrollo

profesional”, Revista Educar, pp. 127-142, 2004.

Murillo, S. G., “El portafolio como instrumento clave para la evaluación en

educación superior”, Revista Actualidades Investigativas en Educación. vol. 12,

núm. 1, enero-abril, pp. 1-23, 2012.

Pozo, Ll. Ma. T. y García L. B., “El portafolios del alumnado: una investigación-

acción en el aula universitaria”, Revista de Educación, p. 341, septiembre-

diciembre, pp. 737-756, 2006.