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III CURSO DE ESPECIALIZACIÓN DE LA PREPARACIÓN FÍSICA EN BALONCESTO DE FORMACIÓN Y ALTO NIVEL 11 y 12 de abril de 2003. Madrid INSTITUTO NACIONAL DE EDUCACIÓN FÍSICA Universidad Politécnica de Madrid VALORACIÓN DE LA RESISTENCIA ESPECÍFICA EN BALONCESTO MEDIANTE TEST DE CAMPO. Alejandro Vaquera Jiménez. Profesor Titular de Baloncesto INEF. León Preparador Físico de C.B. León. L.E.B.

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III CURSO DE ESPECIALIZACIÓN DE LA PREPARACIÓN FÍSICA EN BALONCESTO DE FORMACIÓN Y ALTO NIVEL 11 y 12 de abril de 2003. Madrid

I N S T I T U T O N A C I O N A L D E E D U C A C I Ó N F Í S I C A U n i v e r s i d a d P o l i t é c n i c a d e M a d r i d

VALORACIÓN DE LA RESISTENCIA ESPECÍFICA EN BALONCESTO MEDIANTE TEST DE CAMPO.

Alejandro Vaquera Jiménez.

Profesor Titular de Baloncesto INEF. León Preparador Físico de C.B. León. L.E.B.

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Valoración de la resistencia específica en baloncesto mediante test de campo Alejandro Vaquera Jiménez 1

VALORACIÓN DE LA RESISTENCIA ESPECÍFICA EN BALONCESTO MEDIANTE TEST DE CAMPO

Alejandro Vaquera Jiménez.

1. Análisis del baloncesto

La duración de un partido de baloncesto se situaría aproximadamente entre 90 y 105 minutos,

siendo la distancia recorrida por los jugadores de baloncesto durante ese partido de entre

6100 y 5500 metros en función del puesto específico de los mismos. Tal y como afirma

Zaragoza (1996), según avanza el partido toma más importancia el metabolismo aeróbico,

utilizando el jugador este metabolismo como una defensa, y anticipa su utilización regulando

su esfuerzo para durar todo el partido. Por otra parte, Fox y cols. (1984), afirman que en

deportes como el baloncesto, donde la duración del tiempo real de juego es de 40 minutos, el

sistema aeróbico participa en la provisión de energía, ya que si no fuera así sería imposible

mantener un esfuerzo durante ese tiempo. De esta manera queda reflejada la importancia del

metabolismo aeróbico en el baloncesto.

Sampedro y Cañizares (1993) y Hernández Moreno (1988), hacen referencia a los tiempos de

participación y pausa de los jugadores durante un partido de baloncesto de dos partes de 20

minutos y un tiempo de posesión de 30 segundos. El 64,06 % (Sampedro y Cañizares, 1993)

y 72,10 % (Hernández Moreno, 1988) de los tiempos de participación se producen entre 0-40

segundos, y los tiempos de pausa se encuentran en un 81,02 % (Sampedro y Cañizares,

1993) y 81,50 % (Hernández Moreno, 1988) entre 0-40 segundos. La relación ejecución-

pausa en este caso es de 2:1, resaltando que al aumentar el tiempo de ejecución también

aumenta proporcionalmente el tiempo de pausa (Sampedro y Cañizares, 1993).

Actualmente la reglamentación del baloncesto ha evolucionado y nos encontramos ante 4

tiempos de 10 minutos y una posesión de 24 segundos. Barrios (2002) ha realizado un estudio

donde compara los valores de participación y pausa obtenidos bajo la reglamentación actual

con los obtenidos por Sampedro y Cañizares y Hernández Moreno. En este estudio refleja que

el 73,5 % de los tiempos de participación se producen entre 0-40 segundos y de la misma

manera el 72,8 % de los tiempos de pausa se producen entre 0-40 segundos. En las

conclusiones de dicho estudio se hace referencia a que la relación de tiempo de juego-tiempo

de pausa es actualmente de 1:1. Esto no hace más que refrendar la idea de que en el

baloncesto actual es tan importante la pausa, entendida esta como la capacidad de

recuperación, como la ejecución de las diferentes acciones. Otras conclusiones del trabajo de

Barrios (2002), se refieren al aumento del número de acciones en el transcurso del partido; de

las 73,2 de Hernández Moreno a las 76,1 del estudio actual, así como el aumento del número

de pausas y del número de lanzamientos a canasta realizados; de las 71,28 de Hernández

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Moreno a las 72 del estudio actual y de los 75 tiros por partidos de Hernández Moreno a los

128 de dicho estudio respectivamente.

Tiempos de Participación 0-20´´ 21-40´´ 41-60`` 0-40´´

Sampedro y Cañizares (1993) 25,56 % 37,50 % 21,87% 64,06 %

Hernández Moreno (1988) 41,40 % 30,70 % 14, 80 % 72, 10%

Barrios (2002) 45,5 % 28 % 14,3 % 73,5 %

Tabla 1.- Tiempos de participación en baloncesto. Sampedro y Cañizares (1993); Hernández

Moreno (1988) y Barrios (2002).

Tiempos de Pausa 0-20´´ 21-40´´ 0-40´´

Sampedro y Cañizares (1993) 42,82 % 36,20 % 81,02 %

Hernández Moreno (1988) 50,80 % 30,70 % 81,50 %

Barrios (2002) 46,4 % 26,4 % 72.8 %

Tabla 2.- Tiempos de pausa en baloncesto. Sampedro y Cañizares (1993); Hernández Moreno

(1988) y Barrios (2002).

Si bien las diferencias entre los estudios anteriores y los de Barrios (2002), en muchos casos

no son demasiado grandes; queda claro que el baloncesto actual tiende a ser un baloncesto

más exigente en el aspecto físico, teniendo la misma importancia en muchos casos la

ejecución de las diferentes acciones como la recuperación de las mismas lo que nos hace

estar preparados la realización de las posteriores acciones; conociendo además que estas

recuperaciones en los tiempos de pausa son incompletas y que la frecuencia cardiaca en

estas pausas se sitúa entre 140 y 150 l/min. (Refoyo, 2001)

2. Importancia del metabolismo aeróbico en los deportes colectivos y en el baloncesto

Es frecuente encontrar referencias que destacan la importancia del metabolismo aeróbico en

los deportes colectivos en general, y en baloncesto en particular (Colli y Faina, 1987; Bosco,

1991). La justificación de esta última afirmación tiene su fundamento en que los partidos de

baloncesto duran 40 minutos, y además en ellos se combinan tanto las acciones físicas

propias del metabolismo aeróbico como del anaeróbico (baja y alta intensidad,

respectivamente) (Franco, 1998).

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Para Franco (1998) el trabajo aeróbico en baloncesto es la base de su condicionamiento ya

que la energía liberada por las vías anaeróbicas láctica y aláctica es limitada (Saltin, 1989;

Padilla y cols, 1991), por lo que el metabolismo oxidativo ha de servir a los requerimientos de

resistencia aeróbica y ayudar en la recuperación de los esfuerzos anaeróbicos (Pérez y cols,

1993; Álvarez y cols, 2001). Por otro lado, Olivera y Tico (1991), afirman que un partido de

baloncesto tiene una duración entre 80 y 85 minutos, por lo que para ellos, el componente de

resistencia aeróbica es fundamental y viene a estar relacionado con esfuerzos continuados de

intensidad media y larga duración que sobrepasan los 3 minutos.

Se han utilizado diferentes nomenclaturas para describir las cualidades relacionadas con el

metabolismo aeróbico tomando como referencia el modelo humano, de manera que

podríamos hablar de la resistencia aeróbica, potencia aeróbica, o capacidad aeróbica (Gacon,

1990). De esta manera podemos definir la capacidad aeróbica como la cantidad de energía

que el sujeto puede obtener a través del metabolismo aeróbico, y se la relaciona con el

consumo máximo de oxígeno (VO2máx.). La potencia aeróbica la podríamos definir como la

velocidad a la que se puede obtener energía por medio del metabolismo aeróbico, y se puede

valorar viendo el tiempo que tarda un sujeto en alcanzar su VO2máx., o un porcentaje de éste.

Por último la resistencia aeróbica representaría el mantenimiento de una determinada tasa

metabólica durante el mayor tiempo posible, y estaría identificada por el umbral aeróbico, este

concepto sería específico de cada deporte o especialidad deportiva.

3. Umbral Anaeróbico como indicador de la resistencia aeróbica

El consumo máximo de oxígeno (VO2máx) ha sido utilizado tradicionalmente como único

indicador de la valoración de la cualidad aeróbica, sobre todo en deportes de resistencia

(atletismo, ciclismo,...). Este parámetro presenta una serie de inconvenientes, sobretodo en

sujetos entrenados, debidos a su escasa entrenabilidad (determinado genéticamente en un

alto porcentaje) y a su poca variabilidad a lo largo de una temporada. Por todo ello surge un

nuevo concepto, dentro de la fisiología del ejercicio y la teoría del entrenamiento, el Umbral

Anaeróbico (UAn) (Wasserman y cols 1967): “intensidad de ejercicio o trabajo físico por

encima de la cual empieza a aumentar de forma progresiva la lactacidemia, a la vez que la

ventilación se intensifica también de una manera desproporcionada con respecto al oxígeno

consumido”. Este parámetro ha sido bastante discutido y controvertido pero resulta ser mucho

más sensible a los cambios producidos por el entrenamiento (García Manso y cols., 1996;

Navarro, 1998) siendo muy usado para planificar y programas las cargas de entrenamiento

(Terrados, 1988; García Manso y cols., 1996), sobretodo en deportes de resistencia. En la

actualidad, el UAn es considerado como el mejor índicador de resistencia aeróbica de un

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sujeto y se correlaciona en un alto porcentaje con el rendimiento en disciplinas de resistencia

de mediana (10-30 minutos) y larga duración (más de 30 minutos) (López y Legido, 1991).

El UAn es un parámetro muy sensible, capaz de diferenciar a los sujetos en función de su

nivel de condición física (atletas de resistencia respecto a individuos sedentarios o deportistas

de potencia) (Navarro, 1998). En este sentido esta demostrado que los deportistas presentan

valores superiores a los sedentarios cuando éste se expresa en el porcentaje que aparece

respecto al VO2máx, (80-95 % y 50-60 % del VO2máx en deportistas de resistencia y en

sujetos sedentarios respectivamente.) (García Manso y cols., 1996; Gonzalez Gallego, 1992).

4. Consumo de oxígeno y UAn en deportes de equipo.

En las disciplinas de equipo, los valores de VO2máx y UAn encontrados son mayores que los

referidos en la población sedentaria en general o en disciplinas de corta duración (de

potencia), aunque estos valores no son tan elevados como en las disciplinas de resistencia

(Reilly y Secher, 1990; Rico-Sanz, 1997). Por otro lado, mientras que en las disciplinas de

resistencia el UAn y el VO2máx sirven para discriminar entre deportistas de mayor y menor

nivel (nivel de rendimiento deportivo), en las disciplinas de equipo no se han podido describir

claramente estas diferencias, siendo objeto de discusión entre los diferentes autores (Rahkila

y Luthanen., 1991; Green, 1992).

Ateniéndonos a la duración de las competiciones la totalidad de los investigadores coinciden

en que los deportes colectivos son de naturaleza aeróbico-anaeróbica (López, 1993; Bangsbo,

1996). En general, y a pesar de reconocerse la sobreestimación del gasto metabólico durante

la competición cuando se utilizan parámetros cardiológicos (frecuencia cardiaca) (Reilly y

Secher, 1990), resulta difícil de creer que el fútbol y el baloncesto no son deportes aeróbicos,

o al menos donde la resistencia aeróbica es importante en el rendimiento deportivo.

5. La recuperación y su relación con el metabolismo aeróbico

Tanto en los deportes de colectivos como individuales, las acciones más decisivas durante la

realización de actividad deportiva, dependen directamente del metabolismo anaeróbico

(láctico y aláctico) (López, 1993; Colli y Faina, 1987). Si bien dichas acciones requieren de

una rápida aportación energética (potencia energética), y los sistemas metabólicos que

poseen esta cualidad son los sistemas anaeróbicos: aláctico (ATP y Pc) y láctico (glucosa y

glocógeno) (Fox, y Mathews., 1984), desde hace tiempo se conoce el papel del metabolismo

aeróbico durante los periodos de recuperación (Astrand y Rodahl, 1985), ya que la capacidad

de estos sistemas es limitada para recuperar los sustratos utilizados durante el esfuerzo y

contribuir a la homeostasis del medio interno. Por tanto, quizás en el baloncesto donde el

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metabolismo anaeróbico es importante para la realización de las acciones decisivas del juego

(velocidad de las acciones, número de acciones,...), el metabolismo aeróbico puede tener una

importancia relevante durante la recuperación (Bangsbo, 1998; Padilla y cols., 2000).

Una buena capacidad aeróbica permite al atleta recuperar rápidamente durante las

interrupciones del juego o mientras está en el banquillo, debido a que la capacidad de

recuperación tiene una relación muy estrecha, y depende en gran medida, de la resistencia

del jugador. Este es el motivo por el que una metodología progresiva de esfuerzo que alterna

periodos de descanso de 30 segundos, nos induce a pensar, que la disminución de la

frecuencia cardiaca durante esos 30 segundos permite evaluar la capacidad de recuperación

del deportista (Villa y García, 1998).

6. Estudio de las demandas del baloncesto mediante diferentes test

En este sentido, Franco (1998), afirma que el mejor conocimiento de las demandas

energéticas del baloncesto va a permitir mejorar su rendimiento, pues nos va a aportar

información relevante tanto para determinar el tipo de entrenamiento y la intensidad de las

cargas (Sanchis y cols, 1996; McInnes y cols, 1995), como para la selección de jugadores

(Smith y Thomas, 1991), e incluso para valorar la eficiencia de los programas de preparación

física específicos (Häkkinen, 1993; Aragonés, 1989).

Genéricamente, la resistencia aeróbica puede evaluarse en dos ambientes bien distintos: en

el laboratorio y en el campo deportivo. Cada uno de ellos cuenta con unos argumentos a favor

y otros en contra; así por ejemplo, se acepta que la valoración en el laboratorio es mucho más

precisa, en tanto que se pueden registrar o monitorizar más parámetros fisiológicos durante el

esfuerzo, contando además con un instrumental más complejo y controlando fielmente las

condiciones ambientales; por el contrario, comparada con la valoración en el terreno deportivo

resulta mucho más inespecífica en cuanto a los gestos técnicos realizados y la posibilidad de

reproducir las características del medio donde los deportistas entrenan y compiten

diariamente (López, J.L., 1994).

Además de esta clasificación, los tests utilizados para valorar la resistencia aeróbica pueden

ser tests directos o indirectos, dependiendo de que “midan” o “estimen” las variables objeto de

estudio. En este sentido y gracias a la mayor sofisticación en los medios del laboratorio los

tests directos se suelen asociar a los tests de laboratorio, y los tests indirectos a los tests de

campo (Grosser, M. y cols, 1989).

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Caso diferentes son aquellos test en los que se mezclan acciones físicas con acciones

técnicas donde no se suelen observar resultados muy claros (Lahuerta y cols., 1996; Vaquera

y cols., 1999).

Aplicados a todos los deportes, son tres en general las metodologías básicas descritas para

determinar el UAn: lactacidemia, ergoespirometría y frecuencia cardiaca (Rodríguez, 1987;

Feriche y Delgado, 1996); sin embargo son muchos los tests que se han diseñado a partir de

estas metodologías (directos e indirectos, de laboratorio y de campo). Los citados tests

generalmente han sido validados en deportes individuales o cíclicos, aplicándose y/o

adaptándose posteriormente para valorar el UAn tanto en sedentarios como en los deportes

colectivos o acíclicos (George y cols., 1996).

Habitualmente en los deportes colectivos y más en concreto en el baloncesto para la

valoración de esta resistencia aeróbica se utilizan los siguientes test:

Test de Conconi: es un test progresivo, maximal y continuo diseñado para hallar el UAn de

una manera no invasiva, estableciendo la relación que existente entre la velocidad de carrera

y la frecuencia cardiaca. Este test se realiza en una pista de atletismo donde el sujeto

empieza a correr a una velocidad inicial entre 7-8km/h. (dependiendo de su nivel), durando la

prueba entre 15-20 minutos. Los incrementos de velocidad se realizan cada 200 metros, y son

de 0.5km/h. (Conconi y cols., 1982).

Test de Cooper: es un test indirecto, de campo, continuo, realizado a intensidad constante y

que predice el VO2máx a partir de la distancia de carrera recorrida en 12 minutos (Baiocchi,

1986; Bosco, y cols., 1995). Mediante el rendimiento máximo alcanzado durante esos 12

minutos sobre una pista, de atletismo, se estima el VO2máx.

Test de Course Navette o Test de Léger-Lambert: es un test indirecto, de campo, continuo y

progresivo con incrementos de velocidad constante de 1Km/h cada minuto (aunque también

está descrito que puede ser cada dos minutos) y desaceleraciones y aceleraciones cada 20

metros, que estima el VO2máx a partir de la máxima velocidad alcanzada en dichas

condiciones (Léger, L.A. y cols., 1988).

Tests ergoespirométricos en cinta rodante y cicloergómetros: directos, de laboratorio,

continuos y progresivos, que miden el UAn a partir de estos registros, cociente respiratorio,

ventilación, equivalente ventilatorio, etc., sirviendo el mismo protocolo para medir el VO2máx

(Villa y cols., 1992; López y Legido, 1991; Vanfraechem y Thomas, 1992). Consiste en un test

incremental máximo, progresivo y continuo en tapiz rodante o cicloergómetro, realizados

hasta el agotamiento manifestado este como el momento en que no se puede mantener la

velocidad de carrera correspondiente. Se considera como VO2máx el VO2máx pico obtenido

en los momentos finales del esfuerzo. (Villa y cols., 1992; López y Legido, 1991).

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7. Estimación del metabolismo aeróbico en el baloncesto mediante tests de campo

De acuerdo con López (1994), la estimación de esta resistencia aeróbica sería más específica

al realizar ésta mediante un test de campo que mediante un test de laboratorio. Los test de

campo reseñados anteriormente serían test de campo continuos, restando esto especificidad

a su utilización en los deportes colectivos los cuales presentan un marcado carácter acíclico.

En el caso del baloncesto y tal y como lo define Zaragoza (1996), el Baloncesto es: “un

deporte colectivo, acíclico, de cooperación y oposición, ejecutado en un espacio

perfectamente delimitado con unas normas perfectamente delimitadas”.

En el baloncesto el rendimiento está basado en la ejecución de esfuerzos de alta intensidad

alternados con periodos donde el requerimiento aeróbico es elevado, estos test han de

intentar simular el tipo de esfuerzo de las disciplinas de tipo acíclico donde la intensidad de la

carga no es continua, donde se alternan esfuerzos muy intensos anaeróbicamente con otros

de menor intensidad de tipo aeróbico y donde se realizan desplazamientos (cambios de

dirección) que intentan parecerse a los que se dan en el baloncesto.

Por el contrario, otros establecen que la determinación del UAn en el laboratorio carece de

especificidad respecto a los deportes colectivos en general (fútbol, baloncesto, balonmano,

etc.); puesto que para ellos, la mayor especificidad se obtiene valorando el UAn mediante

tests de campo (Bangsbo y Lindquist, 1992; Steinger y cols., 1985). En este sentido se

propone el diseño de tests específicos de resistencia aeróbica, incluyendo variantes respecto

a los tests descritos anteriormente, ya que además de realizarse de manera discontinua, el

recorrido a seguir reproduce las acciones más comunes del deporte durante la competición.

De esta manera y teniendo en cuenta que gran parte del trabajo efectuado en el partido

consiste en aceleraciones, cambios de ritmo y de dirección continuos nuestro objetivo consiste

en adaptar un test de campo al baloncesto, incremental, progresivo y máximo con la

particularidad de que el esfuerzo no es continuo, sino discontinuo en cuyo caso se adaptaría

más a los deportes colectivos.

Nuestro objetivo ha sido diseñar un test de campo aplicable al baloncesto basándonos en el

test de Probst y en su posterior aplicación al fútbol mediante el TVREF-v1.0 (Test de

valoración de la resistencia específica en fútbol) (Villa y cols, 2000). El fundamento de este

test sería el del test de Probst (1989), que a su vez es el mismo que el del Test de Conconi:

realizar un test incremental, progresivo y máximo para determinar el punto de inflexión en la

relación velocidad de carrera-frecuencia cardiaca, con la particularidad de que en el Test de

Probst el esfuerzo no es continuo, sino discontinuo. (Probst y cols. 1989)

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La utilización del TVREF-v1.0 (Test de valoración de la resistencia específica en fútbol) (Villa y

cols, 2000), y las conclusiones obtenidas tras su empleo, son las que argumentan en cierta

medida la aplicación de un test de similares características al baloncesto. Tras la utilización

del TVREF-v1.0; ha quedado patente que permite en más de un 90% de los casos identificar

un umbral anaeróbico interválico, mostrando su utilidad como indicador de la resistencia

aeróbica específica del deportista en cuestión. A su vez posibilita la identificación del índice de

recuperación cardiaca interválico, siendo factible considerar el porcentaje de recuperación

cardiaca como un indicador de la resistencia aeróbica al demostrarse la alta relación existente

entre el umbral anaeróbico interválico y los índices de recuperación cardiaca en cada estadío.

Reseñar también que el registro de la frecuencia cardiaca durante la realización de un test

indirecto de campo se ha mostrado como una herramienta útil para interpretar las

modificaciones debidas al entrenamiento de resistencia, de tal forma que los resultados de la

aplicación del TVREF-v1.0, donde dicho test se muestra más sensible al entrenamiento de

pretemporada que el Test de Course Navette, con rangos de resultados mayores que podrían

diferenciar entre los diferentes estados de forma en jugadores de un mismo equipo. (Villa y

cols, 2000)

Al igual que en el TVREF-v1.0 (Villa y cols, 2000), el test de campo aplicable al baloncesto

consiste en un test interválico de esfuerzo progresivo y maximal (hasta el agotamiento), que

se desarrolla en una situación específica en la que los jugadores realizan recorridos con

similares implicaciones físicas a los que se producen durante la competición (desplazamientos

y recuperaciones). Este test debe realizarse sobre el propio campo de juego, con el fin de

reproducir el tipo de esfuerzo que realizan los jugadores de baloncesto durante la disputa de

un partido.

Con el fin de estandarizar los recorridos y pausas de recuperación se ha desarrollado el

software TIVRE-Basket 1.0, (Test interválico para la valoración de la resistencia específica en

baloncesto) (Proyecto de Tesis Doctoral inscrito en la Universidad de León: Alejandro Vaquera

Jiménez siendo los directores D. José Gerardo Villa Vicente y D. Juan García López) que

controla con precisión el ritmo de carrera, emitiendo estímulos sonoros permiten al jugador

regular su velocidad de desplazamiento, ya que debe encontrarse sobrepasando el cono

correspondiente en cada uno de estos estímulos sonoros.

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Figura 1.- Grupo de Investigación de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el

Deporte de la Universidad de León en Valoración Funcional del Rendimiento Deportivo.

El TIVRE-Basket 1.0 es un test totalmente específico, en este caso del baloncesto, ya que a

diferencia de otros test de campos habitualmente usados para la valoración de la resistencia

en los deportes de equipo (Test de Conconi, Test de Course Navette,…), se lleva a cabo en el

propio campo de baloncesto, y reproduce acciones similares a las que tienen lugar durante un

partido de baloncesto.

De esta manera podemos resumir que nuestro objetivo con el TIVRE-Basket 1.0 es diseñar un

test de campo aplicable al baloncesto para mediante el mismo determinar el punto de inflexión

en la relación velocidad de carrera-frecuencia cardiaca e identificar y validar el posible umbral

aneróbico interválico detectado en el análisis del registro de frecuencia cardiaca, lo cual nos

ayudará a la hora de utilizarlo como indicador de la resistencia específica del jugador de

baloncesto.

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Figura 2.- Software utilizado para el desarrollo del TIVRE-Basket 1.0. dentro del proyecto de

Tesis Doctoral depositada en la Universidad de León “Validación de un nuevo test de campo

(TIVRE-Basket) para la valorar tanto la influencia del metabolismo aeróbico en el rendimiento

del jugador de baloncesto como en la efectividad biomecánica del lanzamiento a canasta”.