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    Enl@ce: Revista Venezolana de Informacin,

    Tecnologa y ConocimientoISSN: 1690-7515Depsito legal pp 200402ZU1624Ao 7: No. 2, Mayo-Agosto 2010, pp. 25-45

    1 Socilogo. Rector emrito de la Universidad Bolivariana de Chile. Integrante del directorio del Programa Chile Sustentable. Direc-tor de las revistas POLIS y SUSTENTABILIDAD(ES). Autor, coautor y editor de varios libros tales como: "Desarrollo Humano y

    tica para la Sustentabilidad"; "Desarrollo a Escala Humana"; y "Las Nuevas Utopas de la Diversidad.Correo electrnico: [email protected]

    Recibido: 02-06-10 Aceptado: 12-07-10

    Cmo citar el artculo (Normas APA):

    Elizalde, A. (2010). Sueos utpicos de libertad o cotidianaconstruccin colectiva? Enl@ce Revista Venezolanade Informacin, Tecnologa y Conocimiento, 7 (2),25-45

    Sueos utpicos de libertad o cotidiana construccincolectiva?

    Antonio Elizalde1

    Resumen

    Recuperando el permanente debate en la historia humana sobre los lmites de lo posible y de lo deseable, seplantea la proximidad de la reconstruccin del perl bioqumico de los seres humanos mediante la tecno ciencia actualy los dilemas ticos y polticos a los cuales pronto nos veremos enfrentados, introduciendo una reexin en torno alibertad como de autonoma, aprendizaje y praxis. Se destaca la opcin abierta entre tecnologas endosomticas y

    exosomticas, relevando el papel de las neuronas espejo y de la cordura y la razn cordial. Finaliza este breve ensayodestacando el ejercicio de la ciudadana como espacio para la construccin colectiva de libertad.

    Palabras clave: libertad, praxis, aprendizaje, construccin colectiva

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    Sueos utpicos de libertad o cotidiana construccin colectiva?Antonio Elizalde

    Utopical Dreams of Freedom or Everyday CollectiveConstruction?

    Abstract

    Rescuing the ongoing debate in human history on the limits of the possible and desirable, there is the proximityof the reconstruction of the biochemical prole of human beings by the current science and it presents techno ethicaland political dilemmas to which early we will be confronted by introducing a reection on freedom as autonomy,learning and practice. It highlights the option open between endosomatic and exosomatic technologies, relieving the

    role of mirror neurons and sanity and cordial reason. This brief essay it ends highlighting the exercise of citizenship asa collective space for freedom.

    Key words: Freedom, Praxis, Learning, Collective Construction

    2 Ver al respecto mi artculo "Cmo hacer posible lo deseable?" publicado en Las nuevas utopas de la diversidad. Lo deseablevuelve a ser posible, Antonio Elizalde (comp.), pgs. 7-45, Universidad Bolivariana, Santiago, 2003.

    Introduccin

    Una amena y profunda conversacin quesostuve con Franz Hinkelammert (2007), hace al-gunos meses atrs en San Jos de Costa Rica, meha llevado a replantearme antiguos temas sobrelos cuales he escrito en el pasado y que crea lar-gamente superados en mi propia reexin2. Msan cuando, como me lo comentaba agudamenteFranz, hoy se ha instalado en el imaginario colec-

    tivo "la mitologa de la imposibilidad o el misticis-mo de la posibilidad". Lo cual reabre espacio al rei-terado y permanente debate en la historia humanasobre los lmites de lo posible

    El capitalismo ha tenido xito en instalaren el imaginario de la humanidad, como lo arma

    Alba Carosio (2008) la utopa de la abundancia

    innita. La tarea necesaria de realizar para poder viabilizar polticamente cualquier alternativa esdar cuenta del cmo desinstalar esa utopa. Tareaque indudablemente no es algo fcil de lograr aun-que todo el mundo estuviese de acuerdo, ms dif-cil ser an lograrlo cuando hay importantes fuer-zas y actores sociales que luchan denodadamentepara que dicha utopa permanezca inclume.

    La pelculaWall-E

    pienso que es una exce-lente stira respecto al futuro que nos espera y aleventual papel que jugaran all las mquinas inte-ligentes (y deseantes e incluso amorosas?). Hoy,sin embargo, hay quienes creen que la produccinde "nueva" vida est a la vuelta de la esquina. Soninnegables los enormes avances tecnolgicos en

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    Enl@ce: Revista Venezolana de Informacin, Tecnologa y ConocimientoAo 7: No. 2, Mayo-Agosto 2010, pp. 25-45

    mbitos tales como la gentica, la nanotecnologa,

    la inteligencia articial, entre muchos otros. Perohay que sealar asimismo que actualmente se lle-va a cabo la criogenizacin de los muertos, que esun negocio boyante y en crecimiento, a la esperay creyendo quienes en ella se embarcan, ya no dela resurreccin de los muertos como producto deun eventual juicio nal como sostienen muchoscreyentes, sino de la resurreccin provista por la

    tecnologa!Declaro explcitamente mi creencia respec-

    to de que lo presente es innitamente corto, sinembargo, es all donde se hace maniesta nues-tra presencia en el mundo, es all donde adquie-re sentido nuestra breve y casi fugaz existencia,mirada desde la perspectiva de un tiempo uni- versal. Siempre he credo por consiguiente que

    nuestro papel en el mundo es luchar por hacerposible aquello que no es pero que podra ser. Ycompartir as lo que no es pero cuya ausencia estpresente en nuestros sueos y potencialidades ybuscar de ese modo como anticipar mundos me-jores, con mayor justicia, con mayor fraternidad,con mayor humanidad, aunque siempre partien-do desde el espacio de lo posible, de lo cercano,

    de lo cotidiano. Soar, esmerarse y gastarse lavida preocupado de humanizar otros mundos sinpreocuparme de humanizar mi propia relacinpersonal con los otros que me constituyen y conquienes comparto mi mundo vital, el metro cua-drado que ocupo, me parece incoherente por de-cir lo menos. Vaya esto a guisa de introduccin aestas reexiones.

    La proximidad de la reconstruccin

    molecular (servidumbre biolgica?)en la tecno ciencia actual

    En una conferencia que escuch en el II Con-greso Latinoamericano de Biotica realizado enBogot el ao 1997, el Dr. Rodolfo Llins - mdicocolombiano, director del Departamento de Fisio-loga y Neurociencia de la Universidad de Nueva

    York, asesor de la Nasa, miembro de las academiasde Ciencia de Estados Unidos, Francia, Espaa yColombia - arm que con los avances que ha ex-perimentado la medicina, ya estamos muy cerca-nos al momento en el cual en vez de electrocutar,fusilar, ahorcar, matar a los delincuentes podre-mos modicar su perl bioqumico. l sostuvo allque la estructura funcional del cerebro bsicamen-te tica, ha sido curada con mucha violencia y mu-chas guerras a lo largo de su historia, y que por lotanto debemos darle la posibilidad al ser humano,al hipotlamo, de obrar con dignidad.

    Llins (2003) seal que el problema de latica tiene que ver con la necesidad de decir la ver-dad. La tica es un atributo o caracterstica del sis-tema cerebral, que no le pertenece a ningn grupo

    religioso, poltico o de cualquier otro tipo, inclusoes algo compartido con los animales. Nos recordvarias cuestiones al respecto. Que el primer trata-do de tica data de 3.000 aos antes de Cristo yque a su vez el Cdigo de Hammurabi es de 1.500aos antes de Cristo. En la estructura social de laIndia el principio bsico es no herir. En Orientela amistad y la empata, la capacidad de sentir en

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    Sueos utpicos de libertad o cotidiana construccin colectiva?Antonio Elizalde

    nuestro cerebro lo que otros sienten. El da que de-

    jemos de sufrir con el que sufre habremos perdidola tica. El hombre tico no cambia cuando tieneel anillo de Gigas (Platn) que lo vuelve invisible.Aristteles nos habl de la existencia de una ti-ca natural. Nacemos ticos. Nacemos honestos.La honestidad es ms fcil que la deshonestidad.Cuando uno dice mentiras tiene que recordarse delas mentiras.

    Indic, asimismo, que la tica humana, latica social es una invencin del sistema nervio-so, al igual que el lenguaje, al igual que la cultura.Cuando nacemos, nacemos con una tica pura queno sirve para vivir en sociedad. Nacemos con ino-cencia. Los humanos hemos existido en la tierradesde hace 700 millones de aos, sin embargo losbaos son algo nuevo porque antes ramos cami-

    nantes. La estructura bsica individual que carac-teriza al nio se puede educar, la educacin es elpaso bsico de la tica social. Tenemos en nuestrocerebro la suciente tica al momento de nacer.Nacemos reconociendo algunas estructuras bsi-cas de la estructura social. La realidad se encuentraorganizada en partes dentro de nuestro cerebro:sentimos; pensamos; nos movemos; actuamos;nos relacionamos; ponemos en contexto3.

    La pregunta que aqu podemos hacernos, essinacemos con tica o ser que nacemos con unadisposicin a adquirir valores y perspectivas ticas.Al parecer los humanos al igual que muchas otras

    especies nacemos con una capacidad de empata

    biolgica, que nos hace posible la sobrevivenciapropia y de la especie. As lo han demostrado losimportantes descubrimientos realizados en rela-cin a las neuronas espejo4.

    La actividad elctrica de este sistema tieneuna complejidad que es espeluznante. El nmerode clulas de nuestro cerebro es igual a 10 elevado a10. Hoy las propiedades espirituales se comienzan

    a medir en voltios. El problema de la tica resideen la parte inferior (base) del cerebro. Una propie-dad del cerebro es que es un sistema que no tienesalida al exterior. En este sistema contamos con elsistema lmbico, hipotlamo e hipsis, que es loque nos hace animales cuando las cosas no estncomo deben estar. De all que la condicin de agre-sividad es algo automtico. Es el sistema reptil que

    todos tenemos. Ah est radicada nuestra violen-cia. La pregunta que debemos hacernos es cmose organiza para modularla, igual que cuando se leensea al nio para ir al bao.

    Otra propiedad del cerebro es la capacidadpara ver la misma cosa de dos maneras diferentes,pero nunca puede hacerlo simultneamente. Lasmismas cosas se pueden interpretar de modo dis-

    tinto. La funcin cerebral es una funcin geom-trica. Existe una localizacin de la actividad cor-tical y esta opera en base a ujos elctricos. Existepor lo tanto una base siolgica, biolgica para elpensamiento tico.

    3 Para profundizar en los avances de la neurobiologa se puede consultar los trabajos de Antonio Damasio en El error de Des-cartes, Editorial Andrs Bello, Santiago, 1996; y los de Francisco Varela enEl fenmeno de la vida, Dolmen, Santiago, 2000; yRodolfo Llins enEl cerebro y el mit del yo, Editorial Norma, Bogot, 2003.

    4 Ver al respecto el sugerente artculo de Gary Olson De las neuronas espejo a la neuropoltica moral en Revista Polis N 20,disponible en http://www.revistapolis.cl/polis%20nal/20/art16.htm.

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    Al parecer estamos muyad portas de poder

    modicar el perl bioqumico de los seres huma-nos para evitar enfermedades congnitas o heredi-tarias, pero del mismo modo, rasgos de personali-dad y estructuras caracterolgicas no deseables; eincluso adicciones, afecciones, convicciones. Serposible implantar as la dictadura de las emocio-nes y las convicciones? Es interesante profundizaren esto de la dictadura de las emociones. No es

    que slo tener control sobre los delincuentes, losenfermos y los locos sea algo positivo. De hechola historia reciente de la humanidad conforme loha sealado en sus trabajos Michel Foucault5 haapuntado en esa direccin, creando las institucio-nes que apuntan a ese control De all que debamospreguntarnos entonces: Dnde quedara enton-ces la libertad humana? Dnde la posibilidadde errar, elemento base para aprender, o para lacapacidad crtica y creativa? Estamos en riesgo yapuntando en la direccin de crear un fascismo onazismo desde una perspectiva biolgica, es decir buscamos seres humanos, sumisos, obedientes,adaptados, etc. Qu papel tendra en estas socie-dades el soador, el desadaptado, el loco, aquelque se sale de la norma y se atreve a realizar lasrevoluciones y cambios de las perspectivas de la

    forma en que se entiende la realidad?

    De all que parece necesario preguntarse:

    Quines sern los nuevos y modernos Torque-mada que amorosa e inocuamente realizarn losexmenes y test psicomtricos y psicolgicos equi-valentes a los antiguos autos de fe para determinarnuestra normalidad psquica, afectiva, intelec-tual y/o moral?

    Cundo as ocurra quin o quines y dequ modo se determinar lo que es bueno? Quin

    determinar quines requieren correccin mole-cular? Cules sern los lmites para la correccinmolecular?

    Quines y cmo se controlar y manejareste inmenso poder que la sociedad tendr entresus manos? Quin y cmo se proteger la socie-dad de los discursos de puricacin tnica o de losdiscursos salvcos de los integrismos religiosos

    de todo pelaje?Es posible que para todas esas preguntas

    podamos tener una respuesta adecuada y decen-te (en el sentido de polticamente correcta), sinembargo para m subsiste una interrogante msprofunda an, que dice relacin con la libertadhumana. Cun libres pueden ser seres estructu-ralmente determinados al bien? Y al pensar en la

    libertad inevitablemente llego a preguntarme por

    5 Ver sus obrasHistoria de la Locura, El Nacimiento de la ClnicayVigilar y Castigar. Nacimiento de la Prisin, entre otras, enlas cuales analiza el papel de la medicina, la psiquiatra, la justicia, la geografa, el cuerpo, la sexualidad, los intelectuales y elEstado. Su tema central es la cuestin del poder en las sociedades capitalistas, su naturaleza, su ejercicio en las instituciones, surelacin con la produccin de la verdad y las resistencias que suscita. El mtodo genealgico desarrollado por Foucault evidenciala existencia de formas de ejercicio del poder que son diferentes a las del Estado, articuladas a ste e indispensables para susustentacin y actuacin ecaz. En la medida en que el poder no est localizado exclusivamente en el aparato del Estado, arma

    Foucault que: "nada cambiar en la sociedad si los mecanismos de poder que funcionan fuera, abajo o al lado de los dispositivosdel Estado a un nivel mucho ms elemental, cotidiano, no fueren modicados."

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    Sueos utpicos de libertad o cotidiana construccin colectiva?Antonio Elizalde

    el azar y la necesidad. Cunto de azar y cunto de

    necesidad ha sido posible para que el universo y lavida devinieran en la vida consciente de s misma?Cunta transgresin fue necesaria para que losseres humanos alcanzramos nuestra condicinactual? Cuntos mitos, dioses y tiranos debieronser derrocados para obtener nuestra actual ciuda-dana?

    No puedo dejar de mencionar aqu unapregunta que se haca Rodolfo Llins: Pero quocurre con aquellos que no tienen futuro los des-echables que construye sistemticamente la globa-lizacin neoliberal en curso- o los que creen que notienen futuro aqu en la tierra (como los talibanessuicidas)? Les instalaremos un chip o un circuitobioqumico de creencia en el futuro? O les insta-laremos un chip de autodestruccin programada

    para que ningn integrado e incluido vaya a tenerproblemas de conciencia?

    Es importante destacar aqu la creencia,dominante en ciertos medios, en aquella variantede la tecno-ciencia, carente de controles ticos,que me atrevo de denominar como seudo-cien-cia, en el sentido de creer "interesada y casi adic-

    tivamente" en la capacidad humana va tecno-ciencia de controlar todas las variables y todoslos efectos e impactos de cualquier intervencinhumana, ya sea en los ecosistemas naturales o enlos sistemas neuronales u otros. Al pensar as seest asumiendo una actitud de supremaca y con-anza casi absoluta en las capacidades humanas.Los hombres vueltos dioses controladores y to-dopoderosos.

    La libertad como autonoma

    Zygmunt Bauman, en su libroEn busca dela poltica (2001),sostiene la idea de que la liber-tad individual slo puede ser producto del trabajocolectivo, ya que sta nicamente puede ser conse-guida y garantizada colectivamente.

    Hoy nos desplazamos hacia la privatizacinde los medios de asegurargarantizar la li-

    bertad individual; si esa es la terapia de losmales actuales, est condenada a producirenfermedades iatrognicas ms siniestras yatroces (pobreza masiva, redundancia socialy miedo generalizado son algunas de las msprominentes). Para hacer an ms comple-ja la situacin y sus perspectivas de mejora,pasamos adems por un perodo de priva-tizacin de la utopa y de los modelos del

    bien (con los modelos de vida buena queemergen y se separan del modelo de socie-dad buena). El arte de rearmar los problemasprivados convirtindolos en temas pblicosest en peligro de caer en desuso y ser olvi-dado; los problemas privados tienden a serdenidos de un modo que torna extraordi-nariamente difcil aglomerarlos para podercondensarlos en una fuerza poltica.(2001:p. 15)

    Cmo lograr que esa traduccin de privadoa pblico vuelva a ser posible, es la pregunta queBauman acomete en su obra. El autor estableceque la tensin bsica que nos recorre es aquellaexistente entre heteronoma y autonoma. Es la bsqueda permanente del ser humano para darcuenta de su nitud, de la inevitable mortalidad.Sabemos que vamos a morir.

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    Los humanos son las nicas creaturas vivien-

    tes que saben que van a morir y que no haymanera de escapar a la muerte (2001:40).Para enfrentar el temor y ese miedo que nosgenera buscamos respuestas fuera de noso-tros: los mitos, las creencias, la religin. Lainventiva cultural humana despleg de ma-nera intermitente o concomitante- una can-tidad de estrategias destinadas a descifrar elenigma, o dar la impresin de que estaba des-

    cifrado, para que la vida resultara ms viviblea la sombra de la muerte (2001: p. 41).

    Segn Bauman la estrategia ms obvia y a lavez la ms arcaica, era la heternoma, que era pre-sentar la vida como un paso transitorio hacia unaexistencia verdadera y posterior a la muerte. Otracombina la heteronoma y la autonoma y lleg conel advenimiento de la modernidad y se basaba,

    en la inclusin predeterminada de cada ef-mera vida individual dentro de una cadenavital cuyo origen era anterior a ella y que es-taba destinada a sobrevivirla (2001: p. 43).

    A partir de la modernidad en busca de laautonoma hemos puesto nuestra conanza en lafamilia y la nacin, siendo ambas,

    soluciones colectivas del tormento causado

    por la mortalidad individual. Ambas trans-miten el mismo mensaje: mi vida por breveque sea, no es en vano ni carente de sentidosi, a su modo y en pequea escala, he con-tribuido a la duracin de una entidad mayorque yo mismo (o que cualquier otro indivi-

    duo semejante a m) y que antecede y sobre-

    vivir a mi propia vida, dure esta lo que dure(2001: p. 47).

    Sin embargo, esta bsqueda termina siendouna situacin de seudo autonoma, ya que tantoel Estado, como las naciones, pueden ser (y estnsiendo) aplastados por el globalismo de la econo-ma.

    El desgarramiento brutal de la solidaridadsocial y, con ella, de las estructuras de eter-nidad que trascienden la vida individualha dejado al individuo aislado en el mie-do a su propia e irreversible desaparicin.Asimismo, en la actualidad, la familia no seencuentra en mejores condiciones; en nadase parece a un seguro y duradero puerto enel que uno pueda anclar la propia existencia vulnerable y fugaz. La familia, una entidad

    que es tan fcil iniciar como terminar, arti-cular como desarticular, ya no ofrece la ga-ranta de durar ms que aquellos que le danorigen (2001: p. 49).

    Podemos agregar a lo que Baumannos se-ala,que la conciencia instalada en el imaginariocolectivo de la humanidad, -a partir del lanzamien-to de la bomba atmica en Hiroshima y de lo que

    el Grupo de Vzelay6 acu como los riesgos am-bientales mximos-, de la eventual desaparicinde la especie humana: la versin actualizada delmiedo sublime de Kant o del miedo csmicode Bajtin.

    6 En octubre de 1987 , la declaracin del Grupo de Vzelay analiz las races econmicas, tcnicas, loscas y polticas de la

    situacin actual. Luego en marzo de 1988 el Grupo, junto a diversas personalidades, lanz un llamado para la convocatoria deLos Estados Generales del Planeta, acuando el concepto de "riesgos ambientales mximos".

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    Sueos utpicos de libertad o cotidiana construccin colectiva?Antonio Elizalde

    Como lo seala Bauman:

    Al individuo se le ha dado la libertad decrearse sus propios miedos, de bautizarlosprivadamente a su antojo y de enfrentarlosa su modo. El gran miedo ha sido divididoen pequeas unidades y privatizado (2001:p. 72).

    De all que Bauman seale que:

    La consecuencia de ser autnomo es de-

    cir, de saberse autnomo- es la concienciade que las instituciones de la sociedad po-dran ser diferentes, tal vez mejores de losque son y, en consecuencia, ninguna de lasinstituciones existentes, por antigua y vene-rable que sea, puede considerarse inmune alescrutinio, la crtica y la reevaluacin Laautonoma es un esfuerzo conjunto y concer-tado de transformar la maldicin de la mor-

    talidad en una bendicin. O si se quiere, unaudaz intento de disolver la mortalidad delas instituciones humanas en el logro de unaperpetua viabilidad de la sociedad humanaSer autnomofr sich implica ser conscientede la historicidad de la sociedad, pero sobretodo de su historicidad constante, continua yperpetua. Implica refutar el mito de la clau-sura, pero tambin un fuerte rechazo a ser

    cerrado, ahora y siempre, por el sagrado ypor tanto intocable legado de las resolucio-nes pasadas o por un modelo ideal de socie-dad perfecta que, una vez alcanzada, podrahaber justicado-de hecho, proaulsado- eln de todo autoexamen y de toda autorre-forma. Una sociedad verdaderamente aut-noma no puede existir en otra forma que nosea la de su propio proyecto, es decir como

    una sociedad que admite una cada vez mayorlibertad de autoexamen, crtica y reforma., y

    no como un esquema preestablecido de feli-

    cidad como nico propsito yraison de tre(2001: p. 90).

    La libertad como un aprendizaje

    tienne de La Botie, ya en el siglo XVI ensuDiscurso de la servidumbre voluntaria o Con-tra el Uno (1986), se preguntaba: Por qu losindividuos gustosamente consienten su propia es-clavitud? Para La Botie, la obediencia colectiva dela sociedad se origina en un vicio para el cual nin-gn trmino puede ser hallado lo sucientementeruin, de cuya naturaleza en s misma se reniega yal que nuestras lenguas se rehsan a mencionar.La Botie denominaba a este vicio monstruoso laservidumbre voluntaria.

    Pero por qu esta servidumbre voluntariaes un vicio en lugar de ser una virtud? Debido aque la misma contradice a la naturaleza, explica-ba La Botie. A cada hombre le es dada su propiacapacidad de razonar, y la virtud radica en cultivarsu propia independencia innata. Incluso dentro delos animales inferiores, existe un fuerte y naturalimpulso a la libertad. Los animales que han pro-bado la libertad se resisten al cautiverio, aunque

    eso pudiese costarles incluso la vida. ExclamabaLa Botie:

    Dado que las propias bestias, aun las he-chas para el servicio del hombre, no puedenacostumbrarse al control sin protestar, qumaligno designio ha desnaturalizado tanto alhombre que l, la nica criatura realmentenacida para ser libre, carece de la memoria

    de su condicin original y del deseo de retor-nar a ella?

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    Enl@ce: Revista Venezolana de Informacin, Tecnologa y ConocimientoAo 7: No. 2, Mayo-Agosto 2010, pp. 25-45

    Estanislao Zuleta, responde sin pretender

    hacerlo a la pregunta de La Botie, al sealar que:Pensar por s mismo es ms angustiosoque creer ciegamente en alguien. Nombraralgn lder, algn gua, cualquiera que seael nombre que le damos (Hitler, Mao Tse-Tung, Khomeini, etc.) genera un entusiasmoenorme porque libera de la angustia, de laresponsabilidad, de la duda sobre si lo queestoy haciendo realmente est bien hecho o

    no. La palabra de lder nos economiza todosesos problemas.

    El hecho de que un pueblo tan evolucionadocomo el alemn, salga como un solo hombredetrs de Hitler, despus de haber producidola mejor cultura - Goethe, Marx, Beethoveny Kant, entre muchos otros- nos permite verque la democracia es frgil. Su fragilidadprocede de que es difcil aceptar el grado deangustia que signica pensar por s mismo,decidir por s mismo y reconocer el conic-to. (2001: pp. 495-496)

    Zuleta contina haciendo una armacinabsolutamente radical:

    Los psicoanalistas, sostienen que el dogma-tismo est inscrito en nuestro origen, porquelos padres - seres que para nosotros son esen-

    ciales - nos inscribieron en un mundo que yaestaba jado de antemano. El lenguaje, porejemplo, no es neutro. Nunca es simplemen-te denotativo. No se reduce a nombrar lascosas. Est cargado de interpretacin. Nos

    ofrece un mapa del mundo completamente

    valorado. El lenguaje es, pues, nuestro dog-ma inicial.

    Tal vez siempre conservaremos la aoranzade una palabra inobjetable a la que podamosatenernos como alguna vez lo hicimos, alaprender a hablar, a la palabra de la madre.En algn momento todos pasamos por unacrisis que Piera Aulagnier llama la prueba dela duda: el descubrimiento progresivo y do-

    loroso de que los padres aquellos "monstruossagrados" de nuestra infancia, eran personascomunes y corrientes, que podan equivocar-se y que muchas de sus opiniones eran dudo-sas o sencillamente erradas7. Este descubri-miento nos puede provocar resentimiento,rebelin, dolor, o llevarnos simplemente abuscar un reemplazo en el lder que elijamos.Por esto armamos que el dogmatismo es lo

    arcaico y la democracia no nos viene espon-tneamente, sino como resultado de una con-quista, como aceptacin de la angustia, de laduda, de la duda sobre s mismo y de pasarpor "la prueba de la duda". Se han hecho des-cripciones muy notables sobre este punto. Nopienso extenderme en l porque amerita unalarga disertacin. Quiero indicar solamenteque nuestro origen mismo es el dogma, inde-

    pendientemente de dnde nacimos y del tra-to que nos dieron, por bondadoso y libertarioque haya sido. (2001: p. 498)

    tienne Balivar8 hace referencia a que Pie-rre Bourdieu en un artculo reciente cita un pasaje

    7 Piera, Aulagnaier, Les destinas du plaisir Alienation- amour- pasion, PUF, Pars, 1979.8 Citado por tienne Balivar en Violencia: idealidad y crueldad en Polis. Revista de la Universidad BolivarianaVolumen 7

    N 19, Santiago. Disponible tambin en la web: http://www.revistapolis.cl/polis%20nal/19/bali.htm op.cit., BERNHARD. T .

    Maestros antiguos. Trad. Fr. Pars. Gallimard. 1988. P. 34. (Citado por P. Bourdieu en El Estado y la concentracin del capitalsimblico, en B. Thret et al.El Estado, las fnanzas y lo social, Pars. Ediciones La Dcouverte, 1995.

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    Sueos utpicos de libertad o cotidiana construccin colectiva?Antonio Elizalde

    de la novela de Thomas Bernhard,Maestros an-

    cianos, donde la educacin y la violencia del Es-tado se encuentran identicadas de la siguientemanera:

    La escuela es la escuela del Estado, donde sehace de los jvenes criaturas del Estado, esdecir, agentes del Estado. Cuando yo entrabaen la escuela, entraba en el Estado, y como elEstado destruye los seres, yo entraba en el es-

    tablecimiento de destruccin de seres. (...) ElEstado me hizo entrar en l a la fuerza, comoa todos los otros, y me ha vuelto dcil a l, alEstado, y ha hecho de m un hombre estati-zado, un hombre reglamentado y registradoy dirigido y diplomado, y pervertido y depri-mido, como todos los otros. Cuando nosotros vemos a todos los hombres, no vemos msque a hombres estatizados, los servidores del

    Estado, que, durante toda su vida, sirven alEstado, y en estas condiciones, durante todasu vida sirven la contra naturaleza (...).(2008: p. 294)

    El mismo Balivar contina sealando que:

    Todo proceso de educacin elemental, enefecto, es una manera de integrara los indi-viduos en la estructura de la hegemona

    Esta consiste no solamente en una normali-zacin de los sujetos, sino en una fabrica-cin de su normalidad de modo que con-tenga los valores, los ideales de la sociedad.Esto -aunque operando por los medios inte-lectuales- no es de ninguna manera un puroproceso de aprendizaje, una adquisicin decapacidades, de saberes, de ideas, etc., ni vie-ne a grabarse sobre una tabla rasa, como lo

    imaginaban amablemente el empirismo y elliberalismo clsicos.(2008: p. 295)

    Y en una armacin que nos recuerda nues-

    tra metfora anterior de la reconstruccin molecu-lar, seala lo siguiente:

    Esto debe ser, al contrario, la deconstruc-cin de una individualidad existente y laconstruccin de una nueva. Arriesguemosla siguiente expresin: es necesario que estosea un desmembramiento para que pue-da tener lugar un remembramientoo unarefundicin del espritu (y es precisamente

    en tanto que l es desmembrado y remem- brado que el espritu puede tambin existircomo un cuerpo). Esto mismo se podradecir en trminos religiosos: toda educacines una conversin; lo que nos enviara aesa larga historia, desde el forzarlos a en-trar (compelle eos intrare) de Saint Luc aSan Agustn (de lo cual sabemos que a pesarde sus aplicaciones militares, tuvo, esencial-

    mente, un sentido espiritual) hasta la escola-rizacin obligatoria moderna y sus crisis, yasea de forma "autoritaria" o "libertaria". Sellega, adems, a que las formas "libertarias"sean en realidad las ms violentas, porque esen el nio mismo en quien ellas imponen elpeso del desmembramiento y del remembra-miento; a quien piden ser su propio cirujano,mecnico y verdugo. De nuevo debemos aqu

    cuestionarnos en torno a que, en la dialcti-ca de la Gewalt, en el hecho de la violenciay la idealidad, se puede caer en la crueldad,permanecer siempre suspendido sobre losabismos de la crueldad, percibidos o des-apercibidos. Y como cit a Bourdieu, sugeri-mos que la situacin que l ha descrito comola ms aventajada, desde el punto de vistadel xito escolar, aquella de los herederos

    burgueses, a quienes su familia ha provistoimplcitamente de los presaberes que pre-

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    cisamente la escuela va a reclamar de ellos,

    podra bien ser la ms ambigua de todas. Sinduda, es ella socialmente aprovechable, perono es cierto que est tambin bien protegi-da en las negociaciones de cada quien conla ferocidad de su propio super-ego. El dere-cho, la seguridad, la educacin: tales seranposiblemente los momentos de la dialcticadel espritu o de la conversin mutua de la violencia en poder o a la inversa. Si se me

    ha comprendido bien, lo que importa real-mente en una dialctica de este tipo, cuyaefectividad es innegable, es sobre todo la in-certidumbre de sus lmites o de su sentido.(Balivar, 2008).

    No ser la escuela y la educacin en gene-ral, las instituciones, los medios masivos de comu-nicacin, una anticipacin de la reconstruccinmolecular futura? Cules son los grados de liber-tad posibles de ejercer?

    Zuleta sostiene que:

    Alguna pequea reserva de libertad tiene elhombre en las peores circunstancias, bajo ladictadura ms atroz o bajo la tortura. Un ti-rano puede, en esas condiciones obligarnos adecir o a hacer cualquier cosa: arrodillarnos,llorar. Pero hay dos cosas a las que nadie pue-

    de obligarnos: a pensar y a amar. Todo tira-no fracasa en esta empresa cualesquiera quesean los mtodos que emplee. Puede obligar-nos a pensar como l, pero no lo lograr sino lo deseamos; s por temor a la angustiaque signica pensar por nosotros mismos,llegamos a pensar como el tirano, lo conver-tiremos en un nuevo dolo.- Fue Dostoievskiquien dijo que los hombres no habran pade-

    cido tanto la esclavitud si no amaran tantosus cadenas. (2001: p. 103)

    Yo mismo, en un texto escrito hace ya varios

    aos atrs, reexionaba sobre la educacin sea-lando su doble carcter.

    La educacin es un fenmeno ambiguo yparadojal. Contiene a la vez componentesliberadores y componentes domesticado-res. El carcter liberador de la educacindice relacin con aquellos aspectos que staproporciona a cada ser humano para desa-rrollar sus potencialidades, para hacerse

    ms plenamente humano. La educacin nosprovee de instrumentos intelectuales queno permiten hacernos capaces de controlary decidir respecto a nuestro propio destino,de manejarnos en el entorno que nos rodea,de conocernos ms a nosotros mismos. Todoello obviamente apunta a hacernos ms li-bres.

    Pero a la vez la educacin ejerce una funcinde domesticacin. Ella contiene mtodos,prcticas, procedimientos que forman partede aquello que Ivan Illich llama currculooculto de la educacin que apuntan funda-mentalmente a uniformar, a normalizar, aestandarizar, en sntesis, a homogeneizar.Esto es a desarrollar un individuo tipo, unproducto educativo que se acomode a nues-tros diseos, programas y planes. (1991: pp.

    61-62)

    La libertad como praxis

    Jess Conill sostiene que:

    "La experiencia es el modo como el hombrese va haciendo a s mismo enfrentndose ala realidad, que a su vez constituye el ltimo

    apoyo que le ofrece posibilidades y le empujaa vivir. En la experiencia descubrimos la fun-

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    damentalidad de la realidad en que nos en-

    contramos, pues sta es la que nos determinaa estar "frente a" ella. (1991: pp.191)

    Hay un poder de lo real seala Conill si-guiendo a Zubiri, que nos empuja a lanzarnos abuscar el fundamento, que es un enigma, ya queestamos fundados en un enigma.

    "El poder de lo real abre, por tanto, segn Zu- biri, el mbito de la fundamentalidad. Pero

    el hombre (sic) puede optar libremente porsuspender tal fundamentalidad, reduciendola realidad-fundamento a una realidad-obje-to. Nos encontramos entre la opcin por laobjetualidad y la opcin por la fundamentali-dad. Pero muchos hasta se desentienden delproblema del fundamento, contentndosecon la "voluntad de vivir" y la penultimidadde la vida." (1991: p. 195)

    Como lo seala tambin Adela Cortina, losseres humanos estamos indisolublemente ligadosa la realidad y slo mediante ella podemos alcan-zar nuestra plenitud.

    "En principio, la peculiaridad de ese suyo quees el hombre (sic) consiste en que, a diferen-cia del animal, capta su medio como realidad,con la que est ligado, desde una inteligen-

    cia sentiente que, a la vez, es posidente. Elhombre es el ser que, por su hiperformaliza-cin, necesita hacerse cargo de la situacin,habrselas con las cosas y consigo mismocomo realidad, y todo ello es posible por suinteligencia. Y en esta necesidad de "hacersecargo" y de "habrselas con" se esboza unaestructura constitutivamente moral, que irperlndose con la necesidad, gracias al ca-rcter posidente de su inteligencia de tenerpropiedades por apropiacin." (1990: p. 62)

    En ese mismo sentido, Gajo Petrovic seala

    que lo que hace hombre al hombre (sic) no es unapropiedad o actividad peculiar y propia de l, sinoque la praxis.

    "La praxis es un modo de ser diferente de to-dos los otros modos de ser. La libertad es unode los ingredientes esenciales de ese modo deser. Como ser de la praxis el hombre es el serde la libertad. No existe libertad sin hombreni humanidad sin libertad La libertad es

    la esencia del hombre, pero esto no signicaque el hombre sea siempre y universalmentelibre. El "miedo a la libertad" est muy difun-dido en el mundo contemporneo. Sin em-bargo, esto no invalida la tesis segn la cual elhombre es el ser de la libertad; slo conrmaque el hombre contemporneo se aliena de suesencia humana, de aquello que como hom-bre puede y debe ser." (1968: p. 298)

    "Las dos concepciones que acabamos de citary su sntesis, la idea de la libertad como con-trol del hombre sobre la naturaleza exterior ysobre s mismo, presuponen que el hombre yla naturaleza estn integrados por una sumade fuerzas esquemticas a las que bastarembretar, subyugar y utilizar. Sin embargo,la esencia de la libertad no consiste en el so-metimiento de lo concedido, sino en la crea-

    cin de algo nuevo, en el desarrollo de lasaptitudes creadoras del hombre, en el ensan-chamiento y enriquecimiento de la humani-dad El ser de la libertad (el hombre) nuncaes absolutamente libre (un hombre comple-tamente des alienado) ni absolutamente cau-tivo (un ser completamente inhumano). Elhombre es siempre, en mayor o menor gra-do, libre. Por consiguiente, la libertad es "re-

    lativa", pero esta relatividad no constituye laesencia de la libertad La meta de la libertad

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    referencia antes, se suman otros descubrimientos

    que creo muy importante destacar. Uno de ellos esel de las neuronas espejo. Un aporte sustantivo eneste sentido ha sido proporcionado por el grupode investigadores encabezado por Giacomo Rizzo-latti, de la Universidad de Parma en Italia, quieneshace ya ms de una dcada, desde 1996, estabaestudiando el cerebro de los primates cuando des-cubri un curioso grupo de neuronas. Las clulas

    cerebrales no slo se encendan cuando el animalejecutaba ciertos movimientos sino que, simple-mente con contemplar a otros hacerlo, tambin seactivaban. Se les llam neuronas espejo o especu-lares. Se pens en un comienzo que solamente setrataba de un sistema de imitacin. Sin embargo,los mltiples trabajos que se han hecho desde sudescubrimiento, indican que las implicacionestrascienden, y con mucho, el campo de la neuro-

    siologa pura. El sistema de espejo permite hacerpropias las acciones, sensaciones y emociones delos dems. Cuando se observa una accin hechapor otra persona se codica en trminos visuales,y hay que hacerlo en trminos motores. Antes noestaba claro cmo se transfera la informacin vi-sual en movimiento.

    Como lo ha sealado en una entrevista9 elpropio Rizzolatti, otra cuestin muy importanteque las neuronas espejo permiten explicarnos es lacomprensin. No slo se entiende a otra personade forma supercial, sino que se puede compren-

    der hasta lo que piensa. El sistema de espejo hace

    precisamente eso, nos pone en el lugar del otro.La base de nuestro comportamiento social es queexista la capacidad de tener empata e imaginar loque el otro est pensando. Lo msimportante delas neuronas espejo es que nos demuestran quesomos seres sociales. La sociedad, la familia y lacomunidad son valores realmente innatos. Aun-que, en la sociedad actual se intenta negarlo y por

    eso los jvenes estn tan descontentos, porque nocrean lazos. Ocurre algo similar con la imitacin,en Occidente est muy mal vista y sin embargo,es la base de la cultura. Se nos dice: "No imites,tienes que ser original", pero eso es un profundoerror. Primero se tiene que imitar y slo as des-pus se puede ser original. Para comprender estono hay ms que jarse en los grandes pintores. In-cluso es posible ya armar que estas neuronas nos

    permiten captar las intenciones de los otros Elloporque se activan incluso cuando no se ve la ac-cin, cuando solo hay una representacin mental.Su puesta en marcha corresponde con las ideas.La parte ms importante de las neuronas espejoes que es un sistema que resuena. El ser humanoest concebido para estar en contacto, para re-accionar ante los otros. De modo que cuando la

    gente dice que no es feliz y que no sabe la razn esporque no tiene contacto social. Lo que aprende-mos ya en el tero de la madre es el vocabulariomotor bsico, o sea que tenemos desde entoncesese conocimiento, el bsico, que es puramente

    9 Ver en: http://www.elpais.com/articulo/futuro/neuronas/espejo/ponen/lugar/elpfutpor/20051019elpepifut_6/Tes Reco-miendo consultar tambin el excelente artculo de divulgacin de Lydia Feito Grande , "Las neuronas espejo nos ayudan a

    comprender las intenciones de los otros", disponible en: http://www.tendencias21.net/Las-neuronas-espejo-nos-ayudan-a-comprender-las-intenciones-de-los-otros_a1498.html

    Sueos utpicos de libertad o cotidiana construccin colectiva?Antonio Elizalde

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    motor. Ms tarde, al ver a otras personas, el in-

    dividuo se sita en su propio interior y compren-de a los dems. La visin es la que proporciona elvnculo.

    Una muy interesante argumentacin entorno al aporte que puede hacer este descubri-miento en el mbito de la poltica lo realiza GaryOlson (2008) quien sostiene que el descubri-miento del sistema de neuronas espejo, demues-

    tra que los mecanismos neuronales revelan quelos humanos estamos cableados para la empa-ta, con lo que la moralidad tendra as sus racesen la biologa. Argumenta que esta base cient-ca tender a inuir la opinin pblica contribu-yendo a disolver nuestras creencias actuales quenos llevan a la destruccin recproca. La preguntapendiente para Olson es por qu no acta la em-

    pata a nivel social, formulando para eso propues-tas de respuesta desde la inuencia cultural sobrelo biolgico.

    Recientemente gracias tambin a los tra-bajos de Daniel Goleman, en especial, de su libroInteligencia social, hemos podido adquirir las ne-cesarias distinciones para explicarnos algunas delas dinmicas antes descritas.

    Segn Daniel Goleman, Richard Boyatzis yAnnie McKee:

    La estructura del cerebro humano cuen-ta con lo que los cientcos llaman circuitoabierto del sistema lmbico (el centro cere- bral que controla las emociones. Los siste-mas abiertos se hallan en gran medida con-dicionados externamente, a diferencia de los

    sistemas cerrados como el sistema circula-torio. Por eso nuestra estabilidad emocional

    depende, en parte, de las relaciones que esta-

    blezcamos con los dems Es la naturalezaabierta del sistema lmbico la que posibilitaque la madre acuda al rescate emocional desu hijo para aplacar su llanto o que el cen-tinela de un grupo de primates de la sealde alarma apenas percibe una amenazaYeste es un principio que sigue vigente bajoel barniz de nuestra avanzada civilizacin.La investigacin realizada al respecto en lasunidades de cuidado intensivo ha demos-trado que la presencia reconfortante de otrapersona no solo disminuye la tensin arte-rial del paciente, sino que tambin reducela secrecin de cidos grasos que acaban bloqueando las arterias. Ms sorprendentetodava si cabe, es el hecho de que, aunquetres episodios o ms de estrs en el plazo deun ao (como un serio revs nanciero, undespido o un divorcio, pongamos por caso)

    triplican la tasa de mortalidad en los hom-bres de mediana edad socialmente aislados,no tienen el menor efecto en quienes mantie-nen vnculos sociales muy estrechos Segnlos cientcos este circuito abierto constituyeun sistema de regulacin lmbica interperso-nal que transmite seales que pueden llegara modicar la tasa hormonal, las funcionescardiovasculares, el ciclo del sueo y hasta el

    sistema inmunolgico de otra persona. Ases como los enamorados desencadenan en elcerebro de la persona amada la secrecin deoxitocina que genera un sentimiento pla-centero de afecto. Pero esta curiosa interre-lacin siolgica no se halla circunscrita a larelacin amorosa, sino que invade todas lasdimensiones de nuestra vida social, sintoni-zando automticamente nuestras emociones

    con las de la persona con quien nos hallamos.Ello, evidentemente, tambin signica que

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    las emociones de los dems inuyen sobre

    nuestro funcionamiento siolgico y, en con-secuencia, sobre nuestras emociones Estees un sistema que se halla tan profundamen-te integrado en nuestro funcionamiento queopera de manera inconsciente. La investiga-cin cientca realizada a este respecto en ellaboratorio monitorizando respuestas sio-lgicas como el ritmo cardaco, por ejemplode dos personas que se hallan inmersas enuna relacin cordial ha puesto de maniestola existencia de este tipo de sincronizacinemocional. Al comienzo de una determinadainteraccin los ritmos corporales de los im-plicados son diferentes pero, al cabo de unosquince minutos, acaban sincronizndose, unfenmeno que ha sido denominado mirro-ring y que se halla tan presente en las situa-ciones conictivas como en las placenteras,aunque no en las emocionalmente neutras

    Una y otra vez, la investigacin ha demostra-do la existencia de este contagio emocional,cuando las personas se hallan prximas, aunen ausencia de todo contacto verbal. As porejemplo, cuando tres extraos permanecensentados juntos durante un par de minutos,el individuo emocionalmente ms expresivoacaba transmitiendo su estado de nimo a losotros dos, sin que exista la necesidad de pro-

    nunciar una sola palabra. Lo mismo ocurreen la ocina, la sala de juntas o el punto de venta, porque quienes trabajan juntos aca- ban captando y compartiendo de manerainevitable los sentimientos de los dems, yase trate de los celos, la envidia, la angustia ola euforia. Tambin hay que decir que, cuan-to ms unido se halle un grupo, ms intensoes el contagio de estados de nimo, historia

    emocional y hasta situaciones desencade-nantes.

    El papel de la cordura y la razn cordial

    Hace algunos aos conversando con Ade-la Cortina me cont su profunda conviccin res-pecto a que la largamente privilegiada por nues-tra tica judeo cristiana como la principal de lasvirtudes, cual era la prudencia, se quedaba cortaporque esta ba encerrada en nuestra mente, enun simple clculo mental y utilitario, bloquean-do as las emociones y no dando paso a los senti-mientos, y que pensaba por tanto que habra quesustituirla en su condicin deprimus inter paresentre las virtudes, por la cordura, que era la mis-ma prudencia pero mediada o transformada ensu paso por el corazn. Recientemente publicsu magnco libro tica de la razn cordialenel cual presenta una nueva mirada sobre la ticatradicional, basada en la tica de la ciudadana o

    de la razn cordial, cuyo fundamento es la com-pasin hacia los sentimientos de los dems. Sos-tiene que la compasin es el motor del sentido dela justicia que busca y encuentra argumentos paraconstruir un mundo a la altura de lo que mere-cen los seres humanos. Ella se apoya en una citaclebre de Pascal: "Conocemos la verdad, no slopor la razn, sino tambin por el corazn". Basa-

    da en estos principios, la autora en su ensayo, conel cual obtuvo el Premio Internacional de EnsayoJovellanos 2007, construye la lnea argumentalcentrada en que la razn ntegra es razn cordial,porque "conocemos la verdad y la justicia no slopor la argumentacin, sino tambin por el cora-zn". Transcribo a continuacin dos esclarecedo-ras citas del libro mencionado.

    Marcuse, cuando estaba muy enfermo, con- a Habermas: "Ahora s en que se fundan

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    nuestros juicios valorativos ms elementales:

    en la compasin, en nuestro sentimiento porel dolor de los otros. Para argumentar conxito sobre lo justo, hay que hundir sus racesen la vertiente cordial y compasiva. La ticadel discurso queda corta. Quien entra en co-municacin con otro ha aceptado un conjun-to de dimensiones mucho ms rico del quese resume en la capacidad de argumentarsiguiendo reglas; la sintona requerida para

    la comunicacin contiene muchas ms di-mensiones que la capacidad argumentativa.Son mucho ms delicadas las entretelas delcorazn". (2007: p. 195)

    Que los interlocutores estn dispuestos areconocer que un argumento es el mejor nodepende slo de la lgica interna del argu-mento, sino tambin, y sobre todo, de que

    estn dispuestos a reconocer como buenoslos argumentos que parezcan satisfacer inte-reses universalizables. Y para ello, han decontar con capacidad de estimar valores, conun sentir comn, que les permita sintonizarcon los dems afectados, con la capacidad dereconocer al otro en su alteridad y de cons-truir la propia identidad moral, con un carc-ter forjado da a da para intentar descubrirel mejor argumento, y con un profundo sen-tido de la compasin que brota del reconoci-miento recproco entre los que se saben, nosolo interlocutores vlidos, sino carne de lamisma carne y hueso del mismo hueso. Cul-tivar la virtud de la cordura, un injerto dela prudencia en el corazn de la justicia, esentonces el secreto de la educacin moral.(2007: p. 196)

    El ejercicio de la ciudadana: un espacio

    para la construccin colectiva de libertad

    De todo lo que hemos visto, podemos con-cluir que la ciudadana es una conquista en elproceso de adquisicin de una mayor autonomahumana, puesto que ella nos ha permitido unaampliacin de los grados de libertad disponiblespara ejercer nuestra humanidad. Existe a la vezuna relacin de retroalimentacin (un bucle segnMorin o una causacin circular acumulativa al de-cir de Myrdal) entre la ciudadana y la democra-cia, ya que esta ltima es a la vez causa y resultadodel ejercicio de la ciudadana. La democracia es elmedio, hbitat o ambiente que hace posible el des-pliegue de la condicin ciudadana y la ciudadanaes el proceso autopoitico que construye demo-cracia. Toda expresin de ejercicio de ciudadana

    es democratizacin en proceso.La ciudadana es a la vez un avance hacia un

    mayor desarrollo moral del individuo. Al ejercerlaejerce a su vez su autonoma y su eticidad. Debecomenzar a decidir por s mismo y asumir la res-ponsabilidad por sus decisiones.

    En tal sentido la condicin humana es una

    tarea a realizar en la cual:La humanizacin (el proceso de hacerse mshumano) es una dinmica de ampliacin denuestros grados de libertad;

    Los humanos a diferencia del resto de los ani-males nos hacemos a nosotros mismos;

    Ese hacernos a nosotros mismos tiene que vercon transitar desde una conciencia heterno-ma a una conciencia autnoma, en pasar desde

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    un juicio moral inicialmente anclado en lo que

    piensan los dems, en el qu dirn, en el con-trol social, a un juicio anclado en mi interiori-dad, en mi propia conciencia10;

    Lo cual implica a su vez asumir la responsabili-dad por los errores y aciertos propios.

    Sin embargo, no es una tarea fcil, ya quenos requiere superar tendencias en parte atvicase incluso condicionamientos gentico culturales,ya que:

    Pensar por s mismo es ms angustioso quecreer ciegamente en alguien, como lo ha hechover agudamente Estanislao Zuleta;

    Es ms fcil dejar hacer que hacerse responsa-ble, en especial cuando de ello se pueden deri-var costos;

    Es ms simple achatar los horizontes que co-rrer los riesgos de equivocarse en la bsquedade los sueos y utopas;

    Es ms conveniente que otros decidan por uno

    a decidir por uno mismo, as siempre habr aquien culpar en caso de error;

    Es ms cmodo quedarse callado que opinar;

    Es ms descansado vivir en la certezas aunquesean errneas que en la incertidumbre perma-nente de la bsqueda;

    Es ms fcil ser siervo que ciudadano, como lo

    sostuvo tienne de La Botie; Porque tenemosmiedo a la libertad, como lo demostr ErichFomm.

    No obstante lo antes dicho, los humanos, almenos idealmente, hemos logrado an as avanzaren nuestra historia reciente hacia formas crecien-temente democrticas de autogobierno individual y colectivo. Hemos superado las explicaciones

    religiosas y mticas respecto al operar del mundonatural y del universo, hemos desacralizado el uni-verso y secularizado nuestras instituciones, hemosampliado los grados de ejercicio de nuestro libre

    10 Es importante tener presente algo que seala Erich Fromm: "La conciencia es un fenmeno social; para Marx consiste sobretodo en falsa conciencia, la obra de las fuerzas de la represin. El inconsciente, lo mismo que la conciencia, es tambin un fen-meno social, determinado por el "ltro social" que no permite que la mayora de las experiencias humanas autnticas ascienda

    del inconsciente a la conciencia. Este ltro social consiste primordialmente en: a) el lenguaje; b) la lgica; y c) los tabs sociales;est cubierto por las ideologas (racionalizaciones) que se experimentan subjetivamente como ciertas, cuando en realidad noson ms que cciones socialmente producidas y compartidas. Esta interpretacin de la conciencia y la represin puede demos-trar empricamente la validez de la armacin de Marx acerca de que: "la existencia social determina la conciencia.Por obra de estas consideraciones, surge otra diferencia entre el psicoanlisis freudiano dogmtico y el de orientacin marxista.Freud crea que la causa de represin efectiva (el contenido ms importante a reprimir son los deseos incestuosos) es el miedoa la castracin. Yo opino, por el contrario, que tanto individual como socialmente, lo que ms teme el hombre es el aislamientoabsoluto respecto de sus semejantes, el ostracismo total. Incluso el miedo a la muerte es ms fcil de soportar. La sociedad im-pone sus exigencias de represin amenazando con el ostracismo. Quien no niega la presencia de determinadas experiencias estdesubicado, no tiene cabida en ningn lugar, corre el riesgo de volverse loco. (La locura es, en verdad, la enfermedad caracteri-

    zada por la ausencia total de vinculacin con el mundo exterior)." (Ver de Erich Fromm (1968), "La aplicacin del psicoanlisishumanista a la teora de Marx" enHumanismo socialista, Erich Fromm y otros, Editorial Paids, Buenos Aires, pp.262-263)

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    albedro, hemos incrementado el fuero interno y

    autnomo de la conciencia humana, hemos des-plegado la fuerza de la resistencia,

    "en el escenario de los encuentros entre sereshumanos, caracterizados por ser diversos, yque estn mediados por instituciones y es-tructuras de poder. Pero la fuerza de la re-sistencia no hay que buscarla en la capacidadde oponerse, de ser- contra, sino que bsica-mente est instalada en la propia potencia

    armativa de la vida." (Useche, 2008)Porque como lo seala el mismo Useche

    "La resistencia es un impulso vital y, comotal, est ligada profundamente a todos losprocesos productores de la vida. En ese sen-tido, la resistencia es anterior a la domina-cin, siempre es primera, es seminal."

    De all que podamos compartir profun-damente lo que arma Carlos Eduardo Martnez(2008), quien nos dice que el siglo XX a la vezque nos acongoja y avergenza por sus violenciasgeneralizadas y destructivas, integradas y agaza-padas en las estructuras econmicas, polticas yculturales, nos puede tambin proveer de orgullo y convocar a la esperanza al observar las nuevasluchas sociales, no

    "slo por los resultados que se van constru- yendo, sino fundamentalmente porque ob-servamos en ellas cambios importantes en losmtodos utilizados, asumiendo de hecho unamayor concordancia entre mtodos y nes,en consonancia con la mxima Gandhianade cuidar los medios que los nes se cuidansolos" Cambios que estn transformandonuestras formas de actuar y de pensarnos,sin que haya mediado una guerra o niveles

    importantes de violencia en su consecucin,

    promovidos por movimientos que "se hallaninmersos con claridad en una forma de pen-sar que enaltece la riqueza de las civilizacio-nes, la diversidad de los pueblos del mundo yde sus culturas, la complejidad de las situa-ciones, de las geografas y de las historias".

    Son movimientos que han puesto en crisislas certezas de la legalidad, reivindicado la legiti-midad, desplazando el poder del centro a la peri-

    feria, poniendo as en evidencia la crisis de las de-mocracias representativas, poniendo en duda,

    "verdades sobre las que se cimentaba el que-hacer social, como las relaciones y los rolesde gnero, las relaciones de dominacin conla naturaleza, la violencia til como media-cin nica, el centro como espacio del poder,la justicacin del uso de cualquier mediopara obtener un n, los contenidos cerradosdel universo simblico, entre otras."

    Sostiene, asimismo que lo que est suce-diendo es un cambio en los imaginarios que de-nen y conforman las relaciones humanas y que son"propuestas construidas desde los ms frgiles",ancladas en,

    "una lgica de persistencia, que no de con-

    tundencia; la primera es la lgica y el ritmodel cambio de la vida; la segunda respondea intereses de corto plazo, a la intencin demanejar los ritmos de la vida misma y a losresultados que, en apariencia, produce el po-der que viene de la violencia."

    Y nos recuerda adems que estos nuevosmovimientos,

    "estn evidenciando la construccin de nue- vos imaginarios culturales que permitan la

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    continuidad de la vida. Son imaginarios en

    lgica de no violencia, porque estn cues-tionando de fondo la cultura de la violenciatil, ya que "ni siquiera los estados, que sonuna reencarnacin ms de la lgica patriar-cal, logran justicar el uso de su violencialegal y la fuerza del discurso del respeto alos Derechos Humanos ha corrodo de talforma esta prctica, que la historia terminapasando factura de cobro."

    Vivimos en un tiempo de transformacinen el cual se evoluciona o se cae en la decaden-cia, y ms an posiblemente en lo peor de nues-tra condicin humana, en el individualismo exa-cerbado, la ceguera absoluta y la falta de lucidezcolectiva. Vivimos en tiempos en los cuales seha casi logrado destruir todas las comunalida-des, lo pblico, lo estatal, de mercantilizacin y

    privatizacin de todo incluso de los espritus, deapropiacin y expropiacin del imaginario social,de la conciencia colectiva, de la subjetividad, deindividualizacin extrema casi al borde de lo pa-tolgico. Pero pese a todo, "an tenemos sueos",an ronda por all la impertinente e inoportunautopa, la libertad, la fraternidad, la solidaridad,que emergen como esas semillas que logran ger-minar en moles de cemento pese a tener todo en

    contra.Podemos pensar, debemos pensar, porque

    en ltima instancia, el pensar es ejercer nuestracondicin de seres libres, es un un acto de honor,de expresin de nuestra dignidad, como seres quese hacen a s mismos. Debemos rescatar la tesis deFeuerbach: la realidad sociohistrica se construye.No hay leyes histricas, la historia la construimoslos seres humanos o ella no se construye. De all

    la importancia de una apertura de construcciones

    hacia lo nuevo, hacia lo indito, la necesidad detransitar hacia una nueva tica, y porque no decir-lo hacia un nuevo imaginario social, y con esto ha-cia una nueva moralidad, hacia una nueva formade pensarnos y de relacionarnos.

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