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24 de agosto del 2015 Fuente: Revista PazAtiempo
EN EL JUICIO POR EL BAGUAZO NO SOLO SE HABLA CASTELLANO: LOS INTÉRPRETES NOS CUENTAN SU
EXPERIENCIA
Dina Ananco e Isaac Paz
El 5 de junio de 2009 ocurrió el enfrentamiento conocido como “Baguazo”, en el que fallecieron 33
personas (entre policías y civiles indígenas). Fue el desenlace del operativo policial orientado a
desalojar a la población que mantuvo bloqueada la Carretera Belaunde Terry durante 55 días como
medida de protesta frente a unos polémicos decretos legislativos dictados por el gobierno
central. Como consecuencia del “Baguazo” existen procesos judiciales de gran relevancia, en los
cuales Dina Ananco e Isaac Paz participan como traductores e intérpretes de los idiomas Wampís y
Awajún, brindando este servicio por primera vez en la historia a litigantes nativos. No son
traductores de carrera, sino que esas son sus lenguas maternas. Inicialmente fueron capacitados por
el Ministerio de Cultura para intervenir como intérpretes y traductores en diversas materias en las
que el Estado requiere expresarse en lenguas indígenas, y luego fueron capacitados como
intérpretes judiciales por acción coordinada entre dicho ministerio y el Poder Judicial. En esta
entrevista nos cuentan su experiencia personal como intérpretes judiciales en un caso tan
importante, sus aprendizajes y sus opiniones sobre lo que falta por hacer…
PazAtiempo: ¿Cómo fue el primer día como intérpretes en el proceso por el Baguazo?
Dina Ananco: Bueno, ya habían pasado cinco años desde que ocurrió el Baguazo y para mi fue tan
impactante tener que ser yo la intérprete de ese juicio que nos marcó a todos los awajún y wampis.
Entonces llegó un momento en que me preguntaba “¿por qué tengo que ser yo si somos 7
intérpretes wampis?” [en el Registro de Traductores e Intérpretes del MINCU], además algunos de
ellos están viviendo en la misma zona, mientras yo vivo en Lima. Me tomó bastante tiempo poder
procesarlo y luego tener que enfrentarme a los 53 acusados ahí el mismo día. En es momento
todavía uno de los acusados venía enmarrocado, eso fue bastante fuerte para mi. El primer día pasó
de todo en realidad. Isaac por lo menos tenía experiencia de algunos juicios en los que había
participado pero para mi era la primera experiencia que tenía. Recuerdo que le dije al abogado: “no
se que voy a decir, no se cómo voy a empezar porque no tengo una experiencia previa en este
proceso y nunca he hecho una interpretación [judicial]”. La única preparación previa que tenía sobre
el tema era una capacitación que llevamos, pero eran unas prácticas que duraban 5 minutos, en
cambio el juicio duraba todo el día, y era una materia que ni siquiera pude revisar antes. El mismo
día, donde por cierto fui le hice tantas preguntas aclaratorias al fiscal que rebotó mucho en la prensa,
lo que más me llamó la atención es algo casi implícito, que la la justicia ordinaria nunca ha tomado
en cuenta el tema de la justicia indígena, lo cual salió a flote. Sin habérnoslo propuesto ahí pasaron
bastantes cosas, entre ellos las capacitaciones que llevamos en la ONAJUP y luego vinieron
capacitaciones con el Viceministerio de Interculturalidad. He pasado muchos momentos fuertes en
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este proceso, como cuando escuchamos los testimonios de los acusados. Nosotros los hemos visto
en la tele, pero en ese momento cuando empiezan a describir como los habían intervenido, cuáles
habían sido sus dificultades en ese momento, es distinto. A veces sí saben hablar el castellano, lo
entienden pero en ese momento, por el temor que sienten, no saben cómo defenderse. Entonces,
aunque era difícil, tenía que tratar no de llevarlo al plano emocional y decir “si soy intérprete, tengo
que hacer mi trabajo”. Fue una experiencia fuerte tener que manejar eso.
Isaac Paz: El primer día fue un reto, era un atrevimiento ser parte de este proceso. Nosotros éramos
nuevos en el caso, pero los otros operadores estaban todos listos y preparados y medían el tiempo
para llevar el proceso, por lo que tuvimos que entrar en ese juego. Yo estaba seguro en qué me
estaba metiendo, en mi conciencia quería hacer eso. Pero hablar de los policías, jueces, fiscales,
significaba para mi que lo que hacían era simplemente procesar y llevar a la cárcel: un mundo
monstruoso, digámoslo así, lleno de temores. Pero igual, tenía las ganas de entrar y ver, conocer,
eso era lo que yo quería. Fue tan difícil porque el castellano es muy técnico y nosotros no lo
manejábamos así.
P: ¿Por qué decidieron ser traductores e intérpretes en este caso?
I.P.: Personalmente tenía en mi conciencia que es un proceso importante y de algún modo sentía el
pedido de la población. Entonces quise ser parte, “si piden que vaya, voy a ir” pensé. Fui con la idea
de colaborar en la operación de la justicia, ese fue mi sentido, voy a colaborar, voy a aportar y a la
vez voy a aprender, voy a conocer todo el mecanismo, todo el sistema.
D.A.: Yo estaba con sentimientos bastante encontrados, la convocatoria no fue adecuada, me enteré
por terceras personas, ni siquiera sabía si iba a ir o no. Isaac era más decidido. En un principio, no
se sabía nada, cómo iba a ser nuestro trabajo, ni siquiera si iba a ser remunerado, porque
trasladarse desde aquí hasta ciudad de Bagua cuesta y además tenemos nuestros trabajos por lo
que teníamos que pedir permiso, implicaba todo esto. Pero al final era también una forma de adquirir
experiencia. Yo fui decidida, postulé contra todos. Nuestro pueblo no nos eligió para ser interpretes o
traductores, fuimos nosotros de manera individual a postular en la convocatoria que hizo el Ministerio
de Cultura. Entonces esto era una forma de poder entrar a trabajar en lo que nosotros somos en
realidad, no tenemos una carrera de traducción e interpretación, pero estábamos abriéndonos
camino. Sentí el impulso de entrar conocimos todo esto de los derechos lingüísticos, y teniendo en
cuenta que los pueblos tampoco saben que existe la Ley de lenguas y que sí pueden expresarse en
su propio idioma. Me habrán criticado, más a mí que a Isaac, porque fui yo la que hizo tantas
preguntas, pero hay que tener en cuenta que para el pueblo era una figura diferente que ellos no
conocían en realidad.
P: ¿Qué se estaría perdiendo en este caso si no hubieran traductores e intérpretes?
D.A.: Es muy importante señalar que no es que en este caso los indígenas o los awajún o wampis
no entienden absolutamente el castellano. Ellos sí hablan y entienden pero están basándose en el
derecho que tienen de ejercer su derecho lingüístico porque el hecho de que hablen o entiendan el
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castellano no significa que lo hagan en su totalidad. Eso pasó el 5 de junio, cuando los intervinieron,
sobre todo los adultos mayores, no sabían de qué les estaban acusando porque los términos
usados son muy especializados. Nos hemos dado cuenta de eso desde nuestro primer día en el
caso, cuando se les estaban leyendo las acusaciones o cuando interrogaban a cada acusado, había
una cierta incertidumbre que ellos no sabían de qué los estaban acusando. Aparte del idioma no
hubo un claro proceso de cómo debe ser intervenido un sujeto cuando comete un delito. También
se veía en ese mismo instante dos mundos, yo lo sentí así, uno de los indígenas con su propio
sistema, no reconocido por el Estado, y otro el de la justicia ordinaria. Siempre hay esos dos mundos
separados, que no se cómo se va a incluir, aunque ahora se habla mucho de la inclusión que se ve
mucho en procesos también, en la consulta, en diferentes procesos que se están dando en el Perú.
I.P.: Antes de este caso emblemático que estamos llevando, no se conocía como derecho, pero con
este hecho, sale a la luz y obliga al Estado también a implementarlo. Yo pienso que los operadores
de la justicia no tenían bien claro que es parte de la justicia contar con intérpretes, traductores y con
el tiempo se han dado cuenta que ellos también desconocían este tema. Ahora que llevamos mucho
tiempo, ya ven la necesidad y la importancia, esto hace entender para ellos y para nosotros también,
que ya somos parte. Eso es lo que más me interesa personalmente porque así se extiende en otras
regiones y en el país. Pienso que si ésta política del Estado continúa así, a mediano y largo plazo, se
va a alimentar más y de repente ya estaremos hablando de una equidad, de una igualdad como
ciudadanos de un país.
CONDICIONES Y DIFICULTADES DE TRADUCTORES E INTÉRPRETES
P: En un momento del proceso recibieron críticas por la labor que estaban realizando, por ejemplo por hacerle muchas preguntas al fiscal, ¿podrían contarnos más detalles de lo ocurrido?
D.A.: En ese momento yo no estaba segura de poder explicar lo que eso significaba, el hecho de
no conocer los protocolos para moverse en un espacio así, me tenía tan presionada. Por eso lo que
yo buscaba era que mejor el fiscal explique lo que significa para yo poder interpretar. Es por eso que
yo preguntaba a cada rato y me acuerdo que preguntaba el significado de expresiones como
“agravio al patrimonio del estado” o “motín”, porque yo entendía lo que significaba y conocía el
contexto del Baguazo, pero no sabía como explicarlo en ese momento, entonces fueron saliendo
preguntas.
I.P.: En mi caso, yo estaba seguro que todo era un comienzo y que con el tiempo se iba a aprender
muchas cosas, pero lo que me hizo sentir mal es que la misma sociedad, la opinión pública y las
mismas comunidades, mis propios paisanos, nos estaban atacando por ello, decían: “se supone que
son traductores”, como diciendo que no sabíamos hacer bien nuestro trabajo, eso no me agradó
mucho. Bonito hubiera sonado, mira aquí hay una colaboración, una participación, pero nada, ósea
de frente atacaron. Yo en ese momento les dije: “no se preocupen, es un comienzo, aprenderemos
algo, estamos haciendo algo” y me callé.
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P: ¿Cómo hicieron para traducir términos legales que no existen en el idioma originario de manera que los acusados entiendan la magnitud de los delitos que la fiscalía les imputa?
D.A.: Aparte de la capacitación de la ONAJUP, fuimos informándonos, hablando con los
especialistas en la materia, abogados, antropólogos, sobretodo para poder entender el tema porque
si no entendemos no podemos explicar. Por ejemplo, al conversar con las mismas profesoras que
nos habían capacitado, la profesora Redulesco me decía siempre: “te van a criticar cuando
interpretas porque el receptor siempre espera que la interpretación sea literal, siempre espera eso
pero nunca puede haber una interpretación literal porque hay palabras que no necesitan ser
traducidas o interpretadas o tú le das un contexto y es mucho más cuando es una interpretación
intercultural porque no se trata de decir lo que significa en un sistema diferente al otro que es
indígena”. Tener esas herramientas me ayudaba a tener la seguridad de cómo estaba haciendo yo
mi interpretación, pero en el juicio encontramos muchas palabras que más que técnicas son
especializadas. Ahorita estamos en el proceso de peritaje donde los peritos son biólogos, forenses y
ellos explican los métodos que emplean para observar una muestra y yo me quedo con la sensación
de que para que un indígena entienda todo ese proceso que a veces nosotros con las justas
podemos entenderlo es difícil, porque es una materia diferente, por eso tal vez se podrían hacer una
especie de manuales. Yo leí hace poco la experiencia en México, que habían hecho un manual de
cómo identificar cáncer en las mujeres, había una cierta forma de adaptación de los términos de las
partes del cuerpo y ellos podían adaptar esos términos dentro de su conocimiento, no solamente
traducirlas sino adaptarlas dentro de su mundo, lo que significa, de su sistema y eso facilitaba que
ellos puedan entender porque siempre relacionaban con otras cosas y podían explicar las mismas
partes de lo que implica la mujer. Igual se podría trabajar en el sistema indígena también porque el
hecho de interpretar lo que está en el sistema ordinario al idioma indígena no se entiende, entonces
ahí entra el tema de interculturalidad que nosotros tenemos que explicar lo que significa eso, es un
reto tremendo.
CAPACITACIÓN Y RESULTADOS
P: ¿Qué opinión tienen de las capacitaciones que realizó el Poder Judicial?
I.P.: Agradezco en ese sentido y como dije me siento respaldado porque de no haber ese espacio,
¿qué hubiera sido?, ¿quién se hubiera encargado de dotarnos de información al respecto? Por
suerte el Ministerio de Cultura ya venía trabajando y después se sumó la ONAJUP. Esto ha facilitado
nuestra participación porque son cátedras que hemos recibido en realidad. La participación de la
Universidad San Marcos ha contribuido a través del Ministerio de Cultura en las capacitaciones. El
tema de la justicia intercultural no era tan conocido y el trabajo que ha extendió a la región de San
Martin ha ido alimentando, despertando a los operadores de la justicia que están en el campo.
P: ¿Qué se podría mejorar en la información que recibieron?
D.A.: No tenemos una formación en el tema de traducción e interpretación, tenemos experiencia en
traducción nos hemos involucrado en este proceso, pero no sabemos como movernos en el campo.
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Eso era lo que marcó también en el proceso de Bagua porque era la primera experiencia que yo
tenía como intérprete. La capacitación me ayudó a conocer un poco más la carrera de interpretación
y traducción, cuando recién nos estábamos capacitando yo me enteré recién ahí que había una
carrera que se estaba desarrollando en diferentes universidades y yo dije: “¿qué estamos haciendo
capacitándonos 20 días?”; entonces vemos una gran brecha que existe y no tenemos una formación
como carrera. Pero en las capacitaciones lo que se recibe no es un conocimiento absoluto, sino
herramientas para poder nosotros ir ampliando más conocimientos, eso es lo que estamos haciendo,
viendo en que mejorar, porque tampoco podemos esperar que nos capaciten en todos los temas,
sino también debemos exigirnos nosotros mismos. Yo creo que no nos haría mal formarnos como
intérpretes o traductores o tener una carrera porque sí encontramos dificultades en cuanto a la
traducción, la interpretación misma, el idioma que tenemos a veces no tiene una gramática
desarrollada y no sabemos cómo escribir o cómo interpretar ciertas palabras, es un mundo que
tenemos que explorar. A veces yo desearía ser lingüista, abogada, tantos a la vez para poder
entender diferentes temas que se nos presentan. Es exigirnos al máximo, yo creo que no hay otra
forma de poder ir capacitándonos, como dije la capacitación es una forma de que nos presenten
diferentes cosas para mejorar.
I.P.: En cuanto a las capacitaciones pienso que podría continuar en el sentido de que se toquen
temas más puntuales. Por ejemplo la elaboración de glosarios, ahora manejamos los términos, pero
en un comienzo fueron más complicados. He notado que se podrían hacer glosarios con
terminologías de los peritos, los biólogos, los balísticos y creo que también van a venir los
antropólogos, que también tienen terminologías que repiten y que podríamos tenerlas previamente a
través de glosarios. Ese tipo de cosas con el tiempo se podrían ir recogiendo y recibiendo más
capacitaciones, ayudaría bastante porque no tenemos una escuela de traducciones o de formación
de traductores, entonces si el Ministerio de Cultura continúa capacitando en el marco de la Ley de
Consulta Previa, está bien pero no basta, parece que es una labor tan importante pero limitada
también de parte de ellos.
P: ¿Han conversado con los imputados para conocer su opinión sobre el servicio de traducción e interpretación?
I.P.: Bueno el protocolo nos dice que no podemos conversar con los acusados, somos cuidadosos y
rígidos en eso, pero he averiguado -a través de terceros- qué opinión tienen los acusados, qué dicen
de nosotros. Me han dicho que están contentos, están de acuerdo, se sienten apoyados,
respaldados, muchos dicen “oye tenemos 2 intérpretes que nos apoyan”. Creo que la presencia, no
en el sentido que estamos traduciendo otra cosa, sino la presencia misma, trasladar la expresión de
esa persona a otro idioma, facilita muchas cosas para ellos porque no pueden decir claramente lo
que quieren en castellano. “El castellano para nosotros es frío, pero en awajún, sí podemos decir
propiamente, cómodamente y hacer que otra persona se encargue de poder trasladar esto, es un
alivio”, eso es lo que he escuchado.
D.A.: Yo no he conversado, lo que pasa es que Isaac tiene mas contactos entre sus paisanos
awajún, pero he tenido acercamiento a los abogados, y yo creo que eso también ha ayudado a los
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mismos acusados a poder entender lo que significa que estemos ahí como intérpretes o traductores.
Los abogados nos dice que se sienten respaldados porque estamos haciendo un gran trabajo, pero
creo que también los acusados se sienten respaldados en ese sentido. El hecho mismo que tengan
intérpretes y traductores hace que se sientan reconocidos en el juicio que están llevando, creo que
es esa imagen. Mas allá de eso no sé, porque no he interactuado mucho con los acusados. Al
principio yo tenía bastante cuidado porque sentía bastante tensión porque recién estaba
comenzando el juicio y había prensa, por lo que debíamos tener cuidado. Sí se nos acercaban en los
primeros días, nos felicitaban, querían conversar con nosotros, pero decíamos: “con gusto pero
estamos con ciertas reglas a seguir” y decir eso era difícil, yo no sabía como interactuar en ese
momento, porque en la comunidad tú no ves a la gente tan seca, tan fría, son tus paisanos, saludas
conversas, te ríes pero ahí no podías hacer eso. Yo creo que ellos sabían porque tienen sus
abogados y ellos les habían explicado, entendían nuestro comportamiento tan robótico. Con el
tiempo, ya estamos entrando al segundo año, ya nos hemos ido saludando, las tensiones han
bajado un poco incluso el trato con el fiscal, ahora han cambiado de fiscal, pero con el tribunal
también. Hay momentos en que sí hay armonía del plano humano en el salón, pero hay momentos
en que se cierran y cada uno asume su rol: somos jueces, fiscales, intérpretes y acusados.
APRENDIZAJE METODOLÓGICO
P: ¿Cuál ha sido su experiencia en la traducción de documentos judiciales? ¿Qué problemas han habido?¿Cómo se puede mejorar?
D.A.: Hasta ahora no hemos traducido documentos en este proceso, solo hemos hecho
interpretación. No sabemos en qué idioma va a salir la sentencia, no ha habido ninguna coordinación
todavía. Obviamente la sentencia debería ser traducida, pero tendríamos que preguntar eso.
I.P.: Claro que tenemos experiencia en traducciones de documentos de diferentes instituciones,
publicas y privadas. La traducción es más compleja porque se hace con más tiempo que la
interpretación.
P: ¿Qué problemas han identificado en su experiencia en interpretación judicial? ¿Cómo se pueden mejorar?
D.A.: Nos ayudaría bastante organizarnos nosotros como intérpretes y poder ir debatiendo cómo
afrontar los términos que estamos viendo. En muchos casos nosotros interpretamos de acuerdo a lo
que entendemos, pero hay esa sensación vacía de si te entendió o no tu receptor. Porque a veces
estos términos no están aprobados en toda la comunidad y ese trabajo falta.
I.P.: He notado por ejemplo, que los abogados manejan el expediente, al igual que el fiscal, el juez,
pero los peritos que no tenían copia en los primeros momentos, estaban perdidos. Esto me dio la
idea, junto con Dina, de preguntar a la doctora qué cosas iban a preguntar. La doctora nos dio una
pauta pero es justo lo que yo digo, nos ayudaría tener una especie de glosario, corto nomás, eso
sirve para conocer, para saber qué es lo que dicen. No harían mal si nos capacitan en esos temas,
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las expresiones normales de los acusados, jueces, fiscales, testigos, peritos. Creo que podemos
tener muchos aciertos pero también nos podemos nutrir más de formación como intérpretes, como
traductores. Si nosotros tenemos en cuenta esa práctica de las terminologías, fácil se nos hará la
interpretación, pero si entramos de un momento a otro y tenemos que estar captando lo que los
peritos dicen, estamos perdidos.
P: ¿Tienen copia del expediente?
D.A.: Nosotros a veces pedimos información, nos han dicho que el expediente no nos lo pueden dar,
pero sí nos sueltan algunas ideas y con eso podemos ir viendo. Yo le había pedido a la abogada un
ejemplo de una pericia balística o de toxicología para ver los términos, comprenderlo porque es otro
mundo, porque ellos trabajan en laboratorio, lo que siempre me remite a las películas. Trato de
poder tener esos términos y buscar mas en internet o bibliografía y poder familiarizarme de qué
están hablando porque por ejemplo balística habla de diferentes marcas y a qué distancia disparan y
es un montón, es conocer un poco más eso para poder explicarlo. Es un trabajo que necesita tiempo
y nosotros viajamos como 40 horas ida y vuelta y acá también tenemos que trabajar y necesitamos
tiempo pero tratamos de poder buscar nuestro espacio.
I.P.: El único documento que desde un comienzo nos alcanzaron fue la acusación fiscal. Después no
tenemos otros materiales de parte del tribunal, esto no quiere decir que nos tienen que trasladar todo
el documento, es bastante, pero desde que estamos comprometidos, creo que tenemos que conocer
más.
CONCLUSIÓN
P: ¿Qué significa para ustedes ser traductores e intérpretes del caso Bagua?
I.P: Yo asumo seriamente este asunto, no me preocupa porque no estoy mintiendo pero sí lo asumo
seriamente y entiendo que nos hemos vuelto personas referentes en ese tema y tenemos que
cuidarnos bastante con Dina, esto nos hace personas serias ante la sociedad y también se ha
aprendido muchas cosas. Me gusta la forma como se trabaja ahí a nivel del juez, del fiscal, cosas
más transparentes, claras, directas, rápido, puntual y tajante. Es una disciplina que gusta, yo siento
eso, entonces he aprendido bastante y la comunidad también sabe que tiene su intérprete, su
traductor oficial, del Ministerio, siente que tiene también su recurso, eso es lo que más me importa y
seguir con este compromiso adelante en todo lo que pueda venir.
D.A.: Para mi es un compromiso grande, inmenso. Yo soy literata y, en realidad, los que venimos a
estudiar a Lima siempre tenemos esa idea de hacer algo por nuestro pueblo, es casi un lema. Yo
antes pensaba: “la manera de contribuir con mi pueblo si no estoy ahí en la comunidad trabajando -
porque siempre se nos critica de por que nos quedamos en las ciudades- es poder escribir en mi
propio idioma poemas o cuentos”. Entonces se abrió la posibilidad de poder ser reconocida
oficialmente como traductora e intérprete, que es para mí una puerta, una oportunidad de poder
estar y conocer casi todas las disciplinas, porque estás viendo el tema de derecho, de salud, de
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justicia. Yo, con mi carrera como literata, no hubiera podido estar en esos espacios. Yo puedo
imaginar mundos posibles, ficcionales, pero el hecho de estar en este campo, es diferente. En ese
sentido es para mi una oportunidad aparte de un compromiso grande con mi pueblo. Muy aparte de
cómo estamos creciendo como intérpretes o traductores, es también estar dentro del proceso de la
formación del mismo pueblo en el ejercicio de su derecho, es bastante importante para mí y también
espero que tengan como referente en mi caso, el hecho de ser mujer porque el pueblo awajún y
wampis es bastante fuerte en el tema de relaciones con género. Es un compromiso grande y una
oportunidad de estar ahí en este juicio. Yo nunca estuve en el Baguazo y mi mama siempre me dice
eso: “pero si tú nunca has estado en el paro amazónico”, y es como si me dijese no es tu
responsabilidad, pero sí pues es un trabajo que estoy haciendo y tengo la esperanza de dejar un
buen precedente en el futuro y también como profesional.
P: ¿Por qué es importante la interculturalidad en la aplicación de la justicia?
I.P.: Es importante porque en el país tiene que haber una reconciliación entre los invasores y los
indígenas, yo lo entiendo así. La justicia indígena no está institucionalizada, desde ahí han habido
muchos problemas y vamos a seguir teniendo más problemas si no lo entendemos así. No es un
país con ciudadanos únicos, sino un país colonial, un país con diferentes pensamientos y si no nos
adecuamos, no nos entendemos, no nos aceptamos, no nos comunicamos, siempre va a ser un
problema. Este tema creo que no fue desarrollado, o no se ha querido tocar, parece algo así.
Recuerdo que cuando era niño me decían: “tú hablas tu idioma, tu cultura, no necesitas estudiar,
para qué soñar con un estudio universitario, eso es para otros, gente de lima, gente de ciudades que
estudia en colegios particulares, para qué necesitas, tú vives aquí”, con el tiempo se ha entendido
que no es así. Gracias a los indígenas que han luchado y a las instituciones mismas también y ahora
que se ha institucionalizado el tema cultural se van a venir cambios, se han sacado leyes contra el
racismo que antes no habían. Sólo así nos vamos a aceptar nosotros, como indígenas, en la
Amazonía hemos aceptado todo, por eso estamos conviviendo con diferentes sociedades y ya son
años que no vivimos de violencia. Ahí va el tema de la interculturalidad, la importancia. Por suerte el
mundo académico está trabajando fuerte este tema también, las universidades, las carreras, en el
derecho.
D.A.: Yo creo que la interculturalidad es una palabra que es fruto de todo un proceso. Recién se está
tratando el poder acercarnos a la Amazonía porque antes se trataba con el mundo andino, entonces
ellos comenzaron a teorizar e incluso están los que han trabajado, los antropólogos o los literatos.
Recuerdo el planteamiento de Cornejo Polar que habla del sujeto heterogéneo o García Canclini
habla sobre la hibridación. Entonces es un fenómeno que ha venido uniendo varios temas, un
proceso de discusión de debate y de aculturación ha pasado a interculturalidad. Con el tiempo
entenderán que estando en la ciudad no te estás aculturizando sino que estás tratando de llevar
estos 2 mundos juntos y eso es interculturalidad para mi. Ahorita yo supongo que esto también va a
ir desarrollándose un poco más y de repente en otro siglo estemos hablando de otro término, otra
forma de poder incluirnos, otra forma de poder hablar entre nosotros. En algún momento me
preguntaron:“¿qué haces con la aculturización?”, a mi sobretodo me han dicho: “no hablas como
indígena no te vistes como indígena” lo que te deja la idea de ¿qué se percibe como indígena?,
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¿cómo se quiere que sea un indígena? Que se quede en su comunidad viviendo como está porque
eso es la armonía con la naturaleza, con su entorno o es que a partir de ello, se busca que ellos
también conozcan sus derechos y lo ejerzan, si tienen que acceder a una educación de acuerdo a
sus usos y costumbres. En realidad todo se nos ha impuesto, educación, todo, entonces nos hemos
adaptado y hay ese quiebre de cómo juntar esa educación tradicional con la educación de afuera,
siempre han habido esos quiebres pero tampoco nos vamos a quedar observando esos quiebres
porque estamos avanzando entonces como llevar eso, eso es la interculturalidad para mi. De ser
como eres, si eres awajún, wampis, chipibo, quechua, pero si estás en la ciudad te adaptas pero
siempre eres indígena, tienes una formación, estás dialogando no sólo con tu entorno. Esa abertura
que tiene el sujeto, eso es practicar la interculturalidad en sí, porque pueden haber personas que no
lo entiendan, pueden haber dificultades en cómo llevar este proceso, adaptarnos, pero estamos
caminando. La palabra lo define una interacción entre 2 o más culturas, la interacción no es
imposición, hay que verlo en ese sentido. En el caso de la justicia por ejemplo, yo digo siempre se
nos ha impuesto porque nosotros nos hemos adaptado a cómo tiene que ser el país republicano,
ésta es la educación, es la mejor entonces esa es la que tienes que aprender. Al ver esto y la
educación propia que se tiene es una educación subalterna y siempre ha ido en ese camino, el
derecho es el mejor y lo que tú tienes, funciona de repente en tu jurisdicción, pero no en la justicia
ordinaria. La idea es cómo hacer que esos valores que tienen no solamente sean para ellos sino
también fortalezcan al país.