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Place de la Trinité, Vieux Lyon. Autor: Marie Perrin

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Lyon

LYON, UNA PEQUEÑA JOYA

ENTRE EL SAONE Y EL RÓDANO

Viajamos en tren hasta la capital de la gastronomía francesa, una ciudad sorprendente con mucho que ofrecer

TEXTO GLÒRIA BARROBÉS

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El tren avanza por la campiña francesa con la banda sonora de Expediente X de fondo. Curiosa elección para amenizar un tren de alta velocidad. Por la ventana veo pasar los campos de colza fluorescentes, brillando en contraste con el verde oscuro de otros cultivos, salpicados por alguna que otra casa. Hemos pasado una gran zona de marismas al sur de Narbona donde la vía queda totalmente flanqueada por agua a

ambos lados. Es un espectáculo relajante. Hay algo muy especial en ver pasar la vida desde un tren. Y no es sólo por romanticismo. Debo admitir que, para mí, es la forma más práctica y cómoda de llegar a Lyon. Directo desde Barcelona-Sants, 5 horas relajadas que se pasan volando, sin el engorro de los aeropuertos, ni las limitaciones de equipaje; sin que nadie me confisque el agua o las agujas de tejer; sin tener que apagar el móvil.

Lyon nos acoge con una temperatura espléndida (demasiado, incluso; mi equipaje está pensado para un tiempo más inclemente) y un cielo diáfano. Otra gran ventaja de viajar en tren es que te deja en el centro de la ciudad. Nuestra primera parada en el itinerario –tras descargar maletas en el hotel- es la basílica de Notre-Dame de Fourvière, donde nos encontramos con nuestra guía Anne Ravet. Antes de entrar, contemplamos la ciudad desde esta colina de 300m de altura, sobre la que se alzaba la vieja Lugdunum (en latín, la ciudad de la luz), fundada en el 43 a.C. Un incendio la destruyó en el siglo II y esta zona quedó abandonada para dar paso a una ciudad medieval a orillas del Saone. A partir de aquí, la ciudad se fue extendiendo y en los siglos XVII y XVIII cruzaría el río para ocupar parte de la península que se forma en la confluencia entre las dos

vías de agua. En el siglo XIX fue capital de la cerveza y desarrolló su industria, creciendo por la otra orilla del Ródano.

La Basílica que ahora ocupa la colina es bastante moderna, construida entre 1872 y 1896, aunque la devoción por la virgen María fue introducida en el s. II por los mercaderes cristianos turcos, griegos y egipcios. Cuando en 1643 una epidemia de peste acabó con la mitad de la población de la ciudad, los lioneses decidieron rezarle una novena a la virgen. Y al noveno día, la epidemia cesó. Como agradecimiento, y desde entonces, cada 8 de septiembre el alcalde sube a la colina con 3 kilos de velas y una moneda de oro a modo de ofrenda. En 1832, la ciudad sufrió de nuevo una epidemia, esta vez de cólera. De nuevo los lioneses rezaron una novena a la virgen y, de nuevo, funcionó puntualmente. En honor a este segundo milagro, se inauguró, en 1852, una estatua dorada de la virgen pero los fuegos artificiales previstos para la ceremonia tuvieron que ser cancelados por una tormenta. Entonces, los lioneses encendieron velas de forma espontánea en sus ventanas. Es el origen de la Fête des Lumières, que todavía se celebra hoy cada 8 de diciembre atrayendo a miles de visitantes. En 1870 no fue una epidemia, sino los prusianos, los que amenazaron Lyon. Los ciudadanos volvieron a recurrir a la novena que tan buenos resultados les había dado en el pasado y la virgen no les defraudó; al noveno día, los prusianos desistieron. Un tercer milagro merecía ya una basílica, que se construyó en pocos años aunque los mosaicos que cubren totalmente su espectacular interior –paredes, suelo y techo- no se terminarían hasta 1946. Hoy recibe entre 1-1.5M de peregrinos anuales.

Bajando la colina hacia el Vieux Lyon se encuentra el Museo Galo Romano, inaugurado en 1975, después de que un proyecto urbanístico pusiera al descubierto el yacimiento y dos

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Le Cube Orange, de los arquitectos Dominique Jakob y Brendan MacFarlane. La segunda cubierta naranja está perforada en un 75%, lo cual deja pasar la luz. Uno de esos sitios en los que no me importaría encerrarme a trabajar. La azotea está abierta al público.

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Notre-Dame de Fourvière

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Puntos rosadosUn flamenco da una nota de color

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Patio interior entre viviendas conectado con un traboule en rue Fernand Rey.

El tren Hay algo muy especial en ver pasar la vida desde un tren. Y no es sólo por romanticismo. Para mí, es la forma más práctica y cómoda de llegar a Lyon

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rue Saint Jean

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“Lyon debería ser la capital de Francia”, comenta Aimée. Y eso que ella nació en París.

Amfiteatro romano

anfiteatros. En el teatro principal, con capacidad para 10.000 espectadores, se representaban tragedias y comedias mientras que el odeón, para 3000 espectadores, acogía los discursos políticos y los recitales de poesía y música. Augusto quería construir una nueva Roma en Lugdunum y la convirtió en un centro de vida intelectual. Se cree que la población podía haber llegado a los 50.000 habitantes. Era una ciudad moderna con un acueducto y un sistema de cisternas excavadas en el interior de la colina y conectadas por conductos de entre 16 y 40km.

Y es que Lyon siempre ha sido una ciudad importante. La tercera ciudad de Francia -segunda universitaria-, con una de las líneas ferroviarias más antiguas del mundo, es hoy la capital de la gastronomía francesa, pero tiempo atrás también fue la del país. “Lyon debería ser la capital de Francia”, comenta Aimée Reategui, de la oficina de turismo. Y eso que ella nació en París.

Pasado el Museo descendemos hacia el Viex Lyon, el centro medieval donde Anne nos guía por los traboule, el entramado de callejuelas cubiertas que conectan las viviendas a las calles principales. Son algo único de Lyon y deben su existencia a los problemas de espacio de la ciudad. La Lyon medieval se extendía 2km pero solo tenía 200 metros de anchura, atrapada entre el río Seone y la colina. Pronto quedó pequeña. La primera solución para el problema de espacio fue reducir la anchura de las edificaciones a un máximo de 10m. Pero no fue suficiente. La segunda solución, que se desarrolló durante el renacimiento, fue colocar los edificios pegados uno tras otro –con un máximo de 4- enlazados por un traboule como único acceso a las viviendas interiores. Tampoco fue suficiente. La tercera solución fue compartir las escaleras y la cuarta añadir pisos a las construcciones ya existentes. Finalmente,

no les quedó más remedio que ampliar la ciudad hacia el otro lado del río. Sólo unos pocos traboule están abiertos al público (de 7 a 19h) y sirven de atajo entre las calles principales. La alternativa es dar una gran vuelta y me alegro de llevar una guía local que se conoce los accesos. Para el forastero, son un laberinto. De hecho, la resistencia utilizó estas calles durante la ocupación nazi para huir de los alemanes.

El renacimiento también dejo en Lyon muestras arquitectónicas de una época de admiración por todo lo italiano, propiciada por la visita de los mercaderes a la ciudad. Los mismísimos Médici llegaron a Lyon y se dedicaron al mecenazgo, atrayendo a arquitectos italianos durante el s. XVII. La torre rossa, situada en uno de los patios más antiguos de Lyon y construida por un arquitecto veneciano copiando la’scala del Bovolo de su ciudad natal, es representativa de esta tendencia. En uno de estos palazzos italianos se ubica el Museo Gadagne de historia y marionetas (los Gadagne eran una antigua familia florentina afincada en Lyon).

Hacemos una parada para degustar algunas especialidades locales en Le Sirop de la Rue (1 rue Saint Jean lesiropdelarue.com), como el fromage cervelle de canut (hecho con queso fresco, ajo y cebollinos), la saucisson à cuire (un embutido), las andouillettes lyonnaises (un paté) o los grattons (morro de cerdo). Todo regado con beaujolais rosado y negro de la región de los viñedos, al norte de la ciudad.

Lyon es la capital de la gastronomía francesa gracias a Paul Bocuse, el padre de la nouvelle cuisine, un chef que puede presumir de tener 3 estrellas Michelin desde hace 50 años, un récord absoluto. Se le considera el mejor chef francés de todos los tiempos y es un héroe local. El mercado de Les Halles de Lyon (102 Cours Lafayette) lleva su nombre. De hecho Lyon es la ciudad con más

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estrellas Michelin por metro cuadrado del mundo. Cuenta con la ventaja de ser la capital de la región que produce algunos de los mejores productos de Francia: Pescado (de agua dulce), ternera (leche y quesos), tocino y cordero, fruta y vinos (Beaujolais y Côtes du Rhône), entre otros. Y para dar cuenta de ello sólo hay que pasear por las 58 paradas del mercado. Protagonizan la función los quesos y los embutidos, con tiendas veteranas como Sibilia, fundada en 1925, y donde es posible saludar a Colette Sibilia, que sigue viniendo a trabajar sin cobrar a sus 80 años tras haber vendido el negocio –suponemos que por pasión y no por aburrimiento.

Es un buen sitio para comprar productos locales o para degustarlos; hay varios restaurantes y bares. El AOC Les Halles, por ejemplo, tiene una agradable terraza cubierta en el piso superior.

Cenamos en Daniel et Denise, el bouchon del chef Joseph Viola –campeón del Paté en Croute, una especialidad culinaria, y presidente de la asociación de bouchons, los típicos restaurantes de Lyon, que se caracterizan por la multitud de objetos decorativos, los manteles a cuadros blancos y rojos y el poco espacio entre las

mesas – en teoría para propiciar la camaradería entre los comensales. Estos restaurantes tienen su origen en la Edad Media. El bouchon era el cepillo con el que los empleados de las posadas de la ciudad cepillaban a los caballos de los huéspedes mientras éstos comían y los establecimientos colgaban estos instrumentos en el exterior para mostrar que ofrecían este servicio. Las posadas desaparecieron pero los restaurantes quedaron –conservando el nombre. La cocina de estos establecimientos se caracteriza por sus ingredientes sencillos y mundanos, como tocino, tripa, patata, lenteja… Aquí comían los trabajadores de la industria de la seda.

La otra tendencia gastronómica, más sofisticada, de Lyon tiene un origen más burgués. Mientras que la primera iba dirigida a los trabajadores de la seda, la segunda nace en los hogares de los mercaderes que la compraban. Estos mercaderes contrataban los servicios de cocineras para sus comidas de negocios con los clientes. Estas cocineras, con el paso del tiempo, acabarían abriendo sus propios restaurantes. Eran mujeres de fuerte personalidad a las que se conocía como les mères (las madres). En 1933, la mère Eugenie Brazier se convirtió en la primera mujer en

‘De hecho Lyon es la ciudad con más estrellas Michelin por metro cuadrado del mundo. Cuenta con la ventaja de ser la capital de la región que produce algunos de los mejores productos de Francia’

El Pâté en croûte, especilidad del chef Joseph Viola

Quesos en el mercado Paul Bocusse

Un excelente plato de cordero en la Brasserie des Confluences

El mercado es un buen sitio para degustar algunos platos locales, como el Saucisson à cuire

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obtener 3 estrellas Michelin. Acabó dejando Lyon para abrir un restaurante en las afueras. Una noche, a las 4 de la madrugada, un muchacho de 14 años en una bicicleta se presentó en su casa para pedirle que le enseñara a cocinar. Su nombre era Paul Bocuse.

Una mañana soleada es ideal para visitar La Confluence, antiguamente una isla independiente que acabó quedando unida a la ciudad. Durante mucho tiempo fue una zona industrial, pero con el cese de las actividades Lyon recibió un inesperado regalo: 150Ha en el corazón de la ciudad. El que ahora mismo es el mayor proyecto urbanístico de Europa se inició en 2005, 10 años después del cierre del puerto Rambaud. Allá donde antes había instalaciones portuarias, muelles de carga, almacenes, mataderos e industrias ahora se está alzando un barrio moderno y sostenible con viviendas, universidades, espacios culturales y un auditorio, entre otros elementos, junto a dos ríos y en plena ciudad.

La Confluence es el sueño para cualquier amante de la arquitectura contemporánea o del urbanismo, un proyecto en el que se han implicado arquitectos internacionales, como MVRDV, Coop Himmelbau, Jakob y MacFarlane, Massimiliano Fuksas, Kengo Kuma y Christian de Portzamparc, Odile Decq, Manuelle Gautrand y Jean-Michel Wilmotte.

Las nuevas construcciones -como los bloques de viviendas, cada uno con su propio vocabulario arquitectónico y zonas ajardinadas en el interior abiertas al público durante el día, el luminoso centro comercial cubierto del arquitecto Jean-Paul Viguier, la modernísima escuela de primaria o las oficinas-, están diseñadas con criterios medioambientales y energéticos; ejemplo de ello es el “Hikari”, en la esquina de Place Nautique, un modelo de eficiencia energética: produce más de la que consume gracias a una combinación de paneles solares en fachada, tejado y balcones, energía geotérmica y una planta de cogeneración que funciona con aceite de colza -esos campos que iluminaban el paisaje desde el

tren. Es el primer distrito con certificado de sostenibilidad del WWF en Francia.

La revalorización de la zona tiene una contrapartida. Ahora mismo, el precio medio de un piso aquí es superior al de París (350.000€), según nos cuenta Marie Louise Maugat, aunque se han reservado algunos bloques para viviendas de protección oficial. También nos explica que hubo que extraer el 35% de la tierra (unos 2-3 metros de profundidad) para limpiarla de la contaminación acumulada por dos siglos de actividad industrial antes de poder iniciar cualquier obra.

El pequeño puerto junto al centro comercial ofrece amarre y alojamiento a los viajeros que llegan navegando desde el norte del país. Un poco más allá se encuentra la estación del Vaporeto, que conecta La Confluence con el casco antiguo (30min). Una forma agradable de regresar al centro disfrutando del paisaje a orillas del Saone.

Estas maravillas del diseño contemporáneo, como el vistoso Cube Orange, obra de los arquitectos Dominique Jakob y Brendan MacFarlane, o el cubo verde, conviven con viejas instalaciones industriales rehabilitadas que se han mantenido como homenaje al pasado de la zona. El viejo almacén de azúcar de La Sucrière ofrece 10.000m2 de espacio para convenciones como la bienal de arte, exposiciones -por una semana me perdí la de Star Wars- y eventos con un magnífico club en la azotea que, por desgracia, sólo abre cuando hay eventos programados. O el Espace Verney-Carron, que aprovecha las antiguas plataformas de carga como balcones. Sólo estos detalles y otros elementos como las grúas y las vías conservadas como elemento paisajístico nos recuerdan que en el pasado esto fue una horrorosa zona de muelles de carga y mataderos (y una cárcel que se está reciclando en universidad).

Todo se completa con un fantástico paseo ajardinado junto al río que, cuando esté terminado, llegará hasta la punta de la península y

La Confluence Estas maravillas del diseño contemporáneo conviven con viejas instalaciones industriales rehabilitadas que se han mantenido como homenaje al pasado de la zona’

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hasta el Musée des Confluences. Pero a nosotros nos toca dar la vuelta; no hay mal que por bien no venga y eso nos proporciona la oportunidad de probar el cómodo tranvía.

El Musée des Confluences vale la pena por el impresionante edificio de los arquitectos austríacos Coop Himmelb(l)au. Está diseñado en tres espacios: una base de cemento, un hall de cristal muy ligero y luminoso como un diamante que pretende eliminar las fronteras entre el interior y el exterior, y la “nube” de acero inoxidable en dos niveles. La azotea ofrece una vista sin parangón de los alrededores y de ambos ríos. En su interior aloja una exposición permanente con la colección habitual de cualquier museo de las culturas o las civilizaciones (desde esqueletos de dinosaurio a momias egipcias, pasando por las máscaras africanas y los animales disecados) organizados de una forma un tanto más original de lo habitual para hacer una reflexión sobre los orígenes del hombre y su relación con el entorno. La otra planta está dedicada a las exposiciones temporales, que en el momento de mi visita eran ciertamente más interesantes que la permanente.

Aprovechamos para comer en el magnífico restaurante situado en la planta baja del museo antes de continuar con nuestro paseo y regresar al centro en Vaporeto. El barco está bastante lleno porque el centro comercial regala billetes al hacer una compra. Nosotros viajamos con una CityCard, que ofrece transporte ilimitado y entrada a casi todos los museos, además de descuentos en comercios y una serie de ventajas (un pase de tres días sale por unos 42€).

Una vez de regreso al centro, visitamos la place Bellecour, una de las plazas peatonales más grandes de Europa y en la que se encuentra la oficina de turismo. Allí nos espera Blandine Thenet, directora de OnlyLyon. Llegamos en el momento en que el alcalde de la ciudad está dando un mitin al otro extremo. “Lyon es cómoda, no hay masificación en las atracciones, es agradable y tiene mucho que ofrecer. Es una gran escapada de 3 o 4 días, un buen lugar para observar el modo de vida francés. Además está cerca de los Alpes, de los viñedos donde se elabora el beaujolais, del Ródano”, comenta Blandine, durante la cena en el M de Julien Gautier, uno de los chefs que han tomado las riendas de esa tarea iniciada por Bocuse. Esta tradición heredada de las mères ha acabado en manos de hombres. Le pregunté a Anne cuántas mujeres chef había ahora en Lyon y no supo decírmelo. Así que me temo que deben de ser pocas.

Pero no todo es comida, en Lyon. Como dice Blandine, tiene mucho que ofrecer. Visitamos el barrio de la Croix-Rousse, el centro de producción de seda de la ciudad, algo único en todo el país. Este barrio sobre una colina es en realidad una aldea que no fue parte de Lyon hasta 1852, por lo que ha conservado su

personalidad propia. En el s. XIX sufrió una transformación tras la llegada de los canuts (los artesanos de la seda). Joseph Marie Jacquard revolucionó la industria de la seda de Lyon cuando inventó un telar que mecanizaba el trabajo con un sistema de tarjetas perforadas para tejer distintos patrones. La técnica es única y no se puede reproducir con medios modernos. En Lyon todavía quedan artesanos capaces de trabajar con el telar Jacquard (suelen confeccionar para alta costura).

Los cuatro metros de altura del telar obligaron a los canuts a construir casas con techos lo suficientemente altos. Una de las características de esta industria es que los tejedores trabajaban en su hogar y luego vendían las telas a los mercaderes. Era una vida muy dura que les llevó a dos revueltas importantes en 1831 y 1834. La Maison des Canuts (maisondescanuts.com, M-S 10.00-18.30) ofrece visitas guiadas en francés con una demostración de cómo funciona este telar y una pequeña exposición sobre las historia de los canuts y del barrio.

Por desgracia, llueve y no podemos disfrutar de las magníficas vistas sobre la ciudad. Descendemos hacia el Vieux Lyon usando los traboules del s. XIX de esta parte de la ciudad. Tenemos suerte de ir acompañados por Catherine de Rivaz, que nos lleva por el camino más rápido hasta L’Atelier de Soirerie (33, Rue Romarin, atelierdesoierie.com), donde nos muestran la técnica para teñir seda desarrollada en Lyon en el s. XVII y única en el mundo. A la salida, nos refugiamos de la lluvia en el café Cousu (cafecousu.com).

De camino a la Croix-Rousse, por la mañana, me he parado en el Mueso Textil, ubicado en la mansión Lacroix-Laval. El jardín interior y la fachada con las grandes ventanas de madera raídas me han recordado a un viejo balneario de tuberculosos. Acoge la mayor colección de textiles del mundo, cubriendo 4.500 años de producción textil. En el mismo edificio está el Museo de la Artes Decorativas (el segundo de Francia de esta temática), que básicamente es una colección de muebles de época. Y buscando la parada de metro en Place Bellecour me he encontrado con un desfile de Les Pennons de Lyon, una feria renacentista que se celebra cada año a finales de abril. Esta ciudad es una caja de sorpresas.

Domingo, a primera hora de la tarde. Me despido de Lyon con tristeza y agotada. Me dejo caer en el cómodo asiento de mi tren a Barcelona. Hay un proyecto para construir una nueva estación que seguro va a ser impresionante, como toda la nueva arquitectura de la ciudad, y sorprendente, como Lyon. El tren se aleja, de nuevo, entre campos de colza. El traqueteo me adormece mientras contemplo el paisaje. Después de todo, es la hora de la siesta. n

Sedas de Lyon. Husos de seda en la Maison des Canuts.

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Lyon Notas

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EL VIAJECómo irLa autora viajó en AVE desde

Barcelona (directo, 5h) con la agencia sncf-voyages, especializada en viajes en tren de alta velocidad por Francia y toda Europa; es.voyages-sncf.com/es. A través de su servicio online se pueden encontrar interesantes ofertas y sugerencias de viajes, así como hacer reservas de billetes, hoteles y coches de alquiler, entre otras cosas.

Cuándo ir Lyon tiene un clima semi-

continental, eso significa que llueve más en verano. Los meses más cálidos son julio y agosto (27oC media). La media en marzo y septiembre es de 21oC. Lyon organiza numerosos eventos y festivales durante el año. La Fête des Lumières (5-8 de diciembre de 2015); La Biennale de Lyon (labiennaledelyon.com, 10/09/2015-3/01/2016), Les Pennons de Lyon (una feria renacentista que se lleva a cabo a finales de abril). La Sucrière (49-50 Quai Rambaud, lasucriere-lyon.com) programa eventos de distinta índole durante todo el año, desde exposiciones a festivales de música, arte o temáticos como el Loud&Proud ( julio) o las nuits sonores (nuits-sonores.com, en mayo). Las nuits de fourvière (nuitsdefourviere.com) es un festival de teatro, danza, música y cine que se celebra en los teatros romanos en junio.

Alojamiento y comida

Se alojó en el MamaShelter, un hotel acogedor con espíritu informal (13, Rue Domer, mamashelter.com/lyon). Hab. dobles desde 69€ con WIFI y televisión por cable con servicio de películas gratuito. El bar restaurante suele estar muy animado por las noches, con actuaciones en directo. Lyon es la capital gastronómica de Francia y la ciudad con más estrellas Michelin del mundo, así que no es difícil encontrar buenos sitios para comer, pero tampoco es necesario arruinarse. He aquí algunas sugerencias.

En el mercado Les Halles (102 Cours Lafayette) hay varios bares y restaurantes, como el AOC les Halles (Entre 7’50 y 63€) Daniel et Denise, un auténtico bouchon lionés (36 rue Tramassac, 30-50€; danieletdenise-stjean.com). Le bouchon Sully (20 rue Sully, menú a partir de 22€; lebouchonsully.com). M (47 avenue Foch, menús a partir de 26€; mrestaurant.fr). Café Cousu (14 rue Rene Leynaud, entre 9-16€; cafecousu.com) La Brasserie des Confluences (en el Musée dels Confluences, de martes a sábado de 12:00-14:00 y de 19:30 a 21:30; domingos de 12:00 a 14:00; museedesconfluences-restauration.com/brasserie-des-confluences). La Chocolaterie Bernachon (42, tours Franklin Roosevelt, martes-sábado de 8:30-19:00h; bernachon.com) cuenta con un Salón de Thé (abierto de martes a sábado de 9:00 a 18:30, con servicio de restaurante de 12:00 a 14:00). También es un buen sitio para comprar macarons y otras especialidades dulces. ¿Y por qué no complementarlo con un curso de cocina? En la página es.lyon-france.com encontrarás varias propuestas.

Algunos museos Musée del Confluences (86 Quai

Perrache, de martes a viernes: 11:00 - 19:00; hasta las 22.00 los jueves. Sábados, domingos y festivos: 10:00 - 19:00. Las taquillas cierran 45min antes; museedesconfluences.fr). Musée des Tissus Musée des Arts décoratifs (34 rue de la Charité 69002, martes-domingo 10-17:30; mtmad.fr) Musée Lumière (25 rue du Premier, de martes a domingo de 10:00 a 18:30; institut-lumiere.org) Musée de l’Imprimerie (13, rue de la Poulaillerie, de miércoles a domingo, 10:30 a 18:00; imprimerie.lyon.fr), conserva uno de los primeros ejemplares de Gargantúa y Pantagruel de Rabbele. Atelier de Soierie (33, rue Romarin, de lunes a viernes de 9.30 a 13.00 y de 14.00 a 18.30. Sábados hasta las 18.00; atelierdesoierie.com) Musée Gallo-Romain de Fourvière (17 rue Cléberg, de martes a sábado de 10:00

a 18:00; musees-gallo-romains.com) Musée d’histoire de Lyon – Musées Gadagne (1 place du Petit Collège, Miércoles a domingo de 11:00-18:30). Ubicado en un palacio renacentista que también acoge el museo de las marionetas del mundo. Centre d’histoire de la résistance et de la déportation (14 avenue Berthelot, miércoles a domingo de 10:00-18:00). Repasa uno de los momentos más oscuros de la ciudad: la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial.

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Cuidado con los horarios franceses. Los museos cierran a las 17.30 o a las 18:30 pero ya no os dejarán entrar media hora antes de cerrar.

Algunos datos prácticos

Lyon tiene 484.344hab y es la capital de la Región Ródano-Alpes. La Oficina de Turismo se encuentra en la Place bellecour. Información Web: onlylyon.org y es.lyon-france.com

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