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CA DE LA CONCILIACION Consideraciones anagógicas sobre María Madre de la Reconciliación GERM RO TAONA En su auto sacramental El divino Oo presenta. Cden el pecado de los áng e les caídos �quizás por influencia de Suárez 1- c omo la r e bel - día contra el prec epto de Dios de vener a la Madre de Cristo 2• Conside- radas asílas cosas,Jas imágenes de la Apocalipsis, que.comienzan c on la descripción del gran sig n o en el cielo ( 12, 1-2), nos muestran l conse- cuencias de aqu e lla rebeldía, ya anunciadas , cuando h ombre se dejó se- 1 Sin entrar en el problema sobre la naturaleza de la prueba a que eron sometidos los ángeles (sobre esto c, p.e. M. SCHEEBEN , Handbuch der Dogmatik, II/IV, § 195, IV, Friburgo, 1927, pp. 578 ss., í como Die My sten des Chstentums IV, § 42, Fri- burgo; 1941, p. 224), no cabe duda que el barroco se entusiasmó con la idea de SUZ sobre la prueba (praeceptu speciale) en De Angelis, V, c. 12, n; - y c. 13 nn. 28/30, según la cual Satanás -entendido genéricamente- tenía que reconocer y aceptar las dis- posiciones divina del misterio de la Encarnación. Probablemente María de Agreda tam- bién estaba influida por esa corriente (c Ciudad pu de Dios, I, 7-10), lo mismo que el convertido flamenco Joost van den Vondell, que indirectamente influyó en Milton, con lo que el pensamiento de Suárez pasó incluso a la obra anticatólica de 'El paraíso per- dido' (dr E. VON RSDORÿ, Dmonol ogie, I, Stein am Rhein, 1982, pp. 41 s.). Menos probable es que Calderón se dejase llevar por aquellos pasajes del Corán en los que Iblis se niega a venerar a la naturaleza humana (c Suras 2,35, 7, 10-12, 15,29-32, 17 ,62-63, 18, 51, 20, 117, 38, 72-75 ) , aunque Calderón en los otros autos, en los que trata el tea, se indina realmente por una simple veneración de la naturaleza humana, mientras que en s cadenas demonio se refiere claramente a la adoración de la Humanidad de Cristo. 2 C El divino Oeo, Don Pedro Calderón de la Barca, Obras Completas, III, Agui- lar, Madrid, 1952, pp. 1.820-1 .834 . Aquí también se expresa Aristeo, el demonio, contra la naturaleza humana, pero no cabe duda que Euridize es el símbolo de la Virgen. Claro que me refiero a la primera versión y no a la. loa para este auto sacramental. 309

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ARCA DE LA RECONCILIACION Consideraciones anagógicas

sobre María Madre de la Reconciliación

GERMAN ROVIRA TARAZONA

En su auto sacramental El divino Orfeo presenta. Calderón el pecado de los ángeles caídos �quizás por influencia de Suárez 1- c omo la rebel­día contra el prec epto de Dios de venerar a la Madre de Cristo 2• Conside­radas asílas cosas ,Jas imágenes de la Apocalipsis , que.comienzan c on la descripción del gran signo en el cielo ( 12 , 1 -2), nos muestran las conse­cuencias de aquella rebeldía, ya anunciadas , cuando el h ombre se dejó se-

1 Sin entrar en el problema sobre la naturaleza de la prueba a que fueron sometidos los ángeles (sobre esto cfr, p.e. M.J. SCHEEBEN , Handbuch der Dogmatik, II/IV, § 195, IV, Friburgo, 1927, pp. 578 ss., así como Die Mysterien des Christentums IV, § 42, Fri­burgo; 1941, p. 224), no cabe duda que el barroco se entusiasmó con la idea de SUÁREZ sobre la prueba (praecepturn speciale) en De Angelis, V, c. 12, n; 13 y c. 13 nn. 28/30, según la cual Satanás -entendido genéricamente- tenía que reconocer y aceptar las dis­posiciones divina.S del misterio de la Encarnación. Probablemente María de Agreda tam­bién estaba influida por esa corriente ( cfr La Ciudad Espiritual de Dios, I, 7-10), lo mismo que el convertido flamenco Joost van den Vondell, que indirectamente influyó en Milton, con lo que el pensamiento de Suárez pasó incluso a la obra anticatólica de 'El paraíso per­dido' (dr E. VON PETERSDORFF, Diimonologie, I, Stein am Rhein, 1982, pp. 41 s.) . Menos probable es que Calderón se dejase llevar por aquellos pasajes del Corán en los que Iblis se niega a venerar a la naturaleza humana (cfr Suras 2,35, 7, 10-12, 15,29-32, 17 ,62-63, 18, 51, 20, 117, 38, 72-75 ) , aunque Calderón en los otros autos, en los que trata el terna, se indina realmente por una simple veneración de la naturaleza humana, mientras que en Las cadenas de/demonio se refiere claramente a la adoración de la Humanidad de Cristo.

2 Cfr El divino Orfeo, Don Pedro Calderón de la Barca, Obras Completas, III, Agui­lar, Madrid, 1952, pp. 1.820-1.834. Aquí también se expresa Aristeo, el demonio, contra la naturaleza humana, pero no cabe duda que Euridize es el símbolo de la Virgen. Claro que me refiero a la primera versión y no a la. loa para este auto sacramental.

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ducir por quien le despreciaba (Gen 3, 15) 3• El visionario del Apocalipsis ve , sin embargo, antes de la lucha de los hijos dela Mujer Celestial , el Templo de Dios y al Arca de la Alianza en él; es la visión consoladora del triunfo del hijo del Hombre y de sus elegidos al final de la persecución 4• En cierto modo, pues, se puede ver tanto en el Templo como en el Arca un símbolo de la Novia del Cordero , engalanada de boda, cuando co­mienza la paz eterna (Ap.21 ,2-3 /9)5: En el Sancta Sanctorum del Templo el Arca reposaba como signo de la Gloria de Dios así como la Virgen, ele­vada a los cielos , ha quedado revestida de la grandeza celestial como Rei­na de la Paz 6• En este sentido la visión del Arca de la Alianza antes de la visión del gran prodigio de la Mujer revestida del sol permite establecer el paralelo que convierte a María como la vencedora en todas las batallas del Altísimo 7, 'Palladium' en las guerras y Signo de la Victoria en las luchas como el Arca de la Alianza 8•

Como imagen de la alianza de Dios con los suyos el Arca en el Tem­plo de Dios , que ve Juan, es también el símbolo de la Alianza eterna con los que han conseguido la reconciliación, de aquellos «que lavan sus·vesti­duras para tener derecho al árbol de la vida» (Ap 22,14). Se cierra así la historia de la Redención, que comenzó . con la promesa en el paraíSo cuan­do el hombre prefirió el árbol del conocimiento a el de la vida; . en medio de esta historia ha colocado Dios a la mujer: a la mujer que comerció con el seductor de la humanidad ,sucedió Aquella en la que Dios. verificó

3 Cfr P. HEINISCH , Das Buch Genesis, en «Die Heilige Schrift des AT», Bonn, 1930, pp . 123 SS.

4 Cfr p.é . R. SCHNAVKENBURG, Der Basileia--G.edanke in der Apokalipsis, en «Gottes­herrschaft und Reic�», Friburgo, 1959, pp. 232-245, y U. B. MÜLLER, Die Offenbarung des johannes, en «Ükumenischer Taschenkommentar zuro NT», 19, Würzburg, 1984, pp. 222 SS.

5 Cfr p.e. J. HAMMER, Die Geheime Offenbarung, KBW, Bad Würishofen, 1957, pp. 136 ss ., y E. LOHSE, Die Offenbarung desjohannes, en «Das NT Deutsch», 11, Güt­tingen, 1960, pp. 99 ss.

6 Sobre la historia de este título de la Virgen, con la que en Alemania en el siglo XVIII ya se denominaban algunas imágenes, como la de la fachada de la iglesia de Nues­tra Señora en Coblenza o la situada en la fachada de la Universidad de Bonn, entonces pa­lacio del arzobispo-príncipe elector de Colonia; cfr C. KAMMER, Dze lauretanische Litanet� Innsbruck, 1960, pp. 221-226.

7 Sobre el título Nuestra Señora de las Victorias, por citar solamente ese ejemplo de la imagen coronada de Roma, que el carmelita Domingo de Jesús María presentó a Maximi­liano y Tilly al comienzo de la batalla de la Montaña Blanca, cfr M . DEJONGHE, Orbis Ma­rianus l. Les Madones couronnées de Rome, París, 1967, pp. 34 ss.

8 Cfr J. BOTTERWERK y H. RINGGREN , Theologisches Worterbuch zum AT l., Stutt­gart, 1973, pp. 223 s. y 400 s.

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aquel maravilloso comercio9 por d que «la dignidad de la naturaleza hu­mana, admirablemente creada, fue rescatada todavía más a.dmirablemen­te»1º; si po:r la una entró el pecado por la insinuación del diablo , la· Reina de los Angeles protege a sus hijos, ayudada por Miguel y sus ángeles .

La batalla de quien quiere librarse del pecado es , pues , vigilancia con­tra el asedio del diablo ( 1 Pe 5, 8 y 2 Cor 2, 11 y 113) aunque éste se sirva de las concupiscencias del hombre (Sant 1 , 15, Rom 6;16 ss . ) . Ignorar esa lucha significa ·desconocer la realidad de la tentación de acuerdo con lo que nos ha sido revelado sobre la caída del primer Adán (Gen 3 , 1 ss . y Ap 12, 19 y 20,2) y el triunfo del nuevo Adán (Luc 1 ,2 ss . / 13 y 22 ,40 ss . ) . Junto a nuestro abogado a la vera del Padre (1 Ju 2, 1) está el acusador in­fernal (Ap 12 , 10, Job 1 , 7 ss . y 2 ,2 ss. y Zac 3 , 1 ), cuyos aliados se han so­metido a la meretriz , a la reina-madre babilónica; a la 'Gebiráh ' del reino del mal , en el que la bestia y su imagen imitan los milagros divinos, los 'Geburáh ' del Omnipotente (Ap 13 y 17 , 1 -20, 15) . Los pasajes paralelos de las profecías del Apocalipsis con los juicios del Antiguo Testamento so­bre Babilonia 11 nos remontan de nuevo a la tradición judía (2 Mac 2 ,4) según la cual Jeremías ocultó el ' .. Arca de la Alianza' 12, cuando los judíos fueron deportados a Babilonia, para que permanezca allí «hasta que Dios congregue de nuevo a Su pueblo>J> (2 Mac 2 ,1-8 y Bar 5 ,9-6 ,6) . La visión del Arca de la Alianza, como anuncio de haber llegado la hora en la que sea restaurado Sión y su templo y precedente a la imagen de la nueva Reina-Madre , la 'Gebiráh ' del nuevo pueblo de Dios (Ap 11 , 19 y 1 2 , 5 ss . ) , permiten, pues , una conexión; en cierto modo así caben interpretar­se las palabras de Pío XII al proclamar el dogma de la Asunción 13• La co­nexión entre las dos visiones la justifica por otra parte la misma liturgia de

9. Cfrüratio super oblata de la Misa de Navidad 'in nocte' ... 10 Cfr Collecta de la Misa de Navidad ' in die'! Sobre estos pensamientos cfr también

San Anselmo, Oratio 52, lecti altera del 'ad officium lectionis' del 8 de diciembre, y la lectio del día de Navidad de San León Magno, PL 54, 190-193 .

1 1 Cfrp.e. ·P. HARING, Die Boschaft der Offenbarung des Heiligen ]ohannes, Mu­nich, 1953, pp. 245 ss., 314 ss., 386 s. ; as:¡ como F. FELDMANN , Das Buch Isaias, en «Exe­getisches Handbuch zum AT» 14/1, Münster, 1925, pp. 164 ss. Tomás de Aquino ya veía en el Apocalipsis esas 'figuras' del AT, p.e. S.Th. III, 83, l .

12 Cfr p .e . H. l..ESÉTRE, Arche d'Alliance, en «F. Vigouroux, Dictionaire de la Bible h, París, 1926, col. 921; A. WEISER, Das Buch des Propheten ]eremias, en «Das Alte Tes­tament Deutsch» 20/21, pp. 33 s. ; E. KAUTZSCH , Die Hetlige Schrift des AT, Hildesheim, 1971, p. 731, y W. DOMMERSHAUSEN, 2 Mak1�abaer, en «Die Neue Echter Bibel», Würz­burg, 1985, p. 114.

13 Pío XII, AAS XLII (1950), 753-771.

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la Santa Misa de la fiesta de la Asunción , que comienza su primera lectu­ra con Ap 1 1 , 19; la lectura de la perícopa del traslado del Arca en el libro primero de las Crónicas ( 1 Par 15 , 3 ss . ) de la vigilia de esa fiesta ratifica lo mismo.

Para hablar, por tanto , de la Santísima Virgen como Madre de la Re­conciliación bien podrá utilizarse el tipo bíblico del 'Arca de la Alianza' como lugar de la reconciliación . No vamos a entrar aquí en el problema de la exégesis bíblica sobre si los ritos e incluso la fiesta de la reconcilia­ción, el 'Yom Kippur' , pueden remontarse a Moisés (Lev 16 , 1- 34, 23 ,26-32 y Num 29, 7- 11) 14• Dado que para establecer el paralelo entre María y el Arca de la Alianza también nos hemos servido de una tradición poste­xílica no es disparatado recurrir de nuevo a los ritos de la reconciliación o expiación del 'Yom Kippur' para ver en ellos una imagen de la Madre de la Reconciliación 15• La referencia -por lo menos indirecta- en la Epísto­la a los Hebreos (Heb 9 , 1 1 s. y 10,3 ss.) es otro sí a esta interpretación. Luego volveremos a otros elementos escriturísticos , quizás más esenciales , que nos permiten establecer paralelos todavía más eclatantes que justifi­can este tipo bíblico para la Virgen.

El Arca de la Alianza· y el rito de reconcilliación

Entre las acciones litúrgicas de la reconciliación de las fiestas expiato­rias se exigía la ofrenda de un cabrito joven , con cuya sangre se rociaba el 'propiciatorio ' 16, según la ley del Levítico (Lev 16, 14 ss . ), mientras que el otro macho cabrío será despedido con los pecados del pueblo hacia el de­sierto , en el lugar donde reina Azazel (Lev 16 , 8 / 20-22) .

En primer lugar puede considerarse el sentido ambivalente del desier­to, tanto como lugar de las tribulaciones y tentaciones , pero también de

14 Cfr .p.e. E. KALT , Biblisches Reallexikon II, Paderborn, 1931 , voz: Versohnung­sfest, col. 938 ss.

15 Cfr A. EBERHARTER, Sünde und Bube im AT, en «Biblische Zeitfragen» 1 1, Müns­ter, 1924, pp. 257-324; P. NEUENZEIT , Sühne, en «Handbuch theologischer Begriffe» 4, Munich, 1970, pp. 148-159. Sobre la aplicación de los símbolos y tipos del A T a la Virgen dr H. ISCHQKKE, Die Alttestamentlichen Symbole und Typen der Mutter des Memas, en ibde., «Die Biblischen Frauen des AT», Friburgo 1882 , pp. 4 11-462.

16 Cfr P. HEINISCH, Theologie des AT, en «Die Heilige Schrift des AT», Erganzung­sband I, Bonn, 1940, pp. 202 s., y F. NóTSCHER, Biblische AJtersumskunde, en «Die Hei­ligen Schrift des AT», Erganzungsband III, Bonn, 1940, pp. 360 ss.

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donde vendrá y comenzará el reino del Mesías 17• Esta · primera considera­ción nos obliga a . buscar parecidos con la narración del, Libro de Henoch, en el que el reino de Azazel es el reino del pecado (Henoch 10,8). La lu­cha de Rafael por mandato divino hasta . que. el demonio es sepultado en el abismo del desierto de Dudad (Henoch 10,4), así como la lucha de Gabriel contra los bastardos , contra los hijQs de la meretriz (Henoch 10,9) , que son los hijos de los hombres pervertidos por los ángeles caídos , por los seguidores de Azazel (Henoch 10,7), nos recuerdan involuntaria­mente a la visión del Apocalipsis, completada además por la. lucha que también tiene que sostener Miguel para someter a Semjaza y a aquellos que mancebaron con Jas mujeres impúdicas y que quieren destruirse a sí mismos (Henoch 10, 11 ss . ) . Esta última imagen, cuando Miguel aprisiona a los progenitores de esta generación durante 70 generaciones , nos re­cuerda a la prisión de Satanás durante mil años en el Apocalipsis (Ap 20 , l ff. ).

Ciertamente que de estas semejanzas poco puede deducirse si .no se quiere entrar en la pura especulación o en el tema de posibles adiciones al Pentateuco si éste se redactó sucesivamente , manteniendo, por supuesto , el núcleo de la tradición mosaica, que hacen a Moisés el auténtico autor de esos libros. Si se desea aceptar , sin embargo, que los pasajes del Pente­teuco referentes a la Fiesta de Expiación o Reconciliación experimentaron una nueva redacción, que permite incluirlos entre los del 'Código Sacer­dotal' 18,. entonces sí cabe hablar de una tradición postexílica de la que be­bió la literatura de los apocalipsis en los años antes y después de la predi­cación de Jesús 19. Esta tradición nos aclararía muchas de las semejanzas entre el libro de Henoch y el Apocalipsis de San Juan así como de los co­nocidos versos de la Epístola de San Judas 20• Importante para nosotros es que en esta tradición la revelación divina ha· puesto acentos que deben considerarse atentamente 21•

En medio de las tribulaciones y de los errores de 'los últimos tiempos '

17 Cfr G. KITIEL, éremos, en «G. Kittel , Theologiscbes Würterbuch zum NT» II, Stuttgart, 1935, pp. 655 ss.

18 Cfr p.e. J. SCHARBERT, Das Sachbuch zur Bibel, Aschaffenburg, 1965, pp. 23 ss . . 19 J. FELTEN, Neutestamentliche Zútgeschichte /, Ratisbona, 1925, pp. 574-478 y

596-623. 20 Cfr R. H. CHARLES, The Book of Enoch, 192 1. 21 Cfr]. MICHL, Der judasbrief, en «Regensburger NT» _8, Ratisbona, 1953, pp. 176

ss., y A. WIKENHAUSER, Die Offenbarung des johannes, también en «Regensburger NT» 9, Ratisbona, 1959, pp. 22 ss .

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Ods 18 ss . ) los elegidos no deben perder su esperanza. Las tentaciones y aflicciones , como pruebas , no pueden destruir la esperanza de los justos; son pruebas que redundarán para su bien ( 1Pe 1 ,6-8 , Sant 1 , 12) ; el casti­go es para los prevaricadores , que siguen el ejemplo de los ángeles caídos Ods 6- 1 1 , 2 Pe 2,4- 10 y Job 4, 18)22• El consuelo es el triunfo final en Je­

sucristo Ods 2 1 y 2 Pe 2 , 9) y el signo del mismo el Arca de la Alianza en el Templo de Dios (Ap 1 1 , 19) .

Consideradas así las cosas, en el joven macho cabrío enviado al desier­to que libera al Pueblo de Dios de sus pecados también podría verse a la Iglesia, al Cristo total que lucha en el desierto contra las asechanzas del demonio , de Azazel , hasta que éste es vencido y sepultado en el abismo. Al desierto , al lugar de las tribulaciones , tentaciones y persecuciones mar­cha al Pueblo de Dios acompañado de María (Ap 12,6 / 13-17) con la se­guridad de la ayuda de los ángeles que protegen a su Reina. Es superfluo insistir aquí sobre el significado del Arca en punto a la confianza que in­fundía al Pueblo de Dios en el desierto (por ejemplo , Num. 9 , 1 5 , 10 , 1 1 ss . , etc . ) . ¿Cabría aquí incluir la posible tradición que influyó las ya cita­das Suras del Corán, sobre el odio de Iblis , de Satanás , contra la naturale­za humana? La única esperanza de que la humanidad sea reconocida en su dignidad es la Iglesia, el Pueblo de los Reconciliados , cuya· Madre es la Virgen Santísima 23 . .

Más rico en detalles , sin embargo , es el otro rito de reconciliación de la sangre d�l otro macho cabrío esparcida sobre el Arca de la Alianza y en concreto sobre el ' Propiciatorio' . Si la Sangre del Cordero derramada en la Cruz es la que vence al pecado no debe olvidarse que ésta se derramó sobre Aquella que estaba a los pies de la Cruz . Como los querubines que se inclinaban sobre el 'Propiciatorio ' los ángeles del cielo también se incli­nan al ver derramada la Sangre del Cordero, considerando respetuosa­mente la participación de María en este sacrificio . Quizás también valga

22 Cfr p.e. D. ScHóTZ, Schuld- und Sündopfer im AT, en «Breslauer Studien zur his­torischen Theologie» XVIII, Breslau, 1930, y E .. STAUFFER, Die Theologie des NT, Stutt­gart, 1947 , pp. 5 1 SS.

23 Sobre la esperanza puesta en la 'Madre-Iglesia' cfr H. RAHNER, Mater Ecclesia, Ein­siedeln, 1944, donde el patrólogo e historiador recoge textos de los Padres de la Iglesia en los que se muestra además la semejanza 'Iglesia-María'. Estos pensamientos de los Padres dominan luego la piedad popular ; 1. M. HERRÁN lo ha mostrado una vez más analizando el auto sacramental de CALDERÓN , La primera flor del Carmelo, para mostrar la función reconciliadora de la Virgen, Madre de Dios; cfr L. M. HERRÁN , en «Estudios Marianos», L, Salamanca, 1985 , pp. 239-250.

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aquí la ·pena considerar los iconos de la Pasión, en los que los ángeles de los ángulos superiores se inclinan reverentemente sobre la Madre de Dios , teniendo en sus manos los signos de la Pasión de Cristo 2 4 •

La fuerza simbólica del Arca de la Alianza aplicada a la Madre de la Reconciliación se aumenta, si se tiene en cuenta que el 'Propiciatorio ' cu­bre lo que se encierra en ella y, en concreto, las Tablas de la Ley como el instrumento de la justicia, que el Cordero Dios ha cumplido hasta sus úl­timos tildes y que es lo que tienen que respetar los siervos de Dios , según el modelo de la Esclava del Señor . El Arca también encierra el Maná, el alimento celestial del Pueblo de Dios en el desierto . Esto es lo que conser­va dentro del Arca el 'Propiciatorio', como María conservada en su purísi­mo Corazón todas las palabras

. de su Hijo (Luc 2 , 19/ 5 1) , en su fidelidad

hacia la ley (Luc 2 , 2 1 ss . ) . En su seno llevó la Madre de Dios lo que es el alimento de los Reconciliados y que es memorial de la Pasión . El origen de la ley, la auténtica ley de los reconciliados , el Hijo de Dios y de María, eso que en sus tipos encierra el Arca de la Alianza es también la paz de Is­rael , es el 'Príncipe de la Paz' de la profecía de Isaías (Is 9,1-7), que hace de la Virgen el paladión de la victoria de los hijos de Dios en el desierto .

Tampoco es desacertado recurrir aquí a la profecía de Malaquías para ver a la Virgen transportando al 'mensajero de la alianza' (Mal 3 , 1 ) , que purifica a los justos 'para que puedan ofrecer al Señor con justicia los sa­crificios ' (Mal 3 ,3) . Bajo el 'Espejo de la justicia' , 'bajo sus alas ' encuen­tran 'salvación ' 'los que temen a Dios ', ' saltando como novillos salidos del establo ' (Mal 4 ,2 y Ap 12 , 14 ss .. ) . Ciertamente que esto es exégesis es­piritual , sólo lejanamente apoyada en la verdadera alegoría2 5 ; las palabras de Zacarías sobre el precursor del Reconciliador (Luc 1, 78 s . ) y las de Si­meón a María (Luc 2 ,23 s. / 29-32) nos permiten , sin embargo, una medi­tación de este tipo 2 6 .

24 A este tipo del cuadro de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro se podrían añadir los iconos del tipo 'María Platytera' , con el Niño en el pecho en una abertura circular y las imágenes de la Virgen como 'pendant' de la 'vera icon' o vera effigies Christi, en el nim­bo o mandorla, en el que también se muestran las potencias de la cruz y a los lados el ana­grama griego Hagia Maria. Sobre este tipo de imágenes, cfr P. BECKER-P. M�Y, Das St. Mattheiser Marienbild in Trier, en L. KüPPERS, Die Gottesmutter I, Reckhnghausen, 1974, pp. 349-360.

25 Cfr sobre el sentido mesiánico de Malaqufas, A. SCHULTE, Die messianischen Wei­sagungen des AT, Paderborn, 1908 , pp. 187 ss.

26 Cfrp.e. P. GAECHTER, Maria im Erdenleben, Innsbruch, 1953 , p. 164; R. LAUREN­TIN, Structure et théologie de Luc 1-11, París, 1964, p. 133 ; R. E. BROWN y otros (ed.), Ma­ria im NT, Stuttgart, 198 1, pp. 126 s., y J. McHUGH, The Mother of }esus in the NT, London, 1975 , pp. 104 ss.

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GERMAN ROVIRA T ARAZONA

María Arca de la Alianza

Quizás sea Thomas de Blanc el que más consecuentemente ha resumi­do con su docena de analogías todas las razones por las que el 'Arca de la

Alianza' puede considerarse como un tipo de María 27• Pero ya la interpre­

tación de Orígenes , que ve en el Arca el símbolo de los hombres a los que

Dios ha confiado sus misterios 2 8 , puede aplicarse precisamente en este sentido de modo primordial a la Santísima Virgen . Tampoco pueden ci­tarse aquí todos los testimonios de la Patrística, después de Efeso, que se sirven de esa figura para pregonar las prerrogativas· de la Madre de Dios 29• Baste quizás con insinuar -por estar en relación con lo expuesto anteriormente- los argumentos con que Juan D�asceno 30 , que en par­te repite Teodoro Estudión 31• Para el Damasceno es preferible el título de Arca de la Alianza, incluso al de Arca de Noé , «porque el arca espiritual y animada de Dios ha pasado a la paz de su Hijo en el más allá». Se sirve aquí el Santo del juramento de Dios a David (Sal 131 , 11 s .): «Vástago de tu estirpe pondré sobre tu trono; si tus hijos guardaren mi alianza y los preceptos que enseñarles quiero , también los hijos de ellos para siempre se sentarán sobre su trono»32 • En este mismo sentido es para Teodoro Ma­ría el Arca de la Alianza como 'propiciatorio de los mortales ' 33.

Sin entrar , pues, en todos los testimonios patrísticos , . escolásticos y del barroco para esta denominación de la Madre de Dios, háy que aludir, sin embargo, al último intento de los exegetas , que quieren ver en la narra-

21 Cfr H. lSCHOKKE, op. cit. , p. 433. 28 Sobre si es Orígenes o Hipólito, a quien el primero oyó, el promotor de este tipo

para la Virgen María, o si incluso podemos remontarnos a Ireneo, según Focio el maestro de Hipólito, cfr O. BARDENHEWER, Geschichte der Altkirchlichen Literatur, I, p. 507, y II, pp. 552 s., Friburgo, 1902 y 1903 respectivamente.

29 Cfr por ejemplo J. SCHILDENBERGER, Bundeslade, en «Lexikon der Marienkunde» I , Ratisbona, 1967, col. 1.001 ss., que resume, sin agotarlos naturalmente, los principales testimonios patrísticos a este respecto. L. SCHEFFCzyK, Das Mariengeheimnis in Frommig­keit undLehre der Karolingerzeit, Leipzig, 1959, pp. 410-412, entre otras muchas, aporta testimonios del renacimiento carolingio con referencia a las fuentes· de los mismos:

3o Juan DAMASCENO, Homilía VII I, 8, PG 96, 712, y con respecto a la Asunción en

Homilía X, 2 y Ix, 16, PG 96, 756 y 744. 3 1 Teodoro ESTUDIÓN, Sermón V, l , 4, PG 99, 721-725. 3.2 Juan DAMASCENO, Homilía X, 2 a.c. 33 Si es Teodoro Estudión o el Pseudo Metodio (cfr De Simeone et Anna 5/9/10,

PG 18, 357 s./369/372) quienes primeramente comparan a la Virgen con el Arca en este sentido, no es fácil de discernir, ni siquiera si realmente lo entienden en el sentido aquí tratado; por otra parte el Pseudo Metodio repite en parte, con sus comparaciones métricas sobre el arca, lo que ya había dicho Hipólito.

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ARCA DE LA RECONCILIACION . . .

ción de Lucas una imagen del suceso narrado en Samuel sobre el Arca al ser trasladada por David, permaneciendo tres meses en la casa de Obede­dom (Luc 1 , 39-45 y 2 Sam 6) . Bien es verdad que no t0dos están de acuerdo con esta interpretación, que Laurentin 34 tanto defiende, pero que no puede admitirse, como un Midrasch cristiano, si con ello quiere desvalorizarse el sentido histórico que indudablemente quiere darle Lucas a su relato. McHugh 35 ha expuesto en qué sentido puede hablarse de paralelismos, aun admitiendo, rnmo también lo quiere Pozo 36, «que Lucas ha contruido la narración de la visitación con un esquema cargado de alusiones»37• Quiere suponerse, pues, que existía ya un tal Midrasch judío-cristiano, lo que se podría reforzar todavía más con los paralelos que se encuentran en el Protoevangelio de Jacobo 38, y más en concreto de modo especial en la escena de la incrédula comadrona que tanto recuerda el caso de Oza (2.Sam 6 ,6 ss.)39, supuesto, pues, un tal Midrasch, habría entonces que hacer mucho más hincapié en todos aquellos elementos que ya en la Anunciación nos hablan de fa 'virtud del Altísimo que cubre a María con su sombra' (Luc 1 ,35) , signo típico de otras Theofanías de la Sagrada Escritura40• Es, por tanto, más fácil hablar de elementos escritu­rísticos utilizados por los evangelistas que de Midrasch ya totalmente ela­borado, precisamente por la diligencia con que los hagiógrafos exponen la historicidad de lo ·narrado 41•

Precisamente esa expresión: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti -pneyma hágion epeleysetai epi sé- y la virtud del Altísimo te cubrirá

34 Cfr R. LAURENTIN, op. cit., pp. 79 s. 35 Cfr). McHUGH, op. cit. , pp. 62 s. 36 Cfr C. Pozo, María en la Escritura y en la fe de la Iglesia, Madrid, 1981,

pp. 157 SS. 37 Ibidem, p. 158. 38 Cfr E. HENNECKE, Neutestamentliche Apokryphen, Tubinga, .1924, Protoevange­

lium des Jakobus 19, 3-20, 1, p. 92. 39 Sobre este pasaje y el precepto .de Num 4, 15 , que prohíbe a los levitas tocar el

Arca, cfr F. NOTSCHER, Echter Bibel-AT, el tomo de M. REHM, Die Bücher Samuel, Würzburg, 1949, p. 81, y el de H. SCHNEIDER, Numeri, Würzburg, 1954, p. 13.

4o Cfr. por ejemplo E. PAX, Epiphanie, en «Handbuch theologischer Grundbegriffe> 1, München (dtv), 1970, pp. 322-327 , y K. KETTELGE, Die Epiphanie jesu im Evange­lium, en J. SCHREINER y G. DAUTZENBERG (ed .) , Gestalt und Anspruch des NT, Würz­burg, 1969, pp. 153-172.

41 K. H. SCHELKLE, Die Mutter des Erlosers, Düsseldorf , 1963, pp. 65 ss. , ya se plan­tea este problema que, sin embargo, no resuelve con toda claridad ; más decidido es P. GAECHTER, Marjam, Die Mutter jesu, Einsiedeln, 1981 , que tuvo que renunciar a sacar esta segunda edición de su librito por no querer negar la historicidad de lo que afirman los evangelios (p. 7).

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con su sombra �episkiásei-», está llena de claros elementos que nos re­cuerdan la presencia de Dios sobre el A.rea de la Alianza: La nube de la gloria de Dios cubrió la tienda en la que estaba el Arca (Ex 40, 34 ss. , Num 9,15 ff ), lo mismo que ocurrió con el Templo cuando Salomón lle­

vó allí el Arca ( 1 Re 8 , 10 s. )42• No vamos tampoco a citar aquí los innu­

merables pasajes con los que se podrían subrayar los paralelos. Lo que es

importante es mostrar solamente los fundamentos de la tipología María­

Arca de la Alianza y deducir de ahí las consecuencias para entender de

una meditación del Arca los paralelos con la Madre de la Reconciliación. A este respecto valga el pasaje de la ya aludida segunda carta de Pedro, en donde justifica la actitud de los reconciliados en la lucha antes del juicio con el testimonio de la Theofanía. que la tradición ha situado en el Ta­bor: «Bien entendido, ante todo, que ninguna profecía de la Escritura se declara por interpretación privada. Porque no traen las profecías de la vo­luntad de los hombres, sino que los vamnes santos de Dios hablaron sien­do inspirados del Espíritu Santo» (2 Pe 1 ,20 s.).

Interesante es también que la Theofanía del Tabor, sobre todo en Marcos, que alude a la venida del precursor en la figura de Elías (Me 9 , 13, Mt 1 1 , 14 , Mal 3 , 1 , Is 5 3 , 3) , nos permite volver a lo dicho al final del pá­rrafo anterior: María como portadora del mensajero de la alianza ha sido cubierta por la misma sombra que en el Tabor 'cubre' a quienes escuchan el mensaje de la nueva alianza, la Pasión reconciliadora, y perciben la 'voz' de Dios sobre la 'nueva tabla' de la ley: «éste es mi Hijo, a quien amo y en quien tengo mis complacencias; a El debéis escuchar» (Mt 17 , 5 ) .

Insistiendo sobre la figur a del Arca de la Alianza para María también pueden recogerse esos detalles sobre el significado de la 'nube' que a lo largo de toda la Sagrada Escritura es símbolo y señal de la presencia de Dios y de modo especial en el Templo y sobre el Arca (Num 10, 1 1 , 1 Rey 8 , 10, 2 Par 5 , 13). La misma 'nube' también es un tipo de María43 y te­niendo en consideración cómo la misma presencia de la 'nube' , como tro­no del Juez-Redentor, ya invita al arrepentimiento. (Mat 24, 30 , Ap . 1 , 7 , etcétera), n o es equivocado ver en la imagen unida del Arca y l a Nube el / mejor tipo de la Madre de la Reconciliación. En este sentido otra posible denominación para María sería la de la tradición rabínica, con la que en

42 Cfrpor ejemplo R. E. BROWN, op. cit., pp. 1 10 s . 43 Cfr A. ScHAFER, Die. Gottesmutter in der Heiligen Schrift, Münster, 1887,

pp. 95 s., en donde se citan otros clásicos· que se sirven de este tipo para describir a María.

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los Targumen se designa simplemente la presencia de Dios: Shekina; bien es verdad que esto podría desorientar si, en vez de entender el signo de la presencia de Dios, ese nombre se entendiese para designar a Dios Mismo, como también ocurre en aquella tradición. Este hecho hace, por tanto, dudoso por lo merros, si no se concretiza bien, el empleo de ese término para ·la Madre de Dios 44•

Al utilizar los dos tipos conjuntamente: Arca y nube, teniendo en cuenta otros datos de las circunstancias motivadas por las muestras del po­der de Dios, que acompañan a la acción de Dios por medio de la nube y el Arca, se puede volver a subrayar los efectos ya indicados: el terror de los enemigos del Pueblo de Dios (por ejemplo, Ex 14,20-24, Jos 3 , 3-5 , 1 , 1 Sam 4, 5-8 , etc.), pero también d arrepentimiento, temor de Dios, que lleva a la mejora de vida (Ex 19,9 ss., 33 ,9 s., Jos 3 ,4 s., etc.)45• En este sentido también puede recordarse el 'temor' de los discípulos al quedar envueltos en la nube del Tabor (luc 9 , 34) después de haber oído el men­saje de la Reconciliación. Por otra parte y si se quiere interpretar de esta forma, es interesante escuchar el men�aje del Angel a Mar ía, a la llena de gracia, la Reconciliación plenamente: La Madre de la Reconciliación no tiene que temer cuando la 'fuerza del Altísimo descienda sobre Ella' (Lu 1 , 30 / 35 ) y la razón es ésta: 'Has hallado gracia ante los ojos del Señor'.

Esto nos conduce a una nueva consideración sobre el Santo Temor de Dios, cuyo fruto es la Sabiduría Oob 28,28 , Sal 1 10 , 10, Eccli 19, 18 , etc.). María, Sede de la Sabiduría, nos enseña el Santo Temor de Dios que nos mueve al arrepentimiento y la penitencia. También desde este punto de vista puede considerarse a la Virgen Madre de la Reconciliación 46.

44 Schlom BEN-CHORIN , Mutter Mirjam, Munich {dtv) , 1982, pp. 40 ss. , se sirve pre­cisamente de lo que él recoge y denomina 'tradición' rabínica para entender la concepción por obra del Espíritu Santo mitológicamente. Sobre la interpretación más de acuerdo con la fe y la auténtica tradición , cfr J. McHUGH, op. cit. , pp. 112 ss.

45 Cfr A. SCHULZ, Die sittliche Wertung des Krieges imAT, en «Biblische Zeitfragen> 719, Münster, 1915 , pp. 368-410. Sobre el significado del Arca para los israelitas, dr por ejemplo R. DE VAUX, Arche d'Alliance ,9/ tente de réunion, en A. BARUCQ y otros (ed.), A la rencontre de Dieu -Mémoria/Albert Ge/in-, Lion, 1961, pp. 5 5-70.

46 Sobre la figura de la Sabiduría aplicada a María, cfr por ejemplo J. RATZINGER, Die Tochter Zion Einsiedeln, 1977 , pp. 23 s.; aunque no se refiere directamente a los textos del AT que indico yo pero sí a otros sobre la sabiduría, cfr C. Pozo, María en la obra de la salvación, Madrid, 1974, pp . 128 ss .

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GERMAN ROVIRA T ARAZONA

Santa Temor de Dios y .Sabiduría

No se trata aquí, lógicamente, de exponer la doctrina católica sobre estos dones del Espír itu Santo 47• Se trata de unas consideraciones o, si se

quiere, de una meditación de lo s mismos que permitan ver la ejemplari­

dad de María, Madre de la Reconciliación, como modelo ejemplar de co­

operación a las acciones del Espíritu Santo y, a la par, la gran sabiduría, que adquirimos aceptando las verdades sobre la Virgen, tal y como nos las enseña la Santa Iglesia.

Para ello se hace necesario, a mi entender, recordar algunos conoci­mientos que nos acercan a la verdad. Co n ello podrá entonces entenderse lo que quiero exponer sobre la ejemplaridad de María, tanto en el campo ético como en el noético.

a) Verdad y conocimiento

Lo primero a recordar es que ninguna de las verdades reveladas llegará a entenderse si no se apoyan en la idea de la creación. Este axioma rige, principalmente, si para lograr un mejor conocimiento de la verdad nos apoyamos en el pensamiento de Santo Tomás 48. Para él �aunque evi­dentemente eso es herencia de todo el pensamiento judeo-cristiano ex­puesto con categorías griegas- 'todo es creado si no se refiere a la esencia del Creador' 49. La primera Verdad, causa de toda la. realidad, es la exis­tencia de Dios, y no me refiero aquí a primera verdad que podamos en­tender nosotros para derivar de ella todas las demás, en cuyo caso habría que decir, quizás, que esta primera verdad es el principio de contradic­ción 50, sino que me refiero a la Existencia como Acto Puro. Decir esto, unido a la consecuencia de 'Ser por esencia' y 'ser por participación' 51, es

47 Sobre eso cfr, por ejemplo, R. GRABER, Die Gaben des Heiligen Geistes, Ratisbo­na, 1936, y K. BOECKL, Die sieben Gaben des He.tligen Geistes -in ihrer Bedeutung für die Mystik nach der Theologie des 13 und 14 jahhunderts-, Friburgo, 1931.

4s Cfr, por ejemplo,]. PIEPER, Wahrheit der Dinge, Munich, 1947. 49 Cfr J. PIEPER, Philosophia negativa, Munich, 1953, p. 16. Sobre la traslación del

pensamiento hebreo a las categorías griegas, cfr Th. BOMAN , Das hebraische Denken im Vergleich mit dem Griechischen, G5ttingen, 1959.

50 En sus Quaestiones disputatae de malo 14, 2 ad 8, Santo Tomás afirma·: «La razón es para el hombre su naturaleza; lo que es contra la razón es por tanto contra la naturaleza del hombre». También así el conocimiento de lo 'lógico' queda sometido al plan del Creador. ·

. • 51• Santo TomáS �º.expresa �í con res�ecto a �a verdad: 'Tod� creatuta participa de la d1vm1dad como paruc1pa del ser (Quaestiones disputatae de ventate 2 1, 3).

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afirmar que la 'verdad' es lo 'pensado' por el Creador; lo que exponemos hablando de verdad ontológica, de modo que la realidad es lo 'mensura­do' -mensuratum;_ por Dios, que se convierte así en lo 'mensurante' -mensurans- para el conocimiento. del que son capaces las criaturas 52• De ahí se deriva que el conocimiento propiamente es 'mensurado' y no 'mensurante' si verdaderamente se esfuerza por conocer la verdad, la rea­lidad de lo creado , llegando desde aquí a un conocimiento de Dios; im� perfecto, cuando está 'mensurado' únicamente por lo que puede alcanzar por sus sentidos, más perfecto cuando acepta la realidad revelada por Dios53•

No hace falta ad vertir la oposición a esta forma de entender el conoci­miento frente a ·todas las teorías inmanentistas, en la que la razón es la 'mensurante' y . . la verdad l o congruente, según unos principios lógicos prefijados54• Insisto, sin embargo, que no se trata aquí de hacer lógica. Lo dicho me ha de servir para la exposición de lo que quería considerar o me­ditar.

Este preámbulo nos permite mostrar al . pecado, según la exposición del Génesis, como la renuncia al 'árbol de la vida' , de la realidad, de la Verdad, prefiriendo el 'árbol de l:a ciencia del bien y del mal' , el árbol del conocimiento, es decir, con la consabida frase de Protágoras, hacién ­dose d hombre medida de todas las cosas. La realidad del hombre, sin convertirse en 'non mensurata' como pretendía, alcanza la terrible posibi­lidad de hacer lo 'inmensurable' , ofender a Dios. La malicia de esas aedo;.. nes consiste precisamente en esto: lo creado por Dios ya no determina el orden noético y, como consecuencia, tampoco el ético. Lo pensado y que­rido por Dios ya no son para el hombre la Verdad. La verdad buscada por el hombre que se nutre del árbol de la ciencia del bien y del mal para de­terminar sin Dios lo que para él es lo bueno o lo malo, ha perdido la di­rectriz de la Verdad Eterna, pues el hombre ya no se mueve en el ámbito

52 CfrJ. PIEPER, Philosophia negativa, op. cit., pp. 24 s. 53 La definición clásica en la filosofía de la verdad oscila entre una propiedad del ser,

que nos muestra lo que es (cfr SAN AGUSTÍN, Soliloquia II, V, 8) y la 'con-causalidad' del intelecto, que componiendo y dividiendo va captando la esencia de las cosas (Tomás DE AQUINO, De veritate I, 3).

54 Al final, como acertadamente dice J. Pieper, ese modo de entender el conocimiento tiene que llevar a la neg�ción de las esencias y consecuentemente a la negación de la exis­tencia de Dios (cfr Uber die Schwierigkeiten heute zu glauben, Munich, 1974, pp. 304 ss.). Para Sartre (cfr L 'existentialisme est un humanisme, Paris, 1946, p. 16, lo que inderectamente confirma lo dicho sobre la verdad como'1o mensurado): «El existencia­lismo no es otra cosa sino el intento de sacar todas las consecuencias de una postura atea».

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del Logos 55• Al fi nal la rel ació n pensamien to- pensad o en el mismo hom ­bre, en la ó rbit a e gocéntrica de su in manentismo, le tiene que llevar a la fu erza a neg a r a D ios, pues en eso sí tenía razó n el seductor : se ha hech o como un dios, sin co nseguir las procesiones etern a s sino ese encontr arse· a sí mismo en todos sus pe n sa mientos y acciones que acaban p or h astiarle,

por a gotarle, que s on su muerte, pues sus pensamientos son finitos. Sar ­

tre no form ula acertadamente la realidad aunque su pens amient o e s con­

gruente desde su punto de vista: «il n' y a pas de nature humaine,

puisqu ' il n 'y a pas de D ieu pour la concevoir» 56• La realidad es que el hombre destruye la naturaleza humana -y en este s entido se podría ha­blar de la muerte eterna57- porque no quiere concebir a Dios , su crea­dor. El p lan divino d e la creación , en la que el hombre p uede conocer la Verdad, es lo real , es la v ida; el conocimiento que procede d el us o de lo creado en contra d el pl an divin o significa · la muerte.

El tip o b íblico del árb ol d e la vid a p ara Cristo ()u 6 , 5 1 , Ez 4 7 , 1 2 , Ap 2 2 , 2 y 2 , 7 )58 nos muestran al Hijo de Dios que por ser la Vida es la Ver­dad y p or eso es el Camino para el recto conoc imiento .

Con re spec to a la reconciliación es esto de importanci a. pue s es un a ac­ció n de l Espíritu Sant o. Siguiendo a Cristo, aceptando la Verdad por E l reve lada , a l canzamos la vida e n D ios (Ju 1 , 1 2 - 14 ). E n E l recibimos «el Es­píritu de ve rdad, a q ui en el mund, o no puede recib ir, p orque n o le ve, ni le con oce» (J u 14 , 1 7 , cfr también Ju 1 5 ,26 , 16 , 1 3) . La afirmación de J esú s de haber venido para d a r testimonio de la Verdad es · lo que · le lleva a la Cruz , para h acer de é sta el árbol de la vida y de su Cuerpo el al imento de la vida etern a 59•

55 Martin Buber confirma con su 'Logos -Zwei Reden-' que también el pensamien­to bíblico puede desvirtuarse por este modo inmanentista de entender d conocimient (cfr M. BUBER, Lagos, Heidelber, 1962).

56 J. P. SARTRE, op. cit., p. 94. 57 Sobre el �_oncepto bíblico de la muerte, cfr, por ejemplo, H. M. FERET, Der Tod in

der biblischen Uberlieferung, en A. M . ROGUER (ed.), Das Mysterium des ·Todes, Frank­furt, 1955, pp. 13- 126 (el original 'Le Mystere de la mort et sa célébration', París, 195 1).

58 Sobre el sentido en el Génesis de este árbol, así como del árbol de la ciencia, cfr, por ejemplo, G. HORBERG, Die Genesis, en ibidem, Exegetisches Handbuch zum Penta­teuch I, Friburgo, 1908, pp. 3 1 ss. Sobre su tipología, cfr, por ejemplo, AMBROSIO, Fxpla­natio super Psalmos 35,2, PL 14, 954, y AGUSTÍN , De Genesi ad litteram VIII, 4, PL 34, 375 s.

59 A este respecto vale la pena considerar la ' irreconciliable' actitud del pensamiento ilustrado con la concepción cristiana de la verdad, de raíces bíblicas ya de manifiesto en la palabra 'aman' : algo que se manifiesta en la coherencia entre el hablar de un sujeto y su modo de actuar de acuerdo con lo que dice, a la par que proporciona al oyente la seguri-

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b) La Reconciliación y e/Santo Temor de Dios

L� idea dela Reeo nci l iación no podem os defi nirl a, si se trata de l c on­c ep to cri stiano, sin d eri varl a y fu ndamentarla en la gené ri ca o generad ora d e l a mis ma: l a Redenc ió n, añadiendo a é sta lo específit'o de aqué lla 60. La Redenció n, por otra parte, e stá íntimamente conectad a con tod o l o que encerramos en e l té rmi no j ustifi cación. A mod o d escriptivo pod rían ex­presarse estos concatenami entos a sí : La reconciliación es e l. acto restaura­dor p or el qu e el h ombre puede volver a estab l ecer su comuni cación con Dios perd id a p or e l p ecado 61 • Este acto restaurad or e s po sibl e p orque Je­sú s nos h a j ustificad o, nos h a he cho sujetos de l a reconciliación por la obra de la redenció n62•

Pas amos de nuevo por alto la bonita image n d e Santo · Tomás pa ra aclarar estas in terdép endeneias de có mo el c alentarse es u n movimi ento hacia el calor63 que presupone un fuego, un Sol i nvic to. De ah í podrían d erivarse, como lo h ace él, los conc eptos de red enc ión objetiv a y subjeti ­va; justificac ión activa y pasiva 64 y determinar más exactamente la verd a­d era esencia de la reconci liació n. Para lo que trato d e expó ner me he de servir, sin embargo, de los tér minos e imágenes utiliz ados en el párrafo anterior.

Para atenernos a la imagen de l árb ol cabe uti liz ar l a fi gura d e Ez e­quie l para e l ré ino mesiánico ( Ez 17 , 2 2 ss.) tan parecid a a la d e Jesú s d e la semil la d e mostaza (Mt 1 3 , 3 1 ss.) . La figura d e Isaías d e un 'ren uevo del tronco de J esé , d e cuy a r aíz surge la fl or sobre la que rep osan los d ones

dad existencial de cómo debe comportarse. Es lógico que Pilatos preguntase aJesús: ¿Qué es la verdad Ou 18,38) . Es el total antagonismo entre dos modos diferentes dehablar y pensar . El ilustrado latino no puede entender un hofl1bre como Jesús, apart� del prejuicio del culto heíenista ante un judío, que él considera ignorante y fanático religiosamente; ¿cómo puede un tal hombre ser ' testimonio de la verdad' ? Lutero comentando este pasaje también es prisionero de su 'prejuicio' dd 'frohlicher Wechsel und Streit' (cfr Th. BEER,

Der frohliche . . . , Einsiedeln, 1980, pp. 15 ss . ). Para él la expresión de Jesús: 'él es la ver­dad', muestra cómo Dios en la Encarnación .

. se nos revela, pero qu�da oculto; esto lleva a

los extremos de tener que negar prácticamente, como lo hace Lutero, implícitamente la doctrina efesina y calcedoniana de la 'kenosis ' . El vencedor, para él, no se ha anonadado sino que siendo al mismo tiempo ' sujeto' de la redención es la �causa' de la misma. Obvia decir que aquí incluso parece destruirse · la unidad de · la persona del Hijo de Dios en­carnado.

60 Cfr, por ejemplo, Tomás DE AQUJNO, Summa Theologica I-II, 1 1 3 , l . 6 1 Cfr ibid. , I-11, 1 ad 3 . 62 Cfr ibid. , I-11, 113, 4 . 63 Ibid. , I-11, 1 13, le. 64 Sobre esto cfr también Th. A. DEMAN , Die Deutsche Thomas-Ausgabe -Summa

Theologica 14-, Heildeberg, 195 5, comentarios a esta cuestión, pp. 397-417 .

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GERMAN ROVIRA TARAZONA

del Espíritu ' (Is 1 1 , 1 s . ) , justifica la paráfrasis que quiero hacer del cedro en Ezequiel 65• El nuevo árbol . de la vida es la rama arrancada del cedro , árbol del conocimiento , y plantada en la montaña, que crece y a la que acuden los reconciliados cuando el árbol bajo ha sido exaltado sobre todos Íos otros árboles (Ez 1 7 , 24). ¿Hace falta sustituir ' leñode la Cruz ' por el viejo cedro para entender . cómo ese leño se convierte en el · Calvario en el árbol de la vida?

La reconciliación se realiza cuando se acude a ese árbol, lo que presu� pone las acciones . anteriores de la encarnación : arrancar la rama; reden­ción : plantarla, y justificación el florecimiento del árbo seco . De ese ár".' bol , del Mesías del tronco de Jesé , cuelgan los frutos del árbol de la vida, o si se quiere el don del Santo Temor de Dios , fundamento de los otros . La reconciliación es poder coger ese fruto y comerlo , lo que implica la ac­ción concomitante del Espíritu Santo y del hombre . El miedo, el falso te­mor de Dios , es el terror ante la justicia del Mesías con los impíos en el día en que florezca el renuevo de Jesé (Is 1 1 ,4 y Ap 19, 1 1) . El Santo Te­mor de Dios , como. don mesiánico , nos hace entender al Padre y cumplir su voluntad .

La parábola de la cepa y los sarmientos , en el momento en que Jesús celebraba con sus discípulos el sacrificio sacramental de la Cruz , nos lleva también a esta conclusión : Jesús , la verdadera vid plantada por el Padre Ou 1 5 , 1 ) , exige de nosotros la Sabiduría de sabernos dejar podar para que demos fruto , aunque sintamos el temor ante el sacrificio ; temor ante el sacrificio de ser podado sin la sabia afirmación del mismo nos hará infruc­tíferos y engendrará el temor de ser conado y de secarnos por no dar fruto Ou 1 5 , 2 ss . ) . Permaneciendo, pues , en Jesús, en la Cruz , perseverando en su amor pbservaremos sus prec.eptos y gozaremos de saber, de conocer todo lo que]esús ha visto en el Padre (Ju 15 , 14 s . ) .

c) Maria, Sede de la Sabiduría y Madre de la Reconciliación

Hablar de la Madre del Redentor como Madre de la Recqnciliación po­dría expresarse también diciendo que la Santísima Virgen es la 'idea Ma-

65 Este pasaje de Ezequiel hay que entenderlo también en consonancia con otros tex­tos del AT, como el Sal 2 ,6 y semejantes. Cfr, por ejemplo, F. FELDMANN; Das Buch Isaías, en «Exegetisches Handbuch zum AT» 14, Münster, 1925 , pp. 151 ss. ; F. WUTZ, Die Psalmen, Munich, 1925 , pp. 3 s., y del mismo Erk/arung der Psalmen -edición de V. Thalhofer-, Ratisbona, 1923, pp. 53 ss�

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dre' para entender la reconciliación, tal y como la he expuesto . . Volviendo a la imagen · utilizada podríamos compararla tanto con la tierra fructífera en la que retoña la rama del cedro como con el tronco deJesé en el que surge el retoño .

Pero volvamos primero a lo dicho sobre el conocimiento y la Verdad. Permítaseme repetir que la Verdad reside en la realidad, que es conocida en cuantO la 'idea' que nos formamos de ella corresponde a la Verdad.66 • Expresado · con San Agustín: «las cosas son porque las ve Dios y nosotros las vemos · · porque son» 67 • Cuando llamamos a María ' Sedes Sapientiae ' -,.por tantas razones- expresamos el pensamiento de ' idea madre ' : 'creatura in Deo es creatrix esentia' 68, es decir: lo creado es en Dios esen­cia creativa. La criatura excelsa, que es María, nos muestra la esencia de la obra restaurada y perfeccionada en la redención, si nos reconciliamos con Dios, precisamente admitiendo lo que El nos ha revelado sobre su Madre .

Nosotros entendemos por la obra de la redención mucho mejor la idea de Dios al hacerse hombre que no solamente ha vuelto a poderse realizar como el original, como el primer Adán antes de la caída, sino que nos abre el plan de Dios de una nueva creación, más maravillosa que la pri­mera, en la que el Nuevo Adán queda unido hipostáticamente a la divi� nidad. La filiación divina por la unión con Cristo es más íntima y perfecta que la que pudiésemos haber heredado por la carne Ou 1 , 1- 14) .

Como· en la 'primera creación ' (si queremos utilizar esta terminología que temporaliza lo eterno) la Nueva Eva, la Nueva Madre de los hijos de Dios en Jesucristo , . surge también del Nuevo Adán en el orden de la gra­cia: el Hijo de Dios y María en el orden de la 'nueva creación ' es el origen de la santidad de la Nueva Eva. Jesús, el justificante , la Verdad, muestra la plenitud de la justificación en la primera y más perfectamente justifica­da, la reconciliada con Dios plena y libremente: la libre de todo pecado, llena de gracia, que ha creído como verdadera sierva y , por eso también, ya no es sierva sino la Amiga de Dios (Lut 1 ,45 , Ju 1 5 , 14, Cant 1 , 14) . ¿No cabe aquí hablar como en d Cantar de los Cantares de ese hueno lle­no de aromas, en el que comemos del nuevo manzano, fruto de fa vida? (Cant 4 , 15- 5 , 1) . Tampoco hace falta recurrir al huerto de la nueva Jerusa­lén en el Apocalipsis (Ap. 22 , 1 -5 ) .

6 6 Cfr Tomás DE AQUINO, De veritate 1 , 1 : cognitio est quidam veritatis efectus. 67 AGUSTÍN, Confesiones 13 , 18 , y también De Tnnitate 6, 10. 68 AGUSTÍN, ]oannes Commentan·um 1 , 2 .

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La primera reconciliada es la Virgen, en la que se aplican plenamente los méritos de Cristo ; pero Ella es en cierto modo principio de conoci­miento para nosotros al poder conocer en esa criatura lo que hace el Crea­dor al redimirnos. Ella además aporta el principio material de la justifica­ción activa: ¡ la humanidad de Cristo , con su humanidad justificada! Exis­te , pues , una participación -aunque indirecta pero no por eso menos real- de María en la justificación activa: la Maternidad divina, fuente de la humanidad redentora. La Virginidad, reflejo de la generación virginal del Hijo por. el Padre , además de introducirnos en el misterio . de la Trini­dad -por ella, por María conocemos la primera Verdad en todos los sentidos-, nos ilumina para conocer también el gran misterio de la parti­cipación de los seres creados en la Existencia Eterna: la realidad como re� flejo de lo pensado por Dios es el fruto virginal del acto creativo de Dios; cuanto más virginales sean nuestros pensamientos , más libres del comer­cio con el seductor, sin comer del fruto de la ciencia del bien y del mal , tanto mejor conoceremos la Verdad .

La realidad en la que conocemos la verdad de la redención es la Vir­gen : en la prerredimida, en la Inmaculada , vemos lo que es la justifica­ción pasiva; en la Assumptalos efectos secundarios del triunfo de Ja re­conciliación sobre los efectos secundarios del pecado .

El prefacio de la fiesta de la Transfiguración del Señor resume lo que quiero expresar: «Quien ante los testigos elegidos manifestó su gloria al llenar de resplandor deslumbrante su cuerpo · semejante al nuestro, para librar · así a sus . discípulos del escándalo de la Cruz y declarar que habría de realizarse en el cuerpo de la Iglesia, lo que resplandeció en su cabeza», éste es quien justificó a · María para que veamos en la Madre de la Iglesia la realidad de lo que es ei justificado . Esa 'idea madre ' bien · puede lla­marse Madre de la Reconciliación .

El misterio de María, Madre de la fe fuente del conocimiento de los reconciliados

La. ligereza en la interpretación de m�chos . textos conciliares , tan la­mentable , ha llevado a muchos a consecuencias peregrinas . Y a durante el Concilio Vaticano II expuso García Garcés los peligros a los que . quedab� sometida la interpretación de los textos sobre la Virgen de la 'Lumen Gentium' 69 • La realidad le ha dado, por desgracia, mucha razón . Otras

69 Cfr N. GARCÍA GARCÉS, La verdad teológica mariana, en ). R Carol, «Mariología», Madrid, 1964, pp. XIII-XLVII.

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equivocaciones al no conocer las verdades expuestas en la doctrina de la Iglesia, utilizando ciencias ajenas a la Sabiduría, como don de Dios , han hecho entender a algunos el pasaje sobrela jerarquía de las verdades den­tro de la doctrina católica defectuosamente . En vez de «exponer toda la doctrina de un modo claro y ordenaqo» 70, presuponen algunos que esta 'jerarquía' permite considerar a algunas verdades como centrales y a otras como periféricas71 • Se olvidan que en la 'jerarquía' -utilizando este tér­mino en el sentido más propio para los católicos , de acuerdo con la doctri­na del sacramento del orden- ese orden es condicionado y condicionan­te , como no existe · orden episcopal sin el sacerdotal , a la par de aquél es la fuente del segundo.

Partiendo de este falso presupuesto se ha afirmado que «el dogma de la Inmaculada Concepción , así como el de la Asunción de María a los cie­los quedan, en su importancia, en la periferia de la confesión que hace­mos de Cristo» 72• Bien es verdad que al mismo tiempo se contradicen cuando afirman · que «las definiciones dogmáticas sobre María hay que or­denarlas plenamente dentro del dogma cristológico», insistiendo, sin em­bargo , en su opinión de que la «confesión de los otros privilegios de .María no están cristológicamente (sic ! ) tan cerca del dogma cristológico como las afirmaciones de la maternidad divina e incluso de su perpetua virginidad», añadiendo de paso que al hablar de la Virginidad de María más bien se quiere subrayar simplemente la excelsitud y unicidad de Jesu­cristo 73• Esta última teoría les da pie por último · a considerar el calificativo de 'perpetua' como cuestión discutida 74•

Una y otra vez tengo que delimitar los campos . No voy a tratar ahora del error exegético de esta nueva imagen de María, que no puede apoyar­se ni en la Escritura ni en la Tradición 75• Paso por alto también el argu­mento contra las afirmaciones que acabo de exponer si estos autores hu­biesen conocido los mariólogos que buscan en la Inmaculada Concepción, · e incluso en la Asunción, el constitutivo formal de todos los otros privile-

70 Cfr Concilio Vaticano II, Decreto 'Unitati's redintegratio ' 11 . 7 I Cfr, por c;:jemplo; FERINER y VISCHER (ed . ). Das neue Glaubensbuch, Friburgo,

197 3 , pp. 612 /6 10 s . ' 616 . n Ibid., p. 6 13 . 7 3 Ibid., pp. 6 12 / 6 1ü s. , 616 , 74 Ibid. 75 Cfr Concilio Vatícano II, Lumen Gentium, 52 ss .

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gios de María 76 • Me interesa ahora mostrar, según lo indicado en el párra­fo anterior, cómo los privilegios de la Inmaculada Concepción · y la Asun­ción son fundamentales para conocer el misterio de Cristo y la Redención.

El hecho mismo del recurso a Gen 3 , 15 por parte del magisterio, al proclamar los dogmas de la Inmaculada y la Asunción 77 , pone ya de ma­nifiesto la interpretación católica al referirse a ·María. Este primer testimo­nio bíblico sobre la Virgen 78 muestran el modo y la magnitud de la recon­ciliación, la realidad existencial de la nueva Eva, en la que el estado de gracia y la incorruptibilidad de la naturaleza humana encuentran su pro:­totipo cuando el hombre es liberado del pecado . Considerar las verdades de la Inmaculada Concepción y la Asunción de la Virgen en cuerpo y alma a los cielos como periféricas es privar a Gen 3 , 1 5 de su pleno carácter mesiánico : la irritación de la antigua serpiente (Ap 12 ,9 / 17) es incom­prensible si en su lucha contra la Madre del nuevo linaje no fuese. total­mente exinanido . Precisamente . la interpretación eclesiológica de Gen 3 , 1 5 de acuerdo con Ef 5 ,2 es lo que subraya la prototipicidad de María: Si Cristo «se sacrificó por ella para santificarla . . . a fin de hacerla compare­cer delante de él llena de gloria, sin mácula, ni arruga, ni .cosa semejante , sino siendo santa e inmaculada» (Ef 5 ,2 5-27) , María nos muestra el alcan­ce de este revelación .

En realidad la afirmación que distingue en María, atomizando, entre central y periférico al considerar su persona,· como si en Ella sólo la mater­nidad la realizase, es de raigambre protestante : reducir el acto de la Re­dención a la Muerte en Cruz , considerando la Encarnación solamente como vehículo 79 ; hacen de María ciertamente algo único -suponiendo, por supuesto , que sé afirme lo definido en Efeso 80-, pero se rehuye así

76 Cfr, por ejemplo, J. IBÁÑEZ-F. MENDOZA, La Madre de/Redentor, Madrid, 1980, pp. 15 ss . , y. A . . ROY() MARTÍN , La Virgen Maria, Madrid, 1968, p¡ 43.

77 Cfr Pío IX, lneffobilis Deus, AP IX, 1, 597 ss . , y Pío XII , Munificentissimus Deus, AAS XLII, 753.

78 Baste con hacer referencia al elenco de T. GALLUS , lnterpretatio Mariologica Proto­evangelii.

79 Sobre la historia de la veneración mariana, de los protestantes, cfr, por ejemplo, R. SCHIMMEPFENNING, Die Geschichte der Marienverehrung im . deutschen .· Protesttintis­mus, Paderborn; 1952, o de W. DELIUS , Geschichte der Marienverehrung, Munich, 1953, así como, C. Pozo, María en . . . , op. cit. , pp. 73 ss ., del mismo, María en la encrucijada de la Teología católica, en «CETE-Semana de Teología Espiritual» 7 , Marta en los caminos de la Iglesia, Madrid, 1982, pp . 31 ss . , y D. FERNÁNDEZ, Cooperación de M4ría a la obra de la salvación en la actual Teología Evangélica, en, «Mariología> I , 1985, pp. 28h288.

8° Cfr nota 59, y A. BRANDENBURG, Hauptprobleme der Evangelische Theologie, en

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de toda posibilidad de cooperación a la obra de la Redención �1• Además al olvidarse que desdeJa concepción virginal el Hijo de Dios y María ya es redentor y está reconciliando la humanidad con Dios ; entonces ·bien es verdad que los privilegios de la Madre sólo tangencialmente tienen un va­lor soteriológico, aun habiendo de fundamentarlos ctistológicamente ; algo superfluo, pues ¿qué otro tipo de explicación sería posible? En esta

elipse cristológica con dos centros : la encarnación · y la .. redención, María -y hay que decir entonces que induso su maternidad- se la sitúa en el círculo, cuyo centro es la encarnación , aunque este círculo tenga un sector en el de la redención .

Sininsistir más en esta anatomía de lo vital y lo subcutáneo, que ni si­quiera en el orden natural podrá mostrarnos la personalidad de una mu­jer si sólo se considera que es madre ; sin poner en duda que la Materni­dad · divina de la Virgen es el constitutivo formal de los otros privilegios y con ello también principio teológirn de la sistematización en la ,Mariolo­gía 82 , hay que subrayar que el fin del conocimiento mariológico es cono­cer la Persona, la realidad existencial de María.

Precisamente es. esto lo primordial en el título de María 'Madre de la Reconciliación ' . Para entender esta 'maternidad 'la Purísima e Inmacula­da Concepción , Ja Virginidad perpetua y la Asunción no pueden separar­se de la Maternidad divina; todo forma una unidad, la de la Persona de María, y es ésta la que hay que entender si no queremos hacer de la ex­presión . 'Madre de la Reconciliación ' un simple teologúmeno. La realidad en la que se verifica lo . pensado por Dios para que fuese su Madre es una persona histórica con las cualidades que acabam9s de indicar y que vive, lo que quiere decir que no es un conocimiento del que podamos deducir cosas sino la 'verdad mensurante ' a contemplar.

«Konfessionskundliche Schriften des Johann-Adam-Mohler-Instítut> Nr. 2 , Paderborn, 1957 .

8 1 El mejor ejemplo es Lutero mismo, que en su mejor canto sobre María , su comenta­rio al Magníficat, le niega esa cooperación; cfr M. LUTHER, Das Magníficat, Friburgo, 1982, p. 48 ; H. Riedlinger, que ha procurado e introducido esta edición, también lamen­ta esto, p. 28. Una pena es que, por creerse que así se congracia uno con los protestantes, se critique, falsificando la doctrina católica , lo que tuvo que hacer la reforma católica en el siglo XVII para reparar los daños ocasionados por los innovadores protestantes; cfr, por ejemplo, W. BEINERT (ed.) , María-eine okumenische Herausforderung, Ratisbona, 1948, su artículo ahí 'Himmelskonigin-Urbild der Kirche-neue Frau, pp . 75-1 16, donde precisa­mente ci;itica el título de Reina del Cielo rnn los conocidos tópicos de los mitos paganos.

82 Cfr L. SCHEFFCZYK, Der systematische Ort der Manólogie heute, en «Theologie und Glaube» 68 (1978), 408-425 .

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Esta realidad, por otra parte , también presupone su acto personal de fe , condición 'sine qua non ' de la justificación Ou 1 , 1 , Act 16 , 3 1 , Rom 1 , 17 , etc . ) 83 , aunque la fe de María, como acto positivo del reconciliado para alcanzar la· reconciliación , Dios lo preveyese infaliblemente ; hasta cierto punto y salvadas todas las distancias , podría compararse la eficacia del acto de fe de María con la fe que ' in voto' justifica el bautismo de los niños sin uso de su razón 84 • Bienaventurada es María, más.que por haber llevado en sus entrañas el Hijo de Dios porque ha creído (Luc 1 1 , 27-28, 1 ,45) ; porque antes de concebir en su seno la humanidad del Redentor concibió la Verdad, la Palabra Eterna de Dios con pleno asentimiento 85 • Aun sin referirse directamente al acto de fe de María como · principio co­activo de su reconciliación , subraya el Concilio Vaticano II que Ella ·está unida a la obra del Redentor de modo especialísimo por 'su obediencia, su fe, su esperanza y amor abrasador' 86 • El 'fiat ' de María es , pues , tam­bién constitutivo específico de la realidad expresada con el título 'Madre de la Reconciliación' que, en este sentido , no hace sino presentarnos otro aspecto de la 'Madre de la fe ' .

El Arca de la Alianza, construida con madera de acacia que la Septua­ginta denomina incorruptible -asépton- (Ex 2 5 , 10) , es en este sentido también un tipo de la Inmaculada en la que reconocemos , como se expre­sa la Constitución sobre la liturgia, la que 'con lazo indisoluble está unida a la obra salvífica' 87 • Purificado el pensamiento del hombre para conocer la Verdad si tiene su pensamiento puesto en María, podríamos decir que María, Madre d,e la Reconciliación, es para el peregrino 'Arca de la Alían� za' como el 'Pensamiento ' en d autosacramental de Calderón de la Barca 'A María el corazón' , para llegar al santuario de Lo reto ; así esperamos no­sotros con María llegar al Templo celestial donde reposa el 'Arca de la Alianza' , la Assumpta. Condición es nuestro acto de fe del que es modelo María y que implica la confianza en la protección de la Virgen, como los israelitas confiaban en el Arca. No cabe expresar esto mejor a como lo ha

83 Cfr, por ejemplo; DS 387 2 . 8 4 Cfr DS 1626 y Tomás DE AQUINO, S. Theol. III , 68 , 9 ad l . 85 Cfr AGUSTÍN, Sermo 215¡ 4 , así como Sermo Denis 2 5 , 7 , en la edición d e G . Mo­

rin, Roma, 1930, y De Virginitate 3, 3 . 86 Cfr Concilio Vaticano II , Lumen Gentium, 56 ss. 87 Cfr Concilio Vaticano II, Sacrosanctum Concilium, 103.

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hecho Calderón en el citado auto : «Que darle a María, puesto en ella el pensamiento , todos nuestros corazones en nuestras manos tenemos»88 •

Para cerrar estas meditaciones sobre la Madre de la Reconciliación se­gún el tipo del Arca de la Alianza cabe alabar, y hay que hacerlo , la Pro­vindencia divina que nos dio esas figuras tipológicas de Nuestra Madre . Permítaseme hacer esto otra vez más con los versos de Calderón en el autosacramental 'El Arca de Dios cautiva' : «Venturoso el siglo , que fue el complemento de ser en nosotros , corridos los velos : el Arca, la Iglesia; la Tabla, el Precepto ; la Vara, la Cruz , y el Maná, el Sacramento»89 .

88 Cfr e n la edición de N . GONZÁLEZ RUIZ, Piezas maestras del teatro teológico espa­ñol l , Madrid, 1968, p. 547 .

89 Sobre la significación , construcción , contenido, etc., del Arca de la Alianza, todo ello motivo de las comparaciones simbólicas con la Virgen, cfr, por ejemplo, F. RIENECKER, Lexikon zur Bibel, Wuppertal, col, 256 ss. ; Encyclopaedia judaica III , Jerusalén , 1971 , voz: Ark of the convenant, col 459-466; K-H. BERNHARDT, Bundeslade, en B. Reicke-L. Rost, Biblisches-Historisches Handworterbuch II , Güttingen, 1964, col. 1 .038 ss., y H. J. ZOBEL , Bundeslade, en J. Botterweck-H. Ringgren , Theologisches Worterbuch zum AT I , Stuttgart, 1973, col. 391-404.

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