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Benemérita Universidad Autónoma de Puebla Programa de Estudios Universitarios Seminario La Cultura del Bien Pensar 1 Apuntes sobre Marx en Soho, de Howard Zinn María Guadalupe Carpinteyro Lara 1 El teatro occidental en los griegos, se abocaba a la representación basada en un mito, que desde la perspectiva griega y no la nuestra, instituía su propia historia y, por lo tanto, la verdad de los hechos, centrándose en el desarrollo de historias de dioses, semihéroes o personas dignas de que su historia o acciones puedan ser mostradas. No es raro, por lo tanto, durante la historia y la actualidad, mostrar personajes importantes. En este sentido Aristóteles establece como las cualidades de los caracteres dignos a ser representados cuatro, que son: ser bueno, esforzado, semejante y constante, características que los personajes de la tragedia y, posteriormente, los personajes en cualquier obra de teatro que tratara sobre personajes históricos o míticos, deben de cumplir. Sobre estas cuatro cualidades, el término bueno, desde el punto de vista griego, implica aspectos que en la actualidad se desfasan de la concepción actual del término. Para Aristóteles el significado de bueno se plantea desde el punto de vista ético, llevando intrínseco el término esforzado, que implica una cualidad de ver, defender, o luchar por lo éticamente bueno pese a las vicisitudes que se presenten, e incluso sobre sí mismo; el bien ético es en gran medida el bien común. La semejanza radica en que el personaje representado sea fiel en lo externo como en lo interno al personaje en que se basa, en su apariencia como en su conducta, carácter, pensamiento, etc. mientras que constante implica una cualidad de ser coherente y no contradecirse en el devenir de la obra, sin traicionarse o parecer incongruente consigo mismo, mantenerse dentro de los límites de su carácter e historia. Estas son algunas de las características que regresaron a mi memoria cuando leía la obra Marx en el Soho de Zinn. Aunado a estos pensamientos, surgió la duda del origen y calidad del autor de la obra que tenía en mis manos y tratar de dilucidar las razones y motivos, o idea en la cual la obra fue escrita. El autor y su pensamiento Howard Zinn fue un historiador social, defensor de los derechos civiles, activista por la paz, autor neoyorkino nacido en 1922. Su biografía, ampliamente difundida en diversos medios y por sí mismo a través de las diversas entrevistas que le realizaron, nos informa que fue hijo de inmigrantes judíos, de niño vivió en una zona venida a menos en Brooklyn y respondió enérgicamente a las novelas de Charles Dickens. A los 17 años la vida de Howard dio un vuelco y lo confrontó a una experiencia de la cual el mismo Zinn tuvo total conciencia de su importancia para el resto de su vida, invitado, empujado o sonsacado por algunos jóvenes comunistas en su barrio, asistió a una reunión política en Times Square: Cientos de personas desplegaron pancartas que proclamaban la oposición a la guerra, la oposición al fascismo, y marcharon a lo largo de la calle. De repente, oí el sonido de las 1 Lic. en Literatura Dramática y Teatro, Mtra. en Historia del Arte. [email protected]

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Benemérita Universidad Autónoma de Puebla Programa de Estudios Universitarios Seminario La Cultura del Bien Pensar

1

Apuntes sobre Marx en Soho, de Howard Zinn

María Guadalupe Carpinteyro Lara1

El teatro occidental en los griegos, se abocaba a la representación basada en un mito, que

desde la perspectiva griega y no la nuestra, instituía su propia historia y, por lo tanto, la

verdad de los hechos, centrándose en el desarrollo de historias de dioses, semihéroes o

personas dignas de que su historia o acciones puedan ser mostradas. No es raro, por lo tanto,

durante la historia y la actualidad, mostrar personajes importantes. En este sentido

Aristóteles establece como las cualidades de los caracteres dignos a ser representados cuatro,

que son: ser bueno, esforzado, semejante y constante, características que los personajes de la

tragedia y, posteriormente, los personajes en cualquier obra de teatro que tratara sobre

personajes históricos o míticos, deben de cumplir. Sobre estas cuatro cualidades, el término

bueno, desde el punto de vista griego, implica aspectos que en la actualidad se desfasan de la

concepción actual del término. Para Aristóteles el significado de bueno se plantea desde el

punto de vista ético, llevando intrínseco el término esforzado, que implica una cualidad de ver,

defender, o luchar por lo éticamente bueno pese a las vicisitudes que se presenten, e incluso

sobre sí mismo; el bien ético es en gran medida el bien común. La semejanza radica en que el

personaje representado sea fiel en lo externo como en lo interno al personaje en que se basa,

en su apariencia como en su conducta, carácter, pensamiento, etc. mientras que constante

implica una cualidad de ser coherente y no contradecirse en el devenir de la obra, sin

traicionarse o parecer incongruente consigo mismo, mantenerse dentro de los límites de su

carácter e historia. Estas son algunas de las características que regresaron a mi memoria

cuando leía la obra Marx en el Soho de Zinn. Aunado a estos pensamientos, surgió la duda del

origen y calidad del autor de la obra que tenía en mis manos y tratar de dilucidar las razones y

motivos, o idea en la cual la obra fue escrita.

El autor y su pensamiento

Howard Zinn fue un historiador social, defensor de los derechos civiles, activista por la paz,

autor neoyorkino nacido en 1922. Su biografía, ampliamente difundida en diversos medios y

por sí mismo a través de las diversas entrevistas que le realizaron, nos informa que fue hijo de

inmigrantes judíos, de niño vivió en una zona venida a menos en Brooklyn y respondió

enérgicamente a las novelas de Charles Dickens. A los 17 años la vida de Howard dio un

vuelco y lo confrontó a una experiencia de la cual el mismo Zinn tuvo total conciencia de su

importancia para el resto de su vida, invitado, empujado o sonsacado por algunos jóvenes

comunistas en su barrio, asistió a una reunión política en Times Square:

Cientos de personas desplegaron pancartas que proclamaban la oposición a la guerra, la

oposición al fascismo, y marcharon a lo largo de la calle. De repente, oí el sonido de las

1 Lic. en Literatura Dramática y Teatro, Mtra. en Historia del Arte. [email protected]

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sirenas, y mire alrededor y vi a los policías a caballo, galopando hacia la multitud y

pegarle a la gente. No podía creerlo. Y luego estaba herido. Me di vuelta y me dejó

inconsciente. Me desperté un poco después en un portal, con Times Square en silencio de

nuevo, extraño, de ensueño, como si nada hubiera ocurrido. Yo estaba ferozmente

indignado, no podía pensar en otra cosa, sólo un pensamiento inquietante: la policía, el

estado, organizó la licitación de los titulares de grandes riquezas, cuánto. La libertad de

expresión y la libertad de reunión dependían de la clase a la que se perteneciera. (Zinn,

2012)

Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, su espíritu “patriótico” y sus raíces judías lo

impulsaron a ayudar a acabar con los nazis, se unió al Cuerpo Aéreo del Ejército en 1943.

Realizó misiones en toda Europa, recibió la Medalla Aérea, pero más tarde se cuestionó acerca

de lo que significaba. De vuelta a casa, reunió sus medallas y reconocimientos, los puso en una

carpeta y escribió en la parte superior: “Nunca más".

Estudió en la New York University y Columbia University, donde obtuvo un Doctorado en

Historia. En 1956, se le ofreció la Presidencia del Departamento de Historia y Ciencias Sociales

en Spelman College, la histórica universidad para mujeres negras, en la Atlanta segregada y

fue despedido por insubordinación por defender a las estudiantes durante el movimiento por

los derechos civiles.

Desde su regreso de la Segunda Guerra Mundial Howard Zinn se convirtió en disidente y

activista por la paz de toda la vida. Participó activamente en el movimiento por los derechos

civiles y en muchas luchas en pro de la justicia social durante los últimos 40 años, incluyendo

su oposición férrea a la Guerra de Vietman.

Durante el movimiento por los derechos civiles, el Profesor Zinn, animó a sus estudiantes de

Spelman College a solicitar libros en las bibliotecas públicas que segregaban y ayudó a

coordinar las visitas a las cafeterías que segregaban en la ciudad, como el mismo Zinn lo

cuenta:

Durante las protestas, las estudiantes del Spelman College se alzaron, apartándose de ese

ambiente tranquilo y controlado de la universidad. Fueron a la ciudad, fueron arrestadas y

regresaron motivadas y decididas a cambiar las condiciones de su vida en la universidad que

eran muy, pero muy anticuadas. Vivían en una especie de convento. Entonces se rebelaron contra

la administración, las apoyé en su rebelión, y eso fue demasiado para la administración de la

universidad (Goodman, 2010)2

En aquella época también publicó varios artículos, incluyendo un extraño ataque en la

administración Kennedy, acusándolo de ser demasiado lento para proteger a los negros.

2 Columna Semanal de Amy Goodman, presentadora de Democracy Now! Denis Moynihan colaboró en la

producción periodística de esta columna © 2010 Amy Goodman Texto en inglés traducido por Mercedes Camps y Democracy Now! en español, [email protected] Howard Zinn y la otra historia 3 feb 2010 en ingles http://www.democracynow.org/blog/2010/2/3/howard_zinn_the_peoples_historian

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Como maestro fue amado por los estudiantes –entre ellos la joven Alice Walker, quien más

tarde escribió The Color Purple–, pero no por los administradores. En 1963, Spelman lo

despidió por “insubordinación". La gota que derramó el vaso fue que Zinn criticó que la

escuela no participara en el movimiento de derechos civiles. Fue entonces catedrático en la

Universidad de Boston, donde sus años estuvieron marcados por la oposición a la guerra de

Vietnam y por las pugnas con el presidente de la escuela, John Silber. Pese a esto fue

nombrado profesor emérito.

Zinn continuó dando clases en las escuelas y se presentaba en los mítines y las

manifestaciones; como profesor se retiró en 1988, paso su último día de clase en la

manifestación con los estudiantes en apoyo de una huelga de enfermeras en el campus. Murió

de un ataque al corazón a los 87 años, el 27 de enero de 2010.

La escritora Alice Walker habló en una entrevista de la enorme vitalidad de su maestro y de su

valentía no sólo en las aulas sino en acciones callejeras con sus estudiantes. Además, dijo: "mi

profesor era una de las personas más graciosas que jamás he conocido, y solía decir las cosas

más extraordinarias en los momentos más sorprendentes" (Brooks, 2010)3.

Zinn es considerado como uno de los historiadores más celebrados de USA. Su obra clásica: A

People's History of the United States revolucionó la forma como los norteamericanos vieron la

historia en USA. Independientemente del gran éxito editorial en que se ha convertido, es

considerado un claro análisis de una parte de la historia no contada que desmitifica a los

héroes oficiales y da crédito a los visionarios, iniciadores o dirigentes verdaderos de

movimientos y luchas sociales progresistas que promovieron los cambios y avances sociales,

que al ser los explotados, política y económicamente, reaccionaron y accionaron, tales como

los sindicalistas radicales, los esclavos en rebelión, los indígenas, las mujeres, los activistas de

los derechos civiles y contra las guerras, entre otros.

A People’s History tuvo muchos admiradores famosos, incluyendo a los actores Matt Damon y

Ben Affleck, los dos crecieron cerca de Profesor Zinn, eran amigos de la familia y sacaron el

libro en su película Good Will Hunting (ganadora de un Oscar por mejor guión). Oliver Stone

era un fanático, como Bruce Springsteen, cuyo sombrío álbum, Nebraska, asegura que fue

inspirado en parte por A People’s History. El libro fue la base de un documental de 2007, Profit

Motive and The Whispering Wind, e incluso hasta en The Sopranos, en la mano del hijo de Tony,

AJ; otros famosos que lo siguen son Tom Morello, el cantautor Steve Earle, y actores como

Sean Penn, Danny Glover, Tim Robbins, Morgan Freeman y Marisa Tomei, entre otros. Pero

tiene millones de admiradores más que no son famosos, algunos que han descubierto otra

historia, contada desde abajo por primera vez, a través de la obra de Zinn; otros que han

aceptado su invitación a la disidencia, la resistencia y la rebeldía. A sus 87 años, Zinn era uno

de los pocos intelectuales que gozaban de la confianza y respeto de los jóvenes en Estados

Unidos

3 Autora del libro El color púrpura, fue alumna de Zinn en Spelman College.

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Además de A People’s History, escribió alrededor de 20 libros incluyendo The Southern

Mystique, LaGuardia in Congress, además de cientos de artículos, discursos, y las memorias.

“No se puede ser neutral en un tren en movimiento", es el título de un documental de 2004

acerca de Zinn narrado por Damon; también escribió tres obras de teatro.

Zinn a través de su obra rescata la memoria de las luchas colectivas y sus héroes, derrotando

así la política oficial de promover la amnesia nacional. Su deseo era que sus alumnos y por

ende sus lectores se volvieran parte de la historia de rebeldía contra la injusticia, la guerra y la

opresión: El historiador rebelde los invitaba a hacer historia.

En su temprana juventud se dio cuenta de que la promesa del “sueño americano” que se

convierte en realidad para todas las personas trabajadoras y diligentes, no es más que

eso: una promesa y un sueño.

Su participación en la Segunda Guerra Mundial en la Fuerza Aérea de USA y participante como

bombardero en el “Teatro Europeo”, resultó ser una experiencia formativa que fortaleció aún

más su convicción de que no existen guerras justas. Y le reveló, una vez más, la verdadera

cara del orden socio-económico, que utiliza el sufrimiento y el sacrificio de las personas

corrientes para aumentar las ganancias de las elites privilegiadas. Con absoluta

conciencia y conocimiento cabal de lo que significa, se autodefinió como un anarquista.

Zinn fue amigo de Chomsky desde 1964, del famoso sacerdote católico radical Daniel

Berrigan, viajaron a Vietnam del Norte en 1968 para recibir a los primeros tres prisioneros de

guerra entregados por las fuerzas de liberación. Fue en la casa de Zinn donde Daniel Ellsberg,

el funcionario del Departamento de Defensa que se volteó contra la guerra, escondió los que

serían llamados los Pentagon Papers antes de ser publicados en los medios de comunicación

de Estados Unidos, documentos secretos oficiales que demostraban el fracaso de la guerra,

cuya publicación fue un paso decisivo para marcar el principio del fin de ese conflicto bélico.

En sus últimos años gozó en crear otras maneras de hacer contemporáneas las voces

disidentes y rebeldes del pasado a través de películas, obras en vivo, por televisión y el

universo cibernético.

Realizó una serie de "lecturas" en voz alta por todo Estados Unidos con reconocidos actores,

poetas y músicos. Se tomaban turnos para leer, declamar o cantar selecciones de figuras

rebeldes conocidas y desconocidas de la historia de Estados Unidos, todo esto introducido

por Zinn. Discursos, cartas, ensayos y canciones de lucha, ira, denuncia y gritos por la justicia y

contra las guerras a lo largo de la historia de este país resonaban ahí. Así, convocó a los héroes

populares del pasado para guiar, apoyar y alentar a los héroes del presente en el movimiento

de resistencia en Estados Unidos.

Un Marx desde una perspectiva humana, con ideas atemporales, desde el texto; Marx

hablando por Zinn

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Es difícil hablar con objetividad sobre un texto, cuando no existe un acercamiento real desde

su idioma original, en este caso el inglés. Sin poder calificarlo objetivamente, considero que la

traducción es buena en el sentido de que las ideas, y lo que se puede deducir como la idea del

autor, han sido respetadas. El texto inicia con una breve explicación del lugar establecido y un

poco atemporal en el que se desarrollará la acción, en él nos describe a un Marx claramente

reconocible por sus características físicas: “Marx entra, vistiendo una elegante chaqueta

negra, camisa blanca y una corbata negra. Con barba corta, bajo y fornido, con un mostacho

negro y pelo canoso. Lleva puestas lentes de acero” no queda duda que es el Marx que todos

conocemos, aunque la elegancia no nos quede clara de él. Una vez establecida la semejanza,

nos indica que “lleva una bolsa, para, camina al borde del escenario, mira a la audiencia y

parece agradecido, un poco sorprendido” y dice: “¡Gracias a Dios, una audiencia!”, ¿Dios?

¿Marx agradeciendo a Dios? Esta es una de las primeras preguntas que rondan por mi

mente al leer esta primera frase, decido dejarlas pasar por el momento y proseguir, pero no

puedo, me asalta otra duda provocada por un detalle en el que no había reparado… al entrar

viste una elegante chaqueta negra, ¿De cuándo acá Marx viste elegantemente y agradece a

Dios? ¿Es este el verdadero Marx? son las primeras de una serie no pequeña de

cuestionamientos que surgen con la obra, mismos que pueden o no tener una respuesta, pero

la primera de la que quiero partir es: ¿Quién es Marx para Zinn que le hace escribir una obra

sobre él?

Marx y Zinn

Howard Zinn “conoció” a Marx por medio de la lectura en su juventud, a quien empezó a leer

al igual que a Engels; acerca de esto declaró:

A los 18 años empecé a trabajar en un astillero. Junto con otros tres jóvenes

radicales, organicé en el astillero el Sindicato de Trabajadores Jóvenes. En ese momento,

los sindicatos eran muy exclusivos y los jóvenes no podían unirse a ellos. Los cuatro nos

convertimos en un equipo que se reunió una vez por semana. Leíamos a Marx y muchos

años después, cuando me convertí en un profesor, asistí a un seminario sobre el marxismo.

He leído un montón de literatura sobre Marx y me interesó su vida familiar. Para mí,

aprender acerca de él como ser humano es tan importante como el aprendizaje de sus

ideas. (Zinn, 2012)4

Marx en Soho es la segunda obra de teatro que escribió. La primera fue sobre Emma Goldman,

una anarquista y feminista Esa obra se mostró en varias ciudades de los EE.UU.: Nueva York y

Boston, pero también en Londres y Japón. Tiempo después y con mayor interés en el Teatro

por las bondades que este medio proporciona, se decidió a escribir una obra sobre Marx.

Tomó esta decisión después de la caída de la Unión Soviética, ya que, después de su caída,

todo el mundo pensaba que el marxismo había muerto. “Así que traté de decirle al público de

4 Howard Zinn, “Prólogo” en Marx in Soho, p. 6 revisado el 4 de febrero de 2015 https://books.google.com.mx/books?id=AJ5GoYuGKKsC&pg=PT70&dq=marx+in+soho&hl=es&sa=X&ei=OQzVVLDrIYGSyAS264H4Dw&ved=0CB4Q6AEwAA#v=onepage&q=marx%20in%20soho&f=false

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Estados Unidos: Marx no está muerto y voy a probarlo por traerlo de vuelta al escenario” como

dijo en diversas ocasiones. El teatro le dio la posibilidad de lograr una clara función

didáctica de la historia y las ideas, enseñar a este mismo público la diferencia entre el

estalinismo y el marxismo, recordarle al público en qué consiste la crítica marxista del

capitalismo, demostrar que estas ideas tienen mucho que hacer con respecto a los EE.UU.

de la actualidad. En pocas palabras, que la crítica marxista del capitalismo sigue siendo

exacta y actual hoy en día; aspecto que requiere un espacio a parte que le daremos más

adelante.

Con gran brillantez en el estilo para plasmar sus ideas, Howard Zinn presenta un juego muy

cuidado, bien diseñado y escrito con excelencia. La obra de Zinn se puede ver desde muy

diversos ángulos que la enriquecen y nutren, la riqueza del texto llega a tal punto que casi es

inexistente la posibilidad de no entenderse desde algún aspecto, atrapa al público y logra

plantar la semilla de la crítica y cuestionamiento al mundo. La obra es una excelente

introducción a Marx, su análisis de la sociedad, y su gran pasión por el cambio radical; en ella

Karl Marx se lanza a una defensa apasionada, divertida y conmovedora de su vida y sus ideas

políticas.

Como presenta a Marx

De una manera consiente y premeditada como lo indica en el prólogo de la misma, Zinn

integra en la obra a Marx dentro de su contexto familiar. Zinn muestra la relación entre Marx y

su familia, nos revela a la esposa de Marx, Jenny, sus hijos, el anarquista Mikhail Bakunin, y

una multitud de otros personajes, nos muestra a un Marx humano más allá del ícono

ideológico, muestra al hombre Marx, con virtudes y defectos, humaniza a uno de los íconos

ideológicos del siglo XX, que como todo héroe ha sido elevado al pedestal casi inaccesible e

incorpóreo, ideal supra humano, donde ha sido amado, odiado, alabado, criticado,

desacreditado y, para el contexto de Zinn, abandonado y olvidado, como todo ídolo etéreo e

inalcanzable; cuyas ideas se perciben como sueños ideales, sin posibilidad de concretarse en

el mundo real, que habían precipitado, junto con los aspectos políticos e históricos, su olvido.

Zinn al pensar que había algo que faltaba en las apreciaciones habituales de Marx lo vuelve

accesible, lo muestra amable e iracundo, preocupado y desparpajado, cuidadoso y negligente,

en una serie de sentimientos y situaciones que lo vuelven cercano, humano, para que el

público o lector, pueda sentirlo propio: lo muestra verdadero. Todo lo complejo de la

personalidad de Marx es además presentada de manera amena, aderezado con un poco de

humor, este humor que desde siempre ha relajado a cualquier público; uno puede incluso

reírse de Marx. Es lo que sucede cuando Jenny se ríe de él y Eleanor hace lo mismo, lo vuelve

más atractivo y cercano para el espectador, y permite al público aceptar lo que se le ofrezca,

en este caso: las ideas.

Zinn lo ubica en Soho, en el momento en que Karl y Jenny Marx se habían trasladado a

Londres después de haber sido expulsado de un país tras otro en el continente europeo

“Vivían en el mugriento distrito de Soho, y los revolucionarios de todas partes de Europa,

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llegaron a Londres, en tropel dentro y fuera de su hogar. Imaginaba esa escena -Marx en casa,

Marx con su esposa, Jenny, con su hija Eleanor-“ (Zinn, 2012), la idea fascinó al autor y la

evoca durante toda la obra, un momento importante de la vida de Marx, cuando sus ideas

están en plenitud y Marx se mantiene activo en todos los sentidos.

A través de una cascada de recuerdos, aprendemos de Marx su dedicación a su matrimonio, su

amor por sus hijos y sus debates tormentosos con Mikhail Bakunin, el radical “compañero”

cuyo concepto de una revolución activa, en lugar de intelectual, hace que Marx parezca frío

por comparación. Presenta a un Marx a expensas de sus más duros críticos, que son su esposa

Jenny y su brillante hija Eleanor que lo cuestiona duramente mientras se hurga la nariz.

Actualidad de la obra

La obra cuenta con una actualidad asombrosa. Esta cualidad de la obra podemos agradecerla a

Roslyn Zinn, esposa de Howard, considerada por el autor como una “crítica perspicaz” de sus

textos, quien le propuso insistentemente actualizar la obra, plantearla en el contexto actual,

para que no fuese una pieza histórica de la Europa del S. XIX. De esta forma Marx se encuentra

en Nueva York y puede comentar lo que sucede en el momento presente; esto creó grandes

oportunidades lúdicas e ideológicas para Zinn, una de ellas es la alusión que hace el personaje

Marx acerca de la cobardía de la prensa, cita a Lincoln diciendo “engañar a algunas personas,

pero no todo el tiempo”, esto con referencia a los gobiernos y sus formas de manipulación del

pueblo en la actualidad; de esta y muchas otras formas el Marx de Zinn utiliza las noticias y

eventos en curso para mostrar cómo sus ideas aún resuenan, pero la obra va mucho más allá

de una conservación o forma de vigencia de las ideas o el espíritu marxista. Su interés no es

puramente representar o enunciar las ideas marxistas, es mucho más complejo que eso, sin

embargo, para entenderlo a cabalidad, es necesario retomar las ideas de Marx en la obra.

Zinn presenta las ideas marxistas con la claridad y sencillez como nunca se le ha calificado a

Marx en sus escritos; en una lógica sencilla basada en el sentido común. El juego escénico es

una combinación de humor y experiencias personales y de la familia, Marx no se presenta

frente a nosotros como alguien que lo sabe todo; se presenta sencillo, para declararse y

reivindicarse, para compartirnos; se presenta solo, en un monólogo, desafiando la fama que le

precede, su radicalidad y las versiones tergiversadas de su historia y pensamiento, se defiende

solo, pues no necesita más que de sí mismo para explicarse y defenderse, para cuestionar y

enfrentarse ¿a qué? A las realidades de la vida actual. Todo esto porque necesita demostrar

que el mundo actual no es lo mejor posible, porque el marxismo ha sido completamente mal

interpretado, el mismo Zinn refiere que:

para que quede claro que ni la Unión soviética, ni otros países autoproclamados

“Marxistas” pero que habían establecido estados policiales, representaban la noción socialista

de Marx. Y mostrar un Marx enojado de que sus teorías fueran distorsionadas como durante

las crueldades estalinistas. Creí necesario rescatar a Marx no sólo de ese Pseudo-socialismo

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que estableció reglas represivas en diversas partes del mundo, pero también desde todos esos

escritores y políticos en el este que ahora presumen el triunfo del capitalismo (Zinn, 2012)

El regreso y la burocracia

Marx regresa del más allá, la otra vida, no plantea que regrese de la tumba ni que haya

resucitado, pues sería tanto como asegurar que él y todo lo que significa estaba muerto, cabe

la pregunta ¿Dónde estaba? Esta es una cuestión interesante, tomando en cuenta que Zinn

retoma con contundencia al inicio de la obra, el pensamiento Marxista, es la primera defensa

ante las falsas interpretaciones, pues Marx critica a la religión, mas no como una defensa

del ateísmo; critica ferozmente que la sociedad haga necesaria a la religión, la llama

opio más como un tranquilizante que como una droga, y como tranquilizante, puede ser

necesaria para soportar el dolor de la realidad. En la obra deja claro que puede haber algo

más, sin establecer una ideología específica, esto lo muestra Zinn, cuando Marx declara que

también “allá” cuenta con la libertad de difundir su forma de pensar y de mantener su espíritu

rebelde, protestando contra las reglas y la burocracia, organizando y siendo apoyado por

algunos. Cuando se podría hablar de una forma o idea de cielo judeocristiano, aclara que entre

los que le han apoyado están Mark Twain crítico férreo del cristianismo, Sócrates un no

cristiano, Gandhi hinduista, religión que no contempla la idea del cielo, eliminando la posible

referencia a un regreso desde ahí, aceptando que hay algo, parecido a la vida aquí, aunque

muy diferente de cómo se ha conceptualizado. En el juego del regreso, en cuerpo, en alma,

Marx los personajes que lo apoyan –Sócrates, Gandhi, la madre Jones y Mark Twain– son

cuatro los personajes importantes más para Zinn que para Marx, pues si bien tuvo

conocimiento de algunos, otros como Gandhi e incluso la Madre Jones, no tuvo conocimiento

de su persona. Gandhi tiene poco más de 13-14 años cuando Marx muere y la Madre Jones si

bien inicia su labor en 1871, será reconocida como Madre Jones hasta catorce años después de

la muerte de Marx.

Marx se presenta en Soho, pero a causa de un “error burocrático” llega al Soho de Nueva York,

en lugar del Soho de Londres. La diferencia entre los dos Soho no podría ser más abismal;

mientras el Soho de Londres era en el siglo XIX y permaneció así durante gran parte del siglo

XX, como un barrio de artistas, intelectuales y escritores, un barrio bohemio con pequeños

teatros, salones de música y prostitutas, donde los aristócratas y respetables no vivían, lleno

de escritores borrachos, poetas y artistas que en su mayoría nunca fueron reconocidos, pero

que provocó que se convirtiera en un barrio cosmopolita, donde todo intelectual, escritor o

artista debía hacer parada y vida social. Paradójicamente el Soho de Nueva York, que de inicio

podría decirse que tuvo un origen similar al de Londres, pero con una evolución mucho más

rápida, se inició como un barrio bajo en 1840, conocido como “Los cien acres del infierno del

distrito del hierro fundido”, a mediados del siglo XX se transformó cuando las fábricas

cerraron y se convirtieron en viviendas y estudios baratos donde los artistas llegaron para

darle reconocimiento como “barrio de artistas” hasta1970; en las décadas siguientes la rápida

gentrificación desplazó a los artistas y para la fecha en que Zinn escribe la obra, es un barrio

yuppie: Marx llega con los “yuppies”.

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Son diversos aspectos los que cubre el texto de la obra, Zinn. Logra llevarnos de los temas más

triviales hasta los más profundos e incluso dolorosos, ya sea de su vida o de nuestra realidad,

de una manera controlada, sutil y magistral. Todo el texto es enriquecedor, desde muy

diversos ángulos, pasa de la aparente superficialidad de una anécdota, para lanzarnos una

bomba ideológica, regresando a la aparente banalidad y retomar aspectos personales muy

fuertes que nos lleven a la realidad social circundante y terminar confrontando e instándonos

a dejar de ser ese público pasivo ante nuestro entorno.

La comunicación es un aspecto que antes que nada necesita aclarar Marx, comunicación tanto

en lo personal como en lo social, ideológico y político; defiende la realidad y la verdad,

como el no ocultamiento, esta es una forma de Zinn para preparar al público a que deje de

soslayar o malinterpretar tanto su realidad como las palabras o ideologías de los demás. Su

primera declaración en este sentido es sobre la libertad de expresión y el reclamo que le hace

a la prensa, por no decir la verdad; por no ser claros y fidedignos, declarando que “la verdad

es peligrosa”. Ya avanzada la obra y como un recurso de distensión, se explota el lado personal

de Marx, nos presenta escenas cotidianas, y sus problemas de comunicación con Eleanor y

Jenny, su desesperación por no hacerles entender lo que realmente quiere decir, el cómo esto

provoca reacciones que lo exasperan más, como cuando Eleanor le cuestiona un

malinterpretado ataque hacia los judíos, como cuando quiere hacer entender a Jenny que

sigue amándola, sin tener buenos resultados.

La descripción que Zinn hace de Eleanor a lo largo de la obra le da una importancia clave, a

través de ella, presenta cierto tipo de juventud de la época. Es una niña amada por su padre e

inteligente que juega ajedrez a los diez años, le gusta que su padre le lea Shakespeare, Esquilo

y Dante, cuya habitación declara que era como un museo de Shakespeare. Tan inteligente, que

es capaz de encontrar los puntos débiles de los escritos de su padre y cuestionarlos

crudamente, como en “La cuestión Judía”, le hace un recuento de su pasado judío y decide

llevar la estrella judía; Eleanor cuestiona su entorno y se anexa a la lucha social desde los ocho

años: la Rebelión Polaca de 1863, la guerra contra los confederados, la rebelión irlandesa…

inteligente en la política, pero estúpida en el amor –nada fuera de la realidad actual-. Eleanor

era una niña que bebe cerveza y vino, y también fumaba, pero finalmente y como Jenny le

dijera: "¿Esperas que los niños de Karl Marx sean normales?".

Jenny es la otra persona con trascendental importancia en la vida de Marx, su mayor crítica,

directa, veraz y dura, a su vez es la esposa más amorosa y dedicada, que sigue

irrestrictamente a Marx, le sigue en su continuo exilio y peregrinar por Europa, acepta la

pobreza, ve morir a sus hijos, acepta que no trabaje por un salario, le transcribe sus libros, le

anima a dejar atrás su pasado e implicarse en la lucha de los trabajadores londinenses, porque

es también por su lado, una luchadora social que apoyó la lucha irlandesa contra Inglaterra,

cuestionando la “civilidad” de Inglaterra que ahorca a los rebeldes irlandeses que quieren

libertad. Sobreviviente de la viruela que le arrebata su autoestima, Zinn la muestra con este

detalle totalmente humana, ya no se siente bonita y esto provoca una discusión con Marx que

parece familiar “El amor estaba (…) las cosas cambiaron. (…) Jenny decía que era porque ya no

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era tan hermosa (…) Eso me cabreó. Lo decía por Lenchen. Eso me cabreó aún más. Me dijo que

me cabreaba porque era verdad. ¡Eso me puso colérico!” (Zinn, 2012) Zinn la reconoce como el

soporte de la familia y como una feminista que declara “que la vitalidad de la mujer era

minada por estar remendando calcetines y cocinando en casa” (Zinn, 2012) rechazando estar

en casa y acusando "Tú y Engels, decía, escribís sobre igualdad sexual, pero no la practicáis"

(Zinn, 2012).

Otro aspecto sobre comunicación, que se extenderá en su explicación sobre toda la obra, es

acerca de las malas interpretaciones, tanto personales como ideológicas. Es muy incisivo y

tajante desde la frase “yo no soy marxista” de boca de Marx, como la ejemplificación que

realiza de la relación de Marx con Pieper, que en una adoración ciega y facciosa dice examinar

sus escritos frase por frase, actitud que a Marx ofende y enfurece: “Era vergonzoso, un satélite

alrededor de mis palabras, reflejándolas a todo el mundo, pero distorsionándolas. Y el

defendía esas distorsiones como un fanático, denunciando a todo el que las interpretara de

otra manera” (Zinn, 2012). La malinterpretación la extiende de las personas a las sociedades y

cómo esto afectó al mundo, pues sus ideas planteadas para el bien común, para organizar la

revolución, tenga como líderes a “hombres como Pieper. Pelotas cuando están fuera del poder,

acosadores y fanfarrones cuando lo tienen. Dogmáticos.” (Zinn, 2012) Extremistas con

organizaciones controladoras y ejecutoras contrarias a sus ideas, que enarbolarán la

bandera de sus ideas y “retrasarán cientos de años el comunismo de la libertad,

dividiendo al mundo entre imperios capitalistas y comunistas. Echarán a perder

muestro bonito sueño y necesitará de otra revolución, a lo mejor dos o tres para limpiarlo.

Eso es lo que temo” (Zinn, 2012) Temor de la falsos revolucionarios que sean más dañinos que

aquellos falsos revolucionarios en París “¿Dónde puedes sentarte toda la noche en un café y

decir mentiras sobre lo que eras en tu país?... Sí, tienes que ser un exiliado, selo en París”

(Zinn, 2012)

Si bien no lo dice abiertamente durante la obra, las constantes referencias que hace el

personaje Marx a los diarios de la época en que regresa (los 90’s) puede tomarse como la

forma en que éstos presentan las noticias para reafirmar el sistema imperante, contrario a las

ideas que expresa y contrario a la objetividad ética que deberían mostrar.

La forma comunicación es importante también como nos muestra Zinn la obra. Si hay un

punto en el que todos podemos ponernos de acuerdo e identificarnos con alguien, es por

medio de la risa instigada hacia sí mismo, lograr que de esta manera la realidad sea tamizada,

Marx en el Soho nos dice: “¿Hay algo más aburrido que leer de economía política? Sí,

escribir de economía política” (Zinn, 2012). La mayoría ha pensado en la lectura de Marx

como pesado, pues bien, nadie mejor para decírselo al mismo Marx de manera directa y

contundente que Jenny:

Marx coge un libro de la mesa, y lee:

"La riqueza de las sociedades en las que domina el modo de producción

capitalista se presenta como un enorme cúmulo de mercancías".

Me dijo: "Eso dormirá a los lectores."

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Os pregunto: ¿es tan aburrido?

Piensa.

Quizás es un poco aburrido. Se lo admití a Jenny. Me dijo: "Nada de un poco

aburrido". (Zinn, 2012)

No se puede negar la fama de muy aburrido con que cuenta la obra. Seguido de la observación

de Jenny sobre la falta de censura sobre la obra, por la misma razón, si ni los sensores

pueden entenderlo, asumen que nadie más lo hará, mucho menos la gente a quien

realmente quisieran llegar.

De la misma forma, debe aceptar como su amigo Engels, mayor revisor de la obra y, por lo

tanto, de las críticas favorables, pagaba las facturas con dinero de las dos factorías en

Manchester que tenía su padre y declara: “Sí… ¡el capitalismo nos salvó!” (Zinn, 2012)

Estos momentos de cruel y sarcástica realidad sustentan la realidad que sigue vigente. Desde

lo más profundo del pensamiento Marxista, la crítica social, y más que una crítica social, un

desafío a la sociedad actual, una provocación directa a los presentes son las crueldades

traducidas en desigualdades que se viven en la actualidad “¿Llaman a esto progreso porque

tienen coches y teléfonos, y máquinas voladoras y mil pociones para que huelan mejor? ¿Y

gente que duerme en las calles?” (Zinn, 2012) cuando se tiene la riqueza en manos de unos

pocos y los “seres humanos reducidos a mercancías, sus vidas controladas por la

supermercancía: el dinero” (Zinn, 2012).

Las cosas no han cambiado desde las charlas de sobremesa que tenía en el Soho

londinense con su familia sobre los sucesos del día: “la lucha irlandesa por la libertad, la

última guerra, la estupidez de los líderes de los países, la oposición política degradada

a pitidos y chillidos, la prensa cobarde” (Zinn, 2012) Suponiendo que las cosas sean

diferentes ahora, nos encara: “Entiendo que vosotros ya no colgáis gente, solo los gaseáis, o les

inyectáis veneno en sus venas, o los quemáis con electricidad hasta que se mueren. Mucho más

civilizado.” (Zinn, 2012)

Parte de esta deshumanización social, si se pone atención, no es nueva, y el mismo Marx no es

ajena a ella desde su tiempo en vida, como nos lo refiere en la obra no sólo a nivel social, sino

incluso a nivel personal. Sus suegros, aristócratas, conociendo su necesidad económica sólo

pueden entender la necesidad como ausencia de elementos superfluos

…no te envían dinero, que es lo que necesitas desesperadamente. Te envían sábanas y

cubertería. Y una sirvienta. De hecho, no era mala idea. La sirvienta puede llevar las

sábanas y la cubertería a la casa de empeños y conseguir algo de dinero. Lenchen lo hizo

muchas veces... (Zinn, 2012)

el mismo Engels, amigo, editor, mecenas, no era capaz de entender sus necesidades “¡No

teníamos dinero para la compra y nos enviaba cajas de vino! Unas navidades cuando no

teníamos para comprar un árbol de navidad, Engels llegó con seis botellas de champaña”

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(Zinn, 2012), y ahora se puede preguntar, se deshumaniza hacia los extraños, pero ¿es

perdonable hacia los más cercanos? Sí, quizá estoy saliéndome de los temas que les interesan,

pero la deshumanización e incapacidad de comprensión hacia el otro, no perdona a nadie.

El CAPITAL

Si nos referimos de manera directa a El Capital y sus ideas, éstas se encuentran permeando

toda la obra, con sólo algunas referencias directas a él y el mejor comentario que hace de éste,

fuera de plantear lo “aburrido que puede ser” es a través de los ojos de Jenny, Marx en Soho

nos dice cómo

Ella veía El Capital como un profundo análisis. Enseñaba cómo el sistema

capitalista debe, en una cierta etapa de la historia, llegar a ser y producir un colosal

crecimiento de las fuerzas productivas, un incremento sin precedentes en la riqueza del

mundo. Y después cómo debe, por su propia naturaleza, distribuir esa riqueza de tal

manera que destruye la humanidad de ambos, trabajadores y capitalistas. Y cómo debe,

por su naturaleza, crear sus propios enterradores y dar pie a un sistema más humano.

(Zinn, 2012)

Continua siendo Jenny con quien dialoga para establecer la manera de escribir la obra

Ella quería que explicara la teoría de la plusvalía de manera que los trabajadores

comunes pudieran entenderla. Yo le decía, "Nadie puede entenderla sin antes entender

la teoría del valor trabajo, y cómo la fuerza de trabajo es una mercancía especial cuyo

valor es determinado por el coste de los medios de subsistencia y aun así da valor al

resto de mercancías, un valor que siempre excede el valor de la fuerza de trabajo" (Zinn,

2012)

Y es a través de Jenny que se explica sencillamente uno de los mensajes más

importantes que Zinn retoma de El Capital

Ella meneaba la cabeza: "No, eso no funcionará. Lo único que tienes que decir

es esto: tu empleador te da lo menos posible de salario, lo suficiente para que

sobrevivas y trabajes; pero de tu trabajo él saca mucho más de lo que te paga. Así

él se hace cada vez más rico, mientras tú sigues siendo pobre. (Zinn, 2012)

Es como si Zinn temiera que si Marx dice las cosas directamente, no vamos a entender del

todo, finalmente, como unos segundos antes lo dijo: Marx es muy aburrido y ese es un

problema para un público abierto, pero Jenny, así de humana que es, puede introducirnos, sin

dolor o resistencia alguna, a entender de manera sencilla las verdades del Capital y las

injusticias sociales que el sistema actual conlleva, como esta riqueza que los trabajadores

están produciendo cada vez más, cuando paradójicamente sus ingresos son cada vez menores;

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ya entendido sin problema, entonces es Marx quien puede hablar por sí mismo y nos aclara lo

que ha provocado hacia finales del siglo XX

Justo por lo que predije. Ahora el uno por ciento más rico de la población

estadounidense posee el 40% de la riqueza de la nación. Y este es el gran modelo de

capitalismo mundial, la nación que no sólo ha robado a su propia gente, sino absorbido

la riqueza del resto del mundo... (Zinn, 2012)

Claro y conciso al abordar las problemáticas sociales derivadas de la deshumanización

consecuente del sistema capitalista como el asunto principal de la obra, que ha llegado hasta

los aspectos más personales, que surgen a nivel social, presentes en la modernidad y progreso

de finales del siglo XX; Marx lee diversos encabezados muy actuales que exaltan el triunfo del

capitalismo y la riqueza de los accionistas, las maravillas tecnológicas y sus alcances, los

alcances de la libre empresa de la que los políticos se ufanan, cuya deshumanización reclama,

reclama porque vio la miseria del capitalismo y esa miseria fue la que lo impulsó a escribir El

Capital, vio la miseria humana en la explotación de los niños en las fábricas textiles de

Londres, mientras en Estados Unidos, Massachusetts, las pésimas condiciones laborales y de

vida provocaban la muerte temprana de jóvenes que apenas sobrevivían a diez años de

trabajo.

Ese sistema gubernamental que le apostó al capitalismo para lograr el progreso, pero soslayó

las condiciones infrahumanas que dicho progreso provocaba en la industria ya fuera textil o

ferroviaria por poner algunos ejemplos, y reprimió rebeliones y huelgas cuando buscaban

mejores condiciones, afectando a los dueños capitalistas. Sin embargo, esto no se ha quedado

en la historia, Marx muestra como sigue vigente y ha llegado a niveles mayores, se siguen

repitiendo los errores del inicio del sistema, la explotación de los hombres por el dinero que

llevó a la muerte de 25 personas en una fábrica procesadora de pollos en Hamlet, Carolina del

Norte, en 1991; la razón, las trabajadoras estaban prácticamente encerradas durante las horas

de trabajo en que se desarrolló el incendio, Marx reclama que si esto es progreso y es lo mejor

¿Podemos sentirnos orgullosos de este triunfo, “cuando uno de cada cuatro niños en EEUU

viven en la pobreza, cuando cuarenta millones de ellos mueren cada año antes de su primer

cumpleaños?” (Zinn, 2012); el progreso nos ha llevado al espacio “pero, ¿qué pasa con la gente

que se queda en la Tierra? ¿Por qué están tan asustados? ¿Por qué se vuelven drogadictos,

alcohólicos, por qué se vuelven locos y matan?” (Zinn, 2012) El triunfo del capitalismo, si se

considera cierto, y existe tal triunfo, ¿para quién? Y podríamos responderle: para verlo

publicitado en las revistas y pantallas.

En este mundo de apariencias del Capitalismo, Zinn, a través de Marx, dedicó la mayor parte

de sus escritos a una crítica del capitalismo, pero también un poco para describir que una

sociedad socialista podría ser similar, igual de aparente. No duda ni un momento Marx en el

Soho para cuestionar no sólo la mala interpretación de sus ideas, sino las consecuencias de

llevarlas a cabo de esa manera errónea “¿Saben estos idiotas qué es el comunismo? ¿Creen que

un sistema gobernado por un matón que asesina a sus compañeros revolucionarios es

comunismo?” (Zinn, 2012). Reclama la ignorancia sobre sus ideas, reclama el no haber

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logrado la asociación y libertad del individuo para su desarrollo como un ser humano

con compasión como objetivo principal del comunismo, “¿Piensan que alguien que se

llame a sí mismo comunista o socialista y actúa como un gánster entiende lo que es el

comunismo?” (Zinn, 2012) Señala directamente al comunismo oficial como una farsa, a la

represión del estado ruso “Ese monstruo (Stalin) que tomó todo el poder para sí mismo en

Rusia -y que insistía en interpretar mis ideas como un fanático religioso- cuando ponía a sus

viejos camaradas contra el muro antes de fusilarlos” (Zinn, 2012) es el ejemplo de lo contrario

por lo que Marx lucho en vida. “¡Se supone que el socialismo no reproduce las estupideces del

capitalismo!” (Zinn, 2012) La "dictadura del proletariado" deformada en la dictadura de un

partido, de un comité central, y peor aún en la dictadura de un solo hombre; cuando Marx

aclara “hablábamos de la dictadura temporal de la clase obrera. Las masas tomarían el Estado

y el gobierno por el interés común, hasta que el Estado se vuelva innecesario y desaparezca

gradualmente.” (Zinn, 2012)

Pero el estado “pseudo-comunista” estableció un sistema de castigo, igual que el capitalista,

Marx en Soho no puede menos que manifestarse en diversos momentos al respecto, él

reflexiona sobre lo que se dijo acerca del sistema de crimen y castigo cuando el estaba

escribiendo en el New York Daily Tribune en 1853: “¿No hay necesidad de reflexionar

profundamente sobre la alteración del sistema que engendra estos crímenes, en lugar de

glorificar el verdugo que ejecuta una gran cantidad de delincuentes para hacer espacio sólo

para el suministro de los nuevos?” (Zinn, 2012) "En vez de castigar a los individuos por sus

crímenes deberíamos destruir las condiciones sociales que engendran el crimen, y dar

a cada individuo las oportunidades que necesita en la sociedad para desarrollar su

vida" (Zinn, 2012). Ni el capitalismo ni el pseudo-comunismo como él lo llama lo logró.

Marx nos comenta: "Cien mil personas hacían cola antes del amanecer en Nueva York

para dos mil trabajos. ¿Qué pasará con los noventa y ocho mil restantes?” (Zinn, 2012) y la

pregunta lógica “¿Es por eso por lo que estáis construyendo más prisiones?” (Zinn, 2012)

“Aquí, en América, vuestras prisiones están repletas. ¿Quiénes están en ellas? Los pobres. Algunos

de ellos cometieron violentos y terribles crímenes. La mayoría son ladrones y narcotraficantes.

¡Creen en el libre mercado! Hacen lo que los capitalistas pero a menor escala...” (Zinn, 2012)

Podríamos considerar este otro triunfo del capitalismo. Lo más fácil sigue siendo desechar a

los humanos que no sirven para el sistema como se desechan las cosas, se arrumban o en el

peor de los casos se eliminan, contrario a lo que escribiera Marx en la carta que escribió a la

Tribuna de Nueva York en la que decía que la pena capital no podía ser justificada en

ninguna sociedad que se llamara civilizada.

Retomando la idea que dice “Las masas tomarían el Estado y el gobierno por el interés común,

hasta que el Estado se vuelva innecesario y desaparezca gradualmente” (Zinn, 2012) esto

suena a Anarquismo, temible palabra para cualquier sistema e incluso dentro del imaginario

colectivo, es por esto necesaria la presencia de Bakunin un anarquista aferrado que lleva su

ideología como forma de vida, lo que le permite llamar a Marx y Engels burgueses “si tenías un

piano en tu salón, si disfrutabas de pan fresco y vino, eras un burgués” (Zinn, 2012) Detenido

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y enviado a Siberia, logra escapar y recorre el mundo tratando de lograr la revolución donde

fuera con gran valor y poco éxito. Zinn imagina o inventa una visita de Bakunin para lograr

exponer sus ideas y sus discrepancias con Marx, lo presenta incivilizado, en algún momento lo

llama animal prehistórico, adueñándose temporalmente de la vida y la casa de todo aquel que

le conociera, apareciendo de repente,

Era su costumbre llegar a la hora de la cena (…) casi arranca la puerta de las

bisagras, entró, miró alrededor, sonrió con su sonrisa mellada, y dijo: "Buenas tardes,

camaradas." Y sin esperar respuesta, se sentó a la mesa, y empezó a engullir salchichas y

carne en enormes bocados, acompañándo-lo de queso, también, y un vaso tras otro de

brandy. (Zinn, 2012)

Bakunin despreciaba cualquier tipo de estado, aún fuese de obreros, si contaba con

instituciones de orden se convertiría en una tiranía. La relación entre Bakunin y Marx es tan

ríspida que Marx “en Soho” no duda en afirmar que la cabeza de Bakunin estaba llena de

basura anarquista, romántica, utopía sin sentido. Y que si no lo expulsaron de la Internacional

fue por intervención de Jenny “¿Por qué, preguntaba, los grupos revolucionarios con seis

miembros siempre amenazan con la expulsión?” (Zinn, 2012)

La presencia de Bakunin es la forma ideal de mostrar la Comuna de París del invierno de

1871. Movimiento insurreccional en el que aún Marxistas y Anarquistas seguían juntos. Las

pésimas condiciones sociales, la derrota de Bismarck y una silenciosa resistencia sin par

lograron que el ejército prusiano se retirara rápidamente, mientras los liberales no se

atrevieron a llegar a Paris tomada por el pueblo: trabajadores, amas de casa, dependientes,

intelectuales, ciudadanos armados. Conformando un gobierno colectivo

La gente reunida 24 horas al día, por toda la ciudad, en grupos de tres o cuatro,

tomando decisiones juntos, mientras la ciudad era rodeada por el ejército francés,

amenazando con invadirla en cualquier momento. París se convirtió en la primera

ciudad libre del mundo, el primer enclave de libertad en un mundo de tiranía. (Zinn,

2012)

Esto es lo que Marx en la obra consideró la dictadura del proletariado, una verdadera

democracia, que aún cuando vivió pocos meses, fue el primer cuerpo legislativo en la historia

que representaba a los pobres.

Sus leyes eran para ellos. Abolió sus deudas, pospuso sus alquileres, obligó a las casas

de empeño a devolverles sus más preciadas pertenencias. Rechazaron cobrar más que

los trabajadores, redujeron las horas que trabajaban los panaderos y planearon cómo

dar entrada gratis al teatro a todo el mundo. (Zinn, 2012)

Courbet, presidía la federación de artistas que abrieron los museos y montaron una comisión

para la educación de las mujeres, algo inaudito hasta entonces. El uso de la tecnología para el

bien de los demás como el uso del globo aerostático para lanzar panfletos en la zona rural que

decían "Nuestros intereses son los mismos."

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El objetivo de la escuela: enseñar a los niños a amar y respetar al prójimo, enseñar a luchar por

la justicia, educar con actos.

Muestra la comuna que destruyó todo lo despreciable del gobierno anterior, donde “La gente

compartía cosas. Parecían sonreír más a menudo. La amabilidad reinaba. Las calles eran

seguras, sin policía de ningún tipo. ¡Sí, eso era socialismo!” (Zinn, 2012)

Marx nos dio algunas pistas sobre el futuro que él describió con brillantes términos en la

sociedad creada por la Comuna de París de 1871, en los pocos meses de su existencia y que el

sistema no podía permitir, pues era peligrosa, inspiradora, podría ser un ejemplo que debía

ser eliminado; los ejércitos de la República tomaron París y comenzó la matanza con el

balance final de treinta mil muertos y el sometimiento de París a la ley marcial por cinco años

“la ahogaron en sangre. La Comuna fue aplastada por lobos y cerdos. Pero fue el más glorioso

éxito de nuestro tiempo” (Zinn, 2012)

La comuna aplastada por un sistema, el mismo que tanto Marx como Bakunin consideran que

deben de atacar y eliminar. Marx considera la construcción de una nueva sociedad sobre los

restos de la vieja en un tiempo determinado; Mientras el anarquista veía una revolución

totalizadora y absoluta, quitando de raíz todo en momento, aferrándose a la libertad con

peligro de perderla y que la revolución no llega por las ideas y teorías, sino por la necesidad, el

instinto y el hambre; pero estas palabras ferozmente crueles, no podían decirse directamente,

Zimm muestra esta férrea discusión que llega hasta los golpes por la imposibilidad de un

acuerdo ante tal discrepancia, en la que ambos tienen la razón, en una platica de borrachos,

pues “los niños y los borrachos siempre dicen la verdad”.

El sistema no es fácil de erradicar, el mismo Marx lo afirma “No tuve en cuenta el ingenio del

capitalismo para sobrevivir” (Zinn, 2012) y la forma que se logra esta sobrevivencia es la

alienación al progreso, la gente alienada en su trabajo, alienados de la naturaleza,

alienados de los otros porque están enfrentados luchando por sobrevivir “Y están

alienados de sí mismos, viviendo vidas que no son suyas, viviendo como no quieren vivir,

de manera que una buena vida es sólo es realizable en los sueños, en la fantasía.” (Zinn, 2012)

Marx no tenía más de veinticinco años, viviendo en Paris con Jenny, cuando escribió esto en el

notable documento, escrito solo unos años más tarde, conocido como Los manuscritos

Económicos y Filosóficos. Este es un fenómeno que vemos alrededor en nuestro tiempo, uno

que conlleva al resultado de la miseria psicológica y material de los humanos.

Marx en Soho nos confiesa que no creyó que el capitalismo llegara tan lejos y que se

reinventara para mantenerse vivo aún cuando desde muy temprano demostró ser un sistema

enfermo. Otra de las formas de mantenerlo vivo es por medio de la guerra que mantiene la

industria funcionando, que logra mantener, pese a lo ilógica que es, por medio de la alineación

que vuelve a la gente loca con el patriotismo y que se olviden de su miseria, patriotismo que

divide a la gente por sus fronteras; en Europa, África o Palestina la gente se mata por las

fronteras. Esto lo angustia

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¿No oísteis lo que dije hace ciento cincuenta años? ¡Borrad esas ridículas

fronteras nacionales! No más pasaportes o más visados, no más aduanas. No más

banderas ni promesas de lealtad a ninguna entidad artificial llamada nación.

(…)Los trabajadores de todos los países deben unirse contra las políticas externas

que son criminales, que utilizan los prejuicios nacionales, que derrochan, en

guerras, la sangre y la riqueza del pueblo Nos debemos unir más allá de las

fronteras nacionales para reivindicar sencillas leyes de justicia y moral en los

asuntos internacionales ¡Trabajadores del mundo, uníos!” (Zinn, 2012)

Y en esa frase, nuevamente retoma la esperanza que tiene del cambio; si, acepta que en 1848

se equivocó, que sus cálculos de la caída del capitalismo eran optimistas, pero no deja de tener

fe en la transformación de todo el sistema actual “La gente no es idiota. Recuerdo a vuestro

Presidente Lincoln cuando decía que no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo. Su

sentido común, su instinto por la decencia y la justicia, los llevará a unirse” (Zinn, 2012) Y

aunque en la actualidad el sentido común sea el menos común de los sentidos, considera que

puede pasar otra vez, pues ha pasado antes y esta vez a una escala mayor; la misma red de

globalización que el capitalismo ha extendido para libre mercado y lograr mayor

beneficio, está logrando una cultura mundial, en que tanto las mercancías, la gente y las

ideas están cruzando toda frontera; espera que de esta manera cuando la conciencia de

alienación y de transformación de todo en mercancía llegue, cuando hasta los intelectuales,

artistas, científicos… se den cuenta de esta voracidad del capitalismo que lo lleva a la muerte y

caos; y decidan elegir, decidan moverse ante esto, sea radical, pues “ser radical es simple-

mente llegar a la raíz de los problemas. Y la raíz somos nosotros.” (Zinn, 2012) Nada es

seguro, pero necesariamente, algo nuevo saldrá de esto.

Las ideas marxistas retumban a través del texto para mostrarnos que a 150 años, las cosas no

han cambiado mucho, como un deja vúh o una película que se repite, existen las mismas

injusticias capitalistas que le tocó ver, vivir y atacar a Marx hace 150 años, se convierte en el

vehículo de una crítica a la presunta muerte del pensamiento marxista, en el campo del

neoliberalismo imperialista de hoy. Zinn se revela, en un monólogo gracioso, chispeante,

agudo y muy crítico en el cual el pensamiento de Karl Marx está muy vivo y disponible para

una revolución futura.

Marx en Soho es también un llamado ingeniosamente construido para reconsiderar la teoría

socialista como una filosofía válida en estos tiempos. En este sentido Zinn logra un texto muy

bien escrito, en el que su pasión por la historia se funde con su vigor político para hacer de

este un esfuerzo memorable y un cebador lúcido para los lectores que deseen una revisión

sucinta dramatizada del marxismo. Y es en este punto en el que se puede reconsiderar que las

ideas plasmadas son si bien de Marx, mucho más de Zinn; desde la forma de presentar a Marx

en el contexto familiar, su dedicación a su matrimonio, su amor por los hijos, su admiración

hacia su esposa, son aspectos que el mismo Zinn comparte en su vida personal. Su vida

sindical y patriótica que lo llevan a ser más crítico y poder señalar desde la experiencia la

miseria humana del capitalismo en el que vivió.

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No es gratuito que lo mande al Soho de Nueva York, no sólo por ser el país en que Zinn vive, lo

manda al Soho Yuppie porque el sistema gringo ha mostrado a esta forma de vida como la

realización del sueño americano, símbolo de la deshumanización que vive y que aplastó a la

anterior forma de vivir en el Soho. Zin mismo comparte ese pasado judío y se plantea una

espiritualidad que no siempre coincide con una religión, pero reconoce cierta verdad en

diversos dogmas. Zinn, quien durante tantos años fue maestro, no dudó en considerar que la

educación es la clave del futuro, como lo es con Eleanor, o como lo cuestiona después “¿Pero

qué mierda enseñan en la escuela ahora? ¡Veis mucho, pero sabéis tan poco! ¿Es que

nadie lee Historia?” y el no se conformó con la historia tradicional, escribió la otra historia;

pues sabe también que siempre las cosas se interpretan y se mal interpretan, por lo que

es necesario aclarar, siempre aclarar y crear la conciencia sobre esto y las

consecuencias que conlleva, uno de sus máximos orgullos y misiones como docente era

lograr esa “cabal conciencia de clase” y una conciencia social, para modificar la sociedad.

Para Howard Zinn, la misión de la prensa y su poder sería a lo largo de su vida, un elemento de

gran discusión y disertación, señalando la falta de ética y subjetividad de la prensa para

publicar hechos sin corroborar, por todas las fuentes, la realidad de las cosas, como sucedió

con la supuesta existencia las armas de destrucción masiva que han provocaron más de una

invasión norteamericana y después se ha desmentido, desinformando y provocando en el

pueblo estadounidense, por medio de la desinformación, el apoyo irrestricto a masacres sin

justificación; solapando y alimentando la mal interpretación de la realidad, la intolerancia, una

forma negativa de patriotismo y, por lo tanto, la violencia en todos los niveles, hasta la guerra.

Presentar a Marx con humor es también un mérito que Zinn llevaba en su vida, recordado

como un maestro ingenioso y divertido, que cuestiona la realidad y antepone la humanidad de

la sociedad hasta sus últimas consecuencias, promoviendo luchas sociales, cuestionando al

gobierno y a los sistemas en toda escala para lograr sistemas más humanos, con mayor

justicia y equidad, respetando los derechos. Durante su vida lucho por mejorar, y si fuera

posible (que no lo fue), suprimir el sistema carcelario, que se lograría por medio de la

educación verdadera en valores y civilidad.

Declarado pacifista, crítico mordaz de las políticas bélicas y violentas en todos los niveles,

Howard Zinn se declara abiertamente Anarquista, más no de la misma manera que muestra a

Bakunin, él mismo declara: “Yo soy anarquista y de acuerdo con los principios anarquistas,

los estados-nación se convierten en obstáculos para una globalización verdaderamente

humanista.” (Zinn, 2012) Sabe que enfrentarse al sistema no es fácil, lo ha visto y vivido, como

todo aquello que es diferente y pone en peligro el estatus es arrasado. La conciencia de clase

es el arma contra la alienación y como se dio cuenta desde muy joven el sueño americano es

eso, un sueño que promueve la miseria material y psicológica del ser humano. Como pacifista,

fue uno de los protagonistas del escándalo por los informes armamentistas que promovieron

la guerra en la época de Reagan. Ante todo, Zinn rescata ese optimismo por el cambio con el

que vivió toda su vida, no dudaba en que algún cambio debe haber, alguno se dará, tomando

en cuenta la estructura de comunicación que el mismo capitalismo ha creado, pero

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considerando que se debe cambiar profundamente, no se puede trabajar en estructuras

institucionales existentes, pues el peligro de corrupción es muy grande “Al trabajar con el

sistema político que envenena el ambiente, pues se envenenan incluso las organizaciones

progresistas, como puede verse ahora en USA” (Zinn, 2012) en una entrevista declara:

Creo que el primer paso que debemos dar es organizarnos y protestar contra el orden

existente –contra la guerra, contra la explotación económica y sexual, contra el racismo,

etc.- Pero organizarnos de manera que los medios se correspondan con los fines,

organizarnos de manera que podamos crear el tipo de relaciones humanas que debería

existir en la sociedad del futuro. Eso significa organizarnos sin autoridad centralizada, sin

liderazgo carismático, de una forma que escenifiquemos en miniatura el ideal de la

sociedad igualitaria del futuro. De esta manera se podría hacer una representación de

cómo debería ser la sociedad del futuro y se crearía una satisfacción inmediata, aunque no

hayamos logrado el fin último. (Zinn, 2012)

Su gran talento como autor dramático es una virtud que ya va unida estrechamente a su

condición primordial de gran historiador independiente y desmitificador.

He aquí, pues, una expresión dramática situada en una línea original de teatro político, que

resulta ser, paradójicamente, tan rigurosa en el plano de la realidad histórica y del

pensamiento, como imaginativa, y hasta libertaria, en el de la expresión teatral.

Sin duda se puede considerar dentro de un teatro político, en este sentido se podría incluso

decir que este texto se plantea como posibles pasos hacia la aparición en los escenarios de una

nueva noción de "teatro político", que tendría sus raíces en lo que en el siglo XX fueron las

tentativas de Piscator, Brecht o Peter Weiss (y otros muchos). De todos modos, no hay que

olvidar que el "teatro político", como una empresa artística, combativa y radical, nutrida con

un pensamiento de izquierda, nunca ha dejado de tener vigencia en los escenarios europeos,

por ejemplo, en la presencia incomparable de Dario Fo. Pero es el caso que ahora aparecen

nuevos signos en ese sentido, entre los cuales se pueden reseñar fenómenos como el de que

en los EE.UU. se ha representado con éxito la obra "Marx en el Soho" de Howard Zinn

Recapitulando respecto a la veracidad de los hechos que se presentan en la obra, Howard Zinn

lo dijo claramente, afirmando que en su obra

los principales acontecimientos de la vida de Marx y de la historia de su época son

básicamente ciertos: su matrimonio con Jenny, su exilio a Londres, la muerte de sus tres

hijos y los conflictos políticos de aquellos momentos: la lucha de los irlandeses contra

Inglaterra, las revoluciones europeas de 1848, el movimiento comunista, la Comuna de

París. (Zinn, 2012)

La discusión ideológica con Bakunin es real, la visita como tal, no Los detalles son veraces

deducciones de diversas biografías de ideas acerca de su vida privada, así como la biografía,

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que Zinn calificó de brillante, del escritor inglés Yvonne Zapp, en la que se relatan los detalles

de la vida de la familia Marx en Londres.

Pero Zinn espera que su obra -nos dice- "ilumine no sólo aquel tiempo y el lugar de Marx en él,

sino nuestro tiempo y nuestro lugar en él" (Zinn, 2012). Eso le otorga su gran actualidad en el

día de hoy, cuando se ha producido, como Sastre denuncia en su reciente librito "Los

intelectuales y la Utopía", tan masivo desplazamiento de intelectuales y artistas hacia la

derecha más reaccionaria, y ellos se dedican a certificar, en los más importantes media y con

la dudosa fuerza de su maltrecho prestigio, el carácter definitivamente obsoleto del marxismo.

La cosa empezó hace muchos años, con chistes como aquel que decía: "Dios ha muerto, Marx

ha muerto, y yo no me encuentro muy bien del todo". (Zinn, 2012)

En esta obra Zinn nos recuerda a Marx "¡Gracias a Dios, un auditorio! Me alegro de que hayáis

venido. No habéis hecho caso de esos idiotas que han dicho: ¡Marx está muerto! Bueno, lo

estoy... y no lo estoy". Y nos recuerda que hay que

hablar de la increíble riqueza que tiene la Tierra para los seres humanos. Dar a la

gente lo que necesita: comida, medicinas, aire limpio, agua pura, árboles e hierba,

casas agradables donde vivir, algunas horas de trabajo, más horas de ocio. No

preguntéis quién lo merece. Todo ser humano lo merece. (Zinn, 2012)

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