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Reseña sobre el libro Apuntes de Arreola en Zapotlán de Vicente ZacariasTRANSCRIPT
Diálogo en espiral: Apuntes y fragmentos de Arreola
Como bien advierte Sara Poot “Leer a Arreola es una
afición que envicia” pocos escritores con una capacidad tan
deslumbrante que deja a ciego al lector más experto; su
capacidad erudita, su don para transformar la palabra en una
materia casi perfecta, lo vuelven un escritor-conversador
único y delicioso. Digo escritor-conversador porque cada texto
nos invita al diálogo, y en Arreola esa charla se vuelve espiral
que nos envuelve, nos arrastra y nos deja ver al hombre
desnudo en su materia prima: la condición humana.
Como Vicente Preciado nos advierte en el prólogo, nos
enfrentamos con un libro que se construye a pedazos, de
fragmentos, cuando uno se sumerge en el espiral de la
lectura, siente que Arreola le susurra al oído palabras sueltas;
en algunas se detiene a explicarnos el origen de una palabra,
nos corrige la pronunciación del francés o el alemán, nos
aclara una idea, una recomendación literaria se asoma entre
las letras, brinca un chiste y un consejo; el maestro transpira
conocimiento, parece que hacer crítica literaria o poesía es
tan sencillo para él como nombrar un objeto.
La lectura de este libro es una delicia, nos encontramos
con un Arreola consumado, reflexivo, tierno y humorístico, las
palabras que salen de los labios del maestro son un privilegio,
pues confiesa que se ha negado a escribir: “Mientras más
viejo soy, más de doy cuenta de que como escritor no hice
más que vaciar pensamientos ajenos en moldes sintácticos.
Por eso dejé escribir porque antes era inconsciente de mis
prácticas sustitutivas; con los años me di cuenta de que soy
un pastichero y plagiador”.
Apuntes de Arreola en Zapotlán, puede leerse como un
atlas de recomendaciones literarias, donde el maestro nos va
guiando por un sinfín de lecturas que moldearon su paladar
literario. Debo confesarles que la lista es abrumadora, y
advertirles que cuando terminen el libro, se darán de cuenta
del reto que es seguir las migas literarias de Juan José Arreola,
pues para comprenderlo tenemos que tener a la mano un
cumulo de referencias literarias: desde la biblia, pasando por
Claudel y terminado por Ortega y Gasset.
Además de tener un sinfín de recomendaciones de
lectura, es un libro único porque nos acerca a las influencias
de Arreola y sus lecturas: Claudel, Neruda, Papini, Kafka,
Baudelaire, entre otros muchos; lecturas que no sabía que el
maestro había realizado se muestran ante mí: Eliade y Otto,
debo confesarles que me siento halagada de compartir ciertas
lecturas y autores con mi querido Arreola, ¿y quién no?
Una de las singularidades que nos ofrece Arreola como
escritor es la lucidez del proceso reflexivo de su creación, esto
se puede mirar de manera transparente en Apuntes de
Arreola en Zapotlán, el maestro se despoja de sus secretos,
nos comparte, por ejemplo, que cuento “Pablo” (uno de mis
favoritos) nace de la lectura de Lo sagrado de Otto; denuncia
la presencia de Kafka en “De balistica” y nos revela que en “El
Guardagujas” después de que el forastero preguntaba dónde
estaba la estación T, al final pregunta por la estación X por
error, al maestro se le fue la X en lugar de la T ¿cuántos
críticos no le dieron una carga simbólica a la X? qué le vamos
hacer, es el inconveniente que trabajar con sujetos vivas, y la
literatura es movimiento, danza que nos envuelve en
laberintos de letras.
Y la literatura de Arreola no es la excepción, el maestro
tuvo la capacidad de comprenderse y construir su proyecto de
escritura, presume: “Yo fui poeta; luego escritor de prosa y
prosa poética.” En esas palabras se resume su proyecto
literario, motivado por descubrir dentro de sus textos la
condición humana, buscando el paraíso perdido y a su Eva
ausente.
Para finalizar, siendo congruente con la esencia del libro,
rescataré algunos fragmentos con la intención de seducirlos e
invitarlos a que se acerquen al libro:
Tú eres en la medida que recuerdas. No se te olvide…
La muerte es una vida evitada. Camina uno para no caerse.
La lectura es un acto de libertad.
La cultura es lo que aumenta el ser.
Uno está cansado del miedo de vivir.
Las palabras son criaturas que como piezas de ajedrez se
acomodan para poder decir cosas bellas.
GRACIAS