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AP LENGUA Y CULTURA ESPAÑOLA Obligaciones académicas para el verano 2014 1. Leer los siguientes artículos. 1. “Tiempo de juego” 2. “En esto creo: “Educación” por Carlos Fuentes 3. “Facebook, el monstruo de las dos cabezas” 4. “La situación de los pueblos del Lago Atitlán” 5. “30 años de mall6. “Homenaje a las madres de la tradición artesana” Vas a tener un examen la primera semana de clase. 2. Prepararte para discutir la siguiente pregunta en una discusión en clase (Harkness Table Discussion). Pregunta: ¿Cuál es la importancia de las redes sociales en el mundo actual y de qué manera lo están transformando? Tienes que apoyar tu opinión con artículos y videos de internet. Aquí tienes unas sugerencias para encontrar videos y artículos. Tendrás que entregar una lista con las direcciones de tus fuentes antes de la discusión. www.rtve.es www.bbcmundo.com 3. Estudiar las tres columnas de la lista de falsos cognados. Vas a tener un examen la primera semana de clase ****PENSAR Y SOÑAR EN ESPAÑOL**** Espero que pasen un verano estupendo

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AP LENGUA Y CULTURA ESPAÑOLA

Obligaciones académicas para el verano 2014

1. Leer los siguientes artículos.

1. “Tiempo de juego” 2. “En esto creo: “Educación” por Carlos Fuentes 3. “Facebook, el monstruo de las dos cabezas” 4. “La situación de los pueblos del Lago Atitlán” 5. “30 años de mall” 6. “Homenaje a las madres de la tradición artesana”

Vas a tener un examen la primera semana de clase.

2. Prepararte para discutir la siguiente pregunta en una discusión en clase (Harkness Table Discussion). Pregunta: ¿Cuál es la importancia de las redes sociales en el mundo actual y de qué manera lo están transformando?

Tienes que apoyar tu opinión con artículos y videos de internet. Aquí tienes unas sugerencias para encontrar videos y artículos. Tendrás que entregar una lista con las direcciones de tus fuentes antes de la discusión.

www.rtve.es www.bbcmundo.com

3. Estudiar las tres columnas de la lista de falsos cognados. Vas a tener un examen la primera semana de clase

****PENSAR Y SOÑAR EN ESPAÑOL**** Espero que pasen un verano estupendo

8/13/13 Historia | Tiempo de Juego

www.tiempodejuego.org/node/30 1/2

Historia

Lo primero fue el fútbol. Un entrenador, un puñado de jóvenes, un balón, una pequeña cancha

de asfalto, una rutina que se apoderó de los sábados. Luego llegó el uniforme y con él nació

oficialmente el Club Independiente Cazucá. Faustino Asprilla y Lucas Jaramillo subieron la loma

y jugaron con ellos. Y bajo el influjo de esa camiseta negra con líneas blancas fue aumentando

el número de jugadores, de jóvenes y de muchachas que esperaban a que llegara el sábado

para escapar transitoriamente de los problemas que los rodeaban –de las pandillas que los

asediaban, de las drogas que ya habían atrapado a sus hermanos, de la pobreza que los

aquejaba– y entregarse al fútbol con alegría y con pasión. Bastó con ver sus sonrisas

extendidas, oír sus bromas y sus carcajadas, observar la puntualidad con que llegaban a la cita

de los sábados, para que Andrés Wiesner y sus compañeros de la Universidad de la Sábana

pudieran constatar que los jóvenes de Altos de Cazucá no eran un problema, sino más bien

una solución.

Así se selló desde entonces la esencia de lo que más adelante se convertiría en la Fundación

Tiempo de Juego: lo que sucedía cada sábado dependía de lo que hicieran los jóvenes de la

comunidad. Antes que un programa para ellos, se fue forjando un programa de ellos, y el

crecimiento vertiginoso de asistentes, sumado a la limitación de espacios y de medios, no

fueron un obstáculo para continuar con las actividades, sino un incentivo para organizarlas

mejor. Aquellos jóvenes de Cazucá que llevaban más semanas o tenían mayor liderazgo

asumieron el reto de coordinar a los otros. No se trataba de que un aficionado fuera a la

comunidad y dirigiera un entrenamiento o un partido de fútbol. Ellos mismos podían hacerlo,

ellos mismos lo harían, ellos mismos lo hacen.

Bajo esa premisa nació Tiempo de Juego. Y con ese norte ha venido creciendo en estos seis

años. De la cancha de fútbol se pasó a una sede, en la que se realizan actividades artísticas,

talleres de lectura, clases de sistemas, cursos de baile, juegos, programas de capacitación,

reuniones, encuentros, eventos. De los entrenamientos de los sábados se pasó a una agenda

completa con alternativas interesantes desde el lunes hasta el sábado, para ocupar de forma

productiva y entretenida las largas horas en las que el vicio solía acompañar al ocio. De Altos

de Cazucá se pasó a Cartagena, donde los niños y los jóvenes de las faldas de La Popa se

Pasos

¿Quieres ser voluntario de Tiempo

de Juego?

Estos son los pasos a seguir:

Completa el formulario

Contáctanos y cuéntanosbrevemente por qué quieresser voluntario y qué tegustaría hacer.Asiste a Tiempo de Juego unsábado (en Cazucá oCartagena). Si no puedesasistir, acuerda una reuniónpor Skype o por teléfono connosotros. En la reunión o entu visita acordarás lasactividades que realizaráscomo voluntario.Firma un compromisosimbólico con Tiempo deJuego.Mete todos los goles quepuedas como parte delEquipo.

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8/13/13 Historia | Tiempo de Juego

www.tiempodejuego.org/node/30 2/2

apropiaron del modelo y lo adaptaron a sus circunstancias. En fin, de ser un programa informal

y de crecimiento espontáneo, se pasó a constituir una Fundación con una amplia

infraestructura de servicios y una visión muy sencilla, pero a la vez muy ambiciosa: hacer

realidad los sueños de los niños.

¡Usted también puede ayudar a que estos sueños se realicen!

AQUÍALGUNOS TESTIMONIOS

Contacto

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Alianzas

Todos los derechos reservados - Fundación Tiempo de Juego - 2012desarrollado por [ 79 ★ 79 ] estudio Web & agencia Gráfica

EDUCACIÓN, por Carlos Fuentes

La educación se ha convertido en la base de la productividad. Entramos al siglo XXI con una

evidencia: el crecimiento económico depende de la calidad de la información y ésta de la calidad de la

educación. El lugar privilegiado de la modernidad económica lo ocupan los creadores y productores de

información, más que de productos materiales. Cine, televisión, casetes, las industrias de la

telecomunicación y las productoras de los instrumentos y equipos procesadores de información están hoy en

el centro de la vida económica global. Los ricos de antaño producían acero (Carnegie, Krupp, Manchester).

Los ricos de hogaño producen equipos electrónicos (Bill Gates, Sony, Silicon Valley). Esto es cierto y por

eso hay que contrastarlo con los hechos. El abismo de la pobreza de la pobreza en los países del llamado

tercer mundo se traduce en niveles decrecientes de educación. Hay 900 millones de adultos iletrados en el

mundo, 130 millones de niños sin escuela y cien millones de niños que abandonan sus estudios en los grados

primarios. Las naciones del Sur cuentan con el 60 por ciento de la población mundial de estudiantes pero

con sólo el 12 por ciento del presupuesto mundial para la educación. En México, la tasa de escolaridad es de

seis años y medio. En Argentina es de nueve y en Canadá de doce. En la secundaria y la preparatoria sólo

28 de cada cien jóvenes entre los 16 y los 18 años reciben instrucción en México, y en las universidades, sólo

el 14 por ciento de los jóvenes entre 19 y 24 años alcanza ese nivel educativo. Y en el posgrado, sólo el dos

por ciento de los egresados de las universidades hace maestrías y un 0.1 por ciento son latinoamericanos. El

95 por ciento de los científicos pertenecen al primer mundo.

El derecho de la educación, dice Nadine Gordinmer, es un derecho humano tan esencial como el

derecho al aire y al agua. El mundo gasta anualmente 800 mil millones de dólares en armamento pero no

puede reunir los 6 mil millones al año necesarios para dar escuela a todos los niños del mundo en el año

2010. tan sólo un uno por ciento de rebaja en gastos militares en el mundo (datos de la Unesco y el Banco

Mundial). Un avión de caza para una fuerza aérea latinoamericana cuesta tanto como ochenta millones de

libros escolares.

La base de la desigualdad en América Latina es la exclusión del sistema educativo. La estabilidad

política, los logros democráticos y el bienestar económico no se sostendrán sin un acceso creciente de la

población a la educación. ¿Puede haber desarrollo cuando sólo el 50 por ciento de los latinoamericanos que

inician la primaria, la terminan? ¿Puede haberlo cuando un maestro de escuela latinoamericano sólo gana

cuatro mil dólares anuales, en tanto que su equivalente alemán o japonés percibe cincuenta mil dólares al

año?

Soluciones. Fortalecer la continuidad educativa, la cadena de pasos que impida los dramáticos

vacíos que hoy se dan entre la educación básica y la educación para la tecnología y la informática. Fortalecer

el magisterio. No es posible exigirle al maestro latinoamericano cada vez más labor y más responsabilidad,

pero con salarios cada vez más mermados y con instrumentos de trabajo cada vez más escasos. El futuro de

América Latina se ilumina cada vez que un maestro recibe mejor entrenamiento, mejora su estatus y aumenta

sus presencia social. Además, en el acelerado pero aún difícil proceso de democratización de nuestros

países, el maestro tiene el derecho de todo ciudadano de participar en política, pero también tiene una

obligación más exigente de ampliar en la clase el concepto de politización, más allá de la militancia

partidista, pero no por la vía de una abdicación o un disimulo, sino mediante la inteligencia de que es en la

escuela donde se implanta el concepto de politización, trasladándolo del concepto de poder sobre la gente al

de poder con la gente. Hoy, la ampliación de la democracia en la escuela consiste en saber qué es el poder;

cómo se distribuye entre individuos, grupos y comunidades; cómo se reparten los recursos de países ricos

poblados por millones de pobres; y entender que la militancia ciudadana no se limita a los partidos, sino que

se puede ejercer, efectivamente y en profundidad, desde la pertenencia a clase social, sexo, barrio, etnia o

asociación.

El capitalismo triunfó sobre el feudalismo porque multiplicó oportunidades para la ciudadanía,

empezando por la educación. Los capitalistas latinoamericanos deben contribuir a la creación de bancos

nacionales para la educación en cada uno de nuestros países, con fondos y administración mixtas y

representación de la empresa, el estado y la sociedad civil, que con espíritu de justicia, de eficiencia y de

provecho para todos los factores, invierta en la base educativa del país, distribuya préstamos y también

donaciones y becas, tanto a los planteles más necesitados como a los más necesarios, desde las escuelas

rurales y artesanales a las de alta tecnología. Y desde luego, a la universidad.

Creo en la universidad. La universidad une, no separa. Conoce y reconoce, no ignora ni olvida. En

ella se dan cita no sólo lo que ha sobrevivido, sino lo que está vivo o por nacer en la cultura. Pero para que

la cultura viva, se requiere un espacio crítico donde se trate de entender al otro, no de derrotarlo – y mucho

menos, de exterminarlo: universidad y totalitarismo son incompatibles. Para que la cultura viva, son

indispensables espacios universitarios en los que prive la reflexión, la investigación y la critica, pues éstos

son los valladares que debemos oponer a la intolerancia, al engaño y a la violencia.

En la universidad, todos tenemos razón pero nadie tiene razón a la fuerza y nadie tiene la fuerza de

una razón única.

Y en la universidad, aprendemos, al cabo, que nuestro pensamiento y nuestra acción pueden

fraternizar. Ciencias y Humanidades. Lógica unívoca y poética plurívoca. ¿No caben, no se complementan,

no florecen juntas estas plantas en el terreno y bajo el techo de la universidad?

Pero la universidad es un estadio – el superior, sin duda – de un proceso educativo que parte de la

escuela primaria y se prolonga hoy en la escuela permanente: la educación vitalicia. Repito: no hay progreso

sin conocimiento y no hay conocimiento sin educación. De allí que la educación, de manera explícita,

encabece hoy la agenda en todas las naciones del mundo, las más desarrolladas así como las que se

encuentran en vías de desarrollo.

Aceptemos, desde luego, que la cultura precede a la nación y a sus instituciones. La cultura, por

mínima y rudimentaria que sea, es anterior a las formas de la organización social, a la vez que las exige.

Distintas formas de cooperación y división del trabajo han acompañado, desde el alba de la historia, el

desarrollo de las técnicas, la difusión de conocimientos y los conflictos surgidos de las fricciones entre

lenguas, costumbres y territorios, entre la generosidad materna, que abraza a todos los hijos por igual, y la

necesidad paterna que los separa, designa primogénitos, divide la tierra, hereda los bienes, instala poderes y

establece la obligación de defender, preservar, aumentar el patrimonio y ahuyentar al otro, al demonio, a la

catástrofe natural, al dios enemigo y a la muerte, vista como crimen original, como asesinato divino.

A lo largo de este proceso se van creando maneras de ser, maneras de comer, de caminar, de

sentarse, de amar, de comunicarse, de vestir, de cantar y bailar. Maneras de soñar también. Todo ello

conforma día a día una cultura, creando lo que Ortega y Gasset llamó una constelación de preguntas a las

cuales respondemos con una constelación de respuestas. Y añade el filósofo español: puesto que muchas

respuestas son posibles, ello significa que muchas culturas han existido y existen. Lo que nunca ha existido

es una cultura absoluta, es decir, una cultura que de respuesta satisfactoria a todas las preguntas. Por ello, la

cultura y la universidad como eje de la misma aspiran, doblemente, a tener raíz y vuelo, a tocar el piso local

y a ascender al firmamento universal.

Radiquémonos pues, para empezar, en nuestro suelo, mexicano y latinoamericano.

Y seamos francos: nuestra extraordinaria continuidad cultural latinoamericana no ha encontrado aún,

plenamente, continuidad política y económica comparables.

Una nación, nos recuerda Isaiah Berlin, se construye a sí misma a partir de las heridas que ha

sufrido. Herida por sí misma y por el mundo – conquista, colonia, revoluciones, imperialismo -, la América

Latina, a pesar de sus agravios, ha logrado crear naciones que, en lo esencial mantienen las fronteras de la

época independentista y aun de la administración colonial: no somos los Balcanes. No perdamos ni nuestra

unidad nacional propia ni nuestra fraternidad iberoamericana compartida, a fin de alcanzar, al cabo, una

posición internacional generosa y abierta, sin chovinismos ni xenofobias.

La base para todo ello es consolidar la identificación de nación y cultura. La nación es fuerte si

encarna en su cultura. Es débil si sólo enarbola una ideología. Mi pregunta es ésta: ¿puede la educación ser

el puente entre la abundancia cultural y la paucidad política y económica de la América Latina? No, no se

trata de darle a la educación el carácter de curalotodo que le dimos a la religión en la Colonia (resignaos), a

las constituciones en la independencia (legislad), a los estados en la primera mitad del siglo XX

(nacionalizad) o a la empresa en su segunda mitad (privatizad). Se trata, más bien, de darle su posición y sus

funciones precisas en el proceso educativo tanto al sector público como al privado, sin satanizar ni a uno ni a

otro, pero sujetando a ambos a las necesidades sociales del conjunto manifestadas y organizadas por el tercer

sector, la sociedad civil.

La sabiduría clásica nos dice que de la diversidad nace la verdadera unidad. La experiencia

contemporánea nos dice que el respeto a las diferencias crea la fortaleza de un país, y su negación, la

debilidad. La memoria histórica nos confirma, en fin, que el cruce de razas y culturas está en el origen de las

grandes naciones modernas. No hay educación latinoamericana que no atienda a las particularidades

nacionales y regionales del continente. Podemos confiar en que de nuestra diversidad respetada nacerá una

unidad respetable.

La educación, en todas partes, requiere un proyecto público que la apoye. En su ausencia, la

explosión de la demanda puede conducir a un submercado de baja calidad para la población, aunque de alta

rentabilidad para sus dueños. Defendamos la educación pública. Pero el proyecto público requiere la

cooperación del sector privado, que sin un proyecto público acabará marginando a sus posibles

consumidores, toda vez que no es concebible en ninguna parte del mundo mayor producción sin mayor

educación, ni mejores niveles de vida sin ambos.

Requiere también, me apresuro a añadir, el apoyo del tercer sector, que incluye a buena parte del capital

humano del país. A veces, donde la burocracia es ciega, la sociedad civil identifica los problemas de la aldea

perdida, de la mujer que es madre y trabajadora, del barrio urbano donde habitan los olvidados de Luis

Buñuel: la favela, la villa miseria, la ciudad perdida... La chabola.

Creo que la educación debe ser un proyecto público apoyado por el sector social. Su base es la

educación primaria: que ningún hombre o mujer de dieciséis años o menos se encuentra sin pupitre. Su meta

es la educación vitalicia: que ningún ciudadano deje jamás de aprender. La enseñanza moderna es un

proceso inacabable: mientras más educado sea un ciudadano, más educación seguirá necesitando a lo largo

de su vida. Su prueba – la prueba de la educación – es ofrecer conocimientos inseparables del destino del

trabajo. educación artesanal para los reclamos de la aldea, del barrio, de la zona aislada. educación para la

salud. Educación para el ahorro. Todo esto nos exige la base social de nuestros países. Y educación, en fin,

para la democracia y en la democracia en la nueva latinidad americana. Tenemos que activar la iniciativa

ciudadanas, la vida municipal, las soluciones locales a problemas locales, todo ello dentro de un marco legal

de división de poderes, elecciones transparentes y fiscalización de las autoridades.

Nadie pierde conocimientos si los comparte.

Las culturas se influencian unas a otras.

Las culturas perecen en el aislamiento y florecen en la comunicación.

La universidad está llamada, por su nombre mismo, a mediar entre las culturas, desafiando

prejuicios, extendiendo nuestros límites, aumentando nuestra capacidad para dar y recibir y nuestra

inteligencia para entender lo que nos es ajeno.

En la universidad podemos abrazar la cultura del Otro a fin de que los Otros puedan abrazar nuestra

propia cultura.

Referencia:

Fuentes, C. (2002). En esto creo. México, D.F.: Seix Barral / Planeta. (págs. 57-63)

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dl Tecnología Internet

Por: MELBA ESCOBAR DE NOGALES | 9:12 p.m. | 19 de Julio del 2012

Facebook es el resultado de una sociedad confesional donde se promueve la autoexposición pública.

Foto: http://www.eltiempo.com/noticias/facebook

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Facebook, el monstruo de las dos cabezas

La red social puede ser una herramienta de la libertad, pero también de represión.

Si  Facebook fuese un país, sería el tercero más populoso de la tierra, con

900 millones de habitantes. A pesar de este éxito avasallador, el invento

de Mark Zuckerberg, su fundador, quien a los 28 años ocupa el puesto 35

en la lista Forbes de los hombres más ricos del mundo, sigue siendo un

gran interrogante.

La red, creada por un universitario hace tan solo ocho años, surge como un

espacio virtual desde donde podemos conectarnos con amigos y conocidos,

así como expandir nuestras relaciones sociales.

La aparición de un capital social que se construye a través de las redes

ha contado con el entusiasmo de los medios de comunicación y ha

servido para que muchos se sientan en una nueva era del activismo

político.

En Colombia, uno de los países con mayor número de usuarios en

Facebook, contamos con una marcha masiva organizada en contra de las

Farc a través de la red, la más numerosa de la que haya registro en años

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Martes 13 de agosto de 2013

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8/13/2013http://www.eltiempo.com/tecnologia/internet/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIO...

recientes.

Los indignados también la han usado para convocar a sus simpatizantes y

exponer sus ideas. La primavera árabe, la persecución al sanguinario

rebelde africano Kony, el repudio al secuestro, son, entre otras tantas,

algunas de las nobles causas que se promocionan en la red.

A nivel nacional, la muestra de poder más reciente fue la manifiesta

indignación contra la Reforma de la Justicia, expresada a través de

Facebook y Twitter, una verdadera tempestad que desató la ira de la

opinión pública, contagió a los medios de comunicación y, sin duda,

contribuyó a su descalabro.

Estas luchas políticas y sociales, a lo largo y ancho del planeta, son

reales, tienen lugar en el día a día y justifican el que Zuckerberg, con

sus rizos rubios y sus tenis viejos, haya querido vendernos Facebook

como un instrumento para construir un mundo más democrático y

participativo, idea que ha sido ampliamente secundada por funcionarios

de la Casa Blanca, como es el caso de Hillary Clinton y Ed Pilkington.

Sin embargo, a esta tesis no le faltan detractores. Entre ellos se cuenta

Evgeny Morozov, quien, procedente de Bielorusia, publicó en Estados

Unidos el libro titulado 'Engaño en la red', donde expuso que, según Al-

Jazeera, los gobernantes de Irán encontraron a los disidentes precisamente

a través de Facebook, para luego llevarlos a la cárcel y aislarlos.

Por otra parte, como menciona un reciente editorial de la revista 'Arcadia',

los medios de comunicación han sucumbido a la esclavitud del clic para

estar cada vez más a merced de los gustos de las mayorías, gustos que

inciden sobre las portadas, los editoriales, las páginas de opinión y los

artículos, a menudo a favor del amarillismo, la frivolidad y el morbo

colectivo.

La prominencia numérica, antes fundamental en el rating de la

televisión, hoy en día se suma en comentarios, seguidores y réplicas a

través de redes sociales, portales y blogs.

Es así como, casi sin darnos cuenta, comenzamos a comportarnos como

productos, siempre buscando tener más compradores, en función de la

identidad más "vendedora".

Esta conducta, popularizada entre individuos de todo el planeta, también se

ha convertido en norma en los medios de comunicación, llevando a que los

seguidores impongan su propia agenda.

Si la gente quiere hablar de una violación en el parque Nacional, todos

hablarán sobre el tema. O si prefiere el caso Colmenares, este será servido

una y otra vez en el plato de los radioescuchas, lectores de noticias y

televidentes, hasta que simplemente se hastíen de pedirlo.

Así, como un monstruo de dos cabezas, Facebook se presenta al mismo

tiempo como una herramienta para la libertad y la coerción.

Aunque tiene el potencial para convertirse en el Gran Hermano, la

diferencia con la versión de George Orwell es que en ella las cámaras y

micrófonos eran instaladas en contra de la voluntad de sus habitantes,

mientras que en Facebook aportamos información privada de forma

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voluntaria, constante y sin esperar retribución alguna. En resumen: el

sueño dorado de todo gobierno totalitario.

Chávez tiene medio millón de seguidores y en China hay blogers a sueldo

que se encargan de difundir los mensajes del Partido.

Por su parte, el FBI solicitó al Congreso de los Estados Unidos el permiso

para manejar una puerta trasera que permita hacer seguimiento a

sospechosos de ser criminales en las redes sociales.

La Comisión Europea propuso una Ley para exigir a estas empresas

consultar a sus usuarios respecto al uso que se hace de su información.

Por su parte, en Estados Unidos la Comisión Federal de Comercio controla

si las empresas de Internet cumplen sus políticas de privacidad respecto a

dónde y cuándo comparten información personal sobre sus consumidores.

Sin embargo, su capacidad es limitada y el apetito de información es tan

voraz que se vuela todas las regulaciones a favor de saciar su

curiosidad.

Para Zygmunt Bauman, esta tensión está lejos de ser nueva. "La mayor

tensión que han vivido las sociedades ha estado siempre entre la libertad y

la seguridad", dice el sociólogo.

De igual manera, Facebook nos plantea esa dicotomía: por un lado

somos libres de decir lo que queramos, somos visibles y podemos serlo

en igualdad de condiciones. Por otro, somos vigilados,

comercializados, vendidos como productos.

Según el sociólogo, es el resultado de vivir en una sociedad confesional

donde se promueve la autoexposición pública como prueba de existencia

social: "Trino, luego existo", podría ser el eslogan del hombre moderno,

para quien su valor se mide a menudo en el número de amigos virtuales

que logra acumular, en cuantos 'Me Gusta' obtiene por sus comentarios,

imágenes y publicaciones en red.

Así, la lógica de mercados nos ha llevado a ofrecernos para conocer el

verdadero valor de nuestra "marca". Para conocerla, es frecuente que los

usuarios de Facebook publiquen las fotos de su bebé recién nacido, el

mullido sofá nuevo, el viaje de fin de año y también la casa en venta, el

video de temporada, la oferta de productos Amway, la canción de

Madonna, la cita del Dalai Lama o el video de Shakira en la playa, todo esto

con la intención de construir una identidad, casi siempre en una

"versión mejorada" de sí mismos.

Por otra parte, el activismo político de Facebook es un activismo sin

dientes. Detrás de este apoyo a las nobles causas a menudo está más

presente el deseo de construir una identidad basada en la identificación

con la solidaridad y la compasión que la compasión misma. Se trata, ante

todo, de salir en la foto agitando la bandera más que luchar por la

causa.

Por su parte, el sociólogo inglés David Lyon, considera que estamos ante la

sociedad de la vigilancia, de la cual Facebook es un fuerte aliado.

Ya parece difícil recordar cómo empezó esta escalada de vigilancia. De los

escáneres en los aeropuertos a las cámaras de seguridad, pasando por los

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12 comentarios

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Preguntas Frecuentes

Otros comentarios (11) Comentaristas identificados(1) ¿Qué es esto?

vigilantes, los perros embozalados, los chips, las claves, las redes sociales,

nuestro perfil circulando en el sistema, los teléfonos inteligentes, que a un

solo clic nos permiten saber en qué están nuestros "amigos". El chat, el PIN

y los GPS son instrumentos que ya van más allá de la tecnología para

adentrarnos en una cultura de la vigilancia de la que inevitablemente

hacemos parte.

Podemos no estar de acuerdo, pero nos hemos ido acostumbrando a

ser escaneados, a abrir el bolso a la entrada de los centros comerciales, a

dar el nombre en la entrada de cualquier edificio, a dejar una

documentación para entrar a una oficina, a mandar el número de la placa

cuando nos subimos en un taxi, en fin: a vigilar al tiempo que somos

vigilados.

Esto, sin mencionar que hoy en día los teléfonos inteligentes cuentan con

un localizador capaz de identificar en dónde nos encontramos, mientras

rastrean nuestros movimientos y nuestras acciones.

Quien tiene uno de estos aparatos puede mirar en retrospectiva dónde

comió hace un mes, a dónde viajó hace 9 semanas, qué día presentó la

entrevista para el trabajo que hoy tiene. En código de programación,

nuestra vida cotidiana queda registrada sin que nos demos cuenta.

Si bien esta nueva forma de tabular la vida humana en algoritmos le

permite a estudiosos de distintas disciplinas analizar toda clase de

variables sociales, como las tendencias en las migraciones de un país a otro,

por ejemplo, o la actividad promedio en las redes sociales a través de

dispositivos telefónicos, también es cierto que estamos ante un nuevo

capítulo en la historia de la vida privada de los individuos.

Y claro, al mismo tiempo es cierto que estamos más conectados que antes,

que hay quienes ahora se pueden hacer escuchar gracias a la tecnología, y

que una que otra noble causa ha logrado difundirse y conseguir resultados

por cuenta de Facebook e incluso de Twitter.

Estamos, como dice Bauman, entre la libertad y la vigilancia. Quizá

dependa de nosotros hacia qué lado se inclina la balanza. Lo cierto es que

para ser un ermitaño en el siglo XXI no hace falta irse a vivir a una cabaña

en el bosque. Basta con no tener Internet para estar en otro mundo.

Melba Escobar de Nogales

Para EL TIEMPO

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1 KurapikaViernes 20 de julio de 2012 09:07 a.m.

Toda innovación tecnológica trae sus cosas buenas y sus cosas malas como todo. Así siempre ha pasado y seguirá pasando. Si alguien no se tiene cómodo con facebook está en libertad de cerrar su cuenta y/o darse de baja, nadie lo está obligando.

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8/13/13 Identidades de los pueblos del lago Atitlán de Guatemala

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Amérique Latine Histoireet Mémoire. Les CahiersALHIM10 | 2004 :Identités : positionnements des groupes indiens en Amérique latine

Identidades de los pueblos dellago Atitlán de GuatemalaPERLA PETRICH

Texto integral

La situación de los pueblos del lagoAtitlán

Identificarse, diferenciarse, ser y /o actuar de una manera particular;

reconocerse parte integrante de un “nosotros” opuesto a “los otros”... son frases

carentes de significado si no las contextualizamos en la práctica, en el tiempo y

el espacio; si no nos referimos a una situación precisa de interacción entre el

indiv iduo y su entorno, es decir, entre él y otros indiv iduos, grupos o

estructuras sociales1 . Suma de palabras que tampoco tienen v igencia si dejamos

de lado la pluralidad y la variabilidad de las situaciones, es decir, si no hacemos

referencia a las identidades dentro de una dinámica que genera constantemente

ajustes y modificaciones debido a la apropiación de nuevos elementos, tanto en

el exterior, como en el interior del grupo.

1

Tal cuestionamiento sobre el tema de la(s) identidad(es) nos impulsa a

proponer un itinerario de análisis que se concentre en formas o procesos

inestables de búsquedas identitarias. Ese será el plan de ruta en este breve

artículo.

2

Cuando empecé a trabajar en el lago Atitlán, muchos colegas me preguntaron3

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con asombro por qué iba a un lugar en donde la gente y a estaba tan

“contaminada por el turismo”. Efectivamente, no se trataba de un lugar de difícil

acceso, ni estaba obligada a dormir en el suelo o en una hamaca. No había

mosquitos y podía comer, sin may ores problemas, otra cosa que frijoles y

tortillas. Gran parte de los ritos agrícolas y pesqueros habían desaparecido; las

creeencias se habían atomizado y si bien una parte de la población, sobre todo

femenina, todavía usaba el traje típico, muchos y a lo habían abandonado. Otra

particularidad: la gente en vez de dar información al antropólogo se la pedía. No

les interesaba hablar sobre “sus costumbres” sino enterarse de cómo v iv ían en

“otros lugares”, cómo se podía conseguir una beca para estudiar y cuáles eran

las posibilidades de exportar sus artesanías

A primera v ista podía concluirse que ese mundo y a no era may a y , sin

embargo, al indagar a los pobladores ninguno dudaba un solo instante en

definirse como tz’utujil pero “tz’utujil sampedrino” o “tz’utujil atiteco”.

Igualmente “kaqchikel catarineco” o “kaqchikel de Pana” o “de San Antonio”. La

identidad residencial era la que se proponía como definitoria. Un pedrano,

aunque trabaje o v iva en otro lugar, afirmará siempre su origen. Esa

identificación con el territorio implica, ante todo, la identificación con una

historia común que se proy ecta y afianza cada año en la fiesta del santo patrono

a la que asisten pedranos que nunca se movieron del pueblo y pedranos

emigrados a la capital guatemalteca e incluso a Estados Unidos. Ningún sacrificio

es imposible cuando se trata de pasar la semana de fiesta en “su” pueblo2. Esta

fiesta que, como todo el resto, evoluciona de año en año. Antes era el baile de

Moros y Cristianos, hoy son los juegos electrónicos y las orquestas de rock las

que acaparan la atención.

4

Sin embargo, ante la pregunta de si se identifican como “may as”, por lo

general, se recibe como respuesta un alza de hombros. Ese término no parece

ser un atributo categorial definitorio. Esa identificación sólo parece adquirir

valor dentro de los discursos oficiales de las asociaciones indígenas que

reiv indican derechos de una sociedad indígena amplia. No es un término

significativo para la gente común en situación cotidiana.

5

Existen otros signos identitarios que no han sufrido modificaciones: todos los

habitantes del lago, sin excepción, se comunican a través de una lengua may a y

la utilizan como elemento distintivo frente a los otros pueblos. Kaqchikeles,

tz’utujiles y kichés son grupos que desean mantenerse diferenciados3. Hasta aquí

aparecen ev identes los signos identitarios que designan una étnia4. Con respecto

a los referentes culturales, además de la lengua, existen múltiples rastros de una

tray ectoria cultural común que se exterioriza a través de sentimientos

colectivos, normas de conductas y una forma particular de percibir e interpretar

la realidad, pero esas señas resultan confusas y , con frecuencia, contradictorias

de un grupo a otro, de una familia a otra, de un indiv iduo a otro. Todo depende

del grado de escolarización de los indiv iduos, de su nueva adscripción religiosa,

de sus elecciones políticas, de su situación económica, de sus posiblidades de

desplazamiento hacia otros pueblos o ciudades cabeceras, de sus conveniencias

personales que varían de año en año y , de muchos otros factores que, como lo

veremos más adelante, resultan determinantes para su definición identitaria.

6

Es en este terreno movedizo de sentidos en donde quisiéramos adentrarnos.

La may oría de los pobladores del lago no se identifican solamente étnicamente.

Tienen otras facetas identitarias y eso por la función que ocupan en el seno de la

comunidad, las profesiones que ejercen, el nivel económico que poseen, las

7

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Cambios de la región

posiciones políticas o religiosas que esgrimen, los conflictos que no logran

resolver, las normas que y a no respetan, las aspiraciones que poseen.... Cada

poblador se identifica a sí mismo en forma particular. Cada uno establece

diferencias entre su familia y la de los vecinos. Cada uno se imagina siendo

diferente y con modelos que no obedecen siempre a los cánones tradicionales.

Es cierto que muchos quieren ser como sus padres o abuelos pero ahora hay

nuevas elecciones, otros referentes posibles: el turista y su forma de v iv ir y

vestir, los héroes de la telev isión, los que emigraron y regresaron al pueblo con

una moto potente, el que obtuvo un título universitario, el que ganó mucho

dinero “vay a a saber cómo”...

Ante este panorama la tarea de l antropólogo se dificulta grandemente porque

las discordancias y discrepancias internas del grupo se convierten en elementos

constitutivos de la realidad. Detrás del esplendor del paisaje de esa región y de

las facilidades de estadía, es necesario admitir que se trata de un mundo de

inestabilidad y opacidad casi total. Para intentar comprender y acceder a esa

complejidad es pues necesario empezar por determinar las causas y las

consecuencias de los cambios que se han producido en los últimos años.

8

La región se encontró en el epicentro de un conflicto de extrema v iolencia

entre 1980 y 1992 como consecuencia de los enfrentamientos entre la guerrilla

y el ejército, a lo que se sumó la nefasta participación de los comisionados5. Una

vez normalizada la situación, los pueblos se incorporan mal que bien a la

corriente de “modernidad” que los sacó con precipitación excesiva del

inmovilismo en el que los había sumido el terror y la falta de comunicación con

el exterior.

9

Los cambios se deben en gran parte a factores introducidos desde el exterior

pero algunos tienen su origen en el interior mismo de los pueblos. En el primer

caso podemos citar, a modo de ejemplo en el ámbito agrícola, el uso cada vez

más frecuente de abonos químicos que modificaron la producción y facilitaron

la plantación y la exportación de legumbres. También resultó significativa la

subida del precio del café en el ámbito internacional a partir de la última década

del siglo XX y la repercusión casi inmediata en pueblos como Santiago Atitlán y

San Pedro, los que entonces consagraron la may or parte de las tierras al cultivo

intensivo de este grano en detrimento del maíz. Actualmente la baja que se

constata en los medios bursátiles ha llevado a la ruina a no pocos campesinos

que inv irtieron todos sus esfuerzos, ahorros y esperanzas en el café.

10

En el ámbito de los transporte observamos también grandes

transformaciones: hasta el 2000 ir de Panajachel a San Pedro suponía un v iaje

de dos horas y media en barco y , si se quería llegar antes, se debía alquilar una

lancha privada y pagar entre cien y ciento veinte quetzales (20$). Hoy en día el

v iaje directo, en grupo cuesta poco más de un dólar por persona. El tray ecto

insume sólo veinte minutos. Ese hecho facilita las relaciones con Panajachel y

Sololá y conlleva un may or flujo de v isitantes y también de pobladores que se

desplazan con sus mercaderías (legumbres o artesanías) sin may ores

dificultades. Directamente o indirectamente se han abierto may ores

posibilidades económicas.

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El turismo como factor de cambioidentitario

El desarrollo del turismo que se inicia en los años cincuenta, prácticamente

desaparece durante el período de v iolencia (1980-1992) y se acrecienta a pasos

acelerados en estos últimos diez años. Este fenómeno creó trabajos salariados en

la hotelería y en las casas de fin de semana; facilitó la venta de artesanías, hizo

conocer las drogas e introdujo nuevos hábitos alimenticios y vestimenatrios.

12

Se trata de un factor importante porque ha modificado en may or o menor

medida, según los pueblos, la situación económica de los habitantes pero, sobre

todo, porque ha influido en el cambio de mentalidades y de comportamientos. El

turismo del lago presenta distintas variantes. Una es la de los tours operateurs

que se contentan con un paso rápido por Panajachel, Santiago Atitlán y , a veces,

San Antonio. Ese tipo de turismo incide económicamente y contribuy e a la

may or independencia de las mujeres quienes, vendiendo sus tejidos, logran una

cierta autonomía. En cuanto a la población infantil, su contribución es también

importante pero, en sentido negativo, y a que aumenta la explotación de la mano

de obra infantil. Las niñas son uno de los may ores atractivos “típicos”: muchas

pasan el día vendiendo pulseras tejidas o pequeños objetos de barro y

haciéndose fotografiar. En muchos casos aportan la única entrada de dinero para

la familia con lo cual se encuentran obligadas a abandonar la escuela antes de

alfabetizarse6.

13

Un turismo diferente es el que existe en San Pedro porque se trata en su

may oría de hippies que se instalan durante un tiempo prolongado, a veces

incluso durante años. Entre ellos no pocos son adeptos a las drogas lo cual,

directa o indirectamente, involucra a los autóctonos. El número de jóvenes que

entran en el circuito de venta y consumo aumenta. Sin embargo, la may or parte

de la población se mantiene al margen y en actitud crítica frente a este tipo de

turismo y a sus propios vecinos que están involucrados con el tráfico. Eso

provoca tensiones, conflictos y rechazos en el interior de la población.

14

Otro factor de gran importancia fue la llegada de la telev isión y , con ella, el

acceso a una v isión mediatizada del exterior. Factores o circunstacias que

implicaron una profunda modificación de mentalidades. Modificaciones que se

reflejan, sobre todo entre los jóvenes, en una serie de ambiciones y necesidades

que no existían hace algunos años y , muchas de ellas, ni siquiera hasta hace unos

meses. En efecto, hace algunos meses había en San Pedro menos hospedajes,

menos restaurantes, menos vehículos, menos comercios de ropa y alimentos. En

forma proporcional había menos aspiraciones de poseer una moto propia, de ir a

un restaurante a comer una pizza o de tomar una gaseosa o una cerveza en el

bar. En otro nivel, ex istían menos Iglesias evangelistas, en consecuencia, menor

elección religiosa. También menos ONGs, por lo tanto, menos ofertas de

participación en proy ectos que, directa o indirectamente, implicaran una

mejora económica. En otras palabras, no existían tantas posibilidades

identificatorias. Hoy han aumentado y mañana seguramente se acrecentarán

aún más. El joven, al que hasta hace unos meses se reconocía como estudiante,

hoy es guía de turismo, posiblemente traficante de marihuana o maestro de

español y acompañante de rubias americanas. Y a no se interesa ni asiste a

ninguna Iglesia, v iste jeans anchos; porta un arete y sueña con poner un

comercio de informática o dirigir un siber-café. Posiblemente, en forma

15

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intercalada o paralela, forme parte de una ONG y se encargue de recoger

historias tradicionales en boca de los ancianos y se diga interesado y defensor

del el patrimonio cultural de su pueblo.

Hoy en día un agricultor puede ser, al mismo tiempo, camarero en un hotel o

guardián de un chalet o vendedor de productos típicos. Un maestro de escuela

primaria puede, además de sus activ idades en la escuela primaria, trabajar para

un proy ecto internacional, ser profesor en la enseñanza secundaria, cafetalero,

administrador de una iglesia evangelista; propietario de casas que alquila a

turistas y , además, estudiante universitario los fines de semana cuando toma el

ómnibus hacia Quetzaltenango para seguir cursos de economía. Los hay que se

limitan a ejercer como maestros pero la situación anterior, quizás con menos

profusión de activ idades, no es excepcional.

16

El indiv iduo que ha estado escolarizado durante bastante tiempo, lo suficiente

como para alcanzar el nivel secundario (en algunos casos incluso el

universitario) y goza de cierto bienestar económico, está sometido, por una

parte, a una serie de presiones y controles de su propia sociedad. Por otra, duda

del antropólogo que representa a sus ojos una amenaza y , al mismo tiempo, una

esperanza. Amenaza porque es alguien que puede rechazarlo si no se comporta

como “auténtico may a”7 y esperanza porque quizás le ofrezca una nueva

oportunidad de trabajo, una beca, un v iaje...

17

Esa persona se definirá ante el antropólogo a partir de una identidad que él

supone considerada como ideal por su interlocutor: “padre de familia”, “humilde

maestro rural” dedicado casi exclusivamente a la docencia; además “pobre

agricultor de maíz” y , sobre todo, defensor y conocedor del patrimonio cultural

de su pueblo. Con respecto a sus activ idades en una ONG se asumirá como

“lingüista”, “historiador” o “escritor” dedicado a conservar el conocimiento y la

lengua may a. Omitirá decir cuánto gana, en cuántos proy ectos internacionales

participa, cuáles son sus activ idades políticas y cuántas becas ha obtenido.

18

Ante un vecino utilizará otra estrategia y se definirá más bien como “maestro”

y , por ejemplo, “historiador”. Eso le asegura prestigio y cierta autoridad. Lo de

“agricultor” no lo mencionará porque en el pueblo todos saben qué cantidad de

tierras posee, qué cultiva y pueden calcular fácilmente cuántas ganancias o

pérdidas obtiene. Lo que se abstendrá de mencionar es cuánto puede ganar con

su participación en las ONGs y lo presentará como una acción benévola y en

serv icio de la comunidad. De la misma manera mantendrá en secreto otras

activ idades lucrativas e incluso será reticente en cuanto a sus orientaciones o

proy ectos políticos.

19

Se produce aquí un cruce irresoluble entre una identidad prev ia atribuida al

indiv iduo por el antropólogo (un may a definido por una serie de características

que lo hacen necesariamente diferente de él ), una identidad consensual que le es

otorgada por su propia sociedad y una identidad ideal que sería algo así como la

exteriorización discursiva de lo que el indiv iduo quiere ser o supone que su

interlocutor quiere que sea.

20

Lo anterior no significa, ni mucho menos, que todos los indiv iduos que tengan

un cierto grado de formación, gocen de las mismas posibilidades o las

“negocien” de la misma forma pero, casos así, no son excepcionales. De todos

modos estos adultos controlan bien lo que podríamos definir como una

identidad múltiple o compleja que se deriva del multiempleo, situación que era

inimaginable veinte años atrás.

21

Es interesante constatar que no sólo “los intelectuales” sino en general los22

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Las dificultades de reestructuraciónidentitaria

adultos y no pocos ancianos, a veces sin escolarización alguna, logran

aprovechar los beneficios económicos de la “modernidad” adoptando sólo

parcialmente la ideología que los cambios conllevan. Un adulto puede continuar

crey endo en los valores tradicionales para organizar y administrar su v ida

familiar y , al mismo tiempo, vestido con el pantalón bordado que saca de su baúl

para las festiv idades, ir a abrir una cuenta en el banco y elegir la que le asegure

mejores intereses. Para él es posible establecer un equilibrio. Es impermeable a

propuestas de grandes cambios sociales y culturales y permeable en lo que

respecta a la economía.

Cuando en los adultos se establece la duda con respecto a los valores

tradicionales, el problema se resuelve en una especie de dualismo cultural en el

que dos modelos son, al mismo tiempo, valorados y criticados. Los adultos son

consciente de que si se funden en el modelo de la modernidad acaban con el

modelo tradicional y pierden su identidad original. Por otra parte, si se

conforman con la tradición pierden los beneficios y las ventajas que ofrece el

progreso. Esta situación me parece que es, a grandes rasgos, la que define la

situación de los pueblos del lago y , posiblemente, la de la may oría de los pueblos

may as de Guatemala. En ella se originan las multipertenencias, las pluralidades

identitarias. También la renovación constante de estrategias identitarias. Según

las circunstancias y , las conveniencias, los indiv iduos se asumen

“tradicionalistas” o “católicos conservadores”; “sin opiniones políticas” o

abiertamente “guerrilleros” como ocurrió después que acabó la época de

v iolencia y se declaró la amnistía. El desafío queda pendiente: ¿Cómo

administrar la diversidad sin ser desestructurado? Cada uno resuelve este

dilema a su manera y con resultados variados.

23

Si maestros o jóvenes intelectuales may as del lago, quienes parecían adherir

plenamente a todas las ideas “modernas”, hoy se interesan por el pasado y las

historias de los ancianos, lo hacen en parte, por convicción y en parte, porque se

han dado cuenta de que dentro del marco de la reforma educativa puesta en

práctica y , dentro de muchos proy ectos nacionales e internacionales sobre

educación o derechos humanos, etc., son aquellos que puedan catalogarse como

“bilingües” y “biculturales”, los que tendrán may ores oportunidades. Las

estrategias identitarias se renuevan casi continuamente y atañen, tanto la

identidad de la persona, como a la del grupo o la de una fracción del grupo

24

Aquellos jóvenes que no han seguidos estudios avanzados e incluso, por los

pocos años de escolarización, han regresado al nivel de analfabetismo casi total,

constituy en un sector vulnerable de la población. Ellos no logran ubicarse en

este juego de contradicciones y estrategias continuamente renovadas. Por lo

general pierden confianza en sí mismos y en los valores sobre los que se

construy ó la primera etapa de su existencia. Están directamente involucrados

en las contradicciones que provocan los cambios acelerados pero no tienen

medios intelectuales ni materiales para resolverlos. Frente a esta identidad

polémica el antropólogo suele convertirse en un consultante buscado y ,

paradójicamente, es él quien debe informar. El sujeto supone que el

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antropólogo, al representar los “nuevos” valores y conocer los “antiguos”, es

capaz de dar una respuesta certera y orientarlo en situaciones a las que no

encuentra solución.

Una anécdota puede serv ir de ejemplo de este tipo de situación. Se trata de un

encuentro que tuve con un joven de diecinueve años de Santiago Atitlán. Y o no

lo conocía y nuestra primera -y única- comunicación tuvo lugar en la cabina

delantera de un pik-up de transporte de pasajeros que él conducía. Me preguntó

de dónde venía y qué hacía. Se lo expliqué y cuando a mi vez le pregunté sobre

su v ida y si era casado me explicó que no, que era soltero y v iv ía en casa de sus

padres. Supe entonces que desde hacía dos años trabajaba -siete días por semana

con un promedio de doce horas diarias- como conductor del vehículo que

pertenecía a su padre. Nunca había recibido salario por sus serv icios pero, el

padre siempre le había recomendado que cuidara bien el pik-up, porque sería

suy o cuando se casara o cuando heredara a causa de su muerte. El joven me

confesó que muchas veces de noche, en su cama, no lograba dormir pensando

que trabajaba para nada y que no podía juntar “ni un poco de dinero” y que para

cualquier cosa tenía que pedirle al padre, quien a veces le decía “sí” y otras “no”.

Al cabo de su explicación me dijo que, como y o “estudiaba las costumbres de

ellos”, seguramente podía aconsejarlo sobre cómo actuar para no faltarle

respeto al padre y hacerle entender que lo mejor era que le pagara un salario

para poder contar él con su propio dinero.

26

El problema era doble: en primer lugar, me preguntó varias veces si y o creía

que a él le correspondía un salario, lo cual implicaba que dudaba sobre lo

acertado de las normas tradicionales que establecen que el hijo soltero, si

trabaja para el padre, no recibe ninguna gratificación pecunaria. En segundo

lugar, me preguntaba cuál sería la solución concreta, es decir, desde su

perspectiva, no crear conflictos con el padre y recibir su dinero.

27

La situación era muy incómoda y lo único que y o deseaba era que llegáramos

a destino cuanto antes. Me asombraba sobre todo la certeza que tenía el joven de

que y o podía darle una respuesta. Ev identemente se debía al hecho de que sabía

que mi posición cultural podía ser doble y eso era lo que necesitaba. No tuve

pues otra solución que dársela sabiendo que, de todas maneras, no podía

responderle porque me movía entre dos sistemas contradictorios. Si tenía en

cuenta los principios tradicionales debía decirle que la actitud de su padre era

normal. Si tenía en cuenta mis propias ideas debía aconsejarle que le pidiera un

salario al padre y que, además, le exigiera un día de descanso semanal. Terminé

aconsejándole que se buscara una novia y se casara lo antes posible para

convertirse en propietario del auto y lograr así su independencia. Quedó

satisfecho. Y o no tanto.

28

La escena anterior es el reflejo de una búsqueda identitaria y pone en

ev idencia los conflictos que muchas veces afrontan los jóvenes para definir su

posición frente a ellos mismos, frente a la familia y , en última instancia, frente a

su propia sociedad que, por una parte sigue funcionando con los antiguos

principios y por otra, se lanza de lleno a los cambios impuestos por la

modernidad. Se plantea en este caso una situación profundamente conflictiva

entre por una parte, las “preocupaciones axiológicas” y por otra, las

“preocupaciones pragmáticas”8.

29

Actualmente un joven desea una moto, necesita dinero para comprarse unas

botas a la moda o para inv itar a una amiga a subir a la rueda del mundo durante

la fiesta del pueblo. La participación del antropólogo es cada vez may or en estos

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La tierra como referente móvil deidentidad

Los referentes culturales

dilemas. Y a no se trata de interrogar sobre la identidad del “otro” sino de ser

interrogado sobre las posibilidades de reestructuración de una identidad en

crisis. El objeto sobre el que el antropólogo indaga es una v irtualidad y exige su

participación para actualizarlo. No se observa y anota en el carnet de campo

“aquello que es” sino impresiones difusas sobre una inestabilidad presente,

sobre “aquello que ha dejado de ser”, sobre “lo que puede llegar a ser”.

Si nos ajustamos a criterios puramente económicos, podemos constatar otro

tipo de variable identitaria debido a los cambios que ha sufrido la explotación de

la tierra. Poseer tierras y cultivar en ellas maíz fue durante siglos el referente

más importante para medir “la riqueza” o “la pobreza” de una familia. Eso

cambió, como y a hicimos referencia anteriormente, con la posibilidad del café y

sus altos precios. La gente que tenía tierras aptas por su ubicación para este tipo

de nuevo cultivo fue la que más sacó provecho de la coy untura. Con lo obtenido

algunos se compraron un pik-up o una lancha y se dedicaron desde entonces al

transporte público, pasando así rápidamente a otra categoría socio-económica.

Son ellos actualmente “los ricos”, los que se construy eron una casa de dos pisos

y tuv ieron posibilidad de mandar a estudiar a los hijos afuera.

31

La tierra en el lago Atitlán ofrece otra paradoja: antes los que poseían una

parcela frente al lago eran considerados “pobres” porque esas tierras no eran

aptas para el cultivo del maíz. Hoy , quienes han logrado superar todas las

especulaciones y presiones y conservar aún esas tierras son “ricos” porque se

trata de tierras irrigadas con plantaciones de cebollas y , además, codiciadas

para la construcción de chaletes. El precio de estas tierras se negocia en dólares.

32

También hay ahora muchos que se catalogan como “gente que v ive bien” y no

son ni “pobres” ni “ricos” y eso porque han logrado diversificar sus activ idades y

combinar, por ejemplo, un pequeño comercio (artesanal o de alimentos de

primera necesidad) con una agricultura de subsistencia y un trabajo asalariado.

Esta clase intermedia tampoco existía hasta hace unos años.

33

También existen “los nuevos ricos” , los que se desprendieron de la tierra si la

tenían o no aspiran a poseerla. Son los que se dedican a la droga. o “trabajan bien

con el turismo”, es decir, tienen un restaurante o un hotel o una lancha a motor

para organizar tours.

34

Los “pobres” siguen presentes; su identidad se define a partir de parámetros

fijos: no tienen ni tuv ieron tierras de valor o dinero alguno y sólo cuentan con su

mano de obra para subsistir. Antes trabajaban para las familias “ricas” del

pueblo que tenían grandes plantaciones maíz, después lo hicieron para los

cafetaleros de la costa. Hoy son esporádicamente albañiles o peones agrícolas.

La may or parte del tiempo: desocupados.

35

Terminaría por asegurar que en la actualidad la inestabilidad de formas

identitarias es una de las características esenciales del mundo may a. Esta

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Una trayectoria que continúa

afirmación en primer lugar, invalida cualquier tipo de v isión exclusivamente

culturalista y a que no puede hablarse de homogeneidad y , menos aún, de

permanencia cultural. En segundo lugar, descarta la posibilidad de que la

sociedad may a para existir deba ser claramente definida desde una perspectiva

cultural (lo cual no implica que no pueda ser definida culturalmente).

Los may as de Atitlán, como la may oría de las sociedades actuales, v iven en

una permanente recomposición social, económica y cultural, dado que, de su

capacidad de reajuste depende la sobrev ivencia en el mundo de globalización en

el que se han v isto integrados. Una posibilidad es lamentarse por la pérdida de

costumbres ancestrales y trajes pintorescos. Otra es admitir que las sociedades

may as están dotadas de potencial de cambio, es decir, que poseen la dinámica de

evolución necesaria para llegar a ser competitivos y estar presentes, no sólo en

la v ida regional, sino también nacional.

37

Admitir la necesidad de efectuar cambios y hacerlo buscando un equilibrio

para mantener diferencias y conservar lo propio es lo que intentan los may as de

Atitlán como muchas otras sociedades, y a sean indígenas o no. Lo “may a” y a no

puede concebirse con criterios de homogeneidad e integridad porque se corre

entonces el riesgo de una reconstrucción de la tradición, es decir, una búsqueda

de fragmentos del pasado que permitan crear una identidad fijándola en una

cultura que y a no existe como tal. En este aspecto los antropólogos, arqueólogos

e historiadores han jugado, posiblemente sin quererlo, un papel importante al

establecer qué es “may a” y qué no lo es. Muchos intelectuales may as han caído

también en este peligroso engranaje al pretender una depuración y un rescate de

“lo auténtico”. Una cultura imaginada como “auténtica” se define por oposición

a las culturas vecinas captándolas como radicalmente diferentes. El intercambio

cultural se v ive entonces como una amenaza a la autenticidad de la identidad

cultural reiv indicada. En ese caso las actitudes integristas no están descartadas.

38

Lo único que pareciera constatable es que actualmente el antropólogo sólo

tiene acceso a algunos de los elementos o rasgos que permiten definir las

identidades de los sujetos y eso porque las posibilidades de desarrollar nuevas y

comunicarlas (o no) es cada vez may or.

39

Quisiera terminar insistiendo una vez más sobre la recomposición permanente

de las identidades que se lleva a cabo a través de la apropiación de elementos

que prov ienen del exterior pero, también de nuevas circunstancias que surgen

en el interior mismo de los pueblos. En esa dinámica de continuos reajustes

identitarios hay elementos culturales que permanecen (adhesión a un origen

residencial, una lengua may a, ciertas normas de conducta...) y muchos otros

que se modifican o desaparecen. El mismo fenómeno se constata en el ámbito

socioeconómico: hay “nuevos ricos”, diversas posiciones políticas, nuevas

profesiones y otras valoraciones de las antiguas: ahora pocos quieren ser

“agricultores” y muchos aspiran a ser “maestros” o “choferes de camionetas”.

40

En este contexto convendría por una parte, renunciar a encontrar una v isión

“coherente” de la identidad “may a”, incluso de la regional y /o étnica. Por otra

parte, habría que reconocer que el corte en función de uno o varios criterios

(culturales o sociales) es insuficiente y la suma de todos imposible de abarcar

por la movilidad que los caracteriza.

41

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Notas

1 Perspectiv a desarrollada por Lipiansky , E.M, Taboada-Leonetti, I. Y Vasquez, A.:“Introducción a la problemática de la identidad” en Camilleri, C: Stratégie identitaires,PUF, 1 999, Paris2Sobre la importancia identificatoria de la fiesta en San Pedro puede consultarse:Petrich, Perla: «Las fiestas de los pueblos may as del lago Atitlán» in América n°27 : Lafête en Amérique Latine, Presses de la Sorbonne Nouv elle, p. 1 53-1 593La lengua Kaqchikel es hablada por los pueblos del sur del lago; el tz’utujil por los delnordoeste, sobre todo San Pedro y Santiago Atitlán y el kiché por los pueblos delnordeste como San Jorge.4Para referirnos a una etnia consideramos que debe reunirse una serie mínima decondiciones: una clara noción de pertenencia a un grupo cuy o origen comúngeneralmente está asociado a un territorio. Además una actitud de adhesión de losindiv iduos a un gentilicio y a una historia considerada común. A esto se sumanalgunas características culturales determinantes como puede ser la lengua, normas deconductas, concepción de la existencia, creencias religiosas, etc.5Gente de los pueblos nombrados y armados por el ejército para v igilar a sus v ecinos ydenunciarlos si sospechaban o confirmaban que pertenecían o colaboraban con laguerrilla.6Para may or información sobre este tema puede consultarse: Perich, Perla: Historias,historia del Lago Atitlán, CAEL/MUNI-K’AT, 1 998, Guatemala.7 Sobre estos problemas de interlocución para may ores datos y otros ejemplosconsultar: Perla Petrich: “Diálogos entre el antropólogo y el informante» in A. MonodBecquelin et O. Erikson (éds): Les rituels du dialogue, 2000, Société d’Ethnologie,Nanterre. pp. 347 -367 .8Terminología empleada por Camilleri.

Para citar este artículo

Referencia electrónica

Perla Petrich , « Identidades de los pueblos del lago Atitlán de Guatemala », AmériqueLatine Histoire et Mémoire. Les Cahiers ALHIM, 10 | 2004, [En línea], Puesto en línea el 02février 2005. URL : http://alhim.revues.org/134. consultado el 13 août 2013.

Autor

Perla Petrich

Université Paris 8

Artículos del mism o autor

Las estrategias indiv iduales parecen ocupar un espacio cada vez may or y así la

identificación crítica y singular supera la identificación relativamente fusional

que ofrecía la sociedad hasta hace algunos años. Las nuevas experiencias v iv idas

y las representaciones que conllevan, no siempre se integran en la continuidad

que permite a una sociedad -y a los indiv iduos- asumir los cambios sin fracturas

definitivas.

42

Entre tanto, un anciano tz’utujil riega sus cebollas, ajeno al zumbido de las

motos. Un joven kaqchikel ve la telev isión mientras su madre teje un huipil en el

patio de la casa. Un k’iche’ de Santa Clara la Laguna se afana en aprender la tabla

de multiplicar mientras otro pica con ahinco la tierra de la milpa. Y el lago

continúa ahí, pero lo perturban los motores de las lanchas, las manchas de

gasoil, bolsas y botellas de plásticos. Escombros.

43

8/13/13 Identidades de los pueblos del lago Atitlán de Guatemala

alhim.revues.org/134 11/11

La migración latinoamericana actual en el cine mexicano y argentino [Texto integral]

Publicado en Amérique Latine Histoire et Mémoire. Les Cahiers ALHIM, 23 | 2012

Les effets de la transterritorialité dans la migration guatémaltèque [Texto integral]

Publicado en Amérique Latine Histoire et Mémoire. Les Cahiers ALHIM, 22 | 2011

Introduction [Texto integral]

Publicado en Amérique Latine Histoire et Mémoire. Les Cahiers ALHIM, 22 | 2011

Presentación [Texto integral]

Publicado en Amérique Latine Histoire et Mémoire. Les Cahiers ALHIM, 10 | 2004

Presentación [Texto integral]

Publicado en Amérique Latine Histoire et Mémoire. Les Cahiers ALHIM, 12 | 2006

Los emigrantes económicos del Lago Atitlán [Texto integral]

Publicado en Amérique Latine Histoire et Mémoire. Les Cahiers ALHIM, 2 | 2001

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30 años de cultura de mall

Con los centros comerciales dejamos de planificar las compras, cambiamos la TV por las tiendas, losconvertimos en nuestras plazas públicas y fuimos en masa a buscar nuestra identidad. El primero de

ellos llegó en 1982.

por Noelia Zunino/ Marialí Bofill / Illustración: Rafael Edwards

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“EL mall fue la primera gran competencia para Sábados Gigantes”. La frase es de Mario Kreutzberger, Don Francisco,

el dueño indiscutido de las tardes sabatinas de los santiaguinos. El fue uno de los primeros en constatar cómo unfenómeno que en Estados Unidos llevaba décadas y que aquí llegó en 1982 cambiaría irremediablemente la forma de

relacionarnos con el comercio. Y entre nosotros.

Este año se cumplen 30 desde que la primera de esas gigantescas construcciones llenas de tiendas -y más tardeservicios y entretención- modificaron el paisaje urbano, transformándose en verdaderas islas de clima controlado,

horario extendido, seguridad y abundancia. Casi todo lo que hasta ese minuto Santiago Centro y Providencia -los dos

focos de comercio más importantes- no podían ofrecer.

“En los 70 y 80 los negocios trabajaban hasta el mediodía del sábado. En la tarde, la gente o veía televisión o no veía

nada. La sintonía bajó de inmediato. Al principio sólo en Santiago; después en todo Chile”. Para Kreutzberger, el

impacto fue inesperado. Para los especialistas, la constatación de que las transformaciones sociales vinculadas a los

centros comerciales de gran envergadura habían llegado. Y tal como se habían concebido casi tres décadas antes enEstados Unidos.

Porque la apariencia que comenzó a hacerse familiar con el Parque Arauco, es muy similar a la que vio nacer Edina, el

suburbio de Minneapolis, en octubre de 1956, bajo el nombre Southdale. Un tragaluz en el techo, paredes exteriores“ciegas”, vitrinas hacia el interior, dos niveles de paseo y estacionamientos a la calle, para facilitar el acceso. Es decir,

una experiencia “introvertida” para lo que sería un cambio definitivo en el proceso de compra minorista. Una simulación

del país de Nunca Jamás, con una luz artificial que aparenta mediodía y que hasta hoy hace preguntarse a quienes van

de tienda en tienda “¿tan tarde es? ¿Tan rápido pasó el tiempo?”.

De los efectos de ese imperceptible paso de las horas y de la posibilidad de comprar sin ver la luz del día, supo

Santiago hace 30 años. Y eso nos marcó sin darnos cuenta: hoy casi no nos acordamos de lo que significó dejar de ver

televisión un sábado en la tarde por ir a comprar; de lo que fueron las primeras llamadas a un pariente para avisar que lajunta no iba, que lo que iba era ir con la familia en pleno al mall; de lo que fue dejar plantados a los amigos en la plaza

porque, lógico, entre ellos y el centro comercial: el centro comercial. Y años más tarde, de lo que fue cambiar la carne

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al horno con puré y la fruta de postre, por las papas fritas chorreadas de ketchup del patio de comidas.

“Shopping es... aventura, safari, con ‘riesgos’ inesperados. Es una especie de autodescubrimiento de nuestra naturalezateatral: uno se viste de gala para salir a las vitrinas, para adquirir un nuevo personaje, para modificar al viejo, para

perfeccionar el mismo que se ve y se sabe”, dice Bryan D. Spinks en su libro The Worship Mall. Y sí, algo de todo eso

nos llevó y nos sigue llevando en masa a los centros comerciales (en 2000 las visitas a los centros comerciales fueron

179 millones. PNUD). Es que es difícil rechazar la eterna promesa de buscarnos y encontrarnos en la ropa, los zapatosy el patio de comida.

Nosotros, los de entonces...

El primer mall propiamente tal (ver recuadro Apumanque) llegó cuando no estábamos preparados. La crisis económica

del 82 nos tenía mal parados para enfrentar un desafío de esa envergadura. Y se notó: la primera aproximación de los

santiaguinos fue la visita panorámica, exploratoria. Es decir, motivaba más el “paseo” que la compra, y el resultado se

vio en los balances comerciales: el Parque Arauco estuvo a punto de quebrar.

Por eso mismo, Rodrigo Salcedo, decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Económicas de la U. del Maule, dice

que los malls llegaron hace 30 años, pero que la cultura de mall comenzó hace 20, en la década del 90, cuando ya se

había sumado el Plaza Vespucio, el segundo integrante de los 71 que se contabilizan hoy (de acuerdo a la CámaraChilena de Centros Comerciales). Y con él, instalado en una comuna que crecía exponencialmente como La Florida, la

percepción de que los centros comerciales no eran sólo para las clases más acomodadas.

Pasear. Ese fue el impulso inicial. Y en ese empeño comenzamos a dejar de lado algunas visitas protocolares,obligadas, de fin de semana. Es decir, la familia extendida -esa que incluye abuelos- no era la que en auto, micro o

metro llegaba al mall. Era la otra, la nuclear, y de clase media, la que aparecía cada semana.

“En esa época comenzó a nacer la familia reducida, que prefirió la alternativa de salir que quedarse en la casa”, explicaChristian Oros, subgerente de Estudios y Marketing relacional de Parque Arauco.

Y no por nada. Ante la crisis y la escasez de espacios públicos en el Santiago de los 80, el más reciente Ícono de la

modernidad aparece como un lugar amable y seguro; condiciones esenciales para el ocio.

Así, fuimos dejando ritos exclusivamente caseros y comenzamos a celebrar cumpleaños, aniversarios y pololeos en

medio de desconocidos. Y ese mismo ambiente redujo la cantidad de invitados. Porque al mall se va a celebrar con los

más cercanos, no con toda la parentela.

“Antes de los malls había mucha actividad dentro de los hogares, las cosas pasaban en las casas; los domingos en la

tarde eran en las casas. Los cumpleaños eran en una mesa con 60 niñitos pegados”, agrega Oros.

Pero ojo, la casa nunca ha perdido su condición de punto de encuentro, aunque a partir de esa época ya no de manera

tan excluyente... Al final de cuentas, sólo hicimos lo que años antes habían hecho millones de estadounidenses que

vivían en los suburbios y que reflejó un estudio publicado por el New York Times: “Los centros comerciales son un

lugar que atrae a las familias para que salgan de sus hogares”.

Salimos. Claro que lo hicimos. Tímidamente al principio; en los 90, en masa. Tal como está ocurriendo en Katar, uno

de los pocos lugares donde se ha estudiado el efecto de los centros comerciales en las familias. De acuerdo al estudio

publicado el año pasado por la Universidad de Katar, Mall y el cambio de la cultura: un análisis etnográfico, se

constataron “cambios de patrones de comportamiento y en las actividades cotidianas de la población (hábitos de

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alimentación, horas de sueño, y las relaciones tanto en el hogar y en el vencindario). Las visitas a domicilio entre las

familias es cada vez menos frecuente”.

Y hay más. Si hubo algo que las compras en el centro y en Providencia propiciaban era la planificación. Con la debida

antelación, se establecía a nivel familiar cuándo era el momento de hacer el viaje; cuántos irían; qué se compraría y enqué cantidad. E indefectiblemente, el cuándo era el sábado AM; el cuántos no incluía niños; el qué, era a partir de la

rotura no zurcible y el qué cantidad, siempre era 1.

¿Ha visto ese tipo de ejercicio últimamente? ¿En los últimos años? ¿En la última década? No. Ya no se hace. Hoy el

sistema es de libre demanda. ¿Se necesita? Ok. Vamos y estamos de vuelta en dos horas. Y muchas veces, ni siquiera

intermedia la necesidad: la adquisición de lo que sea es producto de “la compra impulsiva”, un resorte que salta más

veces de las que queremos. Los malls son muchos, están cerca, abiertos todos los días y hasta las 21 horas.

¿Planificar? ¿Ahora? ¿No será mucho?

La plaza que (no) tuvimos

Los 90 son el punto de inflexión. El que marca el antes y después de los malls. Porque si el Parque Arauco (con sus

tiendas anclas Sears y Muricy) fue el símbolo del progreso y la constatación de que lo que mostraban las películas era

verdad, el Plaza Vespucio (1990) fue el símbolo de que los centros comerciales no eran sólo para los sectores

acomodados y la constatación de que la heterogeneidad era lo que venía. Pero nada es tan rápido...

El hábito de ir a estos lugares fue creciendo poco a poco: en los 80, en una encuesta sobre el uso del tiempo libre, el

mall no existía como alternativa. En 2004, 82% declaró ir al mall o centros comerciales al menos una vez al mes. De

hecho, aparece como la actividad más recurrente fuera de la casa. Encuesta de consumo cultural y uso del tiempo libre

2004). Y en este aumento, además de la decisión de compra, influyeron las exiguas áreas verdes del área

Metropolitana (3,49 mt2 en 1992. En 2009 subió a 4 mt2 por persona, Estudio Datavoz y U. Andrés Bello. El espacio

recomendado por la OMS es de 9 mt2) y las escasas opciones de espacios públicos, que en el caso de La Florida

eran casi nulas. “Las cuatro comunas de Vicuña Mackenna albergan a más de un millón y medio de habitantes, gran

parte de ellos de clase media y baja con carencias de esparcimiento”, sintetiza Pablo Allard, decano de la Facultad deArquitectura de la U. del Desarrollo.

Es a partir de esa realidad que los centros comerciales se fueron transformando en la nueva plaza pública. En el lugar de

convergencia de jóvenes y adultos que sin muchas alternativas, buscaron dónde encontrarse (en 1988, como

actividades principales aparecen pasear (41,2%) y ver televisión (26,8%). Flacso).

Pero no cualquier sitio. Buscan uno seguro. Y el mall lo es. “La mayoría de los sudamericanos, y en Chile también, no

tienen el placer de poder caminar por sus ciudades, que están contaminadas, son peligrosas y poco amigables para lospeatones. Eso le ha dado más espacio a los malls, en donde uno se siente tranquilo”, explica Paco Underhill,

antropólogoestadounidense experto en tendencias de consumo.

“Seguridad”. Todos la quieren. Los que pueden poner cercos eléctricos en sus panderetas y los que se enrejan para

evitar desbordes ajenos. Y los lugares cerrados con luz artificial les dan esa sensación. De hecho, por eso los padres

dejan que sus hijos se apatoten con sus amigos en el mall y que sus hijas vayan en conjunto a comprar. En la calle, en

cambio, “vaya a saber uno”.

Y esa misma mirada se refleja en el informe Cambios en la producción cultural: nuevos escenarios, nuevos lenguajes,

del PNUD (2002): “El éxito del shopping center proviene, en primer lugar, de una paradoja: ser un espacio privado,

garantía de orden y control, que opera como espacio público”.

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Pero uno que, justamente por su ambiente controlado, permite que los asiduos enfrenten mejor la diversidad. De hecho,

parece ser el lugar más propicio para hacerlo. “Es donde puedes encontrarte con el otro radicalmente distinto, porque

no te lo encuentras en el sistema de salud, ni en las carreteras, ni en los colegios, todos lugares segregados. La

posibilidad de encontrarse físicamente con el otro reduce los niveles de tensión de la sociedad, evita el prejuicio, el

miedo”, explica Salcedo.

Pero como advierte Pedro Guell, profesor de la U. Alberto Hurtado y autor del informe del PNUD 2002, nada es tan

absoluto: “El mall es la nueva plaza pública en cuanto a lugar de distracción, de conocimiento de las novedades del

mundo, de contacto con las modas y de exhibición de las identidades. Pero no lo es en cuanto lugar de conversación

sobre los asuntos comunes. No es el lugar de la palabra, es el lugar de la mirada”.

Antes muerta(o) que sencilla(o)

Tiendas y más tiendas. De vinos, de ropa, de muebles, juguetes, cuadernos, ollas, lámparas, zapatos, maquillaje,

electrónica, jugos, comida, helados, carteras... de lo que se le ocurra. O mejor, de lo que quiera tener. Para eso están

los malls. Para vender. Y al otro lado, para eso está usted, para comprar. La gracia es que en este juego, todos saben

el lado del tablero en el que están y todos juegan concentrados (De 1990 a 2000, los visitantes al Parque Arauco eran

60% mujeres y 40% hombres; hoy son 55% mujeres y 45% hombres).

De eso se trata el consumismo (una palabra larga para describir lo poco que cuesta caer en ella), “de una tendencia

inmoderada a adquirir, gastar o consumir bienes, no siempre necesarios”. Así lo define la RAE y así lo practicamos adiario sin necesidad de definiciones.

Para graficar el fenómeno y antes de entrar en los detalles, una anécdota: “Los sondeos que hizo Mall Plaza, cuando se

proyectaba construir, indicaban que la gente de La Florida quería encontrar aquí las mismas ofertas del centro, con la

infraestructura de los barrios altos”, explica Jaime Riesco, gerente de planificación de estudios y responsabilidad social

de ese centro comercial.

Dicho de otra forma, nos pasó que quisimos todo. Porque en una especie de búsqueda adolescente, de crisis de 15años, dejamos de identificarnos con el trabajo y comenzamos a definirnos a partir de lo que veíamos en los demás. Ya

no importa ser ingeniero o profesor; el tema es cómo me veo comparado con el resto. En ese escenario, la estética fue

central. Y los malls, por sus características aglutinadoras, agudizaron esta nueva búsqueda.

Así las cosas, la imagen es todo. Y, en esos términos, armarse distinto ha pasado a ser un imperativo. Y no es sólo una

forma de decir: la importación de bienes de consumo estéticos se incrementó en 646% en la década pasada... ¿Qué

significa eso? Que Chile, en 2002, se ubicó en el segundo puesto, entre los países de la región, en el consumo de

cosméticos.

“El desplazamiento desde el trabajo hacia el consumo como lugar donde se forman las identidades y proyectos de vida

es un proceso antiguo. El que aparecieran los malls lo aceleró decisivamente, porque transformó al consumo en una

‘experiencia total’”, dice Guell.

En todo esto, además, ayudó la democratización de la compra y el crédito extendido (en 1991 había 890.481 tarjetas

de crédito en el país. En 2010, 4.887.405. SBIF). El problema es que los signos materiales son cada vez máspopulares y es sabido que a la identidad no le gusta lo popular. Prefiere lo distintivo. Y eso siempre es más caro.

Lo que queda, entonces, es comprar y comprar. Porque lo necesitamos para proyectarnos y porque nos sentimos

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satisfechos al hacerlo. En el informe PNUD, el 43% de los entrevistados declaró estar contento porque la compra le

permitió “darse un gusto” y “conseguir las cosas que quiero”. Puede decirse, concluye el estudio, que para el 80% de

los entrevistados, consumir es una forma de satisfacer un deseo.

El pan nuestro de cada día

En 1993, el entonces presidente Patricio Aylwin rechazó públicamente la invitación a la inauguración del Mall Alto las

Condes diciendo que “nunca he ido ni pondré un pie en un mall”. Por si a alguien no le hubiera quedado claro, un año

más tarde en la revista Mensaje declaró sentir “repudio hacia ese mall que no conozco ni me interesa conocer, porque

lo encuentro absolutamente desproporcionado a Chile, una ostentación de consumismo ante gente que no tiene qué

comer...”.

En ese momento, y más allá de sus razones y su molestia, Aylwin fue una expresión postrera de un Chile que quedaba

atrás. Más austero, más pudoroso, más puertas adentro. Uno al que, claramente, le costaba entender estallidos como elde los patios de comida, a esas alturas intransables para cualquier centro comercial tras dos años de éxito rotundo en

Mall Plaza Vespucio.

“Al comienzo se creía que los patios de comida serían un fracaso, porque hasta ese minuto, comer era un acto más bien

íntimo, de la vida privada. Las clases altas enfrentaban con mucho pudor estos temas”, explica Rodrigo Salcedo.

Pero el pudor, como tantas otras expresiones que guiaba el recato, fueron superadas por el sentido práctico. Comer en

un mall acorta tiempo, permite seguir paseando y contribuye a eso de la“experiencia de compra” (la llegada de las salasde cine aumentó los componentes de esa experiencia que exige entretención. De 1990 a 2010, el cine pasó de 7.257

espectadores promedio al mes a 1.226.169. INE).

En términos más cotidianos y caseros, los patios de alimentos modificaron nuestros almuerzos y comida. “Aceleró la

alternativa de la comida chatarra”, en palabras de Christian Oros. Y ese tipo de alimentación tiene una característica

que los tiempos modernos agradecen: la rapidez. Es decir, de un ritual pasamos al “trámite”. A eso, hay que sumar

mayor variedad, su condición de “al paso” y que en una familia de cinco, cada quien coma algo distinto. (De 1988 a

1997, el porcentaje de gastos familiares en salidas a comer aumentó en 30%, y en las comidas preparadas, 91%.

INTA).

El estilo, como es lógico, pasó a las casas. Al poco tiempo de la llegada de los patios de comida, los “productos

congelados como las hamburguesas se disparan”, agrega Oros (en 1998 el consumo de comida congelada entre loschilenos llegaba a casi 40 toneladas al año y el ketchup ya era parte de la canasta familiar).

Como respuesta a esta masificación, los cafés y restaurantes alejados de los centros comerciales tomaron la ruta de las

terrazas y veredas. “La ocupación de las veredas no tiene más de 20 años, justamente porque antes primaba el pudor

de comer expuesto a la gente; el mall nos llevó a exhibirnos más”, resume Salcedo.

De paso, este nuevo ciudadano más desinhibido traspasó modernidad a sus hijos, que empoderados como nunca

antes hacen uso de su capacidad de elección: escogen lo que quieren comer, lo que quieren vestir, lo que quieren hacer

dentro del mall.

Nuevos aires

Como cuando llegaron los centros comerciales y seguimos una tendencia ya instalada en los estadounidenses, ahora

estamos -tal como ellos- entrando a una nueva etapa en nuestra relación con los malls: los queremos, pero el amor nos

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dura menos horas.

Un cambio imperceptible si uno es el que va de pasillo en pasillo esquivando a los que vienen en contra, pero más

notorio si al salir de ahí un sábado cualquiera, se da una vuelta por los alrededores.

“El mall llenó los espacios públicos, porque no existían. Pero ahora se está viendo una revalorización de los orígenes: el

Parque Bicentenario, por ejemplo, está lleno los fines de semana y se está viendo también un regreso a los tiempos en la

casa”, dice Oros.

Cosmocentro Apumanque

Si bien el Apumanque abrió sus puertas en 1981, un año antes que el Parque Arauco, no es considerado el primer mall

por no tener algunas de las características de este tipo de centro comercial. Una de ellas, por ejemplo, es que los

locatarios de los malls no son dueños, sino arrendatarios. El Parque Arauco sí funciona de esa manera. También su

estructura arquitectónica era propia de los malls nacidos en EE.UU.: forma de caja, sin ventanas al exterior y

estacionamiento a la calle.

?Cuando la gente iba allá, se sentía como introspectiva. No estaban acostumbrados al tamaño y al lujo. Eran elementos

poco usuales para el chileno?, dice Liliana de simone, profesora investigadora del Instituto de Estudios Urbanos, U.

Católica.

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Homenaje a las madres de la t r adici” n ar tesanaPor Sistema de informaci‘ n para la artesanŒa - SIART B Friday, May 11, 2012

ArtesanŒas de Colombia reconoce la labor de las miles de mujeres y de madres, que

han logrado mantener viva la tradici‘ n artesanal en nuestro paŒs.

Mujeres artesanas - Imagen: ArtesanŒas de Colombia

Las mujeres no solo han sido durante siglos las principales promotoras y constructoras de los rituales

artesanales de las comunidades, sino que adem¡ s, en estos tiempos cambiantes, se ubican como las

principales gestoras de iniciativas econ‘ micas derivadas de la actividad artesanal.

En Colombia y tras varias d…cadas de conflicto, la actividad artesanal es lo que ha permitido a mujeres

cabeza de familia, mejorar su calidad de vida y la de sus hijos tras el desplazamiento forzado a los

cascos urbanos del paŒs, a las que llegan de forma vulnerable al no contar con educaci‘ n t…cnica o

profesional y en algunos casos, en pobres condiciones educativas.

Madres, m¿s que tradici”n

En Colombia seg€n el Censo Econ‘ mico Nacional el 60% de las personas que componen el sector

artesanal son mujeres.

Seg€n este mismo censo, Ïla mujer artesana, en su mayorŒa, se ocupa de los procesos de producci‘ n,

terminado y empaque, actividades que realiza paralelamente con las tareas dom…sticas. Su

responsabilidad social y espŒritu de superaci‘ n la han llevado a aminorar el desequilibrio entre sus

necesidades y la cantidad de recursos percibidos por la producci‘ nÌ.

Diversos estudios llevados a cabo por ArtesanŒas de Colombia y entidades p€blicas y privadas tanto

nacionales como internacionales, han indicado el importante rol que las mujeres tienen en el desarrollo

artesanal del paŒs.

Las mujeres no son solo quienes ense“ an los oficios artesanales tradicionales a sus hijos, sino tambi…n

las encargadas de recuperar ciertas pr¡ cticas que han venido decayendo en el t iempo y que en

diferentes iniciativas enfocadas al rescate de tradiciones, han formado parte activa en recobrar la

memoria oral de los oficios.

Igualmente estos estudios han indicado que dada la situaci‘ n social que el paŒs ha vivido en t…rminos

de desplazamiento masivo desde zonas rurales a las ciudades, y al gran n€mero de mujeres que

conforman estos grupos, la actividad artesanal ha sido un foco promotor de peque“ as microempresas y

asociaciones que actualmente dan el sustento a sus familias.

De otra parte las mujeres tambi…n impulsan la unidad familiar, ya que gran parte de estas

microempresas son de Œndole familiar, en d‘ nde hijos, nietos, sobrinos y parientes aprenden los oficios

y participan activamente en la generaci‘ n de ingresos para sus familias.

Ejemplos visibles de esta situaci‘ n son por ejemplo las mujeres de la comunidad artesanal de la

Boquilla, conformada por un grupo de 14 mujeres cabeza de familia que desarrollan los oficios de

cesterŒa, talla y bisuterŒa en materiales aut‘ ctonos como el totumo, el coco y el cacho.

Igualmente la Subgerencia de Desarrollo, trabaja en la continua formaci‘ n de un grupo de mujeres de

Bogot¡ , en situaci‘ n de desplazamiento y de la tercera edad, quienes han logrado subsistir y sacar

adelante negocios de artesanŒas y adem¡ s ser orientadas sobre procesos productivos, costos, dise“ o y

posibilidades de comercializaci‘ n de sus productos, mejorando su inserci‘ n social en la din¡ mica

capitalina.

Es notable c‘ mo estos grupos se empe“ an cada vez m¡ s en producir mejores piezas artesanales, que

cumplan con los mejores est¡ ndares de calidad y que permitan una f¡ cil comercializaci‘ n.

Es curioso que pese a que oficios como la talabarterŒa, orfebrerŒa y talla, que han sido tradicionalmente

masculinos, empiezan a tener cada vez m¡ s una presencia femenina en su desarrollo, como un

indicador de que cada vez m¡ s mujeres aprenden y ejecutan labores, que posteriormente ser¡ n

transmitidas de generaci‘ n en generaci‘ n.

Es claro que los cambios constantes de nuestra sociedad, le han dado a la mujer artesana un valor

inigualable en el sector artesanal en Colombia, es gracias a ellas, madres, tŒas, hermanas, abuelas, que

permiten que hoy en dŒa reconozcamos como nuestras, diversas formas culturales.

Muchas de ellas hoy hablan orgullosas de c‘ mo sus hijos son profesionales y que ese sue“ o ha sido

posible gracias a la transformaci‘ n de materiales en sus manos.

Feliz dŒa Madre y mujer artesana!

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Ekhy` adsg Nqsdf ` B` qqdq c hbd:

May/15/2012Es indiscutible el hecho de tener cada dŒa en Bogot¡ y en la generalidad de la ciudades, muchas personas

desplazadas por la violencia, el terrorismo y el maltrato a nuestros indigenas, campesinos y por ello cada vez el

problema es mayor, sin embargo gracias a entidades como ustedes, se hace m¡ s llevadero este fen‘ meno, pero

tenemos alg€n dŒa lograr el sue“ o de que haya mejores y mayores oportunidades para estas personas y

nosotros poder tener una vida m¡ s tranquila.

Qdronmcdq

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