“la mujer fuerte de la independencia” · 2020. 7. 31. · 1 maría de la soledad leona camila...

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1 María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández (1789-1842) “La mujer fuerte de la Independencia” Este material, su divulgación, integridad de la obra y colección del mismo, es propiedad de la Cámara de Diputados en términos de lo dispuesto por el artículo 83 de la Ley Federal del Derecho de Autor. Las opiniones expresadas en este documento reflejan el punto de vista de su autora o autor, investigadora o investigador, y no necesariamente el del CELIG.

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    María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández

    (1789-1842)

    “La mujer fuerte de la Independencia”

    Este material, su divulgación, integridad de la obra y colección del mismo, es propiedad de la Cámara de Diputados en términos de lo dispuesto por el artículo 83 de la Ley Federal del Derecho de Autor. Las opiniones expresadas en este documento reflejan el punto de vista de su autora o autor, investigadora o investigador, y no necesariamente el del CELIG.

  • 2

    Introducción

    México ha tenido muchos héroes y hasta hace muy poco se reconoció que en su

    historia también hay heroínas. Fue una ardua lucha de las historiadoras, escritoras,

    investigadoras, feministas y de muchas mujeres, para visibilizar la presencia y la

    propia historia de las mujeres que lucharon hombro con hombro con sus

    contemporáneos, en todas las etapas de la humanidad, no solo en México, sino en

    el mundo entero, sin embargo, solo es el principio de su reconocimiento y

    visibilización.

    La historia ha sido contada desde una visión androcéntrica, en la escuela se nos

    enseñó que los actores principales fueron hombres, así sin más, y cuando se hacía

    alusión a alguna mujer, era para ubicarla como “la esposa”, “la amante”, “la

    consorte”, “la hija”, “la hermana”, “la madre”, etcétera, nunca o muy pocas veces

    como la protagonista, lo que siempre las colocó en un segundo plano o peor aún en

    el anonimato dentro de la historiografía, hoy eso ha cambiado un poco. Recordemos

    a una gran escritora Virginia Wolf reclamando Una habitación propia, “la condena al

    no-cuarto-propio es también la condena a la pobreza. Por eso “habitación propia” y

    “dinero” de lo que habla, en definitiva, es de carencias innatas a un género. De la

    imposibilidad de la escritura por una pobreza injustamente privativa. La libertad

    intelectual depende de las cosas materiales. La poesía depende de la libertad

    intelectual. Y las mujeres han sido siempre pobres, no solo desde hace doscientos

    años, sino desde el principio de los tiempos. […] las mujeres no han tenido la menor

    oportunidad de escribir poesía. Por eso la insistencia tanto en el dinero como en el

    cuarto propio”1.

    En ese contexto, en la actualidad, las mujeres reclamamos con fuerza “un espacio

    propio” para todas las mujeres heroínas o no de nuestra historia, “la inclusión de los

    1 Woolf, Virginia. Una habitación propia, ensayo publicado el 24 de octubre de 1929. Forma parte de una serie de conferencias llevadas a cabo en 1928 en las universidades femeninas Newnham Colllege y Girton Colleges. El manuscrito preparado para las conferencias se tituló "Mujeres y Ficción", se clasifica como un texto feminista y su argumento gira en torno a un espacio literal y ficticio para escritoras que se encuentran dentro de una tradición literaria dominada por hombres.

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    estudios sobre las mujeres que toman en cuenta la diferencia, y que leen la historia

    en clave de género, enriquecen el conocimiento del pasado y la comprensión del

    presente. Las nuevas líneas metodológicas esbozadas han crecido y permitido una

    representación de la humanidad que contrasta con la visión estrecha en la que se

    había sepultado a las mujeres”2 (Jaiven, Ana Lau. 2015).

    Ahora bien, el objetivo no es hacer una nueva biografía de una mujer tan importante

    como Leona Vicario, ya que actualmente existen muy buenos estudios dedicados a

    su figura histórica, muchos y muchas especialistas han hablado y escrito de ella,

    han buscado, rastreado y reconstruido mucha información. Sin embargo, el Centro

    de Estudios para el Logro de la Igualdad de Género programó en su plan de trabajo

    anual, un reconocimiento a esta valiosa mujer en el marco del “2020, Año de Leona

    Vicario, Benemérita Madre de la Patria”. Entonces no queda más que retomar

    mucha de la información existente y exponerla, visibilizarla, enseñar a quien no la

    conoce, mostrarla como lo que fue, “la mujer fuerte de la Independencia”, no como

    algo nuevo o propio del CELIG, sino como un homenaje a una mujer fuerte, valiente,

    inteligente e importante, una verdadera heroína mexicana.

    I. Marco histórico-social

    Durante la etapa colonial la sociedad novohispana estaba compuesta por una gama

    variada de personas, cuya posición y condición social estaba condicionada por

    cuestiones de orden racial, económico, cultural y político. Las causas que detonaron

    las ansias independentistas, en la sociedad novohispana fueron diversas: sociales,

    económicas, políticas, religiosas y culturales. Las circunstancias son igual de

    variadas: la abdicación de Carlos IV en favor de Fernando VII e inmediatamente

    después la noticia de que Napoleón Bonaparte había nombrado a su hermano José

    Bonaparte como monarca de la Nación Española. El pueblo español rechazó esa

    imposición y se levantó en armas, pero a pesar de que hubo una reunión de

    representantes de la nobleza, clero y pueblo, para debatir cómo se gobernaría el

    2 Jaiven, Ana Lau. La Historia de las mujeres. Una nueva corriente historiográfica. En Historia de las Mujeres en México. 2015.

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    imperio en ausencia del rey y se nombró una regencia que convocó a cortes, no

    hubo consenso (Historia mínima de México, 2000).

    En las colonias españolas los súbditos habían jurado fidelidad a Fernando VII. El

    Ayuntamiento de México consideró que en ausencia del rey “la soberanía se había

    revertido al reino”. Al igual que en la península se convocó a una junta de

    ayuntamientos para decidir su gobierno. El Virrey José de Iturrigaray otorgó su

    anuencia, pero los oidores del real acuerdo se opusieron ante el temor de una

    insurrección.

    Se convocó a una junta similar a la que se llevó a cabo en la península Española.

    En los territorios de la Nueva España, algunos burócratas y comerciantes

    peninsulares prepararon un golpe de Estado. En la medianoche del 15 de

    septiembre de 1808, unos 300 hombres al mando del rico hacendado Gabriel de

    Yermo, entraron al palacio y apresaron al Virrey Iturrigaray. El golpe no solo infligía

    las vías del derecho, sino que mostraba las de la violencia. El reacio ejemplo de los

    peninsulares provocó la frustración de los criollos que empezaron con

    conspiraciones. Poco después la junta de Sevilla nombró virrey al arzobispo

    Francisco Xavier Lizana. En este contexto surgió la primera conspiración en

    Valladolid; que fue descubierta; pero, en Querétaro ya se había extendido el ánimo

    de rebelión (Historia de México. 2001).

    Es en este movimiento social de independencia, a través del cual México surgió

    como nación libre y soberana, que las mujeres participaron activamente.

    Tristemente al finalizar, no fueron reconocidas como personas con derechos. Los

    estudiosos del papel de las mujeres durante la Independencia han demostrado que

    la participación de las mujeres fue “complementaria e igualmente valiosa para el

    esfuerzo bélico y que la guerra modificó el comportamiento político de las mujeres

    alterando su condición en la sociedad”. A pesar de que algunos de esos autores

    han dicho que las mujeres participaron sin ambiciones políticas, “porque no habían

    sido educadas para pensar políticamente”, y que su participación se había debido a

    causas como los desajustes en la economía familiar, los lazos de parentesco con

    los soldados, los sentimientos patrióticos, la recompensa económica que podían

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    obtener o como forma de manifestar su rebeldía contra la sociedad, María José

    Garrido ha demostrado a través del estudio de cartas y la defensa a mujeres

    apresadas, que el elemento que propiciaba la oposición de estas mujeres al régimen

    era la pérdida de la creencia en la legitimidad del que gobernaba. Es decir, estas

    mujeres tenían una opinión política propia. Actuaban como seres políticos3.

    1. Panorama general de la educación para mujeres en la Nueva España

    Durante esta etapa de la vida en la Nueva España la mayoría de las mujeres no

    recibían educación más allá del catecismo católico, leer y escribir un poco, bailar,

    tocar algún instrumento y cantar algo. “Eran muy pocas las que asistían a la escuela

    y la gran mayoría quedaba en la ignorancia”.4

    Según el censo de 1790 en la ciudad de México había 56 9325 mujeres (una porción

    pequeña de mujeres no fueron empadronadas) las mujeres de edades entre 8 a 16

    años sumaban 8 753, y se constata que había seis colegios especiales para

    mujeres:

    Real de San Ignacio de Loyola (de

    las Vizcaínas)

    De Belem

    Guadalupe de Indias

    De la Enseñanza

    El Jesús María

    El de las Niñas

    266 235 125 60 40 33

    Es decir, un total de 759 alumnas. Para las niñas pobres estaba el Colegio de San

    Ignacio, cuya educación consistía en “habituar a las colegiales al recogimiento y al

    silencio constante, sin permitirles salir de sus viviendas, inquietar a sus compañeras,

    ni hacer ruido alguno, levantarse diariamente a las 5 y media, oír misa a las seis y

    ocupar la mañana en aprendizajes de lectura y escritura, pero principalmente de

    3 Garrido, José María. La participación femenina en la Independencia de México, en Celia del Palacio Montiel. Pp. 88. 4 García Sánchez, B. y Guerrero Barrón. La condición social de la mujer y su educación a finales de la Colonia y comienzos de la República. Junio 2014. En Historia y Memoria. 5 Estado secular y eclesiástico de los habitantes de la Ciudad de México, empadronados en el año de 1790. En INEHRM. Leona Vicario Heroína insurgente. https://inehrm.gob.mx/recursos/Libros/LeonaVicarioHeroinaInsurgente

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    costura y bordado” tal era la educación que recibían “excelente método para

    aniquilar el delicado sistema muscular de la mujer e hipertrofiar, en cambio su ya

    excesivo sistema nervioso, por falta de aire, sol, gritos, para anonadar su espíritu

    por falta de estímulo y de expansión”6.

    A pesar de todo esto, Leona Vicario fue la excepción, recibió una esmerada

    educación por parte de sus padres, asimismo no fue una sola mujer la que participó

    en la lucha, fueron incontables las que dejaron todo y mostraron arrojo, compromiso

    y convicción, por ello no puede ignorarse la participación que desempeñaron antes,

    durante y después de la Guerra de Independencia. “La situación de las mujeres

    novohispanas en esta etapa (finales del siglo XVIII y principios del XIX) estaba

    velada por una “paternidad protectora” tutelada por el padre, los hermanos, el

    esposo e incluso los hijos”. Su participación en la vida activa, social, política y

    religiosa estaba supeditada a la aprobación del hombre. Las mujeres tenían dos

    opciones: la vida en matrimonio o la vida conventual.

    La nueva investigación arroja que ya en esos tiempos algunas mujeres, criollas,

    sobre todo, incidentemente esbozaron ligeramente algunas peticiones, sobre todo

    respecto a la educación.

    A partir de los nuevos estudios se conoce la actuación de mujeres criollas que

    tuvieron acceso a la educación, que eran aristócratas, ricas, educadas, con

    familiares y amigos importantes y que conocían bien la situación por la que pasaba

    España en el Viejo Mundo y su repercusión directa en la Nueva España. Sabían y

    sufrían los exagerados cobros de impuestos y demás medidas arbitrarias de la

    Corona. Se sabe que no pocas salieron del cómodo y usual estilo de vida que les

    proporcionaba su lugar social, para luchar no sólo con las armas, sino con todos los

    medios a su alcance, que apoyaron las ideas libertarias y del cambio de gobierno

    necesario en ese momento pues poseían don de mando natural; eran decididas, de

    carácter fuerte, férrea voluntad, valientes. (Mata Montes de Oca, Cristina, 2015)

    6 ibidem

  • 7

    Históricamente, como colectivo a las mujeres se les negó cualquier tipo de derecho

    y reconocimiento sin importar que fueran criollas, mestizas, indias, negras, ricas,

    pobres, esposas, madres o monjas. Sin embargo, sí hubo reconocimiento individual

    para algunas mujeres como María Josefa Crescencia Ortiz de Domínguez, Manuela

    Medina, Manuela Herrera, María Andrea Martínez, Prisca Marquina, Juana Bautista,

    Ana María y Trinidad Ortega, Ramona Jarquín, Rosa Patiño, Gertrudis Bocanegra,

    Ana Villegas, Manuela Paz, Luisa Martínez, Mariana Anaya, Mariana Rodríguez del

    Toro.

    A. María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández

    “Confiese Ud. Sr. Alamán, que no solo el amor es el móvil de las acciones de las

    mujeres; que ellas son capaces de todos los entusiasmos, y que los deseos de la

    gloria y de la libertad de la patria, no les son unos sentimientos extraños” (fragmento

    de la carta de Leona Vicario dirigida a Lucas Alamán, 1831). Con esta entrada de

    su carta a Lucas Alamán, ella se deslinda del amor romántico y se asume como una

    mujer fuerte, interesada en su patria y con las aspiraciones de libertad.

    Nació el 10 de abril de 1789 en la Ciudad de México, hija de Gaspar Martín Vicario

    (comerciante español) y de Camila Fernández de San Salvador y Montiel (criolla y

    ama de casa).

    El nacimiento de Leona Vicario se dio durante una época muy interesante: el inicio

    la Revolución Francesa, la sucesión en el trono español y la llegada a la capital

    novohispana de Juan Vicente de Güemes Pacheco de Padilla y Horcasitas, el

    segundo conde de Revillagigedo. Al contrario de la situación social prevaleciente en

    la Nueva España para las mujeres y gracias a sus padres Leona tuvo una buena

    educación, fue una perfecta cristiana, con salud y desarrollo físico, con voluntad y

    carácter.

    Sus padres murieron cuando ella tenía 18 años, por lo que quedó en tutela de su tío

    Agustín Pomposo Fernández de San Salvador. La buena posición económica y

    social de la familia Vicario Fernández y los bienes heredados de sus padres,

  • 8

    permitieron que Leona estudiara Bellas Artes y Ciencias.7 Leona recibió una

    educación ejemplar, cosa que no era nada común en la sociedad machista de esa

    época pues: “algunos hombres las consideraban [a las mujeres] incapaces de

    aprender y para otros la educación de la mujeres era innecesaria, cuando no

    peligrosa”. Sin embargo, sus padres se esforzaron en otorgar a Leona la mejor

    educación. Estas circunstancias dieron como resultado el espíritu, fortaleza y

    educación de Leona. Sus padres se preocuparon por proporcionarle una educación

    intelectual, sino también cristiana, también se encargaron de que su única hija

    tuviera una excelente salud y desarrollo físico, y mucho menos olvidaron inculcar en

    ella el buen gusto. Como resultado: “lograron hacer de Leona una perfecta

    cristiana”, una mujer inteligente, fuerte, disciplinada y con un exquisito gusto. Todos

    estos factores, más su hermosura hacían de Leona una mujer singular. Es digno de

    reconocer que “don Gaspar y doña Camila fueron de los poquísimos padres de la

    Nueva España” que a principios del siglo XIX se preocuparon en darle una excelente

    educación a su hija.8

    La primera periodista9

    A través de los estudios, Leona desarrolló un enorme sentido crítico frente al mundo

    y años después comenzó a ejercer el periodismo.

    Sus escritos fueron publicados en diarios como: El Semanario Patriótico Americano,

    El Federalista y El Ilustrador Americano. En El Ilustrador Americano fue donde los

    insurgentes observaron su trabajo y se pusieron en contacto con ella.

    Estos periódicos estuvieron redactados casi en su totalidad por la elite intelectual

    del movimiento independiente: José María Coss, Andrés Quintana Roo, Francisco

    de Velasco, José María Liceaga, José Manuel de Herrera, Carlos María de

    Bustamante y Leona Vicario.

    7 http://fomentocivico.segob.gob.mx/work/models/FomentoCivico/Documentos/PDF/LEONA_VICARIO.pdf. 8 https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/6/2918/10.pdf 9 https://www.conape.org/leona-vicario-primera-periodista-de-mexico/

  • 9

    En 1813 contrajo matrimonio con Andrés Quintana Roo, ese mismo año fue encarcelada al descubrirse que era conspiradora y que apoyaba al movimiento de

    Independencia.

    En 1817 Leona dio a luz a su primera hija y al poco tiempo fue apresada junto con

    la recién nacida. Una vez más le fue ofrecido el indulto, pero esta vez con la

    condición de irse a España, ella aceptó y mientras esperaba los documentos

    necesarios para partir, fue llevada a Toluca en confinamiento.

    Más tarde, tuvo una segunda hija a la que llamaron Dolores, en recuerdo de la villa

    en la que Hidalgo proclamó la rebelión de 1810.

    Vivió la guerra, la derrota, la persecución y le fueron confiscados sus bienes.

    Cuando triunfó la independencia a Leona se le reconoció su participación y labor a

    favor de la causa insurgente, a partir de ahí solo realizó algunas participaciones y

    publicaciones.

    B. Labor independentista

    Todos sus biógrafos coinciden en que Leona creció en virtud y sabiduría, dotada de un espíritu rebelde y libre en un clima de apertura a todas las novedades, tanto en

    lo que se refería a sus lecturas como a sus amistades y actividad social.

    Leona tenía 21 años Cuando la Guerra de Independencia estalló y se unió al

    movimiento. Desde la Ciudad de México les daba información de lo que ocurría en

    la capital mexicana, además de ayudar con algunos bienes para apoyar la causa

    libertaria.

    Además, actuó como mensajera de los insurgentes, protegió fugitivos, envió dinero

    y medicinas y colaboró con los rebeldes, transmitiéndoles recursos, noticias e

    información de cuantas novedades ocurrían en la corte virreinal.

  • 10

    A finales de 1812 había convencido a unos armeros vizcaínos para que se pasaran

    a su bando, trasladándose a Tlalpujahua (localidad en la que estaba instalado el

    campamento de Ignacio López Rayón, donde se dedicaban a fabricar fusiles). Poco

    después, las autoridades interceptaron a uno de sus correos, el cual la delató, por

    lo que fue vigilada y seguida cada vez más de cerca.

    En marzo de 1813 la Real Junta de Seguridad y Buen Orden (creada al producirse

    el levantamiento de Dolores) decidió intervenir y le instruyó un larguísimo proceso

    en el que fueron apareciendo las piezas y documentos que la inculparon

    gravemente.

    Declarada culpable, en lugar de enviarla a la cárcel de corte se la mantuvo presa en

    el mismo Colegio de Belén. En una habitación del Colegio de San Miguel de Belén,

    Leona enfrentó a los jueces del crimen encabezados por Miguel Bataller, ahí le

    mostraron unas cartas suyas incautadas a un mensajero, pero no lograron sacarle

    ni una palabra sobre su contenido, ni a quienes iban destinadas, por lo que quedó

    presa e incomunicada, el 22 de abril de ese mismo año, tres hombres la liberaron a

    punta de pistola. Huyó hacia Oaxaca, “en donde vivió en forma miserable” ahí se

    encontraba el ejercito de José María Morelos y Pavón. Don Carlos María de

    Bustamante habló con Morelos sobre la contribución que había hecho Leona al

    movimiento insurgente y por la penosa situación por la que estaba atravesando. A

    esto, Morelos respondió de la mejor forma y envió una carta a Leona expresándole

    su apoyo y pidiéndole que le informara si necesitaba algo, sin embargo, ella se

    abstuvo de pedir cualquier cosa10. A partir de entonces Leona pasó de colaboradora

    a miliciana en los campos de batalla.

    En 1817 fueron delatados y Leona fue capturada en una cueva, cuando acababa de

    dar a luz su primera hija, a la que pusieron por nombre Genoveva. En esta ocasión,

    la petición de clemencia en favor de su esposa formulada por Quintana Roo, que

    prometió entregarse, fue aceptada por el virrey. De este modo se acogieron a su

    10 Arrom, Silvia Marina, Las mujeres de la ciudad de México 1790-1857, México, Siglo Veintiuno, 1988.

  • 11

    indulto y fueron confinados en la ciudad de Toluca, donde permanecieron en

    completo retiro hasta 1820.

    C. Después de la independencia

    En julio de 1820 se celebró en Toluca el feliz acontecimiento de la jura de la

    Constitución de Cadiz, para ello Leona escribió un poema titulado La libertad y la

    tiranía. En agosto regresó junto a su familia a la ciudad de México y, consumada la

    independencia. En 1821 Leona solicitó que se le devolvieran los bienes incautados,

    pero fue hasta 1823 cuando el Congreso le concedió una liquidación en metálico y

    una hacienda llamada Ocotepec, en los llanos de Apam, además de tres casas en

    la ciudad de México.

    En 1827 el Congreso del Estado de Coahuila y Texas acordó que la villa de Saltillo

    se denominase en adelante “de Leona Vicario”. Lo triste es que dicho

    reconocimiento duro muy poco, ya que los ataques en la prensa hicieron que se

    retirará esa designación.

    Al ser indultada por parte del gobierno le fueron restituidos parte de sus bienes,

    volviendo a su casa ubicada en la calle de Cocheras -hoy República de Brasil- en la

    Ciudad de México. La devolución fue vista con malos ojos por sus enemigos

    políticos que paradójicamente habían sido realistas y ahora se encontraban en

    puestos de mando del gobierno nacional. En 1831, el intelectual e historiador Lucas

    Alamán, en ese entonces poderoso ministro, en el periódico Registro Oficial del

    Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos, escribió que no era digna de tantos

    méritos, ya que su participación en la insurgencia se debía exclusivamente a que

    su novio Andrés Quintana Roo participaba en ella, además de que había recibido

    casas y haciendas por ello, en respuesta Leona escribió una carta para defenderse

    de las acusaciones de Alamán, el escrito se publicó en El Federalista, periódico de

    Quintana Roo, debido a que los diarios que simpatizaban con el ministro no

    quisieron publicarla. En 1831 Leona Vicario por medio de la palabra escrita

  • 12

    emprendió la defensa pública sobre “la voluntad de acción y pensamiento de las

    mujeres”11

    “Probablemente esta sea la primera carta publicada por una mujer en México en

    defensa de su derecho a pensar por sí misma” 12.

    El Federalista Mexicano, 2 de abril de 1831

    Casa de V. marzo 26 de 1831.

    Muy Sr. mío de toda mi atención: en el Registro Oficial de 14 de este, contestando

    V. a los Federalistas, me lleva a encuentro sin saber por qué, tachando mis servicios

    a la patria de heroísmo romanesco, y dando a entender muy claramente, que mi

    decisión por ella, solo fue efecto del amor. Esta impostura la he desmentido ya otra

    vez, y la persona que la inventó, se desdijo públicamente de ella, y V. es regular

    que no lo haya ignorado; mas por si se le hubiese olvidado, remito a V. un ejemplar

    de mi vindicación que en aquel tiempo se imprimió, en donde se hallan reunidos

    varios documentos que son intachables y que desmienten dicha impostura. No

    imagine V. que el empeño que me he tenido en patentizar al público que los servicios

    que hice a la patria, no tuvieron más objeto que el verla libre de su antiguo yugo,

    lleva la mira de granjearme el título y lauro de heroína. No: mi amor propio no me

    ha cegado nunca hasta el extremo de creer que unos servicios tan comunes y cortos

    como los míos, puedan merecer los elogios gloriosos que están reservados para las

    acciones grandes y extraordinarias. Mi objeto en querer desmentir la impostura de

    que mi patriotismo tuvo por origen el amor, no es otro que el justo deseo de que mi

    memoria no pase a mis nietos con la fea nota de haber yo sido una atronada que

    abandoné mi casa por seguir a un amante. Me parece inútil detenerme en probar a

    V. lo contrario, pues además de que en mi vindicación hay suficientes pruebas, todo

    11 Leona Vicario. Heroína insurgente. https://inehrm.gob.mx/recursos/Libros/LeonaVicarioHeroinaInsurgente.pdf 12 Marco A. Villa, “Doña Leona Vicario. Defensora erudita de los derechos de las mujeres”, en Relatos e Historias de México, p. 26.

  • 13

    México supo que mi fuga fue de una prisión, y que esta no la originó el amor, sino

    el haberme apresado a un correo que mandaba yo a los antiguos patriotas. En la

    correspondencia interceptada, no apareció ninguna carta amatoria, y el mismo

    empeño que tuvo el gobierno español para que yo descubriera a los individuos que

    escribían con nombres fingidos, prueba bastantemente que mi prisión se originó por

    un servicio que presté a mi patria. Si el amor cree V. que fue el móvil de mis

    acciones, ¿qué conexión pudo haber tenido éste con la firmeza que manifesté,

    ocultando, como debía, los nombres de los individuos que escribían por mi

    conducto, siendo así que ninguno de ellos era mi amante? Confiese V. Sr. Alamán,

    que no solo el amor es el móvil de las acciones de las mujeres: que ellas son

    capaces de todos los entusiasmos, y que los deseos de la gloria y de la libertad de

    la patria, no les son unos sentimientos extraños; antes bien suele obrar en ellas con

    más vigor, como que siempre los sacrificios de las mujeres, sea el que fuere el

    objeto o causa por quien los hacen, son más desinteresados, y parece que no

    buscan más recompensa de ellos, que la de que sean aceptados. Si M. Stael

    atribuye algunas acciones de patriotismo en las mujeres a la pasión amorosa, esto

    no probará jamás que sean incapaces de ser patriotas, cuando el amor no las

    estimula a que lo sean. Por lo que, a mi toca, sé decir, que mis acciones y opiniones

    han sido siempre muy libres, nadie ha influido absolutamente en ellas, y en este

    punto he obrado siempre con total independencia, y sin atender a las opiniones que

    han tenido las personas que he estimado. Me persuado que así serán todas las

    mujeres, exceptuando a las muy estúpidas, o a las que por efecto de su educación

    hayan contraído un hábito servil. De ambas clases también hay muchísimos

    hombres.

    Aseguro a V Sr. Alamán, que me es sumamente sensible, que un paisano mío, como

    lo es V. se empeñe en que aparezca manchada la reputación de una compatriota

    suya, que fue la única mexicana acomodada que tomó una parte en la emancipación

    de la patria.

    En todas las naciones del mundo, ha sido apreciado el patriotismo de las mujeres:

    ¿por qué, pues, mis paisanos, aunque no sean todos, han querido ridiculizarlo como

  • 14

    si fuera un sentimiento impropio en ellas? ¿Qué tiene de extraño ni de ridículo el

    que una mujer ame a su patria, y le preste los servicios que pueda para que a estos

    se les dé, por burla, el título de heroísmo romanesco?

    Si ha obrado V. con injusticia atribuyendo mi decisión por la patria a la pasión del

    amor, no ha sido menor la de creer que traté de sacar ventaja de la nación en recibir

    fincas por mi capital. Debe V. estar entendido, Sr. Alamán, que pedí fincas porque

    el Congreso Constituyente, a virtud de una solicitud mía para que se quitara al

    consulado de Veracruz toda intervención en el peaje porque no pagaba réditos,

    contestó: que el dinero del peaje lo tomaba el gobierno para cubrir algunas

    urgencias y que yo podía pedir otra cosa con que indemnizarme, porque en mucho

    tiempo no podrían arreglarse los pagos de créditos. ¿Qué otra cosa, que no fueran

    fincas, podía yo haber pedido? ¿O cree V. que hubiera sido justo, que careciera

    enteramente de mi dinero al mismo tiempo que tal vez servía para pagar sueldos a

    los que habían sido enemigos de la patria?

    Las fincas, de que se cree que saqué ventajas, no había habido quien las quisiese

    comprar con la rebaja de una tercera parte de su valor y yo las tomé por el todo: la

    casa en que vivo tenía los más de los techos apolillados y me costó mucho repararla.

    De todas las fincas, incluyendo en ellas el capital que reconocía la hacienda de

    Ocotepec, que también se me adjudicó, solo sacaba la nación al año 1 000 pues

    que, como V. ve, es el rédito de 30 000 y con eso se me pagaron 112 000. Si V.

    reputa esto por una gran ventaja, no la reputó por tal aquel Congreso, quien confesó

    que mi propuesta había sido ventajosa a la nación.

    Me parece que he desvanecido bastantemente las calumnias del Registro. Espero

    que mis razones convenzan a V. y que mande insertar esta misma carta en el

    referido periódico; para que yo quede vindicada y V. dé una prueba de ser justo e

    imparcial: lo que además le merecerá la eterna gratitud de su atenta y S. S. Q. S.

    M. B. [Segura Servidora Que Su Mano Besa]- María Leona Vicario.

  • 15

    D. Muerte

    El 21 de agosto de 1842 falleció Leona Vicario en la ciudad de México, rodeada de

    su esposo y de sus dos hijas. Hasta el final de su vida había seguido escribiendo y

    opinando, tanto en las páginas de El Federalista como en las tertulias literarias y

    políticas que había sabido impulsar y a las que asistió siempre lo más distinguido

    de la sociedad liberal.

    Reposó inicialmente, junto con los restos de Quintana Roo, en la Rotonda de los

    Hombres Ilustres, pero desde 1910 sus cenizas se encuentran depositadas en la

    cripta de la Columna de la Independencia, en el Paseo de la Reforma de la Ciudad

    de México.

    E. Epilogo

    El año 2020, fue declarado como "Año de Leona Vicario, Benemérita Madre de la

    Patria" por el H. Congreso de la Unión. Su nombre junto al de otras siete mujeres

    destacadas forma parte del Muro de Honor en el edificio de San Lázaro, sede de la

    Cámara de Diputados.

    Cabe mencionar que en 1948 se inscribieron los primeros nombres de mujeres

    destacadas en el Muro de Honor, pues hasta ese año sólo habían figurado

    personajes masculinos. El 27 de octubre de 1948, la XL Legislatura (1946-1949)

    expidió un primer decreto para poner en letras de oro los nombres de cuatro mujeres

    destacadas en el movimiento de Independencia: Josefa Ortiz de Domínguez, Leona Vicario, Mariana Rodríguez del Toro Lazarín y Antonia Nava.

    Dos meses después, la misma Legislatura emitió un segundo decreto para que se

    inscribiera el nombre de Carmen Serdán, por su papel en la Revolución mexicana,

    posteriormente se colocaron los nombres de Margarita Maza de Juárez, en 1968, y

    el de Sor Juana Inés de la Cruz, en 1995, por decretos de las Legislaturas XLVII

    (1967-1970) y LVI (1994-1997), respectivamente.

  • 16

    Placa de la casa donde habitó Leona Vicario, hoy República de Brasil núm. 37, en

    el Centro Histórico de la Ciudad de México. (Fotografía de Rodrigo O. Rivera,

    INEHRM).

    Referencias CEAMEG (Comp.), 200 Años de la participación de las Mujeres en la Historia de

    México. Cámara de Diputados, México, 2010.

    Escalante Gonzalbo, Pablo, Bernardo García Martínez, et al. Nueva Historia Mínima

    de México. SEP/ COLMEX, México, 2004.

    García, Genaro, 1867-1920. Documentos históricos mexicanos. México. Instituto

    Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana. (1985)

    García Olmedo, María del Rocío (Comp.), Sesenta años de lucha por el sufragio

    femenino en México 1953-2013. Miradas regionales sobre el reconocimiento

    del voto de la mujer. Benemérita Universidad Autónoma de Puebla/Cámara

    de Diputados. Puebla, 2014.

    Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, Secretaría

    de Educación Pública. Historia de las mujeres en México (2015).

    Valera, Nuria. Feminismo para principiantes. Penguin Random House, 1ª reimp.

    México, 2019.

    Von Wobeser, Gisela. Historia de México. SEP/Fondo de Cultura Económica,

    México. 2009.

  • 17

    Revistas Villa, Marco A. “Doña Leona Vicario. Defensora erudita de los derechos de las

    Mujeres”, en Relatos e Historias en México, Núm. 139, México, abril 2020.

    Nota N°. 2614. Cámara de Diputados. Muro de Honor de la Cámara de Diputados,

    196 años de volver la mirada a un pasado de orgullo nacional.

    http://www5.diputados.gob.mx/index.php/esl/Comunicacion/Agencia-de-

    Noticias/2019/Julio/19/2614-Muro-de-Honor-de-la-Camara-de-Diputados-

    196-anos-de-volver-la-mirada-a-un-pasado-de-orgullo-nacional

  • 18

    Cámara de Diputados LXIV Legislatura

    Mazo 2020

    http://celig.diputados.gob.mx

    [email protected]

    50 36 00 00 Ext.59218

    Centro de Estudios para el Logro de la Igualdad de Género

    Mtra. Aurora Aguilar Rodríguez Directora General

    Mtra. Patricia Gómez Ortiz Directora de Estudios Jurídicos de los

    Derechos Humanos de las Mujeres y la Equidad de Género

    Lic. Vanessa Sánchez Vizcarra Directora de Estudios Sociales de la

    Posición y Condición de las Mujeres y la Equidad de Género

    Pablo Delgadillo Vallejo Emma Trejo Martínez

    Elaboración