antropología teológica de san agustín en la ciudad de dios
TRANSCRIPT
Universidad de Los Andes
Facultad de Humanidades y Educación
Postgrado de Filosofía
Seminario: Filosofía de San Agustín
Profesor: Luis Vivanco
Alumno: Raúl Hernández A.
C.I.: 6.119.826.
Determinación de la antropología teológica en La Ciudad de Dios
La ciudad de Dios presenta una serie de conceptos de la cultura romana que nos
hacen pensar que la obra se nutre de una especie de antropología. Una antropología
puesto que estudia al ser humano de su tiempo combinando en una sola acción aspectos
de las ciencias sociales e integrándolas para analizarlo en el marco de su sociedad como
hacedor de cultura y como producto de esta misma.
Sin embargo, el propósito de San Agustín no es presentarnos la sociedad romana sin
que con ello no se establezcan juicios de valor. San Agustín no solo describe las
características de ser humano romano sino que les da un valor en cuanto a su conciencia
moral. De manera que, dentro de las diversas ramas de la antropología, la Ciudad de
Dios no podría enmarcarse como una antropología cultural únicamente, puesto que los
productos culturales de su sociedad no los ve como el resultado de sus relaciones
sociales sino como resultado de otros aspectos que van más allá del comportamiento
humano, las relaciones sociales y la cultura misma en una visión de estudio que de otra
manera estaría esencialmente dirigido al análisis de la otredad.
Por otra parte, su indagación hace que entendamos también que en su investigación
está preguntándose acerca de lo qué significa este ser humano para ellos mismos como
romanos. Sin embargo, esta indagación a pesar de que toca aspectos capitales de la
antropología cultural en cuanto a los elementos morales como dijimos anteriormente, no
llega a tocar problemas de carácter metafísicos, ni se pregunta acerca de la naturaleza
fundamental del ser humano de la manera como la abordaría la antropología filosófica
al preguntar simplemente qué es el hombre.
Sin embargo, al tomar datos desde su conocimiento de la historia romana, sus
costumbres, conductas y comportamientos los cuales están ligados a lo que entendemos
como etnografía, psicología y sociología, San Agustín parece no poder prescindir de
estos aspectos en su análisis y actúa como antropólogo al intentar unificarlos en una
teoría comprensiva.
De manera que nos preguntamos ¿qué tipo de antropología encontramos en la
Ciudad de Dios?
Para San Agustín la piedra angular de esta comprensión está en la relación del
romano con su propia teología. Por lo tanto, La Ciudad de Dios va más allá de una
simple refutación de los dioses paganos tradicionales.
San Agustín, al estudiar la historia romana y sus dioses, “desdivinizandola” establece
una nueva perspectiva antropológica desde la cual mirar la cultura romana; sus
estructuras de poder, relaciones, costumbres, tradiciones. etc. Esto no solo es la visión
de una cultura en particular sino que además significa la manera como otro cultura (la
romana) funciona como referente para la construcción de una identidad (la cristiana) a
partir de una relación de poder, puesto que la antropología la hace el antropólogo quien
se posiciona en una situación (de poder) desde la cual puede estudiar a la otra cultura.
San Agustín obtiene esta visión de la cultura romana y del hombre romano en
contraste con la cristiana desde la observación y análisis de los dioses paganos y del
Dios cristiano, en una dimensión de las relaciones que tienen con ellos.
De un modo más particular pudiéramos decir que esto constituye una antropología
teológica que no es sino el resultado de la reflexión que los propios hombres tienen
acerca de los datos que aporta y revela su relación con lo divino.
Ahora bien, estrictamente hablando, el término de Antropología Teológica se remite
a la religión cristiana puesto que es el entendimiento bíblico o inspirado en la Escrituras
y la tradición cristiana desde donde se formulan concepciones especificas sobre los
seres humano, y todo lo que les concierne. Sin embargo, el mismo San Agustín se
refiere al término teología al hablar de los dioses paganos y utiliza su propia tradición
pagana entramada en su propia historia y literatura para devolverle la mirada.
Para San Agustín, que como sabemos provenía de una familia de padre pagano y
madre cristiana, la labor en la Ciudad de Dios persigue descubrir la explicación de la
idea del hombre cristiano contrastada con la pagana a partir de la concepción que este
tiene de sí mismo en una fase determinada de la existencia.
El momento histórico de la Roma de la época justamente tiene esa doble situación.
Representa un estado de transición, de transito, desde la ciudad terrena, a la ciudad
eterna. Esta transición es la tercera ciudad que se está haciendo en ese momento.
Como sabemos la vida de San Agustín transcurre durante un periodo de la historia
de Europa que se caracteriza por la trasformación de las ideas de la antigüedad clásica
en el contexto de la creciente difusión y consolidación del pensamiento cristiano. San
Agustín encarna de muchas maneras esta mezcla y pugna de la cultura cristiana y
pagana la cual se ve llevada a la duda al preguntarse sí los acontecimientos de la
invasión y saqueos de la ciudad de Roma en el 410 por parte de los visigodos
encabezados por Alarico eran simplemente las consecuencias de la ira de los dioses por
la adopción oficial del cristianismo por parte del Imperio.
Debemos entender esta duda (quizá en un sentido la misma duda por la cual paso San
Agustín antes de finalmente convertirse al cristianismo) en el sentido del término que
primariamente quiere decir “vacilación”, “irresolución”, “perplejidad”. En la dubitación
hay siempre por lo menos dos tesis entre las cuales la mente fluctúa sin poder decidirse.
Así pues, aquí la duda no significa falta de creencia, sino la indecisión con respecto a
cual creencia tomar.
San Agustín sabe por propia experiencia que el pueblo romano es “creyente” .El
conoce su “teología”. Su sistema de creencias, sus divinidades, y ante la duda de los
romanos cristianos acerca de dónde poner la necesidad de creer, San Agustín se ve
impulsado a realizar la obra de la Ciudad de Dios en donde des- construye, des -diviniza
y pone en evidencia la incongruencia del sistema pagano de creencias proclamando su
ineficacia no solo al colocar la razón sobre ella, sino en especial antropológicamente
relacionándolo con la explicación del hombre romano y su obra evidenciada por su
propia historia, sus propios pensadores, lideres, su conciencia moral, ideas de justicia e
injusticia, idea del Estado y de la República, la religión e inclusive el espectáculo y el
entretenimiento entre otros aspectos.
Sin embargo, esta Ciudad de Dios no se encuentra en la tierra. San Agustín va
contra la idea de que la implantación del cristianismo en el Imperio Romano era el
establecimiento del Reino de Los Cielos en la tierra, pero esta igualmente consciente
que desde una visión (antropología teológica) cristiana la acción política y social puede
crear aquí en la tierra una tercera ciudad desde donde construir una concepción del
hombre y su obra que facilite un tránsito en paz y justicia necesaria para alcanzar la
Ciudad Eterna.
Varios libros dedica San Agustín para mirar la teología pagana. Podemos resaltar en
el libro II en varios de sus capítulos, sin embargo, el libro VI resalta en este aspecto
puesto que atendiendo a la propia tradición pagana basándose en Varrón analiza el
sistema de los dioses paganos. En el Libro VI, capítulo IV “Anterioridad de lo humano
sobre lo divino, según Varrón.” leemos por ejemplo: “Hasta el mismo Varrón declara
que escribió primero sobre las cosas humanas y después sobre las divinas, porque las
divinas fueron instituidas por los hombres:…”
Para San Agustín lo divino esta primero que lo humano y no lo contrario. Esta
diferencia fundamental que San Agustín apoya en Varrón representa la base de dos
visiones teológica desde la cual se va a construir lo que es ser humano, es decir, una
antropología.
A partir de las diferentes visiones teológicas que San Agustín nos proporciona sobre
el mundo Romano podemos ir revisando diversos conceptos culturales que nos
diferenciarían la definición que del hombre en su contexto nos da la cultura pagana en
contraste con la cristiana.
Conceptos como justicia, paz, república entre otros pueden revisarse y compararse
para lograr una perspectiva de La Cuidad de Dios.