angeles y demonios

FRESNILLO QUERIDO PRENSA LIBRE Página 1

FRESNILLO QUERIDO PRENSA LIBRE

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Por: Benjamín Moctezuma Longoria

Benjamín Moctezuma Longoria

BENJAMÍN ENTRE ANGELES Y DEMONIOSBENJAMÍN ENTRE ANGELES Y DEMONIOSBENJAMÍN ENTRE ANGELES Y DEMONIOSBENJAMÍN ENTRE ANGELES Y DEMONIOS

(Tema General)

En una serie de artículos, el periodista y político, Benjamín Moctezuma Longoria analiza la situación política del estado de Zacatecas, principalmente a los partidos políticos, sus propuestas, sus candidatos, las motivaciones de los triunfos electorales, la escisión del PRI en 1998, todo en la búsqueda de una alternativa. El concentrado de esos artículos los presentamos a nuestros lectores con el tema general de BENJAMÍN ENTRE ANGELES Y DEMONIOS. Conforme nos vaya haciendo entrega de sus aportaciones, serán incorporadas en el orden mismo de la entrega, para que nuestros lectores tengan el seguimiento de los mismos, los coleccione y los consulte. De hecho, loas puede tomar como adelanto de sus reflexiones, sobre el acontecer diario, pues nos ha dicho que ha determinado que, a corto plazo, los reunira en un libro. ¿Usted le puede opinar?





INDICE

LA IDENTIDAD INCONGRUENTE DE LOS PARTIDOS

(Apuntes para una Alternativa) Primera Parte

¿Alternancia o Alternativa Política? La Alternativa: ¿Con Aristocracia? Partidos: Caricaturas del Sistema

Página…………………………………………………………………………………………… 6

ÁNGELES EN EL INFIERNO; DEMONIOS EN LA GLORIA

(Apuntes para una Alternativa) Segunda Parte

La Cultura del PRI más Viva que Nunca Sin Cambios en Partido-Estado-Sociedad Tres Bloques Políticos, Una Sola Escuela

Página…………………………………………………………………………….………………….. 12

AMALIA; UNA PROMESA QUE SE FRUSTRÓ

(Apuntes para una Alternativa) Tercera Parte

¿Chilangos a la Conquista de Zacatecas? Aprendamos Enseñanzas de la Historia Fámily, PRDistas, Chilangos y Monreales

Página………………………………………………………………………………….…………….. 16





Y… ¿PARA QUÉ DIABLOS NOS SIRVE LA IZQUIERDA?

(Apuntes para una Alternativa) Cuarta Parte

Sólo Partidos Progresistas y Conservadores

Democracia: Patente de Izquierda o Derecha? El Partido es el Incubador del Zoon Politikón

Página…………………………………………………………………………………………..……. 19

HA INICIADO LA SUCESIÓN PRESIDENCIAL

(Apuntes para una Alternativa) Quinta Parte

Sólo Tres Epicentros: PRI, PAN y PRD PAN-PRD es una Alianza Irresponsable Alianza Popular, no Alianza de Partidos

Página …………………………………………………………………………………………..…….. 24

CAUSAS DE LA ESCISIÓN PRIÍSTA DE 1998

(Apuntes para una Alternativa) Sexta Parte

Caduca el Modo de Elección Priísta Se Agudizan Efectos Neoliberalistas Surgen Fuertes Conflictos Políticos

Página ………………………………………………………………………………………….…….. 29

ALIANZA POR LA DIGNIDAD Y LA DEMOCRACIA

(Apuntes para una Alternativa) Séptima Parte

Del Nepotismo a un Cacicazgo Familiar El Movimiento Exigió Profundo Cambio Dignidad: La Sopa del Mismo Chocolate

Página …………………………………………………………………………………………….. 35





¿PORQUÉ UNA ALIANZA DE EL MAÍZ CON EL PRD?

(Apuntes para una Alternativa) Décima Parte

Porque en el PRD Hay Corrientes Progresistas Porque la Miseria Política Debe Ser Derrotada Porque Quieres Progreso, Justicia y Bienestar

Página …………………………………………………………………………………………….…….. 41

GÉNESIS DE LA DERROTA DEL PRD

(Apuntes para una Alternativa) Décima Primera Parte

LOS VIENTOS DE UNA TORMENTA AJENA “Y, AHORA… ¿QUIÉN PODRÁ SALVARNOS? EL PUEBLO PUEDE SALVAR AL PUEBLO?

Página ………………………………………………………………………………………...……….. 49





LA IDENTIDAD INCONGRUENTE DE LOS PARTIDOS

(Apuntes para una Alternativa)

Primera Parte

¿Alternancia o Alternativa Política?

La Alternativa: ¿Con Aristocracia?

Partidos: Caricaturas del Sistema

POR: MOCTEZUMA LONGORIA, Benjamín

Estas reflexiones no siguen el propósito de señalar a nadie en particular. Sin embargo, el lector puede irlas recreando con la definición de nombres y apelativos, de hombres y mujeres de carne y hueso que mejor se acerquen a esta realidad.

Son tantos los actores de esta realidad que se pierde el tiempo dedicándole a cada cual su espacio y, por eso, esta serie de aportes al análisis y la discusión de coyuntura sólo pondrá nombres en los casos expresamente representativos.

Muchos confunden la alternativa con la alternancia. Que es como pensar que la gimnasia es igual a la magnesia. Por eso, considero necesaria destacar que por alternancia entiendo el relevo simple de unos gobernantes por otros, casi siempre de un partido por otro, pero sin establecer cambios fundamentales.

Cuando un partido político se vuelve hegemónico por un largo período, puede considerarse que hay alternancia interna cuando una corriente es relevada por otra. Pero, en ambos casos, el rumbo o dirección política es la misma, no hay modificaciones importantes en el proyecto político.

De por sí, el pragmatismo ha venido dominando el quehacer contemporáneo de los partidos políticos, arrojando montañas de oportunismo. En el caso de los partidos declarados de izquierda, el economicismo y el populismo parecieran ser las ventanas





más cercanas a la congruencia política. Aunque también se trata de hechos aislados que no deja enseñanzas duraderas.

Y es que, en el seno de los partidos políticos, realmente no se discuten proyectos de sociedad, no se conforman estilos de militancia, no hay las denominadas escuelas de cuadros, reuniones de discusión teórica en las conocidas células, seccionales u organismos de base, como quiera que se les llame (que además, en pocos casos existen y sólo de manera formal, pues menos funcionan), no se forma al cuadro político en el seno de una moral y ética partidista, a una disciplina, al cumplimiento de principio alguno, entre otras tareas de configuración del hombre nuevo que da forma embrionaria a la nueva sociedad y que, obligadamente, es la base subjetiva elemental para organizar las transformaciones sociales, empezando por la construcción y fortalecimiento de una identidad inequívoca desde los partidos políticos.

Moverse políticamente portando un proyecto alternativo da personalidad política (individual y colectiva) diferente y, al no existir tal, la posibilidad de una alternativa real se pulveriza, justamente porque la única escuela política que se tiene es la experiencia misma que se transmite pragmática e irreflexivamente de generación en generación.

En cambio, por alternativa política entiendo, antes que cualquier otra cosa, el análisis de la realidad que vivimos, su comprensión teórica, las tendencias de su desarrollo interno, el contexto particular y general. Y, así, puede definirse un nuevo rumbo, la concreción de un programa que induzca el rompimiento de esquemas que limitan nuestro desarrollo, la generación concatenada de acciones encaminas a la organización social, a la producción de una nueva conciencia colectiva que procure respuestas sociales y políticas frente a los obstáculos inmediatos al progreso, pero también a mediano y largo plazo.

La alternativa no es, pues, solo un cambio de personas, sino una posibilidad de transformación social. No es, tampoco, solo un cambio de equipo, o gabinete de gobierno. La alternativa política es un nuevo estilo y nuevos contenidos de la política pública.

Ciertamente la alternativa tiene que pasar por un cambio de personas, de equipos. Pero hay que observar que no cualquier persona o equipo es portador de cambio, de nuevos propósitos sociales, ni siquiera porque lo pregone.

No es noticia que la simple exclusión a una promoción política haga a las personas automáticamente “revolucionarias” y “democráticas”.

El revelarse contra la exclusión de un grupo o partido no modifica de tajo la educación política, el pensamiento, la forma de interacción política y la sensibilidad particular que se tiene ante la realidad social. Tampoco se modifica, siquiera en una coma, las relaciones y el compromiso que se tiene con segmentos diversos de la sociedad. Y lo mismo vale para el cambio de partido que, cuando se hace masivamente, confirma la debilidad de personalidad propia de estas instituciones de la sociedad.





Lo que realmente da distinción a las personas y a los partidos es su fortaleza ideológica, basada en el análisis constante de su realidad, la claridad de las tareas históricas que se concretizan en una praxis individual y colectiva. Por lo mismo, esa realidad se manifiesta con una relación socialmente comprometida con la transformación social.

La alternativa implica, entonces, un nuevo cómo (forma), que define la conducta pública (y pasa por la vida diaria, por la manera personal, es una educación, una forma de ser y comportarse siempre como tal) de cuadros o militantes de partido, de funcionarios y de todo el gobierno. Pero, esencialmente, un nuevo para qué(contenido), que da distinción puntual a los nuevos objetivos, que se cumplen diariamente con la tarea pública. Entonces inauguramos un nuevo escenario social. Por tanto, una transformación real y no sólo un relevo de equipo, una alternancia.

Mientras tanto, en la alternancia la sustancia (el contenido) sigue igual y sólo cambia la apariencia, la parte superficial (la forma). La alternancia es, bajo esas condiciones, un mero continuismo y no importa que se le etiquete un nuevo nombre de grupo o partido.

Con justa razón, durante las campañas electorales, los ciudadanos reclaman que “todos son iguales”, que “siempre dicen lo mismo” o, simplemente, que “nunca cumplen”. Porque, justamente, la mayoría de los políticos están cortados con la misma tijera, cargan con la educación de sus tradiciones políticas, sólo innovan formas, discursos y se reproducen a imagen y semejanza.

Y, a pesar de frontales choques, de apasionados enfrentamientos, realmente, no hemos asistido a cambio de rumbo alguno. Menos cuando sólo registramos alternancias gubernamentales de equipos que, a costa de lo que sea, se organizan y existen para gobernar.

En actualidad, y por lo general, militar en uno u otro partido no es sinónimo de diferencia de concepción, de comportamiento personal y público, de maneras distintas de hacer política. A su vez, los partidos tienden a utilizar, según la coyuntura particular electoral, el método que mejor les viene, sin importar que sea el método que otro partido tradicionalmente usa o que antaño fuera criticado.

Aunque, hay que resaltarlo, para impulsar una alternativa hay que forjar un nuevo prototipo de personalidad política. Esta tarea es, por sí misma, una iniciativa transformadora, de progreso político, revolucionaria. Por lo general es un esfuerzo que debe realizarse a mediano y largo plazo.

El prototipo de personalidad política debe incluir una firme convicción ideológica (y no necesariamente teórica, por cuanto la solidez teórica no es sinónimo automático de compromiso social. Tan sólo bastaría dar un paseo por la historia universal para darnos cuenta que son innumerables los ejemplos de cuántos teóricos han traicionado los movimientos revolucionarios), una relación estrecha y una práctica política muy comprometida con sectores socialmente progresistas de la sociedad.





Y es que, muchos de nuestros representantes de elección popular, a cualquiera de los tres niveles de gobierno, no son promotores, ni genuinos representantes de cambio alguno por el simple hecho de que se gobierne en el nombre de un partido u otro. Pues en nuestra circunstancia actual se llega al cinismo político de que ni siquiera se genera alternancia de equipos. Ahora, hasta se heredan los cargos. Aunque para eso tengan que andar de partido en partido.

Esa identidad política incongruente de los partidos es la más genuina expresión de que nuestro sistema político está en crisis. Y, seguida de la incongruencia de personalidad, los partidos se constituyen en abundantes manantiales del oportunismo, amamantan una aristocracia política que, para permanecer en las esferas burocráticas, viviendo del presupuesto público y acrecentando sus oportunidades de ascenso y promoción, han de tener que aliarse con sus propios “enemigos” políticos, a través de acuerdos, concertaciones, alianzas, pactos, coaliciones y los más variados medios imaginables.

Justamente por su ausencia de identidad podemos decir que los partidos carecen de congruencia y que son capaces de hacer alianzas incomprensibles, como la pretendida alianza del PRD y el PAN (PeRrePAN) en algunos estados de la República, alianza que en algún tiempo practicó el PRI y el PAN (PRIAN) y cuya discusión nacional ha sido más criticada que reflexionada. O, como el caso de la alianza PT-PRI en nuestro estado.

Esto también nos permite comprender la “militancia” trivalente (PRI-PRD-PT) del aristocrático grupo de los Monreal (que no es igual que el mal llamado “monrealismo”, tema que trataremos en otra entrega) que, paradójicamente, parece ser han completado su ciclo y regresan al PRI. O, quizá sea más correcto decir: han llegado al mismo lugar, pero en el siguiente escalón de una espiral.

En su nada extraño retorno, muy acertadamente, aunque con grandes dosis de cinismo y oportunismo político, lo ha dicho Miguel Alonso Reyes (exsecretario particular del entonces gobernador Ricardo Monreal y presidente municipal de Zacatecas, en el sexenio del mismo gobernante, entonces renegados del PRI desde el PRD y promotores del desarme organizativo y político del PRI que los gestó): “Mis orígenes están en el PRI”.

Y, por eso, sin necesidad de examen de conciencia, sin confesión, y el propósito de no volver a las andas, sin el perdón de los “pecados” y sin “penitencia” alguna, regresan al PRI. Como si nada.

O, ¿A caso es por aquello de que “el que esté libre de pecado arroje la primera piedra”? Dicho, de otra forma: cómo les van a cuestionar si, aunque con variantes, han sido iguales. La complicidad en los propósitos (y no siempre son sociales, a veces son de camarillas) también es causa de unidad.

Lo moral y éticamente correcto sería (para quien se mueva con principios y valores, cualesquiera que estos sean) justificar teórica, ideológica y políticamente, en





base a un análisis de coyuntura y de las tareas tácticas de su estrategia general su retorno al PRI, realizar la autocrítica pública correspondiente, para abrir la posibilidad del reencauzamiento político, la redefinición de objetivos mediatos y de largo alcance, la superación cualitativa y dialéctica del proceso histórico que han vivido y, acercarse, so pena de demostrarlo una y otra vez, a la credibilidad de la sociedad, como requisito indispensable para constituirse en auténtica alternativa.

Aún así, resulta cuestionable que sin que medie proceso político que abone a la credibilidad pueda encabezarse la candidatura de todo un movimiento político y electoral que resulta definitorio para el rumbo del estado y de los mismos partidos involucrados.

Y, lo cuestionable no es sólo por el aspecto moral y ético, por la ausencia absoluta de valores y principios, por el uso libertino que se hace de los partidos, que necesitamos como instituciones leales para la democracia, sino esencialmente por los objetivos reales que esconde este trabuco político. A saber: La permanencia y reproducción masiva de una aristocracia que se ha convertido en un obstáculo para el desarrollo democrático y que, además de lo político, no oferta nada nuevo en materia de transformación económica, social, cultural e ideológica. Representa el continuismo, el atraso.

Afortunadamente, e independientemente del resultado electoral inmediato, este período podrá ser superado porque, el cambio social que necesitamos, no tiene su manantial, no parte, no se desarrolla, ni culmina en y para el usufructo de los partidos políticos y su aristocracia (aunque los partidos son la servidumbre de paso, un instrumento necesario y una caja de resonancia legal), sino que tiene su origen esencial en la base de la misma sociedad.

Es, esta misma crisis de identidad política de los partidos, la que los ha llevado por la senda casi exclusiva de lo electoral. Los institutos se han especializado sólo en los procesos electorales, la militancia se forja en torno a esta tarea única o predominante, casi toda la maquinaria está imbuida y girando en torno a este reto cíclico del calendario electoral.

Esta tarea, que en otras circunstancias y proyección partidista puede ser táctica, se ha transmutado en estratégica. Las tareas menores, sobre las que descansa el triunfo electoral, se refieren a los brigadistas que promueven candidatos, las avanzadas que preparan los mítines, la especialización de algunos cuadros para la labor de la mercadotecnia (ya no interesa igual la comunicación social), la organización y la movilización en torno al culto (y a veces tributo) de las figuras aristocráticas del partido o, las que toma prestadas de la sociedad civil, porque ni siquiera se es capaz de la autosuficiencia

La lucha deja de ser de clases, de proyectos de sociedades diferentes. Los partidos han sido subsumidos a un sistema político que los arrincona a los procesos electorales, les da todas las facilidades requeridas, les acepta triunfos, como concesión a un mismo sistema político, los financia y, mediante reglas jurídicamente cambiantes por los mismos actores, ha convertido a los partidos políticos en caricaturas del sistema, en





forjadores de aristócratas, en promotor de empleos abusivamente remunerados, en agencia especializada en colocación de “trabajadores” en las administraciones de gobierno que, por la flexibilidad y ambigüedad legal, son al mismo tiempo “patrones” con facultades para decidir arbitrariamente (aunque sea por reglamento) el presupuesto y darse percepciones exageradas, compensaciones, estímulos, aguinaldos y más.

Por eso, la única conciencia que producen y reproducen es la de la corrupción, la práctica diaria lleva a que los nuevos políticos sigan las enseñanzas y los pasos de sus maestros, procuren superarlas y, por ende, sean los principales obstáculos a cualquier intento de transformación social, empezando por la esfera política.





ÁNGELES EN EL INFIERNO; DEMONIOS EN LA GLORIA


Segunda Parte

La Cultura del PRI más Viva que Nunca

Sin Cambios en Partido-Estado-Sociedad

Tres Bloques Políticos, Una Sola Escuela


En nuestro estado, tenemos la desgracia de que, de frente a la sociedad, no se acostumbra analizar, y menos debatir los grandes temas que nos afligen. Es una cultura de incultura política tradicional.

Por regla general (con escasas excepciones), los más altos dirigentes políticos son incapaces de forjar y perfilar elementos de estrategia integrales para el desarrollo, salvo los mal llamados debates electorales que, en la mayoría de sus actores, sólo se encaminan a ganar electores, aunque sus argumentos jamás se vean cristalizados en el ejercicio de sus gobiernos.

Sin embargo, eso no ha limitado para que diversas personalidades hagan entregas de colaboraciones serias en diversos medios locales. Siempre son muy ilustrativas, muy importantes. Mencionamos esto porque sería muy bueno que nos escriban y nos dé sus puntos de vista, sus críticas, sus observaciones y, de esta forma, socializar nuestra percepción.

Justamente ahora cobra mayor relevancia, el análisis, la crítica, la autocrítica y el debate para alcanzar la superación. Y es, precisamente ahora, cuando los grupos enquistados en los principales partidos políticos manifiestan una arrogancia desmedida, hacen gala de la imposición de sus candidatos. Mareados por el poder, creen estar en condiciones de ningunear a la sociedad entera.





No es momento para la indefinición política. Pero tampoco de abrazarse pasiva, irreflexiva y acríticamente a uno u otro bloque. No es momento de contemplación de una realidad histórica que se nos presenta como ya hecha, en la que sólo nos toca escoger en cual frente nos subordinamos. Se trata del momento en que las definiciones exigen a la sociedad entera a participar activamente.

Pero conviene, antes que otra cosa, transparentar: ¿Cuál es la sustancia, y no solo la apariencia, que cohesiona a los partidos en bloques políticos, a pesar de la supuesta contradicción de sus doctrinas y sus “proyectos” sociales? ¿Cómo es esa cohesión multipartidista y contradictoria? ¿Cuáles son los elementos concretos que se enlistan en la actual coyuntura para la batalla electoral?

Curiosamente, esa sustancia no es evidente en las declaraciones públicas de los jerarcas de los partidos, ni en las expresiones de los eventuales candidatos, ni siquiera a partir de los documentos base de los partidos que se coaligan. No es la lógica de esos elementos lo que nos permite llegar a las motivaciones de estos bloques.

Por ejemplo, la presidenta estatal del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), Diana Galaviz Tinajero, ha dicho que han intentado negociaciones con el PRI y que con este partido es con quien se daría la alianza natural (¿?), pero como el tricolor da primacía a su relación con el Partido del Trabajo (PT) han entrado en acercamientos y negociaciones con el Partido de la Revolución Democrática.

Y, más aún, resalta que hay negociaciones centrales, en la ciudad de México con dirigentes del CEN del PRI y con el secretario de elecciones del PVEM, Arturo Escobar. Entonces ¿Qué sustancia política motiva negociar con melón o con sandía?

Por otro lado, nacionalmente se impulsa un esfuerzo por la unificación de las izquierdas (y el petista –antes priísta, luego perredista- Ricardo Monreal es uno de los actores de esa presunta unificación), pero en algunos estados, los mismos promotores de esa unificación de las izquierdas prefieren aliarse con sus acérrimos “enemigos” políticos. El PAN con el PRD, por ejemplo.

Y, los partidos de mayor compatibilidad, las denominadas izquierdas, son los creadores de la más pura virulencia política en nuestro estado. Es el caso del estado de Zacatecas en el que actualmente, y a partir de los hechos históricos de conflicto de los últimos años, resulta poco concebible una alianza PT-PRD. Aunque, programáticamente deberían ser los más compatibles.

Teniendo como pivote a los tres partidos gobernantes: el PAN del (y realmente se nota que él decide) presidente Felipe Calderón; el PRD de (también ella impone) la gobernadora Amalia García Medina y el PT-PRI de (aunque formalmente esto no lo aceptarán los priístas, pero tras bambalinas es indudable) Ricardo Monreal; el resto de los partidos no les queda otra que satelitalmente girar entre estas tres fuerzas centrípetas, registrar candidatos y negociar su retiro a cambio de espacios en los gabinetes de los tres niveles de gobierno.





Qué explicación, con valores, principios, programas y análisis concretos de la coyuntura podemos entender de los partidos, de sus dirigentes y de sus candidatos, si han tenido que aceptar (en el PRI, por ejemplo) como candidatos a personajes de la incongruencia como Miguel Alonso Reyes (PRI, antiPRI desde el PRD, AntiPRD desde una curul perredista que luego de no ser promovido se volvió independiente y, como no puede ser registrado directamente por el PRI, da un rodeo e ingresa con pasaporte de turista al PT, con una dirigencia que, para colmo de males, es desconocida por el Tribunal Electoral de la Federación –el TRIFE- y que, por lo mismo, quizá carezca de validez), que además ni siquiera cubre los requisitos formales de ese partido para ser candidato (militar por más de un lustro de años, haber ocupado algún cargo importante en el gobierno por ese partido, haber sido dirigente de la estructura estatal, estar al corriente de sus cotizaciones y no existir antecedentes de ataque contra ese instituto político).

En otro de los frentes, tampoco hay explicaciones de la centralización “democrática”. El PRD “innova” la democracia, hasta revolucionarla (¿revolución democrática?) y concebirla ideológica y prácticamente igual a la que históricamente se tiene en el antiguo PRI. Según esa “democracia” era, y sigue siendo, costumbre que desde la esfera y oficina del gobernante en turno se escoja al sucesor y mandar, a un comodín del partido proclamar que “por decisión y unanimidad de los tres sectores del partido (campesino, obrero y popular –luego se agregó el Movimiento Territorial, las Mujeres y los Jóvenes- representados por los dirigentes de CNC, CTM y CNOP) ha sido electo como candidato de unidad” Antonio Mejía Haro (perdón, ha sido electo por el PRD).

Pero… ¿cuál es la diferencia del método “democrático” de hace 80 años? Quizá que, para evitar una convención que no pudieran controlar, como lo hace el PRI con una estructura ya predispuesta, ahora hubo de hacerse mediante una encuesta (ni modo, se perdieron los aplausos, el tamborazo y el baño de pueblo).

Si la encuesta no daba los elementos justificantes, seguramente habría de aplicarse un “Plan B”, en el que lo más probable sería el “democratismo” de urna para todo ciudadano con credencial de elector, poniendo en marcha una maquinaria aplastante desde el gobierno que representaría, un gran desgaste financiero y, sobre todo, político para el partido y el candidato que, de todas formas, sería Antonio Mejía Haro.

La encuesta fue apuntalada con la negociación que aceptó Javier Calzada Vázquez, quien en rueda de prensa leyó un escrito que, por su contenido y estilo de redacción, bien pudo haber redactado, desde la planta baja del palacio de gobierno el secretario de agenda de la gobernadora, Daniel Fajardo.

Esta negociación, anticipada al “destape”, permite a Javier Calzada Vázquez, y debe ser el compromiso, asegurar un espacio en la futura administración.

El resto, al no aceptar la sumisión, fue siendo aislado, pero vaticina peldaños de fractura, cuyos alcances dependerá, en mucho, de lo que decidan emprender. Así Tomás Torres Mercado que fue borrado de un plumazo, porque mantiene vínculos con el





equipo monrealista y, con la imposición lo obligan a fortalecer el ala opositora de los Monreal, so pena de quedar totalmente aislado.

José Narro Céspedes aprovecha y acomoda a sus mejores cuadros en la negocia, con la fortuna de que el veredicto del TRIFE lo coloca en una posición política de enorme valía para el PRD y asesta duro golpe al PT de los Monreal; Raymundo Cárdenas que haciendo bloque con Camerino Eleazar Márquez Madrid y Juan José Quirino Salas, son aislados por “desobedecer” la línea. Por cierto, con un futuro incierto, puesto que no han esbozado públicamente una acción concreta. La gobernante en turno lo ha hecho en el sentido de que no les queda más que el remedio fatalista de obedecer, agachar la cabeza y seguir la decisión ya tomada.

Indudablemente, una comprensión más genuina de nuestra realidad concreta puede lograrse con un análisis de lo que ha sido históricamente, y el cómo ha evolucionado, nuestro sistema político. Teniendo como base un Partido-Estado, característica impregnada desde los antecesores del PRI y que ha embriagado la educación y la cultura política de los mismos partidos que surgieron como oposición.

A reserva de profundizar en otra ocasión, sólo adelanto la tesis de que la educación y la cultura del Sistema Partido-Estado, que antaño simplemente se le identificó como PRI, es ahora más fuerte, más sólida y más creativa que antes, pues aunque ese partido no es el que actualmente gobierna al país, los dos partidos que le han disputado triunfos nacionales (el PAN y el PRD) y que matizaban dos escuelas políticas muy diferentes, al no modificar sus relaciones básicas primordiales con el Estado y con la sociedad (contenido), han terminado por imitar los mismos estilos, costumbres y hasta tradiciones (forma).

Por lo que, indudablemente, la educación y cultura priísta está hoy más viva que nunca. El problema del PRI, en todo caso, reside en que el resto de los partidos han absorbido esa escuela, la han hecho propia, la han adecuado para usarla como argumento político contra sí misma y, sin embargo, han quedado atrapados en una cultura que critican y no han podido superar.

Por eso, el que dos veces consecutivas el Gobierno Federal sea panista, no ha sido suficiente para matizar una nueva escuela y en el terreno de la realidad termina plantándose como, lo que efectivamente es: “oposición”.

Y será oposición –aunque los triunfos formales digan otra cosa- mientras no revolucione su relación con el Estado y con el resto de la sociedad, desarrolle una escuela práctica del quehacer político traducida en estilos y discursos propios, pues los principios y valores doctrinarios han quedado en folletos, en libros, en plataformas que no se leen, no se sienten, no se piensan y no se aplican.

En resumidas cuentas, es lo mismo con los triunfos estatales perredistas y, Zacatecas, es un genuino ejemplo. Esa es parte de la explicación que puede encontrarse en el crecimiento del PRI en el proceso electoral federal del 2009 y que debiera alertar (¿por eso la alianza PRD-PAN?) sobre un segundo aire del priísmo en el país.





AMALIA; UNA PROMESA QUE SE FRUSTRÓ


Tercera Parte

¿Chilangos a la Conquista de Zacatecas?

Aprendamos Enseñanzas de la Historia

Fámily, PRDistas, Chilangos y Monreales


Cuando se abrió el panorama político para que Amalia Dolores García Medina fuera candidata del “nuevo” PRD de Zacatecas a la gubernatura estatal, muchos creíamos que el camino neopriísta, que había dejado Ricardo Monreal, habría de enderezarse y tomar, sino un sentido de izquierda, por lo menos más progresista.

En ese tenor se antojaba la creación de programas sociales muy sólidos, un adelgazamiento impresionante del gasto burocrático, el fortalecimiento de la estructura social que emane hacia la estructura de gobierno, combate a la corrupción y a la impunidad, sendas reformas legales que abrieran paso a un nuevo estilo del ejercicio gubernamental y nuevos contenido de sus programas.

Era de suponerse –la historia nos hizo ver ese equívoco- que a todo ello le seguiría la incorporación de hombres valiosos que han militado toda su vida en la izquierda zacatecana, o que mostraron simpatía y cercanía con ella, y que fueron sus “compañeros” desde el extinto Partido Comunista Mexicano.

Entre esos hombres pueden mencionarse: Eligio Meza Padilla, Arturo Rivera Trejo, Aquiles González Navarro, Jorge Reveles Delijorge, José Luís Ramírez Huízar, Abel García Huízar, José Manuel Martín Ornelas, Benjamín Romo, entre otros que fueron forjadores de estilos políticos, que sellaron compromisos muy sólidos con la lucha social y cuya presencia mayoritaria en el gobierno de Amalia habría dado un toque de forma y un rumbo totalmente diferente.





Pero, García Medina optó por la parte burocrática de la izquierda, o de los históricos comodines oportunistas de la misma. Se salvan, por ejemplo, Noé Beltrán que llevó a su equipo a Salvador González Leaños, pero que tuvieron que renunciar porque el proyecto de desarrollo social que forjaron y pretendieron aplicar les fue bloqueado por Francisco García González, familiar muy cercano de la gobernadora, a quien no se le puede reconoce ningún mérito en la izquierda zacatecana, no así uno de los históricos usufructuadores de la misma.

De hecho, desde la existencia del extinto Partido Comunista Mexicano, existía una parte usufructuante, o burocrática con personas muy visibles como Raymundo Cárdenas Hernández, Flavio Campos Miramontes, Gustavo De la Rosa Muruato, Felipe Álvarez Calderón, la familia Alcalá Gallegos y Gilberto del Real Ruedas y; por otro lado, un grupo de dirigentes sociales entre los que puede mencionarse a Eligio Meza Padilla, Federico Ovalle Vaquera (este con vacilaciones entre ambos grupos), José Luís Ramírez Huízar, Juan José Solís, José Miguel Moctezuma, Efrén Ávila Báez, Armando Cruz Palomino, Rolando Pech Pat, Juan Manuel Frausto Ruedas e Ismael Castorena De la Cruz, entre los principales.

Es de sobra visible que en su equipo de gobierno estatal, García Medina prefirió la parte burocrática de la antigua izquierda. Aquella cuya relación y compromiso con los movimientos sociales de izquierda sólo fue entre, y con, la espuma que produjeron tales movimientos. Con, la superficialidad.

Y, sin embargo, en el transcurrir gubernamental fue evidenciándose un barrido de ellos, hasta llegar a Raymundo Cárdenas a quien le arrebata la candidatura de la sucesión y, con ello, da un golpe de muerte a este sector de la izquierda burocrática.

En realidad, para muchos que somos de izquierda, no le llegamos a conocer a Amalia García haber liderado ningún movimiento social. No así que toda su vida vivió en un ambiente familiar burocratizado y, luego, en un Comité Central Comunista, posteriormente en la estructura nacional del PSUM, del PMS y luego del PRD también burocratizada, en la que no se le vio encabezando movimiento alguno. Aunque sí pronunciándose, pues había que usufructuarlos políticamente.

Su trayectoria de asambleísta, diputada y senadora, que repitió como lo hacen muchos como Pablo Gómez Álvarez, y otros, le permitió estar en los reflectores nacionales. Pero, en todos los casos, había sido plurinominal. Es decir, puesta por la burocracia del partido. No podía, en tales condiciones, tener compromiso directo con los mismos electores y no importaba si estos la conocían.

Su relación personal con la misma izquierda de Zacatecas era prácticamente nula. Casi no acudía al estado y, si lo hacía, difícilmente se le veía entre la militancia comunista. Visitaba a sus amigas personales, como era el caso de Aurora Cervantes, hija del exgobernador José Guadalupe Cervantes Corona y esposa de René Lara Ramos (éste último mantuvo una relación ideológicamente afín al PCM, principalmente en el tema universitario, pero siempre distante de sus filas). Aurora Cervantes fue, con el gobierno de Amalia, Directora de INMUZA y luego la hizo diputada federal.





Sin duda, la relación social de la gobernadora con Zacatecas fue muy escasa, apenas sí en un pequeño círculo aburguesado y, su relación política interpersonal, fue muy fuerte en el Distrito Federal. Así es como puede entenderse que su gabinete esté plagado de “chilangos” (en la expresión no despectiva), quienes toman las decisiones más esenciales, principalmente a los cargos administrativos y de elección popular. Incluso, algunos de ellos ya han justificado su residencia para aprovechar la posibilidad de ser promovidos a cargos de elección popular.

Otro de los grupos fuertes en su gabinete es el integrado por sus familiares, a quienes encontramos en aparatos administrativos fundamentales de la política estatal, como es el área de justicia, la política social, la política económica, la política asistencial y la partidista. Este grupo, por su carencia de oficio –con excepción de su hija Claudia Corichi-, es menos interesado en la promoción política y en la sucesión de gobierno.

Un cuarto grupo que integró es el de los denominados “monrealistas” que, aunque es muy heterogéneo, presiona en la toma de decisiones y a la sucesión. Entre ellos están: Carlos Pinto Núñez, Javier Calzada Vázquez y Gerardo Romo Fonseca.

Salta a la vista que este grupo mantiene un enfrentamiento discreto, pero muy en serio, con el grupo de los “chilangos”. Su permanencia sólo se entiende por la lealtad convencional a la persona de la gobernadora, al oficio de cautela con los “chilangos” pero es previsible que, en cuanto la gobernadora ya no sea motivo de cohesión, estos dos grupos puedan enfrentarse cuando disputen reacomodos gubernamentales.

Muchos tomamos el gobierno de Ricardo Monreal como un gobierno de transición que iniciaba, aunque con vacilaciones por su formación priísta, la destrucción de un estilo de gobierno caduco y ya inoperante a nuestra realidad.

Incluso, apelábamos que los hechos de corrupción de su gobierno, el autoritarismo, la prepotencia que le caracterizó, la tentación de seguir gobernando y la práctica caciquil que le sucedió, con mayor énfasis en Fresnillo, pronto encontrarían entierro.

Y, luego con Amalia García, daría un salto cualitativo impresionante, profundizando el estilo, pero tocando también estructuras sensibles de esferas burocráticas, de la estructura social gubernativa (que emana desde el barrio, la colonia y la comunidad) y del programa de gobierno, consolidando un nuevo sendero revolucionario y democrático (¿O no es ese el nombre del partido que la promovió?). Pero esa gran promesa se frustró.

Así, la enseñanza de la historia reciente de Zacatecas nos deja en claro que ningún gobernante podrá ser garantía de rumbo progresista, aunque las condiciones sociales estén dadas y aunque sea postulado por un partido a fin, si su formación histórica, los vínculos interpersonales, su compromiso social real y su equipo de gobierno no concuerdan con ese mismo rumbo. Pues, en todo caso, puede entenderse que rema hacia un rumbo contrario al que pregona.





Y… ¿PARA QUÉ DIABLOS NOS SIRVE LA IZQUIERDA?


Cuarta Parte

Sólo Partidos Progresistas y Conservadores

Democracia: Patente de Izquierda o Derecha?

El Partido es el Incubador del Zoon Politikón


Hoy resulta crucial preguntar, y contestar, ¿Qué es la izquierda? ¿Un partido político? ¿Tenemos algún partido político de izquierda? ¿Qué lo hace diferente de un partido de “centro” o de derecha? ¿Le importa, al ciudadano común y corriente tener un partido de izquierda, de centro o de derecha?

“Todos son iguales”. Nos respondería, sin lugar a dudas, ese ciudadano común y corriente, al que no encontramos en las esferas del gobierno o colocado en algún instituto político sino en las tareas diarias de la sobrevivencia.

Les he de platicar que un taxista de Fresnillo, Don Juanito, con algunos 75 años, quizá 80, a cuestas, vistiendo muy modesto, chaparrito, moreno y quemado por el sol, de piel áspera y ya surcada por los años, de voz bajita, susurrante y como arrastrando las palabras me insiste mucho en que:

“… Don Benja; en caridad de Dios, ya no luche tanto por la democracia. La

democracia es muy mala para los pobres y hasta para los ricos. Y Usted no es malo,

pero se oye muy mal hablando de democracia. Con el sistema de la democracia los

salarios caen, el trabajo se cae, ya no hay quien venda, los precios están muy altos.

Casi nadie usa el taxi. La delincuencia subió y ya no hayamos que hacer con ella…”

“Fíjese nada más –añade con un ímpetu de convencerme-: Fox llegó de

presidente por la democracia y nos dejó muy trasquilados. Lo mismo hizo Ricardo

Monreal; se salió del PRI para luchar por la democracia y nada más su familia y sus





amigos se han acomodado en el gobierno. Amalia, es de la bandera de la democracia y

todo está al revés. La democracia no es buena”.

PREGUNTA: ¿Y la izquierda? ¿Y la derecha? Don Juanito ¿son buenas?

RESPUESTA: Son lo mismo. Luchan por la democracia. ¿Qué no se ha fijado

que el Fox era de derecha y el Ricardo Monreal, igual que la gobernadora Amalia son

de Izquierda? Son iguales.

PREGUNTA: Entonces, ¿Cuáles son los buenos?

RESPUESTA: Los que no son democráticos. Por ejemplo, con el PRI vivíamos

mejor -sic., se lo escucho como melancolía a Don Pepe Bonilla cada que lo entrevistan. Pero realmente creo que él también es sincero en esa expresión- y no era un partido democrático, tapaban a su candidato y luego lo imponían. El Chávez de Venezuela.

Allá la gasolina está más barata. El barbón de Castro tiene muchos atletas de los

juegos olímpicos y su país es como Zacatecas. El Bush de Estados Unidos. Hasta el

Clinton. En cambio, el negrito Obama, se me hace que es de la democracia. Y el

Obrador, también ha de ser bueno. El no es de la democracia. Por eso no lo han dejado

ganar.

¡Caramba! ¿Nuestra lengua está al revés?

Para quien crea que el diálogo descrito es un invento mío, los invito a que se suban al taxi de Don Juanito. Su sitio se encuentra en la tienda grandota que se ubica frente al antiguo Hospital Regional y antes de ser taxista fue chofer en la ruta que lleva del centro a la Zapata.

A decir verdad, es del dominio público que, por regla general, los políticos y los partidos dicen una cosa y hacen otra muy distinta (“prometen y no cumplen”, es el sentimiento popular). No le llaman a las cosas por su nombre y generan una gran confusión, un río de ideas revueltas y, con ello, ganancia de oportunistas.

Creo que, en realidad, la denominada geometría política que habla de una izquierda, un centro-izquierda, un centro, un centro-derecha y una derecha no nos sirve para ninguna clasificación seria, tampoco contribuye a un análisis que explique la naturaleza de los partidos políticos. Es una expresión comodina, una etiquetación convencionalmente política.

Es preferible, frente a la sociedad, definirlos como partidos revolucionarios (progresistas) o reaccionarios (conservadores). Entendiendo que revolucionario, o progresista, es todo aquel que tiene vocación por el desarrollo como superación de lo actualmente constituido. Por ende, entenderemos por reaccionario, o conservador, al que lucha por prolongar la existencia actual de cosas y, si se puede, darle reversa, involución a nuestra realidad actual.





Por otro lado, no se requiere mucho análisis para comprender que los partidos políticos no son monolíticos, sino que coexisten diversas expresiones. Es decir, a los partidos políticos se les puede examinar como una unidad contradictoria, de permanente lucha interna. Como totalidad concreta en la que, en diferentes niveles, aspectos y temas se enfrentan tendencias progresistas y conservadoras.

Ciertamente, la tendencia dominante irradia a todas las demás. Pero su presencia hegemónica tiene que ser permanentemente cultivada por medios persuasivos que consensúen, negocien, permitan alianzas internas estratégicas, compartiendo niveles de jerarquía, cediendo espacios o, en el peor de los casos, con medidas de fuerza francamente represivas que hacen inviable el vínculo interno y los lazos se rompen bajo la forma de escisión o de la expulsión.

De otra manera, diremos que la fuerza hegemónica ha de cuidarse de muchas maneras; desde permitiendo hacer y construir adentro hasta cierto límite, tolerando posturas aparentemente desafiantes, siempre que no pongan en peligro la hegemonía y; en algunos casos, hasta alentando la coexistencia de una lucha que se mantenga dentro del rin (las formas, dirían los priístas) y bajo la directriz del árbitro, en los momentos (los tiempos) que no pongan en riesgo la relación y la imagen interna y externa, hasta el límite que les permita el nivel de comprensión y confianza en su propia fuerza.

El carácter de los vínculos; vale decir, de las relaciones, que se dan en su interior en los diversos niveles de militancia (por ejemplo, activista, brigadista, dirigente, funcionario gubernamental de confianza o de elección popular y otros) son primordiales en la definición de la naturaleza de los partidos políticos.

Esos vínculos constituyen la sustancia estructural interna del partido, a partir de estas relaciones se entrelazan las relaciones de adentro hacia el exterior. El conjunto de estos vínculos internos y externos, permiten la confluencia de una ideología propia que, en muchos de los casos, deviene en una especie de ideología espontánea, más como falsa conciencia que como conciencia plena, por cuanto emerge sólo a partir del quehacer político diario.

Y son estos vínculos (muchas veces de dependencia y sometimiento permanente –no hay que olvidar que la relación fuerte-débil es un vínculo de simbiosis que interactúa dialécticamente, en el que el “dominante” también depende del dominado-, de independencia, de libertad) los que, al final de cuentas, definen la identidad política del militante, el nivel al que realmente pueden aspirar, la madurez de fuerza política acumulada, dentro y fuera del partido.

Estos vínculos, que a su vez establecen una real relación de fuerza, también se ven expresados en la madurez y fuerza psicológica. Forja en el militante una cultura, una forma de ver, sentir, pensar y actuar dentro del partido y, fuera de él, en la sociedad, lo induce a seguir aprendiendo, creciendo desarrollándose, haciendo aportes, creando peldaños de la sociedad. Y, en esa labor creativa se forja así mismo.





Hasta aquí podemos hablar de una relación interna simple, misma que se desdobla en una relación interna compleja, en donde los vínculos se ven enriquecidos por métodos, estilos y diversos elementos de la convivencia colectiva. Ahora, los vínculos han sufrido cambios cualitativos significativos.

En este nuevo nivel se aplican, o se violan, valores y principios. Se conforma una auténtica escuela que informa y forma, que teoriza y practica, que analiza y aplica crítica, conciente y creativamente sus habilidades, destrezas y conocimientos a la vida real. El qué tanto lo haga depende de la naturaleza de cada partido, pero también del nivel de conciencia y del tesón particular del militante.

Las denominadas escuelas de cuadros encajan, precisamente, dentro de estos vínculos complejos, como herramientas de trabajo interno, lo mismo los círculos de estudio, la discusión de análisis de coyuntura y estrategia, la definición de posturas públicas y acciones, las denominadas asambleas, convenciones, congresos; la definición -y los métodos- de promoción política, principalmente de elección de jerarquías internas, de candidatos a cargos de elección popular, entre los principales.

Por otro lado, las relaciones del partido hacia el exterior de sí mismo, su convivencia con otros partidos, su desenvolvimiento en la esfera política y con toda la sociedad en general matizan, pero no determinan, el carácter y estructura partidista y, ello incluye, al prototipo de militancia.

Más precisamente: es el conjunto de vínculos internos (y la sustancia específica es la militancia) de los partidos políticos los que le dan naturaleza orgánica, constituyen su estructura fundamental. Y, a partir de ellos es que pueden desarrollarse en su plenitud.

De esta manera, el partido incuba al prototipo de hombre que ha de participar en la vida política de la sociedad. En esta cristalización cobran forma los rasgos distintivos del militante que son inherentes a toda la colectividad del partido. Es el rastreo de estos rasgos lo que nos deja en claro la tendencia y vocación política del militante y del partido.

Este es el fundamento real y verdadero que da peculiaridad a la personalidad política (al zoon politikón -animal político-). Por lo mismo, es la ventana por la que puede verse nítidamente la esencia primordial del partido (y su militancia) y su forma social.

Es, en la forma social, donde ocurre la más rica gama de desdoblamientos que han de expresarse a nivel de la esfera política y cuyas explicaciones nos parecen incomprensibles.

Más adelante, es la práctica política, el proceso transformador de la sociedad, las relaciones que para ello ha de establecer, las que fraguan, pulen y dan el toque final al militante y al partido.





Pero esas relaciones que establece hacia el exterior, algunas de coyuntura (táctica) o de largo alcance (estratégicas) para los fines propuestos por el partido, y para el que fue “creado” el político (el militante) son factibles a partir de la estructura propia. Su forma social no es más que la expresión de esa dinámica que interactúa en su interior.

Es el análisis concreto de estos elementos, en momentos históricamente muy específicos, los que van definiendo la dinámica interna de los partidos, la naturaleza concreta que le es propia.

Escudriñar metódicamente sobre estos elementos nos permite comprender las motivaciones más profundas que predisponen o, de plano, inducen al establecimiento de alianzas con otras fuerzas sociales y políticas que, por su expresión social, nos pueden parecer incoherentes.

Hasta aquí he intentado esbozar apuntes lógicos que explique el movimiento interno de los partidos, sin importar al partido históricamente concreto, más bien el partido abstracto que permitirá comprender al concreto. Ojala no resulte difícil su comprensión. Para completar el cuadro faltaría profundizar sobre la configuración progresista o conservadora que se sugiere a partir del nudo específicos de vínculos internos de los partidos.

Por lo pronto, y sin mayores detalles (aunque con la reserva de una profundización futura) sólo añadiré que el concepto de democracia no es patrimonio de la llamada derecha, ni siquiera de la autodenominada izquierda.

Incluso, la clasificación de los partidos por esta presunta “tendencia” (izquierda-derecha) debiera ir desapareciendo por otros conceptos como el de progresista y conservador; o si se quiere, como revolucionario y reaccionario.

Sólo como apunte. En el parlamento francés, del siglo XIX, una parte de los parlantes en sus coincidencias de postura tendieron a ubicarse a la derecha del recinto, la otra parte hacia la izquierda. De esa ubicación geográfica del recinto surgió esta identificación que no nos dice nada especial sobre la tendencia de su vocación política.

Por otro lado, históricamente se ha entendido por izquierda, la tendencia política que lucha contra la explotación, a menudo por el socialismo y el comunismo (que en mi opinión nunca ha existido, de ahí que algunos hablen del socialismo “real” para justificar que el otro es una mera utopía, un sueño), que está en contra de las desigualdades sociales, contra la explotación, contra el reparto injusto e inequitativo de la riqueza social.

Esa clasificación tan ni nos sirve que muchos de los denominados de “izquierda” no se diferencian de los de “derecha”, porque resulta que “son iguales” o peor, “son los mismos”, pues viven en la abundancia gracias a ese reparto inequitativo de la riqueza. ¿O no mis regidores, mis diputados locales y federales, mis senadores, mis gobernantes surgidos de de la “derecha” o de la “izquierda”? Como no quiero bronca con ellos, los nombres Usted se los pone.





HA INICIADO LA SUCESIÓN PRESIDENCIAL


Quinta Parte

Sólo Tres Epicentros: PRI, PAN y PRD

PAN-PRD es una Alianza Irresponsable

Alianza Popular, no Alianza de Partidos


Hoy, en día, los acontecimientos políticos evolucionan muy rápidamente. Por eso, ha de comprenderse que en la entrega de mis artículos, de vez en vez, se vaya alternando los que tratan del análisis de coyuntura inmediata, con aquellos otros que pretenden forjar un cuadro lógico de la esfera política, por lo menos de la parte propiamente partidista, que será el basamento teórico que permita la comprensión de la realidad actual.

El proceso de la sucesión presidencial se encuentra ya en esplendor, aunque su parte publicitaria se mantiene todavía en reserva por los principales actores políticos. La fase de ese proceso transcurre en el momento de la acumulación de fuerzas, de las alianzas estratégicas.

El envío de una propuesta de reforma política, por parte del presidente Felipe Calderón, se fija el propósito de fortalecer la capacidad del poder ejecutivo frente a los otros dos poderes o, cuando menos, frente a la parte más representativa de la sociedad; el poder legislativo.

El argumento, de esa propuesta, de darles mayores facultades a los ciudadanos realmente no responderá a ese objetivo, ni el de fortalecer las candidaturas ciudadanas. Y, por otro lado, se contemplan reformas que sólo darán mayores facultades y fortalezas al poder ejecutivo que, en suma, significa un fortalecimiento a la capacidad de maniobra





de la figura presidencial sobre los otros dos poderes, pero en especial sobre el legislativo.

Está bien que se hagan esfuerzos por una reforma del Estado, pero a nivel de toda la esfera política y que esta reforma sea profunda.

Esta propuesta, es una reforma política parcial, y todos los partidos políticos han expresado apriorísticamente su beneplácito y, hasta ahora, no se conoce un desmarque particular de cada uno de ellos. Parece ser que el PRI trabaja en una contrapropuesta, pero se sabrá hasta los días venideros y, desde luego, es de esperarse que sea el PRI el primero en poner el grito en el cielo porque esta reforma apunta a no permitirle su retorno al poder político nacional (sobre la propuesta del presidente Calderón dedicaré un capítulo especial).

Pero, si hay una propuesta para la reforma de una parte de lo político, ¿por qué no pensar en una propuesta de reforma de lo socioeconómico? ¿En una reestructuración de la economía nacional?

En un sentido diferente a la propuesta presidencial, y con mayor enfoque a lo socioeconómico que a lo sociopolítico (aunque apenas llega a nuestras manos, una primer ojeada nos da la impresión de que se trata de una propuesta enfocada exclusivamente a la definición de políticas públicas desde el gobierno hacia la sociedad), ha surgido una propuesta progresista encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas.

Llama mucho la atención que siendo perredista, el hijo del General Lázaro Cárdenas, no la proponga desde el Partido de la Revolución Democrática, sino que aparezca más como una iniciativa ciudadana (sobre este tema también entregaré un artículo especial).

Aunado a ello, se tiene la propuesta de Andrés Manuel López Obrador, enfocada a una política en defensa de la economía popular, pero sin que se plasme coherente y sistemáticamente en una propuesta, puesto que gira más en torno a una actitud contestataria a las expresiones de coyuntura, muchas veces momentáneas de nuestra economía. Pero hay que reconocer, es la única propuesta que moviliza el respaldo popular.

Vistas así las cosas, parece normal que, en lo fundamental nos encontremos con tres proyectos de nación. La presidencial (bien podemos decir que es la que defenderá el PAN), la que se conoce confecciona el PRI (en voz de Manlio Fabio Beltrones) y la de Cuauhtémoc Cárdenas (que con variantes recoge propuestas –desde luego no concertadas- de Andrés Manuel López Obrador).

Como quiera que se le vea, son adelantos programáticos hacia la sucesión presidencial y los tres epicentros nacionales sobre los que es posible la concurrencia y la acumulación de fuerzas sociales y políticas.





Visto más pragmáticamente diríamos que en el país tres partidos se preparan para representar estas propuestas. El PAN, El PRI y el PRD, el resto de los partidos pueden ir conformando alianzas en estos tres polos.

De manera natural, siguiendo trayectorias y propuestas pudieran agruparse el Partido Nueva Alianza y Partido Verde con el PRI; el Partido del Trabajo y Convergencia con el PRD y el PAN sólo; o quizá junto con el Partido Verde, por la conveniencia de mejores ofertas de posiciones legislativas. Desde luego, estos agrupamientos no serán tan automáticos, sino que mediará la discusión por los posicionamientos de espacios.

A partir de esta “geografía” política, puede comprenderse mejor la actitud asumida por algunas expresiones políticas nacionales, como la que representa el dirigente del CEN del PRD, Jesús Ortega, de aliarse con el dirigente del CEN del PAN Germán Martínez en un frente único contra el PRI en Durango, Oaxaca y otros estados.

Porque, ha de comprenderse que rumbo a la sucesión presidencial, el proceso de la acumulación de fuerzas (que no es una simple suma geométrica) pasa también por la resta de fuerzas a los rivales.

Algunos de los actores políticos, como las dirigencias del PAN y del PRD, sustentan su estrategia no en la acumulación de fuerzas genuinamente propias y duraderas, sino en arrebatarle al rival, al calor de la urgencia del calendario electoral, la fuerza que representa poseer aparatos de gobierno. Dividirlas y repartirlas, tal y como lo haría un pirata con el botín.

Si fracasa el arrebato, que no la conquista, del “botín” (porque hablamos de personas que sienten, piensan y actúan), el costo político será muy elevado y su irradiación alcanzará el contexto nacional. Si por el contrario, el “asalto” resulta favorable, la lógica de esta estrategia llevará a nuevas aventuras que salvar.

Esas aventuras serán tanto teóricas como prácticas, programáticas como del ejercicio real de gobierno, pues independientemente del “reparto del pastel”, en posiciones administrativas y políticas estatales, lo real y formal de las cosas se nos presenta como un cogobierno PAN-PRD. Como la coexistencia pasiva de contrarios.

En esa misma, y única, motivación de la urgencia que implica el calendario electoral, esa coexistencia pasiva de contrarios tiene que pasar rápidamente a la fase de coexistencia “activa” de contrarios. Indudablemente a un desmarcare rápido de elementos que coexisten en un mismo gobierno, a su inestabilidad y a dificultad la capacidad gobernativa local.

Incluso, en el mejor de los casos, si el gobierno estatal, como totalidad, se presenta como un todo compacto, sin coexistencia de contrarios, tendrá que elegir entre dos opciones políticas. De cualquier forma, establece la distancia obligada de cualquiera de los dos partidos que lo promovieron. La lógica lleva a prever que el asunto será todavía más complejo y que simultáneamente se presenten los dos escenarios.





Al pasar a la fase de coexistencia activa, el gobernante en turno tomará partido, romperá con una de las fuerzas formales que lo impulsaron y, con ello, representará una fuerza hegemónica interna. El resto se definirá por el partido no hegemónico.

Entonces, el gobernante tendrá la opción de sobrellevar con “tolerancia” la coexistencia “democrática” o, lo más seguro, aplicar mano de hierro (someter y expulsar, según sea el caso) para contar con un equipo homogéneo.

Esta estrategia nacional de acumulación y resta de fuerzas, concertada por las cúpulas nacionales del PAN y del PRD, además de los problemas de las esferas políticas y de gobierno, traerá consigo todavía más dificultades. Ahora, a nivel de la sociedad civil y, con ello, se ventila que tanto la menosprecian y creen ningunearla.

Es grave que, pese a las muchas críticas y observaciones, las dirigencias no han reaccionado y creen poder resolver, como quien administra cosas inertes, los muchos conflictos y desfiguraciones de conciencia en el terreno de la sociedad civil.

Lo realmente preocupante es el entrar en un sendero insólito, en el que nadie éticamente responsable puede ofertar, sin mentir, la falsa ilusión ciudadana de una alianza “indispensable” para el presunto derrumbamiento caciquil y el tránsito a una mayor democracia local.

Para las dirigencias nacionales, del PAN y del PRD, la sociedad civil cuenta poco, no importa cómo es, piensa, siente y cómo está reaccionando. En su idea implícita, el ciudadano común y corriente“debe”, de buenas a primeras, desvanecerse de todo tipo de críticas en las que, durante muchos años, ha sido políticamente formado.

A las posturas estratégicamente irreconciliables entre la denominada “derecha” e “izquierda”; y de las que, a los ciudadanos se les ha convidado durante casi un siglo, ahora se suma urgentemente, y “debe” ser asimilada, sin mediación alguna, la postura de la alianza entre ambas fuerzas.

Para la asimilación del borrón y cuenta nueva la sociedad civil tiene sólo el período electoral, con la precampaña y la campaña misma. Luego, a la vuelta de menos de dos años nuevamente el ciudadano será convocado, por los mismos partidos, a romper la alianza que habían cocinado, a ir por separado, a enfrentarse y destrozarse, en aras de que se cumpla la previsión de acumulación de fuerzas políticas de esos grupos en el poder.

Dicho de paso, los partidos políticos convocan a priori. Los dirigentes administran lo que, visto desde sus oficinas, conviene al partido. No está en su análisis lo que conviene al pueblo y, en consecuencia, concebir al partido como instrumento popular.

Por eso, la alianza entre partidos no garantiza una alianza popular. La suma de resultados electorales de dos, o más, partidos no se refleja aritméticamente en una alianza electoral. Justamente porque el resultado electoral es el depósito (no la propiedad) momentáneo de la voluntad popular en un partido y, no lo es de ahora y para





siempre. Históricamente, lo que multiplica es la inversión de las cosas; a saber: la alianza popular.

Una alianza popular puede gestarse, y de hecho se ha dado, cuando existe un motivo común y poderoso que es capaz de romper abruptamente estructuras que parecerían inquebrantables, así sean sólo de alcance coyuntural.

Entonces, en cuanto instrumentos sociales, los partidos no tienen otra tarea más importante que la de ser instrumento popular. Así, por muy antagónicos que parezcan, resulta el imperativo de la alianza de los partidos políticos, porque previamente se ha gestado en el cimiento social y los partidos sólo les resta conducir, y a veces sólo “prestar” su institución para darle salida política a ese que es un proceso innovador, creativo y transformador.





CAUSAS DE LA ESCISIÓN PRIÍSTA DE 1998


Sexta Parte

Caduca el Modo de Elección Priísta

Se Agudizan Efectos Neoliberalistas

Surgen Fuertes Conflictos Políticos


En el año de 1998, en Zacatecas se suscita una escisión abrupta en el PRI, hasta entonces partido hegemónico. La escisiónfue el resultado, quizá no deseado, de conflictos importantes en el seno de las cúpulas del Partido Revolucionario Institucional, en las que se había colado Ricardo Monreal, como cachorro de hombres nacionalmente poderosos en la definición política de ese partido.

La escisión aparece como descontento generalizado por la imposición vertical y autoritaria de un candidato que no era el esperado. Empero el movimiento prosperó por los siguientes motivos:

1.- Había conciencia popular y también cansancio respecto al modo de elección de candidatos, forma electiva propia de nuestro presidencialismo que además de muy caduca, propiciaba ya un rechazo abierto a la vertical y autoritaria imposición que comúnmente se conocía como “dedazo” y “destape”.

2.- El corporativismo, que siempre ha sido una forma de sometimiento, empezaba a derretirse nacional y localmente. Y sus mejores expresiones políticas aparecían desde hacía ya una década con la denominada “Corriente Democrática” y la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas (1988). Apenas a 6 años de la nueva orientación económica (1982).





Lo mismo sucedía con la moral “abnegada” de una militancia que se revelaba y empezaba a realizar crítica directa a sus gobernantes. Esto también se expresaba políticamente, como una liberación a la imagen venerada del presidencialismo, y quizá sus mejores escenarios eran los informes presidenciales.

Mientras tanto, la cúspide del poder político, y el partido corporativista (el PRI) no lograba evolucionar tan rápido como lo hacían los acontecimientos. Calculaba mal y esperaba, como casi siempre sucedía, que los nos favorecidos corrieran a la cargada, así conservaban sus posiciones de privilegio en diversos niveles de la esfera política y, si todavía no las tenían, poder continuar en las filas del grueso ejército de aspirantes a ser promovidos. Pues, como decía Fidel Velásquez Sánchez, “el que se mueve no sale en la foto”.

3.- Crecía un gran descontento nacional, y en Zacatecas expresaba particularidades, ante los efectos de la política económica neoliberal. En el campo se desarticulaban muchos de los apoyos directos e indirectos. Por ejemplo: iba disminuyendo el crédito de avío y refaccionario (BANRURAL), el seguro agrícola y ganadero (ANAGSA y luego AGROASEMEX), el precio de garantía de productos básicos del campo, como el maíz y el frijol, fue retirado y ahora se regiría por el libre mercado. Por eso, también se debilitaban las funciones originarias de la CONASUPO. Y toda la infraestructura para el acopio comercial del campo, como fueron las Bodegas Rurales (BORUCONSA), pasaron al abandono y a su destrucción. Algunos insumo subsidiados, como los fertilizantes y las semillas mejoradas desaparecieron, por lo que también fueron liquidadas empresas paraestatales fundamentales como PRONASE y FERTIMEX.

4.- Por si fuera poco, se vivía un sexenio local muy confuso y errático. Algunos lo justificaban por la llegada tarde (por su edad) de Arturo Romo Gutiérrez, por ser un gobernador ya cansado. Otros hablaron de historias personales, al estilo de Julio César y Cleopatra. Lo cierto es que se tuvo un sexenio muy inestable, con poco rose con la sociedad civil, con ausencias frecuentes y prolongadas, sin conocerse la agenda del gobernador y los resultados de sus gestiones.

El descontento seguía creciendo en el campo y no había dirigentes de la misma corriente del gobernador en turno que tratará con ellos. En lugar de un líder, los asuntos campesinos eran tratados por funcionarios, principalmente por Leobardo Casanova Magallanes, quien no podía ser funcionario agropecuario y desdoblarse, al mismo tiempo, como dirigente.

La dirigencia estatal del PRI era ocupada por Guillermo Ulloa Carreón, hombre leal al gobernador, pero inexperto para tratar con personajes que ya luchaban por la sucesión, como es el caso de José Bonilla Robles, José Marco Antonio Olvera Acevedo, Ricardo Monreal, Esaú Hernández, entre otros.

Durante los seis años se registran unos 100 relevos de funcionarios de su administración y, se agudizan las quejas en materia de administración y procuración de la justicia. Sin embargo, Arturo Romo sostiene en el cargo a Pedro Eliél Carmona





Calosi, hombre que se sabe se dedicó a la tortura, a mantener aterrorizados los movimientos sociales, a la población en general y a protagonizar enfrentamientos serios con la Policía Federal de Caminos, presumiblemente por que había una disputa del mercado estatal para el tráfico y el contrabando. También se le pudo comprobar excesos policíacos que culminó con pérdidas humanas, aunque el Congreso del Estado lo exoneró de toda queja

5.- La existencia de un gobernador de origen cetemista, con posturas obreras y lombardistas y la paradoja de coexistir en un contexto nacional de política antiobrera, anticampesina y antipopular lo arrinconaba a definirse por cualquiera de esas dos posturas. Prefirió el silencio, entendido como “disciplina”. Pero eso no fue suficiente para evitar el aislamiento de que fue objeto por las cúpulas políticas nacionales. De esa forma, quedó mal con su trayectoria política y tampoco lo juntaron en la corriente dominante del Gobierno Federal.

6.- De por sí, desde su arribo como candidato, Arturo Romo encontró la hostilidad de un gobierno saliente y, durante su sexenio, algunos medios de comunicación, muy ligados con el gobierno de Genaro Borrego Estrada, lo siguieron tratando con suma dureza. Los múltiples conflictos arriba descritos daban demasiada tela de donde cortar. Por lo que, su primer jefe de prensa, Juan Valtierra con todo y el prestigio personal, y el de su hermano Pedro Valtierra, no sirvió para disminuir la gran presión y descrédito que se promovió hacia su gobierno.

Por eso, tuvieron buena cobertura los descontentos campesinos y los movimientos que nacieron en su sexenio, como los de El Barzón y la actitud protagónica de Ricardo Monreal.

Cuando llega un gobierno, algunos medios pueden sufrir para dar un cambio brusco a la hostilidad inicial pero, luego de un tiempo, pueden ir construyendo una salida “suave” concertada y que amortigua el trato inicial. El pago de publicidad les abre camino rápido. Pero Arturo Romo no procuró esa salida. En algunos casos promovió sin resultados (pues no se acompañaba de pagos publicitarios) el relevo de directivos de los medios, sin querer percatarse que lo que se escribía era promovido por los propietarios y que ya no lo hacían por consigna de Genaro Borrego, que ya se había ido, sino por iniciativa propia. Tan grave fue este mal manejo con los medios que se produjeron abiertos roses con algunos directivos y, entonces, la crítica periodística pasó al terreno francamente personal.

7.- Al propio tiempo, desde las cúspides del PRI, principalmente de las áreas parlamentarias, uno de los grupos hegemónicos urgió la necesidad de ir preparando al sucesor del gobernante lombardista. Asegurándose que la gubernatura de Zacatecas no quedara como posición del sector obrero, pues Arturo Romo ya promovía a Guillermo Ulloa Carreón.

Es entonces que cobra mayor presencia la figura de Ricardo Monreal, promovido desde México, con visitas frecuentes a Zacatecas y, sin que le preguntáramos los periodistas, solía decir:“para quienes me preguntan que si quiero ser gobernador de





Zacatecas, les digo que sí deseo ser gobernador y que me estoy preparando para

serlo”. Aquí la máxima de Fidel Velásquez debería empezar a leerse al revés. “El que no se mueve no saldrá en la foto”.

Como además, siempre daba regalos, y a veces hasta distribuía dinero (como decían los compañeros “chayote, por sabroso, pero espinoso”), como se hizo costumbre durante todo su gobierno (los propietarios de medios de comunicación no se equivocaron de que Ricardo Monreal daba adelantos de que sería espléndido con ellos -tan sólo habría que analizar los gastos por concepto de comunicación social-, como hasta ahora nadie lo ha sido igual) sus comentarios siempre encontraban eco y presencia en los medios de comunicación estatales. A pesar de ello, se aseguraba de llegar a todos los rincones de la sociedad zacatecana, concertando entrevistas en radio y televisión.

8.- El divisionismo en el Comité Directivo Estatal del PRI, por la falta de pericia de Guillermo Ulloa para conciliar conflictos que afloran públicamente con renuncias y acusaciones de malversación del recurso, mientras en el partido no hay ni para pagar sueldos y hasta el teléfono. Otro divisionismo natural entre aspirantes priístas a suceder a Arturo Romo se agudizó por la interferencia de personajes y fuerzas nacionales.

Francisco Labastida Ochoa, entonces secretario de agricultura toma partido por José Eulogio Bonilla Robles, que para entonces era senador de la República y presidente de la Confederación Nacional de Pequeños Propietarios. Genaro Borrego Estrada, entonces director general del IMSS promueve abiertamente a José Marco Antonio Olvera Acevedo, argumentando que se trata de un hombre experimentado y capaz de unificar al PRI.

Para entonces, Ricardo Monreal se defendía prácticamente sólo. Otros aspirantes como Esaú Hernández Herrera, Jaime Hugo Talancón, Gustavo Salinas Iñiguez y Guillermo Ulloa Carreón no presentaron mayor resistencia para agacharse disciplinadamente.

9.- La predisposición de un PRD electoralmente débil, pero dispuesta a aceptar entre sus filas una escisión del PRI local, pues contaban con el aval histórico de que recién había nacido alimentándose nacionalmente (entre otras fuerzas como el PMS) de la Corriente Democratizadora de Ifigenia Martínez, Porfirio Muñoz Ledo y Cuauhtémoc Cárdenas y de algunos otros personajes como Andrés Manuel López Obrador, proceso que en Zacatecas estaba inconcluso.

10.- El profundo y largo dinamismo que se le dio al proceso de sucesión gubernamental (pues cuando menos se evidenció a partir de 1995), auspiciado por un gobernador hegemónicamente débil en la esfera política local y; por el otro, el acérrimo activismo de Ricardo Monreal en la sociedad civil, completó el cuadro ideal para que, de no ser señalado como el sucesor, pudiera proceder a un fructífero rompimiento con visos de triunfo electoral.

Estos son los motivos socioeconómicos y sociopolíticos que hicieron posible el arribo de Ricardo Monreal Ávila al gobierno del Estado. Por eso, luego de su renuncia





al PRI, le abren paso a la gubernatura de Zacatecas por el PRD Amalia García Medina (quien a pesar de no ser la puntera en las encuestas, ya le pagaron la factura), Raymundo Cárdenas (que razón de sobra tiene para reclamar no haber sido promovido), Juan José Quirino Salas (que no ha encontrado acomodo ni en el gobierno de Ricardo Monreal, pero tampoco en el de Amalia García) y José Guerrero Chávez (de quien no sabemos nada).

Todo lo anterior deja evidenciado que en todo el país, y en especial en Zacatecas, había tierra fértil para que prendiera el descontento. De por sí el estado figuraba entre los de mayor índice migratorio, resultado del atraso y la pobreza extrema, pues su agricultura, comparada con la de otros estados, era –como sigue siendo- esencialmente de subsistencia y continúa teniendo a la familia como núcleo de sus relaciones productivas. Los costos de producción se habían elevado y, con la liberación de precios, la cotización de precios tendió a caer, los mismos canales de comercialización se hicieron más tortuosos y, lo más factible, fue el uso de los intermediarios.

Estas expresiones que resultaron de la agudización de las medidas económicas del gobierno salinista, que traían ya vuelo desde Miguel de la Madrid, y la crisis repentina de las carteras vencidas que se suscitaron en el gobierno de Ernesto Zedillo Ponce De León, fue otro de los detonantes del descontento popular que se manifestó con el surgimiento de El Barzón zacatecano. Que en Zacatecas haya emergido no es simple casualidad.

Por eso, desde la CNC local, como diputado federal, desde el gobierno de Genaro Borrego, Ricardo Monreal crecía como figura pública y se le acusaba de protagónico de los movimientos campesinos que, a decir verdad, él no promovió, pero se vio obligado a respaldar, pues las manifestaciones le llegaban intempestivamente hasta las oficinas cenecistas y discutían airadamente exigiéndole que los apoyara o renunciara.

O, de plano, le ganaban la partida y se plantaban en la CONASUPO, por el precio del frijol o en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, por el decomiso de camionetas de procedencia extranjera.

Ciertamente, a Genaro Borrego no le gustó la definición que forzada tomaba Ricardo Monreal. Para el gobernador su papel debería ser amortiguador. Por eso, en cuanto pudo, Borrego Estrada se confabuló con el dirigente nacional de la Federación de Colonias Agropecuarias (FENCA), un muchacho muy joven, a todas luces muy verde en la política, de nombre “Benjamín”, ellos impusieron a Cuauhtémoc Espinoza Jaime y dio golpe de estado a Don Felipe Monreal Huerta, a su papá, que hasta entonces era el dirigente de la Unión de Colonias Agropecuarias (UCA), organismo filial de la FENCA.

Al poco tiempo hizo lo mismo con Ricardo Monreal, aunque cubriendo las formas de una elección interna en la que Ricardo Monreal promovió a José Chávez, Genaro Borrego concertó con Maximiliano Silerio Esparza, el triunfo de Celestino Tobanche Alonso en un proceso fraudulento del que Monreal Ávila renegó entre sus amigos, pero públicamente guardó silencio.





Ricardo Monreal todavía no era el que luego conoceríamos, no tenía el respaldo de peces grandes del priísmo nacional. Tampoco tenía tanto dinero para comprar espacios, pocos periodistas le brindábamos notas diarias. Su relación con los medios estaba por tejerse. Por eso, terminó agachando la cabeza y en la toma de protesta de Celestino, en el Palenque de la Feria, todos se fueron al comilitón. Él salió al último y Yo lo acompañé a su casa.

No sucedió lo mismo con José Bonilla Robles, que al igual que Ricardo era dirigente estatal y también diputado federal. Bonilla Robles tenía el liderazgo de la Federación Estatal de los Pequeños Propietarios, pero asumía los estilos tradicionales de amortiguador de los descontentos sociales. Con él no había problema.

Así, muchos movimientos aparecieron más como sucesos espontáneos, aunque algunos de ellos respaldados por dirigentes de la Unión de Ejidos, donde había figuras como Rodolfo Muro Aguayo y Carlos Saucedo, que tenían más cercanía con el PRD que con el PRI.

Ese es el contexto en el que poco después de las 13 horas, del jueves 5 de febrero de 1998 se da la escisión del PRI. Ricardo Monreal abandona ese partido y, con él, muchos que ahora están en el Partido del Trabajo y el resto en el Partido de la Revolución Democrática.

Como analizaremos en la siguiente entrega, Ricardo Monreal no fue capaz de ver, o no quiso ver, que su elección resultaba del reclamo más allá de lo político. De hecho, el eslogan de la “dignidad y la democracia” da cuenta de una visión empobrecida de ese rico proceso. No abordó, ni ideológica, organizativamente, ni como política de gobierno las tareas económicas importantes por resolver. Prácticamente se olvidó del campo y de los campesinos. Simplemente, para ser gobernador -bueno o malo habrá que analizarlo- se montó en el PRD. Ahora, para que su hermano sea gobernador se monta en el PT.





ALIANZA POR LA DIGNIDAD Y LA DEMOCRACIA


Séptima Parte

Del Nepotismo a un Cacicazgo Familiar

El Movimiento Exigió Profundo Cambio

Dignidad: La Sopa del Mismo Chocolate


El 22 de enero, del 2004, el exsecretario general de gobierno del sexenio que presidió Ricardo Monreal, Arturo Nahle García dijo (en sus crónicas y reflexiones de un legislador zacatecano) que “si cuando se ejerce el poder es malo dar preferencia a los

parientes, heredárselo es peor, eso ya no es nepotismo sino cacicazgo, y

agravado”. En ese entonces estaba por arrancar la candidatura de Amalia Dolores García Medina.

Lejos estaba de pensarse que Rodolfo Monreal, sin nunca haberse afiliado al PRD, sería presidente municipal de Fresnillo por ese partido. Luego llegaría el turno de Susana Monreal como diputada federal perredista; a la salida de Rodolfo se heredaría la Presidencia a David Monreal, pero por el PT y Feliciano Monreal se iría como diputado local; Ricardo Monreal continuaría como legislador federal, del PRD.

Antes de terminar su gobierno, David Monreal sería promovido a la gubernatura por el PT para “que rescate a Zacatecas”, pues ese tonto argumento mal esconde que Zacatecas sólo puede estar en las manos de una misma familia. De ahí que hay que rescatar lo que no está en sus manos.

Justo, para que todo quede en manos propias; Saúl Monreal es promovido a dirigente estatal del PT y, figura en la lista de candidatos plurinominales a diputados locales. Pero, la cuenta no termina, por que Ricardo continuará de senador promovido por el PRD, pero en la bancada del PT. Por eso, cuánta razón tiene Arturo Nahle. Pero sólo él sabe (aunque nada importa) si luego de este desencadenamiento siga pensando igual.





Porque, para completar la cadena, de este embrujo monrealista hay que añadir la presencia de incondicionales, como Guillermo Huízar Carranza y al chaparrito Juan García Páez, a quienes no les falta los apellidos Monreal Ávila para comportarse como tales.

También hay que sumar la importación de funcionarios. Ahí está Humberto Chavarría Echartea, Patricia Salinas Alatorre, Robert Jason Baker Mestas (al que le nace el amor a primera vista “porque quiero a Fresnillo” y, si es candidato, mantendrá ese falso argumento “caritativo”.

La lógica que pretende imprimirle se lee: Nos quiere mucho(primer mentira), por

eso quiere “ayudarnos” (segunda mentira) y, nosotros, por eso debemos apoyarlo,

llegado el momento, votar por él. Por que, entonces, sería el salvador, el

Mesías (tercer mentira).

Cuando deje de usufructuar al municipio (cuando se vaya y se olvide que dizque es fresnillense), y aunque llegase a ser candidato y ganara, otra será su actitud. Se olvidará de nosotros.

O, que le parece Benjamín Medrano Quezada, quien sostiene malinchistamente que “los de Zacatecas siempre nos han hecho menos a los de Fresnillo” (sic ¿pues de dónde es?).

Es, indudablemente, un slogan propagandístico que pretende explotar el coraje de los de Fresnillo frente a los de Zacatecas y que confundamos al “conquistador” como salvador de los “conquistados”.

Pues, si llega a candidato… ¿Cómo diablos le caerían los votos? Sólo inventándose una mentirosa actitud mesiánica. Cuyo pretendido efecto psicológico y mercadotécnico puede leerse así:“como soy de Fresnillo (primer mentira), y los de

Zacatecas siempre nos han hecho menos (segunda mentira), Yo voy a salvarlos (tercer mentira), para que nos den lo que justamente nos corresponde”.

Antes de estar en Fresnillo, fueron funcionarios de Ricardo Monreal en el Gobierno del Estado, se despacharon con la cuchara grande desde Zacatecas y lo mismo están haciendo en Fresnillo. Pero van por más. El poder los ha enfermado. Están sedientos y para cumplir sus propósitos son capaces de afirmar que a primera vista se enamoraron de Fresnillo.

O, hasta peor, que nos salvarán de la “conquista” porque, a decir de ellos, “los de Zacatecas siempre nos han hecho menos”. Este es un slogan también expreso en David Monreal, cuando asegura que lucha “porque a los fresnillenses nos den lo

justo”.

Ya antes, por los años de 1500, y durante el reinado de Moteczuma Xocoyotzin, circuló en el pueblo Mexica, una de las leyenda de Quezalcóatl, en la que se hace referencia a unos hombres (pero no son los funcionarios importados de los Monreal)





que, procedentes de oriente (casi como quien dice de Zacatecas) cambiarían el destino del pueblo Mexica (y no se refiere precisamente a Fresnillo. Véase México a Través de los Siglos).

¿En esto ha terminado la denominada “Alianza por la Dignidad y la Democracia”?, Otros prefirieron llamarle “el monrealismo”, aunque no llegó a tanto, como lo expondré más adelante.

En realidad, lo que tenemos a flor de tierra es la patente pirata y fayuquera que nos quieren vender como Alianza, como Dignidad y como Democracia. El monrealismo se acabó y ya sólo quedan los Monreal y sus amigos. Como dice Arturo Nahle, “…eso ya

no es nepotismo sino cacicazgo (familiar), y agravado”.

Bueno, pues, entonces… ¿Por qué se luchó cuando se escindió el PRI y Ricardo Monreal ganó la gubernatura? Y, aquí hay otra importante interrogante: ¿Fue Ricardo, sediento de poder para él y su familia, quien la ganó; o fue un Zacatecas sediento de transformaciones?

Hay que refrescar un poco la memoria:

El jueves 5 de febrero de 1998, poco después de las 13 horas, Ricardo Monreal renunció públicamente al PRI y con él miles de priístas. En la explanada de la sede del Comité Directivo Estatal de ese partido, Monreal Ávila externó que “…nos vamos

porque en el PRI no cuenta la militancia, el trabajo de partido, ni lo que la gente

opine. Lo que cuenta son los intereses de grupo y de facciones. Nos vamos porque no

nos dejaron expresarnos, mucho menos nos escucharon. Nos vamos porque en el PRI

se castiga la militancia, porque se privilegia los intereses sobre los méritos…”

Luego, desglosó los 9 temas de la agenda con la que se conformó, a partir de ese momento, la Alianza por la Dignidad y la Democracia. Pero, todo el esfuerzo se concentró exclusivamente en las tareas del triunfo electoral y se dejó, para después (que ha sido para nunca) la discusión programática y las bases de una auténtica alianza.

Simplemente, fue como firmarle a Ricardo un cheque en blanco y al portador. Confiar en su capacidad y, sobre todo, honestidad para posponer, mientras transcurría el proceso electoral, muchos temas que surgieron y continuaban apareciendo intempestivamente, pero que podrían recuperarse más adelante. La concentración máxima y urgente, sería sobre las tareas de la campaña.

Sin duda, se vivía una explosión de cambio. Los partidos habían sido rebasados. No fueron capaces de prever los acontecimientos. Cuando menos, por dos motivos: primero; hasta la fecha, se mantienen desligados de los problemas de la sociedad y sus motivaciones esenciales son estimuladas sólo por los calendarios electorales y; segundo, no acostumbran estudiar la realidad que pisan y pretenden transformar, sus análisis son pragmáticos, muy superficiales.





Por eso, en la percepción implícita de Ricardo Monreal, el cambio sólo lo sería de candidato, y luego de gobernante. Ya en campaña, se anunciaba recorte en gastos superfluos de la administración, que nunca se dieron. Y los dirigentes del PRD, que le dieron cobijo, asimilaron que esa sería toda la lucha por una Revolución Democrática en Zacatecas. En realidad, la tuvieron en sus narices y le dieron reversa.

Le dieron reversa, desde Ricardo y todo el PRD, porque el movimiento social dio y reclamaba mucho más. La población insistía en muchos cambios, en las colonias, en las parcelas, en las escuelas, entre los “chavos banda”, de justicia, de apoyo, impulso, gestión y aplicación de la ciencia y la tecnología con fines productivos, de industrialización, mejora de los canales de comercialización y muchos otros imperativos para el progreso y no sólo de evitar el “dedazo” y seguir gobernando como siempre.

Los temas que Ricardo Monreal desglosó como motivos de una Alianza por la Dignidad y la Democracia fueron:

1.- Combatir la inseguridad y la violencia (una parte de ella emergida desde las esferas del gobierno presidido por Arturo Romo, pues su titular policiaco, Pedro Eliél Carmona Calosi, era el principal protagonista del terror contra los movimientos sociales, enfrentamiento con otras corporaciones y hasta de desapariciones).

2.- Emprender un Programa para la Generación de Empleos. Enunciado que se antoja transformador de nuestra realidad socioeconómica, con nuevas opciones para las mujeres y los hombres del campo y de la ciudad, pero que nunca se cristalizó.

3.- Realizar una Cruzada Educativa, propuesta genérica de la que nunca se dieron a conocer objetivos generales y específicos, estrategias y demás, de forma que pudiera ser evaluada.

4.- Respaldo total a los campesinos. En su momento se pensaría que habría respaldo para la reconversión productiva, búsqueda de alternativas al retiro de los subsidios y de insumos como el fertilizante, la energía eléctrica, la semilla mejorada, los combustibles; otro tanto para el financiamiento de avío y refaccionario, el seguro agrícola y ganadero, la sustentabilidad de proyectos productivos, el uso racional del agua y otros recursos, para economizar y proteger el contexto ecológico.

Asimismo, la introducción de nueva tecnología, capaz de innovar los procesos productivos, el fortalecimiento de la asistencia técnica, la inversión social, privada y pública para la modernización agropecuaria, los procesos transformadores de la producción agrícola, ganadera, silvícola y forestal y la comercialización, la reutilización de la infraestructura existente, como las Bodegas Rurales CONASUPO, y el establecimiento de relaciones promotoras de la gestión y la organización campesina para el desarrollo integral del campo, entre las acciones principales. Pero todo esto,

todavía no lo piensan, ni desean pensarlo.





5.- Impulso a la actividad turística, en la que hay que reconocer que desde el sexenio de Genaro Borrego contó con un apoyo considerable que todos los demás gobiernos han refrendado.

6.- Establecer mecanismos para que las remesas que envían los zacatecanos que

trabajan en Estados Unidos, se inviertan en proyectos productivos. Este tema sigue siendo una deuda de los gobiernos. Con Ricardo Monreal, más que con ningún otro, la promoción de remesas se dirigió a la infraestructura social. Y en los procesos electorales ha sido más una promesa de campaña.

7.- Buscar formas para que la mujer se convierta, al lado del hombre, en el

elemento detonador del cambio. A todas luces, se trató de un elemento propagandístico para darle alguna entrada a la participación electoral de las mujeres. Bien tenía cabida en los temas de la generación de empleo, como del total apoyo a los campesinos. Pura propaganda electoral.

8.- Atención a los jóvenes, sin definiciones mayores. E 9.-Impulsar un gran

desarrollo industrial para Zacatecas. Hay que analizar los informes pero, lo que es más transparente que el agua pura es la inexistencia de estudios científicamente fundamentados sobre temas relacionados con nuestra economía, pues no se trata sólo de querer el desarrollo, sino de qué desarrollo es posible, viable y de dónde partimos, de las tareas económicas básicas que deben ser aplicadas para ese fin. Espero pronto poder opinar sobre este tema.

Como se vé, se trata de una propuesta empobrecedora ante las circunstancias sociales de cambio. Pero, ni siquiera esos nueve puntos encontraron adecuado cumplimiento. Con el tiempo se dejó en claro, por ejemplo, que el crecimiento fue mayor en infraestructura, principalmente carretera, y de servicios públicos que sobre transformaciones de la economía doméstica.

El campesino fue olvidado y las remesas fortalecieron programas de servicios públicos esenciales, servicios que le corresponden satisfacer a los tres niveles de gobierno, y no se aplicaron en proyectos productivos.

En los métodos políticos, las modernizaciones evidentes fue las de llevar las prácticas del antiguo PRI al PRD. De tal suerte que el partido del sol azteca dejó de funcionar como oposición, se alejó todavía más de las luchas sociales, hizo más inexistente la capacitación, el estudio de la realidad y, se volvió una institución aplaudidora y al servicio del gobernante en turno. En suma, se revolucionó “democráticamente” en un partido de estado. O sea, se hizo reaccionario, conservador. El que se diga de izquierda no cambia en nada las cosas.

Se les olvidó “la dignidad”. Pero, sobre todo, la democracia. Un análisis sobre los métodos de trabajo partidario, dentro y fuera del PRD, como de selección, promoción y elección de dirigentes y candidatos no soporta el concepto de democracia, ni en el período de Ricardo Monreal, ni con Amalia García.





¿Por qué los Monreal se salieron del PRD? No merece grandes comentarios. En síntesis: es porque siguen teniendo hambre de poder, no la han saciado, ni creo que la logren saciar. Su readaptación resulta voluntariamente irreversible.

Su enfermedad es progresiva y será mortal, porque en el proceso de pretender comerse compulsivamente el poder, tendencialmente este terminará por comérselos. La única alternativa progresista (vale decir, revolucionaria) es relevarlos políticamente, por la vía democrática y con el respaldo ciudadano. Eso nos dará desarrollo. Progreso.

Pero, la mala noticia: se anuncia una alianza nacional del PRD, convergencia y PT para el 2012. En Zacatecas significa una “convivencia democrática” con los Monreal. Como se notará, tienen suerte. Pelearán diputaciones federales y Senadores de la República. ¿Y la gente qué? Como dijo Ricardo Monreal, en 1998, “en el PRI, el pueblo no opina” ¿Tampoco en el PT, ni en el PRD? Entonces… ¿Dónde está la democracia? No se desanime. Hay nuevas tareas y, además de estar puesto para la lucha, le daré mis opiniones.





¿PORQUÉ UNA ALIANZA DE EL MAÍZ CON EL PRD?


Décima Parte

Porque en el PRD Hay Corrientes Progresistas

Porque la Miseria Política Debe Ser Derrotada

Porque Quieres Progreso, Justicia y Bienestar


Actualmente, nuestro país vive una severa crisis económica y, a partir de sus peculiaridades, en Zacatecas se manifiesta por una mayor estrechez a sus posibilidades de desarrollo, disminuye su mercado doméstico, hace prácticamente inexistente la acumulación de capitales, la insuficiente inversión productiva social y privada, que siempre ha sido un problema, ahora se vuelve casi nula, el desempleo es la constante en el campo y la ciudad ampliando la condición de pobreza extrema.

El que nuestro país tenga una economía insuficientemente desarrollada y que apuesta a su fortalecimiento a partir de las acciones que se ejerzan en Estados Unidos, ha hecho posible que la crisis del vecino país se haya internado en el nuestro y que, en las condiciones actuales, su superación dependa, en mucho, de lo que realice la economía del norte.

Por eso, el flujo migratorio, que en otras ocasiones ha funcionado como válvula de escape, ahora no puede ser un mecanismo amortiguador porque es justamente en Estados Unidos donde se encuentra la incubación de la crisis que enfrentamos.

Resultado de lo anterior, en la presente coyuntura económica, en la Unión Americana no hay mercado suficiente para emplear a nuestros conacionales, muchos de ellos han visto reducido su ingreso, otros tantos han sido repatriados, unos más hasta han requerido que desde México se les envíen divisas para proteger su patrimonio o, de plano, para regresar a su tierra de origen.





Y, de retorno, esa situación recrudece más la crisis mexicana porque disminuye la captación de remesas extranjeras, se incrementa el desempleo en el campo y en la ciudad, las familias campesinas que utilizan estos recursos, ganados en el exterior, merman su calidad de vida, paralizan el dinamismo agrícola, se estrecha el mercado doméstico y la reinversión económica se imposibilita hasta llegar al grado de que la misma iniciativa privada esté siendo llamada a un rápido proceso de empobrecimiento.

Paradójicamente, en todo el país, una aristocracia política, conformada por pequeños grupos, concentran tajadas millonarias que se otorgan a las denominadas instituciones para la “democracia”, principalmente el IFE, los IEEs y los partidos políticos en forma de prerrogativas, amén del reparto que hacen de los principales cargos administrativos y de elección popular.

Estos últimos, elevan sus percepciones económicas a niveles escandalosos, mientras importantes sectores de la sociedad se debaten en la pobreza extrema; la clase media, en su lucha por la sobrevivencia, y evitar engrosar los cinturones de miseria, se incorpora al comercio informal que, en muchos de los casos, termina siendo comercio ilegal e importantes grupos de la iniciativa privada son llevados a la quiebra y al cierre de negocios, muchos de ellos procurando integrarse desesperadamente a las actividades políticas, como salvación al proceso de pauperización.

Esta es la otra crisis que vive el país, y de la que Zacatecas no es ajena; a saber: la crisis política, que se nos presenta como un sistema de partidos políticos que, en lo general, han dejado de ser representativos de lo social, cajas de resonancia de los problemas económicos, sociales, culturales y de las aspiraciones políticas de amplios sectores, en la que ni siquiera los militantes de los partidos tienen participación importante.

Los partidos reproducen amplificadamente la política clientelar; la mayoría de los candidatos, a cargos de elección popular, lejos están en ser elegidos popularmente, pues los mecanismos regularmente utilizados dan facultades legales a las cúspides de la aristocracia política para hacer a capricho lo que mejor le plazca.

Así, por ejemplo, pueden definir “reservas” que (peor que el denominado “dedazo” priísta) constituyen una auténtica imposición vertical y autoritaria. De igual forma, cuentan con facultades muy amplias para entablar alianzas “vergonzosas”, sin obligación de informar, consultar, dar explicación o rendir cuentas a la militancia, mucho menos a la sociedad. Lo que ha llevado a que la única tranca efectiva sea el descubrimiento y divulgación periodística que actúa como peso moral y descrédito.

Eso conlleva a que la clase política incrustada en las esferas de gobierno, aunque emergida con el sufragio popular -como legalizador de las imposiciones- se presente como ajeno a cualquier relación con los sectores sociales. Sus posturas en el gobierno no muestran vocación popular. Se han olvidado de los industriales, de los comerciantes, de los sectores populares, de los campesinos, de los jóvenes y, en suma, de todo el pueblo. Ya sólo velan por sus propios intereses.





No encontramos preocupaciones por los problemas populares, reflejadas en propuestas de planes y programas de políticas públicas, como en su práctica diaria. De parte de nuestros políticos, desde los partidos y hasta los que son funcionarios de elección popular, no hay análisis de la condición social y respuestas a nuestros problemas. Por el contrario, en su afán de mantenerse en sus posiciones de privilegio político, y sobre todo económico, han sido capaces de tejer alianzas entre grupos partidista de distinto signo pero cuya práctica política los acerca y los iguala.

En ese contexto, vivimos dos tipos de crisis muy graves: en primer lugar; la económica, resultado esencial de la descomposición de nuestra estructura productiva y de comercio y; en segundo, la que resulta de la putrefacción de nuestras estructuras políticas, la que pasa por las esferas de gobierno, por la corrupción generalizada en las distintas instituciones para la democracia; principalmente de los partidos políticos y de “nuestros” representantes de elección popular, llámese senadores, diputados federales, diputados locales o regidores, entre otros.

Las instituciones políticas, y con más razón nuestros “representantes”, han renunciado a la capacidad de reflexión y análisis de los grandes problemas nacionales, estatales y municipales y, por esa razón, resultan inoperantes e incapaces de producir estrategias para el desarrollo, no así estrategias para los procesos electorales, que han mercantilizado, encarecido y prostituido.

Sin entrar en grandes detalles, precisaremos que nuestro subdesarrollo nacional resulta de la incapacidad que, en las condiciones actuales, hemos tenido para promover y gestionar el desarrollo, lo que frente a otras naciones nos mantiene en dependencia. Equivocadamente, otros afirman que somos subdesarrollados por que somos dependientes.

Asimismo, el poco desarrollo nacional es tan desigual de región en región que, en estados como Zacatecas, nos especializa en la producción de granos básicos, principalmente de frijol; pero también en la producción de la mejor mercancía capaz de atraer dólares y capaz de producir riqueza en el extranjero: la fuerza de trabajo para el mercado de Estados Unidos.

Pero, el mercado para esta mercancía (que se distingue de otras porque es capaz de producir valor y lleva consigo una identidad cultural, de sentimientos y capacidades de reflexión) depende, como todo producto de cambio, de la oferta y de la demanda.

Por eso, tanto su precio -en forma de salario- como la posibilidad de compra -empleo, que se reconoce como autorización para explotarla por determinado lapso de tiempo- se rigen por la coyuntura económica. De ahí que, la condición económica nacional, con énfasis especial para el estado de Zacatecas, sufra de las adversidades de la economía del vecino del norte.

Pero vamos por partes:





A casi 30 años de que nuestro país giró a una economía abierta, aprovechando la coyuntura neoliberal y globalizadora, los saldos son negativos: mayor desempleo, mayor migración, mayor dependencia de los dólares del petróleo, de la migración y del turismo; desmantelamiento de empresas paraestatales que “adelgazan” pero también empobrece la riqueza social. Para no hacerla larga, una anemia generalizada en nuestra economía.

Tan sólo en los meses de abril a junio, la crisis económica nacional se manifiesta en una caída del 10.3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), condición que no se presentaba desde la denominada Gran Depresión de 1929. De enero a junio el PIB industrial se desplomó en un 15.1 por ciento; las exportaciones cayeron en un 57 por ciento (14 mil millones de dólares), los ingresos petroleros se redujeron en 200 mil millones de pesos; los ingresos fiscales en 270 mil millones de pesos y las remesas de los migrantes en un 36 por ciento en el 2009.

Según la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), de enero a junio, la captación tributaria cayó en un 13 por ciento y se reflejó en bajas de un 30 por ciento en ISR; en un 16 por ciento en IVA y de un 3 por ciento en IDE.

A mitad del año, el presidente Felipe Calderón reconoció que teníamos 20 millones de pobres y anuncia medidas como el adelgazamiento de la burocracia, justificando el desmantelamiento de la Comisión de Luz y Fuerza del Centro, y con ello desaparecer el sindicato correspondiente.

La SHCP anunció recortar el gasto en 50 mil millones de pesos. Aún así, en septiembre cae el desempleo en un 2.9 por ciento y en octubre se profundiza en un 5.94 por ciento y, antes de cerrar el 2009 la inversión extranjera había caído en un 50.8 por ciento, por lo que en enero del 2010 iniciamos con un desempleo del 5.87 por ciento y un incremento de 2.8 millones de mexicanos sin empleo.

El comportamiento de las remesas da cuenta del retroceso económico en las actividades exportadoras, principalmente del petróleo, fuerza de trabajo (migrantes) y turismo. En el segundo trimestre del 2009 cayeron las remesas en un 17.57 por ciento; en julio en otro 16.15 por ciento; en octubre en un 35.82 por ciento y en noviembre en un 14.4 por ciento, según datos oficiales del INEGI.

En el estado de Zacatecas, algunas cifras nos dan idea de la magnitud de la crisis económica. En octubre del 2008 el desempleo de Zacatecas se consideraba de 21 mil 407 personas y en octubre del 2009 subió a 35 mil 765, según cifras de INEGI. El golpe más fuerte se dio en el lapso de entre el segundo y tercer trimestre del 2009, por ejemplo: de abril a junio había 21 mil 869 desempleados y en el período julio septiembre llegó a 35 mil 765 desempleados; es decir, 14 mil personas más.

Según el mismo INEGI, del total de personas sin empleo, 14 mil lo perdieron por la crisis económica; otra cantidad similar lo dejó voluntariamente por que estaban insatisfechos, principalmente con el salario, pues el mínimo es de 54.47 pesos, al subir





un incremento del 4.85 por ciento. También se registra el cierre de 435 negocios que resultaron incosteables y, los propietarios engrosaron las filas del desempleo.

En el estado de zacatecas se define que la Población Económicamente Activa (PEA) es del orden de las 569 mil personas, cantidad que representan 28 mil individuos más que en el 2008, de los cuales la mitad no ha hallado trabajo. Pese a la crisis, este año había 481 mil personas con trabajo, cantidad que subió a 533 mil hasta octubre y, se calcula que en el 2009, 127 mil zacatecanos que trabajan no recibieron aguinaldo, porque las empresas en que laboran se encontraban al borde de la quiebra.

Algunas conquistas históricas de los trabajadores, que dan cuenta de la calidad de vida, también se vieron seriamente afectadas, tal es el caso de la vivienda. Según declaraciones de la delegada del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda de los Trabajadores (INFONAVIT), Susana Flores Cuervo, en el 2009, ese organismo sólo ejerció 497 millones de pesos en vivienda, cuando se le autorizaron mil millones de pesos. El monto de recursos corresponde a 2 mil 680 créditos de 4 mil 550 programados.

Hasta aquí, no queda la menor duda de que el impacto sobre el empleo, la caída del salario real, la calidad de vida y el crecimiento de la pobreza ha sido brutal tanto nacional como estatalmente.

En Zacatecas se puede afirmar que la economía es de franco atraso, la industria doméstica es casi nula, la de origen extranjera proporciona bajos salarios y condiciones de trabajo francamente violatorias de los derechos constitucionales más esenciales y, con la crisis internacional, un porcentaje muy alto de las maquiladoras han cerrado la producción y, con ello, disminuido la ocupación laboral.

El dinamismo mayor lo proporcionan las actividades de un campo basado en relaciones de producción mayoritariamente familiares, con bajo nivel tecnológico y de transformación industrial, a menudo cargando con una bajo rendimiento y productividad que se manifiesta por significativos volúmenes de producción con cargo a la absorción de grandes cantidades de trabajo y a un fuerte “subsidio” por los procesos migratorios.

Este hecho matiza la personalidad del migrante en el extranjero, mismo que se nos presenta como un versátil trabajador migrante que no se desprende fácilmente de su personalidad campesina esencial sino que, en su proceso de subsistir y reproducirse como ser social, se subsume en las posibilidades que le da un mercado transnacional.

En el proceso de la crisis económica, este sujeto social cobra una importancia particular si consideramos que el estado de Zacatecas figura entre las entidades de mayor migración (en 1992 ocupaba el segundo lugar nacional proporcional a su población con un 8.2 por ciento y en 1997 llegó al primer lugar con el 9.8 por ciento) y, al mismo tiempo, el impacto de los envíos de remesas es muy grande, pues en 1995, según el INEGI, el 12.2 por ciento de los hogares reciben remesas, mismas que, en promedio, representan el 69.6 por ciento de los ingresos totales de la familia y, casi la





totalidad de ellas lo tienen como ingreso principal (el 69.1 por ciento) y la mitad (el 50 por ciento) las tienen como única fuente de sobrevivencia.

Si consideramos las regiones de mayor dinamismo migratorio y las comparamos con las características de la vocación productiva de esas mismas regiones podremos tener un panorama más claro del impacto de la actual crisis económica (desgraciadamente, por el momento carecemos de datos actualizados y firmes para esta comparación).

Empero, una referencia importante la tenemos en datos estadísticos calculados a partir de cuadros de EIDRUS del 2006 en los que nos arroja un valor total de la producción agrícola por el orden de los 7 mil 236 millones 279 mil 738 pesos, mismo que se distribuye a razón de 3 mil 685 millones 604 mil 874 pesos (el 50.93 % del valor total) en agricultura de temporal sobre una superficie de 1 millón 129 mil 058 hectáreas (88.06 % de la superficie cultivable) y en 3 mil 550 millones 597 mil 438 pesos (el 49.06% del valor total) en agricultura de riego sobre una superficie de 153 mil 002 hectáreas (el 11.93 % de la superficie habilitada al cultivo).

Estos datos nos arrojan que, en temporal se produce un valor, en temporadas económicamente no críticas, calculado en 23 mil 206.21 pesos por hectárea en riego y sólo 3 mil 264.31 pesos por hectárea en temporal.

Si tomamos en cuenta que el promedio de hectáreas de una familia campesina es de 10 hectáreas, entonces deducimos que el valor de la producción de una familia pudiera ser de 232 mil 062 pesos y 10 centavos.

Sin embargo, la percepción es mayor, porque el que tiene tecnificado el campo cuenta con más hectáreas. Y, en el caso del temporal, alcanza una cosecha con valor por 32 mil 643 y 10 centavos pesos por 10 diez hectáreas durante todo el año, lo cual significa que debe vivir con sólo 2 mil 720.25 mensuales. Pero, en ambos casos, hay que descontar el costo de producción, dato del que carecemos por el momento.

Como se vé, aún en el caso de que no se descontara el costo de producción, resulta más que evidente que no hay capacidad de reinvertir en progreso tecnológico. Incluso, lo no previsto ha de ser “subsidiado” por el proceso migratorio.

En condiciones normales, los migrantes han de invertir en la compra de insumos, en la alimentación de los brazos que trabajan, medicinas, manutención, educación de los dependientes y, cuando las cosas van bien, en la adquisición de maquinaria agrícola, compra de ranchos, de animales y de camionetas indocumentadas para el trabajo agropecuario.

Si, como venimos comentando, por la crisis económica en Estados Unidos, los migrantes han dejado de tener percepciones estables, esta inestabilidad se detecta como disminución sensible de envío de remesas (del comportamiento nacional dimos datos más arriba). Para el zacatecano empobrecido eso significa pobreza extrema.





Y dado que el proceso migratorio no puede ser atenuante de sí mismo, esta situación económica de Zacatecas termina siendo una masacre económica brutal, que fertiliza muchos fenómenos de la descomposición y la seguridad social, que se desdoblan en drogadicción, alcoholismo, desintegración social y familiar, prostitución, delincuencia; en suma, en inseguridad social.

En la economía local también tiene un peso relevante la ocupación en los servicios públicos, como salud, educación y todo lo que significa esfera gubernamental, principalmente por la estabilidad del empleo y salarios que mantienen un comportamiento más estable pero, a decir de algunas expresiones nacionales, va a empezar a mostrar recortes.

El comercio, que de por sí absorbe pocos empleos remunerados, simplemente es expresión del desastre productivo local, de la estrechez del mercado doméstico y sufre las consecuencias de la competencia de corporativos nacionales y extranjeros.

Ante este panorama, para el Movimiento Amplio e Independiente de Zacatecas, Asociación Civil (por sus siglas EL MAÍZ A.C.), un imperativo fundamental es la búsqueda de alianzas estratégicas que permitan el cumplimiento de sus objetivos esenciales, que son los mismos que se desprenden de la recuperación económica, del asentamiento de bases firmes para el desarrollo y la interlocución con actores políticos que abriguen las oportunidades de romper con la miseria política que corroe a las instituciones de gobierno y a las dedicadas a la promoción democrática, entre ellos los partidos políticos.

En nuestro análisis, ningún partido queda ajeno a la miseria, o crisis, política a la que nos hemos referido, pero observamos que en el PRD hay fuerzas progresistas que si bien no son las hegemónicas en la dirección estatal y nacional de ese partido, pugnan por imponer un rumbo responsable.

Por eso, la Coordinación Regional de EL MAÍZ, ha priorizado el trato directo y personal con los candidatos, antes que el convenio con una institución partidaria que, de antemano, sabemos no es homogénea en sus decisiones y que puede no cumplirse. Hemos antepuesto la búsqueda de soluciones serias a la problemática social antes que irnos por la negociación personal, a la que hemos sido convocados por actores del resto de los bloques políticos-electorales que se han conformado. No vamos por el “hueso”, vamos por el progreso, por justicia y bienestar en el campo y la ciudad.

Y, en ese tenor, habremos de presentar nuestros análisis de la problemática socioeconómica, como sociopolítica y cultural; pero también un proyecto integral de desarrollo social, para el campo y la ciudad, para las mujeres y los hombres de Zacatecas y sus municipios.





En una serie de artículos, el periodista y político, Benjamín Moctezuma Longoria analiza la situación política del estado de Zacatecas, principalmente a los partidos políticos, sus propuestas, sus candidatos, las motivaciones de los triunfos electorales, la escisión del PRI en 1998, todo en la búsqueda de una alternativa. El concentrado de esos artículos los presentamos a nuestros lectores con el tema general de BENJAMÍN ENTRE ANGELES Y DEMONIOS. Conforme nos vaya haciendo entrega de sus aportaciones, serán incorporadas en el orden mismo de la entrega, para que nuestros lectores tengan el seguimiento de los mismos, los coleccione y los consulte. De hecho, loas puede tomar como adelanto de sus reflexiones, sobre el acontecer diario, pues nos ha dicho que ha determinado que, a corto plazo, los reunira en un libro. ¿Usted le puede opinar?





GÉNESIS DE LA DERROTA DEL PRDGÉNESIS DE LA DERROTA DEL PRDGÉNESIS DE LA DERROTA DEL PRDGÉNESIS DE LA DERROTA DEL PRD


Décima Primera Parte

LOS VIENTOS DE UNA TORMENTA AJENA

“Y, AHORA… ¿QUIÉN PODRÁ SALVARNOS?

EL PUEBLO PUEDE SALVAR AL PUEBLO?


Desde antes del calendario electoral, los partidos políticos

carecían de una amplia y sólida estructura (ideológica, política

y, sobre todo, orgánica) propia. Aparecía menos evidente en el

partido que hasta el 6 de julio gobernaba Zacatecas y

municipalmente en los partidos gobernantes. Esta apariencia se

ocultó en el despliegue de una estructura de gobierno que

hacía las veces de partido.

De hecho, el panismo es el partido que podría asegurar un

listado más estable y confiable de miembros, pero la condición

de empadronamiento no se desdobla automáticamente en

efectiva militancia y en estructura partidaria pues, en nuestro

estado, en ese partido existe una tradición y una actitud





doctrinaria, fanática y sectaria que, al no lograr superarse,

impide su masificación hegemónica.

Por su parte, el PRI había dejado de funcionar como

partido desde el mismo día en que perdió el poder político

estatal. Aunque mantuvo vivos algunos comités seccionales, la

desatención no permitió que se renovarán, ni que les llegaran

aires frescos respecto a una nueva situación, una nueva actitud.

Sus ininterrumpidos 70 años de partido gobernante no le ha

permitido la germinación de una vocación opositora.

Por eso, al no poder asumir el rol opositor, simplemente

quedó a la deriva hasta que es alcanzado por los vientos de una

tormenta ajena que lo encaminan a retomar un rumbo que no

tenía, y que localmente le son inéditos, porque ahora será un

gobierno con pocos priístas y un partido que tiene que definir si

acepta entre sus filas a sus antiguos detractores.

Desde que el PRI perdió el poder político estatal, y más

con la pérdida del poder político nacional, la ausencia de

intelectuales priístas locales fue otra limitante a la reflexión, a

la autocrítica y a la redefinición de rumbo orgánico, ideológico y

político, por lo que, en Zacatecas, ese partido simplemente

invernó cumpliendo con altibajos los calendarios electorales y,

así, evitó su extinción.

En nuestro estado, el PRI vegetó durante 12 años, hasta

encontrarse con una coyuntura nacional que, al conjuntarse

con los errores y antagonismos políticos del grupo gobernante,

le permitió ser refugio y canalización de los múltiples conflictos

que se dieron en el seno de la misma “clase” política que





gobierna. Y, al propio tiempo, punto de confluencia del reclamo

social. Es decir, se ha dejado conducir por los vientos y la

avalancha de una tormenta ajena.

Estos vientos, personificados en cuadros de la clase

gobernante, asumieron el papel fundamental de dirección

político-electoral y el PRI estatal “prestó” el registro partidario

y la formalidad directivo-administrativa y estructural.

El papel del PRI nacional fue de coadyuvante con

cuantiosos recursos financieros, en logística electoral,

publicitaria, con brigadas de otros estados de la República y con

la presencia de importantes cuadros de la política nacional.

El resto de los partidos carecen de estructura amplia y

sólida, por lo que se han limitado a subordinarse a partidos más

fuertes y convivir satelitalmente para poder acceder a espacios

electorales y administrativos que les permitan

posesionamientos graduales y financiamiento gubernamental

para sus miembros.

De otra manera, los partidos “satélites” (dicho con todo

respeto, pero por el papel que cumplen), centraron sus

propósitos en asegurar “empleo” político a su anémica

militancia. Y, al resolver el problema de sobrevivencia,

garantizar la cohesión de sus miembros, disminuyendo el costo

financiero de sostenerlos. Estos son los casos del Partido Verde

Ecologista de México, del Partido Convergencia, y del Partido

Nueva Alianza.

Desde 1998, cuando el PRD “es llevado”, por los vientos de

una tormenta ajena al poder político estatal (donde los cuadros





básicos de la “clase” política apenas sí fueron rosados), inició

también un rumbo inédito. La gran mayoría de líderes

perredistas -que se les empezó a llamar históricos y, por sus

airados reclamos, desde el poder se les definía como histéricos-

no opusieron resistencia.

Para los perredistas, resultó muy cómodo, pero también

muy fatal, dejarse llevar suavemente por las aguas de la

tormenta sobre las que se edificaba el “nuevo” gobierno.

Los perredistas históricos “entregaron las armas” sin dar

batalla alguna. La ausencia de análisis, de lucha ideológica, de

relación con la sociedad civil, de carencia de iniciativas de

progreso hacia la sociedad y hacia el nuevo gobierno fueron

sustituidos por el culto al gobernante principal y por la lucha

fraticida en el reparto de cuotas de poder.

Para los representantes de la izquierda burocrática y

progobiernista, la coyuntura caía como anillo al dedo. Sus

principales representantes fueron intercalados con los cuadros

neopriístas en la estructura del nuevo partido de gobierno

local, pero también como funcionarios municipales, estatales y

promovidos a cargos de representación popular a los tres

niveles de gobierno.

Pero, esta izquierda burocrática y progobiernista, nunca

superó su situación de minoría en los espacios políticos a la que

era invitada, tampoco intentó una postura homogénea que la

identificara del resto de cuadros del nuevo gobierno, no se

interesó por el análisis, por la elaboración de estrategias de

izquierda, por la crítica, la autocrítica. En síntesis: no pudo, ni se





interesó en estructurar una corriente socialista en el seno de la

nueva circunstancia política.

Visto desde la formalidad legal; es decir, desde la

apariencia, en 1998 el PRD había “absorbido” entre sus filas a

miles de priístas. Desde el análisis social las cosas fueron al

revés, la rebelión priísta utilizó, hasta el cansancio (y todavía

ahora, hasta donde le ha sido útil para su sobrevivencia y su

reproducción) “la razón social” PRD.

En esta visión, los perredistas simplemente se

subsumieron en las aguas de una tormenta ajena. A partir de

sus hábitos políticos, más que por su ideología, pudieron

identificarse con otras corrientes partidarias, compartieron las

nuevas acciones políticas y esta complicidad de pensamiento,

palabra, obra y omisión terminó por hermanarlos. Los hizo

iguales de pensamiento, forma de ser y de hacer en la sociedad.

Esta es la razón que explica que la segunda tormenta

ajena, arrastre a muchos de ellos, y los lleve a desembarcar en

un puerto totalmente contrario del que habían partido, en el

que siguen siendo minoría y su escasa iniciativa ideológica,

operativa y organizativa ya no solo es arrastrada por la

tormenta, sino que ya hasta rema sincronizada y en su mismo

sentido.

Por eso, su identidad política anterior se ha ido

disolviendo a la par que va adquiriendo una nueva. Su colorido

se va despintando poco a poco, como lo haría un papel de china

bajo el agua.





La derrota de la izquierda burocrática y progobiernista se

empezó a construir en esa confusión de perspectiva social, pero

también en la ambición y sed de poder personal de la mayoría

de sus dirigentes. Para ellos, no había ninguna iniciativa política

que no fuera la de posesionarse rápidamente y solo en la

perspectiva estrictamente personal. Esta práctica los llevó a

tejer una serie de relaciones de mutua dependencia política.

En medio de la confusión que se produce después de cada

tormenta, a los perredistas les resultó más cómodo dejarse

dirigir, esperar pasiva e irreflexivamente las directrices de la

formalmente “nueva” estructura del poder político estatal y, en

especial, del gobernante en turno.

Habían criticado la “abnegación” política de la militancia

priísta pero, al fusionarse, encontraron su compatibilidad

práctica con el denominado “centralismo democrático” de

origen estalinista y, como común denominador, el culto a la

personalidad que, en el caso del PRI, se le conoce como una de

las más genuinas expresiones del presidencialismo mexicano.

Fue el encuentro de dos culturas, o de escuelas políticas

diferentes, pero no superaron dialécticamente sus diferencias,

por eso no surgió nada nuevo. Simple y sencillamente, los

representantes de la izquierda burocrática hicieron alarde de

oportunismo y se subieron al barco. Finalmente, su argumento

fue que el partido lo habían puesto ellos y tendrían que

cogobernar.

Se trató de la entrega de un “cheque en blanco” al nuevo

gobernador, quien monopolizó todas las decisiones





importantes, promovió la cultura del culto a la personalidad y

no deparó en gastos publicitarios.

Ya asentadas las aguas, la “izquierda” oficial de Zacatecas

profundizó los estragos con la simple ausencia de iniciativas. Y

es que, a veces, resulta más dañino no hacer nada

(condescender que con eso se hace mucho), que asumir una

postura principista que en lo inmediato puede ser rechazada,

combatida, aislada, pero que está presente para florecer en

cuanto cambia el temporal.

La denominada izquierda histórica, y en especial la parte

burocrática y progobiernista, había optado por un aislamiento

voluntario (pero no como estrategia, sino como oportunismo)

de su doctrina política, fingiendo una superación, una expresión

cualitativamente diferente (“el monrealismo”) que, en la

opinión de muchos, se había transmutado de priísta

“progresista” a una auténtica izquierda visionaria.

De esta forma, el aislamiento del perredismo histórico

había resultado muy “civilizado”, aparentando una hegemonía

incuestionable de lo que casi todos llamaron “el monrealismo”.

En poco tiempo ha quedado claro, y las evidencias sobran, que

se desaprovechó ese movimiento político-social y que ya sólo

existe el movimiento de “los Monreal”.

Así se comprende que pocas personas del antiguo PRD

saltaran a la arena política y administrativa, la mayoría de los

cargos recayeron en hombres y mujeres que ya venían

desempeñándose en las esferas de los gobiernos priístas y

algunos otros en aventureros y oportunistas.





Es entonces cuando se denota una gran pobreza histórica

en el PRD local. El principal partido de la izquierda mexicana

provenía de tantas fusiones nacionales, principalmente para

afrontar las continuas reformas políticas electorales, que se

había especializado en los procesos electorales, olvidando

muchas otras formas de lucha que le habían antecedido a

partidos que lo originaron, como el PCM, PPM, PPS, PMT,

PSUM, PMS, PRT, Corriente Socialista y otros.

Por eso, al asumir el cargo de gobernador, y al no

encontrar contrapeso al interior del PRD, Ricardo Monreal

reprodujo muchos de los vicios del antiguo PRI. Por ejemplo, la

definición de los candidatos a cargos de elección popular se

decidían en el Palacio de Gobierno, y no en el seno del partido,

los operadores políticos esenciales y responsables de los

resultados eran siempre funcionarios de primer nivel y, los

integrantes del partido sólo la mascarada y el grupo de

“chalanes” operativos.

Y, cuando se esperaba un cambio importante de

estrategia de gobierno y de partido, con la llegada de Amalia

García Medina, la línea política esencial se mantuvo intacta.

Algunas variantes se denotaron por la incapacidad de cohesión

de su equipo y porque la mayoría de los operadores políticos

resultaron auténticos aprendices.

Popularmente diríamos que el PRD y sus dirigentes, eran

los “mandaderos” que obedecían en circunstancias similares a

la que existió en los gobiernos priístas. La vieja cultura política,

que durante 70 años gobernó el país, siempre estuvo presente.

Esa era su esencia política, aunque la apariencia formal nos





decía que el gobierno y su partido, con todo y sus errores, era

de “izquierda”.

La síntesis es que la esencia política era la misma y la

apariencia se nos presentaba como la de un nuevo tipo de

gobierno emergido de un partido político de izquierda. Ese era

el cambio. O sea, ninguno. Y más o menos se leería de la

siguiente manera: “si no llego por el PRI, lo hago por el PRD.

Pero gobernaré como lo que siempre he sido: como un priísta. Y

heredaré ese estilo a mi sucesora”.

La historia se repite, aunque en una nueva espiral: “si no

llegó por el PRD, lo hago por el PT. Bueno, por el Verde o, de

plano por el PAN, pero finalmente se pudo por el PRI”. Ese es el

nuevo cambio. O, sea, ninguno.

Y es ninguno, desde el momento que los actores políticos

centrales serán los mismos que han gobernado. Y es ninguno,

desde el momento que la propuesta programática fue pretexto

publicitario en una campaña basada en la mercadotecnia, en la

compra de votos, en el chantaje político a los partidos y hacia

los ciudadanos, ante la ausencia de una conciencia ciudadana

diferenciada por partidos que cede ante “quien dé más” y al

marketing político. Y es ninguno, desde el momento en que el

partido es sólo el instrumento legal del registro, pero la

estructura operadora está plagada de funcionarios de gobierno

y no de militantes de partido.

Esa es la fría y triste realidad. En Zacatecas, aún no ha

gobernado la izquierda. Lo han hecho en su nombre. Ha habido





funcionarios de la izquierda burocrática, pero ni siquiera estas

posturas de izquierda light han logrado ser las predominantes.

Sin embargo, la apariencia registra –y la historia la

escriben los ganadores- que el 6 de julio la izquierda

zacatecana, representada por el PRD, fue derrotada por el PRI.

Los no ganadores podemos afirmar que la izquierda oficial; es

decir, “la razón social” PRD perdió las elecciones mucho antes

del 6 de julio del 2010 y que ese día sólo se protocolizó la

rúbrica de su derrota.

Y, desde los hombres que estuvieron, y los que ahora

están en el poder (esencialmente los mismos) no

encontraremos respuestas suficientemente convincentes.

El problema es de que: “y ahora… ¿Quién podrá

salvarnos?”…

Dice mi amigo Andrés Manuel, que “sólo el pueblo puede

salvar al pueblo”.

Y, Usted,… ¿Qué Opina?


[email protected]

angeles y demonios

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