síndrome de la fenómena
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7/28/2019 Sndrome de la Fenmena
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SNDROMEDE LAFENMENA | 77
Existe un fenmeno de orgenes desconocidos y mlti-
ples efectos. En aos recientes se ha ido revelando fuera
del exclusivo crculo de monitoreo de la Comunidad
Onrica. Al inicio tuvo visos de secreto y, aunque luego
fue diseminndose, permaneci como un evento que,
dada su particularidad, no tuvo mayor relevancia. Pese
a que hoy en da se ha vuelto de un conocimiento ms
general, ms del que atae a los implicados y aficiona-
dos al tema, sigue siendo percibido con suspicacia. Los
escpticos afirman que el fenmeno fue creado como
un distractor que no prosper y que ha quedado en un
imaginario minoritario, como leyenda urbana. A la par
se arguye que una vez que se conoce el fenmeno, ste
puede impresionar en diversos niveles al receptor, al gra-
do de experimentarlo por s mismo. No hay una causa
especfica que lo lleve a cabo. Un estado fsico, mental
o psquico que lo detone. No hay una poca del ao ni
una singular regin del planeta. Es un sueo, aparente-
mente aleatorio, cuya protagonista es una mujer que pa-
dece hirsutismo. Dicha mujer se presenta sin ms en el
inconsciente, sin importar edad o gnero o nivel social
o religin o nacionalidad o preferencia sexual o etnia.
Aunque, como punto a favor en los argumentos de sus
detractores, es pertinente anotar que, conforme gana po-
pularidad, la experimentacin de este fenmeno ha ido
en crecimiento. Una vez que alguien lo sabe, es casi pro-
bable que lo experimente.
El primer caso del que se tiene conocimiento, segn
el sistema de monitoreo de la Comunidad Onrica, su-
cedi en 1991. En la regin de Magadn, un joven pes-
cador so con la mujer barbuda. Fue l mismo quien
bautiz el fenmeno como el Sndrome de la Fenmena.1
Ocurri que tras soar en repetidas ocasiones con la mis-
ma mujer, se lo cont a un amigo aficionado a la inter-
pretacin de los sueos. Fue este amigo el que lo alent
a formar parte de la Comunidad Onrica. Por esos aos,
la Comunidad mantena una publicacin (un panfleto
de fotocopias, distribuido a travs del correo postal) en
la que aparecan artculos, sueos e interpretaciones, y
se dialogaba, por medio de escuetas notas, con el editor
responsable (quien, como muchos de la Comunidad que
publicaron en ese entonces, ocultaba su identidad bajo
pseudnimo; en su caso: editor responsable). Esta publi-
cacin no slo fungi como plataforma de informacin
para los interesados en el tpico, sino como medio de co-
municacin entre la Comunidad y tambin como m-
todo nico de seleccin entre potenciales participan-
tes. Se enviaba una cuota de recuperacin, adjunta a una
nota que justificara los motivos por los que se deseaba
formar parte de la Comunidad, as como una carta de re-
comendacin de otro miembro. Una vez que se reciba
la publicacin, era implcito que el solicitante haba sido
aceptado. Tras la primera recepcin de la publicacin,
el joven pescador escribi su caso al editor responsabley,
para su sorpresa y la del amigo aval (que haba enviado
sus escritos en distintas ocasiones, sin resultados satis-
factorios), fue publicado. La respuesta a su publicacin
tard cerca de ao y medio en llegar; una estudiante ma-
drilea fue la segunda que asegur estar experimentan-
do, casi simultneamente, el Sndrome de la Fenmena.
A sta le sigui un canadiense y a ste, otro ruso. Los so-
antes se multiplicaron tanto entre la Comunidad, as
como los solicitantes para entrar en la misma, que tuvo
que crearse una rigurosa seleccin de los textos que ha-
Sndrome de
la FenmenaGabriela Torres Olivares
1 N. del traductor. Se ha feminizado el trmino, pues el sustantivofemenino no existe en nuestro idioma, una libertad que me he tomado pa-
ra hacer la distincin. Tambin considero importante puntualizar que el
concepto sndrome () se tradujo literalmente del texto origi-
nal, pues, actualmente, cabe la posibilidad de que ste sea removido a pe-ticin de la comunidad mdica y cientfica. De llevarse a cabo tal remo-
cin, y como ya ha sucedido en recientes escritos en torno al caso, este
particular evento podr ser conocido tambin como Fenmena, a secas.
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bran de aparecer en la publicacin. Fue as que, a fina-
les de los noventa, se le concedi un nmero comple-
to2 al Sndrome de la Fenmena.
A partir del nmero dedicado al Sndrome de la Fe-
nmena, la publicacin, as como la Comunidad que
basaba su permanencia en la misma, fueron en decai-
miento. En los siguientes dos nmeros, disminuyeron
las donaciones, hubo una baja en la recepcin de textos
para posibles colaboraciones y fanticos religiosos, mor-
bosos, trasnochados surrealistas, antroplogos de sectas
y un sinfn de enajenados etcteras se convirtieron en
los nuevos solicitantes. El ltimo nmero de la Comu-
nidad Onrica vio la luz el mismo ao en el que el mun-
do habra de terminar. Sin embargo, sus fundadores con-
tinuaron con la tarea del estudio de los sueos, mientras
que algunos de los antiguos miembros de la Comunidad
hicieron lo propio, aunque con vertientes polarizadas;
en un extremo estaban los que encontraron posibilida-
des religiosas en el tema, y en otro, los que se fueron
acercando a diversas corrientes subcientficas. Tras esta
ruptura, entre la Comunidad Onrica fundacional, el
tema del Sndrome de la Fenmenano se volvi a tocar,
hasta hace poco tiempo.
El Sndrome de la Fenmenano desapareci del to-
do. En el mundo, la gente sigui experimentndolo y,
con una mayor tecnologa al alcance, el tema resurgi en
otras plataformas. Se tiene conocimiento, aunque no co-
rroborado, de que existe una secta que le rinde culto a
una mujer barbuda, y dado que ha sido imposible veri-
ficar esta informacin, no se sabe si su profeta tiene que
ver algo con la mujer de los sueos, o si entre los mili-
tantes de la secta hay miembros disidentes de la Comu-
nidad. Lo que es un hecho verificado es la inconstante
pero imperecedera reaparicin del Sndrome de la Fen-
mena, ya en quien lo experimenta, o en quien se entera
del fenmeno por textos semejantes, programas de te-
levisin especializados, cadenas de correo electrnico o
virtuales foros y grupos en donde se habla del tema.
En la actualidad, y gracias a esa ocurrente deuda de
anteponerle el concepto sndrome, los simpatizantes
del fenmeno hablan de suprevalencia, laremisin, rein-
cidenciay una imposible erradicacin; aunque el indis-
criminado uso de esta terminologa mdica se quede en
un mero deseo de legitimacin pues, como aclaramos
desde un principio, el Sndrome de la Fenmenacarece de
etiologa y/o patognesis. Ello aunado a que los efectos
del fenmeno son, en cada soante, distintos. Hasta el
momento no se tienen datos de decesos causados por el fe-
nmeno, salvo por un par de casos3 en los que el Sndro-
me de la Fenmenafue sealado, sin xito, como causa.
En una recalcitrante necesidad por regularizar la semn-
tica del Sndrome de la Fenmenadentro de la semntica
cientfica, se ha dividido a los experimentadores del fe-
nmeno en dos tipos: los soantes activos y los soan-
tes aislados. Los primeros son los que, a partir de una
experiencia inaugural, no han dejado de soar con la
mujer barbuda; los soantes aislados son los que por lo
regular la suean una sola vez o tal vez varias, aunque de
manera inconstante. Entre estos dos tipos de soantes
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3 Uno fue un suicidio en el que, tras las especulaciones y el pnico
entre los soantes, se dio a conocer una copia probablemente ap-
crifa de la nota suicida, misma en que poda advertirse que la causa
era una inminente deuda econmica. Y el otro, un fallido* acto terro-
rista, supuestamente motivado por ideologas polticas.
* Conocido evento que suscit diversas reacciones. Aunque la ma-yora de los encabezados en los diarios con sorna lo bautizaron como El
Terrorista Analfabeta, puesto que el ejecutante entr a una escuela pbli-
ca durante el periodo de vacaciones, envuelto en un cors de dinamita.
2 Nmero que la mayora de la Comunidad consider desafortu-
nado y oportunista, dada la explcita asociacin que se hizo del Sndrome
de la Fenmenacon el tema en boga: el fin del mundo.
H
elenSchiffer
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hay fricciones de legitimidad. Por un lado, los soan-
tes activos arguyen que los aislados (tambin conocidos
como atpicos) son experimentadores casuales, sugestio-
nados, soadores impulsados por un esnobismo onrico.
Mientras que los soantes aislados argumentan en defen-
sa que su experiencia es tan legtima como la de los ac-
tivos, y que tal separacin slo busca relegarlos.
Un estudioso del fenmeno que, por diversas cir-
cunstancias pidi el anonimato, destaca dos posibili-
dades en el origen del Sndrome de la Fenmena. Una de
ellas coincide con la sospecha de los escpticos, y es que
el fenmeno fue creado como distractor, a finales de los
ochenta, por los gobiernos de democracias populares.
Pese a que la posibilidad de este distractor fue descarta-
da, cual si fuera un experimento de laboratorio, el fen-
meno onrico fue filtrado entre la poblacin, suscitando
las primeras apariciones a inicio de la dcada de los no-
venta. El fenmeno fue diseminndose en el mundo, a
travs del lenguaje, cuando las personas que lo experi-
mentaron se lo comunicaban a otras que, a su vez, tam-
bin lo experimentaban. Nuestra fuente arguye que la
ausencia de copias de la publicacin de la Comunidad
Onrica es un rasgo de que la Comunidad no exista an-
tes de la primera aparicin del fenmeno. Es decir, que
la Comunidad, como tal, slo existi a partir del hecho,
como efecto del mismo y que nunca hubo una publi-
cacin. Que el fenmeno desapareci una dcada y fue
rescatado por una compaa trasnacional en un inten-
to de crear una innovadora campaa de publicidad para
promover la depilacin lser. La segunda hiptesis de
nuestra fuente es que el fenmeno fue el proyecto de un
artista conceptual que, tras la popularidad del Sndro-
me de la Fenmena, exigi los derechos en la autora de
supieza. Segn el artista, fue l quien desarroll la idea
de la Comunidad Onrica y el proyecto se llevara a cabo
en los inconscientes de la gente que sufriera una deter-
minada impresin al ver la imagen de la mujer barbuda.
Instalaruna idea a travs de la imagen y observar el desa-
rrollo de sta en los sujetos que la suean. A pesar de la
demanda que interpuso por plagio, la litigacin no pros-
per, ya que el jurado resolvi que era imposible deman-
dar a tanta gente por soar. En ambas hiptesis, sobre el
posible origen del Sndrome de la Fenmena, el destacado
estudioso en la materia no niega su sorprendente efec-
to, aunque ello refute el propio objeto de su estudio:
[] la gnesis del evento pasa a segundo trmino, cuan-
do observamos sus increbles efectos. Quin fue el prime-
ro que lo so, quin el autor de tal idea, son excusas para
indagar en algo que nos sigue sorprendiendo [] Si esto
fue un proyecto de arte, el artista debe enfadarse porque
no se le concede crdito alguno, o porque el proyecto se
le sali de las manos? Si es una pieza de arte, funcion y
ya goza de un espacio propio, camina sin l. Si acaso fue
un distractor, como tal, sigue funcionando, aunque no pa-
ra los mismos fines [] Por qu nos sigue siendo impo-
sible creer, en una poca en la que permanecemos conec-
tados virtual y concretamente, que tambin podemos estar
conectados por abstracciones en comn?
Por supuesto, al cuestionar a los miembros de la Co-
munidad Onrica fundacional sobre estas hiptesis del
origen del Sndrome de la Fenmena, negaron ambas po-
sibilidades, argumentando que la mayora de sus detrac-
tores fueron en su tiempo solicitantes4 a los que no se les
permiti el ingreso a la comunidad.Personas que intentan
sacar provecho, ahora que el fenmeno se ha ido popula-
rizando. Por su parte, dejaron en claro que la comunidad
est dispuesta5 a compartir la informacin de su monito-
reo, pero slo si es con fines meramente onricos.
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Gabriela Torres Olivares (Monterrey, 1982) ha publicado el libro de relatosEnfermario(2010). El texto anterior forma parte de una novela en procesode escritura.
4 Tras varios intentos por reestablecer comunicacin (va correo elec-
trnico) con nuestra fuente, para preguntarle si ste haba sido su caso, no
obtuvimos respuesta. Del artista nunca pudimos verificar su identidad,
ya que tuvimos conocimiento de l a travs de esta misma fuente.5Aunque intentan distanciarse de lo que sucede con el fenmeno
en la actualidad, han aparecido recientemente con comunicados para
desmentir informacin o, como es el caso, para aportar datos.
JesperWaldersten
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