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Nibaldo Calvo Buides
NORA LAYA
IMPARABLE
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Del autor:
Nibaldo Calvo Buides (Cuba, 1972)
Periodista, Economista y Ajedrecista con Rating FIDE
(Internacional).
Licenciado en Economía en la Universidad de La Habana,
Cuba.
Diplomado en el Instituto Internacional de Periodismo José
Martí, La Habana, Cuba.
En Cuba fue Coordinador-Jefe de la publicación Humedal
del Sur (2003-2007) y Periodista del Semanario Girón.
Premiado en concursos nacionales de Periodismo.
También ejerció el Periodismo en México y actualmente en
Estados Unidos.
Maestro de ajedrez en Cuba, México y Estados Unidos.
Su blog de ajedrez se encuentra reconocido entre los
mejores del mundo de esa temática en idioma español:
www.nibaldocalvo.com
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Prólogo
La Maestra Nacional Nora Laya fue la primera trebejista
cubana en titularse en tres Campeonatos Nacionales
femeninos al hilo: 1966, 1967 y 1968. Luego sumó otro
título, en 1972, que la convierte también en la primera en
ganar cuatro títulos nacionales.
La carrera deportiva de Nora Laya estuvo acompañada de
injusticias. Muchos no soportaban verla triunfar, y ella se
aferraba a la victoria.
Este libro incluye los escollos e injusticias que tuvo que
atravesar para ganarse el puesto que le correspondía, así
como anécdotas, datos históricos y partidas suyas. Estamos
en presencia de un libro que inspirará a muchos a no cejar
en sus empeños, en sus sueños.
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Contenido
De Sagua La Grande ----------------------------------------------------------------- 7
Inicios en el ajedrez ----------------------------------------------------------------- 7
Incursión en baloncesto ---------------------- Error! Bookmark not defined.
Campeona Nacional Femenina en 1966 -------------------------------------- 10
Olimpiada Mundial de Ajedrez, 1966 ----------------------------------------- 23
Mundial Juvenil 1967 ------------------------- Error! Bookmark not defined.
Campeona Nacional Femenina en 1967 -- Error! Bookmark not defined.
El apoyo de Carlos A. Palacios -------------- Error! Bookmark not defined.
Campeona Nacional Femenina en 1968 -- Error! Bookmark not defined.
Suspensión -------------------------------------- Error! Bookmark not defined.
Regreso y un match amañado -------------- Error! Bookmark not defined.
Campeona Nacional Femenina en 1972 -- Error! Bookmark not defined.
Nuevamente suspensión --------------------- Error! Bookmark not defined.
Nuevos rumbos en Sagua -------------------- Error! Bookmark not defined.
Regreso al ajedrez ----------------------------- Error! Bookmark not defined.
Bronce Nacional y otra injusticia ----------- Error! Bookmark not defined.
Adiós al ajedrez competitivo ---------------- Error! Bookmark not defined.
Simultáneas ------------------------------------- Error! Bookmark not defined.
Ajedrez Postal ---------------------------------- Error! Bookmark not defined.
Nueva vida -------------------------------------- Error! Bookmark not defined.
Instructora y árbitro --------------------------- Error! Bookmark not defined.
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Frente a frente con Nora --------------------- Error! Bookmark not defined.
Así opinan de Nora ---------------------------- Error! Bookmark not defined.
Anexos ------------------------------------------- Error! Bookmark not defined.
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De Sagua La Grande
Inicios en el ajedrez
Aprendí a mover las piezas en Septiembre de 1962, a
los 12 años, junto con unos primos y amigos del barrio.
Éramos siete en total, todos fluctuábamos entre los 10 y 12
años, y aprendimos con José Cassola, el encargado del
ajedrez en el Casino Español en Sagua La Grande.
El motivo que me llevó a aprender no me lo vas a creer:
fue por discutir. Yo era muy hiper activa e influenciada por
mi papá, quien era entrenador de varios deportes y
profesor de educación física, yo jugaba baloncesto, ping
pong, béisbol, fútbol y realizaba ejercicios libres en barra y
colchón. Esa era mi vida.
Empecé la secundaria siendo monitora de Educación
Física, donde se formaban discusiones sobre deportes y yo
pues discutía porque tenía conocimientos de ellos. Un día
estaban discutiendo sobre ajedrez y tuve que callarme; pero
me dije: ‘esto no me pasa más, voy a aprender a jugar
ajedrez para poder discutir de ese tema’.
Después que todos aprendimos, yo me fui destacando,
me agarró la adicción al ajedrez, porque para mí es
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altamente adictivo, es como una droga que te va
envolviendo.
El Sr. Cassola organizaba torneítos entre nosotros y el
que ganaba le daba una simultánea a los demás. Yo siempre
las dí y me sirvió de mucho pues me ayudaba con la
memoria y alimentaba mi fantasía, ya que solo sabíamos lo
básico y el jaque mate "pastor".
Los jugadores más experimentados jugaban por las
tardes y las noches y como yo era la única muchachita que
iba allí todo el día, pues ellos jugaban conmigo, no lo hacían
con otros muchachos pero conmigo sí. Cuando podía ir por
la mañana, Cassola me ponía problemas complicados de
táctica, encontrar jaque mate en 3 y 4 jugadas. Para mí fue
de gran ayuda.
Yo era el 1er tablero del equipo masculino categoría
11-12 años y ganaba mis partidas y clasificaba para las
nacionales; pero como no había más niñas que jugaran no
me permitían ir en el equipo masculino.
Entrenador como tal, de manera formal, con
conocimientos de metodologías de entrenamiento para el
alto rendimiento, no tuve nunca. Yo era autodidacta,
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reproducía las partidas que llegaban a mis manos de los
boletines de algún torneo y me recordaba de los esquemas.
Ese era mi entrenamiento, acompañado de las simultáneas
y muchas prácticas.
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Campeona Nacional Femenina en 1966
En 1966 regresé a Sagua La Grande, donde me
mantuve jugando ajedrez en el Casino Español y
resolviendo diagramas de táctica con Cassola. Por las
noches jugaba una partida a la ciega con mi papá, esto me
ayudaba a ejercitar la memoria y claro, no abandonaba mi
preparación física, yo jugaba baloncesto. Un día, el
Comisionado Provincial de ajedrez, Alberto Entralgo (EPD),
fue a Sagua La Grande para promocionar el Primer
Campeonato Nacional Femenino de Ajedrez, convocado por
el INDER (Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y
Recreación), el cual tendría 4 fases: municipal, provincial,
semifinal nacional y Final nacional.
Me inscribí y jugué la fase municipal. Contra 21 rivales
gané todas mis partidas, luego fui a la provincial donde en
un todos contra todos entre 15 jugadoras, obtuve 13
victorias y una tabla. Ya estaba clasificada para la Semifinal
Nacional de Primera Categoría; pero como no tenía fecha
de comienzo Entralgo me propuso que fuera como
acompañante de las muchachitas de mi provincia a los
Juegos Nacionales Escolares, el 14 de Agosto. Yo acepté.
Nos llevaron para un albergue en La Habana. Cuando ya
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estaba instalada allí, llegó Entralgo y me dijo que recogiera
todo, pues la Semifinal Nacional de Primera Categoría
comenzaría muy pronto. Entonces me llevó para el Hotel
Nacional, donde estaban todas las participantes, con
habitación y comida. Las partidas se jugarían en el Salón
Aguiar, del hotel.
Conformaron varios grupos, cada uno de 6 jugadoras. A
mí me incluyeron en el grupo Alfil. Clasifiqué en el primer
lugar de ese grupo, con 4.0 puntos de 5.0 posibles.
En total clasificamos 9 para la Fase Final, y se nos unió
Syla Martínez quien ganara el Campeonato Nacional
Femenino de 1965 convocado por la CTC.
No tuve a nadie de mi provincia que me apoyara.
Entralgo fue a atender a los escolares y jamás volvió por el
hotel donde yo me encontraba. Había 4 jugadoras de La
Habana, 3 de la provincia de Matanzas, 1 de Holguín, 1 de
Camagüey, y yo, de Villa Clara. Todas tenían apoyo de sus
provincias, mientras que yo tenía que arreglármelas sola.
Me levantaba temprano, iba a desayunar y me iba a la
piscina, con un tablero y boletines de cualquier torneo y
reproducía partidas. Nadaba un rato y eso era todo. En el
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salón empezábamos las partidas a las 4:00 p.m. Yo me
esforzaba por ganar y no sellar (aplazar) ninguna partida,
pues no tenía a nadie que me ayudara a analizar tras el selle.
Yo me llevaba bien con todas las participantes. La única
que era un poco estirada era Syla, al menos dentro del
torneo, después nos hicimos buenas amigas y nos
llevábamos bien.
Durante el Torneo Nacional me caractericé por mi
juego agresivo, yo le faltaba el respeto a los peones, pues
siendo una pieza débil por no poder dar marcha atrás, yo los
"tiraba" contra mis rivales y eso las impresionaba porque
me iba en contra de cualquier teoría. Por eso, con blancas
jugaba Peón Rey, buscando juegos abiertos. En Sagua La
Grande, un profesor de Educación Física, Everardo
Berciartu Medina, alias Lipidia, me regaló los 4 tomos del
Tratado General de Ajedrez, conocido por los tomos de
Roberto Grau, donde en el primero trae 101 partidas cortas
de celadas y combinaciones, las cuales me las aprendí de
memoria y me sirvieron para incrementar mi creatividad
ajedrecística, pues aunque las posiciones no eran iguales
tenía la idea de cómo arribar a ellas. Yo sabía que estando
sola tenia que buscar un recurso y me dio resultado.
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Hice 7 puntos de 9 posibles: 6 victorias, 2 tablas y una
derrota. Al terminar mi partida decisiva yo aún no me daba
cuenta que me había convertido en la 1ra Campeona
Nacional de Ajedrez Femenino, avalada por el máximo
organismo rector del deporte cubano. Vinieron entonces los
abrazos, las felicitaciones y la alegría de haber cumplido con
mi pueblo que sí me apoyaba, pero sobre todo porque mis
padres se sentían orgullosos de mí.
Durante el torneo, todas las noches yo les enviaba a mis
padres un telegrama después de cada partida,
comunicándoles el resultado. Mi casa se llenaba de amigos,
esperando al cartero para saber mi resultado de cada día. El
día de la partida decisiva mi papá les dijo a todos: ‘hoy no
esperen telegrama, hoy "LA NIÑA LLAMA CUANDO GANE.”
Fue como si tuviéramos una conexión muy fuerte, pues
eso fue lo que hice. El día de mi victoria que me dio el título
nacional, llamé a mi familia, se pusieron muy contentos.
Ya sabes, me encontraba en shock. Cuando fui a comer,
el capitán del restaurante, a quien le decían El viejito
maravilla, me dijo: “¿Qué quieres comer hoy?, porque hoy
es un día especial y yo te voy a servir lo que tú quieras. “
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Le dije: ‘quiero un bistec de hígado’. Y me lo trajo. Era
un bistec del tamaño del plato. Cuando vi ese bistec dije:
¡Alabao!, ¡Qué rico!
Pero, ¿sabes?, no me pude comer ni un pedacito,
porque sentí que tenía un nudo en la garganta, porque en
ese momento comencé a asimilar mi victoria. La emoción
no me dejó comer.
A mi regreso del Campeonato Nacional, me hicieron un
homenaje en mi pueblo natal. Fue un homenaje muy bonito
que me dio más fuerzas para seguir con mis sueños de
superación ajedrecística.
Continué acudiendo a la academia municipal y, como
siempre, jugaba con mis amigos y les reproducía las
partidas del torneo. Al cabo de una semana se apareció el
Comisionado Provincial. Fue a mi casa, me felicitó y me dijo
que yo no me daba mi lugar como campeona. Yo le
pregunté ¿por qué?, y me dijo que yo no tenía que estar
jugando con todo el mundo en la academia, que yo era la
campeona.
Mi respuesta fue: “Mire Entralgo, cuando yo era una
simple chiquilla que iba a la academia, todos sin excepción
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jugaban conmigo y me enseñaban, ¿cómo ahora por el
hecho de ser la campeona nacional voy a despreciarlos?.
Esto es una rueda, unas veces estás arriba y otras abajo, así
es que si eso es no darme mi lugar, no me lo doy”. Y ahí
acabó la discusión, ¿con qué moral vienen a criticarme si
ellos como dirigentes deportivos de mi provincia nunca me
apoyaron como debían hacerlo? Me dejaron sola
participando en aquel Campeonato Nacional cuando solo
tenía 16 años.
¿Tras el Campeonato Nacional se conformó alguna
preselección nacional femenina?
Supuestamente se conformaría el equipo nacional con
los primeros lugares, por lo que yo lo integraría; pero nunca
se hizo. En aquel momento el Comisionado Nacional era
José Luis Barrera.
¿Y tras ganar el título nacional comenzaste a recibir
apoyo de la Comisión Nacional o Provincial de Ajedrez?
Nada de nada. No recibí ningún tipo de apoyo de ellos,
ni tal siquiera materiales de estudio. La única ayuda que
recibía era las de mis amigos de mi municipio natal. Ni la
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Comisión Nacional ni la Provincial se ocuparon de ponerme
un entrenador durante toda mi carrera deportiva.
En 1966 fui escogida entre las 10 mejores atletas del
año en Cuba. Simplemente publicaron una pequeña noticia
en la prensa nacional. No hubo actividad alguna para
otorgarme tal distinción de manera formal. También me
incluyeron entre las 10 atletas más relevantes de ese año en
mi provincia, pero tampoco hubo estímulos. Nuevamente
se publicó una escueta nota.
La Dirección Municipal de Deportes de Sagua La Grande
me realizó un homenaje, donde me entregaron una placa. Y
después me homenajearon en Santa Clara, durante la
inauguración del Campeonato de los Ejércitos Amigos.
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Nora en acción
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Campeonato Nacional Femenino Cuba- 1966 Blancas:
Amparo Rondón Negras: Nora Laya 1.d4 Cf6; 2.e3 g6;
3.Ad3 Ag7; 4.Cd2 d5; 5.b3 0-0; 6.c4 c6; 7.Cgf3 Dc7; 8.Ce5
Cbd7; 9.C2f3 Ce4; 10.Cxd7 Axd7; 11.Axe4 dxe; 12.Ce5
Tad8; 13. Cxd7 Txd7; 14.0-0 c5 (diagrama)
15.Ab2 Tfd8; 16.Dc2 cxd; 17.Dxe4 dxe; 18.Axg7 exf+; 19.
Txf2 Rxg7 (diagrama)
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20.Df3 e6; 21. Dc3+ Rg8; 22.Taf1 f5; 23.De3 Db6; 24.c5 Dc6;
25.Te2 Te8; 26.Tf3 e5; 27.b4 f4; 28.Txf4 (diagrama)
28…;Td1+; 29.Tf1 Txf1+; 30.Rxf1 Tf8+; 31.Re1 Tf5; 32.Td2
Tf4; 33.Db3+ Rg7; 34.Te2 Te4; 35.Txe4 Dxe4+; 36.Rf2 Dd4+
(diagrama)
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37.De3 Rf6; 38.Dxd4 exd; 39.Re2 Re5; 40.Rd3 Rd5
(diagrama)
41.a3 h6; 42.a4 a6; 43.b5 (diagrama).
21
43…;axb; 44.axb Rxc5; 45.b6 Rd5 (diagrama)
46. g3 g5; 47.h3 h5; 48. g4 h5 (diagrama)
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49.Rd2 Rc4; 50.Rc2 d6+; 51.Rd2 Rd4; 52.Rd1 Re3; 53.Re1
Rf3 (diagrama)
54.Rd2 Rg3; 55.Rxd3 Rxh3 y las blancas abandonan.
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Olimpiada Mundial de Ajedrez, 1966
Cuando gané el Campeonato Nacional Femenino de
1966, el Maestro Internacional Francisco J. Pérez me
entrevistó en cuanto terminé la última partida contra
Amparo Rondón, a quien le gané con piezas negras en 55
jugadas. Francisco me preguntó qué defensa yo había
jugado y contra qué apertura; y yo, con mucha pena, le dije
que yo jugaba por intuición, desarrollando mis piezas según
lo que me jugaran. Yo acostumbraba a reproducir muchas
partidas pero desconocía los nombres de las aperturas y
defensas.
Esto le causó gran impresión y admiración a Francisco,
quien me pidió la planilla y vio mi partida. Sé que Francisco
influyó en las altas esferas del ajedrez cubano para que yo
trabajara en Estadística durante la Olimpiada Mundial de
Ajedrez celebrada en La Habana, 1966. Muy cerca estaba el
salón de juego, por lo que tuve el privilegio de ver de tú a tú
a todos los Grandes Maestros participantes, muchos extra
clases.
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Olimpiada Mundial de Ajedrez, La Habana, 1966. Nora
Laya observa la partida del mítico Robert J. Fisher.
Fue una experiencia divina, y eso que pasé trabajo
porque me quedaba en la casa de una tía; pero como mis
labores en la Olimpiada Mundial empezaban cuando
terminaban las partidas para que el boletín saliera diario,
pues regresaba a casa por la madrugada, y cuando me
tocaba imprenta no iba a dormir. Por más que le explicaba
a mi tía, no había arreglos, ella me decía que yo andaba en
malos pasos.
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