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IDEOLOGÍA BURGUESA Y DEMOCRACIA
Notas sobre el Movimiento Libertario en
Guatemala y sus discursos.
Álvaro Velásquez
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DEDICATORIA
Al Pueblo de Guatemala
A mis compañer@s dirigentes estudiantiles de la AEU caídos en
agosto de 1989
A mi hija: Héfziba.
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INDICE
INTRODUCCION
PRECAUCIONES METODOLOGICAS.
Capítulo 1. DE IDEOLOGIAS, INTELECTUALES Y ELITES.
1.1 La ideología de la negación y las élites del poder
1.2 Naturaleza de las ideologías
1.3 Elites e intelectuales, en teoría.
CAPITULO 2: ANTECEDENTES DE LA EAE Y EL LIBERALISMO ECONÓMICO.
2.1. Economía real: el bien común y la ciencia.
2.2 La EAE y el Marginalismo Económico: una reacción ideológica.
2.3. La EAE y sus contrapartidas neoclásicas.
2.4. El Individualismo Metodológico y la cooperación social.
2.5. Del Contrato social a la cooperación social.
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2.6 Del Utilitarismo a la competencia.
Capítulo 3: LA UNIVERSIDAD FRANCISO MARROQUÍN (UFM) Y EL
MOVIMIENTO LIBERTARIO EN GUATEMALA.
3. 1. UFM: sus antecedentes y principios.
3.2. Francisco Marroquín y el pasado colonial.
3.3 En torno a la fundación de la UFM.
3 .4. La UFM: su aspiración académica.
3.5. UFM y el método socrático: hacia un individualismo educativo.
3.6. UFM: empresariado y financiamiento
3.7. UFM y su influencia en el modelo económico.
CAPÍTULO 4. EL MOVIMIENTO LIBERTARIO y SUS EXPRESIONES EN
GUATEMALA
CAPITULO 5: LA CONTINUIDAD HISTÓRICA DE LOS DISCURSOS LIBERTARIOS
EN RELACIÓN A LA DEMOCRACIA,
5.1. Liberalismo y democracia.
5.2 Libertad y democracia.
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5.3 Individualismo e Igualdad en Rand y Rothbard: capitalismo y plutocracia
antes que democracia
5.4 Liberalismo y sociedad en Guatemala.
Capítulo 6. LIBERALISMO Y SOCIEDAD EN GUATEMALA.
6.1 El sistema político.
6.2. La equidad de género.
6.3. Con la fe cristiana.
6.4. Con las Juventudes.
6.5. Con los Pueblos Indígenas.
6.6 Con las clases medias
CONCLUSIONES GENERALES
EPÍLOGO: COMPETENCIA PÚBLICA Y ESTADO DEMOCRATICO DE DERECHO
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INTRODUCCION.
Decía Bernardo de Chartres que somos como enanos en los hombros de
gigantes. Podemos ver más, y más lejos que ellos, no por alguna distinción
física nuestra, sino porque somos levantados por su gran altura (Juan de
Salisbury, ca. 1130).
El presente trabajo es un estudio introductorio sobre el movimiento libertarista en
Guatemala y del recuento de algunos rasgos teóricos y doctrinarios o discursivos
de los seguidores guatemaltecos de la Escuela Austriaca de Economía (EAE). Es
decir, de uno de los liberalismos económicos más radicales por su abrazo del
subjetivismo, de la propiedad privada y el mercado, que sirve de base al
movimiento ideológico que es el libertarismo, que aunque actúa en función de los
intereses de las élites económicas dominantes, su profesión de fe es anterior a
cualquier otra clase de filiación biológica (familia) social (clase o étnica) y/o
religiosa. En Guatemala, esta particular doctrina económica y el predicho
movimiento se articulan y esparcen desde la Universidad Francisco Marroquín
(UFM) y a nivel internacional, desde la Sociedad Mont Pélerin y otras asociaciones
y fundaciones similares.
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El interés que se tenía de hacer este trabajo, era realizar un aporte de lo en
materia social, política e ideológica y económica, significa la EAE en Guatemala,
dado que en otras partes del mundo, sus contenidos discursivos son tenidos como
fundamentalistas. Como todo movimiento, la EAE puede tener ciclos de auge y
decadencia, según sea el adversario que tengan por delante, pero también a los
aliados que tengan de su lado; pero la salud del mismo es evidente en la red de
tribunas en el mundo empresarial, mediático y político, incluso académico, por
ejemplo en los Estados Unidos, donde su protagonismo al seno del Partido
Republicano es ahora evidente, habiendo reemplazado incluso a la Escuela de
Chicago como el núcleo duro de la defensa del libre-mercado, a través de
movimientos como el Tea Party que han radicalizado el debate económico en
dicho país.
Sin embargo, tanto en los Estados Unidos como en Guatemala, muchos
académicos tienden a ver a este movimiento, como poco serio. Se trata –suele
decirse- de escuela económica “marginalista” marginal. Sin embargo, en
Guatemala un país pequeño con una economía altamente concentrada, con élites
poderosas, donde el conservadurismo de todo tipo ha permeado a las clases
medias y estratos bajos, esta tiene una enorme relevancia, sobre todo a partir del
estatus que la UFM tiene en relación con las élites guatemaltecas. Todo lo cual se
registra en una enorme influencia en medios de comunicación masivos, esferas
políticas, legislativos, política económica, y a través de sus redes de egresados
que constituyen el movimiento libertarista.
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Es decir en Guatemala, la EAE no es marginal, pese a que sus contenidos sean
siempre polémicos en las aulas, en las tribunas políticas o en la calles, sus
discursos proveen un lenguaje y una pasión a diversos líderes que apelan siempre
a la neutralidad y la libertad individual, sin que poco parezca que se defiende a
una teoría de la empresa, de las riquezas y del poder que sólo fortalece el
tradicional statu quo segregador guatemalteco.
En efecto, se sostiene como hipótesis general que la EAE, en tanto doctrina
económica está cumpliendo, un rol económico y social del los siguientes tipos: 1)
ser la crema y nata de la identidad burguesa como base de justificación de sus
ventajas crematísticas en el sistema capitalista; 2) ser una convicción intelectual
en ciertos círculos académicos creyentes del libertad individual como paradigma
supremo y 3) servir de plataforma (celo) proselitista para activistas de derechas
radicales, que buscan convencer sobre la soberanía del mercado (y de lo privado)
en todos los ámbitos de la vida social.
Se sostiene además que en Guatemala las élites económicas han abrazado este
paradigma desde la fundación de la UFM, el cual ha fortalecido tradicionales
posturas antipopulares, conservadoras antidemocráticas que su propia
constitución como grupo social dominante, ha tenido desde antes de surgimiento
de Guatemala como República independiente.
Del análisis de las fuentes consultadas se deducen las premisas y conclusiones
del mismo, y se espera con esto contribuir al conocimiento en las ciencias sociales
de uno de los movimientos ideológicos más relevantes por su proyección pública
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en Guatemala, como lo es el movimiento libertario o libertarista y del gran reto que
este país tiene por delante de potenciar el pluralismo democrático y la justicia
social en función de una democracia plena.
Se agradece a la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso, Sede
Académica de Guatemala) su apoyo a la realización de este estudio y asimismo a
cada una de las personas que contribuyeron con literatura, conversaciones o
entrevistas para la realización del mismo.
Guatemala diciembre 2012.
PRECAUCIONES METODOLÓGICAS.
La naturaleza de este trabajo es ante todo teórica. Con revisión de fuente
documentales y bibliográficas, pero en el que no se ha descartado la realización
de entrevistas con informante claves provenientes tanto de la Universidad
Francisco Marroquín (UFM) como del movimiento libertarista. Para ello se pasa
revista a algunos de sus principales autores (de sus distintas corrientes internas)
para echar luz, a la luz de la democracia, sobre sus principales discursos relativos
al sistema económico y político.
Y aun cuando este trabajo aborda el estudio de una corriente específica del
liberalismo económico, como lo es la Escuela Austriaca de Economía (EAE) y dno
se trata de un estudio económico de sus propuestas específicas tales como la
defensa del patrón oro, o su interpretación de los ciclos económicos, o el
funcionamiento general de la microeconomía, que no son la competencia del
autor. Tampoco es un estudio sobre el liberalismo filosófico o político en general,
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porque ello requería un recorrido histórico-comparativo de este pensamiento que
no era el caso sintetizar aquí. Es más bien una aproximación, desde la dialéctica
cualitativa, descriptiva y analítica, de algunos rasgos bien precisos de la EAE y del
movimiento libertarista, en función de lo que la EAE y el movimiento libertarista
podría estar representando para el pensamiento actual en las élites económicas y
políticas guatemaltecas. En tal sentido conviene aclarar el uso de determinados
conceptos a continuación.
Por élites se entenderá aquí al conjunto de las minorías con poder. Aquellos
segmentos sociales situados en la cúspide de la sociedad, cuyas rasgos son el
ejercicio del poder, los privilegios y las riquezas, de cuyo exceso, concentración o
usurpación, se encargan de modular las claves políticas de la legitimidad; la
circulación; el recambio institucionalizado y el bien común; por cuya presencia o
ausencia se juzga la postrera influencia de las élites. Así lo han mostrado desde
Maquiavelo hasta Robert. A. Dahl, en las ciencias políticas.
La literatura política tiende a considerar más el concepto de élites como una a)
categoría colectiva, b) de carácter procesual, es decir que se han conformado
históricamente y no de forma natural y, c) cuya ubicación social es vertical. De
ese modo es cómo se lo usa en este trabajo.
Se lo aclara, porque al seno de la teoría de las élites que constata el elitismo como
un hecho político que consiste en que siempre una minoría ilustrada, consume
poder de sus congéneres (A. Touraine, 2006), no todos consideran su surgimiento
como un proceso histórico sino como parte de un hecho natural basado en
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consideraciones subjetivas de talentos diferentes en los individuos, tal cual la
tendencia en W. Pareto (cf. K. W Dutch, 1966) e incluso dentro del liberalismo
económico de la EAE, que gusta mucho de esta idea de élites fundadas en puros
criterios de talento individual y natural.
En cuanto al individualismo, cómo se lo comprenderá aquí: como una clave
económica y sobre todo ideológica, funcional a los intereses de las minorías
plutocráticas y sus privilegios, en las que no se reconoce la producción social de la
riqueza ni su devolución mediante la contribución, sino mediante el intercambio
desigual.
El individualismo maximizado está muy presente en el análisis de la EAE y el
movimiento libertarista. Ya se sabe que sobre la libertad individual existe una
variada discusión teórica y está claro que pocos dentro y fuera de la EAE aceptan
una concepción del individualismo que signifique una especie de “ermitañismo
ontológico” porque esto sería imposible en un sentido antropológico, además de
filosóficamente inmoral (cf. M. Buber, 2000:145). La dignidad, la voluntad y la
libertad de las personas es una concepción que ha evolucionado con el tiempo, en
paralelo a la virtud de la convivencia comunitaria.
No obstante en la concepción del liberalismo económico, el individualismo sí
puede alcanzar ribetes radicales, en tanto fundamental para las relaciones de
producción del sistema capitalista, tal cual lo denunció ya desde el siglo
antepasado K. Marx, quien llamo a la economía política burguesa como “economía
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robinsoniana”, 1 mientras que F. Engels la calificó como: “ciencia del
enriquecimiento” (K. Marx y F. Engels, 2001: 24 y 35).
Este individualismo económico, como se sabe, tiene su origen en el concepto del
homo economicus, smithsoniano, el cual vino a ser enfatizado por el
individualismo metodológico del marginalismo austriaco, que no deja de ser
ambiguo si no se lo ubica en un determinado contexto de discusión práctica.
Por ejemplo, puede tener un componente de conjunto siempre que se lo entienda
del modo en que lo entienden los seguidores de la EAE. Así Manual Ayau (1988:
545-570), entiende el principio robinsoniano desdoblado del siguiente modo:
significa primero la confirmación de la “ley de la ventajas comparativas” que
dispone que cada individuo, los individuos, en el marco de la división social del
trabajo de David Ricardo (también llamada “ley de asociación”), cumple(n) un rol
regulador mediante el intercambio, el cual, mediante el sistema de precios,
siempre serán justas (gana-gana).
En segundo lugar significa que frente a lo macro; se antepone siempre lo micro,
como una tensión inevitable. Así que, juzgadas las relaciones económicas solo a
nivel micro, las diferencias de clase no existen y si acaso se les analizara de
manera agregada (i.e macro), ya sea por la estadística o por la política, se
privilegiará siempre lo que el individuo quiera o disponga (i.e. lo micro).
1 . Se Refería la novela de Daniel Dafoe, Robinson Crusoe (1719), acerca de un personaje náufrago en una isla remota, que logra a través de su propia iniciativa e integridad moral establecer relaciones justas de intercambio. El libro, ha sido interpretado como una justificación del colonialismo inglés.
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Pese a lo anterior, ya se sabe que luego vendría T. Malthus a poner un mentís
sobre esa teoría idílica, porque el crecimiento poblacional suponía el aumento de
la guerra comercial y por ende alrededor de los escasos recursos, y de la
apropiación de las ganancias, si bien, contribuiría a que la acumulación originaria,
la del trabajo, fuera más barata.
En Guatemala, la ideología del individualismo económico, maximizada, sirve para
tres cosas: 1) no darle relevancia teórica a la estratificación social causada por la
exclusión económica y política; 2) defenestrar, en cualquier caso, la planificación
económica (i.e. políticas públicas) donde lo macro pudiera tener algún rol
subsananador o corrector; y, 3) culpar al crecimiento poblacional de la falta de
capacidad del sistema de absorber de sus beneficios a todos, y por ende,
descargar en los individuos su responsabilidad de prosperar como puedan
(“¡sálvese quien pueda!”).
O sea que Marx y Engels no dejaban de tener razón, porque en este sentido el
individualismo viene a ser la justificación ideológica de la avaricia personal y de la
pasividad social, donde la ideología individualista contribuye a la ausencia de unas
élites de vocación global, sino exclusivamente particular. Algunos lo describen
así: “aquí hay clases dominantes pero no clases dirigentes” (G. Porras Castejón,
2013).
Por eso, aunque la EAE es apenas una de las ramas del liberalismo, pero que en
cierto modo reclama ser la rama auténtica del frondoso árbol que es el liberalismo
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como sistema filosófico y que para los efectos, viene a ser la “auto explicación”
más conveniente que las élites tienen sobre la historia y la sociedad guatemalteca.
Su énfasis en promover la soberanía del mercado es otra de sus marcas
distintivas. Es decir que todo lo explica la falta de o la abundancia de mercado –
i.e. el sistema de precios libres-, muy útil para desoír la historia de la
conformación de su propio poder y centrarse sólo en las lectura individual de la
misma, resulta así que no hay responsabilidades colectivas ni menos,
acumuladas.
Por ejemplo, uno de los intelectuales representativos de las élites guatemaltecas
es el abogado y columnista Eduardo Mayora Alvarado, hijo de una familia de
abolengo entre las familias militantes del anticomunismo, defensor de
corporaciones importantes y participante en la redacción de leyes privatizadoras,
al explicar por qué Guatemala tenía pobreza en el agro y al mismo tiempo no
necesitar de una Ley de Desarrollo Rural (discutida en 2012), arguyó de esta
manera en un artículo de opinión:
“Al intentar trasladar recursos cuantiosos, generados por un sector
de la población, que ha elegido vivir en el mercado abierto [se refiere
a los habitantes de la ciudad capital de Guatemala], para prolongar la
agonía de un modelo de economía rural altamente improductivo, en
que vive otro sector de la población, se comete una enorme injusticia
y un grave error económico”.
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“En efecto, de acuerdo con las estadísticas del INE (...), en la Ciudad
de Guatemala el nivel de pobreza alcanza al 19% de la población
mientras que en Alta Verapaz, Sololá, Totonicapán, Quiché y en
Suchitepéquez, la pobreza afecta a más del 70%. Cada lector puede
sacar sus propias conclusiones sobre qué modelo económico
convendría promover, si uno que se parezca más al mercado abierto
que, aunque sofocado por mil regulaciones intervencionistas, opera
en la capital de la República, u otro más parecido a las pequeñas
economías familiares o tribales cuya falta de productividad es
irremediable” (Siglo.21, 27/12/2012). (El subrayado es nuestro).
Se trata, como se ve, de un criterio ideológico llamado a ignorar las causas de la
pobreza y la exclusión social y a justificar a quienes supuestamente viven bien
dentro del sistema.
Por tanto, la hipótesis general de este trabajo es que la EAE ha venido a
constituirse en la ideología cuasi-oficial de las élites y para las élites políticas y
económicas de Guatemala a raíz de la fundación de la Universidad Francisco
Marroquín en 1971. Esta se ha constituido en la principal trinchera de formación y
combate ideológico manifestado públicamente en el movimiento libertarista. Una
lucha ideológica que se desarrolla en dos vías: a) la negación de la sociología y la
historia guatemalteca y b) una intensa promoción de sus propios principios,
valores y creencias, generalmente de corte exclusivista.
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Por tanto, se considera necesario, empezar el análisis con una exposición somera
del concepto de ideología para demostrar su inevitabilidad social, y sobre todo
contra esa ideología de “la no ideología” -que es en sí misma una ideología-, que
tanto abunda en Guatemala a raíz de la influencia del movimiento libertarista que
ha logrado penetrar la idea que las ideologías ya no existen y que todo debería
analizarse en términos binarios de dos clases de personas: el exitoso y el
perdedor; el privado productivo y el parásito de lo público; el haragán y el
esforzado, el resentido y el armonioso, etcétera.
Por ideología, se va a entender aquí todo sistema relacional de ideas, doctrinas,
valores y discursos, que “sellan” la identidad determinados grupos sociales que
tienen afanes de universalidad y, por ende, de conflicto. Relacional, porque no
ocurren en el vacío sino en determinados contextos históricos y sociales (K.
Manheim); de Ideas, porque detrás de cada ideología hay ideólogos que han
levantado teorías y argumentos racionales sobre diversos tópicos o asuntos
complejos (P. Ricoeur); de Doctrinas, porque suponen enseñanzas por autoridad
(K. Marx); de Valores, y promoción o defensa de concepciones generales del
mundo (A. Gramsci); de Discursos, porque suponen una forma de retórica y
comunicación de contenidos polémicos para determinados grupos ( K. Minogue).
Entre otros.
Trata de mostrarse también cómo esta producción de ideologías es tan vieja como
la historia de la humanidad y que la filosofía política antigua ya se le registraba de
distintas maneras. De ahí la necesidad de revisar la literatura de los clásicos
griegos y romanos a lo largo de este trabajo porque, la segunda hipótesis que se
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sostiene aquí, es que la historia de las ideas políticas y de la historia universal,
muestran que las élites dominantes casi siempre han sido antidemocráticas, tanto
porque de veras creen en su propia exclusividad –fundada en cualquier mito-
como porque el compartir el poder con el pueblo, o bien que, el pueblo tome el
poder en sus manos, es el mayor miedo de todo grupo dominante. La democracia
siempre ha sido el mayor peligro al exclusivismo y del autoritarismo.
Posteriormente, ya en el capítulo dos y subsiguientes se describen cómo la
corriente de la EAE se diferencia de otras corrientes del liberalismo neoclásicas
y/o de la corriente mainstream de la economía, para demostrar la adhesión de
esta a por lo menos tres criterios de identidad:
1) Al subjetivismo metodológico; 2) su adopción del empresariado capitalista como
el sujeto central de su causa, así como; y, 3) la promoción del modelo de laissez-
faire como principio general de su ideal de capitalismo puro.
Al hacerlo, se muestra cómo la burguesía, i.e. el sujeto político-económico que
encarna el sistema capitalista, se dota a sí mismo de un proyecto de sociedad que
es antagónica a la democracia y a la igualdad, que adquiere su forma a través de
dos componentes que le provee el liberalismo económico y su estatus de poder: 1)
un sistema de ideas y discursos concebidos en general como “la ideología
burguesa”, y: 2) un sistema político minimalista, elitista y verticalizado (unos
líderes con unos seguidores) donde el orden nace de un estricto consenso
alrededor de la ley del “Estado de Derecho”, el que a su vez no se genera
mediante el consenso político, sino en la adhesión a la Derecho Natural (i.e.
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aceptar una realidad supuestamente incambiable, cuyas crisis solo provienen de la
transgresión de las tradiciones).
De tal modo que en el presente trabajo, la relación entre ideología (i.e. sistema de
ideas, doctrinas, valores y discursos), élites dominantes y sistema político se da
por sentado, dado que la ciencia política comparada lo constata en no pocos
tratados (Cf. D. Held, David, 2001; M. Weber. 1999).
En cuanto al término liberal, libertario o libertarista aplicado aquí al movimiento de
personas que difunden ardorosamente los prolegómenos y doctrinas de la EAE, y
que provienen en su mayoría de la UFM; se lo usa de manera intercambiable para
referirse tanto a los discursos como sus expresiones sociales. Éstos pueden o no
ser empresarios, aunque en su mayoría son comunicadores sociales. Por lo
demás, no todo el empresariado está imbuido de la doctrina de la EAE, pero en
tanto discursos con afanes universalistas, la ideología como tal no puede ser
considerada de manera estrictamente individual o individualizada.
Un capítulo específico se usa para describir los principales rasgos sociales de la
UFM en este sentido. Otro más se usa para nombrar algunos de los exponentes
más obvios del “movimiento libertario/libertarista” guatemalteco. Y otro capítulo
para reseñar sus principales discursos y sus orígenes teóricos a fin de comprender
la lógica sociológica y política de su proyección en Guatemala.
Todo esto, en una lógica de exposición que coincida con la idea general sobre la
Democracia, entendida esta como: 1) la regla de la mayoría, 2) el poder del
pueblo, que expresa su factor ético y correctivo frente a las dictaduras, y 3)
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prevalencia del pluralismo en tanto, en lo que subyacen la libertad y la igualdad. O
sea, entendida, como sistema, como proceso y como resultados. Las cuales
características siempre han estado en cuestión en este país, a pesar de la
presencia de un liberalismo formal en la historia guatemalteca.
Con la fundación de la UFM, habiendo ocurrido en un contexto general de la
pugna global entre capitalismo y socialismo propio de la Guerra Fría, y a su vez,
en medio del conflicto armado guatemalteco –que fue a su vez, la máxima
expresión de la lucha de clases en este país-, se dio lugar a un tipo de ideología
radical en sí misma que se vio aderezada por la virulencia del anticomunismo de la
época, mismo que las élites guatemaltecas simplemente vieron inevitable y
terminaron adoptándolo por conveniencia y/o convicción.
No significa que antes de esa fecha no haya habido liberalismo en este país, pero
era más bien el liberalismo centroeuropeo, roussoniano-kantiano, que llegó tarde a
España de la mano de la invasión francesa. Fue un liberalismo que abrazaba el
positivismo jurídico y por ende al contrato social, cosas que el nuevo liberalismo, el
de la EAE y la UFM, rechaza.
El “viejo” liberalismo centroeuropeo que predominó en Guatemala desde poco
antes de su independencia como república, era el pensamiento de sus élites
intelectuales y de las aulas universitarias hasta bien entrado el Siglo XX. Este se
vio en la mayoría de los textos constitucionales que han regido al país durante los
últimos doscientos años, empezando con la Constitución de Cádiz (1812);
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pasando por la Constitución federalista de la Provincias Unidas de Centro
América, hasta la vigente en la actualidad.
Pero este liberalismo no anglosajón, fue pesado en balanza por los actuales
ideólogos libertaristas guatemaltecos (desde la fundación de la UFM) y hallado
falto. De ahí que sus nortes intelectuales predilectos provengan ahora de los
Estados Unidos o de la Inglaterra decimonónica, cuyos herederos más conspicuos
se agruparon a principios del Siglo XX en la “Escuela de Viena” (o austriaca) y
posteriormente en la Sociedad Mont Pélerin tras la posguerra del mismo Siglo XX.
Este “nuevo” liberalismo guatemalteco, el de la EAE y la UFM, ha venido
promoviendo la soberanía del mercado en todos los órdenes de la vida pública en
este país, pero tuvo también en el proyecto de reforma constitucional de
ProReforma impulsado en 2010, su máxima aspiración, cual es: la
constitucionalización de la soberanía de la minoría.
De todos modos, esta pretensión constitucional –no resuelta- solo hubiera
formalizado lo que de hecho ya venido ocurriendo históricamente en el sistema
político guatemalteco, que no tiene otro modo de describirse sino como el de una
“tiranía de la minoría”. Es decir, incluso en aquellos breves momentos en que se
ha abierto la oportunidad de la existencia de una democracia formal en este país,
como entre 1944-1954 y en la actualidad, entre 1986 y 2012, dominada por las
reglas del mercado y la mercancía de lo público, no tiene otra forma de ser
descrita sino como una democracia élites, donde estás siempre han ejercido su
derecho de veto.
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Por último, hay que dejar claro la relación teórica que entre ideología dominante y
sistema político, según hay consenso entre la ciencia política en inclusive en la
economía como el mismo F. Hayek (2007) lo vio con su noción de pattern
prediction, uno de cuyos significados es que según la racionalidad concepcional,
se prevé una cierta regularidad de modelos económicos (o mercados). He aquí
una matriz comparativa y sólo indicativa para visualizarlo (Recuadro 1), porque lo
que se sostiene aquí es que la prevalencia del pensamiento neoliberal en
Guatemala, ha dado como resultado un mayor debilitamiento de la
institucionalidad pública en materia de responsabilidad social y constitucional, lo
cual se explica principalmente en las conclusiones y el epílogo del trabajo.
Recuadro 1. Ideas/valores indicativos y sistemas políticos.
Liberalismo Conservaduri
smo
Democracia Dictadura
Énfasis Individuo
Competencia
Familia-
Orden
Igualdad
Cohesión.
Autoridad-
Sumisión
Sistema República
Leyes
Federalismo
Aristocracia
Tradiciones
Centralismo
Democracia
Multilateralismo
Federalismo-
autonomías
Autocracia-
Unilateralis
mo
Valores Méritos Fraternidad Civismo Obediencia
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22
Habilidades
Movilidad
Experiencia
Herencia
Solidaridad
Movilidad
Patriotismo
Normas
Libertad
Cooperación
Razón
Hedonismo
Fe
Lazos
familiares
Leyes
Nación
Educación
Razón
Libertad
Diversidad
Jerarquías
Heroísmo
Obediencia
Desviacione
s
Egocentrismo
Rapacidad
Separatismo
Nepotismo
Estancamiento
.
Involución.
Sacrificio
Ignorancia.
Estancamiento
Uniformida
d
Represión
Decadencia Anarquismo
Revoluciones Ingobernabilidad
temporal
Violencia
Genocidio
Elaboración propia.
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CAPÍTULO 1: DE IDEOLOGÍAS, INTELECTUALES Y ÉLITES
1.1. La ideología de la negación y las élites del poder.
En Guatemala es común escuchar recriminaciones de que hablar todavía de la
existencia de ideologías (concretizado por ejemplo, en las referencias a “derechas
o izquierdas”) es un discurso viejo, anacrónico, que revela que quien lo sustenta
“no ha evolucionado”, porque aún pervive en “errores conceptuales” o que vive en
el pasado o el mundo no real, donde lo que importa son los resultados no las
intenciones ni las utopías.
El tema de fondo en estas frases y discursos que se escuchan entre los círculos
políticos, empresariales o periodísticos, tanto de gente que sabe como de la que
no, tiene como base la pretensión de que el tema de las ideologías es un asunto
de fanáticos. Tanto se le proclama como verdad establecida, que perfectamente
se le puede considerar una “ideología de la desideologización” que busca un
triunfo ideológico, pero ¿de quién?
La respuesta es relativamente fácil. Históricamente las élites del poder han
divulgado su credo como la única verdad común, tratando de erradicar otras
verdades en competencia. Ello ha sido la base del discurso sagrado original (la
hierocracia) desde los albores de la historia, en el que de la mano de los magos y
sacerdotes, se estableció un discurso a favor de los dioses: los elegidos contra los
mortales.
El tema del fin de las ideologías, no es tan nuevo. La primera vez que se lo habría
proclamado de manera explícita fue con el teórico de izquierda Daniel Bell y “El fin
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de las ideologías” (1960) donde destacaba que el triunfo del Estado de Bienestar y
el consenso a favor de la democracia social hacía desaparecer los conflictos y
extremismos. Era un canto triunfalista a favor de la moderación, mismo que se
vendría abajo tras las crisis energéticas mundiales de 1973 y que en adelante que
trajo consigo la vuelta al liberalismo extremo en la época de R. Reagan.
Más tarde, con el derrumbe del bloque soviético en 1989, tanto Richard Rorty (El
Fin de la Filosofía, 2000), desde el neopragmatismo y la moda posmodernista, así
como y F. Fukuyama (“El fin de la historia y el último hombre”, 1990), hicieron lo
suyo en clave de pesimismo el uno, o de progresividad optimista el otro.
Ciertamente pensar por sí mismo es la clave para liberarse del pensamiento
oficial, pero desconocer que el pensamiento oficial está construido sobre la base
de todas las herramientas técnicas y de poder a su alcance, es presuponer que la
ciencia o la filosofía están libremente disponibles para la gente, cuando no lo
están. Sólo la democratización de la educación facilita esta labor.
La historia ha mostrado hasta la saciedad que los metarrelatos, que es como el
posmodernismo describió a los grandes sistemas ideológicos, son los mismos a
los que ya Platón denominaba “mitos”, que según el cumplían un rol de cohesión
social empujado por el poder hegemónico y donde los “ideólogos” cumplen un rol
de socialización. Ya sea ocultando y/o adornando, o señalando y fomentando la
contradicciones sociales.
Platón, cuenta que los mitos o fábulas oficiales (Libro II, 100), no tienen la
intención de embrutecer a las masas sino garantizar la templanza tanto de
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gobernantes y gobernados (Libro IV, 166s). Precisamente el mito de los metales
(las jerarquías de oro, plata, bronce) que él establece en su modelo República,
cumple un rol fundacional y funcional para la gente porque a pesar de las
divisiones, anuncia esta aporía conservadora: “Vosotros todos, que habitáis el
Estado sois hermanos” (Libro III, 147). Es decir, hay divisiones sociales naturales,
según Platón, pero ha de prevalecer la unidad. Tampoco ahorra esfuerzos en
comparar los mitos educativos con drogas saludables, destinados a orientar a la
gente, razón por la que siglos más tarde K. Marx, llevando esta noción al límite,
habría de considerar a la ideología dominante como “falsa conciencia”.
Y entonces ¿qué sentido tiene proclamar desde una posición de poder que las
ideologías ya no cuentan o que no deberían contar para ningún análisis? Al
parecer, si se lo analiza desde una posición filosófica, ello tiene una constante:
1) sirve, por un lado, para asegurar un dominio político, económico y
cultural. Porque el dominante está interesado en la lógica de amo-siervo, y
que el segundo adopte la autoconciencia del primero tal como lo sugirió
Hegel en su análisis dialéctico del poder (G. W. F. Hegel, 1985: 80-88). Es
una proclama de dominio. Y,
2), por el lado anverso, sirve para ocultar o socavar las contradicciones
reales o latentes que forman parte del contexto social. Es decir, es una
proclama de negación con intenciones políticas: la indiferencia que
eventualmente se convierte en agresión (cf. S. Freud -1925-; La Negación).
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Si las élites del poder, mediante la ideología de la negación exigen de antemano
abandonar los proyectos de identidad cultural o política para poder conversar con
ellas, en realidad están pidiendo rendirse a su concepción del mundo y a su forma
uniforme de concebir el poder que ejercen. Y para aquél (o aquello) que lo asume,
se convierte en víctima de creencias ajenas, o al sometimiento a la verdad del
poder establecido. Dos fuerzas sociopolíticas pugnan en este sentido para
alcanzar el consenso, que son: 1) la libertad -o el movimiento-; y 2) la estabilidad -
el orden-.
El punto a constatar aquí es que las élites en el poder siempre tienen una
ideología de fondo: la exclusividad y la hegemonía, las cuales entran en
contradicción con otras fuerzas igualmente válidas, con las cuales hay que convivir
o aniquilarse. De los equilibrios logrados se alcanza la estabilidad temporal.
En la actualidad, el orden económico mundial se ha centrado en el éxito del
mercado su propia forma de validar lo que es el tipo de razonamiento correcto
entre la gente. Así lo hicieron ver M. Horkheimer y T. W Adorno en su ya clásico
“Dialéctica del Iluminismo” (1987), quienes plantean una denuncia al que da lugar
a este aparente axioma: “lo que funciona, es correcto.” Que crea un sistema
paradójico en el que aparentemente el individuo es lo más importante en el
discurso, pero al mismo tiempo las personas y su ser espiritual, son lo menos
importantes en la maquinaria cotidiana de la masificación, la cuantificación y el
lucro (Horkhermer y Adorno, 1987: 83-85).
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Tal razonamiento inmediatista y estático invita a renunciar al descubrimiento de las
causas de las cosas y detenerse más bien en la techné de las cosas, lo cual
termina por erigirse en una cortina ideológica que esconde la autosatisfacción y
empuja a la indiferencia social. Horkheimer y Adorno escriben al respecto: “todo
lo que no se adapta al criterio del cálculo y la utilidad es [a los ojos del
pensamiento dominante] sospechoso” (ibíd. 82).
En tal sentido, si lo que funciona es útil, estaría bien, pero algunos pueden no
gustarle al modo establecido de ver las cosas. Por ejemplo, si a alguna comunidad
le funciona el matriarcado cómo régimen familiar; o a otra le funciona la propiedad
comunal como régimen económico; o a otra le funciona determinado mecanismo
para erradicar la pobreza; si tales prácticas plurales, no son convenientes a la
uniformidad del capital, podrían no ser consideradas válidas.
En este sentido cabría deducir que, el conocimiento funcional vale según esté
ligado con el poder. Mientras que el conocimiento alternativo y/o crítico, corre
siempre el riesgo de ser considerado anacrónico o sospechoso. Pero la libertad
siempre se abre paso y sobrevive aún en sus variadas formas, esto es lo que los
filósofos de todas las épocas tratan de hacer ver y defender.
1.2. Naturaleza de las ideologías
Los sistemas ideológicos pueden ser abiertos o cerrados, parciales o
totalizadores, verticales u horizontales (según su origen social). Se diferencian de
la filosofía en que más que preguntar, responden, porque muchas veces van
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ligados a otro concepto: utopía. Es decir son, en general, sistemas explicativos de
mundos ideales, en función de un proyecto pasado o futuro.
Por lo anterior, son en sí mismas objeto de investigación filosófica y científica.
Averiguar quién dice qué cosa y con qué fines (ergo: dime desde dónde hablas y
te diré quién eres) es materia de la sociología del conocimiento; mientras que
averiguar la veracidad interna de una tesis, es materia de la lógica y de la
epistemología de la ciencia.
Un texto fundamental y actual es el de Paul Ricoeur, Ideología y Utopía (2008),
que brinda un recorrido intelectual de varios autores clásicos sobre el tema, para
ligar sus respectivas dimensiones epistemológica y filosófica.
Si bien fue el sociólogo, Karl Manheim el padre de la sociología del conocimiento,
en su libro igualmente llamado Ideología y Utopía (1987), quien dio varias claves
para entender las ideologías como productos de carácter histórico, develando el
tránsito del pensamiento pre científico al racional, y en tal sentido, en su forma
actual constituyen objetos de análisis científico. Escribe Manheim:
“Empezamos a considerar las ideas de nuestro adversario como ideología
[i.e. constructos racionales], solo cuando dejamos de considerarlas mentiras
descaradas…” (1987: 30).
En resumen, las ideologías existen y son connaturales a la cultura humana, en su
versión más refinada expresan constructos racionales (i.e. sistemas de ideas) e
históricas, de naturaleza relacional, de cohesión social, es decir, comunicacional y
de ahí su naturaleza conflictual o identitario. En tanto productos históricos,
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evolucionan de fórmulas pre científicas simples hasta conformar sistemas más o
menos elaborados. El efecto positivo que tienen es la dotación de sentido en
terrenos como la economía, la política, los deportes, la religiosidad, el arte, los
medios de comunicación. Su efecto negativo es el fanatismo y la descalificación
del otro.
En todo caso, el lente seguro que examina la ventaja de una ideología por sobre
otra es la filosofía. Solo la filosofía las interpreta en su texto, contexto y
consecuencias finales. La ventana que echa por fuera a las ideologías más
falaces, es la ciencia.
Pero hay cuatro cuestiones todavía sobre las ideologías sin abordar, que son:
1) entre más cerrado un sistema de ideas, más dogmático, /que señala es
su estructura interna.
2) entre más abuso por parte de los bloques históricos del poder, más
funcionales a la manipulación de masas; lo cual señala su rol social.
3) existe un vínculo inevitable entre ideología y utopía, así como entre éstos
y los fenómenos sociales. La primera (la ideología) aporta el por qué y la
segunda (la utopía), el para qué de los pequeños o grandes movimientos
sociales o nacionales /que señala su grado de adaptación propia, evolución.
4) los sistemas de pensamiento son siempre de orden colectivo, incluyendo
al sentido común, lo que señala su función tanto correctiva, de adaptación
individual o grupal.
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He aquí algunas breves consideraciones sobre cada uno de los puntos anteriores:
1) Un sistema cerrado, autorreferencial, no es más que un monólogo y
sociológicamente pone a sus fieles o seguidores en estado de secta permanente.
Solo los que dudan escapan del mismo. Los modelos dogmático-sectarios pueden
llegar a desaparecer por su solo aislacionismo, pero también transformarse hasta
institucionalizarse, debido a la tensión dialéctica entre el sentido de fuga (o
integridad) y el afán proselitista (que nutre de novedad) que acompaña a toda
secta o una nueva verdad.
2) Lo segundo, pone a los sistemas políticos en estado de totalitarismo profano,
donde la Verdad es un asunto de poder. El totalitarismo se impone por la vía de la
fuerza o del monopolio de la verdad oficial, la cual es más sistemática y formal que
la de sus opositores. La manipulación monopólica de la información puede ser
tanto con medios públicos como privados. En ambos casos, solo la genuina
libertad de opinión y expresión, así como de asociación, como signos concretos
de la democracia pluralista, garantizaría la convivencia pacífica. A. Gramsci, el
teórico político italiano de entreguerras, con sus Cuadernos de la Cárcel (1999),
fue quien avanzó sobre su concepto de hegemonía cultural en relación a los
bloques históricos en el poder, al describir las formas de sutiles y descarados de
los sistemas de dominación asumen la reproducción del consenso.
3). La fuerza o debilidad de una ideología, depende mucho de su conexión con su
respectiva utopía, de la que generalmente no importa cuanta credibilidad tenga.
Su capacidad de ser revolucionaria, reaccionaria o patológica (P. Ricoeur, op. cit.:
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59) dependerá del contexto sociopolítico o histórico en que se desenvuelvan. Por
ejemplo, la ideología nazi, no se desarrolló solo porque el pueblo alemán fuera
tendencialmente supremacista o inculto, sino porque el régimen impuso tal
violencia contra las instituciones democráticas de la República de Weimar, así
como contra la oposición comunista y otras disidencias socialdemócratas,
cristianas, y judías, etcétera, sólo para que todo el sistema político, económico y
de propaganda quedara en sus manos. A su vez, las masivas manifestaciones de
histeria colectiva en países como Corea del Norte tras los fallecimientos de sus
líderes, solo es explicable en el marco de un control total de las vidas de las
personas, desde la manipulación de la propaganda. En este caso, la propaganda,
entendida como seducción masiva para fines aviesos, sería la popularización de
una ideología hasta su vulgarización.
4). Que el proceso de construcción del conocimiento es tanto individual como
colectivo, interrelacionados ambos, no hay ninguna contradicción en esto como
tampoco lo hay con respecto a la teoría y la práctica, las diferencias son de énfasis
o de preferencias. Es dialéctica en sí misma.
Como ha podido notarse, conocimiento y poder van juntos, pero hay siempre una
intensa lucha, o competencia entre los sistemas de pensamiento que a su vez son
luchas de poder. Viéndolo en retrospectiva y en clave mitológica, vale decir que
desde siempre los dioses lucharon entre sí, haciendo alianzas y creando sus
propias facciones. No fue sino hasta que apareció el monoteísmo cuando el
consenso cuestionó el pluralismo. Tal es el afán de todo sistema que gobierna:
constituirse en únicos y uniformes.
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Pero tal cosa es imposible, en el terreno de los humanos. La hibridez se impone,
lo estrictamente puro está condenado a perecer, o bien se la tiene que racionalizar
para que sea compatible con la diferencia y el pluralismo. Tal como, en el
monoteísmo cristiano, que ya vino a implicar una naturaleza divina altamente
compleja, multiforme y polifuncional, que de no haber sido de otra manera, su
aterrizaje con la realidad humana y la coherencia de la historia de la salvación, se
habrían hecho irrealizables. Jesús mostró a un Dios dialéctico entre sí y con su
creación o simplemente no podría ser. Ni tampoco el ser humano.
En definitiva, las ideologías no han muerto, pero el sistema dominante sí puede
pedir que se renuncie a ellas, como condición para tener éxito dentro de mismo.
Porque no cabe tener un Iphone y lucir ropa de marca o cualquier otro producto de
lujo y preguntarse al mismo tiempo cuánto habrán trabajado quienes lo produjeron
y bajo qué condiciones. Las únicas lealtades válidas en este esquema de valores
son las del dinero y las del tener.
1.3. Élites e intelectuales en la teoría
Se entiende por élites, como ya se dijo antes, el conjunto minoritario de personas,
grupos o clases sociales que ostentan el poder político y la mayor fortuna dentro
de la sociedad. Como diría el sociólogo Thorstein Veblen (2005: 12), estas
originalmente se formaron como una “clase ociosa”, no de manea natural, sino
debido a una paulatina diferenciación de tareas entre los humanos, concomitante
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a las primeras divisiones del trabajo así: a) entre hombres y mujeres; b) entre
dueños y servidores, y c) entre civilizados y bárbaros. Veblen escribe:
“La institución de una clase ociosa, es la excrecencia de una discriminación
entre tareas, con arreglo a la cual algunas de ellas son dignas y otras
indignas. Bajo esta antigua distinción, son tareas dignas aquellas que
pueden ser clasificadas como hazañas; indignas, las ocupaciones de vida
cotidiana en que no entra ningún elemento apreciable de proeza” (op.cit,
2005: 16).
Esta clase, que se eleva por encima del resto, fue la que primero se dedicó –
según Veblen- a las tareas de la guerra, la política, los deportes, las ciencias y el
oficio sacerdotal. Estos últimos se difundieron mediante los aparatos ordinarios de
cohesión ideológica: la escuela, la religión y los medios de opinión.
El dominio elitista se vuelve más nefasto y violento cuanto menos fundado esté
sobre el consenso o cuanto más ancha sea la brecha entre las élites gobernantes
y la sociedad. De ello depende el grado de tensión entre gobernantes y
gobernados.
La Teoría de Élites que estudia estas situaciones, ha tenido en W. Pareto; C.
Mosca; R. Mitchels y C.W. Mills sus principales exponentes contemporáneos,
todos con distintos énfasis porque hay teóricos elitistas de izquierda (Mills); de
centro (Mosca) y de derecha (Pareto); pero coinciden en que la élite siempre va a
significar la minoría gobernante, no así la minoría con voz, como a veces se le
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generaliza o confunde. Estos últimos son la intelectualidad, es decir, la minoría
con voz, de los cuales se tratará más adelante.
En la literatura antigua, tanto en los relatos etiológicos como en la filosofía clásica,
se describe a las élites como aristócratas o nobles. Es decir, que estas, no
solamente son minoritarias con respecto a la sociedad, sino que han reclamado
ser la mejor parte de la sociedad. De hecho Platón (1992: 306) nos recuerda que
el concepto tiene su origen en el término griego áristoi (o de linaje divino). Y,
acaso, por ello mismo, Platón disputa con vehemencia contra Hesíodo y Homero
en la forma en que los dioses son descritos en los mitos –reprocha que se les vea
como demasiado humanos y decadentes- cuando deberían describirlos como
totalmente otros (Platón 1992: Libros II y III).
Y es que en la proto-ciencia política, que fueron los mitos fundacionales se
describen el origen del elitismo en general como una lucha permanente entre los
dioses y los seres humanos, o entre los dioses mismos, creando cada cual sus
facciones para el control de recursos, territorios y seres humanos. En tales
relatos etiológicos es que se va configurando la idea de la aristocracia no es solo
la mejor parte de la sociedad, sino que es su fundadora.
El mito de los “padres fundadores” o “próceres” viene íntimamente ligado a tales
ideas; y entre más mágico sea este relato etiológico –como en Rómulo y Remo
alimentados por la loba señalando su destino manifiesto-, más se debería
fortalecer el sentimiento de gratitud, respeto y honores hacia los tales. Los
padres fundadores y sus descendientes se consideran a sí mismos los dueños de
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la patria, la tierra, su cultura y la raza. Los demás, son clases bajas, servidoras o
guerreras. En el peor de los casos, las mezclas provenientes de inmigraciones o
esclavos o trabajadores extranjeros, solo corrompen la pureza original, son los
bárbaros. “Este es nuestro país” es una frase común entre la aristocracia que se
cree la original, ya por fundación (destino manifiesto), o alianza matrimoniales o
por “el derecho de conquista”- que se va generalizando hasta que todos lo
asimilen, y el que no, es advenedizo. Tal es el primer tipo de mito fundacional: la
patria y del origen del estatus reclamado por las élites tradicionales.
Ahora bien, existe una cohorte de seres que a veces son mezcla entre dioses y
seres humanos, y que dieron lugar al origen de una subespecie: los semidioses o
héroes, cuya vida se desenvolvía igual entre las nubes y que entre la llanura (p. ej,
Perseo en Grecia o Elías en Israel), quienes servían de intermediaros para
comunicar la voluntad de los de arriba a los de abajo o viceversa. Es decir, la
clase comunicante que han sido los intelectuales: los profetas2.
Por regla general los dioses son pocos y los mortales muchos, he ahí el inicio del
conflicto de los siglos. La historia también ha sido la demostrar que los dioses no
son sino humanos con poder, pero intrínsecamente falibles, débiles, como
cualquiera.
2 En la traducción griega de las Escrituras hebreas conocida como La Septuaginta (280-200 a.C.)
del término (nabi´) (mensajero), se lo tradujo como προφήτης (profétes), portavoz, o bien: el que habla en vez de. El profeta en este sentido era un como mediador, entre los dioses y los humanos. Hay casos donde se elimina la intermediación como en ideal del filosofo-rey de Platón (La República, Libro VII, caps. IV-VIII) o la adscripción del rango de profeta en las Escrituras judaicas para el legislador Moisés, o al Rey David vistos ambos como profetas completos
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En este sentido, Gramsci ve al intelectual como un portavoz que no
necesariamente se trata de individuos, sino también pueden ser grupos o
entidades colectivas tales como universidades, prensas, partidos y otros
socializadores de la cultura. El “partido de la acción”, por ejemplo, era para
Gramsci el intelectual orgánico del pueblo: el partido obrero.
El rol de los intelectuales ha sido bastante estudiado sociológicamente (p. ej. el
muy influyente sociólogo francés Pierre Bourdieu (2003). Estos/estas sean
individuales o colectivos, son inexplicables respecto al poder: ya a su servicio, ya
como críticos, ya como competidores. Pero una cosa es cierta, por regla general,
si el intelectual está en sintonía con el poder, gozará de sus privilegios, en cambio
si no lo está, su destino es la persecución y la muerte.
Ya sea porque las clases y las élites sean conscientes o no de su posición en la
jerarquía social, son los y las intelectuales, quienes le dotan de sentido a su
condición, utilizando para ello las herramientas de la elaboración de ideas. Lo
mismo ocurre con la relación intelectuales y grupos subalternos.
Para los intelectuales, vistos como individuos cultos, educados y con aspiraciones
materiales, conscientes de su especificidad, sufren el dilema de cuán neutros
quieren parecer de los conflictos. Algunos caen presas de sus propias
contradicciones; otros alimentan las contradicciones ajenas ya sea por convicción
o por encargo; pero también los hay los que navegan pensando que sus
elucubraciones son ajenas todo el tiempo a las cuestiones concretas del poder y la
desigualdad. Platón describe este dilema así:
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“Si hubiese habido entre ellos algunos honores o alabanzas o
recompensas que concedieran los unos a aquellos otros que, por discernir
con mayor penetración las sombras que pasaban y acordarse mejor de
cuáles de entre ellas eran las que solían pasar delante o detrás o junto con
otras, fuesen más capaces que nadie de profetizar, basados en ello, lo que
iba a suceder, ¿crees que sentiría aquél nostalgia de estas cosas o que
envidiaría a quienes gozaran de honores y poderes entre aquéllos, o bien
que le ocurriría lo de Homero, es decir, que preferiría decididamente "ser
siervo en el campo de cualquier labrador sin caudal o sufrir cualquier otro
destino antes que vivir en aquel mundo de lo opinable?” Su interlocutor,
Glaucón, le responde: “esto último”. (La República, Libro VII).
Lo que significa que entre la labor del profeta y su coherencia, ocurre
inevitablemente una fricción con los dilemas de sobrevivir y/o adecuarse a las
circunstancias para seguir siendo relevante, esto se resuelve en su propia
angustia: cómo ser fiel a los principios sin morir en el intento.
Al final, se admite que la intelectualidad forma parte de las élites sociales en
general, puesto que sin élites intelectuales no hay transformaciones sociales
duraderas. Podrá haber motines, revueltas, terrorismo, pero sin dirección
consciente (teórica) y unificada, transformación creadora será más difícil. Es
decir, líderes como Atila el Huno o Gengis Kans o Espartaco, trascienden en la
historia como personajes pero su influencia cultural es limitada. Sus batallas no
son guerras, en el sentido global del término.
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Más bien son aquellos segmentos intelectuales, individuales o colectivos, más
progresistas los que dan sentido programático a las visiones luminarias de la
gente. Cuyo legado creador permanece y trasciende.
Así lo muestran innumerables hechos históricos, y eso explica por qué las élites
más reaccionarias, siempre han visto en el homicidio focalizado y el magnicidio (o
tiranicidio como lo llamaría Cicerón) como el medio más eficaz para detener o
disolver conflictos latentes o en curso.
Es este contexto, de la disputa de visiones y poderes, que se enmarcan las
siguientes líneas de este trabajo.
CAPITULO 2. ANTECEDES DE LA EAE Y EL LIBERALISMO
ECONÓMICO
2.1. Economía real: el bien común y la ciencia.
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La economía es en términos generales, la ciencia de la producción, distribución y
consumo de los bienes materiales o naturales, en el marco de relaciones sociales
concretas. La Economía como área específica de la administración de los bienes
y recursos comunes ha estado en las preocupaciones desde la antigüedad, por
ejemplo con Aristóteles para quien esta solo es explicable como ciencia de la
administración de la casa-hogar y, por equivalencia y evolución hasta a
administración de la casa-polis (οἶκος = casa) (Política, Libro I, caps. VII-XIII). Así
según Aristóteles, en el caso de la administración de la casa-hogar, su ejercicio
sería del tipo monárquico porque corresponde a la soberanía del jefe de la casa;
pero en el caso de la polis, la economía tiene que ser heterónoma porque
corresponde al ejercicio de seres libres donde se involucra al pueblo (Ibíd., cap.
VII).
Para el filósofo estagirita también está claro que la administración económica es
natural, pero también artificialmente creada, ya como desviación o como
exacerbación del proceso normal de acumulación. A la parte artificialmente
creada le llama crematística (íbid, Libro Capítulo VIII, 1256a), que significa la
acumulación del dinero por dinero el mismo, sustentado en la avaricia, la codicia,
el deseo de tener más, siendo esta una actividad y/o una actitud contra natura
siempre que se realice a costa de otro (ibíd. Cap. X, 1258b), y en ella incluye al
comercio oneroso, el lucro y la usura. La primera, es decir, el comercio oneroso,
le resulta más tolerable que las otras. La economía real y objetiva, era lo que a
Aristóteles le interesa.
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No en balde muchos economistas modernos, de la corriente EAE, dirían que
Aristóteles vio el problema y lo diagnosticó bien pero seguramente esta errado en
cuanto a su premisas (así J. Huerta de Soto, 1996). Con todo, hoy día, la
Economía, constituida ya como ciencia, ha unificado tanto la administración como
las variables de la riqueza misma, ya sin las separaciones ético-filosóficas de
Aristóteles.
Pero va a depender de las escuelas económicas, para visualizar cuál de sus
ángulos enfatizarán más: si la administración, o el proceso de acumulación o
circulación del capital, etcétera. Sin embargo, diríase que dentro del capitalismo
moderno la ciencia por excelencia es la Economía porque esta es hija natural de
este sistema (econo-tokos) y su principal soporte, incluso como ya el mismo
Aristóteles lo prefiguraba de manera pesimista (tiktómena) (Ibid, cap. IX, 1258b).
Se encarga de la racionalidad instrumental de la realidad humana y social.
Pero el punto de gran debate sigue siendo lo que el filósofo ya señaló, porque no
ha perdido vigencia, cual es que: “la riqueza es la suma de instrumentos al servicio
de la casa y la ciudad (Ibíd. Libro 1, cap. VIII), y donde el hombre es:
“...por definición un animal político, por eso, aun cuando no necesiten la
mutua ayuda los hombres, no menos buscan la convivencia. De todos
modos los congrega la utilidad común, en cuanto que cada uno le
corresponde una parte del bienestar (Ibíd., Libro III, cap. VII)
Nótese que esta declaración, generalmente citada para aludir a la política, la hace
Aristóteles al final de sus reflexiones sobre economía, lo que en efecto sirve de
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piso para hablar seguidamente del orden en la comunidad política. O sea, está
hablando del no-divorcio entre economía y política sino de su unión. De la forma
en que se resuelve cada tiempo este dilema histórico, dependerá si las leyes del
sistema político son oligárquicas, porque priva el interés del dinero y las rentas, o
bien, si son democráticas porque priva la aspiración del bien común.
Ahora bien, hoy día, algunos pretenden que la economía ha alcanzado ya un
estatus de ciencia exacta, porque supuestamente se basa más en las
matemáticas que ninguna otra ciencia social. Es decir, cada vez menos toma en
cuenta el sistema político y se rige más por los números. Cosa también ilusoria.
Así lo hizo ver un economista en una discusión pública en la que éste sostenía:
“¿Qué ideología hay detrás de estas afirmaciones, datos y análisis? Ninguna, la
matemática no tiene pasiones ni ideología y la economía cada vez menos,
convirtiéndose paso a paso en una ciencia más exacta, precisa y con mas
sofisticación para proyectar de una forma más acertada, con menos espacio a
ideologías. “ 3
¿Qué es lo que hace que se piense que la economía es la más científica de sus
pares y que esta piense que tiene las Tablas de la Ley en su mano? En parte el
uso de las matemáticas, apoya esta visión, pero ello está lejos de dar certeza tal
3 Conversación con el guatemalteco Miguel Gutiérrez, después Superintendente de Administración
Tributaria (SAT) sobre un artículo suyo sobre lo positivo que estaban siendo las reformas económicas de Mariano Rajoy (diciembre 2010); porque supuestamente ya no cabían las discusiones económicas sobre la crisis financiera española, más que las recetas de Rajoy. Cf. http://ca-bi.com/blackbox/?p=6084
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como se notó con las crisis de 2008 y 2011, donde no hubo economistas que lo
previeran ni menos que estuvieran acuerdo sobre las soluciones posibles.
Pero la economía no es neutral. Eso lo sabe bien la gente. Que todo lo que se
haga o deje de hacer impacta. No puedo tampoco con respecto a la sociedad sino
quiere ser mera especulación. Y menos con respecto a sí misma como disciplina,
la Economía tiene que hablar de economía social. Pero la economía hegemónica,
como teoría como práctica, contribuye a la legitimación del orden social, en este
caso, en el marco del capitalismo, sobre la generación de riqueza y su hegemonía.
De hecho, así lo vio Adam Smith, cuando sostuvo: “… el principal objeto de la
Economía política de cualquier país consiste en aumentar la riqueza y el poderío
de sus dominios…” (A. Smith, 1958: Libro II, Cap. V: 335). Pero también la
Economía puede servir a propósitos liberadores si su meta es el bienestar global.
Cada vez que se discute cuáles son las mejores formas de enriquecerse a nivel
individual o en un país, el liberalismo económico lleva razón, porque descansa en
la propiedad privada para reproducirse. Por tanto, si este factor desapareciera, los
términos de referencia serían otros, pero mientras ello no ocurra, queda aprender
de sus principios.
En cambio, con respecto a sí misma y sus corrientes, la Economía, al igual que el
reto de ciencias, necesita siempre elevar su estatus; acercándose cuento pueda a
la realidad social. Mientras que sus escuelas más serias, hacen bien en
diferenciarse de las escuelas dogmáticas, tal como desde su momento lo planteó
L. Walras en esta cita clásica:
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“En cuanto a aquellos economistas que no saben matemática, que ni
siquiera saben qué significa la matemática y que a pesar de ello han
tomado la posición de que la matemática no puede servir para elucidar
principios económicos, dejadlos ir repitiendo que "la libertad humana jamás
permitirá ser volcada a ecuaciones" o que "la matemática ignora las
fricciones que lo son todo en la ciencia social" y otras frases de igual fuerza
y ampulosidad. Ellos nunca podrán evitar que la teoría de la determinación
de los precios bajo competencia libre se convierta en una teoría
matemática. Por lo tanto, ellos siempre deberán encarar la alternativa o bien
de mantenerse alejados de esta disciplina y en consecuencia elaborar una
teoría de economía aplicada sin recurrir a una teoría de economía pura, o
bien atacar los problemas de economía pura sin el equipamiento necesario,
y con ello producir no sólo una muy mala economía pura sino también una
muy mala matemática”. (León Walras, Prólogo a la Cuarta edición de:
“Elementos… (Citado por Ekelund, Robert (19992: 45).
Hoy día los “austriacos” no dirían que rechazan rajatabla las matemáticas y las
estadísticas, pero tal como dijo en un conocido seguidor de la misma, en un
conferencia local: “las estadísticas son buenas para hacer historia económica pero
no para hacer teoría económica” (A. Ayau, 2010). En esto consisten las
diferencias de la EAE con el mainstream de economistas (keynesianos y
friedmanianos), en el uso mayor o menor de los números para complementar, o
no, el análisis del comportamiento humano.
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En su lugar, la economía austriaca prefiere hablar de “acción humana” (o
praxeología) estudiada a partir del absolutismo lógico, tal como lo defendió Mises,
como razonamientos lógico-deductivos establecidos a priori por cada individuo.
Es decir, sus verdades universales no necesitan de ninguna comprobación
empírica. Según mises este enfoque pretendía “reemplazar la imperfecta
explicación del intercambio mercantil [anterior a la AEA] por otra mejor” (Mises
2004: 9). Tal enfoque ha servido para que no pocos seguidores de la EAE se
sientan con la libertad de “corregir” constantemente a los clásicos, pero de igual
manera, no pocos “austriacos” siente rubor ante este método, porque están
conscientes que ridiculizan a la EAE ante el resto de la filosofía y la economía (Cf.
Adrián Ravier, 2011: Vol. II, 293-309), porque el apriorismo absoluto parece una
falacia circular.
A partir de lo anterior, se puede estar de acuerdo con el historiador de la
economía George Soule (1955), cuando sugiere que en la economía
contemporánea se han configurado al menos dos corrientes económicas que
compiten entre sí para soportar al capitalismo
1) la rama “científica” que aspira a la máxima especialización y
comprobación de sus datos. Entre las que siguen la macroeconomía y sus
ramas como la econometría e inclusive, el monetarismo de Chicago.
2) La rama dogmática; que considera al capitalismo como el único sistema
moral en sí mismo, por tanto no se ocupa de buscarle explicaciones
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mediante las ciencias, sino a partir de las intenciones subjetivas de los
agentes, las cuales considera anteriores a la ciencia y la civilización.
Una tercera corriente se ha venido configurando desde que la economía se
globalizó por la vía del mercado en 1990. Esta podría ser denominada “la rama
crítica”, la cual busca alternativas dentro o fuera del capitalismo.
Los grados de cercanía y lejanía con el mercado varían, sobre todo en esta última.
La primera suele dominar en los gobiernos; los organismos internacionales y en
las aulas universitarias del primer mundo. La segunda en los centros
especializados del radicalismo liberal, y la tercera se hace desde los movimientos
globalicríticos y sociales del mundo occidental. Frente a tales corrientes se erigen
todavía graves problemas que ningún sistema económico ha logrado resolver, y
más bien tienden a profundizarse, tales como:
La cuestión ecológica: la combinación industrialización y cambio climático,
o lo que es lo mismo el impacto del ser humano en la degradación del
planeta tiene implicaciones prácticas y teóricas. Unos son de plano
anticapitalistas en este tema, otros sostienen que el mercado puede
resolverlo, como ejemplo el libro de Vaklav Klaus (2008), escrito en clave
polémica contra socialistas, ecologista y el “consenso científico” para
apuntalar su tesis que sólo “quien contamina debe pagar”, individualizando
el problema. Los hechos son que gran cantidad de bosques tropicales y
mantos acuíferos y derretimiento de casquetes polares están ocurriendo de
46
46
forma acelerada, de ahí la necesidad de generar respuestas de desarrollo
sostenible amigables con las comunidades humanas y el medio ambiente
natural.
La cuestión del hambre y las enfermedades. Los gobiernos y las
grandes corporaciones bien podría hacer realidad la frase de Henry Ford
(acercad del capitalismo), de una: “producción en masa para las masas”,
para acabar con el hambre y las enfermedades, pero el afán de lucro y la
falta de moral corporativa, tiende a construir la mayor desigualdad que
jamás haya conocido la historia conviviendo con la mayor opulencia de la
historia, de modo inmoral.
La cuestión de la guerra y la paz. Ya no son temas que en apariencia
ocupen a las ideologías, pero hoy más que nunca los intereses económicos
de las grandes potencias, se deja notar en cada uno de los conflictos
internacionales, en cuya base está el derecho de autodeterminación de los
pueblos, sus recursos naturales y la vigencia o no, de los derechos
humanos.
La cuestión de la educación, la salud y convivencia pacífica. A medida
que la prosperidad aumenta en ciertas regiones mundiales, las migraciones
crecen hacia las grandes ciudades en busca de oportunidades. Se calcula
que actualmente el cincuenta por ciento de la humanidad ya vive en
espacios urbanos, donde las demandas por educación, salud, vivienda y
trabajos dignos crece exponencialmente. Como siempre las respuestas van
de radicales a moderadas. Unos insisten en que los recursos son escasos
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47
y sólo los que pueden pagar deben sobrevivir. Otros claman por
respuestas globales a problemas globales que tienen en la gente.
2.2 La EAE y el Marginalismo Económico; una reacción ideológica.
El capitalismo como modo de producción vigente y triunfante, tiene alrededor de
tres siglos. La relación liberalismo, capitalismo y burguesía se fundó intelectual y
socialmente en el siglo XVIII y se consolidó como proyecto económico en el Siglo
XIX, lo cual significa que su ideología base, es decir el liberalismo, tiene más o
menos la misma edad. Pero la AEA es mucho más joven.
La EAE surge con el economista austriaco Carl Menger (1840-1921), quien en
1870 con su radical visión individualista del tema del intercambio y la metodología
del análisis económico (2006) basado en el individualismo subjetivo cambió el
enfoque de esta disciplina. Con ello contribuyó a lo que ahora se conoce como “la
revolución marginalista del valor” junto con otros dos economistas, como el
británico W. Stanley Jevons, y el francés Léon Walras, que publicaron sus trabajos
entre 1871 y 1874 de manera independiente. Recuérdese que el mismo A. Smith
sostuvo en su momento que la riqueza es producto del trabajo productivo,
derivados de la tierra y de la industria (Adam Smith 1958: Libro II, Cap. III, p.97 y
passim); percepciones que siguieron David Ricardo y el resto de economistas
políticos de los siglos XVIII y XIX. (Por eso no pocos ven una contradicción entre
el A. Smith de la Riqueza y el de la Teoría de los sentimientos Morales, sin ser del
todo tajante). Basta leer a Adam Smith en su capítulo segundo de “La Riqueza de
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48
las Naciones” para darse cuenta contra qué peleaban los marginalistas. Conviene
una cita extensa de Smith, para comprenderlo:
“Todo hombre es rico o pobre según el grado en que pueda gozar de las
cosas necesarias, convenientes y gratas de la vida. Pero una vez
establecida la división del trabajo es solo una parte muy pequeña de las
mismas la que se puede procurar con el esfuerzo personal. La mayor parte
de ellas se conseguirán mediante el trabajo de otras personas, y será rico o
pobre, de acuerdo con la cantidad de trabajo ajeno de que pueda disponer
o se halle en condiciones de adquirir. (…) el Trabajo, por consiguiente es la
medida real del valor de cambio de toda clase de bienes. El precio real de
cual cosa…” (Ibíd.)
Y más adelante agrega:
El trabajo fue pues el precio primitivo (…) no fue ni el oro ni la plata, sino
con el trabajo que se compró originariamente en el mundo toda clase de
riqueza, su valor (el de las riquezas) para lo que las poseen y desean
cambiarlas por otras producciones es precisamente igual a la cantidad de
trabajo con que ella pueden adquirir y disponer. La riqueza, como dice Mr.
Hobbes es poder (…) el poder que le atribuye directo e inmediatamente esa
posesión es la facultad de comprar una cierta facultad de de disposición
sobre todo el trabajo, o sobre todo el producto de éste, que se encuentre en
el mercado” (ibíd.)
49
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Y es que Adam Smith, considera que los trabajadores de buena salud dejan en la
creación de la riqueza social, los siguientes valores:
“a) comodidad,
b) libertad y
c) felicidad”
Y concluye al respecto: “el precio que paga [el trabajador] deberá ser siempre el
mismo, cualquiera sea la cantidad de bienes que reciba a cambio” (A. Smith, 1958,
Libro 1, Cap. 2: 33).
Y como ya es sabido, sobre la abundancia de explicaciones de Smith sobre este
punto, descansó K. Marx para desarrollar su crítica al capitalismo y su teoría de la
plusvalía, como apropiación extra o el valor neto de ganancia que el capitalista
obtiene a través del empleo del trabajador. Lo cual llevado a gran escala
constituía una ley social para el modelo económico capitalista:
“… en la producción social de su vida los hombres establecen determinadas
relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de
producción que corresponden a una fase determinada de desarrollo de sus
fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de
producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre
la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que
corresponden determinadas formas de conciencia social (Karl Marx:
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Prólogo a la Contribución a la crítica de la Economía Política, en: Karl Marx
y Federico Engels (2011: 111).
Así que la escuela marginalista surgió como una reacción al liberalismo clásico de
la economía política y a las interpretaciones marxianas de la economía política.
De hecho, le cambiaron el nombre a la Economía Política comenzando a llamarle
simplemente economía (economics, en inglés), para ahorrarse estudios de
carácter global y objetivo.
Fue, por tanto, una contrarrevolución ideológica. Los marginalistas subjetivos,
especialmente los seguidores de la EAE todavía reprochan que Smith: “nunca
entendiera la teoría del valor ni la formación de los precios y cuyas erróneas
teorías sobre ello constituyeron la base del pensamiento de Marx” (M. Ayau,
2010).
Así que fue el discípulo de Menger, Friedrich von Wieser (1851–1926), célebre
por introducir la variable tiempo en la generación de riqueza y la consideración de
las tasas de interés como el precio del dinero, quien dio más solidez teórico al
juicio subjetivo del valor de los bienes frente al valor de uso. Éste a su vez, fue el
maestro de otros tres grandes de esta corriente: Ludwig von Mises (1881-1973),
F.A. Hayeck (1899-1992) y J.A. Schumpeter (1883-1950), que son claramente
parte de la EAE, la versión radical del marginalismo económico.
El cuñado de Wieser, Eugen von Böhm-Bawerk (1851-1914), también es
fundamental en la configuración de los rasgos distintivos de la EAE, pues en su
51
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libro, Historia y Crítica de las Teorías del Interés y más tarde 1898 con su “La
conclusión del sistema marxiano”, ([1898], 2000) desarrolló una refutación a la
teoría de la explotación y del capital de Karl Marx, a partir de detectar supuestas
contradicciones de Marx entre el tomo uno y el tercero del El Capital.
El marginalismo se basa en la aparente paradoja de las diferencias del valor del
agua y de los diamantes, por ejemplo, entre los consumidores, a partir de puras
emociones y no de los factores contextuales y objetivos de costos de producción
en el sistema de precios. Un plátano o un avión –sostienen- no tienen un valor
intrínseco más que lo que el consumidor quiera asignarles en base a sus
necesidades específicas.
Se preguntaban por qué un vaso de agua cuesta más en el desierto que en la
ciudad, mientras que un diamante no vale nada en el desierto y mucho en la
ciudad. La respuesta es que cada quien asigna el valor que quiere a lo que
desea, para que los bienes sean bienes. De ese modo, la escuela marginalista y
muy particularmente la EAE, desarrollaron al máximo la visión individualizada de
la visión de A. Smith sobre el mercado, convertida ahora laissez-faire. Devino en
el capitalismo del dejar hacer y dejar pasar para el sector privado y las decisiones
privadas de los individuos, la máxima aspiración económica de la EAE.
Tesis contra la cual reaccionaría más tarde un economista fundamental, J. M.
Keynes en su texto seminal “El final del laissez Faire” (1926). En este breve
ensayo, Keynes indica los orígenes de dicha doctrina y cómo tuvo consecuencias
en el aumento de las riquezas pero también de la desigualdad social y en la
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(in)disciplina económica. Conviene algunas citas largas de este texto sobre el
cual más tarde escribió su obra magna de 1929. Dice:
“Al final del siglo XVIII, el derecho divino de los reyes cedió su lugar a la
libertad natural y al contrato, y el derecho divino de la Iglesia al principio de
tolerancia y a la opinión de que una Iglesia es «una sociedad voluntaria de
hombres», que caminan juntos, de una manera que es «absolutamente libre
y espontánea». Cincuenta años más tarde, el origen divino y el imperativo
categórico del deber cedieron su lugar al cálculo utilitario. En manos de
Locke y Hume, estas doctrinas fundamentaron el individualismo. El contrato
supone derechos en el individuo; la nueva ética, no siendo más que un
estudio científico de las consecuencias del egoísmo racional, colocó al
individuo en el centro”.
Así que en el siglo XIX confluyeron, según Keynes tres principios para completar
el programa del laissez-faire que prevalece hasta hoy:
“A la doctrina filosófica de que el gobierno no tiene derecho a interferir, y a
la doctrina divina de que no tiene necesidad de interferir, se añade una
prueba científica de que su interferencia es inconveniente”.
Porque:
“En primer lugar, la corrupción e incompetencia del gobierno del siglo XVIII,
una gran parte de cuya herencia sobrevive en el diecinueve. El
individualismo de los filósofos políticos apunta al laissez-faire. La armonía
divina o científica (según el caso) entre el interés privado y el interés público
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apunta al laissez-faire. Pero, por encima de todo, la ineptitud de los
administradores públicos inclina decididamente al hombre práctico a favor
del laissez-faire, sentimiento que de ningún modo ha desaparecido. Casi
todo lo que hizo el Estado en el siglo XVIII, por encima de sus funciones
mínimas, fue, o pareció, perjudicial o desafortunado”.
Y también:
“En la época en que estaba desvaneciéndose la influencia de Paley y sus
semejantes, las innovaciones de Darwin conmovían los fundamentos de la
fe. Nada podía parecer más opuesto que la vieja y la nueva doctrina, la
doctrina que veía el mundo como la obra del relojero divino y la doctrina que
parecía sacar todas las cosas de la Casualidad, del Caos y de los Viejos
Tiempos”.
En resumen y como ya se dijo arriba, la escuela de Viena o austriaca, fue ante
todo un muy elaborado esfuerzo por hacer desaparecer las bases objetivas de la
economía real y sus consecuencias sociológicas como las clases sociales,
etcétera, dando a entender que lo realmente querían rebatir era a Marx y al
marxismo, lo cual determina de hecho, su origen de clase.
De ahí que también tanto como método y enfoque, el análisis subjetivista descarta
por completo el análisis histórico de la información económica, vale decir, es
ahistórico (Cf, Mises: 2004: 119s). En la palabras de un filósofo cercano a la EAE,
la Historia como base de argumentación, es un “un método indigente, que no da
frutos” (K. Popper (1973: 11).
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La anterior afirmación sostenida por Popper en el crítica al historicismo (en
realidad al marxismo que lo emplea) fundamente la idea de que los hechos
sociales actuales no tienen una explicación procesual anterior, sino que son
simplemente “hechos dados”, que se han formado casi espontáneamente o por
acumulación inconexa de sucesos, y que es una pérdida de tiempo, analizarlos de
manera longitudinal. Más bien hay que ver al futuro, como diría Mises,
2.3. La EAE y sus contrapartidas neoclásicas.
Un economista iberoamericano que ha se ha dado a la tarea de sistematizar el
pensamiento de la EAE para diferenciarla de otras corrientes económicas y que
por lo mismo vale la pena citar aquí es Jesús Huerta de Soto. Huerta de Soto es
profesor de economía en la universidad Rey Juan Carlos (estatal de la Comunidad
de Madrid)4, afirma que los principales oponentes de sus teorías han sido:
El marxismo
El keynesianismo (New Deal)
Y la visión neoclásica (o se la propensión cientificista de algunas
corrientes).
También de Huerta de Soto se puede extraer la siguiente matriz (Recuadro 2), de
su autoría, con algunos puntos sobre tales diferencias entre la escuela clásica y
neoclásica.
PUNTO DE COMPARACION PARADIGMA AUSTRIACO PARADIGMA NEOCLASICO
4 Ver: http://www.urjc.es/
55
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Concepto de lo económico
(principio
esencial):
Teoría de la acción humana
entendida como
un proceso dinámico
(praxeología) (intuitivo).
Teoría de la decisión:
maximización sometida a
restricciones (concepto
estrecho de “racionalidad”).
Concepción de la
información:
El conocimiento y la
información son subjetivos,
están dispersos y cambian
constantemente
(creatividad empresarial).
Distinción
radical entre conocimiento
científico (objetivo)
y práctico (subjetivo).
Se supone información plena
(en términos
ciertos o probabilísticos) de
fines y medios que es
objetiva y constante. No
distinguen entre
conocimiento práctico
(empresarial) y
científico.
Foco de referencia: Proceso general con
tendencia coordinadora.
No se distingue entre la
micro y la macro:
todos los problemas
económicos se estudian
de forma interrelacionada
Modelo de equilibrio (general
o parcial).
Separación entre la micro y la
macroeconomía.
Concepto de “competencia”: Proceso de rivalidad
empresarial.
Situación o modelo de
“competencia perfecta”.
Protagonista de los procesos
sociales:
Empresario creativo. Homo oeconomicus.
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Relación con el mundo
empírico
Razonamiento apriorístico-
deductivos: Separación
radical y, a la vez,
coordinación entre
teoría (ciencia) e historia
(arte). La historia no
puede contrastar teorías.
Contrastación empírica de las
hipótesis (al
menos retóricamente).
Posibilidades de predicción
específica
Imposible, pues lo que
suceda depende de un
conocimiento empresarial
futuro aún no
creado. Sólo son posibles
pattern predictions
(hayekianos)
de tipo cualitativo y teórico
sobre las consecuencias
de descoordinación del
intervencionismo
La predicción es un objetivo
que se busca de
forma deliberada.
Responsable de la predicción El empresario El analista económico
(ingeniero social).
Adaptado de J. Huerta de Soto (2005).
Los dilemas, contradicciones o paradojas de la EAE, siguen siendo objeto de
agrios debates académicos y sociales, que ha tenido numerosas formas de
ensayos de o agudización, pero siguen vivas porque, la evidencia siguiere, que no
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solo se está lidiando con ideas filosóficas sino con poderosas intereses
corporativos, que conviven con enormes necesidades sociales de cuyas tensiones
se ocupa esta teoría.
Volviendo a las diferencias o parecidos entre ambas corrientes, i.e. clásico-liberal
y neoclásica, los textos describen tres temas claves de coincidencia:
1. La certeza en la acción de la mano invisible del mercado (Ilustración
escocesa/Adam Smith).
2. El cálculo racional individual basada en el utilitarismo (Hobbes/ J.
Bentham, J. S. Mill).
3. La subjetividad del valor en los bienes (L. Walras/C. Menger).
4. La creencia firme en “ley ricardianana” de la asociación o ley de ventajas
comparativas.
Y a pesar de que desde afuera se podría decir que la diferencia entre ambas
corrientes es de grado, (“austriacos” haciendo énfasis en lo micro y Neo-clásicos
en los macro, por ejemplo), los austriacos no lo ven así.5 Tales cosas como
demanda agregada o política económica, suelen tener el abierto rechazo por parte
de austriacos (Cf. Murray N. Rothbard 1995:267s). Por lo anterior, a la EAE suele
llamársele también, por parte de otros economistas y adversarios, como economía
normativa (i.e. basada en valores) o dogmática.
5 Cf. por ejemplo: http://newmedia.ufm.edu/gsm/index.php/Historia_del_pensamiento_econ%C3%B3mico:_Menger%2C_Hayek_y_Keynes
58
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El deber ser en la EAE es un capitalismo puro, donde de no haber obstáculos
políticos, todos o casi todos deberían ser prósperos. Por obstáculos se entiende
todo lo que no sea natural a las intenciones y acciones del individuo que son
competitivas, y lo natural es un individuo para quien “la sociedad” es mundo
artificial que riñe contra su soberanía. De ahí que todo lo que esté afuera de los
postulados de la EAE, llega a ser socialismo, fascismo o dictadura o cualquier
sistema político ajeno al individualismo (R. Parellada, 2012).
En resumen, si bien la EAE comparte los principios que comúnmente se le
denominan como neoliberalismo, porque en las políticas económicas que
prevalecen son las que la EAE califica de “mainstream”, no necesariamente son lo
mismo, esta es más integrista. Liberalismo clásico, o EAE, para el caso
guatemalteco significa soberanía del mercado y el imperio de lo privado, a tal
punto que la palabra “público” no sea considerada más que una falacia. Porque el
único criterio de análisis sería el Individualismo Metodológico (IM), que entre mas
irracional mejor.
2.4. El Individualismo Metodológico y la cooperación social
Hayek define el individualismo metodológico como “una teoría de la sociedad”, o,
“del orden extendido” que en primero lugar estudia las opciones racionales de la
acción humana individual y posteriormente postula principios generales de largo
plazo para la sociedad conforme a una “armonía natural de intereses” sociales (cf.
2009: 6-16). Pero los autores más conocidos sobre el IM como la racionalización
completa del marginalismo y el subjetivismo económico son C. Menger y L. Mises
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Citando a Bernard Mandeville, Hayek adhiere la siguiente versión de este
individualismo:
(…) planteamiento antirracionalista, que no considera al hombre como un
ser inteligente y racional sino como un ser irracional y falible, cuyos errores
individuales son corregidos sólo en el curso de un proceso social, y que
aspira a sacar la máxima utilidad de un material muy imperfecto, es
probablemente la peculiaridad más característica del individualismo inglés
(2009: 9)
En este texto Hayek, combate otras clases de definición individualista, tales como
la de la racionalidad cartesiana -“constructivistas”, en sus palabras- que considere
tener las fórmulas para planificar los logros sociales, o la de alguna clase de
anarquismo rampante que postule individuos autónomos o aislados. Y por esto
mismo, sostiene Hayek, el verdadero individualismo no es para presuponer que
hay acciones racionales sociales sino acciones humanas concurrentes. El
individualismo verdadero –dice- sabe que la mayoría de las instituciones de mayor
importancia como el lenguaje, el dinero, el derecho, el Estado, son frutos no
intencionados, sino imprevistos, de acciones humanas encaminadas a otros fines
(2009: 25s).
Una de las consecuencias de este pensamiento es que de ordinario se supone
que los liberales promueven más la competencia que la cooperación social. Y en
esencia así es. Pero no en pocos textos se usa el concepto de cooperación social
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para referirse a la ciencia de los intercambios más no el de la cooperación
entendida esta como contribución o solidaridad.
Como se ve, no se trata aquí de un balance bis a bis, acerca de la cooperación y
competencia, donde tendría que contrastarse las ventajas de la cooperación
(comunitaria) en el proceso evolutivo humano, por sobre la competencia de la
selección natural, sino de entenderla como las bases de una sociedad en clave de
la mano invisible de Adam Smith. Fue Smith quien levantó la bandera del
individualismo de mercado y con ello fortaleció la prevalencia del principio de
utilidad en las decisiones individuales. Este escribió:
“el afán de lucro inclina al hombre a emplear su capital donde (…) tiene el
máximo valor” (Adam Smith, 1958: Libro IV: Cap. 2, 402)
Si bien algunos rechazarían que Smith fuera un utilitarista en el sentido de como
se le entiende hoy a este concepto, es claro que en la Riqueza de las Naciones, el
afán de lucro individual, era para Smith, parte de un conjunto de selecciones
morales cuyo objetivo final era cooperar con Dios en la perfección de la
humanidad (A. Smith, 2004). De hecho, así podría entenderse el concepto de
mano invisible que todo lo acomoda para un bien mayor:
“Ninguno se propone, por lo general, promover el interés público, ni sabe
hasta qué punto lo promueve. (…). Cuando prefiere la actividad económica
de su país a la extranjera únicamente considera su seguridad y cuando
dirige la primera de tal forma que represente el mayor valor posible solo
piensa en su ganancia propia [his own gain]; pero en este, como en otros
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muchos casos, es conducido por una mano invisible a promover un fin que
no entraba en sus intenciones” (1958: Libro IV: Cap. 2, 402).
La mano invisible es, como lo explica Smith, “el interés propio” [his own
advantage], multiplicado por miles, mismo que logra alcanzar una coordinación
involuntaria o inconsciente, nunca deliberada, acerca de los mecanismos del
mercado, por medio del sistema de precios.
Hay que advertir que a Smith no le preocupa el origen de la sociedad sino cómo
funciona esta, a partir de una combinación de factores subjetivos (i.e. las
motivaciones de seguridad individuales) y los objetivos (i.e. intercambios
relacionales)6 en marco de salud moral de la gente. Por eso al poner el ejemplo
del sastre que no hace zapatos para sí, sino que los obtiene del zapatero y éste a
su vez no cose sus vestidos sino del sastre comprando cada quien con el precio
equivalente, describe al sistema de precios como el orden regulador pero a la
felicidad como mutua relación.
La mano invisible en Smith es que solo el individuo (comerciante o industrial)
conoce lo que quiere y ha de producir la máxima ganancia con lo cual sirve al
interés público, sin quererlo y sin saberlo, más de lo que el supuesto servidor
público sabría determinarlo. De ahí la siguiente cita:
“el gobernante que intentase dirigir a los particulares (…) tomaría una
empresa imposible y se arrogaría una autoridad que no puede confiarse
6 Esta parece ser la conclusión de si se juntan los dos textos de Smith: Teoría de los Sentimientos Morales y La Riqueza de las Naciones, porque está en esta última obra, habla de que es también el sistema de precios lo que da su lugar a las ventajas comparativas de cada nación (Cf. Smith, La Riqueza… Libro IV, Cap. 2) y passim.
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prudentemente ni a una sola persona, ni a un senado o consejo, y nunca
sería más peligroso ese empeño que en manos de una persona lo
suficientemente presuntuosa e insensata como para considerarse capaz de
tal cometido” (ibíd.: 402).
Para ampliar en este explicación, más tarde F. Hayek, reflexionó (2006: Cap. II:
57-78) sobre lo que a su juicio son los dos principios rectores del orden: el cosmos
y taxis tratando hallarle un correlato lógico. Al primero, el mercado, le garantiza
un orden espontáneo, basado en “economías conexas”, y al segundo, en tanto
teleológico le supone un orden derivado, coactivo que es el que hay que mantener
a raya. Es decir, Hayek y los demás autores primigenios de la EAE convirtieron
al individualismo en una ideología anti estatista, pero en ello solo desarrollaban al
máximo lo de que hecho era una base epistemológica del capitalismo, según A.
Smith lo comprendía.
Así que el individualismo metodológico recoge la tradición clásica y la reelabora
para hacerla el principio rector de análisis del marginalismo económico, el laissez
faire y la cataláctica de la EAE. Mises describe lo describe así:
“Tanto el universalismo, como el colectivismo y el realismo conceptual sólo
saben manejar conjuntos y conceptos generales” (2004: 53).
En cambio, dice Mises, la singularidad metodológica se pregunta:
“¿Qué sucede al actuar? ¿Qué significación tiene que el individuo actué, ya
sea aquí o allá, ayer u hoy (…)? ¿Qué significación tiene el que elija una
cosa y rechace otra?” (Ibíd.: 54).
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Esa dedicación casi exclusivamente centrada en preferencias tangibles del
individuo, ha suscitado siempre esta crítica: ¿Dónde quedan los incentivos
artísticos, intelectuales o espirituales o genéticos de los seres humanos? A lo que
Mises y los austriacos simplemente responden “No nos oponemos a ellas” (Mises,
Ibid: p. 85).
2.5. Del Contrato social a la cooperación social.
Por otro lado, el individualismo como teoría de la sociedad e ideología
antiestatista, conlleva en la EAE una revisión del concepto del “contrato social”
como se nota a continuación.
Los clásicos teóricos liberales: Thomas Hobbes (1588-1679) John Locke (1632-
1704); David Hume (1711-1776); J.J, Rosseau (1712-1778), entre otros, sentaron
las bases de lo que hoy día se concibe como sociedad organizada. Los Estados
ya no son productos históricos que revelan la organización social del poder sino
acuerdos entre individuos que establecen normal de convivencia pacífica.
La hipótesis es que el individuo a partir de una naturaleza egoísta, se comporta
eligiendo entre escasez y fines, moviéndose entre un menú imaginario de
opciones, lo cual lo lleva a establecer el derecho, la constitución y las leyes como
expresión colectiva de los acuerdos singulares.
La base epistemológica del individualismo tiene orígenes remotos pero fue con el
nacimiento del capitalismo que volvieron cenitales. Un preludio filosófico en la era
de la ilustración lo puso el filósofo Gottfried Leibniz. Este en su texto: “La
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Monadología” (1713‐1715) 7 había levantado todo un edificio “científico” para
justificar esta perspectiva, he aquí apenas un par de citas:
“Es necesario que haya substancias simples, puesto que hay compuestas;
porque lo compuesto no es otra cosa que un montón o aggregatum de
simples” (…)
“Se sigue de lo que acabamos de decir que los cambios naturales de las
Mónadas vienen de un principio interno, puesto que una causa externa no
puede influir en su interior”
Esa causa eterna podía ser Dios o la naturaleza, para la justificación de la escuela
del innatismo racionalista. Por su parte, los empiristas como David Hume (en su
tratado de la naturaleza humana) y J. Locke dieron una respuesta centrada en el
empirismo, y en la pura experiencia de las sensaciones como criterio de verdad
para la mente. Así, aceptando el individuo como base social y a sus sentimientos
como criterio de utilidad, se consigue un criterio político mayor: el contrato social
que a su vez descansaba en primer lugar en provecho propio y por otro, erigirlo
sobre bases eternas de orden. Curiosa transacción para dos principios
contrapuestos. Quizá la teoría cuántica del siglo XX iba ser mejor para explicar
este fenómeno que el relativismo einsteniano.
El hecho fue que con la idea del contrato social se produce toda ruptura
epistemológico entre el dinamismo progresivo de lo simple a lo complejo que
había prevalecido hasta entonces, producto de pensamiento aristotélico y tomista,
7 Disponible en versión electrónica en: http://www.philosophia.cl/
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hacia un régimen social de inercia rotacional. Según los autores liberales, este
contrato social habría ocurrido en algún momento histórico, ideal, a partir del cual
era posible distinguir dos clases de estados en el ser humano: el natural (salvaje)
y posteriormente el social (civil).
Para dar ese brinco epistemológico entre uno y otro estado, tanto T. Hobbes como
J. Locke habían dado dos respuestas parecidas pero desiguales. El primero,
viendo al ser humano libre pero con una naturaleza depredadora y homicida
(Homo homini lupus), para la cual la República burguesa (o sea el Estado) venía a
controlar tales impulsos violentos, erigiéndose un juez superior y limitando el
estado de guerra que se produce cuando la violencia es la regla de convivencia (o
sea el estado natural).
En cambio en J. Locke, partiendo de la base de que desde siempre hay una
porción original de bienes para todos, es decir que todos tenemos derecho a una
parte igual de la propiedad, sostiene que la igualdad o más bien ,de capacidades
iguales, en el estado de naturaleza, es peligrosa, porque cualquiera pueda matar
a otro. De ello se deduce en su Tratado del Gobierno Civil (2005), Cap. IV: 12)
que la audefensa, propia la propia vida, está garantizada por todas las leyes
antiguas y presentes, que solamente hay que regular.
Los efectos de ambos casos también son diferentes: en Hobbes (Leviatán, Cap.
XVI) la república debe imponer una autoridad absoluta para mantener el orden, o,
dicho de otro modo, ningún individuo debe retener tanta libertad como para
amenazar a los demás. La renuncia particular de una parte de la libertad significa
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abandonar el derecho natural que le garantiza la violencia y pasar a formar parte
de la sociedad civil (que supone la creación de un derecho positivo civil).
En cambio, en Locke, la sociedad natural puede preservar su independencia cada
vez que el contrato social –en sus palabras, “la sociedad política”- pierda su
fuerza, es decir, no garantice la seguridad particular, o abusando de su poder.
Con lo cual Locke favorece la prevalencia de la sociedad civil o incluso de la
resistencia civil si acaso lo amerita la violación del pacto (Tratado Caps. III y XVII;
4).
La paradoja en Locke, es que el contrato social (i.e. el Estado) debe imponer su
fuerza contra quienes se rebelen contra dicho acuerdo, ya lo hagan por su
voluntad o por la fuerza, pues quienes así proceden se colocan en estado de
guerra contra la sociedad. Los disidentes deben ser aplastados como bestias.
Escribe:
“(…) del mismo modo que yo puedo matar a un león o un lobo porque no se
someten a las leyes de la razón y no observan más reglas que las de la
fuerza y de la violencia. Se puede, pues tratar como fieras a estas gentes
peligrosas que no dejarían de perdernos y destruirnos si cayéramos en su
poder.” (Tratado. Cap. II: 1).
Sobreentiende que entonces que cohesión y coerción se contienen en un mismo
sustento teórico. En resumen, tenemos en el liberalismo anglosajón al menos tres
teorías de por qué de ocurre la asociación magnética entre el individuo y la
sociedad:
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Por la rapacidad del ser humano (Hobbes) (visión negativa).
Por la igualdad de condiciones del ser humano (Locke) (visión positiva).
Por el egoísmo y solidaridad potencial del ser humano (Hume) (visión
intermedia).
A ellas se añaden la visión del contraactualismo del liberalismo centroeuropeo,
sobre todo la de Juan Jacobo Rousseau y Montesquieu, este ultimo más ligado al
pensamiento de J. Locke, mientras que el primero, en cambio, con una visión que
rompe con el derecho natural y promueve el derecho político. Un derecho político
tendiente al bien común. Pasa que en Rousseau (1992: 45-50) en el estado
natural el ser humano sufre desigualdad, misma que al pasar al estado civil, se va
perdiendo en el derecho positivo, el derecho civil y político le dan fortaleza al
individuo. Justamente contra esto reaccionan los seguidores del liberalismo inglés,
temerosos de que el derecho civil y político represente en sí mismo la capacidad
de generar igualdad.
La EAE que se enseña en Guatemala, ha tenido mucho éxito en rechazar el
concepto de contrato social en este sentido, más bien, se promueve el concepto
de “cooperación social” entendido según Hayek y Mises, como autorregulación
complementaria entre personas.
Por eso, cobra fuerza dentro del liberalismo responder a la pregunta ¿Es esta una
asociación voluntaria o involuntaria asociación? Pregunta no retórica, que Mises
resuelve del siguiente modo (2004: 234s): la cooperación y la coordinación es
contractual y voluntaria si es entre dos o más agentes del ámbito privado; en
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cambio, si se da entre dos o más agentes con vigilancia de un poder externo es
“hegemónica” vertical, bajo dominio y por tanto involuntaria. El Estado es
coacción no garantía. Cómo resuelven el dilema: el sometimiento “al derecho
natural”.
En el Siglo XX, dos liberales connotados como Jhon Rawls y Robert Nozik y
Murray N. Rothbard, a partir de las tesis de J. Locke, sobre la propiedad, se
enfrascaron en otro tipo de discusión sobre el contractualismo, una discusión
sobre la justicia original y la titularidad de los bienes. Primero fue J. Rawls, con su
Teoría de la Justicia (México, FCE, 1996) al que Nozick, le respondió con su
Anarquía, Estado y Utopía (México, FCE, 1990), desde una lógica minarquista a
acerca de cómo entender los modelos de distribución a partir de la “posición
original” de la propiedad. Así se creó entre ambos una controversia sobre el
origen, tamaño y funciones del Estado liberal, al que luego se agregaría M. N.
Rothbard (cf. Robert Nozick, and the Immaculate conception of the State -1977-),
quien desde una lógica anarcopitalista, abogar por la absolutización de la
propiedad privada y la provisión de servicios públicos exclusivamente desde el
mercado, para ser fieles al principio de la EAE del derecho natural.
Así, en resumen, la hipótesis individualista sirve de piso conceptual a la ideología
burguesa y los demás liberalismos, pero las nociones de la cooperación social o
el contrato social, separan a los liberalismos “comunitarios”, de los estrictamente
individualistas. En Guatemala el esfuerzo de la EAE se ha expresado en un
masivo esfuerzo de trasladar a las ciencias sociales los presupuesto del
Individualismo Metodológico, que redunde en un análisis de los “incentivos
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individuales” del sistema “colectivista” que desean desterrar. Conviene por tanto
darle visualizar su contradicción usando formas zoológicas para comprenderla.
Si los incentivos son correctos o incorrectos, se dice, ello puede “moldear” los
instintos naturales del ser humano. Por ejemplo con las figura de una hiena o
palomas. Se trata del tema de la competencia. ¿Son las personas son hienas?
Luego, los incentivos correctos harán que sigan el egoísmo. ¿Son palomas? Los
incentivos correctos, harán que seleccionen la prudencia.
En este punto es donde se rompen lanzas. Si los individuos a nivel micro son
hienas, y a nivel macro han de ser palomas, ¿no es contradictorio? El libertarista
diría que no. Porque se diría que mientras que las hienas fomentan la
competencia para conseguir las máximas ganancias, la actitud de las palomas
evitaría que la gente se mate entre sí. El problema es que ambas formas
zoológicas, conviven, dentro de la doctrina, y en el mismo tipo de persona y de
sociedad.
Así que, al margen de que tales figuras animales solo sean referenciales, porque
al final de cuentas, ambas especies en la realidad son altamente gregarias, la
misma tiene sentido sólo se lo inserta en términos de capitalismo global. Nótese
que el capitalismo a pequeña escala funciona como en una guerra, donde unos
deben ganar y otros deben perder (esa y no otra cosa significa la competencia);
mientras que a gran escala, el capitalismo se supone que debería funcionar como
una comunidad ganancial, una sociedad donde todos ganan, un juego que no
suma cero, como dirían A. Smith, o Mises, o M. Ayau. Nada de lucha de clases,
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sino cooperación espontánea, pero tampoco nada de cooperación en el sentido
socialista del término.
La competencia es fundamental para entender la lógica del capitalismo laissez
faire, pero en la práctica, las economías privadas más exitosa tal como lo han
demostrado números estudios en economía, prolijos de citar aquí, tienden a
formar carteles, monopolios y oligopolios, que son siempre se han formado de
manera espontánea como cabria esperar en la teoría, en algunos casos hubo
intervención del Estado con negocios privados para formarlos en otros hubo
francos comportamientos criminales entre los grupos privados para fagocitarse del
grande al pequeño. Sin embargo, para esto la EAE también tiene una respuesta:
los monopolios son signo de éxito y excepto los monopolios estatales, todo los
demás han de ser bienvenidos (cf. L. v. Mises: 2004: 430 y 460).
2.6 Del Utilitarismo a la competencia.
Hubo un tiempo en el liberalismo y el capitalismo parecían tener una ideología, el
utilitarismo, pero en clave social. En efecto, John Stuart Mill, seguidor de
Bentham, publicó un libro con dicho título (Utilitarismo, [1863], 2003), donde la
denomina “una teoría de la felicidad”. El capitalismo como el estado superior de la
felicidad basada en alcanzar la satisfacción material de los individuos, o como
después vendría a expresarlo Henry Ford de esta manera: “producción en masa
para las masas”.
En dicho texto, Mill reconoce los orígenes epicúreos del tema del utilitarismo
material, para describir las bases y efectos de los individuos tomando decisiones
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calculadoras entre el placer y el dolor para prosperar dentro del modelo moral
establecido. Rechaza asimismo las críticas al principio utilitario, de quienes les
acusan de rebajar al ser humano a condición de cerdos, por preocuparse solo por
las rentas.
J. S. Mill replica contundentemente que ello no es posible, dado que los humanos
pueden diferenciar calculando entre la calidad de uno y otro placer, no importando
su cantidad. Aclara que la felicidad no es la suma de las excitaciones altamente
placenteras de los instintos, sino la tranquilidad y el estímulo de una y otra clase
de placer. Se puede decir que los primeros ideólogos del capitalismo suponían
que este sistema tenía que tener un plan general de felicidad social, para ser
considerado lo mejor de la humanidad hasta entonces. En sus palabras,
conseguir, “la mayor felicidad para el mayor número posible de personas”. Pero
este planteamiento es lo que hace que los seguidores de la EAE rechacen el
utilitarismo porque no le atribuyen a la economía un plan general (ello suena
demasiado socialista). es más ni siquiera forma parte de la IM porque según
Mises, la acción humana lo presupone, hacerlo sería “pura tautología” (2004:19)
Además, “en la práctica –escribe Mises- la gente persigue con mayor vehemencia
objetivos irracionales más que racionales” (2004: 1044s). En tal sentido, según
Mises, la economía actual (o lo que es lo mismo, el sistema capitalista) debe
dedicarse exclusivamente al estudio y análisis de los medios seleccionados por los
individuos en la cooperación social, y no de la sociedad misma, siendo que ella
misma es una abstracción.
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Por su parte, el utilitarismo, visto desde ángulos marxistas o de la economía del
bienestar, en como por ejemplo, el filósofo Norman Van Parisjs de la escuela
analítica marxista inglesa, en su texto: ¿Que es una sociedad justa? (1992: 41)
sostiene que las preferencias individuales de calidad, consideradas de manera
agregada, deberían conducir a las siguientes tres clases de satisfactores para
todos (globalmente hablando): 1) Libertad, 2) Ingresos (equitativos) y 3) Poder.
Es decir, un capitalismo democrático. Habiendo igual acceso a estos valores y
bienes, afirma Parisjs, se puede hablar de felicidad dentro de los márgenes del
capitalismo8. Pero todas esas consideraciones filosóficas de preservación y rostro
humano del capitalismo se acaban con la EAE, porque no le interesa ni lo que
piense su ala derecha ni su ala izquierda, simplemente rompe con toda amenaza
de que el capitalismo incube dentro de sí al socialismo.
8 Para una discusión más amplia sobre la elección racional en economía y la moralidad en sus diversas variantes teóricas: Ver: Daniel M. Hausman y Michael S. McPherson (2007: 86-100)
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CAPITULO 3: LA UNIVERSIDAD FRANCISO MARROQUÍN (UFM) Y EL
MOVIMIENTO LIBERTARIO EN GUATEMALA
3. 1. UFM: sus antecedentes y principios.
En Guatemala a la EAE se la estudia y promueve desde la casa de estudios
superiores que es la Universidad Francisco Marroquín (UFM).9 A la que sus
fundadores, seguidores y autoridades llaman “casa de la libertad” en Guatemala.
Establece en su misión “la enseñanza y difusión de los principios éticos, jurídicos y
económicos de una sociedad de personas libres y responsables”. Pero otras
universidades privadas recién creadas en Guatemala han seguido sus pasos de
manera más o menos fiel sobre este principio.
Por ejemplo, la recién creada (2010) Universidad de Occidente 10 se declara
completamente seguidora de la EAE, y en su misión establece: “la enseñanza y
difusión de los principios éticos, jurídicos, económicos y bíblicos de una sociedad
de personas libres y responsables”. Y por si esto fuera poco explícito, la UdO
agrega en su Visión: “llegar a ser la mejor universidad en la enseñanza y difusión
de la Filosofía de la Libertad con la línea de la Escuela Austriaca de Economía y
contribuir así al progreso material y espiritual de la persona humana”.
Y a pesar de que estas universidades son abiertamente seguidoras de la EAE, hay
otras universidades privadas guatemaltecas adhieren estos propósitos y en parte
es porque sus fundadores han estado previamente ligados a UFM.
9 Su sitio web: http://ufm.edu.gt 10 Su sitio web: http://udeo.edu.gt.
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Tal es el caso la universidad fundada por el ex pastor neopentecostal, y ex
candidato presidencial y confeso libertarista egresado de la UFM, Harold
Caballeros, que se llama Universidad San Pablo, fundada en 2006, cuyo lema de
carreras es: “las historias de éxito, las construyen personas de éxito” y que entre
su razón de ser propone: “La Universidad San Pablo es una invitación para
alcanzar una sociedad próspera y desarrollada que parta de la transformación del
individuo y logre la transformación de su nación”11.
Asimismo, la universidad Galileo, fundada por el también libertarista confeso y ex
candidato presidencial Eduardo Súger Cofiño, fundada en el año 2000, como
producto de una división12 entre su fundador y el directorio de la UFM, debido a la
administración de las carreras tecnológicas. Esta junto cuenta con convenios
con la academia militar del Ejército de Guatemala (llamada “Escuela Politécnica”)
para promover la educación superior a los jóvenes cadetes egresados. Entre sus
principios filosóficos aparece que: “Cree en la enseñanza de principios éticos,
jurídicos y económicos para una sociedad de personas libres y responsables, en la
convivencia pacífica de las personas sin importancia de creencias religiosas, ni de
razas, ni políticas”13.
Asimismo están la Universidad del Istmo, cercana al Opus Dei; así como el
proyecto de Universidad que para la presente década contempla fundar el Pastor
11 Su sitio web http://uspg.edu.gt/webpage/ 12 Cf. http://www.galileo.edu/acerca-de-galileo/datos-de-universidad-galileo/ 13 http://www.galileo.edu/acerca-de-galileo/filosofia-institucional
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neopentecostal, seguidor de la teología de la prosperidad y egresado de UFM,
Carlos (cash) Luna, (Cf. Marta Saint de Berberian, 2012: 13).
UFM toma su nombre del que fuera el primer obispo del Reino de Guatemala,
Francisco Marroquín, enfocado a promover la educación en las tierras reciente
conquistadas y colonizadas. Se le considera fundador de la ya tricentenaria
Universidad de San Carlos de Guatemala (estatal y autónoma). Pero en la
selección de dicho nombre no solo hay un homenaje educativo, también lo es
ideológico, como lo muestra Francisco Pérez de Antón en su panegírico sobre el
Obispo Francisco Marroquín (2006). El cual conviene reseñar a continuación.
3.2. Francisco Marroquín y el pasado colonial.
Pérez de Antón, intelectual de origen español, naturalizado guatemalteco, muy
querido entre la clase alta guatemalteca, tanto por sus dotes propios como
también por su ligazón moral a la Corporación Multiinversiones (CMI); escribió un
librito (2006) con motivo de un homenaje al Obispo F. Marroquín en la UFM. Lo
cual hace comparándolo con Fray Bartolomé de las casas, conocido como “el
protector de los indios”.
Para comparar tales personalidades dos clérigos emblemáticos y sus obras, con
el objetivo de resaltar al Obispo Francisco Marroquín y defenestrar al segundo.
Pérez de Antón, admite que Marroquín antes de ser Obispo fue el albacea del
conquistador Pedro de Alvarado; quien a su vez lo nombró Guardia Oficial de la
Herradura de Marcaje (tutela de esclavos) donde éste supuestamente procuraba
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que los indios libres no fueran esclavizados por los conquistadores y
encomendederos, además de que los ya esclavos no recibieran malos tratos.
Marroquín y Las Casas tuvieron un altercado en 1536 precisamente sobre este
punto, porque Las Casas consideraba a Marroquín esclavista y encomendedero.
La cuestión era cómo proteger a los indios, o más bien cómo liberarlos, en lo cual
Las Casas fue un vanguardista, pese a que, entre otras acciones concretas,
proponía lo que para su época era lo más avanzado: las reducciones de indios.
En cambio, Marroquín prefería colaborar con el sistema y en cierto modo
“bendecir” el derecho de esclavitud y en paralelo desarrollar labores educativas.
Hay que recordar que para el sistema colonial y su sistema de propiedad, los
indios no eran más que homunculus (“hombrecillos” o, subpersonas) apenas
dignos de ser evangelizados por ser parte de la propiedad conquistada. En su
momento, el sistema de Encomienda que combatió Las Casas desapareció por
diversas causas, pero su abolición legal fue resistido incluso violentamente por
quienes se beneficiaban de este sistema de tierras y personas. Eso generó un
odio visceral contra Las Casas que todavía persiste entre las élites de origen
criollo en este país.
Quizá por lo anterior, Pérez de Antón dedica la mayor parte de su texto a
denostar a Las Casas y a ensalzar a Marroquín a quien califica de moderno,
progresista e industrioso. En cambio, a Las Casas, le llama impostor al
supuestamente tratar de emparentarse con familias de origen francés; también le
llama “Ayatollah pretérito”; y “apóstol fracasado”, “agitador”, “utópico”, “integrista”
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y en general no ahorra epítetos, que si se los compara con los discursos de todas
las élites desde los albores de la historia contra quienes en su momento han
promovido la justicia social y los derechos humanos, no tienen nada que
envidiarle.
En su afán de explicar por qué Marroquín era diferente de las Casas, Pérez de
Antón, recurre a argumentos anacónicos. Alega que aunque ambos religiosos
provienen de España, Marroquín venía del norte de dicho país, mientras que Las
Casas del sur “diferencia que ya implica una distancia notable en el modo de ser y
pensar” de los españoles (p. 4) (¿no es este un prejuicio étnico?). Como corolario,
Pérez de Antón quiere dejar constancia que la lucha por la dignidad de los
indígenas en las Indias Occidentales, no provino de las pugnas sobre el terreno
entre los religiosos sensibles y los conquistadores voraces, sino a la influencia
teórica de una Escuela religiosa en Salamanca, en la península, con religiosos
académicos y moralistas, cuya teología tomista a favor de la propiedad privada,
habría modulado la empresa conquistadora. Con ello, conecta la empresa
conquistadora, con la ideología de la EAE que tienen en la “Escuela de
Salamanca” a una de sus referencias en el mundo latino, a cuya herencia se
acogen hoy día, algunos religiosos en UFM (los del Opus Dei).
Así, Pérez de Antón asegura que fue por esta influencia, la que el Emperador
Carlos V tuvo a la vista para generar las reformas legales de las Leyes Nuevas.
Con ello, Pérez de Antón le quita Las Casas el mérito de que su denuncia y su
cabildeo personal en la Corte hayan tenido algún efecto.
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De modo que lo que el texto de Pérez de Antón reflejaría, es la propensión de las
élites guatemaltecas a permanecer conectados con el pasado colonial, pero no de
manera crítica sino sólo reivindicando su faceta señorial –en todo el sentido de la
palabra-, lo cual se muestra además en proyectos modernos como la ciudadela
privada de Paseo Cayalá14, hecha para rememorar en plena capital guatemalteca
a la ciudad de Antigua Guatemala (su ciudad predilecta para la diversión y
residencia de campo), la vieja sede de la Capitanía General del Reino de
Guatemala (1512-1821).
3.3 En torno a la fundación de la UFM.
La UFM se fundó el 12 de agosto de 1971, durante el Gobierno del coronel Carlos
Arana Osorio, conocido como “el chacal de oriente” por haber inaugurado en este
país, en su región oriental, la política de tierra arrasada contra la guerrilla de los
años sesenta.
Arana gobernó la mayor parte de su mandato mediante Estados de Sitio, la cual
incluyó haber ocupado militarmente a la Universidad de San Carlos (USAC)
debido a considerarla “un nido de guerrilleros”. Así que el hecho de que en abril
de 1971, emitiera el Decreto 77 del Consejo de Ministros, que autorizaba el
funcionamiento de la UFM, no deber verse como fortuito. La polarización estaba
a la orden del día y el conflicto político-económico y militar entre las potencias de
los Estados Unidos de América (EUA) y la Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas (URSS), alcanzaba fuertemente a los países de América Latina.
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Cf. Paseo Cayalá es una ciudadela de las élites para las élites. Ver. http://www.paseocayala.com.gt/paseo-cayala.html Consulta, diciembre 2012.
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Las dictaduras militares con su doctrina de Seguridad Nacional, formaban parte de
las políticas de contención del comunismo y guerras de baja intensidad, que se
impulsaban desde Washington para estos países. Así como también las élites
económicas de estos países eran los aliados naturales de los intereses
estadounidenses en la región.
Quizá por eso no extraña que la agencia de Estados Unidos para el Desarrollo
(USAID) se va implicar posteriormente en ayudar a la construcción de las
instalaciones físicas de la UFM como se verá adelante.
En ese contexto de lucha contra el comunismo por parte del Estado y las élites
guatemaltecas, es que surge la UFM, invocando promover la lucha por la libertad y
el libre mercado en un momento en que se suponía que la Universidad de San
Carlos (USAC), centraba sus enseñanzas en el marxismo o el desarrollismo
cepalino. Así que para los sectores militares que detentaban el poder, en ese
momento, la creación de una Universidad Privada que mostrara unos rasgos
definidamente anticomunistas y menos críticos como lo eventualmente podía ser
la universidad Jesuita (la otra universidad privada de entonces) su fundación no
podía sino ser complementario a los fines contrainsurgentes del aparato de
dominación.
En la década de los 70´s , las leyes guatemaltecas estipulaban que la Universidad
de San Carlos deliberara sobre la conveniencia o no de otras universidades
privadas. Y aunque se suponía que la UFM enfrentaría la oposición sancarlista
no fue así, tal como lo muestran las minutas del Consejo Superior Universitario
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(CSU) máxima autoridad de la USAC, donde se nota la exposición de toda clase
de dudas de parte de varios de sus miembros, en una especie de examen privado,
que se les hizo a los promotores de la UFM, encabezados por Manuel Ayau15.
Y aunque las preguntas de los Consejeros sancarlistas parecían querer comprobar
que esta era una universidad anticomunista o elitista, las respuestas de sus
promotores siempre fueron neutrales y elegantes. Y al final, tal como se
desprende que no hubo oposición formal de la USAC a su creación, las dudas
habrían sido despejadas y el caso se evacuó.
Solo la también Universidad Rafael Landívar (URL), de orientación jesuita, se
opuso en ese momento a su creación, en carta enviada el 10 de diciembre de
1970, al entonces presidente del Consejo de Enseñanza Privada Superior,
Alejandro Maldonado Aguirre, del Ministerio de Educación. Su argumento era que
la UFM podía tener prácticas de “discriminación social, por motivaciones
económicas o de abolengo ideológico…” como lo suscribió el entonces Rector de
la URL Arturo Díbar.16 Temor que no se cumplió, puesto la UFM no estableció
requisitos de ingreso estrictos, excepto en sus precios.
15 Guatemalteco, ingeniero, nacido en 1925 y fallecido en agosto de 2010 víctima de cáncer. Reconocido fundador de la UFM, fue apodado Muso porque de chico su familia advertía que con sus trajecitos se parecía a Benito Musolini, el dictador fascista italiano, por lo que para bien o mal, le imputaron dicho mote. Hijo de su tiempo, fusionó su afición por los principios de la EAE con un anticomunismo militante, que lo llevó a ser diputado al Congreso de la República por el extremista Movimiento de Liberación Nacional (MLN) en los años setentas y posteriormente su candidato presidencial en los noventas. Su ascendencia en la UFM alcanza estatus de prócer. 16 Facsimil. s/l, 1970
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Y aunque se puede presuponer una alianza natural entre las élites económicas
con las élites militares en este propósito, cabe también suponer que para las
élites de origen criollo, hacer alianza con la dictadura militar, calificada de corrupta
y fraticida, no era sino un paso más en la dirección correcta de defender la
propiedad privada y, a la larga, construir una economía de mercado, según los
principios de la EAE, y el nuevo liberalismo antiestatista que le implicaba.
Así lo hacen ver los interlocutores de este trabajo y los propios escritos de Manuel
Ayau, principal de los fundadores, cuyos primero escritos van dirigidos
principalmente contra el comunismo y el socialismo (Cf. M. Ayau, 2011: 5-35).
Más adelante Ayau mismo describiría la intención general de su doctrina así: “Los
ricos no son ricos porque los pobres sean pobres. Más bien, los ricos son ricos
porque los pobres son menos pobres” (1985) y también:
Es una lástima que en nuestro imperfecto mundo la riqueza no alcance a
todos por igual, pero lo importante es reducir la pobreza; y como esto sólo
se logra mediante la desigualdad, es muy cruel insistir en la imposición de
la igualdad. La realidad es que, si se aplica a todo el mundo la misma ley, el
resultado será siempre desigual, pero sólo así conseguiremos que haya
más ricos y menos pobres (2007).
Con Ayau al frente, siempre estuvo claro para qué se quería fundar esta
universidad. Tenían a los pobres y a los ricos en mente. Así lo expresa también
G. Ibargüen al describir la figura clave de Ayau en esta historia:
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“Porque Muso, yo lo conocí muy bien, trabajé mucho con él. Lo que yo más
admiraba de Muso era su clarísimo sentido de justicia, entre diferenciar lo
que está bien y lo que está mal, y una enorme respeto a la dignidad del
hombre, una genuina preocupación, cuando miraba… al ver a la gente
pobre de Guatemala caminando, y soñando: ojalá que algún día, todas
estas personas estén en otro nivel de productividad y riqueza. Siempre fue
eso lo que movió al Muso. De hecho la pregunta que se hace cuando se
devuelve a Guatemala luego de estudiar en Estados Unidos y en Canadá,
es por qué seguimos siendo pobres?, él estudió ingeniería, tú sabes, no
estudió economía en la Universidad, llevó un curso de economía en LSU,
cuando estaba estudiando ingeniería mecánica; le pareció tan malo el curso
de economía, tan malo el profesor, que guardó el texto y se dijo a sí mismo:
jamás vuelvo a estudiar esta ciencia lúgubre, jamás, y aquí ya tengo un
récord de cómo no dar un curso, pero no, él se quedó huérfano desde muy
chico, pero su papá siempre quería que sus hijos tuvieran la mejor
educación, pero él pierde a su papá cuando él apenas tenía como 5 años, y
la mamá que quedó viuda, decide llevarse a sus hijos a Estados Unidos
para tratar de darles esa educación, a un esfuerzo personal muy grande,
entonces Muso desde muy chico, en el colegio, estudiaba, hacía deportes y
trabajaba, y ¿por qué trabajaba?, para ayudar a la economía del hogar. Esa
misma disciplina de trabajo la mantuvo mientras hizo estudios superiores en
la universidad de Toronto, y más adelante en LSU, y él hizo cualquier
trabajo, desde guardabosque hasta chapear algodón en los campos. O sea,
que no le podían decir a Muso que no conocía el trabajo duro. Cuando
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regresa a Guatemala, ya hecho un ingeniero y con una familia joven que
está creciendo, Muso empieza a buscar trabajo, toca la puerta, no
encuentra, toca la puerta, no encuentra, y se pregunta por qué, porque no
hay más oportunidades en Guatemala, por qué seguimos siendo pobres.
Esa pregunta fue la que eventualmente lo lleva a platicar con amigos, tratar
este tema, buscar una luz, un norte, y la encuentra hasta que un amigo
hace un viaje a México y se trae de vuelta un folleto escrito por un
economista austríaco: Ludwin von Mises y le entrega a Muso una copia de
ese folleto. Muso lo lee y le abre los ojos. Así fue como empezó.”17
Dada la influencia en el pensamiento de la UFM que tuvo M. Ayau, puede
esquematizarse, sólo a partir del análisis de los escritos de Ayau, al menos tres
etapas de interés en el debate ideológico de los libertaristas guatemaltecos, que
se iban adecuando a los cambios económicos y políticos que fueron ocurriendo en
Guatemala, del siguiente modo:
1. Implantación y controversia ideológica anticomunista (1970-1979)
2. Consolidación interna y la discusión liberal (1980-1995)
3. Triunfo externo limitado y “el renacer intervencionista” (1996-2010)
17 Para una narración personal de parte del mismo M. Ayau, de por qué se pensó en fundar una universidad y de su relación con la EAE puede verse su exposición en: ¿Por qué la UFM?, en: http://newmedia.ufm.edu/gsm/index.php/%C2%BFPor_qu%C3%A9_la_UFM%3F.
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La anterior caracterización, se realiza en base las pistas de debate que se recogen
en el índice y la forma que este se dividió del orden capitular del libro “Sentido
Común: 50 años de congruencia liberal” de Manuel Ayau (2011), que recoge casi
todas las columnas de opinión de M. Ayau entre 1979 y 2010. La última etapa,
que en libro recibe del nombre de La etapa ultima que denomino de “Triunfo
Externo Limitado”, se refiere a la década de los 90 del Siglo XX, que tiene que ver
con que para este periodo, Guatemala ya había liberalizado casi por completo su
economía y los criterios de mercado se aplican al sector público tanto en su
gerencia (“gestión por resultados”) como el abandono del “mercado
gubernamental”, como diría Milton Friedman, refiriéndose a la política de
privatizaciones que se efectuaron a granel.
3 .4. La UFM: su aspiración académica.
UFM tiene una notoriedad enorme en Guatemala, lo mismo que en otras partes
del mundo. Se trata de una institución élite para las élites. Este caso mediante la
creación de una aristocracia del saber hacia una élite ilustrada.
Es común que la clase dominante –tal como afirma Throsstein Veblen (2005:380)-
estar interesada en una educación superior –contrario a lo que se cree sobre las
élites incultas- si bien el énfasis teórico o práctico de la educación influye sobre los
comportamientos sociales posteriores. El afán de la educación superior tiene
orígenes sacerdotales según Veblen (el conocimiento iniciático), que con el
devenir se convierte también en un elemento notable de derroche ostensible.
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En el caso de UFM se combinan el estatus empresarial con el ambiente
conservador de su academia. Si bien a la larga el equilibrio puede romperse en
favor de los “capitanes de industria” más preocupados por las demandas de
coyuntura, que a las intimas relaciones del conocimiento.
No obstante, la UFM ha tenido un indudable impacto ideológico en la sociedad
guatemalteca. Aparte de recibir en su estudiantado a la mayoría de hijos e hijas
de la clase media alta y alta guatemalteca, como un paso previo a su tránsito a los
colegios universitarios estadounidenses, UFM ha logrado entre otros aspectos lo
siguiente:
Alta tecnificación y especialización en sus cursos, laboratorios, bibliotecas,
instalaciones y servicios de protección botánica de sus alrededores.
Uso intensivo del idioma en clases, textos, conferencias y servicios. Siendo
que cada vez más el inglés es el lenguaje académico del siglo XXI esta
facilidad proporciona una gran ventaja.
Fluidez en los circuitos académicos estadounidenses y guatemaltecos (que
se nota en los intercambios estudiantiles, profesorados y doctorados
honoris causa y otros).
Desarrollo de un “brazo social” a través de la dotación de becas a jóvenes
del interior de la república, con el programa Impulso al Talento Académico
(ITA), adscrito a la Facultad de Ciencias Económicas, desde 1996, y que
para el 2011 contaba con 118 de estos becarios.
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Énfasis en la dedicación académica universitaria antes que en hacer
política o búsqueda soluciones nacionales. Si bien sus egresados,
fundadores o socios externos hacen política, UFM, hace énfasis en los
aspectos teóricos que prácticos de los fenómenos.
Impacto ideológico a través de diversos mecanismos, desde el
reclutamiento indirecto en los círculos de prensa y entre los partidos
políticos a través de programas específicos, hasta la adherencia plena de
su filosofía, por parte de funcionarios públicos en despachos ministeriales,
legislativos y sociedad civil.
Capital social y reputacional en torno a su excelencia académica.
En las siguientes secciones se recoge algunas visiones de interés que sobre la
UFM se solicitó mediante entrevista a su rector Giancarlo Ibargüen en 2011.
Aparte de funcionario universitario Ibargüen es un hombre afable y franco,
comprometido con su causa, buscando ser justo con sus adversarios intelectuales
y en tal sentido se mostró solícito a varias preguntas para este trabajo. Se inicia
con una cita de una lección inaugural suya:
“Las visiones sobre la Universidad son muchas y evolucionan en el tiempo.
La UFM es el resultado de un gran equipo de trabajo que hace las cosas
con excelencia y pasión. Mi suerte como rector de la Universidad es llevar
el ritmo de un gran conjunto de jazz. Los colaboradores hacen su propia
interpretación de la partitura e improvisan con mucha creatividad y visión.
La partitura es nuestra misión”.
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“La sociedad Mont Pélerin, una pequeña pero influyente sociedad de
académicos e intelectuales liberales tienen sus ojos puestos en nuestra
Universidad. Nuestros colegas en dicha sociedad consideran a la
Universidad Francisco Marroquín un caso excepcional y único en el mundo
por su inclaudicable defensa de la filosofía de la libertad. No podemos
defraudar a nuestros estudiantes, a nuestros antecesores ni a nuestros
colegas” (2004).
Por eso conviene repasar algunos aspectos que son relevantes para esta
investigación. A primera vista, la UFM es un centro académico de alta calidad.
Se aprecia en sus instalaciones físicas, que revelan formas clásicas y modernas.
Por doquiera en sus muros hay frases célebres, pero no grafitis sino en estilizados
murales. En ellas, pero también en su nomenclatura académica hay un gusto
especial por el latín y el inglés que revela una admiración por las civilizaciones
romana e inglesa. El ambiente apacible, rodeado de jardines coloridos, una
botánica tropical con pequeños bosques en derredor hace brotar un microclima
especial para la vida académica, que recuerda algún seminario religioso o los
grandes colegios universitarios estadounidenses o europeos. Muchos edificios,
aulas o ladrillos llevan inscrito un reconocimiento a algún donante especial.
Salones con laboratorios sofisticados para darle seguimiento a las bolsas de
valores extranjeras. Una red informática de lo más avanzado, que se muestra en
la newmedia.ufm.edu que sube constantemente información sobre conferencias y
debates con profesores nacionales y extranjeros. Entre sus amplios pasillos no
pocos estudiantes o profesores exhiben sus gadgets con toda seguridad.
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Pero no son estos elementos visuales o de infraestructura los que hacen de UFM
un centro aparte, que no son servicios de poca monta, sino su orientación
académica, la enseñanza la EAE, su liberalismo doctrinario, su selecta clientela, y
el formalismo de su ambiente, que muestra la intención de configurar alrededor de
UFM una aristocracia del saber, con una misión: ser la capital ideológica de la
burguesía guatemalteca. Lo cual se revela en su método de enseñanza.
3.5. UFM y el método socrático: hacia un individualismo educativo.
A nivel de pregrado las facultades mimadas de UFM son Economía y Derecho,
que fueron las Facultades originales. Que es donde el estudiantado se forma más
completamente en la visión de EAE. Para el resto de unidades académicas, nadie
se puede graduar si no completa satisfactoriamente cursos básicos sobre la EAE:
Proceso Económico; Retórica de la Escuela Austriaca y Lógica de la Cooperación
social, entre otras.
Pero no basta con información hace falta formación. Y para ello desde hace unos
nueve años, según informa el Rector Ibargüen, se viene introduciendo a todo nivel
el denominado Método Socrático, puesto que le dan una enorme importancia para
promover que cada quien piense con cabeza propia. Conviene tratar de entender
de qué se trata.
De hecho, al decir de Ibargüen, UFM es la única institución educativa que ha
introducido ese método de enseñanza superior en Guatemala, el cual, al
describirlo, le da connotaciones epifánicas. Dice, “el profesor no impone su
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verdad” sino deja “que los alumnos descubran si sus creencias normales son
erradas o no”. Su objetivo es que el estudiante aprenda de la honestidad
intelectual, al considerar la evidencia que otros miembros de clase le proveen o
que la ironía del profesor le arranca y así sea capaz de adoptar nuevas posiciones
ajenas a las que ordinariamente pueda traer de su entorno.
La crítica entonces parecería ser en principio contra el método tradicional de
enseñanza magistral, y por tanto, este nuevo método se presentaría como algo
innovador donde realmente se cultiva estudiantes críticos. Como se sabe, el
método de enseñanza magistral o de conferencias en el aula depende mucho para
su calidad del nivel de formación y técnicas del conferencista, de modo que
traslade con eficacia la información del sílabo o de la disciplina que se esté
enseñando, así como de la propia inquietud intelectual entre el estudiantado.
Contra este método se han ensayado otras formas supuestamente más creativas
orientadas a la práctica/acción pedagógica o andrológicamente tal como la
corriente del constructivismo en educación, el que, de manera simplista, supone
que el conocimiento lo construye cada persona a partir de lo que percibe del
entorno en cooperación con los demás. No parece ser este el caso del método
socrático, tal como se lo entiende aquí, pues si bien enfatiza la forma del
interrogatorio (también conocido como de Elenchus18 socrático), tal parecería que
el objetivo es refutar proposiciones y constructos previos del interrogado.
18 Latinización del término griego elenkhos, que significa: refutación y proviene a su vez de elekhein (aoristo pasado), que significa “mostrar (a alguien su) falta o error [como en
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Y puesto que el filósofo británico Bertrand Russell es reconocido como el padre
moderno de este método, puede deducirse con ello que se emparenta con la
filosofía analítica inglesa, muy interesada en el análisis riguroso de las formas
verbales. Así se deduce también de lo expresado una de las fundaciones
estadounidenses que lo promueve, como la The Critical Thinking Community, que
reza:
Russell defends an outlook midway between complete scepticism and
complete dogmatism in which one has a strong desire to know combined
with great caution in believing that one knows19
De ese modo, la UFM ha podido traer expertos estadounidenses en dicho método
de enseñanza tales como los doctores Christopher Phillips20 y Michael Strong21,
(este último también es uno de los promotores intelectuales de la estrategia de la
shame on you del inglés]; declarar culpable. Condenar. Reprender”. Tomado de Elsa Tamez e Irene W. de Foulkes (1990): Diccionario Griego-español del Nuevo Testamento: E. 19 En: http://www.criticalthinking.org/articles/bertrand-russell.cfm, Este centro realiza
actividades para una reforma educativa en los Estados Unidos en torno a la promoción de
este método a veces en conjunto con el Departamento de Educación del gobierno
federal, universidades y distritos escolares.
20 Ver entrevista: en NewmediaUFM: http://newmedia.ufm.edu/gsm/index.php?title=Entrevista_con_Christopher_Phillips_y_Cecilia_Chapa Especialmente desde el minuto cinco del video. Consultar también, del mismo autor: http://www.philosopher.org/en/Socratic_Method.html 21 Los seminarios de Strong están condensados en una serie de siete videos titulados: Michael Strong on his book The Habit of Thought, en: http://newmedia.ufm.edu/gsm/index.php/Michael_Strong_on_his_book_The_Habit_of_Thought
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Free Cities) a impartir seminarios sobre el mismo, de modo que su uso sea
generalizado en dicho centro de estudios. Tanto R. Parellada como Ibargüen
informan que dicho método se ha generalizado en UFM no solo en el aula con los
estudiantes, sino entre el claustro de docentes y en otros espacios de discusión
abierta como las lecturas de libros, etcétera. Pero ¿en qué consiste?
Su nombre nos retrotrae al método de razonamiento en base a preguntas
continuadas conocido como mayéutica que los filósofos socráticos de la Grecia
clásica utilizaron como una forma de alcanzar definiciones generales, universales
o resolver dilemas morales, frente a los relativismos de los sofistas. Más allá de
tales pretensiones universalistas -hoy día todavía sujetos a discusión-, la
metodología del razonamiento lógico y de la duda metódica, son aportes de Platón
en sus Diálogos (y Sócrates, por supuesto) que ayudaron a popularizarlo.
Así que la selección del nombre del método de enseñanza, que conduce a
fomentar la adherencia a “verdades eternas”, y emparentarlo directamente con
Sócrates, bien puede no solo ser un signo de simpatía racional con tan noble
padre de la Filosofía occidental, sino también manifestar una sutil inclinación
conservadora, puesto que en no pocos círculos de este tipo, Sócrates es
considerado un héroe al enfrentarse al estatuto democrático de su época, que lo
condujo al famoso caso de beber la cicuta.
Otro ideólogo del método es C. Phillips, quien lo describe como un esfuerzo por
promover el sentido común, explorar el sentido común y discutir, si el sentido
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común provisto por los sistemas externos, no están siendo un obstáculo a lo que
cada ser humano debería pensar por sí mismo, así:
It does not merely call for common sense but examines what common
sense is. The Socratic method asks: Does the common sense of our day
offer us the greatest potential for self-understanding and human excellence?
Or is the prevailing common sense in fact a roadblock to realizing this
potential?22
Dice Phillips en otra parte: “El método socrático obliga [a las personas] a hacer
frente a sus propios dogmatismos”. O bien: “obligándose a sí mismos a ser libres”
(forcing themselves to be free), lo cual indica el propósito, la desalienación
personal de ideas raras o inconsistentes, sobre todo si se utiliza la ironía, un
método favorito de Sócrates para tratar poner en vergüenza a su adversario. Otro
texto que describe el método y el accionar en el aula señala que:
“El interrogador Socrático, actúa como el equivalente lógico de la voz
interna crítica que despliega la mente al desarrollar habilidades de
pensamiento crítico. Las contribuciones de los compañeros son como otros
tantos pensamientos mentales. Todos esos pensamientos se deben tratar
cuidadosa y equitativamente. Haciendo seguimiento a todas las respuestas
mediante más preguntas y seleccionando las preguntas que permitan
avanzar en la discusión, el interrogador Socrático fuerza a la clase a pensar 22
Cf. http://www.philosopher.org/en/Socratic_Method.html.
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de manera disciplinada, intelectualmente responsable, al tiempo que
continuamente ayuda a los estudiantes planteándoles preguntas
facilitadoras.”23
Por su parte el Dr. Armando de la Torre, director de la Escuela Superior de
Ciencias Sociales de UFM, en un documento escrito (julio 2011) para el grupo de
docentes, escribió al respecto que la ética del método consiste en fomentar la
racionalidad entre el estudiantado:
“(…) Lo humano de nuestra naturaleza consiste exclusivamente en el
predominio de nuestra “racionalidad”, y que equivale a la selección
deliberada de “medios” para “fines”, (en concordancia con la acción
humana como la entendió posteriormente Ludwig von Mises)”.
Así, con la breve aproximación a este método de enseñanza que la UFM está
adoptando, parecería que en el propósito noble de fomentar el pensamiento
crítico, y la mayéutica, que son parte de la filosofía clásica y la racionalidad
cartesiana y kantiana, y por tanto válidos, de pronto si éste ocurre en un contexto
que apoya una visión predilecta del mundo como en UFM, como es el caso
específico de la EAE, puede prestarse y de hecho ocurriría, para acorralar y
aplastar al pensamiento disidente, ya que conmina al estudiante cuestionado a
tener la “valentía” de recibir de los demás las réplicas de su enfoque, lo cual
tendría como consecuencia una estandarización y conformación al pensamiento
23 Cf. http://www.eduteka.org/pdfdir/PreguntasSocraticas.pdf
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circundante. Tal como una indoctrinación a la inversa, con aires de libertad
académica.
El dogmatismo, como se sabe, promueve a) la creencia íntegra de los principios
que se enseñan, b) su confesión abierta, y c) la capacidad inducida de rebatir los
“errores” ajenos, cuyo sentido general está en formar fieles. Pero esta clase de
enseñanza, dualista sin matices, suele ser propia de seminarios religiosos o los
clubes de fanáticos políticos.
Claro que no falta quien defienda una labor argumentativa extremista fundada
aparentemente en la razón, tal como lo hace Ayn Rand en La Virtud del Egoísmo
(2006: 97s y passim), quien alega contra una renuncia moral que se expresa en
“las transacciones” de opiniones, sólo favorece el positivismo lógico, o la mentira
colectivista. No obstante, la experiencia enseña, cuán fácil es caer en los círculos
del pensamiento dogmático si se reúnen las circunstancias de una adhesión
doctrinal específica y se llega a combinar con personalidades simples entre el
auditorio o los maestros.
En favor del método socrático, se debe decir que provee un sistema para el
pensamiento lógico deductivo, cuya carencia en el mundo de los debates
seculares suele ser escandalosa aunque no reconocida: abundan la lucha contra
fantasmas y no sobre realidades, además de los argumentos falaces en todas sus
formas pero especialmente la descalificación ad-hominem y ad-verecundiam.
Con todo, el ambiente de libertad académica que debe existir en las universidades
y el respeto por el pensamiento universal y hacia otras universidades, es un valor
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que empuja la ciencia hacia adelante. Pero con respecto al principio de la libertad
académica, los estatutos (o Ideario) de la UFM indican que:
Se reconoce el derecho de enseñar que tienen los individuos o grupos de
individuos, pero se pone énfasis en la libertad académica que tienen las
instituciones privadas de enseñar aquello que consideren verdadero o falso
o útil. Si un profesor acepta enseñar lo que se le pide, entonces se
incorpora al claustro de la institución (Resumen del Ideario, p. 1).
Conforme a este Ideario, se indica que es el Consejo Fiduciario, máximo órgano
de la institución, el que da las pautas de enseñanza y el que ocasionalmente
califica a profesores y contenidos de lo que se enseña. Que si algún profesor
quiere enseñar algo distinto puede hacerlo fuera del recinto y horario que
corresponde a UFM (Ideario: VI: 9). La libre contratación incluye aquí el despido a
quien no cuadre en el ideario.
Puede deducirse, por tanto, que lo que se va entender aquí por “libertad
académica”, no es un método sino una opción. No como en el reconcomiendo de
la universalización y relativización del conocimiento, tal cual el paulino “examinarlo
todo y retener lo bueno”24 del principio del libre examen, sino como un derecho
opcional, que tiene la institución de escoger una determinada postura intelectual o
doctrinaria, que tanto profesores como estudiantes, aceptan libremente en favor
de unos determinados datos considerados verdaderos y/o útiles a través de la cual
se evalúan otros consideradas ajenas y/o en el error.
24 Principio paulino, bebido de la cultura griega de su época, contenida en su carta Ira. Tesalonicenses 5:21
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3.6. UFM: empresariado y financiamiento
Al comentarle al Rector Ibargüen que el título de la investigación originalmente
llevaba la frase “la EAE y la ideología burguesa”, Ibargüen asintió diciendo que se
sentía cómodo con dicha relación de conceptos, dado que la EAE impulsa los
valores del emprendimiento que representa el espíritu burgués clásico y a
propósito de ello recomendó al autor leer dos libros: 1) “La Teoría de los
Sentimientos Morales” de Adam Smith (2004), libro que provee una mirada
idealista y humana sobre el espíritu burgués, la sociedad es concebida máquina
bella y armoniosa. Apela Ibargüen con este libro a las bases éticas de la
denominada “Escuela Escocesa” que se constituye –según se advierte- en la
inspiración más profunda de la EAE.
Y, el segundo libro recomendado fue: “Bourgeois Dignity: Why Economics Can't
Explain the Modern World” de Deirdre N. McKloskey (2010), mismo que, aseguró,
compagina bien con la filosofía de la UFM.
Con ambas recomendaciones, se inició una charla a la que asistió, Ramón
Parellada, director del Centro de Estudios Económicos y Sociales (CEES), que fue
cuna de la UFM. Para describir, por qué la afición de UFM, y la EAE por los
empresarios, explicaron que entendían por estos a “los millones de empresarios
que tiene el país, que hay desde muy ricos hasta pobres, pero no por eso dejan de
ser empresarios”.
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Ciertamente la EAE ha sido especialmente hábil en socializar esta idea calificar a
cualquiera persona que sobrevive con empleos autoempleo, como equivalente a
un empresario formal, porque su principio de definición cierra toda posibilidad de
clasificación económica: “empresarios somos todo los que no vivimos del
presupuesto público” resumen los entrevistados.
Otra ideóloga libertarista, la literata Ayn Rand, ha popularizado la idea del
empresario como una figura heroica, por ejemplo, en su novela El Manantial
(2007) sostiene que éstos son “los creadores” de la humanidad, mismos que
tampoco tienen por qué ser altruistas con sus congéneres, sino simplemente
alzarse por sobre los demás con el valor de ser ellos mismos. Escribe:
“Nada nos es dado de la Tierra. Todo lo que producimos debe ser
producido. (…) El creador es original. El parásito es dependiente. (…) El
creador vive para su trabajo. No necesita de otros hombres. (…) El parásito
vive de otros. Necesita de los demás. Los demás se convierten en su
motivo principal (…). Predica el altruismo. (…) La creación es antes que la
distribución, pues, de lo contrario no habría nada que distribuir.” (2007:731).
Con esto en mente, se describe a continuación cómo se desarrolla el vínculo entre
UFM y el alto sector privado del país, en varios planos, de acuerdo con lo
expresado por el entrevistado. Uno de los principales roles del empresariado
guatemalteco es el de aportar financieramente a la UFM, así fue desde su
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fundación hasta la fecha por medio el Consejo Fiduciario de UFM, máximo órgano
de gobierno de este centro de estudios.
Este Consejo de Fiduciario, actúa como la junta de capitalistas de una empresa,
que por la solvencia económica de la misma. De hecho al consultar sobre
quienes han sido los integrantes de este cuerpo colegiado, hubo más bien
hermetismo. Sin embargo, se conoce por inferencias, que varios de ellos
pertenecen además a las corporaciones fuertes del mundo empresarial. Un
ejemplo, es Federico Bauer Rodríguez, banquero y columnista de prensa, que
dedica a promover y defender el capitalismo desde el punto de vista de la EAE.
Sobre la cooperación de estas entidades privadas, Ibargüen no las niega pero las
relativiza, insiste en la independencia de la UFM respecto a las grandes
corporaciones privadas. Dice:
“La universidad se administró empresarialmente desde un principio, en el
sentido de que las decisiones se tomaban así, de que cada proyecto tiene
que venir con su pan bajo el brazo, eso permitió llevar un crecimiento muy
natural y ordenado de las finanzas de la universidad. Evidentemente tenías
que llevar al mercado un buen producto, para poder atraer a ese mercado a
las aulas, y esa política conservadora, desde el punto de vista fiscal y
financiero, se ha mantenido hasta la fecha.
Otro de los miembros del Consejo Fiduciario ha sido el poderoso empresario
Dionisio Gutiérrez. Directivo de uno los holdings más poderosos de Guatemala
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que es el grupo Gutiérrez-Bosch (Corporación Multi-Inversiones –CMI) 25 que
cuenta con más de 300 empresas y una franquicia internacional de pollo frito, así
como una enorme influencia política en el país, ya a título personal, o a través de
su sociedad con Juan Luis Bosch, Presidente a su vez de la Fundación para el
Desarrollo de Guatemala (FUNDESA) 26 a través de la Fundación Libertad y
Desarrollo, fundada por Gutiérrez recién en 2012.
En honor del patriarca de este grupo se bautizó el complejo de edificios de la UFM
que se llama Centro Cultural y de Convenciones Juan Bautista Gutiérrez, un
asturiano español que tuvo en tierras guatemaltecas su propia versión del sueño
americano, cuyo lema era “nada cae del cielo, todo cuesta”; 27 y por tanto encaja
en el prototipo marroquiniano de empresario arriesgado y emprendedor; pero que
al prosperar sus negocios evoluciona hacia el consorcio y a las prácticas
monopólicas, y también hacia el mundo de la política (uniéndose así al estilo de
otras poderosas familias guatemaltecas).
Estos grupos han adoptado públicamente el discurso del liberalismo económico y
el conservadurismo político, y no pocas veces se les señala de apadrinar tanto a
25 Para una aproximación a sus actividades empresariales y de inversión, ver: http://corporacionmultiinversiones.com/espanol/quienes-somos.php. 26 Influyente organismo de las cúpulas empresariales de Guatemala. Para aproximarse a sus actividades ver: http://www.fundesa.org.gt/cms/ 27 Para una biografía autorizada de don Juan Bautista Gutiérrez, que incluye haber sido alcalde del municipio de San Cristobal Totonicapán, Guatemala en 1932 y la formación de sus empresas que revelan toda una carrera de éxito, ver : http://nuevo.juanbautistagutierrez.org/wp-content/uploads/2012/03/NuestroOrigen.pdf
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partidos de derecha, como presidentes; ministros y legisladores, lo cual pone a
este grupo y a otros de su tipo, en línea de fuego no solo de las corrientes políticas
anti oligárquicas (sean de izquierda o no); pero también de aquellos pensadores
críticos que desde distintos espacios señalan la contradicción teórica de UFM,
acerca de apostar a una prototipo ideal de empresarios, según su discurso anti
estatal, pero que al mismo tiempo hacen correlato con aquellas familias/consorcios
que controlan porciones importantes del Estado (el aparato público) para
privilegios económicos y de paso hacer negocios con éste. 28
Ciertamente UFM sirve de soporte académico e ideológico para el mundo
empresarial y de negocios de Guatemala. En tal sentido se entiende que la
unidad top de la universidad en su alianza con el alto empresariado local, es su
Escuela de Negocios29. Allí se despliega no sólo la mayor oferta de posgrados,
seis en total en análisis financiero, inmobiliarios, administración de negocios,
economía, y otras, sino que también es donde se desarrollan las alianzas
estratégicas con el mundo empresarial guatemalteco.
Sin esta relación horizontal con el mundo del gran empresariado, el financiamiento
ordinario de UFM sería débil debido al tamaño de su población estudiantil. Para el
28 Columnistas de prensa guatemaltecos reputados como Andrés Zepeda, Raúl de la Horra, Mario Roberto Morales, y otros no menos importantes, han discurrido en sus artículos con diversos ejemplos de estas contradicciones con el discurso “anti mercantilista” que los libertaristas “marroquinianos” asumen y la realidad del gran empresariado guatemalteco, que necesitan del aparato público para asegurar retorno de su inversión, acumular y controlar a la competencia. 29
Consultar sitio Web de UFM: http://en.ufm.edu/index.php/Entrepreneurial_Awareness
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2010 su patrimonio neto alcanzaba unos 23 millones de dólares30. De los cuales,
un 20% provendría de las colegiaturas, un 75% de las donaciones de los socios
privados y el resto –cada vez menos- de los donantes internacionales (USAID, y
otros).
Las donaciones a UFM, para construcciones y de aulas, plazas y auditorios se
constituyen en sí misma un reflejo de la alianza entre UFM y alto empresariado
guatemalteco. Los apellidos más reconocidos o empresas de más notoriedad en
el mercado local o internacional contienen las plaquetas de reconocimiento en
distintos centros de las corrientes que se desenvuelven en el campus, tales como
el Manuel Ayau Society, Centro Henry Hazlitt, Atlas Libertas y otros, reciben
donaciones empresariales o personales, graduadas en las categorías de Platino,
Oro, Plata o Bronce, así como para la construcción de edificios.
Tales los casos del “Edificio Académico”, que reúne a las oficinas de rectoría,
claustro y administrativas, y el Centro de Convenciones Juan Bautista Gutiérrez.
Otro ejemplo es la “Plaza de la Libertad”, donde cada ladrillo es portador de una
mención especial para algún donante en particular. En este último caso, su
patrocinador informa:
G&T Continental es el principal patrocinador del proyecto. Con su donación
se cubrió la primera etapa. También usted puede hacer una donación y
30
Ver. https://www.ufm.edu/images/7/70/UFM_informe_financiero_2010.pdf
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ayudarnos a levantar los pilares. Su nombre quedaría grabado en ellos,
como testimonio de su fe en los principios que distinguen a una sociedad de
personas libres y responsables31.
Esta plaza incluso ganó el Primer Lugar en la categoría de Urbanismo, del Premio
a la Excelencia que patrocinan Cementos Progreso y la Cámara Guatemalteca de
la Construcción. Otras plazas recientemente inauguradas es la del ex miembro
del Consejo de Fiduciarios, Luis Canella Gutiérrez asesinado por insurgentes en el
contexto del conflicto armado interno guatemalteco en 1977, lo que significa que
UFM también tiene sus mártires de la época sangrienta de este país.
En definitiva, la construcción de aulas, oficinas y auditorios y plazas dentro de la
UFM exhiben el tipo de alianzas y orientaciones políticas que reconocimiento a
empresas nacionales y transnacionales con franquicia local, así como de la
agencia del pueblo de los Estados Unidos para el Desarrollo (USAID por sus
siglas en inglés)32.
Pero no todo es oferta hacia las cúpulas empresariales, también hay demanda, y
en ese caso, UFM está en capacidad de brindar diplomados específicos por
31
Ver: http://www.plazalibertad.ufm.edu/ 32 La US-AID apoya en Guatemala diversos programas al gobierno, tales como apoyo al sector justicia y educación y salud. De igual manera entre la sociedad civil, tiene programa de apoyo a sectores empresariales y a ONG, selectas en temas como transparencia (lucha contra la corrupción pública) o salud reproductiva. Son comunes también los apoyos a gobiernos locales en gerencia, seguridad y medio ambiente. Su sitio web, es: http://transition.usaid.gov/gt/espanol/index.htm
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ejemplo al Comité de Asociaciones Comerciales, Agrícolas y Financieras (CACIF).
He aquí un ejemplo:
“El jueves 3 de mayo dio inicio la tercera edición del diplomado en
“Liderazgo político y empresarialidad estratégica” organizado por CACIF,
para formar habilidades políticas y estratégicas de líderes empresariales del
país. El programa, que tendrá una duración de 4 meses, contó con la
presencia de Andrés Castillo, Presidente del CACIF, Ignacio Lejárraga,
Vicepresidente, directivos de la entidad y autoridades de la Universidad
Francisco Marroquín (UFM), que le da apoyo académico al diplomado a
través de su Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales.
Esta iniciativa cuenta en su tercera edición con 18 participantes, en su
mayoría líderes empresariales que forman parte de los directorios de las
cámaras que integran el CACIF. La frecuencia del curso será de una clase
presencial por semana, en forma alterna en las instalaciones de la UFM y
del CACIF, para que a lo largo de 20 sesiones predomine la discusión
socrática de los diversos temas seleccionados. En palabras de Andrés
Castillo, Presidente del CACIF, este programa tiene muchas ventajas. “En
primer lugar, es un punto de encuentro de líderes empresariales que se
sienten comprometidos con los principios del Sector. En segundo lugar,
permite que directores de diversas cámaras se conozcan y den a conocer
las perspectivas que tienen en sus respectivas entidades. Y con ello, se
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promueve la necesaria unidad entre cámaras y asociaciones hermanas en
beneficio de la integración empresarial”. 33
Como se ve, las críticas sobre que esta relación entre UFM y las distintas
expresiones de las cúpulas empresariales, representa una contradicción con el
discurso antimercantilista que la filosofía de la libertad contiene, se debe quizá a
un enfoque estratégico ya previsto por el mismo F. Hayek, cuando afirmó en “Las
tareas de los hombres de Estado que aman la libertad”:
Si nuestro objetivo es contribuir a la formación de un orden espontáneo y
restringir el uso de la coerción al mínimo posible, nuestra tarea principal
será ajustar las reglas [del Estado] de manera que las fuerzas espontáneas
de la sociedad actúen (…). [En ese propósito] Las fuerzas más importantes,
que deben apoyarnos en una sociedad avanzada, son las del mercado”
(2011:106).
Sería entonces una relación de mutua conveniencia que tiene por común objetivo
la defensa de la propiedad privada y el orden económico vigente en Guatemala.
Lo que significa que su lucha en favor de su filosofía, no es exclusivamente por
amor a la teoría, sino que ocurre en medio de un determinado contexto histórico y
político acerca de intereses concretos que justifica las alianzas.
33 Tomado del perfil del Comité de Asociaciones Comerciales, Industriales y Financieras
(CACIF) en el sitio de redes sociales Facebook.
https://www.facebook.com/media/set/?set=a.4010334580646.2176505.1349684859&type
=1, consulta mayo, 2012.
105
105
3.7 La UFM como espacio de intersección de libertarios y conservadores.
Cuando se habla de UFM desde fuera de ella, suele hablarse de la fusión en ella
de las elites liberales y conservadoras del siglo XIX. Al punto que hoy día no
pocos se refieren a los tales como: liberales en economía y conservadores en
política. Dos razones históricas se invocan para ello: 1) la evidente desaparición
de ambos viejos partidos –ahora diluidas en otras facciones políticas-; y 2) la
persistencia de ambas corrientes ideológicas, pese a la supuesta desaparición de
las ideologías. Se quería preguntar si los interlocutores de este trabajo veian del
mismo modo este asunto. Es decir, como vinculado el conservadurismo al
anticomunismo de los años setenta.
Pero tal como se nota a continuación, la divergencia y/o fusión liberal
conservadora se la entiende más con respecto al rol del Estado en la economía.
El Rector Ibarguen habla sobre esta hipótesis, y admite “muchos ·puntos de
intersección” entre liberalismo y conservadurismo, pero lo del anticomunismo no lo
nota como una ideología específica, sino excluyente del individualismo. Las
diferencias que haya son reducidas a los enfoques económicos, ya no políticos.
R. Parellada lo plantea así:
“Hay los que somos liberales libertarios, en el sentido de la palabra de, que
defendemos la libertad en todos sus sentidos, en todos sus aspectos; y vas
a encontrar un montón de conservadores que están de acuerdo con la
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libertad del mercado pero que tienen sus reservas en cuanto a la protección
industrial, que eso es lo que yo te decía que le llamo el mercantilismo y eso
si vas encontrar un montón de esta gente ó grupos de presión que quieren
que el gobierno les de algún privilegio en favor de ellos, pero por otro lado
defienden libertad ó ciertos derechos en otros temas”.
E Ibargüen insiste:
(…) incluso en los Estados Unidos, hay muy pocos países, ty al vez muy
pocas ciudades libres del mundo que se escapan del mercantilismo, donde
tú lo que tienes es un sector corporativo que captura las agencias de
gobierno, que captura las agencias reguladoras, y que pretende tener
injerencia en las políticas públicas. Es evidentemente, esa visión
[conservadora] es contraria a la que tenemos nosotros. Nosotros creemos
que así como debe haber separación entre la religión y el Estado, debe
haber una separación entre la economía y el Estado.
De modo que ambas respuestas, se entiende por conservadores sobre todo a
aquellos empresarios que actúan bajo el proteccionismo estatal o en pocos
momentos como una diferencia de enfoque sobre los temas religiosos y culturales.
Ibargüen lo amplía así:
“Creo que la mejor manera de describirlo es un diamante, donde Ud. tiene
un eje norte, un eje sur, un eje este y otro oeste. En el –eje- norte, por
parcialidad van a estar los libertarios, en este diamante que le estoy
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describiendo, en el –eje- sur estarían los estatistas, que incluiría, mientras
más se acerca a ese eje, socialistas, comunistas que van en esa dirección,
y en el este y oeste, digamos en el este están los conservadores y en el
oeste los liberales, en términos norteamericanos [el liberal en términos
estadounidenses es lo que en América Latina se conoce como un
izquierdista], entonces, quiere decir: conservadores y liberales
prácticamente están en el mismo nivel y la diferencia entre los dos ejes
prácticamente son temas culturales y sociales. Su visión en cuanto al
Estado es la misma, en cuanto a la intervención en la economía en cuanto
a… es curioso, porque los republicanos dicen: nosotros defendemos
políticas militares agresivas, bueno, los demócratas han sido mejores
republicanos que ellos en ese tema. O sea, digamos, el presidente Obama
ha gastado más en gasto militar que Bush. Entonces por ello, se identifican,
por eso es una buena manera de verlo en ese diamante, liberales y
conservadores, se da la vuelta al diamante y se topan los puntos, están casi
igual. La diferencia más importante es entre los libertarios y los estatistas [o
sea entre los ejes del diamante] Norte y sur”34.
Y en cuanto al rechazo al utilitarismo clásico y al membrete de neo-liberales,
Ibargüen sostiene que:
34 . El diamante aludido por el entrevistado recuerda el “diagrama de Nolan” y otros de su tipo que sirven para “autoclasificarse” o clasificar determinadas tendencias políticas, a partir de preguntas básicas como las que se ofrecen en el siguiente link: http://www.testpolitico.com/
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“El clásico-liberal, es el que cree en la libertad, este dice, el mercado
funciona porque es bueno; en cambio, el neoliberal [dice]: el mercado es
bueno porque funciona. [Ello] tiene que ver con el utilitarismo. (…) Yo creo
en lo personal que Jeremy [Bentham], o sea la filosofía utilitarista, adolece
muchos problemas porque si hay un acto que es crasamente injusto, pero
que la mayoría está a favor de él e interfiere con los derechos de una
minoría, yo no estoy de acuerdo con eso; en cambio un utilitarista la tiene
que aceptar”.
Y al resaltar los principios de la EAE que más adhiere, señala.
“El principio que debería gobernar el mundo es el principio de no agresión.
Si quieres una descripción en tres palabras de esta filosofía, es el principio
de no agresión: no es el principio de quien hace más dinero; no es el
principio de a quién le quito y a quién le pongo; no es el principio de:
hagamos la economía más productiva y rica del mundo, sino, es el principio
de no agresión.”
Con esta declaración cierra la posibilidad de que a nivel formal, sea vista como
promotora de una ideología de odio como el anticomunismo. Si bien muchos de
sus egresados la abrazan de manera militante.
109
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3.7. UFM y su influencia en el modelo económico.
Pero en materia económica, la UFM y la EAE es la promoción doctrinaria del
mercado en función de las minorías plutocráticas del país. En cambio, la
liberalización económica, en función del mercado que se realizó en este país
desde finales de la década de los 80 del Siglo XX y principalmente a partir de
1995, cuando Guatemala ingresa a la Organización Mundial de Comercio (OMC)
ya es más el producto de la influencia de la Escuela de Chicago y el “Consenso de
Washington” y su política de estabilización monetaria a nivel macro. Pero cual si
se tratara de una estrategia de pinzas, lo que los organismos internacionales
empujaban, la élites austriacas, locales lo reforzaban, con sus discursos pro-
mercado.
Muchos de estos cambios pueden atribuirse en general a la Globalización, así
como a la concreta la influencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el
Banco Mundial (BM), pero no debe olvidarse que la influencia de M. Friedman en
Ronald Reagan o de F. Hayek con Margareth Tatcher en la década de los
ochenta, hicieron posible el soporte doctrinal de la Globalización.
Por tanto, la influencia de UFM se vio aumentada de manera paulatina y no es
exagerado decir que muchos postulados en sus versiones más simples, han
pasado a formar parte del sentido común entres los principales comentaristas y
editorialistas de medios de comunicación privados, así como de políticos y
110
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funcionarios públicos, tanto por su propio convencimiento de la bondad de su
fines. El Rector Giancarlo Ibargüen da su visión así:
“Bueno, yo te diría que el mejor aporte es el de mantener viva la llama de
una conversación en torno a la filosofía de la libertad, y en eso que
Guatemala ha sido muy afortunada por mantener a la Marroquín. El nivel de
profundidad que tú encuentras en los debates sobre temas liberales, no lo
encuentras en otros países de América Latina, ni siquiera en España, y no
me refiero debates entre liberales y socialistas, o conservadores o
libertarios, como quieras… a lo interno del propio movimiento, o sea, es un
movimiento muy maduro porque hay mucha diferenciación adentro del
propio movimiento, pero con un respeto por la conversación, por el diálogo.
Yo creo que es de las contribuciones más importantes que tiene la UFM al
país, luego puedo señalar otras influencias más directamente como por
ejemplo: el despegue que tuvo la telefonía; eso tú lo puedes trazar, hay
ideas que nacieron de personas allegadas a la Marroquín, y eso es
innegable pues, un país de 14 millones, con 18 millones de celulares. Y tú
dirás: es la tecnología. No. Porque si tú comparas el crecimiento que tuvo la
telefonía celular con cualquier otro país y el precio que se paga por minuto,
más todos los servicios que se te ofrecen, no encuentras otro país igual que
Guatemala, y eso se debió a que la privatización de la telefonía en
Guatemala habrá tenido sus problemas y se le podrá criticar muchísimo,
pero en algo que fue ejemplar fue en que antes de privatizarse la telefónica
estatal se liberó el mercado. Entonces el objetivo ya no fue llenar las arcas
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del Estado, sino satisfacer mejor a un precio más barato, más eficiente, las
necesidades del consumidor”.
Pese a estos aparentes triunfos del modelo de mercado, hay entre los libertaristas
guatemaltecos un sentimiento de frustración: el triunfo no es pleno. A todo este
auge le ha hecho falta la joya de la corona: la sustitución del actual modelo
constitucional liberal-democrático, por otro que garantizara plenamente la
soberanía de la minoría, tal cual sentido del proyecto de reforma constitucional
denominado ProReforma, que el mismo Manuel Ayau encabezó antes de su
fallecimiento.
A pesar de lo anterior, el triunfo de clase tiene que ver sobre todo en constituirse
como la reserva moral de la clase dominante en Guatemala. Cuando en las
instancias empresariales, hay disensiones sobre alguna clase de política pública,
alguna reforma a las leyes de parte del gobierno, o cosas parecidas, es la UFM,
sus ideólogos los que se aprestan a corregir el rumbo. Esto tiene que ver con una
sentencia que normalmente escribía Manuel Ayau: “ser empresario no significa ser
experto en economía” (aunque también advirtió que no deberían opinar sobre
economía quien no ha tenido ningún éxito económico) (cf. M. Ayau, 2010: 250).
En el primer caso significa que las vacilaciones o bien los apoyos que el sector
empresarial pueda tener con respecto a las políticas de gobierno que no sean en
favor de la liberalización económica o la protección de la propiedad privada, la
opinión de los empresarios no debería ser considerada correcta, sino la que
112
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provenga de los cánones que establece el discurso de la EAE provenientes de la
UFM.
Es que a veces hay divergencias no siempre públicas entre ideólogos de UFM y
las organizaciones empresariales sobre políticas públicas que origina comentarios
como este: “!es que aquéllos son muy radicales!” Pero al final, el interés de clase
se impone y para ello la opinión que provenga de UFM es altamente valorada.
La UFM también le surte a las grandes corporaciones transnacionales,
estadounidenses y españolas, especialmente y de otros, países asentadas en
Guatemala, de profesionales confiable, entrenados para hacer análisis político o
inteligencia empresarial local a partir de una lógica de defensa a priori de las
grandes inversiones de capital nacional o extranjero. En efecto, un profesor35 de
tiempo completo en UFM, asegura –por su propia experiencia-:
“Puedes entrar al mundo empresarial, bancario, por ejemplo, pero más a las
grandes multinacionales, como profesional analista, asesor o consultor
especialista en temas políticos, movimientos sociales, solo si hay un
entendido tácito o a veces explícito de que provienes de UFM, compartes
su visión y eres por tanto personal confiable. Un criterio negativo de
selección es que a los expertos no se les considere o investigue una
tendencia izquierdista”.
Y agregó:
35
A quien le agradezco su compartimiento de experiencias y visiones, aunque –por razones obvias- no accedió a que su nombre fuese citado. Entrevista mayo 2012.
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“De hecho, ahora con el boom de las inversiones mineras, petroleras, palma
africana en los territorios del interior, hay una creciente demanda de parte
de los inversores en contratar personal parcial o de tiempo completo, en
hacer análisis político local y nacional que ayude a elaborar mapas de
riesgo o estrategia con buena paga”.
A lo dicho por informante, que de hecho puede considerarse parte del sentido
común empresarial, es decir, asesorarse convenientemente, cabe señalar, sin
embargo que ello explicaría por qué muchos de los comentaristas de prensa que
son parte del movimiento libertario, por lo general ofrecen una defensa automática
y oficiosa la industria minera o monocultivos, y a la patronal en los conflictos
sociales a cuyos movimientos de resistencia condenan de antemano como
obstáculos al desarrollo y/o terroristas. Cosa que pueden hacer ya por
convicciones personales, pero que al ser especialmente útiles a las industrias
locales tabacaleras, las licorerías, cerveceras, entre otras en conflictos concretos
como el de cementera en San Juan Sacatepéquez, o Santa Cruz Barillas o Gold
Corp en San Marcos, o Perenco en Petén, o los Pellas (capital nicaragüense) en
Polochic, entre otras muchas, etcétera, el sesgo suele ser impresionante.
Si a lo anterior se añade que hay varios Bufetes de Abogados apellidos
reconocidos que a su vez son egresados de UFM, que son quienes de manera
exclusiva trabajan los litigios corporativos ante el Estado, o en las comunidades,
se asegura no solo una defensa legal-penal de alta calidad sino con vínculos
ideológicos, familiares y corporativos que cierran el círculo de influencia.
114
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Más allá de lo anterior la influencia de UFM no se limita a las políticas públicas,
donde impere la soberanía del mercado, o a las relaciones con las cúpulas del
sector privado, hay un tercer factor: y es que muchos de sus egresados que
forman parte del movimiento libertarista, son fuertemente entrenados para ser
hábiles polemistas, como se verá a continuación.
CAPÍTULO 4. EL MOVIMIENTO LIBERTARIO y SUS EXPRESIONES EN
GUATEMALA
Y tal como se ha notado hasta ahora, lo liberal en economía tiene dos grandes
ramas donde el liberalismo de la EAE es marginal. No obstante, dentro de la EAE
hay distintas corrientes diferenciadas entre sí, que en conjunto toman el nombre
de “movimiento libertario” o “clásico-liberales”. Sus énfasis doctrinarios varían,
unos creen en el racionalismo individual (randianos) otros no; unos creen el poder
del Estado como mal necesario (minarquistas) y otros como una mera ficción
racionalista (miseanos), etcétera. Un libro que recorre en un solo volumen estas
diferencias conceptuales más en detalle es el Atlas del Liberalismo de Raimundo
Cubeddu (1999).
La diversidad de opiniones dentro del movimiento, puede decirse que se avizoran
en función de tres aspectos:
1) Una animosa competencia por ver cuál es más radical en su
interpretación del individualismo liberal;
115
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2) Cuál es más sólido en la descalificación del adversario, como colectivista,
totalitario o socialista,
3) Un aparente sentimiento de marginalidad, o más bien, de minoría, que
invita a comparaciones a través de la sociología de la secta.
Lo anterior no es exagerado, parecerían exhibir un sentimiento mesclado entre
ser incomprendidos en sus doctrinas y a la vez sentirse responsables de la
salvaguarda de la libertad de empresa, en este país. La frase: “más allá de
nuestras muros: la barbarie socialista”, describiría bien esta situación. Con todo
hacia adentro del movimiento la competencia para ver quién es más ortodoxo se
mantiene.
Así lo sugiere un entrevistado al relatar un episodio sucedido en UFM alrededor
del año 2009. Fue que se generó alguna controversia en torno al cambio de
nombre de un auditorio denominado “Milton Friedman”, en el que uno de los
seguidores de Friedman, el economista Hugo Maul, hoy día Decano de la Facultad
de Ciencias Económicas de dicha universidad, y uno de los directores del Centro
de Investigaciones Económico Nacionales (CIEN), intervino para profundizar en la
disputa, generando él mismo un movimiento para efectivamente cambiarle de
nombre al auditorio, conforme lo habían sugerido sus críticos radicales. Maul lo
expone así:
Resulta que hace un par de años vino un conferencista extranjero a dar
charlas a la UFM y en una de esas charlas se le ocurrió sugerir cambiar el
nombre del auditorio ya que, según él, ¡Friedman era un socialista! Así
116
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como lees: Friedman socialista. [De hecho, así calificó Ayn Rand a
Firedman en los años setenta, N.d.A].
Algunos personajes libertarios radicales consideran que Friedman y Hayek
son los mejores “amigos socialistas” de los libertarios. Como siempre pasa
en Guatemala, todo mundo se quedó callado. Los más moderados lo
tomaron como una broma del invitado y las autoridades hicieron oídos
sordos. Las huestes más radicales utilizaron está aseveración para mofarse
de Friedman y su aporte y reivindicar su “status” dentro de los de este lado
(notá que hago una distinción entre liberales y libertarios).
Como comprenderás, dado que yo me formé en la tradición de la Escuela
de Chicago (aunque estuve en UCLA- The Chicago of the West Coast,
decían antes) no podía quedarme con los brazos cruzados. Mucho menos
permitir que se burlaran de uno de los economistas más importantes de la
historia del pensamiento económico. Mucho menos que se burlaran quienes
dicen ser defensores de las ideas de la libertad. Lo entendería si los chicos
de la Honorable Huelga de Dolores se burlan de Friedman o si lo hace los
amigos del COS36 . Este montón de jóvenes radicales post-materialistas
(como le llamaba Salinas de Gortari a los niños bien mexicanos que
criticaban al modelo que les daba de comer), a mi juicio, deben ser más
respetuosos con la contribución de este tipo de pensadores a la tradición
36 Se refiere al Colectivo de Organizaciones Sociales, una entidad de centroizquierda que existió entre el 2006 y 2009.
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liberal, además de ilustrarse más acerca de estos personajes. Por esa
razón (..) fui yo quien sugirió el cambio de nombre (yo soy quien menos
debería promover eso). Logré mi objetivo. Como habrás visto, la reacción
de la mayoría fue la opuesta a la que sostenían los radicales. Por supuesto,
al final me aplicaron la ley de siempre: me invisibilizaron. Y tampoco le
cambiaron de nombre al auditorio.
En 2005 un par de economistas egresados de UFM, Lizardo Bolaños Fletes y
Carlos Mendoza, hicieron un primer esfuerzo investigativo (2005), cuyo objetivo
era más bien político, que académico y quizá por esa razón, nunca se llevó a
cabo, más que algunas hojas sueltas que se tuvo a la vista.
L idea de Bolaños, según se desprende del borrador del diseño de investigación
aludido, era averiguar cuánto estaba preparado el movimiento libertario para
enfrentar el posible advenimiento de un gobierno de izquierda. En ese momento,
gobernaba en el país Oscar Berger Perdomo, y efectivamente más adelante ganó
las elecciones el socialdemócrata Álvaro Colom, Presidente considerado de
izquierda y populista por parte del movimiento libertarista y de las cúpulas
empresariales.
En este texto se hacía alusión a este contexto político, por lo cual tenía por
objetivo: “formular una serie de encuentros que permitan refinar el análisis inicial y
poder llegar a recomendaciones que permitan fortalecer el movimiento libertario en
Guatemala”; que como ya se dijo no se logró en el objetivo de enfrentar la
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coyuntura electoral, pero no se descarta que encuentros de este tipo se hayan
realizado con posterioridad.
Entre los grupos que a lo interno de la UFM se movían entonces, de acuerdo al
texto mencionado, estaban;
1. Raíces (se refiere a los fundadores, de línea austriacos).
2. Los austriacos (seguidores de los primeros, profundamente hayekianos).
3. Randianos (seguidores de Ayn Rand, que gustan de llamarse a sí mismos
como Objetivistas, considerados de los más radicales)
4. Ordoliberales (minúsculo grupo de seguidores de Wilhelm Röpke padre del
“neoliberalismo alemán”).
5. Public choice, (seguidores de James P. Buchanan y la Escuela de
Economía Política de Virginia). De estos el documento dice:
“Eventualmente desarrollan tendencias hacia los Randianos. Ello puede
provocar que la discusión se vuelva “sobre moralidad” [de la política] y no
sobre los incentivos económicos que afrontan los políticos y cómo puede
reorientarse”.
6. Chicago-neoclásicos (más ligados al CIEN, pero con vínculos activos con
UFM).
7. Mixers (los más pragmáticos - según sus palabras-, parece referirse a los
que tienen un rostro público más activo y que defienden el conjunto de
visiones)..
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Varias de las anteriores tendencias “ideológicas”, por decirlo así, tienem su
respectivo tanque de pensamiento que funciona dentro del recinto universitario de
la UFM. Por ejemplo, los randianos con el Centro de Estudios del Capitalismo, o
los seguidores de Public Choice, con el Centro de Análisis de las Decisiones
Públicas (CADEP), etcétera. Sin embargo, mientras que la mayoría de Centros y
corrientes en su forma académica sólo son activos dentro de la esfera de la UFM;
dos centros destacan por su habilidad de salir de sus muros: el CADEP que ha
logrado incluso involucrar a la Universidad de San Carlos (estatal) concretamente
a su Facultad de Economía, a organizar los denominados Foros
Interuniversitarios, que organiza la UFM llevando su propia logística,
conferencistas y su literatura, y haciendo que el resto de universidades pongan la
infraestructura y la audiencia. Es un éxito de difusión orgánica e ideológica.
Y la otra es la recientemente creada Free Cities Institute (FCI), que es la
continuidad del seminario sobre el mismo tema realizado por UFM en 2011 en
Roatán, Honduras, el cual se constituye como un aparato de corte internacional,
con el objeto de promover la estrategia de la ciudades libres como un nuevo
mecanismo de reposicionamiento del sector privado y el libre mercado “para
combatir la pobreza y detener las migraciones hacia el norte –como alegan sus
defensores- 37 y/o generar economías de enclaves para las grandes
corporaciones; pero también, y en el fondo, para repetir la utopía randiana de la
fuga empresarial (“votar con los pies”) contemplada en la Rebelión de Atlas (A.
Velásquez, 2010 y The Economist , 2011),
37
Cf. https://freecity.ufm.edu/index.php/Main_Page
120
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Hoy día, las tendencias dentro de UFM que parecerían ser los menos académicos
pero sí los más militantes serían los randianos y los anarcocapitalistas.
Murray N. Rothabarh es el principal ideólogo del anarcocapitalsimo, fue presidente
del Instituto Cato y miembro del equipo de asesores económicos de R. Reagan.
Es promotor según sus palabras, de un “estudio sistemático de la libertad” que
conduzca a un “libertarismo fundado en la ley natural” teniendo a la “ley natural”
como el más alto estándar para juzgar la situación actual del mercado. Dice: “esto
tiene más de radical que de conservadora porque implica la búsqueda del reino de
los principios ideales” (M. N. Rothbard, 2009: 331-332). Esta corriente se basa en
el repudio de toda noción de bienes públicos y del derecho político.
Por esto mismo, el anarcocapitalismo a nivel general es más una postura
doctrinaria que práctica, pero con creciente influencia. Su propuesta de estrategia
política consiste en promover el “abolicionismo activo” teniendo a la “La libertad
como la suprema meta política”. A través del “abolicionismo activo” se promueve
la erradicación de todas las reglas públicas hasta reducir –cuanto más rápido
mejor- el orden estatal a cero y proceder en su lugar a contratos privados –sobre
todo bilaterales- en materia de seguridad, educación, salud, investigación,
etcétera. Rothbard rechaza que esta postura se ampare en que el “fin justifica los
medios”, pero bien que lo supone38.
No es difícil comprobar que la política del “abolicionismo activo” es seguida por
muchos de los miembros del movimiento libertarista guatemalteco, de los que se
38
“Cuando el fin es lícito también lo son los medios”, es la frase original que se le atribuye al Maquiavelo.
121
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expresan en programas de televisión, radio y columnas de opinión desde donde
impulsan su doctrina o ejercitan el análisis noticioso desde esta lógica de
pensamiento. También es común verlos participar como accionistas de varios de
los medios de prensa del país.
Quizá de la más famosa reunión de estos y estas propagandistas libertarios es la
empresa de comunicación llamada Libertópolis39 que difunde sus programas a
través de dos frecuencias radiales y algunos de ellos también tienen a su cargo
despachos en los noticieros de la televisión por cable
Si bien su presencia es mayoritaria en los medios de comunicación, el sentimiento
de ser minoría frente a una sociedad ajena al libre mercado se mantiene. De modo
que teniendo a la soberanía del mercado como factor de autorregulación social, se
desarrollan luego tres (o más) vertientes de discursos.
De análisis general de tales discursos se puede decir que para el movimiento
libertarista, Guatemala es a sus ojos: 1) Un país mercantilista; 2) con Estado
Benefactor o 3) francamente socialista; y por tanto, el movimiento libertario,
tendrían la imperiosa necesidad de empujar las fronteras del debate y de las
políticas hacia el reino del mercado, el que una vez arribado, haría maravillas por
sí solo ante el subdesarrollo.
39 Sitio Web en: http://www.libertopolis.com/
122
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a) Con respecto a la denuncia de las prácticas monopólicas de la economía
guatemalteca, se lo utiliza una apología. Las fallas que señalan los críticos
del capitalismo guatemalteco no es capitalismo es “mercantilismo”. Las
denuncias de las prácticas monopólicas de las grandes corporaciones es
porque los tales empresarios son “mercantilistas. Se la utiliza cuando de
continuo se señala la alta concentración de la riqueza y el uso extensivo del
Estado (ejecutivo, legislativo o judicial) que han usado los poderosos para
legislar, devolverse con rapidez su tasa de inversión, acumular, barrer a la
competencia y hacer negocios con los distintos despachos ministeriales. En
ese caso se dice: “nuestros empresarios son competitivos, pero les gusta
protegerse.” La idea es no tener que lidiar con los hechos, porque el
grueso del empresariado tradicional guatemalteco ha construido su fortuna
al amparo del sector público, mediante privilegios legales y fiscales, o
participación directa en negocios de doble vía, generando así una
economía cautiva de vocación externa.
Esta postura tiene un carácter justificatoria, puesto que la economía
privada está tan llena de monopolios y privilegios, que el discurso de libre
competencia en este contexto, raya en broma de mal gusto.
b) Cuando se refieren a la presencia del “Estado benefactor”, los libertaristas
hablan como si en Guatemala existiera tal cosa como la previsión social
europea. Todavía más, como si se tratara de un modelo escandinavo, por
lo cual dicen: el sistema es “gran carga para los contribuyentes”, y que “son
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pocos los que tributan”. “Los servicios públicos son mediocres” y como
diría Milton Friedman: “no hay almuerzo gratis”. 40 Es un discurso contra
toda contribución fiscal, pero también contra los servicios o instituciones
públicos aun vigentes, tales como la educación superior pública de la
estatal Universidad de San Carlos. Así como del sistema previsional
raquítico y de baja cobertura que es el Instituto Guatemalteco de Seguridad
Social (IGSS), entre otros. El discurso se articula en torno “al costo de
tener gobierno”, es decir contra el tamaño del aparato público y sus
servicios, que debería dedicar exclusivamente a seguridad y justicia.
Esta postura tiene un carácter defensivo y preventivo.
c) Emparentado con el anterior, pero con una nota más política que doctrinal,
está el de acusar a todo lo ajeno como colectivista o socialista. Es cuando
se califica que Guatemala es todavía o se va a convertir un país socialista o
populista, o que de hecho ya lo es y por eso “urge quitar los obstáculos del
libre mercado”. sobre todo cuando se discute o impulsan políticas sociales
o bien hay inminencia de gobiernos de centroizquierda. Y aunque ello
realmente no esté en peligro, se exageran las divergencias, como un
asunto de hegemonía política. Los discursos comunes en este caso van de
suaves a duros. Los primeros dirían: “Los subsidios lo pagan los pobres no
40 Textos y discursos de Milton Friedman en español en: http://www.elcato.org/coleccion-milton-friedman, la frase aludida está contenida en artículo (1993): El verdadero almuerzo gratis: los mercados y la propiedad privada. Traducido por Constantino Díaz-Durán para el Cato Institute
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los ricos”, o, hay que enseñar a pescar y no regalar el pescado”. Pero los
más duros, van desde los de corte doctrinario como los anarcocapitalistas,
hasta los anticomunistas activos los levantan fantasmas del comunismo y
el odio de clase contra la democracia.
Esta postura tiene un carácter ofensivo, pues tiene a la Política (como
espacio de toma de decisiones) y a los gobiernos de Centro izquierda,
como enemigos ideológicos.
Los temas de fondo en las disputas, aparte del programa despolitizador, son los
de la justicia social y la democracia, tal como se tratará de demostrar en los
capítulos. Para ello, libran una denodada batalla ideológica, cuyo fin como diría
F. Hayek, sería la de, “limpiar el envenenado lenguaje” de la justicia social que
tiene la gente común (1998: 173-190), como si –argumentó- el orden económico
libre estuviera obligado a la igualdad de resultados.
Un ejemplo sencillo de visualizar el problema de la justicia social es el afán de los
seguidores de la EAE, para que la educación no sea pública. Es decir que cada
quien se pague el costo de lo que a la larga le servirá para mejorar su
productividad. En tal extremo, el círculo de la pobreza solo la podrían romper
aquellos ciudadanos que se la puedan pagar, de manera estratificada, como de
hecho existe, pero con más crudeza. Millones de personas serían entonces
dejados de manera perpetua en el ciclo de mano de obra barata, si acaso el
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Estado renunciara a no generar educación gratuita y universal. Y así en otros
ejemplos.
Pero también hay otros discursos del movimiento libertarista que van dirigidos
contra las expresiones organizadas de la sociedad civil, aquellas ajenas al
empresariado organizado. Estos suelen ser:
Contra el movimiento ecologista y ambientalista (a los que acusan de
oponerse a la industrialización y el progreso).
Contra los movimientos de reivindicación de derechos específicos y
colectivos de los pueblos mayas (a los que acusan de querer dividir a la
población guatemalteca –y de racismo invertido contra los blancos-). Y en
general contra el multiculturalismo.
Contra la teología de liberación o “la opción preferencial por los pobres” (a
los que acusan de fomentar el odio contra los ricos). (En su lugar
favorecen “la teología de la prosperidad” -versión teísta del randismo- que
promulgan los grupos neopentecostales evangélicos, y otros de orden
católico, como el Opus Dei)41.
41 También desde el libertarismo “internacional” hay severas críticas contra documentos oficiales de la Iglesia católica, tales como la “Doctrina Social” u documentos papales como Caritas in Veritate de Benedicto XVI, entre otros.
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Contra el movimiento feminista o la igualdad de género (a las que acusan
de querer eliminar la meritocracia y el desempeño individual).
Contra los movimientos sociales, principalmente sindicales o campesinos (a
los que acusan de fomentar el desorden contra la propiedad privada y por
ende, contra el progreso).
Contra los movimientos de Indignados del Primer Mundo, (a los que acusan
de no amar la libertad).
A todas estas manifestaciones o asociaciones las acusan de ser artificiales, no
genuinas, sino motivadas por financiamiento internacional y líderes negativos o
agendas políticas ocultas. En los discursos e intereses más extremos se les
acusa de terrorismo y sedición, criminalizando sus actividades, aun si no hay
violaciones legales de por medio. Pero en un plano teórico más radical, digamos,
en la lógica randiana, ni siquiera debería haber “asociaciones” (lo que incluye a
los núcleos familiares), por cuanto significan una contradicción activa con el
principio del individualismo.
La realidad económica y política guatemalteca en cambio es otra. Su débil
democracia todavía no facilita la suficiente participación ciudadana organizada y el
necesario pluralismo político e ideológico. Guatemala no solo tiene el Estado más
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pequeño y barato de América Latina (lo que incluye frecuentes impagos a la USAC
y al IGSS y otros servicios públicos) sino que se puede decir que cuenta con un
modelo económico francamente liberal y un ambiente legal atractivo a las
inversiones extranjeras, que lo cual se refleja en que el país ocupa el puesto 79 de
183 (y mejorando cada año) de países analizados en el ranking del Índice de
Libertad Económica del 2011 que publica el conservador The Heritage Foundation
y The Wall Street Journal.
Aparte de las expresiones libertaristas al seno de la UFM, fuera de esta, hay
también expresiones organizadas de sociedad civil que se identifican y empujan
su agenda entre la sociedad civil y en el debate mediático y legislativo. Algunas
de estas expresiones integradas por profesores, estudiantes, o egresados de UFM
activos en el mundo social organizado son:
Centro de Estudios Económico Sociales (CEES)42
Liga Pro-Patria43
Asociación de Amigos del País44
Movimiento Cívico Nacional (MCN)45
42 Sitio Web: http://www.cees.org.gt/index.php/Portada 43 Sitio web: http://www.ligapropatria.com/ 44 . Cuyos antecedentes históricos son la Sociedad Económica de Amigos del País fundada en 1795 para promover ideas del liberalismo económico y nuevas formas de producción, habiendo sido de las primeras sociedades de clase en Guatemala. Cf. Alejandro Gómez; 2011:13) 45 Sitio Web: http://www.mcn.org.gt/
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Instituto de Servicios a la Nación (ISN) 46 (con vínculos con Alianza
Evangélica de Guatemala -AEG)
Otros dos centros de pensamiento que aunque no son explícitos en el movimiento
libertario, promueven activamente la “agenda de la libertad”, con la diferencia de
hacerlo “desde las trincheras y no desde el discurso,”47 debido a su casi directa
influencia en las políticas, pueden nombrarse las siguientes:
Fundación para el Desarrollo (FUNDESA).48
Esta es una organización de los empresarios a título individual de los más
poderosos consorcios del país, y que organiza anualmente el Encuentro Nacional
de Empresarios (ENADE), con el objetivo de “contribuir al desarrollo integral,
sostenible y democrático, en una Economía de Mercado y un Estado de Derecho”.
Parte de su agenda, va encaminada a desacreditar a los gobiernos considerados
de izquierda y a promover soluciones lo más próximas a la soberanía del mercado
y lo privado en la vida social y pública.
46 Sitio Web: http://www.serviciosalanacion.org/ 47 Así me describió un miembro de estas Think-Thanks, la labor cotidiana de estas, cuyo nombre no se permitió citar. 48
Sitio Web: http://www.fundesa.org.gt/cms/
129
129
Centro de Investigaciones Económico Nacionales (CIEN),49 promueve “un
orden social libre” para la prosperidad.
Otros actores en esta misma posición, pueden nombrarse a las cámaras de las
cúpulas empresariales como la Industrial, la Financiera; la del Agro; asociadas al
Comité de Asociaciones Comerciales, Industriales y Financieras (CACIF)50, y otras
cámaras empresariales como la de Periodismo (dueños de medios); la que en
esencia mantiene el mismo mensaje en torno a libertad de empresa, Estado de
Derecho, propiedad privada, etcétera.
La Fundación Libertad y Desarrollo.51
Fundada por Dionisio Gutiérrez (julio 2012), uno de los magnates guatemaltecos
más activos en la política nacional e internacional promoviendo la causa liberal.
Es miembro del comité de fiduciarios de UFM. Esta fundación tiene como su
proyecto estrella la Escuela de Gobierno, que entró a operar en agosto del 2013.
Otro de sus ejecutorias es el programa Dimensión, que también tiene como objeto
promover el Estado de Derecho, tal como lo entiende el sector privado.
En resumen: diversidad y fuerza, actividad y confrontación, parecen ser las
características de este movimiento libertarista, que tiene en las categorías de
49
. Sitio Web: http://www.cien.org.gt/index.aspx?menu=2&indice=14 50
Sitio Web: http://www.cacif.org.gt/ 51 Al momento de terminar este texto, carecía de sitio Web.
130
130
Libertad y/o Mercado, Estado de Derecho y/o República sus denominadores
comunes de lenguaje político, el cual también se expresa muchas veces en un
comportamiento político común entre los libertarista a título individual, junto con las
expresiones organizadas del sector organizado como el CACIF, hasta niveles en
que no queda claro quién influencia a quien.
Este correlato se nota sobre todo en determinadas coyunturas políticas, ya sea
contra gobiernos en su conjunto o contra políticas determinadas. Es decir, que en
momentos críticos que exigen posicionamiento, al tradicional antiestatismo
discursivo, añaden un activo antigobiernismo político, contra tendencias de centro
izquierda, como ocurrió con los casos de los ex presidentes Vinicio Cerezo (1986-
1990), Alfonso Portillo (2000-2004) o Álvaro Colom (2008-2011), o bien contra
determinadas políticas o propuestas tales como las reformas constitucionales de
1999 o las Presidente Otto Pérez en 2012, que consideran lesivas a sus privilegios
de mercado.
Significa que si se juntan los intereses económicos con el programa ideológico y
político, siempre habrá comunidad de intereses y posiciones entre los adherentes
individuales y colectivos del discurso libertarista. Todo esto debido a una
aparentemente razón histórica y sociológica: el sentimiento de minoría que tiene el
pensamiento burgués sobre sí misma, es decir, como sector vulnerable y como
sector privilegiado. Léase: debilidad y poder en una misma categoría.
131
131
CAPITULO 5: LA CONTINUIDAD HISTÓRICA DE LOS DISCURSOS
LIBERTARIOS EN RELACION A LA DEMOCRACIA,
6.1. Liberalismo y democracia
Muchos debates “libertaristas” tienen que ver con su rechazo implícito o explícito
de la idea de la Democracia, que es en primer lugar un rechazo de clase, contra el
poder de las mayorías y en segundo lugar una visión particular sobre el poder
político moderno. Recelo que comenzó con los primeros pensadores liberales (con
la excepción de J. Rousseau y su concepto de voluntad popular como cesión de
soberanía personal -1992:48- ).
Pero ¿qué es la democracia? A partir de la literatura política puede identificarse al
menos cuatro dimensiones de la democracia, que son:
1) Esencial
2) Procedimental
3) Institucional
4) Normativa
Con respecto a la primera se refiere al poder del pueblo, sin más, que significa que
el pueblo toma en sus manos los asuntos públicos, la propiedad y la justicia,
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132
especialmente. Sus formas son la elección directa de sus autoridades por
elección o sorteo. El asambleísmo es su principal mecanismo de toma de
decisiones y las comisiones, la forma de operar los mandatos. (Aristóteles, op.cit)
y su principal característica es que por donde la libertad se abre paso, cual fuente
de agua mansa, llevado por la gravedad, aunque eventualmente se convierte en
catarata. Una catarata puede ser tanto bella como destructiva, una destrucción
creadora. Sus críticos, han dicho que el poder del pueblo reunido es como el del
un alcohólico con abundancia de vino enfrente (cf. Platón: Libro VIII, 316), cosa
que no ha dejado de repetir sus enemigos.
En segundo lugar, ya en un plano menos filosófico, sino técnico, a la democracia
se la concibe como equivalente a un sistema electoral competitivo. Cuyos
regímenes electorales (su diseño) se dividen principalmente en dos: 1) mayoritario
–donde el que gana lo gana todo-; 2) o proporcional –donde hay representación
de las minorías en los órganos de gobierno). En ambas formas se considera que
se canalizan las preferencias del pueblo o la voluntad general de la ciudadanía
(cf. D. Nohlen, 1995).
En tercer lugar, se la concibe como un régimen institucional que expresa la
soberanía del pueblo, su titularidad sobre las leyes e instituciones. Por lo general
los sistemas presidencialistas son de son más de corte mayoritario y los sistemas
parlamentarios más de proporcional (Arend Lijphart, 2000). El sistema que
encierra ambos regímenes está más cerca a lo que conocemos como República
democrática. Estas pueden dar lugar a tipos de gobiernos centralizados o
133
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descentralizados (federativos). En cuarto lugar los distintos tipos de interés acerca
de lo que debería ser funcionamiento o realidad de la democracia, de los que el
concepto de “poliarquía electiva” de R. Dahl (1989) es de los más conocidos o A.
Tourain y su “liberación procesual de individuos y sujetos” (2006: 19s) de la
ciudadanía democrática.
No obstante, en el pensamiento libertarista, el concepto de democracia como
poder del pueblo, haciéndolo equivalente al reino del caos y la tiranía de la
mayoría, sigue más vivo que nunca. Es por tanto un rechazo de clase. Todas las
corrientes libertarias enfatizan esto con fuerza. Desde J. Shumpeter, pasando por
L. Mises y K. Popper, A. Rand; todos los que se precien de amigos de los
derechos individuales, tienen algo que decir contra la democracia. Frases como
esta de M. Friedman, son comunes:
“Yo no creo en la democracia pura; nadie cree en ella. Nadie cree que sea
apropiado matar a 49 por ciento de la población, incluso si el 51 por ciento
de la gente vota por que se haga” (supra, nota 64).
F. Hayek fue más lejos al proponer de cambiarle de nombre a la Democracia por
el de Demarquía para que signifique no solamente “gobierno limitado” (2007: 124),
sino que incluya cambios constitucionales que garanticen la soberanía de la
minoría, es decir, un efectivo derecho de veto, a través de dividir efectivamente las
funciones de los actuales parlamentos, democráticos o no, en dos: una cámara
que vigile las normas generales de recta conducta (la Ley –natural-) y otra que se
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restrinja a lo que la primera cámara le infunda (2007: 153s) y (2006:471 y passim).
O sea, la república oligárquica constitucionalizada.
Como ya se ha dicho antes, se trata de una vieja disputa que comienza en la
Grecia antigua, pasando por Roma, llegando a la Revolución inglesa de 1688,
entre los Whigs y hasta llegar al presente, al que se le contrapone un régimen
controlado simplemente denominado “Estado de Derecho”, el que puede convivir
perfectamente con regímenes dictatoriales o colonizados, mientras que las reglas
de la libertad de empresa y propiedad privada estén garantizados.
En ese sentido, para el liberalismo económico, el régimen político llega a importar
poco, cuando nada, con tal que el ambiente legal sea propicio para la propiedad
privada y el beneficio empresarial. Trátese de dictaduras sangrientas como la de
Pinochet o Suharto o sea una colonia imperial como lo fue Hong Kong. De hecho
las críticas a la democracia, su concepto y contenido, por parte del movimiento
libertarista son abundantes y prolijos de citar. Ni siquiera cuenta que Estados
Unidos se proclame como tal. Sencillamente la democracia no estaba en los
planes republicanos de los “Padres Fundadores”, según sus apologías.
Como lo escribe, por ejemplo, Steve H. Hanke en su texto Sobre la democracia
versus la libertad (2011) ha recordado que los “padres fundadores” de Estados
Unidos no eran demócratas, que la palabra “democracia” no aparece en la
Constitución y que, al contrario, desde que a principios del siglo XX, el Woodrow
Wilson se propuso hacer del mundo un lugar seguro para la democracia, los
135
135
Estados Unidos ha venido decayendo como lugar seguro para la libertad de los
individuos en favor del crecimiento del gobierno. Escribe:
“¿Qué podemos aprender de todo esto? Primero, “democracia” y “libertad”
no son palabras intercambiables. Segundo, sólo el primer siglo de la
experiencia estadounidense representa un parámetro de libertad. Expandir
la democracia es un eslogan que requiere de mucha precaución. Puede
convertirse fácilmente en una tiranía electa. La libertad es el concepto.
Nuestro reto es convencer a cada ciudadano de los beneficios que fluyen
de la puesta en práctica de la libertad. La libertad incluso podría florecer de
formas muy diversas e inesperadas en diferentes partes del mundo”. 52
Robert Dhal (2003) el prestigioso politólogo liberal está de acuerdo con que la
Constitución estadounidense contiene muchos elementos antidemocráticos de
origen y evolución, transmutados a su sistema político que hacen difícil los
consensos políticos, No obstante con la inspiración de J. Madison, el sistema
evolucionó sobres sí pero no con respecto a otras democracias occidentales. Su
pregunta inicial es:
¿por qué tendríamos que sentirnos hoy ligados por un documento
producido hace más de dos siglos por un grupo de cincuenta y cinco
mortales, firmado únicamente por treinta y nueve, de los cuales un número
52 Steve H. Hanke: Sobre la democracia versus la libertad. En: http://www.elcato.org/sobre-la-democracia-versus-la-libertad.
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136
importante eran dueños de esclavos, y adoptado sólo en trece estados por
los votos de menos de dos mil hombres (…)? (2003: 6)
También Manuel Ayau al recordar los orígenes de la Constitución estadounidense,
niega que la convención constitucional de Filadelfia de 1787 haya tenido objetivos
democráticos, asegura que para los “padres fundadores” “democracia no era muy
buena palabra en el léxico político” (2011: 255) habiendo habido incluso una
época en que si el candidato presidencial estadounidense hacía campaña popular,
se lo consideraba de mal gusto.
De hecho,
En base a estas realidades discursivas y de hechos políticos, puede decirse que
toda la historia liberal occidental ha vivido esta tensión teórica y práctica entre
reconocer pero al mismo tiempo limitar la democracia, entendida como la
soberanía popular. Con el agravante de que quienes más escriben sobre teoría
política se inclinan por la tendencia prohibitiva y/o limitativa del poder popular.
Cabria concluir, por tanto, hay una deuda histórica con la democracia, pendiente
de resolver teórica y empíricamente. Pero ¿a qué se debe esto? ¿Por qué el
liberalismo es el más consciente de los pensamientos políticos acerca de los
peligros de la democracia? Como se verá más adelante, contra ella se oponen
una serie de conceptos categóricos en la que apenas le reconocen un valor
correctivo en determinados momentos, pero nada más.
137
137
Una hipótesis de respuesta es que más allá de las fallas operacionales, o de
diseño de los regímenes políticos, lo de fondo es que nadie está más consciente
de las diferencias de clase, que las clases minoritarias –dominantes- y que a pesar
de los siglos, tales diferencias no desaparecen sino se transforman. Veamos:
Desde la antigüedad la democracia era sobre todo la capacidad de deliberar y
participar, de realizarse en los asuntos públicos de la comunidad política. Así lo
reconocía, incluso, Aristóteles.
Es bien sabido que el filósofo estagirita tenía una actitud escéptica contra la
democracia en buena medida porque tanto él como Platón sufrieron la muerte
considerada injusta de su amigo Sócrates, por cuanto las leyes de Atenas y de
Argos, aconsejaban la cicuta, que establecía que para evitar la tiranía de los
pocos, cuando alguien sobrepasaba en riquezas y estatus al resto, era preferible
su exilio. Pero también porque Aristóteles mismo tenía una visión elitista de las
cosas públicas donde ni las mujeres ni los niños, ni esclavos ni bárbaros cabían en
su pedagogía (Cf. Richard Bodeus, 2010). Aún así el gigante fundó
personalmente el Liceo que brindó clases gratuitas y públicas sobre filosofía a
quienes llegaran a escucharle.
Aristóteles veía en las versiones más radicales de la democracia lo equivalente a
la tiranía o despotismo, cuando la demagogia o la falta de leyes (anomía), o el
descontrol de las confiscaciones, la volvían un régimen convulso y poco duradero.
Esa idea perdura. Si resumimos su fórmula se podría expresar así: tutelar la
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libertad del pueblo para evitar el despotismo; y al mismo tiempo, con un exceso de
libertad personal (de mérito) la igualdad no es posible.
Así que como hablándole a los no pobres, Aristóteles estableció este principio:
“Honor y ganancias” escribió (Política, Libro V: Caps. II y III, 1302b) es lo que
había que compartir con el pueblo para que éste estuviera tranquilo y el régimen
estuviera “libre de sediciones”. Honor y ganancias es compartir poder y calidad de
vida entre los pudientes y los desheredados. De este modo, los pobres podrían
dejar de serlo paulatinamente y la clase media aumentaría, para regir a la
democracia en manos de los que menos quejas levantaran. La igualdad de mérito
conviviría en paz con la igualdad de número.
En su modelo ideal, la clase media sería el “árbitro social” (Libro IV, Cap. XII,
1297ª) de la República (Libro IV, Cap. 11, 1295ª), régimen este que tenía que ser
más cercana a la democracia que a la oligarquía y de ese modo así sería “el más
seguro de todos los sistemas” (Libro V, Cap. I, 1302ª). La clase media, “la
fracción moderada”, sería también la que mediante la legislación, establecería las
alianzas sociales para la estabilidad del régimen, y sus legisladores procurarían
leyes que protegieran a los pocos y satisficieran a los muchos.
No obstante, Aristóteles tiene la suficiente honestidad intelectual para reconocer el
origen y rasgos más sobresalientes de la Democracia, como para ser considerada
como tal. Con respecto a su origen escribe:
139
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“En efecto, la democracia surgió porque, al ser los hombres iguales, en
cualquier cosa, se creían absolutamente iguales (pues porque todos son
igualmente libres, se consideran absolutamente iguales), y la oligarquía de
que, al ser desiguales en un solo aspecto, se consideran absolutamente
desiguales (pues al ser desiguales en riqueza, se consideran
absolutamente desiguales). De ahí que aquéllos, en la idea de que son
iguales, exigen una participación en todos los derechos de igualdad; y
estos, en la idea de que son desiguales, tratan de destacar más, pues, el
¨mas¨ supone desigualdad”. (Libro V, Cap. I, 1301b).
Y, por tanto “la confusión política”, escribe Aristóteles, proviene de la desigualdad,
contra la cual luchan quienes no la tienen: “por conseguir la igualdad se sublevan
los hombres”. Y con respecto a su naturaleza describe que son sus elementos
“deliberativos y soberanos” (Libro IV, Cap. XIV, 1298ª y 1299ª) de la participación
de las mayorías que caracteriza este régimen. Que la soberanía está en el pueblo
y este delibera todos los asuntos públicos. Para lo cual importa, la forma, el
método, los cargos y los asuntos que se trate para considerado tal. He aquí esta
abundante cita del capítulo II del libro VI de la Política:
“Fundamento básico del sistema democrático es la libertad (…) y un rasgo
de libertad es el ser gobernado y gobernar alternativamente (…) Por
consiguiente, en las democracias sucede que tienen más autoridad los
pobres que los ricos, pues son más, y la autoridad es aquello en lo que
están de acuerdo la mayoría. Así que un indicio de la libertad es estoy y
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todos los demócratas lo consideran como elemento definidor de su régimen.
Un rasgo también es el vivir como se quiera; pues afirman que esto es obra
de la libertad (…)
Y sigue:
Siendo esos los supuestos y tal el origen de la democracia, he aquí las
medidas democráticas: que se elijan todos los cargos entre todos, que
todos manden sobre cada uno, y cada uno alternativamente sobre todos;
que se sorteen los cargos, todos o los que no requieran experiencia y
técnica; que las magistraturas no dependan en absoluto de le la renta o de
una renta mínima (…) que sean de poca duración los cargos (…) que
administren justicia todos los elegidos de entre todos y sobre todo tipo de
cuestiones o sobre la mayoría y sobre las más importantes y decisivas,
como por ejemplo sobre la rendición de cuentas, la Constitución y los
contratos privados; que la Asamblea tenga autoridad sobre todos los
asuntos (…)
Con todo, los críticos de la democracia, los que la rechazan por motivos
intelectuales pero también por motivos de clase, aristócratas, oligarcas y
dictadores exacerbaron desde entonces los males supuestos por Aristóteles, se
quedaron solo con la imagen de la “tiranía de la mayoría” como si tal concepto
supusiera de antemano al régimen democrático, cuando en Aristóteles esto no es
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necesariamente así; pero han decidido dejar de lado toda crítica contra la tiranía
de la minoría (la oligarquía), a sus poderosos y sus dinastías.
Pero esta crítica sobrepasado lo intelectual, porque desde un principio fue una
molestia de clase de parte de los oligarcas contra la mayoría del pueblo llano. Así
se observa en el discurso de Jenofonte contra La Constitución de los Atenienses
(Gerardo Ramírez Vidal, 2005), escrito en la segunda mitad del siglo V a.C. Este
texto, cuya autoría se imputa a Jenofonte el historiador de la Constitución de
Esparta, quizá porque tras la guerra del Peloponeso (431-404 a. C.), varios
oligarcas se dieron a la tarea de calumniar al régimen ateniense con respecto el
espartano, alabando a este último por ser supuestamente ejemplo de virtud y
orden.
Sin embargo, el autor de la Constitución de los Atenienses, según los expertos no
es propiamente Jenofonte, razón por lo que al anónimo autor de este opúsculo lo
llaman “el Viejo Oligarca”, quien destila críticas contra la democracia ateniense,
pero en clave de ironía. Conviene citar amplios párrafos de esta obrita escrita en
forma epistolar:
A propósito del régimen político de los atenienses, el hecho de que
escogieran tal tipo de régimen no lo alabo porque, al escogerlo, eligieron
que a la chusma le fuera mejor que a la gente de bien.
142
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(…) Así pues, diré lo siguiente en primer lugar: que es justo que allí los
pobres, igual que el pueblo, tengan más peso que la gente noble y rica. Es
que el pueblo es el que pone en movimiento los barcos y el que aporta el
poder a la ciudad: los timoneles, los cómitres, los contramaestres, los
proeles y los carpinteros, éstos son los que le aportan su poder a la ciudad,
53 mucho más que los hoplitas, los nobles y la gente de bien.
(…) Pues bien, dado que la situación es tal, parece justo que todos
participen en los cargos públicos, tanto en los designados por el actual
sistema de sorteo como en los elegidos por votación a mano alzada, y que
al ciudadano que quiera le sea permitido hablar.
(…) Es que, si les va bien a los pobres, a la gente común, a los de peor
condición, y aumenta el número de los tales, dan gran auge a la
democracia. En cambio, como les vaya bien a los ricos y a la gente de bien,
la plebe está fortaleciendo el elemento contrario a ella. En cualquier tierra
la parte mejor es contraria a la democracia, pues entre los mejores hay un
mínimo de indisciplina e injusticia y un máximo de rectitud en lo que al bien
se refiere; entre el pueblo son máximas la ignorancia, la indisciplina y la
vileza. Es que la pobreza los conduce ante todo a los actos vergonzosos, y
53 Aquí y en otros párrafos posteriores se refiere a la Talasocracia, o, el poder marítimo de Atenas, que sirvió de base para sus posteriores objetivos expansionistas. Siglos después se aplicó este término al Imperio Británico. Ciceròn atribuía a la talasocracia la vulgarización de Atenas, o sea el declive de su democracia, dado que suponía el constante flujo de bárbaros en sus intercambios y los asentamientos de los metecos en sus polis (comerciantes extranjeros).
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la falta de educación e ignorancia a la que se enfrentan algunos hombres
por falta de recursos. Habrá quien diga que sería necesario no dejar que
todos hablasen y deliberaran en pie de igualdad, sino sólo los varones más
diestros y mejores. Pero ellos también en este punto toman las mejores
decisiones cuando permiten que también la chusma hable. Es que, si las
gentes de bien hablaran y deliberaran entre ellos, a sus semejantes les iría
bien pero no a la plebe
(…) Por otra parte, en Atenas hay una indisciplina enorme entre los
esclavos y metecos, y allí ni es posible golpearlos ni el esclavo te cederá el
paso. Yo explicaré por qué existe esta costumbre local. Si fuera legal que
golpease el hombre libre al siervo, al meteco o al liberto, a menudo uno,
creyendo que el ateniense era un siervo, le daría un golpe; es que, por su
vestido, el pueblo no aventaja allí en nada a los esclavo y metecos, y su
aspecto no es en absoluto mejor. Y si alguno se admira también de esto,
de que permitan que los esclavos vivan allí a sus anchas, y que algunos se
den la gran vida, también esto se vería a las claras que lo hacen con
intención.
Jenofonte (seudo), reclama de su adversario –la democracia- que el pueblo se
dedica mucho a las fiestas, que existe populismo en cuanto las medidas de justicia
y sabe que hay solidaridad de clase entre los pobres y libres, pero también le
reclama a algunos de su clase: la traición de colaborar con dicho régimen. Porque
supuestamente en un régimen de igualdad de mérito, esto no ocurriría, dice:
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144
“Pero, el que sin ser del pueblo eligió vivir en una ciudad con régimen
democrático antes que en una oligarquía, se dispuso a obrar injustamente
pues se dio cuenta de que, al que es malvado, le resulta más fácil pasar
desapercibido en una ciudad con régimen democrático que en una
oligarquía”.
Puede notarse, que desde entonces, voces coaligadas desde las alturas de
calumnia de clase le imputan a la democracia efectos caóticos, corruptos,
libertinos, inmoralidad, ignorancia y a sus miembros –los pobres y desheredados-,
demagogia, incultura y violencia, por la que se propone –en el mejor de los casos-
que las masas estén tuteladas por los sabios, los fuertes, o los nobles a través de
instituciones que cuenten con su respaldo.
Cuando en realidad, ningún autor puede al mismo tiempo dejar de reconocer que
la democracia en su más puro sentido histórico, sociológico y filosófico, significa:
Poder del pueblo mayoritario
Igualdad
Libertad.
Y cada vez que en la historia humana estos valores, principios o realidades han
estado en peligro o en declive o francamente conculcados, se larvan las
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condiciones objetivas para la lucha por la democracia. De ahí el valor correctivo de
la misma. No en balde muchos detestan la palabra “lucha” en tanto significa una
contradicción con el principio de cooperación libre y pacífica, sin ella, la corrección
democrática no sería posible.
5. 2 Libertad y democracia.
La libertad la ha sido históricamente la principal herramienta para luchar contra la:
a) la tiranía; b) la opresión; c) la esclavitud y d) la ignorancia, los cuales en justicia
corresponden a un espectro más amplio de pensadores, activistas, profetas y
revolucionarios(as) que en conjunto se podrían llamar libertarios, que no eran
precisamente creyentes del liberalismo económico de la EAE.
En el sentido indicado si quien cuestiona la democracia está ubicado desde la
óptica del que es parte de una élite, se tendría que responder al menos las
siguientes preguntas:
1) ¿Cómo se hace para que el pueblo no ocupe su libertad de elegir a sus
delegados con justicia, y participe en deliberar plenamente de los asuntos
públicos?
2) ¿Cómo se hace para que el poder del pueblo, cuya fuerza está en su
número, no esté contenido y canalizado en sus leyes e instituciones? , y ,
3) ¿Cómo se hace para que el pueblo no convierta la igualdad política en
igualdad económica?
146
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Tales fueron las preguntas que más o menos se fueron respondiendo en los
capítulos anteriores. Pero importa aquí rescatar lo que un liberal diría al respecto
de modo de visualizar sus límites. Y quien mejor que el filósofo, Isaiah Berlin
(2010) afín a la EAE, para explicitarlo. Este responde que hay dos tipos de
libertades, una plausible y la otra rechazable). Así, por libertad negativa entiende:
“(…) significa libertad respecto al despliegue, contra uno, de excesiva
fuerza moral o física, o respecto a todo aquello que clausure posibilidades
de acción que de otra manera estarían abiertas. A esto denomino ¨libertad
de¨” (ibíd.: 144).
El presupuesto para ambas se sostiene en una premisa correcta:
“Ninguna sociedad es libre a menos que esté gobernada por dos principios
interrelacionados: primero que, solamente los derechos y no el poder, se
consideren absolutos, de manera que todos los hombres, sea cual sea el
gobierno que tengan, posean un derecho absoluto a comportarse de
manera inhumana; y segundo, que hay fronteras, que no están trazadas de
forma artificial, dentro de las cuales, los hombres son inviolables”. (2010:
105).
Ciertamente todas las culturas aceptan más o menos esta noción. Siempre que
“derechos” significa incondicional de la vida y la identidad; del honor personal,
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familiar y comunitario o nacional; libertad en todas sus formas; dignidad de todas
las personas y de lo suyo, sus valores materiales e inmateriales; esa es libertad
democrática. Berlin admite que su concepto de libertad es equivalente al de
laissez faire económico, pero también admite que es absurdo decir que un niño
pobre tiene libertad de ingresar a un hotel de lujo porque no tiene libertad de
quedarse si no puede pagarlo (Ibid.:145s) de todos modos considera que su
concepto de libertad positiva encierra muchas más amenazas porque significa
“libertad para”, ya que porque deriva del deseo del sujeto de ser su propio amo.
Porque si la libertad negativa responde a la pregunta ¿de cuanta libertad
dispongo? La segunda responde a otra pregunta: ¿Quién me controla? ¿Soy
realmente libre? Así que mientras la primera pregunta es frente a la ley, la
segunda a los diversos poderes establecidos, de ahí que su solución tienda a la
sedición.
Pero a Berlin como buen conservador, le hace falta una concepción pluralista y
menos prohibitiva de la libertad. Se podría hacer un símil de las ideas de libertad
en Berlín diciendo que la libertad negativa se condensa en la imagen de una mano
cerrada que es capaz de blandirse a donde sea, principalmente para detener o
amenazar. Mientras que la libertad positiva es como una mano abierta con
capacidad de extenderse para dar o recibir, desde un abrazo hasta un perdón.
Por tanto, hay razón en que desde las ciencias políticas y económicas se
cuestione tan estrecho concepto de libertad, sin desconocerlo. De hecho, con el
enfoque de capacidades de Amartya Sen (2000), del Premio Nobel de economía
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en 1998, hay un aporte en función de la libertad positiva, porque se pregunta junto
con él, ¿Cuántas personas no luchan día con día por sobrevivir y superarse,
aunque sea en un ambiente de libertad económica, pero que contantemente se
estrellan contra los muros preestablecidos de la exclusión social, que incluye la
“mala suerte” de nacer en la pobreza y en el entorno ideológico-material que lo
justifica?
Ahora bien, como se explica que haya en el liberalismo una constante apelación a
la libertad y al mismo tiempo un casi de antemano rechazo a la democracia vista
como proyecto popular? Y es que para poder oponerse al principio de la mayoría
–el de la opinión y/o del voto popular- los liberales republicanos y
antidemocráticos, arguyen con frecuencia que la mayoría no siempre tiene la
razón. Ciertamente, la verdad científica no requiere de la aprobación mayoritaria
para ser legítima, incluso puede ir en su contra. Pero en tanto la libertad signifique
movimiento social, hay razones para creer que la verdad popular siempre buscará
su cauce y tendrá razón.
Desde luego, los detractores de la democracia, llegan al borde la mentira histórica
cuando se afirma que los regímenes nazi alemán y fascista italiano llegaron al
poder por el voto mayoritario. Si con ello se implicara que el método del voto
popular es falible sería cierto, pero es que en ambos casos históricos, la
conspiración elitista y la represión estatal se conjugaron para el putsch
prevaleciera frente a la voluntad popular.
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Tal manipulación de los hechos históricos solo para demostrar la improcedencia
del voto popular guarda confesos intereses de clase, que a veces cobra este
matiz: que solo los sabios ilustrados saben lo que el pueblo necesita.
Pero cuando la opinión mayoritaria o el voto mayoritario expresados en
condiciones de libertad democrática se exhiben, entonces algunos autores del
liberalismo económico como los de la corriente del public choice (la Escuela de
Economía Política de Virginia) invocan el consenso preventivo, la unanimidad
como regla, con fines de bloqueo para políticas públicas democratizadoras.
El quid de la cuestión es este: en qué coyunturas políticas o en qué regímenes
políticos, o sea en cuáles circunstancias políticas es válido invocar el mayor
consenso, porque en una democracia estable y saludable, la regla de la mayoría
sirve y servirá siempre para zanjar las diferencias. Lo contrario es antidemocracia
per-se.
He aquí donde se impone rescatar la libertad para donde pertenece: al pueblo.
Pero ¿cuál libertad? Para usar los dos conceptos de Berlin, vale decir que la
democracia comporta las dos nociones de libertad que él propuso, pero que en
última instancia se decanta por enfatizar la segunda: la libertad positiva.
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5.3 Individualismo e Igualdad en Rand y Rothbard: capitalismo y
plutocracia antes que democracia.
La filosofía liberal tiene una ideología: el individualismo y que, por ende, el
libertarismo defiende a las minorías. Ello es lo relevante en relación a la
democracia como sistema político, porque por ello mismo se lucha contra la
igualdad.
Para revisar como estas cosas tienen relevancia, se reseñan aquí los puntos de
vista de dos ideólogos libertaristas cuya agresividad –aunque con diferencias entre
ambos por motivos del minarquismo- es recogida por sus seguidores con ahinco.
He aquí un verso de Ayn Rand al respecto:
La minoría más pequeña del mundo es el individuo. Aquellos que niegan los
derechos individuales no pueden pretender además, ser defensores de las
minorías. (2006: 148).
Algunos consideran al randismo como una ideología simple y simplificadora de las
ideas libertaristas, pero son altamente ilustrativas en tanto “populares” de lo que la
filosofía libertarista entiende por individualismo. En esta tarea ideológica, de la
promoción del “egoísmo racional”, Ayn Rand, 54 se mostró como literata
especialmente hábil e influyente. Ella proclama y exalta las virtudes y
54
Para una lista de sus obras, ideas y manifiestos puede consultarse: http://www.objetivismo.org/
151
151
capacidades del individuo solo para mostrarle que puede y debe ser
autosuficiente, conminarlo a tener propósitos racionales. Su definición del
egoísmo racional es:
a) Una jerarquía de valores fijada por los criterios del interés personal de
cada uno
b) La negativa a sacrificar un valor más elevado en favor de un valor menor
o sin valor. (2006: 82)
En tanto que:
“el trabajo productivo es el valor central que integra y determina la jerarquía
de todos sus valores. La razón es la fuente (…). El orgullo es el resultado
(Ibíd.: 36).
Se deduce de estos enunciados que no se trata de un individualismo ético o
axiomático (de hecho lo rechaza por su desprecio al altruismo) sino crematístico,
con la vista puesta en el capitalismo como sistema. En efecto, Rand sostiene que
los dos beneficios que se obtienen de vivir en sociedad humana son “el
conocimiento y el comercio [o sea] la división del trabajo” (Ibid.:46).
Es decir el capitalismo como sistema no descansa en un individualismo abstracto
o sin sentido, sino en la idea que éste se desenvuelve es un Universo de
oportunidades para los individuos que así lo quieran. Este sistema premia y
152
152
castiga el esfuerzo personal, tal como lo haría un Dios benigno con los suyos, pero
que también es castigador con quienes le rechazan. Tal como también lo haría la
naturaleza, que descarta a los más débiles. Así que en ese propósito, la
naturaleza y sus leyes estarían de su parte.
La realidad, también va a está de parte del héroe capitalista, tanto en un sentido
positivo: “la vida nos hizo diferentes”, pero también en su lado negativo: “la vida no
es justa”. Cualquier confianza exagerada en las posibilidades constructivas de la
razón abstracta deviene en ingenuidad y fatalidad. Contra la naturaleza no hay
que pelear pero se la puede controlar, mediante la razón práctica.
No se trata, pues, en Rand, del uso de la razón en el sentido kantiano para
construir una sociedad mejor, sino a un ser superior.
En palabras del sicólogo estadounidense Albert Ellis, este modo de elaboración se
podría catalogar a la larga como un tipo de fascismo intelectual55. Porque aunque
Rand no está diciendo que el que sobresale es mejor persona que el resto del
mundo, si en su lucha contra el resto del mundo, sobresale, éste será un héroe, y
entonces habrá de ser considerado exitoso, útil, digno, de los beneficios del poder,
del lujo y la felicidad.
55 Albert Ellis: Fascismo Intelectual, en: http://webs.ono.com/jureba/fascismo.htm
153
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No es un individuo cualquiera sino un semidios que está en la cúspide de la
cadena evolutiva, dentro de un sistema económico que es la máxima expresión
del progreso humano. Y como resulta que son los businesspersons y los Big
Business sujetos económicos de este sistema, se sobreentiende luego a quienes
hay que considerar héroes y los mejores de la sociedad (Cf. 2009: 100s). De ahí a
favorecer el elitismo excluyente de poder para los emporios solo hay un paso.
De igual modo, en otro autor como lo es Murray N. Rothbard. En su pequeño
ensayo Igualitarismo y las Élites (1995), entre otros escritos, Rothbard defiende un
enfoque elitista de las relaciones entre Estado y sociedad que a continuación se
sintetiza. En el texto citado, Rothbard distingue entre dos tipos de
igualitarismos: el viejo y el nuevo. Dice que las políticas de igualdad del primero
solo han buscado “institucionalizar la envidia”, mediante la culpa y la promoción de
la mediocridad, contra las “élites naturales” y “los más hábiles o eficientes”.
La segunda clase de igualitarismo es la de los grupos, dice Rothbard, éstos
buscan igualdad de estatus y de poder para todos aquellos grupos organizados o
gremiales que exijan una cuota desproporcionada de las recompensas de la
sociedad. Diríase que son los grupos emergentes, en ascenso o bien los
desplazados. En ambos casos advierte que si las élites dominantes no levantan
protecciones, el capitalismo, tal como ya lo anunciara J.P Schumpeter puede
consumirse a sí mismo. Citándolo dice:
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154
“fortalezas indefensas atraen agresiones, especialmente si hay ricos botines
en ellas (…) Sin duda es posible, durante algún tiempo, sobornarlas. Pero
este recursos falla apenas [los agresores] se dan cuenta que pueden
tenerlo todo” (sic)
Sin advertirlo quizá, defiende un sistema cerrado de élites plutocráticas. Para
lograrlo propone más lucha ideológica, pero sobre todo combatir la educación
pública y sobre todo a las universidades públicas. Y es que para Rotbarth las
nuevas élites procustinianas están nutridas de académicos, líderes de opinión,
trabajadores sociales, burócratas, políticos, sicólogos abogados, periodistas,
escritores, consultores personales, ideólogos e investigadores, que son como
“terapistas de la sensibilidad”, quienes –asegura- echan mano de las estadísticas
y otras herramientas científicas para inventarse nuevas clases de desigualdad
social. En particular, acusa a los “intelectuales de izquierda” de estar al frente de
esta política de choque contra el capitalismo y la burguesía. De los tales
(intelectuales) Rothbard escribe que son:
“una clase multiplicada vastamente por la prosperidad del capitalismo y
particularmente por continuos y vastos subsidios gubernamentales a las
escuelas públicas, la educación formal y las comunicaciones modernas”
De modo que no resulta extraña que hoy día el anarcocapitalismo promueva el
homeschoolling como alternativa al sistema de educación pública, porque de ese
modo la educación quedaría en manos exclusivamente de los padres de familia.
155
155
No es escandalosa la propuesta si se considera que históricamente la democracia
nació y se fortaleció una vez que la educación pasó a formar parte de las clases
populares y el sistema escolar fue provisto por un sistema político ya no
aristocrático (cf. H.I. Marrou, 2004: 67:76).
Visto así, el problema son los grupos y asociaciones “de presión”, que exigen una
democracia pluralista y poliárquica, sin la cual, la salud de la democracia no sería
más que una farsa. Tal el fondo del programa anarcocapitalista: pulverizar la
verdad organizada de la gente en aras de la verdad privatizada y hegemónica del
plutócrata.
5.4 Acerca del concepto de República y Estado de Derecho en el
Libertarismo
El liberalismo económico contrapone un concepto de poder dividido al que se
denomina Republica y otro de Estado de Derecho, a la democracia. Las bases
ideológicas de este sistema podría retrotraerse hasta el código de Licurgo en
Esparta, pero es más frecuente emparentarlo con la República romana y
especialmente de los escritos de Cicerón.
El poder del Estado, en la lógica libertarista tiene que tener los siguientes
componentes que cumpla dos roles:
1) protección, y,
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2) contención.
Es decir, que proteja a las élites preestablecidas y sus mecanismos de
reproducción, en este caso basados en la propiedad privada y el libre mercado,
tanto como sea capaz de mantener a raya a la temible “tiranía de la mayoría” y
caos.
Como se recordará, si en Aristóteles la República era un régimen de soberanía
mixta, en Roma va a surgir un intelectual favorable a la aristocracia, aunque de
origen plebeyo, con su carrera política y filosófica va a legitimar el creciente poder
hegemónico de Roma, visualizando un tipo de República diferente, uno anclado en
valores tradicionales aristocráticos pero que deposita sobre sí la soberanía plena
del conjunto de sus ciudadanos. Es decir, una aristocracia electiva, diferente a la
vieja aristocracia hereditaria y vitalicia, más bien, que adhiere un concepto de ley
como identidad común.
Cicerón (106-43 a.C.), jurista, orador y senador del partido de los Optimates56,
escribió su tratado De la República, entre el 51 y 55 a.C. con inspirado por sus
lecturas de Platón, y en clave de diálogo socrático entre 5 personajes, motivados
por los afanes prácticos del ejercicio del poder en la Roma republicana y
56 Partido de los patricios y terratenientes del Senado Romano, contrario al partido de los Populares de los habrían de surgir líderes como César o Catilina. Con la ayuda de los optimates, Cicerón llegó a ser Cónsul. Justificaron el magnicidio como tiranicidio para acabar con los proyectos populares. De ahí que Bruto, asesino de César o Cato “el último republicano”, suicida, sean considerados héroes en la visión liberal-conservadora de nuestros días. (cf, Simón, Francisco Marco et al Eds. 2006).
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protoimperial. Aquí se cita algunos breves pasajes sobre su concepto de
República. Cicerón aportó con este u otros textos a las ciencias políticas y al
derecho para la posteridad, influyendo como se sabe tanto a liberales como a
conservadores, de siglos posteriores, de hecho su concepción del derecho es uno
de los antecedentes directos de Hayek, razón por la que conviene repasar algunos
de sus aristas.
El romano define la República como una cosa del pueblo, donde se administra la
propiedad del pueblo, mientras que pueblo no es toda la muchedumbre reunida;
sino una ciudad (i.e. una constitución de leyes públicas) fundada en “el pacto de
justicia, y en la comunidad de intereses y de utilidad” de sus ciudadanos (Libro I;
párrafo 25). Esa comunidad original –antecedente del contrato social de los
liberales posteriores- decide luego una forma de gobierno en uno o en pocos o en
muchos.
Las tres formas de gobierno o estados que Cicerón visualizaba son: “La dignidad
real; la aristocracia y el Estado popular” (Libro I: párrafos: 26) formas de gobierno
que Cicerón afirma “no son ni perfectas ni buenas en su opinión, sino tolerables y
susceptibles de ser preferidas una a la otra”, es decir no las condena de antemano
siempre que la “fuerza que les dio origen se mantengan”.
Con todo, Cicerón advierte (Párrafo 27) que cada una de ellas, comporta una
ventaja o desventaja implícita. Por ejemplo, en la soberanía del uno solo, la
monarquía, le falta la libertad a los muchos. A su vez, en la soberanía de los
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pocos, le falta la libertad al resto. Y en el de soberanía de la muchedumbre o la
universalidad (en el que todo residen en el pueblo); falta la igualdad de mérito y
sobreviene el caos. Cicerón pone de ejemplo a Atenas donde –asegura- “el poder
ilimitado del pueblo en las manos de la muchedumbre ciega y desenfrenada causó
la ruina de este mismo pueblo”. Cosa que es históricamente incierto57, pero que le
sirve para su tesis central acerca del Estado democrático:
“aun suponiéndolo justo y moderado, la igualdad misma se convierte en
desigualdad, porque no aspira a ninguna distinción” (Libro, Párrafo 27).
Propone entonces que es necesaria una “cuarta forma” de Estado que reúna y
supere a todas las anteriores, es la República. Una república cuyas leyes serían el
reflejo de las leyes de la Naturaleza (Libro II, párrafo 39), conforme a las sanas
tradiciones y cuya templanza estaría “gobernada por la virtud” y la “igualdad ante
la ley” donde “todos participan por igual de la justicia” (Libro I. Párrafo 32),
integrada por ciudadanos con amor a la ley, a las tradiciones civiles y religiosas,
consciente de sus deberes y obligaciones para con la patria y el Estado. Y añade:
“(…) si en una Estado no se reparten equitativamente los derechos, los
cargos y obligaciones, de tal manera que los magistrados tengan bastante
57 De aquí proviene el término “oclocracia” o gobierno de la muchedumbre, al que el ex Presidente estadounidense T. Jefferson denominó, el gobierno de una pandilla de violentos o “mobe rule”. Con todo, el declive de Atenas y su democracia se debió, entre otras cosas, a las pugnas de clase internas y competencias externas con otras ciudades-Estado, así como a las incursiones de fuerzas ajenas al mundo helénico.
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poder, los grandes bastante autoridad y el pueblo bastante libertad, no
puede esperarse permanencia en el orden establecido” (Libro II, Párrafo
33).
Por lo anterior, el lazo de la sociedad civil va a ser un régimen de derecho y virtud,
para poder albergar extensión y diversidad en su solo cuerpo (Libros III y V). En
Cicerón el Derecho no aparece como un producto del hombre sino, como la causa
de que éste se organice en sociedad (ley natural), su sentido gregario proviene de
una fuerza interior (infusa), porque –escribe- la soberanía de la Justicia, es
anterior a la soberanía del Senado y del pueblo, así como de la soberanía de la
fuerza. De ahí sus palabras:
“Existe una ley verdadera, la recta razón, conforme a la naturaleza,
universal, inmutable, eterna, cuyos mandatos estimulan el deber, y cuyas
prohibiciones alejan del mal (…) Dios mismo le dio origen” (Libro III, párrafo
XVII).
Siglos más tarde, F. Hayek se convertiría en el principal heredero intelctual de
Cicerón sobre estos temas y esta perspectiva. Con respecto al Estado de
Derecho, F. Hayek escribe (2011: 62) que este se trata de una doctrina
(prescriptiva y operativa) acerca de lo que debe ser la ley: impersonal e
individualizada, referida al concepto de propiedad –si la cual no hay ley-, que es al
mismo tiempo un medio como un fin para:
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1. Controlar a “el poder discrecional” del gobierno/Estado, el cual se expresa
en la legislación, la administración y la política pública.
2. Establecer reglas comunes para personas diferentes (sabe que esto
encierra una paradoja: el trato igual puede producir resultados diferentes,
pero su solución es que la experimentación competitiva de las tradiciones
del orden natural, en vez del derecho positivo del orden humano, produce
mejores resultados)
3. Aplicación exclusiva para contratos privados. Un juez nada debe saber de
objetivos políticos sino de evidencia a favor o en contra de la propiedad.
Hayek, como otros autores, austriacos y liberales, antes y después que él, han
supuesto que el Estado de Derecho tal como lo conciben es producto de la ley
natural, o de las tradiciones culturales, la cual, ya sea que haya sido producido por
Dios o por la naturaleza, expresa tres características fundamentales:
a) Es a priori (anterior y superior al derecho positivo y vigente).
b) Es eterna
c) Es universal.
El Estado de Derecho reproduce en la vida social (cf. Milton Eduardo Argueta
Pinto, 2002: 25s)- el orden o el determinismo de la naturaleza o de Dios y por
tanto representa el orden de cómo deben ser las cosas.
161
161
De esta cuenta, se deduce –en el pensamiento libertarista- que es necesaria y
deseable una relación armoniosa entre Economía y Derecho –pues mercado,
propiedad y ley son concomitantes-58.
Ahora bien, conviene sintetizarse que el concepto de república que maneja el
pensamiento conservador actual, no es antimonárquico, como podría creerse, sino
formalmente de tutelaje de la libertad de los ciudadanos frente al poder político.
Pero que en su esencia es elitismo institucionalizado.
CapÍtulo 6. LIBERALISMO Y SOCIEDAD EN GUATEMALA.
6.1 El sistema político
Hay muchas cosas del discurso libertario que parecen no cuadrar con la realidad
circundante, o incluso, la ignoran cínicamente, como la sociedad estratificada
económica y políticamente en la que se vive (Cf. Edelberto Torres-Rivas, 2008);
pero como en esencia es una doctrina y/o proyecto ideológico no necesita ser
realista. Como cualquier otra posición ética o utópica siempre estará por encima
58
Incluso hay una rama del derecho que enfatiza esta relación inevitable. Se la conoce como Análisis Económico del Derecho, que a su vez está dividida en dos enfoques: el ex post, que es el viejo, según Milton Argueta, el que se ocupa de lo que los costos de la violación del derecho vigente y el ex ante, que se ocupa de los costos a futuro de los cambios en las leyes, del que el teorema de Coase, solo es un ejemplo. El teorema de Coas, también conocido como el “problema del costo social” es una definición del economista Ronald H. Coase en el que supuestamente se demuestra que tanto las externalidades de las empresas como la no necesidad de las intervenciones estatales quedan resueltas, si los derechos de propiedad están plenamente establecidos para todas las partes en conflicto, por ejemplo en los temas medioambientales.
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de la realidad, aunque es cierto que muchos de sus adherentes negarían que la
suya fuera una postura ni ideológica y menos utópica. Pero como corriente
económica está más cerca de la justificación crematística de la sociedad que
predomina en los mercados de capitales.
El hecho de que la UFM predique lo que predica en medio de tanta pobreza,
puede ser paradójico, pero es que el país y sus características sociales e
históricas dan para ensayar toda clase de utopías, desde las más totalitarias a las
más revolucionarias. De hecho así ha sido, prevaleciendo las primeras.
No obstante lo que importa aquí es si la visión pesimista y/o hostil del liberalismo
hacia lo político y por ende hacia la democracia, le hacen incapaz de reflexión
teórica acerca de su impacto para mejorar a la sociedad en la que vive más allá de
confinarlo todo al individualismo. Un tema clave es el de la relación entre
liberalismo y derechos humanos, porque en ambos referentes hay más puntos en
común que divergencias. Pero sucede que entre las corrientes más ortodoxas y
más radicales, la relación entre el “liberalismo puro” y la sociedad y por supuesto
con los derechos humanos es simplemente inaudita. Si se habla exclusivamente
de derechos individuales, todo lo demás viene sobrando, lo cual es desde un
punto de vista filosófico y humanitario una perspectiva en extremo obtusa.
Del análisis de su concepto de la propiedad privada productiva, absoluta e
incompatible con la comunidad política, se sigue una teoría de la libertad
(negativa) restringida, que requiere una consideración algo esquizofrénica, sino
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engañosa, de la naturaleza del Estado. Sus paradigmas exigen una consideración
dialéctica de su discurso. Por un lado como defensa frente al poder político
establecido y por otro, como demostración de poder extrapolítico que pueden
llegar a tener (i.e. la plutocracia), que incluye la pretensión de querer “domesticar”
al poder político y preservar su derecho de veto frente a él. Con todo, la reflexión
entre liberalismo y política no está agotada y parece ser que sobre ello el cruce de
caminos actual discurre por dos caminos a seguir:
1) la fuga hacia delante, y/o,
2) el realismo democrático.
En el primer caso, los crecientes roces de todo tipo entre el Estado y el mercado
que se registran con las crisis económica mundial, donde parlamentos disputan
contra la aristocracia financiera, teniendo en medio a la ciudadanía movilizada en
las calles, crean un clima de inestabilidad que convence a unos pocos radicales
liberales de que es necesario profundizar la separación social de los ricos con
respecto al pueblo. De ahí también la estrategia de los Free Cities, que aparte
de ser economías de enclave, proponen que los empresarios “voten con los pies”
para irse hacia ciudades de soberanía timocrática.
El anarcocapitalismo gana aquí en poder de retórica contra el Estado, causa
rápidas adhesiones que tiene entre las nuevas generaciones de muchachos
iconoclastas. Su discurso abolicionista integral (prohibido prohibir) se revela como
discurso reaccionario pero movilizador, debido a la polarización social que crea.
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En el segundo caso, hay una corriente de la que el teórico liberal Angelo
Panebianco (2009: 21-47, passim) sería uno de sus representativos, al que se le
puede denominar de “realismo político”. Esta corriente se rige, como diría
Panebianco por la máxima que el ámbito de la Política es un área difícil de
controlar, y que encierra sobre sí una paradoja: “ella es el problema, como la
solución del problema” (Ibíd.: 325). Esta postura choca con la máxima radical del
finado R. Reagan quien planteó que el gobierno “no forma parte del problema, sino
que es el problema” y puesto que hay muchos libertaristas que en política
económica y de gobierno, todavía se preguntan “¿qué haría Reagan?” (What
would Reagan do), es poco probable, que esta reflexión de Panebianco cobre
fuerza.
Pese a ello, Panebianco tiene las credeciales dentro del liberalismo para que se
oiga lo que opina: que el programa despolitizador de liberalismo clásico (EAE) es
francamente irrealizable. Y haciendo un esfuerzo notable para demostrar que
autores clásicos liberales como A. Smith, D. Hume, N. Maquiavelo, Montesquieu, y
A. Tocqueville no tuvieron una actitud hostil hacia el mundo de la política y que por
lo mismo convendría adoptar como programa el realismo político y estrategia del
pluralismo social (que suponga alianzas con la clase media) contra el
corporativismo de intereses (ibíd.: 348s), de modo de lograr así el objetivo de que
en lo social “el poder controle el poder” según sus palabras. Con todo, su enfoque
permanece todavía en los márgenes del liberalismo.
165
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En Guatemala, hasta ahora, la estrategia política de los adherentes del liberalismo
económico (emparentado a las cúpulas económicas) ha sido más bien la de
ahorrarse costos, dado que se hallan, en una posición de ventaja por sobre el
poder, estas se reconocen fácilmente:
Financiar partidos de derecha (confiables).
Reclutar y adoctrinar políticos claves para que sirvan a los intereses
económicos (cf. Plaza Pública, 15/08/ 2012).
Apoyar la inserción de libertaristas convencidos a los partidos establecidos,
para empujar su agenda y defensa de los intereses económicos dentro del
Congreso o despachos ministeriales.
Todas son legales, aunque no siempre legítimas, porque suele hacerse de modo
no transparente. Ocurren también otras modalidades no siempre confesadas
como el soborno directo o la intimidación a determinados políticos (ministros o
diputados) para hacer valer sus negocios privados. Más condenables aún,
cuando de tiranicidio se justifican, podrían ser los linchamientos mediáticos y/o la
tolerancia al asesinato, contra determinados personajes o líderes incómodos.
6.2. La equidad de género
Por ejemplo, la relación con las demandas de equidad de género que parece
condenada al fracaso, debido al énfasis libertarista a la promoción de “las
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capacidades personales”, de mérito, para considerar a las personas entre sí.
Aunque también hay muchas libertaristas que no tendrían problema en confesarse
feministas, según se desprende de la lectura de decenas de comentarios en las
redes sociales a favor de la equidad y la dignidad de las mujeres.
6.3 Con la fe cristiana
De igual manera la relación entre libertarismo y cristianismo, ha sido
históricamente una relación de amor y odio. En Guatemala la UFM ha invertido
tiempo y esfuerzo en demostrar que la EAE es compatible con el pensamiento de
la iglesia (católica) por los escritos de autores de la denominada “Escuela de
Salamanca”, iusnaturalistas y moralistas, de los que en la actualidad el español
Instituto Juan de Mariana sería uno de sus representativos, con el que la que UFM
mantiene vínculos. Algunos de esos énfasis consisten en demostrar que la riqueza
personal no está condenada a priori en las Escrituras. En lo cual llevan razón.
Sino que es contra a los ricos avaros, acaparadores, especuladores, fraudulentos,
y ladrones –por su poder- de los bienes ajenos. De lo cual la profética
veterotestamentaria abunda en ejemplos, aunque también en el Nuevo
Testamento (cf. Santiago Cap. 5 y I de Tim. 6:10).
No obstante ello, hay muchos estudiosos o no de las Escrituras, que convienen
en aceptar que hay más diferencias de fondo el mensaje de Jesús, que la simple
condena al pecado personal de la avaricia y la soberbia, que llevan a pensar que
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no hay relación objetiva entre el pensamiento económico austriaco (y menos la
anarcopitalista) con la figura histórica y discursiva de Jesús.
Este profeta universal, desde una perspectiva libertaria de lo social hizo centrar en
los pobres y los débiles; la justicia social; el sacrificio por los demás; la justicia
en general, el rechazo a los poderes económicos y políticos establecidos, razones
por las que hoy día no pocos le condenarían por ser nuevamente como un
resentido social y revoltoso, justamente una de las causas de su condena a
muerte.
Lo mismo pasa con el análisis de los evangelios (en especial los sinópticos) o los
escritos apostólicos paulinos, joaneos y petrinos o el discurso de los profetas, o la
comparación entre el concepto de libertad cristiana y el de libertad negativa, donde
se revelan brechas insalvables, no obstante que lo mismo ocurre en la
comparación entre el pensamiento cristiano y otras corrientes ideológicas
contemporáneas. Lo cual no obsta para que algunas corrientes cristianas como el
neopentecostalismo evangélico u organizaciones como el Opus Dei, católicas, se
sientan más que cómodas en su alianza con el liberalismo y las clases altas en
general.
Tampoco se ignora que orgánicamente, la Iglesia (o iglesias) constituyen en su
mayoría, un poder monocrático, que retienen el monopolio de la piedad (M.
Weber, 1999: 438) y por tanto en capacidad de establecer alianzas con los
poderes económicos y políticos de su entorno, con relativa independencia de sus
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feligreses, en función de variados intereses temporales y mundanos, todo lo cual
ya entra en el ámbito del análisis de la sociología de la religión.
6.4. Con las Juventudes.
Otro tanto ocurre entre las juventudes. El Informe Nacional de Desarrollo Humano
(INDH) del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) del 2011, da
cuenta que las juventudes guatemaltecas son uno de los segmentos más carentes
de oportunidades debido al factor inclusión-exclusión que sufre la economía. A
pesar muchos están de acuerdo que las ideologías individualistas han permeado
enormemente a las juventudes urbanas, sobretodo, en los últimos veinticinco
años, incrementando la apatía política, no así la falta de solidaridad que es muy
activa entre las juventudes de todas las clases sociales.
Al mismo tiempo crece la afición por los gadgets y la cultura de internet, en un
fenómeno aparejado a las revoluciones tecnológicas y de la comunicación, lo cual
conlleva la creencia que solo la tecnología y no el tejido social resolverán los
problemas del mundo (“¡Estoy conectado, luego existo!”, PNUD: 2012: 100s) o
bien: “la ciencia nos salvará” parecería ser la consigna o chip del momento. Pocos
entienden que tanto la tecnología y la ciencia, suelen estar sujetos a los vaivenes
del poder. Los factores positivos o negativos de este comportamiento, están por
verse, el hecho es que estar conectado con la sociedad es bueno, estarlo solo de
manera virtual, tal vez no tanto.
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6.5. Con los Pueblos Indígenas.
Con respecto a los pueblos mayas u originarios de Guatemala, hay a primera vista
una brecha además de ideológica, también antropológica sobre las diferencias
culturales propias con respecto al mundo occidental y la forma en que se
comprende la historia del país. Desde luego que la mayoría de indígenas no
asume como propio la empresa conquistado de las élites.
La historia de la propiedad privada o comunitaria ha sido especialmente adversa
para los pueblos indígenas, tanto que se si estableciera la originalidad de
derechos en un tribunal, difícilmente las elites actuales tendrían algo justo.
Además de que la población indígena fue siempre mano de obra cautiva
(repartimientos y encomiendas) o forzada (leyes de vagancia) o barata (salarios
mínimos bajísimos) para el sistema económico del país y sus beneficiarios.
Pero en la realidad económica, buen parte de la población indígena se dedica a la
economía de subsistencia, al proletariado agrícola, el área de servicios, o la
manufactura de pequeña escala, no obstante que hay una creciente demostración
de la capacidad de desarrollo socioeconómico de ciertas comunidades indígenas
que están prosperando con la exportación de productos agrícolas y artesanales.
La ausencia del Estado todavía se nota mucho en la baja escolaridad y salubridad
hacia los pueblos indígenas, el abandono del Estado en sus comunidades,
expresado en la escasa oferta de servicios públicos básicos, en tanto que la que
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existe es de baja calidad, dispersa e inestable. Todo lo cual hace concluir que el
Estado ha atendido históricamente a las minorías y desentendido (cuando no
esquilmado) a las mayorías.
Esta relación de disparidad numérica y cualitativa con respecto al Estado de los
pueblos indígenas, ha hecho levantar con fuerza demandas de representación
política equitativa entre las organizaciones indígenas tanto desde lo local como a
lo nacional y exigiendo también cada vez más, una regionalización independiente,
que toma el nombre de “defensa del territorio” tanto en Guatemala como en otros
países latinoamericanos.
Por defensa del territorio se entiende no solo una resistencia económica frente a la
“geopolítica extractiva” (CEDFOG, 2008), sino una valoración más amplia del
territorio entendido como cuna de ancestros, homogeneidad cultural, e
instituciones políticas propias, anteriores al Estado occidental.
A pesar de ello, estas propuestas de autonomía regional de pueblos indígenas
bien podrían ser compatibles con el tipo de federalismo vertical y horizontal que el
liberalismo defiende. Esto es así, porque si algún día el Estado-nacional
desaparece por efecto de la falta de un proyecto común, lo que le sobrevivirá
serán las regiones económicas, políticas y culturales diferenciadas, y es así
además, porque efectivamente estas realidades (el federalismo y el regionalismo),
son históricamente anteriores a Estado occidental en general como el
guatemalteco en particular.
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Hasta ahora, lo más que se ha logrado es que desde UFM se haya
reclutado/cooptado líderes indígenas para la causa libertaria, cuya virulencia es
mayor que la de los propios ideólogos elitistas. También ha habido algunos
esfuerzos de investigaciones de grado o de aula para tratar de demostrar que la
economía indígena es proclive al libre mercado, y, que en sus espacios de
autoridad indígena, prevalecen los ancianos, lo que significa que por un lado
contienen “el valor objetivo de la experiencia y el valor subjetivo de la tradición” (cf.
M. Weber 1999: 703s), muy conveniente para los afanes del conservadurismo
blanco de las élites nacionales.
Otro ejemplo, es el tema del pluralismo jurídico que desde la óptima maya hacen
las organizaciones indígenas. Este implica reconocer el derecho consuetudinario
ante el derecho positivo occidental establecido, lo cual hace pensar que sería
compatible con el enfoque de derecho de tradiciones que postula F. Hayek en su
filosofía del derecho. Lo que parece romper el esquema es el abrazo indígena a la
propiedad comunitaria que está muy arraigado. Ello choca con el concepto
personal y absoluto de la de la propiedad en el liberalismo económico.
Pero hay otros tipos de elementos que auguran una colisión de intereses sociales
y étnico-culturales entre las comunidades y con el poder central, para los que la
filosofía liberal-clásica no parece tener respuestas y, lo que es peor, parece
decantarse por un rechazo a priori, en función de la defensa de los intereses
corporativos nacionales e internacionales, sin ningún esfuerzo comprensión
172
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teórico-antropológico del fenómeno. Tal el caso de los conflictos mineros, entre
otros.
En un país con tan graves brechas sociales, de clase (económicas), de territorio y
étnico-culturales como en Guatemala, una “filosofía” que no tenga respuestas a
estos problemas y fenómenos, y encima se dé el lujo de negarla o condenarlas de
antemano, difícilmente podría considerarse una filosofía seria. Y, al contrario, su
no comprensión y abordaje, podrían hacer realidad las previsiones más fatalistas
sobre su desenlace. No falta quien afirme que la próxima revolución en
Guatemala va a ser indígena o no será.
6.6 Con las clases medias y el pluralismo.
Las clases medias y el pluralismo son indisolubles. O deberían serlo. En cambio
las élites y la ideología única y el poder único son incompatibles con el equilibrio y
la mixtura de fuerzas e ideas. Pasa que el paradigma dominante tiene
pretensiones omnímodas. Tal la aseveración proviene de Aristóteles analizado a
los largo de su obra realista La Política. Y tal cosa ha cambiado poco.
Las clases medias suelen sentirse cómodas dentro del liberalismo cuando lo
confunden con democracia (pluralismo); pero cuando confunden democracia con
libre mercado (plutocracia), pierden sin darse cuenta. Y sobre estas previsiones
llevan mucha responsabilidad los estamentos ladinos (mestizos) de las clases
medias y urbanas del país, que se han vuelto crecientemente conservadoras,
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rumiando sin sentido los presupuestos ideológicos de la clase dominante e
ignorando con ello que su consenso a favor del statu quo. Lo cual a la larga
podría estar trabajando en su propia contra. La democracia política, económica y
social va a ser más solvente si las clases medias con independencia de su origen
étnico, la soportan y la ensanchan.
Sólo la democracia puede en realidad apoyar el crecimiento de las clases medias,
porque la soberanía del mercado, les empujará a la mayoría de ellas hacia abajo,
salvándose apenas unos pocos, en economías no necesariamente lícitas.
CONCLUSIONES GENERALES
Tal como se ha tratado de mostrar hasta aquí, hay un fuerte correlato entre las
doctrinas económicas y políticas de la EAE y las élites económicas que han
detentado la economía guatemalteca y buscan su liberalización al máximo. En
este caso liberalización no significa soltar las amarrar del Estado capturado,
mercantilizado y cartelizado, sino aumentar que la soberanía del mercado en
todos los órdenes de la vida social. Sin embargo, el discurso anti estatista tiene
un contenidos solamente doctrinario de cara a la democracia como política y
proyecto.
Más allá de lo anterior, el recorrido teórico que se ha procurado en los capítulos
anteriores, pretende asentar los siguientes aciertos:
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1. La EAE surge históricamente como una reacción al marxismo (sus lecturas
objetivas de la economía política) y el marxismo sigue siendo su principal
némesis intelectual. De hecho cuando todo mundo hubiera esperado que el
marxismo se auto sepultara tras el Fin de la Guerra Fría y el advenimiento
de la Globalización, las tesis marxistas siguieron siendo el norte por el que
la EAE construía sus tesis actuales.
2. Desde el punto de vista filosófico, la praxeología de la EAE es decir su
método apriorístico de análisis, es completamente platónico, moralista e
idealista. Y aun cuando hayan corrientes como el randismo (que es un
epicureísmo moderno) que presumen de realistas (objetivistas, i.e.
aristotélicos), por querer desprenderse de toda moralidad de las decisiones
preterintencionales, son todos idealistas donde la praxis, no cuenta.
3. La historia de las ideas políticas muestra que las élites en el afán del poder,
han tenido una permanente disputa cultura y política contra las clases
populares (principalmente) y clases medias, secundariamente. Ello abarca
el control de la economía y recursos disponibles en los Estados concretos.
Es en este sentido la lucha por la democracia siempre ha significado la
democratización de los bienes y derechos sociales y políticos socialmente
producidos o disponibles. Y por lo mismo:
4. No hay clase social más consciente de la lucha de clases que la clase
dominante. Esto se muestra en las tesis y enunciados de los discursos
ideológicos de la EAE donde las duplas teóricas pobres-pobreza
contraponen de manera permanente al de empresarios-riqueza, que hablan
no solo de constantes económicas sino de realidades dialécticas y
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discursos antagónicos. La superación de las mismas en lo conceptual y
práctico, a través de las clases medias, cobran un sentido monista pero
frágil según sea la correlaciones de hegemonías económicas o políticas del
momento histórico.
5. Se puede decir que hoy día la lucha de clases no es una categoría
reputacional, sin embargo, la puja por el poder del Estado y con ella, el
sistema económico y político derivado, sigue siendo el trasfondo que se
sobrepone a los competencias horizontales de poder que también existen,
pero que son secundarias. Al final de día, la lucha de clases no muere, sino
se transforma y canalice según sea el modelo económico y político que lo
absorba. En este caso, la democracia política sigue siendo el mejor teatro
para fomentar el pluralismo.
6. El pluralismo sigue siendo la mejor arma contra el totalitarismo político
intelectual o económico, en esto, Aristóteles tenía y sigue teniendo razón.
Quien suele encarnar este valor, es la clase media, decía el filósofo, pero
también aquella intelectualidad que no está al servicio de la oligarquía.
7. La UFM es un triunfo ideológico de la clase dominante guatemalteca, pero
también la principal trinchera del movimiento libertarista en sus distintas
facciones. No obstante ello, para evadir toda imputación clasista o de
colectivo operan en la lógica liberal-individualista de individualizar cualquier
discusión al máximo. De ese modo no hay colectivo que sea responsable
de nada, solo individuos con nombre y apellido, que asumen el costo de sus
opiniones personales, pero que no asumen públicamente la identidad
subjetiva de sus valores e ideas socialmente compartidos.
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8. En Guatemala, el liberalismo económico está fundido con el
conservadurismo político, generalmente amalgamado con un
anticomunismo militante. El abrazo al capitalismo y el rechazo al
capitalismo, suele dejar fuera de la ecuación a la democracia, entendida
como pluralismo político e ideológico.
9. En el ámbito político y discursivo hay que entender esto: Cuando el
libertarismo económico está contra el Estado, en realidad lo está contra la
democracia, pues el pueblo es su sustento; pero cuando la izquierda está
contra el Estado, lo está contra quienes en realidad lo detentan (el poder
plutocrático).
En tal sentido, la influencia de la UFM si bien es la joya de la corona del dominio
de clase, es solo un poder simbólico y hasta cierto punto cultural. Los
mecanismos más sórdidos del poder económico y político de las elites dominantes
se expresan no de manera intelectual sino como lo requiera el desafío político en
frente. Ya sea brutal o formal. Pero la política no proviene de los egresados, que
a la larga son solo el coro, más bien son las clubes familiares, clanes y sindicatos
patronales y sus políticos y partidos, ministros o diputados, los que ejercen la
política real, el juego de ajedrez.
. Debido a ello, no es difícil hablar de un éxito ideológico y en consecuencia, de
una buena salud de la república oligárquica guatemalteca.
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En materia económica, no obstante, lo que generalmente –en los medios de
prensa- se denomina como “neoliberalismo” no es en realidad la filosofía
económica que predica la EAE sino lo que predica la Escuela de Chicago.
Ambas escuelas son parecidas en su abrazo al libre mercado pero mientras una
se mueve en ámbitos técnicos y políticos con la delicadeza del sutil del poder. La
EAE se mueve expandiendo los límites del discurso ideológico y exigiendo
siempre más. Todas las políticas de liberalización de las actividades económicas
a cargo del sector público para que sean ocupadas por el sector privado pueden
ser calificadas de neoliberales, sobre todo a partir de la década de los ochenta del
siglo XX. Pero todo donde reine lo privado, sin importar sus resultados, es
ensalzado y defendido por la EAE. Su doctrina es strictu sensu un atentado al
contrato social contemplado en el liberalismo tibio contenido en la Constitución
Político de la República, pero su visión del reino del mercado es compatible con
los afanes de prosperidad que se tienen en el primer mundo y así se lo vende.
Por ejemplo, la culpa de que los trabajadores guatemaltecos se vayan por miles al
extranjero se debe, según el discurso libertarista a por lo menos tres cosas:
1) La gente huye de la legislación laboral de corte socialista que hay en
Guatemala, donde no se ha podido trabajar a destajo.
2) La gente corre el riesgo gracias a un sentido empresarial innato, por tanto
son héroes, que sus remesas demuestran que el individualismo es
teóricamente correcto
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3) Estados Unidos de América hay un capitalismo intensivo que en Guatemala
hace falta replicar con leyes de apertura total a capitales externos así como
no castigar con impuestos a los capitales internos, de modo en este país
también haya un capitalismo próspero y la gente regrese.
Así que el análisis de las causas del propio fracaso del subdesarrollo capitalista
local se evade y tampoco se explica cómo a pesar de haber tenido tanto tiempo
responsabilidad en la implementación del modelo económico liberal, Guatemala
todavía no alcanza los niveles de cualquier país capitalista ajeno. Superados por
Costa Rica en todos los índices de desarrollo, Guatemala sigue comparándose
más bien con países africanos del centro.
Pero en la teoría del Estado y del mercado, las escuelas económicas tienen sus
particularidades a cual más radical. Por sus características sociológicas, su
altisonancia política y económica y su influencia nacional e internacional, puede
afirmarse, más bien, que el libertarismo clásico, subjetivista y de mercado, es la
doctrina por antonomasia, esencial, del capitalismo plutocrático actual y como tal
ideología, la “fase superior” del modelo que se pretende alcanzar, esto es, el reino
de la libertad a través del único sistema moral que adhieren: el capitalismo laissez-
faire.
O sea, la EAE es más militante en cuanto a los intereses burgueses y de las
clases altas. No obstante que dentro de ella hay corrientes de pensamiento que
juntas hacen el movimiento libertario y libertarista, cuyo programa es programa
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antiestatista y despolitizador y sólo en favor de un abstracto “Estado de Derecho”
donde todos se consensuan a favor de la sacralidad de la propiedad privada. Con
este discurso, el libertarismo cobra un protagonismo en todos los debates públicos
sobre economía, política y derecho que cada vez es menos aislado o defenestrado
y que se instala con fuerza en medios de comunicación y la opinión pública.
Otra cuestión que se ha tratado de mostrar aquí es el de la histórica relación que
habido desde los albores de la comunidad política de las pretensiones de
exclusividad de las élites con respecto al pueblo. No ya sobre las diferencias de
aptitudes o habilidades externas de los individuos sino de la permanente
desconfianza cuando no de rechazo de las élites con respecto al poder del pueblo
y su régimen político: la democracia.
Desde Aristóteles ha estado claro también que hay diversas clases de
instituciones, desde las oligárquicas hasta las democráticas y que las instituciones
más justas serán aquellas que se acerquen al bien común, que es el bien justo de
todos y todas. Ya se sabe que desde tiempos antiguos, ya había sectores
oligárquicos que pretendían situarse por encima o al margen de la sociedad era en
Aristóteles cosa de “dioses o brutos” (Libro I, Cap 2, 1253ª) y por ello mismo no
merecerían ser llamados ciudadanos.
Esta contradicción es histórica y marca en definitiva como deben analizarse y
catalogarse los discursos, políticas y medidas económicas que se impulsan en la
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sociedad, si son de corte democrático o de corte elitista y a partir de ello,
analizarse la conveniencia o no del consenso.
No obstante ello, conviene reconocer un gran aporte del liberalismo a la
democracia y a la historia de las ideas políticas, ha sido su insistencia en la
voluntariedad y la responsabilidad personal. Nada puede ser democrático si es
con violencia activa o disfrazada. En ello, ha sido el liberalismo compatible con
otras corrientes del pensamiento occidental. Y en ello, la libertad es compatible
con la igualdad de derechos de las minorías y de las mayorías.
En el ulterior análisis individualista de las relaciones humanas y políticas, no hay
estrictamente tiranías colectivas o abstractas, son generalmente tiranías
personales o de grupos, pero de fácil reconocimiento o rastreo. Por tanto, la
apelación a la voluntad personal expresada por el libre consentimiento es clave
para generar la oposición a la tiranía y esa voluntad contra el abuso de poder es lo
que convierte a la democracia en el principal correctivo del despotismo, ya sea
mediante las urnas o mediante las revoluciones.
Pero solo la voluntad consciente de tipo personal, aunque muchas veces esté
errada, es la clave para la generación de mayorías racionales. Ya será la práctica
la que determine la validez o no de cada proyecto político (entendido como una
propuesta común), su éxito o su fracaso estará en la mayor conciencia y
organización posible fundado en la voluntad personal de adherir o salirse del
proyecto común.
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EPILOGO
LA COMPETENCIA PÚBLICA Y ESTADO DEMOCRÁTICO DE DERECHO.
El Estado en tanto orden político y jurídico, sigue siendo el lugar acondicionado
para la actividad económica y la vida democrática. En su dimensión económica,
puede alegarse que la economía es anterior al Estado, pero lo cierto es que
capitalismo es imposible sin Estado. De acuerdo con el sociólogo Pierre Bourdieu
(2001: 25s):
“El campo económico está habitado, más que cualquier otro, por el Estado,
que contribuye en todo momento a su existencia y persistencia”; (porque)
“La economía vela por las condiciones de producción económica; de los
agentes y las instituciones de producción económica”
Y por eso:
“El Estado es la culminación y el producto de un lento proceso de
acumulación y concentración de diferentes tipos de capital: capital de fuerza
física, policial o militar (…); capital económico, necesario entre otras cosas
para asegurar el financiamiento de la fuerza física; capital cultural o
informacional, acumulado en la forma, por ejemplo de estadísticas, pero
también instrumentos de conocimientos dotados de una validez universal en
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los límites de su incumbencia como pesos y medidas, los mapas y los
catastros; por último, el capital simbólico” (Ibíd.: 236s).
Cabe aseverar que el mercado, lo mismo para el caso guatemalteco. De hecho
prácticamente no hay área de la economía que subsista sin el concurso directo del
Estado ya sea a través de exenciones fiscales (por ejemplo al papel periódico; a la
educación privada) o como en subsidios directos a la agricultura; la construcción;
o participación accionaria o pago de intereses (bonos y otros títulos en papel), los
servicios, la producción de bienes durables (industria); la manufactura; la
agricultura; el sector financiero, etcétera, o de modo indirecto, mediante la
explotación de recursos y bienes públicos. Lo cual indica que el Estado en todo
respecto no es una abstracción, sino una condensación de decisiones sociales
convertida en datos, mandatos y acciones de carácter colectivo.
Pese a lo anterior, que es bastante obvio por las ciencias económicas y políticas,
las doctrinas se dividen a partir de responder desarrollar las siguientes preguntas
1) ¿Debe el Estado (y/o el gobierno) ser solo un promotor de “buenas
condiciones” ex ante para el desenvolvimiento del capitalismo?
2) ¿De ser corrector eventual o permanente de las fallas de mercado o
simplemente ser un “rescatador”, ex post de los fracasos del sector
privado? O,
3) ¿Debe constituirse en activo rector de la economía?
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Aunque los organismos financieros internacionales, con frecuencia van a decir no
hay fórmulas fijas, la balanza siempre se inclina a algún lado. En este trabajo se
aboga por:
1) que el Estado cumpla el rol de la soberanía sobre los recursos públicos;
2) que haya hegemonía de lo público en las políticas públicas, y,
3) alcanzar una democratización de los servicios públicos:.
Ejes que se aglutinan el concepto global de “Competencia Pública” queriendo
significar con esto que la soberanía popular tiene que reflejarse en la composición
plena del mercado. Tal como en la práctica estaría ocurriendo en China.
Importa, por tanto, repensar el concepto de competencia (en economía). La
competencia más allá de facultades y habilidades operativas, implica la facultad de
destacar en un producto y derrotar al adversario que ofrece lo mismo, con un
apego más o menos real del gusto del consumidor. El aditivo de hacer el producto
más barato y más numeroso, convertirá su eficiencia en éxito.
La cuestión es que la competencia en tanto riesgo empresarial, solo opera en los
niveles inferiores y ello explica el alto índice de fracasos para nuevas empresas,
mientras que en los niveles superiores de la economía, lo aleatorio sólo es un
aspiración, que se diluye en la maraña de monopolios, oligopolios y carteles que
se establecen en diferentes sectores de la economía, haciéndola piramidal y
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segregadora, sobre todo, si tal economía es cautiva como la guatemalteca. Por
eso, el Estado debe ser subsidiario sobre todo en apoyo a las clases medias.
La EAE, más bien los discursos libertaristas a su alrededor, ha logrado
generalizar el mito de la ineficiencia intrínseca de todos servicio o producto público
(la industria de guerra o aeroespacial, serían apenas algunos ejemplos de la
falsedad de esto), que conlleva a su vez, el mito de la eficiencia intrínseca de todo
proceso, producto o servicio privado. La evidencia empírica muestra que los
sistemas públicos no son necesariamente mediocres si cuentan con adecuados
mecanismos de financiamiento, transparencia y regulación. De igual manera está
documentada la amplia mediocridad y voracidad y opacidad de la oferta privada,
especialmente de los servicios financieros. Lo bueno en el sector privado suele
ser excepcional, y con frecuencia los consumidores, no tienen impacto sobre el
producto final.
Puede argumentarse que la producción de estos mitos ideológicos tiene un
exclusivo propósito económico, pero también puede deducirse ulteriores
propósitos de control político y social, como en el caso del control de áreas claves
de la economía y la producción de bienes simbólicos como la educación y la
cultura. Porque allá donde impere exclusivamente la oferta privada se genera un
tipo de sociedad altamente 1) fragmentada en términos políticos (en un sentido
aristotélico); 2) segmentada económicamente (o bien, estratificada por ingresos y
gastos) y 3) segregada socialmente, profundizando la exclusión económica y la
pobreza.
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Es decir, aparte de los puros intereses económicos, deben incluirse en el análisis
de la EAE,-tal como se ha tratado de demostrar aquí- la ansiedad ideológica
contra la democracia, la cual se ve alimentada por sistemas públicos como la
educación.
En efecto, en el área de la educación y la cultura, esta cumple un rol social de
gradación de estatus, pero también de movilidad social, así como de cohesión
social, razón por lo que no podría en la sociedad actual, privatizársela por
completo. Con todo, el concepto de homeschoolling cobra fuerza como
mecanismo de desgaste del sistema público.
Nadie puede negar que en la práctica hay un sector de la burguesía económica
que desde sus orígenes ha sido parasitaria y poco productiva. Que vive de la
expltacion de lo público: en áreas tales como: servicios públicos (educación, salud,
servicios urbanos, energía), así como bienes públicos (seguridad, infraestructura,
telecomunicaciones), y recursos públicos renovables y no renovables (agua,
minerales, petróleo, bosques), que son amplios sectores de negocios debido a su
carácter masivo e inevitable.
Es de moralidad, en este caso, que no se le puede otorgar la hegemonía
ideológica de la economía a este sector, sino a los más productivos, y a los más
competitivos y transparentes.
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Por tanto, al redimensionar el concepto de competencia para hacerlo comprender
no solo en el ámbito de la economía privada sino en el conjunto de la economía
pública, la competencia del Estado para lograr condiciones de igualdad deber ser
recuperada. La competencia pública en economía debería significar, por tanto, al
menos cuatro aspectos:
1) Cobertura y aplicación del Estado democrático de derecho hacia todos
los sectores y ramas de la economía, promoviendo transparencia y
rendición de cuentas.
2) Retención de las áreas estratégicas de la economía vinculadas a los
recursos y bienes públicos renovables y no renovables.
3) Vigilancia efectiva en el control de calidad de los productos perecederos
y durables.
4) Coparticipación accionaria y/o de oferta directa en todos los servicios
públicos sensibles, principalmente en telecomunicaciones (medios de
comunicación en general), infraestructura, puertos, producción y
distribución de energía, salud y educación.
La verdadera competencia sería que el consumidor pudiera llegar a tener la
oportunidad de entre un servicio público y uno privado acerca de una misma clase
de producto, y que leyes comunes resguarden la calidad de los productos. De
igual manera, la competencia pública sería recuperar la capacidad del Estado de
compensar los abusos del mercado privado, contra la usura atroz, el
acaparamiento, la especulación y la falta de sensibilidad.
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De hecho, la Constitución Política de la República vigente en Guatemala
contempla todo un capítulo de la daría fundamento legal a un política de
competencia pública en el sentido indicado. Toda la Sección Décima de la misma,
denominada Régimen Económico-Social (Artículos del 118 al 134) contiene un
programa que le otorga al Estado una competencia económica en el ámbito de sus
funciones. Sin embargo, leyes ordinarias posteriores, reformadas o introducidas
por sucesivos gobiernos pro- empresariales, en el marco del programa de
liberalización económica y/o de privatización, burlaron este mandato legal
haciendo que el Estado renuncie de facto a sus obligaciones.
Sin embargo, el hecho que el mandato constitucional haya sido burlado haciendo
leyes ordinarias en telecomunicaciones, energía y otras que encumbran la
privatización de los bienes públicas y hacen nula la competencia pública,
demuestra que la hegemonía económica será para quien tenga la hegemonía
política, a pesar de que las instituciones democráticas digan lo contrario.
Quiere decir que cualquier fuerza política o gobierno que piense en serio en
generar una economía productiva y en crecimiento, podría no solo con
imaginación política sino cumpliendo la Constitución, generar las condiciones
contribuir al desarrollo económico-social de las mayorías, promoviendo
competencia pública no solo en áreas estratégicas de la economía sino sobre todo
en los servicios y obra y recursos públicos. Eso sería recuperar la soberanía de la
democracia sobre el Estado, dejando atrás su actual elitismo.
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http://nuevo.juanbautistagutierrez.org/wp-
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16. Movimiento Cívico Nacional: http://www.mcn.org.gt/
17. Objetivismo (randismo): http://www.objetivismo.org/
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20. Universidad Francisco Marroquín (UFM): www.ufm.edu, en especial, la
newmedia.
ENTREVISTAS Y/O CONVERSACIONES (en función de este libro) CON:
Manuel Ayau (2010) (fundador UFM)
Carroll Ríos de Rodríguez, (Académica, UFM)
Alfonso Abril (2010), (activista, Liga Pro Patria)
Giancarlo Ibargüen (2011) (Rector UFM)
Ramón Parellada (2011), académico, presidente del CEES)
Giovanni Frati (2011) (periodista libertarista)
Karen Cancinos, (periodista conservadora).
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