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Universidad Alberto HurtadoCarrera: Gestión de información en bibliotecología y archivísticaAsignatura: Comunicación interactiva

El rol profesional de la información en la sociedad del Conocimiento

Alejandro Castro González

El rol profesional de la información en la sociedad del Conocimiento

La información es producto de un proceso social generada por la comunicación entre los seres humanos, los procesos de comunicación se han ido complejizando y sofisticando con la irrupción de un feroz desarrollo tecnológico que ha experimentado nuestra sociedad. Por lo tanto, el profesional de la información al trabajar con un producto social está determinado por este contexto, lo que lo convierte en un profesional del área social y su contribución se debe reflejar directamente en el desarrollo de la comunidad.

El proceso de la información se da hoy en un contexto de desarrollo tecnológico sin precedentes en donde pasamos de la era de la información a la era del conocimiento, es decir, del acceso a mayor cantidad de información, más directa, más libre y más diversa, características que dependen del grado de acceso a la educación de las distintas sociedades. Posteriormente, surge la sociedad del conocimiento, donde el saber es un producto, un agente comercial, un bien productivo, se genera conocimiento por parte de las personas, sean estos como usuarios o como personas ligadas a un tema o institución determinada, que producen conocimiento como parte de su labor.

Con esto se amplían los canales desde donde se genera conocimiento, desde esta perspectiva, emerge un nuevo profesional de la información con nuevas y mayores responsabilidades, “los canales de comunicación e información, se establecen sobre plataformas renovadas que intentan eliminar distancias y espacios entre el hombre y los recursos de información” (González Pérez …[et.al], 2006) y con un perfil profesional que también se proyecta en un campo ocupacional más vasto, “más allá de los servicios y productos tradicionales generados por los centros de información, se busca satisfacer cualquier necesidad de los usuarios de la información, se rompe los límites, se objetiva la necesidad de información” (González Pérez …[et.al], 2006). Este fenómeno se comprende a partir del surgimiento de las nuevas tecnologías, como la web como plataforma, por ejemplo.

El modelo globalizado en red, en el que se desarrolla y transforma nuestra sociedad, cuya virtud aparente es el funcionamiento a partir de la diversidad, corre el peligro de transformarse en un espacio homogeneizado por los grandes grupos de poder, que efectivamente siguen controlando la economía internacional y los grandes consorcios que manejan la información. El profesional de la información debe inclinarse por una verdadera diversidad ideológica y de información, abriéndose al nuevo entorno de cooperación y variedad de fuentes de información, más allá de velar por el cumplimiento de normas, que en ocasiones, restringen el conocimiento. “El profesional de la información debe construir espacios de intercambio y debate de información en las organizaciones y comunidades, ser facilitador del cambio, formador de opinión, promotor de la información y del conocimiento, gestor educativo” (Núñez-Paulal, 2007).

El desarrollo del debate, educación y formación de comunidad, son los elementos fundamentales para el actuar del profesional de la información, en su búsqueda por contrarrestar los impulsos uniformadores del discurso y las ideas del modelo globalizante, surgen así nuevas definiciones para la democracia, la participación y la divergencia, debate en el cual dicho profesional debe formar parte activa, respondiendo a la vocación que le impone el ejercicio de su profesión. Su rol está

determinado por “por las necesidades que se generan en la dinámica social; por ello, su ejercicio debe fomentar la opinión pública y el juicio crítico” (Núñez-Paulal, 2007).

El intercambio y cooperativismo, que parecen ser los pilares esenciales del discurso de la producción de conocimiento en red, deben ser propendidas por este profesional, no basta su actualización constante en términos tecnológicos, sino más bien en la ideología de un uso o estrategia para diseñar herramientas tecnológicas que produzcan cambios y estén a favor de la consolidación de la participación y la crítica. En este sentido la propuesta tecnológica debe ser coherente con discurso o postura democratizante, por ejemplo, la elección entre un software libre o uno comercial para gestionar la información, no solo debe verse según conveniencias económicas, sino también al significado ideológico de esta elección, la posibilidad de usar un código abierto, es una postura frente al uso de un código hermético y que apunte hacia la dependencia de proveedores comerciales. Las nuevas tecnologías pueden ser usadas con el fin de estandariza el pensamiento y los procedimientos para acceder al conocimiento, como también para crear propuestas y contenidos divergentes que sigan un camino de contribución a la transformación constante que beneficie a las personas.

Como primer aspecto acerca del rol de la información y como marco o escenario en el que el profesional de la información debe moverse, daremos un vistazo al papel que le corresponde para construir una cultura diversidad en la red global.

A la par de una propaganda y un discurso que tiende a mostrar una globalización que reúne formas diversas, enlazadas en red, se puede notar una tendencia subrepticia hacia la hegemonía de las técnicas, a la penetración masiva de comunidades y al pensamiento que se podría generar en ellas. Tenemos en la red claros indicios sobre este supuesto, sin temor a caer, en lo que sería para el juicio de lúcidos optimistas, un juego paranoico peligroso.

Las redes sociales no solo son medios de expansión de conocimiento libre, sino que también podrían transformarse en un instrumento de homogenización ideológica. Tenemos a grandes grupos de personas con intereses comunes, que pueden unirse en proyectos de movilización social, de expresiones contestatarias y comercio alternativo y ecológico, por ejemplo, sin embargo, también existe una penetración comercial fuerte, con bombardeo productos y diversas marcas, además de medios de comunicación que son los mismos que controlan el mercado informativo general, juegos digitales, un incentivo de consumo de panoramas de entretención liviana. Facebook, por ejemplo, en sí mismo, es un instrumento de entretención, en el cual se pueden hacer campañas anti sistema, por ejemplo, no obstante, sus propiedades adictivas se mantienen intactas, cualquiera sean los contenidos que allí logren plasmarse.

Por otra parte, grandes empresas han diseñado estrategias diversas para extraer información a través de la minería de datos hurgando en las conversaciones de los diversos socios, facebook contiene un sin fin de datos privados de millones de personas, que pueden ser analizadas por servicios de análisis de información privados y quien dice que no, de servicios de seguridad nacionales.

Otro factor que podría promover cierta uniformidad, es el lenguaje, punto sobre el que nos extenderemos en los próximos argumentos. Acerca de twitter, por ejemplo, se impone el uso telegráfico del lenguaje por lo tanto, “El hecho de registrarse los mensajes o Tweets, a 140 caracteres es parte del éxito, deformando textos, remitiendo las ideas en resúmenes, que en un mundo que circula cada día más rápido, donde la industria del entretenimiento socava el placer de una lectura integral (…)” (Perdomo Aguilera, 2012), se sabe que este medio ha servido de forma importante a la notificación de sucesos mediante el uso de pocas palabras y que han servido para informar a la población y a los mismos medios, como una especie de reporteo

ciudadano, además de escapadas extravagantes de diversos personeros políticos que levantan polvo en la opinión pública. Sin embargo, sus contenidos sintéticos, “abrevia los cuestionamientos y dirige la intencionalidad de los mensajes con efusividad, efectividad y ligereza, puesto que no hay tiempo para un debate minucioso” (Perdomo Aguilera, 2012). Las redes sociales son un espacio de debate, eso es una premisa que todos parecen estar de acuerdo, sin embargo, debe apreciarse con más mesura este entusiasmo por exaltar la cualidades de tribuna que parecieran tener estas redes, en especial, las más populares y observar con mirada más pausada la calidad de los mensaje o comentarios que se añaden a alguna publicación por parte de distintos usuarios.

Cómo segundo tema nos introduciremos en el rol propiamente tal que ostentaría el profesional de la información en la sociedad del conocimiento y su relación con las redes sociales.

El rol del profesional de la información es intrínsecamente social, por lo tanto, la aparición de las redes sociales expande sus funciones y lo obliga a tomar posturas tal vez más radicales y a abandonar posiciones más conservadoras que lo caracterizaban hasta ahora. En la sociedad de la información uno de sus papeles principales era el acceso a la información y sigue siéndolo en la medida en que no todos los sectores sociales han llegado a este objetivo, ahora aparece frente a si un nuevo desafío, incluir a una amplia gama de usuarios que tienen más participación e intervención directa en los contenidos de la web, a través de las redes sociales, con ello se produce un fenómeno antes nunca visto, como es el que el profesional de la información ya no controla de manera privilegiada los contenidos de la red, es decir, ya que el conocimiento ya no está en manos de las fuentes oficiales exclusivamente, por medio de las cuales la información estaba acostumbrada a circular, sino que debe contemplarse el saber generado por usuarios que en su mayoría no necesariamente poseen un conocimiento especializado, pero cuya dinámica ha posibilitado la creación de entornos cooperativos que generan de igual manera, un saber usado por muchas personas y que debe ser visto como fuente válida y analizada debidamente, pues muchas de ellas corresponden a una retroalimentación con instituciones como las bibliotecas y otros centro de información, que entran en contacto con los usuarios de las mismas, “el diseño de estrategias de gestión y comunicación, así como de servicios grupales (...) donde las personas actúan como fuentes de información no documentales directas (…) donde cada cual se nutre de la información que han consultado los demás, interactivamente” (Núñez-Paula, 2007).

La generación, por decirlo de algún modo, espontánea de conocimiento facilitada por el desarrollo de herramientas web 2.0, significan para el profesional de la información, no solo interactuar con los potenciales creadores de conocimiento para diversificar los servicios de centros de documentación y bibliotecas, sino que también, influyen en el análisis de la información, en la catalogación y clasificación de estos nuevos contenidos. Uno de los principales factores a tener en cuenta, es que los procedimientos bibliotecológicos se rigen por normas de descripción de la información, con el fin de que la búsqueda de la misma, sea lo más efectiva posible para sus usuarios, pero la irrupción de nuevas herramientas de intervención hacen cada día más independientes a los usuarios, no solo en la búsqueda de información, sino también en su descripción, por ejemplo, el etiquetado de contenidos. Los usuarios tienen hoy la posibilidad de crear colecciones digitales propias, a partir de la creación de contenidos confeccionados por ellos mismos, lo que significa que pueden intercambiar, clasificar y difundir de manera autónoma la información sin intermediario, rol que le cabía en forma preponderante y casi exclusiva al profesional de la información.

Este fenómeno podría significar un quiebre en el discurso oficial del saber académico y la hegemonía de las fuentes de este, demás de la premisa, de que el profesional de la información debe seguir fielmente las llamadas fuentes de mayor confiabilidad, ya que si un grupo comienza a generar contenidos validados por aquella misma comunidad, debieran esos contenidos transformarse también en fuentes válidas de consulta de intercambio, por lo que debieran ser incorporadas en el futuro, al menos como un acervo de lo que es la sociedad del conocimiento, como parte de un órgano sustancial del saber humano.

El denominado comportamiento en red, que es la creación social y colectiva de conocimiento, posee dos aspectos que actúan simultáneamente, uno es la disolución de lo social por medio de una aparente desarrollo de habilidades sociales, se podría decir, que las redes sociales son usadas como parte del espíritu hegemónico que hay detrás de la idea del saber global y el otro aspecto es la ruptura de la uniformidad del espacio por medio de la participación, derribando estándares rígidos para compartir información.

El análisis del lenguaje a nivel bibliotecológico como herramienta de búsqueda de contenidos, es sometido a un cambio relevante, como el uso del lenguaje natural, es decir, el lenguaje no normalizado para reemplazar al lenguaje controlado, sometido a normas y estructuras fijas, esto marca un giro estructural en la generación de conocimiento, haciendo posible una diversidad más real de contenidos y una participación concreta en el plano de la construcción de saberes paralelos a la fuentes científicas oficiales, acrecentando la aparición de un discurso más crítico. Podría decirse que aparece en este nuevo escenario, un saber espontáneo y libre no hegemónico.

Como ya hemos dicho, se integran estos nuevos conocimientos desde diversas fuentes, rompiendo con lo que algunos llaman el modelo lineal de innovación, es decir, “… unido a otras transformaciones, comienza a limitar seriamente la concepción existente, según la cual el conocimiento circulaba unidireccionalmente desde la oferta de universidades, agencias y laboratorios de investigación hacia la demanda del resto de los sectores” (Pérez Rodríguez y Castañeda Pérez, 2009). Hoy en día los contenidos elaborados tanto en redes sociales como empresas, por ejemplo, pueden servir para la creación de nuevos procesos productivos, industriales o artesanales, especialmente estos últimos, pueden formar un carril paralelo a las ofertas del mercado globalizado.

Estamos en presencia de la creación de “un lenguaje digital universal, el cual integra globalmente la producción y distribución de palabras, sonidos e imágenes de disímiles culturas e identidades” (Perdomo Aguilera, 2007), un comportamiento en red como señalábamos en un principio, ligado a un pensamiento tecnológico que promueve el contacto humano dentro de un contexto, nos hace preguntarnos, por quien está regulada la red y con qué fines, sin embargo, esta virtualidad no libre como se desea etiquetar, pero con corrientes autónomas y emancipadas interactuando dentro de ella, convive con la concepción comercial que también comienza a expandirse.

La participación de los usuarios en la generación de contenido será cada vez más amplia, por tanto, el profesional de la información deberá diseñar estrategias cada vez más amplias para administrar y diseminar esta información, si desea sobrevivir. Por otra parte sería ingenuo pensar que el profesional de la información formará parte de todos los ámbitos en donde se genere y gestione información, ya que la misma autonomía de los integrantes de una organización en la creación de conocimientos y herramientas que les permitan administrar su información, hará que en muchas áreas se diluya este rol protagónico, además debemos agregar que paralelamente el profesional de la información deberá competir con otros profesionales de disciplinas distintas que desarrollen competencias al interior de sus organizaciones, producto de que el manejo de las tecnologías ya no es solo propiedad de especialistas, por la propia dinámica de la

diseminación conocimiento. Si los mismos bibliotecarios, por ejemplo, hoy en día pueden desarrollar sistemas y herramientas para gestionar conocimientos, también otros profesionales pueden hacerlo dentro de sus organizaciones.

Un tema importante es la formación de profesionales, en el sentido de la apertura que están teniendo estas carreras con la llegada a sus aulas de estudiantes que ya vienen con otras formaciones, lo que enriquece el quehacer y la visión de estos profesionales, sin embargo, es nuestro país, aún se continúa poniendo hincapié en la formación exclusiva de profesionales dentro de la carrera de bibliotecología, lo que no garantiza la calidad de los mismos, porque se debe tener en cuenta, que un profesional de la información tendría que poseer una visión amplia del contexto cultural y social, por lo que mientras mayores sean los recursos materiales e intelectuales que maneje, mayor sería su posicionamiento en las organizaciones en que se desempeñe.

¿Cuál es la proyección del profesional de la información en este contexto? Por un lado debe innovarse en la formación del profesional, ampliando sus habilidades y conocimientos y por otro, no solo debe señalársele como único camino de expansión de su campo su ocupación en entidades privadas, sino una mayor y mejor presencia en organismos públicos y educacionales, una de las falencias del profesional de la información, al menos en nuestro país, es su débil participación en la confección de políticas a nivel nacional, debe incluirse su presencia en la construcción de una verdadera sociedad del conocimiento y para ello debe participar tanto en medios oficiales como su colaboración, con igual fuerza, en sectores alternativos, ya sean sociales, políticos o educacionales, cabe mencionar en este sentido, que las organizaciones sociales también necesitan apoyo de especialistas para fortalecer su participación social a través de formación de centros de documentación o bibliotecas populares, por ejemplo.

En cuanto al contexto cooperativo que han abierto las redes sociales, el profesional de la información debe explotar las posibilidades de retroalimentación que las redes permiten, en cuanto a la valorización de sus instituciones y también en un aspecto poco desarrollado, como es el de analizar la información que generan los usuarios con sus juicios, comentarios, expectativas y gustos, toda esta información que se produce a diario debe ser analizada por algún profesional dentro de una institución, inclusive como una tarea exclusiva.

Debemos contribuir al espíritu crítico, en la manera en cómo miramos los cambios que se están produciendo en el terreno comunicacional y como esto afecta directamente la información que poseen los ciudadanos influyendo en su formación educacional y cultural, ya que no solo tiene a su disposición contenidos diversos, sino que también estos están dirigidos con una ideología definida, por lo tanto debe manejarse un criterio amplio tanto en el análisis de la información como en la recomendación de fuentes alternativas que tengan diferentes enfoques, no solo académico o con validación científica, ya que estas si bien responden a un modelo de investigación validado por pares, también responden, muchas veces a una visión convencional de concebir la realidad, de esta forma, la especulación y el análisis libre también son válidos y si bien tal vez no creen un saber concluyente, si otorgan datos, dudas y nuevos enfoques sobre un tema.

Bibliografía

González Pérez, Y., Rosell León, Y., Piedra Salomón, Y., Leal Labrada, O., & Marín Milanés, F. (2006). Los valores del profesional de la información ante el reto de la introducción de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. (Spanish). Acimed, 14(5), 1.

Núñez-Paula, I. A. (2007). Gestión humanaa o de personas en la construcción de las sociedades del conocimientob,c. (Spanish). Acimed, 16(3), 1.

Redes sociales: Hegemonía y contrahegemonía entre los EE.UU. y Latinoamérica Alejandro L. Perdomo Aguilera, ALAI, América Latina en Movimiento (2012).

Rodríguez, Y., & Pérez, M. (2009). Redes de conocimiento. (Spanish). Ciencias De La Información, 40(1), 3-20.

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