el realismo subjetivo de alejo - revista de la … · en viaje a la semilla, la vida de un hombre,...
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UNIVERSIDAD DE MEXICO 17
"ancestrales cosmogonías afrícanas"
a él se atribuyen transformaciones extraordinarias en formas animales y prodigios tales como una extraña peste queasolara el campo, destruyendo todas lasm,anifestaciones de la vida vegetal, animal y humana, como tétrico preludiode la rebelión de los oprimidos. Es lahistoria, pero una historia contempladadesde dentro, desde el barracón de esclavos en una hacienda francesa primeroy luego en las empinadas laderas de laCiudadela La Ferriere, donde miles dehombres negros volvían a ser esclavos,ahora de otro de su raza, que había constituido en torno al Dios de los blancos,a una "causa" nebulosa y a una espadaridícula, de no ser tan temida, un nuevoreinado de la injusticia y la opresión.Pero el esclavo Ti Noel a la hora de~'
morir, tras haber aprendido en larga vida las penas de la tierra para los desposeídos, ha elaborado una humilde ysabia filosofía humanista, que no buscaconsuelos en el más allá, porque: "agobiado de penas y tareas, hermoso dentrode su miseria, capaz de amar en medio de las plagas, el hombre sólo puedehallar su grandeza, su máxima medidaen el Reino de este Mundo". Los temasde la injusticia y la tiranía, inseparables de la novela hispanoamericana, nopierden eficacia, a pesar del tratamientomuy elaborado de este libro.
El trópico es, quizás, lo más característico de América o, al menos la localización geográfica donde el mundo nuestro se aleja más de Europa y se vuelvemás sobre sí mismo. ¿Cómo olvidar quelas Antillas fueron consideradas tradicionalmente por los conquistadores como "llave del Nuevo Mundo"? Y es entorno a las Antillas y a la cuenca delCaribe que el autor cubano se introduce al corazón americano. La densidaddel trópico, su proliferación barroca actúan sobre el hombre de esas latitudes;para dotarlo de algunas de sus características psicológicas más distintivas; elotro factor geográfico es el mar, que singulariza una peculiar idiosincrasia abierta durante cinco siglos a la confluenciade viajeros, naves y corrientes culturales. En esa perspectiva se sitúa el novelista. Alejo Carpentier "fundamenta",además, sus obras en un acervo de datos,fechas y documentos; va a los archivosen busca de sugestivos personajes y semueve familiarmente en los hechos y leyendas de la vida histórica americana.Lo real histórico es sustrato fértil de suobra, nutrida de los caracteres transculturales, tan esenciales a la composiciónde nuestros países, y poblada por unafantasía que gira siempre en torno a larealidad.
Carpentier se formula un tema recurrente desde hace un siglo en la literatura y el arte de los países dotados de unavanzado desarrollo industrial: la preocupación por recuperar el "paraíso perdido" de la naturaleza, que se expresacomo evasión, aventura, postizo retornoo como encuentro más o menos auténticodel hombre consigo mismo. No se trataesta vez de un europeo o de un norteamericano, sino de un escritor hispanoamericano, para quien esa problemática tiene que presentar forzosamen teotras soluciones y otros atisbos; de ahíla importancia de Los pasos perdidos, lamás importante de sus novelas. El protagonista de Los pasos perdidos va desprendiéndose, al internarse en ~a sel.vasudamericana, de todas las enaJenacIOnes de una vida desarrollada en la ciu-
Cuadros de Wilfredo Lam
Por ]ulieta CAMPOS
Carpentier.-"sugeridor de atmósfera"
e.sta nov~la, la fantasía surge de la realIdad mIsma - la sublevación de esclavos en Haití, el reino de Henri Cristophe. Pero es una realidad vista con losojos de un negro esclavo, cuya visión del
mundo está profundamente marcada pora~cestrales cosmogonías africanas y mágIcas leyendas surgidas en suelo haitiano. La figura de Mackandal, que es laconciencia de todos los esclavos, el recuerdo de grandes hazañas en la tierrade origen y, por lo mismo, la simiente derebeldía, tiene proporciones míticas -
EL REALISMO SUBJETIVO
DE ALEJO
CARPENTIER
ALEJO CARPENTlER es un novciis·ta in1"'1. teresado en descubrir uri sentido
a lo americano, fuera de los caminos trillados del regionalismo, el folklore y la fácil explotación de lo pintoresco. Más que creador de personajes,Carpentier es sugeridor de atmósfera.Quizá por eso no ha dado, hasta ahora,el gran personaje americano que puedaocupar un sitio en el mundo de símbolos representativos donde tienen cartade naturaleza don Segundo Sombra, Cantaclaro y doña Bárbara, acechados porla fantasmal aparición de Pedro Páramo. Para Carpentier, América es un ámbito. de posibilidades infinitas, dondetodo puede ocurrir: es la encrucijadade lo mágico con lo racional, de lo indígena y lo negro con el elemento europeo. Aquí, hasta el sentido del tiempoestá determinado estrechamente por elespacio; es un tiempo marcado por lasselvas y los mares y los ríos y las montañas de nuestro Continente: un tiempoespeso y medular, cargado de nacimientos y de muertes, de sufrimientos, de injusticias, de terquedad y de esperanza.Carpentier ha ensayado diversos caminos para la novela y el cuento, perosiempre en un estilo que sugiere sin dejar demasiado lejos la realidad que"compone", en una manera de revelarlo recóndito sin sustituir o reemplazar loque está a la vista. Juega audazmente con el tiempo, hasta llegar a la casiintemporalidad: el paso del tiempo parece no afectar la existencia misma, quepervive en las cosas y en los hombres.
El reino de .este mundo es un experimento con "la imaginación" sobre larealidad de América, cuya historia es,para este escritor, "una crónica de loreal-maravilloso". ¿Por qué buscar losorprendente, lo inusitado, en simplestrucos que sólo alcanzan a emparentar.cosas muertas, objetos desprovistos detodo significado y contenido -como hacen los surrealistas- cuando la vida ofrece tan ricas posibilidades de poesía? En
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"experimento con 'la imaginación' sobre la ¡-ealidad de Amé¡-ica"
Amberes, que cambia el camino de Santiago por las rutas de América, es e! prototipo del "criollo" en su nacimiento, delespañol americanizado en tierras delNuevo Mundo, donde se gesta un tipohumano ya distinto y característico. Unsugerente paralelismo histórico entre laGrecia de Agamenón y la España de laConquista, se desenvuelve en Semejantea la noche, donde la expresión se pliegacon maestría al estilo de dos épocas ydos espíritus .tan distintos, en los que elautor encuentra, sin embargo, poéticascoincidencias. En Viaje a la semilla, lavida de un hombre, de su casa y desus posesiones, se confunde con poco menos de un siglo de vida "interior" de LaHabana colonial del siglo pasado: aquíel tiempo retrocede de la muerte al nacimiento, para volver de nuevo a la
. muerte. El tiempo, péndulo objetivospbjetivo, importa en tanto que constituye la vida misma del hombre. El hombre no trans<;urre en el tiempo, sino quees el tiempo: él lo hace a su propioritmo. Sus experiencias marcan la densidad, el peso, la ligereza o la angustia deltiempo. En Camino de Santiago la existencia de los hombres recurre una y otravez, siempre semejante a sí misma. Dosvidas, entre las cuales media un lapsohistór.ico de veinte siglos, reproducen enSemeJante a la noche situaciones idénticas: la condición humana, sugiere el autor, es inconmovible y única; le es permitido al artista "jugar" con el tiempo,porque el único sucederse es el de lasubjetividad del hombre, para quien pasado y futuro son siempre presente.
un tf<Í.nsito ideal y no real, la vueltano se hace tampoco por una toma de conciencia objetiva y total, sino limitada asu condición de artista. Ahí está la debilidad de la obra: el novelista pareceentregar a su personaje, como artista,una condición singular y lo rescata comotal, sin que su renuncia al "mundo delos orígenes" signifique un reconocimient~ de los grandes conflictos contemporaneos que comprometen su condiciónh.umana. Lo positivo: ni siquiera subjetIvamente puede tener éxito la aventura en busca de un nuevo "Eldorado"espiritual. Quien está dispuesto a recorrer hacia atrás el tiempo hasta eludirloes derrotado en la forma más drástica,por el rechazo de ese mismo mundo que
. persigue. La dramática experiencia subjetiva es abatida en su propio terreno.
La preocupación por "el tiempo" esuna constante en la novela subjetivista.Para Carpentier, el hombre sostiene una"guerra" con el transcurrir de la cual saleven.cedor, ya que lejos de perderse odesllltegrarse en el tiempo, afirma en éls~s constantes. El estilo sutil de Carpent1er se aguza en tres relatos, Viaje a lasemilla, Camino de Santiago y Semejante a la noche, pequeñas piezas de virtuoso. Se establece en estos relatos unacirculación peculiar de! tiempo, queavanza o retrocede al ritmo de los recuerdos -Viaje a la semilla- o se vuelve sobre sí mismo en cerrada órbita-Camino de Santiago- para enlazarseen una carrera de siglos en torno a lasesencias de la condición humana, enSemejante a la noche. Aquel Juan de
dad civilizada por antonomasia - NuevaYork. En la selva se está "en el mundodel Génesis, al fin del Cuarto Día de laCreación", donde el hombre civilizadopuede experimentar los miedos elementales -a la noche, a la tormenta,a la fiera- y puede también, en ocasiónmemorable, descubrir el nacimiento dela música en el treno del hechicero, quepretende devolver la vida a un muerto.Pero antes, la entrada a la selva se vahaciendo en un retroceso sorprendentea espaldas del tiempo o, más exactamente, al encuentro de los siglos, enciudades que son estampas de la épocade los conquistadores, en aldeas de laera paleolítica, en sitios donde los hombres apenas amanecen a la Historia. Elhombre que el novelista introduce a laselva es un intelectual, un artista, unmúsico. Ha conocido, por supuesto, toda la "alta acrobacia de la cultura" quejuega en Occidente a las maromas existenciales o al "baratillo surrealista";también ha estado en la Alemania de1939 y ha visto como "de noche, en lasplazas públicas, los alumnos de insignesFacultades quemaban libros en grandeshogueras" y como la Oda a la Alegríaera entonada por quienes habían ohd- "dado el sentido más hondo del humacnismo europeo; y, más tarde, ha vueltocomo vencedor, en los ejércitos que invadieron Europa desde el otro lado delocéano, para ser luego "un hombre sinesperanza quien regresó a la gran ciudad y entró en el primer bar para acorazarse de antemano contra todo propósito idealista". El contacto con el mundo virgen de la selva americana despier-ta en él un nuevo amor por lo puro, loauténtico, lo "naturalmente" humano.El artista ha vivido hasta entonces enun mundo que le parece vacío de motivos, donde ni siquiera es posible la comunión del amor - la relación con sumujer es mecánica y con la amante sofisticada y superficial. Esa inercia de lavida sin grandes porqués lo hace encontrarse ante las expresiones más simplesde la convivencia humana con el asombro de un convalesciente que sale de unlarl?;o enclaustramiento a la luz exteriory se siente renacer a la vida con la inocencia del primer día. Dentro de la sociedad burguesa ~u vida ha estado priv~?a de trascendencia y aun de inspiraCion. para e~a "gran obra" que jamás hapodIdo realizar. Pero ¿es acaso posible lavuelta a la naturaleza, ese instalarse fuera de la historia? Carpentier advierte-reconociendo la fluidez y la historicidad de los valores- que si alguien nopuede escapar a su época es el artista,'lue'Heva: sobre sí todo e! peso del tiempo, "de lo hecho hasta hoy". Mas la decisión. final de ~u personaje procede deuna CircunstanCia que, en definitiva, esexterna a él mismo: debe renunciar a suevasión porque la mujer a la que ama yque es el símbolo de lo más puro de lanaturaleza lo ha abandonado. Es el rec~az? de la mujer -y de lo que ellasIgll1f~ca, en. consecuencia- lo que loempuja a remtegrarse a una sociedadque no ha dejado de ser mendaz y a laque !i0 }?retende modificar. La toma deconCienCia la hace el artista, no tantodentro de la historia en general sinodentro de la h!storia de la cultur~ y elarte. ~orqu.e. SI el desprendimiento dela enalenacLOn de S1l mundo había sido
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Representación simbólica de las instrucciones de San Ignacio a sus discípulos.
SANDE
Evelyn Waugh.- ")10 queria visitarlos"
ximo tesoro de Coa. Diciembre de 1951era el mes dedicado al santo, el centésimo cuarto aniversario de su muerte,cuando iban a rendir culto público asus reliquias por última vez en su extensa y extraña historia. Entonces o nuncae~a el momento de unirse a la peregrinaCión.
Puede llegarse a Coa por mar, desdeBombay, o por tierra desde Belgaum,un intrincado campamento colocado enla ruta aérea hacia el sur. El ómnibusde Belgaum estaba repleto de peregrinos.Un atento joven repartía avisos de labrutalidad del régimen "fascista" con.que íbamos a encontrarnos. Era uno delos disidentes de Coa, de los cuales hayun grupo organizado en Bombay. Asíconocí la amenaza que pende sobre losterritorios europeos. Ojos codiciosos caen~qbre éstos en Delhi, donde los políticosdel Congreso son. más ambiciosos quesus predecesores en el poder, los imperialistas británicos. Hasta en la Coa felizcuando la retirada inglesa, muchos hin:dúes y algunos cristianos se alterabanpor el júbilo que había más allá de susfronteras. Deportaron a una docena deagitadores y ahora viven en Portugal,completamente libres, condenados a laexecr~ción ,si regresan al hogar y a sustrabaJOS. Solo una pequeña parte de lapoblación se interesa en los asuntos pú-
En la antigua Coa se venera al viajeroque más lejos ha llegado . ..
Por Evelyn WAUGH
LOS HUESOSFRANCISCO
XAVIER
DIV, DAMAN, Coa, Mahé, Karikal,~ondichéry, Yanam - qué extranos, ensartados a lo, largo de la
costa hindú, parecían estos lugares enel mapa de la escuela; como si extrañosdientecillos hubieran mordiscado lasorillas del vasto y encendido territoriode la India británica.
-Maestro ¿podríamos hablar de ellos?-Naturalmente. Cuando ustedes' quie-
ran.-¿Por qué no ahora mismo, maestro?y n?s enterábamos de que estas raras
relIqUIas eran parte de la historia, de loslejanos días en que Francia y Portugal~os disputaban el imperio; y de que suInculta naturaleza proporcionaba a cualquier nativo cretino que dudase de labenevolencia del British Raj, una mag,'nífica lección.
-¿Y hay nativos así, maestro?-Algunos babúes de Bengala.Así era la clase de geografía hace cer
ca de cuarenta años.
El tumulto y el clamor se apaganReyes y capitanes se separan . ..
Hoy, después de toda la pompa de larendición oritánica, estos lugares hanpasado a ser las únicas avanzadas de laautoridad europea.
Hacía mucho tiempo que yo queríavisitarlos; a Coa, especialmente, pues enmuchas partes del mundo había tratado a muchas gentes de ese lugar; habíaleído narraciones de viajeros que habíanvisitado la Ciudad de Oro, la que unavez fue la capital y el emporio de todoel vasto imperio portugués en el Oriente, y que ahora se ha quedado abandonada; había visto reproducciones yfotografías de los grandiosos edificiosbarrocos enclavados en la selva, y recientemente había leído la biografía que elpadre James Brodrick escribió sobre SanFrancisco Xavier, cuyo cuerpo es el má-
La disgregación temporal se hace extremada en El acoso: lo que en los relatos anteriores es un poderoso y sutilejercicio de imaginación se vuelve ahoradramáticamente vivo. La novela está claramente situada en un momento bastante reciente de la historia cubana: laépoca que siguió a la revolución de 193033, que derrocó a la dictadura de Machado. A la corrupción política de aquelperíodo correspondió la degeneraciónde ciertos grupos revolucionarios en pandillas, desprovistas de todo ideal y dadas al desenfreno gratuito del "gatilloalegre" - como dio en llamarse a tanviolenta situación. El acoso no es, estrictamente, una novela de la revolución.Es el punto de vista subjetivo de un revolucionario perseguido por su conciencia, por el tiempo y por la desazón y laangustia de una situación cuyos hilos sehan escapado hace mucho de sus manos.No vive ya su propia vida, sino el absurdo de una existencia urdida por personasy hechos que le son extraños: hasta ladelación, cuyo castigo espera, le pareceinevitable y ajena a su voluntad. No es,en verdad, el revolucionario, sino el impaciente, el exasperado, el terrorista.Solo, sin la solidaridad de la lucha, seencuentra dentro de un ámbito que puebla su miedo. (Las descripciones de laciudad de La Habana son las visiones deuna pupila hipertrofiada, que refleja laaguda sensación corporal de la angustia.) El acosado vive fuera de la sociedad y, al mismo tiempo, perseguido- porella. No alcanza a explicarse por quéuna sucesión irracional de actos lo hallevado al encuentro de la muerte - unpoco como El extmnjero, de Camus,aunque con una diferencia esencial: elterrorista de Carpentier se encuentra enel polo opuesto a la insensibilidad vitalde Mersault y no cesa de debatirse enbusca de una razón, de un motivo, deuna verdad que justifique su deseo deseguir viviendo. Tiene un acceso de revelación religiosa: si nada parece tenersentido, debe haber un sentido, últimoy primario, que justifique la vida. Vivesus últimas horas entre Dios y c-:l miedo,como si esa verdad que ha creíd/) apropiarse no le sirviera para vivir ni, en definitiva, para morir.
Carpentier se ha ido acercando a sustemas en círculos cada vez más cerradosy más estrechos, siempre con mayor seguridad y madurez. El acoso es un valiosobuceo en los recursos del subjetivismo ydel monólogo interior, para el tratamiento de temas que hasta ahora la novela hispanoamericana ha preferido enfocar desde afuera. El camino no está,sin duda, en el subjetivismo extremado;pero ¿no podrán entroncarse una mesurada subjetividad y toda la indispensable autenticidad objetiva para que lanovela hispanoamericana gane en conocimiento del hombre, sin perder su intención tradicional de novela social? Laexperiencia de Carpentier pesa más,hasta ahora, sobre uno de los extremos,pero abre un camino propicio para esasíntesis de madurez técnica, interioridady realidad social que debe ser la- grannovela hispanoamericana. Carpentier esun gran escritor de nuestra época porqueha sabido encontrar al hombre dentrodel ámb~to de nuestro continente, queya va delando de ser esa "novela sin novelistas" de que hablaba hace años LuisAlberto Sánchez.
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