el pichichu, el odorono y el lechon (marcos j. villalobo)
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16 Lunes 9 de marzo de 2015 LA MAANA DE CORDOBA
16Lunes 20 de marzo de 2015 LA MAANA DE CORDOBA
Y si Balzac hubiese sido
futbolista? Sera un vo-
lante elegante como Zi-
dane? Habr jugado al
ftbol Kafka? Me lo ima-
gino de enganche, al igual que a
Poe. No s, es una idiotez, lo cier-
to es que a Rolo lo invitaron a un
partido de ftbol para jugar en un
equipo que se haba bautizado
Los escritores. Ninguno era es-
critor, salvo el Rolo que desde ha-
ca cuatro aos combata sus no-
ches de insomnio escribiendo una
novela, y que, por ahora, muy le-
jos estaba del final.
El torneo se jugaba en Ro de
los Sauces. El premio era un le-
chn. Rolo estaba de vacaciones
y se anim. Era un certamen re-
lmpago. Se jugaba diez minutos
cada partido, duraba todo el fin de
semana largo, es decir que ms o
menos cada equipo en dos das
jugaba unos ocho minipartidos. Y
el domingo se disputaban las se-
mifinales y la final. Los escritores
llegaron hasta semifinales. En esa
instancia perdieron por penales
ante Los Canarios, un equipo em-
balseo con larga tradicin de
triunfos en la zona.
El gratsimo aroma a choripn
impregnaba la ropa. El Rolo esta-
ba a puro repelente, mientras vea
la final entre Los Canarios y el Bar
del Negrazn. S, as se llamaba.
En ese equipo jugaba un pibe de
16 aos que la rompa: el Gringo
Flores. Una clase! Al tiempo el
gran Lorenzo lo descubri y ter-
Los Canarios fueron
amos y seores de los
campeonatos relm-
pagos de Embalse y la
regin. Vivan todos
juntos, eran superes-
trellas del balompi
barrial. Marcaron una
poca.
(Cacho Carballo)
El pichichu,
el Odorono y el lechnmin jugando en Repblica Che-
ca. [En El Pase y otros relatos de
goles olvidados cuento esa histo-
ria(?)]. Era un partidazo. La final
duraba ms, diez minutos cada
tiempo. A los 5 el Negro Odorono
haba clavado un golazo para Los
Canarios y un minuto ms tarde
el pibito Flores lo empat de ca-
beza. Puff, lo que se pegaban esos
muchachos. Unos guadaazos,
mamita! El rbitro? El rbitro
quera salir airoso y se hacia el gil.
Juan Cabeza de Clavo Sosa re-
chaz la pelota como pudo cuan-
do sucedi lo curioso. Ah, el pic-
nic que se haran el Gordo Soria-
no o Carlos Abn si lo hubiesen
visto! Claro, lo relataran mejor
que yo; pero intentmoslo:
El baln rechazado le qued al
Negro Odorono, que la baj de
pecho, eludi a dos rivales y cuan-
do estaba cara a cara, cara a cara,
dijera Corradini, el perro del cho-
ripanero entr al rea y lo mor-
di. Lo mordi! El Odorono peg
un grito que enmudeci a las chi-
charras del campo vecino. Cabe-
za de clavo peda penal, el chori-
panero era el hermano del arque-
ro. Es penal, deca el Tori Duarte y
todos los Canarios se sumaron,
mientras el Odorono se desparra-
maba por el suelo y el pichichu
asustado por el grito se haba pi-
rado para el ro.
Comenzaron, entonces, los em-
pujones. Trompadas al aire. Em-
pujones van, empujones vienen,
pasaron varios minutos y se die-
ron cuenta que el rbitro no esta-
ba. Y el rbitro? A los das el Rolo
se enter que el rbitro se haba
escapado. No quera saber nada y
se fue tomar mate a la casa de su
abuela que viva a unas cuadras.
Y el partido? Termin. El Negro
Odorono se tuvo que ir a Santa
Rosa a ponerse una vacuna, mien-
tras los dos equipos decidieron
compartir el lechn. Lo comieron
en el medio de la cancha. Y Los
escritores tambin se sumaron,
pusieron para el fernt; y el cho-
ripanero, apenado por la situa-
cin, aport unos kilos de falda.
Autor: Marcos J. Villalobo
@MJVillalobo
Ma.Fernanda
Torre
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