características de la brujería en la baja edad media
Post on 04-Dec-2015
20 Views
Preview:
DESCRIPTION
TRANSCRIPT
CARACTERÍSTICAS DE LA BRUJERÍA EN LA BAJA EDAD MEDIA
Presentado por: Daniela Mosquera Camacho
Presentado a: Iñaki Bazán D.
Seminario de Historia Medieval
II cuatrimestre
13 de mayo de 2015
Resumen: En este ensayo se pretende dar una visión acerca de las condiciones históricas y características de la brujería en la Baja Edad Media, a partir del análisis de dos tratados: Formicarus (1438) y Malleus Malleficarum (1487); así mismo, se pretenden realizar unas breves observaciones a las implicaciones políticas y sociales de esta tratadística.
Contenido
INTRODUCCIÓN.........................................................................................................................3
BRUJERÍA: SU CONCEPTO........................................................................................................4
ORÍGENES....................................................................................................................................5
FORMICARIUS............................................................................................................................8
MALLEUS MALLEFICARUM..................................................................................................10
IMPLICACIONES DE LOS TRATADOS: INSTITUCIONES Y SOCIEDAD..........................14
Bibliografía......................................................................................................................................15
INTRODUCCIÓN
La vieja aparentaba ser muy buena y amable, pero, en realidad, era una bruja malvada que acechaba a los niños para cazarlos, y había construido la casita de pan con el único objeto de atraerlos. Cuando uno caía en su poder, lo mataba, lo guisaba y se lo comía; esto era para ella un gran banquete. Las brujas tienen los ojos rojizos y son muy cortas de vista; pero, en cambio, su olfato es muy fino, como el de los animales, por lo que desde muy lejos ventean la presencia de las personas.(Grimm y Grimm 2015).
Este es un fragmento del famoso cuento Hansel y Gretel, escrito por los Hermanos Grimm
en el siglo XIX; este relato es uno de los legados de la expansión del discurso y la caza
sistemática de brujas que comenzó en Europa Occidental desde el siglo XIV hasta el XVIII
y que, inclusive llega a América. Allí los mitos y leyendas rescatan las enigmáticas
características de algunos grupos de mujeres que actúan bajo un pacto con el demonio en
las áreas rurales de países como México, Perú y Colombia, tipologías semejantes a las
narrativas europeas.
El interés por trabajar este tema nace de todos estos relatos fantásticos que han permeado
en la mente de niños y adultos durante muchos años; y aún más importante, por todo el
entramado político y social que se ha desarrollado en torno a la construcción de las mujeres
como sujetos a partir de este imaginario colectivo –la mayoría de veces negativo- pues
desde esta perspectiva, ha sido una de las bases fundamentales para consolidar el sistema
patriarcal que se sostiene hoy en día.
Con el fin de abordar las características de la brujería en la Baja Edad Media (Siglo XI-
XV) se realizará una aproximación al concepto, a su relación con la magia y a la diferencia
que tiene con la hechicería; posteriormente, se hará una breve explicación acerca de la
configuración histórica de la brujería en cuatro etapas: la prehistoria, el neolítico, la
antigüedad clásica y la Edad Media; todo esto con el fin de comprender cómo se fueron
configurando los sistemas de creencias en las brujas y así poder entender los contenidos de
dos tratados esenciales: Formicarius escrito por Johannes Nider en 1438 y Malleus
Malleficarum escrito por Heinrich Kramer y Jacobus Sprenger en el año 1487. Finalmente,
se hará un análisis del impacto que tuvieron estos dos tratados en las instituciones y la
sociedad posterior a su publicación.
3
Para realizar esta investigación se hará uso de historiografía sobre la brujería; es importante
destacar los autores que más influencia tendrán en este texto: Gustav Henningsen (1998),
Julio Caro Baroja (1969), Constanza Cavallero (2011) y Verónica Paredes (2011). Además,
se utilizará de primera mano, el Malleus Malleficarum como fuente primaria que permite
acercarse a la caracterización de las brujas y “su mundo”.
BRUJERÍA: SU CONCEPTO
La pluralidad de la sociedad europea y con ello las diversas formas de cosmovisión,
mentalidad o racionalidad han incidido en la configuración de la “realidad circundante o
cotidiana”. (Bazán 1998, 104). Desde la antigüedad hasta la actualidad, todos estos sistemas
de significados han sido utilizados para explicar las experiencias –especialmente negativas-
que impactan a la sociedad. En el caso de la sociedad medieval, la explicación de
calamidades estaba ligada al castigo divino, pero también por la intermediación de fuerzas
malignas y las acciones realizadas por los demonios o sus mediadores. (Bazán 1998, 106).
Para entender el marco en el que se establece la brujería, es pertinente seguir dos
definiciones expuestas por O’Dea (Citado en Yehuda 1980). En primer lugar, se entiende la
religión, como la manipulación de los significados no empíricos o supra empíricos con un
fin no empírico o supra empírico; en el caso de la magia, se explica como la manipulación
de los significados no empíricos y supra empíricos con un fin empírico, pues esta última
hace uso de pócimas y conjuros para poder resolver diferentes cuestiones. (Yehuda 1980,
4).1
Dentro de la magia se encuentran dos categorías: la blanca y la magia negra; en esta última
se enmarca la nigromancia, la hechicería y la brujería. En este ensayo, es importante
diferenciar las dos últimas -siguiendo a Julio Caro Baroja- entendiendo por hechicería, el
uso de magia maléfica de carácter individual. (Caro Baroja 1969, 112). Agregando que la
hechicería no implica el sellamiento de un pacto con un ser sobrenatural, aunque este actúa
indirectamente. En el caso del concepto de brujería, Gustav Henningsen, lo cataloga como
un sistema de creencias mágicas referidas a unos individuos que amenazan con destruir la 1 La cita original proviene de Ben Yehuda, N. «The European witch craze of the 14th to 17th centuries: a sociologis't perspective.» American Journal of Sociology, 1980: 4: O'Dea (1966) defines religion as ". . . the manipulation of non-empirical or supra-empirical means for non-empirical,or supra-empirical, ends... ." In contrast, he defines magic s ".... the manipulation of non-empirical or supra-empirical means for empirical
ends . . ." (O'Dea 1966,7).
4
sociedad; generalmente son mujeres pero también hay hombres; estos actúan
colectivamente. La brujería se adquiere mediante un pacto con un ser sobrenatural –en el
ámbito medieval, por un acuerdo con el demonio-. Las brujas tienen la capacidad de dañar
personas, animales u objetos con el tacto, la mirada o el pensamiento. (Henningsen 2014,
133-134).
A pesar de la diferencia conceptual entre brujería y hechicería, es importante resaltar que el
desarrollo histórico de ambos fenómenos tiene una estrecha relación. Especialmente desde
el neolítico se empezaron a configurar ciertos roles de género que afectarían las dinámicas
sociopolíticas -especialmente en Europa Occidental- y que tendrían como resultado el
surgimiento de estos sistemas de creencias mágicos.
ORÍGENES
La relación que existe en la conceptualización sobre la brujería y la mujer deviene de las
relaciones políticas, sociales y económicas que se han gestado desde la prehistoria hasta la
actualidad.
Los estudios arqueológicos sobre la prehistoria indican que es difícil determinar un patrón
general en las distintas comunidades de acuerdo al rol de las mujeres; sin embargo, se
considera que el papel de éstas –o lo que Vicente Romano (Citado en Paredes 2011, 15),
denomina brujas- se basaba en la recolección de semillas y frutos para alimentar a la
comunidad; aquella mujer era la que tenía una basto conocimiento de la botánica, razón por
la cual fue fundamental en el inicio de los procesos de cultivos y sedentarismo que daría
paso al Neolítico2.
Con el Neolítico y la sedentarización de una gran parte de la población, la importancia de la
mujer decae debido a los roles de poder que se imponen durante la época; siendo así, que
los hombres se establecen como <<propietarios del campo, del arado y de la siembra>>,
reduciéndose el papel de la matrona a la crianza y la educación dentro del hogar. Es a partir
de esta época, con el final del <<matriarcado primitivo y la entronización del
2 Lourdes Márquez y Patricia Hernández (2003) refieren que las maneras en las que se han realizado análisis arqueológicos han otorgado a los hombres una categoría de poder mayor que a las mujeres en la prehistoria; categorizándola a una mera categoría doméstica dándole al hombre una categoría de poder y prestigio y polarizando las actividades de la mujer a un nivel inferior, abandonando así la concepción de la mujer como
sujeto. (Márquez y Hernández 2003)
5
matriarcado>> que empieza a aparecer la misoginia y el rechazo a las brujas3. (Paredes
2003, 18).
En la Antigüedad clásica –refiere Julio Caro Baroja (1969) -la magia aparece como
aquellos procedimientos para obtener lluvia, granizo, cosechas o detener alguna tempestad,
pero también para atraer enfermedades y malas cosechas a distintos enemigos a través de
hechizos. El dualismo entre el bien y el mal estaba presente en Grecia y Roma; los
habitantes sabían que sus deidades estaban sujetas al poder del mal, a una concepción
previa del diablo. Dentro de la descripción de los males provocados, se especifica que se
cometen por las mujeres, quienes en las noches, invocando a las diosas Hécate y Diana
salían a hacer el mal, volaban y fabricaban hechizos para hacerse amar o venenos para
matar. Las leyes paganas siempre condenaron todos los actos de brujería –magia con fines
maléficos-. A pesar de esto, su creencia en los dioses conllevó a una interpretación
diferente y negativa con el triunfo del cristianismo. (Caro Baroja 1969, 33-39; 62-63).
Cabe mencionar, la importancia que tendrá el Antiguo Testamento, pues este será una de
las bases para iniciar la persecución hacia aquellas que practicaran algún tipo de magia
oscura. Teniendo en cuenta, que el carácter del género durante Grecia y Roma acerca de la
hechicería era femenino, esta concepción se desarrollará también en el libro sagrado
cristiano. El Éxodo 22:18, es la primera referencia a la que acudirían después algunos
religiosos durante la Edad Media: No dejarás con vida a la hechicera.
La llegada del cristianismo produjo una transformación en las relaciones sociales y en la
concepción teológica del mundo occidental. Al igual que los paganos condenaban las
prácticas y la creencia cristiana; la nueva religión a partir de sus autoridades se encargaría
de convertir en representación del mal al paganismo. (Caro Baroja 1969, 64).
En la Alta Edad Media, la brujería y la hechicería, ligadas a las mujeres4, fueron temas
recurrentes, pero, no la principal preocupación de la Iglesia; tanto San Agustín, como la
3 Se considera que con miras a la definición de brujería y hechicería expuestas en este documento, en un primer momento, las mujeres se consolidan como hechiceras, pues hasta el final del Neolítico, no se hayan temáticas de preocupaciones por prácticas de ritos por las mujeres.
4 Antes de la llegada del cristianismo, el papel de las mujeres como conocedoras de la anatomía era innegable; estas eran matronas quienes actuaban frecuentemente en las labores de parto; con la sociedad patriarcal aún más fuerte se empezó a considerar un peligro que las mujeres tuvieran conocimientos, en general.
6
Institución (evidente con la promulgación del Canon Episcopi5) van a considerar que los
actos que se les otorgan a las brujas son meramente ilusorios pero que se encuentran
mediados por un ente diabólico. Sin embargo, a partir del siglo XIII- como refiere Julio
Caro Baroja- hay una transformación espiritual: la ambigüedad de la hechicería como
fenómeno fantasioso persuadido por el demonio pasa a una identificación real6.
El fenómeno de la brujería y con ello la caza de brujas, no se presentó de forma homogénea
en Europa: Alemania, Suiza y Francia fueron los países en los que más se presentaron
casos. (Yehuda 1980, 4).
El siglo XIV marca el principio de la cacería de brujas. Las razones por las que la paranoia
acerca de las brujas se propaga tiene dos caracteres: uno estructural-cultural y otro
institucional.
Con la crisis del sistema feudal y, siguiendo a Ginzburg (En Henningsen 2011; 135) la
propagación de la lepra y los rumores de conspiración de los judíos se empezó a rumorar
sobre la creación de sectas adoradoras del demonio: las calamidades se asocian a las
acciones de un ente maligno en la cultura popular. El pánico moral de la población sería
legitimado por la Iglesia. Después de que la Iglesia negara la existencia de poderes reales
por parte de las brujas, el Papa Juan XXII promulga la bula Super Ilius Specula en el año
1326. En este documento se empieza a catalogar la brujería como un acto de herejía formal.
(Marsá 2009, 94). Posteriormente, en durante el Concilio de Basilea (1431-1439) se
empiezan a gestar algunas ideas sobre la brujería, que serían la base para la obra
Formicarius escrita por Johannes Nider en 1438. Sin embargo, no es sino hasta el año
1484 con la publicación de la bula Summis desiderantes affectibus establecida por el papa
5 En el Malleus Malleficarum se hace un análisis del Canon Episcopi publicado en el siglo X. En este tratado, se explican cuatro puntos esenciales: se debe enseñar que sólo debe venerarse a un único Dios; las mujeres imaginen cabalgar con Diana o Herodia, en realidad cabalgaban con el Diablo; el acto de cabalgar es ilusorio, porque el diablo tiene el poder sobre las mentes de quienes se entregaron a él y finalmente, debido al pacto sellado, las brujas deben obedecer al diablo. (Kramer y Sprenger 1487, 14).
6 Ver en Las brujas y su mundo. Julio Caro Baroja, hace referencia a este cambio que se hacer evidente con la preponderancia del pensamiento escolástico de Santo Tomás “A la autoridad del pensamiento de San Agustín sucedió la de Santo Tomás: «La fe católica quiere –dice éste en un pasaje famosísimo- que los demonios sean algo, que pueda dañar mediante sus operaciones, e impedirla cópula carnal». Quiere también que se proscriba la idea de que son puras fantasmagorías las que asustan a los hombres cuando se habla de Magia, como idea que revela poca fe. Más oposición a lo sostenido por Agobardo, Burcardo, Juan de Salisbury, no puede darse. (Caro Baroja 1969, 109).
7
Inocencio VII y la posterior publicación del compendio Malleus Malleficarum en 1487, que
la persecución empieza formalmente.
FORMICARIUS
El contexto político y social de lo que ahora es Alemania, Dinamarca y Francia, para el
siglo XV estaba permeado por la persecución sistemática de brujas; la caza de esta
población se venía dando desde mediados del siglo XI; es necesario aclarar que en un
principio los ataques no fueron perpetrados o legitimados por la Iglesia como institución,
sino que estos ataques fueron cometidos por las autoridades políticas de los territorios7. En
este marco, nace Johannes Nider (1380) en la ciudad de Isny (al sur de Alemania); en el año
1402, entra a formar parte de orden dominicana en Colmar (Actual Alsacia). En 1410,
luego de realizar unos años en estudios generales dominicanos, el autor del Formicarius
comienza a estudiar Teología en Colonia (Alemania) pero se retira en 1414 para atender al
Concilio de Constanza (1414-1418); en 1522, empieza de nuevo sus estudios en Viena,
culminándolos en 1425. Posteriormente, se recibe como superior en Nuremberg y luego,
actúa como miembro activo del Concilio de Basilea (1431-1439)8. En 1434, vuelve a
Vienna como director de la Facultad de Teología, pero regresa a Basilea para el año 1438
con el fin de dirigir el convento femenino de Santa Catalina en Colmar. (Bailey 2006).
En el marco del Concilio de Basilea, Johannes Nider escribe el tratado Formicarius. Este
libro narra una serie de diálogos entre un teólogo y un estudiante perezoso, a quien se le
pretenden enseñar los valores teológicos a partir del uso metafórico del proverbio 6:69; este
tratado provee de relatos positivos y negativos para ser utilizados en los sermones
populares. En ese sentido, se vislumbra que la obra iba dirigida a clérigos y sacerdotes
7 Hemmingsen (2014). Relata como en el año 1080, el Papa Gregorio VII, le escribe al Rey Herald de Dinamarca, acusándolo por las acusaciones hechas a las mujeres, culpándolas de las desgracias y tempestades de la época, que terminaban en la muerte de éstas.
8 El concilio de Basilea (1431-1449) sirvió como base para que las nociones sobre brujería se consolidaran y difundieran por Europa Occidental; en este evento en donde los clérigos destacados empezaron a tratar formalmente este tema. Dentro de este marco, se establecieron parámetros para identificar a las brujas, como: las reuniones en el Sabbat, los pactos diabólicos y la práctica de hechizos. La expansión de las ideas no se da únicamente por el territorio específico en el que se dio el evento, sino porque los asistentes fueron importantes clérigos de la época, como Johannes Nider y Nicholas Jaquier. (Ahn y Guzmán 2013, 4)
9 Proverbio 6:6:<< Ve a la hormiga, oh perezoso; Mira sus caminos, y sé sabio>>. La hormiga, representa
metafóricamente a la Iglesia, como ejemplo ideal a seguir para llegar a la sabiduría.
8
quienes debían transmitir las doctrinas eclesiásticas al pueblo, <<extender la reforma
espiritual a los laicos y ser capaces de brindar los elementos esenciales
para una ajustada disciplina moral>>. (Cavallero 2011, 346).
Dentro del contenido del libro, el tema que más se ha destacado es la
caracterización que hace Nider acerca de la brujería, es realizada a
través de una serie de relatos que construyen esta tipificación que
presidiría el fenómeno de las caza de brujas en la Baja Edad Media. De
ésta caben destacar tres elementos importantes que menciona
Constanza Cavallero: existe una intención voluntaria de hacer el mal, a
través de distintos tipos de brujería maléfica (pérdida de cultivos,
muertes o tempestades); la idea del complot satánico para adorar el
demonio y cometer distintas atrocidades (aquelarres o Sabbat) y por
último, se presenta una innovación frente a otros planteamientos
anteriores sobre las brujas, y es que en este caso se hace un pacto
directo con el demonio, pues anteriormente éste actuaba
circunstancialmente en los vejámenes cometidos, ahora actúa a través
de una adoración deliberada. (Cavallero 2011, 347).
El siguiente relato, evidencia la mayoría de características que el autor
les otorga a las brujas:
The same inquisitor told me that in the duchy on Lausanne certain witches even devoured their own children. The witches gathered in a certain place, and when their deeds were done they saw the demon visibly appear in the form of a man. The disciples the had to deny Christianity, promise never to adore the Eucharist, and to trample the crucific underfoot. When Peter asked a captured witch how they devoured infants, ore ven with infants, she answered that the method is this: with unbatpized infants, ore ven with infants already baptized if they are not protected by the sign of the cross and by prayers, we kill by our ceremonias in their cradles, or when they are lying in bed beside their parents, so that they are though to have been crushed [overlain by their parents]or to have died some other natural way. We then remove them secretly from their graves and cook them in a cauldron until their fleash, cooked and separated from the bones, is made into a powerful liquid. From the solids of this material we make a certain unguent that is useful for our desires, arts, and transformations. From the liquids we fill a container, and from this, with a few additional ceremonias, anyone who drinks inmediately becomes a member and master of our sect. (Kors yPeters 2001, 157)
El anterior relato deja en evidencia la perspectiva de Nider, acerca de
las características de las brujas: se puede observar que los principales
actores en participar en los rituales, son mujeres, quienes conforman
9
una secta que adora al demonio. Por otra parte, las brujas tienen la
intención de hacer el mal mediante distintos tipos de brujería: en el caso
anterior es evidente el uso de ungüentos y hechizos; así mismo, las
brujas asisten a reuniones nocturnas con el diablo se cometen
profanaciones de la cruz, orgías sexuales y canibalismo, tal como lo
expresa este caso; además dimiten y reniegan de la fe cristiana
prometiéndole al diablo que no volverán a ella.
Dentro de la descripción de las brujas y sus actos, cabe mencionar que
el escritor dominico, no estaba de acuerdo con las hipótesis que
sostenían que las brujas podían volar; frente a esto, Johannes Nider
establece que esto sólo pertenece a un engaño y a la imaginación de las
mujeres. Esta perspectiva, va de la mano con el pensamiento de Agustín
de Hipona y la publicación del Canon Episcopi, ya que Nider –tampoco-
acepta el mito acerca de los vuelos de las brujas; el autor refiere que
estos pensamientos son producto de los engaños e imaginación de las
mujeres. (Bailey, M.2006; Cavallero, C; 2011). Además, es necesario
mencionar la mención que hace el autor a la aparición de íncubos y
súcubos presentándose en las casas de las personas y perturbando en
su tranquilidad.
El Formicarius es una de las primeras aproximaciones a lo que será
entendido como la caracterización de las brujas en la Baja Edad Media;
así mismo, se considera como una de las referencias primarias del
Malleus Malleficarum escrito en 1487 por dos monjes dominicos, en
tierras alemanas.
MALLEUS MALLEFICARUM
En 1484 asciende al poder el papa Inocencio VII; su llegada a la iglesia supuso un cambio
radical con la promulgación de la Bula Papal Summis desiserantibus affectibus. Este
documento describe con mucha precisión la caracterización de los actos que cometían las
brujas:
En los últimos tiempos llegó a Nuestros oídos […]la noticia de que en algunas partes de Alemania septentrional, así como en las provincias, municipios,
10
territorios, distritos y diócesis de Magancia, Colonia, Tréveris, Salzburgo y Bremen […]se abandonaron a demonios, íncubos y súcubos, y con sus encantamientos, hechizos, conjuraciones y otros execrables embrujos y artificios, enormidades y horrendas ofensas, han matado niños que estaban aún en el útero materno, lo cual también hicieron con las crías de los ganados; que arruinaron los productos de la tierra[…] más aun, a hombres Y mujeres, animales de carga, rebaños y animales de otras clases, viñedos, huertos, praderas, campos de pastoreo, trigo, cebada y todo otro cereal; estos desdichados, además, acosan y atormentan a hombres y mujeres, animales de carga, rebaños y animales de otras clases, con terribles dolores Y penosas enfermedades, tanto internas como exteriores; impiden a los hombres realizar el acto sexual y a las mujeres concebir, por lo cual los esposos no pueden conocer a sus mujeres, ni éstas recibir a aquéllos; por añadidura, en forma blasfema, renuncian a la Fe que les pertenece por el sacramento del Bautismo, y a instigación del Enemigo de la Humanidad no se resguardan de cometer y perpetrar las más espantosas abominaciones y los más asquerosos excesos[…] (Kramer ySprenger 1487, 4)
Este documento estaba dirigido especialmente a todas las autoridades eclesiásticas de los
lugares más afectados por este fenómeno. A través del comunicado se da autorización a los
inquisidores para castigar a todas las personas que se encuentren practicando algún tipo de
los actos referidos en la Bula. Este manuscrito resulta particular, no únicamente por su
contenido, sino por el impacto que tuvo.
Es importante recordar que –como se mencionó anteriormente- en el pontificado de Juan
XXII (1316-1334) se hizo oficial la persecución a las brujas. Sin embargo, debido a su
conflicto con Luis VI -luego de acusarlo por brujería- se desencadenó la invasión a Italia,
en donde se coronó como emperador; allí culpa al Papa de hereje, lo que culmina con la
caída del pontífice10. En ese sentido, el factor político juega un papel importante, ya que no
hubo legitimación por parte del Estado para que la iglesia utilizara el monopolio de la
violencia contra la brujería. Por su parte, Inocencio VIII (1484-1492) si bien, tuvo un
conflicto con Ferrante -rey de Nápoles - recibió el apoyo de monarcas de Francia y España;
con el poder que tuvo durante su tiempo como Papa, logró influenciar a los reyes de
acuerdo a sus decisiones acerca de la amenaza turca o en el caso de compete a este ensayo,
de la brujería.
10
11
El poder que tuvo Inocencio VII, respaldó la iniciativa de Heinrich Kramer11 y Jacobus
Sprenger12 para denunciar aquel fenómeno de brujas que se procesaba desde siglos atrás.
Estos dos monjes dominicanos escriben su obra, luego de <<encontrar hostilidad>> con el
clero y la gente durante su trabajo en las comunidades, por ello, deciden enviar una carta a
Inocencio VII, quien intercedió ante el arzobispo de Salzburgo para que se dieran todas las
facilidades en su misión como inquisidores. (Caro Baroja 1969, 128).
El impacto de la misión de estos dominicos, se reflejó en 1487 con la publicación del
Malleus Malleficarum. Es importante resaltar que una de las razones por las que este
tratado obtuvo una mayor relevancia entre los clérigos de todas las zonas de Alemania y
Francia se debe al adjunto de la Bula Papal que trae el libro consigo al inicio.
Este tratado está dividido en tres partes y se desarrolla a través de una serie de interrogantes
acerca de la brujería y su relación con el demonio. Para lograr dar un soporte a su
investigación, los autores hacen uso de filósofos como Agustín de Hipona y Santo Tomás;
así mismo, reinterpretan el Canon Episcopi y utilizan como referencia el tratado
Formicarius13.
La primera parte del tratado se denomina Que trata de los tres concomitantes necesarios de
la brujería, cuales son el demonio, un brujo y el permiso de Dios Todopoderoso. Los
autores comienzan haciendo una aclaración frente a algunos argumentos acerca de
establecer como herejía a la creencia en las brujas: los demonios al ser ángeles que cayeron
del cielo, tienen el poder cometer distintos actos –que en los relatos del tratado son
sexualmente explícitos- e inducir a otros a cometer malvados actos contra los demás,
denominado brujería. A partir de las primeras páginas se evidencia que el tema principal es
la relación entre las brujas y los demonios íncubos y súcubos14. El vínculo entre las
11 Heinrich Kramer. Nació en Schlettstadt, al sudeste de Estraburgo. Hizo parte de la Orden d Santo Domingo y posteriormente fue nombrado Prior de la Casa Dominica de Schlettstadt. Antes de 1474 fue designado como inquisidor para Tirol, Salzburgo, Bohemia y Moravia. (Kramer y Sprenger 1487)
12 Jacobus Sprenger. Nació en Basilea. Fue novicio en la Casa Dominica de su ciudad natal en 1452. Maestro de teología; Pior y Regente de Estudios del convento de Colonia. Fue decano de la facultad de Teología de la Universidad de Colonia. En 1488, se hace provincial de la provincia alemana. (Kramer y Sprenger 1487)
13 Utilizan este tratado para respaldar sus argumentos acerca de los daños que provocan las brujas comadronas con sus supuestos actos con los niños, a quienes sacan de la habitación, los levantan en el aire y lo ofrecen a los demonios. (Kramer y Sprenger 1487, 69).
12
mujeres15 y los demonios deriva en una relación de dependencia, pues los demonios no
pueden actuar físicamente sin la ayuda de las brujas, quienes pueden provocar reacciones o
dolencias humanas verdaderas. (Kramer y Sprenger 1487, 18).
La segunda parte, se denomina que trata de los métodos por medio de los cuales se obra la
brujería, y de cómo puede eliminársela auspiciosamente. En este capítulo, sin abandonar la
relación de las brujas con los íncubos y súcubos, se establecen los métodos bajo los que las
brujas actúan:
Realiza u pacto con el diablo y se dedica a todos los males Señalemos, además, en especial, que en la, práctica de este abominable mal hacen falta en particular cuatro puntos. Primero, renunciar de la manera más profana a la fe católica, o por lo menos negar ciertos dogmas de la fe; segundo, dedicarse en cuerpo y alma a todos los males; tercero, ofrecer a Satán niños no bautizados; cuarto, dedicarse a todo tipo de lujuria carnal con íncubos y súcubos, y a todo tipo de asquerosos deleites. (Kramer y Sprenger 1487, 162)
Muchos de estos relatos se basan la tratadística de Nider y en el Canon Episcopi. Dentro de
estas narraciones se establece que una de las características de las brujas, es su
participación en sectas nocturnas en donde se reunían con el diablo para copular, venerar
las fuerzas oscuras, a través del asesinato de niños y posteriormente, practicar
canibalismo16; dichas reuniones eran propiciadas por brujas comadronas, quienes eran
consideradas las más peligrosas: pues cuando no matan a los niños, entonces,
como para cualquier otro propósito, los sacan de la habitación, los
14 Los íncubos –masculino- y súcubos –femenino- son demonios que adoptan un cuerpo aéreo o en algunos casos terrestre y que sostienen relaciones sexuales con una persona en contra de su voluntad con el fin de extraer –en el caso de los hombres- semen o ponerlo dentro de una mujer para concebir un hijo al servicio del demonio. Sprenger y Kramer refieren sobre la relación entre demonios y mujeres: Por lo tanto, establecemos tres proposiciones. Primero, que los más repugnantes actos venéreos son llevados a cabo por esos demonios, no con vistas al deleite, sino para la polución de las almas y 'cuerpos de aquellos que actúan como íncubos o súcubos. Segundo, que por medio de esa acción puede producirse una concepción y gestación totales por las mujeres, ya que pueden depositar semen humano en el lugar adecuado de un útero femenino, donde ya existe una sustancia correspondiente. De la misma manera, también pueden reunir las simientes de otras cosas para provocar otros efectos. Tercero, que en la gestación de esos-niños, sólo el movimiento local debe atribuirse a los demonios, y no la gestación real, que surge, no del poder del demonio o del cuerpo que adopta, sino de la virtud de aquel a quien pertenecía el semen; por lo tanto, el niño no es hijo del demonio, sino de algún hombre. (Kramer y Sprenger 1487, 36)15 La misoginia en este libro es evidente. La mujer es culpable de los más atroces crímenes sólo por el hecho de ser. Se demoniza a la mujer a través de la demonización sobre la menstruación y su relación con el mal de ojo o el papel de las parteras. Para sostener estos argumentos, se utilizan autores como Aristóteles. 16 Se reconoce en la cultura popular como Aquelarre, que proviene del euskera: aker: macho cabrío y larre: prado.
13
levantan en el aire y los ofrecen a los demonios. (Kramer y Sprenger
1487, 69).
En la tercera parte del libro –aunque se encuentra formalmente dentro
de la segunda parte- se especifican prevenciones y remedios, pues,
pueden curar la naturaleza animal de un hombre, así también pueden
ser útiles para reformar su espíritu interno. (Kramer y Sprenger 1487,
137). Por otra parte, a partir de algunos casos, se demuestra cual debe
ser el proceso de acusación de las brujas y se hacen unas
recomendaciones a los jueces para que actúen de acuerdo a los casos.
El apoyo teórico del libro, a través del uso de autores como Agustín de
Hipona, San Agustín y Aristóteles, confirió mayor legitimidad a la obra,
claro está, que se respalda también con la bula papal de 1484.
Acompañado al soporte conceptual, también resultan curiosos los
relatos utilizados por Kramer y Sprenger, así como la reinterpretación
que realizan del Canon Episcopi, pues logran adaptar a sus propósitos,
algunos elementos de este tratado. Estos elementos, junto a la fuerza de
las creencias populares que fueron tomando fuerza, a partir del siglo XIV
y los siglos siguientes, hicieron que se lograra expandir la brujo- manía
por todo el territorio europeo.
IMPLICACIONES DE LOS TRATADOS: INSTITUCIONES Y SOCIEDAD
Los tratados escritos por Johannes Nider (1434) y Sprenger e Inquisitor (1486) tuvieron un
alto impacto en la sociedad bajo medieval y sobre todo en la Edad Moderna. La expansión
progresiva de la caza de brujas conllevaría a una serie de cambios radicales en la estructura
institucional y en la sociedad. En el caso de la institución, no sólo aparecen los documentos
y la Bula de Inocencio VIII, como legitimadores de la matanza de mujeres acusadas de
brujas, sino que también tiene un impacto legal frente a estos procesos, pues pasa de ser un
problema sociocultural y teológico a uno jurídico. (Caro Baroja 1969, 1)
La exacerbada misoginia –reflejada en estos tratados- conllevó al fenómeno de la caza de
brujas que empezó sistemáticamente a partir del siglo XV y que duraría alrededor de tres
14
siglos; en donde se calcula que hubo alrededor de 200.000 a 500.000 brujas muertas; siendo
un 85% mujeres. (Yehuda 1980, 1). Si bien, la misoginia tiene sus orígenes en la era
neolítica como se explicó anteriormente, tiene su culmen con la formalización de la brujería
por los inquisidores en Europa. Cabe resaltar que precisamente esta caza de brujas no se dio
homogéneamente, casualmente se da en Alemania, Suiza y posteriormente en Inglaterra,
que va aumentando gradualmente con las Reformas Luteranas y la llegada del
protestantismo a Europa.
Tanto Formicarius como el Malleus Malleficarum se convirtieron en fuentes para legitimar
el uso de la violencia institucional -a través de la Iglesia con la Inquisición- apoyado en
una tradición medieval claramente definida, en donde la estructura está regida por las reglas
de Dios. (Yehuda 1980). Lo que conllevó a respaldar y fomentar distintos tipos de
acusaciones y de violencia social - mediante persecución y tortura- por parte de los
campesinos –ya que se da en un ambiente rural sobre todo- a personas con creencias o
actitudes diferentes frente a las dominantes. (Paredes,V. 2011).
Todo el proceso que conllevó la caza de brujas, fomentó el imaginario colectivo acerca de
la iniciativa de la Iglesia Católica, como iniciadora de esta práctica. Sin embargo, como
menciona (Henningsen 2014), todas estas creencias se expandieron a través de relatos
populares, que luego necesitaron ser reafirmados y legitimados bajo una estructura de poder
con el fin de poder perpetrar crímenes o tal vez, impartir justicia con la autorización de la
representación de Dios en el mundo terrenal.
Aunque el Formicarius y el Malleus Malleficarum fueron escritos en épocas diferentes,
están fundados sobre dos bases: la popular –de acuerdo a todo el sistema de creencias que
acusan a un enemigo para explicar un conjunto de elementos negativos- y por otra parte, la
institucional, ya que a su tiempo fueron consideradas como los puntos de vista para
legitimar, legalizar y apoyar las configuraciones políticas del momento. Si bien, por parte
de Nider, se propende hacia el fenómeno de la brujería como una creencia herética, este
sirve como plataforma para configurar los argumentos del Malleus Malleficarum.
Bibliografía
15
Ahn, Marie, y Alejandra Guzmán. «ENIGMAS DE IDENTIDAD: ¿LAMIAS, ESTRIGES O BRUJAS? EN DE LAMIIS ET PYTHONICIS MULIERIBUS Y OTROS TRATADOS DEMONOLÓGICOS DEL SIGLO XV.» ANUARI DE FILOLOGIA. ANTIQVA ET MEDIAEVALIA (Anu.Filol.Antiq.Mediaeualia), 2013: 1-23.
Bailey, Michael. «Johannes Nider.» Digital Repository- Iowa University, 2006: 824-828.
Bazán, Iñaki. «El mundo de las supersticiones y el paso de la hechicería a la brujomanía en Euskal Herria (Siglos XIII al XVI).» Vasconia, 1998: 103-133.
Caro Baroja, Julio. Las brujas y su mundo. Madrid: Alianza Editorial, 1969.
Cavallero, Constanza. «Brujería, superstición y cuestión conversa: historias de construcción de "otros cristianos".» Anuarios de Estudios Medievales , 2011: 1-31.
Grimm, Jabob, y Wilhem Grimm. «Hansel y Gretel.» Grimm Stories. 2015. http://www.grimmstories.com/es/grimm_cuentos/pdf/hansel_y_gretel.pdf (último acceso: 04 de 05 de 2015).
Henningsen, Gustav. «La inquisición y las brujas.» eHumanista, 2014: 133-152.
Kors, Alan, y Edward Peters. «Johannes Nider: The Formicarius (1435-1438).» En Witchcraft in Europe, 400-1700: A Documentary History (400-1700), de Alan Kors y Edward Peters, 155-158. Filadelfia: University of Pennsylvania Press, 2001.
Kramer, Heinrich, y Jacobus Sprenger. «Malleus Malleficarum.» MKHOUSE. 1487. www.mkmouse.com.br/livros/malleusmaleficarum-espanol-partei.pdf (último acceso: 20 de FEBRERO de 2015).
Márquez, Lourdes, y Patricia Hernández. «La mujer en la Historia: perspectiva de género.» Estudios de Antropología Biológica, 2003: 1-12.
Marsá, Verónica. «Comadronas o brujas ¿doctas o enfermas?» Dossiers Feministas, 2009: 89-102.
Paredes, Verónica. La brujería en el tiempo y en los discursos plásticos del siglo XX: denuncia, recurrencia y resilencia de los estereotipos de género en el cine. Salamanca, España: Universidad de Salamanca, 2003.
Yehuda, Nachman Ben. «The European witch craze of the 14th to 17th centuries: a sociologis't perspective.» American Journal of Sociology, 1980: 1-31.
16
17
top related