brosio el pintor invisible
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JULIAN ALONSO
JULIAN ALONSO
Hablar de Ambrosio Ortega y su pintura es hablar de su
vida y del momento histórico que le tocó vivir, porque si entre
nuestros artistas contemporáneos existe una obra imposible de
explicar sin su propia experiencia ideológica y vital, es la de
Brosio.
No sería el gran pintor que es si el
devenir de la historia, la suya y la de
todos, no hubiera condicionado
tanto el devenir de su existencia.
Sin una dictadura de por medio, sin
la lucha, las dos condenas a muerte
luego conmutadas, los muchos años
de cárcel que le convierten en la
persona que más tiempo ha pasado
en las prisiones franquistas, la
utopía por la que nuestro pintor
siempre ha luchado, sin sus firmes
convicciones, seguramente hoy no estaríamos hablando aquí de un
artista imprescindible y comprometido, cuyas trayectorias
existencial y pictórica son dos líneas paralelas, tan cercanas la una
a la otra, que terminan por converger y confundirse. Brosio pinta
porque vive y vive porque pinta. Se entrega en cuerpo y alma a
plasmar sobre el papel o el lienzo lo que ha sido su periplo vital.1
Al igual que los primitivos pintores deAltamira o Lascaux,
que por el hecho místico de plasmar las imágenes de los animales
que eran su sustento, creían que propiciarían su caza, así Brosio
pinta los recuerdos de su juventud y para él, pintar la atmósfera
carcelaria o esas escenas de duro trabajo en la mina, donde el
hombre se enfrenta y vence a una naturaleza hostil, es de alguna
manera un modo de magia simpática con la que propiciar
mantenerse vivo y afianzarse en sus ideas.
Ambrosio Ortega Alonso “Brosio”, nació en Barruelo de
Santullán (Palencia), el 14 de marzo de 1925 y, tras algún tiempo
estudiando en la escuela de la empresa “Minas de Barruelo”,
regentada entonces por los Hermanos Maristas, a los diecisiete
años, se incorporó al trabajo como ayudante minero en el famoso
“Pozo Calero”. Ya entonces, según recuerda, tenía afición al
dibujo y practicaba copiando carteleras de cine e ilustraciones de
los libros de texto, pero sin intención de dedicarse a la pintura.
H e r m a n o d e l
conocido maqui Mariano
Ortega Alonso (detenido en
Bilbao junto a Brosio y
ejecutado a garrote vil en
1951), sirvió de enlace con
la guerrilla antifranquista
hasta que, tras su captura en
1947 fue juzgado y condenado a muerte, pena que se conmutó por
veinte años de condena, prolongados hasta casi veinticuatro como
2
cons
consecuencia de su sonada fuga del penal de “El Dueso” en 1950,
siendo localizado tras once días en libertad y trasladado a la prisión
de Teruel, desde la que pasaría, en los últimos tres años de pena, a
la de Burgos.
Será durante sus largos años de cárcel, cuando Brosio,
aparte de militar en las células clandestinas del Partido Comunista,
se educará y aprenderá también a pintar en penosas condiciones,
primero a la acuarela al lápiz y al pastel en El Dueso y luego al óleo
en Burgos y esa faceta será sin duda su tabla de salvación, pues
gracias a ella encontrará un oficio que le ayudará a sobrellevar su
encierro y también un medio económico, pues el poco dinero que
conseguía era por los encargos de retratos que le hacían algunos
compañeros lo que también le serviría para progresar en su
dominio de las distintas técnicas pictóricas.
En sus memorias inéditas, tituladas
cuenta su tiempo como enlace del maquis y toda su
peripecia carcelaria hasta que sale en libertad, pero curiosamente
no hace mención a su faceta de pintor. No obstante, son de mucho
“Indómitus. Los años
sin luz”
3
interés de cara a conocer su crecimiento vital algunas de las
reflexiones que introduce, como esto que dice en el capítulo 26
( ), donde nos da idea de su sufrimiento:“Cárcel del alma”
…”Sería mejor no despertar. Al despertar, al retornar a
este mundo del penal, fantástico, retorna el sufrimiento. Todo en
este mundo se traduce en dolor. Surge el dolor de todas las
esquinas, de todos los rincones, de todos los lugares, por miles y
miles, por infinidad de motivos...” …“…Todo es dolor en el
mundo de la cárcel. Sería mejor no despertar. Adquieres
conciencia del lugar en que te encuentras y empieza el desfile de
imágenes represivas a taladrarte el cerebro, a oprimirte y
4
encerrarte en el círculo del dolor
loco y el odio; del dolor y de la
m u e r t e , p o r q u e s u f r e s
mortalmente. Del odio y la
muerte, porque odias a muerte
también. Si un día no despertara
quedaría todo resuelto. Como si
estuviera durmiendo sin sueños
paradójicos ni pesadillas. Así
será la muerte y siendo así no
parece tan mala. Lo malo aquí es
vivir, despertar, abrir los ojos y
encontrarte con esto. Lo difícil es vencer el deseo de matar, vencer
el deseo de morir. Esto es lo difícil: luchar por la vida todo el día...
“
Pero Brosio resistirá
c o m o m u c h o s d e s u s
compañeros, aferrado en su caso
a dos tablas de salvación: sus
ideales y la pintura. Y a finales de
1970, ya libre aunque muy
quebrantado de salud después de
más de media vida de encierro,
mantendrá la actividad política
clandestina y vivirá un tiempo en
Asturias, auxiliado por José
Durmiendo en la celda
5
Manuel Nebot y luego en Madrid, en el domicilio de unos vecinos
de su pueblo, para regresar pronto a Barruelo y afincarse después
en Guardo, otra localidad minera del norte de Palencia, donde
formará una familia, participará de manera determinante en la
reactivación del Partido Comunista en el norte palentino y
afianzará como medio de vida, su nuevo oficio de pintor. Su fama
se había extendido de boca
en boca por medio de los
compañeros que habían ido
saliendo de prisión y puede
decirse que en los círculos
artísticos se hablaba mucho
y bien de la pintura de
Brosio muchas veces sin
c o n o c e r l a , p u e s s u
presentación en los círcuitos
oficiales delArte, tuvo lugar
entre el 7 y el 20 de abril de
1972 con una primera y
exitosa exposición en la
mítica y desaparecida
galería Tassili de Oviedo, en cuyo folleto, Faustino F. Álvarez.
Introduce al artista. La formaban acuarelas, obras al pastel y óleos
y a ella siguieron en 1974, la participación en dos muestras
colectivas, una en el Colegio de Arquitectos de Barcelona y otra,
en septiembre, coincidiendo con las fiestas locales de SanAntolín,
6
que sirvió para inaugurar la Galería MEDICI'S de Palencia y ver
por primera vez su obra en la capital palentina. También se prodigó
en un año determinante para él, con dos exposiciones individuales
que supusieron su pronta consagración en el panorama pictórico
del momento.
La primera se llevaría a cabo entre el 12 y el 28 de marzo de
1974 en la madrileña galería “Península” y prueba del notable
éxito que obtuvo fueron las diferentes críticas y reseñas de los
periódicos de la capital hablando de ella.
Por ejemplo, en la página 55 del periódico “Triunfo”, de 30
de marzo, dice José María Moreno Galván, prologuista también
del folleto de aquella exposición: …”Brosio no es, como podría
pensarse, eso que se llama “un naif”. Lo que ocurre es que la
Brosio inaugurando su primera exposición
7
mayor parte de las
experiencias que otros
heredan de manera
natural, él no pudo
heredarlas: tuvo que
revivirlas por el camino
d e s u p r o p i a
experiencia…” … “… Él
no conocía directamente
l a p i n t u r a … ” …
“…conoció su propia
p i n t u r a a n t e s q u e
ninguna otra…” …
“…Lo que a mi más me
interesa de la actual
pintura de Brosio es que su experiencia visual no le llega
directamente de la pintura, aún cuando sí de la imagen. No cabe
duda de que en Brosio han actuado todas las posibles imágenes
que podían llegar hasta su hambrienta retina, sin que haya podido
tener métodos selectivos. Pero es evidente que, por lo que sea, por
su precario conocimiento de las imágenes o por el contacto con su
experiencia de la pintura, él ha adquirido algo como un sistema de
sintetizar, de desdeñar lo superfluo y de incorporar lo esencial que
es emocionante.” … “Lo que me gustaría saber, por una cuestión
experimental, es cómo, de que manera, por qué vehículo, han
podido llegar hasta su persona los vasos comunicantes del arte.
8
Lo cierto es que Brosio, ahora, es un pintor. Un buen pintor.”
…”SiEn paralelo, en el diario “Pueblo”, se podía leer:9
comenzamos por decir que Brosio –Ambrosio Ortega- es un
minero que pinta, podemos inducir a error y dar a malentender
que su pintura pertenece a ese orden menor de quien la ejerce a
ratos perdidos y como complemento de otras actividades. Mas
cierto es decir que Brosio es un pintor que fue minero. Y no puedo
eludir la referencia a su antiguo oficio porque la vivencia
apasionada de aquella profesión que Ambrosio Ortega, hombre de
fervores, ejerció fervorosamente, le imprime hoy carácter a su
pintura. Ese carácter no radica sólo en los temas que pinta –el
hombre, apenas un bulto humano en la clausura de su madriguera
mineral-, sino también en la grave naturaleza de su obra y en esa
palidez plomiza que unta su paleta y que de pronto se ilumina con
la aurora de un color rosa que está allí como soñado por el deseo
de quien habita en la profunda oscuridad. Pero la pincelada de
Brosio no es violenta sino acariciadora, como de hombre bueno
que se mueve por la nostalgia, y no por la ira.”
“Informaciones” “Ya”
“Batik”
“Exprés
español”,
…”Un
cuadro refleja el perenne recuerdo de la celda que fue su pasado.
El resto, habla de mineros: los vagoneros, los picadores, las
Y así nos podríamos extender con los comentarios
elogiosos aparecidos en los diarios y sobre
la misma exposición o en la revista , como muestra de la
repercusión que la pintura de Brosio tuvo en el Madrid de 1974 y
que hizo que en otra revista de distribución internacional dirigida
especialmente a los españoles repartidos por Europa,
Andrés Sorel le dedicase un reportaje de tres páginas
donde hablaba de su vida y su obra en estos términos:
10
asambleas mineras, el entierro, la siembra de octavillas… la mina
y el hombre siempre. No en realismo socialista: en expresionismo
de tonos obscuros que no tienen exteriores, que se vuelven hacia
11
adentro del hombre. Brosio ama por encima de todo al hombre, su
trabajo y su lucha por mejorar su vida: ese, nos dice, es su tema,
seguirá siendo en el futuro su tema; no concibe otro; quizá salga al
exterior, mas para descomponer el esfuerzo del hombre, en la
tierra, en la fábrica o en la mina, dejando sombras, rastros apenas
perceptibles, parpadeos que confunden huesos, carne,
herramientas, paredes, nubes, humo, en una mancha múltiple y
expresiva.
“Las fotos psicológicas”,
“…A la
prisión le arranque una profesión que no tenía. Solamente había
trabajado en las minas de carbón del norte de Palencia, en
Barruelo de Santullán, donde nací. Ahora practico la pintura,
cuyos conocimientos y técnica aprendí a base de un trabajo
solitario en la prisión.”
Pero no sólo los críticos de arte y los periodistas se fijaron
en Brosio, también lo hicieron escritores y artistas y de este mismo
año son dos hechos relevantes referidos a su persona: el poema que
le dedica Blas de Otero y la fotografía de Alberto Schommer para
su libro donde se representa al pintor
con el torso desnudo y las manos a la cabeza y, en primer término,
un recipiente del que sobresalen unos pinceles. En el mismo libro,
publicado en 1975, aparecerá una página manuscrita, fechada por
el propio Brosio el 10 de julio de 1974, en la que explica:
En cuanto al poema de Blas de Otero, se desliza en él un
pequeño error, pues menciona la prisión de Ocaña en lugar de la
del Dueso, donde Brosio padeció la primera parte de su condena,
pero, salvado este lapsus, son unos versos emocionantes y de clara
12
13
admiración al hombre y al artista.
Este y otros reconocimientos le abrirán nuevas puertas y,
tras exponer a finales de noviembre de ese mismo año en la galería
“Uranga” de Gijón, entre el 6 y el 26 de mayo de 1975 recalará en
la galería “As” de Barcelona, en cuyo catálogo se reproducirá el
m e n c i o n a d o
poema de Blas de
Otero. Un nuevo
éxito reseñado el
20 de mayo por
con
u n e l o g i o s o
comentario de
Santos Torroella:
“El Noticiero
Universal”
…”Resaltar los
valores que estas obras poseen, sugerirle a Brosio las
incrementadas posibilidades que se atisban en ellas, casi
resultaría fuera de lugar. Pero no puede por menos sino
subrayarse su extraordinaria capacidad para componer esas
escenas, para reconstruir unos ámbitos –pozos, galerías y
encabalgados pasadizos mineros- que tienen la grandiosidad
dramática de las “carceri d'Invenzioni” del Pinaresi, así como su
parigual fortuna para situar en ellos, dinámica y poderosamente,
unas figuras sentidas, vividas –ahora doblemente en el recuerdo y
en su expresiva y plástica formulación- no menos vigorosa y
14
resueltamente.”….
…”Hay una tristeza infinita en estas obras, una tristeza que, por
su expresionismo, nos salta a los ojos como una violenta ráfaga de
aire, pero hay también, tan perceptible como esa tristeza, un calor
de humanidad y un noble y sereno orgullo: el del hombre que se
sabe condenado, pero que lucha contra el destino con más fuerza
de la que podría luchar contra la muerte…”.
“Cambio 16”
…”Para Brosio, la mina
y la cárcel tienen bastantes puntos en común: mundos dramáticos
en los que la supervivencia resulta penosa”. Sus cuadros -
preferencia por los colores fríos- reflejan la situación en las
“ramplas”, los accidentes, los entierros de los mineros muertos.
Ha dicho Brosio que en sus cuadros pretende denunciar el
dantesco mundo del interior de la mina…”.
…”Y aún hay más. Brosio no pinta la
realidad circunstante. No. Este pintor cautivo pinta sus recuerdos,
También Fernando Gutiérrez lo señalaría en
las páginas de Arte de “La Vanguardia” el 17 del mismo mes:
Por su parte, publicará en su número 181, un
artículo sin firma titulado “Tintes Mineros” en el que, dando
noticia de esta misma exposición se dice:
En 1976 hará otras dos exposiciones individuales, ambas
en la provincia de Palencia. Una en la sala del Ayuntamiento de
Guardo y otra, a finales de noviembre y con gran repercusión, en la
galería “MEDICI'S”. Con este motivo se editaría un folleto en
color con varias reproducciones de sus obras, una selección de
recortes de prensa y dos textos de presentación. El primero, que
abre el programa, es del periodista Paulino Posada, quien con gran
perspicacia llega a decir:
15
un mundo que guarda fielmente
en la memoria, ya lejano,
pretérito en su vida: la mina…”
“Enfrentarse a la pintura de Brosio, es plantearse, por enésima
vez, el dilema de la
c o m u n i c a c i ó n
artística. Tras el
pintor, vemos al
hombre; tras el
hombre adivinamos
s u o b s e s i v a ,
perenne lucha en
pos del diálogo con
Y eso es cierto, pues la
pintura de Brosio, al menos su
pintura de la mina, no parte del
natural, sino de sus recuerdos de
juventud, cuando era uno más
entre los mineros de aquellos
pozos de carbón barruelanos,
donde trabajó hasta que fue
encarcelado.
Pero volvamos al folleto
publicado por MEDICI'S, que a modo de epílogo reproduce un
texto de Andrés Sorel, fechado en noviembre de 1974, que
comienza dando fe del compromiso político de este pintor:
16
el pueblo, en ansia por transformar su tiempo presente. Aquí el
arte escapa del ghetto en que nuestra cultura le recluye; aquí el
arte grita, busca ansiosamente al hombre, a los hombres que le
posibilitaron, a los hombres para quienes se crea. Los hombres,
mineros, se diluyen, se
difuminan en el mundo gris,
fantasmagórico, alucinante
de su entorno: el paisaje es
cerrado, pesadillíaco, como
fue, en cierta medida, la
vida del autor…”
“Brosio es un pintor. Esto es
lo que importa. Lo que asombra es esto otro: desde sus primeras
experiencias autodidactas ha seguido un proceso de maduración
a lo largo del cual ha logrado no sólo un lenguaje de dolor y de
ternura, con el que se comunica, sino originales invenciones en el
estricto terreno de la forma. Hay más, su color es alucinante y
misterioso, y con él consigue una escenografía estremecedora,
Por poner otro breve
ejemplo y aún pecando de
redundante, en el mismo
folleto aparece entre otros,
un entresacado de la reseña
publicada en “La Gaceta
del Norte” en 1975, a
propósito de nuestro artista:El derrabe
17
donde restallan los lamentos, brincan los gritos y se convulsionan
las injusticias sociales”.
“Versos de un tiempo sombrío”,
“Mina cerrada”
“un largo periodo de retiro forzoso”
En 1977 ilustrará con una de sus obras la portada del libro
del poeta Carlos Álvarez del 14 al
27 de noviembre, en un homenaje a Picasso celebrado en Palencia,
nos mostrará la acuarela y a partir de ahí
desaparecerá de la circulación pública hasta 1979, cuando
reaparece con otra de sus obras en la colectiva “II Bienal Nacional
de Arte Ciudad de Oviedo”, celebrada en el Palacio de Velarde
entre el 15 de noviembre y el 15 de diciembre. Durante este tiempo
se había dedicado intensamente a la acción política, apareciendo
en la candidatura del Partido Comunista por Palencia, para las
elecciones del 15 de junio de 1977.
1980 se resolverá con una exposición individual en la
leonesa “Galería Sardón”, cuyo folleto incluye un texto del poeta
José Corredor-Matheos, donde eufemísticamente califica los años
de cárcel como y 1981 con la
participación en la colectiva “I Bienal Provincia de Palencia” -13 a
31 de octubre-, a las que seguirá otro tiempo de silencio que se
romperá en 1983, año prolífico en eventos para Brosio, pues
además de una individual en la sala de la Caja de Ahorros y Monte
de Piedad de Guardo, participará también en la “II Bienal
Provincia de Palencia”, volverá a exponer en Guardo junto al
escultor minero y paisano Ursi y, lo más importante, inaugurará en
Villablino (León) su “Monumento a los mineros”, primera y única
obra escultórica de Brosio, realizada en bronce.
18
Vuelve, del 21 de mayo al 6 de junio de 1984, a participar
en otra muestra colectiva de
“ A r t i s t a s P a l e n t i n o s ”
propiciada por distintas
instituciones locales y tras
otro descanso regresa una vez
más a la sala de Caja España
d e G u a r d o c o n u n a
individual, desaparece del
panorama casi tres años y
regresa en 1987 también a la
sala de Caja España, pero esta
vez en Palencia, exposición
que ese mismo año y al
siguiente se hará itinerante
Monumento a los mineros. Villablino (León)
Monumento a los mineros (detalle)
19
por las localidades asturianas de Oviedo, Gijón, Avilés, Sama y
Mieres, de la mano de la Caja deAhorros deAsturias.
Las páginas de ABC se harán eco, el 10 de diciembre de
1987, de la muestra de Avilés, con una reseña de Faustino F.
Álvarez:
Dos exposiciones ya rutinarias en las salas de Caja España
de Palencia (colectiva) y Guardo (Palencia) serán el balance de
1988, pero 1989 será otro año importante para Ambrosio Ortega,
pues la exhibición de sus trabajos en la “Galería deArteAlonso” de
Las Arenas (Vizcaya), que se inició el 14 de noviembre,
conllevaría el encargo para la elaboración de las pinturas que
pueden verse en las bóvedas de los “Arcos de la Ribera” de Bilbao,
obra de arte público de gran repercusión mediática y artística,
inaugurada el 11 de marzo de 1992.
El conjunto está firmado por cinco artistas, cuatro de ellos
vascos: Ángel Cañada, Justo San Felices, Alejandro Quincoces,
Roberto Zalbidea y Ambrosio Ortega (Brosio), que aporta cuatro
trabajos reunidos bajo el título . Se representa en
ellos a la sociedad vasca a través de actividades como la pesca, el
…”Patéticas y desgarradas, a las figuras de Brosio no
les falta una cierta melancolía, como si cerca de las entrañas de la
tierra estuviese también el corazón del mundo. “Supongo que
representando artísticamente el trabajo en sus distintas formas
puedo decir algo acerca de los motivos de la infelicidad del ser
humano”, reflexiona Brosio, quien concluye: “-Además de decir
que la vida es dura, considero que conozco algo sobre las causas
de esa infelicidad…”
“Hacer el país”
20
trabajo del hierro, la industria y los deportes autóctonos.
Por entonces Brosio ya se atrevía a teorizar sobre las
vanguardias y su significado, como se puede leer en el escrito de su
autoría que se incluye en el folleto de la exposición de Las Arenas:
S i g u i e n d o l a
línea ascendente de su
carrera, la proyección
internacional de nuestro
artista se producirá
también en noviembre de
1992, cuando es invitado
a exponer en el “Centro Español de Quito” (Ecuador) y dar un
curso sobre su técnica pictórica en la ecuatoriana Universidad
Técnica de Loja. Será el principio y fin de un salto cualitativo que
podría haber culminado con una exposición en Nueva York, a
requerimiento de la “Montserrat Gallery New York” de Broadway,
que se puso en contacto con él en dos ocasiones, pero una
encefalopatía sufrida tras su regreso de Quito lo impidió y truncó
de manera radical su proyección profesional y su vida, pues vería
limitadas funciones tan importantes como caminar o escribir y
tendría serios problemas para seguir pintando.
Mermado en sus facultades pero con la fuerza de voluntad
…”La vida es cambiante
y el Arte debe reflejar
esos cambios como un
espejo fiel y mágico…”
Arcos de la Ribera (detalle)
21
que siempre le caracterizó, poco a poco se fue recuperando, pero
habían pasado ya diez años y muy pocos se acordaban de Brosio,
cuando el 25 de abril de 2002 tuvo la oportunidad de exponer de
nuevo, esta vez en la galería Ármaga de León. Un regreso efímero,
pues su salud se volvió a complicar con un glaucoma y unas
cataratas que, desde 2003, prácticamente le han impedido volver a
pintar y aunque la “Galería Alba”, del marchante italiano Roberto
Puviani, pretendió exponer su obras en el “Javits Convention
Center” de Manhattan, dentro de la “ARTEXPO NEWYORK” de
ese año, tampoco fue posible. Fruto de la fatalidad, Brosio
desapareció una vez más del panorama artístico.
Casi cinco años de inactividad y silencio desde entonces
hasta el 31 de agosto de 2007, año en que su pueblo natal, le rindió
un merecido homenaje que incluía una muestra antológica de su
obra en la Casa del Pueblo, no sólo resucitó para la vida pública,
sino que quienes allí estuvimos pudimos apreciar su faceta casi
desconocida de extraordinario retratista, gracias a unos pocos
pero exquisitos ejemplos, sobre todo a pastel y a carboncillo,
conservados en domicilios particulares. Allí se pudo comprobar,
además de lo ya sabido, que posee un dominio del dibujo difícil de
imaginar en un pintor autodidacta. Resulta emocionante ver, por
ejemplo, el retrato que le hizo a su hija Rosana.
Pero llegados a este punto, es necesario retroceder a
aquella exposición individual de 1976, en la palentina galería
“MEDICI'S”, porque al ser muy ilustrativa de la obra de Brosio
nos servirá para analizarla someramente.
22
Lo que en ella
se mostraba eran
fundamentalmente
a c u a r e l a s – s u
e s p e c i a l i d a d - y
a l g u n o s ó l e o s .
A c u a r e l a s
peculiarísimas, con
una sabia mezcla de
tonos fríos y cálidos
que confiere a las
obras un dramatismo
raro de conseguir.
Trabajadas de una
m a n e r a q u e y o
c a l i f i c a r í a d e
aerográfica, aunque se
podían apreciar perfectamente las figuras de los mineros que en
ellas se representaban, tenían no sé qué singular cualidad, qué luz
de otro mundo, que difuminaba los contornos para crear un
todouno, como se dice en el argot de la mina, en el que la escena
conservaba una calidad de figura única, sin individualidades,
donde los personajes se fundían con su entorno sin solución de
continuidad, creando una especie de masa moldeable, rodeada por
un aura de misterio casi viva, que recordaba el ambiente de los
comics de ciencia ficción planetaria que por entonces comenzaban
Picadores en la mina
23
a publicarse y se adelantaba a la estética lumínica de películas
posteriores donde lo que primaba eran las atmósferas
fantasmagóricas, como de mundos iluminados por otros soles.
Y debo convenir que no andaba el pintor muy
desencaminado, porque en realidad era otro mundo el que
pintaba, otro mundo nada ajeno porque está en este: el del esfuerzo
al límite, el afán poderoso, la muerte casi épica de quien trata de
arrancarle a la tierra una riqueza que beneficia a otro, la
desesperación de los perdedores sin remisión que aún así, siguen
luchando contra el entorno hostil y contra sus propios fantasmas.
Pero ¿qué personajes son los que habitan en lo cuadros de
Brosio?: masas obreras rodeando al compañero que les arenga y
llama a la lucha, con un paisaje minero como fondo y a la vez
Picador andando
24
protagonista, que no es otro
que el barruelano y por tantas
cosas mítico “Pozo Calero”;
galerías en las que vagonetas,
herramientas y trabajadores
saltan por los aires en una
explosión que inunda de luz y
muerte la oscuridad de la mina;
luces fantasmales que salen de
los cascos de trabajo; mulas
ciegas, seres extraños en
mundos extraños, que se
muestran al espectador con
ojos alucinados. Escenas todas
de un expresionismo atroz, como expresionistas y conmovedoras
son las pocas obras en que deja la mina para plasmar el ambiente
carcelario, con una atmósfera similar, pues como él mismo dice,
L a m i r a d a d e
Ambrosio Ortega, tamizada
entonces por tantos años de
encierro, era y aún es una
mirada introspectiva, hacia un
universo hecho de recuerdos y
sensaciones que el tiempo ha
i d o d e c a n t a n d o
“cárcel y mina son muy similares”.
Mitin en el pozo Calero (boceto)
Basculador
25
dolorosamente y ha dotado de una luz extraña y difusa que los
pinceles del artista han conseguido aprehender sobre la superficie
del cuadro con la convicción de quien está seguro de su mensaje e
intenta comunicárselo a los demás.
No debe extrañarnos que los
personajes que llenan muchas
de las obras de Brosio
recuerden a veces a los que
poblaban la caverna de Platón,
esos seres que veían la
realidad como un juego de
sombras proyectadas sobre la
pared de su cueva y quedaban deslumbrados cuando salían a la luz.
Ejemplo y parábola de ese deslumbramiento que alcanza al
propio pintor, es un paisaje castellano donde, con su peculiar
esfumato, representa en medio de unos campos tan
contemporáneos como intemporales, un antiguo tractor de esos
que se veían en los años cuarenta del pasado siglo. ¿Qué hace allí?
¿qué papel tiene un
elemento tan fuera de
lugar, tan anacrónico y tan
rodeado de un aura de luz
–siempre la luz- casi
onírico, como si de una
rara holografía se tratara,
como si de una imagen
Personajes de Brosio (detalle)
Campo
26
pasada, superpuesta a la realidad distinta que Brosio se encuentra
cuando la compara con sus recuerdos, se tratara?. ¿Será la
consecuencia de su
salida de la caverna o la
añoranza de lo que
conoció y ya no está?.
Sea lo que sea, es. Y lo
es por obra y gracia del
g e n i o q u e s a b e
transmitirnos sobre un
lienzo o un papel lo que
en un momento de
lucidez pasa por su
cabeza.
Desconozco si
son resultado de la
casualidad o de la
convicción, pero me
sospecho lo segundo y
me atrevo a decir que
no hay personajes más
épicos en nuestra pintura última, que los picadores de Brosio,
sosteniendo la herramienta entre sus manos como quien sostiene el
pan de todo un pueblo, verdaderos monumentos al esfuerzo, la
valentía y el trabajo. Ni hombres tan fatalistas como los que
acompañan a las vagonetas mineras camino de la carga y descarga
Arrastre
27
o tal vez de la muerte, que aceptan como un gaje más del oficio,
una hipótesis contemplable y aceptada como algo propio que te
puedes encontrar en cualquier recodo de cualquier galería.
Retrato de Rosana
28
Aún no lo he dicho y debo hacerlo con suma brevedad:
Brosio no sólo ha pintado mineros y presidiarios. También ha
reflejado el mundo del trabajo –campesinos, mariscadoras…- con
la peculiar atmósfera que le caracteriza. Y están sus paisajes casi
oníricos, los retratos, numerosos y de una precisión fotográfica en
muchos casos, con los que se ganaba la vida en la cárcel (algunos
se han podido ver públicamente) y las dramáticas y expresionistas
litografías y obras monocromas, donde la buscada ausencia de
otro color que no sea el negro hace que su contemplación
impresione y sobrecoja al espectador.
Pero regresemos al presente. Desde su “resurrección” en la
“Casa del Pueblo” de Barruelo de Santullán, se han venido
sucediendo homenajes, reconocimientos y muestras antológicas,
pues ese mismo 2007 se montaron sendas exposiciones en las
salas de Caja España de Palencia y León y finalmente, ya en 2011
y gracias al enorme esfuerzo del Museo de la Minería de Sabero y
de Gonzalo Blanco como comisario e impulsor, una antológica
más amplia, que estuvo abierta del 9 de abril al 14 de agosto,
completada con un buen catálogo y algunos actos reivindicativos
en torno a la figura de Brosio. Esta exhibición, la última hasta la
fecha, recaló finalmente, del 13 de septiembre al 12 de octubre, en
la sala del “Centro Cultural Provincial” de la Diputación de
Palencia, pero Ambrosio Ortega, enfermo e imposibilitado, ya no
pudo acudir, aunque sí estuvo, firme e irreductible como lo ha sido
toda su vida, en Sabero y en León, donde en un acto colectivo se
presentó el catálogo y se reivindicaron su obra y su vida como dos
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hechos inseparables. Acto de justicia artística y humana para un
hombre que se lo merece como pocos.
Por eso quiero terminar esta comunicación con sus propias
palabras cuando el 17 de mayo de 2011, el periodista de “La
Crónica de León”, Fulgencio Fernández, le preguntó a propósito
de sus años de lucha y cárcel:
Y Brosio“¿Cree que mereció la pena?” Sí,
seguro, siempre merece la pena luchar, siempre”.
contestó: “
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AGRADECIMIENTOS:
BIBLIOGRAFÍA:
PRENSA:
Debo dar las gracias, especialmente a Ambrosio Ortega
“Brosio”, Rosana Ortega, Fernando Cuevas, Vicente de los Ríos,
Juan Carlos Aparicio Vega, Gonzalo Blanco, Rubén del Valle y
Manuel Ramos Casaus, sin cuyas aportaciones y generosidad no
hubiera sido posible llevar a buen término este trabajo.
Todos los textos e imágenes son propiedad de sus autores
Contacto:julianalonso55@gmail.com
APARICIO VEGA, JUAN CARLOS, 2007,, en “ ” Vol. 5, Oviedo,
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Indómitus (Los años sinluz)
Obra completa (1935 – 1977),
Las fotos psicológicas,
La guerrilla antifranquista: la historiadel Maquis contada por sus protagonistas,
Brosio,
Brosio el pintor de los mineros,
“Brosio”“Monte, mina y cárcel en la paleta de Brosio”
I Congreso de Estudios Asturianos
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“Ambrosio Ortega 'Brosio', pintor”
“Entrevista a AmbrosioOrtega”
“Brosio en As”
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“Cuatro pintores vizcainos…”,
“BROSIO, minero, 23 años en la cárcel,expone en Madrid”
“Brosio”
“Ambrosio Ortega”,
Recuperando a Brosio”
Los hermanos oscuros”
-
-
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http://machadoencollioure.blogspot.com.es/2012/07/tecuperando-brosio.html
http://crucecontemporaneo.files.wordpress.com/2008/12/hermanos-oscuros9.pdf
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Exposiciones de Brosio
Este trabajo es un homenaje de JuliánAlonso a Ambrosio Ortega “Brosio”,
en reconocimiento a su lucha y a suejemplo como artista y como hombre.
Citando a Bertolt Brecht:
“Hay hombres que luchan un día
y son buenos...
pero hay los que luchan toda la vida.
Esos son los imprescindibles.”
Palencia, noviembre de 2014
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