12pf clase 01a :tesoros nuevos y viejos
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“The Word of God”, Part 1, pg 1
Curso Básico Bíblico
LAS 12 PIEDRAS FUNDAMENTALES
CLASE 01A: LA PALABRA – Primera Parte -
© La Familia Internacional
Editado por http://audioconectate.net
Junio de 2011
“The Word of God”, Part 1, pg 2
(Las 12 Piedras Fundamentales clase 1A)
La Palabra de Dios, 1ª parte:
TESOROS NUEVOS Y VIEJOS
1ª parte: Estudio de la Biblia sobre la Palabra de Dios
Dios entregó La Biblia a la humanidad:
La Biblia es una colección de 66 libros. Constituye el documento escrito de los
mensajes que Dios entregó a unas 40 personas elegidas para ser Sus portavoces.
Si bien la Biblia fue anotada por mano humana, de hecho fue escrita por Dios.
2 Timoteo 3:16. Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para ense-
ñar, para redargüir, pa
ra corregir, para instruir en justicia.
2 Pedro 1:21. Nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de
Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.
Conocemos al autor
Se cuenta que en una ocasión se le encomendó a una joven universitaria
leer determinada obra. Empezó a hacerlo, pero como le resultó un poco sosa
y no captó su interés, la dejó en un rincón de su armario, con la idea de re-
tomarla más adelante. Pasado algún tiempo, un conferencista fue a dar una
charla al recinto donde estudiaba la joven. En el curso de la conferencia, ella
se enteró de que aquel hombre era el autor del libro que tiempo atrás había
dejado de lado. Al escucharlo se enamoró tanto de él que al término de la
conferencia la muchacha se fue derecho a su casa, sacó la obra del armario,
la desempolvó y se sumió en su lectura. ¿A qué se debió ese inusitado in-
terés en un libro que antes consideraba insulso y aburrido? ¡A que había co-
nocido al autor!
Esencialmente, ¿por qué motivo sabemos que la Biblia nos expresa la
verdad? ¡Porque conocemos al Autor! Sabemos que la Biblia es veraz por-
que conocemos a Su Autor y tenemos la certeza de que no nos escribiría
mentiras. Sabemos además que tiene razón en Sus aseveraciones.
Antes que alguien te presentara al Autor de la Biblia, probablemente no te
interesaba mucho leerla o no confiabas en la autenticidad de su contenido.
Quizá ni la habías leído y es posible que ni siquiera creyeras en ella. No obs-
tante, ahora que te hemos presentado a Jesús y que lo has aceptado en tu co-
razón, se ha suscitado en ti quizá por primera vez en la vida un
repentino interés en la Biblia. Ello se debe a que ahora conoces al Autor y
acaricias Sus Palabras.
“The Word of God”, Part 1, pg 3
b) La Palabra de Dios es veraz y nunca falla:
Salmo 119:89. Para siempre, Señor, permanece Tu Palabra en los cielos.
Isaías 40:8. La hierba se seca y se marchita la flor, mas la Palabra del Dios nuestro permanece
para siempre.
Mateo 24:35. El cielo y la tierra pasarán, pero Mis Palabras no pasarán.
¡La Biblia es eficaz!
Un escéptico, refiriéndose a la Biblia, aseveraba que en la actualidad era
imposible creer en lo que dice un libro cuyo autor es desconocido. Jaime,
que cree en Jesús, le pregunta si se sabe quién fue el compilador de las ta-
blas de multiplicar.
No respondió.
En ese caso, naturalmente, usted no cree en las tablas de multiplicar.
¿No es cierto? preguntó Jaime.
El escéptico replicó:
¡Ah, sí! Creo en ellas porque he comprobado su eficacia.
¡Lo mismo digo de la Biblia! respondió Jaime.
«¡Los ríos no te anegarán!»
(Carta de un pastor ruso que vive en pueblo junto al río Amur, detrás de
los Montes Urales.)
¡El Señor me hizo un milagro al poco tiempo de conocerlos a ustedes! La
mañana del día once abrí mi Biblia y leí: Isaías 43:1-2, que dice: «No temas,
porque Yo te redimí; te puse nombre, Mío eres tú. Cuando pases por las
aguas, Yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por
el fuego, no te quemarás ni la llama arderá en ti».
Más tarde, en el hospital central, llevamos a cabo un oficio religioso para
los enfermos. Pedí al Señor que me indicara de qué debía hablar, y Él me
señaló que predicara sobre esos versículos.
A la noche siguiente debía ir a un barco que navegaba por el río Amur,
para probar si las máquinas le funcionaban bien. (Soy ingeniero e inspector,
además de pastor.) Acordamos que a las 9 de la noche yo llegaría al barco en
otra embarcación menor. La nave que había que probar mide 45 metros de
eslora y alcanza cuatro metros de calado.
Antes de partir, terminé todo el trabajo que tenía que hacer en casa, recé,
me puse ropa abrigada y partí.
“The Word of God”, Part 1, pg 4
Llegué al muelle y tomamos una pequeña embarcación para dirigirnos al
barco que se encontraba en el río. Serían como las diez de la noche y estaba
muy oscuro. Un rato más tarde, me encontraba en la cabina del capitán de la
pequeña nave cuando miré por la escotilla y de golpe vi que un barco de
grandes dimensiones se nos venía encima y que chocaríamos sin remedio.
No acerté a pensar otra cosa que... «Hágase Tu voluntad, Señor».
El choque fue tan fuerte que yo salí despedido hacia el río. El Señor, cla-
ramente, me estaba guiando, pues varios metros bajo la superficie de las
aguas nadé hasta llegar cerca de nuestro bote. Desde esa profundidad alcan-
zaba a oír las enormes hélices del buque que pasaba a mi lado.
Al salir a la superficie clamé al Señor. Me había quedado sin fuerzas y no
podía respirar bien, pero sabía que Dios me estaba ayudando. Miré a mi al-
rededor. La oscuridad era muy densa y no se veía a nadie cerca. Me encon-
traba en medio del Amur. (Nota: El Amur es uno de los ríos más grandes del
mundo. Fluye hacia el sureste, formando la frontera entre Rusia y China
por una extensión de 1.600 km.)
¿Y ahora qué hago, Señor? oré.
Pide ayuda fue la respuesta que escuché. Me faltaba el aire para res-
pirar y casi no me quedaba voz, pero empecé a gritar tan alto como pude,
aunque dudaba que alguien me fuera a oír. Encontrar a un hombre en el agua
en plena noche era como buscar una aguja en un pajar... Pero como el Señor
me pidió que lo hiciera, mi deber era obedecer.
Después me enteré que cuando la nave chocó contra nuestra embarcación,
viró hacia la derecha y encalló en un banco de arena. Los tripulantes oyeron
mis gritos y me subieron al barco. Todos me miraban con ojos de asombro,
pues no esperaban hallar sobrevivientes. No sufrí lesiones. Ni siquiera me
dio un resfrío. Un hombre comentó: «¡Usted está con vida! ¡Yo en su lugar
me habría muerto de un infarto!
¡Muy cierto! respondí. Me habría muerto de no haber sido porque
el Señor me guió y no permitió que me anegara el río. ¡Gloria a Dios! ¡Él
obra milagros!
En la Biblia leemos que Jesús es la Palabra de Dios
Jesús es el Verbo que «se hizo carne».
Juan 1:1,14. En el principio era el Verbo, el Verbo estaba con Dios y el
Verbo era Dios. [...] Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros lleno
de gracia y de verdad; y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Pa-dre.
Hebreos 11:3. Por la fe comprendemos que el universo fue hecho por la pa-
labra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.
A lo largo de la Historia Dios ha hablado a su pueblo de muchas maneras: a
través de la belleza y las maravillas de Su creación; por conducto de Sus profetas
y mensajeros, y por medio de Su Palabra escrita. Pero la expresión más clara de
“The Word of God”, Part 1, pg 5
Sí mismo de Su naturaleza y Su amor la encontramos en Su hijo Jesús, a
quien la Biblia llama el Verbo o la Palabra.
Por medio de las palabras expresamos nuestros pensamientos y sentimientos, y
éstas al mismo tiempo manifiestan nuestro carácter. Jesús, además, es el medio
por el cual Dios nos da a conocer Su esencia. Jesús, Su propio hijo, es el medio
más importante por el que el Creador se comunica con nosotros. Eligió a Jesús
para expresar Su amor al mundo.
La Biblia fue escrita para nuestro provecho
Juan 19:35. Y el que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero; y él
sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis.
1 Corintios 10:11. Todas estas cosas les acontecieron como ejemplo, y
están escritas para amonestarnos a nosotros, que vivimos en estos tiempos finales.
El agua de vida
El agua es el elemento más valioso de la tierra. En la Palabra de Dios el
agua es simbólica de la vida. Frases como el agua de vida, la palabra de vi-
da y el agua de la Palabra de Dios aparecen con frecuencia en la Escritura.
El agua es indispensable para el hombre. Dependemos de ella para nuestra
misma existencia y supervivencia. Si faltara el agua moriría toda especie vi-
viente.
Juan 4:13-14. Jesús le contestó: Cualquiera que beba de esta agua volverá
a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré no tendrá sed jamás,
sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.
Apocalipsis 22:17. El Espíritu y la Esposa dicen: «¡Ven!». El que oye, diga:
«¡Ven!». Y el que tiene sed, venga. El que quiera, tome gratuitamente del
agua de la vida.
e) Es importante guardar la Palabra, es decir, obedecerla, prestarle atención
Obedecer y guardar la Palabra es prueba de que conocemos y amamos a Jesús. Y
en consecuencia salimos beneficiados.
Juan 8:31-32. Dijo entonces Jesús: Si vosotros permanecéis en Mi Pala-
bra, seréis verdaderamente Mis discípulos; y conoceréis la verdad y la ver-
dad os hará libres..
Lucas 11:28. Antes bien, ¡bienaventurados los que oyen la palabra de Dios
y la obedecen!
Juan 15:7. Si permanecéis en Mí y Mis palabras permanecen en vosotros,
pedid todo lo que queráis y os será hecho.
Juan 14:1. Si me amáis, guardad Mis mandamientos.
“The Word of God”, Part 1, pg 6
La Biblia puede compararse al mapa de nuestra vida. Aducir que no se tiene
tiempo para consultarla es como si un conductor que se dispone a realizar un lar-
go viaje protestara: «Tengo tanta prisa por llegar a mi destino que no tengo tiem-
po de consultar el mapa».
La conversión de San Agustín de Hipona
En el año 384 d.C. un joven maestro del norte de África viajó a la ciudad
italiana de Milán con el objeto de asumir el cargo de catedrático de retórica.
Estando allí, comenzó a sentirse muy turbado y caviló sobre el sentido de la
vida.
Un día, mientras estaba en el jardín trasero de su casa, cuando la angustia
lo había llevado prácticamente al borde de la desesperación, oyó a un niño
en la casa vecina que decía: «Toma y lee, toma y lee».
Al instante echó mano de las Escrituras y leyó que Jesucristo era el cami-
no para la redención total de los pecados del hombre. Al leer la Palabra de
Dios, la vida de aquel hombre experimentó una transformación y con el
tiempo se convirtió en San Agustín, obispo de Hipona, uno de los cristianos
y teólogos más destacados de todos los tiempos.
El ladrón
Me hallaba en una reunión en la que la gente refería sus vivencias y tes-
timonios. Un señor se puso de pie y, con un Nuevo Testamento en la mano,
relató: «Mi caso es poco común. Yo era carterista. Un día vi a alguien con
un bolsillo abultado. "Una cartera llenita", pensé, y a los pocos segundos la
billetera estaba en mi poder. Al llegar a mi casa descubrí, decepcionado, que
se trataba de un libro. Enojado, lo eché en un rincón. Después, movido por
la curiosidad, me puse a leerlo. A los pocos días tuve un encuentro con Cris-
to, mi Salvador y Rey».
Al término del oficio religioso un distribuidor voluntario de las Socieda-
des Bíblicas quiso conocer más detalles y le pidió que le mostrara la biblia
en cuestión. Se trataba del mismo ejemplar que durante años él había lleva-
do en el bolsillo y que había dado por perdido. ¿No representa lo anterior
una clara prueba del poder transformador que tiene Dios sobre un ser huma-
no? ¿Qué ha hecho la Palabra de Dios en tu caso?
«Permanecer» en Jesús para llevar fruto
Juan 15:1,4. Yo soy la vid verdadera... Como el pámpano no puede llevar
fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no
permanecéis en Mí.
La alegoría resulta evidente. Si un sarmiento, pámpano o vástago se separara
del resto de la vid, moriría y no llevaría fruto.
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f) Ventajas de la Palabra:
La Palabra de Dios nos transmite fe, verdad, sabiduría y fuerzas.
Salmo 119:7. Te alabaré con rectitud de corazón cuando aprenda Tus jus-tos juicios.
Romanos 10:17. Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios.
Hechos 20:32b. La Palabra de Su gracia [...] tiene poder para sobreedifi-caros y daros herencia.
Meditar en la Palabra nos acarrea bendiciones y éxito:
Josué. 1:8. Nunca se apartará de tu boca este libro de la Ley, sino que de
día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo
lo que está escrito en él, porque entonces harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien.
Salmo 119:130. La exposición de Tus Palabras alumbra; hace entender a
los sencillos.
La Palabra nos purifica, nos sana, nos trae felicidad y nos infunde paz.
Juan 15:3. Ya vosotros estáis limpios por la Palabra que os he hablado.
Salmo 107:20. Envió Su palabra y los sanó; los libró de su ruina.
Salmo 119:165. Mucha paz tienen los que aman Tu Ley, y no hay para ellos tropiezo.
Jeremías 15:16a. Fueron halladas Tus palabras, y yo las comí. Tu Palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón.
2 Timoteo 3:16. Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para ense-ñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia.
Lo alumbrará hasta que llegue a su casa.
Un pastor religioso se internó en una zona boscosa para oficiar un culto.
Al disponerse a regresar, ya entrada la noche, la oscuridad era muy densa.
Un leñador le proporcionó una tea para que se alumbrara, pero como el reli-
gioso nunca había utilizado algo semejante, arguyó:
... Pero, esto se consumirá pronto.
Lo alumbrará hasta que llegue a su casa respondió el campesino.
¿Y si la apaga el viento?
Lo alumbrará hasta que llegue a su casa aseveró nuevamente el leñador.
¿Y si llueve? insistió el forastero.
Impávido, el campesino le reiteró:
Lo alumbrará hasta que llegue a su casa.
Contrariamente a los temores del religioso, la tea ardió hasta que llegó a
su hogar.
“The Word of God”, Part 1, pg 8
Se podría decir que la Palabra de Dios es una antorcha que nos fue entre-
gada a cada uno. ¿Y si llueve? ¿Y si arrecia el viento? ¿Y si nos sumimos en
tinieblas? Mientras continuemos sosteniendo la antorcha en alto, nos alum-
brará hasta que lleguemos a casa.
g) Todos esos beneficios los tendremos únicamente al leer y asimilar la Pala-
bra
1 Pedro 2:2. Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual [la Pa-
labra de Dios] no adulterada, para que por ella crezcáis.
Mateo 4:4. Escrito está: «No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda Pa-labra que sale de la boca de Dios».
Deuteronomio 11:18. Por tanto, pondréis estas Mis palabras en vuestro co-
razón y en vuestra alma, las ataréis como señal en vuestra mano y serán como insignias entre vuestros ojos.
Colosenses 3:16. La Palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros.
2 Timoteo 2:15. Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como
obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la Palabra de ver-dad.
Alguien escribió acertadamente: «Profundizamos en Cristo en la misma medi-
da en que le permitimos arraigar en nosotros.»
Para sacar provecho a la Palabra de Dios es preciso leerla.
Un joven muy rebelde se fue de su casa. Transcurrieron años antes que se
volviera a saber de él. Al enterarse de que su padre había muerto decidió re-
tornar al hogar, donde su madre lo recibió con cariño. Llegó el día de la lec-
tura del testamento del difunto. Toda la familia se congregó, y el abogado
empezó a leer el documento. Para sorpresa de los presentes el texto narraba
con lujo de detalles las correrías del hijo descarriado. El muchacho se incor-
poró lleno de ira antes que finalizara la lectura, abandonó el recinto dando
un portazo, se marchó del hogar y no se volvió a saber de él durante tres
años. Cuando por fin lograron localizarlo, le hicieron saber que el testamen-
to, luego de describir su mal comportamiento, le otorgaba la suma equiva-
lente a 15.000 dólares.
¡Cuántos sinsabores se habría ahorrado el muchacho y cuántas angustias
le habría evitado a los demás de haberse quedado a escuchar hasta el final la
lectura del testamento! Lo mismo ocurre a mucha gente que lee la Biblia a
medias, y luego la dejan, decepcionados. Es verdad que la Biblia dice: «La
paga del pecado es muerte», pero dice algo más. Añade: «mas la dádiva de
Dios es vida eterna». (Romanos 6:23.)
“The Word of God”, Part 1, pg 9
2ª Parte: Cómo y qué Leer
Las Palabras de Dios no son sólo lindas figuritas. Dios nos las ha transmitido
para que las practiquemos. Debieran conmovernos, motivarnos, guiarnos y trans-
formarnos. En la próxima media hora, veremos cómo sacarle el mayor provecho
a lo que leemos. Además veremos por qué partes de la Biblia conviene comenzar.
No repasaremos muchos versículos, pues ya hemos comprendido la necesidad y
provecho de leer la Palabra. Más bien haremos hincapié en algunos consejos
prácticos para sacar el máximo provecho posible al tiempo empleado en la lectura
de la Palabra.
Cuándo leer:
Es difícil avanzar mucho en una lectura si no se le dedica cuando menos 20
minutos. ¿Puedes dedicarle 20 minutos todos los días? O, para comenzar, ¿sería
más fácil leer tres veces por semana? Lo que sea que hayas decidido, procura fi-
jarte una meta. Seguidamente, toma la resolución de alcanzarla. Será menos tra-
bajoso lograr esa meta si programas un espacio fijo de tiempo y lo consideras
parte de tus actividades diarias. No importa a qué hora del día se proyecte; elige
la que te resulte más conveniente. A algunas personas les resulta más fácil con-
centrarse por las mañanas. A otras, les va mejor de noche, cuando ya los asuntos
del día han quedado atrás.
Prueba a ver lo que te resulta mejor en tu caso. Considera el tiempo dedicado a
la lectura de la Palabra un compromiso con Jesús. Resiste la tentación de cance-
larlo o postergarlo, así como no accederías muy fácilmente a cancelar una cita
con tu jefe.
Dónde leer:
Conviene ubicarse en sitios donde puedan leer sin interrupciones. En la medida
de lo posible, lean en el mismo lugar todos los días. Lo más importante, no obs-
tante, es que sea un sitio tranquilo donde no se distraigan. A lo mejor deben des-
colgar el teléfono (apagar el celular) o dejar que otra persona conteste. Pretender
leer delante del televisor tampoco es recomendable.
Qué leer:
Es buena idea programar lo que se va a leer por una temporada. Aunque con-
viene también ser flexibles. Pregúntale al Señor qué capítulos de la Biblia u otros
textos basados en la Palabra de Dios debas leer. Una vez más, es útil establecer
una meta. Una posibilidad sería combinar la lectura de uno de los libritos de la
colección Actívate con uno de los libros de la Biblia. (El cuaderno del alumno
propone diversos materiales de lectura.)
De todos modos, aunque se esté siguiendo un determinado plan de lectura, no
siempre se debe seguir a pie juntillas y decir «Ya tengo decidido lo que voy a leer
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durante todo el mes que viene». Cada vez que nos sentemos a leer deberíamos
orar para que Jesús nos guíe, pues tal vez el Señor quiere que alteremos el plan.
Pongamos por caso que hace unas semanas era preciso que leyeras textos relacio-
nados con el tema de la fe. Total que elegiste algunos artículos sobre ese tema, lo
cual está muy bien. Sin embargo, a lo mejor esta semana el Señor sabe que nece-
sitas leer sobre otro tema. Conviene, por eso, orar al respecto en vez de seguir au-
tomáticamente el plan trazado.
Cómo: Orar antes de leer
Cuando te sientas a leer, lo primero que debes hacer es rezar. Pídale al Señor
que, por medio del Espíritu Santo, haga que la Palabra cobre vida. El rey David
rezó así:
Salmo 119:18. Abre mis ojos y miraré las maravillas de tu Ley.
Se puede leer la Palabra todo lo que uno quiera. Mas si ésta no cobra vida gra-
cias a la intervención del Espíritu Santo, no nos servirá de nada. Jesús puntualizó:
Juan 6:63. El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las
Palabras que Yo os he hablado son espíritu y son vida.
Por su parte, el apóstol Pablo precisó:
2 Corintios 3:6b. La letra mata, pero el Espíritu da vida.
A menos que leamos la Palabra con receptividad y actitud de oración, pidiendo
al Señor y a Su Espíritu Santo que nos iluminen, nos costará mucho entender al-
gunas cosas. Roguemos al Señor que nos dé espíritu de sabiduría:
Efesios 1:17-18. ...Os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el cono-cimiento de Él... que alumbre los ojos de vuestro entendimiento.
Es posible que uno lea un versículo cantidad de veces sin entender bien todo
su significado, hasta que el Espíritu Santo le habla a uno y se lo aplica a su caso,
¡entonces sí que cobra vida! La voz de Su Palabra, como se la denomina, se mani-
fiesta cuando Dios nos trae a la memoria algún pasaje o versículo aplicado a una
situación particular, o para responder a alguna pregunta que le hayamos hecho.
Hace que un pasaje cobre vida aplicado a determinadas circunstancias y de pron-
to, ¡pasa a ser letra viva! Es decir, deja de ser sólo un texto que leemos o palabras
que entran por un oído y salen por el otro; sino que de repente ¡uno capta lo que
quiere decir!
En el cuaderno pusimos algunas oraciones modelo para cuando uno se dispone
a leer la Palabra.
“The Word of God”, Part 1, pg 11
Humor: Así no se lee la Biblia.
La hermana Carmela sacó su ejemplar de la Biblia y decidió que dejaría
que el Señor le insinuara un versículo específico para ese día. Cerró los ojos,
abrió el libro y puso el dedo en un versículo elegido al azar. Al abrirlos, leyó: «Y
(Judas) fue y se ahorcó». Buscó con celeridad un versículo distinto. Cerró los
ojos, puso el dedo en otra parte del texto y leyó, nuevamente desilusionada: «Ve
y haz tú lo mismo». Imperturbable en su resolución, repitió la experiencia por
tercera vez. En esa oportunidad el versículo señalado fue: «Lo que vas hacer,
¡hazlo pronto!»
No nos limitemos a leer. Estudiemos, planteémonos preguntas y apliquemos
lo leído
2 Timoteo 2:15. Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como
obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la Palabra de ver-dad.
Uno de los objetivos principales del presente curso es ayudarlos a establecer
una comunicación íntima con Dios, de forma que puedan nutrirse espiritualmente
de Su Palabra. Usar bien la Palabra de verdad significa comprender y aplicar lo
que ésta nos enseña.
Leamos la Palabra con detenimiento, reflexión y actitud de oración.
Si cada vez que te sentaras a comer, engulleras todo con prisa y afán, sufrirías
de mala digestión. No asimilarías tan bien los alimentos como si comieras más
despacio. Tampoco disfrutarías de las comidas.
Lo mismo se puede decir de tu alimento espiritual. Dedica tiempo a sacarle
provecho y asimilar bien el alimento de la Palabra.
Buena parte del sentido y de la esencia de lo que quiere comunicar el Señor en
determinado pasaje se te puede pasar por alto, a menos que hagas una pausa para
reflexionar al respecto, aplica la Palabra a tu situación y pregúntate: «Señor,
¿cómo es eso? ¿Por qué es así?» Claro que no debas dirigirte a Él con actitud de
incredulidad o cuestionamiento, sino con fe plena, sabiendo que si te ahondas
más en la lectura, descubrirás más tesoros y sacaras más enseñanzas.
Hacedores de la Palabra
«La Biblia no nos fue entregada para ampliar nuestros conocimientos, sino pa-
ra trasformar nuestra vida» (Dwight L. Moody).
La Palabra de Dios nos fue revelada para cambiar y modelar nuestro carácter
de manera que fuéramos más parecidos a Jesús. Esforzarnos por estudiar la Biblia
no nos sirve de nada si al final esas palabras no nos transforman ni nos amoldan
más a Jesús. No debemos limitarnos a escuchar la Palabra de Dios; es menester
practicar lo que ésta nos indica.
“The Word of God”, Part 1, pg 12
Santiago 1:22. Sed hacedores de la Palabra y no tan solamente oidores, en-
gañándoos a vosotros mismos.
No adquiriremos un real conocimiento de la Palabra de Dios a menos que la
apliquemos a nuestra vida. Una persona puede ser una biblia ambulante y cono-
cerse los textos al dedillo, tener la cabeza llena de datos bíblicos y conocimientos
teológicos, pero si no practica y aplica a su vida cotidiana lo que sabe, no le sa-
cará ningún provecho.
Planteémonos estas preguntas cuando leamos.
Conviene que mientras leemos pidamos al Señor que nos ayude a poner en
práctica lo estudiado y que nos indique en concreto qué quiere que hagamos:
¿Cómo puedo aplicarme a mí mismo esto que leí en la Palabra de Dios?
¿De qué manera puedo emplear estos conocimientos en beneficio de los de-
más?
Cuando leamos la Palabra y sintamos que el Espíritu Santo nos punza la
conciencia, hagamos una pausa en ese momento para reflexionar, orar y meditar
en lo que esa enseñanza significa para nosotros. No lo dejemos para después: de-
diquemos tiempo a aplicarnos lo aprendido. Si nos tardamos, la convicción dis-
minuirá y la Palabra leída caerá en saco roto y quedará sin efecto en nuestra vida.
Cuando el Señor nos habla al corazón y nos espolea por medio de Su Palabra, es
el momento de actuar, de asumir un compromiso. En ese mismo instante es preci-
so pensar, meditar, determinar cómo se puede vivir conforme a lo que dice la Pa-
labra y hacer un plan concreto sobre lo que se va a hacer. No esperemos. Si lo
dejamos para después, es posible que no lo hagamos nunca.
Juan 13:17. Si sabéis estas cosas, bienaventurados sois si las hacéis.
Marcar el texto
Conviene tener a mano un bolígrafo de punto fino o resaltador de textos.
Cuando leas un pasaje de la Biblia que te llame la atención, subráyalo o re-
sáltalo. Subrayar las frases más importantes y marcar los párrafos que se apli-
can a ti hace más interesante la lectura y mucho más fácil de repasar.
Al tomar notas
«Más vale lápiz chico que memoria grande».
Puede ser buena idea empezar a anotar en un cuaderno los pasajes y versículos
más destacados. Esto permite releerlos con facilidad. Llegará a ser como una es-
pecie de diario espiritual. Se puede tomar nota de cosas que uno quiera recordar,
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elementos que uno considere importantes para su relación con el Señor y con los
demás. A veces, el simple hecho de anotar algo, lo ayuda a uno a recordarlo y
meditar al respecto.
Se puede organizar el cuaderno de distintas formas. Podría hacerse en orden
cronológico, al estilo de un diario, apuntando cada día las frases y versículos que
más te llaman la atención. También puede ser temático: se dispone una página o
sección para cada tema en el que estés interesado. En el transcurso del tiempo se
van anotando en la correspondiente página los pasajes y versos que vayas hallan-
do sobre cada tema.
Memorización
Memorizar pasajes de la Biblia siempre ha sido fuente de fortaleza para el
pueblo de Dios. El Rey David lo expuso así:
Salmo 119:11. En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar con-
tra Ti.
Salomón expuso con relación al mismo tema:
Proverbios 4:4. [Mi maestro] me enseñaba, diciendo:“Retén mis razones en
tu corazón, guarda mis mandamientos y vivirás”.
Los pasajes y versículos que grabemos en la memoria serán un enorme apoyo
para nosotros. En épocas de enfermedad y dificultades, los versos retenidos son
gran fuente de consuelo y de fortaleza. Conocer determinados pasajes y versos
nos sirve también para hablar del Evangelio a otras personas. El apóstol Pedro
aconsejó:
1 Pedro 3:15b. Estad siempre preparados para presentar defensa con man-
sedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros.
En una futura clase trataremos más a fondo el tema de la memorización.
Qué hacer cuando no entiendas algo
Cuando te topes con algo que no entiendes, no dejes de leer. Sigue adelante,
que ya habrá muchas otras cosas que sí entenderás.
A lo mejor, en una lectura posterior, Dios te revelará algo que no entendiste
antes. Cuando te encuentres con un pasaje enigmático y poco claro, envuélvelo
en un paquetito de fe y hazlo a un lado. Espera a que el Señor más adelante lo
desenvuelva y te revele el significado.
Proverbios 2:6. El Señor da la sabiduría y de Su boca proceden el conoci-
miento y la inteligencia.
“The Word of God”, Part 1, pg 14
No hace falta entenderlo todo
San Agustín caminaba una vez por la playa, desconcertado por cierta doc-
trina. En ese momento vio a un niño que iba corriendo al agua con una concha, la
llenaba y luego echaba el agua en un hoyo que había hecho en la arena.
¿Qué haces, muchachito? le preguntó Agustín.
¡Quiero meter el mar en este hoyo! respondió el niño.
Agustín comprendió lo que Dios quería enseñarle. Así, mientras se alejaba
caminando, dijo para sus adentros: «Ahora lo entiendo bien. Soy igual que ese
niñito. Estoy empeñado en hacer lo mismo. Parado a las orillas del tiempo pre-
tendo encerrar el infinito en mi mente finita». Debemos aceptar que Dios sabe
ciertas cosas que a nosotros no nos es permitido conocer.
No hay que afanarse por saber todos los detalles de la historia antigua
Muchos hemos llegado al convencimiento de que lo más gratificador de la lec-
tura de la Biblia no ha sido llegar a conocer todos los pormenores de la historia
antigua contenidos en sus páginas, sino descubrir las partes que se aplican a nues-
tra realidad y existencia cotidianas. Por ejemplo, cuando leemos sobre la vida de
Cristo y los primeros cristianos, vemos en ellos un modelo de amor en acción
que instintivamente deseamos imitar. Al leer los Salmos y otros pasajes de ala-
banza y plegaria, podemos aplicarlos a las oraciones que nosotros mismos hace-
mos. Si bien resulta interesante informarse de la historia del pueblo de Dios
relatada en la Biblia y tener por lo menos conocimientos generales sobre los su-
cesos de la Antigüedad, un estudio minucioso de la Historia resulta accesorio y
por tanto no es conveniente dedicar a ello mucho tiempo.
Algunas recomendaciones:
Los Salmos y los Proverbios son buenos libros de culto, oración e instrucción.
Asimismo, no deben faltar las lecturas de los evangelios Mateo, Marcos, Lucas
y Juan que nos transmiten las pláticas y enseñanzas de Jesús. Éstos se encuen-
tran en el Nuevo Testamento. El Evangelio de Juan en particular reproduce, más
que los otros evangelios, las Palabras textuales de Cristo. Algunos capítulos están
enteramente dedicados a los dichos de Jesús; por ejemplo, los capítulos 14-17 re-
cogen las últimas palabras que Cristo expresó a Sus discípulos. Por eso es muy
recomendable empezar por el evangelio de Juan.
(Verás que en el cuaderno se recomienda leer aproximadamente siete capítulos
por sección.)
Resumen de los pasos necesarios para una eficaz lectura de la Palabra
Comprometerse a dedicar regularmente determinado espacio de tiempo a la
lectura y procurar cumplir con lo establecido.
Leer en un sitio tranquilo, libre de interrupciones y distracciones.
“The Word of God”, Part 1, pg 15
Planear lo que se va a leer por una temporada, pero al mismo tiempo ser flexi-
ble y dejar un margen para que el Señor pueda sugerir algo distinto si surgiera la
necesidad.
Antes de ponerse a leer, se debe orar para que el Señor que le hable a uno por
medio de Sus Palabras y haga que cobren vida por el Espíritu Santo.
No limitarse a leer; ir más lejos: estudiar.
Procurar aplicar lo leído a la vida cotidiana y comprometerse a llevarlo a la
práctica.
Marcar o resaltar el texto para facilitar el posterior repaso.
Anotar en un cuaderno los versículos y pasajes más destacados.
Aprender de memoria los versos más importantes.
No dejar de leer cuando no se entienda algo.
Dos preguntas clave para plantearse al leer: ¿Cómo puedo aplicarme a mí
mismo esto que leí en la Palabra? ¿De qué manera puedo emplear estos conoci-
mientos en beneficio de los demás?
CIERRE
Ahora depende de ustedes poner estos principios en práctica.
Digamos que éste es un curso de cocina y que te hemos enseñado una receta.
Sin embargo, si no vuelves a tu casa, buscando los ingredientes y preparando el
plato, ¡jamás sabrás lo delicioso que es!
“The Word of God”, Part 1, pg 16
12 Piedras Fundamentales – Suplemento de apuntes para la clase 1A
Tesoros nuevos y viejos
La Palabra de Dios, 1ª parte
Objetivo: Leer la Palabra de Dios.
Versículos clave
Romanos 10:17. La fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios.
Mateo 4:4. Escrito está: «No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda pa-labra que sale de la
boca de Dios».
Juan 3:16. De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna.
Lecturas recomendadas de la Biblia
Evangelio de Juan, capítulos 1–7
PLEGARIA Y ALABANZA: ¡TU GLORIA! (ADAPTACIÓN DEL SALMO 19)
Los cielos cuentan Tu gloria, oh Dios, y el firmamento anuncia la obra de
Tus manos.
Tu ley, oh Señor, es perfecta, que convierte el alma; Tu testimonio es fiel, que hace sabio al sencillo.
Tus mandamientos son rectos, que alegran el corazón; Tu precepto es puro, que alumbra los ojos.
Tu temor es limpio, que permanece para siempre; Tus juicios son verdad, todos justos.
Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; y dulces más que miel, y que la que destila del panal.
Tu siervo es además amonestado con ellos; en guardarlos hay grande ga-lardón.
“The Word of God”, Part 1, pg 17
MEDITACIÓN: LA TRANSFORMACIÓN TOMA TIEMPO
2 Corintios 5:17. Si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas vie-
jas pasaron; todas son hechas nuevas.
Cuando pedimos a Jesús que venga a vivir en nosotros, Él instantáneamente pe-
netra en nuestro corazón. Lo que probablemente nos tardará mucho más es com-
penetrarnos nosotros con Él, es decir, llegar a morar en Cristo, como lo llama la
Biblia. No se trata simplemente de tener a Jesús en el corazón; hay que llegar a
conocerlo íntimamente, estar imbuidos en Él, arraigarnos y cimentarnos en Él y
en Su Palabra. Entonces, a medida que profundizamos más en Él, se reafirma
aquello de que las cosas viejas pasaron y todas son hechas nuevas.
Esa transformación y ese proceso son muy grandes y requieren tiempo. Cuando
aceptamos a Jesús y la Salvación que nos ofrece, todo lo viejo no queda automá-
ticamente atrás ni todo se hace nuevo de repente.
Aceptar la salvación es la decisión más importante que se puede tomar en la vida,
el paso más trascendental que se puede dar. Supone dejar atrás una vida ya pasa-
da a fin de iniciar una nueva. Todo será o debiera ser diferente. No obstante, di-
cha transformación lleva tiempo. No es que se agite una varita mágica y a partir
de ese momento uno cambie íntegramente al instante.
<Reflexión> ¿Dedicas tiempo a estrechar tu relación con Jesús? ¿Por lo menos
dedicas un rato diariamente a la lectura de Su Palabra?
CONOCIMIENTOS DE LA BIBLIA: EL EVANGELIO DE SAN JUAN
El Nuevo Testamento contiene cuatro Evangelios: según Mateo, Marcos, Lucas y
Juan. Estos libros relatan la vida de Cristo en la Tierra. Es aconsejable leer prime-
ro el cuarto de estos evangelios, el de San Juan, que es uno de los más sencillos y
elementales. Juan poseía un profundo entendimiento de Jesús y de la verdad divi-
na revelada por medio de Él. Su evangelio explica el significado de la salvación
con mayor claridad que los otros tres evangelios.
La finalidad del Evangelio según San Juan está claramente definida en
Juan 20:31: «Estas [crónicas de la vida de Cristo] se han escrito para que
creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en Su nombre».
Juan era hijo de Zebedeo, un pescador que faenaba en aguas del mar de Galilea.
Era asimismo hermano de Jacobo (Santiago), otro apóstol de Jesús. A Juan y a
Jacobo los apodó Jesús Boanerges, que significaba hijos del trueno (Marcos
3:17). Este apodo insinúa que ambos eran discípulos muy fogosos. A Juan tam-
bién se le conocía como el discípulo a quien Jesús amaba. Fue compañero y buen
“The Word of God”, Part 1, pg 18
amigo del apóstol Pedro, según lo acreditan los Evangelios y el libro de los
Hechos de los apóstoles. Además, Juan escribió el Apocalipsis y tres epístolas. A
saber, 1ª, 2ª y 3ª de Juan.
Cada capítulo del evangelio de Juan revela una característica o una obra de Jesús:
Cap. 1: El Hijo de Dios
Cap. 2: Hijo del hombre
Cap. 3: Divino Maestro
Cap. 4: Conquistador de almas
Cap. 5: El gran Médico
Cap. 6: Pan de vida
Cap. 7: Agua de vida
Cap. 8: Defensor de los débiles
Cap. 9: La luz del mundo
Cap. 10: El buen pastor
Cap. 11: Príncipe de vida
Cap. 12: Rey
Cap. 13: Siervo
Cap. 14: Consolador
Cap. 15: Vid verdadera
Cap. 16: Dador del Espíritu Santo
Cap. 17: Gran intercesor
Cap. 18: Modelo de padecimiento
Cap. 19: Salvador enaltecido
Cap. 20: Triunfador sobre la muerte
Cap. 21: Redentor del alma penitente
“The Word of God”, Part 1, pg 19
Suplemento
RESUMEN DE LOS PASOS NECESARIOS PARA UNA EFICAZ LECTURA DE LA PALABRA
Comprometerse a dedicar regularmente determinado espacio de tiempo a la
lectura y procurar cumplir con lo establecido.
Leer en un sitio tranquilo, libre de interrupciones y distracciones.
Planear lo que se va a leer por una temporada, pero al mismo tiempo ser flexi-
ble y dejar un margen para que el Señor pueda sugerir algo distinto si surgiera
la necesidad.
Antes de ponerse a leer, se debe orar para que el Señor que le hable a uno por
medio de Sus Palabras y haga que cobren vida por el Espíritu Santo.
No limitarse a leer; ir más lejos: estudiar.
Procurar aplicar lo leído a la vida cotidiana y comprometerse a llevarlo a la
práctica.
Marcar o resaltar el texto para facilitar el posterior repaso.
Anotar en un cuaderno los versículos y pasajes más destacados.
Aprender de memoria los versos más importantes.
No dejar de leer cuando no se entienda algo. Habrá mucho que sí se entenderá.
Dos preguntas clave para hacerse uno mismo y a la vez plantearle al Señor
cuando se lee algo:
¿Cómo puedo aplicarme a mí mismo esto que leí en la Palabra?
¿De qué manera puedo emplear estos conocimientos en beneficio de los de-
más?
HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS CONFIRMAN LA VERACIDAD DE LA BIBLIA
La arqueología bíblica es el estudio científico que —por excavación, examen y
publicación— se hace de los hallazgos relativos a las diversas culturas y civiliza-
ciones del periodo histórico descrito en la Biblia. Los descubrimientos arqueoló-
gicos han desvelado muchos aspectos del trasfondo bíblico y ofrecido
explicaciones a numerosos sucesos referidos en la Escritura. Aunque no es posi-
ble verificar todos los incidentes descritos en ésta, los hallazgos arqueológicos
que se vienen produciendo desde mediados del siglo XIX demuestran la fiabili-
dad y verosimilitud de la narrativa bíblica. He aquí algunos ejemplos:
El descubrimiento de los archivos reales de Ebla (la actual Tell Mardij), anti-
gua ciudad del norte de Siria, durante la década de 1970, ha demostrado que son
viables los escritos bíblicos con relación a los patriarcas. (El término patriarcas
generalmente se aplica a ciertos personajes bíblicos, jefes de familia, como Abra-
ham, Isaac y Jacob, entre otros). Los documentos, grabados en tablillas de arcilla
“The Word of God”, Part 1, pg 20
que datan aproximadamente del año 2300 a.C., demuestran que los nombres de
personas y lugares mencionados en la Escritura son auténticos.
El nombre Canaán figura en los textos de Ebla. Algunos críticos sostuvieron
que ese nombre no existía en aquella época y que se utilizó incorrectamente en
los primeros capítulos de la Biblia.
Se afirmaba que la palabra tehom (abismo) empleada en Génesis 1:2 era un
vocablo no utilizado en la fecha atribuida, por lo que quedaba demostrado que
dicho pasaje había sido escrito en fecha más reciente. Tehom, sin embargo, sí
formaba parte del vocabulario de los habitantes de Ebla, que emplearon esta pa-
labra más de 800 años antes que naciera Moisés. Los usos y costumbres de la an-
tigüedad reflejados en los relatos de los patriarcas también aparecen descritos en
las tablillas de arcilla de la antigua Nuzi (actualmente Yorgam Tepe), al norte de
Irak y en los documentos cuneiformes de la antigua Mari (en la actualidad Tell
Hariri), en Siria occidental.
Alguna vez se creyó que los hititas no eran más que una leyenda narrada en la
Biblia, hasta que su capital y archivos reales se descubrieron en unas excavacio-
nes realizadas en Bogazköy, Turquía.
Muchos pensaban que la referencia bíblica a las riquezas de Salomón consti-
tuía una flagrante exageración. Archivos antiguos recuperados en época reciente
demuestran que en la antigüedad las fortunas de un pueblo se concentraban en las
arcas del rey. La prosperidad de Salomón era, pues, totalmente viable.
Alguna vez se aseveró que ningún rey asirio actuó bajo el nombre de Sargón,
citado en Isaías 20:1 y del cual no existía ningún otro registro. A la postre se des-
cubrió el palacio de Sargón en Khorsabad, Irak. El mismo acontecimiento men-
cionado en Isaías 20, la captura de Asdod, se encuentra grabado en los muros del
palacio. Es más, en la misma ciudad de Asdod se desenterraron fragmentos de
una piedra con una inscripción conmemorativa de la victoria.
Otro monarca de cuya existencia se dudaba fue Belsasar, rey de Babilonia,
aludido en Daniel 5. El último rey de Babilonia, según la historia conocida hasta
entonces, fue Nabonides. Más adelante se hallaron inscripciones cuneiformes en
las que se leía que Belsasar fue el hijo de Nabonides y cogobernante de Babilo-
nia, lo que demostraba que Belsasar efectivamente tenía autoridad para otorgar a
Daniel el puesto de «tercer señor en el reino» (Dan. 5:16), el más alto que se pu-
diera ofrecer, en recompensa por haber logrado leer lo escrito en la pared. Estos
hechos, tantas veces corroborados por descubrimientos arqueológicos, nos con-
firman la veracidad del texto bíblico.
(Texto basado en la investigación de Bryant Wood, Associates for Biblical Rese-
arch.)
PERSONAJES DESTACADOS DE TODOS LOS TIEMPOS OPINAN SOBRE LA BIBLIA
Sir Isaac Newton (1642-1727). Matemático y físico británico. Formuló las le-
yes del movimiento y dedujo a partir de ellas la ley de la gravitación universal.
Son muy conocidas las valiosas aportaciones de Newton en muchos campos de la
ciencia. Lo que no se conoce tanto es que dedicó mucho más tiempo al estudio de
la Biblia que al estudio de la astronomía.
“The Word of God”, Part 1, pg 21
Hay más señales de autenticidad en la Biblia que en la Historia profana. To-
dos mis descubrimientos han sido respuestas a las plegarias. Tomo mi telescopio
y observo el espacio, lo que se encuentra a millones de kilómetros de distancia.
No obstante, entro a mi habitación y, por medio de la oración, puedo acercarme
más a Dios y al Cielo que si contara con todos los telescopios que hay en la Tie-
rra.
Johan Wolfgang Von Goethe (1749-1832). Poeta, novelista y dramaturgo y
científico alemán:
Que avance la cultura intelectual, que las ciencias naturales progresen en ma-
yor medida y profundidad, y que la mente humana se expanda tanto como le
plazca. No superará lo elevado y la cultura moral del cristianismo, tal como
irradia en los Evangelios.
En mi opinión, los Evangelios son meticulosamente auténticos, pues en ellos se
encuentra la reflexión eficaz de lo sublime que emana de la persona de Cristo: y
eso es tan divino como lo más divino que ha aparecido en la Tierra.
Madre Teresa de Calcuta (1910-1997). Monja católica de etnia albanesa.
Fundadora de la orden de las Misioneras de la Caridad y premio Nobel de la Paz;
muy respetada mundialmente por su labor entre los pobres:
Usted se sorprenderá cuando le diga que en los barrios más pobres de muchas
ciudades donde vivimos y trabajamos, al abordar a las personas que viven en ca-
suchas, lo primero que nos piden no es pan ni ropa, pese a que muchas se están
muriendo de hambre y andan casi desnudas. Nos piden que les enseñemos la Pa-
labra de Dios. La gente tiene hambre de Dios. Anhela escuchar Su Palabra.
Gabriela Mistral (1889-1957). Poetisa chilena. Obtuvo en 1945 el Premio
Nobel de Literatura:
La Biblia es para mí, el Libro. No veo cómo puede alguien vivir sin ella.
Robert Boyle (1627-1691). Científico irlandés. Se le llamó el padre de la quí-
mica moderna. A lo largo de su vida Boyle leía la Biblia todas las mañanas y,
como él mismo lo expuso, se esforzó al máximo por defender y ensalzar las exce-
lentes doctrinas de las Santas Escrituras.
Immanuel Kant (1724-1804). Filósofo alemán, considerado uno de los pensa-
dores más influyentes de la era moderna:
“The Word of God”, Part 1, pg 22
La existencia de la Biblia como texto para el pueblo es el más valioso bien que
posee el género humano. Todo intento de menospreciarla constituye un crimen
contra la humanidad.
Mahatma Gandhi (1869-1948). Líder nacionalista indio que condujo a su país
a la independencia mediante una revolución pacífica. Su nieto Arun Gandhi, del
movimiento pacifista M.K. Gandhi Institute, habla de él así:
Pasaba horas estudiando la Biblia y la vida de Cristo. En particular, le gusta-
ba la filosofía expuesta por Cristo en el Sermón del Monte. Tenía muchos amigos
cristianos. Al preguntársele por qué no se convertía al cristianismo, respondió:
«Cuando usted me convenza de que los cristianos viven conforme a las enseñan-
zas de Cristo, seré el primero en convertirme».
John Adams (1735-1826). Segundo presidente de Estados Unidos:
La Biblia encierra más filosofía que la contenida en todas las bibliotecas que
he visto. Las partes que en ella encuentro y que no logro conciliar con mi propia
filosofía, las dejo para una futura investigación.
William Herschel (1738-1822). Astrónomo alemán. Descubrió el planeta
Urano:
Por lo que veo, todos los descubrimientos del género humano parecen tener el
único propósito de confirmar más y más firmemente la verdad contenida en las
Sagradas Escrituras.
Napoleón Bonaparte (1769-1821). Emperador de Francia durante 10 años.
Conquistó la mayor parte de Europa:
La Biblia no es un simple libro, sino una Criatura Viviente. Tiene poder para
conquistar todo lo que se le oponga. [...] Alejandro Magno, César, Carlomagno
y yo hemos establecido imperios, ¿pero a qué se debió nuestra obra genial? ¡A la
fuerza! Jesús, sin ayuda, fundó Su emperio basándose en el amor, y en la actua-
lidad millones de personas morirían por Él.
William Gladstone (1809-1898). Primer Ministro de Gran Bretaña en cuatro
ocasiones:
Todo lo que pienso, todo lo que espero, todo lo que escribo, todo aquello por
lo que vivo, está basado en la divinidad de Jesucristo. Él es el centro que alegra
mi pobre e imprevisible vida. He conocido personalmente a 95 de los hombres
más célebres de mi época y, de ellos, 87 eran seguidores de la Biblia.
“The Word of God”, Part 1, pg 23
Ambrose Fleming (1849-1948). Físico e inventor inglés. Contribuyó signifi-
cativamente al desarrollo de la telefonía, la telegrafía inalámbrica y el alumbrado
eléctrico. Inventó el tubo rectificador de diodo (radio). Expresó:
Se dispone de abundantes pruebas de que la Biblia, pese a haber sido escrita
por hombres, no es producto de la mente humana. Incontables multitudes la han
venerado como un mensaje transmitido a nosotros por el Creador del universo.
Francisco Giner de los Ríos (1839-1915). Pedagogo, escritor y filósofo espa-
ñol:
La Biblia... es una sagrada colección conservada bajo el nombre de «Libro de
los libros» y en la cual se contiene el sistema doctrinal, moral y religioso más
profundo, popular e inteligible que haya aparecido en la historia de la Humani-
dad.
Fiódor Dostoievski (1821-1881). Novelista realista ruso, uno de los más im-
portantes de la literatura universal. En Memorias de la casa de los muertos
(1861-1862), describió las condiciones infrahumanas y la falta total de privacidad
entre los presos, resultado de su experiencia en Siberia. Durante este tiempo tam-
bién experimentó un cambio espiritual y psicológico del que dio testimonio. Sus
lecturas, limitadas a la Biblia, le empujaron a rechazar el ateísmo socialista, de
inspiración occidental, que había practicado en su juventud. Las enseñanzas de
Jesucristo se convirtieron en la suprema confirmación de sus ideas éticas.
George Washington Carver (1864-1943). Pedagogo estadounidense y desta-
cado innovador de la agricultura. Hijo de esclavos, logró estudiar y graduarse en
la Universidad. Continuó sus estudios universitarios, especializándose en el traba-
jo bacteriológico de laboratorio relativo al campo de la botánica. Su desarrollo e
instrucción en los métodos de rotación de cultivos para la conservación de los nu-
trientes del suelo fue otro de sus valiosos aportes. Descubrió cientos de nuevos
usos para el maní y otros productos agrícolas. Aseveró que, en su labor, la Biblia
era igual de importante que su laboratorio.
Solía levantarse a las cuatro de la madrugada para estar a solas con lo que amaba
más, sus plantas y Dios. Declaró:
En ningún otro momento tengo el entendimiento tan agudo y comprendo mejor
qué es lo que Dios quiere que haga que en las primeras horas del día. Cuando
otros duermen, escucho mejor a Dios y Él me comunica Su plan.
“The Word of God”, Part 1, pg 24
¡CIENTÍFICOS DESCUBREN VERDADES REVELADAS EN LA BIBLIA DESDE LA
ANTIGÜEDAD!
Muy pocos se han percatado de ello, pero hay pasajes en la Biblia que coinciden
con los principios científicos descubiertos por hombres de ciencia miles de años
después que se escribiera la Biblia. A continuación unos ejemplos:
La Biblia describió el ciclo hidrológico:
En varios pasajes, la Biblia describe el ciclo del agua, proceso en el que ese
líquido vital circula continuamente entre la tierra y la atmósfera, se forman
las nubes, llueve y las corrientes subterráneas vuelven a abastecerse. La
ciencia realizó el mismo descubrimiento en el siglo XVII, mucho después
que la Biblia detallase el fenómeno. He aquí algunos versículos en los que se
menciona el ciclo del agua: Job 26:8. Encierra las aguas en sus nubes, y las
nubes no se rompen debajo de ellas.
Job.26:8. Ata las aguas en sus nubes, y las nubes no se rompen debajo de
ellas.
Job 36:27-28. Él atrae las gotas de agua cuando el vapor se transforma en
lluvia, la que destilan las nubes, y se vierte en raudales sobre los hombres.
Eclesiastés 1:6-7. El viento sopla hacia el sur, luego gira hacia el norte; y
girando sin cesar, de nuevo vuelve el viento a sus giros. Todos los ríos van
al mar, pero el mar no se llena. Al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo.
La Biblia señala que no es posible contar el número de estrellas:
Durante siglos, científicos y astrónomos creyeron haber contado el número
exacto de estrellas que poblaban el universo. Brahe, por ejemplo, aseveró
que eran 777. Kepler afirmó que el total ascendía a 1.005. Hiparco declaró
que había 1.022. Tolomeo creyó que el número ascendía a 1.056. A la larga,
los científicos, entre los que se cuenta Galileo, gran figura de la ciencia, lle-
garon a la conclusión de que las estrellas no se podían contar. Así lo expresa
la Biblia:
Jeremías 33:22a. Como no puede ser contado el ejército del cielo ni se pue-
de medir la arena del mar…(N. de la R.: Comúnmente la Biblia alude a las
estrellas como el ejército del Cielo.)
Génesis 15:5a. Entonces lo llevó fuera [a Abraham] y le dijo:
—Mira ahora los cielos y cuenta las estrellas, si es que las puedes contar.
“The Word of God”, Part 1, pg 25
La Biblia da cuenta de la existencia de valles y corrientes subterráneas en el
interior de los mares:
Hasta hace pocos siglos la humanidad no contaba con los recursos técnicos
necesarios para descubrir la existencia de valles profundos y manantiales de
agua dulce en los océanos. Sin embargo, en la Biblia lo afirmó mucho antes:
2 Samuel 22:16a. Las cuencas del mar quedaron a la vista; ¡al descubierto
quedaron los cimientos de la tierra! (Nueva Versión Internacional).
Génesis 7:11. Aquel día del año seiscientos de la vida de Noé, en el mes se-
gundo, a los diecisiete días del mes, fueron rotas todas las fuentes del gran abismo y abiertas las cataratas de los cielos.
Palabras de sabios…
Isaac Newton, comentando en el siglo XVII la profecía de Daniel 12:4 (es-
crita hace unos 2.500 años), dijo que para que ello ocurriera sería necesario
que se inventara un nuevo medio de transporte, pues el conocimiento au-
mentaría en tal medida que el hombre sería capaz de viajar a razón de 80
kilómetros por hora.
Daniel 12:4. Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el
tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia aumentará.
Voltaire, escritor y filósofo francés, contemporáneo de Newton, replicó con
gran escepticismo:
Fíjense en la otrora prodigiosa inteligencia de Newton, descubridor de la ley
de la gravedad: ese pobre iluso se puso a estudiar ese libro que llaman la Bi-
blia y para dar crédito a las fábulas absurdas que contiene, creyó que el co-
nocimiento de la humanidad aumentaría de tal manera que viajaríamos ¡a la
velocidad de 80 kilómetros por hora!
Hasta un escéptico afirmaría hoy en día: «Newton fue un gran filósofo; Vol-
taire, un POBRE iluso».
PARA LOS RATOS DE QUIETUD
Oraciones modelo para antes de la lectura de la Palabra
Bendice, Señor, este estudio que voy a iniciar de Tu Palabra. Ilumina mi corazón
y mente. Aclara mis pensamientos a fin de que logre entender Tus caminos y pro-
cure así con diligencia presentarme aprobado en Tu presencia, como obrero que
no tiene de qué avergonzarse, que interpreta rectamente la palabra de verdad (2
Timoteo 2:15). Haz que este estudio sea de provecho y que entienda Tu Palabra.
Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.
---
Te doy gracias, Jesús, porque nos hablas mediante Tus Palabras dadoras de vida.
Gracias por las soluciones, el consuelo, la orientación y la sabiduría que encierran
estas páginas. Ayúdame a retener lo que leo, a ponerlo en práctica en mi realidad
“The Word of God”, Part 1, pg 26
cotidiana, pues Tu Palabra recomienda: «Ocúpate en estas cosas; permanece en
ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos» (1 Timoteo 4:15).
---
Te doy gracias, Jesús, por este momento y este lugar en que puedo estudiar Tu
Palabra. Gracias por prodigarme Tu Espíritu Santo. Tu Palabra nos dice que el
Espíritu que nos enseñará todas las cosas y nos guiará a toda la verdad (Juan
14:26 y 16:13). Haz que Tu Palabra cobre vida para mí ahora y me dé a conocer
lo que Tú quieres hablarme. Amén.
---
Te doy gracias, Señor, porque nunca me fallas. Gracias porque siempre estás muy
cerca de mí. Ayúdame a concentrarme en Ti ahora que voy a leer Tu Palabra.
Ayúdame a hacer lo mismo que el apóstol Pedro: poner los ojos en Ti, no fijarme
en las olas, sino mantener mi corazón afirmado en Ti y en Tu Palabra más que
nada. Tengo la certeza de que cumplirás Tus promesas y me darás la fe que nece-
sito. ¡Amén!
---
Jesús, dame un hambre y un deseo sinceros de Tu verdad, de manera que ésta
opere en mí las transformaciones que necesito. Que mi corazón sea el terreno
fértil del que hablaste en la parábola del sembrador (Mateo 13:8). Así, la semilla
de Tu Palabra germinará y dará buen fruto. Ayúdame a aprender algo nuevo de lo
que voy a leer ahora, algo excepcional, y a ponerlo en práctica en mi vida diaria.
Abre mis ojos y miraré las maravillas de tu Ley (Salmo 119:18).
---
Te doy gracias, Señor, porque esta oportunidad de dejar de lado los asuntos del
día, de sentarme en silencio y dejar que me hables por medio de los escritos de
quienes te aman. Dijiste que la persona que te ama, guarda Tu Palabra (Juan
14:23). Te amo, Señor, y te pido que me ayudes a aplicar a mi vida cotidiana lo
que leo. Haz que viva y actúe de un modo mejor, basándome en lo que aprenda
de Ti.
“The Word of God”, Part 1, pg 27
PRUEBA DE LA CLASE 1A, «LA PALABRA DE DIOS: TESOROS NUEVOS Y VIEJOS»,
DE LAS 12 PIEDRAS FUNDAMENTALES
NOMBRE: FECHA:
1. ¿Tienes Biblia? ¿Estás leyendo algún libro de la Biblia en particular?
¿Cuál?
2. Cuando lees la Biblia, ¿qué esperas que te aporte? ¿Fe, consuelo, conoci-
mientos generales o alguna otra cosa?
3. ¿Qué es lo primero que deberías hacer al sentarte a leer la Palabra de Dios?
(Pista: Véase Salmo 119: 18)
4. ¿Qué dice Juan 1:1?
5. ¿Qué dice Romanos 10:17?
6. ¿Qué espera el Señor que hagamos respecto de lo que leemos en la Pala-
bra? (Pista: Juan 13:17)
OPCIONAL
7. Nombra 3 beneficios que nos reporta estudiar la Palabra de Dios.
8. Nombra 3 de los consejos de esta clase que más te aportaron para el estu-
dio eficaz de la Palabra.
____________________________________________________________
¿HUBO ALGO DE LA CLASE QUE NO HAYAS ENTENDIDO O QUE TE SUSCITA
INTERROGANTES? SI ES ASÍ, EXPLÍCALO A TU GUÍA.
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