alocucion ante los miembros de la sociedad b'nai b'rith
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7/23/2019 Alocucion Ante Los Miembros de La Sociedad B'Nai B'Rith
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Alocucin ante los miembros de la Sociedad B'nai B'rith (1941 [1926])Ansprache, an die Mitglieder des Vereins B'nai B'rith
Edicin en alemn
1941 GW, 17, pgs. 51-3.
Traducciones en castellano
1955 Discurso a los miembros de la Sociedad B'nai B'rith. SR, 21, pgs. 55-8.
Traduccin de Ludovico Rosenthal.
1968 Igual ttulo. BN (3 vols.), 3, pgs. 387-8.
1974 Igual ttulo. BN (9 vols.), 8, pgs. 3229-30.
Este discurso fue ledo en nombre de Freud durante una de las reuniones de la Sociedad
B'nai B'rith, realizada el 6 de mayo de 1926 en homenaje al 70 cumpleaos de aqul.
Fue precedido por una presentacin muy elogiosa que hizo de l su mdico, el profesor
Ludwig Braun.
La Sociedad B'nai B'rith (Hijos del Pacto) es una entidad con fines culturales,
intelectuales y de beneficencia, representativa de los intereses de los judos. Fundada en
Estados Unidos a mediados del siglo xix, tiene filiales en muchos lugares del mundo.
Como se ver enseguida, Freud se uni al grupo de Viena en 1895, y durante muchos
aos acostumbr asistir regularmente a sus reuniones de los martes cada quince das. En
diversas ocasiones pronunci all conferencias; se conocen los temas acerca de loscuales versaron algunas: sobre los sueos, en diciembre de 1897 (Freud, 1950a, Carta
78); otra no determinada en marzo de 1900; sobre La fcondit, de Zola, el 27 de abril
de 1900 (Jones, 1953, pg. 363); sobre La rvolte des anges, de Anatole France (Sachs,
1945, pg. 103); y tambin ley all, en 1915, el segundo de los ensayos de su trabaio
De guerra y muerte. Temas de actualidad (1915b) (Jones, 1955, pg. 415).
James Strachey
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Alocucin ante los miembros de la Sociedad B'nai B'rith (1941 [1926])
Ansprache, an die Mitglieder des Vereins B'nai B'rith
Nota introductoria
Estimadsimo Gran Presidente, dignos Presidentes, amados hermanos:
Les agradezco los honores que me han tributado hoy. Ustedes conocen la razn por la
cual no puedo responderles con el timbre de mi propia voz. Han escuchado disertar auno de mis amigos y discpulos sobre mi trabajo cientfico, pero el juicio sobre estas
cosas es difcil y acaso durante mucho tiempo no se lo pueda formular con certeza.
Permtanme agregar algo a lo dicho por otro que es tambin mi amigo y mi solcito
mdico. Querra comunicarles brevemente cmo me hice B.B., y qu he buscado entre
ustedes.
En los aos que siguieron a 1895 ocurri que dos fuertes impresiones se conjugaron en
m para producir un mismo efecto. Por una parte, haba obtenido las primeras
intelecciones en las profundidades de la vida pulsional humana, viendo muchas cosas
que desencantaban y hasta podan asustarlo a uno al comienzo; por otra parte, la
comunicacin de mis desagradables hallazgos me hizo perder casi todas mis relacioneshumanas de entonces; me sent como despreciado y evitado por todos. En esa soledad
despert en m la aoranza de un crculo de hombres de multifactica cultura y elevadas
miras, que me acogieran amistosamente a pesar de mi temeridad. La Sociedad de
ustedes se me indic como el lugar donde los hallara.
Que fueran ustedes judos no poda sino resultarme deseable, pues yo mismo lo era, y
siempre me pareci no slo indigno, sino un craso disparate desmentirlo. Lo que me
ataba al judasmo no era ni la fe ni el orgullo nacional; en efecto, siempre permanec
incrdulo y fui educado sin religin, aunque no sin respeto por los reclamos llamados
ticos de la cultura humana. Y no bien sent la inclinacin hacia un sentimiento de
exaltacin nacional, me empe en sofocarlo por funesto e injusto, asustado por losejemplos, que nos sirven de advertencia, de los pueblos bajo los cuales vivimos los
judos. Pero restaban sobradas cosas que volvan irresistible la atraccin del judasmo y
de los judos, muchos poderes de oscuro sentimiento, tanto ms imperiosos cuanto
menos admitan ser capturados con palabras, as como la clara conciencia de la
identidad ntima, de la familiaridad en una misma construccin anmica. Y a esto se
sum pronto la inteleccin de que deba precisamente a mi naturaleza juda las dos
cualidades que se me haban vuelto indispensables en el difcil sendero que la vida me
deparaba. Porque era judo me hallaba libre de muchos prejuicios que limitaban a los
otros en el uso de su intelecto, y como judo estaba preparado para pasar a la oposicin
y renunciar a la aquiescencia de la compacta mayora. (ver nota)
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As me convert en uno de los suyos, particip en sus intereses humanitarios y
nacionales, gan amigos entre ustedes y mov a los pocos amigos que me restaban a
ingresar en nuestra Sociedad. En ningn momento el propsito fue convencerlos de mis
nuevas doctrinas, pero en una poca en que nadie me escuchaba en Europa y ni siquiera
en Viena tena yo discpulos, ustedes me dispensaron una benvola atencin. Fueron mi
primer auditorio.
Durante unos dos tercios del largo perodo trascurrido desde mi ingreso, me mantuve
escrupulosamente junto a ustedes y goc del aliciente y los estmulos que brotaban de su
trato. Hoy han tenido la amabilidad de no reprocharme que en el ltimo tercio me haya
mantenido apartado. El trabajo me haba desbordado, exigencias provenientes de l me
abrumaban, mi jornada ya no soport prolongarse con la asistencia a las sesiones, y
pronto tampoco mi cuerpo aguant el retraso en la comida. Por ltimo, se sumaron los
aos en que estuve enfermo, condicin que tambin hoy me impide aparecer anteustedes.
No s si he sido un buen B.B. en el sentido en que ustedes lo entienden. Casi lo pondra
en duda; fueron demasiadas las condiciones particulares que plasmaron mi caso. Pero s
me es lcito asegurarles que ustedes significaron mucho para m y me brindaron mucho
durante los aos en que asist a sus reuniones. Reciban, pues, por lo de entonces y lo de
hoy, mi clido agradecimiento.
Suyo en W. B. y E.
Sigmund Freud