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  www.culturamapocho.cl  Algunos libros para recorrer la ciudad. Por Luciano Ojeda. 1  En el último Recorrido Literario por Santiago que realizó Cultura Mapocho (31 de julio, 2011) y en que nos acompañaron los especialistas Manuel Peña Muñoz y Luisa Ocaranza, tratamos 10 hitos del centro de la ciudad que están vinculados con escritores, novelistas, poetas y cronistas que allí escribieron, lugares de reunión de intelectuales, de tertulias y de convivencia, lugares de vida y muerte, así como espacios que han sido representados, retratados y reescritos en algunas obras emblemáticas. La presencia de la ciudad, como objeto o como escenario, como metáfora o como alegoría, es una constante en la historia de la literatura universal y la ciudad de Santiago no es una excepción. En las obras de teatro, las crónicas, las novelas, los cuentos y la poesía urbanas se cuentan por miles las páginas referidas a Santiago. Lejos de hacer un  juicio estético sobre tale s obras el Recorrido por el Santiag o Literario busca dar cuenta de algunos de esos textos que han marcado la imagen que tenemos de la ciudad, así como de aquellos lugares que los escritores han recreado en sus textos dándoles una nueva forma. Como habitantes y transeúntes de la ciudad tenemos una visión fragmentada y muy parcial de la urbe y las obras de ficción nos brindan una oportunidad privilegiada de observación citadina: la ciudad real y su representación ordenada y reelaborada por los autores son objetos paralelos, la ciudad aparece en la novela, la crónica y la poesía como un todo completo marcado por la particular visión de los escritores. Tanto la ciudad como su representación literaria son una obra inconclusa que el lector/transeúnte debe terminar con su propia interpretación, con sus propios puntos de vista, con su experiencia urbana. En la Plaza de Armas, en torno de la Fuente de Orsolino, conocida popularmente como la Fuente de los Lagartos, nos referimos a una de las primeras novelas chilenas, que no por casualidad es también una de las primeras novelas urbanas de Santiago. Relatamos como en la novela “Martín Rivas”  de Alberto Blest Gana, el protagonista homónimo, llega a la ciudad queriendo conocer la plaza y se traba en una pelea con los vendedores de botas que en ese lugar trabajaban. También sobre la Plaza de Armas en tiempos de la Independencia, mencionamos las memorias de Vicente Pérez Rosales, “Recuerdos del Pasado” , en que el autor reseña el ambiente de la plaza principal en los primeros años republicanos, así como el texto de Mary Graham, “Diario de mi residencia en Chile y las crónicas de José Zapiola “Recuerdos de treinta años”. En ese lugar central hay que señalar otros libros en que sus protagonistas circulan por la plaza con distinta suerte, entre ellos Casa Grande   de Luis Orrego Luco; Juana Lucero”  de Augusto D’Halmar; Un Perdido”  de Eduardo Barrios; El Crisol”  de Fernando Santiván; Los días Contados”  de Fernando Alegría; Novela de Navidad”  de Enrique Lafourcade. En tiempos más recientes, no podemos dejamos de mencionar al protagonista de “Mala onda”  de Alberto Fuguet, Matías Vicuña que cruza la misma plaza en dirección al norte sin darle mayor importancia y al Historiador, protagonista de la novela “El sueño de la 1  Publicado el 08 de agosto del 2011 en www.culturamapocho.cl 

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Algunos libros para recorrer la ciudad. Por Luciano Ojeda.1 

En el último Recorrido Literario por Santiago que realizó Cultura Mapocho (31 de julio,2011) y en que nos acompañaron los especialistas Manuel Peña Muñoz y LuisaOcaranza, tratamos 10 hitos del centro de la ciudad que están vinculados con escritores,novelistas, poetas y cronistas que allí escribieron, lugares de reunión de intelectuales, detertulias y de convivencia, lugares de vida y muerte, así como espacios que han sidorepresentados, retratados y reescritos en algunas obras emblemáticas.

La presencia de la ciudad, como objeto o como escenario, como metáfora o comoalegoría, es una constante en la historia de la literatura universal y la ciudad de Santiagono es una excepción. En las obras de teatro, las crónicas, las novelas, los cuentos y lapoesía urbanas se cuentan por miles las páginas referidas a Santiago. Lejos de hacer un

 juicio estético sobre tales obras el Recorrido por el Santiago Literario busca dar cuenta dealgunos de esos textos que han marcado la imagen que tenemos de la ciudad, así comode aquellos lugares que los escritores han recreado en sus textos dándoles una nuevaforma. Como habitantes y transeúntes de la ciudad tenemos una visión fragmentada ymuy parcial de la urbe y las obras de ficción nos brindan una oportunidad privilegiada deobservación citadina: la ciudad real y su representación ordenada y reelaborada por losautores son objetos paralelos, la ciudad aparece en la novela, la crónica y la poesía como

un todo completo marcado por la particular visión de los escritores. Tanto la ciudad comosu representación literaria son una obra inconclusa que el lector/transeúnte debe terminarcon su propia interpretación, con sus propios puntos de vista, con su experiencia urbana.

En la Plaza de Armas, en torno de la Fuente de Orsolino, conocida popularmente como laFuente de los Lagartos, nos referimos a una de las primeras novelas chilenas, que no porcasualidad es también una de las primeras novelas urbanas de Santiago. Relatamoscomo en la novela “Martín Rivas” de Alberto Blest Gana, el protagonista homónimo, llegaa la ciudad queriendo conocer la plaza y se traba en una pelea con los vendedores debotas que en ese lugar trabajaban. También sobre la Plaza de Armas en tiempos de laIndependencia, mencionamos las memorias de Vicente Pérez Rosales, “Recuerdos del Pasado” , en que el autor reseña el ambiente de la plaza principal en los primeros años

republicanos, así como el texto de Mary Graham, “Diario de mi residencia en Chile ” ylas crónicas de José Zapiola “Recuerdos de treinta años”. En ese lugar central hay queseñalar otros libros en que sus protagonistas circulan por la plaza con distinta suerte,entre ellos “Casa Grande ” de Luis Orrego Luco; “Juana Lucero” de Augusto D’Halmar;“Un Perdido”  de Eduardo Barrios; “El Crisol”  de Fernando Santiván; “Los días Contados” de Fernando Alegría; “Novela de Navidad” de Enrique Lafourcade.

En tiempos más recientes, no podemos dejamos de mencionar al protagonista de “Mala onda” de Alberto Fuguet, Matías Vicuña que cruza la misma plaza en dirección al nortesin darle mayor importancia y al Historiador, protagonista de la novela “El sueño de la 

1 Publicado el 08 de agosto del 2011 en www.culturamapocho.cl 

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historia”  de Jorge Edwards, que descubre en un destartalado departamento sobre elPortal Fernández Concha, unos valiosos documentos históricos que son parte central dela trama de la novela.

Ya en la esquina de Estado y Merced, mirando hacia la Casa Colorada, que hoy albergaal Museo de Santiago, referimos a los escritores que circulaban por los bares de malamuerte que ocupaban el histórico recinto y que bautizaron ese lugar de la ciudad como“Chicago Chico”, nombre de la novela de Armando Méndez Carrasco. Aprovechamospara mencionar a sus colegas Alfredo Gómez Morel y su texto “El río” y a Luis Cornejocon sus cuentos publicados en el volumen “Barrio bravo”, que si bien no se refieren alcentro de Santiago, nos muestran la dura y cruda vida popular en torno del río Mapocho y

los viejos barrios bravos, los conventillos de Vivaceta.En Estado con Huérfanos hablamos de algunos lugares que ya no están. El Tea Room delGath & Chaves, el Goyescas, el Papá Gage, el viejo Teatro Ópera, los restaurantes LaTasca, el Club Alemán, el Huerto, La Novia, el Olimpia, el Café Rex y el Hotel Victoria.Esos lugares que ya no existen están muy bien descritos en dos libros cruciales queretratan la vida de los cafés y la bohemia en la noche santiaguina de mediados del sigloXX, el texto de memorias de Oreste Plath “El Santiago que se fue. Apuntes de la Memoria ” y el nutricio libro de Manuel Peña Muñoz “Los cafés literarios en Chile”.Ambos libros nos permiten dar una mirada detallada a los espacios y personajes de lavida intelectual de la ciudad durante la parte más vívida de su historia y la participación deManuel Peña Muñoz en el recorrido aportó con datos precisos y anécdotas de los

personajes y lugares.En la esquina de Ahumada con Agustinas, frente al edificio que fuera construido comocasa familiar por los arquitectos Siegel y Geiger para los Larraín García Moreno y que fuecomprado por los Cousiño para convertirla en hotel, Savoy primero y luego Crillón, nosdetuvimos para hablar de cine, literatura y pasiones mortales. El Hotel Crillón comoescenario predilecto de Teresa Iturrigorriaga, "La chica del Crillón", de Joaquín EdwardsBello, a su vez como ambiente de dos películas basadas en la novela: la primera de JorgeDélano, Coke, en 1941 y la de Alberto Daiber en 1999. Pero el Hotel Crillón no es sóloescenario de novelas y largometrajes, es también un lugar en que las pasiones se handesatado: en el Salón de Té del hotel María Luisa Bombal y María Carolina Geel, dosescritoras nacionales de distinto calibre, descargaron su frustración amorosa disparando

contra sus antiguos amantes, con distinta suerte. María Carolina Geel, pseudónimo deGeorgina Silva Jiménez, mató a Roberto Pumarino Valenzuela y fue encarcelada duranteunos meses. En la cárcel escribió una novela que retrata la vida de las mujeres en prisióny que se llama precisamente “Cárcel de mujeres” . Unos años antes María Luisa Bombal,de vuelta de Buenos Aires donde ya había publicado "La última niebla" , "La amortajada" y"Las islas nuevas" , venía con su matrimonio desecho y todavía enamorada de EulogioSánchez Errázuriz, antiguo amor a quien culpó por su indiferencia de todas sus tragedias.Le disparó un día en las puertas del hotel sin lograr su objetivo.

Por Agustinas seguimos al oriente para llegar a la esquina de Estado, frente a la iglesia deNuestra Señora de Gracia, la iglesia de San Agustín, para hablar de una de las vecinasilustres de esa esquina: la Quintrala. El personaje histórico, Catalina de los Ríos y

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Lisperguer, fue llevado hasta la leyenda en un texto ya clásico de Benjamín VicuñaMackenna llamado “Los Lisperguer y la Quintrala”. Muchos años después MagdalenaPetit publicó su novela histórica “La Quintrala” haciendo énfasis en aquellos aspectosque el insigne santiaguino había omitido; antes y después que ellos, otros literatosescribirían sobre el personaje ya convertido en mito nacional: Mercedes Valdiviesoescribió “Maldita yo entre las mujeres” , basándose en los dos textos anteriores perodando al personaje otra mirada, y unos años antes el notable cronista Joaquín EdwardsBello desacralizó por completo la figura de la Quintrala en su novela “La Quintrala,Portales y algo más” .

Aunque no lo mencionamos en este recorrido, muy recientemente Gustavo Frías ha

publicado una voluminosa trilogía, “Tres Nombres para Catalina” , las dos primeras"Catrala" y "La doña de Campofrío" , en que el personaje histórico es central y la terceraparte en que el personaje es Francisco Alcázar Romo, un comisionado extremeño quearriba a Chile en medio de los estragos del terremoto de 1647 y que se llama “El Inquisidor. Un Origen para la Leyenda”. El personaje es tan famoso como el misterioque se cierne sobre su vida, tanto es así que ni la poesía, el cine ni la televisión hanpodido sustraerse a su leyenda: Antonio Bórquez Solar, publicó  “La belleza del demonio, La Quintrala : novela histórica, dramática y bárbara” ; Daniel de la Vega, “La Quintrala : poemas dramáticos” , Hugo del Carril dirigió una película homónima conAna María Lynch y la televisión le ha dedicado dos telenovelas, una en TVN con RaquelArgandoña en el rol principal y otra muy reciente en ChileVisión. La Quintrala es,definitivamente, más un personaje novelesco que una figura histórica.

Una vez que terminamos con la Quintrala nos dirigimos al frontis de Teatro Municipal deSantiago para volver sobre la literatura y hablamos de “Casa Grande. Escenas de la vida en Chile” , la más conocida novela de Luis Orrego Luco y en particular de lospárrafos que tienen como escenario el mismo frontis del principal teatro santiaguino, losque tratan del asesinato de Gabriela Sandoval Álvarez por Ángel Heredia, marido y mujery protagonistas de la novela. La historia novelada, con buena pluma, más allá del estilo“no pocas veces cursi” y su fina descripción de la élite de esos tiempos, de la élite desiempre, fue todo un éxito de ventas, pero levantó una tormenta en muchos de sussensibles lectores. Orrego Luco había realizado una pormenorizada descripción del modode vida de la aristocracia de la bella época, de la ostentación y el derroche con que laclase dirigente vivía los años dorados del salitre y de los albores del primer centenario de

la República, pero no era sólo una historia ficticia. El modo de vida disipado, laespeculación financiera en la Bolsa y sobre todo el crimen de la Sandoval a manos de sulegítimo pero alejado marido, trajo a colación un crimen real y doloroso, el asesinato de labella y aristocrática Teresa Zañartu Vicuña a manos de su marido Eduardo UndurragaGarcía-Huidobro, claro que este crimen real no se llevó a cabo con una eleganteinyección de digitalina sino que de un balazo en el foyer del teatro, en el entre acto de unarepresentación de Poliuto de Donizetti. Como trataba del primer parricidio al interior de laaristocracia santiaguina desde que La Quintrala asesinara a su padre, que Orrego Luco lopublicara “en clave” fue imperdonable. La novela “Casa Grande”  forma parte de unproyecto literario de gran amplitud, desarrollado entre 1876 y 1930 y llamado Escenas de la vida en Chile , en el que se inscriben las siguientes obras: “Plata Negra”, “En familia”, “Através de la tempestad”, “Un idilio nuevo”  y “El tronco herido”. Bajo la idea de ciclos

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históricos, la obra de Orrego Luco es un serio intento por hacer un estudio de la evoluciónde la sociedad chilena a través de medio siglo.

En la esquina de Tenderini y Moneda hablamos de la importancia de la BibliotecaNacional y en particular de la historia del Archivo del Escritor creado a fines de los añossesenta y que está constituido por más de 200.000 originales. Entre sus legados secuentan los de Gabriela Mistral, Rubén Darío, Vicente Huidobro, Pablo Neruda, ManuelRojas, Carlos Droguett, Juan Emar y varios otros. La mayor colección que mantiene es lade Joaquín Edwards Bello, uno de los cronistas más lúcidos del siglo XX, conocido porsus crónicas, novelas y artículos periodísticos, de quien se guardan 1.975 piezas con unnúmero aproximado de 20.000 fojas. El Archivo del Escritor también edita la revista

Mapocho , publicación oficial de la Biblioteca Nacional, creada en 1963 por Guillermo FeliúCruz.

De vuelta caminamos por la calle Moneda hasta la esquina de Ahumada para hablar deun poeta. En 1983 Enrique Lihn lanzó, en la calle Ahumada, megáfono en mano yacompañado de un grupo de auditores, el ácido y crítico poemario “El Paseo Ahumada”,auto editado por el autor y sus amigos en una presentación tan precaria que más parecíaotro panfleto más de esos que eran tan comunes en esos años, y lo hizo en un intento deoponerse a la asfixiante cultura oficial de la época de la dictadura militar. Lihn terminó elacto poético encarcelado en uno de los recintos policiales del centro de la ciudad.

Sobre Lihn, y vale la larga cita, decía Roberto Bolaño: “En mi adolescencia era lugar 

común hablar de Lihn y de Teillier como de dos opciones enfrentadas. Los muchachos sensibles, los que no querían envejecer (o los que querían envejecer de inmediato),preferían a Teillier. Los que estaban dispuestos a discutir la cuestión preferían a Lihn. No era esta la única de sus virtudes. Frecuentar su poesía es enfrentarse con una voz que lo cuestiona todo. Esa voz, sin embargo, no sale del infierno, ni de las profecías milenaristas, ni siquiera de un ego profético, sino que es la voz del ciudadano ilustrado, un ciudadano que espera llegar a la modernidad o que es resignadamente moderno. Un ciudadano que ha aprendido la lección de Parra, su maestro y compañero de travesuras,y que en ocasiones nos ofrece una visión latinoamericana refulgente y original. Todo el fulgor, sin embargo, en Lihn está tamizado por un ejercicio constante de la inteligencia.... ¿Merecimos los chilenos tener a Lihn? Esta es una pregunta inútil que él jamás se hubiera permitido. Yo creo que lo merecimos. No mucho, no tanto, pero lo merecimos. ”

El poemario “El Paseo Ahumada” es una reafirmación de la vocación de poeta-callejerode Lihn, un flaneur  que actúa como un testigo-participante que eleva su voz pidiendo laatención de los mendigos y transeúntes del pretendidamente lujoso boulevard que estánatrapados en un paseo que no conduce a ningún lugar, que sólo da la apariencia detránsito a la modernidad.

Una vez que nos desplazamos hacia el sur por la calle Nueva York nos detuvimos en laesquina de la calle La Bolsa para referir la novela de Jenaro Prieto “El socio” , una novelapublicada en vísperas de la crisis bursátil de octubre de 1929 en que con el derrumbe dela Bolsa de Nueva York se inició el duro periodo conocido como la Gran Depresión y queafectó gravemente la economía nacional. Prieto escribe, desde los cómodos salones del

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Club de la Unión, un texto emblemático que describe las tribulaciones de Julián Pardo, unpersonaje que quiere superar sus tímidos y poco rentables negocios de corredor depropiedades e ingresar al gran mundo de la especulación de la Bolsa y decide inventarseun socio inglés, Mr. Walter Davis, experimentado hombre de empresa, seguro de simismo, sabio, con altura de miras. Tan buen negociante es este hombre inexistente, elsocio, que el protagonista se convierte en subsidiario de su propia creación, en la merasombra de un ente ficticio, que acaba por atraparlo y consumirlo. La novela fue llevada alcine en muchas versiones, como drama o comedia, con nombres muy distintos: Inglaterraen 1936, Italia en 1939, en Chile, México y España en 1946, en Francia en 1979. EnEstados Unidos, dirigida por Donald Petrie con el título The Associate , fue protagonizadapor Whoopi Goldberg en 1996. En la televisión chilena hubo una serie en 1968 y otra en

2004. “El socio” , poco leída por los santiaguinos es aún una gran novela.Unos metros más al sur nos enfrentamos a un lugar mítico: el Bar Unión chica, en elnúmero 11 de la calle Nueva York, frente al Club de la Unión, el grande. El lugar fue sederegular de varios poetas y escritores que circulaban por la ciudad cercada de los 80. Elmás notorio de esos escritores es sin duda alguna Jorge Teillier. Los escritores, novelistasy poetas que allí se reunían desde fines de los 70 no son particularmente urbanos, no esSantiago el objeto de su arte, salvo algunos casos, su sello será el de la poesía lárica. Lospoetas de los Lares, a juicio de Jorge Teillier, son aquellos que han tenido una visiónpersonal tanto del mundo natural como cultural, que han tomado conciencia de losgrandes cuestionamientos de su época y que les han dado una respuesta sólo a través dela palabra, sin transformar la poesía en política, filosofía, ni religión. Teillier postula que

pudiera existir una relación entre el origen provinciano de la mayoría de estos poetas y sutendencia lárica. Atacados por la nostalgia “el mal poético por excelencia”, se volcarían ala infancia y a la provincia. Entre ellos, casi siempre en torno de las mesas cercanas a lapuerta de entrada, se reunían Jorge Teillier, Rolando Cárdenas, Eduardo Molina, IvánTeillier, Carlos Olivares, Roberto Araya, Álvaro Ruiz, Juan Guzmán Paredes, AristótelesEspaña, muerto recientemente, y por cierto, Ramón Díaz Eterovic, creador del personajeliterario del Detective Heredia, un solitario y perspicaz investigador privado que vive ytransita por Santiago, ciudad que inspiró al magallánico Díaz Eterovic porque “estabapoco presente en nuestra novelística y me preocupé de recrear algunos de sus sectores.Con esto, además de dar un color local a las novelas, de hacerlas más cercanas a loslectores, creo estar contribuyendo al desarrollo de una memoria urbana, a fijar ciertashuellas para el recuerdo de lugares que están desapareciendo a diario. Santiago es una

ciudad que se demuele a diario y nadie se preocupa mayormente de dejar testimonioacerca de lo que había tras los muros y paredes que se derriban”, según señala el autor.

Una vez en la Alameda, nos dirigimos a la actual Plaza de la Ciudadanía para hablar deese edificio mítico que es el Palacio de La Moneda, pero para seguir hablando deliteratura, nos referimos a las tertulias literarias que en el lugar desarrolló PedroBalmaceda Toro, hijo mayor del Presidente José Manuel Balmaceda Fernández. En tornode Balmaceda Toro se reunió hacia la década de 1880, un número importante deintelectuales liberales y escritores jóvenes que comentaban las novedades recién llegadasde Europa, hacían crítica literaria y escribían sus propias obras, artículos periodísticos yreseñas. El participante más relevante de esa tertulia es sin duda Rubén Darío. Su visiónde la ciudad se puede apreciar en algunas de sus descripciones: “Santiago en la America 

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Latina es la ciudad soberbia. Si Lima es la gracia, Santiago es la fuerza. El pueblo chileno es orgulloso y Santiago es aristocrática. Quiere aparecer vestida de democracia, pero en su guardarropas conserva su traje heráldico y pomposo. Baila la cueca, pero también la pavana y el minué. Tiene condes y marqueses desde el tiempo de la colonia, que aparentan ver con poco aprecio sus pergaminos. Posee un barrio de San Germán diseminado en la calle del Ejercito Libertador, en la Alameda, etc. El palacio de la Moneda es sencillo, pero fuerte y viejo. Santiago es rica, su lujo es cegador. Toda dama santiaguina tiene algo de princesa. Santiago juega a la Bolsa, come y bebe bien, monta a la alta escuela, y a veces hace versos en sus horas perdidas. Tiene un teatro de fama en el mundo, el Municipal, y una catedral fea; no obstante, Santiago es religiosa. La alta sociedad es difícil conocerla a fondo; es seria y absolutamente aristocrática.” 

Muchos páginas, ríos de tinta, se han escrito sobre, desde, en Santiago y en esterecorrido alcanzamos a ver algunas de ellas, a conocer mejor los espacios en que teníalugar la vida nocturna y bohemia de la vieja ciudad. Santiago, al pie de la letra sigueescribiéndose, podemos seguir caminándola, con los libros bajo el brazo, idealmente convarios de ellos subrayados y leídos en detalle para terminar con nuestra propiainterpretación de los libros y de la ciudad el largo camino de ser santiaguinos.