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    PASADO POR -VENIR | R EVISTA DE HISTORIA |2007-2008

    HISTORIAS DE LA TEORACRTICA POSCOLONIAL Y DESPUS

    POR ALEJANDRO DE OTO*

    RESUMEN

    El ensayo propone una breve genealoga de la crtica poscolonial haciendonfasis en los procesos intelectuales que acercan las obras de Edward Said yHomi Bhabha a la de algunos de los itinerarios de la crtica en Amrica Latina. Strata de una exploracin por las posibilidades polticas y enunciativas de la regidel pensamiento social que trata con la tragedia y la historicidad del discurso colonial y sus persistentes desafos a prcticas emancipatorias en el mundo moderno

    I.

    Una de las cargas ms tenaces que enfrenta la teora social, la filosofa talcomo se la concibe en muchas academias argentinas y ms all, la mismahistoriografa, entre otros saberes que se disponen en el horizonte de unaepistemologa esencialmente afirmativa de los valores de la modernidad, es precisamente que se piensan en estricta correlacin con los enunciados queemergieron de esa misma modernidad. Tal dependencia de la historia de lo modernen prcticamente todas las traducciones posibles adquiri diversas caractersticaUno de los trminos que la revelaba y, a su vez estableca cierta distancia, fue el d posmodernismo y sus variantes destinadas a describir la poca, tal como posmodernidad. Las largas discusiones que se llevaron a cabo alrededor del prefijms repetido y persistente del lenguaje terico y cultural tejieron la trama de unmanera de pensar que estaba siempre inscripta en aquello que era el objeto d

    rechazo. Se precisaba haber sido modernos para poder pensarse posmodernos, s

    * Doctor en Historia del Colmex. Profesor Adjunto de las ctedras Introduccin a la Historia, CorrienHistoriogrficas y Problemticas del Mundo Actual I. Universidad Nacional de la Patagonia San JuBosco. Contacto: [email protected]

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    precisaba haber transitado alguna de las caracterizaciones del sentido qrecurrentemente poblaban los discursos, como por ejemplo, aquella de los grarelatos de Lyotard, para comprender que haba una deuda con lo que se dejatrs o mejor, de acuerdo al lenguaje del momento, se desplazaba. En resum

    cuentas el panorama juntaba algunas de las facetas ms evidentes de lo que dillamarse el capitalismo tardo (con la secreta esperanza de una periodizacin efey superadora) y sus formas sociales y culturales ms acendradas, a saberdesaparicin en la esfera del consumo de casi toda diferencia significativa en prcticas sociales.

    All estaban los profetas de ese tiempo complejo en el que la poltica deveuna forma ms del mercado y ste, devena la norma, al parecer desustancializdesde la cual se juzgaban como inadecuados derroteros ideolgicos, formas soc persistentes, relatos histricos totalizantes, epopeyas del sujeto, etc1. El prefijo fue persistente y se traslad a otras esferas de reflexin que tambin reconocantrayectos modernos y sus formas de produccin del mundo. As, desde mediade los aos setenta lo que comenz como una crtica a las formas de construccultural del llamado occidente con respecto a sus otros se despleg en una sude comprensin de lo que podra llamarse cabalmente una teora del colonialicuando ste formalmente ya no exista. All estaba ese intelectual palestnorteamericano, Edward Said, con sus estudios sobre los modos en qdiscursivamente se dispona la dominacin y la hegemona en el proccaracterizado por los historiadores como imperialismo. Said llevaba a cabo esegunda mitad de los aos setenta una mixtura poderosa entre las tradicionesmarxismo, en especial la gramsciana, y las discusiones recientes sobre los alcade la idea de discurso que provenan de la obra de Michel Foucault para po pensar, en ltima instancia, a qu se enfrentaban aquellos que haban tomaddecidieran tomar el camino de la resistencia a la colonizacin cultural, poltieconmica. Sus textos no fueron los primeros en tratar esto, pero tuvieron caracterstica nica de presentarse en escena en el momento en que empezuno de los retrocesos ms fabulosos de las causas populares y emancipadorescala planetaria. En cierto sentido ellos sirvieron, en especialOrientalismo para

    1 Para una visn que discute los vnculos entre el pensamiento posmoderno y la crtica poscoloque rescata las aristas crticas de los enunciados posmodernos ver DE SOUSA SANTOS, BoaveDo Ps.Moderno ao Pscolonial. E Para Alm de Um E Outro. Conferencia de Apertura deCongreso Luso-Afro-Brasileo de Ciencias Sociales-Coimbra, Septiembre de 2004.

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    imaginar que la descolonizacin, el objeto de reflexin privilegiado de pensadorecomo Frantz Fanon, Amlcar Cabral, Aim Csaire, John William Cooke, RobertFernndez Retamar, entre muchos otros, era una tarea an pendiente en la mayo parte del mundo, en especial en la parte del mundo fuera de Europa y Estado

    Unidos. El prefijo aqu encontr un rumbo diferente, sin dudas, al que poblaba lidea de la posmodernidad. Hablar del poscolonialismo o de la poscolonialidadrepresentaba un desafo complejo porque ello pona en escena algo que las esttica posmodernas no evocaban como una de sus fuentes preferidas: la poltica. L poltica apareca en las teoras poscoloniales con una fuerza indisimulada en tantde lo que se trataba a viva voz no era el abandono en trminos de reflexinsociolgica de una manera de comprender el mundo que haba caducado en suefectos prcticos, como de alguna manera se poda llegar a constatar si se haca eesfuerzo en esa direccin con los llamados proyectos de la modernidad, por ejempllas derivas de la racionalidad occidental como norma para medir todas lasracionalidades. No, lo que estaba en juego en la reflexin poscolonial era la agendno terminada de la emancipacin poltica, cultural y econmica de las sociedadeque haban sufrido el colonialismo, en especial las de Asia y de frica y la necesidade pensar de qu se trataban las subjetividades que aparecan en las ex metrpolcoloniales como consecuencia del desplazamiento a escala relativamente masivde muchos habitantes de los pases colonizados hacia ellas.

    En el mejor de los casos este tipo de preocupaciones aliment pginas felicedel anlisis cultural y poltico contemporneo y se dispuso como la forma adecuad para describir las demandas de representacin poltica de las llamadas minoras esociedades como la norteamericana. Los itinerarios de parte de los estudiosculturales, ms all de sus fundadores de Birmingham, Raymond Williams y StuaHall, en particular en Estados Unidos y Canad, tuvieron mucho que ver con lnecesidad de dar cuenta de experiencias sociales que no encontraban tabulacialguna en la teora poltica, social y cultural disponible2.

    2 Hay un extenso debate que no intento reproducir aqu sobre los derroteros de los estudios culturalen la academia norteamericana. Surgidos primero como lugar de refugio de las preguntas e inquietud

    que excedan los marcos disciplinarios y departamentales referidos a la raza, a las subjetividades, a lformas de constitucin de comunidades, etc., se diseminaron como una suerte de presencia disimulaal principio en los lugares menos pensados. Con su institucionalizacin devino el debate acerca detenan un papel desmovilizador o, por el contrario, seguan apostando a abrir nuevos campos reflexivEn otros trabajos he discutido esto de manera un poco ms extensa. Sin embargo, insisto sobre u punto en particular: antes de decretar la decadencia de un movimiento relativamente heterogneo h

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    complejo de actitudes y referencia que este propona. El pensamiento de Fanon lofreca a Said el fundamento para aquello que, aos ms tarde, en otro libro claveCultura e imperialismo , pensaba como la cultura de la insurgencia, en especial laque comenzaba con la formulacin discursiva y esttica de las ideas comprendida

    en el concepto de cultura nacional en textos de poetas, escritores, artistas y militantresueltos a enfrentar al colonialismo en su forma ms artera: la de la subjetivaciSaid ofreca una mquina de leer el colonialismo y sus constituciones ms all dsu existencia anclada a un perodo histrico preciso. Lo que estaba en juego en sutextos eran varios principios. El primero y ms importante era el que sealaba quno haba una sincrona entre independencia y liberacin. Las tempranas advertenciade Fanon en Los condenados de la tierra desempearon aqu un papel estelar. Silos procesos de la independencia de las ex colonias significaban la transferencia dla administracin colonial a una burguesa compradora nativa que dejaba prcticamente intactas las redes del colonialismo en trminos de la dependencieconmica y cultural slo se podra pensar que la independencia era un procesextremadamente formal destinado a dar cuenta de una nueva situacin geopoltic(el mundo de la posguerra). Si la liberacin era un objetivo deseado en todo e proceso de lucha contra el colonialismo entonces no habra otra forma que pensarcomo la gran categora histrica que explicara todos los eventos en que sedesarrollaba una actitud resistente a las formas econmicas, polticas, sociales yfundamentalmente, culturales del colonialismo. El pensamiento de Said interpreten segundo lugar, siguiendo con un hbito extendido del pensamiento crticooccidental, que se trataba de una verdadera tragedia el rumbo de los procesohistricos. Sin que intermediara absolutamente ninguna idea de derrota en sufuertes convicciones acerca de la necesidad de la liberacin nacional Said imaginque la historia, tal como lo haba imaginado Marx un siglo antes, pona a los hombren una situacin en la que los procesos los excedan. La tragedia ciertamenteestaba all. No medida en trminos de fracasos sino en trminos de ensearnoque la insistencia en pensarnos como exclusivamente una cosa no era ms que unde esos legados del imperialismo, el peor de todos, pero al mismo tiempo, eseimperialismo haba tejido tan profundamente las formas del mundo contemporneque toda subjetividad llevaba consigo la marca de la bestia. Por ltimo, su perspectivtrat por varios medios de reflotar los proyectos de una idea de humanidad qu pareca estar cancelada detrs de las formulaciones etnocntricas de una enormmasa de discursos provenientes de las usinas acadmicas, administrativasmediticas europeas primero y norteamericanas despus. Said propona en e

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    momento final deCultura e Imperialismo disponer nuestros odos, usando una bella metfora de T. S. Eliot, a los otros ecos que habitan el jardn (other ech-oes [that] inhabit the garden ), porque sobrevivir dependa de nuestra capacidadde hacer conexiones entre las cosas. El humanismo, el viejo mito de la tradi

    europea ya haba sido cuestionado por Fanon antes que toda la mquina pensamiento francs post-estructuralista saliera a su captura y destruccin.embargo, a diferencia de ella lo que mantena la crtica del viejo Fanon era posibilidad de imaginar ese momento de unidad que la nocin de humaniscontena4. Unidad que no significaba el retorno a relatos homogneos y hegemniacerca de la historia y de la cultura en su pedestal greco latino sino en trminola diferencia, de lo que Walter Mignolo llamar ms tarde diversalidad5.

    En el corazn probablemente de otras demandas histricas y culturales HBhabha construa una genealoga relativamente divergente a la de Said aunafincada en los mismos nombres pero en diferentes textos o acentos. Fanon esnuevamente en el centro de la escena pero por otras razones. Si Los condenadosde la tierra representaban el momento de reflexin poltica ms profundo acerde las formas de enfrentar el colonialismo, el primer libro de Fanon,Piel negra,mscaras blancas le serva a Bhabha para pensar los modos en que la dominaciy la hegemona se desplegaban en el escenario de las prcticas coloniales y

    4 Es interesante sealar que las fuentes de inspiracin ideolgica de Said se encuentran con relfacilidad en autores como Frantz Fanon, C. R. L James, Aim Csaire y Erich Auerbach entre Sin duda cada uno de estos se sita muy lejos de un pensamiento post-humanista o anti-humaPara un estudio que analiza positivamente el nuevo humanismo fanoniano ver BERNASCRobert: Casting the Slough: Fanons New Humanism for a New Humanity. En GORDON, Let alia:Fanon: A Critical Reader. Cambridge: Blackwell Publishers, 1996. Pgs. 113 - 121.5 Este trmino evoca un horizonte realmente fascinante de la reflexin latinoamericana que paEnrique Dussel y que Mignolo aborda de lleno en varios trabajos. El argumento de Mignolo eDussel mostr el modo en que el pensamiento hegeliano inscribi una Totalidad que prodexterioridad. Como pensamiento geopolticamente situado el hegeliano produjo el cruce de Eucon Asia, frica y Amrica. La Ontologa del Ser que ya haba recibido un segundo lugar de enunccon la lectura de Emmanuel Levinas al sealar la irreductibilidad de la metafsica y el Otro recibDussel un tercer espacio, con la analctica, que se multiplica en la medida que las historias coloson diversas. Se trataba de la colonialidad del ser. Esto permiti la emergencia de historias divergcon respecto al proyecto de la Totalidad pero vinculadas por la colonialidad del poder que se desen la historia del capitalismo. MIGNOLO, Walter (comp.):Capitalismo y geopoltica del conocimiento.

    El eurocentrismo y la filosofa de la liberacin en el debate intelectual contemporneo . Buenos Aires,Ediciones del Signo, 2001. Pgs. 34 - 36.

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    estereotipo aseguraba cierta estabilidad que no poda pensarse como ontolgcomo sabiamente lo vio Fanon para el colonizado, la mimesis era un proceso extque se introduca en la economa de signos culturales del colonialismo como unsus operaciones ms astutas y a su vez ms riesgosas. La idea era que el coloniz

    se identifique en las imgenes de identidad que le ofrecan nociones tales cocivilizacin, progreso, razn, racionalidad, orden, etc. En ese sentido se poda expla demanda dirigida a los nativos para que hagan un esfuerzo mimtico convalores civilizatorios. Una extraa paradoja se produce en todo el procesomismo tiempo que se reclama el parecido al extremo de una asuncin que va all de lo formal de la cultura metropolitana y su sistema de valores, se cierrespacio para que esa asuncin no llegue a la autonoma y la autodeterminaci polis era un tesoro bien guardado en el colonialismo y en el propio discurso cnial.

    Sin embargo, para Bhabha, al estar los nativos enfrentados a esta deman pensando aqu en trminos de las prcticas culturales, llevaban a cabo esa mimcuyo resultado, como lo es desde que Aristteles la imagin para la tragedia, oEs decir, la mimesis se consuma pero las formas que inaugura se desplazan delgicas de funcionamiento del discurso colonial en tanto ponen a circular ciesignos en una esfera que ya no era la de origen. La influencia de las lectuderridianas se hacen evidentes aqu6. La palabra era tomada para formar las cadenasde signos pero el problema era que esa cadena de signos comenzaba a mosotras formas del significado. LadifferAncia se tea de relaciones coloniales. Elespacio abierto por esta suerte de mala apropiacin que la mimesis pona juego era el entre medio, el in between , en el que la cultura se volva una prctica revisionista permanente. As entonces la genealoga que pona en mael anlisis de Homi Bhabha se diferenciaba de Said, aunque ambos comparti

    6 En especial me refiero a la discusin que recorre el famoso texto de Derrida, De la gramatologa . Laidea que estaba en juego, entre muchas otras, en aqul texto era precisamente que el significa produce en el doble proceso que implica diferir y diferenciar en la cadena de signos que constiel lenguaje. La nocin de DifferAncia (como se anota en espaol) retoma en su notacin los

    momentos. Si uno piensa en el proceso que Bhabha pone en juego para el lenguaje en el discolonial esta dimensin parece presentarse en el mismo momento en que, como l los llama, nade posicin dispersa producen una secuencia diferente en la cadena de signos. Para decirlo demodo, los signos del discurso colonial pueden parecer estables en su desenvolvimiento para unde enunciacin centrado pero en el momento en que la mimesis se produce esa estabilidad del est en duda. La cadena y sus modos de significacin en la DifferAncia es otra.

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    el universo de la nocin de discurso que floreci a diestra y siniestra a partir de lobra de Michel Foucault.

    II.

    Lo que me interesa de este breveraconto por dos de las figuras ms importantesde la llamada crtica poscolonial es, como lo seal arriba, que la poltica como undemanda concreta para la discusin de los procesos de subjetivacin social, cutural, poltica e histrica no sali nunca del espacio de consideracin terico nepistemolgico. Esa persistencia, a mi juicio, separa sus escrituras de las formaconvencionales de anlisis posmodernas y reintroduce el problema histrico d pensar la modernidad como un correlato del mundo colonial, al menos el que tienque ver con las historias de la revolucin industrial britnica y la revolucin frances para el caso de los textos de ambos autores y mucho antes que Walter Mignolo partir de Enrique Dussel y Anbal Quijano lo proponga. Es decir, pone en juego limposibilidad de pensar el mundo moderno y sus valores de manera aislada de lo procesos imperiales y coloniales que estuvieron en la base de su misma existenciAll, su mera consideracin, obliga a un esfuerzo terico, cultural y poltico denvergadura porque ahora no se podra pensar que la subjetividad moderna es hijsolamente de unas cuantas tradiciones ms o menos organizadas de la historicultural europea.

    Tras cada afirmacin de algn atributo cultural, como por ejemplo la razn, seencuentra una reduccin de la libertad de grupos humanos enteros. Y no se tratde que este tipo de actitudes o intentos crticos no hayan estado presente en otralatitudes, con slo repensar algunas de las formulaciones de pensadores como emismo Enrique Dussel, nombrado aqu, Ignacio Ellacura, y muchos otros. Elquid de la cuestin es que el anlisis de la crtica poscolonial se produjo como un gestconciente de pensar el mundo deotro modo en la encrucijada de la crtica a lamodernidad que floreci aqu y all en la dcadas de los aos setenta y ochentaPara decirlo ms simplemente, muchos de los argumentos de los pensadorefranceses crticos del proyecto de la modernidad se encontraron en las pginas dautores como Said, Bhabha y Spivak. Ahora bien esa presencia era, precisamentuna presencia imbricada en la compleja trama de lo que llamamos colonialidad.

    Su primer ejercicio fue asumir que lo dado deba recibir un anlisis mssubstancial. Que las categoras organizacionales clsicas estaban desbordadas poel tipo de experiencia que se haba vuelto evidente a escala global a partir de l

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    segunda posguerra mundial. El parecido con las posturas de ciertas lectu posmodernas no es casual. No obstante, casi ninguna de ellas incorpor la coloniaen su repertorio crtico de la racionalidad moderna, de la racionalidad tcnicostrumental, de los grandes relatos7. Esto es slo el mrito de algunas de las

    tradiciones de pensamiento que convivieron en el siglo veinte y que un ptardamente se reconocieron. La que inaugur la filosofa de la liberaci particularmente el filsofo argentino Enrique Dussel, cuyas obras son un momclave de las derivas posteriores8, los primeros estudios sobre las teora de ladependencia junto a estos estudios crticos del colonialismo caracterizados pllamada crtica poscolonial y de los estudios subalternos. Se podra decir sin eque estas experiencias casi incomunicadas entre s en el momento de su desarrrespondan a la idea de la diversidad de respuestas a la colonialidad del poSobre este concepto volver luego.

    Ahora quisiera regresar al problema epistemolgico, sin dudas el ms soterren el debate, tal vez el menos prctico a la hora de las decisiones pero el mduradero y persistente en lo que hace a la comprensin de la subjetividad.lecturas poscoloniales han tenido un compromiso con lo nuevo no en los trmen que se escuchaba esta frase en los tempranos aos sesenta, vinculada aexpectativas revolucionarias, sino con respecto a reformular el punto de vista

    7 Fernndez Retamar seala que, por ejemplo, en La condicin posmoderna de Jean Francois Lyotard

    en vano buscaramos una referencia al imperialismo. La mercantilizacin del saber en reemplazohumanidad buscando sus destinos de liberacin en dicho saber es una de las descripcionesimportantes del texto de Lyotard. La actitud de describir sin juzgar que Retamar lee en Lyotardque diga de l que es una suerte de pensamiento subdesarrollante el que despliega. FERNNRETAMAR, Roberto:Todo Caliban. Concepcin (Chile), Cuadernos Atenea, 1998. Pgs. 129-130Aos despus de la lectura de aqul libro de Lyotard se me hace evidente que cada poca y geog produce sus propias lecturas. Recuerdo en los primeros aos de la democracia recuperada en Argque aqul texto de Lyotard era una suerte de moneda corriente que circulaba para pensar los espde produccin de sentido que se abran en aquel momento. El texto, que fue un informe sobre el del saber en las universidades canadienses, atraa por su retrica extraa y novedosa y por las icasi de entomlogo, como dice Retamar de su autor. No obstante, es cierto que ms all ddisquisiciones temporales y espaciales no haba en l nada que recordara positivamente los graesfuerzos transformadores de pocas pasadas.8 En especial El mtodo analctico y la filosofa latinoamericana. DUSSEL, Enrique: El manalctico y la filosofa latinoamericana. En Amrica Latina. Dependencia y liberacin. BuenosAires, Garca Cambeiro, 1973 yFilosofa de la liberacin DUSSEL, Enrique:Filosofa de la liberacin.Bogot, Universidad Santo Toms, 1980.

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    cierto sentido a arrinconar la idea del punto de vista y reemplazarlo por una suertde posiciones de escucha en las que se vuelven audibles, como dira Ranahit Guh(2002), las voces bajas, las voces del pasado y, podramos agregar, las del presenteEste giro no es menor. La mayor parte del esfuerzo crtico se dirige precisament

    hacia el universo de las prcticas discursivas que constituyen una vigilanciaepistemolgica invisible la cual derrama su influencia en la construccin de sentidcomn en las esferas de produccin de significado ms activas de la actualidadcomo los medios por ejemplo. Tanto Said, Bhabha, y muchos otros, desafiaronestas prcticas en el lugar mismo de su ocurrencia. Un desafo que conlleva un pacto con ellas en trminos de no sortearlas para seguir avanzando. En algn otrlugar seal que siempre es fcil criticar lo que se ofrece de manera reducida o lque se lee en esos trminos. Gran parte del encono contemporneo con los estudioculturales, por ejemplo, adolece de esta situacin. No quiero cometer aqu el mismerror sealando los lmites del pensamiento de estos autores para decir que ellodejaron de lado los anlisis clsicos del imperialismo. De hecho lo hicieron, pero n para hacer de ellos una suerte de etapa superada de la reflexin social y combatlas fuerzas progresistas que podran contener. Por el contrario, su mayor esfuerzse concentr en preguntas que deberan resonar de manera pertinente para nosotroen el presente, y en particular en el presente argentino: por qu la racializacin dlas relaciones sociales es algo que debemos dejar de lado en el anlisis del mundactual? Por qu las demandas por el parecido y la diferencia que se articulan eel mundo de hoy deben ser soslayadas o pensadas en trminos de fijacin yestabilidad? Cmo pensar las experiencias de millones constituidas por edesplazamiento fsico y simblico? Cmo pensar el pasado cuando se desafalas polticas de pertenencia que las comunidades, nacionales o no, construyenlentamente y sobre bases frgiles?9 La lista podra extenderse varias pginas pero

    9 Hago referencia al presente argentino porque creo que en los meses pasados (de marzo a julio d2008) se vivieron acontecimientos significativos desde todo punto de vista. Me refiero al confliccon el sector agropecuario por las rentas extraordinarias. Estuvo presente en la circulacin meditide las noticias un discurso no mediado, precisamente, acerca de las caractersticas sociales y racialde quienes apoyaban al gobierno y quienes se oponan. Los casos ms evidentes los producan lo

    reporteros en las rutas, cuando distinguan entre la gente y los piqueteros oficialistas por ejemplSera imposible citar aqu cada una de las expresiones que circularon como parte del sentido comnque asignaban, de la manera que el racismo lo hace, atributos a comportamientos, es decir, de maneestereotipada. Eso con respecto a la primera pregunta. El resto bien puede jugar un papel central elos debates argentinos si se piensa que los relatos nacionales deben incorporar la diferencia y lasimetra si intentan romper con los monopolios enunciativos acerca de lo que significa la democrac

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    algunas cosas en concreto podemos sacar de todo esto. En primer lugar qudiscusin en el espacio del saber por otra epistemologa apunta directamentmodo en que el saber se construye. Este no es un problema menor porque al juega la carta ms importante de todas10, aquella en que los saberes se delinean

    por el resto no articulado por la hegemona. En otras palabras, pone en cuestimanera clara el lugar por donde el desarrollo de los estudios poscolonialeencuentra con formulaciones si no gemelas, al menos atravesadas por la midensidad fenomnica en Amrica del Sur, Central y el Caribe11.

    La discusin poscolonial en el espacio cultural de Amrica Latina por razoque han expuestos diversos autores como Coronil (2003), Mignolo (2002-20Castro Gmez12 (2007) no encontr un eco similar al que se perciba en otraregiones del mundo afectadas por el colonialismo. Las razones de esto son vari

    la nacin y otras dimensiones cruciales de nuestro presente. Si se vuelve sobre el mencionado conse podr ver con suma claridad que hubo en l, por parte de las entidades agropecuarias, un rnacional excluyente.10 Con frecuencia le pedimos a la universidad que sea el espacio social donde se representen presiones los conocimientos que se producen en la sociedad. Sin embargo, esos conocimientos mveces no alcanzan el estatus normativo que los lleve a la consideracin acadmica o cientfica proporcionar un ejemplo claro: no hay, a menos que cometa un error, ninguna carrera de histori pas que ordene sus planes de estudio de una manera no eurocntrica. Tampoco hay ninguna cde ciencia poltica que recupere para las formas de concebir el debate poltico formas polticcomunidades no hegemnicas como las de los pueblos originarios. Entre muchos otros ejem

    posible. Este es el primer paso del bloqueo epistemolgico. Ni siquiera es en el orden de los promismos de investigacin y reflexin sino en su institucionalidad. El punto de vista organiza de nel mapa de lo permitido.11 Eduardo Mendieta dice textualmente: La etapa siguiente del desarrollo de la fertilizacin ddiscursos crticos latinoamericanos por parte de la obraOrientalismo , de Said, comienza con elsurgimiento de una comunidad crtica latino transamericana, que incluye a Fernando Coronil, WMignolo, Santiago Castro Gmez y Ofelia Schutte. MENDIETA, Eduardo: Ni orientalismoccidentalismo: Edward Said y el latinoamericanismo. Traduccin Mara Luisa Valencia. EnTabula

    Rasa No.5 . Bogot, julio-diciembre 2006. Pg. 69.12 Santiago Castro Gmez y Ramn Grosfoguel proponen que la crtica poscolonial naci emparecon la posmodernidad porque sus pilares tericos fueron Derrida, Lacan Foucault, entre otro

    particular la obra de Said, Bhabha y Spivak. Esa sera la diferencia ms importante con lo que lel pensamiento decolonial que abreva en otras fuentes y se diferencia amigablemente de la c poscolonial. Tales fuentes son Waman Poma u Ottobah Cugoano porque ellos pusieron sobre lalas dimensiones de la experiencia de ser esclavizados y colonizados CASTRO GMEZ, SantiGROSFOGUEL, Ramn: El giro decolonial. Reflexiones para una diversidad epistmica ms alldel capitalismo global . Bogot, El Siglo del Hombre Editores, 2007. Pg. 33.

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    evidente es, precisamente, cun profunda y lesiva es la herida colonia parafraseando el subttulo del ltimo libro de Walter Mingolo (2007).

    Si se mira con atencin estas ideas son en cierta forma las mismas que hablas preocupaciones de los pensadores de la liberacin nacional y social de medi

    del siglo veinte. El proyecto descolonizador de Frantz Fanon, lentamente organi por medio de una potica irreverente que pretenda desorganizar el mundo coloy su sistema de valores y reemplazarlo por una poltica emancipatoria de las forreguladas del ser social que el colonialismo haba desplegado en las sociedacolonizadas, adverta con claridad la fuerza constitutiva de los lenguajes sociala profundidad de la herida colonial que llegaba, en muchos casos, a sustitucuerpo colonial, el cuerpo de los colonizados. La tarea entonces de pensar enepistemologa diferente fue y es clave porque de ella depende cada una deoperaciones del conocimiento que se despliegan en el presente. La saga al respno es menor y lo ms probable es que varias injusticias se cometan cuando nombra a los/as responsables de este intento de transformacin epistmico y polen especial por lo que deja afuera. Sin embargo, antes de hacer una suertecompilacin de nombres y de conceptos prefiero comentar algunos puntos comde las reflexiones poscoloniales tanto en sus anlisis de las experiencias colony poscoloniales en frica y Asia como en Amrica Latina y el Caribe.

    Una anotacin importante es la que proviene de la dimensin geopolticaconocimiento en la modernidad. Los trabajos de Edward Said y los de gran pde quienes se sienten representados por el espacio de reflexin llamado cr poscolonial apuntan a la direccin que tienen los conocimientos cuando edestinados a producir la existencia del otro cultural, histrico y social. En el latinoamericano las reflexiones de Enrique Dussel fueron la base para pensaqu manera la herencia moderna de Hegel condicionaba los modos de compreel presente filosfico, poltico y cultural del continente en tanto disponan el contincompleto en una posicin subordinada de una historia global. Los trabajos de RobFernndez Retamar, en particular sus lecturas escalonadas y nicas sobre Calib14, personaje de La Tempestad de Shakespeare, plantearon la discusin acerca de loque implica hablar la lengua del colonizador para un proyecto emancipatorio. Eorilla poscolonial que proviene del mundo de los estudios subalternos de la Inddespleg la propuesta de provincializar Europa en manos de gente como Disp

    14 Hablo aqu del fascinante libro de FERNNDEZ RETAMAR, Roberto: Op. Cit.

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    Chakrabarty (2000). Provincializar Europa era nada ms y nada menos quedevolverle al pensamiento europeo una territorialidad de la que haba renunciaden el momento en que se convirti en el equivalente universal para todas las culturay sociedades. Hay registros de que algo de esto ocurri a fines del siglo XVIII e

    el pensamiento filosfico. En el terreno simblico implic poner ciertas marcadesde las cuales pensar contra el imperialismo y sus modos de subjetivacin, aquellque Said y Bhabha estudiaron con tanta suspicacia, pero tambin permiti, y esfue el punto central, discutir tanto la naturaleza del estado nacional poscoloniacomo las maneras de conocer la historia.

    As por ejemplo, el gran problema que atraviesa la reflexin de DipeshChakrabarty (2001), reflexin profundamente historiogrfica porque inquiere sobrlos modos de existencia en el pasado y sobre los dispositivos diseados para lleva cabo el conocimiento de dichos modos, es la advertencia del carcter etnocntricde los conceptos historiogrficos a la hora de estudiar las sociedades de la periferimperial/colonial, la India especficamente. Tambin sobre los modos en que lahistoria nacional poscolonial era, paradjicamente, recolonizada por categoras conceptos diseados para el espacio europeo pero percibidas como de valideuniversal.

    En este marco se sita con comodidad el trabajo de Walter Mignolo al retomagran parte de los escritos tempranos de Enrique Dussel15. Mignolo puso en juegola idea de la geopoltica del conocimiento con el objetivo de mostrar que los lugarede enunciacin anclan la diferencia colonial16 de la que son parte. Si esto ocurreas entonces, la idea de la descolonizacin debera estar acompaada por una revisigeneral de los procesos que otorgaron validez universal a las categoras y conceptoSin embargo no se trat de pensar en otro lugar de la modernidad, o de imaginar u

    15 En especial el trabajo sobre la analctica citado en este trabajo con anterioridad.16Esta distincin aparece en varios trabajos de Mignolo pero en especial en Local Histories/ GlobDesigns. Coloniality, Subaltern Knowledges and Border Thinking MIGNOLO, Walter: Local HistorieGlobal Designs. Coloniality, Subaltern Knowledges and Border Thinking. Nueva Jersey, PrincetoUniversity Press, 2000. La idea que ordena la diferencia colonial es que la colonialidad no es una paderivada de la modernidad sino que es parte constituyente de la misma. En ese marco las diferenci

    culturales son la marca visible de la diferencia colonial donde verdaderamente se juegan los proces polticos, econmicos y culturales. De otro modo, no habra un sujeto moderno emancipado sin usujeto colonial subordinado. El problema poltico crucial es cmo se pueden producir apropiacion por parte de los subalternos del proceso de la diferencia colonial. En ese punto, ms all de las fuenque utiliza Mignolo sigo viendo pocas diferencias con los pensadores poscoloniales con los qucomenc este ensayo.

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    lugar diferente de la modernidad, sino de proponer que la otra cara de la modernfue la colonialidad. La colonialidad fue el ejercicio sistemtico de represin d procesos histricos y sociales de las sociedades afectadas por el colonialismnombre de los valores investidos de universalidad que representaba la versin sit

    espacial y temporalmente del desarrollo histrico europeo desde el renacimien17

    .La localidad del saber entonces produce una diferencia que no es solamente tural sino tambin espacial. La idea es que las diferencias colonial e imperial impla distribucin de objetos y sujetos del saber moderno de tal manera que las demaemancipatorias deben resolver antes esta situacin.

    Cmo se resuelve ha sido y es el gran problema poltico y prctico, comoltima instancia lo es todo problema poltico. Entre las muchas tareas posib parece central la de revisar los modos de la sujecin y de produccin de la existesocial que los procesos histricos del colonialismo y del imperialismo desplegaAs, con algo de esfuerzo y de imaginacin terica y cultural no es muy difencontrar los registros de una diferencia con los modos de enunciacin hegemnde la modernidad. En las escrituras resistentes al colonialismo y a la discriminaracial y social se encuentran muchos de estos elementos disponibles. Los escrde Du Bois, el intelectual negro norteamericano tienen un papel trascendentuna genealoga de tales dilemas culturales. Du Bois capt con extrema sutilez problema de la racializacin de las relaciones sociales al percibir que cualqforma de explicacin sobre la condicin de los negros en la sociedad norteameride fines del siglo XIX y principios del XX pasaba por la idea ulterior de quenegro entraa un problema, una inadecuacin de la que sera imposible escafrente a los discursos normalizadores de la civilidad18. Du Bois pas su vida luchandocontra este prejuicio pero eso no implic necesariamente una reduccin del problEn la misma lnea y con aos de por medio (entre cincuenta y sesenta aaproximadamente) se pueden leer las pginas dePiel negra, mscaras blancasde Fanon y Los condenados de la tierra . Ambos libros que tienen la dimensin

    17 Para esta problemtica ver MIGNOLO, Walter:The Darker Side of the Renaissance: Literacy,Territoriality, and Colonization. Michigan, University of Michigan Press, 1995.18

    Deca Du Bois: They approach me in a half-hesitant sort of way, eye me curiouslycompassionately, and then, instead of saying directly, How does it feel to be a problem? they know an excellent colored man in my town . Se acercaban a m (los blancos) de un mododubitativo, me miraban con curiosidad o compasivamente, y entonces, en vez decir directamcmo se siente ser un problema?, ellos decan: conozco un excelente hombre de color en mi pu(Mi traduccin).

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    comn de ser frescos de la sociedad colonial, se debaten en la profunda inadecuacique para el colonialismo representa el cuerpo de los negros y de los colonizadoFanon insisti sobre esa inadecuacin hasta el paroxismo, de modo que la solucifue la de encontrar cuerpos fundados en historicidades revisionistas, contingente

    y emancipadas. La pregunta enigmtica de Fanon acerca de qu quiere el hombrnegro evoca con enorme potencia los signos de la inadecuacin. Lo monstruoso, linadecuado, lo que jams se conforma a la civilidad de occidente, tiene un registrque excede varias bibliotecas y es imposible recorrerlo con mnima justicia aquPor ello pido compresin de los lectores para que se me permita insistir sobrealgunos caminos. La exploracin fanoniana sobre el desajuste del cuerpo decolonizado con respecto al colonialismo seala una sospecha que ulteriorment puede indicar algunos de los itinerarios de la crtica en estos das. Fanon advirticomo nadie que si se proyectaban hacia el espacio histrico de las independencianacionales las inadecuaciones que el colonialismo haba producido sobre los cuerpno habra posibilidad alguna de sostener la descolonizacin. Esta perspectiva, lque tiene que ver con la proyeccin de lo que aqu he llamado inadecuacin sencuentra en gran parte de los discursos del desarrollo posteriores a la segundguerra mundial y paralelos a los procesos de formacin de los estados nacionale poscoloniales. Lewis Gordon en un atractivo artculo explor estas perspectivas eSylvia Wynter, Irene Gendzier y Amartya Sen. All planteaba que Fanon relacionla falla en ver el mundo racista de la sociedad colonial con una teodicea. Como tala teodicea es la racionalizacin teolgica de la divinidad de Dios frente al mal. Eese marco, las acciones de Dios siempre eran buenas debido a su omnipotencia. Eerror entonces no estaba del lado del colonialismo sino en la falla de los colonizadoen percibir las bondades del mundo colonial, como la civilizacin, el progreso y mtarde el desarrollo (2004).

    Gordon cree que la idea del desarrollo vino a sustituir en trminos simblicos prcticos las viejas formas del pensamiento colonial acerca de la inadecuacihistrica de los colonizados, ahora, sociedades del tercer mundo o en vas ddesarrollo. Las causas por las que el desarrollo no llegaba a las riberas del Caribefrica y otros lugares de los condenados de la tierra eran fundamentalmente porquhaba una incapacidad de comprender por parte de estos lo virtuoso del proceshistrico social que las instituciones internacionales de posguerra ofrecan.

    El problema de la inadecuacin aparece tambin con fuerza en las lecturas deFernndez Retamar,Todo Caliban , el texto que rene sus anlisis sobre la figuraconceptual de Caliban, el tosco cuasi monstruoso nativo de La Tempestad , el cual

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    fue visto por muchos como la representacin del salvaje irredimible. Retamanticipando otros estudios crticos sobre el desarrollo seal que las categoconstruidas en los aos cuarenta para representar el mundo emergente despula segunda guerra mundial se encontraban pobladas por los mismos fantasm

    para nada amigables por cierto, del viejo colonialismo. Las polticas del desarrconocidas de manera general como desarrollismo, que enfrascaron los deb polticos en estas costas y otras lejanas durante varas dcadas, tenan el problque representaban su punto de partida en la misma inadecuacin colonial. Si emundo metropolitano era el patrn de medida, lo que estaba frente a l no eran versiones incompletas, parciales, inconclusas de la misma historia. Se trat pRetamar, pero es difcil no aceptarlo, de un cambio en las palabras para segenunciando lo mismo19.

    Quisiera acentuar an ms los parecidos a riesgo de volverlos inocuos. WB. Du Bois enThe Souls of Black Folks como lo dije antes marc con extraordinariacapacidad crtica cul era el lmite de la inadecuacin: el ingreso a una ciudadirrestricta para los negros norteamericanos. La inadecuacin, pensada claramen tono crtico, representaba el resto imposible de alcanzar por ms esfuerzosse hiciesen en direccin de los valores de la sociedad blanca. Fanon medio sms tarde, propondr la tarea imposible de inscribir algo parecido a un sujetderechos en la trama del colonialismo, en especial si la vctima es negra. pginasde Piel negra, mscaras blancas muestran con sarcasmo el lmite al queeran empujados los cuerpos coloniales a partir de la demanda que el sistemavalores del mundo europeo y blanco pona enfrente. Para el colonizado, empua desear ese mundo e imposibilitado de acceder a l, quedaban las tensiomusculares, los sueos de persecucin, el miedo y la ira que en ms de una ocase diriga hacia sus congneres. Toda la escritura de Fanon estar atravesadala necesidad vital de pensar la inadecuacin del colonizado. Fernndez Retamahacer uso de la imagen de Caliban propone algo similar. En cada uno de esautores, aunque la lista podra extenderse a C. L. R. James, Aim Csaire, RDepstre y otros, la idea misma de la inadecuacin, que en otro ensayo he llaminautenticidad, producida por los relatos culturales del colonialismo y por las polneocoloniales despus, ha servido para establecer una marca geopoltica revisioen un primer lugar y propositiva en segundo lugar, en trminos del conocimiende los relatos culturales.

    19 FERNNDEZ RETAMAR, Roberto: Op. Cit. Pgs. 124 - 125.

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    La nocin misma de Despus de Amrica latina y de crtica de-colonialque ha impulsado principalmente Walter Mignolo (2007) se puede anclar con absoluclaridad en alguna de las derivas que he presentado aqu. Antes que nada debentenderse que ellas son una suerte de fresco de algunas de las discusiones y d

    las posibles genealogas. En ese caso debera abandonarse la idea de una secuenco una progresin en las ideas que vaya desde la crtica poscolonial a la decolonia No hay tal cosa aqu y de poca utilidad sera. Para Mignolo, lo que discute l palabra decolonial es que si debemos hablar del mundo moderno, an en la clavde los tericos de Frankfurt, no puede quedar afuera la colonialidad20 Tal situacinse basa en el hecho que cada teora que trascienda la historicidad europea, tantoen el orden del ser como el del saber, y ponga atencin en las experiencias de loinadecuados del mundo, los de Amrica, frica, Asia e incluso en los inmigranteestar jugando la partida en otro terreno que ser el de la descolonizacin de lmodernidad y de la experiencia contempornea21.

    III.

    No resulta difcil entonces imaginar que el camino que se inicia cuando se ponen en acto todas estas visiones de la modernidad/colonialidad, se encuentr poblado de Calibanes, de monstruos ambivalentes, de seres parciales, que acechatras cada forma correcta y centralizada del pensamiento y de la imaginacin cultural. Frente a la inadecuacin lo que resta es descolonizar. Mignolo, en Despude Amrica Latina, una seccin de su libro La idea de Amrica Latina, conaudacia piensa que los post siguen vinculando el proyecto crtico con el mismmarco epistemolgico del que se quiere salir. Eldespus es la conceptualizacina partir de la construccin subhumana de Amrica Latina por parte de Europa [linadecuacin] y de Latinoamrica y la reconstruccin de un concepto de Amricque parta en verdad de Tawantinsuyu, Anahuac y Abya-Yala22.

    Fanon saba mucho de esto cuando escribi en los ltimos momentos de sucorta vida que la posibilidad de encontrar un mundo emancipado estaba dada principalmente por la voluntad de construirlo ms all del legado colonial.

    20 MIGNOLO, Walter: La idea de Amrica Latina. La herida colonial y la opcin decolonial . Barcelona,Gedisa, 2007. Pg. 24.21 Ibid. Pg. 25.22 Ibid. Pg. 224.

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    Por ello los dilogos y las construcciones pasan hoy por no ceder frentformas de sujecin que, a veces de manera abierta y ostentosa, otras sutiles eorden del sentido comn, presionan el torbellino complejo de nuestras subjetividy nos arrojan a la historia como fantasmas inadecuados en busca de un cue

    correcto, siempre esquivo. Si la bsqueda debe acontecer ser mucho mejor comience en esos lugares donde la condicin fantasmtica duele, donde la he permanece abierta, sea en el arrabal de alguna metrpoli, en las tramas inciede la cultura nacional tal como la pensaron Fanon, Cooke y otros hace no mutiempo, en la interpelacin contundente de la civilidad de aquellos que no tuvicabida en los relatos modernos sino como inadecuaciones, en los textos escritootro modo que la modernidad ciega a sus otros lados que estn a la esperalecturas emancipatorias. All donde todas las historicidades se juegan la existen

    Despus, despus podremos decir despus.

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